1 2 Control de constitucionalidad y cosa juzgada aparente: delimitación y referentes en la aplicación normativa para Colombia al amparo del principio de seguridad jurídica. Raúl Mariano Vélez Amaya1 Universidad Católica de Colombia Resumen El actual documento, analiza el riesgo que presenta el principio de la seguridad jurídica, por las sentencias de cosa juzgada aparente proferidas por la Corte Constitucional de Colombia. Para esto, se acude a estudiar la cosa juzgada en los pronunciamientos del Alto Tribunal, a su vez que su posición frente a la seguridad jurídica, y la manera como esta entra en dialogo con algunas posiciones doctrinales. Es así como se encuentra, que en la materialización de la cosa juzgada aparente en el marco del derecho constitucional colombiano, la seguridad jurídica, más que verse vulnerada por la afectación del mismo a través de dichas sentencias, se encuentra difusamente aclarada en los pronunciamientos de la Corte, y esto es lo que hace que se lleguen a situaciones de debate y discusión, en lo que corresponde al análisis de las sentencias de cosa juzgada aparente, a la luz del principio de seguridad jurídica. Palabras claves: Estado Social de derecho, legalismo, seguridad jurídica, cosa juzgada aparente, previsibilidad jurídica. 1 Egresado del programa de Derecho de la Universidad Católica de Colombia. 3 Abstract The current paper analyzes the risk posed by the principle of legal certainty, by the judgments of res judicata apparent proffered by the Constitutional Court of Colombia. For this, we turn to study the res judicata in the pronouncements of the High Court, turn your position against legal certainty, and how it enters into dialogue with some doctrinal positions. Thus is, that in the materialization of res judicata apparent under the Colombian constitutional law, legal certainty, rather than be impaired by the involvement of himself through those judgments, it is diffusely clarified in the pronouncements of the Court, and this is what makes them reach situations debate and discussion, which corresponds to the analysis of judgments of thing apparent judged in the light of the principle of legal certainty. Keywords: Rule of Social and Law, legalism, juridical security, res judicata apparent legal predictability. Sumario Introducción. 1. La cosa juzgada en los pronunciamientos de la Corte Constitucional. 2. Principio de seguridad jurídica. 2.1. Panorama doctrinal del principio de seguridad jurídica. 2.2. Principio de seguridad jurídica en la jurisprudencia de la Corte Constitucional. Conclusiones. 4 Introducción La Rama Judicial del Poder Público, tiene en la Corte Constitucional un organismo que actúa como máxima cabeza de la Jurisdicción Constitucional en Colombia, al cual se le confía, la guarda de la integridad y supremacía de la Carta Política, entre otras funciones consagradas en los artículos 241 al 244 de la Constitución, como en otras disposiciones normativas que regulan lo dispuesto en la norma superior. En cumplimiento de dichas funciones, la Corte Constitucional profiere providencias, las cuales pueden ser autos o sentencias de diferentes modulaciones, que puede adquirir distintos matices resolutivos. Nattan Nisimblat (2009) clasifica dicha taxonomía en sentencias; absoluta o relativa; formal o material; aparente o real; y explícita o implícita. De otra parte Edgardo Villamil (1999), señala que cuando se presenta la cosa juzgada aparente o relativa, puede proceder un nuevo juicio de constitucionalidad, pues las cuestiones estudiadas apenas fueron parciales, o no incluyeron el análisis completo de constitucionalidad. Sobre el particular de la cosa juzgada, se puede entrever que la misma abre la posibilidad de que a futuro se vuelva a revisar la cuestión objeto de estudio, lo cual lleva a plantear en una primera entrada, la existencia de un posible escenario de inseguridad jurídica, dado que no se cierra el análisis sobre el aspecto normativo estudiado, y por ende se vuelve difuso la aplicabilidad sobre el ordenamiento jurídico correspondiente. Es en función de lo dicho, se formula la pregunta de investigación por la que se desarrolla el actual documento, que busca saber; ¿Cuál es la relación de la cosa juzgada aparente, presente en distintas Sentencias proferidas por la Corte Constitucional, con el principio de seguridad jurídica en el marco del ordenamiento jurídico colombiano? Desde la comprensión del concepto de cosa juzgada aparente, se puede hacer una primera aproximación por la que se establece que en este tipo de 5 sentencias, no se logra una concordancia plena del asunto estudiado con lo dispuesto por la Constitución. Avante, la Corte Constitucional establece al respecto, según lo dispuesto por la sentencia C-415 de 2002 que en lo concerniente al panorama de cosa juzgada, lo primero que se debe aclarar antes de entrar a detalle con la constitucionalidad de la cosa juzgada aparente o relativa, es que esta no se debe confundir con la cosa juzgada fraudulenta, pues la primera, goza de toda una presunción de legalidad; Entiende que eventualmente puede darse que una norma sobre la cual existía una presunción de recaer cosa juzgada absoluta, pueda ser analizada de nuevo. Tal situación se presenta, cuando puede probarse que la disposición, a pesar de estar abarcada por la parte resolutiva de una sentencia que ha hecho tránsito a cosa juzgada absoluta, en realidad no ha sido confrontada con la Constitución. Por tanto, sobre dicho precepto no existe motivación alguna, y resulta entonces insoslayable que la Corte se pronuncie al respecto. (Corte Constitucional, Sentencia C-415 de 2002) Aunque en el siguiente aparte del documento se profundiza en la caracterización de la cosa juzgada aparente, puede señalarse de momento que esta se presenta, yendo más allá de la cosa juzgada fraudulenta y para acotar aquí este precepto que no pertenece al interés central del actual documento, cuando en la sustentación de la constitucionalidad o inconstitucionalidad que procede en el análisis de una situación de estudio, no se hallan los fundamentos de completa razón jurídica conforme al derecho vigente, para declarar de fondo la constitucionalidad o inconstitucionalidad de la materia de estudio, lo que conlleva a la apariencia de que existe cosa juzgada, aparente, en el sentido de que a futuro puede volverse a dar su estudio, siendo en evidencia una situación diferente al prevaricato judicial. En atención a lo dicho sobre la cosa juzgada aparente, en lo que sigue del documento se espera evidenciar cómo la Corte Constitucional colombiana determina a través de los efectos de la cosa juzgada en sus sentencias, la constitucionalidad o no de una norma, estipulando en su decisión, si su discusión 6 se ha cerrado de manera definitiva o por el contrario continúa abierto el estudio de constitucionalidad. Esto, porque la Corporación ha establecido que cuando los efectos de la sentencia son constitutivas de cosa juzgada real, absoluta, material o formal, no procede un nuevo debate de constitucionalidad, sin embargo como lo afirma Nattan Nisimblat (2009), de los distintos pronunciamientos de la Corte Constitucional, se colige, que cuando el efecto de cosa juzgada es relativa, el debate jurídico se encuentra abierto parcialmente por los cargos no estudiados, aun cuando en la nueva demanda se aleguen vicios procedimentales o sustanciales, así que, si el efecto es de cosa juzgada aparente, procederá la admisión de nuevas demandas y ello dará lugar a proferir un pronunciamiento de fondo de los cargos presentados por el impugnante, pues en el antecedente de estudio, en realidad no se ha configurado un efecto pleno de cosa juzgada, por lo cual el ciudadano tiene derecho a controvertir tales normas. De manera que en atención de lo ya planteado, el actual documento elabora un análisis reflexivo y analítico del control constitucional colombiano, cuando este finaliza en cosa juzgada aparente. Para esto, se realiza una aproximación a la caracterización de la cosa juzgada aparente, pasando luego, a detallar en lo que significa generar sentencias de cosa juzgada aparente al amparo del principio constitucional de seguridad jurídica. En su parte final, se espera sentar una reflexión sobre las consideraciones jurídico-constitucionales, que funda el ejercicio de control constitucional por parte de este tribunal, para lo que se establece un dialogo con las posiciones jurisprudenciales que al respecto ha planteado el alto tribunal, reforzada en algunas aproximaciones que sobre el particular pueden hallarse en algunos apuntes de la filosofía jurídica, que se consideran pertinentes para la orientación del estudio. Todo lo anterior, permitirá plantear las reflexiones finales del documento, por las que se asume la debilidad en su caracterización y aplicación, en el marco de las condiciones básicas que sustenta la seguridad jurídica en un Estado Social de Derecho, como lo es el Estado colombiano. 7 1. La cosa juzgada en los pronunciamientos de la Corte Constitucional Para darse a la discusión profunda y rigurosa, del debate que procede respecto al análisis constitucional que ejerce el Alto Tribunal constitucional en Colombia, es importante en principio entender los distintos puntos de discusión que respecto al mismo pueden configurarse, considerando que, en los pronunciamientos de este tribunal, se pueden hallar elementos de justificación y defensa de la existencia de la cosa juzgada aparente, que se soportan en consideraciones dogmáticas y de aplicación jurídica citadas por la misma Corte (Naranjo, 2000), siendo algunos de ellos decantados a continuación, como sucede con la aproximación histórica que se hace de la existencia del mismo. El debate como se afirma, se nutre de un componente histórico-filosófico, que corresponde a la posibilidad de poder encontrar sistemas de control constitucional difusos o sistemas de control de constitucionalidad concentrados. Estos sistemas, estudiados por Ferreres (2011), tienen una diferenciación que radica principalmente, en la manera como se aplica el control de constitucionalidad, empero, para el caso colombiano, ha sido el mismo alto tribunal, el que ha señalado que en el país, se acude a un sistema mixto de aplicabilidad del control de constitucionalidad, cuando se hallan excepciones de inconstitucionalidad: La excepción de inconstitucionalidad o el control de constitucionalidad por vía de excepción, se fundamenta en la actualidad en el artículo 4º de la Constitución, que establece que “La Constitución es norma de normas. En todo caso de incompatibilidad entre la Constitución y la ley u otra norma jurídica, se aplicarán las disposiciones constitucionales…”. Esta norma hace que nuestro sistema de control de constitucionalidad sea calificado por la doctrina como un sistema mixto ya que combina un control concentrado en cabeza de la Corte Constitucional y un control difuso de constitucionalidad en donde cualquier autoridad puede dejar de aplicar la ley u otra norma jurídica por ser contraria a la Constitución. (Corte Constitucional, Sentencia C-122 de 2012) 8 Por lo anterior se puede ir marcando el camino para definir dogmáticamente el curso que sigue la implementación del control de constitucionalidad en el ordenamiento jurídico colombiano, el cual, en reconocimiento de lo planteado por la Corte, si bien existe un alto tribunal que es el encargado de definir la constitucionalidad de las normas, incluyendo los tratados internacionales (Olano, 2006), en los jueces de menor orden jerárquico también se halla la responsabilidad de inaplicar leyes que en su razonamiento, consideren contrarias a la norma constitucional, a través de la figura conocida como Control de Convencionalidad (Nogueira, 2005), sobre la que no se profundiza, ya que es una materia que va en otra vía del interés central que es el control constitucional. Sin embargo, sobre este Control de Convencionalidad se pueden hacer precisiones tales a propósito del rol del juez constitucional. Al respecto, Robledo (2012) señala otro elemento que permite también caracterizar esta mixtura en el sistema de control constitucional, que aunque complejice un poco más el asunto, es el hecho de que la misma Corte le brinda a los jueces la facultad de no seguir la jurisprudencia del alto tribunal en los casos que; exista un cambio material que no haya sido abordado por la Corte, exista un cambio socio-jurídico que cambie radicalmente el escenario de análisis inicial de la norma, e imprecisiones en la línea jurisprudencial la cual debe hacerse explícita por parte del juez (Corte Constitucional, Sentencia C-836, 2001). Esto puede llevar en un momento dado, a que los jueces realicen una especie de control constitucional de las normas que analicen para un caso específico, bajo la justificación de las causales antes mencionadas (Nogueira, 2005). Al analizar lo que sucede exclusivamente con el control de constitucionalidad en la Corte Constitucional, se suscita el debate en relación a los tipos de sentencias proferidas por este alto tribunal, ya que entendiendo que procedimentalmente no todos los fallos tienen el mismo carácter y alcance (Martínez, 2000), es necesario comenzar por presentar la caracterización técnico-jurídica de la cosa juzgada, en especial la que concierne a la cosa juzgada aparente. 9 En materia, sobre el alcance de la cosa juzgada constitucional, se reconoce un desarrollo de manera amplía en la jurisprudencia, de la definición de cada una de las categorías de cosa juzgada absoluta y por cosa juzgada relativa, al igual que lo que se entiende por cosa juzgada formal y cosa juzgada material, realizando definiciones independientes, con diferencias claras, que establecen distinciones conceptuales y prácticas para cada uno de los conceptos (Urrego, 2005). Sobre la cosa juzgada absoluta, la Corte Constitucional parte de afirmar que en aplicación del principio de unidad constitucional, y de lo dispuesto en el artículo 22 del Decreto 2067 de 1991, procede la cosa juzgada absoluta cuando en el estudio normativo, se confronta la norma acusada con toda la Constitución, tal como se afirma por Sentencia C-600 del 27 de julio de 2010; En aplicación del principio de unidad constitucional y de lo dispuesto en el artículo 22 del Decreto 2067 de 1991, se presume que el Tribunal Constitucional confronta la norma acusada con toda la Constitución, por lo que, con independencia de los cargos estudiados explícitamente, en aquellos casos en los que la Corte no limita expresamente la cosa juzgada, se entiende que hizo una comparación de la norma acusada con toda la Carta. (Corte Constitucional, Sentencia C-600, 2010) Sumado a lo anterior, Estrada (2003) señala sobre la cosa juzgada absoluta, que una vez hecho el el análisis normativo constitucional, se puede proceder a establecer que todos los tópicos de la norma estudiada, inclusive los no demandados, pueden asumirse como efectuados dado que los estudios completos de la norma se hallan contenidos en la sentencia correspondiente; El tribunal ha afirmado que las sentencias que deciden la exequibilidad o inexequibilidad de las normas legales son definitivas en tanto que impiden adelantar un segundo juicio de constitucionalidad sobre las mismas, debido a que al decidir el juez constitucional no sólo estudia los cargos formulados en la demanda, sino que obedeciendo al mandato del artículo 22 del Decreto 2067/91 la Corte confronta la norma acusada con la totalidad de los 10 preceptos de la Constitución. La regla general es, en este caso, que los fallos de la Corte en materia de constitucionalidad son absolutos y por lo tanto incontrovertibles. (p. 23) En otro ámbito, se encuentra la cosa juzgada relativa, que se presenta de dos maneras; una, es la cosa juzgada relativa implícita (si se infiere clara e inequívocamente del análisis constitucional hecho en la parte motiva del respectivo fallo) y la cosa juzgada relativa explícita (si se consigna expresamente en la parte resolutiva del fallo) (Cajas, 2009). Al respecto también la Corte por Sentencia C-729 de 2009 a definido qué; La cosa juzgada constitucional relativa se configura cuando el juez constitucional limita en forma expresa los efectos de la decisión, dejando abierta la posibilidad para que en un futuro se formulen nuevos cargos de inconstitucionalidad contra la norma que ha sido objeto de examen, distinto a los que la Corte ya ha analizado. (Corte Constitucional, Sentencia C-729 de 2009) En complemento, puede acudirse a la jurisprudencia y la doctrina colombiana para lograr la comprensión de cada una de las categorías anteriormente indicadas, que como bien se ha explicado por distintos expertos en la materia constitucional y derecho público colombiano, no siempre son iguales los efectos de cosa juzgada constitucional, puesto que su efecto se determina por el tipo de efecto (Monroy, 2002). Respecto a la cosa juzgada real, se puede afirmar que en consideración de Quinche (2002); “hay cosa juzgada real, cuando la declaratoria de exequibilidad o de inexequibilidad se corresponden con los análisis, razonamientos y argumentaciones hechas por la Corte en la parte motiva del fallo” (p. 271), de un juzgamiento de la norma con amparo de la Constitución. Diferente sucede con la cosa juzgada aparente, en la que no se logra un tránsito de encuentro con lo dispuesto por la Constitución, por lo que la Corte 11 establece, según lo dispuesto por la sentencia C-415 de 2002, la procedencia de un nuevo juicio de constitucionalidad, aunque, la que ilustra mejor dicha situación, es la Sentencia C-720 de 2007, en la que la Corte afirma sobre la cosa juzgada aparente, la cosa juzgada relativa y la cosa juzgada absoluta, lo siguiente: Las dos circunstancias en las cuales la Corte podría adelantar un nuevo juicio de constitucionalidad sobre una disposición, pese a la existencia de una sentencia desestimatoria previa sobre la misma disposición y a que no exista variación en el referente constitucional o en el contenido de la disposición demandada, se presentan cuando existe “cosa juzgada relativa” y “cosa juzgada aparente”. Viendo este panorama de dualidad, la Corte no escatima en señalar que debe entenderse por cosa juzgada relativa y cosa juzgada aparente, puesto que cuando no se tiene conocimiento profundo sobre la materia constitucional, se puede dar el error de considerar ambas como iguales, no obstante, para efectos aclaratorios la Corte señala que existe cosa juzgada relativa cuando; (…) las razones de la primera sentencia son apenas parciales. Esto sucede cuando el juicio de constitucionalidad previo recae sólo respecto de ciertas normas constitucionales o se realiza sólo atendiendo a ciertos cargos y siempre que la nueva demanda incorpore nuevos cargos de constitucionalidad no estudiados en la decisión anterior. (Sentencia C-720 de 2007) Sin embargo, puede darse que la decisión que profiera la Corte sobre una disposición demandada lleve a declarar la exequibilidad pura y simple, puesto que esta carece de motivación jurídica y racional para pronunciarse de fondo, afirmando en lo que corresponde a la Corte; En estos casos habrá solo cosa juzgada aparente, pues en realidad la disposición acusada no ha sido objeto de juicio de constitucionalidad dado que “falta toda referencia, aún la más mínima a las razones por las cuales se 12 declaró la constitucionalidad de lo acusado”. En todos los casos restantes, existirá cosa juzgada absoluta y la Corte no podrá volver a conocer de la disposición demandada. (Sentencia C-710 de 2005. M.P. Marco Gerardo Monroy Cabra. La cita pertenece a la sentencia C-700 de 1999). De acuerdo a este, y los otros pronunciamientos expuestos, en la actualidad la Corte Constitucional colombiana determina a través de los efectos de la cosa juzgada en sus sentencias, si el cuestionamiento constitucional de una norma se ha cerrado de manera definitiva o por el contrario continúa abierto el estudio de constitucionalidad, en relación con nuevos cargos que se formulen por la existencia de vicios de procedimiento en la formación de la ley o por vicios de fondo. De ahí, que esta Corporación haya considerado que cuando los efectos de la sentencia son constitutivas de cosa juzgada real, absoluta, material o formal, no procede un nuevo debate de constitucionalidad, sin embargo, de los distintos pronunciamientos de la Corte Constitucional, se colige que cuando el efecto es de cosa juzgada relativa o aparente, el debate jurídico queda parcialmente abierto en los cargos no estudiados. 2. Principio de seguridad jurídica Bien se sabe que la Corte Constitucional en amparo de lo que se dispone en el orden constitucional, tiene la función de hacer control formal y de fondo, de las normas que así lo dispone la Constitución, en la consigna de buscar que las mismas se adhieran de manera armónica a los principios y derechos que se establecen en la Constitución Política de 1991, en consecuencia, resulta relevante determinar cuándo en este procedimiento, se llega a lesión precisamente de un principio constitucional, como lo es el de la seguridad jurídica. Para lograr una lectura completa del tema a tratar, lo que a continuación sigue es el estudio del principio de seguridad jurídica, revisando en un primer momento su tratamiento doctrinal, para luego continuar con la revisión misma que sobre el 13 principio hace la Corte Constitucional, para con ello, llegar a establecer el efecto causal de este posible escenario de incertidumbre jurídica, que se aplica a lo visto en la primera parte del documento, sobre la cosa juzgada en los pronunciamientos de la Corte Constitucional. 2.1. Panorama doctrinal del principio de seguridad jurídica En el debate que puede darse respecto a la cosa juzgada aparente y el principio de seguridad jurídica, se considera que es importante también aproximar la discusión al entendimiento de los distintos puntos de debate filosófico-jurídicos, que respecto a la defensa del procedimiento constitucional pueden configurarse, así, para efectos del actual documento, esta aproximación se hace acudiendo a Kelsen (1995), el cual es su trabajo ¿Quién debe ser el defensor de la Constitución?, plantea los siguientes elementos de análisis al respecto: La inconstitucionalidad de una ley puede consistir no solo –como parece a primera vista– en que ha sido adoptada mediante un procedimiento no prescrito por la Constitución, sino que también puede tener un contenido que no debería tener según la Constitución; en la medida en que precisamente la Constitución no sólo regula los procedimientos de la legislación, sino que también determina de alguna manera el contenido de futuras leyes, por ejemplo, mediante la exposición de pautas, principios, etc. (p. 311) En esta medida, se tiene que el procedimiento constitucional de evaluación de las normas en general que componen un sistema judicial pasa no sólo por revisar que la misma sea consecuente con la Constitución, sino también que la misma cumpla unos procedimientos previstos en ese mismo sistema de justicia, y que se decantan inicialmente en la propia constitución, de allí, que se exhorte a que el tribunal constitucional realice estudios integrales de las cuestiones que analiza. En este sentido, se resalta la validez que se debe considerar en el alto tribunal constitucional, y en el caso preciso en el control de constitucionalidad, al 14 hallarse en este un carácter de mediador de los excesos legislativos en los que puede incurrir no sólo el legislativo, sino también en el ejecutivo a través de los poderes que la misma Constitución le confiere. Es en dicho sentido que se puede hacer alusión a unos criterios jurídicos, que se sugieren como básicos en la integración de un ordenamiento jurídico, y que parten de un elemento fundacional que es la norma superior o constitucional, de donde emana el restante de normas que se determinan en la sociedad. Hans Kelsen (2005), basa su argumento jurídico, en la necesidad de desprender la sociología, la política y las cuestiones morales del derecho, así, ordenamiento jurídico puede considerarse como una integración de normas cuyos ordenamientos son específicos, sin lugar a que las mismas se apliquen de acuerdo a los contextos, ni a las situaciones específicas. Desde una perspectiva kelseniana, y como lo comparten autores como Córdova (2006), las normas materializan toda la estructura jurídica de una sociedad, y por lo mismo, es consecuente hablar de ordenamiento jurídico. Las normas se establecen y gozan de validez, en la medida que estas sean armónicas con la norma superior, que ha sido a su vez creada desde el mismo procedimiento de validez, generando así una cadena que llega a lo que se conoce como norma fundante básica, de la que se desprende la Constitución, y que en este caso, correspondería a un tribunal especializado, su defensa. Sin embargo, es allí donde aparece el cumplimiento en función de dichas funciones de la seguridad jurídica, la cual como primera aproximación puede equipararse a una condición de estabilidad en la construcción y aplicación del derecho, y la defensa de la cuestión normativa constituida, dicho de otro modo, la confianza de que lo estipulado en las normas, se encuentra salvaguardado frente a las amenazas mismas que suscita el orden socio-jurídico, por ello, el mismo puede verse analizado desde la filosofía misma del derecho (Vigo, 1999). Sin embargo, entra aquí en juego el precepto de la seguridad jurídica, que es una referencia categórica a la que pueden atribuírsele diferentes matices, de 15 acuerdo a la aplicabilidad en un contexto histórico preciso, o más claro, aplicable de acuerdo al tipo de Estado sobre el cual se formula el concepto, pues como afirma Antonio Pérez (1990 y 1991), la concepción de las instituciones jurídico-políticas, a tenor de lo que significa la libertad en cada etapa del Estado, es lo que ha llevado a desvariar la significancia de esta seguridad, hasta el formato que se tiene hoy de la misma. Es precisamente en el Estado de derecho actual, que la seguridad jurídica adquiere total dimensión operativa, en la medida que por la misma se logra conceder a la justicia una dimensión general omnicomprensiva, por la que se establece el derecho justo, bajo dos exigencias básicas; una es la exigencia objetiva de sistematización y regularidad funcional del sistema jurídico, y segundo, una faceta subjetiva, por la que se presume la confianza en el orden jurídico instaurado, desde las restricciones y obligaciones, hasta los derechos y mandatos (Pérez, 1991). De modo que aproximándose a lo que pude ser definido conceptualmente como seguridad jurídica, en la actualidad el debate respecto a que la integra, no parece agotado, por ello, aun se sigue preguntando por su propia naturaleza jurídica, sobre cómo son sus manifestaciones y requisitos, y en la discusión más amplia, sobre la aplicación que de la misma puede dar no sólo el operador de justicia, sino también el legislador e interpretador de las normas. En lo que corresponde a su naturaleza jurídica, lo que en la literatura jurídica se encuentra es el análisis del mismo como una dimensión axiológica, para ver como la misma desde sus inicios, ha venido entrelazado a los conceptos de justicia y libertad, en un ejercicio de reivindicación de los mismos, empero, la cuestión se presenta, cuando los ya mencionados valores, entra en tensión con otros valores o principios del orden jurídico, que simultáneamente tienen el mismo rango de superioridad normativa. El debate actual, involucra en esencia el Estado moderno, sobre lo que de manera consecuente, Antonio Pérez señala; 16 En el Estado de Derecho la seguridad jurídica asume unos perfiles definidos como: presupuesto del Derecho, pero no de cualquier forma de legalidad positiva, sino de aquélla que dimana de los derechos fundamentales, es decir, los que fundamentan el entero orden constitucional; y función del Derecho que <asegura> la realización de las libertades. Con ello, la seguridad jurídica no sólo se inmuniza frente al riesgo de su manipulación, sino que se convierte en un valor jurídico ineludible para el logro de los restantes valores constitucionales. (1991, p. 20) Recogiendo lo afirmado por Pérez (1990, 1991 y 2000), la seguridad jurídica así propuesta, se convierte en presupuesto y función del derecho, por la que a través de unas dimensiones objetivas funcional-estructurales del ordenamiento jurídico, se asegura la formulación regular y adecuada de las instituciones y normas que se integran el sistema jurídico, caracterizadas estas por la publicidad, la claridad, la precisión, la plenitud y la previsibilidad sobre sus efectos jurídicos, así como para el particular que se analiza en el actual documento, el de cosa juzgada, derechos adquiridos e irretroactividad de las disposiciones normativas. Agotado el espacio para establecer el referente doctrinal que recae sobre la seguridad jurídica, lo que a continuación sigue es la revisión jurisprudencial del principio y el tratamiento dado al mismo por el máximo tribunal constitucional colombiano, para con ello ir estableciendo finalmente la vulneración misma del principio en el marco de las decisiones de esta Corporación. 2.2. Principio de seguridad jurídica en la jurisprudencia de la Corte Constitucional En el ordenamiento jurídico colombiano, la seguridad jurídica emana de lo señalado en el Preámbulo de la Constitución, y sus artículos 1, 2, 4, 5 y 6, sin embargo trayendo a colación lo ya mencionado doctrinalmente sobre el principio, se establece que este no puede agotarse en su referencia expresa, sino que hay 17 que extenderlo a su tratamiento axiológico en la lectura del fin mismo del Estado social. Sobre el particular la Corte ha señalado: La seguridad jurídica es un principio que atraviesa la estructura del Estado de Derecho y abarca varias dimensiones. En términos generales supone una garantía de certeza. Esta garantía acompaña otros principios y derechos en el ordenamiento. La seguridad jurídica no es un principio que pueda esgrimirse autónomamente, sino que se predica de algo. Así, la seguridad jurídica no puede invocarse de manera autónoma para desconocer la jerarquía normativa, en particular frente a la garantía de la efectividad de los derechos constitucionales y humanos de las personas. (Corte Constitucional, Sentencia T-502, 2002) En lo dicho, una de los debates que por ejemplo interesa a Pérez (1991 y 2000), es el de generar un diferencial entre la seguridad jurídica y la certeza que pueda darse del derecho, considerando que la primera, supone una exigencia objetiva de corrección estructural y funcional del Derecho como ya se ha dicho, mientras que la segunda, se presenta en una dimensión subjetiva de proyección de la seguridad objetiva en situaciones particulares. Aunque paulatinamente se esté tocando la discusión sobre estos dos referentes doctrinales, el propósito gira en ratificar que al acudir a Pérez (1990, 1991 y 2000), se está logrando abarcar el contenido preciso de seguridad jurídica al que se quiere llegar para el análisis de la cosa juzgada aparente en el marco de las decisiones de la Corte Constitucional colombiana. Por lo visto se establece, que la Corte acude a equiparar la certeza que brinda el derecho con el principio mismo de la seguridad jurídica, de tal suerte que llegar a la certeza jurídica, es el posible fin de la seguridad jurídica, ello puede considerarse, al revisar sus pronunciamientos como sucede en la Sentencia T-502 de 2002, por el que el Tribunal asevera; 18 En materia de competencias, la seguridad jurídica opera en una doble dimensión. De una parte, estabiliza (sin lo cual no existe certeza) las competencias de la administración, el legislador o los jueces, de manera que los ciudadanos no se vean sorprendidos por cambios de competencia. Por otra parte, otorga certeza sobre el momento en el cual ocurrirá la solución del asunto sometido a consideración del Estado. Posiblemente pueda ser más un matiz de estabilidad que dé certeza, aunque, como lo explica Gallego (2012), podría ser más cierta la aproximación a la categoría de previsibilidad que dé certeza, ello por el alcance mismo de los conceptos, que el autor diferencia en los siguientes términos y alcances, acudiendo a su vez a citar lo señalado por Roldán y Suárez (1997); Debe entenderse la seguridad jurídica como “certeza o conocimiento de la legalidad (…), y, por tanto, como previsibilidad de las consecuencias jurídicas que se puedan derivar de una determinada actuación. Esta certeza es entendida como conocimiento cierto del ordenamiento jurídico aplicable y de los intereses que jurídicamente se protegen. ¿Es posible conocer el ordenamiento en sociedades anómicas como la nuestra, en que la hiperinflación legislativa es hogaza de cada día? (p. 77) Lo dicho se orienta a categorizar más la seguridad jurídica como un sentido de previsibilidad, y por lo mismo, entender que la seguridad jurídica más que brindar una capacidad dilucidadora de lo que en efecto son todas las normas, es la capacidad de brindar un panorama de cumplimiento de unos mínimos de derecho, sea para obligar o restringir ciertas acciones, o para permitir o proteger el desarrollo de otras, y esto es precisamente lo que resulta en el centro del asunto estudiado, en lo que concierne a la capacidad de visibilidad que se tiene sobre el derecho, en los casos de la cosa juzgada aparente, por lo que se vuelve a la Corte, para exponer dos elementos; La existencia de un término para decidir garantiza a los asociados que puedan prever el momento máximo en el cual una decisión será adoptada. 19 Ello apareja, además, la certeza de que cambios normativos que ocurran con posterioridad a dicho término no afectará sus pretensiones. En otras palabras, que existe seguridad sobre las normas que regulan el conflicto jurídico o la situación jurídica respecto de la cual se solicita la decisión. Ello se resuelve en el principio según el cual las relaciones jurídicas se rigen por las normas vigentes al momento de configurarse dicha relación, que, en buena medida, se recoge en el principio de irretroactividad de la ley; en materia penal, debe señalarse, existe una clara excepción, por aplicación del principio de favorabilidad, que confirma la regla general. (Corte Constitucional, Sentencia T-502 de 2002) Se le haya toda la razón a la Corte en cuanto a sus postulados de brindarle a los asociados la posibilidad de tener certeza en el ámbito jurídico, sin embargo, en dialogo con el problema de investigación que se desarrolla, se establece un tipo de contrariedad por la certeza que pueda tener un asociado, sobre una cuestión jurídica que no está del todo juzgada, máxime teniendo en cuenta que la Corte es reiterativa en hacer eco a la certeza y estabilidad que debe brindar el sistema jurídico; (…). Al considerarse, en el ámbito de la certeza y estabilidad jurídica (seguridad jurídica), la existencia de precisos términos para que la administración o el juez adopten decisiones y el principio de conocimiento de las normas aplicables al caso concreto, se sigue que dichos términos fijan condiciones de estabilización respecto de los cambios normativos. De ahí que, durante el término existente para adoptar una decisión, la persona tiene derecho a que sean aplicadas las normas vigentes durante dicho término. No podría, salvo excepcionales circunstancias en las cuales opera la favorabilidad o por indiscutibles razones de igualdad, solicitar que se le aplicaran aquellas disposiciones que entren en vigencia una vez se ha adoptado la decisión. (Corte Constitucional, Sentencia T-502 de 2002) Se insiste, en que es claro que la Corte predica la seguridad jurídica, pero en la casuística de distintas materias del derecho, las Sentencias de cosa juzgada 20 aparente llevan a lo que en ocasiones puede ser un tipo de inseguridad jurídica sobre la verdadera materia normativa a aplicar, aun cuando la Corte hace la siguiente precisión al respecto; (…), una vez vencido el término fijado normativamente para adoptar una decisión opera una consolidación de las normas jurídicas aplicables al caso concreto. Consolidación que se torna derecho por razón del principio de seguridad jurídica y, además, constituye un elemento del principio de legalidad inscrito en el derecho al debido proceso. (Corte Constitucional, Sentencia T-502 de 2002) Sí, se propone un principio de favorabilidad en el marco de lo que constituye el principio de seguridad jurídica, pero no debe pasarse por alto que en el momento de que la Corte expide una sentencia con cosa juzgada aparente, se crea un vacío jurídico, puesto que el asociado puede acudir a demandar nuevamente la norma, y en su estudio de fondo y pronunciamiento final la Corte puede desvirtuar lo dicho anteriormente, que aunque exista un principio de favorabilidad para los casos particulares y concretos, el resto de los asociados no pueden tener la certeza de que en el momento que se pronuncie de fondo el Alto Tribunal, la tesis inicial manejada en una sentencia se siga manteniendo. Lo dicho sirve para ir al cierre del documento, por el que puede concluirse que la seguridad jurídica, en lo que corresponde a la Corte, tiene un tinte de ambigüedad y por lo mismo una capacidad de no ser aplicada como es. Esto, al considerar que como lo afirma el texto citado, la seguridad jurídica predica, en términos de la Corte, la certeza de vigencia en una norma, sea para su aplicación o anulación, no obstante, los términos no tan claros que queda sobre la vigencia de una norma en la cosa juzgada aparente, imposibilita la viabilidad de tener dicha claridad en el panorama sobre el ordenamiento jurídico. En un segundo aspecto, la vigencia que puede quedar sobre una norma o decisión en la cosa juzgada aparente, si bien brinda validez jurídica a la misma, deja la incertidumbre de duración y en este sentido genera una pérdida de legitimidad, lo 21 cual resulta siendo bastante peligroso, bajo el amparo de los fines mismos del derecho constitucional, es decir, de la búsqueda de legitimidad del ordenamiento constitucional sobre las demás normas. En este sentido, lo que se propone es abocar a la previsibilidad del orden jurídico como referente que el asociado pueda tener sobre la seguridad jurídica, de manera que en el desarrollo conceptual del mismo, no se apueste a garantizar que las normas son y serán de tal forma, sino que el asociado puede tener la previsibilidad en el seno de los mismos derechos constitucionales que le brinda el Estado Social de derecho, cuál es el horizonte de decisión de la Corte y que en casos como los de sentencias de cosa juzgada aparente, sea próximo al tribunal, y legitime esta decisión con la justificación de que no existen motivantes jurídicos ni racionales que conduzcan a tomar una decisión de fondo. Son en estos casos, en los que se debe instar a la construcción colectiva de la seguridad jurídica, pues hallada la vulneración, debe correr un interés entre las demás instituciones jurídico-políticas, facultades de derecho, centros de pensamiento e investigación, profesionales o demás personas cercanas al derecho, por remediar a través de distintas acciones esta falla identificada, pues, así como la Corte los consulta para proferir sentencias, también debe ser llamados al existir este tipo de situaciones que conllevan a las sentencias de cosa juzgada aparente. Conclusiones Se ha dicho que la Corte Constitucional es un organismo perteneciente a la Rama Judicial del Poder Público, máxima cabeza de la Jurisdicción Constitucional en Colombia, a la cual se le confía la guarda de la integridad y supremacía de la Carta Política, a su vez que otras funciones que debe cumplir esta Corporación, consagradas en los artículos 241 al 244 de la Constitución, reglamentadas a su vez por la Ley 270 de 1996. 22 En el marco de estas facultades que se le brindan a la Corte Constitucional, para que a través de sus funciones realice un control de constitucionalidad, se establece la cosa juzgada aparente, que es la que lleva a la posibilidad de un posterior estudio del acto analizado, en relación con nuevos cargos que se formulen por la existencia de vicios de procedimiento en la formación de la ley, o por vicios de fondo. La Corte Constitucional predica que el principio de Seguridad Jurídica se debe garantizar a todos los ciudadanos, pero se puede ver en pronunciamientos de la Corte, que las sentencias de cosa juzgada aparente en ocasiones pueden dejar un tipo de inseguridad jurídica, sobre la verdadera materia normativa a aplicar, toda vez que con este tipo de sentencias emanadas por la Corte Constitucional cualquier ciudadano puede demandar nuevamente una norma por los cargos no estudiados dentro de esta, de modo que se crea un ambiente de duda e inseguridad en los administrados, ya que pueden observar como el máximo tribunal constitucional en el país realiza estudios de una norma dejando un vacío en ella sin interpretar. Entendiendo que la cosa juzgada aparente deja entrever la posibilidad de que a futuro se siga estudiando la cuestión sujeta a estudio, se crea en el ambiente una suerte de inseguridad jurídica sobre los fallos de la Corte, en tanto, no hay claridad sobre el aspecto normativo estudiado, y su aplicabilidad sobre el ordenamiento jurídico. Se plantea por lo mismo, que la Corte Constitucional colombiana determina a través de los efectos de la cosa juzgada en sus sentencias, el cuestionamiento constitucional de una norma, y si su discusión se ha cerrado de manera definitiva o por el contrario continúa abierto el estudio de constitucionalidad, en relación con nuevos cargos que se formulen por la existencia de vicios de procedimiento en la formación de la ley o por vicios de fondo. Esto, porque la Corporación ha establecido que cuando los efectos de la sentencia son constitutivas de cosa juzgada real, absoluta, material o formal, no procede un nuevo debate de constitucionalidad, sin embargo, de los distintos 23 pronunciamientos de la Corte Constitucional, se colige, que cuando el efecto es de cosa juzgada relativa, el debate jurídico se encuentra abierto parcialmente por los cargos no estudiados, indistintamente que en la nueva demanda se alegue vicios procedimentales o sustanciales, máxime, si el efecto es de cosa juzgada aparente, ya que procederá la admisión de nuevas demandas y ello dará lugar a proferir un pronunciamiento de fondo de los cargos presentados por el impugnante, pues allí, en realidad no se ha configurado un efecto pleno de cosa juzgada, por lo cual el ciudadano tiene derecho a controvertir tales normas. Como reflexión queda, que en el criterio de lo visto, la Corte sigue en su visión sobre la seguridad jurídica una posición positivista tradicional, de juez constitucional como lo aborda Kelsen, por ello, no sobra sugerir que para efectos de la jurisprudencia, se estudie y se defina más a fondo el alcance y aplicabilidad de la seguridad jurídica, para que adaptándolo más a un criterio de previsibilidad, que logre hacer más efectivo su uso en los fines que busca. En el fondo el documento no apunta a cuestionar la legitimidad y legalidad de las sentencias de cosas juzgada que profiere la Corte Constitucional, pues en términos generales, estas deben ser vistas como necesarias en las garantías jurídicas que deben acompañar el Estado Social de Derecho, lo que se pretende, o se sugiere, es que la misma Corte Constitucional replantee la categoría de la seguridad jurídica desde el plano jurisprudencial, pues, como ya se ha dicho, es cuestionable que esta sea vista como certeza del orden jurídico, cuando estas sentencias no brindan dicha certeza. Bibliografía Cajas, M. (2009). Minimalismo judicial: ¿Cass Sunstein en la Corte Constitucional? Cuestiones Constitucionales (20), 277-303. 24 Córdova, L. (2006). La contraposición entre derecho y poder desde la perspectiva del control de constitucionalidad en Kelsen y Schmitt. Cuestiones constitucionales: revista mexicana de derecho constitucional, (15), 47-68. Estrada, A. (2003). 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