poder judicial del estado supremo tribunal de justicia cuarta sala

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PODER JUDICIAL DEL ESTADO
SUPREMO TRIBUNAL DE JUSTICIA
CUARTA SALA
SENTENCIAS QUE CAUSARON ESTADO
NÚMERO DE TOCA
FECHA EN QUE SE DICTÓ LA SENTENCIA
566-2014
12 DOCE DE NOVIEMBRE DE 2014
ELIMINADOGuillermo Bernardo Ortega GarzaELIMINADOAzucena Cecilia Pérez MartínezELIMINADO
RESULTANDO:
PRIMERO:- La sentencia que se combate contiene los siguientes puntos resolutivos: “...PRIMERO.- El
suscrito es competente para conocer del presente juicio. SEGUNDO.- Procedió la vía ordinaria civil. TERCERO.- Las
partes concurrieron con personalidad. CUARTO.- En el juicio principal, el actor comprobó su acción y la demandada no
justificó sus excepciones y defensas. QUINTO.- En la reconvención, la contrademandante comprobó su acción y el
reconvenido justificó parcialmente sus excepciones y defensas. SEXTO.- Se decreta el divorcio necesario con disolución
del vínculo matrimonial que une a AZUCENA CECILIA PÉREZ MARTÍNEZ y ELIMINADO, recobrando ambas partes su
aptitud para contraer nuevo matrimonio, con la salvedad de que al tener al contrademandado el carácter de cónyuge
culpable no podrá hacerlo, sino hasta transcurrido un año a partir de la fecha en que cause ejecutoria la presente
resolución, de conformidad con lo dispuesto por el artículo 96 del Código Familiar. SÉPTIMO.- Una vez que cause
ejecutoria la presente sentencia, envíese exhorto con los insertos necesarios al C. Juez de Primera Instancia en Turno,
con residencia en la Ciudad de Monclava, (sic) Coahuila, para que en auxilio a las labores de este Juzgado la comunique
al oficial Segundo del Registro Civil de esa (sic) Municipio, de cumplimiento a lo establecido en los 97 del Código
Familiar, 111 y 112 de la Ley del Registro Civil del Estado, según corresponda a sus funciones; igualmente, para que
remita la copia certificada de la misma al Director del Registro Civil de ese Estado, para que procedan en sus términos,
en relación al acta levantada en el cuaderno de matrimonios bajo el número ELIMINADO, de la referida Oficialía del
Registro Civil de esa Ciudad, que hace mención al enlace matrimonial de ELIMINADO y ELIMINADO. OCTAVO.- Se
declara disuelta la sociedad legal de los señores ELIMINADO y ELIMINADO, a cuya liquidación y análisis de las pruebas
que han allegado a juicio los litigantes, se procederá en ejecución de sentencia. NOVENO.- Al haber procedido las
reclamaciones efectuadas tanto en el juicio principal como en la reconvención, no se hace especial condenación en pago
de costas de esta instancia, por lo que cada uno de los litigantes es inmediatamente responsable de las que hayan
originado sus diligencias. DECIMO.- Con fundamento en el artículo 17 del Reglamento del Poder Judicial para la
aplicación de la Ley de Transparencia y Acceso a la información Pública, se hace saber a las partes, que en cumplimiento
a los dispuesto por el artículo 23, fracción III, de la Ley en mención, se publicará y pondrá a disposición del público la
sentencia que es definitiva se dicte en el asunto, un vez que haya causado ejecutoria. Lo anterior, sin perjuicio de la
protección de oficio que al respecto operará a su favor. UNDÉCIMO.- Con fundamento en el artículo 82 del Reglamento
General de Archivos del Poder Judicial del Estado, se le hace saber a las partes que una vez concluido el presente
asunto, deberán solicitar la devolución de sus documentos, pruebas y muestras, que hayan aportado a juicio, esto, dentro
del término de 30 treinta días naturales contados a partir de la notificación del auto que pone fin al procedimiento,
apercibidos que de no realizarlo se procederá a su destrucción. DÉCIMO SEGUNDO.- Notifíquese personalmente...”.
SEGUNDO:- Inconforme la parte actora con la sentencia cuyos puntos resolutivos quedaron transcritos, por
conducto de su apoderado legal licenciado ELIMINADO interpuso en su contra recurso de apelación, mismo que le fue
admitido en ambos efectos, remitiéndose las constancias originales a esta alzada para la debida substanciación del
recurso planteado. Finalmente, agotadas las etapas procesales en esta instancia, con fecha 24 veinticuatro de octubre de
2014 dos mil catorce, se citó para resolver el presente negocio.
CONSIDERANDO:
PRIMERO:- Este tribunal de apelación es legalmente competente para conocer y resolver del recurso que
nos ocupa, atento a lo dispuesto por los artículos 945 y 952 del Código de Procedimientos Civiles de esta localidad.
SEGUNDO:- Los agravios expresados por el licenciado ELIMINADO apoderado y abogado patrono de
ELIMINADO son del tenor literal siguiente: “... PRIMERO.- La resolución reclamada transgrede el principio de
congruencia interna y por tanto viola los artículos 81 y 83 del Código de Procedimientos Civiles, por lo que además
igualmente se aparta de un correcto razonamiento lógico-jurídico, cayendo en una inadecuada motivación contraria al
artículo 16 Constitucional. En efecto, la resolución no es congruente consigno misma, ni con las pretensiones deducidas
oportunamente en el pleito, se pronuncia inadecuadamente sobre los varios puntos litigiosos del debate y cae en una
incorrecta consideración, apartándose de la precisión considerativa que le exige el artículo 83 ya invocado, puesto que
inadecuada e incongruentemente resuelve en su considerando octavo, que la acción reconvencional de divorcio que en
contra de mi representado ELIMINADO ejercitó la Señora ELIMINADO, fue procedente. En el primer párrafo de la foja
218 vuelta del expediente, el juzgador asienta que es preciso señalar que la existencia del matrimonio civil celebrado
entre ELIMINADO y ELIMINADO es el elemento lógico y necesario de la acción de divorcio, razonamiento que es
correcto ya que es obvio que el presupuesto indispensable para que pueda existir un divorcio, es la previa existencia de
un matrimonio. Lo incorrecto de los razonamientos del juzgador en el fallo que nos ocupa, consiste en el hecho de que
éste consideró, principalmente en esa foja 218 vuelta y en el tercer párrafo de la foja 223 del propio expediente, que es el
último párrafo del considerando octavo, que la reconviniente ELIMINADO comprobó su acción de divorcio que ejercitó en
la contrademanda, PERO PASÓ POR ALTO EL RESOLUTOR QUE ÉL MISMO CON ANTELACIÓN YA HABIA
DISUELTO EL MATRIMONIO y al respecto pido que sus Señorías se remitan a la foja 211 vuelta del expediente, donde
el Juez, al estudiar primeramente la acción principal de divorcio que hizo valer mi representado por la causal de
separación de los cónyuges por más de dos años, resolvió lo siguiente: Así las cosas, se declara que el actor comprobó
su acción de divorcio necesario y la demandada no demostró sus excepciones y defensa. Por consiguiente, se decreta el
divorcio necesario con disolución del vinculo matrimonial que une a ELIMINADO y ELIMINADO”. Esta declaratoria de
divorcio la pronunció el juzgador dentro de su considerando quinto al estudiar la acción principal, a fojas 211 vuelta del
expediente y por tanto, para cuando posteriormente, en su considerando octavo, a fojas 218 y siguientes entró al estudio
de la acción reconvencional. EL MATRIMONIO YA NO EXISTÍA PORQUE EL MISMO JUEZ LO HABÍA DISUELTO y por
tanto, fue incongruente y contrario a las constancias de autos, que para cuando entró al estudio de la acción
reconvencional, decretara la procedencia de ésta bajo la falsa consideración de que aún subsistía el matrimonio. Sobre la
sistemática del estudio jurídico que debió realizar el juez natural, invoco el siguiente precedente:ELIMINADONovena
Época Registro: 204202 Instancia: Tribunales Colegiados de Circuito Tesis Aislada Fuente: Semanario Judicial de la
Federación y su Gaceta II, Septiembre de 1995 Materia(s): Civil Tesis: II.2o.C.T.11 C Página: 508 ACCION. ESTUDIO
PREFERENTE POR LOS TRIBUNALES. Los tribunales al resolver los asuntos que les son planteados y que tienen
competencia para conocer siguiendo la lógica, de acuerdo con lo dispuesto por el artículo 38 del Código de
Procedimientos Civiles del Estado de México, primero conocen del pleito y después de las excepciones que se
propongan, de la reconvención en los casos que proceda, de los incidentes y por último dictarán una sentencia
congruente. Ahora bien si en la especie se intentó la acción plenaria de posesión y por su parte el demandado reconvino
la usucapión, la Sala responsable siguiendo los lineamientos del precepto legal citado no tiene facultad para proceder
primero al estudio de la acción reconvencional y posteriormente de la acción principal, ya que por razón de orden y
congruencia está obligada primero a estudiar la acción principal, posteriormente las excepciones que se le hayan
planteado y por último decidir lo que corresponda respecto de la acción reconvencional, tomando en cuenta que ésta es
una nueva demanda dentro del propio juicio y tan es así, que se le corrió traslado al actor para que contestara lo que a su
derecho conviniera. SEGUNDO TRIBUNAL COLEGIADO EN MATERIAS CIVIL Y DE TRABAJO DEL SEGUNDO
CIRCUITO. Amparo directo 363/95. Hipólito Silva García. 17 de mayo de 1995. Unanimidad de votos. Ponente: Ernesto
Saloma Vera. Secretario: Evaristo González Barrera. Por ende, en correcto apego a la congruencia de la propia
sentencia, de las actuaciones constantes en el expediente y al principio de motivación que exige el artículo 16
Constitucional, lo adecuado era que el Juzgador declarara LA IMPROCEDENCIA DE LA ACCIÓN RECONVENCIONAL
DE DIVORCIO, en virtud de que faltaba el presupuesto indispensable consistente en la existencia de un matrimonio, pero
como no lo hizo así, el resolutor agravió a mi representado puesto que aparte de que transgredió la legalidad y los
principios de congruencia y motivación ya invocados, incorrectamente declaró a mi mandante con el carácter de “cónyuge
culpable” e incluso le impidió contraer nuevo matrimonio, no permitiéndoselo sino hasta después de que transcurriera un
año a partir de la fecha en que causara ejecutoria la sentencia apelada, aplicándole, sin merecerlo, la sanción del artículo
96 del Código Familiar, como consta en el último párrafo del considerando octavo de la sentencia aquí apelada. Por otro
lado, con esta incorrecta manera de resolver, el juzgador en su considerando undécimo y resolutivo noveno del fallo
apelado, decidió que al haber procedido las reclamaciones tanto en el juicio principal como en la reconvención, con apoyo
en el artículo 136 fracción I del Código de Procedimientos Civiles, NO SE HACIA ESPECIAL CONDENACIÓN EN
COSTAS y con ello privó a mi representado del beneficio que en realidad gozaba de cobrar las costas a la demandada,
con fundamento en el artículo 135 fracción I del mismo código procedimental, ya que lo que estrictamente debió
resolverse en apego a la legalidad, a la congruencia y a la correcta motivación, era que sí procedía la acción principal de
divorcio y no procedía la acción reconvencional de divorcio ante la previa desaparición del matrimonio, motivos por los
cuales mi poderdante incorrectamente fue privado por el Juez apelado, del derecho de cobrarles las costas a la parte
demandada, agravio éste que también se le piden a esta Sala que lo repare en apego a la legalidad y al correcto
procedimiento que es de orden público e irrenunciable. Por lo anterior pido que sus Señorías reparen los agravios
correspondientes y declaren la improcedencia de la acción reconvencional por las causas aquí invocadas. SEGUNDO.Otra diversa razón por la cual era improcedente la acción reconvencional de divorcio, reside en el hecho de que EL JUEZ
OMITIÓ ESTUDIAR QUE ESTABA CADUCA la acción reconvencional de divorcio que declaró procedente, interpuesta
por la Señor Azucena Cecilia, haciéndola consistir en la separación del domicilio conyugal por más de tres meses sin
causa justificada, prevista por la fracción VI del artículo 87 del Código Familiar. En el hecho 3 de la reconvención,
concretamente en el segundo párrafo de la página 5 de 11 de tal ocurso, la actora reconvencional imputó a ELIMINADO
que DESDE EL 3 DE ENERO 2005,POR LO QUE TIENE 9 AÑOS DE ENCONTRARSE SEPARADA. A esta probanza, el
resolutor le asignó PLENA EFICACIA PROBATORIA por los razonamientos que ahí expuso. Lo incorrecto de la
resolución apelada, radica en el hecho de que el Juzgador OMITIÓ ESTUDIAR que tal y como mi poderdante el
reconvenido lo expuso en su escrito de contestación a la reconvención, al contestar el hecho tercero de ésta, señaló que
todas las imputaciones eran falsas, EXTEMPORÁNEAS Y CADUCAS y por ende no idóneas para ser consideradas como
causal de divorcio, ya que el artículo 89 del Código Familiar estipulaba claramente que las causales de divorcio DEBEN
HACERSE VALER DENTRO DEL PLAZO DE 6 MESES siguientes al día en que hayan tenido conocimiento de los
hechos y que en la especie, la reconvinente invocaba causales que habían sucedido desde hacia más de seis meses y
por tanto las acciones apoyadas en tales hechos eran extemporáneas y caducas. En apego a la legalidad, pero además
porque expresamente se hizo valer como excepción el momento de contestar la reconvención, el Juez debió estudiar
INCLUSO DE OFICIO en la sentencia hoy apelada, (porque el estudio de la improcedencia de la acción es de oficio, lo
cual pido que también realice esta Sala) que si el supuesto abandono aconteció el 3 de Enero 2005, entonces el plazo de
3 meses a que se refiere la fracción VI del artículo 87, corrió del 4 de Enero 2005 al 4 de abril 2005 y si mi representado
no se reincorporó al domicilio conyugal dentro del lapso temporal de esos 3 meses destacados con antelación, entonces,
LA OPORTUNIDAD PROCESAL QUE TENIA LA RECONVINIENTE para ejercitar su acción de divorcio fundamentada en
esa causal de la fracción VI en comento, le corrió del 5 de Abril 2005 al 5 de Octubre 2005. El Juez no apreció que la
reconviniente Azucena Cecilia ejercitó su acción de divorcio hasta su escrito recibido en el Juzgado el 29 de Noviembre
2013, es decir, MUCHÍSIMO TIEMPO DESPUÉS, más de 8 años tardíamente a ese 5 de octubre 2005 que como límite
legal, tenía para invocar esa causal de divorcio. Lo sorprendente del caso es que con relación a las diversas causales
previstas por las fracciones IX y XIII del artículo 89 del Código Familiar el propio resolutor en su sentencia, ver foja 218
vuelta, sí señaló que RESULTABAN EVIDENTEMENTE IMPROCEDENTES porque aún en el supuesto de que hubiesen
ocurrido los hechos, la acción ya había caducado en la fecha de presentación de la contrademanda, 29 de Noviembre
2013, por haberse ejercitado fuera del término de 6 meses concedido por el artículo 89 del Código Familiar, es decir, EL
JUEZ SÍ TOMÓ EN CUENTA LA CADUCIDAD en el caso de esas dos causales de las fracciones IX y XIII, pero
incongruentemente, no consideró ni estudió que la diversa causal de la fracción VI igualmente era caduca por haberse
invocado extemporáneamente. Por consecuencia pido que esta Sala repare el agravio correlativo y declare a
improcedencia de la acción reconvencional que incorrectamente la sentencia de primer grado declaró procedente.
TERCERO.- Otra diversa razón por la cual era improcedente la acción reconvencional de divorcio prevista por la fracción
VI; reside en el contenido del artículo 31 del Código de Procedimientos Civiles el cual prohíbe las acciones contrarias o
contradictorias. Es preciso señalar que en el último párrafo de la página 221 del expediente y en el párrafo inicial de la
página 221 vuelta del mismo, el propio Juez reconoce que la reconvinente invocó dos causales de divorcio, fundada en
las fracciones VI y VII del artículo 87 que consisten, respectivamente, en la separación del domicilio conyugal por más de
3 meses sin causa justificada y en la separación del domicilio conyugal originada por una causa que sea bastante para
pedir el divorcio, pero además, EL JUEZ TAMBIÉN RECONOCE QUE TALES ACCIONERS SON CONTRADICTORIAS Y
QUE NO ES DABLE LEGALMENTE DEDUCIR DOS O MAS ACCIONES CONTRAPUESTAS. La ilegalidad del fallo
deviene del hecho de que el Juzgador, EN LUGAR DE APLICAR LA NORMA EXPRESA prevista por el artículo 31 del
Código de Procedimientos Civiles, donde el legislador prohibió las acciones contradictorias, lo cual obligaba al juzgador a
desechar tales acciones opuestas, aconteció que el resolutor se condujo, ya en la etapa del dictado de la sentencia, a
“determinar” en cuál de estas causales la accionante concentró el debate y desechar la diversa causal y para proceder de
tal manera, se fundamentó en una tesis aislada, de la Sexta Época, DE HACE MÁS DE 50 AÑOS DE ANTIGÜEDAD, que
proviene del Amparo directo 8696/61. Otilio Saucedo Ramos 17 de junio de 1964. Cinco votos. Ponente: Rafael Rojina
Villegas. Esta tesis obviamente es inaplicable al caso que nos ocupa, porque en San Luis Potosí existe NORMA
EXPRESA, pero además, ya ni siquiera era posible que el juez requiriera al actor para que manifestara cuál de las
causales es la que prefería seguir sosteniendo, porque como dije, la etapa del procedimiento ya era la del dictado de
sentencia y por ende, ya había pasado la etapa previa a que se refiere el artículo 255 del mismo Código de
Procedimientos Civiles en el sentido de que si la demanda era oscura o irregular porque contenía acciones
contradictorias, entonces el juez debería prevenir al actor para que la subsanara o aclarara qué acción era la que en
realidad deseaba sostener o ejercitar, pero de ninguna manera el juez estaba facultado para “determinar” a su personal
criterio Y SIN OIR AL RECONVENIDO respecto de la litis de la cual debió defenderse en especifico, ya que exigirle que
se defienda contra todo lo que le sea posible, evidentemente es totalmente contrario a los principios DE AUDIENCIA Y
DEFENSA. En otras palabras, la solución contenida en la tesis que nos ocupa, ES ABIERTAMENTE
INCONSTITUCIONAL Y CONTRARIA A LOS DERECHOS HUMANOS, transgresora de los artículos 14 y 17 de nuestra
Carta Magna, ya que permite que unilateralmente el juez DECIDA EN ÚLTIMO MOMENTO DEL PROCESO, y a al
sentenciar, de cual litis es la que debió defenderse mi mandante, el reconvenido. Nótese que mi representado al
contestar la reconvención, en el tercer párrafo de su réplica al hecho tercero de la misma, manifestó que la narrativa de
los hechos era oscura, imprecisa y no le permitía conocerla adecuadamente ni defenderse y pese a tales irregularidades
que opuso como defensa, de cualquier manera el juzgador las pasó por alto y de manera unilateral sin darle audiencia
sobre el tema especifico a mi representado, ya al final del proceso, al dictar sentencia, “determinó” en cual acción la
reconviniente concentró el debate y con ello DEJÓ EN DESVENTAJA PROCESAL A MI REPRESENTADO violándose
los principios de equidad e igualdad que todo juzgador debe guardar máxime que en la especie no existen menores o
incapacitados deban ser tutelados, sino que el conflicto se desarrolla entre iguales. Incluso la parte final del artículo 271
del Código de Procedimientos Civiles, al normar el principio oficioso de las pruebas, para mejor proveer y para conocer la
verdad, también previene como limite a la actuación judicial, el que NOSE LESIONEN LOS DERECHOS DE LAS
PARTES, LAS OGIA Y PROCURE EN TODO SU IGUALDAD. El artículo 17 Constitucional es muy claro al señalar que la
administración de justicia debe ser en los términos que fijen las leyes, es decir, bajo las condiciones y las formalidades
que dispongan los preceptos de la ley (el vocablo “terminos” no se refiere en este caso a un lapso de tiempo porque
dentro del mismo párrafo se hace alusión especifica a los “plazos”y si para el caso que nos ocupa, existía la especifica
norma contenida en el artículo 31 del Código de Procedimientos Civiles donde se prohíben las acciones contrarias o
contradictorias, entonces lo que el Juez debió haber efectuado, ERA DESECHAR LAS ACCIONES DE DIVORCIO POR
FINCARSE EN CAUSALES QUE SE EXCLUYEN, contradictorias entre sí, como lo asentó a fojas 221 vuelta de su fallo y
no procedía que actuara determinando en cuál de las acciones la reconviniente concretó el debate, porque ello es
inconstitucional, al contravenir los principios de adecuada defensa y de administración de justicia IMPARCIAL que
previenen los artículos 14 y 17 de la Carta Magna. CUARTO.- Otro agravio que cause a mi representado el fallo en
cuestión, reside en que incorrectamente declaró procedente la acción reconvencional de divorcio, injustificándola con el
dicho de las testigos ELIMINADO y ELIMINADO, medio de prueba al que otorgó pleno valor al tenor del artículo 400 del
Código Procesal Civil, como se lee a fojas 221 del expediente así como a fojas 222 vuelta del mismo. El resolutor señaló
(primer párrafo de la foja 222 vuelta) que las testigos fueron acordes en manifestar que “conocen a las partes del
presente juicio, quienes contrajeron matrimonio civil, que de dicha unión procrearon tres hijos, que establecieron la
morada conyugal en calle ELIMINADO de esta ciudad, que con data 3 DE ENERO 2005, ELIMINADO ABANDONÓ LA
MORADA CONYUGAL PARA IRSE A VIVIR A ELIMINADO. Prueba testimonial que merece plena eficacia por haberse
rendido en términos del artículo 400 de la Ley Procesal de la Materia, es decir, que fueron rendidos por personas
mayores de edad, respecto de quienes no se refutó su capacidad intelectual, instrucción, independencia de criterio e
imparcialidad, declararon sobre hechos que conocieron por medio de sus sentidos y no por inducciones ni referencias a
otras personas, su declaración fue clara y precisa sobre la sustancia de los extremos a probar, ninguna de ellas fue
obligada por fuerza o medio, ni impulsada por engaño, error o soborno, además de que ambas dieron razón fundada de
su dicho, habiendo concurrido además las formalidades legales que amerita el desahogo de una testimonial, consistentes
en tomarle al testigo la protesta de conducirse con verdad y de advertirle las penas en que incurren los testigos falsos, se
hicieron constar sus nombres, edades, estado domicilio y ocupación, refirieron su situación personal en cuanto a
parentesco por consanguinidad o afinidad con las partes, así como otras circunstancias de amistad, dependencia
económica, sociedad o alguna otra relación de intereses; sin que al efecto se advirtiera causa alguna que invalidara su
dicho. La anterior valoración que hizo el juzgador fue incorrecta y contraria a la ley, pues el dicho de las testigos, ni
acredita la existencia y concurrencia de todos los elementos de la causal de divorcio que ejercitó la reconvenida fincada
en la fracción VI del artículo 87 del Código Familiar, pero además, contrariamente a lo aseverado en el fallo apelado, si
existen múltiples motivos que invalidan las declaraciones en cuestión. Primeramente, es menester tomar en
consideración que la fracción VI del artículo 87, previene como causal de divorcio la separación del domicilio conyugal por
más de tres meses “SIN CAUSA JUSTIFICADA”, y en la resolución que nos ocupa, el Juzgador señaló que las
deponentes fueron acordes en manifestar sólo siguiente: “conocen a las partes del presente juicio, quienes contrajeron
matrimonio civil, que de dicha unión procrearon tres hijos, que establecieron la morada conyugal en calle ELIMINADO de
esta ciudad, que con data 3 de enero 2005, ELIMINADO abandonó la morada conyugal para irse a vivir a Avenida del
Lago 355”. De la anterior trascripción, por su contenido claramente puede verse que el Juez no consideró que las testigos
hayan expresado que la separación del domicilio conyugal haya sido SIN CAUSA JUSTIFICADA y si en sus análisis, el
resolutor únicamente alude a que se demostraron otros elementos tales como la preexistencia de una morada conyugal
en calle ELIMINADO y que mi representado se separó de ésta el 3 de Enero 2005 para irse a vivir a Avenida del lago 33,
sin que el propio resolutor haya imputado a ninguna parte de las manifestaciones vertidas por las deponentes, que éstas
igualmente hubiesen referido que la separación haya sido sin causa justificada; entonces es claro que la conclusión a la
que llegó el juzgador en el sentido de que la causal de divorcio fincada en la fracción VI que nos ocupa, quedaba
demostrada mediante el testimonio de ELIMINADO y ELIMINADO, se trata de una incorrecta manera de resolver, porque
no se reúne el adecuado razonamiento lógico jurídico o motivación que exigió el constituyente en el artículo 16 del Pacto
Federal, pues si el Juez ni siquiera dice en el fallo apelado bajo qué expresiones de las testigos se probó que la
separación del domicilio conyugal fue supuestamente “sin causa justificada”, consecuentemente, el Juez tampoco puede
aseverar que sí se demostró la causal en cuestión, porque para la procedencia de dicha causal se requiere la
demostración de que la separación haya sido precisamente sin causa justificada y como tal elemento no lo consideró
llenado el Juez al analizar los extremos demostrativos de los dichos de las deponentes, por ello fue incorrecto que
declarara la procedencia de esa causal. Por otro lado, la realidad es que el dicho de las testigos antes mencionadas,
carece de todo valor y así deberá declararlo esta Sala en revocación al fallo de primer grado, por la incorrecta
justipreciación y alcances que el Juzgador hizo sobre la testimonial misma y sobre lo declarado por las deponentes. Al
respecto, para demostrar su ausencia de fuerza convictiva, señalo lo siguiente: 1.- La testimonial en si misma es inválida
porque fue desahogada en trasgresión al artículo 362 del Código de Procedimientos Civiles, que dispone lo siguiente:
ART. 362.- Después de tomarle al testigo la protesta de conducirse con verdad y de advertirle de las penas en que
incurren los testigos falsos, se hará constar el nombre, edad, estado, domicilio y ocupación; si es pariente por
consanguinidad o afinidad y en qué grado, de alguno de los litigantes; si es dependiente o empleado del que lo presente,
o tiene con él sociedad o alguna otra relación de intereses; si tiene interés directo o indirecto en el pleito, si es amigo
intimo o enemigo de alguno de los litigantes A continuación se procederá al examen. Nótese que el precepto 362
específicamente señala que PRIMERAMENTE HAY QUE PROTESTAR AL TESTIGO, para que así, bajo protesta de
decir verdad y estando advertido de las penas en que puede incurrir, POSTERIORMENTE DECLARE su nombre, edad,
estado, domicilio y ocupación, parentesco, dependencia, sociedad o relación de intereses, interés directo o indirecto en el
pleito, amistad o enemistad con los litigantes Y HASTA DESPUÉS SE PROCEDERÁ A SU EXAMEN SOBRE LOS
HECHOS. Ello no se respetó en el caso que nos ocupa pues la testimonial segunda a cargo de Alejandra Ortega Pérez y
Azucena Cecilia Ortega Pérez a que se refirió el Juez en su considerando octavo, a fojas 222 vuelta, para declarar
justificada la acción de divorcio en reconvención, SE DESAHOGÓ EN CONTRA DE LA LEY y al respecto es preciso
remitimos a la diligencia testifical desahogada a las 11:05 del 24 de Abril 2014, a fojas 157 y siguientes del expediente,
para apreciar que contrariamente a lo ordenado por el legislador en ese artículo 362 que ya invoqué, en el caso concreto
se procedió a desahogar la testimonial a cargo de ELIMINADO y de inmediato, sin la previa protesta de decir verdad,
ésta empezó a manifestar ser de 27 años, casada, arquitectura, grado de estudios licenciatura, así como el resto de sus
generales que se llenen en la diligencia correspondiente a la cual me remito en obvio de repeticiones y ya después de
que había expuesto sus generales, después de que dijo que vivía en la calle Cordillera Occidental 760 interior 201 Lomas
Cuarta Sección, HASTA ENTONCES FUE CUANDO SE LE ADVIRTIÓ Y SE LE PROTESTÓ PARA QUE SE
CONDUJERA CON LA VERDAD, lo que significa que entonces todo lo que previamente había declarado, lo hizo sin
haberlo manifestado bajo protesta, y por ende NI SIQUIERA EXISTE LA PRESUNCIÓN DE LA IDENTIDAD DE LA
DECLARANTE, es decir, ni siquiera se sabe si efectivamente la persona que estuvo presente en la diligencia, realmente
se llamaba ELIMINADO máxime que aún y cuando en la diligencia se asienta que se identificó con credencial del
“Instituto Nacional Electoral”, lo cierto es que un hecho público y notorio en nuestro país que al día de hoy el Instituto
Nacional Electoral no ha expedido a los ciudadanos credenciales para votar, sino que apenas el Congreso de la Unión le
acaba de autorizar un altísimo presupuesto a dicho Instituto Nacional Electoral que son miles de millones de pesos, para
que proceda en un futuro a efectuar el canje de credenciales y también es un hecho público y notorio en nuestro país,
que no requiere de prueba, QUE LA MAYORÍA DE LOS CIUDADANOS PARA IDENTIFICARNOS aún seguimos usando
las credenciales expedidas por el Instituto Federal Electoral, es decir, por el anterior instituto y si a todo ello le agregamos
que en la diligencia testimonial el Secretario de acuerdos ni siquiera dio fe que la persona presente que dijo llamarse
Alejandra Ortega Pérez, concordara con los mismos rasgos faciales de la fotografía de la credencial expedida por el
Instituto Nacional Electoral folio 0822100718362 con la que supuestamente se comprobó la identidad de la testigo,
entonces, es claro que como consecuencia de la trasgresión al mandato explicito del legislador en ese artículo 362, la
testimonial en cuestión carece de toda credibilidad jurídica porque ni siquiera se sabe si la deponente en realidad era o no
ELIMINADO. Exactamente lo mismo aconteció respecto de la otra testigo ELIMINADO, ya que al igual que la primera
deponente, ésta segunda DE INMEDIATO EMPEZÓ A PROPORCIONAR SUS GENERALES, nombre, edad, casada,
administración de empresas, grado de estudios licenciatura, así como el resto de sus generales que se llen en la
diligencia correspondiente a la cual me remito en obvio de repeticiones y ya después de que había expuesto tales
generales, después de de (sic) que dijo que vivía en la calle ELIMINADO Alfredo V Bonfil, HASTA ENTONCES FUE
CUANDO SE LE ADVIRTIÓ Y SE LE PROTESTÓ PARA QUE SE CONDUJERA CON LA VERDAD, lo que significa que
entonces todo lo que previamente había declarado, lo hizo sin haberlo manifestado bajo protesta y por ende ni siquiera
existe la presunción de la identidad de la declarante, ES DECIR, NI SIQUIERA SE SABE SI EFECTIVAMENTE LA
PERSONA QUE ESTUVO PRESENTE EN LA DILIGENCIA, REALMENTE SE LLAMABA ELIMINADO máxime que aún y
cuando en la diligencia se asienta que se identificó con credencial del “Instituto Nacional Electoral”, lo cierto es que es un
hecho público y notorio en nuestro país que al día de hoy el Instituto Nacional Electoral no ha expedido a los ciudadanos
credenciales para votar, sino que apenas el Congreso de la Unión le acaba de autorizar un altísimo presupuesto a dicho
Instituto Nacional Electoral, que son miles de millones de pesos, para que proceda en un futuro, a efectuar el canje de
credenciales y también es un hecho público y notorio en nuestro país, que no requiere de prueba, que la mayoría de los
ciudadanos para identificarnos aún seguimos usando las credenciales expedidas por el Instituto Federal Electoral, es
decir, por el anterior instituto y si a todo ello le agregamos que en la diligencia testimonial el Secretario de acuerdos ni
siquiera dio fe que la persona presente que dijo llamarse Azucena Cecilia Ortega Pérez, concordara con los mismos
rasgos faciales de la fotografía de la credencial expedida por el Instituto Nacional Electoral folio 0174105967916 con la
que supuestamente se comprobó la identidad de la testigo, entonces, es claro que como consecuencia de la trasgresión
al mandato explicito del legislador en ese artículo 362, la testimonial en cuestión carece de toda credibilidad jurídica
porque ni siquiera se sabe si la deponente en realidad era o no ELIMINADO Es más que obvio que si la ley exige en ese
artículo 362 que primero se le tome la protesta de conducirse con verdad y después se proceda a interrogarle sobre su
nombre, generales, parentesco, dependencia, interés, amistad o enemistad y hasta posteriormente se proceda a
examinarlo sobre los hechos litigiosos, ello obedeció al espíritu legislativo de que INCLUSO EL NOMBRE, IDENTIDAD Y
GENERALES DEL TESTIGO debían estar incluidos dentro de la declaración de protesta de verdad, porque lógicamente
ningún juez puede fincar una sentencia en manifestaciones que inciden sobre las circunstancias personales de los
deponentes que no han sido vertidas así, bajo protesta de decir verdad, porque de lo contrario, NO SE CREA EL
PRINCIPIO JURÍDICO DE CREDIBILIDAD AL TESTIGO y se da pauta incluso a suplantaciones de personas. Sobre el
tema invoco el siguiente precedente: Quinta Época Registro: 288497 Instancia: Pleno Tesis Aislada Fuente: Semanario
Judicial de la Federación Tomo VII Materia(s): Común Tesis: Página: 1286 PRUEBA TESTIMONIAL. La declaración de
testigos sin la protesta de ley, o ante Juez incompetente, carece de valor legal. Amparo administrativo en revisión.
Fernández y del Olmo Petra. 22 de octubre de 1920. Unanimidad de diez votos. Ausente: Agustín Urdapilleta. La
publicación no menciona el nombre del ponente. Por ello es que la testimonial en si misma carece de todo valor legal y
pido que esta Sala así lo declare con independencia de las diversas razones que también expongo más adelante. 2.Tampoco se cumplió con la exigencia prevista en ese artículo 362 en el sentido de que se asiente LA OCUPACIÓN de los
testigos, pues en el caso que nos ocupa, ni respecto de Alejandra Ortega Pérez ni de Azucena Cecilia Ortega Pérez, se
especificó A QUÉ OCUPACIÓN ESTÁN DEDICADAS. Nótese que respecto de Alejandra Ortega Pérez, solo se asentó
“arquitectura”, grado de estudios Licenciatura”, pero eso solamente plasma la carrera profesional que cursó y su grado de
estudios, sin que signifique QUE SE DEDIQUE AL EJERCICIO DD LA ARQUITECTURA, pues es muy posible que sea
arquitecta pero que se dedique a otra cosa o a nada. Lo mismo aconteció respecto a la diversa testigo Azucena Cecilia
Ortega Pérez, pues sobre de ella solo se asentó “administración de empresas, grado de estudios Licenciatura”, pero eso
solamente plasma la carrera profesional que cursó y su grado de estudios, sin que signifique QUE SE DEDIQUE AL
EJERCICIO DE LA ADMINISTRACIÓN DE EMPRESAS, pues es muy posible que sea licenciada en esa rama, pero que
se dedique a otra cosa, o a nada. Por tanto no se cumplió con el mandato de la ley y por ello tampoco vale la testimonial.
3.- Tampoco se cumplió con la diversa exigencia del artículo 362 que pide asentar si el testigo es DEPENDIENTE O
EMPLEADO DEL QUE LO PRESENTE. Basta leer las fojas 157 y 157 vuelta del expediente, para apreciar que el
Juzgado no interrogó a ninguna de las dos testigos si eran dependientes o empleadas de quien las presentó a declarar, o
sea la Señora, ELIMINADO. Sobra decir que en las actuaciones judiciales, las preguntas tienen que ser directas,
precisas, concisas, yendo a la sustancia de la cuestión, es decir, yendo al grano máxime que el interrogatorio al testigo
respecto de sus generales, circunstancias personales o posibles tachas, LO ESTÁ HACIENDO UN JUEZ, es decir, un
experto en derecho que aparte también es experto en el lenguaje y la comunicación con los ciudadanos, por lo que no
cabe “inferir” o interpretar que los cuestionamientos explícitos que la ley pide al testigo están comprendidos
“implícitamente” en otros cuestionamientos diferentes. Lo anterior lo resalto porque en el caso que nos ocupa, a las
testigos en estudio primeramente se les hizo un interrogatorio “conjunto” que la ley no previene pues ningún precepto de
la facultad al Juez para que grupalmente interrogue a los testigos sobre sus generales y sobre sus circunstancias
generales porque podría caer en el vicio de que, por economía mecanográfica (flojera del escribiente)se asentara así, de
conjunto, que ambos no tienen interés en el asunto, que ambos no tienen dependencia económica, que ambos carecen
de enemistad con las partes etcétera. Por supuesto que lo correcto, que no se acató en el caso que nos ocupa, es
EXAMINAR Y ASENTAR INDIVIDUALMENTE los generales y las circunstancias personales de cada testigo, para que
aisladamente, sin que un testigo se vea influido por el otro, manifiesten de manera espontánea y con apego a la verdad si
les tocan o no algunas de las tachas de la ley. Adicionalmente, en nuestro asunto solamente se preguntó a las testigos
sobre la especifica DEPENDENCIA ECONÓMICA pero el Juzgado fue omiso en interrogarles lo que explícitamente dice
ese artículo 362 en el sentido de que declaren si es DEPENDIENTE O EMPLEADO de quien lo presenta. La dependencia
no solamente es económica, sino que tiene muchos ángulos que igualmente pueden incidir EN UN FALAZ TESTIMONIO,
pues sobre todo en el caso de las mujeres, entre madre e hija, generalmente existe UNA DEPENDENCIA PSICOLÓGICA
derivada de una identificación que la hija genera hacia su madre, por tantos años de convivencia, en una conducta
irritativa hasta inconsciente que contribuye a la formación de la personalidad de la propia hija. En otros casos, la
dependencia espiritual también puede producir que el testigo declare apartándose de la verdad, porque en su mente no
es correcto declarar en contra de su guía o modelo, máxime si esa dependencia espiritual involucra cuestiones religiosas
o teológicas porque entonces, el dependiente llega al absurdo de creer que si declara en contra de su sacerdote, pastor o
rabino” entonces está actuando en contra del dios. El legislador en su artículo 362 no exigió que solamente se le
cuestionara la dependencia económica al testigo, sino que fue genérico, es decir, pidió que se le interrogara RESPECTO
DE CUALQUIER TIPO DE DEPENDENCIA, lo cual no se cumplimentó en el caso que nos ocupa.
Por otro lado,
igualmente fue omiso el Juzgador en interrogar a las testigos si eran EMPLEADAS de quien las presentó a declarar,
porque en tales casos EXISTE UNA RELACIÓN DE SUBORDINACIÓN tal y como lo define el artículo 8 de la Ley Federal
del Trabajo, que el Juez debe tomar en consideración para poder valorar adecuadamente las declaraciones de los
deponentes y como en la especie se omitió preguntarles si eran o no empleadas de la oferente de la prueba, por ello
mismo el juzgador estaba imposibilitado para emitir una adecuada justipreciación de las exposiciones de las testigos,
pues no se sabe si tienen o no una RELACIÓN LABORAL con quien trataba de acreditar la acción de DIVORCIO EN
RECONVENCIÓN, APOYÁNDOSE PRECISAMENTE EN EL DICHO DE LOS TESTIGOS.4.- Otra exigencia del artículo
362 que no fue cumplida, reside en que se debe preguntar al testigo si tiene con quien lo presenta a declarar, SOCIEDAD
O ALGUNA OTRA RELACIÓN DE INTERESES. Al respecto fue totalmente omiso el interrogatorio a las deponentes en
estudio. Una vez más, debe destacarse que aunque ellas manifestaron “no tener interés en el asunto” tal frase no colma
la exigencia legislativa que aquí nos ocupa, porque dicha frase se refiere a un aspecto diferente, pues versa a la diversa
cuestión que el propio artículo 362 previene diciendo “si tiene interés directo o indirecto en el pleito”, por lo que al haberse
referido las testigos en su contestación que no tenías interés en “EL ASUNTO” se denota que el objeto directo de sus
manifestaciones recae sobre “el pleito”, como lo denominó el legislador y por tanto, quedaron intocadas las diversas
cuestiones referentes a que si el testigo tiene SOCIEDAD O ALGUNA OTRA RELACIÓN DE INTERESES con el oferente
de la prueba.5.- Aunque las testigos manifestaron ser hijas de las partes en este juicio, ello solamente como la exigencia
del artículo 362 respecto al parentesco por consanguinidad o afinidad con alguno de los litigantes, pero de ninguna
manera llenó la necesidad de indagar si el testigo es “amigo intimo o enemigo de alguno de los litigantes”, pues es muy
obvio que por más que una persona sea descendiente directa de otra, aún así, el hijo o la hija puede tener relaciones tan
cercanas, intimas, con el oferente de la prueba, que le lleve a declarar en contra de la verdad, o también puede tener
relaciones tan lejanas o tan adversas contra otro de sus progenitores, que de igual forma le lleven a falsear sus
declaraciones. En otras palabras, no bastaba que las testigos hubiesen manifestado que eran hijas de las partes
contendientes, sino que además era preciso interrogarlas expresamente sobre si tenían circunstancias personales de
rechazo en contra de mi representado, no solo mera “enemistad”, sino CUALQUIER TIPO DE CIRCUNSTANCIAS EN SU
CONTRA (si lo consideraban su enemigo) por cualquier causa y no solo por enemistad y ello lo invoco porque tal y como
más adelante lo destacaré con más detalle, sus Señorías apreciaran que ELIMINADO al contestar a la cuarta pregunta
dijo que mi mandante “nos abandonó” y luego en la razón de su dicho, dijo que su papá se va de la casa “sin darnos
ninguna explicación a nadie” y también dijo ahí mismo “nos dejó de pasar dinero” y finalmente señaló “y yo sigo muy
afectada he tenido que ir al psicólogo porque el que te abandone tu padre no es nada fácil, es todo.”. Todas estas
expresiones ponen en claro que la testigo si tiene una postura de animadversión en contra de mi mandante, pues se
involucra como agraviada, con las conductas que le imputa a mi cliente y por ello era necesario que se le cuestionara
explícitamente si le tocaba o no un impedimento de cualquier tipo para declarar y no mera “enemistad” con su padre,
cuestionamiento defectuoso que provoca la invalidez de su testimonio y la incredulidad de lo declarado. Lo mismo
sucedió con ELIMINADO, pues ella misma también en la razón de su dicho se involucra como agraviada con las
conductas que le imputa a mi cliente autoubicándose como ofendida, pues dice que “se fue sin dar explicación alguna y
después del abandono de mi padre pues ha sido un gran impacto emocional, un fuerte cambio económico”, también
refiere que “desde esa fecha he pasado por situaciones y por momentos dolorosos que hasta la fecha no he podido
superar y el abandono mi papá hasta la fecha me duele nuestra relación nunca volvió a hacer la misma”. Nótese como la
testigo al narrar hechos propios y no los hechos de la litis para los cuales se supone fue llamada, lo que en realidad
expuso fue su animadversión o enemistad en contra de mi cliente y por esta causa es que su testimonio tampoco tiene
valor. Con lo anterior se demuestra que dicho testimonio no debe tomarse en consideración porque aún y cuando
verbalmente las declarantes dijeron no tener enemistad con la parte actora, la realidad hace ver que por el contenido de
sus atestos y por el involucramiento personal que acusan las testigos, en rigor si tienen parcialidad y rechazo en contra
de su padre ubicándolo en la postura de “enemigo” porque según ellas, las abandonó (no solo a las declarantes sino
también a su madre), les dejó de pasar dinero y las afectó psicológicamente, afectación que continuó vigente hasta la
fecha de la declaración testifical, pues la primera expresamente confeso “y yo sigo muy afectada” mientras que la
segunda señaló “que hasta la fecha no he podido superar”.
Son aplicables los siguientes criterios: Octava Época
Registro: 218705 Instancia: Tribunales Colegiados de Circuito Tesis Aislada Fuente: Semanario Judicial de la Federación
X, Septiembre de 1992 Materia(s): Laboral Tesis: Página: 388 TESTIGO, PARCIALIDAD DE UN, CUANDO TIENE
INTERES EN EL JUICIO. No sólo es parcial un testigo cuando éste puede obtener u obtenga alguna utilidad, provecho o
ganancia en el juicio en que depone, sino también cuando se incline en favor de alguna de las partes. El hecho de que el
testigo manifieste tener interés en que gane el pleito quien lo presenta, es incuestionable que lo pone en una situación de
parcialidad, pues a través de dicha expresión demuestra tener inclinación hacia aquél y con ello, de un interés directo o
indirecto en el juicio, que es motivo suficiente para que se le reste valor probatorio a su declaración. SEGUNDO
TRIBUNAL COLEGIADO DEL SEXTO CIRCUITO. Amparo directo 247/92. Gerardo Flores Cuecuecha. 16 de junio de
1992. Unanimidad de votos. Ponente: Gustavo Calvillo Rangel. Secretario: Jorge Alberto González Alvarez. Séptima
Época Registro: 245845 Instancia: Sala Auxiliar Tesis Aislada Fuente: Semanario Judicial de la Federación 0 79 Séptima
Parte Materia(s): Común Tesis: Página:
17 Genealogía: Informe 1975, Tercera Parte, Sala Auxiliar, página
89.TESTIGO, PARCIALIDAD DE UN, POR TENER INTERES EN EL JUICIO. No sólo es parcial un testigo cuando éste
pueda obtener u obtenga alguna utilidad, provecho o ganancia en el juicio, sino también cuando tenga inclinación
estimativa hacia alguna de las partes. El hecho de que un testigo manifieste que tiene interés en que gane el pleito su
oferente, es incuestionable que lo pone en una situación de parcialidad, y aun cuando no obtenga ninguna utilidad,
provecho o ganancia, por no tratarse de un testigo que sea empleado o dependiente de quien lo presentó, ni sea socio de
ella, ni tenga alguna otra relación de interés en sentido económico, que es la primera hipótesis contenida en el artículo
363 del Código de Procedimientos Civiles para el Distrito Federal, en relación con el interés, si demuestra con su
expresión tener inclinación hacia su oferente y con ello un interés directo o indirecto en el pleito, que es la segunda
hipótesis que contiene el referido precepto legal. Amparo directo 123/73. Guadalupe Rivera Gómez de Bernal. 29 de julio
de 1975. Unanimidad de cuatro votos. Ponente: Raúl Cuevas Mantecón. Secretario: Gabriel Santos Ayala. 6.- La
declaración de las testigos tampoco tiene valor convictivo porque no es verdad que sus atestos gozaran de pleno valor
como erróneamente lo asentó el fallo apelado en las fojas 221 frente y 222 vuelta y se agravió a mi representado porque
el Juez fue omiso en considerar que precisamente por las manifestaciones que expidieron las deponentes, mismas que
ya destaqué y transcribí en el punto 5 que antecede, a las cuales me remito en obvio de repetición, por tales
manifestaciones es claro que las testigos no tienen credibilidad por CARECER DE PROBIDAD, INDEPNDENCIA DE
CRITERIO E IMPARCIALIDAD, pues sus antecedentes personales que narraron en sus declarativas, al tenor del artículo
400 fracción I, del Código de Procedimientos Civiles, las hacen incurrir en circunstancias que al prudente arbitrio de un
Juez que sea claro y objetivo, en realidad no merecen ser creídas en lo que declararon, puesto que hasta se asumen y se
autocolocan en la calidad de lesionadas, de ofendidas, se involucran personalmente en los hechos que solamente
deberían narrar y no de calificar. Además, es inaceptable la declaración de las deponentes porque no tuvieron freno en
declarar de acuerdo a lo que les fue preestablecido o aleccionado, como más adelante demostraré. 7.- Incluso el
interrogatorio formulado por el Juzgado a los testigos fue parcialista, pues véase que al inicio de la testimonial, se les
preguntó a las declarantes si tenían enemistad con la parte actora, pero no se les preguntó si tenían enemistad con la
parte demandada, ni mucho menos se les preguntó si tenían amistad intima o cercanía tan estrecha A FAVOR DE LA
PROPIA DEMANDADA, COMO PARA EVALUAR SI ESTABAN DIPUESTAS DECLARAR A FAVOR DE ELLA, AÚN EN
CONTRA DE LA VERDAD, COMO ACONTECIÓ. 8.- También fue incorrecta la evaluación a las testigos y se desapegó
su interrogatorio inicial a las normas del artículo 362,porque léase que se asentó que “respecto de las tachas de ley,
manifiestan que no les tocan”.Normalmente un testigo, máxime cuando son arquitectos o administradores de empresas ni
siquiera sabe lo que son “las tachas de ley” y por eso, ES AL JUEZ Y NO AL TESTIGO a quien le corresponde evaluar si
le tocan o no esas tachas de ley. Un lego hasta puede pensar que la pregunta “si le tocan las tachas” se refiere a que si le
proporcionaron una droga psicotrópica. Aparte, la calificación al testigo sobre la concurrencia de alguna tacha, le toca
efectuarla al Juez AL MOMENTO DE SENTENCIAR y no al momento de tomarle sus generales al testigo, como
incorrectamente pretendió hacerse en el caso que nos ocupa. Tampoco cabe aceptar, por dogmática, una aseveración
tan carente de razonamientos, en el sentido de que al testigo no le tocan las tachas de ley, porque así lo manifieste (sic)
el propio testigo. Por ello es que correspondía al resolutor en la sentencia hoy apelada examinar todas las características
objetivas y subjetivas, tanto del testigo como de la declaración vertida, para de ellas sacar una prudente evaluación bajo
las normas rectoras del artículo 400 del Código de Procedimientos Civiles, y solo hasta después de un raciocinio
detallado y pormenorizado, llegar a la conclusión sobre si lo expuesto por las deponentes merece o no credibilidad
alguna todo lo cual omitió realizar el Juez de Primera Instancia en caso que nos ocupa porque contrariamente a lo que
señaló en la página 222 vuelta es decir, A PESAR DE QUE NO SE HAYA REFUTADO la capacidad intelectual
instrucción independencia de criterio e imparcialidad de los testigos, DE CUALQUIER MANEREA DE OFICIO DEBE
HACERLO EL JUZGADOR, pues la validez de los atestos no depende de la existencia de una refutación o impugnación a
sus dichos ya que las reglas de la sana lógica indican que por más que las partes coincidan e incluso acepten
expresamente que lo declarado por los testigos sean cierto, pero cuando el contenido de tal declaración por sí misma es
tan inverosímil o parcialista debe el Juez desestimar todo valor probatorio a lo declarado. QUINTO.- Otro diverso motivo
por el cual en realidad no quedó probada la causal de divorcio que en reconvención ejercitó la aquí apelada, se debe a
que el contenido mismo de las declaraciones de las testigos Alejandra y Azucena Cecilia Ortega Pérez, carecen de todo
valor jurídico debido a que DENOTAN ALECCIONAMIENTO y por ende, REVELAN PARCIALISMO E INTERES en
beneficiar a la parte que las presentó a declarar como testigo, así como en perjudicar al aquí apelado. Es necesario entrar
al contenido de las declaraciones y a las comparativas entre los vocablos usados por ambas testigos e incluso el orden
en el que expresaron sus ideas, para revelar que sus dichos fueron aleccionados, preparados previamente, por lo que
sus dichos no fueron espontáneos y por ende CARECEN DE CREDIBILIDAD. En efecto, sus Señorías al realizar un
análisis comparativo en la forma, manera, expresiones y orden de ideas expuestas en las declaraciones de Alejandra y
Azucena Cecilia Ortega Pérez, encontrarán los vicios jurídicos antes reseñados y para demostrarlo me permito exponer
detalladamente tales comparaciones. 1.- La primer pregunta fue: que diga el testigo si sabe y le consta que los Señores
ELIMINADO y ELIMINADO, sostuvieron algún tipo de relación, civil, religiosa o de cualquier otra índole. Alejandra
contestó: “Si yo he visto el acta de matrimonio de mis padres que se casaron el 14 de junio de 1980 en Monclava (sic)
Coahuila por lo civil y lo religioso.” Azucena Cecilia contestó: “Si se casaron por el civil y por la iglesia el 14 de Junio de
1980 en Monclava (sic) Coahuila de donde mi mama es originaria y me consta pues he visto el acta y he leído varias
veces.” Las anteriores respuestas, comparadas entre si, denotan el aleccionamiento porque no puede ser casualidad que
ambas deponentes hayan coincidido en decir las mismas palabras “he visto el acta”, así como tampoco puede ser
casualidad que testifiquen la existencia de un matrimonio civil (NO POR EL HECHO DE HABER ASISTIDO a la
CELEBRACIÓN DEL MATRIMONIO, lo cual obviamente sería imposible para ellas porque evidentemente aún no habían
nacido y por tanto, para forzar la justificación del matrimonio mediante prueba testimonial, obvio es que se pudieron de
acuerdo para entonces referir un hecho colateral, INDIRECTO, COMO EL DE QUE HABIAN VISTO EL ACTA DE
MATRIMONIO, PARA ENTONCES ESTAR ASÍ EN POSIBILIDADES DE ASEVERAR QUE LOS LITIGANTES
SOSTUVIERON UN TIPO DE RELACIÓN. Si las declaraciones hubieran sido realmente espontáneas y no aleccionadas,
lo lógico es que las testigos, por ser hijas de ambos litigantes, hubieran contestado que sí sabían que tenían una relación
de matrimonio porque ellas eran hijas del actor y de la demandada y habían convivido con sus padres y los habían visto
como marido y mujer durante los primeros años de su vida, contestación humana que es la más lógica en una persona no
instruida en el campo de las leyes, pero curiosamente, las deponentes contestaron bajo
el rigorismo técnico que
seguramente les indujo un experto en derecho, como posiblemente el abogado patrono de la oferente de la prueba y las
testigos respondieron que les constaba la relación porque habían visto el acta matrimonial, respuesta más propia de un
abogado. Por otro lado, tampoco es casualidad, sino aleccionamiento, que ambas testigos hayan referido LA FECHA
EXACTA DEL MATRIMONIO, memorización que por si misma indica ya un pre-aleccionamiento o preparación previa de
las respuestas. Más sorprendente aún resulta que de manera espontánea, las testigos en su respuesta hayan insertado
la fecha exacta del matrimonio, pese a que ello NO LES FUE PREGUNTADO. El aleccionamiento brota por sí mismo al
haber mencionado graciosa y gratuitamente un dato fuera de la litis y fuera de la pregunta directa, máxime que hicieron
referencia a un acontecimiento al cual ellas no asistieron y que además data de hace 34 años. Otra coincidencia
ideológica que tampoco puede ser casualidad, reside en el hecho que la testigo Alejandra dice que sus padres se
casaron “por lo civil y lo religioso”, mientras que la testigo Azucena Cecilia dice que se casaron “por el civil y por la
iglesia”, expresiones ambas que CONCEPTUALMENTE SON LAS MISMAS y que de fondo revela el aleccionamiento
imputado. Incluso hay otro elemento que quizá sea imputable al juzgado, pero que también revela la falta de credibilidad
en las respuestas de los testigos, porque es extremadamente sorprendente que en el caso de la primera testigo, en su
respuesta se haya mecanografiado “Monclava” en lugar de Monclova y que exactamente el mismo error mecanográfico
se haya repetido en la respuesta de la segunda testigo. Como probablemante lo que sucedió fue la mecanógrafa que
levantó la diligencia “copió” la respuesta de la primera y después la pegó en la respuesta de la segunda testigo. Por ello
mismo también carece de verosimilitud la probanza en cuestión y el hecho es contundente, NO PUEDE SER
CASUALIDAD EL MISMO ERROR MECANOGRÁFICO. 2.- La segunda pregunta formulada a las testigos fue “que diga el
testigo si sabe y le consta que los Señores ELIMINADO Y ELIMINADO procrearon hijos durante su matrimonio. La
testigo Alejandra contesto: “si somos tres ELIMINADO que es mayor ELIMINADO la de en medio y ELIMINADOque es la
más chica.” La testigo Azucena Cecilia contesto: “si somos tres mi hermano mayor GUILLERMO, mi hermana
ELIMINADO y yo ELIMINADO de apellidos Ortega Pérez.” La comparación de ambas respuestas igualmente revela
coincidencias que indican el aleccionamiento de las deponentes, pues primeramente debe resaltarse que ambas
coinciden en referir que Guillermo es el mayor. También nótese que ambas testigos inician su respuesta exactamente
con la misma expresión “si somos tres”. De igual manera nótese que existe el error ortográfico, sorprendentemente
coincidente tanto en la primera como en la segunda respuesta, consistente en que se inició la frase CON MINÚSCULA en
ambos casos. También debe analizarse que la testigo Alejandra, al referirse a si misma en su respuesta HABLA EN
TERCERA PERSONA, pues dice “la de en medio”, lo que revela que repitió la frase que le fue aleccionada o indicada por
otra persona diferente, ya que si ella hubiera estado realizando el ejercicio de contestar en apego a sus propias
indicaciones mentales, lo lógico es que hubiera contestado en primera persona “soy la de en medio” o “soy yo”, pero no
hubiera referido una respuesta que aparece que la expuso alguien más. Otro detalle que debe tomarse en cuenta es que
ELIMINADO al final de su respuesta después de que dio los nombres de sus hermanos y de ella misma, utilizó la
sistemática “de apellidos Ortega Pérez.”, muy comúnmente usada en el ejercicio del litigio por los abogados, consistente
en que para no repetir los mismos apellidos de las mismas personas cuando son familiares y principalmente hermanos,
entonces los apellidos se mencionan hasta el final PARA ATRIBUIRLOS A TODOS LOS INDIVIDUOS MENCIONADOS y
es muy claro que la utilización de ésta expresión, le fue inducida a la testigo, por un abogado. La tercer pregunta fue:
“Que diga si sabe y le consta cual es el domicilio conyugal en el que cohabitaron o cohabitaban los Señores ELIMINADO
Y GUILLERMO BERNARDO ORTEGA”. La testigo Alejandra contestó: “si el domicilio es Sierra Santa Catana 164 lomas
cuarta sección aquí en San Luis Potosí”. La testigo Azucena Cecilia contestó: “si es Sierra Santa Catana 164 lomas
cuarta sección de esta ciudad donde vivimos mi madre mi padre, mis hermanos y yo hasta el 3 de enero 2005 que mi
padre sale del” Aunque por la sencillez de la pregunta es comprensible que ambas testigos hayan coincidido en expresar
correctamente la calle y el número del domicilio conyugal, porque además ellas vivieron en dicho domicilio, lo que resulta
irregular es que la segunda testigo Azucena Cecilia, haya insertado en su respuesta CUESTIONES QUE NO SE LE
PREGUNTARON, tales como en dicho domicilio hayan vivido su madre, su padre y sus hermanos y ella misma, pero que
además haya referido espontáneamente y con toda precisión, LA FECHA REMOTA del 3 de enero de 2005 en que
supuestamente su padre salió de dicho domicilio, acontecimiento lejano de hace más de 9 años que increíblemente trajo
a su respuesta y cuya única explicación es que alguien le solicitó que así lo hiciera. 4.- La cuarta pregunta consistió en lo
siguiente: “Que diga el testigo si sabe y le consta el domicilio en el que actualmente viven los señores ELIMINADO Y
ELIMINADO”.La testigo ELIMINADO respondió a lo anterior, “si mi madre vive en el domicilio ELIMINADO ahí vivimos
hasta que nos casamos y mi padre el 3 de enero de 2005, nos abandono para irse ELIMINADO. La testigo ELIMINADO
contestó: “el domicilio de mi madre es ELIMINADO y el 3 de enero 205 (sic) dos mil cinco mi papá ELIMINADO
abandona el domicilio para mudarse a avenida del Lago 355 colonia del Parque”. Estas respuestas son de las que
principalmente denotan la “preconfección” de las contestaciones o sea el aleccionamiento y pre-direccionamiento de los
testimonios, pues sus Señorías observarán que la pregunta fue simplemente cuál era el domicilio donde actualmente
viven los litigantes, pero en cambio, las testigos COINCIDENTEMENTE INSERTARON AMBAS LO QUE NADIE LES
PREGUNTO, pues, además de citar los domicilios de sus padres, las dos deponentes mencionaron que su padre
abandonó el domicilio el 3 de enero 2005. Declararon las testigos el 24 de abril 2014, o sea más de 9 años después del 3
de enero 2005 y aún así, refirieron con toda precisión esa fecha. Peor aún, las testigos también insertaron el concepto de
ABANDONO, sin que nadie se los preguntara y utilizaron ese vocablo que en el idioma español mexicano conlleva
implícitamente el calificativo de que se trató de un acto “despreciable o reprochable”, a diferencia del vocablo utilizado por
el legislador en la fracción VI del artículo 87 del Código Familiar, donde simplemente se habla de “la separación” y no del
abandono del domicilio conyugal, expresión “separación” que carece de ese calificativo implícito. Las respuestas a esta
cuarta pregunta, indican claramente que las contestaciones ya estaban “teledirigidas”. Además es de resaltar que las
propias deponentes, por iniciativa propia y sin que nadie se los cuestionara, “inexplicablemente” en sus declaraciones
abordaron los temas jurídicos centrales de la litis en la presente causa o sea la cuestión del supuesto abandono del
domicilio conyugal, pero adicionalmente, se adelantaron A INTRODUCIR ESE TEMA SIN QUE HUBIERA PREGUNTA
ESPECIFICA AL RESPECTO. Ello revela aleccionamiento e invoco los siguientes precedentes, Jurisprudencias y Tesis
que han emitido los Tribunales Federales, entre las cuales invoco las siguientes: Octava Época Registro: 223616
Instancia: Tribunales Colegiados de Circuito Jurisprudencia Fuente: Semanario Judicial de la Federación VII, Enero de
1991 Materia(s): Laboral Tesis: I.1o.T. J/26
Página 91.Genealogía: Gaceta número 37, Enero de 1991, página 94.
TESTIGOS ALECCIONADOS. Son aquellos que se anticipan en sus respuestas a preguntas que no les fueron
formuladas, por lo que sus declaraciones carecen de valor probatorio. PRIMER TRIBUNAL COLEGIADO EN MATERIA
DE TRABAJO DEL PRIMER CIRCUITO
Amparo directo 2027/81. Muebles Sánchez, S.A. 25 de febrero de 1982.
Unanimidad de votos. Ponente: Jorge Enrique Mota Aguirre. Amparo directo 1511/90. Pimienta Hermanos, S.A. 13 de
abril de 1989. Unanimidad de votos. Ponente: María Simona Ramos Ruvalcaba. Secretario: Alfonso Hernández Suárez.
Amparo directo 5681/90. María Eugenia Velázquez Calleja. 6 de septiembre de 1990. Unanimidad de votos. Ponente:
Horacio Cardoso Ugarte. Secretaria: Ma. Guadalupe Villegas Gómez. Amparo directo 7011/90. Rosa María Fajardo
Martínez. 20 de septiembre de 1990. Unanimidad de votos. Ponente: María Simona Ramos Ruvalcaba. Secretario: Jesús
González Ruiz. Amparo directo 8381/90. Manuel Palancares Gutiérrez. 11 de octubre de 1990. Unanimidad de votos.
Ponente: Roberto Gómez Argüello. Secretario: Jaime Allier Campuzano.Véase: Gaceta del Semanario Judicial de la
Federación, Octava Epoca, número 65, mayo de 1993, página 19, tesis por contradicción 4a./J. 21/93 de rubro
"TESTIMONIAL. VALORACION DE ESTA PRUEBA EN MATERIA LABORAL.". Octava Época Registro: 224863
Instancia: Tribunales Colegiados de Circuito Jurisprudencia Fuente: Semanario Judicial de la Federación VI, Segunda
Parte-1, Julio a Diciembre de 1990 Materia(s): Laboral, Común Tesis: I. 3o. T. J/24 Página: 419 Genealogía: Gaceta
número 35, Noviembre de 1990, página 88. TESTIGOS ALECCIONADOS. No merecen credibilidad las declaraciones de
los testigos, cuando indistinta y sistemáticamente se adelantan en sus respuestas aduciendo circunstancias que son
materia del debate, porque con tal actitud se establece la presunción de la preparación de sus respuestas. TERCER
TRIBUNAL COLEGIADO EN MATERIA DE TRABAJO DEL PRIMER CIRCUITO. Amparo directo 1203/88. Luis Acevedo
Trejo. 21 de septiembre de 1988. Unanimidad de votos. Ponente: F. Javier Mijangos Navarro. Secretario: Héctor Landa
Razo. Amparo directo 303/89. Crescencio Cruz Cano. 15 de marzo de 1989. Unanimidad de votos. Ponente: F. Javier
Mijangos Navarro. Secretario: Héctor Landa Razo. Amparo directo 4563/90. Luis López Hernández. 4 de julio de 1990.
Unanimidad de votos. Ponente: F. Javier Mijangos Navarro. Secretario: Francisco Octavio Escudero Contreras. Amparo
directo 6213/90. Emiliano Medina Sánchez. 23 de agosto de 1990. Unanimidad de votos. Ponente: F. Javier Mijangos
Navarro. Secretario: Francisco Octavio Escudero Contreras. Amparo directo 7523/90. María Josefina Engel Manzanilla. 9
de octubre de 1990. Unanimidad de votos. Ponente: F. Javier Mijangos Navarro. Secretario: Francisco Octavio Escudero
Contreras. Nota: La Cuarta Sala estableció criterio al respecto en la tesis número 21/93, publicada en la Gaceta número
65, del Semanario Judicial de la Federación, Octava Época, página 19. Octava Época Registro: 229400 Instancia:
Tribunales Colegiados de Circuito Jurisprudencia Fuente: Semanario Judicial de la Federación III, Segunda Parte-2,
Enero a Junio de 1989 Materia(s): Laboral Tesis: III. T. J/7 página: 954 Genealogía: Gaceta número 16-18, Abril-Junio
de 1989, página 150. TESTIGOS. CARECEN DE CREDIBILIDAD SI RELATAN HECHOS QUE NO SE LES
PREGUNTARON. Las declaraciones vertidas por los testigos, denotan aleccionamiento, por cuanto que relatan hechos
respecto de los cuales no se les interrogó. TRIBUNAL COLEGIADO EN MATERIA DE TRABAJO DEL TERCER
CIRCUITO. Amparo directo 314/87. Juan Gómez Ramírez. 6 de abril de 1988. Unanimidad de votos. Ponente: José de
Jesús Rodríguez Martínez. Secretario: Francisco Bocanegra Toscano. Amparo directo 194/88. Porfirio Díaz Orendáin. 17
de agosto de 1988. Unanimidad de votos. Ponente: José de Jesús Rodríguez Martínez. Secretario: Víctor Jáuregui
Quintero. Amparo directo 312/88. José de Jesús Marcelino Martínez Rivera. 23 de noviembre de 1988. Unanimidad de
votos. Ponente: Alfonsina Bertha Navarro Hidalgo. Secretaria: Esperanza Guadalupe Farías Flores. Amparo directo
174/88. José Humberto Novoa Gálvez. 15 de febrero de 1989. Unanimidad de votos. Ponente: José de Jesús Rodríguez
Martínez. Secretario: Víctor Jáuregui Quintero. Amparo directo 186/89. Guillermo Gómez Luna Zepeda. 21 de junio de
1989. Unanimidad de votos. Ponente: Andrés Cruz Martínez. Secretario: Roberto Ruiz Martínez. Nota: La Cuarta Sala
estableció criterio al respecto en la tesis número 21/93, publicada en la Gaceta número 65, del Semanario Judicial de la
Federación, Octava Epoca, página 19. Octava Época Registro: 215119 Instancia: Tribunales Colegiados de Circuito Tesis
Aislada Fuente: Semanario Judicial de la Federación XII, Septiembre de 1993 Materia(s): Laboral Tesis: Página:
333
TESTIGOS ALECCIONADOS, LO SON AQUELLOS QUE SE ANTICIPAN EN SUS RESPUESTAS, VALOR
PROBATORIO DE LOS. Si los testigos se anticipan en sus respuestas a contestar preguntas diversas a las que se les
plantearon, esta actitud evidentemente denota aleccionamiento, por lo que no son dignos de crédito a efecto de tener por
acreditado el hecho que con ellos se pretenda probar y, en tal virtud es legal la decisión de la Junta del conocimiento,
negándole valor probatorio a la prueba testimonial respectiva. SEPTIMO TRIBUNAL COLEGIADO EN MATERIA DE
TRABAJO DEL PRIMER CIRCUITO. Amparo directo 6697/92. Artes Gráficas Unidas, S.A. de C.V. 7 de julio de 1992.
Unanimidad de votos. Ponente: María Yolanda Múgica García. Secretario: José Francisco Albarrán Mendoza. Amparo
directo 1867/92. Edith Benítez Cruz. 25 de febrero de 1992. Unanimidad de votos. Ponente: María Yolanda Múgica
García. Secretario: Antonio Hernández Meza. Octava Época Registro: 230683 Instancia: Tribunales Colegiados de
Circuito Tesis Aislada Fuente: Semanario Judicial de la Federación II, Segunda Parte-2, Julio a Diciembre de 1988
Materia(s): Laboral Tesis: Página:
584 TESTIGOS ALECCIONADOS. Si de las preguntas y contestaciones del
interrogatorio a que fueron sometidos los atestes, sin existir solicitud de determinada información, éstos se adelantan
respondiendo lo no cuestionado, es dable concluir su adiestramiento, lo que les resta idoneidad a sus deposiciones.
QUINTO TRIBUNAL COLEGIADO EN MATERIA DE TRABAJO DEL PRIMER CIRCUITO. Amparo directo 685/88. Miguel
Ríos Castro. 20 de octubre de 1988. Unanimidad de votos. Ponente: Gemma de la Llata Valenzuela. Secretaria: María
Isabel Haruno Takata Gutiérrez. Octava Época Registro: 216089 Instancia: Tribunales Colegiados de Circuito Tesis
Aislada Fuente: Semanario Judicial de la Federación XII, Julio de 1993 Materia(s): Común Tesis: Página: 315 TESTIGOS
ALECCIONADOS, CARECEN DE TODO VALOR PROBATORIO. Si los testigos al dar respuesta a preguntas expresas
refieren acontecimientos sobre los que no se les cuestiona, incluso anticipándose a preguntas no formuladas, es claro
que se trata de testigos aleccionados, y por tanto sus declaraciones carecen de valor probatorio. SEGUNDO TRIBUNAL
COLEGIADO DEL SEGUNDO CIRCUITO. Amparo directo 347/93. Reyes Romero Álvarez. 19 de mayo de 1993.
Unanimidad de votos. Ponente: Raúl Solís Solís. Secretaria: Ma. del Rocío F. Ortega Gómez. Octava Época Registro:
220867 Instancia: Tribunales Colegiados de Circuito Tesis Aislada Fuente: Semanario Judicial de la Federación IX,
Enero de 1992 Materia(s): Laboral Tesis: Página: 228 PRUEBA TESTIMONIAL. TESTIGOS. CARECEN DE
CREDIBILIDAD SI RELATAN HECHOS QUE NO SE LES PREGUNTARON. Las declaraciones vertidas por los testigos,
denotan aleccionamiento cuando relatan hechos respecto de los cuales no se les interrogó. SEGUNDO TRIBUNAL
COLEGIADO DEL SEXTO CIRCUITO. Amparo directo 76/91. Eulogio Quintero Marín. 2 de abril de 1991. Unanimidad de
votos. Ponente: Gustavo Calvillo Rangel. Secretario: Jorge Alberto González Álvarez. Octava Época Registro: 220926
Instancia: Tribunales Colegiados de Circuito Tesis Aislada Fuente: Semanario Judicial de la Federación IX, Enero de
1992 Materia(s): Común Tesis: Página: 267 TESTIGOS. DENOTAN ALECCIONAMIENTO SI RELATAN HECHOS QUE
NO SE LES PREGUNTARON Las declaraciones vertidas por los testigos denotan aleccionamiento si al contestar una
pregunta del interrogatorio respectivo, coincidentemente relatan hechos que siendo ajenos a la misma no se le
preguntaron, o en su defecto, si al final de su declaración agregan cuestiones que no tienen relación con ninguno de los
puntos del interrogatorio que se les formuló. TERCER TRIBUNAL COLEGIADO DEL SEXTO CIRCUITO. Amparo directo
93/91. Armando Hermelindo Flores. 8 de agosto de 1991. Unanimidad de votos. Ponente: Ana María Yolanda Ulloa de
Rebollo. Secretario: Marcos Antonio Arriaga Eugenio. Amparo en revisión 289/89. José Romero Paisano. 19 de
septiembre de 1989. Unanimidad de votos. Ponente: Jaime Manuel Marroquín Zaleta. Secretario: Othón Manuel Ríos
Flores. (Octava Época, Tomo IV, Segunda Parte-1, página 543). Octava Época Registro: 221781 Instancia: Tribunales
Colegiados de Circuito Tesis Aislada Fuente: Semanario Judicial de la Federación VIII, Octubre de 1991 Materia(s):
Laboral Tesis: Página: 248 PRUEBA TESTIMONIAL. TESTIGOS QUE CARECEN DE CREDIBILIDAD. Las
declaraciones vertidas por los testigos, por cuanto que relatan hechos respecto de los cuales no se les interrogó, denotan
aleccionamiento. SEGUNDO TRIBUNAL COLEGIADO DEL QUINTO CIRCUITO. Amparo directo 270/91. Juan Javier
Machado Soto. 10 de julio de 1991. Unanimidad de votos. Ponente: Pablo Antonio Ibarra Fernández. Secretario: Abdón
Ruiz Miranda. Véase: Informe 1989, Tercera Parte, Volumen II, página 1240. Séptima Época Registro: 818220 Instancia:
Tribunales Colegiados de Circuito Tesis Aislada Fuente: Semanario Judicial de la Federación 217-228 Sexta Parte
Materia(s): Común Tesis: Página:
654 TESTIGOS ALECCIONADOS. Son aleccionados aquellos testigos que, se
anticipan en sus respuestas a preguntas que no les fueron formuladas, por lo que sus declaraciones carecen de valor
probatorio. PRIMER TRIBUNAL COLEGIADO EN MATERIA DE TRABAJO DEL PRIMER CIRCUITO. Amparo directo
425/87. Francisco Enrique Gutiérrez Mondragón. 8 de octubre de 1987. Unanimidad de votos. Ponente: Pedro Esteban
Penagos López. Séptima Epoca, Sexta Parte: Volúmenes 157-162, página 171. Amparo directo 2027/81. Muebles
Sánchez, S.A. 25 de febrero de 1982. Unanimidad de votos. Ponente: Jorge Enrique Mota Aguirre. Véase: Semanario
Judicial de la Federación, Séptima Época, Volúmenes 217-228, Sexta Parte, página 655. Séptima Época Registro:
247405 Instancia: Tribunales Colegiados de Circuito Tesis Aislada Fuente: Semanario Judicial de la Federación 217-228
Sexta Parte Materia(s): Común Tesis: Página: 655 Genealogía: Informe 1982, Tercera Parte, Tribunales Colegiados de
Circuito, página 159. Informe 1987, Tercera Parte, Tribunales Colegiados de Circuito, tesis 47, página 369. TESTIGOS
ALECCIONADOS. Son aleccionados aquellos testigos que, se anticipan en sus respuestas a preguntas que no les fueron
formuladas, por lo que sus declaraciones carecen de valor probatorio. TRIBUNAL COLEGIADO SUPERNUMERARIO EN
MATERIA DE TRABAJO DEL PRIMER CIRCUITO. Amparo directo 178/3340/87. Natalia Rodríguez Cervantes. 28 de
octubre de 1987. Unanimidad de votos. Ponente: Francisco Zapata Mayorga. Secretario: Marco Tulio Burgoa Domínguez.
Nota: Este criterio ha integrado la jurisprudencia I.1o.T.J/26., publicada en el Apéndice al Semanario Judicial de la
Federación 1917-1995, Tomo VII-Enero, página 91. Véase: Semanario Judicial de la Federación, Séptima Época,
Volúmenes 217-228, Sexta Parte, página 654. Octava Época Registro: 221847 Instancia: Tribunales Colegiados de
Circuito Tesis Aislada Fuente: Semanario Judicial de la Federación VIII, Octubre de 1991 Materia(s): Laboral Tesis:
Página: 291 TESTIGOS ALECCIONADOS. No merecen credibilidad las declaraciones de los testigos, cuando indistinta y
sistemáticamente se adelantan en sus respuestas aduciendo circunstancias que son materia del debate, porque con tal
actitud se establece la presunción de la preparación de sus respuestas. SEGUNDO TRIBUNAL COLEGIADO DEL
QUINTO CIRCUITO. Amparo directo 270/91. Juan Javier Machado Soto. 10 de julio de 1991. Unanimidad de votos.
Ponente: Pablo Antonio Ibarra Fernández. Secretario: Abdón Ruiz Miranda. Octava Época Registro: 221848 Instancia:
Tribunales Colegiados de Circuito Tesis Aislada Fuente: Semanario Judicial de la Federación VIII, Octubre de 1991
Materia(s): Laboral Tesis: Página: 291 TESTIGOS ALECCIONADOS. DEBE PRESUMIRSE QUE LO SON CUANDO SE
ANTICIPAN A HECHOS NO SOLICITADOS EN LA INTERROGANTE. Si bien en términos del artículo 841 de la Ley
Federal del Trabajo, las Juntas tienen potestad soberana para apreciar las pruebas en conciencia, sin necesidad de
sujetarse a reglas o formulismos, también lo es que al realizar tal examen en conciencia, no debe incurrir en defectos de
lógica en el raciocinio, pues si los testigos lejos de constreñirse a contestar sobre hechos de las preguntas que se les
formulan, se anticipan a otros que no comprenden la interrogante, relatando hechos y circunstancias ajenos a la
información solicitada, ello lleva implícita la presunción fundada de que fueron previamente aleccionados, y por ende, sus
declaraciones son inverosímiles, lo que ocasiona su falta de credibilidad, y por tanto, carecen de eficacia probatoria, pues
quien es llamado a declarar sobre sus percepciones sensoriales relativas a hechos y circunstancias pretéritas, por
reacciones psicológicas propias, se concretan a declarar solamente en relación a los hechos que se les preguntan, mas
no a circunstancias respecto a otras diferentes que no guardan relación directa con la pregunta; verbigracia cuando se
interroga para saber si el trabajador continúa laborando para la empresa, y el testigo sin concretarse a contestar la
pregunta referida, adelanta hechos y circunstancias acaecidas el día en que según su dicho, el representante del patrón
comunicó por escrito al trabajador las causas por las cuales se le rescindió su contrato de trabajo, con un documento, que
este último se negó a recibir, como sucedió en la especie. PRIMER TRIBUNAL COLEGIADO DEL SEXTO CIRCUITO.
Amparo directo 147/91. José Ernesto Maldonado Reyes. 6 de junio de 1991. Unanimidad de votos. Ponente: Enrique
Dueñas Sarabia. Secretario: César Flores Rodríguez. Amparo directo 551/90. Guillermo Gutiérrez Macías. 14 de marzo
de 1991. Unanimidad de votos. Ponente: Enrique Dueñas Sarabia. Secretario: César Flores Rodríguez. Amparo directo
191/89. Mariano Arenas Yañez. 11 de octubre de 1990. Unanimidad de votos. Ponente: Enrique Dueñas Sarabia.
Secretario: César Flores Rodríguez. Amparo directo 200/89. José Ramón Gómez Garibay. 6 de septiembre de 1989.
Unanimidad de votos. Ponente: Eric Roberto Santos Partido. Secretario: Martín Amador Ibarra. Octava Época Registro:
219012 Instancia: Tribunales Colegiados de Circuito Tesis Aislada Fuente: Semanario Judicial de la Federación X, Julio
de 1992 Materia(s): Común Tesis: Página: 419 TESTIMONIAL. SE PRESUME ALECCIONAMIENTO CUANDO LOS
TESTIGOS SE EXCEDEN EN SUS RESPUESTAS. Si los testigos al deponer manifiestan hechos que no están
relacionados con la pregunta que se les formula, o sea cuando incluyen fechas, nombres y cantidades que evidentemente
no están relacionados con aquélla, dicho exceso únicamente demuestra que fueron previamente aleccionados por el
oferente de la prueba, lo cual a no dudar le resta credibilidad a su dicho. TERCER TRIBUNAL COLEGIADO DEL SEXTO
CIRCUITO. Amparo directo 89/92. Ángel Flores Rojas. 5 de marzo de 1992. Unanimidad de votos. Ponente: Jaime
Manuel Marroquín Zaleta. Secretario: José de Jesús Echegaray Cabrera. 5.- La quinta pregunta consistió en: Que diga el
testigo si sabe y le consta el o los motivos o razones por las que la señora AZUCENA CECILIA PEREZ MARTINEZ y el
señor BERBARDO ORTEGA GARZA viven separados o en distintos domicilios”. Se hace la aclaración que esta misma
quinta pregunta al serle formulada a la segunda testigo, se modificó señalando el nombre de mi representado como
“ELIMINADO”, pero la esencia del cuestionamiento es la misma. La testigo Alejandra respondió: “si yo recuerdo que era
un 28 de diciembre 2004 cuando estábamos mis hermanos y yo dormidos empezamos a escuchar una discusión muy
fuerte entonces nos departamos(sic) mis hermanos y al bajar las escaleras nos dimos cuenta que mis padres estaba (sic)
peleando muy agresivamente porque mi mamá le estaba reclamando una infidelidad de la señora GRACIELA TREVIÑO y
pues papá estaba negando todo y como es tan agresivo empezó a tirarle el arbolito de navidad y los adornos de la casa y
empezó a acorralar a mi madre y empezó a soltar patadas y golpes que afortunadamente mi hermano el mayor pudo
meterse entre ellos para que mi padre no siguiera golpeando y al ver mi mama la situación tan grave decidió que nos
fuéramos a casa de mi tía NORMA GARZA LONGORIA tía de mi papá por unos seis días después de esos seis días mi
mamá decide regresar a la casa pues para hablar con mi papá y arreglar sus problemas, pero a la hora que llegamos nos
dimos cuenta que mi papá ya tenía empacadas sus cosas personales dos maletas negras y me pide a mi que por favor lo
lleve a casa de mi tía ELIMINADO y nos vamos sin darle ninguna explicación a nadie ni no la dio a nosotros ni a mi
mamá. La testigo Azucena Cecilia contestó: “si el 28 de diciembre de 2004 hubo una gran discusión entre mis padres
ELIMINADO y ELIMINADO pues mi madre o mi mamá, cacho unos mensajes en el celular de mi papá de otra mujer
llamada ELIMINADO por lo que se genero una fuerte y violenta discusión y al que nos despertó a mis hermanos y a mi
bajamos a la planta o nos fuimos a la planta baja de mi casa y ahí estaba mi papá muy agresivo rompiendo el arbolito de
navidad y algunos adornos de navidad y pude ver que tenía acorralada a mi mamá dando de patadas y manotazos
afortunadamente mi hermano ELIMINADO intervino y sujeto a mi padre para que no siguiera agrediendo, después mi
madre decide que a lo mejor era salirnos del domicilio para que se calmaran las cosas y nos fuimos a vivir con mi tía
ELIMINADO y nos quedamos ahí por seis días ella es tía de mi papá y después mi madre decide regresar a la casa el 3
de enero de 2005 era un lunes y trato bueno no, para dialogar con mi papá pero nuestra sorpresa fue cuando llegamos mi
papá ya tenía sus maletas empacadas dos maletas negras ya había empacado sus cosas personales y le pide a mi
hermana que lo lleve a un domicilio y pues abandona el hogar sin ninguna explicación. 5.1 Estas larguísimas,
complejísimas y espontáneas contestaciones, contrastan con la sencillez de la pregunta, pues pese a que el
cuestionamiento fue por qué motivos los litigantes viven separados o en distintos domicilios, las testigos ampliaron sus
respuestas INCLUYENDO UN SINNUMERO DE TEMAS QUE NO LES FUERON PREGUNTADOS. 5.2 Sorprende
observar que ambas inician su contestación citando de manera precisa la fecha 28 de Diciembre 2004 e invocando un
acontecimiento sucedido hace más de nueve años. Respecto de este punto, pero también respecto de los subsiguientes,
son aplicables las siguientes jurisprudenciasy (sic) tesis: Octava Época, Registro: 212123, Instancia: Tribunales
Colegiados de Circuito, Jurisprudencia, Fuente: Gaceta del Semanario Judicial de la Federación, Núm. 78, Junio de 1994
Materia(s): Penal, Tesis: VI.2o. J/283, Página: 69. TESTIGOS. DECLARACIONES DE LOS. RENDIDAS SOBRE
HECHOS REMOTOS. Las declaraciones de los testigos que coinciden en la forma y términos de exposición, ya que
señalan con exactitud fechas, horas y lugares, no obstante que haya transcurrido un período de meses entre aquéllas en
que se dice ocurrieron los hechos y la de su declaración, conducen a estimar que existió aleccionamiento de los
deponentes por parte de la defensa y que por ende éstos sólo son testigos de coartada. SEGUNDO TRIBUNAL
COLEGIADO DEL SEXTO CIRCUITO. Amparo directo 104/89. Martín Zaragoza Quirino. 26 de abril de 1989. Unanimidad
de votos. Ponente: Arnoldo Nájera Virgen. Secretario: Guillermo Báez Pérez. Amparo directo 25/91. Rodolfo Mondragón
García. 20 de septiembre de 1991. Unanimidad de votos. Ponente: José Galván Rojas. Secretario: Waldo Guerrero
Lázcares. Amparo directo 338/91. Camerino Juárez Velázquez. 2 de octubre de 1991. Unanimidad de votos. Ponente:
José Galván Rojas. Secretario: Waldo Guerrero Lázcares. Amparo directo 59/93. Jorge Quiroz Ortega. 4 de marzo de
1993. Unanimidad de votos. Ponente: Gustavo Calvillo Rangel. Secretario: Humberto Schettino Reyna. Amparo directo
464/93. Pedro Garista Garista. 21 de octubre de 1993. Unanimidad de votos. Ponente: José Galván Rojas. Secretario:
Armando Cortés Galván. Octava Época, Registro: 222808, Instancia: Tribunales Colegiados de Circuito, Jurisprudencias,
Fuente: Semanario Judicial de la Federación, Tomo VII, Mayo de 1991, Materia(s): Penal, Tesis: VI.1o. J/54, Página: 125,
Genealogía: Gaceta número 41, Mayo de 1991, página 101. TESTIGOS DE DESCARGO. SI DECLARAN SOBRE
HECHOS REMOTOS Y SON CONTESTES EN CUESTIONES TRIVIALES, SE PRESUMEN ALECCIONADOS. Si los
testigos de descargo rindieron sus declaraciones contestes después de un número considerable de años de ocurridos los
hechos, no es creíble que recuerden detalles insignificantes con notable precisión, pues si bien es cierto que sea lógico
que la memoria retenga por muchos años hechos importantes o que causen algún impacto psíquico, no lo es en cuanto a
que en forma pormenorizada y conteste varias personas recuerden hechos absolutamente triviales. PRIMER TRIBUNAL
COLEGIADO DEL SEXTO CIRCUITO. Amparo directo 46/89. Guadalupe o Pascual Mora Lucas. 28 de marzo de 1989.
Unanimidad de votos. Ponente: Eric Roberto Santos Partido. Secretario: Martín Amador Ibarra. Amparo directo 173/89.
Antonio Martínez Lázaro. 10 de enero de 1990. Unanimidad de votos. Ponente: Enrique Dueñas Sarabia. Secretaria: Irma
Salgado López. Amparo directo 449/89. José Roney Córdova Ara y otros. 24 de enero de 1990. Unanimidad de votos.
Ponente: Eric Roberto Santos Partido. Secretario: Martín Amador Ibarra. Amparo directo 4/90. Prudencio Constantino
Cuapio Ayometzi. 24 de enero de 1990. Unanimidad de votos. Ponente: Eric Roberto Santos Partido. Secretario: Manuel
Acosta Tzintzun. Amparo directo 551/90. Guillermo Gutiérrez Macías. 14 de marzo de 1991. Unanimidad de votos.
Ponente: Enrique Dueñas Sarabia. Secretario: César Flores Rodríguez. Novena Época, Registro: 201623, Instancia:
Tribunales Colegiados de Circuito, Jurisprudencias, Fuente: Semanario Judicial de la Federación y su Gaceta, Tomo IV,
Agosto de 1996, Materia(s): Penal, Tesis: VI.3o. J/7, Página: 602. TESTIGOS. INVEROSIMILITUD DE SUS
TESTIMONIOS RENDIDOS EN FORMA DETALLADA Y SIMILAR, DESPUES DE VARIOS MESES DE OCURRIDOS
LOS HECHOS. Si los testigos de descargo, rinden sus testimonios en forma detallada y en términos similares, después
de varios meses de ocurridos los hechos sobre los que deponen, y dichos testimonios no se encuentran corroborados
con otros elementos de convicción, se presume que tales testigos fueron previamente aleccionados a fin de exculpar al
sentenciado, y por esas circunstancias sus testimonios deben desestimarse, ya que resulta inverosímil que los mismos
recuerden detalles accidentales en forma pormenorizada y con notable precisión, y además declaren en términos
similares, pues si bien es lógico que la memoria retenga por determinado tiempo hechos que se consideren importantes o
que por su naturaleza causen algún impacto en la mente, no lo es en cuanto a que en forma detallada los testigos
recuerden accidentes secundarios en relación con dichos hechos y además los narren en forma similar. TERCER
TRIBUNAL COLEGIADO DEL SEXTO CIRCUITO. Amparo directo 11/88. Catalino Ramírez Herrera. 11 de julio de 1988.
Unanimidad de votos. Ponente: Gilberto Chávez Priego. Secretario: Jorge Roberto Flores López. Amparo directo 64/96.
Salomón García López y otro. 7 de marzo de 1996. Unanimidad de votos. Ponente: Norma Fiallega Sánchez. Secretaria:
Paulina Negreros Castillo. Amparo directo 75/96. Emilio López Tetzonquila. 7 de marzo de 1996. Unanimidad de votos.
Ponente: Norma Fiallega Sánchez. Secretaria: Paulina Negreros Castillo. Amparo directo 179/96. Miguel Bonifacio Lino. 2
de mayo de 1996. Unanimidad de votos. Ponente: Norma Fiallega Sánchez. Secretaria: Paulina Negreros Castillo.
Amparo directo 171/96. José Martínez Morales. 9 de mayo de 1996. Unanimidad de votos. Ponente: Norma Fiallega
Sánchez. Secretaria: Paulina Negreros Castillo. Novena Época, Registro: 203677, Instancia: Tribunales Colegiados de
Circuito, Tesis Aislada, Fuente: Semanario Judicial de la Federación y su Gaceta, Tomo
II, Diciembre de 1995,
Materia(s): Penal, Tesis: VI.3o.6 P, Página: 581. TESTIGOS, INVEROSIMILITUD DE SU DICHO. No producen convicción
las declaraciones de los testigos rendidas seis meses después de producidos los hechos sobre los que declaran, en
forma detallada y en términos similares porque presupone un aleccionamiento previo a fin de exculpar al acusado, ya que
es inverosímil que los testigos recuerden detalles accidentales en forma pormenorizada y con notable precisión; además
declaren en términos similares pues, si bien es lógico que la memoria retenga por determinado tiempo, hechos que se
consideran importantes o que por su propia naturaleza causan impacto en el momento, no lo es cuando en forma
detallada los testigos, recuerdan accidentes secundarios en relación con dichos hechos y, además, los narran en forma
similar, amén de estar en contradicción con otras pruebas aportadas en la instrucción. TERCER TRIBUNAL COLEGIADO
DEL SEXTO CIRCUITO. Amparo directo 441/95. Gabriel Escalante González. 13 de octubre de 1995. Unanimidad de
votos. Ponente: Olivia Heiras de Mancisidor. Secretario: Jesús G. Luna Altamirano. Octava Época, Registro: 210677,
Instancia: Tribunales Colegiados de Circuito, Tesis Aislada, Fuente: Semanario Judicial de la Federación, Tomo XIV,
Septiembre de 1994, Materia(s): Penal, Tesis: II. 2o. 169 P, Página: 452. TESTIGOS EN EL PROCEDIMIENTO PENAL.
SUS DECLARACIONES DEBEN ESTIMARSE FALTAS DE VERACIDAD CUANDO LAS REALIZAN AÑOS DESPUES
DE OCURRIDOS LOS HECHOS (LEGISLACION DEL ESTADO DE MEXICO). Las únicas limitaciones que la legislación
procesal penal impone al juzgador para valorar las pruebas son: que se hayan practicado con los requisitos señalados en
el mismo código y que se examinen lógica y jurídicamente, según previenen los artículos 267 y 268 de dicho
ordenamiento legal, por ello, atendiendo a un razonamiento lógico, es fácil inferir que los testigos que declaran en la
averiguación previa varios años después de ocurridos los hechos, fueron previamente aleccionados para manifestar lo
que resulte más conveniente a la parte que los presenta, y por ende, lo correcto es negarles valor convictivo porque tan
sólo esa circunstancia engendra sospecha sobre la veracidad de sus declaraciones coincidentes declarando años
después del evento. SEGUNDO TRIBUNAL COLEGIADO DEL SEGUNDO CIRCUITO. Amparo directo 381/94. Blanca
George Cabrera. 15 de junio de 1994. Mayoría de votos. Ponente: Raúl Solís Solís. Secretario: Joel A. Sierra Palacios.
Disidente: Enrique Pérez González. 5.3 Tampoco es coincidencia que ambas testigos refieran que hubo una “discusión
muy fuerte” o una “gran discusión” entre sus padres, vocablo que indica que la contienda fue únicamente de palabra y no
de obra, pero que por el contrario, la narrativa utilizada por ambas declarantes, PAREZCA INDUCIR COMO QUE
GUILLERMO BERNARDO estaba golpeando a su esposa Azucena Cecilia, aunque posteriormente aclaran que solo
rompió el arbolito de navidad y algunos adornos. Es hasta perverso declarar con la ambigüedad con que se condujeron
las testigos, pues deliberadamente se genera en el lector la idea de que el aquí apelante estaba golpeando a su esposa.
5.4 En seguida coinciden las testigos en narrar que descendieron a la planta baja de su domicilio, pues la primera usó la
frase “al bajar las escaleras” mientras que la segunda coincidió en referir el mismo detalle que no le fue preguntado,
diciendo “bajamos a la planta o nos fuimos a la planta baja de mi casa”. 5.5 También sorprende observar que las testigos
utilizaron el vocablo “agresivo” y sus derivados en reiteradas ocasiones, diciendo la primera respecto de mi representado
el hoy apelante “peleando muy agresivamente” “ como es tan agresivo”; mientras que la segunda dijo “ahí estaba mi papá
muy agresivo” “para que no siguiera agrediendo”. 5.6 También es sorprendente que después de 9 años, las testigos
recuerden el nombre de la mujer que supuestamente le había mandado mensajes a mi representado y que sin que nadie
se los preguntara, señalaran su nombre en la diligencia. Igual de sorprendente es que dicho nombre lo hayan
mencionado al inicio de la declaración, lo que indica que llevaban la deliberada consigna de mencionarlo para que
quedara asentado en autos. 5.7 A pesar de los más de nueve años transcurridos, es inverosímil que las testigos
recuerden que su padre supuestamente no solo estaba rompiendo el arbolito de navidad sino también “los adornos”,
trivialidad inserta que lo único que hace es revelar el aleccionamiento con el que depusieron. 5.8 Tampoco puede ser
mera casualidad que ambas testigos hayan coincidido en utilizar el vocablo “acorralar”, para describir que supuestamente
su padre tenía acotada, atrapada, acechada, inmovilizada o restringida en sus movimientos a su madre, máxime que la
expresión que utilizaron se refiere literalmente a “meter en un corral” y evidentemente en una casa habitación de una
zona residencial como lo es Lomas Cuarta Sección de esta ciudad, no existen corrales, pues esa clase de instalaciones
solo las hay en la zonas rurales. 5.9 Tampoco puede ser espontánea la declaración coincidente de ambas testigos,
cuando refirieron respectivamente que su padre supuestamente estaba dando de “patadas y golpes” y de “patadas y
manotazos”. Llama la atención el seguimiento del mismo orden de la exposición ideológica en ambas declaraciones, pero
también que las dos testigos hayan discernido, que su padre estaba dando dos clases de golpes, unos con sus
extremidades inferiores o sea patadas y otros con sus extremidades superiores o sea los manotazos, inserciones
expositivas todas ellas que en una sana lógica analítica de sus dichos, solamente llevan a concluir que estaban
aleccionadas para exponer verbalmente unas ideas preseleccionadas, bajo ese preciso orden y bajo esos precisos
vocablos. 5.10 Otro aleccionamiento más se revela cuando las dos testigos dicen que “afortunadamente” (coinciden
ambas en el mismo calificativo) su hermano mayor intervino para que mi representado el aquí apelante supuestamente ya
no siguiera golpeando o ya no siguiera agrediendo, según el dicho de la primera y de la segunda respectivamente, pero
hasta en eso coincidieron, en usar los vocablos “no siguiera”. 5.11 Otra extraña coincidencia se encuentra en que las dos
deponentes aclararon que Norma Garza Longoria es “Tía de mi papá”, parentesco que nadie se los preguntó y que
también hayan coincidido literalmente en la misma expresión. 5.12 También nótese que las dos testigos usan
abundantemente el verbo decidir en sus diversas conjugaciones, pues manifiestan que su mamá decidió que se fueran a
la casa de su tía Norma y después ella también decide regresar a la casa. Aparte coinciden en manifestar, pese a los
más de nueve años transcurridos, que “por seis días” se quedaron en la casa de esa tía, periodo temporal tan breve de
seis días que en un testigo no aleccionado, fácilmente hubiera dado pauta a confusión porque la memoria no recuerda
casi después de una década, cuantos días se permaneció en determinado lugar. También sorprende la precisión de
señalar justamente seis días, sin dar lugar a ninguna pequeña variación ni una mera aproximación temporal, sino por el
contrario, la invocación de un periodo de tiempo tan exacto después de nueve años de acontecido, lo único que revela es
que se pusieron previamente de acuerdo en lo que iban a contestar. 5.13 No menos sorprendente, por el tiempo de más
de nueve años que han transcurrido, es el leer que la testigo Azucena Cecilia declaró que su madre decide regresar a la
casa “el 3 de enero de 2005 era un lunes”, pues si la invocación precisa de una fecha ya es inverosímil que se recuerde,
más lo es aún tener presente después de tanto tiempo, que se trataba de un lunes, aseveración del día de la semana
lunes que revela que la testigo DELIBERADAMENTE CONSULTÓ UN CALENDARIO antes de declarar, es decir, que
preparó su declaración porque ya sabía lo que se le iba a preguntar y ya sabía lo que tenía que insertar en sus
respuestas y si sus Señorías tienen la curiosidad y acuciosidad de indagar si efectivamente el 3 de enero 2005 era o no
un día lunes, les ruego que consulten un calendario, tal como yo lo hice, y me sorprendí que efectivamente esa fecha
cayó en lunes, con todo lo cual ustedes quedarán convencidos que definitivamente la testigo si tenía ya preparado
anticipadamente, lo que iba a contestar. Al analizar la razón de su dicho, encontrarán que también refirió como un martes
al 28 de diciembre 2004, por lo que igualmente se preparó al respecto. 5.14 También coinciden las testigos en manifestar,
respectivamente por su orden en sus dichos, que “a la hora que llegamos” y “cuando llegamos” el aquí apelante ya tenía
“empacadas” sus cosas, usando igualmente el mismo vocablo empacadas, pero por si no fueran suficientes las
coincidencias (inducidas) más sorprendente resulta analizar la prodigiosa memoria de las declarantes cuando después de
nueve años aún recuerdan “dos maletas negras” y que además lo expresen de idéntica manera, con idénticos vocablos
utilizados en idéntico orden en sus respectivas frases, trivialidad de las maletas negras que solamente pudo haber sido
traída a la declaración, con un previo aleccionamiento, pues nadie les cuestionó ni en qué guardó supuestamente sus
cosas el apelante, ni qué color tenía tales objetos. 5.15 También es increíble que espontáneamente las testigos declaran
que mi representado le haya pedido a Alejandra Ortega Pérez, que lo llevara a otro lugar, pues la pregunta era sobre los
motivos a razones por los cuales los hoy litigantes viven separados y no era sobre quién lo habían llevado a otro
domicilio.5.16 El colmo del aleccionamiento se revela al final de la contestación a la quinta pregunta, cuando Alejandra
inserta en su testimonio “no vamos sin darle ninguna explicación a nadie ni no la dio a nosotros ni a mi mamá”, mientras
que Azucena Cecilia, también al cierre del mismo cuestionamiento finaliza expresando la misma idea diciendo “y pues
abandona el hogar sin ninguna explicación”. Lo anterior revela que para la mentalidad de ambas testigos, el supuesto
abandonante Guillermo Bernardo les tenía que haber dado una explicación de su conducta, pero más sorprendente aún
es que esa idea personal la expongan AMBAS coincidentemente al final de la respuesta a la quinta pregunta. Es obvio
que ello no fue espontáneo sino provocado. 6.- La sexta pregunta a las testigos consistió en lo siguiente: “Que diga el
testigo si sabe y le consta cual fue o ha sido el trato que le brindo o le propino el señor ELIMINADO a la Señora
ELIMINADO durante el tiempo que ellos cohabitaron juntos en matrimonio en el domicilio ubicado en la calle de
ELIMINADO de esta ciudad.” La primer testigo ELIMINADO respondió a lo anterior: “si, si se pero antes que nada quiero
aclarar que como padre fue un gran hombre siempre estuvo ahí con nosotros en el tiempo que vivió con nosotros nos
apoyó y nos dio palabras de aliento bueno me dio palabras de aliento y como esposo pues también me pude dar cuenta
pues que era muy agresivo cada vez que se molestaba y una de las ocasiones llegó a pegarle a mi mamá y una de las
cosas que recuerdo muy bien fue que mi mamá nos recogió en la escuela y traía un golpe muy fuerte en la boca y le
preguntamos que, que le había pasado y no nos quiso responder nos llevo a la casa y ahí nos dejó con las muchachas y
como niña curiosa que soy les pregunté a las muchachas que, que había sucedido y me comentaron que habían
discutido mis papas en la mañana y que mi papá agarró una silla y se la aventó y le alcanzó a pegar en la boca y pues las
muchachas se asustaron mucho y corrieron a hablarle a los bomberos y por la tarde pues ya regresó mi mamá y la vimos
con la boca morada y le dijimos que si había sido cierto y nos dijo que si.”. La segunda testigo Azucena Cecilia Ortega
Pérez contestó de la siguiente forma “si, pues primero que nada me gustaría decir que yo pensaba que tenía una familia
con sus altas y sus bajas quiero destacar que mi padre Guillermo fue un excelente padre siempre ha estado ahí para
apoyarme, no puedo decir como esposo como es o como fue pero lo que yo si pude ver es que cuando mis padres
discutían mi papá era violento o gritaba y se ponía agresivo e incluso varias veces llegó a los golpes, hay muchos
acontecimientos que recuerdo y que me da pena y mas que pena tristeza recordarlos pero la realidad de las cosas fue
que en varias ocasiones llegó hasta los golpes una de ellas fue cuando nos recogió de la escuela mi mamá y tenía un
golpe en la boca no quiso decirnos el motivo y al llegar a la casa la muchacha nos explicó que había tenido una fuerte
discusión y mi papá había reaccionado violentamente.”. 6.1 La preparación que tuvieron los testigos para responder a
esta sexta pregunta, es más que evidente, pues el contenido de sus deposiciones indican por si mismas el
aleccionamiento, ya que aún y cuando la pregunta era sobre el trato que brindó el aquí apelante a la apelada, pese a ello,
coincidentemente las testigos “antes que nada” y “primero que nada”, manifestaron respectivamente con esas
expresiones ideológicamente idénticas, que como padre, había sido un gran hombre, un excelente padre, CUESTIÓN
QUE NADIE LES PREGUNTÓ, porque no se trataba de que manifestaran cómo se había portado Guillermo Bernardo
hacia las testigos, sino hacia su esposa, pero para “lavarse las manos” las deponentes y aparentar una supuesta
neutralidad entre sus padres, por ello es que insertaron la justificación, explicación no pedida, de que había sido un
excelente padre hacia con ellas, justificativa cuya espontaneidad revela que en el fondo, se trató de un subterfugio
utilizado para que el Juez tuviera la falsa impresión de una imparcialidad de las deponentes. 6.2 Después de hablar del
aquí apelante como padre, las testigos ya empezaron a hablar de él “como esposo”, siendo pertinente resaltar que esa
“división de calidades” que supuestamente efectuaron individualmente las declarantes, lo que en realidad pone en claro,
es que la elaboraron CONJUNTAMENTE y que se pusieron de acuerdo en exponerla, por lo que su dicho ante el
juzgador ya estaba prealeccionado. 6.3 También es de denotarse que la testigo Alejandra refiere “y una de las ocasiones
llegó a pegarle a mi mamá” o sea que según ella fueron varias, mientras que Azucena Cecilia al respecto dijo “incluso
varias veces llegó a los golpes”, empero es de llamar la atención que pese a que las testigos refieren, según ellas, que
hubo varios episodios de supuestos golpes, como es que de entre todos los supuestos múltiples eventos,
coincidentemente ambas deponentes hayan escogido decir al juzgador un mismo hecho, el consistente en que
supuestamente la señora ELIMINADO traía un golpe en la boca, sin que exista justificación de ninguna de las
declarantes, que explique por qué causas decidieron invocar precisamente ese supuesto evento del golpe en la boca, de
entre los muchos que según ellas existieron. 6.4 De igual forma es de llamar la atención que ambas testigos aseveren
que existió el supuesto evento del golpe en la boca del apelante hacia la apelada, pero que al mismo tiempo manifiesten
que ellas no estuvieron presentes en el acontecimiento, sino que lo hayan conocido por inducciones y referencia de
terceros y hasta en eso se equivocaron, pues Alejandra dijo que le había preguntado “a las muchachas” así, en plural,
como refiriéndose al personal de apoyo doméstico, mientras que Azucena Cecilia dijo que quien les había explicado lo
sucedido había sido “la muchacha”, así, en singular. 6.5 Agravia a mi representado que el Juez de primer grado no haya
estudiado en su sentencia que sobre de éste hecho en particular, respecto del supuesto golpe en la boca, lo declarado
por las testigos carece de toda fuerza jurídica convictiva porque ambas aceptaron que habían conocido el supuesto
hecho, no directamente, sino por conducto de terceras personas, por medio de las muchachas o la muchacha, que ni
siquiera se sabe quien o quienes eran, si eran mayores de edad, capaces de conocer los hechos por medio de la vista o
del oído o si tenían capacidad suficiente para recordar, acontecimientos---, pero el fondo del agravio reside en que el
Juzgador dejó de estudiar el clarísimo aspecto que invalida al testimonio, relativo a que el testigo no conoció por si mismo
los hechos que narró, sino por inducciones y referencias de terceros. 6.6 Es mas que obvio que el único motivo por el
cual las testigos, escogieron referir el evento del supuesto golpe en la boca, de entre los supuestos múltiples
acontecimientos de golpes que dicen que hubo, fue a causa de la “forzada coincidencia” que intentaron imprimir a sus
declaraciones, CON EL CONTENIDO DEL SEGUNDO PÁRRAFO DEL HECHO TERCERO DE LA DEMANDA
RECONVENCIONAL, donde la demandada y reconvinente narró la existencia de un supuesto golpe en sus dientes
frontales con una silla, pero como tal supuesto evento no se desarrollo en la presencia de las testigos, por ello
aparecieron como informantes la muchacha o las muchachas domésticas y también por ello mismo, para crear esa
forzada coincidencia, la testigo Alejandra agregó que las muchachas le había llamado a los bomberos, conducta
desplegada por los deponentes que no tiene otra explicación mas que el previo aleccionamiento que tuvieron y la
deliberada intención de hacer coincidir sus narrativas con el texto de la reconvención. 6.7 Incluso al haber insertado las
testigos el evento del supuesto golpe en la boca, así como la supuesta aparición de los bomberos, con ello lo que
revelaron las deponentes fue que CONOCÍAN EL TEXTO DE LA RECONVENCIÓN y que éste les fue informado con
antelación a la diligencia, lo que exponen su aleccionamiento y parcialismo, porque si a pesar de que no estuvieron
presentes en el supuesto evento del golpe en la boca, de cualquier manera se atrevieron a exponer hechos que no
presenciaron, dándolos por ciertos, entonces su temeridad queda al descubierto al decir al juez, como si hubiera sido
verdad, algo que no les consta o sea que tal golpe se lo hubiera dado el aquí apelante a la aquí apelada. Quizá pudo
haber sido cierto el golpe más no la imputada fuente del mismo. 6.8 Otra coincidencia que revela el aleccionamiento de
las deponentes, reside en el hecho de que NINGUNA DE ELLAS MANIFESTÓ CUANDO sucedió el supuesto evento del
golpe en la boca, ni siquiera en fecha aproximada, y vaya que en otras respuestas, las mismas deponentes había hecho
gala de excelente memoria al invocar fechas precisa de sucesos de 9 años atrás, pero en realidad la ausencia de
referencia temporal al supuesto evento del golpe en la boca, se debe sencillamente a que se le olvidó insertar tal fecha al
autor o autora del guión, que recitaron las testigos ante el Juez. 7.- Incluso la razón del dicho, pese a ser personalísima,
revela por su estructura, coincidencia y orden expositivo, que las declaraciones fueron preparadas, debiendo observarse
lo siguiente: Alejandra Ortega Pérez manifestó a la razón de su dicho: “lo anterior lo se y me consta porque:- bueno a mi
me consta porque ELIMINADO ELIMINADO es mi mamá, ELIMINADO es mi papá y pues yo viví con ellos 17 años
cuando estaban juntos y pues la razón de todo este problema se suscitó el 28 de diciembre de 2004 dos mil cuatro,
cuando mi mamá le reclama a mi papá su infidelidad con ELIMINADO y el día 3 tres de enero de 2005 dos mil cinco mi
papá se va de la casa pues sin darnos ninguna explicación a nadie se va a la república de Panamá nos dejó de pasar
dinero mi mamá como ya no la dejaron entrar a su empresa se puso a trabajar yo también me pongo a trabajar para
ayudarla con sus gastos, yo di clases de regularización todas las tardes y después de tres años mi papá nos busca y yo
sigo muy afectada he tenido que ir al psicólogo porque el que te abandone tu padre no es nada fácil, es todo.”. Azucena
Cecilia Ortega Pérez manifestó a la razón de su dicho: “lo anterior lo sé porque:- me consta porque soy hija de mi madre
ELIMINADO y de mi padre ELIMINADO, vive junto con ellos 16 años y estuve presente y me di cuenta de varias
situaciones, una de ellas fue el 28 de Diciembre 2004 un martes, se generó una discusión violenta entre mis papás como
yo había mencionado mi papá reaccionó violentamente y tuvimos que huir de la casa refugiándonos en la casa de la tía
NORMA GARZA tía de mi papá, y al regresar después de seis días cuando mi mamá decide regresar el 3 de Enero de
2005 un lunes nos encontramos con la sorpresa que mi papá ya tenía empacadas sus cosas personales en dos maletas
negras y se fue sin dar explicación alguna y, después del abandono de mi padre pues ha sido un gran impacto emocional
un fuerte cambio económico, pues mi papá se fue a la República de Panamá y no volvimos a saber de él hasta después
de un tiempo, mi mamá se vio obligada a conseguir un trabajo ya que la corrieron de su empresa que construyó junto con
mi padre así como nosotros para solventar los gastos de la casa además recibimos ayuda de mi tío José Humberto Pérez
Martínez tanto moral como económica y pues desde esa fecha he pasado por situaciones y por momentos dolorosos que
hasta la fecha no he podido superar y el abandono de mi papá hasta la fecha me duele, nuestra relación nunca volvió a
ser la misma aunque cabe mencionar que yo lo sigo queriendo mucho, es todo.”. 7.1 Por supuesto que es normal que
ambas testigos hayan iniciado la razón de su dicho, diciendo que los aquí litigantes son sus padres, pero lo que no es
natural es que inmediatamente después, las dos testigos coincidan en manifestar que vivieron con ellos 17 y 16 años
respectivamente, es decir, que mencionen DE INMEDIATO AMBAS la cifra precisa de los años que convivieron con ellos,
porque lo usual es que para la mentalidad de un hijo que testifica hechos de sus padres, el deponente simplemente
manifieste eso, ser su hijo e invocar tal calidad para explicar que por tal parentesco, conoce los hechos. 7.2 Otra
evidencia del aleccionamiento, se encuentra en la circunstancia de que ambas testigos, después de que refirieron haber
convivido con sus padres 17 y 16 años, respectivamente, ambas también invocaron inmediatamente enseguida, como
argumento en tercer lugar, la fecha 28 de Diciembre 2004, como motivo de la ruptura entre sus padres, pese a que su
declaración la vertieron el 24 de Abril 2014. 7.3 Más sorprendente es que la segunda testigo Azucena Cecilia refiera que
haya sido un martes ese 28 de Diciembre 2004 y si recordamos que ella misma al dar respuesta a la quinta pregunta,
manifestó que su madre decidió regresar a la casa el 3 de Enero 2005, que era un lunes, exposición que incluso también
repite en la propia razón de su dicho, todo ello pone bien claro que esa deponente antes de declarar, estuvo consultando
pormenorizadamente un calendario al grado de memorizar que día de la semana había sido cada una de esas fechas que
mencionó y que obviamente ya tenía preparado invocar, pues de otra forma, no se hubiera preocupado por investigar en
que día de la semana habían caído. 7.4 También FUE A PROPÓSITO, fuera de toda aleatoriedad, que ambas testigos en
la razón de su dicho repitieran la esencia de sus mismas declaraciones que había otorgado al responder a la quinta
pregunta y que las dos refieran al cierre de su declaración, en la razón de su dicho, que su papá se fue de la casa sin
darles ninguna explicación y que su papá supuestamente las abandonó. 7.5 El parcialismo se pone mas de relieve
cuando las testigos mencionan, también en el mismo orden de exposición de ideas, que su papá “nos dejó pasar sin
dinero” y que fue un “fuerte cambio económico”, según manifestaron respectivamente. 7.6 También es ilógico que las dos
declarantes mencionen que su padre se fue a la “República de Panamá”, invocando precisamente que el sistema político
de ese país es una República, porque lo usual es que las personas mencionen los países únicamente por su nombre y no
por su organización política. Normalmente las personas dicen fui de paseo a Suiza y no fue de paseo a la Confederación
Helvética. 7.7 Otra provocada coincidencia reside en que ambas testigos narraron, sin que nadie se los preguntara y sin
que fuera materia de la litis, que a su mamá supuestamente “ya no la dejaron entrar a su empresa” según la primera
testigo y la segunda dijo, sobre el tema “la corrieron de su empresa que construyó junto con mi padre”, exposiciones
gratuitas e insólitas que solo revelan el parcialismo y aleccionamiento con que se condujeron. 7.8 Otra temática que
insertaron espontáneamente las deponentes, pese a que se trataba de justificar el dicho de ellas, fue la mención de un
punto no de las propias testigos sino de su madre, en el sentido de que “se puso a trabajar”, “ se vio obligada a conseguir
un trabajo”, exposiciones que realizaron como si hubiese sido una afrenta o una ofensa, el que su madre trabajara. 7.9 El
culmen del aleccionamiento fue que ambas testigos, “por casualidad coincidieran” en terminar la razón de su dicho, con
exposiciones muy similares respecto de si mismas, que más bien constituyen un reproche contra su padre y una
justificación de su manera de declarar, una especie de explicación psicológica del por que intervinieron en el juicio a favor
de su madre y en contra de su padre. Al respecto, Alejandra manifestó “y yo sigo muy afectada he tenido que ir al
psicólogo porque el que te abandone tu padre no es nada fácil”; por su lado, Azucena Cecilia expuso: “desde esa fecha
he pasado por situaciones y por momentos dolorosos que hasta la fecha no he podido superar y el abandono de mi papá
hasta la fecha me duele.”. La supuesta continuidad temporal del sufrimiento que dicen padecer, la prolongan hasta el
momento actual de su declaración, pues la primera dice YO SIGO MUY AFECTADA y la segunda HASTA LA FECHA NO
HE PODIDO SUPERAR, sorprendente cierre de sus declaraciones, cuya coincidencia solo revela que SIGUIERON UN
FORMATO PREFIJADO y que por ellos sus atestes carece de todo valor. 8.- Mas revelador resulta aún el
aleccionamiento y preparación de las testigos si sus Señorías toman en cuenta que no solo es imposible que existan
unas auténticas coincidencias individuales en cada uno de los elementos expuestos por las testigos, sino que además,
ES PRECISO ANALIZAR DE CONJUNTO, COMO UN UNIVERSO, COMO UN TODO, que humanamente, fácticamente y
hasta matemáticamente, resulta imposible que hayan sido expuestas INCLUSO EN EL MISMO, ORDEN, toda la serie de
ideas y manifestaciones narradas por las declarantes. Todo de conjunto revela el aleccionamiento que no estudió el Juez
de Primera Instancia y por ello pido que lo analicen esta Sala Superior y revoque todo valor convictivo a los testigos y por
consecuencia se declare que no quedó probada la acción reconvencional de divorcio. Sobre la manera en que declararon
las testigos, es preciso tomar en cuenta la siguiente jurisprudencia y tesis relacionadas, para valorarlas correctamente,
con todas sus características expositivas y no solo porque “no fueron refutados” sus dichos: Época: Octava Época
Registro: 222808 Instancia: Tribunales Colegiados de Circuito Jurisprudencias Fuente: Semanario Judicial de la
Federación Tomo VII, Mayo de 1991 Materia(s): Penal Tesis: VI.1o. J/54 Página: 125 Genealogía: Gaceta número 41.
Mayo de 1991, página 101. TESTIGOS DE DESCARGO. SI DECLARAN SOBRE HECHOS REMOTOS Y SON
CONTESTES EN CUESTIONES TRIVIALES, SE PRESUMEN ALECCIONADOS. Si los testigos de descargo rindieron
sus declaraciones contestes después de un número considerable de años de ocurridos los hechos, no es creíble que
recuerden detalles insignificantes con notable precisión, pues si bien es cierto que sea lógico que la memoria retenga por
muchos años hechos importantes o que causen algún impacto psíquico, no lo es en cuanto a que en forma
pormenorizada y conteste varias personas recuerden hechos absolutamente triviales. PRIMER TRIBUNAL COLEGIADO
DEL SEXTO CIRCUITO. Amparo directo 46/89. Guadalupe o Pascual Mora Lucas. 28 de marzo de 1989. Unanimidad de
votos. Ponente: Eric Roberto Santos Partido. Secretario: Martín Amador Ibarra. Amparo directo 173/89. Antonio Martínez
Lázaro. 10 de enero de 1990. Unanimidad de votos. Ponente: Enrique Dueñas Sarabia. Secretaria: Irma Salgado López.
Amparo directo 449/89. José Roney Córdova Ara y otros. 24 de enero de 1990. Unanimidad de votos. Ponente: Eric
Roberto Santos Partido. Secretario: Martín Amador Ibarra. Amparo directo 4/90. Prudencio Constantino Cuapio Ayometzi.
24 de enero de 1990. Unanimidad de votos. Ponente: Eric Roberto Santos Partido. Secretario: Manuel Acosta Tzintzun.
Amparo directo 551/90. Guillermo Gutiérrez Macías. 14 de marzo de 1991. Unanimidad de votos. Ponente: Enrique
Dueñas Sarabia. Secretario: César Flores Rodríguez. Octava Época Registro: 208907 Instancia: Tribunales Colegiados
de Circuito Tesis Aislada Fuente: Semanario Judicial de la Federación Tomo XV-2, Febrero de 1995 Materia(s): Laboral
Tesis: VI.1o.36 L Página: 581 TESTIMONIAL. VALORACION DE LA PRUEBA EN EL PROCEDIMIENTO LABORAL.
Cuando los testigos deponen en términos prácticamente semejantes coincidiendo en aportar espontáneamente
elementos que ni siquiera forman parte de las preguntas que se formularon en el interrogatorio, todo lo cual permite
sostener fundadamente que fueron objeto de aleccionamiento previo, la probanza deviene inapta para demostrar las
afirmaciones vertidas en la demanda laboral y aunque el artículo 815 de la Ley Federal del Trabajo no establece sanción
alguna cuando los testigos no dan razón fundada de su dicho, ello no impide que la Junta examine su credibilidad, tanto
más que sobre el particular no está sujeta a formalismos o reglas especiales según lo dispone el artículo 841 del propio
ordenamiento legal. Amparo directo 93/88. René Montes Márquez. 23 de agosto de 1988. Unanimidad de votos. Ponente:
Carlos Gerardo Ramos Córdova. Secretario: Hugo Valderrábano Sánchez. Octava Época Registro: 211800 Instancia:
Tribunales Colegiados de Circuito Tesis Aislada Fuente: Semanario Judicial de la Federación
Materia(s): Civil Tesis:
Página:
XIV, Julio de 1994
741 PRUEBA TESTIMONIAL, APRECIACION DE LA. DECLARACIONES
PERFECTAS. La perfección en las declaraciones engendra sospecha sobre la sinceridad de los testigos, por lo que no
puede estimarse contraria a las reglas de la lógica la apreciación del juzgador que, ante las respuestas de los testigos en
los mismos términos y hasta con idénticas palabras, deduzca que han sido aleccionados previamente, pues tal
calificación emana de un juicio prudente, acorde con las exigencias de la sana crítica.SEGUNDO TRIBUNAL
COLEGIADO DEL SEXTO CIRCUITO. Amparo en revisión 337/89. Sufragio Zacatenco Islas. 9 de noviembre de 1989.
nanimidad de votos. Ponente: José Galván Rojas. Secretario: Jorge Núñez Rivera.Amparo en revisión 345/88. Consuelo
Maldonado Becerra. 10 de noviembre de 1988. Unanimidad de votos. Ponente: José Galván Rojas. Secretario: Jorge
Núñez Rivera. SEXTO.- Otro agravio que causa a mi representado la sentencia apelada, reside en el hecho de que ni aún
suponiendo sin conceder de que fuera procedente la acción de divorcio que en reconvención se ejercitó en su contra por
causa de separación del domicilio conyugal por más de tres meses, ni aún así, el Juez apelado estaba legitimado para
imponer a mi mandante NI LA CALIDAD O CALIFICATIVO DE “CÓNYUGE CULPABLE”, ni tampoco la sanción a que se
refiere el artículo 96 del Código Familiar, consistente en la prohibición de que contraiga matrimonio sino hasta después de
que transcurra un año a partir de la fecha en que cause ejecutoria la sentencia. La razón por la cual el Juez de primera
instancia no tenía facultades para imponer ni ese calificativo de cónyuge culpable ni esa sanción prohibitiva de contraer
matrimonio sino hasta después de un año a partir de que cause ejecutoria la sentencia reside en el hecho de que
TALLES DECISIONES VAN EN CONTRA DE LOS DERECHOS HUMANOS. En efecto, recordemos que el artículo 1 de
nuestra Constitución Federal, dispone en su primer párrafo que en nuestro país todas las personas gozarán de los
derechos humanos reconocidos por la Constitución y en los tratados internacionales en los que el estado Mexicano sea
parte, así como de las garantías para su protección, cuyo ejercicio no podrá restringirse ni suspenderse. Además, el
segundo párrafo impone la obligación de interpretar la normas relativas a los derechos humanos, favoreciendo en todo
tiempo la protección más amplia a las personas (principio pro homine). Adicionalmente, el tercer párrafo del artículo 1
Constitucional obliga a todas las autoridades Y ENTRE ELLAS AL JUEZ APELADO a respetar proteger y garantizar los
derechos humanos. De manera complementaria, el artículo 133 del Pacto Federal señala que la Constitución, las leyes
del Congreso de la Unión Y LOS TRATADOS INTERNACIONALES, serán la ley suprema de toda la unión y los jueces de
los Estados, entre ellos el Juez aquí apelado, deben ajustar sus actos a la Constitución, leyes federales y tratados A
PESAR DE LAS DISPOSICIONES EN CONTRARIO QUE PUDIERA HABER EN LAS CONSTITUCIONES O LEYES DE
LOS ESTADOS. Es más que evidente que el Código Familiar del Estado de San Luis Potosí, se trata de una ley estatal y
por ello la norma CONTRARIA A LA DIGNIDAD HUMANA que se contiene en su artículo 96 y que restringe por todo un
año a las personas para que puedan contraer matrimonio, acto humano que incluso cae dentro de los campos del
derecho natural; se trata de una regla que aunque se encuentra en el derecho positivo estatal, NO DEBIÓ SER
APLICADA POR IR EN CONTRA DE LOS DERECHOS HUMANOS RECONOCIDOS EN LOS TRATADOS
INTERNACIONALES de los cuales nuestro pais es parte. En el caso que nos ocupa, ni aun suponiendo sin conceder que
se hubiere demostrado por parte de la reconviniente, la procedencia de la acción de divorcio que ejercitó en contra de mi
representado, ni aún asi el Juez de primer grado debió de calificarlo en su sentencia como “cónyuge culpable”, porque
primeramente no existe ningún precepto dentro del código familiar que le autorice a imputarle tal calificativo, pero además
aunque existiera tal precepto, éste sería contrario a los derechos humanos, por PEYORATIVO, DESPRECIATIVO Y
DISCRIMINATORIO. En los tratados internacionales cuyo articulado transcribiré más adelante claramente se dispone
que debe existir IGUALDAD DE DERECHOS de ambos esposos en cuanto al matrimonio, durante el matrimonio Y EN
CASO DE DISOLUCIÓN DEL MISMO y en la especie no se está guardando ese principio de igualdad entre el aquí
apelante y la apelada, pues mientras que a ésta no se le califica bajo ningún adjetivo, ni mucho menos que sea
despreciativo o diferenciador, pese a que resulto vencida en la litis principal de divorcio, en cambio, a mi representado si
se le imputa en contra de sus derechos fundamentales como ser humano, una calidad de cónyuge culpable. Por otro
lado, la prohibición que se le aplica al apelante en el sentido de que no pueda contraer matrimonio sino hasta después de
un año a partir de que cause ejecutoria la sentencia, también se trata de una sanción que incide sobre el más básico
derecho humano que es tener una compañía, fundar una familia, dar y recibir amor. En efecto, desde la biblia, en el libro
del génesis, capítulo 2, versículo 24, se reconoce el derecho humano al matrimonio, diciendo lo siguiente: Por tanto el
hombre dejará a su padre y a su madre y se unirá a su mujer, y serán una sola carne. Además, el artículo 16, párrafo
primero de la Declaración Universal de los Derechos Humanos, dispone lo siguiente: Artículo 16.- 1.- Los hombres y las
mujeres, a partir de la edad núbil, tienen derecho, sin restricción alguna por motivos de raza, nacionalidad o religión, a
casarse y fundar una familia; y disfrutarán de iguales derechos en cuanto al matrimonio, durante el matrimonio y en caso
de disolución del matrimonio. En el mismo sentido se pronuncia el Pacto Internacional de Derechos Civiles y Políticos
(aprobado) por el Congreso de la Unión el 18 de Diciembre de 1980 y publicado en el Diario Oficial de la Federación el 20
de Mayo de 1981, cuyo Artículo 23 cuarta parte señala: “4.- Los estados partes en el presente pacto tomarán las medidas
apropiadas para asegurar la igualdad de derechos y de responsabilidades de ambos esposos en cuanto al matrimonio,
durante el matrimonio y en caso de disolución del mismo. En caso de disolución, se adoptaran disposiciones que
aseguren la protección necesaria a los hijos”. También la Declaración Americana de los Derechos y Deberes del Hombre,
en sus artículos V y VI, tutelan lo siguiente: Artículo V.- Derecho a la protección a la hora, la reputación personal y la vida
privada y familiar. Toda persona tiene derecho a la protección de la ley contra los ataques abusivos a su honra, a su
reputación y a su vida privada y familiar. Artículo VI.- Derecho a la constitución y a la protección de la familia. Toda
persona tiene derecho a constituir familia ELEMENTO FUNDAMENTAL DE LA SOCIEDAD, Y A RECIBIR PROTECCIÓN
PARA ELLA. Igualmente la CONVENCIÓN AMERICANA SOBRE DERECHOS HUMANOS (Pacto de San José), en su
artículo 17. Dispone sobre el tema lo siguiente: 2.- Se reconoce el derecho del hombre y la mujer a contraer matrimonio y
a fundar una familia si tienen la edad y las condiciones requeridas para ello por las leyes internas, en la medida en que
éstas no afecten al principio de no discriminación establecido en esta Convención. 4.- Los Estados Partes deben tomar
medidas apropiadas para asegurar la igualdad de derechos y la adecuada equivalencia de responsabilidades de los
cónyuges en cuanto al matrimonio, durante el matrimonio y en caso de disolución del mismo. En caso de disolución, se
adpotarán disposiciones que aseguren la protección necesaria de los hijos, sobre la base única del interés y conveniencia
de ellos. Incluso el quinto párrafo del artículo 1 de nuestra Constitución Federal señala al respecto lo siguiente: Queda
prohibida toda discriminación motivada por origen étnico o nacional, el género, la edad, las discapacidades, la condición
social, las condiciones de salud, la religión, las opiniones, las preferencias sexuales, el estado civil o cualquier otra que
atente contra la dignidad humana y tenga por objeto anular o menoscabar los derechos y libertades de las personas.
Consecuentemente, pido que esta Sala levante el calificativo de cónyuge culpable que la sentencia apelada atribuyó a mi
representado y también levante la restricción que le impuso en el sentido de que no podía casarse sino hasta después de
que transcurriera un año a partir de la fecha en que causara ejecutoria la resolución dado que tales sanciones son
contrarias a los derechos humanos...”.
TERCERO.- Los agravios formulados por el licenciado ELIMINADO en su calidad de Apoderado General
Para Pleitos y Cobranzas de ELIMINADO resultan infundados.
En efecto, en primer término sintetizadamente aduce el inconforme, que le causa perjuicio la resolución
reclamada, señalando concretamente que la misma transgrede el principio de congruencia interna, violando con ello el
contenido de los numerales 81 y 83 del Código de Procedimientos Civiles del Estado, dado que se aparta de un correcto
razonamiento lógico-jurídico y de una adecuada motivación contraria al artículo 16 Constitucional, toda vez que la
resolución emitida no es congruente consigo misma, ni con las pretensiones deducidas oportunamente en el pleito, ya
que resuelve que la acción reconvencional de divorcio intentada en contra de su poderdante fue procedente, pasando por
alto que previamente el propio juzgador en la misma resolución había ya disuelto el matrimonio, en virtud de la
procedencia de la acción principal; que luego entonces, si el matrimonio ya no existía porque el mismo juez lo había
disuelto con antelación, en consecuencia, es incongruente y contrario a las constancias de autos el estudio de la acción
reconvencional, en razón de la falta del presupuesto indispensable consistente en la existencia del matrimonio; al no
estimarlo así el resolutor trasgrede en agravio de su representado los principios de legalidad, congruencia y adecuada
motivación, declarando a este último inclusive cónyuge culpable y con ello le impide contraer nuevo matrimonio, hasta
que transcurriera un año a partir de que causara ejecutoria la sentencia aquí apelada, conforme a lo dispuesto por el
precepto 96 del Código Familiar del Estado, así como privando a su poderdante del beneficio de cobrar las costas del
juicio, al aplicar el juez indebidamente la fracción I del artículo 136 del Código de Procedimientos Civiles de esta
localidad; invocando el recurrente para sustentar sus afirmaciones una tesis aislada con el número II.2°.C.T.11 C
pronunciada por el H. Segundo Tribunal Colegiado en Materias Civil y de Trabajo del Segundo Circuito, localizable en la
página 508, Septiembre de 1995, en el Semanario Judicial de la Federación y su Gaceta, cuyo rubro dice: "ACCIÓN.
ESTUDIO PREFERENTE POR LOS TRIBUNALES".
Como se adelantó, resulta infundado lo argumentado por el apelante, tomando en consideración que de
conformidad con previsto por el artículo 17 de la Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos, toda decisión de
los órganos encargados de impartir justicia debe ser pronta, completa e imparcial, en los plazos y términos que fijen las
leyes. Estas exigencias suponen, entre otros requisitos, la congruencia y exhaustividad que debe caracterizar a toda
resolución, así como la exposición concreta y precisa de la fundamentación y motivación correspondiente; lo anterior,
acorde (en el caso concreto) a lo dispuesto por los artículos 81 y 83 del Código de Procedimientos Civiles del Estado. En
ese tenor, la congruencia externa como principio rector de toda sentencia, consiste en la plena coincidencia que debe
existir entre lo resuelto, en un juicio o recurso según sea el caso, con la litis planteada por las partes en la demanda y
contestación, sin omitir o introducir aspectos ajenos a la controversia; mientras que la congruencia interna exige que en la
sentencia no se contengan consideraciones contrarias entre sí o con los puntos resolutivos.
Por consiguiente, de los preceptos legales invocados en el párrafo que antecede se colige de manera inconcusa
que, el hecho de que en juicio que nos atañe se haya estimado como probadas tanto las pretensiones de la parte actora
como de la demandada reconviniente en cuanto a la acción de divorcio necesario, ello evidentemente y por ningún motivo
implica o se traduce en una incongruencia interna contenida en la sentencia aquí apelada, como erróneamente lo
sostiene el apelante, toda vez que en total oposición a la afirmación de este último, el juzgador al estudiar la disolución
del vínculo matrimonial, lo hizo desde de dos ángulos o causales de divorcio, primero analizó la acción principal y luego la
acción reconvencional, lo anterior, debido al orden y cuestión cronológica, pero sobre todo, en estricta observancia de lo
ordenado por nuestra Carta Magna, pues el juzgador como encargado de impartir justicia no sólo está obligado a hacerlo
de manera pronta e imparcial, sino además completa y, precisamente en ese deber, el servidor judicial en aras de cumplir
con los principios de exhaustividad y congruencia que toda resolución debe contener, además de la debida
fundamentación y motivación exigida en el artículo 16 Constitucional, según se precisó, procedió a resolver todas y cada
una de las pretensiones deducidas oportunamente en el pleito por las partes, decidiendo integralmente los puntos que le
fueron sometidos a su potestad y que formaron parte del debate principal y reconvencional, pronunciándose respecto de
cada una de ellos, expresando con precisión y claridad las razones en que se fundó para decretar el divorcio necesario
propuesto por la parte actora y demandada respectivamente, valorando y otorgando el alcance probatorio a las
probanzas aportadas, evitando el juzgador con este proceder la posibilidad aberrante de dejar inauditas a las partes
contendientes, pues es claro que de no atender la acción deducida pertinentemente por la reconveniente, con la excusa
de que ya se había pronunciado en cuanto a la disolución del vínculo matrimonial al resolver la acción principal, además
de implicar un absurdo afirmar que el matrimonio quedó disuelto con la determinación del juzgador, cuando todavía no se
ha materializado ese pronunciamiento judicial, implica también una violación manifiesta al principio de congruencia y
exhaustividad que toda sentencia debe contener, dejando con ese actuar inaudita a la reconviniente, al haber omitido el
juzgador con su obligación de impartir justicia de manera integral o completa, en total contravención a lo estatuido en
artículo 17 Constitucional.
Aunado a lo anterior, tampoco debe perderse de vista que en la especie, dada la naturaleza jurídica de la
acción intentada (divorcio), cuya finalidad es la obtención de la disolución del vínculo matrimonial, también debe tomarse
en cuenta que son diversas las causas por las que puede originarse dicha figura jurídica, según lo dispuesto por el
artículo 87 del Código Familiar del Estado, como de igual forma, son diversos los efectos jurídicos de cada una de las
causales planteadas en términos de lo previsto por los numerales 93 y 96 del ordenamiento legal en cita. De ahí
entonces, es donde emerge el deber jurídico del juzgador de pronunciarse necesariamente sobre todas las causales
deducidas tanto por la parte actora en el juicio principal como su contraria parte en la reconvención; lo anterior, con la
finalidad de determinar puntualmente las consecuencias legales que, en el supuesto de estimarse probada la acción de
divorcio necesario, traería la disolución del vínculo matrimonial, una vez que haya sido analizado cada planteamiento por
las partes por su orden lógico, evitando de esta manera una resolución incongruente.
Al respecto, cabe mencionar que sobre el particular ya existe jurisprudencia por contradicción de tesis emitida por
la Primera Sala de la Suprema Corte de Justicia de la Nación, visible con el número 1ª./J 35/99, Tomo X, Octubre de
1999, Novena Época, en el Seminario Judicial de la Federación y su Gaceta, bajo el registro 193178, cuyo rubro y texto
establece: ”…DIVORCIO, JUICIO DE. LA DEMOSTRACIÓN DE LA ACCIÓN PRINCIPAL, NO DEJA SIN MATERIA LA
EJERCIDA EN LA VÍA RECONVENCIONAL (LEGISLACIÓN DEL ESTADO DE VERACRUZ). La circunstancia de que
en un juicio de divorcio, se hayan estimado como probadas las pretensiones de la parte actora, en cuanto a la causal o
causales aducidas en su demanda, ello no implica que, sin mayor análisis, pueda decretarse la disolución del vínculo
matrimonial, ya que se dejaría inaudita a la contraparte, al no resolverse las pretensiones, deducidas por ésta en la
reconvención de divorcio basada en otras causales, violándose el principio de congruencia de la sentencia previsto en los
artículos 57 y 214 del Código de Procedimientos Civiles para el Estado de Veracruz, que obliga precisamente al juzgador,
a sentenciar íntegramente la litis planteada, esto es, las pretensiones deducidas oportunamente por las partes. Además,
si bien la acción de divorcio tiene como finalidad el obtener la disolución del vínculo matrimonial, también debe
considerarse que son múltiples las causas por las que puede originarse, según lo dispuesto en el artículo 141 del código
adjetivo civil del Estado antes citado, como de igual forma son diversos los efectos jurídicos de cada una de las causales,
en términos de lo previsto en el artículo 157 del código sustantivo civil de ese Estado. Por tanto, debe haber
necesariamente un pronunciamiento sobre todas las causales planteadas por las partes, a fin de determinar las
consecuencias legales a que se harían acreedoras, de estimarse probadas las mismas, sobre la disolución del vínculo
matrimonial, y una decisión respecto de la situación de los hijos. Así entonces, el juzgador deberá atender al estudio
integral de las acciones principal y reconvencional que derive del planteamiento que se haya hecho en cada caso
concreto, es decir, de acuerdo con la prelación lógica que de cada planteamiento se desprenda…”.
Luego, por las consideraciones que preceden no es aplicable la tesis que invoca el apelante en su escrito de
inconformidad, dado que la misma analiza el supuesto jurídico del planteamiento de una acción plenaria de posesión y la
reconvención por usucapión, toda vez que en este supuesto el juzgador si debe ponderar el estudio de la acción principal
sobre la acción reconvencional, lo cual tiene sentido, en razón de que de ser procedente la acción plenaria de posesión
es claro que la usucapión resultaría como consecuencia lógica improcedente, dado que ambas pretensiones no pueden
coexistir simultáneamente, al tratarse de acciones tendentes una a restituir la posesión y la otra a conservarla, lo que
implica que en este supuesto el juzgador debe necesariamente analizar la acción principal en primer término y,
dependiendo de su resultado resolver la reconvención, pues con este proceder, el juez cumpliría íntegramente con el
principio de exhaustividad en primer lugar, al resolver sobre todos los planteamientos que le fueron sometidos y, en
segundo término, del principio de congruencia que toda sentencia debe contener, al dirimir primero lo exigido por el
adquiriente de buena fe y con justo titulo en los términos previstos por el artículo 9 de la ley adjetiva civil local. Sin
embargo, al tratarse el caso que nos ocupa de una acción de divorcio, según se anticipó, la Ley Familiar Estatal dispone
que son diversas las causas por las que puede originarse dicha figura jurídica, como de igual forma son diversos los
efectos jurídicos de cada una de ellas, por tanto, resulta válido estimar que en esta clase de procedimientos a diferencia
del supuesto contenido en la tesis aquí citada, no necesariamente el estudio o análisis de las causales planteadas por las
partes traería como consecuencia un contrasentido en la resolución; por tanto, en el ejercicio de la acción de divorcio el
deber del juzgador familiar abarca el estudio integral y lógico de las acciones principal y reconvencional que derive del
planteamiento que se ha hecho en cada caso concreto, es decir, el análisis puntual y armónico de los hechos aducidos
por las partes para el esclarecimiento de la verdad de los puntos controvertidos; lo anterior, con la finalidad de determinar
las consecuencias legales a que se harían acreedoras, obviamente de estimarse probadas las causales.
En ese orden, es inconcuso que si en el presente negocio el juzgador estimó procedente la acción principal y
reconvencional de divorcio necesario por los razonamientos indicados en la sentencia aquí apelada, entonces también es
evidente que de entre los efectos jurídicos o consecuencias legales que de ello se desprende, se encuentra precisamente
la declaratoria de cónyuge inocente y el cónyuge quién dio origen al divorcio, de conformidad con lo establecido por el
artículo 96 del Código Familiar del Estado, así como también, la debida aplicación de lo dispuesto en la fracción I del
numeral 136 del Código Adjetivo Civil de esta localidad, que previene expresamente que se exceptúa del pago de costas,
en los casos en que la demanda y la reconvención se encontraren en parte procedentes; de ahí que, por tal motivo, la
sentencia que aquí se revisa se encuentre debidamente fundada y motivada, observando la misma los principios de
legalidad, congruencia y exhaustividad.
En el segundo agravio, señala en esencia el inconforme que
otra razón por la cual debió declararse
improcedente la acción reconvencional de divorcio, es porque el Juez omitió estudiar que la misma al ejercerse ya estaba
caduca, lo anterior, de acuerdo con los hechos narrados por la propia demandante reconviniente, al afirmar que su
consorte se separó del domicilio conyugal desde el 3 tres de enero del año 2005 dos mil cinco, circunstancia ésta que el
juez omitió estudiar y que fue expuesta por el demandado reconvenido en el escrito de contestación, al señalar que todas
las imputaciones eran falsas, extemporáneas y caducas, dado que no se hicieron valer dentro del plazo de seis meses
siguientes al día en que hayan tenido conocimiento de los hechos, en términos de lo establecido expresamente por el
artículo 89 del Código Familiar del Estado, lo cual incluso debió el juzgador estudiar de oficio en la sentencia hoy apelada,
pero al no haberse hecho esto el fallo deviene ilegal.
Es infundada la aseveración expuesta por el disidente, pues según se precisó con antelación, la Ley
Familiar Estatal en su artículo 87 dispone que son diversas las causas por las que puede originarse el divorcio necesario,
como de igual forma son diversas las formas de realización y los efectos jurídicos de cada una de ellas, por tal motivo, si
bien el artículo 89 de la Legislación en cita, sostiene que el divorcio sólo puede ser demandado por la o el cónyuge que
no haya dado causa para éste y dentro de los seis meses siguientes al día en que haya tenido conocimiento de los
hechos en que se funda la demanda, lo cierto es que para la aplicación debida de dicho precepto legal al caso concreto,
ello dependerá evidentemente de la causal invocada por el demandante del divorcio necesario, tomando por supuesto en
cuenta la ejecución de la misma, debido primordialmente a la existencia de causales de tracto sucesivo y de ocausales
que son de realización instantánea, siendo claro que estas últimas se consumen en el mismo momento en que se llevan
a cabo, sin la necesidad de que se prolonguen en el tiempo, bastando la realización de la misma en un sólo acto para que
se origine el derecho del cónyuge agraviado de reclamar la disolución del matrimonio y, si no se hace valer dentro del
término legal establecido en la Ley Familiar desde que tuvo conocimiento del hecho en que funda la demanda, entonces
la acción caducaría en términos del numeral 89 del ordenamiento legal en cita. Sin embargo, también debe resaltarse que
por el contrario, las causales de divorcio necesario que se refieren a una realización continúa y de tracto sucesivo, como
lo es el caso que nos ocupa, la separación puede prolongarse por tiempo indeterminado, sin que en esta hipótesis legal la
acción de divorcio caduque.
En apoyo a esta última consideración, resulta aplicable la tesis de jurisprudencia emitida por la entonces
Tercera Sala de la Suprema Corte de Justicia de la Nación, localizable bajo el registro 1013092, Sexta Época, del
Apéndice 1917-Septiembre 2011, Tomo V.Civil Primera Parte-SCJN Segunda Sección- Familiar Subsección 1sustantivo, jurisprudencia civil 493 cuyo rubro y texto dice: “…DIVORCIO, ABANDONO DEL DOMICILIO CONYUGAL
COMO CAUSAL DE. La causal de divorcio consistente en el abandono o separación de la casa conyugal por más de seis
meses sin causa justificada, se refiere a un lapso continuo y es de tracto sucesivo o de realización continua, por lo que la
acción no caduca y puede ejercitarse cualquiera que sea el tiempo por el cual se prolongue el abandono, si los hechos
que la motivan subsisten cuando se ejercita…”.
Así pues, en el caso en particular el juzgador de manera correcta estableció que por lo que hace a las
causales establecidas en la fracciones IX y XIII del, artículo 87 del Código Familiar del Estado, éstas resultaban
notoriamente improcedentes, atento a que los hechos que la accionante atribuye al demandado habían acontecido fuera
del término de seis meses concedido por el artículo 89 de la legislación en cita; sin embargo, por lo que hace la causal
prevista en la fracción VI del primer artículo invocado, el juez procedió debidamente a su estudio en virtud de que la
misma al realizarse continuamente y ser de tracto sucesivo, no se encontraba sujeta a la caducidad y por tanto, dicho
derecho puede ejercitarse cualquiera que sea el tiempo por el cual se prolongue el abandono, por supuesto y claro está si
los hechos que la motivaron subsistieron cuando se ejercitó, tal y como aconteció en este procedimiento; por
consiguiente, la sentencia ahora apelada no se encuentra afectada de legalidad, en virtud de que el juzgador de manera
correcta hizo la distinción de las causales que se encuentran sujetas a la caducidad contenida en el artículo 96 de la Ley
Familiar del Estado.
En el tercero de los agravios sostiene el apelante básicamente que otra diversa razón para que resultare
improcedente la acción reconvencional de divorcio, reside en el contenido del artículo 31 que el Código de
Procedimientos Civiles del Estado, el cual prohíbe las acciones contrarias o contradictorias, siendo que en este asunto el
propio juez reconoce que la reconviniente invocó dos causales de divorcio fundadas en las fracciones VI y VII del artículo
87 de la Ley Familiar Estatal, consistentes en la separación del domicilio conyugal por más de tres meses sin causa
justificada y en la separación del domicilio conyugal originada por una causa que sea bastante para pedir el divorcio; sin
embargo, no obstante que el Juez reconoció lo contradictorio de las acciones, no aplicó el contenido del artículo 31 de la
Ley Procesal Civil local y sí procedió a “determinar” cual de las causales que ejerció la accionante debía analizarse,
fundando su accionar en una tesis aislada de hace más de 50 años de antigüedad, considerando el recurrente que dicha
tesis obviamente es inaplicable al caso que nos atañe, porque en San Luis Potosí existe norma expresa que prohíbe las
acciones contradictorias, no siendo posible que el Juez requiriera al actor para que manifestara cual de las causales es la
que prefería seguir sosteniendo, dado que la etapa del procedimiento era la del dictado de sentencia y por lo tanto, ya
había pasado la etapa a que se refiere el artículo 255 del Código Procesal en cita, pero además, tampoco el juzgador
estaba facultado para “determinar” a su personal criterio y sin oír al reconvenido respecto de la litis de la cual debió
defenderse en especifico, lo cual es totalmente contrario a los principios de audiencia y de defensa; por lo que, el
recurrente considera que la tesis invocada por el juzgador es abiertamente inconstitucional y contraria a los derechos
humanos, transgresora de los artículos 14 y 17 de nuestra Carga Magna, al permitir que unilateralmente el Juez decida
en último momento del proceso cual litis es la que debió defenderse el reconvenido, no obstante que al contestar la
acción intentada por la demandada reconviniente, se dijo por parte de ésta que la narrativa de los hechos era oscura,
imprecisa y no le permitía conocerla adecuadamente su poderdante ni defenderse, circunstancia esta última que el
juzgador las pasó por alto, dejando en desventaja procesal al demandado reconvenido, violando en consecuencia los
principios de equidad e igualdad que todo juzgador debe guardar, máxime, que, sigue diciendo el apelante se trata de un
conflicto que se desarrolla entre iguales, ya que incluso la parte final del artículo 271 del Código de Procedimientos
Civiles, al normar el principio oficioso de las pruebas para mejor proveer y para conocer la verdad, tiene como limite a la
actuación judicial, el que no se lesionen los derechos de las partes, las oiga y procure en todo momento su igualdad, tan
es así que el artículo 17 Constitucional es muy claro al señalar que la administración de justicia debe ser en los términos
que fijen las Leyes, es decir, bajo las condiciones y las formalidades que dispongan los preceptos de la Ley y, si para el
caso existía norma especifica contenida en el artículo 31 en el Código Procesal Civil, donde se prohíben las acciones
contrarias o contradictorias, que entonces dice el recurrente el Juez debió haber desechado las acciones de divorcio
invocadas por su contraria parte, pero al no haberlo hecho así y por el contrario determinar la acción de divorcio intentada
por la reconviniente, entonces ello es inconstitucional contraviniendo los principios de adecuada defensa y de
administración de justicia imparcial que previenen los artículos 14 y 17 Constitucionales.
Sobre el particular, este tribunal de apelación estima que los agravios arriba precisados resultan del todo
infundados, debido a los argumentos que de índole legal a continuación se expresan.
Ciertamente y como se dejó puntualizado al inicio del presente considerando, del análisis exhaustivo de la
sentencia reclamada se puede advertir con claridad que ésta cumple cabalmente con las exigencias previstas en los
numerales 81 y 83 del Código de Procedimientos Civiles del Estado, en lo concerniente a la plena satisfacción de los
principios de congruencia y exhaustividad que toda sentencia debe contener, dado que en ella el juez se pronunció
respecto de la integridad de lo reclamado en la demanda, la contestación, reconvención y las demás pretensiones
deducidas oportunamente en el pleito por las partes, en donde el A quo decidió todos los puntos litigiosos que fueron
objeto de debate, señalando con precisión las razones en que se fundó para pronunciarse en cuanto a las prestaciones
reclamadas por el actor, las excepciones opuestas por la demandada, así como la reconvención respectiva, valorando
todas y cada una de las probanzas aportadas por las partes, otorgando el debido alcance probatorio que se deduce de
ellas, todo lo cual hace considerar a este tribunal de apelación que las afirmaciones que vierte la apelante en su escrito
de inconformidad se tornen infundadas para revocar la sentencia impugnada, en especifico, respecto del supuesto
indebido análisis de la acción reconvencional intentada en el presente juicio por parte del Juez Familiar, pues al respecto
es de considerarse por parte de este Tribunal Colegiado que en el caso concreto se trata de una acción de divorcio
necesario, misma que excluye la posibilidad de que se produzca la anulación procesal de las acciones contrarias y
contradictorias, presenta por el numeral 31 del Código Procesal Civil de esta localidad, como lo pretende el apelante, toda
vez que según se estableció con antelación, en esta clase de procedimientos que se refieren al conocimiento y decisión
de los juicios del orden familiar, el juzgador tiene la obligación de determinar la causal en la que los contendientes
debieron concentrar el debate, sin que dicho actuar se traduzca en una violación a los principios de audiencia y defensa
del demandado y de una administración de justicia imparcial y violatoria de los artículos 14 y 17 Constitucionales; lo
anterior, en virtud de que sobre este aspecto ya existe pronunciamiento definido por la Suprema Corte de Justicia de la
Nación, en la Tesis de Jurisprudencia emitida por la entonces Tercera Sala bajo el registro número 1008586 Sexta
Época, visible en el Apéndice 1917-Septiembre 2011, Tomo V Civil Tercera Parte-Históricas Primera Sección- SCJN,
jurisprudencia civil, 38 (H), bajo el rubro de: “DIVORCIO CAUSALES DE, QUE SE EXCLUYEN”; misma que
atinadamente invocó el juzgador en la sentencia aquí reclamada, sin que sea válida la afirmación del recurrente en el
sentido de que sea una tesis que data de hace más de 50 años de antigüedad, pues lo cierto independientemente de su
antigüedad, la misma sigue vigente y su aplicación es obligatoria en términos de lo dispuesto por el artículo 217 de la Ley
de Amparo vigente, reglamentaria del artículo 107 de la Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos, en el
entendido, de que la primera legislación en cita en su artículo sexto transitorio establece que la jurisprudencia integrada
conforme a la ley anterior continuará en vigor en lo que no se oponga a la presente Ley, consecuentemente, al estar
vigente la tesis de jurisprudencia invocada por el juzgador sin que se advierta que ésta que haya sido sustituida o
superada, entonces es claro que sigue siendo de observancia obligatoria, deviniendo con ello de manera patente lo
infundado de la afirmación del apelante, en cuanto que dicha tesis es inconstitucional y contraria a los derechos
humanos, dado que, se insiste la jurisprudencia sigue vigente, sin que se advierta declaratoria judicial y por la autoridad
competente respecto de lo sostenido por el recurrente.
Además, no debe perderse de vista que al margen de la naturaleza de la acción aquí intentada, el sentido
de la jurisprudencia es acorde con lo establecido en el artículo 2 del Código de Procedimientos Civiles del Estado, al
estatuir que la acción aún cuando no se exprese su nombre o se exprese equivocadamente procede en juicio, con tal de
que se determine con claridad la prestación que se exija del demandado y el título o causa de la acción.
En efecto, la sentencia deviene totalmente legal cuando su dictado no se aparta de los hechos constitutivos
de la controversia y por el contrario, se apoya en una debida interpretación del escrito inicial de demanda, ocurso, que
como cualquier otro acto jurídico es susceptible de interpretación cuando existen palabras contrarias. Lo anterior tiene
explicación legal, acorde a lo expresamente establecido en los artículos 2, 81 y 83 de la Ley Procesal Civil de esta
localidad, resultando evidente que el juzgador en ejercicio de sus funciones y en aras de dictar una sentencia que cumpla
con los requisitos de congruencia, fundamentación y motivación que le son exigidos por la ley, necesariamente ha de
realizar la debida interpretación del escrito inicial de demanda, misma que debe ser de manera integral, es decir, hacer
una exégesis de todo lo argumentado por la parte actora en su líbelo, así como de los documentos que adjunta a éste y
en que sustenta o basa sus pretensiones; lo anterior, con la única finalidad de que el juzgador logre armonizar los datos
en ella contenidos y fije un sentido que sea congruente con los elementos que la conforman, lo cual tiene total sentido,
atendiendo principalmente al hecho de que el Juez es a quién compete aplicar el derecho y, además, porque es un perito
en la materia con la suficiente experiencia y conocimiento para interpretar la redacción obscura e irregular del ocurso
inicial, determinando con ese actuar el verdadero sentido y la expresión exacta del pensamiento de su autor, que por
error, en muchas ocasiones pudiese incurrir en omisiones o imprecisiones, todo ello tomando en cuenta además, que la
demanda constituye un todo y que por lo tanto, dicho escrito debe analizarse en su integridad por el juzgador a efecto de
dilucidar perfectamente la verdadera pretensión sometida al litigio; de ahí la verdadera intención de los preceptos legales
invocados.
En soporte a la consideración precisada en el párrafo que antecede, resulta conveniente citar el criterio
emitido por el Tercer Tribunal Colegiado en Materia Civil del Primer Circuito, mismo que se encuentra localizable en la
página 4282 del Tomo 5, Enero 2012 del libro IV, Décima Época del Semanario Judicial de la Federación y su Gaceta
cuyo rubro y texto es el siguiente: “…ACCION. EL JUZGADOR DEBE INTERPRETAR EL ESCRITO DE DEMANDA EN
ARMONÍA CON LAS PRUEBAS Y ANEXOS EN QUE SE SUSTENTA. Este tribunal ha establecido mediante criterio
jurisprudencial (3º.C.J/40 de rubro: “DEMANDA. COMO ACTO JURÍDICO ES SUSCEPTIBLE DE INTERPRETACIÓN
INTEGRALMENTE”, que de existir en el escrito de demanda palabras contrarias, el juzgador debe realizar una
interpretación integral de la demanda para armonizar los datos en ella contenidos y fijar un sentido que sea congruente
con los elementos que la conforman, a efecto de dilucidar las verdaderas pretensiones sometidas a litigio. Ahora, en una
nueva reflexión, se debe establecer que para una debida integración de la acción no basta con que el juzgador realice
una interpretación del contenido del escrito de demanda, sino que ésta se debe armonizar con las pruebas y anexos a la
misma, al constituir la demanda y los documentos fundatorios de la acción un todo, de tal forma que si de los documentos
anexos se desprende que alguno de los datos asentados en la demanda son incorrectos o inexactos, debido a un mero
error mecanográfico, se resuelva sobre la acción efectivamente planteada. Sin que se pueda considerar que con dicha
actuación se deje en estado de indefensión a la parte demandada, en virtud de que a ésta se le emplaza con la copia no
sólo del escrito inicial de demanda sino también de las pruebas y anexos a la misma…”.ELIMINADO
En
ese
sentido, es claro que en el caso que nos ocupa carece de razón el apelante, cuando éste refiere que en la sentencia
impugnada el Juez del conocimiento de manera indebida corrigió la acción intentada por la actora reconviniente,
aduciendo que en la especie el juzgador en lugar de aplicar la norma expresa prevista por el artículo 31 del Código
Procesal Civil local, procedió a determinar en cual acción la accionante concentró el debate, que por lo tanto, ello resulta
ilegal y deja en desventaja procesal a su poderdante, violando los principios de equidad e igualdad procesal. En efecto,
dada la naturaleza del juicio que nos ocupa y en términos del artículo segundo de la Ley Procesal Civil local, el juzgador
correctamente procedió a determinar la acción de divorcio intentada por la reconveniente, sin que ello se traduzca en una
violación a los principios de audiencia y de defensa del actor reconvenido, pues lo cierto es que de la lectura de la
reconvención propuesta por ELIMINADO, se puede advertir claramente que en dicho ocurso reclama de la demandada
entre otras prestaciones, el divorcio necesario y la consecuente disolución del vínculo matrimonial que lo une con
ELIMINADO, basándose para ello en los hechos en que sustenta sus pretensiones, destacándose aquí lo narrado en el
punto número tres párrafos tercero, cuarto, quinto y sexto:“…Lo cual así estuvo ocurriendo hasta el día 28 veintiocho de
Diciembre de 2004 Dos Mil cuatro, fecha en la que el señor ELIMINADO, al saberse descubierto de que sostenía una
relación extramarital con la señora Graciela Treviño Rodríguez (con quien hasta la fecha cohabita) y al pedirle la suscrita
una explicación sobre esa circunstancia, aquel reaccionó de manera muy violenta, al grado de romper varios objetos y
muebles de la casa, así como a confrontarse a golpes con nuestro propio hijo Guillermo Ortega Pérez; evento que
provocó que la suscrita y mis tres vástagos tuviésemos la necesidad de salirnos en ese momento para irnos a pernoctar
al domicilio ubicado en la avenida Del Lago NO. 355 Departamento 4303, en el fraccionamiento Del Parque, de esta
ciudad; en donde en esos momentos se encontraba viviendo la señorita Norma Cristina Garza Longoria, tía del señor
Ortega Garza; pariente a la que después de comentarle lo sucedido, aceptó recibirnos y permitirnos pasar la noche en su
departamento y durante seis días, más, ello hasta en tanto se calmara el señor ELIMINADO. Es el caso que, el día 3 tres
de Enero del 2005 Dos Mil Cinco, la compareciente y mis tres hijos decidimos regresar a vivir a la casa ubicada en la
calle Sierra Santa Catana No. 164, en el fraccionamiento Lomas 4º. Cuarta Sección, de esta ciudad; en donde al vernos
llegar el señor ELIMINADO, éste tomó la decisión de abandonar el domicilio conyugal para irse a vivir a otro; es decir, sin
que mediara razón o justificación alguna, el señor ELIMINADO abandonó a la compareciente y a nuestros hijos; quienes
aún eran estudiantes, menores de edad y dependían económicamente del sustento paterno; es decir, el ahora
reconvenido se fue de la casa para irse a vivir durante un año a la ciudad capital el país de Panamá; tiempo durante el
cual dejó de proporcionarnos tanto a la suscrita, como a nuestros tres hijos, cualquier tipo de ayuda moral y económica.
Ante el abandono y desamparo en que nos dejó el aquí reconvenido, ello ocasionó que nuestro hijo Guillermo Ortega
Pérez, al dejar de percibir toda la ayuda económica que hasta ese día le brindó su padre Guillermo Bernardo, nuestro
vástago se vio en la gravosa necesidad de abandonar sus estudios académicos que estaba cursando en la Universidad
Panamericana de Guadalajara, sita en la ciudad de Guadalajara, Jal., es decir, tuvo que desertar a sus estudios
universitarios de la carrera de Ingeniería Civil (3er. Año), para regresarse a esta ciudad de San Luis Potosí, S.L.P. e
inscribirse a la carrera de la Licenciatura en Administración de Empresas, incorporada a la Universidad Autónoma de San
Luis Potosí; lo que también sucedió con nuestra hija Azucena Cecilia Ortega Pérez, quien al no contar ya con ningún tipo
de apoyo paterno, tuvo la involuntaria necesidad de desertar a sus estudios relativos al 2º. Segundo año de preparatoria
que se encontraba cursando en el Instituto Lomas del Real, A.C.; viéndose en la necesidad imperiosa de concluir sus
estudios preparatorios (3er. Año) mediante un sistema abierto vía Internet. Hechos que demostraré en la secuela del
presente
Juicio,
especifico
ELIMINADO...”.ELIMINADO
que
el
causante
de
nuestra
separación
matrimonial
lo
fue
el
señor
ELIMINADO
ELIMINADOEsto es, en la parte conducente del capitulo de hechos de la demanda reconvencional arriba transcrita, se
puede advertir de manera indiscutible que en el caso en concreto, la parte reconviniente reclamó del demandado el
divorcio necesario y la consecuente disolución del vinculo matrimonial que los une, basándose primordialmente en el
hecho de que el día 3 tres de enero de 2005 dos mil cinco, su consorte tomó la decisión de abandonar el domicilio
conyugal. Sin razón o justificación alguna.
En esa medida, no asiste la razón al disconforme cuando afirma que en la especie se dejó en desventaja
procesal a su representado, lesionando sus derechos de igualdad y equidad procesal, al no conocer adecuadamente la
acción intentada en su contra ni defenderse de la misma, toda vez que debe destacarse y ponderarse por parte de este
tribunal de apelación, que en el caso en particular, la causa de pedir de la parte reconveniente se deduce
manifiestamente del escrito donde reclamó la acción de divorcio prevista en la fracción VI del artículo 87 del Código
Familiar del Estado, al sostener la parte actora con claridad la clase de prestación exigida a su contraria parte.
ELIMINADODe lo precedentemente señalado se deduce sin lugar a dudas que, de la interpretación integral de la
demanda que nos ocupa y para el efecto de armonizar los datos en ella contenidos, fijando un sentido congruente con los
elementos que la conforman y como consecuencia dilucidar las verdaderas pretensiones sometidas en litigio, acorde a lo
expresamente establecido y ordenado por los artículos 2º, 81 y 83 del Código de Procedimientos Civiles del Estado, se
desprende que de las diversas acciones intentadas por la parte actora en el presente juicio, se advierte la relativa a la
acción de divorcio necesario prevista en la fracción VI del artículo 87 del Código Familiar del Estado; solicitud por parte de
la reconviniente sustentada en las razones que éste invoca en el capítulo de hechos de su demanda.
Así pues, este tribunal de apelación considera que en la especie y por las razones dadas por este tribunal a
la luz de los agravios, la sentencia aquí impugnada deviene legal, toda vez que el juzgador en ejercicio de sus funciones
y facultades advirtió correctamente las pretensiones de la parte actora reconviniente, haciendo una debida integración de
la acción intentada, analizando por cuestión lógica y jurídica conforme a lo ordenado por los artículos 2, 81 y 83 de la ley
adjetiva civil local, la acción de divorcio solicitada por la accionante obviamente, a las razones en que ésta apoya sus
exigencias, independientemente de que en el escrito de demanda reconvencional se hayan invocado diversas causales,
entre ellas, unas opuestas entre sí, tal y como lo destacó el juzgador en la sentencia aquí reclamada, pues lo cierto es
que dicha manifestación por parte de la reconveniente en su demanda en todo caso se traduce en un error de
denominación, mismo que evidentemente no puede ni debe trascender el sentido del fallo que aquí se analiza, según los
razonamientos jurídicos expresados con anterioridad y sin que ello se traduzca en un actuar ilegal por parte del juzgador,
ni tampoco que se haya dejado en un estado de indefensión a la parte demandada reconvenida, toda vez que a ésta le
fue impuesta en su totalidad la demanda reconvencional entablada en su contra y los documentos base de la acción, tan
es así que la propia reconvenida dio puntual contestación a las prestaciones reclamadas por su contraparte. En efecto,
para corroborar lo que precede, debe decirse que la parte reconvenida sostuvo, en especifico y en la parte conducente,
respecto al punto número tres de los hechos en que se sustenta la demandada reconvencional, lo siguiente:
ELIMINADOSOLAMENTE EXISTE UNA DISCREPANCIA DE SIETE DIAS en cuanto a la fecha de separación de los
cónyuges, pero como esta data por lo menos desde el 3 de enero 2005 o sea HACE 9 AÑOS todo ello implica que
efectivamente se ha configurado la causal de divorcio que yo invoqué en mi escrito inicial de demanda, prevista en la
fracción VIII del artículo 87 del Código Familiar del Estado, consistente en la circunstancia objetiva de que los cónyuges
no vivan juntos por más de dos años, independientemente del motivo que para ello hubieren tenido e incluso son
aplicables las dos jurisprudencias que enseguida transcribiré, en las cuales la Suprema Corte de Justicia de la Nación ha
establecido que para que proceda la causal de divorcio antes comentada NO ES REQUISITO INDISPENSABLE LA
FECHA EXACTA DE LA SEPARACIÓN, sino que basta que se acredite que tal separación ha sido por un lapso mayor de
dos años, porque tal es la hipótesis normativa y por ende, la causa objetiva que produce la disolución del vinculo
matrimonial consiste en el solo hecho de la separación de los cónyuges por más de esos dos años, hipótesis que se ha
actualizado en el caso que hoy nos ocupa y razón por la cual el suscrito fundamenté la demanda principal precisamente
en el artículo 87 fracción VIII del Código Familiar…”.
Así entonces y derivado de las precisiones antes reseñadas, este Tribunal de apelación considera infundada
la aseveración del apelante en el sentido de que se viola en perjuicio de su poderdante los principios de audiencia y
defensa establecidos en los artículos 14 y 17 Constitucionales, dictándose una sentencia imparcial, pues lo cierto es que
oportunamente aquél conoció de las exigencias de su contraria parte, así como los hechos en que basa esta última sus
pretensiones, el señalar concretamente la causa de divorcio, tan es así que el ahora recurrente convino con lo
manifestado por su cónyuge respecto de la separación de ellos por más de dos años, aclarando el reconvenido que la
fecha señalada por él y su contraparte solamente existe una discrepancia de siete días; de ahí entonces, que no sea
verídico que en el caso en particular se hayan vulnerado en su perjuicio los preceptos constitucionales aludidos; así como
tampoco es verdad que en su contestación haya opuesto la excepción de oscuridad e imprecisión en cuanto a la causal
sexta del artículo 87 del Código Familiar del Estado, pues como se precisó, el reconvenido contestó oportunamente sobre
el particular, más aún cuando la excepción de oscuridad e imprecisión la opuso por las diversas causales ejercitadas por
la reconveniente, alegando que esta última no precisó circunstancias de tiempo, modo y lugar, sosteniendo que
vagamente señala las fechas que supuestamente sucedieron los hechos y el lugar donde se desarrollaron; de ahí la
inverosimilitud de su afirmación.
En el cuarto de los agravios que expone el apoderado del inconforme, este pugna contra el fallo de primera
instancia mencionando en síntesis que el juez incorrectamente declaró procedente la acción de divorcio intentada por su
contraria parte, justificando ese hecho el A quo con el dicho de las testigos ELIMINADO y ELIMINADO probanza a la que
el juzgador le concedió pleno valor probatorio al tenor de lo dispuesto por el artículo 400 del Código Procesal Civil del
Estado, sin embargo, considera el recurrente, dicha valoración es contraria a la ley, toda vez que las testigos no acreditan
la existencia ni la concurrencia de todos los elementos de la causal de divorcio fincada en la fracción VI del ordinal 87 de
la Ley Familiar Estatal, en razón de que el juez no tomó en cuenta que las atestes no expresaron que la separación del
domicilio conyugal por parte del demandado reconvenido haya sido sin causa justificada, limitándose el A quo únicamente
a señalar que se demostró la preexistencia de la morada conyugal y la separación a partir del 3 tres de Enero del año
2005 dos mil cinco, empero, insiste el apelante, el resolutor omite el hecho de que las declaraciones vertidas no indicaron
que la separación fue sin causa justificada; que por tanto, asienta el recurrente, se trata de una incorrecta manera de
resolver al no reunir el adecuado razonamiento lógico jurídico o motivación que exige el constituyente en el artículo 16 del
Pacto Federal.
La conclusión a la que arriba el discrepante respecto del valor y alcance probatorio que se desprende de la
testimonial que obra en autos carece de todo sustento legal, en primer término, porque en franca oposición a las
inconformidades expuestas en el párrafo que antecede, de la simple lectura de la parte conducente del fallo impugnado,
se puede apreciar que el Juez Familiar una vez que determinó puntualmente la acción de divorcio intentada, enseguida
preponderó y aclaró que el artículo 273 de la ley procesal civil local, dispone que el actor debe probar los elementos de su
acción y el demandado los de sus excepciones y defensas, por lo que, en el caso concreto, sostuvo el juez del
conocimiento, la actora reconviniente debía demostrar la existencia de la morada conyugal y el abandono de la misma
durante un lapso mayor a tres meses, mientras que por lo que hace a lo relativo a la falta de justificación para haber
incurrido en dicho abandono, por tratarse de un hecho negativo que no siempre es susceptible de demostrar, sigue
diciendo el juzgador, entonces la carga probatoria correspondía al demandado o sea el abandonante del hogar, quien en
su caso debía de demostrar que tuvo una causa justificada para irse de la casa, finalizando el resolutor que, en la especie
servía de apoyo la cita de la tesis VI. 2°. 438 C, emitida en la Novena Época, por el Segundo Tribunal Colegiado del
Sexto Circuito ahora Segundo Tribunal Colegiado en Materia Civil del Sexto Circuito, publicada en el Semanario Judicial
de la Federación y su Gaceta, Tomo XXIX, Marzo de 2009, página 2743, con el número de registro 167727, bajo el rubro:
"DIVORCIO. ABANDONO DEL DOMICILIO CONYUGAL COMO CAUSAL DE. CARGA DE LA PRUEBA".
De lo antepuesto es manifiesto lo inconsistente de las imputaciones enunciadas por el apelante, toda vez
que en el caso concreto si el juez de origen no se pronunció al momento de otorgar el valor y alcance probatorio a la
testifical ofertada por la reconviniente, específicamente, en cuanto a la demostración de la existencia de causa justificada
del abandono, fue debido y primordialmente a que el juzgador de manera puntual estableció que dicho elemento (al ser
negativo) le correspondía acreditarlo el demandado reconvenido, luego entonces, por tal razón jurídica plasmada
oportunamente en la sentencia aquí reclamada, deviene la innecesidad de haber sido ese hecho objeto de las preguntas
formuladas a las testigos, dado que la carga probatoria no recaía en el cónyuge abandonado sino en el abandonante, lo
anterior, en observancia plena al contenido de la tesis invocada en la parte relativa a la sentencia motivo de la apelación;
máxime que, esta autoridad conviene con lo precisado por el A quo al estimar que sería una contraposición obligar a la
accionante del divorcio que ésta demostrara que el abandonante tuvo causa justificada para separarse de la morada
conyugal, así como tampoco es necesario que acreditara que el abandonante no la tuvo, como se pretende
equivocadamente en los agravios, pues al tratarse dicha circunstancia de un hecho negativo y, además de un elemento
constitutivo de la acción intentada, es lógico considerar al igual que lo hizo el juez que basta que el demandante
demuestre el abandono por parte del demandado, para que de esta forma a este último le corresponda acreditar que tuvo
causa justificada para ello, obviamente en caso de negar el derecho de la contraparte y, con este actuar, el demandado
obtener la no procedencia la acción de divorcio, según lo exigen expresamente los dispositivos 273 y 274 fracción IV del
Código de Procedimientos Civiles del Estado.
Por otra parte, sigue argumentando el recurrente esencialmente, que la prueba testimonial es inválida
porque ésta fue deshogada en trasgresión al artículo 362 del Código de Procedimientos Civiles del Estado, mismo que
dispone primeramente, la necesidad de protestar al testigo, advirtiéndolo de las penas en que pueden incurrir los testigos
falsos, para posteriormente declare su nombre, edad, estado, domicilio y ocupación, parentesco, dependencia, sociedad
o relación de intereses, si tiene interés directo o indirecto en el pleito, si es amigo íntimo o enemigo de alguno de los
litigantes, y, hasta después se proceda al examen sobre los hechos; que en el presente caso, sigue arguyendo el
reclamante, la testimonial segunda a cargo de ELIMINADO y ELIMINADO se desahogó contrario a la disposición legal
invocada, porque de inmediato y sin previa protesta de decir verdad, ambas testigos empezaron a dar sus generales y
después fue cuando se le advirtió y protestó para que se condujeran con la verdad, lo que significa, dice el discorde, que
todo lo previamente declarado por las atestes lo hicieron sin haberlo manifestado bajo protesta y por lo tanto, no existe la
presunción de la identidad de las declarantes, es decir, ni siquiera se sabe sí efectivamente las personas que estuvieron
presentes en la diligencia realmente se llamaban como dijeron serlo, máxime que, aun y cuando en la diligencia se
asentó que se identificaron con credencial del "Instituto Nacional Electoral", lo cierto es que es un hecho público y notorio
en nuestro País que al día de hoy el Instituto Nacional Electoral no ha expedido a los ciudadanos credenciales para votar,
sino que la mayoría de los ciudadanos para identificarnos aún seguimos usando las credenciales expedidas por el
Instituto Federal Electoral; aunado a que en la diligencia testimonial el Secretario de Acuerdos ni siquiera dio fe que las
personas presentes concordaran sus rasgos físicos con las credenciales aludidas; que en tal virtud, concluye el apelante,
el espíritu legislativo del artículo 362 de la ley Procesal Civil, es que el nombre, identidad y generales del testigo deban de
estar incluidos dentro de la declaración de protesta de verdad, porque lógicamente ningún Juez puede fincar una
sentencia en manifestaciones que inciden sobre las circunstancias personales de los deponentes que no han sido
vertidas así, porque de lo contrario, sin no se vierten bajo protesta de decir verdad no se crea el principio jurídico de
credibilidad al testigo y se da pauta incluso a suplantaciones de personas, finalizando al invocar una tesis emitida por el
Pleno de la Suprema Corte de Justicia de la Nación, de la Quinta época, visible en la página 1286, tomo VII, con el
registro 288497 en el Semanario Judicial de la Federación cuyo rubro y texto establece: " PRUEBA TESTIMONIAL. La
declaración de testigos sin la protesta de ley, o ante Juez incompetente carece de valor legal"
Son infundados los motivos de disenso que preceden, a razón de que no existe infracción manifiesta del
contenido del artículo 362 del Código de Procedimientos Civiles del Estado, en cuanto al debido desahogo de la prueba
testimonial segunda ofrecida por la parte reconviniente y desahogada el día 24 veinticuatro de abril del presente año,
tomando en cuenta que contrario a lo pretendido por el recurrente, en la especie el juzgador de manera expresa si tomó a
los testigos la protesta de éstos de conducirse con verdad y la advertencia de las penas que incurren en caso de falsedad
de declaraciones, tal y como lo exige el numeral indicado, por lo que el valor concedido a dicha probanza resulta ajustada
a derecho. Lo anterior es así, porque acorde al contenido del dispositivo legal en cita, se tiene el deber del juzgador de
que previo al examen o declaración de los testigos, necesariamente debe tomársele a éstos la protesta de conducirse con
verdad y la advertencia de las penas en caso de falsedad de sus declaraciones, así como también, hacer constar en la
diligencia que se desahogue el nombre, edad, estado, domicilio y ocupación del testigo, así como si es pariente por
consanguinidad o afinidad y en qué grado, de alguno de los litigantes, si es dependiente o empleado del que lo presenta
o tiene sociedad con él u otra relación de intereses, si tiene el testigo interés directo o indirecto en el pleito, si es amigo
íntimo o enemigo de alguno de los litigantes. Así pues, en el caso concreto se puede advertir manifestando que el día del
desahogo de la prueba, ante el Juez Familiar y el Secretario de Acuerdos, se encontraron presentes la parte
reconviniente y su abogado patrono, quienes una vez que se identificaron presentaron como testigos a ELIMINADO y
ELIMINADO quienes a su vez también se identificaron plenamente, dando sus generales y de manera inmediata se les
tomó protesta para que se condujeran con la verdad y se les advirtió de las penas en que pueden incurrir las personas
que se conduzcan con falsedad en sus declaraciones manifestando las testigos que se conducirían con la verdad en lo
que les consta, señalando ser hijas de las partes en este juicio, no tener interés en el asunto no depender
económicamente ni tener enemistad con la parte actora y precisando que no les tocaban las tachas de Ley;
posteriormente y en ese mismo acto, se les hizo saber por parte del juzgador a las personas que iban a declarar como
testigos, que en caso de que se condujeran con falsedad podrían ser sujetas a un proceso penal por delito de falso
testimonio, cuya pena es de 1 a 3 años de prisión atento a lo dispuesto por el artículo 261 del Código Penal vigente en el
Estado, a lo cual de nueva cuenta las testigos manifestaron que se conducirían con verdad en lo que se les pregunte,
indicando el juzgador que en ese momento se desalojaba de la Sala por el segundo de los testigos, dando fe de ello el
Secretario de Acuerdos (f. 157 frente y vuelta).
En ese orden de ideas, se aprecia sin lugar a dudas que antes de recibirse la declaración de las atestes el
juzgador en cumplimiento estricto de lo ordenado por el artículo 362 de la Ley Adjetiva Civil local, procedió a tomar
protesta y advertir a las testigos de que se condujeran con verdad, lo cual hace el desahogo de dicha probanza se torne
legal, puesto que el legislador al establecer que todo testigo antes de declarar debería ser protestado y advertido de las
penas, es que el mismo se condujera apegado a la realidad de los hechos sobre los que va deponer y que le hubieren
constado, es decir, influir en su ánimo para que declarase con verdad sin variar los hechos apreciados directamente por
él; luego entonces, si en la diligencia respectiva se asentó la protesta y la advertencia a que se refiere el numeral
invocado no existe infracción manifiesta a la intención del legislador, pues basta con que antes de que el testigo declare
sobre los hechos que va deponer, se le tome la protesta de ley para conducirse con verdad y se le haga saber que la ley
castiga a las personas que hacen falsas declaraciones, con lo cual es evidente que se logra lo que el espíritu de la ley
pretende, cuando dice que los testigos deberán ser protestados antes de declarar. En consecuencia, carece de
relevancia si en el caso en particular las testigos dieron sus generales y después se les tomó la protesta y se les advirtió
de las penas en las que incurren las personas que se conducen con falsedad, toda vez que de acuerdo con lo narrado
con antelación, estas circunstancias acontecieron en un mismo acto jurídico y sobre todo, antes de que se procediera al
examen o declaración de las testigos, lo cual provoca estimar que ello es bastante para considerar satisfecho lo ordenado
por el artículo 362 del Código Procedimental Civil del Estado.
Lo señalado con antelación tiene sentido, porque lo único que se encuentra proscrito por la Ley Procesal
Civil del Estado, en cuanto al desahogo de la prueba testimonial es que no puede recibirse la declaración del testigo si no
se le protesta y se le advierte de las penas en que puede incurrir, sin embargo, ese hecho si aconteció en el presente
asunto, En virtud de que no se procedió al examen de los testigos sin que previamente se les haya protestado y
advertido; por tanto, si los testigos expresaron sus generales y enseguida se les tomó la protesta y se les advirtió en un
mismo acto, ello evidentemente no es contrario al espíritu de la norma citada, debido a que finalmente, esa protesta y
advertencia fue hecha antes de la declaración de testigos.
Así también, deviene inexacta la afirmación del disconforme al sostener que no existe identidad de las
testigos, toda vez que de acuerdo a las constancias procesales que integran el expediente de origen, se aprecia que las
declarantes se identificaron plenamente ante el juzgador familiar con credencial para votar, al margen de que se haya
hecho constar en la diligencia respectiva que dichas credenciales fueron expedidas por el Instituto Nacional Electoral,
puesto que con independencia de las manifestaciones del recurrente sobre este aspecto y el hecho notorio que aduce, lo
cierto es que de las propias constancias se puede apreciar claramente que se trató de un mero error ortográfico que
ninguna trascendencia jurídica tiene para estimar que no se encuentran plenamente identificadas las declarantes, en
razón de que en autos obran a fojas 164 y 165 las copias fotostáticas de las credenciales con las cuales se identificaron
las testigos, desprendiéndose que el Instituto que las expide es el Federal Electoral y no el Nacional Electoral, como de
manera equívoca se hizo constar al momento de redactar la diligencia testimonial; lo anterior se corrobora también,
porque incluso en las diversas audiencias, en especifico, la prueba confesional dentro de la reconvención a cargo del
propio apelante ELIMINADO se asentó que éste se identificaba con credencial del “Instituto Nacional Electoral”, lo cual es
incorrecto, acorde que la copia fotostática de dicha identificación expresa que es el Instituto Federal Electoral (f. 153 y
156.)
Solo resta mencionar respecto de este punto, que debido a que las declarantes se identificaron plenamente
con la credencial de elector, circunstancia que asentó debidamente el Juzgador Familiar con el Secretario de Acuerdos
que autoriza, en consecuencia de manera correcta se procedió a hacer constar los números de folios de dichas
credenciales y además, para mayor certeza jurídica de la diligencia y de las personas que declararon, se agregaron
copias fotostáticas de las referidas credenciales de elector, cuyos datos coinciden con lo asentado por la autoridad de
Primera Instancia, de ahí entonces, que contrario a lo estimado por el recurrente, en la diligencia sí se dieron datos
bastantes para estimar verídica la identidad de las declarantes, máxime que éstas firmaron todas y cada una de las
actuaciones en las que se tomaron sus deposiciones para constancia legal, lo que hace considerar que la diligencia
resulte legal y acorde a lo dispuesto por los artículos 360 y 362 de la Ley Procesal Civil de esta Entidad; deviniendo por
tal motivo inaplicable la tesis invocada por el inconforme, dado que la misma asienta que la declaración de los testigos sin
la protesta de ley o ante Juez incompetente, carece de valor legal, sin embargo, en la especie según se dijo, si se tomó la
protesta de ley y se les advirtió de las penas en que incurrirían las testigos al comparecer a juicio.
En otro aspecto, aduce el reclamante que con el desahogo de la prueba testimonial segunda ofertada por la
contraparte, tampoco se cumple con las exigencias previstas en el artículo 362 de la Ley Procesal Civil del Estado,
debido a que en la diligencia no se asentó la ocupación de las declarantes, ni tampoco si eran dependientes o empleadas
de quien los presentaba, argumentando de nueva cuenta el disidente, que en el caso que nos atañe a las testigos se les
hizo un interrogatorio “conjunto” que la ley no previene, debido a que ningún precepto faculta al Juez para que
grupalmente interrogue a los testigos sobre sus generales, sino que lo correcto es examinar y asentar individualmente las
circunstancias personales de cada testigo, para que de esta manera uno no sea influido por el otro; que el juzgador es
omiso en haber interrogado a las testigos sobre la dependencia no económica sino psicológica derivada de la
identificación natural que una hija genera a su madre por tantos años de convivencia, lo que se traduce en una conducta
imitativa hasta el inconsciente que contribuye a la formación de la personalidad de la propia hija; que por otra parte,
tampoco se interrogó si las testigos eran empleadas de quien las presentó, por lo que el juzgador estaba imposibilitado
para emitir una adecuada justipreciación de las exposiciones de las declarantes, pues no se sabe si tienen o no una
relación laboral con el oferente de la prueba; que tampoco se interrogó a la testigo si quien las presentaba tenían
sociedad o alguna otra relación de intereses, limitándose en la diligencia a manifestar que no tenían interés en el asunto,
sin embargo, dice el recurrente, tal frase no colma la exigencia legislativa aquí analizada, porque dicha frase se refiere a
otra cuestión y no a la relación de intereses con el oferente de la prueba; que independientemente de que las testigos
hayan manifestado ser hijas de las partes en este juicio, ello solamente colmó la exigencia del artículo 362 citado
respecto del parentesco, pero de ninguna manera colmó la necesidad de indagar si el testigo es amigo intimo o enemigo
de alguno de los litigantes, aseverando el inconforme, que es muy obvio que por más que una persona sea descendiente
de otra, aún así, el hijo o la hija puede tener relaciones tan cercanas e intimas con el oferente de la prueba, que la lleve a
declarar en contra de la verdad o también, puede tener relaciones tan lejanas o tan adversas contra otros de sus
progenitores, que de igual forma la lleven a falsear sus declaraciones; que en ese sentido, de acuerdo con la declaración
de las atestes, dice el inconforme, se aprecia que ELIMINADO al contestar la cuarta pregunta dijo que su padre las
abandonó y luego en la razón de su dicho dijo que su progenitor se fue de la casa sin darles ninguna explicación, que les
dejó de pasar dinero y finalmente, señaló que sigue muy afectada y que ha tenido que ir con el psicólogo porque por el
hecho de que la haya abandonado su padre no es nada fácil; concluyendo el discrepante, que todas estas expresiones
ponen en claro que la testigo sí tiene una postura de animadversión en contra del demandado reconvenido, pues la
testigo se involucra como agraviada con las conductas que le imputa a la aquí apelante; que lo mismo sucede con la
testigo ELIMINADO ELIMINADO, ya que en la razón de su dicho también se involucra como agraviada con las conductas
de su padre, pues dijo que sin dar explicación alguna éste y después de su abandono, ha sido un gran impacto emocional
y un fuerte cambio económico, que desde esa fecha ha pasado por situaciones y momentos dolorosas que en la
actualidad no ha podido superar y que el abandono de papá hasta la fecha le duele, porque su relación nunca volvió
hacer la misma; que por todo lo anterior, afirma el disidente, se demuestra que dicho testimonio no debe tomarse en
consideración, porque aún y cuando verbalmente las declarantes dijeron no tener enemistad con la parte actora en lo
principal, la realidad es que del contenido de sus atestos y por el involucramiento personal como agraviadas, en rigor si
tienen parcialidad y rechazo en contra de su padre, ubicándolo en la postura “enemigo”; invocando sobre el particular dos
tesis emitidas por Tribunales Colegiados de Circuito.
Son infundadas y además insuficientes las enunciaciones que anteceden, porque debe precisarse y
enfatizarse que en el caso que nos ocupa no se hizo un interrogatorio de manera conjunta, como indebidamente lo
pretende el apelante, es decir, no se examinó ni mucho menos interrogó conjuntamente a las testigos, lo cual se
encuentra prohibido expresamente en nuestro procedimiento civil, acorde a lo dispuesto por el artículo 363, dispositivo
éste que dispone que los testigos se harán examinados separada y sucesivamente sin que unos puedan presenciar las
declaraciones de los otros, que el Juez fijará un sólo día para que se presenten los testigos que deben declarar y
designará el lugar en que deben permanecer hasta la conclusión de la diligencia, salvo las excepciones establecidas en
los artículos 357 a 359 de la legislación en cita; previendo dicho numeral que si no fuere posible terminar el examen de
los testigos en un sólo día, la diligencia se suspenderá para continuarla al día siguiente.
De lo precisado se obtiene claramente que lo prohibido por la ley es el interrogatorio conjunto de los
testigos, sin embargo, en la especie ello no aconteció así y lo único que hizo el juzgador de manera conjunta fue tomar la
protesta de ley y la advertencia de las penas que incurrirían los testigos en caso de conducirse con falsedad, además de
las generales y circunstancias personales de los testigos, empero, se insiste, dicho acto jurídico lo hizo el juzgador con
antelación al examen de los testigos, tan es así que en la parte final de ese hecho hizo constar el desalojo del segundo
de los testigos; consecuentemente, no es acertado sostener que el interrogatorio se hizo de manera conjunta, lo cual
sería ilegal y contrario al artículo 363 del Código de Procedimientos Civiles del Estado, dado que este último precepto sí
dispone expresamente tal prohibición, lo que no sucede con el diverso numeral 362 de la misma legislación, en cuanto a
la toma de la protesta y la advertencia de las penas en que incurrirían los testigos falsos, así como las generales y las
condiciones personales de los atestes, toda vez que la única exigencia contenida en este último dispositivo legal es que
ello acontezca antes de procederse al examen de los declarantes, sin que obligue expresamente el numeral que se haga
de manera individual. Lo anterior tiene sentido, porque para tomar la protesta, la advertencia, las generales y las
condiciones de los testigos, no lleva inmerso la posibilidad de que exista influencia entre ellos, como lo asevera
incorrectamente el recurrente, en virtud de que ningún beneficio o parcialidad traería con ello al oferente de la prueba, ya
que no se están pronunciando los atestes respecto del interrogatorio que van hacer sometidos, sino únicamente hacerle
saber las consecuencias jurídicas de su presencia y la declaración judicial, ocurriendo todo lo contrario, si el interrogatorio
o examen de los testigos respecto de los hechos sobre los que van a deponer se hace de manera conjunta, ya que en
ese caso si se vería de manera patente lo indebido del desahogo de dicha probanza, en términos de lo exigido por el
artículo 363 de la Ley Procesal Civil local.
En cuanto que las declarantes no señalaron expresamente su ocupación, si son dependientes de quien las
presenta, si existe una relación se subordinación, así como si tienen sociedad o alguna otra relación de intereses con la
oferente, si no tienen enemistad con la parte demandada o amistad intima con esta última o cercanía estrecha, cabe
señalar que dicha circunstancia por si misma no es apta para considerar que la prueba testimonial deviene ineficaz en
cuanto a su valor y alcance probatorio concedido por el juzgador de origen, tomando en cuenta que las condiciones
personales de los testigos a que alude el artículo 362 de La Ley Procedimental Civil de esta entidad y que impone el
deber de hacerse constar en la diligencia respectiva, se traduce en lo que se conoce jurídicamente como tachas de los
testigos, es decir, las circunstancias personales de las declaraciones que pudieran restar valor probatorio a la prueba
testifical. Bajo este contexto, en el presente asunto se puede advertir que el juzgador si cumplió con las exigencias del
precepto legal aludido, dado que después de tomarle la protesta a las declarantes y advertirles de las penas en las que
pudiesen incurrir, enseguida asentó, que las testigos eran hijas de las partes en este juicio, que no tienen interés en el
asunto, que no dependen económicamente, que no tienen enemistad con la parte actora y, respecto de las tachas de ley
manifestaron que no les tocan, es decir, contrario a lo pretendido por el recurrente, las declarantes si se pronunciaron
respecto de sus condiciones personales, al haber sido inquiridas por el Juez Familiar en el acta respectiva, manifestando
las atestes que las tachas de ley no les tocan, esto es, las declarantes respondieron implícitamente respecto de las
circunstancias personales que en concepto del juzgador pudieran afectar su credibilidad; en la inteligencia, que la
redacción del acta respectiva permite considerar que fue el juzgador el que indagó sobre las circunstancias personales de
las atestes y fueron estas últimas las que negaron que esos sucesos pudieran afectar su dicho, procediendo
inmediatamente el juzgador a redactar las respuestas en el sentido o término comprendido, es decir, “que no les tocan las
tachas de ley”, pero de ninguna forma ello se debe considerar que esa afirmación literal la hicieron las declarantes, como
infundadamente lo pretende el recurrente, sino que fue el juez el que redactó la respuesta, de acuerdo lo legalmente
permitido en el artículo 367 de la ley procesal en mención, lo que implica que no sea dogmática dicha actuación judicial.
Además, tampoco debe perderse de vista que dichas condiciones personales de las testigos, en caso de que se
consideraran que las mismas afectan su credibilidad, la ley procesal de la materia prevé el medio legal para poder
atacarla, cuando por cualquier circunstancia afecte su credibilidad y la misma no haya sido ya expresada en sus
declaraciones (numeral 370); por tanto, al no haber acontecido esto, es evidente que es legal el valor y alcance probatorio
concedido a dicho medio de convicción por parte del juzgador, más aún, cuando las razones que según dice el
discrepante faltaron asentarse literalmente en la diligencia respectiva, no tienen la trascendencia suficiente como pudiera
ser el hecho de que las testigos no se les haya tomado la protesta de conducirse con verdad, no se les haya advertido de
las penas en que incurren en caso de declaraciones falsas, el nombre de ellas, la edad, el domicilio, si es pariente por
consaguinidad o afinidad y en qué grado de alguno de los litigantes, si tiene interés directo o indirecto en el pleito y si es
amigo íntimo o enemigo de alguno de los litigantes, pues en este caso, es claro que la omisión de dichos requisitos dada
su relevancia traería como consecuencia el incumplimiento del espíritu de la norma procesal invocada.
En lo relativo a la dependencia psicológica y la enemistad que dice el recurrente se encuentran las testigos
en el caso que nos ocupa, debe decirse que ello también deviene totalmente inexacto, tomando en cuenta que sus
apreciaciones se tornan subjetivas al no estar demostrado plenamente la veracidad de las mismas, dado que en un
procedimiento y sobre todo si es de índole familiar, acorde a lo dispuesto por el artículo 400 del Código de
Procedimientos Civiles del Estado, la eficacia de las declaraciones de los testigos depende que éstos sean idóneos para
declarar en cuanto esté demostrada la razón suficiente por la que emitieron su testimonio, o sea, que se justifique la
verosimilitud de su presencia en donde ocurrieron los hechos, así como de la idoneidad de su conocimiento de los
hechos inquiridos, del contenido integro de su deposición y también la veracidad de su dicho, entre muchos otros factores
que deben influir en el ánimo y decisión del juzgador respecto de la certeza de los hechos sobre los que deponen, por
tanto, la circunstancia de que las testigos sean hijas de la oferente de la prueba y que por tal motivo se merezcan cariño,
afecto y consideración recíproca, así como también, que las atestes hayan manifestado su sentir en cuanto a la situación
que les provoca la separación de sus padres, evidentemente no son causas forzosas de parcialidad para con la oferente,
porque ello no necesariamente las induce a dejar de manifestar la verdad de los hechos, máxime en donde se debaten
cuestiones de tipo familiar, en la que quien puede presenciar con inmediatez los hechos ocurridos son precisamente los
familiares y más todavía los hijos de las partes, que en este caso, además debe tomarse en consideración la edad de las
mismas, quienes ya son seres independientes en todos los aspectos y por lo tanto, para que puedan negarse todo valor
probatorio a sus deposiciones por las razones que vierte el apelante, es menester que se demuestre fehacientemente la
falsedad de los hechos sobre los que depusieron, lo que no ocurrió; por tanto, las tesis invocadas son inaplicables al caso
de que se trata porque las mismas se refiere al supuesto jurídico de la parcialidad de un testigo por tener interés directo
en el juicio, sin embargo, la calidad de las atestes de este procedimiento se les considera como idóneas para declarar
sobre los hechos discutidos y ello excluye la parcialidad que establecen los criterios Federales, no existiendo por tal
motivo contraposición a lo dispuesto por el artículo 400 fracción I del Código de Procedimientos Civiles del Estado, como
más adelante se precisará.
En el agravio marcado como el número quinto, razona el disidente que el contenido mismo de las
declaraciones de las testigos Alejandra y Azucena Cecilia Ortega Pérez carecen de todo valor jurídico, debido a que
denotan aleccionamiento y por tanto revelan parcialismo e interés en beneficiar a la parte que las presentó, así como el
perjudicar al aquí apelante, aduciendo en esencia este último, que del análisis comparativo en la forma, manera,
expresiones y orden de ideas expuestas por las declarantes, se encuentran los vicios jurídicos reseñados y por ende,
carecen de credibilidad; que en la primera pregunta que se les formuló de que si saben y les consta que los señores
ELIMINADO y ELIMINADO sostuvieron algún tipo de relación civil, religiosa o de cualquier otra índole, las atestes
respondieron denotando aleccionamiento porque no puede ser casualidad que ambas deponentes hayan coincidido en
decir las mismas palabras “he visto el acta”, ya que si sus declaraciones hubiesen sido espontáneas y no aleccionadas, lo
lógico es que por ser hijas de ambos litigantes hubieran contestado que si sabían que tenían una relación de matrimonio
porque ellas eran hijas del actor y de la demandada y que habían convivido con sus padres y los habían visto como
marido y mujer durante los primeros años de vida, contestación que es la más lógica en una persona no instruida en el
campo de las leyes, pero que curiosamente las deponentes contestaron bajo el rigorismo técnico que seguramente les
indujo un experto en derecho; que tampoco es casualidad sino aleccionamiento, que ambas testigos hayan referido la
fecha exacta del matrimonio, lo cual indica memorización y por ende un pre-aleccionamiento o preparación previas de las
respuestas, más sorprendente resulta que las testigos hayan insertado sin que se les haya preguntado la fecha exacta
del matrimonio, máxime que hicieron referencia a un acontecimiento al cual ellas no asistieron y además data desde hace
34 treinta y cuatro años; que otra coincidencia ideológica que no puede ser casualidad, recibe en el hecho de que las
atestes dijeron que sus padres se casaron por lo civil y no religioso; que otra circunstancia es quizá imputable al juzgado,
pero que revela la falta de credibilidad en las respuestas de los testigos, es porque extremadamente sorprendente en su
respuesta la primer testigo se asentó “Monclava” y que exactamente el mismo error mecanográfico aconteció en la
respuesta de la segundo testigo, pero que ese error mecanográfico que se levantó en la diligencia “copió” la respuesta de
la primera y la pegó en la respuesta de la segunda testigo; que en la pregunta formulada enseguida a las testigos,
igualmente las respuestas revelan coincidencias que indican el aleccionamiento de las deponentes, porque primeramente
ambas coinciden en señalar que ELIMINADO es el mayor e inician su respuesta exactamente con la misma expresión “si
somos tres”; error ortográfico que coincide tanto en la primera como en la segunda respuesta, al iniciarse la frase en
minúscula; que debe analizarse que la testigo ELIMINADO al referirse asi misma en su respuesta habla en tercera
persona, pues dice “la de en medio”, la que revela que repitió la frase que le fue aleccionada o indicada por otra persona
diferente, dado que lo lógico es que hubiese contestado “soy la del medio” o “soy yo”; que otro detalle es que
ELIMINADO al final de su respuesta después de dar los nombres de sus hermanos y de ella misma, utilizó la frase “de
apellidos Ortega Pérez”, la cual es comúnmente usada en el ejercicio de litigio por los abogados, lo cual indica el
aleccionamiento de las testigos; en la tercer pregunta las deponentes insertaron en su respuesta cuestiones que no se les
preguntaron, al referir de manera espontánea y con toda precisión la fecha remota del 3 tres de enero del 2005 dos mil
cinco en la que supuestamente su padre salió de dicho domicilio, acontecimiento lejano de hace más de 9 nueve años
que increíblemente trajo a su respuesta y cuya única explicación es que alguien le solicitó que así lo hiciera; en la cuarta
pregunta es la principal que denota la “preconfección” de las contestaciones, dado que las atestes declararon
circunstancias que no se les preguntaron, además de referir con toda precisión la fecha del supuesto abandono por parte
de la demandada, mas aún cuando insertaron en la respuesta la palabra “abandono” sin que nadie se los preguntara,
utilizando ese vocablo que en el idioma español mexicano conlleva implícitamente el calificativo de que se trató de un
acto “despreciable o reprochable” a diferencia del vocablo utilizado por el legislador en la causal de divorcio aquí
intentada, donde se habla simplemente de “separación”; que además las deponentes por iniciativa propia y sin que nadie
se los cuestionara, inexplicablemente abordaron los temas jurídicos centrales de la litis en la presente causa, o sea, la
cuestión del supuesto abandono conyugal, pero adicionalmente se adelantaron a introducir ese tema que hubiera sido
pregunta especifica al respecto; invocando el apelante diversos criterios sostenidos por Tribunales Colegiados de
Circuito, en cuanto al tema de testigos que carecen de credibilidad; que en la pregunta quinta las atestes contestaron de
manera compleja a lo sencillo del cuestionamiento, pues incluyen temas que no les fueron preguntados, citando de
manera precisa auténticas coincidencias individuales en cada uno de los elementos expuestos por las testigos, lo cual a
criterio del recurrente revela aleccionamiento y preparación de las testigos, indicando pormenorizadamente el disidente
en su escrito de agravios las coincidencias que a su juicio provoca lo ilegal de la apreciación por parte del juez de las
respuestas de las testigos, mismas que en lo conducente y de manera abreviada refiere, que ambas testigos
ambiguamente sostuvieron que sus padres tuvieron “una discusión muy fuerte” o “una gran discusión”, pareciendo inducir
que su poderdante estaba golpeando a su esposa; que las atestes coinciden en hechos que no le fueron preguntados
como que la primera dijo “al bajar las escaleras”, mientras que la segunda sostuvo “bajamos a la planta o nos fuimos a la
planta baja de mi casa”; que las atestes utilizaron el vocablo “agresivo” en reiteradas ocasiones; que es sorprendente que
después de nueve años las testigos recuerden el nombre de la mujer que supuestamente le había mandado mensajes a
su representado, sin que nadie se los preguntaran; que también es inverosímil que recuerden las testigos que su padre
supuestamente no solo estaba rompiendo el arbolito de navidad sino también “los adornos”, trivialidad inserta que sólo
hace revelar el aleccionamiento; que las testigos coincidieron en utilizar el vocablo acorralar, cuando el lugar en que
acontecieron los hechos fue una casa-habitación; que no puede ser espontánea la declaración que las testigos hayan
coincidido que su padre estaba dando de “patadas y golpes” y de “patadas y manotazos”; que otro aleccionamiento es
que las declarantes coincidieron con el mismo calificativo de “afortunadamente” su hermano mayor intervino para que su
padre ya no siguiera golpeando o agrediendo; que otra extraña coincidencia es que las dos deponentes aclararon que
ELIMINADO es “tía de su papá”, cuando nadie se los preguntó; que las dos testigos usan abundantemente el verbo
decidir; que es sorprendente que las testigos hayan precisado el día en que supuestamente su madre decidió regresar a
la casa; que también coinciden en usar las palabras “a la hora que llegamos” y “cuando llegamos”, así como la palabra
“empacadas” sus cosas, así como que recuerden que su madre uso “dos maletas negras”; que también es increíble que
las testigos declararan que su representado les pidió que lo llevaran a otro lugar; que el colmo del aleccionamiento se
revela al final de la contestación de la pregunta quinta cuando ELIMINADO inserta en su testimonio “nos vamos sin darle
ninguna explicación a nadie ni no la dio a nosotros ni a mi mamá”, mientras que ELIMINADO dijo “y pues abandona el
hogar sin ninguna explicación”; que la preparación que tuvieron las testigos para responder la pregunta sexta es que
dichas expresiones nadie se las preguntó; que de igual forma coincidieron respecto de los supuestos golpes que su
poderdante le infirió a su esposa, sin embargo, ambas atestes aceptaron que habían conocido el supuesto hecho, no
directamente, sino por conducto de terceras personas; que en resumen, las testigos con su declaración revelan que
conocían el texto de la reconvención y que éste les fue informado con antelación a la diligencia, lo que denota
aleccionamiento y parcialismo; que otra coincidencia, es que ninguna de las deponentes manifestó cuando sucedió el
supuesto evento del golpe en la boca, ni siquiera en fecha aproximada; que también denota aleccionamiento que las
atestes mencionen de inmediato la cifra precisa de los años que convivieron con sus padres; más sorprendente que
refieran el día exacto en que correspondió el 28 veintiocho de diciembre de 2004 dos mil cuatro; que es más el
parcialismo cuando las declarantes mencionan que su papá “nos dejó de pasar dinero” y que fue un “fuerte cambio
económico”; que también es ilógico que las deponentes mencionen que su padre se fue a la “República de Panamá”,
invocando precisamente el sistema político de ese País como una República; que otra coincidencia sin que nadie se los
preguntara y sin que fuera materia de la litis, es que a su mamá supuestamente “ya no la dejaron entrar a su empresa” y
la segunda testigo dijo “la corrieron de su empresa que construyó junto con mi padre”; que otra temática e insertaron las
testigos, es que su madre “se puso a trabajar” y “se vio obligada a conseguir un trabajo”; que el culmen del
aleccionamiento fue que ambas testigos por casualidad coincidieran en terminar la razón de su dicho, con exposiciones
muy similares y que más bien constituyen un reproche contra su padre.
Infundado resulta éste agravio, tomando en consideración a que de conformidad con lo dispuesto por el
artículo 400 del Código de Procedimientos Civiles del Estado, la valoración de la prueba testimonial quedará al prudente
arbitrio del juzgador, quien deberá al ejercer esa valoración tomar en consideración la edad, capacidad intelectual,
instrucción, probidad independencia de criterio, antecedentes personales e imparcialidad del testigo; que el hecho de que
se trate sea susceptible de ser conocido por medio de los sentidos, por sí mismo y no por inducciones ni referencias a
otras personas; que la declaración sea clara, precisa, sin dudas ni reticencias, ya sea sobre la sustancia del hecho o las
circunstancias esenciales; que el testigo no haya sido obligado por medio o fuerza ni impulsado por engaño, error o
soborno, sin que pueda estimarse ello el apremio judicial ni tampoco el concepto de pago indemnización al testigo, en los
términos del artículo 372 de la legislación en cita; así como los fundamentos de su dicho y que haya cumplido con lo
previsto en el artículo 362 de la misma legislación.
Así entonces el valor de la prueba testimonial de acuerdo con el artículo 400 de la Ley Procesal Civil de esta
entidad, queda al prudente arbitrio del juzgador, quien tomará en cuenta para ello las condiciones personales de los
testigos y lo señalado expresamente por el artículo citado en sus fracciones; por consiguiente dicho medio de convicción
para su eficacia plena debe ser valorado en su integridad para de esa manera lograr ese prudente arbitrio a que se refiere
el artículo aquí ya mencionado, como es el hecho de que los testigos no nada más coincidan tanto en los hechos sobre
los que deponen en lo esencial como en lo incidental, sino también que los conozcan por sí mismos y no por inducción ni
referencia de otras personas, así como que los atestes expresen porqué medios se dieron cuenta de los hechos sobre los
que declaran; que justifiquen la verosimilitud de su presencia en el lugar de los hechos y por último, que den razón
fundada de su dicho; pues solo así se entendería que los testigos son idóneos para declarar y otorgar el valor y alcance
probatorio pleno.
En ese entendido, en el caso que nos ocupa no debe olvidarse que las atestes son descendientes de las
partes en conflicto, por tal motivo y dada la naturaleza del procedimientos que nos ocupa es evidente que sus
declaraciones son trascendentes y necesarias para resolver la cuestión debatida, influyendo en el ánimo y decisión final
del juzgador respecto de la certeza de los hechos controvertidos, porque precisamente quien se puede dar cuenta de
manera directa e inmediata de los problemas familiares entre los cónyuges son los hijos de éstos, puesto que ninguna
persona como ellos puede estar más enterada de las desavenencias conyugales.
Al respecto, existe ya jurisprudencia emitida por la Suprema Corte de Justicia de la Nación, visible en el
Registro 1013171, en el Apéndice 1917-Septiembre 2011, Sexta Época, de la Tercera Sala, Tomo V. Civil Primera ParteSCJN Segunda Sección- Familiar Subsección 2-Adjetivo, Civil página 572, cuyo rubro y texto sostiene: “…DIVORCIO
PRUEBA TESTIMONIAL DE PARIENTES, AMIGOS O DOMÉSTICOS. Conforme al sistema del Código de
Procedimientos Civiles para el Distrito Federal y códigos de los Estados que tienen iguales disposiciones, no sólo los
amigos sino también los domésticos y parientes, son aptos para ser testigos especialmente en los juicios de divorcio,
porque ninguna persona como ellos puede estar más enterada de las desavenencias conyugales…”.
Ahora bien, para demostrar la eficacia de la prueba testimonial que nos atañe, este Tribunal considera que
en la especie el juzgador hizo uso correcto del prudente arbitrio para valorar y otorgar el alcance probatorio necesario a
este medio de convicción, tomando en cuenta no nada más el parentesco que une a las atestes con las partes, es decir,
su idoneidad, sino también la edad de las mismas, las cuales tienen criterio totalmente independiente, su capacidad
intelectual e instrucción, la cual es suficiente dado su grado de estudios, permitiendo tener el conocimiento sobre los
hechos que iban a declarar, su probidad, sus antecedentes personales y la imparcialidad con la que se condujeron,
quienes coincidieron tanto en lo esencial como en lo incidental de los hechos que fueron motivo de la presente litis,
señalando las atestes de manera concreta porqué conocieron los mismos, al indicar que estuvieron presentes al
momento en que acontecieron, lo que hace considerar o excluir la circunstancia de que los hechos lo supieron por
inducción o referencia de otras personas, más aún cuando las testigos expresaron que lo vieron y lo oyeron de manera
personal, dando razón suficiente del porqué emitieron su testimonio, toda vez que justificaron plenamente la verosimilitud
de su presencia en donde ocurrieron los hechos litigiosos, toda vez que al ser descendientes de los cónyuges cuyos
intereses se controvierten en este procedimiento, estuvieron presentes en la morada conyugal y que en ese entonces era
el domicilio de las atestes, por tanto, es aceptable y lógico reconocer la razón justificada de estar el día y en la hora en
que acontecieron los hechos materia de la litis; circunstancias todas éstas que hacen considerar la eficacia de dicha
probanza, así como la debida apreciación discrecional que en el caso concreto hizo el juzgador.
Sin que sea motivo o razón suficiente para declarar la ineficacia de la prueba testifical en análisis, lo
sostenido por el apelante en su escrito de agravios, toda vez que las supuestas coincidencias individuales en las que
incurrieron las atestes, de ninguna manera son bastantes para estimar que en el caso concreto hubo aleccionamiento
previo y que por ende, resulta ilegal el contenido y resultado de esta probanza. Lo anterior es así, porque los hechos
sobre los que depusieron no le son ajenos en forma absoluta a las atestes, por el contrario, dada la naturaleza de las
cuestiones planteadas en este procedimiento, es innegable que las mismas repercuten de manera natural en la memoria
y en la vida misma de las declarantes, ya que las desavenencias conyugales fueron las de sus ascendientes y no de
personas ajenas a ellas, por tal motivo, es claro y lógico que conozcan pormenorizadamente esos hechos, ya que los
mismos las involucran forzosamente por la materia que nos ocupa, recordando de manera esencial e incidental todas y
cada una de las circunstancias acontecidas, sin que ello se traduzca en un aleccionamiento de las testigos que revelen
una parcialidad e interés en beneficiar a la oferente de la prueba ni trivialidades como en forma equívoca lo pretende el
disconforme, ya que la coincidencia del testimonio de las deponentes tiene una razón totalmente justificada en cuanto a
que ellas en su calidad de descendientes de las partes aquí en conflicto, estuvieron presentes físicamente cuando
sucedieron los hechos, mismos que manifiestamente las marcó en su vida, al tratarse de problemas entre su madre y su
padre con las consecuencias patentes y trascendentes que ello trae, las cuales escaparían de la memoria de cualquier
otra persona que no esté involucrada en estos conflictos familiares; de ahí entonces que independientemente de los años
transcurridos de los hechos acontecidos y respecto de los cuales en la actualidad declararon las testigos, lo cierto es que
es válido y aceptable que hasta la fecha lo sigan recordando, dada la afectación natural que trajeron esos hechos en la
vida de los deponentes, lo que justifica el interés y la intervención pormenorizada de éstas en el procedimiento que nos
atañe.
Por tales razones, las coincidencias que destaca enumeradamente el apelante en su escrito de agravios y
las cuales califica como trivialidades, no se consideran bastantes para estimar ineficaz el testimonio de las descendientes
de los cónyuges, en virtud de que en el caso concreto la idoneidad de las atestes hacen creíble el porqué coincidieron en
lo esencial y en lo accidental, al estar involucradas de manera directa en cuanto a los temas planteados en este
procedimiento y además, porque estuvieron presentes en las desavenencias conyugales que fueron objeto del
interrogatorio, las cuales marcaron su vida como ellas mismas lo refieren al momento que declararon ante el juzgador, sin
que ello implique necesariamente una parcialidad manifiesta para con la oferente de la prueba, como incorrectamente lo
sostiene el recurrente, ya que este último pierde de vista que ambas testigos y de manera respectiva sostuvieron que
antes que nada querían aclararle al juzgador que su padre fue un gran hombre para ellas, que la relación que tienen con
él es buena y cuando vivieron con ellas las apoyó, sin embargo, indicaron que eso no lo podían decir respecto a la
relación que tenían sus padres entre sí; aclaración ésta de las atestes que excluye la supuesta parcialidad aludida por el
apelante, porque si bien aquéllas están involucradas directamente en los hechos materia de la litis, empero, esa
intromisión no significa necesariamente que ellas tengan un odio o animadversión para con su padre, tan es así que ante
el juzgador lo aclararon.
Así también, el hecho de que hayan abordado temas jurídicos centrales de la litis que no les fueron
preguntados y que incluso, según el apelante, hayan contestado las atestes las preguntas que les fueron formuladas bajo
un rigorismo jurídico técnico, tampoco es bastante para estimar ineficaces sus declaraciones, dado que no escapa del
sentido común que las declarantes por estar involucradas directamente en los hechos materia de la litis, conozcan los
mismos y sepan la razón por las cuales fueron llamadas a juicio, por lo que las explicaciones que hicieron ante el
juzgador no conllevan a estimar necesariamente un aleccionamiento previo y por supuesto una parcialidad manifiesta,
dado que en el caso particular es coherente que las atestes quisieran opinar sobre los hechos debatidos, en virtud de que
las involucra y les repercute de manera natural, lo que no acontecería con personas ajenas a los mismos, ya que en este
caso si habría razón para considerar un posible aleccionamiento y la aplicación debida de las tesis que invoca el apelante
en sus agravios.
Respecto del error mecanográfico en la palabra “Monclava” y que una respuesta se haya iniciado con
minúscula, considerando el discrepante una posible reproducción en el dicho de las testigos, lo cierto es que ello es
incorrecto, dado que del simple análisis de las constancias que integran el presente asunto, se puede advertir que
efectivamente se trata de un error de ortografía por parte del juzgado, tan es así que la palabra “Monclava” no nada más
aparece en el desahogo de dicha probanza, sino que en diversas de ellas, incluso en la propia resolución, tal como se
aprecia a manera de guisa, en el desahogo de la prueba confesional a cargo de ELIMINADO ELIMINADO (F. 124), al
asentarse que es originaria de “Monclava” Coahuila; además, ese error se vuelve a cometer en el punto resolutivo
séptimo de la resolución aquí impugnada, lo cual permite considerar que es un error ortográfico, así como el que se haya
iniciado en la pregunta número dos sin mayúscula, circunstancias irrelevantes para estimar ilegal el desahogo de la
prueba testifical, debido principalmente a que esos datos no atañen a los puntos esenciales del litigio y por ende, no
forman base para desvirtuar esos testimonios con los demás datos esenciales que se deducen del contenido de la
probanza de mérito.
En suma, las coincidencias que refiere el apelante y las supuestas contestaciones de las testigos de temas
centrales de la litis con rigorismo jurídico, evidentemente no son suficientes frente a la idoneidad de las deponentes,
tomando en cuenta que si las atestes declararon con relación al mismo hecho, resulta obvio que sus declaraciones deben
ser coincidentes para que merezcan credibilidad, sin que esa coincidencia pueda inferirse necesariamente que fueron
previamente aleccionados, pues dada la idoneidad de las atestes, según se dijo, queda excluida esa posibilidad; máxime
que el aquí apelante no acredita fehacientemente la falsedad con la que dice se condujeron la declarantes; pero sobre
todo, aún más cuando tampoco debe soslayarse que independientemente de lo argumentado por el discrepante en
cuanto a este medio de convicción, lo cierto es que en el presente negocio desde el mismo momento en que se contestó
la acción reconvencional no hubo una negativa absoluta oposición por parte del reconvenido de los hechos en que basa
su contraparte, respecto de la procedencia de la acción prevista en la fracción VI del artículo 87 del Código Familiar del
Estado, por el contrario, según se anotó en líneas que anteceden, el demandado reconvenido si bien negó los hechos de
violencia familiar que le fueron imputados, sin embargo, respecto de la separación de los cónyuges reconoció que ambos
cónyuges coincidieron en ella (separación), con la salvedad de que su contraria parte dijo que había acontecido el 3 tres
de enero del 2005 dos mil cinco, mientras que en la demanda principal se afirmó que había sido el 27 veintisiete de
diciembre de 2004 dos mil cuatro, señalando el propio demandado que ello significaba solamente la existencia de una
discrepancia de 7 siete días en cuanto a la fecha de separación de los cónyuges, reconociendo el propio demandado
reconvenido que todo ello implicaba que efectivamente se había configurado la causal de divorcio invocada en su escrito
inicial de demanda.
Luego entonces, al no haber una oposición total por parte del demandado reconvenido en cuanto a la fecha
que refirió la actora reconviniente de separación y por el contrario, un reconocimiento de la existencia de la separación de
los cónyuges, se debe entender como una confesión tácita en cuanto a los hechos o elementos constitutivos de la acción
intentada por la parte reconveniente, misma que se encuentra corroborada de manera eficaz con la prueba testimonial
ofertada y analizada en esta resolución, misma que es otorgarse valor y alcance probatorio pleno; derivando con ello lo
ineficaz de las trivialidades que dice el inconforme incurrieron las atestes.
En el agravio sexto el representante del apelante sostiene que le causa perjuicio la sentencia aquí apelada,
porque aún suponiendo sin conceder de que fuera procedente la acción de divorcio que en reconvención se ejercitó en su
contra por causa de separación del domicilio conyugal por más de tres meses, el juzgador no estaba legitimado para
imponer a su mandante ni la calidad o calificativo de cónyuge culpable, ni tampoco la sanción a que se contrae el artículo
96 del Código Familiar del Estado, consistente en la prohibición de contraer matrimonio sino hasta después de que
transcurra un año a partir de la fecha en que cause ejecutoria la sentencia; que lo anterior es así, porque tal decisión
tomada por el juzgador va en contra de los derechos humanos de su representado, mismos que se encuentran
reconocidos por la Constitución y los Tratados Internacionales en los que el Estado de Mexicano es parte, así como de
las garantías para su protección, cuyo ejercicio no podrá restringirse ni suspenderse; además, de que el segundo párrafo
del artículo 1º de nuestra Constitución Federal impone la obligación de interpretar las normas relativas a los derechos
humanos, favoreciendo en todo momento la protección más amplia a las personas; que adicionalmente, el tercer párrafo
del artículo 1º Constitucional obliga a todas las autoridades y entre ellas al Juez apelado a respetar, proteger y garantizar
los derechos humanos; que de igual manera, el artículo 133 del Pacto Federal señala que la Constitución, las leyes del
Congreso de la Unión y los tratados internacionales serán la Ley Suprema de toda la Unión y los Jueces de los Estados,
debiendo ajustar sus actos a la Constitución, Leyes Federales y Tratados a pesar de las disposiciones en contrario que
pudiere haber en las Constituciones o Leyes de los Estados; que en ese sentido, el artículo 96 del Código Familiar del
Estado contiene una norma contraria a la dignidad humana, dado que restringe por todo un año a las personas para que
puedan contraer matrimonio, además de que no existe precepto legal alguno dentro del Código Familiar que autorice al
juzgador a imputar el calificativo de “cónyuge culpable”, y, aunque existiera éste sería también contrario a los derechos
humanos por peyorativo, despreciativo y discriminatorio, toda vez que en los tratados internacionales se pondera la
igualdad de derechos de ambos esposos en cuanto al matrimonio, durante el mismo y en caso de disolución; que en la
especie, no se respeta este principio de igualdad entre el aquí apelante y la aquí apelada, ya que a esta última no se le
califica bajo ningún adjetivo, ni despreciativo o diferenciador pese a que resultó vencida en la litis principal de divorcio;
máxime, que la prohibición que se le aplica a su poderdante de no poder contraer matrimonio, también se trata de una
sanción que incide sobre el más básico derecho humano que es tener una compañía fundar una familia dar y recibir
amor, lo anterior, conforme al artículo 16, párrafo primero de la Declaración Universal de los Derechos Humanos, así
como en el numeral 23 del Pacto Internacional de Derechos Civiles y Políticos aprobado por el Congreso de la Unión el
18 dieciocho de diciembre de 1980 mil novecientos ochenta y publicado en el Diario Oficial de la Federación el 20 veinte
de mayo de 1981 mil novecientos ochenta y uno lo cual se corrobora con la Declaración América de los Derechos y
Deberes del Hombre, en sus artículos V y VI, como en el artículo 17 de la Convención América de Derechos Humanos y
corroborado en el quinto párrafo del artículo I de nuestra Constitución Federal.
Este último agravio resulta también infundado, debido a que en la especie el recurrente solicita la
inaplicación del artículo 96 del Código Familiar del Estado, por considerar que no debió ser aplicada la norma legal en cita
por ir en contra de los derechos humanos reconocidos en los Tratados Internacionales de los cuales nuestro país es parte
y que quedaron descritos en el párrafo que antecede.
Ahora bien, el artículo 1º Constitucional obliga a todas las autoridades en el ámbito de su competencia a
promover, respetar, proteger y garantizar los derechos humanos, velando no sólo los que se encuentran inmersos en la
Constitución Federal, sino también por aquellos contenidos en los instrumentos internacionales celebrados por el Estado
Mexicano, realizando un control de convencionalidad incluso ex officio, de interpretación conforme en el sentido amplio e
interpretación conforme en sentido estricto y, sólo cuando las dos alternativas anteriores no sean posibles debe
procederse a la inaplicación de la Ley cuando ésta vulnere derechos humanos, debiendo darse preferencia a las normas
contenidas en la Constitución y en los Tratados Internacionales.
En consecuencia, para determinar la inaplicación del artículo 96 del Código Familiar del Estado que
pretende el apelante, es menester indudablemente establecer si ésta es contraria a los derechos humanos protegidos por
la Constitución Federal así como por los Tratados Internacionales en la Materia.
El referido numeral dispone: “La o el cónyuge que haya dado causa al divorcio, no podrá contraer
matrimonio sino después de un año, a contar desde que se decretó el divorcio”.
Por su parte, el artículo 4º de la Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos en su primer párrafo
determina: “…El varón y la mujer son iguales ante la Ley. Esta protegerá la organización y el desarrollo de la familia…”.
La Declaración Universal de los Derechos Humanos, en el artículo 16 sostiene: “…Los hombres y las
mujeres, a partir de la edad núbil, tienen derecho, sin restricción alguna por motivos de raza, nacionalidad o religión, a
casarse y fundar una familia, y disfrutarán de iguales derechos en cuanto al matrimonio, durante el matrimonio y en caso
de disolución del matrimonio…”.
La Declaración Americana de los Derechos y Deberes del Hombre, en su artículo V y VI señala: “…Toda
persona tiene derecho a la protección de la Ley contra los ataques abusivos a su honra, a su reputación y a su vida
privada y familiar…Toda persona tiene derecho a constituir familia, elemento fundamental de la sociedad, y a recibir
protección para ella…”.
La Convención Americana Sobre Derechos Humanos, establece en su artículo 17:
“…Se reconoce el
derecho del hombre y la mujer a contraer matrimonio y a fundar una familia si tienen la edad y las condiciones requeridas
para ello por las leyes internas, en la medida en que éstas no afecten al principio de no discriminación establecido en esta
Convención. Los Estados Partes deben tomar medidas apropiadas para asegurar la igualdad de derechos y la adecuada
equivalencia de responsabilidades de los cónyuges en cuanto al matrimonio, durante el matrimonio y en caso de
disolución del mismo…”.
Del marco jurídico transcrito se desprende sin lugar a dudas el principio de igualdad que debe existir entre el
varón y la mujer, el cual debe regir en toda relación incluyendo la conyugal, desde su constitución, durante la misma y su
disolución, respecto a los derechos, responsabilidades y consecuencias; por consiguiente, si en el caso concreto el
inconforme solicita la inaplicación del artículo 96 de la Legislación Familiar local, por considerarlo contrario al principio de
igualdad que permea en la Constitución Federal y en los instrumentos Internacionales que tratan sobre el varón y la
mujer, el matrimonio y sus efectos, debe decirse por parte de este Tribunal que no le asiste la razón a aquél, toda vez que
en el caso concreto al pronunciarse la sentencia definitiva aplicando el contenido de lo dispuesto por el artículo 96 del
Código Familiar del Estado, no se vulnera directa ni indirectamente el derecho humano a la dignidad, igualdad y no
discriminación por razón de género del apelante reconocidos en los artículos 1º y 4º de la Constitución Política de los
Estados Unidos Mexicanos, así como en los Tratados Internacionales señalados con antelación. Lo anterior es así,
porque como se anticipó en su momento, la Ley Familiar Estatal en su artículo 87 dispone que son diversas las causas
por las que puede originarse el divorcio necesario, como de igual forma son diversas las formas de realización y sobre
todo, los efectos jurídicos de cada una de ellas, por tal motivo, los artículos 93 y 96 de la Legislación Familiar
mencionada, establecen respectivamente, el primero el derecho que tiene el cónyuge inocente de los alimentos, mientras
que el último precepto contempla que la o el cónyuge que haya dado causa al divorcio no podrá contraer matrimonio sino
hasta después de un año, a contar desde que se decretó el divorcio. En ese orden, es evidente que el principio de
igualdad no se contrapone con la consecuencia jurídica de la disolución del matrimonio, ya que en momento alguno pone
a los cónyuges en un plano de desigualdad, pues en primer término, es de resaltarse que el Código Familiar al calificar a
un cónyuge inocente y al cónyuge que haya dado causa al divorcio, no vulnera directamente los derechos fundamentales
aludidos por el aquí apelante, toda vez que dicha legislación no hace distinción alguna entre el varón y la mujer, pues
indica que “el cónyuge que haya dado origen al divorcio”, lo que conlleva considerar que cualquiera de los dos puede dar
causa al divorcio y ello los pone en un plano de igualdad de derechos en caso de disolución del matrimonio, que es el
principio ponderado por la Carta Magna y los Tratados Internacionales; máxime, si se trata de una resolución definitiva la
cual se presume viene precedida de un procedimiento correspondiente con las formalidades debidas y exigidas por la
Ley, en el que los cónyuges comparecieron a ejercitar sus acciones y defender sus derechos en un plano de igualdad, ya
que no se hizo valer violación procedimental alguna, y entonces la determinación de que el cónyuge que dio causa al
divorcio no pueda contraer matrimonio hasta que transcurra determinado tiempo, no es que favorezca específicamente a
alguno de los cónyuges y que le prive al otro de su derecho a contraer matrimonio y a formar una nueva familia,
simplemente es una consecuencia inherente a la disolución del vínculo matrimonial por la causal estudiada, misma que
es temporal por haber atentado contra el bien jurídico tutelado que es la familia, más aún que en los citados instrumentos
internacionales se dispone la protección de derecho a contraer matrimonio siempre y cuando se cuente con las
condiciones requeridas para ello por las leyes internas, y por tanto, el efecto temporal en estudio es una condición
establecida por la ley. Ahora bien, en cuanto a que no se respetó el principio de igualdad al decretar la medida en
comento porque su contraria parte resultó condenada en la acción que el recurrente ejercitó de divorcio por separación
por más de dos años y que a la parte demandada no se le impuso esa restricción, tampoco le asiste a razón al apelante,
porque si bien éste en la sentencia definitiva probó su acción de divorcio, también lo es que la acción que ejercitó y con la
que venció es de divorcio incausado, acción que no implica la inexistencia de causa de divorcio, sino que no es necesario
acreditar la causa de la solicitud de disolución del vínculo matrimonial ni quién de los cónyuges dio lugar a ella, de ahí
que pueda ser ejercida incluso por el cónyuge que haya dado lugar a la separación, por tanto, a ninguno de los dos
cónyuges se les aplica la restricción de mérito.
Asimismo, resulta pertinente establecer que si bien el Código Familiar vigente en el Estado, no contempla
expresamente el termino cónyuge culpable, sino que sólo habla del cónyuge inocente y el que haya dado causa al
divorcio; sin embargo, se deduce de la interpretación sistemática y lógica de los artículos 93, 96 y 163 fracción VIII de la
legislación en cita, que para que haya un cónyuge inocente es menester que haya un culpable, para poder determinar las
consecuencias o efectos jurídicos de la disolución del vínculo matrimonial, pero en ningún momento la referencia a
cónyuge culpable puede considerarse discriminatorio y por ende, violatorio a los derechos humanos de una de las partes
en un procedimiento de divorcio necesario, ya que el término cónyuge culpable no es un peyorativo como lo señala
incorrectamente el apelante, sino que es un término utilizado en un procedimiento respectivo y que hace referencia
expresamente a la parte procesal que fue vencida en un juicio de divorcio necesario, sin que implique referirse al litigante
como persona, puesto que no es relativa a condiciones personales, que puedan menoscabar su honra o dignidad, sino a
su condición en el proceso y una vez que se juzgó la acción en la sentencia definitiva, pero sobre todo, para poder
determinar las consecuencias o efectos jurídicos de la disolución del vínculo matrimonial, inclusive la Suprema Corte de
Justicia de la Nación se pronunció sobre el calificativo de cónyuge inocente y culpable, determinando que el mismo no
viola derechos humanos, al respecto y en lo conducente cabe invocar el criterio publicado el 5 cinco de septiembre de
2014 dos mil catorce, de la Décima Época, Registro: 2007339, Instancia: Primera Sala, Tipo de Tesis: Aislada, Fuente:
Gaceta del Semanario Judicial de la Federación, Libro 10, Septiembre de 2014, Tomo I, Materia(s): Constitucional, Tesis:
1a. CCCVII/2014 (10a.), Página: 580: “IGUALDAD Y NO DISCRIMINACIÓN POR RAZÓN DE GÉNERO. EL ARTÍCULO
4.99 DEL CÓDIGO CIVIL DEL ESTADO DE MÉXICO NO VULNERA DIRECTA O INDIRECTAMENTE AQUEL
DERECHO FUNDAMENTAL (LEGISLACIÓN VIGENTE HASTA EL 3 DE MAYO DE 2012). El precepto citado, al calificar
a un cónyuge de culpable o inocente, no vulnera directamente el derecho humano a la igualdad y no discriminación por
razón de género, reconocido en los artículos 1o. y 4o. de la Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos, al no
hacer distinción alguna entre el varón y la mujer, y tampoco indirectamente, porque si bien los seres humanos, en razón
de su estructura anatómica presentan una diferencia que permite identificarlos como hombre o mujer, lo cual ha
conducido a considerar que hay dos sexos con los que las personas deben identificarse, y partir de ese dato biológico, se
han establecido roles de género, con la idea de que hay ciertas capacidades, sentimientos y conductas que corresponden
a los hombres y otras a las mujeres, creando estereotipos de género relacionados con las características que social y
culturalmente les han sido asignadas, los cuales pueden afectar a ambos sexos, no puede negarse que históricamente
esos estereotipos han tenido un mayor efecto negativo en las mujeres, pues originan múltiples limitaciones jurídicas,
políticas y económicas al adelanto de la mujer que por mucho tiempo derivaron en actos discriminatorios por razón de
género, los cuales si bien se han tratado de erradicar a través de diversas reformas constitucionales y legales, lo cierto es
que entre los estereotipos relacionados con los roles de género que deben abandonarse, se encuentra el relativo a
visualizar y limitar a la mujer a las tareas del hogar y cuidado de los hijos; concepción que no es compatible con un
sistema democrático en el que debe imperar un principio de igualdad sustancial entre las personas sin importar el género
o sexo al que pertenezcan, pues en el sistema constitucional mexicano el respeto a la dignidad inherente del ser humano
constituye el vértice toral de todos los derechos humanos reconocidos por la Constitución Federal. Así, para erradicar
esta desigualdad provocada por la discriminación de género, en ocasiones se justifica que la ley presente un trato
diferenciado a favor de las mujeres, como una de las vías necesarias para erradicar la discriminación y desigualdad de
facto, mas no para proclamar una superioridad de aquéllas frente a los hombres; en consecuencia, si el legislador
mexiquense, en el artículo 4.99 del Código Civil del Estado de México, reconoció que en ocasiones uno de los cónyuges
(generalmente la mujer), pudo haberse dedicado cotidianamente al trabajo del hogar consistente en tareas de
administración, dirección, atención del mismo o al cuidado de la familia, seguramente carecerá de bienes propios y, por lo
mismo, no estará en las condiciones óptimas para encontrar trabajo, en tanto que su dedicación cotidiana al trabajo del
hogar le pudo reportar costos de oportunidad laboral; por tanto, resulta acertado que al respecto haya establecido que el
cónyuge inocente que se encuentre en esas condiciones tendrá derecho a los alimentos, pues con ello no sólo no incurre
en un acto de discriminación jurídica, sino que impide que, de facto, ésta ocurra; por ello, al hablar de forma genérica del
cónyuge culpable y el inocente, el artículo en cuestión no vulnera indirectamente el derecho humano a la igualdad, ni
resulta discriminatorio, en tanto que previendo los roles de género que suelen darse en el matrimonio, y que pueden
impactar adversamente en el ejercicio de los derechos de los cónyuges, sin especificar en quiénes pueden recaer esos
roles de género, reconoció que el cónyuge inocente (hombre o mujer) tiene derecho a los alimentos…”.
De lo anterior se colige que lo primero que hay que considerar para inaplicar una norma es que ésta sea
contraria a derechos humanos reconocidos por la Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos y los Tratados
Internacionales de los que México sea parte, y de lo esgrimido se desprende que el artículo 96 del Código Familiar del
Estado no es contrario a los derechos humanos del apelante, toda vez que no le vulnera su derecho a la igualdad, al
matrimonio y a la familia, por lo que no da lugar a la inaplicación del mismo.
Así las cosas, ante lo infundado de los agravios expuestos por el apelante, lo conducente es CONFIRMAR
la sentencia definitiva de fecha 07 siete de julio de 2014 dos mil catorce, pronunciada por el Juez Segundo de lo Familiar
de esta Capital, dentro del expediente 1698/2013 correspondiente al Juicio Ordinario Civil por Divorcio Necesario
promovido por ELIMINADO en contra de ELIMINADO.
CUARTO:- Con fundamento en lo dispuesto por el artículo 965 del Código de Procedimientos Civiles del
Estado, no se hace especial condenación al pago de costas en esta instancia, en virtud de que en la primera no se
pronunció el juzgador sobre el particular al haber quedado actualizada la hipótesis establecida en la fracción I del artículo
136 del Código en cita. En ese tenor, es claro que no debe haber condena al pago de costas por el tramite del presente
recurso, toda vez que conforme al artículo 136 de la legislación invocada, se exceptúan de lo prevenido en el artículo
anterior, es decir, el respectivo 135 en sus fracciones I y II de la Ley Procedimental Civil del Estado, en los casos en que
la demanda y la reconvención se encontraren en parte procedentes, tal y como aconteció en el caso que nos atañe; de
ahí pues, la inaplicación del artículo 135 fracción II de la Ley Adjetiva de la materia.
Por lo expuesto y fundado es de resolverse y se resuelve:
PRIMERO:- Este tribunal de apelación fue competente para conocer y resolver el presente negocio.
SEGUNDO:- Los agravios formulados por licenciado Juan José Sánchez Reyes en su calidad de Apoderado
General Para Pleitos y Cobranzas de ELIMINADO resultaron infundados.
TERCERO:- En consecuencia, se CONFIRMA la sentencia definitiva de fecha 07 siete de julio de 2014 dos
mil catorce, pronunciada por el Juez Segundo de lo Familiar de esta Capital, dentro del expediente 1698/2013
correspondiente al Juicio Ordinario Civil por Divorcio Necesario promovido por ELIMINADO en contra de ELIMINADO.
CUARTO:- No se hace especial condenación al pago de costas en esta Instancia.
QUINTO:- Con copia certificada de la presente resolución envíense los autos al juzgado de origen para los
efectos legales correspondientes y, en su oportunidad, archívese el toca como asunto concluido.
SEXTO:- Notifíquese personalmente, comuníquese y cúmplase.
A S I, por unanimidad de votos lo resolvieron y firman los señores Magistrados que integran la Cuarta Sala
del H. Supremo Tribunal de Justicia del Estado, licenciados ELIMINADO, ELIMINADO y ELIMINADO, siendo ponente la
primera de los nombrados, quienes actúan con Secretaria de Acuerdos que autoriza licenciada ELIMINADO.- Doy Fe.-
L’GGC/L’JAPP/vlg.
ELIMINADO
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