1 Título del trabajo: FILOSOFÍA TERAPÉUTICA: EL ARTE DE VIVIR Y LA SALUD ÉTICA Nombre: Ana María restrepo H. Universidad Pontificia Javeriana Facultad: Filosofía Maestría: Filosofía Bogotá, 2014. 2 Título: Filosofía terapéutica: el arte de vivir y la salud ética. Autora: Ana María Restrepo H. Trabajo de grado para optar al título de Magistra en Filosofía Director: Dr. Diego Antonio Pineda Universidad Pontificia Javeriana Maestría en Filosofía Bogotá, 2014. 3 TABLA DE CONTENIDO INTRODUCCIÓN .................................................................................................................. 4 Capítulo I. ............................................................................................................................. 11 La filosofía como práctica terapéutica.................................................................................. 11 1. La analogía entre filosofía y medicina .......................................................................... 12 2. Argumentos terapéuticos .............................................................................................. 16 3. La práctica de una filosofía ordenada a preservar la salud del alma ............................ 20 4. La apelación a la “naturaleza” como criterio de discernimiento filosófico ............... 33 Capítulo II. ............................................................................................................................ 39 Las emociones y la salud ética ............................................................................................. 39 1. Objeciones y respuestas en torno a la naturaleza de las emociones .......................... 42 2. La perspectiva aristotélica sobre las emociones ........................................................ 49 3. Las emociones y su relación con las creencias ............................................................. 52 4. Salud ética, eudaimonía y ataraxia ............................................................................... 57 5. La solución estoica al problema de la salud ética ......................................................... 63 Capítulo III. .......................................................................................................................... 71 El modo de vida epicureista.................................................................................................. 71 1. Epicuro y su escuela filosófica ..................................................................................... 72 2. Carácter “dogmático” de la enseñanza filosófica ......................................................... 74 3. Presupuestos teóricos del modo de vida epicureista ..................................................... 80 4. Los argumentos éticos epicureistas ............................................................................... 86 5. La terapia filosófica epicureista .................................................................................... 89 CONCLUSIONES .............................................................................................................. 104 Bibliografía utilizada .......................................................................................................... 112 4 Título del trabajo de grado: Filosofía terapéutica: El arte de vivir y la salud ética. INTRODUCCIÓN El propósito de este trabajo es realizar un acercamiento crítico a la concepción de Martha Nussbaum acerca de la filosofía como una“terapia del deseo”, según ella lo presenta especialmente en su libro de 1994 La terapia del deseo. Teoría y práctica en la ética helenística1. Para ello es preciso, sin embargo, remitirse a la defensa del carácter racional de las emociones que, desde una perspectiva aristotélica, hace la autora en este y otros trabajos (como Justicia poética y Paisajes del pensamiento), en donde –sobre todo a partir de la lectura de diversos autores literarios (Charles Dickens, Walt Whitman, etc.)- pretende dar cuenta de la importancia que las emociones tienen tanto para la conquista de la felicidad humana como para la construcción de una filosofía que sea a la vez compasiva y solidaria. 1 Aunque el origen de este texto son las Martin ClassicalLectures, pronunciadas por la autora en 1986, el libro como tal fue publicado solamente hasta 1994, como TheTherapy of Desire. Theory and Practice in Hellenistic Ethics, por Princeton University Press (Princeton, New Jersey, E.E.U.U.). La traducción al español, de Miguel Candel, fue publicada en 2003 en Barcelona, por Ediciones Paidós. En el presente trabajo, las referencias se hacen a la versión en español. La versión en inglés sólo se ha consultado ocasionalmente para resolver dudas de traducción que pudiesen presentarse. 5 Si bien, en su libro, Nussbaum se ocupa de tres escuelas helenísticas (la estoica, la escéptica y la epicúrea), en el presente trabajo de investigación me limitaréal epicureísmo, por razones que explicaré más adelante. Aunque los escépticos, y otros autores de esta época, son ilustrativos de la tendencia general de aquellos tiempos,no voy a detenerme en ellos, pues mi interés es centrarme exclusivamente en la idea de la filosofía como un modo de vida ordenado a buscar la salud del alma, asunto que se convierte de suma importancia en la filosofía de Epicuro. He elegido este tema porque me interesa particularmente el aspecto médico (curativo) y terapéutico de la filosofía. Desde esta perspectiva, el diálogo que promueve Nussbaum entre la filosofía moral de la antigüedad (particularmente la de Aristóteles y los filósofos helenísticos) y la práctica de la medicina me parece relevante, no sólo como sustrato de una nueva reflexión bioética, sino como una primera aproximación vital a lo que sería una nueva filosofía de la cultura política acorde con los tiempos en que vivimos. Se trata, entonces, de ver la filosofía también como una práctica de sanación: como cura, como desintoxicación, como terapia, como método para alcanzar el florecimiento humano o “eudaimonía”, para utilizar el término aristotélico. La práctica del ejercicio filosófico de carácter terapéutico, tal como nos lo describe Nussbaum en su estudio de las escuelas filosóficas helenísticas, posibilita el mejoramiento de las condiciones de existencia y permite a los discípulos comprender, concientizarse de, y criticar, la realidad que les ocupa, así como implementar herramientas de argumentación racional y lógica por medio de las cuales “curar” erroresy enfermedades, así como afianzar estilos de vida más sabios, plenos, saludables y felices. 6 Desde el punto de vista de su relevancia social, la “terapia del deseo” que propone Nussbaum permite ejercer el oficio de la filosofía desde una perspectiva altruista y humanitaria, de servicio concreto hacia el prójimo y hacia la sociedad. El objetivo de la filosofía como terapia es aliviar el dolor y sufrimiento humanos, así como propiciar el goce y los comportamientos “buenos”, “saludables” e “higiénicos”; y la práctica de la filosofía implica un espíritu de cooperación, solidaridad y servicio. Con las técnicas de la “terapia del deseo” se busca propiciar en la práctica el bienestar y el desarrollo humano sostenible tanto a nivel personal como colectivo (comunitario) (Cfr. Nussbaum, 2003, pp. 21-22). Creo, por otra parte, que los aportes que Nussbaum hace con su llamado a construir una filosofía a la vez compasiva y solidaria son de especial importancia para la bioética y biopolítica contemporáneas y, en general, para establecer las condiciones y características de lo que podría ser una filosofía de la cultura política contemporáneacentrada en la búsqueda de la felicidad, la paz, el desarrollo y de la calidad de vida para todos los ciudadanos. En este sentido, me resulta muy pertinente investigar sobre el paralelo que establece la autora entre la época helenística2 y la época contemporánea: ¿qué nos aporta el estudio de los clásicos?, ¿qué problemáticas siguen siendo pertinentes para la filosofía moral moderna, así como para camposcomo la bioética y de la biopolítica contemporáneas?, ¿qué horizontes y posibilidades se abren para la filosofía a partir de la analogía con la medicina que recoge Nussbaum de los filósofos de la antigüedad? No podré por ello desligar mi estudio de la filosofía clásica de la mano de Nussbaum de algunas Al hablar de “paralelo” no pretendo desconocer las inmensas diferencias que existen entre una época y otra, ni desconocer las inmensas dificultades de trabajar con una época que recorre tantos siglos y culturas tan diversas como la griega y la romana. La propia Nussbaum da cuenta de estas dificultades en Nussbaum, 2003, pp. 24-28, e incluso reconoce no haber encontrado una solución clara y fácil para los diversos problemas que plantea la fijación del ámbito cronológico y cultural dentro del cual realiza su investigación. 2 7 preocupaciones contemporáneas que surgen del diálogo de ésta con la teoría antropológica kantiana, la acción comunicativa de Habermas, el liberalismo político de Rawls o la biopolítica de Foucault, entre otras. En tal sentido, a lo largo de toda la reflexión me dejaré guiar por preguntas como las siguientes: ¿cuál es la pertinencia del estudio crítico de la “terapia filosófica” helenística para los desarrollos contemporáneos del conocimiento en los campos de la ética, la medicina, la psicología, y la cultura política?,¿cómo puede contribuir ésta a mejorar la metodología pedagógica y terapéutica en filosofía? Para abordar la problemática planteada, seguiré un plan temático que he dividido en tres capítulos, cada cual con sus planteamientos específicos y ordenados. En el primer capítulo me ocuparé de la filosofía como práctica terapéutica, ahondando especialmente en la analogía, tan común en la antigüedad, entre las prácticas filosóficas y las médicas, el tipo de argumentos a que dan lugar dichas prácticas y, en general, el tipo de indagación y de práctica terapéutica a que da lugar una filosofía que tiene como su finalidad fundamental la preservación de la salud del alma. En el segundo capítulo conectaré esta visión general sobre la salud del alma como finalidad de la filosofía con las emociones como formas de conciencia intencional; para ello, retomaré algunos discusiones de Nussbaum sobre el carácter racional de las emociones y las relacionaré con su perspectiva aristotélica sobre las emociones como formas de creencia y juicio, en orden a encontrar la relación que existe entre la visión aristotélica de la eudaimonía y la búsqueda de la ataraxia tal como se practicaba entre los 8 estoicos3.Terminaréeste capítulo con una breve reflexión en torno a la pregunta: ¿en qué consiste la “salud del alma”? El tercer capítulo estará dedicado por entero a examinar el modo de vida epicúrea, según se desprende tanto de la visión que de ella nos ofrece Nussbaum como de la lectura de algunos textos del propio Epicuro, particularmente la Carta a Meneceo y sus Máximas capitales.Revisaré las principales características del modo de vida prescrito por la pedagogía del maestro griego, así como su amor por la naturaleza, los amigos y la infancia; y el modo como su valoración del camino virtuoso también convive con la sombra de la muerte en el devenir cotidiano. La parte conclusiva hará una recapitulación general de los aspectos más importantes aquí tratados, así como de sus implicaciones, alcances y perspectivas en el mundo actual, concreto y real. Dejaremos planteadas nuevas preguntas que proyecten nuestra temática hacia futuras investigaciones factibles. El objetivo general de este trabajo de grado es el de generar pautas teórico-prácticas, así como metodológicas, que ayuden en la formulación de un diseño de terapia filosófica que no sólo dé cuenta de los usos antiguos, sino que también sirva de patrón de innovación para las indagaciones y quehaceres del mundo contemporáneo en las cuestiones que aquí nos incumben.Gracias a la labor paciente y erudita de Nussbaum podemos acceder a las maravillas de la filosofía antigua. Su interés por los clásicos y la sencillez de su escritura son “gotas de rocío” regeneradoras para vivir mejor en esta época abrumadora y asfixiante. 3 Eudaimonía y ataraxia son nociones claves del pensamiento helenístico griego, y por ello será necesario irlas dilucidando a lo largo del presente trabajo. El camino terapéutico en filosofía promueve la superación ética y médica del discípulo, así como su conciencia y su dominio anatómico, emotivo y psicoafectivo. 9 Trazar los lineamientos básicos y estructurales de una filosofía ética-médica que sea capaz de asumir y resolver problemas cotidianos, que promueva la solidaridad, la compasión y el servicio altruista, también es uno de nuestros objetivos centrales en esta ocasión. La razón práctica es un legado griego de hace veinticuatro siglos, el cual nos interesa conservar y potencializar para los usos y necesidades de nuestro quehacer filosófico moderno. Esperamos con este trabajo poder contribuir con nuestro “granito de arena” al universo transformador y creativo del gran edificio del conocimiento humano. El pensamiento que aquí reconstruimos ofrece horizontes normativos, valorativos, pedagógicos y terapéuticos que abren nuestra mente y nos empoderan como ciudadanos globales, como miembros dignos, respetables y útiles de la gran familia de la naturaleza humana. Nuestra capacidad de servicio está a la disposición de quienes sufren y de quienes nos necesitan. La función primordial de la filosofía es mejorar la vida de las personas, curar sus almas y cuerpos de los quebrantos éticos y de salud, ayudando a nuestros clientes y discípulos a ser más sanos y felices. El aprendizaje del bagaje de herramientas que brinda la técnica helenística enriquece nuestra labor filosófica, invitándonos a descubrir por nuestra propia cuenta el camino de la virtud y de la buena vida. La metodología terapéutica empieza con el trabajo interior y personalizado con el discípulo-paciente, para proceder a sanarlo y empoderarlo como “médico de sí mismo”. Cuando logra estar curada, la persona puede entonces devolver los favores recibidos y convertirse en una persona útil, al servicio de su comunidad y de la gente que requiere de su ayuda.La filosofía compasiva y solidaria presente en La terapia del deseo es un aporte de gran valía para los desarrollos contemporáneos en cultura política. 10 Quiero agradecer a mis maestros de Filosofía Dra. Ligia Galvis, Dr. Guillermo Hoyos (Q.E.P.D) y Dr. Diego A. Pineda por su amable y valiosa colaboración. Su docta guía me ayudó a crecer como persona y como profesional, y sus sabios consejos me enseñaron a querer y respetar el arte filosófico, conservando siempre una actitud crítica, rigurosa y reflexiva. También quiero extender mis agradecimientos a mis amados padres, quienes me han apoyado también con su afecto y sabiduría a lo largo del proceso académico que concluye con el presente trabajo de grado; por mediodel cual pretendo optar por el título de Magister en Filosofía. 11 Capítulo I. La filosofía como práctica terapéutica Hay, te lo aseguro, un arte médico para el alma. Es la filosofía, cuyo auxilio no hace falta buscar, como en las enfermedades corporales, fuera de nosotros mismos. Hemos de empeñarnos con todos nuestros recursos y toda nuestra energía en llegar a ser capaces de hacer de médicos de nosotros mismos. Cicerón Martha Nussbaum, filósofa norteamericana contemporánea, se remonta a la antigüedad clásica para estudiar tres escuelas helenísticas de pensamiento (la epicúrea, la escéptica y la estoica) cuyo legado teórico y práctico sirve como “cuerpo” argumentativo para sustentar las ideas contemporáneas en filosofía ética que la autora pretende defender; la autora complementa su análisis con el estudio de algunos aspectos de Aristóteles concernientes al tema en cuestión. A nivel práctico, las tres escuelas helenísticas, tanto en Grecia como en Roma, coinciden en aplicar como propósito de su quehacer filosófico la analogía médica. La clave de esta metodología teórico-práctica es el uso aplicado a casos concretos de la argumentación racional, y por lo tanto, científica. 12 1. La analogía entre filosofía y medicina La analogía entre las dos disciplinas arriba mencionadas estuvo en boga durante el periodo clásico helenístico, y casi todos los filósofos griegos la adoptaron como principio guía de su quehacer al servicio de la comunidad. Sócrates, Platón, Aristóteles, los epicúreos, los escépticos y los estoicos hicieron de ella un punto de referencia de su racionalidad práctica. La filosofía debía ser para ellos curativa y terapéutica, pues debía ser capaz de resolver problemas reales en casos concretos. De dicha práctica “existencial” surge el célebre proverbio: “mente sana en cuerpo sano”. La armonización entre una y otro busca potencializar la calidad de vida de los seres humanos, empoderarlos en el juego de la cultura política y acercarlos a la experiencia del “florecimiento humano” o “eudaimonía”. La armonización entre cuerpo y alma implica conceptos como sintonía, comunicación, equivalencia, equilibrio, justo medio, compatibilidad, adecuación, entre otros. Así, por ejemplo, el “Conócete a ti mismo” socrático dio paso al desarrollo de terapias diversas y complementarias, las cuales coincidieron en un objetivo común: la búsqueda de la salud, de la bondad, de la verdad, de la felicidad del alma. También los escépticos se presentaron como “sanadores del alma”, pues eligen para cada discípulo los argumentos más adecuados y eficaces para curar su enfermedad. Igualmente los estoicos hacen vigorosamente suya la concepción escéptica, desarrollando la analogía entre filosofía y medicina hasta el último detalle.La filosofía es el arte de vivir, propio del alma. Cada cual, tanto discípulo como maestro, ha de encontrar su propio camino, su propio código ético. Lo importante es que los diferentes discursos razonables que componen la diversidad 13 humana estén conformes con normas generales válidas para todos, o al menos para una mayoría social. El principal supuesto de la “terapia del deseo” es, entonces, la analogía médica. Dicha analogía, aunque sea válida en algunos aspectos, no lo es en otros, pues no todos los procedimientos o metodologías médicas son aplicables en filosofía. Nussbaum hace un recuento de las herramientas médicas adoptadas por la terapia del deseo durante el periodo clásico griego en provecho de una filosofía ética-médica que logró altos niveles de sofisticación y eficacia curativa. Las verdades científicas universales son curativas en gran número de casos, y logran eliminar dolencias, enfermedades, errores y males de la vida de los pacientes. La metodología de la “terapia del deseo”, legado de los pensadores clásicos griegos,es la expresión de una filosofía eficaz, eficiente, realista, y por lo mismo, muy apreciada en su época. La tendencia helenística valora tanto la teoría como la práctica. Es más, le gusta enfatizar en la preeminencia de la última. Esta concepción terapéutica de la tarea filosófica es común a las tres grandes escuelas helenísticas; y también este “état d´esprit” es compartido por Aristóteles. Las tres aceptan como adecuada la analogía entre filosofía y medicina, aunque haya algunos puntos en que éstas disciplinas divergen. La investigación, así como la innovación y la creatividad en nuestra disciplina, están, en la época helenística, condicionadas por un objetivo general común: curar la enfermedad del alma del discípulo, eliminando los errores presentes en el discurso del mismo. Con frecuencia estos errores provienen de creencias falsas de la sociedad, las cuales se infiltran en el status quo, generando malestar y corrupción. El objetivo de la terapia 14 filosófica es deshacer trabas y aliviar trabas y dolores: la salud ética y psicomédica se alcanza con esfuerzo, disciplina y paciencia. La filosofía entendida con criterios médicos se ocupa tanto de creencias como de emociones o pasiones. Una de las razones por las que los pensadores helenísticos creen que la filosofía es el arte mejor equipado para tratar con las enfermedades humanas es que creen que la filosofía- el razonamiento y la argumentación- es lo que se necesita para diagnosticar y modificar las pasiones. La terapia del deseo es también, en este sentido, una terapia de la emoción. “Así, la filosofía médica –dice Nussbaum-, aunque comprometida con el razonamiento lógico y con rasgos propios del buen razonar tales como la claridad, la coherencia, el rigor y la generalidad, necesitará a menudo buscar técnicas más complicadas e indirectas, psicológicamente más estimulantes que las propias del argumento deductivo o dialéctico convencional”(Nussbaum, 2003, p. 59). Tanto Aristóteles como las escuelas helenísticas sostienen que muchas, si no todas, las pasiones se basan en creencias que no surgen de manera natural, sino que las conforma la sociedad. Son, en efecto, parte integrante del tejido de las convenciones sociales, pues, como bien dice Nussbaum,“las pasiones están hechas de creencias y responden a argumentos. La argumentación, de hecho, es precisamente la manera justa de abordarlas” (Nussbaum, 2003, p. 64). No hay ningún elemento del yo que sea refractario al discurso racional. Las tres escuelas helenísticas tienen como objetivo la mejora de la vida humana por medio de la erradicación de los vicios y errores que permean la sociedad; y desarrollan procedimientos y estrategias que buscan la eficacia individual así como la creación de una comunidad terapéutica. 15 También Aristóteles acepta y desarrolla ampliamente la idea de que la filosofía ética debe asemejarse a la medicina en su dedicación al fin práctico de mejorar las vidas humanas.“Aristóteles y los filósofos helenísticos –dice Nussbaum- participaban de una cultura común que […] entendía la indagación ética de una determinada manera, como una búsqueda de la eudaimonía”(Nussbaum, 2003, p. 67, n. 35).Aristóteles, al igual que las escuelas helenísticas, también acude a la analogía médica, argumentando que, en ciertos casos, es útil para fines éticos y curativos, pero en otros puede inducir a error. La analogía médica sirve en filosofía ética para tratar las “enfermedades” del pensamiento, del juicio y del deseo. Por “enfermos” se entienden los juicios catalogados como corruptos, decadentes, malos, injustos, erráticos. El criterio de ordenamiento de los juicios entre “buenos” y “malos” es el sentido común, la capacidad de razonar compartida por todos, el “logos” que rige la conciencia de un pueblo o de una comunidad dadas. Ese logos, para ser legítimo y tener validez, tanto en los casos generales como en los particulares, debe corresponder con los principios rectores de la razón a priori y, a su vez, debe también ser avalado por la mayoría de las personas pertenecientes a la comunidad en cuestión. Para que sea curativo, un determinado logos o discurso debe ser políticamente correcto y, al mismo tiempo, debe ser aceptado sinceramente por el criterio personal del discípulo o paciente. La verdad es terapéutica; la mentira o falsedad enferman, corrompen el alma humana. Mientras más coincidan la convicción colectiva y la certeza individual sobre la validez lógica y real de un determinado discurso argumentativo, más saludable, poderoso y legítimo es dicho discurso o logoi. El logos es lenguaje compartido. Para que sea curativo, un determinado logos o discurso debe ser terapéutico, acorde a la recta razón, 16 a la compasión y a la solidaridad. También ha de ser aceptado dicho logoi o remedio por el criterio, así como por la convicción personal e interna del discípulo, quien debe aceptar aplicarlo con honor y convicción, con el fin de modificar su vida para curarla y mejorarla. La analogía entre el logos (lenguaje racional y/o razonable) y el tratamiento médico es antiquísima y está muy arraigada en el discurso griego sobre la personalidad y sus problemas. “Desde Homero en adelante -dice Nussbaum- encontramos, a menudo y de manera destacada, la idea de que el logos es a las dolencias del alma lo que el tratamiento médico es a las dolencias del cuerpo” (Nussbaum, 2003, p. 76). Las enfermedades del alma se curan por medio de la palabra sanadora, la cual los pensadores helenísticos llamaban logos o logoi. 2. Argumentos terapéuticos Los logoio argumentos4son la principal medicina con la que cuenta la filosofía para curar los males que aquejan al paciente;y las palabras sabias tienen el poder de curar la psyché, el alma, y generar en el paciente una más amplia conciencia de su propio yo. En tal sentido, es posible hablar de argumentos que sean terapéuticos, tanto por su intención curativa como por ciertas características de su formulación. Pero, ¿cómo son dichos argumentos? Nussbaum nos ofrece al menos las siguientes características de estos argumentos terapéuticos (Cfr. Nussbaum, 2003, pp. 72-73): El término griego logos, que se suele traducir como “razón”, “lenguaje” (y que puede significar también “discurso”, “palabra”, “relato”, etc.) se puede traducir, en ciertos contextos, como “argumento”. 4 17 1. Tienen una finalidad práctica, pues buscan hacer mejor al discípulo y pueden valorarse en función de su contribución a tal fin. 2. Son argumentos relativos a valores, pues en algún nivel responden a profundos deseos o necesidades del paciente y, a su vez, deben valorarse en función de su éxito al respecto. 3. Responden a cada caso particular: el buen argumento médico responde a la situación y a las necesidades concretas del discípulo. 4. Tienen por objeto la salud del individuo como tal, más que de la comunidad o del individuo como miembro de la comunidad. 5. En el argumento médico, el uso de la razón práctica es instrumental. 6. Tienen las virtudes típicas de todo buen argumento: coherencia, claridad de las definiciones, ausencia de ambigüedad. 7. En la construcción del argumento se da una asimetría de funciones entre médico y paciente, entre autoridad experta y sujeto obediente de la autoridad. 8. El maestro no favorece el examen dialéctico abierto a concepciones alternativas. Su diagnóstico y su tratamiento son aceptados como verdad científica: esa es la condición de su poder curativo5. 9. El discurso médico suele ser “autoencomiástico”, pues le recuerda al paciente el bien que le está haciendo y fomenta el optimismo sobre la eficacia de la cura. También aquí la actitud crítica es sana y necesaria. 5 Esta característica propia de los argumentos médicos, y necesaria para lograr eficacia, tiene el peligro de caer en el dogma o la arbitrariedad. Es importante tener en cuenta la actividad autocrítica y autorreflexiva, así como la retroalimentación activa con la comunidad de expertos, y con la experiencia de los pacientes que practican el tratamiento en cuestión. 18 10. Tienen como objetivo general la búsqueda de una buena vida y de la liberación del sufrimiento. Los argumentos terapéuticos de las escuelas helenísticas estudiadas por Nussbaum constituyen una metodología sofisticada, de corte pragmático, realista y utilitarista, que sustenta la eficacia de la terapia del deseo. La valoración de cada argumento concreto debe atender no sólo a la forma lógica y a la verdad de las premisas, sino también, y principalmente, a su capacidad para curar las dolencias específicas del paciente en tratamiento. La veridicción (validación de su “verdad” y de su funcionalidad) de una premisa terapéutica se realiza a cabalidad en la aplicación práctica. De su idoneidad y eficacia para curar dependen su verdad científica y su pertinencia teórica. Un argumento filosófico eficaz ha de arrastrar a su audiencia a la práctica; además de ser preciso y lógicamente riguroso, debe adecuarse a las necesidades de quienes lo escuchan, resalta Nussbaum. A su vez, la perspectiva pedagógica y la terapéutica se fusionan en un solo objetivo común: la curación del individuo por medio de la disciplina filosófica. El remedio logoi cura de la siguiente manera: debe ser aceptado sinceramente por el criterio personal del discípulo o paciente. Éste se deja auscultar por el médico, le cuenta sus cuitas, escucha lo que el médico-maestro le diagnostica y formula, y luego sigue al pie de la letra la fórmula médico-filosófica que le ha sido recetada para curar su enfermedad. Por ello, tanto “la confesión” del paciente como la honestidad profesional del maestro-terapista son piezas de trascendencia para el funcionamiento científico y objetivo del proceso terapéutico. Mientras más personas estén a favor de un logoi más legítimo y,por lo mismo, eficaz será éste. 19 El logos terapéutico es presentado por los filósofos griegos como un poderoso remedio para las dolencias del alma. Las enfermedades en cuestión son con frecuencia enfermedades consistentes en emociones inadecuadas o debidas a mala información. El logos (lenguaje racional o de carácter filosófico) desempeña un papel curativo real y sana gracias a su compleja relación con el intelecto y las emociones. El discurso de carácter filosófico comprende argumentos específicos de lógica rigurosa, razonamiento secuencial, clara definición de los términos. La filosofía guía al discípulo acerca de la “técnica de la vida”. El logos filosófico se opone a la superstición y a la religión popular; su discurso es de índole científica. Aunque, para la “terapia del deseo”, las especificidades del caso particular priman en la manera en que se aplican e interpretan las reglas generales que constituyen a la ética y a la medicina; filosóficamente hablando, la verdad universal prima en la medida en que fortalece y potencializa la actividad científica. Lo común y compartido entre todos los casos individuales es lo que dinamiza el poder curativo “real” de la filosofía ética médica. El arte crítico del discurso racional es el arte de la filosofía. El arte de argumentar y el discurso crítico acerca de la calidad de los argumentos hacen de la filosofía la madre de todas las ciencias y le otorgan un poder curativo y transformador. Ella permite a las personas que la practican tener mayor control sobre sus vidas. Así,“los logoi, como los medicamentos-como dice Gorgias en su Elogio de Helena-, tienen el poder de „poner fin al miedo y eliminar la congoja, engendrar alegría y aumentar los sentimientos de camaradería‟” (Citado según Nussbaum, 2003, p. 78). A los logoi se les exige eficacia tanto teórica (racional) como práctica (instrumental). Gracias a los logoi, el alma del paciente se empodera y logra domesticar las pasiones y dolencias de su cuerpo. “Los logoi éticos –dice 20 Nussbaum- se diferencian del tratamiento médico en que entrañan un discurso recíproco en el que el discípulo no recibe órdenes de una autoridad ni es manipulado mediante tácticas coercitivas, sino que es intelectualmente activo por sí mismo” (Nussbaum, 2003, p. 101). El alma inteligente cura, moldea y dirige su propio cuerpo. La lógica ética fomenta la autonomía y las libertades de la persona, así como su sentido de la responsabilidad y del deber. Cada individuo debe encontrar su propio camino ético, su lógica personal del “buen vivir” y del “buen actuar”, realizando un balance entre los diversos factores que determinan su vida individual. Los argumentos terapéuticos son las herramientas más eficaces, junto con el arte de la “práctica”, para lograr sanar nuestras heridas, enmendando errores lógicos y conceptuales. La filosofía tiene la función de comprender y transformar la realidad, para mejorarla. El uso adecuado de nuestra facultad de razonar, en armonía con otras facultades que nos son dadas como la inteligencia cognitiva, la emocional y la imaginación, nos permiten potencializar nuestra “performancia” como animales políticos, y como miembros dignos de la gran familia que constituye la naturaleza humana. La filosofía ética helenística, que rescata Nussbaum de las fauces de la historia, nos remonta a un pasado idílico de sabiduría, democracia y calidad de vida. 3. La práctica de una filosofía ordenada a preservar la salud del alma Sugiere Epicuro, siguiendo la analogía médica, que la utilidad de la filosofía consiste en erradicar el sufrimiento del alma y en curar su enfermedad. Para ello hay que empezar haciendo de médicos de nosotros mismos; es decir, es preciso ser capaces de 21 realizar un auto-diagnóstico para ubicar nuestras fortalezas y debilidades, de identificar nuestras fallas,así como lo que nos perturba o es nocivo para nuestra salud, y sobre todo de determinarlo que queremos cambiar en nosotros. Con la disección de los males que afectan tanto a nuestra cotidianidad como a nuestro comportamiento podemos tomar conciencia del camino a seguir para curarnos. Por otra parte, es importante que el discípulo o paciente vaya adoptando una autonomía terapéutica, cognitiva e intelectual con relación al proceso filosófico y a su metodología. Así, puede ejercer la crítica con relación a la labor profesional efectuada por el médico-maestro, y este feedback potencializa las posibilidades de éxito del tratamiento. El paciente, para curarse, debe tener la voluntad de lograrlo, controlando y monitoreando, gracias al adecuado uso de la razón, las etapas, metodologías y discursos argumentativos que constituyen el programa terapéutico y/o pedagógico diseñado por el líder para su caso específico. Para curarse, el paciente debe fortalecer su deseo, su voluntad, así como la conciencia racional de su propio yo, la cual se va perfeccionando el desarrollo del proceso y colabora para que éste sea exitoso. El psiquismo humano, gracias a la terapia filosófica en cuestión, despierta de su letargo, se vuelve autoconsciente, crítico de sí mismo y de los demás. Su poder de decisión y de acción mejora tras el proceso terapéutico: el sujeto aprende a controlar, conocer y manejar sus emociones, según sus propios intereses y, también, teniendo en cuenta los intereses del grupo al cual pertenece. El resultado, tras asumir un proceso terapéutico de esta envergadura, ha de ser una voluntad depurada y clarificada con respecto a lo que siente, así como una capacidad de pensamiento racional y práctico. 22 En la Grecia clásica, la filosofía medicinal se ejercía en las aulas, pero también podría practicarse fuera de ellas. Sin embargo, su énfasis académico es fundamental para poder comprender su capacidad curativa. La enseñanza filosófica transmite una tekhné cuyo dominio es inseparable de la posibilidad de curación definitiva. El filósofo médico ha de ser muy diestro en su propia autocuración, antes de empezar a curar a sus pacientes. El maestro o docente en filosofía puede asumir también, si recibe la preparación adecuada, la función de terapista y de doctor del “alma”. La filosofía helenística aplica la metodología de los “argumentos terapéuticos”, buscando como finalidad última ser ética y útil a nivel pragmático.Su pregunta fundamental es la siguiente: ¿cómo pensar correctamente para lograr un comportamiento ético que nos brinde salud y felicidad?En esta época existe la creencia común de que la filosofía es una actividad que asegura una vida floreciente (eudaimon) por medio de argumentos y razonamientos, o como dice Nussbaum, “un amplio y profundo acuerdo en que la motivación fundamental para filosofar es la perentoriedad de aliviar el sufrimiento humano y que el objeto de la filosofía es el florecimiento humano, o “eudaimonía” (Cfr. Nussbaum, 2003, p. 35)6. Ahora bien, ¿cómo ayudarnos a nosotros mismos a encontrar la eudaimonía, para luego ser capaces de ayudar también a los demás en su conquista de la felicidad? ¿Cómo lograr dicho propósito por medio de la filosofía? Lo primero es el diseño conceptual y metodológico de proyectos concretos de “salud humana”. Estos pueden desarrollarse dentro del marco de la academia, del consultorio clínico, del mercado, de las políticas públicas, “Eudaimonía” es una palabra griega que se suele traducir como “felicidad”. También significa: florecimiento humano, realización y plenitud del ser. La eudaimonía es considerada como fin último de la vida humana y de las acciones éticas. 6 23 entre otros posibles escenarios de intervención propios de la filosofía médica. La interacción dinámica entre teoría y práctica potencializa la eficacia y el sentido de la “terapia del deseo”. Las dinámicas terapéuticas pueden ser motivadas tanto por el lucro como por la compasión; lo importante es que respondan a determinados parámetros éticos y normativos que aseguren su buen funcionamiento. “La filosofía –indica Nussbaum- cura enfermedades humanas, enfermedades producidas por creencias falsas. Sus argumentos son para el alma como los remedios del médico para el cuerpo. Pueden curar y se han de valorar en función de su capacidad de hacerlo” (Nussbaum, 2003, p. 34).Las principales herramientas con las que cuenta el arte de la filosofía para lograr su propósito terapéutico son cuatro: (1) los argumentos; (2) el razonamiento preciso; (3) el rigor lógico; y (4) la precisión de las definiciones.El procedimiento científico de la filosofía helenística responde a un paradigma que defiende la salud sobre la enfermedad, el bien sobre el mal, el florecimiento humano sobre la decadencia o la corrupción. El proceso curativo es periódico y sostenible, y es deseable que no termine sino con la muerte. Ahora bien, existen diferentes niveles de aprendizaje de la disciplina filosófica; y el discípulo va ganando maestría, destreza, y por lo mismo, autonomía, en la medida en que avanza en su investigación y en su proceso curativo. La capacidad autocurativa y crítica es indispensable para el éxito del tratamiento. El maestro es un facilitador, un tipo de “chamán”; el paciente es responsable y vigía de su propia curación, así como del restablecimiento y manutención de su salud ética. Los problemas que trata la terapia del deseo se manifiestan y resuelven en la dimensión de lo cotidiano, y se van manifestando según una continuidad histórica. El 24 trabajo con la biografía y con el reloj biológico del paciente son herramientas valiosas, así como ejercicios relacionados con la memoria, la fantasía, la imaginación y la vida emocional. El análisis y valoración de los discursos manejados por los pacientes se efectúa desde parámetros de racionalidad y razonabilidad válidos y sustentables para la filosofía de aquella época. La autonomía, la independencia, la libertad, la responsabilidad, son todas estas virtudes que favorecen un mejor dominio de la salud y de la calidad de vida. Un sabio empieza conociéndose a sí mismo, para poder lograr un pensamiento objetivo-científico, sin perder de vista su propia perspectiva. La ética helenística utiliza tres ideas principales y recíprocas entre ellas en el proceso de investigación terapéutica, las cuales permiten analizar la información brindada por el discípulo. Estas son (Cfr. Nussbaum, 2003, p. 52): 1. Un diagnóstico provisional de la enfermedad, de los factores, de las creencias socialmente inducidas que más contribuyen a impedir la buena vida de la gente. 2. Una norma provisional de salud: una concepción general y abierta de lo que es una vida humana floreciente y completa. 3. Una concepción del método y los procedimientos filosóficos adecuados. Las visiones filosóficas helenísticas articulan concepciones integrales mediante la combinación de estos tres elementos. Las enfermedades que esta filosofía saca a la luz son, ante todo, enfermedades de la creencia y del juicio. Identificar estas enfermedades y “sacarlas a la luz” es dar ya un gran paso hacia su eliminación. El reconocimiento del error está íntimamente ligado a la aprehensión de la verdad. Teoría y práctica van de la mano y se determinan mutuamente en el quehacer filosófico. “[…] la concepción de la tarea del filósofo –agrega Nussbaum- 25 como actividad médica hace de la compasión y el amor a la humanidad rasgos fundamentales de aquella […]. El único sentido de la investigación médica es la cura. Así también, el único sentido de la filosofía es el florecimiento humano”(Nussbaum, 2003, p. 58). La terapia del deseo debe encontrar maneras de profundizar en el mundo interior del discípulo, utilizando ejemplos llamativos, técnicas narrativas, estímulos para la memoria y la imaginación, entre otros mecanismos terapéuticos. La metodología helenística fomenta los recursos de la narración, la memoria y la conversación amigable para llegar a una visión más compleja del bien. La filosofía reflexiona sobre el mundo. Hace teoría crítica. Los pensadores helenísticos detectan defectos en la sociedad como la intolerancia, la falta de reflexión y el exceso de afán competitivo, y tratan de corregirlos en la formación que le imparten a sus discípulos. La filosofía entendida con criterios médicos y psicológicos, en el caso de las escuelas helenísticas, se ocupa principalmente de creencias, de emociones o pasiones, de razonamientos y argumentos terapéuticos. Una de las razones por la que estos filósofos aseguran que la filosofía es el arte mejor equipado para tratar con las enfermedades humanas es que ellos creen (y están convencidos de que esto es así) que la filosofía- el razonamiento y la argumentación- es lo que se necesita para diagnosticar y modificar las pasiones. El uso de la recta razón, acorde con la personalidad de cada cual, tiene el poder terapéutico de curar los males éticomédicos tanto del cuerpo como del alma. El análisis y el control racional de las emociones es de gran ayuda para lograr una terapia filosófica exitosa. El agente puede ser tanto un terapista-maestro calificado, como la persona misma, siempre y cuando también esté debidamente preparada en la metodología de “la terapia del deseo”, y tenga entonces la 26 idoneidad suficiente para hacer de médico de sí mismo. La autonomía crítica en estas cuestiones es de vital importancia. Otro aspecto a fortalecer con la terapia del deseo es la capacidad de argumentar y de razonar en provecho propio, así como en provecho de la colectividad de la cual nos sentimos parte, y a la cual en realidad pertenecemos. La filosofía de la cultura política necesita de la terapia filosófica para funcionar adecuadamente. Relaciones humanas terapéuticas, higiénicas y sanitarias son más “felices” y “performáticas” a nivel político y a nivel ético. No hay ningún elemento del “yo” que sea refractario al discurso racional. Al contrario, éste se empodera y configura gracias al trabajo cotidiano del arte de razonar. Lo que hemos dicho en este primer capítulo, y hasta aquí, nos sirve para recapitular las principales ideas filosóficas que los pensadores helenísticos nos dejaron como legado sobre la salud del alma. Ordenar dichas ideas es el primer paso. a) Un buen filósofo necesita una escuela donde ejercer su oficio y enseñar a sus discípulos. b) Para que haya terapia en una sesión de filosofía se debe respetar metodológicamente la pedagogía de la analogía médica. c) Los discípulos deberán seguir con atención las enseñanzas de sus maestros, memorizarla y ser capaces de ejercer juicios críticos y argumentativos de carácter razonable sobre dichas enseñanzas filosóficas. d) El terapista-maestro será el encargado de liderar un proceso pedagógico y terapéutico con sus alumnos, de duración pactada entre ambas partes, con objetivos terapéuticos y educativos claros y distintos. 27 e) |El discípulo emprenderá durante el proceso un viaje a su propia interioridad 0sicológica, durante el cual aprenderá a conocer y controlar tanto su vida emotiva como su cuerpo y su pensamiento. f) El discípulo es co-artífice de su propia curación, en la medida en que logra desarrollar las competencias requeridas para poder hacer de médico de sí mismo. g) Los logoi, también conocidos como argumentos terapéuticos, son los remedios que utiliza la filosofía para curar el alma de las personas. Aplicar todas las ideas anteriores en nuestra filosofía de vida, y tenerlas en cuenta para su uso en nuestra experiencia cotidiana, nos ayuda a curar nuestras heridas, males y enfermedades, y a obtener la salud ética, así como la salud del alma. La práctica de una filosofía y de un estilo de vida ordenados es fundamental para lograr tener éxito en nuestros propósitos terapéuticos. 4. La indagación ética como práctica terapéutica La ética y la medicina son ambas disciplinas profundamente conectadas con la subjetividad de la condición existencial propia del paciente o cliente; en ellas, cada caso particular es único. Allí también se procede primero con el análisis empírico del caso concreto, para luego relacionarlo con otros casos parecidos; y, finalmente, se buscan normas y reglas generales, relativas y pertinentes al estudio de caso que ocupa al investigador-docente-terapista. Además, la pretensión misma del arte médica, la de curar, no puede ser desvinculada de la búsqueda de un sentido de lo que es mejor o peor para una cierta vida humana, pues la salud no es tampoco algo ajeno a la búsqueda de una vida 28 buena7. Como bien dice Nussbaum, “la medicina parece ser, por su propia naturaleza, un arte comprometida, inmersa en la realidad, un arte que actúa en pragmática colaboración con aquellos a los que trata. Se toma muy en serio sus sufrimientos y placeres, su propio sentido de dónde radican la salud y el florecimiento. Su aspiración es curar; esa aspiración no puede separarse nunca completamente del sentido de lo mejor y lo peor que tienen sus pacientes” (Nussbaum, 2003, p. 41). El conocimiento científico tiene como reto sustentar criterios objetivos de verdad, de rigor, de coherencia y de claridad, los cuales le permiten construir una racionalidad legítima para su campo de acción, y ser eficaz y eficiente. La razón propia del discurso científico, una razón validada gracias a la reflexión histórica, la lógica y el consenso, permite distinguir la diferencia entre bien y mal, salud y enfermedad, acierto o error, cura o corrupción. Sin criterios objetivos y racionales de veridicción lógica y pragmática no hay ciencia seria. La hermenéutica (razón discursiva, histórica y psicológica) generada por la narrativa propia del sujeto-paciente (discípulo o cliente), quien describe su caso y señala sus males y dolencias, actúa en consonancia con la lógica de la metodología disciplinar que aporta el agente o terapista. La conciencia emocional, la reflexiva y la crítica son importantes para el éxito del tratamiento, y cada cual aporta su parte respectiva. La curación, por su parte, es un criterio “negociable”entre ambas partes. Dicho proceso es una relación comunicativa, transaccional, psicoafectiva, pedagógica, terapéutica, y, en términos generales, filosófica. Dice al respecto Nussbaum: “La salud no es algo que exista allá en el cielo, completamente aparte de la gente y de sus vidas. No es un puro ser aparte del devenir del paciente. Es una parte constitutiva de la forma de vida de una especie viviente; y es, por tanto, la forma de vida de la especie, así como las experiencias asociadas a ella, lo que el médico debe tener en cuenta al elaborar una norma” (Nussbaum, 2003, p. 41). 7 29 Además de lo subjetivo y de lo cognitivo, influyen en la objetividad científica racional factores antropológicos, sociales y culturales; aspectos que Nussbaum llama de “carácter valorativo”. Por ello, la filosofía contemporánea, teniendo en cuenta el carácter perspectivístico de la verdad denunciado por Nietzsche, prefiere usar el término “racional” para los discursos abstractos y generales de la razón pura y el término “razonable” para los discursos hermenéuticos más aplicados y concretos. En la cultura occidental, la buena salud implica altos y sostenibles niveles de calidad de vida, bienestar, placer, higiene, realización personal, prosperidad económica, entre otros factores. La “eudaimonía”o “florecimiento humano” tiene, desde la antigüedad helenística, una importancia capital en la conceptualización de lo que se considera como “vida buena” y “buena salud”. El desafío de la medicina es siempre el de conectar con los deseos y necesidades más profundos de la gente y con su sentido de lo que es importante. Por ello, debe respetar profundamente la palabra o voluntad auténtica del paciente, sin por ello dejar de brindarle las herramientas y tratamientos que la ciencia pone a su alcance para curar lo que es considerado objetivamente y por consenso como “enfermedad”. La misión tanto de la ética como de la medicina consiste en curar la enfermedad y el mal, los cuales son considerados como “fenómenos erráticos”, alejados de la recta razón. Ambas disciplinas, desde los griegos, comparten también un objetivo sustancial común: la vida buena. El amor propio, la autoestima, la autoconfianza, son emociones claves, las cuales, bien conducidas por medio de una correcta racionalización, ayudan a encontrar el camino eudaimónico y virtuoso. La ética y la medicina comparten el requerimiento epistemológico de encontrar objetividad y construir ciencia, a partir del tratamiento de casos concretos y particulares. 30 Ambas son ciencias aplicadas que se desarrollan en el campo de la experiencia cotidiana y real. La subjetividad, por su parte, es un terreno de estudio rico en información, propio del campo de la terapia cognitiva y psicológica que aquí nos proponemos estudiar, legado de los griegos de la época helenística. El discípulo-paciente es libre y responsable tanto en su proceso formativo como en su terapia. El maestro-terapista actúa como un facilitador y como un transmisor de conocimiento y de metodología práctica. La indagación ética “experiencial” se efectúa de ambos lados del “tablero de estudios” y del “diván” psicomédico. Dicha indagación se institucionaliza entre los antiguos helenísticos como una práctica terapéutica propia de la “terapia del deseo”. La salud ética tanto de médico como de paciente es producto de dicha indagación. Para Aristóteles y los estoicos, la indagación ética es dialéctica y democrática. Para Epicuro, en cambio, es naturalista, hedonista e individualista. Pero todos están comprometidos con el encuentro fructífero y filosófico entre ética y medicina. Hace dos mil cuatrocientos años, los griegos sorprendieron al mundo civilizado con sus proezas intelectuales y humanas, en pro del bienestar humano, de su dignidad y de su calidad de vida. “La terapia del deseo” es un aporte valioso, arcaico y pionero en la consolidación de los derechos humanos de nuestra especie. Su perspectiva terapéutica y pedagógica es uno de los primeros y más antiguos legados del pensamiento humano a la filosofía de la mente, de la medicina, de la ética, y en general, a la teoría del conocimiento. La indagación ética es una práctica terapéutica bastante difundida entre las escuelas de pensamiento helenísticas de la antigua Grecia. Su legado nos es muy útil en la actualidad, sobre todo en nuestra realidad colombiana, herida y maltrecha por tantos años 31 de violencia ininterrumpida. “La terapia del deseo” es una herramienta de la filosofía práctica que ayuda a las personas a curar sus males, a encontrar el camino virtuoso en sus vidas, a ser mejores personas, eudaimónicas y ataráxicas. Sólo se les pide interés y compromiso con la disciplina, así como con la gestión de sus propias vidas. La terapia filosófica es una metodología que aporta calidad de vida, salud, bienestar y competitividad a las personas que la practican con rigurosidad y compromiso crítico. Aristóteles, en el libro II de su Etica nicomaquea, insiste en el carácter pragmático y realista de la investigación ética. La compara con la medicina y el pilotaje, en donde priman “la oportunidad del momento” así como los casos particulares sobre los hipotéticos. Al filósofo no le interesa definir la virtud sino realizarla, ponerla en práctica. Aunque el primer paso es necesario para lograr lo segundo. Si no entiendo el concepto no soy capaz de llevarlo a cabo con idoneidad. La adecuación entre teoría y práctica es un requisito indispensable de la actividad científica. La terapia filosófica de nuestros maestros helenísticos, en especial la de Epicuro, genera una conciencia hedonista, naturalista, afianzada en la subjetividad del sentido común. El arte de curar, así como el arte del pilotaje implican el desarrollo de un instinto agudo e inteligente, así como un compromiso de cuerpo y alma con la acción presente. El animal humano ha de ser hedonista, prudente, autosuficiente y razonable para alcanzar la felicidad del sabio. El Estagirita también se refiere a la búsqueda del justo medio y de la moderación como criterios filosóficos adecuadosen el ejercicio de los placeres y de las virtudes. El humanismo utilitarista de Nussbaum y de los antiguos pensadores helenísticos defiende una ética individualista, naturalista, pragmática, y razonable; profundamente aterrizada en la realidad material y concreta de la experiencia presente, que fluye con la 32 parsimoniosacotidianeidad de los días. Sólo desde esta perspectiva la ciencia en cuestión tiene el poder de “curar”, así como de ejercer su eficacia y su eficiencia en relación con las necesidades y padecimientos de la gente de carne y hueso, de todos los días.Podemos decir que se trata de una método científico de corte empirista. Los criterios de utilidad y placer natural guían el camino “correcto” del comportamiento ético y científico, en la corriente filosófica que estamos estudiando. Como la salud humana no depende sólo de la higiene o del buen funcionamiento del cuerpo físico, sino también de la liberación y “ataraxia” (ausencia de perturbación y de dolor) del alma; los helenísticos se preocuparon de la ética y de la psicología como caminos científicos de conocimiento útiles para el logro de la felicidad humana, fin último de la filosofía. La ética individualista y hedonista fue trabajada en especial por Epicuro, quien creía firmemente en la dimensión terapéutica y utilitarista de su disciplina. La importancia cognitiva del presente empírico y material, así como la eficacia pragmática, son dos de las principales características del pensamiento enseñado en su escuela. La filosofía práctica en cuestión nos enseña a valorar el presente en su “verdad fáctica” o fenomenológica, así como las destrezas del jugador, quien se concentra en “jugar” y en “ganar”, de acuerdo a la virtud y a la recta razón, más que en entender teóricamente el juego. La “doxa” es un saber que “deviene”, y que se “deriva” de la realidad dada o que acontece. Esta puede ser interpretada de diferentes formas, la interpretación más razonable es la más científica, la más filosófica. La lógica de este tipo de ciencia es “hermenéutica”, subjetiva y empírica.La adecuación de los argumentos terapéuticos con el concepto de “Naturaleza” es un criterio de razón y de certeza primordial. La recta razón debe estar en armonía conceptual con la ley que impregna todos los elementos que forman parte del reino Natural. Sólo así es capaz de curar el organismo humano, entendido como “la fusión” entre cuerpo y alma (psiqué en griego). Nuestra 33 especie es hija privilegiada de Madre Natura y de su generosa sabiduría dependen nuestra salud, así como nuestra felicidad. La enfermedad es entendida como error y puede curarse gracias a la metodología filosófica que aquí mencionamos, amparada por el instinto adecuado y por el correcto uso de la “recta razón”. La medicina es una ciencia aplicada, y por ello debe aspirar a una percepción completa y exacta de los casos particulares de los que se ocupa. Tanto la ética como la medicina trabajan con una razón práctica, pública e instrumental, acorde con los casos concretos que investigan. Se ocupan de racionalizar (teoría) y solucionar (práctica) los problemas que se manifiestan en la experiencia fenoménica y cotidiana; y su misión es realista y eficaz. El sentido altruista y la vocación de servicio al prójimo, así como las emociones de solidaridad y de compasión, son comunes entre dichos profesionales. La responsabilidad social compartida tanto por el médico como por el filósofo ético, vierte directamente sobre la solución “real” y efectiva de los problemas que los ocupan. Ayudarse a sí mismo, y a la vez, ayudar al prójimo, son mandamientos guía de la salud ética. 4. La apelación a la “naturaleza” como criterio de discernimiento filosófico Es muy común que en las argumentaciones éticas y, en general, en todas las discusiones que tienen que ver con valores se apele a la naturaleza como criterio último, diciendo, por ejemplo, que tal comportamiento o norma es mejor que otro porque es “más natural”; o que una cierta cosa es incorrecta porque va “contra la naturaleza”. Este modo de argumentar es permanente y ya se encontraba entre los filósofos de la antigüedad. Para cerrar este primer capítulo del presente trabajo, voy a efectuar un breve examen del modo 34 como era comprendido y usado este concepto de “naturaleza” por las escuelas helenísticas griegas. La integralidad orgánica y Sagrada, así como la armonía de sus partes y su ley racional implícita, hacen de la Madre Naturaleza una entidad arquetípica y mística que ordena los valores, las normas y el estilo de vida de nuestros ancestros griegos. La naturaleza es entendida como una entidad autónoma, primigenia y primordial, dotada de inteligencia por la Divinidad,como el “receptáculo sagrado” de la razón pura de Dios.Fue tal vez Platón uno de los primeros filósofos en describir la naturaleza como depositaria de valores trascendentes, extrahistóricos e inmutables.También los pensadores helenísticos conceptualizaron el término de “naturaleza” o “lo natural”, y lo convirtieron en criterio radical de veridiccióncientífica y filosófica8. “La naturaleza” es venerada como fuente de razón y verdad. Por ello, para la indagación científica, la naturaleza es fuente de leyes generales. En la tradición griega se le considera con profundo respeto como un espejo fidedigno de la voluntad y de la ley de Dios. Su materialidad es cuantificable y medible por las ciencias naturales, por la física y la biología, principalmente. Su observación científica por parte de los sabios genera tratados, paradigmas, axiomas de conocimiento y leyes generales. El estudio minucioso de los casos particulares, sin embargo, es un mandamiento metodológico, pues el uso de la razón debe ser instrumental y práctico. 8 En la época contemporánea, filósofos como Michel Foucault, Jürgen Habermas, Peter Singer y la propia Nussbaum han reelaborado el concepto de naturaleza en pro de un naturalismo científico acorde con las necesidades y aconteceres de nuestro tiempo. 35 La integralidad y la armonía son nociones claves de la metodología helenística. Otro par de conceptos importantes para la norma médica de salud que proponen es el de “naturaleza” y de lo “natural”. La naturaleza es entendida como vida salvaje, primigenia, naïf, como mundo “virgen”, anterior a la intervención o manipulación humanas. La salud humana se asocia con la carencia de enfermedad, con el bienestar general, con la armonía entre mente, cuerpo y alma, con la calidad de vida, y con la eudaimonía, entre otros conceptos que le son propios. Lo “natural”, lo “ecológico”, lo “biológico” y lo “orgánico” son factores que inciden en la protección de la salud y de la higiene, tanto fisiológica como medioambiental. La filosofía ética de las escuelas helenísticas se concentra en sanar los males que aquejan al alma y al psiquismo humanos. Por ello, la construcción de una racionalidad terapéutica es un requisito lógico de la filosofía ética-médica. Lo que nos diferencia principalmente de las otras especies biológicas que habitan nuestro planeta y nos hace mejores, es nuestra mayor capacidad cerebral, así como la sofisticación de las funciones de nuestro entendimiento. La reflexión y el juicio racionales son de vital importancia para controlar y encaminar las pulsiones instintivas y biológicas. Así logramos que éstas jueguen a nuestro favor y no en contra. “No deberíamos suponer – señala Nussbaum- que es mejor para una persona vivir a impulso de unos instintos biológicos incontrolados, cuando los seres humanos son criaturas éticas deliberantes capaces de controlar sus instintos” (Nussbaum, 2003, p. 53). Las concepciones antiguas de la “naturaleza”, en especial de la “naturaleza humana”, son concepciones con carga valorativa, es decir, sesgadas desde determinadas subjetividades éticas. Dichos conceptos son además de valorativos, normativos. Los griegos desarrollaron una sofisticada filosofía en la cual, como dice Nussbaum, “la naturaleza se 36 concibe de manera normativa como el florecimiento de una especie; la intervención médica, por tanto, acercaría a esa persona a la naturaleza en lugar de alejarla.” (Nussbaum, 2003, p. 54).Como naturales y propios de nuestra especie se entienden valores como la salud, el bien, la felicidad, el placer, el goce, la búsqueda del bienestar, de la prosperidad y de la calidad de vida. La naturaleza es valorada desde una perspectiva positivista, racional y científica. La naturaleza, sin embargo, se opone a la cultura cuando ésta impide el florecimiento humano.El comportamiento de los niños y de los animales sirve como indicio para los filósofos helenísticos de cómo son las cosas antes de la intervención perniciosa de la cultura. Los vicios y la corrupción son fuente de mal, de enfermedad, de dolor. La naturaleza en su sentido racional y primigenio ofrece una normatividad implícita de florecimiento humano completo9. La finalidad de las apelaciones helenísticas a la naturaleza del niño y del animal es construir una norma radical de verdadero florecimiento humano. Dicha norma tiene carga valorativa y normativa en el mundo griego helénico; y corresponde con los atributos que la filosofía le otorga a la Divinidad, a saber: la belleza, la bondad y la verdad. Los filósofos helenísticos creen que hay una estructura ética normativa que penetra el universo en su conjunto. La clave para develar y comprender dicha estructura se encuentra en la naturaleza propia del entendimiento humano. Tanto Walt Whitman (en sus versos acerca del reino animal en su poema “Canto a mí mismo”) como Bertrand Russell (en su libro La conquista de la felicidad) coinciden con las apelaciones helenísticas a la naturaleza en tanto canon normativo de florecimiento humano. 9 37 Como naturales y provechosos para nuestra especie son los beneficios de la medicina, de la ética, y en general, del conocimiento racional. La naturaleza es valorada desde una perspectiva racional, pero también es venerada desde una actitud mística y entregada. Para volver a sus cauces, la terapia ofrece tácticas y procedimientos que nos vuelven a conectar con nuestra memoria infantil, ancestral y fisiológica. Las emociones naturales son emociones sanas y benéficas. La naturaleza en su sentido racional y universal ofrece una legalidad implícita de florecimiento humano integral. La sociedad individualista y consumista contemporánea genera una variedad de emociones y comportamientos corruptos y enfermizos que ponen en peligro la salud y la eudaimonía de la naturaleza humana.Con la analogía médica, la filosofía logra curar el alma de los pacientes y conducirlos por el camino de la eudaimonía, de la salud y de la calidad de vida. Disciplinas recientes como la biopolítica y la bioética encuentran en la filosofía eudaimonista de los griegos clásicos una fuente inagotable de inspiración para su práctica contemporánea. La Naturaleza es espejo de la Divinidad: contiene revelaciones y secretos. Los filósofos helenísticos creían en una estructura ética, legal y dinámica que penetra el universo en su conjunto. La clave para develar y comprender dicha estructura se encuentra en la naturaleza propia del entendimiento humano; es decir, en el caso que nos ocupa, en su razón práctica e instrumental. Para la filosofía ética médica el compromiso con la práctica y con la acción es intrínseco y necesario. Después de haber realizado un primer repaso de la teoría predominante en las escuelas helenísticas, así como de sus alcances éticos y terapéuticos; vamos a pasar al 38 segundo capítulo donde investigaremos la implicación de las emociones en la salud ética de las personas. 39 Capítulo II. Las emociones y la salud ética Airarse es cosa fácil y al alcance de todos, lo mismo que el dar dinero y el gastarlo; pero con respecto a quién y cuánto y cuándo y por qué y cómo, ya no es cosa de todos ni nada fácil. Y, así, el bien es raro, loable y bello. Aristóteles: Ética nicomaquea […] parece que las afecciones del alma se dan con el cuerpo: valor, dulzura, miedo, compasión, osadía, así como la alegría, el amor y el odio. El cuerpo, desde luego, resulta afectado conjuntamente en todos estos casos. Aristóteles: Acerca del alma Nussbaum se centra en su análisis en el aspecto ético y médico de las doctrinas filosóficas helenísticas. Sin embargo, también le interesa la concepción que éstas tenían de las emociones. Los filósofos helenísticos, según la filósofa norteamericana, analizan las emociones e instan, en más de una ocasión, a extirparlas de la vida humana; y pintan la 40 eudaimonía como un estado de libertad frente a la turbación y la agitación proveniente de las pasiones humanas, sobre todo reduciendo los compromisos del agente con los objetos inestables del mundo10. Por otra parte, algunos pensadores helenísticos insisten en que las emociones no son ni universales ni “naturales” (es decir, innatas), sino socialmente construidas y enseñadas. Y por lo mismo, pueden ser transformables y modificables por la persona que las padece, si éstas no se adecúan a su manera de comprender la eudaimonía. Otros, por el contrario, prefieren entender las emociones más “naturalísticamente” y, más bien, ofrecen la opciónal discípulo de protegerse de los vicios sociales, practicando una vida sencilla de renuncia a los deseos vanos y malsanos que puedan corromper su camino virtuoso.Las emociones son consideradas por la filosofía helenística como factores claves de nuestra relación con el mundo; es importante, entonces, aprender a conocerlas y saber manejarlas con sabiduría y en nuestro provecho. Aristóteles, por su parte, no ataca las emociones ni los apegos o debilidades mundanas. Su filosofía no defendió como norma el alejamiento de los bienes perecederos de este mundo; por el contrario, se afinca en la experiencia sensible y en el pragmatismo que busca resolver problemas cotidianos y reales de la gente de carne y hueso. El estagirita, 10 Yo no estoy de acuerdo con extirparlas. Me parece excesivo, ya que son un valioso testimonio de nuestra relación directa y sensible con la experiencia y con el mundo que nos rodea. Lo importante es modelarlas por medio de la razón, para que no nos hagan sufrir, sino, por el contrario, nos lleven por el camino de la salud y de la eudaimonía. La salud, el control y el equilibrio emocional se logran gracias al buen uso de las herramientas racionales que posee nuestro entendimiento, las cuales se fortalecen y potencializan por medio de la educación y de la práctica cotidiana. La sociedad individualista y consumista contemporánea genera una variedad de pasiones que esclavizan la voluntad de las personas, sometiéndolos a modas fatuas o a valores y costumbres perniciosas para su salud y para su dignidad. Por ello es tan importante desarrollar en el discípulo el sentido crítico de su propia existencia, de sus deseos y decisiones vitales a través del ejercicio propio de la “terapia del deseo”. 41 señala Nussbaum, considera que la vida humana óptima es una vida rica en apegos a personas y cosas externas al yo: amistades, amor familiar, vínculos políticos, vínculos con ciertos tipos de posesiones y propiedades. La cultura política aristotélica busca mejorar la calidad de vida de la gente, que ésta sea capaz de alcanzar la eudaimonía. Aristóteles acepta y desarrolla ampliamente la idea de que la filosofía ética debe asemejarse a la medicina en su dedicación al fin práctico de mejorar las vidas humanas. La terapia del deseo es una metodología propia de la filosofía ética-médica que Nussbaum reconstruye, a su manera, a partir del legado que nos dejaron con su actividad práctica y teórica las escuelas helenísticas de pensamiento, incluido Aristóteles. Dicha terapia sirve para “extirpar” o “domesticar” las falsas emociones, provenientes de falsas creencias, que actúan como enfermedades corruptoras de nuestro organismo psíquico, y por ende, del físico. Lo terapéutico de este procedimiento filosófico radica en su voluntad curativa. Los logoi, argumentos lógicos y racionales, propios del lenguaje filosófico, actúan como “medicamentos del alma”, y buscan sanar, por medio de la recta razón, los dolores provenientes del error de juicio. La realidad de la experiencia se nos aparece, en un primer momento, desde el campo de la percepción emotiva. La sensibilidad psicológica está compuesta de diversos tipos de emociones. Muchas veces somos inconscientes de ellas, las “padecemos” pero no logramos distanciarnos para realizar un análisis crítico y racional de éstas. Nussbaum nos propone este tipo de ejercicio del entendimiento como práctica saludable para mejorar el control de nuestras vidas. En la medida en que logramos hacer más razonables nuestras emociones y tomar distancia de ellas, logramos una mente más lúcida y un conocimiento 42 más completo sobre nuestra existencia, así como sobre las preguntas o problemáticas que nos ocupan. En muchas ocasiones, las emociones pueden ser elementos esenciales en una buena decisión. La sabiduría emocional permite “mediatizar” y poner en entredicho los juicios racionales, abstractos o intelectivos, los cuales pueden caer en arbitrariedades dogmáticas o en argumentaciones falsas o viciadas, producto de la descomposición social. Así, si la filosofía había renunciado al análisis de las emociones, es urgente que retome el camino perdido, para no olvidar su carácter tanto terapéutico como científico. Antes de entrar en el examen de la naturaleza de las emociones que, desde una perspectiva aristotélica y en diálogo con las diversas escuelas helenísticas, hace Nussbaum en La terapia del deseo, es preciso, sin embargo, examinar con mayor cuidado por qué razones las emociones dejaron de ser un objeto de análisis filosófico en el mundo moderno y contemporáneo. Para ello me voy a remitir a continuación a cuatro objeciones que se hacen a las emociones, con sus respectivas respuestas por parte de Nussbaum, tal como esta autora las desarrolla en su libro Justicia poética. 1. Objeciones y respuestas en torno a la naturaleza de las emociones Martha Nussbaum presenta, en su libro Justicia poética, una serie de objeciones en contra de aquellos que atacan la utilidad de las emociones para la filosofía.Para responder a la acusación de que las emociones son irracionales en un sentido normativo, y en consecuencia inadecuadas como guías en la deliberación pública, Nussbaum emprende en su librito una defensa de la racionalidad específica de las mismas. 43 Algunos consideran a las emociones como fuerzas ciegas que no tienen nada o no mucho que ver con el razonamiento. Dicen de éstas que no encarnan meditación ni juicio, ni responden a los argumentos de la razón (esta imagen de las emociones se expresa a veces describiéndolas como “animales”, como elementos no humanos de nuestra naturaleza), puesson fuerzas o impulsos ciegos instintivos y aislados, que no contienen una percepción racional de su objeto ni descansan sobre creencias. Muchos filósofos creen, en consecuencia, que las emociones son amenazas para el buen juicio, y las acusan de ser engañosas, confusas y poco serias o importantes; consideran, pues,que son totalmente irreflexivas y, por lo tanto, no dignas de tenerse en cuenta por su campo de investigación. Nussbaum refuta esta objeción diciendo que dicho punto de vista no es sostenible, y que se encuentra en la actualidad, como en los tiempos clásicos de la Grecia helenística, ampliamente desacreditado. También sostiene que las emociones están íntimamente relacionadas con ciertas creencias acerca de su objeto. Ante el debate sobre si la relación entre emoción y creencia es suficiente o necesaria, o si se trata de una relación de identidad, nuestra autora propone evaluar las emociones, inspeccionando las creencias o juicios relevantes que les son conexos. Estos pueden ser verdaderos o falsos, apropiados o inapropiados para su objeto, y pueden ser racionales o irracionales. Afirma Nussbaum que las emociones no tienen por qué ser necesariamente irracionales, en el sentido de estar totalmente divorciadas de la cognición y el juicio. Y, puesto que no son fuerzas ciegas, sino elementos propios del carácter de una persona, tampoco hay que considerarlas inmodificables.“Se entiende –agrega Nussbaum- que la gente es responsable de modificar sus emociones para integrarlas al carácter de una persona razonable.” (Nussbaum, 1997, p. 97). Ni las emociones ni las creencias son inadecuadas para la deliberación per se. La función de la filosofía como teoría crítica es ubicar los errores y enmendarlos, siguiendo los 44 dictámenes de la recta razón y de la salud ética. Las emociones participan legítimamente en la construcción de juicios, de argumentos, así como en la deliberación pública de la democracia. En la medida en que son razonables contribuyen a la salud del alma. La segunda objeción es más problemática. Esta afirma que las emociones son manifestaciones de las limitaciones y vulnerabilidad de la persona. Para los filósofos antiemotivos, la virtud y el pensamiento son las únicas cosas valiosas. Acusan a las emociones de volver a las personas veleidosas como el mundo, cambiantes, inestables. Ante esta objeción de los racionalistas e idealistas, las refutaciones en defensa de las emociones encuentran su eco no sólo en la obra de Nussbaum, sino también en las escuelas helenísticas de corte “naturalista” y terapéutico. El objetivo de Nussbaum es defender el papel de las emociones para nuestra cognición, así como para nuestra configuración conceptual del mundo que nos incumbe.En esta segunda objeción se ataca no sólo a la naturaleza irreflexiva e innata de las emociones, sino también a la literatura, la cual se caracteriza por ser una narrativa inmersa en el flujo emotivo. Platón, Epicuro, los estoicos griegos y romanos, y Spinoza, desarrollaron argumentos críticos de la veracidad de las emociones. Dicen que éstas son falsas y perniciosas cuando provienen de creencias falsas, aprendidas socialmente por lo general. Los estoicos invitan a la “extirpación” de las emociones usando adecuadamente las herramientas que nos proporciona la razón. Nussbaum y Aristóteles son más prudentes, y las defienden como elementos valiosos para el buen juicio y para la salud ética, siempre y cuando sean supervisadas por la recta razón. Nuestra autora objeta la conclusión del análisis estoico de las emociones que las considera como irracionales y dictamina que deben evitarse del todo cuando procuramos deliberar racionalmente. La autora controvierte dicha conclusión, según la cual los lazos 45 con nuestros seres queridos, nuestro país y otros elementos inconstantes y externos al yo carecen de valía. “Quizá desearíamos retener los juicios de valor contenidos en emociones que hemos juzgado ciertas, y aprovechar esos juicios en el razonamiento práctico.” , dice Nussbaum en un aparte de su “Justicia poética”. La segunda objeción que abordamos aquí considera las emociones estrechamente ligadas a juicios acerca de la valía de los objetos externos e inestables. Se trata de la objeción de los antiguos estoicos. Según ellos, la dimensión cognitiva de las emociones consiste en capacitar al agente para percibir cierta clase de valor, a saber, la relación del yo con la otredad, con las cosas, personas, sucesos, experiencias y acciones que hacen parte del mundo exterior. El yo que siente, percibe y razona habita en la interioridad de cada cual. Cuando el yo pierde el control ante cosas y personas externas a él está actuando irracionalmente. Las emociones desbocadas tienden a hacernos perder ese autocontrol; el uso de la recta razón ayuda a recuperarlo y fortalecerlo. La práctica de la filosofía tiende a robustecer nuestra autoestima y nuestra “voluntad de poder”. Despreciar o anular la vida emocional genera ceguera, ignorancia y malestar. La sabiduría emocional fortalece y mejora nuestros lazos tanto con nuestra propia interioridad como con el mundo exterior. La objeción de los estoicos afirma que la creencia de que la gente siente profunda necesidad del mundo es siempre falsa y que los únicos recursos que realmente necesitamos vienen de nuestro interior y de nuestras virtudes.Critican, entonces, la narrativa falsa, pues entorpece la búsqueda de la verdad; y, por tanto, desprecian la literatura. La conclusión antiemotiva radical se basa en afirmaciones normativas sobre la libertad y el distanciamiento que son sumamente controvertidas por Nussbaum. Para ella, las emociones nos conectan con nuestra vulnerabilidad, con nuestra existencia presente, particular y 46 concreta. También Rousseau defiende en su obra11la sabiduría innata del buen salvaje, el cual defiende su naturalidad instintiva y emotiva, así como la sensatez de su sentido común, sin por ello faltar al cabal cumplimiento de su contrato social.Dice Nussbaum a este respecto que los jueces o jurados que se niegan a sí mismos la influencia de la emoción se niegan maneras de ver el mundo que parecen esenciales para aprehenderlo en plenitud. La literatura es un lenguaje que libera la sensibilidad del lector. La filosofía, por su parte, libera el juicio racional (o razonable), deliberativo y público. Una tercera objeción respeta las emociones en la vida privada mientras que ataca su función en la deliberación pública. Las emociones, señala esta objeción, se concentran en los lazos o apegos reales de una persona, sobre todo hacia objetos concretos o personas cercanas al yo. No consideran el objeto en abstracto, sino como especial, y, al menos en parte, es especial a causa de su relevancia en la vida del agente. Las emociones siempre permanecen cerca del hogar y contienen, dice Nussbaum, una referencia de primera persona. Las emociones están íntimamente conectadas con la vida privada del agente. Por este motivo, la tercera objeción pretende eliminarlas de una norma pública de racionalidad, aunque podrían tener cierto valor en el hogar. Nussbaum no está de acuerdo con eliminarlas de la razón pública. Propone, en cambio, examinarlas según la recta razón para que sean provechosas en vez de perniciosas. Muchos de quienes sostienen este punto de vista consideran que la filosofía se ocupa de leyes generales, universales y racionales (o razonables) y practica la imparcialidad del intelecto calculador, ante el cual cada persona vale igual y ninguna más que otra; para ellos, Particularmente cuando dice en el Libro IV del Emilio que “todo apego es señal de insuficiencia […] y así, de nuestra debilidad misma, nace nuestra frágil felicidad” (citado en Nussbaum 1997, p. 100). 11 47 la filosofía es una disciplina científica y objetiva, mientras que la literatura, por su parte, alienta y fortalece las emociones, estimula una forma egoísta y parcial de atención a los sufrimientos de otros seres humanos. Nussbaum responde enfáticamente a esta tercera objeción, consistente en que las emociones son irracionales e inadecuadas como guías en la deliberación comunitaria. La medicina ha demostrado a través de sus investigaciones que es saludable para el ser humano racionalizar y “domesticar” sus emociones. En casi todas las culturas la gente lo hace, y quienes se encargan de guiar la vida emotiva a buen término son los chamanes y psicólogos.La conciencia emotiva despeja, aclara y ayuda a resolver la “teatralidad” cotidiana de la persona. Las emociones marcan el presente concreto y sucesivo de la experiencia sensible;así como la dimensión corporal, sensible y psicoafectiva de las personas. Las emociones son fuente de gran sabiduría, lucidez y objetividad conceptual. Toda teoría o especulación intelectual que no tenga en cuenta la actividad emocional de los sujetos es errática y perniciosa para el sano desarrollo del conocimiento. La razón emocional es necesaria si queremos producir buena y sabia filosofía crítica. Además, se trata de un estilo de pensamiento más saludable, lúdico y placentero. La razón emocional de los antiguos griegos está enraizada en el concepto normativo y valorativo de Naturaleza. Es natural, por tanto, sentir emociones, aprehenderlas,conocerlas, dominarlas y domesticarlas a nuestro provecho. También éstas requieren, para ser intelectivas, comprensión, análisis, racionalización, conceptualización y crítica12. 12 Al observar con espíritu científico la funcionalidad de las otras especies biológicas, en especial en el caso de los mamíferos, podemos concluir que la inteligencia emocional es preponderante. La propuesta filosófica de la corriente histórica del “naturalismo científico”, la cual empieza con la tradición de los griegos presocráticos, y luego continúa en las escuelas helenísticas, resurge en los 48 La cuarta objeción alude a que las emociones se interesan demasiado en los particulares y demasiado poco en las unidades sociales más grandes, como las clases.Para responder a esta objeción, Nussbaum toma como referencia la novela realista del siglo XIX, escrita por Charles Dickens,Tiempos difíciles. Esta ejemplifica en lenguaje literario depurado, el cual logra “subjetivizar” la realidad presentando sus diferentes perspectivas en boca de personajes “encarnados” de variada índole. Esta es una novela psicológica que describe la visión de una calidad de vida individual, compatible con críticas institucionales y políticas serias, incluso se podría decir que las motiva. Nussbaum defiende el género de la novela pues ésta nos permite visualizar a los personajes en su interdependencia mutua, e insiste a su vez en separar la individualidad de cada persona y en ver a cada una como un centro separado de experiencia. Ante esta última objeción, nuestra autora alega que no es casual que los movimientos de masas fracasen en la novela, pues pasan por alto la individualidad de sus integrantes, su intimidad y sus diferencias cualitativas. Nussbaum nos señala que Adam Smith, en muchos sentidos el fundador de la economía moderna, no creía que la racionalidad ideal estuviera desprovista de emoción. Por el contrario, consagró gran parte de su carrera a desarrollar una teoría de la racionalidad emocional, pues creía que el papel rector de ciertas emociones constituía un ingrediente esencial de la racionalidad pública. “Smith, seguidor de los antiguos griegos – agrega Nussbaum- en el aspecto cognoscitivo de la emoción, sostiene que las emociones como la piedad, el miedo, la cólera y la alegría se basan en la creencia y el razonamiento” (Nussbaum, 1997, p. 109). tiempos modernos, primero con los empiristas ingleses (Hume, Locke, Berkeley), y luego con las teorías darwinistas y marxistas del siglo XIX. En la época contemporánea, autores como Russell, Freud, Einstein, Foucault (con su biopolítica), Habermas, Peter Singer y la misma Nussbaum han continuado por la línea conceptual normativa naturalista inaugurada por los antiguos griegos. 49 Emoción, creencia y razonamiento práctico forman un trío interactivo estelar. Después de revisar el bosquejo de Nussbaum sobre las respuestas viables en defensa de las emociones a estas cuatro objeciones en contra de su importancia, nuestra autora se plantea las siguientes preguntas: ¿Cuál sería el mejor modo de podar o purificar las emociones públicas para asegurarnos de que nos valemos únicamente de las que merecen nuestra confianza? ¿Cómo distinguir las emociones adecuadas de aquellas que no lo son? Antes de abordar este problema, es preciso que, de la mano de Nussbaum, realicemos un acercamiento a la concepción aristotélica de las emociones y la salud ética, tema central del capítulo 3 de La terapia del deseo. 2. La perspectiva aristotélica sobre las emociones Aristóteles considera a las emociones naturales y necesarias, en la medida en que éstas sean controladas y reguladas según la recta razón. La salud ética, por su parte, es un axioma filosófico, es decir, una función necesaria de sus operaciones disciplinares, según los griegos clásicos helenísticos. Esta implica dos conceptos fundamentales que aparecen a lo largo del presente trabajo: eudaimonía (florecimiento humano)y ataraxia(ausencia de dolor y de turbación). Ambos son objetivos generales y específicos de la terapia filosófica. Para construir su teoría crítica en ética y medicina, Nussbaum se respalda en la concepción aristotélica de las emociones, la cual desarrolla el Estagirita en su Retórica, en De Anima y otros escritos. Su pensamiento acude a la analogía entre medicina y filosofía en sus puntos pertinentes, rescatando las herramientas metodológicas, pedagógicas y curativas que las ciencias de la salud y de la ética le aportan a nuestro campo de conocimiento. Le 50 interesa encontrar los puentes entre la salud del alma, la salud del cuerpo y el comportamiento “bueno”.Una inteligencia emocional razonable, rigurosa, exacta y científica tiene mucho que aportarle a la factura del entendimiento intelectivo. Las dimensiones cognitivas del ser humano, ancladas en la sensibilidad de su cuerpo y de su alma, contienen la llave tanto de la salud como de la eudaimonía y la ataraxia.La naturaleza es también, para Aristóteles, un concepto normativo y valorativo que se encarga de regular la razonabilidad y la legitimidad del quehacer científico. Para Nussbaum, la salud ética implica una filosofía terapéutica, solidaria y compasiva. La salud ética era una prioridad para las escuelas helenísticas, y también para Aristóteles, quien desarrolló, a lo largo de su obra, un concepto interdisciplinar y lógico al respecto. Aristóteles invita al cultivo de muchas emociones(cólera, miedo, pesar, compasión, gratitud, amor, amistad, odio, alegría, melancolía, deseo, placer, dolor, malestar, bienestar, y sus múltiples afines y derivados) que, bien llevadas, entran a formar parte valiosa y necesaria de la acción virtuosa. Todas ellas son reacciones corporales y psicológicas dotadas de una intencionalidad básica, mientras que el razonamiento entraña una compleja intencionalidad. En el nivel más alto del entendimiento, en el cerebro racional donde reside la razón pura con sus conceptos a priori, funciona un tipo de pensamiento lógico, discursivo y crítico, de cuyo uso lingüístico y operativo se ocupa la filosofía. Pero, para que éste funcione adecuadamente, hay que poder filtrar y controlar la información que nos aporta sobre nuestra percepción inmediata del mundo la vida emotiva. Su conceptualización y análisis, según los parámetros contenidos en la “terapia del deseo”, es una ayuda invaluable al perfeccionamiento de la filosofía ética-médica contemporánea. 51 Según la autora, las emociones para Aristóteles (Cfr. Nussbaum, 2003, pp. 113114): 1. Son formas de conciencia intencional, es decir, formas de conciencia dirigidas a, o acerca de, un objeto, en que el objeto figura tal como se ve desde el punto de vista de la criatura. 2. Guardan muy íntima relación con las creencias y pueden modificarse mediante una modificación de creencia 13 .Todas las emociones son en alguna medida cognoscitivas y basadas en creencias. 3. Pueden calificarse de racionales o irracionales, como verdaderas o falsas, según el carácter de las creencias que constituyen su base o fundamento. Las emociones son espontáneas e innatas, mientras que las creencias se aprenden en sociedad. Sin embargo, las emociones no son refractarias a la enseñanza y a la argumentación, pues, al estar ligadas a creencias, pueden modificarse mediante la enseñanza. El objetivo general de la “salud ética”, según el Estagirita, es pasar de creencias falsas a creencias verdaderas para curar así males, errores y enfermedades del paciente o discípulo. Esto se lograpor medio de un discurso terapéutico y filosófico, construido a partir de argumentos racionales y razonables, pertinentes en la teoría y eficaces en la práctica. La metodología argumentativa propuesta por “la terapia del deseo” es dialéctica, es decir, tiene en cuenta tanto el punto de vista del agente como el del paciente. La teoría crítica relativa a la terapia filosófica se genera en el campo de la “acción comunicativa” entre terapista y paciente, como diría Habermas. La sabiduría práctica operativa de esta 13 Los estoicos, a diferencia de Aristóteles, afirman que la relación entre emoción y creencia es de identidad: la emoción no es sino un cierto tipo de creencia o juicio. 52 metodología terapéutica tiene como fin solucionar y “curar” casos concretos de la experiencia cotidiana. De su funcionalidad aplicativa depende el éxito de dicho modo de pensar, de dicha terapia médica-ética.El discurso filosófico que maneja es racional (en relación a casos generales) y razonable (en relación a casos concretos). Su enfoque es utilitarista; a la vez que dialógico o dialéctico, como hemos dicho, dejando intervenir una pluralidad de discursos idóneos en su debate crítico. También es profundamente realista y pragmático. El constructivismo kantiano tiene en común con la lógica aristotélica la solidez teorética y analítica en sus argumentos. Este modo de pensar racionalista y lógico, el cual “formaliza” conceptualmente la realidad;permite consolidar conocimiento general y verdadero gracias a la instrumentalización de las facultades operativas de la razón práctica. Dicha instrumentalidad está enfocada en nuestro caso de estudio en la razón ética-médica de la filosofía. La conciencia emocional “razonable” juega un papel fundamental en la metodología y puesta en práctica de la “terapia del deseo”. 3. Las emociones y su relación con las creencias Hemos visto que las emociones, tal como las comprende Aristóteles, poseen un sentido intencional, volitivo e informativo valioso para la construcción de una vida ética y saludable. Podría sugerirse incluso que la conciencia emotiva es una forma de inteligencia pre-racional necesaria para el funcionamiento adecuado y realista del entendimiento humano. Este nivel de conciencia opera en los niveles básicos de la sensibilidad y de la imaginación, dónde pueden efectuarse cambios y transformaciones del comportamiento psíquico, con fines terapéuticos y sanadores. Esta conciencia de las emociones debe, sin embargo, ser monitoreada y dirigida por lo que Aristóteles llama la “recta razón”, una razón 53 a la vez crítica y práctica del individuo que conoce y actúa. Esta es una de las funciones propias de toda auténtica “terapia del deseo”. Desde una perspectiva como la aristotélica, la intencionalidad de las emociones se ve determinada por las creencias que las originan. Estas creencias pueden ser transformadas o modificadas para curar heridas o males que aquejan al alma. Ciertas creencias falsas o erráticas tienden a enfermarnos, porque nos obligan inconscientemente a sentir emociones que nos perjudican o nos hacen daño. Estas emociones han de ser entonces replanteadas según un diagnóstico con criterios ético-médicos válidos para el sujeto que experimenta el proceso curativo. La intencionalidad emocional repercute directamente en el estado anímico y en el concepto que la persona tiene sobre sí misma y sobre su vida. Si dicha intención se encuentra viciada, hay que encontrar un remedio lógico y argumentativo para modificarla y encausarla por el buen camino. Este vínculo indisoluble entre emociones y creencias, subrayado una y otra vez por Aristóteles, estuvo también, según Nussbaum, presente en los filósofos de la época helenística. Dice al respecto nuestra autora: “La filosofía moral de inspiración médica, […], se ocupa de personas cuyo problema reside en sus creencias, deseos y preferencias mismos. Porque, según los filósofos helenísticos, la sociedad no está bien ordenada tal como está; y como fuente que es de la mayoría de las creencias de sus discípulos, incluso del repertorio emocional de éstos, los tiene infectados con su enfermedad. La formación de los jóvenes se considera deformada de diversas maneras por falsas opiniones sobre qué es lo que importa: por darle excesiva importancia, por ejemplo, al dinero, a la competencia y a la posición social.” (Nussbaum, 2003, pp. 48-49). 54 La terapia filosófica helenística les ofrece a sus discípulos una especie de “cura de desintoxicación y reposo”, para que puedan depurar su anatomía de las toxinas e infecciones que contraen en la vida social y cultural, común y corriente. El trabajo quirúrgico y depurativo se efectúa a nivel de las creencias nocivas, erráticas y perjudiciales para la salud ética de la persona en tratamiento. La creencia directrizcomún a las escuelas helenísticas consiste en la apelación a la naturaleza del niño y del animal con la finalidad de construir una norma radical de verdadero florecimiento humano. Todas aquellas creencias sociales e individuales que se opongan a esta creencia legítima, axioma de conocimiento adoptado por los pedagogos y terapistas, han de ser combatidas y falseadas en la medida en que engañan al paciente y perturban su salud. La relación causa-efecto entre emoción y creencia puede ser entendida en una dirección y en la otra; así, por ejemplo, los estoicos plantearon una relación de identidad y adecuación entre emoción y creencia, mientras que Aristóteles, sin llegar a afirmar tal identidad, entiende que a la base de toda emoción hay algún tipo de creencia, aunque la emoción misma no tenga el carácter de una creencia o, menos aún, de un juicio. De todas formas, para las diversas escuelas helenísticas, el trabajo sobre las creencias aprendidas era fundamental para lograr modificar las emociones perjudiciales, y cultivar las sanas y buenas. Esto, desde luego, plantea un problema fundamental: el de cómo distinguir entre las emociones que resultan adecuadas y aquellas que no lo son. Ya había señalado Nussbaum, inspirada en Aristóteles, que “las emociones pueden calificarse adecuadamente de racionales o irracionales, y también (con independencia de eso) como verdaderas o falsas, según el carácter de las creencias que constituyen su base o fundamento” (Nussbaum, 2003, p. 114). 55 Aquí, y sin entrar en el debate que pueda suscitar el uso de estos términos, hablaremos simplemente de emociones “verdaderas” o “falsas” atendiendo al tipo de creencias que les sirven de fundamento. Las emociones cotidianaspueden, entonces, ser verdaderas o falsas según las creencias en que se basan. Así, por ejemplo, será falso el miedo que inspira la presencia de seres terroríficos, pero inexistentes, mientras que será verdadera la ira que suscita un acto de injusticia que afecta de un modo directo a un ser que, además de vulnerable, nos resulta muy cercano. Las emociones falsas tienen su origen en creencias erróneas transmitidas por la sociedad a la cual pertenecemos o provenientes del propio yo.Ellas nos generan malestar, dolor y sufrimiento, y nos conducen a juicios erráticos sobre la realidad. Por ello, el objetivo central de la “terapia del deseo” es ubicar y deconstruir dichas emociones falsas para curar el corazón humano y despejar el camino hacia la salud y la verdad.Modificando las falsas creencias y remplazándolas por verdaderas y confiables, el discípulo logra, con la ayuda del terapista, reestablecer su salud ética y médica, así como recuperar el adecuado funcionamiento de su recta razón deliberativa y pública. Las emociones verdaderas, por el contrario, corresponden a creencias sustentadas en juicios éticos y científicos verídicos, comprobables, legítimos y, por lo mismo, saludables. Tales emociones promueven la vida buena, la calidad de vida, la realización “naturalista” del ser humano. Las emociones verdaderas son racionales o razonables, se reafirman a ellas mismas en el sentido común; y, por ello mismo, son saludables y benéficas. Las emociones, en opinión de Aristóteles y de los demás pensadores helenísticos,no son siempre correctas, de la misma manera que tampoco lo son siempre las creencias o las 56 acciones. Han de ser educadas y armonizadas según la guía del maestro-terapeuta y de la recta razón; ésta última regalo de los dioses para que nos comportemos a su imagen y semejanza. Las emociones, una vez educadas y controladas por el entendimiento, son ejercicios necesarios de reconocimiento subjetivo y psicológico de la verdad y el valor de los argumentos discursivos que utilizamos para resolver los problemas que nos aquejan en la vida cotidiana. La vida emotiva inteligente y saludable es parte constitutiva de la actuación virtuosa: la virtud, como Aristóteles afirma, es una “disposición media” (disposición a llevar a cabo lo que corresponde). El Maestro, en su Etica nicomaquéa, prefiere no definir el concepto sino buscar metodologías prácticas y realistas para que el discípulo logre “ser virtuoso”. La mejor definición de “la virtud” es su realización práctica y concreta, tanto a nivel general como particular. Sólo a través de dicha “actualización fenomenológica” se puede vislumbrar su auténtica y verdadera dimensión, su existencia “real”. La virtud se reconoce por medio del “placer natural” que experimenta un ser humano ante una acción buena o virtuosa. Dicha acción genera “eudaimonía” y “ataraxis” en quien la efectúa, así como en los beneficiarios de ésta. La acción virtuosa es condición de la “salud del alma” porque su efecto es curativo, en la medida en que adecúa nuestro comportamiento con la recta razón, fuente de placer natural y de poder divino. El sentido común del sabio, conceptualmente prudente y riguroso, le permite encontrar el camino de la ausencia de dolor y turbación, de la serenidad del alma y de la felicidad terrenal. La salud integral es un requisito necesario de la felicidad y de la realización humanas. La terapia filosófica ofrece metodologías operativas y funcionales para eliminar el error cognitivo de la persona, y ayudarle a encontrar la verdad de su alma desde el contacto directo con su subjetividad interior. La búsqueda del placer “natural” y moderado, así como 57 la supresión de vicios y excesos son herramientas básicas para la defensa efectiva de una buena salud. La práctica de las virtudes es una disciplina cotidiana, sostenible y placentera. 4. Salud ética, eudaimonía y ataraxia La misión curativa es una creencia aceptada por la sociedad filosófica de la época helenística. Su creencia en la posibilidad de alcanzar la eudaimonía y la ataraxia llevó a los filósofos de esta época a sentir amor por su profesión y a tener una cierta vocación de servicio. El poder personal de aquel individuo que sabe manejar con voluntad y prudencia sus emociones y sus creencias,logrando el equilibrio saludable así como la adecuación ética entre ellas, le permite vivir en el paraíso prometido por los maestros de la razón práctica.El control interior, por parte del sujeto, de su vida emotiva, desde las perspectivas psicológica, anatómica y racional, le permite mejorar y potencializar su funcionalidad operativa, así como robustecer su salud, alcanzar el bienestar general y optimizar su calidad de vida. El problema radica, entonces, en la subjetividad de la creencia, y en la dificultad de establecer una regla general ética para todos. Sin embargo, los griegos helenísticos son optimistas y tienen fe en una ley universal que gobierna la razón pública, y por lo tanto, es capaz de determinar las pautas requeridas por las creencias para ser verdaderas para todos y todas. La salud ética, según Aristóteles, exige comportamiento virtuoso y equilibrio psicológico. El objeto del apetito bien formado, dice el Maestro griego, es “lo que está bien”, lo que nos es saludable y no perjudicial o nocivo.La virtud de la moderación se ocupa del buen gobiernode los apetitos corporales y psicológicos. Además de la normatividad cognitiva de los juicios emocionales razonables, bien asentados en el concepto de “naturaleza”, en especial de “naturaleza humana”, éstos poseen un contenido 58 valorativo. Esto quiere decir que su significado depende del conjunto de valores que rigen el comportamiento de un individuo o de un grupo social. La philia (amistad en griego) es una relación con componentes emotivos, cuyo cultivo y cosecha goza de un especial valor para las escuelas helenísticas, incluyendo al estagirita. Un equilibrio recíproco entre amor propio y amor al prójimo es la clave de un buen vivir y de una excelente salud. La relación emotiva y razonable de la persona con la naturaleza y con el medioambiente también influye en la tipología de la salud ética. Un amor basado en una concepción del otro como alguien con quien es agradable estar, sostiene Aristóteles, se transforma con el tiempo en un amor basado en el aprecio del buen carácter. El amor erótico es entendido como un caso especial de philía, el cual se caracteriza por una especial intensidad. La philía exige reciprocidad. Consolidar un amor propio razonable, crítico y terapéutico es el primer paso de la curación del alma (y del cuerpo).La “terapia del deseo” promueve las relaciones psicoafectivas sanas y éticas entre las personas que conviven y se interrelacionan entre ellas. Los argumentos ético-médicos son inútiles si no logran contribuir con el mejoramiento de algún aspecto práctico, y en general, de la vida humana. La filosofía aristotélica se afianza en el reino de este mundo; y su cultura política es solidaria, compasiva, formal y pragmática. De la pertinencia y asertividad de los argumentos terapéuticos adoptados por el discípulo, dependen su libertad intelectual y crítica, así como la obtención de laeudaimonía, de la ataraxia,y de una calidad de vida digna y agradable en lo cotidiano, porque como dice Aristóteles“no queremos saber lo que es el valor, sino ser valerosos; ni lo que es la justicia, sino ser justos; de la misma manera que deseamos estar 59 sanos más que conocer en qué consiste la salud, y tener una buena constitución física, más que conocer qué es una buena constitución física”. (Aristóteles, Etica Eudemia).14 Una persona ética y sana, según Aristóteles, es aquella que logra anteponer la experiencia y la acción práctica a la teoría. Esto no quiere decir que el doxa teorético no sea necesario, lo que implica es que prima el conocimiento práctico y empírico de los sentidos. De otra parte, la fuerza de la lógica formal del pensamiento aristotélico se combina con una agudeza emocional y argumentativa, sin precedentes anteriores, la cual funciona como sello distintivo con respecto a las tres principales escuelas helenísticas: la estoica, la epicúrea y la escéptica. La razón terapéutica aristotélica, según nos cuenta “La terapia del deseo” de Nussbaum, tiene en cuenta los siguientes aspectos:1. Búsqueda de la adecuación entre cuerpo físico y cuerpo anímico (llámese psicológico, mental, o emotivo).2. Argumentación lógica, dialéctica y práctica. 3. Respeto por la subjetividad anímica de la persona. 3. Metodología analítica con fines pedagógicos y curativos. 4. La función principal de la filosofía ética-médica es curar las almas (y los cuerpos) de los pacientes enfermos. 5. Utilización moderada y crítica de la analogía médica. 6. Priorización y flexibilización de la teoría según las características propias del caso particular. 7. Elaboración científica de conocimiento llevando los casos particulares a la confrontación con las reglas universales del entendimiento y de la lógica racional argumentativa (también conocida como razón a priori). 8. Valoración de lo mundano, de los bienes materiales, sociales y familiares. 9. Utilización de una razón pública, instrumental e intelectiva (véase académica.) 10. Finalidad práctica de la filosofía: alcanzar la eudaimonía y la ataraxia. 14 Ibid, p. 88. 60 Dice Aristóteles sobre el razonamiento ético, con respecto al tema de las emociones: los principios generales hacen autoridad sólo si son correctos; pero son correctos siempre y cuando no yerren respecto a los casos particulares. La teoría debe ser tanto flexible como atenta al cambio, así como a la información que aportan la práctica y los casos concretos. El filósofo griego afirma que el que delibera rectamente, hablando en sentido absoluto, es aquel que es capaz de poner la mira razonablemente en lo útil y mejor para el hombre. Este es el camino prometido: el camino eudaimónico.La sabiduría práctica se ocupa de casos particulares y no sólo de reglas generales. El uso de las reglas depende del contexto y de las circunstancias específicasen que los juegos de lenguaje se llevan a cabo. Pero el uso “real” de las reglas de los diferentes juegos de lenguaje que componen la cultura política, depende principalmente de la voluntad psicológica, así como de la acción consciente y fáctica de todos los jugadores que participan en determinado juego. Los factores psicológicos e históricos son determinantes en la configuración de la racionalidad ética-médica. Dicha racionalidad determina orgánicamente las reglas de juego, según el caso específico en estudio y (o) intervención. La finalidadque le es propia a la teoría operativa del juego lingüístico de la salud ética es, en Aristóteles, la buena práctica. La experiencia emotiva humana es el origen auténtico y terapéutico del juicio práctico. Como hemos venido diciendo, el logos ético-médico se ocupa principalmente de particulares, y sólo la experiencia empírica permite captarles adecuadamente. Por su parte, la finalidad práctica de la ética aristotélica presenta dos vertientes, a saber: la clarificación individual y la armonizacióncolectiva. En la metodología terapéutica es importante tener 61 en cuenta tanto el caso particular del paciente y su perspectiva personal interna y psicológica; así como las reglas generales de la razón pública, válidas para todos. Siguiendo esta metodología filosófica de conocimiento-intervención, de corteterapéutico y pedagógico, se van determinando adecuadamente las reglas de juego de la ética médica y de la cultura política. Esto se lleva a cabo siguiendo el paradigma científico y los criterios normativos y valorativospropios de la recta razón. Ella se ve determinada consensualmente a través de la dialéctica argumentativa, la cual se produce entre los miembros de la comunidad especializada. Tanto cuando se trata del interés particular como del colectivo, es importante obtener una visión clara del “blanco”; esto con miras a que la realización de los objetivos sea más fácil, más precisa, segura y contundente. La claridad, así como el rigor conceptual de los argumentos terapéuticos, contribuyen a que la aplicación práctica de la metodología terapéutica sea exitosa. La racionalidad adecuada a la sabiduría práctica reconoce la verdad con claridad mientras cuente con la preciosa ayuda de nuestras emociones. La salud ética solicita el cultivo de las virtudes emotiva y psicológica, propias del trabajo terapéutico.Al negar el flujo emocional se oculta una parte importante de la verdad.La experiencia cognitiva correcta necesita del cultivo virtuoso de la vida emotiva. Esta es un requisito indispensable para lograr la salud del alma (así como del cuerpo).La argumentación racional filosófica se complementa con la sabiduría emocional (instintiva e intuitiva) en la metodología propia de la terapia del deseo helenística. Dice Nussbaum que los estudiantes de Aristóteles no persiguen simplemente su propia eudaimonía, sino también la de los demás: en efecto, reflexionan sobre la configuración de las instituciones políticas, partiendo de la idea de que 62 el mejor ordenamiento político es aquel “que permita a cualquier ciudadano prosperar más y llevar una vida feliz.” (La Política de Aristóteles). “Los individuos que se consagran a ella toman parte en una tarea que es a la vez radical y de largo alcance: la configuración de una sociedad en la que el dinero no se valorará como un fin, en la que el honor no se valorará como un fin, en la que el honor no se valorará como un fin, en la que la guerra y el dominio imperial no se valorarán como fines: una sociedad, en definitiva, en la que el funcionamiento de los individuos humanos con arreglo a su libre elección y a la razón práctica será el fin último de las instituciones y las opciones elegidas.”15 El fin último de la vida humana es la salud ética, la cual, como hemos dicho, comprende dos sentimientos principales que le son propios: la eudaimonía y la ataraxia. La filosofía helenística se centra en el alivio del dolorpresente en el paciente concreto. Nussbaum en su libro “La terapia del deseo” nos presenta a un Aristòteles helenístico, cosmopolita y profundamente comprometido con la analogía médica, con la salud ética, así como con la terapia filosófica. Su ética es menos individualista que la de Epicuro, y tiene más en cuenta los aspectos sociales y políticos. Defiende un hedonismo moderado regido por una razón científica y pragmática. 15 Ibid, p. 136. 63 5. La solución estoica al problema de la salud ética A continuación vamos a exponer los principios terapéuticos y éticos de esta escuela de pensamiento helenística. Estos se manifiestan en la práctica por medio de técnicas y estrategias curativas. Los estoicos se caracterizaron por su intento de “extirpar” y “cauterizar” las emociones nocivas que corrompen el alma. Esta noción analógica justifica la concepción platónica de la salud como un equilibrio entre distintas partes. El animus (alma, mente, psyché) ha de ser curada de sus pasiones, emociones y apetitos desbordados, erráticos o viciosos. Aunque su lógica formal no es tan sofisticada y especializada como la aristotélica,los estoicos desarrollaron un refinado arsenal de argumentos razonables y terapéuticos destinados a satisfacer la función médica y curativa de la filosofía que ellos mismos ejercieron. Los estoicos acuden a la analogía médica con gran convicción. Consideran que el arte de la filosofía comparte ciertas características fundamentales y similares a la disciplina del médico compasivo, quien dedica su vida a atender necesidades humanas apremiantes.“Y, sin embargo –agrega Nussbaum-, esta compasión se combina con un respeto fundamental hacia la integridad de la capacidad racional de cada persona. El paciente no debe limitarse a ser simplemente paciente, dependiente y pasivo; debe convertirse en su propio médico. La función médica de la filosofía se entiende, ante todo, como la de tonificar el alma desarrollando sus músculos, ayudándola a usar sus capacidades más eficazmente (Nussbaum, 2003, p. 397). La compasión y la solidaridad son emociones claves en la filosofía rescatada por Nussbaum de la época helenística griega. El autoconocimiento racional es una prioridad de la terapia filosófica estoica, la cual respeta profundamente la perspectiva personal de cada cual. Los estoicos sienten gran 64 respeto por el razonamiento práctico activo de cada persona: le conceden un valor intrínseco así como instrumental, robustecen la capacidad del paciente y le enseñan a ser apto para ejercer como médico de sí mismo. La independencia crítica tanto de maestro como de discípulo es fundamental en la cura terapéutica, así como en el proceso pedagógico de la filosofía: el discípulo practica activamente la autonomía crítica, así como el autogobierno racional de su alma, herramientas claves para la sanación. Su relación con el proceso curativo y de aprendizaje es entonces activa y crítica: la metodología estoica no le permite caer en una relación de sumisión o ignorancia con respecto al terapista.La mejor forma de fortalecer las virtudes éticas propias del alma, tanto para hombres como para mujeres, es mediante el desarrollo filosófico del razonamiento práctico activo, así como de la autocrítica. Se le pide al paciente una conclusión radical personal sobre su caso. Su opinión, así como su participación activa, su libertad de elección, su fuerza de voluntad, y su determinación para curarse son determinantes para que el éxito del proceso llegue a buen término. El presupuesto básico que guía toda la terapia estoica es su respeto por la dignidad de la razón en todos los seres humanos. El entendimiento adulto nos diferencia de los animales y de los niños por medio de su capacidad racional en pleno desarrollo.La razón, dicen los estoicos, señala a los humanos como seres incomparablemente superiores, dignos de un respeto y autorrespeto sin límites. El pensamiento intelectivo humano corresponde a la más alta cumbre del entendimiento. Sin embargo, la inteligencia cognitiva de las emociones nos proporciona elementos naturalistas y experienciales de gran importancia para la veridiccióndel conocimiento científico. Somos animales que sienten y que piensan. 65 La estrategia más general de la terapia estoica consiste en que el discípulo ha de ser vigilante y crítico de la manera como ve el mundo. Dice Nussbaum que la tarea de la filosofía es provocar un autoexamen a conciencia de la cultura y de las creencias, que permita a cada aprendiz hacerse cargo de su propio destino, considerando debidamente las alternativas que se le ofrecen, y escogiendo entre ellas la mejor.“La primera tarea del maestro de filosofía –señala Nussbaum- será crear un espacio para la argumentación, pidiéndole a Nikidion[que representa aquí al discípulo] que deje en suspenso sus respuestas habituales y vuelva su mirada hacia sí misma, haciéndose vigilante y crítica de cada impresión que se sienta inclinada a aceptar” (Nussbaum, 2003, p. 409). La terapia estoica incluye prácticas de autoconfrontación y autoexamen 16 . El maestro ha de conducir a sus discípulos a buen término, construyendo en común durante el periodo de enseñanza una terapia que permita superar malos hábitos y costumbres erráticas, en pro de una salud ética y psicológica. La poética también fue utilizada por los estoicos como herramienta terapéutica apta para potencializar el poder personal, la fantasía, y el autorreconocimiento del discípulo, frente a las vicisitudes e incertidumbres de la vida. Quienes filosofan trabajan a profundidad sus propias capacidades de elección racional (razonable) y de acción (ético-terapéutica). El ejercicio a conciencia y constante de los pasos a seguir para lograr graduarse con laureles de las escuelas que practicaban la “terapia del deseo”, hacía de los discípulos de aquel entonces personas sanas, virtuosas, eudaimónicas y ataráxicas. Los estoicos son optimistas con respecto a la humanidad: tienen la firme creencia de que los seres humanos son esencialmente razonables; y también de que la razón es justa y 16 Según Michel Foucault, el estoicismo es un conjunto de técnicas para la formación y modelación del yo. las cuales son pioneras del moderno psicoanálisis. 66 buena. El universo, según ellos, está gobernado por un Dios sabio y omnipotente, cuya autosuficiencia trata de imitar el hombre virtuoso. Sin embargo, lo que hace virtuosa a la buena acción es su racionalidad práctica humana. La tarea del filósofo consiste en descubrir una verdad general que se halla situada no sólo dentro de nosotros, sino también en la naturaleza de las cosas, tanto universales como particulares. “Lo crucial –agrega Nussbaum- es que la razón confíe en ella misma, se haga cargo de ella misma, examine a fondo las apariencias turbias o incoherentes con las que una sociedad laxa y corrupta la condiciona. La vida cotidiana no es tanto mala cuanto floja y perezosa. Obtenemos la verdad tonificando los músculos de la mente” (Nussbaum, 2003, p. 417). Los argumentos éticos-médicos han de ser razonables y adaptarse a la realidad y necesidades propias de cada cual. El lenguaje filosófico, por su parte, ha de elegirse con cuidado, propiedad, sentido común y agudeza psicológica, anota Nussbaum. El discurso que se propone curar los espíritus debe penetrar en nuestro interior con la certeza del convencimiento razonable. Agrega que los filósofos han de “moldear y construir” sus almas, cultivando la compasión, la percepción aguda e inteligente, así como la habilidad literaria- y la atención crítica hacia el discípulo concreto. El principio rector del estoicismo es el respeto por la dignidad humana. La sabiduría emocional y práctica es la llave de la felicidad.La naturaleza de la terapia estoica consiste en guiar al discípulo por el camino de la racionalidad interior y personal. Dicho camino psicológico permite que la asimilación del conocimiento razonable sea terapéutica y curativa para el paciente. En el ejercicio de cambiar y curar un alma particular, el médico debe establecer con ella un contacto totalmente personal, vivo y concreto. Ambos, maestro y discípulo, son responsables del éxito o del fracaso del proceso compartido.El proceso de 67 la terapia filosófica estoica exige un compromiso cotidiano y activo, tanto por parte del agente como del paciente. La terapia estoica es de carácter cognitivo, racional y crítico. Busca eliminar las dolencias y males del almahumana. Como mente y cuerpo no van por separado, la salud del uno incide sobre la salud del otro. Hemos dicho hasta aquí que el maestro, para los estoicos, es un médico que guía, con mucho respeto, al paciente en una exploración exhaustiva de su propia interioridad. Su técnica es psicológica, terapéutica y argumentativa. Ha de ejercerse a un nivel lo bastante profundo como para lograr despertar en el discípulo la curiosidad, razonablemente conducida, acerca de los fenómenos que acontecen en su vida. El autoconocimiento y la aceptación pragmática de la verdad personal, así como de los méritos, derechos y deberes que le corresponden a cada individuo, es el camino adecuado para lograr la conquista de la salud ética. “En el curso de ese examen interno, el alma no permanece inerte, objeto más que sujeto. Examinándose a sí misma junto con el doctor, ella también se „configura y modela‟ a sí misma. (Séneca, Ep., 16,3)” (Nussbaum, 2003, p. 410). Los estoicos combaten las falsas creencias de la sociedad que enferman a la gente. Consideran que los seres humanos vienen al mundo con una orientación innata hacia lo que es realmente bueno y razonable: “los estoicos, como Aristóteles –agrega Nussbaum-, niegan rotundamente que exista en los seres humanos mal alguno innato u original: cuando se equivocan, es por culpa de una falsa creencia, y por eso una correcta enseñanza puede desempeñar un papel ético tan útil” (Nussbaum, 2003, p. 415). Estos filósofos, al igual que Aristóteles, insisten en la importancia de la naturaleza social del ser humano. Defienden el valor intrínseco de la razón práctica y promueven una relación maestro-discípulo más simétrica que autoritaria. Por otra parte, cultivan la 68 solidaridad comunitaria. También ratifican la existencia y validez de un derecho legítimo, común al género humano. Fomentan la amistad o philias: un tipo de comunidad más íntima que la política, como tipo de socialización más terapéutica. Según los estoicos, hemos de considerar la comunidad política en la que nos encontramos como algo secundario y en cierto modo artificial, debiendo nuestra lealtad y afecto primordiales al conjunto de la especie humana.Según Nussbaum, esta idea estoica del ser humano como “ciudadano del mundo” se considera como un llamamiento a la abolición de las naciones y al establecimiento de un Estado mundial. Esta perspectiva de política internacional incide tanto en la forma como en el contenido de la terapia filosófica ejercida por la escuela estoica. Una persona buena y virtuosa es quien asume con autonomía crítica la responsabilidad de su terapia filosófica; pero es también aquella que logra una autosuficiencia saludable y armónica conviviendo con sus seres queridos y conciudadanos, pues somos ciudadanos de una comunidad mundial de seres racionales. La eudaimonía es definida por los estoicos como algo idéntico a la correcta actividad de la razón. Estos ven la tarea de enseñar como un despertar el alma, obligándola a hacerse cargo de su propia actividad. Repudian la sumisión del discípulo y lo guían para que desarrolle sus habilidades críticas,y para que aprenda a enseñarse a sí mismo. La filosofía libera la mente. Es el único estudio cuya actividad es en sí misma un ejercicio de libertad humana. Su arte se ocupa de la virtud, así como de la sabia y buena elección de los seres humanos que la practican.Los discípulos no sólo se ocupan de la lectura, la escritura y la conversación. También emplean una parte de cada día en la meditación reflexiva acerca de la vida humana en general, así como en el análisis crítico de 69 lo que acontece en su propia existencia cotidiana. Estas actividades hacen parte de las prescripciones estoicas para la salud del ser humano. También el discípulo debe hacerse cargo de sí mismo y adoptar unaforma de vida acorde con la terapia filosófica. El tratamiento se interesa por la conducta diaria del paciente, el carácter de sus amistades e incluso el contenido de sus sueños. Los estoicos creen que, dada la orientación básica del pensamiento humano, la búsqueda sincera de la coherencia y de la lógica ha de llevar al discípulo a la verdad. La razón práctica, autónoma e instrumental, es venerada por estos filósofos.“En resumen, la lógica ha de estudiarse y utilizarse como un elemento del autogobierno de la razón, en relación con las elecciones prácticas de uno mismo y de los demás” (Nussbaum, 2003, p. 436).La forma de vida que proponen los estoicos es una vida consagrada a la argumentación. Esta terapia del alma implica un estilo de vida activo, vigilante, crítico: en otras palabras, comprometido con la verdad filosófica. El pensamiento estoico desconfía de toda autoridad, respetando profundamente el razonamiento propio de cada individuo. El estoicismo fomenta, con gran convicción, el ejercicio activo de la argumentación crítica por parte del mismo discípulo. Su terapia filosófica, dice Nussbaum, deja una imagen de increíble libertad y ligereza (Cfr. Nussbaum, 2003, p. 439). Para finalizar, quiero anotar dos puntos en los que Nussbaum no está de acuerdo con los estoicos. Primero, en que las cosas externas y mundanas carecen de valor intrínseco. Segundo, en que es necesario extirpar las pasiones por completo de la vida humana. Nuestra autora considera que las emociones bien encaminadas gracias al instrumento de la recta razón, cumplen una función orientadora y cognitiva fundamental. Extirparlas es un exceso malsano y errático de los estoicos. A pesar de sus defectos, esta teoría es muy 70 interesante y valiosa, en la medida en que logra “cauterizar” las infecciones que aquejan al alma gracias a su fortalecimiento intencional y convencido, de la facultad racional y práctica. Dicho mecanismo es terapéutico y curativo. 71 Capítulo III. El modo de vida epicureista Vacío es el argumento de aquel filósofo que no permite curar ningún sufrimiento humano. Pues de la misma manera que de nada sirve un arte médica que no erradique la enfermedad de los cuerpos, tampoco hay utilidad ninguna en la filosofía si no erradica el sufrimiento del alma. Epicuro Su filosofía aparece como ingenua y bucólica, nostálgica del pasado y del origen natural. Pero también es realista, contundente y sabia. El estudio riguroso y crítico de la naturaleza, así como de “las cosas que tienen más importancia para lograr el sosiego”, nos acerca a la verdad del alma y de la vida. Nuestro filósofo privilegia las dimensiones de la sensibilidad y de la imaginación como campos terapéuticos y sanatorios del alma. La razón aparece en un segundo tiempo, después de la exploración rigurosa de la dimensión natural, biológica e infantil. A partir de la experiencia sensible y de la memoria, el individuo conceptualiza su realidad de forma directa, auténtica, y por lo mismo, veraz. La razón “natural” surge de la experiencia 72 inteligente y “cerebral” conectada con los instintos y las pulsiones del cuerpo, con la emotividad del alma. Esto es lo que podemos llamar filosofía de la mente. Los pensadores helenísticos fueron los primeros en explorar los laberintos psicológicos de la interioridad humana. Su respeto por la anatomía y por las ciencias médicas, les permite desarrollar una terapia ética, destinada a aliviar los males del alma en los discípulos. La razón públicaes el instrumento divino que poseen tanto hombres como mujeres para comprender la verdad de la experiencia y construir conocimiento a partir de allí, conectados profundamente con lo natural y lo sagrado. El entendimiento humano es considerado como un regalo de los dioses, el cual nos fue otorgado para que logremos emularlos en excelencia, virtud y eudaimonía. La razón es nuestro más preciado tesoro. Esta para Epicuro es formal, natural, sensible y emotiva. La ataraxia (ausencia de turbación y dolor) es decir, la curación de la persona, contribuye con claridad al florecimiento de la misma. 1. Epicuro y su escuela filosófica Epicuro había nacido en el año 342 a.cy, como ya contamos más arriba, se instala a las afueras de Atenas donde compra una casa con un pequeño jardín; la cual luego se convertiría en una escuela de sabiduría abierta a una variedad de oyentes. Su corto reinado fue posterior al de Aristóteles. Antes de verse censurado; mujeres, esclavos, niños, ancianos, entre otros, acudían al Jardín a escuchar al maestro y a dialogar con él. Estos encuentros se orientaban casi exclusivamente a descubrir en qué consistía la felicidad desde cada perspectiva de vida particular, siguiendo la doxa paradigmática del maestro. La terapia filosófica se efectuaba sobre casos concretos de discípulos y aprendices. 73 Epicuro fundó su propia escuela, la cual funcionaba en el jardín de su casa a las afueras de Atenas. En ella enseñó a sus alumnos los rudimentos técnicos y metodológicos necesarios para alcanzar la felicidad, la salud ética y el buen vivir por medio de la filosofía.Epicuro democratiza al aristocrático arte del filosofar, abre las puertas de su escuela, conocida como “El Jardín”, a cualquier discípulo que esté dispuesto a seguir sus enseñanzas. Los requisitos más importantes que se exigen son el respeto de su autoridad teórica y pedagógica, el desapego de lo mundano, sobretodo de sus aspectos corruptos y viciosos, la práctica de una vida sencilla, contemplativa, naturalista, y la búsqueda honesta de la verdad filosófica. Los principales instrumentos de conocimiento son, al igual que para los estoicos, el cuerpo con sus sentidos y pulsiones, así como el razonamiento práctico. El objetivo terapéutico de dicha escuela es entonces acabar con la tensión, el dolor y la turbación que aquejan al alma enferma.Epicuro critica duramente la sociedad de su tiempo. La considera enferma y corrupta, entre otras razones, por valorar el dinero y el lujo por encima de la salud del alma. La virtud y el bien han de ser cultivados por sus discípulos, y han de ser practicados en sus vidas, siguiendo una disciplina filosófica sostenible y comprometida. “El Jardín” es una comunidad terapéutica,cerrada, autoritaria, situada a cierta distancia a las afueras de la ciudad. Las puertas abiertas a todo tipo de gente no le quita su carácter dogmático, a cuya cabeza preside el intransigente pero benévolo y sabio Epicuro. Nussbaum lo describe como un mundo plácido, alegre, apolítico: un mundo consagrado a los valores de la amistad y de la solidaridad. La escuela se ocupa de estructurar y llevar a cabo periodos de formación por los que pasan juiciosos sus alumnos; así como de guiar preceptivamente la totalidad de un modo alternativo de vida. 74 Aunque los sentimientos de camaradería y amistad son absolutamente básicos para la comunidadterapéutica, parece casi siempre como si su fin fuera la salud de cada uno tomado por separado, y la amistad no fuera más que un instrumento. Para Epicuro, la comunidad política en sentido amplio no forma parte del fin; e incluso se desaconseja el matrimonio y la creación de vínculos familiares. El filósofo se concentra en el tema de la naturaleza humana, de su libertad cognitiva y psicológica. El “yo” se empodera a través del trabajo de la terapia filosófica. Construye, de la mano del maestro, su perspectiva personal, sensitiva y emotiva de la salud de propia alma. Epicuro hace énfasis los aspectos antropológicos, psicológicos y biomédicos de la cognición humana. Su preceptiva es sencilla, naturalista, pero rigurosa y contundente. 2. Carácter “dogmático” de la enseñanza filosófica En su escuela,recibe discípulos sin discriminación alguna, y los inicia en los misterios de la filosofía, siguiendo un criterio de equidad.Mujeres, esclavos, niños, ancianos, hombres, aristócratas: todo alumno que demuestre interés genuino y devoción por el dogma del maestro es bien recibido. Epicuro insiste en la necesidad para la filosofía de defender un punto de vista dominante como requisito indispensable para que tanto la curación terapéutica como la enseñanza sean exitosas. Y ese punto de vista dominante o dogma, es nada más y nada menos que la perspectiva ofrecida por la racionalidad manejada por el propio Epicuro. Su filosofía es entonces jerárquica y dogmática: en ello radica, desafortunadamente, el éxito de su proyecto pedagógico y curativo. Una excesiva democratización dialéctica puede generar caos, confusión, dice. Según Epicuro, la misión 75 de los docentes-médicos es ofrecer pautas “verdaderas” e irrefutables que guíen tanto el pensar filosófico como el comportamiento de sus discípulos. Este quizá sea un requisito metodológico para asegurar el éxito del proceso pedagógico, así como la eficacia terapéutica de su enseñanza. “El sabio será dogmático y no fallará.”, predica el Maestro. La terapia epicúrea se aplica mediante argumentos. Las enfermedades de la creencia que aquejan al paciente provienen de una doctrina filosófica errática. La cura que propone Epicuro se fundamenta a partir de su doctrina personal, la cual fue construyendo a lo largo de su indagación autodidacta y pedagógica. “Curar” es uno de los objetivos principales del maestro. Su “logos” o “doxa” sirve como medicamento para las almas de sus discípulos, enfermas por la contaminación social.Su arbitrariedad preceptiva y su rigor autoritario aseguran una terapia “quirúrgica”.Sin un horizonte intelectual normativo y valorativo, claro y distinto; es decir escogido por el maestro según su sabio criterio, no hay posibilidad de cura. Por ello, Epicuro insiste en la autoridad de la “doxa” enseñada por el maestro. La utilización de la emoción, de la razón y del logos, según las pautas y cánones dictados por el filósofo, permite a los discípulos curar sus males y enfermedades, así como llevar una mejor vida.De lo que se trata con la terapia filosófica epicúrea es de erradicar falsas creencias; para ello son necesarios argumentos que desacrediten lo falso y develen lo verdadero. La filosofía, en su compromiso práctico, debe llegar a ser una “purga” y una “medicación” para quien la ejerza o solicite su ayuda. Su función está dirigida a la comprensión y al mejoramiento de la práctica cotidiana y de la salud ética, por medio del uso profesional de la razón. Nuestra disciplina es la cuna metodológica y conceptual del pensamiento humano. Su quehacer se ocupa de resolver problemas y preguntas con relación a las facultades y funciones del entendimiento, así 76 como sobre planteamientos conceptuales concretos a cerca de otras disciplinas, o sobre la realidad escogida como campo de estudio. La adecuación de la argumentación terapéutica racional con los casos concretos, reales y posibles, hace que ésta sea razonable, válida y útil tanto para el individuo como para la comunidad. “Debemos reír a la vez que buscar la verdad, cuidar de nuestro patrimonio y sacar fruto a las demás propiedades y no cesar bajo ninguna circunstancia de emitir los juicios dictados por la verdadera filosofía.” Epicuro. El Maestro fue en vida venerado como un salvador, pero también se vio censurado por las autoridades y la mayoría de sus libros fueron quemados. Todas las exposiciones antiguas de Epicuro y el epicureísmo convienen en presentar un extraordinario grado de devoción y obediencia reverencial hacia el maestro. Los discípulos lo celebran como el salvador de la humanidad. Se le venera como a un héroe, incluso como a un dios, nos cuenta Nussbaum. También se le nombra como “ el único guía recto de palabras y hechos rectos”. “Pero esto subraya precisamente la asimetría en el toma y daca de la argumentación : o eres un dios o no lo eres. Si no lo eres, la respuesta que debes dar a los argumentos de aquel que sí lo es, es la aceptación y la veneración.”17 Epicuro predica el culto a la verdad más sobresaliente y sabia: la del maestro que el discípulo escoge para que lo guié y le enseñe el camino del conocimiento, así como el de la iluminación filosófica. Los estoicos, por su parte, rechazaban la concepción epicúrea del rigor en la autoridad pedagógica: “Nosotros no estamos sometidos a ningún rey. Cada uno 17 Ibid, p. 173. 77 reivindica su propia libertad.” Sobre este punto relativo al dogma y a la autoridad incontestable del maestro, así como en lo referente al grado depreponderancia que se le otorga terapéuticamente a la razón en el manejo de las emociones y de la sensibilidad, se confrontan las dos escuelas. Sin embargo, Nussbaum logra generar una discusión fértil y fructífera entre estoicos, escépticos, epicúreos y Aristóteles, principalmente. Semejanzas y diferencias enriquecen la concepción filosófica de la “terapia del deseo” helenística. A los discípulos se les recuerda constantemente que los argumentos terapéuticos enseñados por Epicuro son verdaderos, paradigmáticos, así como necesarios y suficientes;tanto para “salvarlos” de sus demonios, como para ayudarlos a llevar a cabo una vida buena.Epicuro ejerce una función de “gurú” en su “Jardín”. Para animar a sus oyentes a perseverar en la filosofía, sus argumentos combinan la exhortación y la autopropaganda con el razonamiento práctico, sensitivo y “naturalista”. La práctica epicúrea es rigurosa y exige de sus seguidores, como ya hemos dicho, la renuncia a los placeres “vanos”, así como el refinamiento y la maestría del buen uso de los placeres naturales y saludables. Aunque su teoría es interesante y eficaz, Nussbaum critica el excesivo dogmatismo de Epicuro: “Al discípulo epicúreo no se le anima a que haga objeciones personales al sistema ni a que argumente dialécticamente; y a medida que se vuelve más dependiente del texto y las doctrinas del maestro, puede volverse menos apto para razonar por su cuenta.”18 Esta actitud dogmática y narcisista es requisito de enseñanza. El es un autodidacta y pretende, que a la larga, sus alumnos también lo sean. La autosuficiencia crítica la 18 Ibid, p. 179. 78 conquistan cuando logran demostrarle al maestro, y sobre todo a sí mismos, que son capaces de volar con sus propias alas. “…después de todo, ningún doctor le enseña a uno a tomarse tres medicamentos al mismo tiempo y ver cuál de ellos funciona: sus efectos respectivos podrían neutralizarse mutuamente.”19 El filósofo preconiza una filosofía libre de toda paideia, pues le echa la culpa a la cultura y a la sociedad de corromper nuestras mentes y nuestros actos. Busca con el estilo de vida que cultiva en él y en sus discípulos un estado “pre-cultural”, más cercano a la naturaleza, a la animalidad y a la infancia. Promueve el “recogimiento” para desinfectar y sanar la corrupción social que nos enferma. Siendo la verdad perspectivística, como anotara Nietzsche en su época de lucidez, es necesario consolidar un punto de vista axiomático para construir conocimiento sólido y veraz. De otra forma,el nihilismo y el “todo vale” destruyen la labor científica. Ese fue el afán de Epicuro, aunque muchos lo tildaran de dogmático e intransigente, su positivismo argumentativo lo llevó a convertirse en una leyenda. La labor pedagógica, así como la terapéutica, exigen la consolidación de una figura de autoridad.La experiencia del cuerpo y de sus sentidos, por otra parte, es un camino de sabiduría. La defensa del placer en Epicuro es consecuencia de ese revolucionario descubrimiento del cuerpo y de su bien. El cuerpo se “naturaliza” y se libera de trabas sociales. La terapia sirve para depurar las partes corruptas que causan putrefacción y dolor en el ser humano. Nussbaum llama “quirúrgico” al tratamiento epicúreo. Se trata de una cirugía del alma. El instinto animal que en ella reside, 19 Ibid, p. 173. 79 así como la memoria infantil, guían el proceso de raciocinio y de argumentación prácticocurativos. Las emociones de placer y dolor, bien encaminadas por el camino natural y fisiológico, nos avisan continuamente de lo que nos conviene, y de lo que no. Nuestra vida emotiva psicológicamente adecuada nos ayuda a efectuar “decisiones racionales” correctas. El instinto y las pulsiones naturales del cuerpo, así como la sabiduría emocional del alma nos protegen de caer en el vicio corruptor de los deseos vanos. El maestro nos descubre a los grandes ausentes de la reflexión tradicional sobre la vida feliz: el cuerpo, “la verdadera vida de los latidos y la carne”, la serenidad yla amistad. El arte de la vida doméstica y de la administración del hogar, conocida en griego como, oikonomía, contribuye en gran medida a la ataraxia, a la eudaimonía y al buen vivir; objetivos principales éstos últimos de la terapia filosófica.El dogma y la autoridad del maestro, como ya explicamos, pretenden ejercer como principios ordenadores y normativos que sustenten la verdad, así como la legitimidad de la enseñanza impartida. Sin la aceptación sumisa de la preceptiva epicúrea, no es posible, según él, vislumbrar la verdad develada del pensamiento único. Este presenta en el seno de su escuela un aspecto primitivo, arqueológico, salvaje y místico, al mismo tiempo.Por ello, Epicuro era equiparado por sus discípulos a un “dios” y a un “salvador”. Su formación fue en su gran mayoría autodidacta. Sus ideas filosóficas originales eran fruto de su propio pensamiento creativo. Este mezcló la doxa y la práctica en un estilo de vida paradigmático y revolucionario. A través del estilo de su prosa se deja entrever un carácter vehemente, radical, fuerte y austero. 80 “Esta alegre moderación del Jardín, un hedonismo que por su limitaciónresulta casi una ascética, armoniza bien con la antigua máxima apolínea de que la sabiduría consiste en la moderación y el conocimiento de los límites.”20 La autora critica la pasividad de los discípulos epicúreos, sus hábitos de entrega y veneración, los cuales presentan el riesgo de convertirse en hábitos normales y peligrosos para la libertad del pensamiento individual. La tarea crítica activa, insiste, es necesaria para que se genere buena y recta filosofía. Sin embargo, el Jardín edénico que promete Epicuro, así como la guía certera y “paternal” que ofrece por el camino eudaimónico y ataráxico del conocimiento, ejercen un poderoso poder de seducción sobre aquellos que sufren y quieren aprender a resolver sus problemas según los preceptos del Maestro. Su escuela aporta un grano de arena en la abigarrada y democrática aventura del conocimiento humano. Aunque Epicuro y sus discípulos consideran la anterior como la mejor opción de vida posible para lograr la salud ética, queda claro que no es la única. 3. Presupuestos teóricos del modo de vida epicureista El ser humano es un animal que habla lenguajes articulados, que siente emociones, que se comunica con sus semejantes en su convivencia cotidiana en la polis. La comunicación es un factor clave de convivencia, aprendizaje y curación. El logos, fuente medicinal y terapéutica, es lenguaje compartido por una determinada comunidad de lenguaje. El doxa que enseñó Epicuro proviene de su vida como autodidacta y pedagogo. 20 Ibid, p. 40. 81 Epicuro entiende el concepto de placer, principio motor del comportamiento y de la acción de los humanos (y de los demás animales), como la ausencia de dolor y de turbación; pero también, “como la actividad sin trabas de la disposición de acuerdo con su naturaleza”. Como hemos dicho, la concepción de “lo natural” presente en las escuelas helenísticas es de carácter normativo y valorativo. Por ello, se constituye como la piedra angular de los procedimientos de veridicción científica, así como en axioma de conocimiento y aplicación práctica. El uso filosófico del razonamiento y de la argumentación procesa, depura y sofistica la verdad que nace en el cuerpo y en su sensibilidad perceptiva. Una de las características principales del pensamiento de Epicuro es, como hemos dicho, su amor por los animales, los niños y los amigos.El fin de las funciones “naturales” del deseo es el encuentro con la recta razón, la salud sostenible, y el buen vivir. Una terapia de aprendizaje exitosa ofrece al discípulo el permanente funcionamiento sin trabas del cuerpo y del alma, así como una calidad de vida digna de dioses. La relación entre deseo vano y creencia falsa es muy íntima. Por ello, la persona debe permanecer alerta, con su espíritu crítico ágil y agudo, con el fin de no dejarse engañar por juicios falsos y malsanos.Epicuro sostiene que la creencia es la base y la condición necesaria del deseo. Por ello, es tan importante dotarse de criterios de juicio y selección idóneos; con el fin de reconocer, aplicary conservar las creencias verdaderas. La escuela epicúrea ofrece un manual de axiomas, valores y procedimientos útiles y realizables, los cuales facilitan llevar a buen término dicha tarea. La terapia epicúrea exige a su vez la adopción rigurosa y constante de un determinado modo de vida, modesto y sosegado. Uno de sus rasgos ordinarios es “la 82 oikonomía”, trabajo doméstico o administración del hogar. Para Epicuro, cada rama de la filosofía ha de valorarse por su contribución efectiva y pertinente en el campo de la práctica. Si el pensamiento no contribuye en absoluto a transformar y mejorar la vida cotidiana, es vano e inútil. La ética, según Nussbaum, se convierte en arquitectónica por encima de todos los usos de la razón. Sus objetivos principales son la eliminación del mal, del dolor, de la enfermedad, de la corrupción;así como la persecución y el logro sostenible de la eudaimonía ataráxica. En efecto, su filosofía entraña la supresión completa de la tyché, concepto traducido del griego como “la vulnerabilidad ante los acontecimientos que escapan a nuestro control”. La aplicación práctica de la terapia epicúrea tiene como finalidad resolver problemas concretos; pero también fortalecer la capacidad de prever, controlar y resolver los obstáculos y penurias que se interponen en nuestro camino. La salud del alma (y de la mente) está imbricada con la salud del cuerpo. Curar y superar nuestros males requiere de coraje, tesón y constancia. La filosofía, para lograr llevar a buen término su objetivo terapéutico, cuenta con el valioso instrumento “vivo” del logos, es decir, del lenguaje compartido, así como con la ayuda de la razón instrumental, pública y privada. Esta se robustece con la práctica cotidiana. El logos es considerado por los griegos como un regalo de los dioses: su razón divina nos permite “florecer” a su imagen y semejanza. Epicuro considera a la valoración reflexiva y a los deseos vanos que provienen de la sociedad como fuente de espejismos, y deposita su confianza en el deseo “natural”, no orientado por preceptos aprendidos y erráticos sino por el instinto y por la recta razón humana. La naturaleza, el animal, el niño (o niña), poseen entonces la llave de la sabiduría con su profunda y auténtica sencillez cognitiva. La sensibilidad espontánea y los reflejos 83 corporales configuran la percepción de la realidad, la cual es conceptualizada por el entendimiento con fines de “comprender” lo que acontece. La sensibilidad emotiva es la puerta orgánica hacia la verdad psicológica del individuo. Epicuro obvia o desatiende los procesos complejos del entendimiento, o por lo menos no habla de ellos en los textos que de él lograron conservarse. La mayoría de su obra fue quemada y censurada por los tiranos de su época. Su filosofía ofrece una perspectiva cognitiva, naturalista y esencialista a cerca de la realidad. Busca lo descomplicado, lo simple y auténtico, lo orgánico y primordial. Su obra hace una oda al origen, a la infancia, a la animalidad humana y racional que encarnamos, que respiramos y que nos salva. Epicuro ama profundamente la sencillez y frescura cognitiva de la vida natural e infantil. Enaltece estos universos sensoriales e imaginarios como su arcadia filosófica, su panacea ética. Por otro lado, la propiedad médica de ser relativo a valores se manifiesta en el pensamiento epicúreo en tres aspectos: 1. Su función curativa y terapéutica, 2. Su función práctica, 3. El carácter dogmático, al nivel del valor y de la norma, de los axiomas lógicos, argumentativos y de veridicción. Su planteamiento valorativo tiende a privilegiar la intuición sensible sobre la conciencia reflexiva, lo que no ocurre con los estoicos, quienes desarrollan una teoría casi opuesta, pero a su vez, complementaria.Los estoicos prefieren basar su terapia en el fortalecimiento de la razón y en la disminución de la sensibilidad; los epicúreos, por su parte, prefieren el camino contrario. Su terapia consiste en promover la relevancia y sabiduría crítica de la inteligencia sensible y emotiva, asentada en el cuerpo y en el psiquismo humanos, dejando en un segundo plano de investigación la conciencia reflexiva o racional. Sin embargo, no por ello abandonan del todo el uso de la recta razón. Por el 84 contrario, ésta se “depura” y mejora gracias a los procedimientos de la “cirugía epicúrea”, como llama Nussbaum a su terapia. Todas las corrientes helenísticas apuntan hacia un mismo objetivo: la curación del alma y la obtención sostenible de la salud ética. El maestro Epicuro sostiene por su parte, y con su propio ejemplo, la imagen del sabio, feliz, semejante a un dios. La figura del “buen salvaje” rousseauniano encuentra sus orígenes en la escuela epicúrea, donde su boceto goza de un estatus normativo y valorativo. Esta figura “ideal” de discípulo no corrupto, “virgen”, “natural” y floreciente, también alude a la condición básica de los animales y de los niños, de la que hemos hablado y la cual trata de emular como medicamento curativo y regenerador. La práctica de la filosofía sirve para “asegurarse la salud del alma”. Lo que le interesa a Epicuro de la enseñanza de la razón, es su eficaz y útil instrumentalidad para resolver problemas concretos y transformar nuestra perspectiva sobre las cosas y nuestro estilo de vida. Promete a sus discípulos una vida semejante a la de los dioses como recompensa por ser buenos estudiantes. El único acceso a las dolencias del alma, y la única manera de curarla, es por medio del uso de la recta razón, basada ésta en la sensibilidad “natural”, “animal” e “infantil”. Este enfoque de la razón desde sus fundamentos primigenios sirve como medicamento terapéutico para trabas y vicios de nuestro ser íntimo.El raciocinio comprendido desde dicha perspectiva, se convierte en instrumento invaluable, sencillo, certero y al alcance de todos. Su preceptiva sirve para curar tanto los males del alma como los del cuerpo. La metodología utilizada insiste en sanar primero al individuo desde el trabajo con su propia interioridad. El entendimiento es un instrumento de gran valor que nos otorgaron los dioses. Su aspecto terapéutico reside en la actividad cognitiva, sensitiva y emotiva de nuestro cuerpo, así como de nuestro psiquismo. 85 La filosofía de Epicuro, hasta aquí, se sustenta en el reconocimiento legítimo de la “sensación emotiva natural y cotidiana” como criterio fundamental de veridicción y salubridad para el conocimiento que nuestro maestro imparte. Las emociones bien encaminadas, para Epicuro, son portadoras de salud ética. Su conexión con nuestro ser auténtico y su adecuación a nuestros objetivos vitales fundamentales es de gran importancia cognitiva para la escuela epicúrea. “Sentir es creer”, diría el Maestro.La humilde y natural sabiduría de los sentidos y de la emoción nos protege de los errores y abusos de la conciencia reflexiva. Esta tiende a anquilosarse y tararse por los malos usos aprendidos y por los vicios sociales. Epicuro defiende la pureza cognitiva del “buen salvaje”, el cual, bien encausado por sus enseñanzas, puede alcanzar por medio de la virtud y la práctica devota, el florecimiento y la ataraxia en esta vida. La razón intelectiva a veces es ciega y oculta la verdad. Por ello, la tarea de la filosofía es limpiar los errores y males,develando tanto la verdad auténtica como el camino de la salud del alma. La exploración de nuestra animalidad humana, así como de nuestra infancia, con fines terapéuticos y pedagógicos,abre nuestra mente a una dimensión cognocitiva privilegiada y auténtica; la cual nos conecta con la realidad concreta y fáctica que nos acaece. Epicuro se manifiesta como un pionero del empirismo y promete, a través de su enseñanza, el encuentro con un modo novedoso y propio de pensamiento. Su tipo de razonamiento está anclado en el sentido común, compartido por todos los miembros de la especie humana. Las personas cuya razón se encuentra viciada o embotada por los estragos del sistema encuentra una esperanza de curación, siguiendo cabalmente sus enseñanzas. 86 “Pero esa vida placentera estaba llena de sensatez e inteligencia y se enlazaba con la amistad “que sobrevuela el mundo entero convocándonos a todos para que despertemos en la felicidad.””21 4. Los argumentos éticos epicureistas El maestro de filosofía, como un buen médico, debe ser agudo en el diagnóstico de casos particulares, diseñando un tratamiento específico para cada discípulo. El terapeuta ético y el discípulo enfermo establecen una relación concreta e histórica, concentrándose en el estudio de caso del paciente, ya que el objetivo de la terapia es curar y resolver problemas específicos. La vida que recupera la salud emplea formas de razonamiento que se centran en lo particular. La percepción de los detalles relevantes así como de los fenómenos reales que hacen parte del diagnóstico, así como la aguda sensibilidad “naturalista” y “naif”, son aspectos claves de la terapia epicúrea. Su originalidad reside en su sencillez y en el uso terapéutico de la memoria cognitiva, infantil e instintiva. Sin embargo, para que funcione este “logoi” como remedio del alma y del cuerpo, debe ir acompañado de una sólida conciencia psicológica: ¿Quién soy?, ¿Cuál es mi realidad presente?, ¿Cuál es mi reacción emotiva y cognitiva al respecto de lo fenoménico? Los argumentos éticos de Epicuro se adecúan a los casos y situaciones particulares. Priman la experiencia sensible y emotiva, así como la disciplina rigurosa, y la obediencia a la preceptiva del maestro.La ética de Epicuro es, sin embargo, a pesar de su lucidez y buena 21 Ibid, p. 21. 87 voluntad, dogmática y propensa a las formulaciones generales de carácter prescriptivo y obligatorio. Las virtudes argumentativas son las siguientes: coherencia, validez lógica, claridad en la definición, rigor analítico y aplicabilidad práctica. Su función terapéutica es eminentemente instrumental. Las virtudes argumentativas están enfocadas a resolver problemas concretos y generar soluciones viables, posibles y eficaces. Como escribe Lucrecio: “La claridad de la argumentación epicúrea es como la luz del sol que dispersa las sombras oscuras”. La ataraxia (ausencia de turbación) y la eudaimonía (florecimiento humano) son los objetivos alcanzables gracias al correcto uso de la razón instrumental (y sensible). El proceso de argumentación en su conjunto recibe el nombre de diorthosis, que significa “corrección”. El análisis de los argumentos opuestos a los de Epicuro es apasionado y parcializado a favor de la propia teoría, la cual es asumida como verdad absoluta e irrefutable, por el bien de la terapia y de la pedagogía. Su filosofía es “doxa” y axioma preceptivo. Aristóteles y Epicuro están de acuerdo en que el arte del filósofo ético, como el del buen doctor, exige prestar atención a las esperanzas y temores del paciente, así como saber aprovechar las ocasiones oportunas con flexibilidad y prudencia. El primero difiere del segundo en su concepción acerca de la naturaleza de la actividad propia de la argumentación ética. Para Aristóteles ésta última es esencialmente dialéctica y de carácter recíproco. Su éxito exige una comunidad de personas más o menos iguales, todas ellas asumiendo el doble papel de médico y paciente. El beneficio práctico del argumento ético, arguye, es inseparable del escrutinio dialéctico de las posiciones opuestas, de la actividad 88 crítica recíproca y de las virtudes filosóficas esenciales de coherencia, claridad y orden inteligible. Aristóteles es también muy cuidadoso en hacer coincidir física y metafísica en un equilibrio armónico y racionalmente concebido, que asegure la buena salud, y que logre adecuar la realidad a la percepción “natural” de nuestros sentidos. Por ello, la “anatomía del alma” es un tema central en la terapia filosófica de Aristóteles.Esta perspectiva lógica y científica de la verdad no estápresente en Epicuro. En efecto, la terapia epicúrea es un tanto menos racional pero un poco más fisiológica, podríamos decir; aunque ambas tienden a competir por obtener los laureles de la diosa de la Sabiduría. Su sensibilidad “clínica” pretende subsanar con más ahínco las necesidades humanas básicas; pero para ello necesita defender un principio de autoridad pedagógica y médica, así como un doxa claro y distinto: el del Maestro.El sabio griego nos dejó como legado una filosofía compasiva, incluyente y solidaria, fortalecida por un sólido sentido de la autoridad del maestro. Su razón discursiva está profundamente afianzada en la biofísica así como en el estudio del cuerpo humano. Epicuro, por su parte, considera que la filosofía analítica y dialéctica de Aristóteles es de corto alcance. Pero el aristotélico insiste, nos cuenta Nussbaum, en que su tipo de filosofar aporta una forma peculiar de beneficio práctico, gracias a su carácter comprensivo, riguroso y respetuoso de la claridad, así como de la objetividad científica. El aporte epicúreo, a su cuenta y haber, versa sobre la exploración razonable de la dimensión de los sentidos del cuerpo y del alma, la cual nos brinda información valiosa sobre nuestra relación “real” y no condicionada con el mundo interno, a la vez que con el mundo externo. Su filosofía esboza una conceptualización fisiológica y directa de las nociones de “origen”, “vida animal”, “cultura primitiva”, “memoria infantil”, “estilo de vida sencillo” y “trabajo 89 interior”. Su aporte marca un camino tanto terapéutico como depurativo para los males del alma. Para no perdernos en la morfología primitiva que propone como “fantasía” para depurar la imaginación emotiva y sensible, es importante tener en cuenta los principios anatómicos y antropológicos que configuran al ser humano. Por otra parte, la conciencia y responsabilidad psicológicas también son conceptos claves para el éxito tanto de la curación, como de la enseñanza. 5. La terapia filosófica epicureista La terapia de Epicuro se caracteriza por defender el cuerpo, su inteligencia y sus pulsiones. Los seres humanos, comolos demás animales, buscan el placer y evitan el dolor. Este principio ético y cognitivo guía tanto el comportamiento, como la voluntad, y la capacidad de elección de las especies biológicas más desarrolladas. Epicuro enseña una vida sencilla, en armonía con la naturaleza, como camino hacia la eudaimonía (florecimiento humano en griego) y hacia la curación del alma (Ataraxia, ausencia de perturbación y dolor). Rechaza los vicios y corrupciones que genera la sociedad. Las causas de la turbación pueden eliminarse por medio de la terapia, pues estas causas son generalmente creencias falsas acerca del mundo y del valor de las cosas, junto con los “vanos” deseos generados por estas falsas creencias. La supresión de la creencia falsa y su remplazo por una verdadera, acaba con el deseo errático y, por lo tanto, con la turbación. “ Puesto que la creencia falsa es la raíz de la dolencia, el arte curativo debe ser 90 un arte equipado de lo necesario para enfrentarse a la falsa creencia y vencerla. Debe, por consiguiente, ser un arte del razonamiento.”22 Epicuro clasifica los deseos en dos categorías: los vanos y los naturales. Los primeros son corruptores y ociosos. Perjudican nuestro sano desarrollo, viciando nuestra salud y nuestro bienestar. Los segundos son oportunos y necesarios, pues “enfocan” nuestro comportamiento, y nos ofrecen satisfacción auténtica y durable. ¿Cómo reconocer los unos de los otros? Este es uno de los principales objetivos de la terapia epicúrea que vamos a analizar a continuación. “Esto nos da a entender que los deseos que Epicuro considerará sanos y no vanos son los que corresponden a nuestra naturaleza; pero la naturaleza se considera como una noción normativa, no opuesta al artificio, sino a lo hinchado, excesivo, aquello que podría impedir el sano funcionamiento.”23 Una vida virtuosa, buena, sabia y acorde con la naturaleza tiene como premio la eudaimonía: es decir como hemos dicho anteriormente, el florecimiento, la realización integral de la persona. La realización eudaimónica es el fin último de toda vida humana: tendemos hacia ella así como nuestras acciones también lo hacen. Somos criaturas “naturales”,poseemos la virtud y la sabiduría dentro de nosotros en estado inconsciente. Gracias a la enseñanza y a la práctica filosófica podemos cultivar nuestros méritos después de sanar lo corrupto, lo enfermo. La mayoría de nuestros males provienen de la sociedad o de la cultura, de sus errores y expectativas infladas. Tanto la autonomía crítica del 22 Ibid, p. 153. 23 Ibid, p. 143. 91 razonamiento práctico como la obediencia a las instrucciones del maestro son herramientas claves para perseverar y no perderse del camino virtuoso y verdadero. Ahora bien, para lograr distinguir los sanos deseos hemos de actuar teniendo en cuenta la sabiduría de los animales y de los niños, es decir, buscando el placer “natural” y evitando el dolor. Razona Epicuro que si la sociedad no es digna de crédito; el testimonio fidedigno acerca de los fines legítimos de la vida es el testimonio de los sentidos y de los sentimientos corporales, en primera instancia, al margen de la enseñanza y de la creencia. Según el maestro helenístico, los que actúan siguiendo la sabia voz de la naturaleza, logran el sano juicio, así como una vida sosegada, tranquila, serena y feliz. El pensamiento acorde con el concepto normativo y valorativo de “naturaleza” coincide con el estado de espíritu y el tipo de razonamiento práctico que la historia de la filosofía ha entendido bajo el término de “sentido común”. Este sentido común, compartido por todos los miembros de la especie humana, es el que nos identifica como animales propiamente humanos. Está fuertemente anclado tanto en la sensibilidad corporal y anímica como en la experiencia cotidiana y pragmática. Por otra parte, Epicuro considera que los sentidos son totalmente dignos de confianza, y que todo error procede de la creencia infundada y engañosa. Una vez que ha eliminado el dolor y las diversas trabas que perturban su alma, el ser humano realizado logra vivir de manera floreciente. La naturaleza del verdadero bien es virtuosa y no corrupta. Una vida sencilla y natural es una vida sabia. El vicio, así como la enfermedad, han de ser sanados y superados por el espíritu razonable, por medio de la terapia filosófica y de la fuerza de voluntad. 92 “Si realmente somos capaces de imaginar un ser humano (maduro) de quien se ha eliminado toda turbación e impedimento- cuyos deseos infantiles son plenamente satisfechos- veremos, dice Epicuro, que a ese individuo no le falta nada y no tiene necesidad de aspirar a más.”24 La apelación a las sensibilidades animal e infantil en tanto principio normativo de veridicción,genera una depuración cognitiva, espiritual e intelectiva en la persona adulta. Recuperar la memoria, la sencillez y la autenticidad emotiva permiten al paciente sanar las heridas de su alma. Sin embargo, dicho “logoi” no es más que un medicamento: una persona sana no puede perder su principio de realidad. Y claro, priman para el psiquismo saludable la identidad presente así como la voluntad y conciencia encaminadas según la recta razón.Esta perspectiva epistemológica permite reconocer los deseos “naturales” de los “vanos”. La razón epicúrea se construye a partir de una sensibilidad naif, pero realista y “terre à terre”.Esta buscaconectarnos medularmente con nuestra condición más básica, así como con nuestra naturaleza originaria y con nuestra personalidad auténtica. La ataraxía, concepto en griego que significa “ausencia de turbación y ansiedad en el alma, y ausencia de dolor en el cuerpo”, se refiere a los fines que persigue la criatura no corrupta, virtuosa, buena y eudaimónica. La ataraxia es uno de los objetivos generales de la terapia filosófica. Ahora bien, la terapia epicúrea, a pesar de su originalidad, también se acoge a los requisitos propios de los argumentos terapéuticos, compartidos por las otras escuelas helenísticas. Estos son, desde la óptica epicúrea, los siguientes: 2.1. Finalidad práctica. 24 Ibid, p. 146. 93 La terapia filosófica de Epicuro se basa en la información que aportan los sentidos del cuerpo y, especialmente, en la inteligencia y sabiduría propias del sentido común. Su escuela practica la filosofía como “una actividad que garantiza la vida floreciente por medio de argumentos y razonamientos.” La filosofía es necesaria para alcanzar la buena vida, dice Epicuro. Esta es posible para todo el mundo, para todo aquel que tenga interés en vivir bien. Su misión es conducir a los individuos hacia su fin propio. El fin último de la vida de todas las personas consiste en lograr la eudaimonía y la ataraxia. La terapia filosófica de Epicuro mejora la calidad de vida de las personas y simplifica la existencia. También la purifica, la “naturaliza”. Su finalidad práctica se ve reflejada en la adopción, una vez más, de la analogía médica y todas sus derivantes. Lo que cuenta como salud en el inicio de la terapia, ha de tener alguna conexión con las ideas previas de los discípulos acerca de lo que entienden por medicina, así como con sus prácticas sanitarias a nivel antropológico. Médico y paciente deben estar de acuerdo tanto en los principios rectores de la terapia, como en los objetivos y procedimientos.La cura no puede parecerles un estado por el que no vale la pena pasar: al contrario, deben reconocerla como algo que responde a sus deseos más profundos y fundamentales. La salud es deseable por encima de la enfermedad. Se trata de un estado natural, normal, agradable, y relativamente fácil de alcanzar y mantener. Lo importante aquí es seguir la preceptiva con convicción y responsabilidad en relación a la propia curación. El enfermo debe aceptar que su patología no es necesaria y que lo hace infeliz, para que, acto seguido, esté dispuesto a desecharla de su vida. En muchas ocasiones, los malos hábitos o la fuerza de la costumbre hacen que las personas sean reacias al cambio positivo, obstaculizando el proceso curativo. Los enfermos 94 pueden equivocarse yasumir su dolor o malestar como parte intrínseca de sus vidas. Por cobardía, desidia o ignorancia, se suelen acomodar en sus males y rechazar el esfuerzo personal que exige la cura. Cambiar de hábitos es para ciertas personas más difícil de lo que se cree. Por ello, el paciente tiene el deber de hacer de médico de sí mismo; pero sobre todo, dice Epicuro, su sanación y correcto aprendizaje dependen de la juiciosa obediencia a los preceptos del maestro. Sin fuerza de voluntad o convicción por parte del paciente acerca de la posibilidad real y deseable de la cura, el tratamiento no logra tener éxito. Por otro lado, para un óptimo resultado terapéutico, la necesidad práctica de la curación domina sobre todas las demás consideraciones acerca de la argumentación filosófica. La razón de la salud debe primar necesariamente sobre la razón de la enfermedad. Los argumentos prácticos en sus valores, esperanzas, deseos y objetivos se comportan de forma flexible, adaptándose a las características propias del caso concreto en cuestión. Los “logois” varían según las necesidades de cada discípulo. Su eficacia y credibilidad dependen de la maestría en que los argumentos terapéuticos logran defenderse y “venderse” a ellos mismos. Su lógica intrínseca y explícita es “autoencomiástica”.Este último es un concepto acuñado por Nussbaum que se refiere a la capacidad de los “logois” de sustentarse a sí mismos según una demostración tanto lógica como práctica. De esta actividad autosustentable depende su veridicción, su aceptabilidad y su eficacia empírica. III.3. Herramientas metodológicas de la terapia epicúrea 95 Habiendo analizado su concepto general, pasemos ahora al examen de sus principales herramientas metodológicas. La escuela de sabiduría epicúrea se caracteriza por tres prácticas que no comparte con ninguna otra escuela de la época. Estas son: la memorización, la confesión y la información. 3.1. La memoria y la repetición. Epicuro ofrece al menos tres razones por las cuales la memoria y la repetición son esenciales para su terapia filosófica. a) La primera arguye que la memorización es la función cognitiva y bio-mecánica que tiene el estudiante de interiorizar la enseñanza, de tal forma que ésta “se vuelva poderosa”, y pueda ayudarle en la confrontación con el error. Si el discípulo interioriza la enseñanza, dice,“nunca, ni en vigilia ni en sueños, se sentirá turbado.” La enseñanza preceptiva funciona como medicamento para el discípulo. b) La segunda razón que da es que la memorización de un compendio (o lección) brinda una visión de conjunto sobre la estructura de todo el sistema; de esta forma, el estudiante logra captar hasta qué punto una estructura de enseñanza es realmente segura y completa, y con qué limpieza encajan entre sí sus piezas. El camino del aprendizaje hacia la sabiduría consiste en la memorización, comprensión y aplicación de compendios teórico-prácticos. Sin memoria no es posible el auténtico aprendizaje. O dicho de otra manera, para comprender completamente una serie de ideas, hay que guardarlas en la memoria.El objetivo de la vida, más que ganar a “tout prix” , es alcanzar la iluminación, la ataraxia y la eudaimonía. La terapia filosófica de Epicuro ofrece fortalecer las competencias propias del alumno a través de la aprehensióny de la aplicación juiciosa de los preceptos enseñados por el Maestro. Su pedagogía quiere ser práctica, contundente y realista. También terapéutica, fomentando la ataraxia y la eudaimonía como estilos de vida deseables naturalmente, y por 96 lo mismo razonables.Si seguimos las enseñanzas del maestro, nos convertiremos en mejores personas y gozaremos de una vida buena. La memoria es por lo tanto un valioso método pedagógico y terapéutico. “Aun en el caso del estudiante perfectamente formado, el elemento crucial en la clarificación de cada problema particular es la capacidad de evocar rápidamente los conceptos, y [eso es imposible a menos que] dichos conceptos se hayan reducido a proposiciones elementales y fórmulas simples.”25 A través del ejercicio de la memoria, así como del uso de la repetición de ideas y conceptos claves, el alumno se apropia de la enseñanza recibida en profundidad; logra comprenderla, analizarla, recomponerla, dominarla, y, lo más importante, no olvidarla. Estas prácticas psicopedagógicas y cognitivas lo ayudan a liberarse de los libros, así como a ganar autonomía y destreza en la aplicación, en su vida real y cotidiana, de los preceptos y valores aprendidos. Pensamos mejor, más eficientemente, cuando trabajamos con la ayuda invaluable de la memoria y de la repetición (minimalista, podríamos añadir). Los “logois” son como mantras de conocimiento terapéutico. El tiempo que dedicamos a aprenderlos es formativo, cuando los repetimos oralmente tenemos una experiencia “catártica”. También la lúdica, nacida en el adulto de la conciencia de su semejanza con el animal y con el niño, tiene a su vez una función terapéutica. La metodología de Epicuro nos aparece según todas estas cuestiones con aires marcadamente teatrales. Gracias a su pedagogía lúdica, nuestro pensamiento se libera, se depura, se simplifica, y se potencializa al mismo tiempo.La nemotecnia emotiva y preceptiva es selectiva, activa y constante. Esta nos proporciona un 25 Ibid, p. 175. 97 control más profundo y conciente de la enseñanza recibida, así como una mejor comprensióninterna, privada y orgánica de la misma. La memoria nos ayuda a apropiarnos del conocimiento “anatómicamente”. Nuestro cerebro trabaja su facultad psicofísica, preparándolo así para la “iluminación” filosófica.Gracias a la nemotecnia podemos conservar lo que hemos aprendido en el disco duro de nuestro cerebro, y consultar dicha información cada vez que lo necesitemos en nuestra práctica cotidiana.La memoria, por fin,nos hace más ágiles, más eficientes, más performativos. Nos brinda autoconfianza y seguridad en lo que hemos sido, somos y seremos. Nuestra inteligencia conciente se regenera, conserva su juventud y lozanía, funciona con mejorada agudeza, lucidez y penetración. c). La tercera razón en defensa de la memoria y de la repetición pone de manifiesto la dimensión de Epicuro como psicólogo. Este último descubre “el inconsciente”, lugar de nuestro psiquismo donde penetran los errores y las falsas creencias sin que nos demos cuenta, enfermándonos y corrompiendo nuestro ser “natural” y “auténtico”.El argumento terapéutico ha de ser “sincelado” en el alma del discípulo, con el fin de que éste obtenga el poder necesario para vencer tanto a sus fantasmas internos como a sus contrincantes o creencias erráticas. Estos últimos son causa directa de sus males y dolencias.La salud ética empieza por casa: primero nos curamos a nosotros mismos, y luego, buscamos ayudar a los demás. Por esta razón, el amor propio, la autoconfianza y la autoestima son herramientas fundamentales para llevar a buen término la terapia filosófica. El concepto de “cuidado de sí” foucaultiano también aparece en las enseñanzas epicúreas. La obediencia del discípulo a la preceptiva enseñada por el maestro tiene sus pros y sus contras, como ya anotamos anteriormente. Estoy de acuerdo con Nussbaum en contra 98 del dogmatismo y el despotismo, y considero a este respecto que la independencia crítica y la autosuficiencia del alumno son saludables en los campos disciplinares aquí estudiados. Un justo medio adecuado es en la filosofía aristotélica, por lo general, la mejor alternativa para regular la interacción entre conceptos contrarios. En la dinámica de la vida siempre una parte tiene que ganar. Para nosotros, la democracia en la terapia filosófica es imprescindible y saludable.El debate entre autoridad, obediencia y libertad queda sobre el tapete para posteriores desarrollos éticos. 3.2. La confesión. Otra herramienta de la práctica epicúrea es la “confesión”; la cual consiste en sacar a la luz los síntomas que presenta el paciente para efectuar sobre ellos un análisis y un diagnóstico pormenorizados. El diagnóstico sintomatológico se logra a partir de la confesión del paciente acerca de sus males y dolencias. Esta práctica se ve reflejada en la metodología del moderno psicoanálisis. Dice Nussbaum que antes de que el terapeuta pueda formarse una hipótesis acerca del caso que pretende curar, necesita escuchar la historia clínica y de vida del enfermo, y que ésta sea lo más completa posible. Por ello, la terapia requiere un tipo de relación entre agente y discípulo que permita la confianza, la intimidad y la camaradería.Quien se confiesa sobre su caso personal y concreto es el paciente. A partir de su historia, el médico-maestro “cocina” un arsenal de argumentos terapéuticos, conocidos como “logois”, cuya misión es curar tanto el cuerpo como el alma de sus males. Los logois que nos ocupan aquí actúan sobre casos reales y fácticos; cada detalle específico incide en la comprensión total del problema, así como en su solución conceptual y argumentativa.La terapia comunicacional, basada en la narración de la biografía del paciente, le permite al terapeuta inspeccionar la soledad del discípulo, sus 99 sueños, sus momentos secretos. En estas prácticas se afianza la psicología pedagógica que caracteriza su enseñanza.En la medida en que el paciente controla su narrativa personal “biográfica”, así como las lecciones aprendidas; tiene el poder para tomar decisiones acertadas, rechazar las falsas creencias y prejuicios, así como asumir las riendas de su propia cura y de su acción personal. 3.3. La información. La tercera herramientade su metodología terapéutica es “la información”. El manejo de ésta requiere una técnica tanto cuantitativa como cualitativa. La información que recibe el discípulo proviene de diversas fuentes: las más importantes son la preceptiva del maestro y los dictámenes de su recta razón. Pero también es adecuado procesar conceptualmente, y con mirada crítica, podríamos añadir, los datos que nos ofrecen nuestra experiencia cotidiana, nuestra memoria psicoanalítica y bioafectiva, así como la información que nos transmite la sociedad en que vivimos y la diversidad cultural que nos rodea. El discípulo, guiado por su maestro-terapeuta, tiene como misión encontrar en su interior las herramientas y mecanismos filosóficos para aprender a curarse a sí mismo. Pero primero debe dejarse curar por el experto, y depositar en él su confianza.La enseñanza aprendida y puesta en práctica fortalece la capacidad intelectiva y racional de nuestro psiquismo humano.En ello consiste el compromiso asumido por la filosofía epicúrea. Para él, filosofar se define como la búsqueda de un remedio contra la confusión y el malestar de la cultura, como diría Freud. Una medicina para el alma preparada con la sabiduría ancestral del sentido y la memoria. Una mezcla propiciatoria de logois razonables es el mejor de los remedios, la más efectiva de las medicinas para curar a los discípulos.El filósofo ejerce sus funciones como terapeuta y psicoanalista de una sociedad perturbada, 100 cuya enfermedad colectiva debemos evitar a toda costa y ayudar a sanar. No podemos dejarnos contaminar o matar por dicha peste. El trabajo enfocado en la propia interioridad nos blinda de los factores externos, y nos ayuda a controlarlos. Nuestra coraza intelectiva también fortalece y protege las emociones sanas. Así, siguiendo este estilo de vida bucólico y sosegado, El filósofo busca alcanzar la imperturbabilidad o ataraxia, así como la libertad, y la capacidad de gobernarse a sí mismo. “La independencia que la ciudad ha perdido, puede el sabio todavía guardarla para sí mismo en su retiro y su mente libre. El más grande fruto de la autosuficiencia es la libertad.”26 ******* Ya para terminar este apartado dedicado a la filosofía del sabio Epicuro, nos interesa volver a llamar la atención sobre la analogía médica. Los filósofos de aquella época ejercían como terapistas, y Epicuro no era la excepción. Su arte de curar las almas era muy apreciado, a pesar de la censura social que recibió el maestro a causa de sus críticas radicales, así como de su actitud quirúrgica con respecto al “status quo”.Superar el 26 Ibid, p. 43. 101 dolor, así comoalcanzar la eudaimonía y la ataraxia, son metas posibles y alcanzables gracias al poder curativo y transformador de los “logois” que conforman la terapia del deseo. Esta le ofrece a sus clientes la posibilidad de curar su alma y su cuerpo de males y dolencias varias, ofreciéndole al final del proceso terapéutico la promesa de una vida mejor: más higiénica, controlada y placentera. El adiestramiento epicúreo es una opción de vida ataráxica, que libera al paciente de su perturbación y le enseña los secretos más importantes de la sabiduría humana. Todo esto lo ofrece un hombre que puso su vida al servicio de la humanidad, un maestro humilde y genial, pero también autoritario y radical. Epicuro nos dejó una fuerte conciencia de la autoridad “yoíca” como principio terapéutico, sobre todo en lo que concierne a la palabra del maestro griego. El brinda las pautas del juego pedagógico y lo dirige desde su escuela de filosofía, a los discípulos que quieren seguirle. Ejerce como psicólogo del alma de sus alumnos, ayudándoles a crecer y florecer según la voz de la recta razón. Los males son limpiados, las ventanas se ventilan hacia el exterior; pero lo más importante es el trabajo versado hacia uno mismo, la exploración de la propia interioridad. Este proceso lo guía el maestro según su sabiduría emotiva. Su propuesta es conservadora de lo primitivo y ancestral, pero revolucionaria en la condición social que le es presente. La critíca porque convive con ella, y debesanar la enfermedad cultural que corrompe al alma. Así llega al núcleo del asunto: ¿Cómo lograr la salud ética y psicológica? En resolver este enigma se ocupa el desarrollo de su terapia filosófica. La libertad de elección eudaimónica que nos brindan los sentidos naturales, así como el uso de la razón ataráxica, la cual “sana” tanto el cuerpo como el alma (psiqué); han de ser potencializados en nuestra práctica cotidiana para lograr una mejor calidad de vida 102 así como un buen vivir. Los males que nos aquejan se encuentran en los focos de corrupción sociales, así como en las patologías culturales, o en los dogmas erráticos aprendidos. III.6. Características conclusivas. Después de haber realizado el anterior análisis crítico a cerca del pensamiento epicúreo, vamos a concluir este acápite con el recuento de sus características principales. 1. Epicuro rescata la sabiduría cognitiva de las emociones, partiendo del estudio mimético de la naturaleza, de los animales y de los niños. 2. Sus principales herramientas metodológicas de terapia cognitiva son: la memoria, la repetición, la confesión y la información. 3. Las emociones naturales son saludables y cumplen una función terapéutica, cuando van acompañadas por el buen juicio de la recta razón, enseñada por el Maestro. 4. La escuela está abierta a todo público. 5. Carácter dogmático y autoritario de su preceptiva. 5. Se le exige al discípulo la adopción práctica de una vida sencilla, natural y ascética. Esta funciona según las enseñanzas del Maestro Epicuro.6. El recogimiento de acuerdo a natura para aprender las lecciones es obligatorio. 7. Crítica por parte del Maestro de los vicios y corrupciones tanto sociales como culturales. 8. Voluntad terapéutica y sanadora de la práctica filosófica. Utilización orgánica y arbitraria de la analogía médica. La filosofía ética-médica, compasiva, solidaria y virtuosa, rescatada por Nussbaum del pasado remoto de los antiguos griegos helénicos, nos ofrece una alternativa de terapia de pensamiento, incrustada en el sentido común. Este se ocupa de regular la vida emotiva según los sabios dictámenes de la recta razón. Su acción disciplinaria se encarga de curar 103 los males y enfermedades del alma y del cuerpo del individuo. Lo cual repercute en la salud social en su conjunto. 104 CONCLUSIONES Hasta aquí hemos analizado el concepto de “salud del alma” desde tres corrientes de pensamiento: la aristotélica, la estoica y la epicúrea. Las tres nos brindan perspectivas interesantes y complementarias que abren nuestra mente hacia posibilidades de conocimiento y de acción más lúdicas y eficaces. Hasta donde nos ha traído nuestra investigación, ¿qué podemos decir finalmente sobre la salud del alma? III.7. ¿En qué consiste la salud del alma? A continuación vamos a enumerar y nombrar brevemente las condiciones que el discípulo debe cumplir para lograr una salud ética sostenible, así como una vida buena, gracias a la puesta en práctica de la terapia del deseo helenística. 1. La obtención y sostenibilidad de la salud ética es el objetivo principal de la terapia filosófica. 2. Los males del paciente son vencidos y extirpados gracias a la sabiduría emocional vehiculada por los logois terapéuticos. Por medio de la supresión de la enfermedad se reestablece el equilibrio de la salud. 3. El alma (psiqué) es saludable cuando siente, piensa y actúa de acuerdo a la voz de su recta razón. 4. La salud del alma requiere un compromiso psicológico del discípulo con su salud y bienestar internos. El control positivo de la interacción con los factores medioambientales y sociales externos que nos corresponden, también es provechoso para nuestra salud integral.5. La teoría debe 105 adecuarse con la práctica. La razón instrumental inside sobre la realidad para cambiar lo que es necesario cambiar, y reestablecer así la salud del alma. 6. La salud psicológica requiere un equilibrio justo y armónico entre las siguientes esferas cognitivas: la íntima o privada, dominio de lo personal y subjetivo; la esfera cultural, familiar y doméstica; la social, económica y política; la esfera mística y religiosa. La dimensión artística y creativa juega un papel lúdico y transversal en la teoría del conocimiento helenística. 7. La salud del alma es un compromiso de la persona consigo misma, en primera instancia. La capacidad crítica del discípulo de hacer de médico de sí mismo es fundamental para el éxito de la terapia. 8. La salud ética es un requisito para lograr la eudaimonía y la ataraxia. 9. Buscar la salud integral es sabiduría. 10. Los dos principales artífices de la salud ética son: la sabiduría emocional y el comportamiento de acuerdo a la recta razón enseñada por la escuela, y asimilada por el discípulo para su propio beneficio. Ya para terminar, vamos a analizar la insidencia del comportamiento virtuoso y bueno en la obtención y sostenibilidad de la salud ética. Desviarse de la virtud, que por definición es algo que cae bajo el control del individuo, es motivo de censura y reproche, no de compasión. Añade Aristóteles al respecto: “cuanto más posea la virtud en su integridad y más eudaimón sea [ una persona], tanto más penosa le será la muerte… pues conscientemente quedará privada de los mayores bienes, y ésto es doloroso.”27 27 Ibid, p. 129. 106 Alguien virtuoso es alguien que ha logrado la “iluminación” filosófica, la cual se manifiesta en los sentimientos extáticos y fisiológicos de eudaimonía y ataraxia. El uso adecuado y virtuoso de su razón práctica, así como de su sabiduría emocional, lo han llevado hasta allí.En resumen: hay cosas en el mundo por las que es correcto preocuparse: los amigos, la familia, la propia vida y la salud, las condiciones materiales de la acción virtuosa.Esta puede verse obstruída por obstáculos y acontecimientos que escapan a nuestro control. Por esa razón, dice Nussbaum, es correcto sentir un cierto temor. No por ello, la persona buena será disuadida de hacer lo que es debido y digno. Los objetos de temor son objetos apropiados de compasión cuando afectan a otra persona. Hemos extraído de nuestro anterior análisis crítico diez puntos clave, los cuales sirven como conclusiones abiertas hacia nuevos y posteriores problemas de investigación filosófica. Dichos puntos son los que siguen a continuación. 1. La “terapia filosófica”, legado de las escuelas helenísticas y antiguas de sabiduría en Grecia y Roma, propone un tipo de racionalidad práctica e instrumental, acorde con las problemáticas actuales que nos aquejan, y efectiva en su manera de resolver casosconcretos y reales. Dicha terapia pedagógica interviene a profundidad los resquicios corruptos de la naturaleza humana logrando, gracias al dominio profesional del usufructo de la facultad de razonar y de sentir, excelentes resultados a mediano y largo plazo. La contundencia y sostenibilidad de dicha metodología es su fuerte. 2. Los “logois” terapéuticos facilitan la curación de las personas gracias a su eficacia argumentativa y crítica. Estos son remedios filosóficos; compendios discursivos que 107 manejan un lenguaje lógico, racional y razonable, subjetivo y objetivo, veraz y consensual, al mismo tiempo. Su misión es convencer al discípulo de su veracidad y de su poder para ayudarlo a vencer los males que lo aquejan. El corpus de “logois terapéuticos” que hemos venido estudiando no sólo es aplicable en el campo del psicoanálisis, de la ética o de la medicina, sino también puede ser un instrumento valioso y confiable para resolver problemas de índole humanista en cualquier campo disciplinar, institución jurídica o persona natural que requiera dicho tipo de conocimiento práctico. Los logois terapéuticos se aprenden y ejercitan a lo largo de la experiencia cotidiana. De su uso riguroso, disciplinado y constante depende el éxito en la curación de almas, cuerpos y procesos conceptuales. 3. La razón instrumental y práctica es una herramienta de gran utilidad, pertinencia y eficacia en el quehacer científico. Esta fue descubierta por los antiguos griegos y ha permitido a la humanidad realizar sus sueños y alcanzar sus metas, gracias a las diversas modulaciones que ha inaugurado y potencializado el quehacer filosófico a lo largo de la historia. En la actualidad, dicha razón permite adecuar los proyectos teóricos con su aplicabilidad práctica. Su función es simplificar conceptualmente los procedimientos, contribuyendo así al desarrollo humano y al mejoramiento de la calidad de vida y del bienestar integral de las personas. 4. El conocimiento anatómico y médico en general es una herramienta útil y necesaria para la adecuada y saludable gestión de las viscicitudes propias del espíritu humano. Los juegos de lenguaje compartidos por logias humanas generan necesidades de índole psicológica y ética, las cuales la “terapia del deseo” puede entrar a subsanar y mejorar, de manera oportuna, realista y sostenible. La racionalización científica de las emociones contribuye al 108 avance y a la certeza del conocimiento en el campo de la salud ética. La analogía médica tiene mucho que aportar a los avances intrínsecos de la disciplina filosófica. Nuestro oficio cumple la función de ser “la madre de todas las ciencias”. Su teoría crítica bien encaminada según los dictámenes de la recta razón práctica y analítica, es un valioso aporte de alto impacto al servicio de la vida personal, social y cultural. 5. Los profesionales de la filosofía estamos comprometidos con la difusión pedagógica, terapéutica y pragmática de nuestra disciplina milenaria de conocimiento. Este compromiso requiere un trabajo serio, riguroso y de excelente calidad. El poder de la piedra filosofal es una herencia ancestral de la humanidad, regalo de los dioses, que ha de ser puesto al servicio de la comunidad y de nosotros mismos. Su usufructo está al alcance de todos. Los discípulos y maestros son los principales beneficiarios de sus maravillas y poderes. Esta disciplina es exigente y rigurosa, pero ofrece grandes satisfacciones a quien la respeta y la practica con dignidad y decoro. La promesa de eudaimonía y ataraxia por parte de las escuelas helenísticas nos devuelve la esperanza de un mundo mejor, posible y deseable para todos y todas. Del libre albedrío y de la responsabilidad operativa de cada cual, depende la bonanza o el infortunio en la cosecha de sus preciados frutos divinos y humanos. 6. La cultura política actual está enferma y necesita hacer un viraje conciente de 180 grados para poder acceder a los beneficios de la terapia filosófica. En el caso colombiano, concretamente, la avalancha de violencia, sectarismo e injusticia social, ha de encontrar un camino de concordia, democracia y respeto por los derechos humanos, que nos permita salir del atolladero en que nos encontramos, y resolver los problemas humanitarios de forma radical, contundente y sostenible. La perspectiva psicológica y terapéutica de empoderamiento personal del individuo es una salida factible y urgente para emprender sin 109 demoras la curación del alma de nuestro pueblo y de cada uno de nosotros. La salud ética ha de ser una prioridad de las políticas públicas, así como de las agendas privadas de las gentes que desean superar sus problemas y trabas, y atreverse a ser felices. La sociedad global contemporánea requiere ciudadanos cosmopolitas y bien calificados, que sean capaces de hacer frente a los retos de la globalización con sabiduría, y sin sacrificar su calidad de vida o su bienestar general. 7. La arcadia bucólica, infantil y naturalista de los antiguos griegos sorprende por su gran sabiduría y actualidad. El índice de felicidad humana no depende sólo de la acumulación material, de la carrera por el dinero o por la fama. La virtud eudaimónica y ataráxica que cultivaron los maestros helenísticos en su tiempo, libera al espíritu humano de sus cadenas y errores, ofreciéndole un camino posible de salvación, o por lo menos de salud ética, de bienestar general y de calidad de vida. La teoría y la práctica están estrechamente imbricadas en esta metodología antigua de conocimiento. Su fórmula es sencilla, fácil, profundamente sabia y de gran actualidad. Su instrumentalidad, acorde con la razón pública, genera enormes posibilidades de acción, de curación y de innovación en el mundo práctico de todos los días. 8. El amor propio, así como el amor altruista se complementan mutuamente. El trabajo interior del discípulo sobre sí mismo es el más efectivo para deshacer bloqueos y encontrar respuestas personales. La guía profesional y comprometida del maestro, así como sus enseñanzas, afianzadas en su propia experiencia, facilitan el proceso terapéutico y garantizan su óptima calidad. La autosuficiencia y el esfuerzo crítico del discípulo-paciente es, sin embargo, pieza fundamental para que el engranaje funcione satisfactoriamente para ambas partes. Lograr ser médico-maestro de sí mismo con legitimidad y sapiencia es la 110 prueba de fuego de la idoneidad del discípulo. Cuando tiene dicho poder puede empezar a curarse verdaderamente; y entonces ayudar a los demás, transmitiendo el conocimiento aprendido, para que éstos puedan gozar, algún día, de las mieles y laureles del triunfo sobre sí mismo y sobre la sociedad corrupta que los condiciona y esclaviza. 9. El naturalismo crítico y científico practicado por los antiguos helénicos tiene en cuenta el artificio humano como parte integrante y constitutiva de la “producción cíclica natural”. La naturaleza humana es un campo de investigación inagotable y complejo, el cual, sin embargo, bebe sediento de las enseñanzas y experiencias del pasado. Preservar la memoria histórica es clave para que no volvamos a cometer los mismos errores de nuestros antepasados. También nos sirve para aprender de sus aciertos y hallazgos. La actitud democrática y dialéctica que en general promueve la terapia del deseo, salvo, y por razones metodológicas, la escuela epicúrea; enriquece las posibilidades conceptuales y técnicas del arte de la cultura política. En la salud ética insiden tanto los factores individuales como los colectivos. La búsqueda de fuentes de deseo “naturales” y saludables, así como la eliminación de aquellos deseos viciosos, corruptos, engañosos y malsanos; aumenta en la población que asume el proceso terapéutico, los índices efectivos de salubridad, calidad de vida, bienestar general, felicidad, desarrolloy libertad. 10. Ya para terminar nuestro análisis crítico de los principales contenidos filosóficos de “La terapia del deseo”, dejamos una serie de preguntas abiertas para ser trabajadas en eventuales investigaciones posteriores. ¿Qué entendemos por una cultura política terapéutica? ¿Es el biopoder un requisito del poder político? ¿En qué consiste la bioeconomía? ¿Cuáles son sus alcances y perspectivas en los campos de conocimientopropios del desarrollo humano y de la calidad de vida? ¿En qué consiste la 111 salud ética óptima para nuestros tiempos? Dejamos estos interrogantes sobre la mesa, y quedamos satisfechos con el trabajo hasta aquí realizado, el cual sirve como “abrebocas” del mundo fructífero y provechoso que ofrece la investigación en terapia filosófica. 112 Bibliografía utilizada 1. Obras de Martha Nussbaum NUSSBAUM, Martha (1978):Aristotle´s De MotuAnimalum, Princeton University Press, U.S.A. NUSSBAUM, Martha (1994): The Therapy of Desire. Theory and Practice in Hellenistic Ethics, Princeton University Press, U.S.A. NUSSBAUM, Martha (1995):Justiciapoética, Santiago, Editorial Andrés Bello. NUSSBAUM, Martha andRORTY, Amélie (1999): Essays on Aristotle´s de Anima, Oxford University Press. U.S.A. NUSSBAUM, Martha (2003): La terapia del deseo. Teoría y práctica en la ética helenística. Barcelona, Paidós. 4. Otras obras consultadas ARISTÓTELES. La política. Instituto Caro y Cuervo. Bogotá, 1989. ARISTÓTELES. Etica Nicomaquea. Editorial Bedout. Medellín, 1976. ARISTÓTELES. De Anima. Editorial Leviatán. Argentina, 1983. BURKERT, Walter. La creación de lo sagrado. La huella de la biología en las religiones antiguas. Editorial Acantilado. Barcelona, 2009. DÜRING, Ingemar. Aristóteles. Universidad Nacional Autónoma de México. Instituto de investigaciones filosóficas. México, 2005. 113 EPICURO. Filosofía para la felicidad. Errata naturae editores. Madrid, 2013. HADOT, Pierre. La filosofía como forma de vida. Ediciones Alpha Decay. Barcelona, 2009. PETIT, Paul. La civilisation hellénistique. Presses Universitaires de France. Paris, 1968. VERNANT, Jean-Pierre. Mythe et pensée chez les Grecs. Etudes de psychologie historique. Editions La Découverte. Paris, 1996. WALBANK, F.W. El mundo helenístico. Editorial Gredos. Madrid, 2012. ANEXO 2 CARTA DE AUTORIZACIÓN DE LOS AUTORES (Licencia de uso) Bogotá, D.C., _Abril 23 de 2014_____________________ Señores Biblioteca Alfonso Borrero Cabal S.J. Pontificia Universidad Javeriana Cuidad Los suscritos: Ana María Restrepo H. , con C.C. No 52.255.490 de Bogotá , con C.C. No , con C.C. No En mi (nuestra) calidad de autor (es) exclusivo (s) de la obra titulada: Filosofía terapéutica: el arte de vivir y la salud ética. (por favor señale con una “x” las opciones que apliquen) No Trabajo de grado X Premio o distinción: Si Tesis doctoral cual: Maestría en Filosofía presentado y aprobado en el año , por medio del presente escrito autorizo 2014 (autorizamos)a la Pontificia Universidad Javeriana para que, en desarrollo de la presente licencia de uso parcial, pueda ejercer sobre mi (nuestra) obra las atribuciones que se indican a continuación, teniendo en cuenta que en cualquier caso, la finalidad perseguida será facilitar, difundir y promover el aprendizaje, la enseñanza y la investigación. En consecuencia, las atribuciones de usos temporales y parciales que por virtud de la presente licencia se autorizan a la Pontificia Universidad Javeriana, a los usuarios de la Biblioteca Alfonso Borrero Cabal S.J., así como a los usuarios de las redes, bases de datos y demás sitios web con los que la Universidad tenga perfeccionado un convenio, son: AUTORIZO (AUTORIZAMOS) 1. La conservación de los ejemplares necesarios en la sala de tesis y trabajos de grado de la Biblioteca. 2. La consulta física o electrónica según corresponda 3. La reproducción por cualquier formato conocido o por conocer 4. La comunicación pública por cualquier procedimiento o medio físico o electrónico, así como su puesta a disposición en Internet 5. La inclusión en bases de datos y en sitios web sean éstos onerosos o gratuitos, existiendo con ellos previo convenio perfeccionado con la Pontificia Universidad Javeriana para efectos de satisfacer los fines previstos. En este evento, tales sitios y sus usuarios tendrán las mismas facultades que las aquí concedidas con las mismas limitaciones y condiciones 6. La inclusión en la Biblioteca Digital PUJ (Sólo para la totalidad de las Tesis Doctorales y de Maestría y para aquellos trabajos de grado que hayan sido SI NO x x x x x x PUJ– BG Normas para la entrega de Tesis y Trabajos de grado a la Biblioteca General – Mayo de 2010 1 AUTORIZO (AUTORIZAMOS) laureados o tengan mención de honor.) SI NO De acuerdo con la naturaleza del uso concedido, la presente licencia parcial se otorga a título gratuito por el máximo tiempo legal colombiano, con el propósito de que en dicho lapso mi (nuestra) obra sea explotada en las condiciones aquí estipuladas y para los fines indicados, respetando siempre la titularidad de los derechos patrimoniales y morales correspondientes, de acuerdo con los usos honrados, de manera proporcional y justificada a la finalidad perseguida, sin ánimo de lucro ni de comercialización. De manera complementaria, garantizo (garantizamos) en mi (nuestra) calidad de estudiante (s) y por ende autor (es) exclusivo (s), que la Tesis o Trabajo de Grado en cuestión, es producto de mi (nuestra) plena autoría, de mi (nuestro) esfuerzo personal intelectual, como consecuencia de mi (nuestra) creación original particular y, por tanto, soy (somos) el (los) único (s) titular (es) de la misma. Además, aseguro (aseguramos) que no contiene citas, ni transcripciones de otras obras protegidas, por fuera de los límites autorizados por la ley, según los usos honrados, y en proporción a los fines previstos; ni tampoco contempla declaraciones difamatorias contra terceros; respetando el derecho a la imagen, intimidad, buen nombre y demás derechos constitucionales. Adicionalmente, manifiesto (manifestamos) que no se incluyeron expresiones contrarias al orden público ni a las buenas costumbres. En consecuencia, la responsabilidad directa en la elaboración, presentación, investigación y, en general, contenidos de la Tesis o Trabajo de Grado es de mí (nuestro) competencia exclusiva, eximiendo de toda responsabilidad a la Pontifica Universidad Javeriana por tales aspectos. Sin perjuicio de los usos y atribuciones otorgadas en virtud de este documento, continuaré (continuaremos) conservando los correspondientes derechos patrimoniales sin modificación o restricción alguna, puesto que de acuerdo con la legislación colombiana aplicable, el presente es un acuerdo jurídico que en ningún caso conlleva la enajenación de los derechos patrimoniales derivados del régimen del Derecho de Autor. De conformidad con lo establecido en el artículo 30 de la Ley 23 de 1982 y el artículo 11 de la Decisión Andina 351 de 1993, “Los derechos morales sobre el trabajo son propiedad de los autores”, los cuales son irrenunciables, imprescriptibles, inembargables e inalienables. En consecuencia, la Pontificia Universidad Javeriana está en la obligación de RESPETARLOS Y HACERLOS RESPETAR, para lo cual tomará las medidas correspondientes para garantizar su observancia. NOTA:Información Confidencial: Esta Tesis o Trabajo de Grado contiene información privilegiada, estratégica, secreta, confidencial y demás similar, o hace parte de una investigación que se adelanta y cuyos resultados finales no se han publicado. Si No x En caso afirmativo expresamente indicaré (indicaremos), en carta adjunta, tal situación con el fin de que se mantenga la restricción de acceso. NOMBRE COMPLETO Ana María Restrepo Herrán No. del documento de identidad c.c 52.255.490 Bogotá FIRMA # de PUJ– BG Normas para la entrega de Tesis y Trabajos de grado a la Biblioteca General – Mayo de 2010 2 FACULTAD: Filosofía PROGRAMA ACADÉMICO: Maestría en Filosofía ANEXO 3 BIBLIOTECA ALFONSO BORRERO CABAL, S.J. DESCRIPCIÓN DE LA TESIS DOCTORAL O DEL TRABAJO DE GRADO FORMULARIO TÍTULO COMPLETO DE LA TESIS DOCTORAL O TRABAJO DE GRADO Filosofía terapéutica. SUBTÍTULO, SI LO TIENE El arte de vivir y la salud ética. AUTOR O AUTORES Apellidos Completos Nombres Completos Restrepo Herrán Ana María DIRECTOR (ES) TESIS DOCTORAL O DEL TRABAJO DE GRADO Apellidos Completos Nombres Completos Pineda Rivera Diego Antonio FACULTAD Filosofía Pregrado PROGRAMA ACADÉMICO Tipo de programa ( seleccione con “x” ) Especialización Maestría Doctorado X Nombre del programa académico Maestría en Filosofía Nombres y apellidos del director del programa académico Juan Pablo Hernández Betancur TRABAJO PARA OPTAR AL TÍTULO DE: Magister en Filosofía PREMIO O DISTINCIÓN(En caso de ser LAUREADAS o tener una mención especial): CIUDAD Bogotá Dibujos Pinturas AÑO DE PRESENTACIÓN DE LA TESIS O DEL TRABAJO DE GRADO NÚMERO DE PÁGINAS 2014 84 TIPO DE ILUSTRACIONES ( seleccione con “x” ) Tablas, gráficos y Planos Mapas Fotografías diagramas Partituras SOFTWARE REQUERIDO O ESPECIALIZADO PARA LA LECTURA DEL DOCUMENTO PUJ– BG Normas para la entrega de Tesis y Trabajos de grado a la Biblioteca General – Mayo de 2010 3 Nota: En caso de que el software (programa especializado requerido) no se encuentre licenciado por la Universidad a través de la Biblioteca (previa consulta al estudiante), el texto de la Tesis o Trabajo de Grado quedará solamente en formato PDF. MATERIAL ACOMPAÑANTE TIPO DURACIÓN (minutos) CANTIDAD FORMATO CD DVD Otro ¿Cuál? Vídeo Audio Multimedia Producción electrónica Otro Cuál? DESCRIPTORES O PALABRAS CLAVE EN ESPAÑOL E INGLÉS Son los términos que definen los temas que identifican el contenido. (En caso de duda para designar estos descriptores, se recomienda consultar con la Sección de Desarrollo de Colecciones de la Biblioteca Alfonso Borrero Cabal S.J en el correo [email protected], donde se les orientará). ESPAÑOL INGLÉS Filosofía Terapia Philosophy Therapy Antiguos griegos helenísticos Martha Nussbaum Epicuro Helenisticancientgreeks Martha Nussbaum Epicuro RESUMEN DEL CONTENIDO EN ESPAÑOL E INGLÉS (Máximo 250 palabras - 1530 caracteres) Este trabajo de grado versa sobre el estudio de la filosofía helenística de los antiguos griegos en sus aspectos terapéutico, pedagógico y práctico. Partiendo de pasajes de la obra de dos pensadores clásicos en el tema escogido: Martha Nussbaum y Epicuro, efectuamos un análisis de los argumentos principales de dicha filosofía. Los conceptos claves del presente ensayo son los siguientes: Analogía médica, salud ética, sabiduría emocional, argumentos terapéuticos, eudaimonia, ataraxia, recta razón, naturaleza. Thisessayisabouttheanalyticalstudy of thehelenisticancientgreekphilosophy, accordingtothree principal aspects: therapy, pedagogy and practicallife. Wetakesomeselectedpassagesfromthework of tworepresentativeauthorswhowritesaboutthissubject: Martha Nussbaum and Epicuro, then, wemakea philosophicalanalysisaboutthe more significativesarguments of thisphilosophy. Theclueconcepts of thisessay are: medical analogy, ethicalhealth, emotionalwisdom, therapeuticarguments, eudaimonia, ataraxia, correctreason and nature. PUJ– BG Normas para la entrega de Tesis y Trabajos de grado a la Biblioteca General – Mayo de 2010 4 Pontificia Universidad JAVERIANA CALIFICACIÓN DEL TRABAJO DE GRADO PROGRAMA MAESTRÍA EN FILOSOFÍA TÍTULO DEL TRABAJO: "FILOSOFÍA TERAPÉUTICA: EL ARTE DE VIVIR Y LA SALUD ÉTICA". ESTUDIANTE: ANA MARÍA RESTREPO HERRÁN NOTA DEFINITIVA (Promedio de los examinadores): 3.9 (Tres, Nueve) Firma d FECHA: 31 de marzo de 2014 Facultad de Filosofía Carrera 5 No 39-00. Edif. Manuel Briceño, S.J. Piso 6° PBX: (57-1) 3208320 ext.: 5800 Fax (57-1) 3384532 Bogotá, D.C., Colombia