AD-001.1-OBSERVACIONES

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ÍNDICE
APORTES A LA DISCUSIÓN DEL PROYECTO DE LEY DE
RECURSOS HÍDRICOS
01
PRINCIPIOS CONSTITUCIONALES
02
ALCANCE DEL DERECHO HUMANO AL AGUA
03
DESTINO DEL AGUA, SUS USOS Y PRELACIÓN
05
CONTAMINACIÓN DEL AGUA
07
DESPRIVATIZACIÓN Y PROHIBICIÓN DE PRIVATIZACIÓN
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ÍNDICE
SERVICIOS AMBIENTALES
11
ACAPARAMIENTO
12
INSTITUCIONALIDAD
12
CONSULTA PRELEGISLATIVA
13
OBSERVACIONES AL PROYECTO DE LEY ORGÁNICA DE
COMUNICACIÓN
Consideraciones generales sobre el proyecto de Ley de Comunicación
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Aportes a la discusión
del Proyecto de Ley de
Recursos Hídricos
Consideraciones Generales:
Desde la década del noventa en varios países de América Latina y, por supuesto, en Ecuador organizaciones de
la sociedad civil, organizaciones no gubernamentales y movimientos sociales,
iniciaron procesos de debate, negociación e incidencia para el reconocimiento del agua como un derecho humano
fundamental. Así varias normas constitucionales de la región incorporaron
este derecho y, por tanto, establecieron
su alcance y definición, así como, las
obligaciones que le corresponden al Estado de cara a este derecho (Venezuela,
Constitución de 1999; Uruguay, reforma
constitucional de 2004; Bolivia, Constitución de 2009)1.
En Ecuador, este proceso permitió
que la Constitución de 2008 incorpore
grandes avances, así se consagró derecho
humano al agua como fundamental e irrenunciable, dentro del capítulo correspondiente al “Buen vivir”. Además, se reconoció al agua como patrimonio nacional
estratégico de uso público, inalienable,
imprescriptible, inembargable y esencial
para la vida2. Ligando íntimamente, su
ejercicio al ejercicio de otros derechos
humanos como la soberanía alimentaria
que garantiza el derecho de la alimentación, la salud, la cultura; el derecho a un
ambiente sano; a construir y mantener la
identidad cultural; a un hábitat seguro y
saludable; y a una vida digna.
Adicionalmente la Constitución reconoce derechos colectivos a pueblos y comunidades indígenas, afroecuatorianas y
montubias, específicamente los derechos
a conservar la propiedad de sus tierras comunitarias; mantener la posesión de sus
tierras y territorios ancestrales; participar
en el uso, usufructo, administración y
conservación de los recursos renovables
que se hallen en dichas tierras; conservar
y promover sus prácticas de manejo de
la biodiversidad y entorno natural; mantener, proteger y desarrollar sus conocimientos colectivos en cuanto a saberes
ancestrales, medicina tradicional, ritos y
lugares sagrados; y mantener y desarrollar
su patrimonio cultural e histórico.3
Si bien la Constitución ha reconocido
la consulta previa, libre e informada a dichos pueblos sólo para el caso de exploración y explotación de recursos naturales
no renovables, tanto el Convenio 169 de
la OIT4 como la Declaración de Naciones
Buitrón, Ricardo (2010). “Derecho Humano al Agua en Ecuador”. En: Informe de Derechos Humanos 2009, Programa Andino de Derechos
Humanos de la Universidad Andina Simón Bolívar. Quito, febrero 2010 en prensa.
Artículo 12 de la Constitución de la República.
3
Ibíd. Art. 57, 58 y 59.
4
Art. 6.1 y 15.2
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Unidas sobre los Derechos de los Pueblos
Indígenas5 reconocen dicha consulta para
cualquier proyecto que los pueda afectar.
Además garantiza el que se deba obtener
el consentimiento expreso, previo, libre e
informado.
Por otra parte, se reconoce a la naturaleza o pachamama como sujeto de derechos y como tal se desprende la obligación de respeto integral de su existencia y
el mantenimiento y regeneración de sus
ciclos vitales, estructura, funciones y procesos evolutivos. Se ha reconocido también el derecho a su restauración independientemente de la reparación integral
a las personas por impactos ambientales.6
Para desarrollar estas normas y hacerlas efectivas es preciso crear un cuerpo
normativo, cuyas disposiciones se adecuen formal y materialmente la Constitución:
En este marco, la Defensoría del Pueblo en su calidad de órgano encargado
de la tutela y protección de los derechos
constitucionales de las personas, comunidades, pueblos y nacionalidades que
habitan el país7, presenta las siguientes
observaciones al “Proyecto de Ley de Recursos Hídricos, Usos y aprovechamiento
del Agua”.
PRINCIPIOS
CONSTITUCIONALES
Para hacer efectivo el objeto que persigue este proyecto de ley es fundamental
que en su elaboración se observen e incorporen los principios de derechos consagrados en la Constitución, entre ellos:
• El deber primordial del Estado es garantizar los derechos constitucionales,
sin discriminación alguna. Es preciso
señalar que establece una ponderación constitucional pues señala que
en particular se garantizarán, entre
otros, el derecho al agua para sus habitantes8.
• Los derechos humanos y los de la
naturaleza son interdependientes, es
decir que la realización de unos derechos significa la realización de los
otros. El agua es un derecho humano
cuyo ejercicio y goce permite el ejercicio de otros derechos, la vida, soberanía alimentaría para que garantice la
alimentación, la salud, la cultura, los
derechos colectivos, y los de la naturaleza, entre otros9.
Art. 19; 28 y 32.2. El Artículo 32.2 refiere que especialmente se deberá obtener el consentimiento previo frente a la utilización de recursos
hídricos.
Ibíd. Art. 71, 72, 73 y 74.
7
Artículo 215 de la Constitución de la República
8
Artículo 3.1 de la Constitución de la República
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• Todas las personas, comunidades,
pueblos, nacionalidades y colectivos
son iguales y gozan de los mismos
derechos, por lo que el Estado garantizará que ninguno sea discriminado.
Pero a la vez, está obligado a adoptar
medidas de acción afirmativa a favor
de personas o grupos de personas históricamente discriminadas10.
pliar el contenido de los derechos o
reconocer nuevos derechos que sean
necesarios para asegurar la dignidad
humana y proteger los derechos de la
naturaleza13.
• El Estado debe garantizar los derechos
que se le reconocen a la naturaleza y
velar porque su núcleo esencial no sea
restringido, sea por la normativa secundaria, la política pública o en casos en
que pueda existir colisión con la aplicación de los derechos humanos.
• El carácter progresivo en el desarrollo
del contenido de los derechos constitucionales11.
• Ninguna norma jurídica podrá restringir el contenido de los derechos
ni de las garantías constitucionales
ni de instrumentos internacionales de
derechos humanos12. Principio fundamental para el desarrollo de esta ley,
debido a que está normando varios
derechos constitucionales.
• El reconocimiento de los derechos y
garantías establecidos en la Constitución e instrumentos internacionales
de derechos humanos no excluyen los
demás derechos derivados de la dignidad de las personas, comunidades,
pueblos y nacionalidades que sean
necesarios para su efectiva vigencia.
En tal sentido, los órganos con poder
normativo tienen facultad para am-
ALCANCE DEL DERECHO
HUMANO AL AGUA
Es vital establecer que el derecho
humano al agua es fundamental, imprescriptible y esencial para la vida,
conforme lo dispone el artículo 12 de la
Constitución14.
Además, hay que observar que el texto constitucional establece que el derecho
humano al agua no se refiere únicamente
al ejercicio del acceso para el consumo
humano o doméstico, sino que está relacionado con la salud, los usos culturales,
la soberanía alimentaria para garantizar el
derecho a la alimentación; y los derechos
de la naturaleza, según el mandato contenido en los artículos, 66, 71 y 318 de la
Constitución.
Artículo 11.6 de la Constitución de la República
Artículo 11.2 de la Constitución de la República
Artículo 11.2 de la Constitución de la República
12
Artículo 11.4 de Constitución de la República.
13
Por ejemplo un desarrollo en ese sentido reconocería que la soberanía alimentaria es parte esencial del contenido del derecho a la alimentación.
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Por tanto, se debe definir específicamente qué alcance tiene el derecho al
agua desde cada una de estas tres perspectivas.
Para consumo humano y doméstico:
En este sentido, en lo que se refiere al derecho a disponer de agua para consumo
humano, se debe establecer que todas las
personas, comunidades, pueblos, nacionalidades y colectivos tienen el derecho
a disponer de forma continua y suficiente
de agua salubre, aceptable, accesible y
asequible para el uso personal y doméstico. Que satisfaga las necesidades domésticas y de espacios públicos15 como por
ejemplo escuelas y sitios deportivos.
De otra parte, el derecho humano al
agua para el consumo, está íntimamente relacionado con la disponibilidad de
una cantidad mínima que permita ejercerlo a plenitud, sin discriminación por
razones económicas. Atendiendo esta
situación, la Defensoría del Pueblo recomienda el establecimiento de un mínimo vital gratuito.
Para Riego: Así mismo, la ley debe desarrollar el contenido del derecho de las
personas, nacionalidades, comunidades y
pueblos a disponer de acceso mínimo gratuito de agua para riego que garantice la
pequeña y mediana producción, destinada a garantizar la soberanía alimentaria.
Salud: En el artículo 32 la Constitución dispone que la realización del derecho a la salud depende del ejercicio de
otros derechos, entre ellos el agua. Para
garantizar esta disposición la Ley de Re14
15
cursos Hídricos deberá garantizar que sea
salubre y libre de contaminación.
Usos Culturales: En consideración
de que los pueblos y nacionalidades indígenas no conciben al agua únicamente
como un recurso, la ley debe contemplar
sus usos culturales como los relacionados
a ritos agrícolas y medicina tradicional.
Así mismo, debe considerar la existencia
de lugares sagrados como pogyos u ojos
de agua, lagunas, cascadas, entre otros.
De acuerdo a lo establecido en el artículo 10 de la Constitución de la República, se establece que son titulares de los
derechos constitucionales las personas,
comunidades, pueblos, nacionalidades y
colectivos. Por lo que se recomienda que
en los principios generales del derecho al
agua se establezcan quienes son los titulares de los derechos a los que se refiere la
ley de Recursos Hídricos.
Finalmente, el ejercicio y goce pleno
del derecho humano requiere del establecimiento de mecanismos de exigibilidad. Para este efecto, se plantea que en
primer lugar, el Proyecto de Ley haga relación a las garantías constitucionales, es
decir normativas, de políticas públicas y
jurisdiccionales. En segundo lugar se recomienda se establezcan normas que faculten a los titulares del derecho humano al agua a exigir de manera directa su
ejercicio y goce. Así como la responsabilidad objetiva y subjetiva de autoridades
y funcionarios estatales para permitir el
ejercicio de este derecho, y las sanciones
que serían impuestas por incumplir con
los mandatos previstos en la ley.
Art. 12.
Párrafo 2 de la Observación General 15 del Comité de Derechos Económicos, Sociales y Culturales.
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DESTINO DEL AGUA, SUS USOS
Y PRELACIÓN
El Art. 318 de la Constitución dispone que la prelación en los destinos del
agua es el consumo humano, el riego
que garantice la soberanía alimentaria,
el caudal ecológico y finalmente las actividades productivas, en ese orden. Además, se dispone que la soberanía energética no debe afectar el derecho al agua
ni podrá alcanzarse en detrimento de la
soberanía alimentaria16. Esto supone que
la conservación de las fuentes de agua
como elemento vital de los ecosistemas,
su consumo humano y el riego para la
alimentación se priorizan por sobre la explotación o extracción de recursos (renovables o no) para la producción de energía17 y aquellos otros usos productivos del
agua que vulneren el contenido esencial
de este derecho.
En consecuencia la Ley de Recursos
Hídricos, Usos y aprovechamiento del
Agua, debe garantizar primordialmente
el derecho al agua para el consumo humano, riego que garantice la soberanía
alimentaria, asegure la salud y una vida
digna, así como también el mantenimiento de los ciclos vitales de la naturaleza,
el ciclo hidrológico y los ecosistemas. Por
tanto no se puede priorizar bajo ningún
concepto el destino del agua para actividades productivas18 si no se ha garantizado previamente el derecho al agua y su
contenido, ni siquiera bajo el argumento
de garantizar el interés nacional o el cumplimiento del Plan Nacional de Desarrollo, pues uno de los deberes primordiales
del Estado, y por tanto de las leyes y políticas públicas que promulgue, es garantizar
el ejercicio de los derechos en este caso al
agua (tanto en la dimensión del derecho
humano como en la dimensión de los derechos de la naturaleza) y su interdependencia con otros derechos humanos.
Respecto del caudal ecológico19, su
concepto debería estar definido por la ley
y tomar en cuenta que dicho caudal debe
permitir la regeneración completa del ciclo hidrológico y los ecosistemas que dependen del agua y no sólo desde los datos
técnico que indiquen que el agua es apta
para el consumo humano o que tiene capacidad de dilución de los vertidos que
reciba20. El Ecuador se ha comprometido en varios artículos constitucionales a
mantener los ecosistemas y sus ciclos en
función de garantizar la existencia de la
vida, incluida la de los seres humanos.
Ibíd. Art. 15.
Hidroeléctrica, hidrocarburos, minería, energía atómica, entre otras.
Extracción, transporte y refinación de hidrocarburos, extracción artesanal o de pequeña, mediana y gran escala de recursos minerales,
agroindustria, actividades turísticas y de recreación, agricultura para exportación, producción de energía térmica, hidroeléctrica, atómica, agua
o bebidas embotelladas, labores de investigación, industria en general, piscicultura y acuacultura a gran escala o para exportación, embalses y
trasbases para actividades productivas, entre otras.
19
El caudal ecológico no debió haber sido considerado en la Constitución dentro de la prelación de los destinos del agua sino como parte
fundamental del ciclo hidrológico y por tanto contenido esencial de los derechos de la naturaleza pues su mantenimiento en cantidad y calidad
permite definitivamente asegurar el ejercicio del derecho al agua (consumo humano y riego para alimentación).
20
Cfr. William Sacher, Comentarios al texto de Ley Orgánica de Recursos Hídricos, Uso y Aprovechamiento del Agua, Ingeniero Hidráulico y Phd
en Meteorología y Climatología. Quito, Ecuador, 2010.
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Debe así mismo, garantizar y por tanto desarrollar los mecanismos apropiados
de consulta libre e informada a pueblos
y comunidades indígenas, afroecuatorianas y montubias, previa a la autorización
para el uso del agua que puedan afectarlos directamente. Este mecanismo de protección de derechos es obligatorio, debe
tener como fin recabar el consentimiento
expreso, y debe ser llevada a cabo de manera previa, informada, de buena fe, en
su propio idioma y a través de sus instituciones representativas y considerando los
mecanismos culturales propios.
En cuanto a las disposiciones que la
ley contiene relativas a la autorización
para el uso de agua en actividades hidrocarburíferas y mineras, estas deberán tener el mismo tratamiento por ser actividades productivas de extracción de recursos
no renovables. En ese sentido no podrán
ser priorizadas ni afectar el contenido
esencial del derecho al agua y de los derechos de la naturaleza ampliamente desarrollado en este documento; no deberán
otorgarse autorizaciones de uso para estas
actividades ni en fuentes de agua ni en sus
zonas de recarga; necesariamente deberá
llevarse a cabo, tanto la consulta previa,
libre e informada referida así como la
consulta ambiental a comunidades afectadas y se deberá aplicar el principio de precaución cuando no exista certeza sobre la
prevención de la contaminación del agua.
CONTAMINACIÓN
DEL AGUA
Uno de los problemas que enfrenta el
agua en el Ecuador es su contaminación21.
En este sentido es importante tomar en
cuenta que el ejercicio del derecho al
agua en sus dos dimensiones (como derecho humano y como derecho de la naturaleza) implica la obligación del Estado
y de las personas22, por una parte proteger
los ecosistemas que son su fuente y zonas
de recarga, y por otra parte evitar su contaminación.
El Régimen de Desarrollo previsto en
la Constitución, en lo que tiene que ver
con la biodiversidad, la naturaleza y el
ambiente, dispone que el Estado garantizará un modelo sustentable de desarrollo que conserve la capacidad de regeneración natural de los ecosistemas23;
además, se compromete a establecer
mecanismos efectivos de prevención y
Al respecto revisar: Ing. Nathalie Weemaels, Uso y Aprovechamiento del Agua: Situación Nacional y Propuesta, Septiembre de 2009, Quito,
Ecuador. Pág. 8 a 12; Miguel San Sebastián, Informe Yana curi, Impacto de la actividad petrolera en poblaciones rurales de la amazonía
ecuatoriana, Instituto de Epidemiología y Salud Comunitaria “Manuel Amunarriz”, Coca, 2000.; Miguel San Sebastián, Anna-Karin Hurtig,
Cáncer en la Amazonía del Ecuador, 1985-1998, Instituto de Epidemiología y Salud Comunitaria “Manuel Amunarriz”, Medicus Mundi
Guipúzcoa. CICAME. Coedición Abya Yala. 2da. Edición. Quito, 2004; Ana María Núñez, El óptimo económico del uso de agroquímicos en la
producción de palma africana. Caso Santo Domingo de los Colorados, Facultad de Economía de la Pontificia Universidad Católica del Ecuador,
Quito, Abya-Yala, 1998; Emily Joiner, Agüita Amarilla, una mirada crítica y propositiva a la privatización del agua y alcatarillado de Guayaquil,
Movimiento Mi Cometa, Observatorio Ciudadano de Servicios Públicos, Guayaquil, Ecuador, Octubre 2007.
22
Naturales o jurídicas; mixtas, públicas o privadas; nacionales o extranjeras.
23
Constitución del Ecuador, Art. 395 numeral 1.
24
Ibíd. Art. 397 numeral 2.
25
Ibíd. Art. 398.
21
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control de la contaminación24 y reconoce que toda decisión o autorización estatal que pueda afectar al ambiente deberá
ser consultada a la comunidad.25
excepciones a esta recomendación caso
contrario se vulneraría tanto el derecho
humano al agua como los derechos reconocidos a la naturaleza.
Al regular sobre el patrimonio cultural y los ecosistemas dispone que el Estado regulará la conservación, manejo,
uso sustentable y recuperación de ecosistemas frágiles, por ejemplo páramos,
humedales, bosques nublados, bosques
tropicales (secos y húmedos), manglares y
ecosistemas marinos y marino-costeros26;
finalmente respecto del agua dispone que
el Estado establecerá la conservación, recuperación y manejo integral de recursos
hídricos, cuencas hidrográficas y caudales
ecológicos asociados al ciclo hidrológico
y obliga al Estado a regular toda actividad
que pueda afectar la calidad o cantidad
del agua, el equilibrio de los ecosistemas,
en especial las fuentes y zonas de recarga
de agua.27
Por otra parte, para garantizar la calidad de agua en función de su acceso
para consumo humano, riego para garantizar la soberanía alimentaria, que
promueva la salud de los habitantes, un
ambiente sano y ecológicamente equilibrado, así como el ejercicio efectivo de
los derechos de la naturaleza; se deberá prohibir a cualquier persona, natural
o jurídica, pública o privada, nacional
o transnacional, la contaminación del
agua a través de la descarga directa o
indirecta de vertidos, cualquiera sea su
forma o estado28, o la acumulación o eliminación de desechos sólidos.
Siendo deber del estado garantizar
el derecho al agua y los derechos de la
naturaleza, y por tanto garantizar la cantidad y calidad del agua que permita el
ejercicio del derecho humano, la Ley de
Recursos Hídricos debe prever disposiciones que desarrollen la responsabilidad que tiene el Estado de proteger las
fuentes de agua y sus zonas de recarga,
en ese sentido la institucionalidad debe
contemplar como facultad exclusiva e indelegable dicha protección para lo cual se
deberá contar con presupuesto suficiente
y amplias competencias que impidan que
otras leyes permitan cualquier afectación
a las fuentes de agua, en especial aquellas
que regulan actividades productivas. El
articulado de la ley tampoco debe prever
26
27
28
Adicionalmente debe prohibirse expresamente arrojar desechos sólidos al agua.
Sobre los vertidos líquidos, tanto en el
ámbito privado como público debe existir
corresponsabilidad en su tratamiento, impidiendo la eliminación de sustancias contaminantes y tóxicas de regreso a las cuencas
hidrográficas o el mar.
En ese sentido la Ley debe disponer
que la autoridad única del agua establezca
las sustancias prohibidas de ser eliminadas
en el agua, fijar mecanismos inmediatos de
protección (en jurisdicción administrativa
y judicial) ante una eventual contaminación, las sanciones que correspondan a
los responsables, la reparación integral a
las personas afectadas y la restauración a
la naturaleza; todo esto en función de proteger y garantizar el derecho al agua y los
derechos de la naturaleza.
Ibíd. Art. 406.
Ibíd. Art. 411.
Aguas servidas, aguas residuales de procesos industriales, aguas residuales de procesos hidrocarburíferos y mineros, de actividades agrícolas,
entre otras.
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Para los procesos de autorización de
uso de agua se debe desarrollar el mecanismo por el cual se lleve a cabo la consulta ambiental a las comunidades, y se
aplique el principio de precaución previsto en la Constitución. En función de dicho
principio se negará cualquier autorización de uso de agua cuando el solicitante
no pueda demostrar que el agua usada y
revertida no será contaminada.
va y subjetiva de quienes gestionan el agua
(sistemas públicos o comunitarios) sobre
cualquier contaminación que se produzca y que afecta al consumo humano y la
salud, el riego para asegurar la soberanía
alimentaria, o degrade el ambiente sano,
los ecosistemas y sus ciclos vitales en especial el ciclo hidrológico, pues constituye violación de derechos humanos y de la
naturaleza.
Del mismo modo se deberá garantizar
el principio de inversión de carga de la
prueba en cualquier proceso administrativo, judicial o constitucional que se inicie
por contaminación del agua en contra de
quienes la contaminen.
Por otro lado, la ley debe establecer
mecanismos adecuados y prohibiciones
que sean necesarias para garantizar la calidad del agua para consumo humano y para
riego que los sistemas públicos y comunitarios gestionen en el territorio nacional.
La Ley debe obligar a los gobiernos locales a tratar las aguas servidas de parroquias rurales, cantones y provincias, antes
de que retornen por cualquier medio a las
cuencas hidrográficas, e implementar procesos por los que los desechos sólidos no
puedan ser acumulados cerca o eliminados en las vertientes de agua.
Es importante además que la autoridad única del agua establezca los requerimientos mínimos que deben implementar
quienes desarrollan dichas actividades en
función de tratar las aguas que usan previo a su descarga como requisito obligatorio para proceder a su autorización. La
Ley deberá garantizar como obligatorio el
cumplimiento de dichos requerimientos
condicionado la autorización del agua a
su cumplimiento.
En cuanto a la contaminación del agua
distribuida por los servicios públicos, la ley
debe desarrollar la responsabilidad objeti-
DESPRIVATIZACIÓN
Y PROHIBICIÓN DE
PRIVATIZACIÓN
El reconocimiento del agua como un
derecho humano, marca sin duda un cambio de paradigma en las políticas públicas
y en la normativa secundaria que tiene la
obligación de materializar este derecho,
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en función de los principios de interpretación y aplicación constitucional.
La expedición de una nueva ley sobre
esta materia, supone corregir las aberraciones que durante décadas primaron, y
que dieron lugar a un fraccionamiento
institucional que ha impedido una efectiva regulación de la gestión de los recursos
hídricos y de los servicios públicos relacionados al agua, así como también su
privatización. Estas políticas, que fueron
impulsadas en el marco de los programas
de ajuste estructural promovidas por las
instituciones financieras internacionales,
repercutieron negativamente en el ejercicio de los derechos humanos, y lesionaron la soberanía nacional.
La Constitución de la República, en el
artículo 318, reconoce al agua como “patrimonio nacional estratégico de uso público, dominio inalienable e imprescriptible del Estado.”, y prohíbe toda forma
de privatización del agua. En cuanto a la
gestión del agua, dispone que será exclusivamente pública o comunitaria, en tanto
que los servicios públicos de saneamiento, abastecimiento de agua y riego serán
suministrados únicamente por personas
jurídicas estatales o comunitarias. Esta
norma constituye una salvedad a la posibilidad de delegar excepcionalmente a la
iniciativa privada, el ejercicio de actividades relacionadas a los sectores estratégicos y servicios públicos29. De esta forma,
no solo queda vedada cualquier medida
que conlleve la privatización de los servicios públicos, sino en general cualquier
forma de apropiación del agua.
Estas disposiciones deben ser concretizadas en la nueva legislación, en medidas que por un lado promuevan la desprivatización de la gestión del agua, y por
otro, impidan cualquier forma de privatización actual y futura. Esto guarda coherencia con la noción del derecho humano
al agua, que significa abandonar la idea
del agua como mercancía. La gestión privada del agua y de los servicios públicos
relacionados, buscan obtener ganancia o
lucro, inclusive a costa de los derechos
de las personas. Al respecto el Comité del
Pacto de Derechos Económicos Sociales
y Culturales, ha establecido que “el agua
debe tratarse como un bien social y cultural, y no fundamentalmente como un
bien económico”30. Al darse el tratamiento como mercancía, el agua sería solo
asequible para quien pueda comprarla,
lo cual constituye una grave limitación a
uno de los elementos constitutivos del derecho al agua, como es la accesibilidad31.
Esto ha quedado demostrado en varios estudios, que han dado cuenta que la privatización de los servicios públicos del agua
y relacionados, no garantizan una amplia
cobertura o la calidad de los servicios a
todas las personas.32
Por lo tanto la Ley de Recursos Hídricos, debe orientar las políticas sobre esta
materia adecuadas al texto constitucional,
lo cual obliga a prever disposiciones que
promuevan un proceso de desprivatización del agua y los servicios relacionados
a este bien, para lo cual podría establecerse plazos concretos en lo que se lleve
a cabo la transición de la gestión privada
a la gestión pública o comunitaria.
Constitución de la República, artículo 316.
Observación General No. 15, El Derecho al Agua, párrafo 11.
Observación General 15, Párrafo 12, C)
32
“Es poco probable que las empresas privadas tengan interés en abastecer de servicios de agua a las zonas rurales de los países de bajos
ingresos, porque se considera que las zonas rurales no generan beneficios. En cuanto al saneamiento, las sociedades público- privadas también
consideran que las personas pobres no producen beneficios. Como reflejo de este prejuicio, algunas empresas privadas de suministro de agua
han encontrado la manera de excluir a las personas pobres de los servicios, incluso en las áreas urbanas.” Programa de Naciones Unidas para
el Desarrollo, PNUD, Informe de Desarrollo Humano 2003, p. 1116.
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Adicionalmente la ley debería contemplar la reversión de concesiones en
los casos en que probadamente se ha demostrado no solo el incumplimiento de los
contratos, sino además se ha provocado lesiones graves a los derechos humanos. En
este sentido y en forma concreta, el Estado
ha realizado varios estudios técnicos cuyos
datos respaldan la caducidad del contrato
con la empresa INTERAGUA33. Así la Comisión de Auditoría del Crédito Público,
recomienda en su informe la caducidad del
contrato, de concesión con INTERAGUA34.
Por lo tanto, la ley debe disponer el cumplimiento de estas recomendaciones, lo cual
estaría en concordancia con las disposiciones constitucionales.
zación que estarían totalmente prohibidas. Una de esas formas esta encubierta
en los “servicios ambientales”. Esta
figura se ampara en la necesidad de
conservar los bienes de la naturaleza,
a cambio de una retribución económica. Para ello se ha creado un mercado
en donde se oferta y se compra los bines de la naturaleza. Esta concepción
contradice la del derecho al agua, pero
también contraría la de los derechos
de la naturaleza, reconocida constitucionalmente, que tienen un importante alcance como cuando se dispone el
“el respeto integral de su existencia y
mantenimiento y regeneración de sus
ciclos vitales, estructura, funciones y
procesos evolutivos.”
La figura de los servicios ambientales,
también entra en contradicción con los
derechos colectivos de pueblos, nacionalidades y comunidades, en la medida que
privaría a estos sujetos del derecho al uso
de sus territorios y el aprovechamiento del
agua que se encuentra en estos.
SERVICIOS AMBIENTALES
Por todo esto el proyecto de ley de recursos hídricos, debe prever dispositivos
claros que impidan cualquier forma de
servicios ambientales del agua y de los
ecosistemas asociados a los ciclos hidrológicos.
Es necesario recalcar que la prohibición de privatización del agua, tiene
una implicación sumamente amplia,
pues no se limita a los servicios públicos, sino a otras formas de mercantili El caso de INTERAGUA, es emblemático de las consecuencias de la privatización del agua, a través de la figura de concesión integral. Como es
de conocimiento público, en abril de 2001, un crédito del BID para financiar un proyecto de Agua Potable y Saneamiento viabilizó la entrega
por parte de la Empresa Cantonal de Agua Potable y Alcantarillado de Guayaquil ECAPAG de sus áreas, instalaciones y equipos, a la empresa
International Water Services, conocida como INTERAGUA. La serie de incumplimientos tanto a nivel de inversiones para mantener y expandir
el sistema de agua potable y saneamiento en Guayaquil, como de prestación de servicios, sumadas a una subida de la tarifa, derivada de una
tergiversación de su cálculo, no sólo han perjudicado al Estado ecuatoriano, sino a los usuarios, quienes han visto vulnerado sus derechos a la
salud y a un medio ambiente saludable. La mala calidad del agua que ofrece la empresa, provocó un brote de hepatitis en el 2005, mientras
que la estructura tarifaria ha perjudicado a la población más pobre, que al no poder pagar, soporto cortes de los servicios.
34
CAIC Informe al Crédito BID, 1026-OC-EC, pp. 46 y 47.
33
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Por lo tanto la ley debe disponer la
realización de auditorias sobre la tenencia
y distribución actual del agua, orientadas
a la formulación de políticas de democratización del agua, así como también el establecimiento de medidas que impidan su
acaparamiento.
ACAPARAMIENTO
El reconocimiento del derecho humano al agua, conlleva a corregir toda medida que ha promovido durante décadas, el
acaparamiento y concentración del agua;
y, establecer otras que conduzcan a la democratización de este recurso vital. Las
políticas anteriores estuvieron dirigidas a
beneficiar del aprovechamiento del agua,
a los propietarios de grandes extensiones
de tierras en perjuicio de los pequeños
propietarios, lo mismo ha ocurrido en lo
relacionado a los sistemas de riego35.
Por lo tanto es contraria al sentido del
nuevo texto constitucional, una prelación
alterna para fines productivos, por la cual
se privilegia el aprovechamiento del agua
para la agroindustria con fines de exportación. Esta disposición además de no prever la prelación constitucional del uso del
agua, también va en contra del derecho a
la alimentación y al de soberanía alimentaria, por los cuales se garantiza el acceso
seguro y permanente a alimentos producidos a nivel local; y, el de lograr “la autosuficiencia de alimentos sanos y culturalmente apropiado de forma permanente”36.
INSTITUCIONALIDAD
La Constitución de la República, consagra el derecho al agua, desde sus dos
dimensiones, como derecho humano y
como derecho de la naturaleza, en este
sentido, el Estado ecuatoriano está obligado a garantizarlo y respetarlo. La garantía se da a través de la adopción de
acciones de toda índole que permitan a
las personas, comunidades, pueblos, nacionalidades y colectivos hacer efectivos
sus derechos. En este sentido, el artículo
85 de la Constitución, le obliga al Estado
a garantizar los derechos humanos a través de las políticas públicas. Por lo que
la formulación, ejecución, evaluación y
control de las políticas públicas se orien-
“Los caudales adjudicados por el Estado han mantenido esta inequidad estructural, de la misma manera la inversión del Estado para construir
sistemas de riego estuvo orientada a favorecer a las tierras bajas en manos de grandes propietarios de tierras. Para ejemplo tenemos el caso de
Cuenca en donde el 62% de los usuarios tiene solamente el 4% del agua y el 8% de la tierra, y sin tomar en cuenta la zona de intervención
del CREA y en el proyecto de riego Manuel J. Calle el 16% de los usuarios tienen el 54% del agua y el 55% de la tierra […]. En el sector
hidroeléctrico el 90% de las aguas han sido entregadas al sector privado, mientras que el 10% al Estado.” IEDECA, Análisis de la Distribución y
Usos del agua en el Ecuador, Informe preliminar 2009.
36
Artículo 281
35
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11
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tarán a hacer efectivos el buen vivir y, en
general todos los derechos. Así mismo,
este proceso deberá contar con la participación de las personas, comunidades,
pueblos y nacionalidades.
De otra parte, el artículo 318 de la
Constitución de la República, establece
que el Estado es el responsable directo de
la planificación y gestión de los recursos
hídricos que se destinarán de acuerdo al
orden de prelación allí establecido. Y dispone que esta labor, se llevará a cabo a
través de la autoridad única del Agua. Así
mismo, el artículo 412 de la Constitución
dispone que la autoridad única, asumirá
la planificación, regulación y control del
agua. Esta disposición debe desarrollarse
en la Ley de Recursos Hídricos, previendo que tal instancia se organice de forma
participativa y con la representación de
varios sectores sociales y del Estado. Adicionalmente debe determinarse con claridad las atribuciones y el alcance de sus
órganos, tanto a nivel de decisión política
como ejecutora.
CONSULTA PRELEGISLATIVA
El proceso para aprobación de una
ley implica el desarrollo del contenido
de los derechos humanos reconocidos en
la Constitución, para lo cual será necesario garantizar el ejercicio efectivo de los
derechos de participación de las personas durante la aprobación de una ley, y
en específico los derechos colectivos de
comunidades, pueblos y nacionalidades
indígenas.
Tanto el Convenio No. 160 de la OIT
como la Declaración de Naciones Unidas sobre los Derechos de los Pueblos
Indígenas reconocen el derecho a la participación de las comunidades, pueblos y
nacionalidades indígenas en la toma de
decisiones que un Estado tome y que los
puedan afectar. En ese marco se ha reconocido como mecanismo el proceso de
consulta previa, libre e informada.
Así el Art. 6 del mencionado Convenio reconoce el derecho a la consulta “a
los pueblos interesados, mediante procedimientos apropiados y en particular a
través de sus instituciones representativas,
cada vez que se prevean medidas legis-
37
Convenio No. 169 OIT, Art. 6.
12
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lativas o administrativas susceptibles de
afectarles directamente” y establece que
la consulta deberá efectuarse “de buena fe
y de una manera apropiada a las circunstancias, con la finalidad de llegar a un
acuerdo o lograr el consentimiento acerca
de las medidas propuestas”.37
Convenio 169 de la OIT y la Declaración
de Derechos de los Pueblos Indígenas.
En el mismo sentido el Art. 19 de la
Declaración de Naciones Unidas sobre
los Derechos de los Pueblos Indígenas
dispone que “los Estados celebrarán consultas y cooperarán de buena fe con los
pueblos indígenas interesados por medio
de sus instituciones representativas antes
de adoptar y aplicar medidas legislativas
o administrativas que los afecten, a fin de
obtener su consentimiento libre, previo e
informado”38
La Constitución de 2008, en los Art.
57, 58 y 59 reconocen a comunidades,
pueblos y nacionalidades indígenas,
afroecuatorianas y montubias los derechos colectivos y en el Art. 57 numeral
17 reconoce que “las comunas, comunidades, pueblos y nacionalidades indígenas, deben ser consultadas antes de la
adopción de una medida legislativa que
pueda afectar cualquiera de sus derechos
colectivos.”39
En base a los principios de aplicación
e interpretación de la Constitución, particularmente el de aplicación directa e
inmediata de los derechos humanos reconocidos constitucionalmente y en los instrumentos internacionales se recomienda,
que como parte del proceso para la aprobación de la Ley de Recursos Hídricos, la
Asamblea Nacional realice un proceso de
consulta atendiendo los parámetros del
38
39
Declaración de Naciones Unidas sobre los Derechos de los Pueblos Indígenas, Art. 19.
Constitución del Ecuador, Art. 57 numeral 17.
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Observaciones al Proyecto
de Ley Orgánica
de Comunicación
ha llegado al de los de signo social, con
la noción del derecho a la comunicación.
En este sentido, la Constitución de la
República del 2008, de forma innovadora
incorpora una sección para los derechos
de la comunicación e información, dentro
del capítulo denominado “Derechos del
buen vivir”.
Consideraciones generales
sobre el proyecto de Ley de
Comunicación
La Declaración Universal de Derechos Humanos de 1948, reconoció como
un derecho humano el de la libertad de
expresión, el cual “incluye el de no ser
molestado a causa de sus opiniones, el de
investigar y recibir informaciones y opiniones, y el de difundirlas, sin limitación
de fronteras por cualquier medio de expresión”1. Desde entonces hasta estos días,
este derecho ha ido evolucionando en su
contenido, y la discusión ha trascendido
el ámbito de los derechos individuales, y
1
2
La connotación del reconocimiento
de estos derechos en el ámbito constitucional, es trascendental para el significado y vigencia de los derechos humanos
en general, pues compromete al Estado
ecuatoriano, abordar todos los aspectos
relacionados a la comunicación y a la información, desde las obligaciones de respeto y garantía, previstas como mínimas
en materia de derechos humanos, y bajo
estos parámetros se realizan las siguientes
observaciones y comentarios al proyecto
de Ley de Comunicación.
1) La Constitución de la República establece una serie de principios “de
aplicación de los derechos”, que deben
orientar el contenido de la Ley de Comunicación, puesto que la discusión y aprobación de esta normativa, se justifica en
Artículo 19
Artículo 11
15
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la expedición de un nuevo marco constitucional. De esta forma los derechos de
comunicación e información reconocidos
constitucionalmente deben verse materializados en la Ley de Comunicación. Entre
los principios de aplicación de derechos,
están2:
• El respeto de los derechos garantizados
en la Constitución, como el más alto
deber del Estado
• El de no discriminación, que supone
la adopción de medidas de acción
afirmativa
• El de inmediata aplicación de los derechos y su plena justiciabilidad
• El de desarrollo progresivo de los derechos
Adicionalmente y en forma expresa
establece, que “Ninguna norma jurídica podrá restringir el contenido de los
derechos ni de las garantías constitucionales”3.
Por lo tanto, el mandato constitucional obliga la observación de estos principios en el proceso de elaboración de la
Ley de Comunicación.
2) La Constitución de la República de
2008, introdujo además una nueva concepción del derecho a la comunicación,
dejando de lado la tradicional que lo ligaba únicamente con los derechos de libertad, tales como los derechos de libertad
de expresión, libertad de opinión, libertad
de información. Así el actual texto cons3
4
titucional establece que los derechos de
comunicación e información, hacen parte de los derechos del buen vivir y están
constituidos por los derechos: a la comunicación libre, intercultural, incluyente,
diversa y participativa; al acceso a tecnologías de información y comunicación; a
la creación de medios de comunicación
social; al acceso y uso de frecuencias del
espectro radioeléctrico para la gestión de
radio y televisión públicas, privadas y comunitarias; al acceso a bandas libres para
explotación de redes inalámbricas. Así
como buscar, recibir, intercambiar, producir y difundir información, sin censura
previa y con responsabilidad ulterior; al
acceso libre a la información generada
por entidades públicas, o privadas que
manejen fondos del estado o realicen funciones públicas4.
El objeto del Proyecto de Ley Orgánica de Comunicación se refiere únicamente a los derechos de libertad de la comunicación, excluyendo a los derechos de
participación y acceso. Esta omisión tiene
efecto en todo el texto del proyecto, pues
se norman únicamente los derechos expresamente definidos como objetos de la
ley, dejando de lado a otros derechos que
constitucionalmente deberían estar regulados en esta propuesta legal.
3) El Proyecto de Ley Orgánica, establece una serie de principios que informan los derechos de la comunicación. Sin
embargo, muchos de ellos son incompatibles con todos los derechos de la comunicación, pues al no estar precisados de
manera clara, difícilmente se convertirán
en la pauta de acción de todas las actividades que se realicen en ejercicio de los
Artículo 11, numeral 4
Artículos 16 y 18
16
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derechos de comunicación. Además, no
se toman en cuenta algunos principios de
derechos humanos que son fundamentales para el respeto y garantía de los derechos de la comunicación.
Así, la ley plantea el principio de pluralismo, diversidad e inclusión social, el
mismo que no cumple lo previsto en el
artículo 17 de la Constitución de la República, ya que se limita únicamente a la
pluralidad para acceder a los medios de
comunicación y la información que desde ellos se produce. Desconociendo que
según el artículo invocado, el pluralismo
y la diversidad requieren garantizar el
acceso en igualdad de condiciones a las
frecuencias radioeléctricas, así como a las
bandas libres. También este pluralismo, de
acuerdo a la Constitución requiere que el
Estado garantice la prohibición de los monopolios y oligopolios en la propiedad de
los medios de comunicación.
Existen además, principios que únicamente son aplicables a los derecho de
libertad de expresión, opinión e información, por ejemplo la prevalencia de contenidos y la responsabilidad ulterior.
Adicionalmente se observa una confusión entre el principio de objeción de
conciencia (relacionado siempre con el
derecho a abstenerse de cumplir con el
servicio militar obligatorio) confundiéndolo con la cláusula de conciencia que
está establecida en la Constitución de la
República, garantía del derecho de libertad de opinión, expresión e información,
por lo que se recomienda aclarar esta
confusión.
Finalmente, tomando en consideración que la ley está encaminada a regular el ejercicio de derechos humanos y
obligaciones correlativas de personas y
colectivos, debe establecer que todas las
acciones que se desarrollen tengan como
objetivo satisfacer la dignidad de las personas y aplicar las normas que más favorezcan su efectiva vigencia. Es decir se
deberá incorporar expresamente el mandato pro persona, pues este trae consigo la
ejecución del nuevo paradigma de los derechos de comunicación cuya regulación
contienen enfoque de derechos humanos,
dejando atrás el paradigma tradicional
de los derechos de comunicación que tenían en el centro una visión de mercado
convirtiendo a los derechos en simples
mercancías. En este mismo sentido, se
debería incorporar el principio de interdependencia e indivisibilidad de derechos
humanos.
4) Las acciones afirmativas son medidas especiales de carácter temporal por
las cuales se ofrece un trato diferenciado
y favorable a grupos de personas que tradicionalmente han sufrido discriminación
por diferentes motivos. En el proyecto de
Ley de Comunicación, las medidas de
acción afirmativa deben estar dirigidas a
eliminar la discriminación no solo en lo
relacionado al uso del lenguaje en los
medios de comunicación escritos y audiovisuales, tal como está planteado, sino
también a la discriminación a la que han
sido sometidas personas y grupos de personas en lo relacionado al acceso de uso
de frecuencias. Vale la pena recordar los
resultados de la Comisión de Auditoría
de Frecuencias de Radio y Televisión, que
entre otras cosas estableció la relación de
17
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grupos y entidades financieras con medios de comunicación; la autoasignación
de frecuencias por parte de miembros del
CONARTEL; la asignación discrecional de
frecuencias, sin considerar la prelación en
la temporalidad de las solicitudes, etc. Estas medias conllevaron sin duda un trato
discriminatorio que debe ser corregido.
5) La clasificación de la información
en reservada, secreta y secretísima, prevista en la Ley de Seguridad Pública y del
Estado, es recogida en este proyecto de
Ley, para exceptuar el principio de transparencia y divulgación de la información
pública; sin embargo, la consideración
de esta clasificación representa la imposibilidad de acceder a información por
cinco, diez y quince años respectivamente5, lo cual es contrario a lo establecido
constitucionalmente como uno de los derechos de comunicación y que se refiere
al acceso libre de la información generada en entidades públicas o privadas que
lleven a cabo funciones públicas. Si bien,
la norma constitucional plantea la posibilidad de establecer reservas vía ley, también dispone que “En caso de violación a
los derechos humanos, ninguna entidad
pública negará la información”. Por lo
tanto, en atención al principio señalado
previamente, y por el cual se ordena que
ninguna norma jurídica podrá restringir
el contenido de los derechos y garantías constitucionales, debe considerarse
dentro del proyecto de ley la excepción
de la reserva prevista en la Constitución
para el caso de violaciones de derechos
humanos.
6) El artículo 16 de la Constitución,
establece entre los derechos de la comu5
6
nicación e información, el acceso universal a las tecnologías de información y
comunicación; y, el acceso en igualdad
de condiciones al uso de frecuencias del
espectro radioeléctrico para la gestión de
estaciones de radio y televisión, así como
al de las bandas libres para la explotación
de redes inalámbricas. La expedición de
una ley de comunicación, supondría el
desarrollo de estos derechos, no obstante, se mantienen como declaraciones en
el capítulo relacionado a los principios
de la ley. Por lo tanto se sugiere que en
el texto del proyecto se desarrollen estos
derechos a través de regulaciones claras
que permitan su pleno ejercicio.
7) Se observa con preocupación que
el proyecto mantiene la fragmentación de
los derechos de la comunicación y sus
elementos, ya que trata en extenso los derechos de libertad de información.
En este sentido, establece una sección
que aborda específicamente los derechos,
deberes y responsabilidades de los comunicadores sociales, cuando la comunicación trasciende las actividades de los profesionales de dicha rama.
En lo que se refiere a la regulación de
la prevalencia de contenidos con fines
informativos, educativos y culturales, el
texto establece la “autorregulación”, con
lo cual se deja abierta la posibilidad de
que los códigos de ética, no contemplen
reglas para garantizar los derechos humanos en los contenidos expuestos. Por lo
tanto se sugiere que se establezca como
mínimo que estos códigos de autorregulación, observen estos principios.
Artículo 19 de la Ley de Seguridad Pública y del Estado
Constitución de la República 2008, artículo 19
18
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Por otro lado, el capítulo de publicidad no incorpora el mandato constitucional relacionado con la prohibición de
emitir publicidad que induzca a la violencia, la discriminación, el racismo, la
toxicomanía, el sexismo, la intolerancia
religiosa o política y toda aquella que
atente contra los derechos6.
9) Para garantizar el goce de los derechos de comunicación e información,
la Constitución de la República, prevé
la conformación de un Sistema de Comunicación Social. Por lo tanto la aspiración mínima es que este sistema este
conformado tal como lo determina el
texto constitucional, esto es por actores
de carácter público, actores privados ciudadanos y comunitarios que se integren
voluntariamente, así como las políticas y
la normativa7. Un sistema cuyo objeto es
el ejercicio de derechos humanos, debe
estar sometido a control y vigilancia de
otros organismos públicos. De esta forma
es recomendable que el órgano rector del
sistema, esto es el Consejo de Comunicación e Información, no concentre competencias reguladoras, controladoras, y resolutorias, que les compete a otros órganos
del Estado y por lo tanto se ejercerían sin
contrapesos ni vigilancia de otros actores
públicos.
10) En este sentido, aunque sea loable la intención de incorporar la figura del
“Defensor del Público”, no sería conveniente por algunas razones:
a) Se crea una institucionalidad paralela
a la Defensoría del Pueblo, pues aún
cuando se disponga que esté adscrita
a ésta, se le está asignando atribucio7
8
9
nes que constitucionalmente se otorga
a la Defensoría del Pueblo.
b) Un efectivo funcionamiento de una
“Defensoría del Público”, representa
el diseño de una infraestructura descentralizada para poder atender los
requerimientos de todo el país, lo
cual es innecesaria toda vez que ya la
Defensoría del Pueblo cuenta con esa
estructura, pues constitucionalmente
se establece que “Su estructura será
desconcentrada y tendrá delegados
en cada provincia y en el exterior”8.
c) La Defensoría del Pueblo es parte de
la Función de Transparencia y Control
Social, por lo tanto sería contradictorio que un órgano adscrito a este organismo, sea parte del Sistema de Comunicación Social y al mismo tiempo
cumpla con un rol de vigilancia y
control del mismo. La Defensoría del
Pueblo debe cumplir un rol autónomo
e independiente, en sus funciones de
tutela de los derechos humanos.
11) La expedición de una nueva Ley
de Comunicación que desarrolle los derechos de la comunicación e información
previstos en la Constitución, así como
otros derechos reconocidos en instrumentos internacionales, exige la derogatoria
de normas contempladas en leyes secundarias expedidas previamente a la actual
Constitución, tales como la Ley de Radiodifusión y Televisión, la Ley de Telecomunicaciones, y otras que estén en franca
oposición a la normativa constitucional.
12) Cabe recordar que la noción de
“estado social de derecho” supuso la supe-
Constitución de la República 2008, artículo 384
Artículo 214
“Las normas que sancionan el estatuto de los derechos fundamentales, junta a aquellas que consagran la forma de Estado y las que establecen
el sistema económico, son las decisivas para definir el modelo constitucional de sociedad” Antonio Pérez Luño, Los Derechos Fundamentales,
Editorial Tecnos, Madrid, 1986, p. 19
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ración del rol pasivo que el Estado mantenía
en la noción del estado liberal, para adquirir un rol protagonista de los objetivos de
bienestar planteados en los textos constitucionales. Nuestra Constitución caracteriza
al Estado ecuatoriano como “constitucional
de derechos y justicia social, democrático,
soberano, independiente, unitario, intercultural, plurinacional y laico”, lo cual tiene
connotaciones importantes en materia de
derechos humanos, puesto que reconoce
un nexo un nexo genético funcional entre estos derechos y el tipo de estado que
necesitan para recrearse9. La Constitución
de la República prevé la formulación de
una política pública de comunicación,
“con respeto irrestricto de la libertad de
expresión y de los derechos de comunicación consagrados en la Constitución y los
instrumentos internacionales de derechos
humanos”, que debe ser orientada por una
legislación que guarde coherencia con este
mandato constitucional.
Elaborado por:
- Alejandra Cárdenas
- Susy Garbay
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