COMPETENCIA N° 122 Venado Tuerto, 22 de Setiembre del 2009 Y

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COMPETENCIA
N° 122
Venado Tuerto, 22 de Setiembre del 2009
Y VISTOS: Los presentes caratulados: GIMENEZ, FRANCISCO
C. MUNICIPALIDAD DE FIRMAT S. DEMANDA LABORAL-COBRO DE PESOS,
Expte. 227-2007, la Resolución N° 1430-06 (fs. 52-53) de la Sra. Jueza de Primera
Instancia de Distrito en lo Civil, Comercial y Laboral de Firmat, los recursos de apelación y
nulidad interpuestos por la parte actora (fs. 54) y su concesión en relación y con efecto
suspensivo (fs. 55); la elevación de los autos a ésta Alzada (fs. 65), el escrito de expresión
de agravios de la recurrente (fs. 69-71) y el de responde de la demandada (fs. 73-75), la
integración definitiva del Tribunal (fs. 84), la que, anoticiada, es consentida por las partes
del recurso y, finalmente, el pase de los autos a resolución (fs.87), proveído notificado y
firme.
Y CONSIDERANDO:
1. La Magistrada A.quo mediante el
pronunciamiento impugnado hizo lugar a la excepción de incompetencia en razón de la
materia incoada por la demandada, e, impuso las costas por su orden.
Tuvo en consideración
que se trataba,
en el caso, de personal
dependiente de la administración pública municipal, contratado,
no permanente, que
invocara la aplicación de la Ley de Contrato de Trabajo.
Asumió que dicha norma sustantiva laboral, en su art. 2do establece
el ámbito de aplicación de sus disposiciones y, entre las actividades excluidas establece en
el inc.a) a los dependientes de la administración municipal, “excepto que por acto expreso
se los incluya en la misma o en el régimen de las convenciones colectivas de trabajo”, que
no es el caso de autos, donde no se advierte tal acto expreso.
Consideró que las circunstancias fácticas del entuerto guardan
similitud con el caso “Acuña Francisco y Ot. c. Municipalidad de Las Parejas s.
Amparo”, de la Corte Suprema de Justicia de la Provincia, en el cual estableció la
competencia de las Cámaras en lo Contencioso Administrativo. Asimismo, menciona
resolutorios de ésta Cámara y concluye receptando la excepción interpuesta por la
accionada.
2. La recurrente mediante el escrito de fs. 69-71 sostiene
expresamente el recurso de nulidad impetrado.
Refiere que el pronunciamiento impugnado es nulo ya que, si bien se
sostiene en el C.P.L que las reglas en cuestiones de competencia- conforme la tesis del
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pleno de la ciudad de Rosario, se rigen según el C.P.C atento al sistema de previo y especial
pronunciamiento (arg. Arts. 8 CPL, 138 y conc. C.P.C.), en el caso la accionado articuló la
excepción de incompetencia en calidad de artículo de previo y especial pronunciamiento,
lo que así se proveyó, procediendo la hoy recurrente a responderla antes de la audiencia
del art. 51 C.P.L.
Indica
que
las
excepciones
de
previo
y
especial
pronunciamiento importan la paralización del principal interín se sustancia y se resuelve la
misma; que en el caso ello no ocurrió, sino que el grado sin paralizar la continuidad del
trámite proveyó la apertura a prueba de la causa a tenor de las previsiones del art. 51; que
dicha providencia fue consentida por la excepcionante y no solo ello sino que produjo su
prueba; que si bien
la sentenciante manifestó
que decidiría con posterioridad a la
audiencia del art. 51 C.P.L., esa decisión, una vez abierta la causa a prueba y producida
parte de ella es contraria a la regla de las excepciones
de previo y especial
pronunciamiento y no medió razón alguna que justificara tal proceder.
La nulidad pretendida no habrá de prosperar.
El art. 126 C.P.C consagra el principio de trascendencia que
evita la declaración de nulidad por la nulidad misma, es decir, nulidades inútiles. Es que no
resulta procedente la declaración de nulidad en el exclusivo beneficio de la ley. De ahí que
quien invoca la nulidad debe concretamente señalar cuál es el perjuicio que el acto nulo le
ocasiona
(Código Procesal Civil y Comercial de la Provincia de S.Fe. Análisis
doctrinario y jurisprudencial” Jorge W. Peyrano y Roberto Vazquez Ferreyra, T.1 p.
356) Y, en este recurso la nulidicente no ha dado referencia concreta al daño que la
situación señalada le pudiera ocasionar.
Además de ello, siguiendo la cita efectuada por la recurrente
de Lépori White y Lorente en la obra que estamos citando en el párrafo anterior de la
página 385, debemos consignar que, los doctrinarios de mención, a continuación de lo
detallado por la curial de la accionante, expresamente dicen que en su parte final, el art.
138 C.P.C establece que la incompetencia por razón de la materia, valor o grado podrá
proponerse en cualquier estado o instancia y aún suplirse de oficio, resultando llamativo
que en la transcripción de la opinión de aquellos se omita esta especial referencia que
proviene de una norma expresa de nuestra ley adjetiva en lo civil y comercial que es
trasladable de inmediato al proceso laboral.
La supuesta nulidad por vicio en el procedimiento no es tal y
por lo tanto debe rechazarse el recurso sub-análisis.
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3.En relación al recurso de apelación la demandada
expresa los siguientes reparos: a. que se desatienda el precedente jurisprudencial invocado
por su parte (Expte. 211-02) donde se aceptara la competencia del Juzgados en casos
análogos al presente, fundándose en que no intervino la sentenciante, entendiendo la
quejosa que la mera invocación de la extraneidad de ella en dicha causa no es argumento
suficiente para desestimar dicho precedente; que en el fallo impugnado no se cuestionan
los argumentos vertidos en el precedente invocado, por lo que apartamiento de “Acuña” de
la Corte Provincial por no corresponderse exactamente al caso de esta causa, en cuanto,
según se cita, la Corte local habría intervenido a pedido de la Municipalidad de Las
Parejas, lo que no parece propio del sistema de administración de justicia; que, aún
admitiendo ese cuestionamiento procedimental de cómo llegó la Corte a expedirse en dicha
causa pueda ser superado, lo cierto es que de la propia lectura de la cita en lo sustancial
agravia a la recurrente
por ser inexacta ya que no se rebate la irregularidad
de la
designación de quien prestaba tareas de maestranza en concreto y no se pretende su
reincorporación al trabajo como se menciona en el precedente indicado, materia que sí es
propia del derecho público en cuanto hace a la llamada estabilidad del empleo público; que
tampoco la Jueza A.quo rebate los argumentos del caso “Zacarías” de la Corte Nacional;
que estamos en presencia de una contratación pública irregular propia de un personal
permanente que aparece como “contratado” en violación de las reglas del propio derecho
público, que importa de un hecho un contrato ad hoc regido a la postre por el derecho
laboral común, en cuanto sistema de normas que rige el caso, de superioridad jurídica que
las pretendidas por normas municipales de cuño municipal, como se sustenta en el auto
impugnado; que el interlocutorio agravia a su parte en cuanto desoye el orden público
laboral que rige el caso, lo que patentiza un manifiesto ejemplo de pronunciamiento
arbitrario por apartamiento de la normativa que rige el caso que es la L.C.T., no en el art.
2 inc.a), sino en el párrafo 1° del citado artículo; b. que la A.quo considere que las
actividades del Sr. Gimenez estaban encuadradas dentro del régimen del empleo público
regidas por la materia contencioso administrativa en cuanto desatiende los expresos
términos del responde de fs. 40 vta. a 41 y sus desarrollos a la par que agravia a su parte
la mención de precedentes jurisprudenciales inexactos e inaplicables al presente proceso.
A su turno, la demandada apelada procede a rebatir las críticas de la
recurrente y brega por la confirmación del decisorio.
3.1.Conforme lo tiene decidido inveterada jurisprudencia de la Corte Federal,a fin de
determinar la competencia, debe atenderse de modo principal a la exposición de los hechos
3
que el actor hace en la demanda y, en la medida que se adecúe a ellos, al derecho que
invoca como fundamento de su pretensión (v.
Fallos 308-229-310-116-311-172- 313-971, etc.)
Remontándonos entonces a las cuestiones fácticas y
normativas invocadas en el escrito introductorio de la acción ha de verse que la propia
accionante refiere que el actor ingresó a trabajar para la demandada en tareas que podría
encuadrarse como de maestranza
“siendo su naturaleza acorde a las actividades y/o
servicios que desarrolla y/o presta la empleadora...”
Demás está decir que la empleadora es la Municipalidad de
Firmat, la cual, en el intercambio epistolar previo y en su Resolución N° 192-05 acepta que
el Sr. Francisco Gimenez se desempeñó como personal transitorio o temporario, actividad
regulada por el “Estatuto y Escalafón para el personal de Municipalidades y Comunas de la
Provincia de Santa Fe”, ley provincial N° 9286.
Asimismo, es dable destacar que la propia
accionante al
incoar “reclamación administrativa y medida cautelar innovativa” (v.fs. 8-10) admite la
posibilidad de que la situación resulta encuadrable en la mencionada ley 9286 y que la
naturaleza de sus tareas le permite encuadrarse dentro de lo que se considera empleado de
esa Municipalidad.
A partir de ello, comenzamos a persuadirnos que la decisión
de la a.quo se ajusta a derecho y a los cánones que en la materia ha trazado la Corte
Suprema de Justicia de nuestra Provincia.
3.2. La Ley de Contrato de Trabajo en su art. 2° establece su
ámbito de aplicación, excluyendo expresamente a los dependientes de la Administración
Pública Nacional, Provincial o Municipal, excepto que por acto expreso se los incluya en
la misma o en el régimen de las convenciones colectivas de trabajo.
Como se ve, la propia norma laboral de fondo excluye a los
empleados públicos y, en la especie tampoco se ha comprobado que hubiera un acto
explícito de inclusión
Por su parte, nuestra ley procedimental en materia laboral N°
7945 establece en su art. 2° (Competencia en razón de la materia) indica que los “jueces de
trabajo serán competentes para entender en …..a) Las causas suscitadas entre empleadores
y trabajadores por controversias de derecho, derivadas del contrato de trabajo o de una
relación laboral”;
Al analizar dicha normativa Néstor H. Rivera Rúa (Código
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Procesal Laboral de la Provincia de Santa Fe. T.I p. 54) destaca que
jurisprudencialmente los contratos de empleo público están excluidos del conocimiento de
los tribunales laborales por aplicación de normas constitucionales locales, que determinan
competente el ámbito contencioso-administrativo. Agrega tambien (ob. Cit. p. 66) que los
presupuestos para determinar la competencia contencioso administrativa provincial, que
según la Constitución atribuye a la Corte Suprema depende de la concurrencia de dos
presupuestos: 1. que el ente demandado sea una persona de derecho público (esto es el
Estado provincial o los entes territoriales a que alude la ley 4106); 2. que la materia a
debatir suponga derecho o intereses emergentes de normas de derecho administrativo (es
decir, que regulen el vínculo entre el administrado y la administración en la relación de
supra-subordinación derivada del interés público, conforme es inherente a dicha rama).
Dicha opinión es anterior a la sanción de la ley provincial
11330, la cual contempla la creación de las Cámaras Contencioso-Administrativas y la
competencia de las mismas, pero, en esencia, aquella permanece inalterable.
En efecto, el art. 3 de la ley 11330 determina los actos
impugnables por esa vía, que son los que se articulan contra los actos de la administración
pública por el ordenamiento jurídico administrativo que se pretendan lesivos, de un modo
directo y actual, de un derecho subjetivo o de un interés legítimo emergente de ese
ordenamiento, ya sean dichos actos definitivos o de trámite, si éstos deciden directa o
indirectamente el fondo del asunto poniéndole término o impidiendo su continuación.
El art. 4° establece el fundamento y finalidad, disponiendo
que el recurso se fundará en un vicio de ilegitimidad del acto administrativo, que haya
influido o podido influir en su emisión o contenido, y se propondrá la reparación de los
efectos del vicio mediante la anulación total o parcial del acto impugnado, y en su caso, la
adopción de las medidas pertinentes para la reintegración del recurrente en la situación
jurídica vulnerada.
Por su parte, el art. 5° define a los actos de la administración
pública del siguiente modo: “Se entiende por actos de la Administración Pública los de
carácter general o individual dictados en función administrativa por el Gobernador de la
Provincia,
los Intendentes y
Concejos Municipales y las Comisiones Comunales,
originarios de esas autoridades o de otras inferiores a ellas sometidos a su revisión por vía
de recurso”.
3.3. Esta Cámara, si bien con otra integración, tuvo
oportunidad de expedirse ante una situación similar in re “ELIAS, Isabel A. C.
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MUNICIPALIDAD DE LA CIUDAD DE RUFINO
S. COBRO DE PESOS”
(Resolución N° 220-03; Rev. Lex Fori N° 90), sosteniendo que, “Liminarmente , debe
tenerse presente que “Siendo al menos posible que la pretensión ejercida ante un juez
ordinario sea contencioso-administrativa en los términos del art. 93, inc.2 de la
Constitución Provincial, para la efectiva aplicación del art. 2 (ley 11330) debe prescindirse
del modo o forma procesal en que se haga valer esa pretensión (demanda laboral, recurso
de amparo, acciones meramente declarativas, etc.” (Doctrina de la C.S.J.S.F
in re
“Rodriguez de Aime” sentencia del 9 de junio de 1999).
En el precedente resultaba también de los propios dichos de
la actora, con absoluta claridad que la relación que unía a las partes, es de “empleo
público”, el que es, según conceptos de SARDEGNA “... un contrato de derecho público,
un contrato administrativo propiamente dicho ….(“Ley de Contrato de trabajo” p.13) por
lo que se encuentra excluida del régimen de la ley de contrato de trabajo a tenor del art. 2
inc.a) de dicha normativa.
Los presupuestos anteriormente citados se verificaban en
dichos autos, donde la demandada era un ente público (la Municipalidad de Rufino) y se
invocaron derechos emergentes de una relación de empleo público, es decir, de un contrato
administrativo.
Se citó alli que: “La propia Corte Provincial ha dejado
sentado: “La materia es de naturaleza contencioso administrativa cuando se invocan
derechos subjetivos de carácter admnistrativo tutelables ante el Poder Judicial por la vía
respectiva prevista en la ley 11330” (causa “Oliva” sentencia del 9 de junio de 1999 en
Z. 81-J. 392).
Se concluyó en que: “Examinando las constancias de
autos....es evidenet que se invocan derecho subjetivos de carácter administrativo, como es
el cuestionamiento de la sanción aplicada, de la que deriva el reclamo por devolución de
haberes descontados y reparación por daño moral, lo que hace que la materia en debate
sea de naturaleza
contencioso-administrativa, por lo que la competencia
del a.quo,
correctamente cuestionada, debe ceder, para ante el Tribunal especializado (Cámara
contencioso administrativa de Rosario)”
3.4. Nuestro Alto Tribunal tiene sentada postura en
numerosos fallos respecto a la competencia contencioso-administrativa que corresponde a
situaciones como la aquí debatida.
Así: “Tratándose de una causa suscitada en razón de una
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relación de empleo público, la competencia contencioso administrativa de la Corte se
supone, y no constituye impedimento para ello la alegada aplicación al mentado vínculo de
las disposiciones de la Ley de Contrato de Trabajo y el Convenio Colectivo de Trabajo 3675, en que pretende sustentar el recurrente la de los jueces laborales. Ello sobre todo
cuando, como en el caso, el reconocimiento del desempeño de tareas peligrosas se
endereza, según los propios dichos del amparista, a obtener un beneficio previsional.
Siendo así, su reclamación habría debido encauzarse por las vías legales correspondientes,
esto es, según las pautas de la ley 11330, ante la Administración Pública y, eventualmente,
anet esta Corte (art. 93, inciso 2, Constitución Provincial) (C.S.J. 8-4-00; MARTINEZ
RODOLFO O. C. EMPRESA PROVINCIAL DE LA ENERGIA”).
“Corresponde
a
la
competencia
contencioso
administrativa de la Corte Provincial, el reconocimiento de derechos que derivan de la
relación jurídica que vinculó al actor con la Dirección Provincial de Obras Sanitarias, no
siendo susceptible de ser encuadrado el caso en las exclusiones genéricamente previstas
por la ley 11330 en su artículo 6, ni en ninguna otra norma específica” (C.S.J. 09-06-99,
del ya citado “RODRIGUEZ DE AIME, DIANA LUZ c. DIPOS RESIDUAL Y-u
OTROS”).
También: “Conocida es ya la fundamental importancia
de desentrañar debidamente cuándo un caso cae dentro de la competencia contencioso
administrativa a efectos de no permitir desplazamientos de ésta que menoscaben normas
legales y constitucionales, tarea en la cual ya ha señalado este Cuerpo, debe prescindirse
del “nomen juris” utilizado por las partes para calificar la acción intentada (Conf.por
todos, A y S. T. 163, p. 71). Con lo cual, el carácter administrativo del derecho que se dice
lesionado adquiere relevancia fundamental para determinar la materia contencioso
administrativa; y para que ella se configure es menester un acto de la Administración en
ejercicio de potestades públicas y que el recurrente pretenda que mediante él se le ha
lesionado un derecho subjetivo de aquél carácter”.
“Es decir que, para guiarse por una pauta orientadora
que conduzca a decidir en cada caso particular si la Administración obró como poder
público o como persona privada y desprender de dicha circunstancia la naturaleza pública o
privada del contrato en análisis, resulta revelador “el nexo entre el objeto del contrato y
el normal desenvolvimiento de la Administración “ (A.y S. T. 118, p.108, T. 119, p. 247)“Lo expuesto ha sido explicado con extrema claridad
por reconocidos doctrinarios del derecho administrativo al decir que se está en presencia de
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un “contrato administrativo” cuando la prestación a cargo del cocontratante se relacione
directa e inmediatamente con alguna de las funciones esenciales o específicas del Estado,
con los fines públicos propiamente dichos. Para los casos de duda razonable, ha de tenerse
en cuenta que el principio fundamental de esta materia es que el campo propio y natural de
la Administración Pública es el del derecho público y excepcionalmente, la Administración
sale de su ámbito y actúa en la esfera del derecho privado; ello así, atento que el quehacer
propio y natural del Estado corresponde a sus funciones específicas, a sus fines públicos lo
que es de lógica elemental” (A y S T 222, p 9-16; 11-9-07; “CAR-FER SRLc.
MUNICIPALIDAD DE ROSARIO -Juicio Ordinario- sobre RECURSO DE
INCONSTITUCIONALIDAD”).
También la Corte Suprema de Justicia de la Nación ha
sentenciado con posterioridad al mencionado “Zacarías” que citara la recurrente, el cual la
doctrina considera como un “viejo fallo, luego no mantenido” (Antonio Vázquez
Vialarden “Ley de contrato de trabajo comentada y concordada” de su dirección, T.I
p. 83-84) que: “Corresponde destacar, conforme a lo dispuesto por el art. 41 del Código
Procesal Civil y Comercial de la Nación y a jurisprudencia reiterada de ese Alto Cuerpo,
que a fin de determinar la competencia, debe atenderse de modo principal a la exposición
de los hechos que el actor hace en la demanda, y, en la medida que se adecúe a ellos, el
derecho que invoca como fundamento de su pretensión (v.Fallos 308-229-310-116-311172-313-971,etc.)”.
“En el caso, con arreglo a sus dichos, el actor inició
demanda contra el Banco de la Ciudad de Buenos Aires, persiguiendo -centralmente- su
reintegro al cargo que revestía y, en subsidio de ello, el pago de una indemnización
equivalente a las sumas que hubiese percibido desde su cesantía hasta el momento de su
jubilación- amén de los otros rubros supra detallados- con amparo en que lo unía a la
entidad bancaria una relación de empleo público”.
“A esos efectos, persiguió la nulidad de la resolución
de cese dictada por el Directorio del Banco; institución que, según surge del artículo 11 de
su carta orgánica (Decreto ley 9372-63, modificado por las leyes 19642 y 22301), es una
persona pública y autárquica, agente financiero de la Municipalidad de la Ciudad de
Buenos Aires (art.4), la que responde por sus operaciones en las condiciones establecidas
en la norma orgánica (v.art. 2, y además, los arts. 17 inc.b), 18, 19 y 24 entre otros, del
dispositivo citado”).
“En esas condiciones, la pretensión principal del actor
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se sitúa, inequívocamente, en el campo del derecho público administrativo (en este caso,
loca: cfse Fallos: 313-62). Ello es así, toda vez que -amén de los aspectos relativos a la
naturaleza jurídica del ente accionado y al cuestionamiento de su actuación administrativa
que previo se detallaran- sólo en ese contexto se resguarda a los trabajadores con un
sistema de estabilidad como el que sustenta la pretensión actora, frente a la “protección
contra el despido arbitrario” (art. 14 bis, de la C.Nacional), típica de la contratación laboral
privada, que se resuelve en el pago de una indemnización tarifada (v.SC, “Baez Mirta B. c.
Obra Social UNR.s. Acción de amparo” del 12 de mayo de 1998); extremo éste último que,
según afirma el peticionante, no consentía el Estatuto del Personal del Banco de la Ciudad
de Buenos Aires, vigente al tiempo de su despido”).
“Consiguientemente, involucrando la pretensión la
actividad del ente bancario municipal en el contexto antedicho, cabe concluir (v. dictámen
publicado en Fallos: 315, 2505, 81 párrafo a contrario) que resulta de aplicación el art. 43,
ap. a) del dec. Ley 1285-58, debiendo, en consecuencia, restituirse la causa para su
continuación al Juzgado Nacional en lo Civil N° 5 (C.S.N. 26-02-99; “Donatti Luis
Alberto c. Banco de la Ciudad de Buenos Aires s. Despido”).
4.Retomando el marco jurisprudencial de nuestra
proovincia y destacando la obligatoriedad por parte de los tribunales inferiores de acatar
las decisiones de la Corte Suprema, importando su desconocimiento, un agravio al orden
constitucional, ha de verse que en “ACUÑA, Francisco y Otros C. MUNICIPALIDAD
DE LAS PAREJAS- Acción de Amparo- Medida Cautelar sobre AVOCACION” (art.
2 ley 11330) (Ay S.t. 195, P.200-10-03-04) nuestro Alto Tribunal se ha expedido sobre el
tribunal competente en materia de empleo público.
Dijo allí nuestra Corte Suprema que “...el artículo 2 de
la ley 11330 habilita a esta Corte a decidir sólo la cuestión de competencia, no la cuestión
de fondo. Ello -que desde luego no obsta a que puedan disponerse “las medidas que estime
necesarias para resolver la cuestión” -distingue a esta avocación por competencia de la
prevista en el art. 36 de la misma ley, mecanismos éstos que -por lo demás- nada tienen
que ver con la técnica del “per saltum”, ni, obviamente, con lo que es de competencia
originaria y exclusiva del Tribunal, de conformidad al mencionado art. 2 y al 35 de la ley
11330” (“Cecchi”, Ay S. T. 143, p. 343; “Andreoli”, A. y S. T. 163,71)”.
En el caso, los actores cuestionaron la potestad de este
Tribunal de intervenir en el pedido de avocación, en razón -básicamente- de que ello le
estaría vedado por haber la Municipalidad consentido la competencia del juez del amparo.
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Expresamente concluyó con que ese planteo no podía
ser acogido. Que, el control de esa competencia constituye una potestad cuyo ejercicio,
que puede ser aún de oficio, no se paraliza con el consentimiento que las partes hayan
podido dar respecto de la competencia de otros jueces. Así, al considerar planteos basados
en el art. 2, in fine, de la ley 10160, el Tribunal expresó que esa norma “no puede incluir
competencia “ratione materiae” que deriva de la Constitución Provincial (art. 93), y ha sido
asignada a esta Corte Suprema de Justicia y a las
Cámaras de lo Contencioso
Administrativo (“Laurini”, A y S. T.144 p.141; “Balquinta”, A y S. T. 144, p.146;
“Veinticcinque” A y S T.144, p. 203; “Andreoli”, citado y más recientemente, “Parma” A y
S. T. 163, P. 218).
Ha considerado tambien que “si es al menos posible que la
pretensión ejercida ante un juez ordinario sea contencioso administrativa en los términos de
esa norma constitucional, para la efectiva aplicación del art.2 (ley 11330), debe prescindirse
del modo y forma procesal en que se haya hecho valer esa pretensión (recurso de amparo,
demanda laboral, acciones meramente
declarativas, etc.). Así lo expresó en autos:
“Gastonjáuregui” en el que, por aplicación de similares criterios, desechó los argumentos
que se oponían a la intervención del Tribunal con anterioridad a que se resolviera la causa,
explicando que la tutela de la competencia en materia contencioso administrativa, como
así tambien, la efectiva custodia de los intereses en juego en este tipo de cuestiones, exige
que su intervención sea “inmediata”, tal como lo establece expresamente el artículo 2 de la
ley 11330, lo que se vería obstaculizado si debieran sustanciarse las respectivas causas
ordinarias. Agregó que ello era así, sin perjuicio de la necesidad de evitar la sustanciación
innecesaria de una causa “según lo informan principios de celeridad y economía procesal
en pos de una eficaz administración de justicia” (“Bacchetta” A y S.T. 132, p. 67).
Concluyó en que la Corte se encontraba habilitado
para pronunciarse sobre la cuestión de competencia planteada. Y, avanzando sobre el tema,
se decidió que, aún mediante el amparo interpuesto, los actores cuestionaban en definitiva
diversos aspectos vinculados a una relación de empleo público. Y tal como lo demuestra la
invariable jurisprudencia del Tribunal, cuestiones tales constituyen materia contencioso
administrativa.
Entonces, tratándose de una caso suscitado en razón de
una relación de empleo público, la competencia d e las Cámaras de lo Contencioso
Administrativo se supone, lo cual pone en cabeza del juzgador el deber de extremar el
control de la concurrencia de los requisitos que tornan admisible el amparo, al realizar el
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exámen que ordena el artículo 6 de la ley 10456.
5.Dicho precedente brinda todas las respuestas a la
recurrente. Así si un caso anterior en el Juzgado donde se iniciaron estas actuaciones -el
que nunca se adjuntó a autos ni se demostró concretamente la decisión recaída en el
mismo- se sostuvo la competencia ordinaria, la Corte Provincial sostiene que no importa el
modo y forma procesal en que se haya hecho valer la pretensión, cuando la competencia es
materia de otro órgano jurisdiccional debe ser declarada de inmediato, y así lo ha hecho la
A.quo en los presentes. Clarificó tambien el Alto Tribunal que no resulta aceptable ni aún
cuando provinieran de una prórroga de competencia, cualesquiera sean las razones para
concertarlos o admitirlos en sede jurisdiccional. También agregó que no puede ser
consentida la que puedan asumir otros jueces.
“El control de esa competencia constituye una
potestad cuyo ejercicio, que puede ser aún de oficio, no se paraliza con el consentimiento
que las partes hayan podido dar respecto de la competencia de otros jueces. Así, al
considerar planteos basados en el artículo 2, in fine, de la ley 10160, el Tribunal expresó
que esa norma “no puede incluir
competencia “ratione materiae” que deriva de la
Constitución Provincial (artículo 93) y ha sido asignada a esta Corte Suprema de Justicia y
a las Cámaras de lo Contencioso Administrativo”.
También le dá una acabada réplica en relación a su
avocación a solicitud de una de las partes y sobre el frágil argumento de la apelante en
cuanto a que el Tribunal Superior no actúa en consulta o sobre temas abstractos. En
verdad es totalmente lo contrario, actuó sobre un tema concreto y lo decidió para evitar
inútiles dispendios jurisdiccionales
que acabarían, luego de un largo tiempo en una
decisión nulificante cuando los mismos llegaran a conocimiento de la Corte.
A mayor abundamiento destaquemos que a posteriori
del citado “Acuña”, la Corte se expidió en otros de igual temática, haciéndolo
recientemente en “FAZZINI, Virginia Isabel y Otros c GOBIERNO DE LA PROVINCIA
DE SANTA FE -Acción de Inconstitucionalidad s. AVOCACION (art.2 ley 11330) (A y S.
T. 230 p. 403-408, 11-3-09).
En el expuso que “La norma aplicable cuando podria
estar en juego la competencia que el artículo 93, inciso 2 de la Constitución de la Provincia
atribuye a esta Corte y la ley 11329 a las Cámaras de lo Contencioso Admnistrativo, es el
artículo 2 de la ley 11330; ley ésta que, como se expresa en su exposición de motivos, y lo
demuestra su artículo 1°, reglamenta a la mencionada cláusula constitucional y tiende a
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preservarla, principalmente a través de la avocación por competencia, entre otros
mecanismos”.
“La avocación para resolver las cuestiones de competencia -a
que refiere el artículo 2 de la ley 11330- constituye una potestad del tribunal que participa
de la reconocida importancia de la materia contencioso administrativa, impregnada -tal
como también se señala en la exposición de motivo – de “interés público”, por lo que la
tutela de dicha competencia y la consecuente efectiva custodia de los intereses en juego en
este tipo de cuestiones, exige que su intervención sea inmediata, tal como lo establece la
norma citada”.
“En ese orden, corresponde señalar que la circunstancia de
que una de las partes haya solicitado con fundamento en la norma expresa del artículo 2
de la ley 11330, la intervención de éste Tribunal para resolver una cuestión de competencia,
y de que su contraparte tuviera suficiente oportunidad de expedirse en esta sede sobre el
punto, basta para que la Corte se pronuncie al respecto (crit. “Gastonjauregui”, del 11-31998). En efecto, el artículo 2 de la ley 11330, que no refiere a “conflictos de competencia”
sino a “cuestiones de competencia”, autoriza a que, a pedido de cualquiera de las partes, la
Corte intervenga de inmediato y disponga a ese efecto “las medidas que estime necesarias
para resolver la cuestión” (“Cires” del 23.10.1996)”
“Por otra parte, al ser la competencia contencioso
administrativa
de orden público, este se afecta tanto si se le sustrae a los órganos
especializados como cuando se le atribuyen a éstos la que no lo es”.
6.Habida cuenta de todo lo detallado, analizado y
citado, corresponde dar una respuesta negativa a la pretensión recursiva de la actora,
confirmándose el fallo alzado.Atento a como se resuelve la cuestión, la costas de alzada se
imponen a la perdidosa, debiéndose regular los honorarios de los profesionales
intervinientes en el 50% de los que se regulen para el trámite de primera instancia.
Por todo ello, la Cámara de Apelación en lo Civil, Comercial
y Laboral de Venado Tuerto, integrada,
RESUELVE:
I.Rechazar los recursos de nulidad y apelación de la
parte actora, confirmando la resolución recurrida en cuanto hace lugar a la excepción
de incompetencia impetrada por la parte demandada, disponiendo el archivo de estas
actuaciones.
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II.Imponer las costas de alzada a la actora.
III.Regular los honorarios de los profesionales
actuantes en el 50% de los fijados en la sede inicial.Insertese, hágase saber y bajen.
AUTOS. GIMENEZ, FRANCISCO C. MUNICIPALIDAD DE FIRMAT S. D.LABORAL
Expte. 227-2007.-
Dr. Carlos Alberto Chasco
Dr. Héctor Matías López
Dr. Gustavo D.I. Garcia Mendez
-art. 26 Ley 10160-
Esc. Carlos A. Lopez Jordan
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