Ajedrología_-_J._GanzoArchivo PDF - e

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JULIO
GANZO
AJEDROLOGIA
RICARDO AGUILERA
EDITOR.
Apart ado 9.138
MA DRID-6
RICARDO
PADILLA, 54
AGUILERA,
•
BAJO
C
•
EDITOR
llADB.JD-6
T ítul o: AJEDROLOGIA
Autor: Julio Ganzo
Cubierta: Angel Martínez
Catálogo general, núm. 43
C olección de Bolsillo, núm. 14
l." edición, 1971
Empresa Importadora
y Exportadora n.º 134
Empresa Edito r ia l n.• 806
Depósito legal: M. 23.567
•
Gr áficas Breogán - Juan Tornero, 28
1971
-
M adrid-11
A
mi tercer nieto
Raúl Ganzo López
1
AJEDROLOGIA
Definición justificativa del libro
AJ E D R O L O GI A
Tal vez, amable lector, resulte un poco extraño
este neologismo; pero eso es precisamente lo que
ocurre siempre cuando nos encontramos frente a una
novedad, a algo que no es familiar con el ambiente
cotidiano al que estamos circunscritos.
El fenómeno se repite y la reacción es la misma,
porque el primer paso se inclina a desentrañar lo
desconocido en busca de una definición comprensiva
y satisfactoria, de un significado que nos aclare diá­
fanamente el obj eto que se nos presenta como sumi­
do en la penumbra.
Y eso es lo que me propongo hacer en este mo­
mento, antes de que nadie empiece a mostrar un
ápice del síndrome de la impaciencia.
La unión de un vocablo árabe ( ajedrez ) con otro
griego ( logos ) no resulta del todo feliz, en principio;
pero el uso, primero, y después la costumbre, puede
aceptarla, aunque su vocalización no sea todo lo eu­
fónica que se desea. Sin embargo, cuando el oído se
haya acomodado a la musicalidad de la palabra, ha­
brá llegado el momento de abrir los brazos y brindar
la simpatía al nuevo vocablo. Con él quiero hacer una
distinción, bien delimitada, de lo que son cuestiones
de aj edrez para la enseñanza y perfeccionamiento del
juego, y lo que son temas de ajedrez para un cono­
cimiento relacionado con él, sin que implique el jue9
go en sí. Más claro aún: Llamamos ajedrecista al
aficionado que sabe jugar al aj edrez y aspira a me­
jorar su clase con el propósito de obtener títulos de
los distintos grados de la maestría. Para ser ajedre­
cista se necesita un estudio especial, de índole cientí­
fica, además de unas condiciones y cualidades innatas
que le hagan destacar, como puede ser el genio o el
talento.
Llamaremos uaj edrólogo» al aficionado a aprender
cuestiones sobre ajedrez-historia, anécdotas, leyendas,
bibliografía, biografías de compeones, etc., aunque
no sepa jugar una partida. De la misma manera que
un torero sabe lidiar un toro y un crítico taurino en­
tiende de tauromaquia, aunque no sepa ponerse de­
lante del astado.
La ajedrología, en general, trata, pues, de asuntos
referentes a los arrabales del ajedrez, no a la ense­
ñanza del juego. El libro de Nimzowitch, «Mi Siste­
ma», es un tratado de ajedrez. El libro de Schmidt,
«Literatura de aj edrez», entra de lleno en la aj edro­
logía. En el primero se aprenden estratagemas para
perfeccionar el juego; en el segundo solamente curio­
sidades al margen de la lucha viva sobre el tablero.
De esta forma podemos ir deslindando las diversas
facetas de que está compuesta, en el mundo de las
64 casillas, la significación global de la brillante pa­
labra «ajedrez ».
Por lo tanto, se puede ser aj edrecista ( experto,
maestro, gran maestro ) , se puede ser aj edrólogo ( ár­
bitro, publicista, historiador, crítico con conocimien­
tos amplios de erudición sobre temática de ajedrez )
y, ¿ quién lo duda?, se pueden ser las dos cosas simul­
táneamente, si bien, a medida que transcurra el tiem­
po, estas dos especialidades se irán separando cada
vez más, porque los campos de acción en ensanchan
más y más, y no será posible abarcarlos satisfactoria­
mente.
10
El aj edrez no se concreta únicamente a la lucha
sobre el tablero, como pudiera creer a simple vista
cualquier neófito, sino que existen otros muchos esta­
dios interesantes con los que se forma el andamiaje
erudito de esta materia.
La aj edrología abraza precisamente todos estos co­
nocimientos de la fenomenología escaquística inde­
pendiente de la partida, aunque íntimamente relacio­
nada con ella. Estos conocimientos son el comple­
mento necesario para quienes, además de jugar y es­
tudiar teoría, desean poseer una amplia erudición
respecto al noble j uego, y en términos generales para
el aficionado que sienta inquietudes por cuanto de
alguna forma tiene un punto de convergencia con el
Ajedrez.
La leyenda, la historia y la anécdota forman un
compendio, cuyo magno volumen está rebosante de
curiosidad; de ahí el interés que últimamente vienen
despertando todas estas cuestiones que no hace mu­
cho tiempo los autores encerraban en un par de pá­
ginas con el título de «Miscelánea» y como apéndice
sin importancia a cualquier tratado de ajedrez.
También la literatura ha experimentado un gran
incremento en este sentido, ya que hasta no hace mu­
cho los literatos, novelistas, poetas, etc., se limitaban
a una discreta cita o un leve comentario, es decir, un
tenue roce con el aj edrez, y hoy existen obras com­
pletas dedicadas al ajedrez, como es la comedia en
donde todos los personaj es son figuras del noble jue­
go, o el drama que representa la vida del campeón
Alej in, entre otras.
Debido al creciente desarrollo que experimentan
los distintos campos en donde el ajedrez ejerce su
influencia, no tardará mucho tiempo en imponerse
una discriminación de las actividades específicas co­
rrespondientes a cada rama. De esta forma podrá esta11
blecerse en su día una clasificación como la que
sigue o similar a ella.
La Partida de Ajedrez.-Que trata de la lucha en
sí, siendo de la competencia del aj edrecista en sus
grados de aprendiz, experto, maestro y gran maestro.
E l Problema de Ajedrez.-Tratado de la composi­
ción de posiciones difíciles y artísticas, con las cla­
ves para su resolución. A esta rama pertenecen los
problemistas y solucionistas.
Final Artístico.-Se refiere a composiciones artís­
ticas de finales de partida, cuya solución encierra
determinada dificultad. Compete a los compositores
de finales y solucionistas.
Teoría del Ajedrez.-Estudia los análisis de las ju­
gadas que componen las aperturas; las celadas, es­
tratagemas y combinaciones en el medio juego; y
las reglas para los finales. Los teóricos son los espe­
cialistas en esta rama del saber ajedrecístico.
Crítica de Ajedrez.-Abarca todo lo referente a co­
mentarios sobre las partidas, destacando los errores
y las maniobras sobresalientes, así como las posibi­
lidades que fueron omitidas o escaparon al cálculo
de los ajedrecistas que protagonizaron la lucha. Esta
labor aún suelen realizarla los propios jugadores,
aunque ya existen analistas especializados, sobre todo
para el estudio de posiciones en las que las partidas
han sido aplazadas. El crítico o analista será el en­
cargado de esta rama.
Historia de Ajedrez.-Estudia todo lo relacionado
a la investigación y descubrimiento de datos sobre
el origen del juego, así como la relación de aconte­
cimientos que forman la biografía del Ajedrez, a tra­
vés de los tiempos.
12
Literatura de Ajedrez.-Se refiere a todas aquellas
obras literarias de exclusiva dedicación aj edrecista,
ya se trate de novelas, de comedias, de poemas y
narraciones donde el aj edrez tuvo alguna influencia
en un momento determinado para cambiar el curso
de los acontecimientos.
Deporte de l Ajedrez.-Estudia todo lo relativo a
Federaciones, Reglamentación del j uego, arbitraje,
organización de competiciones y, en general, legisla­
ción sobre categoría de j ugadores, normas para tor­
neos y matches oficiales y resolución de posibles in­
cidencias. La dirección de este estadio corresponde a
lo que pudiéramos llamar burocracia aj edrecística.
Ajedro logía.-Como se ha indicado ya anterior­
mente, sintoniza con este título las leyendas, anécdo­
tas y, en general, todas cuantas curiosidades tengan
relación con el tablero.
Esta forma de exposición ha sido inspirada en la
necesidad que tiene todo aficionado de saber a qué
atenerse cuando trate de adquirir cualquier obra
destinada al ajedrez, según se interese por el estu­
dio de la teoría o por el conocimiento de tipo eru­
dito.
El presente volumen constituye un primer ensayo
en la problemática de la Aj edrología y, por lo tanto,
balbuciente e incompleto; en él se inicia la temática
con datos curiosos y útiles al mismo tiempo, que
servirán para amenizar los ratos libres del aficionado
y dotarle de la erudición necesaria para entusiasmar
su afición, señalando un camino futuro en el brillan­
te porvenir del j uego-ciencia.
Ju lio Gamo
Alcalá de Henares, primavera de 197 1 .
13
2
EL ERROR
Necesidad de los errores para la permanencia
del juego
E L
E R R O R
El gran maestro internacional Xavielly Tartako­
wer dij o que EL AJEDREZ SUBSI STE POR SUS
ERRORES, y de esta forma estableció una máxima
universal, porque, en efecto, todas las actividades del
intelecto se mantienen gracias al error.
Si detenemos un momento nuestra atención en la
mayor actividad del pensador, la Filosofía, fácilmen­
te podremos comprender que esta ciencia, si en lugar
de ser un Maelstrom de innumerables sistemas di­
vergentes en constante pugna, fuera la Teoría per­
fecta del Universo, la Filosofía, como tal, hubiera
desaparecido para convertirse en la Verdad.
He aquí la función metafísica del error. Pero ¿ qué
es el error? Para llegar a una definición específica
conviene deslindar los campos de sus sinónimos.
El hombre está sumido en el error porque las
ideas se perciben a través de los sentidos, cuya im­
perfección le perturba. Por eso, vemos lo que creemos
ver; sentimos lo que creemos sentir. El error proviene,
pues, de nuestras torpes sensaciones, de nuestra ig­
norancia respecto a los argumentos en que fundamos
nuestra razón. El conocimiento humano fue mecido
en la cuna del error y más tarde nos casamos con él,
ya que, como dij o Saint-Evremont, otros lo autorizan
y preferimos aceptarlo a analizarlo. El error es, por
17
lo tanto, el alej amiento de la verdad, ya voluntario si
somos arrastrados por nuestras pasiones, ya invo­
luntario si interviene la ignorancia invencible. El en­
gaño nace del error en el juicio que sobre los incier­
tos fundamentos formamos de éste, y consiste en la
mala elección de los medios que deben conducirnos
al logro de la verdad, casi siempre seducidos por la
brillante ( ¡ pero falsa ! ) luz de la imaginación.
Se engaña uno a sí mismo porque es difífil ver la
verdad en el propio interior y mucho más el juicio
de sí propio. Y se engaña a los demás por maldad
o por interés; así, el engaño se opera dando lo falso
por verdadero, por bueno lo malo, o bien captándose
la voluntad ajena para desviarla del camino recto y
conducirla por el tortuoso sendero de lo incierto.
La ilusión es un aspecto del error que proviene de
los extravíos de la imaginación, la cual nos hace con­
cebir aparentes aprehensiones; la ilusión nos presenta
como existente aquello que no tiene una existencia
real. Se ha dicho que vivimos de ilusiones, y así en­
tendido, la vida sería una ilusión que nos conduce
engañosamente a la verdad de la muerte.
El yerro es aquellllo a que faltamos en las leyes
o en nuestra propia conducta. El error consiste en lo
que creemos, y el yerro en lo que obramos. Cuando
la voluntad se decide impelida por el error que la
persuade, la acción resultante es un yerro. Así, come­
temos error, por ejemplo, creyendo a un falso amigo,
y cometemos yerro comunicándole nuestros secretos.
Esta es la diferencia entre ambos vocablos.
La equivocación es un engaño tal, que se toma una
cosa por otra; producto, pues, de la falta de expe­
riencia. Si, pudiendo prever los resultados, se comete
una imprudencia en la elección, surge la equivoca­
ción; si no pueden preverse, el engaño. En este caso
la equivocación será una falta y el engaño un acci18
dente casual. Para mejor distinción, cabe establecer
que el error es un extravío de la razón, una falsa
consecuencia, mientras que la equivocación es un de­
fecto de combinación; el error se opone a la verdad;
la equivocación, a la prudencia.
El error se presenta como una obsesión ; pero el
hombre no cambate el error, a lo sumo trata de sub­
sanar algunos «errores» que son distintas facetas del
« Error». Y no lo cambate por instinto de conserva­
ción, porque tal vez inconscientemente -acaso jue­
gue aquí un papel importante el subconsciente freu­
diano- intuye que la desaparición del error trae con­
sigo la desaparición de la actividad puesta en juego.
Por eso crea teorías, pragmáticas o idealistas, y sis­
temas, no para terminar con el error, sino para ir
elaborando la ciencia de la sabiduría, cuyo centro
es el ego, el yo. En la Filosofía oriental ya estipuló
Sidharta como base el «ego sum quia sum», y en oc­
cidente Descartes apoyó todo el escepticismo de su
método en el «Cogito, ergo sum». Más cerca de nos­
otros, Ortega edifica su andamio filosófico sobre el
fundamento «YO soy yo y mi circunstancia». Obser­
vamos, pues, que el hombre hace una filosofía lírica,
egocéntrica, y no se preocupa del error, va aportan­
do nuevas ideas que presenta como verdaderas, y de
esta forma le rinde culto. Benavente ya captó este
ambiente generalizado y por eso en una de sus me­
j ores páginas poéticas se expresó de este modo:
« En el meeting de la Humanidad / millones de
hombres gritan lo mismo : / ¡Yo, yo, yo, yo, yo . . . ! /
¡ Yo, yo, yo, yo, yo . . . ! »
Sólo cuando casualmente -quizá mej or, causal­
mente- un punto del cerebro se enciende al roce
de la verdad, surge el genio. Se ha conquistado en­
tonces una cota, pero en el resto del ecúmene subsiste
el error, tanto más peligroso, decía Amiel, cuanto
mayor sea la cantidad de verdad que contenga.
19
El error universal es el compendio de todos los de­
más errores que deambulan por el campo de la sub­
jetividad; error filosófico, error físico, error religio­
so, error político, error ajedrecístico, etc. Y aunque
error y humanidad son dos estadios que caminan
paralelos dentro de nuestras dimensiones, como prote­
gidos por un pacto mutuo de no agresión, alguna vez
en el transcurso de los tiempos aparece un paladín
para oponerse abiertamente a aquél. San Agustín
acertó a decir: «Conviene matar el error, pero salvar
a los que van errados». De aquí se desprende que se
refería al error de un determinado sector, porque
en otro caso, de no salvar a los que van errados, pe­
recería la humanidad entera. Además el hombre está
predispuesto al error y esta predisposición se paten­
tiza porque ante un dilema, en un porcentaj e elevado
de veces, no se escoge el camino certero, aunque la
elección haya sido estudiada minuciosamente. Y es
que, como dij o Heidegger, tres peligros amenazan al
pensar: Uno bueno y saludable, es la proximidad al
cantor poeta. Otro malo y penetrante, es el pensar
mismo. El tercero y más confuso es el filosofar.
El error se encuentra en todas partes, es un mons­
truo de indefinidas cabezas que se filtran en todas
las esencias. La lucha contra el error está condenada
de antemano al fracaso, porque tal vez sea innato a
nosotros mismos: error-creación frente a Verdad, y
entonces subsistiríamos por nuestros errores, genera­
lizando la sentencia del doctor Tartakower.
Veamos ahora lo que aconteció en el Torneo de Lon­
dres el año 1 85 1 , entre dos colosos del ajedrez.
20
GIUOCO PIANO
Blancas: Staunton
1.
2.
3.
4.
5.
6.
7.
8.
9.
P4R,
C3AR,
A4A,
P3A,
P4D,
P5R,
ASCD,
PxP,
CD2D,
P4R
C3AD
A4A
C3A
PxP
P4D
C5R
ASCD +
0-0
Negras: Anderssen
10. 0-0 ,
1 1. Axe,
12. D2A,
13. CxA,
14. DxP,
15. D2A,
16. P3TD,
17. P4CD,
18. C1R,
ASC
PxA
AXCR
T1CD
T3C
P4AR
A2R
P5A!
T3TR
Los dos mej ores ajedrecistas de la época han plan­
teado una apertura italiana y debido a que las blan­
cas han perdido algunos tiempos en la ganancia de
un peón, cedieron la iniciativa al adversario que desde
este momento comienza a presionar con su juego de
ataque.
19. P3A,
20. C3D,
21. A2C,
22. TDlA,
23. P3T,
C4C
C3R
D1R
D4T
T3C
24. C2A,
25. R2T,
26. D6A,
27. TICR,
28. C4C,
T6C
T4A
D3C
T4-4C
P4TR!
El ataque de Anderssen ya da sus frutos y se hace
irresistible. Sólo un eror mayúsculo puede salvar al
blanco, y el error se presenta en forma incompren­
sible, cuando el blanco juega a la desesperada.
29.
C6A + ,
R2A???
¿ Qué discurso mental empuj ó a Anderssen a efec­
tuar esta jugada, tras la cual se produce el mate in­
mediato? Lo más simple era 29 .
, A x C; 30. DxC + ,
. . .
21
R2T; 3 1 . P x A, T x PC; 32. T x T, T x T + ; 33. RlT, D6C
y las blancas tienen que rendir sus armas.
Después de 28
30.
D8A,
•
. . .,
P4TR
Mate!
Y así, Staunton se encontró con una victoria insos­
pechada gracias al error del enemigo, que le costó
el Rey.
A continuación vamos a presenciar otro error que
cuesta la Dama. Es obvio traer ej emplos de errores
cuyas consecuencias sean de menor calibre, porque a
tal nivel todas las contiendas están plagadas de equi­
vocaciones, fallos técnicos, cálculos incorrectos, omi­
siones y otras torpezas que mantienen la tensión
interesante del aj edrez, sin las cuales el j uego que­
daría reducido a una sola partida perfecta con un
final de tablas.
22
Este segundo caso ocurrió en otra época y en dis­
tinto lugar: el Gran Torneo de Moscú, de 1936.
DEFENSA INDIA CENTRAL
B lancas: Capab lanca
l.
2.
3.
P4D,
P4AD,
C3AD,
4. P4R,
5. P5D,
6. P3A,
7. A3R,
8. P4CD,
9. A3D,
10. CR2R,
C3AR
P3D
CD2D
P4R
C4"
A2R
0-9
CD2D
ClR
P3CR
Negras: Rjumln
11.
12.
13.
14.
15.
16.
17.
18.
19.
20.
0--0 ,
A6T,
P3TD,
D3C,
TDlA,
PxP,
C4T,
DxP,
PxP,
C3C,
C2C
P4T
P3�R
RlT
PxP
P4AO
PxP
P4A
PxP
A4C
Aunque el mej or j uego de Capablanca le ha proporcionado una posición favorable por el mayor desarrollo y dominio, el negro se defiende ingeniosamente buscando contrachances de ataque.
21.
22.
23.
AXA,
TDlR,
T2A,
DxA
D5T
D5D
24.
25.
26.
AlA,
C3A,
CR2R,
T3A
T3TR
Las negras habían reaccionado y ante la amenaza
26
, T x PT Capablanca atacó a la Dama enemiga.
Y ahora se produce lo inesperado: el maestro ruso
Rj umin, por esas causas ignotas que no pueden expli­
carse satisfactoriamente, en vez de retirar su Dama,
realiza otra jugada y pierde su mej or pieza.
.
. . .
23
Después de 26. CR2R
26
•
. . .
,
C4A???
J
27.
CxD,
Rinden
El tercer y último error que se presenta aquí no
se refiere a una jugada, sino precisamente a todo lo
contrario, es decir, a no haber realizado el lance co­
rrespondiente por una obcecación en el análisis de
la posición. Se trata de la primera partida del match
jugado en Arosa ( Suiza ) , entre el campeón suizo y el
gran maestro checo, en el año 1933.
APERTURA DEL PEON DAMA
Negras: Grob
Blancas: Flohr
1. P4D,
2. C3AR,
3. PxP,
4. P4R,
24
P4D
P4AD
P3R
AXP
S.
6.
7.
8.
ASCD + ,
PxP,
0-0,
CD2D,
C3AD
PxP
CR2R
Las blancas han conseguido dej ar al enemigo con
el célebre PD aislado y ahora se proponen bloquear­
lo. El gran maestro Salo Flohr era en esta época uno
de los más calificados aspirantes al Campeonato
mundial. Ganó este match, con cuatro victorias, una
derrota ( la presente ) y unas tablas.
8
,
9. C3C,
10. CR4D,
11. P3C,
•
. . .
12. A2R,
13. TlR,
14. P4AR,
15. cxc,
0--0
A3D
D2A
P3TD
A6TR
D2D
CxC
TRlR
Las negras han resuelto los problemas de desarro­
llo y la posición se mantiene equilibrada.
16.
A3R,
17.
A2A,
D2D,
P3A,
18.
19.
20. A3A,
21. TxT,
22. DxT,
23. PxC,
C3A
A4AD
T5R
TDlR
TxT +
TxT +
CxC
A2T
Con la liquidación masiva, el negro no ha conse­
guido nada positivo y ahora pierden el PD, ya que
no puede capturar la pieza atacante porque el Rey
no tiene casilla de escape.
24. AxP,
25.
P3T
D4R,
D4C
Y en este momento, tras algunos minutos de refle­
xión, el blanco sorprende a todo el mundo con su
inexplicable decisión.
26.
Rinden,
???
Error garrafal. Sin duda Flohr creyó que para evi­
tar la amenaza negra 26 .
, DBA mate debía de ju­
gar 26. D l R y entonces perdía el Alfil. Pero no vio
lo más sencillo: 26. R l T ! , DBA+ ; 27. AlC, A4C; 28.
. . .
25
D2C, DSD; 29. P3TR, A2D; 30. R2T y el blanco puede
continuar la partida ventaj osamente.
Después de 25. .., D4C
.
Curiosa observación : Cuanto más experto es el aje­
drecista, más voluminoso es el error que comete.
26
3
LA INMORTAL
Comentarlos en tomo a la que se ha juzgado
como la partida más brillante
L A INM O RT A L
No todos conocen esta maravillosa partida, sin duda
la más famosa de cuantas se han producido desde los
comienzos del aj edrez hasta nuestros días. Esta cir­
cunstancia j ustifica su inclusión en el presente libro.
Para aquellos que ya la conozcan, he recopilado
los más interesantes comentarios que se han hecho
sobre las combinaciones que se plasmaron en ella,
y los más profundos análisis en torno a las jugadas,
poniendo en tela de juicio la corrección de la par­
tida.
Se j ugó en Londres, el 21 de j ulio de 1851, y sus
protagonistas fueron:
Conduciendo las blancas, Adolf Anderssen, célebre
problemista, que nació en Breslau el 6 de julio de
1 8 1 8 y murió en la misma ciudad a los sesenta y un
años de edad. Derrotó en matches a Dufresne, Mayet,
Falkbeer, Von der Lasa, Harrwitz, Kolish, Lowenthal
y Zukertort, y consiguió el primer premio en los tor­
neos de Londres 1851, Londres 1 862, y Baden-Baden
1 870.
Conduciendo las negras, Lionel Kieseritzky, quien
nació en Dorpat el l.º de enero de 1 806, muriendo a
la edad de cuarenta y siete años. En 1 839 trasladó
su residencia a París, en donde se hizo asiduo con29
currente al célebre Café La Regence, destacando co­
mo teórico.
Cuatro años después de j ugada fue bautizada por
Falkbeer en la revista Wiemer Schachzeltung, 1855,
con el nombre de «La Inmortal », título con el que
todavía se la designa tras haber superado los em­
bates de· sus detractores.
GAMBITO DE REY
Londres, 1 851
Blancas: Anderssen
l.
2.
P4R,
P4AR,
P4R
PxP
Negras: Kieseritzky
3.
A4A,
El Gambito del Alfil es menos imaginativo, pero
más tenaz que 3. C3AR ( Tartakower) .
3
•
. . .
,
DST +
Este j aque parece más bien una maniobra inútil
( Du Mont ) .
4.
RIA,
P4CD
El Contragambito B ryan, uno de los favoritos de
Kieseritzky, antes de esta partida ( Steinitz ) .
E l principio de este Contragambito e s el mismo
que el del Gambito Evans, desviar el AR de su dia­
gonal de ataque y ganar tiempo en la posterior . . . ,
P3AD para contra-atacar el centro mediante . . . , P4D
( Becker ) .
30
En vez de esta demostración lateral que intenta lo­
calizar el impetuoso ataque, el negro dispone de tres
continuaciones :
a) Arcaica, 4 . . . . , P4CR; 5. CD3A, A2C; 6. P4D, C2R;
7. P3CR ( ataque Mac Donnell ) , P x P; 8. R2C con ven­
taj a blanca.
b ) Semi-moderna, 4 . . . . , P4D; 5. A x P, P4CR, etc.
c ) Moderna, 4 . . . . , C3AR; 5 . C3AR ( 5 . C3AD, C5C ) ,
D4T; 6. P3D ( más enérgico 6. C3A, P3D; 7. P4D ) , P4CR;
7. C3A, P3D; 8. D l R, P5C; 9. P5R, P x C; 10. P x C + ,
R l D; 1 1 . AD x P ( mejor 1 1 . A5D ) , P x P + . La partida
Goldwater-Treystman, New-York, 1 936, continuó 12.
R x P, T l C + ; 13. A3C, A6T + ; 14. RlC, P4D !; 15. A x P
( ó 1 5 . C x P, A4A + ; 16. C3R, D6A ) , A4A + ; 16. Rinden
( Tartakower) .
S.
AXPC,
C3AR
6.
C3AR,
Apresurándose a alej ar la Dama, pues si 6. CD3A,
C5C; 7. C3T, C3A con mejores chances, como en la
partida Schulten-Morphy : 8. C5D, C5D; 9. C x P + ,
RlD; 10. C x T, P6A ; 1 1 . P3D, P3A; 12. A4AD, P4D;
13. A x P, A3D; 14. D l R, P x P + ; 1 5 . R x P, D x C + ; 16.
R x D, C6R; 17. R4T, C6A + ; 18. R5T, A5C mate ( Tarta­
kower ) .
6
•
. . .
,
D3T
Más sencillo era 6 .
. . .
, D4T ( Tartakower) .
Jugada antiposicional del aj edrez e n la época de
Morphy ( Reti ) .
Todas estas jugadas son iguales a l a partida Ra­
phael-Morphy, New York, 1 857 ( Becker ) .
7.
P3D,
C4T
31
Una forma más natural de defender el peón del
gambito es 7 . . , P4CR ( Tartakower) .
. .
En defensa de Kieseritzky, el derrotado inmortal,
hay que hacer constar que de las 19 partidas j ugadas
contra Anderssen en Londres, el año 1 85 1 , Kieseritzky
ganó 9, perdió 7 y entabló 3 ( Becker) .
8.
C4T,
Sutil parada de la amenaza 8 . . . , C6C+ . Sin em­
bargo, 8. R l C (ó 2A ) hubiera sido erróneo por 8 . . . . ,
D3CD + , ganando el Alfil ( Tartakower ) .
.
8•
. . .•
D4C
Todavía adentrándose en amenazas tácticas sin una
base estratégica ( Reti ) .
E l ataque simultáneo a dos piezas e s ilusorio. Me­
jor 8 . . . . , P4CR; 9. CSA, D3CR ( Tartakower) .
9.
CSA,
P3AD
Para liberar el PD y librarse del CR blanco. Nada
se consigue con 9 . . . . , P3CR; 10. P4TR, D3A; 1 1 . C3AD
y las blancas mantienen sus posiciones de vanguar­
dia ( Tartakower) .
10. TIC!,
! Quién podía imaginarse esta jugada! ¡Qué profun­
didad y que potencia de j uicio en este sacrificio!
(Steinitz ) .
Profundo sacrificio con e l que s e impone enérgi­
camente la política activa iniciada en la octava j uga­
da. La secuencia es forzada ( Tartakower) .
Espléndido sacrificio, que rompe las defensas de
32
los peones negros y para en seco los proyectos de
feroz contraataque del enemigo ( Becker) .
E l sacrificio del Alfil hace posible un desarrollo
rápido, como nunca se ha visto, de todas las fuerzas
combatientes del blanco ( Minkwitz ) .
10
•
. . .
,
PxA
En vez de tomar el Alfil, tan hábilmente abando­
nado por las blancas, hubiera sido mejor 10. . . . , P3D
para desembarazarse lo antes posible del Caballo
( Kieseritzky ) .
1 1.
12.
P4CR,
P4TR,
C3AR
D3C
13.
14.
PST,
D3A,
D4C
Amenaza ganar la Dama cercada, mediante 15. A x P
( Tartakower) .
14
15.
•
,
AxP,
. . .
ClC
D3A
16.
C3A,
Contra 16. PSR la réplica 16 .
, D3AD detiene todas
las amenazas. Con la jugada del texto se fraguan dos
proyectos : 17. CSD y 17. C x P ( Tartakower) .
. . .
16
•
. . .
,
A4A
Buscando la salvación en el contra-ataque. Más se­
reno hubiera sido 16 . . . , A2C ( Tartakower) .
.
17.
CSD,
Todas las j ugadas de las blancas llevan el sello del
genio ( Steinitz ) .
U n jugador moderno hubiera preferido 17. P4D
( Reti ) .
33
Concepción grandiosa entregando ambas Torres,
ya que tiene una pieza de menos. Si 17. P4D, A2R
tratando de sostenerse. Pero no 17 . . . . , A x P; 1 8 . C6D +
( Tartakower) .
17
•
. . .
,
DxPC
I
Después de 17. ..., D x P
18.
A6D!,
.
.
.
1
El sacrificio inmortal. Si 18. A3R, no 1 8 . . , D x T;
19. R2C, ni 1 8. .. , D x PA; 19. TIA, D x P + ; 20. R2C,
sino 1 8.
, D6T con una resistencia tenaz ( Tartako­
wer ).
.
.
.
. . .
Demasiado buena para ser cierta. Si después de
esta j ugada de problema las negras tienen chance de
tablas con 1 8. . , D x T; 19. R2R, D7C, y existe una
jugada más modesta pero ganadora, como 18. A3R,
.
34
.
Anderssen no tenía necesidad de recurrir a jugadas
efectistas ( Reti ) .
Anderssen no pudo preferir esta jugada simplemen­
te porque era más bonita que la obvia 1 8 . A3R ( Bec­
ker ) .
Aunque 1 8 . A6D e s obra d e u n genio, d e hecho no
es la mej or continuación del ataque, sino 1 8 . A3R,
como demuestran las siguientes variantes :
1 ) 18 . . . . , D x T; 1 9 . R2C, D x T + ( si 19 . . . . , D7C;
20. A x A, D x P + ; 2 1 . R3T, D x A; 22. T l AD ganan ) ;
20. A X D y las negras no pueden defenderse contra
las distintas amenazas : a) 20 . . . . , A x A; 2 1 . C6D + ,
R l D; 22. C x P + , R l R; 23. C6D + y 24. D8A mate; b )
2 0. . . . , P3D; 2 1 . A x A, A x C ( 2 1 . . . . , P x A las blancas
dan mate en siete, empezando por 22. C6D + ) ; 22.
C7A + , R2D; 23. C x T, P x A; 24. D x A + , RlD; 25. D5R,
con fácil victoria; c) 20 . . . . , AlA; 2 1 . C7A + , RlD; 22.
C x T, A2C; 23. A x P, C3AD ; 24. A6C + , RIA; 25. D3C
y ganan.
2) 18 . . . . , D6T ( 1 8 . . . . , AlA; 19. A4D ); 19. A x A,
D x A; 20. P5R, P3D; 2 1 . C x PD + , R2D; 22. D5A + , R3A;
23. D x A + , R x C; 24. P4A + , P x P; 25. P x P + , RSD;
26. T l D + con mate seguido.
3) 18 . . . P3D; 19. A4D ! , A x A; 20. C x PD + , RlD
( 20 . . . . , R2D; 21. D x P + , R x C; 22. D7A + , R3R; 23.
C4A + , R3A; 24. P5C + + ) ; 2 1 . D x P con amenaza ine­
ludible de mate ( Neishtadt ) .
.
.
Después de todos estos análisis s e ha pasado por
alto la defensa 1 8 . A3R, RlD, tras la cual no está
muy claro que el blanco pueda ganar, ya que después
de 19. A x A, D x T + ; 20. R2C, D7C las blancas tienen
una Torre menos y no hay continuaciones agresivas,
por ejemplo, 19. C6D, A x C; 20. D x P, C2R; 2 1 . A5C,
CD3A, etc. O 19. D4A, P3D; 20. A4A, D x T + ; 2 1 . R2C,
D4R.
35
18.
. . .,
D x T+
Después de 1 8 . . . . , A x A las blancas darían mate en
cuatro jugadas ( Tartakower ) .
¿ Qué importan a Anderssen las Torres inútiles ? A
cambio se gana una ventaj a más preciosa en la pre­
sente posición : un tiempo.
Y mientras su adversario se engolosinaba con su
engañosa captura, la vista de Anderssen está fij a en
el Rey negro y las tres piezas menores blancas que le
atenazan en un círculo de hierro ( La Nouvelle Re­
gence ) .
19.
R2R,
AXT
Si 19 . . . . , D x T, abandonando la defensa de 2CR,
las blancas darían mate en dos. Una ligera chance de
tablas se obtiene con 19 . . . . , D7C ( S teinitz ) .
20.
PSR!,
C3ID
Pese a sus peligros, una mayor resistencia propor­
ciona 20 . . . . , A3T, si bien después de tanta maniobra
brillante se llega a un final más o menos rápido ( Tar­
takower ) .
S i 20 . . . . , A2C ; 2 1 . C x P + , R l D ; 22. D x P, C3TR;
23. C6R + , etc. Y si 20 . . . . , P3A; 2 1 . C x P + , R2A; 22.
C x P, R x C ; 23 . CSR + , R3T; 24. D4A mate ( B ecker ) .
Las negras pudieron salvarse con 2 0. . . . , A3T; 2 1 .
C7A + , R l D ; 22. D x T, D6A! ; 23 . D x C + , AlA; 24. CSD,
D x PA + ; 25. RlR, DSA + con jaque perpetuo. Pero
la partida seguiría siendo « inmortal» porque ¿ no es
maravilloso que las negras son dos Torres y Alfil de
ventaj a tengan que jugar para tablas ? ( Steinitz ) .
A este comentario d e Steinitz, e l j oven campeón
ruso Chigorin contestó:
36
¡ No ! Aunque todo ese análisis fuese cierto, tendría­
mos que admitir, al menos, que el sacrificio de An­
derssen no conducía a ganar la partida, o con más
precisión, no conducía a ninguna parte, ya que An­
derssen no estaba jugando para tablas. Después de
20 . . . . , A3T ; 2 1 . C7A + , R l D las blancas deben jugar
20. C x A! , y ahora,
1 ) 22 . . . . , D6A; 23 . A7A + , D x A; 24. C x D, R x C ;
25. D x T y las negras están sin recursos frente a la
amenaza 26. C6D y 27. D7C + .
2 ) 22 . . . . , A3C (previene 23. A7A + ) ; 23. D x T, D6A;
24. D x C + , DlA; 25. D x D + , R x D; 26. ASA! con posición ganadora : 26 . . . . , P3T ( si 26 . . . . , C3T; 27. C6D +
y 28. A x P. o si 26 . . . . , R2C; 27. A x P ) ; 27. C6D + , RlD;
28. C x P + , R l R; 29. C x T, R x A ( 29 . . . . , C2R; 30.
A x C ) ; 30. R3A, R2R; 3 1 . C6C + , R3R; 32. R4R, P3D
( 32 . . . . , P4D ; 33. R4A y 34. C4C ) ; 33. P4D ! con victoria
asegurada ( Chigorin ) .
21. C x P + ,
22. D6A + ,
RlD
CxD
23.
A7R + + .
Un mate forzado con tres piezas menores, las úni­
cas que tienen las blancas, contra la totalidad de las
piezas negras sobre el tablero. ¿ Hay otra partida
comparable con esta? ( Tartakower ) .
Imposible imaginar partida más espléndida (La
Nouvelle Regence ) .
La partida más hermosa que se conoce ( Bird ) .
Partida jugada por Anderssen con remarcable ta­
lento ( Kieseritzky ) .
Parto prodigioso del cerebro humano. Las blancas
dan mate no teniendo más piezas que un Alfil y dos
Caballos, mientras que el negro, que lo recibe, con­
serva todas las suyas (A. C. Vázquez ) .
37
Posiblemente esta partida, que todo aficionado debe
conocer, según Steinitz, que todo aficionado debe ad­
mirar, según Tarrasch, y que todo aficionado debe
estudiar, según Reti, ha sido la más sometida a con­
troversia, y pese a todos los análisis efectuados para
desvalorizar la brillante combinación de Anderssen,
sigue siendo, después de ciento veinte años, la Par­
tida Inmortal.
38
4
PASATIEMPO
Los científicos, literatos, artistas y otras
celebridades que buscaron su solaz
en el ajedrez
P A SA TI E M P O
Desde que el aj edrez ha adquirido carta de natu­
raleza como competición deportiva, es mayor el nú­
mero de ajedrecistas profesionales con dedicación ex­
clusiva.
El aj edrez, además de la práctica, requiere estudios
especiales para su iniciación en la maestría, y no to­
dos los simpatizantes con el j uego están dispuestos
a realizar esa ardua tarea. Pero sí prestarle una lige­
ra atención como pasatiempo, ya que tiene la ven­
taj a de que no precisa ninguna compensación econó­
mica para estimular la lucha, y en muchas ocasiones
se pone mayor interés e ilusión en ganar una partida
amistosa de ajedrez que en acertar un pleno en el
lance de la ruleta, por ejemplo.
Comprendidos entre los que prefirieron distraer
sus ocios frente al tablero que j ugando a naipes, do­
minó, dados, etc., se hallan muchas personalidades
que sabresalieron en otras actividades --científicas,
literarias, artísticas, políticas-, lo que indica cierto
impacto de índole cultural ; como es lógico, ninguno
de ellos ha sido primera figura como ajedrecista, y
sus partidas son de tipo mediocre, aunque en ellas se
reflej a el estilo predominante en la época que fue
jugada.
En el siglo XVIII el eminente Philidor introdujo
41
en el juego el elemento material; en efecto, hasta en­
tonces el valor de las piezas apenas era tenido en
cuenta y a los peones no se les concedía importancia
alguna. En el siglo XIX, fue Morphy quien aportó
el elemento tiempo, y en este sentido dio al juego
una nueva dirección. A principios del presente siglo,
Lasker incrementa el interés con el elemento psico­
lógico; el aj edrez, entonces, empieza a jugarse antes
de que los antagonistas se sienten frente a frente a
cada lado del tablero ; efectivamente, cuando el j u­
gador se dispone a hacer su primera j u gada, varias
horas antes ha estado estudiando las partidas ante­
riores de su adversario para emplear la estrategia
más apropiada. Tarrasch aportó un nuevo elemento :
espacio; el aj edrez adquiere ya un aspecto científico.
Después fue Capablanca quien aporta el elemento po­
sición, y la partida adquiere una extraordinaria soli­
dez al mismo tiempo que una diáfana claridad. Por
último, el ajedrez se enriquece con el elemento ener­
gía, que introduce el húngaro Gyula B reyer, y que
se traduce en dinamismo, haciendo más emocionan­
te la lucha viva sobre el tablero.
Nada de esto podemos apreciar en las partidas de
los grandes hombres, pero en cambio, existen una in­
finidad de anécdotas simpáticas, como la siguiente :
Un anciano concurría diariamente a un Café de
Berlín, donde se jugaba al aj edrez. Entre los cono­
cimientos adquiridos allí se encontraba un j oven de
condición humilde, con quien hizo buena amistad, y
fueron contrincantes habituales, día tras día los dos
se reunían a la misma hora para jugar su cotidiana
partida. Así pasó casi un año, hasta que un día, sin
que se supieran los motivos, el anciano no compare­
ció. Tampoco se presentó a la j ornada siguiente, y
así transcurrieron algunas semanas, hasta que el j o­
ven recibió una comunicación e n l a que se l e partí42
cipaba que su amigo había fallecido y le nombraba
heredero universal de todos sus bienes.
La Historia señala muchos prohombres que juga­
ron al aj edrez, y como la lista resultaría excesiva­
mente larga, solamente cito algunos, entre literatos,
artistas, científicos, políticos y guerreros : Larra, Saint­
Pierre, Musset, Schiller, Goethe, Meissonnier, Tolstoi,
Schumann, Mendelsohn, Ibsen, Walter Scott, Tenny­
son, Unamuno, Benavente, Cossío, Gironelllla, Bal­
mes, Robespierre, Rousseau, Voltaire, Lutero, Euler,
Leverrier, Leibnitz, Ney, Napoleón I, Bismark, Fidel
Castro, Franklin, Harun Ar-Raschid, Carlomagno, Fe­
lipe JI, Amadeo, Luis XV, Iván el Terrible, Federico
el Grande, Jorge I I I , etc., etc.
Veamos algunas partidas de estos personaj es.
GAMBITO DE REY
Motiers-Travers, 1 770
Blancas: Román
l.
2.
3.
P4R,
P4AR,
C3AR,
P4R
PxP
P4CR
Negras:
4.
5.
6.
J. J. Rousseau
A4A,
C5R,
RIA,
P5C
DST +
C3TR
Se ha planteado el conocido Gambito Salvio, que
era una de las aperturas en boga.
7.
8.
9.
P4D,
C3D,
P3CR,
P3D
P6A
D6T +
10.
11.
R2A,
R3R,
La misma amenaza se obtiene con 1 1 .
D7C +
ClC
. . .
, A2R y no
43
se pierde tiempo; aunque la preocupación negra de­
bería ser la liberación de la Dama que halla compro­
metida.
12.
13.
14.
C4A,
AJA,
ASC + ,
A3T
DxT
P3AD
15.
16.
AxP + ,
DxD,
PxA
Rinden.
CONTRAGAMBITO CRECO
Malmaison, 1 804
Blancas: Napoleón 1
l.
C3AD,
P4R
Negras: Mme. Remusat
2.
C3A,
A este planteo, que comienza con una carga de
Caballería, alguien le ha denominado Apertura de Na­
poleón.
2
3.
4.
•
,
P4R,
P3TR,
. . .
P3D
P4AR
PxP
S.
6.
CDxP,
C3-SC,
C3AD
P4D
Napoleón jugaba bastante mal, pero la célebre es­
critora francesa demuestra que no tenía ni idea de
lo que era el tablero. Por esta razón permite un vio­
lento final al Emperador, evitándole con ello malhu­
morarle, ya que según las crónicas el gran general
se impacientaba si su adversario tardaba en jugar,
y cuando perdía solía enfurecerse hasta golpear la
mesa.
44
7.
8.
9.
10.
D5T + ,
D3A,
C6A + ,
C x PD + ,
P3CR
C3T
R2R
R3D
1 1.
12.
13.
14.
C4R + ,
A4A + ,
D3C + ,
D3D + + .
RxC
RxA
RSD
GAMBITO D E REY
Yasnaia, 1906
Blancas: León Tolstol
l. P4R,
2. P4AR,
3. C3AR,
4. A4A,
5. CSR,
6. RIA,
P4R
PxP
P4CR
PSC
DST +
P4D
Negras: A. Maude
7.
8.
A x P,
P x P,
9.
RIR,
10.
11.
12.
P4D,
TIC,
R2R,
P6A
D6T +
P6C
P7C
DST +
C3TR
Como puede apreciarse, los ataques que se realizan
tienen poca consistencia y no existe un plan estraté·
gico determinado.
13.
14.
15.
16.
T x P,
A x e,
A x A,
DIR,
P3AD
PxA
RxA
D2R
17.
18.
19.
C3A,
C x P,
D3C,
P3A
D3D
Rinden.
45
GAMBITO DE REY
París, 1 855
Blancas: Alfred de Musset
l.
2.
3.
4.
s.
6.
P4R,
P4AR,
A4A,
RlA,
C3AR,
C3A,
P4R
PxP
DST +
P4CR
D4T
A2C
Negras: S. Dubols
7.
8.
9.
10.
11.
12.
P4D,
PSR,
C4R,
C3-5C,
A x P,
C3C,
C2R
CD3A
PSC
0-0
P3TR
Musset conduce bien la partida, y a no ser porque
su contrincante era un gran campeón, hubiera logrado el éxito.
12.
13.
14.
,
C5-4R,
A2R,
. . .
D5T
C4T
P4AR
15.
16.
17.
C2A,
A2D,
C3-4R,
C4D
P5A
C6R +
Coaio era lógico, el negro ha pasado a la ofensiva
y decide la lucha a su favor.
18.
19.
20.
21.
46
A x e,
D1R,
P3CR,
R1C,
PxA
P4D
D6T +
P x C+
22.
23.
24.
25.
C x P,
R x T,
P3A,
Rinden.
TxC
C3A
A4A
GAMBITO DE DAMA
París, 1 861
Blancas: Maczuskl
Negras: Turguenlev
l.
2.
3.
4.
5.
6.
7.
8. D2A,
9. P4R,
10. P x PR,
1 1 . P x P,
12. C3A,
13. A3D,
14. TIAR,
P4D,
P4AD,
C3AD,
P3A,
P3TD,
P x A,
A2D,
P4D
P3R
A5C
P4AD
Axe+
D4T
C3AR
A2D
P x PR
PxP
D4TR
D3C
D x PC
C3A
Turgueniev era un j ugador clasificado en segunda
categoría. Participó en varios torneos celebrados en
el Café La Regence, de París, y esta partida es la
primera de un match contra el j ugador polaco que
empezaba a despuntar, j ugado en el mencionado
Café.
15.
16.
17.
18
19.
20.
21.
22.
.
0-0--0 ,
IDIR,
P5D,
c x c,
TIC,
T3R,
A3A,
D x C,
C5CR
P3TR
CD4R
CxC
D6A
D3A
CxA+
D2R
23.
24.
25.
26.
27.
28.
29.
30.
A x P,
TICR
T3-3C,
0-0--0
D3R,
P3C
D x PT,
D4A
A4D,
D x PA +
T3AD,
TxT+
R2D,
DxT+
R x D,
TSC
Ha resultado bonita la escaramuza de Turgueniev
para lograr dos Torres a cambio de la Dama.
31.
32.
33.
D5T,
D5R,
R2C,
T5A
T6A +
TIC
34.
35.
36.
A3A,
D4D,
A2D,
AST
T7C +
A2D
47
37.
38.
39.
40.
41.
42.
P4TR,
R3A,
D8T+,
PST,
P x P,
P6T,
T6-7A
TxA
R2e
PxP
TxP
A4A
43.
44.
45.
46.
47.
48.
D6A,
T7AD +
R4e,
P4T+
R4T,
T2A
R3e,
T4e+
R4T,
A2D
Rinden.
APERTURA VIENESA
Viena, 1 892
Blancas: Pollak
Negras: Rothschlld
1 . P4R,
2. e3AD,
3. P3CR,
4. A2e,
s.
6.
7.
8.
P4R
e3AD
e3 A
A4A
eR2R,
P3TR,
0--0 ,
R2T,
P3D
A3R
D2D
P4TR!
El célebre Barón de Rothschild, conocido por sus
fabulosos millones, fue Presidente de la Federación
Vienesa de Aj edrez.
9. P3D,
1 0 . AS e,
11. P4A,
12. P x e,
13. A4T,
14. PSA,
15. P x e,
48
0--0-0
e2R
ese+
P x P+
e3e
exA
D2R
16. DlR,
17. R3e,
18. TlT,
19. A x T,
20. R x P,
21. D4T,
T x P+
D4e
T6T+!
P x A+
TlT +
TxD + + .
DEFENSA FRANCESA
Zaragoza, 1 898
Blancas: Ramón y Caj al
l.
2.
3.
4.
5.
6.
7.
8.
P4R,
P4D,
C3AD,
D4C,
P5R,
A6TR,
D4T,
D6A + ,
P3R
P4D
ASC
RIA
C2R
PxA
R2C
R1C
Negras: Solano
9.
10.
11.
12.
13.
14.
15.
16.
C3T,
C4A,
C5T,
P4CR,
P x C,
TtCR + ,
0-0--0 ,
CD3A
C x PD
CD4A
DlA
PxP
C3C
A2R
C x P! ,
A pesar d e las dudosas y arriesgadas jugadas del
blanco, se ha conseguido un buen ataque, ayudado
por la deficiente defensa del enemigo. Ahora existe
una bonita solución, si se captura la Dama: 16. .. ,
A x D; 17. C x A mate !
.
16.
,
17. D x A,
18. CD6A + ,
19. C x D + ,
20. C5T + ,
21. T8D + ,
22. T x T,
23. T8C,
. . .
AtD
DxD
DxC
R2C
RIA
R2R
CxT
C3C
24.
25.
26.
27.
28.
29.
30.
C6A,
C5D + ,
T8D + ,
C7R + ,
T5D + ,
T5C + ,
C5D,
CxP
R3D
R3A
R4A
R3C
R3T
El desprecio del material en busca del mate da una
idea de las inquietudes de Santiago Ramón y Caja!
por el aj edrez. No obstante, terminó arrepintiéndose
de su pasión por el noble juego, según se desprende
del siguiente comentario: uSi en el j uego del ajedrez
no se pierde dinero, se pierden tiempo y cerebro, que
valen infinitamente más.
49
Y se despolariza nuestra voluntad que corre por
cauces extraviados. En mi sentir, lej os de ej ercitar
la inteligencia, como se ha dicho por muchos, el aje­
drez la descentra y gasta.»
30 .
31.
. . .,
TxP+,
P3e
R4T
32.
33.
T5e+,
T3 e + ,
R3T
Curiosa obsesión : aquí n o vio e l mate inmediato
33. CxPA + + .
33 .
34.
. . .,
Axe + ,
e5A
R4T
35.
T3T + + .
DEFENSA FRANCESA
Salamanca, 1 93 1
Blancas: Unamuno
Negras: Donúnguez
l. P4R,
2. P4D,
3. e3AR,
4.
P3R
e3AD
e3A
5.
6.
ASe,
Axe,
P5R,
P3TR
DxA
D.5A
La presente partida me la proporcionó Pablo ( hij o
del eminente Profesor ) , quien fue campeón de Sala­
manca durante varios años . No fue fácil su obtención
porque no guardaba las partidas de su padre y la
bú�queda resultó fatigosa, pese a que Miguel de Una­
muno había manifestado : « Este juego, en efecto, lle­
gó a constituir para mí un vicio, un verdadero vicio.
Pero como soy, gracias a Dios, un hombre de recia
voluntad, conseguí dominarlo. Y hoy no lo juego sino
de higos a brevas, y las pocas, poquísimas veces que
so
lo juego, no paso de un par de partidas, a lo sumo
tres. Y eso que llegué a j ugarlo bastante bien.»
7.
8.
9.
P3AD,
A3D,
P3CR,
P3CD
A2C
DSC
10.
11.
P3TR,
P4CR,
D4T
Rinden.
APERTURA CUATRO CABALLOS
Valencia, 1938
Negras: Ganzo
Blancas: Benavente
1. P4R,
2. C3AR,
3. C3A,
4. A4A,
5. A x P + ,
6. c x c,
7. 0-0,
P4R
C3AD
C3A
C x PR
RxA
P3TR
P4D
8.
9.
10.
11.
12.
13.
14.
C3C,
C1R,
P3CD,
P3AR,
R1T,
P x A,
D x P,
PSR
P4TR
ASCR
A4AD +
RlC
PxP
CSD
Esta partida, que conservo con el autógrafo del in­
signe Premio Nobel, fue jugada entre bastidores, mien­
tras Carlos Lemos, entonces en los comienzos de su
carera artística, representaba « El Alcalde de Zalamea».
15.
16.
A2C,
D6C,
TST
T x PT +
17.
18.
R x T,
R1C,
DST +
C6A + + .
51
DEFENSA FRANCESA
Madrid, 1947
Blancas: Cossío
t.
2.
3.
4.
5.
6.
P4R,
P4AR,
P x P,
P4D,
C3AR,
A3D,
P3R
P4D
PxP
A3D
C3AR
A5CR
Negras: M. Sanz
7. A3R,
8. D2D,
9. 0--0,
10. A x e,
1 1 . C5R,
12. P5A!,
D2R
0--0
C5R
PxA
A3R
Es necesario advertir que Cossío es un jugador federado de primera categoría y ha participado en
competiciones oficiales.
12
13.
14.
15.
•
,
P6A,
C4C,
A6T,
. . .
A4D
PxP
C2D
TtR
16.
17.
18.
CxP+!,
DSC + ,
D7C + + .
cxc
RlT
APERTURA ESPA�OLA
Mar del Plata, 1949
Blancas: Najdorf
t.
2.
3.
4.
s.
6.
52
P4R,
C3AR,
A5C,
A4T,
0--0,
TlR,
P4R
C3AD
P3ID
C3A
A2R
P4CD
Negras: Che Guevara
7.
8.
9.
10.
11.
12.
A3C,
P3AD,
P3TR,
P4D,
CD2D,
PSD,
0--0
P3D
P3T
TlR
Al A
C2R
Fue j ugada esta partida en una sesión de simul­
táneas a la ciega; tal vez por ello se acordaron las
tablas prematuras, ya que se mantenía el equilibrio
posicional. Para el simultaneador este resultado era
un alivio, y para el Comandante Ernesto « Che» Gue­
vara, las tablas frente a un gran maestro represen­
taba un triunfo.
13.
14.
15.
P4A,
C x PA,
P x P,
PxP
P3A
C x PA
16.
A3R,
A3R
TABLAS
GAMBITO DE REY
La Habana, 1 966
Bl ancas: Terrazas
l.
2.
3.
4.
5.
P4R,
P4AR,
C3AR,
P4D,
P5R,
P4R
PxP
A3D
P3TR
ASC +
Negras: Fidel Castro
6.
7.
8.
9.
10.
P3A,
A x P,
A3C,
A2R,
P x P,
A4T
P4CR
D2R
P3D
PxP
Este encuentro tuvo lugar durante el acto inaugu­
ral de la XVI I Olimpiada de Ajedrez, en el Salón
de Embaj adores de la capital cubana.
11.
12.
13.
14.
15.
D4T + ,
P5D,
P x C,
D x P,
D4T,
C3AD
AlD
P4CD
P3T
P5C
16.
17.
18.
19.
P7A + ,
A2D
P x A=D + , T x D
D4D,
PxC
D x T, D x A + + .
Concluyo esta selección con «la partida espacial»,
53
celebrada el 9 de j unio de 1 970 por los cosmonautas
soviéticos Nikolaiev y Sevastianov, a bordo de la
cabina de mando del Soyuz IX, entre las órbitas 1 4 1
y 143, contra los científicos Gorbatko y Kamanin, en
el Centro Espacial de la U.R.S.S. La partida duró
seis horas.
GAMBITO DE DAMA
Blancas: Nikolaiev
Sevastianov
l.
2.
3.
4.
5.
6.
7.
8.
9.
10.
11.
12.
13.
1 4.
15.
16.
17.
18.
54
P4D,
P4AD,
P3R,
A x P,
P x P,
A3R,
C3AD,
e3A,
0--0
P3TR,
C4TR,
D3A,
P4CR,
TD1R,
ASCR,
C2C,
A3R,
P3T,
,
P4D
PxP
P4R
PxP
e 3AD
A3D
C3A
0--0
ASCR
A4AR
D2D
e2R
A3e
RlT
ez.1e
TD1R
ASC
Axe
Negras: Gorbatko
Kamanin
19.
20.
21.
22.
23.
24.
25.
26.
27.
28.
29.
30.
31.
32
33.
34.
35.
.
P x A,
D3C,
P3A,
A3D,
D4T,
C4A,
A X A,
A2D,
T x T,
PSe,
e x e,
A4A,
ASR + ,
P x P,
Axe+,
T8R + ,
DxT+,
TABLAS
ASR
P3A
A4D
P4CD
P3e
ASA
PxA
TxT
e4D
D3D
Pxe
DID
P3A
exP
TxA
DxT
RlC
5
LEYENDA DIABOLICA
El consabido relato medieval en tomo
del ajedrez
LEYENDA DIABOLICA
La lámpara de luz eléctrica no sólo significó un
adelanto en el estadio material, sino también una
nueva estructuración en la forma de concebir el
mundo imaginativo, eliminando muchos errores de
perspectiva que se habían introducido en las mentes
supersticiosas.
La luz macilenta y temblorosa del candil y las ve­
las dej aba en la penunbra los salones medievales y
en sus muros se proyectaban sombras polimorfas
que pronto cobraríaJ;J. vida, transformadas en duen­
des, gnomos, fantasmas, trasgos o bruj as, para ali­
mentar el miedo de los seres pusilánimes que ima­
ginaban a las ánimas deambulando por la estancia
o gimiendo en los goznes oxidados de una vetusta
puerta.
Toda esta problemática ambiental de la Edad Me­
dia se prolongó hasta el siglo XIX, cuando la luz
eléctrica fue terminando con toda la gama de entes
diabólicos gracias a la diafanidad potente de sus ra­
yos luminosos.
Hoy está prácticamente concluida la creencia en
todas estas apariciones fantasmagóricas, pero mu­
chas veces se nos erizan los cabellos al leer los re­
latos que legaron a la posteridad escritores y poetas
de aquel entonces.
57
El aj edrez no podía estar exento de su correspon­
diente trama en este misterio, y le tocó al famoso
Paolo Boi, el Siracusano, jugar una partida con el
mismísimo diablo.
Para dar mayor énfasis a este relato, me he per­
mitido el luj o de versificarlo, dada mi afición a la
poesía, acoplándolo a los problemas que han sido
compuestos para este fin, y cuyas soluciones puede
ver el lector amable, si gusta, al final de la narración.
PRIMERA PARTIDA
Pablo Boi, a quien se llama
también El Siracusano,
una mañana temprano
se encontró con cierta dama.
Era la j oven graciosa,
de belleza singu lar,
de penetrante mirar
y presencia misteriosa.
La miró una y otra vez
de sus encantos prendido
y más tarde sorprendido
cuando le habló de aj edrez.
La bella desconocida
era gran aficionada
y propuso antes que nada
una amistosa partida.
Se sentaron frente a frente
del tablero a cada lado;
él un poquito escamado,
ella siempre sonriente.
58
Y en
que su
más de
cuando
breve Pablo advirtió
adversaria j ugaba
lo que él sospechaba
la lucha empezó.
Porque, pese a su maestría
y a su esfuerzo inenarrable,
en posición favorable
no siempre el j uego tenía.
Por fin, tras una celada
de esas que no hay quien resista,
el famoso ajedrecista
j uzgó la lucha acabada.
Pues ganó limpia la Dama
de su adversaria en cuestión,
llegando a la posición
que se indica en el diagrama:
Negras: El Diablo
Blancas: Pablo Bol
59
Y de la victoria en pos,
raudo como una centella,
anunció mate a la bella.
-¡Mate ! -dijo-. ¡ Mate en dos !
Por complicar el problema,
como cosa de fantasma,
en el tablero se plasma
una aguda estratagema.
Pronto de su boca arranca
una exclamación de espanto :
-¡ Qué ha ocurrido, cielo santo,
si es negra mi Dama blanca !
En efecto, oh inconstante,
aquella pieza maldita
se pasó, cosa inaudita,
al bando del contrincante.
En tanto que sucedía
tan absurda extravagancia
ella, sin darle importancia,
se reía . . . , se reía . . .
-No importa tal disparate
-dij o, al fin, el jugador-,
pese al cambio de color,
en dos j ugadas hay mate.
Cuando estas frases oyó,
no esperadas en tal caso,
la bella, ante su fracaso,
en el aire se esfumó.
Y no hubo dudas en Pablo
al verla desparecer:
60
Negras: El Diablo
Blancas: Pablo Bol
Acababa de vencer
al mismísimo diablo
dísfrazado de mujer!
LA
REVANCHA
Estaba el diablo irritado
y no podía dormir
desde que tuvo que huir
al ser por Boi derrotado.
Sólo piensa en la revancha,
j ugando un nuevo tablero,
pero hay que estudiar primero
para evitar otra plancha.
61
Y persiguiendo esta idea
halla en una librería
un buen libro de teoría
que con entusiasmo hoj ea.
Con apariencia tranquila
lo adquiere sin más tardanza
y la eficaz enseñanza
en poco tiempo asimila.
Se frotó una y otra mano
cuando acabó de estudiar,
y se fue a desafiar
a Pablo, el Siracusano.
Costó menos de un ardite
encontrar al campeón
y propicia la ocasión
para pedir el desquite.
Al ver Boi a su enemigo
con vestidura infernal
sufrió un golpe intestinal
y se le encogió el ombligo.
Pasado que hubo un buen rato,
ya sin pánico, arremete
contra el diablo: -Vete, vete,
contigo no quiero trato.
Pero no me he de esforzar
en explicar al lector
que el diabólico señor
logró con Pablo j ugar.
Comenzó la lucha fiera
después del narrado trance
62
y no se hizo un solo lance
que de ofensiva no fuera.
Por miedo quizás o por
un poco de mala suerte,
en este combate a muerte
estaba Pablo inferior.
Al gran as de Siracusa
con negras tocó jugar;
pero, en fin, no hubo lugar
a que esto fuese una excusa.
Por un quita allá esa paj a
el diablo con energía
lance a lance conseguía
incrementar su ventaj a.
La resistencia al ocaso
llegaba ya de su curso
y no había otro recurso
que un milagro o el fracaso.
Después de tanta emoción,
que aumentó de vez en cuando
porque el diablo iba ganando,
se llegó a esta posición :
( Ver diagrama)
Y veloz como un cohete,
dijj o a Boi sin vacilar:
-Tengo el placer de anunciar
un bonito mate en siete.
Más no pudo concluir
su genial combinación
porque, sin mala intención,
algo habría de ocurrir.
63
Negras: Pablo Bol
Blancas: El diablo
Fue que en el lance· postrero
un leve rayo de luz
resaltó en forma de cruz
las piezas sobre el tablero,
Y sin poder dar el mate,
aunque fuera fácil cosa,
puso pies en polvorosa
abandonando el combate.
En forma tan divertida,
con protección celestial,
ganó Pablo a su rival
esta segunda partida.
64
SOLUCIONES
Problema I : Jugada clave : l. C x PR.
Problema 1 1 : Jugada clave : l. CSCD.
Problema 1 1 1 :
1.
2.
3.
TxC+,
DxT+,
TxT+,
R3A
TxD
D3D
4.
5.
6.
T xD+,
C7A,
CxP+,
PxT
P4D
R3R
Y al efectuar la j ugada 7. T7R mate, las piezas que
hay sobre el tablero forman una cruz.
65
6
AJEDROGRAFIA
Una nueva ciencia auxiliar de planigrafía
ajedrecística
AJEDROGRAFIA
Todavía no puede afirmarse que se haya logrado
una ciencia con ese título; pero se han efectuado bas­
tantes ensayos en este sentido, todos ellos muy inte­
resantes porque amplían los horizontes del ya vasto
campo ajedrecista. El más importante de estos en­
sayos se debe al gran maestro polaco Xavielly Tarta­
kower, quien le explayó en su conocida obra «Die
Hipermoderne Schachpartie»; se trata de un procedi­
miento planigráfico, con método lineal, para profun­
dizar en el estudio de una apertura y descubrir su
finalidad.
Zona
del
c o m ba te
69
La zona de cambate queda, como se indica en el dia­
grama, encerrada en un triángulo, cuya explicación
gráfica podrá verse más adelante, en el desarrollo del
tema que se está tratando. Antes voy a hacer una
breve reseña del ingenioso autor de este método di­
dáctico.
Nació Tartakower en Rostov, sobre el Don, el 21 de
febrero de 1887; por tanto, su idioma nativo fue el
ruso, aunque súbdito del Imperio austro-húngaro,
después de la primera guera europea pasó a ser ciu­
dadano polaco. Sus primeros estudios los realizó en
su ciudad natal, completándolos en Ginebra y docto­
rándose en leyes, por fin, en la Universidad de Viena.
Su recia personalidad abarcó muchas facetas del sa­
ber, pues no solamente se limitó al terreno del Dere­
cho, sino que actuó de periodista, escribió guiones
cinematográficos y se hizo famoso como traductor de
la moderna poesía rusa al francés y al alemán. Su
admirable capacidad para el trabaj o le arrastra a una
vida errante y bohemia, produciendo una impresión
fascinadora por todos los lugares que recorre, en don­
de dej a, gracias a su brillante inteligencia, una grata
estela para el recuerdo, con sus aforismos y para­
doj as.
Filosóficamente, trata de ir venciendo su escepticis­
mo innato, con una infatigable investigación sobre la
verdad. Como aj edrecista, Tartakower -o mej or Tar­
tacover, ya que así transformó su apellido cuando
fij ó su residencia en París, haciéndose súbdito fran­
cés- llegó pronto a la maestría, pues en 1906, a los
diecinueve años, ganó el Campeonato de la Liga Ale­
mana de Aj edrez, jugado en Nuremberg, entre cin­
cuenta competidores. Pero hasta terminada la Primera
Gran Guerra no consolida su fama. Intervino en mul­
titud de torneos, consigiuendo el primer premio en
los siguientes : Viena, 1923 ; Hastings, 1924-5 ; Bordior,
1926; Gand, 1 926; Hastings, 1 926-7 ; Niendorf, 1927 ;
70
Londres, 1 927; Hastings, 1927-8; Scarborough, 1929; Pa­
rís, 1 929; Niza, 1930; Rotterdam, 1 930; Liej a, 1930; Rot­
terdam, 1933; Barcelona, 1 934; Lodz, 1935; Hastings,
1946-7 ; Venecia, 1 947 ; Southsea, 1950; Campeonato de
Francia, 1953, y París, 1955, un año antes de su muerte.
Capablanca, en cierta ocasión, manifestó : «Si Tarta­
kower dedicase más atención a su juego en los tor­
neos, en vez de hacer durante los mismos sus artícu­
los, sería acaso el más temible aspirante a los prime­
ros lugares y un serio candidato al título mundial».
Los principios psicológicos del ajedrez, Tartacover
los estableció así :
l .º Atacar a l adversario e n s u punto fuerte, sin te­
mor; y no contentarse con una ventaj a parcial en un
teatro secundario de operaciones.
2.º Combatir al adversario con sus mismas armas,
siempre que sea posible.
3 .º Buscar un desarrol lo tranquilo contra un juga­
dor turbulento, y viceversa.
En cuanto a la combinación de aj edrez, la define
como «una proyección en el espacio ». Y, por tanto,
saca en consecuencia que, teniendo en el espacio tres
dimensiones, podrán distinguirse otras tantas clases
de combinaciones :
a ) Las que se extienden en longitud. ( Terreno do­
minado por Lasker, puesto que preveía «una jugada
más lejos» que el adversario. )
b ) Las que condensan e l desarrollo ulterior, relle­
nándolas de sorpresas intercaladas. (Arma secreta de
Capablanca, con la que obtuvo muchas victorias. )
c ) Las estratégicas o relativas a l a profundidad.
( Base del juego actual presagiado por el genial
Alej in. )
Tartacover murió en París el 5 de febrero de 1956
71
y el aj edrez perdió un coloso, porque en esta activi­
dad fue lo que Leonardo de Vinci en la pintura.
Volviendo a la ajedrografía, veamos ahora la par­
tida que el gran maestro polaco-francés comentó a
este respecto y que marca un hito único, original, en
la evolución y método del juego.
DEFENSA SICILIANA
Scheveningen, 1923
Negras: M. Euwe
Blancas: Maroczy
El maestro húngaro Geza Maroczy es el Newton del
aj edrez. En esta partida existe lo que podría llamarse
una Ley de Conducción contra la Defensa Siciliana.
La maniobra ideada por él es limpiamente la escritu­
ra de un dibuj o matemático. Después de paralizar el
flanco de Dama negro, inicia un violento y victorioso
ataque contra el Rey adversario.
l.
P4R,
P4AD
2.
C3AR,
C3AD
Lo mej or es 2 . . . . , P3R. Véase el comentario a la
jugada 6.ª.
3.
En
1923,
ción:
ASC ;
buen
5.
72
P4D,
PxP
4.
C x P,
C3A
la partida Rubinstein-Nimzowitch, Carlsbad,
se puso en práctica esta interesante continua­
4 . . . . , P4D ; s. P x P, D x P ; 6. A3R, P3R; 7. C3AD,
8. CSC ! , D4R; 9. P3TD, A x e + ; 10. C x A ! con
juego.
C3AD,
P3D
Este movimiento, favorito de los j ugadores bolan·
deses , constituye la variante Scbeveningen. Primero se
cierra para poder situar cómodamente la Dama en 2A
y luego desarrollar el AD en fianchetto.
6.
A2R,
P3R
La clave; si se jugara 6 . . . . , P3CR se verificarían los
dos fianchettos, entrando en la variante Paulsen. El
esquema de peones negros se formará con P3D, P3R,
P3TD. En este sistema sería interesante experimentar
la ubicación del CD en 2D en lugar de situarlo en 3AD.
7.
0--0
,
A2R
8.
RIT!,
Activa la lucha en el flanco de Rey y atenúa la debí·
lidad de la diagonal negra después del necesario avan­
ce del PAR.
8.
9.
. . .,
P4AR,
0--0
D2A
10.
C3C ! ,
Según Maroczy, esta es la última fase de la aper·
tura, y se trata de impedir la maniobra negra C4TD·
SA, con lo que la posición del AD sería incómoda.
10 .
. . .,
P3TD,
11.
P4TD ! ,
Impide el avance del PCD negro y bloquea el flanco
de Dama. La casilla 6CD es débil y las posibilidades
negras en ese sector son casi nulas, por lo que deben
tomar otro rumbo, ya atacando en el centro o hacien·
do una demostración en él, que como se verá llega
tarde.
1 1.
. ..,
P3CD
73
Por la ley de sucesión de debilidades, la casilla débil
se ha transformado en peón débil. Pero algo había
que hacer con el AD.
12.
A3A! ,
La maniobra A1A-2R-3A e s una idea del gran maes­
tro Karl Schlechter.
12 .
. . .,
A2C
13.
A3R,
Controla el punto vital 6CD vigilando el flanco; pero
la reacción va a presentarse.
13.
. ,
CSCD
. .
Trata de avanzar el PD. La opinión de Maroczy, en
el Libro del Torneo, es que las piezas blancas están
mejor situadas.
14.
D2R,
P4D
La Ley de la cadena de las debilidades sigue fun­
cionando, pero algo había que hacer.
15.
CSR
PSR,
Mej or era 15 .
, C2D defendiendo el PCD. La conti­
nuación podía haber sido 1 6 . D2A, A4A; 17. C4D, C3AD;
1 8 . CD2R seguido de 19. P3A y el punto estratégico
4D se halla en poder de las blancas.
. . .
16.
A x C,
PXA
17.
D2A,
P4CD
Prácticamente forzada, pues si 17 . . . . , AlD las blan­
cas doblarían las Torres en la columna de Dama.
74
Dest rozo d e l vértice
F l o n c o de d o m o
de los negros
destru i d o
C o m i n o d e lo
v i ctor i a :
vértice
BAR
Lucho
EN
Caba l l o
y
POR
e l centro
e l ástico
del
Mov i m i e n ­
t o s í n ter-
B a s e s t ri a n g u l a res
d e l o a p e rtura
75
18.
P x P,
19.
PxP
C4D ! ,
A3AD
Y ahora las blancas desdeñan la captura temporal
de un peón para lanzarse a un ataque directo sobre
el Rey.
20.
D3C,
La maniobra de la Dama blanca, lD, 2R, 2A, 3C se
parece más al desarrollo de un problema geométrico
que al de una partida de ajedrez.
20
•
. . .
,
TxT
La amenaza blanca era 2 1 . P5A seguido de 22. P6A,
volando la fortaleza real del enemigo.
21.
22.
T x T,
PSA,
TlCD
PxP
l
23.
24.
C x PA,
A4A,
Al A
Esto se entiende bien : con el avance 25. P6R se gana
material.
24
•
. . .
,
TIT
Contra 24 . . . . , D2D es bueno 25. C x P ! ( también 25.
P6R ó 25. C6T + ) . A x e; 26. A6T, P3A; 27. P x P.
25.
TlAR,
P3C
Si 25 . . . . , D2C ó D2D, sigue 26. C x P. Y si 25 . . . . , DlA;
26. C6T + , seguido de 27. C x P + .
26.
P6R,
D2C
27.
P7R ! ,
A2C
Si 27 . . . . , A x P; 28. C x A + , D x C ; 29. A6D y el blanco
gana.
76
28.
29.
C x A,
D4T,
RxC
P3A
30.
31.
D6T + ,
A6D,
RlC
Rinden.
La amenaza 32.DSA + no puede pararse sin perder
un Caballo.
*
*
*
Esta podía ser una base sólida para la creación de
una ciencia auxiliar del aj edrez, en busca de la ju­
gada óptima en cada posición.
n
7
CLASIFICACION
Un proyecto para archivo de partidas fundado
en el metro
CLASIFICACION
Muchos son los módulos que se han tomado para
clasificar las partidas de aj edrez. Se han agrupado
por aperturas, por jugadores, por torneos, por tipos
de final, por clase de combinación desarrollada, etc.
Cualesquiera de ellas pueden ser buenas y todas de
utilidad para una colección o un archivo.
No obstante, podría ser interesante una clasifica­
ción similar a la falda femenina, es decir: mini, midi y
maxi. Las primeras serían aquellas que no llegan a la
jugada veinte. Las segundas, las comprendidas entre
las veinte y las sesenta jugadas. Y pasando de este
límite se entraría en el terreno de las últimas.
La mini es tal vez la más llamativa porque al pri­
mer golpe de vista se descubren, sin complicaciones,
ciertas intimidades que llaman la atención por el
atractivo que despierta la curiosidad o que ejerce la
belleza. Sin muchos análisis puede juzgarse en seguida
el sentido estético que encierra y la técnica que se ha
puesto en práctica. Esta clase de partidas, que empe­
zaron llamándose «partidas-relámpago», después «mi­
niaturas », para alcanzar la actual denominación de
«mini-partidas », deleitan siempre porque no cansan,
debido a su brevedad, como ocurre con los cantares
poéticos de Reine, o los momentos musicales de Schu­
bert.
81
La razón de su corto metraj e -salvo en el caso de
acordar las tablas sin lucha a la décima jugada­
estriba en que tras cometido un error, el adversario
aprovecha al máximo esta circunstancia y coloca una
combinación corta, rápida y precoz, a nivel de vio­
lencia y brillantez. He aquí un ejemplo típico :
APERTURA PEON DE DAMA
París, 1 927
Negras: Lazard
Blancas: Gibaud
l.
2.
P4D,
e2D,
e3AR
P4R
3.
4.
P x P,
P3TR?,
ese
El error. Parece que esta jugada no puede perju­
dicar demasiado la posición blanca, y sin embargo,
sus consecuencias son inconsolables. Con el simple
desarrollo 4. CR3A, la partida hubiera discurrido por
caminos normales.
4.
. . .,
e6R!
La combinación. Una sola jugada que define la lu­
cha.
5.
Rinden.
Las blancas deben perder la Dama, porque en caso
de 5. P x C pierden el Rey : 5. . . . , D5T + ; 6. P3CR,
D x PC mate.
En cuanto a las mini-partidas que terminan en ta­
blas de común acuerdo sin haber traspasado los um82
brales del medio juego, y que tan de moda han puesto
los grandes maestros en la actualidad, son una nega­
ción del ajedrez y una postura antideportiva, contra
las que debieran tomarse medidas disciplinarias por
los organismos competentes. Estas partidas se pres­
tan a juegos malabares en los torneos y en muchos
casos no puede explicarse tamaño desacato a la aco­
metividad deportiva. Veamos un ejemplo :
En el match para el Campeonato del Mundo de
1 963, los contendientes, después de la 2 1 .ª partida, ha­
b ían llegado a esta situación : Botvinnik, 9 puntos ;
Petrosian, 12 puntos. Por lo tanto, el Campeón Botvin­
nik tenía necesidad de ganar las tres partidas que
restaban para equilibrar la puntuación y mantener su
título. Lo lógico, lo racional, lo deportivo, lo viril es
luchar a brazo partido por esas tres victorias, porque
Petrosian, con unas tablas tenía ya bastante para pro­
clamarse campeón, Pues bien, así las cosas, ocurre lo
imprevisto, lo desolador, lo que dej a confuso a la afi­
ción y a la crítica, lo incomprensible, en una palabra,
la 22 partida se desarrolla así :
GAMBITO DE DAMA
Moscú, 1 963
Blancas: Botvlnnik
l. P4D,
2. P4AD,
3. C3AR,
4. D4T + ,
s. C3A,
P4D
PxP
C3AR
C3A
C4D
Negras: Petroslan
6.
7.
8.
9.
10.
P4R,
DlD,
PSD,
A4A,
A3R,
C3C
ASC
C4R
C3C
P3R
TABLAS DE ACUERDO ( ? )
83
Petrosian obtuvo de este modo el máximo título. Y
lo más penoso es que esto no puede considerarse co­
mo un caso aislado, único en la Historia, porque
exactamente lo mismo ocurrió en los matches ante­
riores de Botvinnik, frente a Smyslov en 1 957, y fren­
te a Tahl en 1 960, con lo cual no sólo se deforma la
noble significación del aj edrez, sino que se defrauda
a los aficionados y simpatizantes.
La midi-partida es la más corriente, la que está a
la orden del día, la que puede llamarse normal. Por
regla general, son preferibles las de treinta j ugadas a
las de cincuenta; claro que si estas últimas muestran
algunas facetas interesantes dentro del sentido esté­
tico o alguna novedad analítica, resultan mej ores,
aunque sean algo más largas, que aquellas exentas
de maniobras importantes y de matiz anodino.
La midi-partida es la componente de la base funda­
mental del juego, porque sobre ella se efectúan los
estudios de aperturas para el enriquecimiento de la
teoría, los análisis del medio juego para el descubri­
miento de elementos posicionales y combinativos, y,
por fin, los ensayos matemáticos para la precisión
en las reglas de los finales. Celadas, estratagemas, es­
caramuzas, combinaciones, demostraciones ofensivas
y defensivas, sacrificios, sutilezas y errores de todo
género se suceden en el transcurso de la contienda,
insuflándola el interés suficiente para mantener en­
cendida la llama en el templo de Caissa.
Aunque estas luchas, en muchas ocasiones, termi­
nen en tablas, son muy dignas porque ha prevalecido
el espíritu deportivo de la contienda en pos de la vic­
toria, que no se ha producido porque se ha cometido
alguna imprecisión en el cálculo del ataque, o porque
la defensa ha practicado un j uego exacto capaz de
nivelar las fuerzas, o en última instancia un rasgo
de ingenio burla la ofensiva con una posición de aho­
go o unos j aques continuos. Algunas de estas partidas
84
tablas han sido notables por su vistosidad y elegancia,
llegando en ocasiones a lograr el premio de belleza.
Veamos una buena partida de tipo « midi » :
DEFENSA NIMZO-INDIA
VIII Interzonal, Palma de Mallorca, 1 970
Negras: Larsen
Blancas: l\lecklng
l.
2.
3.
4.
P4D,
P4AD,
C3AD,
P3R,
C3AR
P3R
ASC
5.
0--0
8.
6.
7.
A3D,
C3AR,
0--0 ,
P3ID,
P4A
P4D
C3A
PA x P
Suele continuarse con 8 .
, A x C ; 9 . P x A, P x PA;
10. A x PA, D2A, llegando a la posición normal de esta
variante. La jugada del texto conduce a una lucha de
interés temático.
. . .
9.
10.
P x A,
PC x P,
PxC
PxP
11.
12.
A x PA,
A2R,
D2A
P3CD
El gran maestro danés no da importancia a dej ar
libre la TD blanca con la columna abierta, porque
sus proyectos son atacar directamente el enroque.
13.
14.
A2C,
D3C,
A2C
P4ID
15.
16.
D4A,
D4T,
DlC
C4R
Las negras tratan de imponer a toda costa su juego
violento. Ahora si el blanco no cambia el Caballo,
seguiría 17 . . , C3C.
.
.
85
17.
18.
C x C,
P x P,
DxC
PxP
19.
20.
TRlC,
TlD,
ASR
No es posible 20. P4AD a causa de 20 . . . . , D l C ; 2 1 .
A x C, A x T ; 22. DSC y e l negro consolida s u posición
con 22. . . . , A3C, ganando la calidad.
20
21.
•
,
T2D,
. . .
TRlC
A4D
22.
23.
D4D,
AlAR,
D4C
C5R
Atención a la maniobra de este Caballo, cuya ac­
tuación va a ser uno de los factores primordiales en
la ofensiva.
24.
25.
26.
27.
T2A,
P4AD,
D3D,
A5R,
C3D
C4A
A3A
TlD
28.
29.
30.
31.
D3A,
P5A,
T2D,
D x T,
P5T
P4T
TxT
C5T
Se amenaza ganar la Dama mediante 32 . . . . , C6A + .
32.
A3C,
D3A
Ahora la amenaza es 33 . . . . , C6A + ; 34. P x C, D x P
y no puede evitarse el mate.
33.
DlD,
C6A +
¡A pesar de todo ! Si se acepta el sacrificio, el des­
enlace podría ser 34. P x C, T l D ; 35. D2R, T7D ! ; 36.
D x T, D x P con mate imparable.
34.
RlT,
P5T!
La fuerza del ataque es tal que hace insuficiente
la defensa que están realizando los Alfiles y la Dama.
35.
36.
86
A4A,
A6D,
TlD
P6T
37.
T x P,
Una solución momentánea, pero incapaz para des­
viar el curso de la ofensiva enemiga.
37.
38.
39.
D x A,
RlC,
AxT
C7D
D3C
40.
41.
42.
DlD,
n x c,
P3A,
CxA
T2D
T2C
La pieza de reserva entra en acción con efectos de­
cisivos, ya que el proyecto de irrumpir en la octava
fila no tiene parada.
43.
P4R,
T8C!
Las blancas abandonaron porque la captura de la
Torre trae como consecuencia el desenlace 44 . , D x P
mate.
. . .
La maxi-partida es la que cansa más la atención
por su excesiva longitud, que requiere mayor pacien­
cia y escrupulosidad para ir advirtiendo los puntos
de interés que puede presentar a lo largo de su geo­
grafía formada por las distintas posiciones que se su­
ceden.
A veces, como consecuencia de un movimiento algo
violento, se abre, aunque repentinamente para volver
a cerrarse, un sector de la posición dej ando entrever,
a la rauda luz de una centella, alguna faceta de la
estrategia general, sin que se revele por ello la auda­
cia formal del conj unto.
Todas las maniobras resultan lentas y poco claras,
ya que se efectúan en retaguardia, sin dej ar traslucir
las amenazas latentes de la posición interna, y si al­
guna jugada ingenua muestra momentáneamente las
turgencias de una interioridad oculta, las consecuen­
cias son nulas porque la defensa sólida y eficaz sub­
siguiente prolonga la lucha hasta equilibrar las posi·
ciones.
87
Este tej er y destejer, estos vanos intentos de levan­
tar el velo que cubre las intenciones tácticas o estra­
tégicas, esta puesta en práctica de un juego sin ries­
gos, esperando siempre la ocasión que no llega del
descuido por parte del oponente, conducen al normal
desgaste de material que se traduce en simplificacio­
nes sucesivas hasta desembocar en un final largo y
plúmbeo por los escasos elementos supervivientes que
imposibilitan en la mayor parte de las veces una de­
cisión positiva. Los jugadores terminan extenuados,
la partida en tablas, y los espectadores dormidos por
aburrimiento.
Un ejemplo de partida « maxi » es la siguiente :
DEFENSA HOLANDESA
Hastings,
Blancas: Bronsteln
1.
2.
3.
4.
P4D,
P4R,
C3AD,
P3A,
P4AR
PxP
C3AR
PxP
1 953-54
Negras: Alexander
s.
6.
7.
8.
C x P,
A4AR,
D2D,
A6TR,
P3CR
A2C
0--0
P4D
Las blancas han jugado valientemente el Gambito
Staunton y se preparan para desencadenar un violen­
to ataque sobre el enroque enemigo. Las negras no
deben contentarse con una defensa pasiva, condena­
da al fracaso, y la jugada del texto responde a la idea
de un contrajuego central .
9.
10.
11.
12.
88
A X A,
0--0--0 ,
A3D,
D x A,
RxA
A4A
AXA
C3A
13.
14.
15.
16.
IDlR,
RlC,
T2R,
Tl-lR,
D3D
P3ID
IDlR
P3R
Las blancas no han logrado imponer su ataque y en
consecuencia el negro dispone de un peón extra y una
posición sin debilidades vulnerables .
17.
18.
19.
20.
C5R,
C3A,
T3R,
P x P,
C2D
T4A
P4R
C2 x P
21.
22.
23.
24.
C x C,
T x T,
T x T,
D x PD
TR x C
TxT
DxT
D X PT
Se ha aclarado l a situación. Las blancas han liqui­
dado, como mal menor, con vistas al empate. Pero
las negras continúan con su ventaj a de peón.
25.
26.
27.
28.
29.
D7D + ,
P3T,
D8A,
P4CR,
P3C,
R3T
D3D
CID
R2C
P3A
30.
31.
32.
33.
P5C,
D4C,
C4R,
D6R,
D2R
C2A
D x PT
D4T
Una fuerte jugada, sin la cual las negras no hubie­
ran podido defender eficazmente su hegemonía. Aho­
ra, con dos peones de ventaj a y la amenaza 34 .
,
DSR + , la situación es más favorable.
. . .
34.
35.
36.
C6D,
D6A + ,
D x C,
cxc
R1C
D8R +
37.
38.
R2T,
D7A,
D1R
La especulación del blanco al ceder su segundo
peón consiste en crear dificultades a la obtención de
un peón pasado por parte del adversario.
38.
39.
R1C,
P4C
D8R +
40.
41.
R2C,
P4C,
D3R
Los peones de CR y CD del blanco bloquean a los
enemigos. Esta es la clave de la defensa.
89
41.
42.
43.
44.
4S.
46.
47.
48.
49.
.,
D8D + ,
D6A + ,
D6D,
D6A,
D7C + ,
D6A + ,
D7C + ,
DSR + ,
. .
DSR
R2A
RlR
D4D
R2D
R3D
R2A
D2D
D3D
so.
Sl.
S2.
S3.
S4.
SS.
S6.
S7.
58.
D7C + ,
D3A,
D4D + ,
P3A,
D8T,
D4D + ,
D8T,
R3T,
D6A,
R3C
D2R
R2C
D2AD
R3C
R2C
D2D
D2R!
La tenaz defensa de las blancas va cediendo y ahora
juegan a remolque porque no sólo tenían que defender el PC, sino evitar la amenaza 58 . . . . , P4TD.
58 .
. ..,
D2AD
S9.
R2C,
Si ahora 59. D8T sigue 59. . . . , P4TD; 60. P x P,
D x P + , etc.
S9.
60.
P x P,
P4TD
DxP
61.
62.
D6R,
R3C,
D2A
DSA
Como no existe la posibilidad de que el blanco se
salve con j aque continuo, se bloquea la casilla 5CD
para que el Rey no actúe como el PCD desaparecido.
63.
64.
6S.
66.
67.
D7D + ,
D8D + ,
D7R + ,
D8D + ,
D7R + ,
R3C
R4A
R3C
R4A
R4D
68.
69.
70.
71.
72.
D7D + ,
D4C,
D7D + ,
D x PT,
D7D + ,
D3D!
D4A
R4R
R4A
RxP
Por fin, e l negro ha conseguido s u peón pasado,
condición necesaria para encaminar sus huestes a la
victoria, aunque lentamente, debido a la dificultad que
presentan los finales de Dama.
90
73.
74.
D2D + ,
D8D + ,
R3A
R2A
75.
76.
D7A + ,
D4A + ,
D2R
Evidentemente que s i 76. D X P seguiría 76.
D3R + ; 77. D x D + , R x D ; 78. R4C, P4C y gana.
76.
77.
78.
79.
80.
81.
,
D4D + ,
D4R,
R2C,
D3A + .
D4R,
R2C
D3A
R2A
D3D
D3A
P4C
. . .
82 .
83.
84.
85.
86.
87.
D7T + ,
D4R + ,
D3D + ,
D7T + ,
R2A,
D7R,
R3R
R3D
R2A
R3C
D5A
D7A +
Una vez situado de nuevo el Rey negro en el flanco
de Dama se requiere un juego circunspecto y preciso
para evitar chances a las blancas, las cuales no pueden tener otra esperanza que sacrificar el peón superviviente y buscar la salvación en una posición de
ahogo.
88.
89.
90.
91.
92.
93.
94.
R3C,
D8R,
R2C,
D3R + ,
D8R,
R3C,
D7D,
D7D
D4D +
D3D
D4A
D7A +
D3A
R4A
95.
96.
97.
98.
99.
100.
R2A,
D8D,
R2C,
D7D,
DID,
RlT,
D4R
D5R +
P5CR
RSA
D7C +
P4A
Aunque no hay inconveniente en capturar el peón,
es preferible dej arlo vivo, porque en realidad favo­
rece el juego de las negras.
101.
D2A,
Ingenioso. Si 1 0 1 .
gado.
. . .
, D x D el blanco quedaría aho­
91
. ,
R2C,
103. D2D + ,
104. DSC,
D8A +
R4D
RSR
D4A
. .,
DlC + ,
1 10. D2C + ,
1 1 1 . R3C,
1 12. R4T,
PSC
R7R
R6R
D6D +
DxP
101 •
. .
102.
D4T,
DlT + ,
1 07. D2C + ,
108. P4A,
R6A
R7R
R8R
D3C + ,
D2A + ,
1 15. D3 R + ,
1 16. DSR + ,
1 17. DSC,
R7D
R6A
R7C
D6A
105.
1 06.
Nueva tentativa. Si 108 . . . . , D7A + ; 1 09. D x D + ,
R x D ; 1 1 0. P x P y el blanco se salva.
108 •
.
109.
1 1 3.
1 14.
Como se verá más adelante, el último cohete 1 17.
D x PA resulta también inútil.
1 17.
1 18.
D4C,
P6CR
P7C!
1
1 19.
DSC,
...
Si 1 19. D x PCR + , D7A + ; 120. D x D + , R x D y las
negras ganan.
1 1 9•
. . .
,
D8A
1
120.
Y las blancas abandonaron.
92
D x PA,
D7A + !
8
GOLMAYO
El apellido ilustre de donde arranca el ajedrez
moderno de España
G O L M A Y O
Este apellido glorioso en la historia del ajedrez na­
cional alcanza su cima en la figura de Manuel Gol­
mayo, nacido en La Habana el año 1 883. Aunque con­
sideró siempre al aj edrez como un deporte, logró des­
tacar gracias a su admirable intuición. A los diecinue­
ve años se proclamó campeón de España, tras vencer
en el Torneo Nacional de 1 902 , y vuelve a demostrar
su innegable prioridad sobre el resto de los jugadores
patrios clasificándose primero en el Torneo celebrado
en Madrid el año 192 1 . Más tarde interviene en los
torneos de París 1924 y Barcelona 1929, y capitanea
los equipos españoles que compiten en las Olimpiadas
de Londres 1 927, La Haya 1928, Hamburgo 1930 y Pra­
ga 1 93 1 . Su match frente al Dr. Rey, jugado en 1930,
no le fue favorable y perdió el título de campeón es­
pañol que ostentara durante veintiocho años conse­
cutivos.
LA
APERTURA ESPA�OLA
Ruy López, en su obra «Libro de la invención liberal
arte del j uego de axedrez », publicado en 156 1 , es
quien por vez primera asigna un valor teórico a esta
forma de empezar el juego, que aparece reseñada ya,
no obstante, en el manuscrito de Goettingen ( h. 1490 )
y
95
y en el libro de Lucena ( 1494 ) . El obj eto de este plan­
teo es atacar al PR avanzado de las negras, priván­
dole de su apoyo, a fin de que el adversario encuentre
dificultades para lograr su liberación, y ganar terreno
en el territorio central mediante el avance del PD.
Gomayo, conocedor de esta apertura, que ha ensayado
con éxito en diferentes ocasiones, la emplea en la par­
tida que se inserta a continuación.
Torneo de Londres,
1 927
Negras: Tarrasch
Blancas: Golmayo
El doctor Siegbert Tarrasch, gran maestro, que dio
forma científica a la teoría posicionista de Steinitz,
nació en Breslau ( Alemania ) , en 1 862, y ej erció la me­
dicina en Nurenberg y Munich.
Sus éxitos más notables fueron los primeros pre­
mios logrados en los Torneos de Breslau 1 889, Man­
chester 1 890, Dresde 1 892, Leipzig 1 894, Viena 1 898,
Montecarlo 1 903 y Ostende 1 907, entre otros.
l.
2.
P4R,
C3AR,
P4R
C3AD
3.
ASC,
Estas son las jugadas iniciales de la Apertura Es­
pañola, considerada -j untamente con el Gambito de
Dama- como el planteo más fuerte, ya que mantiene
la iniciativa durante mayor número de j ugadas sin
permitir al adversario que pueda equilibrar la con­
tienda con tranquilidad.
Como puede observarse, si el negro intenta liberar
su juego mediante el avance del PD a la cuarta ca­
silla, se expone a serios contratiempos, por cuyo mo­
tivo ha de resignarse a restringir su posición apoyan­
do el PR con P3D.
96
3.
. . .,
P3TD
Jugada debida a Morphy y aceptada unánimemente
como la mej or. Las otras posibilidades se hallan a
un nivel inferior, como 3 . . . . , CSD ( Bird ) , 3 . . . . , P3D
( Steinitz ) , 3 . . . . , P4A ( Marshall ) , 3 . . . . , P3CR ( Pillsbu­
ry ) , 3 . . . . , CR2R ( Cozio ) , 3 . . . . , C3A ( Mackenzie ) , etc.
4.
A4T,
La alternativa 4. A x C, PD x A, variante de los cam­
bios, revivida por Fischer con la continuación S. 0--0 ,
P3A; 6. P4D, ASCR; 7. P3A, P x P; 8. P x P, D2D; 9.
P3TR, A3R; 10. C3A, también resulta favorable al
blanco.
4.
. .
.
,
C3A
Tal vez la jugada más lógica del negro. La defen­
sa diferida de Steinitz, 4 . . . . , P3D dej a al blanco un
juego cómodo con S. 0----0 , A2D ; 6. P4D, P4CD ; 7. A3C,
P x P; 8. P3A, P6D ; 9. D x P, C3A; 10. T l R, etc. Sin em­
bargo, conviene prestar atención a la siguiente cela­
da, que se presenta después de 4. . . . , P3D; S. P4D,
P4CD ; 6. A3C, C x P; 7. C x C, P x C; 8. D x P, P4AD y
las negras ganan pieza.
5.
0--0,
CxP
En este momento el negro puede optar por la de­
fensa cerrada S . . . . , A2R, que en la actualidad tiene
más partidarios entre los j óvenes maestros porque
se consigue una posición más sólida, por ejemplo:
S . . . . , A2R; 6. T l R, P4CD; 7. A3C, 0----0 ; 8. P3A, P3D ;
9. P3TD ( aportación de Suetín ) , A3R; 10. P4D, A x A;
1 1 . D x A, D l C ; 12. CD2D, D3C con juego equilibrado.
La jugada del texto plantea la variante abierta, estu­
diada y preconizada por Tarrasch como el mejor
97
camino a seguir, con la cual ha obtenido buenos re­
sultados y ha prestado un gran servicio a la teoría
de este sistema.
6.
7.
P4D,
A3C,
P4CD
P4D
8.
9.
P x P,
P3A,
A3R
A4AD
Aquí también existe división de opiniones : mien­
tras unos maestros se muestran partidarios de la ju­
gada del texto, otros manifiestan sus simpatías por
la menos arriesgada 9 . . . . , A2R. Por ejemplo : 10. A2A,
0--0 ; 1 1 . CD2D, P4AR; 12. C3C, D2D ; 1 3 . C34D, C x C ;
14. C x C, P4AD ; 1 5 . C2R, TD l D ; 16. C4A, D3AD ; 17.
P4TD, AlAD con partida equilibrada.
10.
CD2D,
0-0
11.
A2A,
P4AR
También puede continuarse 1 1 . . . . , A4A; 12. C3C,
A3C; 13. C x A, C x C ; 14. TlR, TlR manteniendo la
igualdad.
12.
C3C,
Más sencillo es 12. P x Pap., C x P3A; 1 3 . C3C, A3C ;
14. CR4D, C x C ; 1 5 . P x C, D3D, etc.
12.
13.
. •
. .
CR4D,
A3C
CxC
14.
c x c,
Ax e
O bien 14. . . . , D2D ; 1 5 . P3A, C4A; 16. RlT, C2C ;
17. A3R, P4A; 1 8 . C x A, D x C; 19. P4TD ! , con buen j ue­
go para el blanco.
15.
P x A,
Según Bogoljubow, lo mej or para el blanco es 15.
D x A, P4A; 16. D l D , P5AR; 17. P3A, C6C; 1 8 . P x C,
98
P x P ; 19. D3D, DST; 20. D x PT + , D x D ; 2 1 . A x D + ,
R x A; 22. ASC ! .
15.
PSA
. ,
. .
1
16.
P3A,
C6C
Después de 16 . . . . , C6C
Todo lo que hasta aquí se ha jugado está super­
analizado y puede verse en cualquier tratado teórico
sobre aperturas; pero la continuación de Golmayo
rompe ya con los moldes establecidos, por lo que
puede considerarse acabada en este punto la primera
fase de la partida.
EL MEDIO JUEGO
17.
T2A!,
Los estudios de laboratorio dan aquí las siguientes
continuaciones :
99
a) 17. T l R, DST; 1 8 . D2D, C4A; 19. A x e, T x A; 20.
D2AR, D3T con presión sobre el enroque blanco.
b) 17. P x C, P x P ; 1 8 . D3D, A4A; 19. D x A, T x D ;
20. A x T y aunque el blanco tiene tres piezas por la
Dama, el negro se halla en posesión de un contra­
ataque importante a base de 20 . . . . , DST.
La jugada del texto tiene por objeto mantener la­
tentes todas las fuerzas internas de la posición, sin
desplazar la Torre a l R, donde queda suj eta por la
Dama enemiga, como ocurre en el análisis antes in­
dicado.
17 .
....
DST
18.
D3D,
T4A
Aunque parece más lógica 18. . . ., A4A, la respuesta
sería 19. D3A, A x A; 20. T x A y la Dama blanca irrum­
pe en campo enemigo por 6AD con efectos decisivos.
19.
A x P!,
Lo más enérgico y en el momento oportuno, por­
que antes esta j ugada hubiera sido inoportuna, ya
que el negro podía capturar el Alfil con la Torre y or­
ganizar una fuerte ofensiva.
19 .
. ...
DxA
Claro que ahora 1 9 . . . . , T x A sería catastrófico a
causa de 20. P x C, D x P ; 2 1 . D x PT + y el asalto es
victorioso.
20.
P x C,
D x PC
21.
P4A,
DST
El cambio de Damas es favorable al blanco que
tiene el PR pasado. Por esta misma razón no es
aconsej able 2 1 . . . . , DSC a causa de 22. D3AR, que fuer­
za la liquidación.
100
22.
P3CRI,
Esta sencilla j ugada dej a al negro en una posición
muy incómoda de sostener.
22 .
23.
. . .,
TDlAR,
DSC
TDlAR
24.
D3C,
La variante principal era 24. T2T ! , después de lo
cual no hay defensa satisfactoria, por ejemplo :
a ) 24 . . . . , P3TR; 25. T4T, D3C; 26. D3C, ganando la
calidad.
b ) 24 . . . . , T4T; 25. AlD, D4A; 26. D x D, T x D ; 27.
A2A y ganan, pues si 27 . . . . , T4-2A; 28. A x PT + , RlT;
9. ASA + seguido de 30. A x A.
24.
25.
T2T,
T4-2A
P3T
26.
D3R,
Al A
Esta jugada, al parecer inútil, es prácticamente for­
zada, puesto que el blanco estaba amenazando 27. T4T,
ganando la Dama, a la cual se le facilita la retirada
con el lance del texto.
27.
28.
T4T,
TST,
D3R
D3AD
29.
D3D,
Mediante sucesivas amenazas tácticas, la Dama ne­
gra ha sido desplazada del campo de batalla, y ahora
se fuerza la liquidación con vistas a un final ven­
taj oso.
29
•
. . .,
P4C
No hay otra cosa que resulte mejor. Si 29 .
, A4A;
30. T x A, T x T; 3 1 . P4CR, etc. Y si 29 . . . . , T4A; 30.
P4CR, T x T; 3 1 . D7T + , R2A; 32. P x T, T l C ; 33. D6C + ,
. . .
101
D x D ; 34. P x D + y la avalancha de peones en el cen­
tro dan la victoria al blanco.
30.
31.
D6C + ,
A x D,
DxD
T2R
1
32.
33.
T x PT,
P x P,
PxP
El propósito de las blancas se ha conseguido ple­
namente; el final se presenta favorable porque los
peones de R y AR ej ercen una potente presión sobre
el baluarte negro.
33 .
. . .,
T2C
J
34.
R2T,
A4A
Hay que impedir el avance 35. PSA, que sería demo­
ledor.
35.
A x A,
TXA
J
La segunda fase de la partida se ha concluido. Las
blancas han logrado la ventaj a suficiente para llevar
sus ej ércitos a la victoria.
Después de 35 . . . . , T x A
102
UN FINAL DE TORRES
Esta clase de finales suelen presentar grandes di­
ficultades y más teniendo enfrente un gran maestro
de la talla de Tarrasch.
Cierto que el blanco tiene un peón extra y dos pa­
sados y ligados, lo que supone una ventaj a positiva.
Sin embargo, se requiere, como pronto se verá, un
juego preciso para lograr el triunfo, porque las con­
trachances son peligrosas si no se las dedica la de­
bida atención. Golmayo conduce el final en forma ele­
gante y enérgica.
36.
T4T,
Adelantándose a la jugada enemiga 36. . . , TSC, que
hubiese hecho imposible la victoria blanca.
.
36 •
37.
. . .
RIA
,
T2-2A
TlCR,
38.
R3C,
R2R
Si ahora 38 .
, P4A, seguma 39. P x P, T2AD ; 40.
R4C ! . Y si 38 .
, T2C + ; 39. T4C . En ambos casos
el blanco continúa el juego ventaj osamente.
. . .
. . .
39.
Tl-ITR,
P4T
40.
T4C,
RID
43.
T4T,
RID
41.
42.
T8T + ,
T6C,
R2D
R2R
De momento no queda más remedio que resignarse
a la pasividad. Es obvio que no puede jugarse 42 . . . . ,
T x P a causa de 43. P6R + , ganando limpiamente una
Torre.
44.
T4-4C,
PST
45.
T6-5C,
La maniobra para forzar la liquidación de una pie­
za ha dado su fruto. El cambio de Torres es inevi103
table, y con ello se da un paso más hacia la victoria,
porque se facilita el avance de los peones.
45.
46.
. .,
T x T,
.
TxT
47.
P5A,
T2T
La fuerza expansiva de estos peones resulta insu­
frible. Por eso el negro deberá intentar algún contra­
j uego para compensar su desventaj a.
47.
48.
. ,
P6A,
. .
T8T
T8AR
49.
R4C,
P4A
La reacción obligada. Se trata de que el PD quede
pasado y especular sobre su peligroso avance.
50.
T5A!,
La serenidad del campeón español termina con las
esperanzas del antagonista. Si 50. P x P, PSD y las ne­
gras tendrían chances de salvación. Después de la
jugada del texto, todo está perdido.
50 .
51.
,
R5T,
. . .
T8C +
T8T +
52.
53.
R6C,
R7A,
T8C +
Rinden
Este es el estilo depurado que el gran campeón es­
pañol ha heredado de las glorias de Lucena y Ruy­
López.
104
9
PROSAS
Relatos históricos en donde el ajedrez tuvo una
influencia decisiva para modlflcar el curso
de los sucesos
P R O S A S
En « La Regence », París, 1 856, se lee la siguiente
anécdota, una de las más populares del pasado siglo,
referente al aj edrez :
En una de las travesías marítimas, el famoso ca­
pitán Evans halló a bordo de su buque un pasaj ero
taciturno que con frecuencia miraba insistentemente
un tablero de ajedrez que el capitán tenía expuesto
en su camarote como cebo para encontrar algún ad­
versario con quien pasar unas horas gratas. Cono­
cida es la gran pasión de Evans por el ajedrez y
el célebre gambito que lleva su nombre.
Un día que el desconocido se hallaba absorto en
la contemplación del tablero, el Capitán inició la con­
versación:
-Hermoso juego, ¿ no es cierto, caballero?
-Magnífico, en verdad.
-¿ Le gustaría que jugásemos una partida?
-¡ Cómo no ! Con mil amores.
-¡ Cáspita! Ya sabía que era usted un buen aficionado -dij o Evans con alegría-. Juegue con las blan­
cas.
-De ningún modo ; sírvase usted inciar el juego.
- ¡ Sea ! Jugaremos mi Gambito, si le place.
Y tras este preámbulo comenzó la partida, que
tuvo el siguiente desarollo :
107
DEFENSA PETROFF
Blancas: Evans
1.
P4R,
Negras: Pasajero
2.
P4R
C3AR,
C3AR
Las negras realizaron esta j ugada tras un largo
rato de meditación, y Evans comentó :
-Creí que me haría el obsequio de plantear mi
Gambito, después de 2 .
, C3AD ; 3. A4A, A4A, y en
este punto es donde se produce la sorpresa.
El adversario se limitó a guardar silencio, y Evans,
comprendiendo que nada sacaría en limpio con su
comentario, prosiguió la partida algo contrariado.
. . .
3.
4.
P4D,
PD x P,
5.
P4D
PD x P
DxD+,
-Es una lástima -empezó a decir Evans- que me
vea obligado a cambiar las Damas, pero al menos le
impediré el enroque, lo que representa una venta­
ja y . . .
5
•
. . .,
R x R( ?! )
Evans no pudo concluir su frase, ante la jugada
que acababa de hacer su antagonista. ! Oh, sorpresa!
¡ Oh, profanación ! Este monstruoso lance, único en
los anales de la Historia, sólo se explica, aclarando
el misterio, porque el desconocido viajero no sabía
en absoluto jugar, y se limitaba simplemente a re­
petir los movimientos del Capitán Evans.
*
*
*
Para llevar el Rey desde lR a SR, en siete j ugadas,
existen 393 caminos diferentes.
*
108
*
*
Abul Rasan Alí el Ma�udi, autor de la curiosa obra
titulada « Las Praderas de Oro», nació en Bagdad en
los últimos años del siglo IX y murió en El Cairo el
año 959. Entre otras muchas cosas, cuenta que el
empleo más frecuente que en la India se hace del
marfil es para la fabricación del juego de aj edrez.
Muchas piezas de este j uego representan figuras de
hombres o animales de veinticinco centímetros de al­
tas, o tal vez más.
Pero lo más asombroso es que durante la partida
de aj edrez hay un hombre expresamente destinado a
transportar las piezas de una casilla a otra, y además
entre los indios que juegan al ajedrez las apuestas
del juego que se cruzan son ricas telas o piedras
preciosas. Sucede que cuando un jugador ha perdi­
do cuanto poseía, se juega uno de sus miembros. A
este efecto, sobre carbones encendidos y cerca de los
contendientes, se pone una pequeña caldera de co­
bre, en la cual se hace hervir una especie de ungüen­
to mágico, de color roj izo, típico del país, cuya pro­
piedad es cicatrizar rápidamente las heridas, evitan­
do de este modo que se derrame la sangre. Si el que
ha apostado uno de sus dedos pierde la partida, en­
tonces se corta de inmediato el apéndice en pleito
con un puñal a propósito y luego introduce la mano
en el ungüento y la herida queda cauterizada. Segui­
damente, sin lugar a descanso, se vuelve a iniciar
una nueva partida, y si la suerte le sigue siendo
adversa, sacrifica un segundo dedo, y se dan casos
algunas veces de continuar perdiendo partidas y su­
cesivamente mutilarse todos los dedos, después la
mano, luego el antebrazo, siguiendo con el codo y
otras partes del organismo. Naturalmente, después
de cada amputación, la herida se cicatriza con el
ungüento mágico, curiosa mezcla de ingredientes y
drogas indostánicas, cuyos efectos son altamente
sorprendentes. Estas mutilaciones, como otras proe109
zas del faquirismo, constituyen rasgos característi­
cos de las costumbres típicas de la lejana y miste­
riosa India.
*
*
*
Los dos Reyes solos, sobre el tablero, pueden pro­
ducir 3.6 1 2 posiciones distintas.
*
*
*
lshak Ganzuff, pachá del Imperio turco y gran afi­
cionado al aj edrez, en una de sus visitas a la ciudad
de Alepo, conoció causalmente al célebre Stamma,
considerado como el mej or jugador del mundo, en
su época. El campeón, aunque no nadaba precisa­
mente en la abundancia, había hecho del aj edrez su
total y exclusiva dedicación. El Pachá le propuso
que fuera con él a Constantinopla, pagándole el via­
je y abonándole todos los gastos necesarios para su
estancia en la metrópoli, cosa que Stamma aceptó.
Llegados a la capital del Imperio, el Pachá vistió
al campeón de Alepo con las mej ores galas y le pre­
sentó ante el Sultán Mahmud I, el cual era también
muy aficionado al noble juego. Pronto se preparó un
tablero para disputar una partida. Hay que advertir
que, siguiendo la costumbre musulmana, al entrar
en palacio, Stamma había dej ado sus babuchas en
la puerta.
La partida, lej os de ser una lucha emocionante, re­
sultó extremadamente fácil para el Sultán, el cual
ganó sin ninguna dificultad, por cuyo motivo quedó
defraudado, y un tanto irritado por el cauce de los
acontecimientos, dij o al Pachá : -¿ Por qué te has
atrevido a presentarme como un experto aj edrecista
a este hombre que juega tan mal?
lshak Ganzuff, que comprendió en seguida que se
1 10
hallaba al borde del abismo y a punto de perder algo
más que el jugador de aj edrez, preguntó a su pro­
tegido cuál era la causa que le había obligado a po­
ner tan poca atención a la partida. Y Stamma re­
plicó : -He dej ado en la puerta las babuchas nuevas
que me habéis regalado y la incertidumbre de que
alguien pudiera llevárselas me tenía tan preocupado
que no me dej aba j ugar con el cuidado que exige
un jugador tan hábil como el Sultán.
Entonces éste, sonriente, dio orden de que traje­
ran las citadas babuchas y, sentándose sobre ellas,
Stamma ganó las restantes partidas, sin ofender al
tan astutamente adulado monarca.
*
.,,
*
Un colmo : Capturar el Caballo de Troya con la
Dama de las Camellas.
*
*
*
Garín, hij o del Duque de Aquitania, abandonó sus
Estados para hacer las primeras armas al lado de
Carlomagno. El valor, las nobles maneras y el her­
moso semblante del extranj ero bien pronto le gran­
j earon la admiración de las damas de la Corte de
Francia. Y la propia Emperatriz, arrastrada por sus
sentimientos, llegó a confesar a Garín la pasión que
por él sentía, pero éste huyó dej ando su capa entre
las manos de la Soberana, casi al tiempo en que
Carlomagno hacía su aparición en el lugar pregun­
tando por la causa del desorden. Su esposa, en vez
de culpar a Garín, como en tiempos hiciera la mu­
jer de Putifar con el casto José, confesó su propia
culpa, solicitando que se la privara de la luz del día
porque lo había merecido mil veces. El Emperador,
con el ceño fruncido, abandonó la estancia sin decir
111
una palabra; y avisado Garín de la cólera de su
señor, dej ó pasar varios días sin presentarse en la
Corte, hasta que, notada su falta, fue llamado por
Carlomagno.
-¿ Por qué habéis estado oculto todo este tiempo?
-le preguntó el Emperador-.
A lo que replicó Garín :
-Estuve en casa sin salir, j ugando al aj edrez.
Entonces Carlomagno le propuso una partida entre ambos, con la condición de que si ganaba Garín
le daría todo cuanto poseía; pero si perdía le manda­
ría cortar la cabeza.
Aceptado el reto, la partida fue transcurriendo con
suerte varia, pero al final la victoria correspondió a
Garín, quien viendo tan humillado a su adversario le
dijo :
-Señor, dej emos y a nuestro juego, que hemos empleado demasiado tiempo en él.
El Emperador replicó :
-Garín, haced lo que os plazca.
Y la respuesta del vencedor fue :
-Nunca osaré arrebataros vuestra herencia. Creo
que estábais equivocado al desear mi desgracia, por­
que no era acreedor de ello. Concededme la Señoría
de Monglave, y si logro arrebatar ese castillo, el más
alto y fuerte del mundo que construyera Julio Cé­
sar, de manos de los sarracenos, abandonaré vuestra
Corte y la dulce Francia.
Carlomagno concedió a Garín su petición y al si­
guiente día los primeros rayos de la alborada con­
templaron su marcha.
Habían transcurrido sólo unos cuantos meses,
cuando, desde la más alta cima de Monglave, Garín
1 12
profería a voz en grito : «Montjoie, l'estandart de
Saint Denis ! »
*
*
*
Un colmo : Dar j aque a la descubierta con el Ca­
ballo de copas.
*
*
*
Las poesías en honor del aj edrez, recitadas a pro­
pósito, arden con una llama más viva que la de una
brasa. Cuantas veces dan la ventaj a al jugador me­
nos experto sobre un adversario más hábil.
Un tablero cuadrado, cubierto
de un cuero roj o,
se coloca entre dos amigos
de una lealtad reconocida,
Se evoca un recuerdo de la guerra,
se ej ecuta tan sólo un simulacro
sin recurrir
a la efusión de sangre.
Uno ataca ; otro se defiende,
la lucha no languidece entre ellos.
Mirad que astuta estrategia:
los caballeros se deslizan
entre los dos ej ércitos
sin charangas ni estandartes.
El Ma�udt.
El hombre inteligente dispone
los trebej os de manera
que puede aescubrir en su colocación,
las consecuencias que escapan
a la vista del ignorante.
Prevé los sucesivos desarrollos
con la mirada segura del sabio
baj o una frívola apariencia.
1 13
En esto sirve los intereses
del Sultán, demostrándole en el juego
la forma de prevenir un desastre.
Para el experimentado
la estrategia del tablero
iguala a la de la lanza
y a la de los escuadrones.
El Katlb.
La inteligencia
es el mayor de los dones de Alah
y celebrarla
el mejor de todos los actos.
Dos caballos,
uno blanco y otro negro,
corren rápidamente el uno del otro en pos
sin alcanzarse j amás :
¡ el día y la noche !
Flrdusl.
*
*
*
Un colmo: Coronar un Peón caminero.
*
*
*
En el Palacio de El Escorial, mientras Felipe 1 1
jugaba una partida con s u capellán, Ruy-López, se
presentó el verdugo de la Corte manifestando que el
reo sentenciado se resistía a ser ej ecutado porque
en su calidad de magnate le correspondía ser auxi­
liado por un Obispo.
-Concedido -dijo el Rey-. Hágase como él desea.
Pero a las tres debe estar concluida la ejecución.
-Imposible, señor -respondió el verdugo-. En la
Corte no hay ningún obispo, el de Zamora falleció
ayer y el de Palencia se ha ausentado.
Entonces el Rey, dirigiéndose a Ruy-López, le dij o :
-Levántate, Obispo d e Zamora, y vete a asistir al
reo.
1 14
Así lo hizo el célebre campeón de ajedrez, con todo
el dolor de su corazón, porque el reo no era sino su
buen amigo el Duque de Medina-Sidonia, ex favorito
de Felipe I I .
L a reconciliación n o tardó mucho, y como sobraba
tiempo, Duque y Obispo se pusieron a jugar una par­
tida de ajedrez, la cual resultó tan interesante que
todos cuantos se hallaban allí presentes se quedaron
absortos en el desarrollo del j uego. A las tres en
punto, hora fij ada, hizo acto de presencia el verdugo
para cumplir con su deber de ajusticiar al reo, para
lo cual trató de suspender la partida ; pero hubo una
oposición general, conviniéndose que finalizara el
juego.
Entre tanto, por una inexplicable coincidencia, co­
mo suele suceder en las películas, Felipe 11 se ente­
ró de que el Duque de Medina-Sidonia era inocente y
había sido ocusado injustamente por los conjurados
de una conspiración, cuya lista cayó en manos del
Rey, quien ordenó arrestar al cabecilla.
Aunque ya habían transcurrido algunos minutos
sobre las tres y Felipe 11 desconfiada de llegar a
tiempo, expidió con urgencia la orden de suspender
la ej ecución. Como ya se indicó, afortunadamente la
ej ecución había sido aplazada a causa de la partida
de ajedrez, y la Real Orden llegó a su destino cuan­
do la comitiva marchaba camino del suplicio.
De esta forma, una partida de aj edrez salvó a un
inocente de sufrir una pena tan brutal como injusta,
y el poderoso Felipe 1 1 tuvo, desde entonces, en más
estima al noble juego y a los aficionados al aj edrez,
hasta tal punto que en su Corte se celebró poco des­
pués el primer Congreso aj edrecista internacional,
con la participación de los mejores jugadores del
mundo.
*
*
*
115
Un médico aj edrecista, distraídamente preguntó a
paciente:
-¿ Ha enrocado usted ya?
su
*
*
*
La bella Rasiya, viuda del Rey de la India Refy
Akbar, casóse en segundas nupcias con Eddin, her­
mano de su anterior esposo y sucesor de aquél en
el trono indio. De su primer matrimonio nació el
príncipe Gan y de su segundo matrimonio el prín­
cipe Thalhend.
Cuando ambos hermanos de madre llegaron a la
mayoría de edad, se disputaron la corona que suce­
sivamente habían ceñido sus respectivos padres, ven­
ciendo al fin, tras una cruenta guerra civil, Gan, quien
deseaba consolar a su madre de la muerte de Thal­
hend diciendo que había hallado la muerte gloriosa­
mente en el campo de batalla.
Rasiya, presa de una enorme tristeza, dice a su
hij o Gan :
-Hazme ver cómo Thalhend murió sobre un ele­
fante; si no puedes mostrarme claramente este he­
cho, mi alma, l lena de ternura, se consumirá en el
fuego del dolor.
No sabiendo Gan de que manera podía complacer
a su madre, convocó a todos los sabios de Cachemi­
ra, de Denber y de Marg, hasta la frontera china,
los cuales se reunieron con su Rey en la Corte, que­
dando todos ellos en vela durante aquella noche. El
preceptor del monarca les trazó el dibujo del campo
de batalla, describiendo cómo habían sucedido los
acontecimientos.
El son de los timbales dej óse oír en el Meidán,
y estos doctos hombres, llenos de experiencia y sabi­
duría, pidieron madera de ébano, con la que constru­
yeron un tablero cuadrado, representando el campo
116
de batalla; sobre él pintaron hasta cien
donde podían maniobrar los ej ércitos,
rápidamente confeccionados, uno con
teck y otro de marfil, y dos Reyes con la
maj estuosa y coronada.
casillas, en
que fueron
madera de
cabeza alta,
Cada ej ército estaba formado por Peones, Caballe­
ros, Caballos, Elefantes, Visires y Roks, teniendo cada
uno de ellos un movimiento peculiar. El Rey estaba
en el centro, al lado de su preceptor. Cuando alguna
pieza se enfrentaba al monarca debía avisarle en voz
alta : -¡ Cuidado, oh Rey ! Y éste abandonaba la ca­
silla.
Cuando Gan se lo presentó a su madre, Rasiya ha­
lló consuelo en este juego, hasta tal punto, que per­
maneció junto a él , inmóvil y sin comer, hasta que
llegó su fin.
*
*
*
Para iniciar la partida de aj edrez existen 20 ju ga­
das diferentes.
*
*
*
Carlos JI el Malo, que remo en Navarra a media­
dos del siglo XIV, hallábase prisionero en el Castillo
de Crevecoeur y unos caballeros del Condado de
Evreux, partidarios suyos, trataron de liberarle y re­
cobrar la ciudad que se encontraba en poder de los
franceses .
Después de combinado el plan con los vecinos, el
caballero Guillén de Ganville se valió de la siguiente
estratagema: Bien embozado y ocultando un hacha,
pequeña pero acerada, comenzó a dar paseos por
delante del castillo, hasta llamar la atención del Go­
bernador, que salió a la puerta. Este momento fue
aprovechado por Guillén para acercarse despacio y
saludarle cortésmente, comunicándole que los Reyes
de Dinamarca y de Irlanda se habían aliado contra
1 17
Inglaterra, para que fuese devuelto a París el Rey
de Francia. Se trataba de Juan 1 1 , que después de la
batalla de Poitiers fue conducido a Londres en cali­
dad de prisionero.
El Gobernador del castillo, como buen francés, se
alegró de esta noticia; pero queriendo comprobar su
certeza, inquirió :
-¿ Por qué conducto habéis sabido todo esto?
A lo que Guillén respondió :
-Me lo ha dicho por carta un amigo mío de Ir­
landa; por cierto que, además, me ha enviado el aj e­
drez más bonito que he visto en mi vida.
Esta ingeniosa trama fue inventada, conociendo la
afición que el castellano tenía al noble juego. Y el
efecto no se hizo esperar demasiado, porque el Go­
bernador no pudo reprimir sus deseos de ver el aj e­
drez ni resistir la tentación de jugar una partida.
Guillén accedió, con la condición de que quien per­
diera pagaría todo el vino que se consumiera durante
la duración de la partida, y mientras un criado fue
en busca del ajedrez, caballero y castellano se inter­
naron en el castillo. Tras cruzar sus umbrales, el Go­
bernador aseguró la puerta con un cerrojo, pero sin
echar la llave. Luego atravesaron la segunda puerta
con motivo de visitar las murallas del castillo. De
pronto se oyó el son de un pequeño cuerno, que era
la señal convenida con Guillén para iniciar el regreso,
no sin antes descargar violentamente su hacha sobre
el cráneo del confiado Gobernador, que con la cabe­
za destrozada cayó inánime. Lo dej ó allí tendido y
muerto, saliendo a abrir las puertas. Los hombres
de Guillén penetraron en la fortaleza y tras cruenta
y prolongada lucha cedió la resistencia y el castillo
quedó en poder del caballero Guillén de Ganville.
*
118
*
*
Un colmo : Dar j aque al Rey que rabió con la Torre
de Babel.
*
*
*
El Peón es la pieza más modesta del ajedrez, pero
no debe ser despreciado por esta razón. He aquí al­
gunas definiciones debidas a grandes campeones:
El Peón es el alma del juego ( Philidor) .
E l Peón es el más importante instrumento de la
victoria ( Morphy ) .
E l Peón e s l a causa más frecuente de l a derrota
( Steinitz ) .
E l Peón e s e l contrapeso táctico de toda l a partida
( Nimzowitch ) .
*
*
*
En cierta ocasión, Ben Darrax, gorrón de oficio, pe­
ro hombre de correcta educación, espíritu agudo y
hábil mixtificador, se enteró cuándo el príncipe
Ahmed El Mudebir se debía reunir con sus amigos, y
aprovechando la ocasión, se vistió como ellos y se
coló de rondón. El uj ier, creyendo que se trataba de
un huésped más, lo admitió sin ninguna dificultad.
Cuando Ahmed advirtió la presencia del extranje­
ro, ordenó al uj ier que se enterase del propósito que
le traía a la reunión.
El pobre sirviente, un tanto amedrentado, se diri­
gió con aire lastimero a Ben Darrax y le dij o:
-El príncipe desea saber cuál es el negocio que te
ha traído a este lugar.
-Aquí no se trata de negocios -respondió-. Pue­
des decir a tu señor que soy un gorrón parásito, y
que Alah te protej a.
-¿Tú eres un gorrón ? -interrogó el dueño de la
casa.
1 19
-En verdad que sí; que Alah os glorifique.
Ben El Mudebir repuso :
-Se tolera que un gorrón se entrometa sobre las
personas, que perturbe el encanto de su intimidad y
que sorprenda sus secretos a cambio de que posea
ciertas cualidades, como, por ej emplo, que sepa j u­
gar al ajedrez.
-¡ Alah os protej a ! -replicó el gorrón-. Soy un
jugador experto, de primera categoría.
Entonces se convino que j ugara con uno de los
invitados y caso de que el gorrón perdiera sería arro­
jado de allí, pero si ganaba sería recompensado con
mil dirhemes.
Ganó el gorrón, pero cuando iba a recibir su re­
compensa intervino el uj ier alegando que el paj e del
príncipe era mej or jugador y debía enfrentarse con
él. Así sucedió, pero esta vez perdió Ben Darrax,
quien suplicó al príncipe Ahmed:
-Señor, me queda aún otra habilidad; dadme una
ballesta y cincuenta saetas, que dispararé a las nal­
gas del uj ier, con la condición de que si fallo una
sola me hacéis cortar la cabeza.
Protestó el ujier espantado, pero el príncipe, vien­
do que era una ocasión propicia para castigarle por
la negligencia de haber dej ado pasar al gorrón, ac­
cedió a ello. Ordenó que se atara al uj ier, y se pro­
porcionara al gorrón ballesta y saetas. Ben Darrax
colocó uno tras otro todos los disparos en el trasero
del uj ier, que aullaba de dolor. Entonces el gorrón
le preguntó:
-¿ Existe también en esta casa un tirador mejor
que yo ?
La respuesta fue :
-¡ Cornudo ! , si hay que tomar mi culo como diana
y ponerlo hecho una criba, convengo en que no.
*
120
*
*
Un colmo : Ganar una partida de ajedrez con j u­
gadas de bolsa.
*
*
*
Así como se ha convenido que La Inmortal es la
mej or partida que se ha jugado, para designar la
peor ha sido necesario recurrir al humor de dos
grandes maestros, que han j ugado La Incorrecta, lle­
na de concepciones tan profundas como desconcer­
tantes.
APERTURA DEL PEON DE REY
Anteprimera partida del match disputado
en 1 4 1 3 y que no figura en el tratado de Greco
Blancas: Aaron Marshall. Negras: Frank Nlmzowltch
t.
P4R,
¡ El golpe! El célebre campeón norteamericano se
propone mixtificar a su contrincante con un lance
banal.
t.
. . .,
P3ID!
Apretando el nudo corredizo ( Nimzowitch ) .
2.
A4A,
3.
A3C! ,
C3TR!
Maniobra complicada, que es posible gracias a la
definición de la marcha del Caballo.
Con e l fin d e liberar l a columna AD . ( Marshall) .
Como esta columna no sirve para nada, debe consi­
derarse su liberación como una de las gracias espi­
rituales del maestro.
121
3.
. ,
C4A!
. .
No se columbra el mate. ( Nimzowitch ) . Esta extra­
ña jugada impide la réplica 4. RlA, a causa de 4. . . ,
C6R + ! , forzando a l blanco a que pierda u n tiempo en
la captura del Caballo.
.
4.
A6R ! ,
Un espantoso « swindle•. Evidentemente, este Alfil
puede ser capturado de dos maneras distintas ; pero
si las negras no se dan cuenta de ello, será el Alfil
quien capture el Caballo enemigo.
4.
...
CD2T ! !
,
1 Genial ! E l famoso maestro del boqueo mueve e l Ca­
ballo de diferente modo que se indica en el Reglamento
de Aj edrez. Nizmowitch declaró después de la parti­
da, que meditó largamente entre efectuar la j ugada
del texto o 4
, R ( I R ) lR, trayendo al Rey a su ca­
silla, donde ya se encontraba. Esta sutil combinación
hubiera ganado la Dama enemiga en 439 jugadas, pero
tenía el inconveniente de aproximar al centro un peón
blanco, lo cual constituye una desventaj a desde el
punto de vista profiláctico.
.
S.
DST ,
. . .
Rinden.
Aplicación del cálculo de probabilidades. Con la úl­
tima jugada del blanco se amenaza mate. Sobre vein­
titrés jugadas posibles de que disponen las negras,
solamente cuatro evitan el mate, mientras que las
restantes diecinueve lo permiten. Existe, por tanto,
una fuerte probabilidad en favor del mate de las blan­
cas y no sería elegante continuar la lucha.
6.
Tablas.
¡ Ultima sorpresa ! En respuesta a la rendición del
negro, Marshall ofrece las tablas, que son aceptadas.
122
10
AJEDREZ FEMENINO
Incorporación de la mujer al deporte
intelectual
AJEDREZ FEMENINO
Con el título « Una mujer aj edrecista » apareció
por los años treinta un sugestivo libro del que era
autora la campeona alemana Sonj a Graf. En él se
demostraba la inquietud de la mujer no sólo por la
competición deportiva del ajedrez, sino también por
su estudio analítico en el amplio campo de la teoría.
Pero dej emos que la propia Sonja nos cuente sus
impresiones :
«Un día, tenía yo unos veintiún años, al salir de
compras pasé por delante de uno de los cafés más
conocidos de Munich, donde se j uega al ajedrez. ¡ Qué
a gusto me detuve delante ! ¡ Aquel era mi mundo ! Me
paré delante del gran ventanal que da a la calle y
miré . . . En primer plano un hombre jugaba al ajedrez
con una j ovencita, y detrás del amplio local estaba
lleno de ajedrecistas. Entonces observé a las perso­
nas y me parecieron absolutamente corrientes. La par­
tida jugada precisamente delante de mis oj os, entre
hombre y j ovencita, me cautivó tanto que mis faccio­
nes instintivamente debían delatar todos mis pensa­
mientos. Cuando la muchacha j ugaba, a mi entender
catastróficamente, dominaba los músculos de mi cara
una rabiosa expresión de desencanto, mientras que
después de las buenas jugadas del hombre se podía
leer en mis facciones una amigable expresión de asen­
timiento. Así estuve cerca de dos horas y media de­
lante de esa ventana, sin que en el mundo de mis
. . .
1 25
pensamientos existiera otra cosa que el aj edrez. Re­
pentinamente fui arrancada de mi observación. Un
ajedrecista se hallaba a mi lado disculpándose y acla­
ró que había comprendido, por mi actitud, lo aficio­
nada que yo era al ajedrez y que, por tanto, debía de
entrar y jugar alguna partida. Magnífico -pensé-.
Mis deseos iban por fin a cumplirse. Al principio con­
testé, titubeando, que no podía jugar porque sola­
mente sabía lo poco que había visto en mi casa. Pero
el aj edrecista insistió: -Ahora debe usted venir, he­
mos comprobado que le gusta el ajedrez y no la de­
j aremos ir. ¿ Qué podría, entonces, hacer? Le seguí al
interior del café, me buscó un contrario, del cual
no tuve interés en saber quién era, y fue cómico . . . le
gané. Los aplausos parecían no querer tener fin. -Us­
ted debe venir todos los días -me dij eron- y puede
llegar lejos en el ajedrez con sólo que lo desee.
¿ Qué importaba la riña y demás por llegar cerca de
cuatro horas tarde a mi casa? Mi decisión estaba to­
mada; ya tenía suficiente edad y decidí volver y dedi­
carme a mi querido ajedrez. Cerca de nueve meses
estuve de esa forma en el Club de Ajedrez de Munich,
y ya desde las primeras semanas observé que un se­
ñor parecía interesarse vivamente por mi j uego; casi
diariamente estaba allí, mirando mis partidas, a veces
durante horas, sentado a mi lado y sin hablar. Aun­
que aquella persona no me había importado, llegó un
día que ocurrió lo contrario. Era martes de Carnaval
y yo llegué al Club disfrazada de botones; había gran
concurrencia y hube de enfrentarme con un gran nú­
mero de rivales ; a uno tras otro fui dando mate, con
gran regocij o del público, y tras esta «exhibición• me
llamó aparte el mencionado señor que durante medio
año me había estado observando, y que resultó ser el
Dr. Dyckhoff. Se entabló el diálogo:
-Jovencita, ¿ cuándo ha aprendido a jugar al aje­
drez ?
126
-¡ Nunca ! -fue mi pronta respuesta.
-¿ Cuántos libros de aj edrez ha estudiado usted ?
-Pero, ¿ es que existen libros dedicados al aj edrez?
-y solté una franca carcaj ada.
-Usted es ya un pequeño genio del aj edrez y yo
intentaré gustoso que sea una maestra mundial.
-Magnífico, ¡ gran maestro !
-Por poco me da un síncope. Así se convirtió el
doctor Dickhoff en mi profesor. Me enseñó los prin­
cipios fundamentales del Dr. Tarrasch. Un estilo abier­
to y libre, en consonancia con mi temperamento, fue
la base para mi enseñanza.
De esta manera continué con más entusiasmo asis­
tiendo al Club de Ajedrez y en mayo de 1 93 1 , ante el
mterés general, se concertó un match con la señorita
Muller, considerada como la jugadora más fuerte de
Munich, a la que gané por 3-0, abandonando después
mi contrincante el match. Como en la segunda parti­
da di un mate con dos Caballos, parecido al de la
partida Marache-Morphy, desde entonces me llamaron
«la pequeña Morphy». Según Goethe, cada uno debe
elegir su héroe para poder seguirle en el camino ha­
cia el Olimpo. En esta época pude conocer, por me­
diación de mi maestro al Dr. Tarrasch, a quien ver­
daderamente le debo mucho. Casi diariamente fui a
su Club, el Rats Café, y durante varias horas, este se­
ñor que tenía unos setenta años, analizaba en forma
humorística para enseñarnos. Era un sistema peda­
gógico efectivo, pues se aprendía sin cansancio todo lo
que él explicaba en forma tan interesante. Me parece
verlo aún en su rincón. Tenía, ciertamente, un peque­
ño núcleo de discípulos que le rodeaban diariamente
y que le fueron fieles hasta su muerte. « Señorita Graf
-me había dicho- tiene usted talento y condicio­
nes . . . , ¿ por qué no estudiar ajedrez?».
A comienzos de 1 932 conocí a Spielmann, a quien
gané mi partida en unas simultáneas que el gran
127
maestro realizó frente a treinta tableros, y a partir
de aquí comienzan mis actuaciones en el terreno in­
ternacional con suerte diversa. En marzo de 1934, el
Dr. Euwe me preparó un match contra la campeona
mundial, Miss Vera Menchik, a cuatro partidas. Gané
la primera, con superior estilo; desgraciadamente co­
gí un fuerte resfriado, tuve que j ugar con fiebre y
dolor de cabeza, y perdí una tras otra las restantes
partidas. « Catorce días tuve luego que guardar cama
con fuerte ataque gripal ».
De esta forma tan interesante nos descubre Sonj a
Graf, sus sentimientos íntimos con referencia a su
afición ajedrecística. Pero mucho antes que ella, la
muj er ya había sentado sus reales sobre el tablero de
las sesenta y cuatro casillas.
La señora J. W. Gilbert, de los Estados Unidos, co­
nocida por «la reina del ajedrez», durante el pasado
siglo había establecido un récord, no superado toda­
vía: Anunció por anticipado, en una partida por co­
rrespondencia, un mate en 35 j ugadas; y es que la
muj er cuando se propone algo no hay obstáculo ca­
paz de impedírselo, o dicho mej or con palabras de
Balzac. La muj er es la reina del mundo y la esclava
de un deseo. He aquí la partida en cuestión :
APERTURA ESPAROLA
Correspondencia, 1 879
Blancas: G. H. Gossip
( lngla terra )
1.
2.
3.
4.
128
P4R,
C3AR,
ASC,
A4T,
P4R
C3AD
P3ID
C3A
Negras: J. W. Gilbert
( U . S. A.)
s.
0-0,
6.
7.
P4D,
C x PR,
C x PR
P4CD
cxc
En caso de 7 . . . . , P x A, seguiría 8. C x C, P x C ; 9.
T l R, con ventaj a.
s.
9.
10.
11.
P x C,
A3C,
PT x C,
D2R,
C4AD
CXA
P3D
P x PR
12.
13.
14.
DxP+,
A4AR,
A X D,
D2R
DxD
A2C
Defiende indirectamente el PAD, pues si 15. A x P,
T lAD, recuperando el material ventajosamente.
15.
16.
17.
IS.
19.
P4AD,
C3AD,
C4T,
TRlR,
T3R,
0-0--0
PSC
T6D
TxP
TxT
20.
21.
22.
23.
24.
P x T,
A4D,
TlAR,
C5AD,
A x A,
A2R
TlD
P3AR
Axe
TID
Las blancas han j ugado para quedar con Alfiles de
color diferentes, con vistas a tablas; pero el precio ha
sido muy elevado ya que el negro, además del peón
extra, mej ora notablemente su posición para entrar
en el final. Lo que sigue es forzado.
25.
26.
T2A,
TIA,
1BD +
TxT+
27.
28.
R x T,
P3CR,
P4ID
Lo lógico era 28. ASA, P3C ; 29. A7C, P4A, obligando
a los peones adversarios a colocarse en casillas que
entorpezcan a su propio Alfil.
28.
29.
30.
31.
32.
,
R2R,
R3D,
ASA,
A7R,
. . .
R2D
R3R
R4A
P3C
A7C
33.
34.
35.
36.
R4D,
R3A,
R4C,
P5A,
P6C
P5T
ASA
A4C!
Sin duda, el blanco creyó que después del avance
de su PAD el PTD negro no tenía defensa, pues en
129
otro caso hubiera j ugado simplemente 36. R x P. La
jugada del texto pone de manifiesto el error blanco,
ya que ahora no es posible 37. R x A, P6T; 38. P x P,
P7C y gana.
37.
P4TR?,
A3A!
1
Pero no 37 . . . . , P3A; 38. P4R + ! y el j uego sería ta­
blas.
38.
39.
40.
ABD,
A x PAR,
R3A,
RSC
RxP
P3T
41.
42.
R4C,
P4R,
RSC
Después de 42. P4R
En esta posición las negras anunciaron mate en 35
j ugadas ( ! ) . La forma de producirse el mate ha sido
comprobada por Steinitz en la línea principal, donde
las blancas prolongan el j uego durante el mayor nú­
mero de jugadas. Es como sigue: 42 . . . . , P4C ; 43. P x P,
P x P; 44. A8D, RSA; 45. PSR, PSC; 46. A x P, P6C; 47.
P6R+ , R6A; 48. A5R, P7C ; 49. A4D, R7R; 50. P7R,
130
R8A; S l . R3A, P8C = D; S2. A x D, R x A; S3. R3D, R7A;
S4. R2D, R6A; SS. R3D, RSA; S6. R4A, R4R; 7. R4C,
R3R; S8. R4A, R x P ; S9. R4C, R3R; 60. R4A, R4R; 6 1 .
R3A, RSR; 62. R4A, R6R; 6 3 . R3A, R7R; 64. R4C,
R7D ; 6S. R3T, R7A; 66. R4C, R x P ; 67. R4T, P6T ; 68.
R6C, P7T; 69. R x A, P8T = D ; 70. R7D, R6T; 7 1 . P6A,
P7C; 72. P7A, P8C = D ; 73. P8A = D, DSD + ; 74. R7R,
D2TR + ; 7S. R3R, D3C + ; 76. R2R, D3D, mate.
Con objeto de festej ar el j ubileo de S . M. la Reina
Victoria de Inglaterra, se celebró en Londres, el año
1 897, un torneo femenino que despertó vivísima cu­
riosidad. Ante este acontecimiento surgieron muchas
dudas sobre el éxito del suceso y hasta hubo quien,
como Blackburne, auguró un rotundo fracaso. Los he­
chos se encargaron de demostrar lo contrario a quie­
nes consideraban el bello sexo poco idóneo y de esca­
sa resistencia para esta clase de competiciones.
Veinte j ugadoras saltaron a la palestra sin que el
menor incidente se produj era, salvo la retirada de la
señorita Finn en la octava ronda, por razones de
salud.
Las partidas empezaron el 23 de junio y se jugaron
a dos rondas por día, en el hotel Cecil y en el Ladies
Chess Club, y el torneo discurrió sin que la más mí­
nima contrariedad perturbase el ánimo y la sereni­
dad de las participantes, tan suavemente, con tan
buena voluntad, que el propio Blackbumer tuvo que
reconocer públicamente su error respecto a la des­
favorable impresión que le merecía la idea del torneo
femenino, y confesar que siguió con el mayor interés
todas las partidas, hallándose plenamente satisfecho
del éxito logrado.
Los premios se repartieron de la siguiente forma:
1 .0, Miss Rudge ( Inglaterra ) , quien logró 1 8,S pun­
tos, 1 .SOO francos .
2.º, Mme. Fagan ( Italia ) , 1 .2SO francos.
3 .º, Miss Thorold ( Inglaterra ) , 1 .000 francos.
131
4.º, Mrs. Worrall ( USA ) , 750 francos.
5 .º, Mme. Bonnefin ( Bélgica ) , 500 francos.
6 .º y 7 .º, Lady Thomas ( Inglaterra ) y Miss Berry
( Irlanda) , 375 francos.
El resto de las clasificadas no obtuvieron premios
en metálico, aunque se les obsequió con obj etos con­
memorativos, como una caj a de música a Miss Hooke
( Inglaterra ) ; dos sacos de mano a cada una de las
alemanas, Hertsch y Mullerhartung; un álbum de fo­
tografías a Miss Fox; medallas de oro del Jubileo de
S. M. la Reina, a las señoritas Field, Gooding, Watson,
etcétera. El publicista Mr. Hoffer clausuró el acto
haciendo constar que cal reves de lo que ocurre a
menudo en los torneos celebrados por el sexo feo, en
la presente competición no ha surgido la menor ren­
cilla que interrumpiera la buena armonía que reinó
siempre entre las adversarias durante el curso de la
prueba».
Vemos, pues, como paulatinamente se va imponien­
do la muj er en el deporte intelectual, hasta que en
1 927 se establece el Campeonato Mundial Femenino,
que conquista brillantemente Miss Vera Menchik,
quien mantuvo el título en su poder durante las si­
guientes confrontaciones, hasta 1 944 en que falleció
en Londres víctima de un bombardeo sobre la metró­
poli. Por si alguien puediera dudar de su clase como
ajedrecista, basta decir que en su época fue creado
el «Menchick Chess Club .. , al cual sólo podían perte­
necer los jugadores que hubieran sido derrotados por
la campeona; pues bien, el presidente de dicho Club
era el Dr. Euwe.
Hasta 1 950 no vuelve a organizarse el Campeonato
Mundial Femenino; pero, en este intervalo, puede con­
siderarse a Sonj a Graf como la mej or jugadora, ya
que exilada en U. S. A., conquista el Campeonato fe­
menino de aquella nación.
Son ya muy numerosos los torneos femeninos que
1 32
se celebran y elevado el número de jugadoras fede­
radas en todos los países, entre las que destacan Ve­
ra Nedelj kovic y Milunka Lazarevic, de Yugoslavia;
las rusas Boritsenko, Kushnir y Zvorikina; Chanta!
Chaude de Silans, de Francia; Friedel Rinder, de Ale­
mania ; Clarissa Benini, de Italia; las holandesas
Roodzant y Vander Veen; las inglesas Pritchard y
Bruce; las españolas Gloria Velat, Pilar Cifuentes, Pe­
pita Ferrer y María Luisa Guitiérrez, aparte de las
campeonas mundiales, todas ellas soviéticas, Ludmila
Rudenko ( 1 950-53 ) , Elizabeta Bikova ( 1953 56 y 195962 ) , Oiga Rubsova ( 1 956-59) y a partir de 1962 ostenta
el máximo título la j oven Nona Gaprindashvili.
-
Para cerrar el capítulo veamos una partida jugada
en el Torneo Internacional Femenino de Arenys de
Mar, el año 1968, que fue ganado por la holandesa
Cornelia Vreeken.
APERTURA INGLESA
Blancas: Heemskerk
l.
2.
3.
P3D,
P4AD,
C3AD,
P4R
C3AR
P4D
Negras: Vreeken
4.
S.
6.
P x P,
A2D,
P3TD,
CxP
C3AD
A2R
La muj er es extremista : o mejor o peor que el hom­
bre. ( La Bruyere. )
7.
8.
9.
P3CR,
A2C,
C3A,
A3R
10.
0--0
CSD!
u.
12.
C x P,
A x e,
DlA,
cxc
A6C
C7A t-
El mayor defecto de la mujer es su excesiva pre­
ocupación por la opinión pública. ( Stendhal. )
133
13.
14.
15.
R2D,
A X PC,
A x PR,
P3AR
PxC
TIC
16.
17.
18.
A3AR,
A4A,
P x A,
A4C +
AXA+
TXP
Esta partida mereció el premio de belleza del
Torneo.
19.
TlCD,
D4C
Las blancas se rindieron .
134
20.
TIC,
D4ID +
11
LOS PRECOCES
Los asombrosos niños-prodigio y sus
escalofriantes proezas
LOS PRECOCES
El mundo es muy viej o, pero hasta no hace mu­
cho tiempo la aparición de un cometa era tenida co­
mo un prodigio, aunque de índole siniestra para todo
el mundo. Es el eco de los albores orientales en don­
de los prodigios proféticos acompañan inexorable­
mente al nacimiento de los dioses. Los magos de las
épocas faraónicas, precisaban hacer prodigios para
conservar la consideración tradicional a su rango.
Pero, ¿ qué se entiende por prodigio? Mientras el pue­
blo toma como tal lo que el sabio tiene por natural,
ocurre algunas veces que el sabio ve como prodigio
lo que el pueblo halla sencillo, y es que el prodigio
excede las ideas comunes, comunicando un nuevo or­
den de cosas y las grandes influencias de una causa
secreta; el prodigio es un fenómeno grandioso, que
sale del curso ordinario de los acontecimientos.
Sin embargo, el prodigio no escapa a la ley de la
relatividad, ya que las singularidades son juzgadas
como prodigios por aquellos que nunca observaron
nada y que admiran con suma facilidad, y por su­
puesto, a medida que la naturaleza nos va descubrien­
do sus leyes, los fenómenos admirables van dej ando
de ser prodigios.
En definitiva, si entendemos por prodigio un su­
ceso extraño que excede de los límites regulares de
la naturaleza, no cabe duda de que el hecho concreto
y específico de que un niño de cuatro años juegue
137
al aj edrez, o uno de doce gane a expertos ajedrecis­
tas, constituye un prodigio. Y quien realiza la proeza
merece el título de niño-prodigio, a condición de que
al dej ar de ser niño dej e de ser prodigio.
Este tipo de adolescente sobrenatural no es fre­
cuente, y donde suele darse es en el campo de las
artes, principalmente en el cine, en la música y en
el aj edrez. En el terreno de la precocidad existe
también una gama cual itativa, a la que está suj eta
los honores de la fama. Los más célebres niños­
prodigio del aj edrez han sido los que a continuación
se citan.
José Raúl Capablanca aprendió a jugar al aj edrez
sin que nadie le enseñara el movimiento de las pie­
zas. Nació en La Habana ( colonia española de Cuba)
el 19 de noviembre de 1888, y se cuenta que cuando
tenía cuatro años, mientras estaba de espectador,
advirtió a su padre, que a la sazón estaba jugando
una partida de aj edrez con un amigo suyo, de un
error cometido en el movimiento ilegal de un Ca­
ballo.
Su progenitor, molesto por esta intromisión, le
dijo:
-Vete, y no nos molestes; tú no entiendes nada
de esto.
El niño obedeció dócilmente, y el padre perdió
la partida. Entonces el pequeño intervino de nuevo
para explicar que la causa de la derrota había sido
el falso movimiento del Caballo, y con obj eto de de­
mostrar lo que acaba de decir, reproduj o sin vaci­
lar, ante el asombro de todos, j ugada tras j ugada, la
partida íntegramente.
Cuando le preguntaron que quién le había enseña­
do a jugar, respondió :
-Yo solo, viéndoos j ugar a vosotros.
Y a partir de este momento fue tomado en serio.
Se conserva del niño prodigio la siguiente partida,
138
con ventaj a de Dama, j ugada en La Habana cuando
tenía solamente cuatro años de edad.
DEFENSA PETROFF
Blancas: Iglesias
Negras: Capablanca
( Quítese la Dama de las blancas )
l.
2.
3.
4.
P4R,
C3AR,
C x P,
P4D,
P4R
C3AR
CxP
P3D
5.
6.
7.
8.
C3AR,
A3D,
P4AD,
C3A,
A2R
C3AR
0-0
C3A
A pesar de su cortísima edad, Capablanca ya se
muestra partidario de un j uego sólido, claro y sin
complicaciones.
9.
10.
11.
12.
13.
14.
P3ID,
A2D,
0-0-0,
RlC,
TlAD,
T2A,
P3ID
P3CD
A2D
C4ID
C6C
P4A!
15.
16.
17.
18.
19.
20.
P5D,
P4TR,
P4C,
C x C,
C4R,
cxc+,
TlR
P4CD
CSD
PxC
PxP
Axe
E s curioso observar cómo e l niño-prodigio va lentamente imponiendo su criterio, sin permitir ninguna escaramuza ventaj osa a su adversario.
21.
22.
23.
24.
25.
26.
27.
28.
A X PA,
A3D,
T3T,
P5T,
T3C,
P4A,
TIC,
P5A,
A x PC
A6A
A x PD
A3R
P3C
A5T
RlT
AxP
29.
30.
31.
32.
33.
34.
35.
36.
A x A,
A6T,
TD2C,
T x T,
A7C + ,
T x D,
R2A,
R3D,
PxA
TlCR
TxT
D3A
DxA
RxT
R3A
R4R
Las blancas están ya perdidas, pero aún así el
139
pequeño ajedrecista realizó las j ugadas exactas para
obligar a su antagonista a la rendición.
37.
P6T,
PSA
38.
R2R,
RSR
Y las blancas se rindieron. A los once años, Capa­
blanca se proclamaba campeón de Cuba, y a los
treinta y dos había dej ado de ser prodigio para con­
vertirse en campeón del mundo.
Aún resonaban los ecos estridentes de la Primera
Guerra Europea cuando la prensa de todo el mundo
publicaba la fotografía de un niño, de unos siete
años, vestido de marinero, y j ugando una sesión de
simultáneas de aj edrez. Al pie de la foto se explicaba
que el pequeño Samuel Reshewsky ganaba a sus
barbudos adversarios, en número de treinta. Cuan­
do perdía algún tablero, caso poco frecuente, reac­
cionaba llorando. ( Esta reacción se volvió a dar en
otro niño-prodigio: Arturo Pomar.)
Este sensacional niño-prodigio nació en Ozercovo
( Polonia ) el año 19 1 1 , y cuando tenía cinco años su
juguete favorito era el ajedrez. Era el sexto hij o de
una familia modesta, y su padre, al descubrir el ta­
lento del pequeño, comenzó a explotarlo exhibién­
dolo públicamente en sesiones ajedrecísticas, lo que
motivó una enorme compaña publicitaria, que le ro­
deó de fama. En Varsovia conoció a Rubinstein en
1916, y le mostró cómo en la partida que había ga­
nado al campeón Lasker pudo haber obtenido el
triunfo por un camino más corto. También en Var­
sovia, ocupada por las tropas alemanas, tras derro­
tar al gobernador germano en una bonita partida,
explicó :
-Usted entiende de armas y yo de ajedrez.
A los siete años fue sometido a reconocimiento
por un profesor berlinés de psicología; el examen
psicotécnico resultó sorprendente, pues al niño le in140
teresaba más un cronómetro que juguetes o carame­
los. No sabía distinguir los animales de una lámina
de un libro de zoología, y estaba bastante flojo en
aritmética, es decir, se hallaba atrasado en el des­
arrollo general, pero en problemas de reflexión es­
tuvo sobresaliente, solucionándolos con relativa faci­
lidad. Igualmente resultó prodigiosa su memoria:
Por espacio de cuatro minutos observó cuarenta fi­
guras diferentes dibuj adas en un papel ; luego se le
retiró la hoj a y volvió a dibuj arlas todas, sin fallar
una sola.
En las partidas de ajedrez se orientaba fácilmente
en posiciones complicadas, saliendo airoso de ellas,
y cuando alguien le preguntaba cómo lo había logra­
do, respondía:
-Jugar al aj edrez es para mí tan fácil como res­
pirar; no me cuesta ningún esfuerzo.
A los nueve años su padre le trasladó a los Es­
tados Unidos y tuvo gran resonancia su exhibición
entre los cadetes del West Point, pues de veinte ta­
bleros ganó diecinueve y entabló uno.
Continuaron sus simultáneas por las diferentes ciu­
dades norteamericanas, hasta que cumplió doce años
y fue disminuyendo el interés por el niño-prodigio, y
también, como consecuencia, los ingresos económi­
cos. Entonces llegó el momento de que ingresara en
una escuela, porque debía aprender a leer y escribir.
La partida que sigue pertenece a una sesión de
simultáneas j ugadas en París, cuando Samuel tenía
ocho años.
DEFENSA TARRASCH
Blancas: Reshewsky
Negras: Mauvalsse
1.
P4D,
P4D
3.
P3R,
P3R
2.
C3AR,
C3AR
4.
P4A,
P4A
141
5.
6.
7.
8.
9.
C3A,
P3TD,
PR x P,
A3D,
A x PA,
C3A
PA X P
A2R
PxP
P3TD
10.
11.
12.
13.
14.
0--0
TlR,
PSD,
ASCR,
D3C ! ,
,
D2A
0--0
TlD
CSCD
Con esta fuerte jugada e l blanco desarticula l a proyectada maniobra del enemigo.
14.
15.
16.
. . .,
AR X C,
cxc,
CD x P
CXA
TxC
17.
18.
A X A,
D x T,
DXA
Rinden
Reshewsky ha llegado a ser campeón de USA, gran
maestro internacional y candidato al título mundial.
Arturo Pomar nació en Palma de Mallorca el año
1931 y a los cuatro años recitaba poemas de me­
moria y montaba con soltura en bicicleta. A los cinco
años aprendió a jugar al ajedrez y pronto se erigió
en campeón familiar, visto lo cual, su padre le llevó
al Club de Aj edrez. A los diez años es jugador de
primera categoría y a los once participa en el Cam­
peonato de España, representando a su región. A los
catorce años participa en el Torneo Internacional de
Londres, donde obtuvo triunfos sobre Broadbent,
Prins, List, S tone y Faihust.
En 1945 se somete a examen psicotécnico y el doc­
tor José A. Escudero dictamina, entre otras cosas,
que el niño acusa una edad mental que corresponde
a adultos superiores y que se trata de un superdo­
tado.
Por fin, a los catorce años conquista brillantemen­
te el Compeonato de España con un promedio del
78 por 100 de la puntuación total.
La partida que se inserta a continuación fue la
primera victoria de Pomar en Madrid, cuando tenía
once años, participando en el Compeonato Nacional.
142
DEFENSA ORTODOXA
Negras: Pomar
Blancas: Esnaola
P4D,
P4AD,
C3AD,
ASC,
s. P3R,
6. C3A,
7. A4T,
8. A3D,
9. 0--0
10. A x P,
1 1 . A x A,
12. P4R,
1.
2.
3.
4.
,
P4D
P3R
C3AR
A2R
0--0
P3TR
C3A
TlR
PxP
C4D
C3 X A
C3AR
13.
14.
15.
16.
17.
18.
19.
20.
21.
22.
23.
24.
D3C,
TD1D,
D4T,
D x C,
PSD,
C x P,
T x C,
T x D,
T x TD,
TIA,
T X P,
C2D,
C3A
C4TD
CxA
P3CD
PxP
cxc
A3R
AxD
TxT
AxP
A8C
TlD!
Con grandes titulares se anunció en la prensa ma­
drileña de aquel día la victoria de Pomar, con toda
clase de comentarios , como el que se transcribe a
continuación :
«La partida jugada entre López Esnaola y el niño
Pomar resume toda la j ornada de ayer. Parece que
los aj edrecistas madrileños no tienen más que mira­
das para el fenómeno. En realidad, cuantas esperan­
zas se tienen formadas acerca de las virtudes que
pudieran adornar a Arturo Pomar han sido confir­
madas con excelencia. López Esnaola creyó equivo­
cadamente que se encontraba jugando frente a un
niño, y la realidad es que se ha demostrado que
Arturito Pomar, a pesar de los once años de edad,
ya no es un niño : es todo un j ugador de ajedrez. Sus
partidas, su estilo y la manera de responder tienen
que seguir la pauta de una técnica premeditada. Debe
jugarse contra él de una forma considerada y sin re­
gatearle calidad ni cualidades.•
143
25.
26.
27.
28.
29.
30.
31.
32.
33.
34.
35.
36.
TIA,
T x A,
P3CR,
R2C,
R3A,
R3R,
TID + ,
T7D,
T x P,
T x P,
P4A,
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R2R
R3D
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P7T
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PSA,
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R7C
P8T = D
P6A,
RXT
T x D,
P4C
R6R,
PSC
P7A,
P6C
44. R7R,
P7C
45. PSR,
TxD
46. P8A = D,
P8C = D
47. R x T,
D4A +
48. P6R,
37.
38
39.
40.
41.
42.
43.
.
Las blancas se rindieron. Arturo Pomar ha llegado
a la categoría de Gran Maestro Internacional.
Comentando el Campeonato de USA de 1956, la
prensa destaca la actuación de un nuevo fenómeno:
«Donald Byrne fue durante bastante tiempo el más
peligroso enemigo de Reshewsky, hasta que al final
fue batido en forma brillante e inesperada por Bobby
Fischer, el nuevo astro del ajedrez norteamericano,
que tiene trece años de edad.»
En el libro del Torneo de Bled 1961 se escribió :
«No hay precedentes en la Historia del ajedrez uni­
versal de un caso tan excepcional como el del nor­
teamericano Robert Fischer, que nació en New York
el 9 de marzo de 1 943. Ningún aj edrecista llegó a ser
tan gran maestro a la edad en que Fischer se elevó
a la consideración del mundo del ajedrez. Se clasi­
ficó campeón de Estad�s Unidos a los catorce años,
en 1957.,.
En el citado Torneo de Bled q·�edó en segundo lu­
gar, imbatido, a un punto del vencedor, Tahl, a quien
venció en su encuentro particular.
Se reproduce a continuación su apoteótica victoria
sobre Byme, en su primera aparición de importan­
cia, donde su actuación llamó la atención de todo
el mundo, como ya se ha indicado.
144
DEFENSA GRUNFELD
Blancas: Byrne
1.
2.
3.
4.
s.
C3AR,
P4A,
C3A,
P4D,
A4A,
Negras: Flscher
C3AR
P3CR
A2C
0--0
P4D
6.
7.
8.
9.
10.
D3C,
D x PA,
P4R,
TID,
DSA,
PxP
P3A
CD2D
C3C
ASC
Bobby Fischer aprendió a j ugar cuando tenía seis
años, y fue su hermana Joanna quien le enseñó. En
1956, poco antes de este Torneo, ganó el campeonato
j uvenil de USA, y su madre publicó un anuncio en
la prensa de Brooklyn que decía: «Se solicita un
maestro de ajedrez para jugar con mi hij o».
11.
12.
13.
14.
15.
ASCR,
D3T,
P x C,
A x P,
A4A,
CSID!
CxC
C x P!
D3C
C x PAD!
16. ASA,
17. RIA,
18. A x D,
19. RIC,
20. RIA,
TRIR+
A3R! !
A x A+
C7R +
CxP+
E n e l Torneo de Portoroz, 1958, cuando tenía quin­
ce años, su afan era analizar partidas, y allí manifes­
tó : c Smyslov ganará la competición y yo quedaré en
cuarto o quinto lugar».
En Zurich, 1959, se paseaba leyendo un libro de
Tarzán. Antes de j ugar con Keres había dicho : «Lo
voy a aplastar».
Efectivamente ganó y alguien le regaló un libro en
el que se había puesto esta dedicatoria : «A Bobby
Fischer, futuro Campeón mundial ».
En el Torneo de Candidatos de Bled 1959 se mo­
lestó un poco cuando Tahl dijo que le ganaría por
4 a O. Pero se desquitó en parte al replicar: «Me
cortaré una orej a si no gano a Smyslov mañana.» ¡Y
Fischer conserva sus dos apéndices auriculares !
145
21.
22.
23.
RlC,
RIA,
RlC,
C7R +
C6A +
PxA
24.
25.
26.
D4C,
D x P,
P3TR,
TST
CxT
TxP
En Leipzig, 1 960, tenía deseos de ganar a Tahl por
lo del 4 a O que dij o en Bled, pero la partida resultó
tablas. Luego tuvo lugar un breve diálogo :
Fischer: -No juega usted mal.
Tahl : -Es la primera vez que admite usted eso;
pero si yo hubiera perdido, entonces habría jugado
como un genio.
En la clausura del Torneo Fischer rogó a Tahl que
le dej ara leer el porvenir en su mano. Tahl accedió y
Bobby comenzó la lectura : «Veo que el próximo cam­
peón mundial será un j oven maestro norteamerica­
no». Entonces Tahl, dirigiéndose a Lombardy, con­
testó: « ¡ Felicidades, William ! »
Por fin, en Bled 1 96 1 , Fischer logró ganar a Tahl
y se produjo un nuevo diálogo :
Tahl : -¿ Qué opina sobre Botvinnik?
Fischer: -Es el campeón mundial, pero no es tan
fuerte. La razón son sus cincuenta y dos años.
Tahl : -¿ Por qué le aumentó dos años a la edad de
Botvinnik?
Fischer: -Estaba pensando en la edad que tendría
cuando yo jugara con él.
Tahl : -Desde ese punto de vista, bien hubiera po­
dido decir que tenía setenta años.
27. R2T,
28. TlR,
29. DBD + ,
30. C x T,
3 1 . C3A,
CxP
TxT
AlA
A4D
CSR
32.
33.
34.
35.
36.
DSC,
P4T,
CSR,
RlC,
RIA,
P4CD
P4T
R2C
A4A +
C6C +
Un dato curioso: El colombiano Cuellar enseñó a
Bobby a jugar al billar y resultó un discípulo aven1 46
taj ado. Ello no fue obstáculo para que poco después
Fischer ganara de nuevo el Campeonato de USA, esta
vez con el 100 por 100 de la puntuación.
37.
38.
39.
RlR,
RID,
RIA,
ASC +
A6C +
C7R +
40.
41.
RlC,
RIA,
C6A +
'liAD + +
Es indudable que Tahl y Fischer han añadido fuer­
za al aj edrez y han incrementado el interés mundial
por este juego.
En la actualidad Fischer está considerado como el
más destacado rival de Sapassky para el título mun­
dial.
147
12
A LA CIEGA
Un alarde cerebral en los terrenos de las
sesenta y cuatro casillas
A LA CIEGA
Indudablemente una de las facetas más especta­
culares y curiosas del aj edrez es el j uego a la ciega.
Llama poderosamente la atención contemplar cómo
un j ugador conduce una partida sin ver el tablero,
porque no es cosa fácil retener en la mente las inde­
finidas posiciones a que pueden dar lugar las treinta
y dos piezas sobre el campo de sesenta y cuatro casi­
llas. Pero si en lugar de un tablero el j ugador con­
duce dos simultáneamente, el esfuerzo imaginativo
se duplica, y el espectador se pregunta cómo es posi­
ble retener en la memoria los sesenta y cuatro tre­
bejos bailando en dos pistas, las posiciones que se
producen según las posibles combinaciones y los
cálculos que han de hacerse antes de afectuar una
jugada. Y si el j ugador, en vez de dos tableros, con­
duce simultáneamente cuarenta y cinco ( ! ! ) todas las
conj eturas llegan a colmo y el espectador no sale de
su asombro. Son 1 .440 piezas heterogéneas, con mi­
siones diferentes, maniobrando en 45 campos distin­
tos. Una proeza rayana en la locura. Y, sin embargo,
ese récord ha sido alcanzado por el gran maestro
polaco-argentino Miguel Naj dorf.
Pero volvamos la cabeza hacia atrás para ver cómo
empezó esta interesante especialidad. Pietro Carrera,
en su obra « 1 1 Giuoco de gli Scacchi», publicada en
Militello ( Sicilia ) el año 1617, asegura que destacaron
en el juego a la ciega los italianos Mangliolini de Fio151
renza, Leonardo de Cutri y Paolo Boi, y los españoles
Zerone, Medrano y Ruy-López.
No obstante, todos ellos jugaban una sola partida
sin ver. En la actualidad, conducir un solo tablero a
la ciega es cosa corriente entre jugadores de primera
fuerza.
Las simultáneas sin ver el tablero se inauguran con
Philidor. En la Enciclopedia Francesa de 1790, un
artículo sobre reminiscencias del aj edrez se expresa
de este modo : « Teníamos en París un j oven de diecio­
cho años que juegaba al mismo tiempo dos partidas
sin ver los tableros, y vencía a sus adversarios. Estos
eran jugadores de primera fila, pero el j oven podía
concederles un Caballo de ventaj a aun sin ver el ta­
blero. Este joven era Philidor, hijo de un conocido
músico, y él también un gran músico. Constituye uno
de los más extraordinarios ejemplos de fuerza de me­
moria e imaginación».
Posteriormente, varios maestros realizan esta clase
de simultáneas en mayor escala. Morphy juega ocho
tableros el año 1 858, en Nueva Orleans; Paulsen, en
competencia con el anterior, llega a diez, en Chicago,
y Zukertort, en Londres, el año 1 876, alcanza el nú­
mero de 16 simultáneas a la ciega.
Pero quien realmente llamó la atención del mundo
ajedrecista fue Pillsbury, a raíz de jugar el año
1897 en Philadelfia 21 tableros simultáneos sin ver,
de los cuales ganó 14, entabló uno y perdió los seis
restantes. Esta actuación decidió a los Organismos
competentes a establecer de una forma oficial el ré­
cord mundial de esta especialidad, que fue estable­
cido por el propio Pillsbury en Moscú el 14 de di­
ciembre de 1902, luchando contra 22 j ugadores, ga­
nando 17 partidas, entablando 4 y perdiendo sola­
mente una.
Harry Nelson Pillsbury nació en Somerville ( USA)
de diciembre de 1 872 y murió en Frankford
el 5
152
( Pensylvania ) el 7 de junio de 1906. Fue compeón de
los Estados Unidos, y se cita como una proeza su
exhibición a la ciega en Hannover, el 27 de junio de
1 902, contra 21 j ugadores de primera categoría, parti­
cipantes en el Torneo Mayor. El simultaneador ganó
tres, entabló once y perdió siete, notable resultado si
se tiene en cuenta la fuerza de sus oponentes. He
aquí una de estas partidas :
ATAQUE MAX LANGE
Blancas: Pillsbury
1.
2.
3.
4.
5.
6.
7.
8.
9.
10.
1 1.
12.
13.
14.
P4R,
e3AR,
P4D,
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P x e,
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A4A,
C x A,
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Negras: Moller
15. C x P,
16. RIA,
17. e5R + ,
18. A x e,
19. TDID,
20. P4AR,
2 1 . T3D,
22. P3TR,
23. R2A,
24. R3A,
25. P4eR,
26. P x P,
27. PSC,
28. P5A!,
TRlR
P4eD
exe
R3A
mm
T2D
TRID
P4m
A3e
R2C
P x P+
P4A
R3A
Pillsbury complica el juego realizando notables maniobras hasta conseguir una brillante victoria.
28.
29.
30.
31.
32.
33.
,
R4A,
T3-1D,
A x A,
R4C,
T x T,
. . .
TIR
A2A
T4D
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TxT
RxA
34.
35.
36.
37.
38.
39.
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T x P,
T3T,
T3AR,
T x T,
R3C,
R3D
P5A
R4R
R5R
PxT+
Rinden
1 53
Si 39 . . . . , P6D; 40. P x P + , P x P; 4 1 . R2A ! y el PAR
blanco corona seguidamente.
Hasta el 6 de agosto de 1 9 1 9 no se establece un
nuevo récord. Esta vez fue el gran didacta Reti, en
Haarlen ( Holanda ) , quien jugó 24 simultáneas a la
ciega, ganando 12, entablando nueve y perdiendo tres.
Richard Reti nació en Pezinch el 28 de mayo de
1889 y murió en Praga el 6 de j unio de 1929. A con­
tinuación, un encuentro victorioso del gran maestro
checoslovaco en la citada exhibición, donde conquis­
tó el título de campeón del mundo a la ciega.
DEFENSA FRANCESA
Negras: Kortman
Blancas: Retl
l.
2.
3.
4.
s.
6.
7.
8.
9.
10.
P4R,
P4D,
C3AD,
C3A,
ASCR,
P5R,
D2D,
P4TR,
A3D,
A6TR,
P3R
P4D
P3CR
A2C
C2R
P3AD
C2D
C3C
A2D
AXA
1 1 . D x A,
12. A x e,
13. D7C,
14. CSCR,
15. C x PT,
16. C x T,
17. PST,
1 8 . P x P,
19. T7T,
20. P6R!,
C4A
PR x A
TlAR
D2R
0--0--0
TxC
DSCD
PxP
TlD
Reti ha castigado duramente los errores del adversario y conduce el ataque con toda energía evitando
las contrachances de última hora.
20
21.
22.
23.
24.
25.
26.
•
1 54
. ,
PxA+,
TlCD,
RIA,
TlR,
RlC,
T8R!,
. .
D x PC
CxP
DxC+
D x PA
D6D +
DID
D8A +
27.
28.
29.
30.
31.
32.
R2T,
P3C,
R3T,
R4T,
RSC,
R x P! ,
DSA +
D x PA +
D8A+
D8T +
D8A +
Rlden
El nuevo rccordman es uno de los maestros más
originales de la historia del ajedrez : el húngaro Gyula
Breyer, nacido en 1 894; murió el 1 1 de noviembre de
1 922 en la ciudad checa de Presburgo.
El 30 de enero de 1921 j ugó en Kassa (Checoslova­
quia) 25 simultáneas a la ciega con el siguiente re­
sultado:
+ 15 = 7 - 3
La partida que sigue fue jugada en una exhibición
a la ciega contra 12 tableros, en Kaschau, el 7 de
enero de 1917.
GAMBITO DE DAMA
Blancas: Breyer
P4D,
P4AD,
P x P,
P4R,
5. C3AR,
6. A2R,
7. C3A,
8. 0--0 ,
9. A3R,
10. A x A,
l.
2.
3.
4.
P4D
C3AR
CxP
C3C
ASC
P3R
A2R
0--0
Axe
C5A
Negras: Kaszonvi
1 1 . P5R,
12. D2R,
13. C4R,
14. P4CR,
15. RlT,
16. TlCR,
17. PSC,
18. C6A + ,
19. P x P + ,
20. A x e,
P3AD
C3C
CD2D
P4AD
TIA
D2A
C4D
PxC
RlT
Breyer va preparando con serenidad y sangre fría
ataque, que conduce metódicamente hasta el
mate.
su
20
21.
22.
•
23.
24.
. . .,
A4R,
D5T,
P x A,
A6T,
AXP
AxP
P4A
PXA
TICR
DxP
25. D7A,
TxT+
26. D x C,
TICR
27. T x T,
RxT
28. T x T + ,
29. D8R + + .
155
Alej in establece una nueva marca el 17 de abril de
1924, en New York, al conducir 26 partidas, de las
que gana 16, empata cinco y pierde cinco. Y poco
después, el l .º de febrero de 1925, en París, bate su
propio récord jugando 28 partidas y mejorando el
score : + 22
3 - 3. El doctor Alej andro Alej in nació
en Moscú el año 1 892 y murió en Lisboa el año 1 945,
siendo campeón mundial, título que arrebató a Ca­
pablanca en 1927. Fue considerado como el luchador
genial por excelencia, imponiendo en los torneos su
indiscutible superclase.
=
Poco tiempo estuvo en manos de Alej in este mag­
nífico récord, porque el 7 de febrero de 1925 el incan­
sable Reti vuelve por sus fueros y en Sao Paulo (Bra­
sil ) juega 29 tableros simultáneos a la ciega, de los
que gana 20, entabla siete y pierde dos.
Brian Harley en Chess and its stars escribió lo si­
guiente : «Poco tiempo después de la hazaña de Ale­
khine en París, un nuevo experto a la ciega aparece
en la liza. George Koltanowsky, de Bélgica, conduj o
el excepcional número de 30 partidas simultáneas a
la ciega con el mismo y claro estilo como juega las
partidas de sus encuentros indivi duales. He oído de­
cir que se tienen las mismas posibilidades contra
Koltanowsky con su mirada sobre el tablero como
contra Koltanowsky sin ver».
Efectivamente, el 1 0 de mayo de 193 1 , Koltanowsky
se proclamó campeón mundial a la ciega, al enfren­
tarse contra 30 tableros, ganando 20 y entablando
las dos restantes, sin que nadie lograra vencerle.
Koltanowsky nació en Antwerp el 17 de septiembre
de 1903 y tras conquistar el título de campeón de
Bélgica se trasladó a USA, donde fijó su residencia.
He aquí una de sus mejores partidas en la especia­
lidad del j uego a la ciega.
156
ATAQUE MAX LANGE
Blancas: Koltanowsky
1 . P4R,
2. e3AR ,
3. A4A,
4. 0--0,
s. P4D,
P4R
C3AD
A4A
e3A
PxP
Negras: Trachtenberg
6. PSR,
7. P x e,
8. TlR + ,
9. ese,
10. C3AD,
P4D
PxA
A3R
D4D
D4A
Esta partida es un ataque continuo, en donde las
negras se baten en retirada hasta el último momen­
to, sin conseguir ni la sombra de una contra-chance.
11.
12.
13.
14.
15.
eD4R,
e x PA,
ese + ,
C x A,
ese + ,
AlAR
RxC
RlR
R2A
R3C
16.
17.
18.
19.
20.
P7A,
T6R + ,
P4eR,
P4AR,
P4TR,
A2R
A3A
D4D
e2R
Rinden
El doctor Alejin, que era ya Campeón mundial, no
quiso ser superado por nadie en ningún terreno aje­
drecístico y vuelve a establecer un nuevo récord en
Chicago, jugando 32 tableros, el día 16 de julio de
1933. El resultado fue + 19
9
4, y la exhibición
duró doce horas y media. La partida que sigue se
jugó en esta ocasión.
=
-
DEFENSA ESCANDINAVA
Blancas: Alejln
1.
2.
3.
4.
P4R,
P x P,
e3AD,
C3A,
P4D
DxP
D4m
P3R
Negras: Kohler
s.
6.
P4D,
A3D,
7.
0--0 ,
8.
A.5CR,
P3AD
C3A
A2R
0--0
157
Las negras están ya en inferioridad, cosa que no
puede extrañar porque, segúún Koltanowsky, «el des­
aparecido Campeón mundial fue indudablemente el
más grande jugador a la ciega de todos los tiempos ».
9.
10.
11.
12.
CSR,
TlR,
D3A,
C4R,
CD2D
TlR
ClA
DlD
13.
14.
15.
16.
TDlD,
D x P+ ,
A x A,
T x C! ,
CxC
RlT
TxA
Rinden
La mortal amenaza 17. T4T no tiene parada, ya que
si 16 .
, T x D ; 17. C x T + y 18. C x D ganando.
. . .
En esta lucha deportiva por ir superando las su­
cesivas marcas, es otra vez Koltanowsky quien la
establece el 20 de septiembre de 1 937, en Edinburgo
( Escocia ) , frente a 34 adversarios, saliendo invicto
nuevamente, pues consigue ganar 24 partidas y enta­
blar las 10 restantes.
Pero quien dio la campanada llegando al borde de
las posibilidades humanas fue Miguel Najdorf. Tras
el Torneo de Naciones, celebrado en Buenos Aires el
año 1939, el gran maestro polaco comenzó a practi­
car el juego a la ciega en sus giras por las ciuda­
des de la República Argentina, culminando en la ex­
hibición realizada el 9 de octubre de 1943, en Rosario,
donde pulveriza el récord de Koltanowsky, estable­
ciéndolo en 40 simultáneas, de las que gana 36, enta­
bla una y pierde tres, lo que representa el 91 por
100 de promedio. Y no contento con esto, en 1947
bate su propio récord jugando 45 tableros simultá­
neos a la ciega. La exhibición tuvo lugar en la Ga­
lería Prestes Maia de Sao Paulo ( Brasil ) , llevando
las blancas en 36 partidas y las negras en las nueve
restantes. La sesión comenzó el día 24 de enero, a
las 21 horas, y terminó al día siguiente, a las 19 h.
40 m., es decir, veintidós horas y cuarenta minutos
de lucha continua. Esta proeza estuvo fiscalizada por
158
el doctor Americo Porto Alegre, Presidente de la Fe­
dera�ao Paulista de Xadrez; el doctor C. de Almeida,
Secretario de la Federa<;ao Brasileira de Xadrez, y los
maestros Eliskases, Engels y Duarte; y controlaron
el estado físico del simultaneador los médicos Sergio
Blumer, Rodolfo Schreiber y Orfeo D'Agostini; el re­
sultado fue un éxito, pues ganó 39, entabló cuatro y
perdió dos, lo que equivale a un promedio del 9 1
p o r 100.
Dos percances se produj eron en el transcurso de
la exhibición: uno de los adversarios alteró involun­
tariamente la posición del tablero y reclamó una ju­
gada imposible, pero Naj dorf reprodujo la partida,
jugada por jugada, y el adversario tuvo que discul­
parse en medio de un atronador aplauso con que el
público premió al gran maestro.
En otro tablero, el contrincante quiso rendirse por
la imposibilidad de seguir la partida a causa de la
hora avanzada. Entonces Naj dorf exclamó : c ¡ No, se­
ñor ! , usted tiene una posición buena y debe conti­
nuar la partida; si está usted fatigado que otro le
sustituya». Y así aconteció.
La siguiente partida corresponde al tablero nú­
mero 42 de la presente exhibición, y constituye un
bonito modelo dentro de la especialidad.
APERTURA
Blancas: M. Najdorf
l.
2.
3.
4.
5.
P4AD,
C3AD,
C3A,
P4D,
C x P,
P4R
C3AD
P3D
PxP
cxc
INGLESA
Negras: Camarlnha
y Ruy-Rfnsky
6.
7.
8.
9.
10.
D x C,
P3CD,
A2C,
P3C,
A2C,
C3A
P3CR
A2C
0-0
C2D
159
Naj dorf, después de transcurrido más de un mes
desde que realizó la inaudita exhibición, reproducía
de memoria las partidas j ugadas con una seguridad
asombrosa.
1 1 . D2D,
12. P4TR,
13. PST,
14. P x P,
15. ASD + ,
P4TD
C4A
TIC
PA x P
C3R
16. C4R,
17. D x A,
18. A x e + ,
19. �.
20. T x PT! ,
AxA
P3A
AXA
D3C
RxT
Y en este momento el blanco anunció mate en seis
jugadas de la siguiente forma: 2 1 . T l T + , RlC; 22.
TBT + , R2A; 23 . D6A + , RlR; 24. T x T + , R2D; 25.
D7C + , A2A; 26. D x A mate.
¿ Podrá ser superada esta increíble y maravillosa
marca? Cada vez resulta más difícil mejorar los su­
cesivos récords establecidos; pero además en la ac­
tualidad los j óvenes grandes maestros no dedican
atención a esta modalidad, tal vez porque la agota­
dora labor mental que implica el j uego a la ciega no
está en relación con la clase efectiva del jugador.
Los campeones mundiales de j uego sólido, como
Steinitz, Lasker, Capablanca, Euwe, Botvinnik y pos­
teriores han evitado el j uego sin ver, y el propio
Morphy manifestó que el j ugar varias simultáneas a
la ciega no probaba nada.
Lo cierto es que desde la asombrosa proeza de Naj­
dorf han transcurrido casi veinticinco años, y las co­
sas siguen lo mismo.
160
13
LAS MAQUINAS
Las experiencias de motorización,
desde el engaño hasta la electrónica
LAS MAQUINAS
La frialdad de la noche había comenzado a con­
densar el vapor de la atmósfera que, para favorecer
el sueño húmedo de las flores, se posaba sobre los
lindos pétalos, dando una nueva tonalidad a los co­
lores que engalanaban el j ardín circundante del ma­
jestuoso palacio imperial de Viena. El azul turquesa
del cielo rielaba en las aguas del Danubio con des­
tellos oscuros, porque las primeras sombras anun­
ciaban que el negro corcel de la noche había cru­
zado ya los umbrales de sus dominios. Era la hora
propicia para que la emperatriz María Teresa inicia­
ra una gran fiesta en los salones del Hofburg, resi­
dencia de los monarcas austro-húngaros. Los violinas
atacaron los brillantes acordes de un vals y con todo
esplendor, entre dos luces, los invitados fueron ocu­
pando sus sitios.
Corría el año en que nació Napoleón I , y expiraba
el plazo concedido al barón Wolfgang von Kempelen
para que cumpliese la palabra empeñada a Su Ma­
jestad Imperial María Teresa de presentar en la fies­
ta el ingenio más maravilloso que se haya conocido.
Un año atrás, hallándose en este mismo salón con
la Emperatriz, presenciando unos experimentos de
física y unos juegos magnéticos que realizaba un
francés, llamando la atención de los cortesanos, ma­
nifestó : -No veo nada sorprendente; todo es senci­
llo y cualquiera puede hacer estos juegos.
163
María Teresa respondió : -Si no fuese por vuestra
fama de sabio, dudaría de esas palabras, que no
vacilaré en creer siempre que presentéis algo más
maravilloso e increíble.
Kempelen aceptó el reto de eclipsar las habilidades
del físico francés y el plazo fij ado fue el de un año.
Entre tanto, el sabio se retiró a Presburgo, donde
había nacido el año 1734, y se puso a trabaj ar infa­
tigablemente y en secreto para asombrar al mundo
con su invento. Por fin, logrado su propósito, cum­
plía su palabra, pues se hallaba en el palacio imperial
para presentar en la Corte de Viena su portentosa
obra : Un turco autómata que j ugaba al aj edrez.
Van der Linde en su libro « Cuentos de Ajedrez» lo
describe, más o menos, así :
E l autómata consistía e n un cajón d e madera, en
forma de mesa de despacho, de 1 ,1 0 m. de largo,
0,65 m. de ancho y 0,80 m. de alto. Por detrás y ado­
sado al caj ón se hallaba sentado un muñeco de ta­
maño natural, vestido luj osamente con traj e de turco.
Frente a él, sobre la mesa, se encontraba el tablero
de aj edrez con todas sus piezas. La mano derecha
del turco se apoyaba en la mesa, mientras la iz­
quierda sostenía una larga pipa oriental. El aparato
estaba montado sobre unas pequeñas ruedas, que
permitían su fácil transporte de uno a otro lugar.
Al comenzar su experimento, Kempelen abría las
puertas del caj ón con el doble obj eto de mostrar el
mecanismo y alej ar toda posible sospecha por parte
de los espectadores de que en su interior pudiera
estar escondida una .persona. En el interior del ca­
jón podía verse un complicado complej o de resortes,
engranaj es, cadenas, palancas, ruedas dentadas, etc.,
y además una lamparita encendida que facilitaba el
examen de las tripas mecánicas del ingenio, hasta su
más íntimo detalle.
Tras esta demostración, Kempelen proseguía levan164
tanda la ropa del turco, apareciendo unas piezas de
la maquinaria que ocupaban casi la totalidad inte­
rior del muñeco.
Por último, hacía rodar el aparato de un lugar a
otro de la sala, con lo que se daba cima al estudio
anatómico del autómata, dej ando completamente sa­
tisfecho al público espectador.
Una vez terminados todos estos preparativos, con
los que rodeaba a su experimento de un ambiente
propicio, Kempelen cerraba todas las puertas y aber­
turas, y con una llave daba cuerda a la máquina,
que producía un ruido similar al de un reloj sometido
a esta misma operación. Acto seguido quitaba la pipa
al turco, le hacía dirigir la mirada al tablero y todo
quedaba a punto para comenzar la partida de aje­
drez.
Cuando el autómata h11cía una j ugada, levantaba
lenta y acompasadamente su brazo, dirigiéndolo ha­
cia la pieza que iba a mover, abría la mano, cogía
el mencionado trebej o, lo colocaba en otra casilla y
con la misma parsimonia retiraba el brazo. Todos
estos movimientos estaban amenizados por los rui­
dos propios de ruedas y resortes, no muy bien en­
grasados.
El autómata jugaba perfectamente, sin cometer
errores, y cuando daba j aque hacía una reverencia
con la cabeza. Si se efectuaba alguna jugada falsa
para engañarle agitaba la cabeza en señal de protes­
ta, cogía la pieza mal jugada y la devolvía a la ca­
silla donde estaba antes de ser movida. Obvio es
subrayar que el turco autómata ganaba siempre.
La inauguración del ingenio correspondió a Fede­
rico II de Prusia, quien a la sazón se hallaba allí y
jugó la siguiente partida :
165
APERTURA FEGATELLO
Blanc as : Autómata
Negras: Federico 11
l . P4R,
2. e3AR,
3 . A4A,
4. ese,
s. P x P,
6. C x PA,
7. D3A + ,
8.
9.
10.
1 1.
12.
13.
P4R
C3AD
C3A
P4D
exP
Rxe
R3R
eDSC
e3AD,
C x PA +
P3TD,
CxT
RIA,
R3D
Axe+,
RxA
e4R + ,
Rinden
D3D + ,
El espectáculo resultó extraordinario en grado su­
mo. Los espectadores seguían la marcha de la par­
tida, j ugada tras j ugada, llenos de asombro y emo­
ción. No podía concebirse aquel robot con facultades
mentales superiores a las humanas. ¿ Cómo es posible
que una máquina pueda pensar? Ante esta incógnita
no despej ada cualquier explicación resultaba absur­
da. Necesariamente debía de existir alguna trampa,
y las miradas se clavaban en Kempelen tratando de
descubrir el artificio o la superchería. Pero los años
pasaron, millares de personas examinaron el autó­
mata, matemáticos y mecánicos de relieve vieron su
funcionamiento ; pero todo en vano. Nadie logró des­
cifrar el enigma y hubo que rendir pleitesía al genio
de su inventor. La prensa le prodigó toda clase de
alabanzas, con exageraciones sin cuento, y hasta se
escribieron libros con plena dedicación a explicar el
misterio. El éxito fue tan importante que tras él
vino Ja difusión y con ella la fama. Kempelen se ex­
presaba así : «El turco autómata no es sino una ba­
gatela, con un relativo mérito en Jo que concierne a
su mecanismo; pero los efectos que tan prodigiosos
parecen son debidos exclusivamente a lo atrevido de
la concepción original y a Ja acertada elección de los
medios que se han empleado para su realización».
166
Pero la gloria tiene sus inconvenientes. Se veía obli­
gado a poner en marcha su invento para satisfacer
la curiosidad de cualquier personaj e. Tenía que so­
portar obj eciones tan absurdas como inoportunas.
No podía soslayar el elevado número de cartas que
le dirigían los sabios de Europa.
Tanto disgustó a Kempelen todo este orden de co­
sas que decidió poner fin a ello destruyendo el au­
tómata, pese a que le habían ofrecido por la compra
de su invento una importante suma de dinex ..:>; y en
plena gloria anunció que su ingenio se había estro­
peado y la avería sufrida en la maquinaria era irre­
parable.
Libre al fin del acoso de la popularidad, pudo dedi­
carse a sus estudios favoritos, mientras la maravillo­
sa máquina acumulaba polvo en un desván de la casa.
Pero la tranquilidad duró poco tiempo. Los hados
le tenían destinadas nuevas aventuras, nuevas proe­
zas, nuevos viaj es y nuevas riquezas. Y esto aconte­
ció algunos años después, cuando el Gran Duque Pa­
blo de Rusia y su esposa visitaron al emperador
José 1 1 . Hablaron sobre el autómata y rogaron a
Kempelen que arreglase la máquina y la hiciera fun­
cionar de nuevo. Como se hallaba escaso de recursos
económicos, pues su fortuna había sufrido un serio
quebranto, y vio la forma de restaurarla, al cabo de
unos días puso el j uguete en escena, con el mismo
éxito anterior, y poco después emprendió una tour­
née por las capitales europeas, cobrando cinco che­
lines por cada persona que deseara presenciar la
exhibición. Así vio aumentar su fortuna y su fama,
porque igual que había sucedido en su primera épo­
ca, el autómata resistió cuantos exámenes se le hi­
cieron y nadie pudo arrancar el secreto del invenci­
ble jugador mecánico.
Kempelen murió en 1 804 y el aparato fue adqui­
rido por Maelzel, inventor del metrónomo musical, el
167
cual continuó las sesiones con el mismo éxito publici­
tario y económico. El propio Napoleón 1 j ugó y su­
frió una derrota frente al muñeco turco.
El aparato fue adquirido por el príncipe Eugene
de Beauharnais, quien pagó por él 30.000 francos; pe­
ro en 1 8 1 7 Maelzel volvió a adquirirlo y a explotarlo,
hasta que de resultas de un proceso j udicial, origina­
do por divergencias surgidas entre los que interve­
nían en el negocio, se reveló el secreto que durante
tanto tiempo había tenido en j aque a la curiosidad
mundial. En 1 826 Maelzel se llevó a New York el apa­
rato, y luego lo paseó por América del Sur. En uno
de estos viaj es, el año 1 837, murió Maelzel y el au­
tómata pasó a ser propiedad del Capitán de Marina
Ohl, y tres años después lo compró por 400 dólares
el doctor John K. Mitchell, quien lo cedió al Museo
Chino de Philadelphia. Durante catorce años per­
maneció allí el célebre turco autómata, hasta que un
incendio, ocurrido el 5 de j ulio de 1 854, lo destruyó
para siempre.
La clave del autómata era un ajedrecista que se es­
condía en su interior. Pero el mérito de Kempelen
fue salvar las dificultades para conseguir su idea, y
su habilidad para construir el ingenio de manera que
el hombre oculto fuera invisible y pudiera ver el jue­
go y mover el brazo del juguete. En los comparti­
mentos interiores, la persona que se ocultaba podía
trasladarse de uno a otro lugar, según conviniera,
para esquivar las miradas de los curiosos. Muchos
de los mecanismos que se exhibían en el interior del
autómata eran inútiles y sólo estaban colocados para
despistar al examinador. Una vez cerrado el cajón,
cuando todo estaba dispuesto para empezar la par­
tida, el ajedrecista oculto se colocaba debaj o del ta­
blero, al cual correspondía otro interior dotado de
varias palancas para el movimiento de las piezas.
Además, disponía de un tablero de bolsillo para ana-
168
lizar las partida s, que podía ver gracias a la lampa­
rita encendida ya mencionada. Como es lógico, la
persona oculta era un jugador de primera catego­
ría para obtener brillantes resultados. Entre los aje­
drecistas que hicieron de autómatas figuran Allgaier,
Williams, Lewis , Mouret, etc.
Pasados unos cuantos años hubo exhibiciones de
otros autómatas, aunque ninguno de ellos con el éxi­
to que alcanzó el de Kempelen. En 1 868 se presentó
en Londres el autómata Aj eeb ; en 1 878 apareció en
la Exposición de París el llamado Mephisto y, por
último, en 1937, en el Parque Máximo Gorki de Mos­
cú, con motivo del cdía del ajedrecista», se exhibió
un nuevo autómata dirigido por el maestro mosco­
vita Víctor Lublinski.
Un carácter más científico, aunque resolviendo sólo
en parte el problema general, reviste el jugador au­
tomático de aj edrez, construido en 1914 por el inge­
niero Torres Quevedo. Se trata de un ingenio mecá­
nico para ganar el final de Rey y Torre contra Rey.
La máquina, que conduce el bando fuerte, gana siem­
pre, y cuando se realiza un movimiento ilegal tiene
un dispositivo que avisa la irregularidad cometida.
A la tercera falsedad el mecanismo se niega a seguir
funcionando.
En el moderno campo de la cibernética, los cien­
tíficos realizan experimentos muy interesantes en tor­
no al aj edrez, porque resulta muy seductor moldear
el pensamiento humano utilizando cerebros electró­
nicos capaces de jugar una partida.
En Ja URSS, del estudio de estos problemas están
encargados el ingeniero Botvinnik , ex campeón mun­
dial, y el campeón moscovita A. Bichowsky. Precisa­
mente O'Kelly, al relatar las incidencias del match
Petrosian-Spassky, celebrado en el teatro de la Es­
trada, de Moscú, para dilucidar el título mundial, co­
menta : «El teatro de la Estrada se encuentra alejado
169
del centro, a orillas del río Moscova, que a cualquier
hora se halla animado con barcos de toda clase, y no
lejos del teatro está el laboratorio donde Botvinnik
trabaj a en la confección de un robot destinado a
j ugar al aj edrez».
En Europa occidental se realizaron en Amsterdam
y Bruselas, entre 1 96 1 y 1963, unas investigaciones
para la automatización del trabaj o administrativo, y
bajo esta dirección estudiaron el ajedrez electrónico
una comisión formada por Euwe y De Groot, de Ams­
terdam, Van Seters y Barzin, de Bruselas, Berg y
Lionnais, de París, y Moular, de Liej a.
La competencia de esta comisión es innegable, dada
la especialidad de sus componentes.
Ajedrecistas : Euwe, Van Seters, De Groot, Lionnais
y Barzin.
Matemáticos : Berg, Euwe, De Groot y Lionnais.
Filósofo : Barzin.
Programista electrónico : Moular.
Los trabaj os realizados fueron definidos como • Es­
tudios de las posibilidades de programar el juego de
Ajedrez para aparatos de información electrónica».
La base de estas experiencias fueron las partidas
jugadas por máquinas, que no llegan a quince, y to­
das igualmente malas, como puede deducirse de la
que se inserta a continuación, que no es ni mejor ni
peor que sus restantes compañeras.
APERTURA KOTROK
170
Blancas: Máquina
Negras: Ajedrecista
l . e3AD,
2. P3R,
3. P3eR,
4. C4T,
5. ASe + ,
6. e3AR,
7.
8.
9.
10.
11.
12.
P4D
P4AD
PSD
P4R
e2D
P3TD
AXA
Axe+,
Axe
P x P,
A3AD
P x PA,
D4D
0-0 ,
P4eR
P3TD,
e x Pe, D7C + +
Se precisa, pues, elevar el nivel de juego de la má­
quina, para lo cual la técnica moderna permite la
construcción de calculadoras electrónicas capaces de
retener muchos miles de partidas que, en caso nece­
sario, puede añadírseles los análisis pertinentes, a fin
de que el ingenio disponga de material suficiente pa­
ra encontrar las jugadas. Pero las dificultades surgen
en tropel a la hora de realizar un programa numé­
rico completo.
Cuando en 1945 K. Zuse descubrió la posibilidad
de utilizar un ordenador electrónico como autómata
aj edrecista, se confirmó que la programación de las
reglas del j uego puede realizarse fácilmente en una
computadora, no así la formulación de estrategias
eficaces.
En 1950, C. Shannon publicó una clasificación en
los programas de j uego, mej orando las experiencias.
1 .º Programas para trabajos segón e l principio de
un dic ciona rlo Estos programas consisten en acu­
.-
mular posiciones con un signo que las distingan si
son ventajosas para las fichas blancas o las negras,
y el juego consiste en buscar jugadas que durante el
desarrollo de la partida den ventaj a a la computado­
ra. Esto parece fácil, pero si se aplican los cálculos
matemáticos, se obtiene un número de posiciones
aproximado a 10, elevado a la 43 potencia, a lo que
hay que agregar las j ugadas de captura al paso y
enroque, y las reglas para partidas tablas.
2.º Programas para la prescripción exacta de fór­
mulas de juego. Si se consideran únicamente las
-
aperturas que pueden realizarse hasta la jugada 12,
se obtiene un número aproximado de 10.000 partidas
posibles.
3 .º Programas para funciones de evaluaclón.-La
evaluación de fórmulas de juego, por las razones in­
dicadas anteriormente, tampoco resulta posible, y
sólo puede ser aplicada a los problemas, en los que
171
se sabe que el mate se produce en un número deter­
minado y conocido de j ugadas .
L. Samuel introduj o su famoso progrema de la Da­
ma, sustituyendo las funciones de evaluación exacta,
por aproximaciones, refiriéndose al equilibrio mate­
rial, con valores diferentes a la importancia de las
figuras. Los coeficientes pueden ser variados durante
el curso de la partida. Esto da lugar a dos clases de
estrategia, según se emplee la evaluación aproximada
en lugar de la función de evaluación exacta, o se eva­
lúen aproximadamente posiciones sucesivas. A esto
hay que añadir la «posición muerta», introducida por
A. Turing en 195 1 , en la cual no puede capturarse nin­
guna pieza, quedando estable la valoración del equi­
librio material.
4.º Programas de es tudio Están constituidos por
las reglas del juego y sólo puede variarse el com­
portamiento estratégico, o los coeficientes de las fun­
ciones de evaluación aproximada, mediante el estu­
dio. Hasta ahora no se ha realizado ninguna pro­
gramación de este tipo.
.-
De todo lo expuesto se deduce que una computa­
dora provista de un amplio programa numérico, con
criterios de ataque, conocimientos de estrategia, nor­
mas para aperturas y finales, puede j ugar bastante
bien una partida. Pero este trabajo no está termina­
do y en todo caso la victoria o derota del robot de­
penderá de la calidad de los programas y las posi­
bilidades de la máquina electrónica.
Pero la preparación técnica, el temperamento, la
originalidad y el genio, que constituyen el «programa•
humano del aj edrecista, ¿ podrá ser algún día asimi­
lado por un cerebro electrónico ? ¡ Vivir para ver!
172
I N D I C E
M a t e rias
Págs.
l.
Ajedrología . . .
9
2.
El error . . . . . .
17
3.
La
inmortal . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .
29
4.
Pasatiempo . . . . . . . . . . . . . . . .. . .. .
41
5.
Leyenda diabólica . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .
57
6.
Aj edro grafía . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .
69
7.
Clasificación . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .
81
8.
Golmayo . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .
95
9.
Prosas . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .
107
10.
Aj edrez femenino . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .
125
11.
Los precoces . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .
137
12.
A la ciega . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .
151
13.
Las máquinas . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .
163
175
FRR
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