ANTIINFLAMATORIOS

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CAPÍTULO 30
ANTIINFLAMATORIOS
David Díaz-Valle, José M. Benítez del Castillo
1. INTRODUCCIÓN
Existen numerosos factores etiológicos que pueden iniciar procesos inflamatorios sobre la córnea y la superficie
ocular, como infecciones, reacciones inmunes, agentes químicos, traumatismos, cuerpos extraños, déficit lagrimal, neoplasias, etc. Independientemente de la causa, la respuesta de
la córnea frente al estímulo inflamatorio es esencialmente la
misma, e incluye infiltración por células inflamatorias,
edema y neovascularización. Los procesos de reparación corneal resultan finalmente en la formación de un tejido cicatricial que altera la estructura y función de la córnea, y puede
causar un determinado grado de pérdida visual.
El grado de alteración corneal depende de la severidad y
duración de la reacción inflamatoria. La preservación de una
adecuada anatomía corneal puede alcanzarse modulando
esta exagerada respuesta inflamatoria. Para ello, existen
básicamente tres grupos farmacológicos:
• Corticosteroides.
• Antiinflamatorios no esteroideos (AINEs).
• Inmunomoduladores (especialmente ciclosporina A).
2. CORTICOSTEROIDES
Los corticosteroides son los agentes más rápidos y efectivos
para el tratamiento de la mayoría de los procesos inflamatorios
corneales. Este grupo de fármacos estaría, por tanto, indicado
en cualquier enfermedad de la superficie ocular en la que exista inflamación asociada, y en la prevención y tratamiento del
rechazo del injerto corneal y/o limbar (tabla 1). Los esteroides
ejercen su acción inmunosupresora mediante la inhibición no
específica de varias fases de la respuesta inflamatoria.
La acción de los glucocorticoides se basa en la interferencia de la actividad enzimática de la fosfolipasa A2, por lo
que no se forma ácido araquidónico, bloqueándose las vías
de la ciclooxigenasa y de la lipooxigenasa por falta de sustrato, eliminándose así la acción lesiva de los sustancias
derivadas de ambas vías (prostaglandinas, tromboxanos y
leucotrienos). Además, disminuyen la infiltración celular y
fibrinoide en el foco inflamatorio, inhiben la quimiotaxis y
la fagocitosis de los polimorfonucleares (PMNs), restauran
la permeabilidad vascular, estabilizan la membrana lisoso-
mal de los PMNs evitando la liberación de enzimas hidrolíticas que pueden causar el ulterior daño estructural de la córnea. Cuando se administran sistémicamente reducen la
población de células T circulantes (1,2).
2.1. Corticoides tópicos
La aplicación tópica de corticosteroides consigue una adecuada penetración ocular y un grado efectivo de inmunosupresión local. La máxima biodisponibilidad de los fármacos
de este grupo, determinada atendiendo a las concentraciones
alcanzadas en humor acuoso corresponde a las formulaciones
en forma de acetato, seguido de los formulados en vehículo
alcohol y en tercer lugar los derivados fosfato. Los preparados
Tabla 1. Usos terapéuticos de los esteroides en
patología de la superficie ocular
Párpados
Dermatitis de contacto
Blefaritis
Lupus discoide
Chalacion
Quemaduras químicas
Conjuntiva
Alergia ocular (conjuntivitis alérgica aguda, vernal, atópica y papilar gigante).
Viral (queratoconjuntivitis epidémica)
Patología mucocutánea (injerto contra huésped, eritema multiforme, penfigoide ocular cicatricial, necrolisis
epidérmica)
Causticaciones
Córnea
Queratitis
Queratoconjuntivitis seca severa
Herpes zoster
Disciforme
Infiltrados inmunes
Queratitis intersticial
Queratitis ulcerativa periférica (Wegener, AR, PAN,
Mooren)
Acné rosácea
Rechazo injerto corneal y limbar
Causticaciones corneales
AR: artritis reumatoide; PAN: panarteritis nodosa.
282
Superficie ocular
Tabla 2. Preparados tópicos esteroideos
Fármaco
Dexametasona
Alcohol
Fosfato sódico
Prednisolona
Acetato
Fluorometolona
Alcohol
Medroxiprogesterona
Rimexolona
Loteprednol*
etabonato
Nombre comercial
Formulación
Maxidex (Alcon)
0,1% suspension
y 0,05% pomada
0,1% solución
y 0,05% pomada
Decadran (MSD)
Predforte (Allergan)
1,0% suspensión
FMLforte (Allergan)
FML (Allergan)
Medrivas (Alcon)
Vexol (Alcon)
Alrex
(Bausch & Lomb)
0,25% suspensión
0,1% suspensión
2% suspensión
1% suspensión
0,2% suspensión
*: No comercializados aún en España.
en forma de acetato y alcohol son liposolubles y, por tanto,
pueden atravesar las capas epiteliales y endoteliales, mientras
que los derivados fosfato son hidrosolubles y no pasan el epitelio intacto, mientras que sí penetran fácilmente el estroma
corneal. En cuanto a la bioactividad del fármaco, es decir la
capacidad de suprimir la inflamación en el tejido diana, en
este caso cuantificando la población de PMNs que persisten
en la córnea inflamada tras el tratamiento, la máxima actividad la alcanza el acetato de prednisolona 1% (1).
Ajustando la dosificación del tratamiento puede modularse la eficacia del mismo. Estudios experimentales han
demostrado que la máxima eficacia se consigue instilando el
fármaco cada 15 minutos, pauta incluso superior a la de las
90 gotas (1 gota cada minuto los 5 primeros minutos de cada
hora respetando 6 horas de sueño). Si bien, el principal problema de estos regímenes es el probable inadecuado cumplimiento de los mismos (3).
ésta es inferior a la alcanzada por vía tópica. Ambas vías podrían tener un efecto aditivo en cuanto a su eficacia antiinflamatoria (4). Al parecer, la administración subconjuntival del fármaco supondría un sistema de liberación depot del fármaco a
través del orificio de punción conjuntival (5).
Existen varias preparaciones de fármacos esteroideos disponibles en nuestro medio para el uso oftálmico, como son la
prednisolona, dexametasona, fluorometolona y medroxiprogesterona. Todos ellos aparecen listados en la tabla 2. En
Estados Unidos se han comercializado recientemente dos
nuevos agentes: rimexolona y loteprednol etabonato y en
España la rimexolona. El loteprednol es un corticoide sintético que es activo sobre la superficie ocular y es hidrolizado
por esterasas cuando llega al humor acuoso; presentando, por
tanto, escasa actividad intraocular, mínimo efecto sobre la
PIO y escasos efectos sistémicos. Se ha estudiado fundamentalmente en el tratamiento de la conjuntivitis alérgica y en la
conjuntivitis papilar gigante. En una revisión de 26 pacientes
con queratoplastia penetrante y 4 con trasplante limbar alogénico se observó una reducción de la PIO del 41% al cambiar de prednisolona 1% a loteprednol 0,5%, sin registrarse
casos de rechazo ni empeoramiento de la inflamación (6).
El acetato de prednisolona continúa siendo el agente disponible más efectivo en nuestro medio, superior al derivado
alcohólico de dexametasona y al derivado fosfato. La fluorometolona es un derivado fluorado, análogo estructuralmente a la progesterona, y ha sido propuesto como un agente con menor potencia antiinflamatoria pero con escaso
potencial de inducción de hipertensión ocular. Existen disponibles dos concentraciones de fluorometolona alcohol,
0,1% (FML, Allergan) y 0,25% (FML Forte, Allergan). La
medroxiprogesterona posee la menor potencia antiinflamatoria y una menor tasa de efectos secundarios. Por otra parte,
muestra una actividad anti-colagenasa muy útil en cuadros
inflamatorios en los que existe un proceso de destrucción
tisular asociado (7). El problema es que el colirio comercializado en España lleva un vasoconstrictor.
2.1.1. Rutas de administración y preparados disponibles
La eficacia antiinflamatoria a nivel corneal de los esteroides
también depende de la ruta de administración. Así, la potencia
antiinflamatoria corneal de los esteroides orales es inferior a la
de los administrados por vía tópica o subconjuntival. No existen preparados específicos para su uso por vía subconjuntival.
Aunque la administración subconjuntival ha demostrado una
supresión de la inflamación corneal superior a la vía sistémica,
Tabla 3. Preparación de los esteroides sin conservantes
La preparación se realiza en campana de flujo laminar.
Diluir polvo de succinato sódico en un vial de 7,5 ml de
agua estéril para inyección (Solumoderin® 500 mg).
Tras extraer y filtrar 2,25 ml de dicha dilución, se introducen en un frasco de 15 ml de BSS de donde hemos
extraído previamente otros 2,25 ml.
Daremos al paciente dos viales de 5 ó 7,5 ml de la solución obtenida para que complete dos semanas de tratamiento, a una dosis de 1 gota 4 veces al día.
2.1.2. Corticoides sin conservantes
Está bien documentada la toxicidad sobre la superficie ocular ejercida por los conservantes utilizados en los preparados
comerciales, especialmente el cloruro de benzalconio. Este
aspecto justifica el hecho de evitar el uso de conservantes en el
tratamiento de la patología inflamatoria de la superficie ocular.
Se preparan a partir de metilprednisolona para uso intravenoso, diluyendo el polvo para inyección en suero salino
balanceado (BSS) a concentraciones desde el 0,1 al 1%, a
pH de 7,4. Posteriormente se introducirá en viales de 5 ml
para su instilación (tabla 3). La conservación del preparado
es como sigue:
— Congelado a –80º se mantiene varios meses.
— En congelador domético (–20º), dura 1 mes.
— En frigorífico doméstico (4º), dura entre 4-21 días,
aunque en general se indica al paciente utilizar un envase
cada semana.
El hecho de emplear la metilprednisolona deriva de que
puede ser preparada fácilmente en solución acuosa sin conser-
Capítulo 30.
Antiinflamatorios
283
vantes y de que ha probado su eficacia en pulsos intravenosos
en el tratamiento de enfermedades sistémicas y oculares.
Los esteroides tópicos sin conservantes están indicados
en las siguientes enfermedades de la superficie ocular:
— Queratoconjuntivitis seca (QCS) grave asociada
al síndrome de Sjögren
La QCS constituye una enfermedad crónica causada por
una deficiencia de la capa acuosa de la película lagrimal que
se caracteriza clínicamente por molestias como ardor, picor,
sensación de cuerpo extraño y fotofobia (fig. 1). Cuando se
asocia sequedad bucal debemos sospechar la existencia de
un síndrome de Sjögren (SS). La patogenia del SS es de tipo
autoinmune e histológicamente se caracteriza por una infiltración linfocitaria masiva de las glándulas lagrimales y salivares. La falta de lubricación de la superficie ocular, el
aumento de la osmolaridad de la lágrima y la existencia de
mediadores inflamatorios contribuyen a la irritación ocular.
El diagnóstico del SS asienta en la coexistencia de síntomas oculares y orales, signos oculares (test de Schirmer y
tinción con Rosa de Bengala), evidencias objetivas de un
mal funcionamiento de las glándulas salivares por escintigrafía o sialografía, criterios histopatológicos obtenidos en
la biopsia de glándulas salivares menores de la mucosa labial
y criterios de laboratorio derivados de la presencia de autoanticuerpos séricos anti-Ro, anti-La, anticuerpos antinucleares o factor reumatoide.
El tratamiento convencional de la QCS grave asociada al
SS se ha basado clásicamente en obtener el suficiente volumen lagrimal que consiga la estabilidad de la superficie ocular, mediante el empleo de lágrimas artificiales sin conservantes y la oclusión de los puntos lagrimales. Si bien dichas
medidas consiguen mejorar la irritación ocular, son a menudo
insuficientes en estos tipos de sequedad ocular de base autoinmune, en los que la inflamación juega un papel preponderante. Debido a ello, se están empleando con éxito fármacos
antiinflamatorios como los esteroides y la ciclosporina (8,9).
Estos tratamientos deben emplearse antes de ocluir los puntos
lagrimales para reducir la carga de células y mediadores inflamatorios, que de lo contrario se acumularían y prolongarían su
acción irritante sobre la superficie ocular (10).
La administración tópica de metilprednisolona al 1% sin
conservantes durante dos semanas seguida de la oclusión de
los puntos lagrimales es eficaz en pacientes con QCS asociada a síndrome de Sjögren, mostrando una reducción parcial o total de todos los síntomas, junto a una disminución
de la tinción con fluoresceína y una resolución completa de
la queratitis filamentosa (10). Esto ocurrió incluso en
pacientes que no habían mejorado tras el tratamiento sustitutivo máximo con humectantes. Para prevenir la aparición
de complicaciones relacionadas con el uso prolongado de
esteroides se recomienda emplearlos en «pulsos» en caso de
exacerbaciones de la QCS. Habitualmente la mejoría se
mantiene meses después de la suspensión del tratamiento.
En los casos en los que existe un empeoramiento tras la retirada del mismo, se puede continuar con una concentración
menor (ej. metilprednisolona 0,1%) ó cambiar a un prepa-
Figura 1: Queratoconjuntivitis seca grave en paciente con síndrome de Sjögren secundario asociado a artritis reumatoide, tratada
con esteroides sin conservantes.
rado comercial con menos efectos secundarios como
medroxiprogesterona o fluorometolona.
— Aclaramiento lagrimal retardado
En pacientes con aclaramiento lagrimal retardado como en
los casos de conjuntivocalasia u obstrucciones de la vía lagrimal se favorece el acúmulo y el tiempo de exposición de factores irritantes, como los conservantes, sobre la conjuntiva y
la córnea, creando un círculo vicioso que contribuye a mantener la inflamación. En estos pacientes también está especialmente indicado el empleo de esteroides sin conservantes (11).
2.1.3. Efectos secundarios
La terapia corticoidea produce efectos secundarios oculares y sistémicos independientemente de la vía de administración. Aunque las vías tópica y periocular pueden producir
una absorción sistémica significativa, la aparición de efectos
secundarios sistémicos es mucho más probable tras la administración oral o parenteral. Los efectos adversos oculares
clínicamente más significativos son el desarrollo de cataratas y glaucoma secundario, así como el aumento de la susceptibilidad de queratitis infecciosas y el retraso de la cicatrización corneal.
Desarrollo de cataratas
Se han publicado casos de desarrollo de cataratas en relación con el tratamiento esteroideo prolongado por vía sistémica e incluso inhalatoria en niños asmáticos. Este efecto
adverso se considera aún más prevalente tras la administración de esteroides tópicos en periodos prolongados (más de
3-6 meses) y ocurre de forma dosis-dependiente. La catarata esteroidea típica es subcapsular posterior (fig. 2) y es más
frecuente su desarrollo si ya existía un cierto grado de catarata previo al inicio del tratamiento, y también en niños y en
pacientes diabéticos. Una vez establecida la opacidad, ésta
no es reversible con la retirada del tratamiento.
284
Superficie ocular
pacientes con glaucoma crónico simple, en pacientes diabéticos y en altos miopes. Si es preciso continuar el tratamiento esteroideo, deberá asociarse medicación hipotensora, pero
en ocasiones la PIO continúa elevada a pesar del tratamiento médico hipotensor. En los casos en que se realizan inyecciones perioculares o intravítreas de preparados depot de
liberación lenta y vida media larga como la triamcinolona
acetónido, pueden producirse elevaciones persistentes de la
PIO que, al no poder retirar el fármaco, pueden conllevar un
evidente riesgo de daño glaucomatoso. Para evitar este efecto secundario, debe evaluarse previamente la respuesta
hipertensora del paciente al tratamiento tópico esteroideo.
Susceptibilidad a queratitis infecciosas
Figura 2: Catarata subcapsular posterior tras tratamiento prolongado con esteroides orales en paciente con lupus eritematoso sistémico.
Glaucoma
La administración tópica de corticosteroides también
puede provocar el desarrollo de un glaucoma secundario de
ángulo abierto como resultado de una disminución de la
facilidad de salida del humor acuoso.
Los esteroides tópicos típicamente producen un aumento
en la presión ocular (PIO) tras 3-4 semanas de uso, por lo
que el control de la misma es obligado en tratamientos prolongados. Incluso se han detectado hipertensiones oculares
en el rango de 40-60 mm Hg que presentan un evidente riesgo de lesión del nervio óptico. Se ha comprobado que un
30% de los voluntarios sanos tratados durante 6 semanas con
betametasona tópica tenían una PIO superior a 20 y un 4%
superior a 31 mm Hg (13). La retirada del tratamiento generalmente conlleva una normalización de la PIO en 2-4 semanas. Este efecto hipertensivo ocular es más pronunciado en
Existen evidencias experimentales suficientes que
demuestran que los esteroides potencian la replicación de
ciertos virus, incluyendo el virus herpes simple, así como la
mayoría de hongos y algunas bacterias (especialmente pseudomonas). Por ello, se acepta universalmente que los esteroides no deben administrarse aisladamente en ningún caso
de queratitis causadas por un germen que se esté replicando
activamente, a menos que se asocie el tratamiento antibiótico o antiviral oportuno (1) (fig. 3).
Interferencia con la cicatrización corneal
Los esteroides inhiben la cicatrización epitelial y estromal de la córnea, con la excepción de la medroxiprogesterona. El tratamiento esteroideo presenta un efecto catabólico
sobre el tejido conectivo, inhibiendo la proliferación de
fibroblastos y la síntesis de colágeno e incrementan la actividad de las colagenasas. Por todo ello, los corticosteroides
retrasan tanto la fase inicial de cicatrización como las fases
tardías y de remodelación tisular. Este efecto parece ser
dosis-dependiente y aparece mínimamente con dosis bajas
del fármaco o periodos de tiempo limitados (14). Este efecto debe tenerse en cuenta ante la presencia de ulceraciones
esclerocorneales, adelgazamientos, traumatismos oculares, y
durante el periodo postoperatorio.
Otros efectos secundarios oculares asociados al empleo
de los esteroides es la aparición de una leve midriasis de
aproximadamente 1 mm aproximadamente a la semana del
tratamiento, así como una discreta ptosis palpebral.
2.2. Corticoides sistémicos
Figura 3: Queratitis herpética epitelial geográfica agravada tras el
uso de esteroides tópicos.
Los esteroides sistémicos están raramente indicados en
patología de la superficie ocular, excepto en los casos que han
recibido un trasplante limbar alogénico o en casos de trasplante corneal de alto riesgo. Típicamente se indica un tratamiento con prednisona oral 1 mg/k/día durante 3 semanas,
que se reduce a 0,5 mg/kg/día durante 6 semanas más. A partir de aquí, la reducción suele ser más lenta (aproximadamente un 25% de reducción cada mes, durante 3 ó 6 meses
más). Algunos pacientes pueden requerir un tratamiento crónico de mantenimiento a dosis de 5-10 mg/día para conseguir
una adecuada inmunosupresión, o bien asociar otros fárma-
Capítulo 30.
cos inmunomoduladores como la ciclosporina para minimizar los efectos secundarios de los corticoides. Los efectos
adversos más frecuentes de los esteroides sistémicos son,
entre otros, la osteoporosis, hipertensión, hiperglucemia,
cambios en el hábito alimenticio y ganancia de peso.
Antes de iniciar el tratamiento esteroideo debe realizarse
una analítica basal incluyendo hemograma, glucemia, iones,
determinación de la tensión arterial y test de Mantoux. En
los pacientes que van a recibir tratamiento esteroideo prolongado debe asociarse el empleo de suplementos de calcio
y vitamina D para retardar la pérdida ósea; así como protectores gástricos sobre todo en pacientes con antecedentes de
ulcera péptica gastroduodenal.
La dosis recomendada debe darse en una única toma
matutina, al ser este régimen más fisiológico y presentar una
menor incidencia de efectos secundarios. La retirada del tratamiento siempre debe ser gradual y mucho más lenta cuanto menor sea la dosis recibida para evitar inducir una insuficiencia adrenal (ver capítulo 35).
Antiinflamatorios
285
Tabla 4. Usos clínicos de la ciclosporina tópica
— Prevención y tratamiento del rechazo del trasplante
limbar alogénico y queratoplastias de alto riesgo.
— Queratoconjuntivitis seca grave
— Queratoconjuntivitis vernal y atópica
— Queratitis de Thygeson
— Cuadros inflamatorios de superficie ocular (Queratitis
ulcerativa periférica, Mooren, conjuntivitis leñosa, etc.)
— Prevención y tratamiento del rechazo en el trasplante
limbar alogénico y en la queratoplastia penetrante de alto riesgo.
La CsA es un agente muy útil en pacientes que han recibido un trasplante limbar alogénico y también en casos de
queratoplastias penetrantes de alto riesgo, puesto que aporta
una inmunosupresión eficaz con mínimos efectos secundarios (figs. 4 y 5). En la actualidad, todos los pacientes con
trasplante limbar alogénico deben ser tratados tópicamente
3. CICLOSPORINA A
La ciclosporina A (CsA) representa una generación de
fármacos inmunosupresores que inhíben selectivamente las
células inmunocompetentes sin causar un efecto citotóxico
directo. La CsA es un endecapéptido cíclico derivado del
hongo Tolypocladium inflatumgans, que actúa a través de su
unión a la ciclofilina, un péptido intracelular que interviene
en la activación de las células T. La CsA bloquea la producción de interleuquina-2 (IL-2) y en definitiva la activación de
las células CD4+ y CD8+, además de bloquear la producción de otras linfoquinas como el interferon-γ (15).
3.1. Ciclosporina tópica
La absorción de la CsA está limitada por su estructura
hidrofóbica, que no puede penetrar el estroma corneal hidrofílico. Para aumentar su absorción ocular se han empleado
distintos vehículos incluyendo aceite de oliva, encapsulación
en liposomas, etc. Alternativamente, también puede prepararse a partir de la formulación para uso intravenoso por un
farmacéutico a concentraciones variables entre el 0,05% y el
2%. Próximamente estará disponible comercialmente en
nuestro medio una formulación en emulsión al 0,05% para el
tratamiento de la QCS severa. Este producto ya existe
comercializado en EE.UU y seguramente mejorará los problemas relacionados con el vehículo.
Tópicamente la CsA es bastante bien tolerada. Algunos
pacientes experimentan cierto grado de disconfort tras la instilación y pueden desarrollar una queratitis punctata superficial debido al excipiente. Sin embargo, no se han registrado
efectos secundarios significativos. Algunos estudios han
determinado que la absorción sistémica de CsA tras tratamiento tópico ocular es mínima, por lo que no es necesario
monitorizar los niveles plasmáticos del fármaco ni la función renal (16). La CsA se ha mostrado eficaz y segura en las
siguientes patologías de la superficie ocular (tabla 4):
Figura 4: Rechazo activo en paciente con queratoplastia penetrante por queratitis herpética con más de 2 cuadrantes de neovascularización del lecho receptor.
Figura 5: Insuficiencia limbar con neovascularización superficial
por lentes de contacto previo a la realización de trasplante limbar
alogénico.
286
Superficie ocular
con CsA 2% 3-4 veces al día y continuar indefinidamente
con el tratamiento. Aunque este tratamiento no elimina la
necesidad de emplear CsA oral en los primeros 12-18 meses,
es particularmente útil para el tratamiento a largo plazo una
vez retirada la inmunosupresión oral (6).
— Tratamiento de la QCS grave.
Al igual que los esteroides sin conservantes, también se
ha publicado la utilidad de la CsA tópica en la QCS grave.
Inicialmente se comprobó que estimulaba la secreción lagrimal en perros, y posteriormente un estudio piloto empleando pomada oftálmica de CsA 1% mostraba que los pacientes
tratados presentaban menor sensación de cuerpo extraño y
un mayor número de horas con control de los síntomas frente a los tratados con placebo, además de una menor tinción
con Rosa de Bengala, sin embargo no mejoraban los índices
del test de Schirmer ni el tiempo de ruptura de la película
lagrimal (BUT) (17). Posteriormente, dos grandes estudios
multicéntricos randomizados han confirmado la eficacia y
seguridad de la CsA en el tratamiento del ojo seco. En un
estudio en fase 2 de la FDA se administró CsA a diferentes
concentraciones a 129 pacientes con QCS moderada-severa,
dos veces al día durante 12 semanas. Se observó una mejoría significativa de la tinción con Rosa de Bengala y de la
queratitis punctata así como de los síntomas subjetivos. La
concentración al 0,1% fue considerada la más efectiva (18).
Un estudio en fase 3 evaluando 877 pacientes con ojo seco
demostró que la CsA a concentraciones del 0,05% y 0,1%
produjo una mejoría significativa en las puntuaciones de tinción corneal y en el test de Schirmer. La CsA al 0,05% además proporcionó menor visión borrosa y menor necesidad
de uso de lágrimas atificiales (19). Además, ha podido comprobarse que existe una reducción en el número de linfocitos
T activados que infiltran la conjuntiva y una reducción en la
expresión de la citoquina inflamatoria IL-6 en el epitelio
conjuntival tras 6 meses de tratamiento con CsA tópica (20).
— Tratamiento de la queratoconjuntivitis vernal y atópica.
La CsA ha demostrado capacidad de inhibir en vivo la
inflamación dependiente de los mastocitos, y además interfie-
re con la degranulación de los basófilos. Por otra parte, la
administración de CsA resulta en una reducción de las células
T totales y de la activación de las mismas y en una normalización del cociente CD4/CD8 . Recientemente, Zierhut et al han
publicado que la CsA tópica 2% se ha mostrado efectiva en el
tratamiento de la QCV y queratoconjuntivitis atópica (QCA),
reduciendo significativamente los síntomas (escozor, lagrimeo,
sensación de cuerpo extraño, blefarospasmo y dolor) y los signos (papilas subtarsales, puntos de Trantas, etc). En estos
casos, casi siempre existe un ojo seco asociado y la CsA mejora tanto los síntomas de sequedad como la alergia ocular (22).
Por otra parte, en una serie de 24 pacientes con QCV, el grupo
tratado con CsA 2% mostró una mejoría sintomática significativa frente a los tratados con placebo (23). Estos estudios
demuestran que la CsA es un agente eficaz y seguro como
«ahorrador» de esteroides en la queratoconjuntivitis atópica y,
permite una mejoría de los síntomas y signos.
— Queratitis superficial de Thygeson (QS Thygeson).
La QS Thygeson es una entidad clínica de probable origen inmune, caracterizada por la existencia de conglomerados grisáceos elevados y localizados en el epitelio corneal,
sin afectación conjuntival. Hasta el momento, el único tratamiento eficaz lo había constituido el empleo de esteroides
tópicos, pero su uso prolongado podría asociarse con efectos
secundarios significativos. Se ha publicado una serie de 8
pacientes tratados con CsA 2% durante 4 meses que mostró
una desaparición total de las lesiones, sin evidenciarse recidivas durante un período de seguimiento medio de 2 años
(24). Otros autores también muestran resultados favorables
en más de dos tercios de los pacientes con esta patología tratados con CsA tópica 2% (25).
— Queratitis ulcerativa periférica (QUP), úlcera de Mooren y otros cuadros inflamatorios de la superficie ocular.
La CsA tópica se ha mostrado eficaz en el tratamiento de
procesos ulcerativos corneales de etiología autoinmune (QUP
y úlcera de Mooren) (fig. 6) y otros cuadros inflamatorios de
la superficie ocular, debido al grado de inmunodepresión local
que induce en las reacciones inmunopatológicas a nivel de la
córnea. Se han estudiado 43 pacientes con distintos cuadros
patológicos de la superficie ocular (queratoplastias de alto
riesgo, queratoconjuntivitis vernal y atópica, conjuntivitis
leñosa, QUP y úlcera de Mooren) tratados con CsA tópica
durante un periodo promedio de 13 meses, objetivando una
respuesta favorable en un 81% en forma de resolución, reducción o prevención de la inflamación. Ninguno de los pacientes desarrollo elevación de niveles séricos del fármaco ni toxicidad renal. No se observó efecto beneficioso en pacientes con
escleritis ni con penfigoide ocular cicatricial (16). No obstante, no debemos olvidar que muchos casos de QUP están asociados a vasculitis sistémicas y por lo tanto deben ser tratados
con inmunosupresión sistémica.
3.2. Ciclosporina sistémica
Figura 6: Queratitis ulcerativa periférica en paciente diagnosticado de artritis reumatoide hace más de 20 años.
El empleo de la CsA sistémica ha supuesto una evidente
mejora en el pronóstico de supervivencia de trasplantes de
órganos sólidos y también en los casos de trasplante corneal
de alto riesgo y trasplante limbar alogénico. En ausencia de
Capítulo 30.
contraindicaciones para su uso, la CsA se emplea de forma
rutinaria en todos los casos de trasplante limbar alogénico a
dosis de 3 mg/kg/día. Se deben mantener niveles de ciclosporinemia entre 150-200 ng/ml, salvo que esté usando algún
fármaco ahorrador de CsA como la azatioprina o el micofenolato de mofetilo, con lo que los niveles se situarían entre
100-150 ng/ml. Desde la llegada del Sandimmun Neoral,
que tiene una mejor absorción y una cinética más predecible
es más fácil conseguir niveles terapéuticos estables.
En la actualidad se considera más importante la monitorización de los efectos secundarios que la determinación de
los niveles séricos del fármaco. Los efectos secundarios más
frecuentes son la hipertensión arterial (HTA), nefrotoxicidad, neurotoxicidad, hiperlipidemia y hepatotoxicidad. Debe
realizarse una evaluación basal con analítica completa pretratamiento para poder detectar alteraciones en los parámetros analíticos. Se consideran contraindicaciones relativas
para el empleo del fármaco la HTA no controlada, la insuficiencia renal y una edad mayor de 60 años.
El tratamiento se mantiene típicamente al menos 12-18
meses tras el trasplante limbar alogénico, que es el período de
máximo riesgo de rechazo, pues en este período se ha comprobado que ocurren el 50% de los fracasos. La asociación a otros
fármacos «ahorradores» de CsA como la azatioprina o el micofenolato ha permitido reducir el riesgo de toxicidad por CsA.
Efectos secundarios
— Hipertensión arterial. La tensión arterial debe ser
controlada regularmente en cada visita. Casi la mitad de los
pacientes experimentan una subida de un 10-15% sobre el
valor basal. Si no se reduce tras el descenso de la dosis, debe
prescribirse medicación hipotensora.
— Nefrotoxicidad. Ocurre entre un 25% y un 75% de
los pacientes en tratamiento con CsA sistémica. Afortunadamente es un efecto adverso dosis dependiente y es reversible
si se detecta precozmente. Este efecto secundario es poco
prevalente a las dosis habituales en la patología oftalmológica. La creatinina sérica debería determinarse regularmente: a
las 2 semanas de iniciado el tratamiento y luego mensualmente hasta su retirada. Una elevación del 30% sobre el
valor basal obliga a reducir la dosis 0,5-1 mg/kg/día. Si a
pesar de esta reducción de la dosis, la creatinina sérica continúa elevada, debe suspenderse el tratamiento con CsA.
— Otras alteraciones de parámetros de laboratorio. Una
elevación discreta de las enzimas hepáticas no es infrecuente y suele revertir al reducir la dosis. Se ha detectado hiperlipidemia hasta en un 40% de los pacientes tratados y puede
requerir tratamiento específico si se prevee que el tiempo de
uso de la CsA será prolongado.
— Neurotoxicidad. Aparece de forma más ocasional y
puede manifestarse por temblor, parestesias, cefaleas y raramente convulsiones. Estos síntomas suelen mejorar al reducir la dosis.
— Otros efectos secundarios más llamativos son la
hiperplasia gingival (9%) y el hirsutismo (9%).
A pesar de estos posibles efectos secundarios, la CsA sigue
siendo el fármaco inmunosupresor de referencia especialmen-
Antiinflamatorios
287
te en la prevención y tratamiento del rechazo del trasplante corneal y limbar. Con una monitorización adecuada, el riesgo de
toxicidad irreversible a las dosis indicadas es realmente bajo.
Este riesgo es menor aún cuando la CsA se usa en asociación
con esteroides y un fármaco «ahorrador» de CsA como la azatioprina o el micofenolato de mofetilo (6) (ver capítulo 35).
4. ANTIINFLAMATORIOS NO ESTEROIDEOS
Los antiinflamatorios no esteroideos (AINEs) se emplean
con gran difusión en el tratamiento de la inflamación ocular
postoperatoria y en la prevención y tratamiento del edema
macular cistoide postoperatorio. Además han demostrado su
utilidad en la prevención de la miosis intraoperatoria en la
cirugía de cataratas, en el alivio sintomático del picor en la
conjuntivitis alérgica y en la reducción de las molestias oculares tras la cirugía refractiva (26).
Clasificación y preparados comerciales
Los AINEs disponibles para administración tópica incluyen tres grupos químicos: los derivados indólicos, los ácidos
fenilalcanoicos y los ácidos fenilacéticos (27).
La indometacina, un derivado indólico, está disponible
en preparación tópica en suspensión acuosa al 1%. Los ácidos fenilalcanoicos son compuestos hidrosolubles, e incluyen el flurbiprofeno y el ketorolaco. El flurbiprofeno está
aprobado por la FDA como tratamiento preoperatorio para
prevenir la excesiva miosis durante la cirugía de la catarata.
El ketorolaco trometamina está aprobado para el tratamiento de la conjuntivitis alérgica estacional y la inflamación
postoperatoria en cirugía de cataratas y en cirugía refractiva.
En el grupo de los ácidos fenilacéticos destaca el diclofenaco. Es un compuesto hidrosoluble aprobado por la FDA
para minimizar la inflamación en el postoperatorio de cataratas y el dolor y la fotofobia tras cirugía refractiva (tabla 5).
Farmacodinámica y farmacocinética
Los fármacos AINEs ejercen su acción mediante la reducción de la síntesis de prostaglandinas (PG) por inhibición del
enzima ciclooxigenasa. Las PG presentan numerosas acciones
a nivel oftálmico como la inducción de miosis, el aumento de
la permeabilidad de las barreras hemato-oculares, favorecen la
Tabla 5. Preparados tópicos antiinflamatorios no
esteroideos
Fármaco
Nombre comercial
Formulación
Flurbiprofen
Diclofenac
Ocuflur (Allergan)
Voltaren (Novartis)
Ketorolac
Indometacina
Diclofenac Lepori
(Pharma Lepori)
Acular (Allergan)
Indoftol (MSD)
0,03% solución
1,0% solución y
monodosis
1,0% solución y
monodosis
0,5% solución
0,5% y 1% suspensión
288
Superficie ocular
Figura 7: La excesiva miosis intraoperatoria supone un riesgo elevado de ruptura capsular, desinserción zonular o traumatismo iridiano.
hiperemia conjuntival y cambios en la presión ocular. Además, poseen actividad quimiotáctica y pueden servir de
mediadores humorales en las respuestas inflamatorias, así
como también se les ha implicado en la respuesta álgica en la
inflamación y en las reacciones alérgicas (27).
Aunque los AINEs no inhiben la acción de la lipo-oxigenasa y, por tanto, no inhiben la producción de leucotrienos, el diclofenac ha demostrado in vitro capacidad de reducir indirectamente el nivel de leucotrienos (28).
La administración de los citados preparados tópicos proporciona niveles adecuados en los tejidos oculares y en el
humor acuoso, que son superiores a los administrados por vía
oral. Los AINES administrados tópicamente también alcanzan la circulación sistémica a través de su absorción por la
mucosa del conducto lagrimonasal, e incluso pueden aparecer cuadros de toxicidad sistémica si no se realiza oclusión
nasolagrimal y cierre palpebral tras la instilación del colirio.
Indicaciones
Mantenimiento de la midriasis durante cirugía
de cataratas
Figura 8: Uveítis fibrinoide postoperatoria.
La reducción intraoperatoria del diámetro pupilar es un
reconocido factor de riesgo para la ruptura capsular o la desinserción zonular durante la cirugía de cataratas (fig. 7). Numerosos estudios clínicos han demostrado que la aplicación preoperatoria de AINEs tópicos previene una excesiva miosis
durante la cirugía de cataratas (29,30). Aunque la FDA ha
aprobado para este uso únicamente el flurbiprofen, parece que
la mayoría de los agentes mostrarían un efecto similar.
En cualquier caso, y aunque su empleo se realiza de
forma rutinaria y generalizada, probablemente el empleo de
la medicación midriática habitual asociada a una cuidadosa
técnica quirúrgica, evitando manipulaciones excesivas, sería
suficiente para prevenir la miosis quirúrgica.
Inflamación en el postoperatorio de cataratas
Figura 9: Uveítis fibrinoide de la figura anterior resuelta tras tratamiento midriático y AINEs orales y tópicos.
Los AINEs tópicos han demostrado capacidad para reducir la inflamación en el postoperatorio de cataratas (figs. 8 y
9). En la actualidad, la FDA únicamente aprueba su uso en
el postoperatorio; sin embargo, el empleo más difundido de
estos fármacos incluye también el uso preoperatorio de los
mismos para mejorar su actividad antiinflamatoria y conseguir un adecuado mantenimiento del tamaño pupilar durante el acto quirúrgico (29).
Diversos estudios que evalúan la eficacia antiinflamatoria postoperatoria de los AINEs incluyen la administración
asociada de corticosteroides, y aunque existen suficientes
evidencias de su actividad sinérgica (31), es difícil concluir
que el efecto observado sea únicamente atribuible al AINE.
Por otra parte, estudios randomizados y doble ciego, comparando el tratamiento con AINEs frente a placebo, y en los que
se han realizado determinaciones objetivas empleando fluorofotometría del segmento anterior y laser flare meter han puesto
de manifiesto el efecto beneficioso de los AINEs tópicos en el
control de la inflamación ocular postoperatoria, mostrando
Capítulo 30.
Antiinflamatorios
289
incluso una mayor eficacia que los esteroides en el restablecimiento de la permeabilidad de la barrera hematoacuosa (32).
En la actualidad, los preparados aprobados por la FDA
para su uso como antiinflamatorios en el postoperatorio de
cataratas son el ketorolaco y el diclofenaco.
Prevención y tratamiento del edema macular cistoide
tras cirugía de cataratas
Un reciente meta-análisis realizado por Rossetti et al ha
demostrado las ventajas de la prevención y el tratamiento del
edema macular cistoide (EMC) tras la cirugía de cataratas
(33) (fig. 10).
Otros autores, por otra parte, indican que aunque los
AINEs son efectivos en la profilaxis del EMC angiográfico,
no se ha demostrado una mejoría significativa y sostenida en
la agudeza visual (27).
Se ha publicado recientemente que el uso combinado de
AINEs y esteroides tópicos podría aportar una acción sinérgica resultando en una resolución más rápida del EMC sintomático (31).
Figura 10: Edema macular cistoide angiográfico tras cirugía de
cataratas.
Conjuntivitis alérgica
Efectos secundarios
La administración tópica de ketorolaco 0,5% es efectiva
en la reducción del picor asociado a la conjuntivitis alérgica
estacional (34). La FDA ha aprobado esta indicación del fármaco, aunque se ha observado que otros agentes como el
diclofenaco también serían efectivos en el tratamiento de
este tipo de conjuntivitis (35). Los esteroides tópicos también se usan comúnmente para reducir los signos y síntomas
de la alergia ocular; si bien su uso continuado puede acompañarse de problemas locales como desarrollo de cataratas,
hipertensión ocular, sobreinfecciones por virus u hongos, así
como retraso en la cicatrización de defectos epiteliales. Por
ello, los AINEs tópicos podrían representar una alternativa
eficaz con menos efectos secundarios.
Los efectos adversos más frecuentes tras la instilación de
AINEs tópicos son picor, escozor e hiperemia conjuntival,
generalmente transitorios. La mayoría de fabricantes han
intentado mejorar este potencial disconfort mejorando la formulación y reduciendo los conservantes, así como elaborando preparaciones monodosis sin conservantes para favorecer
una mejor tolerancia local.
Las complicaciones corneales tras el uso de AINEs tópicos
son infrecuentes aunque se han descrito aparición de queratitis
punctatas superficiales, infiltrados corneales y defectos epiteliales tras su uso (42). Recientemente se han publicado casos
de melting y perforación corneal en pacientes tratados con
AINEs tópicos (43), aunque existen factores que dificultan el
análisis de estos casos como la coexistencia de otra patología
y el uso de otros agentes terapéuticos adicionales; así varios
casos han ocurrido en pacientes con sequedad ocular que estaban recibiendo tratamiento tópico esteroideo además de los
AINEs. En general, se consideran factores de riesgo el uso
concomitante de esteroides tópicos y la queratopatía epitelial
en el periodo postoperatorio inmediato (ver capítulo 35).
Reducción del disconfort tras cirugía refractiva corneal
El uso del ketorolaco y el diclofenaco está aprobado en
la reducción del dolor y la fotofobia tras la cirugía refractiva corneal (36). Además, algunos autores también los
emplean para reducir el dolor tras las abrasiones corneales. Un estudio reciente randomizado y doble ciego ha
demostrado que no existían diferencias significativas en
cuanto al tiempo necesario para la epitelización de abrasiones corneales traumáticas en el grupo tratado con ketorolaco tópico sin oclusión frente a los pacientes que recibieron oclusión (37).
Otros usos de los AINEs tópicos
Algunos estudios clínicos han demostrado el beneficio
potencial de los AINEs en el tratamiento de la pinguécula
inflamada y el pterigium (38), en la trabeculoplastia con
láser argon (39) y en la cirugía del glaucoma (40) y del estrabismo (41).
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