Pitagoras - El Maestro Eterno

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Toda la música compuesta, orquestada e interpretada por Juan Carlos García
Esta música ha sido inspirada en parte por los varios viajes
del compositor a la mítica tierra de Grecia, y sobre todo recorriendo los vestigios de
la Escuela Pitagórica en Crotona, Magna Grecia (sur de Italia).
Ilustración de la cubierta: «Pythagoreans celebrate sunrise» by Fyodor Bronnikov (1827—1902).
Ilustración de la contracubierta: «Pythagoras of Crotona» by J. Augustus Knapp (1853—1938)
(Reproducida para este CD con permiso expreso de la Philosophical Research Society, Inc., Los Angeles, CA., USA).
Diseño y retoque gráfico: Pulsar Studios.
Grabado y mezclado a 24 bits en:
Pulsar Studios, Islas Canarias, España, 2013.
La pieza extra Nº 28 «Helios (versión extendida)» ha sido incluida
en este CD como material inédito extra.
El compositor agradece la inestimable ayuda de la cantante y actriz griega Verónica Iliopoulou.
MÁS
INFORMACIÓN EN:
www.JuanCarlosGarciaWeb.com/pitagoras
© 2013 by Pulsar Studios. All rights of the producer and the owner of the recorded work reproduced
reserved. Unauthorised copying, hiring, lending, public performances and broadcasting of this
recorded work prohibited.
«Tú verás que los males de los hombres son fruto de su elección;
y que la fuente del bien la buscan lejos, cuando la llevan dentro de su corazón.»
PITÁGORAS
-2-
Listado y descripción de las piezas
1. PRELUDIO [Kyrie] 2:16
Instrumentación:
Voz de Verónica Iliopoulou cantando el Epitafio de Seikilos, la partitura musical griega más antigua que
se conoce | Crótalo de Delfos | Coro de voces blancas a bocca chiusa y cantando «Kyrie», que significa
«Señor» | Coro sinfónico de 63 voces | Ensamble de violines en legato y spiccato | Sintetizador
Versos del Epitafio de Seikilos:
¡Mientras estés vivo, brilla!
No dejes que nada te entristezca,
porque la vida es por cierto corta
y el tiempo exige su retribución.
Descripción:
«Se dice que Pitágoras [cuyo nombre significa: "La Voz del Oráculo de Delfos"] fue
el primero que se llamó a sí mismo filósofo. Con ello no sólo estaba utilizando un
nuevo nombre sino que también estaba instruyendo previamente de forma útil sobre su
objeto apropiado. Dijo, en efecto, que la entrada de los hombres en la vida se asemeja
a la multitud que acude a las fiestas solemnes. Así como confluyen allí hombres de
todas clases, cada uno con un propósito —uno ansioso por vender su mercancía con
vistas a obtener una saneada ganancia, otro acude para mostrar su fuerza corpórea
en busca de fama, incluso hay una tercera clase, la más libre que se congrega para ver
lugares y obras artesanales bellas, hechos y palabras virtuosas, que se suelen dar en las
fiestas solemnes— del mismo modo en la vida se congregan en un mismo lugar
hombres de todas clases con sus afanes; de unos se apodera el ansia de riqueza y
molicie, a otros les invade el deseo de dominio y de mando, les domina una ambición
insana de gloria. El más puro es ese tipo de hombre que se dedica a la contemplación
de las cosas más bellas, a quien se da el nombre de "filósofo".» (Jámblico, Vida de Pitágoras,
siglo III d.C.)
-3-
2.
EL MAESTRO ETERNO 3:54
Instrumentación:
Ensamble de trombones y cornos franceses | Flauta Banshi | Trompeta Chapman | Ensamble de chelos en
legato, violines en legato y spiccato, y contrabajos en pizzicato | Coro sinfónico femenino de 33 voces |
Platillos | Tambor japonés Taiko
Descripción:
«Merced a la aportación del ensayo pitagórico de la escuela de Crotona en la
magna Grecia, el primer gran filósofo y pedagogo de Occidente, dio las directrices
más inteligentes, eficaces y valederas para la vida individual y social, así como las
claves de su significado, aplicables a todos los tiempos. Como sea que la civilización
occidental es hija espiritual de Grecia, los sucesivos avatares del pitagorismo fueron
engendrando, en la historia de Europa, los subciclos de realce de su misión original.
Señalemos, al respecto, unos hitos: la famosa escuela construida en la cima del
Monte de las Musas, junto a Crotora y la excelencia del método pedagógico de
Pitágoras educando a la más eficaz selección de la juventud de su época,
transformadora de la sociedad dé su tiempo; la cumbre a que llegó poco después la
civilización griega en el esplendor ático de los tiempos de Pericles, y el auge de la
Academia de Platón, el primero de los pitagóricos; su siembra ideológica y artística
en el esplendor de Roma; su florecimiento sincrético en Alejandría en el periodo
tolemaico; su parcial resurgir en el ocaso de Atenas en el siglo V de nuestra era; la
reserva que para el mundo significó Bizancio, archivo en el próximo Oriente de la
cultura griega y su destacado valor en la civilización árabe de España; su empalma,
andando los siglos, con el Renacimiento italiano en la época medicea, inicio de la
civilización moderna. Pitágoras fue el primer gran maestro que, en los albores del
traspaso cíclico anterior, sintetizó y adaptó a la mentalidad y a la sicología europea
y americana, las grandes verdades y el contenido de la sabiduría antigua mantenida
secreta en el ádito de los santuarios. Fue también Pitágoras sabio estructurador de
la biología como ciencia apta para las más altas y sutiles manifestaciones de la
vida; terapeuta y develador de facultades y conciencias; ordenador de los poderes
internos inherentes al individuo superior, el que adoptó la sicología a la enseñanza
fundamentándola en la ciencia de su tiempo, y así la convirtió en el más alto
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magisterio: el de plasmar el dios o diosa —el arquetipo— que duerme en todo ser
humano. Ya que, a través de su escuela, creó Pitágoras aquella inigualada selección
de almas que fueron sus discípulos y que constituyeron, para Grecia y para todo el
mundo antiguo, una aristocracia auténtica surgida de todos los sectores sociales,
sin reconocer más heráldica que la belleza y la elegancia integrales; la inteligencia,
las facultades morales, el saber y la conducta ejemplar.» (Josefina Maynadé, Los Versos
Áureos de Pitágoras, 1973)
INFANCIA
3. HIJO DE APOLO 4:00
Instrumentación:
Voz de Verónica Iliopoulou cantando algunos pasajes de la trilogía Orestíada de Esquilo y Elektra de
Sófocles | Arpa bíblica Nevel | Ensamble de violines en legato y spiccato | Coro sinfónico de 63 voces |
Voces femeninas melismáticas | Platillos | Gong | Sonido natural de viento | Sintetizador | Efectos
Versos de la Orestíada (Agamenón) de Esquilo y Electra de Sófocles:
[Demasiado se esfuerzan nuestros espíritus mortales,
aferrándose al completo bienestar, insatisfechos
hasta que la caída de la maldición, que mora pesadamente al lado,
empuje hacia abajo la pared derruida.
Muy justo será el golpe de los vendavales
que crepitan en la marea de la fortuna.] (bis a viva voce)
¡Oh Febo, nuestro defensor, a mis palabras, aunque ellos sean oscuros.
No estoy hablando entre amigos, ni se reúnen para desplegar
todo mi pensamiento a la Luz.
¡Salve! Fuego de la Noche... (bis)
...que trae el día de mi Espíritu
Arrojando Luz sobre Argo, y la danza y el canto.
Saludos a la Fortuna, ¡Salve! (bis)
-5-
Demasiado se esfuerzan nuestros espíritus mortales,
aferrándose al completo bienestar, insatisfechos.
Saludos a la Fortuna, ¡Salve!
¡Salve! Fuego de la Noche, (bis)
Descripción:
«Pitágoras [580 a.C. — 495 a.C.] era el hijo de un rico comerciante de sortijas
de Samos y de una mujer llamada Parthenis [Pythais]. La Pitonisa de Delfos, consultada
en un viaje por los jóvenes esposos, les había prometido: "Un hijo que sería útil a
todos los hombres, en todos los tiempos", y el oráculo había enviado los esposos a
Sidón, en Fenicia, a fin de que el hijo predestinado fuese concebido, moldeado y
dado a luz, lejos de las perturbadoras influencias de su patria. Antes que naciera, el
maravilloso niño había sido dedicado con fervor, por sus padres, a la luz de Apolo,
en la luna del amor. El niño nació; cuando tuvo un año de edad, su madre,
siguiendo un consejo dado de antemano por los sacerdotes de Delfos, le llevó al
templo de Adonai, en un valle del Líbano. Allí el gran sacerdote le había bendecido.
Luego, su familia le llevó a Samos.» (Edouard Schure, Los Grandes Iniciados, 1889)
JUVENTUD
4. ANAMNESIS 2:10
Instrumentación:
Ensamble de violines en legato, spiccato y trémolo | Platillos | Tambor japonés Taiko | Sintetizador |
Efectos
Descripción:
«Ferécides [de Siros] a los pocos meses de impartir lecciones a Pitágoras, creyó
que le había conocido en otra época muy lejana, cuando se llamaba Etálides. Una
manera muy eficaz para sembrar en la mente juvenil la semilla de la anamnesis o
recuerdo de las vida pasadas. [...] Pitágoras había visto sus reencarnaciones. Podía
contar con toda claridad sus distintas peripecias siendo Etálides, hijo de Hermes,
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luego en el cuerpo de Euforbio, el héroe troyano al que arrebató la vida Menelao, y
cuyo escudo pudo reconocer al verlo colocado en un templo como exvoto. También
fue Hermotimo el rapsoda; y Pirro, un humilde pescador de la isla de Delos.»
(Patricia Caniff, Pitágoras, 1997)
FENICIA
5. UN ANACORETA EN EL MONTE CARMELO 1:18
Instrumentación:
Voz de barítono melismática | Sintetizadores | Efectos
Descripción:
«Al sur de Tiro, dominado por el mar, se alzaba el imponente Monte Carmelo,
en árabe Djebel Mar Alis, es decir, la montaña de Elías. Jámblico dejó escrito que el
lugar era sagrado por excelencia, y que se hallaba prohibido a los profanos. [...]
¿Oyó hablar aquí Pitágoras del dios de los judíos? ¿Escuchó la voz de alguno de sus
profetas? El historiador Josefo pretende que Pitágoras introdujo en su filosofía las
ideas religiosas del pueblo de Israel.» (François Millepierres, Pitágoras, hijo de Apolo, 1953)
6. ¡LLEVADME A EGIPTO! 1:04
Instrumentación:
Ensamble de violas en legato | Trombones | Flauta Ney | Sintetizador | Efectos
Descripción:
«Una mañana que Pitágoras había salido de la cueva [en el Monte Carmelo]
para asearse, pudo contemplar atracada en la playa una embarcación egipcia. Al
momento sintió la llamada de este país, que irresistiblemente debía ser su destino.
Casi dos años había esperado la ocasión. Y ante aquella casualidad, supo que no
podría desaprovecharla. Se vistió con ropas que ya estaban secas, se peinó el largo
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cabello y la barba y, muy despacio, comenzó a descender por la ladera del monte.
Ha quedado escrito que los marineros egipcios se quedaron anonadados al verle:
iba cubierto con unas telas blancas, sus cabellos eran de un color pajizo y el sol le
daba de lleno. Debió parecerles una aparición, como un dios.
«—Llevadme a Egipto —dijo en un tono de voz que sonó más a una orden que a
una petición. Los cuatro hombres que le escucharon reaccionaron abriéndole paso.
Le ayudaron a subir en el barco y, al momento, izaron las velas.» (Patricia Caniff,
Pitágoras, 1997)
EGIPTO
7. MUSLO DE ORO 1:07
Instrumentación:
Sintetizador | Efectos
Descripción:
«Donde vuelve a intervenir la leyenda es al contarnos que Pitágoras nació con
un "muslo de oro". En realidad debía ser una especie de "antojo" amarillento del que
nunca se avergonzó, aunque procuró mantenerlo oculto, que sus seguidores futuros
los famosos pitagóricos consideraron el distintivo propio de un Iniciado.
«En el momento que Pitágoras llegó a Tebas que era llamada "La Ciudad de las
Mil Puertas" supo que allí encontraría la ayuda que tanto necesitaba. [...] En el
momento que se encontró frente a los sacerdotes, su aire de saber lo que le aguardaba
unido a la imagen mística que ofrecía, con el largo cabello, la abundante barba y
los blancos vestidos, causó una grata impresión. A esto se unió que supo adivinar el
contenido de las cartas que acababa de entregar, a pesar de que nunca las había
leído como demostraban los sellos intactos que rodeaban los papiros; además,
habían sido escritas con los jeroglíficos propios del país.
«También recurrió a un "arma" que consideró infalible: enseñar su muslo de oro
o ese antojo. Se levantó las ropas y mostró algo de lo que nunca se había sentido
orgulloso. Pero estaba seguro de que iba a resultar eficaz.
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—¿Cómo es posible? —se preguntó el viejo sacerdote, intentando contener la
emoción—. ¡Esto prueba que formas parte de la familia del dios Ra! Entonces,
¿cómo has podido ser rechazado en los otros templos?
—No creí necesario identificarme de esta manera.
—Prudente decisión, que has roto al considerar que era tu último recurso.»
(Patricia Caniff, Pitágoras, 1997)
8. ADITUM 2:40
Instrumentación:
Ensamble de violines en legato | Sistro | Flauta Duduk | Tambor japonés Taiko | Sonido natural de agua
| Sintetizador | Efectos
Descripción:
«En un lento proceso [ventidos años] aprendió a interpretar, y después, a
reproducir los jeroglíficos de la escritura egipcia. Esto le permitió conceder una
gran importancia a la palabra hablada, con el propósito de ser conciso, exacto y
directo. Se desconoce el momento que fue llevado al aditum o el lugar misterioso
donde se guardaba la imagen de Dios alojada en una sagrada embarcación. Esto
nos permite saber que recibió los atributos de sacerdote, con lo que pasó a ser
egipcio por adopción.» (Patricia Caniff, Pitágoras, 1997)
«Nos gustaría creer que Pitágoras repetía esta bella plegaria de los sacerdotes
de Amón-Ra: "Corazón de mi madre, corazón de mi nacimiento, corazón que yo
tenía sobre la tierra, no te alces en testimonio contra mí; no te conviertas en mi
adversario contra las potencias divinas, no acumules motivos de queja contra mí
ante el gran dios del Occidente".» (François Millepierres, Pitágoras, hijo de Apolo, 1953)
9.
REVERENCIA POR LA VIDA 2:13
Instrumentación:
Coro de voces blancas | Bell Tree | Piano | Sintetizador | Efectos
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Descripción:
«Inofensividad es la expresión de la vida del hombre que se da cuenta que está
en todas partes y vive conscientemente como alma, cuya naturaleza es amor y cuyo
método es inclusividad, para quien todas las formas son iguales en el sentido de
que velan y ocultan la luz y las simples exteriorizaciones del Único Ser Infinito.
Quisiera recordarles que este logro se demostrará verdaderamente como comprensión
de la necesidad del hermano, sin ningún sentimiento y conveniencia. Conducirá a
ese silencio que se produce al referirse al yo separado. Producirá respuesta
instantánea a la verdadera necesidad, característica de los Grandes Seres, que (al ir
más allá de la apariencia externa) perciben la causa interna que produce las
condiciones observadas en la vida externa y, desde ese punto de sabiduría, puede
darse verdadera ayuda y guía. La inofensividad produce en la vida, cautela en el
juicio, reticencia al hablar, habilidad para abstenerse de toda acción impulsiva, y
demuestra un espíritu exento de crítica. De esta manera las fuerzas del verdadero
amor y también esas energías espirituales que parecen vitalizar la personalidad,
pasarán libremente y en consecuencia conducirán a la correcta acción.» (Maestro
Tibetano, Tratado de Magia Blanca, 1919)
BABILONIA
10. AHURA MAZDA 2:31
Instrumentación:
Voces masculinas | Bell Tree | Sonido natural de fuego | Sintetizador | Efectos
Descripción:
«Pitágoras fue llevado a Babilonia como un rehén, es decir, siendo un prisionero
que podía comprar su libertad [allí permaneció doce años]. Con relativa facilidad
de movimientos, comenzó a reconocer que las posibilidades de aprender eran allí
más gratas que encerrado en los santuarios egipcios. [...] Para ellos [los magos
babilonios] los dioses eran la luz, el agua, la tierra, el viento y, en especial, el
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fuego. No creían necesario construir templos, ni ídolos, ya que era suficiente con
encender una gran hoguera en honor de Ahura-Mazda y las otras divinidades.
«Pitágoras llamó Ekpyrosis al Incendio Universal que aguarda a los puros en el
Gran Día; y lo incorporó a su doctrina. También aceptó la reclusión en una cueva o
en lugares similares para meditar. Estaba convencido de que Zoroastro enseñó una
religión de perfeccionamiento moral, que podía aplicarse a los griegos.» (Patricia
Caniff, Pitágoras, 1997)
SAMOS
11. EL NÚMERO 1:24
Instrumentación:
Coro sinfónico de 63 voces | Trombones | Sintetizador | Efectos
Descripción:
«Aquella ciencia de los números era conocida bajo diversos nombres en los
templos de Egipto y de Asia. Como ella daba la clave de toda la doctrina, las letras,
las figuras geométricas o las representaciones humanas que servían de signos a esa
álgebra del mundo oculto, sólo eran comprendidos por el iniciado. [...] Pitágoras
llamaba matemáticos a sus discípulos porque su enseñanza superior comenzaba
por la doctrina de los números. Pero esta matemática sagrada, o ciencia de los
principios, era a la vez más trascendente y más viva que la matemática profana,
única conocida por nuestros sabios y filósofos. EL NÚMERO no se consideraba sólo
como una cantidad abstracta, sino como la virtud intrínseca y activa del UNO
supremo, de DIOS, fuente de la armonía universal. La ciencia de los números era la
de las fuerzas vivas, de las facultades divinas en acción, en los mundos, y en el
hombre, en el macrocosmos y el microcosmos... Penetrándolos, distinguiéndolos y
explicando su juego, Pitágoras formaba nada menos que una teogonía o teología
racional.» (Edouard Schure, Los Grandes Iniciados, 1889)
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12.
KOSMOS 3:34
Instrumentación:
Voces masculinas | Sintetizador | Efectos
Descripción:
«Enseñaba Pitágoras que el círculo era el ideograma de lo infinito, de lo que
eternamente retorna. Era un símbolo cósmico. Si la circunferencia representa el
cosmos, a menudo el cero solitario, en la matemática trascendental, ha significado
también el caos precursor, principio y fin de una manifestación en el tiempo, un
ciclo como unidad. Símbolo del caos que precede al inicio, el cero es "la nada
substancial", la negación que entraña posibilidad. Los orientales lo representaban
en el huevo de Brahma. Para los pitagóricos, el círculo —cero matemático— era el
germen de toda manifestación. Este germen se representaba en el punto central de
la circunferencia. Este punto vital, al ponerse en movimiento, formaba la línea. Y
aparecía el uno como cifra viviente. Era Dios manifestándose en los orígenes de la
creación, la primera emanación de vida dentro del círculo de la eternidad de la
presencia eterna.» (Josefina Maynadé, Los Versos Áureos de Pitágoras, 1973)
13.
ARMONÍA DE LAS ESFERAS 3:01
Instrumentación:
Monocordio | Sintetizador | Efectos
Descripción:
«El Cosmos, dominado y penetrado por Dios, formaba la Tétrada sagrada [ver
pág. 2], inmenso y puro símbolo, fuente de la Natura, modelo de los dioses. [...] Sí;
estaba allí, oculta en aquellas líneas geométricas, la clave del Universo, la ciencia
de los números, la ley ternaria que rige la constitución de los seres, la del septenario
que preside a su evolución. Y en una visión grandiosa, Pitágoras vio los mundos
moverse según el ritmo y la armonía de los números sagrados. Vio el equilibrio de
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la tierra y del cielo, cuyo fiel de balanza representa la libertad humana; los tres
mundos: natural, humano y divino, sosteniéndose, determinándose uno a otro y
jugando el drama universal por un doble movimiento descendente y ascendente. El
adivinó las esferas del mundo invisible, envolviendo lo visible y animándolo sin
cesar; él concibió la depuración y liberación del hombre, desde esta tierra, por la
triple iniciación. Él vio todo esto: su vida y su obra en una iluminación instantánea
y clara, con la certidumbre irrefragable del espíritu que se siente frente a la Verdad.
Fue un relámpago. Ahora se trataba de probar por la Razón lo que su pura Inteligencia
había penetrado en lo Absoluto; y para ello se precisaba una vida de hombre, un
trabajo de Hércules.» (Edouard Schure, Los Grandes Iniciados, 1889)
«Todos los seres creados, toda la humanidad sin distinción, formamos parte del
universo. Por tanto, nos hallamos inmersos en ese infinito mar de armonías que los
místicos perciben en sus estados de remonte y beatitud, de liberación y éxtasis. La
armonía crea y sostiene los mundos, ritma y mide sus órbitas, integra sus respectivas
materias, ordena su ley, siempre a imagen del arquetipo divino o modelo solar,
radiante, (nuestro padre) que todos poseemos. Todo lo que es inarmónico, se halla
al margen de la gran ley universal. Es como un vacío, una burbuja infinitesimal en
ese plano armónico. La maldad, el odio en todas sus formas, el miedo, la enfermedad,
el vicio, la angustia, el dolor, son por tanto formas pasajeras, modalidades
inarmónicas, fruto de tergiversación o ignorancia de esa ley que gobierna la moral,
el amor, todas las ideas constructivas, los principios de la vida integral. Sólo cuando
el hombre deviene un instrumento vivo de la gran armonía, se vincula al ritmo de
la suprema creación, y es capaz de interpretar y transmitir las ondas de vida que
emanan constantemente del creador, el Sol manifestado, el músico supremo. [...] De
ello se infiere la doctrina básica de la filosofía pitagórica. Siendo el hombre producto
de la Tierra y del universo, es un ser potencialmente armónico. O sea, naturalmente
bello, bueno y sabio. Cuando es feo, malo o ignorante, no es él en realidad. La que
así actúa es su sombra, su proyección minimizada, como una cascara vacía de
contenido espiritual, ajena a las ondas vivas de la cósmica armonía, siempre
fluyentes. Por ello, una de las cosas más maravillosas de que debiera vanagloriarse
la historia, es ese ensayo de pedagogía integral y armónica que se realizó en la
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escuela pitagórica de la Magna Grecia, cinco siglos antes de nuestra era.» (Josefina
Maynadé, Los Versos Áureos de Pitágoras, 1973)
14.
HELIOS 5:18
Instrumentación:
Ensamble de violines en legato, spiccato y trémolo | Voz masculina en español | Charango | Flauta
Duduk | Ensamble de violas en legato | Coro sinfónico femenino de 33 voces | Ensamble de trombones y
cornos franceses | Platillos | Tambor japonés Taiko | Sintetizador | Efectos
Versos:
¡Sol! (bis)
¡Alumbra ya!
¡Alumbra ya el Amor!
¡Luz, alumbra ya! (bis)
Luz, ¡levántate!
¡Alumbra ya!
Si estás con Amor, tú estás en la Luz
¡Tú estás en la Luz!
Si estás en Amor, tú estás en la Luz. (bis)
Descripción:
«Esquilo nos dice en Las Euménides por boca de la Pitonisa, que Delfos había
sido al principio consagrado a la Tierra, después a Temis (la Justicia), luego a
Febea (la luna mediadora), y por fin a Apolo, el Dios solar. Volvemos, pues, a
encontrar en Apolo el Verbo solar, la Palabra Universal, el Gran Mediador. [...]
Circula en los himnos védicos bajo la forma de Agni, el fuego universal que penetra
todas las cosas. Florece en la religión de Zoroastro, en la que el culto de Mithras
representa la parte esotérica. Zoroastro dice formalmente que el Eterno creó, por
medio del Verbo vivo, la luz celeste, simiente de Ormuzd, principio de la luz
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material y del fuego material. Para el iniciado de Mithras, el sol no es más que un
reflejo grosero de aquella luz. En su gruta oscura, cuya bóveda está pintada de
estrellas, él invoca al sol de gracia, al fuego de amor vencedor del mal, reconciliador
de Ormuzd y de Ahrimán, purificador y mediador, que habita en el alma de los
santos profetas. En las criptas del Egipto, los iniciados buscan ese mismo sol bajo el
nombre de Osiris. Cuando Hermes pide contemplar el origen de las cosas, se siente
al principio sumergido en las ondas etéreas de una luz deliciosa, donde se mueven
todas las formas vivientes. Luego, sumido en las tinieblas de la materia espesa, oye
una voz y en ella reconoce la voz de la luz. Al mismo tiempo un fuego brota de las
profundidades; en seguida el caos se ordena y se aclara.» (Edouard Schure, Los Grandes
Iniciados, 1889)
«Cada mañana era, para los pitagóricos, una renovada ofrenda. Cada aurora,
una gema engastada en el espíritu de los que sabían con su conducta glorificar el
valor de la jornada. Por eso, la primera hora del día era dedicada al sol, el dios de
la vida y de la luz. La oración matinal era el primer ofertorio, el baño espiritual de
belleza y de armonía, el saludo del día. Aquel himno invocatorio en común era,
además, el lazo que unía en estrecha fraternidad a todos los pitagóricos. Al amanecer
se levantaban y después de las obligadas abluciones, se reunían en la amplia
terraza por la parte que daba al oriente. Cuando el sol surgía, tierno y rosado entre
las matinales brumas, sus primeros rayos besaban por igual las copas de los árboles
más altos del montecillo de las Musas y a los jóvenes pitagóricos. Entonces, hombres
y mujeres entonaban a coro, acompañados de la lira heptacorde, el himno órfico a
Apolo, el dios solar.» (Josefina Maynadé, La Vida Serena de Pitágoras, 1955)
DELOS
15. DELOS 2:04
Instrumentación:
Sonido natural de mar | Sintetizador
Descripción:
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«Se cree que Pitágoras abandonó Samos para encontrarse junto a Ferécides [de
Siros], su primer maestro, al haberse enterado que sufría una terrible enfermedad.
Llegó a la isla de Delos junto a su alumno favorito [...]. Permaneció allí más de un
mes, hablando con el moribundo en sus momentos de lucidez, y siguió el cadáver
hasta que fue depositado en un sarcófago de terracota, cubierto de mirtos, ramas
de olivo y álamo negro. [...] Se tiene certeza de que en aquella isla el Iniciado causó
una verdadera conmoción, pues su aspecto era el de una divinidad: blanco el
ropaje, largo el cabello y rizada la barba. Además, su piel y aspecto eran los de un
hombre maduro, nunca los de alguien que ya rondaba los sesenta años, lo que en
Grecia se consideraba ancianidad.» (Patricia Caniff, Pitágoras, 1997)
CRETA
16. KNOSSOS 1:26
Instrumentación:
Flauta Spirit | Sintetizador | Efectos
Descripción:
«La siguiente etapa del viaje de Pitágoras fue Creta. [...] La leyenda ha dejado
escrito que el Sabio de Samos tuvo como acompañante en este recorrido a
Epiménides. [...] En Creta fue a comprobar una novedad: se creía que cada ser
humano disponía de dos almas, una de las cuales se encontraba dentro del cuerpo
y otra en el exterior, por eso la representaban con la forma de una mariposa.»
(Patricia Caniff, Pitágoras, 1997)
ESPARTA
17. ESPARTA 1:20
Instrumentación:
Ensamble de violas en legato | Hang Drum | Ensamble de contrabajos en legato | Tambor japonés Taiko
| Yembe mediano malasio | Voces masculinas en canto Tuvan | Sintetizador
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Descripción:
«En su continuo viaje por algunas ciudades griegas, el Maestro de Samos llegó
a Esparta. Gozaba de ser la tierra más civilizada del Mediterráneo. Una fama que el
visitante no aceptó, porque todo lo que allí se había conseguido era el producto de
un sometimiento «esclavizador» a la tiranía del engaño y la barbarie. [...] También
le repelió el mal uso que se prestaba a Apolo Pítico, que para él representaba la
armonía de las esferas. Los espartanos le consideraban el dios de los ejércitos, por
eso le dedicaban cabalgatas militares, danzas cargadas de violencia y otras
manifestaciones parecidas.» (Patricia Caniff, Pitágoras, 1997)
DELFOS
18. EL ORÁCULO DE DELFOS 2:12
Instrumentación:
Voz de Verónica Iliopoulou susurrando algunos pasajes de la trilogía Orestíada de Esquilo | Arpa bíblica
Nevel | Ensamble de violines en legato y spiccato | Ensamble de chelos en legato | Coro sinfónico de 63
voces | Voces femeninas melismáticas | Sonido natural de viento | Sintetizador | Efectos
Versos de la Orestíada (Agamenón) de Esquilo:
Demasiado se esfuerzan nuestros espíritus mortales,
aferrándose al completo bienestar, insatisfechos.
Saludos a la Fortuna, ¡Salve!
¡Salve! Fuego de la Noche... (bis)
Descripción:
«Bruscamente, en el fondo de la garganta sombría, aparecía la ciudad de
Delfos como un nido de águilas, sobre su roca rodeada de precipicios y dominada
por las dos cimas del Parnaso. Desde lejos se veían chispear las Victorias y los
caballos de bronce, las innumerables estatuas de oro escalonadas sobre la vía sacra
y alineadas como una guarida de héroes y de Dioses alrededor del templo dórico de
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Phoibos Apolo. [...] Era el lugar más santo de Grecia. Allí profetizaba la Pitonisa;
allí se reunían los Anfictiones; allí todos los pueblos helénicos habían elevado
alrededor del santuario capillas que contenían tesoros de ofrendas. Allí, teorías de
hombres, de mujeres y de niños, llegadas de lejos, subían la vía sacra para saludar
al Dios de la Luz. La religión había consagrado Delfos desde tiempo inmemorial a
la veneración de los pueblos. Su situación central en Grecia, su peñasco al abrigo
de los golpes de mano y fácil de defender, habían contribuido a ello. [...] Se leía
sobre el frontis del templo la inscripción siguiente: "Conócete a ti mismo", y esta
otra sobre la puerta de entrada: "No se aproxime aquí quien no sea puro". Estas
palabras decían a quien llegaba, que las pasiones, las mentiras, las hipocresías
terrestres no debían pasar el umbral del santuario, y que, en el interior, la verdad
divina reinaba con majestad temible. Pitágoras sólo fue a Delfos después que hubo
visitado todos los templos de Grecia. Se había detenido con Epiménides en el
santuario de Júpiter; había asistido a los juegos olímpicos; había presidido los
misterios de Eleusis, donde el hierofante le había cedido su sitio. En todas partes le
habían recibido como maestro. Le esperaban en Delfos. El arte adivinatorio
languidecía y Pitágoras quería devolverle su profundidad, su fuerza y su prestigio.
Iba, pues, a aquel santuario más bien para ilustrar a sus intérpretes que para
consultar a Apolo; iba a caldear su entusiasmo y a despertar su energía. Dirigirlos
era dirigir el alma de Grecia y preparar su porvenir. Felizmente encontró en el
templo un instrumento maravilloso, que un designio providencia parecía haberle
reservado. [...] La joven Teoclea [Temistoclea] pertenecía al colegio de las sacerdotisas
de Apolo. [...] ¡Qué profundo temblor, qué presentimiento misterioso debió agitar el
alma de Teoclea cuando vio por vez primera a Pitágoras y oyó resonar su voz
elocuente entre las columnas del santuario de Apolo! Entonces sintió la presencia
del iniciador que esperaba, reconoció a su maestro. [...] Pitágoras se detuvo allí un
año entero. Sólo después de haber instruido a los sacerdotes en todos los secretos de
su doctrina y de haber formado a Teoclea para su ministerio [como Filósofa y
Oráculo], partió para la Magna Grecia.» (Edouard Schure, Los Grandes Iniciados, 1889)
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CROTONA
19. CAMINAR SOBRE LAS AGUAS 2:01
Instrumentación:
Sonido natural de agua | Sintetizador
Descripción:
«Después de otros sabios vino Pitágoras, hijo de Mnesarco, que primero se
dedicó a las matemáticas y a los números, pero un poco después desistió de hacer
milagros como Ferécides.» (Apolonio de Tiana, siglo I d.C.)
«El hecho de que el Maestro de Samos pudiera ser visto en Crotona y en
Metaponte al mismo tiempo, se atribuye a que poseía la facultad de andar sobre las
aguas. Como las dos ciudades se encontraban en la costa, los habitantes de ambas
le contemplaban mientras realizaba este prodigio. [...] También se decía que Pitágoras
poseía el don de hablar con los animales, por eso consiguió tranquilizar a un toro
salvaje y devolver a un oso a las montañas. Pero éste prometió que nunca repetiría
sus ataques a los seres humanos.» (Patricia Caniff, Pitágoras, 1997)
20.
EL TEMPLO DE LAS MUSAS 3:12
Instrumentación:
Sonido natural de pájaros y naturaleza | Sintetizador
Descripción:
«Aquel proyecto fue adoptado con entusiasmo por el Senado de Crotona, y al
cabo de algunos años se elevaba en los alrededores de la ciudad un edificio rodeado
de vastos pórticos y de jardines bellos. Los crotonios le llamaron el templo de las
Musas; y en realidad había en el centro de aquellos edificios, cerca de la modesta
habitación del maestro, un templo dedicado a estas divinidades. Así nació el instituto
pitagórico, que vino a ser a la vez un colegio de educación, una academia de
ciencias y una pequeña ciudad modelo, bajo la dirección de un gran maestro
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iniciado. Por
lentamente a
intelecto con
filosofía y de
la teoría y la práctica, por las ciencias y las artes reunidas, llegaba
aquella ciencia de las ciencias, a esa armonía mágica del alma y del
el universo, que los pitagóricos consideraban como el arcano de la
la religión.» (Edouard Schure, Los Grandes Iniciados, 1889)
21. VOZ DE ORO 1:10
Instrumentación:
Voz masculina | Sintetizador
Descripción:
«Pitágoras enseñó a sus alumnos a hablar en privado y en público. Como
primera medida exigió que se conociera a la perfección el idioma para así encontrar
los términos precisos, los más breves posibles, para comunicar las ideas. Vigiló las
inflexiones de la voz, las pausas y el control de la respiración, así con el silencioso
trasiego de la saliva. [...] Nadie se pone de acuerdo a la hora de localizar el lugar
donde Pitágoras pronunció su famoso Discurso Sagrado. Unos aseguran que lo hizo
en la Magna Grecia, precisamente en la ciudad de Crotona. [Extractos del Discurso
Sagrado:] "Nunca olvidéis que las túnicas rojas como el fuego y las negras son
testimonio de pereza, especialmente las lujosas. Llevando una túnica blanca daréis
idea de poseer una mente equilibrada y un carácter justo." "No destruirás a
ninguna de las mansas criaturas, excepto a las salvajes que estén amenazando la
vida de una colectividad. En ningún momento las entregarás a los crueles
holocaustos, pues a los dioses se les puede contentar quemando incienso y otros
productos obtenidos de la tierra y los vegetales." [...] La palabra seguía mandando
en la doctrina de Pitágoras, nunca dejaría de hacerlo. Habló con una perfección
tan sugerente, que varios de sus seguidores recogieron las máximas que habían
escuchado [v.g. Los Versos Áureos].» (Patricia Caniff, Pitágoras, 1997)
22.
EL MILAGRO DE LOS PECES 1:56
Instrumentación:
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Sonido natural de agua y ambiente | Coro sinfónico femenino de 33 voces | Coro de voces blancas |
Arpa clásica | Wind Chimes | Sintetizador | Efectos
Descripción:
«Una mañana, en el instante que el Sol acababa de despuntar; todavía húmedo
el aire por las aguas del mar, Pitágoras se detuvo a contemplar los trabajos de un
grupo de pescadores. Estaban arrastrando una red muy pesada. En el interior de la
misma, dentro del semicírculo formado por los flotadores, los peces resplandecían
al intentar escapar. Los humildes pescadores aceleraban el trabajo, riendo con los
andrajos que se ponían para faenar. Finalmente, la captura fue dejada en la arena,
igual que una masa estremecida en la que se agitaban reflejos de oro, púrpura y
esmeralda. Todo un tesoro que en el mercado de Sibaris se transformaría en monedas
con las que vivir bastante tiempo sin hacer nada, tostándose al sol sobre los muelles
o bebiendo bajo el fresco emparrado. Algunos de ellos trataron de evaluar el botín,
y cada uno dio una cantidad. Entonces intervino Pitágoras, al que los pescadores no
habían prestado atención, para ofrecer su cálculo con un número exacto sin recurrir
a la aproximación como habían hecho los demás. Esto provocó que se establecieran
unas apuestas. El filósofo dijo que se conformaría con adquirir la pesca a su precio
exacto. Al momento se contaron los peces, y cuando la red quedó vacía, se pudo
demostrar que Pitágoras había acertado plenamente. Así se cerró el pacto. Sin
embargo, cuando los pescadores intentaron entregarle los peces, ya que acababan
de recibir el dinero establecido por la compra, advirtieron que seguían tan vivos
como al sacarlos del mar. Y en medio de la estupefacción general, el dueño de todo
aquel botín dio orden de que fuese devuelto al agua. Cosa que se hizo de inmediato,
sin dejar de comprobar que ni un solo pez había muerto.» (François Millepierres,
Pitágoras, hijo de Apolo, 1953)
23. PARASKEIÉ [PREPARACIÓN] 1:00
Instrumentación:
Coro sinfónico de 63 voces en Do, en la frecuencia del Solfeggio Sagrado (432 Hz) | Sintetizador
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Descripción:
«Únicamente entonces comenzaba el noviciado llamado preparación (paraskeié)
que duraba al menos dos años y podía prolongarse hasta cinco. Los novicios u
oyentes (akusikoi) se sometían durante las lecturas que recibían, a la regla absoluta
del silencio. No tenían el derecho de hacer una objeción a sus maestros, ni de
discutir sus enseñanzas. Debían recibirlas con respeto y meditar sobre ellas
ampliamente. Para imprimir esta regla en el espíritu del nuevo oyente, se le mostraba
una estatua de mujer envuelta en amplio velo, un dedo sobre sus labios: la Musa
del silencio.» (Edouard Schure, Los Grandes Iniciados, 1889)
24. KATHARSIS [PURIFICACIÓN] 1:00
Instrumentación:
Coro sinfónico de 63 voces en Re, en la frecuencia del Solfeggio Sagrado (432 Hz) | Sintetizador
Descripción:
«Era un dichoso día, "un día de oro", como decían los antiguos, aquel en que
Pitágoras recibía al novicio en su morada y le aceptaba solemnemente como su
discípulo. Por lo pronto se entraba en relaciones directas y seguidas con el maestro;
penetraba en el patio interior de su habitación, reservada a sus fieles. De ahí el
nombre de esotéricos (los de adentro) opuesto al de exotéricos (los del exterior). La
verdadera y trascendente iniciación comenzaba entonces. Aquella revelación consistía
en una exposición completa y razonada de la doctrina oculta, desde sus principios
contenidos en la ciencia misteriosa de los números, hasta las últimas consecuencias
de la evolución universal, en los destinos y fines supremos de la divina Psiquis, del
alma humana. [...] Pitágoras formuló esta ciencia en un libro escrito por su mano,
llamado Hieros Logos, la Palabra Sagrada.» (Edouard Schure, Los Grandes Iniciados, 1889)
25.
TELEIOTES [PERFECCIÓN] 1:00
Instrumentación:
Coro sinfónico de 63 voces en Mi, en la frecuencia del Solfeggio Sagrado (432 Hz) | Sintetizador
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Descripción:
«El discípulo había recibido del maestro los principios de la ciencia. Esa primera
iniciación había hecho caer las espesas escamas de la materia, que cubrían los ojos de
su espíritu. Desgarrando el velo brillante de la Mitología, ella le había arrancado del
mundo visible para lanzarlo ansiosamente a los espacios sin límites y sumergirlo en el
sol de la Inteligencia, de donde la Verdad irradia sobre los tres mundos. Pero la ciencia
de los números sólo era el preámbulo de la gran iniciación. Armado con estos principios,
se trataba ahora de descender de las alturas de lo Absoluto a las profundidades de la
naturaleza para coger al vuelo el pensamiento divino en la formación de las cosas y en
la evolución del alma a través de los mundos. La cosmogonía y la psicología esotérica
tocaban a los más grandes misterios de la vida, a secretos peligrosos y celosamente
guardados de las ciencias y de las artes ocultas. Por esto, Pitágoras gustaba de dar
aquellas lecciones lejos del día profano, por la noche, al borde del mar, en las terrazas
del templo de Ceres, al murmullo ligero de las olas jónicas, de tan melodiosa cadencia,
a las lejanas fosforescencias del Kosmos estrellado, o bien de las criptas del santuario,
donde las lámparas egipcias de nafta difundían una claridad dulce e igual.» (Edouard
Schure, Los Grandes Iniciados, 1889)
26. EPIFANÍA [VISIÓN ELEVADA] 1:00
Instrumentación:
Coro sinfónico de 63 voces en Fa, en la frecuencia del Solfeggio Sagrado (432 Hz) | Sintetizador
Descripción:
«Acabamos de alcanzar con Pitágoras el pináculo de la iniciación antigua. Sobre
aquella cima, la tierra aparece ahogada en sombra como un astro moribundo. Desde
allí se abren las siderales perspectivas, y se desenvuelve en un conjunto maravilloso, la
vista desde la altura, la epifanía del universo. Pero el fin de la enseñanza no era
absorber al hombre en la contemplación o en el éxtasis. El maestro había paseado a
sus discípulos por las regiones inconmensurables del Kosmos, les había sumergido en
los abismos de lo invisible. Del tremendo viaje los verdaderos iniciados debían volver a
la tierra, mejores, más fuertes y mejor templados para las pruebas de la vida. [...] A la
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iniciación de la inteligencia debía suceder la de la voluntad, la más difícil de todas.
Porque ahora se trataba para el discípulo de hacer a la verdad descender en las
profundidades de su ser, de hacer la obra en la práctica de la vida.» (Edouard Schure, Los
Grandes Iniciados, 1889)
27. FINAL [EL DIVINO] 4:18
Instrumentación:
Ensamble de trombones y cornos franceses | Ensamble de violines en legato y spiccato, y contrabajos en
pizzicato | Ensamble de chelos en legato | Coro sinfónico de 63 voces | Voz de soprano melismática |
Platillos | Tambor japonés Taiko
Descripción:
«Pitágoras había descubierto la ley de los intervalos musicales y, además, dominaba
todos los instrumentos de la época, ya fueran de cuerda, de viento o de percusión.
Conocía hasta tal punto el valor de la música como terapia, que la introdujo en su
Sociedad como un elemento primordial. [...] La música que desarrollaban los pitagóricos
resultaba tan eficaz o más que la medicina, porque prevenía las enfermedades. [...]
Pitágoras había compuesto una serie de melodías para combatir el pesimismo, la
melancolía, la ira, la envidia y todas las alteraciones malignas del alma y del espíritu.
[...] Allí se mantenían el buen humor y la cordialidad, y no se consentía ni la más
mínima muestra de violencia y de grosería. La solidaridad se practicaba con un afecto
mutuo. [...] La firmeza de los pitagóricos nacía del ejemplo que recibían de Pitágoras,
al que jamás vieron flaquear. Para ellos era "el Divino", porque realizaba milagros,
adivinaba el futuro, hablaba con los lobos hasta apaciguarlos y efectuaba otros
prodigios.» (Patricia Caniff, Pitágoras, 1997)
28. HELIOS (versión extendida) 11:48
Ver descipción de la pieza 14. HELIOS.
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