Número de registro: 21161 Novena Época Instancia: Primera Sala

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CONTRADICCIÓN DE TESIS 159/2007-PS.
Número de registro: 21161
Novena Época
Instancia: Primera Sala
Fuente: Semanario Judicial de la Federación y su Gaceta
Tomo: Tomo XXVIII, Octubre de 2008
Página: 265
CONTRADICCIÓN DE TESIS 159/2007-PS. ENTRE LAS SUSTENTADAS POR LOS
TRIBUNALES COLEGIADOS SEGUNDO Y CUARTO, AMBOS EN MATERIA PENAL
DEL SEGUNDO CIRCUITO.
CONSIDERANDO:
PRIMERO. Esta Primera Sala de la Suprema Corte de Justicia de la Nación es competente
para conocer y resolver sobre la presente denuncia de contradicción de tesis, de conformidad
con lo dispuesto en los artículos 107, fracción XIII, de la Constitución Política de los Estados
Unidos Mexicanos; 197-A de la Ley de Amparo; y 21, fracción VIII, de la Ley Orgánica del
Poder Judicial de la Federación; así como en los puntos segundo y cuarto del Acuerdo
Plenario 5/2001, publicado en el Diario Oficial de la Federación el veintinueve de junio de
dos mil uno; por tratarse de una contradicción suscitada entre criterios de Tribunales
Colegiados de Circuito en asuntos que son de naturaleza penal de la exclusiva competencia
de esta Sala.
SEGUNDO. La presente denuncia de contradicción de tesis proviene de parte legítima, en
virtud de que fue formulada por los Magistrados integrantes del Cuarto Tribunal Colegiado
en Materia Penal del Segundo Circuito, que es uno de los órganos colegiados entre los que se
suscitó la probable contradicción de tesis, de conformidad con lo dispuesto en los artículos
107, fracción XIII, de la Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos, 197-A de la
Ley de Amparo y 21, fracción VIII, de la Ley Orgánica del Poder Judicial de la Federación.
TERCERO. Las consideraciones de las ejecutorias pronunciadas por los Tribunales
Colegiados de Circuito, que dieron origen a la denuncia de contradicción, son las siguientes:
A) El Cuarto Tribunal Colegiado en Materia Penal del Segundo Circuito, al resolver el seis
de septiembre de dos mil siete, el amparo en revisión penal 114/2007, sostuvo, en la parte que
interesa, lo siguiente:
"Es fundado y suficiente para alcanzar los efectos pretendidos, el único agravio propuesto por
la representación social recurrente. En la parte de interés de dicho motivo de inconformidad,
la autoridad ministerial, en esencia, hace valer que el juzgador de amparo, al emitir el fallo
que se recurre, realiza una incorrecta interpretación de las disposiciones contenidas en los
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artículos 13, 237, fracción II, 238, fracciones I, II y III y 240 del Código Penal del Estado de
México, al considerar que la autoridad responsable debió decretar el sobreseimiento de la
causa penal, puesto que se extinguió la pretensión punitiva por perdón del ofendido, dado que
el delito de lesiones tipificado en el artículo 237, fracción II, del mismo ordenamiento, es
perseguible por querella. Continúa argumentando que el a quo, para arribar a tal conclusión,
soslaya que en la especie, una vez que se dictó auto de formal procesamiento al indiciado, se
consideraron actualizadas diversas circunstancias modificativas (agravantes) del delito,
concretamente las previstas en el artículo 238, fracciones I, II y III, del código punitivo local,
de suerte que dadas las modificativas del delito, se excluye la persecución del delito por vía
de la querella y por ende es de persecución oficiosa. Que lo anterior es así, expone, puesto
que el artículo 240, del cuerpo normativo en estudio, indica que serán perseguibles por
querella, únicamente las lesiones contempladas en las fracciones I y II del artículo 237 del
mismo ordenamiento, pero en ningún momento incluye en ese supuesto aquellas lesiones que
se hubieren inferido con la concurrencia de alguna circunstancia modificativa agravante,
máxime si estas últimas forman parte del cuerpo del delito, de manera que en el evento de
que concurra alguna circunstancia modificativa, entonces ya no se está en presencia de las
lesiones previstas en el artículo 237, fracciones I y II, sino de otras que han sido cualificadas
para la ley, ameritando incluso penas mayores. Añade que si esa hubiere sido la voluntad del
legislador, entonces los dispositivos en cuestión expresamente lo contemplarían así. Que no
es obstáculo para arribar a tal conclusión, el criterio sustentado por un diverso Tribunal
Colegiado, intitulado: ‘LESIONES. EL DELITO RELATIVO PREVISTO EN EL
ARTÍCULO 237 DEL CÓDIGO PENAL DEL ESTADO DE MÉXICO ES PERSEGUIBLE
POR QUERELLA DE PARTE, SIN QUE LA AGRAVANTE CAUSADAS ENTRE
CONCUBINARIOS HAGA OFICIOSA DICHA PERSECUCIÓN.’, habida cuenta que
además de no tener carácter obligatorio, en dicho criterio se soslaya que las circunstancias
agravantes o atenuantes, originan la estructuración de tipos complementados, cuyo estudio se
materializa al momento de examinar el cuerpo del delito y no cuando se individualizan las
penas, insistiendo que, como en el presente asunto, en el evento de que se actualice una
modificativa que complementa el tipo básico, agravándolo, entonces ya no es aplicable la
regla de persecución por querella del ofendido. En consecuencia, concluye, el proceder de la
responsable se ajusta a derecho, puesto que habiendo concurrido en el presente asunto, las
circunstancias modificativas agravantes del delito de lesiones, contempladas en las fracciones
I, II y III del artículo 238 de la codificación sustantiva de la materia, entonces no se aplica al
caso el supuesto que prevé el artículo 240 del mismo ordenamiento y, por tanto, fue correcto
confirmar la determinación de primer grado, que declaró improcedente el sobreseimiento de
la causa, puesto que no se extingue la pretensión punitiva por el perdón del ofendido. Ahora
bien, antes de exponer las razones que justifican la adopción de la presente decisión, es
menester tener presente la siguiente información, que resultará útil para tal fin. En los
Estados democráticos modernos, por regla general, corresponde al Estado la facultad de
perseguir los delitos, en ejercicio del ius puniendi subjetivo que le es propio, en aras de velar
por una convivencia armónica y respetuosa entre los miembros de la sociedad (la doctrina
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incluso lo considera un ‘monopolio’ en donde el Estado, a través de la institución del
Ministerio Público, desarrolla tal atribución), extremo éste que se encuentra reconocido a
nivel constitucional, cuando en el artículo 17 se precisa que ninguna persona podrá hacerse
justicia por sí misma, ni ejercer violencia para reclamar su derecho, motivo por el cual
existen instituciones -como la citada- y procedimientos, para canalizar y dirimir los conflictos
surgidos en la vida cotidiana. Excepcionalmente, la persecución de los delitos se encuentra
supeditada a la manifestación de un gobernado, es decir a la querella, lo que razonablemente
obedece a que si bien es cierto cualquier conducta que la ley tipifique como delito, redunda
en un perjuicio a los valores que son importantes para la sociedad, lo cierto es que habrá
conductas que lesionen en mayor o menor grado la esfera de los gobernados, sea directa o
indirectamente y habrá otras que evidentemente perjudiquen a todo el conglomerado social.
Por virtud de lo anterior, las hipótesis de persecución de un delito por querella, esto es, las
posibilidades de que sea la manifestación libre y voluntaria de un gobernado, la pauta para
perseguir un delito, son taxativas, de manera que su interpretación debe hacerse en forma
restrictiva, atendiendo a la voluntad expresa del legislador, lo que significa que única y
exclusivamente en los supuestos que disponga la norma, las conductas que tipifiquen un
delito serán susceptibles de perseguirse por querella. Caso contrario, ha de asumirse que en
todos aquellos casos en que no se prevea expresamente tal disposición, opera la regla
genérica de que el delito se persigue en forma oficiosa. Otra premisa importante es que, para
sujetar a una persona a un proceso de índole penal, por mandato del artículo 19 de la
Constitución General de la República, es menester que la autoridad judicial constate que los
datos arrojados por la averiguación previa, sean suficientes para comprobar el cuerpo del
delito y la probable responsabilidad del indiciado. El cuerpo del delito, en concordancia con
lo indicado en el artículo 121 del Código de Procedimientos Penales para el Estado de
México se tendrá por comprobado cuando se justifiquen los elementos objetivos, normativos
y, en su caso, cuando el tipo penal lo requiera, los subjetivos específicos. De igual forma, es
conveniente tener presente que, para la doctrina, es factible hablar de tipos básicos, especiales
y complementados. Estos últimos (que serán los únicos cuyo estudio se abordará, dada su
utilidad para sustentar la presente determinación), presuponen la aplicación del tipo básico (y
la necesidad de acreditar los elementos de éste), pero incorporarán otros elementos, que
generalmente lo cualifican, sea para atenuarlo o para agravarlo, prácticamente creando un
‘tipo nuevo cualificado’ cuyos elementos también deberán quedar demostrados durante el
proceso, lo que quiere decir que las calificativas se encuentran directamente vinculadas con el
concepto del cuerpo del delito, desde el momento en que sus elementos también han de
quedar acreditados y no son cuestiones que únicamente hayan de ser atendidas al momento
de individualizar las penas a imponer. Sobre el particular se ha pronunciado la Primera Sala
de la Suprema Corte de Justicia de la Nación, al dirimir la contradicción de tesis número
114/2001-PS (resolución que dio lugar a la emisión de la jurisprudencia número 1a./J.
13/2003, consultable en el Semanario Judicial de la Federación y su Gaceta, Tomo XVII,
abril de 2003, Novena Época, página 9), que si bien resuelve un punto jurídico distinto, sí es
de provecho para evidenciar que los tipos penales básicos, complementados con alguna
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calificativa que los agrave o los atenúe, prácticamente dan vida a ‘nuevos tipos penales’ pues
así lo revela la parte conducente de la ejecutoria, que a continuación se reproduce: ‘...
Asentado lo anterior, para mejor comprensión del presente criterio, resulta conveniente
precisar que la doctrina bajo la denominación de ‘circunstancias calificativas’, ‘circunstancias
agravantes’ o ‘circunstancias modificativas’, ha establecido que con ello se hace referencia a
situaciones concretas previstas en la ley penal que suponen un incremento de la punibilidad
prevista por el legislador generando, por lo mismo ‘nuevos’ tipos delictivos que resultan más
agravados que los estimados básicos. Así, la doctrina al referirse a la calificación de los
delitos plantea la división entre los tipos básicos; los tipos especiales, que a su vez pueden ser
privilegiados o agravados; y los tipos complementados, que también pueden ser privilegiados
o agravados. En cambio, dicha doctrina en relación con el tipo básico del delito sostiene que
es aquel que no deriva de ningún otro y cuya existencia es independiente de cualquier otro
tipo, o bien, que es aquel que se presenta en su puro modelo legal, sin más características que
las esenciales del delito, o aquellas figuras típicas cuya descripción sirve de base a otros tipos
delictivos. Ahora bien, la materia del presente asunto consiste en determinar si no obstante la
reforma al artículo 19 de la Constitución Federal, de ocho de marzo de mil novecientos
noventa y nueve, en la cual el legislador nuevamente retomó el concepto de cuerpo del delito,
en lugar de elementos del tipo penal, el órgano jurisdiccional debe incluir y analizar el
aspecto relativo a las calificativas del delito al momento de dictar el auto de formal prisión, o
bien, debe analizarlo hasta el dictado de la sentencia condenatoria respectiva. A ese respecto
esta Primera Sala, con base en la reforma del artículo 19 constitucional, y consciente de la
preocupación de los procesados en tener certeza jurídica del porqué y respecto de qué se les
sigue proceso, establece un criterio de gran amplitud al considerar que si bien en términos del
referido precepto, en el auto descrito es factible fijar el tema del proceso, al encuadrar el
órgano jurisdiccional los hechos que motivaron el ejercicio de la acción criminal dentro de la
hipótesis normativa de una o varias disposiciones legales que tipifiquen algún delito, y
estimar si hay bases para imputar la comisión del delito al acusado (así como su probable
responsabilidad), el caso es que la autoridad judicial al dictar un auto de esa naturaleza no
debe limitar su actividad al estudio de tales aspectos, sino comprender el análisis de
modalidades o circunstancias modificativas o calificativas, con independencia de que estas
últimas deban ser objeto de prueba durante el proceso criminal correspondiente, en cuya
sentencia se define, en su caso, el grado de responsabilidad del procesado, dado que es
justamente en dicho proceso donde se brinda al inculpado el legítimo derecho de defensa, es
decir, de ofrecer las pruebas y formular las manifestaciones que estime pertinentes. ... Sin
embargo, a pesar de que en el artículo 19 constitucional se cambió la expresión elementos del
tipo penal por el de cuerpo del delito, según texto de la referida reforma de ocho de marzo de
mil novecientos noventa y nueve, debe estimarse que la jurisprudencia que antecede sigue
aplicable, pues aunque se integró cuando se aludía al concepto de elementos del tipo penal, lo
cierto es que de acuerdo con su contenido, ese no fue el único motivo a que atendió dicha
jurisprudencia, ya que también se señala que: ‘... no debe perderse de vista que el dictado del
auto de formal prisión surte el efecto procesal de establecer por qué delito o delitos habrá de
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seguirse proceso al inculpado y, por tanto, deben de quedar determinados con precisión sus
elementos constitutivos incluyendo, en su caso, las modificativas o calificativas que de los
hechos materia de la consignación se adviertan por el juzgador’. ... En otro orden, si se toma
como base el concepto de cuerpo del delito al que aluden la Constitución Federal y el Código
de Procedimientos Penales para el Distrito Federal, se obtiene que dicho concepto aun
cuando desde sus orígenes pueda estar haciendo específica referencia a los elementos
objetivos del tipo penal y por excepción a elementos subjetivos, así como a los normativos,
dentro de la estructura del tipo penal correspondiente ello no es obstáculo para que las
calificativas del delito se analicen en el momento en que se dicta el auto de formal prisión. Lo
anterior, en virtud de que la conducta que despliega una persona no puede ser entendida sino
observándola en todos sus planos, esto es, desde que inicia hasta que culmina; si esto es así,
no analizar las calificativas del delito en dicho momento procedimental, implicaría analizar
sólo en parte la conducta desplegada por el inculpado, cuando dichas calificativas, en
atención al evento criminoso, sin lugar a dudas que forman parte de aquélla. Técnicamente,
es lo que se conoce como tipos penales complementados, subordinados cualificados o
privilegiados, pero la circunstancia de que técnicamente se denominen de esta forma, no
significa que, para efectos de su estudio, el tipo penal básico excluya el estudio de las
calificativas o viceversa, sino que el estudio conjunto o adminiculado sólo demuestra el
despliegue total de la conducta que se llevó a cabo. ... Pero más aún, el propio juzgador tiene
plena facultad para llevar a cabo el estudio de las calificativas existentes en el referido auto
de formal prisión, lo cual se infiere del contenido del artículo 304 Bis A del Código de
Procedimientos Penales para el Distrito Federal, al establecer que tanto ese auto como el de
sujeción a proceso se dictarán por el delito que realmente aparezca comprobado, tomando en
cuenta sólo los hechos materia de la consignación, y considerando el cuerpo del delito y la
probable responsabilidad correspondientes aun cuando con ello se modifique la clasificación
hecha en promociones o resoluciones anteriores, debiéndose entender, con base en lo hasta
ahora señalado, que en el dictado de dicho auto se comprende el análisis, con toda amplitud,
de la conducta delictuosa imputada, a fin de precisar, en su caso, las circunstancias,
agravantes o calificativas correlativas al delito en que incurrió el sujeto activo. ... Pues bien,
es en ese contexto, que fundados resultan los planteamientos de la autoridad ministerial que
recurre. Con el propósito de respaldar jurídicamente tal conclusión, conviene en primer
término traer a colación el texto de los artículos 13, 237, fracción II, 238, fracciones I, II y
III, y 240 del Código Penal del Estado de México, en vigor al acaecer los hechos penalmente
relevantes de los que da cuenta el sumario principal, de cuya indebida interpretación se duele
la recurrente, que literalmente indica: ‘Artículo 13.’ (transcribe). ‘Artículo 237.’ (transcribe).
‘Artículo 238.’ (transcribe). ‘Artículo 240.’ (transcribe). Luego, es inconcuso que
interpretando en forma taxativa el último de los preceptos supratranscritos, es decir, el 240
del Código Penal del Estado de México, en vigor al acaecer los hechos penalmente relevantes
(veinte de noviembre de dos mil cinco), por las razones que se han vertido en párrafos
precedentes, fue voluntad expresa del legislador, únicamente en los supuestos previstos en las
fracciones I y II del artículo 237 de la misma codificación, que ese delito sea susceptible de
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perseguirse por querella, lo que implica, contrario sensu, que en los restantes supuestos
normativos vinculados con el delito de lesiones, la persecución del delito es oficiosa e
incumbe a la representación social. Esta manera de interpretar restrictivamente el artículo 240
del Código Penal del Estado de México, deriva, como se dijo, de que es una excepción a la
regla general de que oficiosamente corresponde al Estado la persecución de los delitos,
excepción que sólo tiene cabida en tanto la propia norma penal la prevea. Incluso, a manera
de ejemplo y a fin de demostrar que es el legislador a quien corresponde establecer aquellos
supuestos, destaca el artículo 62 del Código Penal referido, el cual, tratándose de delitos
culposos, establece que si se causan las lesiones de las previstas en el artículo 237, fracciones
I y II, del mismo ordenamiento, se perseguirán a petición del ofendido, esto aun y cuando
concurra el supuesto del artículo 238, fracción II (calificativa de lesiones que dejan cicatriz).
De ello se sigue que es la propia norma penal la que determina que si las lesiones son
culposas, se persiguen a petición de parte, aun concurriendo la calificativa citada, por tanto, si
en el artículo 240 del código punitivo local, sólo alude a las lesiones simples, es inconcuso
que se perseguirán de oficio si concurre una calificativa, de otra manera la propia norma
hubiera expresado el supuesto, como sí lo hizo con las lesiones culposas a que alude el
artículo 62 del cuerpo normativo citado. Por añadidura, debe decirse que en la especie, las
lesiones por las que se sujetó a proceso al quejoso, fueron cualificadas, dada la evidencia de
que en su comisión concurrieron las agravantes previstas en las fracciones I, II y III del
artículo 238 del código punitivo local, de suerte que en realidad no se trata simplemente de
las lesiones a que aluden las fracciones I y II del artículo 237 como lo hace ver la autoridad
recurrente, sino de lesiones que habiendo sido cualificadas, han dado lugar a lo que pudiera
llamarse un nuevo tipo penal, en el que han concurrido circunstancias que lo cualifican y lo
hacen diferente del tipo básico, esto es, un tipo complementado circunstanciado agravado.
Bajo tal perspectiva, si la actualización de las agravantes en cuestión ha dado lugar a un
nuevo tipo penal complementado, es obvio que esas lesiones no se ubican en la hipótesis que
contempla el precepto 240 del código multirreferido, por tanto, su persecución debe ser
oficiosa y no queda al arbitrio o a la voluntad del ofendido. En suma, el delito de lesiones por
el que se sujetó a proceso al inculpado, se encuentra cualificado con la actualización de tres
agravantes, de ahí que deba perseguirse en forma oficiosa, ya que las únicas lesiones
susceptibles de perseguirse por querella (y respecto de las cuales puede otorgarse el perdón
del ofendido, a fin de extinguir la pretensión punitiva), son las que estipula el artículo 237,
fracciones I y II, del Código Penal del Estado de México, en cuya comisión, desde luego, no
debe concurrir ningún elemento que las cualifique, porque de ser así, se está frente a un
nuevo tipo penal, complementado. Consecuentemente, el proceder de la responsable, al
estimarlo así y confirmar el fallo de primer grado, que determina que resulta improcedente el
sobreseimiento de la causa penal incoada en contra de ********** por extinción de la
pretensión punitiva por perdón del ofendido, se ajusta a derecho y no resulta violatorio de
garantías en perjuicio del justiciable, debido a que es razonable la interpretación que efectúa
de los preceptos legales en cita, que en lo toral coincide con la realizada por este órgano
revisor. En las condiciones apuntadas, toda vez que resultó fundado el agravio propuesto por
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la autoridad recurrente y en virtud de que, del examen de la demanda de garantías, no se
advierte algún otro concepto de violación que deba ser abordado por este tribunal federal, al
tenor de lo indicado por el artículo 91, fracción I, de la Ley de Amparo, lo que procede es
revocar la sentencia recurrida, para el efecto de negar al quejoso la protección constitucional
instada."
B) El Segundo Tribunal Colegiado en Materia Penal del Segundo Circuito, al resolver el ocho
de abril de dos mil cinco, el amparo directo penal 797/2004, sostuvo, en la parte que interesa,
lo siguiente:
"Son fundados los conceptos de violación expresados por el quejoso ********** aunque
supliendo en parte la deficiencia de la queja a favor del peticionario de garantías, en términos
de lo establecido en la fracción II del artículo 76 Bis de la Ley de Amparo, como a
continuación se verá. Por principio de cuentas, resulta pertinente destacar, que el ahora
quejoso, en los conceptos de violación que vierte en su escrito de demanda, afirma que las
lesiones a que se refieren las fracciones I y II del artículo 237 del Código Penal para el
Estado de México, son perseguibles a petición de parte y que ningún precepto dispone que
por el hecho de aplicar la agravante contemplada en el artículo 238, fracción VII, del código
sustantivo en cita, sea consecuencia de que las lesiones en comento, sean perseguibles de
oficio. En la resolución reclamada de inconstitucional, con relación al concepto de violación
que ahora se plantea, la responsable consideró: ‘No le asiste la razón al inconforme, toda vez
que si bien de la indagatoria, se desprende la comparecencia de ********** (foja 9 vuelta)
en la cual manifiesta que se da por reparada del daño, desistiéndose de la querella presentada,
otorgando el perdón más amplio que en derecho proceda a favor de ********** no
reservándose ninguna acción penal ni civil en su contra, desistiéndose asimismo de la
querella presentada por las lesiones de su menor hija ********** y dicho perdón, contrario a
lo argumentado por la iudex a quo, debe entenderse de igual forma por cuanto hace a las
lesiones que presentara la menor de referencia; lo cierto es que las lesiones que fueran
inferidas a la misma, se encuentran contempladas por los artículos 236, 237, fracción II y
238, fracción VII, del Código Penal en vigor en el Estado de México, por lo tanto, contrario a
lo que argumenta el apelante, de acuerdo con lo que dispone el numeral 240 del
ordenamiento legal antes invocado, las mismas no son perseguibles por querella de la parte
ofendida, ya que no debemos olvidar, que la materialidad del cuerpo del delito de lesiones en
estudio, se encuentra integrado tanto por los elementos contenidos en la fracción II del
artículo 237 (cuando el ofendido tarde en sanar más de quince días o amerite hospitalización),
así también como los cometidos en la agravante el artículo 238, fracción VII (cuando el
ofendido sea descendiente del inculpado), por lo tanto, dichas lesiones, como se ha
mencionado, no son perseguibles a petición de parte; ya que inclusive, mediante una
interpretación histórica de la ley sustantiva de la materia, específicamente hablando del delito
de lesiones, se advierte que el mismo, de acuerdo al Código Penal abrogado, vigente hasta
antes de marzo del dos mil, el delito de lesiones contenido en las fracciones I y II del numeral
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235, se perseguía por querella de la parte ofendida, con excepción de las lesiones con
modificativa agravante por ejercer la patria potestad o tutela el activo del delito sobre el
pasivo, las cuales, se perseguían de oficio, pero porque así expresamente lo señalaba el
precepto, lo que en la legislación vigente no ocurre; es decir, de acuerdo al artículo 240 del
Código Penal vigente, sólo se persiguen por querella las lesiones que refiere el artículo 237,
fracciones I y II, siempre y cuando no concurra ninguna modificativa agravante, como ocurre
en este caso. Incluso, en el caso de la cónyuge del inculpado, tampoco era perseguible por
querella’. Como puede apreciarse, lo establecido por la Sala responsable implica un violación
trascendental de garantías en perjuicio del ahora quejoso ********* porque de la atenta
lectura del título tercero, subtítulo primero, delitos contra la vida y la integridad corporal.
Capítulo I, Lesiones. Artículos 236 al 240, no se advierte que exista alguna limitante para que
proceda el perdón del ofendido, por lo que respecta a las lesiones perseguibles por querella.
Se afirma lo anterior, porque resulta necesario invocar el contenido del numeral 91 del
Código Penal vigente para la entidad, que establece: (transcribe). Por su parte el diverso
precepto 240 del citado código sustantivo, dispone: (transcribe). De los párrafos antes
transcritos, es posible advertir que el efecto del perdón por parte de la ofendida es extinguir la
acción penal y, para que ello sea así, es necesario que concurran las tres hipótesis que
establece el precepto citado, es decir, que el delito de que se trata se persiga a instancia de
parte; que éste se conceda antes de que cause estado la sentencia definitiva; y que se otorgue
por el ofendido o su representante legal. Como puede advertirse, las tres hipótesis
mencionadas, en el caso particular, se encuentran justificadas, pues el perdón otorgado por la
pasivo ********** se realizó en la indagatoria, es decir, antes de que el agente del Ministerio
Público investigador, determinara el ejercicio de la acción penal en contra del quejoso
********** Ahora bien, es pertinente destacar que la institución del perdón, su acepción
gramatical es muy amplia; pero, jurídicamente es el acto (judicial o extrajudicial), posterior al
delito, mediante el cual la parte ofendida exterioriza la voluntad de que no inicie o se detenga
la prosecución de un proceso en contra de alguna persona. Por ello, es posible señalar que la
eficacia jurídica del perdón se encuentra sujeta, en términos generales, a los requisitos
establecidos en los preceptos legales transcritos. Resulta de tal trascendencia el perdón, que
los efectos son inmediatos, pues cesa la intervención de la autoridad, pues del lapso
correspondiente, no existirá la posibilidad de interponer nuevamente queja por los mismos
hechos y contra la misma persona; aunado a lo anterior, es posible la restitución del goce de
la libertad para quien ha sido privado de dicho goce. Por lo tanto, una vez que se ha precisado
la relevancia de la institución del perdón, resulta innegable que dicho acto, se concedió para
la persona legitimada para ello, como lo es la madre de la menor ********** lo que así se
reconoció en la resolución reclamada. Lo que se tradujo en una manifestación de voluntad, en
forma expresa y ante la autoridad investigadora. Esa manifestación ante la autoridad
investigadora fue anterior al dictado de la sentencia. Por ello al expresar la voluntad de
otorgar el perdón la parte ofendida, debe entenderse como una actividad tendente al
otorgamiento de aquél, pues como se ha visto, el perdón fue otorgado, se insiste, en los
términos de los preceptos legales antes citados. En consecuencia, basta examinar el fallo
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impugnado para constatar que la Sala responsable se aparta de la hermenéutica jurídica, al no
dar valor al perdón otorgado el veintiocho de diciembre de dos mil uno, por la ofendida
********** quien desistió también de la querella presentada por las lesiones de su menor
hija ********** a favor de ********** y señalar que dicho perdón no es apto para extinguir
la acción penal en beneficio del mencionado ********** En las condiciones apuntadas, al
tener por comprobado el delito de lesiones, previsto en el artículo 237, fracción II, del código
penal vigente para la entidad, es evidente que se trata de un delito sólo perseguible a petición
de parte ofendida (por querella) pero al acreditar el perdón expreso de la ofendida se extingue
la acción penal, por tanto, resulta irrelevante que las lesiones se causaran a un descendiente
del inculpado, porque ello sólo constituye una circunstancia de agravación que opera en el
capítulo de individualización de las penas, pero ello tiene como presupuesto la procedencia
de la acción penal, lo que no puede ocurrir cuando se ha extinguido ante el perdón de la
víctima. Es decir, la agravante no hace oficiosa la persecución del delito, pues ello sólo
depende de la gravedad de las lesiones. Sin que obste a lo anterior, lo que se firma en la
sentencia reclamada, con relación a la interpretación histórica de la ley sustantiva de la
materia, porque como la propia responsable lo destaca, en la legislación vigente no se precisa
la excepción a que se refiere. Y es que si bien en el código penal abrogado, vigente hasta
antes de marzo del dos mil, se establecía que el delito de lesiones contenido en las fracciones
I y II del numeral 235, se perseguían por querella de la parte ofendida, con excepción de las
lesiones con modificativa agravante por ejercer la patria potestad o tutela el activo del delito
sobre el pasivo, las cuales, se perseguían de oficio, era porque así expresamente lo señalaba
el precepto en comento, lo que en la legislación vigente no ocurre; de ahí que no pueda
aplicarse al caso, lo que expresamente no se dispuso en la legislación vigente en la época de
los hechos. En tal virtud, la sentencia reclamada se estima contraria a las garantías de
legalidad y seguridad jurídica y por ello lo procedente es conceder el amparo y protección de
la Justicia Federal."
Similares consideraciones se sostuvieron en el amparo directo 107/2006, las cuales,
originaron la emisión de la tesis que es del tenor siguiente:
"Novena Época
"Instancia: Tribunales Colegiados de Circuito
"Fuente: Semanario Judicial de la Federación y su Gaceta
"Tomo: XXII, octubre de 2005
"Tesis: II.2o.P.183 P
"Página: 2409
"LESIONES. EL DELITO RELATIVO PREVISTO EN EL ARTÍCULO 237 DEL CÓDIGO
PENAL DEL ESTADO DE MÉXICO ES PERSEGUIBLE POR QUERELLA DE PARTE,
SIN QUE LA AGRAVANTE ‘CAUSADAS ENTRE CONCUBINARIOS’ HAGA
OFICIOSA DICHA PERSECUCIÓN. El delito de lesiones previsto en el artículo 237 del
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CONTRADICCIÓN DE TESIS 159/2007-PS.
Código Penal vigente en el Estado de México, únicamente es perseguible a petición de parte
ofendida (querella), en el cual se extingue la acción penal al existir perdón expreso de la parte
ofendida; por tanto, para iniciar la persecución de ese delito es irrelevante que las lesiones se
causen entre concubinarios, pues ello sólo constituye una agravante que opera en el capítulo
de individualización de las penas, que tiene como presupuesto la procedencia de la acción
penal, lo que no puede ocurrir cuando se ha extinguido por perdón de la víctima, es decir, la
agravante no hace oficiosa la persecución del ilícito, ya que esta circunstancia sólo depende
de la gravedad de las lesiones.
"Amparo directo 797/2004. 8 de abril de 2005. Unanimidad de votos. Ponente: José Nieves
Luna Castro. Secretario: Enrique Martínez Guzmán."
CUARTO. Como una cuestión previa, cabe precisar que esta Suprema Corte de Justicia de la
Nación al interpretar los artículos 107, fracción XIII, de la Constitución Política de los
Estados Unidos Mexicanos y 197-A de la Ley de Amparo, ha considerado que dichos
preceptos regulan lo relativo a la contradicción de tesis sobre una misma situación jurídica
como forma o sistema de integración de jurisprudencia y que por tesis debe entenderse la
posición que, manifestada mediante una serie de proposiciones que se expresan con el
carácter de propias, adopta el tribunal en la solución de un negocio jurídico.
Asimismo, este Alto Tribunal ha considerado que para que exista materia a dilucidar respecto
a un criterio que prevalezca debe existir cuando menos formalmente, una oposición de
criterios jurídicos en los que se controvierta la misma cuestión; es decir, para que se surta su
procedencia, la contradicción denunciada debe referirse a las consideraciones, razonamientos
o interpretaciones jurídicas, vertidas dentro de la parte considerativa de las sentencias
respectivas, que son las fuentes primordiales de las tesis que sustentan los órganos
jurisdiccionales.
En otros términos, se da la contradicción anterior cuando concurran los siguientes supuestos:
a) Que al resolver los negocios se examinen cuestiones jurídicas esencialmente iguales y se
adopten criterios discrepantes.
b) Que la diferencia de criterios se presente en las consideraciones, razonamientos o
interpretaciones jurídicas de las sentencias respectivas.
c) Que los distintos criterios provengan del examen de los mismos elementos.
Al respecto, es aplicable la siguiente jurisprudencia:
"Novena Época
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CONTRADICCIÓN DE TESIS 159/2007-PS.
"Instancia: Pleno
"Fuente: Semanario Judicial de la Federación y su Gaceta
"Tomo: XIII, abril de 2001
"Tesis: P./J. 26/2001
"Página: 76
"CONTRADICCIÓN DE TESIS DE TRIBUNALES COLEGIADOS DE CIRCUITO.
REQUISITOS PARA SU EXISTENCIA. De conformidad con lo que establecen los artículos
107, fracción XIII, primer párrafo, de la Constitución Federal y 197-A de la Ley de Amparo,
cuando los Tribunales Colegiados de Circuito sustenten tesis contradictorias en los juicios de
amparo de su competencia, el Pleno de la Suprema Corte de Justicia de la Nación o la Sala
que corresponda deben decidir cuál tesis ha de prevalecer. Ahora bien, se entiende que
existen tesis contradictorias cuando concurren los siguientes supuestos: a) que al resolver los
negocios jurídicos se examinen cuestiones jurídicas esencialmente iguales y se adopten
posiciones o criterios jurídicos discrepantes; b) que la diferencia de criterios se presente en
las consideraciones, razonamientos o interpretaciones jurídicas de las sentencias respectivas;
y, c) que los distintos criterios provengan del examen de los mismos elementos."
QUINTO. Precisado lo anterior, lo que procede es examinar si en la especie existe o no la
contradicción de tesis sustentadas entre los Tribunales Colegiados de Circuito.
Analizadas las ejecutorias emitidas por los Tribunales Colegiados, esta Primera Sala de la
Suprema Corte de Justicia de la Nación considera que sí existe la contradicción de criterios
denunciada.
a) En principio, se encuentra satisfecho el requisito consistente en que al resolverse los
negocios jurídicos sometidos a la consideración de los Tribunales Colegiados, se examinó
una cuestión jurídica esencialmente igual, relativa a determinar si el delito de lesiones, que
contempla el artículo 237, fracciones I y II, del Código Penal para el Estado de México, al
acreditarse alguna agravante de las contenidas en el diverso 238, debe perseguirse de oficio o
por querella; siendo que al respecto los Tribunales Colegiados en mención adoptaron
posiciones o criterios discrepantes:
A) El Cuarto Tribunal Colegiado en Materia Penal del Segundo Circuito consideró que una
vez que se acredita una agravante en el delito de lesiones, contenidas en el artículo 238 del
Código Penal para el Estado de México, no procede el perdón del ofendido, pues el numeral
240 del citado Código Penal refiere que se perseguirán por querella las lesiones señaladas en
el diverso 237, fracciones I y II, que se refieren al tipo base, por lo que, al tratarse de un tipo
complementario, debe perseguirse de oficio.
B) Por su parte, el Segundo Tribunal Colegiado en Materia Penal del Segundo Circuito, en la
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CONTRADICCIÓN DE TESIS 159/2007-PS.
tesis que es en donde se ve reflejado su criterio, estimó que aun cuando se acredite una
agravante en el delito de lesiones, se debe perseguir por querella, pues el artículo 240 del
citado Código Penal para el Estado de México, no establece excepción alguna.
Como se advierte del análisis comparativo de los criterios referidos, los Tribunales
Colegiados contendientes arribaron a diferentes conclusiones en relación con el mismo tema
jurídico.
b) Asimismo, la diferencia de criterios se presenta en las consideraciones, razonamientos e
interpretaciones jurídicas de las sentencias respectivas; como se advierte de las ejecutorias
que obran en copias certificadas en el expediente en que se actúa, y de los argumentos
expresados por los Tribunales Colegiados contendientes para sustentar sus criterios.
c) Por último, también se acredita el requisito consistente en que los distintos criterios
provengan del examen de los mismos elementos.
Lo anterior, en virtud de que los Tribunales Colegiados, tomando en cuenta lo dispuesto en el
Código Penal para el Estado de México, analizaron si ante la acreditación de una agravante
en el delito de lesiones, es o no perseguible por querella.
Ello permite concluir que, en este caso, sí existe contradicción de tesis en el punto medular,
como quedó apuntado con anterioridad.
No es obstáculo a lo anterior, la circunstancia de que los criterios en contraposición no
constituyan jurisprudencia, porque los artículos 107, fracción XIII, párrafos primero y
tercero, de la Constitución Federal y 197-A de la Ley de Amparo, que establecen el
procedimiento para resolverla no imponen dicho requisito.
En relación con este punto cobra aplicación la jurisprudencia sustentada por el Tribunal
Pleno, que es la siguiente:
"Novena Época
"Instancia: Pleno
"Fuente: Semanario Judicial de la Federación y su Gaceta
"Tomo: XIII, abril de 2001
"Tesis: P./J. 27/2001
"Página: 77
"CONTRADICCIÓN DE TESIS. PARA QUE PROCEDA LA DENUNCIA BASTA QUE
EN LAS SENTENCIAS SE SUSTENTEN CRITERIOS DISCREPANTES. Los artículos
107, fracción XIII, de la Constitución Federal, 197 y 197-A de la Ley de Amparo establecen
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CONTRADICCIÓN DE TESIS 159/2007-PS.
el procedimiento para dirimir las contradicciones de tesis que sustenten los Tribunales
Colegiados de Circuito o las Salas de la Suprema Corte de Justicia de la Nación. El vocablo
‘tesis’ que se emplea en dichos dispositivos debe entenderse en un sentido amplio, o sea,
como la expresión de un criterio que se sustenta en relación con un tema determinado por los
órganos jurisdiccionales en su quehacer legal de resolver los asuntos que se someten a su
consideración, sin que sea necesario que esté expuesta de manera formal, mediante una
redacción especial, en la que se distinga un rubro, un texto, los datos de identificación del
asunto en donde se sostuvo y, menos aún, que constituya jurisprudencia obligatoria en los
términos previstos por los artículos 192 y 193 de la Ley de Amparo, porque ni la Ley
Fundamental ni la ordinaria establecen esos requisitos. Por tanto, para denunciar una
contradicción de tesis, basta con que se hayan sustentado criterios discrepantes sobre la
misma cuestión por Salas de la Suprema Corte o Tribunales Colegiados de Circuito, en
resoluciones dictadas en asuntos de su competencia."
SEXTO. Debe prevalecer, con carácter de jurisprudencia, el criterio sustentado por esta
Primera Sala de la Suprema Corte de Justicia de la Nación.
Como quedó expuesto en el considerando que antecede, el tema de la presente contradicción
de tesis se circunscribe a determinar si en el delito de lesiones, que contempla el artículo 237,
fracciones I y II, del Código Penal para el Estado de México, al acreditarse alguna agravante
de las contenidas en el diverso 238, debe perseguirse de oficio o por querella.
Con base en ello se hace necesario, en primer término, realizar un breve análisis de la
garantía de exacta aplicación de la ley en materia penal.
El artículo 14 de la Constitución Federal, al respecto, establece lo siguiente:
"En los juicios del orden criminal queda prohibido imponer, por simple analogía, y aun por
mayoría de razón, pena alguna que no esté decretada por una ley exactamente aplicable al
delito de que se trata."
Esta garantía de exacta aplicación de la ley en materia penal deriva de los principios nullum
crimen sine lege y nulla poena sine lege, que son aceptados y recogidos en nuestra Carta
Magna, al igual que en la mayoría de los países, con el objeto de dar seguridad jurídica a los
gobernados y evitar arbitrariedades gubernamentales.
De conformidad con tales principios, no puede considerarse como delito un hecho que no esté
señalado por la ley como tal y, por tanto, tampoco es susceptible de acarrear la imposición de
una pena. Así también, para todo hecho catalogado como delito, la ley debe prever
expresamente la pena que le corresponda, en caso de su consumación. Así, con el propósito
de que se respete esta garantía constitucional, se proscribe la imposición de penas por
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CONTRADICCIÓN DE TESIS 159/2007-PS.
analogía y por mayoría de razón y, asimismo, se impone la obligación de tipificar de manera
previa las conductas o hechos que se reputen como ilícitos y sus correspondientes penas.
Es conveniente precisar que este principio de exacta aplicación de la ley no sólo obliga al
legislador a establecer que un hecho es delictuoso, sino también a que describa con claridad y
precisión el hecho o la conducta que se considera delictiva; esta descripción no es otra cosa
que el tipo penal, el cual debe estar claramente formulado. Lo anterior es así, porque la
máxima "nullum crimen sine lege" comprende necesariamente a las figuras típicas, ya que no
puede ser respetado si previamente no existe una delimitación del contenido, esencia, alcance
y límites de los tipos penales.
Así pues, este principio básico del derecho penal exige, entre otros, que la materia de la
prohibición contenida en los tipos penales sea precisa y no contenga ambigüedades, de tal
suerte que se advierta cuál es la conducta sancionable para que el particular no quede sujeto a
la discrecionalidad del juzgador al aplicar la ley.
En los tipos penales se delimitan las conductas punibles; por ello, el legislador debe
integrarlos con elementos externos, subjetivos y normativos claros y precisos que, de
realizarse, permitan la actualización del tipo penal. Así pues, las conductas punibles deben
estar previa y especialmente establecidas en un tipo penal, pues éste es un instrumento legal
necesario, cuya función es la exacta descripción de conductas humanas penalmente
sancionables, para salvaguardar la seguridad jurídica de los gobernados.
Encuentra apoyo lo anterior en la tesis de jurisprudencia de esta Primera Sala, que a
continuación se transcribe:
"Novena Época
"Instancia: Primera Sala
"Fuente: Semanario Judicial de la Federación y su Gaceta
"Tomo XXIII, marzo de 2006
"Tesis: 1a./J. 10/2006
"Página: 84
"EXACTA APLICACIÓN DE LA LEY PENAL. LA GARANTÍA, CONTENIDA EN EL
TERCER PÁRRAFO DEL ARTÍCULO 14 DE LA CONSTITUCIÓN FEDERAL,
TAMBIÉN OBLIGA AL LEGISLADOR.-El significado y alcance de dicha garantía
constitucional no se limita a constreñir a la autoridad jurisdiccional a que se abstenga de
imponer por simple analogía o por mayoría de razón, pena alguna que no esté decretada por
una ley exactamente aplicable al hecho delictivo de que se trata, sino que también obliga a la
autoridad legislativa a emitir normas claras en las que se precise la conducta reprochable y la
consecuencia jurídica por la comisión de un ilícito, a fin de que la pena se aplique con estricta
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CONTRADICCIÓN DE TESIS 159/2007-PS.
objetividad y justicia; que no se desvíe ese fin con una actuación arbitraria del juzgador, ni se
cause un estado de incertidumbre jurídica al gobernado a quien se le aplique la norma, con el
desconocimiento de la conducta que constituya el delito, así como de la duración mínima y
máxima de la sanción, por falta de disposición expresa."
El gobernado debe tener pleno conocimiento de qué conductas -acciones u omisionesactualizan un tipo penal, con su consecuente pena. De ahí que se considere de suma
importancia que el legislador establezca con exactitud las conductas que son punibles, ya que,
en caso contrario, se crearía la incertidumbre en cuanto a la tipicidad de una conducta, no
sólo en el propio gobernado, sino también en las propias autoridades encargadas de aplicar la
norma penal.
Por esta razón, al describir los tipos penales el legislador debe evitar el uso de conceptos
indeterminados e imprecisos que generen un estado de incertidumbre jurídica en el
gobernado y una actuación arbitraria del intérprete de la norma, a efecto de no atentar contra
el principio de legalidad y exacta aplicación de la ley en materia penal, previsto en el artículo
14, párrafo tercero, de la Constitución General de la República.
De no describirse exactamente la conducta reprochable en el tipo penal se corre un doble
riesgo: que se sancione a los gobernados por conductas que, no estando integradas en el tipo
de manera expresa, el órgano jurisdiccional sí las ubique en el mismo; o que, estando
integradas en el tipo penal, por su ambigüedad, el órgano jurisdiccional no las ubique en el
mismo. Es por ello que, al describir las conductas punibles, el legislador debe hacerlo, si bien
de manera abstracta, lo suficientemente delimitada como para englobar en ella todos los
comportamientos de características esencialmente comunes que atenten contra un bien
jurídico relevante para la sociedad. Sin que lo anterior signifique que el creador de la norma
tenga que describir con sus más mínimos detalles las conductas que deben ser sancionadas
penalmente, pues ello supondría una exasperación del principio de legalidad que
desembocaría en un casuismo innecesario.
Al respecto, resulta aplicable la jurisprudencia siguiente:
"Novena Época
"Instancia: Primera Sala
"Fuente: Semanario Judicial de la Federación y su Gaceta
"Tomo: XX, octubre de 2004
"Tesis: 1a./J. 83/2004
"Página: 170
"LEYES. SU INCONSTITUCIONALIDAD NO PUEDE DERIVAR EXCLUSIVAMENTE
DE LA FALTA DE DEFINICIÓN DE LOS VOCABLOS O LOCUCIONES UTILIZADOS
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CONTRADICCIÓN DE TESIS 159/2007-PS.
POR EL LEGISLADOR.-Es cierto que la claridad de las leyes constituye uno de los
imperativos apremiantes y necesarios para evitar o disminuir su vaguedad, ambigüedad,
confusión y contradicción; sin embargo, de un análisis integral de la Constitución Política de
los Estados Unidos Mexicanos, se llega a la conclusión de que ninguno de los artículos que la
componen establece, como requisito para el legislador ordinario, el que en cada uno de los
ordenamientos secundarios -considerando también a los de la materia penal- defina los
vocablos o locuciones ahí utilizados. Lo anterior es así, porque las leyes no son diccionarios y
la exigencia de un requisito así, tornaría imposible la función legislativa, pues la redacción de
las leyes en general se traduciría en una labor interminable y nada práctica, teniendo como
consecuencia que no se cumpliera, de manera oportuna, con la finalidad que se persigue con
dicha función. De ahí, que resulte incorrecto y, por tanto, inoperante, el argumento que
afirme que una norma se aparta del texto de la Ley Fundamental, porque no defina los
vocablos o locuciones utilizados, pues la contravención a ésta se debe basar en aspectos
objetivos que generalmente son los principios consagrados en ella, ya sea prohibiendo una
determinada acción de la autoridad en contra de los particulares gobernados y ordenando la
forma en que deben conducirse en su función de gobierno. Además, del análisis de lo
dispuesto por los artículos 94, párrafo séptimo y 72, inciso f), de la Carta Magna, se advierte
el reconocimiento, por parte de nuestro sistema jurídico, de la necesidad de que existan
métodos de interpretación jurídica que, con motivo de las imprecisiones y oscuridades que
puedan afectar a las disposiciones legales, establezcan su sentido y alcance, pero no
condiciona su validez al hecho de que sean claras en los términos que emplean."
Sin embargo, en el ámbito del derecho penal no resulta del todo aplicable el contenido de
dicha jurisprudencia, más aún si se toma en cuenta que la garantía de seguridad jurídica exige
que la ley sea lo suficientemente clara y precisa a fin de que la autoridad aplicadora no
incurra en arbitrariedades.
Al respecto, esta Primera Sala de la Suprema Corte de Justicia de la Nación ha sostenido que
para garantizar debidamente la seguridad jurídica de los ciudadanos no basta con una
tipificación indeterminada de un hecho ilícito; sino que es fundamental que la norma penal
que tipifica un delito sea lo suficientemente clara y precisa para permitir que los particulares
determinen y definan su comportamiento, sin el temor o el riesgo de ser sorprendidos por la
actualización de un tipo penal y la aplicación de sanciones que en modo alguno pudieron
prever; lo que lleva a concluir que lo que no está permitido es que la norma penal induzca o
favorezca una interpretación o aplicación errónea.
Ahora bien, los artículos del Código Penal para el Estado de México sometidos a estudio
prevén lo siguiente:
"Artículo 236. Lesión es toda alteración que cause daños en la salud producida por una causa
externa."
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CONTRADICCIÓN DE TESIS 159/2007-PS.
"Artículo 237. El delito de lesiones se sancionará en los siguientes términos: I. Cuando el
ofendido tarde en sanar hasta quince días y no amerite hospitalización, se impondrán de tres a
seis meses de prisión o de treinta a sesenta días multa; II. Cuando el ofendido tarde en sanar
más de quince días o amerite hospitalización, se impondrán de cuatro meses a dos años de
prisión y de cuarenta a cien días multa; III. Cuando ponga en peligro la vida, se impondrán de
dos a seis años de prisión y de sesenta a ciento cincuenta días multa.-Para efectos de este
capítulo, se entiende que una lesión amerita hospitalización, cuando el ofendido con motivo
de la lesión o lesiones sufridas, quede impedido para dedicarse a sus ocupaciones habituales,
aun cuando materialmente no sea internado en una casa de salud, sanatorio u hospital."
"Artículo 238. Son circunstancias que agravan la penalidad del delito de lesiones y se
sancionarán, además de las penas señaladas en el artículo anterior, con las siguientes: I.
Cuando las lesiones se produzcan por disparo de arma de fuego o con alguna de las armas
consideradas como prohibidas, se aplicarán de uno a dos años de prisión y de treinta a sesenta
días multa; II. Cuando las lesiones dejen al ofendido cicatriz notable y permanente en la cara
o en uno o ambos pabellones auriculares, se aplicarán de seis meses a dos años de prisión y
de cuarenta a cien días multa; III. Cuando las lesiones produzcan debilitamiento, disminución
o perturbación de las funciones, órganos o miembros, se aplicarán de uno a cuatro años de
prisión y de sesenta a ciento cincuenta días multa; IV. Cuando las lesiones produzcan
debilitamiento, disminución o perturbación de las funciones, órganos o miembros y con
motivo de ello el ofendido quede incapacitado para desarrollar la profesión, arte u oficio que
constituía su modo de vivir al momento de ser lesionado, se aplicarán de dos a seis años de
prisión y de noventa a doscientos días multa; V. Cuando las lesiones produzcan enfermedad
incurable, enajenación mental, pérdida definitiva de algún miembro o de cualquier función
orgánica o causen una incapacidad permanente para trabajar, se aplicarán de dos a ocho años
de prisión y de ciento veinte a doscientos cincuenta días multa; VI. Cuando las lesiones sean
calificadas, se aumentará la pena de prisión de seis meses a tres años; VII. Cuando el
ofendido sea ascendiente, descendiente, hermano, pupilo, tutor, cónyuge, concubina o
concubinario del inculpado, se aumentarán de seis meses a dos años de prisión; y VIII.
Cuando las lesiones a que se refiere éste artículo se infieran a los menores, incapaces o
pupilos que se encuentren bajo la patria potestad, tutela o custodia del inculpado, se impondrá
además de la pena correspondiente, la suspensión o privación de esos derechos."
"Artículo 240. Las lesiones a que se refieren los (sic) artículos (sic) 237 fracciones I y II, se
perseguirán por querella."
De las transcripciones anteriores se advierte que el artículo 240 del citado código establece
que las hipótesis de lesiones previstas en las fracciones I y II del artículo 237, que se refieren,
en general, a aquellas que no ponen en peligro la vida, son perseguibles por querella y, en
consecuencia, para el caso que nos ocupa, procede el perdón del ofendido.
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CONTRADICCIÓN DE TESIS 159/2007-PS.
El punto a dilucidar en este caso es si al actualizarse una agravante -de las previstas en el
artículo 238-, el delito de lesiones también se perseguirá a petición de parte o de oficio,
última hipótesis en la cual no procedería el perdón del ofendido.
Si bien es cierto el delito de lesiones se integra tanto con los elementos contenidos en las
hipótesis de las fracciones I o II del artículo 237, como con los elementos de cualquiera de las
agravantes a que hace referencia el diverso 238, también es cierto que el numeral 240 del
referido código no impone limitante alguna para que proceda el perdón del ofendido, pues es
suficiente con que la conducta punible se ubique en las fracciones I o II del citado 237.
Efectivamente, el artículo 240 del Código Penal para el Estado de México es claro en señalar
que las lesiones que no pongan en peligro la vida, contenidas en las fracciones I y II del
diverso 237 (por excepción a la fracción III del citado numeral), se perseguirán a petición de
parte o por querella, sin imponer condición alguna; por tanto, de acuerdo al principio de
exacta aplicación de la ley, desarrollado en párrafos precedentes, la autoridad no puede ir más
allá de lo señalado en la norma, en consecuencia, el hecho de que en el delito de lesiones se
acredite una o varias calificativas, de las contenidas en el numeral 238, no resulta óbice para
que se persiga por querella, pues de su lectura no se advierte dicho señalamiento.
Esto es, atendiendo a la máxima, donde la ley no distingue, la autoridad no debe hacerlo, si el
Código Penal para el Estado de México no señala la excepción al artículo 240 de dicho
código, es decir, los casos en que no se perseguirá a petición de parte el delito de lesiones, no
resulta dable hacerlo, aun ante el acreditamiento de cualquiera de las calificativas que señala
el diverso 238, pues la ley no reconoce tal hipótesis y, por ende, la autoridad que así lo
hiciere estaría actuando en contravención a la norma jurídica.
De esta manera, si la ley establece que, de acuerdo a la naturaleza de las lesiones inflingidas,
si se trata de aquellas que no ponen en peligro la vida, se perseguirán por querella, esto es,
independiente de las circunstancias que rodean la conducta (agravantes o atenuantes), pues el
código no señala de forma expresa excepción alguna a la hipótesis planteada en el artículo
240 del Código Penal para el Estado de México.
A guisa de ejemplo, como lo señaló el Segundo Tribunal Colegiado en Materia Penal del
Segundo Circuito, se tiene el Código Penal abrogado de dicha entidad, vigente hasta antes de
marzo de dos mil, que señalaba que el delito de lesiones contenido en las fracciones I y II del
artículo 235 se perseguía por querella, con excepción de las lesiones con modificativa
agravante por ejercer la patria potestad o tutela el activo del delito sobre el pasivo, las cuales
se perseguían de oficio; es decir, el código señalaba claramente en qué casos se perseguía de
oficio el delito, fuera de dicha hipótesis, se entiende que el resto se perseguía por querella,
aun ante la acreditación del resto de las agravantes.
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CONTRADICCIÓN DE TESIS 159/2007-PS.
Consecuentemente, si la actual redacción de la norma no establece excepción alguna al caso
contenido en el artículo 240 del citado Código Penal, no es posible -jurídicamente- que se
imponga una limitación donde no la hay.
El criterio anterior deja incólumes los temas de la forma en que opera la prescripción en el
delito de lesiones y el relativo a los tipos penales complementados circunstanciados
agravados, ya que únicamente fue estudiado por uno de los Tribunales Colegiados.
En consecuencia, debe prevalecer, con carácter de jurisprudencia, el criterio sustentado por
esta Primera Sala de la Suprema Corte de Justicia de la Nación, en los siguientes términos:
LESIONES. EL DELITO RELATIVO PREVISTO EN EL ARTÍCULO 237, FRACCIONES
I Y II, DEL CÓDIGO PENAL DEL ESTADO DE MÉXICO ES PERSEGUIBLE POR
QUERELLA, INCLUSO ANTE LA ACTUALIZACIÓN DE LAS CIRCUNSTANCIAS
AGRAVANTES PREVISTAS EN EL NUMERAL 238 DE DICHO ORDENAMIENTO.-El
artículo 240 del Código Penal del Estado de México establece expresamente que las lesiones
a que se refiere el diverso 237, fracciones I y II, del citado código, se perseguirán por
querella, sin señalar limitación alguna para la procedencia del perdón del ofendido. Por tanto,
el indicado delito es perseguible por querella incluso ante la actualización de las
circunstancias agravantes previstas en el numeral 238 de dicho ordenamiento -que también
integran el delito-, pues ello no cambia la naturaleza de su persecución, en tanto que de
acuerdo con el principio de exacta aplicación de la ley en materia penal contenido en el
artículo 14 de la Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos, la autoridad no
puede ir más allá de lo que señala la norma y, por ende, donde la ley no distingue no
corresponde hacerlo al juzgador.
Por lo expuesto y fundado, se resuelve:
PRIMERO.-Sí existe la contradicción de tesis a que este expediente se refiere, en los
términos del considerando quinto de esta resolución.
SEGUNDO.-Se declara que debe prevalecer, con carácter de jurisprudencia, el criterio
sostenido por esta Primera Sala, en los términos de la tesis redactada en el último
considerando del presente fallo.
TERCERO.-Dése publicidad a la tesis jurisprudencial que se sustenta en la presente
resolución, en términos del artículo 195 de la Ley de Amparo.
Notifíquese; cúmplase y, en su oportunidad, archívese el expediente relativo a la presente
contradicción de tesis, como asunto concluido.
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CONTRADICCIÓN DE TESIS 159/2007-PS.
Así lo resolvió la Primera Sala de la Suprema Corte de Justicia de la Nación, por unanimidad
de cinco votos de los señores Ministros: José de Jesús Gudiño Pelayo, José Ramón Cossío
Díaz, Juan N. Silva Meza (ponente), Olga Sánchez Cordero de García Villegas y presidente
Sergio A. Valls Hernández.
En términos de lo determinado por el Pleno de la Suprema Corte en su sesión de veinticuatro
de abril de dos mil siete, y conforme a lo previsto en los artículos 3o., fracción II, 13, 14 y 18
de la Ley Federal de Transparencia y Acceso a la Información Pública Gubernamental, en
esta versión pública se suprime la información considerada legalmente como reservada o
confidencial que encuadra en esos supuestos normativos.
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