Este documento ha sido descargado de www.belt.es “El Portal de los Profesionales de la Seguridad” AUDIENCIA PROVINCIAL DE SEVILLA SECCIÓN CUARTA Rollo de Sala nº 7918/02 P.A. Nº 44/02 Juzgado de Instrucción nº 7 de Sevilla. SENTENCIA Nº ILMOS. SRES. MAGISTRADOS: D. JOSÉ MANUEL DE PAÚL VELASCO Dª. MARGARITA BARROS SANSINFORIANO. D. FRANCISCO GUTIÉRREZ LÓPEZ, ponente. En la ciudad de Sevilla, a 21 de mayo de 2003. La Sección Cuarta de la Audiencia Provincial ha visto en juicio oral y público la causa arriba referenciada, procedente del Juzgado de Instrucción nº 7 de Sevilla, seguida por 3 delitos de ABUSO EN EL EJERCICIO DE SUS FUNCIONES contra E.J.R.. Han sido partes: -El Ministerio Fiscal, representado por el Ilmo. Sra. Doña MARGARITA VIERA. -El acusado E.J.R., con D.N.I. núm. XXXXX, nacido en Sevilla, el día XXXXX, hijo de E. y de C., en libertad provisional, de la que no estuvo privado por esta causa, el cual ha estado representado por el Procurador D. Víctor M. Roldán López y defendido por el Letrado D. José Luis Fernández de Pedro. ANTECEDENTES PROCESALES PRIMERO.- El juicio oral ha tenido lugar en audiencia pública el día 22 y 23 de abril de 2003, practicándose con el resultado que consta en el acta las pruebas propuestas y no renunciadas por las partes. SEGUNDO.- El Ministerio Fiscal formuló conclusiones definitivas considerando que los hechos eran constitutivos de tres delitos de ABUSO EN EJERCICIO DE SU FUNCION COMETIDO POR FUNCIONARIO PUBLICO de los artículos 443 y 445 del Código Penal, estimando autor al acusado E.J.R., no concurriendo circunstancias modificativas de la responsabilidad criminal, y pidiendo que le impusiera, por cada uno de los tres delitos la pena de un año de prisión, accesoria de inhabilitación especial para empleo o cargo público durante la condena e inhabilitación absoluta durante 7 años y costas. 2 TERCERO.- La defensa formuló conclusiones definitivas solicitando dictado de sentencia absolutoria. HECHOS PROBADOS PRIMERO.- El acusado E.J.R., mayor de edad y sin antecedentes penales, desde el día 29 de Julio de 1995 ejercía en su calidad de Inspector Jefe del Cuerpo Nacional de Policía como Jefe del Grupo Operativo número dos de la Brigada Provincial de Extranjería y Documentación de la Jefatura Superior de Policía de Sevilla. SEGUNDO.- Sobre la 1,00 horas del día 15 de abril de 1998 funcionarios policiales afectos al mencionado Grupo Operativo de Extranjeros Número Dos detuvieron en el club “El Rey”, de la localidad de Santiponce (Sevilla), a la ciudadana colombiana L.R.O. por estancia ilegal en España, Este documento ha sido descargado de www.belt.es “El Portal de los Profesionales de la Seguridad” siendo trasladada por ello a las dependencias de la Brigada Provincial de Extranjería de Sevilla. Sobre las 10,30 horas del día siguiente el acusado le tomó declaración, notificándole la incoación de expediente de expulsión y dejándola seguidamente en libertad. Durante la estancia de L. en las oficinas policiales el acusado le comunicó que como responsable máximo tenía la posibilidad de ejecutar o no la expulsión del territorio español y que tomaría una decisión u otra según la actitud que ella adoptase hacia él, ante lo que la mujer le manifestó que estaba dispuesta a colaborar, facilitando al acusado el número de su teléfono móvil. Tras ser puesta en libertad, L. recibió numerosas llamadas telefónicas del acusado en las que le pedía que se pasara por su despacho, prometiéndole que le iba a ayudar en los trámites que como ciudadana extranjera tenía que seguir para arreglarle su situación administrativa. Ante la insistencia del acusado y sus promesas de ayuda, L. acudió a las dependencias de la Brigada Provincial de Extranjería unos días después de su puesta en libertad. El acusado la condujo a un despacho de la planta sótano fuera de servicio y con aspecto de abandonado, donde tras cerrar puerta y persianas de las ventanas, y mientras insistía en sus promesas de favores en el expediente de expulsión, le tocó la cara, los brazos y los pechos, llegando el acusado a bajarse los pantalones, dejando al descubierto su pene totalmente erecto, subiendo el jersey a la mujer, que se quitó el sujetador, y continuando los tocamientos en los senos. L. dijo al acusado que estaba dispuesta a realizar el acto sexual con él, pero en su lugar de trabajo o en un hostal, pero nunca en aquella estancia, dada su suciedad. Tras lo relatado, que duró una media hora, L. abandonó las oficinas policiales, continuando siendo acosada por el imputado mediante llamadas a su teléfono móvil, lo que motivo que la mujer abandonara por un tiempo la ciudad de Sevilla. El día 28 de abril de 1998, previo examen de las diligencias formuladas por ella en escrito de 18 de abril de 1998, el acusado emitió el preceptivo informe en el expediente de expulsión incoado a L., proponiendo a la Subdelegación del Gobierno su expulsión del territorio español al considerarla incursa en el art. 26.1 a y f de la antigua Ley Orgánica 7/85 de 1 de julio. Acordada la expulsión por la Subdelegación del Gobierno por resolución de 26 de junio de 1998 y comunicada dicha resolución a la Brigada de Extranjería, la misma no fue notificada personalmente a la interesada hasta el día 4 de noviembre de 1998. Tras contraer matrimonio el día 31 de agosto de 1998 con un ciudadano español, L.R.O. solicitó de la Subdelegación del Gobierno la revocación de la orden de expulsión. A raíz de cursar dicha petición, comenzó de nuevo a recibir llamadas telefónicas del acusado, quién le pedía que fuera a verle a su despacho. L., acudió, previa citación a tal efecto, a las oficinas de la Brigada Provincial de Este documento ha sido descargado de www.belt.es “El Portal de los Profesionales de la Seguridad” Extranjería en los primeros días de noviembre de 1998, donde de nuevo la entrevistó el acusado, pretendiendo tocarla y realizar el acto sexual con ella, arguyendo que no había cumplido con el trato que había hecho el pasado mes de abril, a lo que la mujer se negó. El acusado, ante la actitud no colaboradora de L., le dijo a ésta, que no pararía hasta su expulsión, que su mat rimonio era ficticio y que los documentos que traía eran falsos. La mujer se mantuvo en su negativa, advirtiendo al acusado que si no la dejaba marchar, gritaría, por lo que éste abrió la puerta y le permitió salir. Tras el preceptivo informe del Grupo Operativo Dos de Extranjeros, la Subdelegación del Gobierno revocó la resolución de expulsión de L. el día 20 de noviembre de 1998. TERCERO.- En la madrugada del día 15 de abril de 1998, funcionarios policiales adscritos al Grupo Operativo de Extranjeros Número Dos ya mencionado, detuvieron también en el club “El Rey” de la localidad de Santiponce (Sevilla) a la súbdita colombiana Y.C.Z., respecto de la que existía 3 pendiente de notificación y ejecución acuerdo de expulsión de España de fecha 5 de marzo del mismo año 1998. Durante la estancia de la mujer en dependencias de la Brigada Provincial de Extranjería, el acusado abordó a Y., a la que abrió la chaqueta e hizo comentarios sobre la dureza de sus pechos, al tiempo que se tocaba sus partes, haciendo ademán de tocarle los senos e intentando que la mujer le tocara el pene. Mientras esto ocurría, el acusado le decía que no se preocupara por su expulsión, que él la iba a ayudar si prometía verse con él en los días siguientes. El acusado cursó fax a la Subdelegación del Gobierno comunicando la detención de Y.C., ordenando seguidamente su ingreso en calabozos, donde se le notificó personalmente el acuerdo de expulsión, recibiendo la mujer una llamada telefónica del acusado, quién le insistía en sus promesas de ayuda si accedía a verse con él. Sin embargo, el mismo día 15 de abril, Y.C. fue efectivamente expulsada de España vía aérea. CUARTO.- El día 15 de junio de 1998 fue detenida la súbdita colombiana Y.K.R.R. por el Grupo Operativo Número Dos de la Brigada Provincial de Extranjería y Documentación de la Jefatura Superior de Policía. Con fecha 16-6-98 se inicia expediente de expulsión a propuesta del acusado, que toma declaración a Y. y realiza acta de informe y comprobación de los extremos declarados y sobre alegaciones presentadas. Mediante resolución de 16 de julio de 1998 la Subdelegación del Gobierno acordó la expulsión de la misma, la cual nunca fue notificada personalmente a la interesada, pese a que estuvo detenida a disposición del acusado los días 21 y 22 de julio de 1998. Esta orden de expulsión fue revocada por la mencionada autoridad gubernativa el 26 de febrero de 1999 a petición de la citada ciudadana extranjera, al haber contraído matrimonio con un súbdito español el 29 de octubre de 1998. Este documento ha sido descargado de www.belt.es “El Portal de los Profesionales de la Seguridad” Y.K. solicitó el 17 de mayo de 1999 la exención de visado y la concesión de tarjeta de residente, petición que le fue denegada por la Delegación del Gobierno en virtud de resolución de 14 de julio de 1999. Pese a ello, un día del verano del año 1999, funcionarios del repetido Grupo Dos abordaron en la calle Sierpes de Sevilla a Y. y le solicitaron la documentación; y al no poseer ésta tarjeta de identidad alguna le trasladaron a las dependencias del Grupo, donde el acusado la recibió en su despacho, y mientras le prometía que iba a ayudarle en todo, y le decía “tu sabes que conmigo no tienes problemas de papeles”, le tocó los pechos, y le cogió de la mano que se llevó a sus genitales, dado que previamente se había desabrochado los pantalones. La situación descrita finalizó al llamar alguien a la puerta de su despacho. Mediante resolución de 6 de Junio del año 2000, y en virtud de expediente incoado a raíz de una nueva solicit ud de fecha 2 de marzo del año 2000, y en el que como es preceptivo emitió informe la autoridad policial, a Y. le fue concedida la exención de visado y la concesión de tarjeta de residente. QUINTO. - Todas las víctimas expresaron ante la Autoridad Judicial su deseo de no formular denuncia. FUNDAMENTOS DE DERECHO PRIMERO.- Con carácter previo procede resolver la incidencia planteada sobre la validez de los testimonios prestados en fase de instrucción por Y.K.R.R. y L.R.O. que se introdujeron en el debate del juicio oral al amparo de lo dispuesto en el art. 730 de la L.E.Criminal. A este respecto, entendió la sentencia del TS de 23-7-01 que "La tercera cuestión planteada se refiere a la denegación de la suspensión del juicio y a la lectura en el mismo de la declaración testifical en los términos del art. 730 LECrim. Nuestra jurisprudencia viene sosteniendo que la razón de la suspensión del juicio es básicamente el respeto del derecho del acusado a interrogar a los testigos, implícito en el art. 24.2 CE y expreso en el art. 6.3.d) CEDH. Este derecho no puede ser ejercido cuando el testigo no puede ser traído al Tribunal por estar fuera de su alcance, por ignorancia de su paradero, por muerte o por encontrarse fuera de la jurisdicción del Tribunal y no ser posible lograr su comparecencia. En tales casos, concluye nuestra jurisprudencia, se da una de las situaciones en las que cabe la lectura del acta en el que se documentó una declaración anterior del testigo. Si el 4 testigo no pudo ser contradicho por el acusado y su Defensa en dicha declaración es preciso que su declaración aparezca seriamente corroborada por elementos probatorios rigurosamente coadyuvantes. Por el contrario, si el Tribunal cuenta en el acta también con la contradicción de la Defensa, la ponderación de la veracidad de la declaración testifical puede ser apreciada con una corroboración menos rigurosa que en el caso inverso". A la vista de la citada jurisprudencia y dado que las citadas testigos no se Este documento ha sido descargado de www.belt.es “El Portal de los Profesionales de la Seguridad” encontraban a disposición del Tribunal, como se deduce de las diligencias judiciales de 3-2-03 y policiales de 5-2 y 22-4-03, se decidió dar lectura de sus declaraciones sumariales que constan a los folios 17 a 20, 247 a 250, 13 a 15, 261 y 262. Como quiera que las declaraciones se prestaron ante el juez competente y en presencia del letrado del acusado, que pudo e interrogó a los testigos, este Tribunal considera que las citadas declaraciones sumariales pueden ser tenidas en cuenta para enervar la presunción de inocencia. SEGUNDO.- Partiendo de ello, este Tribunal ha considerado acreditado los hechos declarados probados por las declaraciones prestadas por las tres perjudicadas que a este Tribunal parecieron creíbles y verosímiles, pese a las dudas y objeciones alegadas por la defensa. Ello es así por las siguientes consideraciones: 1.- Pese a lo padecido y a la delicada situación en que se encuentran, ninguna de las tres perjudicadas muestran especial animadversión hacia el acusado, de hecho no se personaron en el procedimiento ni reclaman nada en contra del acusado. 2.- Resulta altamente sospechoso que, pese a tener relación con muchos agentes, las testigos sólo denuncien al acusado, contra el que no debían tener más reproches que contra el resto de agentes que en cumplimiento de sus deberes profesionales controlaban las actividades de las testigos y tomaban medidas que, aunque eran legales, les perjudicaban. 3.- No puede admitirse que las testigos declararan porque fueran utilizadas a modo de arietes por el policía J.L. contra el acusado, porque si bien es cierto que la testigo Y.K. si mantenía relaciones comerciales con el agente J.L., no puede decirse lo mismo de L., que no consta conociera a J.L. ni Y.C., que sólo conocía de vista al agente. 4.- Además, no puede sostenerse que todo el proceso obedeciera a una trama urdida por J.L. porque ni el propio acusado manifestó que J.L. tuviera motivos para inventarlo o le odiara hasta ese extremo, y, además, puede comprobarse que las manifestaciones realizadas por J.L. en el expediente profesional le acarrearon a él mismo graves complicaciones disciplinarias, como explicó el Inspector nº 16.416, F. T., instructor del expediente disciplinario, origen de las presentes diligencias. 5.- Existió oportunidad y ocasión para que el acusado realizara las acciones porque todas las testigos estuvieron en algún momento en las dependencias policiales a disposición del acusado, según reconoció el propio acusado y consta en los expedientes policiales de aquellas. 6.- En cuanto a la objeción de la defensa de que era imposible que los hechos denunciados hubiesen ocurrido en el despacho del acusado porque siempre se encontraba abierto, según confirmó C.G., funcionaria que trabajaba en el despacho colindante del acusado, debe aclararse que con L. y con Y.C. los hechos ocurren en dependencias distintas al despacho, y, además, C.G. aclaró que la puerta no estaba cerrada totalmente ni tampoco abierta de par en par sino entreabierta un palmo. Además, con Y. C. los hechos ocurren de noche, cuando la funcionaria no trabajaba. Este documento ha sido descargado de www.belt.es “El Portal de los Profesionales de la Seguridad” 5 De todas formas, nada impide que el acusado fuese arriesgado en sus actuaciones, porque como relata Y.K., el acusado previamente cerró la puerta de su despacho. 7.- Manifiesta la defensa que prueba de la falta de credibilidad de lo denunciado es que las testigos fueron obligadas a declarar por el Inspector F. T. Por el contrario, este Tribunal entiende que, precisamente, es un dato más que avala la credibilidad de los testimonios citados, porque si tuviesen animadversión contra el acusado o todo obedeciera a una trama urdida por las testigos, lo lógico es que se ofrecieran voluntariamente y declarasen con rapidez y sin necesidad de que las tuviera que convencer. En este sentido, Y.C. declaró ante este Tribunal que quería olvidar y no le interesaba remover cosas viejas que, lógicamente, pueden afectar a su actual situación personal. El Inspector F.T. corroboró este extremo y explicó que la testigo se resistió a declarar por no perjudicar a conocidos familiares cercanos de su marido. Actitud absolutamente comprensible que no hace sino reforzar la credibilidad del testimonio. En definitiva, ni las testigos tienen intereses en el procedimiento ni pretenden conseguir nada del mismo ni se advierten motivos espurios para justificar sus testimonios. Por ello, este Tribunal considera que resultan creíbles y prueban la veracidad de los hechos denunciados. TERCERO.- Los hechos declarados probados son constitutivos de un delito continuado de abuso en el ejercicio de su función cometido por funcionario público previsto y penado en los artículos 443 y 445 del C.P. Resultando incuestionable la condición de funcionario público del acusado (folio 263), la controversia queda reducida, en opinión de este Tribunal, a qué tipos de actos sexuales se deben considerar incluidos en la acción, a si las testigos tenían pretensiones pendientes de resolución del acusado acerca de los cuales debe evacuar informe o elevar consulta a su superior, como exige el art. 443 del C.P., y si se cometieron 3 delitos, o, como entendemos, nos encontramos ante un solo delito continuado. En primer lugar, en relación a qué tipos de actos sexuales se deben considerar incluidos en la acción, la sentencia del TS de 14-12-92 en su fundamento jurídico Segundo declaró que "La acción nuclear del tipo "solicitar sexualmente" resulta polémica doctrinalmente, pues mientras un sector considera que ha de entenderse en el sentido de "proponer el acceso carnal completo" otro se decanta para que la solicitud sea punible, tanto a la que tiende a obtener el "yacimiento" como a "la que tiene por objeto cualquier otro acto lúbrico". Postura esta última que, después de la reforma de 1989, al extender el tipo y poder ser sujetos activo y pasivo indistintamente varones o hembras, adquiere mayor predicamento y a la que esta Sala se adhiere, interpretando el término "solicitar" en sentido amplio, admitiendo que la proposición o petición comprende la de cualquier manifestación Este documento ha sido descargado de www.belt.es “El Portal de los Profesionales de la Seguridad” sexual, lo mismo cuando se pretenda la realización del acto sexual completo, como la dirigida a ejecutar cualquier acción de contenido sexual". En consecuencia, como quiera que el acusado realizó y solicitó actos de contenido sexual, como pueden calificarse los tocamientos o las proposiciones de mantener el acto carnal, este tribunal considera que los actos realizados integran el tipo penal. En segundo lugar, y en lo que respecta a si las testigos tenían pretensiones pendientes de resolución del acusado acerca de los cuales debía evacuar informe o elevar consulta a su superior el TS en el fundamento segundo de la sentencia de 136-79 ya consideró "Que en un plano jurídico abstracto, de general validez, coincidente con las razones acabadas de aducir para la incriminación al acusado recurrido del cuestionado delito de solicitación, previsto en el artículo 383 del Código 6 Penal, catalogado como "abuso contra la honestidad" precisamente, del título VIII del Libro II, dedicado a los delitos funcionariales, es de tener en cuenta: Primero.- Que, por más que la referida figura delictiva radique; dentro siempre del mentado título, en el capítulo VIII del mismo, consagrado a los denominados legalmente "abusos contra la honestidad", no es ciertamente ésta, ni siquiera de manera principal el único bien jurídico penalmente tutelado en el lugar sino, también y conjuntamente, el irreprochable comportamiento del funcionario, cuya desleal extralimitación en situaciones tales no puede menos de traducirse en público desdoro y desprestigio tanto del funcionario mismo como de la institución oficial en que está integrado y para la que actúa; supuesto que a todas luces concurre en el caso que nos ocupa, hasta el punto de haber determinado la aludida intervención sancionadora del Tribunal de Honor. Segundo.- En cuanto a la actividad típica, legalmente concatenada al básico dato de incumbir al funcionario solicitante el papel de decidir o bien informar o elevar consulta a su superior acerca de alguna pretensión personal o allegada de la mujer requerida, es visto que tal relación de interés, para ser penalmente relevante, no tiene por qué revestir necesario carácter formal cifrado en instancia o pedimento atenido a la normativa y rígidos cauces de un definido procedimiento judicial o administrativo sino que bastará la realidad de cualquier aspiración o expectativa obtención de un logro tangible o evitación de un mal, ligado a la actuación de servicio del funcionario- en cuyo resultado pudiera ejercer apreciable influjo la favorable o adversa disposición del agente, con el consiguiente prevalimiento de ventaja o superioridad por su parte que, por ello, pesará sobre la solicitada, dada su posición subjetivamente calamitosa, cohibiendo sensiblemente -ya que no siempre su honestidad, inexistente en casos como el de autos -, si, al los, su libertad sexual, acarreando así, en la proyección social y externa del sórdido episodio, desvalorización del usual buen concepto confianza en la función pública por aquél desempeñada, normalmente inherentes a la misma". Este documento ha sido descargado de www.belt.es “El Portal de los Profesionales de la Seguridad” En este mismo sentido la STS 14-12-92 declaró en su fundamento jurídico segundo que "El motivo, como los anteriores, debe decaer, puesto que el art. 383 del Código Penal, con origen en el Código de 1822, tras modificaciones que no hacen al caso, en los extremos objeto del motivo casacional se mantiene en su primitiva redacción, debiendo interpretarse ni extensiva ni analógicamente, pero sí acorde y a la vista del contenido del art. 3.1.º del Código Civil y, muy concreta y específicamente de acuerdo con "la realidad social del tiempo en que nos encontramos" distinta en todos los aspectos a la existente hace más de siglo y medio, y con atención especial al "espíritu y finalidad" de la norma-interés de la Administración en que su gestión se realice con la máxima pulcritud y corrección, así como evitar la intromisión del funcionario público en el ámbito de la libertad sexual de los administrados- y así, la expresión "pendientes de resolución" no puede entenderse simplemente como pendiente de dictar resolución en el sentido técnicojurídico de la palabra, esto es dictar una diligencia de "ordenación", "providencia", "auto" o "sentencia" sino que dicha expresión quiere decir "pendiente de una toma de decisión que, de hecho, esté al alcance del funcionario" como puede ser, en supuesto cuestionado, que un Oficial de la Administración de Justicia, ponga a trámite o no un determinado asunto o, puesto ya en marcha, agilice o retrase su curso, habida cuenta la acumulación de asuntos que puede y suele haber en los Juzgados y la importancia que tiene para la persona "solicitada", la mayor o menor rapidez en la tramitación, función encargada legal y reglamentariamente al Oficial de la Administración de Justicia (art. 485 de la Ley Orgánica 6/1985, de 1 de julio, del 7 Poder Judicial, y art. 3.2.º.a) del Reglamento Orgánico de los Cuerpos de Oficiales, Auxiliares y Agentes de la Administración de Justicia, aprobado por Real Decreto de 19 de septiembre de 1986), en la que sí es decisiva su intervención de "hecho" aunque reglamentariamente no le incumba ninguna realización de actividad de impulso procesal". En el caso que enjuiciamos este Tribunal considera que el acusado se encontraba en este situación típica por las siguientes consideraciones: - Según consta en el oficio policial (folio 263) el acusado ostentaba desde el 21 de julio de 1995 la categoría de Jefe del Grupo Operativo en la Brigada Provincial de Extranjería y Documentación de la Jefatura Superior de Policía de Sevilla. - Las 3 testigos perjudicadas son de nacionalidad extranjera y cuando tuvieron contacto profesional con el acusado se encontraban en situación ilegal en territ orio nacional. En función de ello, todas fueron detenidas y se les incoó expediente de expulsión, en los que de alguna forma el acusado tenía intervención al ser jefe del Grupo II de Extranjeros. Es decir, no es sólo que fuese lógico que las testigos creye ran que el acusado podía de alguna manera ayudarles o perjudicarles con su actuación, sino que de hecho el acusado participaba activamente en todo el proceso de tramitación de los Este documento ha sido descargado de www.belt.es “El Portal de los Profesionales de la Seguridad” expedientes, como puede comprobarse en los folios 75 a 99 para Y.C.; 65-69, 7374, 137-204 y 294 a 307 para Y.K. y 206-243 para L.R., y aunque de él no dependiera directamente acordar la expulsión o suspender o revocar la orden de expulsión, si tenía una actuación directa y discrecional en la detención de las mismas y en el cumplimiento de las órdenes para notificar las resoluciones acordadas por la Delegación del Gobierno o investigar lo que se acordara para comprobar los datos de los expedientes ya iniciados. Como ejemplo paradigmático es preciso reseñar que el día 21-7-98 fue detenida Y. por el grupo operativo que dirigía el acusado y puesta a su disposición (folios 294 a 300 y 304 a 306), y pese a que estaba vigente la orden de expulsión la misma no fue notificada ni llevada a cabo. Asimismo, mediados de julio de 1999, Y. fue de nuevo detenida por miembros del grupo operativo del acusado, produciéndose una situación que debe ser calificada como de extraña e inusual porque no sólo no existe constancia formal de la detención (que hasta reconoce el acusado y corroboran los PN 60948 y J.L.) sino que, según el informe del folio 294, la citada testigo se fue de la Comisaria libremente cuando consta que tenía denegado el permiso de residencia y, en consecuencia, se podría haber adoptado otra decisión, como podría haber sido mantener la detención para proceder a la expulsión. Por último, este Tribunal considera que el acusado no ha cometido tres delitos, uno por cada víctima, sino uno solo por aplicación de la continuidad delictiva prevista en el artículo 74 del CP. Respecto a la posibilidad de que este delito esté excluido de la aplicación de la continuidad delictiva por aplicación de lo dispuesto en el art. 74-3 del CP este Tribunal considera que de la jurisprudencia existente no parece deducirse esta interpretación, puesto que el bien jurídico protegido por la norma no tiene naturaleza eminentemente personal; así en las ya citadas sentencia de 13-6-79 y 14-121992 el TS. entendió que "Partiendo de dichas premisas, de su incardinación dentro del título dedicado a los delitos funcionariales y hasta de la propia y específica sanción que conlleva, inhabilitación especial, pese a encontrarse contemplada la figura del art. 383 referido en el capítulo VIII del mentado título, consagrado a las denominadas 8 normativamente "limitaciones a la libertad sexual" no es ciertamente la "libertad sexual de los administrados" ni siquiera de manera principal el único bien jurídico tutelado penalmente en tal artículo, sino también -como se lee en la Sentencia de 13 de junio de 1979- el irreprochable comportamiento del funcionario, cuya desleal extralimitación en tales situaciones no puede por menos que traducirse en público desdoro y desprestigio, tanto del funcionario mismo como de la institución oficial en Este documento ha sido descargado de www.belt.es “El Portal de los Profesionales de la Seguridad” que está integrado, o, en otras palabras, el interés público que tiene la Administración de que su gestión se realice con la máxima corrección y que se concreta en la obligación de un exquisito cumplimiento de los deberes del servicio que incumbe a todos los funcionarios; siendo por tanto dos bienes jurídicos los protegidos por el precepto, uno que afecta al interés "público" y otro a un interés "individual" o "particular"." En consecuencia, este Tribunal considera que con carácter general no es posible predicar que este delito se encuentra excluido del ámbito de aplicación de la continuidad delictiva. En el caso concreto que ahora enjuiciamos consideramos que existe continuidad delictiva al entender que a) todas las acciones se realizaron aprovechando idéntica ocasión (la derivada del cargo que ostentaba el procesado), b) en un espacio temporal cercano y c) infringieron el mismo precepto penal. CUARTO.- Del expresado delito responde el acusado E.J.R. como autor, por haber tomado parte activa, material y voluntaria e n su ejecución, artículo 28 del Código Penal, en relación con el artículo 27 del mismo texto legal. QUINTO. - En la ejecución del expresado delito no concurren circunstancias modificativas de la responsabilidad criminal. SEXTO.- En orden a la determinación de la pena este Tribunal considera que visto que el delito es continuado (art. 74-1 del CP) y que las víctimas son tres, procede imponer la pena máxima de prisión de dos años e inhabilitación absoluta por 12 años. SÉPTIMO. - Según el artículo 123 del Código Penal, los responsables criminalmente de delitos y faltas lo son también de las costas que ocasione su enjuiciamiento. Vistos los preceptos citados y demás de general y pertinente aplicación de la Constitución, Código Penal, Ley de Enjuiciamiento Criminal y Ley Orgánica del Poder Judicial, FALLAMOS Que debemos condenar y condenamos al acusado E.J.R. como autor de un delito continuado de abuso en el ejercicio de su función cometido por funcionario público, ya circunstanciado, sin la concurrencia de circunstancias modificativas de la responsabilidad criminal, a las penas de prisión de dos años, inhabilitación especial para el derecho de sufragio pasivo durante el tiempo de la condena e inhabilitación absoluta por 12 años. . 9 Le imponemos el pago de las costas. Aprobamos por sus propios fundamentos y con las reservas legales el auto que dictó el Sr. Juez Instructor sobre la capacidad económica del acusado. Notifíquese esta resolución a las partes, haciéndole saber que contra la misma cabe recurso de casación ante este Tribunal en el plazo de cinco días desde la última notificación, mediante escrito autorizado por Letrado y Procurador. Así, por esta nuestra sentencia, de la que se unirá certificación al rollo de Sala, definitivamente juzgando, lo pronunciamos, mandamos y firmamos. PUBLICACIÓN.- La anterior sentencia ha sido publicada por el Magistrado Ponente en el día de la fecha. Doy fe.