UNIVERSIDAD DE MAGALLANES FACULTAD DE HUMANIDADES, CIANCIAS SOCIALES Y DE LA SALUD DEPARTAMENTO DE EDUCACIÓN Y HUMANIDADES CARACTERÍSTICAS DEL MICROCUENTO EN EL TEXTO “LAS MALAS JUNTAS” DE JOSÉ LEANDRO URBINA. TESIS PARA OPTAR AL TÍTULO DE PROFESORA DE CASTELLANO Y COMUNICACIÓN AUTORA: LORENA PAZ BAHAMONDE VALDERAS PROFESOR GUÍA: SR. OSCAR BARRIENTOS BRADASIC PUNTA ARENAS, DICIEMBRE DE 2008 II “El progreso no consiste en aniquilar hoy el ayer, sino, al revés, en conservar aquella esencia del ayer que tuvo la virtud de crear ese hoy mejor”. (José Ortega y Gasset). III ÍNDICE. PÁGINA 1. RESUMEN 1 2. INTRODUCCIÓN 4 2.1 Justificación 5 3. METODOLOGÍA A UTILIZAR 8 4. MARCO TEÓRICO 10 4.1.- Concepto de microcuento 10 4.1.1- Historia del microcuento 11 4.1.2.-Características del microcuento 15 4.1.2.1.- Con respecto al lector 15 4.1.2.2.- Con respecto a la brevedad 17 4.1.2.3.- Con respecto a la rapidez 19 4.1.2.4.- Con respecto a la temática 20 4.1.2.5.- Con respecto a su clasificación 22 4.1.2.6.- Con respecto a la imagen 23 4.2.- La literatura testimonial en Chile 24 4.3.- El autor: José Leandro Urbina 28 IV 4.4.- El texto “Las malas juntas” 29 5. PRESENTACIÓN DE LOS MICROCUENTOS 33 5.1 Inoportuno 33 5.2 Visión 34 5.3 Esperando a Godot 35 5.4 Padre Nuestro que estás en los cielos 36 5.5 Interrogaciones 36 5.6 Ella 37 5.7 Retrato de una dama 38 5.8 Inmolación 40 5.9 Asilo 41 5.10 Relaciones 42 6. ANÁLISIS DE LOS MICROCUENTOS 43 6.1 Inoportuno 43 6.2 Visión 45 6.3 Esperando a Godot 48 6.4 Padre Nuestro que estás en los cielos 52 6.5 Interrogaciones 54 6.6 Ella 57 6.7 Retrato de una dama 60 V 6.8 Inmolación 63 6.9 Asilo 66 6.10 Relaciones 68 7. CONCLUSIONES 71 7.1 Con respecto al lector 71 7.2 Con respecto a la brevedad 72 7.3 Con respecto a la rapidez 72 7.4 Con respecto a la temática 73 7.5 Con respecto a su clasificación 74 7.6 Con respecto a la imagen 75 8. BIBLIOGRAFÍA 77 1 1. RESUMEN. El microcuento ha sido en estos últimos años un tipo de texto muy utilizado y analizado por muchos. Su nombre varía constantemente, pero las características son las mismas. Incluso este mismo hecho radica en que aún es un subgénero nuevo, aunque se acerca a pasos agigantados a la perpetuación literaria. En Chile, muchos han sido los que han utilizado esta técnica para darse a conocer y sus objetivos han cambiado, principalmente en cuanto a las temáticas y a lo que quieren conseguir. Hoy en día no es raro escuchar concursos sobre microcuentos, foros y debates sobre la temática; por lo que la difusión se ha masificado y numerosos son los esfuerzos de talleres o cursos para dar a conocer la nueva forma de hacer textos literarios. Incluso, muchos son los que a simple vista creen que es sumamente fácil escribir en base a esta técnica, pero al momento de enfrentarse a la pluma y plasmar una obra (u obrita) se dan cuenta que deben reducir todo su imaginario a un par de párrafos o incluso líneas; por lo que en ese instante se le da la importancia que se merece. 2 En Latinoamérica se utilizó principalmente para defender a los pueblos de aquellos gobiernos desprovistos de democracia, donde se denunciaban y ridiculizaban a aquellos que imponían un punto de vista a la fuerza. En este sentido Chile no quedó de lado, ya que innumerables autores se ampararon en esta técnica para defender sus ideales y denunciar aquellas injusticias de las que eran víctimas cientos de ciudadanos comunes y corrientes. Cabe destacar que ésta fue sólo una de las temáticas, ya que también se utilizó para dialogar con otros textos mayores o sólo para cambiar la forma de escribir. Los análisis sobre el microcuento suman y siguen y connotados estudiosos han puesto su atención y sus esfuerzos para dilucidar aquellas características que son comunes en este tipo de textos. A partir de estos estudios se vislumbrarían rasgos particulares de este subgénero, lo que sin duda propicia una reflexión sobre cada individuo que se encuentra frente a este tipo de escritos y quiere ir más allá de una simple lectura. En este sentido, se sitúa a José Leandro Urbina, quien en su obra “Las malas juntas” intenta plasmar todos los sentimientos que vivieron gente común y corriente en aquella difícil época donde gobernaba el sufrimiento y el odio: la dictadura militar en Chile. En su texto, se retrata 3 con un pincel detallado todo aquello que piensa y siente una persona que se enfrenta ante un escenario inesperado, lo que se sustenta magníficamente en una técnica para muchos nueva: el microcuento. Aquí, frente a pocas líneas se plasma brillantemente lo que difícilmente alguien podría realizar en algunas hojas, por lo que sus textos pasarían a tener una doble significación que pasa por el contenido y la estructura. 4 2. INTRODUCCIÓN. El tema de estudio de esta tesis serán las características del microcuento que se encuentran presentes en el libro “Las malas juntas” de José Leandro Urbina. En base a esto, se parte de la siguiente pregunta: ¿Cuáles son los textos del libro “Las malas juntas”, de José Leandro Urbina, que corresponden a la categoría del microcuento? De aquí, surgen inmediatamente otras preguntas, las que a lo largo del trabajo se tratarán de contestar: ¿Qué características particulares reúnen los textos correspondientes a la categoría del microcuento en el libro “Las malas juntas”? ¿En qué categoría se pueden clasificar los textos correspondientes a la categoría del microcuento en el libro “Las malas juntas? A través de la pregunta principal se pondrá como principal objetivo el descubrir en el libro “Las malas juntas” aquellos textos que corresponderían a la categoría del microcuento. sumarán los siguientes objetivos específicos: A esto, se le 5 Describir las características particulares de los textos correspondientes a la categoría del microcuento del libro “Las malas juntas”. Realizar una categoría en la que se puedan clasificar los textos correspondientes a la categoría del microcuento en el libro “Las malas juntas”. 2.1 Justificación: El microcuento es un subgénero bastante usado en nuestra actualidad, pero pocos saben realmente su importancia y lo difícil que llega a ser escribir utilizando esta técnica. En nuestro país ya es común apreciar como en muchos talleres se refuerzan los conocimientos y se trata de perfilar un método para hacer que todos accedan y sean partícipes de tal forma de hacer literatura. Además se incentiva progresivamente el hecho de adquirir este tipo de escritura, ya que muchos se han dado cuenta que ésta también es una forma nueva de leer y que así es mucho mayor el público que se abarca, pues, la gente 6 hoy en día al no tener tiempo suficiente para sentarse y leer por ejemplo una novela, aprovecha aquellos tiempos que tiene para trasladarse de un lugar a otro o de leer el diario para apreciar una pequeña pero gran obra: un microcuento. A pesar de todo lo antes mencionado, encontramos en la historia de nuestra literatura un grupo de hombres y mujeres que a través de esta técnica dieron voces de dolor y utilizaron su pluma para dar a conocer aquello que muchos callaron. Aquí, situamos a José Leandro Urbina, quien en su libro “Las malas juntas” hace honor a lo antes mencionado. Sin duda este tipo de textos en esa época tuvo muchos adherentes, pero también tuvo muchos opositores que por el sólo hecho de tratarse de esa temática no se tomaron el tiempo de apreciar esta técnica. En esta tesis se darán a conocer los microcuentos que se encuentran dentro del libro de José Leandro Urbina y se detallarán aquellas características que hacen que dichos escritos pertenezcan a esta categoría. Con esto, se pretende extender el horizonte de sus escritos para que todos los que quieran leer esta obra disfruten de la técnica y no se alejen de él por el sólo hecho de pertenecer a una época de tensión política y social, en la que muchos intentaron escapar, pero que otros dieron a conocer. Así, al enfrentarse a este libro todas las 7 personas sabremos que el microcuento no sólo se vislumbra con un contexto determinado de los pueblos, sino que también aborda otras características que se pretenden vislumbrar. 8 3. METODOLOGÍA A UTILIZAR. El estudio que se presenta a continuación se basa en un análisis que parte de una investigación en base al microcuento y sus características fundamentales. Aquí se citarán a connotados investigadores y se utilizará esto para crear las características que permitirán posteriormente realizar un análisis minucioso del de los microcuentos que se encuentran en el texto “Las malas juntas”. Luego de esto, se analiza brevemente lo que ha sido la literatura testimonial en Chile y cómo esto se une en la obra de José Leandro Urbina. También se da una pequeña referencia de este autor y posteriormente se darán a conocer algunas características del texto a analizar. Terminado esto, el trabajo se centra en dar a conocer aquellos microcuentos que se encuentran presentes en el texto de José Leandro Urbina, los que posteriormente serán analizados en base a las categorías planteadas en el marco teórico. Así, se procederá a llegar a las conclusiones, luego de un exhaustivo trabajo de recopilación, síntesis y comprensión de un 9 sinnúmero de autores que de alguna u otra forma pasan a ser importantes para este estudio. Mención especial es la de Francisca Noguerol, quien ha facilitado material sumamente importante para la realización de esta tesis. A partir de la lectura de variados tipos de textos se construirá una base sólida para posteriormente analizar un solo texto: “Las malas juntas”, de José Leandro Urbina. 10 4. MARCO TEÓRICO. 4.1- Concepto de microcuento. Al buscar una definición de microcuento, podemos encontrar múltiples sinónimos, entre los que destacan microrrelato, minificción, microficción, cuento brevísimo y minicuento, entre otros. Este subgénero pertenece al género narrativo y se diferencia de la novela y del propio cuento principalmente por su breve extensión. Con respecto a la variedad de nombres con el que se conoce este tipo de textos, María Isabel Larrea (2001-2002) señala que “estos nombres dan cuenta de una imprecisión que tiene que ver con la búsqueda de identidad en el contexto de un género que aún se mantiene en los márgenes o en las fronteras del cuento”. Si nos centramos en la historia de estos tipos de textos, se podría decir que se usaba desde hace mucho tiempo, aunque sin duda alguna en el siglo XX y en lo que va del XXI se usa casi como una moda. Sus bases se pueden encontrar en la Edad Media, usado principalmente en los bestiarios; y posteriormente se pueden encontrar en las sentencias 11 del Conde Lucanor, ya que al leerlas separadamente del texto mayor poseen vida por sí solas, con una estructura breve pero concisa. Juan Armando Epple señala que “lo que distingue a estos textos como relatos es la existencia de una situación narrativa única, formulada en un espacio imaginario y en un recurso temporal, aunque alguno de estos elementos (acción, espacio y tiempo), estén simplemente sugeridos”. María Isabel Larrea (2004) señala que el microcuento posee una estructura especial, en la que se privilegia un carácter abierto y retórico, una situación narrativa incompleta y un final imprevisible y abrupto. 4.1.1.- Historia del microcuento. En América Latina, el microcuento aparece cerca del 1950 en Argentina cuando Bioy Casares y Jorge Luis Borges realizan una antología titulada “Narraciones breves y extraordinarias”, donde se compilan textos que van desde las dos líneas hasta las dos páginas. Posteriormente Jorge Luis Borges escribe micocuentos en el libro “El Hacedor”, Bioy Casares en “Guirnaldas con amores” y Julio Cortázar 12 masifica este tipo de relatos en su creación titulada “Historias de Cronopios y Famas”. Posteriormente, en Estados Unidos se masifica alrededor de los años sesenta y en toda América Latina a partir de la década de los ochenta. Aquí, autores como García Márquez, Juan José Arreola, Denevi y Monterroso intensifican este tipo de relatos, sentando fuertemente las bases. Este tipo de relatos se masifica en la época moderna. En este sentido, Pedro de Miguel señala lo siguiente: “Pero es en la época moderna, al nacer el cuento como género literario, cuando el microrrelato se populariza en la literatura en español gracias a la concurrencia de dos fenómenos de distinta índole: la explosión de las vanguardias con su renovación expresiva y la proliferación de revistas que exigían textos breves ilustrados para llenar sus páginas culturales. Algunas de las greguerías de Ramón Gómez de la Serna son verdaderos cuentos de apenas una línea, y también Rubén Darío y Vicente Huidobro publicaron minicuentos desde diversas estéticas. Junto a estos autores, la crítica señala también al mexicano Julio Torri y al argentino Leopoldo Lugones como decisivos precursores del actual microrrelato”. A esto, David Lagmanovich señala que este tipo de textos son “cuentos concentrados al máximo, bellos como teoremas…que ponen a prueba nuestras maneras rutinarias de leer”. María Isabel Larrea (2001-2002) cita a Francisca 13 Noguerol, ya que ésta sitúa esta forma literaria en los años sesenta, aunque su auge se ve principalmente entre los setenta y ochenta. Además se señala que “el establecimiento del canon del microrrelato es paralelo a la formación de la estética posmoderna cuyo signo es un rechazo de las ideas de la universalidad, racionalidad, verdad y progreso propio de la modernidad. La cultura posmoderna se caracteriza por la desaparición de los relatos emancipatorios y de legitimación del saber, propios de la modernidad. Los microcuentos aparecen como una nueva forma de entender la realidad, expresión de una nueva episteme: el pensamiento posmoderno con su preferencia por la disyunción, la apertura, el proceso, lo lúdico y la fragmentación. Desde este punto de vista, se caracterizan por su escepticismo frente a los grandes relatos, por privilegiar los márgenes, la fragmentación, la apertura, la parodia, el humor, la ironía con el fin de carnavalizar la tradición”. Según María Isabel Larrea (2004), la utilización del microcuento en nuestra época es el resultado de “una cultura que se sustenta en la reverberación del instante como categoría conceptual en nuestra sociedad. Sus personajes existen en el fulgor del fragmento, en lo instantáneo, en la vivencia de lo inmediato. La situación narrativa se quiebra en una evolución discontinua, en la fragmentación, en la intermitencia y el microuniverso se disgrega”. Además, el lector trata de 14 acaparar todo lo que le da el momento, por lo que pasaría a captar la utopía en la que estamos insertos: vivir y utilizar lo que se nos da en el instante. En este mismo sentido, cita a Lauro Zabala, quien agrega que el microcuento es un género del tercer milenio “tal vez por el ritmo vertiginoso de la vida cotidiana urbana; por la brevedad de los espacios marginales en las revistas y los suplementos culturales, por la naturaleza fragmentaria de la escritura en los medios electrónicos, y más que nada, por la paradójica sensibilidad neobarroca, próxima a la violencia del detalle repentino, irónico y parabólico que encontramos en otros terrenos del arte contemporáneo”. Entre los autores que se presentan en el modernismo se señalan a Rubén Darío, Amado Nervo, Leopoldo Lugones y Julio Torri. En la época contemporánea surgen los nombres de Vicente Huidobro, Jorge Luis Borges, Julio Cortázar, Enrique Anderson Imbert y Juan José Arreola. Sin embargo, uno de los principales cultores de este tipo de textos es el guatemalteco Augusto Monterroso, quien no sólo es considerado un genio en cuanto a la brevedad de sus escritos, sino que también conjuga la parodia, la fábula, el humor negro y la paradoja. En Latinoamérica, este tipo de textos toma una especial importancia, principalmente en los contextos socio-políticos, donde 15 muchas veces sirvieron como voces de denuncia frente a las dictaduras vividas especialmente en el cono sur de nuestro continente. En este sentido, María Isabel Larrea (2001-2002) señala que escritores como Pía Barros, Floridor Pérez, Omar Lara, y José Leandro Urbina, entre otros, “escriben microcuentos desde una perspectiva alegórica, para describir las situaciones dolorosas del Golpe Militar chileno”. Por su parte, Francisca Noguerol (1960-2002) señala que en esta época los microcuentos se desvinculan totalmente del juego entre realidad y ficción y vuelven al contenido mismo, donde se refleja la experiencia de la dictadura y del exilio que vivieron muchas veces las mismas personas que hacían uso de esta técnica. 4.1.2.- Características del microcuento. 4.1.2.1.- Con respecto al lector: El microcuento, al poseer una estructura breve necesita de un lector activo, ya que muchas veces se necesita buscar el sentido de lo 16 leído, porque muchos sólo dan a conocer una parte de lo que realmente quiere decir. Esto no es lo único, ya que unas de las formas que se utiliza es el “doble sentido”, por lo que hay que estar atento para sumergirse a lo verdadero del texto, ya que a veces el lector no sólo se sitúa como tal ente, sino que pasa a ser un autor más, pues le da su sentido a algo que ya está escrito, lo que sin duda hace variar el texto. Para que el lector entienda a cabalidad lo que manifiesta un microcuento, muchas veces debe recurrir al contexto cultural en el que fue creado, lo que permite darle mayor sentido a algunos elementos dentro del texto. Enrique Yepes (1996) también le da una importancia radical al lector de microcuento. Señala que “hacer del lector el personaje principal constituye ya un gesto autorreferencial que inserta al texto en una larga trayectoria literaria…pero no se trata de un lector de novelas, sino del distraído devorador contemporáneo de textos profanos, motivado por las virtudes somníferas de la lectura”. María Isabel Larrea (2004) sostiene que el carácter abierto del microcuento lo lleva a tener múltiples significaciones, por lo que el lector tiene que estar atento para “lograr determinar lo que no se dice sino lo 17 que se presupone, por lo que la actividad del receptor se concentra en llenar espacios vacíos de significación y proponer posibilidades semánticas inscritas en los artificios de la producción”. Aquí se cita a Eco y se refuerza su idea de que el microcuento constituye una fábula abierta, por lo que el lector construirá el cierre o la conclusión a partir a partir de inferencias, para poder llegar hasta las interpretaciones más coherentes. 4.1.2.2.- Con respecto a la brevedad: Este tipo de textos, al ser preciso y conciso, posee mayor expresividad; cada párrafo significa un todo, ya que no es un resumen de algo, sino es lo central en sí mismo, lo más importante es el texto en sí. En este sentido, el concepto “brevedad” es bastante subjetivo, ya que existen textos que van desde varias páginas, decenas de palabras o un número reducido de éstas. Éste último es el caso del cuento de Augusto Monterroso titulado “El dinosaurio”: “Cuando despertó, el dinosaurio todavía estaba allí”. 18 Algo que ayuda a comprender mejor este tipo de textos son los títulos, ya que muchas veces sugieren o focalizan mejor el contexto y el contenido mismo. En este sentido, Enrique Yepes (1996) hace referencia a Italo Calvino y sus “Seis propuestas para el próximo milenio”, ya que él creía que la “levedad” en la que caía este tipo de textos radicaba exclusivamente en el tipo de vida que se vive y en contraste con el pensamiento lento y casi petrificado de la sociedad. María Isabel Larrea (2004) sostiene que el microcuento al ser un relato netamente “breve” imposibilita una unidad de acción porque muchos de sus elementos quedan en suspensión y no se desarrollan del todo. Ante esto, el lector debe valerse de otros elementos para completar la narración. Es así como elementos como el título u otros textos nos sirven para hilvanar todas las piezas del rompecabezas. La brevedad también da lugar a que los finales sean sorpresivos o imprevisibles. Dado que muchas veces hay que reconstruir partes no mencionadas en el texto, se puede llegar incluso a un final abierto, en donde el lector deberá comprender en su totalidad lo ya leído para llegar a ese final esperado. 19 Cabe destacar que con respecto al límite que debe poseer un texto para ser denominado “microcuento”, David González Torres (2000) señala que puede ser de una línea, varios párrafos y no más de una página. 4.1.2.3.- Con respecto a la rapidez: El uso de oraciones cortas y de un lenguaje ágil, hace que estos textos sean rápidos de leer. Aquí, Enrique Yepes (1996) señala que esto se refiere “a la agilidad del pensamiento, a la voluntad que producirán la trama textual la emoción de la simultaneidad, la conexión inmediata e imprevisible con todo lo existente o imaginable, con su tendencia hacia la homogeneidad de los sentidos para fines prácticos, y aboga por la agudización de las diferencias, por la celebración de los pliegues semánticos del lenguaje escrito”. Esta rapidez tiene que ver con el vertiginoso mundo en el cual habitamos, con el tiempo “justo para todo”, por lo que la literatura misma, mediante el microcuento se ajusta a esta forma de existencia. Esto no quiere decir que la lectura sea ágil, ya que muchas veces hay que volver sobre el relato para comprender en 20 profundidad su significado, ya que “el cuento breve impone al mismo tiempo una pausa reflexiva y recupera el placer de la contemplación”. María Isabel Larrea (2004) señala que “el ritmo ágil y la precisión del lenguaje del microcuento predispone al lector a una mayor participación en la construcción del sentido”. También se señala que este tipo de relatos no da pié para explicar o detallar las cosas que van sucediendo y que si bien se adecua a un ritmo vertiginoso, propio de nuestra forma de vida, choca contra esto, pues si se lee esta brevedad despampanante rápidamente no se llegará al fondo, por lo que a la brevedad se le suma la capacidad de retención de aquellos elementos trascendentales y de una reflexión que si es llevada a la ligera no obtendrá los resultados perseguidos: la comprensión. 4.1.2.4.- Con respecto a la temática: Los microcuentos abarcan una gran gama de temas, que van desde la ficción, la contingencia política o social vivida en distintos países, e incluso se dialoga con otros textos, ya que muchas veces se les da otro sentido a textos que ya existen, como por ejemplo las fábulas. 21 Con respecto al diálogo que se da entre un microcuento y un texto mayor, se puede señalar que muchas veces se utiliza esta técnica para invertir la temática original o simplemente para concluir con el primero. Esto se da en un tono burlesco, donde los personajes se tratan desde otros puntos de vistas. Aunque la temática varíe, la presencia de la ironía se hace latente en muchos de estos tipos de textos, aunque no es lo único que aflora, ya que el horror y los sentimientos más intensos del ser humano afloran paulatinamente. En este sentido, se señala que una de las características principales del microcuento es su alusión a lo paródico, a lo burlesco. María Isabel Larrea (2004) cita a Suleiman, ya que éste señala que “el texto se ha construido en base a la parodia y a la parábola que promueve un régimen de lectura ejemplar”. De esto se desprende que este tipo de lecturas no sólo sirve para entretenerse, sino que para hacernos reflexionar sobre algún tema en particular. También se pueden utilizar frases conocidas por la gente y en base a esto reescribir lo ya conocido. Francisca Noguerol (1992) señala 22 que “los autores aprovechan los formatos conocidos para sus fines, mezclándolos y alterándolos para provocar en el receptor la sonrisa y la reflexión de lo leído”. 4.1.2.5.- Con respecto a su clasificación: A pesar de que una de las principales características es la escasez de palabras, el microcuento es definido como un género híbrido, ya que se mezclan en su composición elementos de la narrativa, el ensayo y la lírica, entre otros. En este sentido, Enrique Yepes (1996) cita a Armando Epple, ya que éste sostiene que el carácter híbrido del microcuento se manifiesta principalmente por las tensiones que existen entre los convencionalismos de la literatura consagrada y la búsqueda transgresora de una expresividad nueva, donde se rearticule lo social e ideológico, principalmente, de los pueblos latinoamericanos. María Isabel Larrea (2004) señala que el microcuento es “una versión alternativa e híbrida del cuento” y que se distingue de éste porque 23 “excluye de su situación narrativa los elementos propios de las fábulas cerradas”. Además, se señala que en este tipo de textos las etapas clásicas de “inicio, desarrollo y desenlace” no se dan, si no que, según David González Torres (2000), en los microcuentos “se elimina el desarrollo y se apoya en el clímax para generar un desenlace final que provoque pasmo en el lector”. En este sentido, Francisca Noguerol (1992) señala que el final sorpresivo e ingenioso se encuentra presente en este tipo de relatos, aunque muchas veces estos quedan abiertos a la imaginación del lector. Cuando sucede lo primero “la narración debe poseer por consiguiente una estructura en la que la primera palabra ya preconice la última…” 4.1.2.6.- Con respecto a la imagen: Según Francisca Noguerol, la mayoría de los microcuentos presenta una carga explosiva de imágenes más que de descripciones. Es por esto que (según ella), si se lee varias veces el mismo texto, se podrán vislumbrar elementos que antes pasaron desapercibidos. Ahora bien, al centrarse en una realidad, esto hace mucho más notable esta 24 característica, ya que si a esto le sumamos la brevedad, se debe crear tal intensidad en la narración para el lector pase de leer a ver. En este sentido, nos señala que muchas veces es tan fuerte la imagen que pasaría a conformar un símbolo, por lo que el lector debe “agotar todas sus lecturas” para llegar a la comprensión global. 4.2.- La literatura testimonial en Chile. El concepto testimonio hace referencia a la afirmación de un evento a través de la presencia, la corroboración de la existencia de una situación o la expresión de una experiencia vivida en carne propia y cuya memoria es deseable preservar. También puede ser denuncia de una situación, o la introspección de una realidad interior. Testificar significa hacer un recuento de algo que le ocurrió al sujeto del testimonio. Quien sufrió o experimentó el evento hace testimonio del mismo con su memoria, con su presencia, con su voz y en este caso, con su escritura. El testimonio es un modo de extender el conocimiento de algo experimentado de modo singular y hacerlo una experiencia plural. Al testimoniar, se dirige el medio de expresión hacia un fin que es eminentemente social. 25 La literatura testimonial que surge con fuerza en Chile desde la segunda mitad de 1970, la que fue relacionada directamente con la escritura autobiográfica. A pesar de que en nuestro país ya existía este tipo de relatos, esto se acentúa en esta época, como una forma de hacer un llamado de atención y de denuncia frente a hechos carentes de toda justicia. Jorge Narváez (1988), señala que este tipo de relatos hacen referencia a la realidad y se mueven entre la ficción y la no ficción, sin perder de vista el objetivo central: dar a conocer lo vivido, lo que puede o no estar revestido con distintas temáticas. César Díaz Cid (2007) señala que el término “relato testimonial” se comienza a usar en Latinoamérica para distinguir aquellos textos de los llamados textos del boom, novísimos o postboom. Aquí se utilizan especialmente elementos ficticios para dar a conocer la diversidad de culturas y formas de vida. A esto, Jorge Narváez señala que “esta literatura que corresponde a una narrativa de no-ficción, de la historia verdadera —en que el término “verdadera” no tiene más pretensión que señalar la no ficcionalidad— y que cuenta con un prolífico corpus textual, tiene entre otras la virtud histórico-literaria de insertarse en el proceso de 26 producción de sentido del discurso literario latinoamericano enlazándose tradicionalmente con un vasto antecedente de ancilarismo que caracteriza a nuestras letras” (1986, 235). Jaime Concha (1978) agrega que el relato testimonial aparece inmediatamente después del golpe militar de 1973, donde se vislumbran los sucesos que iban aconteciendo en Chile. Además, destaca que, según su opinión, el primer texto testimonial lo representan las últimas palabras que esboza Allende al pueblo, el mismo 11 de septiembre 1973. También señala que en estos textos hay “un sujeto individual, testigo y a veces víctima de la situación que se describe” (1978; 135), por lo que generalmente los relatos se escribían en primera persona y se centraban en contar los acontecimientos vividos inmediatamente después al golpe de estado. Cabe destacar que la crítica literaria de ese entonces, consideraba que este tipo de relatos era contestatario y de denuncia era principalmente utilizado por los sectores intelectuales, principalmente por escritores, académicos o políticos de profesión. 27 Maximinio Fernández Fraile (2002) reúne a varios autores que señalan lo siguiente con respecto a la literatura testimonial de ese entonces: José Vargas Roa (2002; 42-43): Señala que en esta época hay una opción de los escritores por el cuento. El argumento con más peso es la dificultad para publicar, por lo que optan por textos breves para dar a conocer sus textos, pues este método es de más fácil divulgación. Hay que agregar que lo testimonial se refiere principalmente al contexto nacional que se desencadena a partir del 11 de septiembre de 1973, donde todo está “marcado por proyectos de vida escindidos, un mundo y una cotidianeidad alterados, temor, represión, apagón cultural y exilio”. Con respecto a los elementos predominantes en este tipo de literatura, señala que “hay espacios oscuros, cerrados y asfixiantes, personajes marginales que corresponden a todo un carnaval pesadillesco de esperpentos desolados y frustrados”; mientras que los motivos predominantes serían el desencanto en el acontecer y la ampliación de un momento. Con respecto a las técnicas, se pueden encontrar el fluir de la conciencia, las dislocaciones temporales, el relato en varias voces, la ironía, lo grotesco y lo 28 absurdo, la focalización y la realidad dual, entre otros. Además, el lenguaje pasa a ser nuevo, alusivo y encubierto. En este mismo contexto (2002), se señala que la identidad de esta generación es el pesimismo, la actitud crítica, la conciencia al escribir, el desarraigo y la concentración de valores en los protagonistas, los cuales están sobrecargados de significados. 4.3.-El autor: José Leandro Urbina. José Leandro Urbina nació en Santiago de Chile. Fue estudiante de Literatura. En el año 1974 se exilia en Argentina. Desde 1977 reside en Canadá. Ha trabajado como guionista, traductor y periodista. Aparte de los cuentos reunidos en “Malas Juntas”, ha publicado la novela “Cobro Revertido”, con la que ganó el Premio Nacional del Libro y la Lectura de Chile en 1993, y fue finalista del Premio Planeta Argentino. Por estos textos ha tenido una buena crítica y el público lo ha aceptado de buena manera, ya que sus relatos son fuertes e interesantes (2002, 68). 29 Maximinio Fernández Fraile (2002; 44), cita a Roberto Rivera, ya que éste señala que José Leandro Urbina se encuentra dentro de un grupo de escritores “entre los que es posible observar el rigor de su trabajo, la profunda creatividad de sus conceptos, la búsqueda de la novedad formal como instrumento al servicio del significado o el humilde apego a las estructuras narrativas conocidas”, lo que fortalece de todas formas el sentido de sus relatos. 4.4.- El texto “Las malas juntas”. Muchas han sido las interpretaciones a este libro, que mezcla la realidad cruda (llegando muchas veces a ser intolerable) con una brevedad textual propia del microcuento, haciendo que el lector se sumerja en un solo centro: el testimonio crudo de una realidad que en ese tiempo no se hablada y que pocos discutían. En un intento por perpetuar las múltiples visiones de un solo hecho, José Leandro Urbina crea un diálogo narrativo en el que se acentúa la ficción, la ironía, el dolor y los sentimientos más puros que un ser humano puede sentir. 30 Los cuentos de “Las malas juntas” se escriben en el exilio, cuando José Leandro Urbina se encuentra en Buenos Aires, a comienzos de 1974. El propio autor, se refiere a este libro como “un testimonio se esta condición” (1993). Con esto, intenta señalar que entre sus relatos nace una voz que narra la “tendencia al asesinato masivo y a la crueldad explosiva”. A esto, se suman las ideas que Grínor Rojo esboza en el prólogo de dicho texto (1993), quien señala que estos cuentos surgen con “el primer movimiento de la literatura chilena del exilio”, donde los relatos pasan a ser testimonios. Cabe destacar que el hecho de que sea literatura testimonial le suma lo verdadero, lo que pudo pasarle a alguien; pero él, magistralmente utiliza todos los componentes literarios que tiene a su alcance para procurar matizar su discurso. Además, analiza el lenguaje, que a pesar de ser muchas veces breve, al ser tan bien utilizado el resultado pasa a ser “una lengua dominada, económica, precisa, en la que la voluntad de concisión, de obtener un máximo de expresividad con un mínimo de gasto sintáctico y léxico, es el gran objetivo”. Con respecto a este texto, su autor, José Leandro Urbina (2007), señala que “es un libro de registro, una obra de invención y un texto político”. La creación se da especialmente en Argentina en donde puede 31 reflexionar íntegramente sobre el proceso vivido en su país. La técnica a emplear la aprende de la calle, de la que señala que se remite plenamente a la oralidad. El uso de la ironía (mezclada con un cierto tipo de humor) lo utiliza como contrapartida a los chistes que comenzaron a circular luego del golpe de estado y que ridiculizaban a Salvador Allende. Esto no sólo forma parte de sus textos, ya que el horror y la injusticia también están presentes. Es así como en uno de sus textos, “Padre Nuestro que estás en los cielos”, no sólo da a conocer una situación que le pudo haber pasado a alguien cualquiera y que además da a conocer una mezcla entre la risa y la pena; sino que parte de lo escrito pertenece a una de sus vivencias, en la que tuvo que estar escondido en su entretecho junto con su hermano, para no correr la misma suerte que su padre y otro de sus hermanos. Aquí también entra el texto “Interrogaciones”, ya que según el escritor (2007) “pensando en mi madre y su relación con Dios y con la Iglesia, escribí “Interrogaciones”, bastante cercano a mi último encuentro con ella en Chile”. Mención especial es la que le corresponde a Antonio Skármeta, quien fue profesor de José Leandro Urbina, ya que él lo conduce en la escritura que finalmente sale a la luz, ya que por ejemplo, él es quien le corrige el primer texto ya mencionado. 32 Con este tipo de relatos, José Leandro Urbina intenta crear “cápsulas” que se den a conocer, que pasen de boca en boca y que intenten hacer reflexionar al lector, ya que como él dice (2007): “Los cuentos no matan, pero a cada momento había que pinchar la indolencia de un posible lector o auditor, ganar un espacio de pertinencia y significación para que no abandonaran la página. En la era del ruido, de los altos decibeles, había que hacerse oír de alguna manera”. Con respecto al libro en sí, el autor señala que éste forma final en Canadá, en donde se realiza la primera edición. En Chile, quien realiza la primera edición es José Paredes con la editorial Sin Fronteras. 5. PRESENTACIÓN DE LOS MICROCUENTOS. A continuación se presentan los textos que posteriormente se analizarán en base a las categorías que se plantean en el marco teórico: 33 5.1 Inoportuno. Miren que ocurrírsele al perla salir a la calle con toque de queda. Y todos muertos de nervios, en un auto con una gran bandera blanca. Las patrullas andan locas, disparando a diestro y siniestro por cualquier cosa, y él no pudo esperar que fuera de día. Su tío manejaba despacito. Su abuelo le ha tomado una mano a su madre y ella pone la otra más o menos a la altura de sus costillas pequeñas. Su padre no está, pero todos comentan que sin duda va a salir a él. Porque, miren que querer nacer a esta hora el bribón, como si todo anduviera de lo más normal en esta vida. 5.2 Visión. “Quiere que le diga sinceramente, Villalobos”, recuerdo que me detuvo el flaco Carmona cuando los otros abandonaban la sala. “A mí mejor que no me llame más a reuniones”. Tenía ese tic en la cara que le 34 afloraba cada vez que se ponía nervioso. “Yo entiendo que hay cosas que discutir, pero uno trabaja todo el día y cuesta mamarse tanto informe”, recuerdo también el gesto tímido de su cabezota detenida bajo la lámpara, buscando con exasperación las palabras. “Mire, hagamos un trato. Conmigo cuenta siempre…Cuando empiece la mocha, usted me llama…y no más reuniones, jefe. Ve que me quedo dormido”. No recuerdo qué le dije, tal vez algo sobre el desafío intelectual del proceso, pero un mes más tarde, el once de septiembre, mientras se escuchaban los primeros bandos militares, el flaco Carmona subió por la avenida Independencia camino al centro. Llevaba bajo el brazo una escopeta vieja envuelta en un saco harinero. Yo le vi pasar fugaz, borroso como una foto movida, tras los vidrios de mi ventana. Desde entonces que no tengo noticias suyas. 5.3 Esperando a Godot. La balacera en el centro se ha intensificado en la última media hora. La radio ha comenzado a producir comunicados amenazadores. Dos aviones han pasado hacia el norte de la ciudad y de pronto vuelven en dirección contraria rugiendo sobre nuestras cabezas. El almacenero 35 flaco grita impunemente que van a bombardear al hijo de perra. Unos obreros de la Cervecería lo miran en silencio. Yo estoy esperando a mi hermano que trabaja en el Ministerio de Obras Públicas. Mi mamá me mandó porque dice que el Chito es medio loco y se puede quedar afuera sin obedecer el toque de queda. Estoy en eso cuando a mi derecha, doblando la esquina, aparece caminando con cierta dificultad mi profesor de inglés. Yo no me aparecí por el colegio en los últimos dos días. Él me reconoce, se acerca con sus ojos miopes y su cara pálida y me pregunta con severidad: “¿Qué hace parado aquí, Fernández?” “Esperando a Godot, señor”, le digo en broma sabiendo que esa es su obra de teatro favorita. En aquel momento, con estruendo infernal, revientan las primeras bombas en La Moneda. Ante nosotros vemos alzarse dos grandes columnas de humo que escapan hacia el cielo. Mi profesor se afirma de mi brazo con su mano grande y me dice temblando: “No espere más, Fernández. Godot no viene hoy, mejor váyase a su casa”. 5.4 Padre Nuestro que estás en los cielos. Mientras el sargento interrogaba a su madre y su hermana, el capitán se llevó al niño, de una mano, a la otra pieza. -¿Dónde está tu padre?-preguntó. 36 -Está en el cielo- susurró él. -¿Cómo? ¿Ha muerto?-preguntó asombrado el capitán. -No-dijo el niño-.Todas las noches baja del cielo a comer con nosotros. El capitán alzó la vista y descubrió la puertecilla que daba al entretecho. 5.5 Interrogaciones. En noviembre, después de más de dos meses de ausencia, he decidido arriesgarme a visitar mi casa. Es el comienzo de una tarde soleada y no hay casi nadie en la calle. Me abre la puerta mi madre y yo entro rápidamente. La gran casona está vacía, mi padre y mis hermanos siguen presos. Mi madre ha estado sola todo este tiempo y tres días por semana va al estadio a tratar de saber noticias de los nuestros. Mientras cruzamos el patio hacia la cocina, me dice que tiene la esperanza de que los dejen libres para las navidades. Antes de cruzar el umbral se detiene y tomándome la mano me pregunta: 37 -¿Usted cree que existirá Dios, mijito?-.Yo la miro, más pequeña, más envejecida, y pienso que esa mujer que me mira con sus ojos ansiosos, como si mi respuesta fuera un veredicto, ella, mi madre, ha ido a la iglesia cada domingo y fiesta de guardar por más de cuarenta y cinco años. Entonces, viéndola así, yo que hace mucho tiempo que no lloro, sin responderle, me abrazo a ella y lloro desvergonzadamente. 5.6 Ella. Son las tres de la tarde y hay gente que camina apurada hacia sus casas. Cruzan ululando dos patrullaras y una ambulancia. La pareja pasa en dirección a la Plaza Chacabuco. Ella va con la cartera apretada contra su pecho llorando desconsolada. ¡Traidores!, grita de pronto con la cara vuelta hacia el cielo. El hombre intenta ponerle la mano en la boca: Cálmate, mujer pue. Ella se encabrita, revienta, indignada le da de carterazos: gato mojado, pura boca no más ustedes. ¡No afloje, presidente! Él la tironea del brazo. Los miran. Hay gente vigilando detrás de las ventanas. Una vieja le grita un insulto. Ella se zafa. Entonces caminan un momento en silencio. Un avión pasa por sobre sus cabezas, 38 a lo lejos se escuchan explosiones y esa imparable balacera. Ella llora, pero al llegar a una esquina se da vuelta y se le planta por delante al hombre clavándolo en la vereda con sus ojos grandes. Te lo advierto clarito, güevón, clarito. Si esto sigue así, tú harás lo que quieras, pero yo me vengo mañana mismo con los chiquillos a la Moneda y que nos maten a todos, a todos, me entendiste, yo o voy a vivir con milicos desgraciados, le grita en plena cara. Él baja los hombros, la toma del brazo y sigue caminando. 5.7 Retrato de una dama. A la luz del amanecer, filtrándose tímida por la ventana, se compuso con esmero el vestido. Una de sus uñas limpió las otras. Untó la yema de los dedos con saliva y alisó sus cejas. Cuando terminaba de ordenarse el cabello, escuchó a los carceleros venir por el pasillo. Frente a la sala de interrogatorios, recordando el dolor, le temblaron las piernas. Después la encapucharon y cruzó la puerta. Allí dentro estaba la misma voz del día anterior. Los mismos pasos del día 39 anterior que se aproximaron a la silla trayendo la voz húmeda y la pegaron y la pegaron a su oído. -¿En qué estábamos ayer, señorita Jiménez? -En que usted debería recordar que está tratando con una dama-dijo ella. Un golpe le cruzó la cara. Sintió que se le desgarraba la mandíbula. -¿En qué estábamos, señorita Jiménez? -En que usted debería recordar que está tratando con una dama-dijo ella. 5.8 Inmolación. A su marido no lo contaba, porque hacía dos años la había abandonado, se había ido con una mujer más joven. Al hijo mayor, su favorito se lo llevaron el segundo día y a pesar que removió cielo y tierra, llamó e imploró a todos sus contactos, no consiguió encontrarlo. 40 Su hija se perdió una noche. Esta vez tuvo mejor suerte, su cuerpo apareció en la morgue del J.J. Aguirre. Entonces decidió que al más pequeño lo mandaría al sur, a vivir con sus abuelos. Lo dejó un mediodía lluvioso en la estación de autobuses. En cuanto a ella, regresó caminando a la casa sin apuro. Se cambió la ropa mojada, se sentó en un sillón, frente al televisor, y se dejó morir allí mismo, al cuarto día, a la hora de las noticias. 5.9 Asilo. Cuando esa noche saltó la reja de la Embajada ya estaba muerta. Lo mismo su marido, 30 segundos más tarde. Ladró con furia el perro del embajador. Se han visto muertos saltando rejas estos días, desplegando heridas por todo el cuerpo. 41 El hijo pequeño juega hace una semana con una panera en el piso de la cocina del departamento de sus tíos. La tía Carmen se pregunta cuándo pasarán a buscarlo. La abuela, que sospecha algo, fue hasta la casa vacía y sacó alguna ropa y un frasco de aspirinas, por si acaso. La prensa hace preguntas incisivas que apuntan a una siniestra conspiración de comunistas idos y escondidos. La familia hace averiguaciones en el Ministerio de Defensa. Se asilaron, les dijeron. Los güevones cobardes se asilaron. 5.10 Relaciones. Él me dijo que yo era un alarmista y yo le dije que estaba ciego. Me dijo que si fuera así, los más altos personeros sabrían cumplir con su deber y que no había que preocuparse. Le dije que su posición era típica de los que creen que todo se resuelve por arriba y que me parecía tremendamente irresponsable. Me dijo que más irresponsable era andar tirando mierda y sembrando dudas. Le dije que era una cagada conducir 42 a la gente al matadero utilizando la mentira blanca de un proyecto ideológico añejo. Me dijo que actitudes como la mía conducirían a una catástrofe y que algún día seríamos juzgados. Yo le dije finalmente que se fuera a la chucha. No volvimos a hablar desde ese día. Ayer supe que estaba en la celda del lado, y hoy en la mañana lo vi cuando nos sacaron al patio. No nos saludamos, pero sé que me miraba. Yo también lo observé de reojo. Su salud parece deteriorada, igual que la mía. 6. ANÁLISIS DE LOS MICROCUENTOS. 6.1 Inoportuno. Este relato trata sobre un pronto nacimiento, el cual sucede justo cuando hay toque de queda. 43 Con respecto al lector que se enfrente a este texto, se puede señalar que éste sólo comprenderá a cabalidad el texto hasta llegar a sus últimas palabras, ya que es allí en donde comprenderá que aquel a quien se le ocurrió salir en esa noche es ni más ni menos que a un bebé. Si nos enfocamos en la brevedad, podemos observar que este relato no sobrepasa la mitad de una hoja, pero en las escasas líneas se hace sentir todo el nerviosismo y el miedo al que se enfrentan los personajes de la historia, ya que viven a flor de piel una circunstancia bastante peligrosa: salir a la calle con toque de queda. Cabe destacar que en este texto, el título nos ayuda a enfocarnos en lo que realmente se nos quiere dar a conocer. Aquel “Inoportuno” pasa a ser solamente aquella criatura que no puede esperar la luz del día para nacer, y que en plena noche y más encima con toque de queda, intenta conocer la nueva vida a la que debe enfrentarse. Además, si observamos el final, éste queda completamente a la imaginación del lector, ya que cada uno sabrá o se imaginará qué habrá pasado con aquel ser que estaba a punto de nacer. Al observar el efecto que produce la rapidez en este relato, se puede señalar que no se aprecian mayores detalles, ya que lo único que sabemos es una situación específica (un niño apunto de nacer y una 44 familia desconcertada y asustada por este, en medio de una noche con toque de queda) y no nos detenemos siquiera en reflexionar sobre lo que sucedió antes de este episodio. Esto se da porque el texto nos limita y sitúa sólo en un lugar determinado. La temática es bastante clara: nos remite a un contexto político de un lugar determinado (posiblemente en algún lugar de nuestro país). Además, se encuentra presente una cierta ironía, sobretodo en el comentario: “Porque miren que querer nacer a esta hora el bribón, como si todo anduviera de lo más normal”. Además, se percibe como aquello que pasa a ser algo importante como lo es un nacimiento de un ser querido, se transforma casi en un problema, sobretodo por la situación en la que nacerá. Al analizar su clasificación, se puede señalar que este relato se separa de lo que se conoce como “cuento”, ya que, por ejemplo, no sigue la estructura clásica de inicio, desarrollo y desenlace. Aquí, no sabemos cómo es que llegan a la calle ni tampoco hay una presentación de los personajes, cosa que se da en un inicio. El desarrollo se da a la par con el desenlace, el que como ya se mencionó queda abierto a la imaginación del lector. Se señala lo antes mencionado ya que no hay un mayor 45 tratamiento de la situación en la que se encuentran los personajes, ni menos sabemos en que termina todo lo que se nos señala. Si nos detenemos a reflexionar sobre las imágenes presentes en este relato, se puede señalar que como no hay mayores detalles de lo que sucede, lo que se narra pasa a quedar grabado inmediatamente, principalmente aquello que se refiere a lo que sucede (patrullas, balas, caricias) y a lo que se siente (miedo por no saber lo que les sucederá). 6.2 Visión. Esta historia la relata “Villalobos”. Él señala que “el flaco Carmona” le indica que ya no lo llame para reuniones porque él trabaja todo el día y le cuesta mucho escuchar tanto informe, ya que casi siempre se queda dormido. Además, le señala que cuando comience la trifulca lo llame, pero antes no. Aunque “Villalobos” no recuerda la respuesta exacta que le dijo, ésta tenía que ver con el desafío intelectual del proceso; pero un mes más tarde, el día once de septiembre, lo vio correr como una bala subiendo la avenida Independencia, “con una escopeta vieja envuelta en su saco harinero”. Desde ese día no lo vio más. 46 En este relato, el lector no tiene mayor problema de comprensión, ya que con las líneas mínimas pero precisas, se nos da a conocer la situación vivida por un hombre que prefería más la lucha armada que la intelectual y que por seguir sus ideales nunca más fue visto. Si nos remitimos a la brevedad, podemos comprobar que este texto no representa más allá de la mitad de una página, donde se dan a conocer los elementos fundamentales de una situación determinada. En este sentido, hay que observar el título, el que de alguna manera nos ayuda a comprender el sentido de lo que se transmite. Aquí la “Visión” pasa a ser la última vez en la que se vio a una persona. El final queda un tanto abierto, ya que, aunque se nos menciona que esa vez fue la última en la que “Villalobos ve a Carmona”, los lectores quedan en suspenso en torno a lo que le pasó a aquél del que nunca más se tuvo noticias. El relato contiene una rapidez en la que se destaca los pocos detalles en torno a los personajes. Aquí, por lo menos sabemos los nombres de los personajes y la relación un tanto asimétrica que se da entre ellos; pero aparte de esto no conocemos más de sus vidas y de las circunstancias en las que se desencadena la situación narrada. 47 La temática se liga directamente con el contexto político y social de un determinado lugar (nuestro país) que está siendo víctima de un golpe de Estado, por lo que el relato está cargado de sentimientos que tienen que ver con la incertidumbre de no saber donde está una persona cercana, que en este caso era el “camarada” de aquella voz que nos da a conocer todo lo acontecido. Si nos centramos en la clasificación, se puede señalar que éste relato se aleja de los componentes de otros subgéneros (entre ellos del cuento) porque lo que más se acentúa es un desenlace rápido y un poco abierto, donde queda a “imaginación del lector” lo que le pudo haber pasado a esa persona que pasó a ser un desaparecido. Aquí, el clímax se mezcla con el final abrupto al que nos vemos enfrentados. Al enfrentarnos a un relato con escasas descripciones, sí advertimos imágenes, entre las que destacan la de aquel personaje que sube una calle provisto de una escopeta vieja en dirección a la lucha, a la lucha por sus ideales, desde donde no tuvo regreso aparente. 6.3 Esperando a Godot. 48 En el contexto de este relato, se menciona que están en el once de septiembre y que se está produciendo el bombardeo a la Moneda. El personaje de nuestra historia, está esperando a su hermano Chito, que trabaja en el Ministerio de Obras Públicas. Su madre lo ha enviado a buscarlo, ya que ésta piensa que él no hará caso al toque de queda. Al estar esperando a su hermano, divisa a su profesor de inglés, el que camina con dificultad. Éste se acerca a nuestro personaje y le pregunta “¿Qué hace parado aquí, Fernández?”, a lo que él responde: “esperando a Godot, señor”, ya que intenta hacerle una broma, pues sabe que esa es su obra de teatro favorita. En ese instante se sienten las bombas que han caído en la Moneda y se divisa el humo que comienza a crecer. Ante esto, el profesor comienza a temblar, se afirma del brazo de nuestro personaje y le dice “no espere más Fernández. Godot no viene hoy, mejor váyase a su casa”. Con respecto al lector y al texto en sí, se puede señalar que el sentido de lo leído se consigue casi inmediatamente, ya que el lenguaje es simple y no se necesita de un exhaustivo tratamiento del relato. Si nos enfocamos en la brevedad, se advierte que esta narración no ocupa más allá de una página, por lo cual los detalles que se pudieran 49 entregar de los acontecimientos se supeditan a un contenido que se focaliza en un episodio concreto. Lo que importa en este texto es el diálogo que se establece entre alumno y profesor. Se menciona esto porque el mismo título (“Esperando a Godot”) nos remite a esto; nos marca, de cierta manera, el camino a seguir para llegar a la comprensión de la situación narrada. Además, se puede percibir una rapidez en el lenguaje, en donde ayuda bastante las palabras comunes que se utilizan (lo que no quiere decir que el relato pase a ser algo común). Si se analiza la temática inserta en el texto, se puede señalar que ésta tiene que ver con una situación que se da en el contexto del golpe de Estado. Otra característica que hay que señalar es el pequeño diálogo que se establece entre lo leído y otro elemento anexo: el nombre “Godot” nos remite a una obra de teatro, de la que uno de los personajes (profesor) idolatra. Quizás este elemento parezca sutil, pero si se quiere tener un verdadero conocimiento de lo leído, el lector está encargado de utilizar toda la información posible para llegar a comprender a cabalidad la narración. Además, hay que detenerse para focalizarnos en la presencia del humor. Aquí, encontramos entre tanto miedo una chispa de humor que se da especialmente en el diálogo que se establece entre 50 alumno y profesor. Ambos intercambian palabras que contienen una cierta humorada, pero el efecto que causa en el lector es más bien de una cierta risita disimulada, mezclada con un cierto sentimiento de pasmo: “¿Qué hace parado aquí, Fernández?” “Esperando a Godot, señor”, le digo en broma sabiendo que esa es su obra de teatro favorita” (pág. 51). “No espere más, Fernández. Godot no viene hoy, mejor váyase a su casa” (pág. 51). Las características que se vislumbran al observar su clasificación son que nos encontramos frente a un texto que aplica toda su carga en el final, el que tiene una mezcla sorprendente, pues introduce en un contexto totalmente de violencia una cuota de alegría hacia el lector, en base a los personajes. Por último, si observamos las imágenes presentes, podemos comprobar que los estruendos de la Moneda y el profesor con las características que se le dan y cuando se aferra al brazo del alumno son los elementos que tienen más potencia narrativa: 51 “Él me reconoce, se acerca con sus ojos miopes y su cara pálida y me pregunta con severidad”… (pág. 51). “En aquel momento, con estruendo infernal, revientan las primeras bombas en La Moneda. Ante nosotros vemos alzarse dos grandes columnas de humo que escapan hacia el cielo” (pág. 51). “Mi profesor se afirma de mi brazo con su mano grande y me dice temblando”… (pág. 51). 6.4 Padre Nuestro que estás en los cielos. Este relato trata de un allanamiento que hacen a una casa. Un sargento interroga a la madre y la hija, y el capitán toma de la mano al niño y lo lleva a otra pieza. Le pregunta sobre su padre y él le dice que está en el cielo, a lo que el sargento le pregunta si está muerto, pero el niño le señala que no, ya que todas las noches baja del cielo a comer con ellos. Ante esto, el capitán levanta la mirada y descubre una puerta en el entretecho. 52 Si nos centramos en el lector, en este texto no debe esforzarse tanto para comprenderlo, ya que el lenguaje utilizado no es complicado y las palabras son conocidas para el común de la gente. Ahora bien, si el lector quiere entender a cabalidad lo que se pretende dar a conocer podría hurguetear en la vida del autor y en el contexto de producción, ya que como se señala en el apartado: El texto “Las malas juntas”; este relato se crea a partir de de una vivencia del creador. Ante esto, y con el conocimiento de esta situación, se puede llegar hasta el fondo de la total comprensión. Si nos fijamos en la estructura del texto, la brevedad se hace latente inmediatamente y el título nos adelanta (aunque de manera tragicómica) lo que sucederá y hacia dónde se quiere ir. De lo antes mencionado se desprende que en este relato se produce una lectura rápida, ya que no hay detalles y se produce una breve introducción para pasar luego a un breve diálogo entre el capitán y el niño. Luego de esto se produce el desenlace casi fatal (aunque revestido de un cierto humor). Con respecto a la temática, ésta se aborda desde la perspectiva de un hecho político (varias personas en nuestro país fueron detenidas en sus casas) que se mezcla con la risa sutil y lo dramático de la situación; 53 elementos que se acoplan desde la ingenuidad de un niño. Aquí, también se produce un diálogo con otro texto; con aquella oración que desde niños nos enseñan a rezar: El padre nuestro”. Ambos títulos chocan frente a realidades totalmente distintas ya que en uno el padre sólo está en el cielo y desde allí nos mira; mientras que en el otro, el padre sí estaba en el cielo, pero bajaba todas las noches a comer con ellos. En este sentido, se percibe la utilización de la ironía y del humor, aunque éste pasa a ser bastante negro, incluso cruel, ya que lo gracioso que resulta de la respuesta del niño es el comienzo del horror. Al centrarnos en la clasificación, podemos advertir algunas características del cuento, pero inmediatamente se alejan ya que existe un breve inicio, donde se presenta el contexto en el que se desarrolla la situación, pero inmediatamente se pasa al desarrollo (breve también) y a un final inesperado, sorpresivo y cargado de sentimientos de ternura (por las respuestas del niño) y de pasmo, ya que el lector queda cargado de dudas frente a lo que pudo haber sucedido luego de terminada la narración. Si observamos las imágenes que muestra este relato, advertimos que quedan en la retina principalmente el diálogo que se produce entre el 54 capitán y el niño y luego la vista del capitán, que se levanta para comprobar el escondite del padre: “El capitán alzó la vista y descubrió la puertecilla que daba al entretecho" (pág. 75). 6.5 Interrogaciones. Este relato trata de un joven va a visitar su casa, luego de más de dos meses de estar en el anonimato. Su padre y sus hermanos están presos en el estadio, por lo que en la casa sólo se encuentra su madre, quien los va a ver tres veces por semana. Ella es quien le abre; él entra raudo y mientras se dirigen a la cocina, por el patio, su madre le señala que tiene esperanzas de que los dejen libres en navidad. Luego, se detienen y ella, tomándole la mano le pregunta si existe Dios. Antes de contestarle piensa en ella y en su fe que ha llevado por más de cuarenta y cinco años, yendo a la iglesia cada domingo y a las fiestas de guardar. Luego de esto, no “desvergonzadamente”. le responde nada, la abraza y llora 55 Aquí el lector cumple un papel muy importante en la narración, ya que cada ser que se enfrente a la lectura pasa a reestructurar nuevamente estos párrafos. Esto se da principalmente en el final mismo ya que como no se advierte una respuesta concreta de parte del hijo hacia la pregunta de la madre, se pueden advertir dos repuestas: sí o no. Dependiendo de lo que cada lector interprete, fundamentalmente del llanto del hijo; dependerá la respuesta, por lo tanto aquí se produce un diálogo entre narrador y lector, siendo éste último el que tendrá la última palabra. Cabe destacar que este texto también forma parte de una vivencia del autor (la relación con su madre), por lo tanto partiendo de esta base y si el lector es un ser informado sobre este contexto de producción, tendría una visión más amplia de lo leído. Si nos detenemos a observar la brevedad que se da en el texto, podemos advertir que éste cuenta sólo con unos pocos párrafos, lo que hace que exista una rapidez en la lectura. Aquí, el título nos encausa hacia lo principal, hacia aquella pregunta que hará la madre. La temática a la que nos enfrentamos tiene que ver con un contexto político bastante complicado (padre y hermanos detenidos y nuestro personaje escondiéndose para no correr la misma suerte), lo que 56 hace aflorar los sentimientos más íntimos de los seres del relato, principalmente del hijo. Con respecto a la clasificación que se puede dar de este texto, se advierte que hay una breve introducción sobre lo que ha sucedido y sobre el contexto en el que se produce la narración. Aunque existe un desenlace, éste queda abierto a la interpretación final que haga cada lector. Al enfocarnos en las imágenes que se desprenden de lo leído, se puede destacar aquella donde el hijo no da a conocer su respuesta, sino que deja aflorar sus sentimientos más profundos: “Entonces, viéndola así, yo que hace mucho tiempo que no lloro, sin responderle, me abrazo a ella y lloro desvergonzadamente” (pág. 87). 6.6 Ella. 57 Este relato trata sobre una pareja que va caminando hacia la Plaza Chacabuco, a las tres de la tarde. La gente camina apurada y cruzan dos patrullas y una ambulancia. La mujer va llorando y grita “¡traidores!”. Ante esto, el hombre le dice que se calle y trata de taparle la boca. Ella reacciona de mala manera y le da un carterazo, le dice que son pura boca y grita “¡no afloje presidente!”. Él la tironea del brazo y escuchan un insulto de una vieja. De ahí caminan en silencio y sobre ellos pasa un avión. Posteriormente escuchan explosiones y una balacera. Ella sigue llorando y al llegar a la esquina enfrenta al hombre y le dice que si eso continúa así, él puede hacer lo que quiera, pero ella se iría a la Moneda con los “chiquillos” y que no le importa si los matan, ya que no piensa vivir entre “milicos”. Él baja los hombros, le toma el brazo y siguen su rumbo. Aquí, el lector es un mero espectador de lo que se va narrando. El contexto en el que se da la narración se da a conocer, por lo que al enfrentarnos al texto, éste no contiene una mayor complicación. Al observar el tema de la brevedad, se puede señalar que la narración no sobrepasa la página y dentro de ésta él título nos enfoca en “Ella” quien es la enfrenta la situación que se está dando (golpe militar). Con esto, la rapidez de la lectura se hace presente, ya que no se 58 muestran más detalles que el sentimiento de nuestro personaje principal (ella) y del contexto en el que se encuentra. La temática se remite al contexto político de nuestro país y hay una presencia total de sentimientos como el rencor y la pena, principalmente demostrados por la mujer, ya que el hombre mantiene un cierto letargo frente a lo que está sucediendo. Si nos vamos por el lado de la clasificación, podemos advertir que la estructura de introducción, desarrollo y desenlace se da, pero de manera casi sutil, ya que en el principio se muestra el contexto en el que se van a desenvolver los personajes. Luego de esto, el desarrollo es un tanto efímero, ya que lo más trascendental sucede en el final, el cual queda un tanto abierto, ya que el lector es el que finalmente se debe imaginar que es lo que pasará al otro día, y pensar si la amenaza de la mujer se habrá hecho realidad o no: “Si esto sigue así, tú harás lo que quieras, pero yo me vengo mañana mismo con los chiquillos a la Moneda y que nos maten a todos, a todos, me entendiste, yo o voy a vivir con milicos desgraciados, le grita en plena cara” (pág. 101). 59 Las imágenes que más se rescatan son la de la mujer mirando hacia el cielo y exclamando todo su pesar y en definitiva todo lo que sucede entorno a ella: “Ella va con la cartera apretada contra su pecho llorando desconsolada. ¡Traidores!, grita de pronto con la cara vuelta hacia el cielo” (pág. 101). “Ella se encabrita, revienta, indignada le da de carterazos: gato mojado, pura boca no más ustedes. ¡No afloje, presidente!” (pág. 101) “Ella llora, pero al llegar a una esquina se da vuelta y se le planta por delante al hombre clavándolo en la vereda con sus ojos grandes. Te lo advierto clarito, güevón, clarito. Si esto sigue así, tú harás lo que quieras, pero yo me vengo mañana mismo con los chiquillos a la Moneda y que nos maten a todos, a todos, me entendiste, yo o voy a vivir con milicos desgraciados, le grita en plena cara” (pág. 101). 60 6.7 Retrato de una dama. Este relato trata acerca de una mujer que está detenida. Por la mañana trata de arreglarse el vestido, limpiarse las uñas, alisarse las cejas y ordenarse el cabello. Cuando está en lo último, escucha los pasos de los carceleros por el pasillo. Al recordar el dolor le comienzan a tiritar las piernas. La encapuchan y es trasladada a la sala de interrogatorios. Ahí dentro, escucha la misma voz y los mismos pasos del día anterior. Esta voz se aproxima a la silla en la que la mujer se encuentra sentada y le pregunta en qué estaban ayer. La mujer, de apellido Jiménez le responde que estaban en que él debería recordar que estaba tratando con una dama. En ese instante siente un golpe en la cara y siente que se le desgarra la mandíbula. Luego de esto, el hombre le vuelve a preguntar que en qué estaban y ella le dice en que él debería recordar que está tratando con una dama. En este texto, el lector debe participar activamente, sobretodo en el final, ya que éste queda un tanto abierto, por lo que al enfrentarnos al término de la lectura, debemos pensar en lo que pudo haber sucedido luego de la respuesta que dio la mujer. 61 Con respecto a la brevedad, se puede señalar que la extensión del texto no sobrepasa una página. A esto se le suma un lenguaje bastante conocido, por lo tanto la lectura pasa a ser muy rápida. El título nos focaliza el sentido del texto y lo que se quiere destacar, ya que al concluir la lectura podemos descubrir el verdadero “Retrato de una dama”, pues, a pesar de estar en aquella circunstancia la mujer mantiene su dignidad hasta el último momento. La temática sigue siendo el contexto de una situación política y social complicada, donde se da a conocer el sufrimiento de un ser humano que es sometido a una detención y posterior tortura. Ante esto, se desprenden todos los sentimientos de miedo y dolor (físico y espiritual) frente a la vulneración de los derechos humanos. La clasificación en la que encaja este texto es bastante similar a los textos ya descritos, pues la estructura de inicio, desarrollo y desenlace se quiebra frente a una situación en la que confluyen las estructuras ya mencionada, pero aquí figura una por sobre las demás, ya que en el desenlace se da toda la carga de emotividad, a lo que se le agrega un desenlace no concluido del todo, pues no se sabe en realidad lo que finalmente pasó con el personaje principal, lo que le da mayor suspenso al texto. 62 Las imágenes que más se rescatan son aquellas que tiene que ver con la actitud y lo que realiza la mujer, pues es en base a ella se desencadena toda la trama: “A la luz del amanecer, filtrándose tímida por la ventana, se compuso con esmero el vestido. Una de sus uñas limpió las otras. Untó la yema de los dedos con saliva y alisó sus cejas. Cuando terminaba de ordenarse el cabello, escuchó a los carceleros venir por el pasillo” (pág. 105). “Frente a la sala de interrogatorios, recordando el dolor, le temblaron las piernas” (pág. 105). “-¿En qué estábamos ayer, señorita Jiménez? -En que usted debería recordar que está tratando con una dama-dijo ella” (pág. 105) “Un golpe le cruzó la cara. Sintió que se le desgarraba la mandíbula” (pág. 105). “-¿En qué estábamos, señorita Jiménez? 63 -En que usted debería recordar que está tratando con una dama-dijo ella” (pág. 105). 6.8 Inmolación. Este relato se trata acerca de una madre de familia. Su marido la había abandonado hacía dos años por una mujer más joven. A su hijo mayor se lo habían llevado el segundo día luego del golpe militar y aunque trató por todos los medios de encontrarlo, no lo logró. Su hija se perdió un día y su cuerpo apareció en la morgue del hospital J.J. Aguirre. Ante toda esta desgracia decidió que a su hijo más pequeño lo enviaría al sur a vivir con sus abuelos, por lo que un mediodía lluvioso lo fue a dejar la estación de autobuses. Luego de esto, regresó caminando sin apuro hasta su casa, se cambió de ropa, se sentó frente al televisor en un sillón y así murió al cuarto día, cuando daban las noticias. Cualquier lector que se enfrente a este texto podrá vislumbrar una narración bastante triste, que sin duda hará reflexionar frente a la situación que se da a conocer. A esto se le suma la brevedad que se da en la estructura, ya que el relato no sobrepasa la mitad de una página, 64 por lo que la expresividad de lo que se intenta plasmar va en aumento hasta llegar al desenlace. Al poseer la estructura ya mencionada, la lectura pasa a ser muy ágil, pues aquí se anulan aquellas descripciones detalladas y se cambia por una narración que aunque breve, profundiza los sentimientos y las acciones principales. La temática se suma a las otras ya mencionadas, ya que se sitúa en el acontecer político y social que se da a partir del golpe de Estado. Además, se destaca como sentimiento mayor, el amor de madre, que frente al dolor trata de proteger a los suyos (al único hijo que le va quedando) y luego de esto se suma ante la soledad y la pena, para finalmente morir sola, sabiendo que lo único que le quedaba estaba a salvo de tanta maldad: “Se cambió la ropa mojada, se sentó en un sillón, frente al televisor, y se dejó morir allí mismo, al cuarto día, a la hora de las noticias” (pág. 113). Aquí, la clasificación se sitúa en base a una profundización del desenlace con respecto a las demás estructuras. Además, se intensifica el clímax, para que, según David González (2000) “el desenlace provoque pasmo en el lector”. 65 Con respecto a las imágenes presentes en el relato, las más potentes tienen relación con lo que le sucede a los integrantes de la familia, en especial a la madre; ya que éstas están cargadas de amor y sufrimiento: “Al hijo mayor, su favorito se lo llevaron el segundo día y a pesar que removió cielo y tierra, llamó e imploró a todos sus contactos, no consiguió encontrarlo” (pág. 113). “Su hija se perdió una noche. Esta vez tuvo mejor suerte, su cuerpo apareció en la morgue del J.J. Aguirre” (pág. 113). “En cuanto a ella, regresó caminando a la casa sin apuro. Se cambió la ropa mojada, se sentó en un sillón, frente al televisor, y se dejó morir allí mismo, al cuarto día, a la hora de las noticias” 113). 6.9 Asilo. (pág. 66 Este relato trata de una familia separada por la dictadura. El padre y la madre murieron al intentar asilarse en la Embajada. El hijo pequeño se encuentra en la casa de sus tíos y la tía Carmen se pregunta cuándo lo irán a buscar. La abuela, que intuye lo que pasa, va a la casa deshabitada en busca de ropa y de aspirinas. La prensa señala indirectamente que existe una conspiración de comunistas y en el Ministerio de Defensa les dicen a los familiares que la gente a la que buscan se han asilado. Aquí, el lector no se encuentra frente a un plano complicado, ya que los elementos que se manifiestan están explicados de una forma bastante sencilla (lo que no quiere decir que el texto es sí sea sencillo), lo que determina que la comprensión sea bastante óptima. La brevedad se mantiene, ya que el texto no sobrepasa la página, por lo tanto se manifiesta una mayor expresividad que se intensifica al mostrar varios planos de una misma realidad: por un lado se da a conocer el hecho de la gente que muere en un intento de asilarse y esto es conducido hacia una familia en particular, donde un hijo queda sin sus padres. Además se introduce sigilosamente aquella respuesta que a muchos se le dio a la hora de buscar a los suyos: 67 “La familia hace averiguaciones en el Ministerio de Defensa. Se asilaron, les dijeron. Los güevones cobardes se asilaron” (pág. 163). A esto, se le suma que como es un texto breve, éste es rápido de leer, pues no hay más detalles que aquellos que resultan necesarios para complementar la narración. La temática se contextualiza en la situación política del golpe, aunque aquí se ve otro aspecto: el tema de los asilados y de los que murieron en el intento. Ante esto, se agrega la presencia de sentimientos como la tristeza por el abandono y la pérdida. Si observamos la estructura que plantea el texto, se puede señalar que el cierre posee una fuerza potente, donde quedan plasmados dos polos opuestos de la misma situación. Con respecto a las imágenes que se plantean en el relato, aquellas que son más potentes son las relacionadas con los hechos mismos. Aquí se mezclan los sentimientos de sufrimiento ante todo: 68 “Cuando esa noche saltó la reja de la Embajada ya estaba muerta. Lo mismo su marido, 30 segundos más tarde. Ladró con furia el perro del embajador. Se han visto muertos saltando rejas estos días, desplegando heridas por todo el cuerpo” (pág. 163). 6.10 Relaciones. Este relato se trata de unos “compañeros”, que, aunque están unidos por un mismo ideal, sus puntos de vistas difieren. Uno de ellos señala que los grandes personeros sabrán cumplir con su deber, mientras que el otro piensa que en la forma en la que están enfrentando el presente, lo único que conseguirán será la muerte. Desde ese día no se hablaron. Tiempo después, estando uno detenido, sabe que el otro está en la celda colindante a la suya y al otro día se encuentran en el patio. No se saludan pero ambos se miran, aunque sea de reojo. La salud de ambos se encuentra deteriorada. Con respecto al lector, se puede señalar que en este relato no hay muchos inconvenientes al enfrentarse a la lectura. Aunque es bastante 69 breve el texto y la lectura parece un tanto rápida, se puede señalar que los diálogos que se dan en forma constante y que chocan sin cesar, poseen un lenguaje bastante cotidiano, lo que hace que la percepción no sea confusa. La temática no varía en este relato, ya que tiene que ver con el contexto que se da en la época del golpe de Estado, aunque los tiempos narrados varían en comparación a los demás textos, pues aquí se observa un hecho de un pasado (no tan lejano) y luego se pasa a un presente, en donde un quiebre por pensamientos distintos (aunque comparten la misma ideología) marca la enemistad entre dos personas; aunque se deja entrever que el sentimiento de hermandad todavía sigue latente. Ante lo ya mencionado se puede agregar que los sentimientos más trascendentales son los de rencor pero con una cierta cuota de hermandad, que persiste aunque el tiempo los haya alejado: “Yo le dije finalmente que se fuera a la chucha. No volvimos a hablar desde ese día” (pág. 167). “No nos saludamos, pero sé que me miraba. Yo también lo observé de reojo” (pág. 167). 70 La estructura del texto leído se basa principalmente en potenciar el desarrollo de los diálogos y finalmente el desenlace queda un tanto en suspenso ya que no se sabe a ciencia cierta lo que habrá sucedido con estos dos camaradas. Ante esto, el lector pasa a jugar un rol fundamental, ya que debe reestructurar un desenlace, por lo que pasa a construir un nuevo texto. 7. CONCLUSIONES. Luego de haber concluido con el análisis de cada microcuento presente en el libro “Las malas juntas”, de José Leandro Urbina; se pueden señalar las siguientes características que componen los relatos: 7.1 Con respecto al lector: Las características que debe poseer el lector al enfrentarse a estos relatos, principalmente tiene que ver con una actitud de atención frente a los elementos que se dan a conocer. En algunos de ellos (Esparando a Godot, Interrogaciones, Retrato de una dama), el receptor se puede encontrar frente a algunos obstáculos, que principalmente se dan al finalizar las lecturas, ya que éstas dejan un tanto abierto el desenlace de 71 los relatos. Es aquí en donde el lector debe recrear y reescribir el texto a partir de las inferencias que pueda sacar de todo lo que se le dijo antes de terminar de leer. Ante esto, cabe destacar lo que dice María Isabel Larrea (2004), quien le da un importante rol al lector pues señala que éste es quien muchas veces debe llenar los espacios vacíos que se dan en microcuentos que poseen múltiples significaciones. 7.2 Con respecto a la brevedad: En este sentido, los textos analizados no sobrepasan la página, incluso algunos no van más allá de la mitad de una plana. A esto se le suma la escasez de detalles, lo que se ve desplazado por una intensidad en las expresiones, sentimientos y acciones de los personajes. Al no poseer una mayor extensión, algunos elementos pueden quedar suspendidos, o como señala María Isabel Larrea (2004), pueden no ser desarrollados del todo, por lo que como lector, nos podemos servir de otros elementos para completar la narración. Aquí entran los títulos, que en estos relatos mantienen una importancia radical, ya que nos sugieren o focalizan los contextos y situaciones planteadas. Además, este mismo elemento (los títulos) nos encauzan hacia dónde debemos mirar o centrarnos, e incluso nos refuerzan el sentido del texto. 72 7.3 Con respecto a la rapidez: Esta característica viene de la mano de la ya mencionada, ya que como los textos son breves, éstos presentan oraciones cortas y un lenguaje ágil. Lógicamente esto no hace que los textos sean ligeros, sino que, como lo destaca Enrique Yepes (1996), la lectura de este tipo de textos hace que el lector inmediatamente pase a reflexionar lo leído y en base a esto lo contemple. 7.4 Con respecto a la temática: En los relatos analizados, la temática central se relaciona con los contextos políticos y sociales que se suponen que ocurrieron en el golpe de Estado de nuestro país. Las vivencias del autor (Padre Nuestro que estás en los cielos e Interrogaciones) se mezclan con la ficción de la narración. También aparece el recurso de la ironía, que se mezcla con los sentimientos de horror, tristeza y sufrimiento. 73 Cabe destacar que en algunos relatos aparecen diálogos con otros textos mayores, lo que sin duda enriquece la lectura. Según Francisca Noguerol (1992), esto se da para que se provoque en el lector cierta sonrisa y reflexión, ya que al utilizar esto y mezclarlo con distintos sentimientos, el receptor se entretiene pero también toma conciencia de que lo que se está tratando es una mirada frente a una realidad vivida por muchos. 7.5 Con respecto a su clasificación: En los relatos analizados se vislumbran algunos elementos que hacen que la base de estos relatos pasen a formar parte de los llamados “microcuentos”. Principalmente aquí se observa la estructura: inicio, desarrollo y desenlace. Con respecto al inicio, se puede señalar que éste es un tanto esquivo, ya que al principio sólo se sitúa a los personajes dentro del contexto de la narración. Si luego nos vamos al desarrollo, podemos ver que éste sólo se centra en narrar brevemente la situación en la que se desenvuelven lo personajes. Finalmente, en el desenlace se observan algunos rasgos particulares, en donde hay una propensión por los finales abiertos o sorpresivos. Aquí hay una carga de elementos que van hacia la 74 expresividad total de aquellos sentimientos que van desde la tristeza hasta el odio y la ironía. Con respecto a esto, Francisca Noguerol (1992) señala que en los microcuentos se dan estas características, principalmente las que hacen referencia a los finales sorpresivos o abiertos, lo que hace que estos relatos pasen a ser ingeniosos. A esto, se suma lo que señala David González (1992), ya que éste plantea que el clímax es el que más se intensifica para posteriormente provocar en el lector un pasmo frente a la culminación de lo narrado. Frente a lo señalado se puede concluir que estas categorías son las que hacen que este tipo de textos se desvinculen del cuento. 7.6 Con respecto a la imagen: Como ya se mencionó anteriormente, estos textos no se caracterizan por poseer mayores detalles, por los que las imágenes que se presentan son las que quedan grabadas en la conciencia del lector. Aquí, Francisca Noguerol señala que hay una propensión por las 75 imágenes que por las descripciones. Esto sería otra cualidad que alejaría a este tipo de relatos de los otros tipos narrativos. Principalmente se pueden encontrar imágenes que tienen que ver con las situaciones, sentimientos y actitudes que pasan a tener los personajes principales de cada relato. Finalmente, frente a las conclusiones planteadas, se puede señalar que los microcuentos que aparecen en el libro “Las malas juntas”, de José Leandro Urbina, no sólo se pueden ver como textos que plantean una determinada circunstancia política y social ocurrida en nuestro país, sino que estos relatos contienen otro tipo de riqueza, que se plantean principalmente en base a los elementos ya destacados. Es así como la forma en que se escribe y la técnica que se emplea son importantes para vislumbrar todo lo que se nos quiere dar a conocer. Ante esto, hay que fomentar la lectura de este tipo de textos (sobretodo los que están insertos en el libro mencionado), ya que al mirarlos desde los puntos de vista analizados se amplía la visión de estos relatos y se les saca el estigma de “relatos sobre el golpe”, ya que muchas veces no son leídos por creer erróneamente que sólo dan a conocer una parte de la historia, lo que no deja de ser cierto, pero esto va 76 mucho más allá, ya que no sólo se centran en esta temática, pues se agregan elementos que valen la pena conocerlos e interiorizarlos. 77 8. BIBLIOGRAFÍA. Concha Jaime; 1978. “Testimonios de lucha antifacista”. Araucaria 4. Díaz-Cid César; 2007. “El discurso testimonial y su análisis literario en Chile”, Documentos Lingüísticos y Literarios. Fernández Fraile Maximinio; 2002. “Literatura Chilena de fines del siglo XX”, Editorial Don Bosco, Santiago, Chile. Narváez Jorge; 1986. “El testimonio 1972-1982. “Transformaciones en el sistema literario”. Testimonio y Literatura. Ed. 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Texto leído en el contexto del Encuentro Chileno de Minificción “Sea breve, por favor”, Santiago de Chile. www.aviondepapel.com, González Torres David; 2000. “El minicuento, una explosión de brevedad”. www.elmundolibro.com www.wikipedia.com Yepes Enrique; 1996. “El microcuento hispanoamericano ante el próximo milenio”. Revista Interamericana de Bibliografía.