CUADRANTEPHI No. 26-27 2013, Bogotá, Colombia Lógicas de primer y segundo orden Alonso Zela Facultad de Filosofía y Letras Universidad de Buenos Aires Buenos Aires — Argentina [email protected] Resumen En el presente trabajo me propongo retomar un debate interesante dentro de la literatura de la lógica filosófica, a saber, la querella lógica de primer orden vs. lógica de segundo orden. Expondré esta ‘rivalidad’ desde una nueva perspectiva que tiene como requisito entender la lógica qua ciencia en sentido kuhniano. Si bien mi enfoque no pretende tomar estas lógicas como en disputa, me inclinaré a favor de una de las lógicas, luego de presentar un resultado metafilosófico que considero pone en un puesto muy superior a una de la lógicas en relación con la otra. Abstract In this text I will approach to an interesting debate within the philosophy of logic, to wit, the dispute first-order logic versus second-order logic. I will expose this rivalry from a perspective that demands understanding logic as a science in the sense Kuhn uses this term. Even though my approach may understand this logics as if in a dispute, I will lean to one of this, after presenting a meta-philosophical result which puts a kind of logic way above the other 1 CUADRANTEPHI No. 26-27 2013, Bogotá, Colombia 1. Un poco de historia En el campo de las disciplinas científicas, cuando se habla de lógica (filosófica o matemática), esto es, de un lenguaje artificial “perfecto”, está establecido, por circunstancias históricas, que nos refiramos siempre a la lógica de primer orden o cálculo de predicados. Esta lógica nació luego de ser la vencedora de un conflicto histórico sucedido en los albores de la primera mitad del siglo XX. Su victoria le permitió asegurarse el derecho a aislarse como sistema digno de ser estudiado independientemente gracias al descubrimiento de ciertas pro- piedades metateóricas interesantes que poseía y de las cuales su predecesora y rival carecía. 1.Un poco de historia En el campo de las disciplinas científicas, cuando se habla de lógica (filosó- fica o matemática), esto es, de un lenguaje artificial “perfecto”, está establecido, por circunstancias históricas, que nos refiramos siempre a la lógica de primer orden o cálculo de predicados. Esta lógica nació luego de ser la vencedora de un conflicto histórico sucedido en los albores de la primera mitad del siglo XX. Su victoria le permitió asegurarse el derecho a aislarse como sistema digno de ser estudiado independientemente gracias al descubrimiento de ciertas pro- piedades metateóricas interesantes que poseía y de las cuales su predecesora y rival carecía.2 2. LPO La lógica de primer orden (LPO), o también conocida hoy como «lógica estándar», puede decirse, con cierta precaución, que comienza o surge cuan- do generalizamos proposiciones, es decir, desde un punto de vista gramatical, cuando anteponemos adjetivos a sustantivos comunes (o de primer orden). Tómese el caso de: «Todos los números son pares o impares».3 Logica- y estructuralmente hablando, el paso anterior se conoce como la introducción o generalización de cuantificadores4 . Este paso por trivial que pueda aparentar trae consigo una de las características más importantes de los lenguajes de pri- mer 2 CUADRANTEPHI No. 26-27 2013, Bogotá, Colombia orden, a saber, el incremento en poder expresivo con respecto a lenguajes de orden menor a 1, esto es, lenguajes proposicionales o cálculos conectivos. Esto significa que, por ejemplo, la proposición de primer orden «Todos los números son pares o impares» implica todas sus instancias, es decir, «Uno es par», «Dos es par», «Tres es par», . . . etc., sin embargo, es un hecho interesante que la in- versa no se cumpla, o sea, que las infinitas oraciones no sean equivalentes a la proposición de primer orden5 . La idea lógica detrás de este fenómeno es que una oración cuantificada en primer orden no es equivalente al conjunto de todas sus instancias, o, dicho de otra manera, el conjunto de todas sus instancias no agota en igual magnitud o proporción todo el recorrido que efectúa el cuantificador universal, “∀”, sobre el dominio de discurso. Dos argumentos se presentan ante este caso, uno ‘intui- tivo’ y otro técnico. El primero afirma que mientras el cuantificador universal nos asegura un recorrido por todos los números naturales, no es el caso que las instancias y en particular ‘. . . ’ nos aseguren una representación completa de los números. Esto es, no hay garantía de que estemos hablando de todos los números naturales. El argumento técnico, en cambio, señala que la razón se encuentra en que la oración de primer orden no puede satisfacerse en ningún universo finito, sino sólo en uno del tamaño de los números naturales, N, esto es, en un universo infinito. 2.1. Propiedades de LPO Es interesante que a la hora de pasar a hablar sobre las propiedades me- tateóricas de LPO nos refiramos a los siguientes resultados como “teoremas limitativos”. Estos resultados se cumplen sólo para lógicas de orden igual a 1. La lógica de segundo orden con semántica estándar —de la cual hablaremos a continuación— no posee estas propiedades. El resultado técnico por antonomasia de LPO y que le valió su “indepen- dencia” es el «Teorema de completud», cuya prueba fue la tesis doctoral de Kurt Gödel en 1929. Este resultado presenta un sistema deductivo para LPO que es completo, 3 CUADRANTEPHI No. 26-27 2013, Bogotá, Colombia sólido (correct) y efectivo. Técnicamente, se entiende que una fórmula válida en todos los modelos de la lógica clásica será deducible de los axiomas y reglas de inferencia previamente especificados, o, dicho de otro mo- do, que el conjunto de las fórmulas válidas es igual al conjunto de las fórmulas demostrables: las fórmulas válidas resultan ser teoremas, y viceversa. Esto, pues, demuestra que existe una estrecha conexión entre la validez semántica y la demostrabilidad sintáctica de las fórmulas de LPO. Un corolario del Teorema de completud es que LPO sea compacta. El Teore- ma de compacidad establece que para todo conjunto Γ de fórmulas de primer orden, si todo subconjunto finito de Γ tiene modelo, entonces Γ mismo tiene modelo. Otro grupo de resultados limitativos son los Teoremas de Löwenheim- Skolem. La versión descendente o fuerte de este teorema establece que si Γ es un conjunto finito o contable de fórmulas de primer orden que tiene un mo- delo cuyo dominio es infinito, entonces Γ tiene un modelo cuyo dominio son los números naturales, esto es, un modelo (con dominio) contable. La forma generalizada de entender esta versión apunta a que sea Γ cualquier conjunto satisfacible de fórmulas de primer orden, Γ tendrá un modelo cuyo dominio no sobrepasará lo finitamente contable o la cardinalidad de Γ, aquel que resulte de mayor tamaño. La versión ascendente del Teorema de Löwenheim-Skolem establece que si Γ es un conjunto de fórmulas de primer orden tal que para todo número natural n, Γ tiene un modelo cuyo dominio tiene a lo sumo n elementos, entonces para todo cardinal infinito k, Γ tiene un modelo cuyo dominio tiene cardinalidad de por lo menos k, o sea, k ≤. La conjunción de ambas versiones del Teorema nos permiten formular una versión generalizada que tiene la siguiente forma: si Γ es un conjunto contable de fórmulas de primer orden que tiene un modelo cuyo dominio es infinito, entonces Γ tiene un modelo cuyo dominio es infinito de todas las cardinalidades. Lo que en primer lugar derivamos como consecuencia de los Teoremas de Löwenheim-Skolem son la existencia de modelos no estándar. Por modelo no estándar nos referimos a interpretaciones no pretendidas de estructuras o teorías matemáticas. Cuando, p. ej., la aritmética de Peano (PA) es formuladas en un 4 CUADRANTEPHI No. 26-27 2013, Bogotá, Colombia lenguaje de orden uno, esta será necesariamente no categórica. Que PA1 no sea categórica significa que no podremos distinguir formalmente a los elementos que eran distinguibles en el ámbito pre-formal, a saber, en la estructura pretendida. Dicho de otro modo, habrán estructuras que satisfagan los axiomas de PA pero que no tengan la siguiente forma: 0, 1, 2, 3, . . . . Este fenómeno se debe particularmente a que las estructuras o teorías clásicas de la matemática formuladas en primer orden, la cardinalidad se vuelve algo relativo, y ello debido a los Teoremas de Löwenheim-Skolem: el dominio del modelo no tendrá una cardinalidad determinada sino que podrá tomar cualquier cardinalidad.6Otra “propiedad” metateórica de LPO, aunque menos conocida, fue descu- bierta más tarde por George Kreisel en «Informal rigour and completeness proofs». El objetivo de su artículo era arremeter en contra de la postura positivista en torno a los fundamentos de la matemática favoreciendo un enfoque, digamos, “old school”, es decir, uno más cercano a su práctica real. Kreisel no sólo se pro- puso demostrar que las representaciones formales de los conceptos matemáti- cos dejaban de lado muchas de las propiedades de sus contrapartes intuitivas, sino que éstas podían tomar el lugar de aquellas. Creía que «era un hecho de la ex- periencia intelectual» que el análisis intuitivo de nuestras nociones había logrado pasar el test de la experiencia. Para ejemplificar su propuesta, Kreisel presentó un teorema7 por medio del cual demostraba que la validez lógica intuitiva (Val), la derivabilidad formal (D) y la verdad en todos los modelos (V)8 eran equivalen- tes. Su argumento parte de dos propiedades reconocidas de Val, a saber (i) su solidez intuitiva, ∀i∀α(Dαi → Valαi ), y (ii) la conformidad de la semántica modelo-teórica para interpretar fielmente el lenguaje, ∀i∀α(Valαi → Vαi ). Para el caso particular de i = 1, esto es, los lenguajes de primer orden, al contar con el Teorema de completud, que afirma ∀α1 (Vα → Dα), esto demuestra ser suficiente para probar la equivalencia de las tres nociones: ∀α1 (Valα ↔ Vα) & ∀α1 (Valα ↔ Dα) Finalmente, la característica distintiva de LPO fue presentada por Per Lindström en [13], característica que pretende explicar el actual uso extendi- do de la lógica de 5 CUADRANTEPHI No. 26-27 2013, Bogotá, Colombia primer orden. Su teorema puede reducirse a la siguiente formulación: «LPO es la lógica más fuerte que satisface la propiedad contable de compacidad y la versión descendente del teorema de Löwenheim- Skolem». Entender esta fórmula requiere saber el significado de cada uno de los conyuntos y por qué ellos y no otros. Se dice que una lógica es contablemente compacta cuando todo conjunto contable tiene modelo si y sólo si todo subconjunto finito tiene modelo. Mientras que el Teorema descendente de LöwenheimSkolem afirma que si φ es una fórmula del lenguaje de primer orden que tiene un modelo con cardinalidad arbitraria, entonces esta misma fórmula tiene un modelo cuyo dominio son los números naturales. Que ambos resultados hayan sido los escogidos se fundamenta en que son el símbolo distintivo de la Teoría de modelos de LPO, puesto que permiten examinar estructuras con dominios infinitos como si fueran o se tratasen de dominios finitos. La conjunción de ambos resultados nos conduce pues a entender a LPO como la lógica que mejor codifica secuencias finitas sin poder distinguir entre cardinalidades infinitos. El aditivo de Lindström está en que mostrar que todo lenguaje que satisfaga estos dos resultados resulta ser equivalente a LPO, es decir, tiene el mismo poder expresivo. 2.2. Una propiedad interesante de LPO A continuación, quisiéramos, inspirados en los dos resultados presentados anteriormente ([8] & [12]), presentar lo que consideramos es un argumento metafilosófico que ha sido escasamente resaltado en la literatura existente y que deseamos proponer como núcleo de nuestro trabajo y que lo denominaremos el Kreisel metafísico: En todo lo que ataña al conocimiento de la validez de los argumentos de primer orden, nuestras facultades humanas cumplen al 100 % su objetivo, a saber, de todo argumento de primer orden, hemos de poder conocer su validez. Siguiendo el espíritu de Hilbert: «No hay Ignorabimus en torno a la validez de los argumentos 6 CUADRANTEPHI No. 26-27 2013, Bogotá, Colombia de primer orden». Debemos dejar en bien claro que por medio del Kreisel metafilosó fico no hemos pretendido afirmar que todos los argumentos válidos han de poder ser reconocidos como válidos, sino algo menos abarcador aunque no por ello carente de interés y complejidad: nuestra facultad de la razón es suficiente para determinar todos los argumentos válidos de primer orden. El Kreisel metafilosófico, a diferencia del argumento original de Kreisel, apoya más el lado de la teoría de la prueba que de la semántica, aun sabien- do que por el Teorema de completud ambas partes coinciden. Esto tiene su fundamento en que al hablar del lado semántico podemos llegar a toparnos con la noción de verdad, noción de la que no tenemos acceso en absoluto si sólo contamos con nuestra sola razón como medio: no hay forma de conocer la verdad de toda proposición verdadera10 . En cambio, si hacemos referencia a la noción de validez, sí podemos afirmar que de todo argumento formulado en primer orden podemos conocer su validez. Podríamos decir –sin ánimo de grandilocuencia– que de existir un ámbito de argumentos (de primer orden) válidos per se, y otro de argumentos (de primer orden) válidos demostrables, ambos coincidirían y el conocimiento de este ámbito se lograría por simple inspección de nuestra razón.11 3. LSO Así como LPO tuvo su inicio por medio de las generalizaciones, la lógica de segundo orden (LSO) tiene su comienzo de igual forma. La técnica es la misma al caso de LPO, esto es, consiste en anteponer un adjetivo a un sustan- tivo, aunque en este caso particular se anteponen adjetivos a sustantivos de segundo orden, tales como: propiedad, función, conjunto, relación, concepto, etc. Esto conlleva a que el adjetivo que le antecede al sustantivo pase a ser uno de segundo orden también. Aquí se produce otro cambio más en los adjetivos (cuantificadores): como su orden es igual a 2, su recorrido se da sobre un do- minio de discurso mayor a LPO, dominio que está compuesto por los objetos de segundo orden a los que sus sustantivos (variables) refieren, y que inclu- yen a los objetos (variables) de 7 CUADRANTEPHI No. 26-27 2013, Bogotá, Colombia primer orden. Desde una perspectiva lógica y estructural, la introducción de estos cuantificadores conlleva a un incremento de poder expresivo superior a LPO y a otros lenguajes de orden menor a 2. El universo de discurso de LSO es más grande: no sólo queremos decir más cosas sino que ahora podemos decirlas. Uno de las principales atractivos de LSO se encuentra en el campo del estudio de los fundamentos de la matemática y las axiomatizaciones. Si bien afirmamos (supra) que LPO bastaba para satisfacer teorías con universos infi- nitos, LPO resulta insuficiente para axiomatizar incluso teorías infinitamente contables, siendo el paradigma representativo la teoría elemental de números o aritmética de Peano (PA). Esta insuficiencia se produce en razón de que el quinto axioma de Peano, a saber, el principio de inducción matemática (PIM), es un axioma netamente de segundo orden.12 Este axioma, cuya representación natural es: ∀Φ{Φ0 ∧ ∀x(Φx → Φs(x)) → ∀xΦx} afirma que: «Toda propiedad que pertenezca tanto a cero como al sucesor de todo número, pertenecerá a todos los enteros positivos sin excep- ción». Así como también aclaramos que es un error pensar que el conjunto de todas las instancias de una oración de primer orden sea equivalente a la oración misma, en el caso presente, ningún conjunto de oraciones verdaderas de primer orden resulta(rá) suficiente para implicar PIM, esto es, ningún axioma-esquema de primer orden, en particular: Φ0 ∧ ∀x(Φx → Φs(x)) → ∀xΦx logrará agotar en igual medida el dominio de discurso de PIM en segun- do orden. Por consiguiente, se sigue que no existe axiomatización de primer orden alguna que codifique o, mejor dicho, represente adecuadamente nuestro 8 CUADRANTEPHI No. 26-27 2013, Bogotá, Colombia conocimiento de la estructura de los números naturales, N. El resultado técnico que manifiesta la superioridad de LSO en este campo de las axiomatizaciones se conoce como «categoricidad». 3.1. Categoricidad Sólo en la lógica de segundo orden con semántica estándar no se cum- plen los Teoremas de Löwenheim-Skolem. La versión ascendente del teorema no se cumple porque SOL con semántica estándar hace posible la existencia de una oración AR —la conjunción de los axiomas de Peano con el principio de inducción matemática formulado en segundo orden— el cual representa una caracterización categórica de los números naturales, N. Y, la versión descendente del teorema tampoco se cumple porque hay una oración AN —los axiomas de los números reales junto con el axioma de continuidad formulado en segundo orden— el cual es una caracterización categórica de los números reales, R. Un conjunto Γ de fórmulas es categórico si todos sus modelos son isomorfos entre sí, de modo tal que un conjunto categórico de fórmulas caracteriza una sola estructura hasta el isomorfismo. Los Teoremas de Löwenheim-Skolem impli- can que ningún conjunto de fórmulas de primer orden que tenga un modelo infinito es categórico. Es decir, no existen caracterizaciones adecuadas de las estructuras clásicas de la matemática, p. ej., N, R, C y ZFC. Toda teoría de pri- mer orden de las estructuras mencionadas que sea satisfacible tendrá modelos no estándar, esto es, interpretaciones diferentes a las pretendidas. El caso más representativo para mostrar la categoricidad de un sistema axiomático es el de la Aritmética de Peano formulada en segundo orden. PA2 se compone de los axiomas de cero, sucesor e inducción, donde cero y sucesor, 0 y s, son las únicas constantes no-lógicas. Lo que el argumento establece es que sean M1=〈D1 , I1〉 y M2=〈D2 , I2〉 dos modelos donde M1 |= PA2 y M2 |= PA2 , 9 CUADRANTEPHI No. 26-27 2013, Bogotá, Colombia entonces M1 es isomórfico a M2, esto es, M1 ≈ M2, ssi existe una función biunívoca f entre D1 y D2 tal que cada miembro de D1 se relacione con un miembro de D2 , en particular, f (01 ) = 02 , y para cada a ∈ D1 , f (s1 (a)) = s2 f (a). 13 Dos consecuencias filosóficas importantes se siguen de este resultado. En primer lugar, que la categoricidad puede ser entendida como un Teorema de representación según el cual LSO le basta para caracterizar la estructura {ℕ, s, 0} hasta el isomorfismo, o lo que es lo mismo, que LSO interpreta perfectamente la secuencia estructural de los números naturales, y con ello absorbe todas sus propiedades. Por ejemplo, sean T 1 ≈ T 2 , entonces si T 1 |= V se sigue que T 2 |= V, esto es, que las verdades que se cumplan para T 1 también se cumplirán para T 2 . Y por último, que debido al Teorema de Löwenheim-Skolem no existe sistema formal de primer orden que sea categórico en vista de que es imposible determinar la cardinalidades de sus modelos. 3.2. (In)completud y compacidad Como corolario de los resultados de categoricidad y los teoremas de incompletud de Gödel (cfr. [9]), se obtiene que SOL no es completa, y es este fenómeno el que abre el debate en torno a la legitimidad o estatus de SOL qua lógica. Empecemos por dilucidar qué significa que SOL sea incompleta. Pues que aún no cuenta con un candidato a sistema deductivo que relativo a la semán- tica sea completo, sólido y efectivo. Técnicamente, el conjunto de (códigos de) fórmulas válidas o verdades semánticas de LSO no es semirecursivo (o recursi- vamente enumerable), esto es, no pueden ponerse en correlación 1-1 con los números enteros, y lo que resulta mucho más importante, es que este conjunto tampoco es aritmético por el Teorema de indefinibilidad de Tarski14 Este resultado establece que hay argumentos finitos válidos en segundo or- den cuya conclusión no puede ser derivada de sus premisas. O lo que es lo mismo, que LSO con semántica estándar no cuenta con un procedimiento só- lido de prueba que sea completo. Este fenómeno no es en realidad un defecto o problema de LSO, 10 CUADRANTEPHI No. 26-27 2013, Bogotá, Colombia sino de los candidatos que se presentan como procedimien- tos de prueba y sobre todo de su gran poder expresivo.15 En conclusión, una axiomatización sólida aunque a la vez completa de la validez de segundo orden es imposible. Como corolario de este fenómeno de incompletud se sigue la imposibilidad de formular lo que hubiésemos querido denominar el Kreisel metafilosó fico para segundo orden. En LSO (y lenguajes de orden superior, L≥2 ), nuestra fa- cultad humana mejor repartida se revela insuficiente para cumplir el objetivo de determinar como válidos todos los argumentos válidos. No contamos pues con un argumento convincente o garantía para creer que nuestras nociones infor- males en segundo orden reflejan fielmente las nociones formales de validez de nuestro aparato deductivo. El mismo Kreisel sintió una desazón al ver que en segundo orden no se podía contar con un teorema similar al anterior, aunque nuestras intuiciones nos dijeran que debía suceder lo contrario. Un colorario más del fenómeno de incompletud es que SOL no sea com- pacta. Sea Γ:{AR, a>0, a>s0, . . . }. Todo subconjunto finito de este conjunto Γ es satisfacible dentro del ámbito de los números naturales. Puesto que la oración AR (supra) es categórica, se sigue que todo modelo de Γ será isomórfico a N. Pero, en vista que no existe el número mayor de los números naturales —esto debido a que a todo número se le puede aplicar la función sucesor— la función de denotación no podrá elegir un elemento del dominio para a, imposibilitando que todo miembro de Γ tenga modelo. Por tanto, Γ mismo no tendrá modelo. Además, puesto que toda deducción debe tenerun número finito de pasos y todo subconjunto finito de Γ es consistente, se sigue que Γ es consistente pero no tiene modelo. Esto es, al contrario de lo que sucede en LPO, en SOL no hay coextensibilidad entre la consistencia y la satisfacibilidad, dicho de otro modo, entre ser consistente y tener modelo. Si bien esto puede interpretarse como insatisfactorio, las consecuencias de este fenómeno son positivas desde la siguiente perspectiva. A raíz del Teorema de compacidad para la lógica de primer orden se derivaba que muchas nociones importantes de las matemáticas no 11 CUADRANTEPHI No. 26-27 2013, Bogotá, Colombia podían ser representadas en LPO, entre ellas, finitud, contabilidad y buena fundación. Por el contrario, existen fórmulas de segundo orden que represen- tan naturalmente estas nociones. Esto le garantiza a LSO un lugar destacable dentro de las herramientas del lógico y en mayor medida las del matemático, y esto por estar más acorde a sus intuiciones y manera de pensar en su práctica diaria. Consideraciones: enfoque de la lógica como ciencia kuhniana Hasta aquí he intentado ser lo más arbitrario posible en aportar nuevas consideraciones en torno al debate entre las dos lógicas. Mi intención ahora es afirmar mi postura. Para ello es que hube de entender desde un comien- zo a la lógica como una disciplina científica que tiene como objeto de estudio ciertos fenómenos que llamamos argumentos. Debemos ahora pasar a asumir la perspectiva kuhniana con respecto al vocablo ciencia y con ello entenderla como pasible de sufrir crisis y nuevas cumbres: hasta 1930 el paradigma lógico fue LSO, luego, desde ese entonces hasta nuestros días, la lógica reinante es LPO. Como toda disciplina científica, la lógica no puede conocerse si no es a través del estudio de su desarrollo. Ello significa conocer LSO y el porqué de la gran aceptación que tuvo los primeros treinta años a partir de 1900. No obstante, esta revisión de la historia de la lógica debe entenderse como tal y no pensarse como que LSO volverá a imperar o, siquiera, a tener la misma aceptación que antes, tal como es el deseo de muchos de sus fieles seguidores y partidarios, entre ellos, Shapiro, Corcoran, Rossberg, Weaver, etc. La razón es muy simple: actualmente se considera más útil la fuerza deductiva por sobre el poder expresivo en vista de las actuales líneas de investigación; el estudio de los fundamentos es un capítulo que ya fue cerrado hace mucho tiempo. La incompletud de LSO derrumba consigo la esperanza de poder contar con un Kreisel metafilosófico para L≥2 . Y, por si fuera poco, la existencia de oraciones consistentes de segundo orden sin modelo hacen de LSO una lógica algo patológica. El debate en torno a la legitimidad de LSO surge cuando un grupo de lógicos, 12 CUADRANTEPHI No. 26-27 2013, Bogotá, Colombia conocidos en la comunidad como universalistas, quineanos o conser- vadores se aferran a la creencia de que nuestra razón debe ir siempre a la par de (uno de) los objetivos de la lógica: determinar la validez de los argumentos válidos. Ello en virtud de que dan por descontado como un hecho la existencia de proposiciones verdaderas sobre el universo material que nos rodea de las cuales no podemos conocer su verdad, pero en lo que a la validez atañe, ésta debe considerarse como característica intrínseca de los métodos analíticos a priori y, sobre todo, que toda proposición válida ha de ser deducida. La batalla actual entre LPO y LSO ya no gira en torno a la importancia que se le pue- da adjudicar a cada lógica, sino que la toma de bandera de los conservadores pretende tomar la forma de un destierro de LSO. Sin embargo, esta forma de crítica es por completo errada y perjudicial debido a que existen innegables no- ciones lógicas, tales como ancestro, cardinalidad o identidad, que sólo pueden ser representadas en un lenguaje de orden mayor igual a 2. El hecho de que su representación se dé en una y no en otra basta para mantener el estatus de lógica a LSO. Además, debemos recalcar que estas nociones denominadas téc- nicamente «nonfirstorderizable»16 se dan en razonamientos de segundo orden. Esto significa que forzar su representación en cualquier lenguaje menor a 2 nos daría una imagen distorsionada de lo que nuestro análisis conceptual intuitivo –siguiendo el espíritu de Kreisel– nos afirma. Como conclusión, he pretendido demostrar que poco podemos hacer pa- ra cambiar el hecho de LPO como lógica de facto. Sin embargo, dentro de la comunidad científica LSO está asegurada, no sólo por las ventajas heurísticas demostradas en algunas ramas del saber (i.e. axiomatizaciones), sino también por la importancia histórica innegable que tiene para el entendimiento adecua- do de la situación actual de la lógica qua disciplina científica y como fuente de motivación para mantener vivo el dinamismo de una disciplina17 que, pese a que sus más grandes resultados han sido negativos, sigue teniendo desarrollos profundos18 . 13 CUADRANTEPHI No. 26-27 2013, Bogotá, Colombia Bibliografía Andrade-Lotero, E. y Dutilh Novaes, C., ‘Validity, the squeezing argu- ment and alternative semantic systems: the case of Aristotelian syllogis- tics’, Journal of Philosophical Logic, 41 (2012), 387–418. Boolos G., ‘On second order logic’, Journal of Philosophy, 72 (1975), 509–527. Boolos G., ‘To be is to be a value of a variable (or to be some values of somes variables)’, Journal of Philosophy, 81 (1981), 430–449. 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