FACULTAD DE BELLAS ARTES DE SAN CARLOS UNIVERSIDAD POLITÉCNICA DE VALENCIA Joan Llavería: Profesor Titular Dep. Escultura. Decano de la Facultad Elías Pérez: Profesor Titular Dep. Escultura. Vicedecano Ordenación Académica Eulalia Adelantado: Profesora Titular Dep. Comunicación audiovisual, Documentación e Historia del Arte. Vicedecana de Planificación y Relaciones con Empresas TITULO COMUNICACIÓN: Las enseñanzas de Bellas Artes y su adaptación continua en el contexto universitario: retos y actuaciones previstas para el futuro inmediato. 1. Antecedentes: Plan de estudios Primera evaluación tras su aplicación: Documento sobre el estado de la docencia. 2. El Consejo Docente como órgano interdepartamental encargado de evaluar y diseñar propuestas encaminadas a la mejora de la calidad docente. La coordinación de profesores por ciclos, áreas y líneas de intensificación. Implicación del profesorado en el proceso de evaluación y mejora general de la docencia. La coordinación de profesores por ciclos, áreas y líneas de intensificación. Implicación del profesorado en el proceso de evaluación y mejora general de la docencia. 3. Evaluación del plan de estudios vigente: Acciones concretas. Articulación de un tronco formativo común Diversificación curricular vinculada al enfoque profesional Proyectos y proyecto fin de carrera Actividades extraacadémicas 4. La conexión con la sociedad: Prácticas en empresa e instituciones. 5. Algunos recursos y técnicas didácticas. A MODO DE INTRODUCCIÓN: ANTECEDENTES Y SITUACIÓN ACTUAL. A lo largo de la historia la práctica artística ha estado sujeta a continuos cambios más o menos rápidos. Evoluciona con la sociedad que la produce y acoge, se constituye en modelo cultural y como tal, contiene en su interior la semilla de su decadencia y destrucción. Para con la crisis más o menos profunda, permitir la emergencia de otras propuestas que, paulatinamente se establecerán como modelos. Consolidación que a su vez marcará inexorablemente, el inicio de una nueva crisis. Los motivos pueden ser variados, pero lo que parece ser cierto es la estructuración de los cambios y el carácter transicional de los mismos, aún cuando estos puedan mostrarse como auténticas rupturas. También podemos observar, estrategias de validación o recuperación de modelos superados en el seno de los emergentes, legitimando históricamente lo nuevo. Desde finales del siglo pasado y principios de éste, el movimiento de emergencia, consolidación y crisis, se ha acelerado, casi como elemento definitorio de nuestra época. El movimiento ha sido sustituido por la aceleración y la linealidad espacio-temporal por la convivencia de diferentes propuestas artísticas. En este contexto, las instituciones artísticas han apostado por posturas que oscilan del marco seguro de la academia, como reproductora de modelos consolidados, a otras apuestas, no sólo de enseñanza de lo nuevo, sino de participación activa en el impulso de lo emergente. No parece fácil la tarea docente que debe recoger e incentivar el conocimiento y experimentación de lo nuevo y al mismo tiempo no dejarse llevar por los atractivos torbellinos de modas más o menos pasajeras. Concebir una docencia artística que estructure adecuadamente los conocimientos heredados y al mismo tiempo sea capaz de responder con agilidad a las demandas de su época, fomentando en todo momento la formación integral del alumno a través del desarrollo de la creatividad, parece ser la dirección adecuada y el gran reto de la docencia artística en la actualidad. Las facultades de Bellas Artes no son las únicas instituciones que en la actualidad se dedican a las enseñanzas artísticas, ni excluyen otras, sino más bien pueden actuar como catalizadoras de estas enseñanzas. Se definen dentro del marco universitario español como el contexto idóneo para ofrecer una enseñanza integral, amplia y actualizada, que dé respuesta a las expectativas de la sociedad que la acoge. La Facultad de Bellas Artes de San Carlos de Valencia La antigua escuela de Bellas Artes creada en 1753 y posteriormente sancionada como academia por el Rey Carlos III en 1768 fue regulada como escuela superior en 1934, ubicada en el centro de la ciudad entre la Calle Museo y el viejo cauce del río Turia, sede común durante muchos años de la real Academia de Bellas Artes y del Museo de Bellas Artes de Valencia. Transformada a Facultad en 1971 e integrada en la Universidad Politécnica en 1978 se trasladó a su actual ubicación en el Campus de Vera en 1984. Con la Ley de Reforma Universitaria de 1983 se establecía el nuevo marco legal para las instituciones universitarias desarrollando su proceso constitutivo, en la Facultad de Bellas Artes de Valencia se efectúan algunos cambios estructurales, creándose en 1986 los departamentos y las áreas de conocimiento. En este marco evolutivo se ha desarrollado un proceso de renovación y adecuación de los planes de estudio, primero con el plan de 1982, que modifica las asignaturas y contenidos heredados de los planes de estudio de la Escuela de Bellas Artes vigentes desde 1942, y por último con el actual Plan de Estudios aprobado en 1993. La sociedad contemporánea demanda de los licenciados en Bellas Artes funciones cada vez más complejas en numerosos campos de desarrollo y niveles de aplicación, es por ello que la Facultad debe responder a este conjunto de expectativas con una diversificación curricular articulada que garantice el amplio marco de aplicación profesional. En primer lugar la formación integral de artistas plásticos como núcleo fundamental de experimentación e innovación, así como la capacitación al más alto nivel en numerosas aplicaciones profesionales de nuestro campo de conocimiento, atendiendo también a la preparación cualificada en la conservación del patrimonio histórico artístico o la formación de profesorado para los distintos niveles de la enseñanza artística, fomentando la reflexión teórico-estética sobre el arte y la sociedad y recogiendo las aplicaciones para el territorio artístico e industrial de las últimas tecnologías de generación y manipulación de imagen. El Plan de Estudios de 1993 se establece como herramienta que estructura la docencia para satisfacer las demandas de la sociedad actual y se propone, además, establecer por primera vez unos contenidos mínimos homogéneos para todas las facultades de Bellas Artes de España. Se intentan corregir los defectos detectados en el plan anterior, como la excesiva fragmentación de las materias, los cursos sobrecargados y la falta de articulación entre ellos. El nuevo Plan de Estudios tiende hacia una flexibilización de la enseñanza por encima de las especialidades. Desaparece el concepto de "curso", que es sustituido por un primer ciclo con una duración de tres años, donde el alumno deberá realizar 225 créditos y, un segundo ciclo de dos años, donde deberá realizar 150 créditos, estableciéndose un periodo mínimo de escolaridad de cinco años. Al comparar los planes de estudio del 82 y el actual del 93, observamos en éste último una reducción de las horas docentes por alumno y año, el alumno cursará una media anual de 75 créditos. Reducción que a primera vista nos puede parecer que implique carencia de enseñanzas, pero que, con la nueva estructuración de asignaturas de carácter diversificado, fomenta el diseño curricular del alumno, al ofrecerle la posibilidad de desarrollar su propia línea de trabajo mediante la elección de asignaturas optativas. Permite también, que el alumno pueda participar en actividades tan vinculadas al ámbito académico, como son las conferencias, seminarios, talleres, encuentros, exposiciones, etc., necesarias para la formación integral y actualizada del alumno. Las asignaturas se estructuran en el nuevo Plan de Estudios en cuatro tipos. Aquellas cuyos conocimientos se consideran básicos y necesarios para todos los estudios de Bellas Artes en todas las facultades de España, se las denomina asignaturas troncales, vienen definidas desde el Ministerio de educación y su distribución es equitativa a cada una de las áreas de conocimiento. Estas asignaturas deben cursarse por todos los alumnos, el mismo carácter tienen también tienen las asignaturas obligatorias, cuyos contenidos se definen por cada uno de los centros, que de este modo completan y matizan la troncalidad marcada por el Ministerio. El resto de créditos los cursará el alumno en asignaturas optativas y de libre elección; las primeras las elige el alumno de un total que oferta la Facultad adscritas a diferentes áreas de conocimiento y departamentos, las segundas se ofertan desde otros centros y complementan la optatividad. Las asignaturas optativas presentan la gran novedad de éste plan, permiten que el alumno elija de entre un amplio número de asignaturas ofertadas por el centro, convirtiéndose en agente activo al diseñar su propio curriculum y el grado de especificidad del mismo. La optatividad fomenta la interdisciplinariedad en la horizontalidad, permitiendo la configuración de bloques de intensificación a partir de líneas de trabajo con materias próximas o complementarias, que pueden coincidir o no con las áreas de conocimiento establecidas. El carácter de estas asignaturas permite, que la oferta general de asignaturas del centro esté en constante evolución y adaptación continua a las situaciones y demandas nuevas. Por otra parte, al existir un número mayor de asignaturas aprobadas en el nuevo plan de las que en realidad se pueden ofertar, ofrece la posibilidad de crear una dinámica que hace viable el reciclaje del profesorado. Fomenta en definitiva, una docencia activa e incentivada por parte del profesor y del alumno. Con la implantación del nuevo Plan de Estudios a nivel de centro, se esperaba cubrir una serie de objetivos para la mejora cualitativa de la docencia en la Facultad. Como plan docente universitario que es, debe mostrarse ágil de reflejos para responder adecuadamente a las demandas sociales de cada momento mediante una continua adaptación a la realidad social, revisando los programas y la oferta general de asignaturas optativas, y proporcionando al alumno contenidos nuevos, acordes con el desarrollo del arte contemporáneo y las aplicaciones profesionales de nuestro campo de conocimiento. Fomentar la interdisciplinariedad necesaria para una formación integral del alumno, acorde al carácter del Plan de Estudios y presente constantemente en la práctica artística actual. Mediante una enseñanza fundamentalmente práctica, basada en una metodología individualizada, debe potenciar el aprendizaje de habilidades y la utilización de tecnología especializada, para formar profesionales capaces de adaptarse a las múltiples necesidades que el alumno encontrará en su ejercicio profesional. Características de los alumnos. El objetivo de todo proceso didáctico se centra en la formación del alumno, en consecuencia no podemos tener en cuenta solamente quién educa y qué debemos enseñar, sino también las características de quién aprende. Debemos descubrir sus necesidades personales y motivacionales, el nivel de conocimientos previos, los estilos de aprendizaje, el entorno socio-cultural en el que se desenvuelve, etc. El perfil del alumno que ingresa en la Universidad española para iniciar sus estudios, está condicionado por dos hechos importantes: la masificación a que se halla sometido en los primeros cursos de carrera que ha seleccionado y el esfuerzo que le supone la adaptación al ámbito universitario, en un tipo de enseñanza básicamente experimental, ya que generalmente tiene una preparación general con bajo nivel de conocimientos específicos. El alumno que ingresa en la facultad de Bellas Artes de Valencia, presenta un perfil psicológico un tanto diferenciado, al menos al compararlo con el de otras escuelas o facultades de la Universidad Politécnica, aunque del mismo modo podemos encontrar todo tipo de variables y nivel de preparación. Algunos alumnos inician prácticamente desde cero el aprendizaje, movidos por una inclinación hacia las Bellas Artes y generalmente con buena actitud. Otros presentan un inequívoco anhelo profesional e incluso se han procurado cierto grado de preparación, por desgracia no siempre adecuada. Tal vez han seguido algún curso preparatorio, generalmente de técnicas básicas, o bien han ejercitado una formación autodidacta que, en ocasiones, puede facilitar la enseñanza, pero que también genera vicios de difícil corrección. Estos alumnos cuentan con una fuerte motivación hacia el aprendizaje y muestran una gran exigencia hacia la calidad de la enseñanza. Por último también nos encontramos algunos alumnos que sólo buscan el título como status cultural o medio de promoción y otros que, rechazados en otras carreras, han elegido ésta como segunda opción. Pero inicialmente nos encontramos con un alumno que aún mantiene los patrones de conducta de la enseñanza secundaria (aunque como se desprende del párrafo anterior no podemos en ningún momento generalizar), con una predisposición general a entender los ejercicios como “deberes” -en cierto modo impuestos- que hay que superar por la lógica de las calificaciones. Le suele dificultar comunicarse con el profesor y se siente desorientado (especialmente al principio), además las diversas disciplinas no se suelen ajustar a las expectativas de aprendizaje que espera recibir. Ahora bien, durante el primer año, se perfila este tipo de comportamiento y progresivamente el alumno va ganando en preparación estética, práctica y conceptual; al llegar a segundo año, su integración académica ya es notable y toma conciencia de su condición universitaria. La formación en los primeros años, con asignaturas troncales y obligatorias es básica y complementaria entre diferentes áreas de conocimiento (Pintura, escultura, Dibujo, Grabado, Historia del Arte ..), por lo que el estudiante va adquiriendo una formación artística amplia. Con la elección de asignaturas optativas, que en nuestra facultad suele comenzar el segundo y sobre todo el tercer año, es cuando el alumno decide por -propia voluntad- aquellos conocimientos que quiere priorizar y otros que quiere descartar. Generalmente, al principio, ante la necesidad de elección se produce una actitud de duda e incertidumbre, tanto por lo que se escoge como por lo que no se quiere dejar, si bien, una vez confirmada su elección, la actitud del alumno ante la enseñanza cambia substancialmente respecto a cursos anteriores. Ahora posee la experiencia de éstos y puede reflexionar sobre sus motivaciones, preferencias y en definitiva sobre la formación que desea que ha elegido conscientemente. En el momento a que nos referimos, hemos podido observar criterios diferenciados a la hora de elegir asignaturas optativas, dibujándose en principio, dos líneas que parecen divergentes. Por una parte, están aquellos alumnos que se consideran en una etapa de absorción y de preparación multidisciplinar, por lo que prefieren escoger asignaturas variadas que les ofrezcan una formación amplia y diversificada. Por otra parte, están los alumnos con una definición mayor, que suelen seleccionar asignaturas dentro de un marco de conocimiento mas o menos amplio pero tendente ya a la especialización. Además, aunque en estos cursos son los menos, se puede observar alumnos que eligen guiados por otras motivaciones como por ejemplo, la vinculación de la asignatura con posibles salidas profesionales o la preparación y personalidad del profesor, etc. Por tanto, observando la tendencia de elección de asignaturas optativas en los últimos años, no hemos podido determinar una estructura o patrón estable -salvo las líneas generales apuntadas- sobre la motivación de los alumnos a la hora de elegir asignaturas. Si bien parece deberse exclusivamente a criterios individuales, debemos señalar que sufre flujos y oscilaciones por cursos, que responden según las ocasiones, a modas extrauniversitarias, a condicionamientos socioeconómicos, a comentarios entre compañeros, o simplemente a la ubicación horaria. Resumiendo, si bien hemos podido comprobar, que los criterios de selección que utiliza el alumno a la hora de matricularse en las asignaturas optativas, responden a motivaciones muy diferenciadas, partimos al menos de un denominador común: la libre elección. Esto implica un interés de partida por la materia concreta y supone una predisposición y motivación inicial superior a la que existe con respecto a las asignaturas obligatorias. Nuestra función, en todo caso, es fomentar la comunicación, para descubrir estas motivaciones y para orientar y potenciar en cada uno de los alumnos, su propia autorrealización expresiva en el amplio campo de aplicaciones de la creación plástica. Noción de interdisciplinariedad "La interdisciplinariedad es considerada como la correlación de dos o mas disciplinas distintas, desde el simple intercambio de puntos de vista, hasta la interacción de principios directivos, de metodología, de terminologías, de procedimientos, de datos, etc., y como la organización conjunta de la investigación y la enseñanza."i Las disciplinas artísticas son manifestaciones culturales de estrecha implicación unas con otras, donde se interrelacionan factores no ya solo artísticos, sino también sociales, económicos, geográficos, étnicos, etc. de modo que la identidad de cada arte se cuestiona no sólo por las contaminaciones , sino también por su evolución interna en diferentes culturas y épocas. El sentido dinámico y evolutivo de la conciencia artística, hace que los conceptos de "especificidad" e "interdisciplinariedad", no sean elementos fijos sino complementarios y de continua formación. "El arte es simultáneamente único y múltiple: su unidad viene dada por la supremacía de la orientación estética, común a todas las manifestaciones artísticas; la multiplicidad se desprende tanto de la variedad de materiales como de la diversidad de objetivos especiales de las distintas ramas de la creación artística". Cuando nos referimos al concepto de interdisciplinariedad no lo hacemos en un sentido que implicaría cierta traducibilidad de las artes a medios que en principio no le son propios, sino a aquellas aproximaciones que hacen hincapié en el carácter activo que genera los lenguajes, donde ya nos es un pensamiento externo el que genera un lenguaje sino a la inversa, de este modo puede existir "igualdad de estructura en diversidad de medios". Como por ejemplo, en la aplicación de las ideas pitagóricas y platónicas de "euritmia" en monumentos griegos, armonía en lo arquitectónico y en lo escultórico, que se extiende a la estructura musical y a las tragedias griegas. La noción de intertextualidad mencionada por Calabresse, que ha renovado el análisis de las relaciones interdisciplinares entre las artes, ampliando el concepto de "intertextualidad", definido como "la presencia efectiva de un texto en otro" desde el campo literario al plástico. Para él, cada obra artística como generadora de una teoría, no se detiene tanto en el posible significado o intencionalidad, sino en las razones desde donde se crea el discurso. Las disciplinas artísticas no pierden su identidad porque se relacionen entre sí, muy al contrario, su identidad puede generarse a partir de su propia interconexión, "(...) el arte aprende a sentir de un modo nuevo sus recursos formales y a ver su material desde una perspectiva inhabitual ; al mismo tiempo el arte no deja de ser él mismo, no se confunde con el arte vecino, sino que únicamente alcanza, mediante el mismo procedimiento, efectos diferentes o utiliza diferentes procedimientos para lograr los mismos efectos". "Hay que despertar, desde el nivel propedéutico, el sentimiento de la complementariedad de las disciplinas y mantener al estudiante durante toda su formación en un estado de vigilancia interdisciplinar, es decir, de presencia de espíritu respecto al entorno epistemológico total " Una enseñanza pluriinterdisciplinar, que pondría las bases para una actividad creadora liberada del mito de la especialización científica: "La especialización ilimitada de las disciplinas científicas desde hace doscientos años ha llevado a una creciente fragmentación del horizonte epistemológico". A fin de cuentas, el científico especializado es el que, a fuerza de conocer más de un objeto cada vez menos extendido, acaba "conociéndolo todo acerca de nada". "La clave del debate no es, como podría creerse, una simple cuestión de organización de los estudios ; se trata del sentido mismo de la presencia del hombre en este mundo." Interdisciplinariedad que consideramos fundamental para, desde las enseñanzas de bellas Artes, como práctica creadora liberada de las esclavitudes hacia un medio o tecnología concreta, situarse sobre la fragmentación hiperespecializada posibilitando de este modo, un tipo de pensamiento general basado en la ética de los actos creativos y fundamental para ejercer una crítica consciente en todas las facetas del acontecer contemporáneo. Arte, tecnología y docencia La introducción de las nuevas tecnologías en las enseñanzas artísticas, ha desencadenado (y por el ritmo evolutivo de ambas, continuará haciéndolo), unas transformaciones sin precedentes en la enseñanza del arte. Junto a una ampliación continuada de los límites de las disciplinas artísticas, se ha ido transformando también la figura del profesor y las características de su labor docente. En esta ampliación y transformación que no podemos sino considerar un proceso sin límites, los medios audiovisuales y la variedad de tecnología que alrededor suyo se ha desarrollado, han jugado y juegan un papel primordial. Nuestra facultad no ha permanecido ajena a estos cambios y nuestra docencia necesariamente vinculada al transcurrir contemporáneo, ha debido asimilar los desafíos que suponen la integración crítica de las nuevas aplicaciones que surgen como consecuencia de los avances tecnológicos. Se ha ampliado la noción de oficio, de modo que se trata no sólo de desarrollar un aprendizaje técnico, sino además, animar un conjunto de disposiciones que favorecen la expresión de la creatividad y la actitud para ejercer actividades diversas. Un error académico consiste en creer que la técnica es suficiente para hacer al artista, o su reverso, la ilusión vanguardista consistente en creer que la técnica no hace nunca al artista, y que en todo caso lo limita. Nuestra docencia al trabajar con la tecnologías audiovisuales, debe dirigirse al desarrollo de una pedagogía del despertar, esta noción debe basarse en la revisión crítica de las diversas posibilidades técnicas, como un conjunto de disposiciones que favorezcan la creatividad y la actitud para ejercer actividades diversas. La tecnología produce máquinas cada vez más sofisticadas, más complejas y eficientes, que facilitan al máximo su uso, pero que hacen mas difícil e incomprensible el conocimiento de sus estructuras de funcionamiento; conocimiento que sólo es posible por cada vez más minúsculas parcelas de conocimiento. Se produce la hiperespecialización en microtareas, se generan lenguajes muy restringidos y específicos de pequeños sectores profesionales, mientras que paralelamente, la industria del entretenimiento impone un consumo masivo de objetos cuyo lógica interna nos es desconocido. Parece pues, que nos proponemos una tarea imposible al abordar tecnologías diferentes que implican aspectos conceptuales y técnicos muy diversificados, si bien, nuestra práctica docente y profesional, nos induce a creer, que desde el particular punto de vista de una práctica interdisciplinar en escultura, basada en la idea de proyecto, es posible huir de la hiperespecialización. Formar alumnos capaces de establecer macroestructuras operativas, donde se pueden adecuar de modo ordenado, las tecnologías, sus mecanismos operacionales, sus características potenciales y el conocimiento de los lenguajes instituidos. Generar por una parte, la humanización de los medios, que hace posible la creación expresiva, a su vez, como objetivo general, formar personas capaces de analizar críticamente, situarse éticamente, en una época que se distingue por el hecho de la hipersaturación de información. Se ha generado una pantalla de productos tecnológicos de tal envergadura, con discursos paralelos atemporales, aculturales, sincrónicos, que en cierto modo imposibilita la construcción de pensamientos integradores. Nuestra época en definitiva, no puede pensarse sin la tecnología, por ello es especialmente necesario el conocimiento del operar tecnológico, para contrarrestar la tendencia del usuario a convertirse en una terminal de una cadena de receptores de información. Deberemos evitar por lo tanto, que el peso del aprendizaje, la fascinación por la herramienta, no sirva como fin privilegiado, que el oficio y la receta no sustituyan al lenguaje como instrumento privilegiado de conocimiento de lo real. Desde la revolución industrial, el arte se ha interesado por los avances tecnológicos que se han ido produciendo, esta relación ha dependido primero de la fascinación por la máquina y luego por la electrónica. La tradición modernista europea nos ofrece al menos tres imágenes distintas de la máquina: el futurismo fue fascinado por las cualidades poéticas y éticas y por el vértigo de la velocidad; el dadaísmo y luego el surrealismo introducen el humor cáustico, poniendo de manifiesto los efectos turbadores, inquietantes e inconscientes del artefacto mecánico; finalmente los constructivistas destacan los aspectos sociales y arquitecturales de la máquina. Hay artistas que buscan una aplicación más amplia de los procedimientos tecnológicos, la sensible atracción por la máquina deja entonces su sitio a un profundo conocimiento de las técnicas de producción punta y de su eventual utilización en nuevas materializaciones de las obras de arte. El arte ha estado siempre vinculado de uno u otro modo al discurrir científico como organización del pensamiento, y a la tecnología como aplicación de ese pensamiento científico. Vinculación a nivel de los planteamientos mismos de la obra, de su función en una época determinada como objeto de conocimiento y también referida a los materiales y técnicas empleadas para la materialización de ese pensamiento. Estos dos niveles se producen también en la relación con los medios audiovisuales; por un lado, la influencia de los medios de información como coadyuvantes para la formación del ser y pensar característico de nuestra época, que conforma el universo cultural en el que nos desenvolvemos como personas y como artistas; por otra parte, en cuanto que medios tecnológicos capaces de crear, recrear e interpretar una imagen del mundo, como materia de experimentación y materialización. La continua evolución de la tecnología en el momento actual, la rápida industrialización e inmediata aplicación de las innovaciones y las características de sus repercusiones al implantarse de forma generalizada en numerosas actividades de nuestra existencia, obligan a pensar continuamente nuestro tiempo. Nos obliga pues a estar en un constante proceso de aprendizaje, asimilación y estructuración de conocimientos provenientes de campos muy dispares, desde el análisis de estructuras culturales o institucionalización de los discursos, al saber hacer técnico concreto de una determinada herramienta tecnológica. El profesor de bellas Artes en definitiva, debe estar continuamente en un proceso de reciclaje continuo en todas las esferas que componen su campo de conocimientos, así como definir constantemente su ubicación en ese magma cambiante, su implicación con respecto a este saber general que define la época.