KARL MARX CONTEXTO HISTÓRICO-CULTURAL La vida de Marx (1818-1883) ocupa gran parte del siglo XX, siglo convulso en Europa debido a las diferentes revoluciones que van a tener lugar en dicho siglo.. Políticamente hablando el siglo comienza con las tropas de Napoleón controlando gran parte de Europa. Las viejas potencias europeas acaban derrotando a Napoleón en Waterloo (1815) y restaurando el absolutismo monárquico, un intento de volver al Antiguo Régimen. Pero las cosas no permanecerán así por mucho tiempo en 1820 en Alemania, en 1830 es Francia y en 1848 en gran parte de Europa se producen procesos revolucionarios que reclaman constituciones de corte liberal, derechos sociales y políticos. Nacionalismo, república, democracia, liberalismo son algunos de las ideas que sustentan e impulsan dichos procesos revolucionarios. Marx sufrió las represiones políticas que siguieron a estos procesos revolucionarios y tuvo que huir de Alemania, de Francia y de Bruselas, instalándose definitivamente en Londres. Aunque hemos empezado hablando de las revoluciones políticas, la que realmente configura la vida del XIX es la Revolución industrial. Como todos sabemos este proceso se inicia en Inglaterra y en EE.UU. a partir de la aplicación de la máquina de vapor (James Wat, 1764) a la producción de manufacturas y al transporte. El sistema económico se transformó por completo y con él, el resto de la sociedad. Aparece ahora la sociedad de clases, dominada por una burguesía capitalista. Los mercados se expanden rápidamente y aparece el colonialismo y el imperialismo a él asociado. Países como Inglaterra necesitan cada vez más cantidad de materias primas para su pujante industria y como carecen de ellas o son demasiado caras las traen de países de África o Asia a los que explotan económicamente. Estos países, además, acabarán siendo el lugar idóneo para que la metrópoli amplíe sus mercados. El sistema económico resultante es el capitalismo, sistema económico basado en la propiedad privada en la libre competencia y en la ley de la oferta y la demanda. El Estado debe interferir lo menos posible en cuestiones económicas, el mercado se regula a sí mismo a través de la ley de la oferta y la demanda y genera por sí mismo justicia social; es la tesis básica del liberalismo económico. La libertad económica y la libertad de empresa generarán una sociedad igualitaria y próspera. Buscando nuestro propio beneficio engendraremos una sociedad próspera y justa. El lugar que cada hombre ocupa en la sociedad ya no viene determinado por el origen familiar sino por la valía personal. Este es el ideario de la economía política clásica La sociedad estamental da lugar a la nueva sociedad de clases. Como ya hemos dicho, en la cúspide de la escala social se situarán la nueva burguesía industrial y capitalista. En el otro extremo el proletariado, la nueva clase social que surge del capitalismo y del proceso de industrialización. El proletariado vive hacinado en suburbios alrededor de los grandes núcleos industriales, trabajando de sol a sol por sueldos miserables. La jornada laboral solía ser de 14 horas o más. Se trabajaba los domingos y, por supuesto, no había vacaciones ni seguro de desempleo. Los días que no se puede trabajar por incapacidad o enfermedad no se cobran. Existe el despido libre y se explota a mujeres y niños. Los niños trabajan a partir de los cinco años y muchos eran utilizados para limpiar las estrechas chimeneas de las fábricas o para introducirlos en túneles más estrechos de las minas. La desigualdad social que genera esta sociedad es manifiesta. Marx conoce de cerca la miseria en la que vive el proletariado. Él y su familia malvivieron en un suburbio de Londres durante muchos años, allí vio morir a tres de sus seis hijos. Poco a poco van surgiendo ideas que intentan mostrar la tremenda injusticia de esta situación: socialismo, anarquismo y comunismo son algunas de ellas. Marx participará abiertamente en estos movimientos ideológicos. El manifiesto del partido comunista que escribió en colaboración con Engles fue publicado por primera vez en Londres en 1848. La defensa y exaltación de la libertad será una de las características del romanticismo, una de las corrientes culturales que van a caracterizar el siglo XIX. Dicha corriente va a cuestionar la confianza que la Ilustración había puesto en la razón. Los románticos ensalzarán la Naturaleza y el poder infinito de la subjetividad, del «yo», que vamos a ver reflejado en el idealismo alemán. Autores románticos son Goethe, Chopin, Schumann. Otra de las corrientes culturales del siglo será el realismo y sus derivaciones: el positivismo y el naturalismo. Muchos de los autores denominados naturalistas se dedicarán a describir minuciosamente la situación de penuria en la que suelen vivir las clases obrera. El francés Emile Zola es un claro ejemplo de esto con obras como Germinal. Otros autores importantes de este siglo son: Dickens, Stendhal, Stevenson, Flaubert, etc. CONTEXTO FILOSÓFICO Según señaló Lenin, tres son las fuentes de la obra de Marx: a) la filosofía clásica alemana; b) la economía política inglesa, y c) el socialismo revolucionario francés. Veamos cada una de estas influencias. A. La filosofía clásica alemana. El idealismo alemán suele ser el punto de partida del estudio del marxismo, idealismo, que con raíces en Kant culmina en Fichte y Schelling, y sobre todo en Hegel. El idealismo de Hegel es considerado por algunos como la madurez filosófica y cultural de la tradición occidental iniciada con Platón. Hegel intentó resumir en su sistema todos los esfuerzos de la filosofía por explicar la realidad. La filosofía de Hegel se propone pensar la relación entre Naturaleza (filosofía griega) y Espíritu (filosofía cristiano-cartesiana) para encontrar su unidad interna, para terminar definitivamente con todas las escisiones que los pensadores han introducido en la realidad. Para ello Hegel critica e intenta superar el pensamiento de Kant, que había establecido una insuperable distinción entre: - entendimeinto/razón - fenómeno/noúmneo - ser/deber ser es decir, entre finito/infinito. Hegel se propone restablecer la unidad de lo Finito en lo Infinito y la identidad entre lo Racional y lo Real. El objeto de su filosofía es lo Absoluto, entendido como totalidad. La realidad es el proceso necesario por el cual la Idea, el pensamiento que se piensa a sí mismo, se realiza; la naturaleza y el espíritu humano (con sus diversas producciones) son el campo en el que se manifiesta la Idea eterna. El pensamiento de Hegel es, pues, el Idealismo Absoluto. Conocimiento y realidad son, según Hegel, dialécticos. La dialéctica constituye tanto la estructura de la realidad como la estructura del conocimiento. Es el mecanismo con el que Hegel explica los pasos en que lo Absoluto se transforma en Naturaleza y ésta a su vez en Espíritu, así como los pasos intermedios dentro de ella. La dialéctica es el saber supremo y consiste en el avance de la realidad merced a tres momentos: uno positivo pero limitado (abstracto, tesis); un segundo momento producido por la negación del anterior (antítesis); el tercer momento lo constituye la síntesis superadora de ambos, el momento positivo racional. Marx tomará la idea de que es la contradicción, la oposición la fuerza motriz que hace evolucionar la realidad Una de las críticas de Marx a Hegel es el concepto hegeliano de realidad. Este concepto aparece claramente expresado en una de las frases más conocidas de Hegel: «Lo que es racional es real y lo que es real es racional» (Hegel, Principios de la filosofía del derecho). El idealismo hegeliano, con el que Marx se va a enfrentar, afirma las siguientes cuestiones: - la realidad es Razón, Idea, Espíritu - la Idea o Espíritu determina las diferentes formas de la realidad - La realidad es un sistema racional. Todo esto conlleva a una serie de consecuencias que Marx va a criticar duramente: - el hombre es, fundamentalmente, Espíritu, Idea - la historia es interpretada como regida por el Espíritu - la estructura social y política es valorada por Hegel como plenamente racional Sin embargo, la concepción de Hegel de que tanto la realidad como el conocimiento siguen un proceso dialéctico, será asumida por Marx, ya que ello, en palabras de Engels, constituye «el lado revolucionario de la filosofía hegeliana». A la muerte de Hegel, empezaron a surgir diversos pensadores, algunos de ellos educados bajo el idealismo, que reaccionaban contra las pretensiones del filósofo alemán que, al situar toda la realidad bajo el prisma de la razón, había despreciado sectores de esa misma realidad. Así, utilizando elementos de la filosofía hegeliana se construyeron sistemas filosóficos en los que se sublimaba alguno de los aspectos de la realidad que Hegel había despreciado. - Ante el desprecio hegeliano por los individuos surge el existencialismo de Kierkegaard - Frente al espiritualismo surge el materialismo de Feuerbach, Marx y Engels - Frente al desprecio hegeliano por lo vital surge el vitalismo de Schopenhauer, camino, que con sus variantes, elegirá Nietzsche. Ludwig Feuerbach (1804-1872), uno de los “jovenes hegelianos”, propugna la reforma radical de la filosofía de Hegel aduciendo que su idealismo no es más que teología racionalizada. Su crítica a Hegel, materialismo contra idealismo, puede resumirse en estos puntos: - La base, el punto de partida y la realidad inmediatamente cierta, no pueden ser el pensamiento, sino la vida, lo sensible, la naturaleza originaria, que desde luego no es un producto de la Razón. - La teología no puede ser sino antropología: la religión constituye la esencia inmediata del hombre, pero el objeto de la teología, Dios, no es sino un producto, una proyección del hombre. - Si el hombre considera a Dios como un “ser-otro”, ajeno al hombre, el hombre queda alienado, ya que pone fuera de sí lo que es suyo y se somete a ello1. B.- La economía política clásica. 1 Feuerbach habla de la alineación religiosa. Según este autor el hombre proyecta fuera de sí todas sus potencialidades y las coloca een un ser creado por él : Dios. Posteriormente se arrodilla ante él y lo adora. De este modo el hombre se ve a sí mismo a través de un ser extraño. Adam Smith, Thomas Malthus y David Ricardo, entre otros, son los pensadores básicos de la Economía Política Clásica. Según Stuart Mill, la economía política es una rama independiente de la investigación sociológica que estudia los fenómenos sociales que se producen por la búsqueda de la riqueza, trazando un orden uniforme y constante del fenómeno que hace posible la previsión de las acciones económicas. Adam Smith (1723-1790), catedrático de filosofía moral de Glasgow y amigo de Hume, hace la primera exposición científica de la Economía Política. La riqueza de las naciones está fundamentada en el supuesto de que hay un orden natural, obra de la providencia divina, por el que se garantiza que los intereses individuales coincidan con el interés de la sociedad. Los individuos, esforzándose por conseguir su propio interés consiguen que la sociedad se desarrolle económicamente y alcance su prosperidad y el bienestar de los individuos. Cualquier interferencia política en la actividad económica de los ciudadanos es perniciosa. Sólo la no intervención del Estado en la vida económica puede aumentar la riqueza de las naciones. Smith es el padre del liberalismo económico. Para llegar a dichas conclusiones, Smith investigó el desarrollo del comercio y de la industria en varias naciones, estudiando la formación del capital, su inversión y su distribución, cuestiones a las que Marx dedicará gran parte de su obra. Thomas Robert Malthus (1766-1834) es famoso por haber planteado los problemas del crecimiento de las poblaciones en relación a los medios de subsistencia. En su Ensayo sobre la población señala que la población tiende a crecer en una progresión geométrica, mientras que los recursos económicos lo hacen en una progresión aritmética. David Ricardo (1772-1823) es el autor de Principios de economía política y de impuestos considerada como la obra básica del utilitarismo. Los análisis de Ricardo se centran en la teoría del valor, la relación entre el salario del trabajador y la ganancia del capitalista. Lo que determina el salario es el valor del trabajo, con lo cual se produce una confusión entre éste y el precio de producción: el libre juego de las fuerzas económicas fija el “salario natural”, suficiente para subsistir, que no puede ser aumentado sino a riesgo de provocar un aumento de la población, y por tanto, un aumento de la oferta de mano de obra, con lo cual vuelven a bajar los salarios. Marx tendrá permanentemente como marco de referencia y punto de mira de sus críticas, la justificación del sistema burgués del liberalismo económico realizada por los teóricos de la economía política. C. El socialismo utópico. El movimiento obrero propiamente dicho apareció en Inglaterra, de forma paralela al nacimiento de las grandes industrias, pero fue en Francia -como fruto del ambiente que dio origen a la Revolución francesa- donde se desarrolló la ideología socialista, que Marx llevó hasta su expresión científica o revolucionaria. A este primer socialismo se le llama utópico, porque frente a los males sociales diseña una sociedad ideal, libre de conflictos políticos, sociales o económicos. Sus pensadores principales son: el conde de Saint-Simón y Charles Fourier de Francia y Owen en Inglaterra. Saint-Simón (1760-1825), creció en la atmósfera cultural de la Ilustración, formuló claramente que el problema obrero era el más importante de la época y que había que terminar con aquella situación de explotación mediante la organización de una nueva sociedad, dirigida por los empresarios, los ingenieros, los artistas y científicos, y basada espiritualmente en un nuevo cristianismo propulsor de la fraternidad universal. No es posible el igualitarismo, la riqueza ha de distribuirse según las capacidades. Charles Fourier (1722-1837) ideó la organización de la sociedad en comunidades llamadas “falansterios”, grupos no demasiado numerosos donde los individuos podrían desarrollar al máximo sus capacidades y alcanzar la mayor felicidad, desarrollando un trabajo variado y atractivo, estableciendo el amor libre y múltiple. Habitación, alimento, diversiones y servicios serían colectivos. Todos serían propietarios y las desigualdades fundamentales serían suprimidas. En Inglaterra, Robert Owen (1711-1858), influenciado por la crisis económica de 1815, consideraba que era preciso poner fin a la situación de injusticia y regenerar el mundo. Para ello propone una mejora de la legislación laboral y la creación de comunidades obreras autosuficientes. Sus proyectos en Gales no recibieron los subsidios necesarios. Se trasladó a América del Norte y fundó una colonia socialista en Illinois que fracasó. De nuevo en Gran Bretaña impulsa el movimiento obrero y el cooperativismo. Su pensamiento derivó, finalmente hacia una especie de mesianismo relacionado incluso con el espiritismo. Aunque no es un socialista utópico vamos a hacer una breve referencia a Proudhon (1809-1865). Proudhon es el inspirador del anarquismo la otra gran corriente, junto al comunismo, del movimiento revolucionario del proletariado. Este autor es conocido por su frase sobre la propiedad: «La propiedad es un robo». La propiedad que Proudhon fustiga es la que no se deriva del trabajo propio, es decir, la propiedad de los medios de producción. Estos medios tienen que ser comunes; es legítimo, sin embargo, poseer los frutos del trabajo ya que de no ser así, resultaría amenazada la autonomía e independencia del trabajador, valor supremo del sitema de Proudhon, en nombre del cual se opuso a todo sistema socialista y comunista, a los que acusa de autoritarios: la autoridad que estos introducen para evitar las desigualdades elimina la libertad. Proudhon, Bakunin y Kropotkin propugnan una situación de completa libertad, con la eliminación de toda autoridad y del Estado. Nunca se llega a una sociedad absolutamente perfecta, pero hay que estar en camino constante hacia ella. La ruptura de Marx y Proudhon es considerada como el punto de partida o el símbolo de los largos enfrentamientos entre las tradiciones anarquista y comunista. ACTUALIDAD No se puede negar que la obra de Marx ha influido de manera poderosa en toda la historia del siglo XX. Sin su teoría no se entiende la Revolución rusa y todo lo que ella trajo consigo: la división del mundo durante la segunda mitad del siglo XX en dos grandes bloques y la guerra fría pareja a dicha división. Prácticamente todos los movimientos revolucionarios del siglo XX están inspirados, de una forma u otra, en el marxismo. El movimiento obrero en Europa y todos los partidos comunistas tanto de Europa como del resto del mundo son deudores del pensamiento marxista. Hasta que punto estos movimientos y el sistema comunista implantado en la antigua U.R.S.S haya sido un fiel reflejo de las teoría de Marx o por el contrario haya sido su gran traición es una cuestión no zanjada teóricamente. Aunque nadie niega que la abolición de la propiedad privada en los llamados países comunistas, pasando a estar controlada por el Estado, no ha supuesto una mayor libertad para el individuo sino más bien todo lo contrario. El énfasis puesto por Marx en la estructura económica de la sociedad supuso un cambio radical en muestra manera de interpretar la historia y al hombre. Aunque no se esté de acuerdo con Marx en que la superestructura económica viene absolutamente determinada por la infraestructura, hoy en día no se entiende ningún análisis de la sociedad y de la historia sin hacer referencia al factor económico como uno de los que determinan dicha sociedad. Aunque hoy en día la mayoría de los autores no cree que la evolución de la sociedad, la ideología, la literatura, el arte y la ciencia esté enteramente condicionada por la economía, nadie niega su influencia. Ahora que sufrimos otra de las crisis del sistema capitalista, aunque un capitalismo financiero y no industrial como el que Marx conoció y del que habló, quizá sería bueno revisar algunos de los elementos de su teoría.