Sherwood Anderson. William Faulkner. Donald Barthelme

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I. Diferentes formas de interpretar la realidad según Anderson, Faulkner y Barthelme
El contexto social es siempre importante a la hora de estudiar un texto y, sobre todo, comprenderlo. Por ello,
parece interesante no quedarnos tan sólo en la obra literaria de : Sherwood Anderson, William Faulkner y
Donald Barthelme; sino también preocuparnos por el transfondo de su obra, por la lectura entre líneas; en
definitiva por las causas que les hicieron escribir de una manera u otra; eso sí, siempre queriendo poniendo en
tela de juicio una sociedad mutante, un mundo cambiante que les afectará en todos los aspectos de su vida y
obra.
Comenzaremos este breve recorrido con la historia de los siglos XIX y XX: en el período de entreguerras
(1918−1939) nos encontramos con un hecho histórico de gran magnitud denominado: La Gran Depresión. En
el plano del liberalismo económico será ésta la crisis más grande sufrida por el Capitalismo.
Desde la IIª Revolución industrial, en 1870, el Capitalismo había conocido crisis cíclicas de corta duración
pero la Crisis del 29 causó un trastorno general que no pudo ser solucionado con los medios anteriormente
utilizados.
La crisis se inicia con el Crack de la Bolsa de Nueva York (Wall Street), pero, desde el punto de vista
económico, no identificaremos este hecho puntual con la totalidad de la crisis: las causas hay que buscarlas en
las consecuencias de la Iª Guerra Mundial y en el desarrollo económico de los años 20. Este gigantesco
desarrollo tuvo su origen en EE.UU., pero rápidamente fue propagándose al resto del mundo.
Esta bancarrota dio al traste con la capacidad adquisitiva de los consumidores, con las inversiones en los
negocios y con la solvencia de los bancos y las empresas. Inmediatamente después de la Gran Bancarrota,
vino la Gran Depresión. La crisis captó, en primer lugar a los ricos, pero, a continuación se fue imponiendo a
los pobres. En 1933, casi la cuarta parte de los trabajadores norteamericanos estaban sin empleo.
Fue entonces cuando el modelo económico de los EE.UU., basado a lo largo de los años 20 en la
especulación, se vino abajo al estallar Wall Street. De esta manera, aumentó considerablemente el paro; el
paro determinó la disminución del consumo y el consiguiente aumento de los stocks. La desigualdad social,
en estos momentos, fue mayor: los ricos perdieron sus negocios pero no su patrimonio; mientras que los
pobres (clases medias−bajas) lo perdieron todo. Serán estas clases las que apoyarán movimientos de carácter
antiliberal como son los fascismos.
Muy a grandes rasgos, podemos decir que ésta fue una época de cambios; quizás demasiados cambios para un
país que acababa de ser engendrado.
La novela no se escapa de su pasado, de su contexto como literatura; en estos momentos, tiene lugar el
Modernismo Vanguardista. Debemos recordar, sin embargo, que el Modernismo es un fenómeno no
americano. Sherwood Anderson (1876−1941), por ejemplo, abre la posibilidad al Modernismo en América,
es un innovador del relato y del estilo literario; podemos asegurar que Faulkner se benefició de esta ventaja.
El experimento de la narrativa de los años 20 fue en América el propulsor de una crisis que significaba una
revisión de los valores tradicionales. Europa incidía en un cambio de los conceptos de percepción y lenguaje,
mientras que América lo hacía en una crisis de las raíces culturales calvinistas que se hallaban engarzadas en
la vida rural o urbana. Los escritores americanos veían una sociedad en proceso de transformación y las
críticas al tradicionalismo se traducen, en el caso de Winesburg, Ohio en una censura psicológica.
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Anderson se encuentra entre los escritores de la tradición americana de Emerson y Whitman. Pertenece al
New Criticism; consideraba al texto como una unidad autónoma e inseparable.
Podemos considerar como denominador común a todos los escritores de esta época, la huida de los habitantes
del campo a las ciudades, la transformación del mercado de trabajo debido al crecimiento industrial y la
rebelión de la juventud contra la hipocresía y las convenciones restrictivas de la sociedad americana
tradicional. Los personajes de Sherwood Anderson, por ejemplo, se convierten en soñadores en busca de
nuevos valores y se cuestionan el enigma de la existencia.
Tanto Anderson como Faulkner, se caracterizan por un estilo coloquial, que fluye con simplicidad, armonía
y gracia. Hay, asimismo, un cierto impresionismo en ambos autores. A, Anderson, sobre todo, le interesa
captar el momento. Quiere definir los valores de la sociedad americana; para él, Europa ha aprendido gracias a
los EE.UU. que las cosas intangibles son las más difíciles de conseguir pero también las más preciadas; para
él, no hay verdades, sino sólo pensamientos y, desgraciadamente, las palabras no son capaces de expresar los
pensamientos. Es todo un humanista, todavía cree en los valores humanos. Intenta dar a conocer al mundo la
experiencia americana para que que éste la juzgue positivamente o negativamente. Piensa firmemente que una
de las consecuencias más graves de la crisis mundial ha sido generar una falta de comunicación total entre las
personas.
Winesburg, Ohio desentraña la pequeña revolución de la juventud de un núcleo rural frente al conformismo y
la moralidad prestablecida por sus habitantes, que son los artesanos, los veteranos de la Guerra Civil y los
granjeros. Esboza problemas que van desde los más íntimos del hombre, como la inhibición sexual, a los
grandes monstruos del naciente capitalismo, como son la hipocresía, la especulación y la ausencia de
escruúpulos morales. En cuanto al tema del capitalismo y sus repercusiones en el recién nacido hombre
moderno, debemos pensar que Europa vivía una situación literaria semejante a la de América en esta década.
El realismo estaba teñido de color social y muchos escritores se comprometían tanto con los sentimientos más
íntimos de sus personajes como con sus problemas de adpatación al nuevo entramado laboral y social.
Anderson fue un aliado de la lucha contra la represión, especialmente sexual, y esto es importante y paralelo
al significado de obras como Winesburg, Ohio que desencadenan una energía crítica contra el orden
establecido. Anderson quería olvidarse de la evolución, de la revolución, del materialismo, del altruísmo, del
pragmatismo. Quería pensar menos y actuar más. Y quería esto porque deseaba llegar a la gente, alcanzar lo
más profundo del ser humano. Para él, la gente común era capaz de reconstruir los cimientos de la sociedad
con la honestidad como bandera de identidad.
Anderson fue el maestro de la generación de los años 20, Faulkner; sin embargo, fue tan sólo su pupilo junto
a Hemingway o Dos Passos: la observación de la historia como medio de encontrar de nuevo el norte perdido,
la restauración del orden en el caos, el enfrentamiento del primitivismo de las raíces americanas y la
alternativa moderna encarnada en el tópico sueño americano; serán alguno de los temas frecuentados por estos
escritores .
Basándonos ya en Faulkner (1897−1962) podemos decir que, obviamente, no descubrió de repente que el
tema de la raza en el centro sureño sería uno de los problemas más importantes de su época; lo que realmente
descubrió fue que el racismo y todos los odios derivados de él, llegarían a formar, cómo así fue, la definitiva
crisis social de los años 20 tan presente en todas sus obras. Sin embargo, Faulkner no debe ser considerado
como un novelista histórico en estricto término. La menor atención prestada a las tradiciones nativas de
Faulkner revela que no hay dimensión en la historia de América más sujeta a la distorsión, alucinación e ideas
contradictorias que la de de este escritor.
Mientras Faulkner ha sido tachado de racista y mientras nadie en sus cabales ha ignorado el difícil
tratamiento de los temas raciales llevado a cabo por Faulkner, ha existido una sorprendente crítica literaria
sobre él, que ha explorado la complejidad, tanto emocional como social, de su imaginativo compromiso o la
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ha examinado en relevantes contextos históricos. Dada la ficción que escribió y las violentas tensiones que
ésta refleja, son completamente apropiados y normales los duros juicios que sobre Faulkner han recaído.
La historia de la niñez de Popeye es, efectivamente, algo que puede causar cierta comicidad en el lector, ya
que en esta obra se esbozan con perversidad extrema los límites del naturalismo como forma literaria y
posición psicológica. No es fortuito que ese naturalismo, tanto estilística como doctrinalmente, sea una
consolidación o concentración de las fuerzas inmutables de la naturaleza, ya que la novela naturalista se basa
basicamente en la intensificación del detalle, y sobre todo en Faulkner, sirve para recapitular la historia de las
especies ( la sociedad del héroe, del "Superhombre") en la vida individual de cada persona.
Podemos afirmar que Sanctuary es una de las novelas de Faulkner menos dependiente de las tradiciones
sureñas; ésta dibuja más directamente que sus otras obras, las violentas realidades de la vida contemporánea,
en este caso, las realidades de un país listo para pasar de los Activos años Veinte a la Depresión de los
Treinta. Una de las características de su técnica es la observación que no sólo reproduce la realidad fielmente,
sino que también cultiva la forma y el estilo.
Todas sus obras son romances de la historia del Sur y sus pasiones que describen el mundo de lo posible, la
realidad marginal, el "podría haber sido pero no fue" ;romances al más puro estilo de Hawthorne y Twain.
Sanctuary asimismo, es ante todo un documento ejemplar del Modernismo Americano, que presenta una
cara brutal y resistente de la sociedad sureña. Este impacto viene dado de la cruda intangibilidad de la
violencia contemporánea, que parece no tener ni explicación ni origen identificable. Es como la violenta vida
y muerte de Popeye; simplemente ocurre.
Popeye, por su parte, representa la civilización mecanizada que ha invadido y conquistado el Sur y parece un
compendio de todas las odiadas cualidades que Faulkner asigna al capitalismo financiero. Sanctuary
apareció en un tiempo donde la nación estaba fascinada por el crimen organizado y más concretamente, en el
punto en que el capitalismo financiero sufrío el catastrófico Crack del 29 ya explicado anteriormente. La
novela culmina una década de atención al crimen y los criminales, la Era de la Prohibición, en la que la misma
nación se había comprometido con una ficción colectiva, con una ilegalidad compartida, y dibuja una década
de confusión económica. El glamour de una era y la flaqueza de la otra están fusionados en Sanctuary de un
modo más propiamente americano que sureño, y la caracterización de Popeye y Temple que Faulkner lleva a
cabo quitándole importancia al papel de Horace, es crucial para conseguir este efecto.
La psicología y biografía de Popeye que Faulkner añadirá en sus revisisones de Sanctuary incrementa el
horror en la novela, pero de ninguna manera explica o justifica su vida como criminal. Hijo de un sifílico
esquirol que abandona a su familia, nieto de un piro−maníaco dado a cortar pequeños animales con tijeras,
Popeye es un compendio de una condena. Esta espectacular condena es inherente en las profundas leyes del
naturalismo que tejen y preparan la estructura del Capitalismo Americano; pero la posición de Faulkner
requiere que entendamos que tal explicación es una ocurrencia, que el universo moral tiene necesidad extrema
de tales explicaciones pero que, éstas tienen sus propios límites y, por lo tanto, no pueden describir la
verdadera fuente del mal o incluso se cuestionan si el mal del mundo moderno tiene una causa en particular.
No sólo no hay justicia, no sólo no hay leyes, incluso no sólo no existe civilización en Sanctuary, sino que
tampoco hay justificación alguna para el mal. Simplemente existe infectando a todo el mundo, y como Horace
manifiesta a su tía Jenny; "there's a corruption about even looking upon evil, even by accident".
El contraste entre Horace y Popeye puede ser visto como un contraste entre los ideales de una civilización y
su completa traición, o entre el Modernismo y la antigua forma de romance que el resto de novelas de
Faulkener dibujan e incorporan
Sanctuary puede ser considerada un ataque a las nuevas fuerzas modernas que continúan destruyendo el
sueño del antiguo Sur, pero asume un extraordinario grado de complicidad en su destrucción o incluso una
autoconciencia de pecado y castigo. Sanctuary, definitivamente, parece ser una novela en la que Faulkner
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domina y concibe el horror y la angustia de la vida de su país y época en que le tocó vivir.
En un contexto bastante diferente, encontramos a Donald Barthelme (1931−1989). Nos encontramos ahora
en la Postmodernidad; ideologías como el Socialismo, Capitalismo o Marximo, están agonizando. Uno de
los grandes principios de la época anterior, como es "nación/estado", ya no funciona en la Postmodernidad. La
Postmodernidad lo cuestiona todo pero sin ánimo de obtener respuestas, lo que es bastante acertado.
El Modernismo creía en los hombres excepcionales, sin embargo, la Postmodernidad presenta un hombre
más cercano, existe una mayor complicidad. Nuestra responsabilidad es construir espacios críticos; es decir,
un trabajo de pensamiento. Nuestra responsabilidad es responder a la vida, no esperar a que lleguen las
respuestas.
Otra función social que va desapareciendo en la alta y la baja sociedad respectivamente. Lo que nos distingue
ahora es el dinero, el consumismo, quién compra más. Es una situación crítica; por ello, necesitamos un nuevo
sistema, unas nuevas relaciones: hombre/mujer, ética/religión. Aparece la ciencia−ficción, la inteligencia
artificial.
Las consecuencias de esta Postmodernidad las podemos resumir en los siguientes puntos: nacerá el
feminismo; matarán a Freud por su machismo, nos damos cuenta de que las disciplinas aparentemente
científicas no son más que suposiciones. Asimismo, aparece una nueva posibilidad de elección sexual,
hablamos de la homosexualidad; esto produce una nueva ficción, una nueva representación del mundo: el
mundo desde la homosexualidad. Por último, aparece el Tercer Mundo, nos encontramos con una nueva
situación postcolonial, hay una nueva distribución del mundo.
En la obra de Barthelme que nos ocupa, Snow White, hay un descostruccionismo y una desmitificación
llevada a límites. Desmitifica las cosas, muestra cómo funciona la historia desmitificándola. El problema de la
novela es representar el mundo y cuando el modelo a representar, es el nuestro, todavía es más complicado. Se
trata de utilizar una nueva semántica. El autor utiliza como forma de organización el fragmento; éste abraza el
desorden contínuo. Presenta la ironía, el enfrentamiento de géneros: cuentos de hadas, pornografía, anuncios,
curriculums, filosofía. Hay una especie de círculo lingüístico hecho de basura.
Barthelme rechazó la cronología, el argumento, el personaje, el tiempo, el espacio, la gramática, la sintaxis,
la metáfora, el símil, tradicionales. Rechazó también todas las distinciones tradicionales entre hecho y ficción.
Lo que usó para organizar realidad, tiempo, espacio y la estructura del lenguaje es inconexo, y el lenguaje y
las dificultades para usarlo, llegan a ser un punto principal en su arte. Más obvio es su rechazo a ser ordenado
en sus reflexiones y comentarios.
Barthelme trató tres temas fundamentales en sus obras: la futilidad del trabajo en una sociedad
post−industrial, la desorientación emocional del divorcio (tanto literal como metafóricamente) y la doble e
impotente personalidad del artista. Muchos críticos han destacado su fascinación por la desintegración
cultural: anuncios, pensamientos tomados de los medios de comunicación, objetos coleccionados como basura
o trastos viejos, y opiniones y acciones tomados de algún sitema o creencia que podría haberles conferido
significado. La actitud contradictoria de Barthelme hacia los escombros culturales que su obra a la vez
celebra y lamenta , se muestra en una pasaje de Snow White, en el que el "relleno" del lenguaje ordinario se
compara con la basura por medio de la virtud de sus cualidades principales: "and endless quality and a ludge
quality." La proporción del relleno en el lenguaje que la novela contiene, se incrementa progresivamente. "We
may very wll reach a point", escribe Barthelme, "where it's 100 percent. Now at such a point, you will agree,
the question turns from a question of disposing of this 'trash' to a question of appreciating its qualities."
La obra de Barthelme puede ser leída como una un ataque a la falsa conciencia generada por engañosas
fuentes de información que son aceptadas como tópicos en la sociedad de masas, moderna, urbana e
informatizada. Como un periodista del London Times resumió, Barthelme es "one of the very few writers of
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his generation to communicate the peculiarly modern sense of life as absurd and meaningless, without
recourse to silliness or exhibitionism."
II. Bibliografía
ANDERSON, S., (1919), Winesburg, Ohio, Madrid, Cátedra, 1990.
ANDERSON, S., (1919), Winesburg, Ohio, England, Penguin, 1990.
AUTORES VARIOS, The Norton Antology of American Literature, 4th Edition, Volume II, New york,
Norton edition, 1994, pp. 1.116−1.140.
BARTHELME, D., (1.967), Snow White, England, Penguin, 1972.
FAULKNER, (1931), Sanctuary, New York, Random House, 1981.
MASSA, A., American Literature in Context, IV 1900−1930, New York, Methuen, 1982.
SUNDQUIST, E.J., Faulkner: the house divided, London, Johns Hopkins University Press, 1983.
Diferentes formas de interpretar la realidad según Anderson, Faulkner y Barthelme.
Alumna:.............
Profesor:.
Universidad de Alicante, 1−IX−98.
ÍNDICE
I. Diferentes formas de interpretar la realidad según Anderson, Faulkner y Barthelme......................pp.1−8.
II. Bibliografía................. p.9.
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