PODER JUDICIAL DEL ESTADO SUPREMO TRIBUNAL DE JUSTICIA CUARTA SALA SENTENCIAS QUE CAUSARON ESTADO NÚMERO DE TOCA FECHA EN QUE SE DICTÓ LA SENTENCIA 566-2014 12 DOCE DE NOVIEMBRE DE 2014 ELIMINADOGuillermo Bernardo Ortega GarzaELIMINADOAzucena Cecilia Pérez MartínezELIMINADO RESULTANDO: PRIMERO:- La sentencia que se combate contiene los siguientes puntos resolutivos: “...PRIMERO.- El suscrito es competente para conocer del presente juicio. SEGUNDO.- Procedió la vía ordinaria civil. TERCERO.- Las partes concurrieron con personalidad. CUARTO.- En el juicio principal, el actor comprobó su acción y la demandada no justificó sus excepciones y defensas. QUINTO.- En la reconvención, la contrademandante comprobó su acción y el reconvenido justificó parcialmente sus excepciones y defensas. SEXTO.- Se decreta el divorcio necesario con disolución del vínculo matrimonial que une a AZUCENA CECILIA PÉREZ MARTÍNEZ y ELIMINADO, recobrando ambas partes su aptitud para contraer nuevo matrimonio, con la salvedad de que al tener al contrademandado el carácter de cónyuge culpable no podrá hacerlo, sino hasta transcurrido un año a partir de la fecha en que cause ejecutoria la presente resolución, de conformidad con lo dispuesto por el artículo 96 del Código Familiar. SÉPTIMO.- Una vez que cause ejecutoria la presente sentencia, envíese exhorto con los insertos necesarios al C. Juez de Primera Instancia en Turno, con residencia en la Ciudad de Monclava, (sic) Coahuila, para que en auxilio a las labores de este Juzgado la comunique al oficial Segundo del Registro Civil de esa (sic) Municipio, de cumplimiento a lo establecido en los 97 del Código Familiar, 111 y 112 de la Ley del Registro Civil del Estado, según corresponda a sus funciones; igualmente, para que remita la copia certificada de la misma al Director del Registro Civil de ese Estado, para que procedan en sus términos, en relación al acta levantada en el cuaderno de matrimonios bajo el número ELIMINADO, de la referida Oficialía del Registro Civil de esa Ciudad, que hace mención al enlace matrimonial de ELIMINADO y ELIMINADO. OCTAVO.- Se declara disuelta la sociedad legal de los señores ELIMINADO y ELIMINADO, a cuya liquidación y análisis de las pruebas que han allegado a juicio los litigantes, se procederá en ejecución de sentencia. NOVENO.- Al haber procedido las reclamaciones efectuadas tanto en el juicio principal como en la reconvención, no se hace especial condenación en pago de costas de esta instancia, por lo que cada uno de los litigantes es inmediatamente responsable de las que hayan originado sus diligencias. DECIMO.- Con fundamento en el artículo 17 del Reglamento del Poder Judicial para la aplicación de la Ley de Transparencia y Acceso a la información Pública, se hace saber a las partes, que en cumplimiento a los dispuesto por el artículo 23, fracción III, de la Ley en mención, se publicará y pondrá a disposición del público la sentencia que es definitiva se dicte en el asunto, un vez que haya causado ejecutoria. Lo anterior, sin perjuicio de la protección de oficio que al respecto operará a su favor. UNDÉCIMO.- Con fundamento en el artículo 82 del Reglamento General de Archivos del Poder Judicial del Estado, se le hace saber a las partes que una vez concluido el presente asunto, deberán solicitar la devolución de sus documentos, pruebas y muestras, que hayan aportado a juicio, esto, dentro del término de 30 treinta días naturales contados a partir de la notificación del auto que pone fin al procedimiento, apercibidos que de no realizarlo se procederá a su destrucción. DÉCIMO SEGUNDO.- Notifíquese personalmente...”. SEGUNDO:- Inconforme la parte actora con la sentencia cuyos puntos resolutivos quedaron transcritos, por conducto de su apoderado legal licenciado ELIMINADO interpuso en su contra recurso de apelación, mismo que le fue admitido en ambos efectos, remitiéndose las constancias originales a esta alzada para la debida substanciación del recurso planteado. Finalmente, agotadas las etapas procesales en esta instancia, con fecha 24 veinticuatro de octubre de 2014 dos mil catorce, se citó para resolver el presente negocio. CONSIDERANDO: PRIMERO:- Este tribunal de apelación es legalmente competente para conocer y resolver del recurso que nos ocupa, atento a lo dispuesto por los artículos 945 y 952 del Código de Procedimientos Civiles de esta localidad. SEGUNDO:- Los agravios expresados por el licenciado ELIMINADO apoderado y abogado patrono de ELIMINADO son del tenor literal siguiente: “... PRIMERO.- La resolución reclamada transgrede el principio de congruencia interna y por tanto viola los artículos 81 y 83 del Código de Procedimientos Civiles, por lo que además igualmente se aparta de un correcto razonamiento lógico-jurídico, cayendo en una inadecuada motivación contraria al artículo 16 Constitucional. En efecto, la resolución no es congruente consigno misma, ni con las pretensiones deducidas oportunamente en el pleito, se pronuncia inadecuadamente sobre los varios puntos litigiosos del debate y cae en una incorrecta consideración, apartándose de la precisión considerativa que le exige el artículo 83 ya invocado, puesto que inadecuada e incongruentemente resuelve en su considerando octavo, que la acción reconvencional de divorcio que en contra de mi representado ELIMINADO ejercitó la Señora ELIMINADO, fue procedente. En el primer párrafo de la foja 218 vuelta del expediente, el juzgador asienta que es preciso señalar que la existencia del matrimonio civil celebrado entre ELIMINADO y ELIMINADO es el elemento lógico y necesario de la acción de divorcio, razonamiento que es correcto ya que es obvio que el presupuesto indispensable para que pueda existir un divorcio, es la previa existencia de un matrimonio. Lo incorrecto de los razonamientos del juzgador en el fallo que nos ocupa, consiste en el hecho de que éste consideró, principalmente en esa foja 218 vuelta y en el tercer párrafo de la foja 223 del propio expediente, que es el último párrafo del considerando octavo, que la reconviniente ELIMINADO comprobó su acción de divorcio que ejercitó en la contrademanda, PERO PASÓ POR ALTO EL RESOLUTOR QUE ÉL MISMO CON ANTELACIÓN YA HABIA DISUELTO EL MATRIMONIO y al respecto pido que sus Señorías se remitan a la foja 211 vuelta del expediente, donde el Juez, al estudiar primeramente la acción principal de divorcio que hizo valer mi representado por la causal de separación de los cónyuges por más de dos años, resolvió lo siguiente: Así las cosas, se declara que el actor comprobó su acción de divorcio necesario y la demandada no demostró sus excepciones y defensa. Por consiguiente, se decreta el divorcio necesario con disolución del vinculo matrimonial que une a ELIMINADO y ELIMINADO”. Esta declaratoria de divorcio la pronunció el juzgador dentro de su considerando quinto al estudiar la acción principal, a fojas 211 vuelta del expediente y por tanto, para cuando posteriormente, en su considerando octavo, a fojas 218 y siguientes entró al estudio de la acción reconvencional. EL MATRIMONIO YA NO EXISTÍA PORQUE EL MISMO JUEZ LO HABÍA DISUELTO y por tanto, fue incongruente y contrario a las constancias de autos, que para cuando entró al estudio de la acción reconvencional, decretara la procedencia de ésta bajo la falsa consideración de que aún subsistía el matrimonio. Sobre la sistemática del estudio jurídico que debió realizar el juez natural, invoco el siguiente precedente:ELIMINADONovena Época Registro: 204202 Instancia: Tribunales Colegiados de Circuito Tesis Aislada Fuente: Semanario Judicial de la Federación y su Gaceta II, Septiembre de 1995 Materia(s): Civil Tesis: II.2o.C.T.11 C Página: 508 ACCION. ESTUDIO PREFERENTE POR LOS TRIBUNALES. Los tribunales al resolver los asuntos que les son planteados y que tienen competencia para conocer siguiendo la lógica, de acuerdo con lo dispuesto por el artículo 38 del Código de Procedimientos Civiles del Estado de México, primero conocen del pleito y después de las excepciones que se propongan, de la reconvención en los casos que proceda, de los incidentes y por último dictarán una sentencia congruente. Ahora bien si en la especie se intentó la acción plenaria de posesión y por su parte el demandado reconvino la usucapión, la Sala responsable siguiendo los lineamientos del precepto legal citado no tiene facultad para proceder primero al estudio de la acción reconvencional y posteriormente de la acción principal, ya que por razón de orden y congruencia está obligada primero a estudiar la acción principal, posteriormente las excepciones que se le hayan planteado y por último decidir lo que corresponda respecto de la acción reconvencional, tomando en cuenta que ésta es una nueva demanda dentro del propio juicio y tan es así, que se le corrió traslado al actor para que contestara lo que a su derecho conviniera. SEGUNDO TRIBUNAL COLEGIADO EN MATERIAS CIVIL Y DE TRABAJO DEL SEGUNDO CIRCUITO. Amparo directo 363/95. Hipólito Silva García. 17 de mayo de 1995. Unanimidad de votos. Ponente: Ernesto Saloma Vera. Secretario: Evaristo González Barrera. Por ende, en correcto apego a la congruencia de la propia sentencia, de las actuaciones constantes en el expediente y al principio de motivación que exige el artículo 16 Constitucional, lo adecuado era que el Juzgador declarara LA IMPROCEDENCIA DE LA ACCIÓN RECONVENCIONAL DE DIVORCIO, en virtud de que faltaba el presupuesto indispensable consistente en la existencia de un matrimonio, pero como no lo hizo así, el resolutor agravió a mi representado puesto que aparte de que transgredió la legalidad y los principios de congruencia y motivación ya invocados, incorrectamente declaró a mi mandante con el carácter de “cónyuge culpable” e incluso le impidió contraer nuevo matrimonio, no permitiéndoselo sino hasta después de que transcurriera un año a partir de la fecha en que causara ejecutoria la sentencia apelada, aplicándole, sin merecerlo, la sanción del artículo 96 del Código Familiar, como consta en el último párrafo del considerando octavo de la sentencia aquí apelada. Por otro lado, con esta incorrecta manera de resolver, el juzgador en su considerando undécimo y resolutivo noveno del fallo apelado, decidió que al haber procedido las reclamaciones tanto en el juicio principal como en la reconvención, con apoyo en el artículo 136 fracción I del Código de Procedimientos Civiles, NO SE HACIA ESPECIAL CONDENACIÓN EN COSTAS y con ello privó a mi representado del beneficio que en realidad gozaba de cobrar las costas a la demandada, con fundamento en el artículo 135 fracción I del mismo código procedimental, ya que lo que estrictamente debió resolverse en apego a la legalidad, a la congruencia y a la correcta motivación, era que sí procedía la acción principal de divorcio y no procedía la acción reconvencional de divorcio ante la previa desaparición del matrimonio, motivos por los cuales mi poderdante incorrectamente fue privado por el Juez apelado, del derecho de cobrarles las costas a la parte demandada, agravio éste que también se le piden a esta Sala que lo repare en apego a la legalidad y al correcto procedimiento que es de orden público e irrenunciable. Por lo anterior pido que sus Señorías reparen los agravios correspondientes y declaren la improcedencia de la acción reconvencional por las causas aquí invocadas. SEGUNDO.Otra diversa razón por la cual era improcedente la acción reconvencional de divorcio, reside en el hecho de que EL JUEZ OMITIÓ ESTUDIAR QUE ESTABA CADUCA la acción reconvencional de divorcio que declaró procedente, interpuesta por la Señor Azucena Cecilia, haciéndola consistir en la separación del domicilio conyugal por más de tres meses sin causa justificada, prevista por la fracción VI del artículo 87 del Código Familiar. En el hecho 3 de la reconvención, concretamente en el segundo párrafo de la página 5 de 11 de tal ocurso, la actora reconvencional imputó a ELIMINADO que DESDE EL 3 DE ENERO 2005,POR LO QUE TIENE 9 AÑOS DE ENCONTRARSE SEPARADA. A esta probanza, el resolutor le asignó PLENA EFICACIA PROBATORIA por los razonamientos que ahí expuso. Lo incorrecto de la resolución apelada, radica en el hecho de que el Juzgador OMITIÓ ESTUDIAR que tal y como mi poderdante el reconvenido lo expuso en su escrito de contestación a la reconvención, al contestar el hecho tercero de ésta, señaló que todas las imputaciones eran falsas, EXTEMPORÁNEAS Y CADUCAS y por ende no idóneas para ser consideradas como causal de divorcio, ya que el artículo 89 del Código Familiar estipulaba claramente que las causales de divorcio DEBEN HACERSE VALER DENTRO DEL PLAZO DE 6 MESES siguientes al día en que hayan tenido conocimiento de los hechos y que en la especie, la reconvinente invocaba causales que habían sucedido desde hacia más de seis meses y por tanto las acciones apoyadas en tales hechos eran extemporáneas y caducas. En apego a la legalidad, pero además porque expresamente se hizo valer como excepción el momento de contestar la reconvención, el Juez debió estudiar INCLUSO DE OFICIO en la sentencia hoy apelada, (porque el estudio de la improcedencia de la acción es de oficio, lo cual pido que también realice esta Sala) que si el supuesto abandono aconteció el 3 de Enero 2005, entonces el plazo de 3 meses a que se refiere la fracción VI del artículo 87, corrió del 4 de Enero 2005 al 4 de abril 2005 y si mi representado no se reincorporó al domicilio conyugal dentro del lapso temporal de esos 3 meses destacados con antelación, entonces, LA OPORTUNIDAD PROCESAL QUE TENIA LA RECONVINIENTE para ejercitar su acción de divorcio fundamentada en esa causal de la fracción VI en comento, le corrió del 5 de Abril 2005 al 5 de Octubre 2005. El Juez no apreció que la reconviniente Azucena Cecilia ejercitó su acción de divorcio hasta su escrito recibido en el Juzgado el 29 de Noviembre 2013, es decir, MUCHÍSIMO TIEMPO DESPUÉS, más de 8 años tardíamente a ese 5 de octubre 2005 que como límite legal, tenía para invocar esa causal de divorcio. Lo sorprendente del caso es que con relación a las diversas causales previstas por las fracciones IX y XIII del artículo 89 del Código Familiar el propio resolutor en su sentencia, ver foja 218 vuelta, sí señaló que RESULTABAN EVIDENTEMENTE IMPROCEDENTES porque aún en el supuesto de que hubiesen ocurrido los hechos, la acción ya había caducado en la fecha de presentación de la contrademanda, 29 de Noviembre 2013, por haberse ejercitado fuera del término de 6 meses concedido por el artículo 89 del Código Familiar, es decir, EL JUEZ SÍ TOMÓ EN CUENTA LA CADUCIDAD en el caso de esas dos causales de las fracciones IX y XIII, pero incongruentemente, no consideró ni estudió que la diversa causal de la fracción VI igualmente era caduca por haberse invocado extemporáneamente. Por consecuencia pido que esta Sala repare el agravio correlativo y declare a improcedencia de la acción reconvencional que incorrectamente la sentencia de primer grado declaró procedente. TERCERO.- Otra diversa razón por la cual era improcedente la acción reconvencional de divorcio prevista por la fracción VI; reside en el contenido del artículo 31 del Código de Procedimientos Civiles el cual prohíbe las acciones contrarias o contradictorias. Es preciso señalar que en el último párrafo de la página 221 del expediente y en el párrafo inicial de la página 221 vuelta del mismo, el propio Juez reconoce que la reconvinente invocó dos causales de divorcio, fundada en las fracciones VI y VII del artículo 87 que consisten, respectivamente, en la separación del domicilio conyugal por más de 3 meses sin causa justificada y en la separación del domicilio conyugal originada por una causa que sea bastante para pedir el divorcio, pero además, EL JUEZ TAMBIÉN RECONOCE QUE TALES ACCIONERS SON CONTRADICTORIAS Y QUE NO ES DABLE LEGALMENTE DEDUCIR DOS O MAS ACCIONES CONTRAPUESTAS. La ilegalidad del fallo deviene del hecho de que el Juzgador, EN LUGAR DE APLICAR LA NORMA EXPRESA prevista por el artículo 31 del Código de Procedimientos Civiles, donde el legislador prohibió las acciones contradictorias, lo cual obligaba al juzgador a desechar tales acciones opuestas, aconteció que el resolutor se condujo, ya en la etapa del dictado de la sentencia, a “determinar” en cuál de estas causales la accionante concentró el debate y desechar la diversa causal y para proceder de tal manera, se fundamentó en una tesis aislada, de la Sexta Época, DE HACE MÁS DE 50 AÑOS DE ANTIGÜEDAD, que proviene del Amparo directo 8696/61. Otilio Saucedo Ramos 17 de junio de 1964. Cinco votos. Ponente: Rafael Rojina Villegas. Esta tesis obviamente es inaplicable al caso que nos ocupa, porque en San Luis Potosí existe NORMA EXPRESA, pero además, ya ni siquiera era posible que el juez requiriera al actor para que manifestara cuál de las causales es la que prefería seguir sosteniendo, porque como dije, la etapa del procedimiento ya era la del dictado de sentencia y por ende, ya había pasado la etapa previa a que se refiere el artículo 255 del mismo Código de Procedimientos Civiles en el sentido de que si la demanda era oscura o irregular porque contenía acciones contradictorias, entonces el juez debería prevenir al actor para que la subsanara o aclarara qué acción era la que en realidad deseaba sostener o ejercitar, pero de ninguna manera el juez estaba facultado para “determinar” a su personal criterio Y SIN OIR AL RECONVENIDO respecto de la litis de la cual debió defenderse en especifico, ya que exigirle que se defienda contra todo lo que le sea posible, evidentemente es totalmente contrario a los principios DE AUDIENCIA Y DEFENSA. En otras palabras, la solución contenida en la tesis que nos ocupa, ES ABIERTAMENTE INCONSTITUCIONAL Y CONTRARIA A LOS DERECHOS HUMANOS, transgresora de los artículos 14 y 17 de nuestra Carta Magna, ya que permite que unilateralmente el juez DECIDA EN ÚLTIMO MOMENTO DEL PROCESO, y a al sentenciar, de cual litis es la que debió defenderse mi mandante, el reconvenido. Nótese que mi representado al contestar la reconvención, en el tercer párrafo de su réplica al hecho tercero de la misma, manifestó que la narrativa de los hechos era oscura, imprecisa y no le permitía conocerla adecuadamente ni defenderse y pese a tales irregularidades que opuso como defensa, de cualquier manera el juzgador las pasó por alto y de manera unilateral sin darle audiencia sobre el tema especifico a mi representado, ya al final del proceso, al dictar sentencia, “determinó” en cual acción la reconviniente concentró el debate y con ello DEJÓ EN DESVENTAJA PROCESAL A MI REPRESENTADO violándose los principios de equidad e igualdad que todo juzgador debe guardar máxime que en la especie no existen menores o incapacitados deban ser tutelados, sino que el conflicto se desarrolla entre iguales. Incluso la parte final del artículo 271 del Código de Procedimientos Civiles, al normar el principio oficioso de las pruebas, para mejor proveer y para conocer la verdad, también previene como limite a la actuación judicial, el que NOSE LESIONEN LOS DERECHOS DE LAS PARTES, LAS OGIA Y PROCURE EN TODO SU IGUALDAD. El artículo 17 Constitucional es muy claro al señalar que la administración de justicia debe ser en los términos que fijen las leyes, es decir, bajo las condiciones y las formalidades que dispongan los preceptos de la ley (el vocablo “terminos” no se refiere en este caso a un lapso de tiempo porque dentro del mismo párrafo se hace alusión especifica a los “plazos”y si para el caso que nos ocupa, existía la especifica norma contenida en el artículo 31 del Código de Procedimientos Civiles donde se prohíben las acciones contrarias o contradictorias, entonces lo que el Juez debió haber efectuado, ERA DESECHAR LAS ACCIONES DE DIVORCIO POR FINCARSE EN CAUSALES QUE SE EXCLUYEN, contradictorias entre sí, como lo asentó a fojas 221 vuelta de su fallo y no procedía que actuara determinando en cuál de las acciones la reconviniente concretó el debate, porque ello es inconstitucional, al contravenir los principios de adecuada defensa y de administración de justicia IMPARCIAL que previenen los artículos 14 y 17 de la Carta Magna. CUARTO.- Otro agravio que cause a mi representado el fallo en cuestión, reside en que incorrectamente declaró procedente la acción reconvencional de divorcio, injustificándola con el dicho de las testigos ELIMINADO y ELIMINADO, medio de prueba al que otorgó pleno valor al tenor del artículo 400 del Código Procesal Civil, como se lee a fojas 221 del expediente así como a fojas 222 vuelta del mismo. El resolutor señaló (primer párrafo de la foja 222 vuelta) que las testigos fueron acordes en manifestar que “conocen a las partes del presente juicio, quienes contrajeron matrimonio civil, que de dicha unión procrearon tres hijos, que establecieron la morada conyugal en calle ELIMINADO de esta ciudad, que con data 3 DE ENERO 2005, ELIMINADO ABANDONÓ LA MORADA CONYUGAL PARA IRSE A VIVIR A ELIMINADO. Prueba testimonial que merece plena eficacia por haberse rendido en términos del artículo 400 de la Ley Procesal de la Materia, es decir, que fueron rendidos por personas mayores de edad, respecto de quienes no se refutó su capacidad intelectual, instrucción, independencia de criterio e imparcialidad, declararon sobre hechos que conocieron por medio de sus sentidos y no por inducciones ni referencias a otras personas, su declaración fue clara y precisa sobre la sustancia de los extremos a probar, ninguna de ellas fue obligada por fuerza o medio, ni impulsada por engaño, error o soborno, además de que ambas dieron razón fundada de su dicho, habiendo concurrido además las formalidades legales que amerita el desahogo de una testimonial, consistentes en tomarle al testigo la protesta de conducirse con verdad y de advertirle las penas en que incurren los testigos falsos, se hicieron constar sus nombres, edades, estado domicilio y ocupación, refirieron su situación personal en cuanto a parentesco por consanguinidad o afinidad con las partes, así como otras circunstancias de amistad, dependencia económica, sociedad o alguna otra relación de intereses; sin que al efecto se advirtiera causa alguna que invalidara su dicho. La anterior valoración que hizo el juzgador fue incorrecta y contraria a la ley, pues el dicho de las testigos, ni acredita la existencia y concurrencia de todos los elementos de la causal de divorcio que ejercitó la reconvenida fincada en la fracción VI del artículo 87 del Código Familiar, pero además, contrariamente a lo aseverado en el fallo apelado, si existen múltiples motivos que invalidan las declaraciones en cuestión. Primeramente, es menester tomar en consideración que la fracción VI del artículo 87, previene como causal de divorcio la separación del domicilio conyugal por más de tres meses “SIN CAUSA JUSTIFICADA”, y en la resolución que nos ocupa, el Juzgador señaló que las deponentes fueron acordes en manifestar sólo siguiente: “conocen a las partes del presente juicio, quienes contrajeron matrimonio civil, que de dicha unión procrearon tres hijos, que establecieron la morada conyugal en calle ELIMINADO de esta ciudad, que con data 3 de enero 2005, ELIMINADO abandonó la morada conyugal para irse a vivir a Avenida del Lago 355”. De la anterior trascripción, por su contenido claramente puede verse que el Juez no consideró que las testigos hayan expresado que la separación del domicilio conyugal haya sido SIN CAUSA JUSTIFICADA y si en sus análisis, el resolutor únicamente alude a que se demostraron otros elementos tales como la preexistencia de una morada conyugal en calle ELIMINADO y que mi representado se separó de ésta el 3 de Enero 2005 para irse a vivir a Avenida del lago 33, sin que el propio resolutor haya imputado a ninguna parte de las manifestaciones vertidas por las deponentes, que éstas igualmente hubiesen referido que la separación haya sido sin causa justificada; entonces es claro que la conclusión a la que llegó el juzgador en el sentido de que la causal de divorcio fincada en la fracción VI que nos ocupa, quedaba demostrada mediante el testimonio de ELIMINADO y ELIMINADO, se trata de una incorrecta manera de resolver, porque no se reúne el adecuado razonamiento lógico jurídico o motivación que exigió el constituyente en el artículo 16 del Pacto Federal, pues si el Juez ni siquiera dice en el fallo apelado bajo qué expresiones de las testigos se probó que la separación del domicilio conyugal fue supuestamente “sin causa justificada”, consecuentemente, el Juez tampoco puede aseverar que sí se demostró la causal en cuestión, porque para la procedencia de dicha causal se requiere la demostración de que la separación haya sido precisamente sin causa justificada y como tal elemento no lo consideró llenado el Juez al analizar los extremos demostrativos de los dichos de las deponentes, por ello fue incorrecto que declarara la procedencia de esa causal. Por otro lado, la realidad es que el dicho de las testigos antes mencionadas, carece de todo valor y así deberá declararlo esta Sala en revocación al fallo de primer grado, por la incorrecta justipreciación y alcances que el Juzgador hizo sobre la testimonial misma y sobre lo declarado por las deponentes. Al respecto, para demostrar su ausencia de fuerza convictiva, señalo lo siguiente: 1.- La testimonial en si misma es inválida porque fue desahogada en trasgresión al artículo 362 del Código de Procedimientos Civiles, que dispone lo siguiente: ART. 362.- Después de tomarle al testigo la protesta de conducirse con verdad y de advertirle de las penas en que incurren los testigos falsos, se hará constar el nombre, edad, estado, domicilio y ocupación; si es pariente por consanguinidad o afinidad y en qué grado, de alguno de los litigantes; si es dependiente o empleado del que lo presente, o tiene con él sociedad o alguna otra relación de intereses; si tiene interés directo o indirecto en el pleito, si es amigo intimo o enemigo de alguno de los litigantes A continuación se procederá al examen. Nótese que el precepto 362 específicamente señala que PRIMERAMENTE HAY QUE PROTESTAR AL TESTIGO, para que así, bajo protesta de decir verdad y estando advertido de las penas en que puede incurrir, POSTERIORMENTE DECLARE su nombre, edad, estado, domicilio y ocupación, parentesco, dependencia, sociedad o relación de intereses, interés directo o indirecto en el pleito, amistad o enemistad con los litigantes Y HASTA DESPUÉS SE PROCEDERÁ A SU EXAMEN SOBRE LOS HECHOS. Ello no se respetó en el caso que nos ocupa pues la testimonial segunda a cargo de Alejandra Ortega Pérez y Azucena Cecilia Ortega Pérez a que se refirió el Juez en su considerando octavo, a fojas 222 vuelta, para declarar justificada la acción de divorcio en reconvención, SE DESAHOGÓ EN CONTRA DE LA LEY y al respecto es preciso remitimos a la diligencia testifical desahogada a las 11:05 del 24 de Abril 2014, a fojas 157 y siguientes del expediente, para apreciar que contrariamente a lo ordenado por el legislador en ese artículo 362 que ya invoqué, en el caso concreto se procedió a desahogar la testimonial a cargo de ELIMINADO y de inmediato, sin la previa protesta de decir verdad, ésta empezó a manifestar ser de 27 años, casada, arquitectura, grado de estudios licenciatura, así como el resto de sus generales que se llenen en la diligencia correspondiente a la cual me remito en obvio de repeticiones y ya después de que había expuesto sus generales, después de que dijo que vivía en la calle Cordillera Occidental 760 interior 201 Lomas Cuarta Sección, HASTA ENTONCES FUE CUANDO SE LE ADVIRTIÓ Y SE LE PROTESTÓ PARA QUE SE CONDUJERA CON LA VERDAD, lo que significa que entonces todo lo que previamente había declarado, lo hizo sin haberlo manifestado bajo protesta, y por ende NI SIQUIERA EXISTE LA PRESUNCIÓN DE LA IDENTIDAD DE LA DECLARANTE, es decir, ni siquiera se sabe si efectivamente la persona que estuvo presente en la diligencia, realmente se llamaba ELIMINADO máxime que aún y cuando en la diligencia se asienta que se identificó con credencial del “Instituto Nacional Electoral”, lo cierto es que un hecho público y notorio en nuestro país que al día de hoy el Instituto Nacional Electoral no ha expedido a los ciudadanos credenciales para votar, sino que apenas el Congreso de la Unión le acaba de autorizar un altísimo presupuesto a dicho Instituto Nacional Electoral que son miles de millones de pesos, para que proceda en un futuro a efectuar el canje de credenciales y también es un hecho público y notorio en nuestro país, que no requiere de prueba, QUE LA MAYORÍA DE LOS CIUDADANOS PARA IDENTIFICARNOS aún seguimos usando las credenciales expedidas por el Instituto Federal Electoral, es decir, por el anterior instituto y si a todo ello le agregamos que en la diligencia testimonial el Secretario de acuerdos ni siquiera dio fe que la persona presente que dijo llamarse Alejandra Ortega Pérez, concordara con los mismos rasgos faciales de la fotografía de la credencial expedida por el Instituto Nacional Electoral folio 0822100718362 con la que supuestamente se comprobó la identidad de la testigo, entonces, es claro que como consecuencia de la trasgresión al mandato explicito del legislador en ese artículo 362, la testimonial en cuestión carece de toda credibilidad jurídica porque ni siquiera se sabe si la deponente en realidad era o no ELIMINADO. Exactamente lo mismo aconteció respecto de la otra testigo ELIMINADO, ya que al igual que la primera deponente, ésta segunda DE INMEDIATO EMPEZÓ A PROPORCIONAR SUS GENERALES, nombre, edad, casada, administración de empresas, grado de estudios licenciatura, así como el resto de sus generales que se llen en la diligencia correspondiente a la cual me remito en obvio de repeticiones y ya después de que había expuesto tales generales, después de de (sic) que dijo que vivía en la calle ELIMINADO Alfredo V Bonfil, HASTA ENTONCES FUE CUANDO SE LE ADVIRTIÓ Y SE LE PROTESTÓ PARA QUE SE CONDUJERA CON LA VERDAD, lo que significa que entonces todo lo que previamente había declarado, lo hizo sin haberlo manifestado bajo protesta y por ende ni siquiera existe la presunción de la identidad de la declarante, ES DECIR, NI SIQUIERA SE SABE SI EFECTIVAMENTE LA PERSONA QUE ESTUVO PRESENTE EN LA DILIGENCIA, REALMENTE SE LLAMABA ELIMINADO máxime que aún y cuando en la diligencia se asienta que se identificó con credencial del “Instituto Nacional Electoral”, lo cierto es que es un hecho público y notorio en nuestro país que al día de hoy el Instituto Nacional Electoral no ha expedido a los ciudadanos credenciales para votar, sino que apenas el Congreso de la Unión le acaba de autorizar un altísimo presupuesto a dicho Instituto Nacional Electoral, que son miles de millones de pesos, para que proceda en un futuro, a efectuar el canje de credenciales y también es un hecho público y notorio en nuestro país, que no requiere de prueba, que la mayoría de los ciudadanos para identificarnos aún seguimos usando las credenciales expedidas por el Instituto Federal Electoral, es decir, por el anterior instituto y si a todo ello le agregamos que en la diligencia testimonial el Secretario de acuerdos ni siquiera dio fe que la persona presente que dijo llamarse Azucena Cecilia Ortega Pérez, concordara con los mismos rasgos faciales de la fotografía de la credencial expedida por el Instituto Nacional Electoral folio 0174105967916 con la que supuestamente se comprobó la identidad de la testigo, entonces, es claro que como consecuencia de la trasgresión al mandato explicito del legislador en ese artículo 362, la testimonial en cuestión carece de toda credibilidad jurídica porque ni siquiera se sabe si la deponente en realidad era o no ELIMINADO Es más que obvio que si la ley exige en ese artículo 362 que primero se le tome la protesta de conducirse con verdad y después se proceda a interrogarle sobre su nombre, generales, parentesco, dependencia, interés, amistad o enemistad y hasta posteriormente se proceda a examinarlo sobre los hechos litigiosos, ello obedeció al espíritu legislativo de que INCLUSO EL NOMBRE, IDENTIDAD Y GENERALES DEL TESTIGO debían estar incluidos dentro de la declaración de protesta de verdad, porque lógicamente ningún juez puede fincar una sentencia en manifestaciones que inciden sobre las circunstancias personales de los deponentes que no han sido vertidas así, bajo protesta de decir verdad, porque de lo contrario, NO SE CREA EL PRINCIPIO JURÍDICO DE CREDIBILIDAD AL TESTIGO y se da pauta incluso a suplantaciones de personas. Sobre el tema invoco el siguiente precedente: Quinta Época Registro: 288497 Instancia: Pleno Tesis Aislada Fuente: Semanario Judicial de la Federación Tomo VII Materia(s): Común Tesis: Página: 1286 PRUEBA TESTIMONIAL. La declaración de testigos sin la protesta de ley, o ante Juez incompetente, carece de valor legal. Amparo administrativo en revisión. Fernández y del Olmo Petra. 22 de octubre de 1920. Unanimidad de diez votos. Ausente: Agustín Urdapilleta. La publicación no menciona el nombre del ponente. Por ello es que la testimonial en si misma carece de todo valor legal y pido que esta Sala así lo declare con independencia de las diversas razones que también expongo más adelante. 2.Tampoco se cumplió con la exigencia prevista en ese artículo 362 en el sentido de que se asiente LA OCUPACIÓN de los testigos, pues en el caso que nos ocupa, ni respecto de Alejandra Ortega Pérez ni de Azucena Cecilia Ortega Pérez, se especificó A QUÉ OCUPACIÓN ESTÁN DEDICADAS. Nótese que respecto de Alejandra Ortega Pérez, solo se asentó “arquitectura”, grado de estudios Licenciatura”, pero eso solamente plasma la carrera profesional que cursó y su grado de estudios, sin que signifique QUE SE DEDIQUE AL EJERCICIO DD LA ARQUITECTURA, pues es muy posible que sea arquitecta pero que se dedique a otra cosa o a nada. Lo mismo aconteció respecto a la diversa testigo Azucena Cecilia Ortega Pérez, pues sobre de ella solo se asentó “administración de empresas, grado de estudios Licenciatura”, pero eso solamente plasma la carrera profesional que cursó y su grado de estudios, sin que signifique QUE SE DEDIQUE AL EJERCICIO DE LA ADMINISTRACIÓN DE EMPRESAS, pues es muy posible que sea licenciada en esa rama, pero que se dedique a otra cosa, o a nada. Por tanto no se cumplió con el mandato de la ley y por ello tampoco vale la testimonial. 3.- Tampoco se cumplió con la diversa exigencia del artículo 362 que pide asentar si el testigo es DEPENDIENTE O EMPLEADO DEL QUE LO PRESENTE. Basta leer las fojas 157 y 157 vuelta del expediente, para apreciar que el Juzgado no interrogó a ninguna de las dos testigos si eran dependientes o empleadas de quien las presentó a declarar, o sea la Señora, ELIMINADO. Sobra decir que en las actuaciones judiciales, las preguntas tienen que ser directas, precisas, concisas, yendo a la sustancia de la cuestión, es decir, yendo al grano máxime que el interrogatorio al testigo respecto de sus generales, circunstancias personales o posibles tachas, LO ESTÁ HACIENDO UN JUEZ, es decir, un experto en derecho que aparte también es experto en el lenguaje y la comunicación con los ciudadanos, por lo que no cabe “inferir” o interpretar que los cuestionamientos explícitos que la ley pide al testigo están comprendidos “implícitamente” en otros cuestionamientos diferentes. Lo anterior lo resalto porque en el caso que nos ocupa, a las testigos en estudio primeramente se les hizo un interrogatorio “conjunto” que la ley no previene pues ningún precepto de la facultad al Juez para que grupalmente interrogue a los testigos sobre sus generales y sobre sus circunstancias generales porque podría caer en el vicio de que, por economía mecanográfica (flojera del escribiente)se asentara así, de conjunto, que ambos no tienen interés en el asunto, que ambos no tienen dependencia económica, que ambos carecen de enemistad con las partes etcétera. Por supuesto que lo correcto, que no se acató en el caso que nos ocupa, es EXAMINAR Y ASENTAR INDIVIDUALMENTE los generales y las circunstancias personales de cada testigo, para que aisladamente, sin que un testigo se vea influido por el otro, manifiesten de manera espontánea y con apego a la verdad si les tocan o no algunas de las tachas de la ley. Adicionalmente, en nuestro asunto solamente se preguntó a las testigos sobre la especifica DEPENDENCIA ECONÓMICA pero el Juzgado fue omiso en interrogarles lo que explícitamente dice ese artículo 362 en el sentido de que declaren si es DEPENDIENTE O EMPLEADO de quien lo presenta. La dependencia no solamente es económica, sino que tiene muchos ángulos que igualmente pueden incidir EN UN FALAZ TESTIMONIO, pues sobre todo en el caso de las mujeres, entre madre e hija, generalmente existe UNA DEPENDENCIA PSICOLÓGICA derivada de una identificación que la hija genera hacia su madre, por tantos años de convivencia, en una conducta irritativa hasta inconsciente que contribuye a la formación de la personalidad de la propia hija. En otros casos, la dependencia espiritual también puede producir que el testigo declare apartándose de la verdad, porque en su mente no es correcto declarar en contra de su guía o modelo, máxime si esa dependencia espiritual involucra cuestiones religiosas o teológicas porque entonces, el dependiente llega al absurdo de creer que si declara en contra de su sacerdote, pastor o rabino” entonces está actuando en contra del dios. El legislador en su artículo 362 no exigió que solamente se le cuestionara la dependencia económica al testigo, sino que fue genérico, es decir, pidió que se le interrogara RESPECTO DE CUALQUIER TIPO DE DEPENDENCIA, lo cual no se cumplimentó en el caso que nos ocupa. Por otro lado, igualmente fue omiso el Juzgador en interrogar a las testigos si eran EMPLEADAS de quien las presentó a declarar, porque en tales casos EXISTE UNA RELACIÓN DE SUBORDINACIÓN tal y como lo define el artículo 8 de la Ley Federal del Trabajo, que el Juez debe tomar en consideración para poder valorar adecuadamente las declaraciones de los deponentes y como en la especie se omitió preguntarles si eran o no empleadas de la oferente de la prueba, por ello mismo el juzgador estaba imposibilitado para emitir una adecuada justipreciación de las exposiciones de las testigos, pues no se sabe si tienen o no una RELACIÓN LABORAL con quien trataba de acreditar la acción de DIVORCIO EN RECONVENCIÓN, APOYÁNDOSE PRECISAMENTE EN EL DICHO DE LOS TESTIGOS.4.- Otra exigencia del artículo 362 que no fue cumplida, reside en que se debe preguntar al testigo si tiene con quien lo presenta a declarar, SOCIEDAD O ALGUNA OTRA RELACIÓN DE INTERESES. Al respecto fue totalmente omiso el interrogatorio a las deponentes en estudio. Una vez más, debe destacarse que aunque ellas manifestaron “no tener interés en el asunto” tal frase no colma la exigencia legislativa que aquí nos ocupa, porque dicha frase se refiere a un aspecto diferente, pues versa a la diversa cuestión que el propio artículo 362 previene diciendo “si tiene interés directo o indirecto en el pleito”, por lo que al haberse referido las testigos en su contestación que no tenías interés en “EL ASUNTO” se denota que el objeto directo de sus manifestaciones recae sobre “el pleito”, como lo denominó el legislador y por tanto, quedaron intocadas las diversas cuestiones referentes a que si el testigo tiene SOCIEDAD O ALGUNA OTRA RELACIÓN DE INTERESES con el oferente de la prueba.5.- Aunque las testigos manifestaron ser hijas de las partes en este juicio, ello solamente como la exigencia del artículo 362 respecto al parentesco por consanguinidad o afinidad con alguno de los litigantes, pero de ninguna manera llenó la necesidad de indagar si el testigo es “amigo intimo o enemigo de alguno de los litigantes”, pues es muy obvio que por más que una persona sea descendiente directa de otra, aún así, el hijo o la hija puede tener relaciones tan cercanas, intimas, con el oferente de la prueba, que le lleve a declarar en contra de la verdad, o también puede tener relaciones tan lejanas o tan adversas contra otro de sus progenitores, que de igual forma le lleven a falsear sus declaraciones. En otras palabras, no bastaba que las testigos hubiesen manifestado que eran hijas de las partes contendientes, sino que además era preciso interrogarlas expresamente sobre si tenían circunstancias personales de rechazo en contra de mi representado, no solo mera “enemistad”, sino CUALQUIER TIPO DE CIRCUNSTANCIAS EN SU CONTRA (si lo consideraban su enemigo) por cualquier causa y no solo por enemistad y ello lo invoco porque tal y como más adelante lo destacaré con más detalle, sus Señorías apreciaran que ELIMINADO al contestar a la cuarta pregunta dijo que mi mandante “nos abandonó” y luego en la razón de su dicho, dijo que su papá se va de la casa “sin darnos ninguna explicación a nadie” y también dijo ahí mismo “nos dejó de pasar dinero” y finalmente señaló “y yo sigo muy afectada he tenido que ir al psicólogo porque el que te abandone tu padre no es nada fácil, es todo.”. Todas estas expresiones ponen en claro que la testigo si tiene una postura de animadversión en contra de mi mandante, pues se involucra como agraviada, con las conductas que le imputa a mi cliente y por ello era necesario que se le cuestionara explícitamente si le tocaba o no un impedimento de cualquier tipo para declarar y no mera “enemistad” con su padre, cuestionamiento defectuoso que provoca la invalidez de su testimonio y la incredulidad de lo declarado. Lo mismo sucedió con ELIMINADO, pues ella misma también en la razón de su dicho se involucra como agraviada con las conductas que le imputa a mi cliente autoubicándose como ofendida, pues dice que “se fue sin dar explicación alguna y después del abandono de mi padre pues ha sido un gran impacto emocional, un fuerte cambio económico”, también refiere que “desde esa fecha he pasado por situaciones y por momentos dolorosos que hasta la fecha no he podido superar y el abandono mi papá hasta la fecha me duele nuestra relación nunca volvió a hacer la misma”. Nótese como la testigo al narrar hechos propios y no los hechos de la litis para los cuales se supone fue llamada, lo que en realidad expuso fue su animadversión o enemistad en contra de mi cliente y por esta causa es que su testimonio tampoco tiene valor. Con lo anterior se demuestra que dicho testimonio no debe tomarse en consideración porque aún y cuando verbalmente las declarantes dijeron no tener enemistad con la parte actora, la realidad hace ver que por el contenido de sus atestos y por el involucramiento personal que acusan las testigos, en rigor si tienen parcialidad y rechazo en contra de su padre ubicándolo en la postura de “enemigo” porque según ellas, las abandonó (no solo a las declarantes sino también a su madre), les dejó de pasar dinero y las afectó psicológicamente, afectación que continuó vigente hasta la fecha de la declaración testifical, pues la primera expresamente confeso “y yo sigo muy afectada” mientras que la segunda señaló “que hasta la fecha no he podido superar”. Son aplicables los siguientes criterios: Octava Época Registro: 218705 Instancia: Tribunales Colegiados de Circuito Tesis Aislada Fuente: Semanario Judicial de la Federación X, Septiembre de 1992 Materia(s): Laboral Tesis: Página: 388 TESTIGO, PARCIALIDAD DE UN, CUANDO TIENE INTERES EN EL JUICIO. No sólo es parcial un testigo cuando éste puede obtener u obtenga alguna utilidad, provecho o ganancia en el juicio en que depone, sino también cuando se incline en favor de alguna de las partes. El hecho de que el testigo manifieste tener interés en que gane el pleito quien lo presenta, es incuestionable que lo pone en una situación de parcialidad, pues a través de dicha expresión demuestra tener inclinación hacia aquél y con ello, de un interés directo o indirecto en el juicio, que es motivo suficiente para que se le reste valor probatorio a su declaración. SEGUNDO TRIBUNAL COLEGIADO DEL SEXTO CIRCUITO. Amparo directo 247/92. Gerardo Flores Cuecuecha. 16 de junio de 1992. Unanimidad de votos. Ponente: Gustavo Calvillo Rangel. Secretario: Jorge Alberto González Alvarez. Séptima Época Registro: 245845 Instancia: Sala Auxiliar Tesis Aislada Fuente: Semanario Judicial de la Federación 0 79 Séptima Parte Materia(s): Común Tesis: Página: 17 Genealogía: Informe 1975, Tercera Parte, Sala Auxiliar, página 89.TESTIGO, PARCIALIDAD DE UN, POR TENER INTERES EN EL JUICIO. No sólo es parcial un testigo cuando éste pueda obtener u obtenga alguna utilidad, provecho o ganancia en el juicio, sino también cuando tenga inclinación estimativa hacia alguna de las partes. El hecho de que un testigo manifieste que tiene interés en que gane el pleito su oferente, es incuestionable que lo pone en una situación de parcialidad, y aun cuando no obtenga ninguna utilidad, provecho o ganancia, por no tratarse de un testigo que sea empleado o dependiente de quien lo presentó, ni sea socio de ella, ni tenga alguna otra relación de interés en sentido económico, que es la primera hipótesis contenida en el artículo 363 del Código de Procedimientos Civiles para el Distrito Federal, en relación con el interés, si demuestra con su expresión tener inclinación hacia su oferente y con ello un interés directo o indirecto en el pleito, que es la segunda hipótesis que contiene el referido precepto legal. Amparo directo 123/73. Guadalupe Rivera Gómez de Bernal. 29 de julio de 1975. Unanimidad de cuatro votos. Ponente: Raúl Cuevas Mantecón. Secretario: Gabriel Santos Ayala. 6.- La declaración de las testigos tampoco tiene valor convictivo porque no es verdad que sus atestos gozaran de pleno valor como erróneamente lo asentó el fallo apelado en las fojas 221 frente y 222 vuelta y se agravió a mi representado porque el Juez fue omiso en considerar que precisamente por las manifestaciones que expidieron las deponentes, mismas que ya destaqué y transcribí en el punto 5 que antecede, a las cuales me remito en obvio de repetición, por tales manifestaciones es claro que las testigos no tienen credibilidad por CARECER DE PROBIDAD, INDEPNDENCIA DE CRITERIO E IMPARCIALIDAD, pues sus antecedentes personales que narraron en sus declarativas, al tenor del artículo 400 fracción I, del Código de Procedimientos Civiles, las hacen incurrir en circunstancias que al prudente arbitrio de un Juez que sea claro y objetivo, en realidad no merecen ser creídas en lo que declararon, puesto que hasta se asumen y se autocolocan en la calidad de lesionadas, de ofendidas, se involucran personalmente en los hechos que solamente deberían narrar y no de calificar. Además, es inaceptable la declaración de las deponentes porque no tuvieron freno en declarar de acuerdo a lo que les fue preestablecido o aleccionado, como más adelante demostraré. 7.- Incluso el interrogatorio formulado por el Juzgado a los testigos fue parcialista, pues véase que al inicio de la testimonial, se les preguntó a las declarantes si tenían enemistad con la parte actora, pero no se les preguntó si tenían enemistad con la parte demandada, ni mucho menos se les preguntó si tenían amistad intima o cercanía tan estrecha A FAVOR DE LA PROPIA DEMANDADA, COMO PARA EVALUAR SI ESTABAN DIPUESTAS DECLARAR A FAVOR DE ELLA, AÚN EN CONTRA DE LA VERDAD, COMO ACONTECIÓ. 8.- También fue incorrecta la evaluación a las testigos y se desapegó su interrogatorio inicial a las normas del artículo 362,porque léase que se asentó que “respecto de las tachas de ley, manifiestan que no les tocan”.Normalmente un testigo, máxime cuando son arquitectos o administradores de empresas ni siquiera sabe lo que son “las tachas de ley” y por eso, ES AL JUEZ Y NO AL TESTIGO a quien le corresponde evaluar si le tocan o no esas tachas de ley. Un lego hasta puede pensar que la pregunta “si le tocan las tachas” se refiere a que si le proporcionaron una droga psicotrópica. Aparte, la calificación al testigo sobre la concurrencia de alguna tacha, le toca efectuarla al Juez AL MOMENTO DE SENTENCIAR y no al momento de tomarle sus generales al testigo, como incorrectamente pretendió hacerse en el caso que nos ocupa. Tampoco cabe aceptar, por dogmática, una aseveración tan carente de razonamientos, en el sentido de que al testigo no le tocan las tachas de ley, porque así lo manifieste (sic) el propio testigo. Por ello es que correspondía al resolutor en la sentencia hoy apelada examinar todas las características objetivas y subjetivas, tanto del testigo como de la declaración vertida, para de ellas sacar una prudente evaluación bajo las normas rectoras del artículo 400 del Código de Procedimientos Civiles, y solo hasta después de un raciocinio detallado y pormenorizado, llegar a la conclusión sobre si lo expuesto por las deponentes merece o no credibilidad alguna todo lo cual omitió realizar el Juez de Primera Instancia en caso que nos ocupa porque contrariamente a lo que señaló en la página 222 vuelta es decir, A PESAR DE QUE NO SE HAYA REFUTADO la capacidad intelectual instrucción independencia de criterio e imparcialidad de los testigos, DE CUALQUIER MANEREA DE OFICIO DEBE HACERLO EL JUZGADOR, pues la validez de los atestos no depende de la existencia de una refutación o impugnación a sus dichos ya que las reglas de la sana lógica indican que por más que las partes coincidan e incluso acepten expresamente que lo declarado por los testigos sean cierto, pero cuando el contenido de tal declaración por sí misma es tan inverosímil o parcialista debe el Juez desestimar todo valor probatorio a lo declarado. QUINTO.- Otro diverso motivo por el cual en realidad no quedó probada la causal de divorcio que en reconvención ejercitó la aquí apelada, se debe a que el contenido mismo de las declaraciones de las testigos Alejandra y Azucena Cecilia Ortega Pérez, carecen de todo valor jurídico debido a que DENOTAN ALECCIONAMIENTO y por ende, REVELAN PARCIALISMO E INTERES en beneficiar a la parte que las presentó a declarar como testigo, así como en perjudicar al aquí apelado. Es necesario entrar al contenido de las declaraciones y a las comparativas entre los vocablos usados por ambas testigos e incluso el orden en el que expresaron sus ideas, para revelar que sus dichos fueron aleccionados, preparados previamente, por lo que sus dichos no fueron espontáneos y por ende CARECEN DE CREDIBILIDAD. En efecto, sus Señorías al realizar un análisis comparativo en la forma, manera, expresiones y orden de ideas expuestas en las declaraciones de Alejandra y Azucena Cecilia Ortega Pérez, encontrarán los vicios jurídicos antes reseñados y para demostrarlo me permito exponer detalladamente tales comparaciones. 1.- La primer pregunta fue: que diga el testigo si sabe y le consta que los Señores ELIMINADO y ELIMINADO, sostuvieron algún tipo de relación, civil, religiosa o de cualquier otra índole. Alejandra contestó: “Si yo he visto el acta de matrimonio de mis padres que se casaron el 14 de junio de 1980 en Monclava (sic) Coahuila por lo civil y lo religioso.” Azucena Cecilia contestó: “Si se casaron por el civil y por la iglesia el 14 de Junio de 1980 en Monclava (sic) Coahuila de donde mi mama es originaria y me consta pues he visto el acta y he leído varias veces.” Las anteriores respuestas, comparadas entre si, denotan el aleccionamiento porque no puede ser casualidad que ambas deponentes hayan coincidido en decir las mismas palabras “he visto el acta”, así como tampoco puede ser casualidad que testifiquen la existencia de un matrimonio civil (NO POR EL HECHO DE HABER ASISTIDO a la CELEBRACIÓN DEL MATRIMONIO, lo cual obviamente sería imposible para ellas porque evidentemente aún no habían nacido y por tanto, para forzar la justificación del matrimonio mediante prueba testimonial, obvio es que se pudieron de acuerdo para entonces referir un hecho colateral, INDIRECTO, COMO EL DE QUE HABIAN VISTO EL ACTA DE MATRIMONIO, PARA ENTONCES ESTAR ASÍ EN POSIBILIDADES DE ASEVERAR QUE LOS LITIGANTES SOSTUVIERON UN TIPO DE RELACIÓN. Si las declaraciones hubieran sido realmente espontáneas y no aleccionadas, lo lógico es que las testigos, por ser hijas de ambos litigantes, hubieran contestado que sí sabían que tenían una relación de matrimonio porque ellas eran hijas del actor y de la demandada y habían convivido con sus padres y los habían visto como marido y mujer durante los primeros años de su vida, contestación humana que es la más lógica en una persona no instruida en el campo de las leyes, pero curiosamente, las deponentes contestaron bajo el rigorismo técnico que seguramente les indujo un experto en derecho, como posiblemente el abogado patrono de la oferente de la prueba y las testigos respondieron que les constaba la relación porque habían visto el acta matrimonial, respuesta más propia de un abogado. Por otro lado, tampoco es casualidad, sino aleccionamiento, que ambas testigos hayan referido LA FECHA EXACTA DEL MATRIMONIO, memorización que por si misma indica ya un pre-aleccionamiento o preparación previa de las respuestas. Más sorprendente aún resulta que de manera espontánea, las testigos en su respuesta hayan insertado la fecha exacta del matrimonio, pese a que ello NO LES FUE PREGUNTADO. El aleccionamiento brota por sí mismo al haber mencionado graciosa y gratuitamente un dato fuera de la litis y fuera de la pregunta directa, máxime que hicieron referencia a un acontecimiento al cual ellas no asistieron y que además data de hace 34 años. Otra coincidencia ideológica que tampoco puede ser casualidad, reside en el hecho que la testigo Alejandra dice que sus padres se casaron “por lo civil y lo religioso”, mientras que la testigo Azucena Cecilia dice que se casaron “por el civil y por la iglesia”, expresiones ambas que CONCEPTUALMENTE SON LAS MISMAS y que de fondo revela el aleccionamiento imputado. Incluso hay otro elemento que quizá sea imputable al juzgado, pero que también revela la falta de credibilidad en las respuestas de los testigos, porque es extremadamente sorprendente que en el caso de la primera testigo, en su respuesta se haya mecanografiado “Monclava” en lugar de Monclova y que exactamente el mismo error mecanográfico se haya repetido en la respuesta de la segunda testigo. Como probablemante lo que sucedió fue la mecanógrafa que levantó la diligencia “copió” la respuesta de la primera y después la pegó en la respuesta de la segunda testigo. Por ello mismo también carece de verosimilitud la probanza en cuestión y el hecho es contundente, NO PUEDE SER CASUALIDAD EL MISMO ERROR MECANOGRÁFICO. 2.- La segunda pregunta formulada a las testigos fue “que diga el testigo si sabe y le consta que los Señores ELIMINADO Y ELIMINADO procrearon hijos durante su matrimonio. La testigo Alejandra contesto: “si somos tres ELIMINADO que es mayor ELIMINADO la de en medio y ELIMINADOque es la más chica.” La testigo Azucena Cecilia contesto: “si somos tres mi hermano mayor GUILLERMO, mi hermana ELIMINADO y yo ELIMINADO de apellidos Ortega Pérez.” La comparación de ambas respuestas igualmente revela coincidencias que indican el aleccionamiento de las deponentes, pues primeramente debe resaltarse que ambas coinciden en referir que Guillermo es el mayor. También nótese que ambas testigos inician su respuesta exactamente con la misma expresión “si somos tres”. De igual manera nótese que existe el error ortográfico, sorprendentemente coincidente tanto en la primera como en la segunda respuesta, consistente en que se inició la frase CON MINÚSCULA en ambos casos. También debe analizarse que la testigo Alejandra, al referirse a si misma en su respuesta HABLA EN TERCERA PERSONA, pues dice “la de en medio”, lo que revela que repitió la frase que le fue aleccionada o indicada por otra persona diferente, ya que si ella hubiera estado realizando el ejercicio de contestar en apego a sus propias indicaciones mentales, lo lógico es que hubiera contestado en primera persona “soy la de en medio” o “soy yo”, pero no hubiera referido una respuesta que aparece que la expuso alguien más. Otro detalle que debe tomarse en cuenta es que ELIMINADO al final de su respuesta después de que dio los nombres de sus hermanos y de ella misma, utilizó la sistemática “de apellidos Ortega Pérez.”, muy comúnmente usada en el ejercicio del litigio por los abogados, consistente en que para no repetir los mismos apellidos de las mismas personas cuando son familiares y principalmente hermanos, entonces los apellidos se mencionan hasta el final PARA ATRIBUIRLOS A TODOS LOS INDIVIDUOS MENCIONADOS y es muy claro que la utilización de ésta expresión, le fue inducida a la testigo, por un abogado. La tercer pregunta fue: “Que diga si sabe y le consta cual es el domicilio conyugal en el que cohabitaron o cohabitaban los Señores ELIMINADO Y GUILLERMO BERNARDO ORTEGA”. La testigo Alejandra contestó: “si el domicilio es Sierra Santa Catana 164 lomas cuarta sección aquí en San Luis Potosí”. La testigo Azucena Cecilia contestó: “si es Sierra Santa Catana 164 lomas cuarta sección de esta ciudad donde vivimos mi madre mi padre, mis hermanos y yo hasta el 3 de enero 2005 que mi padre sale del” Aunque por la sencillez de la pregunta es comprensible que ambas testigos hayan coincidido en expresar correctamente la calle y el número del domicilio conyugal, porque además ellas vivieron en dicho domicilio, lo que resulta irregular es que la segunda testigo Azucena Cecilia, haya insertado en su respuesta CUESTIONES QUE NO SE LE PREGUNTARON, tales como en dicho domicilio hayan vivido su madre, su padre y sus hermanos y ella misma, pero que además haya referido espontáneamente y con toda precisión, LA FECHA REMOTA del 3 de enero de 2005 en que supuestamente su padre salió de dicho domicilio, acontecimiento lejano de hace más de 9 años que increíblemente trajo a su respuesta y cuya única explicación es que alguien le solicitó que así lo hiciera. 4.- La cuarta pregunta consistió en lo siguiente: “Que diga el testigo si sabe y le consta el domicilio en el que actualmente viven los señores ELIMINADO Y ELIMINADO”.La testigo ELIMINADO respondió a lo anterior, “si mi madre vive en el domicilio ELIMINADO ahí vivimos hasta que nos casamos y mi padre el 3 de enero de 2005, nos abandono para irse ELIMINADO. La testigo ELIMINADO contestó: “el domicilio de mi madre es ELIMINADO y el 3 de enero 205 (sic) dos mil cinco mi papá ELIMINADO abandona el domicilio para mudarse a avenida del Lago 355 colonia del Parque”. Estas respuestas son de las que principalmente denotan la “preconfección” de las contestaciones o sea el aleccionamiento y pre-direccionamiento de los testimonios, pues sus Señorías observarán que la pregunta fue simplemente cuál era el domicilio donde actualmente viven los litigantes, pero en cambio, las testigos COINCIDENTEMENTE INSERTARON AMBAS LO QUE NADIE LES PREGUNTO, pues, además de citar los domicilios de sus padres, las dos deponentes mencionaron que su padre abandonó el domicilio el 3 de enero 2005. Declararon las testigos el 24 de abril 2014, o sea más de 9 años después del 3 de enero 2005 y aún así, refirieron con toda precisión esa fecha. Peor aún, las testigos también insertaron el concepto de ABANDONO, sin que nadie se los preguntara y utilizaron ese vocablo que en el idioma español mexicano conlleva implícitamente el calificativo de que se trató de un acto “despreciable o reprochable”, a diferencia del vocablo utilizado por el legislador en la fracción VI del artículo 87 del Código Familiar, donde simplemente se habla de “la separación” y no del abandono del domicilio conyugal, expresión “separación” que carece de ese calificativo implícito. Las respuestas a esta cuarta pregunta, indican claramente que las contestaciones ya estaban “teledirigidas”. Además es de resaltar que las propias deponentes, por iniciativa propia y sin que nadie se los cuestionara, “inexplicablemente” en sus declaraciones abordaron los temas jurídicos centrales de la litis en la presente causa o sea la cuestión del supuesto abandono del domicilio conyugal, pero adicionalmente, se adelantaron A INTRODUCIR ESE TEMA SIN QUE HUBIERA PREGUNTA ESPECIFICA AL RESPECTO. Ello revela aleccionamiento e invoco los siguientes precedentes, Jurisprudencias y Tesis que han emitido los Tribunales Federales, entre las cuales invoco las siguientes: Octava Época Registro: 223616 Instancia: Tribunales Colegiados de Circuito Jurisprudencia Fuente: Semanario Judicial de la Federación VII, Enero de 1991 Materia(s): Laboral Tesis: I.1o.T. J/26 Página 91.Genealogía: Gaceta número 37, Enero de 1991, página 94. TESTIGOS ALECCIONADOS. Son aquellos que se anticipan en sus respuestas a preguntas que no les fueron formuladas, por lo que sus declaraciones carecen de valor probatorio. PRIMER TRIBUNAL COLEGIADO EN MATERIA DE TRABAJO DEL PRIMER CIRCUITO Amparo directo 2027/81. Muebles Sánchez, S.A. 25 de febrero de 1982. Unanimidad de votos. Ponente: Jorge Enrique Mota Aguirre. Amparo directo 1511/90. Pimienta Hermanos, S.A. 13 de abril de 1989. Unanimidad de votos. Ponente: María Simona Ramos Ruvalcaba. Secretario: Alfonso Hernández Suárez. Amparo directo 5681/90. María Eugenia Velázquez Calleja. 6 de septiembre de 1990. Unanimidad de votos. Ponente: Horacio Cardoso Ugarte. Secretaria: Ma. Guadalupe Villegas Gómez. Amparo directo 7011/90. Rosa María Fajardo Martínez. 20 de septiembre de 1990. Unanimidad de votos. Ponente: María Simona Ramos Ruvalcaba. Secretario: Jesús González Ruiz. Amparo directo 8381/90. Manuel Palancares Gutiérrez. 11 de octubre de 1990. Unanimidad de votos. Ponente: Roberto Gómez Argüello. Secretario: Jaime Allier Campuzano.Véase: Gaceta del Semanario Judicial de la Federación, Octava Epoca, número 65, mayo de 1993, página 19, tesis por contradicción 4a./J. 21/93 de rubro "TESTIMONIAL. VALORACION DE ESTA PRUEBA EN MATERIA LABORAL.". Octava Época Registro: 224863 Instancia: Tribunales Colegiados de Circuito Jurisprudencia Fuente: Semanario Judicial de la Federación VI, Segunda Parte-1, Julio a Diciembre de 1990 Materia(s): Laboral, Común Tesis: I. 3o. T. J/24 Página: 419 Genealogía: Gaceta número 35, Noviembre de 1990, página 88. TESTIGOS ALECCIONADOS. No merecen credibilidad las declaraciones de los testigos, cuando indistinta y sistemáticamente se adelantan en sus respuestas aduciendo circunstancias que son materia del debate, porque con tal actitud se establece la presunción de la preparación de sus respuestas. TERCER TRIBUNAL COLEGIADO EN MATERIA DE TRABAJO DEL PRIMER CIRCUITO. Amparo directo 1203/88. Luis Acevedo Trejo. 21 de septiembre de 1988. Unanimidad de votos. Ponente: F. Javier Mijangos Navarro. Secretario: Héctor Landa Razo. Amparo directo 303/89. Crescencio Cruz Cano. 15 de marzo de 1989. Unanimidad de votos. Ponente: F. Javier Mijangos Navarro. Secretario: Héctor Landa Razo. Amparo directo 4563/90. Luis López Hernández. 4 de julio de 1990. Unanimidad de votos. Ponente: F. Javier Mijangos Navarro. Secretario: Francisco Octavio Escudero Contreras. Amparo directo 6213/90. Emiliano Medina Sánchez. 23 de agosto de 1990. Unanimidad de votos. Ponente: F. Javier Mijangos Navarro. Secretario: Francisco Octavio Escudero Contreras. Amparo directo 7523/90. María Josefina Engel Manzanilla. 9 de octubre de 1990. Unanimidad de votos. Ponente: F. Javier Mijangos Navarro. Secretario: Francisco Octavio Escudero Contreras. Nota: La Cuarta Sala estableció criterio al respecto en la tesis número 21/93, publicada en la Gaceta número 65, del Semanario Judicial de la Federación, Octava Época, página 19. Octava Época Registro: 229400 Instancia: Tribunales Colegiados de Circuito Jurisprudencia Fuente: Semanario Judicial de la Federación III, Segunda Parte-2, Enero a Junio de 1989 Materia(s): Laboral Tesis: III. T. J/7 página: 954 Genealogía: Gaceta número 16-18, Abril-Junio de 1989, página 150. TESTIGOS. CARECEN DE CREDIBILIDAD SI RELATAN HECHOS QUE NO SE LES PREGUNTARON. Las declaraciones vertidas por los testigos, denotan aleccionamiento, por cuanto que relatan hechos respecto de los cuales no se les interrogó. TRIBUNAL COLEGIADO EN MATERIA DE TRABAJO DEL TERCER CIRCUITO. Amparo directo 314/87. Juan Gómez Ramírez. 6 de abril de 1988. Unanimidad de votos. Ponente: José de Jesús Rodríguez Martínez. Secretario: Francisco Bocanegra Toscano. Amparo directo 194/88. Porfirio Díaz Orendáin. 17 de agosto de 1988. Unanimidad de votos. Ponente: José de Jesús Rodríguez Martínez. Secretario: Víctor Jáuregui Quintero. Amparo directo 312/88. José de Jesús Marcelino Martínez Rivera. 23 de noviembre de 1988. Unanimidad de votos. Ponente: Alfonsina Bertha Navarro Hidalgo. Secretaria: Esperanza Guadalupe Farías Flores. Amparo directo 174/88. José Humberto Novoa Gálvez. 15 de febrero de 1989. Unanimidad de votos. Ponente: José de Jesús Rodríguez Martínez. Secretario: Víctor Jáuregui Quintero. Amparo directo 186/89. Guillermo Gómez Luna Zepeda. 21 de junio de 1989. Unanimidad de votos. Ponente: Andrés Cruz Martínez. Secretario: Roberto Ruiz Martínez. Nota: La Cuarta Sala estableció criterio al respecto en la tesis número 21/93, publicada en la Gaceta número 65, del Semanario Judicial de la Federación, Octava Epoca, página 19. Octava Época Registro: 215119 Instancia: Tribunales Colegiados de Circuito Tesis Aislada Fuente: Semanario Judicial de la Federación XII, Septiembre de 1993 Materia(s): Laboral Tesis: Página: 333 TESTIGOS ALECCIONADOS, LO SON AQUELLOS QUE SE ANTICIPAN EN SUS RESPUESTAS, VALOR PROBATORIO DE LOS. Si los testigos se anticipan en sus respuestas a contestar preguntas diversas a las que se les plantearon, esta actitud evidentemente denota aleccionamiento, por lo que no son dignos de crédito a efecto de tener por acreditado el hecho que con ellos se pretenda probar y, en tal virtud es legal la decisión de la Junta del conocimiento, negándole valor probatorio a la prueba testimonial respectiva. SEPTIMO TRIBUNAL COLEGIADO EN MATERIA DE TRABAJO DEL PRIMER CIRCUITO. Amparo directo 6697/92. Artes Gráficas Unidas, S.A. de C.V. 7 de julio de 1992. Unanimidad de votos. Ponente: María Yolanda Múgica García. Secretario: José Francisco Albarrán Mendoza. Amparo directo 1867/92. Edith Benítez Cruz. 25 de febrero de 1992. Unanimidad de votos. Ponente: María Yolanda Múgica García. Secretario: Antonio Hernández Meza. Octava Época Registro: 230683 Instancia: Tribunales Colegiados de Circuito Tesis Aislada Fuente: Semanario Judicial de la Federación II, Segunda Parte-2, Julio a Diciembre de 1988 Materia(s): Laboral Tesis: Página: 584 TESTIGOS ALECCIONADOS. Si de las preguntas y contestaciones del interrogatorio a que fueron sometidos los atestes, sin existir solicitud de determinada información, éstos se adelantan respondiendo lo no cuestionado, es dable concluir su adiestramiento, lo que les resta idoneidad a sus deposiciones. QUINTO TRIBUNAL COLEGIADO EN MATERIA DE TRABAJO DEL PRIMER CIRCUITO. Amparo directo 685/88. Miguel Ríos Castro. 20 de octubre de 1988. Unanimidad de votos. Ponente: Gemma de la Llata Valenzuela. Secretaria: María Isabel Haruno Takata Gutiérrez. Octava Época Registro: 216089 Instancia: Tribunales Colegiados de Circuito Tesis Aislada Fuente: Semanario Judicial de la Federación XII, Julio de 1993 Materia(s): Común Tesis: Página: 315 TESTIGOS ALECCIONADOS, CARECEN DE TODO VALOR PROBATORIO. Si los testigos al dar respuesta a preguntas expresas refieren acontecimientos sobre los que no se les cuestiona, incluso anticipándose a preguntas no formuladas, es claro que se trata de testigos aleccionados, y por tanto sus declaraciones carecen de valor probatorio. SEGUNDO TRIBUNAL COLEGIADO DEL SEGUNDO CIRCUITO. Amparo directo 347/93. Reyes Romero Álvarez. 19 de mayo de 1993. Unanimidad de votos. Ponente: Raúl Solís Solís. Secretaria: Ma. del Rocío F. Ortega Gómez. Octava Época Registro: 220867 Instancia: Tribunales Colegiados de Circuito Tesis Aislada Fuente: Semanario Judicial de la Federación IX, Enero de 1992 Materia(s): Laboral Tesis: Página: 228 PRUEBA TESTIMONIAL. TESTIGOS. CARECEN DE CREDIBILIDAD SI RELATAN HECHOS QUE NO SE LES PREGUNTARON. Las declaraciones vertidas por los testigos, denotan aleccionamiento cuando relatan hechos respecto de los cuales no se les interrogó. SEGUNDO TRIBUNAL COLEGIADO DEL SEXTO CIRCUITO. Amparo directo 76/91. Eulogio Quintero Marín. 2 de abril de 1991. Unanimidad de votos. Ponente: Gustavo Calvillo Rangel. Secretario: Jorge Alberto González Álvarez. Octava Época Registro: 220926 Instancia: Tribunales Colegiados de Circuito Tesis Aislada Fuente: Semanario Judicial de la Federación IX, Enero de 1992 Materia(s): Común Tesis: Página: 267 TESTIGOS. DENOTAN ALECCIONAMIENTO SI RELATAN HECHOS QUE NO SE LES PREGUNTARON Las declaraciones vertidas por los testigos denotan aleccionamiento si al contestar una pregunta del interrogatorio respectivo, coincidentemente relatan hechos que siendo ajenos a la misma no se le preguntaron, o en su defecto, si al final de su declaración agregan cuestiones que no tienen relación con ninguno de los puntos del interrogatorio que se les formuló. TERCER TRIBUNAL COLEGIADO DEL SEXTO CIRCUITO. Amparo directo 93/91. Armando Hermelindo Flores. 8 de agosto de 1991. Unanimidad de votos. Ponente: Ana María Yolanda Ulloa de Rebollo. Secretario: Marcos Antonio Arriaga Eugenio. Amparo en revisión 289/89. José Romero Paisano. 19 de septiembre de 1989. Unanimidad de votos. Ponente: Jaime Manuel Marroquín Zaleta. Secretario: Othón Manuel Ríos Flores. (Octava Época, Tomo IV, Segunda Parte-1, página 543). Octava Época Registro: 221781 Instancia: Tribunales Colegiados de Circuito Tesis Aislada Fuente: Semanario Judicial de la Federación VIII, Octubre de 1991 Materia(s): Laboral Tesis: Página: 248 PRUEBA TESTIMONIAL. TESTIGOS QUE CARECEN DE CREDIBILIDAD. Las declaraciones vertidas por los testigos, por cuanto que relatan hechos respecto de los cuales no se les interrogó, denotan aleccionamiento. SEGUNDO TRIBUNAL COLEGIADO DEL QUINTO CIRCUITO. Amparo directo 270/91. Juan Javier Machado Soto. 10 de julio de 1991. Unanimidad de votos. Ponente: Pablo Antonio Ibarra Fernández. Secretario: Abdón Ruiz Miranda. Véase: Informe 1989, Tercera Parte, Volumen II, página 1240. Séptima Época Registro: 818220 Instancia: Tribunales Colegiados de Circuito Tesis Aislada Fuente: Semanario Judicial de la Federación 217-228 Sexta Parte Materia(s): Común Tesis: Página: 654 TESTIGOS ALECCIONADOS. Son aleccionados aquellos testigos que, se anticipan en sus respuestas a preguntas que no les fueron formuladas, por lo que sus declaraciones carecen de valor probatorio. PRIMER TRIBUNAL COLEGIADO EN MATERIA DE TRABAJO DEL PRIMER CIRCUITO. Amparo directo 425/87. Francisco Enrique Gutiérrez Mondragón. 8 de octubre de 1987. Unanimidad de votos. Ponente: Pedro Esteban Penagos López. Séptima Epoca, Sexta Parte: Volúmenes 157-162, página 171. Amparo directo 2027/81. Muebles Sánchez, S.A. 25 de febrero de 1982. Unanimidad de votos. Ponente: Jorge Enrique Mota Aguirre. Véase: Semanario Judicial de la Federación, Séptima Época, Volúmenes 217-228, Sexta Parte, página 655. Séptima Época Registro: 247405 Instancia: Tribunales Colegiados de Circuito Tesis Aislada Fuente: Semanario Judicial de la Federación 217-228 Sexta Parte Materia(s): Común Tesis: Página: 655 Genealogía: Informe 1982, Tercera Parte, Tribunales Colegiados de Circuito, página 159. Informe 1987, Tercera Parte, Tribunales Colegiados de Circuito, tesis 47, página 369. TESTIGOS ALECCIONADOS. Son aleccionados aquellos testigos que, se anticipan en sus respuestas a preguntas que no les fueron formuladas, por lo que sus declaraciones carecen de valor probatorio. TRIBUNAL COLEGIADO SUPERNUMERARIO EN MATERIA DE TRABAJO DEL PRIMER CIRCUITO. Amparo directo 178/3340/87. Natalia Rodríguez Cervantes. 28 de octubre de 1987. Unanimidad de votos. Ponente: Francisco Zapata Mayorga. Secretario: Marco Tulio Burgoa Domínguez. Nota: Este criterio ha integrado la jurisprudencia I.1o.T.J/26., publicada en el Apéndice al Semanario Judicial de la Federación 1917-1995, Tomo VII-Enero, página 91. Véase: Semanario Judicial de la Federación, Séptima Época, Volúmenes 217-228, Sexta Parte, página 654. Octava Época Registro: 221847 Instancia: Tribunales Colegiados de Circuito Tesis Aislada Fuente: Semanario Judicial de la Federación VIII, Octubre de 1991 Materia(s): Laboral Tesis: Página: 291 TESTIGOS ALECCIONADOS. No merecen credibilidad las declaraciones de los testigos, cuando indistinta y sistemáticamente se adelantan en sus respuestas aduciendo circunstancias que son materia del debate, porque con tal actitud se establece la presunción de la preparación de sus respuestas. SEGUNDO TRIBUNAL COLEGIADO DEL QUINTO CIRCUITO. Amparo directo 270/91. Juan Javier Machado Soto. 10 de julio de 1991. Unanimidad de votos. Ponente: Pablo Antonio Ibarra Fernández. Secretario: Abdón Ruiz Miranda. Octava Época Registro: 221848 Instancia: Tribunales Colegiados de Circuito Tesis Aislada Fuente: Semanario Judicial de la Federación VIII, Octubre de 1991 Materia(s): Laboral Tesis: Página: 291 TESTIGOS ALECCIONADOS. DEBE PRESUMIRSE QUE LO SON CUANDO SE ANTICIPAN A HECHOS NO SOLICITADOS EN LA INTERROGANTE. Si bien en términos del artículo 841 de la Ley Federal del Trabajo, las Juntas tienen potestad soberana para apreciar las pruebas en conciencia, sin necesidad de sujetarse a reglas o formulismos, también lo es que al realizar tal examen en conciencia, no debe incurrir en defectos de lógica en el raciocinio, pues si los testigos lejos de constreñirse a contestar sobre hechos de las preguntas que se les formulan, se anticipan a otros que no comprenden la interrogante, relatando hechos y circunstancias ajenos a la información solicitada, ello lleva implícita la presunción fundada de que fueron previamente aleccionados, y por ende, sus declaraciones son inverosímiles, lo que ocasiona su falta de credibilidad, y por tanto, carecen de eficacia probatoria, pues quien es llamado a declarar sobre sus percepciones sensoriales relativas a hechos y circunstancias pretéritas, por reacciones psicológicas propias, se concretan a declarar solamente en relación a los hechos que se les preguntan, mas no a circunstancias respecto a otras diferentes que no guardan relación directa con la pregunta; verbigracia cuando se interroga para saber si el trabajador continúa laborando para la empresa, y el testigo sin concretarse a contestar la pregunta referida, adelanta hechos y circunstancias acaecidas el día en que según su dicho, el representante del patrón comunicó por escrito al trabajador las causas por las cuales se le rescindió su contrato de trabajo, con un documento, que este último se negó a recibir, como sucedió en la especie. PRIMER TRIBUNAL COLEGIADO DEL SEXTO CIRCUITO. Amparo directo 147/91. José Ernesto Maldonado Reyes. 6 de junio de 1991. Unanimidad de votos. Ponente: Enrique Dueñas Sarabia. Secretario: César Flores Rodríguez. Amparo directo 551/90. Guillermo Gutiérrez Macías. 14 de marzo de 1991. Unanimidad de votos. Ponente: Enrique Dueñas Sarabia. Secretario: César Flores Rodríguez. Amparo directo 191/89. Mariano Arenas Yañez. 11 de octubre de 1990. Unanimidad de votos. Ponente: Enrique Dueñas Sarabia. Secretario: César Flores Rodríguez. Amparo directo 200/89. José Ramón Gómez Garibay. 6 de septiembre de 1989. Unanimidad de votos. Ponente: Eric Roberto Santos Partido. Secretario: Martín Amador Ibarra. Octava Época Registro: 219012 Instancia: Tribunales Colegiados de Circuito Tesis Aislada Fuente: Semanario Judicial de la Federación X, Julio de 1992 Materia(s): Común Tesis: Página: 419 TESTIMONIAL. SE PRESUME ALECCIONAMIENTO CUANDO LOS TESTIGOS SE EXCEDEN EN SUS RESPUESTAS. Si los testigos al deponer manifiestan hechos que no están relacionados con la pregunta que se les formula, o sea cuando incluyen fechas, nombres y cantidades que evidentemente no están relacionados con aquélla, dicho exceso únicamente demuestra que fueron previamente aleccionados por el oferente de la prueba, lo cual a no dudar le resta credibilidad a su dicho. TERCER TRIBUNAL COLEGIADO DEL SEXTO CIRCUITO. Amparo directo 89/92. Ángel Flores Rojas. 5 de marzo de 1992. Unanimidad de votos. Ponente: Jaime Manuel Marroquín Zaleta. Secretario: José de Jesús Echegaray Cabrera. 5.- La quinta pregunta consistió en: Que diga el testigo si sabe y le consta el o los motivos o razones por las que la señora AZUCENA CECILIA PEREZ MARTINEZ y el señor BERBARDO ORTEGA GARZA viven separados o en distintos domicilios”. Se hace la aclaración que esta misma quinta pregunta al serle formulada a la segunda testigo, se modificó señalando el nombre de mi representado como “ELIMINADO”, pero la esencia del cuestionamiento es la misma. La testigo Alejandra respondió: “si yo recuerdo que era un 28 de diciembre 2004 cuando estábamos mis hermanos y yo dormidos empezamos a escuchar una discusión muy fuerte entonces nos departamos(sic) mis hermanos y al bajar las escaleras nos dimos cuenta que mis padres estaba (sic) peleando muy agresivamente porque mi mamá le estaba reclamando una infidelidad de la señora GRACIELA TREVIÑO y pues papá estaba negando todo y como es tan agresivo empezó a tirarle el arbolito de navidad y los adornos de la casa y empezó a acorralar a mi madre y empezó a soltar patadas y golpes que afortunadamente mi hermano el mayor pudo meterse entre ellos para que mi padre no siguiera golpeando y al ver mi mama la situación tan grave decidió que nos fuéramos a casa de mi tía NORMA GARZA LONGORIA tía de mi papá por unos seis días después de esos seis días mi mamá decide regresar a la casa pues para hablar con mi papá y arreglar sus problemas, pero a la hora que llegamos nos dimos cuenta que mi papá ya tenía empacadas sus cosas personales dos maletas negras y me pide a mi que por favor lo lleve a casa de mi tía ELIMINADO y nos vamos sin darle ninguna explicación a nadie ni no la dio a nosotros ni a mi mamá. La testigo Azucena Cecilia contestó: “si el 28 de diciembre de 2004 hubo una gran discusión entre mis padres ELIMINADO y ELIMINADO pues mi madre o mi mamá, cacho unos mensajes en el celular de mi papá de otra mujer llamada ELIMINADO por lo que se genero una fuerte y violenta discusión y al que nos despertó a mis hermanos y a mi bajamos a la planta o nos fuimos a la planta baja de mi casa y ahí estaba mi papá muy agresivo rompiendo el arbolito de navidad y algunos adornos de navidad y pude ver que tenía acorralada a mi mamá dando de patadas y manotazos afortunadamente mi hermano ELIMINADO intervino y sujeto a mi padre para que no siguiera agrediendo, después mi madre decide que a lo mejor era salirnos del domicilio para que se calmaran las cosas y nos fuimos a vivir con mi tía ELIMINADO y nos quedamos ahí por seis días ella es tía de mi papá y después mi madre decide regresar a la casa el 3 de enero de 2005 era un lunes y trato bueno no, para dialogar con mi papá pero nuestra sorpresa fue cuando llegamos mi papá ya tenía sus maletas empacadas dos maletas negras ya había empacado sus cosas personales y le pide a mi hermana que lo lleve a un domicilio y pues abandona el hogar sin ninguna explicación. 5.1 Estas larguísimas, complejísimas y espontáneas contestaciones, contrastan con la sencillez de la pregunta, pues pese a que el cuestionamiento fue por qué motivos los litigantes viven separados o en distintos domicilios, las testigos ampliaron sus respuestas INCLUYENDO UN SINNUMERO DE TEMAS QUE NO LES FUERON PREGUNTADOS. 5.2 Sorprende observar que ambas inician su contestación citando de manera precisa la fecha 28 de Diciembre 2004 e invocando un acontecimiento sucedido hace más de nueve años. Respecto de este punto, pero también respecto de los subsiguientes, son aplicables las siguientes jurisprudenciasy (sic) tesis: Octava Época, Registro: 212123, Instancia: Tribunales Colegiados de Circuito, Jurisprudencia, Fuente: Gaceta del Semanario Judicial de la Federación, Núm. 78, Junio de 1994 Materia(s): Penal, Tesis: VI.2o. J/283, Página: 69. TESTIGOS. DECLARACIONES DE LOS. RENDIDAS SOBRE HECHOS REMOTOS. Las declaraciones de los testigos que coinciden en la forma y términos de exposición, ya que señalan con exactitud fechas, horas y lugares, no obstante que haya transcurrido un período de meses entre aquéllas en que se dice ocurrieron los hechos y la de su declaración, conducen a estimar que existió aleccionamiento de los deponentes por parte de la defensa y que por ende éstos sólo son testigos de coartada. SEGUNDO TRIBUNAL COLEGIADO DEL SEXTO CIRCUITO. Amparo directo 104/89. Martín Zaragoza Quirino. 26 de abril de 1989. Unanimidad de votos. Ponente: Arnoldo Nájera Virgen. Secretario: Guillermo Báez Pérez. Amparo directo 25/91. Rodolfo Mondragón García. 20 de septiembre de 1991. Unanimidad de votos. Ponente: José Galván Rojas. Secretario: Waldo Guerrero Lázcares. Amparo directo 338/91. Camerino Juárez Velázquez. 2 de octubre de 1991. Unanimidad de votos. Ponente: José Galván Rojas. Secretario: Waldo Guerrero Lázcares. Amparo directo 59/93. Jorge Quiroz Ortega. 4 de marzo de 1993. Unanimidad de votos. Ponente: Gustavo Calvillo Rangel. Secretario: Humberto Schettino Reyna. Amparo directo 464/93. Pedro Garista Garista. 21 de octubre de 1993. Unanimidad de votos. Ponente: José Galván Rojas. Secretario: Armando Cortés Galván. Octava Época, Registro: 222808, Instancia: Tribunales Colegiados de Circuito, Jurisprudencias, Fuente: Semanario Judicial de la Federación, Tomo VII, Mayo de 1991, Materia(s): Penal, Tesis: VI.1o. J/54, Página: 125, Genealogía: Gaceta número 41, Mayo de 1991, página 101. TESTIGOS DE DESCARGO. SI DECLARAN SOBRE HECHOS REMOTOS Y SON CONTESTES EN CUESTIONES TRIVIALES, SE PRESUMEN ALECCIONADOS. Si los testigos de descargo rindieron sus declaraciones contestes después de un número considerable de años de ocurridos los hechos, no es creíble que recuerden detalles insignificantes con notable precisión, pues si bien es cierto que sea lógico que la memoria retenga por muchos años hechos importantes o que causen algún impacto psíquico, no lo es en cuanto a que en forma pormenorizada y conteste varias personas recuerden hechos absolutamente triviales. PRIMER TRIBUNAL COLEGIADO DEL SEXTO CIRCUITO. Amparo directo 46/89. Guadalupe o Pascual Mora Lucas. 28 de marzo de 1989. Unanimidad de votos. Ponente: Eric Roberto Santos Partido. Secretario: Martín Amador Ibarra. Amparo directo 173/89. Antonio Martínez Lázaro. 10 de enero de 1990. Unanimidad de votos. Ponente: Enrique Dueñas Sarabia. Secretaria: Irma Salgado López. Amparo directo 449/89. José Roney Córdova Ara y otros. 24 de enero de 1990. Unanimidad de votos. Ponente: Eric Roberto Santos Partido. Secretario: Martín Amador Ibarra. Amparo directo 4/90. Prudencio Constantino Cuapio Ayometzi. 24 de enero de 1990. Unanimidad de votos. Ponente: Eric Roberto Santos Partido. Secretario: Manuel Acosta Tzintzun. Amparo directo 551/90. Guillermo Gutiérrez Macías. 14 de marzo de 1991. Unanimidad de votos. Ponente: Enrique Dueñas Sarabia. Secretario: César Flores Rodríguez. Novena Época, Registro: 201623, Instancia: Tribunales Colegiados de Circuito, Jurisprudencias, Fuente: Semanario Judicial de la Federación y su Gaceta, Tomo IV, Agosto de 1996, Materia(s): Penal, Tesis: VI.3o. J/7, Página: 602. TESTIGOS. INVEROSIMILITUD DE SUS TESTIMONIOS RENDIDOS EN FORMA DETALLADA Y SIMILAR, DESPUES DE VARIOS MESES DE OCURRIDOS LOS HECHOS. Si los testigos de descargo, rinden sus testimonios en forma detallada y en términos similares, después de varios meses de ocurridos los hechos sobre los que deponen, y dichos testimonios no se encuentran corroborados con otros elementos de convicción, se presume que tales testigos fueron previamente aleccionados a fin de exculpar al sentenciado, y por esas circunstancias sus testimonios deben desestimarse, ya que resulta inverosímil que los mismos recuerden detalles accidentales en forma pormenorizada y con notable precisión, y además declaren en términos similares, pues si bien es lógico que la memoria retenga por determinado tiempo hechos que se consideren importantes o que por su naturaleza causen algún impacto en la mente, no lo es en cuanto a que en forma detallada los testigos recuerden accidentes secundarios en relación con dichos hechos y además los narren en forma similar. TERCER TRIBUNAL COLEGIADO DEL SEXTO CIRCUITO. Amparo directo 11/88. Catalino Ramírez Herrera. 11 de julio de 1988. Unanimidad de votos. Ponente: Gilberto Chávez Priego. Secretario: Jorge Roberto Flores López. Amparo directo 64/96. Salomón García López y otro. 7 de marzo de 1996. Unanimidad de votos. Ponente: Norma Fiallega Sánchez. Secretaria: Paulina Negreros Castillo. Amparo directo 75/96. Emilio López Tetzonquila. 7 de marzo de 1996. Unanimidad de votos. Ponente: Norma Fiallega Sánchez. Secretaria: Paulina Negreros Castillo. Amparo directo 179/96. Miguel Bonifacio Lino. 2 de mayo de 1996. Unanimidad de votos. Ponente: Norma Fiallega Sánchez. Secretaria: Paulina Negreros Castillo. Amparo directo 171/96. José Martínez Morales. 9 de mayo de 1996. Unanimidad de votos. Ponente: Norma Fiallega Sánchez. Secretaria: Paulina Negreros Castillo. Novena Época, Registro: 203677, Instancia: Tribunales Colegiados de Circuito, Tesis Aislada, Fuente: Semanario Judicial de la Federación y su Gaceta, Tomo II, Diciembre de 1995, Materia(s): Penal, Tesis: VI.3o.6 P, Página: 581. TESTIGOS, INVEROSIMILITUD DE SU DICHO. No producen convicción las declaraciones de los testigos rendidas seis meses después de producidos los hechos sobre los que declaran, en forma detallada y en términos similares porque presupone un aleccionamiento previo a fin de exculpar al acusado, ya que es inverosímil que los testigos recuerden detalles accidentales en forma pormenorizada y con notable precisión; además declaren en términos similares pues, si bien es lógico que la memoria retenga por determinado tiempo, hechos que se consideran importantes o que por su propia naturaleza causan impacto en el momento, no lo es cuando en forma detallada los testigos, recuerdan accidentes secundarios en relación con dichos hechos y, además, los narran en forma similar, amén de estar en contradicción con otras pruebas aportadas en la instrucción. TERCER TRIBUNAL COLEGIADO DEL SEXTO CIRCUITO. Amparo directo 441/95. Gabriel Escalante González. 13 de octubre de 1995. Unanimidad de votos. Ponente: Olivia Heiras de Mancisidor. Secretario: Jesús G. Luna Altamirano. Octava Época, Registro: 210677, Instancia: Tribunales Colegiados de Circuito, Tesis Aislada, Fuente: Semanario Judicial de la Federación, Tomo XIV, Septiembre de 1994, Materia(s): Penal, Tesis: II. 2o. 169 P, Página: 452. TESTIGOS EN EL PROCEDIMIENTO PENAL. SUS DECLARACIONES DEBEN ESTIMARSE FALTAS DE VERACIDAD CUANDO LAS REALIZAN AÑOS DESPUES DE OCURRIDOS LOS HECHOS (LEGISLACION DEL ESTADO DE MEXICO). Las únicas limitaciones que la legislación procesal penal impone al juzgador para valorar las pruebas son: que se hayan practicado con los requisitos señalados en el mismo código y que se examinen lógica y jurídicamente, según previenen los artículos 267 y 268 de dicho ordenamiento legal, por ello, atendiendo a un razonamiento lógico, es fácil inferir que los testigos que declaran en la averiguación previa varios años después de ocurridos los hechos, fueron previamente aleccionados para manifestar lo que resulte más conveniente a la parte que los presenta, y por ende, lo correcto es negarles valor convictivo porque tan sólo esa circunstancia engendra sospecha sobre la veracidad de sus declaraciones coincidentes declarando años después del evento. SEGUNDO TRIBUNAL COLEGIADO DEL SEGUNDO CIRCUITO. Amparo directo 381/94. Blanca George Cabrera. 15 de junio de 1994. Mayoría de votos. Ponente: Raúl Solís Solís. Secretario: Joel A. Sierra Palacios. Disidente: Enrique Pérez González. 5.3 Tampoco es coincidencia que ambas testigos refieran que hubo una “discusión muy fuerte” o una “gran discusión” entre sus padres, vocablo que indica que la contienda fue únicamente de palabra y no de obra, pero que por el contrario, la narrativa utilizada por ambas declarantes, PAREZCA INDUCIR COMO QUE GUILLERMO BERNARDO estaba golpeando a su esposa Azucena Cecilia, aunque posteriormente aclaran que solo rompió el arbolito de navidad y algunos adornos. Es hasta perverso declarar con la ambigüedad con que se condujeron las testigos, pues deliberadamente se genera en el lector la idea de que el aquí apelante estaba golpeando a su esposa. 5.4 En seguida coinciden las testigos en narrar que descendieron a la planta baja de su domicilio, pues la primera usó la frase “al bajar las escaleras” mientras que la segunda coincidió en referir el mismo detalle que no le fue preguntado, diciendo “bajamos a la planta o nos fuimos a la planta baja de mi casa”. 5.5 También sorprende observar que las testigos utilizaron el vocablo “agresivo” y sus derivados en reiteradas ocasiones, diciendo la primera respecto de mi representado el hoy apelante “peleando muy agresivamente” “ como es tan agresivo”; mientras que la segunda dijo “ahí estaba mi papá muy agresivo” “para que no siguiera agrediendo”. 5.6 También es sorprendente que después de 9 años, las testigos recuerden el nombre de la mujer que supuestamente le había mandado mensajes a mi representado y que sin que nadie se los preguntara, señalaran su nombre en la diligencia. Igual de sorprendente es que dicho nombre lo hayan mencionado al inicio de la declaración, lo que indica que llevaban la deliberada consigna de mencionarlo para que quedara asentado en autos. 5.7 A pesar de los más de nueve años transcurridos, es inverosímil que las testigos recuerden que su padre supuestamente no solo estaba rompiendo el arbolito de navidad sino también “los adornos”, trivialidad inserta que lo único que hace es revelar el aleccionamiento con el que depusieron. 5.8 Tampoco puede ser mera casualidad que ambas testigos hayan coincidido en utilizar el vocablo “acorralar”, para describir que supuestamente su padre tenía acotada, atrapada, acechada, inmovilizada o restringida en sus movimientos a su madre, máxime que la expresión que utilizaron se refiere literalmente a “meter en un corral” y evidentemente en una casa habitación de una zona residencial como lo es Lomas Cuarta Sección de esta ciudad, no existen corrales, pues esa clase de instalaciones solo las hay en la zonas rurales. 5.9 Tampoco puede ser espontánea la declaración coincidente de ambas testigos, cuando refirieron respectivamente que su padre supuestamente estaba dando de “patadas y golpes” y de “patadas y manotazos”. Llama la atención el seguimiento del mismo orden de la exposición ideológica en ambas declaraciones, pero también que las dos testigos hayan discernido, que su padre estaba dando dos clases de golpes, unos con sus extremidades inferiores o sea patadas y otros con sus extremidades superiores o sea los manotazos, inserciones expositivas todas ellas que en una sana lógica analítica de sus dichos, solamente llevan a concluir que estaban aleccionadas para exponer verbalmente unas ideas preseleccionadas, bajo ese preciso orden y bajo esos precisos vocablos. 5.10 Otro aleccionamiento más se revela cuando las dos testigos dicen que “afortunadamente” (coinciden ambas en el mismo calificativo) su hermano mayor intervino para que mi representado el aquí apelante supuestamente ya no siguiera golpeando o ya no siguiera agrediendo, según el dicho de la primera y de la segunda respectivamente, pero hasta en eso coincidieron, en usar los vocablos “no siguiera”. 5.11 Otra extraña coincidencia se encuentra en que las dos deponentes aclararon que Norma Garza Longoria es “Tía de mi papá”, parentesco que nadie se los preguntó y que también hayan coincidido literalmente en la misma expresión. 5.12 También nótese que las dos testigos usan abundantemente el verbo decidir en sus diversas conjugaciones, pues manifiestan que su mamá decidió que se fueran a la casa de su tía Norma y después ella también decide regresar a la casa. Aparte coinciden en manifestar, pese a los más de nueve años transcurridos, que “por seis días” se quedaron en la casa de esa tía, periodo temporal tan breve de seis días que en un testigo no aleccionado, fácilmente hubiera dado pauta a confusión porque la memoria no recuerda casi después de una década, cuantos días se permaneció en determinado lugar. También sorprende la precisión de señalar justamente seis días, sin dar lugar a ninguna pequeña variación ni una mera aproximación temporal, sino por el contrario, la invocación de un periodo de tiempo tan exacto después de nueve años de acontecido, lo único que revela es que se pusieron previamente de acuerdo en lo que iban a contestar. 5.13 No menos sorprendente, por el tiempo de más de nueve años que han transcurrido, es el leer que la testigo Azucena Cecilia declaró que su madre decide regresar a la casa “el 3 de enero de 2005 era un lunes”, pues si la invocación precisa de una fecha ya es inverosímil que se recuerde, más lo es aún tener presente después de tanto tiempo, que se trataba de un lunes, aseveración del día de la semana lunes que revela que la testigo DELIBERADAMENTE CONSULTÓ UN CALENDARIO antes de declarar, es decir, que preparó su declaración porque ya sabía lo que se le iba a preguntar y ya sabía lo que tenía que insertar en sus respuestas y si sus Señorías tienen la curiosidad y acuciosidad de indagar si efectivamente el 3 de enero 2005 era o no un día lunes, les ruego que consulten un calendario, tal como yo lo hice, y me sorprendí que efectivamente esa fecha cayó en lunes, con todo lo cual ustedes quedarán convencidos que definitivamente la testigo si tenía ya preparado anticipadamente, lo que iba a contestar. Al analizar la razón de su dicho, encontrarán que también refirió como un martes al 28 de diciembre 2004, por lo que igualmente se preparó al respecto. 5.14 También coinciden las testigos en manifestar, respectivamente por su orden en sus dichos, que “a la hora que llegamos” y “cuando llegamos” el aquí apelante ya tenía “empacadas” sus cosas, usando igualmente el mismo vocablo empacadas, pero por si no fueran suficientes las coincidencias (inducidas) más sorprendente resulta analizar la prodigiosa memoria de las declarantes cuando después de nueve años aún recuerdan “dos maletas negras” y que además lo expresen de idéntica manera, con idénticos vocablos utilizados en idéntico orden en sus respectivas frases, trivialidad de las maletas negras que solamente pudo haber sido traída a la declaración, con un previo aleccionamiento, pues nadie les cuestionó ni en qué guardó supuestamente sus cosas el apelante, ni qué color tenía tales objetos. 5.15 También es increíble que espontáneamente las testigos declaran que mi representado le haya pedido a Alejandra Ortega Pérez, que lo llevara a otro lugar, pues la pregunta era sobre los motivos a razones por los cuales los hoy litigantes viven separados y no era sobre quién lo habían llevado a otro domicilio.5.16 El colmo del aleccionamiento se revela al final de la contestación a la quinta pregunta, cuando Alejandra inserta en su testimonio “no vamos sin darle ninguna explicación a nadie ni no la dio a nosotros ni a mi mamá”, mientras que Azucena Cecilia, también al cierre del mismo cuestionamiento finaliza expresando la misma idea diciendo “y pues abandona el hogar sin ninguna explicación”. Lo anterior revela que para la mentalidad de ambas testigos, el supuesto abandonante Guillermo Bernardo les tenía que haber dado una explicación de su conducta, pero más sorprendente aún es que esa idea personal la expongan AMBAS coincidentemente al final de la respuesta a la quinta pregunta. Es obvio que ello no fue espontáneo sino provocado. 6.- La sexta pregunta a las testigos consistió en lo siguiente: “Que diga el testigo si sabe y le consta cual fue o ha sido el trato que le brindo o le propino el señor ELIMINADO a la Señora ELIMINADO durante el tiempo que ellos cohabitaron juntos en matrimonio en el domicilio ubicado en la calle de ELIMINADO de esta ciudad.” La primer testigo ELIMINADO respondió a lo anterior: “si, si se pero antes que nada quiero aclarar que como padre fue un gran hombre siempre estuvo ahí con nosotros en el tiempo que vivió con nosotros nos apoyó y nos dio palabras de aliento bueno me dio palabras de aliento y como esposo pues también me pude dar cuenta pues que era muy agresivo cada vez que se molestaba y una de las ocasiones llegó a pegarle a mi mamá y una de las cosas que recuerdo muy bien fue que mi mamá nos recogió en la escuela y traía un golpe muy fuerte en la boca y le preguntamos que, que le había pasado y no nos quiso responder nos llevo a la casa y ahí nos dejó con las muchachas y como niña curiosa que soy les pregunté a las muchachas que, que había sucedido y me comentaron que habían discutido mis papas en la mañana y que mi papá agarró una silla y se la aventó y le alcanzó a pegar en la boca y pues las muchachas se asustaron mucho y corrieron a hablarle a los bomberos y por la tarde pues ya regresó mi mamá y la vimos con la boca morada y le dijimos que si había sido cierto y nos dijo que si.”. La segunda testigo Azucena Cecilia Ortega Pérez contestó de la siguiente forma “si, pues primero que nada me gustaría decir que yo pensaba que tenía una familia con sus altas y sus bajas quiero destacar que mi padre Guillermo fue un excelente padre siempre ha estado ahí para apoyarme, no puedo decir como esposo como es o como fue pero lo que yo si pude ver es que cuando mis padres discutían mi papá era violento o gritaba y se ponía agresivo e incluso varias veces llegó a los golpes, hay muchos acontecimientos que recuerdo y que me da pena y mas que pena tristeza recordarlos pero la realidad de las cosas fue que en varias ocasiones llegó hasta los golpes una de ellas fue cuando nos recogió de la escuela mi mamá y tenía un golpe en la boca no quiso decirnos el motivo y al llegar a la casa la muchacha nos explicó que había tenido una fuerte discusión y mi papá había reaccionado violentamente.”. 6.1 La preparación que tuvieron los testigos para responder a esta sexta pregunta, es más que evidente, pues el contenido de sus deposiciones indican por si mismas el aleccionamiento, ya que aún y cuando la pregunta era sobre el trato que brindó el aquí apelante a la apelada, pese a ello, coincidentemente las testigos “antes que nada” y “primero que nada”, manifestaron respectivamente con esas expresiones ideológicamente idénticas, que como padre, había sido un gran hombre, un excelente padre, CUESTIÓN QUE NADIE LES PREGUNTÓ, porque no se trataba de que manifestaran cómo se había portado Guillermo Bernardo hacia las testigos, sino hacia su esposa, pero para “lavarse las manos” las deponentes y aparentar una supuesta neutralidad entre sus padres, por ello es que insertaron la justificación, explicación no pedida, de que había sido un excelente padre hacia con ellas, justificativa cuya espontaneidad revela que en el fondo, se trató de un subterfugio utilizado para que el Juez tuviera la falsa impresión de una imparcialidad de las deponentes. 6.2 Después de hablar del aquí apelante como padre, las testigos ya empezaron a hablar de él “como esposo”, siendo pertinente resaltar que esa “división de calidades” que supuestamente efectuaron individualmente las declarantes, lo que en realidad pone en claro, es que la elaboraron CONJUNTAMENTE y que se pusieron de acuerdo en exponerla, por lo que su dicho ante el juzgador ya estaba prealeccionado. 6.3 También es de denotarse que la testigo Alejandra refiere “y una de las ocasiones llegó a pegarle a mi mamá” o sea que según ella fueron varias, mientras que Azucena Cecilia al respecto dijo “incluso varias veces llegó a los golpes”, empero es de llamar la atención que pese a que las testigos refieren, según ellas, que hubo varios episodios de supuestos golpes, como es que de entre todos los supuestos múltiples eventos, coincidentemente ambas deponentes hayan escogido decir al juzgador un mismo hecho, el consistente en que supuestamente la señora ELIMINADO traía un golpe en la boca, sin que exista justificación de ninguna de las declarantes, que explique por qué causas decidieron invocar precisamente ese supuesto evento del golpe en la boca, de entre los muchos que según ellas existieron. 6.4 De igual forma es de llamar la atención que ambas testigos aseveren que existió el supuesto evento del golpe en la boca del apelante hacia la apelada, pero que al mismo tiempo manifiesten que ellas no estuvieron presentes en el acontecimiento, sino que lo hayan conocido por inducciones y referencia de terceros y hasta en eso se equivocaron, pues Alejandra dijo que le había preguntado “a las muchachas” así, en plural, como refiriéndose al personal de apoyo doméstico, mientras que Azucena Cecilia dijo que quien les había explicado lo sucedido había sido “la muchacha”, así, en singular. 6.5 Agravia a mi representado que el Juez de primer grado no haya estudiado en su sentencia que sobre de éste hecho en particular, respecto del supuesto golpe en la boca, lo declarado por las testigos carece de toda fuerza jurídica convictiva porque ambas aceptaron que habían conocido el supuesto hecho, no directamente, sino por conducto de terceras personas, por medio de las muchachas o la muchacha, que ni siquiera se sabe quien o quienes eran, si eran mayores de edad, capaces de conocer los hechos por medio de la vista o del oído o si tenían capacidad suficiente para recordar, acontecimientos---, pero el fondo del agravio reside en que el Juzgador dejó de estudiar el clarísimo aspecto que invalida al testimonio, relativo a que el testigo no conoció por si mismo los hechos que narró, sino por inducciones y referencias de terceros. 6.6 Es mas que obvio que el único motivo por el cual las testigos, escogieron referir el evento del supuesto golpe en la boca, de entre los supuestos múltiples acontecimientos de golpes que dicen que hubo, fue a causa de la “forzada coincidencia” que intentaron imprimir a sus declaraciones, CON EL CONTENIDO DEL SEGUNDO PÁRRAFO DEL HECHO TERCERO DE LA DEMANDA RECONVENCIONAL, donde la demandada y reconvinente narró la existencia de un supuesto golpe en sus dientes frontales con una silla, pero como tal supuesto evento no se desarrollo en la presencia de las testigos, por ello aparecieron como informantes la muchacha o las muchachas domésticas y también por ello mismo, para crear esa forzada coincidencia, la testigo Alejandra agregó que las muchachas le había llamado a los bomberos, conducta desplegada por los deponentes que no tiene otra explicación mas que el previo aleccionamiento que tuvieron y la deliberada intención de hacer coincidir sus narrativas con el texto de la reconvención. 6.7 Incluso al haber insertado las testigos el evento del supuesto golpe en la boca, así como la supuesta aparición de los bomberos, con ello lo que revelaron las deponentes fue que CONOCÍAN EL TEXTO DE LA RECONVENCIÓN y que éste les fue informado con antelación a la diligencia, lo que exponen su aleccionamiento y parcialismo, porque si a pesar de que no estuvieron presentes en el supuesto evento del golpe en la boca, de cualquier manera se atrevieron a exponer hechos que no presenciaron, dándolos por ciertos, entonces su temeridad queda al descubierto al decir al juez, como si hubiera sido verdad, algo que no les consta o sea que tal golpe se lo hubiera dado el aquí apelante a la aquí apelada. Quizá pudo haber sido cierto el golpe más no la imputada fuente del mismo. 6.8 Otra coincidencia que revela el aleccionamiento de las deponentes, reside en el hecho de que NINGUNA DE ELLAS MANIFESTÓ CUANDO sucedió el supuesto evento del golpe en la boca, ni siquiera en fecha aproximada, y vaya que en otras respuestas, las mismas deponentes había hecho gala de excelente memoria al invocar fechas precisa de sucesos de 9 años atrás, pero en realidad la ausencia de referencia temporal al supuesto evento del golpe en la boca, se debe sencillamente a que se le olvidó insertar tal fecha al autor o autora del guión, que recitaron las testigos ante el Juez. 7.- Incluso la razón del dicho, pese a ser personalísima, revela por su estructura, coincidencia y orden expositivo, que las declaraciones fueron preparadas, debiendo observarse lo siguiente: Alejandra Ortega Pérez manifestó a la razón de su dicho: “lo anterior lo se y me consta porque:- bueno a mi me consta porque ELIMINADO ELIMINADO es mi mamá, ELIMINADO es mi papá y pues yo viví con ellos 17 años cuando estaban juntos y pues la razón de todo este problema se suscitó el 28 de diciembre de 2004 dos mil cuatro, cuando mi mamá le reclama a mi papá su infidelidad con ELIMINADO y el día 3 tres de enero de 2005 dos mil cinco mi papá se va de la casa pues sin darnos ninguna explicación a nadie se va a la república de Panamá nos dejó de pasar dinero mi mamá como ya no la dejaron entrar a su empresa se puso a trabajar yo también me pongo a trabajar para ayudarla con sus gastos, yo di clases de regularización todas las tardes y después de tres años mi papá nos busca y yo sigo muy afectada he tenido que ir al psicólogo porque el que te abandone tu padre no es nada fácil, es todo.”. Azucena Cecilia Ortega Pérez manifestó a la razón de su dicho: “lo anterior lo sé porque:- me consta porque soy hija de mi madre ELIMINADO y de mi padre ELIMINADO, vive junto con ellos 16 años y estuve presente y me di cuenta de varias situaciones, una de ellas fue el 28 de Diciembre 2004 un martes, se generó una discusión violenta entre mis papás como yo había mencionado mi papá reaccionó violentamente y tuvimos que huir de la casa refugiándonos en la casa de la tía NORMA GARZA tía de mi papá, y al regresar después de seis días cuando mi mamá decide regresar el 3 de Enero de 2005 un lunes nos encontramos con la sorpresa que mi papá ya tenía empacadas sus cosas personales en dos maletas negras y se fue sin dar explicación alguna y, después del abandono de mi padre pues ha sido un gran impacto emocional un fuerte cambio económico, pues mi papá se fue a la República de Panamá y no volvimos a saber de él hasta después de un tiempo, mi mamá se vio obligada a conseguir un trabajo ya que la corrieron de su empresa que construyó junto con mi padre así como nosotros para solventar los gastos de la casa además recibimos ayuda de mi tío José Humberto Pérez Martínez tanto moral como económica y pues desde esa fecha he pasado por situaciones y por momentos dolorosos que hasta la fecha no he podido superar y el abandono de mi papá hasta la fecha me duele, nuestra relación nunca volvió a ser la misma aunque cabe mencionar que yo lo sigo queriendo mucho, es todo.”. 7.1 Por supuesto que es normal que ambas testigos hayan iniciado la razón de su dicho, diciendo que los aquí litigantes son sus padres, pero lo que no es natural es que inmediatamente después, las dos testigos coincidan en manifestar que vivieron con ellos 17 y 16 años respectivamente, es decir, que mencionen DE INMEDIATO AMBAS la cifra precisa de los años que convivieron con ellos, porque lo usual es que para la mentalidad de un hijo que testifica hechos de sus padres, el deponente simplemente manifieste eso, ser su hijo e invocar tal calidad para explicar que por tal parentesco, conoce los hechos. 7.2 Otra evidencia del aleccionamiento, se encuentra en la circunstancia de que ambas testigos, después de que refirieron haber convivido con sus padres 17 y 16 años, respectivamente, ambas también invocaron inmediatamente enseguida, como argumento en tercer lugar, la fecha 28 de Diciembre 2004, como motivo de la ruptura entre sus padres, pese a que su declaración la vertieron el 24 de Abril 2014. 7.3 Más sorprendente es que la segunda testigo Azucena Cecilia refiera que haya sido un martes ese 28 de Diciembre 2004 y si recordamos que ella misma al dar respuesta a la quinta pregunta, manifestó que su madre decidió regresar a la casa el 3 de Enero 2005, que era un lunes, exposición que incluso también repite en la propia razón de su dicho, todo ello pone bien claro que esa deponente antes de declarar, estuvo consultando pormenorizadamente un calendario al grado de memorizar que día de la semana había sido cada una de esas fechas que mencionó y que obviamente ya tenía preparado invocar, pues de otra forma, no se hubiera preocupado por investigar en que día de la semana habían caído. 7.4 También FUE A PROPÓSITO, fuera de toda aleatoriedad, que ambas testigos en la razón de su dicho repitieran la esencia de sus mismas declaraciones que había otorgado al responder a la quinta pregunta y que las dos refieran al cierre de su declaración, en la razón de su dicho, que su papá se fue de la casa sin darles ninguna explicación y que su papá supuestamente las abandonó. 7.5 El parcialismo se pone mas de relieve cuando las testigos mencionan, también en el mismo orden de exposición de ideas, que su papá “nos dejó pasar sin dinero” y que fue un “fuerte cambio económico”, según manifestaron respectivamente. 7.6 También es ilógico que las dos declarantes mencionen que su padre se fue a la “República de Panamá”, invocando precisamente que el sistema político de ese país es una República, porque lo usual es que las personas mencionen los países únicamente por su nombre y no por su organización política. Normalmente las personas dicen fui de paseo a Suiza y no fue de paseo a la Confederación Helvética. 7.7 Otra provocada coincidencia reside en que ambas testigos narraron, sin que nadie se los preguntara y sin que fuera materia de la litis, que a su mamá supuestamente “ya no la dejaron entrar a su empresa” según la primera testigo y la segunda dijo, sobre el tema “la corrieron de su empresa que construyó junto con mi padre”, exposiciones gratuitas e insólitas que solo revelan el parcialismo y aleccionamiento con que se condujeron. 7.8 Otra temática que insertaron espontáneamente las deponentes, pese a que se trataba de justificar el dicho de ellas, fue la mención de un punto no de las propias testigos sino de su madre, en el sentido de que “se puso a trabajar”, “ se vio obligada a conseguir un trabajo”, exposiciones que realizaron como si hubiese sido una afrenta o una ofensa, el que su madre trabajara. 7.9 El culmen del aleccionamiento fue que ambas testigos, “por casualidad coincidieran” en terminar la razón de su dicho, con exposiciones muy similares respecto de si mismas, que más bien constituyen un reproche contra su padre y una justificación de su manera de declarar, una especie de explicación psicológica del por que intervinieron en el juicio a favor de su madre y en contra de su padre. Al respecto, Alejandra manifestó “y yo sigo muy afectada he tenido que ir al psicólogo porque el que te abandone tu padre no es nada fácil”; por su lado, Azucena Cecilia expuso: “desde esa fecha he pasado por situaciones y por momentos dolorosos que hasta la fecha no he podido superar y el abandono de mi papá hasta la fecha me duele.”. La supuesta continuidad temporal del sufrimiento que dicen padecer, la prolongan hasta el momento actual de su declaración, pues la primera dice YO SIGO MUY AFECTADA y la segunda HASTA LA FECHA NO HE PODIDO SUPERAR, sorprendente cierre de sus declaraciones, cuya coincidencia solo revela que SIGUIERON UN FORMATO PREFIJADO y que por ellos sus atestes carece de todo valor. 8.- Mas revelador resulta aún el aleccionamiento y preparación de las testigos si sus Señorías toman en cuenta que no solo es imposible que existan unas auténticas coincidencias individuales en cada uno de los elementos expuestos por las testigos, sino que además, ES PRECISO ANALIZAR DE CONJUNTO, COMO UN UNIVERSO, COMO UN TODO, que humanamente, fácticamente y hasta matemáticamente, resulta imposible que hayan sido expuestas INCLUSO EN EL MISMO, ORDEN, toda la serie de ideas y manifestaciones narradas por las declarantes. Todo de conjunto revela el aleccionamiento que no estudió el Juez de Primera Instancia y por ello pido que lo analicen esta Sala Superior y revoque todo valor convictivo a los testigos y por consecuencia se declare que no quedó probada la acción reconvencional de divorcio. Sobre la manera en que declararon las testigos, es preciso tomar en cuenta la siguiente jurisprudencia y tesis relacionadas, para valorarlas correctamente, con todas sus características expositivas y no solo porque “no fueron refutados” sus dichos: Época: Octava Época Registro: 222808 Instancia: Tribunales Colegiados de Circuito Jurisprudencias Fuente: Semanario Judicial de la Federación Tomo VII, Mayo de 1991 Materia(s): Penal Tesis: VI.1o. J/54 Página: 125 Genealogía: Gaceta número 41. Mayo de 1991, página 101. TESTIGOS DE DESCARGO. SI DECLARAN SOBRE HECHOS REMOTOS Y SON CONTESTES EN CUESTIONES TRIVIALES, SE PRESUMEN ALECCIONADOS. Si los testigos de descargo rindieron sus declaraciones contestes después de un número considerable de años de ocurridos los hechos, no es creíble que recuerden detalles insignificantes con notable precisión, pues si bien es cierto que sea lógico que la memoria retenga por muchos años hechos importantes o que causen algún impacto psíquico, no lo es en cuanto a que en forma pormenorizada y conteste varias personas recuerden hechos absolutamente triviales. PRIMER TRIBUNAL COLEGIADO DEL SEXTO CIRCUITO. Amparo directo 46/89. Guadalupe o Pascual Mora Lucas. 28 de marzo de 1989. Unanimidad de votos. Ponente: Eric Roberto Santos Partido. Secretario: Martín Amador Ibarra. Amparo directo 173/89. Antonio Martínez Lázaro. 10 de enero de 1990. Unanimidad de votos. Ponente: Enrique Dueñas Sarabia. Secretaria: Irma Salgado López. Amparo directo 449/89. José Roney Córdova Ara y otros. 24 de enero de 1990. Unanimidad de votos. Ponente: Eric Roberto Santos Partido. Secretario: Martín Amador Ibarra. Amparo directo 4/90. Prudencio Constantino Cuapio Ayometzi. 24 de enero de 1990. Unanimidad de votos. Ponente: Eric Roberto Santos Partido. Secretario: Manuel Acosta Tzintzun. Amparo directo 551/90. Guillermo Gutiérrez Macías. 14 de marzo de 1991. Unanimidad de votos. Ponente: Enrique Dueñas Sarabia. Secretario: César Flores Rodríguez. Octava Época Registro: 208907 Instancia: Tribunales Colegiados de Circuito Tesis Aislada Fuente: Semanario Judicial de la Federación Tomo XV-2, Febrero de 1995 Materia(s): Laboral Tesis: VI.1o.36 L Página: 581 TESTIMONIAL. VALORACION DE LA PRUEBA EN EL PROCEDIMIENTO LABORAL. Cuando los testigos deponen en términos prácticamente semejantes coincidiendo en aportar espontáneamente elementos que ni siquiera forman parte de las preguntas que se formularon en el interrogatorio, todo lo cual permite sostener fundadamente que fueron objeto de aleccionamiento previo, la probanza deviene inapta para demostrar las afirmaciones vertidas en la demanda laboral y aunque el artículo 815 de la Ley Federal del Trabajo no establece sanción alguna cuando los testigos no dan razón fundada de su dicho, ello no impide que la Junta examine su credibilidad, tanto más que sobre el particular no está sujeta a formalismos o reglas especiales según lo dispone el artículo 841 del propio ordenamiento legal. Amparo directo 93/88. René Montes Márquez. 23 de agosto de 1988. Unanimidad de votos. Ponente: Carlos Gerardo Ramos Córdova. Secretario: Hugo Valderrábano Sánchez. Octava Época Registro: 211800 Instancia: Tribunales Colegiados de Circuito Tesis Aislada Fuente: Semanario Judicial de la Federación Materia(s): Civil Tesis: Página: XIV, Julio de 1994 741 PRUEBA TESTIMONIAL, APRECIACION DE LA. DECLARACIONES PERFECTAS. La perfección en las declaraciones engendra sospecha sobre la sinceridad de los testigos, por lo que no puede estimarse contraria a las reglas de la lógica la apreciación del juzgador que, ante las respuestas de los testigos en los mismos términos y hasta con idénticas palabras, deduzca que han sido aleccionados previamente, pues tal calificación emana de un juicio prudente, acorde con las exigencias de la sana crítica.SEGUNDO TRIBUNAL COLEGIADO DEL SEXTO CIRCUITO. Amparo en revisión 337/89. Sufragio Zacatenco Islas. 9 de noviembre de 1989. nanimidad de votos. Ponente: José Galván Rojas. Secretario: Jorge Núñez Rivera.Amparo en revisión 345/88. Consuelo Maldonado Becerra. 10 de noviembre de 1988. Unanimidad de votos. Ponente: José Galván Rojas. Secretario: Jorge Núñez Rivera. SEXTO.- Otro agravio que causa a mi representado la sentencia apelada, reside en el hecho de que ni aún suponiendo sin conceder de que fuera procedente la acción de divorcio que en reconvención se ejercitó en su contra por causa de separación del domicilio conyugal por más de tres meses, ni aún así, el Juez apelado estaba legitimado para imponer a mi mandante NI LA CALIDAD O CALIFICATIVO DE “CÓNYUGE CULPABLE”, ni tampoco la sanción a que se refiere el artículo 96 del Código Familiar, consistente en la prohibición de que contraiga matrimonio sino hasta después de que transcurra un año a partir de la fecha en que cause ejecutoria la sentencia. La razón por la cual el Juez de primera instancia no tenía facultades para imponer ni ese calificativo de cónyuge culpable ni esa sanción prohibitiva de contraer matrimonio sino hasta después de un año a partir de que cause ejecutoria la sentencia reside en el hecho de que TALLES DECISIONES VAN EN CONTRA DE LOS DERECHOS HUMANOS. En efecto, recordemos que el artículo 1 de nuestra Constitución Federal, dispone en su primer párrafo que en nuestro país todas las personas gozarán de los derechos humanos reconocidos por la Constitución y en los tratados internacionales en los que el estado Mexicano sea parte, así como de las garantías para su protección, cuyo ejercicio no podrá restringirse ni suspenderse. Además, el segundo párrafo impone la obligación de interpretar la normas relativas a los derechos humanos, favoreciendo en todo tiempo la protección más amplia a las personas (principio pro homine). Adicionalmente, el tercer párrafo del artículo 1 Constitucional obliga a todas las autoridades Y ENTRE ELLAS AL JUEZ APELADO a respetar proteger y garantizar los derechos humanos. De manera complementaria, el artículo 133 del Pacto Federal señala que la Constitución, las leyes del Congreso de la Unión Y LOS TRATADOS INTERNACIONALES, serán la ley suprema de toda la unión y los jueces de los Estados, entre ellos el Juez aquí apelado, deben ajustar sus actos a la Constitución, leyes federales y tratados A PESAR DE LAS DISPOSICIONES EN CONTRARIO QUE PUDIERA HABER EN LAS CONSTITUCIONES O LEYES DE LOS ESTADOS. Es más que evidente que el Código Familiar del Estado de San Luis Potosí, se trata de una ley estatal y por ello la norma CONTRARIA A LA DIGNIDAD HUMANA que se contiene en su artículo 96 y que restringe por todo un año a las personas para que puedan contraer matrimonio, acto humano que incluso cae dentro de los campos del derecho natural; se trata de una regla que aunque se encuentra en el derecho positivo estatal, NO DEBIÓ SER APLICADA POR IR EN CONTRA DE LOS DERECHOS HUMANOS RECONOCIDOS EN LOS TRATADOS INTERNACIONALES de los cuales nuestro pais es parte. En el caso que nos ocupa, ni aun suponiendo sin conceder que se hubiere demostrado por parte de la reconviniente, la procedencia de la acción de divorcio que ejercitó en contra de mi representado, ni aún asi el Juez de primer grado debió de calificarlo en su sentencia como “cónyuge culpable”, porque primeramente no existe ningún precepto dentro del código familiar que le autorice a imputarle tal calificativo, pero además aunque existiera tal precepto, éste sería contrario a los derechos humanos, por PEYORATIVO, DESPRECIATIVO Y DISCRIMINATORIO. En los tratados internacionales cuyo articulado transcribiré más adelante claramente se dispone que debe existir IGUALDAD DE DERECHOS de ambos esposos en cuanto al matrimonio, durante el matrimonio Y EN CASO DE DISOLUCIÓN DEL MISMO y en la especie no se está guardando ese principio de igualdad entre el aquí apelante y la apelada, pues mientras que a ésta no se le califica bajo ningún adjetivo, ni mucho menos que sea despreciativo o diferenciador, pese a que resulto vencida en la litis principal de divorcio, en cambio, a mi representado si se le imputa en contra de sus derechos fundamentales como ser humano, una calidad de cónyuge culpable. Por otro lado, la prohibición que se le aplica al apelante en el sentido de que no pueda contraer matrimonio sino hasta después de un año a partir de que cause ejecutoria la sentencia, también se trata de una sanción que incide sobre el más básico derecho humano que es tener una compañía, fundar una familia, dar y recibir amor. En efecto, desde la biblia, en el libro del génesis, capítulo 2, versículo 24, se reconoce el derecho humano al matrimonio, diciendo lo siguiente: Por tanto el hombre dejará a su padre y a su madre y se unirá a su mujer, y serán una sola carne. Además, el artículo 16, párrafo primero de la Declaración Universal de los Derechos Humanos, dispone lo siguiente: Artículo 16.- 1.- Los hombres y las mujeres, a partir de la edad núbil, tienen derecho, sin restricción alguna por motivos de raza, nacionalidad o religión, a casarse y fundar una familia; y disfrutarán de iguales derechos en cuanto al matrimonio, durante el matrimonio y en caso de disolución del matrimonio. En el mismo sentido se pronuncia el Pacto Internacional de Derechos Civiles y Políticos (aprobado) por el Congreso de la Unión el 18 de Diciembre de 1980 y publicado en el Diario Oficial de la Federación el 20 de Mayo de 1981, cuyo Artículo 23 cuarta parte señala: “4.- Los estados partes en el presente pacto tomarán las medidas apropiadas para asegurar la igualdad de derechos y de responsabilidades de ambos esposos en cuanto al matrimonio, durante el matrimonio y en caso de disolución del mismo. En caso de disolución, se adoptaran disposiciones que aseguren la protección necesaria a los hijos”. También la Declaración Americana de los Derechos y Deberes del Hombre, en sus artículos V y VI, tutelan lo siguiente: Artículo V.- Derecho a la protección a la hora, la reputación personal y la vida privada y familiar. Toda persona tiene derecho a la protección de la ley contra los ataques abusivos a su honra, a su reputación y a su vida privada y familiar. Artículo VI.- Derecho a la constitución y a la protección de la familia. Toda persona tiene derecho a constituir familia ELEMENTO FUNDAMENTAL DE LA SOCIEDAD, Y A RECIBIR PROTECCIÓN PARA ELLA. Igualmente la CONVENCIÓN AMERICANA SOBRE DERECHOS HUMANOS (Pacto de San José), en su artículo 17. Dispone sobre el tema lo siguiente: 2.- Se reconoce el derecho del hombre y la mujer a contraer matrimonio y a fundar una familia si tienen la edad y las condiciones requeridas para ello por las leyes internas, en la medida en que éstas no afecten al principio de no discriminación establecido en esta Convención. 4.- Los Estados Partes deben tomar medidas apropiadas para asegurar la igualdad de derechos y la adecuada equivalencia de responsabilidades de los cónyuges en cuanto al matrimonio, durante el matrimonio y en caso de disolución del mismo. En caso de disolución, se adpotarán disposiciones que aseguren la protección necesaria de los hijos, sobre la base única del interés y conveniencia de ellos. Incluso el quinto párrafo del artículo 1 de nuestra Constitución Federal señala al respecto lo siguiente: Queda prohibida toda discriminación motivada por origen étnico o nacional, el género, la edad, las discapacidades, la condición social, las condiciones de salud, la religión, las opiniones, las preferencias sexuales, el estado civil o cualquier otra que atente contra la dignidad humana y tenga por objeto anular o menoscabar los derechos y libertades de las personas. Consecuentemente, pido que esta Sala levante el calificativo de cónyuge culpable que la sentencia apelada atribuyó a mi representado y también levante la restricción que le impuso en el sentido de que no podía casarse sino hasta después de que transcurriera un año a partir de la fecha en que causara ejecutoria la resolución dado que tales sanciones son contrarias a los derechos humanos...”. TERCERO.- Los agravios formulados por el licenciado ELIMINADO en su calidad de Apoderado General Para Pleitos y Cobranzas de ELIMINADO resultan infundados. En efecto, en primer término sintetizadamente aduce el inconforme, que le causa perjuicio la resolución reclamada, señalando concretamente que la misma transgrede el principio de congruencia interna, violando con ello el contenido de los numerales 81 y 83 del Código de Procedimientos Civiles del Estado, dado que se aparta de un correcto razonamiento lógico-jurídico y de una adecuada motivación contraria al artículo 16 Constitucional, toda vez que la resolución emitida no es congruente consigo misma, ni con las pretensiones deducidas oportunamente en el pleito, ya que resuelve que la acción reconvencional de divorcio intentada en contra de su poderdante fue procedente, pasando por alto que previamente el propio juzgador en la misma resolución había ya disuelto el matrimonio, en virtud de la procedencia de la acción principal; que luego entonces, si el matrimonio ya no existía porque el mismo juez lo había disuelto con antelación, en consecuencia, es incongruente y contrario a las constancias de autos el estudio de la acción reconvencional, en razón de la falta del presupuesto indispensable consistente en la existencia del matrimonio; al no estimarlo así el resolutor trasgrede en agravio de su representado los principios de legalidad, congruencia y adecuada motivación, declarando a este último inclusive cónyuge culpable y con ello le impide contraer nuevo matrimonio, hasta que transcurriera un año a partir de que causara ejecutoria la sentencia aquí apelada, conforme a lo dispuesto por el precepto 96 del Código Familiar del Estado, así como privando a su poderdante del beneficio de cobrar las costas del juicio, al aplicar el juez indebidamente la fracción I del artículo 136 del Código de Procedimientos Civiles de esta localidad; invocando el recurrente para sustentar sus afirmaciones una tesis aislada con el número II.2°.C.T.11 C pronunciada por el H. Segundo Tribunal Colegiado en Materias Civil y de Trabajo del Segundo Circuito, localizable en la página 508, Septiembre de 1995, en el Semanario Judicial de la Federación y su Gaceta, cuyo rubro dice: "ACCIÓN. ESTUDIO PREFERENTE POR LOS TRIBUNALES". Como se adelantó, resulta infundado lo argumentado por el apelante, tomando en consideración que de conformidad con previsto por el artículo 17 de la Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos, toda decisión de los órganos encargados de impartir justicia debe ser pronta, completa e imparcial, en los plazos y términos que fijen las leyes. Estas exigencias suponen, entre otros requisitos, la congruencia y exhaustividad que debe caracterizar a toda resolución, así como la exposición concreta y precisa de la fundamentación y motivación correspondiente; lo anterior, acorde (en el caso concreto) a lo dispuesto por los artículos 81 y 83 del Código de Procedimientos Civiles del Estado. En ese tenor, la congruencia externa como principio rector de toda sentencia, consiste en la plena coincidencia que debe existir entre lo resuelto, en un juicio o recurso según sea el caso, con la litis planteada por las partes en la demanda y contestación, sin omitir o introducir aspectos ajenos a la controversia; mientras que la congruencia interna exige que en la sentencia no se contengan consideraciones contrarias entre sí o con los puntos resolutivos. Por consiguiente, de los preceptos legales invocados en el párrafo que antecede se colige de manera inconcusa que, el hecho de que en juicio que nos atañe se haya estimado como probadas tanto las pretensiones de la parte actora como de la demandada reconviniente en cuanto a la acción de divorcio necesario, ello evidentemente y por ningún motivo implica o se traduce en una incongruencia interna contenida en la sentencia aquí apelada, como erróneamente lo sostiene el apelante, toda vez que en total oposición a la afirmación de este último, el juzgador al estudiar la disolución del vínculo matrimonial, lo hizo desde de dos ángulos o causales de divorcio, primero analizó la acción principal y luego la acción reconvencional, lo anterior, debido al orden y cuestión cronológica, pero sobre todo, en estricta observancia de lo ordenado por nuestra Carta Magna, pues el juzgador como encargado de impartir justicia no sólo está obligado a hacerlo de manera pronta e imparcial, sino además completa y, precisamente en ese deber, el servidor judicial en aras de cumplir con los principios de exhaustividad y congruencia que toda resolución debe contener, además de la debida fundamentación y motivación exigida en el artículo 16 Constitucional, según se precisó, procedió a resolver todas y cada una de las pretensiones deducidas oportunamente en el pleito por las partes, decidiendo integralmente los puntos que le fueron sometidos a su potestad y que formaron parte del debate principal y reconvencional, pronunciándose respecto de cada una de ellos, expresando con precisión y claridad las razones en que se fundó para decretar el divorcio necesario propuesto por la parte actora y demandada respectivamente, valorando y otorgando el alcance probatorio a las probanzas aportadas, evitando el juzgador con este proceder la posibilidad aberrante de dejar inauditas a las partes contendientes, pues es claro que de no atender la acción deducida pertinentemente por la reconveniente, con la excusa de que ya se había pronunciado en cuanto a la disolución del vínculo matrimonial al resolver la acción principal, además de implicar un absurdo afirmar que el matrimonio quedó disuelto con la determinación del juzgador, cuando todavía no se ha materializado ese pronunciamiento judicial, implica también una violación manifiesta al principio de congruencia y exhaustividad que toda sentencia debe contener, dejando con ese actuar inaudita a la reconviniente, al haber omitido el juzgador con su obligación de impartir justicia de manera integral o completa, en total contravención a lo estatuido en artículo 17 Constitucional. Aunado a lo anterior, tampoco debe perderse de vista que en la especie, dada la naturaleza jurídica de la acción intentada (divorcio), cuya finalidad es la obtención de la disolución del vínculo matrimonial, también debe tomarse en cuenta que son diversas las causas por las que puede originarse dicha figura jurídica, según lo dispuesto por el artículo 87 del Código Familiar del Estado, como de igual forma, son diversos los efectos jurídicos de cada una de las causales planteadas en términos de lo previsto por los numerales 93 y 96 del ordenamiento legal en cita. De ahí entonces, es donde emerge el deber jurídico del juzgador de pronunciarse necesariamente sobre todas las causales deducidas tanto por la parte actora en el juicio principal como su contraria parte en la reconvención; lo anterior, con la finalidad de determinar puntualmente las consecuencias legales que, en el supuesto de estimarse probada la acción de divorcio necesario, traería la disolución del vínculo matrimonial, una vez que haya sido analizado cada planteamiento por las partes por su orden lógico, evitando de esta manera una resolución incongruente. Al respecto, cabe mencionar que sobre el particular ya existe jurisprudencia por contradicción de tesis emitida por la Primera Sala de la Suprema Corte de Justicia de la Nación, visible con el número 1ª./J 35/99, Tomo X, Octubre de 1999, Novena Época, en el Seminario Judicial de la Federación y su Gaceta, bajo el registro 193178, cuyo rubro y texto establece: ”…DIVORCIO, JUICIO DE. LA DEMOSTRACIÓN DE LA ACCIÓN PRINCIPAL, NO DEJA SIN MATERIA LA EJERCIDA EN LA VÍA RECONVENCIONAL (LEGISLACIÓN DEL ESTADO DE VERACRUZ). La circunstancia de que en un juicio de divorcio, se hayan estimado como probadas las pretensiones de la parte actora, en cuanto a la causal o causales aducidas en su demanda, ello no implica que, sin mayor análisis, pueda decretarse la disolución del vínculo matrimonial, ya que se dejaría inaudita a la contraparte, al no resolverse las pretensiones, deducidas por ésta en la reconvención de divorcio basada en otras causales, violándose el principio de congruencia de la sentencia previsto en los artículos 57 y 214 del Código de Procedimientos Civiles para el Estado de Veracruz, que obliga precisamente al juzgador, a sentenciar íntegramente la litis planteada, esto es, las pretensiones deducidas oportunamente por las partes. Además, si bien la acción de divorcio tiene como finalidad el obtener la disolución del vínculo matrimonial, también debe considerarse que son múltiples las causas por las que puede originarse, según lo dispuesto en el artículo 141 del código adjetivo civil del Estado antes citado, como de igual forma son diversos los efectos jurídicos de cada una de las causales, en términos de lo previsto en el artículo 157 del código sustantivo civil de ese Estado. Por tanto, debe haber necesariamente un pronunciamiento sobre todas las causales planteadas por las partes, a fin de determinar las consecuencias legales a que se harían acreedoras, de estimarse probadas las mismas, sobre la disolución del vínculo matrimonial, y una decisión respecto de la situación de los hijos. Así entonces, el juzgador deberá atender al estudio integral de las acciones principal y reconvencional que derive del planteamiento que se haya hecho en cada caso concreto, es decir, de acuerdo con la prelación lógica que de cada planteamiento se desprenda…”. Luego, por las consideraciones que preceden no es aplicable la tesis que invoca el apelante en su escrito de inconformidad, dado que la misma analiza el supuesto jurídico del planteamiento de una acción plenaria de posesión y la reconvención por usucapión, toda vez que en este supuesto el juzgador si debe ponderar el estudio de la acción principal sobre la acción reconvencional, lo cual tiene sentido, en razón de que de ser procedente la acción plenaria de posesión es claro que la usucapión resultaría como consecuencia lógica improcedente, dado que ambas pretensiones no pueden coexistir simultáneamente, al tratarse de acciones tendentes una a restituir la posesión y la otra a conservarla, lo que implica que en este supuesto el juzgador debe necesariamente analizar la acción principal en primer término y, dependiendo de su resultado resolver la reconvención, pues con este proceder, el juez cumpliría íntegramente con el principio de exhaustividad en primer lugar, al resolver sobre todos los planteamientos que le fueron sometidos y, en segundo término, del principio de congruencia que toda sentencia debe contener, al dirimir primero lo exigido por el adquiriente de buena fe y con justo titulo en los términos previstos por el artículo 9 de la ley adjetiva civil local. Sin embargo, al tratarse el caso que nos ocupa de una acción de divorcio, según se anticipó, la Ley Familiar Estatal dispone que son diversas las causas por las que puede originarse dicha figura jurídica, como de igual forma son diversos los efectos jurídicos de cada una de ellas, por tanto, resulta válido estimar que en esta clase de procedimientos a diferencia del supuesto contenido en la tesis aquí citada, no necesariamente el estudio o análisis de las causales planteadas por las partes traería como consecuencia un contrasentido en la resolución; por tanto, en el ejercicio de la acción de divorcio el deber del juzgador familiar abarca el estudio integral y lógico de las acciones principal y reconvencional que derive del planteamiento que se ha hecho en cada caso concreto, es decir, el análisis puntual y armónico de los hechos aducidos por las partes para el esclarecimiento de la verdad de los puntos controvertidos; lo anterior, con la finalidad de determinar las consecuencias legales a que se harían acreedoras, obviamente de estimarse probadas las causales. En ese orden, es inconcuso que si en el presente negocio el juzgador estimó procedente la acción principal y reconvencional de divorcio necesario por los razonamientos indicados en la sentencia aquí apelada, entonces también es evidente que de entre los efectos jurídicos o consecuencias legales que de ello se desprende, se encuentra precisamente la declaratoria de cónyuge inocente y el cónyuge quién dio origen al divorcio, de conformidad con lo establecido por el artículo 96 del Código Familiar del Estado, así como también, la debida aplicación de lo dispuesto en la fracción I del numeral 136 del Código Adjetivo Civil de esta localidad, que previene expresamente que se exceptúa del pago de costas, en los casos en que la demanda y la reconvención se encontraren en parte procedentes; de ahí que, por tal motivo, la sentencia que aquí se revisa se encuentre debidamente fundada y motivada, observando la misma los principios de legalidad, congruencia y exhaustividad. En el segundo agravio, señala en esencia el inconforme que otra razón por la cual debió declararse improcedente la acción reconvencional de divorcio, es porque el Juez omitió estudiar que la misma al ejercerse ya estaba caduca, lo anterior, de acuerdo con los hechos narrados por la propia demandante reconviniente, al afirmar que su consorte se separó del domicilio conyugal desde el 3 tres de enero del año 2005 dos mil cinco, circunstancia ésta que el juez omitió estudiar y que fue expuesta por el demandado reconvenido en el escrito de contestación, al señalar que todas las imputaciones eran falsas, extemporáneas y caducas, dado que no se hicieron valer dentro del plazo de seis meses siguientes al día en que hayan tenido conocimiento de los hechos, en términos de lo establecido expresamente por el artículo 89 del Código Familiar del Estado, lo cual incluso debió el juzgador estudiar de oficio en la sentencia hoy apelada, pero al no haberse hecho esto el fallo deviene ilegal. Es infundada la aseveración expuesta por el disidente, pues según se precisó con antelación, la Ley Familiar Estatal en su artículo 87 dispone que son diversas las causas por las que puede originarse el divorcio necesario, como de igual forma son diversas las formas de realización y los efectos jurídicos de cada una de ellas, por tal motivo, si bien el artículo 89 de la Legislación en cita, sostiene que el divorcio sólo puede ser demandado por la o el cónyuge que no haya dado causa para éste y dentro de los seis meses siguientes al día en que haya tenido conocimiento de los hechos en que se funda la demanda, lo cierto es que para la aplicación debida de dicho precepto legal al caso concreto, ello dependerá evidentemente de la causal invocada por el demandante del divorcio necesario, tomando por supuesto en cuenta la ejecución de la misma, debido primordialmente a la existencia de causales de tracto sucesivo y de ocausales que son de realización instantánea, siendo claro que estas últimas se consumen en el mismo momento en que se llevan a cabo, sin la necesidad de que se prolonguen en el tiempo, bastando la realización de la misma en un sólo acto para que se origine el derecho del cónyuge agraviado de reclamar la disolución del matrimonio y, si no se hace valer dentro del término legal establecido en la Ley Familiar desde que tuvo conocimiento del hecho en que funda la demanda, entonces la acción caducaría en términos del numeral 89 del ordenamiento legal en cita. Sin embargo, también debe resaltarse que por el contrario, las causales de divorcio necesario que se refieren a una realización continúa y de tracto sucesivo, como lo es el caso que nos ocupa, la separación puede prolongarse por tiempo indeterminado, sin que en esta hipótesis legal la acción de divorcio caduque. En apoyo a esta última consideración, resulta aplicable la tesis de jurisprudencia emitida por la entonces Tercera Sala de la Suprema Corte de Justicia de la Nación, localizable bajo el registro 1013092, Sexta Época, del Apéndice 1917-Septiembre 2011, Tomo V.Civil Primera Parte-SCJN Segunda Sección- Familiar Subsección 1sustantivo, jurisprudencia civil 493 cuyo rubro y texto dice: “…DIVORCIO, ABANDONO DEL DOMICILIO CONYUGAL COMO CAUSAL DE. La causal de divorcio consistente en el abandono o separación de la casa conyugal por más de seis meses sin causa justificada, se refiere a un lapso continuo y es de tracto sucesivo o de realización continua, por lo que la acción no caduca y puede ejercitarse cualquiera que sea el tiempo por el cual se prolongue el abandono, si los hechos que la motivan subsisten cuando se ejercita…”. Así pues, en el caso en particular el juzgador de manera correcta estableció que por lo que hace a las causales establecidas en la fracciones IX y XIII del, artículo 87 del Código Familiar del Estado, éstas resultaban notoriamente improcedentes, atento a que los hechos que la accionante atribuye al demandado habían acontecido fuera del término de seis meses concedido por el artículo 89 de la legislación en cita; sin embargo, por lo que hace la causal prevista en la fracción VI del primer artículo invocado, el juez procedió debidamente a su estudio en virtud de que la misma al realizarse continuamente y ser de tracto sucesivo, no se encontraba sujeta a la caducidad y por tanto, dicho derecho puede ejercitarse cualquiera que sea el tiempo por el cual se prolongue el abandono, por supuesto y claro está si los hechos que la motivaron subsistieron cuando se ejercitó, tal y como aconteció en este procedimiento; por consiguiente, la sentencia ahora apelada no se encuentra afectada de legalidad, en virtud de que el juzgador de manera correcta hizo la distinción de las causales que se encuentran sujetas a la caducidad contenida en el artículo 96 de la Ley Familiar del Estado. En el tercero de los agravios sostiene el apelante básicamente que otra diversa razón para que resultare improcedente la acción reconvencional de divorcio, reside en el contenido del artículo 31 que el Código de Procedimientos Civiles del Estado, el cual prohíbe las acciones contrarias o contradictorias, siendo que en este asunto el propio juez reconoce que la reconviniente invocó dos causales de divorcio fundadas en las fracciones VI y VII del artículo 87 de la Ley Familiar Estatal, consistentes en la separación del domicilio conyugal por más de tres meses sin causa justificada y en la separación del domicilio conyugal originada por una causa que sea bastante para pedir el divorcio; sin embargo, no obstante que el Juez reconoció lo contradictorio de las acciones, no aplicó el contenido del artículo 31 de la Ley Procesal Civil local y sí procedió a “determinar” cual de las causales que ejerció la accionante debía analizarse, fundando su accionar en una tesis aislada de hace más de 50 años de antigüedad, considerando el recurrente que dicha tesis obviamente es inaplicable al caso que nos atañe, porque en San Luis Potosí existe norma expresa que prohíbe las acciones contradictorias, no siendo posible que el Juez requiriera al actor para que manifestara cual de las causales es la que prefería seguir sosteniendo, dado que la etapa del procedimiento era la del dictado de sentencia y por lo tanto, ya había pasado la etapa a que se refiere el artículo 255 del Código Procesal en cita, pero además, tampoco el juzgador estaba facultado para “determinar” a su personal criterio y sin oír al reconvenido respecto de la litis de la cual debió defenderse en especifico, lo cual es totalmente contrario a los principios de audiencia y de defensa; por lo que, el recurrente considera que la tesis invocada por el juzgador es abiertamente inconstitucional y contraria a los derechos humanos, transgresora de los artículos 14 y 17 de nuestra Carga Magna, al permitir que unilateralmente el Juez decida en último momento del proceso cual litis es la que debió defenderse el reconvenido, no obstante que al contestar la acción intentada por la demandada reconviniente, se dijo por parte de ésta que la narrativa de los hechos era oscura, imprecisa y no le permitía conocerla adecuadamente su poderdante ni defenderse, circunstancia esta última que el juzgador las pasó por alto, dejando en desventaja procesal al demandado reconvenido, violando en consecuencia los principios de equidad e igualdad que todo juzgador debe guardar, máxime, que, sigue diciendo el apelante se trata de un conflicto que se desarrolla entre iguales, ya que incluso la parte final del artículo 271 del Código de Procedimientos Civiles, al normar el principio oficioso de las pruebas para mejor proveer y para conocer la verdad, tiene como limite a la actuación judicial, el que no se lesionen los derechos de las partes, las oiga y procure en todo momento su igualdad, tan es así que el artículo 17 Constitucional es muy claro al señalar que la administración de justicia debe ser en los términos que fijen las Leyes, es decir, bajo las condiciones y las formalidades que dispongan los preceptos de la Ley y, si para el caso existía norma especifica contenida en el artículo 31 en el Código Procesal Civil, donde se prohíben las acciones contrarias o contradictorias, que entonces dice el recurrente el Juez debió haber desechado las acciones de divorcio invocadas por su contraria parte, pero al no haberlo hecho así y por el contrario determinar la acción de divorcio intentada por la reconviniente, entonces ello es inconstitucional contraviniendo los principios de adecuada defensa y de administración de justicia imparcial que previenen los artículos 14 y 17 Constitucionales. Sobre el particular, este tribunal de apelación estima que los agravios arriba precisados resultan del todo infundados, debido a los argumentos que de índole legal a continuación se expresan. Ciertamente y como se dejó puntualizado al inicio del presente considerando, del análisis exhaustivo de la sentencia reclamada se puede advertir con claridad que ésta cumple cabalmente con las exigencias previstas en los numerales 81 y 83 del Código de Procedimientos Civiles del Estado, en lo concerniente a la plena satisfacción de los principios de congruencia y exhaustividad que toda sentencia debe contener, dado que en ella el juez se pronunció respecto de la integridad de lo reclamado en la demanda, la contestación, reconvención y las demás pretensiones deducidas oportunamente en el pleito por las partes, en donde el A quo decidió todos los puntos litigiosos que fueron objeto de debate, señalando con precisión las razones en que se fundó para pronunciarse en cuanto a las prestaciones reclamadas por el actor, las excepciones opuestas por la demandada, así como la reconvención respectiva, valorando todas y cada una de las probanzas aportadas por las partes, otorgando el debido alcance probatorio que se deduce de ellas, todo lo cual hace considerar a este tribunal de apelación que las afirmaciones que vierte la apelante en su escrito de inconformidad se tornen infundadas para revocar la sentencia impugnada, en especifico, respecto del supuesto indebido análisis de la acción reconvencional intentada en el presente juicio por parte del Juez Familiar, pues al respecto es de considerarse por parte de este Tribunal Colegiado que en el caso concreto se trata de una acción de divorcio necesario, misma que excluye la posibilidad de que se produzca la anulación procesal de las acciones contrarias y contradictorias, presenta por el numeral 31 del Código Procesal Civil de esta localidad, como lo pretende el apelante, toda vez que según se estableció con antelación, en esta clase de procedimientos que se refieren al conocimiento y decisión de los juicios del orden familiar, el juzgador tiene la obligación de determinar la causal en la que los contendientes debieron concentrar el debate, sin que dicho actuar se traduzca en una violación a los principios de audiencia y defensa del demandado y de una administración de justicia imparcial y violatoria de los artículos 14 y 17 Constitucionales; lo anterior, en virtud de que sobre este aspecto ya existe pronunciamiento definido por la Suprema Corte de Justicia de la Nación, en la Tesis de Jurisprudencia emitida por la entonces Tercera Sala bajo el registro número 1008586 Sexta Época, visible en el Apéndice 1917-Septiembre 2011, Tomo V Civil Tercera Parte-Históricas Primera Sección- SCJN, jurisprudencia civil, 38 (H), bajo el rubro de: “DIVORCIO CAUSALES DE, QUE SE EXCLUYEN”; misma que atinadamente invocó el juzgador en la sentencia aquí reclamada, sin que sea válida la afirmación del recurrente en el sentido de que sea una tesis que data de hace más de 50 años de antigüedad, pues lo cierto independientemente de su antigüedad, la misma sigue vigente y su aplicación es obligatoria en términos de lo dispuesto por el artículo 217 de la Ley de Amparo vigente, reglamentaria del artículo 107 de la Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos, en el entendido, de que la primera legislación en cita en su artículo sexto transitorio establece que la jurisprudencia integrada conforme a la ley anterior continuará en vigor en lo que no se oponga a la presente Ley, consecuentemente, al estar vigente la tesis de jurisprudencia invocada por el juzgador sin que se advierta que ésta que haya sido sustituida o superada, entonces es claro que sigue siendo de observancia obligatoria, deviniendo con ello de manera patente lo infundado de la afirmación del apelante, en cuanto que dicha tesis es inconstitucional y contraria a los derechos humanos, dado que, se insiste la jurisprudencia sigue vigente, sin que se advierta declaratoria judicial y por la autoridad competente respecto de lo sostenido por el recurrente. Además, no debe perderse de vista que al margen de la naturaleza de la acción aquí intentada, el sentido de la jurisprudencia es acorde con lo establecido en el artículo 2 del Código de Procedimientos Civiles del Estado, al estatuir que la acción aún cuando no se exprese su nombre o se exprese equivocadamente procede en juicio, con tal de que se determine con claridad la prestación que se exija del demandado y el título o causa de la acción. En efecto, la sentencia deviene totalmente legal cuando su dictado no se aparta de los hechos constitutivos de la controversia y por el contrario, se apoya en una debida interpretación del escrito inicial de demanda, ocurso, que como cualquier otro acto jurídico es susceptible de interpretación cuando existen palabras contrarias. Lo anterior tiene explicación legal, acorde a lo expresamente establecido en los artículos 2, 81 y 83 de la Ley Procesal Civil de esta localidad, resultando evidente que el juzgador en ejercicio de sus funciones y en aras de dictar una sentencia que cumpla con los requisitos de congruencia, fundamentación y motivación que le son exigidos por la ley, necesariamente ha de realizar la debida interpretación del escrito inicial de demanda, misma que debe ser de manera integral, es decir, hacer una exégesis de todo lo argumentado por la parte actora en su líbelo, así como de los documentos que adjunta a éste y en que sustenta o basa sus pretensiones; lo anterior, con la única finalidad de que el juzgador logre armonizar los datos en ella contenidos y fije un sentido que sea congruente con los elementos que la conforman, lo cual tiene total sentido, atendiendo principalmente al hecho de que el Juez es a quién compete aplicar el derecho y, además, porque es un perito en la materia con la suficiente experiencia y conocimiento para interpretar la redacción obscura e irregular del ocurso inicial, determinando con ese actuar el verdadero sentido y la expresión exacta del pensamiento de su autor, que por error, en muchas ocasiones pudiese incurrir en omisiones o imprecisiones, todo ello tomando en cuenta además, que la demanda constituye un todo y que por lo tanto, dicho escrito debe analizarse en su integridad por el juzgador a efecto de dilucidar perfectamente la verdadera pretensión sometida al litigio; de ahí la verdadera intención de los preceptos legales invocados. En soporte a la consideración precisada en el párrafo que antecede, resulta conveniente citar el criterio emitido por el Tercer Tribunal Colegiado en Materia Civil del Primer Circuito, mismo que se encuentra localizable en la página 4282 del Tomo 5, Enero 2012 del libro IV, Décima Época del Semanario Judicial de la Federación y su Gaceta cuyo rubro y texto es el siguiente: “…ACCION. EL JUZGADOR DEBE INTERPRETAR EL ESCRITO DE DEMANDA EN ARMONÍA CON LAS PRUEBAS Y ANEXOS EN QUE SE SUSTENTA. Este tribunal ha establecido mediante criterio jurisprudencial (3º.C.J/40 de rubro: “DEMANDA. COMO ACTO JURÍDICO ES SUSCEPTIBLE DE INTERPRETACIÓN INTEGRALMENTE”, que de existir en el escrito de demanda palabras contrarias, el juzgador debe realizar una interpretación integral de la demanda para armonizar los datos en ella contenidos y fijar un sentido que sea congruente con los elementos que la conforman, a efecto de dilucidar las verdaderas pretensiones sometidas a litigio. Ahora, en una nueva reflexión, se debe establecer que para una debida integración de la acción no basta con que el juzgador realice una interpretación del contenido del escrito de demanda, sino que ésta se debe armonizar con las pruebas y anexos a la misma, al constituir la demanda y los documentos fundatorios de la acción un todo, de tal forma que si de los documentos anexos se desprende que alguno de los datos asentados en la demanda son incorrectos o inexactos, debido a un mero error mecanográfico, se resuelva sobre la acción efectivamente planteada. Sin que se pueda considerar que con dicha actuación se deje en estado de indefensión a la parte demandada, en virtud de que a ésta se le emplaza con la copia no sólo del escrito inicial de demanda sino también de las pruebas y anexos a la misma…”.ELIMINADO En ese sentido, es claro que en el caso que nos ocupa carece de razón el apelante, cuando éste refiere que en la sentencia impugnada el Juez del conocimiento de manera indebida corrigió la acción intentada por la actora reconviniente, aduciendo que en la especie el juzgador en lugar de aplicar la norma expresa prevista por el artículo 31 del Código Procesal Civil local, procedió a determinar en cual acción la accionante concentró el debate, que por lo tanto, ello resulta ilegal y deja en desventaja procesal a su poderdante, violando los principios de equidad e igualdad procesal. En efecto, dada la naturaleza del juicio que nos ocupa y en términos del artículo segundo de la Ley Procesal Civil local, el juzgador correctamente procedió a determinar la acción de divorcio intentada por la reconveniente, sin que ello se traduzca en una violación a los principios de audiencia y de defensa del actor reconvenido, pues lo cierto es que de la lectura de la reconvención propuesta por ELIMINADO, se puede advertir claramente que en dicho ocurso reclama de la demandada entre otras prestaciones, el divorcio necesario y la consecuente disolución del vínculo matrimonial que lo une con ELIMINADO, basándose para ello en los hechos en que sustenta sus pretensiones, destacándose aquí lo narrado en el punto número tres párrafos tercero, cuarto, quinto y sexto:“…Lo cual así estuvo ocurriendo hasta el día 28 veintiocho de Diciembre de 2004 Dos Mil cuatro, fecha en la que el señor ELIMINADO, al saberse descubierto de que sostenía una relación extramarital con la señora Graciela Treviño Rodríguez (con quien hasta la fecha cohabita) y al pedirle la suscrita una explicación sobre esa circunstancia, aquel reaccionó de manera muy violenta, al grado de romper varios objetos y muebles de la casa, así como a confrontarse a golpes con nuestro propio hijo Guillermo Ortega Pérez; evento que provocó que la suscrita y mis tres vástagos tuviésemos la necesidad de salirnos en ese momento para irnos a pernoctar al domicilio ubicado en la avenida Del Lago NO. 355 Departamento 4303, en el fraccionamiento Del Parque, de esta ciudad; en donde en esos momentos se encontraba viviendo la señorita Norma Cristina Garza Longoria, tía del señor Ortega Garza; pariente a la que después de comentarle lo sucedido, aceptó recibirnos y permitirnos pasar la noche en su departamento y durante seis días, más, ello hasta en tanto se calmara el señor ELIMINADO. Es el caso que, el día 3 tres de Enero del 2005 Dos Mil Cinco, la compareciente y mis tres hijos decidimos regresar a vivir a la casa ubicada en la calle Sierra Santa Catana No. 164, en el fraccionamiento Lomas 4º. Cuarta Sección, de esta ciudad; en donde al vernos llegar el señor ELIMINADO, éste tomó la decisión de abandonar el domicilio conyugal para irse a vivir a otro; es decir, sin que mediara razón o justificación alguna, el señor ELIMINADO abandonó a la compareciente y a nuestros hijos; quienes aún eran estudiantes, menores de edad y dependían económicamente del sustento paterno; es decir, el ahora reconvenido se fue de la casa para irse a vivir durante un año a la ciudad capital el país de Panamá; tiempo durante el cual dejó de proporcionarnos tanto a la suscrita, como a nuestros tres hijos, cualquier tipo de ayuda moral y económica. Ante el abandono y desamparo en que nos dejó el aquí reconvenido, ello ocasionó que nuestro hijo Guillermo Ortega Pérez, al dejar de percibir toda la ayuda económica que hasta ese día le brindó su padre Guillermo Bernardo, nuestro vástago se vio en la gravosa necesidad de abandonar sus estudios académicos que estaba cursando en la Universidad Panamericana de Guadalajara, sita en la ciudad de Guadalajara, Jal., es decir, tuvo que desertar a sus estudios universitarios de la carrera de Ingeniería Civil (3er. Año), para regresarse a esta ciudad de San Luis Potosí, S.L.P. e inscribirse a la carrera de la Licenciatura en Administración de Empresas, incorporada a la Universidad Autónoma de San Luis Potosí; lo que también sucedió con nuestra hija Azucena Cecilia Ortega Pérez, quien al no contar ya con ningún tipo de apoyo paterno, tuvo la involuntaria necesidad de desertar a sus estudios relativos al 2º. Segundo año de preparatoria que se encontraba cursando en el Instituto Lomas del Real, A.C.; viéndose en la necesidad imperiosa de concluir sus estudios preparatorios (3er. Año) mediante un sistema abierto vía Internet. Hechos que demostraré en la secuela del presente Juicio, especifico ELIMINADO...”.ELIMINADO que el causante de nuestra separación matrimonial lo fue el señor ELIMINADO ELIMINADOEsto es, en la parte conducente del capitulo de hechos de la demanda reconvencional arriba transcrita, se puede advertir de manera indiscutible que en el caso en concreto, la parte reconviniente reclamó del demandado el divorcio necesario y la consecuente disolución del vinculo matrimonial que los une, basándose primordialmente en el hecho de que el día 3 tres de enero de 2005 dos mil cinco, su consorte tomó la decisión de abandonar el domicilio conyugal. Sin razón o justificación alguna. En esa medida, no asiste la razón al disconforme cuando afirma que en la especie se dejó en desventaja procesal a su representado, lesionando sus derechos de igualdad y equidad procesal, al no conocer adecuadamente la acción intentada en su contra ni defenderse de la misma, toda vez que debe destacarse y ponderarse por parte de este tribunal de apelación, que en el caso en particular, la causa de pedir de la parte reconveniente se deduce manifiestamente del escrito donde reclamó la acción de divorcio prevista en la fracción VI del artículo 87 del Código Familiar del Estado, al sostener la parte actora con claridad la clase de prestación exigida a su contraria parte. ELIMINADODe lo precedentemente señalado se deduce sin lugar a dudas que, de la interpretación integral de la demanda que nos ocupa y para el efecto de armonizar los datos en ella contenidos, fijando un sentido congruente con los elementos que la conforman y como consecuencia dilucidar las verdaderas pretensiones sometidas en litigio, acorde a lo expresamente establecido y ordenado por los artículos 2º, 81 y 83 del Código de Procedimientos Civiles del Estado, se desprende que de las diversas acciones intentadas por la parte actora en el presente juicio, se advierte la relativa a la acción de divorcio necesario prevista en la fracción VI del artículo 87 del Código Familiar del Estado; solicitud por parte de la reconviniente sustentada en las razones que éste invoca en el capítulo de hechos de su demanda. Así pues, este tribunal de apelación considera que en la especie y por las razones dadas por este tribunal a la luz de los agravios, la sentencia aquí impugnada deviene legal, toda vez que el juzgador en ejercicio de sus funciones y facultades advirtió correctamente las pretensiones de la parte actora reconviniente, haciendo una debida integración de la acción intentada, analizando por cuestión lógica y jurídica conforme a lo ordenado por los artículos 2, 81 y 83 de la ley adjetiva civil local, la acción de divorcio solicitada por la accionante obviamente, a las razones en que ésta apoya sus exigencias, independientemente de que en el escrito de demanda reconvencional se hayan invocado diversas causales, entre ellas, unas opuestas entre sí, tal y como lo destacó el juzgador en la sentencia aquí reclamada, pues lo cierto es que dicha manifestación por parte de la reconveniente en su demanda en todo caso se traduce en un error de denominación, mismo que evidentemente no puede ni debe trascender el sentido del fallo que aquí se analiza, según los razonamientos jurídicos expresados con anterioridad y sin que ello se traduzca en un actuar ilegal por parte del juzgador, ni tampoco que se haya dejado en un estado de indefensión a la parte demandada reconvenida, toda vez que a ésta le fue impuesta en su totalidad la demanda reconvencional entablada en su contra y los documentos base de la acción, tan es así que la propia reconvenida dio puntual contestación a las prestaciones reclamadas por su contraparte. En efecto, para corroborar lo que precede, debe decirse que la parte reconvenida sostuvo, en especifico y en la parte conducente, respecto al punto número tres de los hechos en que se sustenta la demandada reconvencional, lo siguiente: ELIMINADOSOLAMENTE EXISTE UNA DISCREPANCIA DE SIETE DIAS en cuanto a la fecha de separación de los cónyuges, pero como esta data por lo menos desde el 3 de enero 2005 o sea HACE 9 AÑOS todo ello implica que efectivamente se ha configurado la causal de divorcio que yo invoqué en mi escrito inicial de demanda, prevista en la fracción VIII del artículo 87 del Código Familiar del Estado, consistente en la circunstancia objetiva de que los cónyuges no vivan juntos por más de dos años, independientemente del motivo que para ello hubieren tenido e incluso son aplicables las dos jurisprudencias que enseguida transcribiré, en las cuales la Suprema Corte de Justicia de la Nación ha establecido que para que proceda la causal de divorcio antes comentada NO ES REQUISITO INDISPENSABLE LA FECHA EXACTA DE LA SEPARACIÓN, sino que basta que se acredite que tal separación ha sido por un lapso mayor de dos años, porque tal es la hipótesis normativa y por ende, la causa objetiva que produce la disolución del vinculo matrimonial consiste en el solo hecho de la separación de los cónyuges por más de esos dos años, hipótesis que se ha actualizado en el caso que hoy nos ocupa y razón por la cual el suscrito fundamenté la demanda principal precisamente en el artículo 87 fracción VIII del Código Familiar…”. Así entonces y derivado de las precisiones antes reseñadas, este Tribunal de apelación considera infundada la aseveración del apelante en el sentido de que se viola en perjuicio de su poderdante los principios de audiencia y defensa establecidos en los artículos 14 y 17 Constitucionales, dictándose una sentencia imparcial, pues lo cierto es que oportunamente aquél conoció de las exigencias de su contraria parte, así como los hechos en que basa esta última sus pretensiones, el señalar concretamente la causa de divorcio, tan es así que el ahora recurrente convino con lo manifestado por su cónyuge respecto de la separación de ellos por más de dos años, aclarando el reconvenido que la fecha señalada por él y su contraparte solamente existe una discrepancia de siete días; de ahí entonces, que no sea verídico que en el caso en particular se hayan vulnerado en su perjuicio los preceptos constitucionales aludidos; así como tampoco es verdad que en su contestación haya opuesto la excepción de oscuridad e imprecisión en cuanto a la causal sexta del artículo 87 del Código Familiar del Estado, pues como se precisó, el reconvenido contestó oportunamente sobre el particular, más aún cuando la excepción de oscuridad e imprecisión la opuso por las diversas causales ejercitadas por la reconveniente, alegando que esta última no precisó circunstancias de tiempo, modo y lugar, sosteniendo que vagamente señala las fechas que supuestamente sucedieron los hechos y el lugar donde se desarrollaron; de ahí la inverosimilitud de su afirmación. En el cuarto de los agravios que expone el apoderado del inconforme, este pugna contra el fallo de primera instancia mencionando en síntesis que el juez incorrectamente declaró procedente la acción de divorcio intentada por su contraria parte, justificando ese hecho el A quo con el dicho de las testigos ELIMINADO y ELIMINADO probanza a la que el juzgador le concedió pleno valor probatorio al tenor de lo dispuesto por el artículo 400 del Código Procesal Civil del Estado, sin embargo, considera el recurrente, dicha valoración es contraria a la ley, toda vez que las testigos no acreditan la existencia ni la concurrencia de todos los elementos de la causal de divorcio fincada en la fracción VI del ordinal 87 de la Ley Familiar Estatal, en razón de que el juez no tomó en cuenta que las atestes no expresaron que la separación del domicilio conyugal por parte del demandado reconvenido haya sido sin causa justificada, limitándose el A quo únicamente a señalar que se demostró la preexistencia de la morada conyugal y la separación a partir del 3 tres de Enero del año 2005 dos mil cinco, empero, insiste el apelante, el resolutor omite el hecho de que las declaraciones vertidas no indicaron que la separación fue sin causa justificada; que por tanto, asienta el recurrente, se trata de una incorrecta manera de resolver al no reunir el adecuado razonamiento lógico jurídico o motivación que exige el constituyente en el artículo 16 del Pacto Federal. La conclusión a la que arriba el discrepante respecto del valor y alcance probatorio que se desprende de la testimonial que obra en autos carece de todo sustento legal, en primer término, porque en franca oposición a las inconformidades expuestas en el párrafo que antecede, de la simple lectura de la parte conducente del fallo impugnado, se puede apreciar que el Juez Familiar una vez que determinó puntualmente la acción de divorcio intentada, enseguida preponderó y aclaró que el artículo 273 de la ley procesal civil local, dispone que el actor debe probar los elementos de su acción y el demandado los de sus excepciones y defensas, por lo que, en el caso concreto, sostuvo el juez del conocimiento, la actora reconviniente debía demostrar la existencia de la morada conyugal y el abandono de la misma durante un lapso mayor a tres meses, mientras que por lo que hace a lo relativo a la falta de justificación para haber incurrido en dicho abandono, por tratarse de un hecho negativo que no siempre es susceptible de demostrar, sigue diciendo el juzgador, entonces la carga probatoria correspondía al demandado o sea el abandonante del hogar, quien en su caso debía de demostrar que tuvo una causa justificada para irse de la casa, finalizando el resolutor que, en la especie servía de apoyo la cita de la tesis VI. 2°. 438 C, emitida en la Novena Época, por el Segundo Tribunal Colegiado del Sexto Circuito ahora Segundo Tribunal Colegiado en Materia Civil del Sexto Circuito, publicada en el Semanario Judicial de la Federación y su Gaceta, Tomo XXIX, Marzo de 2009, página 2743, con el número de registro 167727, bajo el rubro: "DIVORCIO. ABANDONO DEL DOMICILIO CONYUGAL COMO CAUSAL DE. CARGA DE LA PRUEBA". De lo antepuesto es manifiesto lo inconsistente de las imputaciones enunciadas por el apelante, toda vez que en el caso concreto si el juez de origen no se pronunció al momento de otorgar el valor y alcance probatorio a la testifical ofertada por la reconviniente, específicamente, en cuanto a la demostración de la existencia de causa justificada del abandono, fue debido y primordialmente a que el juzgador de manera puntual estableció que dicho elemento (al ser negativo) le correspondía acreditarlo el demandado reconvenido, luego entonces, por tal razón jurídica plasmada oportunamente en la sentencia aquí reclamada, deviene la innecesidad de haber sido ese hecho objeto de las preguntas formuladas a las testigos, dado que la carga probatoria no recaía en el cónyuge abandonado sino en el abandonante, lo anterior, en observancia plena al contenido de la tesis invocada en la parte relativa a la sentencia motivo de la apelación; máxime que, esta autoridad conviene con lo precisado por el A quo al estimar que sería una contraposición obligar a la accionante del divorcio que ésta demostrara que el abandonante tuvo causa justificada para separarse de la morada conyugal, así como tampoco es necesario que acreditara que el abandonante no la tuvo, como se pretende equivocadamente en los agravios, pues al tratarse dicha circunstancia de un hecho negativo y, además de un elemento constitutivo de la acción intentada, es lógico considerar al igual que lo hizo el juez que basta que el demandante demuestre el abandono por parte del demandado, para que de esta forma a este último le corresponda acreditar que tuvo causa justificada para ello, obviamente en caso de negar el derecho de la contraparte y, con este actuar, el demandado obtener la no procedencia la acción de divorcio, según lo exigen expresamente los dispositivos 273 y 274 fracción IV del Código de Procedimientos Civiles del Estado. Por otra parte, sigue argumentando el recurrente esencialmente, que la prueba testimonial es inválida porque ésta fue deshogada en trasgresión al artículo 362 del Código de Procedimientos Civiles del Estado, mismo que dispone primeramente, la necesidad de protestar al testigo, advirtiéndolo de las penas en que pueden incurrir los testigos falsos, para posteriormente declare su nombre, edad, estado, domicilio y ocupación, parentesco, dependencia, sociedad o relación de intereses, si tiene interés directo o indirecto en el pleito, si es amigo íntimo o enemigo de alguno de los litigantes, y, hasta después se proceda al examen sobre los hechos; que en el presente caso, sigue arguyendo el reclamante, la testimonial segunda a cargo de ELIMINADO y ELIMINADO se desahogó contrario a la disposición legal invocada, porque de inmediato y sin previa protesta de decir verdad, ambas testigos empezaron a dar sus generales y después fue cuando se le advirtió y protestó para que se condujeran con la verdad, lo que significa, dice el discorde, que todo lo previamente declarado por las atestes lo hicieron sin haberlo manifestado bajo protesta y por lo tanto, no existe la presunción de la identidad de las declarantes, es decir, ni siquiera se sabe sí efectivamente las personas que estuvieron presentes en la diligencia realmente se llamaban como dijeron serlo, máxime que, aun y cuando en la diligencia se asentó que se identificaron con credencial del "Instituto Nacional Electoral", lo cierto es que es un hecho público y notorio en nuestro País que al día de hoy el Instituto Nacional Electoral no ha expedido a los ciudadanos credenciales para votar, sino que la mayoría de los ciudadanos para identificarnos aún seguimos usando las credenciales expedidas por el Instituto Federal Electoral; aunado a que en la diligencia testimonial el Secretario de Acuerdos ni siquiera dio fe que las personas presentes concordaran sus rasgos físicos con las credenciales aludidas; que en tal virtud, concluye el apelante, el espíritu legislativo del artículo 362 de la ley Procesal Civil, es que el nombre, identidad y generales del testigo deban de estar incluidos dentro de la declaración de protesta de verdad, porque lógicamente ningún Juez puede fincar una sentencia en manifestaciones que inciden sobre las circunstancias personales de los deponentes que no han sido vertidas así, porque de lo contrario, sin no se vierten bajo protesta de decir verdad no se crea el principio jurídico de credibilidad al testigo y se da pauta incluso a suplantaciones de personas, finalizando al invocar una tesis emitida por el Pleno de la Suprema Corte de Justicia de la Nación, de la Quinta época, visible en la página 1286, tomo VII, con el registro 288497 en el Semanario Judicial de la Federación cuyo rubro y texto establece: " PRUEBA TESTIMONIAL. La declaración de testigos sin la protesta de ley, o ante Juez incompetente carece de valor legal" Son infundados los motivos de disenso que preceden, a razón de que no existe infracción manifiesta del contenido del artículo 362 del Código de Procedimientos Civiles del Estado, en cuanto al debido desahogo de la prueba testimonial segunda ofrecida por la parte reconviniente y desahogada el día 24 veinticuatro de abril del presente año, tomando en cuenta que contrario a lo pretendido por el recurrente, en la especie el juzgador de manera expresa si tomó a los testigos la protesta de éstos de conducirse con verdad y la advertencia de las penas que incurren en caso de falsedad de declaraciones, tal y como lo exige el numeral indicado, por lo que el valor concedido a dicha probanza resulta ajustada a derecho. Lo anterior es así, porque acorde al contenido del dispositivo legal en cita, se tiene el deber del juzgador de que previo al examen o declaración de los testigos, necesariamente debe tomársele a éstos la protesta de conducirse con verdad y la advertencia de las penas en caso de falsedad de sus declaraciones, así como también, hacer constar en la diligencia que se desahogue el nombre, edad, estado, domicilio y ocupación del testigo, así como si es pariente por consanguinidad o afinidad y en qué grado, de alguno de los litigantes, si es dependiente o empleado del que lo presenta o tiene sociedad con él u otra relación de intereses, si tiene el testigo interés directo o indirecto en el pleito, si es amigo íntimo o enemigo de alguno de los litigantes. Así pues, en el caso concreto se puede advertir manifestando que el día del desahogo de la prueba, ante el Juez Familiar y el Secretario de Acuerdos, se encontraron presentes la parte reconviniente y su abogado patrono, quienes una vez que se identificaron presentaron como testigos a ELIMINADO y ELIMINADO quienes a su vez también se identificaron plenamente, dando sus generales y de manera inmediata se les tomó protesta para que se condujeran con la verdad y se les advirtió de las penas en que pueden incurrir las personas que se conduzcan con falsedad en sus declaraciones manifestando las testigos que se conducirían con la verdad en lo que les consta, señalando ser hijas de las partes en este juicio, no tener interés en el asunto no depender económicamente ni tener enemistad con la parte actora y precisando que no les tocaban las tachas de Ley; posteriormente y en ese mismo acto, se les hizo saber por parte del juzgador a las personas que iban a declarar como testigos, que en caso de que se condujeran con falsedad podrían ser sujetas a un proceso penal por delito de falso testimonio, cuya pena es de 1 a 3 años de prisión atento a lo dispuesto por el artículo 261 del Código Penal vigente en el Estado, a lo cual de nueva cuenta las testigos manifestaron que se conducirían con verdad en lo que se les pregunte, indicando el juzgador que en ese momento se desalojaba de la Sala por el segundo de los testigos, dando fe de ello el Secretario de Acuerdos (f. 157 frente y vuelta). En ese orden de ideas, se aprecia sin lugar a dudas que antes de recibirse la declaración de las atestes el juzgador en cumplimiento estricto de lo ordenado por el artículo 362 de la Ley Adjetiva Civil local, procedió a tomar protesta y advertir a las testigos de que se condujeran con verdad, lo cual hace el desahogo de dicha probanza se torne legal, puesto que el legislador al establecer que todo testigo antes de declarar debería ser protestado y advertido de las penas, es que el mismo se condujera apegado a la realidad de los hechos sobre los que va deponer y que le hubieren constado, es decir, influir en su ánimo para que declarase con verdad sin variar los hechos apreciados directamente por él; luego entonces, si en la diligencia respectiva se asentó la protesta y la advertencia a que se refiere el numeral invocado no existe infracción manifiesta a la intención del legislador, pues basta con que antes de que el testigo declare sobre los hechos que va deponer, se le tome la protesta de ley para conducirse con verdad y se le haga saber que la ley castiga a las personas que hacen falsas declaraciones, con lo cual es evidente que se logra lo que el espíritu de la ley pretende, cuando dice que los testigos deberán ser protestados antes de declarar. En consecuencia, carece de relevancia si en el caso en particular las testigos dieron sus generales y después se les tomó la protesta y se les advirtió de las penas en las que incurren las personas que se conducen con falsedad, toda vez que de acuerdo con lo narrado con antelación, estas circunstancias acontecieron en un mismo acto jurídico y sobre todo, antes de que se procediera al examen o declaración de las testigos, lo cual provoca estimar que ello es bastante para considerar satisfecho lo ordenado por el artículo 362 del Código Procedimental Civil del Estado. Lo señalado con antelación tiene sentido, porque lo único que se encuentra proscrito por la Ley Procesal Civil del Estado, en cuanto al desahogo de la prueba testimonial es que no puede recibirse la declaración del testigo si no se le protesta y se le advierte de las penas en que puede incurrir, sin embargo, ese hecho si aconteció en el presente asunto, En virtud de que no se procedió al examen de los testigos sin que previamente se les haya protestado y advertido; por tanto, si los testigos expresaron sus generales y enseguida se les tomó la protesta y se les advirtió en un mismo acto, ello evidentemente no es contrario al espíritu de la norma citada, debido a que finalmente, esa protesta y advertencia fue hecha antes de la declaración de testigos. Así también, deviene inexacta la afirmación del disconforme al sostener que no existe identidad de las testigos, toda vez que de acuerdo a las constancias procesales que integran el expediente de origen, se aprecia que las declarantes se identificaron plenamente ante el juzgador familiar con credencial para votar, al margen de que se haya hecho constar en la diligencia respectiva que dichas credenciales fueron expedidas por el Instituto Nacional Electoral, puesto que con independencia de las manifestaciones del recurrente sobre este aspecto y el hecho notorio que aduce, lo cierto es que de las propias constancias se puede apreciar claramente que se trató de un mero error ortográfico que ninguna trascendencia jurídica tiene para estimar que no se encuentran plenamente identificadas las declarantes, en razón de que en autos obran a fojas 164 y 165 las copias fotostáticas de las credenciales con las cuales se identificaron las testigos, desprendiéndose que el Instituto que las expide es el Federal Electoral y no el Nacional Electoral, como de manera equívoca se hizo constar al momento de redactar la diligencia testimonial; lo anterior se corrobora también, porque incluso en las diversas audiencias, en especifico, la prueba confesional dentro de la reconvención a cargo del propio apelante ELIMINADO se asentó que éste se identificaba con credencial del “Instituto Nacional Electoral”, lo cual es incorrecto, acorde que la copia fotostática de dicha identificación expresa que es el Instituto Federal Electoral (f. 153 y 156.) Solo resta mencionar respecto de este punto, que debido a que las declarantes se identificaron plenamente con la credencial de elector, circunstancia que asentó debidamente el Juzgador Familiar con el Secretario de Acuerdos que autoriza, en consecuencia de manera correcta se procedió a hacer constar los números de folios de dichas credenciales y además, para mayor certeza jurídica de la diligencia y de las personas que declararon, se agregaron copias fotostáticas de las referidas credenciales de elector, cuyos datos coinciden con lo asentado por la autoridad de Primera Instancia, de ahí entonces, que contrario a lo estimado por el recurrente, en la diligencia sí se dieron datos bastantes para estimar verídica la identidad de las declarantes, máxime que éstas firmaron todas y cada una de las actuaciones en las que se tomaron sus deposiciones para constancia legal, lo que hace considerar que la diligencia resulte legal y acorde a lo dispuesto por los artículos 360 y 362 de la Ley Procesal Civil de esta Entidad; deviniendo por tal motivo inaplicable la tesis invocada por el inconforme, dado que la misma asienta que la declaración de los testigos sin la protesta de ley o ante Juez incompetente, carece de valor legal, sin embargo, en la especie según se dijo, si se tomó la protesta de ley y se les advirtió de las penas en que incurrirían las testigos al comparecer a juicio. En otro aspecto, aduce el reclamante que con el desahogo de la prueba testimonial segunda ofertada por la contraparte, tampoco se cumple con las exigencias previstas en el artículo 362 de la Ley Procesal Civil del Estado, debido a que en la diligencia no se asentó la ocupación de las declarantes, ni tampoco si eran dependientes o empleadas de quien los presentaba, argumentando de nueva cuenta el disidente, que en el caso que nos atañe a las testigos se les hizo un interrogatorio “conjunto” que la ley no previene, debido a que ningún precepto faculta al Juez para que grupalmente interrogue a los testigos sobre sus generales, sino que lo correcto es examinar y asentar individualmente las circunstancias personales de cada testigo, para que de esta manera uno no sea influido por el otro; que el juzgador es omiso en haber interrogado a las testigos sobre la dependencia no económica sino psicológica derivada de la identificación natural que una hija genera a su madre por tantos años de convivencia, lo que se traduce en una conducta imitativa hasta el inconsciente que contribuye a la formación de la personalidad de la propia hija; que por otra parte, tampoco se interrogó si las testigos eran empleadas de quien las presentó, por lo que el juzgador estaba imposibilitado para emitir una adecuada justipreciación de las exposiciones de las declarantes, pues no se sabe si tienen o no una relación laboral con el oferente de la prueba; que tampoco se interrogó a la testigo si quien las presentaba tenían sociedad o alguna otra relación de intereses, limitándose en la diligencia a manifestar que no tenían interés en el asunto, sin embargo, dice el recurrente, tal frase no colma la exigencia legislativa aquí analizada, porque dicha frase se refiere a otra cuestión y no a la relación de intereses con el oferente de la prueba; que independientemente de que las testigos hayan manifestado ser hijas de las partes en este juicio, ello solamente colmó la exigencia del artículo 362 citado respecto del parentesco, pero de ninguna manera colmó la necesidad de indagar si el testigo es amigo intimo o enemigo de alguno de los litigantes, aseverando el inconforme, que es muy obvio que por más que una persona sea descendiente de otra, aún así, el hijo o la hija puede tener relaciones tan cercanas e intimas con el oferente de la prueba, que la lleve a declarar en contra de la verdad o también, puede tener relaciones tan lejanas o tan adversas contra otros de sus progenitores, que de igual forma la lleven a falsear sus declaraciones; que en ese sentido, de acuerdo con la declaración de las atestes, dice el inconforme, se aprecia que ELIMINADO al contestar la cuarta pregunta dijo que su padre las abandonó y luego en la razón de su dicho dijo que su progenitor se fue de la casa sin darles ninguna explicación, que les dejó de pasar dinero y finalmente, señaló que sigue muy afectada y que ha tenido que ir con el psicólogo porque por el hecho de que la haya abandonado su padre no es nada fácil; concluyendo el discrepante, que todas estas expresiones ponen en claro que la testigo sí tiene una postura de animadversión en contra del demandado reconvenido, pues la testigo se involucra como agraviada con las conductas que le imputa a la aquí apelante; que lo mismo sucede con la testigo ELIMINADO ELIMINADO, ya que en la razón de su dicho también se involucra como agraviada con las conductas de su padre, pues dijo que sin dar explicación alguna éste y después de su abandono, ha sido un gran impacto emocional y un fuerte cambio económico, que desde esa fecha ha pasado por situaciones y momentos dolorosas que en la actualidad no ha podido superar y que el abandono de papá hasta la fecha le duele, porque su relación nunca volvió hacer la misma; que por todo lo anterior, afirma el disidente, se demuestra que dicho testimonio no debe tomarse en consideración, porque aún y cuando verbalmente las declarantes dijeron no tener enemistad con la parte actora en lo principal, la realidad es que del contenido de sus atestos y por el involucramiento personal como agraviadas, en rigor si tienen parcialidad y rechazo en contra de su padre, ubicándolo en la postura “enemigo”; invocando sobre el particular dos tesis emitidas por Tribunales Colegiados de Circuito. Son infundadas y además insuficientes las enunciaciones que anteceden, porque debe precisarse y enfatizarse que en el caso que nos ocupa no se hizo un interrogatorio de manera conjunta, como indebidamente lo pretende el apelante, es decir, no se examinó ni mucho menos interrogó conjuntamente a las testigos, lo cual se encuentra prohibido expresamente en nuestro procedimiento civil, acorde a lo dispuesto por el artículo 363, dispositivo éste que dispone que los testigos se harán examinados separada y sucesivamente sin que unos puedan presenciar las declaraciones de los otros, que el Juez fijará un sólo día para que se presenten los testigos que deben declarar y designará el lugar en que deben permanecer hasta la conclusión de la diligencia, salvo las excepciones establecidas en los artículos 357 a 359 de la legislación en cita; previendo dicho numeral que si no fuere posible terminar el examen de los testigos en un sólo día, la diligencia se suspenderá para continuarla al día siguiente. De lo precisado se obtiene claramente que lo prohibido por la ley es el interrogatorio conjunto de los testigos, sin embargo, en la especie ello no aconteció así y lo único que hizo el juzgador de manera conjunta fue tomar la protesta de ley y la advertencia de las penas que incurrirían los testigos en caso de conducirse con falsedad, además de las generales y circunstancias personales de los testigos, empero, se insiste, dicho acto jurídico lo hizo el juzgador con antelación al examen de los testigos, tan es así que en la parte final de ese hecho hizo constar el desalojo del segundo de los testigos; consecuentemente, no es acertado sostener que el interrogatorio se hizo de manera conjunta, lo cual sería ilegal y contrario al artículo 363 del Código de Procedimientos Civiles del Estado, dado que este último precepto sí dispone expresamente tal prohibición, lo que no sucede con el diverso numeral 362 de la misma legislación, en cuanto a la toma de la protesta y la advertencia de las penas en que incurrirían los testigos falsos, así como las generales y las condiciones personales de los atestes, toda vez que la única exigencia contenida en este último dispositivo legal es que ello acontezca antes de procederse al examen de los declarantes, sin que obligue expresamente el numeral que se haga de manera individual. Lo anterior tiene sentido, porque para tomar la protesta, la advertencia, las generales y las condiciones de los testigos, no lleva inmerso la posibilidad de que exista influencia entre ellos, como lo asevera incorrectamente el recurrente, en virtud de que ningún beneficio o parcialidad traería con ello al oferente de la prueba, ya que no se están pronunciando los atestes respecto del interrogatorio que van hacer sometidos, sino únicamente hacerle saber las consecuencias jurídicas de su presencia y la declaración judicial, ocurriendo todo lo contrario, si el interrogatorio o examen de los testigos respecto de los hechos sobre los que van a deponer se hace de manera conjunta, ya que en ese caso si se vería de manera patente lo indebido del desahogo de dicha probanza, en términos de lo exigido por el artículo 363 de la Ley Procesal Civil local. En cuanto que las declarantes no señalaron expresamente su ocupación, si son dependientes de quien las presenta, si existe una relación se subordinación, así como si tienen sociedad o alguna otra relación de intereses con la oferente, si no tienen enemistad con la parte demandada o amistad intima con esta última o cercanía estrecha, cabe señalar que dicha circunstancia por si misma no es apta para considerar que la prueba testimonial deviene ineficaz en cuanto a su valor y alcance probatorio concedido por el juzgador de origen, tomando en cuenta que las condiciones personales de los testigos a que alude el artículo 362 de La Ley Procedimental Civil de esta entidad y que impone el deber de hacerse constar en la diligencia respectiva, se traduce en lo que se conoce jurídicamente como tachas de los testigos, es decir, las circunstancias personales de las declaraciones que pudieran restar valor probatorio a la prueba testifical. Bajo este contexto, en el presente asunto se puede advertir que el juzgador si cumplió con las exigencias del precepto legal aludido, dado que después de tomarle la protesta a las declarantes y advertirles de las penas en las que pudiesen incurrir, enseguida asentó, que las testigos eran hijas de las partes en este juicio, que no tienen interés en el asunto, que no dependen económicamente, que no tienen enemistad con la parte actora y, respecto de las tachas de ley manifestaron que no les tocan, es decir, contrario a lo pretendido por el recurrente, las declarantes si se pronunciaron respecto de sus condiciones personales, al haber sido inquiridas por el Juez Familiar en el acta respectiva, manifestando las atestes que las tachas de ley no les tocan, esto es, las declarantes respondieron implícitamente respecto de las circunstancias personales que en concepto del juzgador pudieran afectar su credibilidad; en la inteligencia, que la redacción del acta respectiva permite considerar que fue el juzgador el que indagó sobre las circunstancias personales de las atestes y fueron estas últimas las que negaron que esos sucesos pudieran afectar su dicho, procediendo inmediatamente el juzgador a redactar las respuestas en el sentido o término comprendido, es decir, “que no les tocan las tachas de ley”, pero de ninguna forma ello se debe considerar que esa afirmación literal la hicieron las declarantes, como infundadamente lo pretende el recurrente, sino que fue el juez el que redactó la respuesta, de acuerdo lo legalmente permitido en el artículo 367 de la ley procesal en mención, lo que implica que no sea dogmática dicha actuación judicial. Además, tampoco debe perderse de vista que dichas condiciones personales de las testigos, en caso de que se consideraran que las mismas afectan su credibilidad, la ley procesal de la materia prevé el medio legal para poder atacarla, cuando por cualquier circunstancia afecte su credibilidad y la misma no haya sido ya expresada en sus declaraciones (numeral 370); por tanto, al no haber acontecido esto, es evidente que es legal el valor y alcance probatorio concedido a dicho medio de convicción por parte del juzgador, más aún, cuando las razones que según dice el discrepante faltaron asentarse literalmente en la diligencia respectiva, no tienen la trascendencia suficiente como pudiera ser el hecho de que las testigos no se les haya tomado la protesta de conducirse con verdad, no se les haya advertido de las penas en que incurren en caso de declaraciones falsas, el nombre de ellas, la edad, el domicilio, si es pariente por consaguinidad o afinidad y en qué grado de alguno de los litigantes, si tiene interés directo o indirecto en el pleito y si es amigo íntimo o enemigo de alguno de los litigantes, pues en este caso, es claro que la omisión de dichos requisitos dada su relevancia traería como consecuencia el incumplimiento del espíritu de la norma procesal invocada. En lo relativo a la dependencia psicológica y la enemistad que dice el recurrente se encuentran las testigos en el caso que nos ocupa, debe decirse que ello también deviene totalmente inexacto, tomando en cuenta que sus apreciaciones se tornan subjetivas al no estar demostrado plenamente la veracidad de las mismas, dado que en un procedimiento y sobre todo si es de índole familiar, acorde a lo dispuesto por el artículo 400 del Código de Procedimientos Civiles del Estado, la eficacia de las declaraciones de los testigos depende que éstos sean idóneos para declarar en cuanto esté demostrada la razón suficiente por la que emitieron su testimonio, o sea, que se justifique la verosimilitud de su presencia en donde ocurrieron los hechos, así como de la idoneidad de su conocimiento de los hechos inquiridos, del contenido integro de su deposición y también la veracidad de su dicho, entre muchos otros factores que deben influir en el ánimo y decisión del juzgador respecto de la certeza de los hechos sobre los que deponen, por tanto, la circunstancia de que las testigos sean hijas de la oferente de la prueba y que por tal motivo se merezcan cariño, afecto y consideración recíproca, así como también, que las atestes hayan manifestado su sentir en cuanto a la situación que les provoca la separación de sus padres, evidentemente no son causas forzosas de parcialidad para con la oferente, porque ello no necesariamente las induce a dejar de manifestar la verdad de los hechos, máxime en donde se debaten cuestiones de tipo familiar, en la que quien puede presenciar con inmediatez los hechos ocurridos son precisamente los familiares y más todavía los hijos de las partes, que en este caso, además debe tomarse en consideración la edad de las mismas, quienes ya son seres independientes en todos los aspectos y por lo tanto, para que puedan negarse todo valor probatorio a sus deposiciones por las razones que vierte el apelante, es menester que se demuestre fehacientemente la falsedad de los hechos sobre los que depusieron, lo que no ocurrió; por tanto, las tesis invocadas son inaplicables al caso de que se trata porque las mismas se refiere al supuesto jurídico de la parcialidad de un testigo por tener interés directo en el juicio, sin embargo, la calidad de las atestes de este procedimiento se les considera como idóneas para declarar sobre los hechos discutidos y ello excluye la parcialidad que establecen los criterios Federales, no existiendo por tal motivo contraposición a lo dispuesto por el artículo 400 fracción I del Código de Procedimientos Civiles del Estado, como más adelante se precisará. En el agravio marcado como el número quinto, razona el disidente que el contenido mismo de las declaraciones de las testigos Alejandra y Azucena Cecilia Ortega Pérez carecen de todo valor jurídico, debido a que denotan aleccionamiento y por tanto revelan parcialismo e interés en beneficiar a la parte que las presentó, así como el perjudicar al aquí apelante, aduciendo en esencia este último, que del análisis comparativo en la forma, manera, expresiones y orden de ideas expuestas por las declarantes, se encuentran los vicios jurídicos reseñados y por ende, carecen de credibilidad; que en la primera pregunta que se les formuló de que si saben y les consta que los señores ELIMINADO y ELIMINADO sostuvieron algún tipo de relación civil, religiosa o de cualquier otra índole, las atestes respondieron denotando aleccionamiento porque no puede ser casualidad que ambas deponentes hayan coincidido en decir las mismas palabras “he visto el acta”, ya que si sus declaraciones hubiesen sido espontáneas y no aleccionadas, lo lógico es que por ser hijas de ambos litigantes hubieran contestado que si sabían que tenían una relación de matrimonio porque ellas eran hijas del actor y de la demandada y que habían convivido con sus padres y los habían visto como marido y mujer durante los primeros años de vida, contestación que es la más lógica en una persona no instruida en el campo de las leyes, pero que curiosamente las deponentes contestaron bajo el rigorismo técnico que seguramente les indujo un experto en derecho; que tampoco es casualidad sino aleccionamiento, que ambas testigos hayan referido la fecha exacta del matrimonio, lo cual indica memorización y por ende un pre-aleccionamiento o preparación previas de las respuestas, más sorprendente resulta que las testigos hayan insertado sin que se les haya preguntado la fecha exacta del matrimonio, máxime que hicieron referencia a un acontecimiento al cual ellas no asistieron y además data desde hace 34 treinta y cuatro años; que otra coincidencia ideológica que no puede ser casualidad, recibe en el hecho de que las atestes dijeron que sus padres se casaron por lo civil y no religioso; que otra circunstancia es quizá imputable al juzgado, pero que revela la falta de credibilidad en las respuestas de los testigos, es porque extremadamente sorprendente en su respuesta la primer testigo se asentó “Monclava” y que exactamente el mismo error mecanográfico aconteció en la respuesta de la segundo testigo, pero que ese error mecanográfico que se levantó en la diligencia “copió” la respuesta de la primera y la pegó en la respuesta de la segunda testigo; que en la pregunta formulada enseguida a las testigos, igualmente las respuestas revelan coincidencias que indican el aleccionamiento de las deponentes, porque primeramente ambas coinciden en señalar que ELIMINADO es el mayor e inician su respuesta exactamente con la misma expresión “si somos tres”; error ortográfico que coincide tanto en la primera como en la segunda respuesta, al iniciarse la frase en minúscula; que debe analizarse que la testigo ELIMINADO al referirse asi misma en su respuesta habla en tercera persona, pues dice “la de en medio”, la que revela que repitió la frase que le fue aleccionada o indicada por otra persona diferente, dado que lo lógico es que hubiese contestado “soy la del medio” o “soy yo”; que otro detalle es que ELIMINADO al final de su respuesta después de dar los nombres de sus hermanos y de ella misma, utilizó la frase “de apellidos Ortega Pérez”, la cual es comúnmente usada en el ejercicio de litigio por los abogados, lo cual indica el aleccionamiento de las testigos; en la tercer pregunta las deponentes insertaron en su respuesta cuestiones que no se les preguntaron, al referir de manera espontánea y con toda precisión la fecha remota del 3 tres de enero del 2005 dos mil cinco en la que supuestamente su padre salió de dicho domicilio, acontecimiento lejano de hace más de 9 nueve años que increíblemente trajo a su respuesta y cuya única explicación es que alguien le solicitó que así lo hiciera; en la cuarta pregunta es la principal que denota la “preconfección” de las contestaciones, dado que las atestes declararon circunstancias que no se les preguntaron, además de referir con toda precisión la fecha del supuesto abandono por parte de la demandada, mas aún cuando insertaron en la respuesta la palabra “abandono” sin que nadie se los preguntara, utilizando ese vocablo que en el idioma español mexicano conlleva implícitamente el calificativo de que se trató de un acto “despreciable o reprochable” a diferencia del vocablo utilizado por el legislador en la causal de divorcio aquí intentada, donde se habla simplemente de “separación”; que además las deponentes por iniciativa propia y sin que nadie se los cuestionara, inexplicablemente abordaron los temas jurídicos centrales de la litis en la presente causa, o sea, la cuestión del supuesto abandono conyugal, pero adicionalmente se adelantaron a introducir ese tema que hubiera sido pregunta especifica al respecto; invocando el apelante diversos criterios sostenidos por Tribunales Colegiados de Circuito, en cuanto al tema de testigos que carecen de credibilidad; que en la pregunta quinta las atestes contestaron de manera compleja a lo sencillo del cuestionamiento, pues incluyen temas que no les fueron preguntados, citando de manera precisa auténticas coincidencias individuales en cada uno de los elementos expuestos por las testigos, lo cual a criterio del recurrente revela aleccionamiento y preparación de las testigos, indicando pormenorizadamente el disidente en su escrito de agravios las coincidencias que a su juicio provoca lo ilegal de la apreciación por parte del juez de las respuestas de las testigos, mismas que en lo conducente y de manera abreviada refiere, que ambas testigos ambiguamente sostuvieron que sus padres tuvieron “una discusión muy fuerte” o “una gran discusión”, pareciendo inducir que su poderdante estaba golpeando a su esposa; que las atestes coinciden en hechos que no le fueron preguntados como que la primera dijo “al bajar las escaleras”, mientras que la segunda sostuvo “bajamos a la planta o nos fuimos a la planta baja de mi casa”; que las atestes utilizaron el vocablo “agresivo” en reiteradas ocasiones; que es sorprendente que después de nueve años las testigos recuerden el nombre de la mujer que supuestamente le había mandado mensajes a su representado, sin que nadie se los preguntaran; que también es inverosímil que recuerden las testigos que su padre supuestamente no solo estaba rompiendo el arbolito de navidad sino también “los adornos”, trivialidad inserta que sólo hace revelar el aleccionamiento; que las testigos coincidieron en utilizar el vocablo acorralar, cuando el lugar en que acontecieron los hechos fue una casa-habitación; que no puede ser espontánea la declaración que las testigos hayan coincidido que su padre estaba dando de “patadas y golpes” y de “patadas y manotazos”; que otro aleccionamiento es que las declarantes coincidieron con el mismo calificativo de “afortunadamente” su hermano mayor intervino para que su padre ya no siguiera golpeando o agrediendo; que otra extraña coincidencia es que las dos deponentes aclararon que ELIMINADO es “tía de su papá”, cuando nadie se los preguntó; que las dos testigos usan abundantemente el verbo decidir; que es sorprendente que las testigos hayan precisado el día en que supuestamente su madre decidió regresar a la casa; que también coinciden en usar las palabras “a la hora que llegamos” y “cuando llegamos”, así como la palabra “empacadas” sus cosas, así como que recuerden que su madre uso “dos maletas negras”; que también es increíble que las testigos declararan que su representado les pidió que lo llevaran a otro lugar; que el colmo del aleccionamiento se revela al final de la contestación de la pregunta quinta cuando ELIMINADO inserta en su testimonio “nos vamos sin darle ninguna explicación a nadie ni no la dio a nosotros ni a mi mamá”, mientras que ELIMINADO dijo “y pues abandona el hogar sin ninguna explicación”; que la preparación que tuvieron las testigos para responder la pregunta sexta es que dichas expresiones nadie se las preguntó; que de igual forma coincidieron respecto de los supuestos golpes que su poderdante le infirió a su esposa, sin embargo, ambas atestes aceptaron que habían conocido el supuesto hecho, no directamente, sino por conducto de terceras personas; que en resumen, las testigos con su declaración revelan que conocían el texto de la reconvención y que éste les fue informado con antelación a la diligencia, lo que denota aleccionamiento y parcialismo; que otra coincidencia, es que ninguna de las deponentes manifestó cuando sucedió el supuesto evento del golpe en la boca, ni siquiera en fecha aproximada; que también denota aleccionamiento que las atestes mencionen de inmediato la cifra precisa de los años que convivieron con sus padres; más sorprendente que refieran el día exacto en que correspondió el 28 veintiocho de diciembre de 2004 dos mil cuatro; que es más el parcialismo cuando las declarantes mencionan que su papá “nos dejó de pasar dinero” y que fue un “fuerte cambio económico”; que también es ilógico que las deponentes mencionen que su padre se fue a la “República de Panamá”, invocando precisamente el sistema político de ese País como una República; que otra coincidencia sin que nadie se los preguntara y sin que fuera materia de la litis, es que a su mamá supuestamente “ya no la dejaron entrar a su empresa” y la segunda testigo dijo “la corrieron de su empresa que construyó junto con mi padre”; que otra temática e insertaron las testigos, es que su madre “se puso a trabajar” y “se vio obligada a conseguir un trabajo”; que el culmen del aleccionamiento fue que ambas testigos por casualidad coincidieran en terminar la razón de su dicho, con exposiciones muy similares y que más bien constituyen un reproche contra su padre. Infundado resulta éste agravio, tomando en consideración a que de conformidad con lo dispuesto por el artículo 400 del Código de Procedimientos Civiles del Estado, la valoración de la prueba testimonial quedará al prudente arbitrio del juzgador, quien deberá al ejercer esa valoración tomar en consideración la edad, capacidad intelectual, instrucción, probidad independencia de criterio, antecedentes personales e imparcialidad del testigo; que el hecho de que se trate sea susceptible de ser conocido por medio de los sentidos, por sí mismo y no por inducciones ni referencias a otras personas; que la declaración sea clara, precisa, sin dudas ni reticencias, ya sea sobre la sustancia del hecho o las circunstancias esenciales; que el testigo no haya sido obligado por medio o fuerza ni impulsado por engaño, error o soborno, sin que pueda estimarse ello el apremio judicial ni tampoco el concepto de pago indemnización al testigo, en los términos del artículo 372 de la legislación en cita; así como los fundamentos de su dicho y que haya cumplido con lo previsto en el artículo 362 de la misma legislación. Así entonces el valor de la prueba testimonial de acuerdo con el artículo 400 de la Ley Procesal Civil de esta entidad, queda al prudente arbitrio del juzgador, quien tomará en cuenta para ello las condiciones personales de los testigos y lo señalado expresamente por el artículo citado en sus fracciones; por consiguiente dicho medio de convicción para su eficacia plena debe ser valorado en su integridad para de esa manera lograr ese prudente arbitrio a que se refiere el artículo aquí ya mencionado, como es el hecho de que los testigos no nada más coincidan tanto en los hechos sobre los que deponen en lo esencial como en lo incidental, sino también que los conozcan por sí mismos y no por inducción ni referencia de otras personas, así como que los atestes expresen porqué medios se dieron cuenta de los hechos sobre los que declaran; que justifiquen la verosimilitud de su presencia en el lugar de los hechos y por último, que den razón fundada de su dicho; pues solo así se entendería que los testigos son idóneos para declarar y otorgar el valor y alcance probatorio pleno. En ese entendido, en el caso que nos ocupa no debe olvidarse que las atestes son descendientes de las partes en conflicto, por tal motivo y dada la naturaleza del procedimientos que nos ocupa es evidente que sus declaraciones son trascendentes y necesarias para resolver la cuestión debatida, influyendo en el ánimo y decisión final del juzgador respecto de la certeza de los hechos controvertidos, porque precisamente quien se puede dar cuenta de manera directa e inmediata de los problemas familiares entre los cónyuges son los hijos de éstos, puesto que ninguna persona como ellos puede estar más enterada de las desavenencias conyugales. Al respecto, existe ya jurisprudencia emitida por la Suprema Corte de Justicia de la Nación, visible en el Registro 1013171, en el Apéndice 1917-Septiembre 2011, Sexta Época, de la Tercera Sala, Tomo V. Civil Primera ParteSCJN Segunda Sección- Familiar Subsección 2-Adjetivo, Civil página 572, cuyo rubro y texto sostiene: “…DIVORCIO PRUEBA TESTIMONIAL DE PARIENTES, AMIGOS O DOMÉSTICOS. Conforme al sistema del Código de Procedimientos Civiles para el Distrito Federal y códigos de los Estados que tienen iguales disposiciones, no sólo los amigos sino también los domésticos y parientes, son aptos para ser testigos especialmente en los juicios de divorcio, porque ninguna persona como ellos puede estar más enterada de las desavenencias conyugales…”. Ahora bien, para demostrar la eficacia de la prueba testimonial que nos atañe, este Tribunal considera que en la especie el juzgador hizo uso correcto del prudente arbitrio para valorar y otorgar el alcance probatorio necesario a este medio de convicción, tomando en cuenta no nada más el parentesco que une a las atestes con las partes, es decir, su idoneidad, sino también la edad de las mismas, las cuales tienen criterio totalmente independiente, su capacidad intelectual e instrucción, la cual es suficiente dado su grado de estudios, permitiendo tener el conocimiento sobre los hechos que iban a declarar, su probidad, sus antecedentes personales y la imparcialidad con la que se condujeron, quienes coincidieron tanto en lo esencial como en lo incidental de los hechos que fueron motivo de la presente litis, señalando las atestes de manera concreta porqué conocieron los mismos, al indicar que estuvieron presentes al momento en que acontecieron, lo que hace considerar o excluir la circunstancia de que los hechos lo supieron por inducción o referencia de otras personas, más aún cuando las testigos expresaron que lo vieron y lo oyeron de manera personal, dando razón suficiente del porqué emitieron su testimonio, toda vez que justificaron plenamente la verosimilitud de su presencia en donde ocurrieron los hechos litigiosos, toda vez que al ser descendientes de los cónyuges cuyos intereses se controvierten en este procedimiento, estuvieron presentes en la morada conyugal y que en ese entonces era el domicilio de las atestes, por tanto, es aceptable y lógico reconocer la razón justificada de estar el día y en la hora en que acontecieron los hechos materia de la litis; circunstancias todas éstas que hacen considerar la eficacia de dicha probanza, así como la debida apreciación discrecional que en el caso concreto hizo el juzgador. Sin que sea motivo o razón suficiente para declarar la ineficacia de la prueba testifical en análisis, lo sostenido por el apelante en su escrito de agravios, toda vez que las supuestas coincidencias individuales en las que incurrieron las atestes, de ninguna manera son bastantes para estimar que en el caso concreto hubo aleccionamiento previo y que por ende, resulta ilegal el contenido y resultado de esta probanza. Lo anterior es así, porque los hechos sobre los que depusieron no le son ajenos en forma absoluta a las atestes, por el contrario, dada la naturaleza de las cuestiones planteadas en este procedimiento, es innegable que las mismas repercuten de manera natural en la memoria y en la vida misma de las declarantes, ya que las desavenencias conyugales fueron las de sus ascendientes y no de personas ajenas a ellas, por tal motivo, es claro y lógico que conozcan pormenorizadamente esos hechos, ya que los mismos las involucran forzosamente por la materia que nos ocupa, recordando de manera esencial e incidental todas y cada una de las circunstancias acontecidas, sin que ello se traduzca en un aleccionamiento de las testigos que revelen una parcialidad e interés en beneficiar a la oferente de la prueba ni trivialidades como en forma equívoca lo pretende el disconforme, ya que la coincidencia del testimonio de las deponentes tiene una razón totalmente justificada en cuanto a que ellas en su calidad de descendientes de las partes aquí en conflicto, estuvieron presentes físicamente cuando sucedieron los hechos, mismos que manifiestamente las marcó en su vida, al tratarse de problemas entre su madre y su padre con las consecuencias patentes y trascendentes que ello trae, las cuales escaparían de la memoria de cualquier otra persona que no esté involucrada en estos conflictos familiares; de ahí entonces que independientemente de los años transcurridos de los hechos acontecidos y respecto de los cuales en la actualidad declararon las testigos, lo cierto es que es válido y aceptable que hasta la fecha lo sigan recordando, dada la afectación natural que trajeron esos hechos en la vida de los deponentes, lo que justifica el interés y la intervención pormenorizada de éstas en el procedimiento que nos atañe. Por tales razones, las coincidencias que destaca enumeradamente el apelante en su escrito de agravios y las cuales califica como trivialidades, no se consideran bastantes para estimar ineficaz el testimonio de las descendientes de los cónyuges, en virtud de que en el caso concreto la idoneidad de las atestes hacen creíble el porqué coincidieron en lo esencial y en lo accidental, al estar involucradas de manera directa en cuanto a los temas planteados en este procedimiento y además, porque estuvieron presentes en las desavenencias conyugales que fueron objeto del interrogatorio, las cuales marcaron su vida como ellas mismas lo refieren al momento que declararon ante el juzgador, sin que ello implique necesariamente una parcialidad manifiesta para con la oferente de la prueba, como incorrectamente lo sostiene el recurrente, ya que este último pierde de vista que ambas testigos y de manera respectiva sostuvieron que antes que nada querían aclararle al juzgador que su padre fue un gran hombre para ellas, que la relación que tienen con él es buena y cuando vivieron con ellas las apoyó, sin embargo, indicaron que eso no lo podían decir respecto a la relación que tenían sus padres entre sí; aclaración ésta de las atestes que excluye la supuesta parcialidad aludida por el apelante, porque si bien aquéllas están involucradas directamente en los hechos materia de la litis, empero, esa intromisión no significa necesariamente que ellas tengan un odio o animadversión para con su padre, tan es así que ante el juzgador lo aclararon. Así también, el hecho de que hayan abordado temas jurídicos centrales de la litis que no les fueron preguntados y que incluso, según el apelante, hayan contestado las atestes las preguntas que les fueron formuladas bajo un rigorismo jurídico técnico, tampoco es bastante para estimar ineficaces sus declaraciones, dado que no escapa del sentido común que las declarantes por estar involucradas directamente en los hechos materia de la litis, conozcan los mismos y sepan la razón por las cuales fueron llamadas a juicio, por lo que las explicaciones que hicieron ante el juzgador no conllevan a estimar necesariamente un aleccionamiento previo y por supuesto una parcialidad manifiesta, dado que en el caso particular es coherente que las atestes quisieran opinar sobre los hechos debatidos, en virtud de que las involucra y les repercute de manera natural, lo que no acontecería con personas ajenas a los mismos, ya que en este caso si habría razón para considerar un posible aleccionamiento y la aplicación debida de las tesis que invoca el apelante en sus agravios. Respecto del error mecanográfico en la palabra “Monclava” y que una respuesta se haya iniciado con minúscula, considerando el discrepante una posible reproducción en el dicho de las testigos, lo cierto es que ello es incorrecto, dado que del simple análisis de las constancias que integran el presente asunto, se puede advertir que efectivamente se trata de un error de ortografía por parte del juzgado, tan es así que la palabra “Monclava” no nada más aparece en el desahogo de dicha probanza, sino que en diversas de ellas, incluso en la propia resolución, tal como se aprecia a manera de guisa, en el desahogo de la prueba confesional a cargo de ELIMINADO ELIMINADO (F. 124), al asentarse que es originaria de “Monclava” Coahuila; además, ese error se vuelve a cometer en el punto resolutivo séptimo de la resolución aquí impugnada, lo cual permite considerar que es un error ortográfico, así como el que se haya iniciado en la pregunta número dos sin mayúscula, circunstancias irrelevantes para estimar ilegal el desahogo de la prueba testifical, debido principalmente a que esos datos no atañen a los puntos esenciales del litigio y por ende, no forman base para desvirtuar esos testimonios con los demás datos esenciales que se deducen del contenido de la probanza de mérito. En suma, las coincidencias que refiere el apelante y las supuestas contestaciones de las testigos de temas centrales de la litis con rigorismo jurídico, evidentemente no son suficientes frente a la idoneidad de las deponentes, tomando en cuenta que si las atestes declararon con relación al mismo hecho, resulta obvio que sus declaraciones deben ser coincidentes para que merezcan credibilidad, sin que esa coincidencia pueda inferirse necesariamente que fueron previamente aleccionados, pues dada la idoneidad de las atestes, según se dijo, queda excluida esa posibilidad; máxime que el aquí apelante no acredita fehacientemente la falsedad con la que dice se condujeron la declarantes; pero sobre todo, aún más cuando tampoco debe soslayarse que independientemente de lo argumentado por el discrepante en cuanto a este medio de convicción, lo cierto es que en el presente negocio desde el mismo momento en que se contestó la acción reconvencional no hubo una negativa absoluta oposición por parte del reconvenido de los hechos en que basa su contraparte, respecto de la procedencia de la acción prevista en la fracción VI del artículo 87 del Código Familiar del Estado, por el contrario, según se anotó en líneas que anteceden, el demandado reconvenido si bien negó los hechos de violencia familiar que le fueron imputados, sin embargo, respecto de la separación de los cónyuges reconoció que ambos cónyuges coincidieron en ella (separación), con la salvedad de que su contraria parte dijo que había acontecido el 3 tres de enero del 2005 dos mil cinco, mientras que en la demanda principal se afirmó que había sido el 27 veintisiete de diciembre de 2004 dos mil cuatro, señalando el propio demandado que ello significaba solamente la existencia de una discrepancia de 7 siete días en cuanto a la fecha de separación de los cónyuges, reconociendo el propio demandado reconvenido que todo ello implicaba que efectivamente se había configurado la causal de divorcio invocada en su escrito inicial de demanda. Luego entonces, al no haber una oposición total por parte del demandado reconvenido en cuanto a la fecha que refirió la actora reconviniente de separación y por el contrario, un reconocimiento de la existencia de la separación de los cónyuges, se debe entender como una confesión tácita en cuanto a los hechos o elementos constitutivos de la acción intentada por la parte reconveniente, misma que se encuentra corroborada de manera eficaz con la prueba testimonial ofertada y analizada en esta resolución, misma que es otorgarse valor y alcance probatorio pleno; derivando con ello lo ineficaz de las trivialidades que dice el inconforme incurrieron las atestes. En el agravio sexto el representante del apelante sostiene que le causa perjuicio la sentencia aquí apelada, porque aún suponiendo sin conceder de que fuera procedente la acción de divorcio que en reconvención se ejercitó en su contra por causa de separación del domicilio conyugal por más de tres meses, el juzgador no estaba legitimado para imponer a su mandante ni la calidad o calificativo de cónyuge culpable, ni tampoco la sanción a que se contrae el artículo 96 del Código Familiar del Estado, consistente en la prohibición de contraer matrimonio sino hasta después de que transcurra un año a partir de la fecha en que cause ejecutoria la sentencia; que lo anterior es así, porque tal decisión tomada por el juzgador va en contra de los derechos humanos de su representado, mismos que se encuentran reconocidos por la Constitución y los Tratados Internacionales en los que el Estado de Mexicano es parte, así como de las garantías para su protección, cuyo ejercicio no podrá restringirse ni suspenderse; además, de que el segundo párrafo del artículo 1º de nuestra Constitución Federal impone la obligación de interpretar las normas relativas a los derechos humanos, favoreciendo en todo momento la protección más amplia a las personas; que adicionalmente, el tercer párrafo del artículo 1º Constitucional obliga a todas las autoridades y entre ellas al Juez apelado a respetar, proteger y garantizar los derechos humanos; que de igual manera, el artículo 133 del Pacto Federal señala que la Constitución, las leyes del Congreso de la Unión y los tratados internacionales serán la Ley Suprema de toda la Unión y los Jueces de los Estados, debiendo ajustar sus actos a la Constitución, Leyes Federales y Tratados a pesar de las disposiciones en contrario que pudiere haber en las Constituciones o Leyes de los Estados; que en ese sentido, el artículo 96 del Código Familiar del Estado contiene una norma contraria a la dignidad humana, dado que restringe por todo un año a las personas para que puedan contraer matrimonio, además de que no existe precepto legal alguno dentro del Código Familiar que autorice al juzgador a imputar el calificativo de “cónyuge culpable”, y, aunque existiera éste sería también contrario a los derechos humanos por peyorativo, despreciativo y discriminatorio, toda vez que en los tratados internacionales se pondera la igualdad de derechos de ambos esposos en cuanto al matrimonio, durante el mismo y en caso de disolución; que en la especie, no se respeta este principio de igualdad entre el aquí apelante y la aquí apelada, ya que a esta última no se le califica bajo ningún adjetivo, ni despreciativo o diferenciador pese a que resultó vencida en la litis principal de divorcio; máxime, que la prohibición que se le aplica a su poderdante de no poder contraer matrimonio, también se trata de una sanción que incide sobre el más básico derecho humano que es tener una compañía fundar una familia dar y recibir amor, lo anterior, conforme al artículo 16, párrafo primero de la Declaración Universal de los Derechos Humanos, así como en el numeral 23 del Pacto Internacional de Derechos Civiles y Políticos aprobado por el Congreso de la Unión el 18 dieciocho de diciembre de 1980 mil novecientos ochenta y publicado en el Diario Oficial de la Federación el 20 veinte de mayo de 1981 mil novecientos ochenta y uno lo cual se corrobora con la Declaración América de los Derechos y Deberes del Hombre, en sus artículos V y VI, como en el artículo 17 de la Convención América de Derechos Humanos y corroborado en el quinto párrafo del artículo I de nuestra Constitución Federal. Este último agravio resulta también infundado, debido a que en la especie el recurrente solicita la inaplicación del artículo 96 del Código Familiar del Estado, por considerar que no debió ser aplicada la norma legal en cita por ir en contra de los derechos humanos reconocidos en los Tratados Internacionales de los cuales nuestro país es parte y que quedaron descritos en el párrafo que antecede. Ahora bien, el artículo 1º Constitucional obliga a todas las autoridades en el ámbito de su competencia a promover, respetar, proteger y garantizar los derechos humanos, velando no sólo los que se encuentran inmersos en la Constitución Federal, sino también por aquellos contenidos en los instrumentos internacionales celebrados por el Estado Mexicano, realizando un control de convencionalidad incluso ex officio, de interpretación conforme en el sentido amplio e interpretación conforme en sentido estricto y, sólo cuando las dos alternativas anteriores no sean posibles debe procederse a la inaplicación de la Ley cuando ésta vulnere derechos humanos, debiendo darse preferencia a las normas contenidas en la Constitución y en los Tratados Internacionales. En consecuencia, para determinar la inaplicación del artículo 96 del Código Familiar del Estado que pretende el apelante, es menester indudablemente establecer si ésta es contraria a los derechos humanos protegidos por la Constitución Federal así como por los Tratados Internacionales en la Materia. El referido numeral dispone: “La o el cónyuge que haya dado causa al divorcio, no podrá contraer matrimonio sino después de un año, a contar desde que se decretó el divorcio”. Por su parte, el artículo 4º de la Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos en su primer párrafo determina: “…El varón y la mujer son iguales ante la Ley. Esta protegerá la organización y el desarrollo de la familia…”. La Declaración Universal de los Derechos Humanos, en el artículo 16 sostiene: “…Los hombres y las mujeres, a partir de la edad núbil, tienen derecho, sin restricción alguna por motivos de raza, nacionalidad o religión, a casarse y fundar una familia, y disfrutarán de iguales derechos en cuanto al matrimonio, durante el matrimonio y en caso de disolución del matrimonio…”. La Declaración Americana de los Derechos y Deberes del Hombre, en su artículo V y VI señala: “…Toda persona tiene derecho a la protección de la Ley contra los ataques abusivos a su honra, a su reputación y a su vida privada y familiar…Toda persona tiene derecho a constituir familia, elemento fundamental de la sociedad, y a recibir protección para ella…”. La Convención Americana Sobre Derechos Humanos, establece en su artículo 17: “…Se reconoce el derecho del hombre y la mujer a contraer matrimonio y a fundar una familia si tienen la edad y las condiciones requeridas para ello por las leyes internas, en la medida en que éstas no afecten al principio de no discriminación establecido en esta Convención. Los Estados Partes deben tomar medidas apropiadas para asegurar la igualdad de derechos y la adecuada equivalencia de responsabilidades de los cónyuges en cuanto al matrimonio, durante el matrimonio y en caso de disolución del mismo…”. Del marco jurídico transcrito se desprende sin lugar a dudas el principio de igualdad que debe existir entre el varón y la mujer, el cual debe regir en toda relación incluyendo la conyugal, desde su constitución, durante la misma y su disolución, respecto a los derechos, responsabilidades y consecuencias; por consiguiente, si en el caso concreto el inconforme solicita la inaplicación del artículo 96 de la Legislación Familiar local, por considerarlo contrario al principio de igualdad que permea en la Constitución Federal y en los instrumentos Internacionales que tratan sobre el varón y la mujer, el matrimonio y sus efectos, debe decirse por parte de este Tribunal que no le asiste la razón a aquél, toda vez que en el caso concreto al pronunciarse la sentencia definitiva aplicando el contenido de lo dispuesto por el artículo 96 del Código Familiar del Estado, no se vulnera directa ni indirectamente el derecho humano a la dignidad, igualdad y no discriminación por razón de género del apelante reconocidos en los artículos 1º y 4º de la Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos, así como en los Tratados Internacionales señalados con antelación. Lo anterior es así, porque como se anticipó en su momento, la Ley Familiar Estatal en su artículo 87 dispone que son diversas las causas por las que puede originarse el divorcio necesario, como de igual forma son diversas las formas de realización y sobre todo, los efectos jurídicos de cada una de ellas, por tal motivo, los artículos 93 y 96 de la Legislación Familiar mencionada, establecen respectivamente, el primero el derecho que tiene el cónyuge inocente de los alimentos, mientras que el último precepto contempla que la o el cónyuge que haya dado causa al divorcio no podrá contraer matrimonio sino hasta después de un año, a contar desde que se decretó el divorcio. En ese orden, es evidente que el principio de igualdad no se contrapone con la consecuencia jurídica de la disolución del matrimonio, ya que en momento alguno pone a los cónyuges en un plano de desigualdad, pues en primer término, es de resaltarse que el Código Familiar al calificar a un cónyuge inocente y al cónyuge que haya dado causa al divorcio, no vulnera directamente los derechos fundamentales aludidos por el aquí apelante, toda vez que dicha legislación no hace distinción alguna entre el varón y la mujer, pues indica que “el cónyuge que haya dado origen al divorcio”, lo que conlleva considerar que cualquiera de los dos puede dar causa al divorcio y ello los pone en un plano de igualdad de derechos en caso de disolución del matrimonio, que es el principio ponderado por la Carta Magna y los Tratados Internacionales; máxime, si se trata de una resolución definitiva la cual se presume viene precedida de un procedimiento correspondiente con las formalidades debidas y exigidas por la Ley, en el que los cónyuges comparecieron a ejercitar sus acciones y defender sus derechos en un plano de igualdad, ya que no se hizo valer violación procedimental alguna, y entonces la determinación de que el cónyuge que dio causa al divorcio no pueda contraer matrimonio hasta que transcurra determinado tiempo, no es que favorezca específicamente a alguno de los cónyuges y que le prive al otro de su derecho a contraer matrimonio y a formar una nueva familia, simplemente es una consecuencia inherente a la disolución del vínculo matrimonial por la causal estudiada, misma que es temporal por haber atentado contra el bien jurídico tutelado que es la familia, más aún que en los citados instrumentos internacionales se dispone la protección de derecho a contraer matrimonio siempre y cuando se cuente con las condiciones requeridas para ello por las leyes internas, y por tanto, el efecto temporal en estudio es una condición establecida por la ley. Ahora bien, en cuanto a que no se respetó el principio de igualdad al decretar la medida en comento porque su contraria parte resultó condenada en la acción que el recurrente ejercitó de divorcio por separación por más de dos años y que a la parte demandada no se le impuso esa restricción, tampoco le asiste a razón al apelante, porque si bien éste en la sentencia definitiva probó su acción de divorcio, también lo es que la acción que ejercitó y con la que venció es de divorcio incausado, acción que no implica la inexistencia de causa de divorcio, sino que no es necesario acreditar la causa de la solicitud de disolución del vínculo matrimonial ni quién de los cónyuges dio lugar a ella, de ahí que pueda ser ejercida incluso por el cónyuge que haya dado lugar a la separación, por tanto, a ninguno de los dos cónyuges se les aplica la restricción de mérito. Asimismo, resulta pertinente establecer que si bien el Código Familiar vigente en el Estado, no contempla expresamente el termino cónyuge culpable, sino que sólo habla del cónyuge inocente y el que haya dado causa al divorcio; sin embargo, se deduce de la interpretación sistemática y lógica de los artículos 93, 96 y 163 fracción VIII de la legislación en cita, que para que haya un cónyuge inocente es menester que haya un culpable, para poder determinar las consecuencias o efectos jurídicos de la disolución del vínculo matrimonial, pero en ningún momento la referencia a cónyuge culpable puede considerarse discriminatorio y por ende, violatorio a los derechos humanos de una de las partes en un procedimiento de divorcio necesario, ya que el término cónyuge culpable no es un peyorativo como lo señala incorrectamente el apelante, sino que es un término utilizado en un procedimiento respectivo y que hace referencia expresamente a la parte procesal que fue vencida en un juicio de divorcio necesario, sin que implique referirse al litigante como persona, puesto que no es relativa a condiciones personales, que puedan menoscabar su honra o dignidad, sino a su condición en el proceso y una vez que se juzgó la acción en la sentencia definitiva, pero sobre todo, para poder determinar las consecuencias o efectos jurídicos de la disolución del vínculo matrimonial, inclusive la Suprema Corte de Justicia de la Nación se pronunció sobre el calificativo de cónyuge inocente y culpable, determinando que el mismo no viola derechos humanos, al respecto y en lo conducente cabe invocar el criterio publicado el 5 cinco de septiembre de 2014 dos mil catorce, de la Décima Época, Registro: 2007339, Instancia: Primera Sala, Tipo de Tesis: Aislada, Fuente: Gaceta del Semanario Judicial de la Federación, Libro 10, Septiembre de 2014, Tomo I, Materia(s): Constitucional, Tesis: 1a. CCCVII/2014 (10a.), Página: 580: “IGUALDAD Y NO DISCRIMINACIÓN POR RAZÓN DE GÉNERO. EL ARTÍCULO 4.99 DEL CÓDIGO CIVIL DEL ESTADO DE MÉXICO NO VULNERA DIRECTA O INDIRECTAMENTE AQUEL DERECHO FUNDAMENTAL (LEGISLACIÓN VIGENTE HASTA EL 3 DE MAYO DE 2012). El precepto citado, al calificar a un cónyuge de culpable o inocente, no vulnera directamente el derecho humano a la igualdad y no discriminación por razón de género, reconocido en los artículos 1o. y 4o. de la Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos, al no hacer distinción alguna entre el varón y la mujer, y tampoco indirectamente, porque si bien los seres humanos, en razón de su estructura anatómica presentan una diferencia que permite identificarlos como hombre o mujer, lo cual ha conducido a considerar que hay dos sexos con los que las personas deben identificarse, y partir de ese dato biológico, se han establecido roles de género, con la idea de que hay ciertas capacidades, sentimientos y conductas que corresponden a los hombres y otras a las mujeres, creando estereotipos de género relacionados con las características que social y culturalmente les han sido asignadas, los cuales pueden afectar a ambos sexos, no puede negarse que históricamente esos estereotipos han tenido un mayor efecto negativo en las mujeres, pues originan múltiples limitaciones jurídicas, políticas y económicas al adelanto de la mujer que por mucho tiempo derivaron en actos discriminatorios por razón de género, los cuales si bien se han tratado de erradicar a través de diversas reformas constitucionales y legales, lo cierto es que entre los estereotipos relacionados con los roles de género que deben abandonarse, se encuentra el relativo a visualizar y limitar a la mujer a las tareas del hogar y cuidado de los hijos; concepción que no es compatible con un sistema democrático en el que debe imperar un principio de igualdad sustancial entre las personas sin importar el género o sexo al que pertenezcan, pues en el sistema constitucional mexicano el respeto a la dignidad inherente del ser humano constituye el vértice toral de todos los derechos humanos reconocidos por la Constitución Federal. Así, para erradicar esta desigualdad provocada por la discriminación de género, en ocasiones se justifica que la ley presente un trato diferenciado a favor de las mujeres, como una de las vías necesarias para erradicar la discriminación y desigualdad de facto, mas no para proclamar una superioridad de aquéllas frente a los hombres; en consecuencia, si el legislador mexiquense, en el artículo 4.99 del Código Civil del Estado de México, reconoció que en ocasiones uno de los cónyuges (generalmente la mujer), pudo haberse dedicado cotidianamente al trabajo del hogar consistente en tareas de administración, dirección, atención del mismo o al cuidado de la familia, seguramente carecerá de bienes propios y, por lo mismo, no estará en las condiciones óptimas para encontrar trabajo, en tanto que su dedicación cotidiana al trabajo del hogar le pudo reportar costos de oportunidad laboral; por tanto, resulta acertado que al respecto haya establecido que el cónyuge inocente que se encuentre en esas condiciones tendrá derecho a los alimentos, pues con ello no sólo no incurre en un acto de discriminación jurídica, sino que impide que, de facto, ésta ocurra; por ello, al hablar de forma genérica del cónyuge culpable y el inocente, el artículo en cuestión no vulnera indirectamente el derecho humano a la igualdad, ni resulta discriminatorio, en tanto que previendo los roles de género que suelen darse en el matrimonio, y que pueden impactar adversamente en el ejercicio de los derechos de los cónyuges, sin especificar en quiénes pueden recaer esos roles de género, reconoció que el cónyuge inocente (hombre o mujer) tiene derecho a los alimentos…”. De lo anterior se colige que lo primero que hay que considerar para inaplicar una norma es que ésta sea contraria a derechos humanos reconocidos por la Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos y los Tratados Internacionales de los que México sea parte, y de lo esgrimido se desprende que el artículo 96 del Código Familiar del Estado no es contrario a los derechos humanos del apelante, toda vez que no le vulnera su derecho a la igualdad, al matrimonio y a la familia, por lo que no da lugar a la inaplicación del mismo. Así las cosas, ante lo infundado de los agravios expuestos por el apelante, lo conducente es CONFIRMAR la sentencia definitiva de fecha 07 siete de julio de 2014 dos mil catorce, pronunciada por el Juez Segundo de lo Familiar de esta Capital, dentro del expediente 1698/2013 correspondiente al Juicio Ordinario Civil por Divorcio Necesario promovido por ELIMINADO en contra de ELIMINADO. CUARTO:- Con fundamento en lo dispuesto por el artículo 965 del Código de Procedimientos Civiles del Estado, no se hace especial condenación al pago de costas en esta instancia, en virtud de que en la primera no se pronunció el juzgador sobre el particular al haber quedado actualizada la hipótesis establecida en la fracción I del artículo 136 del Código en cita. En ese tenor, es claro que no debe haber condena al pago de costas por el tramite del presente recurso, toda vez que conforme al artículo 136 de la legislación invocada, se exceptúan de lo prevenido en el artículo anterior, es decir, el respectivo 135 en sus fracciones I y II de la Ley Procedimental Civil del Estado, en los casos en que la demanda y la reconvención se encontraren en parte procedentes, tal y como aconteció en el caso que nos atañe; de ahí pues, la inaplicación del artículo 135 fracción II de la Ley Adjetiva de la materia. Por lo expuesto y fundado es de resolverse y se resuelve: PRIMERO:- Este tribunal de apelación fue competente para conocer y resolver el presente negocio. SEGUNDO:- Los agravios formulados por licenciado Juan José Sánchez Reyes en su calidad de Apoderado General Para Pleitos y Cobranzas de ELIMINADO resultaron infundados. TERCERO:- En consecuencia, se CONFIRMA la sentencia definitiva de fecha 07 siete de julio de 2014 dos mil catorce, pronunciada por el Juez Segundo de lo Familiar de esta Capital, dentro del expediente 1698/2013 correspondiente al Juicio Ordinario Civil por Divorcio Necesario promovido por ELIMINADO en contra de ELIMINADO. CUARTO:- No se hace especial condenación al pago de costas en esta Instancia. QUINTO:- Con copia certificada de la presente resolución envíense los autos al juzgado de origen para los efectos legales correspondientes y, en su oportunidad, archívese el toca como asunto concluido. SEXTO:- Notifíquese personalmente, comuníquese y cúmplase. A S I, por unanimidad de votos lo resolvieron y firman los señores Magistrados que integran la Cuarta Sala del H. Supremo Tribunal de Justicia del Estado, licenciados ELIMINADO, ELIMINADO y ELIMINADO, siendo ponente la primera de los nombrados, quienes actúan con Secretaria de Acuerdos que autoriza licenciada ELIMINADO.- Doy Fe.- L’GGC/L’JAPP/vlg. ELIMINADO