STSJ Valladolid nº 73/2016, de 21 de enero

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Roj: STSJ CL 311/2016 - ECLI:ES:TSJCL:2016:311
Id Cendoj: 47186330012016100011
Órgano: Tribunal Superior de Justicia. Sala de lo Contencioso
Sede: Valladolid
Sección: 1
Nº de Recurso: 1321/2014
Nº de Resolución: 73/2016
Procedimiento: PROCEDIMIENTO ORDINARIO
Ponente: RAFAEL ANTONIO LOPEZ PARADA
Tipo de Resolución: Sentencia
T.S.J.CASTILLA-LEON CON/AD
VALLADOLID
SENTENCIA: 00073/2016
TRIBUNAL SUPERIOR DE JUSTICIA DE CASTILLA Y LEÓN
SALA DE LO CONTENCIOSO-ADMINISTRATIVO
VALLADOLID
N11600
C/ ANGUSTIAS S/N
N.I.G: 47186 33 3 2014 0101844
Procedimiento : PO PROCEDIMIENTO ORDINARIO 0001321 /2014 - ML
Sobre: AGRICULTURA, GANADERIA Y PESCA
De D./ña. INMOBILIARIA LA PEÑA, S.L.
ABOGADO JOSÉ-ANTONIO GARROTE MESTRE
PROCURADOR D./Dª. JULIO CESAR SAMANIEGO MOLPECERES
Contra D./Dª. CONSEJERIA DE AGRICULTURA Y GANADERIA -JUNTA DE CASTILLA Y LEONABOGADO LETRADO COMUNIDAD
PROCURADOR D./Dª.
SENTENCIA Nº 73
ILMOS. SRES.:
PRESIDENTE:
DOÑA ANA MARÍA MARTÍNEZ OLALLA
MAGISTRADOS:
DON FELIPE FRESNEDA PLAZA
DON RAFAEL ANTONIO LÓPEZ PARADA
En Valladolid a veintiuno de enero de dos mil dieciséis.
Visto por la Sala de lo Contencioso-Administrativo del Tribunal Superior de Justicia de Castilla y León,
con sede en Valladolid, el presente recurso en el que se impugna:
La resolución de 5 de junio de 2014 del Director General de Política Agraria Comunitaria por la que se
declara indebidamente percibido el importe de 221.834,60 euros de ayuda agroambiental a razas autóctonas
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puras en peligro de extinción (programa 2007-2013) del año 2011 y se reclama el reintegro de dicha cantidad
a Inmobiliaria La Peña S.L.
Son partes en dicho recurso:
Como recurrente: la entidad INMOBILIARIA LA PEÑA S.L., representada por el Procurador Sr.
Samaniego Molpecerers y defendida por el Letrado Sr. Garrote Mestre.
Como demandada: la ADMINISTRACIÓN DE LA COMUNIDAD AUTÓ NO MA, representada y
defendida por el Letrado de sus Servicios Jurídicos.
Ha sido Ponente el Ilmo. Sr. Magistrado Don RAFAEL ANTONIO LÓPEZ PARADA.
ANTECEDENTES DE HECHO
PRIMERO.- Interpuesto y admitido a trámite el presente recurso, y una vez recibido el expediente
administrativo, la parte recurrente dedujo demanda en la que, con base en los hechos y fundamentos de
derecho en ella expresados, solicitó de este Tribunal que se dicte sentencia que "estime el recurso y declare
no conforme a derecho y anule la Resolución del Director General de Política Agraria Comunitaria de la
Junta de Castilla y León (Consejería de Agricultura y Ganadería) de 5 de junio de 2014 por la que se dejan
sin efecto determinadas ayudas por importe de 221.834,60 € que se dicen indebidamente percibidas por mi
mandante y se acuerda su reintegro, declarando el derecho de mi mandante a la devolución de las cantidades
indebidamente embargadas, no pagadas o compensadas a mi mandante a cargo de esa inexistente deuda,
condenando a la Administración a estar y pasar por dicha declaración y a abonar las costas del procedimiento".
SEGUNDO.- En el escrito de contestación de la Administración demandada, con base en los hechos
y fundamentos de derecho en él expresados, se solicitó de este Tribunal que se dicte sentencia por la que
se desestime el recurso.
TERCERO.- Fue acordado el recibimiento del pleito a prueba mediante auto de la Sala de 20 de julio de
2015, siendo admitida la prueba documental aportada y la propuesta por la parte actora, que obra en autos.
Tras lo cual las partes presentaron sus escritos de conclusiones.
CUARTO.- Se señaló para votación y fallo el día 20 de enero de 2016.
QUINTO.- En la tramitación de este recurso se han observado las prescripciones legales.
FUNDAMENTOS DE DERECHO
PRIMERO.- La Orden AYG/1341/2007, de 14 de agosto, regula diferentes regímenes de ayudas
agroambientales incluidas en el Programa de Desarrollo Rural de Castilla y León 2007-2013, entre las que
se encuentran las destinadas al mantenimiento de razas autóctonas puras en peligro de extinción. En el
marco de dicha norma, por Orden AYG/1377/2007, de 21 de agosto, se realizó por la Junta de Castilla y León
una convocatoria para la incorporación de titulares de explotaciones agrarias de Castilla y León a diferentes
regímenes de ayudas de actuaciones agroambientales, entre ellos para la actuación de mantenimiento de
razas autóctonas puras en peligro de extinción. El 20 de septiembre de 2007 Antonio Casado y Cia S.L.
(ACYCSA) solicitó de la Junta de Castilla y León, en el marco de dicha convocatoria, una ayuda para la
actuación de mantenimiento de razas autóctonas puras en peligro de extinción para el periodo 2008-12. La
solicitud iba referido a una ganadería compuesta por 327 cabezas de bovino de raza sayaguesa, 53 cabezas de
equino de asno zamorano-leonés y 8 cabezas (finalmente reducidas a 6 en la resolución de ayuda) de equino
de raza hispanobretona. Por resolución de 11 de febrero de 2008 la Dirección General de Política Agraria
Comunitaria de la Junta de Castilla y León acordó la incorporación de ACYCSA a la actuación agroambiental
de mantenimiento de razas autóctonas puras en peligro de extinción para el periodo de los años 2008 a 2012,
ambos inclusive.
En base a dicha resolución, la ayuda se instrumenta mediante la suscripción de un contrato de
incorporación al programa para los años 2008 a 2012, que fue suscrito por la Junta de Castilla y León y
ACYCSA. En la cláusula primera de dicho contrato el titular de la explotación se compromete a cumplir
durante el periodo de 2008 a 2012, ambos inclusive, los compromisos descritos en el artículo 22 de la Orden
AYG/1341/2007 y a facilitar la realización de controles por la Administración. A cambio el titular de la ayuda
presenta anualmente una solicitud de pago de la ayuda y la Consejería efectuará el pago anual de las ayudas
que correspondan. El texto del contrato añade que el incumplimiento de cualquiera de los compromisos
previstos en la cláusula primera faculta a la Administración para la resolución del contrato, sin perjuicio de las
penalizaciones previstas en el artículo 34 de la Orden AYG/1341/2007. También dice que el contrato tiene
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naturaleza administrativa, remitiéndose respecto a su regulación a la Orden AYG/1341/2007 y a la Ley de
Contratos de las Administraciones Públicas (Real Decreto Legislativo 2/2000).
El artículo 22 de la Orden AYG/1341/2007, que establece, por remisión, los compromisos objeto del
contrato durante un periodo de cinco años, dice lo siguiente:
"Los beneficiarios de las ayudas por la actuación agroambiental de mantenimiento de las razas
autóctonas puras en peligro de extinción deberán de cumplir los siguientes compromisos:
- Mantener el censo ganadero de las razas acogidas a la actuación agroambiental de forma que, al
finalizar el período de compromiso quinquenal, se posea como mínimo el mismo número de animales que
figura en el contrato al que se hace referencia en la letra c) del artículo 21. A estos efectos el número de
animales de cada raza que figurarán en el contrato será el menor de los siguientes: -el número de animales
que se encuentren debidamente inscritos en el Libro de Registro Genealógico de la raza autóctona pura en
peligro de extinción a que se hace referencia en la letra a) del artículo 21, por la que solicita la incorporación;
-el número de animales para los que el titular de la explotación solicite acogerse en la incorporación a la
ayuda agroambiental.
- Mantener en pureza los efectivos reproductores, machos y hembras, de las razas acogidas a la medida.
- Aprovechar las superficies forrajeras de la explotación mediante pastoreo, con los animales acogidos
a la actuación agroambiental.
- Respetar las cargas ganaderas establecidas en el artículo 23.
- Pertenecer a una asociación ganadera cuyos fines sean la mejora y conservación de las razas acogidas
a la medida.
- Tener inscritos los animales acogidos a la medida en el Libro de Registro Genealógico de la Raza.
- Participar en un programa de mejora genética o de conservación y mantenimiento de la raza, con la
obligación de aportar información para su seguimiento, así como para la elaboración de valoraciones.
- Cumplir con los requisitos legales de gestión y las buenas condiciones agrarias y medioambientales
que les sean de aplicación.
- Cumplir con los requisitos mínimos de fertilización, fitosanitarios y otros requisitos obligatorios, a los
que se hace referencia en el Anexo II de la presente Orden".
En los años 2008, 2009 y 2010 ACYCSA solicitó y percibió las correspondientes ayudas anuales
correspondientes a dicho contrato subvencional.
En el año 2011 ACYCSA se encontraba en concurso de acreedores. Corporación Acycsa S.L. era
administradora única de la mercantil ACYCSA y al mismo tiempo también de la sociedad El Mular S.L. Esta
última también se encontraba en concurso de acreedores. Mediante un contrato de 14 de abril de 2011
Corporación Acycsa S.L., actuando simultáneamente como administrador único de ACYCSA y de El Mular
S.L., previa transferencia de la explotación ganadera de la primera a la segunda, suscribió un contrato de
cesión de derechos en virtud del cual ACYCSA transfirió a El Mular S.L. los compromisos de las actuaciones
agroambientales de mantenimiento de razas autóctonas puras en peligro de extinción.
En relación con la transferencia de compromisos, el artículo 35 de la Orden AYG/1341/2007 establece:
"1.- Si durante el período del compromiso el beneficiario traspasa total o parcialmente su explotación
a otra persona, ésta podrá continuar el compromiso durante el período de tiempo que quede por cumplir,
entendiendo por dicho compromiso la totalidad de los exigidos en el contrato. En caso contrario el beneficiario
estará obligado a reintegrar el importe de las ayudas percibidas. 2.- La transferencia del compromiso tendrá
efecto a partir del año en el que se haya efectuado la transferencia total o parcial de la explotación, siendo
responsable del cumplimiento de los compromisos, hasta la fecha de la transferencia, el antiguo titular. 3.La transferencia del compromiso deberá comunicarse a la Dirección General de Política Agraria Comunitaria
por el cesionario, junto con la Solicitud Única en la que éste solicite el pago anual de la ayuda agroambiental.
Dicha transferencia se comunicará conforme al modelo que se establezca en la Orden de la Consejería
de Agricultura y Ganadería reguladora de la Solicitud Única del año en cuestión. 4.- La transferencia del
compromiso agroambiental sólo se admitirá si se justifica la transferencia de la explotación por la superficie
básica (excepto en el caso de la actuación agroambiental de mantenimiento de razas autóctonas en peligro
de extinción) y si el cesionario reúne los requisitos así como los criterios de prioridad en el caso de haber
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sido aplicados, que determinaron la incorporación de titulares a la medida agroambiental correspondiente a
la convocatoria de incorporación del cedente".
La Dirección General de Política Agraria Comunitaria dictó resolución el 31 de enero de 2012 por la cual
aceptó la indicada transferencia del contrato de incorporación a la medida agroambiental de mantenimiento de
razas autóctonas puras en peligro de extinción de ACYCSA a El Mular. La transferencia tenía efectos "desde
el inicio del año en el que se produce la misma" (esto es, desde el 1 de enero de 2011). La ayuda para el año
2011 fue solicitada y percibida por El Mular S.L.
El 25 de octubre de 2011 Inmobiliaria La Peña S.L. adquirió a El Mular S.L. mediante varios contratos
el ganado, los bienes y derechos adscritos a la explotación ganadera, subrogándose en los seis trabajadores
de la misma y en los contratos de leasing de la explotación. La citada venta había sido autorizada por el
Juzgado de lo Mercantil número dos de Barcelona por auto de 26 de julio de 2011, dictado en el marco del
concurso 697/2010 , que tramitaba el concurso de acreedores de El Mular S.L.. En la parte dispositiva del
auto se autorizaba la citada compraventa en respuesta a la oferta realizada por escrito por Inmobiliaria La
Peña S.L. y se establecía:
"Se hace constar expresamente que la transmisión se realiza con exclusión de los efectos propios de
la sucesión de empresa, por lo que el adquirente no se subrogará en ninguna de las obligaciones anteriores
a la enajenación, incluidas las obligaciones fiscales y con la Tesorería General de la Seguridad Social, así
como los salarios e indemnizaciones pendientes de pago, quedando exento de cualquier responsabilidad por
hechos anteriores a la cesión".
El 27 de febrero de 2012 firmaron un contrato por el cual El Mular transfería a Inmobiliaria La Peña "los
compromisos asumidos" en el contrato de incorporación a la actuación agroambiental de razas autóctonas
formalizado con la Consejería de Agricultura de la Junta de Castilla y León para las campañas 2008 a 2012,
"desde la campaña agrícola 2012 hasta el final del periodo de vigencia del contrato", aceptando Inmobiliaria
La Peña la transferencia de los compromisos asumidos por El Mular en el marco de dicho contrato "desde la
campaña agrícola 2012 hasta el final del periodo de vigencia del contrato y por la superficie básica o animales
que figuran en el contrato". El 9 de marzo de 2012 Inmobiliaria La Peña solicitó a la Junta de Castilla y León
las ayudas objeto del contrato de dicho año.
Por resolución de 15 de junio de 2012 de la Dirección General de Política Agraria Comunitaria se
aceptó la transferencia de compromisos del contrato de incorporación número 24/6/5_2008 correspondiente
a la actuación agroambiental de mantenimiento de razas autóctonas puras en peligro de extinción a favor de
Inmobiliaria La Peña S.L. desde la campaña agrícola 2012 hasta el final del periodo de vigencia del contrato,
señalando que "la transferencia de compromisos tendrá efectos desde el inicio de la campaña agrícola en
que se produce la misma".
Con motivo del control sobre la solicitud de ayuda del contrato de razas autóctonas del año 2012
presentada por Inmobiliaria La Peña S.L. la Junta de Castilla y León detectó la baja de numerosos animales
objeto de la ayuda con anterioridad al 30 de septiembre de 2012. Por dicho motivo determinó que la titular del
contrato no cumplía con los compromisos exigidos en el mismo, en concreto con el siguiente:
"Mantener el censo ganadero de las razas acogidas a la actuación agroambiental de forma que, al
finalizar el periodo de compromiso quinquenal, se posea como mínimo el mismo número de animales que
figura en el contrato...".
El artículo 34.2 de la Orden AYG/1341/2007 regula las penalizaciones y establece lo siguiente:
"2.- En el caso de la actuación agroambiental de mantenimiento de razas autóctonas puras en peligro
de extinción, si como consecuencia de los controles establecidos se comprobara que el número de animales
declarado en una solicitud de ayuda sea superior al número comprobado durante los controles administrativos
o sobre el terreno, el importe de dicha ayuda se calculará en función del número de animales subvencionables
que se haya comprobado. No obstante, en estos casos el importe total de la ayuda se reducirá de la forma
siguiente: a) Si la diferencia detectada no afecta a más de tres animales, en el porcentaje que represente la
relación entre el número total de animales no verificados y el número total de animales verificados en los
controles administrativos y sobre el terreno. b) Si la diferencia detectada afecta a más de tres animales: - En
el mismo porcentaje indicado en la letra a), si dicho porcentaje no es superior a 10. - En el doble del porcentaje
indicado en la letra a), si dicho porcentaje es superior a 10 pero inferior o igual a 20. - No se concederán
ninguna ayuda si el porcentaje indicado en la letra a) es superior a 20".
Por otra parte el artículo 34.3 establece:
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"El incumplimiento por parte del beneficiario de cualquiera de las condiciones establecidas por la
presente Orden o en la correspondiente de convocatoria dará lugar a la pérdida del derecho a la subvención y a
la devolución, en su caso, de las cantidades indebidamente percibidas, sin perjuicio de otras responsabilidades
a que hubiera lugar".
La Junta de Castilla y León, en base al incumplimiento, cifró la cuantía de la ayuda en cero euros y por
ello entendió que el conjunto de subvenciones abonadas en los años 2008 a 2011 eran indebidas y reclamó
a Inmobiliaria La Peña la devolución del importe de tales ayudas.
SEGUNDO.- El conjunto de hechos arriba referenciados se ha obtenido de la documental obrante en
el expediente administrativo. La recurrente sostiene en contra de la resolución impugnada los siguientes
argumentos:
a) Que no fue beneficiaria de ninguna ayuda, sino que la única que solicitó le fue denegada;
b) Que no se subrogó en el contrato con la Junta de Castilla y León, sino que solamente aceptó los
compromisos desde el año 2012 y hasta el fin del contrato (ese mismo año).
c) Que compró unas explotaciones libres de toda carga o gravamen, con un auto del Juzgado de lo
Mercantil que le liberaba de cualquier responsabilidad anterior, sin que conste en el expediente si cuando se
le transmitió la ganadería el vendedor cumplía o no los compromisos derivados del contrato.
d) Que la pérdida de los animales fue por fuerza mayor
e) Que el recurrente no percibió ninguna subvención, por lo que no puede devolver lo que no percibió.
TERCERO.- Debemos partir de estas premisas:
La primera es que no se cuestiona por la recurrente en este caso que se haya producido el
incumplimiento de los compromisos quinquenales del contrato de mantenimiento de razas autóctonas
(mantenimiento del número de animales). No se ha alegado ni probado motivo alguno concreto de fuerza
mayor que haya impedido el cumplimiento del compromiso de mantenimiento del número de animales, lo que
hace que el punto d antes señalado sea una mera afirmación aislada, no fundamentada y carente de todo
soporte fáctico.
Tampoco se cuestiona que, por la naturaleza del incumplimiento, la totalidad de los pagos realizados
en virtud del contrato subvencional desde 2008 han sido indebidos y han de ser objeto de reintegro, sin que
por otra parte se llegue ni siquiera a solicitar por el recurrente el pago correspondiente al año 2012. Lo que
queda como exclusivo objeto de litigio es determinar si la sociedad recurrente, Inmobiliaria La Peña S.L., es
responsable de la devolución de las ayudas pagadas por la Junta de Castilla y León durante los cuatro primeros
años del contrato (2008, 2009, 2010 y 2011) y el suplico de la demanda se contrae al cuestionamiento de
tal responsabilidad. Partimos por tanto de que el incumplimiento se ha producido y que procede el reintegro
de las ayudas percibidas.
Finalmente hemos de subrayar que de los hechos resulta (y es algo que en ningún momento ha llegado
a afirmar la Administración) que Inmobiliaria La Peña S.L. no fue la perceptora de las ayudas de esos cuatro
años (2008, 2009, 2010 y 2011), puesto que quien percibió las ayudas de 2008, 2009 y 2010 fue ACYCSA
S.L. y quien percibió las ayudas de 2011 fue El Mular S.L. Por tanto la obligación de devolución que se
imputa a Inmobiliaria La Peña S.L. no deriva de su condición de perceptora de aquellas ayudas, sino de
su responsabilidad por el incumplimiento de los compromisos resultantes de ser el titular actual del contrato
de mantenimiento de razas autóctonas. Por consiguiente los puntos a y e de sus alegaciones (que no fue
beneficiaria de ninguna ayuda y que no percibió ninguna subvención) son admitidos pacíficamente, sin que
ello suponga necesariamente la estimación del recurso, porque no es en tal condición en la cual se le hace
responsable del reintegro. Cuestión distinta que habremos de determinar es si el reintegro de las ayudas se
puede exigir al actual titular de los compromisos aunque no fuera él el perceptor de las mismas.
Sentadas esas tres premisas, los argumentos restantes que debe analizar la Sala son:
1. Que Inmobiliaria La Peña S.L. no se subrogó en el contrato con la Junta de Castilla y León, sino que
solamente aceptó los compromisos desde el año 2012 y hasta el fin del contrato (ese mismo año).
2. Que Inmobiliaria La Peña S.L. adquirió una explotación ganadera libre de toda carga o gravamen,
con un auto del Juzgado de lo Mercantil que le liberaba de cualquier responsabilidad anterior, sin que conste
en el expediente si cuando se le transmitió la ganadería el vendedor cumplía o no los compromisos derivados
del contrato.
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3. Que aún cuando se haya incumplido el compromiso, la devolución de las subvenciones solamente
puede exigirse a quien percibió las mismas, que no fue Inmobiliaria La Peña S.L.
Por razones de orden lógico comenzaremos analizando la segunda cuestión, para seguir con la primera
y terminar con la tercera.
CUARTO.- Señala la recurrente que la parte dispositiva del auto del Juzgado de lo Mercantil número
dos de Barcelona que autorizó la venta judicial de la explotación ganadera decía:
"Se hace constar expresamente que la transmisión se realiza con exclusión de los efectos propios de
la sucesión de empresa, por lo que el adquirente no se subrogará en ninguna de las obligaciones anteriores
a la enajenación, incluidas las obligaciones fiscales y con la Tesorería General de la Seguridad Social, así
como los salarios e indemnizaciones pendientes de pago, quedando exento de cualquier responsabilidad por
hechos anteriores a la cesión".
Por tal causa, según la recurrente, ninguna responsabilidad puede alcanzar a la misma por las
subvenciones percibidas por las empresas anteriormente titulares de la explotación.
Ahora bien, tal conclusión no es compartida por la Sala.
En primer lugar hay que tener en cuenta que el auto del Juzgado de lo Mercantil no tiene valor
sacramental ni es vinculante para el órgano judicial contencioso-administrativo. El artículo 222.4 de la Ley
de Enjuiciamiento Civil confiere efectos vinculantes de cosa juzgada en sentido positivo respecto a futuros
procesos a lo resuelto "en la sentencia firme que haya puesto fin a un proceso" y además "siempre que los
litigantes de ambos procesos sean los mismos o la cosa juzgada se extienda a ellos por disposición legal".
No se cumplen en este caso ninguno de los dos requisitos: ni estamos ante una sentencia, ni existe identidad
de partes.
La eficacia de cosa juzgada definida por la Ley está limitada a lo resuelto por sentencia, puesto que,
conforme al artículo 206 de la Ley de Enjuiciamiento Civil la sentencia es el tipo de resolución mediante la cual
se resuelven los litigios entre las partes, en los cuales se ha de dirimir sobre los derechos de las mismas. Por
el contrario los autos tienen por finalidad solventar incidencias procesales, aprobar transacciones y convenios
y, en general, cuestiones incidentales. Este mismo esquema lo respeta la Ley 22/2003, Concursal, que en
sus artículos 192 y siguientes regula el "incidente concursal" para resolver las cuestiones litigiosas que se
produzcan durante el concurso y que no tengan señalado otro trámite. El incidente se resuelve mediante
sentencia y es a ésta a la que expresamente el artículo 196.4 de la Ley Concursal le atribuye los efectos de cosa
juzgada. Por consiguiente un auto no produce "cosa juzgada" en sentido positivo. Su vinculación, conforme
al artículo 207.3 de la Ley de Enjuiciamiento Civil , se refiere al desarrollo ulterior del mismo procedimiento
en que recae: "Las resoluciones firmes pasan en autoridad de cosa juzgada y el tribunal del proceso en que
hayan recaído deberá estar en todo caso a lo dispuesto en ellas".
Por consiguiente, en el marco del mismo proceso en que la resolución recae, la misma produce efectos
de cosa juzgada formal, vinculando en el seno del mismo al órgano judicial que la dictó, a cuyos efectos es
irrelevante que tenga forma de sentencia o de auto. Pero fuera de dicho proceso, el efecto positivo vinculante
de cosa juzgada del artículo 222.4 de la Ley está limitado a las sentencias, que es el tipo de resoluciones que
resuelven sobre los derechos sustantivos en litigio y no meramente sobre cuestiones procesales.
Por otro lado y con la única excepción del deudor concursado, que es por definición parte procesal a
lo largo de todo el concurso, no puede adjudicarse sin más la condición de parte en cualesquiera trámites
del concurso a todos los acreedores o posibles interesados. El procedimiento concursal es una suma de
trámites y procedimientos muy diversos. Caben, por ejemplo, múltiples incidentes concursales y en cada uno
de ellos las partes pueden ser distintas, como expresamente nos dice el artículo 193 de la Ley Concursal ,
independientemente de la legitimación conferida a toda persona comparecida en el concurso para intervenir
como coadyuvante en los incidentes concursales. Si dicha intervención no se produce, esa persona no tiene
la consideración de parte en el incidente. Difícilmente podrá considerarse en este caso a la Junta de Castilla
y León como parte en el procedimiento en el que se dictó el auto que autorizó la venta de la explotación
ganadera de El Mular S.L. a Inmobiliaria La Peña S.L., puesto que no consta ni siquiera que en ese momento
fuese ni siquiera acreedora por ningún concepto de la sociedad concursada, de manera que difícilmente
pudiera haberse constituido como parte en trámite alguno del concurso o se le pudiera haber reconocido
legitimación para personarse o recurrir. Es más, como expresamente afirma la recurrente, no consta ni siquiera
que en el momento de autorizarse la venta se hubiera incumplido todavía el compromiso de mantenimiento del
número de animales de razas autóctonas. El mero hecho de que dicha Administración hubiera concedido una
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subvención a la empresa concursada no le legitimaba como parte en el concurso ni en ninguno de sus trámites,
ni de hecho se constituyó como tal en el procedimiento de autorización de la venta. Por tanto no concurre el
requisito de identidad de las partes que es básico para que puedan extenderse los efectos de la cosa juzgada
material del artículo 222 de la Ley de Enjuiciamiento Civil , debiendo subrayarse que la vinculación de una
persona que no ha sido parte en un litigio por la cosa juzgada de la sentencia dictada en el mismo supone,
salvo casos excepcionales, una vulneración de su derecho a la tutela judicial efectiva ex artículo 24.1 de la
Constitución Española .
En segundo lugar y de manera muy principal ha de recordarse que el artículo 9 de la Ley Concursal
atribuye al juez del concurso jurisdicción para todas las cuestiones prejudiciales civiles, con excepción de
las excluidas en el artículo 8, las administrativas o las sociales directamente relacionadas con el concurso
o cuya resolución sea necesaria para el buen desarrollo del procedimiento concursal, pero añade después
que la decisión sobre las cuestiones a las que se refiere el apartado anterior no surtirán efecto fuera del
proceso concursal en que se produzca. Se trata de la aplicación del instituto de la prejudicialidad regulado
en el artículo 10 de la Ley Orgánica del Poder Judicial , debiendo subrayarse que cuando un órgano judicial
resuelve a título prejudicial sobre lo que es competencia de otro orden jurisdiccional, como aquí sucede, lo
hace incidenter tantum ("a los solos efectos prejudiciales"), sin vincular con su resolución a los órganos de
otros órdenes jurisdiccionales. En el ámbito de la prejudicialidad extra ordinem no opera el efecto vinculante
de la cosa juzgada positiva del artículo 222.4 de la Ley de Enjuiciamiento Civil . Y por ello, aunque el juez del
concurso resolviese sobre materias administrativas en sus decisiones (incluso si lo hubiere hecho mediante
sentencia recaída en un incidente concursal y no meramente mediante un auto), lo haría a título prejudicial,
sin vincular en pleitos futuros, como el que aquí nos ocupa, a los órganos judiciales de un orden jurisdiccional
competente, que de forma razonada y justificada pueden apartarse de su criterio cuando así lo imponga el
cumplimiento de la legislación vigente o su interpretación jurisprudencial.
Comprende esta Sala que, en definitiva, la empresa que adquiere una unidad productiva de otra en
situación concursal, desee tener una cierta seguridad sobre las consecuencias futuras de dicha adquisición y
que por ello recabe del juez del concurso, a instancia de la administración concursal, ciertas garantías. Aún
cuando la venta pueda ser positiva para el desarrollo del concurso, la liquidación de deudas del concursado
con acreedores o incluso para los intereses de otros implicados, lo cierto es que el juez del concurso no puede
asumir acríticamente tales intereses para conseguir la venta de la unidad productiva, ni derogar la legislación
vigente para hacer posible la adquisición, máxime cuando con ello priva de sus derechos a otros terceros
que no están obligados a soportar tal ablación de sus derechos legales. La misma situación de incertidumbre
que sufre una empresa adquirente de una unidad productiva en un concurso la padece también la que la
adquiere en el tráfico ordinario, fuera de situaciones concursales, puesto que pueden aparecer consecuencias
inesperadas con posterioridad frente a las cuales pueda desear cubrirse. Para ello está tanto el asesoramiento
legal y económico que pueda buscar, como la regulación legal del contrato de compraventa y de las demás
figuras ordinarias del tráfico mercantil. Lo que no cabe es convertir el auto judicial de adjudicación en una
regulación de futuro de todo tipo de consecuencias laborales, fiscales, tributarias, etc., creando un marco
jurídico especial para la empresa adquirente que la blinde frente a cualquier reclamación imprevista derivada
de aquella explotación productiva que adquiere. El juez, tampoco el juez mercantil, no puede sustituir al
legislador, menos todavía cuando se trataría de crear un marco regulatorio de futuro uti singuli, para el caso
concreto.
En conclusión, el auto invocado del Juzgado de lo Mercantil no puede tener como efecto el blindaje de
la empresa recurrente, en cuanto adquirente de la explotación, frente a las responsabilidades inherentes a
dicha explotación previstas por la legislación vigente.
QUINTO.- A pesar de lo anterior, en materia subvencional no se produce una sucesión empresarial o
subrogación en la titularidad de la subvención por el mero hecho de la transmisión de una unidad productiva,
como sí puede ocurrir en otras materias (laboral, tributaria, de Seguridad Social). Tampoco ocurre esto en
materia de contratación administrativa, lo que es relevante dado que estamos ante un contrato regido por la
legislación de contratos públicos, a la cual se remite expresamente el texto del mismo.
En principio hay que distinguir dos supuestos:
a) En primer lugar está el caso en el cual el beneficiario de la ayuda es una sociedad mercantil y
ésta sufre una transformación de su personalidad jurídica. En este caso la Ley 3/2009, de 3 de abril, sobre
modificaciones estructurales de las sociedades mercantiles, determina la existencia de una sucesión universal,
de manera que la nueva sociedad resultante del proceso pasa a ser la titular de los derechos y obligaciones
de la anterior sociedad. Este es un mandato legal que además deriva de imperativos de Derecho Europeo,
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puesto que supone la incorporación al Derecho interno, entre otras, de las Directivas del Consejo 78/855/
CEE (sustituida hoy, tras los hechos aquí juzgados, por el texto codificado dado en la Directiva 2011/35/UE) y
82/891/CEE. La primera de ellas regula las fusiones de sociedades anónimas, mientras que la segunda regula
las escisiones de sociedades anónimas, resultando que el Derecho interno ha aplicado el mismo régimen a las
diferentes sociedades mercantiles, también a las de responsabilidad limitada, en la Ley 3/2009 (artículo 2 ),
por lo que ha de seguirse la misma interpretación que deriva de la Directiva comunitaria para las sociedades
anónimas, ya que la Ley interna no hace distinción. Así el Tribunal de Justicia de la Unión Europea se ha
declarado en repetidas ocasiones competente para pronunciarse sobre cuestiones prejudiciales relativas a
disposiciones del Derecho de la Unión en supuestos en los que, aunque los hechos del procedimiento principal
se situaban fuera del ámbito de aplicación directa del Derecho de la Unión, las disposiciones del Derecho de
la Unión en cuestión habían sido declaradas aplicables por el Derecho nacional, al atenerse, para resolver
una situación puramente interna, a las soluciones adoptadas por el Derecho de la Unión ( sentencias del
Tribunal de Justicia de la Unión Europea, de de 14 de marzo de 2013 en el asunto C-32/11, Allianz Hungária
Biztosító y otros; y de 4 de diciembre de 2014 en el asunto C-413/13 , FNV Kunsten Informatie en Media). La
jurisprudencia del Tribunal de Justicia de la Unión Europea ha interpretado en sentido amplio la transmisión
patrimonial, de forma análoga al concepto de sucesión universal propio del Derecho español. Cabe destacar
que dicha sucesión impone sus efectos de manera obligatoria en el Derecho interno de los Estados miembros,
por la primacía del Derecho Comunitario, que debe ser objeto de una interpretación uniforme en toda la Unión,
imponiendo la sucesión incluso frente a la aplicación de principios como puede ser el de personalidad de
la sanción, de manera que una sociedad resultante de un proceso de fusión o de escisión, en la medida
en que haya sucedido a una sociedad anterior, asume las responsabilidades de la anterior e incluso puede
ser sancionada, tras haberse producido la fusión o escisión, por las conductas constitutivas de infracciones
realizadas por la sociedad anterior ( sentencia del Tribunal de Justicia de la Unión Europea de 5 de marzo de
2015 en el asunto C-343/13 , Modelo Continente Hipermercados SA). La legislación sobre contratos públicos
asume este planteamiento íntegramente y por ello en los números 5 y 6 del artículo 112 del texto refundido de
la Ley de Contratos de las Administraciones Públicas (Real Decreto Legislativo 2/2000, de 16 de junio, que es
el aplicable al contrato ratione temporis, con contenido análogo al actual artículo 85 de la Ley de Contratos del
Sector Público , texto refundido aprobado por Real Decreto Legislativo 3/2011, de 14 de noviembre) se decía:
"En los casos de fusión de empresas en los que participe la sociedad contratista continuará el contrato con
la entidad absorbente o resultante de la fusión, que quedará subrogada en todos los derechos y obligaciones
dimanantes del mismo" y "en los supuestos de escisión, aportación o transmisión de empresas o ramas de la
misma continuará el contrato con la entidad resultante o beneficiaria, que quedará subrogada en los derechos
y obligaciones dimanantes del mismo, siempre que la entidad resultante o beneficiaria mantenga la solvencia
exigida al acordarse la adjudicación". En estos supuestos, por tanto, la legislación impone la sucesión y por ello
la nueva sociedad resultante de la transformación se subroga, también en materia subvencional, en el lugar
de la anterior, salvo que lo impida el incumplimiento de requisitos inherentes a la persona del adjudicatario.
b) Otro supuesto radicalmente distinto es el de transmisión de la unidad productiva entre dos sujetos
en virtud de un negocio jurídico, como es el de compraventa. Aún cuando el objeto de la transmisión sea una
unidad productiva con vida propia, susceptible de explotación (y no meramente una suma de bienes aislados),
ello no determina sin más la subrogación del adquirente en las relaciones jurídicas del anterior titular. Esta
subrogación es la consecuencia que imponen algunas normas (por ejemplo, el artículo 44 del Estatuto de los
Trabajadores , los artículos 142.1 y 168.2 de la Ley General de la Seguridad Social de 2015 o el artículo 42.1.c
de la Ley 58/2003 , General Tributaria), pero a falta de norma que lo imponga no se produce la subrogación
en derechos y obligaciones sino en los términos regulados en el Código Civil. En materia subvencional la Ley
38/2003, de 17 de noviembre, General de Subvenciones, no contiene prescripción alguna en ese sentido, por
lo que la relación jurídica subvencional se mantiene con quien ha sido el beneficiario de la misma, sin que
se produzca la transmisión por el cambio de titularidad de la explotación empresarial, sin perjuicio de que la
normativa reguladora de la concreta subvención permita la transmisión y cesión de la misma, en los términos
que en cada caso se establezcan. Y lo mismo ocurre en materia de contratación administrativa, donde la
mera transmisión de la unidad productiva no implica subrogación contractual, salvo que se produzca la cesión
del contrato en los términos que regulaba el artículo 114 del texto refundido de la Ley de Contratos de las
Administraciones Públicas (Real Decreto Legislativo 2/2000, de 16 de junio), que es el aplicable al contrato
ratione temporis, y que hoy regula artículo 226 de la Ley de Contratos del Sector Público (texto refundido
aprobado por Real Decreto Legislativo 3/2011, de 14 de noviembre).
Esto quiere decir que en este caso la mera adquisición por la recurrente de la explotación ganadera no
la convertía en titular, por subrogación, de la relación jurídica subvencional (estructurada como un contrato
entre el beneficiario y la Administración). Si ello se ha producido es por la suscripción de un contrato de
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transmisión de los compromisos derivados de dicho contrato, habiendo sido tal transmisión comunicada a la
Administración y autorizada por ésta, convirtiendo a la recurrente en la titular de dicho contrato.
No puede reducirse dicho contrato, como se pretende, a un mero "papel" (sic) que habría firmado la
empresa sin conocimiento e indebidamente asesorada. Lo cierto es que en el momento en que suscribe
la transmisión del contrato se le transmiten con él también, como expresamente se dice, los compromisos
inherentes al mismo, como es el del mantenimiento del número de animales. Es inaceptable la alegación de
la empresa de que aceptó los compromisos del contrato sin tener copia del mismo ni haberlo leído, porque
ello solamente a ella sería imputable. No consta que ni en el negocio jurídico transmisivo ni en otro pacto
simultáneo a éste se hiciera alguna reserva ante la Administración sobre alguno de los compromisos inherentes
al contrato y en los cuales aceptaba subrogarse. La subrogación en el contrato no lo era solamente para la
percepción de la subvención del último año restante (2012), la cual se solicitó, sino que conllevaba con toda
claridad la subrogación en los compromisos inherentes al mismo, como la propia terminología utilizada deja
meridianamente claro. La regulación de la transmisión está contenida en una norma jurídica publicada en el
correspondiente boletín oficial (el artículo 35 de la Orden AYG/1341/2007). El cambio de titular se tramitó,
a instancias de la propia empresa recurrente, ante la Junta de Castilla y León, habiéndose dictado el acto
administrativo que estableció dicho cambio. Por resolución de 15 de junio de 2012 de la Dirección General de
Política Agraria Comunitaria se aceptó la transferencia de compromisos del contrato de incorporación número
24/6/5_2008 correspondiente a la actuación agroambiental de mantenimiento de razas autóctonas puras en
peligro de extinción a favor de Inmobiliaria La Peña S.L. desde la campaña agrícola 2012 hasta el final del
periodo de vigencia del contrato, señalando que "la transferencia de compromisos tendrá efectos desde el
inicio de la campaña agrícola en que se produce la misma". Dejando aparte que el citado acto administrativo
se dictó conforme a lo solicitado por la propia empresa, no consta que fuese recurrido, por lo que es consentido
y firme.
El régimen jurídico de la transmisión, como decimos, es el regulado en el artículo 35 de la Orden
AYG/1341/2007, según el cual es requisito fundamental para que se produzca la transmisión del contrato
subvencional que el beneficiario traspase total o parcialmente su explotación a otra persona. En tal caso puede
transmitirse o no la relación jurídica subvencional. Si no se transmite el beneficiario estará obligado a reintegrar
el importe de las ayudas percibidas, en cuanto la situación implique un incumplimiento de los compromisos
asumidos al recibir la subvención. Pero si se transmite la relación jurídica subvencional en virtud de un acuerdo
entre las partes, que debe ser aprobado por la Administración, el nuevo titular es el que queda vinculado
por los compromisos resultantes del contrato "durante el período de tiempo que quede por cumplir", si bien,
como señala expresamente la Orden AYG/1341/2007, "entendiendo por dicho compromiso la totalidad de los
exigidos en el contrato", todo ello con efectos desde el día 1 de enero del "año en el que se haya efectuado
la transferencia total o parcial de la explotación". Hasta esa fecha, como señala expresamente la norma, el
responsable del cumplimiento de los compromisos es el antiguo titular.
En este caso, dado que la incorporación al régimen de ayudas no se ha instrumentado mediante un
acto administrativo unilateral, sino mediante un contrato administrativo regido por la legislación de contratos
públicos, es aplicable también el artículo 114 del texto refundido de la Ley de Contratos de las Administraciones
Públicas (Real Decreto Legislativo 2/2000, de 16 de junio), que es el aplicable al contrato ratione temporis,
y que hoy regula artículo 226 de la Ley de Contratos del Sector Público (texto refundido aprobado por Real
Decreto Legislativo 3/2011, de 14 de noviembre). En concreto el número 3 del artículo 114 (lo que hoy sería
el número 3 del artículo 226) nos dice con toda claridad:
"El cesionario quedará subrogado en todos los derechos y obligaciones que corresponderían al
cedente".
Lo que significa que en este caso sí se ha producido una subrogación en el contrato de incorporación
al programa subvencionado, en virtud de pacto expreso entre el anterior titular (El Mular S.L.) y la sociedad
recurrente, autorizado por la Administración en acto firme y no por la mera adquisición en el seno del concurso
de la explotación ganadera. No estamos ante una mera cesión de derechos de cobro ( artículo 100 de la
Ley de Contratos de las Administraciones Públicas de 2000 y artículo 218 de la Ley de Contratos del Sector
Público de 2011 ), sino una cesión del contrato que implica tanto los derechos subvencionales (que la empresa
recurrente reclamó, aunque le fueran denegados por el incumplimiento de compromisos, de manera que
si tales compromisos se hubieran cumplido la cesión de la subvención hubiera surtido su efecto favorable
pretendido), como la transmisión de las obligaciones (compromisos) que incumben al titular del contrato.
SEXTO.- Queda por analizar la última cuestión, esto es, la alegación de que Inmobiliaria La Peña S.L.
no fue la perceptora de las subvenciones de los años 2008 a 2011 y por tanto no es la obligada a reintegrar las
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mismas. En principio tal argumento ha de rechazarse, dado que la recurrente se subrogó en el contrato con la
Junta de Castilla y León y ello implica situarse en la posición jurídica del anterior titular a todos los efectos: "El
cesionario quedará subrogado en todos los derechos y obligaciones que corresponderían al cedente". Como
hemos visto no son solamente los compromisos los que se transmiten por el contrato entre las empresas,
sino también el derecho a percibir las correspondientes subvenciones. Y por tanto el cambio de titularidad
se produce tanto en las obligaciones como en los derechos derivados del contrato, lo que equivale a una
subrogación en la posición jurídica que dentro de dicho contrato ocupaba el transmitente. Y no existe en la
regulación de la subvención, ni en el contrato ni en el acto administrativo que autoriza la transmisión, cláusula
alguna que limite, en el tiempo o de otra manera, los efectos de dicho cambio de titularidad, con excepción de
la contenida en el artículo 35 de la Orden AYG/1341/2007, según el cual la subrogación en el contrato tiene
como fecha de efectos el día 1 de enero del año en el que se haya efectuado la transferencia total o parcial
de la explotación y hasta esa fecha el responsable del cumplimiento de los compromisos es el antiguo titular.
En este caso el traspaso de la explotación, como hemos visto, se produjo el 25 de octubre de 2011
mediante la venta de la misma por El Mular S.L. previamente autorizada por el Juzgado de lo Mercantil de
Barcelona. La norma vincula la fecha de efectos con la fecha de transmisión de la explotación, no con la
posterior transmisión del contrato subvencional, que en este caso se produjo en 2012. Ello nos llevaría como
fecha de efectos de la subrogación al 1 de enero de 2011, fecha desde la cual corresponderían a la recurrente
los derechos subvencionales y sería responsable del cumplimiento de los compromisos vinculados al contrato.
Pero aunque partiésemos como fecha de efectos el 1 de enero de 2012, tomando como referencia el acuerdo
entre las partes por el que se transmite el contrato subvencional (27 de febrero de 2012), la conclusión en
este caso no se vería alterada.
Aunque en principio pudiera pensarse que la responsabilidad frente a la Administración de los diferentes
titulares del contrato subvencional es solidaria, podría admitirse otro criterio diferente en base al texto explícito
de la norma. Pero en tal caso lo determinante no es qué empresa percibió cada tramo de subvención, porque
no es este el criterio de la norma, sino a qué empresa le es imputable el concreto incumplimiento. Esto
es, podríamos admitir que si el incumplimiento de los compromisos a los que se vinculaba la subvención
se hubiese producido con anterioridad a la fecha de efectos, en virtud del texto literal del artículo 35 de la
Orden AYG/1341/2007 tal incumplimiento sería imputable al titular anterior, lo que implicaría que no podría
transmitirse al nuevo titular la obligación de devolución de lo que aquél percibió. Pero en este caso esto no es
así por dos motivos, que llevan a situar la fecha de incumplimiento en el año 2012, tras la transmisión de la
explotación y tras la transmisión del contrato subvencional con la Administración.
En primer lugar porque el incumplimiento (el no mantenimiento del número de animales) es constatado
en el año 2012, meses después de la subrogación de Inmobiliaria La Peña S.L., sin que existan elementos
que permitan concluir que ya se había producido en un momento temporal anterior a la citada transmisión. No
puede considerarse acreditado (ni siquiera lo pretende la parte recurrente) que el incumplimiento ya se hubiera
producido con anterioridad a la transmisión de manera que fuera únicamente imputable a la transmitente
que había percibido en su momento la subvención. Aunque la ayudas que deben ser reintegradas a la
Administración fueran percibidas en su momento por las empresas anteriormente titulares del contrato, ello
pertenece exclusivamente al orden de las relaciones internas entre los que han sido titulares de dicho contrato
y a las posibles reclamaciones que entre sí puedan dirigirse, puesto que se trata de una circunstancia que
debieron considerar en los pactos de transmisión de la explotación y del propio contrato subvencional a los
efectos oportunos. Lo cierto es que tras la transmisión se constata el incumplimiento y no existen bases para
imputar el mismo a un periodo anterior y, por ello, a los anteriores titulares del contrato subvencional. Baste
con pensar que si se transmite el citado contrato y el incumplimiento de los compromisos es imputable al nuevo
titular, no existe base jurídica alguna para trasladar la consecuencia negativa (el reintegro) a los anteriores
titulares, todo ello sin perjuicio de los pactos internos que puedan tener entre ellos y que regulen la transmisión
de la explotación ganadera.
En segundo lugar, como hemos visto, se trata de un compromiso que aparece regulado en el artículo 22
de la Orden AYG/1341/2007, al cual se remite el contrato subvencional con la Administración, en los siguientes
términos:
"Mantener el censo ganadero de las razas acogidas a la actuación agroambiental de forma que, al
finalizar el período de compromiso quinquenal, se posea como mínimo el mismo número de animales que
figura en el contrato al que se hace referencia en la letra c) del artículo 21. A estos efectos el número de
animales de cada raza que figurarán en el contrato será el menor de los siguientes: -el número de animales
que se encuentren debidamente inscritos en el Libro de Registro Genealógico de la raza autóctona pura en
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peligro de extinción a que se hace referencia en la letra a) del artículo 21, por la que solicita la incorporación;
-el número de animales para los que el titular de la explotación solicite acogerse en la incorporación a la
ayuda agroambiental".
Es decir, el cumplimiento o incumplimiento ha de valorarse exclusivamente "al finalizar el periodo de
compromiso quinquenal", momento en el cual ha de ser poseedor quien entonces fuese titular del contrato
subvencional y de la explotación ganadera de un número de animales igual, como mínimo, al establecido
en el contrato. Por consiguiente resulta que la sociedad recurrente, al asumir la explotación ganadera y
el contrato subvencional con la Administración, con todos sus compromisos, debía cumplir ese requisito al
finalizar el periodo de cinco años. Si no se cumplía con tal requisito en ese momento (cuestión que no se
controvierte, salvo por la alegación genérica de una fuerza mayor carente de toda base probatoria) se produce
el incumplimiento determinante de la pérdida de la íntegra subvención quinquenal (consecuencia que tampoco
es cuestionada en el recurso, como ya dijimos), de la que debe responder frente a la Administración el titular
del contrato en ese momento y sin perjuicio de su relación con los anteriores titulares, que le pueda permitir
accionar en vía de regreso, lo que se regulará por sus propios contratos y pactos internos, que no pueden
oponerse frente a la Administración.
El recurso por ello es desestimado.
SÉPTIMO.- De conformidad con el artículo 139 de la Ley de la Jurisdicción contencioso-administrativa ,
en la redacción dada por la Ley 37/2011, de 10 de octubre, de medidas de agilización procesal, se imponen
las costas de esta instancia a Inmobiliaria La Peña S.L.
Vistos los preceptos citados y demás normas de procedente aplicación,
FALLAMOS
Que debemos desestimar y desestimamos el recurso contencioso-administrativo, registrado con el
nº 1321/2014, presentado por Inmobiliaria La Peña S.L contra la resolución de 5 de junio de 2014 del
Director General de Política Agraria Comunitaria por la que se declara indebidamente percibido el importe
de 221.834,60 euros de ayuda agroambiental a razas autóctonas puras en peligro de extinción (programa
2007-2013) del año 2011 y se reclama el reintegro de dicha cantidad a Inmobiliaria La Peña S.L.
Se imponen las costas de esta instancia a Inmobiliaria La Peña S.L.
Contra esta sentencia no cabe recurso de casación, pero, dada su cuantía de 221.834,60 euros, cabe
recurso de casación para la unificación de doctrina, que deberá prepararse ante esta Sala en plazo de treinta
días a contar desde el siguiente al de notificación de la presente, y para ante la Sala Tercera del Tribunal
Supremo.
Así por esta nuestra sentencia lo pronunciamos, mandamos y firmamos.
PUBLICACIÓN.- Leída y publicada fue la anterior sentencia por el Ilmo. Sr. Magistrado ponente que en
ella se expresa en el mismo día de su fecha, estando celebrando sesión pública la Sala de lo Contenciosoadministrativo del Tribunal Superior de Justicia de Castilla y León, lo que certifico.
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