Título del trabajo: FILOSOFÍA TERAPÉUTICA: EL ARTE DE VIVIR Y

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Título del trabajo:
FILOSOFÍA TERAPÉUTICA: EL ARTE DE VIVIR Y LA SALUD
ÉTICA
Nombre: Ana María restrepo H.
Universidad Pontificia Javeriana
Facultad: Filosofía
Maestría: Filosofía
Bogotá, 2014.
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Título:
Filosofía terapéutica: el arte de vivir y la salud ética.
Autora: Ana María Restrepo H.
Trabajo de grado para optar al título de Magistra en Filosofía
Director: Dr. Diego Antonio Pineda
Universidad Pontificia Javeriana
Maestría en Filosofía
Bogotá, 2014.
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TABLA DE CONTENIDO
INTRODUCCIÓN .................................................................................................................. 4
Capítulo I. ............................................................................................................................. 11
La filosofía como práctica terapéutica.................................................................................. 11
1. La analogía entre filosofía y medicina .......................................................................... 12
2. Argumentos terapéuticos .............................................................................................. 16
3. La práctica de una filosofía ordenada a preservar la salud del alma ............................ 20
4.
La apelación a la “naturaleza” como criterio de discernimiento filosófico ............... 33
Capítulo II. ............................................................................................................................ 39
Las emociones y la salud ética ............................................................................................. 39
1.
Objeciones y respuestas en torno a la naturaleza de las emociones .......................... 42
2.
La perspectiva aristotélica sobre las emociones ........................................................ 49
3. Las emociones y su relación con las creencias ............................................................. 52
4. Salud ética, eudaimonía y ataraxia ............................................................................... 57
5. La solución estoica al problema de la salud ética ......................................................... 63
Capítulo III. .......................................................................................................................... 71
El modo de vida epicureista.................................................................................................. 71
1. Epicuro y su escuela filosófica ..................................................................................... 72
2. Carácter “dogmático” de la enseñanza filosófica ......................................................... 74
3. Presupuestos teóricos del modo de vida epicureista ..................................................... 80
4. Los argumentos éticos epicureistas ............................................................................... 86
5. La terapia filosófica epicureista .................................................................................... 89
CONCLUSIONES .............................................................................................................. 104
Bibliografía utilizada .......................................................................................................... 112
4
Título del trabajo de grado:
Filosofía terapéutica: El arte de vivir y la salud ética.
INTRODUCCIÓN
El propósito de este trabajo es realizar un acercamiento crítico a la concepción de
Martha Nussbaum acerca de la filosofía como una“terapia del deseo”, según ella lo presenta
especialmente en su libro de 1994 La terapia del deseo. Teoría y práctica en la ética
helenística1. Para ello es preciso, sin embargo, remitirse a la defensa del carácter racional
de las emociones que, desde una perspectiva aristotélica, hace la autora en este y otros
trabajos (como Justicia poética y Paisajes del pensamiento), en donde –sobre todo a partir
de la lectura de diversos autores literarios (Charles Dickens, Walt Whitman, etc.)- pretende
dar cuenta de la importancia que las emociones tienen tanto para la conquista de la felicidad
humana como para la construcción de una filosofía que sea a la vez compasiva y solidaria.
1
Aunque el origen de este texto son las Martin ClassicalLectures, pronunciadas por la autora en
1986, el libro como tal fue publicado solamente hasta 1994, como TheTherapy of Desire. Theory
and Practice in Hellenistic Ethics, por Princeton University Press (Princeton, New Jersey,
E.E.U.U.). La traducción al español, de Miguel Candel, fue publicada en 2003 en Barcelona, por
Ediciones Paidós. En el presente trabajo, las referencias se hacen a la versión en español. La versión
en inglés sólo se ha consultado ocasionalmente para resolver dudas de traducción que pudiesen
presentarse.
5
Si bien, en su libro, Nussbaum se ocupa de tres escuelas helenísticas (la estoica, la
escéptica y la epicúrea), en el presente trabajo de investigación me limitaréal epicureísmo,
por razones que explicaré más adelante. Aunque los escépticos, y otros autores de esta
época, son ilustrativos de la tendencia general de aquellos tiempos,no voy a detenerme en
ellos, pues mi interés es centrarme exclusivamente en la idea de la filosofía como un modo
de vida ordenado a buscar la salud del alma, asunto que se convierte de suma importancia
en la filosofía de Epicuro.
He elegido este tema porque me interesa particularmente el aspecto médico
(curativo) y terapéutico de la filosofía. Desde esta perspectiva, el diálogo que promueve
Nussbaum entre la filosofía moral de la antigüedad (particularmente la de Aristóteles y los
filósofos helenísticos) y la práctica de la medicina me parece relevante, no sólo como
sustrato de una nueva reflexión bioética, sino como una primera aproximación vital a lo que
sería una nueva filosofía de la cultura política acorde con los tiempos en que vivimos. Se
trata, entonces, de ver la filosofía también como una práctica de sanación: como cura, como
desintoxicación, como terapia, como método para alcanzar el florecimiento humano o
“eudaimonía”, para utilizar el término aristotélico. La práctica del ejercicio filosófico de
carácter terapéutico, tal como nos lo describe Nussbaum en su estudio de las escuelas
filosóficas helenísticas, posibilita el mejoramiento de las condiciones de existencia y
permite a los discípulos comprender, concientizarse de, y criticar, la realidad que les ocupa,
así como implementar herramientas de argumentación racional y lógica por medio de las
cuales “curar” erroresy enfermedades, así como afianzar estilos de vida más sabios, plenos,
saludables y felices.
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Desde el punto de vista de su relevancia social, la “terapia del deseo” que propone
Nussbaum permite ejercer el oficio de la filosofía desde una perspectiva altruista y
humanitaria, de servicio concreto hacia el prójimo y hacia la sociedad. El objetivo de la
filosofía como terapia es aliviar el dolor y sufrimiento humanos, así como propiciar el goce
y los comportamientos “buenos”, “saludables” e “higiénicos”; y la práctica de la filosofía
implica un espíritu de cooperación, solidaridad y servicio. Con las técnicas de la “terapia
del deseo” se busca propiciar en la práctica el bienestar y el desarrollo humano sostenible
tanto a nivel personal como colectivo (comunitario) (Cfr. Nussbaum, 2003, pp. 21-22).
Creo, por otra parte, que los aportes que Nussbaum hace con su llamado a construir
una filosofía a la vez compasiva y solidaria son de especial importancia para la bioética y
biopolítica contemporáneas y, en general, para establecer las condiciones y características
de lo que podría ser una filosofía de la cultura política contemporáneacentrada en la
búsqueda de la felicidad, la paz, el desarrollo y de la calidad de vida para todos los
ciudadanos. En este sentido, me resulta muy pertinente investigar sobre el paralelo que
establece la autora entre la época helenística2 y la época contemporánea: ¿qué nos aporta el
estudio de los clásicos?, ¿qué problemáticas siguen siendo pertinentes para la filosofía
moral moderna, así como para camposcomo la bioética y de la biopolítica
contemporáneas?, ¿qué horizontes y posibilidades se abren para la filosofía a partir de la
analogía con la medicina que recoge Nussbaum de los filósofos de la antigüedad? No podré
por ello desligar mi estudio de la filosofía clásica de la mano de Nussbaum de algunas
Al hablar de “paralelo” no pretendo desconocer las inmensas diferencias que existen entre una
época y otra, ni desconocer las inmensas dificultades de trabajar con una época que recorre tantos
siglos y culturas tan diversas como la griega y la romana. La propia Nussbaum da cuenta de estas
dificultades en Nussbaum, 2003, pp. 24-28, e incluso reconoce no haber encontrado una solución
clara y fácil para los diversos problemas que plantea la fijación del ámbito cronológico y cultural
dentro del cual realiza su investigación.
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preocupaciones contemporáneas que surgen del diálogo de ésta con la teoría antropológica
kantiana, la acción comunicativa de Habermas, el liberalismo político de Rawls o la
biopolítica de Foucault, entre otras. En tal sentido, a lo largo de toda la reflexión me dejaré
guiar por preguntas como las siguientes: ¿cuál es la pertinencia del estudio crítico de la
“terapia filosófica” helenística para los desarrollos contemporáneos del conocimiento en los
campos de la ética, la medicina, la psicología, y la cultura política?,¿cómo puede contribuir
ésta a mejorar la metodología pedagógica y terapéutica en filosofía?
Para abordar la problemática planteada, seguiré un plan temático que he dividido en
tres capítulos, cada cual con sus planteamientos específicos y ordenados.
En el primer capítulo me ocuparé de la filosofía como práctica terapéutica,
ahondando especialmente en la analogía, tan común en la antigüedad, entre las prácticas
filosóficas y las médicas, el tipo de argumentos a que dan lugar dichas prácticas y, en
general, el tipo de indagación y de práctica terapéutica a que da lugar una filosofía que
tiene como su finalidad fundamental la preservación de la salud del alma.
En el segundo capítulo conectaré esta visión general sobre la salud del alma como
finalidad de la filosofía con las emociones como formas de conciencia intencional; para
ello, retomaré algunos discusiones de Nussbaum sobre el carácter racional de las emociones
y las relacionaré con su perspectiva aristotélica sobre las emociones como formas de
creencia y juicio, en orden a encontrar la relación que existe entre la visión aristotélica de la
eudaimonía y la búsqueda de la ataraxia tal como se practicaba entre los
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estoicos3.Terminaréeste capítulo con una breve reflexión en torno a la pregunta: ¿en qué
consiste la “salud del alma”?
El tercer capítulo estará dedicado por entero a examinar el modo de vida epicúrea,
según se desprende tanto de la visión que de ella nos ofrece Nussbaum como de la lectura
de algunos textos del propio Epicuro, particularmente la Carta a Meneceo y sus Máximas
capitales.Revisaré las principales características del modo de vida prescrito por la
pedagogía del maestro griego, así como su amor por la naturaleza, los amigos y la infancia;
y el modo como su valoración del camino virtuoso también convive con la sombra de la
muerte en el devenir cotidiano.
La parte conclusiva hará una recapitulación general de los aspectos más importantes
aquí tratados, así como de sus implicaciones, alcances y perspectivas en el mundo actual,
concreto y real. Dejaremos planteadas nuevas preguntas que proyecten nuestra temática
hacia futuras investigaciones factibles.
El objetivo general de este trabajo de grado es el de generar pautas teórico-prácticas,
así como metodológicas, que ayuden en la formulación de un diseño de terapia filosófica
que no sólo dé cuenta de los usos antiguos, sino que también sirva de patrón de innovación
para las indagaciones y quehaceres del mundo contemporáneo en las cuestiones que aquí
nos incumben.Gracias a la labor paciente y erudita de Nussbaum podemos acceder a las
maravillas de la filosofía antigua. Su interés por los clásicos y la sencillez de su escritura
son “gotas de rocío” regeneradoras para vivir mejor en esta época abrumadora y asfixiante.
3
Eudaimonía y ataraxia son nociones claves del pensamiento helenístico griego, y por ello será
necesario irlas dilucidando a lo largo del presente trabajo. El camino terapéutico en filosofía
promueve la superación ética y médica del discípulo, así como su conciencia y su dominio
anatómico, emotivo y psicoafectivo.
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Trazar los lineamientos básicos y estructurales de una filosofía ética-médica que sea
capaz de asumir y resolver problemas cotidianos, que promueva la solidaridad, la
compasión y el servicio altruista, también es uno de nuestros objetivos centrales en esta
ocasión. La razón práctica es un legado griego de hace veinticuatro siglos, el cual nos
interesa conservar y potencializar para los usos y necesidades de nuestro quehacer
filosófico moderno.
Esperamos con este trabajo poder contribuir con nuestro “granito de arena” al
universo transformador y creativo del gran edificio del conocimiento humano. El
pensamiento que aquí reconstruimos ofrece horizontes normativos, valorativos,
pedagógicos y terapéuticos que abren nuestra mente y nos empoderan como ciudadanos
globales, como miembros dignos, respetables y útiles de la gran familia de la naturaleza
humana. Nuestra capacidad de servicio está a la disposición de quienes sufren y de quienes
nos necesitan. La función primordial de la filosofía es mejorar la vida de las personas, curar
sus almas y cuerpos de los quebrantos éticos y de salud, ayudando a nuestros clientes y
discípulos a ser más sanos y felices. El aprendizaje del bagaje de herramientas que brinda la
técnica helenística enriquece nuestra labor filosófica, invitándonos a descubrir por nuestra
propia cuenta el camino de la virtud y de la buena vida.
La metodología terapéutica empieza con el trabajo interior y personalizado con el
discípulo-paciente, para proceder a sanarlo y empoderarlo como “médico de sí mismo”.
Cuando logra estar curada, la persona puede entonces devolver los favores recibidos y
convertirse en una persona útil, al servicio de su comunidad y de la gente que requiere de su
ayuda.La filosofía compasiva y solidaria presente en La terapia del deseo es un aporte de
gran valía para los desarrollos contemporáneos en cultura política.
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Quiero agradecer a mis maestros de Filosofía Dra. Ligia Galvis, Dr. Guillermo
Hoyos (Q.E.P.D) y Dr. Diego A. Pineda por su amable y valiosa colaboración. Su docta
guía me ayudó a crecer como persona y como profesional, y sus sabios consejos me
enseñaron a querer y respetar el arte filosófico, conservando siempre una actitud crítica,
rigurosa y reflexiva. También quiero extender mis agradecimientos a mis amados padres,
quienes me han apoyado también con su afecto y sabiduría a lo largo del proceso
académico que concluye con el presente trabajo de grado; por mediodel cual pretendo optar
por el título de Magister en Filosofía.
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Capítulo I.
La filosofía como práctica terapéutica
Hay, te lo aseguro, un arte médico para el alma.
Es la filosofía, cuyo auxilio no hace falta buscar,
como en las enfermedades corporales, fuera de
nosotros mismos. Hemos de empeñarnos con
todos nuestros recursos y toda nuestra energía
en llegar a ser capaces de hacer de médicos de
nosotros mismos.
Cicerón
Martha Nussbaum, filósofa norteamericana contemporánea, se remonta a la
antigüedad clásica para estudiar tres escuelas helenísticas de pensamiento (la epicúrea, la
escéptica y la estoica) cuyo legado teórico y práctico sirve como “cuerpo” argumentativo
para sustentar las ideas contemporáneas en filosofía ética que la autora pretende defender;
la autora complementa su análisis con el estudio de algunos aspectos de Aristóteles
concernientes al tema en cuestión. A nivel práctico, las tres escuelas helenísticas, tanto en
Grecia como en Roma, coinciden en aplicar como propósito de su quehacer filosófico la
analogía médica. La clave de esta metodología teórico-práctica es el uso aplicado a casos
concretos de la argumentación racional, y por lo tanto, científica.
12
1. La analogía entre filosofía y medicina
La analogía entre las dos disciplinas arriba mencionadas estuvo en boga durante el
periodo clásico helenístico, y casi todos los filósofos griegos la adoptaron como principio
guía de su quehacer al servicio de la comunidad. Sócrates, Platón, Aristóteles, los
epicúreos, los escépticos y los estoicos hicieron de ella un punto de referencia de su
racionalidad práctica. La filosofía debía ser para ellos curativa y terapéutica, pues debía ser
capaz de resolver problemas reales en casos concretos.
De dicha práctica “existencial” surge el célebre proverbio: “mente sana en cuerpo
sano”. La armonización entre una y otro busca potencializar la calidad de vida de los seres
humanos, empoderarlos en el juego de la cultura política y acercarlos a la experiencia del
“florecimiento humano” o “eudaimonía”. La armonización entre cuerpo y alma implica
conceptos
como
sintonía,
comunicación,
equivalencia,
equilibrio,
justo
medio,
compatibilidad, adecuación, entre otros.
Así, por ejemplo, el “Conócete a ti mismo” socrático dio paso al desarrollo de
terapias diversas y complementarias, las cuales coincidieron en un objetivo común: la
búsqueda de la salud, de la bondad, de la verdad, de la felicidad del alma. También los
escépticos se presentaron como “sanadores del alma”, pues eligen para cada discípulo los
argumentos más adecuados y eficaces para curar su enfermedad. Igualmente los estoicos
hacen vigorosamente suya la concepción escéptica, desarrollando la analogía entre filosofía
y medicina hasta el último detalle.La filosofía es el arte de vivir, propio del alma. Cada
cual, tanto discípulo como maestro, ha de encontrar su propio camino, su propio código
ético. Lo importante es que los diferentes discursos razonables que componen la diversidad
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humana estén conformes con normas generales válidas para todos, o al menos para una
mayoría social.
El principal supuesto de la “terapia del deseo” es, entonces, la analogía médica.
Dicha analogía, aunque sea válida en algunos aspectos, no lo es en otros, pues no todos los
procedimientos o metodologías médicas son aplicables en filosofía. Nussbaum hace un
recuento de las herramientas médicas adoptadas por la terapia del deseo durante el periodo
clásico griego en provecho de una filosofía ética-médica que logró altos niveles de
sofisticación y eficacia curativa. Las verdades científicas universales son curativas en gran
número de casos, y logran eliminar dolencias, enfermedades, errores y males de la vida de
los pacientes. La metodología de la “terapia del deseo”, legado de los pensadores clásicos
griegos,es la expresión de una filosofía eficaz, eficiente, realista, y por lo mismo, muy
apreciada en su época.
La tendencia helenística valora tanto la teoría como la práctica. Es más, le gusta
enfatizar en la preeminencia de la última. Esta concepción terapéutica de la tarea filosófica
es común a las tres grandes escuelas helenísticas; y también este “état d´esprit” es
compartido por Aristóteles. Las tres aceptan como adecuada la analogía entre filosofía y
medicina, aunque haya algunos puntos en que éstas disciplinas divergen.
La investigación, así como la innovación y la creatividad en nuestra disciplina,
están, en la época helenística, condicionadas por un objetivo general común: curar la
enfermedad del alma del discípulo, eliminando los errores presentes en el discurso del
mismo. Con frecuencia estos errores provienen de creencias falsas de la sociedad, las cuales
se infiltran en el status quo, generando malestar y corrupción. El objetivo de la terapia
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filosófica es deshacer trabas y aliviar trabas y dolores: la salud ética y psicomédica se
alcanza con esfuerzo, disciplina y paciencia.
La filosofía entendida con criterios médicos se ocupa tanto de creencias como de
emociones o pasiones. Una de las razones por las que los pensadores helenísticos creen que
la filosofía es el arte mejor equipado para tratar con las enfermedades humanas es que creen
que la filosofía- el razonamiento y la argumentación- es lo que se necesita para diagnosticar
y modificar las pasiones. La terapia del deseo es también, en este sentido, una terapia de la
emoción. “Así, la filosofía médica –dice Nussbaum-, aunque comprometida con el
razonamiento lógico y con rasgos propios del buen razonar tales como la claridad, la
coherencia, el rigor y la generalidad, necesitará a menudo buscar técnicas más complicadas
e indirectas, psicológicamente más estimulantes que las propias del argumento deductivo o
dialéctico convencional”(Nussbaum, 2003, p. 59).
Tanto Aristóteles como las escuelas helenísticas sostienen que muchas, si no todas,
las pasiones se basan en creencias que no surgen de manera natural, sino que las conforma
la sociedad. Son, en efecto, parte integrante del tejido de las convenciones sociales, pues,
como bien dice Nussbaum,“las pasiones están hechas de creencias y responden a
argumentos. La argumentación, de hecho, es precisamente la manera justa de abordarlas”
(Nussbaum, 2003, p. 64). No hay ningún elemento del yo que sea refractario al discurso
racional. Las tres escuelas helenísticas tienen como objetivo la mejora de la vida humana
por medio de la erradicación de los vicios y errores que permean la sociedad; y desarrollan
procedimientos y estrategias que buscan la eficacia individual así como la creación de una
comunidad terapéutica.
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También Aristóteles acepta y desarrolla ampliamente la idea de que la filosofía ética
debe asemejarse a la medicina en su dedicación al fin práctico de mejorar las vidas
humanas.“Aristóteles y los filósofos helenísticos –dice Nussbaum- participaban de una
cultura común que […] entendía la indagación ética de una determinada manera, como una
búsqueda de la eudaimonía”(Nussbaum, 2003, p. 67, n. 35).Aristóteles, al igual que las
escuelas helenísticas, también acude a la analogía médica, argumentando que, en ciertos
casos, es útil para fines éticos y curativos, pero en otros puede inducir a error.
La analogía médica sirve en filosofía ética para tratar las “enfermedades” del
pensamiento, del juicio y del deseo. Por “enfermos” se entienden los juicios catalogados
como corruptos, decadentes, malos, injustos, erráticos. El criterio de ordenamiento de los
juicios entre “buenos” y “malos” es el sentido común, la capacidad de razonar compartida
por todos, el “logos” que rige la conciencia de un pueblo o de una comunidad dadas. Ese
logos, para ser legítimo y tener validez, tanto en los casos generales como en los
particulares, debe corresponder con los principios rectores de la razón a priori y, a su vez,
debe también ser avalado por la mayoría de las personas pertenecientes a la comunidad en
cuestión.
Para que sea curativo, un determinado logos o discurso debe ser políticamente
correcto y, al mismo tiempo, debe ser aceptado sinceramente por el criterio personal del
discípulo o paciente. La verdad es terapéutica; la mentira o falsedad enferman, corrompen
el alma humana. Mientras más coincidan la convicción colectiva y la certeza individual
sobre la validez lógica y real de un determinado discurso argumentativo, más saludable,
poderoso y legítimo es dicho discurso o logoi. El logos es lenguaje compartido. Para que
sea curativo, un determinado logos o discurso debe ser terapéutico, acorde a la recta razón,
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a la compasión y a la solidaridad. También ha de ser aceptado dicho logoi o remedio por el
criterio, así como por la convicción personal e interna del discípulo, quien debe aceptar
aplicarlo con honor y convicción, con el fin de modificar su vida para curarla y mejorarla.
La analogía entre el logos (lenguaje racional y/o razonable) y el tratamiento médico
es antiquísima y está muy arraigada en el discurso griego sobre la personalidad y sus
problemas. “Desde Homero en adelante -dice Nussbaum- encontramos, a menudo y de
manera destacada, la idea de que el logos es a las dolencias del alma lo que el tratamiento
médico es a las dolencias del cuerpo” (Nussbaum, 2003, p. 76). Las enfermedades del alma
se curan por medio de la palabra sanadora, la cual los pensadores helenísticos llamaban
logos o logoi.
2. Argumentos terapéuticos
Los logoio argumentos4son la principal medicina con la que cuenta la filosofía para
curar los males que aquejan al paciente;y las palabras sabias tienen el poder de curar la
psyché, el alma, y generar en el paciente una más amplia conciencia de su propio yo. En tal
sentido, es posible hablar de argumentos que sean terapéuticos, tanto por su intención
curativa como por ciertas características de su formulación. Pero, ¿cómo son dichos
argumentos? Nussbaum nos ofrece al menos las siguientes características de estos
argumentos terapéuticos (Cfr. Nussbaum, 2003, pp. 72-73):
El término griego logos, que se suele traducir como “razón”, “lenguaje” (y que puede significar
también “discurso”, “palabra”, “relato”, etc.) se puede traducir, en ciertos contextos, como
“argumento”.
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1. Tienen una finalidad práctica, pues buscan hacer mejor al discípulo y pueden
valorarse en función de su contribución a tal fin.
2. Son argumentos relativos a valores, pues en algún nivel responden a profundos
deseos o necesidades del paciente y, a su vez, deben valorarse en función de su
éxito al respecto.
3. Responden a cada caso particular: el buen argumento médico responde a la
situación y a las necesidades concretas del discípulo.
4. Tienen por objeto la salud del individuo como tal, más que de la comunidad o del
individuo como miembro de la comunidad.
5. En el argumento médico, el uso de la razón práctica es instrumental.
6. Tienen las virtudes típicas de todo buen argumento: coherencia, claridad de las
definiciones, ausencia de ambigüedad.
7. En la construcción del argumento se da una asimetría de funciones entre médico y
paciente, entre autoridad experta y sujeto obediente de la autoridad.
8. El maestro no favorece el examen dialéctico abierto a concepciones alternativas. Su
diagnóstico y su tratamiento son aceptados como verdad científica: esa es la
condición de su poder curativo5.
9. El discurso médico suele ser “autoencomiástico”, pues le recuerda al paciente el
bien que le está haciendo y fomenta el optimismo sobre la eficacia de la cura.
También aquí la actitud crítica es sana y necesaria.
5
Esta característica propia de los argumentos médicos, y necesaria para lograr eficacia, tiene el
peligro de caer en el dogma o la arbitrariedad. Es importante tener en cuenta la actividad autocrítica
y autorreflexiva, así como la retroalimentación activa con la comunidad de expertos, y con la
experiencia de los pacientes que practican el tratamiento en cuestión.
18
10. Tienen como objetivo general la búsqueda de una buena vida y de la liberación del
sufrimiento.
Los argumentos terapéuticos de las escuelas helenísticas estudiadas por Nussbaum
constituyen una metodología sofisticada, de corte pragmático, realista y utilitarista, que
sustenta la eficacia de la terapia del deseo. La valoración de cada argumento concreto debe
atender no sólo a la forma lógica y a la verdad de las premisas, sino también, y
principalmente, a su capacidad para curar las dolencias específicas del paciente en
tratamiento. La veridicción (validación de su “verdad” y de su funcionalidad) de una
premisa terapéutica se realiza a cabalidad en la aplicación práctica. De su idoneidad y
eficacia para curar dependen su verdad científica y su pertinencia teórica. Un argumento
filosófico eficaz ha de arrastrar a su audiencia a la práctica; además de ser preciso y
lógicamente riguroso, debe adecuarse a las necesidades de quienes lo escuchan, resalta
Nussbaum. A su vez, la perspectiva pedagógica y la terapéutica se fusionan en un solo
objetivo común: la curación del individuo por medio de la disciplina filosófica.
El remedio logoi cura de la siguiente manera: debe ser aceptado sinceramente por el
criterio personal del discípulo o paciente. Éste se deja auscultar por el médico, le cuenta sus
cuitas, escucha lo que el médico-maestro le diagnostica y formula, y luego sigue al pie de la
letra la fórmula médico-filosófica que le ha sido recetada para curar su enfermedad. Por
ello, tanto “la confesión” del paciente como la honestidad profesional del maestro-terapista
son piezas de trascendencia para el funcionamiento científico y objetivo del proceso
terapéutico. Mientras más personas estén a favor de un logoi más legítimo y,por lo mismo,
eficaz será éste.
19
El logos terapéutico es presentado por los filósofos griegos como un poderoso
remedio para las dolencias del alma. Las enfermedades en cuestión son con frecuencia
enfermedades consistentes en emociones inadecuadas o debidas a mala información. El
logos (lenguaje racional o de carácter filosófico) desempeña un papel curativo real y sana
gracias a su compleja relación con el intelecto y las emociones.
El discurso de carácter filosófico comprende argumentos específicos de lógica
rigurosa, razonamiento secuencial, clara definición de los términos. La filosofía guía al
discípulo acerca de la “técnica de la vida”. El logos filosófico se opone a la superstición y a
la religión popular; su discurso es de índole científica. Aunque, para la “terapia del deseo”,
las especificidades del caso particular priman en la manera en que se aplican e interpretan
las reglas generales que constituyen a la ética y a la medicina; filosóficamente hablando, la
verdad universal prima en la medida en que fortalece y potencializa la actividad científica.
Lo común y compartido entre todos los casos individuales es lo que dinamiza el poder
curativo “real” de la filosofía ética médica.
El arte crítico del discurso racional es el arte de la filosofía. El arte de argumentar y
el discurso crítico acerca de la calidad de los argumentos hacen de la filosofía la madre de
todas las ciencias y le otorgan un poder curativo y transformador. Ella permite a las
personas que la practican tener mayor control sobre sus vidas. Así,“los logoi, como los
medicamentos-como dice Gorgias en su Elogio de Helena-, tienen el poder de „poner fin al
miedo y eliminar la congoja, engendrar alegría y aumentar los sentimientos de
camaradería‟” (Citado según Nussbaum, 2003, p. 78). A los logoi se les exige eficacia tanto
teórica (racional) como práctica (instrumental). Gracias a los logoi, el alma del paciente se
empodera y logra domesticar las pasiones y dolencias de su cuerpo. “Los logoi éticos –dice
20
Nussbaum- se diferencian del tratamiento médico en que entrañan un discurso recíproco en
el que el discípulo no recibe órdenes de una autoridad ni es manipulado mediante tácticas
coercitivas, sino que es intelectualmente activo por sí mismo” (Nussbaum, 2003, p. 101). El
alma inteligente cura, moldea y dirige su propio cuerpo. La lógica ética fomenta la
autonomía y las libertades de la persona, así como su sentido de la responsabilidad y del
deber. Cada individuo debe encontrar su propio camino ético, su lógica personal del “buen
vivir” y del “buen actuar”, realizando un balance entre los diversos factores que determinan
su vida individual.
Los argumentos terapéuticos son las herramientas más eficaces, junto con el arte de
la “práctica”, para lograr sanar nuestras heridas, enmendando errores lógicos y
conceptuales. La filosofía tiene la función de comprender y transformar la realidad, para
mejorarla. El uso adecuado de nuestra facultad de razonar, en armonía con otras facultades
que nos son dadas como la inteligencia cognitiva, la emocional y la imaginación, nos
permiten potencializar nuestra “performancia” como animales políticos, y como miembros
dignos de la gran familia que constituye la naturaleza humana. La filosofía ética helenística,
que rescata Nussbaum de las fauces de la historia, nos remonta a un pasado idílico de
sabiduría, democracia y calidad de vida.
3. La práctica de una filosofía ordenada a preservar la salud del alma
Sugiere Epicuro, siguiendo la analogía médica, que la utilidad de la filosofía
consiste en erradicar el sufrimiento del alma y en curar su enfermedad. Para ello hay que
empezar haciendo de médicos de nosotros mismos; es decir, es preciso ser capaces de
21
realizar un auto-diagnóstico para ubicar nuestras fortalezas y debilidades, de identificar
nuestras fallas,así como lo que nos perturba o es nocivo para nuestra salud, y sobre todo de
determinarlo que queremos cambiar en nosotros. Con la disección de los males que afectan
tanto a nuestra cotidianidad como a nuestro comportamiento podemos tomar conciencia del
camino a seguir para curarnos.
Por otra parte, es importante que el discípulo o paciente vaya adoptando una
autonomía terapéutica, cognitiva e intelectual con relación al proceso filosófico y a su
metodología. Así, puede ejercer la crítica con relación a la labor profesional efectuada por
el médico-maestro, y este feedback potencializa las posibilidades de éxito del tratamiento.
El paciente, para curarse, debe tener la voluntad de lograrlo, controlando y monitoreando,
gracias al adecuado uso de la razón, las etapas, metodologías y discursos argumentativos
que constituyen el programa terapéutico y/o pedagógico diseñado por el líder para su caso
específico. Para curarse, el paciente debe fortalecer su deseo, su voluntad, así como la
conciencia racional de su propio yo, la cual se va perfeccionando el desarrollo del proceso y
colabora para que éste sea exitoso.
El psiquismo humano, gracias a la terapia filosófica en cuestión, despierta de su
letargo, se vuelve autoconsciente, crítico de sí mismo y de los demás. Su poder de decisión
y de acción mejora tras el proceso terapéutico: el sujeto aprende a controlar, conocer y
manejar sus emociones, según sus propios intereses y, también, teniendo en cuenta los
intereses del grupo al cual pertenece. El resultado, tras asumir un proceso terapéutico de
esta envergadura, ha de ser una voluntad depurada y clarificada con respecto a lo que
siente, así como una capacidad de pensamiento racional y práctico.
22
En la Grecia clásica, la filosofía medicinal se ejercía en las aulas, pero también
podría practicarse fuera de ellas. Sin embargo, su énfasis académico es fundamental para
poder comprender su capacidad curativa. La enseñanza filosófica transmite una tekhné cuyo
dominio es inseparable de la posibilidad de curación definitiva. El filósofo médico ha de ser
muy diestro en su propia autocuración, antes de empezar a curar a sus pacientes. El maestro
o docente en filosofía puede asumir también, si recibe la preparación adecuada, la función
de terapista y de doctor del “alma”.
La filosofía helenística aplica la metodología de los “argumentos terapéuticos”,
buscando como finalidad última ser ética y útil a nivel pragmático.Su pregunta fundamental
es la siguiente: ¿cómo pensar correctamente para lograr un comportamiento ético que nos
brinde salud y felicidad?En esta época existe la creencia común de que la filosofía es una
actividad que asegura una vida floreciente (eudaimon) por medio de argumentos y
razonamientos, o como dice Nussbaum, “un amplio y profundo acuerdo en que la
motivación fundamental para filosofar es la perentoriedad de aliviar el sufrimiento humano
y que el objeto de la filosofía es el florecimiento humano, o “eudaimonía” (Cfr. Nussbaum,
2003, p. 35)6.
Ahora bien, ¿cómo ayudarnos a nosotros mismos a encontrar la eudaimonía, para
luego ser capaces de ayudar también a los demás en su conquista de la felicidad? ¿Cómo
lograr dicho propósito por medio de la filosofía? Lo primero es el diseño conceptual y
metodológico de proyectos concretos de “salud humana”. Estos pueden desarrollarse dentro
del marco de la academia, del consultorio clínico, del mercado, de las políticas públicas,
“Eudaimonía” es una palabra griega que se suele traducir como “felicidad”. También significa:
florecimiento humano, realización y plenitud del ser. La eudaimonía es considerada como fin
último de la vida humana y de las acciones éticas.
6
23
entre otros posibles escenarios de intervención propios de la filosofía médica. La
interacción dinámica entre teoría y práctica potencializa la eficacia y el sentido de la
“terapia del deseo”.
Las dinámicas terapéuticas pueden ser motivadas tanto por el lucro como por la
compasión; lo importante es que respondan a determinados parámetros éticos y normativos
que aseguren su buen funcionamiento. “La filosofía –indica Nussbaum- cura enfermedades
humanas, enfermedades producidas por creencias falsas. Sus argumentos son para el alma
como los remedios del médico para el cuerpo. Pueden curar y se han de valorar en función
de su capacidad de hacerlo” (Nussbaum, 2003, p. 34).Las principales herramientas con las
que cuenta el arte de la filosofía para lograr su propósito terapéutico son cuatro: (1) los
argumentos; (2) el razonamiento preciso; (3) el rigor lógico; y (4) la precisión de las
definiciones.El procedimiento científico de la filosofía helenística responde a un paradigma
que defiende la salud sobre la enfermedad, el bien sobre el mal, el florecimiento humano
sobre la decadencia o la corrupción.
El proceso curativo es periódico y sostenible, y es deseable que no termine sino con
la muerte. Ahora bien, existen diferentes niveles de aprendizaje de la disciplina filosófica; y
el discípulo va ganando maestría, destreza, y por lo mismo, autonomía, en la medida en que
avanza en su investigación y en su proceso curativo. La capacidad autocurativa y crítica es
indispensable para el éxito del tratamiento. El maestro es un facilitador, un tipo de
“chamán”; el paciente es responsable y vigía de su propia curación, así como del
restablecimiento y manutención de su salud ética.
Los problemas que trata la terapia del deseo se manifiestan y resuelven en la
dimensión de lo cotidiano, y se van manifestando según una continuidad histórica. El
24
trabajo con la biografía y con el reloj biológico del paciente son herramientas valiosas, así
como ejercicios relacionados con la memoria, la fantasía, la imaginación y la vida
emocional. El análisis y valoración de los discursos manejados por los pacientes se efectúa
desde parámetros de racionalidad y razonabilidad válidos y sustentables para la filosofía de
aquella época.
La autonomía, la independencia, la libertad, la responsabilidad, son todas estas
virtudes que favorecen un mejor dominio de la salud y de la calidad de vida. Un sabio
empieza conociéndose a sí mismo, para poder lograr un pensamiento objetivo-científico,
sin perder de vista su propia perspectiva. La ética helenística utiliza tres ideas principales y
recíprocas entre ellas en el proceso de investigación terapéutica, las cuales permiten
analizar la información brindada por el discípulo. Estas son (Cfr. Nussbaum, 2003, p. 52):
1. Un diagnóstico provisional de la enfermedad, de los factores, de las creencias
socialmente inducidas que más contribuyen a impedir la buena vida de la gente.
2. Una norma provisional de salud: una concepción general y abierta de lo que es una
vida humana floreciente y completa.
3. Una concepción del método y los procedimientos filosóficos adecuados.
Las visiones filosóficas helenísticas articulan concepciones integrales mediante la
combinación de estos tres elementos.
Las enfermedades que esta filosofía saca a la luz son, ante todo, enfermedades de la
creencia y del juicio. Identificar estas enfermedades y “sacarlas a la luz” es dar ya un gran
paso hacia su eliminación. El reconocimiento del error está íntimamente ligado a la
aprehensión de la verdad. Teoría y práctica van de la mano y se determinan mutuamente en
el quehacer filosófico. “[…] la concepción de la tarea del filósofo –agrega Nussbaum-
25
como actividad médica hace de la compasión y el amor a la humanidad rasgos
fundamentales de aquella […]. El único sentido de la investigación médica es la cura. Así
también, el único sentido de la filosofía es el florecimiento humano”(Nussbaum, 2003, p.
58).
La terapia del deseo debe encontrar maneras de profundizar en el mundo interior del
discípulo, utilizando ejemplos llamativos, técnicas narrativas, estímulos para la memoria y
la imaginación, entre otros mecanismos terapéuticos. La metodología helenística fomenta
los recursos de la narración, la memoria y la conversación amigable para llegar a una visión
más compleja del bien. La filosofía reflexiona sobre el mundo. Hace teoría crítica. Los
pensadores helenísticos detectan defectos en la sociedad como la intolerancia, la falta de
reflexión y el exceso de afán competitivo, y tratan de corregirlos en la formación que le
imparten a sus discípulos. La filosofía entendida con criterios médicos y psicológicos, en el
caso de las escuelas helenísticas, se ocupa principalmente de creencias, de emociones o
pasiones, de razonamientos y argumentos terapéuticos.
Una de las razones por la que estos filósofos aseguran que la filosofía es el arte
mejor equipado para tratar con las enfermedades humanas es que ellos creen (y están
convencidos de que esto es así) que la filosofía- el razonamiento y la argumentación- es lo
que se necesita para diagnosticar y modificar las pasiones. El uso de la recta razón, acorde
con la personalidad de cada cual, tiene el poder terapéutico de curar los males éticomédicos tanto del cuerpo como del alma. El análisis y el control racional de las emociones
es de gran ayuda para lograr una terapia filosófica exitosa. El agente puede ser tanto un
terapista-maestro calificado, como la persona misma, siempre y cuando también esté
debidamente preparada en la metodología de “la terapia del deseo”, y tenga entonces la
26
idoneidad suficiente para hacer de médico de sí mismo. La autonomía crítica en estas
cuestiones es de vital importancia.
Otro aspecto a fortalecer con la terapia del deseo es la capacidad de argumentar y de
razonar en provecho propio, así como en provecho de la colectividad de la cual nos
sentimos parte, y a la cual en realidad pertenecemos. La filosofía de la cultura política
necesita de la terapia filosófica para funcionar adecuadamente. Relaciones humanas
terapéuticas, higiénicas y sanitarias son más “felices” y “performáticas” a nivel político y a
nivel ético. No hay ningún elemento del “yo” que sea refractario al discurso racional. Al
contrario, éste se empodera y configura gracias al trabajo cotidiano del arte de razonar.
Lo que hemos dicho en este primer capítulo, y hasta aquí, nos sirve para recapitular
las principales ideas filosóficas que los pensadores helenísticos nos dejaron como legado
sobre la salud del alma. Ordenar dichas ideas es el primer paso.
a) Un buen filósofo necesita una escuela donde ejercer su oficio y enseñar a sus
discípulos.
b) Para que haya terapia en una sesión de filosofía se debe respetar metodológicamente
la pedagogía de la analogía médica.
c) Los discípulos deberán seguir con atención las enseñanzas de sus maestros,
memorizarla y ser capaces de ejercer juicios críticos y argumentativos de carácter
razonable sobre dichas enseñanzas filosóficas.
d) El terapista-maestro será el encargado de liderar un proceso pedagógico y
terapéutico con sus alumnos, de duración pactada entre ambas partes, con objetivos
terapéuticos y educativos claros y distintos.
27
e) |El discípulo emprenderá durante el proceso un viaje a su propia interioridad
0sicológica, durante el cual aprenderá a conocer y controlar tanto su vida emotiva
como su cuerpo y su pensamiento.
f) El discípulo es co-artífice de su propia curación, en la medida en que logra
desarrollar las competencias requeridas para poder hacer de médico de sí mismo.
g) Los logoi, también conocidos como argumentos terapéuticos, son los remedios que
utiliza la filosofía para curar el alma de las personas.
Aplicar todas las ideas anteriores en nuestra filosofía de vida, y tenerlas en cuenta
para su uso en nuestra experiencia cotidiana, nos ayuda a curar nuestras heridas, males y
enfermedades, y a obtener la salud ética, así como la salud del alma. La práctica de una
filosofía y de un estilo de vida ordenados es fundamental para lograr tener éxito en nuestros
propósitos terapéuticos.
4. La indagación ética como práctica terapéutica
La ética y la medicina son ambas disciplinas profundamente conectadas con la
subjetividad de la condición existencial propia del paciente o cliente; en ellas, cada caso
particular es único. Allí también se procede primero con el análisis empírico del caso
concreto, para luego relacionarlo con otros casos parecidos; y, finalmente, se buscan
normas y reglas generales, relativas y pertinentes al estudio de caso que ocupa al
investigador-docente-terapista. Además, la pretensión misma del arte médica, la de curar,
no puede ser desvinculada de la búsqueda de un sentido de lo que es mejor o peor para una
cierta vida humana, pues la salud no es tampoco algo ajeno a la búsqueda de una vida
28
buena7. Como bien dice Nussbaum, “la medicina parece ser, por su propia naturaleza, un
arte comprometida, inmersa en la realidad, un arte que actúa en pragmática colaboración
con aquellos a los que trata. Se toma muy en serio sus sufrimientos y placeres, su propio
sentido de dónde radican la salud y el florecimiento. Su aspiración es curar; esa aspiración
no puede separarse nunca completamente del sentido de lo mejor y lo peor que tienen sus
pacientes” (Nussbaum, 2003, p. 41).
El conocimiento científico tiene como reto sustentar criterios objetivos de verdad,
de rigor, de coherencia y de claridad, los cuales le permiten construir una racionalidad
legítima para su campo de acción, y ser eficaz y eficiente. La razón propia del discurso
científico, una razón validada gracias a la reflexión histórica, la lógica y el consenso,
permite distinguir la diferencia entre bien y mal, salud y enfermedad, acierto o error, cura o
corrupción. Sin criterios objetivos y racionales de veridicción lógica y pragmática no hay
ciencia seria. La hermenéutica (razón discursiva, histórica y psicológica) generada por la
narrativa propia del sujeto-paciente (discípulo o cliente), quien describe su caso y señala
sus males y dolencias, actúa en consonancia con la lógica de la metodología disciplinar que
aporta el agente o terapista. La conciencia emocional, la reflexiva y la crítica son
importantes para el éxito del tratamiento, y cada cual aporta su parte respectiva. La
curación, por su parte, es un criterio “negociable”entre ambas partes. Dicho proceso es una
relación comunicativa, transaccional, psicoafectiva, pedagógica, terapéutica, y, en términos
generales, filosófica.
Dice al respecto Nussbaum: “La salud no es algo que exista allá en el cielo, completamente aparte
de la gente y de sus vidas. No es un puro ser aparte del devenir del paciente. Es una parte
constitutiva de la forma de vida de una especie viviente; y es, por tanto, la forma de vida de la
especie, así como las experiencias asociadas a ella, lo que el médico debe tener en cuenta al
elaborar una norma” (Nussbaum, 2003, p. 41).
7
29
Además de lo subjetivo y de lo cognitivo, influyen en la objetividad científica
racional factores antropológicos, sociales y culturales; aspectos que Nussbaum llama de
“carácter valorativo”. Por ello, la filosofía contemporánea, teniendo en cuenta el carácter
perspectivístico de la verdad denunciado por Nietzsche, prefiere usar el término “racional”
para los discursos abstractos y generales de la razón pura y el término “razonable” para los
discursos hermenéuticos más aplicados y concretos.
En la cultura occidental, la buena salud implica altos y sostenibles niveles de
calidad de vida, bienestar, placer, higiene, realización personal, prosperidad económica,
entre otros factores. La “eudaimonía”o “florecimiento humano” tiene, desde la antigüedad
helenística, una importancia capital en la conceptualización de lo que se considera como
“vida buena” y “buena salud”. El desafío de la medicina es siempre el de conectar con los
deseos y necesidades más profundos de la gente y con su sentido de lo que es importante.
Por ello, debe respetar profundamente la palabra o voluntad auténtica del paciente, sin por
ello dejar de brindarle las herramientas y tratamientos que la ciencia pone a su alcance para
curar lo que es considerado objetivamente y por consenso como “enfermedad”. La misión
tanto de la ética como de la medicina consiste en curar la enfermedad y el mal, los cuales
son considerados como “fenómenos erráticos”, alejados de la recta razón. Ambas
disciplinas, desde los griegos, comparten también un objetivo sustancial común: la vida
buena. El amor propio, la autoestima, la autoconfianza, son emociones claves, las cuales,
bien conducidas por medio de una correcta racionalización, ayudan a encontrar el camino
eudaimónico y virtuoso.
La ética y la medicina comparten el requerimiento epistemológico de encontrar
objetividad y construir ciencia, a partir del tratamiento de casos concretos y particulares.
30
Ambas son ciencias aplicadas que se desarrollan en el campo de la experiencia cotidiana y
real. La subjetividad, por su parte, es un terreno de estudio rico en información, propio del
campo de la terapia cognitiva y psicológica que aquí nos proponemos estudiar, legado de
los griegos de la época helenística.
El discípulo-paciente es libre y responsable tanto en su proceso formativo como en
su terapia. El maestro-terapista actúa como un facilitador y como un transmisor de
conocimiento y de metodología práctica. La indagación ética “experiencial” se efectúa de
ambos lados del “tablero de estudios” y del “diván” psicomédico. Dicha indagación se
institucionaliza entre los antiguos helenísticos como una práctica terapéutica propia de la
“terapia del deseo”. La salud ética tanto de médico como de paciente es producto de dicha
indagación.
Para Aristóteles y los estoicos, la indagación ética es dialéctica y democrática. Para
Epicuro, en cambio, es naturalista, hedonista e individualista. Pero todos están
comprometidos con el encuentro fructífero y filosófico entre ética y medicina. Hace dos mil
cuatrocientos años, los griegos sorprendieron al mundo civilizado con sus proezas
intelectuales y humanas, en pro del bienestar humano, de su dignidad y de su calidad de
vida. “La terapia del deseo” es un aporte valioso, arcaico y pionero en la consolidación de
los derechos humanos de nuestra especie. Su perspectiva terapéutica y pedagógica es uno
de los primeros y más antiguos legados del pensamiento humano a la filosofía de la mente,
de la medicina, de la ética, y en general, a la teoría del conocimiento.
La indagación ética es una práctica terapéutica bastante difundida entre las escuelas
de pensamiento helenísticas de la antigua Grecia. Su legado nos es muy útil en la
actualidad, sobre todo en nuestra realidad colombiana, herida y maltrecha por tantos años
31
de violencia ininterrumpida. “La terapia del deseo” es una herramienta de la filosofía
práctica que ayuda a las personas a curar sus males, a encontrar el camino virtuoso en sus
vidas, a ser mejores personas, eudaimónicas y ataráxicas. Sólo se les pide interés y
compromiso con la disciplina, así como con la gestión de sus propias vidas. La terapia
filosófica es una metodología que aporta calidad de vida, salud, bienestar y competitividad
a las personas que la practican con rigurosidad y compromiso crítico.
Aristóteles, en el libro II de su Etica nicomaquea, insiste en el carácter pragmático y
realista de la investigación ética. La compara con la medicina y el pilotaje, en donde priman
“la oportunidad del momento” así como los casos particulares sobre los hipotéticos. Al
filósofo no le interesa definir la virtud sino realizarla, ponerla en práctica. Aunque el primer
paso es necesario para lograr lo segundo. Si no entiendo el concepto no soy capaz de
llevarlo a cabo con idoneidad. La adecuación entre teoría y práctica es un requisito
indispensable de la actividad científica. La terapia filosófica de nuestros maestros
helenísticos, en especial la de Epicuro, genera una conciencia hedonista, naturalista,
afianzada en la subjetividad del sentido común. El arte de curar, así como el arte del
pilotaje implican el desarrollo de un instinto agudo e inteligente, así como un compromiso
de cuerpo y alma con la acción presente. El animal humano ha de ser hedonista, prudente,
autosuficiente y razonable para alcanzar la felicidad del sabio.
El Estagirita también se refiere a la búsqueda del justo medio y de la moderación
como criterios filosóficos adecuadosen el ejercicio de los placeres y de las virtudes. El
humanismo utilitarista de Nussbaum y de los antiguos pensadores helenísticos defiende una
ética individualista, naturalista, pragmática, y razonable; profundamente aterrizada en la
realidad material
y concreta de la experiencia presente, que fluye con la
32
parsimoniosacotidianeidad de los días. Sólo desde esta perspectiva la ciencia en cuestión
tiene el poder de “curar”, así como de ejercer su eficacia y su eficiencia en relación con las
necesidades y padecimientos de la gente de carne y hueso, de todos los días.Podemos decir
que se trata de una método científico de corte empirista. Los criterios de utilidad y placer
natural guían el camino “correcto” del comportamiento ético y científico, en la corriente
filosófica que estamos estudiando. Como la salud humana no depende sólo de la higiene o
del buen funcionamiento del cuerpo físico, sino también de la liberación y “ataraxia”
(ausencia de perturbación y de dolor) del alma; los helenísticos se preocuparon de la ética y
de la psicología como caminos científicos de conocimiento útiles para el logro de la
felicidad humana, fin último de la filosofía. La ética individualista y hedonista fue trabajada
en especial por Epicuro, quien creía firmemente en la dimensión terapéutica y utilitarista de
su disciplina. La importancia cognitiva del presente empírico y material, así como la
eficacia pragmática, son dos de las principales características del pensamiento enseñado en
su escuela. La filosofía práctica en cuestión nos enseña a valorar el presente en su “verdad
fáctica” o fenomenológica, así como las destrezas del jugador, quien se concentra en
“jugar” y en “ganar”, de acuerdo a la virtud y a la recta razón, más que en entender
teóricamente el juego. La “doxa” es un saber que “deviene”, y que se “deriva” de la
realidad dada o que acontece. Esta puede ser interpretada de diferentes formas, la
interpretación más razonable es la más científica, la más filosófica. La lógica de este tipo de
ciencia es “hermenéutica”, subjetiva y empírica.La adecuación de los argumentos
terapéuticos con el concepto de “Naturaleza” es un criterio de razón y de certeza
primordial. La recta razón debe estar en armonía conceptual con la ley que impregna todos
los elementos que forman parte del reino Natural. Sólo así es capaz de curar el organismo
humano, entendido como “la fusión” entre cuerpo y alma (psiqué en griego). Nuestra
33
especie es hija privilegiada de Madre Natura y de su generosa sabiduría dependen nuestra
salud, así como nuestra felicidad. La enfermedad es entendida como error y puede curarse
gracias a la metodología filosófica que aquí mencionamos, amparada por el instinto
adecuado y por el correcto uso de la “recta razón”.
La medicina es una ciencia aplicada, y por ello debe aspirar a una percepción
completa y exacta de los casos particulares de los que se ocupa. Tanto la ética como la
medicina trabajan con una razón práctica, pública e instrumental, acorde con los casos
concretos que investigan. Se ocupan de racionalizar (teoría) y solucionar (práctica) los
problemas que se manifiestan en la experiencia fenoménica y cotidiana; y su misión es
realista y eficaz. El sentido altruista y la vocación de servicio al prójimo, así como las
emociones de solidaridad y de compasión, son comunes entre dichos profesionales. La
responsabilidad social compartida tanto por el médico como por el filósofo ético, vierte
directamente sobre la solución “real” y efectiva de los problemas que los ocupan. Ayudarse
a sí mismo, y a la vez, ayudar al prójimo, son mandamientos guía de la salud ética.
4. La apelación a la “naturaleza” como criterio de discernimiento filosófico
Es muy común que en las argumentaciones éticas y, en general, en todas las
discusiones que tienen que ver con valores se apele a la naturaleza como criterio último,
diciendo, por ejemplo, que tal comportamiento o norma es mejor que otro porque es “más
natural”; o que una cierta cosa es incorrecta porque va “contra la naturaleza”. Este modo de
argumentar es permanente y ya se encontraba entre los filósofos de la antigüedad. Para
cerrar este primer capítulo del presente trabajo, voy a efectuar un breve examen del modo
34
como era comprendido y usado este concepto de “naturaleza” por las escuelas helenísticas
griegas.
La integralidad orgánica y Sagrada, así como la armonía de sus partes y su ley
racional implícita, hacen de la Madre Naturaleza una entidad arquetípica y mística que
ordena los valores, las normas y el estilo de vida de nuestros ancestros griegos. La
naturaleza es entendida como una entidad autónoma, primigenia y primordial, dotada de
inteligencia por la Divinidad,como el “receptáculo sagrado” de la razón pura de Dios.Fue
tal vez Platón uno de los primeros filósofos en describir la naturaleza como depositaria de
valores trascendentes, extrahistóricos e inmutables.También los pensadores helenísticos
conceptualizaron el término de “naturaleza” o “lo natural”, y lo convirtieron en criterio
radical de veridiccióncientífica y filosófica8.
“La naturaleza” es venerada como fuente de razón y verdad. Por ello, para la
indagación científica, la naturaleza es fuente de leyes generales. En la tradición griega se le
considera con profundo respeto como un espejo fidedigno de la voluntad y de la ley de
Dios. Su materialidad es cuantificable y medible por las ciencias naturales, por la física y la
biología, principalmente. Su observación científica por parte de los sabios genera tratados,
paradigmas, axiomas de conocimiento y leyes generales. El estudio minucioso de los casos
particulares, sin embargo, es un mandamiento metodológico, pues el uso de la razón debe
ser instrumental y práctico.
8
En la época contemporánea, filósofos como Michel Foucault, Jürgen Habermas, Peter Singer y la
propia Nussbaum han reelaborado el concepto de naturaleza en pro de un naturalismo científico
acorde con las necesidades y aconteceres de nuestro tiempo.
35
La integralidad y la armonía son nociones claves de la metodología helenística. Otro
par de conceptos importantes para la norma médica de salud que proponen es el de
“naturaleza” y de lo “natural”. La naturaleza es entendida como vida salvaje, primigenia,
naïf, como mundo “virgen”, anterior a la intervención o manipulación humanas. La salud
humana se asocia con la carencia de enfermedad, con el bienestar general, con la armonía
entre mente, cuerpo y alma, con la calidad de vida, y con la eudaimonía, entre otros
conceptos que le son propios. Lo “natural”, lo “ecológico”, lo “biológico” y lo “orgánico”
son factores que inciden en la protección de la salud y de la higiene, tanto fisiológica como
medioambiental. La filosofía ética de las escuelas helenísticas se concentra en sanar los
males que aquejan al alma y al psiquismo humanos. Por ello, la construcción de una
racionalidad terapéutica es un requisito lógico de la filosofía ética-médica.
Lo que nos diferencia principalmente de las otras especies biológicas que habitan
nuestro planeta y nos hace mejores, es nuestra mayor capacidad cerebral, así como la
sofisticación de las funciones de nuestro entendimiento. La reflexión y el juicio racionales
son de vital importancia para controlar y encaminar las pulsiones instintivas y biológicas.
Así logramos que éstas jueguen a nuestro favor y no en contra. “No deberíamos suponer –
señala Nussbaum- que es mejor para una persona vivir a impulso de unos instintos
biológicos incontrolados, cuando los seres humanos son criaturas éticas deliberantes
capaces de controlar sus instintos” (Nussbaum, 2003, p. 53).
Las concepciones antiguas de la “naturaleza”, en especial de la “naturaleza
humana”, son concepciones con carga valorativa, es decir, sesgadas desde determinadas
subjetividades éticas. Dichos conceptos son además de valorativos, normativos. Los griegos
desarrollaron una sofisticada filosofía en la cual, como dice Nussbaum, “la naturaleza se
36
concibe de manera normativa como el florecimiento de una especie; la intervención
médica, por tanto, acercaría a esa persona a la naturaleza en lugar de alejarla.” (Nussbaum,
2003, p. 54).Como naturales y propios de nuestra especie se entienden valores como la
salud, el bien, la felicidad, el placer, el goce, la búsqueda del bienestar, de la prosperidad y
de la calidad de vida.
La naturaleza es valorada desde una perspectiva positivista, racional y científica. La
naturaleza, sin embargo, se opone a la cultura cuando ésta impide el florecimiento
humano.El comportamiento de los niños y de los animales sirve como indicio para los
filósofos helenísticos de cómo son las cosas antes de la intervención perniciosa de la
cultura. Los vicios y la corrupción son fuente de mal, de enfermedad, de dolor. La
naturaleza en su sentido racional y primigenio ofrece una normatividad implícita de
florecimiento humano completo9.
La finalidad de las apelaciones helenísticas a la naturaleza del niño y del animal es
construir una norma radical de verdadero florecimiento humano. Dicha norma tiene carga
valorativa y normativa en el mundo griego helénico; y corresponde con los atributos que la
filosofía le otorga a la Divinidad, a saber: la belleza, la bondad y la verdad. Los filósofos
helenísticos creen que hay una estructura ética normativa que penetra el universo en su
conjunto. La clave para develar y comprender dicha estructura se encuentra en la naturaleza
propia del entendimiento humano.
Tanto Walt Whitman (en sus versos acerca del reino animal en su poema “Canto a mí mismo”)
como Bertrand Russell (en su libro La conquista de la felicidad) coinciden con las apelaciones
helenísticas a la naturaleza en tanto canon normativo de florecimiento humano.
9
37
Como naturales y provechosos para nuestra especie son los beneficios de la
medicina, de la ética, y en general, del conocimiento racional. La naturaleza es valorada
desde una perspectiva racional, pero también es venerada desde una actitud mística y
entregada. Para volver a sus cauces, la terapia ofrece tácticas y procedimientos que nos
vuelven a conectar con nuestra memoria infantil, ancestral y fisiológica. Las emociones
naturales son emociones sanas y benéficas. La naturaleza en su sentido racional y universal
ofrece una legalidad implícita de florecimiento humano integral.
La sociedad individualista y consumista contemporánea genera una variedad de
emociones y comportamientos corruptos y enfermizos que ponen en peligro la salud y la
eudaimonía de la naturaleza humana.Con la analogía médica, la filosofía logra curar el
alma de los pacientes y conducirlos por el camino de la eudaimonía, de la salud y de la
calidad de vida. Disciplinas recientes como la biopolítica y la bioética encuentran en la
filosofía eudaimonista de los griegos clásicos una fuente inagotable de inspiración para su
práctica contemporánea.
La Naturaleza es espejo de la Divinidad: contiene revelaciones y secretos. Los
filósofos helenísticos creían en una estructura ética, legal y dinámica que penetra el
universo en su conjunto. La clave para develar y comprender dicha estructura se encuentra
en la naturaleza propia del entendimiento humano; es decir, en el caso que nos ocupa, en su
razón práctica e instrumental. Para la filosofía ética médica el compromiso con la práctica y
con la acción es intrínseco y necesario.
Después de haber realizado un primer repaso de la teoría predominante en las
escuelas helenísticas, así como de sus alcances éticos y terapéuticos; vamos a pasar al
38
segundo capítulo donde investigaremos la implicación de las emociones en la salud ética de
las personas.
39
Capítulo II.
Las emociones y la salud ética
Airarse es cosa fácil y al alcance de todos, lo
mismo que el dar dinero y el gastarlo; pero
con respecto a quién y cuánto y cuándo y por
qué y cómo, ya no es cosa de todos ni nada
fácil. Y, así, el bien es raro, loable y bello.
Aristóteles: Ética nicomaquea
[…] parece que las afecciones del alma se
dan con el cuerpo: valor, dulzura, miedo,
compasión, osadía, así como la alegría, el
amor y el odio. El cuerpo, desde luego,
resulta afectado conjuntamente en todos estos
casos.
Aristóteles: Acerca del alma
Nussbaum se centra en su análisis en el aspecto ético y médico de las doctrinas
filosóficas helenísticas. Sin embargo, también le interesa la concepción que éstas tenían de
las emociones. Los filósofos helenísticos, según la filósofa norteamericana, analizan las
emociones e instan, en más de una ocasión, a extirparlas de la vida humana; y pintan la
40
eudaimonía como un estado de libertad frente a la turbación y la agitación proveniente de
las pasiones humanas, sobre todo reduciendo los compromisos del agente con los objetos
inestables del mundo10.
Por otra parte, algunos pensadores helenísticos insisten en que las emociones no son
ni universales ni “naturales” (es decir, innatas), sino socialmente construidas y enseñadas.
Y por lo mismo, pueden ser transformables y modificables por la persona que las padece, si
éstas no se adecúan a su manera de comprender la eudaimonía. Otros, por el contrario,
prefieren entender las emociones más “naturalísticamente” y, más bien, ofrecen la opciónal
discípulo de protegerse de los vicios sociales, practicando una vida sencilla de renuncia a
los deseos vanos y malsanos que puedan corromper su camino virtuoso.Las emociones son
consideradas por la filosofía helenística como factores claves de nuestra relación con el
mundo; es importante, entonces, aprender a conocerlas y saber manejarlas con sabiduría y
en nuestro provecho.
Aristóteles, por su parte, no ataca las emociones ni los apegos o debilidades
mundanas. Su filosofía no defendió como norma el alejamiento de los bienes perecederos
de este mundo; por el contrario, se afinca en la experiencia sensible y en el pragmatismo
que busca resolver problemas cotidianos y reales de la gente de carne y hueso. El estagirita,
10
Yo no estoy de acuerdo con extirparlas. Me parece excesivo, ya que son un valioso testimonio de
nuestra relación directa y sensible con la experiencia y con el mundo que nos rodea. Lo importante
es modelarlas por medio de la razón, para que no nos hagan sufrir, sino, por el contrario, nos lleven
por el camino de la salud y de la eudaimonía. La salud, el control y el equilibrio emocional se
logran gracias al buen uso de las herramientas racionales que posee nuestro entendimiento, las
cuales se fortalecen y potencializan por medio de la educación y de la práctica cotidiana.
La sociedad individualista y consumista contemporánea genera una variedad de pasiones que
esclavizan la voluntad de las personas, sometiéndolos a modas fatuas o a valores y costumbres
perniciosas para su salud y para su dignidad. Por ello es tan importante desarrollar en el discípulo el
sentido crítico de su propia existencia, de sus deseos y decisiones vitales a través del ejercicio
propio de la “terapia del deseo”.
41
señala Nussbaum, considera que la vida humana óptima es una vida rica en apegos a
personas y cosas externas al yo: amistades, amor familiar, vínculos políticos, vínculos con
ciertos tipos de posesiones y propiedades. La cultura política aristotélica busca mejorar la
calidad de vida de la gente, que ésta sea capaz de alcanzar la eudaimonía. Aristóteles acepta
y desarrolla ampliamente la idea de que la filosofía ética debe asemejarse a la medicina en
su dedicación al fin práctico de mejorar las vidas humanas.
La terapia del deseo es una metodología propia de la filosofía ética-médica que
Nussbaum reconstruye, a su manera, a partir del legado que nos dejaron con su actividad
práctica y teórica las escuelas helenísticas de pensamiento, incluido Aristóteles. Dicha
terapia sirve para “extirpar” o “domesticar” las falsas emociones, provenientes de falsas
creencias, que actúan como enfermedades corruptoras de nuestro organismo psíquico, y por
ende, del físico. Lo terapéutico de este procedimiento filosófico radica en su voluntad
curativa. Los logoi, argumentos lógicos y racionales, propios del lenguaje filosófico, actúan
como “medicamentos del alma”, y buscan sanar, por medio de la recta razón, los dolores
provenientes del error de juicio.
La realidad de la experiencia se nos aparece, en un primer momento, desde el
campo de la percepción emotiva. La sensibilidad psicológica está compuesta de diversos
tipos de emociones. Muchas veces somos inconscientes de ellas, las “padecemos” pero no
logramos distanciarnos para realizar un análisis crítico y racional de éstas. Nussbaum nos
propone este tipo de ejercicio del entendimiento como práctica saludable para mejorar el
control de nuestras vidas. En la medida en que logramos hacer más razonables nuestras
emociones y tomar distancia de ellas, logramos una mente más lúcida y un conocimiento
42
más completo sobre nuestra existencia, así como sobre las preguntas o problemáticas que
nos ocupan.
En muchas ocasiones, las emociones pueden ser elementos esenciales en una buena
decisión. La sabiduría emocional permite “mediatizar” y poner en entredicho los juicios
racionales, abstractos o intelectivos, los cuales pueden caer en arbitrariedades dogmáticas o
en argumentaciones falsas o viciadas, producto de la descomposición social. Así, si la
filosofía había renunciado al análisis de las emociones, es urgente que retome el camino
perdido, para no olvidar su carácter tanto terapéutico como científico.
Antes de entrar en el examen de la naturaleza de las emociones que, desde una
perspectiva aristotélica y en diálogo con las diversas escuelas helenísticas, hace Nussbaum
en La terapia del deseo, es preciso, sin embargo, examinar con mayor cuidado por qué
razones las emociones dejaron de ser un objeto de análisis filosófico en el mundo moderno
y contemporáneo. Para ello me voy a remitir a continuación a cuatro objeciones que se
hacen a las emociones, con sus respectivas respuestas por parte de Nussbaum, tal como esta
autora las desarrolla en su libro Justicia poética.
1. Objeciones y respuestas en torno a la naturaleza de las emociones
Martha Nussbaum presenta, en su libro Justicia poética, una serie de objeciones en
contra de aquellos que atacan la utilidad de las emociones para la filosofía.Para responder a
la acusación de que las emociones son irracionales en un sentido normativo, y en
consecuencia inadecuadas como guías en la deliberación pública, Nussbaum emprende en
su librito una defensa de la racionalidad específica de las mismas.
43
Algunos consideran a las emociones como fuerzas ciegas que no tienen nada o no
mucho que ver con el razonamiento. Dicen de éstas que no encarnan meditación ni juicio,
ni responden a los argumentos de la razón (esta imagen de las emociones se expresa a veces
describiéndolas como “animales”, como elementos no humanos de nuestra naturaleza),
puesson fuerzas o impulsos ciegos instintivos y aislados, que no contienen una percepción
racional de su objeto ni descansan sobre creencias. Muchos filósofos creen, en
consecuencia, que las emociones son amenazas para el buen juicio, y las acusan de ser
engañosas, confusas y poco serias o importantes; consideran, pues,que son totalmente
irreflexivas y, por lo tanto, no dignas de tenerse en cuenta por su campo de investigación.
Nussbaum refuta esta objeción diciendo que dicho punto de vista no es sostenible, y
que se encuentra en la actualidad, como en los tiempos clásicos de la Grecia helenística,
ampliamente desacreditado. También sostiene que las emociones están íntimamente
relacionadas con ciertas creencias acerca de su objeto. Ante el debate sobre si la relación
entre emoción y creencia es suficiente o necesaria, o si se trata de una relación de identidad,
nuestra autora propone evaluar las emociones, inspeccionando las creencias o juicios
relevantes que les son conexos. Estos pueden ser verdaderos o falsos, apropiados o
inapropiados para su objeto, y pueden ser racionales o irracionales. Afirma Nussbaum que
las emociones no tienen por qué ser necesariamente irracionales, en el sentido de estar
totalmente divorciadas de la cognición y el juicio. Y, puesto que no son fuerzas ciegas, sino
elementos propios del carácter de una persona, tampoco hay que considerarlas
inmodificables.“Se entiende –agrega Nussbaum- que la gente es responsable de modificar
sus emociones para integrarlas al carácter de una persona razonable.” (Nussbaum, 1997, p.
97). Ni las emociones ni las creencias son inadecuadas para la deliberación per se. La
función de la filosofía como teoría crítica es ubicar los errores y enmendarlos, siguiendo los
44
dictámenes de la recta razón y de la salud ética. Las emociones participan legítimamente en
la construcción de juicios, de argumentos, así como en la deliberación pública de la
democracia. En la medida en que son razonables contribuyen a la salud del alma.
La segunda objeción es más problemática. Esta afirma que las emociones son
manifestaciones de las limitaciones y vulnerabilidad de la persona. Para los filósofos
antiemotivos, la virtud y el pensamiento son las únicas cosas valiosas. Acusan a las
emociones de volver a las personas veleidosas como el mundo, cambiantes, inestables.
Ante esta objeción de los racionalistas e idealistas, las refutaciones en defensa de las
emociones encuentran su eco no sólo en la obra de Nussbaum, sino también en las escuelas
helenísticas de corte “naturalista” y terapéutico. El objetivo de Nussbaum es defender el
papel de las emociones para nuestra cognición, así como para nuestra configuración
conceptual del mundo que nos incumbe.En esta segunda objeción se ataca no sólo a la
naturaleza irreflexiva e innata de las emociones, sino también a la literatura, la cual se
caracteriza por ser una narrativa inmersa en el flujo emotivo. Platón, Epicuro, los estoicos
griegos y romanos, y Spinoza, desarrollaron argumentos críticos de la veracidad de las
emociones. Dicen que éstas son falsas y perniciosas cuando provienen de creencias falsas,
aprendidas socialmente por lo general. Los estoicos invitan a la “extirpación” de las
emociones usando adecuadamente las herramientas que nos proporciona la razón.
Nussbaum y Aristóteles son más prudentes, y las defienden como elementos valiosos para
el buen juicio y para la salud ética, siempre y cuando sean supervisadas por la recta razón.
Nuestra autora objeta la conclusión del análisis estoico de las emociones que las
considera como irracionales y dictamina que deben evitarse del todo cuando procuramos
deliberar racionalmente. La autora controvierte dicha conclusión, según la cual los lazos
45
con nuestros seres queridos, nuestro país y otros elementos inconstantes y externos al yo
carecen de valía. “Quizá desearíamos retener los juicios de valor contenidos en emociones
que hemos juzgado ciertas, y aprovechar esos juicios en el razonamiento práctico.” , dice
Nussbaum en un aparte de su “Justicia poética”.
La segunda objeción que abordamos aquí considera las emociones estrechamente
ligadas a juicios acerca de la valía de los objetos externos e inestables. Se trata de la
objeción de los antiguos estoicos. Según ellos, la dimensión cognitiva de las emociones
consiste en capacitar al agente para percibir cierta clase de valor, a saber, la relación del yo
con la otredad, con las cosas, personas, sucesos, experiencias y acciones que hacen parte
del mundo exterior. El yo que siente, percibe y razona habita en la interioridad de cada
cual. Cuando el yo pierde el control ante cosas y personas externas a él está actuando
irracionalmente. Las emociones desbocadas tienden a hacernos perder ese autocontrol; el
uso de la recta razón ayuda a recuperarlo y fortalecerlo. La práctica de la filosofía tiende a
robustecer nuestra autoestima y nuestra “voluntad de poder”. Despreciar o anular la vida
emocional genera ceguera, ignorancia y malestar. La sabiduría emocional fortalece y
mejora nuestros lazos tanto con nuestra propia interioridad como con el mundo exterior.
La objeción de los estoicos afirma que la creencia de que la gente siente profunda
necesidad del mundo es siempre falsa y que los únicos recursos que realmente necesitamos
vienen de nuestro interior y de nuestras virtudes.Critican, entonces, la narrativa falsa, pues
entorpece la búsqueda de la verdad; y, por tanto, desprecian la literatura. La conclusión
antiemotiva radical se basa en afirmaciones normativas sobre la libertad y el
distanciamiento que son sumamente controvertidas por Nussbaum. Para ella, las emociones
nos conectan con nuestra vulnerabilidad, con nuestra existencia presente, particular y
46
concreta. También Rousseau defiende en su obra11la sabiduría innata del buen salvaje, el
cual defiende su naturalidad instintiva y emotiva, así como la sensatez de su sentido común,
sin por ello faltar al cabal cumplimiento de su contrato social.Dice Nussbaum a este
respecto que los jueces o jurados que se niegan a sí mismos la influencia de la emoción se
niegan maneras de ver el mundo que parecen esenciales para aprehenderlo en plenitud. La
literatura es un lenguaje que libera la sensibilidad del lector. La filosofía, por su parte,
libera el juicio racional (o razonable), deliberativo y público.
Una tercera objeción respeta las emociones en la vida privada mientras que ataca su
función en la deliberación pública. Las emociones, señala esta objeción, se concentran en
los lazos o apegos reales de una persona, sobre todo hacia objetos concretos o personas
cercanas al yo. No consideran el objeto en abstracto, sino como especial, y, al menos en
parte, es especial a causa de su relevancia en la vida del agente. Las emociones siempre
permanecen cerca del hogar y contienen, dice Nussbaum, una referencia de primera
persona. Las emociones están íntimamente conectadas con la vida privada del agente. Por
este motivo, la tercera objeción pretende eliminarlas de una norma pública de racionalidad,
aunque podrían tener cierto valor en el hogar.
Nussbaum no está de acuerdo con eliminarlas de la razón pública. Propone, en
cambio, examinarlas según la recta razón para que sean provechosas en vez de perniciosas.
Muchos de quienes sostienen este punto de vista consideran que la filosofía se ocupa de
leyes generales, universales y racionales (o razonables) y practica la imparcialidad del
intelecto calculador, ante el cual cada persona vale igual y ninguna más que otra; para ellos,
Particularmente cuando dice en el Libro IV del Emilio que “todo apego es señal de insuficiencia
[…] y así, de nuestra debilidad misma, nace nuestra frágil felicidad” (citado en Nussbaum 1997, p.
100).
11
47
la filosofía es una disciplina científica y objetiva, mientras que la literatura, por su parte,
alienta y fortalece las emociones, estimula una forma egoísta y parcial de atención a los
sufrimientos de otros seres humanos.
Nussbaum responde enfáticamente a esta tercera objeción, consistente en que las
emociones son irracionales e inadecuadas como guías en la deliberación comunitaria. La
medicina ha demostrado a través de sus investigaciones que es saludable para el ser
humano racionalizar y “domesticar” sus emociones. En casi todas las culturas la gente lo
hace, y quienes se encargan de guiar la vida emotiva a buen término son los chamanes y
psicólogos.La conciencia emotiva despeja, aclara y ayuda a resolver la “teatralidad”
cotidiana de la persona. Las emociones marcan el presente concreto y sucesivo de la
experiencia sensible;así como la dimensión corporal, sensible y psicoafectiva de las
personas. Las emociones son fuente de gran sabiduría, lucidez y objetividad conceptual.
Toda teoría o especulación intelectual que no tenga en cuenta la actividad emocional de los
sujetos es errática y perniciosa para el sano desarrollo del conocimiento. La razón
emocional es necesaria si queremos producir buena y sabia filosofía crítica. Además, se
trata de un estilo de pensamiento más saludable, lúdico y placentero. La razón emocional de
los antiguos griegos está enraizada en el concepto normativo y valorativo de Naturaleza.
Es natural, por tanto, sentir emociones, aprehenderlas,conocerlas, dominarlas y
domesticarlas a nuestro provecho. También éstas requieren, para ser intelectivas,
comprensión, análisis, racionalización, conceptualización y crítica12.
12
Al observar con espíritu científico la funcionalidad de las otras especies biológicas, en especial en
el caso de los mamíferos, podemos concluir que la inteligencia emocional es preponderante. La
propuesta filosófica de la corriente histórica del “naturalismo científico”, la cual empieza con la
tradición de los griegos presocráticos, y luego continúa en las escuelas helenísticas, resurge en los
48
La cuarta objeción alude a que las emociones se interesan demasiado en los
particulares y demasiado poco en las unidades sociales más grandes, como las clases.Para
responder a esta objeción, Nussbaum toma como referencia la novela realista del siglo XIX,
escrita por Charles Dickens,Tiempos difíciles. Esta ejemplifica en lenguaje literario
depurado, el cual logra “subjetivizar” la realidad presentando sus diferentes perspectivas en
boca de personajes “encarnados” de variada índole. Esta es una novela psicológica que
describe la visión de una calidad de vida individual, compatible con críticas institucionales
y políticas serias, incluso se podría decir que las motiva.
Nussbaum defiende el género de la novela pues ésta nos permite visualizar a los
personajes en su interdependencia mutua, e insiste a su vez en separar la individualidad de
cada persona y en ver a cada una como un centro separado de experiencia. Ante esta última
objeción, nuestra autora alega que no es casual que los movimientos de masas fracasen en
la novela, pues pasan por alto la individualidad de sus integrantes, su intimidad y sus
diferencias cualitativas. Nussbaum nos señala que Adam Smith, en muchos sentidos el
fundador de la economía moderna, no creía que la racionalidad ideal estuviera desprovista
de emoción. Por el contrario, consagró gran parte de su carrera a desarrollar una teoría de la
racionalidad emocional, pues creía que el papel rector de ciertas emociones constituía un
ingrediente esencial de la racionalidad pública. “Smith, seguidor de los antiguos griegos –
agrega Nussbaum- en el aspecto cognoscitivo de la emoción, sostiene que las emociones
como la piedad, el miedo, la cólera y la alegría se basan en la creencia y el razonamiento”
(Nussbaum, 1997, p. 109).
tiempos modernos, primero con los empiristas ingleses (Hume, Locke, Berkeley), y luego con las
teorías darwinistas y marxistas del siglo XIX. En la época contemporánea, autores como Russell,
Freud, Einstein, Foucault (con su biopolítica), Habermas, Peter Singer y la misma Nussbaum han
continuado por la línea conceptual normativa naturalista inaugurada por los antiguos griegos.
49
Emoción, creencia y razonamiento práctico forman un trío interactivo estelar.
Después de revisar el bosquejo de Nussbaum sobre las respuestas viables en defensa de las
emociones a estas cuatro objeciones en contra de su importancia, nuestra autora se plantea
las siguientes preguntas: ¿Cuál sería el mejor modo de podar o purificar las emociones
públicas para asegurarnos de que nos valemos únicamente de las que merecen nuestra
confianza? ¿Cómo distinguir las emociones adecuadas de aquellas que no lo son? Antes de
abordar este problema, es preciso que, de la mano de Nussbaum, realicemos un
acercamiento a la concepción aristotélica de las emociones y la salud ética, tema central del
capítulo 3 de La terapia del deseo.
2. La perspectiva aristotélica sobre las emociones
Aristóteles considera a las emociones naturales y necesarias, en la medida en que
éstas sean controladas y reguladas según la recta razón. La salud ética, por su parte, es un
axioma filosófico, es decir, una función necesaria de sus operaciones disciplinares, según
los griegos clásicos helenísticos. Esta implica dos conceptos fundamentales que aparecen a
lo largo del presente trabajo: eudaimonía (florecimiento humano)y ataraxia(ausencia de
dolor y de turbación). Ambos son objetivos generales y específicos de la terapia filosófica.
Para construir su teoría crítica en ética y medicina, Nussbaum se respalda en la
concepción aristotélica de las emociones, la cual desarrolla el Estagirita en su Retórica, en
De Anima y otros escritos. Su pensamiento acude a la analogía entre medicina y filosofía en
sus puntos pertinentes, rescatando las herramientas metodológicas, pedagógicas y curativas
que las ciencias de la salud y de la ética le aportan a nuestro campo de conocimiento. Le
50
interesa encontrar los puentes entre la salud del alma, la salud del cuerpo y el
comportamiento “bueno”.Una inteligencia emocional razonable, rigurosa, exacta y
científica tiene mucho que aportarle a la factura del entendimiento intelectivo. Las
dimensiones cognitivas del ser humano, ancladas en la sensibilidad de su cuerpo y de su
alma, contienen la llave tanto de la salud como de la eudaimonía y la ataraxia.La
naturaleza es también, para Aristóteles, un concepto normativo y valorativo que se encarga
de regular la razonabilidad y la legitimidad del quehacer científico. Para Nussbaum, la
salud ética implica una filosofía terapéutica, solidaria y compasiva. La salud ética era una
prioridad para las escuelas helenísticas, y también para Aristóteles, quien desarrolló, a lo
largo de su obra, un concepto interdisciplinar y lógico al respecto.
Aristóteles invita al cultivo de muchas emociones(cólera, miedo, pesar, compasión,
gratitud, amor, amistad, odio, alegría, melancolía, deseo, placer, dolor, malestar, bienestar,
y sus múltiples afines y derivados) que, bien llevadas, entran a formar parte valiosa y
necesaria de la acción virtuosa. Todas ellas son reacciones corporales y psicológicas
dotadas de una intencionalidad básica, mientras que el razonamiento entraña una compleja
intencionalidad.
En el nivel más alto del entendimiento, en el cerebro racional donde reside la razón
pura con sus conceptos a priori, funciona un tipo de pensamiento lógico, discursivo y
crítico, de cuyo uso lingüístico y operativo se ocupa la filosofía. Pero, para que éste
funcione adecuadamente, hay que poder filtrar y controlar la información que nos aporta
sobre nuestra percepción inmediata del mundo la vida emotiva. Su conceptualización y
análisis, según los parámetros contenidos en la “terapia del deseo”, es una ayuda invaluable
al perfeccionamiento de la filosofía ética-médica contemporánea.
51
Según la autora, las emociones para Aristóteles (Cfr. Nussbaum, 2003, pp. 113114):
1. Son formas de conciencia intencional, es decir, formas de conciencia dirigidas a,
o acerca de, un objeto, en que el objeto figura tal como se ve desde el punto de
vista de la criatura.
2. Guardan muy íntima relación con las creencias y pueden modificarse mediante
una modificación de creencia 13 .Todas las emociones son en alguna medida
cognoscitivas y basadas en creencias.
3. Pueden calificarse de racionales o irracionales, como verdaderas o falsas, según
el carácter de las creencias que constituyen su base o fundamento.
Las emociones son espontáneas e innatas, mientras que las creencias se aprenden en
sociedad. Sin embargo, las emociones no son refractarias a la enseñanza y a la
argumentación, pues, al estar ligadas a creencias, pueden modificarse mediante la
enseñanza. El objetivo general de la “salud ética”, según el Estagirita, es pasar de creencias
falsas a creencias verdaderas para curar así males, errores y enfermedades del paciente o
discípulo. Esto se lograpor medio de un discurso terapéutico y filosófico, construido a partir
de argumentos racionales y razonables, pertinentes en la teoría y eficaces en la práctica.
La metodología argumentativa propuesta por “la terapia del deseo” es dialéctica, es
decir, tiene en cuenta tanto el punto de vista del agente como el del paciente. La teoría
crítica relativa a la terapia filosófica se genera en el campo de la “acción comunicativa”
entre terapista y paciente, como diría Habermas. La sabiduría práctica operativa de esta
13
Los estoicos, a diferencia de Aristóteles, afirman que la relación entre emoción y creencia es de
identidad: la emoción no es sino un cierto tipo de creencia o juicio.
52
metodología terapéutica tiene como fin solucionar y “curar” casos concretos de la
experiencia cotidiana. De su funcionalidad aplicativa depende el éxito de dicho modo de
pensar, de dicha terapia médica-ética.El discurso filosófico que maneja es racional (en
relación a casos generales) y razonable (en relación a casos concretos). Su enfoque es
utilitarista; a la vez que dialógico o dialéctico, como hemos dicho, dejando intervenir una
pluralidad de discursos idóneos en su debate crítico. También es profundamente realista y
pragmático. El constructivismo kantiano tiene en común con la lógica aristotélica la solidez
teorética y analítica en sus argumentos. Este modo de pensar racionalista y lógico, el cual
“formaliza” conceptualmente la realidad;permite consolidar conocimiento general y
verdadero gracias a la instrumentalización de las facultades operativas de la razón práctica.
Dicha instrumentalidad está enfocada en nuestro caso de estudio en la razón ética-médica
de la filosofía. La conciencia emocional “razonable” juega un papel fundamental en la
metodología y puesta en práctica de la “terapia del deseo”.
3. Las emociones y su relación con las creencias
Hemos visto que las emociones, tal como las comprende Aristóteles, poseen un
sentido intencional, volitivo e informativo valioso para la construcción de una vida ética y
saludable. Podría sugerirse incluso que la conciencia emotiva es una forma de inteligencia
pre-racional necesaria para el funcionamiento adecuado y realista del entendimiento
humano. Este nivel de conciencia opera en los niveles básicos de la sensibilidad y de la
imaginación, dónde pueden efectuarse cambios y transformaciones del comportamiento
psíquico, con fines terapéuticos y sanadores. Esta conciencia de las emociones debe, sin
embargo, ser monitoreada y dirigida por lo que Aristóteles llama la “recta razón”, una razón
53
a la vez crítica y práctica del individuo que conoce y actúa. Esta es una de las funciones
propias de toda auténtica “terapia del deseo”.
Desde una perspectiva como la aristotélica, la intencionalidad de las emociones se
ve determinada por las creencias que las originan. Estas creencias pueden ser transformadas
o modificadas para curar heridas o males que aquejan al alma. Ciertas creencias falsas o
erráticas tienden a enfermarnos, porque nos obligan inconscientemente a sentir emociones
que nos perjudican o nos hacen daño. Estas emociones han de ser entonces replanteadas
según un diagnóstico con criterios ético-médicos válidos para el sujeto que experimenta el
proceso curativo. La intencionalidad emocional repercute directamente en el estado
anímico y en el concepto que la persona tiene sobre sí misma y sobre su vida. Si dicha
intención se encuentra viciada, hay que encontrar un remedio lógico y argumentativo para
modificarla y encausarla por el buen camino.
Este vínculo indisoluble entre emociones y creencias, subrayado una y otra vez por
Aristóteles, estuvo también, según Nussbaum, presente en los filósofos de la época
helenística. Dice al respecto nuestra autora: “La filosofía moral de inspiración médica, […],
se ocupa de personas cuyo problema reside en sus creencias, deseos y preferencias mismos.
Porque, según los filósofos helenísticos, la sociedad no está bien ordenada tal como está; y
como fuente que es de la mayoría de las creencias de sus discípulos, incluso del repertorio
emocional de éstos, los tiene infectados con su enfermedad. La formación de los jóvenes se
considera deformada de diversas maneras por falsas opiniones sobre qué es lo que importa:
por darle excesiva importancia, por ejemplo, al dinero, a la competencia y a la posición
social.” (Nussbaum, 2003, pp. 48-49).
54
La terapia filosófica helenística les ofrece a sus discípulos una especie de “cura de
desintoxicación y reposo”, para que puedan depurar su anatomía de las toxinas e
infecciones que contraen en la vida social y cultural, común y corriente. El trabajo
quirúrgico y depurativo se efectúa a nivel de las creencias nocivas, erráticas y perjudiciales
para la salud ética de la persona en tratamiento. La creencia directrizcomún a las escuelas
helenísticas consiste en la apelación a la naturaleza del niño y del animal con la finalidad de
construir una norma radical de verdadero florecimiento humano. Todas aquellas creencias
sociales e individuales que se opongan a esta creencia legítima, axioma de conocimiento
adoptado por los pedagogos y terapistas, han de ser combatidas y falseadas en la medida en
que engañan al paciente y perturban su salud.
La relación causa-efecto entre emoción y creencia puede ser entendida en una
dirección y en la otra; así, por ejemplo, los estoicos plantearon una relación de identidad y
adecuación entre emoción y creencia, mientras que Aristóteles, sin llegar a afirmar tal
identidad, entiende que a la base de toda emoción hay algún tipo de creencia, aunque la
emoción misma no tenga el carácter de una creencia o, menos aún, de un juicio. De todas
formas, para las diversas escuelas helenísticas, el trabajo sobre las creencias aprendidas era
fundamental para lograr modificar las emociones perjudiciales, y cultivar las sanas y
buenas. Esto, desde luego, plantea un problema fundamental: el de cómo distinguir entre las
emociones que resultan adecuadas y aquellas que no lo son. Ya había señalado Nussbaum,
inspirada en Aristóteles, que “las emociones pueden calificarse adecuadamente de
racionales o irracionales, y también (con independencia de eso) como verdaderas o falsas,
según el carácter de las creencias que constituyen su base o fundamento” (Nussbaum, 2003,
p. 114).
55
Aquí, y sin entrar en el debate que pueda suscitar el uso de estos términos,
hablaremos simplemente de emociones “verdaderas” o “falsas” atendiendo al tipo de
creencias que les sirven de fundamento. Las emociones cotidianaspueden, entonces, ser
verdaderas o falsas según las creencias en que se basan. Así, por ejemplo, será falso el
miedo que inspira la presencia de seres terroríficos, pero inexistentes, mientras que será
verdadera la ira que suscita un acto de injusticia que afecta de un modo directo a un ser que,
además de vulnerable, nos resulta muy cercano.
Las emociones falsas tienen su origen en creencias erróneas transmitidas por la
sociedad a la cual pertenecemos o provenientes del propio yo.Ellas nos generan malestar,
dolor y sufrimiento, y nos conducen a juicios erráticos sobre la realidad. Por ello, el
objetivo central de la “terapia del deseo” es ubicar y deconstruir dichas emociones falsas
para curar el corazón humano y despejar el camino hacia la salud y la verdad.Modificando
las falsas creencias y remplazándolas por verdaderas y confiables, el discípulo logra, con la
ayuda del terapista, reestablecer su salud ética y médica, así como recuperar el adecuado
funcionamiento de su recta razón deliberativa y pública.
Las emociones verdaderas, por el contrario, corresponden a creencias sustentadas en
juicios éticos y científicos verídicos, comprobables, legítimos y, por lo mismo, saludables.
Tales emociones promueven la vida buena, la calidad de vida, la realización “naturalista”
del ser humano. Las emociones verdaderas son racionales o razonables, se reafirman a ellas
mismas en el sentido común; y, por ello mismo, son saludables y benéficas.
Las emociones, en opinión de Aristóteles y de los demás pensadores helenísticos,no
son siempre correctas, de la misma manera que tampoco lo son siempre las creencias o las
56
acciones. Han de ser educadas y armonizadas según la guía del maestro-terapeuta y de la
recta razón; ésta última regalo de los dioses para que nos comportemos a su imagen y
semejanza. Las emociones, una vez educadas y controladas por el entendimiento, son
ejercicios necesarios de reconocimiento subjetivo y psicológico de la verdad y el valor de
los argumentos discursivos que utilizamos para resolver los problemas que nos aquejan en
la vida cotidiana. La vida emotiva inteligente y saludable es parte constitutiva de la
actuación virtuosa: la virtud, como Aristóteles afirma, es una “disposición media”
(disposición a llevar a cabo lo que corresponde). El Maestro, en su Etica nicomaquéa,
prefiere no definir el concepto sino buscar metodologías prácticas y realistas para que el
discípulo logre “ser virtuoso”. La mejor definición de “la virtud” es su realización práctica
y concreta, tanto a nivel general como particular. Sólo a través de dicha “actualización
fenomenológica” se puede vislumbrar su auténtica y verdadera dimensión, su existencia
“real”. La virtud se reconoce por medio del “placer natural” que experimenta un ser
humano ante una acción buena o virtuosa. Dicha acción genera “eudaimonía” y “ataraxis”
en quien la efectúa, así como en los beneficiarios de ésta. La acción virtuosa es condición
de la “salud del alma” porque su efecto es curativo, en la medida en que adecúa nuestro
comportamiento con la recta razón, fuente de placer natural y de poder divino. El sentido
común del sabio, conceptualmente prudente y riguroso, le permite encontrar el camino de la
ausencia de dolor y turbación, de la serenidad del alma y de la felicidad terrenal. La salud
integral es un requisito necesario de la felicidad y de la realización humanas.
La terapia filosófica ofrece metodologías operativas y funcionales para eliminar el
error cognitivo de la persona, y ayudarle a encontrar la verdad de su alma desde el contacto
directo con su subjetividad interior. La búsqueda del placer “natural” y moderado, así como
57
la supresión de vicios y excesos son herramientas básicas para la defensa efectiva de una
buena salud. La práctica de las virtudes es una disciplina cotidiana, sostenible y placentera.
4. Salud ética, eudaimonía y ataraxia
La misión curativa es una creencia aceptada por la sociedad filosófica de la época
helenística. Su creencia en la posibilidad de alcanzar la eudaimonía y la ataraxia llevó a los
filósofos de esta época a sentir amor por su profesión y a tener una cierta vocación de
servicio. El poder personal de aquel individuo que sabe manejar con voluntad y prudencia
sus emociones y sus creencias,logrando el equilibrio saludable así como la adecuación ética
entre ellas, le permite vivir en el paraíso prometido por los maestros de la razón práctica.El
control interior, por parte del sujeto, de su vida emotiva, desde las perspectivas psicológica,
anatómica y racional, le permite mejorar y potencializar su funcionalidad operativa, así
como robustecer su salud, alcanzar el bienestar general y optimizar su calidad de vida. El
problema radica, entonces, en la subjetividad de la creencia, y en la dificultad de establecer
una regla general ética para todos. Sin embargo, los griegos helenísticos son optimistas y
tienen fe en una ley universal que gobierna la razón pública, y por lo tanto, es capaz de
determinar las pautas requeridas por las creencias para ser verdaderas para todos y todas.
La salud ética, según Aristóteles, exige comportamiento virtuoso y equilibrio
psicológico. El objeto del apetito bien formado, dice el Maestro griego, es “lo que está
bien”, lo que nos es saludable y no perjudicial o nocivo.La virtud de la moderación se
ocupa del buen gobiernode los apetitos corporales y psicológicos. Además de la
normatividad cognitiva de los juicios emocionales razonables, bien asentados en el
concepto de “naturaleza”, en especial de “naturaleza humana”, éstos poseen un contenido
58
valorativo. Esto quiere decir que su significado depende del conjunto de valores que rigen
el comportamiento de un individuo o de un grupo social.
La philia (amistad en griego) es una relación con componentes emotivos, cuyo
cultivo y cosecha goza de un especial valor para las escuelas helenísticas, incluyendo al
estagirita. Un equilibrio recíproco entre amor propio y amor al prójimo es la clave de un
buen vivir y de una excelente salud. La relación emotiva y razonable de la persona con la
naturaleza y con el medioambiente también influye en la tipología de la salud ética. Un
amor basado en una concepción del otro como alguien con quien es agradable estar,
sostiene Aristóteles, se transforma con el tiempo en un amor basado en el aprecio del buen
carácter. El amor erótico es entendido como un caso especial de philía, el cual se
caracteriza por una especial intensidad. La philía exige reciprocidad. Consolidar un amor
propio razonable, crítico y terapéutico es el primer paso de la curación del alma (y del
cuerpo).La “terapia del deseo” promueve las relaciones psicoafectivas sanas y éticas entre
las personas que conviven y se interrelacionan entre ellas.
Los argumentos ético-médicos son inútiles si no logran contribuir con el
mejoramiento de algún aspecto práctico, y en general, de la vida humana. La filosofía
aristotélica se afianza en el reino de este mundo; y su cultura política es solidaria,
compasiva, formal y pragmática. De la pertinencia y asertividad de los argumentos
terapéuticos adoptados por el discípulo, dependen su libertad intelectual y crítica, así como
la obtención de laeudaimonía, de la ataraxia,y de una calidad de vida digna y agradable en
lo cotidiano, porque como dice Aristóteles“no queremos saber lo que es el valor, sino ser
valerosos; ni lo que es la justicia, sino ser justos; de la misma manera que deseamos estar
59
sanos más que conocer en qué consiste la salud, y tener una buena constitución física, más
que conocer qué es una buena constitución física”. (Aristóteles, Etica Eudemia).14
Una persona ética y sana, según Aristóteles, es aquella que logra anteponer la
experiencia y la acción práctica a la teoría. Esto no quiere decir que el doxa teorético no sea
necesario, lo que implica es que prima el conocimiento práctico y empírico de los sentidos.
De otra parte, la fuerza de la lógica formal del pensamiento aristotélico se combina con una
agudeza emocional y argumentativa, sin precedentes anteriores, la cual funciona como sello
distintivo con respecto a las tres principales escuelas helenísticas: la estoica, la epicúrea y la
escéptica.
La razón terapéutica aristotélica, según nos cuenta “La terapia del deseo” de
Nussbaum, tiene en cuenta los siguientes aspectos:1. Búsqueda de la adecuación entre
cuerpo físico y cuerpo anímico (llámese psicológico, mental, o emotivo).2. Argumentación
lógica, dialéctica y práctica. 3. Respeto por la subjetividad anímica de la persona. 3.
Metodología analítica con fines pedagógicos y curativos. 4. La función principal de la
filosofía ética-médica es curar las almas (y los cuerpos) de los pacientes enfermos. 5.
Utilización moderada y crítica de la analogía médica. 6. Priorización y flexibilización de la
teoría según las características propias del caso particular. 7. Elaboración científica de
conocimiento llevando los casos particulares a la confrontación con las reglas universales
del entendimiento y de la lógica racional argumentativa (también conocida como razón a
priori). 8. Valoración de lo mundano, de los bienes materiales, sociales y familiares. 9.
Utilización de una razón pública, instrumental e intelectiva (véase académica.) 10.
Finalidad práctica de la filosofía: alcanzar la eudaimonía y la ataraxia.
14
Ibid, p. 88.
60
Dice Aristóteles sobre el razonamiento ético, con respecto al tema de las emociones:
los principios generales hacen autoridad sólo si son correctos; pero son correctos siempre y
cuando no yerren respecto a los casos particulares. La teoría debe ser tanto flexible como
atenta al cambio, así como a la información que aportan la práctica y los casos concretos. El
filósofo griego afirma que el que delibera rectamente, hablando en sentido absoluto, es
aquel que es capaz de poner la mira razonablemente en lo útil y mejor para el hombre. Este
es el camino prometido: el camino eudaimónico.La sabiduría práctica se ocupa de casos
particulares y no sólo de reglas generales. El uso de las reglas depende del contexto y de las
circunstancias específicasen que los juegos de lenguaje se llevan a cabo. Pero el uso “real”
de las reglas de los diferentes juegos de lenguaje que componen la cultura política, depende
principalmente de la voluntad psicológica, así como de la acción consciente y fáctica de
todos los jugadores que participan en determinado juego. Los factores psicológicos e
históricos son determinantes en la configuración de la racionalidad ética-médica. Dicha
racionalidad determina orgánicamente las reglas de juego, según el caso específico en
estudio y (o) intervención. La finalidadque le es propia a la teoría operativa del juego
lingüístico de la salud ética es, en Aristóteles, la buena práctica. La experiencia emotiva
humana es el origen auténtico y terapéutico del juicio práctico.
Como hemos venido diciendo, el logos ético-médico se ocupa principalmente de
particulares, y sólo la experiencia empírica permite captarles adecuadamente. Por su parte,
la finalidad práctica de la ética aristotélica presenta dos vertientes, a saber: la clarificación
individual y la armonizacióncolectiva. En la metodología terapéutica es importante tener
61
en cuenta tanto el caso particular del paciente y su perspectiva personal interna y
psicológica; así como las reglas generales de la razón pública, válidas para todos.
Siguiendo
esta
metodología
filosófica
de
conocimiento-intervención,
de
corteterapéutico y pedagógico, se van determinando adecuadamente las reglas de juego de
la ética médica y de la cultura política. Esto se lleva a cabo siguiendo el paradigma
científico y los criterios normativos y valorativospropios de la recta razón. Ella se ve
determinada consensualmente a través de la dialéctica argumentativa, la cual se produce
entre los miembros de la comunidad especializada. Tanto cuando se trata del interés
particular como del colectivo, es importante obtener una visión clara del “blanco”; esto con
miras a que la realización de los objetivos sea más fácil, más precisa, segura y contundente.
La claridad, así como el rigor conceptual de los argumentos terapéuticos, contribuyen a que
la aplicación práctica de la metodología terapéutica sea exitosa.
La racionalidad adecuada a la sabiduría práctica reconoce la verdad con claridad
mientras cuente con la preciosa ayuda de nuestras emociones. La salud ética solicita el
cultivo de las virtudes emotiva y psicológica, propias del trabajo terapéutico.Al negar el
flujo emocional se oculta una parte importante de la verdad.La experiencia cognitiva
correcta necesita del cultivo virtuoso de la vida emotiva. Esta es un requisito indispensable
para lograr la salud del alma (así como del cuerpo).La argumentación racional filosófica se
complementa con la sabiduría emocional (instintiva e intuitiva) en la metodología propia de
la terapia del deseo helenística. Dice Nussbaum que los estudiantes de Aristóteles no
persiguen simplemente su propia eudaimonía, sino también la de los demás: en efecto,
reflexionan sobre la configuración de las instituciones políticas, partiendo de la idea de que
62
el mejor ordenamiento político es aquel “que permita a cualquier ciudadano prosperar más
y llevar una vida feliz.” (La Política de Aristóteles).
“Los individuos que se consagran a ella toman parte en una tarea que es a la vez
radical y de largo alcance: la configuración de una sociedad en la que el dinero no se
valorará como un fin, en la que el honor no se valorará como un fin, en la que el honor no
se valorará como un fin, en la que la guerra y el dominio imperial no se valorarán como
fines: una sociedad, en definitiva, en la que el funcionamiento de los individuos humanos
con arreglo a su libre elección y a la razón práctica será el fin último de las instituciones y
las opciones elegidas.”15
El fin último de la vida humana es la salud ética, la cual, como hemos dicho,
comprende dos sentimientos principales que le son propios: la eudaimonía y la ataraxia. La
filosofía helenística se centra en el alivio del dolorpresente en el paciente concreto.
Nussbaum en su libro “La terapia del deseo” nos presenta a un Aristòteles
helenístico, cosmopolita y profundamente comprometido con la analogía médica, con la
salud ética, así como con la terapia filosófica. Su ética es menos individualista que la de
Epicuro, y tiene más en cuenta los aspectos sociales y políticos. Defiende un hedonismo
moderado regido por una razón científica y pragmática.
15
Ibid, p. 136.
63
5. La solución estoica al problema de la salud ética
A continuación vamos a exponer los principios terapéuticos y éticos de esta escuela
de pensamiento helenística. Estos se manifiestan en la práctica por medio de técnicas y
estrategias curativas. Los estoicos se caracterizaron por su intento de “extirpar” y
“cauterizar” las emociones nocivas que corrompen el alma. Esta noción analógica justifica
la concepción platónica de la salud como un equilibrio entre distintas partes. El animus
(alma, mente, psyché) ha de ser curada de sus pasiones, emociones y apetitos desbordados,
erráticos o viciosos. Aunque su lógica formal no es tan sofisticada y especializada como la
aristotélica,los estoicos desarrollaron un refinado arsenal de argumentos razonables y
terapéuticos destinados a satisfacer la función médica y curativa de la filosofía que ellos
mismos ejercieron.
Los estoicos acuden a la analogía médica con gran convicción. Consideran que el
arte de la filosofía comparte ciertas características fundamentales y similares a la disciplina
del médico compasivo, quien dedica su vida a atender necesidades humanas
apremiantes.“Y, sin embargo –agrega Nussbaum-, esta compasión se combina con un
respeto fundamental hacia la integridad de la capacidad racional de cada persona. El
paciente no debe limitarse a ser simplemente paciente, dependiente y pasivo; debe
convertirse en su propio médico. La función médica de la filosofía se entiende, ante todo,
como la de tonificar el alma desarrollando sus músculos, ayudándola a usar sus capacidades
más eficazmente (Nussbaum, 2003, p. 397). La compasión y la solidaridad son emociones
claves en la filosofía rescatada por Nussbaum de la época helenística griega.
El autoconocimiento racional es una prioridad de la terapia filosófica estoica, la cual
respeta profundamente la perspectiva personal de cada cual. Los estoicos sienten gran
64
respeto por el razonamiento práctico activo de cada persona: le conceden un valor
intrínseco así como instrumental, robustecen la capacidad del paciente y le enseñan a ser
apto para ejercer como médico de sí mismo. La independencia crítica tanto de maestro
como de discípulo es fundamental en la cura terapéutica, así como en el proceso
pedagógico de la filosofía: el discípulo practica activamente la autonomía crítica, así como
el autogobierno racional de su alma, herramientas claves para la sanación. Su relación con
el proceso curativo y de aprendizaje es entonces activa y crítica: la metodología estoica no
le permite caer en una relación de sumisión o ignorancia con respecto al terapista.La mejor
forma de fortalecer las virtudes éticas propias del alma, tanto para hombres como para
mujeres, es mediante el desarrollo filosófico del razonamiento práctico activo, así como de
la autocrítica. Se le pide al paciente una conclusión radical personal sobre su caso. Su
opinión, así como su participación activa, su libertad de elección, su fuerza de voluntad, y
su determinación para curarse son determinantes para que el éxito del proceso llegue a buen
término.
El presupuesto básico que guía toda la terapia estoica es su respeto por la dignidad
de la razón en todos los seres humanos. El entendimiento adulto nos diferencia de los
animales y de los niños por medio de su capacidad racional en pleno desarrollo.La razón,
dicen los estoicos, señala a los humanos como seres incomparablemente superiores, dignos
de un respeto y autorrespeto sin límites. El pensamiento intelectivo humano corresponde a
la más alta cumbre del entendimiento. Sin embargo, la inteligencia cognitiva de las
emociones nos proporciona elementos naturalistas y experienciales de gran importancia
para la veridiccióndel conocimiento científico. Somos animales que sienten y que piensan.
65
La estrategia más general de la terapia estoica consiste en que el discípulo ha de ser
vigilante y crítico de la manera como ve el mundo. Dice Nussbaum que la tarea de la
filosofía es provocar un autoexamen a conciencia de la cultura y de las creencias, que
permita a cada aprendiz hacerse cargo de su propio destino, considerando debidamente las
alternativas que se le ofrecen, y escogiendo entre ellas la mejor.“La primera tarea del
maestro de filosofía –señala Nussbaum- será crear un espacio para la argumentación,
pidiéndole a Nikidion[que representa aquí al discípulo] que deje en suspenso sus respuestas
habituales y vuelva su mirada hacia sí misma, haciéndose vigilante y crítica de cada
impresión que se sienta inclinada a aceptar” (Nussbaum, 2003, p. 409).
La terapia estoica incluye prácticas de autoconfrontación y autoexamen 16 . El
maestro ha de conducir a sus discípulos a buen término, construyendo en común durante el
periodo de enseñanza una terapia que permita superar malos hábitos y costumbres erráticas,
en pro de una salud ética y psicológica. La poética también fue utilizada por los estoicos
como herramienta terapéutica apta para potencializar el poder personal, la fantasía, y el
autorreconocimiento del discípulo, frente a las vicisitudes e incertidumbres de la vida.
Quienes filosofan trabajan a profundidad sus propias capacidades de elección racional
(razonable) y de acción (ético-terapéutica). El ejercicio a conciencia y constante de los
pasos a seguir para lograr graduarse con laureles de las escuelas que practicaban la “terapia
del deseo”, hacía de los discípulos de aquel entonces personas sanas, virtuosas,
eudaimónicas y ataráxicas.
Los estoicos son optimistas con respecto a la humanidad: tienen la firme creencia de
que los seres humanos son esencialmente razonables; y también de que la razón es justa y
16
Según Michel Foucault, el estoicismo es un conjunto de técnicas para la formación y modelación
del yo. las cuales son pioneras del moderno psicoanálisis.
66
buena. El universo, según ellos, está gobernado por un Dios sabio y omnipotente, cuya
autosuficiencia trata de imitar el hombre virtuoso. Sin embargo, lo que hace virtuosa a la
buena acción es su racionalidad práctica humana. La tarea del filósofo consiste en descubrir
una verdad general que se halla situada no sólo dentro de nosotros, sino también en la
naturaleza de las cosas, tanto universales como particulares. “Lo crucial –agrega
Nussbaum- es que la razón confíe en ella misma, se haga cargo de ella misma, examine a
fondo las apariencias turbias o incoherentes con las que una sociedad laxa y corrupta la
condiciona. La vida cotidiana no es tanto mala cuanto floja y perezosa. Obtenemos la
verdad tonificando los músculos de la mente” (Nussbaum, 2003, p. 417).
Los argumentos éticos-médicos han de ser razonables y adaptarse a la realidad y
necesidades propias de cada cual. El lenguaje filosófico, por su parte, ha de elegirse con
cuidado, propiedad, sentido común y agudeza psicológica, anota Nussbaum. El discurso
que se propone curar los espíritus debe penetrar en nuestro interior con la certeza del
convencimiento razonable. Agrega que los filósofos han de “moldear y construir” sus
almas, cultivando la compasión, la percepción aguda e inteligente, así como la habilidad
literaria- y la atención crítica hacia el discípulo concreto.
El principio rector del estoicismo es el respeto por la dignidad humana. La sabiduría
emocional y práctica es la llave de la felicidad.La naturaleza de la terapia estoica consiste
en guiar al discípulo por el camino de la racionalidad interior y personal. Dicho camino
psicológico permite que la asimilación del conocimiento razonable sea terapéutica y
curativa para el paciente. En el ejercicio de cambiar y curar un alma particular, el médico
debe establecer con ella un contacto totalmente personal, vivo y concreto. Ambos, maestro
y discípulo, son responsables del éxito o del fracaso del proceso compartido.El proceso de
67
la terapia filosófica estoica exige un compromiso cotidiano y activo, tanto por parte del
agente como del paciente. La terapia estoica es de carácter cognitivo, racional y crítico.
Busca eliminar las dolencias y males del almahumana. Como mente y cuerpo no van por
separado, la salud del uno incide sobre la salud del otro.
Hemos dicho hasta aquí que el maestro, para los estoicos, es un médico que guía,
con mucho respeto, al paciente en una exploración exhaustiva de su propia interioridad. Su
técnica es psicológica, terapéutica y argumentativa. Ha de ejercerse a un nivel lo bastante
profundo como para lograr despertar en el discípulo la curiosidad, razonablemente
conducida, acerca de los fenómenos que acontecen en su vida. El autoconocimiento y la
aceptación pragmática de la verdad personal, así como de los méritos, derechos y deberes
que le corresponden a cada individuo, es el camino adecuado para lograr la conquista de la
salud ética. “En el curso de ese examen interno, el alma no permanece inerte, objeto más
que sujeto. Examinándose a sí misma junto con el doctor, ella también se „configura y
modela‟ a sí misma. (Séneca, Ep., 16,3)” (Nussbaum, 2003, p. 410).
Los estoicos combaten las falsas creencias de la sociedad que enferman a la gente.
Consideran que los seres humanos vienen al mundo con una orientación innata hacia lo que
es realmente bueno y razonable: “los estoicos, como Aristóteles –agrega Nussbaum-,
niegan rotundamente que exista en los seres humanos mal alguno innato u original: cuando
se equivocan, es por culpa de una falsa creencia, y por eso una correcta enseñanza puede
desempeñar un papel ético tan útil” (Nussbaum, 2003, p. 415).
Estos filósofos, al igual que Aristóteles, insisten en la importancia de la naturaleza
social del ser humano. Defienden el valor intrínseco de la razón práctica y promueven una
relación maestro-discípulo más simétrica que autoritaria. Por otra parte, cultivan la
68
solidaridad comunitaria. También ratifican la existencia y validez de un derecho legítimo,
común al género humano. Fomentan la amistad o philias: un tipo de comunidad más íntima
que la política, como tipo de socialización más terapéutica. Según los estoicos, hemos de
considerar la comunidad política en la que nos encontramos como algo secundario y en
cierto modo artificial, debiendo nuestra lealtad y afecto primordiales al conjunto de la
especie humana.Según Nussbaum, esta idea estoica del ser humano como “ciudadano del
mundo” se considera como un llamamiento a la abolición de las naciones y al
establecimiento de un Estado mundial. Esta perspectiva de política internacional incide
tanto en la forma como en el contenido de la terapia filosófica ejercida por la escuela
estoica.
Una persona buena y virtuosa es quien asume con autonomía crítica la
responsabilidad de su terapia filosófica; pero es también aquella que logra una
autosuficiencia saludable y armónica conviviendo con sus seres queridos y conciudadanos,
pues somos ciudadanos de una comunidad mundial de seres racionales. La eudaimonía es
definida por los estoicos como algo idéntico a la correcta actividad de la razón. Estos ven la
tarea de enseñar como un despertar el alma, obligándola a hacerse cargo de su propia
actividad. Repudian la sumisión del discípulo y lo guían para que desarrolle sus habilidades
críticas,y para que aprenda a enseñarse a sí mismo.
La filosofía libera la mente. Es el único estudio cuya actividad es en sí misma un
ejercicio de libertad humana. Su arte se ocupa de la virtud, así como de la sabia y buena
elección de los seres humanos que la practican.Los discípulos no sólo se ocupan de la
lectura, la escritura y la conversación. También emplean una parte de cada día en la
meditación reflexiva acerca de la vida humana en general, así como en el análisis crítico de
69
lo que acontece en su propia existencia cotidiana. Estas actividades hacen parte de las
prescripciones estoicas para la salud del ser humano.
También el discípulo debe hacerse cargo de sí mismo y adoptar unaforma de vida
acorde con la terapia filosófica. El tratamiento se interesa por la conducta diaria del
paciente, el carácter de sus amistades e incluso el contenido de sus sueños. Los estoicos
creen que, dada la orientación básica del pensamiento humano, la búsqueda sincera de la
coherencia y de la lógica ha de llevar al discípulo a la verdad. La razón práctica, autónoma
e instrumental, es venerada por estos filósofos.“En resumen, la lógica ha de estudiarse y
utilizarse como un elemento del autogobierno de la razón, en relación con las elecciones
prácticas de uno mismo y de los demás” (Nussbaum, 2003, p. 436).La forma de vida que
proponen los estoicos es una vida consagrada a la argumentación. Esta terapia del alma
implica un estilo de vida activo, vigilante, crítico: en otras palabras, comprometido con la
verdad filosófica. El pensamiento estoico desconfía de toda autoridad, respetando
profundamente el razonamiento propio de cada individuo. El estoicismo fomenta, con gran
convicción, el ejercicio activo de la argumentación crítica por parte del mismo discípulo.
Su terapia filosófica, dice Nussbaum, deja una imagen de increíble libertad y ligereza (Cfr.
Nussbaum, 2003, p. 439).
Para finalizar, quiero anotar dos puntos en los que Nussbaum no está de acuerdo con
los estoicos. Primero, en que las cosas externas y mundanas carecen de valor intrínseco.
Segundo, en que es necesario extirpar las pasiones por completo de la vida humana.
Nuestra autora considera que las emociones bien encaminadas gracias al instrumento de la
recta razón, cumplen una función orientadora y cognitiva fundamental. Extirparlas es un
exceso malsano y errático de los estoicos. A pesar de sus defectos, esta teoría es muy
70
interesante y valiosa, en la medida en que logra “cauterizar” las infecciones que aquejan al
alma gracias a su fortalecimiento intencional y convencido, de la facultad racional y
práctica. Dicho mecanismo es terapéutico y curativo.
71
Capítulo III.
El modo de vida epicureista
Vacío es el argumento de aquel filósofo que
no permite curar ningún sufrimiento humano.
Pues de la misma manera que de nada sirve
un arte médica que no erradique la
enfermedad de los cuerpos, tampoco hay
utilidad ninguna en la filosofía si no erradica
el sufrimiento del alma.
Epicuro
Su filosofía aparece como ingenua y bucólica, nostálgica del pasado y del origen
natural. Pero también es realista, contundente y sabia. El estudio riguroso y crítico de la
naturaleza, así como de “las cosas que tienen más importancia para lograr el sosiego”, nos
acerca a la verdad del alma y de la vida.
Nuestro filósofo privilegia las dimensiones de la sensibilidad y de la imaginación
como campos terapéuticos y sanatorios del alma. La razón aparece en un segundo tiempo,
después de la exploración rigurosa de la dimensión natural, biológica e infantil. A partir de
la experiencia sensible y de la memoria, el individuo conceptualiza su realidad de forma
directa, auténtica, y por lo mismo, veraz. La razón “natural” surge de la experiencia
72
inteligente y “cerebral” conectada con los instintos y las pulsiones del cuerpo, con la
emotividad del alma. Esto es lo que podemos llamar filosofía de la mente. Los pensadores
helenísticos fueron los primeros en explorar los laberintos psicológicos de la interioridad
humana. Su respeto por la anatomía y por las ciencias médicas, les permite desarrollar una
terapia ética, destinada a aliviar los males del alma en los discípulos. La razón públicaes el
instrumento divino que poseen tanto hombres como mujeres para comprender la verdad de
la experiencia y construir conocimiento a partir de allí, conectados profundamente con lo
natural y lo sagrado. El entendimiento humano es considerado como un regalo de los
dioses, el cual nos fue otorgado para que logremos emularlos en excelencia, virtud y
eudaimonía. La razón es nuestro más preciado tesoro. Esta para Epicuro es formal, natural,
sensible y emotiva. La ataraxia (ausencia de turbación y dolor) es decir, la curación de la
persona, contribuye con claridad al florecimiento de la misma.
1. Epicuro y su escuela filosófica
Epicuro había nacido en el año 342 a.cy, como ya contamos más arriba, se instala a
las afueras de Atenas donde compra una casa con un pequeño jardín; la cual luego se
convertiría en una escuela de sabiduría abierta a una variedad de oyentes. Su corto reinado
fue posterior al de Aristóteles. Antes de verse censurado; mujeres, esclavos, niños,
ancianos, entre otros, acudían al Jardín a escuchar al maestro y a dialogar con él. Estos
encuentros se orientaban casi exclusivamente a descubrir en qué consistía la felicidad desde
cada perspectiva de vida particular, siguiendo la doxa paradigmática del maestro. La terapia
filosófica se efectuaba sobre casos concretos de discípulos y aprendices.
73
Epicuro fundó su propia escuela, la cual funcionaba en el jardín de su casa a las
afueras de Atenas. En ella enseñó a sus alumnos los rudimentos técnicos y metodológicos
necesarios para alcanzar la felicidad, la salud ética y el buen vivir por medio de la
filosofía.Epicuro democratiza al aristocrático arte del filosofar, abre las puertas de su
escuela, conocida como “El Jardín”, a cualquier discípulo que esté dispuesto a seguir sus
enseñanzas. Los requisitos más importantes que se exigen son el respeto de su autoridad
teórica y pedagógica, el desapego de lo mundano, sobretodo de sus aspectos corruptos y
viciosos, la práctica de una vida sencilla, contemplativa, naturalista, y la búsqueda honesta
de la verdad filosófica. Los principales instrumentos de conocimiento son, al igual que para
los estoicos, el cuerpo con sus sentidos y pulsiones, así como el razonamiento práctico. El
objetivo terapéutico de dicha escuela es entonces acabar con la tensión, el dolor y la
turbación que aquejan al alma enferma.Epicuro critica duramente la sociedad de su tiempo.
La considera enferma y corrupta, entre otras razones, por valorar el dinero y el lujo por
encima de la salud del alma. La virtud y el bien han de ser cultivados por sus discípulos, y
han de ser practicados en sus vidas, siguiendo una disciplina filosófica sostenible y
comprometida.
“El Jardín” es una comunidad terapéutica,cerrada, autoritaria, situada a cierta
distancia a las afueras de la ciudad. Las puertas abiertas a todo tipo de gente no le quita su
carácter dogmático, a cuya cabeza preside el intransigente pero benévolo y sabio Epicuro.
Nussbaum lo describe como un mundo plácido, alegre, apolítico: un mundo consagrado a
los valores de la amistad y de la solidaridad. La escuela se ocupa de estructurar y llevar a
cabo periodos de formación por los que pasan juiciosos sus alumnos; así como de guiar
preceptivamente la totalidad de un modo alternativo de vida.
74
Aunque los sentimientos de camaradería y amistad son absolutamente básicos para
la comunidadterapéutica, parece casi siempre como si su fin fuera la salud de cada uno
tomado por separado, y la amistad no fuera más que un instrumento. Para Epicuro, la
comunidad política en sentido amplio no forma parte del fin; e incluso se desaconseja el
matrimonio y la creación de vínculos familiares. El filósofo se concentra en el tema de la
naturaleza humana, de su libertad cognitiva y psicológica. El “yo” se empodera a través del
trabajo de la terapia filosófica. Construye, de la mano del maestro, su perspectiva personal,
sensitiva y emotiva de la salud de propia alma. Epicuro hace énfasis los aspectos
antropológicos, psicológicos y biomédicos de la cognición humana. Su preceptiva es
sencilla, naturalista, pero rigurosa y contundente.
2. Carácter “dogmático” de la enseñanza filosófica
En su escuela,recibe discípulos sin discriminación alguna, y los inicia en los
misterios de la filosofía, siguiendo un criterio de equidad.Mujeres, esclavos, niños,
ancianos, hombres, aristócratas: todo alumno que demuestre interés genuino y devoción por
el dogma del maestro es bien recibido. Epicuro insiste en la necesidad para la filosofía de
defender un punto de vista dominante como requisito indispensable para que tanto la
curación terapéutica como la enseñanza sean exitosas. Y ese punto de vista dominante o
dogma, es nada más y nada menos que la perspectiva ofrecida por la racionalidad manejada
por el propio Epicuro. Su filosofía es entonces jerárquica y dogmática: en ello radica,
desafortunadamente, el éxito de su proyecto pedagógico y curativo. Una excesiva
democratización dialéctica puede generar caos, confusión, dice. Según Epicuro, la misión
75
de los docentes-médicos es ofrecer pautas “verdaderas” e irrefutables que guíen tanto el
pensar filosófico como el comportamiento de sus discípulos.
Este quizá sea un requisito metodológico para asegurar el éxito del proceso
pedagógico, así como la eficacia terapéutica de su enseñanza. “El sabio será dogmático y
no fallará.”, predica el Maestro. La terapia epicúrea se aplica mediante argumentos. Las
enfermedades de la creencia que aquejan al paciente provienen de una doctrina filosófica
errática. La cura que propone Epicuro se fundamenta a partir de su doctrina personal, la
cual fue construyendo a lo largo de su indagación autodidacta y pedagógica. “Curar” es uno
de los objetivos principales del maestro. Su “logos” o “doxa” sirve como medicamento para
las almas de sus discípulos, enfermas por la contaminación social.Su arbitrariedad
preceptiva y su rigor autoritario aseguran una terapia “quirúrgica”.Sin un horizonte
intelectual normativo y valorativo, claro y distinto; es decir escogido por el maestro según
su sabio criterio, no hay posibilidad de cura. Por ello, Epicuro insiste en la autoridad de la
“doxa” enseñada por el maestro. La utilización de la emoción, de la razón y del logos,
según las pautas y cánones dictados por el filósofo, permite a los discípulos curar sus males
y enfermedades, así como llevar una mejor vida.De lo que se trata con la terapia filosófica
epicúrea es de erradicar falsas creencias; para ello son necesarios argumentos que
desacrediten lo falso y develen lo verdadero. La filosofía, en su compromiso práctico, debe
llegar a ser una “purga” y una “medicación” para quien la ejerza o solicite su ayuda. Su
función está dirigida a la comprensión y al mejoramiento de la práctica cotidiana y de la
salud ética, por medio del uso profesional de la razón. Nuestra disciplina es la cuna
metodológica y conceptual del pensamiento humano. Su quehacer se ocupa de resolver
problemas y preguntas con relación a las facultades y funciones del entendimiento, así
76
como sobre planteamientos conceptuales concretos a cerca de otras disciplinas, o sobre la
realidad escogida como campo de estudio. La adecuación de la argumentación terapéutica
racional con los casos concretos, reales y posibles, hace que ésta sea razonable, válida y útil
tanto para el individuo como para la comunidad.
“Debemos reír a la vez que buscar la verdad, cuidar de nuestro patrimonio y sacar
fruto a las demás propiedades y no cesar bajo ninguna circunstancia de emitir los juicios
dictados por la verdadera filosofía.” Epicuro.
El Maestro fue en vida venerado como un salvador, pero también se vio censurado
por las autoridades y la mayoría de sus libros fueron quemados.
Todas las exposiciones antiguas de Epicuro y el epicureísmo convienen en presentar
un extraordinario grado de devoción y obediencia reverencial hacia el maestro. Los
discípulos lo celebran como el salvador de la humanidad. Se le venera como a un héroe,
incluso como a un dios, nos cuenta Nussbaum. También se le nombra como “ el único guía
recto de palabras y hechos rectos”.
“Pero esto subraya precisamente la asimetría en el toma y daca de la
argumentación : o eres un dios o no lo eres. Si no lo eres, la respuesta que debes dar a
los argumentos de aquel que sí lo es, es la aceptación y la veneración.”17
Epicuro predica el culto a la verdad más sobresaliente y sabia: la del maestro que el
discípulo escoge para que lo guié y le enseñe el camino del conocimiento, así como el de la
iluminación filosófica. Los estoicos, por su parte, rechazaban la concepción epicúrea del
rigor en la autoridad pedagógica: “Nosotros no estamos sometidos a ningún rey. Cada uno
17
Ibid, p. 173.
77
reivindica su propia libertad.” Sobre este punto relativo al dogma y a la autoridad
incontestable del maestro, así como en lo referente al grado depreponderancia que se le
otorga terapéuticamente a la razón en el manejo de las emociones y de la sensibilidad, se
confrontan las dos escuelas. Sin embargo, Nussbaum logra generar una discusión fértil y
fructífera entre estoicos, escépticos, epicúreos y Aristóteles, principalmente. Semejanzas y
diferencias enriquecen la concepción filosófica de la “terapia del deseo” helenística.
A los discípulos se les recuerda constantemente que los argumentos terapéuticos
enseñados por Epicuro son verdaderos, paradigmáticos, así como necesarios y
suficientes;tanto para “salvarlos” de sus demonios, como para ayudarlos a llevar a cabo una
vida buena.Epicuro ejerce una función de “gurú” en su “Jardín”. Para animar a sus oyentes
a perseverar en la filosofía, sus argumentos combinan la exhortación y la autopropaganda
con el razonamiento práctico, sensitivo y “naturalista”. La práctica epicúrea es rigurosa y
exige de sus seguidores, como ya hemos dicho, la renuncia a los placeres “vanos”, así como
el refinamiento y la maestría del buen uso de los placeres naturales y saludables. Aunque su
teoría es interesante y eficaz, Nussbaum critica el excesivo dogmatismo de Epicuro:
“Al discípulo epicúreo no se le anima a que haga objeciones personales al sistema
ni a que argumente dialécticamente; y a medida que se vuelve más dependiente del texto y
las doctrinas del maestro, puede volverse menos apto para razonar por su cuenta.”18
Esta actitud dogmática y narcisista es requisito de enseñanza. El es un autodidacta y
pretende, que a la larga, sus alumnos también lo sean. La autosuficiencia crítica la
18
Ibid, p. 179.
78
conquistan cuando logran demostrarle al maestro, y sobre todo a sí mismos, que son
capaces de volar con sus propias alas.
“…después de todo, ningún doctor le enseña a uno a tomarse tres medicamentos al
mismo tiempo y ver cuál de ellos funciona: sus efectos respectivos podrían neutralizarse
mutuamente.”19
El filósofo preconiza una filosofía libre de toda paideia, pues le echa la culpa a la
cultura y a la sociedad de corromper nuestras mentes y nuestros actos. Busca con el estilo
de vida que cultiva en él y en sus discípulos un estado “pre-cultural”, más cercano a la
naturaleza, a la animalidad y a la infancia. Promueve el “recogimiento” para desinfectar y
sanar la corrupción social que nos enferma.
Siendo la verdad perspectivística, como anotara Nietzsche en su época de lucidez,
es necesario consolidar un punto de vista axiomático para construir conocimiento sólido y
veraz. De otra forma,el nihilismo y el “todo vale” destruyen la labor científica. Ese fue el
afán de Epicuro, aunque muchos lo tildaran de dogmático e intransigente, su positivismo
argumentativo lo llevó a convertirse en una leyenda. La labor pedagógica, así como la
terapéutica, exigen la consolidación de una figura de autoridad.La experiencia del cuerpo y
de sus sentidos, por otra parte, es un camino de sabiduría. La defensa del placer en Epicuro
es consecuencia de ese revolucionario descubrimiento del cuerpo y de su bien. El cuerpo se
“naturaliza” y se libera de trabas sociales. La terapia sirve para depurar las partes corruptas
que causan putrefacción y dolor en el ser humano. Nussbaum llama “quirúrgico” al
tratamiento epicúreo. Se trata de una cirugía del alma. El instinto animal que en ella reside,
19
Ibid, p. 173.
79
así como la memoria infantil, guían el proceso de raciocinio y de argumentación prácticocurativos. Las emociones de placer y dolor, bien encaminadas por el camino natural y
fisiológico, nos avisan continuamente de lo que nos conviene, y de lo que no. Nuestra vida
emotiva psicológicamente adecuada nos ayuda a efectuar “decisiones racionales” correctas.
El instinto y las pulsiones naturales del cuerpo, así como la sabiduría emocional del alma
nos protegen de caer en el vicio corruptor de los deseos vanos.
El maestro nos descubre a los grandes ausentes de la reflexión tradicional sobre la
vida feliz: el cuerpo, “la verdadera vida de los latidos y la carne”, la serenidad yla amistad.
El arte de la vida doméstica y de la administración del hogar, conocida en griego como,
oikonomía, contribuye en gran medida a la ataraxia, a la eudaimonía y al buen vivir;
objetivos principales éstos últimos de la terapia filosófica.El dogma y la autoridad del
maestro, como ya explicamos, pretenden ejercer como principios ordenadores y normativos
que sustenten la verdad, así como la legitimidad de la enseñanza impartida. Sin la
aceptación sumisa de la preceptiva epicúrea, no es posible, según él, vislumbrar la verdad
develada del pensamiento único. Este presenta en el seno de su escuela un aspecto
primitivo, arqueológico, salvaje y místico, al mismo tiempo.Por ello, Epicuro era
equiparado por sus discípulos a un “dios” y a un “salvador”. Su formación fue en su gran
mayoría autodidacta. Sus ideas filosóficas originales eran fruto de su propio pensamiento
creativo. Este mezcló la doxa y la práctica en un estilo de vida paradigmático y
revolucionario. A través del estilo de su prosa se deja entrever un carácter vehemente,
radical, fuerte y austero.
80
“Esta alegre moderación del Jardín, un hedonismo que por su
limitaciónresulta casi una ascética, armoniza bien con la antigua máxima apolínea de que
la sabiduría consiste en la moderación y el conocimiento de los límites.”20
La autora critica la pasividad de los discípulos epicúreos, sus hábitos de entrega y
veneración, los cuales presentan el riesgo de convertirse en hábitos normales y peligrosos
para la libertad del pensamiento individual. La tarea crítica activa, insiste, es necesaria para
que se genere buena y recta filosofía. Sin embargo, el Jardín edénico que promete Epicuro,
así como la guía certera y “paternal” que ofrece por el camino eudaimónico y ataráxico del
conocimiento, ejercen un poderoso poder de seducción sobre aquellos que sufren y quieren
aprender a resolver sus problemas según los preceptos del Maestro. Su escuela aporta un
grano de arena en la abigarrada y democrática aventura del conocimiento humano. Aunque
Epicuro y sus discípulos consideran la anterior como la mejor opción de vida posible para
lograr la salud ética, queda claro que no es la única.
3. Presupuestos teóricos del modo de vida epicureista
El ser humano es un animal que habla lenguajes articulados, que siente emociones,
que se comunica con sus semejantes en su convivencia cotidiana en la polis. La
comunicación es un factor clave de convivencia, aprendizaje y curación. El logos, fuente
medicinal y terapéutica, es lenguaje compartido por una determinada comunidad de
lenguaje. El doxa que enseñó Epicuro proviene de su vida como autodidacta y pedagogo.
20
Ibid, p. 40.
81
Epicuro entiende el concepto de placer, principio motor del comportamiento y de la
acción de los humanos (y de los demás animales), como la ausencia de dolor y de
turbación; pero también, “como la actividad sin trabas de la disposición de acuerdo con su
naturaleza”. Como hemos dicho, la concepción de “lo natural” presente en las escuelas
helenísticas es de carácter normativo y valorativo. Por ello, se constituye como la piedra
angular de los procedimientos de veridicción científica, así como en axioma de
conocimiento y aplicación práctica. El uso filosófico del razonamiento y de la
argumentación procesa, depura y sofistica la verdad que nace en el cuerpo y en su
sensibilidad perceptiva.
Una de las características principales del pensamiento de Epicuro es, como hemos
dicho, su amor por los animales, los niños y los amigos.El fin de las funciones “naturales”
del deseo es el encuentro con la recta razón, la salud sostenible, y el buen vivir. Una terapia
de aprendizaje exitosa ofrece al discípulo el permanente funcionamiento sin trabas del
cuerpo y del alma, así como una calidad de vida digna de dioses. La relación entre deseo
vano y creencia falsa es muy íntima. Por ello, la persona debe permanecer alerta, con su
espíritu crítico ágil y agudo, con el fin de no dejarse engañar por juicios falsos y
malsanos.Epicuro sostiene que la creencia es la base y la condición necesaria del deseo. Por
ello, es tan importante dotarse de criterios de juicio y selección idóneos; con el fin de
reconocer, aplicary conservar las creencias verdaderas. La escuela epicúrea ofrece un
manual de axiomas, valores y procedimientos útiles y realizables, los cuales facilitan llevar
a buen término dicha tarea.
La terapia epicúrea exige a su vez la adopción rigurosa y constante de un
determinado modo de vida, modesto y sosegado. Uno de sus rasgos ordinarios es “la
82
oikonomía”, trabajo doméstico o administración del hogar. Para Epicuro, cada rama de la
filosofía ha de valorarse por su contribución efectiva y pertinente en el campo de la
práctica. Si el pensamiento no contribuye en absoluto a transformar y mejorar la vida
cotidiana, es vano e inútil. La ética, según Nussbaum, se convierte en arquitectónica por
encima de todos los usos de la razón. Sus objetivos principales son la eliminación del mal,
del dolor, de la enfermedad, de la corrupción;así como la persecución y el logro sostenible
de la eudaimonía ataráxica. En efecto, su filosofía entraña la supresión completa de la
tyché, concepto traducido del griego como “la vulnerabilidad ante los acontecimientos que
escapan a nuestro control”. La aplicación práctica de la terapia epicúrea tiene como
finalidad resolver problemas concretos; pero también fortalecer la capacidad de prever,
controlar y resolver los obstáculos y penurias que se interponen en nuestro camino.
La salud del alma (y de la mente) está imbricada con la salud del cuerpo. Curar y
superar nuestros males requiere de coraje, tesón y constancia. La filosofía, para lograr
llevar a buen término su objetivo terapéutico, cuenta con el valioso instrumento “vivo” del
logos, es decir, del lenguaje compartido, así como con la ayuda de la razón instrumental,
pública y privada. Esta se robustece con la práctica cotidiana. El logos es considerado por
los griegos como un regalo de los dioses: su razón divina nos permite “florecer” a su
imagen y semejanza.
Epicuro considera a la valoración reflexiva y a los deseos vanos que provienen de la
sociedad como fuente de espejismos, y deposita su confianza en el deseo “natural”, no
orientado por preceptos aprendidos y erráticos sino por el instinto y por la recta razón
humana. La naturaleza, el animal, el niño (o niña), poseen entonces la llave de la sabiduría
con su profunda y auténtica sencillez cognitiva. La sensibilidad espontánea y los reflejos
83
corporales configuran la percepción de la realidad, la cual es conceptualizada por el
entendimiento con fines de “comprender” lo que acontece. La sensibilidad emotiva es la
puerta orgánica hacia la verdad psicológica del individuo. Epicuro obvia o desatiende los
procesos complejos del entendimiento, o por lo menos no habla de ellos en los textos que
de él lograron conservarse. La mayoría de su obra fue quemada y censurada por los tiranos
de su época. Su filosofía ofrece una perspectiva cognitiva, naturalista y esencialista a cerca
de la realidad. Busca lo descomplicado, lo simple y auténtico, lo orgánico y primordial. Su
obra hace una oda al origen, a la infancia, a la animalidad humana y racional que
encarnamos, que respiramos y que nos salva. Epicuro ama profundamente la sencillez y
frescura cognitiva de la vida natural e infantil. Enaltece estos universos sensoriales e
imaginarios como su arcadia filosófica, su panacea ética.
Por otro lado, la propiedad médica de ser relativo a valores se manifiesta en el
pensamiento epicúreo en tres aspectos: 1. Su función curativa y terapéutica, 2. Su función
práctica, 3. El carácter dogmático, al nivel del valor y de la norma, de los axiomas lógicos,
argumentativos y de veridicción.
Su planteamiento valorativo tiende a privilegiar la intuición sensible sobre la
conciencia reflexiva, lo que no ocurre con los estoicos, quienes desarrollan una teoría casi
opuesta, pero a su vez, complementaria.Los estoicos prefieren basar su terapia en el
fortalecimiento de la razón y en la disminución de la sensibilidad; los epicúreos, por su
parte, prefieren el camino contrario. Su terapia consiste en promover la relevancia y
sabiduría crítica de la inteligencia sensible y emotiva, asentada en el cuerpo y en el
psiquismo humanos, dejando en un segundo plano de investigación la conciencia reflexiva
o racional. Sin embargo, no por ello abandonan del todo el uso de la recta razón. Por el
84
contrario, ésta se “depura” y mejora gracias a los procedimientos de la “cirugía epicúrea”,
como llama Nussbaum a su terapia. Todas las corrientes helenísticas apuntan hacia un
mismo objetivo: la curación del alma y la obtención sostenible de la salud ética. El maestro
Epicuro sostiene por su parte, y con su propio ejemplo, la imagen del sabio, feliz, semejante
a un dios. La figura del “buen salvaje” rousseauniano encuentra sus orígenes en la escuela
epicúrea, donde su boceto goza de un estatus normativo y valorativo. Esta figura “ideal” de
discípulo no corrupto, “virgen”, “natural” y floreciente, también alude a la condición básica
de los animales y de los niños, de la que hemos hablado y la cual trata de emular como
medicamento curativo y regenerador.
La práctica de la filosofía sirve para “asegurarse la salud del alma”. Lo que le
interesa a Epicuro de la enseñanza de la razón, es su eficaz y útil instrumentalidad para
resolver problemas concretos y transformar nuestra perspectiva sobre las cosas y nuestro
estilo de vida. Promete a sus discípulos una vida semejante a la de los dioses como
recompensa por ser buenos estudiantes. El único acceso a las dolencias del alma, y la única
manera de curarla, es por medio del uso de la recta razón, basada ésta en la sensibilidad
“natural”, “animal” e “infantil”. Este enfoque de la razón desde sus fundamentos
primigenios sirve como medicamento terapéutico para trabas y vicios de nuestro ser
íntimo.El raciocinio comprendido desde dicha perspectiva, se convierte en instrumento
invaluable, sencillo, certero y al alcance de todos. Su preceptiva sirve para curar tanto los
males del alma como los del cuerpo. La metodología utilizada insiste en sanar primero al
individuo desde el trabajo con su propia interioridad. El entendimiento es un instrumento de
gran valor que nos otorgaron los dioses. Su aspecto terapéutico reside en la actividad
cognitiva, sensitiva y emotiva de nuestro cuerpo, así como de nuestro psiquismo.
85
La filosofía de Epicuro, hasta aquí, se sustenta en el reconocimiento legítimo de la
“sensación emotiva natural y cotidiana” como criterio fundamental de veridicción y
salubridad para el conocimiento que nuestro maestro imparte. Las emociones bien
encaminadas, para Epicuro, son portadoras de salud ética. Su conexión con nuestro ser
auténtico y su adecuación a nuestros objetivos vitales fundamentales es de gran importancia
cognitiva para la escuela epicúrea. “Sentir es creer”, diría el Maestro.La humilde y natural
sabiduría de los sentidos y de la emoción nos protege de los errores y abusos de la
conciencia reflexiva. Esta tiende a anquilosarse y tararse por los malos usos aprendidos y
por los vicios sociales. Epicuro defiende la pureza cognitiva del “buen salvaje”, el cual,
bien encausado por sus enseñanzas, puede alcanzar por medio de la virtud y la práctica
devota, el florecimiento y la ataraxia en esta vida. La razón intelectiva a veces es ciega y
oculta la verdad. Por ello, la tarea de la filosofía es limpiar los errores y males,develando
tanto la verdad auténtica como el camino de la salud del alma. La exploración de nuestra
animalidad humana, así como de nuestra infancia, con fines terapéuticos y
pedagógicos,abre nuestra mente a una dimensión cognocitiva privilegiada y auténtica; la
cual nos conecta con la realidad concreta y fáctica que nos acaece. Epicuro se manifiesta
como un pionero del empirismo y promete, a través de su enseñanza, el encuentro con un
modo novedoso y propio de pensamiento. Su tipo de razonamiento está anclado en el
sentido común, compartido por todos los miembros de la especie humana. Las personas
cuya razón se encuentra viciada o embotada por los estragos del sistema encuentra una
esperanza de curación, siguiendo cabalmente sus enseñanzas.
86
“Pero esa vida placentera estaba llena de sensatez e inteligencia y se
enlazaba con la amistad “que sobrevuela el mundo entero convocándonos a todos para
que despertemos en la felicidad.””21
4. Los argumentos éticos epicureistas
El maestro de filosofía, como un buen médico, debe ser agudo en el diagnóstico de
casos particulares, diseñando un tratamiento específico para cada discípulo. El terapeuta
ético y el discípulo enfermo establecen una relación concreta e histórica, concentrándose en
el estudio de caso del paciente, ya que el objetivo de la terapia es curar y resolver
problemas específicos. La vida que recupera la salud emplea formas de razonamiento que
se centran en lo particular. La percepción de los detalles relevantes así como de los
fenómenos reales que hacen parte del diagnóstico, así como la aguda sensibilidad
“naturalista” y “naif”, son aspectos claves de la terapia epicúrea. Su originalidad reside en
su sencillez y en el uso terapéutico de la memoria cognitiva, infantil e instintiva. Sin
embargo, para que funcione este “logoi” como remedio del alma y del cuerpo, debe ir
acompañado de una sólida conciencia psicológica: ¿Quién soy?, ¿Cuál es mi realidad
presente?, ¿Cuál es mi reacción emotiva y cognitiva al respecto de lo fenoménico?
Los argumentos éticos de Epicuro se adecúan a los casos y situaciones particulares.
Priman la experiencia sensible y emotiva, así como la disciplina rigurosa, y la obediencia a
la preceptiva del maestro.La ética de Epicuro es, sin embargo, a pesar de su lucidez y buena
21
Ibid, p. 21.
87
voluntad, dogmática y propensa a las formulaciones generales de carácter prescriptivo y
obligatorio.
Las virtudes argumentativas son las siguientes: coherencia, validez lógica, claridad
en la definición, rigor analítico y aplicabilidad práctica. Su función terapéutica es
eminentemente instrumental. Las virtudes argumentativas están enfocadas a resolver
problemas concretos y generar soluciones viables, posibles y eficaces. Como escribe
Lucrecio: “La claridad de la argumentación epicúrea es como la luz del sol que dispersa las
sombras oscuras”. La ataraxia (ausencia de turbación) y la eudaimonía (florecimiento
humano) son los objetivos alcanzables gracias al correcto uso de la razón instrumental (y
sensible).
El proceso de argumentación en su conjunto recibe el nombre de diorthosis, que
significa “corrección”. El análisis de los argumentos opuestos a los de Epicuro es
apasionado y parcializado a favor de la propia teoría, la cual es asumida como verdad
absoluta e irrefutable, por el bien de la terapia y de la pedagogía. Su filosofía es “doxa” y
axioma preceptivo.
Aristóteles y Epicuro están de acuerdo en que el arte del filósofo ético, como el del
buen doctor, exige prestar atención a las esperanzas y temores del paciente, así como saber
aprovechar las ocasiones oportunas con flexibilidad y prudencia. El primero difiere del
segundo en su concepción acerca de la naturaleza de la actividad propia de la
argumentación ética. Para Aristóteles ésta última es esencialmente dialéctica y de carácter
recíproco. Su éxito exige una comunidad de personas más o menos iguales, todas ellas
asumiendo el doble papel de médico y paciente. El beneficio práctico del argumento ético,
arguye, es inseparable del escrutinio dialéctico de las posiciones opuestas, de la actividad
88
crítica recíproca y de las virtudes filosóficas esenciales de coherencia, claridad y orden
inteligible. Aristóteles es también muy cuidadoso en hacer coincidir física y metafísica en
un equilibrio armónico y racionalmente concebido, que asegure la buena salud, y que logre
adecuar la realidad a la percepción “natural” de nuestros sentidos. Por ello, la “anatomía del
alma” es un tema central en la terapia filosófica de Aristóteles.Esta perspectiva lógica y
científica de la verdad no estápresente en Epicuro.
En efecto, la terapia epicúrea es un tanto menos racional pero un poco más
fisiológica, podríamos decir; aunque ambas tienden a competir por obtener los laureles de
la diosa de la Sabiduría. Su sensibilidad “clínica” pretende subsanar con más ahínco las
necesidades humanas básicas; pero para ello necesita defender un principio de autoridad
pedagógica y médica, así como un doxa claro y distinto: el del Maestro.El sabio griego nos
dejó como legado una filosofía compasiva, incluyente y solidaria, fortalecida por un sólido
sentido de la autoridad del maestro. Su razón discursiva está profundamente afianzada en la
biofísica así como en el estudio del cuerpo humano.
Epicuro, por su parte, considera que la filosofía analítica y dialéctica de Aristóteles
es de corto alcance. Pero el aristotélico insiste, nos cuenta Nussbaum, en que su tipo de
filosofar aporta una forma peculiar de beneficio práctico, gracias a su carácter comprensivo,
riguroso y respetuoso de la claridad, así como de la objetividad científica. El aporte
epicúreo, a su cuenta y haber, versa sobre la exploración razonable de la dimensión de los
sentidos del cuerpo y del alma, la cual nos brinda información valiosa sobre nuestra
relación “real” y no condicionada con el mundo interno, a la vez que con el mundo externo.
Su filosofía esboza una conceptualización fisiológica y directa de las nociones de “origen”,
“vida animal”, “cultura primitiva”, “memoria infantil”, “estilo de vida sencillo” y “trabajo
89
interior”. Su aporte marca un camino tanto terapéutico como depurativo para los males del
alma. Para no perdernos en la morfología primitiva que propone como “fantasía” para
depurar la imaginación emotiva y sensible, es importante tener en cuenta los principios
anatómicos y antropológicos que configuran al ser humano. Por otra parte, la conciencia y
responsabilidad psicológicas también son conceptos claves para el éxito tanto de la
curación, como de la enseñanza.
5. La terapia filosófica epicureista
La terapia de Epicuro se caracteriza por defender el cuerpo, su inteligencia y sus
pulsiones. Los seres humanos, comolos demás animales, buscan el placer y evitan el dolor.
Este principio ético y cognitivo guía tanto el comportamiento, como la voluntad, y la
capacidad de elección de las especies biológicas más desarrolladas. Epicuro enseña una
vida sencilla, en armonía con la naturaleza, como camino hacia la eudaimonía
(florecimiento humano en griego) y hacia la curación del alma (Ataraxia, ausencia de
perturbación y dolor). Rechaza los vicios y corrupciones que genera la sociedad.
Las causas de la turbación pueden eliminarse por medio de la terapia, pues estas
causas son generalmente creencias falsas acerca del mundo y del valor de las cosas, junto
con los “vanos” deseos generados por estas falsas creencias. La supresión de la creencia
falsa y su remplazo por una verdadera, acaba con el deseo errático y, por lo tanto, con la
turbación. “ Puesto que la creencia falsa es la raíz de la dolencia, el arte curativo debe ser
90
un arte equipado de lo necesario para enfrentarse a la falsa creencia y vencerla. Debe, por
consiguiente, ser un arte del razonamiento.”22
Epicuro clasifica los deseos en dos categorías: los vanos y los naturales. Los
primeros son corruptores y ociosos. Perjudican nuestro sano desarrollo, viciando nuestra
salud y nuestro bienestar. Los segundos son oportunos y necesarios, pues “enfocan” nuestro
comportamiento, y nos ofrecen satisfacción auténtica y durable. ¿Cómo reconocer los unos
de los otros? Este es uno de los principales objetivos de la terapia epicúrea que vamos a
analizar a continuación.
“Esto nos da a entender que los deseos que Epicuro considerará sanos y no
vanos son los que corresponden a nuestra naturaleza; pero la naturaleza se considera
como una noción normativa, no opuesta al artificio, sino a lo hinchado, excesivo, aquello
que podría impedir el sano funcionamiento.”23
Una vida virtuosa, buena, sabia y acorde con la naturaleza tiene como
premio la eudaimonía: es decir como hemos dicho anteriormente, el florecimiento, la
realización integral de la persona. La realización eudaimónica es el fin último de toda vida
humana: tendemos hacia ella así como nuestras acciones también lo hacen. Somos criaturas
“naturales”,poseemos la virtud y la sabiduría dentro de nosotros en estado inconsciente.
Gracias a la enseñanza y a la práctica filosófica podemos cultivar nuestros méritos después
de sanar lo corrupto, lo enfermo. La mayoría de nuestros males provienen de la sociedad o
de la cultura, de sus errores y expectativas infladas. Tanto la autonomía crítica del
22
Ibid, p. 153.
23
Ibid, p. 143.
91
razonamiento práctico como la obediencia a las instrucciones del maestro son herramientas
claves para perseverar y no perderse del camino virtuoso y verdadero.
Ahora bien, para lograr distinguir los sanos deseos hemos de actuar teniendo en
cuenta la sabiduría de los animales y de los niños, es decir, buscando el placer “natural” y
evitando el dolor. Razona Epicuro que si la sociedad no es digna de crédito; el testimonio
fidedigno acerca de los fines legítimos de la vida es el testimonio de los sentidos y de los
sentimientos corporales, en primera instancia, al margen de la enseñanza y de la creencia.
Según el maestro helenístico, los que actúan siguiendo la sabia voz de la naturaleza, logran
el sano juicio, así como una vida sosegada, tranquila, serena y feliz. El pensamiento acorde
con el concepto normativo y valorativo de “naturaleza” coincide con el estado de espíritu y
el tipo de razonamiento práctico que la historia de la filosofía ha entendido bajo el término
de “sentido común”. Este sentido común, compartido por todos los miembros de la especie
humana, es el que nos identifica como animales propiamente humanos. Está fuertemente
anclado tanto en la sensibilidad corporal y anímica como en la experiencia cotidiana y
pragmática.
Por otra parte, Epicuro considera que los sentidos son totalmente dignos de
confianza, y que todo error procede de la creencia infundada y engañosa. Una vez que ha
eliminado el dolor y las diversas trabas que perturban su alma, el ser humano realizado
logra vivir de manera floreciente. La naturaleza del verdadero bien es virtuosa y no
corrupta. Una vida sencilla y natural es una vida sabia. El vicio, así como la enfermedad,
han de ser sanados y superados por el espíritu razonable, por medio de la terapia filosófica
y de la fuerza de voluntad.
92
“Si realmente somos capaces de imaginar un ser humano (maduro) de quien
se ha eliminado toda turbación e impedimento- cuyos deseos infantiles son plenamente
satisfechos- veremos, dice Epicuro, que a ese individuo no le falta nada y no tiene
necesidad de aspirar a más.”24
La apelación a las sensibilidades animal e infantil en tanto principio normativo de
veridicción,genera una depuración cognitiva, espiritual e intelectiva en la persona adulta.
Recuperar la memoria, la sencillez y la autenticidad emotiva permiten al paciente sanar las
heridas de su alma. Sin embargo, dicho “logoi” no es más que un medicamento: una
persona sana no puede perder su principio de realidad. Y claro, priman para el psiquismo
saludable la identidad presente así como la voluntad y conciencia encaminadas según la
recta razón.Esta perspectiva epistemológica permite reconocer los deseos “naturales” de los
“vanos”. La razón epicúrea se construye a partir de una sensibilidad naif, pero realista y
“terre à terre”.Esta buscaconectarnos medularmente con nuestra condición más básica, así
como con nuestra naturaleza originaria y con nuestra personalidad auténtica. La ataraxía,
concepto en griego que significa “ausencia de turbación y ansiedad en el alma, y ausencia
de dolor en el cuerpo”, se refiere a los fines que persigue la criatura no corrupta, virtuosa,
buena y eudaimónica. La ataraxia es uno de los objetivos generales de la terapia filosófica.
Ahora bien, la terapia epicúrea, a pesar de su originalidad, también se acoge a los
requisitos propios de los argumentos terapéuticos, compartidos por las otras escuelas
helenísticas. Estos son, desde la óptica epicúrea, los siguientes:
2.1. Finalidad práctica.
24
Ibid, p. 146.
93
La terapia filosófica de Epicuro se basa en la información que aportan los sentidos
del cuerpo y, especialmente, en la inteligencia y sabiduría propias del sentido común. Su
escuela practica la filosofía como “una actividad que garantiza la vida floreciente por
medio de argumentos y razonamientos.” La filosofía es necesaria para alcanzar la buena
vida, dice Epicuro. Esta es posible para todo el mundo, para todo aquel que tenga interés en
vivir bien. Su misión es conducir a los individuos hacia su fin propio. El fin último de la
vida de todas las personas consiste en lograr la eudaimonía y la ataraxia. La terapia
filosófica de Epicuro mejora la calidad de vida de las personas y simplifica la existencia.
También la purifica, la “naturaliza”. Su finalidad práctica se ve reflejada en la adopción,
una vez más, de la analogía médica y todas sus derivantes.
Lo que cuenta como salud en el inicio de la terapia, ha de tener alguna conexión con
las ideas previas de los discípulos acerca de lo que entienden por medicina, así como con
sus prácticas sanitarias a nivel antropológico. Médico y paciente deben estar de acuerdo
tanto en los principios rectores de la terapia, como en los objetivos y procedimientos.La
cura no puede parecerles un estado por el que no vale la pena pasar: al contrario, deben
reconocerla como algo que responde a sus deseos más profundos y fundamentales. La salud
es deseable por encima de la enfermedad. Se trata de un estado natural, normal, agradable,
y relativamente fácil de alcanzar y mantener. Lo importante aquí es seguir la preceptiva con
convicción y responsabilidad en relación a la propia curación. El enfermo debe aceptar que
su patología no es necesaria y que lo hace infeliz, para que, acto seguido, esté dispuesto a
desecharla de su vida.
En muchas ocasiones, los malos hábitos o la fuerza de la costumbre hacen que las
personas sean reacias al cambio positivo, obstaculizando el proceso curativo. Los enfermos
94
pueden equivocarse yasumir su dolor o malestar como parte intrínseca de sus vidas. Por
cobardía, desidia o ignorancia, se suelen acomodar en sus males y rechazar el esfuerzo
personal que exige la cura. Cambiar de hábitos es para ciertas personas más difícil de lo que
se cree. Por ello, el paciente tiene el deber de hacer de médico de sí mismo; pero sobre
todo, dice Epicuro, su sanación y correcto aprendizaje dependen de la juiciosa obediencia a
los preceptos del maestro. Sin fuerza de voluntad o convicción por parte del paciente acerca
de la posibilidad real y deseable de la cura, el tratamiento no logra tener éxito.
Por otro lado, para un óptimo resultado terapéutico, la necesidad práctica de la
curación domina sobre todas las demás consideraciones acerca de la argumentación
filosófica. La razón de la salud debe primar necesariamente sobre la razón de la
enfermedad. Los argumentos prácticos en sus valores, esperanzas, deseos y objetivos se
comportan de forma flexible, adaptándose a las características propias del caso concreto en
cuestión. Los “logois” varían según las necesidades de cada discípulo. Su eficacia y
credibilidad dependen de la maestría en que los argumentos terapéuticos logran defenderse
y “venderse” a ellos mismos. Su lógica intrínseca y explícita es “autoencomiástica”.Este
último es un concepto acuñado por Nussbaum que se refiere a la capacidad de los “logois”
de sustentarse a sí mismos según una demostración tanto lógica como práctica. De esta
actividad autosustentable depende su veridicción, su aceptabilidad y su eficacia empírica.
III.3. Herramientas metodológicas de la terapia epicúrea
95
Habiendo analizado su concepto general, pasemos ahora al examen de sus
principales herramientas metodológicas. La escuela de sabiduría epicúrea se caracteriza por
tres prácticas que no comparte con ninguna otra escuela de la época. Estas son: la
memorización, la confesión y la información.
3.1. La memoria y la repetición.
Epicuro ofrece al menos tres razones por las cuales la memoria y la repetición son
esenciales para su terapia filosófica. a) La primera arguye que la memorización es la
función cognitiva y bio-mecánica que tiene el estudiante de interiorizar la enseñanza, de tal
forma que ésta “se vuelva poderosa”, y pueda ayudarle en la confrontación con el error. Si
el discípulo interioriza la enseñanza, dice,“nunca, ni en vigilia ni en sueños, se sentirá
turbado.” La enseñanza preceptiva funciona como medicamento para el discípulo. b) La
segunda razón que da es que la memorización de un compendio (o lección) brinda una
visión de conjunto sobre la estructura de todo el sistema; de esta forma, el estudiante logra
captar hasta qué punto una estructura de enseñanza es realmente segura y completa, y con
qué limpieza encajan entre sí sus piezas. El camino del aprendizaje hacia la sabiduría
consiste en la memorización, comprensión y aplicación de compendios teórico-prácticos.
Sin memoria no es posible el auténtico aprendizaje. O dicho de otra manera, para
comprender completamente una serie de ideas, hay que guardarlas en la memoria.El
objetivo de la vida, más que ganar a “tout prix” , es alcanzar la iluminación, la ataraxia y la
eudaimonía. La terapia filosófica de Epicuro ofrece fortalecer las competencias propias del
alumno a través de la aprehensióny de la aplicación juiciosa de los preceptos enseñados por
el Maestro. Su pedagogía quiere ser práctica, contundente y realista. También terapéutica,
fomentando la ataraxia y la eudaimonía como estilos de vida deseables naturalmente, y por
96
lo mismo razonables.Si seguimos las enseñanzas del maestro, nos convertiremos en
mejores personas y gozaremos de una vida buena. La memoria es por lo tanto un valioso
método pedagógico y terapéutico.
“Aun en el caso del estudiante perfectamente formado, el elemento crucial en la
clarificación de cada problema particular es la capacidad de evocar rápidamente los
conceptos, y [eso es imposible a menos que] dichos conceptos se hayan reducido a
proposiciones elementales y fórmulas simples.”25
A través del ejercicio de la memoria, así como del uso de la repetición de ideas y
conceptos claves, el alumno se apropia de la enseñanza recibida en profundidad; logra
comprenderla, analizarla, recomponerla, dominarla, y, lo más importante, no olvidarla.
Estas prácticas psicopedagógicas y cognitivas lo ayudan a liberarse de los libros, así como a
ganar autonomía y destreza en la aplicación, en su vida real y cotidiana, de los preceptos y
valores aprendidos. Pensamos mejor, más eficientemente, cuando trabajamos con la ayuda
invaluable de la memoria y de la repetición (minimalista, podríamos añadir). Los “logois”
son como mantras de conocimiento terapéutico. El tiempo que dedicamos a aprenderlos es
formativo, cuando los repetimos oralmente tenemos una experiencia “catártica”. También
la lúdica, nacida en el adulto de la conciencia de su semejanza con el animal y con el niño,
tiene a su vez una función terapéutica. La metodología de Epicuro nos aparece según todas
estas cuestiones con aires marcadamente teatrales. Gracias a su pedagogía lúdica, nuestro
pensamiento se libera, se depura, se simplifica, y se potencializa al mismo tiempo.La
nemotecnia emotiva y preceptiva es selectiva, activa y constante. Esta nos proporciona un
25
Ibid, p. 175.
97
control más profundo y conciente de la enseñanza recibida, así como una mejor
comprensióninterna, privada y orgánica de la misma. La memoria nos ayuda a apropiarnos
del conocimiento “anatómicamente”. Nuestro cerebro trabaja su facultad psicofísica,
preparándolo así para la “iluminación” filosófica.Gracias a la nemotecnia podemos
conservar lo que hemos aprendido en el disco duro de nuestro cerebro, y consultar dicha
información cada vez que lo necesitemos en nuestra práctica cotidiana.La memoria, por
fin,nos hace más ágiles, más eficientes, más performativos. Nos brinda autoconfianza y
seguridad en lo que hemos sido, somos y seremos. Nuestra inteligencia conciente se
regenera, conserva su juventud y lozanía, funciona con mejorada agudeza, lucidez y
penetración.
c). La tercera razón en defensa de la memoria y de la repetición pone de manifiesto
la dimensión de Epicuro como psicólogo. Este último descubre “el inconsciente”, lugar de
nuestro psiquismo donde penetran los errores y las falsas creencias sin que nos demos
cuenta, enfermándonos y corrompiendo nuestro ser “natural” y “auténtico”.El argumento
terapéutico ha de ser “sincelado” en el alma del discípulo, con el fin de que éste obtenga el
poder necesario para vencer tanto a sus fantasmas internos como a sus contrincantes o
creencias erráticas. Estos últimos son causa directa de sus males y dolencias.La salud ética
empieza por casa: primero nos curamos a nosotros mismos, y luego, buscamos ayudar a los
demás. Por esta razón, el amor propio, la autoconfianza y la autoestima son herramientas
fundamentales para llevar a buen término la terapia filosófica. El concepto de “cuidado de
sí” foucaultiano también aparece en las enseñanzas epicúreas.
La obediencia del discípulo a la preceptiva enseñada por el maestro tiene sus pros y
sus contras, como ya anotamos anteriormente. Estoy de acuerdo con Nussbaum en contra
98
del dogmatismo y el despotismo, y considero a este respecto que la independencia crítica y
la autosuficiencia del alumno son saludables en los campos disciplinares aquí estudiados.
Un justo medio adecuado es en la filosofía aristotélica, por lo general, la mejor alternativa
para regular la interacción entre conceptos contrarios. En la dinámica de la vida siempre
una parte tiene que ganar. Para nosotros, la democracia en la terapia filosófica es
imprescindible y saludable.El debate entre autoridad, obediencia y libertad queda sobre el
tapete para posteriores desarrollos éticos.
3.2. La confesión.
Otra herramienta de la práctica epicúrea es la “confesión”; la cual consiste en sacar
a la luz los síntomas que presenta el paciente para efectuar sobre ellos un análisis y un
diagnóstico pormenorizados. El diagnóstico sintomatológico se logra a partir de la
confesión del paciente acerca de sus males y dolencias. Esta práctica se ve reflejada en la
metodología del moderno psicoanálisis. Dice Nussbaum que antes de que el terapeuta
pueda formarse una hipótesis acerca del caso que pretende curar, necesita escuchar la
historia clínica y de vida del enfermo, y que ésta sea lo más completa posible. Por ello, la
terapia requiere un tipo de relación entre agente y discípulo que permita la confianza, la
intimidad y la camaradería.Quien se confiesa sobre su caso personal y concreto es el
paciente. A partir de su historia, el médico-maestro “cocina” un arsenal de argumentos
terapéuticos, conocidos como “logois”, cuya misión es curar tanto el cuerpo como el alma
de sus males. Los logois que nos ocupan aquí actúan sobre casos reales y fácticos; cada
detalle específico incide en la comprensión total del problema, así como en su solución
conceptual y argumentativa.La terapia comunicacional, basada en la narración de la
biografía del paciente, le permite al terapeuta inspeccionar la soledad del discípulo, sus
99
sueños, sus momentos secretos. En estas prácticas se afianza la psicología pedagógica que
caracteriza su enseñanza.En la medida en que el paciente controla su narrativa personal
“biográfica”, así como las lecciones aprendidas; tiene el poder para tomar decisiones
acertadas, rechazar las falsas creencias y prejuicios, así como asumir las riendas de su
propia cura y de su acción personal.
3.3. La información.
La tercera herramientade su metodología terapéutica es “la información”. El manejo
de ésta requiere una técnica tanto cuantitativa como cualitativa. La información que recibe
el discípulo proviene de diversas fuentes: las más importantes son la preceptiva del maestro
y los dictámenes de su recta razón. Pero también es adecuado procesar conceptualmente, y
con mirada crítica, podríamos añadir, los datos que nos ofrecen nuestra experiencia
cotidiana, nuestra memoria psicoanalítica y bioafectiva, así como la información que nos
transmite la sociedad en que vivimos y la diversidad cultural que nos rodea.
El discípulo, guiado por su maestro-terapeuta, tiene como misión encontrar en su
interior las herramientas y mecanismos filosóficos para aprender a curarse a sí mismo. Pero
primero debe dejarse curar por el experto, y depositar en él su confianza.La enseñanza
aprendida y puesta en práctica fortalece la capacidad intelectiva y racional de nuestro
psiquismo humano.En ello consiste el compromiso asumido por la filosofía epicúrea. Para
él, filosofar se define como la búsqueda de un remedio contra la confusión y el malestar de
la cultura, como diría Freud. Una medicina para el alma preparada con la sabiduría
ancestral del sentido y la memoria. Una mezcla propiciatoria de logois razonables es el
mejor de los remedios, la más efectiva de las medicinas para curar a los discípulos.El
filósofo ejerce sus funciones como terapeuta y psicoanalista de una sociedad perturbada,
100
cuya enfermedad colectiva debemos evitar a toda costa y ayudar a sanar. No podemos
dejarnos contaminar o matar por dicha peste. El trabajo enfocado en la propia interioridad
nos blinda de los factores externos, y nos ayuda a controlarlos. Nuestra coraza intelectiva
también fortalece y protege las emociones sanas. Así, siguiendo este estilo de vida bucólico
y sosegado, El filósofo busca alcanzar la imperturbabilidad o ataraxia, así como la libertad,
y la capacidad de gobernarse a sí mismo.
“La independencia que la ciudad ha perdido, puede el sabio todavía guardarla
para sí mismo en su retiro y su mente libre. El más grande fruto de la autosuficiencia es la
libertad.”26
*******
Ya para terminar este apartado dedicado a la filosofía del sabio Epicuro, nos
interesa volver a llamar la atención sobre la analogía médica. Los filósofos de aquella
época ejercían como terapistas, y Epicuro no era la excepción. Su arte de curar las almas
era muy apreciado, a pesar de la censura social que recibió el maestro a causa de sus
críticas radicales, así como de su actitud quirúrgica con respecto al “status quo”.Superar el
26
Ibid, p. 43.
101
dolor, así comoalcanzar la eudaimonía y la ataraxia, son metas posibles y alcanzables
gracias al poder curativo y transformador de los “logois” que conforman la terapia del
deseo. Esta le ofrece a sus clientes la posibilidad de curar su alma y su cuerpo de males y
dolencias varias, ofreciéndole al final del proceso terapéutico la promesa de una vida mejor:
más higiénica, controlada y placentera. El adiestramiento epicúreo es una opción de vida
ataráxica, que libera al paciente de su perturbación y le enseña los secretos más importantes
de la sabiduría humana. Todo esto lo ofrece un hombre que puso su vida al servicio de la
humanidad, un maestro humilde y genial, pero también autoritario y radical.
Epicuro nos dejó una fuerte conciencia de la autoridad “yoíca” como principio
terapéutico, sobre todo en lo que concierne a la palabra del maestro griego. El brinda las
pautas del juego pedagógico y lo dirige desde su escuela de filosofía, a los discípulos que
quieren seguirle. Ejerce como psicólogo del alma de sus alumnos, ayudándoles a crecer y
florecer según la voz de la recta razón. Los males son limpiados, las ventanas se ventilan
hacia el exterior; pero lo más importante es el trabajo versado hacia uno mismo, la
exploración de la propia interioridad. Este proceso lo guía el maestro según su sabiduría
emotiva. Su propuesta es conservadora de lo primitivo y ancestral, pero revolucionaria en la
condición social que le es presente. La critíca porque convive con ella, y debesanar la
enfermedad cultural que corrompe al alma. Así llega al núcleo del asunto: ¿Cómo lograr la
salud ética y psicológica? En resolver este enigma se ocupa el desarrollo de su terapia
filosófica.
La libertad de elección eudaimónica que nos brindan los sentidos naturales, así
como el uso de la razón ataráxica, la cual “sana” tanto el cuerpo como el alma (psiqué); han
de ser potencializados en nuestra práctica cotidiana para lograr una mejor calidad de vida
102
así como un buen vivir. Los males que nos aquejan se encuentran en los focos de
corrupción sociales, así como en las patologías culturales, o en los dogmas erráticos
aprendidos.
III.6. Características conclusivas.
Después de haber realizado el anterior análisis crítico a cerca del
pensamiento epicúreo, vamos a concluir este acápite con el recuento de sus características
principales.
1. Epicuro rescata la sabiduría cognitiva de las emociones, partiendo del estudio
mimético de la naturaleza, de los animales y de los niños. 2. Sus principales herramientas
metodológicas de terapia cognitiva son: la memoria, la repetición, la confesión y la
información. 3. Las emociones naturales son saludables y cumplen una función terapéutica,
cuando van acompañadas por el buen juicio de la recta razón, enseñada por el Maestro. 4.
La escuela está abierta a todo público. 5. Carácter dogmático y autoritario de su preceptiva.
5. Se le exige al discípulo la adopción práctica de una vida sencilla, natural y ascética. Esta
funciona según las enseñanzas del Maestro Epicuro.6. El recogimiento de acuerdo a natura
para aprender las lecciones es obligatorio. 7. Crítica por parte del Maestro de los vicios y
corrupciones tanto sociales como culturales. 8. Voluntad terapéutica y sanadora de la
práctica filosófica. Utilización orgánica y arbitraria de la analogía médica.
La filosofía ética-médica, compasiva, solidaria y virtuosa, rescatada por Nussbaum
del pasado remoto de los antiguos griegos helénicos, nos ofrece una alternativa de terapia
de pensamiento, incrustada en el sentido común. Este se ocupa de regular la vida emotiva
según los sabios dictámenes de la recta razón. Su acción disciplinaria se encarga de curar
103
los males y enfermedades del alma y del cuerpo del individuo. Lo cual repercute en la salud
social en su conjunto.
104
CONCLUSIONES
Hasta aquí hemos analizado el concepto de “salud del alma” desde tres corrientes de
pensamiento: la aristotélica, la estoica y la epicúrea. Las tres nos brindan perspectivas
interesantes y complementarias que abren nuestra mente hacia posibilidades de
conocimiento y de acción más lúdicas y eficaces. Hasta donde nos ha traído nuestra
investigación, ¿qué podemos decir finalmente sobre la salud del alma?
III.7. ¿En qué consiste la salud del alma?
A continuación vamos a enumerar y nombrar brevemente las condiciones que el
discípulo debe cumplir para lograr una salud ética sostenible, así como una vida buena,
gracias a la puesta en práctica de la terapia del deseo helenística.
1. La obtención y sostenibilidad de la salud ética es el objetivo principal de la terapia
filosófica. 2. Los males del paciente son vencidos y extirpados gracias a la sabiduría
emocional vehiculada por los logois terapéuticos. Por medio de la supresión de la
enfermedad se reestablece el equilibrio de la salud. 3. El alma (psiqué) es saludable cuando
siente, piensa y actúa de acuerdo a la voz de su recta razón. 4. La salud del alma requiere un
compromiso psicológico del discípulo con su salud y bienestar internos. El control positivo
de la interacción con los factores medioambientales y sociales externos que nos
corresponden, también es provechoso para nuestra salud integral.5. La teoría debe
105
adecuarse con la práctica. La razón instrumental inside sobre la realidad para cambiar lo
que es necesario cambiar, y reestablecer así la salud del alma. 6. La salud psicológica
requiere un equilibrio justo y armónico entre las siguientes esferas cognitivas: la íntima o
privada, dominio de lo personal y subjetivo; la esfera cultural, familiar y doméstica; la
social, económica y política; la esfera mística y religiosa. La dimensión artística y creativa
juega un papel lúdico y transversal en la teoría del conocimiento helenística. 7. La salud del
alma es un compromiso de la persona consigo misma, en primera instancia. La capacidad
crítica del discípulo de hacer de médico de sí mismo es fundamental para el éxito de la
terapia. 8. La salud ética es un requisito para lograr la eudaimonía y la ataraxia. 9. Buscar la
salud integral es sabiduría. 10. Los dos principales artífices de la salud ética son: la
sabiduría emocional y el comportamiento de acuerdo a la recta razón enseñada por la
escuela, y asimilada por el discípulo para su propio beneficio.
Ya para terminar, vamos a analizar la insidencia del comportamiento virtuoso y
bueno en la obtención y sostenibilidad de la salud ética.
Desviarse de la virtud, que por definición es algo que cae bajo el control del individuo,
es motivo de censura y reproche, no de compasión. Añade Aristóteles al respecto:
“cuanto más posea la virtud en su integridad y más eudaimón sea [ una persona], tanto
más penosa le será la muerte… pues conscientemente quedará privada de los mayores
bienes, y ésto es doloroso.”27
27
Ibid, p. 129.
106
Alguien virtuoso es alguien que ha logrado la “iluminación” filosófica, la cual se
manifiesta en los sentimientos extáticos y fisiológicos de eudaimonía y ataraxia. El uso
adecuado y virtuoso de su razón práctica, así como de su sabiduría emocional, lo han
llevado hasta allí.En resumen: hay cosas en el mundo por las que es correcto preocuparse:
los amigos, la familia, la propia vida y la salud, las condiciones materiales de la acción
virtuosa.Esta puede verse obstruída por obstáculos y acontecimientos que escapan a nuestro
control. Por esa razón, dice Nussbaum, es correcto sentir un cierto temor. No por ello, la
persona buena será disuadida de hacer lo que es debido y digno. Los objetos de temor son
objetos apropiados de compasión cuando afectan a otra persona.
Hemos extraído de nuestro anterior análisis crítico diez puntos clave, los cuales
sirven como conclusiones abiertas hacia nuevos y posteriores problemas de investigación
filosófica. Dichos puntos son los que siguen a continuación.
1. La “terapia filosófica”, legado de las escuelas helenísticas y antiguas de sabiduría en
Grecia y Roma, propone un tipo de racionalidad práctica e instrumental, acorde con las
problemáticas actuales que nos aquejan, y efectiva en su manera de resolver casosconcretos
y reales. Dicha terapia pedagógica interviene a profundidad los resquicios corruptos de la
naturaleza humana logrando, gracias al dominio profesional del usufructo de la facultad de
razonar y de sentir, excelentes resultados a mediano y largo plazo. La contundencia y
sostenibilidad de dicha metodología es su fuerte.
2. Los “logois” terapéuticos facilitan la curación de las personas gracias a su eficacia
argumentativa y crítica. Estos son remedios filosóficos; compendios discursivos que
107
manejan un lenguaje lógico, racional y razonable, subjetivo y objetivo, veraz y consensual,
al mismo tiempo. Su misión es convencer al discípulo de su veracidad y de su poder para
ayudarlo a vencer los males que lo aquejan. El corpus de “logois terapéuticos” que hemos
venido estudiando no sólo es aplicable en el campo del psicoanálisis, de la ética o de la
medicina, sino también puede ser un instrumento valioso y confiable para resolver
problemas de índole humanista en cualquier campo disciplinar, institución jurídica o
persona natural que requiera dicho tipo de conocimiento práctico. Los logois terapéuticos
se aprenden y ejercitan a lo largo de la experiencia cotidiana. De su uso riguroso,
disciplinado y constante depende el éxito en la curación de almas, cuerpos y procesos
conceptuales.
3. La razón instrumental y práctica es una herramienta de gran utilidad, pertinencia y
eficacia en el quehacer científico. Esta fue descubierta por los antiguos griegos y ha
permitido a la humanidad realizar sus sueños y alcanzar sus metas, gracias a las diversas
modulaciones que ha inaugurado y potencializado el quehacer filosófico a lo largo de la
historia. En la actualidad, dicha razón permite adecuar los proyectos teóricos con su
aplicabilidad práctica. Su función es simplificar conceptualmente los procedimientos,
contribuyendo así al desarrollo humano y al mejoramiento de la calidad de vida y del
bienestar integral de las personas.
4. El conocimiento anatómico y médico en general es una herramienta útil y necesaria para
la adecuada y saludable gestión de las viscicitudes propias del espíritu humano. Los juegos
de lenguaje compartidos por logias humanas generan necesidades de índole psicológica y
ética, las cuales la “terapia del deseo” puede entrar a subsanar y mejorar, de manera
oportuna, realista y sostenible. La racionalización científica de las emociones contribuye al
108
avance y a la certeza del conocimiento en el campo de la salud ética. La analogía médica
tiene mucho que aportar a los avances intrínsecos de la disciplina filosófica. Nuestro oficio
cumple la función de ser “la madre de todas las ciencias”. Su teoría crítica bien encaminada
según los dictámenes de la recta razón práctica y analítica, es un valioso aporte de alto
impacto al servicio de la vida personal, social y cultural.
5. Los profesionales de la filosofía estamos comprometidos con la difusión pedagógica,
terapéutica y pragmática de nuestra disciplina milenaria de conocimiento. Este compromiso
requiere un trabajo serio, riguroso y de excelente calidad. El poder de la piedra filosofal es
una herencia ancestral de la humanidad, regalo de los dioses, que ha de ser puesto al
servicio de la comunidad y de nosotros mismos. Su usufructo está al alcance de todos. Los
discípulos y maestros son los principales beneficiarios de sus maravillas y poderes. Esta
disciplina es exigente y rigurosa, pero ofrece grandes satisfacciones a quien la respeta y la
practica con dignidad y decoro. La promesa de eudaimonía y ataraxia por parte de las
escuelas helenísticas nos devuelve la esperanza de un mundo mejor, posible y deseable para
todos y todas. Del libre albedrío y de la responsabilidad operativa de cada cual, depende la
bonanza o el infortunio en la cosecha de sus preciados frutos divinos y humanos.
6. La cultura política actual está enferma y necesita hacer un viraje conciente de 180 grados
para poder acceder a los beneficios de la terapia filosófica. En el caso colombiano,
concretamente, la avalancha de violencia, sectarismo e injusticia social, ha de encontrar un
camino de concordia, democracia y respeto por los derechos humanos, que nos permita
salir del atolladero en que nos encontramos, y resolver los problemas humanitarios de
forma radical, contundente y sostenible. La perspectiva psicológica y terapéutica de
empoderamiento personal del individuo es una salida factible y urgente para emprender sin
109
demoras la curación del alma de nuestro pueblo y de cada uno de nosotros. La salud ética
ha de ser una prioridad de las políticas públicas, así como de las agendas privadas de las
gentes que desean superar sus problemas y trabas, y atreverse a ser felices. La sociedad
global contemporánea requiere ciudadanos cosmopolitas y bien calificados, que sean
capaces de hacer frente a los retos de la globalización con sabiduría, y sin sacrificar su
calidad de vida o su bienestar general.
7. La arcadia bucólica, infantil y naturalista de los antiguos griegos sorprende por su gran
sabiduría y actualidad. El índice de felicidad humana no depende sólo de la acumulación
material, de la carrera por el dinero o por la fama. La virtud eudaimónica y ataráxica que
cultivaron los maestros helenísticos en su tiempo, libera al espíritu humano de sus cadenas
y errores, ofreciéndole un camino posible de salvación, o por lo menos de salud ética, de
bienestar general y de calidad de vida. La teoría y la práctica están estrechamente
imbricadas en esta metodología antigua de conocimiento. Su fórmula es sencilla, fácil,
profundamente sabia y de gran actualidad. Su instrumentalidad, acorde con la razón
pública, genera enormes posibilidades de acción, de curación y de innovación en el mundo
práctico de todos los días.
8. El amor propio, así como el amor altruista se complementan mutuamente. El trabajo
interior del discípulo sobre sí mismo es el más efectivo para deshacer bloqueos y encontrar
respuestas personales. La guía profesional y comprometida del maestro, así como sus
enseñanzas, afianzadas en su propia experiencia, facilitan el proceso terapéutico y
garantizan su óptima calidad. La autosuficiencia y el esfuerzo crítico del discípulo-paciente
es, sin embargo, pieza fundamental para que el engranaje funcione satisfactoriamente para
ambas partes. Lograr ser médico-maestro de sí mismo con legitimidad y sapiencia es la
110
prueba de fuego de la idoneidad del discípulo. Cuando tiene dicho poder puede empezar a
curarse verdaderamente; y entonces ayudar a los demás, transmitiendo el conocimiento
aprendido, para que éstos puedan gozar, algún día, de las mieles y laureles del triunfo sobre
sí mismo y sobre la sociedad corrupta que los condiciona y esclaviza.
9. El naturalismo crítico y científico practicado por los antiguos helénicos tiene en cuenta el
artificio humano como parte integrante y constitutiva de la “producción cíclica natural”. La
naturaleza humana es un campo de investigación inagotable y complejo, el cual, sin
embargo, bebe sediento de las enseñanzas y experiencias del pasado. Preservar la memoria
histórica es clave para que no volvamos a cometer los mismos errores de nuestros
antepasados. También nos sirve para aprender de sus aciertos y hallazgos. La actitud
democrática y dialéctica que en general promueve la terapia del deseo, salvo, y por razones
metodológicas, la escuela epicúrea; enriquece las posibilidades conceptuales y técnicas del
arte de la cultura política. En la salud ética insiden tanto los factores individuales como los
colectivos. La búsqueda de fuentes de deseo “naturales” y saludables, así como la
eliminación de aquellos deseos viciosos, corruptos, engañosos y malsanos; aumenta en la
población que asume el proceso terapéutico, los índices efectivos de salubridad, calidad de
vida, bienestar general, felicidad, desarrolloy libertad.
10. Ya para terminar nuestro análisis crítico de los principales contenidos filosóficos de “La
terapia del deseo”, dejamos una serie de preguntas abiertas para ser trabajadas en
eventuales investigaciones posteriores. ¿Qué entendemos por una cultura política
terapéutica? ¿Es el biopoder un requisito del poder político? ¿En qué consiste la
bioeconomía?
¿Cuáles
son
sus
alcances
y
perspectivas
en
los
campos
de
conocimientopropios del desarrollo humano y de la calidad de vida? ¿En qué consiste la
111
salud ética óptima para nuestros tiempos? Dejamos estos interrogantes sobre la mesa, y
quedamos satisfechos con el trabajo hasta aquí realizado, el cual sirve como “abrebocas”
del mundo fructífero y provechoso que ofrece la investigación en terapia filosófica.
112
Bibliografía utilizada
1. Obras de Martha Nussbaum
NUSSBAUM, Martha (1978):Aristotle´s De MotuAnimalum, Princeton University Press,
U.S.A.
NUSSBAUM, Martha (1994): The Therapy of Desire. Theory and Practice in Hellenistic
Ethics, Princeton University Press, U.S.A.
NUSSBAUM, Martha (1995):Justiciapoética, Santiago, Editorial Andrés Bello.
NUSSBAUM, Martha andRORTY, Amélie (1999): Essays on Aristotle´s de Anima, Oxford
University Press. U.S.A.
NUSSBAUM, Martha (2003): La terapia del deseo. Teoría y práctica en la ética
helenística. Barcelona, Paidós.
4. Otras obras consultadas
ARISTÓTELES. La política. Instituto Caro y Cuervo. Bogotá, 1989.
ARISTÓTELES. Etica Nicomaquea. Editorial Bedout. Medellín, 1976.
ARISTÓTELES. De Anima. Editorial Leviatán. Argentina, 1983.
BURKERT, Walter. La creación de lo sagrado. La huella de la biología en las religiones
antiguas. Editorial Acantilado. Barcelona, 2009.
DÜRING, Ingemar. Aristóteles. Universidad Nacional Autónoma de México. Instituto de
investigaciones filosóficas. México, 2005.
113
EPICURO. Filosofía para la felicidad. Errata naturae editores. Madrid, 2013.
HADOT, Pierre. La filosofía como forma de vida. Ediciones Alpha Decay. Barcelona,
2009.
PETIT, Paul. La civilisation hellénistique. Presses Universitaires de France. Paris, 1968.
VERNANT, Jean-Pierre. Mythe et pensée chez les Grecs. Etudes de psychologie
historique. Editions La Découverte. Paris, 1996.
WALBANK, F.W. El mundo helenístico. Editorial Gredos. Madrid, 2012.
ANEXO 2
CARTA DE AUTORIZACIÓN DE LOS AUTORES
(Licencia de uso)
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Biblioteca Alfonso Borrero Cabal S.J.
Pontificia Universidad Javeriana
Cuidad
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, con C.C. No
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, con C.C. No
, con C.C. No
En mi (nuestra) calidad de autor (es) exclusivo (s) de la obra titulada:
Filosofía terapéutica: el arte de vivir y la salud ética.
(por favor señale con una “x” las opciones que apliquen)
No
Trabajo de grado X Premio o distinción: Si
Tesis doctoral
cual:
Maestría en Filosofía
presentado y aprobado en el año
, por medio del presente escrito autorizo
2014
(autorizamos)a la Pontificia Universidad Javeriana para que, en desarrollo de la presente
licencia de uso parcial, pueda ejercer sobre mi (nuestra) obra las atribuciones que se
indican a continuación, teniendo en cuenta que en cualquier caso, la finalidad perseguida
será facilitar, difundir y promover el aprendizaje, la enseñanza y la investigación.
En consecuencia, las atribuciones de usos temporales y parciales que por virtud de la
presente licencia se autorizan a la Pontificia Universidad Javeriana, a los usuarios de la
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datos y demás sitios web con los que la Universidad tenga perfeccionado un convenio,
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condiciones
6. La inclusión en la Biblioteca Digital PUJ (Sólo para la totalidad de las Tesis
Doctorales y de Maestría y para aquellos trabajos de grado que hayan sido
SI
NO
x
x
x
x
x
x
PUJ– BG Normas para la entrega de Tesis y Trabajos de grado a la Biblioteca General – Mayo de 2010
1
AUTORIZO (AUTORIZAMOS)
laureados o tengan mención de honor.)
SI
NO
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título gratuito por el máximo tiempo legal colombiano, con el propósito de que en dicho
lapso mi (nuestra) obra sea explotada en las condiciones aquí estipuladas y para los fines
indicados, respetando siempre la titularidad de los derechos patrimoniales y morales
correspondientes, de acuerdo con los usos honrados, de manera proporcional y justificada
a la finalidad perseguida, sin ánimo de lucro ni de comercialización.
De manera complementaria, garantizo (garantizamos) en mi (nuestra) calidad de
estudiante (s) y por ende autor (es) exclusivo (s), que la Tesis o Trabajo de Grado en
cuestión, es producto de mi (nuestra) plena autoría, de mi (nuestro) esfuerzo personal
intelectual, como consecuencia de mi (nuestra) creación original particular y, por tanto,
soy (somos) el (los) único (s) titular (es) de la misma. Además, aseguro (aseguramos)
que no contiene citas, ni transcripciones de otras obras protegidas, por fuera de los límites
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manifiesto (manifestamos) que no se incluyeron expresiones contrarias al orden público ni
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Sin perjuicio de los usos y atribuciones otorgadas en virtud de este documento, continuaré
(continuaremos) conservando los correspondientes derechos patrimoniales sin
modificación o restricción alguna, puesto que de acuerdo con la legislación colombiana
aplicable, el presente es un acuerdo jurídico que en ningún caso conlleva la enajenación
de los derechos patrimoniales derivados del régimen del Derecho de Autor.
De conformidad con lo establecido en el artículo 30 de la Ley 23 de 1982 y el artículo 11
de la Decisión Andina 351 de 1993, “Los derechos morales sobre el trabajo son
propiedad de los autores”, los cuales son irrenunciables, imprescriptibles, inembargables
e inalienables. En consecuencia, la Pontificia Universidad Javeriana está en la obligación
de RESPETARLOS Y HACERLOS RESPETAR, para lo cual tomará las medidas
correspondientes para garantizar su observancia.
NOTA:Información Confidencial:
Esta Tesis o Trabajo de Grado contiene información privilegiada, estratégica, secreta,
confidencial y demás similar, o hace parte de una investigación que se adelanta y cuyos
resultados finales no se han publicado.
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No
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En caso afirmativo expresamente indicaré (indicaremos), en carta adjunta, tal situación
con el fin de que se mantenga la restricción de acceso.
NOMBRE COMPLETO
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No. del documento
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c.c
52.255.490
Bogotá
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#
de
PUJ– BG Normas para la entrega de Tesis y Trabajos de grado a la Biblioteca General – Mayo de 2010
2
FACULTAD: Filosofía
PROGRAMA ACADÉMICO:
Maestría en Filosofía
ANEXO 3
BIBLIOTECA ALFONSO BORRERO CABAL, S.J.
DESCRIPCIÓN DE LA TESIS DOCTORAL O DEL TRABAJO DE GRADO
FORMULARIO
TÍTULO COMPLETO DE LA TESIS DOCTORAL O TRABAJO DE GRADO
Filosofía terapéutica.
SUBTÍTULO, SI LO TIENE
El arte de vivir y la salud ética.
AUTOR O AUTORES
Apellidos Completos
Nombres Completos
Restrepo Herrán
Ana María
DIRECTOR (ES) TESIS DOCTORAL O DEL TRABAJO DE GRADO
Apellidos Completos
Nombres Completos
Pineda Rivera
Diego Antonio
FACULTAD
Filosofía
Pregrado
PROGRAMA ACADÉMICO
Tipo de programa ( seleccione con “x” )
Especialización
Maestría
Doctorado
X
Nombre del programa académico
Maestría en Filosofía
Nombres y apellidos del director del programa académico
Juan Pablo Hernández Betancur
TRABAJO PARA OPTAR AL TÍTULO DE:
Magister en Filosofía
PREMIO O DISTINCIÓN(En caso de ser LAUREADAS o tener una mención especial):
CIUDAD
Bogotá
Dibujos
Pinturas
AÑO DE PRESENTACIÓN DE LA
TESIS O DEL TRABAJO DE GRADO
NÚMERO DE PÁGINAS
2014
84
TIPO DE ILUSTRACIONES ( seleccione con “x” )
Tablas, gráficos y
Planos
Mapas
Fotografías
diagramas
Partituras
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PUJ– BG Normas para la entrega de Tesis y Trabajos de grado a la Biblioteca General – Mayo de 2010
3
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Otro Cuál?
DESCRIPTORES O PALABRAS CLAVE EN ESPAÑOL E INGLÉS
Son los términos que definen los temas que identifican el contenido. (En caso de duda para designar estos
descriptores, se recomienda consultar con la Sección de Desarrollo de Colecciones de la Biblioteca Alfonso
Borrero Cabal S.J en el correo [email protected], donde se les orientará).
ESPAÑOL
INGLÉS
Filosofía
Terapia
Philosophy
Therapy
Antiguos griegos helenísticos
Martha Nussbaum
Epicuro
Helenisticancientgreeks
Martha Nussbaum
Epicuro
RESUMEN DEL CONTENIDO EN ESPAÑOL E INGLÉS
(Máximo 250 palabras - 1530 caracteres)
Este trabajo de grado versa sobre el estudio de la filosofía helenística de los antiguos
griegos en sus aspectos terapéutico, pedagógico y práctico. Partiendo de pasajes de
la obra de dos pensadores clásicos en el tema escogido: Martha Nussbaum y Epicuro,
efectuamos un análisis de los argumentos principales de dicha filosofía. Los
conceptos claves del presente ensayo son los siguientes: Analogía médica, salud
ética, sabiduría emocional, argumentos terapéuticos, eudaimonia, ataraxia, recta
razón, naturaleza.
Thisessayisabouttheanalyticalstudy
of
thehelenisticancientgreekphilosophy,
accordingtothree principal aspects: therapy, pedagogy and practicallife.
Wetakesomeselectedpassagesfromthework
of
tworepresentativeauthorswhowritesaboutthissubject: Martha Nussbaum and Epicuro,
then, wemakea philosophicalanalysisaboutthe more significativesarguments of
thisphilosophy. Theclueconcepts of thisessay are: medical analogy, ethicalhealth,
emotionalwisdom, therapeuticarguments, eudaimonia, ataraxia, correctreason and
nature.
PUJ– BG Normas para la entrega de Tesis y Trabajos de grado a la Biblioteca General – Mayo de 2010
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Pontificia Universidad
JAVERIANA
CALIFICACIÓN DEL TRABAJO DE GRADO
PROGRAMA
MAESTRÍA EN FILOSOFÍA
TÍTULO DEL TRABAJO: "FILOSOFÍA TERAPÉUTICA: EL ARTE
DE VIVIR Y LA SALUD ÉTICA".
ESTUDIANTE: ANA MARÍA RESTREPO HERRÁN
NOTA DEFINITIVA (Promedio de los examinadores):
3.9 (Tres, Nueve)
Firma d
FECHA:
31 de marzo de 2014
Facultad de Filosofía
Carrera 5 No 39-00. Edif. Manuel Briceño, S.J. Piso 6° PBX: (57-1) 3208320 ext.: 5800 Fax (57-1) 3384532
Bogotá, D.C., Colombia
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