CONSULTORIO LABORAL Contratos de relevo y la revocación del mandato de un representante legal MIGUEL ÁNGEL MORCILLO PINEDA, abogado y consejero de Lex, Centro de Asesores Técnico Jurídico E n un contrato de relevo, se contrató al trabajador para llevar a cabo una jornada laboral superior a la que dejó vacante el jubilado parcial al que sustituyó. Unos meses después, el relevista ha causado baja y, a la hora de contratar a otro trabajador para cubrir su puesto se plantea la duda sobre si la jornada debe (o puede) ser la que dejó vacante el jubilado o debe ser forzosamente igual a la que venía desarrollando el relevista. La norma básica que regula los contratos de relevo es el artículo 12 del Estatuto de los Trabajadores. En ese precepto se establece la obligación de celebrar un contrato de trabajo simultáneo a la jubilación parcial de uno de sus trabajadores “con objeto de sustituir la jornada de trabajo dejada vacante por el trabajador que se jubila parcial parcialmente”. El contrato puede celebrarse a jornada completa o a tiempo parcial pero, en todo caso, la jornada del relevista ha de ser, como mínimo, igual a la reducción de jornada acordada con el trabajador sustituido. El Real Decreto 1131/2002 de 31 de octubre es el que desarrolla la norma básica, regulando en detalle el contrato de relevo y su relación con la jubilación parcial. La Disposición adicional segunda de este Real Decreto dice lo siguiente. “Si durante la vigencia del contrato de relevo, antes de que el trabajador sustituido alcance la edad que permite acceder a la jubilación ordinaria o Capital Humano 122 122_s_consultorio_laboral_227.in122 122 anticipada, se produjera el cese del trabajador relevista, el empresario deberá sustituirlo por otro trabajador en situación de desempleo o que tuviese concertado con la empresa un contrato de duración determinada”. Y añade: “En el supuesto de que la jornada de trabajo del relevista fuera superior a la jornada dejada vacante, si se produjera el cese del jubilado parcial, la empresa debe ofrecer la ampliación de su jornada con el limite de la jornada completa ordinaria máxima legal”. Es decir, que si el relevista ya estaba realizando la jornada completa, el cese del jubilado parcial no supondrá la ampliación de su jornada, ya que eso supondría rebasar la jornada máxima para el tipo de trabajo contratado; y si el relevista hacía una jornada superior a la que dejó vacante el jubilado parcial, pero inferior a la jornada completa, solo podrá ampliarse su jornada por el cese del jubilado, hasta la jornada completa. La norma prevé estas consecuencias sólo para el caso del despido improcedente del jubilado parcial por lo que debe entenderse que no es aplicable a otros supuestos de cese del jubilado parcial por otras causas. El problema de interpretación se plantea en relación con el siguiente párrafo de la Disposición Adicional 2ª: “La jornada pactada en los nuevos contratos será, como, mínimo, igual a la que realizaba en el momento de producirse la extinción, el trabajador cuyo contrato se ha extinguido”. Parece claro que “el trabajador cuyo contrato se ha extinguido”, dando lugar a un nuevo contrato de relevo, o a la ampliación del existente es el jubilado parcial. Sin embargo la duda subsiste, pues este precepto contempla dos supuestos distintos aunque íntimamente relacionados: cese del relevista y cese por despido improcedente del jubilado parcial. La norma dedica un apartado a cada uno de estos supuestos, regulando las consecuencias específicas de cada una de esas situaciones, y un tercero, aplicable a los dos, en el que, entre otras precisiones (obligación de celebrar el nuevo contrato en el plazo de quince días) se establece la obligación antes expresada. En consecuencia, si se considera exclusivamente la interpretación literal de la norma, parece claro que, tanto en el supuesto de cese del relevista, como en el del jubilado parcial (por despido improcedente), la contratación del sustituto debe hacerse por una jornada que, como mínimo, ha de ser igual a la que realizaba el trabajador cuyo contrato se ha extinguido. Cuando es el trabajador jubilado el que cesa no existe problema pues el mecanismo está claro: ofrecimiento de la nueva jornada vacante a su relevista y, en caso de no aceptar éste o no poder asumir más jornada, contratación de otro trabajador para cubrir esa nueva jornada vacante. Pero ¿qué ocurre cuando el que cesa es precisamente el relevista y su jornada Nº 227 • Diciembre • 2008 19/11/2008 18:33:26 ya era superior a la del jubilado parcial? ¿Es obligatorio en este caso contratar a otro trabajador bajo esta modalidad de contrato, por más jornada que la que dejó vacante el jubilado? Atendiendo a la letra de la Ley, los términos son claros y la solución, asimismo evidente: es obligatoria esa contratación con más jornada que la dejada vacante. Podría entenderse que tal conclusión es, por otra parte, lógica pues el hecho de que el relevista hiciera una jornada superior a la estrictamente necesaria para sustituir al jubilado parcial pone en evidencia que era necesaria la ocupación de esa mayor jornada, para atender las necesidades de la empresa. Por tanto, el objetivo principal de las normas sobre contratación, que es el incremento del empleo, podría entenderse como causa de esta decisión del legislador. Sin embargo, es esta una cuestión opinable y creemos que hay argumentos atendibles para considerar que la jornada del nuevo trabajador no tiene por qué ser superior a la que dejó vacante el jubilado parcial. Esa tesis parece apoyada por la propia definición del contrato de relevo que ofrece el artículo 12 del Estatuto de los Trabajadores. Para este precepto, el contrato de relevo es el que tiene por objeto “sustituir la jornada dejada vacante por el trabajador que se jubila parcialmente”, y no otro. Quiere decir que, estrictamente, el relevo sólo se produce respecto de la jornada vacante pero no respecto de la mayor jornada que, por otras razones, haya sido adjudicada al relevista. No obstante, sólo será posible conocer la solución al problema cuando sea planteado ante la jurisdicción social o aclarado por el propio legislador. Si un relevista ya realizaba la jornada completa, el cese del jubilado parcial no supondrá la ampliación de su jornada para el tipo de trabajo contratado Nº 227 • Diciembre • 2008 122_s_consultorio_laboral_227.in123 123 En suma, pues, a efectos prácticos, la empresa debería asumir la redacción literal de la Disposición Adicional 2ª del Real Decreto 1131/2002 y contratar al nuevo relevista con la misma jornada que tenía el cesado. Hacerlo de otro modo significa asumir el riesgo de una reclamación y su incierto resultado. E n la empresa que efectúa la consulta se ha producido una poco frecuente circunstancia: la revocación del mandato de uno de los representantes legales. Este trabajador ha mantenido, durante su mandato, una conducta susceptible de ser sancionada, incluso con el despido, pero la empresa ha decidido no actuar contra él, ante el temor de que sus reclamaciones le produjeran mayores perjuicios. ¿Qué medidas pueden adoptar la empresa si la conducta del trabajador continúa siendo la misma? El artículo 68 del Estatuto de los Trabajadores establece una serie de garantías o medidas protectoras de la acción sindical, para evitar que las empresas 123 Capital Humano 19/11/2008 18:33:26 puedan actuar en contra de los representantes por el hecho de ejercer sus derechos: a) Apertura de expediente contradictorio en el supuesto de sanciones por faltas graves o muy graves. b) Prioridad de permanencia en la empresa respecto de los demás trabajadores, en los supuestos de suspensión o extinción por causas tecnológicas o económicas. c) “No ser despedido ni sancionado durante el ejercicio de sus funciones ni dentro del año siguiente a la expiración de su mandato, salvo en caso de que ésta se produzca por renovación o dimisión, siempre que el despido o sanción se base en la acción del trabajador en el ejercicio de su representación, sin perjuicio, por tanto, de lo establecido en el artículo 54”. d) Libertad de expresión de sus opiniones en materias concernientes a la esfera de su representación. e) Crédito de horas para el ejercicio de su actividad de representación. El apartado c), que es el que se relaciona con la consulta formulada, aunque de modo sintético, aclara mucho la situación. En primer lugar, deja claro que el hecho de ser representante de los trabajadores sólo constituye una garantía relativa y no priva a la empresa del ejercicio de su facultad de dirección y, por tanto, disciplinaria. A eso se refiere el artículo cuando advierte que para que sea operativa la garantía de no ser sancionado el despedido, el motivo del despido o la sanción han de estar relacionadas con el ejercicio de la representación. Advertencia, por otra parte, un tanto superflua pues cualquier acto relacionado con la representación estará especialmente protegido por la Ley (en especial por la Ley Orgánica de Libertad Sindical). En este caso, lo que se pretende es precisamente poner en evidencia que Capital Humano 124 122_s_consultorio_laboral_227.in124 124 Una vez finalizado el proceso de revocación, los demás representantes de los trabajadores están obligados a poner en conocimiento de la empresa y de la autoridad laboral la revocación producida, la cual es inmediatamente ejecutiva la comisión por parte del representante de faltas susceptibles de ser sancionadas permite a la empresa imponer las sanciones correspondientes siempre que, desde luego, se instruya previamente el expediente contradictorio en la forma prevista en el apartado a) del artículo 68. Es muy ilustrativo a este respecto el hecho de que el apartado que comentamos, incluso se refiere expresamente al artículo 54 del Estatuto de los Trabajadores, que es el que regula el despido disciplinario de los trabajadores, para despejar toda confusión sobre la posibilidad de despedir a un representante de los trabajadores. Dificultad no quiere decir imposibilidad y el Estatuto solamente establece una serie de mecanismos que aseguren que la empresa no va a aplicar abusivamente la posibilidad de prescindir mediante despido de un trabajador que le resulte incómodo; pero al mismo tiempo, la facultad disciplinaria de la empresa no debe quedar mermada por el hecho de que el trabajador ostente la cualidad de representante. La segunda aclaración importante de este apartado a) del artículo 68 es que la garantía de no ser despedido ni sancionado se mantiene sólo durante el tiempo de mandato cuando el cese en el mismo se produce por decisión del representante o por su revocación. (Por cierto que la extensión de un año de garantías solo se refiere a la de ser sancionado o despedido y no a las demás). La revocación del mandato corresponde exclusivamente a los trabajadores que eligieron al representante y se produce mediante una asamblea convocada, con el propósito de tratar expresamente ese tema, por al menos un tercio de los electores. La revocación exige el voto por mayoría absoluta y que la votación se lleve a cabo de forma personal, libre, directa y secreta. La empresa no solamente no tiene participación alguna en este proceso, limitándose a conceder los permisos necesarios, en su caso, para la celebración de la asamblea, sino que debe permanecer totalmente al margen del mismo. De otro modo, podría verse denunciada por violación del derecho a la libertad sindical. Una vez finalizado el proceso de revocación, los demás representantes de los trabajadores están obligados a poner en conocimiento de la empresa y de la autoridad laboral la revocación producida, la cual es inmediatamente ejecutiva, con independencia de que el representante cesado pueda interponer los recursos legales tendentes a la impugnación de la revocación. Lo mismo sucede cuando el cese se produce no por revocación, sino por dimisión del trabajador. Ha de tenerse en cuenta, finalmente, que la revocación o dimisión del representante solo anulan la ampliación de la garantía a un año, pero no suponen, en modo alguno, que la empresa pueda, sin más, despedir o sancionar al representante salvo que su conducta sea claramente infractora de sus obligaciones como cualquier trabajador. En todo caso, la empresa no puede despedir a un trabajador, aunque no ostente la representación sindical, por el hecho de reivindicar sus derechos o los de sus compañeros, salvo que su actuación sea constitutiva de faltas laborales muy graves merecedoras de la máxima sanción. \ Nº 227 • Diciembre • 2008 19/11/2008 18:33:27