MOVIMIENTO FAMILIAR CRISTIANO JESUCRISTO CIMIENTO DE LA FAMILIA CRISTIANA Andrés Marín Navarro Presbítero 1 2 Dedico este trabajo al Papa Pablo VI puesto que nací bajo su pontificado, siempre lo he admirado, y creo que por fin reconocemos que Dios nos lo regaló en su día para conducir a la Iglesia en los tiempos del gran concilio Vaticano II. Así pues Beato Pablo VI RUEGA POR NOSOTROS. 3 4 ÍNDICE Página Presentación………………………………………………… 7 Prólogo. …………………………………………………….. 9 Capítulos del evangelio de san Lucas: Capítulos 1 y 2..……………………………………………... 13 Capítulo 3.…………………………………………………....14 Capítulo 4…………………………………………………….15 Capítulo 5…………………………………………………….16 Capítulo 6…………………………………………………….18 Capítulo 7…………………………………………………….21 Capítulo 8…………………………………………………….22 Capítulo 9…………………………………………………….24 Capítulo 10…………………………………………………...26 Capítulo 11…………………………………………………...28 Capítulo 12…………………………………………………...29 Capítulo 13…………………………………………………...30 Capítulo 14…………………………………………………...31 Capítulo 15…………………………………………………...32 Capítulo 16…………………………………………………...33 Capítulo 17…………………………………………………...34 Capítulo 18…………………………………………………...35 Capítulo 19…………………………………………………...37 Capítulo 20…………………………………………………...38 Capítulo 21…………………………………………………...39 Capítulo 22 y 23……………………………………………...39 Capítulo 24…………………………………………………...43 Epílogo.………………………………………………………46 Posdata………………………………………………………. 47 5 ORACIÓN AL ESPÍRITU SANTO Aquí estamos, Señor, reunidos en tu nombre y deseosos de dilatar tu Reino. Que el Espíritu Santo que has derramado en nuestros corazones y mantiene viva tu presencia en nosotros, nos enseñe qué hemos de hacer y hacia dónde hemos de caminar para que, fortalecidos con tu gracia, podamos realizar tus designios. Sé tú, Espíritu Santo, el inspirador y animador de nuestro grupo. Enséñanos a escuchar a los demás dejándonos iluminar por sus luces. Ayúdanos a compartir con sencillez nuestras ideas, aspiraciones y experiencias. Haz que unidos busquemos siempre la verdad y la realicemos en el amor. Amén. 6 JESUCRISTO CIMIENTO DE LA FAMILIA CRISTIANA (“SINFONÍA A LA FAMILIA EN CLAVE DE AMOR” COMPUESTA POR D.ANDRÉS MARÍN Y CEDIDA PARA UTILIZAR EN EL MOVIMIENTO FAMILIAR CRISTIANO (MFC) DE TODAS LAS DIÓCESIS DE ESPAÑA) PRESENTACIÓN La presentación original de este “Kerigma” se hizo en la diócesis de Cartagena, por los Presidentes Diocesanos del Movimiento Familiar Cristiano de Murcia, Antonio y Fina, quienes exponían el modo de realizar la Promoción en el MFC, que ellos, junto a su Consiliario Diocesano, D. Andrés Marín, la están llevando a cabo en su diócesis tras tomar nota de los Presidentes Mundiales que, en la Asamblea Nacional de septiembre de 2014, expusieron cómo hacían en México el Ciclo Básico de Formación, que corresponde a nuestra Promoción. Este precioso trabajo cedido por su autor, D. Andrés Marín, lo hemos acogido el Equipo de Presidencia Nacional y lo hemos acoplado para utilizarlo en la “Nueva Promoción” que vamos a presentar a la Comisión Ejecutiva Nacional (CEN) y al Consejo Nacional de los Servicios en el año 2015. Esta propuesta va a constar de tres cursos, precedidos de los pasos previos que serían el “primer contacto” y la “Convivencia de impulso”. Durante los tres cursos los contenidos serían: 1º FORMACIÓN HUMANA: Utilizando el libro “Matrimonio y familia”. Durante este curso se hará el “Encuentro Conyugal” 2º FORMACIÓN CRISTIANA (aquí se iniciaría con el presente Kerigma y se completaría con formación básica de fe) 3º IDEARIO Y ESTATUTOS (haciendo hincapié en la idea de servicio y aceptación de compromisos). Al final del tercer curso se hará el ritual de integración para pasar de Grupo en Promoción a Equipo del MFC. 7 8 KERYGMA PARA LA FAMILIA CRISTIANA PRÓLOGO 1. ¿Vives con otra persona? ¿Compartes tu vida con alguien? ¿Cómo has llegado a esta situación? ¿Te casaste o simplemente te uniste de hecho? ¿Te casaste por lo civil o por la Iglesia, o por el rito “balines” como hacen el “famoseo” porque viven a la “última moda”? Hayas hecho una cosa u otra, espero que tu relación haga que tu vida sea más verdadera, más buena y más bella. No es bueno que el ser humano esté solo. Aunque más vale solo que mal acompañado. El problema no es quererse. El problema es si sé querer. He ahí la cuestión. 2. ¿Qué puedo decirte a ti sobre esta cuestión si ya lo sabes todo… y si no todo, al menos mucho? Pues empezaré por contarte una historia:” Hubo una vez una preciosa pareja en un lugar llamado Caná de Galilea. Tenían una buena bodega repleta de amor, pero llegó un momento que se les acabó. El vino del amor se les terminó; al menos el que ellos habían compartido juntos en la copa de la vida en común. El problema era recio: en plena fiesta de la vida y sin el “licor” que hace alegrar el corazón humano, su vida en común se había “AGUADO” y, gracias a que no estaban cerrados a nada, 9 alguien que siempre estuvo invitado a su vida( una mujer, una tal María), expuso su caso ante Jesús (su Hijo). Y éste tras probar que aquellos consentían libremente a que tratara con ellos, les empezó a decir qué hacer con su “vida matrimonial aguada”. María no paraba de aconsejarle a aquella pareja: “Haced lo que Él os diga”. Y según parece, pasado el tiempo, su relación “aguada” se tornó de nuevo tan “SABROSA” que hasta les parecía infinitamente mejor que la relación del principio. De modo que lejos de volverse “sosa” su relación, con el tiempo, fue creciendo en intensidad hasta hacerlos vivir en plenitud”. 3. Esta historia por si no lo sabes está basada en el segundo capítulo del Evangelio de Juan y lo que con ella quiero decirte es si has caído en invitar a María y a Jesús a tu boda y formar parte de tu familia. Porque lo que indica la experiencia de esta pareja de la historia y lo que indica la experiencia de muchos que los han invitado es que su presencia mejora mucho la vida en pareja y en familia. Igual ocurre que ni siquiera conoces a estos dos. María es la madre de Jesús y Jesús es el Hijo de Dios. María se preocupa de nosotros porque Jesús cuando estaba muriendo le pidió que nos aceptase y quisiese como sus hijos. Por ello, sin hacer ruido, no deja de entrometerse en nuestras cosas. Le gusta estar “al loro” de nuestra vida. Pero que Jesús sea el Hijo de Dios ¿qué significa?, quizás lo hayamos oído o quizás no, pero sea lo uno o lo otro ¿lo entendemos? 4. Pues significa una cosa muy sencilla: “Que no estamos solos”. Más allá de lo que ven nuestros ojos y tocan nuestras manos, hay alguien, un Dios que nos ama y que no está mudo. Es el amor que se nos da a conocer con gestos y palabras, para derramar en nosotros su amor. Jesús se presenta como esos gestos y esas palabras, de ese amor eterno que es el Padre. Y 10 quiere llenar nuestro corazón con el amor del Padre para que se quede siempre con nosotros, ese amor que viene del Padre a través de Jesús es el Espíritu. Por anunciar esto dio su vida. Y lo cierto y verdad es que hasta quinientas personas, después de morir, lo vieron resucitado y vivo. Pablo, una de aquellas personas nos lo cuenta en una de sus cartas: “Jesús el Hijo de Dios”, significa que Jesús, el hombre en el que habita la total plenitud de Dios pasó entre nosotros haciendo el bien y erradicando toda suerte de mal; vivió amándonos siempre y cuando le llegó su hora nos amó hasta el extremo, pues si nosotros los seres humanos le hicimos lo peor que a un humano puede hacérsele: burlarnos, torturarle, escarnecerle y matarle (ver la película de la Pasión puede ilustrarte), él ni siquiera en ese trance dejó de amarnos. Y sus palabras y gestos finales fueron tremendos: pura misericordia, amor eterno hasta el final frente a nuestra violencia horrenda. “AUNQUE ME CRUCIFIQUES Y MATES NO DEJARÉ DE AMARTE JAMÁS”. Un soldado romano, al verlo proclamó: “Verdaderamente este hombre era hijo de Dios”. Esto significa “ser Hijo de Dios”: amar hasta ese extremo; amar con un amor que no es de este mundo. El AMOR DE DIOS. Será por eso que pasados tres días este amor se manifestó más fuerte que la muerte. Y este hombre que estuvo muerto, volvió a estar con nosotros: ¡VIVO! pero con una vida diferente: Nueva, Inmortal, Incorruptible, Gloriosa, Eterna, y por eso entendimos que no era “uno más” y comprendimos que el legionario romano tenía razón: “ÉSTE ES EL HIJO DE DIOS”, ÁQUEL AL QUE MERECE LA PENA ESCUCHAR. Por eso será que su madre María, nos aconseja siempre: SI NO QUEREIS QUE SE “AGUE” VUESTRA VIDA, ESCUCHADLE, CREEDLE Y HACED LO QUE ÉL OS DIGA. Se ve que como buena madre, lo conoce muy bien; por eso nos dice esas cosas. Ella no siempre lo entendió. No. A veces se quedó 11 muy desconcertada con las cosas que hacía. Pero guardaba en su corazón todo lo que le vio hacer a lo largo de su vida. Incluso cuando lo tuvo muerto en sus brazos de madre ¡Qué duro no perder la esperanza ni siquiera en ese trance tan angustioso! Pero sus lágrimas de dolor se tornaron lágrimas de alegría cuando su amiga María Magdalena le dijo que lo había visto vivo. Seguro que también ella fue uno de esos quinientos de los que Pablo nos habla. Y por eso hoy nos sigue diciendo: “¡Está vivo! Escúchalo. Sé su amigo. Haz lo que te dice y verás por ti mismo maravillas. VEN Y LO VERAS”. María no se cansa de llevarnos a Jesús. 5. Por eso hoy te propongo que le hagamos caso a María. ¿Quieres conocer lo que tiene que decirte a ti, a tu pareja y a tu familia? Si es que SÍ, que sepas que hacerlo puede cambiarte la vida, pero para bien. Puede hacerte ver que habrá cosas en las que estés acertado y otras en las que estés equivocado. Te pedirá que insistas en lo positivo, y que cambies en lo negativo. Su palabra interpela. No toca la periferia de tu vida, sino su núcleo. El que avisa no es traidor. Se trata por tanto de recorrer un evangelio, conocer sus hechos y sus palabras, su muerte y su resurrección y aprender la sabiduría que encierra su amor. Si no sabes qué es un Evangelio, te diré que es una presentación de la vida de Jesús y del significado que ella encierra. Hay muchos, pero cuatro son los que sus discípulos aceptaron como verdaderos pues los otros, como suele ocurrir, se contaminaron de creencias y otros matices que nada tenían que ver con el Jesús que ellos conocieron verdaderamente cuando vivió entre ellos. De esos cuatro, cada uno tiene su propia idiosincrasia y yo te propongo hoy seguir los pasos de Jesús cogidos de la mano del 12 relato que nos hizo Lucas, un médico de aquel tiempo, que acompañó a Pablo en sus andanzas, dando a conocer a Jesús a todos los que tuvieron a bien escucharlo libremente. Así pues: ¿empezamos la andadura? LECTURA COMPRENSIVA DEL EVANGELIO DE LUCAS EN RELACIÓN CON TU VIDA FAMILIAR. En el capítulo 1 es interesantísimo leer el inicio. Yo haré para ti de Lucas y tú serás Teófilo. Al leer la introducción lo entenderás todo. Vas a conocer una historia coherente, unos hechos que acaecieron, transmitidos por sus testigos. Una investigación a fondo. Un escrito ordenado para que puedas reconocer la autenticidad de esta enseñanza que vas a recibir. En torno al nacimiento de Jesús ocurrieron cosas sorprendentes. Ocurrieron en el entorno de la familia de Jesús; porque Jesús es hijo de una familia y aunque parte de su familia era de clase sacerdotal, la suya no lo era. Era humilde. En su familia pasaron cosas maravillosas e incomprensibles. Se abrió un tiempo nuevo. Suele pasar cuando se le abre la puerta de tu casa a Jesús. Su Espíritu, es capaz de hacer posible cosas que para ti pueden parecerte imposibles y de la “nada” puede brotar “todo”. Solo necesitas decir “Hágase en mí según tu palabra”. Vas a encontrar una nueva fuente de alegría. Vas a encontrar mucha dicha. Muchos motivos para la felicidad. Si nos preguntamos si estamos de acuerdo en “deportes” o en “política” no será posible que nos pongamos de acuerdo. Cada cual tiene su propia opinión. Pero si nos preguntamos si queremos ser felices, seguro que en eso estamos todos de acuerdo. De eso nos van a hablar. No importa que seas pobre. Porque estas palabras son para todos. Jesús era 13 pobre. Su familia lo pasó muy mal. No tenía casa. Eran unos desahuciados en Belén. El capítulo 2 lo deja muy claro. Su cuna era un pesebre. Sus primeros amigos fueron unos pastores. Su padre era un carpintero. Su madre una pariente pobre de su familia sacerdotal. Pero aunque seas poca cosa, si quieres podrás ser sorprendido por su paso por tu vida. También Jesús fue llevado al templo de chiquito. Y de nuevo allí ocurrieron cosas sorprendentes. Sencillas sí, pero de esas que te hacen crecer y robustecerte. El mismo Jesús creció y se robusteció. Toda vida, la tuya y la de tu familia, está llamada a crecer a robustecerse. Quien no cambia es porque muere. Toda vida necesita llenarse de sabiduría y de gozo, y eso es un proceso. Nos podremos perder, tendremos que buscar mucho, como le ocurrió a María y a José. Pero si escuchas a Jesús te asombraras de su inteligencia y de sus respuestas y te dejará atónito muchas veces. Él te dará a conocer que tu vida es un asunto del Padre Dios, y aunque aún no comprendas lo que eso significa, si guardas en lo íntimo de tu corazón lo que te dice, crecerás y aumentará tu sabiduría, y llegarás a gozar del favor de Dios entre los hombres. En el capítulo 3 se nos muestra que para que todo esto ocurra, debes prepararte, debes abrirte porque muchas cosas de tu vida tienen que cambiar. Tienes que nivelar cosas, allanar otras, enderezar caminos y hacer desaparecer las asperezas y entonces contemplarás la salvación que Dios te envía. Porque Jesús, significa eso: Dios te salva. Dios quiere salvar lo bueno, lo verdadero y lo bello que hay en ti y hacerlo entrar en la plenitud. De una piedra puede surgir un hijo de Dios y todo árbol bien cuidado puede dar buenos frutos. La solidaridad será un camino que se te enseñe pues sin ella la familia no existe. La justicia será otro porque sin ella no hay 14 verdadera familia. La honradez será otro camino propuesto pues sin ella no existe familia buena que haga feliz a nadie. Y estos caminos serán un regalo que Jesús a través de su Espíritu obrará en ti. Si tú eres barro húmedo en sus manos, Él será tu alfarero y sacará de ti lo mejor que llevas dentro. Él te limpiará de impurezas pero tendrás que encararte con las cosas malas que hayas hecho. Si tu libertad no se presta serás como ese Herodes que frustra la posibilidad de vivir en plenitud por insistir en sus errores. Por ello es preciso que te bautices. O sea, que te dejes lavar por el amor de Jesús que se derrama sobre ti hecho Espíritu. Que aunque no se vea, como el aire, está, y sin él no podrías respirar. Y si te abres a la acción de Dios en Jesús, tú y toda tu familia llegaréis a ser Hijos amados de Dios y en vosotros Él se complacerá porque os verá vivir en plenitud. Pues la gloria de Dios está en que el hombre viva y viva en plenitud. Querido amigo, ahora vives en pareja y en familia, pero Jesús Dios quiere que vivas en la GLORIA. Pues tú y toda tu genealogía estáis llamados a que Dios lo sea todo en todos y os haga disfrutar su PLENITUD. Para eso has sido creado por Él. Ese es tu fin en la vida, el tuyo y el de tu familia: VIVIR COMO DIOS. En el capítulo 4 encontramos a Jesús camino del desierto. A veces hay desiertos en nuestra vida familiar. En el desierto las necesidades primarias pueden poner en cuestión la vida de nuestra familia. Por eso la voz del Espíritu de Jesús te enseña que no solo de pan vive el hombre. El pan te hace vivir. Pero para querer vivir hay que tener una razón que nos impulse a luchar por el pan. En el desierto de nuestra vida familiar se nos cuestiona sobre lo que verdaderamente “adoramos”, aquello a lo que consagramos nuestra vida y le damos culto con nuestra vida y 15 nuestro tiempo. Solo Dios no pasa nunca y Él es la razón última que dota de sentido toda la vida, de la que nuestra familia es una manifestación. En el desierto de la vida familiar se nos interpela sobre nuestra responsabilidad. Es muy fácil lanzarse a aventuras confiando en que los ángeles nos protegerán cuando nuestra responsabilidad es suficiente para evitar poner a prueba al Dios que nos ama, pero que no nos anula. “Mil hijos no es un regalo de la providencia, sino una irresponsabilidad que los hijos, Dios y nosotros tenemos que padecer”. La mente es un cúmulo de voces. El maligno es otra voz que conviene evitar porque te conduce por sendas equivocadas. En cambio la voz del Espíritu te hace vivir con sabiduría, siendo capaz de enseñar a otros e incluso de hacerte prestigioso a la vista de ellos. Para que esa voz se haga fuerte en ti y en tu casa, tienes que oír su palabra, estudiarla, e interpretarla, descubriendo qué relación guarda ella con tu hoy. Cómo se cumple hoy para ti y los tuyos. La Palabra de Jesús te hace pensar en los pobres, los necesitados de liberación, los que necesitan ver y los oprimidos por diversas causas. Y así cambia tu vida y la de los demás. Dándote arrojo para hacer frente a los que porque piensan distinto de ti, quieren impedirte que seas tú mismo. Muchas veces llevados de sus falsos prejuicios precipitados. Por ello conviene no dejarles que ganen y saber escabullirse de sus dedos para ser quien eres. Nuestra sabiduría nos dota de autoridad. Jesús te llama a ser un sol y a descubrir que el mal es la noche. Y frente al sol nada puede la noche. Sea tu familia luz para que no reine nunca la noche en su presencia. Tu hogar sea fuente de salud para todos los de casa y para los de fuera de casa. Que cuantos más mejor puedan ver cómo tu familia resulta curativa frente a cualquier suerte de toxicidad. En el capítulo 5 se nos ofrece un secreto en la vida de cualquier pareja o familia, nunca hay que cansarse de echar las 16 redes. Aunque a veces no saquemos nada de nada. No perder la capacidad de sorprendernos jamás. La desilusión es muchas veces causada por los miedos y los pecados. Pecado es vivir de espaldas al amor. Pero haber sido un pecador no te impide que puedas alcanzar nuevas metas, y volver a convertirte en alguien que viva, no ya para su ego, sino para amar a los demás. Esa es la historia de Pedro. Y es Jesús quien los enseñó a salir de sí y a amar a los demás. Jesús es famoso porque limpia toda lepra. Y leprosos somos cuando las heridas del desamor desangran nuestro corazón. ¡Cuántas parejas y familias están enfermas por la lepra del desamor! Si eres un leproso, si quieres, puedes quedar limpio. Porque Jesús quiere limpiarte. Para eso tendrás que caminar con otros, y a veces dedicar tiempo para ti, para vosotros, para orar, o sea, para abrirte a la acción de Dios y dejarte trabajar por Él, en tus ideas, tus sentimientos, y tu conducta. Tus valoraciones mentales, predisponen tu mundo sentimental y éste decide el rumbo de tu conducta. Cuántas veces porque el pecado te configura, te paralizas en la vida familiar. El desamor cuando dirige tu pensamiento, se traduce en sentimientos negativos que paralizan tu capacidad de amar con hechos y palabras. Jesús, cura porque perdona dando una nueva oportunidad, infundiendo un nuevo espíritu en ti. Seduce tu pensamiento para enamorarlo del amor y es este nuevo pensamiento el que genera en tu alma sentimientos hijos del amor. Así vuelves a caminar tras los pasos del amor. Para eso necesitarás ser descolgado por otros de muchos de tus errores. Los otros te ayudarán a ponerte ante Jesús. En grupos y en equipos. Y a su lado verás cosas increíbles. Ahora también tendrás a tu lado gente que no creerá lo que te está pasando. Porque se negarán a concederte una nueva oportunidad. Pero a Jesús eso no le importa. Aunque seas un necio, o hayas sido alguien incapaz de amar o simplemente alguien que no sabía 17 querer. Jesús te concede siempre una nueva oportunidad. Leví o Mateo, es un claro ejemplo de ello. Porque si estás enfermo porque no sabes amar, Jesús quiere, curarte, sanarte. Por eso a sus discípulos que ejercen su misión hoy, muchos los llaman “curas”. Porque te llevan a Jesús y él te cura. Y lo hace convirtiendo tu vida. Pues pone de nuevo tu vida al servicio del amor. Abrir tu vida a Dios no consiste en un cúmulo de prácticas religiosas que se hacen por costumbre y sin sentido. Se trata de estar con Jesús como una novia está con su novio. Se trata de hacer de la vida un camino de enamoramiento entre Dios y nosotros. Se trata de beber un vino nuevo y de hacer de nuestra vida un odre nuevo. Dejando atrás la vida añeja que vivíamos antes de conocerlo, pues no es la misma vida la que vivimos antes de habernos enamorado que la que vivimos después. En el capítulo 6 Jesús vuelve a llenarnos con su sabiduría. Las reglas están al servicio del hombre, y no el hombre al servicio de las reglas. La mejor manera de honrar a Dios es hacer el bien a otra persona. Salvar una vida es lo más grande y noble que a los ojos de Dios podemos hacer en este mundo. Para eso nace la familia. No para hacer el mal a los demás. No para destruir a nadie. Sino para darle vida al mundo por medio del amor. Amor y Vida son los cimientos de la familia. Si la familia es hija de ellos dos, es porque el amor y la vida se desposan, se casan. La familia es el matrimonio del amor y la vida, bendecido por Dios. Muchos son los que por, desgracia, llevados por las tinieblas no saben disfrutar de esta luz. Pero otros muchos sí pues aceptan a Jesús y Él los considera algo suyo, su familia y les regala su Espíritu que los renueva para vivir una vida nueva. Alguno de los tenebrosos se cuela y trata de traicionar al Espíritu de Jesús, pero 18 los demás con sus nombres y apellidos, hasta con sus motes, siguen los pasos de Jesús y Él los tutela. Muchos matrimonios podrían incluirse en este listado de discípulos que Lucas nos ofrece en este pasaje de su Evangelio. Una enorme masa de gente, de parejas y familias siguen sus pasos, lo escuchan y su Palabra sabia los cura y los libera de otros espíritus impuros. Son muchos los que experimentan el poder de su fuerza, cuando nos toca, en momentos importantes de nuestra vida en común, unidos en el amor fraterno, en la oración, en la escucha atenta de su Palabra, en la vida litúrgica y en el tiempo que compartimos. Eso es lo que llamamos la Iglesia. Que no son sólo los apóstoles (los curas), son infinidad de personas. La parroquia es una familia de familias donde gente de distintos lugares se reúne en torno a Jesús a escucharlo. En ese “llano” en el que todos nos sentamos Jesús nos mira con amor a todos y cada uno de nosotros. ¿Quieres ser tú uno de los que se sienta en ese maravilloso llano para estar con Él? Porque si quieres ser feliz mira lo que te dice: FELICES VOSOTROS. Ese es su propósito cuando te habla, cuando se comunica contigo. Quiero mostrarte el modo de que tú, tu pareja y tu familia seáis felices. Ni la pobreza lo podrá impedir, ni tampoco el llanto, ni el rechazo de los demás, mientras estéis a su lado nunca perderéis la esperanza en medio del sufrimiento. Dios reinará en vuestra vida porque os amaréis. Si hoy lloráis mañana reiréis. La esperanza os lo asegura. Y estaréis alegres y gozosos por ser vosotros mismos y no unas marionetas en manos de los demás. Porque la riqueza material no es la madre de la felicidad, tampoco la saciedad egoísta y menos aún la risa que se construye sobre el dolor y el llanto de los demás. Los más aplaudidos no siempre son los que aciertan. Son los que están de moda, pero la moda, no siempre es el camino que 19 lleva a la verdad, a la bondad y a la belleza. Muchas veces es una mera convención construida por gente falsa que no merece la pena. La felicidad exige que nuestra libertad solo se someta al imperio del amor y nunca al del egoísmo y el odio. No devuelvas el mal pensando que eso curará el dolor que el otro te ha causado porque estarás golpeando con la mano herida y más dolor tendrás. Trata al otro como te gustaría que te trataran a ti. Ama gratuitamente. No exijas nada. El secreto de la familia está en que sus miembros busquen dar. Cuando todos buscamos dar, todos recibimos. Cuando todos buscamos recibir, nadie recibe nada. DAD Y SE OS DARÁ. Dios siempre ama y nunca se deja intoxicar por nuestro desagradecimiento ni nuestra maldad. Acordaos de la cruz. Ponte siempre en el lugar del otro y ayúdale. La maldad es la falta de empatía. La incapacidad de reconocer en el otro a un ser humano que necesita un trato humano para vivir en plenitud. Dáselo. Esa es el alma de la familia. El secreto para ser feliz en la vida de pareja. Dale a tu esposa o a tu esposo, tu deseo. Dale tu amor. Regálale tu capacidad de hacerte compatible con él o ella, por medio del diálogo. Y al amar así, sin medida, serás hijo del Dios altísimo porque amarás como Él ama y serás bondadoso como Él es bondadoso. Juzgar no ayuda a los demás, no ayuda nada, para hacernos compatibles. Tampoco lo hace condenar. Todos somos imperfectos. La convivencia en pareja es imposible sin perdonar. Antes de medir al otro, párate a pensar en ti y mídete tú con la misma medida y descubre que si ninguno estamos libres de pecado ninguno podemos andar tirando la primera piedra. Esto lo vemos en Juan 8, otro evangelio, pero hablándonos del mismo Jesús y de sus mismas cosas con otras palabras. Muchas crisis matrimoniales son hijas de que los dos están ciegos para ver porque se fijan en los defectos del otro y no son conscientes de sus propios defectos. Ningún divorcio es hijo de la 20 culpa de uno solo, es una cosa de dos como el Matrimonio. La hipocresía es la madre de muchas rupturas. Si tus sentimientos son malos no esperes que tu conducta sea buena. Si tu pensamiento no ama, no esperes que tus sentimientos sean hijos de la ternura. Un espino no da higos. Digo soy “muy buena gente” pero no amo ¿Cuál es tu bondad? Te quiero mucho pareja mía pero te traiciono, te miento, no te hablo, te soy infiel, te maltrato, te avergüenzo, te culpo, te aterro, te uso, te abandono, te rechazo ¿Y dices que me quieres? Pues no actúas en consecuencia. A lo mejor hasta llevas tiempo oyendo la palabra de Jesús y sigues así:” mucho Señor, Señor”, pero muy poca vergüenza. Tu casa, tu vida, no estará cimentada en Él y al final será una ruina. Tormentas, inundaciones, crisis, los embates de las aguas turbias, vendrán por miles en la vida. Para mantener tu vida y tu casa en pie necesitas estar cimentado en la roca del amor. Contra viento y marea. Y si no es así te vendrás abajo. Construye bien tu vida. Construye bien tu pareja y cimenta bien tu familia. ¿Menudo mensaje verdad? Dejar que Jesús esté en tu vida de pareja y de tu familia, hacer de tu matrimonio una cosa de tres, hacer que tu casa esté muy bien orientada hacia la felicidad. ¿Necesitas más para darte cuenta de ello? No te apures porque el evangelio prosigue. Ahora sí que empezarás a comprender por qué evangelio significa Buena Noticia. Es una palabra que te enseña el secreto de la felicidad a ti, a tu pareja y a tu familia. Esto de seguir a Jesús como pareja, no consiste en que tú te hagas cura y yo monja, consiste en que llenos del Espíritu de Jesús, tú y yo, seamos felices, viviendo en plenitud, viviendo en la gloria, viviendo como Dios, en pareja y en familia. En el capítulo 7, seguimos aprendiendo cosas de Jesús. La fe es fundamental. Si no tenemos fe en el amor, no vamos a ningún sitio pero si tenemos una fe grande en él nuestra vida de pareja, 21 aunque esté muriéndose, puede curarse. Y si es que crees que ya no eres digno de tratar con Jesús, no temas, la curación te llegará. Basta que creas. Si dejas de creer es cuando muere todo lo que eres con tu pareja y tu familia. No permitas al llanto que ahogue tu ilusión por vivir. Lo muerto en manos de Jesús revive. Porque en Él, Dios ha venido a salvar a su pueblo. La muerte es nuestra mayor amenaza. Acaba con todo. Pero Jesús se presenta como más fuerte que la muerte. El amor y la vida tendrán la última palabra y no la muerte. Si crees en este profeta, lo verás. ¿Tienes dudas? VEN Y LO VERÁS. Verás y oirás cómo cambia para bien la vida tuya y de todos los que te rodean. Gente de ayer y gente de hoy, gente sencilla y normal pero con unas vidas cargadas de significado para ti. Puedes permanecer en la indiferencia cínica, si quieres. Es tu derecho. Pero entonces, por puros prejuicios, es posible que te pierdas cosas muy hermosas que vivir. Simón era de esos. La mujer que amó mucho porque se le perdonó mucho, no. El amor intenso cambia todo y corrige todos los errores. Porque muchas relaciones pueden no estar “dentro de lo considerado políticamente correcto”, es hasta posible que no estén bien hechas, pero no por eso tenemos que impedir que toquen a Jesús. La mala reputación no excluye del lado de Jesús a nadie. Jesús no es un fariseo. Estos si son excluyentes con los demás, los que no dan la talla: “los impuros”. Jesús perdona. Jesús da nuevas oportunidades. Jesús se deja amar y tocar por el equivocado que reconoce su error y quiere cambiar de vida. Jesús siempre da nuevas oportunidades al amor y a los que quieren volver a amar de veras. Nunca es tarde para eso. Jesús quiere salvar porque está convencido de tu verdad, de tu bondad y de tu hermosura. Sabe que eres imagen y semejanza de Dios. Y cuando te mira, te mira con los ojos de Dios que te aman. Si eres esa mujer, no temas. Ponerte ante Jesús no es ponerte ante Simón. Y si en este proceso, en algún momento, te encuentras con 22 Simón, decláralo invisible y no le hagas caso. Concéntrate en Jesús. En el capítulo 8 queda claro que Jesús es un tema interesante para las mujeres y para los hombres pues de todo iba en su comitiva. Las personas quieren ser felices, y en estos temas, la fisiología sexual, importa poco. Así que entiende bien tu vida de pareja y de familia. Vuestro amor, es la semilla que Dios ha puesto en vosotros. Pero ¿qué sois vosotros? ¿Camino (tierra dura donde el amor no puede brotar), terreno pedregoso (tierra sin hondura, sin profundidad, donde el amor no arraiga por inmadurez y superficialidad), terreno de cardos (tierra llena de problemas, negocios y placeres que abortan el amor por considerarlo algo más, cuando es la fuente de todo), o tierra buena (tierra fértil que da fruto porque oye la voz del amor y le abre su corazón para que lo haga noble y bueno, dando frutos de amor)? ¿Qué eres tú? Responde ante Jesús te está interpelando hoy. Porque tú eres alguien llamado a conocer los secretos para que el amor pueda reinar. Pues Dios es amor y Reinado de Dios quiere decir reinado del amor. Puedes apagar la luz del amor, o puedes ponerla en lo alto de ti para que te ilumine a ti, a tu pareja, a toda tu familia y así al mundo entero. Cuando os amáis como pareja y como familia ilumináis el mundo. Si tienes amor se te dará todo, pero si echas al amor de tu vida, todo lo perderás. Porque sin amor que es luz, lo demás son tinieblas. Si escuchas la voz del amor que te habla en Jesús y si vives para “hacer el amor”, para practicarlo poniendo tu libertad a su servicio, y nunca al servicio del odio y el egoísmo, tu familia será la familia de Jesús. Pues una familia sin este amor, es una misma herencia genética compartida, pero no es una verdadera familia. Un progenitor no es un padre ni una madre. Un progenitor engendra. Un padre y una madre aman hasta dar la vida. En este proceso habrá tempestades y la barca matrimonial y familiar parecerá que se 23 hunde. A veces, Jesús, parece que se duerme. Pero en esos momentos es cuando más fe hemos de tener. En las crisis, igual que se puede destruir todo, también se puede crecer si se tiene fe en que se puede salir de ellas. Sentir miedos en ese proceso es normal, si bien el quid de la cuestión está en no dejarse dominar por ellos. Porque por pánico somos muchas veces incapaces de romper las cadenas que nos atan y que impiden la buena marcha de nuestra casa. El pánico paraliza, y lo que hay que hacer es enfrentarse a los demonios que destrozan nuestra vida y la dificultan y tirarlos al barranco más hondo para recuperar la paz y el juicio cabal que el amor da a nuestra vida. Por eso acércate con fe a Jesús. Toca el borde de su manto con tu mente y tu corazón, y la hemorragia que desangra la felicidad de tu pareja y de tu familia, se cerrará, el amor lo cura todo y el amor que brota de Jesús, que nace a su lado, más. Ese amor hasta resucita una relación muerta si es necesario. En casos muy concretos eso ha pasado, para asombro de propios y extraños. Los miedos impiden nuestra fe en el amor. Los miedos hacen que nos perdamos muchas cosas. Las inseguridades no siempre son buenas consejeras. A veces, pensamos que nuestra vida en pareja se ha muerto cuando sólo está dormida. Es posible que hasta muchos o tú mismo te burles de oírme decir esto. Pero muchos se han levantado. El Espíritu del Amor vuelve y las parejas y las familias se levantan y si se alimentan de nuevo. Te quedarás atónito viendo cómo los miedos eran simples espejismos, pesadillas de las que únicamente teníamos que despertar. En el capítulo 9 muchas enseñanzas enriquecen nuestra comprensión de la familia. Como verás este Jesús es una fuente inagotable de sabiduría. Cuánta importancia damos a tener todo lo material para iniciar nuestra andadura familiar. Cuando lo 24 importante es velar porque el amor reine entre nosotros y todo lo demás, vendrá después. En esta aventura lo importante es no desconcertarse como Herodes ante Jesús. Porque nos enseña a compartir lo nuestro con los demás produciendo siempre un efecto multiplicador, pues si compartimos lo que nos sobra satisfacemos al que necesita y reina siempre la igualdad. El amor fraterno es quien estimula a la libertad individual, para que se abra a los demás y engendre la igualdad. El amor obra la multiplicación de bienes para que todos puedan quedar satisfechos. Jesús es el amor que multiplica. Así que a estas alturas: ¿Quién dices tú que es Jesús? ¿Es alguien más de los muchos sabios que han hablado? Porque Pedro lo tiene claro: si los demás son testigos de la luz, Jesús es LA LUZ. Si los demás son testigos de Dios, Jesús es Dios con nosotros, hablándonos. Está ungido por el mismo amor de Dios, eso significa Mesías. ¿Y tú que dices? Porque la verdad muchas veces es rechazada, el amor muchas veces es abortado. Para amar hay que estar dispuesto a darlo todo, hay que renunciar al propio ego y estar dispuesto a llegar incluso al sufrimiento por amor. Piensa en los sacrificios que un padre o una madre son capaces de aceptar por sus hijos. Pues cuando te buscas a ti mismo nada más, pierdes a tu familia. Pero cuando das la vida por ella, la salvas y descubres que has hecho de tu felicidad hacer felices a esos seres que te rodean y que son tus mayores tesoros. Pues, ¿De qué te servirá ganarlo todo si destruyes aquello que más amas? Si te avergüenzas del amor, dejarás de amar, y no le permitirás que reine en tu vida. Pero como ames llegarás a la cumbre de la vida, y tú y toda tu familia os veréis transfigurados, revestidos de la luz del amor, pues toda la Palabra de Dios se cumplirá en vosotros y descubriréis lo hermoso que es estar ahí. Veréis lo que significa vivir en la gloria y aunque vueltos a la 25 normalidad dejéis de estar extasiados en esa maravilla, ya habréis saboreado la maravilla para la que hemos sido creados y a la cual estamos destinados. Basta como nos decía María, con escuchar a Jesús y llenarte de la sabiduría con la que Jesús enriquece tu vida, y vivir así. A veces te cansarás porque perderéis la fe en el amor, unos u otros. A veces se te hará duro soportarlo pero deberás aprender a no dejarte dominar por ese hartazgo y lucharás contra esa incredulidad para que no te domine ni a ti ni a los tuyos. Y reencontrarás la senda que conduce a la grandeza. No siempre serás comprendido, ni entendido ni siquiera por los tuyos. Verás cosas que ellos no ven aún y tendrás que ser paciente con ellos porque algún miembro creerá que es más importante que los demás. Y tendrás que educarte a ti y a todos para descubrir que el insignificante ha de ser considerado el más importante porque si no el amor fracasará. No se puede dejar a nadie tirado en la cuneta. Porque si no estás a favor del amor estás en contra del amor y por ello nunca deberás ceder a la tentación de acabar con los que se nieguen a recibir el amor que quieres darles, porque de lo contrario, dejarás de ser un hijo del amor. Ser un inquisidor en nombre del amor, es dejar de amar y es lógico que el amor te reprenda si haces eso. Por eso habita en el amor siempre. Ese es tu único hogar. Reclina en él tu cabeza. Nada está por encima de que reine el amor en tu vida, por importante que dicha llamada pueda parecer. Pon la mano en el arado del amor y no mires atrás, entonces y sólo entonces, el amor reinará en ti. Jesús es la sabiduría del amor en acción, no lo olvides. Si lo sigues a él sigues al amor, aunque éste te lleve a tener que ir a situaciones en la vida que aparentemente superen tus capacidades. El amor encierra recursos que tú no eres capaz de imaginar. 26 En el capítulo 10 Jesús te convoca a dar gratis lo que gratis has recibido. La familia no puede encerrarse en sí misma. La familia está llamada a compartir el tesoro del amor con otros que lo quieran recibir, pues muchos caminan como ovejas sin pastor y aunque te parezcan extraños, recuerda que, también están llamados a ser tu familia. A menudo cuando te abres a los demás descubres que pueden incluso llegar a ser más familia que otros que quizás nacieron contigo pero han querido separar sus pasos de la senda del amor. Ese salir no será fácil. Encontrarás dragones, encontrarás lobos. Tu poder y tu riqueza frente a ellos ha de ser la mansedumbre del amor y la astucia del amor. Pon amor donde no hay amor para sacar amor, y si aun así te rechazan, respeta y busca a otros. No te detengas, pues muchos son los que necesitan descubrir el tesoro que llevas contigo. Quédate en la casa de los que te abran las puertas de su corazón y haz que reine el amor entre vosotros. Y cúralos con tu amor. Algunos los amarás y sin embargo no recogerás ningún fruto, allá ellos. Si escuchan al amor del que tú eres portavoz ¡ maravilloso! y si no lo escuchan, siendo una pena, la responsabilidad será sólo suya. Somos libres, porque si no lo fuéramos el amor sería imposible. Te llenarás de alegría cuando veas que Satanás (que significa el que estorba al amor), CAE DEL CIELO EN MUCHAS VIDAS. Pues verás como muchos pisotean a las conductas enemigas del amor, y al amar, sus vidas empiezan a saborear los gozos del cielo. Pues no es otra cosa ese bendito estado que amarnos unos a otros como Dios nos ha amado en Jesús, a quien estamos conociendo paso a paso. Y darás gracias al Padre porque gente sencilla descubrirá lo que muchos que se creen listos (y por eso se incapacitan para aprender algo), han rechazado. Y sabrás 27 que ese tesoro que te lo han puesto a ti en las manos, tú lo has dado a conocer y muchos, gracias a eso, lo habrán visto. Ser misionero para otras familias es la capacidad de convertirse en un gozo que se comparte con los demás. Serás feliz por ver lo que estás viendo y por vivir, lo que estás viviendo. Para alcanzar la vida eterna basta con amar al amor que es Dios por encima de todo lo demás y basta con amar al otro como a ti mismo. Tu pareja, tu familia, y todos los demás que estén dispuestos a compartir tu vida. El otro es tu prójimo y prójimo es aquel que comparte tu vida y necesita de tu ayuda, aquel que si pasas a su lado de largo dejas abandonado en la cuneta, aquel que necesita de tu cuidado, aquel que necesita tu compasión y ser amado eficazmente por ti, aunque para eso tengas que cambiar tus planes. Pues el único plan válido ha de ser amar. Amar es el único objetivo importante en la vida, lo demás es relativo. Por eso es importante poner amor en todo lo que se hace y es definitivo dedicar tiempo a cultivar el imperio del amor en ti. Marta cree que hay cosas más importantes que estar a los pies del amor mismo y en eso ella se equivoca, en cambio, María su hermana acierta. En el capítulo 11, se te enseña que orar es amar y que es necesario aprender a orar porque así amas más y amas mejor. Cuando oras con el Padre Nuestro, estás amando a todos aquellos por los que rezas. Padre que nos amas, que eres nuestro; que todos puedan santificar tu nombre para que lleguen a conocer lo verdadero, lo bueno y lo bello que es tu amor; que tu amor reine en nosotros siempre; que tu amor nos alimente siempre; que perdonemos, pues 28 sólo así el amor renace; y que nunca nos apartemos del amor. No hay que cansarse nunca de amar por medio de la oración. A veces nuestra libertad retrasa los designios de Dios porque no estamos dispuestos a amar como Él nos ama. Y su voluntad de que nos amemos deja de hacerse en la tierra como sí se hace en el cielo. Insiste y pide que el amor reine, pues Dios está de tu parte en ese propósito. Dale permiso a Dios para que intervenga en tu vida y en la de los que están a tu lado. Él enviará sobre todos su Espíritu de amor. La división es la seña del diablo. Eso es lo que significa esa palabra griega. Y algunos se empeñarán por ese camino. Pero tú no te dejes llevar. Expulsa ese mal de tu vida y de la vida de tu familia para que reine Dios en ella, ya que, si reina Dios, reina el amor, pues no es la primera vez que algunos se han dejado atrapar otra vez por el odio y el egoísmo después de haber amado y han terminado mucho peor que al principio. Feliz serás si escuchas todo cuanto aquí se dice y lo cumples. Tú y toda tu casa. La señal milagrosa que pondrás en medio del mundo será el amor. La lámpara que encenderás para expulsar la tiniebla será el amor. Si tus ojos miran con amor tus ojos están limpios y serás alguien luminoso. Vigila para que la oscuridad del desamor no se meta dentro de ti, pues el problema consiste en trabajar tu corazón. Y el amor es quien lo trabaja y limpia. El amor es tu regla principal que ha dirigir todo lo demás. Deja de lado tu ego y no seas un sepulcro lleno de pútrido desamor. No exijas amor si tú no quieres amar, pues manos que no dais ¿Qué esperáis? No entierres el amor bajo túmulos funerarios. No le pongas al amor, una pirámide encima. Le haces un monumento al amor, y luego ¿Tú no amas? No asesines nunca a los mensajeros del amor que llegan a la puerta de tu vida y de tu familia. Abre con tu llave la puerta del amor para todos. Y si te acorralan, ama. AMOR y siempre AMOR. Esa es la sabiduría de Jesús para ti, para tu pareja y para tu familia. ¡Qué bueno es invitarlo a tu casa! Este amor nunca te hará daño. 29 En el capítulo 12 llegamos a la mitad de esta densa enseñanza. El amor es incompatible con la hipocresía. Donde hay hipocresía no hay amor. El amor es más fuerte que la muerte, ésta solo puede matar el cuerpo pero no el alma. El alma muere cuando no ama. Dios no se olvida de los que aman. Que el miedo no ponga freno al amor. Si amas Dios está de tu lado. Si no amas Dios no puede estar a tu lado porque tú lo rechazas. Si hablas mal del amor no sabrás nunca lo que es el paraíso, pues sin amor no hay paraíso. En medio de cualquier situación imprevista ama. Déjate conducir por el Espíritu de Jesús y Él te mostrará qué decir y qué hacer en nombre y al servicio del amor. En la familia y en la vida de pareja también es necesario dejar al amor hacer y decir. La avaricia y las herencias muchas veces rompen las familias. La única riqueza que nos acompaña más allá de este mundo es el amor que hayamos derramado y sólo de amor seremos examinados y no de las riquezas tenidas. Hazte rico en amor. Pon tu empeño en amar por encima de cualquiera otra preocupación o angustia vital. Busca siempre, por encima de todo, el reinado del amor que es lo importante y lo demás poco a poco irá visitando tu vida. No tengas miedo a amar, a compartir, a dar. Que tu riqueza sea el amor y no cosas que pueden ser robadas por otros. Estad siempre despiertos para amar. Siempre preparados para amar. Que cuando te sorprenda la última hora de tu vida te encuentren amando. Tu deber es amar. Eso es lo único que se te exige. Amar en todo: Ama y haz lo que quieras, porque si amas, todo lo harás bien. Los partidarios del odio y el egoísmo estarán contra ti. Pero no dejes de arder por eso en el fuego del amor. Interpreta el tiempo que vives desde la clave del amor y juzgarás con rectitud. Y reconcíliate siempre que puedas. Pues de este modo 30 jamás dejarás de ser del amor y de servir al amor. Tú, tú pareja y toda tu familia. En el capítulo 13 se nos pide que vivamos convirtiéndonos al amor permanentemente. Es una batalla diaria, una tarea de todos y no sólo de algunos en la vida familiar. La conversión al amor en la vida familiar ha de ser global. Para que una familia pueda dar fruto, necesita de paciencia, de cavar en los corazones y de abonar la vida en común con información oportuna. Y entonces es posible que dé fruto. Cortar la vida familiar a la primera de cambio porque no hay frutos no es legítimo; lo propio es preguntarse antes por qué puede no estar dando frutos y atajar los problemas que lo impiden. Siempre es tiempo para cambiar, para liberarnos de las ataduras de “Satanás” (el que estorba), lo urgente y lo importante, lo que honra el buen nombre de Dios, es poner todos los medios para soltar las ataduras que impiden la felicidad de una familia. Ponerse en presencia de Jesús en cualquier momento ayuda mucho a eso. Su palabra escuchada de manera continuada, el contacto con Él siembra en nosotros semillas mentales que se transforman en sentimientos a modo de arbusto, que terminan por convertirse en árboles conductuales. Porque su presencia es una levadura que hace crecer nuestra vida y la vida de todos los que comparten la nuestra. Esto supone complicarse la vida: es una puerta estrecha. Pero es que si de eso depende que tu vida en pareja y en familia crezca, aunque exija grandes sacrificios, esa es la vía que hay que tomar. Porque si no lo haces, luego no deberás quejarte de nada, salvo de ti mismo que en su día no tomaste la salida necesaria y oportuna. Porque no sólo por ser hijo de un entorno cristiano te haces cristiano. Los cristianos no lo son por tradición, sino por convicción y ese camino es personal. Los demás pueden ser transmisores pero no pueden recorrer por ti tu camino. Es más si matas y apedreas las ocasiones que se te ofrecen de cambiar para 31 bien tu vida familiar se desertificará. Y la razón última será:” que tú no has querido”. El amor es una oferta o un regalo, que tú puedes recibir o rechazar y una vez recibido lo puedes usar o arrinconar en el cajón de los trastos. Así que ¿Quieres o no quieres dejarte cambiar por el amor? Eso es lo que Jesús te pregunta hoy, porque esa tarea es para toda la vida. El amor es una revolución permanente en la vida familiar. En el capítulo 14 comenzamos por descubrir que muchos ponen pegas para que te integres en procesos de conversión donde Jesús sea tu sanador principal pero no te ofrecen luego ninguna alternativa, ninguna respuesta real a tus problemas, se quedan mudos ante tu situación. Dejado esto claro, Jesús, vuelve a ofrecer su palabra. Pues Él no se queda mudo. No te consideres más que nadie en tu familia, porque si humillas a los demás, no crearás un ambiente familiar verdadero. Si quieres ser ensalzado nunca humilles a los demás. Cuando actúes busca dar sin pedir nada a cambio. Cuando en la familia todos buscan recibir nadie recibe nada. Cuando en la familia todos dan sin esperar nada a cambio, todos reciben. Ésta es la sabiduría a la que se nos invita. Pero podemos rechazar la invitación por diversos motivos y perdernos la alegría del banquete del reinado del amor. Mientras que otros sí los disfrutan. Tampoco el egoísmo familiar, el pensar sólo en mi núcleo, basta. El sálvese quien pueda, no resuelve los problemas. No puedo pretender ser feliz mientras todo a mi alrededor se desmorona. Aunque mi casa esté en paz si mi entorno está en guerra nuestra paz durará muy poco. El odio y el egoísmo, como el ébola, se contagian muy pronto y siembran de destrucción sus entornos. Muchas veces poner paz a nuestro alrededor exige negarnos espacios íntimos a los que podríamos tener derecho. ¿Qué pensarían los hijos de Mandela cuando éste se convirtió en un luchador contra el racismo sudafricano? Mis bienes no siempre 32 están por encima de los bienes de los demás, sobre todo, cuando el bien común nos compromete a todos. Del mismo modo Jesús nos insiste en que nuestra vida personal y familiar puede tornarse insípida. Para evitar tal extremo y que no pierda el sabor, el amor no puede faltar ni en nuestra vida ni en nuestra familia, pues el amor es la sal que torna sabrosa la vida familiar, de todos y cada uno. Sin el amor, la vida en común se torna tan insípida que al final hay que tirarla. En el capítulo 15 Jesús deja claro que no tiene problemas de rodearse de gente pecadora, de gente que ha cometido errores, de gente que se ha equivocado, de gente que ha metido la pata y algunos incluso han sido censurados públicamente. Los perdidos son los que más necesitan ser encontrados. Los enfermos necesitan ser sanados y los pecadores cambiar de vida para evitar sus particulares infiernos en los que viven sufriendo y haciendo sufrir. Lo fácil es condenar que es lo que hace el hermano mayor. Lo verdadero, lo bueno, lo bello y por ello lo difícil, es lo que hace el padre:” respetar la libertad del que se ha equivocado”, incluso hasta para equivocarse y luego la capacidad de volver a dar una oportunidad al que habiéndose equivocado vuelve totalmente arrepentido. Algunos dicen que este arrepentimiento del hijo es insuficiente y, aún así, da una oportunidad para que el muerto vuelva a la vida. PORQUE EL PADRE AMA. Esto que con los hijos se entiende de maravilla, no siempre se entiende tan bien con tu pareja. ¿Acaso el problema es que he querido a “mis hijos” y no me he dado cuenta de que eran “nuestros hijos”? ¿Me he refugiado en mis hijos porque contigo no me acabo de entender? ¿Dónde se perdió nuestro amor para que no te vuelva a dar una oportunidad, si te equivocas? Este capítulo es central en tu valoración vital. Porque, sin el perdón, el amor no renace cuando éste se ha perdido. El dolor 33 se torna rencor en el caso del hermano mayor. En el caso del Padre, el dolor no se torna rencor, no hace memoria de lo que el hijo equivocado hizo. Sin embargo el hermano mayor sí. Hacer memoria es como hurgar en una herida abierta. Ni se cura, ni se desinfecta, ni se cicatriza. Tiempo, distancia y no hurgar en la herida. Sin esto es imposible perdonar. Si haces memoria, la inflamación lejos de bajar, se mantiene y crece y el dolor no cesa. Poner la atención en el amor vuelve a la vida lo muerto y encuentra de nuevo lo perdido. Poner la atención en el dolor no cura nada y golpear con la mano herida menos aún. Sin amor no hay perdón y sin perdón, el amor no se renueva. Son las dos caras de una misma moneda. En el capítulo 16 la enseñanza de Jesús pasa por descubrir que el dinero hay que ponerlo al servicio del amor, esto es al servicio de la persona, de la familia y no condicionar la familia desde la avaricia del dinero porque eso destruye la familia irremediablemente. Si es la avaricia tu principal opción destruirás tu familia, porque ella no sobrevive en el egoísmo. La familia sólo sobrevive en el amor y el amor convierte al dinero en un instrumento al servicio de las personas. Con unas normas de uso, como un electrodoméstico cualquiera. Así como el fuego de la cocina no se usa para incendiar la casa, del mismo modo, el dinero exige un protocolo de uso por el bien común de todos. Los amigos del dinero se burlarán de este discurso. Pero frente a un ser humano, todo el dinero del mundo, para Dios, es basura. Lázaro, el pobre a las puertas del rico Epulón, es la niña de los ojos de Dios. Y la insolidaridad injusta del rico no engendra felicidad ni para el pobre, ni para él mismo. El dinero está al servicio de las personas y no las personas al servicio del dinero. La economía no tiene sentido fuera de la aspiración al bien común. ¡Cuántas veces por dinero se rompen familias enteras! La lógica de 34 la insolidaridad, la avaricia y el egoísmo son incompatibles con la familia. También lo es el adulterio. La traición a la confianza de la pareja es destructiva porque rompe corazones. El amor matrimonial es de cristal, y volver a pegar el cristal roto, se torna muchas veces, una tarea imposible. Este texto en otros evangelios es matizado, añaden que en ese caso se entiende la separación. Lucas aquí no lo incluye, pero Mateo en el capítulo 19, si lo prevé. Sí es cierta una cosa, “todo lo que un cura bendice no lo une Dios”. Merece la pena pensar en esto, porque cuando el amor entre los cónyuges no es verdadero estamos ante una unión matrimonial falsa, lo que los católicos llamamos “matrimonio nulo”. En el capítulo 17 se profundiza en las enseñanzas que se vienen exponiendo. El seguimiento de Jesús exige muchas veces profundizar en torno a un mismo eje. Los valores se aprenden gradualmente, de manera progresiva. El daño a los “pequeños”, niños, ancianos, gente indefensa e inocente, te convierten en un monstruo. Los pequeños son sagrados. Quien atente contra ellos contra Dios atenta. Todos los que tenéis hijos entendéis muy bien que si alguien hace daño a uno de ellos la pena de la piedra al cuello sería demasiado generosa si el personaje cayera en vuestras manos. El cuidado de los niños es por tanto una exigencia incuestionable para una familia. El perdón como referencia constante también lo es, porque la familia está integrada por personas y nadie es perfecto: ni los esposos, ni los hijos, ni los hermanos, ni los padres. Sin misericordia constante es imposible mantener la convivencia humana. La fe en el amor mueve montañas enormes. Cuando sirvas al amor, no pidas medallas. Pues para servir al amor has sido creado y si no sirves al amor, te destruyes y destruyes siempre a los demás. Que el desagradecimiento de los demás no 35 te frene para servir al amor. En el amor se ha de creer más allá de la respuesta del otro. Sin una fe inquebrantable, en el amor, difícil será poder construir un hogar. El reino de Dios está donde reina el amor. Si entre nosotros reina el amor, entre nosotros Dios reina. Si el amor no existe entre nosotros, Dios es destronado de nuestra vida familiar y personal. La destrucción del amor por la muerte de una de las personas de la familia no acaba con el amor, pues a veces el fin de este mundo (anticipado por la muerte personal) amenaza con destruirlo todo, incluso nuestro ámbito familiar. La palabra de Jesús en este sentido es clara: La última palabra la tiene Dios, y Dios es amor y vida. En medio de esa situación terrible, mantén tu fe en que el amor es más fuerte que la misma muerte. Jesús se acerca a Jerusalén y sabe que su familia de discípulos tendrá que afrontar su muerte, y los prepara para ese momento durísimo. Nunca estamos preparados para esto, pero esto puede ocurrir en cualquier momento. Y en esa situación la sangre fría y la mente lúcida, hijas de la fe en que el amor es más fuerte que la muerte (porque Dios está siempre con nosotros), son irrenunciables, si no queremos claro está, perder la fe en la vida y en todo lo que somos. En el capítulo 18 nos enseña a mantener la esperanza en nuestro futuro familiar y personal haciendo un acto de fe constante y permanente por medio de la oración. El poder de la oración en este asunto es incuestionable. Cada vez que oras crees en que todo el universo está cimentado en el Dios que nos ama y no sucumbes en la desesperación que conlleva el sin sentido nihilista (todo es para nada y la vida una mera pasión inútil). Quien pierde la fe lo pierde todo. Sin fe la vida se desvanece como una estrella fugaz en el firmamento veraniego. Del mismo 36 modo la humildad de todos es fundamental. Todos somos de carne y hueso. Y pensar esto con frecuencia evita adoptar poses justicieras con los otros miembros de la familia. Cuando entiendes que tú metes la pata, entiendes que los demás por desgracia también suelen hacerlo. Una vez más la insistencia en la misericordia y nunca será suficiente esta insistencia. De nuevo los niños vuelven a aparecer como algo sagrado, y además como un modelo de identificación. El niño tiene pasión por vivir y pasión por amar y ser amado. Y ese es el estereotipo que ha de configurar nuestra vida familiar. El niño además no sabe vivir sin sus padres. Nuestras familias están llamadas a vivir en las manos de Dios como un niño en brazos de su madre, confiando plenamente en el amor contra viento y marea. No basta con cumplir la ley y sus prohibiciones: No hacer el mal. Eso no basta para vivir en pareja y en familia. Hay que amar dándolo todo. Reservarse riquezas en lo profundo del corazón sin darlo todo, estorba para la vida común. Si te parece imposible llegar a dar hasta ese extremo, descubre que Dios puede hacer posible lo imposible. Si llegas a darlo todo sabrás lo que es vivir en plenitud. Jesús nos dio testimonio de lo que es darlo todo entregando su vida y derramando su sangre. De ahí la fuerza de sus palabras:” Amaos unos a otros como yo os he amado”. Por eso si estás ciego para amar, grítale a Jesús. “¡JESÚS HIJO DE DAVID TEN COMPASIÓN DE MI! Y aunque algo en tu interior o en tu entorno te quiera frenar no pares de gritar. El amor de los amores que es Jesús, el que nos enseña que la medida del amor es el amor sin medida, te dirá: ¿Qué quieres que haga por ti? Díselo:” JESÚS QUE PUEDA AMAR”. Y tus ojos verán con amor si tu fe en su palabra es firme. Y alabarás a Dios cuando te incorpores al grupo de los que viven iluminados por Jesús que abre los ojos de su corazón para que aprendan a amar. Eso ocurre cuando te abres a vivir tu vida en familia con otras familias cristianas que caminan 37 tras los pasos de Jesús y han descubierto algo importantísimo: ÉL VIVE. En el capítulo 19 Jesús se muestra experto en lograr que los seres humanos de corazón ruin, se tornen personas generosas. Zaqueo es el ejemplo de una persona que sin conocer el amor, porque su corazón está metalizado, cambia tras conocer y escuchar a Jesús y creer en su palabra. Cualquier persona que no conoce el amor puede salvarse de una vida tan triste como esa, y Jesús, hace lo posible porque así sea. El amor es un talento inmenso que Dios nos entrega y que hay que ponerlo en juego. Las capacidades de amar no son para guardárselas sino para ponerlas a circular. El que más amor tenga más amor cosechará y al que menos tenga menos amor disfrutará. Ser un enemigo del amor al final te conduce a la muerte en el camino hacia la felicidad. Así que el tema es sencillo ¿Quieres que el amor de Jesús entre en tu vida y en tu familia aunque venga montado a lomos de un borrico? porque los que a veces te damos testimonio de él somos eso: un poco borricos. Si le dejas entrar gritarás de alegría. Bendecirás que el amor reine en tu casa. No lo dudes. Y sabrás lo que es la paz del cielo y la gloria de Dios altísimo en tu vida. Y nunca te lo callarás. Aunque fueras una piedra no lo harías. Es una pena que tantos y tantos no sepan encontrar el camino que conduce a la paz y que se dejen prender por los enemigos del amor y que se vean destruidos por ellos. Y que no quede piedra sobre piedra de lo que fueron como familia, simplemente porque no se dejaron salvar por el amor. Una familia si es una casa de oración, que tiene al Dios de Jesús en su seno, nunca será una cueva de ladrones. En el capítulo 20 Jesús te enseña que si le das derecho a hacer maravillas en tu vida, las hará; y si cuestionas su derecho te 38 dejará vivir tu vida a tu manera, aunque te lo pierdas todo. Simplemente porque Él quiere amarte y para eso tienes que invitarlo de buena gana a formar parte de tu familia. Su voluntad es que des sin cesar frutos de amor. Pero si tu voluntad es otra, si no quieres que el amor sea la piedra angular de tu casa, tu voluntad será respetada, aunque eso suponga que te estrelles. Quien te ha creado sin ti no quiere salvarte sin ti. Y eso no cambiará te guste o no. La puerta de tu vida al amor tienes que abrirla tú libremente. Sin libertad el amor no existe. Puedes buscarle la vuelta todo lo que quieras, puedes intentar cazarlo si quieres, no serías el primero, pero su amor es muy sabio. Tus trampas no darán resultado. Su discurso es muy claro: Si eres del amor sé del amor y déjate de milongas. Si pretendes cazarlo te dejará estupefacto. Si la muerte es en tu mente una frontera infranqueable para el amor (como la plantean los que no creen en la resurrección) Jesús te dirá: abre tu mente, tu amor es más fuerte que la muerte, es más tu amor tiene una vocación tan grande que hasta supera los límites estrechos de tu matrimonio o de tu familia concreta. Está llamado a revestirse de la eternidad y universalidad del amor de Dios. Tu amor está llamado a alcanzar una plenitud que ni te imaginas. Lo que aquí vives es una pequeña parte de lo mucho que te aguarda. Tu amor es el de los hijos de Dios y está llamado a resucitar. El amor no muere nunca. Simplemente se transfigura, se transforma. Tu amor está a salvo con Dios, porque es un Dios de vivos y no de muertos. Para Dios no hay muertos, todos viven. Si le das la razón descubrirás que tu amor es más fuerte que la muerte. El amor tiene sed de infinito. Pues cuando amas nunca aceptas la muerte de quien quieres. Por eso el amor encuentra en Jesús la respuesta que anhela. En Él sacia su sed de infinito. Por eso siéntate a los pies de Jesús. Si te sientas a su derecha, los enemigos de tu amor serán puestos como estrado de tus pies. Basta que decidas no andar 39 buscándote a ti mismo y devorando para ello a los demás. Guárdate por tanto de hacer tal cosa. Por esa vía sólo lograrás destruirte. En el capítulo 21. Jesús insiste: ”dalo todo” aunque sea poco lo que eres o lo que tienes. Entrégalo por amor a tu pareja y a tu familia y al resto de personas. Para fundar una familia no basta con dar lo que te sobra hay que darlo todo. Lo único que no se destruirá de tu vida será el amor que hayas tenido. Lo demás pasará. Por dificultades horribles que tengas que vivir o superar, no dejes de amar. Ni en las alegrías ni en las penas, ni en la salud ni en la enfermedad, ni en la prosperidad ni en la adversidad. Hasta los cabellos de tu amor son sagrados para Dios. Mantente firme en el amor y alcanzarás la vida en plenitud. La angustia puede llegar a ser terrible. Pueden hasta pisotear todo lo que eres. La confusión y el terror pueden cercarte, es posible que se tambalee todo el mundo, pero al final aunque no lo parezca, el amor triunfará. El poder y la gloria son suyos. Así que, aunque todo se oscurezca, cobra aliento para amar siempre y levanta tu cabeza enamorada porque Jesús te ha liberado para que ames siempre. El amor nunca pasara. El cielo y la tierra pasarán pero el amor que Jesús te muestra nunca pasará. Por eso que nada te distraiga del amor: ni el vicio, ni las borracheras, ni las preocupaciones de esta vida. Vigila, ama sin cesar y no dejes de orar para no perder nunca tu fe en el amor. Así cuando el AMOR ETERNO DE DIOS te salga al encuentro, pueda reconocerte como suyo. Retírate en su compañía a menudo y escúchale siempre que tengas tiempo. No te arrepentirás. Los capítulos 22 y 23 van unidos. Estos textos narran cómo la tiniebla trató de eclipsar la luz. Pues es la narración del complot contra Jesús. De cómo fue apresado, juzgado, torturado y asesinado. Cuando has recorrido todo el evangelio, entiendes muy 40 bien por qué. Estos textos se han interpretado de muchas maneras. Alguno no ha faltado que ha usado estos textos para construir un mensaje monstruoso: “Cuando tu esposo o tu esposa, cuando tus padres o tus hijos te hagan sufrir, carga con tu cruz, porque te están santificando como a Jesús en la Cruz”. Es decir, usan a Jesús para dar la razón a los que oprimen, a los que hacen sufrir e incluso matan. Eso no es lo que dicen los textos. Eso es una macabra interpretación. A mi juicio, la lectura de la pasión debe llevarnos a otra conclusión. ¿Quieres ser tú de los crucifican o no? Porque si crucificas a tu esposo, a tu esposa o a tus hijos o a tus padres a Jesús crucificas y lo haces cuando pisoteas su dignidad o sus derechos, cuando los maltratas desde todos los ángulos. Crucificas cuando vendes al otro. Crucificas cuando traicionas a conciencia al otro. Crucificas cuando te sientas a la misma mesa con él y llevas doble vida. Crucificas cuando no sirves al otro por amor. Crucificas cuando te dejas zarandear por Satanás (“el que estorba”, significa esta palabra) por sus insinuaciones que te llevan a buscarte a ti mismo a costa de los demás. Crucificas cuando pierdes la fe en el amor. Crucificas cuando cuentas al inocente entre los criminales. Crucificas cuando te duermes ante el dolor ajeno. Crucificas cuando no consuelas al que al sufrir angustia suda hasta sangre. Crucificas cuando con un beso traicionas a quien te quiere. Crucificas cuando sacas la espada para resolver los problemas. Crucificas cuando llenas de tinieblas tu vida. Crucificas cuando niegas a quien te mira con amor. Crucificas cuando llenas de llanto amargo la vida de los demás. Crucificas cuando te burlas del otro. Crucificas cuando golpeas al otro. Crucificas cuando pegas al otro. Crucificas cuando profieres contra el otro toda clase de insultos. Crucificas cuando interrogas sin voluntad de creer al otro, habiéndolo condenado previamente. Crucificas cuando acusas con falsedad, pues cuando señalas con el dedo, cuatro dedos apuntan a ti. Crucificas cuando condenas al inocente. Crucificas cuando conviertes al otro en un 41 mono de feria. Crucificas cuando acosas con violencia. Crucificas cuando tratas al otro con desprecio. Crucificas cuando castigas al inocente. Crucificas cuando por cobardía no defiendes al inocente. Crucificas cuando entregas al inocente para que hagan con él lo que quieran. Crucificas cuando te lavas las manos ante la injusticia. Crucificas cuando colaboras con los que hacen el mal. Crucificas cuando sólo lloras ante el dolor ajeno. Crucificas cuando clavas en una cruz al inocente como si fuese un criminal. Crucificas cuando desnudas al otro de lo que necesita para vivir. Crucificas cuando te juegas lo que es del otro. Crucificas cuando ofreces vinagre a los labios del otro para calmar su sed de amor. Crucificas cuando cuelgas letreros acusadores al otro. Crucificas cuando no tienes compasión y misericordia con el otro. Crucificas cuando sumerges la vida del otro en la oscuridad. Crucificas cuando matas al otro en todos los sentidos. Crucificas cuando te golpeas el pecho pero dejas morir al otro siendo inocente. Crucificas cuando miras desde lejos el sufrimiento del otro. Crucificas cuando entierras los anhelos del otro de amar y ser amado. Crucificas cuando no amas. Pues el egoísmo y el odio crucifican siempre. Sólo el amor nunca crucifica. Entonces ¿Qué quieres ser? ¿Quieres crucificar al otro? ¿Quieres crucificar al amor? Esta interpretación de estos dos textos me parece la adecuada. Y ahora fíjate en Jesús. Nunca es espejo de la brutalidad de los demás. Nunca se deja apresar por el horror de los demás. Jesús siempre es fiel al amor. Entrega su vida por amor a los otros. Derrama su sangre por amor a los otros. Jesús es el amor que no se contagia de la toxicidad que lo rodea. Jesús coge su vida en sus manos, da gracias por ella, la parte y la da por amor a los demás. Si hace falta llegar hasta ese extremo para que el otro se entere de que lo ama, lo hace. Y asombra con su capacidad de amar. Verdaderamente es Dios porque ningún humano es capaz de amar hasta ese extremo. No es extraño que el centurión diga lo que dice. Jesús sirve a los demás porque ama a los demás hasta el 42 extremo. Jesús nos invita a hacer memoria de su amor para alimentarnos de su amor permanentemente y no ser nunca más causa de crucifixión para los demás. Eso es lo que hacemos en la Eucaristía. Esa última cena con la que conmemoramos la realidad del amor verdadero manifestado en Jesús como en ningún otro lugar. Jesús tiene paciencia con quien lo niega tres veces. Jesús prepara a los demás frente al peligro que acecha, aunque no lo entiendan. Jesús reprueba la violencia. Jesús ora sin cesar en medio de la amargura a la que lo condenan los que odian. Porque ni defenderse puede. No quiere hacer daño. Y no lo hace. Él ha nacido para amar. La cruz es el reflejo del que nos ama hasta el extremo a pesar de nuestro horror, para ganarnos para el amor, y hacer que dejemos de crucificar a los demás. No seguimos a Jesús cuando crucificamos a los demás sino cuando amamos a los otros. Jesús nunca se duerme ante el dolor de los demás. Jesús salva a los suyos y ofrece su vida por ellos. Jesús mira con amor al que lo niega. Jesús es veraz siempre. Jesús nunca es culpable, su inocencia es la del que ama a prueba de bombas. Jesús es el que guarda silencio para no faltar al amor con su palabra. Jesús es el que no se deja contagiar del odio ajeno porque sabe que no sabemos lo que hacemos cuando crucificamos. Aquí hay una gran sabiduría pues crucificamos cuando convertimos al otro en una amenaza cuando no lo es, porque nuestra valoración está radicalmente equivocada. Los que mataron a Jesús creían que era un mal, aquel que paso haciendo entre nosotros el bien porque lo único que sabía hacer era amar. Cuántas veces crucificamos a los demás porque creemos que son una amenaza cuando no lo son. La historia está llena de esos casos por desgracia. La historia de la humanidad en un aspecto es una historia repleta de crucifixiones de los demás por motivos equivocados. El que crucifica lo hace muchas veces porque su 43 visión de las cosas es tan retorcida, tan parca, que es capaz de sacar de su corazón toda la oscura brutalidad que lleva dentro. Esa es la sabiduría de las palabras “perdónalos porque no saben lo que hacen”. No te ven a ti cuando te crucifican, ven su visión oscura, retorcida y equivocada de ti, porque no te miran con amor, no te miran con los ojos de Dios. Sólo encontró amor Jesús en los labios de un ladrón y por ello, aún muriéndose “a chorros”, decidió que lo último que quería en este mundo era morir amando, morir siendo misericordioso, sin juzgar con la inhumanidad propia del fariseo que demoniza todo aquello que no está de acuerdo con su estrecha manera de ver las cosas. Por ello, como último grito de vida lo que hace Jesús es ponerse en las manos del Padre, ponerse en las manos del amor, con la fe y la esperanza firme de que este amor no le defraudará nunca. Pues ni la muerte tiene el poder de eclipsar la fuerza del amor. El amor no puede enterrarse bajo tierra mucho tiempo. El amor no se eclipsa bajo el imperio de ninguna oscuridad para siempre. JESÚS AMA SIN MEDIDA. Y nos dice hoy a todos: si quieres vivir en plenitud NO CRUCIFIQUES, AMA. ¿Y ahora tú que dices? Esa es la clave para interpretar estos textos en mi opinión. Y esta clave ilumina por completo la vida de toda sociedad, de toda familia, de toda pareja y de toda persona. Y ESA ES LA RUTA PARA VIVIR EN PLENITUD. Lo repito: ¡NO CRUCIFIQUES! ¡AMA! El capítulo 24 es el último. Su mensaje resulta sorprendente y resplandeciente. El amor no está sepultado. El amor no es mortal. Esta noticia cuando menos es desconcertante. No busques entre los muertos al que vive. El amor no está muerto ¡VIVE! El amor es más fuerte que la muerte. Si Jesús no está aquí, si ha resucitado, el amor se manifiesta todopoderoso, no sólo frente a la muerte, sino frente al egoísmo y el odio. Si el egoísmo y el odio son la noche, el amor es el sol. Y 44 cuando el sol sale la noche se desvanece. La noche da paso a la aurora, después viene el alba, y tras el amanecer se impone el día y la noche se desvanece. Eso Jesús ya nos lo ha dicho a lo largo del evangelio. Basta repasar distintos capítulos de los que ya hemos visto. La muerte no tendrá la última palabra en la vida. La muerte perderá su dominio. Sin vida no hay amor. Luego si el amor quiere ser eterno, la vida también tiene que ser eterna. Y eso sólo puede serlo en Dios. En un mundo finito eso resulta imposible. Luego la cuestión es: ¿Hay Dios que haga posible la eternidad de la vida y por tanto la eternidad del amor? La resurrección de Jesús demuestra que sí. Jesús no es un amor inaudito sepultado tras una muerte horrorosa. Jesús ha resucitado, por tanto el Padre, en cuyas manos se encomienda está, existe. Esto no es fácil de creer. A muchos les parece una locura. De hecho así les ocurrió a los discípulos de Jesús en aquel momento. Algunos aun así se abrieron a la posibilidad y el asombro fue su destino porque Jesús no estaba muerto. Después otros se encontraron con un caminante que se interesó por su tristeza y desaliento por el duelo que les supuso la pérdida de Jesús. Su palabra les iluminó su saber fundado en las Escrituras. Después volvieron a compartir la mesa con Él. Volvieron a vivir la experiencia de la cena pascual que habían compartido con Jesús en Jerusalén. Y al partir el pan lo reconocieron. Entonces se dieron cuenta de que su amor les había hecho arder su corazón. Su amor vivía porque él vive. Nada mejor para alguien que ha perdido un ser querido, herido de amor, descubrir que tal persona no está muerta, sino que esa persona y el amor mantenido con ella, viven. Y dar esta noticia a los demás se convierte en fundamental. La sorpresa fue que esa ya era una experiencia compartida por muchos. 45 Pablo, en su primera carta a los corintios, en el capítulo 15, dará testimonio de que esa vivencia la tuvieron más de quinientas personas. La victoria del amor sobre la muerte no es un fantasma. Sorpresa claro, susto…. ¡no faltaría más! Dudas, normal. Pero las manos amadas, los pies queridos, estaban ahí. “Él yo mismo” amado estaba ahí, para alegría y asombro de todos. Podían tocarlo y mirarlo. Su carne amada y sus huesos queridos eran reales. ¿Hay algo más hermoso para una familia que descubrir que sus miembros amados son más fuertes que la muerte y que nunca desaparecerán? ¿Hay algo más maravilloso para una familia que descubrir que su amor no es una pasión inútil condenada al sinsentido nihilista? Porque pensadores como Ciorán creen que lo peor que se puede hacer es tener familia ya que es el camino para seguir convocando a la vida a seres humanos cuyo futuro es el abismo oscuro de la nada y no siempre con la garantía de que van a ser felices mientras vivan. Además creen que enamorarse es lo peor que te puede pasar porque al final perderás lo que amas. Sin fe en la vida y en la existencia, el amor se convierte para ellos, en una maldición. Aquellos discípulos, alegres y asombrados, no acabaron de creer lo que ocurría. Tuvieron que comer con Él y tras escucharlo abrieron su mente. Comprendieron con claridad la revolución de la que estaban siendo testigos. Morimos porque vivimos en un mundo que no es Dios y que por tanto muere, ya que es finito al par que imperfecto, porque solo Dios es infinito y plenitud. Pues de lo contrario no sería Dios sino mundo. Pero se nos ofrece en Él la invitación a hacernos inmortales e incorruptibles como Dios si decidimos unirnos a Él por amor y unirnos a Él significa amar. Hacernos amor. Si hacemos esto el amor nos muestra su otra cara: “Resurrección”. Si crees en el amor crees en la resurrección porque el amor nunca acepta de buen grado la muerte de los seres amados. El 46 amor te enferma de sed de infinito y si el agua es el presupuesto de la sed, no es irracional considerar que la sed de infinito, hija del amor, presuponga la existencia del infinito. La resurrección es el hecho que prueba que esta presunción es una realidad. Los testigos de aquello son testigos para nosotros hoy y cumplen su función. A través de ellos nos habla el Espíritu de Jesús resucitado que nos invita a amar sin miedos ni dudas porque el amor nunca pasará, es eterno. Dios es amor, y cuando nos amamos descubrimos que nuestra verdadera plenitud es la eternidad. Sin ella el amor es mera frustración. Sólo junto a Jesús el amor se salva y se abre a la gloria como meta. 47 EPÍLOGO Tras su ascensión la presencia amorosa de Jesús, se torna Espíritu y como tal es capaz de estar con todos en todas partes a un mismo tiempo. Algo parecido a lo que ocurre con el aire. Lo que hoy permite que Él haya podido hablarte a ti, a través de estas palabras, si ha ardido tu corazón. Por eso tenemos una fe firme: su Palabra, los sacramentos, la oración y la vida en común con otras parejas y familias cristianas, en la familia de familias que es cada parroquia y cada diócesis. Todo ello son vías firmes por las cuales tú también puedes encontrarte con Él para que cambie tú vida, tú corazón, tú pareja y tú misma familia. Así que es hora de pensar. ¿Invitas a Jesús y a María a tu matrimonio? ¿ te atreves a seguir los pasos de los novios de Caná en Galilea? Si es que sí, haz caso a María. Haz lo que Jesús vivo te dice. ÉL TIENE PALABRAS DE VIDA ETERNA, MUCHOS NUNCA HAN OIDO HABLAR A ALGUIEN COMO ÉL. Si lo haces, tu vida en pareja, tu amor y tu familia, no se aguarán. Serán una experiencia sabrosa y lejos de degradarse, con el tiempo se irán añejando como el buen vino. El reto ahora depende de ti. Si quieres vivir en plenitud tu vida de pareja y de familia, no lo dudes: “VEN Y LO VERÁS”. Conoce, ama, sigue a Jesús y sabrás lo que es vivir en plenitud. Jesucristo es la buena noticia de la familia cristiana y por eso es NUESTRO CIMIENTO. ANDROS PRESBÍTERO 48 POSDATA Este material se ofrece a la consideración de todos. El Movimiento Familiar Cristiano ha sido el detonante de esta reflexión que me complazco en poner a disposición de quien lo quiera usar. No agota mi meditación los múltiples significados que para la familia encierra este evangelio. Seguro que otros ojos más atentos y profundos que los míos podrán descubrir nuevas luces incluidas en los textos sagrados. Pues no es la primera vez que la misma Palabra de Dios me sorprende abriendo nuevos universos de comprensión que antes yo no había sido capaz de vislumbrar. De ahí que animo a todos a hacer este mismo recorrido. Interpretar el evangelio desde una clave concreta, como lo es en este caso la vida de la familia, resulta muy enriquecedor. Hacer esta misma lectura con otros evangelios sería extremadamente interesante. Y más aún que ese recorrido sea realizado por parejas cristianas con todo su caudal de vida y experiencia. Para trabajar este texto recomiendo tres etapas. La lectura personal de un número de capítulos del evangelio. El diálogo entre la pareja o los miembros de la familia, acerca de los frutos, recibidos. Y la puesta en común con el resto de parejas o familias participantes en el encuentro. El prólogo y el epílogo recomiendo leerlos juntos en el gran grupo. A modo de introducción y de conclusión. El prólogo antes de lanzarse a la lectura personal. Y el epílogo al final del estudio de los capítulos del evangelio. 49 Tanto una convivencia como reuniones progresivas permiten acercarse al contenido expuesto en este documento. No creo necesarias más indicaciones al respecto. A partir de aquí la imaginación al poder. Nada más por mi parte. Pido disculpas por los errores que seguro los habrá. Y por la falta de comprensión por mi parte de los significados que no haya sido capaz de desentrañar. Y agradezco siempre vuestra atención y consideración. El autor: Andrés Marín Navarro Presbítero 50