Valeria Cuevas

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Octavo Coloquio Interdisciplinario de Doctorado – Universidad Popular Autónoma del Estado de Puebla
Comercialización de la micro-producción de las plantas aromáticas
albahaca (Osilum basilicum) y ruda (Ruta graveolens) en Quintana
Roo.
Cuevas-Albarrán Valeria 1, Brito-Estrella Edward2
1Universidad Intercultural Maya de Quintana Roo
[email protected]
2Universidad
Intercultural Maya de Quintana Roo
[email protected]
Resumen
El siguiente estudio pretende identificar a los productores de las plantas de albahaca y ruda de los municipios de
Felipe Carrillo Puerto y Tulum en el estado de Quintana Roo, para obtener información sobre las características de
los sistemas de producción y de las formas sustentables o no en la cual los productores son insertados en el sistema
de comercialización. Se desarrolló una investigación cualitativa, descriptiva, transversal; a través de la ejecución de
la técnica de entrevista a profundidad, con productores de albahaca y ruda de la zona de estudio. Los resultados
mencionan que el segmento de mercado de la albahaca y ruda se encuentra en ciudad de Tulum, el cual tiene un
canal de distribución identificando a los intermediarios de las tiendas de frutas y verduras, hasta llegar al consumidor
final. El modo de producción de las plantas aromáticas es mediante el manejo agroecológico.
Palabras clave
Comercialización, producción, plantas aromáticas, sustentabilidad y simbolismo de consumo.
Introducción
El estado de Quintana Roo es el área geográfica donde se desarrolla el presente estudio, específicamente en los
municipios de Felipe Carrillo Puerto y Tulum, en los cuales se ha detectado el uso de plantas aromáticas (Cálix de
Dios, 1998). Como parte de estudios preliminares de este estudio se identificaron la ruda (Ruta graveolens) y la
albahaca (Osilum basilicum) que están siendo usadas para diferentes fines. Uno de los usos está estrechamente
relacionado con el confort personal y cuya demanda proviene principalmente del turismo.
De las investigaciones desarrolladas por Makunga et al. (2008) y Calixto (2005), puede desprenderse que las
poblaciones locales cuentan con distintos recursos, entre ellos plantas, que tienen potencial para insertarse
exitosamente en un proceso de desarrollo de mercado. Este principio no es ajeno a las condiciones del municipio de
Tulum y Felipe Carrillo Puerto en donde se conjuntan dos elementos importantes. Por un lado existe una población
compuesta por locales, turistas nacionales y extranjeros e inmigrantes que aprecian, y de hecho usan, productos
derivados de plantas presentes en la cultura local, producidas en huertos familiares. Por otro lado, existe el
conocimiento tradicional para la producción de las dos especies de interés de este proyecto.
El aprovechamiento de recursos naturales locales es un tema que ha recibido atención mundial en años recientes. Por
ejemplo, el tratado de Nagoya, firmado por México, contempla no sólo el reconocimiento de un valor cultural local
sino que también el aprovechamiento comercial responsable de los recursos de las localidades (Protocolo de Nagoya,
2011). Las plantas albahaca y ruda, seleccionadas para este estudio, son originarias de Asia; se estima que fueron
introducidas a México alrededor del siglo XV con la llegada de los españoles (Mendoza et al., 2002). En Tulum se
estima que fueron introducidas en los años 30 (Goñi Mortilla, 1996). Actualmente se les encuentra en los huertos
familiares tanto dentro de la ciudad como en las poblaciones que conforman el municipio.
El sistema producto del huerto familiar, empieza a formar parte de una actividad para generar ingresos adicionales a
las familias, en su mayoría estos huertos están a cargo de las mujeres. En algunas ocasiones se organizan en grupos
de trabajo para poder aumentar la producción y realizar la venta de los productos (Rebollar Domínguez et al., 2008).
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Cuevas-Albarrán Valeria, Brito-Estrella Edward
La comercialización de los productos se realiza a nivel local o en muchos casos se comercializa a través de
intermediarios (coyotes) que acopian el producto para enviar la producción al norte del estado, a la ciudad de
Cancún.
El sector de los consumidores responsables con el medio ambiente y que demandan productos de alta calidad, libres
de químicos, prefiere adquirir los alimentos a los pequeños productores que no utilizan fertilizantes en su proceso de
producción. Este segmento es un sector representativo en Tulum, integrado de una forma multicultural, la
nacionalidad es diversa en este sector, así como por mexicanos provenientes de diversos estados de la republica
(Balam-Ramos, 2010). En éste, se encuentra identificado el consumo de plantas aromáticas utilizadas como
condimentos o medicinales (Serralta-Peraza, 2014). Este segmento se encuentra enfocado a la compra-venta de
productos en el sector informal y a los pequeños comerciantes como tiendas de abarrotes, fruterías y vendedores
ambulantes (que muchas veces son productores de las comunidades que ofrecen sus productos en la ciudad de
Tulum).
Marco teórico
Comercialización sustentable
La comercialización sustentable es un elemento que converge en el proceso del desarrollo sustentable (Gudynas,
2009), puesto que se considera un concepto que impulsa la economía solidaria, la cual se puede entender como la
búsqueda de estrategias para un conjunto de unidades económicas que puedan transitar desde una respuesta defensiva
frente a la emergencia social, para construir una alternativa de cambio actual del modelo económico que genera
exclusión y pobreza (Caracciolo y Foti, 2003).
En este contexto se puede decir que integra parte de una estrategia más amplia en donde lo que trata de impulsar es la
resistencia al proceso de acumulación de capital, mediante diversas reglas de resistencia en el proceso económico
sostenible (Yip, 1993). Estos elementos complementan e impulsa la comercialización sustentable, que básicamente
se centra en los siguientes puntos expuestos en el concepto de soberanía alimentaria ya que da prioridad a las
economías locales, mercados locales y nacionales, que a su vez otorga el poder a los productores y a la agricultura
familiar, colocando a la producción alimentaria, la distribución y el consumo sobre la base de la sostenibilidad
medioambiental, social y económica, y promueve al mismo tiempo el comercio transparente, que garantiza ingresos
dignos para todos los pueblos y los derechos de los consumidores para controlar su propia alimentación y nutrición
(Malí, 2007).
Cultura en el ciclo producción-consumo
La cultura se refiere al estilo completo de vida que tiene una sociedad y que es aplicada a la vida cotidiana. Por lo
tanto “La cultura incluye manifestaciones, hábitos sociales, reacciones y productos de las actividades humanas”
(Barth, 1976). Se puede entender cómo la interpretación simbólica de todos los artefactos, bienes, procedimientos
técnicos, ideas, hábitos y valores heredados. Es decir, es la forma de las cosas que la gente tiene en mente, los
modelos y arquetipos de percibirlas, de relacionarlas e interpretarlas. También, la cultura actúa como un ingrediente
críticamente importante en la descripción y análisis de la vida social (Matehew, 2002).
Es importante identificar que existen personas de culturas colectivas e individuales que se pueden definir de la
siguiente manera. La primera; son las que comparten una representación o construcción del sí mismo
interdependientes (Paéz et al., 1997). Es decir se aboca al sentido de pertenencia grupal, el cumplir con los roles,
objetivos grupales y la armonía en el grupo. En la segunda; se refiere a la persona independiente y se refiere a las
tareas que la persona comparte al bienestar individual, a los atributos internos y al sentirse único. En este aspecto se
puede decir que las culturas individuales tienen la necesidad de una consistencia de creencias basadas en el yo y
hacia una motivación de logro y de poder individual (Herbig 1998; Hosftede 1991).
La cultura como tal no es heredada, se va construyendo a lo largo del tiempo, es parte de la formación social. Se
considera que es aprendida a través de las relaciones e interrelaciones que se dan en las actividades cotidianas de
cada individuo (Grande, 2004). Se considera que la cultura tiene que ser compartida por los miembros de una
sociedad o grupo humano para garantizar su perdurabilidad y supervivencia (Paramó-Morales, 2008). Por lo tanto la
cultura se puede entender como los valores y creencias del individuo o los individuos que se dan como resultado del
paso del tiempo y son transmitidos entre generaciones.
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La cultura tiene una serie de características y dimensiones que se describen a continuación (Herbing, 1998):
 Funcionalidad. Orienta la conducta de los individuos, lo que permite la convivencia entre todos y orienta lo
que se considera está bien o mal.
 Fenómeno social. Se puede considerar como una creación humana ya que se genera a través del contacto
entre las personas. Lo que la hace evolucionar a lo largo del tiempo.
 Prescriptiva. Dentro de ella se decide lo correcto o incorrecto, lo aceptable y lo inaceptable.
 Aprendida. La cultura no se hereda, se aprende a través de la interacción con el entorno.
 Arbitraria. Los valores, creencias, actitudes y conductas de una cultura son propias de ella y es posible que
sean rechazados por otra.
 Cargada de valores. Transmite normas y sugiere la conducta esperada de las personas. Si los sujetos no se
comportan como se espera, produce reacciones de rechazo.
 Facilita la comunicación. En las culturas existen formas de comunicación, verbal y no verbal.
 Es adaptativa y dinámica. Se encuentra en una evolución constante y se acomoda a las nuevas situaciones.
 Es forjada a largo plazo. Una cultura es el resultado de años y años de acumulación de experiencia y
conocimiento.
 Satisface necesidades. A través de la cultura se satisfacen las necesidades de las personas que viven dentro
de ella, por tanto permite la convivencia.
Los elementos tradicionales básicos de las culturas son el lenguaje y formas de comunicación, verbal y no verbal; el
sentido del tiempo, del espacio y los sentimientos etnocentristas, instituciones religiosas, familiares y sociales
(Herbig,1998; Hofstede, 1991; Hofstede et al., 2002; De Mooij, 2003).
La cultura consiste en una dimensión invisible, la programación colectiva de la mente que distingue a los miembros
de un grupo o categoría de personas de otro (Hannerz, 1996), por lo que el grado de conocimiento cultural varía entre
cada subgrupo (Hermans y Kempen 1998).
La dimensión invisible de la cultura se refiere al sistema del significado funcional. Es decir, a la satisfacción de las
necesidades utilitarias de los consumidores. Por lo tanto, es importante examinar si los consumidores a través de las
culturas participan en el proceso de consumo por razones racionales simples (la convivencia o posibilidad práctica) o
si se perciben de manera similar los beneficios utilitarios del producto (categorías) en cuestión (Maclaran y Brown,
2005). El sistema de significado simbólico se refiere a la dimensión invisible de la cultura (Hofstede, 2001). Se
refiere a la satisfacción de las necesidades simbólicas de los consumidores. Por lo tanto, también es importante
examinar si los consumidores a través de las culturas participan en el proceso de consumo por razones simbólicas
(Ligas, 2000).
El ciclo de producción se puede entender como el periodo desde la creación del producto hasta la llegada del mismo
al consumidor final (Domínguez Doncel, 2010). En este proceso intervienen elementos que interactúan desde
diversos enfoques; para el caso de la producción agrícola se pueden encontrar elementos como los saberes locales en
el proceso de la propia producción, por ejemplo como en la milpa tradicional maya que está sujeta a métodos y
técnicas empleadas en el proceso de producción directamente ligadas a los contextos culturales (Mariaca, 2012).
Posterior a este proceso de producción, intervienen diversos actores de comercialización directos e indirectos (de
acuerdo al valor agregado del producto) que se establecen en función de las condiciones del mercado, a su vez, los
actores influyen simbólicamente en la cultura local hasta llegar al consumidor final del producto, que de acuerdo a su
entorno cultural interviene activamente en el proceso del ciclo de compra (Forschung y Ilknur, 2010). En la figura 1,
se muestra una síntesis de la interacción simbólica del ciclo de producción-consumo.
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Figura 1. Síntesis de la interacción simbólica del ciclo de producción-consumo
Descripción del modelo
Es relevante enfatizar que la producción está ligada a las representaciones simbólicas de la conducta local de
consumo, de tal forma que se identificarán las características de los sistemas de producción y las formas
sustentables o no en la cual los productos son insertados en el sistema de comercialización desde el contexto local.
Para lo anterior, se desarrollará un modelo de etnomarketing, centrado en los aspectos simbólicos relacionados con
la producción de la albahaca y ruda para la comercialización de estos productos en el mercado de Tulum. Con la
información obtenida se identificará cual es la situación real de los sistemas de producción, las condiciones y formas
de comercialización que están vinculados a los hábitos de consumo.
Con base en la información obtenida se identifica la necesidad de mejorar las condiciones del canal de
comercialización, lo que coadyuva a desarrollar estrategias de propagación, distribución y comercialización
partiendo desde el enfoque de desarrollo sustentable.
Metodología
Se desarrolló una investigación cualitativa, descriptiva, transversal; a través de la ejecución de la técnica de
entrevista a profundidad (Malhotra, 2010), con productores de albahaca y ruda de la zona de Carrillo Puerto y
Tulum.
Detalle de la implementación
Etapa 1. Se identificaron a los productores de plantas aromáticas de los municipios de Tulum y Felipe Carrillo
Puerto. Posteriormente se realizaron entrevistas a profundidad a los productores de albahaca y ruda los cuales
presentan las siguientes características (Tabla 1).
Sexo
Edad
H
H
H
M
M
M
20
52
32
46
43
53
Tabla 1. Características de los productores de plantas aromáticas entrevistados
Localidad
Lugar de
Sistema de producción
Comercialización
Noj- bec - FCP
Tulum
Agroecológico (orgánico)
X- Hazil Sur - FCP
Tulum
Agroecológico (orgánico)
Tulum
Tulum
Agroecológico (orgánico)
Carretera Tulum-Coba
Tulum
Agroecológico (orgánico)
Tulum
Tulum
Agroecológico (orgánico)
Tulum
Tulum
Agroecológico (orgánico)
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Cuevas-Albarrán Valeria, Brito-Estrella Edward
M
H
M
M
30
38
36
58
Coba- Tulum
San Juan - Tulum
Coba -Tulum
Tulum
Tulum
Tulum
Tulum
Tulum
Agroecológico (orgánico)
Agroecológico (orgánico)
Agroecológico (orgánico)
Agroecológico (orgánico)
Etapa 2. Con base en la información obtenida en las entrevistas realizadas se analiza la información para poder
integrar los resultados concernientes a la producción y comercialización de albahaca y ruda.
Resultados preliminares
Al realizar la identificación de productores de plantas aromáticas en específico de la albahaca y ruda se detectó que
el mercado al cual dirigen su producto se encuentra en la ciudad de Tulum. Se dentro del canal de comercialización
identificadas son las siguientes:
1- Distribuyen a tiendas donde se realiza la venta de frutas y verduras en Tulum. En el caso de los productores
de Felipe carrillo Puerto se encontró que para disminuir sus costos de logística en el proceso de venta los
productores cultivan otras especies aromáticas que comercializan es este mercado como la menta, lavanda,
anís, manzanilla y la urubula.
2- Los productores de Tulum identifican como su mercado real a los consumidores de Tulum y el proceso de
comercialización se da en dos formas: 1) venta a las tiendas de frutas y verduras de Tulum y 2) a los
intermediarios que transforman el producto para llegar al consumidor final.
Los sistemas de producción identificados en ambos municipios son con manejo agroecológico. En el caso de Tulum
el cultivo de traspatio o también conocido como huerto familiar son predominantes ya que los productores enfatizan
en estar apenas iniciado el proceso de comercialización y este se realiza de forma informal entre el productor y el
consumidor, por lo que se detecta que la producción no se realiza en grandes volúmenes.
“Las ventas que realizó son a personas que conozco…son mis conocidos… y saben que cultivo la albahaca que
utilizan para su trabajo de forma natural…porque es lo que pide la gente que llega” (E. 6. Grupo 1).
De igual forma también se identifica que independientemente de estar dirigido al mercado de Tulum, los
microsegmentos de consumo son diversos, puesto que aunque se ha encontrado que tienen los mismos compradores
(intermediarios), la calidad del producto varía entre cada productor que atiende la demanda específica de cada
microsegmento.
Conclusiones
Se ha identificado que los consumidores finales utilizan para diversos fines la albahaca y ruda, principalmente en
usos medicinales como la aromaterapia, rituales, medicamentos de uso alternativo y extractos, así como usos
alimenticios. Por lo que esta diversificación es el elemento que propicia la diferencia en la calidad del producto, ya
que está relacionada al uso simbólico y cultural de los consumidores.
Las características de Tulum como destino turístico y el incremento poblacional ha generado la demanda de estas
especies aromáticas en una escala mayor de producción, que apenas está siendo identificada por algunos productores
locales de los municipios de Felipe Carrillo Puerto y Tulum.
El mercado ha permitido un sistema de producción sustentable, sin embargo las condiciones de compra-venta no
presentan las condiciones idóneas para impulsar un comercio justo.
Es necesario propiciar la propagación y comercialización de la producción de plantas aromáticas identificadas en
Tulum. Independientemente que no son plantas endémicas se encuentran inmersas en la cultura local y presentan un
mercado en crecimiento.
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