Sentido de la vida humana

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El Sentido de la Vida del Hombre
Basado en la novela Adios a las Armas, de Ernest Hemingway
Actualmente vivimos en una sociedad en que cada vez existen menos cosas universalmente válidas. Cada día
se acepta con mayor facilidad la idea de que en este mundo no imperan códigos o convenciones morales ni
valores absolutos y universales que sirvan para ordenar la existencia humana, ni tampoco se expresa una
necesidad de contar con ellos, sino que se considera a cada individuo con el derecho (y la obligación) de
organizar su vida de acuerdo a sus propios valores, los cuales no obtiene de la sociedad sino que de él mismo.
Con esto, se está llegando al convencimiento de que la existencia del hombre carece de sentido, ya que se
viene a este mundo destinado final e ineludiblemente a la muerte, por lo que cada persona se sabe atrapada
dentro de un universo que le es indiferente y hostil en ocasiones, contra el cual se debe luchar continuamente,
aun sabiendo que el resultado siempre es el mismo: jamás se puede ganar, ya que la muerte termina por
llegarles a todos; y no importa lo que se haya logrado en vida, al momento de morir se está completa e
inevitablemente solo.
Esta idea del sin sentido de la existencia humana es desarrollada en las obras de muchos escritores
existencialistas, y la novela Adiós a las Armas de Ernest Hemingway es un reflejo claro de este sentimiento de
abatimiento y desilusión ante la vida.
En el relato de Hemingway, se encuentra a Frederic, un soldado americano que sirve en el ejercito italiano.
Éste es el primer factor que denota la falta de convicciones claras en este personaje, el cual siente que puede
sobrellevar la guerra manteniéndose ajeno a ella, puesto que no cuenta con nada que lo ate al ejercito italiano.
Con esto busca no involucrarse en la situación, de manera que nada pueda llegar a afectarle.
Para este hombre, la guerra no tiene sentido ni importancia. No le interesa ser un héroe. Él simplemente está
ahí tratando de sobrevivir como lo haría en cualquier otro sitio. Sin embargo, la relación que establece con
Catherine Barkley, una enfermera inglesa, lo hace sufrir una gran transformación. Con ella, de pronto la vida
no le parece tan vacía; ha logrado encontrar algo que le entrega un significado a su existencia, una conexión
con otra persona que antes estaba tan sola como él, pero con la cual siente que en conjunto pueden suplir lo
que a cada uno le falta y formar un ser completo. Ambos crean un universo aparte, en el cual su amor es todo
lo que les basta para superar las dificultades de una guerra que más que nunca les parece completamente ajena
a ellos.
Por un momento se contempla la posibilidad de que todo puede resultar bien para la pareja una vez que se
encuentran fuera del alcance de la guerra, pero la ilusión se viene abajo con el trágico desenlace de la historia:
Catherine muere después de dar a luz su hijo, el cual tampoco logra sobrevivir. Una vez más, el universo
hostil golpea a Frederic y lo vence. Nuevamente está sólo, pero ahora su soledad es mayor.
Con este final se afirma la calidad inherentemente trágica e injusta de la vida, la cual es presentada durante
todo el relato a través de simbolismos tales como la lluvia que precede a cualquier tragedia. De esa manera se
enfatiza aún mas el hecho de que la fuerza del universo se opone directamente a los personajes, demostrando
que cualquier lucha resulta inútil ante la ineludible crueldad de un mundo en el que es prácticamente
imposible lograr una felicidad duradera. La vida humana se encuentra subordinada a un poder superior del
cual no se puede escapar, con lo cual se afirma nuevamente la falta de sentido que tiene una existencia que
realmente no le pertenece al individuo y en la que, al final, siempre se termina vencido.
A modo de conclusión, se podría citar una expresión contenida en el texto original de la novela, que resume
cabalmente las principales ideas que han sido expuestas en este ensayo. Frederic en un momento expresa: The
world breaks every one, lo cual se traduce aproximadamente como el mundo los quiebra a todos, es decir,
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termina por vencer a todos los hombres; y aun más, posteriormente se dice que a los que no los vence, los
mata.
Adiós a las armas es una novela que refleja una profunda desilusión ante la vida, en la cual el hombre se ve
enfrentado a un mundo que le es continuamente adverso y de la cual se desprende esencialmente la condición
inmanente de soledad a la que esta destinada la existencia humana.
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