Los castellanos en Algeciras, (1342-1349).

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Sumario Aljaranda
número 87, cuarto trimestre de 2012
3 Historia medieval
Pablo Mª Martín Moncada
El Alcaide de Tarifa Alfonso de Arcos y la conquista de
Gibraltar en la historiografía.
Revista de Estudios Tarifeños
ALJARANDA
Año XXII - Número 87 - 4º trimestre.
Diciembre de 2012
Edita
Servicio de publicaciones del
Excmo. Ayuntamiento de Tarifa
Concejalía de Cultura
Director
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Consejo de redacción
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Manuel Reiné Jiménez
Manuel Liaño Rivera
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Francisco Terán Reyes
Mari Carmen Tizón Bernabé
Carmen Tejera Pinilla
José León Rojas
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Edición digital
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Depósito legal
CA-157/91
ISSN
1130-7986
Imprime
Estugraf
16 Patrimonio Monumental
José León Rojas
Aproximación al estudio de los grafitos históricos
localizados en el suroeste del cerco amurallado de Tarifa.
23 Biología marina
Ezequiel Andréu / Cristina Martín
Influencia del avistamiento de cetáceos sobre los
grupos sociales de calderón común en el Estrecho.
28 Estudios comarcales
Manuel López Fernández
Los castellanos en Algeciras, (1342-1349). Entre el
relato de la Crónica....
40 Nuestra memoria
Manuel Liaño Rivera
La generación del 48.
44 Edición de libros
Historia de Tarifa y su prensa, de Manuel Liaño
Rivera, editado por Imagenta.
45 El personaje
Fermín Franco Utrera
46 Sucedió en Tarifa
José León Rojas
En recuerdo de un soldado caído en Tarifa en 1811.
47 ÍXXI Premio de Poesía Luz
Poemas ganadores
La Portada
Dibujo de Manuel Reiné en el que nos
muestra una vista de la calle Reyes Católicos
desde la calle Sancho IV el Bravo.
1
Editorial
“En una excavación practicada cerca de la ciudad de Tarifa se ha encontrado un medio busto como de una
cuarta de diámetro que representa a la Diosa Juno, con corona de Emperatriz y cabellos sueltos. Es de mármol
y, aunque no de artista eminente, merece todo aprecio dada su antigüedad. Como quiera que a Ud. Debe constarle que esta Comisión no funciona y en evitación que un objeto de tal valía desaparezca, conviene ordenar
ante el Sr. Gobernador de la Provincia, Presidente de la Comisión expresada, disponga su traslado al Museo
Provincial” (CACA/9/7949/22-1).
Este texto corresponde a parte del oficio que la Real Academia de la Historia recibía el 1 de diciembre de
1886 de la Comisión de Antigüedades de Cádiz, firmado por Francisco de Asís Vera Chillier. En el oficio se relataba el hallazgo de un busto de mármol femenino próximo a Tarifa, confirmándose en otro oficio su procedencia de la vecina Isla de Tarifa. A pesar de que el interés de dar traslado a la pieza fuera al Museo Provincial
de Cádiz, el busto nunca llegó a dicha institución, siendo trasladada, y cuyas razones de momento son desconocidas, a la Real Academia de la Historia, donde ha permanecido en un plano secundario y olvidada hasta la
actualidad, cuando recientes trabajos de investigación han puesto de relevancia su interés.
En 1903, J. C. García, recogía la pieza en el Inventario de las Antigüedades y objetos de Arte que posee la
Real Academia de la Historia, con el Nº
de Inv. 180, aunque sin indicar la procedencia. En el año 2001, la pieza formó
parte de la exposición en el Palacio Real
de los Tesoros de la Real Academia de la
Historia, siendo publicada por T. Nogales. Recientemente el busto ha sido objeto
de un magnífico estudio monográfico presentado a la VI reunión de Escultura Romana en Hispania, publicado por D.
Martín Almagro- Gorbea (2010), Anticuario de la Real Academia de la Historia.
En este último trabajo, el Dr. AlmagroGorbea elabora una excelente disertación
en la que destaca un completo análisis estético de la pieza y un detallado estudio
acerca de su relevancia histórica, determinando o concluyendo que se trata de una
cabeza femenina que formaría parte de
una escultura de cuerpo completo, aunque
ligeramente inferior al natural. De época
romana, la escultura, sigue los modelos
clásicos de época griega, debiendo ser
identificada con una escultura de la diosa
Venus, situándose cronológicamente en
torno al siglo I d. C.
Este hallazgo podría poner en relación,
Venus de Tarifa
con el mismo, la existencia de un antiguo
santuario marino en la Isla de Tarifa dedicado a esta divinidad, debiendo considerarse la Isla, durante la antigüedad, como un hito geográfico sagrado para la navegación en estrecho de Gibraltar. Circunstancia heredada
de época fenicia, ya que según el Dr. Almagro- Gorbea, el culto a la diosa marina Venus habría evolucionado
de la deidad fenica Astart.
El Consejo de Redacción de ALJARANDA agradece a la Real Academia de la Historia, a través de su Anticuario D. Martín Almagro- Gorbea, la cesión de la imagen de la cabeza de la Venus de la Isla de Tarifa, un hallazgo de 1886.
2
Historia medieval
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Figura 1.- Rótulo de la calle, en Tarifa, dedicada a Alfonso de Arcos.
El Alcaide de Tarifa Alfonso de Arcos y la conquista de
Gibraltar en la historiografía
Pablo Mª. Martín Moncada
R
epasamos la época del reinado de Enrique IV en que Alfonso de Arcos protagonizó la gesta del asalto a Gibraltar en
1462 y su tratamiento en la historiografía hasta
nuestros días, que culmina con el reconocimiento
de las autoridades académicas del siglo XXI, así
como las transcripción de documentos originales
y de traslados notariales que sobre el alcaide de
Tarifa de aquella época se conservan en la Biblioteca Colombina de la Catedral de Sevilla.
Palabras clave: Alcaide de Tarifa, Gibraltar, Alfonso de Arcos, Enrique IV.
Introducción
En el desarrollo de la genealogía de mi abuela paterna María Josefa Terán Vasallo (Tarifa, 1884Utrera, 1954), a cuya memoria dedicamos este
artículo, llegamos al Libro 2º de Bautismos de San
Mateo de Tarifa, donde figura la inscripción en 1568
de Juan de Arcos, hijo legítimo de Alonso de Arcos
y de Juana Martín Bermudes. Otros hermanos fueron
Antón (1547), Leonor (1549), Hernando (1549, +infante) , Diego (1551) y Fernando (1566).En el siglo
XVI también nacieron Tomás, Mª Bárbola y Lázaro
de Arcos, pero las series bautismales de San Francisco comienzan en 1584.Por el rango social de los
padrinos de los bautizados, entre los que se encuen-
tran regidores, escribanos o alcaldes, sin duda este
Alonso de Arcos fue sobrino-nieto o sobrino-bisnieto
del conquistador de Gibraltar, del mismo nombre,
dado que éste murió sin hijos.
Entre los múltiples asedios que sufrió Gibraltar a lo largo de su historia, uno de los más relevantes fue el de 1462, por el que la ciudad y su
fortaleza pasaron definitivamente de manos musulmanas a cristianas. El 15 de agosto de aquel año, el
alcaide de Tarifa Alfonso de Arcos con 150 peones
y 80 jinetes puso sitio a la ciudad, que se rendiría el
20 de agosto, día de S. Bernardo. Alfonso de Arcos
fue un típico guerrero del final de la Edad Media que
no dudó en intervenir en cuantas acciones fueran necesarias no solo para ayudar en la tarea de los reyes
cristianos en desalojar de la península Ibérica el
poder musulmán, sino también en aventurarse en tierras del Norte de África, de hecho participó además
de Gibraltar en las tomas de Jimena y Alcázar Seguer.
Era un hombre de armas al servicio de Gonzalo
Arias de Saavedra, comendador de Montalbán y
consejero muy cercano al Rey en todas las acciones
de guerra. Oriundo de Arcos de la Frontera como indica su apellido, de Alfonso de Arcos desconocemos
su lugar de nacimiento, aunque es probable que fuera
utrerano; Ortiz de Zúñiga, hombre muy documen-
3
Historia medieval
Aljaranda 87 (2012) 3 - 15
Figura 2.- Autógrafos de Alfonso de Arcos (dcha), testigos y del escribano Juan Fernández Villalobo (debajo). Biblioteca Capitular Colombina. Fondo Gestoso. P.P. Tomo 38. Pp. 336-356.
tado, lo señala como tal en sus famosos Anales eclesiásticos de Sevilla1 y lo cierto es que aparece en el
padrón vecinal de los caballeros de cuantía de la parroquia de Santa María de Utrera en 1442 junto a parientes o hermanos como Diego Martín de Arcos y
Andrés Fernández de Arcos, y en el padrón de la parroquia de Santiago también de Utrera aparece en
1433 Alfonso Fernández de Arcos, el Viejo2; arcobricenses que se establecieron en Utrera al calor de
los privilegios que se dieron a esta villa tras la destrucción que de ella hizo en 1369 Mohamed V de
Granada, el constructor del patio de los Leones de la
Alhambra, quien también destruyó Algeciras diez
años más tarde. Sin embargo Rodrigo Caro, importante hombre de letras natural de Utrera, famoso por
su oda “A las ruinas de Itálica” no hace mención de
él en su historia de 16043, aludiendo sólo a Gonzalo
de Saavedra como alcaide de Utrera, Tarifa y Zahara.
A mediados del siglo XV el linaje Saavedra se encontraba en todo su esplendor; además de las villas
fronterizas citadas disponía del castillo de Triana y
el Alcázar de Sevilla y participó en la liberación del
príncipe Carlos de Viana en Navarra, enfrentado a
su padre por cuestiones sucesorias. Su hermano Juan
de Saavedra era el señor de Castellar. El hijo de Gonzalo, Fernán Arias de Saavedra, años más tarde vería
cómo en poco tiempo se perdía todo el patrimonio a
la vez que iba desapareciendo la frontera con el reino
musulmán.
En 1477, fallecido ya su padre, se negó a entregar
el castillo de Utrera, en poder de los Saavedra desde
los tiempos de su abuelo Fernán Arias y sus fuerzas
soportaron del ejército de Isabel la Católica un sitio
que duró cinco meses, a cuyo término la guarnición
sufrió una feroz represión. Un año más tarde, también a instancias de la reina, devolvió la tenencia de
Tarifa al almirante de Castilla Enríquez, a quien su
padre se la había arrebatado en 1448, por orden del
rey Juan II. Y en 1481 los musulmanes recuperaron
la villa de Zahara que ganara Fernando el de Antequera en 14074.
Campañas de Enrique IV
Siguiendo con la política de desgaste más que de enfrentamientos directos, en abril de 1456, un año después de una incursión por tierras de Málaga
interrumpida por la vuelta del Rey a Córdoba para
su casamiento con la princesa Juana de Portugal, de
nuevo el Rey parte desde Écija camino de Antequera, donde se concentraron gran número de fuerzas no solamente de vasallos reales sino también de
varias casas nobiliarias, entre ellos Juan de Guzmán
ORTIZ DE ZúNIGA, D., 1667 Anales eclesiásticos de Sevilla. BNE. Biblioteca Digital Hispánica. Libro XI.
ARCHIVO MUNICIPAL DE SEVILLA. Mayordomazgo siglo XV. Documentos 266 (1442) y 158 (1433)
3
CARO R, 1883, Memorial de Utrera. Sevilla. Facsímil, 2010. Milton Keynes (UK).
4
SÁNCHEZ SAUS, R, 1987, Los Saavedra y la frontera de Granada en el s. XV en Estudios sobre Málaga y el reino de
Granada. Edic. López de Coca, Málaga.
1
2
4
Historia medieval
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duque de Medina Sydonia y Juan Pacheco, marqués
de Villena.
Se adentraron en Álora y Cártama y dejando Málaga se dirigieron a Fuengirola, pasando por el poblado de Benalmádena, donde hubo una refriega con
algún muerto y heridos. Siguió la expedición por la
costa y sin tocar Marbella, sin duda por la dimensión
de su fortaleza, toman la villa de Estepona sin luchar, cediéndola el Rey al marqués de Villena. Desde
aquí Enrique IV solo con su hueste, de unos 300
hombres, donde se encontraba el alcaide de Utrera,
se dirige a la Bahía de Algeciras pernoctando en la
torre de Cartagena (Carteya); después de prometer
al alcaide de Gibraltar respetar la ciudad, se embarca
para Ceuta en barco del gobernador portugués de
esta ciudad y pasa unos días de caza en el norte de
África, ordenando a Juan de Saavedra “lo esperase
en las Aljeziras, junto al río que llaman de la Miel”5.
No obstante, Enrique IV desembarcó en Tarifa
desde donde el 17 de Mayo de 1456 mandó una
carta a Jerez advirtiendo que el alcaide y los vecinos
de Gibraltar quedaban bajo su amparo. Continuó la
expedición de regreso a Sevilla, pasando por Vejer
donde presenció las almadrabas en plena actividad
y Jerez donde celebró el Corpus Christi. En Tarifa
quedaba Alfonso de Arcos como lugarteniente del
alcaide y juez de alzadas; sin embargo, muy pronto
se encontrarían de nuevo el Rey y Alfonso de Arcos,
esta vez en la toma de una importante plaza. En
efecto, a Sevilla llegaron noticias de Juan de Saavedra, señor de Castellar, de la posibilidad de tomar Jimena por su escasa guarnición; de esta manera el
Rey salió de la capital sevillana y según el cronista
Diego de Valera, que participó en la expedición de
Málaga y fue maestresala del Rey y de los Reyes Católicos, así como alcaide del Puerto de Sta. María,
donde falleció en 1488, Enrique IV.
“….fuese a Xerez y embió llamar al Duque de Medina Sydonia y juntándose 1.500 de acaballo y 6.000
peones fueron a Castellar y de allí salió Juan de
Saavedra y combatióse de tal manera que la tomó y
los moros se retruxeron a la fortaleza de Ximena y
rindieron pleitesía. Y el Rey mandó al caballerizo
Juan Guillen y al alcayde de Tarifa Alfonso de
Arcos, los cuales pusieron a los moros en la çibdad
de Gibraltar y se volvieron para el rey. Y el rey dejó
en la villa de Ximena a esteban de Villacreces como
Figura 3.- Historia de Gibraltar. A. Monti. Sevilla, 1851.
alcayde y se volvió a Sevilla”. 6
El día 15 de Junio de 1456 el Rey comunicaba
desde el real campamento al Cabildo de Cuenca la
toma de Jimena y el 20 de Junio desde Sevilla mandaba a Juan de Saavedra hiciera una entrada en tierras de Estepona con la ayuda de la gente de Jerez,
para evitar represalias, a la vez que perdonaba a los
homicianos que se establecieran en la villa malagueña.7
En la Navidad de aquel año, desde Palencia, el
Rey ordena a Jerez y las villas de Medina Sidonia,
Arcos y Lebrija aporten cuantas caballerías sean necesarias para que Pedro de Segovia pueda enviar a
Jimena las cantidades de trigo, cebada, vino y otros
mantenimientos que ha de comprar por su mandato
para abastecer a la guarnición de Jimena, pagando a
razón de 50 maravedíes por cada bestia alquilada,
con su hombre y aparejos.8
VALERA, D, 1941, Memorial de diversas hazañas. Edic. de J. Mata Carriazo. Madrid. Cap.XI.
Ibidem.
7
ABELLÁN J., 1985 Relaciones castellano-nazaríes. Jerez en los inicios del reinado de Enrique IV. Cádiz.
8
Idem, 75.
5
6
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Por su parte, Alfonso de Arcos continuaba su actividad guerrera y dentro de las buenas relaciones que
existían entre Castilla y Portugal, en octubre de
1458, después de que el rey portugués desistiera del
asedio de Tánger, participó con un importante auxilio al mando de cien hombres en la toma de Alcázar
Seguer -villa portuaria frente a Tarifa, que hizo el rey
Alfonso V de Portugal, por lo cual fue bien recompensado. El rey portugués se dirigió a nuestro héroe
el día 31 de octubre desde Ceuta por carta en la que
dice: “A quantos esta carta virem fazemos saber consijrando nos muito serviço que tenemos recibido e
ao diante entendemos reçeber dAfonso dArcos alcaide de Tariffa, queremos que aja de nos em dia de
su vida de tença (pensión) em cada un ano quinze
mil rreaes brancos”, según reza en los documentos
de la Chancillería Real de Alfonso V.9
El 7 de julio de 1459 recibió una carta del gobernador de Ceuta Sancho de Noronha, en la que lo
llama “alcaide amigo”, apercibiéndole tenía noticias
de la presencia de la armada de Túnez en aguas de
Vélez y de tropas del rey de Fez que se acercaban
por el interior. En ella le pedía enviara urgentemente
un emisario al rey de Portugal con la solicitud de
ayuda. Alarmado Alfonso de Arcos por la noticia, no
en vano los turcos seis años antes habían tomado
Constantinopla y amenazaban a toda Europa y dada
la fragilidad de las defensas tarifeñas, solicitó asimismo auxilio el 9 de julio de 1459 al Concejo sevillano, el cual pregonó por su tierra la prevención de
ayuda a Tarifa “por el concierto que los reyes moros
tienen hecho y ordenado contra esta villa e segund
los malos muros que tenemos”, en palabras del alcaide tarifeño10.
El capitán y gobernador de Ceuta termina la carta
del 7 de julio diciendo “el dicho bergantyn vos llevará, plasiendo a Dios, mañana lunes en la noche
de que aquí partirá, otro recabdo mío” 11en referencia a un pago de la pensión otorgada por el rey portugués. La alarma marítima resultó infundada y el
ejército meríní se acercaba para poner cerco infructuoso a Alcázar Seguer.
Poco después, en 1461 el rey Enrique IV comunicaba al concejo sevillano otra amenaza de una armada musulmana sobre las costas del obispado de
Figura 4.- Poder de Alfonso de Arcos a su sobrino Juan
de Arcos. Tarifa, 7 de octubre de 1465. Biblioteca Capitular Colombina. Fondo Gestoso. P.P. Tomo 38. Pp.
336-356.
Cádiz, requiriendo al duque de M. Sidonia y al conde
de Arcos se encargasen de la guarda de las villas y
lugares de sus puertos, según las actas capitulares de
Sevilla de agosto de aquel año12. En este caso tampoco se concretó la amenaza.
Conquista de Gibraltar y tratamiento
historiográfico
Seis años después que Jimena, en agosto de 1462, se
produjo la anexión de Gibraltar a la corona de Castilla, después de los fracasos de los intentos de Alfonso XI en 1350 y de Enrique de Guzmán en 1436,
donde ambos encontraron la muerte y donde nuestro
personaje tuvo un lugar destacado. En efecto, Alfonso de Arcos, quien había atesorado una gran experiencia guerrera por las tomas de Jimena para
Castilla y Alcazar Seguer para Portugal, no dudó un
momento en lanzarse a la conquista de Gibraltar
cuando tuvo noticias de su escasa guarnición. Pero
dejemos que sea también el cronista Mosén Diego
de Valera, contemporáneo de los hechos, quien nos
lo cuente hacia 1485:
“En un día del mes de Agosto del dicho año acae-
BAqUERO H., 1994, “Relaçoes marítimas e comerciais entre Portugal e la Baixa Andalucia nos seculos XIV e XV” en
Estudios de Historia y Arqueología medievales. Tomo X. Cádiz, 32-33.
10
MONTES ROMERO, I., 1986, “Algunos datos sobre las relaciones de Castilla con el Norte de África” en Estudios de
Historia y arqueología medievales. Tomo V-VI. Cádiz, 243.
11
Ibidem.
12
Idem , 244
9
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ció que un moro vezino de Gibraltar llamado Alí el
Curro se vino a la villa de Tarifa y se tornó cristiano
el qual fabló con el alcayde de aquella villa que se
llamaba Alfonso de Arcos y le mostró cómo pudiesen
fazer una entrada a los moros de aquella ciudad (…
) E ayuntó ochenta de a caballo y çiento y çinquenta
peones y fuese a Gibraltar (…) El alcayde escribió
a la ciudad de Xerez y a todas las villas de la frontera y al conde Juan Ponce de León que estaba en
Marchena y a Juan de Guzmán duque de Medina Sidona que estaba en Sevilla (…) Los primeros que llegaron fueron los de Arcos, Medina, Bejel, Alcalá y
Castellar y otro día siguiente llegó el pendón de
Xerez con 400 de a caballo y muchos peones e Gonçalo de Ávila que tenía el corregimiento de aquella
ciudad. Y cuando la gente de Xerez llegó ya había
combatido la ciudad las gentes de dichos lugares y
por la parte de la mar combatieron algunos navíos,
con algunos muertos y heridos.Después de parlamentar con los moros de Gibraltar para su rendición
llegó Rodrigo Ponce de León con 300 lanzas y entraron en la ciudad con la gente de Xerez y después
llegó el duque de Medina Sidonia y los moros por
reverencia del Duque y por aver sido muerto el
conde de Niebla su padre en aquella ciudad plazía
de entregar a él aquella fortaleza y no a otra persona alguna, lo que provocó grandes enemistades
en las dos casas. Sabido por el rey mandó al Duque
que entregase la ciudad de Gibraltar y su fortaleza
a Pedro Porras, criado suyo, al qual le dio la alcaydía.” 13
Según cuenta la Vida de Don Duarte de Meneses
publicada en 1627 en Lisboa por Agustín de Vasconcelos, en el año de 1462 el conde D. Duarte reposó después de ataques corsarios franceses en el
Estrecho
“hasta el mes de Agosto, en que supo de Alonso
de los Arcos Castellano de Tarifa como tenía cercada Gibraltar y falto de vituallas pidiole socorro
con diligencia. Cuando el Conde llegó a Gibraltar
había el Duque de Medina sidonia entrado en la ciudad y retirado los moros al castillo. El Duque obligó
cortésmente al Conde de Viana se encargase de
aquella gente, y pasándolos consigo a Alcázar, les
dio paso seguro a Tánger”.14
Figura 5.- Autógrafo de Andrea Scoto, notario eclesiástico
de Sevilla. 6 de diciembre de 1466. Biblioteca Capitular Colombina. Fondo Gestoso. P.P. Tomo 38. Pp. 336-356.
Poco después el rey Enrique IV insertó la ciudad
en los títulos de su Corona y a fin de poblarla después de la salida de los musulmanes le donó los términos de las Algeciras prohibiendo expresamente
que los jerezanos y tarifeños pudieran hacer uso de
ella, lo que provocó un largo conflicto.
El cronista Enríquez del Castillo nació en Segovia
hacia 1443 y en su “Crónica de Enrique IV”, escrita
hacia 1490 narra en el capítulo 12º que en el cuarto
año de su reinado (año 1457) Enrique IV “entró en
la vega de Granada talando y desde allí fue sobre
una villa muy fuerte que se dize Ximena, el qual
mandó combatir y se tomó por la fuerza” 15 y en el
capítulo 45º dice que estando el rey en Ágreda en
1462 “llególe nueva cómo D. Juan de Guzmán y la
gente de Xerez y comarcas alderredor avía tomado
la çibdad de Gibraltar de poder de los moros”16
En la historia del marqués de Cádiz y en las crónicas de Palencia, Barrantes, los Anales de Garci Sánchez y otros se endosa la gloria de aquellas jornadas
bien al conde de Arcos, luego marqués de Cádiz o
bien al duque de M. Sydonia.17
El doctor en Leyes y consejero de Fernando el Católico Lorenzo Galíndez de Carvajal, que escribió su
crónica hacia 1520, en lo que respecta a las tomas
de Jimena y Gibraltar sigue casi literalmente a Diego
de Valera, así como el jurado gibraltareño Hernández
del Portillo, que en su Historia de Gibraltar, hacia
VALERA,1941, ob. cit. Cap. XXI.
VASCONCELOS, A., 1627, Vida de D. Duarte de Meneses. Lisboa.
15
SÁNCHEZ A., editor. 1994, Crónica de Enrique IV de Enríquez del Castillo. Valladolid, Cap. 12º
16
Idem, Cap. 45º
17
CARRIAZO RUBIO J.L., 2005, “Alfonso de Arcos, alcaide de Tarifa y conquistador de Gibraltar” en Tarifa en la Edad
Media, Ayto. de Tarifa.
13
14
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Historia medieval
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Figura 6.- Gibraltar en el siglo XVIII. De “Historie van Spanje en Portugal” BNE.
1605, solo difiere de Valera en el número de peones,
posiblemente error del copista del siglo XVIII, único
ejemplar que se conserva y añade al final
“Antes de que llegasen los de Xerez, ya se dio un
asalto a la ciudad a persuasión del alcaide Alonso
de Arcos, que era la persona que con mas fervor y
brío acudía a la ofensa de esta ciudad, a el qual se
le debe todo lo más de la honra de este hecho, pues
por él, su destreza, valor y diligencia se ganó esta
ciudad18”.
Este último párrafo reivindicativo demuestra que
Portillo conocía la crónica de Palencia, escrita en
latín, donde se cuenta que la fortuna reservó para un
hijo del conde de Niebla el honor de apoderarse de
la plaza19
Desafortunadamente, esta historia de Portillo, la
primera de una larga serie sobre Gibraltar, no vio la
imprenta y solo fue rescatada por López de Ayala
ciento setenta años después.
En el siglo XVI vivió el historiador guipuzcoano
Esteban de Garibay, quien publicó su Compendio
historial en 1571 en Amberes, siendo la primera historia general desde el origen de España hasta el siglo
XVI. Refiere la toma de Gibraltar siguiendo a Enríquez del Castillo, a quien nombra expresamente, diciendo que el rey Enrique IV “….abiendo rompido
guerra con Aragón le vinieron dos nuevas de gran
contento. La primera que Don Juan de Guzmán avia
ganado de los Moros la ciudad de Gibraltar y la segunda que Pedro Girón maestre de Calatrava, avía
también ganado la villa de Archidona” 20
También en el siglo XVI se escribió el manuscrito
de la biblioteca de Jerez conocido como Libro del
Alcázar. Contiene la historia de Jerez desde la conquista en el siglo XIII hasta la toma de Gibraltar. En
este tema el probable autor J. Román, escribano del
cabildo jerezano, hace un minucioso relato de los
acontecimientos casi minuto a minuto, desde la llegada de cartas el 17 de agosto de 1462 al concejo de
Jerez desde Medina y Alcalá dando cuenta de la necesidad de socorro para la toma de Gibraltar, la llegada de la gente de Jerez el día 18 por la noche al
campamento donde “….hallaron las villas de Medina Alcalá y otras que avían combatido la dicha
cibdad en el qual avian peligrado algunos y otros
heridos”; la entrada el viernes 20 de agosto en Gibraltar de los caballeros de Jerez, el envío de bizcocho y otros mantenimientos el día 21 y el regreso del
pendón el día 24, así como el requerimiento del Rey
a la ciudad jerezana fechado en 2 de setiembre para
que aportara 100.000 maravedíes, 60 peones ballesteros y 10 caballeros para el mantenimiento y guarda
de la ciudad.
J. Román señala a continuación que “el escribano
HERNÁNDEZ DEL PORTILLO A., 1781, Historia de la muy noble y mas leal ciudad de Gibraltar. Ms 5579. BNE. Copia de
1781. en CRIADO ATALAYA, F.J. Y DE VICENTE LARA, J.I., 1995, “Tarifa la guerrera” (II) Aljaranda,17. 14-21.
19
PALENCIA A., 1904, Crónica de Enrique IV. Edic. de Paz y Meliá. Rev. de Archivos. Madrid, T. I.
20
GARIBAY E., 1628, Compendio historial. Barcelona, Libro II. www.proyectos.cchs.csic.es/humanismoyhumanistas
18
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Historia medieval
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Figura 7.- Anales eclesiásticos de Sevilla. O. de Zúñiga. BNE.
del cabildo de Xeres que nos a escrito la toma de Gibraltar no nos dize al principio de cómo fue çercada
ni por quien”.21
La falta de noticias del promotor de la toma de Gibraltar la soluciona el fraile Esteban Rallón, que escribió su Historia de la ciudad de Xerez de la
Frontera en el último tercio del XVII, aludiendo a
un memorial antiguo, que bien pudo ser el de Valera;
Rallón da cuenta de la iniciativa de Alfonso de Arcos
y la llamada que hizo a las villas cercanas pidiendo
refuerzos, significando que el 20 de agosto los moros
rindieron la plaza a los jerezanos antes de la llegada
de Rodrigo Ponce de León y del duque de Medina
Sidonia, el cual se apoderó de la ciudad hasta que el
Rey envió por alcaide a su vasallo Pedro de Porras22.
Poco más tarde, en 1667, Ortiz de Zúñiga en la obra
citada otorga a nuestro alcaide el mérito que le corresponde.23
Sin embargo, para esas fechas ya circulaba la que
sería obra de referencia en España durante doscientos cincuenta años, la “Historia de España” del
Padre Juan de Mariana, publicada en 1601. Mas preocupado por las relaciones del Rey con los Papas que
de la guerra de frontera, en ella se cuenta que en
1457 por represalia ante la muerte de Garcilaso de
la Vega, el Rey arrasó el pueblo de Mena, pasando a
todos sus moradores a cuchillo y en cuanto a Gibraltar dice sin precisar la fecha que “solamente Don
Juan de Guzman, primer duque de Medina Sidonia,
trataba y se apercibía de poner cerco a Gibraltar,
pueblo que está puesto a la boca del Estrecho” 24
ABELLÁN J, editor, 2012, Libro del Alcázar. Jerez.
RALLóN E., 1998, Historia de la ciudad de Xerez de la Frontera. Univ. de Cádiz Tomo II.
23
Ortiz de Zúñiga, D, 1667. Od. Cit.
24
MARIANA J., 1601, Historia de España. Vol. II. http://www.proyectos.cchs.csic.es/humanismoyhumanistas/
21
22
9
Historia medieval
Aljaranda 87 (2012) 3 - 15
Desde López de Ayala a nuestros días.
En el siglo XVIII vivió el intelectual Ignacio López
de Ayala y Lobato. Vino al mundo en Grazalema,
obispado de Málaga en aquella época, el 18 de octubre de 1739, festividad de San Lucas, con cuyo nombre fue bautizado, cambiándose en la confirmación
de 1747 por Ignacio. Hijo de Pedro López de Ayala,
hacendado relacionado con la famosa industria de
paños de Grazalema y de Rafaela Lobato ; probablemente estudió con los jesuitas en el noviciado de
Sevilla y en 1765 se estableció en Madrid, entregando a la imprenta unos epitalamios por el casamiento de los príncipes de Asturias, escritos en cinco
idiomas; ganó la cátedra de Poética en 1770 en los
Reales Estudios, institución sucesora del Colegio
Imperial de los jesuitas tras la expulsión de éstos en
1767, y publicó la tragedia “Numancia destruida”
en 1775; fue censor y corrector de comedias y académico de la Historia y de Bellas Artes de S. Fernando. Residente en la calle Imperial, parroquia de
San Sebastián de Madrid, en 1775 solicitó permiso
al Consejo de Castilla, de quien dependían los Reales Estudios, para reponerse de su enfermedad, por
lo que estuvo casi dos años recorriendo Sanlúcar de
Bda, Cádiz y su costa “a tomar aires” y acudiendo
al balneario de Archena, Murcia, donde escribió y
publicó un largo poema en latín sobre las termas,
dando cuenta de los balnearios famosos de España
y sus efectos beneficiosos para la salud25, regresando a Madrid en mayo de 1777. Durante este
tiempo le sustituyó en la cátedra Nicolás Fernández
Moratín, quien también lo hizo desde setiembre de
Figura 8.- de I. López de Ayala. 1777. Archivo Diocesano de Cádiz. Expdtes. Matrimoniales.
1778 a junio de 1780.
En junio de 1778 fue nombrado para el tribunal
opositor de lengua árabe de los Reales Estudios y
en otras oposiciones de julio de aquel año fue sustituido, así como en el comienzo del curso, que ejerció
Moratín hasta su muerte en 1780, como hemos
visto.26
El 16 de setiembre de 1777, domiciliado en calle
Juanelo, 16 parroquia de San Justo de la Villa y
Corte contrajo matrimonio por poderes con la jovencita tarifeña Josefa de Abreu y Orta (1763)27,
hija del abogado y administrador de rentas provinciales Juan de Abreu y Cebada y de Ana de Orta y
Arcos, descendiente de Lázaro de Arcos, del siglo
XVI28. Dos años después Ayala presenció en Algeciras los preparativos del asedio de Gibraltar de 1779
LóPEZ DE AYALA Mª JOSÉ., 1992, “Lo antiguo y la realidad de su tiempo en un poema de Ignacio López de Ayala”, en
Aspectos modernos de la Antigüedad y su aprovechamiento didáctico. F. Javier Gómez (edic.). Madrid.
26
SIMóN DÍAZ, J., 1959, Historia del Colegio Imperial de Madrid. T.II.
27
Ignacio Lucas López de Ayala y Lobato fue confirmado el año 1747 junto a sus hermanos Rosalía, Antonio, Pedro, Nicolás y Vicente. Su padre murió en 1769 y su madre en 1773. Josefa Mª Clímaco de Abreu y Orta nació el 30 de Marzo
de 1763 y fue bautizada en San Mateo por su tío el presbítero Fernando de Orta y Arcos; en la ceremonia matrimonial celebrada en la parroquia de San Francisco de Tarifa, el contrayente fue representado por su suegro D. Juan de Abreu, domiciliado ya en plaza del Perulero. (Archivo Diocesano de Cádiz. Expdtes. Matrimoniales. Sig. 5023).
28
Josefa Abreu tuvo por hermano al benjamín de la familia Joaquín Mª Estanislao Abreu y Orta (Tarifa, 7/mayo/1782-Algeciras, 11/febrero/1851), quien después de abandonar la Marina Real siguió las ideas socialistas de Fourier en Francia y
a su regreso a España publicó los primeros artículos de esa corriente; para el fourierismo en España ver CABRAL CHAMORRO, A., 1990, Socialismo utópico y revolución burguesa, Cádiz. Joaquín Abreu casó en 1836 con Concepción Núñez
Abreu (1806), hija de su hermana Antonia Tomasa (1766) y de Bartolomé Núñez (1766) arrendatario del duque de Medinaceli y patriarca de la saga de ganaderos de lidia tarifeños. Tío y cuñado de Josefa fue Francisco de Orta y Arcos,
casado con Teresa Abreu; mariscal del Ejército y gobernador político y militar de Ceuta, quien para ingresar en la hermandad de la Santa Misericordia de Ceuta presentó documentación por descendiente del conquistador de Gibraltar Alfonso
de Arcos, en GóMEZ, J.L.,1995, “Fco. de Orta y Arcos mariscal de campo tarifeño” Almoraima, 13, 278. Josefa de
Abreu tuvo dos hermanos más en la Armada, Antonio Agustín Abreu (Tarifa, 20/febrero/1765) muerto defendiendo San
Carlos en Uruguay de un ataque de los ingleses en 1806 en www.es.wikipedia.org/wiki/Agustín_Abreu_Orta y Manuel Mª
Abreu (Tarifa, 22/octubre/1776), quien fue comisionado en 1821 al Perú para la pacificación, la que trató con el libertador
San Martín. www.es.wikipedia.org/wiki/Manuel_Abreu.
25
10
que venía a poner bastante aire fresco en la historiografía española, dejando de lado la historia eclesiástica de Mariana e incidiendo en temas sociales y
culturales. Conocía las crónicas de E. del Castillo y
la de Valera pero se inclina por Castillo y se vuelca
en el tema de la Beltraneja; comete el mismo error
que Mariana diciendo que Jimena se tomó en 1457
por represalias, no mencionando la toma de Gibraltar.
En 1851, el teniente coronel A. Monti publicó en
Sevilla su Historia de Gibraltar con Barrantes, cronista de la casa de Medina Sidonia, Portillo y Ayala
como fuentes principales. Erróneamente coloca a Alfonso de Arcos como vasallo del duque de M. Sidonia y termina con Ayala atribuyendo todo el mérito
de la conquista al alcaide tarifeño.
En 1860 la revista médica de Cádiz dio a la imprenta la obra de Francisco Mª Montero, Historia de
Gibraltar y su campo en la que intercala Palencia
con Portillo y termina con L. de Ayala.
Los esfuerzos de Hernández del Portillo destacando la destreza y el valor de Alfonso de Arcos y
de López de Ayala alabando que el alcaide de Tarifa
armó la gente a su costa y la dirigió solo tuvieron
eco en historias locales.
Antonio Ballesteros y Beretta, catedrático de historia de España y de historia de America, marido de
Mercedes Gaibrois, estudiosa del reinado de Sancho
IV, publicó en 1922 el Tomo III de su Historia de
España y su influencia en la historia universal; respecto al reinado de Enrique IV da cuenta de las crónicas medievales, algunas de las cuales se publicaron
a principios del siglo XX; en cuanto a la conquista
de Jimena sigue a M. Lafuente y del año 1462 solo
da la noticia del nacimiento de la princesa Juana, hija
del Rey.
En 1946 Juan del Álamo escribió su Gibraltar
ante la historia de España utilizando una extensa bibliografía extranjera; sin embargo, en la conquista
de 1462 se conforma con copiar a Montero. El polifacético José Carlos de Luna, que destaca por su poesía populista, escribió un ensayo antropológico
sobre la etnia gitana y editó en 1946 también su Historia de Gibraltar siguiendo a Portillo, señalando
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y descubrió el manuscrito de Hernández del Portillo
sobre la historia gibraltareña en el archivo del ayuntamiento, decidiendo llevar a la imprenta una obra
de las mismas características ampliada hasta su
época, la que publicó en 1782 de nombre Historia
de Gibraltar. Afortunadamente, trasladó dicho manuscrito a Madrid del cual la Biblioteca Nacional
hizo una copia en 1781, único ejemplar que se conserva; en este año fue nombrado académico de la
Real Academia de la Historia y continuaba acudiendo a las tertulias de la fonda de San Sebastián y
de la Fontana de Oro, donde Moratín, Cadalso,
Iriarte y otros se daban a conocer las obras que iban
realizando.29 En 1787 hizo una traducción del latín
del Concilio de Trento30 y en fecha indeterminada
volvió a Tarifa donde falleció el 24 de abril de
178931 bajo testamento otorgado ante el escribano
tarifeño Pedro de Ronda.
En dicho documento mandaba se dijesen por su
alma 500 misas, se enterrase en la iglesia mayor de
San Mateo y nombraba única heredera a su esposa,
dando cuenta de una hija del matrimonio que murió
infante, así como disponer de un importante patrimonio.32
Conocedor sin duda de la obra del Padre Mariana,
L. de Ayala, quien manejó una importante bibliografía como las fuentes clásicas y la enciclopedia hispano-arábiga de Cassiri y fuentes documentales de
primera mano como las del archivo ducal de M.
Sydonia; cita a Hdez. del Portillo como conocedor
de los hechos y después de transcribir literalmente
su narración de la toma de Gibraltar de 1462 hace
un encendido elogio de Alfonso de Arcos:
“Pensando con desinterés ninguno de estos señores (se refiere a Ponce de León y a su rival Juan de
Guzmán) debió atribuirse la conquista. La gloria de
la jornada se debió casi toda a Alonso de Arcos, que
armó la gente a su costa, la animó, dirigió y mantuvo así como a otros caballeros de Tarifa que fueron
los que se resolvieron por sí solos a la conquista,
cercaron a los moros, los combatieron y pusieron en
disposición de entregar la plaza. 33
En 1850 Modesto Lafuente inició la publicación
de su monumental Historia general de España, lo
LóPEZ DE AYALA, Mª JOSÉ. Ídem.
Obra completa en HERRERA, JERóNIMO, 2012“López de Ayala, Ignacio”. DICCIONARIO BIOGRÁFICO ESPAÑOL, Real Academia de la Historia, T. XXX, Madrid.
31
El 25 de Abril de 1789 se celebró el funeral en la iglesia de S. Francisco y fue enterrado en la mayor de San Mateo.
(Libro 5, Fol. 205 vto. de Finados de S. Francisco)
32
Libro de Testamentos de San Mateo de Tarifa (1786-1792), 356. Transcripción completa en apéndice.
33
LóPEZ DE AYALA, I.,1782, Historia de Gibraltar. Caja de Ahorros de Jerez, (1982).
29
30
11
Historia medieval
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que la gloria de la conquista se debe dar totalmente
al modesto alcaide de Tarifa Alonso de Arcos que
“….con su gente cercó la plaza y puso a sus defensores en trance de rendirla antes de que llegaran los
magnates que luego se la disputaron”34
George Hills en su Peñón de la discordia editado
en su versión española en Madrid en 1974, dice que
son más de 150 autores los que han escrito sobre la
historia de Gibraltar desde López de Ayala, lo que
muestra la importancia de este pequeño trozo de tierra; destaca de la época que tratamos la incorporación por parte del Rey del nombre de Gibraltar a los
títulos de la Corona de Castilla, la disputa entre las
casas nobiliarias por la posesión de Gibraltar, que
explica uno de los factores del lento proceso de la
Reconquista y el olvido en que pronto cayó el papel
vital desempeñado por el alcaide de Tarifa Alonso
de Arcos.35
Sin embargo, dos monumentales obras de referencia como el Diccionario Enciclopédico de Espasa y
la Historia de España de Menéndez Pidal, con ediciones a lo largo de todo el siglo XX, no hacen mención alguna a la intervención de nuestro personaje,
repartiéndose el mérito las casas nobiliarias.
En 1946 Juan del Álamo escribió su
“Gibraltar ante la historia de España”
utilizando una extensa bibliografía
extranjera
La participación de las casas de Medina Sidonia
y de Arcos, con sus cronistas propios, no solamente
en la toma de Gibraltar sino en otras acciones llevadas a cabo por Enrique IV en diversos lugares del
Reino de Granada significó dejar en un segundo
plano la iniciativa del alcaide de Tarifa Alfonso de
Arcos, que fue quien tomó la decisión de presentarse
ante Gibraltar y dar un primer asalto a la ciudad.
Documentos originales relativos a
Alfonso de Arcos
No obstante, la verdadera historia estaba escrita
desde los tiempos de Alfonso de Arcos. En el siglo
XVIII el dominico J. Martín Rincón escribió los Protocolos del monasterio de Santa María de las Cue-
vas, cuyo manuscrito se encuentra en la biblioteca
de la Real Academia de la Historia; esta obra extraída de los documentos del archivo del monasterio,
desaparecido tras la clausura del monasterio, va narrando cronológicamente el discurrir del monasterio
desde su fundación en 1402; sus dependencias, obras
de arte, recursos, obras pías, bienhechores, etc.
En 1950, el presbítero Baltasar Cuartero conoció
el manuscrito en Madrid y basándose en él escribió
su “Historia de la Cartuja de Santa María de las
Cuevas de Sevilla”. En lo que respecta a 1477, año
de la muerte de Alfonso de Arcos, Cuartero hace un
relato de la conquista de Gibraltar destacando la mediación de la Virgen de las Cuevas y el retiro al monasterio del alcaide tarifeño, convirtiéndose en un
importante bienhechor del mismo.
Sorpresivamente, los documentos originales que
manejó el padre Rincón relativos a Alfonso de
Arcos, se encuentran en la biblioteca Colombina de
la Catedral de Sevilla. Los reunió el erudito sevillano José Gestoso en 1880, pasando a integrar su
monumental archivo privado, que donó a la biblioteca citada y hace unos años fueron puestos de manifiesto por el profesor Carriazo Rubio. Por estos
cinco documentos, firmados dos de ellos por Alfonso
de Arcos en Tarifa el 7 de octubre de 1465 y otros
tres fechados en Sevilla el 25 de enero y el 6 de diciembre de 1466 y el 20 de agosto de 1477, conocemos que el rey Enrique IV honró la gesta de Alfonso
de Arcos concediéndole la recompensa de 8.000 maravedíes anuales por juro de heredad por haber ganado la ciudad de Gibraltar, así como la donación
que hizo del juro al monasterio de Santa María de
las Cuevas de Sevilla, además de su testamento otorgado en el monasterio pocos meses antes de morir.
El documento de enero de 1466 es el registro efectuado ante el ayo del Rey en Sevilla Carlos de Morales y otros escribanos de la carta privilegio del Rey
sustentada en las alcabalas de la alhóndiga de Sevilla, por parte del mayordomo del monasterio y por
temor a que dicha carta “llevándola y mostrándola
se podría perder por fuego o por agua o en otra manera alguna”.36 En este documento se da cuenta de
un albalá de Enrique IV de fecha 15 de octubre de
1462 concediendo a Alfonso de Arcos un juro de heredad para siempre jamás de 8.000 maravedíes desde
esta fecha y puestos sobre las rentas de Sevilla y su
LUNA, J.C., 1944, Historia de Gibraltar Madrid.
HILLS, G., 1974, El Peñón de la discordia. Edit. San Martín .Madrid.
36
Biblioteca Capitular Colombina. Sevilla. Fondo Gestoso. Papeles varios. Tomo XXXVIII, 340.
34
35
12
En 1950, el presbítero Baltasar
Cuartero escribió su “Historia de la
Cartuja de Santa María de las Cuevas
de Sevilla”
nasterio y donde decidiría que sería su lugar de retiro. Durante este tiempo fue sustituido en el
gobierno de Tarifa por el hijo del alcaide, Pedro Vázquez de Saavedra, quien en 1464 firmaba un documento como alcaide de Tarifa39; de regreso a Tarifa,
Alfonso de Arcos otorgó poder a su sobrino Juan de
Arcos el mozo ante el escribano tarifeño Villalobos
el 7 de octubre de 1465 en que se presenta como alcaide y juez de alzadas. En virtud del mismo envía
a su sobrino a Sevilla para traspasar el juro recibido
del Rey al monasterio de Sta. María de las Cuevas.
El documento tarifeño está firmado por Alfonso
de Arcos como poderdante, Juan de Arcos, probable
escribiente de la carta-poder y el jurado Juan Santiago como testigos, que aparecen como escribanos
en el texto y el escribano público del número Juan
Fernández de Villalobos. Extractado dice:
“Sepan cuantos esta carta vieren como yo Alfonso
de Arcos alcayde y juez de alzadas de la villa de Tarifa teniente lugar del onrado caballero don Gonzalo de Saavedra mi señor (…) otorgo mi poder
cumplido libre y llenero a Juan de Arcos mi sobrino
para que por mí y en mi nombre pueda dar y entregar perpetuamente y para siempre jamas en el onrado y honesto monasterio de Santa maría de las
cuevas de la muy noble y muy leal ciudad de Sevilla
de los ocho mil maravedíes de juro que yo tengo
anotados en los libros del Rey que por buen servicio
Historia medieval
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arzobispado, Jerez y su partido o cualquier ciudad o
villa de sus reinos, porque “….principiaste y diste
forma y manera de cómo la ciudad de Gibraltar en
poder de los moros enemigos de nuestra santa Fe
catlólica se ganase. Y de los trabajos en armar y
abastecer ciertas fustas por mar y del trabajo de la
gente de a caballo y de a pie que llevó por tierra
para el cerco y combate de la dicha ciudad”37
Dado que las rentas antedichas estaban reservadas
en privilegio concedido por el mismo Rey “….por
quanto es mi merced que sean para librar los castillos fronteros de tierra de moros”, Alfonso de Arcos
pidió al Rey le confirmase el juro concedido, lo que
hizo Enrique IV mediante carta de privilegio “escrita
en pergamino y sellada con my sello de plomo” en
Burgos el 13 de marzo de 1463, señalando los derechos del juro sobre las rentas de la alhóndiga de Sevilla, a razón de 4.000 maravedíes sobre la fruta y
4.000 sobre la carnicería, los cuales se cobrarían íntegros a partir del año 1464, obteniendo Alfonso
desde la fecha de la carta la cantidad de 6.466 mrs.38
Por la datación de documentos posteriores podemos deducir que Alfonso de Arcos después de recibir la carta de privilegio en 1463, se desplazó a
Sevilla, donde pasó una larga temporada en el mo-
Por la datación de documentos
posteriores podemos deducir que
Alfonso de Arcos, después de recibir
la carta de privilegio en 1463, se
desplazó a Sevilla
de la entrada y toma de la noble ciudad de Gibraltar
que yo gané mediante la gracia divina de dios nuestro Redemptor y por la virgen señora Santa maría
su madre, como tengo dello privilegio autentico rodado y sellado”40
Además del poder también escribe una carta en Tarifa en la misma fecha dirigida al prior y monjes del
monasterio haciendo hincapié en la intercesión de la
Virgen en la toma de Gibraltar, dando cuenta del
envío del privilegio “que por remuneración de tan
buen servicio a my fueron dados perpetuamente
para siempre jamas” como donación al monasterio
y rogando a los monjes tengan presentes en sus plegarias su alma y la de sus difuntos padres.41
Cuatro días más tarde, el 11 de octubre ya se encontraba Juan de Arcos en Sevilla registrando el traspaso del juro ante el escribano público Alfonso Ruiz,
en presencia del prior del monasterio Fernando de
Torres , destacando que cuando la toma de Gibraltar
su tío prometió a la Virgen que la ganancia que recibiera la entregaría a dicho monasterio, como lo hacía
en ese acto, y donde se deduce la estancia de Alfonso
de Arcos en el monasterio en los años precedentes,
Íbidem. Tomo 38,338.
Idem. 339-340.
39
CARRIAZO, Ídem, 209.
40
Bca. Capitular Colombina, Idem, 344.
41
Ídem, 342.
37
38
13
Historia medieval
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dividiendo el juro de 8.000 maravedíes en dos partes
“ en sustentación y hedificación del dicho monasterio de Santa María de las Cuevas y para sustentación de vos el dicho señor prior y monjes, por
muchas honras e buenas obras que el dicho Alfonso
de Arcos mi tío ha recibido y recibe en cada día de
vos el dicho señor prior y del dicho monasterio”42
El 6 de diciembre de 1466, el notario eclesiástico
en Sevilla Andrea Scoto daba fe de la autenticidad
de la carta privilegio del Rey y trasladaba a un documento el poder notarial de Tarifa y el traspaso que
Juan de Arcos hizo al prior y monjes del monasterio
de las Cuevas por orden de Alfonso de Arcos43.
En fecha indeterminada, Alfonso de Arcos se retiró
al monasterio, administrando su patrimonio y convirtiéndose en bienhechor del mismo, mandando
construir un retablo para la capilla del Sepulcro. Falleció en diciembre de 1477 bajo testamento del 26
de agosto de aquel año ante el escribano Pedro Fernández nombrando herederos a los monjes de Santa
María de las Cuevas; con manda a su sobrino Pedro
de Arcos consistente en la entrega anual de 600 maravedíes por servicios prestados y destinando 6.000
mrs. para el rescate de “ciertos cauptibos naturales
de la dicha villa de Tarifa que de poco días acá están
cauptibos en tierra de moros” ; asimismo destinaba
esta cantidad perpetuamente cada año a los cautivos
que hubieren de las villas de Tarifa y Arcos de la
Frontera. Además de 18.500 maravedíes perpetuos
para el monasterio, dejaba diversas cantidades para
monasterios de Sevilla, misas por amigos y criados
y limosnas para pobres, destacando el destino de
2.500 maravedíes anuales para entregar sayos a los
pobres, costumbre que perduró más de doscientos
años.
En el traslado del codicilio que figura a continuación del testamento, de fecha 16 de setiembre de
1477, Alfonso de Arcos asigna las cantidades que
dejó para la redención de cautivos al rescate de sus
sobrinos Pedro y Juan de Arcos y de sus hijos, en
caso de que fueran apresados.44
quedaba de manifiesto la inquietud con que se
vivía en Tarifa, objeto de frecuentes incursiones
desde el Norte de África; esta incertidumbre se ex-
tendió varios siglos, lo que provocaba en algunas
épocas una continua salida de sus habitantes a otros
lugares más seguros; justo un siglo más tarde,
cuando la expulsión de los moriscos de la serranía
de Ronda, la mitad de los nuevos pobladores de Genalguacil y Jubrique eran vecinos de Tarifa, según
los libros de Apeos de la Chancillería de Granada.45
Y en 1677 en la misión del fraile trinitario fray Juan
de la Visitación a Fez y Tetuán para liberar cautivos,
que se prolongó desde enero a mayo de aquel año,
figuran los tarifeños Juan de Valencia, Sebastián del
Sol, Antón de Vera, de 60 años y cuatro de cautiverio, Gaspar Fernández, de 50 años y siete de cautiverio, Francisco Trujillo, Francisco Sánchez,
Sebastián Palermo, de 19 años y cinco de cautiverio
y otros. El 7 de junio de 1677 llegaron a Gibraltar
desde Ceuta un total de 132 cautivos liberados, con
un coste de 250.868 reales de plata46.
Alfonso de Arcos fue enterrado en la capilla del
El 6 de diciembre de 1466, el notario
eclesiástico en Sevilla Andrea Scoto
daba fe de la autenticidad de la carta
privilegio del Rey
Sepulcro de la iglesia del monasterio cartujo, bajo
una lápida con la inscripción “Aqui yace sepultado
el honrado caballero Al. de Arcos, alcaide de Tarifa,
que gano a Gibraltar de los enemigos de nuestra
santa fe. Fallecio en el año de 1477. Fue bienhechor
de esta casa. Rueguen al señor por él”, recogida por
Ortiz de Zúñiga en sus Anales.47 Después de la exclaustración de los monjes, los diversos sepulcros,
entre los que destacan los de la familia Enríquez y
Ribera, fueron trasladados en el siglo XIX a la iglesia de la universidad de Sevilla, donde permanecieron hasta el año 1992, en que se reubicaron en el
restaurado edificio del antiguo monasterio de la isla
de la Cartuja de Sevilla. En esta ocasión la lápida
con inscripción gótica de Alfonso de Arcos se ha manifestado incompatible con el arte contemporáneo
que actualmente aloja la Cartuja y aguarda otros
tiempos en el almacén del citado monasterio.
Ídem, 349.
Ídem, 348-352.
44
Bca. Capitular Colombina, Ídem, 354-355. Transcripción completa en Carriazo, 2005, 214
45
BENÍTEZ R.,1982, .Moriscos y cristianos en el condado de Casares. Córdoba.
46
ARCHIVO HISTóRICO NACIONAL. Sec. Estado. Códice 144.
47
Ortiz de Zúñiga, Idem.
42
43
14
Apéndice.
Testamento otorgado por Ignacio López de Ayala en
Tarifa ante Pedro de Ronda, escribano de número.
Tarifa, 22 abril 1789. Libro Testamentos S. Mateo
(1786-1792)356.
“En el nombre de Dios (…) sepan como yo D. Ignacio López de Ayala natural de Grazalema en la
serranía de Ronda, Catedrático de Poesías latinas
en los Reales Estudios de San Isidro de Madrid y casado en esta Ciudad donde estoy residiendo hallándome enfermo del cuerpo pero en mi sano juicio,
En primer lugar encomiendo mi alma a Dios
Nuestro Señor (…) quiero ser sepultado en la iglesia
de San Mateo y se digan 500 misas por mi alma a
razón de 3 reales de vellón cada una. (…) Declaro
no debo cosa alguna y a mi me debe mi hermano
D.Antonio Lopez de Ayala vecino de Grazalema
18.000 rs. vn. y en poder de D.Pedro Subiaga vecino
de Madrid tengo una cantidad grande de dinero que
no tengo presente a cuanto asciende, pero quiero se
esté a lo que diga el dicho Don Pedro por tener entera satisfacción de su honrado proceder.
Contraje matrimonio en la iglesia de San Francisco con Dª Josefa Abreu Cevada y Orta natural de
esta, hija de D. Juan Abreu administrador de rentas
Provinciales en ella y de Dª Ana de Orta y Arcos de
la misma naturaleza. De dicha mujer tuvimos una
sola hija que falleció en la edad púbil.
Declaro tengo por bienes una viña grande con bodega en Grazalema y en poder de mi sobrino Pedro
Lopez de Ayala 200 ó 300 fanegas de trigo y también
tengo unos 200 zerdos en poder del mismo que les
dejé para venderlos y en poder de un vecino de esta
ciudad, que mi suegro D. Juan sabe quien es, tengo
22.000 reales además de otros enseres y ropas que
sabe mi mujer, que los percibirá como mi heredera
que ha de ser.
Quiero se le den a mi hermana Rosalía, honesta
1.500 reales.
Y quiero no se les cobre a mi hermano D. Antonio
los 18.000 reales porque se les perdone y además se
le den 1.500 reales por vía de legado.
Nombro albacea a mi suegro D. Juan Abreu e instituyo mi universal heredera a mi mujer Dª Josefa
de Abreu y Orta.”
Historia medieval
Aljaranda 87 (2012) 3 - 15
Conclusión
El siglo XXI ha venido a poner las cosas en su sitio,
sin bien es cierto que el acceso a las fuentes históricas que hoy disfrutamos tiene poco que ver con el
de otras épocas; gracias a la labor investigadora de
los profesores Carriazo, Sánchez Saus, Abellán y
otros, aquel caballero de la frontera que vivió en el
XV y que se decidió a la conquista de Gibraltar
logra su merecido reconocimiento académico. La
inclusión de Alfonso de Arcos en el magno Diccionario Biográfico Español, que acaba de editar la
Real Academia de la Historia, así lo pone de manifiesto.
15
Patrimonio munumental
Aljaranda 87 (2012) 16 - 22
Figura 1. Sector de la muralla donde se encuentra el conjunto de grafitos históricos. Foto autor.
Aproximación al estudio de los grafitos históricos
localizados en el suroeste del cerco amurallado de Tarifa
José León Rojas
D
iseminados por el sector suroeste del
lienzo de muralla reformado por el gobernador de la plaza de Tarifa Don Isidro
de Peralta en el año 1772, se localizan una serie
de dibujos y grabados de temática naval y simbólica que forman parte de nuestro patrimonio histórico y cultural. Presentamos en este trabajo una
descripción del conjunto de grafitos históricos así
como una primera aproximación a su estudio.
Palabras clave: Grafitos históricos, embarcaciones, símbolos, marcas, murallas, Tarifa, Isidro
de Peralta.
Introducción
En el año de 1768 asume el cargo de gobernador de
la plaza de Tarifa Don Isidro de Peralta Rojas,1 cuatro años después, en 1772 manda a realizar obras de
mejoras en la muralla de la plaza.2 Las reformas se
centraron en el frente este del barrio de Aljaranda
por ser este sector el más expuesto a los ataques
desde las elevaciones que dominan la ciudad por este
flanco. Estas actuaciones de mejora del sistema de-
fensivo fueron las segundas realizadas en este lugar
tras las obras efectuadas en el siglo XVII. Aunque
en su origen el material constructivo puedo ser el tapial, hoy día y debido a las mejoras realizadas se
pueden apreciar los distintos materiales usados en
ellas como la mampostería, el ladrillo y alambor de
sillares en sus esquinas más expuestas, todo ello enfoscado.3 En este tramo de muralla reformado donde
podemos apreciar numerosos grafitos históricos, en
concreto en la cara externa del lienzo de muralla
comprendido entre la torre de los Maderos y la torre
que se encuentra junto al postigo de Santiago, ambas
torres incluidas,
Discernir que es un grafito histórico no es tarea
fácil pues no existe una definición homogénea para
definir dicho término. Podemos denominar con esta
terminología a aquellos dibujos o inscripciones realizados sobre un formato que no es el adecuado para
ellos. Generalmente, la descontextualización del grafito respecto al soporte provoca el deseo de eliminarlo pero cuando se es consciente de la antigüedad
de los trazos, ese deseo de eliminarlo desaparece, ya
TERÁN REYES, F y TERÁN GIL, J, 2004, “Algunos cabildos curiosos e importantes”, Aljaranda, 54, 35-38.
CRIADO ATALAYA, F, J, 1992, Tarifa: Su geografía, historia y patrimonio, Tarifa, Área de educación y cultura Ayuntamiento
de Tarifa, 54.
3
SÁEZ RODRÍGUEZ, Á, 2004, “La muralla medieval de Tarifa (II)”, Puerta de Jerez, 23, 8-9.
1
2
16
Patrimonio munumental
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Figura 2. Grafito naval que corresponde a una galera. Imagen A de la fig. 5. Foto autor.
que pasa a ser un elemento a proteger.4 Es en ese momento cuando al término grafito le añadimos el adjetivo de histórico, pues se convierten en un
documento muy útil para el conocimiento de la
época de realización de los mismos.
A los grafitos presentes en la muralla de Tarifa hay
que incluirlos en la categoría de grafitos históricos,
pues nos encontramos con una serie de dibujos y grabados que representan embarcaciones propias del
siglo XVIII y XIX, así como numerosos signos y
marcas que si bien presentan una difícil interpretación son semejantes a los numerosos grafitos identificados como marcas de canterías existentes en otras
zonas de la geografía española.
Los grafitos tarifeños
Entre los grafitos diseminados por la muralla este
podemos distinguir en su realización dos técnicas
principales. La técnica que predomina es la de la incisión con un objeto punzante o cortante en la pared
revocada de la muralla. En algunos casos estos trazos
son muy sutiles o con desgastes en los que la erosión
ha provocado que se encuentren casi desaparecidos,
mientras que en otros apreciamos trazos más profundos y claros. Junto con la técnica de la incisión ob4
servamos el uso del carbón mineral o carboncillo, si
bien de esta técnica nos encontramos con un número
menor de ejemplos.
La temática que más abunda entre el conjunto de
dibujos y grabados es la naval, un tema muy recurrente en los grafitos existentes por todo el orbe.
Estos nos muestran diferentes tipologías de embarcaciones, algunas realizadas de manera muy esquemática y otras elaboradas con más detalles. Respecto
a grafitos que no tratan de temas navales, hemos podido observa y localizar numerosos trazos de carácter simbólico que nos hace pensar debido a su
semejanza con otros pictogramas localizados en diversas zonas de España que son marcas de cantería
realizadas por los constructores y obreros que participaron en las obras de reforma de la muralla y torres
en el siglo XVIII.
Los motivos de la realización de estos grafitos son
totalmente desconocidos. Podemos plantear diversas
teorías que avalen la realización de este conjunto
pero cualquier afirmación sobre el por qué de su elaboración debe quedar en el terreno de la hipótesis.
Descripción del conjunto de grafitos
Para que el lector ubique la localización de los gra-
OZCÁRIZ GIL, P, 2012, La memoria en la piedra. Estudios sobre grafitos históricos, Navarra, Gobierno de Navarra, 9.
17
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Figura 3. Grafito de embarcación y símbolo. Imagen B de la fig. 5 e Imagen J de la fig 6.Foto autor
fitos de forma sencilla nos situaremos en la calle
María de Molina, frente a la cara este de la torre y
siguiendo un orden de izquierda a derecha pasaremos a describir algunos de los dibujos trazados, en
concreto los mejor conservados y más identificables
aunque debemos mencionar que mientras algunas
se conservan en relativamente buen estado como
para ver los trazos que conforman cada una de las figuras, en la mayoría de los casos su excesiva esquematización o el deterioro sufrido no permiten
establecer su tipología,
Comenzaremos por los grafitos existentes en la
torre de los Maderos. En la cara este de este bastión
defensivo encontramos el conjunto más numeroso
de grafitos. Estos se ubican en la zona enfoscada que
todavía se conserva, entre una altura de 2 metros y
80 centímetros desde la base visible de la torre.
A una altura de 1,70 centímetros partiendo de la
base de la torre y muy próximo a la esquina de la
misma nos encontramos con los trazos incisos que
dan forma a una figura de 18x22cm. Representa una
galera de un solo mástil, con un solo orden de remos
y vela cangrejera, de la que se aprecian algunos de
sus rizos (fig.2 y 5, A).
Aproximadamente a la misma altura pero un poco
más hacia la derecha que el primer grafito descrito
anteriormente aparece una imagen de 29x36cm. Es
18
una embarcación que está representada por su lado
de babor, dotada de un mástil con seis obenques y
vela cuadra con sus rizos. Se puede apreciar el casco
completo de la nave con un orden de remos y el bauprés en la proa (fig. 3 y 5, B).
Justo encima de la figura anterior observamos un
símbolo compuesto por un cuadrado en cuyo interior
se traza una diagonal y cuyos vértices están rematados por unas volutas. Todo el conjunto está incrustado en una estrella de cuatro puntas. El tamaño del
signo es de 27,5x27,5cm y está unido al grafito anterior a través del mástil de la embarcación antes
descrita (fig. 3 y 6, J).
Tras describir el grafito simbólico pasamos una figura trazada de forma esquemática. Se aprecian trazos de carbón mineral mezclados con incisiones
realizadas en la piedra que dan forma a una nave con
unas dimensiones de 59x56cm. Presenta un solo
mástil en el que se pueden distinguir cuatro obenques, una vela cuadra recogida y parte del casco de
la embarcación (fig. 5, C).
Siguiendo el orden impuesto nos encontramos,
casi a la misma altura que el primer grafito descrito,
una nave de dimensiones más modestas, siendo sus
medidas de 23,5x31 cm. La embarcación aparece
trazada por su lado de estribor y con vela latina. Solo
se conserva parte del casco y del velamen así que no
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Figura 4. Grafito donde se aprecia con detalle el casco de una embarcación. Imagen F de la fig. 5. Foto autor.
podemos confirmar con fiabilidad su tipología aunque parece ser un jabeque, embarcación muy común
en el Mediterráneo (fig. 5, D).
En una altura de 80 centímetros por encima de la
base nos encontramos con uno de los grafitos más
extraños de los localizados en todo el conjunto. Podemos apreciar el casco de una embarcación por el
lado de babor en el que se detallan las maderas que
forman parte del forro de la misma así como el comienzo del velamen. Esta nave presenta una singularidad, en la popa aparece una protuberancia de 28
cm de longitud, a semejanza de una cola, que está
rematada en cinco puntas a modos de aletas o escamas de 5 cm de longitud cada una (fig. 5, E).
A una distancia de 1,90 centímetros de altura se
aprecia de forma clara el casco de una embarcación
grabada en la piedra por su lado de babor, y en el que
al igual que el anterior se aprecian de forma nítida
las maderas del forro de la embarcación. El velamen
del navío está desparecido pues una capa de cemento
tapa la parte superior de la embarcación ( fig. 4 y 5,
F).
El octavo grafito que describimos representa solo
parte del casco de una embarcación. Sus medidas
son 18x38 cm. No es posible distinguir si la parte visible del casco corresponde a la proa o a popa (fig.
5, G).
Debemos destacar que a parte de los grafitos anteriormente descritos, podemos apreciar numerosos
trazos incisos o realizados en carbón que surcan todo
el muro este de la torre de los Maderos. Estos trazos
se encuentran en muy mal estado de conservación
siendo muy difícil su identificación.
A continuación describiremos los grafitos existentes en el lienzo de muralla comprendido entre la torre
de los Maderos y la torre del postigo de Santiago.
Siguiendo el orden establecido de izquierda a derecha podemos comprobar, muy cerca de la esquina
de la torre de los Maderos sobre unos 2,20 metros
de altura a partir del terraplén de tierra que eleva la
cerca defensiva, una figura trazada con carbón mineral. En ella podemos identificar la parte superior
de un navío por el lado de estribor. Se aprecia el palo
de trinquete, el palo mayor y el palo de mesana, así
como sus correspondientes vergas, dos obenques del
palo de mesana y uno del palo mayor. El casco se
encuentra borrado y solo podemos apreciar en la
proa el bauprés. Debido a la altura en la que está situado ha sido imposible establecer las dimensiones
del grafito (fig. 5, H).
Desplazándonos a la izquierda del grafito anterior
pero a una altura superior, aproximadamente a unos
2,50 metros, localizamos grabado en la piedra una
embarcación representada por el lado de babor y re-
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alizada a través de incisiones con un trazo tosco.
Consta de un casco de gran calado, con dos palos
donde se distinguen dos velas latinas aunque dispuestas de forma irreal. Podemos distinguir en la
proa un elemento circular de difícil identificación
(fig. 5, I).
Junto a las dos naves descritas aparecen por todo
el lienzo de muralla numerosos símbolos. La mayoría pertenecen a cruces (fig. 6, M) que están realizadas a través de incisiones en el muro con un trazo
sencillo. Las cruces están repartidas por toda la zona
y ubicadas a distintas alturas sin presentar ninguna
uniformidad. A parte de las cruces podemos observar
otras marcas singulares como una cruz enmarcada
en un doble pentágono invertido (fig. 7 y 6, K), un
octógono cruzado por diagonales que unen cada uno
de sus vértices (fig. 6, L) y por último destacamos
una figura que se asemeja a un escudo, cruzado por
una diagonal trazada de izquierda a derecha y timbrado por tres líneas verticales (fig.6, Ñ).
También debemos mencionar que en gran parte
del muro aparecen trazos de pintura roja en muy mal
estado de conservación provocando la imposibilidad
de precisar los motivos que representan, aunque podemos decir que algunos de los trazos se asemejan a
grafías.
Por último pasaremos a describir los grafitos localizados en la torre del postigo de Santiago. En esta
ubicación podemos apreciar gran número de trazos
realizados a carbón o a través de incisión pero en su
mayoría de difícil identificación debido a su mal estado de conservación, así que nos centraremos en la
representación naval más detallada de todo el conjunto.
Es en la cara sur de esta torre del postigo de Santiago donde se localiza un grafito realizado con carbón mineral y que presenta unas dimensiones de
95x92cm. El grafito corresponde a la representación
por el lado de babor de una fragata que cuenta con
palo de trinquete, aunque este no podemos apreciarlo
en su totalidad; el palo mayor, tampoco completo, y
el palo de mesana, aunque no es visible pero si parte
de los obenques que sujetan el palo y parte de las escalas utilizadas para maniobrar con el velamen, en
la proa se distinguen una vela de tipo foque. El casco
se encuentra completo y podemos ver una línea de
artillería, en la proa se aprecia el bauprés y bajo él
Figura 5. Calco de los grafitos I. Foto autor.
vemos el tajamar junto con el esbozo del mascarón
de proa, en la popa se ve claramente el timón y el alcázar. De la proa se extiende el trazo de una cuerda
que está unida a una embarcación auxiliar (fig. 8 y
6, N).
Otros ejemplos de grafitos navales
El conjunto de grafitos tarifeños no es un caso aislado siendo innumerables los ejemplos de representaciones gráficas de temática naval que se han
localizado en zonas costeras por todo el mundo.
Estos grafitos nos transportan a distintas épocas de
la historia, y al igual que los grafitos tarifeños reflejan la fascinación que representaban las embarcaciones y la voluntad por parte de nuestros antepasados
de plasmarlas en los muros de castillos, palacios,
iglesias, viviendas, etc.
Entre los ejemplos más destacados de grafitos navales cabe mencionar el dromón bizantino hallado
en los muros del castillo abandonado de Noto Antica
en Sicilia,5 o los grafitos hallados en un sótano del
ágora de Esmirna en Turquía donde encontramos di-
LORENZO ARRIBAS, J, M, Grafitos históricos (10). Barcos y más barcos,[en línea]. Centro Virtual Cervantes. [cvc.cervantes.es], julio de 2012.
5
20
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bujos de barcos comerciales y de guerras fechados a
finales del siglo II d. C.6 Otros ejemplos muy notables son los grafitos descubiertos en una tahona en
el pueblo de Muro Leccesse en Italia donde según
hipótesis puedan estar relacionado con algún episodio histórico relacionado con la ciudad de Messina,
lugar de reunión de la Liga Santa antes de la batalla
de Lepanto.7
Este tipo de grabados al igual que en el resto del
Mediterráneo también están muy presentes en España donde se han documentado numerosas representaciones navales halladas sobre todo en lugares
próximos al mar.
En las islas Baleares tenemos varios pictogramas
náuticos como los hallados en la torre del Homenaje
del castillo de Bellver en Palma de Mallorca donde
se pueden observar entre otros grafitos cinco galeones, dos con bandera de Portugal, otros dos con pabellón francés y uno con bandera barrada.8
Por toda la costa del levante español nos encontramos con innumerables ejemplos de grafitos navales.
Destacamos los dibujos y grabados de setenta y
cinco embarcaciones de finales del siglo XVIII ubicadas en la cara exterior de unas de las murallas de
Santa Bárbara del castillo de Peñíscola encontradas
en 1993,9 y la veintena de naves del siglo XVIII y
XIX que se localizan en los muros de una casa-cueva
en Lorca, Murcia.10
En Andalucía también contamos con destacados
ejemplos de grafitos navales como los hallados en el
castillo de Almuñécar y fechados en el siglo XV,11 y
las innumerables representaciones navales que quedaron grabadas en los muros del castillo de Santa
Catalina en el Puerto de Santa María.12 En el fuerte
construido en el siglo XVI están plasmados en la piedra gran número de embarcaciones que van desde
Figura 6. Calco de los grafitos II. Foto autor.
las más antiguas fechadas en el siglo XVIII hasta las
más reciente fechadas en el siglo pasado.
Conclusión
La realización del presente trabajo ha tenido como
principal motivación la de documentar este conjunto
singular de grafitos que forma parte del patrimonio
histórico y cultural de Tarifa, así como iniciar una
aproximación a su estudio que sirva de base para uno
posterior y más exhaustivo que revele algunas de las
FORSSMANN, A, Amo a una mujer cuyo número es 1308, [en línea]. National Geographic. [nationalgeographic.com.es],
agosto de 2013.
7
PONS CORTÉS, A, 2009, “Los Grafitos de Messina en Muro Leccese (Puglia). Inventario de sus naves e hipótesis histórica”, Mayurga, 33, 395-412.
8
GONZÁLEZ GOZALO, E, 2006, “Nuevos Grafitos descubiertos en la torre del homenaje del Castillo de Bellver”, Actes du
XV Colleque International de Glyptographie de Cordoue, Centre International de Recherchers Glyptographiques, 161-178.
9
www.levante-emv.com/2012/10/08
10
VELASCO FELIPE,C, 2013, “Grafitos históricos de embarcaciones de los siglos XVIII y XIX localizados en una casacueva en los Curas (Lorca, Murcia)”, Alberca ,11, 157-167.
11
BARRERA, J, I , 2011, “Barcos, peces, estrellas y otros motivos en los muros del castillo de Almuñécar (Granada)”. Acta
du XII Colloque International de Glyptographia de Cracovie, Centre International de Recherchers Glyptographiques, 30.
12
PÉREZ FERNÁNDEZ, E, LóPEZ AMADOR, J, J y RUÍZ GIL, J, A, 1987, “Grabados en el Castillo de Santa Catalina (El Puerto
de Santa María, Cádiz)”, Castillos de España , 94, 61-68.
6
21
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Figura 7. Grafito que corresponde a una de los símbolos o marcas localizados. Imagen K de la fig. 6. Foto autor.
numerosas interrogantes que estos nos presentan.
Por otro lado hay que tener presente que desgraciadamente este tipo de dibujos y grabados pasan
desapercibidos para la mayoría de la población e incluso para los estudiosos, quedando relegados a una
mera curiosidad que no se dudaba en eliminar a la
menor oportunidad. Esta tendencia ha cambiado en
los últimos años y cada vez son más los investigadores dedicados al estudio de estas huellas de nuestro pasado, pues se ha demostrado que tiene un gran
interés a la hora de ayudar al historiador a estudiar
el pasado. Por este motivo es importante la recogida
de estos testimonios pues en la mayoría de los casos
su existencia se encuentra amenazada, ya que por
regla general están expuestos a las inclemencias meteorológicas y al vandalismo, así como a una mala
restauración del soporte material que provoque su
desaparición. En el caso tarifeño nos encontramos
con que los grafitos se ubican en una zona de la muralla en un mal estado de conservación y en la que
es necesaria una pronta restauración, también han
sido objeto de actos vandálicos en forma de pintadas
con spray. Por estos motivos se necesitaba recoger y
documentar todos los grafitos realizados por nuestros antepasados para que el mensaje allí expuesto
perdure y ayude a comprender lo qué fuimos.
Por último no debemos de olvidar que el conoci-
22
Figura 8. Grafito donde se aprecia una fragata con un
bote auxiliar. Imagen N de la fig. 6. Foto autor.
miento y la divulgación de este conjunto de grafitos,
al igual que el resto del patrimonio histórico, ayudará
a concienciar a la población sobre la importancia y
el valor que tiene el legado recibido por nuestros ancestros, evitando que se ejerza el vandalismo sobre
ellos e involucrando a la población en su conservación.■
Biología marina
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Figura 1.- Un grupo de calderones a proa del barco de avistamientos “Jackeline”. Foto: Turmares.
Influencia del avistamiento de cetáceos sobre los
grupos sociales de calderón común en el Estrecho
Ezequiel Andréu Cazalla / Cristina Martín Bernal
E
l calderón común (Globicephala melas) es
la especie más frecuentemente avistada en
el estrecho de Gibraltar y el principal objetivo de la actividad del avistamiento de cetáceos. En el Estrecho forman grupos familiares de
aproximadamente 14 individuos, formando un
total de 14 familias. Este estudio pretende identificar aquellos grupos sociales más frecuentemente
observados por la actividad del avistamiento de
cetáceos. De las 14 familias, se ha observado que
durante la temporada 2012 se ha interaccionado
con 7 familias, de las cuales 2 albergan el 70% de
las observaciones. Sin embargo, uno de estos 2
grupos no es ni el que posee individuos más marcados ni el más numeroso, sus fuertes vínculos
con el grupo más observado lo convierten en el
segundo grupo social más avistado.
Palabras clave: Cetáceos, estrecho de Gibraltar,
calderón común, avistamiento de cetáceos.
Introducción
El calderón común (Globicephala melas) se encuentra ampliamente distribuido en el oeste del mar Mediterráneo, siendo el mar de Alborán de las áreas más
importantes para esta especie1. En el estrecho de Gibraltar es de las especies más comunes2, localizándose mayoritariamente en la zona central del canal,
coincidiendo con las mayores profundidades3. En la
época estival, en la que se realizan mayor número de
avistamientos, la población se distribuye en tan sólo
el 12% del Estrecho, coincidiendo con la zona en la
que las embarcaciones de avistamiento operan mayoritariamente, aunque realicen trayectos aleatorios4.
El estrecho de Gibraltar es una de las rutas marítimas más transitadas del mundo, por lo que dada la
distribución habitual del calderón común, existe un
elevado riesgo de colisión con embarcaciones, además de estar expuesto a perturbaciones físicas y
acústicas5.
Se estima que aproximadamente 216 individuos de
calderón común divididos en 14 familias habitan las
aguas del Estrecho6, aunque en los últimos años esas
cifras han disminuido notablemente, hasta cantidades que aún se desconocen, entre otras causas por
una epizootia por morbilivirus7,8 que afectó gravemente a los individuos de calderón común sobre los
que produjo neumonía, encefalitis o daños en el sistema inmunitario.
El calderón común puede formar grupos de entre
2 y 150 individuos dependiendo de la época del año.
No obstante, en el estrecho de Gibraltar forman grupos de aproximadamente 14 individuos.
Dado que el calderón común es una especie relativamente predecible en cuanto a su distribución en el
23
Biología marina
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Figura 2.- Aletas dorsales de calderón común con distinto nivel de marcaje.
estrecho de Gibraltar, esta especie supone el objetivo
principal de los operadores de avistamiento de cetáceos.
Este estudio tiene como objetivo detectar si las embarcaciones de avistamiento de cetáceos interaccionan más frecuentemente con unos grupos sociales
que con otros, así como analizar si el nivel de marcaje o el tamaño grupal son factores que inciden significativamente en el estudio de dicha interacción.
Material y métodos
Para la realización de este estudio se aplicó el método de la foto-identificación. Se trata de una técnica
no invasiva y además económica que usualmente es
utilizada en los estudios cetológicos9. Esta técnica se
basa en la detección de marcas en el cuerpo del individuo que posibilite la identificación del mismo
respecto al resto de individuos. Esta marca debe ser
fácilmente reconocible y permanente en el tiempo10,
ya que determinadas heridas y rasguños superficiales
desaparecen con el tiempo11. Las marcas pueden ser
naturales (con una base genética) o adquiridas (producidas por enfrentamientos con específicos, parásitos, redes de pesca o choques con embarcaciones).
24
No obstante, los individuos pueden contener marcas en su cuerpo o no. Si no están marcados no entran dentro del catálogo, y si están marcados se les
clasifica según el nivel de marcaje que posean (Figura 1), categorizado de la siguiente forma:
- M0: individuos con una forma de aleta dorsal característica pero sin ninguna
marca.
- M1: individuos que sólo pueden ser identificados
en fotografías de alta calidad
ya que tienen muescas muy pequeñas.
- M2: individuos con muescas de tamaño medio o
abundantes pero pequeñas.
- M3: individuos reconocibles en fotografías de
muy baja calidad, presentan
muescas muy grandes o incluso amputaciones en
la aleta dorsal.
Las fotografías se recopilaron desde las embarcaciones de avistamiento de cetáceos Jackelin y Dolphin Safari, de la compañía Turmares, por
observadores previamente entrenados y con conocimiento del protocolo a seguir. Se realizaron fotogra-
Biología marina
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Figura 3.- Porcentaje de observaciones de cada grupo social de calderón común.
fías de las aletas dorsales y parte del lomo emergente
de los individuos cuando se encontraban en la mejor
posición para ello, es decir, cuando estaban en posición perpendicular a la visual del observador y a la
mínima distancia posible, siempre bajo cumplimiento de las distancias mínimas establecidas en el
Real Decreto 1727/200712.
Adicionalmente, se recopilaron datos según establecen los protocolos de la Sociedad Española de
Cetáceos13, en los que el avistamiento se dividía en
tres apartados: el primer avistamiento, cuando el animal o grupo de animales se encuentra a una distancia
mayor a los 100 metros respecto de la embarcación;
el contacto en el que los animales se observan a
menos de 100 metros respecto de la embarcación; y
el fin del avistamiento, momento en que los animales
han dejado de observarse por más de 15 minutos o
la embarcación se desplaza desde el punto de observación. En dichos datos se recopilaba la actividad
inicial realizada por los animales previamente a entrar en contacto con ellos, es decir, en el primer avistamiento, y la actividad general realizada por los
animales cuando la embarcación ya se encontraba en
contacto con los animales.
Resultados y discusión
Se analizaron un total de 5.792 fotografías correspondientes a 339 avistamientos de calderón común.
Dado que cada fotografía podía contener a más de
un individuo, se han analizado 7.288 aletas dorsales,
de las cuales 3.804 fueron identificadas, habiéndose
reconocido un total de 100 individuos diferentes per-
tenecientes o no a los grupos residentes del estrecho
de Gibraltar.
Una vez identificados el máximo de individuos, se
procedió a concretar los vínculos con los distintos
grupos sociales. De las 14 familias de calderón
común de las que se tiene conocimiento de que residen o residían en el Estrecho, sólo se han identificado siete, de las cuales a su vez la menos avistada
se observó en cinco ocasiones. Los grupos sociales
están numerados del 1 al 14, y se conocen los miembros que conforman cada grupo. Durante este estudio se ha interactuado con los grupos: 3, 4, 8, 9, 10,
11 y 12.
De estos siete grupos, dos de ellos destacaron por
encima de los demás con gran diferencia, pues entre
los dos albergaron cerca del 70% de los avistamientos. Esto significa que la actividad del avistamiento
de cetáceos, que utiliza a esta especie como principal
objetivo de su actividad, observó durante la temporada 2012, en un 70% de las ocasiones, a tan sólo
dos grupos sociales (el grupo 9 y el grupo 10) de los
siete identificados en este estudio (Figura 2).
Dado que en algunos casos fue imposible la identificación de individuos a partir de las imágenes, se
procedió a analizar si el nivel de marcaje de los individuos dentro de cada grupo era representativo en
los resultados obtenidos. El resultado fue significativo (P-valor<0’05), lo que representa una dependencia del marcaje respecto a la mejor identificación de
los individuos, como cabía esperar, con los siguientes estadísticos: valor de Chi cuadrado=301,992;
Grados de libertad =18; y P-valor=0’035 (Figura 3).
Pero además del marcaje de cada individuo, se
25
Biología marina
Aljaranda 87 (2012) 23 - 27
Figura 4.- Porcentaje de los niveles de marcaje de cada grupo social de calderón común.
analizó el número de individuos que contiene cada
grupo social, pues estadísticamente es más probable
interaccionar con grupos más numerosos que con
aquellos que albergan un número nimio de individuos. Se observa que dos grupos sociales destacan
por encima de los demás en cuanto a número de individuos, el grupo 10 y el grupo 12 (Figura 4).
Una de las grandes particularidades encontradas es
que a pesar de que el grupo social número 9 está
menos marcado y es menos numeroso que el grupo
12, se observa en un mayor número de ocasiones.
Una posible explicación puede ser que individuos de
los grupos 9 y 10 se han observado interaccionando
en numerosas ocasiones (hasta en 29 ocasiones), lo
que explicaría por qué el grupo 9, que no dista
mucho con otros grupos, ya que no es muy numeroso
y no presenta individuos muy marcados, es el segundo más foto-identificado. Le seguiría en tercer
lugar el grupo 12, corroborando así que el nivel de
marcaje y la cantidad de individuos son factores influyentes en el reconocimiento de los distintos grupos sociales.
Conclusiones
El calderón común es una de las especies clave para
la actividad del avistamiento de cetáceos, pero su po-
Figura 5.- Porcentaje de individuos por cada grupo social de calderón común.
26
de marcaje, habiendo sido no obstante el segundo
más avistado. También se ha observado que el grupo
número 9 posee una fuerte vinculación con el grupo
número 10, habiéndose observado usualmente individuos del grupo número 9 navegando con individuos del grupo número 10, lo cual probablemente ha
supuesto el desencadenante del incremento de observaciones del grupo social número 9. Estos resultados servirán de base para un estudio más
pormenorizado sobre la actividad y la respuesta diferenciada de los individuos de cada grupo social a
las embarcaciones de avistamiento de cetáceos.
Biología marina
Aljaranda 87 (2012) 23 - 27
blación se ha reducido notablemente en el estrecho
de Gibraltar. En este estudio se han conseguido identificar 100 individuos pertenecientes a siete grupos
sociales de los 14 de que se tiene constancia. Los
grupos sociales de calderón común más marcados y
más numerosos han sido el 10 y el 12, sin embargo
los grupos más observados han sido el 10 y el 9. Evidentemente, dado el amplio número de individuos
que contiene el grupo 10 y el nivel de marcaje de dichos individuos, éste es el grupo social más observado. Pero en el caso del grupo social número 9, se
trata de un grupo poco numeroso y con un bajo nivel
AVISO: Por dificultades técnicas derivadas de la maqueta, en este artículo no es posible insertar las notas al
pie de página.
CAÑADAS,A. Y SAGARMINAGA, R., 2000, “The Alboran Sea, an important breedingand feeding ground for the long-finned
pilot whale (Globicephala melas) in the Mediterranean Sea”. Marine Mammal Science 16(3): 513–529.
2
ROUSSEL E., 1999, Les cétacés dans la partie orientale du Détroit de Gibraltar au printemps: indications d’écologie.
Master thesis. Ecole Pratique des Hautes Etudes, Montpellier, France.
3
DE STEPHANIS, R., VERBORGH, P., PÉREZ, N., SÁNCHEZ, A., PÉREZ, S., ESTEBAN, R., SÉLLER, N., URqUIOLA, E. Y GUINET,
C., 2005, Impactos producidos por el tráfico marítimo en las poblaciones de cetáceos en el Estrecho de Gibraltar. Situación
actual y previsiones de futuro. Dirección General para la Biodiversidad del Ministerio de Medio Ambiente, Madrid, España.
4
DE STEPHANIS, R., 2007, Estrategias de alimentación de los diferentes grupos de Calderón común (Globicephala melas)
en el Estrecho de Gibraltar. Implicaciones para su conservación. Tesis Doctoral. Universidad de Cádiz, Cádiz, España.
5
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structure of long-finned pilot whales (Globicephala melas) in the Strait of Gibraltar, Acta Ethologica. Online.
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10
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las Labores de Observación, Asistencia a Varamientos y Recuperación de Mamíferos y Tortugas Marinas de las Aguas
Españolas. Ministerio de Medio Ambiente Español. Secretaria General de Medio Ambiente, Technical Report.
1
27
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Figura 1. En este plano del Archivo General de Simancas, (Catálogo, XIV-36) representaron los ingenieros militares el
trazado de sus arruinadas murallas del sector nororiental de Algeciras en 1736. Obsérvese el acusado contraste existente
entre las murallas del frente Norte –macizas y varias torres- y la doble e intermitente línea de puntos que corre en
diagonal hacia los acantilados, donde aparece una sola torre.
Los castellanos en Algeciras, (1342-1349). Entre el relato de
la Crónica, los planos de Verboon y la arqueología actual
Manuel López Fernández
E
l relato del cronista de Alfonso XI, en lo
referente a la potencialidad del amurallamiento de Algeciras cuando fue cercada
por los castellanos entre 1342 y 1344, parece
ajustarse a la fortaleza que transmiten las ruinas
de estas defensas en los planos de Jorge Próspero
de Verboon, ya en el siglo XVIII. En todo su entorno lo hace menos en el sector nororiental de
la cerca algecireña. Los hallazgos arqueológicos
más recientes nos ayudan a entender mejor esta
discrepancia.
Palabras clave: Algeciras, Alfonso XI, Jorge
Próspero de Verboon, Arqueología.
Acercamiento al tema
Las circunstancias que se dan en la historia de Algeciras son dignas de reseñar. Primero, porque son muy
raras las ciudades que en nuestra historia patria
hayan sufrido la calamitosa situación de su destrucción total; en segundo lugar hemos de señalar que
resulta infrecuente el caso de una ciudad en la que,
después de un abandono total, vuelva la vida a sus
calles casi tres siglos y medio más tarde; en tercer y
último lugar, no podemos omitir la paradójica y confusa situación que se ha dado para fijar la denominación de cada uno de los núcleos urbanos que la
componían, debido precisamente a las discrepancias
existentes entre los tratadistas de distintas épocas1.
quizá por ello sea conveniente precisar ahora que
sobre los restos de la ciudad romano-bizantina –situada al sur del río de la Miel y posiblemente la Traducta de los textos más antiguos-, levantaron los
meriníes2 un núcleo urbano en 1285 que vino a sumarse al que ya existía desde tiempos anteriores –tal
vez desde los tiempos de la invasión arabo-beréber
del siglo VIII- al norte del antes mencionado río3.
Hasta el siglo XXI no se ha llegado a la conclusión de que la villa vieja de los castellanos era el núcleo poblacional más
grande. Véase al efecto: SABIO GONZÁLEZ, RAFAEL: “Villa Vieja-Villa Nueva, Villa Nueva-Villa Vieja. Una revisión arqueológica de la ciudad de Algeciras”. Almoraima, 29, 273-287. También, JIMÉNEZ -CAMINO ÁLVAREZ, RAFAEL Y GURRIARÁN DAZA, PEDRO: “El recinto norte de la Algeciras medieval. Dos nuevos elementos de su sistema defensivo”.
Almoraima, 33, 79-94. Un análisis más riguroso y con mayor profusión de datos lo encontramos en JIMÉNEZ-CAMINO ÁLVAREZ, RAFAEL Y TOMASSETTI GUERRA, JOSÉ: “Allende el río”, sobre la ubicación de las villas de Algeciras en la Edad
Media: una revisión crítica”. Almoraima, 33, 183-210. Nos adherimos a la postura de los autores antes citados en nuestro
estudio: La reconquista en la frontera del Estrecho (1250-1462), 2009, Editorial Sarriá. Málaga.
2
Al referirnos a esta dinastía norteafricana emplearemos el citado término alternándolo con el de benimerines.
3
JIMÉNEZ-CAMINO ÁLVAREZ, RAFAEL, 2012, “Los orígenes de la ciudad de Algeciras a través de la investigación arqueoló1
28
Figura 2.- En este plano, que también se guarda en el
Archivo General de Simancas (Catálogo, XIV-34), representó Verboon su proyecto para un trazado reticular de
las nuevas calles de Algeciras en 1724. Sobre el mismo,
además de la ubicación de la mezquita, hemos señalado
los puntos más relevantes de las fortificaciones algecireñas antes de su destrucción en el siglo XIV. Obsérvese
atentamente la potencialidad defensiva del sector nororiental, abajo a la derecha.
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Aunque el primero de los núcleos citados era más
pequeño que el segundo, lo cierto es que el cronista
castellano de Alfonso XI, ya en el siglo XIV, se refiere a “Algecira” en singular4, y nos habla de ella
como de una ciudad compuesta por dos villas a las
que no diferencia por su tamaño, al referirse a las
mismas como “villa nueva” y “villa vieja”; creemos
que lo hace así porque los castellanos de aquellos
tiempos eran conocedores de que, no mucho tiempo
atrás, se había construido el núcleo más nuevo de
los dos que entonces conformaban la ciudad5.
Pero como ya en el siglo XVIII resurgió la nueva
Algeciras, precisamente en la margen izquierda del
río de la Miel, y el núcleo situado en la margen derecha siguió abandonado, no debe sorprendernos que
al primero de ellos –al más grande- le llamaran Villa
Nueva y al segundo –el más pequeño por tanto- le
llamaran Villa Vieja, como consta que se hacía a mediados del siglo XIX6. Tal denominación tuvo su
continuidad en el siglo XX al comenzar a estudiarse
los restos arqueológicos que aparecían en ambos núcleos, viniendo a confirmar los mismos que el núcleo situado al mediodía del citado río, el pequeño,
era más antiguo que aquel donde se levantaba la
nueva ciudad, el núcleo grande. El asunto de la denominación de ambos núcleos poblacionales era tan
confuso que ni siquiera Jorge Próspero de Verboom
-cuando llega a las que él llama “las Algeciras” en
los años veinte del siglo XVIII7- no se siente seguro
al nombrar a cada ciudad por su antigüedad y se refiere a ellas como “la grande” y “la pequeña”, a
pesar de haber tenido acceso a la crónica de Alfonso
XI8.
Tal vez pueda pensarse que la presencia de un ingeniero militar de la categoría de Verboom en Algeciras estuvo vinculada con la pérdida de Gibraltar
en 1704, pero no es así. Lo que sí estuvo relacionado
directamente con la pérdida del Peñón fue la repoblación de Algeciras, pues los habitantes expulsados
de Gibraltar se vieron impelidos forzosamente a buscar un nuevo cobijo. Esta dramática situación llevó
a la mayoría de ellos a agruparse en torno a los terratenientes que tenían cortijos en las tierras que rodeaban Gibraltar. Dándose el caso que uno de los
regidores de esta ciudad, don Bartolomé Luis Varela,
tenía propiedades en las ruinas de Algeciras, podemos comprender mejor que un grupo de familias
procedentes del Peñón se asentara provisionalmente
en la derruida Algeciras9, sin haber perdido todavía
la esperanza de volver pronto a sus casas. Pero des-
gica”. Algeciras historia viva. En su arqueología, documentos y urbanismo. Algeciras.
El cronista habla de Algecira, no de Algeciras. Así podemos verlo en la Corónica del muy alto et muy católico rey don
Alfonso el onceno. (En adelante la citaremos simplemente crónica del rey Alfonso XI, o simplemente como Crónica), volumen I de las Crónicas de los reyes de Castilla, 1953, Biblioteca de Autores Españoles. Volumen LXVI. Ediciones Atlas.
Madrid.
5
Téngase en cuenta que en 1277 el rey Alfonso X puso cerco a Algeciras y no existía más que un núcleo. Precisamente
sobre el otero que está situado al sur del río de la Miel, el cual ocuparon los castellanos en esta ocasión para incordiar a
la Algeciras andalusí, el sultán Abu Yusuf construyò una nueva ciudad que fue conocida en su momento como Almanzora.
Véase esto último en: Los Miraculos romançados de Pero Marin, 1988, Edición crítica, introducción e índices por KarlHeiz Antón. Abadía de Silos, 107.
6
Véase así en la voz “Algeciras” en MADOZ Y GARCÍA, PASCUAL: Diccionario geográfico, estadístico, histórico, de España
y sus posesiones. Madrid, 1845-1850.
7
Aquí seguimos el trabajo de PARDO GONZÁLEZ, JUAN CARLOS, 1995, La fortaleza inexistente. Proyecto de Jorge Próspero Verboon sobre Algeciras. Instituto de Estudios Campogibraltareños. Algeciras.
8
Esto se deduce de los comentarios que el mismo Verboon hace en su informe al marqués de Castelar en 1726. Más
detalles en el trabajo citado en la nota anterior, 27-42.
9
Esto se deduce de los comentarios que hacen en su trabajo VICENTE LARA, JUAN IGNACIO Y OJEDA GALLEGO MERCEDES:
“Los primeros habitantes de la nueva población de Las Algeciras. Una contribución a la demografía histórica del Campo
de Gibraltar a principio del siglo XVIII”. Almoraima, 17, 159-170.
4
29
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pués del Tratado de Utrech los resultados políticosmilitares no fueron favorables para el reino de España y los habitantes expulsados de la Roca
perdieron la esperanza de volver a la misma; y así
fue como volvió la vida a las ruinas de Algeciras después de haber sido destruida en 1379 por los musulmanes granadinos, como consecuencia de las
tensiones militares entre los reinos de Castilla y Granada10.
Volviendo ahora a la relación de Verboon con Algeciras, diremos que en 1720 se le complicó a España la situación militar en Ceuta; por ello hubo
necesidad de potenciar aquí la guarnición11 y las defensas, razón más que suficiente para que el Ingeniero General de los ejércitos del reino apareciera en
Algeciras en 1721. Viendo que la producción de las
tierras de la nueva población, así como el uso de su
puerto, podía favorecer el abastecimiento de Ceuta,
ordenó a sus ingenieros que levantaran un plano en
el que reflejaron los detalles más significativos de
la nueva Algeciras pensando en su fortificación de
cara a un proyecto militar más ambicioso12. Aunque
hoy parece que la correspondencia y el plano de Veboon no corrieron la misma suerte -dado que el
plano se ha perdido-, no ocurrió lo mismo con los
que se dibujaron años más tarde cuando el ingeniero
militar volvió a Algeciras procedente de Ceuta con
la intención de regularizar el trazado de las calles de
la nueva población. Así que es en este plano de
enero de 1724, (fig. 2), el más antiguo de aquellos
que reflejan el trazado de las nuevas calles de la ciudad y el de las derruidas murallas medievales de Algeciras.
Gracias a este plano, así como a otros que se hicieron en los años inmediatamente posteriores, podemos identificar con bastante exactitud la situación
de los principales elementos defensivos de Algeciras
en el momento de su destrucción por los granadinos.
Mirando estos planos con detenimiento, y en su conjunto, se puede identificar la ubicación y disposición
de sus torres y puertas, al tiempo de ayudarnos a
comprender mejor las dificultades que pudo encontrar Alfonso XI para hacerse con Algeciras entre
agosto de 1342 y marzo de 1344, según se relata en
la crónica de este rey. Sin embargo, existe en todos
ellos un detalle que no coincide con cuanto relata el
cronista en lo relativo a la debilidad del sector nororiental de la cerca, concretamente al lienzo que corría entre la puerta del Fonsario –entrada que
Verboon llama de Gibraltar- y la torre del Espolón;
Figura 3.- En este plano, ejecutado en 1726 y depositado
en el Archivo General de Simancas, representa Verboon
con la técnica del sombreado el relieve de Algeciras. Gracias al dibujo podemos observar que en aquellos tiempos
todavía existía una meseta elevada y claramente definida
en el ángulo nororiental de la villa grande –abajo a la
derecha-. Por lo representado en otros planos de Verboon,
creemos que en lo alto de la misma, pero cercana al mar,
se situaba la torre que dominaba las murallas del “espolón” algecireño por sus flancos marino y terrestre.
esta posible vulnerabilidad que recoge el cronista fue
la causa de que el rey de Castilla empleara contra
dicho sector más materiales y efectivos humanos que
sobre ninguna otra parte de la cerca algecireña. Lo
que pretendemos decir con lo anterior es que si las
fortificaciones de Algeciras hubieran estado por este
sector tal y como nos las dibujan Verboon y sus ingenieros, el rey no se hubiera obcecado en penetrar
en Algeciras por aquella zona - cosa que ordenó en
repetidas ocasiones- al considerarla la más débil de
toda la cerca.
Por tanto, tenemos la impresión de que la disposición y estructura de las fortificaciones en el sector
nororiental de Algeciras eran ligeramente distintas a
la que nos transmitió el equipo de Verboon, asunto
éste que trataremos de demostrar en los apartados
siguientes.
El sector más débil del amurallamiento
durante el cerco algecireño
Por ahora, no existe otra fuente más precisa que la
crónica de Alfonso XI para conocer la potencialidad
defensiva de Algeciras en el siglo XIV, pues su autor
asistió al sitio y, mes a mes, fue relatando los acontecimientos que se dieron en el mismo, situación
cronística que no se había dado hasta entonces. Por
la Crónica sabemos que Alfonso XI inició el cerco a
Algeciras a principios de agosto de 1342, después de
que a principios de julio estuviera en la ensenada de
Preparamos un trabajo sobre las circunstancias político-militares que rodearon este hecho, y sus consecuencias en el entorno.
Los detalles de la nueva situación militar los seguimos en CORREA DE FRANCA, ALEJANDRO: Historia de la mui noble y
fidelíssma ciudad de Ceuta. Ceuta, 1999, 369.
12
Pardo, 1995, ob. cit., 13. Este nombramiento es de 1710.
10
11
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Figura 4.- En la inscripción se puede leer sin mucho esfuerzo: “CAVA ET PUE[N]TE ET MURO CO[N] PRETIL ET
CO[N]…”. La fotografía ha sido cedida amablemente por el arqueólogo municipal de Algeciras, Rafael Jiménez-Camino.
Getares y aprovechara su estancia aquí para realizar
un estudio de la ciudad y de sus defensas. Al no
tener suficientes efectivos para cercarla por tierra
volvió a Jerez y, de nuevo ya en Algeciras, decidió
establecer su primer campamento en un cerro –que
después pasó a llamarse de los Adalides- situado
entre el río Palmones y lo que la Crónica llama Villa
Vieja, con el fin de cortar cualquier intento de ayuda
por tierra a los musulmanes algecireños por parte de
las plazas situadas bajo dominio de los benimerines
-como Gibraltar, Castellar, Jimena o Ronda- mientras que la flota castellano-aragonesa ejercía la función complementaria por mar.
Ya en el mes de septiembre, contando con los refuerzos que continuaban llegando de Castilla,
avanzó posiciones y ordenó el trazado de un largo
foso que extendió entre el río de la Miel y el mar con
el fin de proteger a sus fuerzas de las salidas de los
musulmanes algecireños; y aprovechó también esta
cava para situar en ella sendos ingenios con el fin de
combatir las dos torres mayores de la ciudad, que
eran las de la puerta de Jerez y la esquinara del ángulo noroccidental del amurallamiento de la villa
grande. Aunque en este avance ya se riñeron algunos
combates en el sector del cementerio musulmán –al
que el cronista llama “fonsario”-, no fue hasta el
mes de diciembre cuando se colocaron en este sector,
muy cerca de la “barrera”13 algecireña, dos “trabucos” que habían hecho los genoveses en Sevilla armamento de lo más sofisticado de la época14-, con
el fin de combatir a los ingenios neurobalísticos que
tenían los musulmanes en el interior de la villa.
A la altura del mes de enero de 1343 ya tenía meridianamente claro el rey de Castilla que15 “la parte
del fonsario era lo mas flaco de la villa vieja et que
a tiempo por alli podrian los moros de la ciudad recebir grand daño…”, por lo que ordenó hacer una
torre alta de madera –bastida, en el leguaje del cronista- para defender desde ella aquellos dos trabucos
y los que pudiera asentar más tarde. La operación,
aunque sacrificada, resultó tan positiva que el rey ordenó hacer otra bastida más adelantada que la primera y, ya con las dos, llegaron a dominar
territorialmente el sector del fonsario. Mientras tanto
se continuó con las operaciones conducentes a completar el cerco a la ciudad, cosa que no se logró hasta
marzo de 1343, después de ocho meses sobre Algeciras.
Ya en abril, decidió el rey pasar abiertamente a la
ofensiva por el lugar que entendía más propicio para
entrar por fuerza en Algeciras. Dice el cronista al respecto que16 “Veyendo el rey que lo mas flaco de la
El cronista habla en todo su relato de la barrera al referirse a la barbacana o muro más bajo que antecede a la muralla
principal.
14
Crónica, 351. El cronista alaba las virtudes de estas máquinas neurobalísticas, diciendo que eran de un solo pie, muy
ligeros, que tenían dos arcas y que tiraban mucho.
15
Idem, 351.
16
Idem, 358.
13
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ciudad era la parte del fonsario, mandó que todos
los engeños e trabucos que tenian puestos en derredor de toda la villa vieja, que los mudasen todos porque tirasen al muro de la villa que es desde la puerta
del Fonsario fasta la mar, et señaladamente que tirasen a la torre de esta puerta, et a la del Espolon
que estaba cerca de la mar…”.
Teniendo en cuenta lo anterior, nos encontramos
con la segunda vez que se habla de la debilidad del
amurallamiento que corría entre la puerta del fonsario musulmán y el mar, razón por la que el rey ordenó desplazar frente al mismo todos los medios
neurobalísticos que tenía sobre la villa grande. Resultaba aquel un esfuerzo enorme que no se hubiera
llevado a cabo de tener el monarca la menor duda
sobre la eficacia del movimiento, así que debemos
buscar en los datos que nos proporcionan los planos
de Verboon para encontrar algún detalle que nos
ayude a entender mejor dónde podía radicar la debilidad del sector en el tramo existente entre la torre
de la puerta del Fonsario –se le llama de Gibraltar
en los planos que manejamos- y la torre del Espolón
“que estaba cerca de la mar”, según la Crónica.
Para nuestra sorpresa, en los planos de Verboon no
encontramos ninguna torre cercana al mar y que se
diferencie claramente del resto de las torres de refuerzo de la primera muralla -véase (fig. 2)-, al
menos que la torre del Espolón17 a la que se refiere
el cronista castellano sea la que aparece reflejada al
final de una línea diagonal, quebrada y dibujada con
trazo discontinuo, que une la torre del Fonsario con
el mar, representada con más claridad en la fig. 1 de
este trabajo.
En este caso sí queda patente la debilidad de la muralla del sector porque entre la torre del Fonsario y
la torre del Espolón18 existía un lienzo de unos 120
metros -60 toesas en el plano- sin refuerzo intermedio alguno; pero lo anterior viene a significar que la
muralla que se dibuja con línea discontinua –posiblemente para representar un arrasamiento anterior
y más severo que el ejecutado por los granadinos
para el resto de las fortificaciones- era la prístina de
Figura 5.- Como se puede apreciar en esta fotografía, en
los sillares que forraban las nuevas torres dejaron los
canteros castellanos abundantes marcas justificativas
para cobrar su trabajo. Fotografía del autor.
Algeciras; muralla de tiempos emirales19, que corría
por aquel lado desde la puerta de entrada a la ciudad
por su frente septentrional hasta lo alto de una elevación (ver fig. 3), situada en el flanco oriental de
la citada puerta, para descender después hasta el mar
por la zona de acantilados. Por tanto, la que dibuja
Veboon en línea continua y con torreones –la que llamamos primera muralla en la fig. 2- , no existía con
tal entidad defensiva cuando se inició el cerco en
1342, debiendo estar constituida entonces por un
muro bajo y torreado, a modo de barbacana, antecedida por su correspondiente foso; esta circunstancia era la que a nuestro juicio impulsaba a los
asaltantes a dominar el muro que constituía la dicha
barbacana porque, una vez superada e inutilizadas
las dos torres de los extremos, resultaba fácil entrar
en la ciudad. De aquí el empeño del rey por imponerse en aquel tramo del sistema defensivo que corría entre la puerta del Fonsario y el mar; el cronista
resumen así la situación20:
“...et derribandose el muro desta parte, et estas
dos torres, que podrian facer otras dos bastidas mas
cerca de la ciubdat, que se podria entrar la ciubdat
por ese logar”.
Téngase en cuenta que en fortificación se le suele llamar espolón a toda estructura que sobresale de otra mayor formando
ángulo; pero también se suele llamar así a todo escarpe elevado que destaque de su entorno. En este caso se cumplen las
dos condiciones ya que el desnivel entre la base de la torre, y el mar podía oscilar entre los 8 o 10 metros, aunque no sería
tan pronunciado por el lado de la puerta del Fonsario. La que aquí consideramos torre del Espolón podía estar en el lado
más meridional de la actual calle Baluarte, cerca del actual edificio de la ONCE.
18
Según las escalas que manejamos, la torre del Espolón tendría un frente de más de cinco toesas de largo, unos 10 metros.
19
Al parecer, Algeciras fue amurallada en tiempos del emir Muhammad I –segunda mitad del siglo IX-, según leemos en
IBN HAYAN, 1954, “Al Muqtabis” III. Traducción de José E. Guráieb. Cuadernos de Historia de España, XXI-XXII. Buenos Aires, 339.
20
Crónica, 358.
17
32
Figura 6.- Sobre este plano parcial de 1736, el mismo
de la fig.1, aunque más ampliado, aprovechamos los dibujos de los ingenieros de Verboon para señalar el estado
final de la obra después de la remodelación castellana en
el siglo XIV. Con respecto a las murallas, obsérvese que
el ritmo y estructura de las torres es distinto a ambos
lados del bastión defensivo que conformaba la torrepuerta del Fonsario. Por supuesto, los materiales de la
muralla del siglo IX y los de la torre del Espolón debieron
ser reaprovechados en las nuevas obras.
Las primeras gestiones de los castellanos
en Algeciras
Después de casi 20 meses de cerco, Algeciras se entregó al rey de Castilla, no sin que Alfonso XI y Abu
l-Hasan –el sultán de los benimerines- firmaran
antes una tregua de 10 años. La entrada triunfal del
rey de Castilla en la ciudad se hizo en la mañana del
domingo 28 de marzo de 1344. Como no podía ser
de otra forma en aquellos tiempos, y para dar continuidad a una vieja tradición castellana27, la entrada
del monarca castellano y de su ejército se hizo siguiendo un ceremonial religioso-militar en el que los
sitiadores, ordenados a modo de procesión, precedieron al monarca cuando éste se desplazó desde
su real hasta la mezquita mayor, previamente con-
sagrada para el culto cristiano. Pero en el caso concreto de Algeciras, el matiz religioso se acentuó con
respecto a otras celebraciones anteriores porque los
componentes de aquella magna procesión portaban
ramos en las manos28 en honor a la festividad religiosa que aquel día celebraba la Iglesia: Domingo
de Ramos.
Esta circunstancia, sumada a la otra no menos significativa de colocar a la mezquita musulmana bajo
la advocación de Santa María de la Palma, nos
obliga a pensar que todo ello fue madurado durante
la semana de negociaciones que precedió a la entrega de Algeciras por parte de los benimerines. Sospechamos que pudo ocurrir así porque la Crónica
nos dice que dichas negociaciones se iniciaron el
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Visto lo cual, tenía sentido cualquier esfuerzo de
los sitiadores con el fin de penetrar por aquel lado
de la cerca, y no por otra razón los atacantes lo siguieron intentado cada vez con mayor empeño tratando de acercar sus cavas a la barbacana21. Pero no
era menor el de los defensores para evitar que esto
sucediera; por ello, los más encarnizados enfrentamientos se dieron en la zona del Fonsario hasta el
punto que unos y otros iban a luchar por turnos al
sector22. La refriega se prolongó a lo largo de los
meses sucesivos, hasta que llegó un momento -ya
en julio, y debido a la llegada del ejército granadino
al río Guadiaro- en el que el Alfonso XI ordenó intensificar los ataques sobre aquel área en la que el
cronista nos dice que existían23 “…dos cavas muy
fondas, et dos barreras altas”, lo que no fue obstáculo para que los sitiadores se acercaran a la barrera24
y al foso hasta el punto que las piedras que arrancaban del revestimiento de este último eran utilizadas
como proyectiles para sus ingenios25. La fuerte
pugna en el sector continuó hasta agosto, cuando el
ejército del rey de Granada llegó al río Palmones y
obligó con su presencia a que los castellanos cambiaran sus planes, dando prioridad así al peligro
que se presentaba por retaguardia26.
El ejército asediador hizo en la zona del Fonsario cuatro cavas al menos, en su intento de aproximarse a las defensas algecireñas. En ninguna otra parte se acercaron tanto.
22
Crónica, 359.
23
Idem, 362.
24
Ibídem. El cronista habla aquí de que los sitiadores tocaban con las lanzas a los que defendían la “barrera” y que éstos
no podían defender la misma.
25
Ibídem. Aquí se lee: “… et sacaban de la cava de la villa las piedras que tiraban los engeños de los Christianos.”.
26
Crónica, 372.
27
En Castilla existía una vieja tradición en lo relativo a las entradas triunfales de los reyes en las grandes ciudades recién
conquistadas. En tiempos de Fernando III sabemos que se organizaron actos parecidos cuando los castellanos tomaron
Córdoba, Jaén y Sevilla.
28
Crónica, 390.
21
33
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domingo 21 de marzo29 -quinto domingo de Cuaresma- y la proximidad de la Semana Santa debió
pesar en el ánimo de los componentes de la Corte
castellana. Por lo anterior creemos que premeditadamente se forzó la entrega de la Villa Nueva el 26
de marzo, Viernes de Dolores, y que la salida de la
totalidad de los habitantes de Algeciras se hizo
desde la Villa Vieja30 al día siguiente, sábado 27 de
marzo, víspera de Ramos. Ese sábado los castellanos
no sólo se hicieron cargo de los lugares estratégicos
de la Villa Vieja, entre ellos la mezquita mayor.
Dicha mezquita estaba ubicada en el punto más elevado de la ciudad31, y forzosamente debió ser consagrada al rito cristiano ese mismo día porque el
ritual de carácter religioso iba precedido de unas labores previas32 que no hubieran podido realizarse el
día previsto para la triunfal entrada del rey de Castilla.
Por tanto, el ceremonial de entrada se hizo coincidir precisamente con la festividad del Domingo de
Ramos y nos inclinamos a creer, dada la situación
relativa entre la antigua mezquita y el último real utilizado por Alfonso XI33, que la procesión debió cruzar por la Puerta de Jerez y se adentró en la Villa
Vieja con dirección a la nueva iglesia de Santa María
de la Palma, lugar donde el Rey escuchó misa. A
continuación el monarca fue “a comer et posar al
alcazar” y allí inició sus labores de gobierno en la
recién ganada ciudad, en la que permaneció hasta el
día ocho de abril atendiendo a las necesidades más
perentorias de la misma con la finalidad de hacer de
ella un importante centro militar, religioso y comercial, en atención a la proximidad africana y a su especial ubicación con respecto a la importante vía
comercial que era el Estrecho.
Una de las primeras disposiciones del rey de Castilla fue la organización del concejo. En tal sentido,
la información que nos llega apunta a la manifiesta
intención de Alfonso XI para instalar en Algeciras
un concejo bajo el centralismo regio, en detrimento
de un concejo abierto elegido por sus vecinos. Por
esa razón el Rey nombró para el gobierno de la ciudad a hombres que estuviesen más vinculados a su
persona que a la asamblea vecinal; muestra de ello
es que el cargo de alguacil mayor lo desempeñó uno
de sus donceles, Juan Alfonso de Córdoba, mientras
que para alcalde mayor fue designado inicialmente
Álvar García de Illas, un vasallo del infante heredero34; y en esta dinámica, poco más tarde encontramos desempeñando este cargo a don Alfonso
Fernández Coronel, persona muy cercana al rey de
Castilla35.Por añadidura, el 2 de febrero de 1345, el
monarca castellano reiterará su postura al conceder
a Algeciras un Ordenamiento municipal36 -elaborado
por la Cancillería Real- en el que abiertamente se
ratificaba la voluntad del monarca en lo referente a
gobernar la ciudad mediante hombres designados directamente por la Corona, situación que respondía a
sus aspiraciones políticas ya puestas en práctica en
otras localidades andaluzas.
No parece que se hiciera por entonces un repartimiento de las tierras algecireñas como se había
hecho en el alfoz de otras grandes ciudades en ocasiones similares; de lo que sí estamos seguros es que
la Corona repartió en el primer momento algunas
propiedades rústicas y urbanas entre los nobles que
participaron en el asedio, ya fuese a titulo colectivo
-caso de las órdenes militares-, o a título personal -
Idem, 388. Aquí se lee: “Domingo, veinte et dos dias”.
Conviene precisar, siempre siguiendo a la Crónica, que los habitantes musulmanes de la Villa Nueva pasaron una noche
en la Villa Vieja antes de salir todos de Algeciras.
31
En el actual barrio de san Isidro. Véanse más datos sobre esta mezquita en SABIO GONZÁLEZ, RAFAEL: “La mezquita aljama de Algeciras. Una propuesta de ubicación e identificación”. Almoraima, 36, 139-151.
32
Para este asunto véase la obra de Alfonso X, Partidas. Primera Partida, Título X, Ley XIV: Que cosas ha menester la
Eglesia para ser fecha la consagración. Entre las labores a realizar encontramos algunas tan laboriosas como sacar los
restos mortales de todos los pertenecientes a otra religión, o lavar la nueva iglesia con una mezcla de ceniza, agua, sal y
vino. Esto sin mencionar otra serie de rituales secundarios.
33
Según las referencias que nos da la Crónica, y después de situarlo sobre la toponimia del siglo XIX, dicho real estaba situado en las faldas del actualmente denominado Cerro de las Monjas, entre éste y la Avenida de la Cañada. Por lo que
señala la Crónica, el último real de Alfonso XI estaba frente a la torre esquinera noroccidental de las murallas de Algeciras,
pero a una distancia prudente.
34
GARCÍA FERNÁNDEZ, MANUEL, 1987-1988, “Algeciras, 1344-1369”.Estudios de Historia y de Arqueología Medievales.
Universidad de Cádiz. Cádiz , 69. Según puntualiza aquí el autor, el sevillano García de Illas aparece en la documentación
como señor de la Torre del Bao y siendo alcalde mayor de Algeciras en 1344.
35
Archivo de la Corona de Aragón. Registros de Pedro IV, nº 628, folios 151r-152r. El rey de Aragón se dirige al castellano
en febrero de 1345 haciéndole ciertas reclamaciones sobre el apresamiento de una nao en Algeciras y citando a Alfonso
Fernández Coronel como “vestro alcayde mayor en la dita ciudat”. Véanse más detalles al respecto en ORTEGA VILLOSLADA, ANTONIO, 2008, El reino de Mallorca y el mundo atlántico (1230-1349). UNED-Netbiblo. La Coruña, 248.
36
TORREMOCHA SILVA, ANTONIO,1985, El Ordenamiento de Algeciras de 1345. Algeciras.
29
30
34
Aviñón con la finalidad de obtener del papa Clemente VI la bula pertinente43.
No obstante, a pesar de la firme determinación de
Alfonso XI, el papa sólo accedió a que Algeciras
compartiera la cabecera del obispado con la ciudad
de Cádiz, expidiendo la bula consiguiente el día 30
de abril de 1344, ordenando en la misma que la
nueva diócesis llevara el nombre de Gadicensis et
Insulae Viridis (Gaditana y de Isla Verde), pero teniendo su sede en Algeciras44. En el mes de julio, la
iglesia de Santa María de la Palma quedaba constituida en catedral por virtud de otra disposición
papal45 y por ello el rey de Castilla exigió a continuación que el obispo y el cabildo vivieran en la ciudad, razón por la que les proporcionó casas dignas a
todos ellos. La nueva diócesis quedaba vinculada,
como no podía ser de otra forma, al arzobispado de
Sevilla, pero económicamente quedó muy mal dotada y por esa razón el obispado Cádiz-Algeciras
tuvo que recurrir poco después, en 1346 concretamente, a una concordia con el arzobispo sevillano
con el fin de conseguir apoyo económico por parte
de éste, consistente en mil maravedíes anuales y en
parte de los diezmos de una iglesia de Sevilla y otra
de Tejada46.
En lo tocante al aspecto económico se sabe muy
poco de la recién conquistada Algeciras. No obstante, debemos resaltar aquí que la estratégica posición de su puerto en la conocida “ruta de Poniente”47
debió beneficiarle del flujo comercial existente entre
el Mediterráneo y las tierras de Flandes; por tal motivo se instalaron en la ciudad del Estrecho comerciantes genoveses y catalanes, según consta
Estudios comarcales
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situación de los grandes señores-. Con ello el monarca premiaba la colaboración de unos y otros en la
conquista de Algeciras, captando así las voluntades
de los más poderosos y asegurando la participación
de éstos en la defensa de la plaza. En lo referente a
la Orden de Santiago, podemos decir que en noviembre de 1344 existía un comendador en Algeciras
llamado Ruy Díaz como administrador de las propiedades de la institución37; pertenecías a las que
se sumaron las que donó doña Leonor de Guzmán,
en julio de 1349, consistente en molinos, casas,
tiendas, baños, huertas y otros bienes raíces que la
señora tenía en Algeciras y en su término, para que
los sacerdotes de la Orden rogaran a Dios por la
vida y salud del rey don Alfonso “que me dio los
dichos bienes ”, según consta en un documento santiaguista de la época38.
Además del caso de la Orden de Santiago, conocemos otras donaciones efectuadas por Alfonso XI
a determinados personajes entre los que cabe destacar al almirante Egidio Bocanegra39 y a otro genovés
llamado Micer Bartolomé Botafogo -cuyo apellido
resuena todavía en la toponimia algecireña40- sin
marginar la concesión hecha al prior de la Orden de
San Juan41. No obstante, la Corona debió reservarse
entonces la mayor parte de las propiedades urbanas
y rústicas para constituir con ellas la base económica
del concejo que entonces se organizaba, así como
para entregar a los eclesiásticos y religiosos que se
asentaron en Algeciras -caso de los franciscanos y
mercedarios42-, o del nuevo obispado cuya cabecera
quería ubicar aquí, razón por la que envió a García
Fernández de Bonoso al frente de una embajada a
Archivo Histórico Nacional. órdenes Militares. Archivo de Uclés. Carpeta 82, documento 9.
Puede verse así en LóPEZ AGURLETA, JOSÉ ET ALII, 1719, Bullarium Equestris Ordinis Santi Iacobi de Spatha. (En
adelante Bulario de Santiago). Madrid, 313.
39
La donación se hizo en Sevilla el 25 de mayo de 1344. Consistía en unas casas y una huerta. La mayor de estas casas
era una especie de alcázar, pero el resto de ellas estaban en la calle “que dizen Genova”. Así en la tesis doctoral de Torremocha Silva, Antonio, 1994, Algeciras entre la Cristiandad y el Islam. Instituto de Estudios Campogibraltareños. Algeciras, 269.
40
Este hombre fue un capitán del almirante Egidio Bocanegra y al igual que él debió quedarse en Castilla; años más
tarde visitó Algeciras capitaneando una nave castellana al servicio del rey Pedro I cuando este monarca castellano mantenía
guerra abierta contra Aragón. Su apellido ha pasado a la toponimia de Algeciras como “Botafuego”; así se conocen unas
tierras del término municipal y, también, una torre medieval que se encuentra en ellas.
41
Existe un arroyo en términos de Algeciras que actualmente se denomina “del Prior”. También nos consta que en el
Libro de la Montería de Alfonso XI también se cita al “montecillo del Prior”. Suponemos que se llaman así por formar
parte de concesiones hechas por Alfonso XI al prior de la Orden de San Juan del Hospital, Alfonso Ortiz de Calderón.
42
Más detalles en TORREMOCHA, 1994, ob. cit., 264.
43
García Fernández, 1987-1988, ob. cit., 72-73.
44
SÁEZ RODRÍGUEZ, ÁNGEL, 1998, El obispado de Algeciras; un proyecto alfonsino fracasado. III Curso de Otoño de la
Universidad de Cádiz en Algeciras. Inédito.
45
TORREMOCHA, 1994, ob. cit., 263. Según este autor, por la bula: “Repersit rore guadiorum” de 19 de julio. Registro Vaticano 138, folios 149-150.
46
García Fernández, 1987-1988, ob. cit., 73.
47
SANTAMARÍA ARÁNDEZ, ÁLVARO: “La reconquista de las vías marítimas”. Anuarios de Estudios Medievales, 10, 63.
37
38
35
Estudios comarcales
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documentalmente48. Por otro lado, se sabe también
que Algeciras tenía almadrabas y unas atarazanas,
debiendo quedar estas últimas vinculadas a las de
Sevilla49 porque en la crónica de Enrique II se dice
que cuando se armaba la flota en Sevilla50, Algeciras
contribuía con el armamento de dos galeras. Relacionado con este asunto de la construcción naval en
la zona del Estrecho, consideramos interesante señalar que parte de la madera utilizada durante el
cerco de Algeciras -especialmente los grandes troncos- y la que se utilizó luego, hasta cuando empezó
la guerra contra Aragón, procedía de los pinares de
Moya (Cuenca) y llegaban a través del río Guadalaviar51 a Valencia, donde eran embarcados con destino a Algeciras.
Otra cosa bien distinta debió ser la recuperación y
aprovechamiento de las tierras pertenecientes a los
términos algecireños. Durante el largo cerco se desmontaría todo el sistema productivo musulmán talando árboles, cortando viñas y destruyendo las
acequias, los molinos y las casas de campo; si a esas
circunstancias le añadimos las dificultades de repoblar unas tierras de frontera tan próximas África,
cabe suponer que la recuperación de la producción
agrícola fuera muy lenta. Como hemos visto, el concejo se organizó pronto y la guarnición instalada en
Algeciras no sería pequeña, pero atraer suficientes
repobladores a sus campos era cosa más difícil; por
ello, como se apunta en alguno de los estudios que
venimos citando, es posible que Algeciras recibiera
por entonces el privilegio de homicianos -casos de
Gibraltar, Tarifa, Antequera, Jimena, Teba y otros
muchos lugares fronterizos- con el fin exclusivo de
facilitar su repoblamiento, al que sabemos que acudieron hombres de la tierra de Niebla y algunos judíos52.
La reconstrucción del sector del Fonsario hasta
el mar
Cuando se lee el relato del autor de la Crónica en lo
referente al cerco de Algeciras por parte de los castellanos entre agosto de 1342 y marzo de 1344, se
llega a la conclusión de que ningún otro sector de las
murallas algecireñas quedó tan afectado como el
lienzo situado entre el mar y la puerta del Fonsario,
y de manera especial la torre que defendía esta
puerta. Por ello no puede sorprender que, llevado
por la más pura lógica, el rey de Castilla tomara las
medidas oportunas para remediar aquellos desperfectos causados por el ejército sitiador a la mayor
urgencia posible, como se registra en un texto coetáneo a la Crónica53.
Sin embargo, parece que en la mente del monarca
castellano debía existir otro proyecto de mayor envergadura consistente en suprimir la apreciable debilidad defensiva del cerramiento de la cerca mayor
por su parte nororiental, consistente en modificar la
disposición de las murallas existentes entre la puerta
del Fonsario y el mar. Este asunto resulta imposible
de demostrar documentalmente, pero a tenor de lo
que dibuja Verboon y de lo que las excavaciones arqueológicas han sacado a la luz recientemente, nos
inclinamos a defender abiertamente que el bastión
defensivo de la puerta del Fonsario y el tramo de muralla que corre entre esta puerta y el mar fue levantado de nuevo por los castellanos, razón por la que
en el momento de su reciente puesta en valor no se
hizo justicia a esta obra castellana al considerarla
precisamente de la época meriní54, llegando a decirse
de ella que las marcas de cantero que aparecen en
los sillares de sus torres eran de cristianos pagados
por los musulmanes55. Afortunadamente, gracias a
las últimas exhumaciones realizadas por los arqueó-
Más datos al respecto en TORREMOCHA SILVA, ANTONIO: “Relaciones comerciales entre la Corona de Aragón y Algeciras
a mediados del siglo XIV. Algunos datos desde las fuentes documentales y el registro arqueológicos”. Espacio Tiempo y
Forma, 13. UNED.
49
En 1360 concretamente, el alcalde de las atarazanas de Algeciras era Martín Yánez de Aponte. Véase así en Bulario de
Santiago, 335. Este hombre era por entonces uno de los privados del rey Pedro I.
50
LóPEZ DE AYALA, PEDRO, 1953, Crónica de rey don Enrique, segundo de Castilla. Volumen II de las Crónicas de los
reyes de Castilla. Biblioteca de Autores Españoles. Volumen LXVIII. Ediciones Atlas. Madrid, 4.
51
En febrero de 1347 el rey Pedro IV de Aragón deniega la autorización que tenían los castellanos a causa de la sequía.
Véase esto en GIMÉNEZ SOLER, ANDRÉS, 1932, Don Juan Manuel, biografía y estudio crítico. Zaragoza, 648.
52
García Fernández, 1987-1988, ob. cit., 68-69.
53
Nos referimos al manuscrito 1.823 de la Biblioteca Nacional de Madrid. Véase SABIO GONZÁLEZ, RAFAEL, 2009, “El
loor de Algeciras”. Caetaria, 6-7. 329-341.
54
Así en TORREMOCHA SILVA, ANTONIO, y otros, 1999, Albinya, la ciudad palatina meriní de Algeciras. Algeciras. Esta
obra ha sido base de muchos otros trabajos donde se defiende la misma postura.
55
En tal sentido tampoco podemos estar de acuerdo con la opinión de TORREMOCHA SILVA, ANTONIO, 2005, “Signos
lapidarios hallados en las murallas meriníes de Algeciras (Cádiz)”. Caetaria, 4-5, 151-187. Resulta éste un magnífico trabajo de investigación sobre el tema y del que aceptamos la mayoría de sus observaciones, pero por ahora no podemos
compartir la fecha de construcción de las murallas ni que los canteros estuvieran pagados por los meriníes.
48
36
no era otra que difundir, entre los que entraban y salían de Algeciras por dicho acceso –el bastión que
constituía la torre-puerta del Fonsario- quién había
construido y sufragado aquella magnífica estructura
defensiva, de la que los nuevos dueños de Algeciras
debían sentirse orgullosos sin lugar a dudas. Lo estaban porque en aquella obra habían invertido mucho
dinero y se había hecho en relativamente poco
tiempo debido a la desconfianza existente entre castellanos y benimerines por lo que pudiera ocurrir al
final de aquella tregua de 10 años60. Así las cosas,
no había tiempo para que la obra se sufragara con
los impuestos generados en la misma Algeciras y se
recurrió, según creemos, a las alcabalas de todo el
reino; la suposición anterior viene corroborada por
la situación que se dio en las Cortes de Burgos de
1345, reunión en la que el monarca castellano consiguió la concesión de todas las alcabalas del reino
por seis años más61 para “mantener Algeciras e a
los otros castiellos fronteros…”.
El hecho de que Algeciras figure en primer lugar
entre las necesidades del monarca nos parece más
que significativo. Así que con el respaldo económico
de la Corona, lo más razonable es que la obra se hiciera en poco tiempo62 con la intervención de
mucho personal especializado. Lo anterior queda
corroborado por la opinión de Antonio Torremocha
cuando aprecia que en el conjunto mural existen
hasta 111 marcas distintas de canteros63 -todas ellas
correspondientes a otros tantos especialistas que trabajaron en la obra-, número muy elevado si lo comparamos con los mismos operarios de las grandes
catedrales, en las cuales trabajaban de 20 a 30 canteros en sus mejores tiempos, dependiendo siempre
de las posibilidades económicas del obispado64. En
Estudios comarcales
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logos56, se ha tratado de cambiar sin mucho éxito la
denominación de “murallas meriníes”57 por “murallas medievales”, pero todavía no se ha dado el paso
decisivo para llamarlas “murallas castellanas” al
considerar, probablemente, que esta denominación
restaría atractivo histórico-turístico.
Pero dejando al margen estas últimas cuestiones,
quizá sea oportuno pasar a describir ahora los hallazgos que los arqueólogos han descubierto no hace
mucho en el sector que tratamos y dejar que los lectores opinen al respecto. Para ello comenzaremos diciendo que en la última campaña de intervenciones
arqueológicas aparecieron dos inscripciones epigráficas sobre las piedras que forran el foso que rodea
la torre-puerta del Fonsario, en las proximidades del
puente de acceso a dicha entrada58; en una de esas
inscripciones se puede leer “ALFOSUS REX CASTELE”, y en la otra “IOHAN Mº ME FEIA”, ésta
de carácter mucho más personal por aparecer en ella
el nombre de su autor. Si bien la última pudo ser
labrada en los tiempos que los meriníes señorearon
Algeciras, la primera de las aquí citadas no hubiera
sido permitida por los musulmanes de ninguna
forma. Pues bien, si las dos inscripciones anteriores
ya son bastantes significativas por sí mismas, no se
pueden comparar con los indicios que aporta la más
reciente de todas59 -aparecida en un sillar de los que
cegaban el foso en la zona donde estaban las dos anteriores-, en la que se puede leer: “CAVA ET
PUE[N]TE ET MURO CO[N] PRETIL ET
CO[N]…”.
Después de lo anterior, teniendo en cuenta la ubicación del último hallazgo y las características de las
letras de la inscripción, no existen dudas de que la
finalidad de esta última -a todas luces incompleta-
Éstas han aparecido en la contraescarpa del foso que rodeaba la torre-puerta del Fonsario, según defiende TOMASSETI
GUERRA, JOSÉ MARÍA, 2009, “Excavación arqueológica puntual de apoyo a la restauración de las murallas medievales en
la prolongación de la Avenida Blas Infante (Algeciras, Cádiz) y noticias del hallazgo de dos epígrafes latinos en la contraescarpa de su foso”. Caetaria, 6-7. 499.
57
Todavía reza así, como podrá apreciar cualquier visitante al Recinto Arqueológico que se ha instalado allí.
58
Tomasseti Guerra, 2009, ob. cit, 497.
59
Véase JIMÉNEZ-CAMINO ÁLVAREZ y otros: “Una inscripción castellana relativa a la construcción de la muralla medieval
de Algeciras”. Arqueología y territorio medieval, 19, 125-146, Tanto el borrador del trabajo aquí señalado, como la fotografía de la piedra de cantería donde aparece esta inscripción nos han sido proporcionados por el autor.
60
Tanto era así que los benimerines la estaban aprovechando para reforzar las defensas de Gibraltar
61
Cortes de los antiguos reinos de León y de Castilla. Real Academia de la Historia. Tomo primero, 477-478. En el punto
15 del cuaderno del concejo de Cuenca, el rey dice que los prelados, ricoshombres y procuradores “de las ciudades e
villas e logares que estaban aqui en el dicho ayuntamiento nos otorgaron la alcavala por seys annos, entendiendo que
esto era lo con que nos podian servir para la costa que avemos a fazer en mantener Algezira e a los otros castiellos fronteros e para las otras cosas que cunplen a nuestro servicio.”
62
Creemos que ya podían estar terminadas en su mayor parte para el verano de 1349, fecha en la que Alfonso XI volvió
de nuevo a Algeciras para poner cerco a Gibraltar.
63
Torremocha, 2005, ob. cit., 168.
64
MARTÍNEZ DE AGUIRRE, JAVIER, 2009, “Investigaciones sobre arquitectos y talleres de construcción en la España medieval
56
37
Estudios comarcales
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Algeciras parece que no hubo tantas restricciones de
tipo pecuniario, así que además de atender la reparación de desperfectos en el resto del recinto murado, se acometió una obra de envergadura
consistente en remodelar y mejorar lo existente para
asegurar lo que parecía el sector más débil de la fortificación algecireña.
El sistema defensivo que surgió después de 1345
entre la puerta del Fonsario y el mar –incluyendo el
torreón del Barranquillo65 y el fuerte espigón que penetraba en el agua- constituyó una nueva obra de
factura castellana en la que se reaprovechó lo existente en la medida que se pudo66; de esta forma lo
entendemos al leer las publicaciones de los arqueólogos que últimamente han exhumado y estudiado
el conjunto arqueológico que tratamos67. Apoyándonos concretamente en la opinión de José María Tomasseti, parece como si los nuevos conquistadores
de Algeciras hubieran adelantado todo el conjunto
defensivo con respecto a las fortificaciones antes
existentes68. Si este punto no queda demostrado en
lo que se refiere al bastión de la torre-puerta del
Fonsario69, creemos que sí lo está en lo que concierne a la potente muralla que se levantó –y que es
la representada por Verboon- siguiendo el trayecto
de la barrera más retrasada, seccionando ésta para
dar paso a las nuevas torres –más anchas y potentes
que las anteriores-, llegando a adelantar el foso que
hoy vemos hacia el Norte70, utilizando el curso del
barranquillo que por allí discurría y embutiendo en
la barbacana que lo protege la primera barrera de las
dos que cita la Crónica.
Conclusiones
Las primeras murallas de la Algeciras andalusí se
levantaron en el siglo IX y en su sector nororiental
se varió el trayecto de las mismas, con respecto al
resto del frente norte, desde la puerta de entrada a la
ciudad hasta el mar. La causa de tal desvío fue buscar
el apoyo de la elevación que se encontraba flanqueando dicha puerta por su lado oriental. A finales
del siglo XI los almorávides reforzaron las defensas
anteriores con barbacana y foso71, siendo los meriníes quienes levantaron en 1315 otro parapeto más
adelantado72, después de que los castellanos hubieran asediado Algeciras en 1309-1310.
Así estaban las defensas algecireñas en el sector
del Fonsario –con dos fosos y dos barbacanas, además de la muralla principal- cuando la cercaron los
castellanos en 1342; pero la zona parece que era la
única en la que el terreno permitía realizar cavas para
aproximarse a las defensas, de aquí que el rey considerara aquel lugar como el que ofrecía más facilidades para penetrar en Algeciras, por eso ejerció
más presión sobre el mismo que sobre ningún otro.
Los desperfectos causados en estas defensas, así
como su aparente debilidad fueron subsanadas con
un cambio estructural de las mismas a expensas de
la corona de Castilla, razón por la que la obra se hizo
en poco tiempo. Con estos cambios, las nuevas fortificaciones quedaron adelantadas respecto a las
antes existentes, reaprovechando el material proveniente de las más antiguas. Así creemos que surgió,
después de 1345, en el sector nororiental de Algeciras el imponente aparato defensivo que destruyeron
los granadinos unas décadas más tarde, siendo sus
cimientos los que se reflejan en los planos de Jorge
Próspero de Verboon.
Y con ello damos por terminado este trabajo en el
que hemos querido conjugar el relato de Crónica,
los planos de Verboon y las aportaciones arqueológicas más recientes.■
cristiana”. Anales de la Historia del Arte. Universidad Complutense. Madrid, 156-157. El motivo no era otro que las rentas
de los templos eran limitadas y no daban para pagar más sueldos.
65
Seguimos en esto a PEREZ-PETINTO Y COSTA, MANUEL, 2001, Historia de Algeciras. Instituto de Estudios Campogibraltareños. Algeciras, volumen I, 80.
66
Aquí queremos insistir en el posible arrasamiento de la muralla emiral y en el reaprovechamiento de sus materiales en
la nueva construcción.
67
Tomasseti Guerra, 2009, ob. cit., 497.
68
Desde el punto de vista de la fortificación, parece más razonable y seguro levantar las defensas nuevas delante de las
más antiguas.
69
Al parecer, no se ha podido excavar su entorno ni sacar resultados con respecto al mismo. Así lo extraemos del trabajo
de Tomasseti Guerra, 2009, ob. cit., 497.
70
Ibídem.
71
AL-HULAL AL MAWSIYYA, 1952, Crónica árabe de las dinastías almorávide, almohade y benimerín. Traducción de Ambrosio Huici Miranda. Tetuán, tomo I, 66.
72
IBN ABI ZAR, 1994, Rawd al-Quirtas. Traducción y anotado por Ambrosio Huici Miranda. Valencia. 727. Según el autor,
en este año el emir de los musulmanes mandó rodear de parapetos toda la ciudad de Algeciras
38
Nuestra memoria
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Figura 1.- Acto de coronación de la reina de la Feria y Fiestas de 1966. Foto colección del autor.
Buenas noches a los del 48
Manuel Liaño Rivera
Que todos los de aquel puerto tuvimos la misma aurora,
Saltamos la misma comba en los aires de los sueños
Y quisimos lo que quieren con el alma y con los ojos
Todos los niños que viven dentro de todos los pueblos.
Que grande nos parecía Tarifa, tan constreñida
por la vieja muralla, cuantos recuerdos….
Y nosotros, niños y niñas, nos sentíamos en ella
Jugando por sus rincones de soledad y silencio,
Casi aturdidos de tanta luminosidad creciente
Como pigmeos, salidos de las páginas de un cuento.
El tiempo nos mira pasar sentado, con filosofía de viejo.
Ya no es posible ser alba y primavera.
No hay quien desande lo andado por la vida; más tenemos
Ese recuerdo infinito que Dios ha dado a los hombres…
Las horas vuelven, tan solo, de la mano del recuerdo.
C
on este poema de Lola Peche, la gran poetisa
de la vecina ciudad de Algeciras con una ligera modificación para poder “traérmelo” a
Tarifa, comenzamos esta especie de segunda parte
de “Mi infancia son recuerdos” publicada en el número 72, esta vez rememorando los largos años pasados, hasta llegar a la jubilación.
Porque los nacidos en el 48 del siglo pasado, los
que hemos logrado arribar a este puerto de la jubilación, no cabe duda de que somos la generación de la
posguerra, la de los “años de la jambre”, la del café
“migao”, los hoyos de pan con azúcar, la del brasero
de cisco o picón, la generación de la leche en polvo,
la mantequilla y el queso americano.
Los que nos criamos en la calle, los de las casitas
bajas, las calles terrizas o adoquinadas, la de las
redes en los dinteles de las puertas para no dejar
pasar a las moscas y moscardas gordas y verdes que
tanto pululaban por nuestro pueblo…la generación
de los patios de vecinos, populosos, solidarios,
donde todo era de todos y para todos…la de los baldeos de la puertas de las casas, pá tenerlas fresquitas
39
Nuestra memoria
Aljaranda 87 (2012) 39 - 43
Figura 2.- Aula de niños en el colegio de las RR. MM. de la Inmaculada Concepción. Foto colección del autor.
y limpias y la de las bajeras con aquellos cubos de
cal y las largas cañas con una brocha en su punta
con la que se encalaba todo su perímetro, la de la calamocha, la de las sillas de enea en las puertas y
éstas siempre abiertas…Cuantos recuerdos, de allá
por los años 60, en ese populoso Barrio de las afueras, (nunca fue conocido por el Barrio de San Sebastián y menos por el de San José,) solo por aquél del
que juntábamos todas sus letras, para hacerlo más
sonoro, más nuestro, el “barriofuera”. Siempre con
su eje central, la calle Batalla del Salado (La Carretera) y sus calles cortándola perpendicularmente. En
el “barriofuera” estaban la Plaza de Toros (una de las
pocas plazas que existen en España que tiene su entrada por arriba ), el Campo de Futbol, donde por
aquellos años tanto disfrutamos del Tarifa, el equipo
de fútbol, que por entonces militaba en tercera división, con aquél portero sensacional, Serrano y aquellos veloces extremos como Cárdenas y Manzano y
con un canario con una “cabeza de oro”, Perdomo,
que casó con una tarifeña, los hermanos Aguilera
(Luis y Juan), Mariano, Litri y Calle (los tres algecireños ),Castellano, Catarroja, Félix, Juanito Salas,
Isidro, y otros muchos que eran fichados al venir a
hacer el servicio militar al Regimiento de Infantería
40
Álava 22 o a la Base Naval, provenientes de equipos
punteros de otras regiones.
Todas las industrias estaban por sus alrededores,
las fábricas de conservas, el matadero, la única gasolinera que había en el pueblo, la del señor Orozco,
allá donde éste terminaba, a la altura de la barriada
conocida por “El Congo”, por el motivo que, cuando
su inauguración, estaba en pleno apogeo la guerra
tribal en el Congo Belga.
Las de los juegos aquellos: el “melajastro” (este
“palabro” no es otro que la deformación de la palabra me la salto) y consistía en que, previo sorteo o
el que llegase el último tenía que doblar el espinazo
detrás de una raya previamente marcada en el suelo
e ir mudando (“arremuando”, decíamos nosotros)
con pasos laterales distanciándose de la raya. La voz
la tenía el primero de la fila que, calculando, decía :
“melajastro” en una o en dos (zancadas) y los demás,
tenían que cumplir fielmente lo demandado y el que
no lo consiguiese, sustituía al “agachado” o “mula”
y....vuelta a empezar.
El “pingo mango”, también era un juego colectivo,
se hacían dos equipos, uno de los jugadores, se colocaba apoyado en la pared y los demás, se colocaban a partir de él con el cuerpo con una inclinación
Nuestra memoria
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Figura 3.- Entrega de trofeo al Tarifa C.F. en la Feria de 1961. Foto colección del autor.
de 30 grados y uno detrás de otro al grito de “pingo
mango”, él contestaba ¡pingo! y el que saltaba a sus
espaldas contestaba …¡ y yo te jeringo! y se encaramaba como podía en ella, dejándole sitio a los que
les precedían. El juego terminaba y volvía a empezar, cuando cualquier jugador se resbalaba y entonces, todo el equipo debía ponerse en fila y servir de
“pingo”.
El “cribi”, era un juego de canicas. Nosotros utilizábamos unos “bombos” de barro cocido para el
“cribi”, que era un triángulo pintado en la arena,
donde en cada ángulo se colocaba un “bombo”( si
eran más de tres los jugadores, estaba permitido la
colocación de tantos “bombos” como jugadores dentro del “cribi”). Desde una distancia establecida, tras
una raya, se lanzaba por riguroso turno, con una
“bonita” que era una bola de cristal o bien una bola
de acero sacada de cualquier rodamiento, hacia el
“cribi” a fin de sacar de él la mayor cantidad de
“bombos” posibles, que pasaban a ser propiedad del
tirador. El turno se perdía cuando se fallaba, no consiguiendo sacar ningún “bombo” del triángulo.
No faltaba en el “cribi”, el “gracioso” de turno, que
cuando más tranquilo estabas jugando, te cogía los
bombos y al grito de : “un curricá de bombos”, salía
que se las “pelaba” por aquella empinada cuesta de
la Alameda.
El trompo, con su “olla”, su chambel, su púa afiladísima. Todo consistía en un círculo hecho en la
Figura 5.- Una niña jugando al “tocadé”.
Foto: Taringa.net
tierra, donde había que hacer bailar el trompo (dentro
del círculo), si no te bailaba, el trompo quedaba allí,
hasta que un compañero, o bien, a base de “pullazos”
o bien después de recogerlo con la palma de la mano,
iba dando pequeños golpes al trompo hasta sacarlo
de la “olla” y ya podía volver a jugar. Ni que decir
tiene, que tú preferías que te lo sacasen con la segunda opción, ya que con la primera, te podía quedar
sin trompo, pues aquella púa afilada a conciencia, te
lo podía romper por la mitad.
“El pincho”, “el aro” eran otro de los juegos, y por
la noche, en el barrio, alrededor de una mortecina farola, se jugaba a las “cuatro esquinas”, al “pañuelo”,
41
Nuestra memoria
Aljaranda 87 (2012) 39 - 43
Figura 4.- Niños jugando al “malajastro”. Foto elangeldeolavide.blogpost.com.
y las niñas con su “tocadé”, la “comba”, el “esconder”, sus “mariquitinas”, …los partidos de futbol, de
todos contra todos, en cualquier callejón o calle, en
la huerta del Rey, en la Vega, en el callejón de Feria,
en el Olivar en cualquier sitio en que se pudiese…
.las “guerrillas”, en el Llano, en el Miramar…las palmichas y las majoletas, los palmitos…la O.J.E…
.donde muchos de vosotros estuvisteis y los que no
estuvimos os teníamos envidia….Don Imeldo, con
su banda de música, las Rondallas, el colegio de las
Monjas, con su cuadro de honor, solo para los buenos, y las diferencias de clase entre niñas de pago y
“gratuitas”…, el colegio de la Ranita (Miguel de
Cervantes), con su triunvirato de profesores, don Rafael Cazaley, don Alfonso Rodríguez y don Luis Reginfo… y don José “el Gordo”, allá por el Olivar…
don Benito Flores y sus clases de la Orientación Marítima a los hijos de los marineros, mientras estos se
jugaban la vida en la mar con aquellos temporales
tan crudos…, doña Pili, en aquél patio tan florido,
el humilde don Miguel, en la calle de San José…las
fábricas de conservas, de las que ya hemos hablado,
el centollero, Mijita o los centolleros, hermanos
“Bogas” en la intersección de la calle de la Luz con
la Calzada, con sus centollas y burugatos, los domingos, el Regimiento y su pelotón desfilando desde el
Castillo a la iglesia de San Mateo, también los domingos, Leopoldo, desfilando al compás.. y a su
compás…Pitito Feria, Francisco, nuestro simpar Jua-
42
Figura 6.- Niños jugando a los 2bombos”.
Foto: Taringa.net
nito….aquellas bateas tiradas por mulos que llevaban el rancho y dejaban el aroma peculiar por las calles donde pasaba…el “matinée”, los domingos, a las
tres…con sus películas de vaqueros…Casa Villanueva, “la casa más popular”….donde algunos trabajaron…Garciluz y sus tres mosqueteros, Feliciana,
Leonor y Pimienta… Tejidos Trujillo , “mi tienda
chica”…. Julio Grosso y su pequeña pastelería, con
sus bollitos de leche, aquellos jueves de Corpus y
ese intenso olor a romero en todo el perímetro de la
Calzada, Jurado, con su fábrica de confección de
Punto…que tanto trabajo dio a la juventud tarifeña
de aquella época, los repartos de los marineros en el
bar de “Serranito” en la Alameda con sus montonci-
Aquellas Ferias de antaño,
Aquellas ferias, Liaño
De cuna y Taratachín…
Toni Rodas…la caseta de Antonio Ordóñez, la caseta Oficial, Municipal o como se llamara, donde
debía ir uno convenientemente vestido ( con corbata
incluida ),…las “damas” y los “damos”… las malditas diferencias de clases….los niños con los niños
y las niñas con las niñas, la segregación por sexos,
pura y dura…Y después…los Beatles, los grupos
musicales, la gran eclosión de ellos, los Behatos y
los míticos Cisnes Azules…los primeros trajes de
“hombre” para nosotros y los primeros tacones y medias para ellas…ya éramos mayores, ya teníamos
casi diez y seis años…los primeros trabajos, (aunque
algunos ya trabajaban de aprendiz ) unos, empleados
en las pocas industrias que había, otros, siguiendo la
profesión de sus padres, los de más allá continuaron
sus estudios fuera del pueblo..Hubo una diáspora…
pero la mayoría seguimos teniendo contacto, aunque
fuesen de año en año…y nos convertimos en hombres y mujeres…y nos casamos, la mayoría, y tuvimos hijos,… alegrías y penas, sonrisas y lágrimas…
algunos se quedaron en el camino, pero otros, la inmensa mayoría de nuestra generación hemos llegado
hasta aquí…hasta el año de nuestra jubilación.
Y como empezamos terminamos, con otra poesía,
ésta de la poeta argentina Juana de Ibarborou (18951979)…
Muchachito de brazos cetrinos
Que vas con tu cesta,
Rebosante de naranjas pulidas
De un color ambarino…
Si a otro pago muy lejos del tuyo,
Indiecito algún día te llevan
Y no eres feliz y suspiras,
Por volver a la vieja querencia
Y una tarde un soplo de viento,
El sabor de tus montes te asalta,
Ya sabrás, indiecito asombrado,
Lo que es la palabra nostalgia.
Nuestra memoria
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tos de calderilla en sus veladores de mármol blanco,
los cafés de maquinilla o de pucherete…en el Casino
o en Curro Villalta…El bar de Reyes y sus tapas de
“hormigón” Los paseos por la Calzada, desde San
Mateo al Castillo, y vuelta a empezar…y después,
los primeros amores, los primeros suspiros amorosos
allá por el Miramar...los guateques…los bailes en el
local del Frente de Juventudes… las Verbenas, las
Ferias en la Alameda…
Cuantas veces hemos percibido en nuestra vida el
olor de las naranjas. El olor de la nostalgia, el olor
de nuestro pasado. Pero hasta aquí hemos llegado.
que no es poco.■
43
Edición de libros
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Figura 1.- Imágenes del libro editado por ImagenTa. Fotos facilitadas por la editorial.
Historia de Tarifa y su prensa, de Manuel Liaño
E
l periodo comprendido entre finales del siglo
XIX y principios del XX en España es una
etapa convulsa en todos los aspectos, para
bien y para mal. La consecución de una serie de libertades, la lucha paulatina por los derechos sociales
y una economía maltrecha aparecen como antesala
de un episodio desgraciado en nuestra historia como
fue el golpe de estado de 1936 y su consiguiente
Guerra Civil.
En esta etapa, cuando nadie podía soñar con las
formas modernas de información y comunicación,
mucho menos con Internet y sus redes sociales, la
prensa escrita fue un instrumento de primer orden no
sólo para informar de lo cotidiano sino la principal
vía de los partidos políticos y sindicatos de cara a difundir sus ideas y rebatir las del contrario.
Tarifa no podía quedar al margen de esta tendencia
y, a pesar de ser un municipio pequeño, la actividad
periodística cobra un auge inusitado. En 1890 aparece el primer periódico bajo la cabecera de El Defensor y, en 1935, sale a la calle Sur, el último de la
lista y ya en la antesala de la Guerra. Entre una y
otra, numerosas cabeceras se irán sucediendo mostrando realidades y rivalidades, poniendo de manifiesto la esencia de aquella sociedad.
Manolo Liaño ha recuperado para la memoria colectiva todas y cada una de estas publicaciones. Ha
sido un ejercicio de años durante los cuales ha escudriñado en archivos particulares, llevando a cabo las
prácticas del mejor investigador. Ha elaborado un resumen minucioso de los periódicos de esa época, reproduciendo algunos de sus artículos para goce de
44
quienes amamos la historia o, simplemente, somos
curiosos. Su trabajo nos da una idea de cómo era esa
Tarifa de nuestros abuelos y más allá.
Si, además, el autor completa esa colección con
otras publicaciones surgidas ya en democracia, como
la prestigiosa revista Aljaranda, nos encontramos con
un libro que va a constituir una valiosa herramienta
para investigadores. Y un singular recorrido histórico
por la Tarifa de antes y de ahora que no se pueden
perder quienes se interesan por este sur del sur.
La editorial tarifeña ImagenTa le ha dado forma de
libro, un volumen de 264 páginas cuidadosamente
presentado en rústica con solapas que se encuentra
a la venta al precio de 15 euros.
Manuel Liaño Rivera (Tarifa, 1948) es un tarifeño
del barrio del Moral. Casado, con dos hijos, se considera poeta de pueblo, conferenciante, articulista y
pregonero. Es miembro del Consejo de Redacción
de la revista Aljaranda, en la que ha publicado más
de cincuenta artículos. Obtuvo el Primer Premio de
Poesía Luz 2005 con la poesía Exilios y tercer premio al año siguiente con Insonmio.
Curioso e investigador de la historia de Tarifa, ha
logrado reunir en el trancurso de los años todas las
cabeceras de periódicos que se han editado en su ciudad natal desde 1890, hasta la fecha. Es miembro de
la Unión Nacional de Escritores, colaborador del
Programa Arte y Cultura, aunando orillas de Radio
San Roque y ha colaborado en la publicación de los
libros Recopilación literaria de la obra de J. María
de Sardi y Memoria Rota.■
Personaje
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Figura 1.- Tradicional concierto de villancicos. Navidades 2007. Foto Coral y Rondalla de Tarifa.
Fermín Franco Utrera
F
ermín Franco Utrera nace hace 66 años en Tarifa en la calle Guzmán el Bueno, nº29, siendo
el más pequeño de seis hermanos, frutos del
matrimonio entre sus padres Fermín Franco Gómez
y Mª Luz Utrera Guzmán.
Comenzó sus primeros estudios en el colegio de
monjas que regentaba la congregación de las
R.R.M.M. de la Inmaculada Concepción y más tarde
en el colegio público Miguel de Cervantes.
Siendo ya un mozalbete entró a formar parte de la
plantilla de “Tejidos Trujillo” donde trabajó hasta
que le llegó el momento del servicio militar que realizó en la entonces octava batería de artillería de
costas.
Finalizado el periodo militar, nuestro personaje,
prepara oposiciones para la compañía “Telefónica”
consiguiendo ingresar en plantilla y donde ha desarrollado su andadura profesional durante 36 años
en diferentes destinos como Vigo, Sevilla y Algeciras.
En 1971 contrae matrimonio con Ángeles Santana
Jiménez con quien tuvo cinco hijos: Angel Luis, Fermín, Mª Luz, Gonzalo y Alejandro.
Hablar de Fermín Franco Utrera es hablar de la
historia reciente de la música en Tarifa. No en vano,
Fermín con 12 años, entra a formar parte de la entonces banda de música de la OJE bajo la dirección
de D. Imeldo Ferrera y más tarde forma un grupo
músico-vocal (Los Behatos) con otros compañeros.
Finalizada su estancia en Vigo se matricula en Sevilla, en el conservatorio superior de música cur-
Figura 2.- Nuestro personaje. Foto Coral y
Rondalla de Tarifa.
sando 1º y 2º de guitarra y solfeo, siguiendo de forma
autodidacta hasta conseguir en Cádiz el título de profesor de música, especialidad en guitarra.
El nombre de Fermín Franco está unido desde hace
más de 40 años a la coral y rondalla de Tarifa, heredera del coro tarifeño que dirigía en los años 70 Vicente Muñoz.
Como compositor tiene registradas 140 obras entre
villancicos, marchas procesionales y otros temas,
destacando su composición del himno de la coronación canónica de la Virgen de la Luz.
Desde 1990 es director de la Academia Municipal
de Música y fue nombrado, por el Ayuntamiento,
Hijo predilecto de la ciudad en 2008.
En la actualidad, Fermín, forma parte del grupo de
teatro de la asociación cultural “Guadalmesí”, cumpliendo así una de sus ilusiones como ha sido la de
subirse a un escenario interpretando un personaje en
una obra de teatro.■
45
Sucedió en Tarifa
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Figura 1. Fachada principal de la capilla del Rey en Gibraltar. Foto autor.
En recuerdo de un soldado caído en Tarifa en 1811
José León Rojas
La capilla del Rey de la cercana colonia de Gibraltar
fue construida a mediados del siglo XVI, y en la actualidad sirve de iglesia de la guarnición de la Roca,
así como de capilla de la residencia oficial del gobernador de la colonia. En ese lugar mandado a
construir por la Orden Franciscana encontramos adosada al lado derecho de la nave central una sencilla
placa de mármol que sirve de homenaje al teniente
Joseph Longley, joven de veintidós años que perdió
su vida defendiendo la ciudad de Tarifa del ejército
francés en el último día del año 1811.
“Lieutenant Joseph Longley of the Royal Engineers, feel
in the unfucceisful assault of the enemy upon the
town of TARIFA
31ª. Dec. 1811, in his 22. Year
This stone is erected by the captain of Engineers
under whose orders the Serverd,
as a Tribute o Regand to Memory of a Soldier.”
“Teniente Joseph Longley del cuerpo de Ingenieros
Reales, caído
46
Figura 2. Placa erigida en honor Joseph Longley. Foto
autor.
en el fracasado asalto de las armas enemigas a la
ciudad de Tarifa
31 de diciembre de 1811, con 22 años.
Esta piedra es erigida por el capitán de ingenieros
bajo cuyas órdenes el sirvió,
como un tributo y recuerdo a su Memoria de soldado.”
XXI Premio de Poesía Luz
XXI de Poesía Luz
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Primer premio
Ante el ángel de la muerte
Porque me ha sido dado el don del olvido
y este no estar sin ti, que sin embargo…,
o porque me ha sido dado el don de la memoria,
de tenerte con sólo cerrar los ojos, o entreabrirlos.
Porque mis labios se cruzan como aspas con los tuyos
o como los signos trabados de una incógnita,
o porque lo sé todo con la certeza remota
de comprender que eres tú quien mora entre las sombras.
Porque eres árbol adonde van a colgar sus nidos
Los pájaros rabiosos de la noche,
o porque eres el páramo azul donde la luz
vino a posar sus artificios de niebla.
Porque estás en la leche caliente
y en el trasluz esquivo de las copas de brandy,
en la brizna de hierba y en los copos nevados,
en la rizada espuma de los mares y en los mapas.
O porque no estás más acá de ti mismo
sino en la fiera lejanía de mi memoria,
y porque has atravesado las gasas del olvido
para poner tus alas a secar junto a mis alas,
tu dura simetría junto a la mía.
Porque eres tu original, tu pieza única, y lo contrario,
Ángel de la Muerte que a ti mismo te multiplicas
en los espejos rotos del aire.
O porque eres la nada dividida,
el sustrato mínimo del polvo que desprendes.
Pero sobre todo, porque eres mis pies,
estos pies desnudos que en la ceniza trazan su último vestigio,
y hacia ti van, de vuelta, a sentir el calor de la nada,
el beso frío de una nostalgia no vivida
donde no quedará más que la memoria y el olvido,
desnudos y sin metáforas.
José quesada Moreno
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XXI de Poesía Luz
Aljaranda 87 (2012) 47-48
XXI Premio de Poesía Luz
Segundo premio
Recado de escribir
Desde tu primer lápiz,
la vida ha ido soltando sus virutas.
Y te huelen a cedro y a grafito
los pequeños olvidos, las angustias
mayores y el silencio
que empaña este cristal, donde hoy dibujas
-con las yemas del alma, desde el fondo
de tu intemperie últimalos signos de una párvula emoción
y el contorno latente de su música.
Cada palabra guarda
-dentro de sí- como una luz antigua.
y te alumbran su pátina y su tizne:
la poesía minuciosa de la vida
y la prosa del mundo,
cuando, al poner el dedo justo encima
de la llaga del tiempo – o su reflejo-,
reescribes las ardidas
entrañas del muchacho que esta noche
-tan vana como ayer- cuenta las sílabas.
De aquella edad, conservas
tu devoción por las palabras húmedas.
Y te sabe la voz como a marisma
o a jerséis empapados por la lluvia
en días de guardar:
días en que la sed era liturgia
de una mágica hora y te bastaba
otra boca en la tuya
-¿de quién, amor, de quién?- para sanarte
-¿de qué, mi amor, de qué?- de toda culpa.
El silencio se rompe
contra el grafito oscuro de la mina
de aquel lápiz primero. Y un temblor
de inaugurante luz traza una línea,
y luego una tras otra,
hasta que al fin las letras significan
tiempo, emoción, nostalgia, pesadumbre
por las causas perdidas:
esas por las que aún vale la pena
pasar a limpio tus palabras mías.
Ricardo Bermejo Álvarez
48
Índice general Tomo 11
Aljaranda 87 (2012) 49-52
Índice general del tomo 11
Los artículos se encuentran según la sección en
la que fueron publicados. El primer número corresponde, al ejemplar y el segundo al número
de página.
ARQUEOLOGÍA
(1).-Mellaria: un vicus romano en el estrecho de
Gibraltar. Salvador Bravo Jiménez 82-4
(2).-Excavación arqueológica en la necrópolis
de Baelo Claudia. Novedades de la campaña de
2012. Fernando Prados, Iván García, Helena Jiménez 84-6
BIOLOGIA MARINA
(3).-Los crustáceos caprélidos. Pequeños desconocidos del litoral tarifeño. José M. Guerra
García 83-6
(4).-Estudio comparativo de La Caleta mediante
especies intermareales protegidas. Luz Mª
Manso Camacho 84-22
(5).-Primer caso de delfín listado (Stenella coeruleoalba) con coloración aberrante observado en el estrecho de Gibraltar. Ezequiel
Andréu/Carolina Fernández 85-34
(6).-Influencia del avistamiento de cetáceos
sobre los grupos sociales de calderón común en
el estrecho de Gibraltar. Ezequiel Andreu Cazalla 87-23
CARTAS DE LOS LECTORES
84-4, 85-4
CIERROS Y BALCONES
(7).-Ventana en calle Peso, 4 80-48
(8).-Cierro y ventana en calle Mª Antonia Toledo, 12 81-68
(9).-Cierro-ventana en calle Aben Arabi, 2 8256
Cierro y balcón en calle Silos, esquina con la
calle Ntra. Sra. de la Luz 83-40
COLECCIONES
(10).-Kort Hielscher en Tarifa. Colección de Ildefonso Sena 80-44
(11).-Kort Hielscher en Tarifa. Colección de Ildefonso Sena 82-54
EDITORIAL
83-5, 86-2, 87-2
ESTUDIOS COMARCALES
(12).-Cartografía histórica de al-Bunayya: imágenes de la ciudad meriní de Algeciras. José Mª
Tomassetti/Rafael Jiménez-Camino 84-28
(13).-Sobre la Fundación de Iulia Traducta. Salvador Bravo Jiménez 85-38
(14).-John Conduit y las ciudades antiguas del
estrecho de Gibraltar. Helena Jiménez Vialás
86-28
(15).-Los castellanos en Algeciras, (1342-1349).
Entre el relato de la Crónica, los planos de Verboon y la arqueología actual. Manuel López
Fernández 87-28
49
Índice general Tomo 11
Aljaranda 87 (2012) 49-52
HACE 200 AÑOS
(16).-Tarifa, base de operaciones contra el ejército francés que sitiaba Cádiz. Juan A. Patrón
Sandoval 80-45
(17).-Mapa y plano del sitio de Tarifa. Ildefonso
Sena Rodríguez 82-55
(18).-Orden del general Ballesteros, informando
sobre el resultado del sitio francés a la ciudad
de Tarifa. José León Rojas 83-38
(19).-Cachetina en Tarifa. José León Rojas 8450
Plano de una parte del recinto de la plaza de
Tarifa. 85—54
HISTORIA CONTEMPORANEA
(20).-Tarifa resiste. Murallas medievales frente
a la artillería de Napoleón (I y II). Ángel J. Sáez
Rodriguez 80-4, 82-28
(21).-El Beaterio de Tarifa. Una institución educativa del antiguo régimen en los albores del liberalismo. Juan A. Criado Atalaya (II y III)
80-11, 82-38
(22).-El Cuerpo de ingenieros de caminos y el
tarifeño Francisco Terán Sotomayor (18441897). Pablo Mª Martín Moncada 84-15
(23).-El alumbrado público en Tarifa a mediados del siglo XIX. Candelaria Muñoz/Antonio
Meléndez 86-3
HISTORIA MEDIEVAL
(24).-La conquista de Al-Andalus según Ibn alQuitiyya (siglo X). Mª Jesús Viguera Molíns 818
(25).-Breve analisis del embarque y desembarco
de los arabo-bereberes de Tariq Ibn-Ziyad en la
península Ibérica en 711. José Beneroso Santos
81-14
(26).-Reflexiones en torno al 711. Problemas,
metodología y posibles avances. Esther Sánchez
Medina 81-28
(27).-El paso del Estrecho: las fuentes. Enrique
Gozalves Cravioto 81-37
(28).-¡Allah akbar! La conquista del paraiso.
Ángel J. Sáez Rodriguez 81-43
(29).-La aventura transfretana del 711. José
Luís Gómez Barceló 81-54
(30).-Aproximación al desembarco bereber en
Gibraltar el año 711. Manuel López Fernández
81-56
50
(31).-Comentarios a diversas cuestiones relativas a la invasión árabe del año 711. Joaquín
Cestino 81-64
(32).-El Alcaide de Tarifa Alfonso de Arcos y la
conquista de Gibraltar en la Historiografía.
Pablo Mª Martín Moncada 87-3
HISTORIA NAVAL
(33).-12 de noviembre de 1949: tragedia en el
Estrecho. José León Rojas 83-11
HISTORIA RECIENTE
(34).-La zapatería de Damian y Rafael. Francisco J. Terán Reyes 85-30
(35).-Las cartillas de racionamiento, los fielatos
y el estraperlo. Francisco J. Terán Reyes 86-10
HISTORIOGRAFIA
(36).-Tarifa en la obra “El Catálogo Monumental de España”. Iván García Jiménez 85-17
IMAGINERÍA
(37).-Imaginería e iconografía en la parroquia
de San Isidro Labrador de Tahivilla. Francisco
J. Jiménez Perea 86-20
INGENIERÍA
(38).-Proyecto de túnel ferroviario a través del
estrecho de Gibraltar. Sandoval N., Roca F. y
Sauras J.M. 80-20
LITERATURA
(39).-El estribillo, una peculiaridad en la poesía
de tradición oral moderna en Tarifa. Carmen
Tizón Bernabé 83-18
NUESTRA MEMORIA
(40).-Aquellos felices años. Encarnación Ruiz
Sáez 80-40
(41).-Algunos recuerdos. Sebastián Álvarez Cabeza 82-46
(42).-No todo era tan rosa…Miguel Manella
Guerrero 83-31
(43).-El reciclaje en mi infancia. Miguel Manella Guerrero 85-45
(44).-Cristobal Gutiérrez y los montes de Tarifa.
Sebastián Älvarez Cabeza 86-40
(45).-Buenas noches a los del 48. Manuel Liaño
Rivera 87-39
PATIOS
(47).-Calle Azogues nº 3. 84-52
(48).-Calle Ave María nº 4.85-56
(49).-Calle María Antonia Toledo nº .86-50
(50).-Plaza de La Paz nº 87-54
PATRIMONIO MONUMENTAL
(51).-Apuntes para la interpretación iconográfica de la capilla del hospital de la Inmaculada
Concepción de Tarifa. Alejandro Pérez-Malumbres/ Víctor M. Heredia 82-13
(52).-Aproximación al estudio de los grafitos
históricos localizados en el suroeste del cerco
amurallado de Tarifa. José León Rojas 87-16
PERSONAJE
(53).-Manuel Fernández Guardia 80-43
(54).-Francisco Castro Salvatierra 82-52
(55).-Sebastián Trujillo Martínez 83-35
(56).-Manuel Peinado Fuentes 84-48
(57).-José Bernal Rojas 85-53
(58).-Dª Luisa Rivero y D. Francisco Macías
86-46
(59).-Fermín Franco Utrera 87-45
POESIA
(60).-Premios de Poesía “Luz” 83-36
(61).-Premios de Poesía “Luz” 85-51
(62).-Premios de Poesía “Luz” 87-47
PORTADA
(62).-Paño de muralla que rodea la antigua
iglesia de Jesús desde la zona de Vista Alegre
80-1
(63).-Ilustración sobre la llegada del ejército
bereber a la Península 81-1
(64).-Vista de la calle Pozo 82-1
(65).-Panorámica de la Pza. de S. Martín 83-1
(66).-Estatua de Sancho IV El Bravo. Al fondo
el castillo de Santa Catalina 84-1
(67).-Perspectiva de la calle Inválidos 85-1
(68).-Entrada al castillo de Guzmán el Bueno
por plaza de Santa María 86-1
(69).-Calle Reyes Católicos 87-1
PRESENTACIÓN
(70).-ALJARANDA: número extraordinario monográfico conmemorativo del XIII centenario
del desembarco árabo-bereber en la costa del
Campo de Gibraltar. Carlos Ruiz-Bravo 81-4
PROGRAMAS SEMANA SANTA
(71).-Cultos y procesiones de la Semana Santa
de 1952 80-2
PRÓLOGO
(72).-Prólogo monográfico de ALJARANDA.
Wenceslao Segura González 81-6
Índice general Tomo 11
Aljaranda 87 (2012) 49-52
ORNITOLOGÍA
(46).-El cambio reciente del clima y las aves de
Tarifa. Antonio Román Muñoz Gallego 80-35
RESEÑA DE LIBROS
(73).-Tarifa y su historia menuda. Francisco J.
Terán Reyes 82-53
(74).-La defensa de Tarifa durante la Guerra de
la Independencia y Dulce Arpía. Juan A. Patrón
y Lucinda Gray (respectivamente) 83-34
(75).-El sitio de Tarifa y La esfinge de Darwin.
Fernando Rojas y Daniel Rojas (respectivamente) 84-49
(76).-La alborada del socialismo en Andalucía
y La patente. Juan Araujo y José Luis Adrados
(respectivamente) 85-49
(77).-Libro de Honor de Tarifa. Wenceslao Segura González 86-47
(78).-Historia de Tarifa y su prensa. Manuel
Liaño Rivera 87-44
SUCEDIÓ EN TARIFA
(78).-Defensa heroica del Groënland 86-48
(79).-En recuerdo de un soldado caido en Tarifa
en 1811. José León Rojas 87-46
URBANISMO
(80).-Morfología del conjunto histórico de Tarifa: la importancia del patio. Carmen Andrés/
Llanos Masiá 83-22
Índice onomástico
(Los números se refieren a los artículos anteriormente citados)
Álvarez Cabeza S. 41 y 44
Andreu Cazalla E. y Fernández C. 5,6
Beneroso Santos J. 25
Bravo Jiménez S. 1,13
51
Índice general Tomo 11
Aljaranda 87 (2012) 49-52
52
Cestino J. 31
Criado Atalaya J.A. 21
García Jiménez I. 36
Gómez Barceló J.L. 29
Gozálves Cravioto E. 27
Guerra García J.M. 3
Jiménez Perea F.J. 37
Jiménez Vialás H. 14
León Rojas J. 18,19,33,43,52,79
Liaño Rivera M. 45
López Fernández M. 15,30
Manella Guerrero M. 42,43
Manso Camacho L. M. 4
Martín Moncada P.Mª. 22,32
Masiá LL. Y Andrés Mateos C. 80
Muñoz Gallego A.R. 46
Muñoz Ruiz C. y Meléndez Morales A. 23
Patrón Sandoval J.A. 16
Pérez-Malumbres Landa y Heredia V.M. 51
Prados Martínez F., García Jiménez I. y Jiménez
Vialás H. 2
Ruiz Bravo C. 70
Ruiz Sáez E. 40
Sáez Rodriguez A. J. 20,28
Sánchez Medina E. 26
Sandoval N., Roca F. y Sauras J.M. 38
Segura González W. 72,77
Sena Rodriguez I. 10,11,17
Terán Reyes F.J. 34,35,62,73
Tizón Bernabé C. 39
Tomassetti Guerra J.Mª. y Jiménez-Camino Álvarez R. 12
Viguera Molins M.J. 24.
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