GONZALO MATILLA SÉIQUER y LAURA ARIAS FERRER Circulación monetaria en el sureste peninsular. El caso de los “Baños Romanos de Fortuna (Murcia)” 1. Fortuna en época romana La romanización en la región y, en gran medida, en España va de la mano del auge político, económico y militar de la ciudad de Carthago Noua. A esta ciudad, que tiene un apogeo edilicio en época augustea y julioclaudia, hay que ligar de forma muy directa todo lo que ocurre en Fortuna en esta época. Fortuna está en una comarca de interior, relativamente cerca de las grandes vías de comunicación pero lo suficientemente alejada de ellas para no beneficiarse directamente de las mismas (Figura 1). Así, el río Segura, principal arteria de comunicación del interior de la región, la rodea y a la vez la deja al margen. De esta manera, la romanización en Fortuna no ha podido estar condicionada por su emplazamiento geográfico. Por otra parte los recursos naturales de la comarca han sido limitados en todas las épocas. El principal recurso agrícola, el agua, ha sido siempre un bien escaso, por lo tanto la agricultura ha sido bastante limitada. El conocimiento que tenemos del mundo prerromano es bastante claro al respecto: dos pequeños poblados ibéricos con un centenar de familias a lo sumo. De otro tipo de recursos, como el maderero o el minero no tenemos ningún indicio que nos permita aventurar su explotación a una escala aceptable en esta época. Y, sin embargo, contamos en Fortuna con dos de los emplazamientos más importantes de España, e incluso del Mediterráneo, de época romana: “La Cueva Negra” y “Los Baños Romanos” (Figura 2). La Cueva Negra En la vertiente meridional de la Sierra del Baño se abre la Cueva Negra1. En ella hay identificadas más de 45 inscripciones2 que remiten a un ambiente culto y que de ninguna manera han sido improvisadas pues, por su ubicación, era obligatorio que existiera en el interior cierta infraestructura que hiciera posible alcanzar la parte superior del abrigo, a más de cuatro metros de altura, y alisada para la ocasión. Los textos, con fecha propuesta últimamente entre los siglos I y II d.C.3, tienen como nexo la aparición de una fecha, el 27 de marzo (VI k. a.), que se repite en varios de ellos, y la composición en verso, pues uno sólo de los títuli está en prosa. Es difícil precisar una temática concreta, pero las aguas como tales, definidas como ninfas o con cualquier otro epíteto, están más que presentes. Los dioses aparecen con cierta profusión, siendo citados Baco, Esculapio, Chaonis, Venus, Phrygia Númina… En cuanto a los autores directos, o por encargo, de los textos no podemos aportar una información exhaustiva pero si muy sugerente en cuanto a matices. Tenemos de 1. La bibliografía sobre la Cueva Negra es abundante por lo que se puede ampliar en González Blanco, A., Amante Sánchez, M., Rahtz, Ph., Watts, L.: El balneario de Fortuna y la Cueva Negra (Fortuna, Murcia), Espacio, Tiempo y Forma, Serie II, Historia Antigua, V, 1992, p. 421-454; González Blanco, A., y otros: El balneario de Fortuna. Un caso arquetípico de continuidad cultural, Termalismo antiguo. I Congreso Peninsular, Actas. Arnedillo (La Rioja), 3-5 octubre 1996, Logroño, 1997, p. 319-328; González Blanco, A., y otros: Las inscripciones romanas de Cueva Negra (Fortuna, Murcia). Historia de un descubrimiento, MHA, 3, 1977, p. 277-284; González Blanco, A.: Las inscripciones de Fortuna en la historia de la religión romana. Perspectivas histórico-religiosas, AntigCrist, IV, 1987, Murcia, p. 271-317; González Blanco, A., y otros; La Cueva Negra (Fortuna, Murcia). Memoria-informe de los trabajos realizados en la campaña de 1984, Memorias de Arqueología, I, Murcia, 1989, p. 149-154; González Blanco, A.: La Cueva Negra de Fortuna (Murcia): ¿un santuario púnico?, I Simposium Internacional Sociedad y Cultura Púnica en España (Cartagena, 1990), Murcia, 1994, p. 159168. 2. Acerca de los Tituli Picti de la Cueva Negra encontramos un volumen monográfico en el que aparecen descritos y ampliamente comentados cada uno de los paneles documentados (González Blanco, A.; Mayer Olivé, M.; Stylow, A.U.; González Fernández, R. (Eds.): Antigüedad y Cristianismo XIII. El Balneario Romano y la Cueva Negra de Fortuna (Murcia), Murcia, 1996). 3. Acerca de las dataciones propuestas para cada uno de los Tituli Picti a partir de su estudio paleográfico véase Stilow, A. U.; Mayer, M.: Los Tituli de la Cueva Negra. Lectura y comentarios literario y paleográfico, Antigüedad y Cristianismo, XIII, 1996, p. 367-406. 905 GONZALO MATILLA SÉIQUER y LAURA ARIAS FERRER esta manera lo que parecen ser particulares desprovistos de funciones políticas o religiosas, agrupaciones (sodales heliconios) y sacerdotes con indicación del cargo. Respecto al trabajo que planteamos interesa destacar la existencia de una cofradía, la de los sodales heliconios, con aspecto de ser una agrupación literaria que de ninguna manera pudo generarse en primera instancia en Fortuna, y que bien pudiera proceder de la ciudad de Carthago Noua. También encontramos la de Lucio Crescens, sacerdote de Esculapio Ebusitano, que pudo proceder de Ibiza (donde el nombre está documentado) o de Cartagena, donde conocemos la existencia de un templo a Eshmun, conocido tras la conquista romana como Esculapio. Otra posibilidad es que procediera de Fortuna, pero en ello se incidirá más adelante. Es de reseñar también la aparición de una fecha, día y mes (27 de marzo, VI k. a.), desconocemos el año ya que los que escribieron los tituli no consideraron que fuera algo de reseñar, lo que nos lleva a aceptar que la importancia estaba en el día concreto y que daba igual que se celebrara en un año o en otro. Esa fecha, en la que se escribían textos, tiene que ser la de una importante festividad religiosa que reunía gente de un entorno en el que se sabía escribir y que conocía como mínimo la Eneida de Virgilio, cuyos versos aparecen escritos en las paredes de la cueva. Los Baños Romanos Dos kilómetros al este de la Cueva Negra se encuentra el actual complejo termal de Fortuna y junto a él, al pie mismo de la Sierra del Baño, el Antiguo Balneario Romano. Excavado desde 1991 como elemento principal para contextualizar la Cueva Negra, ha tenido dos fases claras de actuación. La primera fase comienza en 19914, prolongándose las excavaciones hasta 1998. Estaba centrada en torno a dos grandes cisternas de opus signinum de tipo púnico y un edificio de pobres materiales constructivos en el que se articulan un conjunto de habitaciones independientes en torno a un patio central rectangular y que en el proceso de investigación se ha interpretado como balneario primitivo, hospedería y últimamente como dependencias de los constructores y servicio del Balneario. Los materiales encontrados en la zona permiten centrar su uso durante el siglo I d.C. y su abandono en algún momento indeterminado de la época Flavia. Parte de los hallazgos numismáticos proceden de este sector y, a excepción de un nummus posiblemente de Constante hallado en superficie, el conjunto es bastante homogéneo, no remontándose más allá de época de Claudio, con alguna pieza de imitación local. La segunda fase comenzó en 1999, en una zona localizada a unos 100 metros al sur de la primera, junto al balneario que había estado en uso hasta mediados del siglo XIX5. Tenía como objetivo la localización del Balneario Romano ya que las primeras estructuras aparecidas, si bien centraban cronológicamente el comienzo del asentamiento estable de época romana, distaban mucho de ser el gran Balneario que por los textos de la Cueva Negra y por la existencia del complejo termal moderno esperábamos encontrar. A lo largo de esta fase se ha documentado el primitivo nacimiento de agua y la monumentalización del mismo, integrándolo en un edificio de carácter religioso de dimensiones más que aceptables. El Santuario, con una relación de medidas 2/3, tiene 18 m. de anchura por 27 m. de longitud, está dividido en tres cuerpos de 9 m. de anchura. El primero de ellos es la zona de carácter sagrada por excelencia, pues en él se encuentran tres capillas dedicadas a una tríada de dioses. Las capillas laterales son de planta cuadrada y la central es de forma 4. Entre los trabajos que recogen las intervenciones arqueológicas que se han desarrollado desde 1990 hasta 1998 a lo largo de esta primera fase de excavación, en el área denominada “Zona Hospedería” de los Baños Romanos de Fortuna podríamos citar: Rahtz, Ph.; Watts, L.; Amante Sánchez, M.; González Blanco, A.: Excavaciones arqueológicas en Fortuna. Diciembre 1990, Memorias de Arqueología, 5 (1990), Murcia, 1996, p. 383-391; González Blanco, A.; Amante Sánchez, M.; Rahtz, Ph., Watts, L.: Primer acercamiento a los restos arqueológicos del Balneario Romano”, AntigCrist, XIII, Murcia, 1996, p. 153-178; González Blanco, A.; Amante Sánchez, M.: Trabajos arqueológicos en Baños y Cueva Negra de Fortuna”, Memorias de Arqueología, 6 (1991), Murcia, 1997, p. 167-175; González Blanco, A.; Amante Sánchez, M.: Baños romanos de Fortuna (Fortuna, Murcia). Campaña de 1992, Memorias de Arqueología, 7 (1992), Murcia, 1998, p. 189-198; González Blanco, A.; Amante Sánchez, M.: Baños romanos de Fortuna (Fortuna, Murcia). Campaña de 1993, Memorias de Arqueología, 8 (1993), Murcia, 1999, p. 249-256; González Fernández, R.; Matilla Séiquer, G.; Fernández Matallana, F.: La recuperación arqueológica del Balneario Romano de Fortuna, Antigüedad y Cristianismo, XIII, Murcia, 1996, p. 179-220. 5. La bibliografía reciente específica sobre esta fase y el nuevo sector del yacimiento es la siguiente: Matilla Séiquer, G.; Gallardo Carrillo, J.; Egea Vivancos, A.: Intervención arqueológica en el Balneario romano de Fortuna. Campaña de diciembre de 1999, Antigüedad y Cristianismo, XVI, Murcia, 1999, p. 369-376; Matilla, G.; Gallardo, J.; Egea, A.: El Santuario romano de las Aguas en Fortuna (El Balneario de Carthago Noua), Mastia, 1, 2002, p. 179190. Para más información: http://www.um.es/ipoa/fortuna 906 CIRCULACIÓN MONETARIA EN EL SURESTE PENINSULAR. EL CASO DE LOS “BAÑOS ROMANOS DE FORTUNA (MURCIA)” absidal, estando cubierta con una cúpula. En la central es donde se halla la diaclasa desde la que surgen las aguas termales. Este primer cuerpo termina en un pórtico de cinco arcos. El segundo cuerpo está constituido por una piscina porticada de 7 x 15 m. Que tiene gradas en los laterales y escalones corridos en la zona de unión con la plataforma sobre la que se sitúan las capillas, destinados posiblemente a la colocación de exvotos o aras. Todo parece indicar que la piscina terminaba en el lado opuesto a las capillas en un ábside de dimensiones idénticas al de la capilla central y simétrico a éste. Del tercer cuerpo, aún por excavar, conocemos una salida de aguas realizada mediante sillería que coincide con el eje del edificio y un pequeño estanque, también de sillería, ya en el exterior del templo. La hipótesis actual es que se trata de una entrada monumental, en la que el estanque exterior, conteniendo el agua procedente de la capilla del dios principal del santuario, representaba la transición entre el espacio profano y el religioso. Llama la atención la existencia de un canal cubierto en el fondo de la piscina, siguiendo la diaclasa natural, y que lleva una dirección diferente al eje del edificio. Es muy posible que este sirviera para dotar de agua a la zona balnear del complejo, aún por localizar, pues se dirige hacia donde estaban los baños del siglo XVIII y XIX. Este complejo construido en época romana ha estado en uso de forma ininterrumpida hasta el siglo XVII, momento en que el balneario cambió de ubicación, siendo la mayoría de los materiales muebles recuperados de los siglos XVI y XVII. El uso continuado ha exigido una limpieza constante del nacimiento y del canal, por lo que los materiales romanos, excepto en casos muy concretos, aparecen mezclados con otros de época posterior. Una de esas excepciones es la de un paquete estratigráfico muy homogéneo en cuanto a contenido material, compuesto por una tierra amarilla compactada y que aparece ubicado junto al canal de la diaclasa, sobre una terraza del siglo XVII y por lo tanto sobre estratos modernos. Además de cerámicas romanas muy deterioradas se halló en su interior un lote de veinte monedas de bronce, y otros veinte fragmentos correspondientes a un número indeterminado de ejemplares, todos en muy mal estado. La tierra amarilla que daba cuerpo al estrato, así como el mal estado de las monedas y la cerámica y la proximidad de la deposición a la piscina central, parecen indicar que se trata de una limpieza del canal realizada durante el siglo XVII y que las monedas fueron arrojadas al mismo en época romana como exvotos, como veremos posteriormente. Las monedas encontradas podrían representar la última fase de utilización a gran escala del Balneario y, pese a su mal estado de conservación, todas las identificadas corresponden al comienzo de los Antoninos (Nerva y Trajano). Otras monedas aparecidas en estratigrafías más modernas y fuera de este paquete estratigráfico corresponden a la dinastía julio-claudia y flavia. Significación del conjunto Cueva-Baños en el contexto romano del sureste En Fortuna y en el estado de nuestros conocimientos, hasta el momento solo existen los yacimientos arqueológicos comentados. Podríamos incrementar su número en dos más con dos asentamientos de carácter indefinido que se encuentran respectivamente en el entorno inmediato de la Cueva Negra y en el de los Baños, pero hemos de considerarlos prolongaciones de los yacimientos principales. Un lugar mal comunicado y con pocos recursos como Fortuna posee un vacío casi absoluto de poblamiento en época romana pero, a la vez, encontramos en ella dos de los yacimientos mas importantes de todo el Mediterráneo, importancia debida quizás en gran medida a que de los cientos de lugares semejantes que tuvieron que existir en toda la geografía del mundo romano, no se conserva ninguno. Decíamos que la Cueva Negra recibía visitantes de un entorno culto, y tal cosa es indiscutible tanto por el hecho de que allí se escribía como por las resonancias virgilianas de algunos de los textos. Ese entorno culto no puede estar en las inmediaciones, pues carecemos de señales de romanización. Así pues, hay que buscarlo en los lugares más cercanos en los que en el siglo I y II d. C. pudiera existir. La primera referencia es Carthago Noua que, además, tiene un programa edilicio coincidente en el tiempo con el proceso de monumentalización al que fue sometido el nacimiento termal. La segunda es Ilici, con la que la comunicación sería incluso más fácil que con Cartagena. Pero seguramente no podemos descartar la relación con otra serie de ciudades que podrían llegar incluso hasta Segobriga. 907 GONZALO MATILLA SÉIQUER y LAURA ARIAS FERRER Si para encontrar visitantes cultos tenemos que irnos hasta las ciudades geográficamente cercanas, para encontrar a los mismos personajes con nombres y apellidos, caso de la inscripción de A. Annius Crescens y L. Oculatius Rusticus, llegamos a las Baleares, donde está atestiguado el primero, y a Ibiza donde hay suficiente documentación de las familias de los Oculatius y los Rusticus como para poder establecer lazos de parentesco con el personaje que visita la cueva. ¿Procedían de Ibiza? Es posible, pues el Asclepios ebusitano y la onomástica así lo sugieren. ¿Era tal vez de Carthago Nova? Allí está documentado el culto a Esculapio/Eshmun y la cercanía geográfica lo hace más verosímil. Es posible incluso que pueda tratarse de un viaje en dos etapas y que una lleve a la otra. ¿Podría ser de Fortuna? Esculapio es el dios salutífero por excelencia. En el Santuario documentado en los baños sabemos que hay una advocación principal y dos secundarias. No es difícil pensar que la principal sea Eshmun/Esculapio ebusitano y que el sacerdote que el día VI antes de las Kalendas de Abril colocó estatuas de los dioses frigios o de Apolo en la Cueva Negra o en lo alto de la Sierra del Baño, era el Sumo Sacerdote del santuario de los baños, que encabezaba la procesión anual a la Cueva Negra. En cualquier caso, la falta de un tejido romano en Fortuna y la existencia de los dos yacimientos, que sabemos íntimamente ligados, indican el atractivo que suponían para gentes de lugares “alejados”. Ese atractivo comenzaba indiscutiblemente en el Balneario como fenómeno/recurso religioso-curativo y se extendía a la Cueva Negra como fenómeno exclusivamente religioso. Es el binomio religión-necesidad de curación el que crea un foco de romanidad de carácter suburbano en medio de la nada. Y éste se crea a comienzos del siglo I d. C. y no antes. Al menos con carácter monumental e institucional. Si Cartagena y, por ende la región, están en poder de los romanos a finales del siglo III a.C. y durante doscientos años Carthago Noua es la virtual capital militar, económica y política de Hispania (al margen de divisiones administrativas), hemos de entender que el conocimiento de Fortuna por los romanos es relativamente temprano y que la decisión de monumentalizarlo en época julio-claudia obedece al atractivo que el lugar tiene desde hace muchos años (aunque no sepa- mos cuántos) para gentes de muy distintas poblaciones, tanto romanas como indígenas. Se instrumentaliza por tanto desde un punto de vista político lo que era una realidad social y religiosa. Aceptando lo expuesto, es indiferente la presencia de una población masiva romana en la comarca, pues trasciende desde todos los puntos de vista los límites de lo inmediato, convirtiéndose por una parte en un foco de romanización innegable y por otra en un lugar que, aunque vinculado a una ciudad si es que en realidad lo está a Carthago Noua, es mucho más neutro políticamente que ésta y por lo tanto está abierto a gentes de otras procedencias. En suma el hecho religioso está instrumentalizado en el fondo por el político pero en la forma es universal. 2. Los hallazgos numismáticos El material numismático recuperado a lo largo de las campañas que han tenido lugar hasta la actualidad no es demasiado abundante, pero sí es capaz de aportarnos importantes datos acerca de la vida del yacimiento en cuestión así como la posibilidad de analizar las relaciones entre los enclaves cercanos. Primeros hallazgos Los primeros hallazgos se produjeron durante la campaña de 1992, centrada en las estructuras de habitación cercanas al manantial ya comentadas. El conjunto monetal hallado constaba de siete piezas, cinco de las cuales fueron localizadas en el nivel de abandono de una de las habitaciones. En dicho conjunto se identificaban un as procedente de la ceca de Carthago Noua de época de Calígula (3738 d.C.); dos ases de Claudio procedentes de cecas locales no determinadas (41-50 d.C.); tres posibles ases ilegibles que parecen identificarse dos de ellos con un as de Claudio y un as hispano-latino, además de un nummus posiblemente de Constante de la ceca de Tréveris o Roma (347-348)6 (Figura 3). 6. El catálogo de cada una de las monedas aparecidas en la Zona Hospedería han sido publicadas en Lechuga Galindo, M.: Hallazgos monetales en el yacimiento romano de Baños de Fortuna, Antigüedad y Cristianismo, XIII, Murcia, 1996, p. 221-224. 908 CIRCULACIÓN MONETARIA EN EL SURESTE PENINSULAR. EL CASO DE LOS “BAÑOS ROMANOS DE FORTUNA (MURCIA)” Hallazgos dispersos en la Zona Santuario A lo largo de las campañas de excavación llevadas a cabo entre los años 1999 y 2003 en la Zona Santuario han tenido lugar numerosos hallazgos aislados, aunque la mayoría de las monedas aparecidas se adscriben a época moderna (ss. XVI-XVII). Entre las monedas de época romana de las que ha sido posible su identificación podemos destacar la aparición de un as perteneciente a la 5ª emisión de la ceca de Ilici acuñada en tiempos de Tiberio, concretamente en los años 22-23 d.C. (Figura 6), un as de Claudio (41-50 d.C.) acuñado en Roma (Figura 7), un as de Tito (79-81 d.C.) y dos ases de Domiciano (8196 d.C.). Además de estas monedas han aparecido numerosos bronces de difícil adscripción por el estado de conservación en el que se encuentran, aunque posiblemente entre ellos podamos identificar dos ases romano-republicanos y dos ases altoimperiales (Figura 4). Depósito votivo Pero, sin duda, uno de los hallazgos numismáticos más importantes producidos por las implicaciones que conlleva es el de un conjunto monetal localizado en las inmediaciones de la piscina central del santuario de las aguas. Dicho depósito consta de un lote de veinte monedas, cuyo módulo aparece casi completo, además de otros veinte fragmentos correspondientes a un número indeterminado de ellas (Figura 8)7. El conjunto fue localizado en una unidad estratigráfica que debía su formación a la limpieza de la piscina del complejo de época romana en algún momento del siglo XVII (Figura 9). En estos momentos, en torno al siglo XVII, tras un largo periodo de abandono, el balneario moderno estaba retomando el testigo del viejo complejo termal y se comienzan a construir nuevas instalaciones que pretenden reutilizar y revalorizar el antiguo nacimiento termal, y para ello era necesaria la realización de exhaustivas tareas de limpieza de las instalaciones balnearias para permitir una evacuación de aguas y un aprovechamiento de estas estructuras El material aparecido en el interior de este estrato presenta un alto grado de desgaste debido al contacto constante con el agua y a las características propias de ésta. Así encontramos un importante número de cerámica, en su mayoría de época romana, que aparece muy rodada y erosionada, llegando a haberse perdido los barnices exteriores en el caso de la Terra Sigillata. Mayor estado de erosión presentan las monedas halladas de las que tan sólo ha sido posible la identificación de seis monedas con absoluta certeza: dos ases emitidos bajo el reinado de Nerva (96-98 d.C.), un dupondio emitido por Trajano durante su segundo consulado (98 d.C.) y tres ases más, emitidos igualmente por este último, de los que conocemos la cronología concreta de uno (101 d.C., fecha del cuarto consulado de Trajano). Acerca de las piezas restantes, si bien el mal estado de conservación de las monedas no nos ha permitido concretar en demasía, podemos confirmar su adscripción al periodo altoimperial y el valor de éstas, resultando trece ases y tres semises (Figura 5). La particularidad del hallazgo y de su ubicación original, unido al carácter sacro del lugar indica que, efectivamente, estas monedas fueron arrojadas al interior del manantial como ofrendas a las divinidades tutelares de este santuario y como manifestación de gratitud de los enfermos que acudían a estos lugares por el poder curativo de sus aguas. No creemos poder explicar de otra manera la formación de este curioso depósito monetal, resultando por tanto un claro ejemplo de una práctica que ha quedado fosilizada hasta la actualidad. 3. Significación de los hallazgos numismáticos de Fortuna Ciertamente los hallazgos numismáticos han sido escasos hasta el momento. Representan monedas perdidas o amortizadas durante el uso de la hospedería, monedas arrojadas como exvotos a las aguas del manantial y monedas encontradas en niveles modernos o en estratos superficiales. Ahora bien, teniendo en cuenta que el grueso de la estratigrafía excavada es posterior a época romana y que sabemos la existencia y ubicación de los niveles romanos inalterados, las perspectivas son más que halagüeñas. Un santuario como el de los Baños Romanos de Fortuna atrae a gentes de muy diversas procedencias y 7. El catálogo detallado de cada una de las monedas que componen dicho depósito monetal aparece publicado en Arias Ferrer, L.; Egea Vivancos, A.; Matilla Séiquer, G.: Stipes Iacere. Ofrendas monetales en el Santuario Romano de las Aguas de Fortuna (Murcia), III Encuentro Peninsular de Numismática Antigua (Osuna, 27 de febrero-2 de marzo 2003), en prensa. 909 GONZALO MATILLA SÉIQUER y LAURA ARIAS FERRER de distintos estratos sociales en periodos de tiempo muy concretos. Los primeros datos numismáticos están centrando la cronología bastante bien, aunque quede mucho por precisar. Respecto a la información relativa a la circulación monetaria, si unimos los datos que la numismática nos ofrece con los aportados por la epigrafía de las paredes de la Cueva Negra, podremos observar la multiplicidad de procedencias de la gente que acudía a estos lugares y que refleja a su vez las posibles relaciones económicas y comerciales que el enclave poseía en época romana. Si bien a través de las monedas conocemos la llegada de numerario procedente de las cecas de Carthago Nova, Ilici y Roma, a través de la epigrafía conocemos la llegada de gentes procedentes de Ibiza, indicio igualmente válido para poder hablar de relaciones entre estos enclaves aunque no tengamos evidencias numismáticas. Por lo tanto, ya que Fortuna se muestra como un foco de atracción para una parte importante del sureste, obligatoriamente ha de reflejarse en el santuario la historia de esa región en los momentos en que es atraída por el hecho religioso. Arqueológicamente esto es casi imposible de documentar, pero numismáticamente sí que es posible. Así cuando hablamos de circulación monetaria nos referimos igualmente a la economía, pero también a la circulación de las gentes, la circulación de sus ideas y, dentro de éstas, la circulación de creencias. Un santuario como el de Fortuna, en cuanto al estudio numismático, representa un resumen estadísticamente apto de la circulación monetaria en el sureste y si bien no ha dado todavía todos los frutos que hubiéramos deseado, sabemos que los dará y que los podremos recoger si este planteamiento lo llevamos a los estudios posteriores. 910 CIRCULACIÓN MONETARIA EN EL SURESTE PENINSULAR. EL CASO DE LOS “BAÑOS ROMANOS DE FORTUNA (MURCIA)” 4. Bibliografía Arias Ferrer, L.; Egea Vivancos, A.; Matilla Séiquer, G. (en prensa): Stipes Iacere. Ofrendas monetales en el Santuario Romano de las Aguas de Fortuna (Murcia), III Encuentro Peninsular de Numismática Antigua (Osuna, 27 de febrero-2 de marzo 2003). González Blanco, A. (1987): Las inscripciones de Fortuna en la historia de la religión romana. Perspectivas histórico-religiosas, Antigüedad y Cristianismo, IV, Murcia, 271-317. - (1994): La Cueva Negra de Fortuna (Murcia): ¿un santuario púnico?, I Simposium internacional Sociedad y Cultura púnica en España (Cartagena, 1990), Murcia, 159-168. González Blanco, A., y otros (1979): Las inscripciones romanas de Cueva Negra (Fortuna, Murcia). Historia de un descubrimiento, MHA, 3, 277-284. - (1989): La Cueva Negra (Fortuna, Murcia). Memoriainforme de los trabajos realizados en la campaña de 1984, Memorias de Arqueología, I, Murcia, 149-154. - (1997): El balneario de Fortuna. Un caso arquetípico de continuidad cultural, Termalismo antiguo. I Congreso peninsular, Actas. Arnedillo (La Rioja), 3-5 octubre 1996, Logroño, 319-328. González Blanco, A.: Amante Sánchez, M. (1997): Trabajos arqueológicos en Baños y Cueva Negra de Fortuna, Memorias de Arqueología, 6 (1991), Murcia, 167-175. González Blanco, A., Amante Sánchez, M., Rahtz, Ph., Watts, L. (1992): El balneario de Fortuna y la Cueva Negra (Fortuna, Murcia), Espacio, Tiempo y Forma, Serie II, Historia Antigua, V, 421-454. - (1996): Primer acercamiento a los restos arqueológicos del Balneario Romano, Antigüedad y Cristianismo, XIII, Murcia, 153-178. González Blanco, A.; Mayer Olivé, M.; Stylow, A.U.; González Fernández, R. (Eds.) (1996): Antigüedad y Cristianismo XIII. El Balneario Romano y la Cueva Negra de Fortuna (Murcia), Murcia. González Fernández, R.; Matilla Séiquer, G.; Fernández Matallana, F. (1996): La recuperación arqueológica del Balneario Romano de Fortuna, Antigüedad y Cristianismo, XIII, Murcia, 179-220. Lechuga Galindo, M. (1996): Hallazgos monetales en el yacimiento romano de Baños de Fortuna, Antigüedad y Cristianismo, XIII, Murcia, 221-224. Matilla Séiquer, G.; Gallardo Carrillo, J.; Egea Vivancos, A. (1999): Intervención arqueológica en el balneario romano de Fortuna. Campaña de diciembre de 1999, Antigüedad y Cristianismo, XVI, Murcia, 369376. - (2002): El Santuario romano de las Aguas en Fortuna (El Balneario de Carthago Noua), Mastia, 1, 179-190. - (1998): Baños romanos de Fortuna (Fortuna, Murcia). Campaña de 1992, Memorias de Arqueología, 7 (1992), Murcia, 189-198. Rahtz, Ph.; Watts, L.; Amante Sánchez, M.; González Blanco, A. (1996): Excavaciones arqueológicas en Fortuna. Diciembre 1990, Memorias de Arqueología, 5 (1990), Murcia, 383-391. - (1999): Baños romanos de Fortuna (Fortuna, Murcia). Campaña de 1993, Memorias de Arqueología, 8 (1993), Murcia, 249-256. Stilow, A. U.; Mayer, M. (1996): Los Tituli de la Cueva Negra. Lectura y comentarios literario y paleográfico, Antigüedad y Cristianismo, XIII, 367-406. 911 GONZALO MATILLA SÉIQUER y LAURA ARIAS FERRER Figura 1. Localización de Fortuna en el sureste peninsular de época romana Figura 2. Localización de los Baños Romanos y la Cueva Negra en relación a Fortuna Figura 2 912 CIRCULACIÓN MONETARIA EN EL SURESTE PENINSULAR. EL CASO DE LOS “BAÑOS ROMANOS DE FORTUNA (MURCIA)” Figura 3. Número de monedas halladas en la Zona Hospedería y periodo al que se adscriben ALTO IMPERIO BAJO IMPERIO CALÍGULA 1 CLAUDIO 3 Indeterminadas 2 CONSTANTE? 1 Figura 4. Hallazgos dispersos de la Zona Santuario y periodo al que se adscriben REPÚBLICA ALTO IMPERIO Indeteminadas 2 TIBERIO 1 CLAUDIO 1 TITO 1 DOMICIANO 2 Indeterminadas 2 Figura 5. Monedas que componen el depósito votivo hallado en la Zona Santuario ALTO IMPERIO NERVA 3 TRAJANO 4 Indeterminadas 13 Fragmentos indet. 20 913 GONZALO MATILLA SÉIQUER y LAURA ARIAS FERRER Figura 6. As de época de Tiberio acuñado en la ceca de Ilici en 22-23 d.C. (FBR00-1-1) Figura 7. As de Claudio acuñado en Roma entre el 41 y 50 d.C. (FBR00-183-1) Figura 8. Depósito monetal hallado en la Zona Santuario Figura 9. Lugar del hallazgo del depósito votivo 914