978-607-8156-11-5. Coordinador

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a través de sus Constituciones
1812 - 1917
Universidad de Xalapa
a través de sus Constituciones 1812 - 1917
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El tiraje digital de esta obra se realizó en
la Universidad de Xalapa, septiembre de
2012, segunda edición electrónica de
distribución gratuita.
Cada uno de los autores es titular y
responsable de manera individual por el
contenido de su participación.
Requerimientos técnicos:
Adobe Acrobat Reader.
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Editorial Universidad de Xalapa
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a través de sus Constituciones 1812 - 1917
Coordinador:
José Francisco Baéz Corona
Autores:
José Lorenzo Álvarez Montero
José Francisco Báez Corona
Rebeca Elizabeth Contreras López
Alejandro de la Fuente Alonso
Rafael de la Garza Talavera
Jorge Antonio Maraboto Mendoza
Salvador Martínez y Martínez
Carlos Antonio Vázquez Azuara
Segunda Edición, 2012
Impreso en México
Printed in Mexico
a través de sus Constituciones 1812 - 1917
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DIRECTORIO
Dr. Carlos García Méndez
Rector
Dra. Isabel Soberano de la Cruz
Rectora Emérita
Mtro. Eric García Herrera
Contralor General
Dr. Carlos Hernández Rodríguez
Secretario Académico
Mtra. Guadalupe Hernández Valencia
Directora de Posgrados
Mtra. Ma. Natividad López Hernández
Directora de Administración Escolar
Lic. Oscar García Soberano
Director de Cultura, Comunicación y Relaciones Institucionales
Mtra. Flor Alicia Zamora Pozos
Directora Financiera
Dr. Francisco Baéz Corona
Coordinador de Investigación
Lic. Miguel Conde Álvarez
Coordinador de Extensión y Difusión Cultural
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a través de sus Constituciones 1812 - 1917
ÍNDICE
Prólogo
9
Capítulo I:
13
Constitución Política de la Monarquía Española de 1812, un
enfoque histórico y jurídico constitucional. Carlos Antonio
Vázquez Azuara
I. Introducción
II. Constitución Política de la Monarquía Española promulgada en
Cádiz el 19 de marzo de 1812
III. Conclusiones
IV. Referencias y fuentes
Capítulo II:
23
Decreto Constitucional para la libertad de la América
Mexicana (Apatzingán 1814). Salvador Martínez y Martínez
I. Introducción
II. Algunos registros del acontecimiento
III. ¿Y el futuro?
IV. Referencias bibliográficas
a través de sus Constituciones 1812 - 1917
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Capítulo III:
41
Constitución Federalista de 1824. Alejandro de la Fuente
Alonso
I. Introducción
II. Antecedentes
III. Contenido
IV. Consecuencias
V. Referencias bibliográficas
Capítulo IV:
49
La Constitución de las 7 Leyes. José Francisco Báez Corona
I. Introducción
II. Contexto político previo a la nueva Constitución
centralista
III. La curiosa promulgación en diferentes entregas
IV. Análisis de las 7 leyes constitucionales
V. Implicaciones políticas: los movimientos separatistas
VI. Fin de la Vigencia de la Constitución
VII. Conclusiones
VIII. Referencias bibliográficas
Capítulo V:
65
Bases Orgánicas de la República Mexicana (14 de junio de
1843.) Rebeca E. Contreras López
I. Introducción
II. Contexto histórico
III. El general Antonio López de Santa Anna
IV. Bases Orgánicas de la República Mexicana
V. Fuentes consultadas
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a través de sus Constituciones 1812 - 1917
Capítulo VI:
83
El Acta Constitutiva y de reformas de 1847. José Lorenzo
Álvarez Montero
I. Antecedentes
II. El Congreso Constituyente y el Acta de Reformas de 1847
III. El Acta Constitutiva y de reformas
IV. Primera Sentencia de Amparo
V. Conclusiones
VI. Fuentes consultadas
93
Capítulo VII:
La Constitución de 1857. Jorge Antonio Maraboto Mendoza
I. Introducción
II. Análisis constitucional
III. Referencias y fuentes
CapítuloVIII:
Constitución de 1917 ¿Reforma o refundación del orden
constitucional mexicano? Rafael de la Garza Talavera
99
I. Introducción
II. ¿Resulta suficiente un siglo para imaginar una nueva
constitución?
III. ¿Cuáles serían los resultados en la sociedad y en el
estado mexicano?
IV. Fuentes consultadas
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8
a través de sus Constituciones 1812 - 1917
PRÓLOGO
México a través de sus Constituciones
Dr. Carlos García Méndez
El derecho, sociedad e historia, no se conciben por separado, mantienen
relaciones complejas, de mutua influencia e interdependencia. Es
decir: si las reformas legislativas marcan los cauces de importantes
cambios sociales e históricos, de modo similar las transformaciones
sociales obligan a valiosas modificaciones legislativas.
En este contexto, durante el año 2010 celebramos grandes
acontecimientos que definieron nuestra historia, marco legal y los
causes de nuestro papel como mexicanos en la sociedad actual
y futura. Los mexicanos de 1810 iniciaron una lucha por tener
una nación independiente y soberana, los mexicanos de 1910
pelearon por tener un país democrático y con justicia social para sus
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habitantes, a los mexicanos del 2010 en adelante, nos corresponde
trabajar por perfeccionar nuestras instituciones, ampliar esa herencia
y consecuciones históricas para legar un país donde se consolide el
pleno goce de nuestros derechos y potencialidades.
A lo largo de estos dos siglos de historia independiente, México
fue regido por diversos textos constitucionales, cada uno de ellos,
causa y efecto de múltiples transformaciones sociales e históricas y
en la perspectiva que imprime el tiempo actual resulta totalmente
oportuno llevar a cabo un análisis de los documentos jurídicohistóricos que nos han regido y sus aportaciones. En respuesta
a ello, el texto México a través de sus Constituciones, es una obra
colectiva producto del trabajo de académicos de la Universidad
de Xalapa, los cuáles en el marco de la conmemoración del
Centenario de la Revolución y el Bicentenario de la Independencia
Nacional respondieron a la convocatoria de dialogar en un ciclo de
conferencias sobre las Constituciones que nos han regido como
mexicanos, producto de las cuales se genera esta obra.
Los textos transportan a diferentes etapas históricas, describen
el contexto social y aportaciones jurídicas de cada época. El viaje
comienza desde el movimiento insurgente durante el cual tuvieron
vigencia la Constitución Política de la Monarquía Española de 1812
y el Decreto Constitucional para la libertad de la América Mexicana
(Apatzingán 1814).
Posteriormente se describe con objetividad la pugna decimonónica
entre liberales y conservadores plasmada en la Constitución
Federalista de 1824, la Constitución de las 7 Leyes (1835-1836), las
Bases Orgánicas de la República Mexicana (1843), el Acta Constitutiva
y de reformas de 1847 y la Constitución de 1857, documento con el
cual se empieza a gestar la reforma de Lerdo y Juárez.
Todo el estudio desemboca en un texto crítico sobre la Constitución
Política de los Estados Unidos Mexicanos de 1917 en relación a la
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a través de sus Constituciones 1812 - 1917
posibilidad de la reforma o refundación del orden constitucional
mexicano.
En la edición se respeta el estilo de cada uno de los autores, lo cual
da lugar a una fina amalgama de textos científicos, ensayos, reseñas
y opiniones, con lo cual puede afirmarse que no existe mejor forma
de celebrar a México y a nuestra Universidad que realizando un
trabajo académico tan trascendente como del que somos partícipes
en esta obra.
a través de sus Constituciones 1812 - 1917
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a través de sus Constituciones 1812 - 1917
Capítulo I
Constitución Política de la Monarquía Española de
1812, un enfoque histórico y jurídico constitucional.
Carlos Antonio Vázquez Azuara1
Sumario:
Introducción.
Constitución Política de la Monarquía Española promulgada en Cádiz el
19 de marzo de 1812.
Conclusiones.
Referencias y fuentes.
I. Introducción
La Constitución de Cádiz de 1812, aunque no fue la primera
constitución de nuestro país, si fue uno de los principales
precedentes para establecer las bases de lo que hoy conocemos
como Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos, lo
1 Licenciado en Derecho, Licenciado en Ciencias de la Comunicación, Candidato a Doctor en Derecho
Público en el Instituto de Investigaciones Jurídicas de la Universidad Veracruzana, catedrático a nivel licenciatura y diplomado, abogado postulante e investigador.
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cual permite que podamos entender con mayor claridad la realidad
actual que enfrentamos partiendo del entendimiento contextual y
jurídico de la Constitución de la Monarquía Española.
II. Constitución Política de la Monarquía Española
promulgada en Cádiz el 19 de marzo de 1812
Es indispensable expresar, que han sido diversos documentos que a
través de las grandes páginas del libro de la historia mexicana, han
fortalecido los ordenamientos jurídicos que hoy tutelan nuestros
derechos, tal es el caso de la Constitución de Cádiz de 1812 de
la Monarquía Española, la cual si bien es cierto, no fue la primer
Constitución de nuestro país ni el primer precedente reformista de
vital trascendencia, no menos cierto es que sí fungió como uno de
los principales sustentos jurídicos de la época para la proclamación
de muchos de los derechos de los que ahora gozamos.
¡Viva la Pepa!, es el grito que en 1812, resultaba común para vitorear
la Constitución de Cádiz, en virtud del día en que fue promulgada.
Las cortes redactaron como documento principalísimo, la
Constitución de Cádiz, promulgada el 19 de marzo de 1812, era
el día del patriarca San José y por lo mismo se le conocería con el
españolísimo mote de “La Pepa” (García, Meléndez y Volio, 1987: 28).
Todavía durante el régimen colonial un antecedente de gran
importancia para nuestro derecho constitucional, es la constitución
de Cádiz, que se promulgo en 1812 en esa ciudad española y que
estuvo vigente en varios años, en varios países latinoamericanos antes
y después de la independencia y con base en la cual se produjeron
nuestras primeras experiencias electorales (García, Meléndez y Volio,
1987: 11).
Esta Constitución tiene un enfoque contextual digno de analizarse
pues parte del hecho de encontrarse ubicado e incluso dimanar
de dos procesos independentistas que se dieron prácticamente en
14
a través de sus Constituciones 1812 - 1917
épocas similares como lo fueron la independencia de México del
régimen Español (1810 a 1821), uno de los más largos de América
Latina, al tiempo que España venia liberándose de la opresión
francesa y cursaba por la pérdida de diversas colonias que había
establecido en América continental, entre ellas México.
A raíz de los acontecimientos ocurridos en España en 1808, en que
Napoleón Bonaparte intentó convertir a la península en parte de
su imperio, a través de su hermano José, se da inicio a un proceso
histórico vasto y complejo, que atañe tanto al viejo como al nuevo
mundo (García, Meléndez y Volio, 1987: 28).
Esta maldita Guerra de España fue la causa primera de todas las
desgracias de Francia. Todas las circunstancias de mis desastres se
relacionan con este nudo fatal: destruyó mi autoridad moral en
Europa, complicó mis dificultades, abrió una escuela a los soldados
ingleses... esta maldita guerra me ha perdido.
Napoleón en Santa Helena, Prólogo de La maldita guerra de España.
Historia social de la guerra de la Independencia, 1808-1814, Ronald
Fraser.
Es por lo anterior que cabe destacar, que la Constitución de Cádiz
de 1812, fue uno de los principales ejemplos reformistas de la
época por su vital trascendencia y sus aportaciones que refirieron la
proclamación de derechos que ante los ojos de la ciudadanía de la
época, se encontraban reprimidos e imperfectos.
Encontramos sobre el tapete los grandes temas de la libertad de
imprenta, la reforma eclesiástica, la transformación de las estructuras
administrativas y judiciales (Ferrer Muñoz, 1993: 261).
La constitución establecía el sufragio universal, la soberanía nacional,
la monarquía constitucional, la separación de poderes (Alvarado,
Javier, 1993).
a través de sus Constituciones 1812 - 1917
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El constitucionalismo es la primera y posiblemente más importante
decisión política atribuible a Cádiz. Se redactó la primera constitución
y la más amplia de todas: 384 artículos extensos (García, Meléndez y
Volio, 1987: 13).
Evidentemente durante el reinado de los virreyes que en el siguiente
párrafo se mencionan, bajo el mando de Ruiz de Apodaca, la
Constitución de Cádiz, no fue seguida al pie de la letra como se
esperaba.
Conviene no olvidar que el texto constitucional estuvo en vigor en el
virreinato novohispano de un modo discontinuo, pues tanto Venegas
como Calleja se mostraron renuentes a su aplicación y gobernaron
prácticamente de espaldas a la legislación que emanaban las cortes
reunidas en Cádiz (Ferrer Muñoz, 1993: 18).
Así pues, la estructura de la Constitución de Cádiz repercute en
acontecimientos posteriores a su promulgación durante el periodo
de Fernando VII.
Con la jura de la constitución por Fernando VII, en marzo de 1820, se
abre un periodo en el que el ritmo de la actividad política se torna
trepidante y se radicaliza el espíritu reformista que había informado
la legislación de Cádiz (Ferrer Muñoz, 1993: 261).
En lo que concierne a México, debemos recordar, que también se
le rinde juramento a la Constitución de Cádiz de 1812, en lo que
ahora conocemos como plaza de la constitución (Antes Plaza Mayor)
o mejor conocido en el contexto actual y popular como el Zócalo
Capitalino.
La estructura de la Constitución de Cádiz de 1812, fue la siguiente:
Título I. De la Nación española y de los españoles
Capítulo I. De la Nación española
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a través de sus Constituciones 1812 - 1917
Capítulo II. De los españoles
Título II. Del territorio de las Españas, su religión y gobierno y de los
ciudadanos españoles
Capítulo I. Del territorio de las Españas
Capítulo II. De la religión
Capítulo III. Del Gobierno
Capítulo IV. De los ciudadanos españoles
Título III. De las Cortes
Capítulo I. Del modo de formarse las Cortes
Capítulo II. Del nombramiento de diputados de Cortes
Capítulo III. De las Juntas electorales de parroquia
Capítulo IV. De las Juntas de partido
Capítulo V. De las Juntas electorales de provincia
Capítulo VI. De la celebración de las Cortes
Capítulo VII. De las facultades de las Cortes
Capítulo VIII. De la formación de las Leyes, y de la sanción real
Capítulo IX. De la promulgación de las Leyes
Capítulo X. De la Diputación Permanente de Cortes
Capítulo XI. De las Cortes extraordinarias
Título IV. Del Rey
Capítulo I. De la inviolabilidad del Rey, y de su autoridad
Capítulo II. De la sucesión a la Corona
Capítulo III. De la menor edad del Rey, y de la Regencia
Capítulo IV. De la familia real, y del reconocimiento del Príncipe de
Asturias
Capítulo V. De la dotación de la familia real
Capítulo VI. De los Secretarios de Estado y del Despacho
Capítulo VII. Del Consejo de Estado
Título V. De los tribunales y de la Administración de Justicia en lo
civil y criminal
Capítulo I. De los tribunales
Capítulo II. De la administración de justicia en lo civil
Capítulo III. De la Administración de Justicia en lo criminal
Título VI. Del Gobierno interior de las Provincias y de los Pueblos
Capítulo I. De los Ayuntamientos
Capítulo II. Del Gobierno político de las Provincias y de las
Diputaciones Provinciales
Título VII. De las contribuciones
Capítulo único
Título VIII. De la fuerza militar nacional
Capítulo I. De las tropas de continuo servicio
a través de sus Constituciones 1812 - 1917
17
Capítulo II. De las milicias nacionales
Título IX. De la instrucción pública
Capítulo único
Título X. De la observancia de la Constitución y modo de proceder
para hacer variaciones en ella
Capítulo único
Como podemos advertir, en esta constitución de manera general, se
plantean preceptos tales como la unificación de todos los españoles
en ambos hemisferios.
Se plasma la soberanía nacional, separando por completo en plano
divino que revestía a los monarcas, declarándose la nación como
libre e independiente e imposibilitada de pertenecer a ninguna
familia o persona.
Al mismo tiempo, se perpetuaba el aspecto religioso, pues se
expresaba en los textos de la constitución en comento que “la
religión de la Nación Española es y será perpetuamente la católica,
apostólica, romana, única verdadera. La Nación la protege por leyes
sabias y justas y prohíbe el ejercicio de cualquiera otra”.
Asimismo, se preserva el aspecto de monarquía como moderada y
hereditaria y se divide el gobierno en los poderes ejecutivo, legislativo
y judicial, dejando la potestad de hacer las leyes en las cortes con el
rey, ubicándose en el artículo 16, “la potestad de hacer ejecutar las
leyes reside en el Rey”.
Como decíamos en líneas anteriores, la soberanía nacional, dimana
del numeral 3, de la constitución en comento, y de su numeral 12
el aspecto de la religión católica, apostólica y romana, esto último
aceptado en la época pero abolido posteriormente por la libertad
de religión.
Por otra parte, el artículo 4, hablaba de la libertad civil, la propiedad
y los demás derechos legítimos. Se advertía en diversos numerales el
sufragio activo, la libertad de expresión, exceptuando a los escritos
de índole religiosa, prohibición del tormento.
18
a través de sus Constituciones 1812 - 1917
Se dotaba de un parlamento unicameral, la legislatura era de dos
años, con independencia de la voluntad real.
Otros artículos dignos de analizarse, evidentemente fueron el 22
que reconocía a los mulatos la nacionalidad española y el 29 que les
privaba de derechos políticos, todo esto en un apartado de derechos
civiles.
Como podemos advertir claramente, en suma, la constitución de
Cádiz de 1812 de la Monarquía Española, contemplaba aspectos
que fungieron como parte aguas de la época en que se cursaba
por procesos independentistas paralelos y que además taladraban
procesos reformistas ante las necesidades de los gobernados por ver
tutelados sus derechos de una mayor y mejor manera y la comunidad
internacional celebró la creación de la “Pepa” como vital ejemplo del
establecimiento de un orden normativo que daría pie a lo que ahora
conocemos como una fuente de derechos formalmente válida y
eficaz.
III. Conclusiones
La Constitución de Cádiz de 1812, surge en medio de dos procesos
independentistas, el de México de España y el de España de Francia.
Aunque la Constitución de Cádiz, no fue la primera constitución
oficial de nuestro país, fue un cimiento de vital trascendencia que
con la de Apatzingán y otros textos jurídicos como los Sentimientos
de Nación de Morelos, fundaron la primera Constitución formal de la
Nación Mexicana, es decir, la de 1824.
El logro de España, por la promulgación de la Constitución de
Cádiz de 1812, fue de dimensiones inesperadas, pues fungió como
ejemplo en la comunidad internacional como un proceso reformista
sin precedentes, traducida en su época a los idiomas inglés, francés,
alemán, portugués e italiano.
a través de sus Constituciones 1812 - 1917
19
La vigencia en México del ordenamiento jurídico en comento, fue
de aproximadamente dos años, bajo el sello de la Nueva España,
rindiéndosele juramento en la Plaza de la Constitución (antes Plaza
Mayor) que lleva este nombre, en honor al referido acontecimiento
jurídico, político y social.
La estructura constitucional se compone de diez títulos y 384 artículos
con las ideas liberales predominantes. Se consagra el principio de la
soberanía nacional; se limita la monarquía hereditaria; se plasma la
libertad de expresión exceptuando todo aquello contrario a la iglesia,
asimismo, se reconoce al catolicismo como religión oficial, también se
establece la división de poderes (ejecutivo, legislativo y judicial) y se
instauran los derechos y deberes de los ciudadanos, reconociéndose
la libertad de imprenta y la creación de representantes locales de
ayuntamientos.
IV. Referencias y fuentes
Alvarado, Javier (1993). Monarquía mixta, cuerpos intermedios,
separación de poderes: para una teoría sobre los orígenes
triestamentales de la moderación del poder, De la ideología
trifuncional a la separación de poderes, Madrid, UNED.
Artola, Miguel (1991). Orígenes de la España contemporánea, Madrid,
Centro de Estudios Constitucionales.
Beristain, Antonio (2004). Protagonismo de las víctimas de hoy y
mañana (Evolución en el campo jurídico penal, prisional y ético).
Valencia (España): Tirant lo Blanch, p. 122.
Chust, Manuel (1998). La cuestión de la nación americana en las
Cortes de Cádiz, Valencia, UNED-UNAM.
Constitución Política de la Monarquía Española, promulgada en
Cádiz, el 19 de Marzo de 1812.
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a través de sus Constituciones 1812 - 1917
Ferrer Muñoz, Manuel (1993). La Constitución de Cádiz y su aplicación
en la Nueva España, México, UNAM.
García Laguardia Jorge Mario; Meléndez Chaverri Carlos; Volio Marina
(1987). La Constitución de Cádiz y su influencia en América (175
años, 1812-1987), Costa Rica, CAPEL.
Rodríguez, J. E. (1996). La independencia de la América española,
México, FCE.
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a través de sus Constituciones 1812 - 1917
Capítulo II
Decreto Constitucional para la libertad de la
América Mexicana (Apatzingán 1814)
Salvador Martínez y Martínez 2
Sumario:
Introducción.
Algunos registros del acontecimiento.
¿Y el futuro?.
Referencias bibliográficas.
I. Introducción°
Una cosa significa ser un abogado y otra ser historiador del derecho.
Se considera para los primeros es aceptable que sean conocimientos
distintos los de una ciencia, como la jurisprudencia, que estudia las
normas jurídicas vigentes para aplicarlas a situaciones particulares
2 Catedrático de la Universidad de Xalapa y Docente jubilado de la Facultad de Derecho de la Universidad
Veracruzana.
° Nuestra gratitud por la invitación para escribir el presente texto a la Doctora Isabel Soberano de la Cruz,
Rectora de la Universidad de Xalapa, y al Doctor José Francisco Báez Corona, Jefe de las Carreras de Derecho
y Educación.
a través de sus Constituciones 1812 - 1917
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y para los segundos son conocimientos de una ciencia, como la
historia del derecho, que estudia las normas jurídicas prescindiendo
de su vigencia y aplicación posibles.
En este caso, lo que está en cuestión es más bien el procedimiento
de interpretación y los presupuestos que definen al intérprete. Tanto
el historiador como el jurista han de “traer acá” algo que fue regulado
allá y entonces, pero con pretensión de vigencia. La interpretación
actual hace revivir la misma validez formal del derecho, que sin
ella será siempre algo ahistórico. “Lo histórico se identifica con la
situación del intérprete desde la que procede y en la que actúa.
Toda interpretación acontece en un sujeto condicionado histórica y
socialmente y ese su “horizonte histórico” grava toda interpretación.”
(Osuna, 1995: 88).
La realidad de un hecho humano consiste en una red inextricable
de relaciones sociales e históricas. De aquí se deriva la cuestión
¿Cómo aislar un hecho humano? La exposición de la respuesta se
presenta como el resultado de un convite para “viajar en el tiempo”.
La afirmación es una figura literaria y la metáfora tiene incluso
importancia filosófica (Gaos: 1960). No obstante, aquí se utiliza
solamente para explicar que la presente disertación es “un souvenir”.
“Souvenir” es una expresión francesa que ha pasado a formar parte
de la jerga turística. En español, dicha palabra suele traducirse como
recordar. Un souvenir es un recuerdo y de este vocablo se traen a
colación dos significados usuales: se entiende o como cosa que se
regala en testimonio de buen afecto, o como objeto que se conserva
para recordar a una persona, una circunstancia, un suceso, etc.
Así que imagine el lector a un jurista que hizo una singular excursión
a 1814, al Estado de Michoacán (México) para ver y saber qué
aconteció en Apatzingán. El objeto que sirve como recuerdo no
es una postal o una fotografía sino que puede condensarse de la
siguiente manera: José María Morelos y Pavón conjuntó esfuerzos
24
a través de sus Constituciones 1812 - 1917
de diversos grupos que desde 1810 habían emprendido la guerra
por la independencia y, así, en un Congreso Constituyente itinerante,
se expidió en octubre de 1814 el Decreto Constitucional para la
libertad de la América Mexicana, mejor conocido como Constitución
de Apatzingan.
Todos los suvenires suelen ser decepcionantes. Generalmente,
son regalos o recuerdos pequeños, pero, quizás adquieran su justa
dimensión si se narra lo que significan o se relatan las peripecias
de la travesía efectuada. Se guardarán los incidentes para el relato
del itinerario histórico. Pero, aquello que fue observado se expondrá
de una vez: el desplazamiento en el tiempo nos ha permitido ver y
saber cómo nació el estado de derecho mexicano.
II. Algunos registros del acontecimiento
Una excursión en la historia nacional hace posible presenciar el parto
doloroso de la República Mexicana, nada más y nada menos. Sin
embargo, el suceso es extraño por otro motivo: al mismo tiempo
nació un hermano gemelo. Se trata de un siamés, ya que nació unido
por alguna parte de su cuerpo o, mejor aún, dentro del estado de
derecho nació el estado autocrático mexicano.
En la era contemporánea Héctor Fix Zamudio y Salvador Valencia
Carmona (2001: 275) utilizan los nombres de “estado democrático”
y “estado autoritario” para referirse a los siameses, notando que son
seres antagónicos, pero sin percatarse de que nacieron gemelos
(dizigóticos) ni de que coexisten hasta nuestros días, conviene citar
la descripción que hacen de ambos entes:
a) en el Estado democrático los gobiernos acceden al poder por
elecciones competitivas y en el autoritario se acuden a otros medios;
b) en el Estado democrático imperan necesariamente ciertas
reglas de consenso que en el autoritario no son indispensables; c)
a través de sus Constituciones 1812 - 1917
25
el Estado democrático se distingue por la distribución del poder
político y el autoritario por la concentración del mismo; d) el Estado
democrático se inspira en la concepción de una sociedad plural,
en tanto que el autoritario puede basarse en una concepción de
carácter totalitario, en un cierto cuerpo doctrinario que imprime
una “mentalidad peculiar” o a veces un simple fenómeno de fuerza.
En suma y de modo más directo: quien quiera conocer al estado
mexicano recién nacido tendrá que ver y saber sobre la primera
constitución propiamente mexicana, que es la de 1824, ya que en
ella se descarta todo tipo de legislación extranjera y se proclama el
ejercicio absoluto de la soberanía y la autodeterminación.
Sin embargo, quien quiera ver y saber sobre el alumbramiento
de dicho estado deberá conocer un antecedente fundamental: el
Decreto Constitucional para la libertad de la América Mexicana, o
Constitución de Apatzingán, de 1814. Sin olvidar que también son
referencias esenciales para la elaboración de la primera constitución
mexicana la española de Cádiz de 1812 y los “Sentimientos de la
Nación”, de José María Morelos y Pavón.
Antes de hincar el diente a los sabrosos incidentes del desplazamiento
en el tiempo permitan que diga unas palabras sobre la actitud del
observador, pues hay de viajeros a viajeros: el procedimiento a seguir
en la faena del historiador podría consistir en encarar los grandes
y palpables factores, evidentes o efectivamente comprobables, que
deben haber influido en los sucesos a aclarar, y en los que hay que
despejar sólo la incógnita del alcance de esta intervención.
En cambio, nuestro proceder está comprometido tal y como lo
explican las siguientes palabras del jurista español Antonio Beristain
(2004: 122):
No miremos atrás con ira, porque es posible que nuestra crítica carezca
de base; y, aunque sea fundada, no da frutos positivos si actuamos
26
a través de sus Constituciones 1812 - 1917
con ira. Miremos atrás con agradecimiento, un agradecimiento
crítico, pero agradecimiento, reconociendo lo positivo que, en su
tiempo, tienen todas las personas y todas las instituciones, en grado
mayor o menor.
Por lo tanto, el motivo conductor de nuestra disertación es la gratitud.
Entendida ésta en su significado usual, es decir, como un sentimiento
que nos obliga a estimar el beneficio o favor que se nos ha hecho o
ha querido hacer, y a corresponder a él de alguna manera.
Puesto que no se puede aislar un hecho del pasado, la estrategia
que se utilizará para amplificar el souvenir o recuerdo consistió
en ralentizar o lentificar el relato de la expedición del Decreto
Constitucional para la libertad de la América Mexicana, en octubre
de 1814, mejor conocido como Constitución de Apatazingán, por
parte de un Congreso Constituyente itinerante. Esto es, se intentó
imprimir lentitud al proceso realizado, se pretendió disminuir su
velocidad, para observarlo mejor.
El acontecimiento observado suscita la cuestión principal de nuestra
disertación: ¿Era necesaria la expedición del Decreto Constitucional
para la libertad de la América Mexicana? La hipótesis que se
defenderá es la siguiente: la expedición del Decreto Constitucional
era necesaria para legitimar el movimiento insurgente por el poder
del discurso jurídico.
1.- En esta excursión singular fue necesario auxiliarse de varios guías.
Entre ellos, se acudió a María del Refugio González quien, en su
libro Historia del Derecho Mexicano (1998: 42), despacha el asunto
en unos cuantos párrafos y, para los efectos de nuestra exposición,
retendremos los siguientes:
A pesar de que en el bando de Hidalgo, y en los Sentimientos
de la Nación elaborados por Morelos, se encuentra la idea de
sacudirse del yugo español, es en el Acta solemne de la declaración
a través de sus Constituciones 1812 - 1917
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de la Independencia de la América Septentrional, firmada en
Chilpancingo el 6 de noviembre de 1813, donde queda con
claridad la reivindicación de la soberanía…En el mismo sentido se
pronunciaron los miembros del Supremo Congreso mexicano en
el Decreto Constitucional para la libertad de la América mexicana,
sancionado en Apatzingán el 22 de octubre de 1814. Ahí se
afirmaba que el congreso “deseoso de llenar las heroicas miras de la
nación” la reintegraba en el goce de sus imprescriptibles derechos”,
y la conducía a “la gloria de la independencia”…Sobra decir que
con estas frases se descalificaban los argumentos de los justos
títulos, esgrimidos tres siglos atrás para legitimar la conquista y la
colonización.
La opinión de María del Refugio González se convierte en punto
de partida para nuestro comunicado, pues da pie para imprimir la
deseada lentitud a la narración del hecho. Nos referimos al aserto
“…con estas frases se descalificaban los argumentos de los justos
títulos, esgrimidos tres siglos atrás para legitimar la conquista y la
colonización.”
Quienes entre el auditorio son estudiantes de leyes o abogados, no
tendrán ninguna dificultad en comprender que el título es aquello
en lo que tiene su origen el derecho. Los diversos títulos son de muy
variada especie: el título puede ser una actividad (la ocupación, el
trabajo, etc.), un pacto o convenio (un contrato), la ley, la naturaleza
humana, etc. No hay derecho si no hay título, porque éste es aquello
en cuya virtud algo pasa al dominio de alguien. En consecuencia,
sin título no es correcto invocar un derecho, pues tal derecho sería
inexistente (Cf. Hervada, 1994: 48).
El derecho no puede ser más determinado y concreto. Algo es derecho
cuando hay un título. Por ejemplo: determinar si lo conveniente o
útil es que las vacaciones laborales duren veinte días o duren treinta
puede ser prácticamente imposible y, en todo caso, será asunto
a decidir por equipos de economistas, sociólogos, laboralistas y
psicólogos, los cuales probablemente no se pondrán de acuerdo;
por eso, cuestiones como ésta terminarán por resolverse en la mesa
de negociaciones.
28
a través de sus Constituciones 1812 - 1917
Saber, en cambio, si hay derecho, es cuestión de título: ¿Existe una
ley o un contrato colectivo de trabajo que determine los días de
vacaciones? Lo que señale la ley o el contrato, eso será el derecho.
Quien sabe de esto es el abogado o jurista (Cf. Hervada, 1994: 49).
No hay que confundir el título con el fundamento del derecho, pues
son dos cosas distintas. El fundamento es aquello en cuya virtud un
sujeto puede ser sujeto de derecho o de determinados derechos.
El fundamento habilita para ser titular de un derecho, pero no lo
otorga; en cambio el título otorga el derecho.
¿El pleito de los justos títulos de la conquista y la colonización
española planteado en el siglo XVI se desenlaza en 1814, tres siglos
después? Siguiendo las tesis de fray Bartolomé de Las Casas, se
sostiene que la conquista y la colonización española se llevó a cabo
sin derecho, pues jamás existieron aquellos justos títulos.
Uno de los documentos definitivos para la resolución de aquel
pleito sobre los justos títulos no es el Decreto Constitucional para
la América Mexicana de 1814 sino las Relecciones De indis y De iure
belli expuestas en 1539 por Francisco de Vitoria (1483-1546).
Quien lleva razón es Antonio Gómez Robledo cuando afirma: “Algo
deben haber sabido de este ideario ancestral los consejeros del
generalísimo Morelos, cuando en nuestra primera carta política, en
la Constitución de Apatzingán, está escrito que ‘el título de conquista
no puede legitimar los actos de la fuerza” (Rojas Garcidueñas, 1984:
9). Pero, si algo supieron, no fueron ellos quienes descalificaron los
argumentos de los justos títulos de la conquista y la colonización
española. Más bien andaban en la búsqueda de los justos títulos del
movimiento insurgente.
2.- José Luis Soberanes Fernández, con su Historia del Derecho
Mexicano (2009), es otro de nuestros guías. Su versión es más amplia
que la anterior, por lo que se comentará poco a poco. Estas son sus
palabras:
a través de sus Constituciones 1812 - 1917
29
Al día siguiente, 15 de septiembre, el Congreso designó a don José
María Morelos y Pavón como “generalísimo” y por ende depositario
del Poder Ejecutivo…Lo primero que propuso Morelos fue que se
declarara la independencia nacional de la “América Septentrional”,
como se le llamó al país, a lo cual se opuso Rayón; sin embargo,
el día 6 de noviembre, decretó la solicitada “Declaración de
Independencia”…Fue fundamental esa “Declaración”, ya que
quedaba bien claro que se rompían todos los vínculos con España.
A principios de 1814 el Congreso tuvo que abandonar Chilpancingo
por el acoso de las fuerzas realistas y se alojó en Tlacotepec. En eso
Rayón abandonó el Congreso y sugirió la remoción de Morelos
como titular del Ejecutivo. Éste pidió ser tomado como soldado si no
era considerado apto para general. Sin embargo, el Congreso aceptó
su renuncia como jefe del Ejecutivo, poder que asumió la propia
asamblea y ratificó a Morelos en el mando militar.
El Congreso se trasladó a Uruapan, de ahí a Huetamo, después
a la hacienda de Santa Efigenia, de allí a Tiripitio y finalmente a
Apatzingán, en donde logró promulgar la primera Constitución, lato
sensu, propiamente mexicana el 22 de octubre de 1814, con el título
de Decreto Constitucional para la libertad de la América Mexicana
o simplemente Constitución de Apatzingán (Soberanes Fernández,
2009:106-107).
El parecer de Soberanes Fernández es que la de Apatzingán fue una
“…Constitución, lato sensu,…” Lato sensu es una expresión latina que
significa “en sentido amplio”. Y se opone a la expresión sensu stricto,
la cual es también una expresión latina que significa “en sentido
estricto”. Ambas expresiones suelen ser muy usadas en Derecho.
Cuando para una palabra, nombre o expresión son posibles dos
interpretaciones y una de ellas abarca a la otra, la voz se utilizará lato
sensu para indicar que el término que acompaña debe interpretarse
en el más amplio de sus significados, no en el más restringido. Por
el contrario, la expresión stricto sensu se emplea para indicar que
30
a través de sus Constituciones 1812 - 1917
el término que acompaña debe interpretarse en el más estrecho o
limitado de sus significados, no en el que abarca más.
La aclaración es relevante porque parece que José Luis Soberanes
Fernández pretendía decir otra cosa, él quería manifestar que la
Constitución de Apatzingán no es propiamente una Constitución. Este
historiador del Derecho Mexicano le reconoce a la voz “Constitución”
no un significado amplio o restringido sino un significado propio
(Guastini, 2001). Conviene de nueva cuenta cederle la palabra a
Soberanes:
Antes que nada debemos decir que la Constitución de Apatzingán
es un tratado de filosofía política. Sus autores tenían tal formación
que más que una ley hicieron eso, un tratado, en el que se realizó
una espléndida síntesis, difícil de lograr en tan pocas páginas, pero al
fin y al cabo, conseguido tal propósito, que en mucho nos recuerda
el tono docente de las Siete Partidas. Sin embargo, por otro lado,
tenemos que decir que por falta de experiencia práctica, nuestros
primeros constituyentes prepararon un texto totalmente inaplicable
y utópico, casi romántico (Soberanes Fernández, 2009:108).
Uno de los méritos de este autor es que tiene el cuidado de mencionar
a los personajes de nuestro relato: Según el propio Morelos manifestó,
el proyecto de Constitución lo formularon Andrés Quintana Roo,
Carlos María Bustamante y José Manuel Herrera. En cuanto a las
fuentes de inspiración de los redactores de esa carta fundamental,
nos informa Ernesto de la Torre Villar que fueron las corrientes
políticas europeas y norteamericanas vigentes a principios del siglo
XIX, y particularmente el pensamiento de Locke, Hume, Paine, Burke,
Montesquieu, Rousseau, Bentham, Jefferson, Feijoo, Mariana, Suárez
y Martínez Marinan (Soberanes Fernández, 2009:108).
¿La carga de filosofía política que contiene la Constitución de
Apatzingán es cualidad o defecto? Algunas ideas al respecto dirían
que esa carga es una importante cualidad. (Wróblewski, 1985: 112).
a través de sus Constituciones 1812 - 1917
31
Bajo el supuesto de que la palabra “Constitución” tenga un significado
propio, intrínseco, ésta es un acto político y legal. Se puede argüir
que cada regla legal es política por razón de la misma naturaleza del
derecho, pero aquí importa subrayar que la Constitución es un acto
normativo con el carácter político especialmente pronunciado. Esto
es así por razón de la génesis de la Constitución, de su contenido y
de su función.
La Constitución en su conjunto expresa más o menos adecuadamente
las relaciones políticas de una sociedad organizada en un Estado,
fija las estructuras básicas del aparato estatal y funciona como
salvaguarda del mantenimiento y desarrollo del sistema sociopolítico.
La Constitución garantiza los derechos y libertades de los ciudadanos.
La Constitución, por tanto perfila las reglas básicas de la política que
se expresan en formas legales. La estructura del Estado, las relaciones
entre los cuerpos representativo y administrativo, los grados de
centralización están fijados junto con el esbozo de las tareas
principales y, eventualmente, de las direcciones de la actividad del
Estado.
Si en la versión de María del Refugio González, la Constitución
de Apatzingán descalificaba los argumentos de los justos
títulos, esgrimidos tres siglos atrás para legitimar la conquista y la
colonización española; entonces, pareciera que con la versión de
José Luis Soberanes Fernández resulta descalificada la Constitución
de Apatzingán, pero esto no es así, pues lo que este autor hace es
poner en evidencia otra de sus cualidades: la filosofía política que
encierra.
La autoridad de quien —hasta hace muy poco— fue Presidente
de la Comisión Nacional de Derechos Humanos no pone en jaque
el objeto de nuestro recuerdo, sino que, por el contrario, lo hace
digno de memoria. En el siguiente texto es evidente que José Luis
Soberanes Fernández piensa que el Decreto que se comenta es un
hecho memorable:
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a través de sus Constituciones 1812 - 1917
Sin embargo, ahí quedó su legado y…la Constitución de Apatzingán,
obra elaborada como las grandes y auténticas epopeyas, entre el
fragor de las batallas, cerca del vibrar de los soldados, entres ásperas
montañas y caudalosos ríos de las cálidas tierras michoacanas, es el
fruto mejor de un grupo de abogados y sacerdotes henchidos de
fe y de entusiasmo por el futuro de México, quienes sacrificando
su vida y bienestar, quisieron dejarnos la base primera de nuestra
felicidad y grandeza (Soberanes Fernández, 2009:111-112).
El carácter didáctico de esta versión deja algunos problemas
sin resolver. Uno de ellos es el de la autoría de la Constitución de
Apatzingán. ¿En verdad los autores fueron Andrés Quintana Roo,
Carlos María Bustamante y José Manuel Herrera? ¿Acaso José María
Morelos no intervino como autor?
3.- El tercer guía de nuestra excursión, y el último que citaremos
antes de formular nuestro parecer, es Alfonso Noriega Cantú (1974).
Se respetó su presentación: “El tema…es la investigación de las
ideas políticas que animaron y dieron sustancia y contenido a las
declaraciones de derechos del hombre que, a lo largo de nuestra
historia, han figurado en varias de las constituciones políticas que
rigieron y dieron estructura al Estado Mexicano.”
Nuestro guía afirma que, en su opinión, se inicia una larga tradición en
la Constitución Política de 1814, cuyo verdadero nombre es Decreto
Constitucional para la libertad de la América Mexicana, sancionado
en Apatzingán el 22 de octubre del año mencionado. En seguida
agrega que “Problema de muy difícil solución es el de precisar quien
o quiénes fueron los autores del Decreto Constitucional…” (Noriega,
1974: 67).
Unos párrafos adelante insiste en la cuestión y manifiesta su posición:
El problema es aún más grave respecto del Decreto Constitucional
expedido por el Supremo Congreso Mexicano el 22 de octubre de
1814 en Apatzingán, toda vez que los comentaristas se han reducido
a través de sus Constituciones 1812 - 1917
33
a exaltar la figura de Morelos —con sobrada razón—, pero jamás se
ha intentado la tarea de llevar a cabo el análisis de la Constitución y
determinar sus antecedentes históricos e ideológicos…Por mi parte,
aun cuando la cuestión relativa a quienes fueron los autores de la
Constitución no corresponda de una manera directa al tema de este
cursillo, debo referirme a él, puesto que es importante determinar
quienes fueron los autores del capítulos de Derechos del Hombre.
Este autor considera que para iniciar una investigación sobre
el problema planteado, merece la pena recordar de antemano
algunos documentos que precedieron a la expedición de la Ley
Fundamental de 1814. Tales documentos son los siguientes:
1. Los primeros ensayos legislativos y políticos de Don José María
Morelos, a partir de las instrucciones dirigidas a sus subordinados
para normar su conducta en las regiones que fueron ocupadas
desde el 16 de noviembre de 1810, hasta el Decreto de 13 de
octubre de 1811, que, con motivo de la rebelión de Tavares y David
y ante el peligro de que la guerra agravara aun más el odio racial
expidió Morelos en Tecpan;
2. Los Elementos constitucionales de Rayón: la influencia indudable
de este personaje de nuestra independencia y los principios que
informa su proyecto de constitución, pueden y deben arrojar alguna
luz respecto de la de 1814;
3. Los Sentimientos de la Nación de Don José María Morelos y Pavón,
o veintitrés puntos presentados por Morelos, en la sesión inaugural
del Congreso de Chilpancingo; y,
4. El proyecto de Constitución elaborado por el Padre Santa María.
Este autor juzga que determinadas esas fuentes se debería tener
en cuenta la personalidad de los seis diputados que concurrieron
al Congreso: Rayón, Liceaga, Verdusco, Bustamante, Coss, Quintana
Roo, Murguía y Herrera; sus antecedentes de formación intelectual,
sus ideas políticas, expresadas en escritos públicos o privados: de
esta manera, considera Noriega Cantú, se podría inferir cuál fue su
participación efectiva en las labores del Congreso y, en definitiva, en
la Constitución.
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a través de sus Constituciones 1812 - 1917
Finalmente, Alfonso Noriega considera que una fuente de información
de gran valor son las declaraciones o testimonios rendidos por
Morelos en el proceso que le siguió la jurisdicción unida, así como
la causa instruida por la Inquisición en su contra. Las palabras que
siguen constituyen un precioso marco de referencia:
Estos datos nos obligan a concluir, en primer lugar, que el Decreto
fue considerado como una Constitución provisional, mientras se
lograba la independencia…Asimismo, parece que se debe concluir
por el dicho de Morelos, que fueron Quintana Roo, Bustamante y
Herrera quienes formaron o redactaron la Constitución de 1814 y
el propio Morelos sólo intervino en sus últimos artículos y dio a los
comisionados algunos números de El espectador Sevillano y de la
Constitución de Cádiz.
Por mi Parte —dice Noriega—, a pesar de este dato, al parecer, como
he dicho, tan auténtico como emanado directamente de Morelos,
no estoy totalmente de acuerdo: existe algo que me obliga a no
aceptar la completa verdad de los asertos anteriores. Para mí, tengo
que Morelos, deliberadamente, de acuerdo con una actitud que fue
peculiar en los hombres de esa época, no dijo la verdad completa
respecto de las ideas que había aprendido y adoptado en materia
política y de su participación mucho más directa e importante en la
formación de la Constitución.
Después de una extensa reflexión sobre su parecer, en la cual expone
las razones que van a sustentar su conclusión, Alfonso Noriega Cantú
nos dice:
Así, pues, es necesario concluir que el modesto cura de Carácuaro en
su bagaje cultural tenía guardados y asimilados a (Guillermo) Grocio,
Santo Tomás, (Juan Jacobo) Rousseau y, en general, a los filósofos de
la ilustración y los documentos constitucionales de las revoluciones
francesa y norteamericana; y que en un documento dictado
por él, dio amplia noticia de la forma como se había asimilado y
adoptado puntos esenciales del pensamiento revolucionario de sus
contemporáneos sobre soberanía popular, derechos del hombre,
división de poderes, libertad de comercio y otras cuestiones que
a través de sus Constituciones 1812 - 1917
35
fueron tema importante y esencial de la Constitución de 1814, lo que
nos da motivo y razón suficiente para considerar que fue Morelos el
inspirador directo de estos temas, y sus diputados
—Quintana
Roo, Bustamante y Herrera— los realizadores de los mismos en el
articulado de la ley fundamental que se sancionó en Apatzingán.
Quizá este investigador diligente solamente omitió mencionar
la influencia recibida por el Siervo de la Nación en el Colegio
de San Nicolás en Valladolid. Pero su apreciación es verosímil y
complementaria de lo que nos informaron los dos guías anteriores.
III. ¿Y el futuro?
Gracias a los conocimientos del pasado entendemos el presente. Pero
también la inversa es cierta: el presente nos permite comprender el
pasado. Ciertamente, el recuerdo no puede devolvernos la vivencia
del hecho recordado, el estado efectivo de aquel instante. Sin
embargo, hay un efecto positivo: ahora la distancia nos permite ver
el suceso entero.
Al principio de nuestra exposición se utilizaron metáforas, quizás en
exceso, pero hay que rescatar algunas entre ellas. Se decía que, por
una parte, el pasado constituye una explicación del presente. Por
otra, éste viene a ser como una iluminación de aquel, una revelación
de lo que entonces se hallaba escondido o en estado embrionario.
Se dijo que en Apatzingán, en 1814, vimos nacer unos gemelos
siameses (dizigóticos): el estado mexicano de derecho y el estado
autocrático (autoritario) mexicano.
En el tiempo presente se observa que el estado autocrático ha crecido
de forma monstruosa. Nos referimos a un estado fuerte, robusto, en
el cual los gobiernos acceden al poder por medio de una fachada de
elecciones y no por elecciones libres y auténticas. Un estado en el
cual impera la arbitrariedad y en el que no son indispensables ciertas
reglas de consenso. Un estado con una altísima concentración del
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a través de sus Constituciones 1812 - 1917
poder. Un estado que ni siquiera tiene un cuerpo doctrinario sino
que se manifiesta como un simple fenómeno de fuerza.
De cara a esa figura monstruosa. El estado de derecho parece brillar
por su ausencia. A veces, cuando se manifiesta, es raquítico, flacucho,
débil, endeble, enclenque, enfermizo, deleznable. Un estado de
derecho que, en verdad, es un auténtico alfeñique. ¿En dónde están
las elecciones periódicas, libres y auténticas?, ¿Es real la división de
poderes?, ¿Y las ciertas reglas de consenso que debieran imperar?,
¿Qué decir de la tolerancia y de la inspiración de una sociedad plural?
Gracias al pasado comprendemos mejor el presente si observamos su
origen y desarrollo, sus raíces y gérmenes, también comprendemos
mejor el pasado a la vista de sus frutos actuales. En ambos sentidos
el souvenir o recuerdo juega un papel trascendental.
Ahora, la pregunta es ¿Cómo comprender la Constitución provisional
de Apatzingán de tal manera que sea posible imitarla como modo
de apropiarse de su fuerza renovadora? ¿Hay en el hecho recordado
una fuerza renovadora? En ocasión del CLXXV Aniversario del inicio
de la lucha por nuestra independencia nacional, el Instituto Nacional
de Estadística, Geografía e Informática publica un Atlas Histórico
Biográfico de José María Morelos y Pavón, en el cual se puede leer la
siguiente idea-fuerza:
Cobrando conciencia de la vacuidad de los esfuerzos para fortalecer
la organización política, cuando éstos no se vinculan con las
aspiraciones a una vida digna, en el cenit de su éxito militar, Morelos
puso la espada al servicio de la Ley y dio a México lo mejor y más
perdurable de su genio: la idea del Estado de Derecho como
expresión de la soberanía del pueblo y orientado permanentemente
hacia la satisfacción de las demandas sociales.
Lo que no imaginaron siquiera fue que los genes imperiales se
conservaron en el seno del estado de derecho a la manera de un
a través de sus Constituciones 1812 - 1917
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parásito cualquiera, dando lugar al estado autocrático, autoritario,
totalitario, dictatorial, el cual ha crecido de manera descomunal. La
misión actual del estado de derecho es contener ese estado de puro
poder. Pero el estado mexicano de derecho, como estado histórico,
se muestra en la actualidad como un alfeñique. Su realidad y su
debilidad es un desafío para la construcción de un discurso jurídico
que fortalezca el desarrollo del estado constitucional de derecho.
Solamente de esta manera se podrá imitar como modo de apropiarse
de su fuerza renovadora el Decreto Constitucional para la libertad
de la América mexicana, mejor conocido como Constitución de
Apatzingán, de 1814.
Se confía que este recuerdo sea el motivo de una reflexión profunda
sobre la historia, pues la única razón de conocer el pasado es para
proyectar el futuro. El ser humano no tiene otro modo para resolver
el problema del futuro que el de mirar al pasado; solamente la
contemplación del pasado puede permitirle captar, como en un
espejo, el secreto del futuro.
¡En los tiempos que corren a los hombres y mujeres de hoy
corresponde poner la razón al servicio de la ley para impulsar y
fortalecer el estado constitucional de derecho!
IV. Referencias bibliográficas
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mañana (Evolución en el campo jurídico penal, prisional y ético).
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interpretación jurídica. Madrid (España): Civitas.
a través de sus Constituciones 1812 - 1917
39
40
a través de sus Constituciones 1812 - 1917
Capítulo III
Constitución Federalista de 1824
Alejandro de la Fuente Alonso3
Sumario:
Introducción.
Antecedentes.
Contenido.
Consecuencias.
Referencias bibliográficas.
.
I. Introducción
Desarrollar la evolución del ámbito constitucional de nuestra nación
es una tarea gratificante, ya que ello nos indica el origen del sistema
imperante y de dónde han procedido las aspiraciones que nos han
llevado a ser lo que ahora apreciamos como nuestro país en proceso
de consolidación, en muchos aspectos todavía tan básicos de la
convivencia pacífica.
3 Doctor en Derecho, Miembro del Sistema Nacional de Investigadores nivel 1, Docente de la
Universidad de Xalapa y del Colegio de Veracruz.
a través de sus Constituciones 1812 - 1917
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Para ello debemos considerar que pasaron trescientos años de
sometimiento a la Corona española, pero además la tradición previa
a la conquista era también de un centralismo absoluto, por lo que no
es de extrañarse que la transformación como nación independiente
haya sido lenta y su transición a un sistema representativo con
muchos obstáculos.
En esta ocasión atendiendo a la amable invitación hecha por
la Universidad de Xalapa, procedo a desarrollar brevemente el
contenido de la primer Constitución emitida por nuestro país de
corte federalista como nación independiente.
Los mexicanos salíamos de un proceso fallido de monarquía de
orden local, experimento que nos llevaba a la decisión de fortalecer
experiencias o experimentar instituciones de corte jurídico político
novedosas.
El mundo se había transformado, los movimientos armados habían
hecho caer regímenes monárquicos que se consideraban inmutables
como era el Francés, el Inglés y el Español, pero al mismo tiempo
habían cambiado también concepciones económicas y políticas
que daban una nueva fisonomía a los gobiernos nacientes.
II. Antecedentes
Existe la idea de que la Constitución de 1824 es copia de la emitida
por el vecino del norte en 1787, pero de su lectura derivamos que
también cuenta con elementos esenciales de aquella española de
1812, que era de corte liberal, de tal forma la gran creación que la
identifica es la implementación del sistema federal como sistema
de gobierno, por lo que resulta aplicable las palabras de Emilio
Rabasa: “lo fundamental fue como aquellos primeros constituyentes,
lograron transplantar a su medio lo más adelantado del pensamiento
liberal del siglo XVIII y lo mejor de las doctrinas constitucionales de la
época” (Rabasa; 2000: 16).
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a través de sus Constituciones 1812 - 1917
Podemos señalar como aportaciones de este documento histórico
constitucional que se estableció por primera ocasión la división
del Poder Legislativo en bicameral, a saber: Cámara de Diputados y
Cámara de Senadores, quienes conformaron un Congreso General,
hizo residir en una persona el Poder Ejecutivo, quien se constituirá en
el Presidente de los Estados Unidos Mexicanos, depositando el Poder
Judicial en la Suprema Corte de Justicia. Esta Constitución sentó las
bases para la forma de gobierno en una República, Representativa y
Popular, es decir es la forma de darle una nueva cara al pacto social,
cansado de la imposición y la falta de representación propia de los
sistemas centralistas monárquicos.
De tal forma encontramos que los integrantes del Poder legislativo,
serían elegido y renovados cada dos años, contando que por cada
ochenta mil almas, habría un diputado y establecía dos senadores
por cada Estado, renovándose igual que la de Diputados, teniendo la
facultad de iniciar leyes, cualquiera de las dos cámaras.
En esta Constitución se establece la obligación del Presidente de
la República, no solo de su asistencia a la instalación del Congreso
General, sino a la de emitir un mensaje, que será contestado por el
Presidente del Congreso en turno.
Una de las disposiciones de este texto constitucional que
posteriormente desapareció fue la creación de la figura del
vicepresidente, pero que no tuvo mayor aplicación en el sistema
nacional a diferencia de otros países como por ejemplo los Estados
Unidos de América.
Los antecedentes de este pacto social son devenidos de la evolución
histórica del movimiento libertario, en primer lugar la Constitución de
Cádiz de 1812, promulgada el 19 de marzo de ese año, producto de
las presiones de un Monarca en desgracia y de una lucha encarnizada
entre liberales y conservadores en la península y que finalmente se
constituyó en la guía para la discusión de los normas en territorio
nacional que se encontraba en proceso de transformación.
a través de sus Constituciones 1812 - 1917
43
Sabido es que aun después del proceso de independencia esta
Constitución se aplicaba en México ante la ausencia de norma local,
ya que sus principios eran acordes al proceso independentista que
se había consolidado.
Posteriormente encontramos al Decreto Constitucional para la
Libertad de la América Mexicana, promulgado el 22 de octubre de
1814, por el denominado Supremo Congreso Nacional Americano
en la ciudad de Apatzingán. Contiene en términos generales
grandes similitudes con la Constitución española, pero ésta preveía
la instauración del régimen republicano de gobierno.
De la lectura de los debates del Constituyente originario de 1823
se desprende que tuvieron dos preocupaciones fundamentales:
por una parte, la necesidad de organizar funcionalmente un Estado
federado, con el riesgo que se desintegrara; y por la otra mantener
el precepto de la soberanía que permitiera el mantenimiento de
una república representativa, con división de poderes, en donde
el pueblo fuera siempre el supremo elector, aunque el gobierno
pudiera tomar medidas en forma discrecional y sin necesidad de
previa consulta.
III. Contenido
La Constitución en gran medida resuelve las diferencias
irreconciliables entre centralistas y federalistas, sino que además
define el establecimiento de una República con un Poder Legislativo
fuerte, y un Ejecutivo no tanto, pero suficiente para ser un verdadero
contrapeso, sin ser propiamente una República Parlamentaria.
El 4 de octubre de 1824, con el documento constitucional se
confirmaba al catolicismo como religión oficial y se mantenían
privilegios a este sector como era el fuero, aunque también se
reconocía como hasta la fecha el militar, pero esto fue producto de
la decisión del constituyente instalado el 7 de noviembre de 1823 a
44
a través de sus Constituciones 1812 - 1917
instancia del Supremo Poder Ejecutivo, órgano colegiado integrado
por los generales Pedro Celestino Negrete, Nicolás Bravo y Guadalupe
Victoria, como gobierno provisional a la desaparición del imperio de
su Alteza Serenísima Agustín de Iturbide.
En la conformación de este Constituyente originario encontramos
entre los centralistas o conservadores a fray Servando Teresa de Mier,
Carlos María de Bustamante y al padre José Miguel Guridi y Alcocer
entre otros, y, por la parte de los federalistas o liberales a Miguel
Ramos Arizpe, Manuel Crescencio Rejón y a Valentín Gómez Farías
entre muchos otros.
Como sabemos Teresa de Mier afirmaba que era un gran error dividir
el territorio, por cierto muy amplio, en estados independientes, pues
ello podía debilitar a la naciente república y traía el riesgo de su
disolución, por lo que se necesitaba mantener la fuerza de la unión
y el orden central, a fin de prevenir esfuerzos europeos de hacerse
nuevamente del territorio liberado.
Tomaba como ejemplo el caso de Centro América quienes a la
caída del Imperio Mexicano y concedérseles la categoría de libres,
decidieron no formar parte de la nueva experiencia y tomando
en consideración la naturaleza humana, al ver la oportunidad los
caciques locales verían por sus intereses personal y egoístas antes
que por los de la colectividad, por lo que no se podía garantizar el
éxito de la figura propuesta tomando en consideración la experiencia
norteamericana ya que el proceso evolutivo de independencia era
de origen diferente.
Por su parte, los liberales afirmaban que la voluntad popular no
estaba sujeta a discusión y que el régimen centralista había ya
mostrado su ineficiencia ante el fracaso de la monarquía moderada
de Iturbide, por lo que lo más importante en ese momento era dejar
establecidas las bases de un nuevo modelo de estado acorde a la
evolución social.
a través de sus Constituciones 1812 - 1917
45
De esta forma el último día del mes de enero de 1824 se aprobó
el Acta Constitutiva de la Federación, que era el preámbulo para
la conformación del nuevo estado, ya que con ella se nacieron
jurídicamente los estados libres y soberanos, quienes llevarían las
discusiones hacia el interior a fin de tomar la decisión de formar o no
parte de la Federación en proyecto y fue hasta el 4 de octubre de ese
año que se realizó la proclamación de la Constitución Federal de los
Estados Unidos Mexicanos.
Ya en vigor esta Constitución se eligió al primer Presidente de
los Estados Unidos Mexicanos para el cuatrienio 1825 - 1829, y
asumiendo Guadalupe Victoria el poder a partir del 10 de octubre de
1824 al 31 de marzo de 1825 como interino y después en el periodo
constitucional.
La Constitución de 1824 contaba con 7 títulos y 171 artículos, y la
República se conformaba por diecinueve entidades federativas,
cinco territorios federales, a saber Alta California, Baja California,
Colima, Tlaxcala, Santa Fe de Nuevo México y el Distrito Federal.
No se contemplaban derechos colectivos y sus contenidos más
importantes eran:
1. Soberanía interior y exterior.
2. Intolerancia religiosa.
4. Gobierno en forma de República Representativa Popular Federal.
6. División de poderes.
7. Bicameralismo.
8. Pluralismo político.
9. Existencia de un titular del ejecutivo y su suplente en calidad de
Vicepresidente.
10. Cuatrienios del Ejecutivo.
11. Poder Judicial constituido de una Corte Suprema de Justicia, los
Tribunales de Circuito y Juzgados de Distrito.
12. La Corte integrada por once ministros integrados en tres salas y
un fiscal.
46
a través de sus Constituciones 1812 - 1917
IV. Consecuencias
Finalmente una vez que se implementa este sistema de gobierno,
como resultado de lo amplio del territorio nacional, mas de
4,600,000 km² y lo difícil de las comunicaciones, el sistema federal
adquirió polos focalizados de desarrollo administrativo. Los estados
del centro, y que eran los más habitados adquirieron el sistema de
descentralización administrativa. Los de la periferia, funcionaron más
como una confederación moderada. Las entidades más alejadas del
centro, adoptaron un sistema confederado más radical.
Las fuerzas políticas, en ese momento histórico todavía no
conformaban partidos, sin embargo, se puede distinguir la lucha
por el poder vía las logias masónicas, por ejemplo la del ritual de
York que tenía una tendencia federalista radical, auspiciada por los
Estados Unidos y por otro lado se tenía a la del ritual escoses que
promovía las relaciones con la Santa Sede y consideraba mejor un
sistema centralista.
Bajo este principio y como si fuera la discusión el día de hoy algunos,
los primeros, consideraban que tomar los bienes de la iglesia para
sanear las finanzas era una propuesta viable y adecuada mientras
que los segundos, esto no era ni siquiera motivo de discusión porque
ello constituía anatema.
De esta forma, con una serie de eventos que fueron marcando
a nuestra nación, corría el año de 1835 cuando el triunfo en las
elecciones de las fuerzas conservadoras se aprobaron las Bases
para la Reorganización de la Nación Mexicana con las que se
termino el orden establecido en esta constitución y se retomó el
sistema centralista de gobierno y fue el 30 de diciembre de 1836
cuando el presidente José Justo Corro promulgó las Siete Leyes que
remplazaron la constitución de 1824.
a través de sus Constituciones 1812 - 1917
47
Ordenamiento que será motivo de otra exposición, por tanto de
esta forma se ha considerado la importancia que para nuestros días
ha tenido la primer constitución federalista de los Estados Unidos
Mexicanos.
V. Referencias bibliográficas
BURGOA, Ignacio. (1984). Derecho Constitucional Mexicano, 5ª
Edición, México: Porrúa.
UNAM-PGR. (1994). Constitución Política de los Estados Unidos
Mexicanos. Comentada. México: Autor. MOISÉN LECHUGA Patricia.
(2000) Directora. Los Sentimientos de la Nación. México: Museo
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mexicano. A 150 años de la Constitución de 1857 y
1917.
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México.
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48
a través de sus Constituciones 1812 - 1917
Capítulo IV
La Constitución de las 7 Leyes
José Francisco Báez Corona4
Sumario:
Introducción.
Contexto político previo a la nueva Constitución.
La curiosa promulgación en diferentes entregas.
Análisis de las 7 leyes constitucionales.
Implicaciones políticas: los movimientos separatistas.
Fin de la Vigencia de la Constitución.
Conclusiones.
Referencias bibliográficas.
I. Introducción
La Constitución de las 7 leyes es quizá, pese a su orientación
centralista y conservadora, el documento constitucional con más
4 Doctor en Derecho Público, Miembro del Sistema Nacional de Investigadores, Jefe de la Licenciatura
en Derecho de la Universidad de Xalapa, Docente de la Facultad de Ciencias Administrativas y Sociales,
Universidad Veracruzana.
• Ambos bandos autodenominados “partidos” y mencionados así en varios textos de historia nacional,
aunque desde luego, no contaban ni remotamente con las características de un partido político
concebido en términos actuales.
a través de sus Constituciones 1812 - 1917
49
peculiaridades en la historia de México y aunque su periodo de
vigencia fue muy corto, tuvo serias implicaciones en la vida nacional.
En las siguientes líneas se realiza un análisis de esta Constitución,
principalmente en sus elementos jurídicos, pero sin dejar de lado el
contexto político y social que permeó durante su vigencia.
II. Contexto político previo a la nueva Constitución
centralista
Junto con el nacimiento del México independiente, surge también la
discusión que marcaría la accidentada historia del siglo XIX en nuestro
país, la pugna entre el partido conservador-centralista y el partido
federal-liberal•. Los mexicanos de ese entonces se encontraban con
una nueva nación y con dos posibles futuros para ella, cada bando
defendió un proyecto diferente, muchos de ellos motivados por su
convicción e ideales, pero otros tantos por su ambición y avaricia.
Monsén Lechuga (2004) resume las principales aspiraciones de cada
grupo en la siguiente forma: a los conservadores les interesaba el
respeto a las tradiciones religiosas y la implantación de un régimen
centralista de gobierno, mientras que los liberales por su parle
pugnaban por la libertad política y religiosa, así como la organización
de una república federal.
El primer asalto en esta batalla fue ganado por los centralistas tras
instaurarse, al finalizar la guerra de independencia, el primer imperio
mexicano comandado por Agustín de Iturbide, como todo imperio
con características centralistas (Frasquet, 2007). La revancha de los
federalistas se consumaría con la Constitución de 1824 de corte
federal, pero orientación católica (Soberanes, 2009).
Posteriormente los federalistas asentarían un golpe más en 1833,
durante una ausencia provisional del entonces Presidente Antonio
López de Santa Anna, El presidente provisional Gómez Farías llevó
50
a través de sus Constituciones 1812 - 1917
a cabo varías reformas en materia eclesiástica, “Insistiendo en que la
nación mexicana había heredado el Patronato Real, (…) aboliendo
los diezmos, prohibiendo la política desde el púlpito y además negó
el paso a algunas bulas” (Floris, 2010:152). Por sus características este
movimiento fue conocido como la pre-reforma.
En este contexto resulta evidente el descontento que vivirían
entonces los partidarios de la ideología centralista-conservadora,
atacados inicialmente con el federalismo de la Constitución del
1824 y posteriormente embestidos en sus privilegios religiosos con
las reformas de Farías en 1833, urgían de un movimiento que los
colocara nuevamente en el control del País y les diera un segundo
aire en la lucha contra los liberales.
Así entonces, la recuperación del poder por parte de los conservadores
se lograría a partir de dos inteligentes jugadas, en primer lugar la
promulgación del “Plan de Cuernavaca” y en segundo término
seduciendo a Santa Anna para establecer con él una alianza política.
Con el Plan de Cuernavaca los conservadores bajo el lema: “Religión
y fueros” solicitaron entre otros puntos la derogación inmediata de
las leyes anticlericales, promulgación de una nueva Constitución
Centralista, la destitución del diablo de Gómez Farías, la expulsión del
país de sus secuaces y la disolución del actual congreso integrado
por demonios liberales (Hernández, 2010).
Con base en este plan y el apoyo de los conservadores Santa
Anna, quien anteriormente había sido líder de varios movimientos
liberales, regresa a la presidencia con el estandarte conservador en
1834, en ese entonces de él se llegó a decir: “Sea mil veces bendito el
hombre que con tan diestra mano ha sabido volver a Dios su legítima
herencia” (Citado por: González, 2004: 477).
Posteriormente al éxito de esta reacción y con Santa Anna en la
presidencia los conservadores lograron que la mayoría del Congreso
en las elecciones legislativas de finales del mismo año, 1834
(Soberanes, 2010).
a través de sus Constituciones 1812 - 1917
51
A partir de la instalación del nuevo Congreso, el camino está preparado
para la vuelta al sistema centralista y la eminente promulgación de
una Constitución, sólo restaba un obstáculo de índole legal que los
conservadores salvaron en forma, por decir lo menos, arbitraria.
La Constitución de 1824 en su último artículo preveía: “Jamás
se podrán reformar los Artículos de esta constitución y de la acta
constitutiva que establecen la libertad e independencia de la nación
mexicana, su religión, forma de gobierno, libertad de imprenta, y
división de los poderes supremos de la federación y de los estados”.
(Constitución de 1824: Art. 171).
Ante esto, no obstante, ser un poder constituido y no constituyente•
el nuevo congreso decretó el 2 de mayo de 1835 lo siguiente: “En
nosotros reside por voluntad de la nación, todas las facultades
extraconstitucionales necesarias para hacer en la Constitución de
1824, ciertas alteraciones que creamos convenientes en bien de
la misma nación, sin las trabas y moratorias que aquella misma
prescribe” (Soberanes, 2010:139). Tras este decreto la senda
queda completamente abierta para la promulgación de la Nueva
Constitución centralista.
III. La curiosa promulgación en diferentes entregas
Se afirmó que la Constitución de las 7 leyes es probablemente el
documento constitucional con más peculiaridades de nuestra
historia nacional, una de ellas es precisamente la técnica legislativa
utilizada para su elaboración, lo cual dio lugar a que su promulgación
no se diera en una sola fecha como habitualmente sucede, sino que
fue elaborada a través de leyes constitucionales promulgadas entre
1835 y 1836, así lo expresan Soberanes (2009), Margadant (2010) y
Barney (2009).
Sin embargo, bien podría considerarse que el primer documento de
gran importancia denominado: “Ley de 23 de Octubre de 1835: Bases
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a través de sus Constituciones 1812 - 1917
para la nueva Constitución” es prácticamente otra Constitución ya
que en esta ley de tan sólo 14 artículos se establece que la religión
católica, apostólica, romana era la única permitida en el país, el
sistema centralista y la división en tres poderes (Bases para la nueva
Constitución).
El segundo documento se expidió el 15 de diciembre del mismo
1835, bajo el título de “Ley Constitucional: Estantes y habitantes en
el territorio mexicano, sus derechos y obligaciones” en ella se incluía
la descripción de los derechos y obligaciones de los mexicanos
conforme se describirá en el siguiente apartado.
Posteriormente, aun cuando las leyes estuvieron listas por etapas, ya
no se promulgaron sucesivamente sino que el 30 de diciembre de
1836 se expidió el documento denominado “Leyes Constitucionales”
en el cual se retomó la primera publicada en 1835 y se agregaron
otras seis.
Durante este periodo la Presidencia de la República fue muy
accidentada, cuestión característica en los primeros años del México
independiente y que marcaría la brecha de inestabilidad social y
rezago económico en nuestro país durante prácticamente todo ese
siglo.
Después de la instalación del Congreso conservador, Antonio López
de Santa Anna se retiró alegando mala salud, así que fue primero
Miguel Barragán Andrade quien como presidente provisional,
promulgó las bases para una nueva Constitución y debido a su
repentina muerte por una extraña enfermedad, José Justo Corro
asumió la presidencia siendo él quien ocupó este cargo durante la
promulgación de las 7 leyes constitucionales centralistas.
a través de sus Constituciones 1812 - 1917
53
IV. Análisis de las 7 leyes constitucionales
Siguiendo a Pantoja (2005) se puede afirmar que la constitución
centralista de 1836, también conocida como la Constitución de las
7 leyes es uno de los códigos constitucionales más injustamente
tratados por la historiografía nacional, muchos autores la desdeñan
por su intolerancia religiosa y orientación centralista-oligárquica,
no obstante en las siguientes líneas se procurará señalar también
algunos puntos favorables que contenía, aunque ciertamente son
los menos.
Antes de entrar en el estudio de los artículos es importante destacar
el breve preámbulo que encabezó esta constitución el cual rezaba
de la siguiente forma:
En el nombre de Dios Todopoderoso, trino y uno, por quien los
hombres están destinados a formar sociedades y se conservan las
que forman; los representantes de la Nación mexicana, delegados por
ella para constituirla del modo que entiendan ser más conducente
a su felicidad, reunidos al efecto en Congreso general, han venido
en declarar y declaran las siguientes Leyes Constitucionales. (Leyes
Constitucionales de 1836, Preámbulo)
Fragmento que sin duda deja claro, desde un inicio, la orientación
conservadora, católica y centralista de esta Constitución.
Posteriormente, En la primera ley que constó de 15 artículos
denominada: “Derechos y obligaciones de los mexicanos y habitantes
de la República” destacan como puntos criticables: La obligación
de los mexicanos a profesar la religión católica (Art. 3º) y la práctica
oligárquica de reservar la ciudadanía a los mexicanos que tuvieran
una renta anual a lo menos de 100 pesos (Art. 7º).
Por otro lado, como punto favorable, encontramos en esta ley un
intento de ser expresión de algunos derechos del hombre, regulando
54
a través de sus Constituciones 1812 - 1917
la libertad personal, el derecho a la propiedad, inviolabilidad
del domicilio y algunas garantías procesales, la mayoría de ellas
contenidas en el artículo 2º en el cual, por ejemplo, se establece en
la fracción primera que es derecho de los Mexicanos . “I. No poder ser
preso sino por mandamiento de juez competente”.
La segunda ley, titulada: “Organización de un Supremo Poder
Conservador” que constó de 23 artículos y dio vida a otra de las
características que hacen a la Constitución de 1836 una de las más
peculiares de nuestra historia; la creación de cuarto poderes. Cuestión
contraría a la tradición republicana heredada de Montesquieu con
tres poderes clásicos: ejecutivo, legislativo y judicial.
Con ello se inaugura, el único periodo en la historia de nuestro país en
el cual constitucionalmente se contaba con 4 poderes estatales. Sin
embargo, lo más abrupto de esta reforma es que este nuevo poder
era efectivamente por sus facultades “supremo” colocándose por
encima de los otros tres y sin ser un organismo de elección directa,
sino que sus integrantes de elegían a través del Congreso (Art. 3º).
Por lo cual, si bien el funcionamiento de un cuarto poder de control
pudiera resultar garantista para los ciudadanos y el seguimiento de
la Constitución, dadas las características otorgadas a este Órgano su
orientación fue más bien hacia el autoritarismo y absolutismo.
El “Supremo Poder Conservador” se integraba por 5 miembros (Art.
1), tenía facultad para anular cualquier acto del ejecutivo, legislativo
o judicial que considerara inconstitucional (Art. 12), para ser elegible
al mismo se requería haber sido diputado, senador, presidente
o ministro de la corte y contar con una renta anual de al menos
3000 pesos (Art. 11) y sus miembros deberían recibir el trato se “Su
excelencia” (Art. 10). Todos ellos gestos de la oligarquía, absolutismo
y arbitrariedad con que se puede calificar la actuación de este poder.
a través de sus Constituciones 1812 - 1917
55
El ejemplo más notorio de estas características se da quizá en el
artículo 17 de la segunda ley en la cual se estableció: “Este Supremo
Poder no es responsable de sus operaciones más que a Dios y a la
opinión pública, y sus individuos en ningún caso podrán ser juzgados
ni reconvenidos por sus opiniones”.
No obstante todas las amplias atribuciones de las que gozó en el
texto constitucional, en la práctica el Supremo poder conservador
no tuvo gran peso, al respecto Soberanes Narra: “El 24 de mayo de
1837 abrió sus puertas dicho supremo poder; huelga decir el fracaso
rotundo que representó y que el mismo tuvo que cerrar sus puertas
el 30 de septiembre de 1841 al triunfo de la revolución de Tacubaya”
(2009: 141).
Por cuanto hace a la tercera ley titulada: “Del Poder Legislativo, de
sus miembros y de cuanto dice relación a la formación de las Leyes”
contó con 58 artículos y fue la más amplia de las 7. En ésta, de
hecho, se establecía una organización para el entonces denominado
“Congreso general de la Nación” semejante en términos generales a
lo actual.
El congreso se dividía en dos cámaras: Diputados y Senadores (Art.
1º) Su renovación sería parcial por periodos determinados (Art. 3º),
se prohibía hacer política mientras se ocupaba algún cargo público
(Art. 7º), se establecía un mínimo de renta diaria para ser diputado o
senador (Arts. 6 y 12), el periodo de trabajo por sesiones (Arts. 14-24),
el proceso legislativo (Arts. 25-46), la formación de una diputación
permanente (Arts. 57-58). Con lo cual, amén del mismo sentido
oligárquico y centralista que marca toda la Constitución, quizá esta
sea la ley menos criticable de las siete.
Por cuanto hace a la cuarta ley, se tituló: “Organización del Supremo
Poder Ejecutivo” y en 38 artículos reguló las funciones de un
presidente de la República con bastantes atribuciones, las cuales
estaban sólo por debajo del Supremo Poder Conservador, tales
56
a través de sus Constituciones 1812 - 1917
como formular libremente decretos, nombrar a los jefes de los
departamentos o disponer de las fuerzas armadas (Art. 17).
Destacan, como es lógico suponer por lo accidentado de la época,
múltiples reglamentaciones para suplir al presidente (Arts. 3-13), de la
misma manera resultan curiosas disposiciones que jamás llegaron a
aplicarse como el periodo presidencial de 8 años, con posibilidad de
reelección (Art. 1) y el complicado proceso de elección presidencial
(Art. 2). Resulta también particular la figura de un consejo de
Gobierno, integrado por 13 personas para el auxilio en las decisiones
del presidente (Arts. 21-27) y finalmente la regulación incipiente del
gabinete presidencial (Arts. 28-34).
La quinta ley, se nombró: “Del Poder Judicial de la República
Mexicana” constó de 51 artículos, en el primero de ellos estableció: “El
Poder Judicial de la República se ejercerá por una Corte Suprema de
Justicia, por los tribunales superiores de los Departamentos, por los
de Hacienda que establecerá la ley de la materia y por los juzgados de
primera instancia”. Con ello se centralizó la función jurisdiccional a la
Corte Suprema cuyos integrantes eran electos por el presidente (Art.
5º). Sin embargo, es rescatable una figura a través de la cual esa corte
suprema podía atender algunos asuntos marciales, complementada
con oficiales generales (Art. 13).
La sexta ley resultó base en orientación de esta Constitución, ya que
en ella se estableció sistema de estado unitario y centralista, el cual
entró en vigor desde las bases constitucionales de 1835 pero que
se desarrolla más ampliamente en esta ley a lo largo de 31 artículos
y denominada: “División del territorio de la República y gobierno
interior de sus pueblos”.
De acuerdo con el artículo 1º esta ley “La República se dividiría en
Departamentos, (…) Los Departamentos se dividirán en distritos y
éstos en partidos”, luego se estipulaba que el gobierno interior de los
a través de sus Constituciones 1812 - 1917
57
departamentos estaría a cargo de los gobernadores, con sujeción al
gobierno general (Art. 3º) quienes eran nombrados por el presidente
(Art. 4º).
La soberanía es uno de los elementos esenciales de todo estado y
a partir de este régimen las entidades del interior de la República
perdían toda soberanía, igualmente el pueblo era despojado del
poder que les permitía elegir a sus gobernantes, no existe más
democracia sino autoritarismo.
La nación que comenzaba a formarse se vería seriamente afectada
en su unidad, por un régimen constitucional que antes de reconocer
sus derechos fundamentales les arrebata soberanía y libertad, ante
estas condiciones la sentencia que expresara célebremente Augusto
César Sandino, revolucionario nicaragüense estaría próxima a
cumplirse: “la soberanía no se discute, se defiende con las armas en
la mano”.
También esta ley preveía la creación de juntas departamentales
integradas por 7 individuos (Art. 9) los cuales podían ser elegidos
por el electorado (Art. 10). Sin embargo, sus atribuciones fueron muy
limitadas y resultan insuficientes para considerar la participación
ciudadana.
Por último, la séptima ley en un intento similar al del constituyente
de 1824 prescribió que en seis años, contados desde la publicación
de esa Constitución, no se podrá hacer alteración en ninguno de sus
Artículos (Art. 1), se tituló: “Variaciones de las Leyes constitucionales”
y abarcó únicamente 6 artículos.
Con ello, concluye el análisis legal del documento constitucional y
se continúa con el estudio de algunas de sus implicaciones sociales
y políticas, las cuáles parecen ser más significativas que las jurídicas.
58
a través de sus Constituciones 1812 - 1917
V. Implicaciones políticas: los movimientos separatistas
Si bien la Constitución de las siete leyes tuvo fuertes implicaciones
jurídicas como fuente histórica del Derecho, éstas serían subsanadas
con el paso del tiempo, posteriores reformas constitucionales
devolverían a nuestro país su democracia, a los estados su soberanía
y a los ciudadanos su libertad.
Por ello, puede afirmarse que las consecuencias más serias de esta
Constitución no se dieron en lo jurídico, sino en lo político a partir de
ahí se gestarían diversos movimientos separatistas que han alterado
hasta nuestros días el territorio de la Nación.
Así en 1936 durante y a consecuencia de la vigencia de las 7 leyes,
Muchos de los Estados parte del pacto federal signado a partir de
la Constitución de 1824 no estuvieron de acuerdo con la reforma
centralista, que como se mencionó, les amputaba toda soberanía
y los dejaba sometidos, prácticamente de manera absoluta, a la
voluntad del gobierno central, de ahí que a partir de su reducción
a “departamentos”, varias partes de la república reclamaron su
independencia como naciones libres, siendo los dos movimientos
separatistas más importantes los de Yucatán y Texas.
Por cuanto hace al levantamiento de Yucatán, siguiendo los
apuntes de Soberanes (2009), se tiene que Yucatán en ese entonces
comprendía los actuales estados de Yucatán, Campeche, Quintana
Roo y parte de Tabasco, inició su movimiento separatista a partir
de la reforma centralista y se consumó en su Constitución de 1841,
movimiento que fue reprimido por Santa Anna en 1842 y que
después de otros intentos separatistas finalmente se adhirió de
manera definitiva al país a partir de 1848.
Muy destacada por cierto, resultó la Constitución yucateca de
1841 ya que en ella, se introduce la novedosa figura del juicio
de amparo constitucional, obra de Manuel Crescencio Rejón y
a través de sus Constituciones 1812 - 1917
59
que posteriormente se retomara en la Constitución federal para
mantenerse con características muy similares hasta nuestros días
(Soberanes, 2009).
Por otra parte, el movimiento separatista que si resultó exitoso fue
el de Texas que en 1836 reclamó ser una nación independiente y
lo consiguió reduciendo con ello el territorio nacional y sobre todo
demostrando la debilidad del naciente estado mexicano ante las
potencias extranjeras.
En la separación de Texas tuvieron particular influencia las colonias
de anglosajones establecidas desde inicios de la independencia,
llegando a ser para entonces alrededor de 60,000 habitantes en
este territorio (Floris, 2010), al iniciarse el movimiento separatista,
bajo la presidencia aún interina de José Justo Corro, Santa Anna, el
Presidente constitucional en retiro, dejó su hacienda para combatir
la secesión texana.
Las tropas de Santa Anna tuvieron una significativa victoria en el
fuerte del Álamo, la cual aún es recordada con pesar para los texanos.
Sin embargo, a los pocos días “El Napoleón del Oeste”, fue vencido en
San Jacinto por el estadounidense Samuel Houston. Santa Anna fue
capturado al final de la batalla, obligado en prisión a reconocer la
independencia de Texas, retirar las fuerzas mexicanas, entregar a los
esclavos negros que había liberado y a no tomar jamás de nuevo las
armas contra el Estado de Texas (Margadant, 2010).
La cuestión texana marcó un descontento general en México contra
Santa-Anna, en su narrativa José Enrique de la Peña (2000) afirma:
“el 21 de abril se perdió todo, hombres, armas, y reputación (…)
jamás el general Santa Anna había hecho una acción más indigna”.
Consecuencia de ello, al regresar a México Santa-Anna perdió la
presidencia a favor de Anastansio Bustamente. Incluso, tratando
de lavar su nombre Santa-Anna publicó en 1837 el libro titulado
“Manifiesto que de sus operaciones en la campaña de tejas y en su
60
a través de sus Constituciones 1812 - 1917
cautiverio dirige a sus conciudadanos el general Antonio López de
Santa-Anna” a cargo de imprenta Liberal en Veracruz.
Texas fue una república independiente desde 1936 hasta 1845
cuando solicitó su adhesión a los Estados Unidos de Norteamérica
por lo cual nunca volvería a formar parte del territorio mexicano
y probablemente marca el inicio de la ambición expansionista de
los norteamericanos hacia México que continuaría en 1848 y 1853.
Siendo entonces los movimientos separatistas y particularmente el
texano la más triste herencia de la Constitución de las 7 leyes.
VI. Fin de la Vigencia de la Constitución
Con estos acontecimientos, el descontento popular era mayoritario
y resultaba evidente la inoperatividad de esta Constitución y el fin
de su vigencia estaba cerca. La inestabilidad en el país atacaba todos
los renglones, durante el gobierno de Bustamante se presenta la
primera invasión Francesa e inclusive en 1939 se dio el caso de que
Nicolás Bravo Rueda ocupara la presidencia por 7 días del 11 al 17
de julio.
A consecuencia de lo anterior en San Luis Potosí, Tampico, Guadalajara
y Veracruz hubo levantamientos armados a favor del federalismo,
encabezados por Mariano Paredes, Gabriel Valencia y Curiosamente
Antonio López de Santa-Anna, ésta vez reforzando al bando liberal.
En septiembre de 1841, tras llegar a un acuerdo firmaron las Bases
de Tacubaya. Su objetivo fue desconocer el gobierno de Bustamante
y suprimir los cuatro poderes. Comenzó entonces la redacción de la
siguiente constitución en la Historia Nacional, conocida como “Bases
Orgánicas de la República Mexicana”, sancionadas el 12 de Junio de
1843 (Soberanes, 2009).
a través de sus Constituciones 1812 - 1917
61
VII. Conclusiones
La Constitución de las 7 leyes, como documento histórico-jurídico,
es probablemente el documento constitucional más peculiar en la
historia nacional, por la técnica legislativa empleada al usar “leyes” en
vez de redactar un solo código, por su promulgación en fases y la
creación de 4 poderes.
Normalmente subvalorada por sus efectos negativos merece un
mayor estudio de sus puntos positivos, principalmente el catalogo
de garantías incluido en la primera ley. Aunque su más triste herencia
es sin duda la separación de Texas del territorio mexicano.
Recordando aquella tajante sentencia que reza “el pueblo que no
conoce su historia está condenado a repetirla” en el contexto del
bicentenario de la Independencia y centenario de la Revolución
resulta importante conocer la historia y hazañas de nuestros héroes,
pero también de los villanos nacionales, despertar la conciencia
crítica del pueblo para poder evitar ser gobernados por personajes
obscuros que lejos del beneficio nacional luchan sólo por sus
ambiciones e intereses personales.
Conocer la historia del periodo centralista en México tiene también
la trascendencia de dar la adecuada valoración a los derechos
suprimidos en ese periodo principalmente los de voto, libertad
religiosa y a partir de esa valoración ser ciudadanos conscientes
de la importancia de nuestras decisiones e incentivar una decidida
participación en la política nacional, ya no a través de los golpes de
estado como fue la vía del periodo estudiado, sino por medio de
nuestras Instituciones.
62
a través de sus Constituciones 1812 - 1917
VIII. Referencias bibliográficas
DE LA PEÑA, José. (2000). To whom was this sacrifice useful?. Estados
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de 1836.
a través de sus Constituciones 1812 - 1917
63
64
a través de sus Constituciones 1812 - 1917
Capítulo V
Bases Orgánicas de la República Mexicana
(14 de junio de 1843)
Rebeca E. Contreras López5
Sumario:
Introducción.
Contexto histórico.
El general Antonio López de Santa-Ana.
Bases Orgánicas de la República Mexicana.
Fuentes.
I. Introducción
En 2010 celebramos el Centenario de la Revolución mexicana y el
Bicentenario de la Independencia, con no pocas polémicas sobre la
versión oficial de la historia y, la otra versión, la de los historiadores
críticos y los detractores políticos. Este festejo nos ha permitido, en
5 Catedrática de Derecho Penal y Metodología de la Investigación en la Universidad de Xalapa.
Investigadora nacional e investigadora de tiempo completo del Centro de Estudios sobre Derecho,
Globalización y Seguridad de la Universidad Veracruzana.
a través de sus Constituciones 1812 - 1917
65
cualquier caso, poner de relieve la importancia de la historia, de
nuestra historia como mexicanos y de las enseñanzas que ella nos
deja para las siguientes generaciones.
Por ello, más que un estudio histórico, este ensayo es una reflexión
personal que permite al lector identificar el contexto histórico en
que se expiden las Bases Orgánicas de la República Mexicana (14 de
junio de 1843) que, en mi opinión, fue una constitución fallida, por
su escasa vigencia y su inoperancia práctica, dadas las condiciones
políticas de la época.
Es, sin embargo, un ejemplo claro de lo que ocurre cuando un país
no tiene un rumbo fijo y sus ideologías, valores y marco jurídico
son manipulados por bandos opuestos que, de una u otra forma,
ejercen el poder en la escena política nacional, son los que tienen la
posibilidad de decisión, del que la mayoría de mexicanos carecemos,
aunque por supuesto con la esperanza siempre del ideal democrático
que nos permite desear que en México, no se cometan los mismos
trágicos errores, aunque a veces se sienta que “la historia se repite”.
II. Contexto histórico
En la primera mitad del siglo XIX, México se vio inmerso en constantes
enfrentamientos entre liberales y conservadores que estaban
matizados por grupos diversos que hacían complicada la toma de
decisiones.
Una nueva generación de pensadores y políticos, nacidos
durante (y después) de la guerra de Independencia, observaba
los acontecimientos con atención e intervenía crecientemente en
ellos. Unos seguían las pautas radicales de Gómez Farías, creían
en la vigencia de sus reformas anticlericales de 1833 y mantenían
correspondencia con el gran exiliado, el doctor Mora. Se llamaban
<puros>. Otros, menos numerosos, defendían en el periódico El
Tiempo las posturas ideológicas de Lucas Alamán: la necesidad de
volver resueltamente a las pautas de vida colonial. Comenzaban
66
a través de sus Constituciones 1812 - 1917
a llamarse <conservadores>. Otros, menos numerosos aún,
pensaban que la supervivencia de México sólo podía asegurarse
mediante la entrega del trono a un príncipe de las casas reinantes
de Europa: es decir, con una vuelta al Plan de Iguala. Se llamaban,
obviamente, <monarquistas> y contaban con la anuencia abierta
de los diplomáticos franceses y españoles para quienes México era
un <barco que se hunde: no hay fuerza que pueda salvarlo>. Entre
esos extremos, fluctuaba una mayoría de abogados, empleados y
profesionales que se autodesignaban <moderados>, partidarios del
libre cambio, la república representativa, el federalismo y la libertad,
pero renuentes a <comprometer>, en palabras de Guillermo Prieto,
<sus creencias cristianas>. Quizás el más notable entre estos últimos
fue Mariano Otero (1817-1850). Abogado, excelente orador, en sus
obras de economista y legislador criticó los abusos de las clases
privilegiadas (clero, ejército, empleados públicos) y lamento la falta
de <espíritu nacional> (Krauze, 1994: 164).
Un escenario no tan lejano del que ahora vive el país, con la constante
referencia a un estado fallido, en el que no es posible enderezar
el timón. En aquel período aparece el ícono por excelencia del
caudillismo mexicano: Antonio López de Santa Anna (“el seductor
de la patria”, como lo llamó Justo Sierra). Existieron diversos eventos
que aumentaron la tensión en el país como pérdida de una gran
extensión del territorio nacional (con graves enfrentamientos con el
vecino del norte), el intento de separación de Yucatán, la amenaza
de invasión extranjera. Aunado a ello, el dictador Santa Anna parecía
dispuesto a proclamar una monarquía constitucional que generaba
descontento popular, a pesar de que, en otros momentos, se le
aclamaba fervorosamente como héroe nacional.
En esta época convulsa de tensiones permanentes e indefiniciones
políticas, en 1843, se expiden las “Bases Orgánicas de la República
Mexicana”.
Acordadas por la Honorable Junta Legislativa establecida conforme
a los decretos de 19 y 23 de diciembre de 1842, sancionadas por el
Supremo Gobierno Provisional con arreglo a los mismos decretos el
a través de sus Constituciones 1812 - 1917
67
día 15 de junio del año de 1843, y publicadas por bando nacional el
día 14 del mismo (Bases, 1843).
Aunque con vocación liberal, fue una Constitución eminentemente
centralista que garantizaba la relevancia del gobierno central
representado, al frente o en la sombra, por Antonio López de Santa
Anna que en esa época de la historia de México fue once veces
presidente del país.
En diciembre de 1842, al ausentarse de la presidencia Santa Anna,
un grupo conservador desconoció al Congreso y ordenó su
disolución. El 6 de enero de 1843, una Junta de Notables presidida
por Nicolás Bravo comenzó sus labores para formular un nuevo
estatuto constitucional, que fue sancionado por Santa Anna el 12
de junio de 1843.
La nueva Constitución apoyó los deseos del clero promoviendo
la intolerancia, el fuero y los privilegios; lo mismo sucedió con la
clase militar, para la que otorgaba un poder omnímodo (www.
bicentenario.gob.mx).
Específicamente, entre 1835 y 1846 se establece la etapa centralista
(Rabasa, 2000) que fue presidida por Santa Anna y en la cual se
expediría la Constitución motivo de esta reflexión.
Antes, en 1833, en una de las múltiples ausencias de Santa Anna, el
vicepresidente Gómez Farías, reconocido liberal mexicano, elaboraría
múltiples leyes con esa vocación, sobre todo relativas a los derechos
y libertades, así como la necesaria limitación a los poderes del clero.
Santa Ana, desde luego, no era ajeno a estas reformas. “Desde su
posición de aparente retiro, dejaba hacer y medía la temperatura
de la sociedad” (Krauze, 1994: 133). Por ello, cuando la V Legislatura,
en 1834, apoyó a Valentín Gómez Farías, Santa Anna se contrarió”
(Rabasa, 2000). Las reformas de Gómez Farías se consideraron una
afrenta por los conservadores, sobre todo porque tocaba la enorme
riqueza del clero y por ello, se recurrió nuevamente al dictador. En
68
a través de sus Constituciones 1812 - 1917
rechazo a la legislación liberal, Santa Ana arbitrariamente desconoció
las leyes y acuerdos del Congreso (23 de junio de 1834) y en enero
de 1835, Gómez Farías fue separado de su encargo. Santa Ana,
nuevamente se separó del cargo y dejó como presidente interino al
general Barragán (Rabasa, 2000).
El 23 de octubre de 1835 se publicaron las bases para la nueva
Constitución, ya con una organización centralista, en ella se
fundamentaron las denominadas Siete Leyes posteriores. Éstas
fueron el antecedentes de las Bases Orgánicas de 1843 que contenía
202 artículos y XI Títulos (Rabasa, 2000). Tuvo una vigencia de apenas
tres años (hasta 1846).
III. El general Antonio López de Santa Anna6
Santa Anna nació en Xalapa, Veracruz, en 1794 y murió en la ciudad
de México a la edad de 82 años (1876), fue once veces presidente
de México. En su séptimo período (de 5 de marzo a 3 de octubre de
1943) sancionó las Bases Orgánicas de la República Mexicana (14 de
junio de 1843) como “Benemérito de la Patria, General de División y
Presidente provisional de la República Mexicana” (Bases Orgánicas,
1843).
Por primera vez es declarado Presidente de la República en marzo
de 1833, pero él argumenta que está enfermo y deja el poder en
manos de Valentín Gómez Farías, el vicepresidente. De 1833 a
1855, Antonio López de Santa Anna participó constantemente en
la política. Intervino en muchos golpes militares, luchas internas y
tropiezos económicos que vivió México. Lo mismo los liberales que
los conservadores, muchas veces lo buscaron para que se hiciera
cargo de la presidencia del país (Presidentes de México).
6 A partir de una frase de Justo Sierra, quien definió a Antonio López de Santa Anna como “el seductor
de la patria”, el escritor Enrique Serna narra la actuación de ese polémico personaje de la historia
nacional. Serna, Enrique (2003), El seductor de la patria, España: Joaquín Mortiz.
a través de sus Constituciones 1812 - 1917
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Antonio López de Santa Anna era criollo y militar, su audacia y
valentía, unida a escasas convicciones personales lo llevaron a escalar
posiciones en la milicia. Igual apoyaba a un bando que a otro, de
acuerdo a su interés personal, lo que le valió numerosos enemigos;
sin embargo, por su habilidad militar fue muchas veces utilizado
para enfrentar momentos de caos, enfrentamiento e invasiones
extranjeras al país.
Participó en la guerra contra Estados Unidos, que buscaba la
separación de Texas, el 21 de abril de 1836, Samuel Houston lo hizo
prisionero y para salvar su vida, ordenó el retiro de tropas y firmó un
Tratado, que posteriormente culminó con la pérdida de más de la
mitad del territorio nacional (1847) (Enciclopedia de México, 1995).
En 1837, una escuadra francesa se apoderó de Veracruz y le dio la
oportunidad de recuperar su prestigio militar, después de la derrota
del Álamo ante el general Houston (Enciclopedia Hispánica). En esa
batalla perdió una pierna, Krauze narra así este evento:
Con febril actividad y energía, e indudable valor, batiéndose como
un soldado raso, Santa Anna obligó a su enemigo a <embarcarse a
punta de bayoneta>. En la acción es herido en una pierna. Viendo
próxima la muerte –o fingiéndolo- escribe:
<Al concluir mi existencia no puedo dejar de manifestar la
satisfacción que también me acompaña de haber visto principios
de reconciliación entre los mexicanos… Pido al gobierno de mi
patria que en estos mismos médanos sea sepultado mi cuerpo,
para que sepan todos mis compañeros de armas, que ésta es la
línea de batalla que les dejo demarcada: que de hoy en adelante no
osen pisar nuestro territorio con su inmunda planta los más injustos
enemigos de los mexicanos… Los mexicanos todos, olvidando mis
errores políticos, no me nieguen el único título que quiero donar a
mis hijos: el de buen mexicano> (Krauze, 1994: 139).
Enrique Krauze (1994), reconocido historiador mexicano, hace
un retrato del general López de Santa Anna, en su obra Siglo de
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a través de sus Constituciones 1812 - 1917
Caudillos, que nos permite entender la personalidad e influencia
de este personaje en la vida pública de México y nos lo presenta
como el ícono por excelencia del caudillismo mexicano. El esplendor
de la vida de este personaje (y la decadencia ética que siempre le
acompañó) se ven reflejadas en la todavía existente Hacienda del
Lencero que, muy cerca de Xalapa, conserva elementos propios de
la época en que este personaje la habitó.
Por el Tratado de Guadalupe Hidalgo firmado en febrero de 1848,
México sufría, como Santa Anna, una mutilación, la de la mitad más
rica de su territorio. <La guerra más injusta de que la historia puede
presentar ejemplo>, había concluido. Sobre el comportamiento
de Santa Anna, la historia, sobre todo la oficial, diría que fue el
acto de traición más grave de que puede presentar ejemplo. Sus
detractores de antes y después olvidaban que Santa Anna se ofreció
como voluntario para dirigir el ejército, cuando pudo quedarse
apoltronado en la silla presidencial. En su manifiesto a la nación,
antes de salir al exilio, culpó a los gobernadores, a los comerciantes,
al clero, por su indiferencia. Podría haber agregado varios otros
grupos y estratos que vieron la guerra, de principio a fin, como <si
se tratase de un país extraño>. Alamán diría que Santa Anna <no
desesperó nunca de la salvación de la República> (Krauze, 1994:
170).
Posteriormente, en su último período como presidente (20 de abril
de 1853 a 9 de agosto de 1955) vendió a Estados Unidos, el territorio
de La Mesilla, de 109 574 km cuadrados, por la cantidad de 10
millones de dólares (Enciclopedia de México).
En la obra de Krauze, encontramos la siguiente descripción de Santa
Anna escrita por Lorenzo de Zavala:
<Es alto y delgado de cuerpo, sus ojos negros y en extremo vivos.
Su nariz perfecta, no tanto su boca… El alma del general no cabe
en el cuerpo. Vive en perpetua agitación, se deja arrastrar por
el deseo irresistible de adquirir gloria. El calcula el valor de sus
sobresalientes cualidades. Se enoja con el atrevido que le niega
renombre inmortal… Podría decirse que su valor toca los ápices de
a través de sus Constituciones 1812 - 1917
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la temeridad. … Arroja miradas de indignación sobre el campo que
ocupa. Alienta a los soldados con la tierna súplica de un amigo. Se
enfurece en… la derrota, después se abandona a la pusilanimidad
sin cobardía. Ignora la estrategia… (1994: 130).
El caudillo de caudillos marcó, sin duda, una época fundamental
en la historia de México, una época llena de enfrentamientos e
indefiniciones. “Perdida la legitimidad tradicional (la que emanaba de
la Corona española), ausente todavía una nueva legitimidad legal (la
que advendría con régimen plenamente republicano, representativo,
democrático), en Santa Anna se expresaba una máscara, a menudo
grotesca, de ambas legitimidades mezcladas” (Krauze, 1994: 143). Esta
época marcó el destino, para bien o para mal, de la nación mexicana
que ha recorrido doscientos años de vida independiente sin perder
la convicción y los ideales de libertad, desarrollo y democracia.
IV. Bases Orgánicas de la República Mexicana
Las Bases Orgánicas de 1843, adopta un gobierno republicano,
representativo y popular, señalando que la nación mexicana es
independiente, libre y soberana. El concepto de soberanía recoge la
doctrina del siglo XVIII y permanece así hasta nuestros días, “si bien ha
variado el concepto de si reside en la nación o en el pueblo” (Guerrero,
1988: 513). Estas Bases, …igual que las Leyes Constitucionales,
incluyen los derechos y obligaciones de los mexicanos y agregan los
de los ciudadanos mexicanos; proscriben la esclavitud, consagran
la garantía de legalidad, las libertades de opinión, de prensa y de
circulación y la inviolabilidad de la propiedad (González, 1998:59).
Algunos aspectos, en mi opinión, relevantes de esta Constitución
serán expuestos a continuación, haciendo referencia a los artículos
que regulan dichos temas en las Bases Orgánicas de 1943.
Se divide el poder público, que reside en la Nación, en tres poderes
(artículo 5) y sólo el ejecutivo se deposita en una sola persona. Es
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a través de sus Constituciones 1812 - 1917
relevante, en una Constitución centralista, que la única religión
permitida es la católica, apostólica y romana “con exclusión de
cualquiera otra” (artículo 6). Lo cual originó, posteriormente, la
inconformidad de los liberales.
El artículo 9, establece los derechos de los habitantes de la República,
de la siguiente manera:
I. Ninguno es esclavo en el territorio de la Nación, y el que se
introduzca, se considerará en la clase de libre, quedando bajo la
protección de las leyes.
II. Ninguno puede ser molestado por sus opiniones: todos tienen
derecho para imprimirlas y circularlas sin necesidad de previa
calificación o censura. No se exigirá fianza a los autores, editores o
impresores.
III. Los escritos que versen sobre el dogma religioso o las sagradas
escrituras se sujetarán a las disposiciones de las leyes vigentes: en
ningún caso será permitido escribir sobre la vida privada.
IV. En todo juicio sobre delitos de imprenta intervendrán jueces del
hecho, que harán las calificaciones de acusación y de sentencia.
V. A ninguno se aprehenderá sino por mandato de algún funcionario
a quien la ley dé autoridad para ello; excepto el caso de delito
infraganti, en que puede hacerlo cualquiera del pueblo, poniendo al
aprehendido inmediatamente en custodia a disposición de su juez.
VI. Ninguno será detenido sino por mandato de autoridad
competente, dado por escrito y firmado, y solo cuando obren
contra él indicios suficientes para presumirlo autor del delito que
se persigue. Si los indicios se corroboraren legalmente, de modo
que presten mérito para creer que el detenido cometió el hecho
criminal, podrá decretarse la prisión.
VII. Ninguno será detenido más de tres días por la autoridad política
sin ser entregado con los datos correspondientes al juez de su
fuero, ni este lo tendrá en su poder más de cinco sin declararlo bien
preso. Si el mismo juez hubiere verificado la aprehensión, o hubiere
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recibido al reo antes de cumplirse tres días de su detención, dentro
de aquel término se dará el auto de bien preso, de modo que no
resulte detenido más de ocho. El simple lapso de estos términos
hace arbitraria la detención, y responsable a la autoridad que la
cometa, y a la superior que deje sin castigo este delito.
VIII. Nadie podrá ser juzgado ni sentenciado en sus causas civiles
y criminales sino por jueces de su propio fuero, y por leyes dadas
y tribunales establecidos con anterioridad al hecho o delito de
que se trate. Los militares y eclesiásticos continuarán sujetos a las
autoridades a que lo están en la actualidad, según las leyes vigentes.
IX. En cualquier estado de la causa, en que aparezca que al reo no
puede imponerse pena corporal, será puesto en libertad dando
fianza.
X. Ninguno podrá ser estrechado por clase alguna de apremio o
coacción a la confesión del hecho por que se le juzga.
XI. No será cateada la casa, ni registrados los papeles de ningún
individuo, sino en los casos y con los requisitos literalmente
prevenidos en las leyes.
XII. A ninguno podrá gravarse con otras contribuciones que las
establecidas o autorizadas por el Poder Legislativo, o por las
Asambleas departamentales en uso de las facultades que les
conceden estas bases.
XIII. La propiedad es inviolable, sea que pertenezca a particulares
o a corporaciones, y ninguno puede ser privado ni turbado en el
libre uso y aprovechamiento de la que le corresponda según las
leyes, ya consista en cosas, acciones o derechos, o en el ejercicio de
una profesión o industria que le hubiere garantizado la ley. Cuando
algún objeto de utilidad pública exigiere su ocupación, se hará esta,
previa la competente indemnización, en el modo que disponga la
ley.
XIV. A ningún mexicano se le podrá impedir la traslación de su
persona y bienes a otro país, con tal que no deje descubierta en
la República responsabilidad de ningún género, y satisfaga por la
extracción de sus intereses los derechos que establezcan las leyes.
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a través de sus Constituciones 1812 - 1917
Son relevantes las referencias a la legalidad, el debido proceso,
la seguridad jurídica, preservación de la libertad e incluso
responsabilidad de la autoridad ante el incumplimiento de estas
disposiciones. Asimismo, la inviolabilidad de la propiedad (incluida
la del clero) y la libertad de opinión e imprenta, con respeto a
la vida privada; también se regula la necesaria legalidad de las
contribuciones y el derecho de libre tránsito.
Me parece interesante, seguramente explicado por el contexto
histórico de la época, que el artículo 18, indique que la ciudadanía
se adquiere por los mexicano “…que hayan cumplido diez y ocho
años, siendo casados, y veintiuno si no lo han sido”, pero además,
es necesario “que tengan una renta anual de doscientos pesos por
lo menos, procedente de capital físico, industria o trabajo personal
honesto”, y finalmente “… es necesario que sepan leer y escribir”.
Todo lo cual, sin duda, limitaba a muchos mexicanos a obtener dicha
ciudadanía. En este período encontramos que:
El ingreso per cápita de México descendió de 116 pesos a fines del
periodo colonial, a 56 pesos el año 1845, mientras que el ingreso per
cápita de los Estados Unidos se había más que duplicado. De esta
manera los mexicanos que habían ganado el 70% del ingreso per
cápita de los Estados Unidos en 1800, vieron reducido el suyo en
14% en 1845. Más significativo aún, la producción total de México
que había igualado el 51% del producto nacional bruto de los
Estados Unidos en 1800, declinó a sólo 8% en 1845.
En contraste con la economía capitalista, de mercado y libre salario
del siglo XVIII, el México de mediados del siglo XIX se caracterizó por
poseer una economía dual: un sector con economía de mercado
siguió existiendo, pero sólo comprendía algunas áreas como la
ciudad de México y las pocas grandes ciudades provincianas que
prevalecieron; la mayoría del país, sin embargo, se dedicaba a
una economía de autosubsistencia. Irónicamente México poseía
en 1850, el tipo de economía y sociedad que muchos creen hoy,
erróneamente, era la característica del México colonial (Rodríguez,
1986).
a través de sus Constituciones 1812 - 1917
75
Respecto de la suspensión de los derechos ciudadanos (artículo 21)
se establece que ocurre “I. Por el estado de sirviente doméstico” y “V.
Por no desempeñar las cargas de elección popular, careciendo de
causa justificada, en cuyo caso durará la suspensión el tiempo que
debería desempeñar el encargo”. Asimismo, se pierden los derechos
de ciudadano (artículo 22) “IV. Por el estado religioso”.
En los artículos 74 a 78 se señala que los funcionarios públicos gozan
de fuero (hasta dos meses después de su separación del cargo) y se
requiere una determinación de procedencia para determinar si hay
lugar a la formación de causa, incluso del Presidente de la República.
A partir del artículo 83 se regula la estructura del poder ejecutivo,
depositado en una sola persona, con amplísimos poderes y con
una intervención directa en las funciones del poder judicial.
Expresamente se señala que el Presidente no puede (artículo 89, F.
IV) “Enajenar, ceder, permutar o hipotecar parte alguna del territorio
de la República.” Asimismo se establece que el “despacho de todos
los negocios del Gobierno estará a cargo de cuatro ministros que
se denominarán, de relaciones exteriores, gobernación y policía;
de justicia, negocios eclesiásticos, instrucción pública e industria;
de hacienda, y de guerra y marina” (artículo 93). Existirá, además un
Consejo de Gobierno, nombrado por el Presidente (artículo 104).
“La novedad más importante de las Bases Orgánicas, en materia
de Administración de Justicia, fue el establecimiento de una Corte
Marcial bajo control del Ejecutivo” (SCJN, 2005: 423).
Con el objeto de preservar el poder absoluto del Ejecutivo, se limitaba
la participación de los otros poderes y se permitía la injerencia del
“Supremo Gobierno” a las funciones del Legislativo y Judicial.
El Supremo Gobierno tenía una notable injerencia en la organización
territorial y jurisdicción del Poder Judicial, muchas veces justificada
por la permanente falta de letrados calificados o por razones de
“Estado” y seguridad. Pero al mismo tiempo guardaba celosamente
que este Poder no tuviera injerencia en los otros (SCJN, 2005: 425).
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a través de sus Constituciones 1812 - 1917
En las Bases Constitucionales, se establece la organización territorial
en departamentos, en el que habrá un Gobernador, nombrado por
el Presidente de la República, señalando el artículo 141 que:
Los gobernadores son el conducto único y necesario de
comunicación con las supremas autoridades de la República;
exceptuándose los casos de acusación, o queja contra ellos mismos,
y la correspondencia oficial de los tribunales superiores con la
Suprema Corte de Justicia en materias judiciales.
Respecto a reglas esenciales del procedimiento penal e inclusive, el
uso de medios alternativos en materias penal y civil, la Constitución
en comento establece interesantes medidas:
Artículo 175.- Se dispondrán las cárceles de modo que el lugar de la
detención sea diverso del de la prisión.
Esta prohibición se conserva hasta la fecha con escasa observancia
en la práctica, casi siempre excusada en la falta de recursos para
cumplirla.
Artículo 176.- A nadie se exigirá juramento en materia criminal
sobre hecho propio.
Artículo 177.- Los jueces, dentro de los tres primeros días que
esté el reo detenido a su disposición, le tomarán su declaración
preparatoria, manifestándole antes el nombre de su acusador, si lo
hubiere, la causa de su prisión, y los datos que haya contra él.
Artículo 178.- Al tomar la confesión al reo, se le leerá íntegro el
proceso, y si no conociere a los testigos, se le darán todas las noticias
conducentes para que los conozca.
Artículo 179.- Queda prohibida la pena de confiscación de bienes;
mas cuando la prisión fuere por delitos que traigan consigo
responsabilidad pecuniaria, podrán embargarse los suficientes para
cubrirla.
Artículo 180.- La nota de infamia no es trascendental.
a través de sus Constituciones 1812 - 1917
77
En estas disposiciones se perfila la necesidad de limitar el proceso
penal para preservar los derechos y libertades de los ciudadanos,
que ya estaban presentes en las constituciones anteriores.
Artículo 181.- La pena de muerte se impondrá sin aplicar ninguna
otra especie de padecimientos físicos que importen más que la
simple privación de la vida.
Es importante recordar que la pena de muerte se conserva en
las Constituciones mexicanas posteriores y es hasta una reciente
reforma en que se erradica la pena de muerte del sistema jurídico
mexicano (DOF, 9 diciembre 2005), lo que implica la visión de un
derecho penal represor y de un estado que se considera a sí mismo
incapaz de corregir la conducta delictiva, con obvia vulneración a los
derechos fundamentales.
Artículo 182.- Cualquier falta de observancia en los trámites
esenciales de un proceso produce la responsabilidad del juez, y en
lo civil además la nulidad para solo el efecto de reponer el proceso.
La ley señalará los trámites que son esenciales en cada juicio.
Artículo 183.- En ninguna causa, sea cual fuere su cuantía y
naturaleza, podrá haber más de tres instancias. La ley fijará el
número de las que en cada causa debe haber para que la sentencia
quede ejecutoriada.
Artículo 184.- Los magistrados y jueces que hubieren fallado en una
instancia, no podrán hacerlo en otra.
Artículo 185.- Los litigantes tienen derecho para terminar sus pleitos
civiles, y los criminales sobre injurias puramente personales, por
medio de jueces árbitros, cuya sentencia será ejecutada conforme
a las leyes.
Artículo 186.- Para entablar cualquier pleito civil, o criminal sobre
injurias puramente personales, debe intentarse antes el medio de la
conciliación, en la forma y con las excepciones que establezca la ley.
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Los medios alternos de solución de conflictos están aquí presentes,
aunque en casos específicos y de mínima relevancia son un
antecedente de los medios alternativos de solución de conflictos
que pretende establecer el sistema acusatorio con base en la reforma
constitucional de 2008, en México.
Artículo 187.- Los códigos civil, criminal y de comercio, serán unos
mismos para toda la Nación, sin perjuicio de las variaciones que
en algunos lugares podrá hacer el Congreso por circunstancias
particulares.
Artículo 188.- Los magistrados de los tribunales superiores y los
jueces letrados serán perpetuos.
Artículo 197.- Toda prevaricación por cohecho, soborno o baratería,
produce acción popular contra cualquier funcionario público que
la cometiere.
La disposición de que fuesen los mismos códigos en toda la Nación
careció, sin embargo, de operatividad pues en todo el régimen
centralista (1836-1847), la labor codificadora fue menos fructífera y
aunque existen intentos, en este período no existieron verdaderas
codificaciones civiles, criminales y de comercio (González, 1998: 67).
El 27 de mayo de 1854 entró en vigor el primer Código de Comercio
Mexicano. Su autor era Teodosio Lares, como quedó señalado;
comprendía la materia terrestre y la marítima. En él se siguieron los
modelos de los códigos francés y español (…)
Siendo presidente provisional don Juan Álvarez, tras la revolución de
Ayutla, se dictó en noviembre de 1855 la Ley sobre administración
de justicia y orgánica de los tribunales de la nación del Distrito y
territorios, que derogaba las del gobierno de Santa Anna y dejaba
vigentes las de 1852. El interés fundamental de esta ley se encuentra
en que abolía los fueros militar y eclesiástico (González, 1998: 69 y
70).
a través de sus Constituciones 1812 - 1917
79
El diverso 198, establece la posibilidad de suspender las garantías
para “la aprehensión y detención de los delincuentes”.
Apenas tres años fue vigente esta constitución y ello implicó que,
muchas de sus disposiciones ni siquiera se hicieron operantes
pero, el período histórico en sí mismo, fue sumamente interesante
y ha generado un amplio trabajo histórico que, ojalá, interesa a los
jóvenes de las siguientes generaciones, más allá de la euforia patria
por el Bicentenario.
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México: Universidad Nacional Autónoma de México, Instituto de
Investigaciones Históricas. Puede consultarse en: http://www.
iih.unam.mx/moderna/ehmc/ehmc10/124.html, visitada el 9 de
junio de 2010.
SERNA, Enrique. (2003). El seductor de la patria, España: Joaquín
Mortiz.
SCJN: Suprema Corte de Justicia de la Nación. (2005). Historia de la
Justicia en México, siglos XIX y XX, Tomo I, México.
http://www.bicentenario.gob.mx/index.php?option=com_
content&view=article&id=1003:14-de-junio-de-1843-basesorganicas-de-la-republica-mexicana&catid=99:junio&Itemid=218
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Capítulo VI
El Acta Constitutiva y de reformas de 1847
Dr. José Lorenzo Álvarez Montero7
Sumario:
Antecedentes.
El Congreso Constituyente y el Acta de Reformas de 1847.
El Acta Constitutiva y de Reformas.
Primera Sentencia de Amparo.
Conclusiones.
I. Antecedentes
Dentro de la lista de la Constituciones Políticas de México, conocidas
y referidas por los años de su promulgación: 1824, 1836, 1843, 1847,
1857 y 1917, destaca, por los acontecimientos que la presidiera y por
7 Doctor en Derecho por la Universidad de Almería, España; Doctor en Filosofía con Especialidad
en Educación por Atlantic International University; Maestría en Educación con Especialidad en
Metodología de la Enseñanza Superior; Licenciatura en Derecho con Especialidad en Derecho Fiscal
y Constitucional, Posgrado en Tendencias actuales en instrucción, proceso penal y medicina forense,
por la Universidad de Girona (Cataluña-España), Diplomado en Enseñanza Superior, Diplomado en El
Estado Contemporáneo y su Reconstrucción institucional, Investigador del Instituto de Investigaciones
Jurídicas y catedrático de la Facultad de Derecho de la Universidad Veracruzana.
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las instituciones que estableció, el Acta Constitutiva y de Reformas
de 1847 que es objeto de esta breve referencia.
Efectivamente la elaboración del Acta Constitutiva y de Reformas
de 1847, estuvo rodeada de una serie de acontecimientos de gran
trascendencia para el país y que marcarían su futuro. Entre los que
destacan la independencia de Texas, el reclamo francés de 1838, la
rebelión de Yucatán de 1840 y la invasión norteamericana de 1846.
Independencia de Texas
La Legislatura de Coahuila expidió el 24 de marzo de 1825 una ley de
colonización en la que decretaba que todos los extranjeros en virtud
de la ley general de 18 de agosto de 1824, que deseasen establecerse
en los terrenos del Estado de Coahuila y Texas, eran libres de hacerlo,
y se les invitaba por esa ley a verificarlo.
Aceptada la inmigración anglosajona se inicia y desarrolla la
conspiración antimexicana. Los aventureros políticos y traficantes de
tierras John William H. Wharton, David G. Burnett, Gail Borden, R. M.
Williaunson, Phil Sublett, Fraut Thorn, Joseph Darst y Samuel Houston
(el cuervo), apoyando los propósitos del Presidente norteamericano
Andreuw Jackson de Anexarse, Tejas inicia el movimiento separatista
pretextando la sustiticón del régimen federal por el central de 1836.
Después de múltiples enfrentamientos entre el ejército mexicano
comandado por el General Antonio López de Santa Anna y los
texanos en las importantes batallas de San Jacinto y Álamo, Texas
logró su independencia el 22 de junio de 1835 y posteriormente su
anexión a los Estados Unidos, lo que provocó la guerra de 1846-1847.
La guerra de los Pasteles
El reclamo francés de 1838 exigiendo al gobierno mexicano el pago
de una indemnización a los súbditos franceses radicados en México
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debido a los daños causados por los constantes enfrentamientos
políticos y militares y que concluyó con el pago de una indemnización
exorbitante el 9 de marzo de 1839.
Rebelión de Yucatán
Similar situación a la de Texas se dio en Yucatán. Pretextando entre
otras cosas, la libertad de cultos y el problema de las aduanas se
declararon en 1840 estado libre y solicitaron al gobierno de los
Estados Unidos su incorporación para formar un nuevo Estado de
esa República.
Tales hechos quedaron manifestados en la bandera local y en la
constitución política de 1841 de esa entidad. Finalmente el Senado
norteamericano rechazó su petición y Yucatán se reintegró al país
obteniendo varias ventajas económicas y comerciales.
Invasión norteamericana
En 1846 se inició la invasión norteamericana cuyos hechos más
difundidos han sido los del mes de septiembre, de manera especifica
el 13, toma del Castillo de Chapultepec y el 15, en que el ejército
norteamericano llegó al Zócalo de la Ciudad de México e izo en el
palacio nacional la bandera norteamericana. La guerra concluyó con
el Tratado de Guadalupe Hidalgo por el que perdimos la mitad del
territorio nacional.
II. El Congreso Constituyente y el Acta de Reformas de 1847
Congreso Constituyente
El levantamiento del General Paredes contra el Presidente José
Joaquín Herrera y el de la Ciudadela encabezado por el General
Mariano Salas, provocó nuevas elecciones en el país, y el regreso de
Don Antonio López de Santa Anna de su exilio en Cuba.
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Ya en el país, Santa Anna el 22 de agosto de 1846 expidió un Decreto
por el cual restablecía la vigencia de la Constitución Federal de 1824 y
otro de la misma fecha por el que le reconocía al Congreso el carácter
de Constituyente para la elaboración de la nueva Constitución.
Reunido el Congreso con el carácter de Constituyente se integró
la Comisión de Constitución formada por Juan J. Espinosa de los
Montero, Manuel Crescencio Rejón, Mariano Otero, Joaquín Cardoso
y Pedro Zubieta. Los acontecimientos de la invasión americana
apresuraron la elaboración de la reforma, lo que hizo que se
presentaran las siguientes propuestas.
1.El 15 de febrero de 1847, Muñoz Ledo y 37 diputados,
propusieron la vigencia de la Constitución de 1824 sin reformas,
2. Mayoría de la Comisión de Constitución aceptaba la propuesta
de Muñoz Ledo, la cual fue rechazada por el Congreso el 16 de
abril de 1847 y,
3. Voto Particular de Mariano Otero, que sirvió de base para el
Acta de Reformas.
El 5 de abril de 1847, el Dictamen de la Comisión de Constitución
firmado por Rejón, Cardoso y Zubieta declaraba sin modificación
alguna que el pacto de la Federación celebrado por los Estados
Unidos Mexicanos de 1824, era la única Constitución legítima del
país, cuya observancia y cumplimiento obligaba estrictamente á
los Supremos Poderes de la Unión, á los Estados y á cada uno de
los habitantes de la República mientras no se publicaran todas las
reformas que determinará hacerle el Congreso.
La Comisión de la Constitución se comprometió a presentar á la
brevedad posible su dictamen sobre las citadas reformas.
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a través de sus Constituciones 1812 - 1917
Voto particular
Mariano Otero oponiéndose al dictamen de la mayoría formuló su
Voto Particular cuyas líneas generales eran las siguientes:
1. La conservación del sistema federal, el establecimiento de los
principios liberales y filosóficos que corresponden á nuestro siglo,
el desarrollo rápido y seguro de la democracia, están y han estado
siempre unánimemente admitidos en el Congreso.
2. Veo que la revolución de agosto y la opinión pública nos han
precedido en el señalamiento de los medios más adecuados para
conseguir ese fin.
3. Una organización provisoria, y sometido á la decisión de este
congreso, se ha verificado y existe como un hecho consumado
é inatacable. Los antiguos Estados de la Federación han vuelto á
ejercer su soberanía.
4. La necesidad de reformar la Constitución de 1824, ha sido tan
generalmente reconocida como su legitimidad y su conveniencia.
5. Desde 1832 comenzó á observarse que la Constitución federal
debía arreglar el ejercicio de los Derechos del ciudadano.
6. En las más de las Constituciones conocidos, no solo se fijan los
principios relativos á la organización de los poderes públicos,
sino que se establecen las bases de las garantías individuales,
probablemente porque la condición social de los asociados es el
objeto primordial de las instituciones, y uno de los caracteres más
señalados de la verdadera naturaleza de los gobiernos.
7. La Constitución actual debe establecer las garantías individuales.
8. Dominado por este pensamiento, propongo que la Constitución
fije los derechos individuales y asegure su inviolabilidad, dejando
á una ley posterior pero general y de un carácter muy elevado, el
detallarlos.
9. Pasando de esta dos materias á la organización de los Poderes
Federales, objeto principal de la Constitución, se presenta luego el
Legislativo ejercido por un Congreso compuesto de dos Cámaras.
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Popular y numerosa la una, representa la población y expresa el
principio democrático en toda su energía. Más reducida y más lenta
la otra, tiene un doble carácter muy difícil, pues que representa á
la vez á los cuerpos políticos considerados como iguales y viene
á llenar la urgente necesidad que tiene toda organización social
de un cuerpo, depósito de sabiduría y de prudencia, que modere
el ímpetu de la democracia irreflexiva, y en el incesante cambio
personal de las instituciones populares, conserve la ciencia de
gobierno, el recuerdo de las tradiciones, el tesoro, por decirlo así, de
una política nacional.
10.En las disposiciones de la Constitución Federal relativas á la
formación de las leyes, llama mucho la atención el que baste
para que un acuerdo se eleve á ley el voto de los dos tercios de la
Cámara iniciadora, unido al de poco más de un tercio de la revisora;
porque con esto se destruye el equilibrio conveniente en ambos
cuerpos; y la llama aún más, el que en este caso las observaciones
del Gobierno no hagan necesario para reproducir dicho acuerdo un
mayor número de votos, como sucede cuando se ha aprobado por
la mayoría de las dos Cámaras.
11.Respecto al ejecutivo, pocas y muy obvias son también las reformas
que me parecen necesarias. En ninguna parte de la Constitución de
1824 se presenta tan defectuosa como en la que estableció el cargo
de Vicepresidente de la República.
12.Las reformas que propongo en el Poder Judicial quedarán mejor
explicadas más adelante. Por ahora solo diré algo sobre el sistema
electoral. Ya he dicho que en mi juicio esta es la base y la garantía de
toda Constitución, y muy especialmente de las democráticas, que
hace emanar de la elección todos los poderes del Estado, porque
ella depende que los funcionarios públicos sean buenos ó malos,
que representen á la Nación entera, ó solo á un partido más o
menos numeroso, vencedor y exclusivo.
13.¿Cuáles son los límites respectivos del poder general y del poder
de los Estados? Y una vez conocidos estos límites, ¿Cuáles son los
mejores medios de precaver la recíproca invasión, de manera que
ni el poder del centro ataque la soberanía de los Estados, ni estos
disuelvan la Unión, desconociendo ó usurpando sus facultades?.
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a través de sus Constituciones 1812 - 1917
14.Los ataque dados por los poderes de los Estados y por los mismos
de la Federación á los particulares, cuentan entre nosotros por
desgracia numerosos ejemplares, para que no sea sobre manera
urgente acompañar el restablecimiento de la Federación con una
garantía suficiente para asegurar que no se repetirán más. Esta
garantía solo puede encontrarse en el poder judicial, protector nato
de los derechos de los particulares.
15.El Poder Judicial de la Federación, dándole el derecho de proteger
á todos los habitantes de la República en el goce de los derechos
que les aseguren la Constitución y las leyes constitucionales, contra
todos los atentados del Ejecutivo ó del Legislativo, ya de los Estados
ó de la Unión. La mayoría de los integrantes del Congreso rechazó
el Dictamen y aprobó el voto particular de Otero el 18 de mayo de
1847.
III. El Acta Constitutiva y de reformas
La citada Acta consta de 30 artículos que se integraron a la
Constitución Federal de 1824, dicha Acta fue firmada por los tres
Diputados del Estado de Veracruz, Antonio M. Salonio, José Mariano
Jáuregui y Miguel Bringas.
Contenido del Acta Constitutiva y de Reformas
El acta consta de 4 declaraciones y 30 artículos
Las Declaraciones son las siguientes:
1.- Los Estados recobran su Independencia y Soberanía;
2.- Que siguen asociados a los Estados Unidos Mexicanos;
3.- Qué la única Constitución es la de 1824 y el Acta Constitutiva, y
4.- Dichos documentos se observan con las reformas siguientes:
Los aspectos que regulan el acta son los siguientes:
1. Aseguramiento de los derechos del hombre (arts. 2,3,4 y 5)
2. Creación del Estado de Guerrero (art. 6)
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3. Integración del Congreso (arts. 7,8,9 y 10)
4. Responsabilidad de los funcionarios (arts. 12,13, 16 y 17)
5. Derogación de la Vicepresidencia (art. 15)
6. Reglamentación de las elecciones (art. 18)
7. Reparto de competencias (arts. 20 y 21), entre la Federación y
los Estados
8. Acciones de Inconstitucionalidad
9. Leyes de los Estados vs Constitución y leyes federales nulas por
el Congreso (art. 22)
10.Ley del Congreso vs Constitución (salas Suprema Corte de
Justicia), (arts. 23 y 24)
11.El Amparo (art.25)
12.Reforma y sus límites (arts. 28 y 29)
El artículo 28 dispone la reforma del Acta Constitutiva, la
Constitución (1824) y el Acta de Reformas en cualquier tiempo
y de conformidad con el procedimiento establecido:
1. Los acuerdos dos tercios de ambas cámaras o la mayoría de
dos Congresos distintos e inmediatos;
2.La mayoría de las legislaturas si se afectan facultades de
los Estados, y Mediando 6 meses entre la presentación del
dictamen y su discusión en la Cámara de origen
El artículo 29 señala las limitaciones a las reformas:
1. Independencia de la Nación;
2.Forma de gobierno republicano, representativo, popular,
federal y
3. La división de poderes tanto federales como locales.
Este Congreso ante la inminencia de la ocupación de la ciudad de
México por el ejército norteamericano, se disolvió el 9 de mayo de
1847.
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IV. Primera Sentencia de Amparo
Con fundamento en el Acta Constitutiva y de Reformas, el 13
de agosto de 1849, Pedro Sámano Juez de Distrito, suplente en
funciones de propietario pronunció en San Luis Potosí la Primera
Sentencia de Amparo en la República Mexicana, concediendo el
amparo y protección de la Justicia federal a la Manuel Berástegui, en
contra de la orden de destierro fundada en la promulgación de un
Decreto dictado por el General Julián de los Reyes, gobernador del
Estado de San Luis Potosí.
V. Conclusiones
El Acta Constitutiva y de Reformas es el antecedente de las
siguientes instituciones contempladas en la Constitución Política de
los Estados Unidos Mexicano de 1917 (vigente):
1. Juicio de Amparo en el ámbito Nacional (arts. 103 y 107);
2. Acciones de Inconstitucionalidad (art. 105, frac. II);
3. La facultad de la Suprema Corte de Justicia de la Nación para
conocer del Juicio de Amparo. (art. 107) y la intervención de
la misma para declarar la inconstitucionalidad de las leyes
federales y locales.
4.La precisión de la distribución de competencias entre la
federación y los estados. (art. 124).
VI. Fuentes consultadas
El Acta Constitutiva y de reformas de 1847.
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Capítulo VII
La Constitución de 1857
Jorge Antonio Maraboto Mendoza8
Sumario:
Introducción.
Análisis constitucional.
Referencias y fuentes
I. Introducción
Todo el que conoce nuestra historia, aunque no sea más que en
compendio, sabe perfectamente que, tanto el gobierno colonial
español, como nuestros gobiernos nacionales en los primeros
decenios que siguieron a la independencia, fueron por su propensión
al sistema de monopolios, de opresión intelectual y de privilegios, los
menos adecuados para preparar al pueblo mexicano para el régimen
democrático.
8 Licenciado en Derecho por la Universidad Veracruzana, Posgrado en Tendencias Actuales en
Instrucción, Proceso Penal y Medicina Forense, por la Universidad de Girona (Cataluña-España), Maestro
en Derecho Constitucional y Juicio de Amparo, por la Universidad de Xalapa, con Mención Honorifica,
Merito Académico y mejor promedio de Posgrados (9.95).
a través de sus Constituciones 1812 - 1917
93
Encontrándose nuestro pueblo en un estado de ignorancia y de
miseria de lo más deplorable, sin iniciativa, sin los más rudimentarios
conocimientos de la administración local, como base del sistema
democrático, se expidió la Constitución de 1857 que, lejos de ser
como la de los Estados Unidos, tiene más bien el carácter de un
sistema político-filosófico de escasa aplicación práctica, consistiendo
su principal mérito en mantener a la vista del pueblo, un ideal digno
a que aspirar.
II. Análisis constitucional
Destruido el centralismo y el militarismo a consecuencia del triunfo
del partido liberal en 1867, no pudo, establecerse la democracia
conforme a la Constitución de 1857, porque faltaban las condiciones
esenciales para ello, estableciéndose en su lugar una especie de
feudalismo, en que los caciques, que se habían apoderado de
los gobiernos de los Estados, hacían un papel semejante al de
los caballeros feudales en la Edad Media, es decir, gobernaban
arbitrariamente al pueblo sometido y que no reconocían al Gobierno
Federal más derechos, los que éste era capaz de hacer efectivos.
La consecuencia de esta situación fue que se estableciese una lucha
entre el Gobierno Federal que representaba los intereses nacionales
y los gobiernos locales representantes ante todo de los intereses de
los caciques y de sus allegados, como ya había sucedido en Europa
hace varios siglos entre los reyes y sus vasallos; pero con la diferencia
de que los reyes hacían valer su derecho divino que implicaba el
derecho a cometer toda especie de crímenes y abusos.
Mientras que nuestros presidentes de la República Mexicana desde
1867, han trabajado a nombre del ideal constitucional de 1857.
Entre los diversos problemas que se presentaron durante la discusión
del proyecto de la Constitución de 1857, sobresale el referente a si
debía expedirse una nueva Constitución o restablecerse la de 1824.
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a través de sus Constituciones 1812 - 1917
Esta última Constitución, era considerada Bandera del Federalismo
Liberal, varias veces izada hasta entonces y otras tantas abatida en las
contiendas políticas, pues tenía la autoridad de los años, el prestigio
de la legitimidad y el respeto debido a la ley que había tomado en su
cuna a la nacionalidad.
Para su elaboración, el Congreso inició sus sesiones el 18 de febrero
de 1856. En las tribunas parlamentarias dominó el grupo de liberales
radicales partidarios de elaborar otro texto que permitiera romper
definitivamente con el orden heredado de la Colonia.
Las sesiones del Congreso se llevaron a cabo desde el 4 de febrero
de 1856. Las diversas comisiones trabajaron intensamente y se
presentaron acaloradas discusiones partidistas, dado que estaban
constituidas por miembros moderados y radicales que se empeñaban
en mantener sus puntos de vista y tratarlos de consignar en la futura
constitución.
Los legisladores extremistas como Isidoro Olvera, José María
Castillo Velasco y Ponciano Arriaga pronunciaran sus famosos votos
particulares en los que exponían sus proyectos de ley que encerraban
planteamientos de índole social.
Olvera se manifestó partidario de la existencia del Senado, de la
libertad de cultos y propuso una nueva distribución territorial al
señalar que la tierra que debería pertenecer a todos los hombres.
Por su parte, el voto de Castillo Velasco también se refería a la
propiedad territorial con mención de su injusta distribución, y se
mostraba partidario del aumento de propietarios y de otorgar
soberanía a los municipios.
Pero sin duda el voto de Ponciano Arriaga, fue el más radical en sus
propuestas. Ante la situación real del campesino en especial del
indígena, pugnaba por la justa repartición de la propiedad territorial.
a través de sus Constituciones 1812 - 1917
95
Destaca en su postura, un análisis cómo el campesino se encontraba
en condiciones de franca miseria y explotación y hace reflexiones en
torno a una situación que desafortunadamente se iría haciendo más
crítica con todos los años.
Sin embargo, estos votos y otras propuestas también novedosas, no
fueron incorporadas a la Carta Magna de 1857, por considerarse, en
ese momento, demasiado radicales.
La Constitución de 1857, fue jurada el 5 de febrero de ese año,
primero por el Congreso integrado en esos momentos por más de
90 representantes.
Posteriormente por el Presidente Don Ignacio Comonfort, hombre
honrado, de valor personal incontestable, inteligente, generoso,
de regular instrucción, pero carecía en política de claridad en la
percepción y de la inquebrantable resolución que son los atributos
del verdadero hombre de Estado.
Por tanto, el 17 de febrero la asamblea constituyente clausuró sus
sesiones y el 11 de marzo de 1857, se promulgó la Constitución;
compuesta de 128 artículos, entrando en vigor el 16 de septiembre
de ese año.
Esta Constitución declaraba la libertad de enseñanza, de imprenta,
de industria, de comercio, de trabajo y de asociación.
Volvía a organizar al país como una república federal, pues los ideales
que inicialmente luciera la Constitución de 1824, reaparecieron en
la de 1857 y, por último, en nuestra Constitución actual, postulante
del federalismo desde 1917. Entre otras cosas, incluía un capítulo
dedicado a las garantías individuales, y un procedimiento para
proteger esos derechos conocidos como amparo.
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Destaca también, la Clausula de Reserva estipulada en el artículo 117
que dice: “Las facultades que no están expresamente concedidas por
la constitución a los funcionarios federales, se entienden reservadas
a los estados” (En nuestra actual Constitución es el artículo 124).
Así como el principio de rigidez contemplado en el dispositivo 127,
inherente a la reforma de la Constitución (Actualmente es el artículo
135 de nuestra Constitución).
La Constitución de 1857 se convirtió en la máxima ley que regiría
sobre los destinos del país; ninguna otra ley podría estar por encima
de ella.
De igual forma, fijaría la posibilidad de reformas posteriores en
beneficio del bien común y como medidas de adecuación a la
realidad imperante.
Cabe mencionar que estando vigente la Constitución de 1857,
durante la presidencia de Benito Juárez, entre la abundante legislación
que expidió, sobresale la emitida en Veracruz, en cumplimiento al
Manifiesto del Gobierno Constitucional a la Nación.
Destacando los ordenamientos relativos a la cuestión religiosa, que
se conocen con el nombre de Leyes de Reforma.
Entre las más importantes de esas leyes, se cuentan: la de ocupación
de bienes eclesiásticos, del 13 de julio de 1859; la del 23 del mismo
mes y año, que declaró que el matrimonio era un contrato civil,
suprimiendo la intervención forzosa, en él, de los sacerdotes.
La ley del registro civil, el 28 julio de 1859, por la que la prueba del
estado civil de las personas, quedaba a cargo de empleados de
gobiernos; la del 31 de julio del año citado, por la que se secularizaron
los cementerios; la del 11 de agosto de 1859, que suprimió casi
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todas las festividades religiosas, y la del 4 de diciembre de 1860, que
estableció la libertad de cultos.
El objetivo principal de estas leyes era separar a la iglesia del Gobierno
o Estado.
La legislación sobre la materia bajo la presidencia de Juárez, se
complementa con otras dos leyes expedidas posteriormente
en la ciudad de México; la Ley de Secularización de Hospitales y
Establecimientos de Beneficencia de 2 de febrero de 1861, y la Ley
sobre Extinción de Comunidades Religiosas de 26 de febrero de
1863.
III. Referencias y fuentes
García, Granados, R. (1906). La Constitución de 1857 y las Leyes
de Reforma en México: Estudio Histórico-Sociológico. Editorial
Tipografía Económica.
Flores, Alatorre, B. (1870). Leyes de Reforma .Tomo II, Parte II. Impresor:
Miguel Zornoza.
Suprema Corte de Justicia de la Nación. Serie Grandes Temas del
Constitucionalismo Mexicano. (2005). El Federalismo.
98
a través de sus Constituciones 1812 - 1917
Capítulo VIII
Constitución de 1917¿Reforma o refundación del
orden constitucional mexicano?
Rafael de la Garza Talavera9
Sumario:
Introducción.
¿Resulta suficiente un siglo para imaginar una nueva constitución?
¿Cuáles serían los resultados en la sociedad y en el estado mexicano?
I. Introducción
A lo largo de la historia, las sociedades se preguntan, una y otra
vez, acerca de lo que conviene mantener y lo que conviene
cambiar. Inmersas en un mundo organizado como un sistema
interestatal las constituciones políticas aparecen como un reflejo
formal del contrato social nacional y que las distingue de las demás
naciones, constituyéndose en una identidad particular, origen del
9 Politólogo de la Universidad Nacional Autónoma de México y profesor de licenciatura y posgrado en
la Universidad de Xalapa
a través de sus Constituciones 1812 - 1917
99
nacionalismo del siglo XX. Sólo así las naciones gozarán del ambiguo
privilegio de formar parte del sistema, de sus ventajas y sus costos.
Lo contrario sería la marginación y el bloqueo, como consecuencia
de la imposibilidad de aceptarlo en el sistema.
Este acuerdo formal entre los actores políticos de una sociedad
determinada define los límites del conflicto de la política institucional
pero difícilmente podría regir en todos los aspectos de la vida social.
Las constituciones reflejan las relaciones entre las clases sociales y el
reparto del poder (Lasalle Dixit). Se podría agregar que nacen en un
contexto particular, muchas veces después de un proceso de guerra
civil, como el caso mexicano, tanto en 1857 como en 1917. Y es justo
esa coyuntura la que presenta el problema de hacer un balance para
empezar de nuevo.
El balance que hicieron los actores de la Revolución mexicana en
Querétaro incluyó a muchos pero no a todos. Y no fue el primero,
pues la Convención de Aguascalientes ya había materializado la idea
de un nuevo acuerdo para ampliarlo, incluyendo a los trabajadores
del campo y la ciudad. ¿Resulta suficiente un siglo para imaginar
una nueva constitución? O mejor dicho ¿Necesitamos en México
una nueva constitución política? ¿Cuáles serían los resultados en la
sociedad y en el estado mexicano?
II. ¿Resulta suficiente un siglo para imaginar una nueva
constitución?
La primera pregunta puede ser contestada recordando que
la constitución ha sufrido muchas reformas y adiciones por lo
que no es necesario una nueva; estos cambios van adaptando
el texto constitucional a las necesidades del momento. Pero el
acuerdo político formalizado en 1917 fue el de una nación rural,
con características que persisten pero que distan mucho ser las
dominantes en el campo mexicano contemporáneo. El país se ha
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a través de sus Constituciones 1812 - 1917
transformado en su composición, en su diversidad, cambiando
enormemente la vida de las personas por lo que sería difícil pensar
que las reformas y adiciones pudieran ajustarse plenamente a la idea
de un acuerdo nacional, de un balance general.
Buena parte de los países latinoamericanos han alumbrado
constituciones en las últimas dos décadas: es el caso de Brasil,
Argentina, Chile, Venezuela, Colombia, Bolivia…. Podría señalarse
que los países mencionados compartieron la tragedia de tener
dictaduras militares que al debilitarse se vieron obligadas a promulgar
nuevas constituciones; pero a pesar de ello, habrá que reconocer la
necesidad de ajustar el acuerdo formal entre los actores dominantes
y las posibilidades que inaugura. El caso de la constitución boliviana
es uno de los más polémicos pero nadie negaría su originalidad
y su compromiso por buscar nuevas bases para lograr acuerdos
generales entre la ciudadanía, con mecanismos de democracia
directa, conciencia ecológica y cultural, de cara a un mundo como
el de hoy.
Por lo tanto las condiciones parecen favorables en la región
aunque el caso mexicano se distingue por haber sido pionera en
el reconocimiento de los derechos sociales, tan polémicos en la
constitución de 1857 y que finalmente fueron reconocidos sesenta
años después, gracias al movimiento revolucionario y las ideas de
Zapata y de Villa. Hicieron falta muchos movimientos locales para
lograr el reparto agrario pero siempre utilizaron la constitución
como bandera de sus demandas, fortaleciéndola, dándole vida. Hoy
esos derechos son símbolos de movimientos sociales y constituyen
la parte más generosa y viva del texto constitucional. Este hecho
nos habla de la vigencia de parte del texto y de algo que habría
que conservar y honrar, pero no parecen suficientes para descartar
completamente la idea de la necesidad de una nueva constitución
en México.
a través de sus Constituciones 1812 - 1917
101
Las condiciones sociales de nuestros días han generado también una
fuerte corriente de opinión que se inclina a defender la supremacía
del mundo civil sobre el militar pues esta es otras de las fortalezas
de la Carta Magna. Sin embargo, el sector militar considera de suma
urgencia reformarla para ofrecer seguridad jurídica a las labores
castrenses de cara al combate al narcotráfico lo que podría darle un
golpe definitivo a uno de los pilares de la constitución mexicana, en
el que se resumen las aspiraciones de los liberales juaristas y después
de los liberales de la revolución mexicana. Una de las herencias más
nefastas del virreinato en México fue precisamente el enorme poder
y autonomía del ejército y lo ambiguo de su participación como
actor político en las luchas que marcaron buena parte del siglo XIX y
el primer tercio del XX. Sólo hasta que se logró acotar el poder militar,
gracias a los esfuerzos de varios gobiernos posrevolucionarios, el
país pudo iniciar una etapa de crecimiento económico que culminó
en los años setenta, al igual que en buena parte del mundo. Sin
embargo, el fuero militar prevaleció y prevalece de facto pues
sólo recientemente el presidente Calderón envió una iniciativa
al Congreso de la Unión para limitar, que no desaparecer, el fuero
militar. La guerra civil que crece día a día en el país ha fortalecido la
idea de la necesidad de tolerar cierta discrecionalidad del ejército
en sus funciones a contrapelo del espíritu constitucional. Este hecho
abona en la discusión sobre reforma o refundación constitucional y
al igual que los derechos sociales forman parte de las aspiraciones
de buena parte de la república mexicana.
Aquí habría que detenerse un poco en la idea que afirma que
la Constitución de 1917 fue más que un cuerpo normativo un
compromiso entre los dueños del poder, aceptando las demandas
que movilizaron a buena parte de la población como una manera
de lograr la estabilidad política. Por lo tanto, el texto se convierte en
espacio de interpretación que desde el gobierno en turno, realiza
el presidente de la república, hecho que no ha sido modificado a
pesar de la supuesta transición democrática, que inició en 1988 y
que culminó en el 2000 con el triunfo electoral del Partido Acción
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a través de sus Constituciones 1812 - 1917
Nacional. Una de las grandes ventajas de las que gozan los recientes
gobierno neoliberales en México es precisamente la libertad para
interpretar, reformar o ignorar el texto constitucional para legalizar
sus objetivos políticos. Las consecuencias son evidentes: desde la
discusión con respecto a si la educación pública y obligatoria debe
ser financiada por el estado mexicano sólo en el nivel básico o hasta
el nivel superior; la ‘privatización’ de hecho de PEMEX o de la Comisión
Federal de Electricidad por mencionar los más conocidos. Un buen
argumento a favor de una nueva constitución reside precisamente
en subsanar esta deficiencia y diseñar un texto más preciso, menos
sujeto a las interpretaciones coyunturales o a las adiciones de
ocasión para ‘modernizar’ el acuerdo político. Aquí estaríamos frente
a un reto enorme pero necesario desde esta perspectiva y que apoya
la idea de una renovación profunda de la constitución.
Esta cuestión se ve enfrentada con otra dinámica constitucional, sobre
todo en las tres últimas décadas: las adiciones al texto constitucional,
particularmente sobre los derechos humanos, la no discriminación,
los derechos de la mujer y de los infantes y hasta los derechos de las
comunidades indígenas y la naturaleza. Sin menospreciar semejantes
esfuerzos, muchas veces impulsados desde la sociedad civil, el
resultado ha sido ambiguo pues por un lado existen ya instancias
autónomas del estado que auxilian al ciudadano a defenderse
de los excesos del poder pero su impacto ha sido prácticamente
inexistente para impedir o controlar el crecimiento de la violencia
social, la falta de oportunidades y el deterior de la vida cotidiana. Más
aún, en los últimos seis años dichas instituciones (CNDH, IFE, IFAI,
CONAPRED, etcétera) han sufrido un retroceso en la percepción que
de ellas tiene la ciudanía, principalmente por el progresivo control
de los partidos políticos en su configuración y funciones. En este
sentido, aquí tenemos otro componente que vale la pena conservar
pero tal vez sería mejor integrarlo a un nuevo texto constitucional
para que armonizara más con el conjunto y no apareciera como un
agregado más.
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Tal vez podríamos abordar el tema desde otro ángulo, o sea,
desde la idea de transformar a la república y su sistema político
radicalmente, acabando con las tímidas reformas para acotar el
poder presidencial, tanto en sus facultades constitucionales como
en las metaconstitucionales, (Carpizo dixit). Construir un sistema
político distinto al presidencialista no es una propuesta nueva
pero sin duda obligaría a los actores a pensar en la posibilidad de
diseñar un nuevo acuerdo formal constitucional. Si se pretenden
equilibrar los poderes de la unión sería primordial desechar un texto
fundamentalmente presidencialista, que impide el equilibrio entre
los poderes de manera efectiva, como lo es la constitución de 1917
que tenía dos objetivos muy claros: centralizar el poder político para
convertir al estado en el eje económico del país. El primer objetivo
se materializó con el presidencialismo y el segundo con el estado de
bienestar, que sobrevivió hasta los años ochenta en que se inició el
desmantelamiento de la propiedad pública. Es por ello difícil imaginar
que ante la posibilidad de construir un nuevo acuerdo constitucional
no se discuta la posibilidad de un nuevo orden político que acabe
con la era presidencialista. Este argumento también tiene la fuerza
suficiente para apoyar la idea de una nueva constitución.
III. ¿Cuáles serían los resultados en la sociedad y en el estado
mexicano?
Ahora bien, habíamos señalado al principio que el texto constitucional
expresa correlación de fuerzas. Este hecho social representa un
argumento pragmático de peso, pues si se acepta el hecho de que la
correlación de fuerzas de los actores políticos de hoy no se asemeja
en nada al que dio origen a la Constitución de 1917 sino más bien es
opuesto, difícilmente se vería con buenos ojos el elegir un congreso
constituyente para ver como las oligarquía nacionales, junto con
las grandes corporaciones internacionales, diseñan un texto que
profundice las reformas privatizadoras, reduzca a su mínima expresión
el disfrute de los derechos y las libertades civiles y debilite al sector
público. No parece ser pues ser la presente coyuntura el mejor
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momento para ver como una clase política profundamente dividida
y apartada de las demandas populares se pone a ‘negociar’ una nueva
constitución. Este parece ser el argumento más fuerte en contra
del diseño de una nueva constitución pero sólo por cuestiones de
coyuntura pues no invalida la mayoría de los argumentos favorables
al cambio.
Las probabilidades de éxito de una nueva constitución están
determinadas por la posibilidad de llegar a un acuerdo que
considere las demandas de todo el espectro social y no sólo de una
parte. Y eso parece lo más difícil de lograr en este momento, dada la
descomposición que sufre el ámbito de la política institucional en
México. No cabe duda de que un congreso constituyente llegaría
a acuerdos pero difícilmente gozaría de amplia legitimidad por
lo que el orden político sufriría las consecuencias: inestabilidad,
violencia social y bajísimos grados de gobernabilidad. Si esos son
los problemas más graves hoy no tiene mucho sentido cambiar la
constitución para quedar igual.
Sin pretender contestar de manera exhaustiva la pregunta de si es
necesario cambiar la constitución mexicana por una nueva, lo que
aquí se pretende es incentivar la reflexión a partir de una serie de
cuestiones que resultan inevitables de señalar. Empero, frente a los
enormes cambios experimentados por la sociedad y el estado en
México y en el mundo, que es el argumento central de los que están a
favor de una nueva constitución, vamos a suponer que dicha opción
de hace realidad. Esto nos obligaría a contestar la otra pregunta que
se planteó al inicio de este ensayo ¿Cuáles serían los resultados en la
sociedad y en el estado mexicano?
Por un lado los resultados podrían ser catastróficos, como ya se
mencionó antes, pues el desequilibrio social no disminuiría sino que
aumentaría, acelerando las condiciones de descomposición social
que vivimos hoy. El resultado sería contraproducente, pues la misión
de una nueva constitución es fortalecer el acuerdo político entre los
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integrantes de una república para redefinir el destino de la nación,
para configurar una nueva identidad política que amplíe el consenso
y construya una nueva visión nacional, para definir un proyecto
nacional para el siglo XXI. Es común encontrase con la opinión de
que los gobiernos contemporáneos no tienen un proyecto que vaya
más allá de sus intereses a corto plazo, dirigido a favorecer al grupo
en el poder y dejar los problemas importantes para la ciudadanía
para después. En este contexto parece una simple ilusión pensar que
con una nueva constitución todo quedaría arreglado, accediendo
como por arte de magia a la tierra prometida, a la república perfecta.
Es esta ilusión la que pretende vendernos la idea de que la voluntad
política lo puede todo y las condiciones sociales son fácilmente
superables.
Pero por otro lado, el resultado positivo de una nueva Constitución
tendría que estar definido por un mejoramiento de las relaciones
entre gobernantes y gobernados, entre los actores sociales entre sí
y del país en su conjunto con el resto de los miembros del sistema
mundo en el que vivimos. Un nuevo acuerdo, logrado por medio
del consenso y la participación amplia de la población parecería ser
el único panorama optimista para pensar en los beneficios de una
nueva constitución. Sólo así podría augurársele un promisorio futuro.
De otro modo sería simplemente el típico escenario de suma cero,
en la que los ganadores se llevan todo y los perdedores se quedan
sin nada. En este sentido, cabe la pregunta: ¿Qué tenemos que
hacer para llegar a ese escenario? Bueno esa es una pregunta que
no puede ser contestada ahora pero que define una tarea central
en la búsqueda de una nueva identidad nacional, de un nuevo
acuerdo político formal: la lucha por romper con la tendencia cada
vez mayor de la degradación del mundo de la política, la lucha por
la construcción de un nuevo escenario de la público que amplíe la
participación y debilite la opacidad del poder político y económico.
Tal vez sea esta la misión fundamental para las y los mexicanos del
presente y del futuro.
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a través de sus Constituciones 1812 - 1917
En este sentido, la reforma o la refundación constitucional pasan a
un segundo término, detrás de la necesidad de construir una nueva
identidad nacional, capaz de construir consensos amplios que le
abran la puerta a una clase política más dinámica, más respetuosa de
la voluntad general. Sólo entonces estaremos ante la posibilidad de
sentarnos a dialogar para construir un nuevo acuerdo político que
siente las bases de un México nuevo abierto al futuro.
IV. Fuentes consultadas
Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos, 1917.
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Diseño editorial, portada y contraportada:
Miguel Conde Álvarez
Opening interactivo:
Carlos Vázquez Azuara
Voz Off:
Edgar Gálvez Montalvo
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a Tráves de sus Constituciones
1812 - 1917
Segunda Edición, 2012
Editado por la Universidad de Xalapa.
Km. 2 Carretera Xalapa - Veracruz
Col. Ánimas C.P. 91190, Xalapa, Ver.,
México
Impreso en México
Printed in Mexico
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