Sumario Aljaranda número 87, cuarto trimestre de 2012 3 Historia medieval Pablo Mª Martín Moncada El Alcaide de Tarifa Alfonso de Arcos y la conquista de Gibraltar en la historiografía. Revista de Estudios Tarifeños ALJARANDA Año XXII - Número 87 - 4º trimestre. Diciembre de 2012 Edita Servicio de publicaciones del Excmo. Ayuntamiento de Tarifa Concejalía de Cultura Director Iván García Jiménez Consejo de redacción Juan Andrés Gil García Miguel Manella Guerrero Manuel Reiné Jiménez Manuel Liaño Rivera Carlos Ruiz Bravo Francisco Ruiz Giráldez Francisco Terán Reyes Mari Carmen Tizón Bernabé Carmen Tejera Pinilla José León Rojas Comité científico José Antonio Castillo Rodríguez José Carlos García Gómez Víctor Heredia Flores Juan Antonio Martín Ruiz Virgilio Martínez Enamorado Alejandro Pérez-Malumbres Landa José Ramos Muñoz Coordinación, distribución y suscripciones Delegación Municipal de Cultura [email protected] Diseño y maquetación Imagen y Comunicación Tarifa SL www.imagenta.es Dirección postal Aljaranda Casa de la Cultura C/ Amor de Dios, 3 11380 Tarifa Tfno. 956 68 46 89 Dirección electrónica [email protected] Edición digital www.aytotarifa.es/aljaranda Depósito legal CA-157/91 ISSN 1130-7986 Imprime Estugraf 16 Patrimonio Monumental José León Rojas Aproximación al estudio de los grafitos históricos localizados en el suroeste del cerco amurallado de Tarifa. 23 Biología marina Ezequiel Andréu / Cristina Martín Influencia del avistamiento de cetáceos sobre los grupos sociales de calderón común en el Estrecho. 28 Estudios comarcales Manuel López Fernández Los castellanos en Algeciras, (1342-1349). Entre el relato de la Crónica.... 40 Nuestra memoria Manuel Liaño Rivera La generación del 48. 44 Edición de libros Historia de Tarifa y su prensa, de Manuel Liaño Rivera, editado por Imagenta. 45 El personaje Fermín Franco Utrera 46 Sucedió en Tarifa José León Rojas En recuerdo de un soldado caído en Tarifa en 1811. 47 ÍXXI Premio de Poesía Luz Poemas ganadores La Portada Dibujo de Manuel Reiné en el que nos muestra una vista de la calle Reyes Católicos desde la calle Sancho IV el Bravo. 1 Editorial “En una excavación practicada cerca de la ciudad de Tarifa se ha encontrado un medio busto como de una cuarta de diámetro que representa a la Diosa Juno, con corona de Emperatriz y cabellos sueltos. Es de mármol y, aunque no de artista eminente, merece todo aprecio dada su antigüedad. Como quiera que a Ud. Debe constarle que esta Comisión no funciona y en evitación que un objeto de tal valía desaparezca, conviene ordenar ante el Sr. Gobernador de la Provincia, Presidente de la Comisión expresada, disponga su traslado al Museo Provincial” (CACA/9/7949/22-1). Este texto corresponde a parte del oficio que la Real Academia de la Historia recibía el 1 de diciembre de 1886 de la Comisión de Antigüedades de Cádiz, firmado por Francisco de Asís Vera Chillier. En el oficio se relataba el hallazgo de un busto de mármol femenino próximo a Tarifa, confirmándose en otro oficio su procedencia de la vecina Isla de Tarifa. A pesar de que el interés de dar traslado a la pieza fuera al Museo Provincial de Cádiz, el busto nunca llegó a dicha institución, siendo trasladada, y cuyas razones de momento son desconocidas, a la Real Academia de la Historia, donde ha permanecido en un plano secundario y olvidada hasta la actualidad, cuando recientes trabajos de investigación han puesto de relevancia su interés. En 1903, J. C. García, recogía la pieza en el Inventario de las Antigüedades y objetos de Arte que posee la Real Academia de la Historia, con el Nº de Inv. 180, aunque sin indicar la procedencia. En el año 2001, la pieza formó parte de la exposición en el Palacio Real de los Tesoros de la Real Academia de la Historia, siendo publicada por T. Nogales. Recientemente el busto ha sido objeto de un magnífico estudio monográfico presentado a la VI reunión de Escultura Romana en Hispania, publicado por D. Martín Almagro- Gorbea (2010), Anticuario de la Real Academia de la Historia. En este último trabajo, el Dr. AlmagroGorbea elabora una excelente disertación en la que destaca un completo análisis estético de la pieza y un detallado estudio acerca de su relevancia histórica, determinando o concluyendo que se trata de una cabeza femenina que formaría parte de una escultura de cuerpo completo, aunque ligeramente inferior al natural. De época romana, la escultura, sigue los modelos clásicos de época griega, debiendo ser identificada con una escultura de la diosa Venus, situándose cronológicamente en torno al siglo I d. C. Este hallazgo podría poner en relación, Venus de Tarifa con el mismo, la existencia de un antiguo santuario marino en la Isla de Tarifa dedicado a esta divinidad, debiendo considerarse la Isla, durante la antigüedad, como un hito geográfico sagrado para la navegación en estrecho de Gibraltar. Circunstancia heredada de época fenicia, ya que según el Dr. Almagro- Gorbea, el culto a la diosa marina Venus habría evolucionado de la deidad fenica Astart. El Consejo de Redacción de ALJARANDA agradece a la Real Academia de la Historia, a través de su Anticuario D. Martín Almagro- Gorbea, la cesión de la imagen de la cabeza de la Venus de la Isla de Tarifa, un hallazgo de 1886. 2 Historia medieval Aljaranda 87 (2012) 3 - 15 Figura 1.- Rótulo de la calle, en Tarifa, dedicada a Alfonso de Arcos. El Alcaide de Tarifa Alfonso de Arcos y la conquista de Gibraltar en la historiografía Pablo Mª. Martín Moncada R epasamos la época del reinado de Enrique IV en que Alfonso de Arcos protagonizó la gesta del asalto a Gibraltar en 1462 y su tratamiento en la historiografía hasta nuestros días, que culmina con el reconocimiento de las autoridades académicas del siglo XXI, así como las transcripción de documentos originales y de traslados notariales que sobre el alcaide de Tarifa de aquella época se conservan en la Biblioteca Colombina de la Catedral de Sevilla. Palabras clave: Alcaide de Tarifa, Gibraltar, Alfonso de Arcos, Enrique IV. Introducción En el desarrollo de la genealogía de mi abuela paterna María Josefa Terán Vasallo (Tarifa, 1884Utrera, 1954), a cuya memoria dedicamos este artículo, llegamos al Libro 2º de Bautismos de San Mateo de Tarifa, donde figura la inscripción en 1568 de Juan de Arcos, hijo legítimo de Alonso de Arcos y de Juana Martín Bermudes. Otros hermanos fueron Antón (1547), Leonor (1549), Hernando (1549, +infante) , Diego (1551) y Fernando (1566).En el siglo XVI también nacieron Tomás, Mª Bárbola y Lázaro de Arcos, pero las series bautismales de San Francisco comienzan en 1584.Por el rango social de los padrinos de los bautizados, entre los que se encuen- tran regidores, escribanos o alcaldes, sin duda este Alonso de Arcos fue sobrino-nieto o sobrino-bisnieto del conquistador de Gibraltar, del mismo nombre, dado que éste murió sin hijos. Entre los múltiples asedios que sufrió Gibraltar a lo largo de su historia, uno de los más relevantes fue el de 1462, por el que la ciudad y su fortaleza pasaron definitivamente de manos musulmanas a cristianas. El 15 de agosto de aquel año, el alcaide de Tarifa Alfonso de Arcos con 150 peones y 80 jinetes puso sitio a la ciudad, que se rendiría el 20 de agosto, día de S. Bernardo. Alfonso de Arcos fue un típico guerrero del final de la Edad Media que no dudó en intervenir en cuantas acciones fueran necesarias no solo para ayudar en la tarea de los reyes cristianos en desalojar de la península Ibérica el poder musulmán, sino también en aventurarse en tierras del Norte de África, de hecho participó además de Gibraltar en las tomas de Jimena y Alcázar Seguer. Era un hombre de armas al servicio de Gonzalo Arias de Saavedra, comendador de Montalbán y consejero muy cercano al Rey en todas las acciones de guerra. Oriundo de Arcos de la Frontera como indica su apellido, de Alfonso de Arcos desconocemos su lugar de nacimiento, aunque es probable que fuera utrerano; Ortiz de Zúñiga, hombre muy documen- 3 Historia medieval Aljaranda 87 (2012) 3 - 15 Figura 2.- Autógrafos de Alfonso de Arcos (dcha), testigos y del escribano Juan Fernández Villalobo (debajo). Biblioteca Capitular Colombina. Fondo Gestoso. P.P. Tomo 38. Pp. 336-356. tado, lo señala como tal en sus famosos Anales eclesiásticos de Sevilla1 y lo cierto es que aparece en el padrón vecinal de los caballeros de cuantía de la parroquia de Santa María de Utrera en 1442 junto a parientes o hermanos como Diego Martín de Arcos y Andrés Fernández de Arcos, y en el padrón de la parroquia de Santiago también de Utrera aparece en 1433 Alfonso Fernández de Arcos, el Viejo2; arcobricenses que se establecieron en Utrera al calor de los privilegios que se dieron a esta villa tras la destrucción que de ella hizo en 1369 Mohamed V de Granada, el constructor del patio de los Leones de la Alhambra, quien también destruyó Algeciras diez años más tarde. Sin embargo Rodrigo Caro, importante hombre de letras natural de Utrera, famoso por su oda “A las ruinas de Itálica” no hace mención de él en su historia de 16043, aludiendo sólo a Gonzalo de Saavedra como alcaide de Utrera, Tarifa y Zahara. A mediados del siglo XV el linaje Saavedra se encontraba en todo su esplendor; además de las villas fronterizas citadas disponía del castillo de Triana y el Alcázar de Sevilla y participó en la liberación del príncipe Carlos de Viana en Navarra, enfrentado a su padre por cuestiones sucesorias. Su hermano Juan de Saavedra era el señor de Castellar. El hijo de Gonzalo, Fernán Arias de Saavedra, años más tarde vería cómo en poco tiempo se perdía todo el patrimonio a la vez que iba desapareciendo la frontera con el reino musulmán. En 1477, fallecido ya su padre, se negó a entregar el castillo de Utrera, en poder de los Saavedra desde los tiempos de su abuelo Fernán Arias y sus fuerzas soportaron del ejército de Isabel la Católica un sitio que duró cinco meses, a cuyo término la guarnición sufrió una feroz represión. Un año más tarde, también a instancias de la reina, devolvió la tenencia de Tarifa al almirante de Castilla Enríquez, a quien su padre se la había arrebatado en 1448, por orden del rey Juan II. Y en 1481 los musulmanes recuperaron la villa de Zahara que ganara Fernando el de Antequera en 14074. Campañas de Enrique IV Siguiendo con la política de desgaste más que de enfrentamientos directos, en abril de 1456, un año después de una incursión por tierras de Málaga interrumpida por la vuelta del Rey a Córdoba para su casamiento con la princesa Juana de Portugal, de nuevo el Rey parte desde Écija camino de Antequera, donde se concentraron gran número de fuerzas no solamente de vasallos reales sino también de varias casas nobiliarias, entre ellos Juan de Guzmán ORTIZ DE ZúNIGA, D., 1667 Anales eclesiásticos de Sevilla. BNE. Biblioteca Digital Hispánica. Libro XI. ARCHIVO MUNICIPAL DE SEVILLA. Mayordomazgo siglo XV. Documentos 266 (1442) y 158 (1433) 3 CARO R, 1883, Memorial de Utrera. Sevilla. Facsímil, 2010. Milton Keynes (UK). 4 SÁNCHEZ SAUS, R, 1987, Los Saavedra y la frontera de Granada en el s. XV en Estudios sobre Málaga y el reino de Granada. Edic. López de Coca, Málaga. 1 2 4 Historia medieval Aljaranda 87 (2012) 3 - 15 duque de Medina Sydonia y Juan Pacheco, marqués de Villena. Se adentraron en Álora y Cártama y dejando Málaga se dirigieron a Fuengirola, pasando por el poblado de Benalmádena, donde hubo una refriega con algún muerto y heridos. Siguió la expedición por la costa y sin tocar Marbella, sin duda por la dimensión de su fortaleza, toman la villa de Estepona sin luchar, cediéndola el Rey al marqués de Villena. Desde aquí Enrique IV solo con su hueste, de unos 300 hombres, donde se encontraba el alcaide de Utrera, se dirige a la Bahía de Algeciras pernoctando en la torre de Cartagena (Carteya); después de prometer al alcaide de Gibraltar respetar la ciudad, se embarca para Ceuta en barco del gobernador portugués de esta ciudad y pasa unos días de caza en el norte de África, ordenando a Juan de Saavedra “lo esperase en las Aljeziras, junto al río que llaman de la Miel”5. No obstante, Enrique IV desembarcó en Tarifa desde donde el 17 de Mayo de 1456 mandó una carta a Jerez advirtiendo que el alcaide y los vecinos de Gibraltar quedaban bajo su amparo. Continuó la expedición de regreso a Sevilla, pasando por Vejer donde presenció las almadrabas en plena actividad y Jerez donde celebró el Corpus Christi. En Tarifa quedaba Alfonso de Arcos como lugarteniente del alcaide y juez de alzadas; sin embargo, muy pronto se encontrarían de nuevo el Rey y Alfonso de Arcos, esta vez en la toma de una importante plaza. En efecto, a Sevilla llegaron noticias de Juan de Saavedra, señor de Castellar, de la posibilidad de tomar Jimena por su escasa guarnición; de esta manera el Rey salió de la capital sevillana y según el cronista Diego de Valera, que participó en la expedición de Málaga y fue maestresala del Rey y de los Reyes Católicos, así como alcaide del Puerto de Sta. María, donde falleció en 1488, Enrique IV. “….fuese a Xerez y embió llamar al Duque de Medina Sydonia y juntándose 1.500 de acaballo y 6.000 peones fueron a Castellar y de allí salió Juan de Saavedra y combatióse de tal manera que la tomó y los moros se retruxeron a la fortaleza de Ximena y rindieron pleitesía. Y el Rey mandó al caballerizo Juan Guillen y al alcayde de Tarifa Alfonso de Arcos, los cuales pusieron a los moros en la çibdad de Gibraltar y se volvieron para el rey. Y el rey dejó en la villa de Ximena a esteban de Villacreces como Figura 3.- Historia de Gibraltar. A. Monti. Sevilla, 1851. alcayde y se volvió a Sevilla”. 6 El día 15 de Junio de 1456 el Rey comunicaba desde el real campamento al Cabildo de Cuenca la toma de Jimena y el 20 de Junio desde Sevilla mandaba a Juan de Saavedra hiciera una entrada en tierras de Estepona con la ayuda de la gente de Jerez, para evitar represalias, a la vez que perdonaba a los homicianos que se establecieran en la villa malagueña.7 En la Navidad de aquel año, desde Palencia, el Rey ordena a Jerez y las villas de Medina Sidonia, Arcos y Lebrija aporten cuantas caballerías sean necesarias para que Pedro de Segovia pueda enviar a Jimena las cantidades de trigo, cebada, vino y otros mantenimientos que ha de comprar por su mandato para abastecer a la guarnición de Jimena, pagando a razón de 50 maravedíes por cada bestia alquilada, con su hombre y aparejos.8 VALERA, D, 1941, Memorial de diversas hazañas. Edic. de J. Mata Carriazo. Madrid. Cap.XI. Ibidem. 7 ABELLÁN J., 1985 Relaciones castellano-nazaríes. Jerez en los inicios del reinado de Enrique IV. Cádiz. 8 Idem, 75. 5 6 5 Historia medieval Aljaranda 87 (2012) 3 - 15 Por su parte, Alfonso de Arcos continuaba su actividad guerrera y dentro de las buenas relaciones que existían entre Castilla y Portugal, en octubre de 1458, después de que el rey portugués desistiera del asedio de Tánger, participó con un importante auxilio al mando de cien hombres en la toma de Alcázar Seguer -villa portuaria frente a Tarifa, que hizo el rey Alfonso V de Portugal, por lo cual fue bien recompensado. El rey portugués se dirigió a nuestro héroe el día 31 de octubre desde Ceuta por carta en la que dice: “A quantos esta carta virem fazemos saber consijrando nos muito serviço que tenemos recibido e ao diante entendemos reçeber dAfonso dArcos alcaide de Tariffa, queremos que aja de nos em dia de su vida de tença (pensión) em cada un ano quinze mil rreaes brancos”, según reza en los documentos de la Chancillería Real de Alfonso V.9 El 7 de julio de 1459 recibió una carta del gobernador de Ceuta Sancho de Noronha, en la que lo llama “alcaide amigo”, apercibiéndole tenía noticias de la presencia de la armada de Túnez en aguas de Vélez y de tropas del rey de Fez que se acercaban por el interior. En ella le pedía enviara urgentemente un emisario al rey de Portugal con la solicitud de ayuda. Alarmado Alfonso de Arcos por la noticia, no en vano los turcos seis años antes habían tomado Constantinopla y amenazaban a toda Europa y dada la fragilidad de las defensas tarifeñas, solicitó asimismo auxilio el 9 de julio de 1459 al Concejo sevillano, el cual pregonó por su tierra la prevención de ayuda a Tarifa “por el concierto que los reyes moros tienen hecho y ordenado contra esta villa e segund los malos muros que tenemos”, en palabras del alcaide tarifeño10. El capitán y gobernador de Ceuta termina la carta del 7 de julio diciendo “el dicho bergantyn vos llevará, plasiendo a Dios, mañana lunes en la noche de que aquí partirá, otro recabdo mío” 11en referencia a un pago de la pensión otorgada por el rey portugués. La alarma marítima resultó infundada y el ejército meríní se acercaba para poner cerco infructuoso a Alcázar Seguer. Poco después, en 1461 el rey Enrique IV comunicaba al concejo sevillano otra amenaza de una armada musulmana sobre las costas del obispado de Figura 4.- Poder de Alfonso de Arcos a su sobrino Juan de Arcos. Tarifa, 7 de octubre de 1465. Biblioteca Capitular Colombina. Fondo Gestoso. P.P. Tomo 38. Pp. 336-356. Cádiz, requiriendo al duque de M. Sidonia y al conde de Arcos se encargasen de la guarda de las villas y lugares de sus puertos, según las actas capitulares de Sevilla de agosto de aquel año12. En este caso tampoco se concretó la amenaza. Conquista de Gibraltar y tratamiento historiográfico Seis años después que Jimena, en agosto de 1462, se produjo la anexión de Gibraltar a la corona de Castilla, después de los fracasos de los intentos de Alfonso XI en 1350 y de Enrique de Guzmán en 1436, donde ambos encontraron la muerte y donde nuestro personaje tuvo un lugar destacado. En efecto, Alfonso de Arcos, quien había atesorado una gran experiencia guerrera por las tomas de Jimena para Castilla y Alcazar Seguer para Portugal, no dudó un momento en lanzarse a la conquista de Gibraltar cuando tuvo noticias de su escasa guarnición. Pero dejemos que sea también el cronista Mosén Diego de Valera, contemporáneo de los hechos, quien nos lo cuente hacia 1485: “En un día del mes de Agosto del dicho año acae- BAqUERO H., 1994, “Relaçoes marítimas e comerciais entre Portugal e la Baixa Andalucia nos seculos XIV e XV” en Estudios de Historia y Arqueología medievales. Tomo X. Cádiz, 32-33. 10 MONTES ROMERO, I., 1986, “Algunos datos sobre las relaciones de Castilla con el Norte de África” en Estudios de Historia y arqueología medievales. Tomo V-VI. Cádiz, 243. 11 Ibidem. 12 Idem , 244 9 6 Historia medieval Aljaranda 87 (2012) 3 - 15 ció que un moro vezino de Gibraltar llamado Alí el Curro se vino a la villa de Tarifa y se tornó cristiano el qual fabló con el alcayde de aquella villa que se llamaba Alfonso de Arcos y le mostró cómo pudiesen fazer una entrada a los moros de aquella ciudad (… ) E ayuntó ochenta de a caballo y çiento y çinquenta peones y fuese a Gibraltar (…) El alcayde escribió a la ciudad de Xerez y a todas las villas de la frontera y al conde Juan Ponce de León que estaba en Marchena y a Juan de Guzmán duque de Medina Sidona que estaba en Sevilla (…) Los primeros que llegaron fueron los de Arcos, Medina, Bejel, Alcalá y Castellar y otro día siguiente llegó el pendón de Xerez con 400 de a caballo y muchos peones e Gonçalo de Ávila que tenía el corregimiento de aquella ciudad. Y cuando la gente de Xerez llegó ya había combatido la ciudad las gentes de dichos lugares y por la parte de la mar combatieron algunos navíos, con algunos muertos y heridos.Después de parlamentar con los moros de Gibraltar para su rendición llegó Rodrigo Ponce de León con 300 lanzas y entraron en la ciudad con la gente de Xerez y después llegó el duque de Medina Sidonia y los moros por reverencia del Duque y por aver sido muerto el conde de Niebla su padre en aquella ciudad plazía de entregar a él aquella fortaleza y no a otra persona alguna, lo que provocó grandes enemistades en las dos casas. Sabido por el rey mandó al Duque que entregase la ciudad de Gibraltar y su fortaleza a Pedro Porras, criado suyo, al qual le dio la alcaydía.” 13 Según cuenta la Vida de Don Duarte de Meneses publicada en 1627 en Lisboa por Agustín de Vasconcelos, en el año de 1462 el conde D. Duarte reposó después de ataques corsarios franceses en el Estrecho “hasta el mes de Agosto, en que supo de Alonso de los Arcos Castellano de Tarifa como tenía cercada Gibraltar y falto de vituallas pidiole socorro con diligencia. Cuando el Conde llegó a Gibraltar había el Duque de Medina sidonia entrado en la ciudad y retirado los moros al castillo. El Duque obligó cortésmente al Conde de Viana se encargase de aquella gente, y pasándolos consigo a Alcázar, les dio paso seguro a Tánger”.14 Figura 5.- Autógrafo de Andrea Scoto, notario eclesiástico de Sevilla. 6 de diciembre de 1466. Biblioteca Capitular Colombina. Fondo Gestoso. P.P. Tomo 38. Pp. 336-356. Poco después el rey Enrique IV insertó la ciudad en los títulos de su Corona y a fin de poblarla después de la salida de los musulmanes le donó los términos de las Algeciras prohibiendo expresamente que los jerezanos y tarifeños pudieran hacer uso de ella, lo que provocó un largo conflicto. El cronista Enríquez del Castillo nació en Segovia hacia 1443 y en su “Crónica de Enrique IV”, escrita hacia 1490 narra en el capítulo 12º que en el cuarto año de su reinado (año 1457) Enrique IV “entró en la vega de Granada talando y desde allí fue sobre una villa muy fuerte que se dize Ximena, el qual mandó combatir y se tomó por la fuerza” 15 y en el capítulo 45º dice que estando el rey en Ágreda en 1462 “llególe nueva cómo D. Juan de Guzmán y la gente de Xerez y comarcas alderredor avía tomado la çibdad de Gibraltar de poder de los moros”16 En la historia del marqués de Cádiz y en las crónicas de Palencia, Barrantes, los Anales de Garci Sánchez y otros se endosa la gloria de aquellas jornadas bien al conde de Arcos, luego marqués de Cádiz o bien al duque de M. Sydonia.17 El doctor en Leyes y consejero de Fernando el Católico Lorenzo Galíndez de Carvajal, que escribió su crónica hacia 1520, en lo que respecta a las tomas de Jimena y Gibraltar sigue casi literalmente a Diego de Valera, así como el jurado gibraltareño Hernández del Portillo, que en su Historia de Gibraltar, hacia VALERA,1941, ob. cit. Cap. XXI. VASCONCELOS, A., 1627, Vida de D. Duarte de Meneses. Lisboa. 15 SÁNCHEZ A., editor. 1994, Crónica de Enrique IV de Enríquez del Castillo. Valladolid, Cap. 12º 16 Idem, Cap. 45º 17 CARRIAZO RUBIO J.L., 2005, “Alfonso de Arcos, alcaide de Tarifa y conquistador de Gibraltar” en Tarifa en la Edad Media, Ayto. de Tarifa. 13 14 7 Historia medieval Aljaranda 87 (2012) 3 - 15 Figura 6.- Gibraltar en el siglo XVIII. De “Historie van Spanje en Portugal” BNE. 1605, solo difiere de Valera en el número de peones, posiblemente error del copista del siglo XVIII, único ejemplar que se conserva y añade al final “Antes de que llegasen los de Xerez, ya se dio un asalto a la ciudad a persuasión del alcaide Alonso de Arcos, que era la persona que con mas fervor y brío acudía a la ofensa de esta ciudad, a el qual se le debe todo lo más de la honra de este hecho, pues por él, su destreza, valor y diligencia se ganó esta ciudad18”. Este último párrafo reivindicativo demuestra que Portillo conocía la crónica de Palencia, escrita en latín, donde se cuenta que la fortuna reservó para un hijo del conde de Niebla el honor de apoderarse de la plaza19 Desafortunadamente, esta historia de Portillo, la primera de una larga serie sobre Gibraltar, no vio la imprenta y solo fue rescatada por López de Ayala ciento setenta años después. En el siglo XVI vivió el historiador guipuzcoano Esteban de Garibay, quien publicó su Compendio historial en 1571 en Amberes, siendo la primera historia general desde el origen de España hasta el siglo XVI. Refiere la toma de Gibraltar siguiendo a Enríquez del Castillo, a quien nombra expresamente, diciendo que el rey Enrique IV “….abiendo rompido guerra con Aragón le vinieron dos nuevas de gran contento. La primera que Don Juan de Guzmán avia ganado de los Moros la ciudad de Gibraltar y la segunda que Pedro Girón maestre de Calatrava, avía también ganado la villa de Archidona” 20 También en el siglo XVI se escribió el manuscrito de la biblioteca de Jerez conocido como Libro del Alcázar. Contiene la historia de Jerez desde la conquista en el siglo XIII hasta la toma de Gibraltar. En este tema el probable autor J. Román, escribano del cabildo jerezano, hace un minucioso relato de los acontecimientos casi minuto a minuto, desde la llegada de cartas el 17 de agosto de 1462 al concejo de Jerez desde Medina y Alcalá dando cuenta de la necesidad de socorro para la toma de Gibraltar, la llegada de la gente de Jerez el día 18 por la noche al campamento donde “….hallaron las villas de Medina Alcalá y otras que avían combatido la dicha cibdad en el qual avian peligrado algunos y otros heridos”; la entrada el viernes 20 de agosto en Gibraltar de los caballeros de Jerez, el envío de bizcocho y otros mantenimientos el día 21 y el regreso del pendón el día 24, así como el requerimiento del Rey a la ciudad jerezana fechado en 2 de setiembre para que aportara 100.000 maravedíes, 60 peones ballesteros y 10 caballeros para el mantenimiento y guarda de la ciudad. J. Román señala a continuación que “el escribano HERNÁNDEZ DEL PORTILLO A., 1781, Historia de la muy noble y mas leal ciudad de Gibraltar. Ms 5579. BNE. Copia de 1781. en CRIADO ATALAYA, F.J. Y DE VICENTE LARA, J.I., 1995, “Tarifa la guerrera” (II) Aljaranda,17. 14-21. 19 PALENCIA A., 1904, Crónica de Enrique IV. Edic. de Paz y Meliá. Rev. de Archivos. Madrid, T. I. 20 GARIBAY E., 1628, Compendio historial. Barcelona, Libro II. www.proyectos.cchs.csic.es/humanismoyhumanistas 18 8 Historia medieval Aljaranda 87 (2012) 3 - 15 Figura 7.- Anales eclesiásticos de Sevilla. O. de Zúñiga. BNE. del cabildo de Xeres que nos a escrito la toma de Gibraltar no nos dize al principio de cómo fue çercada ni por quien”.21 La falta de noticias del promotor de la toma de Gibraltar la soluciona el fraile Esteban Rallón, que escribió su Historia de la ciudad de Xerez de la Frontera en el último tercio del XVII, aludiendo a un memorial antiguo, que bien pudo ser el de Valera; Rallón da cuenta de la iniciativa de Alfonso de Arcos y la llamada que hizo a las villas cercanas pidiendo refuerzos, significando que el 20 de agosto los moros rindieron la plaza a los jerezanos antes de la llegada de Rodrigo Ponce de León y del duque de Medina Sidonia, el cual se apoderó de la ciudad hasta que el Rey envió por alcaide a su vasallo Pedro de Porras22. Poco más tarde, en 1667, Ortiz de Zúñiga en la obra citada otorga a nuestro alcaide el mérito que le corresponde.23 Sin embargo, para esas fechas ya circulaba la que sería obra de referencia en España durante doscientos cincuenta años, la “Historia de España” del Padre Juan de Mariana, publicada en 1601. Mas preocupado por las relaciones del Rey con los Papas que de la guerra de frontera, en ella se cuenta que en 1457 por represalia ante la muerte de Garcilaso de la Vega, el Rey arrasó el pueblo de Mena, pasando a todos sus moradores a cuchillo y en cuanto a Gibraltar dice sin precisar la fecha que “solamente Don Juan de Guzman, primer duque de Medina Sidonia, trataba y se apercibía de poner cerco a Gibraltar, pueblo que está puesto a la boca del Estrecho” 24 ABELLÁN J, editor, 2012, Libro del Alcázar. Jerez. RALLóN E., 1998, Historia de la ciudad de Xerez de la Frontera. Univ. de Cádiz Tomo II. 23 Ortiz de Zúñiga, D, 1667. Od. Cit. 24 MARIANA J., 1601, Historia de España. Vol. II. http://www.proyectos.cchs.csic.es/humanismoyhumanistas/ 21 22 9 Historia medieval Aljaranda 87 (2012) 3 - 15 Desde López de Ayala a nuestros días. En el siglo XVIII vivió el intelectual Ignacio López de Ayala y Lobato. Vino al mundo en Grazalema, obispado de Málaga en aquella época, el 18 de octubre de 1739, festividad de San Lucas, con cuyo nombre fue bautizado, cambiándose en la confirmación de 1747 por Ignacio. Hijo de Pedro López de Ayala, hacendado relacionado con la famosa industria de paños de Grazalema y de Rafaela Lobato ; probablemente estudió con los jesuitas en el noviciado de Sevilla y en 1765 se estableció en Madrid, entregando a la imprenta unos epitalamios por el casamiento de los príncipes de Asturias, escritos en cinco idiomas; ganó la cátedra de Poética en 1770 en los Reales Estudios, institución sucesora del Colegio Imperial de los jesuitas tras la expulsión de éstos en 1767, y publicó la tragedia “Numancia destruida” en 1775; fue censor y corrector de comedias y académico de la Historia y de Bellas Artes de S. Fernando. Residente en la calle Imperial, parroquia de San Sebastián de Madrid, en 1775 solicitó permiso al Consejo de Castilla, de quien dependían los Reales Estudios, para reponerse de su enfermedad, por lo que estuvo casi dos años recorriendo Sanlúcar de Bda, Cádiz y su costa “a tomar aires” y acudiendo al balneario de Archena, Murcia, donde escribió y publicó un largo poema en latín sobre las termas, dando cuenta de los balnearios famosos de España y sus efectos beneficiosos para la salud25, regresando a Madrid en mayo de 1777. Durante este tiempo le sustituyó en la cátedra Nicolás Fernández Moratín, quien también lo hizo desde setiembre de Figura 8.- de I. López de Ayala. 1777. Archivo Diocesano de Cádiz. Expdtes. Matrimoniales. 1778 a junio de 1780. En junio de 1778 fue nombrado para el tribunal opositor de lengua árabe de los Reales Estudios y en otras oposiciones de julio de aquel año fue sustituido, así como en el comienzo del curso, que ejerció Moratín hasta su muerte en 1780, como hemos visto.26 El 16 de setiembre de 1777, domiciliado en calle Juanelo, 16 parroquia de San Justo de la Villa y Corte contrajo matrimonio por poderes con la jovencita tarifeña Josefa de Abreu y Orta (1763)27, hija del abogado y administrador de rentas provinciales Juan de Abreu y Cebada y de Ana de Orta y Arcos, descendiente de Lázaro de Arcos, del siglo XVI28. Dos años después Ayala presenció en Algeciras los preparativos del asedio de Gibraltar de 1779 LóPEZ DE AYALA Mª JOSÉ., 1992, “Lo antiguo y la realidad de su tiempo en un poema de Ignacio López de Ayala”, en Aspectos modernos de la Antigüedad y su aprovechamiento didáctico. F. Javier Gómez (edic.). Madrid. 26 SIMóN DÍAZ, J., 1959, Historia del Colegio Imperial de Madrid. T.II. 27 Ignacio Lucas López de Ayala y Lobato fue confirmado el año 1747 junto a sus hermanos Rosalía, Antonio, Pedro, Nicolás y Vicente. Su padre murió en 1769 y su madre en 1773. Josefa Mª Clímaco de Abreu y Orta nació el 30 de Marzo de 1763 y fue bautizada en San Mateo por su tío el presbítero Fernando de Orta y Arcos; en la ceremonia matrimonial celebrada en la parroquia de San Francisco de Tarifa, el contrayente fue representado por su suegro D. Juan de Abreu, domiciliado ya en plaza del Perulero. (Archivo Diocesano de Cádiz. Expdtes. Matrimoniales. Sig. 5023). 28 Josefa Abreu tuvo por hermano al benjamín de la familia Joaquín Mª Estanislao Abreu y Orta (Tarifa, 7/mayo/1782-Algeciras, 11/febrero/1851), quien después de abandonar la Marina Real siguió las ideas socialistas de Fourier en Francia y a su regreso a España publicó los primeros artículos de esa corriente; para el fourierismo en España ver CABRAL CHAMORRO, A., 1990, Socialismo utópico y revolución burguesa, Cádiz. Joaquín Abreu casó en 1836 con Concepción Núñez Abreu (1806), hija de su hermana Antonia Tomasa (1766) y de Bartolomé Núñez (1766) arrendatario del duque de Medinaceli y patriarca de la saga de ganaderos de lidia tarifeños. Tío y cuñado de Josefa fue Francisco de Orta y Arcos, casado con Teresa Abreu; mariscal del Ejército y gobernador político y militar de Ceuta, quien para ingresar en la hermandad de la Santa Misericordia de Ceuta presentó documentación por descendiente del conquistador de Gibraltar Alfonso de Arcos, en GóMEZ, J.L.,1995, “Fco. de Orta y Arcos mariscal de campo tarifeño” Almoraima, 13, 278. Josefa de Abreu tuvo dos hermanos más en la Armada, Antonio Agustín Abreu (Tarifa, 20/febrero/1765) muerto defendiendo San Carlos en Uruguay de un ataque de los ingleses en 1806 en www.es.wikipedia.org/wiki/Agustín_Abreu_Orta y Manuel Mª Abreu (Tarifa, 22/octubre/1776), quien fue comisionado en 1821 al Perú para la pacificación, la que trató con el libertador San Martín. www.es.wikipedia.org/wiki/Manuel_Abreu. 25 10 que venía a poner bastante aire fresco en la historiografía española, dejando de lado la historia eclesiástica de Mariana e incidiendo en temas sociales y culturales. Conocía las crónicas de E. del Castillo y la de Valera pero se inclina por Castillo y se vuelca en el tema de la Beltraneja; comete el mismo error que Mariana diciendo que Jimena se tomó en 1457 por represalias, no mencionando la toma de Gibraltar. En 1851, el teniente coronel A. Monti publicó en Sevilla su Historia de Gibraltar con Barrantes, cronista de la casa de Medina Sidonia, Portillo y Ayala como fuentes principales. Erróneamente coloca a Alfonso de Arcos como vasallo del duque de M. Sidonia y termina con Ayala atribuyendo todo el mérito de la conquista al alcaide tarifeño. En 1860 la revista médica de Cádiz dio a la imprenta la obra de Francisco Mª Montero, Historia de Gibraltar y su campo en la que intercala Palencia con Portillo y termina con L. de Ayala. Los esfuerzos de Hernández del Portillo destacando la destreza y el valor de Alfonso de Arcos y de López de Ayala alabando que el alcaide de Tarifa armó la gente a su costa y la dirigió solo tuvieron eco en historias locales. Antonio Ballesteros y Beretta, catedrático de historia de España y de historia de America, marido de Mercedes Gaibrois, estudiosa del reinado de Sancho IV, publicó en 1922 el Tomo III de su Historia de España y su influencia en la historia universal; respecto al reinado de Enrique IV da cuenta de las crónicas medievales, algunas de las cuales se publicaron a principios del siglo XX; en cuanto a la conquista de Jimena sigue a M. Lafuente y del año 1462 solo da la noticia del nacimiento de la princesa Juana, hija del Rey. En 1946 Juan del Álamo escribió su Gibraltar ante la historia de España utilizando una extensa bibliografía extranjera; sin embargo, en la conquista de 1462 se conforma con copiar a Montero. El polifacético José Carlos de Luna, que destaca por su poesía populista, escribió un ensayo antropológico sobre la etnia gitana y editó en 1946 también su Historia de Gibraltar siguiendo a Portillo, señalando Historia medieval Aljaranda 87 (2012) 3 - 15 y descubrió el manuscrito de Hernández del Portillo sobre la historia gibraltareña en el archivo del ayuntamiento, decidiendo llevar a la imprenta una obra de las mismas características ampliada hasta su época, la que publicó en 1782 de nombre Historia de Gibraltar. Afortunadamente, trasladó dicho manuscrito a Madrid del cual la Biblioteca Nacional hizo una copia en 1781, único ejemplar que se conserva; en este año fue nombrado académico de la Real Academia de la Historia y continuaba acudiendo a las tertulias de la fonda de San Sebastián y de la Fontana de Oro, donde Moratín, Cadalso, Iriarte y otros se daban a conocer las obras que iban realizando.29 En 1787 hizo una traducción del latín del Concilio de Trento30 y en fecha indeterminada volvió a Tarifa donde falleció el 24 de abril de 178931 bajo testamento otorgado ante el escribano tarifeño Pedro de Ronda. En dicho documento mandaba se dijesen por su alma 500 misas, se enterrase en la iglesia mayor de San Mateo y nombraba única heredera a su esposa, dando cuenta de una hija del matrimonio que murió infante, así como disponer de un importante patrimonio.32 Conocedor sin duda de la obra del Padre Mariana, L. de Ayala, quien manejó una importante bibliografía como las fuentes clásicas y la enciclopedia hispano-arábiga de Cassiri y fuentes documentales de primera mano como las del archivo ducal de M. Sydonia; cita a Hdez. del Portillo como conocedor de los hechos y después de transcribir literalmente su narración de la toma de Gibraltar de 1462 hace un encendido elogio de Alfonso de Arcos: “Pensando con desinterés ninguno de estos señores (se refiere a Ponce de León y a su rival Juan de Guzmán) debió atribuirse la conquista. La gloria de la jornada se debió casi toda a Alonso de Arcos, que armó la gente a su costa, la animó, dirigió y mantuvo así como a otros caballeros de Tarifa que fueron los que se resolvieron por sí solos a la conquista, cercaron a los moros, los combatieron y pusieron en disposición de entregar la plaza. 33 En 1850 Modesto Lafuente inició la publicación de su monumental Historia general de España, lo LóPEZ DE AYALA, Mª JOSÉ. Ídem. Obra completa en HERRERA, JERóNIMO, 2012“López de Ayala, Ignacio”. DICCIONARIO BIOGRÁFICO ESPAÑOL, Real Academia de la Historia, T. XXX, Madrid. 31 El 25 de Abril de 1789 se celebró el funeral en la iglesia de S. Francisco y fue enterrado en la mayor de San Mateo. (Libro 5, Fol. 205 vto. de Finados de S. Francisco) 32 Libro de Testamentos de San Mateo de Tarifa (1786-1792), 356. Transcripción completa en apéndice. 33 LóPEZ DE AYALA, I.,1782, Historia de Gibraltar. Caja de Ahorros de Jerez, (1982). 29 30 11 Historia medieval Aljaranda 87 (2012) 3 - 15 que la gloria de la conquista se debe dar totalmente al modesto alcaide de Tarifa Alonso de Arcos que “….con su gente cercó la plaza y puso a sus defensores en trance de rendirla antes de que llegaran los magnates que luego se la disputaron”34 George Hills en su Peñón de la discordia editado en su versión española en Madrid en 1974, dice que son más de 150 autores los que han escrito sobre la historia de Gibraltar desde López de Ayala, lo que muestra la importancia de este pequeño trozo de tierra; destaca de la época que tratamos la incorporación por parte del Rey del nombre de Gibraltar a los títulos de la Corona de Castilla, la disputa entre las casas nobiliarias por la posesión de Gibraltar, que explica uno de los factores del lento proceso de la Reconquista y el olvido en que pronto cayó el papel vital desempeñado por el alcaide de Tarifa Alonso de Arcos.35 Sin embargo, dos monumentales obras de referencia como el Diccionario Enciclopédico de Espasa y la Historia de España de Menéndez Pidal, con ediciones a lo largo de todo el siglo XX, no hacen mención alguna a la intervención de nuestro personaje, repartiéndose el mérito las casas nobiliarias. En 1946 Juan del Álamo escribió su “Gibraltar ante la historia de España” utilizando una extensa bibliografía extranjera La participación de las casas de Medina Sidonia y de Arcos, con sus cronistas propios, no solamente en la toma de Gibraltar sino en otras acciones llevadas a cabo por Enrique IV en diversos lugares del Reino de Granada significó dejar en un segundo plano la iniciativa del alcaide de Tarifa Alfonso de Arcos, que fue quien tomó la decisión de presentarse ante Gibraltar y dar un primer asalto a la ciudad. Documentos originales relativos a Alfonso de Arcos No obstante, la verdadera historia estaba escrita desde los tiempos de Alfonso de Arcos. En el siglo XVIII el dominico J. Martín Rincón escribió los Protocolos del monasterio de Santa María de las Cue- vas, cuyo manuscrito se encuentra en la biblioteca de la Real Academia de la Historia; esta obra extraída de los documentos del archivo del monasterio, desaparecido tras la clausura del monasterio, va narrando cronológicamente el discurrir del monasterio desde su fundación en 1402; sus dependencias, obras de arte, recursos, obras pías, bienhechores, etc. En 1950, el presbítero Baltasar Cuartero conoció el manuscrito en Madrid y basándose en él escribió su “Historia de la Cartuja de Santa María de las Cuevas de Sevilla”. En lo que respecta a 1477, año de la muerte de Alfonso de Arcos, Cuartero hace un relato de la conquista de Gibraltar destacando la mediación de la Virgen de las Cuevas y el retiro al monasterio del alcaide tarifeño, convirtiéndose en un importante bienhechor del mismo. Sorpresivamente, los documentos originales que manejó el padre Rincón relativos a Alfonso de Arcos, se encuentran en la biblioteca Colombina de la Catedral de Sevilla. Los reunió el erudito sevillano José Gestoso en 1880, pasando a integrar su monumental archivo privado, que donó a la biblioteca citada y hace unos años fueron puestos de manifiesto por el profesor Carriazo Rubio. Por estos cinco documentos, firmados dos de ellos por Alfonso de Arcos en Tarifa el 7 de octubre de 1465 y otros tres fechados en Sevilla el 25 de enero y el 6 de diciembre de 1466 y el 20 de agosto de 1477, conocemos que el rey Enrique IV honró la gesta de Alfonso de Arcos concediéndole la recompensa de 8.000 maravedíes anuales por juro de heredad por haber ganado la ciudad de Gibraltar, así como la donación que hizo del juro al monasterio de Santa María de las Cuevas de Sevilla, además de su testamento otorgado en el monasterio pocos meses antes de morir. El documento de enero de 1466 es el registro efectuado ante el ayo del Rey en Sevilla Carlos de Morales y otros escribanos de la carta privilegio del Rey sustentada en las alcabalas de la alhóndiga de Sevilla, por parte del mayordomo del monasterio y por temor a que dicha carta “llevándola y mostrándola se podría perder por fuego o por agua o en otra manera alguna”.36 En este documento se da cuenta de un albalá de Enrique IV de fecha 15 de octubre de 1462 concediendo a Alfonso de Arcos un juro de heredad para siempre jamás de 8.000 maravedíes desde esta fecha y puestos sobre las rentas de Sevilla y su LUNA, J.C., 1944, Historia de Gibraltar Madrid. HILLS, G., 1974, El Peñón de la discordia. Edit. San Martín .Madrid. 36 Biblioteca Capitular Colombina. Sevilla. Fondo Gestoso. Papeles varios. Tomo XXXVIII, 340. 34 35 12 En 1950, el presbítero Baltasar Cuartero escribió su “Historia de la Cartuja de Santa María de las Cuevas de Sevilla” nasterio y donde decidiría que sería su lugar de retiro. Durante este tiempo fue sustituido en el gobierno de Tarifa por el hijo del alcaide, Pedro Vázquez de Saavedra, quien en 1464 firmaba un documento como alcaide de Tarifa39; de regreso a Tarifa, Alfonso de Arcos otorgó poder a su sobrino Juan de Arcos el mozo ante el escribano tarifeño Villalobos el 7 de octubre de 1465 en que se presenta como alcaide y juez de alzadas. En virtud del mismo envía a su sobrino a Sevilla para traspasar el juro recibido del Rey al monasterio de Sta. María de las Cuevas. El documento tarifeño está firmado por Alfonso de Arcos como poderdante, Juan de Arcos, probable escribiente de la carta-poder y el jurado Juan Santiago como testigos, que aparecen como escribanos en el texto y el escribano público del número Juan Fernández de Villalobos. Extractado dice: “Sepan cuantos esta carta vieren como yo Alfonso de Arcos alcayde y juez de alzadas de la villa de Tarifa teniente lugar del onrado caballero don Gonzalo de Saavedra mi señor (…) otorgo mi poder cumplido libre y llenero a Juan de Arcos mi sobrino para que por mí y en mi nombre pueda dar y entregar perpetuamente y para siempre jamas en el onrado y honesto monasterio de Santa maría de las cuevas de la muy noble y muy leal ciudad de Sevilla de los ocho mil maravedíes de juro que yo tengo anotados en los libros del Rey que por buen servicio Historia medieval Aljaranda 87 (2012) 3 - 15 arzobispado, Jerez y su partido o cualquier ciudad o villa de sus reinos, porque “….principiaste y diste forma y manera de cómo la ciudad de Gibraltar en poder de los moros enemigos de nuestra santa Fe catlólica se ganase. Y de los trabajos en armar y abastecer ciertas fustas por mar y del trabajo de la gente de a caballo y de a pie que llevó por tierra para el cerco y combate de la dicha ciudad”37 Dado que las rentas antedichas estaban reservadas en privilegio concedido por el mismo Rey “….por quanto es mi merced que sean para librar los castillos fronteros de tierra de moros”, Alfonso de Arcos pidió al Rey le confirmase el juro concedido, lo que hizo Enrique IV mediante carta de privilegio “escrita en pergamino y sellada con my sello de plomo” en Burgos el 13 de marzo de 1463, señalando los derechos del juro sobre las rentas de la alhóndiga de Sevilla, a razón de 4.000 maravedíes sobre la fruta y 4.000 sobre la carnicería, los cuales se cobrarían íntegros a partir del año 1464, obteniendo Alfonso desde la fecha de la carta la cantidad de 6.466 mrs.38 Por la datación de documentos posteriores podemos deducir que Alfonso de Arcos después de recibir la carta de privilegio en 1463, se desplazó a Sevilla, donde pasó una larga temporada en el mo- Por la datación de documentos posteriores podemos deducir que Alfonso de Arcos, después de recibir la carta de privilegio en 1463, se desplazó a Sevilla de la entrada y toma de la noble ciudad de Gibraltar que yo gané mediante la gracia divina de dios nuestro Redemptor y por la virgen señora Santa maría su madre, como tengo dello privilegio autentico rodado y sellado”40 Además del poder también escribe una carta en Tarifa en la misma fecha dirigida al prior y monjes del monasterio haciendo hincapié en la intercesión de la Virgen en la toma de Gibraltar, dando cuenta del envío del privilegio “que por remuneración de tan buen servicio a my fueron dados perpetuamente para siempre jamas” como donación al monasterio y rogando a los monjes tengan presentes en sus plegarias su alma y la de sus difuntos padres.41 Cuatro días más tarde, el 11 de octubre ya se encontraba Juan de Arcos en Sevilla registrando el traspaso del juro ante el escribano público Alfonso Ruiz, en presencia del prior del monasterio Fernando de Torres , destacando que cuando la toma de Gibraltar su tío prometió a la Virgen que la ganancia que recibiera la entregaría a dicho monasterio, como lo hacía en ese acto, y donde se deduce la estancia de Alfonso de Arcos en el monasterio en los años precedentes, Íbidem. Tomo 38,338. Idem. 339-340. 39 CARRIAZO, Ídem, 209. 40 Bca. Capitular Colombina, Idem, 344. 41 Ídem, 342. 37 38 13 Historia medieval Aljaranda 87 (2012) 3 - 15 dividiendo el juro de 8.000 maravedíes en dos partes “ en sustentación y hedificación del dicho monasterio de Santa María de las Cuevas y para sustentación de vos el dicho señor prior y monjes, por muchas honras e buenas obras que el dicho Alfonso de Arcos mi tío ha recibido y recibe en cada día de vos el dicho señor prior y del dicho monasterio”42 El 6 de diciembre de 1466, el notario eclesiástico en Sevilla Andrea Scoto daba fe de la autenticidad de la carta privilegio del Rey y trasladaba a un documento el poder notarial de Tarifa y el traspaso que Juan de Arcos hizo al prior y monjes del monasterio de las Cuevas por orden de Alfonso de Arcos43. En fecha indeterminada, Alfonso de Arcos se retiró al monasterio, administrando su patrimonio y convirtiéndose en bienhechor del mismo, mandando construir un retablo para la capilla del Sepulcro. Falleció en diciembre de 1477 bajo testamento del 26 de agosto de aquel año ante el escribano Pedro Fernández nombrando herederos a los monjes de Santa María de las Cuevas; con manda a su sobrino Pedro de Arcos consistente en la entrega anual de 600 maravedíes por servicios prestados y destinando 6.000 mrs. para el rescate de “ciertos cauptibos naturales de la dicha villa de Tarifa que de poco días acá están cauptibos en tierra de moros” ; asimismo destinaba esta cantidad perpetuamente cada año a los cautivos que hubieren de las villas de Tarifa y Arcos de la Frontera. Además de 18.500 maravedíes perpetuos para el monasterio, dejaba diversas cantidades para monasterios de Sevilla, misas por amigos y criados y limosnas para pobres, destacando el destino de 2.500 maravedíes anuales para entregar sayos a los pobres, costumbre que perduró más de doscientos años. En el traslado del codicilio que figura a continuación del testamento, de fecha 16 de setiembre de 1477, Alfonso de Arcos asigna las cantidades que dejó para la redención de cautivos al rescate de sus sobrinos Pedro y Juan de Arcos y de sus hijos, en caso de que fueran apresados.44 quedaba de manifiesto la inquietud con que se vivía en Tarifa, objeto de frecuentes incursiones desde el Norte de África; esta incertidumbre se ex- tendió varios siglos, lo que provocaba en algunas épocas una continua salida de sus habitantes a otros lugares más seguros; justo un siglo más tarde, cuando la expulsión de los moriscos de la serranía de Ronda, la mitad de los nuevos pobladores de Genalguacil y Jubrique eran vecinos de Tarifa, según los libros de Apeos de la Chancillería de Granada.45 Y en 1677 en la misión del fraile trinitario fray Juan de la Visitación a Fez y Tetuán para liberar cautivos, que se prolongó desde enero a mayo de aquel año, figuran los tarifeños Juan de Valencia, Sebastián del Sol, Antón de Vera, de 60 años y cuatro de cautiverio, Gaspar Fernández, de 50 años y siete de cautiverio, Francisco Trujillo, Francisco Sánchez, Sebastián Palermo, de 19 años y cinco de cautiverio y otros. El 7 de junio de 1677 llegaron a Gibraltar desde Ceuta un total de 132 cautivos liberados, con un coste de 250.868 reales de plata46. Alfonso de Arcos fue enterrado en la capilla del El 6 de diciembre de 1466, el notario eclesiástico en Sevilla Andrea Scoto daba fe de la autenticidad de la carta privilegio del Rey Sepulcro de la iglesia del monasterio cartujo, bajo una lápida con la inscripción “Aqui yace sepultado el honrado caballero Al. de Arcos, alcaide de Tarifa, que gano a Gibraltar de los enemigos de nuestra santa fe. Fallecio en el año de 1477. Fue bienhechor de esta casa. Rueguen al señor por él”, recogida por Ortiz de Zúñiga en sus Anales.47 Después de la exclaustración de los monjes, los diversos sepulcros, entre los que destacan los de la familia Enríquez y Ribera, fueron trasladados en el siglo XIX a la iglesia de la universidad de Sevilla, donde permanecieron hasta el año 1992, en que se reubicaron en el restaurado edificio del antiguo monasterio de la isla de la Cartuja de Sevilla. En esta ocasión la lápida con inscripción gótica de Alfonso de Arcos se ha manifestado incompatible con el arte contemporáneo que actualmente aloja la Cartuja y aguarda otros tiempos en el almacén del citado monasterio. Ídem, 349. Ídem, 348-352. 44 Bca. Capitular Colombina, Ídem, 354-355. Transcripción completa en Carriazo, 2005, 214 45 BENÍTEZ R.,1982, .Moriscos y cristianos en el condado de Casares. Córdoba. 46 ARCHIVO HISTóRICO NACIONAL. Sec. Estado. Códice 144. 47 Ortiz de Zúñiga, Idem. 42 43 14 Apéndice. Testamento otorgado por Ignacio López de Ayala en Tarifa ante Pedro de Ronda, escribano de número. Tarifa, 22 abril 1789. Libro Testamentos S. Mateo (1786-1792)356. “En el nombre de Dios (…) sepan como yo D. Ignacio López de Ayala natural de Grazalema en la serranía de Ronda, Catedrático de Poesías latinas en los Reales Estudios de San Isidro de Madrid y casado en esta Ciudad donde estoy residiendo hallándome enfermo del cuerpo pero en mi sano juicio, En primer lugar encomiendo mi alma a Dios Nuestro Señor (…) quiero ser sepultado en la iglesia de San Mateo y se digan 500 misas por mi alma a razón de 3 reales de vellón cada una. (…) Declaro no debo cosa alguna y a mi me debe mi hermano D.Antonio Lopez de Ayala vecino de Grazalema 18.000 rs. vn. y en poder de D.Pedro Subiaga vecino de Madrid tengo una cantidad grande de dinero que no tengo presente a cuanto asciende, pero quiero se esté a lo que diga el dicho Don Pedro por tener entera satisfacción de su honrado proceder. Contraje matrimonio en la iglesia de San Francisco con Dª Josefa Abreu Cevada y Orta natural de esta, hija de D. Juan Abreu administrador de rentas Provinciales en ella y de Dª Ana de Orta y Arcos de la misma naturaleza. De dicha mujer tuvimos una sola hija que falleció en la edad púbil. Declaro tengo por bienes una viña grande con bodega en Grazalema y en poder de mi sobrino Pedro Lopez de Ayala 200 ó 300 fanegas de trigo y también tengo unos 200 zerdos en poder del mismo que les dejé para venderlos y en poder de un vecino de esta ciudad, que mi suegro D. Juan sabe quien es, tengo 22.000 reales además de otros enseres y ropas que sabe mi mujer, que los percibirá como mi heredera que ha de ser. Quiero se le den a mi hermana Rosalía, honesta 1.500 reales. Y quiero no se les cobre a mi hermano D. Antonio los 18.000 reales porque se les perdone y además se le den 1.500 reales por vía de legado. Nombro albacea a mi suegro D. Juan Abreu e instituyo mi universal heredera a mi mujer Dª Josefa de Abreu y Orta.” Historia medieval Aljaranda 87 (2012) 3 - 15 Conclusión El siglo XXI ha venido a poner las cosas en su sitio, sin bien es cierto que el acceso a las fuentes históricas que hoy disfrutamos tiene poco que ver con el de otras épocas; gracias a la labor investigadora de los profesores Carriazo, Sánchez Saus, Abellán y otros, aquel caballero de la frontera que vivió en el XV y que se decidió a la conquista de Gibraltar logra su merecido reconocimiento académico. La inclusión de Alfonso de Arcos en el magno Diccionario Biográfico Español, que acaba de editar la Real Academia de la Historia, así lo pone de manifiesto. 15 Patrimonio munumental Aljaranda 87 (2012) 16 - 22 Figura 1. Sector de la muralla donde se encuentra el conjunto de grafitos históricos. Foto autor. Aproximación al estudio de los grafitos históricos localizados en el suroeste del cerco amurallado de Tarifa José León Rojas D iseminados por el sector suroeste del lienzo de muralla reformado por el gobernador de la plaza de Tarifa Don Isidro de Peralta en el año 1772, se localizan una serie de dibujos y grabados de temática naval y simbólica que forman parte de nuestro patrimonio histórico y cultural. Presentamos en este trabajo una descripción del conjunto de grafitos históricos así como una primera aproximación a su estudio. Palabras clave: Grafitos históricos, embarcaciones, símbolos, marcas, murallas, Tarifa, Isidro de Peralta. Introducción En el año de 1768 asume el cargo de gobernador de la plaza de Tarifa Don Isidro de Peralta Rojas,1 cuatro años después, en 1772 manda a realizar obras de mejoras en la muralla de la plaza.2 Las reformas se centraron en el frente este del barrio de Aljaranda por ser este sector el más expuesto a los ataques desde las elevaciones que dominan la ciudad por este flanco. Estas actuaciones de mejora del sistema de- fensivo fueron las segundas realizadas en este lugar tras las obras efectuadas en el siglo XVII. Aunque en su origen el material constructivo puedo ser el tapial, hoy día y debido a las mejoras realizadas se pueden apreciar los distintos materiales usados en ellas como la mampostería, el ladrillo y alambor de sillares en sus esquinas más expuestas, todo ello enfoscado.3 En este tramo de muralla reformado donde podemos apreciar numerosos grafitos históricos, en concreto en la cara externa del lienzo de muralla comprendido entre la torre de los Maderos y la torre que se encuentra junto al postigo de Santiago, ambas torres incluidas, Discernir que es un grafito histórico no es tarea fácil pues no existe una definición homogénea para definir dicho término. Podemos denominar con esta terminología a aquellos dibujos o inscripciones realizados sobre un formato que no es el adecuado para ellos. Generalmente, la descontextualización del grafito respecto al soporte provoca el deseo de eliminarlo pero cuando se es consciente de la antigüedad de los trazos, ese deseo de eliminarlo desaparece, ya TERÁN REYES, F y TERÁN GIL, J, 2004, “Algunos cabildos curiosos e importantes”, Aljaranda, 54, 35-38. CRIADO ATALAYA, F, J, 1992, Tarifa: Su geografía, historia y patrimonio, Tarifa, Área de educación y cultura Ayuntamiento de Tarifa, 54. 3 SÁEZ RODRÍGUEZ, Á, 2004, “La muralla medieval de Tarifa (II)”, Puerta de Jerez, 23, 8-9. 1 2 16 Patrimonio munumental Aljaranda 87 (2012) 16 - 22 Figura 2. Grafito naval que corresponde a una galera. Imagen A de la fig. 5. Foto autor. que pasa a ser un elemento a proteger.4 Es en ese momento cuando al término grafito le añadimos el adjetivo de histórico, pues se convierten en un documento muy útil para el conocimiento de la época de realización de los mismos. A los grafitos presentes en la muralla de Tarifa hay que incluirlos en la categoría de grafitos históricos, pues nos encontramos con una serie de dibujos y grabados que representan embarcaciones propias del siglo XVIII y XIX, así como numerosos signos y marcas que si bien presentan una difícil interpretación son semejantes a los numerosos grafitos identificados como marcas de canterías existentes en otras zonas de la geografía española. Los grafitos tarifeños Entre los grafitos diseminados por la muralla este podemos distinguir en su realización dos técnicas principales. La técnica que predomina es la de la incisión con un objeto punzante o cortante en la pared revocada de la muralla. En algunos casos estos trazos son muy sutiles o con desgastes en los que la erosión ha provocado que se encuentren casi desaparecidos, mientras que en otros apreciamos trazos más profundos y claros. Junto con la técnica de la incisión ob4 servamos el uso del carbón mineral o carboncillo, si bien de esta técnica nos encontramos con un número menor de ejemplos. La temática que más abunda entre el conjunto de dibujos y grabados es la naval, un tema muy recurrente en los grafitos existentes por todo el orbe. Estos nos muestran diferentes tipologías de embarcaciones, algunas realizadas de manera muy esquemática y otras elaboradas con más detalles. Respecto a grafitos que no tratan de temas navales, hemos podido observa y localizar numerosos trazos de carácter simbólico que nos hace pensar debido a su semejanza con otros pictogramas localizados en diversas zonas de España que son marcas de cantería realizadas por los constructores y obreros que participaron en las obras de reforma de la muralla y torres en el siglo XVIII. Los motivos de la realización de estos grafitos son totalmente desconocidos. Podemos plantear diversas teorías que avalen la realización de este conjunto pero cualquier afirmación sobre el por qué de su elaboración debe quedar en el terreno de la hipótesis. Descripción del conjunto de grafitos Para que el lector ubique la localización de los gra- OZCÁRIZ GIL, P, 2012, La memoria en la piedra. Estudios sobre grafitos históricos, Navarra, Gobierno de Navarra, 9. 17 Patrimonio munumental Aljaranda 87 (2012) 16 - 22 Figura 3. Grafito de embarcación y símbolo. Imagen B de la fig. 5 e Imagen J de la fig 6.Foto autor fitos de forma sencilla nos situaremos en la calle María de Molina, frente a la cara este de la torre y siguiendo un orden de izquierda a derecha pasaremos a describir algunos de los dibujos trazados, en concreto los mejor conservados y más identificables aunque debemos mencionar que mientras algunas se conservan en relativamente buen estado como para ver los trazos que conforman cada una de las figuras, en la mayoría de los casos su excesiva esquematización o el deterioro sufrido no permiten establecer su tipología, Comenzaremos por los grafitos existentes en la torre de los Maderos. En la cara este de este bastión defensivo encontramos el conjunto más numeroso de grafitos. Estos se ubican en la zona enfoscada que todavía se conserva, entre una altura de 2 metros y 80 centímetros desde la base visible de la torre. A una altura de 1,70 centímetros partiendo de la base de la torre y muy próximo a la esquina de la misma nos encontramos con los trazos incisos que dan forma a una figura de 18x22cm. Representa una galera de un solo mástil, con un solo orden de remos y vela cangrejera, de la que se aprecian algunos de sus rizos (fig.2 y 5, A). Aproximadamente a la misma altura pero un poco más hacia la derecha que el primer grafito descrito anteriormente aparece una imagen de 29x36cm. Es 18 una embarcación que está representada por su lado de babor, dotada de un mástil con seis obenques y vela cuadra con sus rizos. Se puede apreciar el casco completo de la nave con un orden de remos y el bauprés en la proa (fig. 3 y 5, B). Justo encima de la figura anterior observamos un símbolo compuesto por un cuadrado en cuyo interior se traza una diagonal y cuyos vértices están rematados por unas volutas. Todo el conjunto está incrustado en una estrella de cuatro puntas. El tamaño del signo es de 27,5x27,5cm y está unido al grafito anterior a través del mástil de la embarcación antes descrita (fig. 3 y 6, J). Tras describir el grafito simbólico pasamos una figura trazada de forma esquemática. Se aprecian trazos de carbón mineral mezclados con incisiones realizadas en la piedra que dan forma a una nave con unas dimensiones de 59x56cm. Presenta un solo mástil en el que se pueden distinguir cuatro obenques, una vela cuadra recogida y parte del casco de la embarcación (fig. 5, C). Siguiendo el orden impuesto nos encontramos, casi a la misma altura que el primer grafito descrito, una nave de dimensiones más modestas, siendo sus medidas de 23,5x31 cm. La embarcación aparece trazada por su lado de estribor y con vela latina. Solo se conserva parte del casco y del velamen así que no Patrimonio munumental Aljaranda 87 (2012) 16 - 22 Figura 4. Grafito donde se aprecia con detalle el casco de una embarcación. Imagen F de la fig. 5. Foto autor. podemos confirmar con fiabilidad su tipología aunque parece ser un jabeque, embarcación muy común en el Mediterráneo (fig. 5, D). En una altura de 80 centímetros por encima de la base nos encontramos con uno de los grafitos más extraños de los localizados en todo el conjunto. Podemos apreciar el casco de una embarcación por el lado de babor en el que se detallan las maderas que forman parte del forro de la misma así como el comienzo del velamen. Esta nave presenta una singularidad, en la popa aparece una protuberancia de 28 cm de longitud, a semejanza de una cola, que está rematada en cinco puntas a modos de aletas o escamas de 5 cm de longitud cada una (fig. 5, E). A una distancia de 1,90 centímetros de altura se aprecia de forma clara el casco de una embarcación grabada en la piedra por su lado de babor, y en el que al igual que el anterior se aprecian de forma nítida las maderas del forro de la embarcación. El velamen del navío está desparecido pues una capa de cemento tapa la parte superior de la embarcación ( fig. 4 y 5, F). El octavo grafito que describimos representa solo parte del casco de una embarcación. Sus medidas son 18x38 cm. No es posible distinguir si la parte visible del casco corresponde a la proa o a popa (fig. 5, G). Debemos destacar que a parte de los grafitos anteriormente descritos, podemos apreciar numerosos trazos incisos o realizados en carbón que surcan todo el muro este de la torre de los Maderos. Estos trazos se encuentran en muy mal estado de conservación siendo muy difícil su identificación. A continuación describiremos los grafitos existentes en el lienzo de muralla comprendido entre la torre de los Maderos y la torre del postigo de Santiago. Siguiendo el orden establecido de izquierda a derecha podemos comprobar, muy cerca de la esquina de la torre de los Maderos sobre unos 2,20 metros de altura a partir del terraplén de tierra que eleva la cerca defensiva, una figura trazada con carbón mineral. En ella podemos identificar la parte superior de un navío por el lado de estribor. Se aprecia el palo de trinquete, el palo mayor y el palo de mesana, así como sus correspondientes vergas, dos obenques del palo de mesana y uno del palo mayor. El casco se encuentra borrado y solo podemos apreciar en la proa el bauprés. Debido a la altura en la que está situado ha sido imposible establecer las dimensiones del grafito (fig. 5, H). Desplazándonos a la izquierda del grafito anterior pero a una altura superior, aproximadamente a unos 2,50 metros, localizamos grabado en la piedra una embarcación representada por el lado de babor y re- 19 Patrimonio munumental Aljaranda 87 (2012) 16 - 22 alizada a través de incisiones con un trazo tosco. Consta de un casco de gran calado, con dos palos donde se distinguen dos velas latinas aunque dispuestas de forma irreal. Podemos distinguir en la proa un elemento circular de difícil identificación (fig. 5, I). Junto a las dos naves descritas aparecen por todo el lienzo de muralla numerosos símbolos. La mayoría pertenecen a cruces (fig. 6, M) que están realizadas a través de incisiones en el muro con un trazo sencillo. Las cruces están repartidas por toda la zona y ubicadas a distintas alturas sin presentar ninguna uniformidad. A parte de las cruces podemos observar otras marcas singulares como una cruz enmarcada en un doble pentágono invertido (fig. 7 y 6, K), un octógono cruzado por diagonales que unen cada uno de sus vértices (fig. 6, L) y por último destacamos una figura que se asemeja a un escudo, cruzado por una diagonal trazada de izquierda a derecha y timbrado por tres líneas verticales (fig.6, Ñ). También debemos mencionar que en gran parte del muro aparecen trazos de pintura roja en muy mal estado de conservación provocando la imposibilidad de precisar los motivos que representan, aunque podemos decir que algunos de los trazos se asemejan a grafías. Por último pasaremos a describir los grafitos localizados en la torre del postigo de Santiago. En esta ubicación podemos apreciar gran número de trazos realizados a carbón o a través de incisión pero en su mayoría de difícil identificación debido a su mal estado de conservación, así que nos centraremos en la representación naval más detallada de todo el conjunto. Es en la cara sur de esta torre del postigo de Santiago donde se localiza un grafito realizado con carbón mineral y que presenta unas dimensiones de 95x92cm. El grafito corresponde a la representación por el lado de babor de una fragata que cuenta con palo de trinquete, aunque este no podemos apreciarlo en su totalidad; el palo mayor, tampoco completo, y el palo de mesana, aunque no es visible pero si parte de los obenques que sujetan el palo y parte de las escalas utilizadas para maniobrar con el velamen, en la proa se distinguen una vela de tipo foque. El casco se encuentra completo y podemos ver una línea de artillería, en la proa se aprecia el bauprés y bajo él Figura 5. Calco de los grafitos I. Foto autor. vemos el tajamar junto con el esbozo del mascarón de proa, en la popa se ve claramente el timón y el alcázar. De la proa se extiende el trazo de una cuerda que está unida a una embarcación auxiliar (fig. 8 y 6, N). Otros ejemplos de grafitos navales El conjunto de grafitos tarifeños no es un caso aislado siendo innumerables los ejemplos de representaciones gráficas de temática naval que se han localizado en zonas costeras por todo el mundo. Estos grafitos nos transportan a distintas épocas de la historia, y al igual que los grafitos tarifeños reflejan la fascinación que representaban las embarcaciones y la voluntad por parte de nuestros antepasados de plasmarlas en los muros de castillos, palacios, iglesias, viviendas, etc. Entre los ejemplos más destacados de grafitos navales cabe mencionar el dromón bizantino hallado en los muros del castillo abandonado de Noto Antica en Sicilia,5 o los grafitos hallados en un sótano del ágora de Esmirna en Turquía donde encontramos di- LORENZO ARRIBAS, J, M, Grafitos históricos (10). Barcos y más barcos,[en línea]. Centro Virtual Cervantes. [cvc.cervantes.es], julio de 2012. 5 20 Patrimonio munumental Aljaranda 87 (2012) 16 - 22 bujos de barcos comerciales y de guerras fechados a finales del siglo II d. C.6 Otros ejemplos muy notables son los grafitos descubiertos en una tahona en el pueblo de Muro Leccesse en Italia donde según hipótesis puedan estar relacionado con algún episodio histórico relacionado con la ciudad de Messina, lugar de reunión de la Liga Santa antes de la batalla de Lepanto.7 Este tipo de grabados al igual que en el resto del Mediterráneo también están muy presentes en España donde se han documentado numerosas representaciones navales halladas sobre todo en lugares próximos al mar. En las islas Baleares tenemos varios pictogramas náuticos como los hallados en la torre del Homenaje del castillo de Bellver en Palma de Mallorca donde se pueden observar entre otros grafitos cinco galeones, dos con bandera de Portugal, otros dos con pabellón francés y uno con bandera barrada.8 Por toda la costa del levante español nos encontramos con innumerables ejemplos de grafitos navales. Destacamos los dibujos y grabados de setenta y cinco embarcaciones de finales del siglo XVIII ubicadas en la cara exterior de unas de las murallas de Santa Bárbara del castillo de Peñíscola encontradas en 1993,9 y la veintena de naves del siglo XVIII y XIX que se localizan en los muros de una casa-cueva en Lorca, Murcia.10 En Andalucía también contamos con destacados ejemplos de grafitos navales como los hallados en el castillo de Almuñécar y fechados en el siglo XV,11 y las innumerables representaciones navales que quedaron grabadas en los muros del castillo de Santa Catalina en el Puerto de Santa María.12 En el fuerte construido en el siglo XVI están plasmados en la piedra gran número de embarcaciones que van desde Figura 6. Calco de los grafitos II. Foto autor. las más antiguas fechadas en el siglo XVIII hasta las más reciente fechadas en el siglo pasado. Conclusión La realización del presente trabajo ha tenido como principal motivación la de documentar este conjunto singular de grafitos que forma parte del patrimonio histórico y cultural de Tarifa, así como iniciar una aproximación a su estudio que sirva de base para uno posterior y más exhaustivo que revele algunas de las FORSSMANN, A, Amo a una mujer cuyo número es 1308, [en línea]. National Geographic. [nationalgeographic.com.es], agosto de 2013. 7 PONS CORTÉS, A, 2009, “Los Grafitos de Messina en Muro Leccese (Puglia). Inventario de sus naves e hipótesis histórica”, Mayurga, 33, 395-412. 8 GONZÁLEZ GOZALO, E, 2006, “Nuevos Grafitos descubiertos en la torre del homenaje del Castillo de Bellver”, Actes du XV Colleque International de Glyptographie de Cordoue, Centre International de Recherchers Glyptographiques, 161-178. 9 www.levante-emv.com/2012/10/08 10 VELASCO FELIPE,C, 2013, “Grafitos históricos de embarcaciones de los siglos XVIII y XIX localizados en una casacueva en los Curas (Lorca, Murcia)”, Alberca ,11, 157-167. 11 BARRERA, J, I , 2011, “Barcos, peces, estrellas y otros motivos en los muros del castillo de Almuñécar (Granada)”. Acta du XII Colloque International de Glyptographia de Cracovie, Centre International de Recherchers Glyptographiques, 30. 12 PÉREZ FERNÁNDEZ, E, LóPEZ AMADOR, J, J y RUÍZ GIL, J, A, 1987, “Grabados en el Castillo de Santa Catalina (El Puerto de Santa María, Cádiz)”, Castillos de España , 94, 61-68. 6 21 Patrimonio munumental Aljaranda 87 (2012) 16 - 22 Figura 7. Grafito que corresponde a una de los símbolos o marcas localizados. Imagen K de la fig. 6. Foto autor. numerosas interrogantes que estos nos presentan. Por otro lado hay que tener presente que desgraciadamente este tipo de dibujos y grabados pasan desapercibidos para la mayoría de la población e incluso para los estudiosos, quedando relegados a una mera curiosidad que no se dudaba en eliminar a la menor oportunidad. Esta tendencia ha cambiado en los últimos años y cada vez son más los investigadores dedicados al estudio de estas huellas de nuestro pasado, pues se ha demostrado que tiene un gran interés a la hora de ayudar al historiador a estudiar el pasado. Por este motivo es importante la recogida de estos testimonios pues en la mayoría de los casos su existencia se encuentra amenazada, ya que por regla general están expuestos a las inclemencias meteorológicas y al vandalismo, así como a una mala restauración del soporte material que provoque su desaparición. En el caso tarifeño nos encontramos con que los grafitos se ubican en una zona de la muralla en un mal estado de conservación y en la que es necesaria una pronta restauración, también han sido objeto de actos vandálicos en forma de pintadas con spray. Por estos motivos se necesitaba recoger y documentar todos los grafitos realizados por nuestros antepasados para que el mensaje allí expuesto perdure y ayude a comprender lo qué fuimos. Por último no debemos de olvidar que el conoci- 22 Figura 8. Grafito donde se aprecia una fragata con un bote auxiliar. Imagen N de la fig. 6. Foto autor. miento y la divulgación de este conjunto de grafitos, al igual que el resto del patrimonio histórico, ayudará a concienciar a la población sobre la importancia y el valor que tiene el legado recibido por nuestros ancestros, evitando que se ejerza el vandalismo sobre ellos e involucrando a la población en su conservación.■ Biología marina Aljaranda 87 (2012) 23 - 27 Figura 1.- Un grupo de calderones a proa del barco de avistamientos “Jackeline”. Foto: Turmares. Influencia del avistamiento de cetáceos sobre los grupos sociales de calderón común en el Estrecho Ezequiel Andréu Cazalla / Cristina Martín Bernal E l calderón común (Globicephala melas) es la especie más frecuentemente avistada en el estrecho de Gibraltar y el principal objetivo de la actividad del avistamiento de cetáceos. En el Estrecho forman grupos familiares de aproximadamente 14 individuos, formando un total de 14 familias. Este estudio pretende identificar aquellos grupos sociales más frecuentemente observados por la actividad del avistamiento de cetáceos. De las 14 familias, se ha observado que durante la temporada 2012 se ha interaccionado con 7 familias, de las cuales 2 albergan el 70% de las observaciones. Sin embargo, uno de estos 2 grupos no es ni el que posee individuos más marcados ni el más numeroso, sus fuertes vínculos con el grupo más observado lo convierten en el segundo grupo social más avistado. Palabras clave: Cetáceos, estrecho de Gibraltar, calderón común, avistamiento de cetáceos. Introducción El calderón común (Globicephala melas) se encuentra ampliamente distribuido en el oeste del mar Mediterráneo, siendo el mar de Alborán de las áreas más importantes para esta especie1. En el estrecho de Gibraltar es de las especies más comunes2, localizándose mayoritariamente en la zona central del canal, coincidiendo con las mayores profundidades3. En la época estival, en la que se realizan mayor número de avistamientos, la población se distribuye en tan sólo el 12% del Estrecho, coincidiendo con la zona en la que las embarcaciones de avistamiento operan mayoritariamente, aunque realicen trayectos aleatorios4. El estrecho de Gibraltar es una de las rutas marítimas más transitadas del mundo, por lo que dada la distribución habitual del calderón común, existe un elevado riesgo de colisión con embarcaciones, además de estar expuesto a perturbaciones físicas y acústicas5. Se estima que aproximadamente 216 individuos de calderón común divididos en 14 familias habitan las aguas del Estrecho6, aunque en los últimos años esas cifras han disminuido notablemente, hasta cantidades que aún se desconocen, entre otras causas por una epizootia por morbilivirus7,8 que afectó gravemente a los individuos de calderón común sobre los que produjo neumonía, encefalitis o daños en el sistema inmunitario. El calderón común puede formar grupos de entre 2 y 150 individuos dependiendo de la época del año. No obstante, en el estrecho de Gibraltar forman grupos de aproximadamente 14 individuos. Dado que el calderón común es una especie relativamente predecible en cuanto a su distribución en el 23 Biología marina Aljaranda 87 (2012) 23 - 27 Figura 2.- Aletas dorsales de calderón común con distinto nivel de marcaje. estrecho de Gibraltar, esta especie supone el objetivo principal de los operadores de avistamiento de cetáceos. Este estudio tiene como objetivo detectar si las embarcaciones de avistamiento de cetáceos interaccionan más frecuentemente con unos grupos sociales que con otros, así como analizar si el nivel de marcaje o el tamaño grupal son factores que inciden significativamente en el estudio de dicha interacción. Material y métodos Para la realización de este estudio se aplicó el método de la foto-identificación. Se trata de una técnica no invasiva y además económica que usualmente es utilizada en los estudios cetológicos9. Esta técnica se basa en la detección de marcas en el cuerpo del individuo que posibilite la identificación del mismo respecto al resto de individuos. Esta marca debe ser fácilmente reconocible y permanente en el tiempo10, ya que determinadas heridas y rasguños superficiales desaparecen con el tiempo11. Las marcas pueden ser naturales (con una base genética) o adquiridas (producidas por enfrentamientos con específicos, parásitos, redes de pesca o choques con embarcaciones). 24 No obstante, los individuos pueden contener marcas en su cuerpo o no. Si no están marcados no entran dentro del catálogo, y si están marcados se les clasifica según el nivel de marcaje que posean (Figura 1), categorizado de la siguiente forma: - M0: individuos con una forma de aleta dorsal característica pero sin ninguna marca. - M1: individuos que sólo pueden ser identificados en fotografías de alta calidad ya que tienen muescas muy pequeñas. - M2: individuos con muescas de tamaño medio o abundantes pero pequeñas. - M3: individuos reconocibles en fotografías de muy baja calidad, presentan muescas muy grandes o incluso amputaciones en la aleta dorsal. Las fotografías se recopilaron desde las embarcaciones de avistamiento de cetáceos Jackelin y Dolphin Safari, de la compañía Turmares, por observadores previamente entrenados y con conocimiento del protocolo a seguir. Se realizaron fotogra- Biología marina Aljaranda 87 (2012) 23 - 27 Figura 3.- Porcentaje de observaciones de cada grupo social de calderón común. fías de las aletas dorsales y parte del lomo emergente de los individuos cuando se encontraban en la mejor posición para ello, es decir, cuando estaban en posición perpendicular a la visual del observador y a la mínima distancia posible, siempre bajo cumplimiento de las distancias mínimas establecidas en el Real Decreto 1727/200712. Adicionalmente, se recopilaron datos según establecen los protocolos de la Sociedad Española de Cetáceos13, en los que el avistamiento se dividía en tres apartados: el primer avistamiento, cuando el animal o grupo de animales se encuentra a una distancia mayor a los 100 metros respecto de la embarcación; el contacto en el que los animales se observan a menos de 100 metros respecto de la embarcación; y el fin del avistamiento, momento en que los animales han dejado de observarse por más de 15 minutos o la embarcación se desplaza desde el punto de observación. En dichos datos se recopilaba la actividad inicial realizada por los animales previamente a entrar en contacto con ellos, es decir, en el primer avistamiento, y la actividad general realizada por los animales cuando la embarcación ya se encontraba en contacto con los animales. Resultados y discusión Se analizaron un total de 5.792 fotografías correspondientes a 339 avistamientos de calderón común. Dado que cada fotografía podía contener a más de un individuo, se han analizado 7.288 aletas dorsales, de las cuales 3.804 fueron identificadas, habiéndose reconocido un total de 100 individuos diferentes per- tenecientes o no a los grupos residentes del estrecho de Gibraltar. Una vez identificados el máximo de individuos, se procedió a concretar los vínculos con los distintos grupos sociales. De las 14 familias de calderón común de las que se tiene conocimiento de que residen o residían en el Estrecho, sólo se han identificado siete, de las cuales a su vez la menos avistada se observó en cinco ocasiones. Los grupos sociales están numerados del 1 al 14, y se conocen los miembros que conforman cada grupo. Durante este estudio se ha interactuado con los grupos: 3, 4, 8, 9, 10, 11 y 12. De estos siete grupos, dos de ellos destacaron por encima de los demás con gran diferencia, pues entre los dos albergaron cerca del 70% de los avistamientos. Esto significa que la actividad del avistamiento de cetáceos, que utiliza a esta especie como principal objetivo de su actividad, observó durante la temporada 2012, en un 70% de las ocasiones, a tan sólo dos grupos sociales (el grupo 9 y el grupo 10) de los siete identificados en este estudio (Figura 2). Dado que en algunos casos fue imposible la identificación de individuos a partir de las imágenes, se procedió a analizar si el nivel de marcaje de los individuos dentro de cada grupo era representativo en los resultados obtenidos. El resultado fue significativo (P-valor<0’05), lo que representa una dependencia del marcaje respecto a la mejor identificación de los individuos, como cabía esperar, con los siguientes estadísticos: valor de Chi cuadrado=301,992; Grados de libertad =18; y P-valor=0’035 (Figura 3). Pero además del marcaje de cada individuo, se 25 Biología marina Aljaranda 87 (2012) 23 - 27 Figura 4.- Porcentaje de los niveles de marcaje de cada grupo social de calderón común. analizó el número de individuos que contiene cada grupo social, pues estadísticamente es más probable interaccionar con grupos más numerosos que con aquellos que albergan un número nimio de individuos. Se observa que dos grupos sociales destacan por encima de los demás en cuanto a número de individuos, el grupo 10 y el grupo 12 (Figura 4). Una de las grandes particularidades encontradas es que a pesar de que el grupo social número 9 está menos marcado y es menos numeroso que el grupo 12, se observa en un mayor número de ocasiones. Una posible explicación puede ser que individuos de los grupos 9 y 10 se han observado interaccionando en numerosas ocasiones (hasta en 29 ocasiones), lo que explicaría por qué el grupo 9, que no dista mucho con otros grupos, ya que no es muy numeroso y no presenta individuos muy marcados, es el segundo más foto-identificado. Le seguiría en tercer lugar el grupo 12, corroborando así que el nivel de marcaje y la cantidad de individuos son factores influyentes en el reconocimiento de los distintos grupos sociales. Conclusiones El calderón común es una de las especies clave para la actividad del avistamiento de cetáceos, pero su po- Figura 5.- Porcentaje de individuos por cada grupo social de calderón común. 26 de marcaje, habiendo sido no obstante el segundo más avistado. También se ha observado que el grupo número 9 posee una fuerte vinculación con el grupo número 10, habiéndose observado usualmente individuos del grupo número 9 navegando con individuos del grupo número 10, lo cual probablemente ha supuesto el desencadenante del incremento de observaciones del grupo social número 9. Estos resultados servirán de base para un estudio más pormenorizado sobre la actividad y la respuesta diferenciada de los individuos de cada grupo social a las embarcaciones de avistamiento de cetáceos. Biología marina Aljaranda 87 (2012) 23 - 27 blación se ha reducido notablemente en el estrecho de Gibraltar. En este estudio se han conseguido identificar 100 individuos pertenecientes a siete grupos sociales de los 14 de que se tiene constancia. Los grupos sociales de calderón común más marcados y más numerosos han sido el 10 y el 12, sin embargo los grupos más observados han sido el 10 y el 9. Evidentemente, dado el amplio número de individuos que contiene el grupo 10 y el nivel de marcaje de dichos individuos, éste es el grupo social más observado. Pero en el caso del grupo social número 9, se trata de un grupo poco numeroso y con un bajo nivel AVISO: Por dificultades técnicas derivadas de la maqueta, en este artículo no es posible insertar las notas al pie de página. CAÑADAS,A. Y SAGARMINAGA, R., 2000, “The Alboran Sea, an important breedingand feeding ground for the long-finned pilot whale (Globicephala melas) in the Mediterranean Sea”. Marine Mammal Science 16(3): 513–529. 2 ROUSSEL E., 1999, Les cétacés dans la partie orientale du Détroit de Gibraltar au printemps: indications d’écologie. Master thesis. Ecole Pratique des Hautes Etudes, Montpellier, France. 3 DE STEPHANIS, R., VERBORGH, P., PÉREZ, N., SÁNCHEZ, A., PÉREZ, S., ESTEBAN, R., SÉLLER, N., URqUIOLA, E. Y GUINET, C., 2005, Impactos producidos por el tráfico marítimo en las poblaciones de cetáceos en el Estrecho de Gibraltar. Situación actual y previsiones de futuro. Dirección General para la Biodiversidad del Ministerio de Medio Ambiente, Madrid, España. 4 DE STEPHANIS, R., 2007, Estrategias de alimentación de los diferentes grupos de Calderón común (Globicephala melas) en el Estrecho de Gibraltar. Implicaciones para su conservación. Tesis Doctoral. Universidad de Cádiz, Cádiz, España. 5 VERBORGH P., DE STEPHANIS R., PÉREZ S., JAGET C., BARBRAUD Y GUINET C., 2009, “Survival rate, abundance, and residency of long-finned pilot whales between 1999 and 2005 in the Strait of Gibraltar”. Marine Mammal Science, 25(3): 523-536 6 DE STEPHANIS, R., VERBORGH, P., PÉREZ, S., ESTEBAN, R., MINVIELLE-SEBASTIA, L., GUINET, C., 2008, Long-term social structure of long-finned pilot whales (Globicephala melas) in the Strait of Gibraltar, Acta Ethologica. Online. 7 FERNÁNDEZ, A., ESPERóN, F., HERRAÉZ, P., ESPINOSA DE LOS MONTEROS, A., CLAVEL, C., BERNABÉ, A., SÁNCHEZ-VIZCAINO, J.M., VERBORGH, P., DE STEPHANIS, R., TOLEDANO, F. Y BAYóN, A.,2008, Morbilivirus and pilot whale deaths, Mediterranean sea. Emerging Infectious Diseases, vol.14, Nº5. 8 CARBOU M.,2013, Impact of the Morbillivirus epizootic on the social structure of the population of long.finned pilot whales of the Strait of Gibraltar, Master thesis, Universtié de Liège. 9 HAMMOND, P. S. MIZROCH S. A. Y DONOVAN G. P., 1990, Individual recognition of cetaceans: Use of photo-identification and other techniques to estimate population parameters. Report of the International Whaling Commission (Special Issue) 12. 10 VERBORGH P., 2005, Population estimation and survival rate of long-finned pilot whales (Globicephala melas) in the Strait of Gibraltar. Master thesis. University of Wales. 11 WILSON B., HAMMOND P. S. Y THOMPSON P. M., 1999, “Estimating size and assessing trends in a coastal bottlenose dolphin population”. Ecological Applications 9:288–300. 12 Real Decreto 1727/2007, de 21 de diciembre por el que se establecen medidas de protección de los cetáceos. Boletín Oficial del Estado, 12 de enero de 2008, núm. 11, 2292-2296. 13 S.E.C. Sociedad Española de Cetáceos, 1999, Recopilación, Análisis, Valoración y Elaboración de Protocolos sobre las Labores de Observación, Asistencia a Varamientos y Recuperación de Mamíferos y Tortugas Marinas de las Aguas Españolas. Ministerio de Medio Ambiente Español. Secretaria General de Medio Ambiente, Technical Report. 1 27 Estudios comarcales Aljaranda 87 (2012) 28 - 38 Figura 1. En este plano del Archivo General de Simancas, (Catálogo, XIV-36) representaron los ingenieros militares el trazado de sus arruinadas murallas del sector nororiental de Algeciras en 1736. Obsérvese el acusado contraste existente entre las murallas del frente Norte –macizas y varias torres- y la doble e intermitente línea de puntos que corre en diagonal hacia los acantilados, donde aparece una sola torre. Los castellanos en Algeciras, (1342-1349). Entre el relato de la Crónica, los planos de Verboon y la arqueología actual Manuel López Fernández E l relato del cronista de Alfonso XI, en lo referente a la potencialidad del amurallamiento de Algeciras cuando fue cercada por los castellanos entre 1342 y 1344, parece ajustarse a la fortaleza que transmiten las ruinas de estas defensas en los planos de Jorge Próspero de Verboon, ya en el siglo XVIII. En todo su entorno lo hace menos en el sector nororiental de la cerca algecireña. Los hallazgos arqueológicos más recientes nos ayudan a entender mejor esta discrepancia. Palabras clave: Algeciras, Alfonso XI, Jorge Próspero de Verboon, Arqueología. Acercamiento al tema Las circunstancias que se dan en la historia de Algeciras son dignas de reseñar. Primero, porque son muy raras las ciudades que en nuestra historia patria hayan sufrido la calamitosa situación de su destrucción total; en segundo lugar hemos de señalar que resulta infrecuente el caso de una ciudad en la que, después de un abandono total, vuelva la vida a sus calles casi tres siglos y medio más tarde; en tercer y último lugar, no podemos omitir la paradójica y confusa situación que se ha dado para fijar la denominación de cada uno de los núcleos urbanos que la componían, debido precisamente a las discrepancias existentes entre los tratadistas de distintas épocas1. quizá por ello sea conveniente precisar ahora que sobre los restos de la ciudad romano-bizantina –situada al sur del río de la Miel y posiblemente la Traducta de los textos más antiguos-, levantaron los meriníes2 un núcleo urbano en 1285 que vino a sumarse al que ya existía desde tiempos anteriores –tal vez desde los tiempos de la invasión arabo-beréber del siglo VIII- al norte del antes mencionado río3. Hasta el siglo XXI no se ha llegado a la conclusión de que la villa vieja de los castellanos era el núcleo poblacional más grande. Véase al efecto: SABIO GONZÁLEZ, RAFAEL: “Villa Vieja-Villa Nueva, Villa Nueva-Villa Vieja. Una revisión arqueológica de la ciudad de Algeciras”. Almoraima, 29, 273-287. También, JIMÉNEZ -CAMINO ÁLVAREZ, RAFAEL Y GURRIARÁN DAZA, PEDRO: “El recinto norte de la Algeciras medieval. Dos nuevos elementos de su sistema defensivo”. Almoraima, 33, 79-94. Un análisis más riguroso y con mayor profusión de datos lo encontramos en JIMÉNEZ-CAMINO ÁLVAREZ, RAFAEL Y TOMASSETTI GUERRA, JOSÉ: “Allende el río”, sobre la ubicación de las villas de Algeciras en la Edad Media: una revisión crítica”. Almoraima, 33, 183-210. Nos adherimos a la postura de los autores antes citados en nuestro estudio: La reconquista en la frontera del Estrecho (1250-1462), 2009, Editorial Sarriá. Málaga. 2 Al referirnos a esta dinastía norteafricana emplearemos el citado término alternándolo con el de benimerines. 3 JIMÉNEZ-CAMINO ÁLVAREZ, RAFAEL, 2012, “Los orígenes de la ciudad de Algeciras a través de la investigación arqueoló1 28 Figura 2.- En este plano, que también se guarda en el Archivo General de Simancas (Catálogo, XIV-34), representó Verboon su proyecto para un trazado reticular de las nuevas calles de Algeciras en 1724. Sobre el mismo, además de la ubicación de la mezquita, hemos señalado los puntos más relevantes de las fortificaciones algecireñas antes de su destrucción en el siglo XIV. Obsérvese atentamente la potencialidad defensiva del sector nororiental, abajo a la derecha. Estudios comarcales Aljaranda 87 (2012) 28 - 38 Aunque el primero de los núcleos citados era más pequeño que el segundo, lo cierto es que el cronista castellano de Alfonso XI, ya en el siglo XIV, se refiere a “Algecira” en singular4, y nos habla de ella como de una ciudad compuesta por dos villas a las que no diferencia por su tamaño, al referirse a las mismas como “villa nueva” y “villa vieja”; creemos que lo hace así porque los castellanos de aquellos tiempos eran conocedores de que, no mucho tiempo atrás, se había construido el núcleo más nuevo de los dos que entonces conformaban la ciudad5. Pero como ya en el siglo XVIII resurgió la nueva Algeciras, precisamente en la margen izquierda del río de la Miel, y el núcleo situado en la margen derecha siguió abandonado, no debe sorprendernos que al primero de ellos –al más grande- le llamaran Villa Nueva y al segundo –el más pequeño por tanto- le llamaran Villa Vieja, como consta que se hacía a mediados del siglo XIX6. Tal denominación tuvo su continuidad en el siglo XX al comenzar a estudiarse los restos arqueológicos que aparecían en ambos núcleos, viniendo a confirmar los mismos que el núcleo situado al mediodía del citado río, el pequeño, era más antiguo que aquel donde se levantaba la nueva ciudad, el núcleo grande. El asunto de la denominación de ambos núcleos poblacionales era tan confuso que ni siquiera Jorge Próspero de Verboom -cuando llega a las que él llama “las Algeciras” en los años veinte del siglo XVIII7- no se siente seguro al nombrar a cada ciudad por su antigüedad y se refiere a ellas como “la grande” y “la pequeña”, a pesar de haber tenido acceso a la crónica de Alfonso XI8. Tal vez pueda pensarse que la presencia de un ingeniero militar de la categoría de Verboom en Algeciras estuvo vinculada con la pérdida de Gibraltar en 1704, pero no es así. Lo que sí estuvo relacionado directamente con la pérdida del Peñón fue la repoblación de Algeciras, pues los habitantes expulsados de Gibraltar se vieron impelidos forzosamente a buscar un nuevo cobijo. Esta dramática situación llevó a la mayoría de ellos a agruparse en torno a los terratenientes que tenían cortijos en las tierras que rodeaban Gibraltar. Dándose el caso que uno de los regidores de esta ciudad, don Bartolomé Luis Varela, tenía propiedades en las ruinas de Algeciras, podemos comprender mejor que un grupo de familias procedentes del Peñón se asentara provisionalmente en la derruida Algeciras9, sin haber perdido todavía la esperanza de volver pronto a sus casas. Pero des- gica”. Algeciras historia viva. En su arqueología, documentos y urbanismo. Algeciras. El cronista habla de Algecira, no de Algeciras. Así podemos verlo en la Corónica del muy alto et muy católico rey don Alfonso el onceno. (En adelante la citaremos simplemente crónica del rey Alfonso XI, o simplemente como Crónica), volumen I de las Crónicas de los reyes de Castilla, 1953, Biblioteca de Autores Españoles. Volumen LXVI. Ediciones Atlas. Madrid. 5 Téngase en cuenta que en 1277 el rey Alfonso X puso cerco a Algeciras y no existía más que un núcleo. Precisamente sobre el otero que está situado al sur del río de la Miel, el cual ocuparon los castellanos en esta ocasión para incordiar a la Algeciras andalusí, el sultán Abu Yusuf construyò una nueva ciudad que fue conocida en su momento como Almanzora. Véase esto último en: Los Miraculos romançados de Pero Marin, 1988, Edición crítica, introducción e índices por KarlHeiz Antón. Abadía de Silos, 107. 6 Véase así en la voz “Algeciras” en MADOZ Y GARCÍA, PASCUAL: Diccionario geográfico, estadístico, histórico, de España y sus posesiones. Madrid, 1845-1850. 7 Aquí seguimos el trabajo de PARDO GONZÁLEZ, JUAN CARLOS, 1995, La fortaleza inexistente. Proyecto de Jorge Próspero Verboon sobre Algeciras. Instituto de Estudios Campogibraltareños. Algeciras. 8 Esto se deduce de los comentarios que el mismo Verboon hace en su informe al marqués de Castelar en 1726. Más detalles en el trabajo citado en la nota anterior, 27-42. 9 Esto se deduce de los comentarios que hacen en su trabajo VICENTE LARA, JUAN IGNACIO Y OJEDA GALLEGO MERCEDES: “Los primeros habitantes de la nueva población de Las Algeciras. Una contribución a la demografía histórica del Campo de Gibraltar a principio del siglo XVIII”. Almoraima, 17, 159-170. 4 29 Estudios comarcales Aljaranda 87 (2012) 28 - 38 pués del Tratado de Utrech los resultados políticosmilitares no fueron favorables para el reino de España y los habitantes expulsados de la Roca perdieron la esperanza de volver a la misma; y así fue como volvió la vida a las ruinas de Algeciras después de haber sido destruida en 1379 por los musulmanes granadinos, como consecuencia de las tensiones militares entre los reinos de Castilla y Granada10. Volviendo ahora a la relación de Verboon con Algeciras, diremos que en 1720 se le complicó a España la situación militar en Ceuta; por ello hubo necesidad de potenciar aquí la guarnición11 y las defensas, razón más que suficiente para que el Ingeniero General de los ejércitos del reino apareciera en Algeciras en 1721. Viendo que la producción de las tierras de la nueva población, así como el uso de su puerto, podía favorecer el abastecimiento de Ceuta, ordenó a sus ingenieros que levantaran un plano en el que reflejaron los detalles más significativos de la nueva Algeciras pensando en su fortificación de cara a un proyecto militar más ambicioso12. Aunque hoy parece que la correspondencia y el plano de Veboon no corrieron la misma suerte -dado que el plano se ha perdido-, no ocurrió lo mismo con los que se dibujaron años más tarde cuando el ingeniero militar volvió a Algeciras procedente de Ceuta con la intención de regularizar el trazado de las calles de la nueva población. Así que es en este plano de enero de 1724, (fig. 2), el más antiguo de aquellos que reflejan el trazado de las nuevas calles de la ciudad y el de las derruidas murallas medievales de Algeciras. Gracias a este plano, así como a otros que se hicieron en los años inmediatamente posteriores, podemos identificar con bastante exactitud la situación de los principales elementos defensivos de Algeciras en el momento de su destrucción por los granadinos. Mirando estos planos con detenimiento, y en su conjunto, se puede identificar la ubicación y disposición de sus torres y puertas, al tiempo de ayudarnos a comprender mejor las dificultades que pudo encontrar Alfonso XI para hacerse con Algeciras entre agosto de 1342 y marzo de 1344, según se relata en la crónica de este rey. Sin embargo, existe en todos ellos un detalle que no coincide con cuanto relata el cronista en lo relativo a la debilidad del sector nororiental de la cerca, concretamente al lienzo que corría entre la puerta del Fonsario –entrada que Verboon llama de Gibraltar- y la torre del Espolón; Figura 3.- En este plano, ejecutado en 1726 y depositado en el Archivo General de Simancas, representa Verboon con la técnica del sombreado el relieve de Algeciras. Gracias al dibujo podemos observar que en aquellos tiempos todavía existía una meseta elevada y claramente definida en el ángulo nororiental de la villa grande –abajo a la derecha-. Por lo representado en otros planos de Verboon, creemos que en lo alto de la misma, pero cercana al mar, se situaba la torre que dominaba las murallas del “espolón” algecireño por sus flancos marino y terrestre. esta posible vulnerabilidad que recoge el cronista fue la causa de que el rey de Castilla empleara contra dicho sector más materiales y efectivos humanos que sobre ninguna otra parte de la cerca algecireña. Lo que pretendemos decir con lo anterior es que si las fortificaciones de Algeciras hubieran estado por este sector tal y como nos las dibujan Verboon y sus ingenieros, el rey no se hubiera obcecado en penetrar en Algeciras por aquella zona - cosa que ordenó en repetidas ocasiones- al considerarla la más débil de toda la cerca. Por tanto, tenemos la impresión de que la disposición y estructura de las fortificaciones en el sector nororiental de Algeciras eran ligeramente distintas a la que nos transmitió el equipo de Verboon, asunto éste que trataremos de demostrar en los apartados siguientes. El sector más débil del amurallamiento durante el cerco algecireño Por ahora, no existe otra fuente más precisa que la crónica de Alfonso XI para conocer la potencialidad defensiva de Algeciras en el siglo XIV, pues su autor asistió al sitio y, mes a mes, fue relatando los acontecimientos que se dieron en el mismo, situación cronística que no se había dado hasta entonces. Por la Crónica sabemos que Alfonso XI inició el cerco a Algeciras a principios de agosto de 1342, después de que a principios de julio estuviera en la ensenada de Preparamos un trabajo sobre las circunstancias político-militares que rodearon este hecho, y sus consecuencias en el entorno. Los detalles de la nueva situación militar los seguimos en CORREA DE FRANCA, ALEJANDRO: Historia de la mui noble y fidelíssma ciudad de Ceuta. Ceuta, 1999, 369. 12 Pardo, 1995, ob. cit., 13. Este nombramiento es de 1710. 10 11 30 Estudios comarcales Aljaranda 87 (2012) 28 - 38 Figura 4.- En la inscripción se puede leer sin mucho esfuerzo: “CAVA ET PUE[N]TE ET MURO CO[N] PRETIL ET CO[N]…”. La fotografía ha sido cedida amablemente por el arqueólogo municipal de Algeciras, Rafael Jiménez-Camino. Getares y aprovechara su estancia aquí para realizar un estudio de la ciudad y de sus defensas. Al no tener suficientes efectivos para cercarla por tierra volvió a Jerez y, de nuevo ya en Algeciras, decidió establecer su primer campamento en un cerro –que después pasó a llamarse de los Adalides- situado entre el río Palmones y lo que la Crónica llama Villa Vieja, con el fin de cortar cualquier intento de ayuda por tierra a los musulmanes algecireños por parte de las plazas situadas bajo dominio de los benimerines -como Gibraltar, Castellar, Jimena o Ronda- mientras que la flota castellano-aragonesa ejercía la función complementaria por mar. Ya en el mes de septiembre, contando con los refuerzos que continuaban llegando de Castilla, avanzó posiciones y ordenó el trazado de un largo foso que extendió entre el río de la Miel y el mar con el fin de proteger a sus fuerzas de las salidas de los musulmanes algecireños; y aprovechó también esta cava para situar en ella sendos ingenios con el fin de combatir las dos torres mayores de la ciudad, que eran las de la puerta de Jerez y la esquinara del ángulo noroccidental del amurallamiento de la villa grande. Aunque en este avance ya se riñeron algunos combates en el sector del cementerio musulmán –al que el cronista llama “fonsario”-, no fue hasta el mes de diciembre cuando se colocaron en este sector, muy cerca de la “barrera”13 algecireña, dos “trabucos” que habían hecho los genoveses en Sevilla armamento de lo más sofisticado de la época14-, con el fin de combatir a los ingenios neurobalísticos que tenían los musulmanes en el interior de la villa. A la altura del mes de enero de 1343 ya tenía meridianamente claro el rey de Castilla que15 “la parte del fonsario era lo mas flaco de la villa vieja et que a tiempo por alli podrian los moros de la ciudad recebir grand daño…”, por lo que ordenó hacer una torre alta de madera –bastida, en el leguaje del cronista- para defender desde ella aquellos dos trabucos y los que pudiera asentar más tarde. La operación, aunque sacrificada, resultó tan positiva que el rey ordenó hacer otra bastida más adelantada que la primera y, ya con las dos, llegaron a dominar territorialmente el sector del fonsario. Mientras tanto se continuó con las operaciones conducentes a completar el cerco a la ciudad, cosa que no se logró hasta marzo de 1343, después de ocho meses sobre Algeciras. Ya en abril, decidió el rey pasar abiertamente a la ofensiva por el lugar que entendía más propicio para entrar por fuerza en Algeciras. Dice el cronista al respecto que16 “Veyendo el rey que lo mas flaco de la El cronista habla en todo su relato de la barrera al referirse a la barbacana o muro más bajo que antecede a la muralla principal. 14 Crónica, 351. El cronista alaba las virtudes de estas máquinas neurobalísticas, diciendo que eran de un solo pie, muy ligeros, que tenían dos arcas y que tiraban mucho. 15 Idem, 351. 16 Idem, 358. 13 31 Estudios comarcales Aljaranda 87 (2012) 28 - 38 ciudad era la parte del fonsario, mandó que todos los engeños e trabucos que tenian puestos en derredor de toda la villa vieja, que los mudasen todos porque tirasen al muro de la villa que es desde la puerta del Fonsario fasta la mar, et señaladamente que tirasen a la torre de esta puerta, et a la del Espolon que estaba cerca de la mar…”. Teniendo en cuenta lo anterior, nos encontramos con la segunda vez que se habla de la debilidad del amurallamiento que corría entre la puerta del fonsario musulmán y el mar, razón por la que el rey ordenó desplazar frente al mismo todos los medios neurobalísticos que tenía sobre la villa grande. Resultaba aquel un esfuerzo enorme que no se hubiera llevado a cabo de tener el monarca la menor duda sobre la eficacia del movimiento, así que debemos buscar en los datos que nos proporcionan los planos de Verboon para encontrar algún detalle que nos ayude a entender mejor dónde podía radicar la debilidad del sector en el tramo existente entre la torre de la puerta del Fonsario –se le llama de Gibraltar en los planos que manejamos- y la torre del Espolón “que estaba cerca de la mar”, según la Crónica. Para nuestra sorpresa, en los planos de Verboon no encontramos ninguna torre cercana al mar y que se diferencie claramente del resto de las torres de refuerzo de la primera muralla -véase (fig. 2)-, al menos que la torre del Espolón17 a la que se refiere el cronista castellano sea la que aparece reflejada al final de una línea diagonal, quebrada y dibujada con trazo discontinuo, que une la torre del Fonsario con el mar, representada con más claridad en la fig. 1 de este trabajo. En este caso sí queda patente la debilidad de la muralla del sector porque entre la torre del Fonsario y la torre del Espolón18 existía un lienzo de unos 120 metros -60 toesas en el plano- sin refuerzo intermedio alguno; pero lo anterior viene a significar que la muralla que se dibuja con línea discontinua –posiblemente para representar un arrasamiento anterior y más severo que el ejecutado por los granadinos para el resto de las fortificaciones- era la prístina de Figura 5.- Como se puede apreciar en esta fotografía, en los sillares que forraban las nuevas torres dejaron los canteros castellanos abundantes marcas justificativas para cobrar su trabajo. Fotografía del autor. Algeciras; muralla de tiempos emirales19, que corría por aquel lado desde la puerta de entrada a la ciudad por su frente septentrional hasta lo alto de una elevación (ver fig. 3), situada en el flanco oriental de la citada puerta, para descender después hasta el mar por la zona de acantilados. Por tanto, la que dibuja Veboon en línea continua y con torreones –la que llamamos primera muralla en la fig. 2- , no existía con tal entidad defensiva cuando se inició el cerco en 1342, debiendo estar constituida entonces por un muro bajo y torreado, a modo de barbacana, antecedida por su correspondiente foso; esta circunstancia era la que a nuestro juicio impulsaba a los asaltantes a dominar el muro que constituía la dicha barbacana porque, una vez superada e inutilizadas las dos torres de los extremos, resultaba fácil entrar en la ciudad. De aquí el empeño del rey por imponerse en aquel tramo del sistema defensivo que corría entre la puerta del Fonsario y el mar; el cronista resumen así la situación20: “...et derribandose el muro desta parte, et estas dos torres, que podrian facer otras dos bastidas mas cerca de la ciubdat, que se podria entrar la ciubdat por ese logar”. Téngase en cuenta que en fortificación se le suele llamar espolón a toda estructura que sobresale de otra mayor formando ángulo; pero también se suele llamar así a todo escarpe elevado que destaque de su entorno. En este caso se cumplen las dos condiciones ya que el desnivel entre la base de la torre, y el mar podía oscilar entre los 8 o 10 metros, aunque no sería tan pronunciado por el lado de la puerta del Fonsario. La que aquí consideramos torre del Espolón podía estar en el lado más meridional de la actual calle Baluarte, cerca del actual edificio de la ONCE. 18 Según las escalas que manejamos, la torre del Espolón tendría un frente de más de cinco toesas de largo, unos 10 metros. 19 Al parecer, Algeciras fue amurallada en tiempos del emir Muhammad I –segunda mitad del siglo IX-, según leemos en IBN HAYAN, 1954, “Al Muqtabis” III. Traducción de José E. Guráieb. Cuadernos de Historia de España, XXI-XXII. Buenos Aires, 339. 20 Crónica, 358. 17 32 Figura 6.- Sobre este plano parcial de 1736, el mismo de la fig.1, aunque más ampliado, aprovechamos los dibujos de los ingenieros de Verboon para señalar el estado final de la obra después de la remodelación castellana en el siglo XIV. Con respecto a las murallas, obsérvese que el ritmo y estructura de las torres es distinto a ambos lados del bastión defensivo que conformaba la torrepuerta del Fonsario. Por supuesto, los materiales de la muralla del siglo IX y los de la torre del Espolón debieron ser reaprovechados en las nuevas obras. Las primeras gestiones de los castellanos en Algeciras Después de casi 20 meses de cerco, Algeciras se entregó al rey de Castilla, no sin que Alfonso XI y Abu l-Hasan –el sultán de los benimerines- firmaran antes una tregua de 10 años. La entrada triunfal del rey de Castilla en la ciudad se hizo en la mañana del domingo 28 de marzo de 1344. Como no podía ser de otra forma en aquellos tiempos, y para dar continuidad a una vieja tradición castellana27, la entrada del monarca castellano y de su ejército se hizo siguiendo un ceremonial religioso-militar en el que los sitiadores, ordenados a modo de procesión, precedieron al monarca cuando éste se desplazó desde su real hasta la mezquita mayor, previamente con- sagrada para el culto cristiano. Pero en el caso concreto de Algeciras, el matiz religioso se acentuó con respecto a otras celebraciones anteriores porque los componentes de aquella magna procesión portaban ramos en las manos28 en honor a la festividad religiosa que aquel día celebraba la Iglesia: Domingo de Ramos. Esta circunstancia, sumada a la otra no menos significativa de colocar a la mezquita musulmana bajo la advocación de Santa María de la Palma, nos obliga a pensar que todo ello fue madurado durante la semana de negociaciones que precedió a la entrega de Algeciras por parte de los benimerines. Sospechamos que pudo ocurrir así porque la Crónica nos dice que dichas negociaciones se iniciaron el Estudios comarcales Aljaranda 87 (2012) 28 - 38 Visto lo cual, tenía sentido cualquier esfuerzo de los sitiadores con el fin de penetrar por aquel lado de la cerca, y no por otra razón los atacantes lo siguieron intentado cada vez con mayor empeño tratando de acercar sus cavas a la barbacana21. Pero no era menor el de los defensores para evitar que esto sucediera; por ello, los más encarnizados enfrentamientos se dieron en la zona del Fonsario hasta el punto que unos y otros iban a luchar por turnos al sector22. La refriega se prolongó a lo largo de los meses sucesivos, hasta que llegó un momento -ya en julio, y debido a la llegada del ejército granadino al río Guadiaro- en el que el Alfonso XI ordenó intensificar los ataques sobre aquel área en la que el cronista nos dice que existían23 “…dos cavas muy fondas, et dos barreras altas”, lo que no fue obstáculo para que los sitiadores se acercaran a la barrera24 y al foso hasta el punto que las piedras que arrancaban del revestimiento de este último eran utilizadas como proyectiles para sus ingenios25. La fuerte pugna en el sector continuó hasta agosto, cuando el ejército del rey de Granada llegó al río Palmones y obligó con su presencia a que los castellanos cambiaran sus planes, dando prioridad así al peligro que se presentaba por retaguardia26. El ejército asediador hizo en la zona del Fonsario cuatro cavas al menos, en su intento de aproximarse a las defensas algecireñas. En ninguna otra parte se acercaron tanto. 22 Crónica, 359. 23 Idem, 362. 24 Ibídem. El cronista habla aquí de que los sitiadores tocaban con las lanzas a los que defendían la “barrera” y que éstos no podían defender la misma. 25 Ibídem. Aquí se lee: “… et sacaban de la cava de la villa las piedras que tiraban los engeños de los Christianos.”. 26 Crónica, 372. 27 En Castilla existía una vieja tradición en lo relativo a las entradas triunfales de los reyes en las grandes ciudades recién conquistadas. En tiempos de Fernando III sabemos que se organizaron actos parecidos cuando los castellanos tomaron Córdoba, Jaén y Sevilla. 28 Crónica, 390. 21 33 Estudios comarcales Aljaranda 87 (2012) 28 - 38 domingo 21 de marzo29 -quinto domingo de Cuaresma- y la proximidad de la Semana Santa debió pesar en el ánimo de los componentes de la Corte castellana. Por lo anterior creemos que premeditadamente se forzó la entrega de la Villa Nueva el 26 de marzo, Viernes de Dolores, y que la salida de la totalidad de los habitantes de Algeciras se hizo desde la Villa Vieja30 al día siguiente, sábado 27 de marzo, víspera de Ramos. Ese sábado los castellanos no sólo se hicieron cargo de los lugares estratégicos de la Villa Vieja, entre ellos la mezquita mayor. Dicha mezquita estaba ubicada en el punto más elevado de la ciudad31, y forzosamente debió ser consagrada al rito cristiano ese mismo día porque el ritual de carácter religioso iba precedido de unas labores previas32 que no hubieran podido realizarse el día previsto para la triunfal entrada del rey de Castilla. Por tanto, el ceremonial de entrada se hizo coincidir precisamente con la festividad del Domingo de Ramos y nos inclinamos a creer, dada la situación relativa entre la antigua mezquita y el último real utilizado por Alfonso XI33, que la procesión debió cruzar por la Puerta de Jerez y se adentró en la Villa Vieja con dirección a la nueva iglesia de Santa María de la Palma, lugar donde el Rey escuchó misa. A continuación el monarca fue “a comer et posar al alcazar” y allí inició sus labores de gobierno en la recién ganada ciudad, en la que permaneció hasta el día ocho de abril atendiendo a las necesidades más perentorias de la misma con la finalidad de hacer de ella un importante centro militar, religioso y comercial, en atención a la proximidad africana y a su especial ubicación con respecto a la importante vía comercial que era el Estrecho. Una de las primeras disposiciones del rey de Castilla fue la organización del concejo. En tal sentido, la información que nos llega apunta a la manifiesta intención de Alfonso XI para instalar en Algeciras un concejo bajo el centralismo regio, en detrimento de un concejo abierto elegido por sus vecinos. Por esa razón el Rey nombró para el gobierno de la ciudad a hombres que estuviesen más vinculados a su persona que a la asamblea vecinal; muestra de ello es que el cargo de alguacil mayor lo desempeñó uno de sus donceles, Juan Alfonso de Córdoba, mientras que para alcalde mayor fue designado inicialmente Álvar García de Illas, un vasallo del infante heredero34; y en esta dinámica, poco más tarde encontramos desempeñando este cargo a don Alfonso Fernández Coronel, persona muy cercana al rey de Castilla35.Por añadidura, el 2 de febrero de 1345, el monarca castellano reiterará su postura al conceder a Algeciras un Ordenamiento municipal36 -elaborado por la Cancillería Real- en el que abiertamente se ratificaba la voluntad del monarca en lo referente a gobernar la ciudad mediante hombres designados directamente por la Corona, situación que respondía a sus aspiraciones políticas ya puestas en práctica en otras localidades andaluzas. No parece que se hiciera por entonces un repartimiento de las tierras algecireñas como se había hecho en el alfoz de otras grandes ciudades en ocasiones similares; de lo que sí estamos seguros es que la Corona repartió en el primer momento algunas propiedades rústicas y urbanas entre los nobles que participaron en el asedio, ya fuese a titulo colectivo -caso de las órdenes militares-, o a título personal - Idem, 388. Aquí se lee: “Domingo, veinte et dos dias”. Conviene precisar, siempre siguiendo a la Crónica, que los habitantes musulmanes de la Villa Nueva pasaron una noche en la Villa Vieja antes de salir todos de Algeciras. 31 En el actual barrio de san Isidro. Véanse más datos sobre esta mezquita en SABIO GONZÁLEZ, RAFAEL: “La mezquita aljama de Algeciras. Una propuesta de ubicación e identificación”. Almoraima, 36, 139-151. 32 Para este asunto véase la obra de Alfonso X, Partidas. Primera Partida, Título X, Ley XIV: Que cosas ha menester la Eglesia para ser fecha la consagración. Entre las labores a realizar encontramos algunas tan laboriosas como sacar los restos mortales de todos los pertenecientes a otra religión, o lavar la nueva iglesia con una mezcla de ceniza, agua, sal y vino. Esto sin mencionar otra serie de rituales secundarios. 33 Según las referencias que nos da la Crónica, y después de situarlo sobre la toponimia del siglo XIX, dicho real estaba situado en las faldas del actualmente denominado Cerro de las Monjas, entre éste y la Avenida de la Cañada. Por lo que señala la Crónica, el último real de Alfonso XI estaba frente a la torre esquinera noroccidental de las murallas de Algeciras, pero a una distancia prudente. 34 GARCÍA FERNÁNDEZ, MANUEL, 1987-1988, “Algeciras, 1344-1369”.Estudios de Historia y de Arqueología Medievales. Universidad de Cádiz. Cádiz , 69. Según puntualiza aquí el autor, el sevillano García de Illas aparece en la documentación como señor de la Torre del Bao y siendo alcalde mayor de Algeciras en 1344. 35 Archivo de la Corona de Aragón. Registros de Pedro IV, nº 628, folios 151r-152r. El rey de Aragón se dirige al castellano en febrero de 1345 haciéndole ciertas reclamaciones sobre el apresamiento de una nao en Algeciras y citando a Alfonso Fernández Coronel como “vestro alcayde mayor en la dita ciudat”. Véanse más detalles al respecto en ORTEGA VILLOSLADA, ANTONIO, 2008, El reino de Mallorca y el mundo atlántico (1230-1349). UNED-Netbiblo. La Coruña, 248. 36 TORREMOCHA SILVA, ANTONIO,1985, El Ordenamiento de Algeciras de 1345. Algeciras. 29 30 34 Aviñón con la finalidad de obtener del papa Clemente VI la bula pertinente43. No obstante, a pesar de la firme determinación de Alfonso XI, el papa sólo accedió a que Algeciras compartiera la cabecera del obispado con la ciudad de Cádiz, expidiendo la bula consiguiente el día 30 de abril de 1344, ordenando en la misma que la nueva diócesis llevara el nombre de Gadicensis et Insulae Viridis (Gaditana y de Isla Verde), pero teniendo su sede en Algeciras44. En el mes de julio, la iglesia de Santa María de la Palma quedaba constituida en catedral por virtud de otra disposición papal45 y por ello el rey de Castilla exigió a continuación que el obispo y el cabildo vivieran en la ciudad, razón por la que les proporcionó casas dignas a todos ellos. La nueva diócesis quedaba vinculada, como no podía ser de otra forma, al arzobispado de Sevilla, pero económicamente quedó muy mal dotada y por esa razón el obispado Cádiz-Algeciras tuvo que recurrir poco después, en 1346 concretamente, a una concordia con el arzobispo sevillano con el fin de conseguir apoyo económico por parte de éste, consistente en mil maravedíes anuales y en parte de los diezmos de una iglesia de Sevilla y otra de Tejada46. En lo tocante al aspecto económico se sabe muy poco de la recién conquistada Algeciras. No obstante, debemos resaltar aquí que la estratégica posición de su puerto en la conocida “ruta de Poniente”47 debió beneficiarle del flujo comercial existente entre el Mediterráneo y las tierras de Flandes; por tal motivo se instalaron en la ciudad del Estrecho comerciantes genoveses y catalanes, según consta Estudios comarcales Aljaranda 87 (2012) 28 - 38 situación de los grandes señores-. Con ello el monarca premiaba la colaboración de unos y otros en la conquista de Algeciras, captando así las voluntades de los más poderosos y asegurando la participación de éstos en la defensa de la plaza. En lo referente a la Orden de Santiago, podemos decir que en noviembre de 1344 existía un comendador en Algeciras llamado Ruy Díaz como administrador de las propiedades de la institución37; pertenecías a las que se sumaron las que donó doña Leonor de Guzmán, en julio de 1349, consistente en molinos, casas, tiendas, baños, huertas y otros bienes raíces que la señora tenía en Algeciras y en su término, para que los sacerdotes de la Orden rogaran a Dios por la vida y salud del rey don Alfonso “que me dio los dichos bienes ”, según consta en un documento santiaguista de la época38. Además del caso de la Orden de Santiago, conocemos otras donaciones efectuadas por Alfonso XI a determinados personajes entre los que cabe destacar al almirante Egidio Bocanegra39 y a otro genovés llamado Micer Bartolomé Botafogo -cuyo apellido resuena todavía en la toponimia algecireña40- sin marginar la concesión hecha al prior de la Orden de San Juan41. No obstante, la Corona debió reservarse entonces la mayor parte de las propiedades urbanas y rústicas para constituir con ellas la base económica del concejo que entonces se organizaba, así como para entregar a los eclesiásticos y religiosos que se asentaron en Algeciras -caso de los franciscanos y mercedarios42-, o del nuevo obispado cuya cabecera quería ubicar aquí, razón por la que envió a García Fernández de Bonoso al frente de una embajada a Archivo Histórico Nacional. órdenes Militares. Archivo de Uclés. Carpeta 82, documento 9. Puede verse así en LóPEZ AGURLETA, JOSÉ ET ALII, 1719, Bullarium Equestris Ordinis Santi Iacobi de Spatha. (En adelante Bulario de Santiago). Madrid, 313. 39 La donación se hizo en Sevilla el 25 de mayo de 1344. Consistía en unas casas y una huerta. La mayor de estas casas era una especie de alcázar, pero el resto de ellas estaban en la calle “que dizen Genova”. Así en la tesis doctoral de Torremocha Silva, Antonio, 1994, Algeciras entre la Cristiandad y el Islam. Instituto de Estudios Campogibraltareños. Algeciras, 269. 40 Este hombre fue un capitán del almirante Egidio Bocanegra y al igual que él debió quedarse en Castilla; años más tarde visitó Algeciras capitaneando una nave castellana al servicio del rey Pedro I cuando este monarca castellano mantenía guerra abierta contra Aragón. Su apellido ha pasado a la toponimia de Algeciras como “Botafuego”; así se conocen unas tierras del término municipal y, también, una torre medieval que se encuentra en ellas. 41 Existe un arroyo en términos de Algeciras que actualmente se denomina “del Prior”. También nos consta que en el Libro de la Montería de Alfonso XI también se cita al “montecillo del Prior”. Suponemos que se llaman así por formar parte de concesiones hechas por Alfonso XI al prior de la Orden de San Juan del Hospital, Alfonso Ortiz de Calderón. 42 Más detalles en TORREMOCHA, 1994, ob. cit., 264. 43 García Fernández, 1987-1988, ob. cit., 72-73. 44 SÁEZ RODRÍGUEZ, ÁNGEL, 1998, El obispado de Algeciras; un proyecto alfonsino fracasado. III Curso de Otoño de la Universidad de Cádiz en Algeciras. Inédito. 45 TORREMOCHA, 1994, ob. cit., 263. Según este autor, por la bula: “Repersit rore guadiorum” de 19 de julio. Registro Vaticano 138, folios 149-150. 46 García Fernández, 1987-1988, ob. cit., 73. 47 SANTAMARÍA ARÁNDEZ, ÁLVARO: “La reconquista de las vías marítimas”. Anuarios de Estudios Medievales, 10, 63. 37 38 35 Estudios comarcales Aljaranda 87 (2012) 28 - 38 documentalmente48. Por otro lado, se sabe también que Algeciras tenía almadrabas y unas atarazanas, debiendo quedar estas últimas vinculadas a las de Sevilla49 porque en la crónica de Enrique II se dice que cuando se armaba la flota en Sevilla50, Algeciras contribuía con el armamento de dos galeras. Relacionado con este asunto de la construcción naval en la zona del Estrecho, consideramos interesante señalar que parte de la madera utilizada durante el cerco de Algeciras -especialmente los grandes troncos- y la que se utilizó luego, hasta cuando empezó la guerra contra Aragón, procedía de los pinares de Moya (Cuenca) y llegaban a través del río Guadalaviar51 a Valencia, donde eran embarcados con destino a Algeciras. Otra cosa bien distinta debió ser la recuperación y aprovechamiento de las tierras pertenecientes a los términos algecireños. Durante el largo cerco se desmontaría todo el sistema productivo musulmán talando árboles, cortando viñas y destruyendo las acequias, los molinos y las casas de campo; si a esas circunstancias le añadimos las dificultades de repoblar unas tierras de frontera tan próximas África, cabe suponer que la recuperación de la producción agrícola fuera muy lenta. Como hemos visto, el concejo se organizó pronto y la guarnición instalada en Algeciras no sería pequeña, pero atraer suficientes repobladores a sus campos era cosa más difícil; por ello, como se apunta en alguno de los estudios que venimos citando, es posible que Algeciras recibiera por entonces el privilegio de homicianos -casos de Gibraltar, Tarifa, Antequera, Jimena, Teba y otros muchos lugares fronterizos- con el fin exclusivo de facilitar su repoblamiento, al que sabemos que acudieron hombres de la tierra de Niebla y algunos judíos52. La reconstrucción del sector del Fonsario hasta el mar Cuando se lee el relato del autor de la Crónica en lo referente al cerco de Algeciras por parte de los castellanos entre agosto de 1342 y marzo de 1344, se llega a la conclusión de que ningún otro sector de las murallas algecireñas quedó tan afectado como el lienzo situado entre el mar y la puerta del Fonsario, y de manera especial la torre que defendía esta puerta. Por ello no puede sorprender que, llevado por la más pura lógica, el rey de Castilla tomara las medidas oportunas para remediar aquellos desperfectos causados por el ejército sitiador a la mayor urgencia posible, como se registra en un texto coetáneo a la Crónica53. Sin embargo, parece que en la mente del monarca castellano debía existir otro proyecto de mayor envergadura consistente en suprimir la apreciable debilidad defensiva del cerramiento de la cerca mayor por su parte nororiental, consistente en modificar la disposición de las murallas existentes entre la puerta del Fonsario y el mar. Este asunto resulta imposible de demostrar documentalmente, pero a tenor de lo que dibuja Verboon y de lo que las excavaciones arqueológicas han sacado a la luz recientemente, nos inclinamos a defender abiertamente que el bastión defensivo de la puerta del Fonsario y el tramo de muralla que corre entre esta puerta y el mar fue levantado de nuevo por los castellanos, razón por la que en el momento de su reciente puesta en valor no se hizo justicia a esta obra castellana al considerarla precisamente de la época meriní54, llegando a decirse de ella que las marcas de cantero que aparecen en los sillares de sus torres eran de cristianos pagados por los musulmanes55. Afortunadamente, gracias a las últimas exhumaciones realizadas por los arqueó- Más datos al respecto en TORREMOCHA SILVA, ANTONIO: “Relaciones comerciales entre la Corona de Aragón y Algeciras a mediados del siglo XIV. Algunos datos desde las fuentes documentales y el registro arqueológicos”. Espacio Tiempo y Forma, 13. UNED. 49 En 1360 concretamente, el alcalde de las atarazanas de Algeciras era Martín Yánez de Aponte. Véase así en Bulario de Santiago, 335. Este hombre era por entonces uno de los privados del rey Pedro I. 50 LóPEZ DE AYALA, PEDRO, 1953, Crónica de rey don Enrique, segundo de Castilla. Volumen II de las Crónicas de los reyes de Castilla. Biblioteca de Autores Españoles. Volumen LXVIII. Ediciones Atlas. Madrid, 4. 51 En febrero de 1347 el rey Pedro IV de Aragón deniega la autorización que tenían los castellanos a causa de la sequía. Véase esto en GIMÉNEZ SOLER, ANDRÉS, 1932, Don Juan Manuel, biografía y estudio crítico. Zaragoza, 648. 52 García Fernández, 1987-1988, ob. cit., 68-69. 53 Nos referimos al manuscrito 1.823 de la Biblioteca Nacional de Madrid. Véase SABIO GONZÁLEZ, RAFAEL, 2009, “El loor de Algeciras”. Caetaria, 6-7. 329-341. 54 Así en TORREMOCHA SILVA, ANTONIO, y otros, 1999, Albinya, la ciudad palatina meriní de Algeciras. Algeciras. Esta obra ha sido base de muchos otros trabajos donde se defiende la misma postura. 55 En tal sentido tampoco podemos estar de acuerdo con la opinión de TORREMOCHA SILVA, ANTONIO, 2005, “Signos lapidarios hallados en las murallas meriníes de Algeciras (Cádiz)”. Caetaria, 4-5, 151-187. Resulta éste un magnífico trabajo de investigación sobre el tema y del que aceptamos la mayoría de sus observaciones, pero por ahora no podemos compartir la fecha de construcción de las murallas ni que los canteros estuvieran pagados por los meriníes. 48 36 no era otra que difundir, entre los que entraban y salían de Algeciras por dicho acceso –el bastión que constituía la torre-puerta del Fonsario- quién había construido y sufragado aquella magnífica estructura defensiva, de la que los nuevos dueños de Algeciras debían sentirse orgullosos sin lugar a dudas. Lo estaban porque en aquella obra habían invertido mucho dinero y se había hecho en relativamente poco tiempo debido a la desconfianza existente entre castellanos y benimerines por lo que pudiera ocurrir al final de aquella tregua de 10 años60. Así las cosas, no había tiempo para que la obra se sufragara con los impuestos generados en la misma Algeciras y se recurrió, según creemos, a las alcabalas de todo el reino; la suposición anterior viene corroborada por la situación que se dio en las Cortes de Burgos de 1345, reunión en la que el monarca castellano consiguió la concesión de todas las alcabalas del reino por seis años más61 para “mantener Algeciras e a los otros castiellos fronteros…”. El hecho de que Algeciras figure en primer lugar entre las necesidades del monarca nos parece más que significativo. Así que con el respaldo económico de la Corona, lo más razonable es que la obra se hiciera en poco tiempo62 con la intervención de mucho personal especializado. Lo anterior queda corroborado por la opinión de Antonio Torremocha cuando aprecia que en el conjunto mural existen hasta 111 marcas distintas de canteros63 -todas ellas correspondientes a otros tantos especialistas que trabajaron en la obra-, número muy elevado si lo comparamos con los mismos operarios de las grandes catedrales, en las cuales trabajaban de 20 a 30 canteros en sus mejores tiempos, dependiendo siempre de las posibilidades económicas del obispado64. En Estudios comarcales Aljaranda 87 (2012) 28 - 38 logos56, se ha tratado de cambiar sin mucho éxito la denominación de “murallas meriníes”57 por “murallas medievales”, pero todavía no se ha dado el paso decisivo para llamarlas “murallas castellanas” al considerar, probablemente, que esta denominación restaría atractivo histórico-turístico. Pero dejando al margen estas últimas cuestiones, quizá sea oportuno pasar a describir ahora los hallazgos que los arqueólogos han descubierto no hace mucho en el sector que tratamos y dejar que los lectores opinen al respecto. Para ello comenzaremos diciendo que en la última campaña de intervenciones arqueológicas aparecieron dos inscripciones epigráficas sobre las piedras que forran el foso que rodea la torre-puerta del Fonsario, en las proximidades del puente de acceso a dicha entrada58; en una de esas inscripciones se puede leer “ALFOSUS REX CASTELE”, y en la otra “IOHAN Mº ME FEIA”, ésta de carácter mucho más personal por aparecer en ella el nombre de su autor. Si bien la última pudo ser labrada en los tiempos que los meriníes señorearon Algeciras, la primera de las aquí citadas no hubiera sido permitida por los musulmanes de ninguna forma. Pues bien, si las dos inscripciones anteriores ya son bastantes significativas por sí mismas, no se pueden comparar con los indicios que aporta la más reciente de todas59 -aparecida en un sillar de los que cegaban el foso en la zona donde estaban las dos anteriores-, en la que se puede leer: “CAVA ET PUE[N]TE ET MURO CO[N] PRETIL ET CO[N]…”. Después de lo anterior, teniendo en cuenta la ubicación del último hallazgo y las características de las letras de la inscripción, no existen dudas de que la finalidad de esta última -a todas luces incompleta- Éstas han aparecido en la contraescarpa del foso que rodeaba la torre-puerta del Fonsario, según defiende TOMASSETI GUERRA, JOSÉ MARÍA, 2009, “Excavación arqueológica puntual de apoyo a la restauración de las murallas medievales en la prolongación de la Avenida Blas Infante (Algeciras, Cádiz) y noticias del hallazgo de dos epígrafes latinos en la contraescarpa de su foso”. Caetaria, 6-7. 499. 57 Todavía reza así, como podrá apreciar cualquier visitante al Recinto Arqueológico que se ha instalado allí. 58 Tomasseti Guerra, 2009, ob. cit, 497. 59 Véase JIMÉNEZ-CAMINO ÁLVAREZ y otros: “Una inscripción castellana relativa a la construcción de la muralla medieval de Algeciras”. Arqueología y territorio medieval, 19, 125-146, Tanto el borrador del trabajo aquí señalado, como la fotografía de la piedra de cantería donde aparece esta inscripción nos han sido proporcionados por el autor. 60 Tanto era así que los benimerines la estaban aprovechando para reforzar las defensas de Gibraltar 61 Cortes de los antiguos reinos de León y de Castilla. Real Academia de la Historia. Tomo primero, 477-478. En el punto 15 del cuaderno del concejo de Cuenca, el rey dice que los prelados, ricoshombres y procuradores “de las ciudades e villas e logares que estaban aqui en el dicho ayuntamiento nos otorgaron la alcavala por seys annos, entendiendo que esto era lo con que nos podian servir para la costa que avemos a fazer en mantener Algezira e a los otros castiellos fronteros e para las otras cosas que cunplen a nuestro servicio.” 62 Creemos que ya podían estar terminadas en su mayor parte para el verano de 1349, fecha en la que Alfonso XI volvió de nuevo a Algeciras para poner cerco a Gibraltar. 63 Torremocha, 2005, ob. cit., 168. 64 MARTÍNEZ DE AGUIRRE, JAVIER, 2009, “Investigaciones sobre arquitectos y talleres de construcción en la España medieval 56 37 Estudios comarcales Aljaranda 87 (2012) 28 - 38 Algeciras parece que no hubo tantas restricciones de tipo pecuniario, así que además de atender la reparación de desperfectos en el resto del recinto murado, se acometió una obra de envergadura consistente en remodelar y mejorar lo existente para asegurar lo que parecía el sector más débil de la fortificación algecireña. El sistema defensivo que surgió después de 1345 entre la puerta del Fonsario y el mar –incluyendo el torreón del Barranquillo65 y el fuerte espigón que penetraba en el agua- constituyó una nueva obra de factura castellana en la que se reaprovechó lo existente en la medida que se pudo66; de esta forma lo entendemos al leer las publicaciones de los arqueólogos que últimamente han exhumado y estudiado el conjunto arqueológico que tratamos67. Apoyándonos concretamente en la opinión de José María Tomasseti, parece como si los nuevos conquistadores de Algeciras hubieran adelantado todo el conjunto defensivo con respecto a las fortificaciones antes existentes68. Si este punto no queda demostrado en lo que se refiere al bastión de la torre-puerta del Fonsario69, creemos que sí lo está en lo que concierne a la potente muralla que se levantó –y que es la representada por Verboon- siguiendo el trayecto de la barrera más retrasada, seccionando ésta para dar paso a las nuevas torres –más anchas y potentes que las anteriores-, llegando a adelantar el foso que hoy vemos hacia el Norte70, utilizando el curso del barranquillo que por allí discurría y embutiendo en la barbacana que lo protege la primera barrera de las dos que cita la Crónica. Conclusiones Las primeras murallas de la Algeciras andalusí se levantaron en el siglo IX y en su sector nororiental se varió el trayecto de las mismas, con respecto al resto del frente norte, desde la puerta de entrada a la ciudad hasta el mar. La causa de tal desvío fue buscar el apoyo de la elevación que se encontraba flanqueando dicha puerta por su lado oriental. A finales del siglo XI los almorávides reforzaron las defensas anteriores con barbacana y foso71, siendo los meriníes quienes levantaron en 1315 otro parapeto más adelantado72, después de que los castellanos hubieran asediado Algeciras en 1309-1310. Así estaban las defensas algecireñas en el sector del Fonsario –con dos fosos y dos barbacanas, además de la muralla principal- cuando la cercaron los castellanos en 1342; pero la zona parece que era la única en la que el terreno permitía realizar cavas para aproximarse a las defensas, de aquí que el rey considerara aquel lugar como el que ofrecía más facilidades para penetrar en Algeciras, por eso ejerció más presión sobre el mismo que sobre ningún otro. Los desperfectos causados en estas defensas, así como su aparente debilidad fueron subsanadas con un cambio estructural de las mismas a expensas de la corona de Castilla, razón por la que la obra se hizo en poco tiempo. Con estos cambios, las nuevas fortificaciones quedaron adelantadas respecto a las antes existentes, reaprovechando el material proveniente de las más antiguas. Así creemos que surgió, después de 1345, en el sector nororiental de Algeciras el imponente aparato defensivo que destruyeron los granadinos unas décadas más tarde, siendo sus cimientos los que se reflejan en los planos de Jorge Próspero de Verboon. Y con ello damos por terminado este trabajo en el que hemos querido conjugar el relato de Crónica, los planos de Verboon y las aportaciones arqueológicas más recientes.■ cristiana”. Anales de la Historia del Arte. Universidad Complutense. Madrid, 156-157. El motivo no era otro que las rentas de los templos eran limitadas y no daban para pagar más sueldos. 65 Seguimos en esto a PEREZ-PETINTO Y COSTA, MANUEL, 2001, Historia de Algeciras. Instituto de Estudios Campogibraltareños. Algeciras, volumen I, 80. 66 Aquí queremos insistir en el posible arrasamiento de la muralla emiral y en el reaprovechamiento de sus materiales en la nueva construcción. 67 Tomasseti Guerra, 2009, ob. cit., 497. 68 Desde el punto de vista de la fortificación, parece más razonable y seguro levantar las defensas nuevas delante de las más antiguas. 69 Al parecer, no se ha podido excavar su entorno ni sacar resultados con respecto al mismo. Así lo extraemos del trabajo de Tomasseti Guerra, 2009, ob. cit., 497. 70 Ibídem. 71 AL-HULAL AL MAWSIYYA, 1952, Crónica árabe de las dinastías almorávide, almohade y benimerín. Traducción de Ambrosio Huici Miranda. Tetuán, tomo I, 66. 72 IBN ABI ZAR, 1994, Rawd al-Quirtas. Traducción y anotado por Ambrosio Huici Miranda. Valencia. 727. Según el autor, en este año el emir de los musulmanes mandó rodear de parapetos toda la ciudad de Algeciras 38 Nuestra memoria Aljaranda 87 (2012) 39 - 43 Figura 1.- Acto de coronación de la reina de la Feria y Fiestas de 1966. Foto colección del autor. Buenas noches a los del 48 Manuel Liaño Rivera Que todos los de aquel puerto tuvimos la misma aurora, Saltamos la misma comba en los aires de los sueños Y quisimos lo que quieren con el alma y con los ojos Todos los niños que viven dentro de todos los pueblos. Que grande nos parecía Tarifa, tan constreñida por la vieja muralla, cuantos recuerdos…. Y nosotros, niños y niñas, nos sentíamos en ella Jugando por sus rincones de soledad y silencio, Casi aturdidos de tanta luminosidad creciente Como pigmeos, salidos de las páginas de un cuento. El tiempo nos mira pasar sentado, con filosofía de viejo. Ya no es posible ser alba y primavera. No hay quien desande lo andado por la vida; más tenemos Ese recuerdo infinito que Dios ha dado a los hombres… Las horas vuelven, tan solo, de la mano del recuerdo. C on este poema de Lola Peche, la gran poetisa de la vecina ciudad de Algeciras con una ligera modificación para poder “traérmelo” a Tarifa, comenzamos esta especie de segunda parte de “Mi infancia son recuerdos” publicada en el número 72, esta vez rememorando los largos años pasados, hasta llegar a la jubilación. Porque los nacidos en el 48 del siglo pasado, los que hemos logrado arribar a este puerto de la jubilación, no cabe duda de que somos la generación de la posguerra, la de los “años de la jambre”, la del café “migao”, los hoyos de pan con azúcar, la del brasero de cisco o picón, la generación de la leche en polvo, la mantequilla y el queso americano. Los que nos criamos en la calle, los de las casitas bajas, las calles terrizas o adoquinadas, la de las redes en los dinteles de las puertas para no dejar pasar a las moscas y moscardas gordas y verdes que tanto pululaban por nuestro pueblo…la generación de los patios de vecinos, populosos, solidarios, donde todo era de todos y para todos…la de los baldeos de la puertas de las casas, pá tenerlas fresquitas 39 Nuestra memoria Aljaranda 87 (2012) 39 - 43 Figura 2.- Aula de niños en el colegio de las RR. MM. de la Inmaculada Concepción. Foto colección del autor. y limpias y la de las bajeras con aquellos cubos de cal y las largas cañas con una brocha en su punta con la que se encalaba todo su perímetro, la de la calamocha, la de las sillas de enea en las puertas y éstas siempre abiertas…Cuantos recuerdos, de allá por los años 60, en ese populoso Barrio de las afueras, (nunca fue conocido por el Barrio de San Sebastián y menos por el de San José,) solo por aquél del que juntábamos todas sus letras, para hacerlo más sonoro, más nuestro, el “barriofuera”. Siempre con su eje central, la calle Batalla del Salado (La Carretera) y sus calles cortándola perpendicularmente. En el “barriofuera” estaban la Plaza de Toros (una de las pocas plazas que existen en España que tiene su entrada por arriba ), el Campo de Futbol, donde por aquellos años tanto disfrutamos del Tarifa, el equipo de fútbol, que por entonces militaba en tercera división, con aquél portero sensacional, Serrano y aquellos veloces extremos como Cárdenas y Manzano y con un canario con una “cabeza de oro”, Perdomo, que casó con una tarifeña, los hermanos Aguilera (Luis y Juan), Mariano, Litri y Calle (los tres algecireños ),Castellano, Catarroja, Félix, Juanito Salas, Isidro, y otros muchos que eran fichados al venir a hacer el servicio militar al Regimiento de Infantería 40 Álava 22 o a la Base Naval, provenientes de equipos punteros de otras regiones. Todas las industrias estaban por sus alrededores, las fábricas de conservas, el matadero, la única gasolinera que había en el pueblo, la del señor Orozco, allá donde éste terminaba, a la altura de la barriada conocida por “El Congo”, por el motivo que, cuando su inauguración, estaba en pleno apogeo la guerra tribal en el Congo Belga. Las de los juegos aquellos: el “melajastro” (este “palabro” no es otro que la deformación de la palabra me la salto) y consistía en que, previo sorteo o el que llegase el último tenía que doblar el espinazo detrás de una raya previamente marcada en el suelo e ir mudando (“arremuando”, decíamos nosotros) con pasos laterales distanciándose de la raya. La voz la tenía el primero de la fila que, calculando, decía : “melajastro” en una o en dos (zancadas) y los demás, tenían que cumplir fielmente lo demandado y el que no lo consiguiese, sustituía al “agachado” o “mula” y....vuelta a empezar. El “pingo mango”, también era un juego colectivo, se hacían dos equipos, uno de los jugadores, se colocaba apoyado en la pared y los demás, se colocaban a partir de él con el cuerpo con una inclinación Nuestra memoria Aljaranda 87 (2012) 39 - 43 Figura 3.- Entrega de trofeo al Tarifa C.F. en la Feria de 1961. Foto colección del autor. de 30 grados y uno detrás de otro al grito de “pingo mango”, él contestaba ¡pingo! y el que saltaba a sus espaldas contestaba …¡ y yo te jeringo! y se encaramaba como podía en ella, dejándole sitio a los que les precedían. El juego terminaba y volvía a empezar, cuando cualquier jugador se resbalaba y entonces, todo el equipo debía ponerse en fila y servir de “pingo”. El “cribi”, era un juego de canicas. Nosotros utilizábamos unos “bombos” de barro cocido para el “cribi”, que era un triángulo pintado en la arena, donde en cada ángulo se colocaba un “bombo”( si eran más de tres los jugadores, estaba permitido la colocación de tantos “bombos” como jugadores dentro del “cribi”). Desde una distancia establecida, tras una raya, se lanzaba por riguroso turno, con una “bonita” que era una bola de cristal o bien una bola de acero sacada de cualquier rodamiento, hacia el “cribi” a fin de sacar de él la mayor cantidad de “bombos” posibles, que pasaban a ser propiedad del tirador. El turno se perdía cuando se fallaba, no consiguiendo sacar ningún “bombo” del triángulo. No faltaba en el “cribi”, el “gracioso” de turno, que cuando más tranquilo estabas jugando, te cogía los bombos y al grito de : “un curricá de bombos”, salía que se las “pelaba” por aquella empinada cuesta de la Alameda. El trompo, con su “olla”, su chambel, su púa afiladísima. Todo consistía en un círculo hecho en la Figura 5.- Una niña jugando al “tocadé”. Foto: Taringa.net tierra, donde había que hacer bailar el trompo (dentro del círculo), si no te bailaba, el trompo quedaba allí, hasta que un compañero, o bien, a base de “pullazos” o bien después de recogerlo con la palma de la mano, iba dando pequeños golpes al trompo hasta sacarlo de la “olla” y ya podía volver a jugar. Ni que decir tiene, que tú preferías que te lo sacasen con la segunda opción, ya que con la primera, te podía quedar sin trompo, pues aquella púa afilada a conciencia, te lo podía romper por la mitad. “El pincho”, “el aro” eran otro de los juegos, y por la noche, en el barrio, alrededor de una mortecina farola, se jugaba a las “cuatro esquinas”, al “pañuelo”, 41 Nuestra memoria Aljaranda 87 (2012) 39 - 43 Figura 4.- Niños jugando al “malajastro”. Foto elangeldeolavide.blogpost.com. y las niñas con su “tocadé”, la “comba”, el “esconder”, sus “mariquitinas”, …los partidos de futbol, de todos contra todos, en cualquier callejón o calle, en la huerta del Rey, en la Vega, en el callejón de Feria, en el Olivar en cualquier sitio en que se pudiese… .las “guerrillas”, en el Llano, en el Miramar…las palmichas y las majoletas, los palmitos…la O.J.E… .donde muchos de vosotros estuvisteis y los que no estuvimos os teníamos envidia….Don Imeldo, con su banda de música, las Rondallas, el colegio de las Monjas, con su cuadro de honor, solo para los buenos, y las diferencias de clase entre niñas de pago y “gratuitas”…, el colegio de la Ranita (Miguel de Cervantes), con su triunvirato de profesores, don Rafael Cazaley, don Alfonso Rodríguez y don Luis Reginfo… y don José “el Gordo”, allá por el Olivar… don Benito Flores y sus clases de la Orientación Marítima a los hijos de los marineros, mientras estos se jugaban la vida en la mar con aquellos temporales tan crudos…, doña Pili, en aquél patio tan florido, el humilde don Miguel, en la calle de San José…las fábricas de conservas, de las que ya hemos hablado, el centollero, Mijita o los centolleros, hermanos “Bogas” en la intersección de la calle de la Luz con la Calzada, con sus centollas y burugatos, los domingos, el Regimiento y su pelotón desfilando desde el Castillo a la iglesia de San Mateo, también los domingos, Leopoldo, desfilando al compás.. y a su compás…Pitito Feria, Francisco, nuestro simpar Jua- 42 Figura 6.- Niños jugando a los 2bombos”. Foto: Taringa.net nito….aquellas bateas tiradas por mulos que llevaban el rancho y dejaban el aroma peculiar por las calles donde pasaba…el “matinée”, los domingos, a las tres…con sus películas de vaqueros…Casa Villanueva, “la casa más popular”….donde algunos trabajaron…Garciluz y sus tres mosqueteros, Feliciana, Leonor y Pimienta… Tejidos Trujillo , “mi tienda chica”…. Julio Grosso y su pequeña pastelería, con sus bollitos de leche, aquellos jueves de Corpus y ese intenso olor a romero en todo el perímetro de la Calzada, Jurado, con su fábrica de confección de Punto…que tanto trabajo dio a la juventud tarifeña de aquella época, los repartos de los marineros en el bar de “Serranito” en la Alameda con sus montonci- Aquellas Ferias de antaño, Aquellas ferias, Liaño De cuna y Taratachín… Toni Rodas…la caseta de Antonio Ordóñez, la caseta Oficial, Municipal o como se llamara, donde debía ir uno convenientemente vestido ( con corbata incluida ),…las “damas” y los “damos”… las malditas diferencias de clases….los niños con los niños y las niñas con las niñas, la segregación por sexos, pura y dura…Y después…los Beatles, los grupos musicales, la gran eclosión de ellos, los Behatos y los míticos Cisnes Azules…los primeros trajes de “hombre” para nosotros y los primeros tacones y medias para ellas…ya éramos mayores, ya teníamos casi diez y seis años…los primeros trabajos, (aunque algunos ya trabajaban de aprendiz ) unos, empleados en las pocas industrias que había, otros, siguiendo la profesión de sus padres, los de más allá continuaron sus estudios fuera del pueblo..Hubo una diáspora… pero la mayoría seguimos teniendo contacto, aunque fuesen de año en año…y nos convertimos en hombres y mujeres…y nos casamos, la mayoría, y tuvimos hijos,… alegrías y penas, sonrisas y lágrimas… algunos se quedaron en el camino, pero otros, la inmensa mayoría de nuestra generación hemos llegado hasta aquí…hasta el año de nuestra jubilación. Y como empezamos terminamos, con otra poesía, ésta de la poeta argentina Juana de Ibarborou (18951979)… Muchachito de brazos cetrinos Que vas con tu cesta, Rebosante de naranjas pulidas De un color ambarino… Si a otro pago muy lejos del tuyo, Indiecito algún día te llevan Y no eres feliz y suspiras, Por volver a la vieja querencia Y una tarde un soplo de viento, El sabor de tus montes te asalta, Ya sabrás, indiecito asombrado, Lo que es la palabra nostalgia. Nuestra memoria Aljaranda 87 (2012) 39 - 43 tos de calderilla en sus veladores de mármol blanco, los cafés de maquinilla o de pucherete…en el Casino o en Curro Villalta…El bar de Reyes y sus tapas de “hormigón” Los paseos por la Calzada, desde San Mateo al Castillo, y vuelta a empezar…y después, los primeros amores, los primeros suspiros amorosos allá por el Miramar...los guateques…los bailes en el local del Frente de Juventudes… las Verbenas, las Ferias en la Alameda… Cuantas veces hemos percibido en nuestra vida el olor de las naranjas. El olor de la nostalgia, el olor de nuestro pasado. Pero hasta aquí hemos llegado. que no es poco.■ 43 Edición de libros Aljaranda 87 (2012) 44 Figura 1.- Imágenes del libro editado por ImagenTa. Fotos facilitadas por la editorial. Historia de Tarifa y su prensa, de Manuel Liaño E l periodo comprendido entre finales del siglo XIX y principios del XX en España es una etapa convulsa en todos los aspectos, para bien y para mal. La consecución de una serie de libertades, la lucha paulatina por los derechos sociales y una economía maltrecha aparecen como antesala de un episodio desgraciado en nuestra historia como fue el golpe de estado de 1936 y su consiguiente Guerra Civil. En esta etapa, cuando nadie podía soñar con las formas modernas de información y comunicación, mucho menos con Internet y sus redes sociales, la prensa escrita fue un instrumento de primer orden no sólo para informar de lo cotidiano sino la principal vía de los partidos políticos y sindicatos de cara a difundir sus ideas y rebatir las del contrario. Tarifa no podía quedar al margen de esta tendencia y, a pesar de ser un municipio pequeño, la actividad periodística cobra un auge inusitado. En 1890 aparece el primer periódico bajo la cabecera de El Defensor y, en 1935, sale a la calle Sur, el último de la lista y ya en la antesala de la Guerra. Entre una y otra, numerosas cabeceras se irán sucediendo mostrando realidades y rivalidades, poniendo de manifiesto la esencia de aquella sociedad. Manolo Liaño ha recuperado para la memoria colectiva todas y cada una de estas publicaciones. Ha sido un ejercicio de años durante los cuales ha escudriñado en archivos particulares, llevando a cabo las prácticas del mejor investigador. Ha elaborado un resumen minucioso de los periódicos de esa época, reproduciendo algunos de sus artículos para goce de 44 quienes amamos la historia o, simplemente, somos curiosos. Su trabajo nos da una idea de cómo era esa Tarifa de nuestros abuelos y más allá. Si, además, el autor completa esa colección con otras publicaciones surgidas ya en democracia, como la prestigiosa revista Aljaranda, nos encontramos con un libro que va a constituir una valiosa herramienta para investigadores. Y un singular recorrido histórico por la Tarifa de antes y de ahora que no se pueden perder quienes se interesan por este sur del sur. La editorial tarifeña ImagenTa le ha dado forma de libro, un volumen de 264 páginas cuidadosamente presentado en rústica con solapas que se encuentra a la venta al precio de 15 euros. Manuel Liaño Rivera (Tarifa, 1948) es un tarifeño del barrio del Moral. Casado, con dos hijos, se considera poeta de pueblo, conferenciante, articulista y pregonero. Es miembro del Consejo de Redacción de la revista Aljaranda, en la que ha publicado más de cincuenta artículos. Obtuvo el Primer Premio de Poesía Luz 2005 con la poesía Exilios y tercer premio al año siguiente con Insonmio. Curioso e investigador de la historia de Tarifa, ha logrado reunir en el trancurso de los años todas las cabeceras de periódicos que se han editado en su ciudad natal desde 1890, hasta la fecha. Es miembro de la Unión Nacional de Escritores, colaborador del Programa Arte y Cultura, aunando orillas de Radio San Roque y ha colaborado en la publicación de los libros Recopilación literaria de la obra de J. María de Sardi y Memoria Rota.■ Personaje Aljaranda 87 (2012) 45 Figura 1.- Tradicional concierto de villancicos. Navidades 2007. Foto Coral y Rondalla de Tarifa. Fermín Franco Utrera F ermín Franco Utrera nace hace 66 años en Tarifa en la calle Guzmán el Bueno, nº29, siendo el más pequeño de seis hermanos, frutos del matrimonio entre sus padres Fermín Franco Gómez y Mª Luz Utrera Guzmán. Comenzó sus primeros estudios en el colegio de monjas que regentaba la congregación de las R.R.M.M. de la Inmaculada Concepción y más tarde en el colegio público Miguel de Cervantes. Siendo ya un mozalbete entró a formar parte de la plantilla de “Tejidos Trujillo” donde trabajó hasta que le llegó el momento del servicio militar que realizó en la entonces octava batería de artillería de costas. Finalizado el periodo militar, nuestro personaje, prepara oposiciones para la compañía “Telefónica” consiguiendo ingresar en plantilla y donde ha desarrollado su andadura profesional durante 36 años en diferentes destinos como Vigo, Sevilla y Algeciras. En 1971 contrae matrimonio con Ángeles Santana Jiménez con quien tuvo cinco hijos: Angel Luis, Fermín, Mª Luz, Gonzalo y Alejandro. Hablar de Fermín Franco Utrera es hablar de la historia reciente de la música en Tarifa. No en vano, Fermín con 12 años, entra a formar parte de la entonces banda de música de la OJE bajo la dirección de D. Imeldo Ferrera y más tarde forma un grupo músico-vocal (Los Behatos) con otros compañeros. Finalizada su estancia en Vigo se matricula en Sevilla, en el conservatorio superior de música cur- Figura 2.- Nuestro personaje. Foto Coral y Rondalla de Tarifa. sando 1º y 2º de guitarra y solfeo, siguiendo de forma autodidacta hasta conseguir en Cádiz el título de profesor de música, especialidad en guitarra. El nombre de Fermín Franco está unido desde hace más de 40 años a la coral y rondalla de Tarifa, heredera del coro tarifeño que dirigía en los años 70 Vicente Muñoz. Como compositor tiene registradas 140 obras entre villancicos, marchas procesionales y otros temas, destacando su composición del himno de la coronación canónica de la Virgen de la Luz. Desde 1990 es director de la Academia Municipal de Música y fue nombrado, por el Ayuntamiento, Hijo predilecto de la ciudad en 2008. En la actualidad, Fermín, forma parte del grupo de teatro de la asociación cultural “Guadalmesí”, cumpliendo así una de sus ilusiones como ha sido la de subirse a un escenario interpretando un personaje en una obra de teatro.■ 45 Sucedió en Tarifa Aljaranda 87 (2012) 46 Figura 1. Fachada principal de la capilla del Rey en Gibraltar. Foto autor. En recuerdo de un soldado caído en Tarifa en 1811 José León Rojas La capilla del Rey de la cercana colonia de Gibraltar fue construida a mediados del siglo XVI, y en la actualidad sirve de iglesia de la guarnición de la Roca, así como de capilla de la residencia oficial del gobernador de la colonia. En ese lugar mandado a construir por la Orden Franciscana encontramos adosada al lado derecho de la nave central una sencilla placa de mármol que sirve de homenaje al teniente Joseph Longley, joven de veintidós años que perdió su vida defendiendo la ciudad de Tarifa del ejército francés en el último día del año 1811. “Lieutenant Joseph Longley of the Royal Engineers, feel in the unfucceisful assault of the enemy upon the town of TARIFA 31ª. Dec. 1811, in his 22. Year This stone is erected by the captain of Engineers under whose orders the Serverd, as a Tribute o Regand to Memory of a Soldier.” “Teniente Joseph Longley del cuerpo de Ingenieros Reales, caído 46 Figura 2. Placa erigida en honor Joseph Longley. Foto autor. en el fracasado asalto de las armas enemigas a la ciudad de Tarifa 31 de diciembre de 1811, con 22 años. Esta piedra es erigida por el capitán de ingenieros bajo cuyas órdenes el sirvió, como un tributo y recuerdo a su Memoria de soldado.” XXI Premio de Poesía Luz XXI de Poesía Luz Aljaranda 87 (2012) 47-48 Primer premio Ante el ángel de la muerte Porque me ha sido dado el don del olvido y este no estar sin ti, que sin embargo…, o porque me ha sido dado el don de la memoria, de tenerte con sólo cerrar los ojos, o entreabrirlos. Porque mis labios se cruzan como aspas con los tuyos o como los signos trabados de una incógnita, o porque lo sé todo con la certeza remota de comprender que eres tú quien mora entre las sombras. Porque eres árbol adonde van a colgar sus nidos Los pájaros rabiosos de la noche, o porque eres el páramo azul donde la luz vino a posar sus artificios de niebla. Porque estás en la leche caliente y en el trasluz esquivo de las copas de brandy, en la brizna de hierba y en los copos nevados, en la rizada espuma de los mares y en los mapas. O porque no estás más acá de ti mismo sino en la fiera lejanía de mi memoria, y porque has atravesado las gasas del olvido para poner tus alas a secar junto a mis alas, tu dura simetría junto a la mía. Porque eres tu original, tu pieza única, y lo contrario, Ángel de la Muerte que a ti mismo te multiplicas en los espejos rotos del aire. O porque eres la nada dividida, el sustrato mínimo del polvo que desprendes. Pero sobre todo, porque eres mis pies, estos pies desnudos que en la ceniza trazan su último vestigio, y hacia ti van, de vuelta, a sentir el calor de la nada, el beso frío de una nostalgia no vivida donde no quedará más que la memoria y el olvido, desnudos y sin metáforas. José quesada Moreno 47 XXI de Poesía Luz Aljaranda 87 (2012) 47-48 XXI Premio de Poesía Luz Segundo premio Recado de escribir Desde tu primer lápiz, la vida ha ido soltando sus virutas. Y te huelen a cedro y a grafito los pequeños olvidos, las angustias mayores y el silencio que empaña este cristal, donde hoy dibujas -con las yemas del alma, desde el fondo de tu intemperie últimalos signos de una párvula emoción y el contorno latente de su música. Cada palabra guarda -dentro de sí- como una luz antigua. y te alumbran su pátina y su tizne: la poesía minuciosa de la vida y la prosa del mundo, cuando, al poner el dedo justo encima de la llaga del tiempo – o su reflejo-, reescribes las ardidas entrañas del muchacho que esta noche -tan vana como ayer- cuenta las sílabas. De aquella edad, conservas tu devoción por las palabras húmedas. Y te sabe la voz como a marisma o a jerséis empapados por la lluvia en días de guardar: días en que la sed era liturgia de una mágica hora y te bastaba otra boca en la tuya -¿de quién, amor, de quién?- para sanarte -¿de qué, mi amor, de qué?- de toda culpa. El silencio se rompe contra el grafito oscuro de la mina de aquel lápiz primero. Y un temblor de inaugurante luz traza una línea, y luego una tras otra, hasta que al fin las letras significan tiempo, emoción, nostalgia, pesadumbre por las causas perdidas: esas por las que aún vale la pena pasar a limpio tus palabras mías. Ricardo Bermejo Álvarez 48 Índice general Tomo 11 Aljaranda 87 (2012) 49-52 Índice general del tomo 11 Los artículos se encuentran según la sección en la que fueron publicados. El primer número corresponde, al ejemplar y el segundo al número de página. ARQUEOLOGÍA (1).-Mellaria: un vicus romano en el estrecho de Gibraltar. Salvador Bravo Jiménez 82-4 (2).-Excavación arqueológica en la necrópolis de Baelo Claudia. Novedades de la campaña de 2012. Fernando Prados, Iván García, Helena Jiménez 84-6 BIOLOGIA MARINA (3).-Los crustáceos caprélidos. Pequeños desconocidos del litoral tarifeño. José M. Guerra García 83-6 (4).-Estudio comparativo de La Caleta mediante especies intermareales protegidas. Luz Mª Manso Camacho 84-22 (5).-Primer caso de delfín listado (Stenella coeruleoalba) con coloración aberrante observado en el estrecho de Gibraltar. Ezequiel Andréu/Carolina Fernández 85-34 (6).-Influencia del avistamiento de cetáceos sobre los grupos sociales de calderón común en el estrecho de Gibraltar. Ezequiel Andreu Cazalla 87-23 CARTAS DE LOS LECTORES 84-4, 85-4 CIERROS Y BALCONES (7).-Ventana en calle Peso, 4 80-48 (8).-Cierro y ventana en calle Mª Antonia Toledo, 12 81-68 (9).-Cierro-ventana en calle Aben Arabi, 2 8256 Cierro y balcón en calle Silos, esquina con la calle Ntra. Sra. de la Luz 83-40 COLECCIONES (10).-Kort Hielscher en Tarifa. Colección de Ildefonso Sena 80-44 (11).-Kort Hielscher en Tarifa. Colección de Ildefonso Sena 82-54 EDITORIAL 83-5, 86-2, 87-2 ESTUDIOS COMARCALES (12).-Cartografía histórica de al-Bunayya: imágenes de la ciudad meriní de Algeciras. José Mª Tomassetti/Rafael Jiménez-Camino 84-28 (13).-Sobre la Fundación de Iulia Traducta. Salvador Bravo Jiménez 85-38 (14).-John Conduit y las ciudades antiguas del estrecho de Gibraltar. Helena Jiménez Vialás 86-28 (15).-Los castellanos en Algeciras, (1342-1349). Entre el relato de la Crónica, los planos de Verboon y la arqueología actual. Manuel López Fernández 87-28 49 Índice general Tomo 11 Aljaranda 87 (2012) 49-52 HACE 200 AÑOS (16).-Tarifa, base de operaciones contra el ejército francés que sitiaba Cádiz. Juan A. Patrón Sandoval 80-45 (17).-Mapa y plano del sitio de Tarifa. Ildefonso Sena Rodríguez 82-55 (18).-Orden del general Ballesteros, informando sobre el resultado del sitio francés a la ciudad de Tarifa. José León Rojas 83-38 (19).-Cachetina en Tarifa. José León Rojas 8450 Plano de una parte del recinto de la plaza de Tarifa. 85—54 HISTORIA CONTEMPORANEA (20).-Tarifa resiste. Murallas medievales frente a la artillería de Napoleón (I y II). Ángel J. Sáez Rodriguez 80-4, 82-28 (21).-El Beaterio de Tarifa. Una institución educativa del antiguo régimen en los albores del liberalismo. Juan A. Criado Atalaya (II y III) 80-11, 82-38 (22).-El Cuerpo de ingenieros de caminos y el tarifeño Francisco Terán Sotomayor (18441897). Pablo Mª Martín Moncada 84-15 (23).-El alumbrado público en Tarifa a mediados del siglo XIX. Candelaria Muñoz/Antonio Meléndez 86-3 HISTORIA MEDIEVAL (24).-La conquista de Al-Andalus según Ibn alQuitiyya (siglo X). Mª Jesús Viguera Molíns 818 (25).-Breve analisis del embarque y desembarco de los arabo-bereberes de Tariq Ibn-Ziyad en la península Ibérica en 711. José Beneroso Santos 81-14 (26).-Reflexiones en torno al 711. Problemas, metodología y posibles avances. Esther Sánchez Medina 81-28 (27).-El paso del Estrecho: las fuentes. Enrique Gozalves Cravioto 81-37 (28).-¡Allah akbar! La conquista del paraiso. Ángel J. Sáez Rodriguez 81-43 (29).-La aventura transfretana del 711. José Luís Gómez Barceló 81-54 (30).-Aproximación al desembarco bereber en Gibraltar el año 711. Manuel López Fernández 81-56 50 (31).-Comentarios a diversas cuestiones relativas a la invasión árabe del año 711. Joaquín Cestino 81-64 (32).-El Alcaide de Tarifa Alfonso de Arcos y la conquista de Gibraltar en la Historiografía. Pablo Mª Martín Moncada 87-3 HISTORIA NAVAL (33).-12 de noviembre de 1949: tragedia en el Estrecho. José León Rojas 83-11 HISTORIA RECIENTE (34).-La zapatería de Damian y Rafael. Francisco J. Terán Reyes 85-30 (35).-Las cartillas de racionamiento, los fielatos y el estraperlo. Francisco J. Terán Reyes 86-10 HISTORIOGRAFIA (36).-Tarifa en la obra “El Catálogo Monumental de España”. Iván García Jiménez 85-17 IMAGINERÍA (37).-Imaginería e iconografía en la parroquia de San Isidro Labrador de Tahivilla. Francisco J. Jiménez Perea 86-20 INGENIERÍA (38).-Proyecto de túnel ferroviario a través del estrecho de Gibraltar. Sandoval N., Roca F. y Sauras J.M. 80-20 LITERATURA (39).-El estribillo, una peculiaridad en la poesía de tradición oral moderna en Tarifa. Carmen Tizón Bernabé 83-18 NUESTRA MEMORIA (40).-Aquellos felices años. Encarnación Ruiz Sáez 80-40 (41).-Algunos recuerdos. Sebastián Álvarez Cabeza 82-46 (42).-No todo era tan rosa…Miguel Manella Guerrero 83-31 (43).-El reciclaje en mi infancia. Miguel Manella Guerrero 85-45 (44).-Cristobal Gutiérrez y los montes de Tarifa. Sebastián Älvarez Cabeza 86-40 (45).-Buenas noches a los del 48. Manuel Liaño Rivera 87-39 PATIOS (47).-Calle Azogues nº 3. 84-52 (48).-Calle Ave María nº 4.85-56 (49).-Calle María Antonia Toledo nº .86-50 (50).-Plaza de La Paz nº 87-54 PATRIMONIO MONUMENTAL (51).-Apuntes para la interpretación iconográfica de la capilla del hospital de la Inmaculada Concepción de Tarifa. Alejandro Pérez-Malumbres/ Víctor M. Heredia 82-13 (52).-Aproximación al estudio de los grafitos históricos localizados en el suroeste del cerco amurallado de Tarifa. José León Rojas 87-16 PERSONAJE (53).-Manuel Fernández Guardia 80-43 (54).-Francisco Castro Salvatierra 82-52 (55).-Sebastián Trujillo Martínez 83-35 (56).-Manuel Peinado Fuentes 84-48 (57).-José Bernal Rojas 85-53 (58).-Dª Luisa Rivero y D. Francisco Macías 86-46 (59).-Fermín Franco Utrera 87-45 POESIA (60).-Premios de Poesía “Luz” 83-36 (61).-Premios de Poesía “Luz” 85-51 (62).-Premios de Poesía “Luz” 87-47 PORTADA (62).-Paño de muralla que rodea la antigua iglesia de Jesús desde la zona de Vista Alegre 80-1 (63).-Ilustración sobre la llegada del ejército bereber a la Península 81-1 (64).-Vista de la calle Pozo 82-1 (65).-Panorámica de la Pza. de S. Martín 83-1 (66).-Estatua de Sancho IV El Bravo. Al fondo el castillo de Santa Catalina 84-1 (67).-Perspectiva de la calle Inválidos 85-1 (68).-Entrada al castillo de Guzmán el Bueno por plaza de Santa María 86-1 (69).-Calle Reyes Católicos 87-1 PRESENTACIÓN (70).-ALJARANDA: número extraordinario monográfico conmemorativo del XIII centenario del desembarco árabo-bereber en la costa del Campo de Gibraltar. Carlos Ruiz-Bravo 81-4 PROGRAMAS SEMANA SANTA (71).-Cultos y procesiones de la Semana Santa de 1952 80-2 PRÓLOGO (72).-Prólogo monográfico de ALJARANDA. Wenceslao Segura González 81-6 Índice general Tomo 11 Aljaranda 87 (2012) 49-52 ORNITOLOGÍA (46).-El cambio reciente del clima y las aves de Tarifa. Antonio Román Muñoz Gallego 80-35 RESEÑA DE LIBROS (73).-Tarifa y su historia menuda. Francisco J. Terán Reyes 82-53 (74).-La defensa de Tarifa durante la Guerra de la Independencia y Dulce Arpía. Juan A. Patrón y Lucinda Gray (respectivamente) 83-34 (75).-El sitio de Tarifa y La esfinge de Darwin. Fernando Rojas y Daniel Rojas (respectivamente) 84-49 (76).-La alborada del socialismo en Andalucía y La patente. Juan Araujo y José Luis Adrados (respectivamente) 85-49 (77).-Libro de Honor de Tarifa. Wenceslao Segura González 86-47 (78).-Historia de Tarifa y su prensa. Manuel Liaño Rivera 87-44 SUCEDIÓ EN TARIFA (78).-Defensa heroica del Groënland 86-48 (79).-En recuerdo de un soldado caido en Tarifa en 1811. José León Rojas 87-46 URBANISMO (80).-Morfología del conjunto histórico de Tarifa: la importancia del patio. Carmen Andrés/ Llanos Masiá 83-22 Índice onomástico (Los números se refieren a los artículos anteriormente citados) Álvarez Cabeza S. 41 y 44 Andreu Cazalla E. y Fernández C. 5,6 Beneroso Santos J. 25 Bravo Jiménez S. 1,13 51 Índice general Tomo 11 Aljaranda 87 (2012) 49-52 52 Cestino J. 31 Criado Atalaya J.A. 21 García Jiménez I. 36 Gómez Barceló J.L. 29 Gozálves Cravioto E. 27 Guerra García J.M. 3 Jiménez Perea F.J. 37 Jiménez Vialás H. 14 León Rojas J. 18,19,33,43,52,79 Liaño Rivera M. 45 López Fernández M. 15,30 Manella Guerrero M. 42,43 Manso Camacho L. M. 4 Martín Moncada P.Mª. 22,32 Masiá LL. Y Andrés Mateos C. 80 Muñoz Gallego A.R. 46 Muñoz Ruiz C. y Meléndez Morales A. 23 Patrón Sandoval J.A. 16 Pérez-Malumbres Landa y Heredia V.M. 51 Prados Martínez F., García Jiménez I. y Jiménez Vialás H. 2 Ruiz Bravo C. 70 Ruiz Sáez E. 40 Sáez Rodriguez A. J. 20,28 Sánchez Medina E. 26 Sandoval N., Roca F. y Sauras J.M. 38 Segura González W. 72,77 Sena Rodriguez I. 10,11,17 Terán Reyes F.J. 34,35,62,73 Tizón Bernabé C. 39 Tomassetti Guerra J.Mª. y Jiménez-Camino Álvarez R. 12 Viguera Molins M.J. 24.