Modelos de Aprendizaje: conocimientos previos (hacia un análisis respecto a la reprobación de estudiantes de nivel medio superior) -Tania Grissel Chora Salazar Facultad de Filosofía y Letras (Carrera: Educación) - Azalia Paola Chavana Mijares Facultad de Medicina RESUMEN: Desde que entramos a la escuela, nuestro cerebro empieza a fortalecerse con una gran cantidad de conocimientos, con lo cual, cada persona va formando su manera de aprender y comprender lo que está adquiriendo. Es por eso, que muchos maestros y maestras no se adaptan a esta situación, es decir, que no son capaces de diseñar o planear una estrategia en donde los alumnos aprendan conscientemente y no que se queden en duda. Tal vez sea el caso de porque ellos sacan malas calificaciones o no les interesa estudiar por la manera en que les enseñan los maestros, piensan que es algo “aburrido”. PALABRAS CLAVE: aprendizaje, conocimientos previos, reprobación, INTRODUCCIÓN: Esta investigación trata de indagar si los modelos de aprendizaje influyen en el desempeño y aprendizaje del alumno. Puesto que puede ser un factor que algunos maestros y maestras no han tomado en cuenta, provocando en los alumnos desinterés o confusión al momento de empezar el proceso de construcción; para esto el maestro o maestra debe de percatarse de esto al momento de iniciar el curso para que el conocimiento se lleva a cabo de buena manera. Existen ciertas diferencias que comienzan a aparecer cuando se analiza sobre: quién es el que construye, qué es lo que construye y cómo se construye. De modo que se hace necesaria una revisión general, cuando menos para esclarecer cómo y por qué difieren los distintos constructivismos, y entonces comprender qué implicaciones educativas pueden desprenderse de ellos. Por tanto, está revisión, sin duda, no debe ser considerada como un ejercicio que sólo refleje inquietudes epistemológicas o teóricas, sino que también tienen importantes consecuencias prácticas, y en nuestro caso, práctico-educativas (Hernández Rojas, 2006). Por lo tanto, Piaget explica el proceso de aprendizaje en términos de adquisición de conocimientos. Por eso establece una marcada diferencia entre maduración y aprendizaje, o sea, entre lo heredado y lo adquirido por la experiencia (Hernández Rojas, 2006). Por lo cual, va a depender del contexto en el que se desarrolle el estudiante, para dar como resultado su manera de adquirir los conocimientos, es por eso que cada uno desarrolla un proceso único. Se debe ayudar al alumno a adquirir confianza en sus propias ideas, a tomar sus propias decisiones y a acepar los errores como constructivos en tanto que son elementos previos o intermedios. Desde el punto de vista del maestro, los errores del estudiante pueden ayudarle a conocer las estrategias, los modelos representacionales, las operaciones y los procesos en las que se encuentran involucrados y les impidan alcanzar la actividad o el aprendizaje que se desea promover en ellos (Hernández Rojas, 2006). Los beneficios de una genuina construcción de los conocimientos múltiples que todo maestro necesita tomar en cuenta para poder ayudar al alumno en este proceso, son (Hernández Rojas, 2006): 1) Se logra un aprendizaje con comprensión, ya que éste es construido directamente por los alumnos. 2) Existe una alta probabilidad de que el aprendizaje logrado pueda ser transferido a otras situaciones. 3) Los alumnos se sienten capaces de producir conocimientos valiosos si ellos recorren todo el proceso de construcción o elaboración de los mismos, lo cual redunda en una mejora sustancial de su autoestima y autoconcepto. El alumno es el responsable de su propio proceso de aprendizaje. Es él quien construye el conocimiento, quien aprende. La enseñanza se centra en la actividad mental constructiva del alumno, no es sólo activo cuando manipula, explora, descubre o inventa, sino también cuando lee o escucha. Para Ausubel, la meta educativa que debe lograr el estudiante cognitivamente, sería lograr que construya aprendizajes cognitivos a partir de los contenidos curriculares. Ellos se enfrentan a grandes cuerpos de conocimientos estables y jerárquicamente organizados que tienen que ser aprendidos, puesto que uno de los objetivos centrales de la educación es el de transmitir la herencia cultural acumulada a las nuevas generaciones. Es necesario asegurar que dichos aprendizajes sean adquiridos de forma significativa para que tales cuerpos de conocimiento sean ampliamente dominados (Hernández Rojas, 2006). Por lo tanto, se tiene contemplado que cada alumno aprende de manera diferente y se ve reflejado en los exámenes y actividades. Pero al estar en un programa de competencias, es necesario que actué de manera similar como el docente; en donde él tratará de entender el porqué de su estudio, así como indagarse cualquier duda para encontrar las mejores soluciones, y que el maestro sea su guía y no el que siempre tenga la razón a cualquier tema. Se analizará a jóvenes entre 15 y 17 años para poder investigar si en realidad hay un impacto al entrar al nivel superior o durante su estancia en la misma. Se tomarán factores para ayudar encontrar una posible solución, implementando dinámicas que nos permitan identificar fácilmente el punto clave en donde ellos duden o no entiendan los temas que se van viendo a lo largo del semestre; y más al estar en un programa de competencias. Para esto se necesitan conocer los conocimientos previos, que son el principal instrumento para realizar el proceso de asimilación; especialmente son valiosos cuando se necesita aprender un nuevo material. Empero, también puede ocurrir que los alumnos tengan escasos conocimientos previos para aprender un conocimiento dado, o que poseen una mala organización de los mismos en la estructura de sus conocimientos. Es de suma importancia, que el maestro pueda detectar a tiempo alguna situación para que el alumno pueda comprender mejor y de manera precisa (Hernández Rojas, 2006). En cambio, el aprendizaje de un nuevo contenido es el producto de una actividad mental constructiva que lleva a cabo el alumno, actividad mediante la cual construye e incorpora a su estructura mental los significados y representaciones relativos al nuevo contenido. Cuando el alumno se enfrenta a un nuevo contenido a aprender, lo hace siempre armado con una serie de conceptos, concepciones, representaciones y conocimientos, adquiridos en el trascurso de sus experiencias previas, que utiliza como instrumentos de lectura e interpretación y que determinan en buena parte qué informaciones seleccionará, cómo las organizará y qué tipos de relaciones establecerá entre ellas (Coll, 2005). “El factor más importante que influye en el aprendizaje, es lo que alumno ya sabe”. En la enseñanza tradicional, al alumno se le prohibía desarrollar esas habilidades: ser activo, estratégico, reflexivo y autorregularse, pues el que tenía estas habilidades era el docente y nada más, esto le permitía al estudiante que él no tenía la razón y que todo lo que le decía el maestro era lo correcto; pero actualmente, podemos confirmar que no es lo más correcto y algunas instituciones educativas han optado por cambiar sus planes académicos a uno de competencias, en donde el alumno se puede desarrollar libremente y con la guía de su maestro, en donde sólo él le proporciona las herramientas y el alumno las utiliza para buscar una acertada solución. Actualmente, el alumno es entendido como un agente activo, estratégico, reflexivo y autorregulado. En este sentido, las acciones educativas deberían estar encaminadas a tratar de desarrollar alumnos que aprendan a aprender y a ser activos en las dimensiones metacognitiva, autorreguladora y reflexiva ante cualquier contenido o dominio de conocimiento (Hernández Rojas, 2006). Se le debe de dar una “libertad” al expresarse, ayudarle a dar posibles soluciones a problemas y estimular su imaginación para que siempre esté atento a desarrollar su lado cognoscitivo y creativo. Como ya se ha mencionado, el aprendizaje es una apropiación instrumental de la realidad para transformarla. Claro que el sujeto al relacionarse con el objeto del mundo, no lo incorpora tal cual es, lo transforma, porque lo capta desde sus propios esquemas, y al transformarlo se transforma a sí mismo porque ahora sus estructuras cognitivas han crecido, tienen un nuevo conocimiento (Pruzzo de Di Pego, 1997). “Se aprende a aprender con otro, de otro, a través de otro, para otro, y también contra otro”. En general, el aprendizaje escolar consiste en conocer las respuestas correctas a las preguntas que formula el profesorado. La enseñanza le facilita al alumnado el refuerzo que precisa para que logre dar esas respuestas; en adquirir los conocimientos relevantes de una cultura; en construir conocimientos, los alumnos y alumnas son quienes elaboran, mediante la actividad personal, los conocimientos culturales. Por todo ello, la enseñanza consiste en prestarle al alumnado la ayuda que necesita para que vaya construyéndolos (Coll, 2005). Es por eso, que la motivación es un factor del aprendizaje que es mover al estudiante a aprender, y crear las condiciones necesarias para su logro, quitando las barreras que se oponen a ello; pero también requiere de un contexto de relaciones favorables para él (Suárez Díaz, 2012), es decir, un espacio en donde se pueda desenvolver con seguridad y le ayuden a comprender lo que hay en su alrededor con tan solo una breve explicación, pues él desea saber más sobre lo que le interesa o le llama más la atención. Por ende, el fracaso escolar se puede definir como, la alteración o divergencias del desempeño escolar respecto a las jerarquías de excelencia que actúan como normas. Se resalta que las familias asumen el fracaso de sus hijos e hijas como producto de su propia incapacidad, a través de un proceso de hegemonía ideológica que permite interpretar como natural un proceso que en realidad es de origen cultural: el fracaso no sería producto de la incapacidad del individuo sino del capital cultural con que inicia la escolaridad y que luego transforma las diferencias culturales en desigualdades escolares (Pruzzo de Di Pego, 1997). Para poder saber cuál es la problemática que enfrentan los alumnos al quedarse atrás, sería conveniente, que el maestro determinará la manera en que aprenden cada uno de sus estudiantes; determinar si existe alguna influencia por parte de sus familiares o compañeros, es decir, la manera en que ellos aprendieron o aprenden; analizar el impacto que recae en sus calificaciones; o indagar si la manera en que aprenden les ha ayudado o les ha afectado. Por otra parte, los componentes principales del ciclo del proceso de enseñanza que se debe indagar un maestro al momento de presentarle al alumno un nuevo conocimiento para que logre aprenderlo de una manera más dinámica son (Orlich, 2009): Nivel inicial del estudiante (preparación) Programa instruccional (materia, métodos de enseñanza, material didáctico y actividades) Resultados de aprendizaje (habilidades) Se puede observar que el primer paso que debe implementar el maestro al enseñar un nuevo contenido, es saber si el alumno ya sabe algo al respecto o en realidad es nulo este conocimiento en él; a partir de ahí, el docente se encarga de reunir todas las herramientas que le permitirán que el estudiante le sea más fácil entender esa nueva idea; y al final, el maestro se encarga de evaluarlo para conocer si adquirió el conocimiento o no, ya sea a través de un examen o alguna actividad específica con ciertos lineamientos. Puesto que, Pollard (1987) considera que el aprendizaje no puede ser entendido como un proceso simple de mera acumulación de conocimientos, pues el aprendizaje es un “proceso por el cual son adquiridos, comprendidos, aplicados, y extendidos conocimientos, conceptos, habilidades y actitudes”. Por el contrario, Boostrom (2005) admite que el aprendizaje no se puede reducir al planteamiento de meras actividades de mera memorización, sino que requiere la planificación de actividades en las que se ejercitan las habilidades para el procesamiento de la información, la adquisición y desarrollo de conceptos, la selección de alternativas, toma de decisiones, análisis, síntesis, interpretaciones, resolución de problemas y creación de nuevas ideas (Moral Santaella, 2009). “El proceso comienza cuando el sujeto se implica en un aprendizaje y se siente motivado hacia este logro, lo cual le lleva a introducirse en una fase de apropiación de conocimientos y comprensión de los mismos. Una vez que el sujeto comprende los conocimientos es capaz de ejecutarlos y llevarlos a la acción. Una reflexión crítica sobre la práctica lleva a un pensamiento de alto orden, en forma de capacidad para crear juicios y crear diseños en presencia de contextos limitados e impredecibles. Finalmente, el ejercicio del juicio hace posible el desarrollo del conocimiento. En el compromiso nosotros somos capaces de plasmar nuestra identidad y nuestros valores. Esto lleva a que el sujeto se implique y motive de nuevo en la adquisición y comprensión de un nuevo conocimiento” (Moral Santaella, 2009). Para Shulman (2004), “se aprende cuando se reflexiona sobre lo que se aprende y cuando nos cuestionamos por qué aprendemos…, pues aprender no es sólo conocer algo o ejecutarlo bien… Aprender implica el desarrollo de una serie de valores y compromisos y una disposición internalizada que va construyendo una identidad” (Moral Santaella, 2009). El aprendizaje centrado en el alumno destaca la necesidad de fomentar en él una toma de conciencia de los procesos cognitivos básicos que promueven su aprendizaje. El alumno debe ejercitar su habilidad metacognitiva respondiendo a las preguntas: ¿cómo aprende?, ¿por qué aprende? y ¿para qué aprende?; ¿Cómo aprende?: Los sujetos deben desarrollar la capacidad para tomar consciencia de cómo se produce el aprendizaje en ellos. Esta toma de consciencia de cómo se produce el aprendizaje, lleva asociada la capacidad para comprobar si se está llevando a cabo una comprensión adecuada. El ¿Por qué aprende?: Ayudar a los estudiantes a aprender requiere identificar por qué aprenden, qué es lo que les motiva a aprender. Esta identificación de las motivaciones de los estudiantes es una parte importante de la aproximación centrada en el aprendiz; ¿Para qué aprendemos? Llegar a ser aprendices metacognitivos también supone que seamos capaces de pensar acerca de la transferencia de lo que aprendemos y de la utilidad que va a tener para la resolución de problemas futuros. La mera memorización de la información no suele ser suficiente para apoyar la transferencia, es necesario también comprender lo que estamos aprendido. El aprendizaje con compresión mejora evidentemente la transferencia de lo aprendido (Moral Santaella, 2009). Existen distintas clasificaciones en estilos de aprendizaje que ayudan al maestro detectar la manera en que los alumnos aprenden y van aprendiendo (Moral Santaella, 2009): Clasificación atendiendo a una diferenciación entre alumnos: acomodadores, divergentes, convergentes y asimilaciones. Clasificación atendiendo a las diferencias en las preferencias de aprendizaje de los alumnos. Los aprendices son clasificados según sus preferencias ante el aprendizaje visual, auditivo, táctil o kinestésico. Clasificación atendiendo a factores determinantes del aprendizaje: ambiente inmediato de aprendizaje, emotividad, preferencias sociológicas y necesidades físicas. Destaca Bransford (2005) que el logro académico es mayor cuando los alumnos se sienten motivados e interesados por la adquisición de un nuevo conocimiento, pero esta motivación e interés hay que considerar que no es endógena a los alumnos, sino que es adquirida a través de una instrucción provocadora, significativa y evolutivamente adecuada (Moral Santaella, 2009). Por ejemplo, si siente curiosidad del tema, el maestro hace la clase interesante, etc. La importancia personal del aprendizaje en el estudiante es muy importante, ya que debe satisfacer sus necesidades personales. El proceso de percepción utiliza un esquema de referencia para decidir si el aprendizaje es importante e útil para el individuo. Este esquema es decisivo pues repercute en la construcción de la estima personal del alumno. Cuando los alumnos forman su concepto personal se comparan con lo que es inmediato a ellos, no se comparan con estándares absolutos, sino que se comparan con lo que interaccionan día a día en su clase, en su escuela, en su familia, etc. (Moral Santaella, 2009). Harter (2006) considera que los factores que pueden crear y enriquecer el ambiente escolar en algo seguro y relajado para el aprendizaje, y un ambiente favorecedor de autoconcepto positivo y una estima personal para el desarrollo de los individuos como personas dentro del aula, son (Moral Santaella, 2009): Construir un sentido de pertenencia al grupo. El alumno debe sentirse parte del grupo y aceptado por el grupo. Promover un alto nivel de apoyo/calidad. Los profesores deben esperar calidad en los trabajos de los alumnos y no aceptar poca calidad en sus realizaciones, sino se creará un ambiente negativo. A los alumnos se les deben dar claras direcciones sobre cómo realizar el trabajo para que sea bien realizado, darles las herramientas necesarias y darles el tiempo suficiente para realizarlo. Corregir las malas conductas. Esta corrección debe ser hecha de tal forma que el concepto personal del alumno no sea dañado, por tanto es importante evitar la crítica personal. Dar a los estudiantes responsabilidades. Esto ayuda a los alumnos a construir un sentido de poder personal, lo cual mejora su estima personal. Se les debe dar oportunidad para que tomen decisiones y realicen contribuciones activas en el desarrollo de lecciones, valorando estas contribuciones. Valorar los éxitos frente a los fracasos. Los profesores deben enfatizar el éxito de los alumnos más que sus fracasos. Deben construir desde las partes de las tareas que están bien; enfatizar que el aprendizaje ocurre a través de un proceso de ensayo y error, y que los errores son el camino para el aprendizaje y no les deben desanimar. Los alumnos nos perciben así que es normal corregir los errores y que todos los tienen. Los alumnos dejan así de compararse con los otros y comienzan a competir con ellos mismos. Es importante tomar en cuenta que cada alumno es diferente y será diferente el contexto en que se involucre, ya que puede ser un factor relevante en el desempeño del estudiante. El maestro debe siempre de tener mucho cuidado al enseñar un tema y más si se considera “complicado”, pues si desea que los alumnos entienda, debe ser muy estratégico en su forma de enseñar; al igual que no lleguen los estudiantes a confundir un tema con otro, que puede ser el caso de algunos estudiantes. Se considera que lo más posible que les suceda a los alumnos al aprender un nuevo conocimiento sea por sus diferentes formas de pensar y procesar, pero al hacer este proceso, muchos no están seguros de sentirse cómodos con su manera de estudiar o sólo porque siguen el método tradicional de la escuela; es por eso que al implementar ciertas actividades se observará si se está en lo correcto, o que es en verdad lo que sucede cuando los estudiantes entran activamente al proceso de aprendizaje. Coll, C. et al. (2005). El constructivismo en el aula. España: Graó. Hernández Rojas, G. (2006). Miradas constructivistas en psicología de la educación. Brcelona: Paidós. Moral Santaella, C. y Pérez García M. (2009). Didáctica. Teoría y práctica de la enseñanza. Madrid: Pirámide. Orlich, D. et al. (2009). Técnicas de enseñanza. México: Limusa. Pruzzo de Di Pego, V. (1997). Biografía del fracaso escolar. Recuperación psicopedagógica. Buenos Aires: Espacio. Suárez Díaz, R. (2012). La educación: estrategias de enseñanza-apendizaje, teorías educativas. México: Trillas.