Competencias docentes y convivencia: nuevos retos educativos

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Competencias
docentes y
convivencia: nuevos
retos educativos
COMPETENCIAS DOCENTES Y CONVIVENCIA:
NUEVOS RETOS EDUCATIVOS
Se pretende en este Bloque que el alumnado conozca y valore las aportaciones de varias líneas de
intervención que actualmente vienen proponiéndose para trabajar las cuestiones relacionadas con
la convivencia en los centros educativos, algunas de ellas ya ampliamente asumidas y asentadas
en la práctica docente, como la inteligencia emocional y otras, íntimamente relacionadas con la
anterior pero de carácter más novedoso, como el coaching, la psicología positiva y la resiliencia.
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1. Introducción
Estamos en tiempos de cambio, no cabe ninguna duda; es una cuestión de debate en cualquier
foro, incluido el educativo. Este hecho pone de manifiesto que prácticas antiguas en educación no
son muy efectivas en el siglo XXI. El sistema educativo es el primero que debe de estar con los
cambios y atender las nuevas demandas de la sociedad y de los individuos, por lo que nuestro
quehacer tiene sentido en tanto que estemos abiertos a los cambios y tendamos hacia aquellas
experiencias pioneras con resultados satisfactorios en lo que son buenas prácticas educativas.
La educación es un sistema interactivo formado por múltiples facetas e interacciones, lo que implica
conocerlas y trabajarlas para mejorar la efectividad de la educación y atender a todas las
peculiaridades del individuo. Además, una de las finalidades de todo sistema educativo es el
desarrollo integral de la personalidad de niños y niñas, a los que debemos ayudar en el proceso de
convertirse en un ser humano íntegro, con la capacidad de relacionarse adecuadamente con sus
semejantes, aceptando las diferencias de cada uno de ellos/as y comprendiendo el verdadero
significado de la palabra respeto, tanto hacia los demás como hacia uno mismo, y con un sistema
de valores personales y sociales bien fundamentados y estructurados.
En la era precedente se primaba el valor de la inteligencia y se infravaloraban otros aprendizajes
relacionados con la afectividad y los sentimientos; pero debemos tener en cuenta que un cociente
emocional elevado es igual o más de importante que un cociente intelectual también elevado, ya
que las capacidades emocionales se convierten en la base para que nuestros alumnos/as sean
adultos responsables y equilibrados.
Ejemplo de algunas de estas facetas es la inteligencia emocional, olvidada en le educación
tradicional, tal vez porque el modelo social propio de la era industrial no incluía entre sus
prioridades este tipo de formación y que ahora, desde el modelo tecnológico, se pone en valor,
dado que el mundo empresarial busca personas con habilidades sociales, emociones, empatía,
etc., motivo por el que en la actualidad abundan experiencias relacionadas con el mundo del afecto
y las emociones, las cuales desempeñan un rol fundamental en la formación del trabajador/a que la
sociedad demanda.
Hoy se necesitan docentes con las suficientes competencias profesionales para conocer el proceso
de desarrollo de todo este entresijo de facetas que influyen en la personalidad del alumnado y
cómo su práctica educativa (interacción con el alumnado, organización de la clase y el espacio,
metodologías, empleo de materiales y recursos, estilo de comunicación, establecimiento de
improntas y carisma personal del docente, etc.) interviene en el desarrollo de las competencias
emocionales y sociales junto a la convivencia en el aula (López Cassà, 2003; Pascual y Cuadrado,
2002).
Así, los programas educativos deben ir incorporando estas estrategias para el desarrollo de las
nuevas demandas sociales en sus planes internos de formación para que, a través de las
instituciones correspondientes (Centros de Profesorado, sindicatos, universidades, entidades sin
ánimo de lucro, asociaciones profesionales…) se contemplen en las oportunas acciones formativas.
Desde un modelo centrado en el individuo existen varias experiencias educativas orientadas a
hacer visible lo mejor de la persona, de las que daremos unas cuantas pinceladas, ya que cada una
de ellas, por sí sola, sería tema de una formación específica.
En el desarrollo de este último bloque hablaremos de las siguientes líneas de trabajo que están
tomando auge en los contextos escolares:
Inteligencia emocional
Coaching
Psicología positiva: resiliencia, optimismo, humor, fortalezas personales, etc.
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2. La inteligencia emocional en el ámbito educativo
La educación emocional es una capacidad que se aprende y que tiene por finalidad aumentar el
bienestar personal y social a través del desarrollo de competencias emocionales (conjunto de
habilidades, conocimientos y actitudes que permiten comprender, expresar y regular de forma
adecuada las emociones), lo que capacitará al niño/a para afrontar mejor los retos que se plantean
en la vida cotidiana.
Si hablamos de Inteligencia Emocional hablamos, inevitablemente, de Daniel Góleman, el
responsable de popularizar este concepto en su libro “La Inteligencia Emocional”. En esta obra,
define la inteligencia emocional “como la capacidad de establecer contacto con los propios
sentimientos, discernir entre ellos y aprovechar este conocimiento para orientar nuestra conducta, y
la capacidad de discernir y responder adecuadamente a los estados de ánimo, temperamento,
motivaciones y deseos de los demás.”
En el ámbito escolar, el sistema de relaciones interpersonales crece en complejidad y magnitud. Al
aumentar el número y variedad de relaciones interpersonales, el carácter afectivo de cualquier
proceso de socialización adquiere nuevos tintes, pues la afectividad proporcionada y recibida ya no
depende de una actitud incondicional de los interlocutores. En este contexto, la afectividad y la
valía personal deben ganarse poco a poco frente a compañeros/as y a otros adultos que juzgan
diariamente el desarrollo del alumnado en distintas facetas: personal, social, intelectual, creativa,
solidaria, etc., teniendo el niño/a que compaginar, en muchas ocasiones, lo que enseña o propone
el currículum explícito (solidaridad, ayuda, cooperación, compañerismo…) y lo que demanda el
currículum oculto (competitividad, individualismo, revancha...).
En este sentido, la programación oficial, en cuanto a valores y actitudes, no siempre está acorde
con los modelos que el alumnado tiene a su alcance en el propio contexto escolar o en el social. Es
lo que se denomina currículum oculto, que también debe someterse a evaluación.
Los procesos afectivo-emocionales se instauran y desarrollan de forma recíproca e interactiva entre
las partes implicadas (Eisenberg, Shepard, Fabes, Murphy y Guthrie, 1998). Por un lado, el
temperamento emocional del docente y su carisma personal, más que el carisma académico,
profesional o intelectual, suscita ciertos comportamientos en el alumnado en las primeras etapas
educativas. Pero también ocurre que aquel alumnado que a lo largo del proceso de escolaridad no
se ajusta a las exigencias de la situación va siendo estigmatizado por sus iguales y docentes como
chicos y chicas difíciles. Esto será uno de los síntomas del fracaso personal y, a veces, social, al
menos en el contexto escolar.
El desarrollo de la inteligencia emocional y su divulgación en los centros escolares es un proceso
muy lento. Nadie duda de la validez de estos conocimientos ni de su pertinencia en la escuela
actual, pero es raro encontrarnos con metodologías donde la inteligencia emocional se encuentre
presente de un modo representativo. Estamos acostumbrados/as a ver al alumnado resolviendo un
problema de matemáticas tras otro, pero no dedicamos tiempo a practicar el autocontrol, la
autoestima, las habilidades sociales …
La investigación realizada a tal efecto demuestra que los niños y las niñas con capacidades en el
campo de la inteligencia emocional son más felices, más confiado/as, tienen más éxito académico
y, además, estas capacidades se mantienen a lo largo de su vida, ayudándoles a tener éxito en su
vida laboral, afectiva y personal. Por lo tanto, desarrollar su inteligencia emocional no es otra cosa
que ayudarles a conseguir una personalidad madura y equilibrada. En definitiva, y teniendo en
cuenta los fines de la educación, es conveniente trabajar este aspecto.
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2.1 Competencias y habilidades de la inteligencia emocional
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Las dimensiones que caracterizan a la Inteligencia Emocional se recogen en la tabla 1. La
enseñanza de estas habilidades depende de la práctica, el entrenamiento y su perfeccionamiento.
Lo esencial es ejercitar y practicar habilidades emocionales y convertirlas en una respuesta
adaptativa más del repertorio natural de la persona para conseguir:
1) La optimización del desarrollo de las diferentes dimensiones de la esfera emocional
2) El conocimiento de uno mismo, nuestras capacidades y nuestras limitaciones
3) El desarrollo de conductas de afrontamiento personal ante situaciones conflictivas
4) El fomento de la capacidad de comunicar y compartir experiencias y emociones
5) La habilidad para el establecimiento y mantenimiento de relaciones sociales
Las habilidades prácticas que se desprenden de la Inteligencia Emocional son cinco y pueden ser
clasificadas en dos áreas:
Tabla 1. Las habilidades prácticas que se desprenden de la Inteligencia Emocional
INTELIGENCIA INTRAPERSONAL (internas,
de autoconocimiento)
a) La autoconciencia. Es el conocimiento de
las emociones propias.
INTELIGENCIA INTERPERSONAL
(externas, de relación)
a) La empatía. Supone reconocer los
sentimientos de los demás, ponernos en el
lugar del otro, aun cuando no le tengamos
especial aprecio.
b) El control emocional. Es la capacidad que
nos permite controlar la expresión de nuestros
b) Las habilidades sociales (habilidades
sentimientos y emociones y adecuarlos al
que rodean la popularidad, el liderazgo y la
momento y al lugar.
eficacia interpersonal y que pueden ser
c) La capacidad de motivarse y motivar a los usadas para persuadir y dirigir, negociar y
demás
resolver disputas, para la cooperación y el
trabajo en equipo).
Por otra parte, la mayoría de los programas que trabajan estas habilidades tienen entre sus
objetivos los siguientes:
Favorecer el desarrollo integral del niño/a.
Estimular la capacidad de comprender y regular las propias emociones.
Comprender y reconocer las emociones ajenas.
Aprender a expresar con confianza y seguridad sus sentimientos.
Potenciar la autoestima.
Aumentar y afianzar un vocabulario emocional.
Mejorar las habilidades en la toma de decisiones.
Aprender a querer y ser querido/a por sus compañeros/as y adultos.
Desarrollar actitudes positivas hacia el mantenimiento de la salud.
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2.2 Afectividad y clima de aula
Fernández (1998), citando a Rodrigo (1994) expresa que el afecto, el amor, como también lo
opuesto, la ira, el rencor, los anhelos de venganza, emergen y crecen en el ámbito de la
convivencia cotidiana, supeditada a los sistemas de comunicación e intercambio propios de cada
cultura, los cuales constituyen los contextos del desarrollo.
El modelado juega un papel esencial en la adquisición de los contenidos de este tipo de currículum.
El clima afectivo que se desarrolla dentro de las aulas genera efectos positivos y negativos. Entre
los positivos, Santos (1992) destaca unos de carácter general y otros de carácter concreto:
De carácter general:
Necesidad de hacer amigos/as a base de compartir el proceso de trabajo con
compañeros/as y profesores/as.
Necesidad de relacionarse con condiscípulos y profesores/as en función de unas normas
regladas que responden a intereses comunes, en un marco amplio, y no sólo por intereses
particulares.
Desarrollo de habilidades de adaptación para acoplarse a personas y estilos diferentes
(docentes e iguales).
De carácter concreto:
Las necesidades de los docentes por mantener la disciplina puede provocar la solidaridad
de otros alumnos/as.
La inversión por parte de los docentes de gran parte de su tiempo en tareas de gestión y
control del aula, en detrimento de sus funciones de mediadores en el aprendizaje, hace
que algunos alumnos/as se conviertan en autodidactas, mientras que en otros se fomenta
su rechazo hacia el aprendizaje.
Para que se produzca un adecuado desarrollo emocional, distintos autores coinciden en que es
necesario poner en juego varios prerrequisitos, tales como: el conocimiento y la comunicación de
las emociones, la aceptación de uno mismo, el autocontrol, la empatía, la capacidad de resolver
problemas, la habilidad para establecer vínculos, la autoeficacia percibida, la habilidad para
automotivarse y autorrecompensarse, la asertividad e interiorización de las normas sociales
(Goleman, 1996; Trianes, 1996; Bisquerra, 2000).
El profesorado, en su interacción constante con el alumnado, utiliza refuerzos que suponen un
mecanismo de feed-back ante determinadas conductas, facilitando el ajuste del comportamiento del
sujeto.
Un estudio realizado por Abarca, Marzo y Sala (2002) pone de manifiesto que si la suma de
refuerzos positivos duplica la de refuerzos negativos esto contribuye a que los estudiantes toleren
los refuerzos negativos sin perjuicio para el desarrollo personal. No obstante, muy pocos de estos
refuerzos están orientados a aspectos de la personalidad, lo cual denota que se concede gran
importancia al rendimiento académico, pero no así a los aspectos del desarrollo afectivo y personal.
Y, además, se observó que los refuerzos negativos utilizados por el profesorado no indicaban la
conducta correcta y que, incluso en algunos casos, desvalorizaban a los sujetos o eran sarcásticos,
no orientando a una solución de la conducta disruptiva y disminuyendo el autoconcepto de estos
niños/as.
Por último, en el estudio de Abarca, Marzo y Sala (2002) también se evaluaron los contactos
afectivos (tocar cariñosamente la cabeza, el brazo o la cara de un niño o niña). Entienden estos
autores que este tipo de contactos son importantes en tanto que profundizan el vínculo afectivo
profesor/a-alumno/a, estableciendo una buena comunicación y dan a entender al alumnado que los
refuerzos negativos u observaciones no significan una disminución del aprecio del profesor/a a su
persona.
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3. Coaching educativo
El Coaching Educativo es una disciplina que potencia las competencias individuales de los
educandos, incrementa su aprendizaje y les posibilita la resolución de las dificultades y de los
conflictos entre ellos/as, lo que produce un cambio de motivación y de actitudes positivas.
Según la investigación, es una poderosa herramienta que permite el desarrollo de:
La conciencia del individuo.
La responsabilidad de sus acciones.
La reflexión grupal.
Reconocimiento de las emociones y los sentimientos.
Las competencias actitudinales de cooperación, integración y solidaridad.
A través del Coaching como proceso, la mediación como resolución de conflictos y el liderazgo
para la creación de posibilidades, se trabaja con:
El alumnado: enseñándoles, desde Primaria, actividades diversas: escucha activa,
autoestima, habilidades de comunicación. En Secundaria se intensifica con la práctica de
las conversaciones de Coaching.
A los docentes se les forma en programas de Coach Educativo.
A las familias se les forma para que ayuden a sus hijos e hijas desde su función de
educadores.
El Coaching trabaja en las instituciones educativas de todo tipo aplicando la metodología de la
Pedagogía Ontológica que:
Desarrolla competencias comunicacionales.
Posibilita la escucha activa de los educandos.
Acompaña al niño/a, adolescente o adulto en el proceso y desarrollo de su sentido como
ser “siendo en el mundo".
Potencia las capacidades que el alumnado dispone, les ayuda a reflexionar sobre las
conductas que sabotean u obstaculizan sus logros y a buscar alternativas para el cambio.
Entrena en las herramientas de la mediación como estrategia para la resolución de
conflictos entre iguales.
Tomado de http://www.coacheducativo.com.ar/web/inicio.php
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3.1 Metodología del coaching educativo
Los problemas que presenta el alumnado, en su amplia mayoría, tienen que ver con cuestiones no
académicas que, con frecuencia, pasan inadvertidas (lo que no implica que hayan desaparecido;
muy al contrario, están constantemente presentes y activas) o son consideradas como poco
importantes o, incluso, son vistas con desconfianza o miedo.
Algunas de las problemáticas más frecuentes son las siguientes:
Problemas de autoconocimiento como estudiantes. Existen componentes a los que se
presta poca atención, energía y tiempo, tales como descubrir cuáles son los intereses que
tienen los chicos y chicas relacionados con el estudio, de qué forma aprenden mejor, con
qué tipos de contenidos e instrumentos se encuentran más cómodos, qué habilidades y
competencias se perfilan como más potentes y cuáles les resultan más difíciles de
desarrollar. Esta falta de autoconocimiento va unida a la falta de conocimiento sobre ellos
por parte de las familias y del profesorado, problema que el coaching educativo
diagnostica con herramientas como los protocolos de inteligencias múltiples, MBTI, los
estilos de aprendizaje de Kolb, la Ventana de Johari y los Cuadernos Cognitivos, por
ejemplo.
Problemas de autoimagen o autoestima. Estos problemas se enmascaran con
afirmaciones aparentemente centradas en lo académico, como las siguientes: "esto es
muy difícil para mí", "no se me da bien", etc., entre otras muchas. En este caso, son
problemas de autoimagen o autoestima que se manifiestan a través de los estudios,
aunque ni son académicos ni tienen que ver con los estudios.
Problemas de relación con personas adultas de su vida: profesorado, familia. Con
frecuencia, esto incluye conflictos entre los roles que los adultos representan y los que
chicos y chicas esperan o necesitan que representen. Estos conflictos se agravan y
pueden llegar a convertirse en bloqueos persistentes si hay problemas de comunicación.
Conflicto entre sistemas de valores. Tiene que ver con las creencias personales que,
sean cuales sean, son absolutamente válidas para quien las tiene, pero no
necesariamente para los/las estudiantes, por lo que interesa saber cuáles son las
respuestas a preguntas como las siguientes: ¿para qué estoy estudiando?, ¿para qué creo
que me va a servir?, ¿qué es lo más importante para mí en cuanto a los resultados?, ¿de
dónde creo que vienen los problemas que estoy teniendo?, ¿cómo estudio mejor?, ¿qué
necesito oír de las personas adultas que me rodean cuando me hablan sobre los
estudios?, ¿qué necesito decirles?, etc.
Como no todos los estudiantes presentan los mismos problemas, la personalización en el
tratamiento es importante porque cada chico/a es estudiado/a para recibir la atención
individualizada que necesita:
Conocer qué y cómo aprende mejor cada estudiante.
Conocer cómo cada estudiante se relaciona con el mundo exterior en cuatro aspectos:
1. Qué necesita para recargar su energía.
2. Cómo toma la información del exterior.
3. Cómo toma decisiones.
4. Qué habilidades prefiere utilizar para relacionarse con el mundo exterior.
Entender por qué una buena parte del trabajo que se hace en las aulas es enseñanza,
pero no se convierte en aprendizaje.
Utilizar nuevos instrumentos de trabajo escolar, en el aula y en casa, altamente
personalizados y efectivos.
A partir de la Teoría de Inteligencias Múltiples de Garner y la Teoría Triárquica de la Inteligencia de
Sternberg un equipo de la Universidad de Harvard puso en marcha el Proyecto Inteligencia Práctica
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para la Escuela (Practical Intelligence for School Project PIFS), que gira en torno a lo que necesita
saber / dominar un/a estudiante para desenvolverse bien en la escuela.
Ese conocimiento se divide en tres áreas:
Managing Oneself. Conocerse a sí mismo como estudiante, lo que implica conocer los
propios estilos de aprendizaje, las inteligencias en las que destaca y, a partir de aquí,
diseñar estrategias para mejorar su aprendizaje.
Managing Tasks. Estrategias para resolver problemas y tareas en la escuela. Incluye la
mejora de las propias técnicas de planificación, estudio y organización.
Cooperating with Others. Estrategias de comunicación interpersonal, trabajo en grupo y
conocimiento de y adaptación a la forma de funcionar del centro educativo de la/el
estudiante.
Metodología de la pedagogía ontológica: La pedagogía ontológica es el camino para la
reflexión y diseña un sistema de aprendizaje destinado a lograr una mejor calidad de vida y
una experiencia de transformación personal a través de ejercicios que aumentan la
capacidad de aprender y disfrutar, revisando los modelos de comunicación verbal y
corporal.
Comprende una serie combinada de estrategias basadas en aprendizaje cooperativo,
inteligencia emocional e inteligencias múltiples. Trabaja de forma combinada:
Distinciones de la ontología del lenguaje.
Procesos de escucha y conversaciones de Coaching
Mediación y negociación: ganar-ganar
Liderazgo
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4. Psicología positiva
La psicología positiva es una rama de la psicología de reciente aparición que busca comprender, a
través de la investigación científica, los procesos que subyacen a las cualidades y emociones
positivas del ser humano, durante tanto tiempo ignoradas por la psicología. El objeto de este interés
es aportar nuevos conocimientos acerca de la psique humana no sólo para ayudar a resolver los
problemas de salud mental que adolecen a los individuos, sino también para alcanzar mejor calidad
de vida y bienestar, todo ello sin apartarse nunca de la más rigurosa metodología científica propia
de toda ciencia de la salud. Dentro de esta rama de la psicología destacan aspectos como la
resiliencia, el optimismo, el humor, las fortalezas personales, etc. Y todas ellas tienen su versión y
estudios correspondientes en educación.
Tomado de: http://psicologia-positiva.com/
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4.1 Resiliencia
El diccionario de la RAE define resiliencia como “la capacidad humana de asumir con flexibilidad
situaciones límite y sobreponerse a ellas”.. Es, en definitiva, la capacidad de una persona o grupo
para seguir proyectándose en el futuro a pesar de acontecimientos desestabilizadores, de
condiciones de vida difíciles y de traumas a veces graves.
El concepto de personalidad resistente aparece por primera vez en la literatura científica en 1972,
en relación a la idea de protección frente a los estresores. Son Kobasa y Maddi los autores que
desarrollan el concepto a través del estudio de aquellas personas que, ante hechos vitales
negativos, parecían tener unas características de personalidad que les protegían. Así, se ha
establecido que las personas resistentes tienen un gran sentido del compromiso, una fuerte
sensación de control sobre los acontecimientos y están más abiertos a los cambios en la vida, a la
vez que tienden a interpretar las experiencias estresantes y dolorosas como una parte más de la
existencia, En general, se considera que es un constructo multifactorial con tres componentes
principales: compromiso, control y reto. El concepto de personalidad resistente está íntimamente
ligado al existencialismo.
La resiliencia se sitúa en una corriente de psicología positiva y de dinámica de fomento de la salud
mental. Parece una realidad confirmada por el testimonio de muchísimas personas que, "a pesar de
traumas graves, incluso muy graves, o de desgracias más comunes, la resiliencia parece una
realidad confirmada por muchísimas trayectorias existenciales e historias de vida exitosas. De
hecho, por nuestros encuentros, contactos profesionales y lecturas, todos conocemos niños,
adolescentes, familias y comunidades que "encajan" shocks, pruebas y rupturas, y las superan y
siguen desenvolviéndose y viviendo -a menudo a un nivel superior- como si el trauma sufrido y
asumido hubiera desarrollado en ellos, a veces revelado incluso, recursos latentes y aun
insospechados". Michel Manciaux. La resiliencia: ¿mito o realidad?
Aunque durante mucho tiempo las respuestas de resiliencia han sido consideradas como inusuales
e incluso patológicas por los expertos, la literatura científica actual demuestra de forma
contundente que la resiliencia es una respuesta común y su aparición no indica patología, sino un
ajuste saludable a la adversidad.
Tomado de: http://psicologia-positiva.com/2009/12/resiliencia-hardiness/
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4.2 El optimismo
El optimismo es uno de los tópicos que mayor interés ha despertado entre los investigadores de la
psicología positiva. Puede definirse como una característica disposicional de personalidad que
media entre los acontecimientos externos y la interpretación personal de los mismos. Es la
tendencia a esperar que el futuro depare resultados favorables.
El optimismo es el valor que nos ayuda a enfrentar las dificultades con buen ánimo y
perseverancia, descubriendo lo positivo que tienen las personas y las circunstancias, confiando en
nuestras capacidades y posibilidades, junto con la ayuda que podemos recibir. La principal
diferencia que existe entre una actitud optimista y su contraparte –el pesimismo- radica en el
enfoque con que se aprecian las cosas: empeñarnos en descubrir inconvenientes y dificultades nos
provoca apatía y desánimo. El optimismo supone hacer ese mismo esfuerzo para encontrar
soluciones, ventajas y posibilidades.
En general, parece que las personas más optimistas tienden a tener mejor humor, a ser más
perseverantes y exitosas e, incluso, a tener mejor estado de salud física. De hecho, uno de los
resultados más consistentes en la literatura científica es que aquellas personas que poseen altos
niveles de optimismo y esperanza (ambos tienen que ver con la expectativa de resultados positivos
en el futuro y con la creencia en la propia capacidad de alcanzar metas) tienden a salir
fortalecidos/as y a encontrar beneficio en situaciones traumáticas y estresantes.
Tomado de: http://psicologia-positiva.com/2009/12/optimismo/
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