DERECHOS RESERVADOS

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UNIVERSIDAD RAFAEL URDANETA
VICERRECTORADO ACADÉMICO
DECANATO DE POSTGRADO E INVESTIGACIÓN
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CRITERIOS SOBRE LA COMPETENCIA PARA EL EJERCICIO DE LAS
PRETENSIONES DE HONORARIOS PROFESIONALES DERIVADOS DE
PROCEDIMIENTOS LABORALES JUDICIALES
Trabajo Especial de Grado presentado por:
Andrés Alberto Virla Villalobos
Especialización en Derecho del Trabajo y Seguridad Social
Maracaibo, febrero de 2010
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CRITERIOS SOBRE LA COMPETENCIA PARA EL EJERCICIO DE LAS
PRETENSIONES DE HONORARIOS PROFESIONALES DERIVADAS DE
PROCEDIMIENTOS LABORALES JUDICIALES
Trabajo Especial de Grado para
optar al título de Especialista en
Derecho del Trabajo y
Seguridad Social
____________________________
Andrés Alberto Virla Villalobos
16.352.098
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AGRADECIMIENTO
A los profesores Teresita Finol y Guido Urdaneta, quienes con sus asesorías y su
incondicionalidad, aumentaron mis conocimientos tanto en el área metodológica, como en
el área académica.
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ÍNDICE GENERAL
Pág.
TITULO
AGRADECIMIENTO
ÍNDICE GENERAL
ÍNDICE DE CUADRO
RESUMEN
IV
V
VII
VIII
CAPITULO I: FUNDAMENTACIÓN
Planteamiento y Formulación del Problema
Objetivos de la Investigación
Objetivo General
Objetivos Específicos
Justificación de la Investigación
Delimitación de la Investigación
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CAPITULO II: MARCO TEÓRICO
Antecedentes de la Investigación
Bases Teóricas de la Investigación
El Proceso Judicial
Proceso y Procedimiento
La Competencia Procesal
Principios Reguladores de la Distribución de la Competencia
Caracteres de la Competencia
La Legalidad
La Obligatoriedad e Irrenunciabilidad
La Improrrogabilidad o Inderogabilidad
La Indelegabilidad
La Inmodificabilidad
El Orden Público
La Competencia por la Materia
La Competencia por el Valor o la Cuantía
La Competencia por el Territorio
La Competencia Subjetiva
La Competencia Funcional
Los Honorarios Profesionales
Honorarios Profesionales Judiciales y Extrajudiciales
Bases Normativas de la Investigación
Sistema de Categorías
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1
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4
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6
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8
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29
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39
40
42
43
44
6
CAPITULO III: MARCO METODOLÓGICO
Tipo y Nivel de Investigación
Diseño de la Investigación
Técnicas de Recolección de Datos
Definición de las Categorías
Plan de Análisis
Procedimiento de la Investigación
47
47
48
49
50
50
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CAPITULO IV: RESULTADOS DE LA INVESTIGACIÓN
Criterios de Competencia
Conclusiones
Recomendación
54
54
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71
REFERENCIAS BIBLIOGRÁFICAS
72
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ÍNDICE DE CUADRO
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CUADRO I
Mapa de Variable
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UNIVERSIDAD RAFAEL URDANETA
VICERRECTORADO ACADÉMICO
DECANATO DE POSTGRADO E INVESTIGACIÓN
ESPECIALIZACIÓN EN DERECHO DEL TRABAJO Y SEGURIDAD SOCIAL
RESUMEN
CRITERIOS SOBRE LA COMPETENCIA PARA EL EJERCICIO DE LAS
PRETENSIONES DE HONORARIOS PROFESIONALES DERIVADOS
DE PROCEDIMIENTOS LABORALES JUDICIALES
Autor: Andrés A. Virla V.
Tutor: Guido Urdaneta
Fecha: 02/2010
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La Competencia de los Tribunales
en el ordenamiento jurídico venezolano, un
Oconstituye
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requisito de validez
de
la
sentencia
definitiva
que habrá de dictarse en la causa. La
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competenciaD
para el conocimiento de las pretensiones de honorarios profesionales
derivados de procedimientos laborales judiciales, no obedece a los elementos objetivos
tradicionales referidos a la materia, a la cuantía y al territorio, mientras que la Ley de
Abogados y la Ley Orgánica Procesal del Trabajo no establecen de forma precisa el
Tribunal competente para conocer de este tipo de reclamaciones. El presente estudio
requiere de la investigación documental y es la base fundamental de un estudio mixto de
tipo jurídico proyectivo y propositivo. Esta investigación es de diseño bibliográfico,
realizándose la misma mediante la compilación, el análisis, y el estudio de la doctrina mas
autorizada en la materia, y de la jurisprudencia nacional, específicamente de las emanadas
de las Salas Constitucional, Civil, Social y Político-Administrativa del Tribunal Supremo
de Justicia, junto con las normas aplicables, obteniendo como resultado los criterios
competenciales que deben ser tomados en cuenta por los Abogados en ejercicio, al
momento de interponer las reclamaciones de honorarios profesionales, originados en
procedimientos judiciales del trabajo.
Descriptores: Competencia, Honorarios Profesionales, Procedimientos Judiciales
[email protected]
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CAPITULO I
FUNDAMENTACIÓN
Planteamiento y Formulación del Problema
El ejercicio de la Abogacía puede entenderse como la prestación de servicios
profesionales, sin que medie nombramiento o designación oficial alguna. En la ley de
Abogados se pueden encontrar una serie de normas que regulan las obligaciones y los
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V el poder percibir honorarios
último sentido, se observa como derecho fundamental
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profesionales por las actuaciones
HOrealizadas tanto de manera judicial como extrajudicial, es
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R jurisdiccional como fuera de éste. La actuación del abogado se
Eámbito
decir, tanto D
en el
derechos que tienen los profesionales del derecho en el ejercicio de su profesión. En este
puede calificar como un contrato de prestación de servicios, ya que el abogado tiene un
determinante compromiso, como es la defensa de su cliente, mediante una remuneración en
concepto de honorarios.
Los honorarios pueden definirse como el estipendio, retribución, remuneración o pago
que recibe el profesional del derecho por las actuaciones que realiza en nombre de su
cliente. El derecho que tiene el Abogado de percibir honorarios puede provenir de la
prestación de servicios que dimane de la voluntad de las partes, o como consecuencia de un
contrato de servicios o de mandato. Igualmente, puede provenir de la obligación que tiene
en un proceso el perdidoso de reembolsar las costas al vencedor, y por último, puede
provenir de la propia ley como consecuencia del ejercicio de la función de Defensor Ad-
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Litem o Judicial. El artículo 22 de la Ley de Abogados indica que el ejercicio de la
profesión da derecho a percibir honorarios profesionales, resultando evidente que el sujeto
activo en la materia de honorarios es aquella persona que posea el título de Abogado.
En cuanto al sujeto pasivo del derecho a percibir honorarios profesionales del abogado,
será el cliente que haya contratado los servicios profesionales del abogado, o que haya sido
asistido en algún acto, o aquel que haya ratificado las actuaciones del representante sin
poder, o al que se le haya aumentado su patrimonio por las actuaciones de éste, o el que
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haya sido defendido en un proceso, así como el condenado en costas. Se puede señalar que
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en la actualidad existen dos procedimientos para el cobro de honorarios profesionales, bien
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sean judiciales o extrajudiciales, como es el intimatorio y ejecutivo especialísimo, para el
primer caso, y el breve para el segundo caso. En cuanto al primero de los casos, se puede
establecer que el abogado tendrá derecho a exigir el pago de los honorarios profesionales de
carácter judicial mediante dos vías, siendo la primera aquel requerimiento extrajudicial que
el abogado haga a su cliente, y la segunda, a falta de cancelación extrajudicial y amistosa,
el reclamo ante el órgano jurisdiccional competente a través del procedimiento intimatorio.
En este sentido, el procedimiento de cobro de honorarios profesionales de abogados por
actuaciones judiciales, es de naturaleza netamente civil, aun cuando se interponga
incidentalmente en controversia de carácter mercantil, de niños y adolescentes, penal,
contenciosa administrativa, laboral o de cualquier otra especie, lo que significa que
indistintamente de la materia donde se originen, debe aplicarse el procedimiento y las
normas previstas en la Ley de Abogados. Este procedimiento especial intimatorio, es
11
aplicable para las reclamaciones que surjan como consecuencia de las actuaciones
realizadas en cualquier proceso ocurrido tanto en jurisdicción voluntaria como en
jurisdicción contenciosa.
Uno de los puntos más discutidos en la doctrina y jurisprudencia nacional, es el referido
a la competencia del tribunal que debe conocer del cobro de honorarios profesionales, por
este tipo de actuaciones de carácter judicial, pues ni la Ley especial sustantiva de la
materia, ni la Ley adjetiva en materia civil, establecen con claridad este aspecto. Al
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respecto, la jurisprudencia nacional ha interpretado el artículo 22 de la Ley de Abogados,
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en el sentido de que la competencia para el conocimiento de este tipo de reclamaciones
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corresponde al Tribunal donde se causaron, ya que allí se establece una competencia
funcional, privativa y excluyente para tramitar y decidir el procedimiento de honorarios
profesionales por actuaciones judiciales.
Si bien, la jurisprudencia del Tribunal Supremo de Justicia ha establecido que existe una
competencia funcional, privativa y excluyente para conocer de los procedimientos de
honorarios profesionales por actuaciones judiciales, atribuida al Tribunal donde constan las
referidas actuaciones, pero no ha determinado con claridad que sucede cuando las
actuaciones que conforman el expediente se encuentran en un Tribunal de alzada con
motivo de la interposición de algún recurso ordinario o extraordinario. Alguna parte de la
doctrina patria, es del criterio que la demanda por honorarios profesionales deberá
interponerse ante el Tribunal que este conociendo del asunto actualmente.
12
Debido a lo importante que resulta la eficacia de una demanda de honorarios
profesionales por parte de cualquier Abogado en ejercicio, constituida ad inicio por su
interposición ante un tribunal competente, aunado al poco desarrollo legal de la materia y a
los diferentes criterios jurisprudenciales y doctrinales existentes al respecto, es que surge la
siguiente interrogante: ¿Cuáles son los criterios sobre la competencia a seguir para el
ejercicio de las pretensiones de honorarios profesionales originados en procedimientos
laborales?
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Objetivo General
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Objetivos de la Investigación
Determinar los criterios de competencia a seguir para el ejercicio de las pretensiones de
honorarios profesionales derivados de procedimientos laborales.
Objetivos Específicos
Determinar la competencia funcional, privativa y excluyente de los Tribunales del
Trabajo de Primera Instancia para el conocimiento de las pretensiones de honorarios
profesionales judiciales derivados de procedimientos laborales.
Determinar la competencia especial de los Tribunales Civiles para el conocimiento de
las pretensiones de honorarios profesionales judiciales derivados de procedimientos
13
laborales.
Establecer la excepción a la competencia funcional, privativa, excluyente y especial de
los Tribunales del Trabajo de Primera Instancia y Civiles para conocer de las pretensiones
de honorarios profesionales judiciales.
Justificación de la Investigación
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El derecho a cobrar honorarios profesionales, específicamente de carácter judicial, por
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parte de los letrados del derecho, constituyen su sustento fundamental y la retribución por
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su asesoramiento jurídico en litigio, bien como demandante o como demandado, que a la
larga genera un importante efecto legal en el patrimonio de los clientes o asesorados. Esta
actividad que ante la jurisdicción realizan los profesionales del derecho, es de vital
importancia en el normal desenvolvimiento de la sociedad y en la correcta administración
de justicia. Resulta necesario entonces, la realización de una investigación como un espacio
para estudiar este importante problema.
Esta investigación busca crear una fuente que establezca los criterios competenciales
que deben ser tomados en cuenta por los Abogados al momento de reclamar el pago de sus
honorarios profesionales, originados en procedimientos que sean llevados o hayan sido
llevados ante los órganos jurisdiccionales que conforman la jurisdicción laboral, en base a
los diferentes criterios jurisprudenciales emanados de las distintas Salas del Tribunal
Supremo de Justicia.
14
De igual manera busca esta investigación servir de ayuda para la elaboración de un
futuro proyecto de Ley de Abogados, donde se establezca de manera clara, concisa y
concreta la competencia de los Tribunales para conocer de las reclamaciones de honorarios
profesionales judiciales derivados en el caso concreto, de procedimientos llevados ante los
órganos jurisdiccionales con competencia laboral.
Delimitación de la Investigación
Delimitación Temporal
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El presente trabajo de investigación se circunscribe desde la promulgación de la Ley de
Abogados publicada en el año 1967 y su Reglamento, tomando en cuenta la entrada en
vigencia de la constitución de 1999, hasta los actuales criterios jurisprudenciales emanados
del Tribunal Supremo de Justicia.
Delimitación Espacial
El ámbito de aplicación de esta investigación se suscribe a todo el territorio de la
República Bolivariana de Venezuela, pues la finalidad de la misma, es establecer los
criterios de competencia a seguir para el ejercicio de las pretensiones de Honorarios
Profesionales Judiciales originados en procedimiento de naturaleza laboral, es decir, que
abarca la competencia laboral a nivel nacional y a esta última está limitado.
15
Delimitación Teórica
La presente investigación se encuentra en el ámbito del Derecho Procesal Laboral,
conjuntamente con el Derecho Procesal Civil y el Derecho Civil. En primer término, el
artículo 22 de la Ley de Abogados establece el derecho del letrado a percibir honorarios
profesionales por los trabajos judiciales y extrajudiciales. La Constitución de la República
Bolivariana de Venezuela en su artículo 253 establece que los Abogados en ejercicio
forman parte del sistema judicial venezolano y de la administración de justicia.
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Por su parte, el artículo 167 del Código de Procedimiento Civil y el artículo 21 del
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Reglamento de la Ley de Abogados, disponen que en cualquier estado y grado de la causa,
el profesional del derecho podrá estimar e intimar los honorarios profesionales surgidos por
su actividad técnica, tanto en jurisdicción contenciosa como voluntaria, en cualquiera de los
ámbitos de competencia por la materia en que se organiza la administración de justicia.
Partiendo de todas estas consideraciones, la investigación a realizar va establecer los
criterios de competencia para intentar las reclamaciones de honorarios profesionales
surgidas de cualquier procedimiento judicial de naturaleza laboral, partiendo de lo
establecido en los diferentes cuerpos normativos que regulan la materia y de los últimos
criterios jurisprudenciales que ha establecido nuestro Tribunal Supremo de Justicia.
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CAPITULO II
MARCO TEÓRICO
Antecedentes de la Investigación
Como esta investigación versa sobre la determinación de los criterios de competencia
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procedimientos laborales judiciales, en virtud de laE
falta
de una determinación taxativa en
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REy la doctrina en la materia y los dictámenes
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algún cuerpo legal, se analizará
la
legislación
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R del Tribunal Supremo de Justicia, para determinar los criterios
DEemanados
jurisprudenciales
para el ejercicio de las pretensiones de honorarios profesionales derivados de
de competencia a seguir cuando se hacen valer reclamaciones de honorarios profesionales
derivados procedimientos laborales de carácter judicial. En este sentido, existe como
antecedente de la presente investigación al autor Humberto Enrique Tercero Bello Tabares,
con su obra “Procedimientos Judiciales para el cobro de los Honorarios Profesionales de
Abogados y Costas Procesales”, del año 2006, quien realiza una breve determinación de la
competencia y jurisdicción para el ejercicio de las demandas por honorarios profesionales
derivados de actuaciones judiciales de forma general para todas las materias, pero sin
especificar la competencia funcional en los casos de las jurisdicciones especiales, que
tienen una estructura jerárquica diferente a la jurisdicción civil ordinaria, como es el caso
de la jurisdicción laboral.
17
Bases Teóricas de la Investigación
El Proceso Judicial
Para el autor Bello Lozano (1975), el proceso es la forma jurídicamente regulada de la
protección del ordenamiento legal por el Estado, consistiendo en una serie de actos
tendientes a la solución coactiva y pacífica de los conflictos sociales, mediante la actuación
de la Ley, que es aplicada por los órganos jurisdiccionales creados al efecto.
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El proceso judicial, según el autor Couture (1981), es un cúmulo de actos, su orden
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temporal, su dinámica, la forma de desenvolverse. De la misma manera que un proceso
físico, químico, biológico, intelectual, todo proceso jurídico se desenvuelve, avanza hacia
su fin y concluye. Por lo que se puede definir el proceso judicial, en una primera acepción,
como una secuencia o serie de actos que se desenvuelven progresivamente, con el objeto de
resolver, mediante un juicio de la autoridad, el conflicto sometido a su decisión. Pero esos
actos constituyen en sí mismo una unidad. La idea del proceso es necesariamente
teleológica, lo que la caracteriza es su fin; la decisión del conflicto mediante un fallo que
adquiere autoridad de cosa juzgada. En este sentido, proceso equivale a causa, pleito,
litigio, juicio.
En el idioma castellano, también se llama proceso al expediente judicial, a los papeles
escritos que consignan los actos judiciales de las partes y de los órganos de la autoridad.
18
Como ocurre frecuentemente en el lenguaje, una misma palabra denota al mismo tiempo al
acto y al documento, a la acción y al film cinematográfico que la registra.
Según el autor Véscovi (1984), el vocablo proceso viene de pro, que significa para
adelante y una continuidad dinámica. Es, como todos los procesos, una sucesión de actos
que se dirigen a un punto. En este caso, que persiguen un fin. En la primera acepción del
proceso como secuencia, éste constituye una acción humana que se proyecta en el tiempo;
es una situación análoga a la que existe entre el ser y el devenir; los actos procesales
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devienen en un proceso. En su segunda acepción, el proceso es un fenómeno intemporal e
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inespacial, un concepto, un objeto jurídico ideal, construido por el pensamiento de los
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juristas. En su tercera acepción, como expediente o conjunto de documentos, el proceso es
un objeto físico que ocupa un espacio en el mundo material.
El proceso es el conjunto de actos dirigidos a un fin, la solución del conflicto o la
satisfacción de la pretensión, mediante la imposición de la regla jurídica. Resulta esencial el
proceso, puesto que la función jurisdiccional se presta por medio de toda esa serie de actos
que garantizan que la declaración final esté basada en una correcta evaluación de las
situaciones que se plantean al juez. Para asegurar el resultado del proceso, se permite
anticipar solo ciertas medidas de garantía, pero las definitivas solamente se pueden resolver
y tomar luego del proceso. Este surge como el modo o manera de realizar la función
jurisdiccional.
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Hoyos Henrechson (1987), comenta que la técnica del derecho procesal ha tomado el
sentido etimológico de la voz proceso para darle un tratamiento acorde con la naturaleza y
los fines de ella. Así, el proceso es una secuencia o serie de actos de las partes, del tribunal
y de terceros, que se desenvuelven progresivamente con el objeto de resolver un conflicto.
El proceso es la relación jurídica típica, entre ciertos sujetos, nacida con motivo del
ejercicio de la función jurisdiccional y estatuida para la justa composición del litigio, por
acto de autoridad. Se comenta que el proceso es una serie de situaciones jurídicas
contrapuestas integradas por posibilidades, expectativas y cargas de las partes,
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concatenadas ordenadamente y destinadas a obtener satisfacción jurídica, bajo la dirección
del juez.
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De igual manera, el autor Ortiz-Ortiz (2004), comenta que la palabra proceso proviene
del latín processus que significa la acción de ir hacia adelante, aun cuando también denota
transcurso del tiempo. El proceso, cuando es jurídico, requiere de la intervención de un
funcionario público, sea en sede administrativa o en el ámbito judicial. Lo define como la
manera en que la acción de los particulares se pone en contacto con la jurisdicción ejercida
por el Estado para el conocimiento, decisión y ejecución de los intereses y derechos
tutelados por el ordenamiento jurídico. De igual manera, puede entenderse por proceso
judicial, el conjunto de relaciones jurídicas entre las partes, los agentes de la jurisdicción y
los auxiliares de ésta, regulado por la ley y dirigido a la solución de un conflicto susceptible
de ser dirimido por una decisión pasada en autoridad de cosa juzgada. Se encuentra frente a
un proceso judicial cuando éste se desarrolla ante un juez y en presencia de unas partes
interesadas. A esto debe aclararse que la misión del proceso no es sólo la solución de
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conflictos, pues hay muchas situaciones en que existe un proceso judicial aun cuando no
exista un conflicto de intereses.
El autor Henríquez La Roche (2005), sostiene que el proceso judicial es una de las
instituciones fundamentales del derecho procesal, al punto de que a ella le debe su nombre.
Lo define como el conjunto de actos dirigidos a producir un acto jurisdiccional sobre el
derecho cuyo reconocimiento y satisfacción se pretende. Igualmente, comenta que el
proceso es un conjunto de relaciones que vinculan a las partes y al juez, como consecuencia
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de los alegatos, defensas y decisiones que se producen en el desarrollo de la contienda.
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Según el autor Puppio (2006), el proceso puede definirse como una secuencia de actos, y en
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este sentido, viene a ser una actividad del hombre que se proyecta en el tiempo.
Proceso y Procedimiento
Según, Hoyos Henrechson (1987), el procedimiento es el conjunto de formalidades
externas de trámites, de ritualidades, el proceso, en cambio, es el conjunto de actos, unidos
por un fin común, que ese procedimiento organiza para mejor conseguir su objeto. El
proceso denota la idea de unidad, de continencia, esto es, que constituye la determinación
de lo uno en lo diverso. El proceso es uno, los procedimientos son muchos, así, existe un
procedimiento de cognición, que puede ser lata o sumaria, y un procedimiento para la
ejecución, es decir, procedimientos ordinarios y especiales. Ahora bien, aunque los
procedimientos varían, la idea de proceso se mantiene inalterable. Asimismo, todo proceso
supone un procedimiento, esto es, un sistema para el debate en que el primero se
21
desenvuelve, que le da eficacia con miras al fin que se pretende conseguir. En cambio, hay
procedimientos sin proceso.
Rengel-Romberg (2003), expresa que las palabras proceso y procedimiento se usan
frecuentemente como sinónimas, tanto en la práctica judicial como en la doctrina jurídica.
Sin embargo, ellas no denotan conceptos intercambiables. Ha sido mérito de la doctrina
procesal moderna destacar la distinción entre ambos conceptos.
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Procedimiento deriva del verbo proceder y éste del latín jurídico procedo, en el sentido
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de proceder a una acción judicial, y literalmente avanzar o progresar. Proceso deriva del
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latín processus, con el significado de avance o progreso. Este significado, de algo que
avanza o progresa, que se encuentra en la etimología de ambas palabras, ha permitido
considerarlas como sinónimos y ha impedido por largo tiempo una delimitación conceptual
de ellas. La asimilación de ambos vocablos aparecía explicable, sobre todo en el campo
judicial, en el cual se observa de inmediato una secuencia de actividades desarrolladas por
los sujetos que intervienen y coordinadas entre sí a la manera de un drama teatral que va
desarrollándose y progresando hacia su fin.
Si bien todo proceso requiere para su desarrollo un procedimiento, no todo
procedimiento es un proceso. El procedimiento indica más propiamente el aspecto exterior
del fenómeno procesal. El proceso se caracteriza por su finalidad jurisdiccional compositiva
del litigio.
22
Para Henríquez La Roche (2005), existe una diferencia de técnica entre estas dicciones.
Proceso es el conjunto de relaciones que vinculan a las partes y al juez, como consecuencia
de los alegatos, defensas y decisiones que se producen en el desarrollo de la contienda. El
procedimiento es el itinerario pautado por la ley procesal, por el cual debe discurrir el
proceso.
Según Puppio (2006), ambos conceptos significan avanzar, progresar y por eso se
utilizaban como sinónimos. Pero hoy la doctrina esta de acuerdo en distinguir las nociones.
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El procedimiento es la parte exterior del fenómeno procesal, es decir, el conjunto de reglas
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que regulan el proceso. En cambio, el proceso es el conjunto de actos procesales tendentes
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a lograr la sentencia definitiva. En este sentido, la idea del proceso es necesariamente
teleológica, se caracteriza por su fin, que es solucionar el conflicto mediante una sentencia
que adquiera autoridad de cosa juzgada. Todo proceso requiere para su desarrollo un
procedimiento, pero no todo procedimiento es un proceso. El proceso se caracteriza por su
finalidad jurisdiccional de componer el litigio. En síntesis, procedimiento es el método
propio para la actuación ante los tribunales, y el proceso es el conjunto de relaciones
jurídicas entre las partes y los agentes de la jurisdicción, reguladas por la ley y dirigidas a la
solución del conflicto a través de una sentencia con autoridad de cosa juzgada.
La Competencia Procesal
En cuanto a la competencia de los tribunales, Borjas (1973), expresa que la competencia
es la facultad judicial para conocer de determinados asuntos, es la especie, en tanto que la
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jurisdicción, vale decir, la potestad de administrar justicia, es el género, o según la
expresión de Ricci, la jurisdicción es el derecho y la competencia es su medida.
Véscovi (1984), la determina como la medida en que la jurisdicción se divide entre las
diversas autoridades judiciales. Es decir, es el poder especifico que tienen los tribunales
para intervenir en determinadas causas; es la porción o parte de la jurisdicción de los
diversos órganos jurisdiccionales y, a la vez, la aptitud de ellos para juzgar determinados
asuntos. Tiene asimismo un aspecto negativo, designado con el nombre de incompetencia,
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que significa la imposibilidad de juzgar ciertos asuntos en virtud de que les falta dicha
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aptitud, puesto que la función ha sido atribuida a otro u otros órganos de la jurisdicción.
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Devis Echandía (1985), define la competencia como la facultad que cada juez o
magistrado de una rama jurisdiccional tiene, para ejercer la jurisdicción en determinados
asuntos y dentro de cierto territorio. Toda definición debe abarcar dos perspectivas,
objetivamente como órbita jurídica dentro de la cual puede ejercer el poder público por el
órgano correspondiente, y subjetivamente como conjunto de atribuciones otorgadas a dicho
órgano para que ejerza sus poderes.
Para Rengel-Romberg (2003), la medida de la jurisdicción que puede ejercer cada juez
en concreto, se llama su competencia. Considera la competencia como una medida de la
jurisdicción y no como la capacidad del juez para ejercer dicha función, porque la facultad
de este funcionario de ejercer válidamente en concreto la función jurisdiccional, depende
no de su aptitud personal, sino de la esfera de poderes y atribuciones que objetivamente
24
asigna la ley al tribunal, y en este sentido parece más propio hablar de límites de la función
y no de capacidad del juez para ejercerla.
Al momento de proponer la demanda, no basta que el demandante se dirija a uno
cualquiera de los cientos de jueces que existen en la organización judicial, sino que debe
examinar previamente si conforme a los criterios fijados por la ley para determinar la
competencia, el juez a quien dirige su demanda es el llamado a conocer de ella por
corresponder el asunto a la esfera de poderes y atribuciones dentro de la cual puede ejercer
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en concreto la función jurisdiccional. La competencia puede definirse legalmente, como la
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medida de la jurisdicción que ejerce en concreto el juez, en razón de la materia, del valor de
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la demanda y del territorio.
Igualmente, el autor Henríquez La Roche (2005), la competencia es la medida o porción
de la jurisdicción que tiene asignada el juez, siendo calificada como un límite interno de la
jurisdicción, pues plantea la separación de funciones entre los distintos órganos internos del
poder judicial, y se la distingue de los llamados limites externos de la jurisdicción, que
comprenden los limites constitucionales e internacionales. Por los primeros se determina si
el juez debe conocer en lugar de un órgano administrativo; por los segundos si debe
conocer en lugar del juez extranjero.
Según Ortiz-Ortiz (2004), la competencia procesal es la aptitud material u objetiva
establecida por la Constitución o la Ley, constituida por esferas de la vida, sobre la cual el
órgano jurisdiccional, puede actuar procesalmente; y la aptitud formal o subjetiva,
25
constituida por la ausencia de impedimento personal para pronunciar sus decisiones. De
igual manera, Puppio (2006), expresa que las atribuciones y deberes que la ley le asigna al
juez viene a ser la medida de la función jurisdiccional y en este sentido se puede afirmar
que la competencia es la medida de la jurisdicción que ejerce un juez de acuerdo a la
materia, el valor, el territorio y la conexión o continencia, accesoriedad y litispendencia de
la causa.
Principios Reguladores de la Distribución de la Competencia
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El maestro Véscovi (1984), comenta que dejando de lado la posibilidad de un único
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tribunal, que no puede darse ni en el más pequeño y despoblado país, la atribución de
determinada porción de asuntos a cada órgano judicial responde a un fundamento de
política procesal. Este, por lo tanto, varía con las épocas y los lugares y corresponde a los
diversos sistemas de organización de los tribunales, en consecuencia, es relativo. Por eso
varía de país en país, aun cuando muchos criterios son comunes y tienen cierta
permanencia.
La distribución de la competencia responde a la necesidad práctica de una mejor y
eficiente administración de la justicia. La división obedece a diferentes razones y criterios,
hay una de carácter institucional, que se funda en el orden jerárquico de los tribunales y
también en la especialización de la magistratura por materias. También existe un criterio
práctico consistente en la necesaria aproximación del tribunal al lugar del hecho, así como a
aquel en el cual están situadas las partes. Lo que, de otra manera, refiere a la centralización
26
o descentralización territorial. Otras veces el criterio es puramente objetivo, relacionado
con la índole de la causa de que se trata. Existen, por último, razones meramente
administrativas, como la división del trabajo.
Caracteres de la Competencia
Véscovi (1984), sostiene que la competencia tiene determinados caracteres que la hacen
mas definida. Los mismos dependen del legislador ya que por ser éste quien fija las reglas
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de la competencia, pueden modificarlos y así variar de un lugar a otro o de un momento a
otro.
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Por su parte, Ortiz-Ortiz (2004), afirma que si bien es cierto que los criterios atributivos
de competencia pueden ser múltiples, existen unas reglas generales aplicables en todo caso
de competencia, las cuales se cobijan bajo la noción de caracteres o características
generales.
La Legalidad
Para Véscovi (1984), las reglas de competencia se fijan y modifican mediante la ley. Por
excepción, la distribución del trabajo entre los juzgados por el criterio meramente temporal,
puede quedar librada a la reglamentación, o a las acordadas que dicten los tribunales
superiores de cada país.
27
La Obligatoriedad e Irrenunciabilidad
Según Ortiz-Ortiz (2004), como ocurre con toda potestad pública, la competencia no
puede renunciarse, esto es, como señala Brewer, no admite relajamiento por parte del
funcionario público ni restricciones voluntarias. El funcionario no puede renunciar a
ejercerla. Es de ejercicio obligatorio, aunque la ley en ciertos casos, dé cierto margen de
apreciación de las circunstancias de hecho. Lo destacable de esta característica es que, para
los jueces, la competencia también es obligatoria y no puede renunciarse a ella sobre la
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base del primer apartado del artículo 253 constitucional.
Este carácter es una consecuencia de concebir el ejercicio de la jurisdicción como una
potestad, es decir, engendra facultades de actuación por parte del titular de la competencia
pero, al mismo tiempo, concede a los justiciables la posibilidad de exigir su cumplimiento,
lo que torna aquella facultad en una verdadera obligación. De esto se desprende que el juez
no puede, por ningún motivo, renunciar a la competencia judicial que le ha sido asignada,
puede, en todo caso, declarar su incompetencia, en cuyo caso estamos ante un supuesto
diferente de la renuncia.
La Improrrogabilidad o Inderogabilidad
Para Véscovi (1984), la competencia basada en reglas inspiradas en la mejor
organización del servicio público, no puede ser prorrogada por voluntad de las partes. Para
Rengel-Romberg (2003), la competencia se caracteriza, en general, por su inderogabilidad
28
convencional, salvo en aquellos casos establecidos por el Código y en leyes especiales.
Tradicionalmente se consideraba como inderogables o improrrogables a la competencia por
la materia y por el valor de la demanda y sujeta a derogación convencional la competencia
territorial. Esta era la llamada competencia absoluta o de orden público, respecto de la cual
los límites de la jurisdicción del juez estaban preordenados a ciertos fines de orden público,
con prescindencia de toda consideración de conveniencia o utilidad de las partes; y la
competencia prorrogable relativa o dispositiva, en la cual los limites de la jurisdicción del
juez se fijaban en atención a la utilidad de las partes, para facilitar a éstas el acceso a los
tribunales más próximos a su domicilio.
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Ortiz-Ortiz (2004), sostiene que salvo los casos establecidos expresamente en la Ley,
este principio es absoluto y mucho más en materia penal. Según Puppio (2006), este
principio consiste en que las partes no pueden convenir en que el asunto lo decide un juez
distinto a aquel a quien le corresponda conocer del asunto de acuerdo a las limitaciones
jurisdiccionales por la materia y por el valor de la demanda, ni tampoco los jueces pueden
derogar la competencia por la materia o por el valor discrecionalmente. La
improrrogabilidad de la competencia tiene excepciones cuando se trata del territorio,
porque el legislador permite proponer la demanda ante el juez del lugar que las partes
hayan elegido como domicilio especial.
La Indelegabilidad
Véscovi (1984), sostiene que la competencia, precisamente por fundarse en razones de
29
orden público, no puede ser delegada por el titular del órgano al cual se atribuye. Dejando
fuera de este caso los casos de comisión, que es una figura diferente. Para Rengel-Romberg
(2003), la competencia es indelegable por los jueces. Siendo la jurisdicción una función
propia del Estado, y un atributo de la soberanía, su ejercicio está definido por la
Constitución y las leyes, a las cuales deben sujetarse los jueces.
Según Ortiz-Ortiz (2004), sobre la base de que la competencia es, en primer lugar, el
ejercicio de la potestad jurisdiccional sobre una determinada materia, que tiene un cierto
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valor y sobre unos hechos ocurridos en un territorio, entonces como toda potestad pública,
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no puede ser delegada por el juez competente. A los efectos de aclarar esta situación,
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señalamos que en el acto de delegación hay una transferencia de competencia de un órgano
a otro órgano, o de un ente a otro ente. Lo importante es que el delegante se desprende de
su competencia y ésta es transferida temporal o definitivamente al delegado. Puppio (2006),
comenta que los jueces no pueden delegar sus funciones, aunque hay quienes podrían
interpretar la figura de la comisión a través del despacho para un juez de menor jerarquía, y
el exhorto para un juez de igual jerarquía, como una especie de delegación en el juez
comisionado.
La Inmodificabilidad
Para Véscovi (1984), la competencia es inmodificable, en el sentido de que una vez
fijada no puede variar en el curso del juicio. Este principio de justificación elemental viene
desde el derecho romano y es el de la llamada perpetuatio jurisdictionis, que establece que
30
la competencia está determinada por la situación de hecho al momento de la demanda y
esta es la que la determina para todo el curso del juicio, aun cuando dichas condiciones
luego variaran.
El Orden Público
Véscovi (1984), sostiene que la competencia es de orden público, en virtud de que la
estructuración legal se funda en principios de tal orden, que hace imposible que las reglas
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legales puedan ser modificadas por convenio de partes.
Según Ortiz-Ortiz (2004), el planteamiento tradicional decía que la competencia era un
asunto de orden público absoluto, fundamentalmente se refería a la competencia derivada
de los criterios atributivos por la materia y por la cuantía. En estos casos, se pensaba que la
competencia era absoluta o de orden público respecto de las cuales los límites de la
jurisdicción estaban preordenados a ciertos fines de orden público, con prescindencia de
toda consideración de conveniencia o utilidad de las partes. Mientras que la competencia
territorial era prorrogable, relativa o dispositiva, en la cual los límites de la jurisdicción del
juez se fijaban en atención a la utilidad de las partes, para facilitar a éstas el acceso a los
tribunales más próximos a su domicilio, donde pudieran fácilmente ser aportadas las
pruebas de los hechos.
La competencia no es un presupuesto del proceso sino de la sentencia, en cuyo caso los
actos producidos por un juez incompetente son validos, esto permite llegar a una conclusión
31
fundamental, la competencia es de orden público relativo y no absoluto. Es relativo porque
todo depende de la circunstancia concreta en la cual se deba verificar la competencia y
también porque los actos producidos por un juez incompetente, salvo la sentencia, producen
plenos efectos. Ahora bien, este carácter de orden público genera que las normas sobre la
determinación de la competencia son inderogables, indelegables, prorrogables con las
limitaciones del caso y de aplicación oficiosa, sin embargo lo relativo se evidencia porque
no toda incompetencia puede alegarse en cualquier estado y grado de la causa, sino que el
legislador establece unas modalidades especificas de tal alegación.
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Para Puppio (2006), las limitaciones jurisdiccionales establecidas a los jueces se hacen
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por razones de orden público, y por ello, se excluyen las consideraciones de utilidad
privada de las partes. Por ello, las partes no pueden alterar las instancias o grados de la
jurisdicción, que se han establecido primordialmente pensando en el interés público del
buen desarrollo y organización de la administración de justicia y pretender que el asunto se
proponga directamente ante un juez superior, sin pasar por la primera instancia.
La Competencia por la Materia
Borjas (1973), comentando el Código de Procedimiento Civil de 1916, expresa que el
legislador venezolano consideró cuatro elementos esenciales como determinantes de la
competencia, y al crear y organizar diversas magistraturas ha atribuido a cada una de ellas,
en atención a esos elementos, el conocimiento de señaladas cuestiones. Como no todas
éstas tienen una misma naturaleza, pues no se refieren a los mismos o análogos objetos ni
32
persiguen iguales fines, y si unas versan sobre materias de carácter civil, en otras se discute
sobre negocios mercantiles o fiscales, en unas se reclama la mera posesión y en otras la
propiedad, etc., es natural que, para la ordenada expedición de los asuntos, las materias
diferentes sean sometidas al conocimiento de Tribunales diferentes también, de allí la
competencia en razón de la materia.
Para Véscovi (1984), esta división esta determinada, como dice Carnelutti, por el modo
de ser del litigio, es decir, de acuerdo con la relación de derecho material que da lugar a la
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causa. Según ésto y por motivos contingentes, se crean determinados tribunales a quienes
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se atribuye, exclusivamente, la posibilidad de conocer de ellos y decidirlos. No se trata de
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una razón esencial sino variable, que hace que el Poder Judicial se organice sobre la base de
una división de asuntos en función de la especialización de los magistrados respecto de la
índole del proceso. Modernamente hay una mayor tendencia a la especialización de los
tribunales, en virtud de la cada vez más compleja y abundante legislación en todas las
ramas del derecho, sobre todo en algunas de mayor desarrollo en la época actual, que ha
llevado a la creación de tribunales laborales, de familia y menores, agrarios, fiscales o
tributarios, etc.
Rengel-Romberg (2003), sostiene que en la determinación de la competencia por la
materia se entiende a la naturaleza de la relación jurídica objeto de la controversia, y sólo
en consideración a ella se atribuye el conocimiento de las causas entre diversos jueces.
Como el juez ordinario civil tiene idealmente, en potencia, facultad para decidir todas las
causas, la atribución de ciertas clases de relaciones jurídicas al conocimiento de
33
determinado tipo de jueces, origina las jurisdicciones especiales, y por lo tanto, la distinción
de los jueces en ordinarios y especiales. La determinación de la competencia por la materia
da lugar a la distribución de las causas entre jueces de diferentes tipos.
Según Ortiz-Ortiz (2004), el objeto del proceso se determina con base al interés
sustancial que en él se invoca, sea que este asuma el carácter de una controversia o que el
interés sea mutuo entre las personas que acuden a la jurisdicción. La competencia por la
materia es un criterio atributivo de aquella que se determina atendiendo a la naturaleza del
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asunto objetivo o material sobre el cual versare el interés de las partes en el proceso. De
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conformidad con nuestro sistema jurídico, todo asunto que no corresponde a la competencia
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penal esta atribuido a los jueces ordinarios civiles, salvo que tenga un procedimiento o una
regulación especial.
Esto implica que cualquier asunto de naturaleza civil debe tramitarse por el
procedimiento ordinario civil, salvo que tal asunto tenga pautado un procedimiento especial
que bien pudiera disponer que la competencia la tenga otro tribunal, como ocurre con los
asuntos mercantiles y del tránsito.
Henríquez La Roche (2005), comenta que la llamada competencia objetiva, atiende a la
cualidad y cuantía de los elementos objetivos de la causa, es decir, el petitum y la causa
petendi. Unas reglas de la competencia toman en cuenta el objeto mediato de la pretensión,
como ocurre en la competencia de los interdictos posesorios, y otras toman en cuenta el
34
derecho sustancial que constituye el titulo de la demanda, como es el caso de la jurisdicción
especial laboral.
La competencia civil consiste propiamente en una jurisdicción residual, a la cual
corresponde el conocimiento de todos aquellos asuntos que no han sido atribuidos
específicamente, en razón de la materia, a otros órganos jurisdiccionales. El juez civil
conoce de asuntos de familia, salvo aquellos que correspondan a la protección del niño y
del adolescente; así como todas las pretensiones de interés patrimonial que reclamen la
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declaración de existencia de un derecho o el cumplimiento de una obligación cuya fuente
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sea el contrato, el cuasi-contrato, el delito, el cuasi-delito o la propia ley. Dejando a salvo
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las obligaciones que competen a otra materia, tales como las obligaciones derivadas del
contrato de trabajo, las de índole mercantil, las que debe cumplir el Estado o los institutos y
empresas del Estado.
La jurisdicción mercantil es plena en los asuntos que la ley somete a su competencia, en
el sentido, de que en las causas comerciales el juez tiene autoridad para declarar y
satisfacer, mediante ejecución, el derecho en juicio ordinario o especial, y resolver
cualquier incidencia relacionada con el asunto.
Los tribunales del trabajo son competentes para sustanciar y decidir los asuntos
contenciosos relativos al hecho social del trabajo y a la prestación personal de trabajos y
servicios, inclusive los relacionados con intereses colectivos o difusos, que no
correspondan a la conciliación ni al arbitraje, con excepción de los litigios entre los
35
funcionarios de la administración publica. Igualmente, corresponde el conocimiento al juez
laboral de las acciones derivadas de los actos ilícitos cometidos por el patrono en perjuicio
del trabajador. La determinación de la competencia en materia de tránsito esta fundada en
la naturaleza del acto ilícito que se aduce como causa de pedir de la reclamación. Si la
causa o relación jurídico-material controvertida en el proceso puede ser calificada
jurídicamente como accidente de transito, entonces habrá de afirmarse la competencia
material del juez del tránsito.
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La jurisdicción especial agraria entraña la materia concerniente a la protección y
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fomento de las actividades agrícolas y pecuarias, dado el manifiesto interés social que
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revisten como producción económica básica. Sin embargo, no son otras distintas a las del
derecho común, las instituciones de derecho privado en base a las cuales deben ser
resueltos los casos y las instituciones procesales que informan el itinerario de estos
procesos. La competencia especial a favor del niño y del adolescente concierne a todos
aquellos asuntos que miran a la protección y formación del menor, como la guarda,
custodia, alimentos y salvaguarda de su patrimonio.
La jurisdicción constitucional persigue asegurar la integridad, la supremacía y
efectividad de la Constitución, a cuyo fin ésta ha dotado a la Sala Constitucional del
Tribunal Supremo de Justicia de las atribuciones necesarias para anular los actos públicos
emanados de los poderes públicos, incluso del Poder Judicial, incluidas en él las decisiones
de otras Salas de dicho Tribunal Supremo, así como también tiene la atribución necesaria
para ejercer una jurisdicción plena que le permita asignar la interpretación del texto
36
normativo y salvar sus dificultades o contradicciones. La tutela constitucional satisface, a la
par, el interés privado de los justiciables, ejercidos a través de las acciones de amparo,
acciones de nulidad de actos legislativos y el recurso extraordinario de revisión.
Para Puppio (2006), la diversidad de materia de los asuntos que pueden ser objeto de
controversias legales, y además, la diversidad de aspectos que pueden plantarse dentro de
una misma agrupación, como ocurre en materia civil que pueden presentarse asuntos
relacionados con bienes, con la capacidad de las personas, menores, obligaciones, garantías,
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o sucesiones, exige que las controversias sean sometidas a la jurisdicción ordinaria o a las
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jurisdicciones especiales, de acuerdo al fuero de las personas. La competencia por la
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materia se determina por la naturaleza de la cuestión discutida y por las disposiciones
legales que la regulan. Hay que tener en cuenta la causa de pedir y el objeto. Hay reglas de
competencia por la materia que toman en cuenta el objeto mediato de la pretensión. Pero
hay otras reglas de competencia sobre la materia que toman en cuenta el derecho sustancial
que forma el titulo de la demanda, por eso una reclamación laboral puede ser planteada ante
un tribunal laboral y una de tránsito ante un juez de tránsito.
De manera que hay que tener cuidado al decir que la competencia por la materia
depende de la índole de las normas legales aplicables al caso porque no siempre es así. La
competencia por la materia depende de la causa de pedir y el objeto, lo cual determinara la
aplicación de ciertas reglas y de las disposiciones legales que regulan la cuestión discutida.
37
La Competencia por el Valor o la Cuantía
Para Borjas (1973), la entidad de los negocios, más o menos importantes y
trascendentales según sea mayor o menor el valor de la cosa reclamada, exige que se
acuerden mayores garantías a los procesos en que se ventilan intereses mayores, y que se
organicen, en consecuencia, de modo diverso los tribunales inferiores, a los cuales incumbe
decidir sobre cosas y valores de escasa cuantía, y los de más elevada jerarquía, que
requieren en su personal grande acopio de saber y de experiencia, porque a ellos les
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corresponde sentenciar sobre valores cuantiosos y derechos de la mayor entidad.
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Según Véscovi (1984), el criterio de distribuir los juzgados de conformidad con la
cuantía de los litigios prevalece en el derecho positivo. Parte de la doctrina ha criticado esta
distinción señalando que no resulta justo atribuir el conocimiento de las causas de menor
valor a los jueces de inferior jerarquía. Se ha dicho que para cada uno el litigio puede tener
distinta medida de valor, en función del propio interés que tenga en el asunto, no por su
cuantía en si.
Sin embargo, el criterio mas generalizado en los códigos es el de atribuir los asuntos de
menor valor económico a los jueces de rango inferior en la escala jerárquica, a excepción
de aquellos que carecen de cuantía, como los del estado civil. Esta atribución plantea el
problema de la determinación de la cuantía del asunto, para lo cual se siguen determinados
criterios. El mas generalizado de ellos es el de fijar como cuantía del asunto el valor de la
cosa disputada. El valor que se toma en cuenta es el de la pretensión deducida, el interés
38
cuya tutela se reclama. Resulta natural, que el criterio sea el del valor económico del
asunto, traducido en dinero, que es el denominador común que permite la división. El valor
puede surgir del propio monto de la demanda o de otros parámetros que se toman en cuenta
como base a falta de una cuantificación clara.
Generalmente se admite que si hay una contrademanda, se altera el valor del litigio, el
cual queda fijado por el monto de la demanda y la reconversión conjuntamente. En cambio
los códigos latinoamericanos, en general, no aceptan el criterio utilizado en Italia, de que la
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simple excepción pueda alterar el monto del asunto. Tampoco lo alteran los intereses
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posteriores u otras prestaciones que se devengan en el curso del proceso.
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Rengel-Romberg (2003), comenta que para la determinación de la competencia por el
valor no se atiende a la calidad de la relación jurídica controvertida, sino al aspecto
cuantitativo de la misma, y en base al valor se distribuye el conocimiento de las causas
entre diversos jueces. La determinación de la competencia por el valor de la demanda no da
lugar, como ocurre en la determinación de la competencia por la materia, a la distribución
de causas entre jueces ordinarios y jueces especiales, sino a la distribución de ellas entre
diversos tipos de jueces ordinarios.
Para Ortiz-Ortiz (2004), la competencia por el valor se determina atendiendo a la cuantía
o al valor económico de los asuntos sometidos al conocimiento de los órganos
jurisdiccionales, sean de cualquier naturaleza, pues, por lo general, todas las pretensiones
son apreciables en dinero. La competencia por el valor de la demanda se rige por las
39
disposiciones del Código de Procedimiento Civil y la Ley Orgánica del Poder Judicial y
este último instrumento legal permitía que el extinto Consejo de la Judicatura, mediante
resolución, pudiera modificar los valores o el quantum establecido para la determinación de
la competencia.
Se tiene entonces, un criterio básico para la determinación de las pretensiones que
tengan por objeto el estado y la capacidad de las personas, cuya competencia esta atribuida
a los jueces civiles, salvo la materia de niños y adolescentes. En las restantes situaciones,
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todas las pretensiones son apreciables en dinero y, en consecuencia, caen dentro de las
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reglas para la determinación de la competencia por la cuantía.
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Henríquez La Roche (2005), sostiene que el valor del objeto del litigio es otro criterio
determinador de la competencia. El Código de Procedimiento Civil establece varias reglas
para establecer el valor de la demanda, o para estimarlo, si no es posible determinarlo,
como ocurre en las demandas de indemnización por daño moral. Otras demandas son
inestimables en dinero por no pretender bienes patrimoniales, como ocurre en las
pertenecientes al derecho de familia. Cuando es establecido el valor de la demanda, es
posible precisar entonces el tribunal al cual corresponde el conocimiento del asunto en
razón de la cuantía. En razón de la perdida del valor adquisitivo del signo monetario,
recurrente año a año, el legislador se ha remitido en nuevas leyes a un valor referencial, el
de la unidad tributaria, que es determinado por la autoridad administrativa cuando razones
de corrección monetaria o indexación, lo aconsejen.
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El valor de la demanda tiene importancia también para determinar el monto de los
honorarios profesionales de los abogados de la parte vencedora, pues dichos honorarios no
pueden ser superiores al 30% del valor de lo litigado.
Según Puppio (2006), el valor del asunto controvertido, lo toma en cuenta el legislador
para determinar el conocimiento entre un tribunal inferior y otro de mayor jerarquía, porque
no tiene la misma importancia la sentencia sobre la propiedad de un bien de bajo costo, que
la dictada en un proceso sobre la quiebra millonaria de una gran empresa. Esta última
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decisión va a tener graves repercusiones sociales, por los trabajadores cesantes y la
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multiplicidad de acreedores. El valor de la demanda nos permite determinar la competencia
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del tribunal ante el cual debemos demandar.
La Competencia por el Territorio
Para Borjas (1973), cuando por razón de la materia o la cuantía puede una controversia
ser llevada al conocimiento de varios tribunales igualmente competentes, importa atender,
para escoger el de mayor conveniencia, al lugar donde se encuentre la cosa demandada, o
donde tenga su domicilio el reo, o donde deba ser exigida la obligación, pues
indudablemente tales lugares tienen sobre cualesquiera otros la ventaja de facilitar la
sustanciación del proceso, pues en ellos se tendrán más a mano las pruebas, la de ocasionar
a la parte llamada en juicio, cuya condición es por ello preferente, la menor incomodidad, y
la de prestar, por igual, a los litigantes todos que se hallen en su propia vecindad, el medio
más cómodo de que puedan vigilar de cerca la secuela del juicio.
41
Véscovi (1984), sostiene que mientras que la competencia funcional significa una
distribución vertical, la competencia territorial es horizontal, ya que los países se dividen en
circunscripciones territoriales, en las cuales se instalan tribunales con idéntica competencia
en cuanto al grado y la categoría. La tendencia descentralizadora aspira a realizar el proceso
lo más cerca posible del lugar del litigio, para aumentar el rendimiento y disminuir su
costo. La incomodidad de las partes es menor; la búsqueda de pruebas es más fácil, el
ambiente para la apreciación es más propicio, el beneficio de la sentencia es más saludable.
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Este criterio de competencia se vincula al del valor del asunto, y así, en general, cuanto
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menor es la cuantía, se procura que el camino que deba recorrer el litigante, en la búsqueda
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del tribunal sea mas corto, en forma de disminuir el malestar social causado por la
injusticia. Por eso, en general, la descentralización judicial crece en razón inversa a la
cuantía, para los litigios menores el Estado establece una amplia red de juzgados. Lo cual
no significa que esto sea un principio absoluto, ni indiscutido. También existe un principio,
según el cual la descentralización procede en razón inversa del grado del proceso. En virtud
del menor número de tribunales destinados al reexamen de los litigios, y del menor numero
de litigios que alcanzan los grados superiores, es inferior la cantidad de tribunales de
superiores instancias, lo que conduce a una centralización a medida que se aumenta el
grado.
Ahora bien, establecido el principio territorial, hay distintos criterios para instituir como
se determina la distribución de asuntos según las diversas circunscripciones. En cuanto a
estos criterios, se debe señalar previamente, que en materia penal la cuestión es simple,
42
pues el lugar se determina por el de la comisión del delito, pero en materia civil se siguen
diversos criterios, según las pretensiones que se hacen valer en los respectivos juicios. Los
criterios tradicionales se refieren al fuero real y personal. El fuero es la relación de carácter
territorial que liga uno de los elementos de la pretensión con la circunscripción de cada
órgano jurisdiccional, y aparece considerada por la ley como una causa determinadora de la
competencia.
Según Rengel-Romberg (2003), otro de los criterios para determinar la competencia del
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juez lo constituye el territorio. Aquí no se entiende ya a la naturaleza de la relación jurídica
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de la controversia, ni al aspecto cuantitativo de la misma, sino a la sede del órgano y a la
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relación que las partes o el objeto de la controversia tienen con el territorio en que el órgano
actúa. No basta, a fines de la determinación de la competencia, haber aclarado a que tipo de
órgano corresponde por la materia y por el valor el conocimiento de una causa determinada,
sino que es necesario que, además, para individualizar en concreto al juez que debe conocer
de ella, determinar también a cual de los diversos jueces de aquel tipo corresponde conocer
de esta causa singular, y esta determinación se realiza en consideración a la vinculación que
tienen las partes o el objeto de la controversia con el territorio en que actúa el juez.
El fundamento de esta competencia es privado, es decir, hacer menos oneroso para
aquellos que necesariamente deben participar en el proceso, el obrar o contradecir en juicio,
facilitándoles el acceso a los tribunales más próximos a su domicilio o donde puedan ser
mas fácilmente aportadas las pruebas relativas a una determinada relación controvertida. La
distribución horizontal de las causas entre jueces del mismo tipo, esta fundada en un
43
principio de comodidad de las partes, para facilitar y hacer mas cómoda su defensa,
especialmente la del demandado, a diferencia de la distribución vertical, fundada en
principios de derecho publico, lo que explica la naturaleza esencialmente relativa o
derogable de la competencia territorial.
Solo excepcionalmente la competencia por el territorio es de orden publico e
inderogable, cuando se trata de acciones en que esta interesado el orden publico por ser una
cuestión de estado, como el divorcio y la separación de cuerpos, en los cuales interviene el
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representante del Ministerio Publico. La regla general en materia de competencia territorial,
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se puede enunciar diciendo que es competente para conocer de todas las demandas que se
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propongan contra una persona, el lugar donde la misma tenga su domicilio, a menos que el
conocimiento de la causa haya sido deferido exclusivamente a otro tribunal. Lo que
determina esta regla, es la vinculación personal del demandado con dicha circunscripción.
Como el tribunal del domicilio del demandado es competente para conocer de todas las
causas que se propongan contra él y que no hayan sido deferidas especialmente a otro
tribunal, se dice que el demandado tiene su fuero en dicho tribunal, y que este es su fuero
general o personal.
Para Ortiz-Ortiz (2004), el tercer criterio atributivo de competencia es el elemento
territorial, es decir, no se atiende a la naturaleza de la cuestión sometida al conocimiento de
los órganos jurisdiccionales ni tampoco al valor o cuantía de los intereses jurídicos
debatidos en el proceso, sino al lugar donde se desarrollan los hechos que generan el
44
conflicto o el interés y la sede del órgano jurisdiccional. La competencia por el territorio
puede ser derogada por las partes con entera autonomía de voluntad, salvo las limitaciones
específicas establecidas en la ley.
Henríquez La Roche (2005), comenta que la diseminación de tribunales de un mismo
tipo en la geografía nacional, contribuye con la garantía de fácil acceso a la justicia,
evitando a los ciudadanos la molestia de tener que trasladarse a un lugar distante a
demandar lo que en justicia les corresponde. El criterio territorial acomete la necesidad de
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reproducir el diseño de tribunales fundado en los criterios cualitativo, cuantitativo y
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funcional, es decir, la producción en serie de tribunales de un mismo tipo, en cantidad
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suficiente para desplegar el trabajo judicial a ellos encomendado.
En definitiva, la administración de justicia necesita distintos tipos de tribunales y
pluralidad de tribunales de un mismo tipo. La jurisdicción, en orden al territorio, esta
distribuida en función a dos reglas, el criterio personal y el criterio real. Según el primero,
se distribuye la competencia según la ubicación territorial de la persona, concretamente de
la persona demandada, conforme al principio actor sequitur forum rei, el actor sigue el
fuero del reo. El criterio real atiende a la ubicación territorial de la cosa demandada, y por
tanto es de colegir que dicho criterio real se aplica solo en el caso de las pretensiones
concernientes a derechos propter rem, sean derechos reales que reclaman una obligación
general de respeto, sean derechos personales que tienen un correlativo obligado concreto y
un objeto determinado.
45
Para Puppio (2006), este criterio para determinar la competencia lo fundamenta el
legislador en la relación que las partes o el objeto de la controversia tienen con el territorio
que sirve de sede al órgano jurisdiccional. La idea principal de la competencia por el
territorio es facilitar a las partes el acceso mas cercano a sus domicilios o a los del lugar
donde se encuentra la cosa objeto de la controversia, ya que en esos tribunales es menos
oneroso evacuar pruebas sobre el asunto o dictar medidas sobre los bienes objeto del litigio.
El fundamentote de esta competencia es de orden privado. Desde el punto de vista de
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Estado, no seria de importancia que las partes acudan al Juez de Primera Instancia de la
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ciudad de Coro o de Valencia. En cambio es diferente para el Estado que acudan a un juez
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de municipio en vez de al juez de primera instancia. Esta competencia se funda pues es un
principio de facilitar a las partes su defensa, su comodidad y por eso, es una competencia en
principio derogable, salvo casos excepcionales en que este interesado el orden publico y el
legislador lo disponga expresamente.
La Competencia Subjetiva
Para Rengel-Romberg (2003), con el término competencia subjetiva se alude a la aptitud
formal y subjetiva, y la idoneidad que deben reunir los funcionarios judiciales para cumplir
de manera imparcial e independiente las respectivas funciones que tienen atribuidas por ley,
en un proceso judicial determinado o específico. No hay duda de que la competencia
subjetiva tiene rango y jerarquía constitucional, concretamente sobre dos aspectos: la
garantía de ser juzgado por un juez natural, y la garantía que debe ofrecer el Estado de una
46
justicia imparcial, idónea, transparente, equitativa y, sobre todo, un deber ético que el
Estado y el Poder Publico en todas sus manifestaciones, debe constituir como base de su
ordenamiento y su actuación. Se trata de una de las aristas en las cuales se sustenta la
garantía constitucional al debido proceso como tutela genérica en la intervención
jurisdiccional.
Para que la jurisdicción pueda cumplir su finalidad jurídica y social de la justa
composición de la litis, es indispensable sacar la controversia del ámbito privado de las
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partes interesadas, para entregarla a un ente publico que la solucione, y además asegurarse
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de que éste órgano extraño a la controversia, sea imparcial, por no estar interesado en ella,
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pues así como las partes, por el interés reciproco que hacen valer, no pueden ser lo jueces
de su propia causa, del mismo modo, el ejercicio de la jurisdicción del juez, en un caso
concreto, debe quedar excluido cuando su imparcialidad se ve comprometida por las
especiales relaciones en que se encuentre el juez con las partes o con el objeto de la
controversia que le corresponde decidir. La competencia subjetiva se define como la
absoluta idoneidad personal del juez para conocer de una causa concreta, por la ausencia de
toda vinculación suya con los sujetos o con el objeto de dicha causa.
Según Ortiz-Ortiz (2004), así como la competencia subjetiva se conecta con la garantía
del debido proceso in genere, aun puede identificarse una garantía mas concreta. Se trata de
salvaguardar el derecho humano fundamental, de ser juzgado por sus jueces naturales que
va mucho más allá de un juez predeterminado y competente por la materia, el valor y el
territorio, y además imparcial e independiente.
47
La Competencia Funcional
Para Henríquez La Roche (2005), la competencia funcional se atribuye en función de la
diversidad de cometidos encomendados a los órganos judiciales sobre la misma causa, o a
la diversidad de providencias que puedan adoptarse en un mismo proceso. La competencia
funcional no esta regulada en nuestro Código a pesar de que responde perfectamente al
concepto de competencia, como medida o porción de jurisdicción, tanto en cuanto se otorga
la potestad de conocimiento de un juicio en atención a la función que toca desempeñar al
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juez, sea de sustanciador de la causa, de revisor, o bien, la de juez sustanciador, mediador,
ejecutor, o de juez comisionado.
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Según Puppio (2006), la competencia para conocer determinados asuntos esta
supeditada a la función que ejerce el órgano jurisdiccional. La competencia es funcional
cuando ciertos asuntos, sin importar la cuantía, están atribuidos a determinados órganos
judiciales. También la competencia funcional puede estar dada por el territorio como ocurre
con el juicio declarativo de prescripción, con el juicio de queja, interdictos posesorios y
oposición al registro de patentes. Es valido afirmar que la competencia funcional esta
desvinculada a la cuantía del asunto y se confiere por la función del órgano judicial, por la
materia o por el territorio.
Honorarios Profesionales
Los honorarios, como expresa Bello Lozano (1975), son los servicios que los
48
profesionales prestan en juicio dando derecho a una remuneración que se llama honorarios,
pero cuya determinación se hace de acuerdo con las leyes de procedimiento, a las que
corresponde estatuir sobre la materia en razón de que dichos trabajos constituyen una
actividad procesal. Corresponden a los abogados, peritos, procuradores, depositarios y, en
general a todo el que interviene en el proceso en el desempeño de una función.
Para Cabanellas (1989), es la retribución de los abogados, como en la generalidad de las
profesiones liberales, donde no hay dependencia económica de las partes, pero con la
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particularidad, en la abogacía, de que no todos los sistemas de procedimiento admiten la
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libre regulación por el mismo abogado, con recurso ante el colegio de ellos o ante la
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justicia, sino que, en algunos países el mismo Tribunal establece la cuantía de los
honorarios, de los que el abogado pueda apelar por estimarlos inferiores a los procedentes,
y el patrocinado por considerarlos excesivos.
Según Azula Camacho (1997), los honorarios son la remuneración que le debe sufragar
al abogado la parte que le otorgó el poder para que la represente en el proceso o en una
determinada actuación judicial. Por su parte, Couture (1976), define los honorarios como el
estipendio, retribución, forma de pago de los servicios que prestan los profesionales
universitarios o personas cuya actividad, preferentemente intelectual, las hace acreedoras a
especial distinción; por oposición al sueldo, la retribución se abona a dichos profesionales
por la obra hecha y no por periodos de tiempo. En el mismo sentido, Osorio (1993),
concibe los honorarios como la retribución que recibe por su trabajo quien ejerce o practica
49
una profesión o arte literaria, el cual es recibido como honor dada la jerarquía de quien
realiza la tarea especifica que debe ser remunerada.
Para el autor Bello Tabares (2006), es la remuneración, estipendio, o pago que recibe el
profesional del derecho por las actuaciones que realice en nombre de otra, sea persona
natural o jurídica, las cuales pueden ser judiciales, esto es, realizadas dentro de un proceso
jurisdiccional o extrajudicial, como lo son aquellas realizadas fuera de un proceso
jurisdiccional. Son determinados cuando se trata de servicios profesionales de la abogacía,
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se efectúa de acuerdo con las leyes de procedimiento, a las que corresponde instituir sobre
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la materia en razón de que dichos trabajos constituyen una actividad procesal.
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Honorarios Profesionales Judiciales y Extrajudiciales
Bello Tabares (2006), comenta que los honorarios profesionales de abogados, conforme
a lo dispuesto en el artículo 22 de la Ley de Abogados, pueden ser divididos en dos grandes
grupos, como lo son; los honorarios de carácter judicial, que son aquellos producidos por
las actuaciones realizadas por el profesional del derecho dentro del decurso de un proceso
jurisdiccional, y honorarios extrajudiciales, que son aquellos producidos por las actuaciones
realizadas por el profesional del derecho, fuera del decurso de un proceso jurisdiccional.
Esta clasificación de los honorarios profesionales del abogado, juega un papel
fundamental en cuanto al tipo de procedimiento jurisdiccional que deberá seguirse para el
cobro de los mismos, ya que el procedimiento variará según el tipo de actuación realizada
50
por el profesional del derecho. En este sentido, si las actuaciones realizadas por el abogado
en nombre o en asistencia de su cliente son de carácter judicial, el procedimiento que
deberá seguirse es el intimatorio especial a que se contrae el artículo 22 de la Ley de
Abogados, en tanto que si las actuaciones realizadas por el abogado en nombre o asistencia
de su cliente son de carácter extrajudicial, el procedimiento a seguir será el breve a que se
contrae el artículo 881 y siguientes del Código de Procedimiento Civil, aplicable por
remisión del citado artículo 22 de la Ley de Abogados.
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Bases Normativas de la Investigación
El artículo 26 de la Constitución Nacional establece que toda persona tiene derecho de
acceso a los órganos de administración de justicia para hacer valer sus derechos e intereses,
incluso los colectivos o difusos, a la tutela judicial efectiva de los mismos y a obtener con
prontitud la decisión correspondiente.
Por su parte, el artículo 22 de la Ley de Abogados dispone que el ejercicio de la
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profesión da derecho al abogado a percibir honorarios por los trabajos judiciales y
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extrajudiciales que realice, salvo en los casos previstos en las leyes. Cuando exista
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inconformidad entre el abogado y su cliente en cuanto al monto de honorarios por servicios
profesionales extrajudiciales, la controversia se resolverá por la vía del juicio breve y ante
el Tribunal Civil competente por la cuantía. La parte demandada podrá acogerse al derecho
de retasa en el acto de la contestacion de la demanda. La reclamación que surja en juicio
contencioso acerca del derecho a cobrar honorarios por parte del abogado, será sustanciada
y decidida de conformidad con lo establecido en el artículo 386 del Código de
Procedimiento Civil y, la relación de la incidencia, si surgiere, no excederá de diez
audiencias. Igualmente, el artículo 21 del Reglamento de la Ley de Abogados, consagra el
derecho que tiene todo profesional del derecho de intimar sus honorarios profesionales por
actuaciones judiciales en cualquier estado y grado del proceso.
52
De igual manera, el artículo 167 del Código de Procedimiento Civil, establece que en
cualquier estado del juicio, el apoderado o el abogado asistente, podrán estimar sus
honorarios y exigir su pago de conformidad con las disposiciones de la Ley de Abogados.
Asimismo, el artículo 269 de la Constitución Nacional dispone que la Ley regulara la
organización de circuitos judiciales, así como la creación y competencias de tribunales y
cortes regionales a fin de promover la descentralización administrativa y jurisdiccional del
Poder Judicial. Al respecto, la Ley Orgánica del Poder Judicial, en sus artículos 62 y
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siguientes establece las competencias de los diferentes tribunales, según su naturaleza y
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grado. Siguiendo con el mismo orden de ideas, el artículo 28 del Código de Procedimiento
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Civil, dispone que la competencia por la materia se determina por la naturaleza de la
cuestión que se discute, y por las disposiciones legales que la regulan.
Sistema de Categorías
La competencia funcional, privativa y excluyente, es aquella que tiene únicamente el
tribunal que conoce de la causa principal, que dio motivo y origen al juicio por honorarios
profesionales de carácter judicial.
La competencia especial, es aquella que tienen únicamente los tribunales civiles, según
las reglas ordinarias de competencia, para conocer de las reclamaciones de honorarios
profesionales de carácter judicial, cuando el juicio principal que dio motivo y origen a
éstos, se encuentre terminado.
53
La Excepción a la competencia funcional, privativa, excluyente y especial es aquella
competencia que tiene tanto la Sala de Casación Social, como su Juzgado de Sustanciación,
con motivo de procedimientos tramitados ante el Tribunal Supremo de Justicia.
Estas categorías quedan graficadas en el siguiente cuadro:
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CAPITULO III
MARCO METODOLÓGICO
Tipo y Nivel de Investigación
La investigación documental es aquella que sirve de base para la formulación de un
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V(1996), afirman que el estudio
futura, sin llegar a formular una hipótesis. Finol E
y Nava
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documental es un procesoH
sistemático
de búsqueda, recolección, lectura, registro,
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ER análisis e interpretación de datos extraídos de fuentes
organización,Ddescripción,
problema más preciso, para establecer prioridades que conduzcan a una investigación
documentales existentes en torno a un problema, con el fin de encontrar respuesta a
interrogantes planteadas en cualquier área del conocimiento humano.
El presente estudio requiere de la investigación documental no sólo para la obtención de
los datos e informaciones necesarias correspondientes a un primer nivel exploratorio, o la
consulta de documentos, informes, textos jurídicos y páginas electrónicas, sino que la
misma es base fundamental de un estudio mixto de tipo jurídico proyectivo y propositivo,
el cual involucra la observación directa en el campo de los hechos, analizando y
cuestionando los principios generales, los principios procesales, la ley, la doctrina y la
jurisprudencia, en función a una situación jurídica futura y abstracta planteada circunscrita
55
tanto al marco legal como a los alcances de derecho y justicia que la fundamenta, soporta y
delimita.
La presente investigación es de nivel descriptivo-explicativo, porque requiere de un
estudio descriptivo, mediante el análisis de las normas sobre la competencia en materia de
honorarios profesionales, específicamente dentro de la jurisdicción laboral, y de un estudio
a nivel explicativo, con la finalidad de determinar a que se debe la falta de un criterio
uniforme en la materia. Todo lo anterior se traduce en la originalidad del presente estudio,
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determinando en consecuencia que, la presente investigación es mixta, esto es, analítica
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descriptiva de base netamente documental.
Diseño de la Investigación
El termino diseño, se refiere al plan o estrategia concebida para responder las preguntas
de la investigación. El diseño señala al investigador lo que debe realizar o hacer para
alcanzar el objetivo de estudio, y al mismo tiempo ayuda a contestar las interrogantes que
se han planteado en la investigación. Previamente se ha identificado, el tipo de
investigación que se abordará en el presente estudio, seguidamente se señalará el diseño de
la investigación, con la finalidad de instituir una serie de acciones de forma organizada
acorde al tipo de investigación que se va realizar, indicando los métodos y técnicas a
esgrimir en la recolección de datos y en el análisis de la información. Finol y Nava (1996),
con relación al diseño de la investigación, establecen que son los elementos que permiten
plantear el proceso de una investigación, es decir, sus fases o pasos.
56
La presente investigación es de diseño bibliográfico, realizándose la misma mediante la
compilación, el análisis, y el estudio de la doctrina más autorizada en la materia, y de la
jurisprudencia nacional, específicamente de las emanadas de las Salas Constitucional, Civil,
Social y Político-Administrativa del Tribunal Supremo de Justicia, junto con las normas
aplicables de la Ley de Abogados y su Reglamento y del Código de Procedimiento Civil.
Técnicas de Recolección de Datos
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A continuación se identificaran las diversas técnicas e instrumentos adecuados,
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utilizadas en el diseño de la investigación documental, que contienen principios
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sistemáticos y normas prácticas indispensables en la elaboración de la misma. Una vez
seleccionado el diseño de investigación apropiado de acuerdo al problema de estudio, la
siguiente etapa es recolectar los datos pertinentes sobre el objeto o sujeto de la
investigación. De acuerdo a Hernández (1991), la obtención de datos es el mayor reto de
todo proceso de investigación y el mas difícil de controlar ya que los pasos subsecuentes se
efectúan sobre los datos, sean o no relevantes para el problema en cuestión.
De acuerdo con la metodología seleccionada, la recolección y almacenamiento de datos
se inicia con una investigación documental, mediante la cual se buscan y recolectan
documentos relativos al tema. Posteriormente, se realiza el análisis de las normas legales
relativas al Proceso, a la Competencia y a los Honorarios Profesionales. A tales efectos, se
hace un fichaje de los datos recolectados y, luego se describe y analiza, bajo los principios
y métodos de la hermenéutica jurídica, anteriormente señalados.
57
Definición de las Categorías
Competencia Funcional, Privativa y Excluyente de los Tribunales de Primera Instancia
del Trabajo: Es la competencia que tienen atribuida los Tribunales de Primera Instancia del
Trabajo, que no atiende a los elementos objetivos de materia, territorio y cuantía, en virtud
de haber conocido un asunto judicial generador de honorarios profesionales.
Competencia Especial de los Tribunales de Primera Instancia y de Municipio Civiles: Es
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la competencia que tienen atribuida los Tribunales de Primera Instancia y de Municipio
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Civiles, que atiende a los elementos objetivos de materia, territorio y cuantía, únicamente
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cuando el asunto judicial generador de honorarios profesionales, se encuentre totalmente
terminado.
Excepciones a la Competencia Funcional, Privativa, Excluyente y Especial de los
Tribunales de Primera Instancia, tanto del Trabajo como Civiles: Son reglas de
competencia en materia de honorarios profesionales, que no se rigen por los elementos de
funcionalidad, materia, territorio y cuantía, en los casos determinados expresamente por la
Jurisprudencia.
Plan de Análisis
El análisis e interpretación de los resultados de esta investigación, serán sometidos a un
proceso de elaboración técnica y de mucha reflexión, siendo la técnica utilizada en la
58
presente investigación el análisis lógico-jurídico utilizado en la investigación documental.
Para Sánchez y Guarisma (2001), la investigación documental utiliza para sus fines el
pensar reflexivo y el razonamiento lógico. Abstrae las características no esenciales que
ofrecen los hechos, fenómenos o datos registrados en documentos y generaliza en base a las
características fundamentales. La investigación documental requiere del análisis induccióndeducción y del análisis-síntesis.
De lo antes expuesto, se pueden inferir que el análisis y la lógica son una de las prácticas
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más valiosas en una investigación jurídica. En atención a los objetivos específicos de esta
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investigación, se desarrollara utilizando el análisis de la doctrina y de la jurisprudencia
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nacional con referencia a los criterios de competencia para las reclamaciones de honorarios
profesionales derivados de procedimientos judiciales de naturaleza laboral. Según Sierra
(2001), el objetivo del análisis de contenido consiste concretamente en observar y
reconocer el significado de los elementos que forman los documentos, y clasificarlas
adecuadamente para su análisis y explicación posterior.
Igualmente, es necesario destacar que en toda investigación jurídica resulta necesario
para el análisis de datos, la técnica de la hermenéutica jurídica o interpretación jurídica,
fundamental en la investigación que se quiere realizar. Según Nava (2004), en la aplicación
de la técnica de la interpretación aplicada a la jurisprudencia, a las leyes, a la doctrina y a
los hechos mismos de la realidad, el investigador puede acudir a la interpretación
gramatical, histórica, lógica y sistemática, se trata de encuadrar en la norma y los principios
generales del derecho, los hechos que constituyen el problema planteado. En la presente
59
investigación se utilizó el análisis jurídico tanto jurisprudencial como doctrinario, así como
el análisis crítico del autor, con base a la documentación consultada.
Procedimiento de la Investigación
A continuación, se señalan los medios y pasos seguidos para la elaboración del presenta
trabajo especial de grado:
1. La selección del tema surgió con el análisis de la Ley de Abogados y su
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Reglamento, junto con el Código de Procedimiento Civil, y la Ley Orgánica
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Procesal del Trabajo, que son las normas que deben determinar la Competencia en
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materia de Honorarios Profesionales derivados de Procedimientos Judiciales
Laborales.
2. El proceso de investigación se realizó a través de la búsqueda y análisis de las
diferentes jurisprudencias emitidas por las Salas Constitucional, de Casación Social,
de Casación Civil y Político-Administrativa, que establecían los criterios de
Competencia en materia de Honorarios Profesionales derivados de Procedimientos
Judiciales Laborales.
3. Se dirigió la respectiva comunicación al Coordinador de la Especialidad en Derecho
del Trabajo y Seguridad Social, a fin de que realizará la aprobación del tema de la
presente investigación.
4. Se procedió a la elaboración del proyecto del trabajo especial de grado para su
respectiva investigación.
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5. Se asistió semanalmente a la asesoría metodológica impartida por la profesora
Teresita Finol, con la finalidad de supervisar y evaluar continuamente la elaboración
de la presente investigación.
6. Se presentaron los adelantos de los resultados obtenidos al tutor académico Guido
Urdaneta, con la finalidad de supervisar la elaboración del mismo y realizar las
observaciones pertinentes.
7. Por último, se presentó el trabajo especial de grado, para que una vez corregido y
revisado, se realice su defensa ante los jurados correspondientes.
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CAPITULO IV
RESULTADOS DE LA INVESTIGACION
Criterios de Competencia
En este capitulo, se abordara el resultado de la investigación del presente estudio, en el
cual se realizó un análisis exhaustivo de las diversas sentencias emitidas por el Tribunal
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Supremo de Justicia, junto con una interpretación de las normas adjetivas y sustantivas
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correspondientes, con la finalidad de lograr los objetivos específicos que se han trazado en
la misma.
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No existe alguna norma de carácter procesal que establezca expresamente el Tribunal
que resulta competente para conocer de las reclamaciones de honorarios profesionales
derivados de procedimientos de carácter judicial. Igualmente, dentro de la legislación
laboral tampoco existe alguna ley sustantiva o adjetiva que otorgue competencia para este
tipo de reclamaciones a alguno de los órganos que conforman esta especial jurisdicción. Sin
embargo, de una interpretación en conjunto del segundo aparte del artículo 22 de la Ley de
Abogados y del artículo 21 de su Reglamento, se infiere una competencia funcional
privativa y excluyente del tribunal que conoce de la causa en primera instancia, para
tramitar y decidir el procedimiento de honorarios profesionales de carácter judicial, y que
no obedece a los elementos objetivos y tradicionales de competencia, referidos a la cuantía,
materia y territorio, sino mas bien a un elemento funcional.
62
Al respecto, en sentencia de la Sala de Casación Civil de la extinta Corte Suprema de
Justicia, de fecha catorce (14) de diciembre de 1999, con Ponencia de la Magistrada
Magaly Perretti de Parada, se dispuso:
…En este orden de ideas, observa la Sala que el artículo 22 de la Ley de
Abogados establece expresamente:…
…Por su parte, el artículo 21 del Reglamento de la Ley de Abogados,
expresamente consagra:…
…La concatenación de estas disposiciones hace concluir que las
pretensiones de honorarios profesionales que tengan como fundamento
actuaciones judiciales de abogados, deben incoarse incidentalmente ante
el mismo tribunal donde se realizaron aquéllas, es decir, que tales
remuneraciones por actuaciones profesionales se pueden reclamar en
cualquier estado y grado de la causa, previéndose así una competencia
funcional…
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Del mismo modo, en sentencia
OdeSla Sala de Casación Civil del Tribunal Supremo de
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Justicia, de D
fecha veintinueve (29) de octubre de 2002, con Ponencia del Magistrado
Antonio Ramírez Jiménez, número 54, se estableció:
…Para decidir, la Sala observa:
La Pretensión por cobro de honorarios profesionales, se sigue por el
procedimiento que establece el artículo 22 de la Ley de Abogados, el cual
prevé:…
…A partir del procedimiento previsto en el referido artículo, ha sido
jurisprudencia reiterada que cuando se pretenda el cobro de honorarios
profesionales por actos realizados en sede judicial deviene una
competencia funcional…
…Por otra parte, el artículo 167 del Código de Procedimiento Civil
contempla la posibilidad de que el abogado proponga su reclamación por
honorarios profesionales por actuaciones judiciales en cualquier estado y
grado de la causa, lo que significa que el abogado no debe aguardar a que
finalice el proceso judicial en el que ha prestado sus servicios para hacer
efectivo el pago de los honorarios profesionales causados por sus
actuaciones en el mismo…
…Así, el referido artículo 167 del Código de Procedimiento Civil no
puede interpretarse en el sentido de que, la reclamación que haga el
abogado se tramitará y decidirá en una o dos instancias, dependiendo que
el juicio principal en el que aquél ha prestado sus servicios, se encuentre
en el primero o en el segundo grado de jurisdicción…
63
…Por tanto, a los fines de mantener incólume el derecho de las partes al
doble grado de jurisdicción en el juicio que se suscita con ocasión de la
reclamación que haga el abogado a su cliente por actuaciones judiciales, y
ésta se proponga cuando el juicio principal se encuentre en segunda
instancia, el respectivo juzgado deberá limitarse a desglosar el escrito
contentivo de tal reclamación, formar el respectivo cuaderno y remitirlo al
juzgado que hubiere conocido de la causa principal en primera instancia a
los fines de su sustanciación y decisión, siendo carga de las partes
acreditar en el mismo las pruebas en que basen sus respectivas posiciones
procesales…
En este sentido, en sentencia de la Sala de Casación Civil del Tribunal Supremo de
Justicia, de fecha trece (13) de marzo de 2003, con Ponencia del Magistrado Carlos Oberto
Velez, número 0089, se dispuso:
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…1) Para el primer supuesto, es decir, cuando el juicio en el cual se pretenda
demandar honorarios profesionales causados, se encuentre en un tribunal de
primera instancia, la reclamación de los mismos, se realizará en ese proceso
y por vía incidental.
2) Por lo que respecta al segundo supuesto, el cual se presenta cuando, se
haya ejercido el recurso ordinario de apelación y éste fue oído en el efecto
devolutivo, por lo que el expediente se encuentra aún en el tribunal de
cognición, remitiendo a la alzada sólo copias certificadas, la reclamación de
los honorarios profesionales judiciales, se realizará, igual que el caso
anterior, en ese mismo juicio y en primera instancia…
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De igual forma, en sentencia de la Sala de Casación Social del Tribunal Supremo de
Justicia, de fecha quince (15) de julio de 2004, con Ponencia del Magistrado Alfonso
Valbuena, número 818, se dispuso:
…En este sentido, ha sido doctrina reiterada de este alto Tribunal en
señalar que el proceso de estimación e intimación de honorarios es en
realidad un juicio autónomo propio, no una mera incidencia inserta dentro
del juicio principal, aún cuando se sustancie y decida en el mismo
expediente, no sólo por obvias razones de celeridad procesal, sino porque
obran en esos autos las actuaciones por las cuales supuestamente el
abogado intima el pago de sus honorarios, conforme lo previsto en el
artículo 22 de la Ley de Abogados y en el artículo 167 del Código de
Procedimiento Civil.
64
En sentencia de fecha 28 de junio de 1.966, la Sala de Casación Civil de
la entonces Corte Suprema de Justicia estableció que cuando acciona sus
honorarios el abogado con fundamento en el artículo 63 del Código de
Procedimiento Civil (hoy artículo 167), no hace otra cosa que iniciar un
verdadero procedimiento especial que, junto a los artículos 6, 7, 8 y 9 de
la Ley de Abogados (hoy artículo 22) simplifican al abogado la manera de
cobrar a su cliente o mandante los honorarios correspondientes a su
gestión judicial. Y que lejos de ser una mera incidencia dependiente del
juicio principal donde se causaron los honorarios, constituye un verdadero
procedimiento con modalidades especiales. Siendo así, las decisiones que
dicte en dicho procedimiento la alzada para declarar si la intimación es
procedente o improcedente, tiene las características de una sentencia
definitiva y procede frente a ella incluso el recurso de casación oído en
forma inmediata. (Sentencia citada en el fallo de fecha 9 de agosto de
1.991 con Ponencia del Magistrado Adán Febres Cordero, Sala de
Casación Civil de la antes Corte Suprema de Justicia).
Pues bien, como sabiamente se ha dicho tanto en los tribunales de
instancia como en este alto Tribunal, la autonomía del juicio de
estimación e intimación de honorarios profesionales es tanto sustancial
como formal, en el sentido de que dicho procedimiento tiene su desarrollo
en forma independiente del principal dentro del cual se tramita y siendo
autónomo no se le aplica el adagio de que lo accesorio sigue a lo
principal, de tal manera que la naturaleza del juicio principal no incide en
el procedimiento de intimación de honorarios.
No obstante lo anterior, en los juicios de estimación e intimación de
honorarios profesionales causados como consecuencia de un juicio
principal laboral, la competencia civil la tendrá efectivamente de manera
excepcional el juez del trabajo competente…
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Asimismo, en sentencia de la Sala Constitucional del Tribunal Supremo de Justicia, de
fecha diez (10) de noviembre de 2005, con Ponencia del Magistrado Marcos Dugarte
Padrón, número 3424, se dispuso:
…Al respecto, ha sido jurisprudencia reiterada por la Sala de Casación Civil
de este máximo Tribunal, que cuando se interponga una acción por cobro de
honorarios profesionales, originados por actuaciones judiciales, sobreviene
en dicha causa una competencia funcional, en atención a la cual es
competente para conocer, en principio, de este tipo de pretensiones, aquel
tribunal donde cursen las actuaciones que hayan generado el derecho al
cobro de honorarios reclamados,……
…Por cuanto las actuaciones realizadas por la intimante ante el Juzgado de
Municipio que conoció del juicio por rendición de cuentas, constituyen el
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objeto de la pretensión, lo que determina que exista y devenga una
competencia funcional en el presente caso, de allí que el órgano
jurisdiccional competente para conocer y decidir el juicio por estimación e
intimación de honorarios profesionales judiciales sea el Juzgado Décimo
Quinto de Municipio de la Circunscripción Judicial del Área Metropolitana
de Caracas, donde cursa la causa principal que generó la intimación de
honorarios demandada, y no el Juzgado de Primera Instancia de la misma
Circunscripción Judicial, como erradamente lo consideró la decisión
accionada…
Igualmente, en sentencia de la Sala de Casación Civil del Tribunal Supremo de Justicia,
de fecha veintisiete (27) de julio de 2006, con Ponencia del Magistrado Antonio Ramírez
OS
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V artículo, ha sido
…A partir del procedimiento previsto en
el
referido
R
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EseSpretende el cobro de honorarios
jurisprudencia reiterada que cuando
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profesionales por actos
O en sede judicial deviene la competencia
Hrealizados
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funcional deR
dicho
órgano.
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E aun cuando el presente procedimiento de estimación e
Dsentido,
En tal
Jiménez, número 00554, se dispuso:
intimación de honorarios profesionales, es de naturaleza civil, púes se sigue
por el procedimiento establecido en la Ley de Abogados y por el Código de
Procedimiento Civil, el mismo se originó y esta siendo resuelto por la
jurisdicción laboral, por lo que resulta forzoso concluir que es dicha
Jurisdicción la competente para conocer del avocamiento de marras. Por
consiguiente, la competencia para el conocimiento de la presente solicitud de
avocamiento, debe recaer en la Sala de Casación Social del Tribunal
Supremo de Justicia…
De la misma forma, en sentencia de la Sala de Casación Social del Tribunal Supremo de
Justicia, de fecha quince (15) de diciembre de 2006, con Ponencia del Magistrado Alfonso
Valbuena Cordero, número 2156, se estableció:
…Asimismo, cabe resaltar en segundo lugar que, a partir del
establecimiento, ha sido pacifico y reiterado el criterio jurisprudencial
adoptado por este Alto tribunal, cuando se pretende el cobro de
honorarios profesionales por actos procesales realizados en sede judicial,
caso en el cual deviene una competencia funcional, lo que implica que la
competencia para conocer de este tipo de peticiones corresponda a aquel
66
tribunal donde cursan las actuaciones por las cuales el profesional del
derecho intima el pago de dichos honorarios.
Empero, se advierte de autos que el juicio principal por cobro de
prestaciones sociales y demás conceptos laborales en el cual se realizaron
los actos procesales que fundamentan el pedimento de la parte intimante,
se encuentra en fase de apelación, ante un Tribunal superior competente
en la materia laboral. Ante tal circunstancia, debe esta Sala garantizar la
estricta observancia del principio de doble grado de jurisdicción, toda vez
que la decisión proferida en la etapa declarativa del procedimiento de
intimación de honorarios profesionales, es decir, aquella en la cual se
reconozca o no el derecho reclamado, podrá ser objeto del recurso
ordinario de apelación, e inclusive, del extraordinario de casación.
Por consiguiente, y en atención a las consideraciones precedentemente
expuestas, se declara competente para conocer de este procedimiento al
Tribunal de Primera Instancia de Juicio del Trabajo de la Circunscripción
Judicial del Estado Zulia, con sede en la ciudad de Maracaibo…
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De igual manera, en sentencia de la Sala Político-Administrativa del Tribunal Supremo
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de Justicia, de fecha veintiocho (28) de febrero de 2007, con Ponencia del Magistrado
Emiro García Rosas, número 00339, se dispuso:
…En atención a lo expuesto, esta Sala no comparte el criterio sostenido
por la Sala de Casación Penal, ya que la demanda como se dijo
anteriormente versa sobre una reclamación de pago de honorarios
profesionales,…, originadas por actuaciones judiciales derivadas de un
juicio penal; por lo que la competencia para conocer de dicha reclamación
le corresponde al Tribunal de la causa donde se tramitó el juicio,…
Asimismo, en sentencia de la Sala Plena del Tribunal Supremo de Justicia, de fecha
dieciocho (18) de abril de 2007, con Ponencia del Magistrado Luis Alfredo Sucre Cuba,
número 67, se dispuso:
…En el caso presente, los ciudadanos…, pretenden reclamar honorarios
profesionales de abogados a la ciudadana…, en el mismo expediente
donde cumplieron sus actuaciones, el cual cursa ante la Sala de Juicio Nº
1 del Juzgado de Protección del Niño y del Adolescente de la
Circunscripción Judicial del Estado Zulia.
Siendo así, esta Sala estima que la reclamación de honorarios de la que
trata el presente caso, en razón de la competencia funcional, debe
67
tramitarse en vía incidental en el mismo expediente donde cursa el juicio
principal. En consecuencia, esta Sala Plena declara que el competente
para conocer de la presente causa es la Sala de Juicio Nº 1 del Juzgado de
Protección del Niño y del Adolescente de la Circunscripción Judicial del
Estado Zulia…
En este orden de ideas, en sentencia de la Sala Constitucional del Tribunal Supremo de
Justicia, de fecha catorce (14) de agosto de 2008, con Ponencia del Magistrado Marcos
Dugarte Padrón, número 1393, se estableció:
Como se puede notar, la jurisprudencia de la Sala de Casación Civil, no
ha sido pacifica en su criterio con respecto al procedimiento que se debe
seguir para la intimación y estimación de los honorarios profesionales de
los abogados en las causas no concluidas-proceso que es seguido por los
tribunales de instancia-, siendo que el criterio de esta Sala ha sido el
primero señalado y no éste último…
…Obsérvese que aun cuando la pretensión del abogado es autónoma e
independiente de lo litigado en el juicio en el que prestó sus servicios,
ésta se desarrolla como si se tratare de una incidencia, en cuaderno
separado al expediente en el que se cumplieron tales actuaciones, tal
como se indicó en la sentencia de esta Sala Nº 1757/9.10.2006…
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Por último, en sentencia de la Sala de Casación Social del Tribunal Supremo de Justicia,
de fecha primero (1°) de julio de 2009, con Ponencia del Magistrado Alfonso Valbuena
Cordero, número 1053, se dispuso:
En consecuencia, el procedimiento de estimación e intimación de
honorarios profesionales, aun y cuando se origine en un procedimiento
laboral, tiene independencia de aquél y el mismo se tramita conteste con
lo regulado en la Ley de Abogados, conjuntamente con lo dispuesto en el
Código de Procedimiento Civil. Asimismo dicho fallo indicó que en los
juicios de estimación e intimación de honorarios profesionales causados
como consecuencia de un juicio principal laboral, la competencia civil la
tendrá efectivamente de manera excepcional el Juez del Trabajo
competente. Por lo tanto, no resulta aplicable la Ley Orgánica Procesal
del Trabajo,…
68
De la interpretación concatenada de los artículos 22 de la Ley de Abogados, 21 de su
Reglamento, y 167 del Código de Procedimiento Civil, puede desprenderse claramente
como lo establecen los anteriores criterios jurisprudenciales, que existe una competencia
funcional, privativa y excluyente para conocer de las demandas de honorarios profesionales
derivados de actuaciones judiciales, atribuida al Juzgado de Primera Instancia del Trabajo
que conoció de la causa en primera instancia, sin importar que la misma se encuentre en
una instancia superior, con motivo de haberse ejercido y escuchado el recurso ordinario de
apelación, en uno o ambos efectos, que no causa la pérdida temporal de la jurisdicción
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sobre el incidente, ésto con la finalidad de mantener los principios de inmediación y
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celeridad procesal, y de respetar el derecho de los justiciables a recurrir e impugnar los
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fallos y acceder a la doble instancia o doble grado de jurisdicción, como lo disponen los
artículos 161 de la Ley Orgánica Procesal del Trabajo y 288 del Código de Procedimiento
Civil.
Igualmente, no establece la Sala de Casación Social del Tribunal Supremo de Justicia, ni
alguna otra de las Salas, cual Juzgado de Primera Instancia del Trabajo conocerá de la
reclamación de honorarios profesionales en este supuesto, en virtud de la estructura de la
nueva jurisdicción laboral que incorpora los Juzgados de Juicio y los Juzgados de
Sustanciación, Mediación y Ejecución. En este sentido, al interpretar las normas de las
cuales se desprende la competencia en materia de honorarios profesionales judiciales,
puede determinarse que el Tribunal que conocerá de tal reclamación será aquel en donde se
encuentre el juicio laboral, es decir, el Juzgado de Juicio, si el procedimiento se encuentra
en esa etapa procesal, o el Juzgado de Sustanciación, Mediación y Ejecución, si el
69
procedimiento se encuentra en la etapa de sustanciación y/o mediación, o en la etapa de
ejecución de la sentencia.
La jurisprudencia nacional ha venido estableciendo y otorgando una competencia
especial en materia de honorarios profesionales judiciales, a los Tribunales Civiles, que si
responde a los elementos objetivos y tradicionales referidos a la materia, territorio y
cuantía, en virtud de una interpretación excluyente del artículo 22 de la Ley de Abogados,
que dispone que la reclamación de honorarios profesionales surgida en juicio contencioso
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será decidida como una incidencia en la misma causa, de lo cual se desprende la necesidad
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de que el procedimiento laboral se encuentre aún en trámite y no haya concluido, para que
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pueda surgir el incidente dentro del juicio del trabajo que origino la reclamación.
En este sentido, en sentencia de la Sala de Casación Civil del Tribunal Supremo de
Justicia, de fecha trece (13) de marzo de 2003, con Ponencia del Magistrado Carlos Oberto
Velez, número 0089, se dispuso:
…El último de los supuestos planteados sea tal vez el menos complicado,
pues basta que el juicio haya quedado definitivamente firme, con lo cual
sólo quedará instar la demanda por cobro de honorarios profesionales si
es el caso, ya que el artículo 22 de la Ley de Abogados dice…la
reclamación que surja en juicio contencioso…, denotándose que la
proposición “en” sirve para indicar el lugar, el tiempo, la situación, el
modo, lo que significa, dentro de contexto del artículo comentado, la clara
necesidad de que el juicio no haya concluido y se encuentre en los casos 1
y 2 antes referidos, es decir, dentro del juicio sin que éste haya terminado,
para que pueda tramitarse la acción de cobro de honorarios profesionales
vía incidental en el juicio principal…
70
Asimismo, en sentencia de la misma Sala de Casación Civil del Tribunal Supremo de
Justicia, de fecha dos (02) de mayo de 2005, con Ponencia del Magistrado Antonio Ramírez
Jiménez, número 00181, se estableció:
…A los fines de determinar el órgano jurisdiccional competente en el caso in
comento, es menester precisar el tratamiento procesal que da el legislador a
estas reclamaciones contenciosas acerca del derecho a cobrar honorarios
profesionales judiciales por parte del abogado. El artículo 167 del Código de
Procedimiento Civil, establece:…
Por tanto,……, esta Sala estima que al haber quedado definitivamente firme
el juicio laboral que siguió el ciudadano…en contra de la sociedad
mercantil…y siendo que el objeto del presente juicio es la reclamación del
derecho al cobro de honorarios profesionales judiciales, por parte del
profesional del derecho…el mismo encuadra en la cuarta situación planteada
en la sentencia de la Sala precedentemente transcrita, por lo que se concluye
que el órgano jurisdiccional competente para conocer y decidir la presente
causa es el Juzgado Primero de Primera Instancia en lo Civil y Mercantil de
la Circunscripción Judicial del Estado Zulia…
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Igualmente, en sentencia de la Sala Constitucional del Tribunal Supremo de Justicia, de
fecha cuatro (04) de noviembre de 2005, con Ponencia del Magistrado Jesús Eduardo
Cabrera Romero, número 3325, se dispuso:
…A juicio de esta Sala, y en beneficio del abogado, podría pensarse que
el incidente de cobro de honorarios entre el abogado y su cliente, puede
suscitarse dentro de la fase de ejecución de la sentencia, por ser ésta una
consecuencia del juicio contencioso, pero cuando el juicio ha terminado
totalmente, como sucede en los casos donde no hay fase de ejecución,
cual es el caso de autos, el cobro de honorarios del abogado a su cliente,
es imposible que tenga lugar en la causa donde se pretende se causaron
los honorarios y ante el juez que la conoció, ya que esa causa finalizó y
no hay en ese momento juicio contencioso alguno, ni secuelas del
mismo…
…Siendo ello así, esta Sala, en sintonía con el criterio apuntado
precedentemente, estima que no es competente para conocer de la
intimación de honorarios profesionales judiciales por parte de los
prenombrados abogados, en virtud de haber quedado definitivamente
firme el juicio de nulidad por inconstitucionalidad…
…Vista la declaratoria de incompetencia, esta Sala igualmente con
fundamento en el criterio expuesto, estima que el órgano jurisdiccional
71
competente para conocer y decidir la presente solicitud es un Juzgado de
Primera Instancia en lo Civil, Mercantil y del Tránsito…
De igual manera, en sentencia de la misma Sala Constitucional del Tribunal Supremo de
Justicia, de fecha veinte (20) de marzo de 2006, con Ponencia de la Magistrada Luisa
Morales Lamuño, número 559, se estableció:
…, en el presente caso se advierte que mediante sentencia número…, esta
Sala Homologo el desistimiento formulado en la referida solicitud de
avocamiento, por lo que estima que no es competente para conocer de la
estimación e intimación de honorarios profesionales judiciales propuesta,
en virtud que el juicio ha terminado totalmente, como sucede en casos
como el presente en el cual no hay fase de ejecución, por lo que el cobro
de honorarios del abogado a su cliente, es imposible que tenga lugar en la
causa donde se pretende se causaron los honorarios y ante el juez que la
conoció, ya que la misma finalizó y no hay en ese momento juicio
contencioso alguno…
…Vista la incompetencia, esta Sala igualmente con fundamento en la
sentencia de esta Sala…, estima que el órgano jurisdiccional competente
para conocer y decidir de la presente solicitud es un Juzgado de Primera
Instancia en lo Civil, Mercantil y del Tránsito…
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De la misma forma, en sentencia de la Sala Plena del Tribunal Supremo de Justicia, de
fecha primero (01) de agosto de 2007, con Ponencia del Magistrado Luis Alfredo Sucre
Cuba, número 196, se dispuso:
…El artículo 28 del Código de Procedimiento Civil, prevé que la
competencia por la materia se determina por la naturaleza de la cuestión
que se discute, y por las disposiciones legales que la regulan…
…En el caso presente, la ciudadana…pretende el pago de honorarios
profesionales de abogados por el procedimiento de actuaciones judiciales
realizadas en el procedimiento de calificación de despido, reenganche y
pago de salarios caídos que en nombre de su representado, el ciudadano…
interpuso contra la empresa…
…Sin embargo, dicho procedimiento concluyo mediante sentencia del 25
de octubre de 2006, dictada por el Juzgado Décimo de Primera Instancia
de Sustanciación, Mediación y Ejecución del Trabajo del Circuito Judicial
de la Circunscripción Judicial del Área Metropolitana de Caracas. Por lo
que esta Sala estima que la reclamación de honorarios de la que trata el
72
presenta caso debe tramitarse a través de un juicio autónomo y, en
consecuencia, el Tribunal competente para conocer del presente asunto es
un tribunal de Municipio, en virtud de que la cuantía del asunto se estimo
en la cantidad de…
Por último, en sentencia de la Sala de Casación Civil del Tribunal Supremo de Justicia
de fecha ocho (08) de octubre de 2009, con Ponencia de la Magistrada Isbelia Pérez
Velásquez, número 00524, se estableció:
De conformidad con la jurisprudencia antes citada, esta Sala sostiene que
la acción de cobro de honorarios profesionales de abogados, se tramitará
por vía incidental siempre que el juicio principal no haya concluido. Si la
causa principal ha quedado definitivamente firme, la acción de cobro de
honorarios debe ser tramitada por vía autónoma y principal ante un
tribunal competente por la cuantía.
…Del anterior criterio jurisprudencial, el cual esta Sala acoge en esta
oportunidad, se desprende que no puede ser tramitado por vía incidental
el cobro de honorarios profesionales de abogado, cuando haya concluido
el juicio principal, pues al haberse concluido la causa, no hay en ese
momento juicio contencioso alguno, ni secuelas del mismo…
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De la interpretación concatenada de los artículos 22 de la Ley de Abogados y 167 del
Código de Procedimiento Civil, se desprende, como lo establecen los anteriores criterios
jurisprudenciales, que existe una competencia especial para conocer de la reclamación de
honorarios profesionales derivados de actuaciones judiciales realizadas en procedimientos
laborales, atribuida a los Juzgados Civiles de Primera Instancia y/o de Municipio, que si
responde a los elementos objetivos tradicionales de competencia, referidos a la materia,
territorio y cuantía, con el requisito de que el juicio del trabajo haya finalizado, y se
encuentren concluidas cada una de sus fases procedimentales, es decir, que inclusive se
hallan llevado a cabo los actos de ejecución de la sentencia si hubiere lugar a ello, y que no
estuviera pendiente algún recurso ordinario o extraordinario.
73
En cuanto a la excepción a estos criterios de competencia, si bien, la actual Ley
Orgánica del Tribunal Supremo de Justicia, no establece alguna norma que le otorgue la
competencia a la Sala de Casación Social del Tribunal Supremo de Justicia, para conocer
de las reclamaciones de honorarios profesionales generados por procedimientos llevados
ante esa máxima instancia, la derogada Ley Orgánica de la extinta Corte Suprema de
Justicia establecía expresamente la competencia a los Juzgados de Sustanciación de las
referidas Salas. En este sentido, en sentencia de la Sala Político-Administrativa del Tribunal
Supremo de Justicia, de fecha veintiocho (28) de septiembre de 2004, con Ponencia del
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Magistrado Levis Ignacio Zerpa, numero 01559, se estableció:
…En el presente caso nos encontramos ante una acción de estimación e
intimación de honorarios profesionales de abogado, causado por la
condenatoria de costas procesales, con motivo de haberse declarado la
inadmisibilidad de la solicitud de formalización del arbitraje realizada por
la representación judicial de la sociedad mercantil Minera Las Cristinas,
C.A., (MINCA), contra la Corporación Venezolana de Guayana.
La derogada Ley Orgánica de la Corte Suprema de Justicia en su artículo
46, ordinal 16, le atribuía al Presidente de la Corte y, en su caso, a los
Presidentes de las Salas, conforme a lo establecido en el articulo 47
ejusdem, conocer la intimación de honorarios devengados por actuaciones
en la Corte, intervenir en la retasa de ellos o delegar tal atribución en el
Juzgado de Sustanciación a que se refiere el artículo 27 de esta Ley.
La nueva Ley Orgánica del Tribunal Supremo de Justicia de la República
Bolivariana de Venezuela, no prevé expresamente dicha competencia, ni
el procedimiento a seguir para el cobro de los honorarios profesionales
devengados por actuaciones ante este Alto Tribunal.
Sin embargo, el artículo 22 de la Ley de Abogados contiene la regulación
y el procedimiento judicial para el cobro de los honorarios profesionales
de abogado causados por actividades extrajudiciales y judiciales.
En este caso, como antes se indico, las actuaciones en las que el abogado
íntimamente fundamenta su pretensión son de naturaleza judicial.
En tal sentido y conforme a la interpretación del citado artículo 22 de la
Ley de Abogados, el tribunal competente para conocer de este tipo de
acción, en principio, es el tribunal donde cursan las actuaciones judiciales
realizadas por el abogado que estima e intima dichas actuaciones,
resultando así una competencia funcional.
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Conforme a lo expuesto, se concluye que esta Sala Político
Administrativa del tribunal Supremo de Justicia es el órgano
jurisdiccional competente para conocer de la presente estimación e
intimación de honorarios profesionales de abogado…
Igualmente, en Sentencia de la Sala Político-Administrativa del Tribunal Supremo de
Justicia, de fecha cuatro (04) de marzo de 2009, con Ponencia del Magistrado Hadel
Mostafá Paolini, número 00318, se dispuso:
…La presente acción ha sido ejercida con motivo de las actuaciones
judiciales que alega haber efectuado la abogada… a favor del
ciudadano…, en el transcurso del juicio de nulidad que se siguió en el
expediente Nº AA40-A-2002-000601 de la nomenclatura de esta Sala, el
cual fue declarado sin lugar mediante sentencia Nº 02358 del 26 de
octubre de 2006, encontrándose firme el referido fallo…
…Del criterio expuesto, se concluye que corresponderá a la jurisdicción
civil ordinaria el conocimiento de las demandas por estimación e
intimación de honorarios cuando el juicio se encuentre definitivamente
firme y la acción se ejerza entre particulares…
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Asimismo, en sentencia de la Sala Plena del Tribunal Supremo de Justicia, de fecha
catorce (14) de julio de 2009, con Ponencia del Magistrado Emiro García Rosas, número
62, se estableció:
Como antes se precisó, la demanda por cobro de honorarios ha sido
interpuesta por los abogados de la trabajadora contra la parte perdidosa en
juicio, de manera que no se trata, como lo advirtió el Juzgado declinante,
de la reclamación de honorarios de los abogados a su cliente.
Hecha la anterior precisión, concluye la Sala que la competencia por la
materia para conocer la demanda de autos corresponde a los juzgados
civiles, dado que las actuaciones judiciales respecto a las cuales se
pretende el cobro de honorarios profesionales, se causaron en un juicio
que concluyó con sentencia definitiva.
Sin embargo se advierte que mediante Decreto número 4.739 del 16 de
agosto de 2006, el Ejecutivo Nacional ordenó al Ministerio de Energía y
Petróleo entrar en posesión inmediata de todos los activos propiedad de la
Compañía Anónima Electricidad de Ciudad Bolívar (ELEBOL), afectos a
la prestación del servicio eléctrico, y a poner en marcha el Plan de
Contingencia, a través de las empresas que a tales efectos designe, que
75
permita garantizar a los usuarios la continuidad, calidad y seguridad en la
prestación del servicio…
…Lo anterior permite a esta Sala concluir que la empresa en cuestión se
encuentra intervenida y, en consecuencia la República tiene control
decisivo en su dirección y administración, motivo por el cual la
competencia para conocer y decidir la demanda de estimación e
intimación de honorarios profesionales corresponde a los órganos de la
jurisdicción administrativa.
Por último, en sentencia de la Sala de Casación Civil del Tribunal Supremo de Justicia,
de fecha veintitrés (23) de octubre de 2009, con Ponencia del Magistrado Luís Ortiz
Hernández, número 00580, se dispuso:
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Tal como claramente se desprende de los artículos transcritos, la derogada
Ley Orgánica, regulaba la competencia y el procedimiento a seguir para
la estimación e intimación de los honorarios por actuaciones realizadas en
cualquiera de las Salas que componían la extinta Corte Suprema de
Justicia.
Ahora bien, la vigente Ley Orgánica del Tribunal Supremo de Justicia, no
contiene una norma similar y nada dispone respecto de la competencia, ni
del procedimiento a seguir en casos de estimación e intimación de
honorarios profesionales por actuaciones realizadas en cualquiera de las
Salas que conforman este Máximo Tribunal.
Tomando en consideración el anterior criterio jurisprudencial y dado que:
a) la demanda por estimación e intimación de honorarios judiciales se
interpuso directamente ante esta Suprema Jurisdicción; b) la Ley
Orgánica del Tribunal Supremo de Justicia, no establece ninguna
competencia ni dispone ningún procedimiento para que se pueda instaurar
tal reclamación en esta Sede, por lo que cuando la ley lo quiere, lo dice;
cuando no quiere, calla…, c) con la declaratoria de casación de oficio y
sin reenvío y consecuentemente inadmisibilidad de la demanda por cobro
de bolívares (vía ejecutiva) contenida en la sentencia número 333 de
fecha 9 de junio de 2008 de esta Sala, tal procedimiento concluyó, y d) la
competencia del órgano jurisdiccional es un requisito esencial para la
resolución del fondo del asunto, no así para su tramitación, de manera que
mal puede declararse la inadmisibilidad de una demanda por razón de la
incompetencia (ex artículo 19, párrafo 6 de la Ley Orgánica del Tribunal
Supremo de Justicia) sin que con ello se enerve el contenido esencial del
derecho al acceso a la justicia y, en definitiva, el derecho a la tutela
judicial eficaz, es por lo que esta Sala se declara incompetente para
conocer, sustanciar y decidir la estimación e intimación de honorarios
profesionales judiciales propuesta…, en contra de la sociedad
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mercantil…, dado que los mismos debieron ser demandados mediante
acción principal y autónoma ante el tribunal civil de primera instancia con
competencia por la cuantía, todo ello con la finalidad de salvaguardar los
derechos procesales y constitucionales de la doble instancia, el debido
proceso y el de la defensa.
De los anteriores criterios jurisprudenciales, se desprende que existen excepciones a la
competencia funcional, privativa, excluyente que tienen los Tribunales de Primera Instancia
del Trabajo, y la especial que tienen los Tribunales de Primera Instancia y de Municipio
Civiles, para conocer de las reclamaciones de honorarios profesionales judiciales generados
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V Social y Constitucional del
procedimientos y recursos llevados ante las Salas E
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Casación
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Tribunal Supremo de Justicia
Ono hayan concluido, o que estas reclamaciones estén
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dirigidas en D
contra
de la República y deban ser tramitadas por la Jurisdicción Contencioso
en procedimientos laborales, cuando éstos tengan como fundamento únicamente los
Administrativa, que debido a la importancia que ejemplifican, los honorarios allí originados
serán de la misma índole, siendo lo ideal que fueran competentes mediantes sus respectivos
Juzgados de Sustanciación, para tramitar y decidir tal reclamación, con la finalidad que se
respete el derecho a la doble instancia o doble grado de jurisdicción, en virtud de que las
decisiones dictadas por los referidos Juzgados de Sustanciación, en la primera fase del
procedimiento de intimación de honorarios, serán apelables ante la respectiva Sala,
garantizado así el derecho que tienen todos los ciudadanos de recurrir los fallos, y que los
mismos sean revisados por una instancia superior, esto con la finalidad de salvaguardar los
principios de inmediación y celeridad procesal, tal y como lo establecía la derogada Ley de
la Corte Suprema de Justicia.
77
Conclusiones
Resulta necesaria la
existencia de una
legislación
concreta y actualizada,
primordialmente adjetiva, o en su defecto sustantiva, adaptada a los cambios sufridos por la
entrada en vigencia de la Constitución de 1999 y de la Ley Orgánica Procesal del Trabajo,
que garantice los lineamientos procesales que debe seguir el Abogado para intentar su
reclamación, específicamente que determine en el caso concreto, el órgano jurisdiccional
competente para tramitar la demanda de honorarios profesionales por actuaciones judiciales
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en procedimientos laborales, en virtud de los diferentes órganos jurisdiccionales existentes
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en la especial estructura que conforma la jurisdicción laboral.
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La competencia funcional, privativa y excluyente que tienen los Tribunales de Primera
Instancia del Trabajo, en materia de honorarios profesionales de carácter judicial, se
fundamenta en el hecho de que ese Juzgado conoció en primera instancia de la pretensión
de naturaleza laboral que generó tales honorarios, sin importar que la misma se encuentre
en una instancia superior con motivo del ejercicio de algún recurso ordinario o
extraordinario.
La competencia especial que tienen los Tribunales de Primera Instancia y de Municipio
Civiles, en materia de honorarios profesionales de carácter judicial derivados de
procedimientos del trabajo, en razón de la materia, territorio y cuantía, se fundamenta en la
finalización del procedimiento laboral que generó y dio origen a la reclamación de tales
honorarios, en virtud de la preclusión de todas las fases procedimentales del juicio, como la
78
fase de ejecución de sentencia, y el agotamiento de todos los recursos, tanto ordinarios
como extraordinarios, que establece la Ley.
La excepción a la competencia funcional, privativa, excluyente y especial que tienen los
Tribunales de Primera Instancia del Trabajo y los Tribunales de Primera Instancia y de
Municipio Civiles, éstos últimos en razón de la materia, cuantía y territorio, en lo que
respecta a los honorarios profesionales de carácter judicial generados en procedimientos de
naturaleza laboral, se fundamenta en que la reclamación se encuentre basada sólo en las
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actuaciones procesales realizadas ante el Tribunal Supremo de Justicia, en virtud de la
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interposición de algún recurso extraordinario, por lo que conocerá el Juzgado de
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Sustanciación de la respectiva Sala, o que tenga que ser conocida por la Jurisdicción
Contencioso-Administrativa, en virtud de la naturaleza del sujeto pasivo de la acción,
conforme a los criterios jurisprudenciales establecidos por el Tribunal Supremo de Justicia.
Recomendación
Resulta necesaria una reforma integral en la legislación referente a honorarios
profesionales, que determine con precisión el tribunal competente para conocer de este tipo
de reclamaciones, que sea discutida en los Colegios de Abogados y en las Escuelas de
Derecho de las distintas Universidades del país, con la finalidad de determinar si debe
seguirse con el criterio de la competencia funcional que ha traído muchas trabas en la
práctica, por la especialidad de las distintas jurisdicciones, o si debe otorgársele la
competencia única a los Tribunales Civiles, en razón de la materia, territorio y cuantía, sin
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importar la naturaleza laboral del procedimiento que generó la reclamación por honorarios
profesionales de carácter judicial.
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