El V Encuentro Nacional de la militancia de Quebracho se realizó en la Facultad de Filosofía y Letras de la Universidad de Buenos Aires, en agosto de 2005. Reproducimos a continuación el documento producido en dicho Encuentro que sintetiza la línea política de la Organización. V ENCUENTRO NACIONAL “HÉROES DE TRELEW” I. SITUACIÓN POLÍTICA ELEMENTOS PARA DEFINIR LA ETAPA HISTÓRICA Siempre que hemos abordado la tarea determinante de definir la etapa histórica lo hemos hecho con la mayor seriedad que nos fue posible y con la responsabilidad de comprender que, de equivocarnos en esa definición, toda nuestra política está destinada al fracaso. Así todos los elementos a tener en consideración para arribar a definir la situación histórica, fueron abordados lo más concienzudamente posible de acuerdo a nuestras capacidades políticas e intelectuales. Entre todos éstos, cobran importancia, la definición del enemigo, de la contradicción fundamental y principal, de los agrupamientos de las distintas fuerzas sociales, de las condiciones subjetivas, y por eso fueron contemplados en cada momento. Determinar cuáles son los sectores sociales enfrentados, cómo se agrupan unos contra otros y cuáles serán sus comportamientos, es lo que nos aproxima a una definición adecuada de la etapa que nos permita diseñar una política efectiva. Desde nuestro Primer Encuentro Nacional (1996) hemos definido que la etapa era de defensiva estratégica y fundamentábamos esta caracterización en la situación política dada, donde los sectores dominantes estaban dominando sin mayores escollos, concretando la entrega más despiadada del capital social acumulado de los argentinos, incluso adecuando las herramientas de dominación (el Estado) a la nueva geografía que iban creando con sus políticas de hambre y miseria. Que esta entrega iba consumándose con niveles importantes de consenso en vastos sectores que objetivamente encolumnamos en el campo de las fuerzas revolucionarias. También definíamos que esto lo concretaban no sin dejar de encontrar conatos de Resistencia, que a veces cobraban dimensiones de epopeyas. Y basados en estos elementos podíamos definir que la política más adecuada no era “desensillar hasta que aclare”, mucho menos acompañar la “corriente histórica”, sino enfrentarla en ofensivas activas que irían alimentando el necesario objetivo táctico que nos planteamos que fue construir y alimentar la Resistencia. LA VÍA Definir la etapa, tener presentes los distintos elementos políticos que contemplamos a la hora de asumir estas definiciones son las variables que nos condicionan para señalar la vía principal (no excluyente) de desarrollo de la acción revolucionaria. Y en ese sentido fue que consignamos que el camino es insurreccional atendiendo a contener todos los caminos y vías de los argentinos que luchan, y para eso, para ser capaces de recorrer ese camino que es la Insurrección Popular Armada es que vamos preparando organizaciones populares y de masas capaces de asumir formas de organización y disciplina que les permitan calificar adecuadamente un proceso de Rebelión Popular victorioso. La Historia Argentina nos ofrece referencias concretas a las formas más efectivas de concretar los anhelos populares, remontándonos a la resistencia de los pueblos originarios al colonialismo español, los combates de Buenos Aires y toda la Ribera contra las invasiones inglesas, el surgimiento de las primeras formaciones militares que ya entonces fueron necesarias; la Revolución de Mayo, las luchas de las montoneras, la irrupción de las nuevas capas sociales enfrentando la degradación del estado oligárquico en 1890, la irrupción a la vida política de las capas obreras en 1945, la historia misma de la Resistencia contra las dictaduras que parieron gestas como las puebladas de Córdoba, Rosario y principales ciudades en los finales de los 60 y principios de los 70; los piquetes, y finalmente el 19 y 20 de diciembre de 2001 son simplemente referencias ineludibles que trazan un camino, una conducta política de las masas nacionales en su búsqueda por la definitiva independencia social y política. Son las referencias que consideramos a la hora de sustentar el camino insurreccional, que contempla el protagonismo de las masas en cada una de las etapas de la guerra revolucionaria. LA ESTRATEGIA Y EL CARÁCTER DE LA REVOLUCIÓN La definición del camino a seguir, de los objetivos a conquistar en nuestro derrotero hacia la construcción del socialismo, constituye la estrategia de nuestra Organización. Y esta permanecerá intocada en la medida en que no se modifiquen las contradicciones principales o la disposición de las fuerzas sociales enfrentadas. Para sustentar tamañas definiciones, es obvio que no sólo hay que contemplar el escenario de la lucha de clases en el país, sino atender a las condiciones internacionales. Por ejemplo si existe un país o un bloque de países que por estar objetivamente enfrentados al Imperialismo sean capaces de contribuir con su comercio exterior, su política y su desarrollo científico y tecnológico al afianzamiento de la Revolución. Si hay un país o grupo de países con desarrollo militar dispuesto a colaborar en la defensa de un proceso revolucionario ante la agresión de países imperiales y hostiles. Y en este sentido podemos referirnos al polo que conforman Venezuela y Cuba, considerando además el poder de presión y la capacidad de maniobra de un país rico en petróleo como la República Bolivariana de Venezuela. La definición de la contradicción principal y de la forma de resolverla es lo que determina el carácter de una Revolución. En nuestro caso, al tratarse de un país semi-colonial eso otorga un carácter Antiimperialista; al tratarse de un régimen de gerenciadores de la entrega eso impone la necesidad de producir una revolución Democrática; y el hecho de que tiene que tratarse de una Revolución que exprese no a uno sino a vastos sectores del Pueblo es lo que le otorga un carácter Popular. También la evaluación y proyección de cómo irán resolviéndose las distintas contradicciones nos indican que se trata de una guerra larga, que no estamos hablando de una victoria inmediata, que serán años de preparación y de lucha. LA CUESTIÓN DE LA VIOLENCIA Por qué es necesario que desarrollemos la táctica de legitimar la violencia popular. Claramente tiene que ver con que proyectamos que en el desarrollo del enfrentamiento social revolucionario, las clases dominantes se defenderán y atacarán a las fuerzas populares con la crueldad que todos conocemos a lo largo de la historia. Ya el Che claramente y sin dejar lugar a exégesis distorsionadoras señaló que la liberación de los Pueblos se resuelve únicamente en el terreno de la violencia: “Es absolutamente justo evitar todo sacrificio inútil. Por eso es tan importante el esclarecimiento de las posibilidades efectivas que tiene la América dependiente de liberarse en formas pacíficas. Para nosotros está clara la solución de este interrogante; podrá ser o no el momento actual el indicado para iniciar la lucha, pero no podemos hacernos ninguna ilusión, ni tenemos derecho a ello, de lograr la libertad sin combatir. Y los combates no serán meras luchas callejeras de piedras contra gases lacrimógenos, ni de huelgas generales pacíficas; ni será la lucha de un pueblo enfurecido que destruya en dos o tres días el andamiaje represivo de las oligarquías gobernantes; será una lucha larga, cruenta, donde su frente estará en los refugios guerrilleros, en las ciudades, en las casas de los combatientes donde la represión irá buscando víctimas fáciles entre sus familiares, en la población campesina masacrada, en las aldeas o ciudades destruidas por el bombardeo enemigo. Nos empujan a esa lucha; no hay más remedio que prepararla y decidirse a emprenderla. Los comienzos no serán fáciles; serán sumamente difíciles. Toda la capacidad de represión, toda la capacidad de brutalidad y demagogia de las oligarquías se pondrá al servicio de su causa.” Toda la doctrina marxista determina que en la historia de los Pueblos los grandes problemas, las definiciones de las contradicciones, se resuelven por la fuerza. Nuestro Pueblo tiene en su historia reciente tremendas y profundas heridas de la última batalla militar a escala de masas que encarnó como fue la lucha que libramos los argentinos en los años 70. Esto ha dejado sensibles defensas que el dolor y el temor a veces convierten en pacifismo, sepultando la inmensa experiencia que se hizo de Organización y desafío al Poder. La brutalidad de la reacción a veces nubla la vista a la hora de ver la vulnerabilidad del enemigo, la posibilidad de la victoria Popular. Por ello una cuestión tan elemental como la autodefensa, escalón primero de la calificación militar del Pueblo, cuesta tanto muchas veces explicarla, mucho más ejercerla y hay quienes pretenden imputar penalmente a los piqueteros que apedreaban a los sicarios y justifican los fusilamientos de Puente Pueyrredón. No se trata de justificar la violencia popular señalando la naturaleza bestial del régimen, eso las grandes masas lo conocen porque lo padecen. Tampoco se trata de justificar las reacciones de indignación popular frente a la perversión e impunidad de los que mandan, eso también las grandes masas lo conocen. Se trata de incorporar la violencia popular, que no es otra cosa que ejercicio concreto del poder popular, como un elemento más en el escenario político que en términos subjetivos redundará en un salto en la conciencia política de las masas. En “Dos tácticas de la socialdemocracia en la revolución democrática” (jun-jul de 1905) el estratega soviético nos señala que cuando se trata de derrocar a un régimen reaccionario pasa a un primer plano la estrategia de la insurrección armada, y las tareas de formar las herramientas para concretar dicha empresa. Y cuando hablamos de violencia popular estamos hablando no solamente de los hechos que protagonizan las masas, sino que también hablamos de los hechos que por su contenido, sus objetivos y su inspiración, pueden caracterizarse como “populares”. El complejo dispositivo de las fuerzas populares no simplemente contempla las batallas callejeras de grandes masas militarizadas contra los sicarios de un régimen en descomposición, sino además observa operaciones militares complejas ejecutadas por cuerpos formados para tal efecto obviamente inspirados en una misma estrategia. Por ello no sólo se trata de disputar en el plano ideológico el monopolio de la fuerza en manos del estado, que es lo que hacemos cuando portamos palos y gomeras como “armamento rudimentario popular”. Sino además de ir abonando un camino de calificación operativa de cuerpos formados a tal efecto. De dar señales al Pueblo o a parcelas del mismo, de que se los puede golpear, de mostrar una forma operativa capaz de ser tomada por sectores revolucionarios y reproducida, de demostrar que el enemigo no es invulnerable. Finalmente se trata de construir confianza en la organización popular, en que las masas sean conscientes que la organización también las protege frente a los golpes del enemigo, en combatir contra la funesta idea de miles de mujeres y hombres desarmados masacrados por los aparatos represivos del estado en descomposición. No se trata de ofrecer mártires sino de golpearlos a ellos. En ese camino claro que iremos aprendiendo y sufriendo reveses. Las revoluciones no son paseos. “Eso significa una guerra larga. Y lo repetimos una vez más, una guerra cruel. Que nadie se engañe cuando la vaya a iniciar y que nadie vacile en iniciarla por temor a los resultados que pueda traer para su pueblo. Es casi la única esperanza de victoria.” Che. PERÍODOS DE REFLUJO No hay que engañarse ni en la duración ni en los alcances de los períodos de legalidad donde se pueden explotar la propaganda, la agitación y la organización. Esos períodos duran lo que tardamos en fortalecernos para golpearlos. Inmediatamente a que los sectores revolucionarios o simplemente las masas plantean situaciones de inestabilidad política, se producen las represiones y se acotan los resquicios de legalidad que antes ofrecían como trofeos democráticos. Nosotros, cuando vemos las leyes objetivas del Materialismo Histórico que definen el comportamiento de las fuerzas sociales, advertimos que hay períodos de auge y otros de estancamiento y aún de retroceso en las luchas de las masas. Claro que siempre en la concepción de la espiral ascendente de modo que cada nueva etapa, sea de auge de lucha de masas o pacífica, se sostiene sobre la experiencia ya realizada, por lo tanto siempre existe acumulación política, experiencia. Nosotros los hemos definido como movimientos de flujo y reflujo, y hemos determinado cuál es el rol de los sectores de vanguardia para cada uno de estos períodos. (ver “Rol de la Vanguardia” 1996) Estos períodos entonces además de imponerle a los sectores combativos intentar sostener el nivel de enfrentamiento con el régimen, importan fundamentalmente un profundo y acelerado proceso de organización, de consolidación orgánica, de formación y promoción de cuadros, de desarrollo de despliegue en el seno de las masas, de formidables potencialidades en la propaganda política y en la agitación. Desaprovechar estas instancias pacíficas, no concretar una profusa tarea de formación, organización y agitación y propaganda puede significar condenar a un fracaso anticipado a una Organización a la hora de ser llamada a involucrarse en la conducción de un período de auge. Lo sabemos bien los argentinos, la ausencia y-o insuficiencia en el desarrollo del elemento subjetivo es la que dilapida los titánicos esfuerzos de las masas cuando protagonizan explosiones sociales que luego son reencauzadas por el mismo régimen que provoca dichas explosiones. TÁCTICA Lo único que modifica la estrategia es un cambio en el enemigo estratégico o en la contradicción principal y-o fundamental. La táctica, en cambio se modifica conforme se va desarrollando la estrategia. Determina la táctica el agrupamiento entre sectores en pugna, las alianzas, las formas en que el régimen ejercita su dominación (legales o represivas), etc. Es claro, sin embargo, que el objetivo de cada táctica planteada es abonar el desarrollo de la estrategia, y en esa inspiración se concibe. Pero hay que ser cuidadoso a la hora de definir tácticas para no condenar al fracaso nuestra política. Anclar en el estado de ánimo de las masas nuestros procesamientos, anquilosarlos en el sentir de la gente, es condenarnos a movernos empujados por cuestiones altamente inestables desde lo emocional y lo político y no decidirnos a ser vanguardia revolucionaria. Pero también hay que ser lo suficientemente sensatos como para no lanzar consignas que las masas no estén en condiciones de adoptar. Hay que comprender las maniobras que desarrolla el enemigo y qué dimensión cobran en la estrategia de uno o de otro. Así, después de diciembre del 2001 era central para el régimen recomponer los lazos y mecanismos de dominación, aunque con otras formas; recomponer la erosionada credibilidad en las instituciones democrático burguesas; construir nuevamente la gobernabilidad. Volver a poder seguir dominando como lo venían haciendo. En esto aplicó y jugó sus más importantes fichas. Claramente sus intenciones estratégicas se oponían a las nuestras de provocar la crisis. Por lo dicho es que seguimos sosteniendo la táctica de provocar la crisis, de legitimar la violencia popular y de construir la unidad de los que luchan y resisten para forjar un ejército político que sea capaz de conducir a nuestro Pueblo a la Victoria. Para esto también desarrollamos la política de construir nuestra Organización, para desde ella aportar a la gestación y alumbramiento de un verdadero ejército permanente de luchadores probados. Hay un elemento que en general la vanidad de las pretendidas vanguardias deja de considerarlo pero que el mismo Lenin en “La enfermedad infantil del 'izquierdismo' en el comunismo” (Junio de 1920) definió claramente como necesario para el desarrollo de una estrategia y tácticas efectivas, es la experiencia de los movimientos revolucionarios, y con esto nos referimos a la solidez política que sea capaz de ofrecer una vanguardia dada en función de su experiencia política, de haber transitado y construido la estrategia y no de aparecer en escena por un golpe de suerte. Así QUEBRACHO viene a abonar con su conducta política a la construcción del “ejército permanente de luchadores probados” según Lenin definía a la vanguardia, que para ser tal necesariamente debía haber demostrado a las masas una conducta determinada y permanente de consecuencia, para desde ahí aportar a edificar el “ejército político” que ya definiéramos tantas veces y que consignaran no sólo Lenin sino Santucho y los grandes doctrinarios de la Revolución, refiriéndose al concepto de las fuerzas sociales reales determinadas y encauzadas en una estrategia revolucionaria. Es importante remarcar esto, no basta la alianza de clases ni de organizaciones políticas sino es al abrigo de una y no de varias estrategias, o lo que sería peor de ninguna. NATURALEZA POLÍTICA DE QUEBRACHO Por la inmensa cantidad de tareas que todavía debemos desarrollar, por las características del enfrentamiento de hoy en la Argentina y principalmente por su dinámica de construcción, crecimiento y relacionamiento con las grandes masas, sostenemos que Quebracho es una Organización de masas con cuadros políticos. Esto es a los efectos de determinar claramente que no se trata de un Partido Revolucionario de Vanguardia, aunque entendemos que es necesario que dicha herramienta exista. Quebracho pretende aglutinar luchadores consecuentes y probados para alimentar la política que aquí ha sido planteada. Pretende además formar cuadros integrales para la estrategia insurreccional. Y tiene como objetivo claro construir herramientas de masas capaces de transitar esta estrategia y de promoverla y las herramientas que sean necesarias. Bajo ningún aspecto consideramos a nuestra Organización como Organización de vanguardia y menos como La Vanguardia. Esa petulancia pestilente la dejamos para quienes todos ya conocemos y que han demostrado hasta aquí en mas o menos décadas de trabajo político su rotundo fracaso. Entendemos que hay que construir una Organización de vanguardia, capaz de plantear de cara al pueblo una estrategia de victoria pero para lograr eso debemos llegar desde las distintas experiencias que estamos desarrollando y que van abonando esta estrategia. La Unidad de los que luchan y resisten no es una pose banal sino una necesidad para calificar óptimamente cualquier herramienta que se genere. Nosotros creemos que seguramente se tratará de un Frente que contenga a las distintas corrientes históricas en las que se enrolaron importantes sectores del Pueblo y albergue además a las nuevas experiencias políticas organizadas. Nada de esto debe ir en desmedro de la vocación de poder y la aplicación de una política de desgaste y erosión del régimen por parte de nuestra Organización, al contrario, únicamente en la aplicación de tal línea es que nos garantizaremos la posibilidad histórica de poder aportar significativamente a la construcción de esa herramienta. Quebracho no reviste un carácter de existencia estratégico. Las herramientas de masas combativas importan mayor trascendencia que nuestra misma Organización, así es cómo comprendemos el proceso político histórico. Esto sin dejar de comprender que sin una inteligencia política las herramientas de masas combativas pueden ir derecho a un catastrófico naufragio, se trata de ser efectivos en todos los planos de la construcción del dispositivo revolucionario. LA ETAPA Por si fuera necesario definir, después de lo dicho, vamos a intentar delimitar la caracterización de la etapa actual que transitamos. Se ha repetido hasta el hartazgo la clásica formulación de una situación revolucionaria, cual es la que reza que los de arriba no pueden seguir gobernando como hasta ahora y los de abajo no quieren seguir viviendo como hasta entonces. Estos institutos se presentan en la Argentina desde el 2000 por lo menos, pero para que esta situación desemboque en Revolución hace falta una vanguardia que conduzca al conjunto y proponga una salida política. Sin ese elemento fundamental estas situaciones pueden permanecer en el tiempo por años y ser recurrentemente resueltas por distintas variables del régimen. Nosotros ya en el 4º Encuentro Nacional de Quebracho definíamos que el Argentinazo de diciembre del 2001 abría en nuestro país una situación de inestabilidad donde ya nada volverá a ser como era. Más allá de que el régimen siga desarrollando su estrategia de recomposición de la dominación, hay elementos que han quedado para siempre impresos en el nivel de conciencia política de las masas como son el desprecio de la institucionalidad burguesa y sus personeros, la definición de la contradicción principal asumiendo la consigna de No pago de la deuda externa y una experiencia en el ejercicio del poder de las masas movilizadas y de las limitaciones de esto sin contar con una organización calificada para comandar semejante situación. Por esto no es que ha cambiado la naturaleza de la etapa, se han modificado algunos agrupamientos en el seno del Pueblo y se han acentuado disensiones en el seno de las clases dominantes pero con el límite de sus peleas puesto en la gobernabilidad. El régimen ha logrado cooptar momentáneamente formidables fuerzas populares que han alimentado la Resistencia y que hoy están neutralizadas por la política de cooptación del kirchnerismo. El Movimiento Obrero, después de la experiencia de oposición a la Alianza, se ha vuelto a trabar en el desarrollo de su combatividad por los cepos políticos e ideológicos que les imponen las direcciones burocratizadas y reaccionarias que tienen hoy gran parte de las agremiaciones de trabajadores. No obstante esto la miseria y las penalidades de la gente son tan profundas que los trabajadores van encontrando resquicios para desarrollar experiencias combativas muy saludables y victoriosas. El elemento que sigue estando ausente es lo que llamamos en nuestro 1º Encuentro orfandad política, el elemento subjetivo, la política con vocación de poder y con voluntad revolucionaria. Sin esto, como ya señaló John William Cooke, el clima de rebeldías puede desarrollarse en el tiempo sin afectar jamás al régimen que las provoca, sometiendo a las masas a una gimnasia desgastante e inconducente. Este es el elemento que sigue signando a la etapa en el marco de la defensiva estratégica, porque aún en un equilibrio, en un nivel alto de inestabilidad del régimen de dominación, en el agotamiento de parte de las clases dominantes para continuar dominando como lo vienen haciendo, la ausencia de la alternativa popular y revolucionaria condena ese equilibrio a seguras derrotas. II. SITUACIÓN POLÍTICA NACIONAL Muchos acontecimientos han sucedido en la realidad de la lucha de clases en nuestra Patria desde que hiciéramos el último Encuentro Nacional, allá por junio de 2003. Kirchner hacía sólo un mes que había asumido el gobierno y la sombra del 19 y 20 de diciembre de 2001 y del 26 de junio de 2002 estaba muy presente como expresiones claras de confrontación entre el pueblo y el régimen. Con la asunción de Kirchner culminaba la maniobra de reacomodamiento político de las clases dominantes tanto en relación con la renegociación de la dominación colonial y del reparto del saqueo de nuestras riquezas entre las distintas expresiones del imperialismo y los monopolios, como en relación a la crisis de gobernabilidad condensada en la consigna “que se vayan todos”. Culminaba una maniobra, relativamente exitosa para el régimen, pero al mismo tiempo se inició un nuevo período de la lucha de clases. Como decíamos anteriormente, se inició una etapa de inestabilidad política por parte del Régimen, en donde se sucederán crecientes períodos de crisis recurrentes y crecientes de dominación, ya que la institucionalidad está siendo cuestionada por el Pueblo Argentino. Lo que sigue es la puntualización de los elementos que caracterizan la situación de estos dos años transcurridos desde entonces. SE HA PROFUNDIZADO LA LUCHA DE CLASES Los focos de conflicto se han multiplicado y se ha profundizado el carácter represivo del régimen. Son cada vez más los episodios de enfrentamiento violento entre las masas populares que resisten el ajuste y herramientas del gobierno (sean institucionales o subalternas, de gobiernos nacionales o provinciales), el régimen ha ido reformando su marco jurídico para configurar un Estado crecientemente policial y el número de presos políticos y luchadores populares procesados ha aumentado en estos dos años. DEL CAMPO DE LAS CLASES DOMINANTES EL GOBIERNO DE KIRCHNER CONSTITUYE EL CONTINUISMO EN LA POLÍTICA DE LAS CLASES DOMINANTES La continuidad jurídica del saqueo de nuestras riquezas, con el reconocimiento y pago de la ilegítima y fraudulenta deuda externa, con la “compensación” a los bancos por el megafraude contra los ahorristas, con el salvataje a las AFJPs; con la renegociación y no rescisión y reestatización de los contratos con las “privatizadas”, con el ajuste presupuestario para pagar la deuda externa, entre otros elementos, muestran claramente que este gobierno sirve a los mismos monopolios que fueron y son los artífices y ejecutores de la depredación de nuestra Patria. LA REFINANCIACIÓN DE LA DEUDA EXTERNA CONSTITUYE UNA NUEVA CONSAGRACIÓN DE LA COLONIZACIÓN DE NUESTRA PATRIA Defraudando sucesivamente sus propias promesas, contradiciendo la encendida retórica fondomonetarista, al mismo tiempo que pagaba vencimientos a los organismos internacionales de la usura que luego éstos no reembolsaban violando los acuerdos firmados, sucesivamente Kirchner fue cediendo en el proceso de renegociación de los bonos en default. Prometió una quita que después terminó siendo mucho menor; prometió que no se subiría el superávit fiscal para el pago de la deuda y sucesivamente lo fue subiendo; prometió que no habría pago en efectivo y hubo pago en efectivo; prometió que se saldría del default y el acuerdo al que se llegó muestra claramente que en el futuro se llegará a un nuevo default porque lo que Argentina teóricamente debería pagar es imposible de cumplir. SE HA PROFUNDIZADO LA ECONOMÍA EXPORTADORA, QUE NO ES OTRA COSA QUE EL AUMENTO DEL SAQUEO DE NUESTRAS RIQUEZAS POR LOS EXTRANJEROS La política del dólar alto y los salarios bajos representa la expresión monetaria del crecimiento económico destinado a los monopolios exportadores y a los acreedores externos. Crece la riqueza total producida en Argentina pero disminuye la riqueza en manos de los argentinos y aumenta relativa y absolutamente la riqueza que los monopolios transnacionales y la usura internacional se llevan de nuestra tierra. SE HA PROFUNDIZADO LA EXTRANJERIZACIÓN DE LOS MEDIOS DE PRODUCCIÓN Con la devaluación la Argentina se “abarató”. Esto desató un proceso de adquisición de nuestros medios de producción por parte de los extranjeros que compraron barato tanto tierras altamente productivas como las grandes empresas monopólicas que aún estaban en manos de capitalistas nativos. Este proceso se articuló y le dio continuidad al proceso de enajenación de la riqueza y los medios de producción estatales operado por el menemismo en el tiempo de la convertibilidad. HA CRECIDO LA TASA DE EXPLOTACIÓN Y LA TASA DE DEPREDACIÓN DE NUESTRA RIQUEZA En términos económicos, la ecuación de la explotación y el saqueo de la riqueza nacional luego de la caída de De la Rúa ha cambiado. Si antes había salarios en dólares más altos pero creciente parálisis productiva y alta desocupación; hoy hay bajos salarios en dólares pero un relanzamiento productivo y una reducción de la desocupación. Perversamente, hoy el saqueo es más acentuado pero el régimen presenta la disminución de la desocupación y la realidad del crecimiento económico como victorias políticas, cuando en los hechos lo que hay es un aumento en la tasa de explotación y en la tasa de depredación de nuestros recursos. Las políticas de devastación de nuestros recursos naturales es una de las formas que adopta el saqueo imperialista en nuestra patria. Estas políticas son llevadas adelante por el gobierno nacional así como por los gobiernos provinciales (por ejemplo, la negociación directa de los gobernadores con las empresas transnacionales y la Embajada yanqui). EL KIRCHNERISMO REPRESENTA UNA REFORMULACIÓN DEL MODELO DE DOMINACIÓN Si hoy se pudiera llegar a afirmar que el neoliberalismo ha sido superado y negado por la Historia, eso no significa que las clases dominantes hayan sido derrotadas, ni que en lo sustancial el neocolonialismo no sigue aplicándose, aunque no de la forma prototípica en que lo conocimos durante el menemismo. El “neoliberalismo” es una particular e histórica forma de ejercicio del poder por parte del imperialismo, en su momento de mayor auge y de restauración después de la debacle de la Unión Soviética. La brutalidad y la franqueza del ejercicio del poder durante el predominio neoliberal hoy, luego de la reacción de las masas populares y de la demostración práctica de la falsedad e inviabilidad política de sus premisas, debió ser reemplazada por otras formas. En este sentido hoy el kirchnerismo expresa la admisión de la intervención del Estado en el área económica no sólo en el fomento de la concentración monopólica (única función económica durante el neoliberalismo) sino también en la amortiguación de las contradicciones objetivas y en el disciplinamiento de determinadas fracciones de la burguesía y la contención de la furia popular. EL GOBIERNO HA LOGRADO MANTENER IMPORTANTES NIVELES DE CONSENSO SOCIAL Y CONSIDERABLES SECTORES DE LA RESISTENCIA HAN SIDO COOPTADOS POR KIRCHNER Una de las necesidades imperiosas de la recomposición del régimen es la de recuperar base de sustentación social. En este sentido la inflamada retórica nacionalista, setentista y progresista de Kirchner (impuesta, en tanto adaptación oportunista, por el nivel de conciencia política alcanzado por las masas populares), el manejo casi monopólico de los medios de comunicación (que ocultan sistemáticamente los procesos de lucha que se dan a lo largo de nuestro país), las dádivas y el manejo discrecional y demagógico de los ingentes recursos del superávit fiscal, algunas medidas que se salen del unilateralismo neoliberal adoptadas por el gobierno en el plano de los Derechos Humanos y en otros planos, y la amigable relación con Chávez, entre otros factores, le han permitido cooptar a una parte nada despreciable de referentes, actores y organizaciones de la Resistencia y obtener y mantener ciertos niveles de consenso. EN LAS ELECCIONES NACIONALES LEGISLATIVAS DE OCTUBRE EL RÉGIMEN SE REAFIRMARÁ COMO EXPRESIÓN DEL CONTINUISMO OLIGÁRQUICO Un factor a tener en cuenta, en cuanto a la recomposición de la gobernabilidad, son las próximas elecciones nacionales. En este sentido, después de octubre el gobierno tendrá una definición más clara hacia la derecha, con los acuerdos con las privatizadas para realizar tarifazos, con el incremento en la represión (esto ligado también a la Cumbre de las Américas), etc. Este análisis está en contraposición al discurso de muchas organizaciones, antes del campo popular y hoy kirchneristas, que plantean que el gobierno está esperando tomar fuerza en las elecciones nacionales para definir su política de izquierda. SE HA AVANZADO CONSIDERABLEMENTE EN LA REFORMULACIÓN REPRESIVA DEL MARCO JURÍDICO DEL RÉGIMEN Aprovechando todas las coyunturas que se presentaron, el kirchnerismo las utilizó provechosamente para construir un marco jurídico mucho más represivo contra los pobres y contra las expresiones de lucha de los oprimidos. Así aprovechó la ola de secuestros y la ola Blumberg para dar varias vueltas de tuerca en este sentido. Por otra parte, siguiendo las directivas imperiales, se avanzó en la legislación “antiterrorista”, que no es otra cosa que legislación contrarrevolucionaria y la implementación de un nuevo plan Cóndor, una nueva internacionalización del accionar represivo contra los luchadores antiimperialistas. SE HA INTENSIFICADO LA REPRESIÓN SOBRE LAS LUCHAS POPULARES EN ASCENSO Y LA PERSECUSIÓN POLÍTICA SOBRE LOS LUCHADORES Los procesados y presos políticos crecen en número al punto de que este gobierno ha pasado a ser el que más presos políticos ha tenido desde la vuelta de la democracia. Al mismo tiempo, son habituales las campañas de demonización de los sectores que hacen de punta de lanza de la resistencia, campañas ejecutadas a coro por el gobierno y por los grandes medios de comunicación. Primero fueron los piqueteros y ahora son los trabajadores ocupados. “Vagos”, “extorsionadores”, “terroristas”, son algunos de los adjetivos empleados por ministros o por el mismo presidente para descalificar a la Resistencia. LA “GOBERNABILIDAD”, ES DECIR, LA CAPACIDAD DEL RÉGIMEN DE REPRODUCIRSE Y DE EJERCER EL PODER CON EFECTIVIDAD, SIGUE SIENDO MUY PRECARIA Y VULNERABLE El panorama descripto nos demuestra que si bien ha existido una apreciable recomposición política del régimen, las clases dominantes se encuentran pisando terreno muy resbaladizo, están sobre un mar de conflictos al que no les encuentran la forma de afrontar con efectividad debido a la inviabilidad estratégica de su modelo social capitalista, que genera y profundiza alocadamente las contradicciones objetivas. Todo esto ha hecho entrar al sistema social en una profunda e irremediable crisis organizativa, de la que sólo saldrá con la refundación revolucionaria de la sociedad. DEL CAMPO DEL PUEBLO GENERALIZACIÓN Y MULTIPLICACIÓN DE LOS FOCOS DE LUCHA POPULAR Tanto en su extensión geográfica como en la diversidad de sectores y en la naturaleza de las reivindicaciones la resistencia popular se ha generalizado. Desde los trabajadores ocupados a los desocupados, desde los pueblos y culturas originarias a sectores de capas medias, desde reivindicaciones salariales a ecológicas, desde padres afectados por el “gatillo fácil” a estudiantes secundarios, etc., una creciente cantidad de sectores sociales, aunque con picos y “alternándose” en los momentos que llevan a cabo la lucha, se encuentran protagonizando la resistencia. EL MOVIMIENTO POPULAR CARECE DE UNA CENTRALIZACIÓN Y UNIDAD EFECTIVA Y EN RELACIÓN CON ELLO SE MANTIENE POR AHORA LIMITADO AL PLANO ECONOMICISTA, REIVINDICATIVO Y SECTORIAL Es aquí donde se evidencian parte de los mayores atrasos del movimiento popular, atrasos que tienen que ver con la inexistencia de un órgano de coordinación centralizada de todos los actores de la resistencia, función que pretendió cumplir en otras épocas la CGT o la Mesa de Enlace CGT-CTA-CCC. Al mismo tiempo, la cooptación por parte del gobierno de organizaciones que antes estaban en la resistencia constituye un proceso de ruptura dentro del campo popular que, sumado a las características básicamente reivindicativas y a la parcialización de las luchas, han marcado un relativo estancamiento en el desarrollo de la lucha popular. EL MOVIMIENTO POPULAR CARECE DE UNIDAD POLÍTICA Relacionado con el punto anterior, esta situación es resultado de la inexistencia de una vanguardia política que tenga los atributos ideológicos, políticos y de desarrollo como para constituirse en referencia y centro de gravedad y conducción del proceso de unidad combativa del pueblo. HA EMERGIDO NUEVAMENTE EL MOVIMIENTO OBRERO COMO ACTOR PROTAGÓNICO DE LA RESISTENCIA Las luchas de los trabajadores ocupados se han multiplicado a lo largo y a lo ancho del país, ocupando el centro de la escena de la Resistencia. La conciencia de que es necesario luchar por el “reparto de la torta”, es decir, por beneficiarse del crecimiento económico, que redunda en ganancias empresarias y un abultado superávit fiscal, y la necesidad de defender los ingresos salariales que van siendo erosionados por una moderada pero persistente inflación, son elementos que alimentan el estado de ánimo de lucha de los sectores obreros. DENTRO DEL MOVIMIENTO OBRERO SE DESTACA EL ACTIVISMO DE LOS TRABAJADORES DEL ESTADO, TANTO ADMINISTRATIVOS, COMO DOCENTES Y TRABAJADORES DE LA SALUD Esto es así tanto por el número de luchas protagonizadas por éstos como por su escala y nivel de unidad. Al ser el Estado la patronal de más grandes dimensiones, y por su misma naturaleza política, los conflictos en estos sectores tienen escalas provinciales o nacionales y confrontan directamente con los responsables políticos de la conducción del país. HAN SURGIDO NUEVAS CAMADAS DE DIRIGENTES POPULARES TANTO EN EL MOVIMIENTO OBRERO COMO EN EL MOVIMIENTO PIQUETERO, Y SE HAN REAFIRMADO FORMAS DE ORGANIZACIÓN CON MAYOR PARTICIPACIÓN DE LAS MASAS POPULARES En contra del inmovilismo burocrático y la traición de las “conducciones” tradicionales, las mismas masas han ido pariendo nuevas conducciones locales, nuevos cuerpos de delegados y comisiones internas que se han puesto a la cabeza de las luchas y que han sostenido tenaz y reiteradamente medidas de fuerza como paros y tomas, que han protagonizado cortes de ruta como en Santa Cruz, y que han enfrentado duras represiones. Al mismo tiempo se han reafirmado y desarrollado formas de democracia popular con el ejercicio de asambleas y jerarquización de cuerpos de delegados, formas de participación popular fundamentales para sostener la unidad y mantener con tenacidad las luchas, muchas veces aisladas y acosadas por el régimen. SE HAN REAFIRMADO LAS FORMAS DE LUCHA COMBATIVAS La creciente combatividad de la lucha popular se expresa en las formas de lucha: paros sostenidos férreamente en el tiempo, pedreas y enfrentamientos con las fuerzas represivas, cortes de ruta por tiempo indeterminado, o en vías centrales de comunicación, o llevados a cabo con reiteración, tomas de edificios, etc., son las formas de lucha que prevalecen y se reafirman frente a otras que resultan inconducentes frente a la insensibilidad gubernamental. SUBSISTENCIA DEL MOVIMIENTO PIQUETERO Y MANTENIMIENTO DE SU CAPACIDAD DE MOVILIZACIÓN No obstante las limitaciones de las conducciones, la cooptación de una parte importante del mismo desde el gobierno y la prédica derrotista de algunos que perdieron la confianza en la resistencia e insistieron en el deceso del movimiento piquetero, el mismo no ha podido ser desarticulado y mantiene una considerable capacidad de movilización. LAS CALLES SIGUEN SIENDO OCUPADAS POR LA MASAS EN RESISTENCIA, QUE HICIERON FRACASAR LOS PLANES DEL RÉGIMEN DE CONTROLAR LA CALLE El aluvión multitudinario de las masas desposeídas, que tienen una creciente conciencia en que hay que luchar y en que hay que confiar en las propias fuerzas, no ha podido ser contenido ni disuadido por los sucesivos dispositivos de contención ideológica, disuasiva y represiva del régimen. III. SITUACIÓN POLÍTICA INTERNACIONAL EXISTE UN CRECIENTE CUESTIONAMIENTO DE LA HEGEMONÍA DEL IMPERIALISMO El imperialismo está en crisis, con múltiples conflictos a nivel mundial, los cuales no tiene la capacidad de resolver sino que, por el contrario, se van agudizando y le van generando costos militares, económicos y políticos. La persistente resistencia de los pueblos de Irak y Afganistán, las elecciones en Irán donde vencieron las fuerzas antiimperialistas, la forzada retirada israelí de parte de los territorios palestinos, la guerra instalada en las metrópolis imperiales con los atentados y los reveses militares en los frentes, las derrotas políticas de varios de los aliados de los Estados Unidos y su aislamiento político en la comunidad internacional, constituyen ejemplos claros de su vulnerabilidad y de la oposición cada vez mayor de los pueblos hacia la dominación imperialista. Al mismo tiempo, la emergencia de nuevas potencias económicas que disputan los mercados internacionales son nuevas fuentes de fricción contra la pretensión de dominio unilateral de la decadente potencia yanqui. EL ALCA HA FRACASADO TAL COMO ESTABA CONCEBIDO Es evidente que el Área de Libre Comercio de las Américas ha fracasado como proyecto de anexión de Latinoamérica a la economía norteamericana. De acuerdo al cronograma y los objetivos que los principales impulsores de esta iniciativa se habían propuesto, la realidad muestra que hasta hoy no han podido materializarlo y que las perspectivas para el futuro son de difícil concreción. Descontando a Venezuela, que junto con Cuba ha lanzado el ALBA (Alternativa Bolivariana para América), uno de los principales escollos es Brasil, que por el momento se ha venido oponiendo al ALCA. No obstante ello los Estados Unidos han avanzado en múltiples acuerdos bilaterales de libre comercio con numerosos países de América Latina. VENEZUELA Y CUBA HAN CONFORMADO Y CONSOLIDADO UN POLO ANTIIMPERIALISTA Con la conformación del ALBA y con la concreción de vastos acuerdos políticos, económicos, culturales y militares, Cuba y Venezuela se han constituido en un polo antiiperialista único, gravitando cada vez con mayor peso en toda América Latina. Esto cobra mayor significación si tenemos en cuenta que Venezuela es uno de los principales productores y exportadores de petróleo y el principal exportador de hidrocarburos a los Estados Unidos. EN AMÉRICA LATINA SE PRODUCEN IMPORTANTES PROCESOS DE RESISTENCIA DE LAS MASAS POPULARES CONTRA LOS GOBIERNOS BURGUESES SEMICOLONIALES Varios presidentes fueron volteados por procesos de rebelión popular, como los casos de Ecuador con Gutiérrez y Bolivia con Sánchez de Losada y con Mesa, todos aliados de los EEUU en la región. En estos casos, pero especialmente en Bolivia, la resistencia popular tuvo un alto contenido político nacionalista en defensa de los recursos naturales. LA RESPUESTA DE LOS EEUU FRENTE A LA CRISIS DE SU HEGEMONÍA ES PROFUNDIZAR EL MILITARISMO Frente a esta situación política cada vez más complicada los Estados Unidos siguen adelante con sus planes de militarización estratégica, no sólo en lo que tiene que ver con el desarrollo de la infiltración militar a partir de ejercicios conjuntos y bases militares francas o encubiertas, sino además con el destacamento de creciente número de tropas. En este sentido es notable el reciente apostamiento de más de 400 marines en el Paraguay y el apertrechamiento y acondicionamiento de aeropuertos y bases en ese país, tanto apuntando a intervenir en la “inestable” Bolivia como sentando presencia para disputar y controlar los ingentes recursos naturales de Sudamérica. LOS GOBIERNOS “PROGRESISTAS” CONSTITUYEN UNA NUEVA EXPRESIÓN DE LAS POLÍTICAS IMPERIALES E INTENTAN ERIGIRSE EN BARRERAS ESTRATÉGICAS CONTRA LA EXPANSIÓN CONTINENTAL DE LA REVOLUCIÓN BOLIVARIANA Y DE TODO OTRO PROCESO REVOLUCIONARIO EN LA REGIÓN Los gobiernos “progresistas” de Brasil, Argentina, Uruguay y Chile, si bien expresan algunas contradicciones con la política de los Estados Unidos, en términos ideológicos y políticos representan la reformulación del modelo de dominación imperial y se constituyen en agentes del Imperio en lo que a contención de alternativas genuinamente revolucionarias se refiere, llegado el momento. En este sentido se destaca el rol jugado por la Argentina de Kirchner en Bolivia y el envío de tropas a Haití como parte del dispositivo multilateral (EEUU, Francia y ONU) de invasión de ese hermano país de nuestra América, luego del golpe y secuestro operado por los yanquis contra Bertrand de Aristide. IV. FRENTE DE DESOCUPADOS Y TERRITORIAL LOS ÚLTIMOS AÑOS El movimiento de trabajadores desocupados, por su naturaleza social y por su protagonismo en la Resistencia, en los últimos años ha sido el actor más destacado del movimiento popular. Por su masividad en la movilización callejera, por su inserción territorial en los cordones de todas las grandes ciudades, por su representatividad y relación orgánica con los sectores más desposeídos de nuestro pueblo, por las formas de lucha que lo caracterizan. Así lo han entendido los personeros del régimen de dominación a la hora de llevar adelante sus maniobras de recomposición luego de los alzamientos populares que culminaron en el Argentinazo del 19 y 20 de diciembre de 2001. Y es por eso que, cuando abordamos la discusión respecto de la política y la línea a llevar a cabo en este frente de masas, la misma está absolutamente consustanciada con la discusión política general y debe atender permanentemente a las maniobras del régimen, tanto tácticas como estratégicas. Los objetivos del régimen para ir reconquistando posiciones políticas y de poder tienen que ver con ampliar sus bases sociales para salir del gran aislamiento que en su momento sintetizó la consigna “que se vayan todos”, y como contrapartida aislar a la vanguardias combativas tanto sociales como políticas, sometiéndolas a una estrategia de desgaste que por supuesto incluye un fuerte componente represivo. Tras ese objetivo de romper la alianza de sectores sociales que cuestionó la gobernabilidad hasta promediando el 2002, el duhaldismo, piloto de tormenta del régimen, emprendió una serie de batallas políticas. En ellas contó con la colaboración de distintas dirigencias supuestamente populares que implementaron una tregua social decisiva. Respecto a la maniobra de confrontación con el movimiento piquetero en particular, desde sus comienzos se destacaron en la misma, personajes como Atanasoff o Aníbal Fernández, y, en otros roles, el tándem D´ElíaCCC. Dicha campaña tuvo a los fusilamientos de Puente Pueyrredón como punto culminante. En el 2003 la estrategia contó con la oxigenación de una convocatoria electoral bastante efectiva en cuanto a respuesta del Pueblo pero con la debilidad de un gobierno que asumió con muy bajos (los más bajos de la historia) niveles de adhesión electoral. La operación contra el movimiento de desocupados se continuó entonces con una perversa maniobra de cooptación y captura de sectores hasta entonces enrolados en la Resistencia. Esta maniobra (montada sobre una situación económica objetivamente favorable a sus planes y que recién ahora muestra sino su fin, por lo menos sus limitaciones) resultó bastante efectiva, debilitando al bastión de la Resistencia Popular que estaba sosteniendo su presencia en las calles: el Movimiento Piquetero. Ya promediando el 2004, se profundiza la táctica de desgaste y cooptación. El grupo de organizaciones nucleadas en las distintas convocatorias de la Asamblea Nacional de Trabajadores ocupados y desocupados (ANT), del cual formó parte la CTD “Aníbal Verón”, llevó adelante, en ese marco, distintos planes de lucha que fueron tomando un cada vez más fuerte carácter defensivo y entrando en una dinámica más “marchista” que “piquetera”. El gobierno pudo manipular los enfrentamientos en Legislatura porteña para dar una vuelta de tuerca en el aspecto represivo (expresada en el pase a control de Aníbal Fernández de todo el aparato represivo) y expresó el carácter de la nueva situación, primero chocando abiertamente contra la movilización de repudio a la presencia del presidente del FMI, el 31 de agosto, y después reprimiendo salvajemente la desconcentración, encarcelando más de 100 compañeros en las primeras horas y luego manteniendo compañeros presos y persiguiendo a otros. Paralelamente, y con similares características, también reprimieron y encarcelaron compañeros en Caleta Olivia. El carácter de la situación también se expresó en el aislamiento y el silencio vergonzante con que distintos sectores rodearon estos hechos. Empujadas por la ofensiva kirchnerista sobre toda organización que no se pliegue directamente al oficialismo y, en cierta medida, concientes del carácter estratégico de las ambiciones del gobierno, las organizaciones piqueteras realizan durante los primeros meses del 2005 un trabajoso proceso de acercamiento. Sin embargo, por limitaciones propias de ese espacio unitario y por otras, producto de la política del enemigo y las relaciones de fuerza objetivas, la lucha popular fue, cuando no directamente escondida por el aparato propagandístico del régimen, reducida a la idea social de “un problema de tránsito”, un problema de “orden”, tal cual venía pretendiendo el sistema. Así borraban de la agenda política nacional los problemas estructurales que derivan de nuestro sometimiento al sistema de saqueo imperialista: el problema de la pobreza, el problema de la desocupación y la realidad de cada vez mayores sectores sociales rebelándose contra la actual distribución del ingreso. Kirchner, sumergido en plena batalla electoral, resuelve profundizar la vía de la represión abierta al movimiento popular sacando a la gendarmería a la calle para enfrentar a los piqueteros y avanzando sobre las libertades democráticas al intentar impedir o condicionar las movilizaciones, avanzando a una nueva fase en el cumplimiento de una de las misiones impuestas desde principios del 2002 por el régimen que no es otra que sacar al pueblo de las calles. LA COYUNTURA ACTUAL Desde abril de 2005, el espacio de unidad del movimiento piquetero opositor, conformado por la CTD “Aníbal Verón”, el Bloque Piquetero Nacional, la CCC, las FTC, el MTD “Aníbal Verón”, el Frente Darío Santillán y otras organizaciones, en un total de veinte aproximadamente, viene desarrollando un Plan de Lucha destinado a obtener la universalización de los subsidios de desempleo y el aumento del monto de los mismos a $350; esto debido a la absoluta inexistencia de condiciones económicas y estructurales que permitan, a más de dos años de asumido este gobierno, la generación de empleo para los millones de desocupados de nuestra Patria. La importancia estratégica de este proceso unitario trasciende, por supuesto, el marco de su programa reivindicativo. En la medida en que es y pueda ser protagonista de planes de lucha propios y articulador de distintas expresiones de lucha del movimiento popular, el desafío que debe ser capaz de asumir es sostener la presencia en la calle, mantener vivo el conflicto, asumir la continuidad de la Resistencia. Si bien los acuerdos alcanzados hasta ahora sólo han permitido una limitada vuelta al piquete y el corte de ruta y un escalonamiento demasiado espaciado, lo que todavía le permite al gobierno hacerse el otario respecto de los reclamos populares, la CTD “Aníbal Verón” participa de dicho Plan de Lucha entendiendo que la unidad es la herramienta que permitirá al conjunto del movimiento de desocupados reencontrar el camino de la progresiva ofensiva, el camino de las conquistas, y, ante el mantenimiento de las políticas de ajuste, de hambre, saqueo y desocupación, el camino de otro 19 y 20 de diciembre. En este marco político actualmente desfavorable, en particular para los desocupados, donde indudablemente el régimen ha avanzado sensiblemente en su recomposición política, el movimiento piquetero muestra a la vez su valor y sus limitaciones; su condición de herramienta valiosa y su condición de herramienta insuficiente, necesitada de ser superada por una herramienta superior, que la contenga pero que sea capaz de ser convocante y referente, conducción, de instancias superiores de lucha. No se trata, por supuesto, de ignorar ni las relaciones de fuerza ni el debilitamiento relativo de su capacidad de representación de los sectores populares agredidos por la estrategia de la dominación, pero nuestra obligación como revolucionarios es marcar que de no superar mezquindades y pequeñeces, de no asumir que si no ponemos más enérgica y agresivamente piedras en el despliegue de la estrategia enemiga, nos encontraremos nuevamente esperándolo todo de un recrudecimiento y una agudización de las luchas populares que, en un círculo vicioso, no pueden despegar sin que las dotemos de las herramientas organizativas necesarias. El acuerdo de las organizaciones piqueteras era acelerar el paso a partir del mes de julio del 2005, con cortes de múltiples accesos en Capital Federal y las rutas nacionales en todo el país; esto se hizo parcial, o en todo caso, insuficientemente. Por eso, no sólo debemos plantearnos la aceleración de los tiempos del Plan de Lucha, con medidas cada vez más cercanas entre sí, sino que debemos ir poniendo en el centro del escenario de la política argentina una fuerza que muestre el camino y canalice la desesperación creciente de las barriadas populares marginadas. Pero, para hacer eso necesitamos dar un profundo debate y hacer un replanteo, no sólo de los tiempos, sino de las formas de lucha. Nuestra lucha está estancada ante el dilema que el gobierno nos plantea; no expresamos políticamente la magnitud del genocidio económico y social que sigue descargándose sobre nuestro Pueblo, pero tampoco conseguimos expresar la encrucijada histórica que nos pone en cuestión como sociedad y como Patria. Para ir resolviendo este dilema debemos considerar que nuestra tarea no es sólo, ni principalmente, desestabilizar tácticamente al gobierno en sus planes de recomposición del régimen de dominación, sino desestabilizarlo estratégicamente. Para eso, debemos resolver permanentemente en forma feliz la ecuación “organización de lucha” y las todavía más complejas ecuaciones de nuestra relación con el conjunto del movimiento popular. Hemos construido una política que constituye un capital del Pueblo que debe ser puesto en juego permanentemente para no esfumarse, pero debe serlo con prudencia. La militancia popular, de izquierda, la auténticamente revolucionaria y antiimperialista de Argentina debe plantearse con urgencia una estrategia de desgaste y hostigamiento hacia el dispositivo que las fuerzas imperialistas despliegan con el objetivo de reconstruir la gobernabilidad que se vio cuestionada en los meses que tuvieron como eje diciembre de 2001. Probablemente la fortaleza de ese dispositivo sea más aparente que real, pero debe ser puesta en cuestión por el despliegue de una estrategia revolucionaria que no se limite de ningún modo a una actitud defensiva y pasiva sino que le presente desafíos para los cuales no tienen capacidad de respuesta, que los saque del terreno en que prefieren y eligen jugar el juego del poder. El hecho de que este gobierno haya batido récords de presos políticos, que haya vuelto a poner en vigencia plena la tortura hacia quien considera sus enemigos políticos no niega que, en general, su estrategia sea la del desgaste, desgaste que fatalmente acabará en represión generalizada y salvaje. Pero para llegar allí deben pasar por aquí: deben desgastar, aislar, cooptar, dividir, deben cercar para después aniquilar, rehuir la confrontación hasta que llegue su momento y se de en las condiciones que ellos intentarán determinar. Nuestra tarea es, entonces, montar una contra estrategia de confrontación lo más abierta y masiva posible y calificar el enfrentamiento con las formas de lucha que han caracterizado y deben caracterizar al movimiento piquetero, como el corte de ruta, las barricadas, las tomas de edificios, que tienen alto contenido insurreccional, toda vez que plantean una disputa por el control del territorio y una confrontación activa. Entonces, la línea de este frente de masas debe estar guiada por la necesidad de fortalecer y calificar la organización de desocupados y de asumir la importancia que tiene este frente en la estrategia revolucionaria y en su intervención en cada coyuntura concreta en el escenario político. Teniendo siempre presente que en esta etapa de la dominación imperialista, caracterizada por el predominio del capital financiero y el saqueo neocolonial, los estados nacionales que fueron tomando forma durante los siglos XIX y XX en América Latina sufren fuertes embates disgregatorios y las sociedades que los sustentan se articulan bajo el signo de la exclusión, todo lo cual hace que la lucha de los desocupados, su organización, asuma un carácter estratégico. LA CTD “ANÍBAL VERÓN” La CTD “Aníbal Verón” nació como una organización fundamentalmente piquetera, una organización de lucha, y como tal se ha venido estructurando y organizando, como tal se reconoce a sí misma; el tiempo y los hechos dirán si consigue o no estar a la altura, como herramienta organizativa de sectores del movimiento popular, de los desafíos que nos imponen los derechos pisoteados y las necesidades insatisfechas de nuestro pueblo. Pero una cosa tenemos claro: para todo el movimiento piquetero, para millones de argentinos nuevamente ignorados, despreciados y marginados por el continuismo de las políticas entreguistas, la hora de apretar los dientes y salir a jugarse el destino está cada vez más cerca, las condiciones más maduras. Este gobierno se parece a los anteriores no sólo en las caras, que son las mismas ya tristemente conocidas, sino también en unas cuantas cosas, entre las cuales se destaca la incapacidad para sacar las conclusiones apropiadas de las lecciones que el pueblo les da: cómo ya se vio con la famosa Alianza, cuando más grande la mentira, cuanta más se burlan las esperanzas populares, cuanto más chamuyo, más duro es el escarmiento. En este sentido, la CTD puede y debe jugar un importante rol como llave y como factor subjetivo dentro del bloque de resistencia social, desempeñando un rol de vanguardia tanto en lo que respecta al desarrollo y ejercicio de formas de lucha confrontativas como en lo que respecta a la construcción de la unidad con los demás sectores de la resistencia. Para todo ello, las tareas de construcción que como organización política debemos asumir, ejecutar e impulsar en su seno, haciendo los mayores esfuerzos para que sean asumidas concientemente como propias por todos sus integrantes, se sintetizan en tres grandes ejes: ! Consolidación en lo orgánico y en lo subjetivo de su carácter de organización de lucha político-reivindicativa. ! Desarrollo de su carácter de organización territorial, expresión del conjunto de reivindicaciones que surgen del estado general de exclusión y denegación de derechos a los que han sido empujados los sectores más humildes y desposeídos de nuestro pueblo y que se materializan en las condiciones de vida de las barriadas. Buscando, en otras palabras, que la organización sea representativa de todo el barrio y no sólo de “los piqueteros”. ! Constitución plena de la CTD como organización nacional. En lo que hace a la primera cuestión, es importante destacar la importancia que adquirió en los últimos dos años la conformación y el desarrollo de la Mesa de Coordinadores que se constituyó en el ámbito donde se fue articulando la política de la organización, herramienta privilegiada de homogenización y conducción política. Se hace, sin embargo, imprescindible avanzar en la promoción y la consolidación de todos y cada uno de sus protagonistas como dirigentes populares, además de dotarla de herramientas que le permitan un salto de calidad en lo organizativo. Deberá constituirse una Mesa de Enlace que exprese la mencionada promoción de compañeros (expresión a su vez de los avances ya mencionados), además de constituir una herramienta con mayor capacidad de despliegue. En el seno de la misma debe diferenciarse un área de atención a los zonales del interior que apunte a desarrollar las políticas que permitan cumplir con el objetivo de desarrollar una herramienta nacional. También debe atender a la promoción de compañeros la constitución de equipos responsables de llevar adelante las áreas o comisiones que, por lo demás son instrumentos para la maduración organizativa que permita alcanzar los objetivos políticos mencionados. Estas comisiones no deben ser entendidas como meras estructuras organizativas y menos administrativas, sino como ámbitos de producción de las políticas que la organización debe ir asumiendo para dar cuenta de la compleja realidad social de la que pretende hacerse cargo. Mencionar las distintas áreas sobre las que creemos deben irse desarrollando las tareas políticas y organizativas da cabal cuenta del carácter de la organización a la que aspiramos: Administración y distribución de las conquistas; Educación popular; Salud; Desarrollo productivo (microemprendimientos); Género; Antirrepresivo; Autodefensa. Debemos conseguir que estas áreas sean realidades operativas en los barrios y zonales donde la CTD tiene inserción. En este nivel pueden no existir como expresiones organizativas pero no pueden dejar de ser preocupaciones y líneas de acción políticas. Debemos impulsar con especial atención el desarrollo de las políticas de formación y homogenización políticas en todos los espacios de la CTD, atendiendo tanto a la institucionalización en su seno de prácticas culturales y formativas como al impulso a la calificación política de los compañeros que van asumiendo el rol de dirigentes sociales. Debe fortalecerse y extenderse a todo el ámbito de la organización la práctica de las asambleas periódicas en todos los centros populares y de ser posible a nivel de zonales, así como la constitución tanto de mesas de coordinadores zonales como de mesas de enlace zonales. Todo esto con el objetivo de propender a ir profundizando las formas de democracia popular, tendiendo a articular una genuina organización piramidal basamentada en las asambleas de centro. En el mismo sentido de la construcción de la democracia popular, las importantes experiencias de plenarios de coordinadores y subcoordinadores (uno de ellos de alcance nacional) deben ser no sólo repetidas sino regularizadas, ya que demostraron ser excelentes herramientas de producción, formación y homogenización políticas, además de fortalecer el sentido de pertenencia y protagonismo y resultar un fuerte impulso movilizador. NUESTRAS ESTRUCTURAS MILITANTES Por último, es necesario destacar los esfuerzos militantes que deberemos volcar a conseguir por un lado que la Orgánica Territorial de Quebracho pueda ser un auténtico y colectivo generador de políticas hacia la CTD y efectiva conducción de todo el esfuerzo que nuestra militancia vuelca en la política territorial y de desocupados. Deberán, en este sentido, analizarse medidas que tiendan a jerarquizarla como ámbito y que refuercen su carácter no de correa de transmisión ni de coordinación de nuestra militancia en el marco de la CTD, sino de ámbito de producción política, espacio en donde nuestra experiencia militante cotidiana en el frente de masas debe condensar en línea política, en inspiración constructora. Asimismo es difícil concebir la concreción del despliegue hasta aquí planteado, especialmente en la profundización del carácter “territorial” de nuestra política, sin entender la necesidad de que nuestras Unidades de Trabajo sean permanentemente capaces de generar y militar una política integral, no sólo en el sentido del despliegue territorial, sino hacia los distintos frentes desde donde se expresa y se construye nuestra línea, además de garantizar la presencia de la organización política en sí misma. Por lo tanto, la inteligencia, el sentido común, entre estos dos planos organizativos deberá ir alcanzando niveles cada vez más altos. De ocurrir así, debería redundar en que los plenarios de la militancia territorial también pudieran alcanzar a ser espacios valiosos de producción política. Con respecto a los zonales del interior, además del esfuerzo que debemos hacer centralizadamente para construir una lógica y una organización más articuladas, más auténticamente nacionales, es necesario aprovechar espacios como nuestras periódicas mesas políticas nacionales para constituir verdaderos ámbitos de producción política territorial. Para ello será necesario un proceso de construcción, que de ninguna manera puede reducirse al momento de los encuentros sino que debe ser articulado en un permanente ida y vuelta, y del cual las reuniones en los encuentros serían sólo una instancia. V. FRENTE TRABAJADORES Desde 1975 hasta ahora, la participación del Movimiento Obrero en la distribución de la renta nacional cayó del 48-49% a cerca del 20%. La legislación laboral fue flexibilizada hasta convertir las relaciones laborales en relaciones de hiperexplotación, negreo, con contratos chatarras, sin cobertura social, con salarios misérrimos. Este proceso de sometimiento y disciplinamiento de la clase obrera fue condición necesaria y acompañó, al proceso (en la década del '90) de enajenación del patrimonio nacional, concentración y extranjerización, con el remate de las empresas del Estado, la transferencia al sector financiero de los aportes jubilatorios -transformados en el sistema de las AFJP-, la extranjerización de todas las áreas rentables de la producción, servicios y transportes. El lógico resultado de todos estos años de liberalismo económico asociado al imperialismo es la devastación de nuestra patria, con miseria y desocupación de millones de argentinos, saqueo de nuestros recursos y la destrucción del aparato productivo. Durante los ´90, la mayor parte de las luchas de los trabajadores, se centraron en la pelea contra los despidos, las rebajas salariales, la flexibilización laboral, etc., es decir, en contra de la quita de los derechos que históricamente fueron ganados por los trabajadores. Peleas que si bien mostraron al vigoroso Movimiento Obrero enfrentando su propia destrucción, las más de las veces resultaron en un avance del Régimen sobre los derechos de los trabajadores. Pero a partir del 2002 han proliferado las luchas por aumento salarial y económicas en general, redinamizando al Movimiento Obrero. Este cambio notorio en las características de las luchas sindicales tiene su explicación en la instalación de un modelo económico basado en la exportación y recaudación de divisas liquidadas de ésas exportaciones para acumular el superávit necesario para pagarle al Fondo. Fundamentalmente, porque este ciclo sólo es posible sobre la superexplotación de los trabajadores, con salarios baratos muy depreciados a niveles internacionales, con el doble fin de hacerlos "competitivos" y a su vez regimentar el infraconsumo mencionado que garantiza liberar mercaderías (alimentos y energías) que son destinadas entonces no al consumo interno sino a la exportación; y particularmente con el mantenimiento de un virtual congelamiento de los salarios del sector público para mantener el ya mencionado superávit fiscal para nuestros amos Esto tiene dos implicancias directas en la lucha económica de los trabajadores: por un lado, genera un marcado fraccionamiento del mercado de fuerza de trabajo, según la integración a la producción para el consumo interno o externo de cada sector. Por otro lado, un potencial explosivo de la lucha por la presión que genera sobre una de las variables de la ecuación del saqueo, y por la expuesta vinculación con el problema político central, el imperialismo, y la posibilidad de dar el salto, por tanto, de la lucha económica a la lucha política. La primer implicancia se observa con bastante simpleza con sólo leer los diarios. Hay un sector de trabajadores que han podido recuperar parte de su salario frente a la inflación como la agricultura, ganadería, metálicas básicas, minería y textiles, mientras que la administración pública perdió entre un 10 y un 20 % de su salario. Sumado a esto, se encuentra el 60 % de los trabajadores en negro, que no han tenido aumentos sino detrimento salarial, y que conforman la gran masa del pueblo que subsiste y resiste, sin todavía poder organizarse para poder luchar por su salario. He aquí uno de los grandes problemas de la militancia sindical que se quiera decir combativa, clasista, antiimperialista. En estos compañeros hoy tenemos una fuerza popular a desatar. El último escalón salarial, lo constituyen los subsidios de desempleo. La segunda, es la que está haciendo que el gobierno nacional y los gobiernos provinciales comiencen a perder los estribos y desaten la brutal represión que están desatando sobre los docentes y trabajadores estatales que salen a pelear por un salario digno (como ocurrió en Neuquén, Chubut, Salta o Santa Cruz, por ejemplo), porque las pequeñas cuotas de recuperación salarial que se les han arrancado son lo máximo que pueden tolerar sin poner en riesgo su plan de pillaje. Es este marco donde se explica el incremento de las luchas por aumento del salario real de importantes sectores de la producción y servicios, que obtuvieron resonantes y estimulantes victorias, encarnadas por instancias organizativas recuperadas por los trabajadores, con tomas de instalaciones y asambleas que decidían en última instancia el rumbo de cada medida a tomar (telefónicos, subterráneos, trabajadores de las autopistas). Luego siguió el turno de los sectores de trabajadores del Estado, primero el Garraham y luego en cadena se plegaron los hospitales y la docencia de todas las provincias. Todos los trabajadores luchando por una redistribución del ingreso, por el reparto del superávit en casa, para el pueblo y no para los acreedores externos. Sin embargo, hay una notable diferencia entre el alcance de la lucha de los primeros, trabajadores de sectores privados que tienen su propio “superávit”, que cuentan con utilidades extraordinarias; y el de la lucha de estatales y docentes, cuya pelea es con el propio Estado superavitario, pero que cuenta con ese superávit para cumplirle al FMI. En algunas ramas de la producción que producen en gran parte para la exportación y con procesos de producción que integran, como es el caso de las automotrices, partes y ciclos de su cadena en otros países, los trabajadores tienen sus salarios integrados a esos niveles internacionales, mientras que otros sectores, atados al mercado interno, y entre ellos los estatales en general, están condenados por el plan de saqueo neocolonial a salarios de infra consumo, desmintiendo con los hechos de la base económica la neo zoncera criolla del crecimiento con derrame, y la mentira kirchnerista de la reactivación del mercado interno. LA ORGANIZACIÓN DEL MOVIMIENTO OBRERO El rol que vienen cumpliendo las centrales sindicales a partir de la asunción de Kirchner es el de contención de las luchas de los trabajadores. La CGT, luego de la división entre la CGT oficial (conducida por Daer) y la CGT moyanista, ha reaparecido en una versión unificada y aggiornada de CGT oficialista. Hoy se propone como mediadora de conflictos salariales que realmente no controla y se encuentra participando del Consejo Nacional del Salario y la Producción y de una mesa de concertación con la UIA para establecer reglas de discusión salarial que no pongan en riesgo la gobernabilidad. Por el otro lado, se encuentra la CTA que, atravezada como está por el reformismo de sus direcciones, está impedida por ahora de encauzar un conflicto, de masificarlo, de hacer jugar el poder de la gente en la calle, y divaga en referéndums, firmas y el debate sobre el consenso. Llevada por su estrategia de autoconstrucción, ha ido en detrimento de la unidad de clase e invadida por las pretensiones electorales de sus principales referentes naufraga en apoyos y críticas a cada gobierno. El papel que históricamente cumplieron como pata “progre” del sistema se ha transformado a partir del gobierno de Kirchner. Ahora es una central que hace todo lo posible por frenar y contener a los trabajadores que desbordan a la conducción. El rol cumplido por la CTA es más evidente dado que durante estos últimos dos años las luchas de los sectores estatales han surgido fuertemente. Por ejemplo, las conducciones de ATE, CTERA, CONADU, han tratado de contener los procesos de lucha, siendo en los hechos funcionales al gobierno. De todas maneras, cabe hacer la distinción entre la conducción central de la CTA y algunas estructuras en el interior, que zafaron de esa lógica burocrática de las estrucuras nacionales y de Buenos Aires y que protagonizaron luchas de resistencia y puebladas como las del santiagazo, el jujeñazo, las de San Juan o Neuquén. La ausencia de una conducción sindical combativa ha hecho que la luchas sindicales, en su mayoría, hayan permanecido aisladas entre sí. Sin embargo, fundamentalmente a partir del envión tomado en el año 2002 se fueron reconstruyendo algunas estructuras orgánicas, como cuerpos de delegados, juntas internas y listas opositoras o seccionales recuperadas. Esto ha permitido que algunas estructuras orgánicas pudieran meterse en la lucha económica con una dinámica que supera a la burocrática. A este incipiente movimiento le hace falta crecer, le hace falta unidad y profundizar sus planteamientos políticos antiimperialistas. EL ROL DE QUEBRACHO Hace falta profundizar el desarrollo de los métodos combativos, de resistencia activa, y mecanismos democráticos de organización y decisión y estructuras organizativas adecuadas para dar el enfrentamiento efectivo en los puestos de trabajo y en la calle. Para eso debemos acompañar y aprender de las experiencias de lucha que vienen dando distintos sectores como los telefónicos, ferroviarios, los trabajadores de Infosic, Crónica, Clarín, Parmalat, de las seccionales de CTA que vienen resistiendo en el interior, y tantas otras luchas, y unificarlas construyendo una dirección con unidad a partir de la acción, retomando las mejores tradiciones del movimiento obrero argentino, como es la CGT de los Argentinos y la resistencia a la dictadura, y poner al movimiento obrero en lucha. Tenemos que superar la dinámica de las listas opositoras a la burocracia. Las listas antiburocráticas no alcanzan para revertir la defensiva profunda en que nos hallamos. La lógica debe ser la de superar en la lucha las estructuras burocráticas y eso las hace entrar en crisis. Al calor de esa lucha se construyen las agrupaciones combativas y la recuperación de las estructuras. En este sentido podemos decir que eso se ve confirmado en las experiencias de Suteba La Plata, Lomas, Bahía, Marcos Paz, Unter y Amsafé, seccionales de ATE y juntas internas de reparticiones estatales, de ferroviarios, telefónicos... En todos estos casos fue la lucha organizada con amplia participación de organismos de las bases, muchas veces autoconvocados, la que abrió el camino de la recuperación sindical y no a la inversa. La dinámica de listas electorales coloridas no es la que fue abriendo la lucha. En muchos casos inclusive, después de recuperadas algunas estructuras, se ven absorbidas por el internismo y la lucha de referenciación de banderas y terminan haciendo políticas timoratas y conservadoras por el miedo a perder en las próximas elecciones, limando los filos combativos de las organizaciones por miedo a la pérdida de consenso. A la larga se pierde capacidad de lucha y las elecciones también. Por todo esto, es apremiante la necesidad política del movimiento obrero de una conducción político-sindical genuinamente clasista, no en el sentido hueco e infantilmente obrerista que suele dársele, sino en el de la política correcta que lleve a la Clase Trabajadora Argentina a cumplir su rol fundamental como sujeto del Bloque Social Revolucionario y por ende entronque con el movimiento antiimperialista de nuestra patria. En éste sentido, nuestra organización debe aportar a la construcción de un movimiento sindical combativo, rebelde frente al disciplinamiento patronal, que participe de la lucha política y no sólo económica contra el imperialismo y la explotación del capital, que ponga de nuevo la unidad y solidaridad de clase como elementos centrales unificando las luchas. Es importante construir además con el criterio de que las agrupaciones y organizaciones sindicales que construyamos deben tener un carácter no sólo combativo sino cualidades combatientes, de tal forma que sean capaces de articular con otras del movimiento popular que nutrirán la estrategia insurreccional. En tal sentido, la política antiimperialista y la defensa de los presos políticos, como la necesidad y el derecho a la autodefensa, son valores político-ideológicos frecuentemente menospreciados y banderas que nos distinguen y que debemos levantar. Para eso tenemos que propugnar por todos los medios la resistencia y mantener la movilización desacatando la pretensión de los personeros del régimen de despejar las calles para reconquistar para sí el control del territorio y el monopolio de la violencia. Debemos plantear la unidad de todos los sectores enfrentados con el régimen, abonando a la construcción del Bloque Social Revolucionario, ddonde la clase trabajadora debe cumplir un rol fundamental. Debemos revalorizar e integrar estructuras democráticas del movimiento obrero dándole preeminencia a los cuerpos de delegados, asambleas y juntas internas. Debemos desarrollar una política de unidad del movimiento obrero promoviendo la unificación, la solidaridad y la coordinación con agrupaciones de base y corrientes sindicales hermanas. Debemos impulsar e integrar listas de unidad de los sectores combativos con otros sectores antiburocráticos y democráticos cuyo objetivo sea la recuperación de las estructuras sindicales para la lucha. Debemos nacionalizar la Corriente de Trabajadores 19 de Diciembre como corriente independiente de los partidos, las patronales y el Estado. Debemos nacionalizar el Boletín Sindical, órgano de socialización de nuestras experiencias sindicales, difusor de nuestra línea y homogenizador de nuestra política. Además, en el aspecto programático, debemos incorporar la exigencia del aumento de los subsidios por desempleo a un mínimo actual igual a la canasta, una reivindicación que en apariencia involucra sólo al movimiento piquetero pero que en realidad atañe al conjunto de los trabajadores, no sólo por su estricta justicia sino por su clara incidencia en el piso salarial. VI. FRENTE ESTUDIANTIL CARACTERIZACIÓN DEL MOVIMIENTO ESTUDIANTIL En un país como el nuestro, desde los comienzos de la consolidación del estado moderno y a pesar de su condición de país dependiente, se ha desarrollado un sistema universitario extendido que albergó y alberga a gran parte de los hijos de las "capas medias" de la sociedad (empleados del estado o burocracia pública y privada, profesionales independientes, técnicos, intelectuales, artistas, pequeños empresarios de industria, comercio y servicios, etc.), una parte de las clases dominantes y un pequeño número de los sectores del proletariado. En el caso de los estudiantes secundarios el reclutamiento social, al ser mucho más amplio, se extiende también a los sectores más populares. Tanto en la juventud Universitaria como en los jóvenes secundarios se evidencia la falta de destino con la que se ve amenazada la mayoría de la juventud Argentina, elemento que a la vez que potencia estos sectores en términos revolucionarios, también los expone a la solución escapista que les propone el sistema. La juventud es el momento en el desarrollo de la persona en que ésta cambia su posición en la sociedad, de miembro dependiente y subordinado, a miembro independiente y participe del trabajo social. Ello conlleva la modificación de las relaciones en las que se encuentra el individuo, expresadas básicamente en el desprendimiento del núcleo familiar, cambio de amistades y las nuevas tareas que comienza a realizar (estudiar, trabajar, buscar trabajo o tratar de sobrevivir). La mayor parte de los jóvenes no tienen compromisos matrimoniales ni hijos que mantener, tienen menos que perder que los adultos, porque no se les puede quitar lo que el sistema nunca les ha dado. Esto explicaría, en parte, el espíritu rebelde de la juventud. Podemos decir que los estudiantes, a pesar, de su heterogeneidad por su origen, se constituyen como sector social a raíz de la actividad que realizan. Esta actividad tiene semejanzas con la actividad de la pequeña burguesía: trabajo individual donde la persona tiene control de su trabajo decidiendo en cuanto al estudio se refiere, cuándo, cómo y dónde lo realiza. Desde este punto de vista el estudiante pertenece a lo que se ha denominado en la literatura marxista como pequeña burguesía intelectual. Al ser la actividad intelectual su actividad central, se da un micro clima ideológico que permite al estudiante acceder a ideas más avanzadas que las que dominan su medio social de origen. La masificación de la Universidad implicó un triunfo en la democratización social, porque significó romper el esquema elitista de la Educación Superior. Pero al crear una oferta de fuerza de trabajo calificada muy superior a la demanda del sistema productivo, planteó una contradicción que el capitalismo con ninguna de sus caretas puede resolver. La masificación tanto en la educación media como en la superior es tal, que exige gran cantidad de recursos para sostenerla y el sistema, consecuentemente con sus intereses no esta dispuesto a garantizar. La disparidad entre los requerimientos del estudio y las condiciones materiales en que el mismo se efectúa provoca un incremento importante de la lucha por la conquista de reivindicaciones estudiantiles. Sumado a esto, la lucha por demandas gremiales como ampliación de la asistencia estudiantil, mejoras académicas y presupuestarias, etc. dan origen a la organización gremial o natural del sector. Hasta aquí hemos analizado los factores objetivos que hacen de los estudiantes una fuerza potencialmente revolucionaria. Sin embargo, para que ésta se transforme en una fuerza revolucionaria real, se necesita la mediación de una conducción política correcta por parte de la vanguardia, esto se debe lograr partiendo de las reivindicaciones gremiales más sentidas del sector. Difícilmente se logrará un liderazgo estudiantil si no se parte de los intereses inmediatos de este sector social. Luego es necesario saber demostrar en la práctica que hay posibilidad de obtener victorias cuando la lucha se plantea desde una posición de fuerza y no como una mera lucha estudiantil testimonial, lo cual permitirá un crecimiento en calidad, y que la actitud no es una postura, sino una forma de plantear la lucha para ganar, una forma imprescindible de construir y acumular poder real. La vanguardia debe mostrar, encausando al movimiento estudiantil en lucha por sus reivindicaciones, que la traba para el cumplimiento de sus aspiraciones es el sistema. Y de esta forma pasar de la lucha reivindicativa y sectorial a la lucha política de todo el Pueblo por la Liberación Nacional y Social evidenciando que no puede existir la un sistema educativo liberado en una Patria dominada. El Movimiento Estudiantil en Latinoamérica ha contribuido a los procesos revolucionarios en Cuba y Nicaragua. En la Argentina, los universitarios no han tenido una conducta política única y salvo momentos de gran ofensiva popular (como en la década del ´70) donde pudieron sortear el divorcio entre el Pueblo y ellos, en general respondieron a políticas reaccionarias y hostiles a las grandes masas. De todo lo dicho hasta aquí podemos concluir que el Movimiento Estudiantil no debe ser considerado como una mera fuerza auxiliar sino como un destacamento importante de las fuerzas del Pueblo y que, por lo tanto, las organizaciones revolucionarias no deben considerarlo sólo como una cantera de reclutamiento de cuadros, sino como terreno fértil, que si es bien trabajado políticamente puede proporcionar grandes frutos revolucionarios. COYUNTURA EDUCATIVA. REIVINDICACIONES HISTÓRICAS Y ACTUALES DEL MOVIMIENTO ESTUDIANTIL Para el régimen político es fundamental garantizar su reproducción a partir de la generación de cuadros. Por esta razón, presta principal interés en la educación. El modelo educativo argentino, en el que grandes sectores del Pueblo pueden acceder a la educación media y superior, representó un grave problema a resolver para el sistema político de corte neoliberal que comenzó a consolidarse en la década del ´90. En este marco, aparecen en escena la Ley Federal de Educación y la Ley de Educación Superior, redactadas de puño y letra por el Banco Mundial que tenían como objetivo la degradación de la educación Pública y gratuita en pos de generar un sistema educativo elitista, privado y neoliberal. En la enseñanza media, esto se reflejó en la destrucción edilicia de las escuelas, los magros sueldos docentes y el desentendimiento del Ministerio de Educación, basado en la descentralización de las escuelas normales y técnicas, que dejaron el plano nacional para pasar a depender de las provincias y municipios. La descentralización también afectó a los institutos terciarios. Con la LFE y la descentralización, se aumenta aún más la desigualdad social, ya que las diferencias sociales entre distintos municipios y provincias, se traduce en el presupuesto, los contenidos y la infraestructura educativa; se pone en pie de igualdad a las instituciones privadas con las estatales, y se pierde el sentido nacional y unificador de la educación. En las Universidades Nacionales y en los Institutos Terciarios Municipales y Provinciales, con la Ley de Educación Superior (LES), aprobada 1995, como instrumento del ajuste, se pretendía elitizarlos y reducirlos a su mínima expresión. Esto se realizó a través del ahogo presupuestario, reduciendo el gasto público, y la aplicación de restricciones académicas y económicas como el arancel, los ingresos eliminatorios, títulos no habilitantes, condiciones de regularidad, etc. En este sentido, la reformulación de los contenidos de las carreras tuvo como objetivo generar nuevos profesionales adaptados a los patrones mercantilistas propios al régimen de capitalismo dependiente profundizado con la entrega menemista. Preparándolos para trabajar en empresas multinacionales, carentes de una formación integral, formando técnicos capaces de aplicar los conocimientos traídos desde el Norte, pero incapaces (en cuanto a su falta de formación para ello) de producir conocimientos que estén ligados a las necesidades de nuestro Pueblo. Pero además, se agudizó la llamada “fuga de cerebros”, donde las Universidades Nacionales se transformaron en formadoras de intelectuales que luego llevan el conocimiento a los países del Norte, sin retribuir al Pueblo el presupuesto invertido en su formación y debilitando aún más el ya dependiente desarrollo científico local. Para esto, se implementaron programas como el FOMEC (Fondo para el mejoramiento de la calidad Universitaria), crédito del Banco Mundial para las Universidades que se incorporó a la ilegítima deuda externa, que direccionó la educación de grado y postgrado. Se modificaron los planes de estudio de la muchas carreras universitarias a partir de los lineamientos impuestos por la CONEAU (Comisión de Evaluación y Acreditación Universitaria), un organismo creado en el marco de la LES, integrado por empresarios, miembros del poder ejecutivo, rectores de universidades nacionales y privadas. A diferencia de las Universidades, en los terciarios la LES avanzó a gran escala por la falta de organización estudiantil para resistir el avance. En la mayoría de los terciarios no hay participación estudiantil en los órganos de gobierno. Al mismo tiempo en los pocos terciarios donde hay organización estudiantil, la lucha se da fraccionada por la descentralización, ya que depende de la realidad de cada municipio. La contradicción que se presenta ante la realidad de los estudiantes terciarios es que su formación esta atravesada por la Ley Federal de Educación. En el ámbito de las Universidades, la profundización de las políticas de ajuste que afectaron a los sectores medios, sumado a la falta de políticas de bienestar estudiantil, como becas, comedores, albergues estudiantiles, etc., generaron, sobre todo a partir del 2000, una gran deserción estudiantil, agudizando aún más la imposibilidad a los sectores populares de acceder a la enseñanza universitaria. Por lo tanto, la composición del claustro estudiantil ha variado sustancialmente, acercándose cada vez más al ideal de universidad elitista impulsado por las clases dominantes. El gobierno de Kirchner, en correspondencia con los lineamientos económicos y sociales llevados adelante, ha continuado, y en varios aspectos, profundizado las políticas educativas de ahogo y destrucción de la década menemista. La devaluación del 2002, implicó para la educación una disminución en un tercio del ya magro presupuesto. Esto se tradujo en una reducción de los salarios de los trabajadores, y en la profundización de la crisis edilicia y de las condiciones de estudio que ya venía sufriendo el sector. Los miserables aumentos de presupuesto, que pregona el gobierno K, han sido sólo migajas que han servido para otorgar mínimos aumentos salariales a los trabajadores (cerca del 90% del presupuesto universitario se gasta en salarios), pero nada más. Los docentes ad-honorem (en las universidades abundan), la escasa planta docente, la falta de edificios o el mal estado de los mismos, siguen siendo una constante en la Educaron en todos sus niveles. Por otra parte, durante este gobierno, se ha avanzado en la implementación de las políticas del FMI, como es la CONEAU, quien ha intentado, algunas veces con éxito, modificar los planes de estudios de las diversas carreras universitarias para adecuarlos a los intereses de los organismos de crédito internacional. En muchos terciarios han cerrado varias carreras y en muchos otros casos han modificado su contenido y han quitado horas de clases de acuerdo a las exigencias del Banco Mundial y sus “autoevaluaciones”. Siguiendo, con las maniobras discursivas a las que nos tiene acostumbrados este gobierno, el ministro de Educación Filmus, plantea una modificación de la LES, según ellos para reformular las políticas universitarias. La realidad muestra que es una intentona para disminuir la resistencia que esta ley ha generado en diversos sectores universitarios, modificando algunos artículos, pero no cambiando el grado de dependencia con el FMI-BM, es decir, la existencia, constitución y objetivos de la CONEAU, los postgrados arancelados, la existencia de servicios a terceros (venta del conocimiento a empresas, y el consecuente redireccionamiento del mismo a los intereses de las multinacionales y no del Pueblo). Este proyecto de “nueva” Ley de Educación Superior, cuenta con el apoyo de la Federación Universitaria Argentina, conducida por la Franja Morada, quien sigue fiel a su política partidaria de traición al Movimiento Estudiantil. Sumado a esto, se encuentra el llamado “Plan Pugliese”, impulsado por el Secretario de Políticas Universitarias Juan Carlos Pugliese, que pretende construir un ciclo común a todas las carreras, con el objetivo de quitar contenidos a las carreras de grado, para que éstos sean incluidos en cursos de postgrado, que desde ya serán arancelados. Si bien ya nadie habla del arancel de la carrera de grado, porque como dijimos en el párrafo anterior se resolvió con los postgrados, la Organización Mundial del Comercio (OMC) esta proponiendo y recomendando a los Colegios, Institutos, Universidades, Clínicas de las esferas Privada que demanden al estado por competencia desleal en salud y educación. EL MOVIMIENTO ESTUDIANTIL ANTE ESTA SITUACIÓN Estos intentos de avance de las políticas de ajuste y destrucción de la Educación Superior, han tenido una importante resistencia por parte del Movimiento Estudiantil. Las luchas que llevaron adelante los estudiantes contra la aprobación de la LES en el ´95, que tuvo como punto culmine el histórico Abrazo al Congreso, donde miles de estudiantes impedimos el ingreso de los diputados al Congreso Nacional el día que se iba a tratar la Ley de Educación Superior, y los subsiguientes procesos de lucha contra la aplicación de la LES dentro de la Universidades, como el 20 de Febrero de 1996 en La Plata, no fueron suficientes para frenar estas políticas, pero sí lograron poner trabas al avance del gobierno para su implementación. Ejemplos de esto son la imposibilidad de aplicar el arancelamiento en la mayoría de las universidades nacionales, el freno que en algunas universidades sufrieron los intentos de acreditación de la CONEAU, etc. Por otra parte, el crecimiento y fortalecimiento de la lucha de nuestro Pueblo en esta última década, en las universidades se ha traducido también en la recuperación por parte de organizaciones estudiantiles del campo popular de muchos Centros de Estudiantes y Federaciones, que estaban en manos de la Franja Morada. Así como en la aparición de expresiones estudiantiles que se han comenzado a aglutinar en torno a la práctica política en pos de un proyecto de universidad y de país común. El Movimiento Estudiantil no estuvo ausente en el proceso de lucha del 2001 contra las políticas delarruístas, sino que formó parte activa de las luchas que fueron aportando al proceso de acumulación que culminó con las históricas jornadas del 19 y 20 de diciembre. Podemos mencionar la Toma del Ministerio de Educación el 31 de Mayo de 2001, las tomas de facultades, movilizaciones contra los anuncios de ajuste de Lopez Murphy, etc. En las puebladas de diciembre el movimiento estudiantil no tuvo una participación orgánica, pero sí estuvo expresado en la gloriosa rebeldía de tantos jóvenes que pelearon en esos días. El posterior proceso de reflujo que sufrieron las luchas populares repercutió fuertemente en el Movimiento Estudiantil, disminuyendo los grados de movilización en el sector. Así durante el 2003 y parte del 2004, los procesos de lucha que se dieron en el ámbito universitario tuvieron bajos niveles de masividad, y se tradujeron casi exclusivamente en luchas puramente reivindicativas como la lucha por Comedores Universitarios, becas o edificios para las facultades. Sin embargo, el movimiento estudiantil comenzó a despertar a fines del 2004, con la lucha protagonizada por los estudiantes de la Universidad del Comahue, que mantuvieron tomadas las sedes universitarias por más de un mes, contra el intento de avance de la CONEAU, y que culminó con el triunfo estudiantil. Este proceso, continuó con la toma de todas las sedes universitarias en la Patagonia durante 2 semanas, en abril del 2005. Esta lucha, que comenzó por el intento de cierre del Comedor universitario en Comodoro Rivadavia y el ajuste a la Escuela de Derecho, culminó con el triunfo de los estudiantes, que ganaron todas las reivindicaciones que se habían planteado, incluyendo la concreción de becas, albergues estudiantiles, el pedido de mayor presupuesto, y la definición del Consejo Superior contra la Ley de Educación Superior y la CONEAU. Estos últimos procesos de lucha comenzaron a marcar un nuevo horizonte en la lucha del Movimiento Universitario, que sirvió como punto aglutinante en una masiva movilización al Ministerio de Educación, con más de 10000 estudiantes y docentes de todo el país, y la confluencia en un Encuentro Nacional de Estudiantes contra la LES que se realizó el 21 de Mayo de 2005, y de donde se consensuó un plan de lucha unificado. La lucha de los estudiantes secundarios, que se reactivó a principios del 2005, con la masacre de Cromagnon y la crisis edilicia de las escuelas, contribuyó a instalar la problemática educativa en el gobierno de Kirchner. Teniendo como eje la triplicación del presupuesto, el boleto secundario, la vianda y las reformas edilicias. EDUCACIÓN PARA EL PUEBLO VS. EDUCACIÓN ELITISTA La principal contradicción para el Movimiento Estudiantil hoy, es la construcción de una Educación abierta al Pueblo, en contraposición al modelo de educación que se pretende imponer desde las clases dominantes. Esto significa luchar por que el Estado se haga cargo del financiamiento educativo, con un presupuesto que sea adecuado a un incremento en la matrícula universitaria, y luchar contra las restricciones económicas, generando políticas de retención de los estudiantes (becas, comedores, albergues) y académicas (contra los ingresos restrictivos, arancel, etc.). En definitiva, se trata de luchar por un proyecto de Educación inserto en un proyecto de país que tenga en cuenta parámetros nacionales y populares. Pero además, debe tenerse en cuenta que estamos en una etapa de resistencia, y por esto el Movimiento Estudiantil no debe estar encerrado en las aulas, elaborando proyectos alternativos de leyes educativas o salidas intermedias, sino peleando en las calles para frenar los planes de ajuste. Esto no quita que debamos construir espacios dentro de la universidad que empiecen a mostrar una realidad distinta, a partir de la recuperación de los Centros de Estudiantes y Federaciones, generando proyectos de extensión, junto a docentes, donde se comience a plantear la generación del conocimiento volcado a las necesidades del Pueblo, etc. Todo esto, desde luego, debe ir en la dirección de hacer confluir al Movimiento Estudiantil con otros sectores de nuestro Pueblo, como los desocupados y trabajadores, como ocurrió en el Puente Pueyrredón, donde la Federación Universitaria de La Plata estuvo presente o las movilizaciones, piquetes y cortes de ruta, para romper con el aislamiento en el cual se pretende poner a las Universidades, sabiendo que no existe una Universidad liberada en un país dominado. LOS AVANCES ORGANIZATIVOS En el último encuentro de Quebracho, nos plantéabamos la necesidad de construir un espacio que se plante como referencia política, capáz no sólo de organizar al Movimiento Estudiantil sino también de movilizarlo para que la lucha por sus reivindicaciones lo sumen a la lucha del Pueblo Argentino. En este sentido, hemos avanzando un largo trecho desde entonces hasta hoy. El nacimiento y desarrollo del Movimiento Estudiantil Liberación, del cual Quebracho fue y es un actor muy importante, es un paso fundamental en este sentido. Esta herramienta de lucha del Movimiento Estudiantil, tiene hoy una importante trascendencia a nivel nacional, con desarrollo en muchas regionales, conduciendo federaciones universitarias y centros de estudiantes, y cuyo principal motor de unidad es la práctica política y la concepción de poner al ME en la calle confrontando contra las políticas anti-educación del gobierno, sabiéndose parte del pueblo, y por lo tanto, también confluyendo con diversos sectores en lucha. Pero debemos saber que tenemos muchas tareas pendientes aún. En el plano universitario, seguir creciendo en las regionales donde estamos presentes, y desarrollándonos en donde aún no estamos. En el plano terciario y secundario, debemos desarrollar experiencias organizativas similares, que se incorporen a Liberación, conformando un verdadero movimiento estudiantil que luche activamente por la definitiva Independencia de nuestra Patria. VII. FRENTE ANTIRREPRESIVO En estos dos años que han transcurrido desde el IV Encuentro Nacional ha sido intensa la actividad en la lucha antirrrepresiva, en especial por la libertad de los presos políticos. La lucha popular se ha mantenido firme y sostenida pero los golpes del régimen se han hecho más frecuentes y duros y el mismo ha avanzado en la modificación del marco legal profundizando sensiblemente su carácter represor. Este gobierno que se presenta como “progresista” es el que más presos políticos ha encarcelado desde 1983. Los dos muertos de Ledesma, en Jujuy, a poco de haber asumido Kirchner, las constantes represiones en Salta y Santa Cruz con su consiguiente secuela de presos políticos, los “presos de la Legislatura”, la dura represión y torturas del 31 de Agosto de 2004 también con compañeros detenidos, compañeros heridos y compañeros obligados a permanecer en la clandestinidad por la ola de persecuciones; así como los cerca de 50 presos políticos que existían para fines de aquel año, son algunos de los sucesos más importantes de una realidad donde el accionar policial y parapolicial contra los manifestantes y luchadores populares es cada vez más frecuente. A esta trayectoria, se le ha sumado ahora una nueva y violenta pelea por el control de las calles, aumentando la presencia de policía y gendarmería, al punto de disputar el dominio del Puente Pueyrredón y de la Plaza de Mayo, implementando los burdos operativos de saturación. Al mismo tiempo, pese a la imagen garantista de una Corte Suprema acomodada a su gusto, este gobierno es el que ha modificado las leyes aumentando las penas, disminuyendo las garantías, y adoptando la doctrina “antiterrorista” de los Estados Unidos con la aprobación de dos leyes “antiterroristas” que establecen la internacionalización del accionar punitivo contra la lucha antiimperialista. Por nuestra parte, hemos ido avanzando en la concreción de los objetivos que nos planteáramos en el IV Encuentro y hoy podemos afirmar que las herramientas antirrepresivas, la militancia en este campo y la experiencia acumulada, han crecido sensiblemente y, lo más importante, la línea política trazada por la organización ha resultado al menos hasta el momento sumamente efectiva. Hemos salido claramante victoriosos de las batallas que hemos librado, logrando liberar con la lucha tenaz y decidida a los compañeros que el gobierno había tomado de rehenes. Esto ha demostrado que a los compañeros presos políticos se los defiende privilegiando el lugar de la resistencia y la lucha, coordinando en forma precisa con las necesidades de las defensas técnicas pero dando especial importancia al espacio de la defensa política. Pero al mismo tiempo que destacamos estos aspectos pecaríamos de tontos y vanos si no entendiéramos que el camino que tenemos por delante es varias veces más largo que el camino que hemos recorrido y si no fuéramos concientes que una doctrina que es efectiva en determinadas circunstancias y momentos de la lucha de clases no necesariamente debe serlo siempre. El enemigo va cambiando sus tácticas, sus métodos y su forma de llevar adelante la lucha contra el pueblo y nosotros debemos tener flexibilidad para ir dando las respuestas acordes a cada momento, entendiendo además que la lucha antirrepresiva, siendo un campo definido del accionar político, no es un campo circunscripto a sí mismo en lo reivindicativo sino que tiene intrínsecamente un alto contenido político-ideológico. Sabemos que la represión es la herramienta de control del régimen y por lo tanto sus distintos órganos deben asegurar el normal funcionamiento de la sociedad dentro de los cánones establecidos, garantizando la reproducción de la sociedad de clases. Tanto las fuerzas de seguridad como el andamiaje jurídico operan en ese sentido. Es por esta razón que la justicia es claramente una justicia de clase y las fuerzas represivas se abocan a garantizar el cumplimiento de aquella, ya sea por dentro o por fuera de los marcos formales. Por eso, las prácticas judiciales, policiales y parapoliciales, son en última instancia, producto de la misma lógica. En este sentido es que podemos destacar dos campos claros en los que los sectores populares nos vemos atacados: por un lado, la represión contra la población pobre en general, con los casos de las ejecuciones extrajudiciales (“gatillo fácil”), de represión en las canchas, de aplicación racista y clasista del código penal, de administración del delito por parte de la policía, de confinamiento, hacinamiento y suplicio de los pobres en las cárceles; y por el otro, la represión contra los combatientes políticos, contra aquellos que luchan como opositores políticos y sociales del régimen. En un sentido demasiado amplio y laxo algunos sostienen que el mismo origen de la justicia de clase, hace que entre estas dos variables no haya diferencia. Así, para éstos todos los presos son víctimas del sistema actual, y por tanto, todos son políticos. Para nosotros existe una diferencia sustancial, definiendo que un preso político es aquel que es víctima de la represión por ser parte de un accionar colectivo de enfrentamiento al régimen. Y éste es el aspecto de las reivindicaciones antirrepresivas que privilegiamos, haciendo en la defensa de los compañeros presos y perseguidos una extensión de la misma lucha política que desarrollamos en todos los planos de nuestra línea política. En este sentido, retomamos la trayectoria que otros han iniciado en la historia de nuestra patria y en otras latitudes, respecto de la defensa de los presos políticos. No nos arrogamos la originalidad en su defensa y reivindicación, pero sí entendemos necesario volver a instalar la categoría de presos políticos y de solidaridad incondicional con éstos y creemos que en este camino hemos transitado desde las distintas expresiones antirrepresivas que impulsamos y sostenemos en conjunto con otros compañeros y organizaciones. Así, hemos dado grandes pasos para que los compañeros detenidos sean tratados como presos políticos por el régimen, garantizando visitas, alojamientos conjuntos, reconocimiento del status militante, etc; todo esto no en un sentido segregacionista respecto de los demás presos de las cárceles, sino como fundamento de la naturaleza política del conflicto, obligando al enemigo a reconocer a los presos políticos como rehenes, que es lo que efectivamente son. La disputa en torno del reconocimiento de la naturaleza política del conflicto es un campo de suma importancia y el enemigo es muy conciente de ello, pretendiendo menospreciar el carácter de tal oponente y pretendiendo reducir a lo delincuencial el accionar político de los bloques de resistencia popular. Criminalizar la protesta, o criminalizar la lucha que es lo mismo, es lo que el régimen hace y pretende. Por eso, el carácter político de su defensa, así como la pelea por su reconocimiento, son parte constitutivas del proceso mismo de resistencia. En este sentido, insistimos, debemos dimensionar en su real magnitud el hacer eje prioritario en la defensa política de los compañeros detenidos o procesados, en la tarea de instalarlos como presos políticos que es en sí misma una tarea política ideológica esencial en el combate. Al mismo tiempo, durante este V Encuentro hemos reafirmado algunos principios ya sancionados por encuentros anteriores de nuestra organización y que forman parte no ya de una doctrina que deba ir adaptándose a las circunstancias, sino de nuestra filosofía política. Concretamente revalidamos que cualquier luchador preso es un compañero, más allá de su pertenencia orgánica y de la acción en la que es apresado, y como tal pretendemos que esto sea asumido por todo el campo popular. Un preso político es un compañero de todos los que luchan que debe ser rescatado de las garras del régimen. En él no se ataca sólo a su organización sino, que nos atacan a todos y por eso su defensa debe desarrollarse en unidad, apostando a generar los espacios más amplios y unitarios posibles. Por eso, nuestras experiencias antirrepresivas buscan la forma de frentes, convocando a sumarse a todas las organizaciones y compañeros y compañeras que son parte de la resistencia. Asimismo, reafirmamos que siempre lo jurídico está sometido a lo político (porque esa es la esencia del conflicto que lleva a la defensa del compañero), lo que no implica menospreciar la calidad técnica del aspecto jurídico, espacio al que le damos también suma importancia. Esencialmente, sostenemos, como fruto de nuestra experiencia -pero fundamentalmente por convicción política-, que la lucha antirrepresiva no conlleva una actitud menos combativa o amable para con el régimen sino que ésta se reafirma como parte consustancial de la lucha política. Teniendo en consideración lo afirmado al comienzo respecto de que lo que es efectivo hoy puede no serlo mañana, tomamos como doctrina correcta para la etapa el accionar llevado a cabo hasta hoy por la Coordinadora por la Libertad de los Presos Políticos, la Comisión por la Libertad de los Presos Políticos de Córdoba y por FIDELA, a lo que hay que sumar las experiencias que aparecen en diversos zonales. Por otro lado, entendemos nuestra participación dentro de Correpi como un espacio de coordinación tanto para los niveles más básicos de agresiones y represiones de las que nuestro pueblo es víctima, así como un lugar de inteligencia común con quienes nos encontramos sistemáticamente en la defensa de los compañeros presos y perseguidos. En lo que respecta a nuestra fuerza dedicada a la construcción antirrepresiva, entendemos que debe ser una necesidad prioritaria la articulación concreta en una misma línea política de esta práctica de la organización y para esto se propone que la Dirección garantice una comunicación y articulación permanente de los distintos zonales acerca de la línea general y de las novedades; se propone asimismo, la generación de material doctrinario aunando la experiencia y línea elaborada en los últimos años y que el mismo tenga amplia difusión; se propone finalmente, la generación de material propio sobre prácticas preventivas así como material de información básica que pueda ser girado a todos los compañeros para que tengan una formación elemental de cómo resolver y defenderse de ciertas arremetidas policiales de las que solemos ser víctimas ya fuere en el marco de actividades políticas o en la misma calle. En este sentido es necesario nutrirse de las prácticas ya existentes en algunos zonales. El gobierno de Kirchner, en contradicción con la imagen que pretende transmitir, ha dado reiteradas muestras, cuando lo ha creído oportuno, de su firme decisión política de reprimir y confrontar contra la Resistencia Popular. Las declaraciones punitivas de varios de sus ministros contra trabajadores en lucha, estudiantes y piqueteros; la perspectiva de que después de las próximas elecciones de Octubre se profundice la represión y la batalla del régimen por el control de las calles; y los planes neocoloniales que necesariamente importan la profundización de la confrontación contra el pueblo, entre otros elementos, así lo demuestran. Como organización debemos ser concientes de la importancia de cada una de las tareas que debemos desarrollar para poder afrontar airosamente el futuro que se avecina. En ese sentido, reafirmamos la necesidad de fortalecer la línea antirrepresiva que nuestra organización ha venido plasmando en la práctica de los últimos años, comprometiéndonos a redoblar los esfuerzos para nacionalizar esta experiencia.