Número de registro: 20300 Novena Época Instancia: Tribunales

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AMPARO DIRECTO 344/2006.
Número de registro: 20300
Novena Época
Instancia: Tribunales Colegiados de Circuito
Fuente: Semanario Judicial de la Federación y su Gaceta
Tomo: Tomo XXVI, Agosto de 2007
Página: 1307
AMPARO DIRECTO 344/2006. PEMEX EXPLORACIÓN Y PRODUCCIÓN.
CONSIDERANDO:
SEXTO. Son fundados pero inoperantes, en una parte, infundados en otra, e inoperantes en
diverso aspecto, los conceptos de violación que hace valer Pemex Exploración y Producción,
por conducto de su apoderado legal Juan Manuel Peñaloza Magaña, en atención a las
siguientes consideraciones fácticas y legales:
La quejosa estima ilegal que la Junta responsable declarara improcedente la excepción de
prescripción que hizo valer, sobre la base de que la acción ejercida fue la de pago de
indemnización por riesgo de trabajo, respecto de la cual el actor tenía un término de dos años
para reclamarla, conforme al artículo 519, fracción I, de la Ley Federal del Trabajo, y
considerara irrelevante que el promovente de la acción laboral reclamara el pago por
indemnización por las enfermedades que aduce, pues además de no estar acreditadas no se
demuestra que sean de origen laboral; por lo que, afirma la parte quejosa, la acción ejercida
es la de reconocimiento de enfermedades de trabajo, que debió hacerse valer en el plazo de
un año que establece el artículo 516 del ordenamiento en cita, y de acuerdo con la
jurisprudencia del Tribunal Colegiado del Vigésimo Tercer Circuito, de rubro: "ACCIÓN DE
RECONOCIMIENTO DE ACCIDENTE O ENFERMEDAD DE TRABAJO,
PRESCRIPCIÓN DE LA.", en la que apoyó la excepción desestimada. Concluyendo que la
acción de reconocimiento de enfermedades de trabajo ya estaba prescrita, al haber
transcurrido más de un año desde la separación por liquidación del actor (veintinueve de julio
de mil novecientos noventa y dos) hasta la presentación de la demanda laboral (veintinueve
de enero de dos mil tres).
En principio, para dar mayor claridad al punto materia de controversia se estima pertinente
citar el criterio que abordó la Segunda Sala de la Suprema Corte de Justicia de la Nación
sobre los artículos 516, 517, 518 y 519 de la Ley Federal del Trabajo, en la jurisprudencia
2a./J. 18/2001, derivada de la contradicción de tesis 1/2001-SS, entre las sustentadas por el
Segundo Tribunal Colegiado en Materia de Trabajo del Tercer Circuito y el Cuarto Tribunal
Colegiado de la misma materia del Primer Circuito, del tenor siguiente:
"PRIMA DE ANTIGÜEDAD. EL PLAZO PARA LA PRESCRIPCIÓN DE LA ACCIÓN
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PARA RECLAMAR SU PAGO, EJERCIDA POR LOS BENEFICIARIOS DE UN
TRABAJADOR QUE FALLECE POR MUERTE NATURAL O POR UN RIESGO NO
PROFESIONAL, DEBE COMPUTARSE CONFORME A LA REGLA GENÉRICA DE UN
AÑO ESTABLECIDA EN EL ARTÍCULO 516 DE LA LEY FEDERAL DEL TRABAJO.
De lo dispuesto en los artículos 516, 517, 518 y 519 de la Ley Federal del Trabajo que
regulan lo relativo a la figura de la prescripción, se desprende que el primero de ellos
establece el término genérico de un año para la prescripción de las acciones laborales, con las
salvedades consignadas en los tres últimos preceptos citados. De esta manera, el numeral 517
refiere al término de un mes para la prescripción respecto de las acciones de los patrones para
efectuar descuentos en los salarios de los trabajadores y por lo que hace a las acciones de
éstos para separarse de su trabajo; el artículo 518 establece el término de dos meses para que
prescriban las acciones de los trabajadores que sean separados de su trabajo; y, finalmente, el
dispositivo 519 contempla la prescripción en el término de dos años de las acciones de los
trabajadores para reclamar el pago de las indemnizaciones por riesgo de trabajo, las de los
beneficiarios en los casos de muerte por riesgo de trabajo y para solicitar la ejecución de los
laudos de las Juntas de Conciliación y Arbitraje y de los convenios ante ellas celebrados.
Ahora bien, atendiendo a la imposibilidad de que en la referida Ley Federal del Trabajo
puedan contemplarse todos y cada uno de los supuestos que puedan surgir de la relación
existente entre los trabajadores y los patrones o, incluso, de los beneficiarios de aquél con
este último, puede arribarse a la conclusión de que aquellos casos no contenidos en los tres
últimos numerales, tendrán que ubicarse en el artículo 516 que es el que establece el término
de un año como regla genérica de prescripción. En esa tesitura, la acción de pago de la prima
de antigüedad de un trabajador que fallece por muerte natural o por un riesgo no profesional,
ejercida por sus beneficiarios, al no encuadrar en los supuestos establecidos por los artículos
517, 518 y 519 de la Ley Federal del Trabajo que son los que establecen los casos específicos
de prescripción, debe situarse en la referida regla genérica de prescripción establecida en el
numeral 516 de la propia ley, sin que sea dable estimar que conforme al principio in dubio
pro operario, deba establecerse el término más amplio, apoyándose, además, en los principios
generales del derecho, de mayoría de razón y de justicia social, pues el principio aplicable en
la especie lo es aquel que establece que donde la ley no distingue el juzgador no tiene por qué
hacer distinción."
Con el anterior criterio se definió que los artículos 516, 517, 518 y 519 de la Ley Federal del
Trabajo regulan lo relativo a la figura de la prescripción, y que el primero de esos preceptos
establece el término genérico de un año para la prescripción de las acciones laborales, con las
salvedades consignadas en los demás numerales; que el artículo 519 contempla la
prescripción en el término de dos años entre otras, de las acciones de los trabajadores para
reclamar el pago de las indemnizaciones por riesgo de trabajo; que como la referida ley no
puede contemplar todos los supuestos que puedan surgir de la relación obrero-patronal,
aquellos casos no contenidos en los tres últimos numerales tendrán que ubicarse en el artículo
516, que establece el término de un año como regla genérica de prescripción.
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Ahora bien, es cierto que la acción ejercida por el actor fue la de indemnización por riesgo de
trabajo y como accesoria el reconocimiento de ese riesgo; sin embargo, antes de establecer si
procede el pago por la indemnización, es menester determinar si la enfermedad que padece el
actor fue con motivo de las condiciones o el ambiente laboral, pues esa indemnización para
su liquidación, depende primordialmente de que se reconozca el riesgo.
En ese orden de ideas, los artículos 516 y 519 de la Ley Federal del Trabajo, en su orden,
establecen:
"Artículo 516. Las acciones de trabajo prescriben en un año, contado a partir del día siguiente
a la fecha en que la obligación sea exigible, con las excepciones que se consignan en los
artículos siguientes."
"Artículo 519. Prescriben en dos años: I. Las acciones de los trabajadores para reclamar el
pago de indemnizaciones por riesgo de trabajo; II. Las acciones de los beneficiarios en los
casos de muerte por riesgos de trabajo; y III. Las acciones para solicitar la ejecución de los
laudos de las Juntas de Conciliación y Arbitraje y de los convenios celebrados ante ellas. La
prescripción corre, respectivamente, desde el momento en que se determine el grado de la
incapacidad para el trabajo; desde la fecha de la muerte del trabajador, y desde el día
siguiente al en que hubiese quedado notificado el laudo de la Junta o aprobado el convenio.
Cuando el laudo imponga la obligación de reinstalar, el patrón podrá solicitar de la Junta que
fije al trabajador un término no mayor de treinta días para que regrese al trabajo,
apercibiéndolo que de no hacerlo, podrá el patrón dar por terminada la relación de trabajo."
De acuerdo con lo anterior, la regla general es que las acciones de trabajo prescriben en un
año, contado a partir de que la obligación se haga exigible. En tanto que la regla especial
prevista en el artículo 519, fracción I, señala que el término para ejercer una acción de
indemnización por riesgo de trabajo es de dos años.
Así, de la interpretación sistemática de los artículos 516 y 519, fracción I, se deduce que
tratándose de la acción de reconocimiento de un riesgo de trabajo, el término para que opere
la prescripción necesariamente empieza a correr a partir de que dicho riesgo de trabajo se
acredite plenamente a través de cualesquier medio de convicción, en especial, la pericial, y le
es aplicable en este supuesto la regla general, pues el reconocimiento no está expresamente
regulado de forma especial, ni puede considerarse implícito en la acción de indemnización,
pues evidentemente que ésta depende del reconocimiento de la enfermedad profesional, que
no es igual a una indemnización.
En esa tesitura, es fundado lo expuesto por la parte quejosa en el sentido de que prescriben en
un año las acciones de trabajo, como lo es el reconocimiento de una enfermedad, según
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quedó determinado con anterioridad.
Sin embargo, a la postre ello resulta inoperante para la concesión del amparo, pues no es
verdad que en tratándose del reconocimiento de enfermedad por riesgo laboral la fecha de
separación del empleo deba considerarse como aquella en que la obligación se hizo exigible
y, por ende, a partir de la cual debe operar la prescripción, porque bien puede suceder que
aun cuando la enfermedad se manifieste con posterioridad a la separación, se acredite que
ésta fue como consecuencia de las actividades que desempeñaba, esto es, que en realidad
puede demostrarse una relación causa-efecto entre el trabajo o medio ambiente en que se
desempeñó el trabajador y el padecimiento o enfermedad que se manifestó después de su
separación del empleo.
De ahí que al no demostrarse que haya transcurrido más de un año desde que el actor
presentó la patología hasta la fecha de la presentación de la demanda laboral, conforme a las
reglas de prescripción que establece el artículo 516 de la ley de la materia, debe concluirse
que la acción de reconocimiento de enfermedad fue ejercida en tiempo por el actor, ahora
tercero perjudicado; razones por las que el concepto de violación en estudio se declara
fundado pero inoperante.
Por otra parte, son infundados todos los motivos de inconformidad donde se aduce, en
relación con los padecimientos auditivos y de columna vertebral demandados, que el actor
debió acreditar la relación causa-efecto de los padecimientos que presenta con las labores que
desempeñó al servicio de la demandada, y no solamente por simple presunción, por lo
siguiente:
Para establecer el origen profesional de una enfermedad resulta indispensable la
comprobación de las actividades o el tipo de industria o zona donde se prestaron los
servicios.
Sin embargo, no es ajustado a derecho asumir que por esa razón deba asignarse la carga
probatoria al trabajador, independientemente de que se trate de un presupuesto requerido para
establecer si existe una relación causal directa con la categoría o actividad específica
desarrollada por el trabajador, incluso si la que existe es una relación causal indirecta, pero
producida por la actividad o actividades, servicio o tipo de servicio o medio ambiente
intrínseco.
Para calificar el origen profesional de una enfermedad no es suficiente que el padecimiento
esté comprendido en alguno de los apartados de la tabla a que se contrae el artículo 513 de la
Ley Federal del Trabajo, y que la actividad también esté consignada en dicha tabla; ni es
válido sostener que se actualiza la presunción legal sin necesidad de comprobar que
efectivamente se desarrolló la labor específica de que se trate, ya que necesariamente se
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requiere la comprobación de aquellos dos hechos, esto es, la existencia del padecimiento -que
generalmente queda probado con la pericial médica- y la actividad específica desarrollada o
el medio ambiente en que el trabajador se vio obligado a laborar, puesto que la comprobación
de estos hechos es lo que hace presumir su profesionalidad.
Por tanto, se requiere de la comprobación de tales presupuestos atendiendo a la propia
definición legal de lo que debe entenderse por enfermedad profesional, la que conforme al
artículo 475 de la Ley Federal del Trabajo es todo estado patológico derivado de la acción
continuada de una causa que tenga su origen o motivo en el trabajo o en el medio en que el
trabajador se vea obligado a prestar sus servicios.
Sobre este contexto, para que las enfermedades consignadas en el artículo 513 de la ley
laboral en cita se presuman de trabajo como lo dispone el artículo 476 de la propia ley
laboral, necesariamente debe acreditarse la existencia del padecimiento en concordancia con
la comprobación de la actividad o el medio ambiente en que el trabajador asegurado se haya
visto obligado a prestar sus servicios, a efecto de que la Junta pueda encontrar el referido
nexo causal respecto del que se funda la presunción legal a favor del trabajador.
En efecto, no es posible considerar jurídicamente que la prueba pericial médica, por sí sola,
sea suficiente para tener por acreditada la profesionalidad de una enfermedad de las
consignadas en la tabla del artículo 513 de la Ley Federal del Trabajo, ya que en el dictamen
relativo, por lo general, se determina la naturaleza de la enfermedad atendiendo a que su
emisor, por ser perito en medicina es el que, por los conocimientos que posee, está en aptitud
de diagnosticar si un trabajador es portador de determinada enfermedad; de manera que para
establecer su origen es indispensable justificar su causalidad con las actividades laborales y el
medio ambiente inherente en el que se prestó el servicio, los que, como ya se estableció,
necesariamente deben estar comprobados dentro del procedimiento laboral.
Por consiguiente, tratándose de una enfermedad de las consignadas en la tabla a que se
contrae el artículo 513 de la ley laboral, la presunción legal opera siempre que estén probados
los hechos de la demanda en lo concerniente a las actividades específicas desempeñadas y el
medio ambiente determinante; por la misma razón esa comprobación será necesaria respecto
de enfermedades que, por no estar incluidas en dicha tabla, no se actualiza tal presunción
legal, dado que en ambos casos debe quedar acreditado el nexo causal a fin de poder
establecer el origen profesional de la enfermedad de que se trate.
En otras palabras, esté o no reconocido un padecimiento como enfermedad de trabajo, de
existir éste, para ubicarlo como riesgo de trabajo, debe probarse una relación causal necesaria
entre las actividades desempeñadas o el medio ambiente y el resultado reflejado en el
padecimiento.
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Es ilustrativa, de lo antes considerado, la jurisprudencia número 4a./J. 1/93, emitida por la
extinta Cuarta Sala de la Suprema Corte de Justicia de la Nación, que aparece publicada en la
página 11 del tomo 62, febrero de 1993, Octava Época de la Gaceta del Semanario Judicial
de la Federación, que establece:
"ENFERMEDAD DE TRABAJO. RECONOCIDA COMO TAL LA SORDERA TOTAL O
PARCIAL (HIPOACUSIA), POR LA LEY FEDERAL DEL TRABAJO Y EL CONTRATO
COLECTIVO DE PETRÓLEOS MEXICANOS, CORRESPONDE AL PATRÓN LA
CARGA DE PROBAR EN CONTRA DE LA PRESUNCIÓN GENERADA EN
BENEFICIO DEL TRABAJADOR. Si un trabajador de Petróleos Mexicanos sufre de
sordera total o parcial (hipoacusia), existe en su favor la presunción de que tal padecimiento
fue contraído con motivo o como resultado del desempeño de su trabajo y, por tanto, que se
trata de la enfermedad profesional a que se refieren tanto el artículo 513, índice 156 de la Ley
Federal del Trabajo, como la cláusula 125 del contrato colectivo celebrado entre Petróleos
Mexicanos y su sindicato (113 del último pacto), cuando ha laborado en estaciones
compresoras, calderas, plataformas marinas de perforación, equipo de perforación y
reparación de pozos, o bien si ha estado expuesto a ruidos o trepidaciones, con motivo de su
trabajo. Por tanto, corresponde al patrón la carga probatoria para desvirtuar la presunción
correspondiente, al tenor de los artículos 830, 831, 832 y 833 de la citada ley, cuando alega
que tal padecimiento se originó por causas diversas o ajenas al trabajo, no obstante que el
trabajador ha laborado en puestos o con equipos como los que se mencionan."
También es importante acudir a lo establecido en la jurisprudencia número 2a./J. 29/98,
sostenida por la Segunda Sala de la Suprema Corte de Justicia de la Nación, misma que
aparece publicada en la página 401 del Tomo VII, mayo de 1998, Novena Época del
Semanario Judicial de la Federación y su Gaceta, que dice:
"ENFERMEDAD PROFESIONAL. LA RELACIÓN CAUSAL ENTRE ÉSTA Y EL
MEDIO EN EL CUAL EL TRABAJADOR PRESTE O HAYA PRESTADO SUS
SERVICIOS, NO REQUIERE NECESARIAMENTE DE LA PRESENCIA DEL PERITO
MÉDICO EN EL LUGAR, EMPRESA O ESTABLECIMIENTO. Conforme a la
jurisprudencia sustentada por este Alto Tribunal, la prueba pericial médica es la idónea para
determinar, tanto si el origen de una enfermedad es de carácter profesional, como el grado de
incapacidad que le provoque al trabajador. Sin embargo, establecer una regla general,
aplicable a la universalidad de los casos, para tener por acreditado el señalado vínculo causal,
involucraría cargas procesales adicionales innecesarias y sin soporte legal, o bien, un
desequilibrio entre las partes contendientes, al extremo de provocar laudos condenatorios
basados en la simple afirmación del actor sustentada nada más que en el desahogo de una
pericial médica que no arroje la convicción necesaria para tal fin. En atención a ello, si se
trata de una enfermedad cuya profesionalidad se presume, o sea, de aquellas enumeradas en
la tabla a que se refiere el artículo 513, de la Ley Federal del Trabajo, el dictamen médico
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que concluya sobre la existencia del padecimiento y el grado de la incapacidad, es suficiente
para determinar dicho origen, sin perjuicio de que el demandado rinda pruebas que desvirtúen
esta presunción, conforme al numeral 476 de la misma ley; fuera de este supuesto, es decir,
tratándose de enfermedades no contempladas en la tabla de referencia, el peritaje debe
establecer además, si existe o no una relación causal entre el padecimiento y el trabajo
(relación directa) o el medio ambiente laboral (relación indirecta), así como especificar cuál
es esa relación y los medios de que se valió el perito para su determinación y, para que el
dictamen del experto alcance valor probatorio pleno, deberá encontrarse robustecido con el
resultado de la visita que haga al lugar o centro de trabajo, para constatar cuáles eran o son
las condiciones ambientales en que se vino desarrollando la actividad o profesión, si esto
puede obtenerlo por sí mismo, o bien, auxiliado por un técnico o científico que se encargue
de perfeccionar, esclarecer o ampliar las conclusiones del dictamen primigenio, salvo que en
autos existan constancias de las que se desprendan los datos en cuestión, incluso otros
dictámenes periciales relacionados con esas condiciones. Lo anterior, sin demérito de que las
Juntas de Conciliación y Arbitraje actúen, en los términos previstos en el artículo 782, de la
ley de la materia, en el sentido de ordenar con citación de las partes, el examen de lugares o
reconocimiento por peritos, a fin de practicar las diligencias que juzguen convenientes para el
esclarecimiento de la verdad."
En la anterior jurisprudencia se reitera el criterio sustentado por la Segunda Sala, en el
sentido de que cuando se trata de una enfermedad cuya profesionalidad se presume, o sea, de
aquellas enumeradas en la tabla a que se refiere el artículo 513 de la Ley Federal del Trabajo,
el dictamen médico que concluya sobre la existencia del padecimiento y el grado de la
incapacidad es suficiente para determinar dicho origen, sin perjuicio de que el demandado
rinda pruebas que desvirtúen esta presunción, conforme al numeral 476 de la misma ley.
Sin embargo, ello debe entenderse siempre que haya sido probado que el portador de la
enfermedad ha desarrollado la actividad que el propio numeral 513 señala, pues de esta
comprobación dependerá que opere la presunción legal de que la enfermedad diagnosticada
en el respectivo dictamen médico es de origen profesional, dada su relación de causa-efecto
con la actividad efectivamente desarrollada, lo cual implica que el dictamen pericial médico
que reúna los requisitos a que se refiere la jurisprudencia de mérito será suficiente para
determinar el origen profesional de una enfermedad, en la medida de que estén comprobados
los hechos que establezcan la relación causal, lo que deberá valorar la Junta en ejercicio de su
función jurisdiccional.
Establecido lo anterior, cabe determinar que la carga de la prueba de las actividades, servicio
o tipos de servicio, lugar o lugares de trabajo corresponde al patrón cuando el actor le
reclama el reconocimiento de la profesionalidad de la enfermedad que padece, toda vez que
la obligación de probar las condiciones básicas de la relación laboral recae en el patrón, en
atención a que dispone de mejores elementos para hacerlo, entre ellos el de las actividades
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que efectivamente desarrolló el trabajador en su vida laboral o el medio concomitante al lugar
o lugares en que se vio obligado a desempeñar sus servicios, ya que tratándose del
reconocimiento profesional de una enfermedad, legalmente recae en el patrón aportar los
elementos de prueba relacionados con los hechos fundatorios de la referida acción
demandada, en virtud de que se trata de hechos vinculados con las documentales que por
disposición de la Ley Federal del Trabajo tiene la obligación de poseer y conservar, ya que
son los documentos idóneos para ese fin, pues precisamente con la empresa demandada
existió la relación de trabajo, y quien conforme a las normas legales aplicables está obligado
a conservar determinados elementos de prueba vinculados con las condiciones de la relación
laboral, como deriva de lo previsto en los artículos 24, 25, 784, 804 y relativos de la Ley
Federal del Trabajo, que a continuación se transcriben:
"Artículo 24. Las condiciones de trabajo deben hacerse constar por escrito cuando no existan
contratos colectivos aplicables. Se harán dos ejemplares, por lo menos, de los cuales quedará
uno en poder de cada parte."
"Artículo 25. El escrito en que consten las condiciones de trabajo deberá contener:
"I. Nombre, nacionalidad, edad, sexo, estado civil y domicilio del trabajador y del patrón;
"II. Si la relación de trabajo es para obra o tiempo determinado o tiempo indeterminado;
"III. El servicio o servicios que deban prestarse, los que se determinarán con la mayor
precisión posible;
"IV. El lugar o los lugares donde deba prestarse el trabajo;
"V. La duración de la jornada;
"VI. La forma y el monto del salario;
"VII. El día y el lugar de pago del salario;
"VIII. La indicación de que el trabajador será capacitado o adiestrado en los términos de los
planes y programas establecidos o que se establezcan en la empresa, conforme a lo dispuesto
en esta ley; y
"IX. Otras condiciones de trabajo, tales como días de descanso, vacaciones y demás que
convengan el trabajador y al patrón."
"Artículo 784. La Junta eximirá de la carga de la prueba al trabajador, cuando por otros
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medios esté en posibilidad de llegar al conocimiento de los hechos, y para tal efecto requerirá
al patrón para que exhiba los documentos que, de acuerdo con las leyes, tiene la obligación
legal de conservar en la empresa, bajo el apercibimiento de que de no presentarlos, se
presumirán ciertos los hechos alegados por el trabajador. En todo caso, corresponderá al
patrón probar su dicho cuando exista controversia sobre:
"I. Fecha de ingreso del trabajador;
"II. Antigüedad del trabajador;
"III. Faltas de asistencia del trabajador;
"IV. Causa de rescisión de la relación de trabajo;
"V. Terminación de la relación o contrato de trabajo para obra o tiempo determinado, en los
términos del artículo 37 fracción I y 53, fracción III de esta ley;
"VI. Constancia de haber dado aviso por escrito al trabajador de la fecha y causa de su
despido;
"VII. El contrato de trabajo;
"VIII. Duración de la jornada de trabajo;
"IX. Pagos de días de descanso y obligatorios;
"X. Disfrute y pago de las vacaciones;
"XI. Pago de las primas dominical, vacacional y de antigüedad;
"XII. Monto y pago del salario;
"XIII. Pago de la participación de los trabajadores en las utilidades de las empresas; y
"XIV. Incorporación y aportación al fondo nacional de la vivienda."
"Artículo 804. El patrón tiene obligación de conservar y exhibir en juicio los documentos que
a continuación se precisan:
"I. Contratos individuales de trabajo que se celebren, cuando no exista contrato colectivo o
contrato ley aplicable;
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"II. Listas de raya o nómina de personal, cuando se lleven en el centro de trabajo; o recibos
de pagos de salarios;
"III. Controles de asistencia, cuando se lleven en el centro de trabajo;
"IV. Comprobantes de pagos de participación de utilidades, de vacaciones, de aguinaldos, así
como las primas a que se refiere esta ley; y
"V. Los demás que señalen las leyes.
"Los documentos señalados por la fracción I deberán conservarse mientras dure la relación
laboral y hasta un año después; los señalados por las fracciones II, III y IV durante el último
año y un año después de que se extinga la relación laboral, y los mencionados en la fracción
V, conforme lo señalen las leyes que los rijan."
"Artículo 805. El incumplimiento a lo dispuesto por el artículo anterior, establecerá la
presunción de ser ciertos los hechos que el actor exprese en su demanda, en relación con tales
documentos, salvo la prueba en contrario."
"Sección séptima
"De la presuncional
"Artículo 830. Presunción es la consecuencia que la ley o la Junta deducen de un hecho
conocido para averiguar la verdad de otro desconocido."
"Artículo 831. Hay presunción legal cuando la ley la establece expresamente; hay presunción
humana cuando de un hecho debidamente probado se deduce otro que es consecuencia de
aquél."
"Artículo 832. El que tiene a su favor una presunción legal, sólo está obligado a probar el
hecho en que la funda."
"Artículo 833. Las presunciones legales y humanas, admiten prueba en contrario."
En consecuencia, la carga de la prueba de los hechos de la demanda fundatorios de la acción
de reconocimiento profesional de una enfermedad vinculados con las condiciones de trabajo,
cuando está dirigida en contra del patrón para el cual prestó sus servicios el trabajador,
corresponde al patrón demandado, en virtud de que los hechos a probar, en todo caso, derivan
de tales condiciones en que el trabajador fue contratado, inherentes a la relación laboral que
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existió con el patrón, y de que el referido numeral 784 impone esa obligación probatoria,
precisamente por contar con documentos que conforme a la ley (artículo 804) debe conservar,
vinculados con hechos que le son propios, específicamente comprendidos en sus diferentes
fracciones, lo que tiene como finalidad lograr la igualdad procesal del trabajador frente al
patrón.
Lo anterior se fundamenta en la tesis número 2a. LX/2002, sostenida por la Segunda Sala de
la Suprema Corte de Justicia de la Nación, que aparece publicada en la página 300 del Tomo
XV, mayo de 2002, Novena Época del Semanario Judicial de la Federación y su Gaceta, que
a continuación se transcribe:
"CARGA DE LA PRUEBA EN EL PROCEDIMIENTO LABORAL. SUS
CARACTERÍSTICAS. Del análisis sistemático de lo dispuesto en los artículos 784, 804 y
805 de la Ley Federal del Trabajo, se desprende que la carga de la prueba en materia laboral
tiene características propias, toda vez que su objeto es garantizar la igualdad procesal del
trabajador frente al patrón en el juicio, para lo cual se impone a los empleadores, en mayor
medida, la obligación de acreditar los hechos en litigio, para eximir al trabajador de probar
los que son base de su acción en aquellos casos en los cuales, por otros medios, a juicio del
tribunal, se puede llegar al conocimiento de tales hechos. Lo anterior se traduce en que, la
carga de la prueba corresponde a la parte que, de acuerdo con las leyes aplicables, tiene la
obligación de conservar determinados documentos vinculados con las condiciones de la
relación laboral, tales como antigüedad del empleado, duración de la jornada de trabajo,
monto y pago del salario, entre otros, con el apercibimiento de que de no presentarlos se
presumirán ciertos los hechos alegados por el trabajador; además, la obligación de aportar
probanzas no sólo corresponde al patrón, sino a cualquier autoridad o persona ajena al juicio
laboral que tenga en su poder documentos relacionados con los hechos controvertidos que
puedan contribuir a esclarecerlos, según lo dispone el artículo 783 de la ley invocada."
En esas condiciones, es dable concluir que cuando el trabajador demanda el reconocimiento
de la profesionalidad de una enfermedad es indispensable que se encuentre demostrado el
hecho constitutivo de su acción en lo que se refiere a las actividades que afirmó haber
desarrollado o al ambiente laboral en que desempeñó el servicio, según el lugar o lugares en
que laboró, carga que evidentemente debe recaer en el patrón, por ser él quien cuenta con los
elementos de prueba relacionados con los hechos fundatorios de la referida acción, por
tratarse de documentos respecto de los que, por disposición de la Ley Federal del Trabajo,
tiene la obligación de conservar y exhibir en el juicio para ese fin, de conformidad con lo
dispuesto en los artículos 784 y 804 de la Ley Federal del Trabajo, ya que con la empresa
demandada existió la relación de trabajo, en el entendido que de no realizar dicha exhibición
en el juicio laboral de los mencionados documentos, es inconcuso que operará a favor del
actor la presunción de ser ciertos los hechos que afirmó en su demanda, en términos de lo
dispuesto por el artículo 805 de la Ley Federal del Trabajo, que dispone:
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"Artículo 805. El incumplimiento a lo dispuesto por el artículo anterior, establecerá la
presunción de ser ciertos los hechos que el actor exprese en su demanda, en relación con tales
documentos, salvo la prueba en contrario."
De manera que de incumplir con dicha carga procesal podrá actualizarse a favor del actor la
presunción legal de la profesionalidad de la enfermedad, ya que se tendrá el hecho conocido
para establecer el hecho desconocido, toda vez que en la medida en que se conoce la
actividad específica que se desarrolló o el lugar en que se prestó el servicio puede llegarse a
descubrir el vínculo causal que hará presumible la profesionalidad de la enfermedad.
De ahí que la necesidad de tal comprobación sea exigible tanto para las enfermedades
comprendidas en el artículo 513 de la Ley Federal del Trabajo, en la tabla relativa, como
respecto de las que no están consignadas en ella, dado que en ambos casos debe quedar
acreditado el referido nexo causal para establecer su origen profesional, siendo facultad de las
Juntas de Conciliación y Arbitraje, en ejercicio de su función jurisdiccional, ponderar el caso
concreto para decidir si se comprobó o no el fundamento de la acción y, por consiguiente, la
profesionalidad de la enfermedad, cumpliendo con los principios de congruencia,
exhaustividad y debida fundamentación y motivación, en términos de lo dispuesto en los
artículos 841 y 842 de la Ley Federal del Trabajo.
Sirve de apoyo a lo anterior la jurisprudencia número 2a./J. 92/2006, sostenida por la
Segunda Sala de la Suprema Corte de Justicia de la Nación, misma que aparece publicada en
la página 351 del Tomo XXIV, julio de 2006, Novena Época del Semanario Judicial de la
Federación y su Gaceta, cuyos rubro y texto establecen:
"ENFERMEDAD DE TRABAJO. PARA DETERMINAR SU ORIGEN Y, EN SU CASO,
EL RECONOCIMIENTO DE SU PROFESIONALIDAD, ES INDISPENSABLE
COMPROBAR LOS HECHOS DE LA DEMANDA QUE SE RELACIONAN CON LA
ACTIVIDAD ESPECÍFICA DESARROLLADA O CON EL MEDIO AMBIENTE
LABORAL EN QUE SE PRESTÓ EL SERVICIO, YA SEA QUE SE TRATE DE LAS
QUE ESTÁN O NO PREVISTAS COMO DE TRABAJO EN EL ARTÍCULO 513 DE LA
LEY FEDERAL RELATIVA. La Segunda Sala de la Suprema Corte de Justicia de la Nación
en la jurisprudencia 2a./J. 14/2004, publicada en el Semanario Judicial de la Federación y su
Gaceta, Novena Época, Tomo XIX, febrero de 2004, página 202, sostuvo que para
determinar la profesionalidad de una enfermedad debe atenderse a los hechos demostrados
que constituyen el fundamento de la acción, relativos a las actividades o al medio ambiente
laboral en que éstas se llevaron a cabo, ya que si no están comprobados no podrá
desprenderse la presunción legal, pues no se tendría el hecho conocido para establecer el
desconocido inherente al vínculo causal, como lo exige el artículo 513 de la Ley Federal del
Trabajo. Por tanto, de la comprobación de ese presupuesto de la acción depende que pueda
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establecerse la relación directa o indirecta con el origen de la enfermedad, es decir, su
causalidad con las actividades laborales o con el medio ambiente en el que se presta el
servicio, siendo en esta medida que tal condicionante rige, ya sea que se trate de
enfermedades respecto de las que opera la presunción legal por estar incluidas en la tabla a
que se contrae el referido artículo 513, o de las que no se actualiza tal presunción legal,
puesto que es la comprobación de esos hechos la que en ambos casos servirá para establecer
el nexo causal. En ese sentido, se concluye que para calificar el origen profesional de una
enfermedad, no es suficiente que tanto el padecimiento como la actividad estén comprendidos
en alguno de los apartados de la tabla a que se contrae el citado precepto legal, ni es válido
sostener que el dictamen pericial médico por sí solo pueda conducir a aquella calificación por
actualizarse la presunción legal, sin necesidad de comprobar que se desarrolló la actividad
específica o el medio ambiente señalados en la demanda laboral, ya que se requiere,
necesariamente, de la comprobación de dos hechos: de la existencia del padecimiento, por lo
general diagnosticado en el dictamen pericial médico, y de que la actividad específica que se
desarrolló o el respectivo medio ambiente esté identificado, pues sólo si se conocen estos
hechos podrá determinarse el referido nexo causal y actualizarse, en su caso, la presunción
legal sobre el origen profesional de la enfermedad diagnosticada."
Por tanto, debe decirse que las actividades laborales y el lugar o lugares en que éstas se
llevaron a cabo corresponde acreditarlas al patrón demandado, de conformidad con lo
dispuesto por el artículo 784, fracción VII, en relación con el artículo 804, de la Ley Federal
del Trabajo, por ser él quien cuenta con los elementos de prueba relacionados con los hechos
fundatorios de la referida acción demandada, al tratarse de documentos respecto de los que,
por disposición de la Ley Federal del Trabajo, tiene la obligación de conservar y exhibir en el
juicio. En el entendido que de no realizar dicha exhibición en el juicio laboral de los
mencionados documentos, es inconcuso que habrá de operar a favor del actor la presunción
de ser ciertos los hechos que afirmó en su demanda, en términos de lo dispuesto por el
artículo 805 de la Ley Federal del Trabajo; de ahí que los conceptos de violación vertidos
sobre el particular sean infundados.
Similares consideraciones a las aquí plasmadas, en relación con la carga de la prueba de los
padecimientos auditivos y de columna vertebral demandados, sostuvo este tribunal al resolver
el juicio de amparo directo laboral 134/2006, que originó la emisión de la tesis siguiente:
"INDEMNIZACIÓN POR RIESGO DE TRABAJO. AUN CUANDO CORRESPONDE AL
TRABAJADOR DEMOSTRAR QUE SU ESTADO PATOLÓGICO DERIVA DE SU
AMBIENTE LABORAL, SI EL PATRÓN NO EXHIBE SUS CONDICIONES DE
TRABAJO PARA VALORAR SI LA CAUSA ORIGINARIA DEL PADECIMIENTO
TIENE NEXO CON EL LUGAR O ACTIVIDADES DE SU EMPLEO, OPERA A FAVOR
DEL TRABAJADOR LA PRESUNCIÓN DE SER CIERTOS LOS HECHOS QUE SOBRE
TALES CONDICIONES DESCRIBE EN SU DEMANDA. Cuando se demanda la
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indemnización por riesgo de trabajo (accidente o enfermedad) que produjo una incapacidad
parcial permanente, corresponde al trabajador demostrar que presenta un estado patológico
consecuencia de la acción continua en el ambiente, lugar o actividades a que estuvo sujeto en
el desempeño de sus funciones, como presupuestos de la acción. Sin embargo, de la
interpretación de los artículos 784, 804 y 805 de la Ley Federal del Trabajo, se advierte que
la Junta debe eximir al trabajador de probar las condiciones de trabajo, y arrojar la carga de la
prueba respecto de éstas al patrón, por ser quien está obligado a conservar los documentos
donde se precisan las condiciones de lugar, duración de la jornada y demás características
propias de la actividad que debe contener todo contrato de trabajo en términos de los diversos
numerales 24 y 25 de la citada legislación, y que resultan imprescindibles para valorar si la
causa originaria del padecimiento tiene nexo con el lugar o actividades y medio ambiente
intrínseco en que el trabajador desarrollaba su empleo. Por lo que se concluye que en estos
casos opera una carga compartida de los hechos constitutivos de la acción y, en este sentido,
si el patrón no exhibe los documentos que se le requieren para probar las condiciones de
trabajo a que estuvo sujeto el empleado, es inconcuso que ocurre a favor de éste la presunción
de ser ciertos los hechos que sobre tales condiciones describe en su demanda.
"PRIMER TRIBUNAL COLEGIADO DEL DÉCIMO NOVENO CIRCUITO."
Por último, son inoperantes los restantes motivos de disenso relacionados con los dictámenes
periciales rendidos en el juicio laboral por los peritos de las partes y del tercero en discordia,
así como el relativo a la excepción de falta de acción y de derecho del actor para que se
determinen como riesgo laboral los padecimientos auditivos y de columna vertebral por él
reclamados; lo anterior es así, ya que con motivo de la concesión de amparo en el diverso
juicio de garantías número 343/2006, promovido por Arturo Orta Amaro y relacionado con el
presente, mismo que se resuelve en esta misma sesión, la Junta responsable, dejará
insubsistente el laudo reclamado y en su lugar dictará otro en el que, siguiendo los
lineamientos marcados en esa ejecutoria, volverá a valorar los dictámenes médicos de los
peritos de la parte actora y demandada y tercero en discordia, hecho lo cual, con plenitud de
jurisdicción, resolverá lo que en derecho corresponda tomando en cuenta lo expuesto en la
demanda y lo aducido en su contestación por las partes, en relación con las condiciones y
medio ambiente concomitante, a fin de establecer si los hechos planteados por el trabajador
deben tenerse por probados.
Es así, porque los efectos de la concesión del amparo son los siguientes:
"... Al no considerarlo de esa manera la responsable, es por lo que se estima procedente
otorgar la protección de la Justicia Federal para el efecto de que se deje insubsistente el laudo
reclamado y, en su lugar, se dicte otro en el que, siguiendo los lineamientos marcados en esta
ejecutoria, vuelva a valorar los dictámenes médicos de los peritos de la parte actora y
demandada y tercero en discordia, debiendo expresar las razones por las cuales les conceda o
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niegue eficacia probatoria a dichos dictámenes rendidos durante el juicio, a fin de que el
particular afectado por el laudo esté en posibilidad, tanto de conocer los motivos y
fundamentos del laudo, como de cuestionarlos ante el órgano de control constitucional,
precisamente porque a las Juntas les corresponde examinar si las conclusiones alcanzadas por
los peritos resultan de un estudio profundo, acucioso, lógico, razonable y objetivo del
problema planteado, por cuanto de ello depende que la prueba les merezca confiabilidad y
credibilidad; por lo que deberá de prescindir de los motivos que tomó en cuenta en el laudo
que se deja insubsistente, para negarles valor probatorio a los dictámenes de los peritos del
actor y tercero en discordia; asimismo, en relación con la profesionalidad del padecimiento
de columna vertebral, deberá arrojarle la carga de la prueba al patrón demandado respecto de
las actividades y el medio ambiente inherente al lugar o lugares en que éstas se llevaron a
cabo, a fin de establecer la relación directa o indirecta con el origen de la enfermedad y tome
en cuenta lo dispuesto en la cláusula 113 contractual, que reconoce como enfermedad de
trabajo los vértigos, ello en aras de resolver si el trabajador demostró, a través de los
elementos de prueba, la afectación como riesgo de trabajo que le genera una aparente
incapacidad, según el estudio que realice de manera detallada sobre los peritajes allegados al
juicio por las partes y tercero en discordia; hecho lo cual, con plenitud de jurisdicción,
resuelva lo que en derecho corresponda.-Aquí cabe anotar, que la Junta del conocimiento al
emitir su determinación deberá tomar en cuenta, además de la carga de la prueba indicada, lo
expuesto en la demanda y lo aducido en su contestación por las partes, en relación con las
condiciones y medio ambiente concomitante, a fin de establecer si los hechos planteados por
el trabajador deben tenerse por probados. Dado que ante la controversia relativa al lugar y
actividad o actividades realizadas, es al patrón a quien corresponde demostrarlas, según
quedó explicado.-Lo anterior traerá como consecuencia que se deje sin efectos lo decidido
por la Junta sobre el porcentaje de incapacidad y la indemnización del actor ahora quejoso, el
no aplicar a su favor el contenido del artículo 493 de la Ley Federal del Trabajo, así como lo
estimado en torno a la jubilación demandada y la reconvención planteada por la paraestatal
ahora tercero perjudicada; aspectos que, una vez acatado el sentido de la presente ejecutoria,
la Junta responsable, con plenitud de jurisdicción, resolverá lo que en derecho corresponda.
..."
En ese tenor, no es viable analizar en el asunto de que se trata los motivos de inconformidad
aludidos y, por ende, dichos conceptos de violación devienen inoperantes.
En las relacionadas condiciones, al resultar fundados pero inoperantes, en una parte,
infundados en otra e inoperantes en diverso aspecto, los conceptos de violación esgrimidos
por Pemex Exploración y Producción, por conducto de su apoderado legal Juan Manuel
Peñaloza Magaña, lo procedente en el caso es negar el amparo y protección de la Justicia
Federal solicitados.
Por lo expuesto y con apoyo además en los artículos 76, 77, 78 y 190 de la Ley de Amparo y
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35 de la Ley Orgánica del Poder Judicial de la Federación, se resuelve:
ÚNICO.-La Justicia de la Unión no ampara ni protege a Pemex Exploración y Producción,
contra el acto y autoridad que se precisan en el resultando primero de esta ejecutoria.
Notifíquese; háganse las anotaciones correspondientes; con testimonio de la presente
resolución devuelvánse los autos a su lugar de origen y, en su oportunidad, archívese el
expediente como asunto concluido.
Así lo resolvió este Primer Tribunal Colegiado del Décimo Noveno Circuito por unanimidad
de votos de los Magistrados presidente Miguel Mendoza Montes, José Manuel Quintero
Montes y Héctor Gálvez Tánchez, siendo ponente el último de los nombrados.
Nota: Las tesis de rubros: "PRIMA DE ANTIGÜEDAD. EL PLAZO PARA LA
PRESCRIPCIÓN DE LA ACCIÓN PARA RECLAMAR SU PAGO, EJERCIDA POR LOS
BENEFICIARIOS DE UN TRABAJADOR QUE FALLECE POR MUERTE NATURAL O
POR UN RIESGO NO PROFESIONAL, DEBE COMPUTARSE CONFORME A LA
REGLA GENÉRICA DE UN AÑO ESTABLECIDA EN EL ARTÍCULO 516 DE LA LEY
FEDERAL DEL TRABAJO."e "INDEMNIZACIÓN POR RIESGO DE TRABAJO. AUN
CUANDO CORRESPONDE AL TRABAJADOR DEMOSTRAR QUE SU ESTADO
PATOLÓGICO DERIVA DE SU AMBIENTE LABORAL, SI EL PATRÓN NO EXHIBE
SUS CONDICIONES DE TRABAJO PARA VALORAR SI LA CAUSA ORIGINARIA
DEL PADECIMIENTO TIENE NEXO CON EL LUGAR O ACTIVIDADES DE SU
EMPLEO, OPERA A FAVOR DEL TRABAJADOR LA PRESUNCIÓN DE SER
CIERTOS LOS HECHOS QUE SOBRE TALES CONDICIONES DESCRIBE EN SU
DEMANDA." citadas en esta ejecutoria, aparecen publicadas con los números 2a./J. 18/2001
y XIX.1o.11 L en el Semanario Judicial de la Federación y su Gaceta, Novena Época, Tomos
XIII, mayo de 2001 y XIX, marzo de 2007, páginas 294 y 1691, respectivamente.
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