Rev. sci. tech. Off. int. Epiz., 1989, 8 (1), 59-78. Teileriasis: informe sintético T.T. DOLAN * Resumen: La teileriasis es una protozoosis de los bóvidos salvajes y domésticos presente en vastas regiones del planeta. Las especies del genero Theileria son transmitidas por garrapatas (ixódidos) y tienen ciclos biológicos complejos, a la vez en su huésped vertebrado y en su vector, con reproducción sexual localizada en la garrapata. El autor pasa revista a la clasificación y distribución geográfica de las diferentes especies y presenta los problemas de patología, inmunología, quimioterapia y profilaxis de las principales especies agentes de enfermedades en animales domésticos. El método de mayor difusión para la profilaxis de la teileriosis ha sido combatir las garrapatas mediante acaricidas. Por numerosas razones, esta forma de lucha ha perdido fiabilidad y, habiéndose desarrollado métodos de inmunización, la vacunación es hoy ampliamente utilizada, en particular contra T. annulata. Las diferencias biológicas entre especies de Theileria impusieron métodos de vacunación también diferentes: uso de células infectadas por esquizontes y cultivadas in vitro contra T. annulata y T. hirci, e infección por esporozoítos seguida de tratamiento medicamentoso contra T. parva. Estas vacunas vivas tienen límites y se están realizando importantes trabajos de investigación para identificar los antígenos del parásito que podrían servir de base para nuevas vacunas inactivadas. El vasto poder inmunizador de las cepas aisladas de T. annulata contrasta fuertemente con la complejidad antigénica de T. parva. Hay urgente necesidad de pruebas in vitro que permitan distinguir entre sí las cepas de T. parva con poderes inmunizadores diferentes. La distribución geográfica relativamente limitada de T. parva y la importancia de la enfermedad que provoca han llevado a establecer un sistema eficaz de intercambio de informaciones así como formas de cooperación y coordinación en materia de investigaciones sobre su profilaxis. Al implicar la extensa distribución geográfica de T. annulata gran variedad de idiomas y culturas, intercambios y cooperación al respecto se vieron limitados, pero esta situación deberá ser corregida. PALABRAS CLAVE: Acaricidas - Anatomopatología - Bóvidos - Ciclo biológico - Clasificación - Complejidad antigénica - Distribución geográfica Estado de portador - Garrapatas - Inmunología - Intercambio de informaciones - Profilaxis - Quimioterapia - Theileria - Vacunación. INTRODUCCIÓN Las Theileria son protozoos parásitos que infectan a animales silvestres y domésticos en la mayor parte del mundo. Tienen un ciclo reproductor esquizogónico, generalmente en los linfocitos del huésped vertebrado y un estadio o fase de piroplasma * International Laboratory for Research on Animal Diseases, P . O . Box 30709, Nairobi, Kenia. 60 en los eritrocitos. La transmisión, hasta tanto se conoce, se realiza mediante garrapatas de la familia Ixodidae y existe una evidencia creciente de que hay un ciclo sexual en el artrópodo (71). Se clasifican dentro del filum Apicomplexa, clase Sporozoea, subclase Piroplasmea, en el orden Piroplasmida junto con otro género importante, Babesia (65), que infecta también a los animales domésticos. La especiación de Theileria es una confusión de sinónimos, homónimos y subespecies que se resolverá únicamente cuando se desarrollen técnicas inmunológicas, bioquímicas y de biología molecular que permiten profundizar la discriminación entre especies según su morfología, variación de huéspedes y vectores. El más reciente intento de desenmarañar el género Theileria es el de Uilenberg (115). La distribución geográfica mundial de las teileriasis, según el Anuario de Sanidad Animal de 1986 (39), se resume en el Cuadro I. De los 175 países o territorios recogidos en dicha publicación, para 156 (89,1%) existe una sección teileriasis, lo que contrasta fuertemente con la respuesta de solamente 26 países, resumidas en el Cuadro II, al cuestionario de la OIE a este respecto. CUADRO I Frecuencia de la teileriasis en el mundo en 1986 Africa Americas Regiones Asia Europa Oceania URSS Total Países Ninguna información 54 9 37 1 42 6 30 2 11 1 1 0 175 19 Información no disponible No señalada Sospechada/sin confirmar Frecuencia baja/esporádica Frecuencia alta Enzoótica 3 10 7 14 5 4 2 33 1 0 0 0 3 7 1 18 2 5 0 25 0 3 0 0 0 5 0 4 0 1 0 0 0 1 0 0 8 80 9 40 7 10 Fuente: Anuario FAO/OMS/OIE de Sanidad Animal, 1986 (39) Las especies importantes de Theileria que se tratan en este informe son las que producen enfermedad en el ganado doméstico y las no patógenas que infectan al ganado y confunden el diagnóstico y los estudios epizootiológicos. Estos parásitos, sus vectores y su distribución se pueden observar en el Cuadro III y la especiación utilizada será la adoptada por Uilenberg (115) e Irvin (58). CICLO BIOLÓGICO La Figura 1 representa un ciclo biológico simplificado de Theileria parva. Los esporozoítos son inoculados por las garrapatas infectadas cuando se alimentan y penetran rápidamente en los linfocitos (41, 108) y se desarrollan hasta esquizontes. La célula huésped se modifica y el parásito y la célula se dividen simultáneamente (107). El esquizonte se rompe por tracción del huso de la célula en división (54) y la mayor parte de las células hijas son parasitadas. Una parte de los esquizontes sufren FIG. 1 (según Goddeeris, 45) Ciclo biológico de Theileria parva 61 T. annulata T. annulata T. ovis T. annulata Jordania Marruecos T. annulata Italia Israel Hyalomma spp. Hyalomma spp. Hyalomma spp. 90% de mortalidad en rebaños lecheros y 50% entre razas locales Poca (esporádica) Hyalomma detritum Muy poca gracias Vacunación Hyalomma a la vacunación excavatum (experimentalmente) Muy poca Acaricidas Profilaxis Vacunación/ ¡acaricidas Bovinos mejorados Hyalomma spp. Irán T. annulata Bovinos importados )S Poca (ovejas) Poca Hyalomma sp. Amblyomma sp. Haemaphysalis sp. T. annulata T. mutans T. sergent i Etiopía No identificado T. mutans Importante en bovinos de razas exóticas Cuba Haemaphysalis longkornis T. sergent: Importancia Corea, Rep. Vector Parásito Países Tetraciclinas inseguras, eficacia limitada con parvacuona y halofuginona Parvacuona Aceturato de diminacena Tratamiento Situación de la teileriasis en veintiséis países en 1987. Resumen de los informes recibidos CUADRO II 5 2 Estudios de los antígenos BoLA de líneas celulares utilizadas para el cultivo de cepas inmunizadoras e investigación de la eficacia de una línea capaz de inmunizar con 10 a 10 células. Otras líneas celulares, de diferentes regiones, se están estudiando. Este informe trata esencialmente de Sicilia donde T. annulata fue señalada por primera vez. Se consiguió reducir la enfermedad a un nivel muy bajo gracias a una vacunación rigurosa con una vacuna de cultivo celular. Todos los reproductores introducidos son vacunados sistemáticamente. Vacunación extensamente aplicada y eficaz sin efectos secundarios. Parvacuona eficaz en un 60%. Se necesitan más estudios de las Theileria spp. y de las enfermedades transmitidas por garrapatas. T. mutans identificada en 0,44% de bovinos en una de las 15 provincias. Se estudian vacunas atenuadas en sangre. Observaciones R. zambeziensis Amblyomma spp. R. appendiculatus, R. zambeziensis A. hebraeum R. evertsi T. p. bovis T. mutans T. taurotragi T. velifera T. ovis R. appendicular T. p. lawrencei Sudáfrica Rhipicephalus (?) T. mutans No identificado Rumania T. mutans T. annulata No identificado No identificado No identificado T. camelensis T. mutans T. ovis Portugal Hyalomma spp. T. annulata Omán H. longicornis T. orientalis Nueva Caledonia Vector Parásito Países No patógena No confirmada pero sospechada No patógena Poca Muy poca Muy poca Poca Poca excepto en bovinos de razas exóticas Muy noca Sin enfermedad Importancia Cotos de caza Insecticidas, restricción de importación Acaricidas Control de la importación Profilaxis CUADRO II (cont.) Prohibición para no crear portadores Oxitetraciclinas Tratamiento Posiblemente también T. separata. Causa teileriosis cerebral. El búfalo de los cotos de caza se considera origen de enfermedad del Corredor. Se han denunciado focos limitados entre 1947 y 1950 en Transilvania. Diagnóstico de Theileria basado en frotis de ganglio linfático y de sangre. Se presenta sólo en zonas limitadas de la región de Alentejo. Se presenta en todo el país pero no es patógena. Se ha visto también Theileria sp. en ovinos. Theileria en 3,7% de ovejas enfermas y 1,6% de cabras enfermas. Tasa de infección de 1,2-2,6% en muestras de todos los animales de granja en seis regiones. La presencia de T. orientalis sólo se descubrió durante un censo sanitario animal (1980-1984). Observaciones 63 Hyalomma spp. No identificado No identificado No identificado No identificado No identificado R. appendiculatus A. variegation R. appendiculatus Hyalomma anatolicum, H. detritum, H. plumbeum, H. scupense J . Iura T. mutans T. parva T. mutans T. sergenti T. parva T. p. parva T. mutans T, p. lawrencei T. annulata Togo Uganda URSS T. mutans T. orientalis Hyalomma spp. T. annulata Sudán Taiwan R.O.C. Vector Parásito Países Acaricidas Acaricida Profilaxis Muerte en 30-90% Acaricidas, de bovinos vacunación afectados, especialmente vacas importadas de alta producción 30% de Acaricidas mortalidad en terneras nativas y puede matar la mayor parte de las terneras mejoradas si no se protegen Casos junto a parques/cotos de caza Importante en bovinos de razas exóticas Bovinos importados y de raza cruzada Importante Importancia CUADRO II (cont.) Primaquina, proguanil, aceturato de diminacena y otro combinados con anticuerpos Parvacuona y antibióticos de amplio espectro. En 1986 se trataron 55.644 animales y sobre­ vivieron 44.034 Parvacuona Tratamiento No descrita como patógena y confusión posible con T. orientalis/sergenti reconocida. Además de muertes de bovinos de alto rendimiento, aborto, esterilidad y otras pérdidas de producción. FCO fué responsable de 69% de muertes de todos los bovinos diagnosticados en 1986 y costó 15 millones de SUS. Costo de barios muy alto, 60% de instalaciones de lucha antigarrapatas son funcionales. Controles serológicos (1972) mostraron variación entre 16% positivos en el sudeste a 57,7% positivos en el sudoeste. El parásito podría ser T. mutans o T. orientalis (?), confirmar su identificación. No es problema sanitario en bovinos locales o búfalos acuáticos. Observaciones 64 Vector Importancia Profilaxis Tratamiento Observaciones Estados Unidos, Madagascar, Mauricio y México declaran que en sus territorios no existe la teileriasis. Chile indica en una carta no tener comentarios que hacer. Zaire estima que la teileriosis en su territorio carece de importancia (nota del autor: se sabe, sin embargo, que T. parva se presenta en la región oriental de este país). Importante Acaricidas, Parvacuona Investigaciones en curso para estudiar control de inmunización por infección y tratamiento, desplazamientos T. p. lawrencei R. appendiculatus, Eliminación de Parvacuona R. zambeziensis bovinos y acaricidas T. mutans Amblyomma spp. Sin importancia T. taurotragi R. appendiculatus Sin importancia R. appendiculatus T. p. parva R. appendiculatus Pérdidas Acaricidas, Parvacuona, Grave recrudecimiento de la teileriosis de FCO estimadas en 39 control de halofuginona bovinos nativos en provincias Central y T. p. lawrencei R. appendiculatus millones de SUS desplazamientos (ensayos Oriental, que se está controlando por Enfermedad del anuales por e inmunización buparvacuona) inmunización. Corredor enfermedades transmitidas por garrapatas Parásito Zimbabue T. p. bovis Zambia Países CUADRO II (cont.) 65 Ovejas, cabras Bovinos, búfalo (Syncerus caffer), ovejas? Bovinos Bovinos, búfalo y búfalo doméstico (experimentalmente) Bovinos, otros bóvidos Theileria hirci (Dschunkowsky y Urodschevich, 1924) Theileria mutans (Theiler, 1906) Theileria orientalis (Yakimoff y Soudatschenkoff, 1931) Theileria parva (Theiler, 1906) Theileria taurotragi (Martin y Brocklesby, 1960) Amblyomma spp. Rhipicephalus spp. Rhipicephalus appendiculatus, R. zambeziensis Haemaphysalis spp. Amblyomma spp. en Africa Amblyomma spp. Hyalomma spp. Desconocido Hyalomma spp. Enfermedad Fiebre de la Costa Oriental(T.p. parva)) Enfermedad del Corredor (T. p. lawrencei) Teileriosis rodesiana (T. p. bovis) Teileriosis benigna Teileriosis maligna de ovejas y cabras Desconocida Teileriosis tropical o mediterránea Distribución y notas Africa subsahariana y el Caribe (no patógena) Africa. Se presenta naturalmente en antílopes, particularmente el eland y puede ser patógena ocasionalmente en bovinos Africa Oriental y Central. La nomenclatura trinómica para las subespecies se adoptó por comodidad. T. p. parva y T. p. bovis se transmiten entre bovinos, T. p. lawrencei transmitida de búfalo a bovinos La distinción entre T. orientalis y T. sergenti (Yakimoff y Dekhtereff, 1930), es que la última es menos patógena en el mundo entero, excepto en URSS, Japón y Lejano Oriente Africa subsahariana y quizás Caribe Norte deAfrica,sudeste de Europa, Cercano y Medio Oriente, URSS meridional Africa y partes de la URSS Norte de Africa, Europa meridional, Oriente Medio, India y URSS meridional Otras Theileria spp. parasitan en pequeños rumiantes sin ser patógenas, pero pueden ser fuente de confusión en el diagnóstico. Son: T. ovis, T. recóndita y T. separata. Theileria velifera (Uilenberg, 1964) Bovinos, búfalo Camellos Theileria camelensis Vector Bovinos, búfalo doméstico {Bubalus bubalis) Animal Theileria annulata (Dschunkowsky y Lühs, 1904) Parásito Las Theileria spp. importantes parásitas de los animales domésticos CUADRO III 66 67 merogonia y los linfocitos se rompen para liberar los merozoítos, que invaden los eritrocitos y forman los piroplasmas. Al alimentarse, la garrapata ingiere los eritrocitos parasitados y se descubren en la luz del intestino los gametos dimorfos (71). Estas formas sexuales se unen para formar los cigotos que penetran en las células epiteliales del intestino. Se desarrollan los cinetos móviles, pasan a través de la hemolinfa y penetran en las glándulas salivales en las que invaden las células de tipo E de los acinos (10, 40). Los cinetos se desarrollan hasta esporoblastos que forman un sincitio complicado cuyas prolongaciones ocupan la mayoría de las células glandulares muy agrandadas (42). Finalmente, se forman esporozoítos complejos, aislados, completándose el ciclo. Los parásitos teilerianos se transmiten tan sólo transestadialmente. El cineto migra a la glándula salival conforme la garrapata completa su muda y el desarrollo comienza cuando la garrapata inicia su alimentación o es estimulada de alguna otra forma. Aunque esta exposición puede considerarse como ciclo biológico general para Theileria, existen diferencias entre las especies. Los esporozoítos de T. parva infectan y alteran los linfocitos de las líneas T, B y nula según se ha comprobado mediante anticuerpos monoclonales específicos (4). Sin embargo, la mayor parte de las células infectadas aisladas del ganado vacuno y que crecen in vitro son linfocitos T (37). T. annulata invade preferentemente las células B y macrófagos (34). T. mutans nunca se ha cultivado in vitro aunque parece que la fase de esquizonte es transitoria, facilitando el establecimiento del piroplasma, que es el estadio de la división activa. Los parásitos de T. parva, patógenos en el estadio de esquizonte, causan una enfermedad linfodestructora. Los piroplasmas de las cepas patógenas de T. orientalis y de T. mutans producen anemia, mientras que tanto esquizontes como piroplasmas de T. annulata son patógenos. La aparición de los cinetos en la hemolinfa se relaciona con la muda en la mayoría de las especies, excepto en T. annulata y T. velifera en las que se hallan con anterioridad (71). Mehlhorn y Schein (71) describen la infección de los tipos celulares D y E de las células de tipo III de los acinos, aunque Fawcett y col. (40) y Binnington y col. (10) observaron que T. parva infecta solamente células E. Existe un desacuerdo fundamental sobre la naturaleza de la esporogonia: Mehlhorn y col. (72) y Mehlhorn y Schein (71) describen, a partir de estudios de muchas especies, la formación de múltiples esporoblastos y citómeros, mientras Fawcett y col. (42), a partir de estudios de T. parva y T. taurotragi, describen el desarrollo del esporoblasto como una simple ramificación del sincitio. PARÁSITOS Y DISTRIBUCIÓN La distribución geográfica de las diferentes Theileria spp. se resume en el Cuadro III. Como consecuencia de la confusión en la especiación del género ha sido difícil determinar la distribución de algunos parásitos. La mayor confusión se daba entre T. mutans, T. orientalis y T. sergenti, confusión que los estudios serológicos han contribuido a amenguar. Se ha demostrado que la denominada T. mutans en Gran Bretaña era indiferenciable tanto de la T. mutans australiana (118) como de la T. sergenti japonesa (61), aunque distinta de las cepas africanas de T. mutans (79). Existe actualmente consenso en cuanto a que el nombre de T. mutans debe reservarse para el parásito ampliamente extendido y generalmente no patógeno de los bovinos y el búfalo (Syncerus caffer) de Africa, que se ha identificado también en el Caribe (117). 68 Las especies cosmopolitas de Theileria de los bovinos deben denominarse T. orientalis (58, 119), denominación que incorpora las T. mutans británica y australiana y T. sergenti, un parásito del Japón, Lejano Oriente y la Unión Soviética, más patógeno generalmente. El nombre de T. sergenti se utiliza casi exclusivamente en el Lejano Oriente, especialmente en Japón y Corea. Sin embargo, este nombre no es válido y su empleo en la bibliografía rusa y en otras ha sido revisado por Uilenberg (115). Stewart y col. (111) han resucitado el nombre de T. buffeli para la especie benigna de Theileria transmitida en Australia por Haemaphysalis spp. Podría ser un caso para el uso de este nombre, pero se recomienda T. orientalis mientras no se haya revisado profundamente la taxonomía de las especies de Theileria. Amblyomma spp. transmiten T. mutans, T. orientalis es transmitida por Haemaphysalis spp., aunque se sospecha que Amblyomma spp. pueden ser también vectores de T. orientalis en Africa (63). T. annulata produce la teileriosis tropical o mediterránea, es parásito del ganado vacuno y del búfalo doméstico (Bubalus bubalis) y se transmite por Hyalomma spp. Se presenta en Europa meridional, norte de Africa y se extiende a través de Egipto hasta el norte de Sudán y Cercano y Medio Oriente hasta India y Asia central. Un mapa reciente de la distribución de la teileriosis tropical adaptado del de Purnell por Dyer y Tait (34) indica que la distribución se extiende hacia el Este desde la India hasta la costa del Pacífico, incluyendo China meridional así como todos los países de Extremo Oriente al sur de China y Malasia. Esta distribución está en contradicción con la de otros autores (58, 115) y es probable que incluya la de la anterior T. sergenti, ahora T. orientalis. Sin embargo, una publicación reciente sobre la quimioterapia usada contra T. annulata en la República Popular de China (128), sugiere una distribución geográfica del parásito más vasta, asi como textos de la Compañía de Ciencia y Desarrollo Técnico de Ningxia (China) y del Instituto de Medicina Veterinaria Experimental de Moscú que ofrecen vacunas contra T. annulata como habiendo eficaces en millares de animales. Lamentablemente el informe de la Unión Soviética (Cuadro II) no da ninguna información sobre la distribución y no existen datos disponibles acerca de la República Popular de China. T. parva se ha dividido por comodidad en tres subespecies utilizando una nomenclatura trinómica, pero no hay justificación biológica para la subespeciación. T. parva parva es el agente clásico de la fiebre de la Costa Oriental (FCO) y se transmite entre el ganado vacuno por Rhipicephalus appendiculatus. T. p. lawrencei causa la enfermedad del Corredor y se transmite del búfalo al ganado vacuno por la misma garrapata. T. p. bovis se presenta en Zimbabue y probablemente en otros lugares y se transmite también por R. appendiculatus. Recientemente, R. zambeziensis (122), especie de morfología ligeramente diferente que se presenta en las zonas de tierras bajas más áridas de Africa oriental y central, se ha identificado como vector de T. p. lawrencei en Zimbabue (64). Es mencionada también en la respuesta de Sudáfrica al cuestionario de la OIE. Los parásitos de T. parva son indistinguibles morfológica y serológicamente, aunque T. p. lawrencei produce una infección patógena en el ganado vacuno con bajo número de esquizontes y piroplasmas mientras que T. p. parva, que también es patógena, produce gran cantidad de estos estadios. T. p. bovis causa generalmente una enfermedad más benigna que las otras dos en el ganado vacuno susceptible. Una vez que T. p. lawrencei se ha pasado por garrapatas y bovinos el tipo de conducta del parásito se modifica y produce gran cantidad de esquizontes y piroplasmas (7). En la Figura 2 se presenta la distribución de T. parva en Africa oriental, central y parte de Africa meridional. T. taurotragi infecta bovinos, ovinos, caprinos y otros bóvidos en Africa. Su huésped original puede ser el «eland» (Taurotragus oryx) en el que a veces produce 69 •* FIG. 2 Distribución geográfica de Theileria parva en Africa (preparada a partir de la información proporcionada para este informe y en consulta con S.P. Morzaria y R.A.I. Norval) 70 una enfermedad mortal (49). Se ha demostrado que infecta las células linfoides de once especies diferentes de bóvidos in vitro (110). Se confundió en el pasado con T. mutans del que es distinto serológicamente y con otras especies de Theileria no patógenas. Se transmite por R. appendiculatus y R. pulchellus y posiblemente por otros Rhipicephalus spp. En el eland se asocian al piroplasma barras y velos (125) y aunque Uilenberg (115) afirma que no se observan en los bovinos, han sido vistos por otros autores (Dolan y Young, sin publicar). T. velifera es un parásito no patógeno de los bovinos y del búfalo en Africa. Se ha identificado recientemente en el Caribe (117) junto con, como hemos visto, T. mutans, donde han de haber sido introducidos con su vector Amblyomma spp. por bovinos provenientes de Africa occidental a fines del siglo pasado. Se diferencia de T. mutans por la presencia de un velo en el piroplasma y de T. taurotragi por la forma del velo y por su localización al lado del piroplasma. T. hirci es un parásito muy patógeno de las ovejas y cabras. Se presenta en el sur de Europa oriental, norte de Africa, Cercano y Medio Oriente y el sur de la Unión Soviética y se transmite por Hyalomma spp. Es probable que el nombre de T. hirci no sea válido y aunque Morel y Uilenberg (76) proponen renominarla T. lestoquardi, usaremos aquí el nombre de T. hirci. Se han descrito T. ovis, T. recondita, T. separata y otras Theileria posiblemente no patógenas parásitos de ovejas y cabras; Uilenberg (115) ha discutido su identidad y relaciones. T. camelensis ha sido descrita en la Unión Soviética y norte Africa y aunque Uilenberg (115) duda de su existencia y Neitz (85) o Barnett (5) no la mencionan, se incluye aquí como parásito de los camellos en Omán (Cuadro II). El vector es, posiblemente, H. dromedarii. El género Cytauxzoon se considera sinónimo de Theileria, salvo cuando son parásitos de félidos de América del Norte. La posición de algunos parásitos clasificados como Babesia, tales como B. equi, en el que se ha identificado un estadio de esquizonte en las células linfoides (100), es incierto y en el futuro puede ser desplazado a la familia Theileridae (59, 116). Se han presentado extensas revisiones de las especies de Theileria (5, 58, 85, 115). La distribución geográfica de las teileriasis y su situación en cada país no es estática. En Zambia, en 1976, la teileriosis causada por T. p. parva (FCO) se señaló como un problema endémico importante en las provincias Oriental y Septentrional (102). En 1977-78 se registraron casos mortales de la enfermedad en la provincia Meridional, la zona de mayor explotación de bovinos del país. Se extendió por la mayor parte de dicha provincia y en 1980 se confirmaron brotes en la provincia Central (16) y ha continuado extendiéndose en los bovinos nativos susceptibles. En Sudán, el único país en que se presentan T. annulata y T. parva, se conocían focos de infección por T. parva en el sur desde la década de 1950 (105). Una investigación serológica de muestras procedentes de bovinos propiedad de refugiados de Uganda en la región Ecuatorial en 1980 mostró una elevada proporción de bovinos con anticuerpos contra T. parva y T. mutans (80). Desde entonces se han presentado brotes graves (62) y en el último año se han señalado pérdidas confirmadas en bovinos indígenas hasta 30 km al norte de Juba (Mogga, comunicación personal). En Zambia la enfermedad podría establecerse en aquellas «nuevas áreas» en que se presenta el principal vector, R. appendiculatus, y la difusión acelerarse por el fracaso o la ausencia de lucha contra las garrapatas y el desplazamiento ilegal de bovinos. En el sur de Sudán la inseguridad actual hace difícil cualquier forma de control de las garrapatas o de la enfermedad. 71 Sin embargo, el medio de muchas de las «nuevas áreas» en que se presenta la FCO es desfavorable o sólo marginalmente favorable para el vector y la enfermedad puede retroceder. Hay informes no confirmados de teileriosis, posiblemente causada por T. parva, en el oeste de Zaire. El área geográfica de la enfermedad y de su vector se extendería así mucho más al oeste de lo que se pensaba. La cuenca del Congo es un medio adecuado para R. appendiculatus y es importante investigar estos informes y sus implicaciones. El informe de Togo (Cuadro II) denuncia la presencia allí de T. parva; sin embargo habrá que lleva a cabo estudios serológicos y parasitológicos que permitan asegurar que el parásito no es T. mutans o T. orientalis. Purnell (95) ha considerado los riesgos de difusión de T. annulata en los países del litoral mediterráneo septentrional. INMUNOLOGÍA La respuesta inmune a la infección por Theileria es compleja y probablemente las respuestas protectoras no sean uniformes entre las especies puesto que difieren los estadios patógenos. Los animales indígenas de las zonas endémicas tienen una fuerte resistencia natural o tolerancia a la enfermedad, pero se desconocen los mecanismos de esta resistencia. La infección por T. parva induce una marcada respuesta humoral que no es protectora (18, 19, 59, 81). Sin embargo, el suero hiperinmune (82) y los anticuerpos monoclonales (25) pueden neutralizar los esporozoítos de T. parva. De manera similar, se detectan respuestas humorales con T. annulata (47), y los anticuerpos monoclonales y el complemento pueden eliminar o lisar las células infectadas con esquizontes (92) y el suero hiperinmune neutralizar los esporozoítos (48). Se suele considerar que las respuestas inmunoprotectoras contra T. parva (77) y T. annulata (92) son reacciones inmunes mediadas por células. Sin embargo, con T. orientalis (sergenti) los piroplasmas son la fase patógena y el incremento de anticuerpos específicos se acompaña por una marcada reducción de la parasitemia, que indica que esta respuesta de anticuerpos podría ser protectora (99, 112). Las respuestas inmunes a la infección por T. parva se han estudiado con más detalle que las de otras especies de Theileria y son convincentes los argumentos en favor de la inmunidad mediada por células como respuesta protectora. A partir de Theiler (113) se han realizados muchos estudios ninguno de los cuales pudo demostrar inmunidad pasiva, ni siquiera con transferencia de grandes cantidades de suero (18). El calostro de vacas hiperinmunizadas contra T. parva contiene cantidades importantes de anticuerpos antiesquizontes (13), pero no protege a los hijos que amamantan (22). La inoculación de antígenos de esquizonte y piroplasma de T. parva provoca una fuerte respuesta de anticuerpos pero sin protección ante la inoculación de prueba con garrapatas infectadas (121); de manera similar los esquizontes de T. annulata sometidos a ultrasonidos producen títulos elevados de anticuerpos pero no protección (90). La transferencia de leucocitos de gemelos quiméricos inmunes a T. parva a sus parejas susceptibles en el momento de la infección de éstas últimas proporciona una protección eficaz (35). Se detectan transitoriamente células T citotóxicas en la sangre periférica de bovinos durante el periodo en el cual se controlan tanto en las infecciones inmunizantes como en las inoculaciones de prueba (35, 38). Esta evidencia y el hecho de que la inducción de inmunidad requiere el establecimiento de infección indica la importancia de las respuestas inmunes mediadas por células (77). 72 Las células citotóxicas T producidas por la inoculación de prueba con T. parva reconocen cambios antigénicos en la superficie de las células infectadas en conjunción con los antígenos del complejo principal de histocompatibilidad (CPH) de los animales huéspedes (77). Una restricción genética similar se ha observado con T. annulata (93). Existe también evidencia de que dichas células presentan una especificidad de cepa para T. parva (46, 78). No se han identificado bioquímica o inmunológicamente (77) antígenos afines al parásito en la superficie de linfocitos infectados con T. parva (86), pero sí, por medio de anticuerpos monoclonales, sobre linfocitos infectados con T. annulata (104). Existen otras respuestas menos claramente definidas cuyo papel en la protección no se ha determinado. Se ha demostrado que los macrófagos producidos durante la infección por T. parva regulan la función de los linfocitos in vitro (91). Las células adherentes de la sangre periférica de animales susceptibles inhiben la infección de las células por los esporozoítos de T. parva y hacen cesar la multiplicación de los cultivos (109). Por otra parte, durante la fase inicial de recuperación tras la quimioterapia en la infección por T. parva, se descubren en el suero factores solubles que tienen un efecto antiparasitario no específico de la cepa de parásito (32). QUIMIOTERAPIA Existen revisiones de la historia de la investigación en busca de compuestos antiteilerianos (26, 52, 85, 123). Los primeros compuestos que se mostraron activos fueron las 8-aminoquinolinas, pero el primer descubrimiento importante fue el de la actividad profiláctica de la clortetraciclina contra T. parva (84). El desarrollo de sistemas de cultivo in vitro proporcionó un procedimiento de ensayos orientativos económico y condujo al descubrimiento de la hidroxinaftoquinona, la menoctona (67). Schein y Voigt (101) mostraron que un anticoccidio, el bromhidrato de halofuginona era eficaz in vivo contra T. annulata y T. parva. Seguidamente se obtuvieron dos análogos de la menoctona, la parvacuona (68) y la buparvacuona (70) y estos dos compuestos así como el lactato de halofuginona se pueden adquirir hoy como agentes antiteilerianos específicos. Los casos clínicos avanzados de T. parva sufren grave lesión de los órganos linfoides, síntoma que se presenta también con T. annulata junto con anemia. Puede ser necesaria en estos casos la terapia antiteileriana y respecto de T. annulata cabe la medicación antianémica. El porcentaje de recuperación en bovinos infectados con T. parva es de alrededor del 90% tras el tratamiento con parvacuona y del 80% después del tratamiento con halofuginona (14, 15). Existen muchos informes de actividad antiteileriana de una extensa gama de otros compuestos, pero estos informes suelen ser de difícil interpretación como consecuencia de la pequeña cantidad de animales incluida en los experimentos, la falta de controles adecuados, la posibilidad de inmunidad parcial en los animales y la probabilidad de que se hubieran recuperado espontáneamente. Sin embargo, está claro en estos informes y en los de los países del Cuadro II que los antimaláricos, el aceturato de diminacena y las tetraciclinas se han utilizado extensamente en el tratamiento de T. annulata. Las tetraciclinas tienen escaso valor terapéutico en T. parva, aunque se utilizan frecuentemente como terapia de apoyo para el control de infecciones bacterianas secundarias (26). La buparvacuona es el antiteileriano desarrollado más recientemente y existe un número limitado de informes acerca de 73 su actividad. Se ha ensayado contra la infección por estabilizados de T. annulata en terneros muy jóvenes en la India y ha mostrado una potente actividad antiteileriana; sin embargo, si no se incluía terapia de apoyo para la anemia se producian pérdidas (23). Un resumen de las respuestas de 114 vacunos infectados con T. annulata tratados con una dosis única de 2,5 mg/kg de buparvacuona en seis países demostró una tasa de recuperación del 94% (McHardy, comunicación personal). En ensayos en Zambia contra la infección natural por T. parva, sobrevivieron 63 de 68 vacunos (Musisi, sin publicar). Sin embargo, Linyonyi y col. (en preparación) obtuvieron peores resultados en Kenia respecto de infecciones por estabilizados utilizando una dosis única como anteriormente. Las pruebas orientativas in vitro han identificado cierto número de otros compuestos, entre ellos antibióticos ionóforos, que tienen actividad anticoccidia y son compuestos antiteilerianos activos (26). La monensina (69) y la salimomicina (Dolan, sin publicar) ensayadas en bovinos fueron tóxicas en las dosis que pueden ser eficaces contra T. parva. INMUNIZACIÓN A diferencia de lo que ocurre con muchas enfermedades animales, se estudiaron en las teileriosis cierto número de técnicas de inmunización que han permitido desarrollar métodos prácticos de vacunación. Entre 1911 y 1914, se inmunizaron contra T. parva (fiebre de la Costa Oriental) 283.000 cabezas de bovinos en Sudáfrica usando macerados de ganglio linfático y bazo (106). Sin embargo, la preparación del material fresco para la inmunización a partir de bovinos enfermos era difícil y podía ser responsable de la transmisión de otras enfermedades, a la vez que las pérdidas tras la inmunización eran, en ausencia de un tratamiento eficaz, elevadas lo que condujo al abandono del método. Es posible transmitir T. annulata, aunque no T. parva, con sangre infectada, lo cual se explotó para la inmunización con parásitos de baja virulencia. No obstante, todavía se presentaban episodios clínicos con baja mortalidad y este intento también se abandonó (revisión de Pipano, 89). El cultivo con éxito in vitro de T. annulata en 1945 (114) reavivó el interés en la inmunización con células infectadas con esquizontes y el desarrollo de técnicas de cultivo masivo en la década del sesenta lo transformó en una posibilidad práctica (12, 88). El uso corriente, para vacunación, de T. annulata atenuada por pasajes sucesivos se extiende en la actualidad a muchos países. Más de 100.000 animales fueron inmunizados de esta manera, durante 14 años, en Irán, y un millón y medio de animales en regiones caucásicas y centroasiáticas dentro del territorio de la URSS (Koromyslov, comunicación personal). No se cultivó con éxito in vitro T. parva hasta mucho más tarde (66) y, tras extensos ensayos de atenuación por pasajes sucesivos e inactivación, se comprobó que el material muerto no inmuniza, que es necesario un gran número de células para infectar con seguridad a bovinos y que es impredecible la superación de estas infecciones (11, 12). La diferencia entre T. parva y T. annulata consiste en que los esquizontes de T. parva se transfieren lentamente de forma que las células del donante suelen ser rechazadas antes de que se produzca la transferencia (12, 33). También se ha cultivado in vitro T. hirci (53) y aunque los ensayos de inmunización han dado resultados variables similares a los obtenidos con células cultivadas de T. parva (12), otros estudios con parásitos atenuados hacen pensar que puede ser un método útil (51). En 1953 se demostró que el tratamiento de terneros con clortetraciclina durante y después de la picadura de garrapatas infectadas con T. parva suprimía la enfermedad 74 y los terneros eran inmunes a la inoculación de prueba homóloga (84). Esta observación fue estudiada más a fondo en varios países mediante aplicación de garrapatas infectadas o exposición natural y tratamiento prolongado con tetraciclina (20), pero el método tuvo escaso valor práctico. El desarrollo de estabilizados criopreservados de garrapatas trituradas con esporozoítos proporcionó una infección bien definida en una sola inoculación (21) y permitió una estandarización necesaria de la infección para examinar tratamientos limitados. Se ensayaron diversas tetraciclinas, en diferentes formulaciones y regímenes de tratamiento (96). Durante dichos estudios se identificó la complejidad de las inoculaciones antigénicas de campo. No tuvieron éxito las investigaciones en busca de una estirpe o cepa simple ampliamente inmunizante, pero se halló que una combinación de dos parásitos tipo de T. p. parva con uno de T. p. lawrencei daba una protección extensa controlable mediante un tratamiento único con una oxitetraciclina de acción retardada (revisión de Purnell, 94). El método de inmunización por infección y tratamiento también se ha ensayado en el control de T. annulata mediante la aplicación controlada de garrapatas (43) y estabilizados (44, y revisión de Irvin y Morrison, 59). Las infecciones iniciadas con estabilizados pueden controlarse por otros fármacos distintos a las tetraciclinas y se ha utilizado con éxito la parvacuona con aislados de T. parva de difícil control con oxitetraciclina (30). Estudios recientes con buparvacuona han demostrado su utilidad en la inmunización profiláctica contra T. annulata (24) y T. parva (70). En estos ensayos, la buparvacuona se utilizó al mismo tiempo que la infección, con la ventaja práctica de requerir una sola manipulación de bovinos (como con la tetraciclina de acción retardada), mientras que la parvacuona se mostró más activa utilizada entre los días 8 y 12 después de la infección (31). La inmunización por infección y tratamiento contra T. parva se ha ensayado extensamente en condiciones de laboratorio y de campo y se ha utilizado en Zambia como medida de profilaxis (Cuadro II). Hay dos formas generales de empleo del método. La primera recomienda un cóctel o combinación de cepas, tal como la antes mencionada, de características y sensibilidad a los fármacos conocidas, producida a nivel central o regional para su distribución a diferentes países. La segunda recomienda el uso de aislados de parásitos de las áreas en las que va a utilizarse (29). Las ventajas prácticas de la primera forma son obvias, especialmente en países que carecen de medios para producir, contrastar y conservar los lotes inmunizantes. Sin embargo, el cóctel puede no dar protección frente a todas las cepas de campo, particularmente T. p. lawrencei, e induce a un estado portador del ganado vacuno inmunizado (97). Antes de su empleo, parecen necesarios ensayos de inmunidad cruzada que permiten comprobar su eficacia potencial. Si, en la prueba o tras su empleo en el campo, hay algún fallo, la cepa responsable debe aislarse, caracterizarse y agregarse al cóctel. La segunda forma, la utilización de aislados locales, requiere el aislamiento, caracterización, ensayo de sensibilidad a fármacos junto con pruebas de inmunidad cruzada respecto otros aislados de la región en la que va a emplearse el lote inmunizante. Aquí también, si se produce un fallo, debe aislarse y estudiarse el parásito como quede dicho, para después utilizarlo sea aislado sea en combinación con el lote inmunizante original. Los animales curados de una infección por T. p. parva (FCO), trátese de una cura natural (8, 126, 127) o consecuencia de la inmunización (27) o tratamiento (28) pueden aún transmitir la infección. Aunque se suele aceptar que tras la cura de una infección por T. p. lawrencei los animales siguen siendo portadores del parásito, el dogma de que la cura de infecciones por T. p. parva da lugar a «inmunidad estéril» 75 sólo recientemente se ha debilitado, a partir de la evidencia citada. La confirmación del estado portador se ha obtenido mediante la aplicación de gran cantidad de garrapatas, pero no se ha estudiado la dinámica de transmisión y establecimiento de parásitos nuevos a partir de portadores con bajas parasitemias en el entorno natural, donde el número de garrapatas es mucho más bajo. Sin embargo, Bevan (9) sostuvo que la única explicación de los brotes de FCO en Rodesia (Zimbabue) era la persistencia de la infección en bovinos portadores. Por tanto, un país que adopte medidas de inmunización utilizando aislados extranjeros debe considerar el riesgo de introducir nuevos tipos antigénicos. Las cepas patógenas de T. mutans y T. orientalis (sergenti) producen anemia en la fase de piroplasma y su profilaxis mediante inmunización difiere de la de las teileriosis linfodestructoras. Un elemento de la patogenia de T. annulata es asimismo atribuible al piroplasma, de modo que debería tenerse en cuenta la inmunización contra el piroplasma en este parásito. Se obtuvo en Tanzania protección eficaz contra una T. mutans virulenta en inoculación de campo mediante una cepa relativamente no virulenta en sangre (120). Un intento similar se ha utilizado con éxito contra T. orientalis en Japón y también es eficaz la sangre congelada conservada (74). Sin embargo, el empleo de vacunación con sangre viva se ha prohibido en Japón por el riesgo de difundir otras enfermedades. La probabilidad de que las respuestas humorales a estos agentes patógenos sean un fenómeno de defensa inmunitaria permite pensar que las vacunas muertas pueden desempeñar un papel en el futuro. Se han hecho importantes avances en el desarrollo de métodos más modernos de inmunización, especialmente contra esporozoítos. La neutralización de la infectividad de este estadio de T. annulata y T. parva mediante sueros hiperinmunes o anticuerpos monoclonales (25, 48, 82) fue seguida por intentos de identificar los antígenos observados mediante estos anticuerpos. Musoke y col. (83) y Dobbelaere y col. (25) han demostrado después que hay un determinante común sobre la superficie de varias cepas de T. parva. Actualmente, se está tratando de caracterizar un antígeno de una cepa de T. parva (Muguga) y de investigar su papel en la protección (Musoke, comunicación personal). Queda por determinar si este intento aislado puede o no ser eficaz. Incluso si se mantiene un título elevado de anticuerpos específicos mediante la presentación conveniente de antígeno y potenciación de la respuesta inmunitaria, sería necesario que la neutralización fuese extremadamente eficiente para que proporcionara protección contra la enfermedad. De todos modos, paralelamente a estos trabajos se investigan antígenos de los esquizontes y antígenos relacionados con el parásito en la superficie de los linfocitos que, solos o combinados con antígenos de los esporozoítos, pueden proteger eficazmente a los bovinos (77). Las ventajas de las vacunas muertas son muchas, pero, por lo que sabemos de métodos actuales de inmunización, debe provocarse la infección por T. annulata y T. parva en su huésped para inmunizarlo eficazmente. Así, para confirmar que estos intentos son eficaces, son necesarias investigaciones suplementarias. Otra posibilidad con T. parva consiste en valerse, para la inmunización, de cultivos de células, de manera de evitar los inconvenientes de una transferencia poco eficaz de esquizontes y del fenómeno de rechazo celular. En este caso, la investigación se dirige hacia el descrubrimiento o la producción de células tolerables umversalmente o el descubrimiento de un parásito que se transfiera con rapidez y puede ser atenuado. 76 CARACTERIZACIÓN El desarrollo de vacunas eficaces para T. annulata y T. parva ha puesto de manifiesto la complejidad de la inoculación antigénica en el campo. T. annulata presenta una protección cruzada más amplia entre cepas que T. parva (58, 89); además, se ha indicado que una cepa proporciona protección adecuada en toda la Unión Soviética (Stepanova y Zablotskii, este número). Los estudios de inmunidad cruzada son los únicos métodos fiables de caracterizar a los parásitos para la inmunización, pero son caros y llevan mucho tiempo. La caracterización, en su forma superficial, se basa en los criterios ya tratados de vector, huésped, morfología, distribución geográfica, virulencia, comportamiento, sensibilidad a fármacos y serología. Para la caracterización de cepas se necesita una distinción más precisa e Irvin (58) ha revisado recientemente las técnicas in vitro en uso o que se están investigando. Pero no existe una evidencia firme de que las diferencias detectadas con los métodos in vitro hasta ahora examinados estén en correlación con diferencias de inmunización cruzada. Los análisis isoenzimáticos de los esquizontes de cepas de T. annulata muestran polimorfismos que pueden ser útiles en la diferenciación (73). Sin embargo, se detectaron pocas diferencias entre cepas de T. parva, aunque es necesario destacar que los preparados de esquizontes se hallaban generalmente contaminados con enzimas de la célula huésped y el contexto celular influía en el resultado (2). Los piroplasmas son más convenientes para este análisis, pero no todas las cepas producen parasitemias suficientemente elevadas para el análisis (2). Los anticuerpos monoclonales producidos ante células infectadas con esquizontes descubren diversidad antigénica entre cepas de T. annulata (104) y T. parva (74, 87). Un estudio en que las cepas se distribuyeron agrupándolas en perfiles de anticuerpos monoclonales afines parecía mostrar tipos de inmunidad cruzada en correlación con estos agrupamientos (60). Tales agrupamientos y asociaciones no se han confirmado en estudios posteriores utilizando más anticuerpos monoclonales y más cepas (55). Dieciocho aislados de T. parva procedentes de búfalos presentaron una diversidad antigénica aun más amplia que la indicada previamente para T. annulata y T. parva (17). Para T. annulata, se usó una serie de ocho anticuerpos monoclonales (103), mientras en el estudio de Minami y col. (74) se habían usado dieciséis, y veinte en el de Conrad y col. (17). Las limitaciones del método consisten en que los anticuerpos monoclonales permiten identificar un número limitado de antígenos del parásito, algunos de los cuales sólo se manifiestan en determinadas fases de diferenciación. La infección natural con T. parva suele ser provocada por una mezcla de parásitos y, cuando se hacen los aislados, únicamente puede aislarse una parte de la mezcla. Los cultivos del parásito pueden dar lugar a una selección adicional ya que algunos parásitos se desarrollan más rápidamente en el cultivo que otros, y puede presentarse una selección posterior si el cultivo se mantiene mediante pasajes sucesivos. A pesar de estas limitaciones de los perfiles de anticuerpos monoclonales para la caracterización de aislados de campo para la inmunización o para estudios epizootiológicos, el método es muy útil para la identificación de cepas de laboratorio y los parásitos clonados conservan su perfil antigénico tras varios pasajes (17). Se ha utilizado el ADN de Theileria en un intento de diferenciar especies y cepas del parásito. Conrad y col. (17) han demostrado que sondas de ADN de T. parva no hibridan en condiciones rigurosas con el ADN de T. annulata, T. mutans o T. taurotragi y Morzaria (en 55) ha observado que las secuencias de ADN de los piroplasmas completos de T. mutans y T. parva, determinadas gracias a las encimas 77 de restricción, son totalmente diferentes. Las sondas descritas (1, 17) pueden utilizarse para diferenciar entre cepas seleccionadas de T. parva y algunas de estas sondas hibridan también con el ADN de T. parva en las glándulas salivales de las garrapatas (55). La posibilidad de diferenciar las especies en las glándulas salivales de la garrapata podría constituir el fundamento de una importante técnica epizootiológica. El análisis de los tipos de proteína de los esquizontes extraídos de linfocitos mediante electroforesis bidimensional en gel ha indicado diferencias entre T. parva y T. annulata y entre cepas y clones de T. parva (55). No se ha explorado totalmente el potencial de este método, pero las primeras observaciones indican que puede ser útil en la caracterización fenotípica de cepas de parásitos. Las respuestas citotóxicas señaladas ofrecen una forma elegante de caracterización que podría reflejar la inmunidad funcional. No obstante, el esfuerzo implicado en la generación y mantenimiento de clones de células T y la necesidad de que el parásito se halle en células de un fenotipo de complejo mayor de histocompatibilidad determinado prohibe probablemente el empleo de las células T como reactivos de tipificación de rutina. Los problemas de caracterización se hacen más difíciles por la observación de que muchos, quizá la mayoría, de los aislamientos de campo son mezclas de parásitos. La fase sexual en las garrapatas puede contribuir a la complejidad antigénica y existe una posibilidad, todavía no confirmada usando parásitos clonados, de que la variación antigénica se presente en vacunos y búfalos portadores (124). La clonación del parásito puede ser esencial para determinar el grado de heterogeneidad de las cepas, investigar la importancia de la recombinación genética y determinar si se presentan variaciones antigénicas. CONCLUSIÓN La profilaxis de la teileriosis se ha obtenido principalmente por prevención de la infestación por garrapatas mediante acaricidas; sin embargo, la profilaxis de T. annulata se basa hoy en gran medida en la vacunación. En áreas endémicas, en que los bovinos nativos raramente sufren la enfermedad clínica, o bien no se lucha contra las garrapatas, o bien se interviene sólo esporádicamente para reducir la carga de las garrapatas cuando se hace excesiva. La productividad de los animales en estos ambientes es generalmente baja, en parte por relación con su coexistencia con agentes patógenos potenciales (5). En ambientes enzoóticamente inestables o cuando se introducen en estos ambientes infectados ganados receptivos la lucha contra las garrapatas u otras medidas de profilaxis son esenciales. En gran parte del área en que existen Theileria spp. hay un solapamiento con otras enfermedades transmitidas por garrapatas y la lucha contra estas permite reducir las causas de inquietud y prevenir la transmisión de enfermedades tales como anaplasmosis, babesiosis o cowdriosis, además de teileriosis. Se han producido muchos problemas en los países que confiaban en la aplicación de acaricidas para controlar las enfermedades transmitidas por garrapatas. Destabilidad política, desplazamientos ilegales de bovinos, escasez de agua, manejo y mantenimiento deficientes de baños o mangas rociadoras, resistencia al acaricida, el alto coste de la moneda extranjera para adquirir los acaricidas y la contaminación del medio o de los alimentos con residuos tóxicos se reúnen para hacer esta forma de control de la enfermedad menos fiable y aceptable. Esto ha impulsado la investigación de vacunas eficaces que puedan aumentar la base inmunitaria llevando a una situación enzoóticamente estable y reducir el consumo de acaricidas. 78 Antes de modificar un programa de lucha contra las garrapatas existente introduciendo la vacunación contra Theileria, debe realizarse un estudio detallado de las enfermedades transmitidas por las garrapatas del entorno. En caso contrario, estas modificaciones pueden traer aparejadas a graves pérdidas como consecuencia de otras enfermedades transmitidas por garrapatas y una condena injustificada de la vacunación. No se dispone de información precisa sobre el impacto económico de la teileriosis en el mundo, pero casi todos los informes sobre especies de Theileria patógenas las señalan como «muy importantes», «causantes de inmensas pérdidas» o «responsables del fracaso de programas de mejora ganadera». Aun cuando se contara con una determinación segura de la mortalidad, no tenemos datos de su efecto sobre la productividad en los animales infectados que sobreviven. Barnett (5) estima que hay pérdidas importantes de productividad y otros estudios mantienen estos datos partiendo de animales que curan naturalmente (75) o después de tratamiento (28). En Egipto, el tratamiento con buparvacuona de un rebaño lechero mejorado que, sin síntomas aparentes de teileriosis, tenía producción escasa, dio lugar a un aumento espectacular en la producción láctea (McHardy, comunicación personal). Si esta carga oculta de teileriosis pudiera reducirse, mediante un mejor manejo, en un país como la India, con una población de bovinos y búfalos estimada en casi 200 millones (39) y que contribuye con 160.000 millones de rupias al Producto Nacional Bruto (3), sería enorme el aumento de la cantidad de leche disponible. El mismo argumento puede aplicarse a la mayoría de los restantes países tropicales y subtropicales. La distribución geográfica limitada y bien definida de T. parva en Africa oriental y central permite una buena comunicación entre los investigadores y los países de la región. Se han celebrado una serie de reuniones en las que se ha informado de los progresos y discutido los problemas (56, 57). Estas reuniones son auspiciadas por donantes y gobiernos de la región y se proyecta continuar. T. annulata está difundida mucho más extensamente y no es tan fácil la comunicación. Sin embargo, se celebró en Edimburgo una reunión financiada por la CEE en septiembre de 1986, donde investigadores de Alemania, Francia, Gran Bretaña, India, Marruecos, Países Bajos y Turquía, discutieron acerca de la orientación y la coordinación de las investigaciónes sobre T. annulata. Estas reuniones y respuestas más completas a los pedidos de información, tales como el cuestionario preparado por la OIE para su 5 6 Sesión General (mayo de 1988), permitirán un intercambio más rápido de información práctica e informes más fiables acerca del significado e importancia de la teileriasis. a * * * BIBLIOGRAFÍA (véase pág. 29)