El affaire Godio y el primer intento de construcción

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El affaire Godio y el primer intento de construcción portuaria en Arroyo Pareja (Argentina)
The Godio affair and the first attempt of port building in Arroyo Pareja (Argentina)
Gustavo Chalier*
Resumen
Guglielmo Godio, más allá de su atractiva y múltiple personalidad de periodista,
explorador, literato y hombre de negocios, fue el responsable de concebir un negocio portuario de gran magnitud en el fondeadero de Puerto Belgrano, en aguas
de la Bahía Blanca. El presente trabajo da cuenta de este proyecto, generado en
1900 y su contextualización en el marco ideológico y económico de la época. En
este sentido, la relación de este proyecto con la inmigración y la política italiana
de ese entonces y su colisión con los intereses comerciales de la ciudad de Bahía
Blanca serán esbozados en el siguiente artículo con la esperanza que sirva de
base a ulteriores investigaciones.
Palabras Clave: historia portuaria - inversiones extranjeras - Bahía Blanca puerto comercial
Abstract
Guglielmo Godio, beyond his attractive and multiple personality as a journalist,
explorer, literalist and businessman, was the person in charge of conceiving
a port business of great magnitude in the Belgrano harbor, in Bahía Blanca
territorial waters. The present work shows the idea of this project, done in 1900,
with the ideological and economic contextualization of those years. In this way,
the relationship of this project with the immigration and the Italian politics of
the 1900`s, and its impact with commercial interests from the city of Bahía
Blanca will be outlined in the following article hoping to be useful to subsequent
researches.
*
Universidad Nacional del Sur
(Bahía Blanca)/Archivo Histórico
Municipal (Punta Alta)
[email protected]
Key Words: port history - foreign investments - Bahía Blanca- commercial
port
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Gustavo Chalier
“…quiero ser juzgado por lo que hago, no por lo
que haya hecho en el pasado ó por lo que suponga
que pueda hacer en lo porvenir; quiero provocar
vuestro exámen, vuestra crítica sobre mi trabajo
aun en el acto mismo en que lo efectúo”
G. Godio, 1886
Pocas historias más curiosas como la que aquí se narrará. Pocas historias también más desconocidas y funambulescas, como el personaje que es su protagonista.
Sin embargo, en su época, la fama de Guglielmo Godio,
abarcaba a todo el público culto de América y de Europa.
Si el signore Godio y sus notabilísimas andanzas merecen
espacio en una revista especializada como ésta, es porque es el antecedente más lejano que se sabe acerca de
la construcción de un puerto comercial de aguas hondas
en el fondeadero conocido como Puerto Belgrano, en las
aguas de la bahía Blanca, y muy próximo a Arroyo Pareja. También interesa dejar sentado que interesa inscribir las múltiples actividades del notabilísimo Godio en el
marco de la política expansionista italiana finisecular, con
especial atención en sus ideas de colonización del área sur
bonaerense. Es asimismo un modo de presentar (o volver
a hacerlo) a un hombre y a sus ideas, con la esperanza que
otros, en tiempos venideros, puedan llenar las lagunas y
corregir los errores que pueda tener este artículo, el primero que se escribe in extenso sobre el particular.
La bahía, el puerto, el arroyo
R EMS - Año 3 - Nº 3 - Nov i emb re de 2010
Si el personaje y su historia son de por sí extrañas, ¿qué decir
entonces del escenario donde plugo el destino colocarlo para su
mayor gloria?
Bahía Blanca es, sin dudas, un sitio raro, o, por lo menos,
poco habitual.
Godio, Guillermo Conferencia descriptiva del Territorio de
Misiones, Buenos Aires, A. Moen Editor, 1886, p.11.
Proyecto que, posteriormente, cobraría (otra) forma e impulso
en el ánimo de inversores franceses.
Existe una muy somera biografía en Petriella, Dionisio y Sosa
Miatello, Sara Diccionario Biográfico Ítalo-Argentino, p. 64 (ed
on line: http://www.dante.edu.ar/web/dic/g.pdf).
gar
Por empezar, su misma conformación geográfica: es un
angosto brazo de mar que rasga el continente y que alberga numerosos bancos e islas; muchas de estas formaciones afloran o varían de extensión y contorno al compás de
las amplias mareas y determinan canales estrechos, cambiantes y laberínticos entre ellas. Charles Darwin nos dio
una fantasmagórica descripción del paisaje cuando visitó
esas aguas en 1832:
Esas Islas merecen mejor el nombre de bancos; consisten en un barro tan blando, que resulta imposible andar
por él, ni siquiera una distancia corta; mucho de ellos
están coronados por juncos muy largos, y en marea alta
solamente sus puntas son visibles. Desde nuestro bote
no podíamos ver nada en el horizonte sino esos llanos
estratos de barro […] [el agua] tenía una muy rara apariencia, tomando características de tierra y agua, sin las
propiedades de ninguna de ellas. El día no estaba muy
claro, había una refracción muy fuerte, o como dicen los
marineros ‘las cosas flotaban en el aire’. El único objeto que no estaba a nivel era el horizonte; los juncos nos
producían el efecto de matorrales suspendidos en el aire
sin que nada los sostuviera y el agua nos parecía barro,
y el barro agua.
(El barro que parece agua y el agua que se asemeja al barro. En la bahía las cosas no son lo que parecen ser y estos
equívocos se refuerzan hasta con la toponimia. Porque si
la palabra denota, en este caso también connota y si no se
tiene cuidado se puede caer en una trampa lingüística: la de
creer que el significado se corresponde con el significante.
Bástenos citar algunos ejemplos. Por empezar, el nombre
de “bahía”, aplicado sin dudar a un accidente que geógrafos
y bahienses no saben si es una ría, un estuario, una bahía o
las tres cosas en una. Otra, la ciudad, que aparece en el imaginario como ciudad-puerto y sin embargo, sorprende en su
mediterraneidad. Eduardo Mallea, bahiense él, al describir
la ciudad en su ensayo Historia de una pasión argentina,
repite, al decir del escritor y ensayista Mario Ortiz, “una
pequeña falacia que pasa por un desplazamiento del territorio: la ciudad frente al océano […] Quien no conociese
Bahía, al leer esas líneas la imaginaría como una mezcla de
caleta patagónica y playa marplatense, con costanera desde
que se pudiese ver la rompiente. Como si de algún modo
no se soslayase la más próxima realidad de un mar que no
es mar sino brazo, ría, estuario de cangrejales en un puerto
que comúnmente debe ser dragado para remover el barro
del fondo” . Bahía Blanca, desprovista de rambla, de playa
y con el mar que se divisa sólo como una ranura grisácea
desde las alturas de los edificios del centro, es la más continental de las ciudades del litoral argentino. ¿Y qué decir del
arroyo Pareja sino que no es arroyo? Es, en realidad, la antigua desembocadura del Napostá Chico. En algún momento
hasta principios del siglo XIX desaguó al mar en forma de
un pequeño estuario; cuando el Napostá Chico se retiró, el
espacio fue ocupado por el agua del mar y a esa escotadura
se la conoce como Arroyo Pareja).
Darwin Keynes, Richard (Ed) Charles Darwin’s Beagle diary,
Cambridge, Cambridge University Press, 1988, p. 99.
Ortiz, Mario “Haciendo masa por calle O’Higgins”, en LDF.
Arte, cultura, sociedad, año 1, Nº 7, Bahía Blanca, 27 de octubre
de 2008, p. 2.
Bróndolo, Margarita y Sandra Bazán (coord.) Geografía de
116
El affaire Godio y el primer intento de construcción portuaria en Arroyo Pareja...
Debe saberse también que en el área de la ría de la bahía
Blanca se encuentran dos grandes fondeaderos naturales.
Uno, situado en el interior, es donde se encuentra actualmente el complejo de puertos de la ciudad de Bahía Blanca, (Galván, Ingeniero White, etc.). El otro, a unos treinta
kilómetros del primero hacia mar abierto, es conocido
como Puerto Belgrano y en él se asientan actualmente la
Base Naval y Puerto Rosales, el puerto comercial de Punta Alta (antiguamente denominado Arroyo Pareja).
av garq
con White. De este modo ajustó una suerte de red que
atrapaba al comercio local, y lo recargaba con elevados
costes a cambio de servicios no siempre eficientes.
Luis Linck, fue uno de los tantos que se benefició en
aquella época con la merced de una ley de concesión para
construir infraestructura. Junto a su hermano Augusto,
conformaba desde 1886 la Sociedad Augusto Linck y Cía,
dedicada al comercio de exportación e importación. Como
era bastante usual, se negoció y se obtuvo por la Ley Nº
2661 del 25 de octubre de 1889, una concesión para construir un puerto en la bahía Blanca, que estaría ubicado al
este de Ingeniero White, muy próximo a la Base Naval
que se estaba levantando en Puerto Belgrano. El proyecto
fue encargado al ingeniero holandés Juan Abel Waldorp,
diseñador y constructor del puerto de Ensenada, en La
Plata. Si bien era óptimo en cuanto al diseño de la estación
marítima en sí, no lo era en cuanto al sitio elegido, según
puede leerse en el informe elaborado por la comisión de
ingenieros encargada del estudio de las costas bonaerenses: la principal objeción era que se hallaba fuera del área
del fondeadero, en una zona con muchos bancos y de difícil acceso, inmediatamente al noroeste de las obras de la
Base Naval. Hacia 1900, Bahía Blanca precisaba un puerto. Mejor
dicho: otro puerto. Es que en ese entonces la ciudad se
despertaba de su largo sueño de fortín y comenzaba a querer ser un centro comercial de importancia: atraía enormes
cantidades de capitales e inmigrantes, que transformaron
su fisonomía y la convertiría en esa ciudad que quería ser
una pequeña París, con palacetes estilo francés (aunque
en sus arrabales se hacinaran en conventillos y casuchas
los europeos que constituían la fuerza laboral que posibilitaba el “Progreso”).
El puerto que tenía, Ingeniero White, había sido construido por los ingleses del Ferrocarril del Sud en 1884 y
era un simple muelle de hierro en sus comienzos, pero
bastó para construir en su torno un creciente imperio. A
partir de él, la compañía inglesa comenzó a edificar su
monopolio portuario en el sudoeste bonaerense: sucesivamente tomó el control de puertos de otras compañías
ferrocarrileras británicas, -Galván y Cuatreros- lindantes
En la sesión que tuvo lugar el 27 de agosto de 1889 en
la Cámara de Senadores, se discutió el proyecto, cuya defensa estuvo a cargo del senador por Salta, Carlos Tagle.
En su intervención, describió la obra como compuesta por
dos secciones y brinda una idea de su magnitud: la primera comprendía el canal de acceso con una profundidad de
6m 40cm., con una gran dársena, con una profundidad de
26 pies y una superficie de 231.418 metros cuadrados, depósitos, muelles y ferrocarriles de conexión; la segunda,
compuesta por exclusas, el antepuerto y los docks, que
poseerían una profundidad de 25 pies y con una superficie
total de 328.668 m2.10
Además, el puerto debería contar con “diques secos y
establecer los talleres con sus correspondientes slips para
la construcción ó reparación de buques que quisieran usar
de ellos” (Artículo 1º inciso 2).11
La concesión duraría 80 años a partir de la habilitación
de la primera sección, cuya construcción debía terminarse
a partir de los cuatro años posteriores a la firma del contrato con el Poder Ejecutivo.
Véase Chalier, Gustavo “Francos vs. libras. El puerto de
Arroyo Pareja o la lucha por la hegemonía económica en aguas
de la bahía Blanca”, en Mateo, José Antonio y Nieto, Agustín
(comps.) Hablemos de Puertos. La problemática portuaria desde las ciencias sociales, Mar del Plata, GESMar/Universidad
Nacional de Mar del Plata, 2009, p.164
Véase Figueroa, Julio B. Estudios sobre los puertos de la
Provincia de Buenos Aires, Primera parte. La costa marítima,
Informe presentado al Departamento de Ingenieros por el jefe
de la Comisión encargada de los Estudios, La Plata, Talleres de
Publicaciones del Museo, 1897, pp. 159 y ss.
10
Congreso Nacional Diario de Sesiones de la Cámara de Senadores, período 1889, p. 286
11
117
Ídem., p. 1075.
R ev i s ta d e E stu di os M ar í ti mos y S oc i ales
Punta Alta y Partido de Coronel Rosales. El espacio geográfico.
Potencialidades y restricciones, Bahía Blanca, Ediuns, 2001,
pp. 68 y 69. Pareja, y no Parejas, por Joaquín Fernández Pareja,
piloto de una misión de reconocimiento a la bahía Blanca que,
en 1823, lo descubrió y reconoció.
En nuestros días, la denominación de Puerto Belgrano se identifica, hasta confundirse, con el de la Base Naval construida allí.
Empero, el origen del topónimo antecede en muchos años a la
erección del puerto militar. El 23 de septiembre de 1824 partió
desde Buenos Aires, el bergantín de guerra General Belgrano en
misión de reconocimiento de la bahía Blanca. Meses más tarde,
el 1° de febrero de 1825, el mismo navío volvió a efectuar un
prolijo relevamiento de las costas y del fondo del apostadero.
Éste comenzó a ser llamado, en homenaje al barco, Pozos o Sonda del Belgrano y, más adelante, Puerto (del) Belgrano. Véase
Instituto Browniano Revista del Mar. Homenaje a la Base Naval
Puerto Belgrano en su Centenario, año XLI, Nº 144, Buenos
Aires, octubre de 1996, p.12
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Gustavo Chalier
Como casi siempre ocurría en estos casos, los plazos
fijados por la concesión caducaron al no hallarse fácilmente financistas dispuestos a invertir en el negocio. El
representante de la compañía en Europa, intentó acercar
esos fondos que tanto necesitaba Linck. Éste no era otro
que Guglielmo Godio, de cuya inefable figura nos ocuparemos a continuación.
Noticias sobre Godio
El periódico La Vanguardia de Barcelona ofreció una
semblanza biográfica de Godio con motivo de la visita
que realizaba en diciembre de 1890 a esa ciudad catalana
por “importantes propósitos editoriales acerca de la República Argentina de donde acaba de regresar después de
una larga estancia allí”.
gar
otros.14
Este periplo por la Argentina significó, según confesó
posteriormente nuestro personaje, su propio “camino a
Damasco”15, tan radicalmente sintió que cambió su vida.
La percepción de una América del Sur pletórica de riquezas (en el acto o en potencia), una América del Sur que se
llenaba más y más de italianos, hizo que reparara que en
el Cono Sur se hallaba desarrollado en germen el Manifest
Destiny del reino de Italia.
África me costó dinero y salud: recogiendo una cosecha
no despreciable de satisfacciones morales, cosecha que
sin embargo fue pronto arrojada al horno.
De América recibí las más grandes satisfacciones morales, las más grandes enseñanzas, y aquella justa recompensa material que aguarda a la honesta laboriosidad16
En palabras de Massimo Zaccaria:
R EMS - Año 3 - Nº 3 - Nov i emb re de 2010
Allí se dice que a la sazón Godio, contaba con 35 años,
“y, sin embargo, son tantas las empresas que ha acometido, tantos y tan largos sus viajes, que al acabar de leer
su biografía cualquiera extrañará que no pase de los cincuenta”.12
Serralunga di Crea, cercano a Alessandría, en el Piamonte, se llama el minúsculo pueblo que lo vio nacer, hijo
de un importante historiador y numismático local. Desde
muy joven sintió atracción por la literatura, la música y
los viajes, pese a lo cual logró recibirse de abogado. Publicó libros de poesías y novelas, ejerció el periodismo
e incluso fundó un diario en Turín. En 1882, durante la
guerra en Egipto, fue corresponsal de la Gazzetta Piemontesa, y remontó el Nilo hasta Nubia. De regreso a Italia
dio varias conferencias y publicó el libro de viajes Cosse
d’Egitto, que obtuvo rápido suceso. Pero faltaba la que
fue sin duda su aventura suprema: en 1883, fue el ideólogo de la iniciativa de exploración del África oriental;
junto con Luigi Penazzi y otros cinco exploradores, emprendió un largo viaje a Sudán y Abisinia, adentrándose
a zonas desconocidas por los europeos y marcando en el
mapa por primera vez regiones enteras.13 Conocedor de
su gusto por los sitios lejanos y las empresas arriesgadas,
su amigo el novelista Edmondo de Amicis (el escritor,
aventurero como él, que habría de hacerse famoso con su
lacrimógeno libro Cuore, aparecido en 1886 y devenido
rápidamente en best seller) lo convenció de emprender
un viaje a la Argentina. Invitado por Lucio V. López, De
Amicis debería dar conferencias acerca de figuras como
Cavour, Mazzini, Garibaldi y Victor Manuel II. Partieron
en 1884. Sabemos que en ese viaje, además de abrirle las
puertas a la América del Sur, lo puso en contacto con importantes personalidades políticas y culturales del país, ya
que fueron recibidos en sucesivos agasajos a De Amicis
(y por consiguiente a su acompañante) por Carlos Pellegrini, Paul Groussac, Eduardo Wilde, Julio A. Roca, entre
12
13
La Vanguardia, 30 de diciembre de 1890, p.1.
Véase Zaccaría, Massimo “Il viaggio imperfeto. La spedizione Godio Penazzi nel Sudan Orientale”, en Miscellanea di storia
delle esplorazioni, vol. XXIII, Génova, 1998, pp.294-312.
Desde ese momento, Godio empieza a rebatir la política
italiana de expansión en África, no tanto porque fuese
ideológicamente contrario a todo tipo de expansión, sino
porque estaba convencido de su más absoluta improductividad. Italia, en su opinión, debía dirigir su mirada y su
energía hacia América del Sur, donde incluso la población local anhelaba una presencia política italiana. Godio tomaba posición en el seno de un debate muy vivo y
sentido en la Italia de fin de siglo…17
Entonces, debemos asumir que las aventuras de Godio
en el Río de la Plata en general y en Bahía Blanca en
particular no son meros negociados de un aventurero más
o menos exótico. Por el contrario, deben enmarcarse en
el contexto de una época en la que el imperialismo era la
ideología hegemónica de la clase dominante y en la que
los europeos se obsesionaban con lejanas tierras -nuevos
Dorados- donde todo era posible para espíritus civilizados
y positivistas como ellos.18
14
Véase Ottino, Mónica “Cuore o la educación sentimental”, en
La Nación, Suplemento Cultura, Buenos Aires, 3 de setiembre
de 2006. De ese época debe datar sus contactos en Paraguay, que
culminan con el permiso para construir un Banco Hipotecario en
Asunción, promulgado en 1891.Véase Recopilación de leyes y
disposiciones fiscales de la República del Paraguay, con arreglo
á las modificaciones, anotaciones y adiciones introducidas en
ellas hasta el presente periodo legislativo, Asunción, Tipográfica de la República, 1891, pp. 194 y ss.
15
Godio, Guglielmo Africa e America. Conferenza tenuta
all’Associazione della Stampa in Roma il 3 Maggio 1896, Milano, Casa Editrice Galli di Chiesa, Omodei, Guindani, 1896,
p.12, citado por Zaccaria, Massimo op. cit., p. 297.
16
Godio, Guglielmo Africa e America. p.20, citado por Zaccaria, Massimo op. cit., p. 297.
17
Zaccaria, Massimo op. cit., p.297. Véase García Sanz, Fernando “Las directrices de la política exterior de Italia (18781896): Las fuerzas profundas”, en Cuadernos de Historia Contemporánea, Nº 10, Madrid, Universidad Complutense, 1988,
pp. 93-120.
18
Al respecto, véase Hobsbawn, Eric La Era del Imperio.18751914, Buenos Aires, Crítica, 1998, p. 86 y 90.
118
El affaire Godio y el primer intento de construcción portuaria en Arroyo Pareja...
Al año siguiente de su excursión por el Río de la Plata, volvió Godio a la Argentina y esta vez se dirigió al
noreste, a la selva misionera, que exploró. Fruto de esta
expedición fue una conferencia dada en enero de 1886
en el viejo Teatro Colón de Buenos Aires y en la que dio
cuenta de los inmensos yerbatales, de la naturaleza exuberante y de las costumbres de los guaraníes.19 Él, con
“su tez morena de viajero, [que] destaca la barba rubia
de italiano culto, terminada en una punta, bajo su bigote
de hombre entre el que hay todas las suavidades de una
sonrisa buena; su nariz desenvuelta, su frente ámplia [sic]
y su mirada vivísima…”20, se presentó ante su auditorio
porteño de esta suerte:
Quizás os habreis preguntado una vez: ¿Quién es este
hombre, cuyo nombre nos llega de tiempo en tiempo,
ya desde lejos, ya desde cerca, de los puntos más opuestos,- ora al frente de un diario batallador, ora á la cabeza de una expedición de exploradores en el corazón de
África, - ora empeñado en una controversia científica,
ora en una contienda armada,-ora en una cuestión ardiente despertando al público ya con un libro, ya con
una conferencia,-ora envolviéndose en los rumores de
una sublevación popular, ora entre los silencios de una
región desierta y salvaje..?21
Y la súbita revelación de América fue presentada de
esta manera ante el auditorio:
Aquí se me presentó el consolador espectáculo de una
nueva Italia que prospera floreciente, […] Aquí, opuestamente á todo lo que pasa en África, hallé homogeneidad en la naturaleza, salubridad en el clima, fecundidad
en el suelo […] Entonces comprendí que esta tierra feliz
de la América del Sud, que abre al extranjero sus opulentos brazos […] esté destinada á resolver nuestras más
urgentes cuestiones sociales.22
En esos años, su prolífica carrera virará y se abocará
al estudio de la inmigración italiana en América del Sur
(lo que no le impidió escribir el libreto de la ópera Taras
Bulba, del músico argentino Arturo Berutti, estrenada en
Turín en 1895). Fruto de su especulación es, además de
sus conferencias, la publicación de su libro de título tan
significativo: Nuovi orizzonti23 donde escribió:
Elitista, deseaba desalentar la llegada de lo que él llama
19
Godio, Guillermo Conferencia descriptiva del territorio de
Misiones : dada en el Teatro Colón el 21 de enero de 1886 ,
Buenos Aires, A. Moen Editor, 1886 .
20
Ídem, p. 4.
21
Ídem, p. 12.
22
Ídem, pp.18 y 19.
av garq
declassés (“verdadera plaga y desdoro de las colonias”25)
y, se infiere, estimular la emigración italiana dirigida, a
través de colonias agrícolas. Todo eso, con una finalidad
comercial, claro está: la valorización de tierras; pero también guiado por un concepto, diríamos humanista y patriótico: la inmigración y colonización como vehículo para
realizar esa sociedad casi ideal, sin lumpenaje, esa Nuova
Italia nel Nuovo Mondo (y no sólo per fare l’America).
De cómo Godio irrumpe en Bahía Blanca
Es de ese modo que nuestro personaje comenzó a concebir proyectos de colonización, ligado, claro está, al muy
rentable negocio de tierras. (En 1889 lo encontramos integrando la Cooperativa Agrícola de Pehuajó -junto a figuras como Aristóbulo del Valle- encargada de vender 25
mil hectáreas en ese partido, fraccionando el latifundio en
pequeñas parcelas)26
Posteriormente, los hermanos Pedro y Joaquín Jofré le
ofrecieron visitar la próspera ciudad de Bahía Blanca. Los
Jofré eran dos españoles que, merced a sus vinculaciones
con los negocios de tierras en Bahía constituyeron una
gran fortuna y anudaron nexos comerciales en Buenos Aires, donde desarrollaban sus actividades.27
Ignoramos qué negocios propusieron los hermanos a
nuestro italiano, y si éstos estaban vinculados de algún
modo al proyecto con el cual se presentó ante la sociedad
bahiense. Porque ha de saberse que, hacia 1897 Godio tenía la idea de generar un gigantesco proyecto de colonización de vastas áreas del sur bonaerense y de Río Negro.
Gigantesco, dijimos, porque comprendía traer a doscientos mil inmigrantes de Italia28, cifra asombrosa sobre todo
puesta en contexto: según el censo de 1895, había en el
país cerca de 490.000 italianos (12 % de la población del
país a la sazón).
En esos días sin duda Godio debió entrar en contracto
con la concesión de Linck a la que ofreció sus buenos oficios (contra el pago de una comisión, lógicamente) para
conseguir capitales en Europa para el futuro puerto y para
el negocio de colonización. Según La Nueva Provincia,
a principios de 1899 el italiano consiguió 20 millones de
liras para financiar su proyecto.
Lo cierto es que, según noticias periodísticas de la época, Godio obtuvo finalmente los capitales, pero no pudo
salvar la concesión, que caducó a mediados de 1899. Por
lo tanto el negociador reclamó a sus empleadores una
25
Godio, Guillermo Conferencia descriptiva del territorio de
Misiones… op. cit, p. 21.
26
Véase Recarte Tisconia, Tomás Medallas de Pehuajó, Buenos
Aires, Ed. Dunken, 2006, p. 187.
27
Nuovi orizzonti. L’America ne’suoi primi fattori, la colonizzazione e l’emigrazione, Florencia, G. Barbéra, 1893.
Véase Crisafulli, Gustavo “Para una historia de la burguesía
pampeana. Terratenientes y comerciantes en el sur bonaerense a
fines del siglo XIX”, en Estudios Sociales, Revista Universitaria
Semestral, año IV, Nº 7, Santa Fe, 2º semestre de 1994.
24
28
23
Nuovi orizzonti op. cit., p.109.
119
La Nueva Provincia, 20 de agosto de 1898, p. 1.
R ev i s ta d e E stu di os M ar í ti mos y S oc i ales
La emigración es la fuerza de expansión de un pueblo;
es la prueba de su exhuberancia vital, de su poder de
reproducción; es el perpetuarse, el propagarse de su ser
a través de los espacios y a través de los tiempos; es su
manera de poseer el porvenir en nombre del valor de su
pasado.24
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Gustavo Chalier
gar
suma de dinero en virtud de honorarios y resarcimiento
por sus trabajos a favor de ese puerto, y se puso a trabajar
inmediatamente en su propio proyecto, aprovechándose
de los contactos ya establecidos en Europa.
Siempre rimbombante y amigo de los golpes de efecto,
Godio presentó su proyecto al público bahiense mediante
una conferencia en el Hotel Londres, a las 9 de la noche
del 21 de octubre de 1899. El director y propietario del
diario La Nueva Provincia, Enrique Julio, tenía trato personal con el explorador, periodista y poeta devenido hombre de negocios. Y un día antes de su presentación en el
Hotel Londres anticipaba a sus lectores acerca de la idea
de su amigo, no renunciando a la hipérbole:
Ese proyecto magno, fantástico, nos hace recordar á los
atrevidos proyectos de los yankees, que han asombrado
al mundo entero con sus destellos de injenio [sic], de
resolución y de empresa.29
R EMS - Año 3 - Nº 3 - Nov i emb re de 2010
La disertación debió producir viva impresión entre los
oyentes. Godio era el mundo que se precipitaba sobre el
fin del mundo, desconcertante y fascinante (e inclasificable: la prensa bahiense utilizó diferentes títulos antepuestos al apellido del personaje; así, se lo trataba ora de señor,
ora de ingeniero, ora de doctor y hasta profesor). La gran
magnitud de los trabajos que debían realizarse opacaba
los doscientos mil italianos que meses antes pensaba traer
como colonos. No conservamos el texto de la disertación,
pero sí sabemos merced a la ley de concesión del emprendimiento (N° 3964 del 15 de noviembre de 1900), su real
magnitud. Según el texto normativo, que daba a Godio la
explotación del puerto por noventa y nueve años, se debía
construir las siguientes obras, a saber:
a) Un puerto comercial en Bahía Blanca, en Puerto Belgrano, frente al arroyo Pareja […] Una parte de dicho
puerto será destinada al tráfico de ultramar, otra al comercio de cabotaje y otra al servicio de la pesca y del
comercio local.
b) Las líneas férreas del servicio del puerto […] con una
estación dentro ó cerca del puerto, líneas telegráficas ó
telefónicas necesarias para el servicio y ramales para el
empalme con otras vías existentes ó que en adelante se
construyan.
c) Dos líneas férreas con un ramal á Bahía Blanca y
punto general de arranque en el puerto. Una de aquellas
líneas terminará en Victorica (Pampa Central), pasando
por Tornquist, General Acha y Pici-Mahuida [sic], y la
otra en Rufino (Santa Fé), pasando por Dorrego, Lamadrid y Pehuajó.30
No podía ser de otra manera, ya que el ingeniero italiano tenía una concepción de puerto flexible, apto tanto para
actividades militares como mercantes y que sirviese al
país tanto en tiempos de paz como en tiempos de guerra.
Incluso en un plano, insertó un bosquejo del proyecto de
Godio, bautizándolo, un poco jocosamente, con el nombre de “Puerto Lincoln”, quizá en homenaje a la ciudad
inglesa donde nació su esposa, Annie East.32
Godio, los bahienses y el puerto
Incapaz de hallar capitales en Italia, en 1901 Godio
consiguió sellar un acuerdo con un grupo de empresas
francesas, que tomaría a su cargo las obras33 (entre ellas,
la Banque Internationale de Bruxelles y la Casa Constructora Letellier, de París),34 aunque no se formaría oficialmente la compañía hasta tanto no se rinda un informe
técnico completo acerca de las posibilidades concretas de
ejecución de las labores en Arroyo Pareja. Sin embargo,
pese a no ser nombrada por la prensa, había otra empresa
que asomaba su hocico por entre los pliegues del asunto
Godio, husmeando la atmósfera bahiense. Esta empresa, a
la postre, tendría una importancia capital en la historia de
los puertos de la región.
31
Congreso Nacional: Diario de Sesiones de la Cámara de Diputados, período 1900, pp. 324-325.
32
Por otro lado, el trazado de las líneas férreas no deja
30
La sesión de la Cámara de Diputados del 22 de octubre
de 1900, discutió el proyecto de ley de la concesión Godio previa su pase al Senado para la sanción definitiva.
Allí quedó consignado que el director de obras del Puerto
Militar, ingeniero Luigi Luiggi había declarado en un informe solicitado por la comisión de obras públicas, que el
proyecto no afectaría de ninguna forma la obra castrense.31
En octubre de ese año se designó una comisión técnica
Es decir, se privilegiaba expresamente la zona de Puerto Belgrano (más precisamente el Arroyo Pareja) para la
erección del puerto comercial, que estaría recostada sobre
la llamada Isla Cantarelli (de nuevo, la trampa de las palabras: porque tal “isla” no es isla, sino simplemente la otra
banda del arroyo Pareja).
29
de ser sorprendente. Porque la primera se superponía casi
por completo con la del Bahía Blanca Noroeste, a la sazón
en funcionamiento con capitales británicos. Y la segunda
prácticamente coincidía (sólo con un trazado un poco más
al este en su tramo bonaerense) con el del futuro Ferrocarril de Rosario a Puerto Belgrano, uno de los grandes
emprendimientos franceses en la región sur bonaerense.
La Nueva Provincia, 19 de octubre de 1899, p. 1.
Congreso Nacional Diario de Sesiones de la Cámara de Senadores, período 1900, p. 633.
Luiggi, Luigi Plano del Estuario de Bahía Blanca. Ubicación del Puerto Militar y varios puertos comerciales existentes
o concedidos, 26 de abril de 1902 (Archivo Histórico Municipal,
Documentos de Puerto Militar- Base Naval de P. Belgrano, caja
H-1, 3145. Copia del original existente en el Archivo General
de la Armada).
33
Véase The Review of the River Plate, 21 de septiembre de
1901, p. 457.
34
Cf. Boletín Mensual de la Cámara Francesa de Comercio
en Buenos Aires, enero de 1903. La Banque Internacional era
un banco con asiento en Bélgica pero cuyo capital accionario
era fundamentalmente alemán, y con vastos negocios en el extranjero; en cuanto a Letellier era una compañía franco-belga de
amplia trayectoria.
120
El affaire Godio y el primer intento de construcción portuaria en Arroyo Pareja...
a cargo de los ingenieros franceses Kunkler, Delavigne y
Coulon. No es un dato menor consignar que el jefe de la
misión de estudios, Louis Victor Kunkler, había participado en las obras del puerto de Burdeos, que realizó Hersent
et Fils35 bajo la dirección técnica del ingeniero Abel J.
Pagnard, futuro autor del proyecto del definitivo puerto
comercial de Punta Alta.
Hersent et Fils era una importantísima constructora afamada por su sistema de fundaciones con el empleo de cajones de cemento, y fueron los grandes exponentes de este
método constructivo el que, junto con el aire comprimido,
fue utilizado en numerosas obras. Su fundador fue Hildevert Hersent, un notable ingeniero y empresario que llegó
a presidir la Sociedad Francesa de Ingenieros y que ganó
importantes licitaciones para la construcción de puertos
en Europa (ampliación y refacción en Amberes, Burdeos,
Toulon, Dunkerke y Lisboa) y África (Bizerta y arsenal
de Sidi-Abdallah, en Túnez; Fedalah-en la actualidad el
elegante suburbio de Casablanca llamado Mohammedia-;
Dakar, en Senegal y en Argelia, Philippeville, hoy Skikda).36 También en 1900 formó parte de la Compañía del
Puerto de Rosario, que, en conjunto con otras empresas
galas, ganó el concurso de antecedentes para construir el
puerto de esa ciudad santafesina.
Hersent, ya asentada en la Argentina, no tuvo dificultad
en prestar asistencia técnica a la concesión Godio. ¿Qué
papel, si alguno tuvo, desempeñó el ingeniero Luiggi, integrante del jurado que designó a la constructora francesa
como ganadora en Rosario? Hilos sueltos que son necesarios anudar en el futuro.
Y para apoyar dicho aserto, se detallan de esta suerte las
bondades del punto escogido:
Ningún punto de la costa argentina podía ser mejor
elegido, pues, desde el punto de vista marítimo, Puerto
Belgrano presenta ventajas inapreciables. Se encuentran
aguas profundas, en comunicación libre y fácil con el
Océano Atlántico, accesible, en cualquier marea, a los
más grandes navíos; las corrientes no son ni peligrosas
ni molestas para la navegación y los vientos, por más
que soplen a veces con violencia, no toman jamás el carácter de tempestades o huracanes.39
Pero hacia el final, el texto se vuelve por demás develador y manifiesto en cuanto a la relación del puerto con el
desarrollo de las colonias, norte de la visión de Godio:
Está entre las miras de la Compañía del Puerto comercial
activar la colonización, interesándose en el poblamiento
de las zonas atravesadas por los ferrocarriles concedidos
y ofreciendo, además, a los trabajadores ventajas que
facilitarán su existencia. Al efecto se construirán en las
principales estaciones vastos galpones que recibirán en
depósito cereales, lanas, cueros, etc.; los adelantos en
especies podrán hacerse a una tasa muy moderada para
los propietarios de esas mercancías; se realizará de este
modo esa unión del capital con la mano de obra que es
la fuente de todo progreso.40
Se nos ofrece una reseña de la ciudad de Bahía Blanca
con relación a su puerto:
Ibídem.
36
Una interesante reseña de las actividades de Hersent a nivel
global y que señalan la importancia de la empresa, se encuentra
en los informes del jurado internacional reunido con motivo de
las Exposición Universal con la que París dio la bienvenida al
nuevo siglo. (Véase France, Ministère du commerce, de l’industrie, des postes et des télégraphes Exposition universelle internationale de 1900 à Paris, Paris , Imprimerie nationale, 1902,
pp. 202 y ss.).
37
Debo a la inmensa generosidad de Andrés Regalsky el conocimiento de este documento, cuya copia me facilitó en su oportunidad.
Vale decir que Godio pretendía que su puerto operase
como un factor de desarrollo de sus colonias, a través de
una vasta red ferroviaria que confluiría para sacar la ingente producción. Colonias y puerto se daban la mano. Tal
es así que posteriormente, en 1903 el ministro Giovanni
Giolitti firmaba una carta de recomendación que obra en
la Prefectura de Módena por la cual tenemos constancia
que Godio proseguía con sus ideas de colonización en la
Argentina (y además, da cuenta del nivel de contactos que
poseía):
El abogado Guglielmo Godio, de acuerdo con respetables personas de esa provincia y con pleno acuerdo con
38
Kunkler, L.V Rapport de l’ingenieur chef de la mission d’études, 1901, pp. 2 y 3.
39
Ibídem.
40
Idem. p. 15.
121
R ev i s ta d e E stu di os M ar í ti mos y S oc i ales
35
av garq
vías férreas y donde está ejecutando, en este momento,
trabajos de ampliación y de dragado que le deben dar a
las aguas una profundidad de 7m. con marea baja, es decir, un poco menor que la de los puertos de Buenos Aires
y La Plata. Pero esta profundidad, equivalente a 23 pies
ingleses, según la propia afirmación de la Compañía del
Ferrocarril del Sur, en su informe a sus accionistas del
9 de octubre último, es hoy insuficiente para asegurar
al comercio de la República su total desenvolvimiento,
ya que ella no puede convenir más que a navíos de 3 a
4 mil toneladas, mientras que su futuro tráfico exigirá
un puerto de 9 a 10 metros, pudiendo recibir buques de
8 a 10.000 toneladas y más. [...] hace falta a la República (para que sus productos puedan luchar en todos
los mercados del mundo con aquellos países rivales) un
puerto que pueda recibir los buques más grandes, como
los grandes puertos de Europa y de Estados Unidos […]
En los términos de la ley de concesión, el nuevo puerto
comercial debe ser construido en la bahía de Bahía Blanca [sic], en Puerto Belgrano.38
Lo cierto es que el informe técnico de la misión de estudios en Arroyo Pareja fue presentado en Buenos Aires
el 11 de diciembre de 1901.37 Su análisis es en extremo
interesante, ya que nos ofrece una idea de la magnitud
del proyecto, además de mencionar las bondades del sitio
designado para su concreción.
La ciudad de Bahía Blanca, denominada “La ciudad de
los puertos”, no tiene puertos; ella está situada a más de
cinco kilómetros del mar; el puerto que le es más cercano es el de “Ingeniero White”, que la Compañía del
Ferrocarril del Sur ha construido para el servicio de sus
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Gustavo Chalier
gar
la embajada de la república argentina [sic], organiza la
concesión de terrenos en aquella república con el objetivo de transportar familias de trabajadores de ese provincia. Le ruego, en cuanto pueda hacer falta, de facilitar a aquél toda obra que pueda volverse útil a la clase
trabajadora.41
recargo de fletes y la muerte de nuestra ciudad por la
vida, la actividad y el movimiento que habría de llamar
ese puerto á construirse?
[…] ¿Qué necesidad de ese puerto allí, cuando puede
hacerse aquí, a nuestras puertas, sin mayor dificultad y
sin ocasión de ruina a nuestra ciudad?44
En las conclusiones de su informe, los ingenieros franceses apuntan:
Y aventura la siguiente hipótesis para explicar el emplazamiento del proyecto: “La base de estos proyectos es de
por sí sospechosa […] Un negocio de tierras y terrenos de
aquel paraje, es lo que sintetiza esa ubicación”.45
Debemos reconocer que los comienzos de la empresa
serán modestos, si se los compara con los grandiosos
trabajos de los puertos de Buenos Aires y de La Plata,
pero estamos convencidos que solamente procediendo
así la República podrá estar dotada, en breve, de un
puerto de aguas profundas y entonces, cuando ese gran
problema a la vez comercial, financiero, social y político
sea resuelto, las miras se alejarán, los trabajos tomarán
un carácter menos rastrero: las vías férreas, particularmente, se multiplicarán en la Pampa, y a través de los
ricos valles de los ríos Negro y Colorado; y una de ellas
no tardará en franquear la cordillera, para hacer la unión
de los dos Océanos; el gran puerto de la República se
convertirá en cabeza de línea de un nuevo Transcontinental [...] Entonces, Puerto Belgrano tendrá un tráfico
igual al de los grandes puertos de Europa y podrá verdaderamente llamarse “Nueva Liverpool.42
En un punto la opinión no dejaba de ser atendible cuanto
que, por aquel entonces, y pese a los recientemente iniciados trabajos de la Base Naval, Puerto Belgrano era poco
más que un desierto arenal y la comunicación con Bahía
Blanca era difícil pese a la existencia del llamado ferrocarril estratégico (La futura ciudad de Punta Alta apenas se
asomaba en ese entonces con apresuradas casas puestas
en paralelo de las vías de ferrocarril, hogar improvisado
de los obreros y de otros pobladores que se atrevían a desafiar el desolado paisaje).
¡Nada menos que el proyecto del Trasandino, vinculando los océanos Pacífico y Atlántico, haciendo del puerto
de Godio un emporio comercial único!
Por el otro, había conciencia de que en derredor del
nuevo puerto podía surgir un núcleo urbano que usufructuase la intensa actividad comercial derivada y rivalizara
con Bahía Blanca ventajosamente.
No faltará quien observe que la Empresa del Sur nos
aprovecha y hasta ahoga, si tanto se quiere […] Trabajemos para que el Sur modere sus tarifas, para que
concluya sus obras del muelle tan reclamadas y hasta
favorezcamos á toda empresa particular que intente de
buena fé la construcción en nuestra ribera de todo trabajo que implique un adelanto, un progreso o satisfaga una
necesidad de nuestra población y su comercio.
Pero no vayamos a facilitar su negocio á los que se presenten con delirios ó fantaseos que luego habránse de
traducir en amargos desengaños, sino en pérdidas irremediables.46
¡Qué bomba lanzó el italiano en Bahía Blanca! ¡Cómo
agitó las aguas! Desde un principio, una parte de la opinión pública se puso en contra de esta idea, argumentando
de diferentes maneras. El principal portavoz de los opositores a la idea fue el vespertino La Opinión, dirigido por
Ciriaco Mata, destacado martillero y socio fundador de la
Sociedad Rural local.
Creemos que esos proyectos son muy vastos, muy estudiados y que abarcan un verdadero plan de colonización
y desarrollo de esas latitudes australes, expresa un diario
bahiense. Pero obras de esa magnitud sólo son realizables en lo porvenir. Nuestro desarrollo actual no es susceptible a hacer remunerativas obras tan colosales.43
R EMS - Año 3 - Nº 3 - Nov i emb re de 2010
Lógicamente, las críticas formuladas fueron de carácter
económico, y tenían por fin remarcar la situación del comercio bahiense cuya prosperidad se vería amenazada por
un puerto lejano:
Preguntémosnos, ante todo: ¿El lugar señalado, consulta
las necesidades de nuestra plaza comercial, puéde ser
propiciado por nuestra población como factor de su progreso y obra de su futuro engrandecimiento?
Creemos que no. ¿Pudiendo ser susceptibles nuestras
aguas de recibir y satisfacer ese puerto y sus necesidades, á qué de una ubicación tan lejana que implica un
Resumiendo: Bahía Blanca necesitaba otro puerto; pero
cercano a la población, de manera que compitiera con el
existente, abaratara costos y afianzara el potencial de la
ciudad, sin establecer un polo económico rival. Tal era,
en términos generales, los objetivos de la lucha planteada
por la burguesía comercial bahiense.
Así como los opositores contaban medios de prensa
aliados, el matutino liberal El Heraldo, de Salvador Dufaur era uno de los diarios que representaba a quienes
veían benévolamente al proyecto Godio. Así, más allá de
la esperanza que emana de algunas notas, la defensa se
realizaba atacando el principal argumento sustentado por
La Opinión, respecto de la formación de un polo económico cercano al futuro puerto.
El puerto comercial en Arroyo Parejas [sic] ó en sus
inmediaciones construyera la empresa Godio sería, no
hay duda, como todos los puertos de gran movimiento,
41
Cit. por Bertugli, Monica L’emigrazione delle comunità montane dell’Appennino modenese ovest dall’unità d’Italia al secondo dopoguerra, Università degli Studi di Modena e Reggio
Emilia, Facoltà di Economia, (Tesis de licenciatura de Economía Empresarial), año 2001/2002, pp. 33-34.
42
43
44
La Opinión, 24 de octubre de 1899, p. 1.
Idem, p. 16.
45
Ibídem.
La Opinión, 18 de octubre de 1899, p. 1.
46
La Opinión, 25 de octubre de 1899, p. 1, col. 4.
122
El affaire Godio y el primer intento de construcción portuaria en Arroyo Pareja...
un centro de actividad, sería lo que el puerto Madero
en la capital federal, el puerto de Hamburgo, el puerto
de Londres y tantos otros, pero no sería jamás el centro
donde se efectuaran las transacciones comerciales de
cualquier índole que ellas sean.47
Al día siguiente, el diario se preguntaba cuántos consignatarios estarían dispuestos a trasladar sus oficinas comerciales al nuevo puerto. Y se responde, con vehemencia:
Ninguno, absolutamente ninguno, y nadie se moverá de
nuestra ciudad: el emporio del comercio estaría siempre
aquí y en el puerto habría una población numerosa, si
se quiere, pero compuesta del gremio obrero como en
todas partes48
Otro periódico que defendió desde el inicio el proyecto Godio era La Nueva Provincia. Unos meses después
de la conferencia en el Hotel Londres, se editorializaba
acerca de las buenas perspectivas acerca de la formación
del grupo capitalista que proveería los fondos necesarios
para el puerto:
[...] El proyecto del ingeniero Godio, de proyecciones
colosales, sigue su laboriosa gestación, desprendiéndose
de las investiduras fantásticas y utópicas con que la imaginación pública se lo forjó, para tomar las formas de las
cosas reales [...]
Se iniciará en buen momento la discusión de asunto trascendental para los intereses, no sólo en Bahía Blanca,
sino de todos los centros poblados del Sud de la provincia.
El muelle del FC Sud único medio de embarque de que
dispone la exportación desde hace varios años, es tan
reducido, deficiente, molesto y perjudicial, que escasamente alcanzaría para brindar al comercio de cabotaje,
las comodidades más imprescindibles [...]
Estas verdades de carácter axiomático que se vienen repitiendo desde tiempo remoto, son estimulantes poderosos para que la empresa que representa el ingeniero
Godio se lleve á cabo en plazo perentorio y para que el
congreso nacional la estimule con una pronta sanción.
La realización del proyecto del ingeniero Godio importará también para Bahía Blanca, un paso avanzado hacia
el anhelado proyecto de verla instituida en capital de una
nueva provincia.49
47
El Heraldo, 17 de septiembre de 1900, p. 1.
48
El Heraldo, 18 de octubre de 1900, p. 1.
49
av garq
Final de la aventura
Pese a todo ese reguero de tinta, el puerto de Godio estaba solo en el papel. Todavía no se había puesto en juego
el grueso del capital requerido, calculado por el semanario The Review of the River Plate en cerca de 80 millones
de francos (unos 16 millones de pesos)50 ya que los estudios, si bien ampliamente favorables, eran solamente preliminares. Lo cierto es que Godio no logró hacerse nunca
del dinero requerido. Finalmente, en 1902, el gobierno
le aplicó una multa de $ 200.000 por incumplimiento de
los términos del contrato al no iniciar las obras en Arroyo
Pareja.51, suma que le fue confiscada definitivamente en
1905 y ya nadie volvió a hablar del tema.52
También en ese año es cuando se posee la última noticia
de actividades públicas de Godio (su aceptación para brindar una conferencia sobre Dante Alighieri, en Madrid).53
¿Murió? ¿O simplemente se retiró de la escena? Lo ignoramos, pero para el caso, lo mismo da: 1905 es el año en
que Godio hace mutis de nuestra historia portuaria.
El puerto Godio. Como se vio, un proyecto grandioso
que terminó en un fiasco colosal. Sin embargo, el proyecto
marcó el inicio, tímido es cierto, de la irrupción del gran
capital francés a la zona de la bahía Blanca. Fue el primer
intento serio que conozcamos de inversiones de capital
proveniente directamente de Francia en un área sensible
de la economía local, como lo era el sistema portuario.
Hersent realizó (vía el ingeniero Kunkler) los primeros
tanteos en una zona en que, pocos años después, sería
uno de los focos de inversión en la Argentina, además del
puerto de Rosario.
Vale la pena detenerse a remarcar dos aspectos que devendrán constantes en el diseño del capital francés. Por
un lado, la elección del área de Puerto Belgrano, más específicamente la desembocadura del Arroyo Pareja, para
la erección de un gran puerto comercial. El área, de ahí en
más, vería sucederse velozmente una serie de proyectos,
concretados unos, fallidos otros, pero todos con la participación de Hersent et Frères: el muelle comercial dentro
de la Base Naval (concesionado en 1906 y finalizado en
1911) y el Puerto Comercial de Arroyo Pareja, que comenzó a construirse en 1912 bajo la dirección del ingeniero Pagnard y que, si bien no llegó nunca a completarse
conforme al plan original, constituye la base de lo que hoy
hía Blanca, Universidad Nacional del Sur, 2007).
50
The Review of the River Plate, 26 de octubre de 1901, p.
649.
51
Véase ídem, 3 de mayo de 1902, p. 945.
52
Véase The Review of the River Plate, 19 de mayo de 1905,
p. 1009.
53
Ateneo de Madrid, Biblioteca Digital “Carta de Guillermo
Godio aceptando la invitación del Ateneo para dar una conferencia sobre Dante Alighieri”, Milán, 16 de junio de 1905 (Autógrafo), Signatura, pp. 2-40 (http://www.ateneodemadrid.com/
biblioteca_digital/cartas/CartasGP-02-040.htm).
123
R ev i s ta d e E stu di os M ar í ti mos y S oc i ales
La Nueva Provincia, 6 de abril de 1900, p.1 A fines del siglo XIX, por el acelerado desarrollo de la ciudad, y por su gran
distancia respecto a La Plata, surgió la idea de crear una nueva
provincia, de la cual sería la capital. (El nombre del periódico-devenido en el principal medio bahiense- así lo atestigua).
Capital de una nueva provincia al sudeste bonaerense, de La
Pampa o de una nueva entidad-Comahue- que comprendía a Río
Negro y Neuquén: todas estas posibilidades se barajaron en algún momento y todavía está en la agenda de algunos sectores.
(Véase: Equipo de Investigaciones Históricas, Etchepareborda,
Roberto (coord.) Bahía Blanca. Una nueva provincia y diversos
proyectos para sus capitalización, Bahía Blanca, Universidad
Nacional del Sur, 1972 y el más reciente: Loewy, Tomás “Provincia SO bonaerense. Vigencia de una idea centenaria”, en C.
de Bulnes, Mabel y Marcilese, José (eds.) Cuestiones Políticas,
socioculturales y económicas del sudoeste Bonaerense, actas de
las IV Jornadas Interdisciplinarias del Sudoeste Bonaerense, Ba-
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avluan queyo
Gustavo Chalier
gar
es Puerto Rosales.54
Por el otro, el trazado de una vía férrea que, partiendo de ese muelle, vaya al área agrícola santafesina que
experimentaba por esos años un boom económico y productivo. Ese trazado corría paralelo, si bien un poco más
occidental, con lo que luego sería el del ferrocarril Rosario-Puerto Belgrano. La terminal de la línea, por el norte, era la localidad de Rufino, en el extremo de Santa Fe
donde confluyen los límites de esta provincia con las de
Córdoba y Buenos Aires. Por ese entonces, Rufino era un
nudo ferroviario de importancia, ya que a partir de allí, se
podía ir por tren ya a Rosario por la línea Venado Tuerto;
a Córdoba por Villa María; o a Cuyo, a través del ramal
Villa Mercedes, San Luis y Mendoza. Desde allí era fácil
extender la línea a Rosario cuando este puerto estuviera
terminado y operando.55
litar, también escritor, viajero, diplomático)? Y en última
instancia, ¿cómo no pensar en personajes más o menos
oficiosos como el filibustero William Walker y sus peripecias en América Central y el fallido Rey de la Araucanía y
Patagonia, Orélie Antoine de Tounens?
¡El imperialismo! ¿Podemos pensar que tras ese rostro
afable, cordial, de causeur, que le asignan las crónicas se
oculta un simple expedicionario atraído por los sitios lejanos, con el mero placer de explorar o de satisfacer su vanidad? ¿O un aventurero de los negocios, tras la pista de una
fácil ganancia? Que la faz simpática de nuestro personaje
no oculte la seriedad del asunto y que obre como atractivo
para posteriores y profundas investigaciones que Guglielmo Godio reclama a gritos desde el fondo olvidado de
nuestra historia.
R EMS - Año 3 - Nº 3 - Nov i emb re de 2010
¿E Italia? ¿Dónde quedaba la bella Italia en todo esto?
Evidentemente pese al status de potencia que se le asignaba en el concierto mundial, lo cierto que estaba muy por
debajo de países como Gran Bretaña, Francia o Alemania
en cuanto a desarrollo económico y militar. En cuanto a
su política expansionista, sus avances en África fueron
siempre limitados: logró sólo asentarse en la franja mediterránea de Libia y en la actual Somalia y sus pretensiones sobre Etiopía se vieron frenadas por el vergonzoso
desastre de Adua de 1895. Precisamente esta batalla marcaría un cambio en la política colonial italiana, que acalló
sus expectativas por el momento. 56 En ese contexto, las
perspectivas de Godio resultaban un tanto anacrónicas, en
cuanto un apoyo del gobierno a sus proyectos. Empero sería interesante estudiar las vinculaciones de nuestro hombre con Luiggi, quien, como sabemos, fue recomendado
por el rey Humberto a instancias del gobierno argentino,
para la construcción de la Base Naval.
Y finalizaremos con Godio. Personaje exótico, sí, pero
perfectamente posible en ese fin de siècle diverso en que
las aventuras y los aventureros buscaban una salida política, literaria, y hasta física a lo exótico. The white man’s
burden … ¿Cómo no buscar un aire de familia en Salgari
y hasta en Rimbaud? ¿Cómo no referenciarlo a personajes
igualmente polifacéticos de nuestro medio, como Mitre
(político, militar, periodista, historiador, poeta y hasta traductor del Dante y de Homero) o Mansilla (también mi54
Para una síntesis de estos proyectos y sus implicancias, véase
Chalier, Gustavo “El Puerto Comercial de Punta Alta”, en El
Archivo, publicación periódica del Archivo Histórico Municipal
de Punta Alta, año II, Nº 4, Punta Alta, septiembre de 2002, pp.
2-9.
55
Véase Chalier, Gustavo “El Puerto Comercial de Punta Alta.
El capitalismo francés y la pugna por el espacio económico de la
bahía Blanca (1900-1930)”, en Cuadernos del Sur, N° 34, Bahía
Blanca, Departamento de Humanidades/Universidad Nacional
del Sur, 2005, p. 316.
56
Véase García Sanz, op.cit, p.120. La infausta aventura etíope
de Mussolini será presentada como vindicatoria de Adua por la
propaganda fascista.
124
Recibido: 31/05/2010
Aceptado: 06/07/2010
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