Número de registro: 22674 Novena Época Instancia: Primera Sala

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CONTRADICCIÓN DE TESIS 164/2010.
Número de registro: 22674
Novena Época
Instancia: Primera Sala
Fuente: Semanario Judicial de la Federación y su Gaceta
Tomo: Tomo XXXIII, Febrero de 2011
Página: 309
CONTRADICCIÓN DE TESIS 164/2010. ENTRE LAS SUSTENTADAS POR LOS
TRIBUNALES COLEGIADOS SEGUNDO Y TERCERO, AMBOS DEL DÉCIMO
SEGUNDO CIRCUITO.
CONSIDERANDO:
PRIMERO. Competencia. Esta Primera Sala de la Suprema Corte de Justicia de la Nación es
competente para conocer de esta denuncia de contradicción de tesis, de conformidad con lo
dispuesto en los artículos 107, fracción XIII, de la Constitución Política de los Estados
Unidos Mexicanos, 197-A de la Ley de Amparo y 21, fracción VIII, de la Ley Orgánica del
Poder Judicial de la Federación, así como con los puntos sexto y octavo del Acuerdo 5/2001,
del Pleno de la Suprema Corte de Justicia, en tanto que los asuntos de los que deriva el punto
de contradicción son del orden civil, materia de la exclusiva competencia de esta Sala.
SEGUNDO. Legitimación. La denuncia de contradicción de tesis proviene de parte legítima,
de conformidad con lo previsto por los artículos 107, fracción XIII, primer párrafo,
constitucional y 197-A, párrafo primero, de la Ley de Amparo pues, en el caso, fue
denunciada por el representante legal de **********, parte quejosa en el juicio de amparo en
revisión **********, radicado en el Segundo Tribunal Colegiado del Décimo Segundo
Circuito, por lo que formalmente se actualiza el supuesto de legitimación a que aluden los
referidos preceptos.
TERCERO. Posturas contendientes. Con la finalidad de establecer y determinar si existe o no
la contradicción de tesis denunciada, se estima conveniente analizar las consideraciones y
argumentaciones en que basaron sus resoluciones los Tribunales Colegiados contendientes.
Criterio del Tercer Tribunal Colegiado del Décimo Segundo Circuito. Al resolver el amparo
en revisión **********, donde el acto reclamado se hizo consistir en el proveído que decretó
los embargos definitivos sobre diversos bienes inmuebles.
Antecedentes.
La parte quejosa señala que los bienes materia del embargo definitivo, los adquirió con
motivo del contrato de fideicomiso irrevocable, traslativo de dominio, administración y
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garantía con posibilidad de reversión de las propiedades fideicomitidas, celebrado entre la
asociación civil, como fideicomisaria, y la hoy quejosa, como fiduciaria, lo cual se formalizó
mediante escritura pública.
Cabe precisar que al momento de celebrar el contrato de fideicomiso, ya se había llevado a
cabo el embargo provisional dentro de los juicios ordinarios civiles de los cuales derivan los
cuadernos incidentales y que, posteriormente, se aprobó tal embargo de manera definitiva
sobre los mismos bienes, esto es, tales bienes los adquirió la fiduciaria hoy quejosa con el
gravamen ya existente.
Posteriormente, dentro de los juicios civiles federales se decretaron los embargos definitivos
sobre los inmuebles embargados en el precautorio.
El Juez de Distrito dictó sentencia donde sobreseyó el juicio de garantías, en atención a que
en el caso la quejosa no acreditó el interés jurídico para la procedencia del juicio de garantías,
por ser causahabiente de los demandados en el juicio natural y, por ende, debe seguir su
suerte.
Inconforme con la resolución emitida por el Juez de Distrito, la parte quejosa interpuso
recurso de revisión, en donde el referido tribunal resolvió con base en las siguientes
consideraciones:
"En cambio, es fundado el concepto de violación en donde la quejosa alega que por efectos
de los embargos precautorios ella sólo está obligada a responder respecto a la cantidad
asegurada con aquéllos, pues cuando se decretaron los definitivos o reembargos, ya los bienes
afectados habían salido del patrimonio de los demandados e ingresado al del fideicomiso. En
efecto, asiste razón a dicha agraviada, en tanto de la correcta interpretación de los artículos
389, fracción I, 390, 391, 397 y 398 del Código Federal de Procedimientos Civiles, el
embargo precautorio únicamente garantiza la cantidad fijada por el actor en la demanda, y
por el Juez al conceder la medida precautoria; por lo que si de las constancias de autos se
advierte que los reembargos se llevaron a cabo por cantidades superiores a las garantizadas
con los precautorios y en la fecha de los ahora reclamados los bienes afectados, ya no
pertenecían a los demandados en los juicios de donde derivan los precautorios, es inconcuso
que, por tal circunstancia, se violan, en perjuicio de la quejosa, las garantías individuales de
legalidad y seguridad jurídica previstas en los artículos 14 y 16 de la Constitución Política de
los Estados Unidos Mexicanos, y ello obliga a conceder el amparo solicitado para el efecto de
que la autoridad responsable deje insubsistente los actos reclamados y, siguiendo los
lineamientos de esta ejecutoria, emita otro en donde reembarguen los bienes cuya propiedad
corresponden ahora a la quejosa, pero que fueron materia de los embargos precautorios antes
mencionados, exclusivamente para asegurar la cantidad fijada en estos últimos, luego, si los
actores en el juicio de origen estimaban que por el tiempo transcurrido las cantidades
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aseguradas no cubrían los adeudos del litigio, estuvieron en aptitud de peticionar la
aplicación de los embargos provisionales."
Criterio del Segundo Tribunal Colegiado del Décimo Segundo Circuito. Al resolver el
amparo en revisión **********, en donde el acto reclamado se hizo consistir en proveído
mediante el cual se remataron y adjudicaron bienes inmuebles propiedad de la quejosa,
sostuvo su criterio con base en los siguientes antecedentes y consideraciones:
Antecedentes.
En un juicio civil federal se ejerció una acción noxal o de reparación de daño proveniente de
la responsabilidad civil extracontractual; durante el trámite se decretó el embargo precautorio
sobre bienes inmuebles que en ese entonces eran propiedad de la demandada.
Con posterioridad al embargo y su inscripción en el Registro Público de la Propiedad, la parte
demandada celebró contrato de fideicomiso de reversión de la propiedad embargada con la
quejosa, mediante el cual transmitió a dicha institución de crédito la propiedad de los
inmuebles embargados.
Seguido el procedimiento en sus etapas, se dictó sentencia definitiva en donde se declaró
procedente la acción y se condenó a los demandados al pago de las cantidades reclamadas.
Inconforme con ese fallo, la parte demandada interpuso recurso de apelación, en donde el
Tribunal Unitario del conocimiento confirmó en sus términos la sentencia impugnada.
Una vez que dicha resolución quedó firme, se dictó un acuerdo dentro del juicio natural y se
declararon embargados de manera definitiva los inmuebles señalados en el precautorio.
Por acuerdo pronunciado en el juicio civil federal, se reconoció a la quejosa como propietaria
de la finca embargada en dicho juicio, de acuerdo al contrato de transmisión de propiedad en
ejecución de fideicomiso y exhibición parcial del mismo, contenido en la escritura pública.
La impetrante de garantías promovió incidente de levantamiento y cancelación de embargos
definitivos, el cual no se admitió por haberse presentado fuera del término previsto por la ley.
Inconformes con esa determinación los promoventes del incidente interpusieron recurso de
revocación, el cual se declaró improcedente.
En contra de esa determinación se promovió amparo indirecto, el cual fue sobreseído por el
Juez de Distrito, toda vez que se actualizó la causal prevista en la fracción XVIII del numeral
73, en relación con el 114, fracción III, de la Ley de Amparo, interpretado a contrario sensu.
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Al no compartir esa determinación, la quejosa interpuso recurso de revisión, en donde el
Tribunal Colegiado del conocimiento revocó el sobreseimiento decretado por el Juez de
amparo y entró al estudio de los conceptos de violación, considerándolos infundados y, en
consecuencia, negó el amparo a la quejosa con base en las siguientes consideraciones:
"OCTAVO. Son infundados los conceptos de violación.
"Efectivamente, la persona moral quejosa se duele de que infringe en su perjuicio las
garantías de audiencia, legalidad y seguridad jurídica tuteladas por los artículos (sic) 16
constitucionales, el proveído de veintiuno de abril de dos mil nueve, dictado por el Juez
Quinto de Distrito en el Estado de Sinaloa, con residencia en Los Mochis, en el juicio civil
federal **********, a través del cual remató los bienes inmueble (sic) de su propiedad, sin
que sea parte demandada, ni condenada ni ejecutada en dicho juicio; y al respecto, la
solicitante del amparo, en síntesis, alega:
"a) Que no tenía por qué responder con los bienes inmuebles de su propiedad por el pago de
la condena que se dictó y ejecutó en contra de las personas que figuran como parte
demandada y ejecutada, sino que únicamente estaba obligada a responder por los montos por
los que se trabaron y decretaron los embargos precautorios, dado que únicamente esos
gravámenes existían cuando los adquirió;
"b) Que de conformidad con el artículo 390 del Código Federal de Procedimientos Civiles,
un embargo precautorio se decreta para asegurar y garantizar el pago de una cantidad cierta,
precisa y determinada, que es fijada por el actor en la demanda y por el Juez al conceder tal
medida precautoria, pero que no garantiza el pago de cantidades distintas a la fijada en dicho
embargo precautorio ni las consecuencias de un juicio; que dicho numeral es muy claro al
establecer que la resolución que conceda la medida fijará el importe de la cantidad que deba
asegurarse;
"c) Que si bien al celebrar el contrato de transmisión de propiedad en ejecución de
fideicomiso y extinción parcial del mismo, adquirió la legítima propiedad de los bienes
inmuebles materia de la controversia y, como consecuencia, se constituyó en causahabiente
de **********, pero que nunca adquirió la obligación de responder por todo lo que la parte
demandada ejecutada hubiere sido condenada en el juicio civil federal, toda vez que la
causahabiencia se da únicamente en cuanto a los montos determinados por los que se
trabaron los embargos precautorios en el juicio civil federal de origen, en virtud de que
dichas cantidades eran las únicas que existían cuando el banco causante adquirió en
propiedad tales bienes, y las únicas que aceptó y reconoció cuando adquirió la propiedad de
los inmuebles, al igual que la referida institución de crédito;
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"d) Que la propia autoridad responsable sabe perfectamente que la anterior propietaria de los
bienes inmuebles materia del conflicto, sólo está obligada a responder por los embargos
precautorios y por los montos por los que fueron trabados, dado que así lo resolvió en el
juicio de tercería excluyente de dominio número **********, y porque también figuró como
autoridad responsable ordenadora en el amparo en revisión número **********, del índice
del Tercer Tribunal Colegiado de este mismo circuito, donde se resolvió que la
causahabiencia se da con relación a los embargos precautorios que se trabaron por montos
ciertos, precisos y determinados, y que, por tanto, la propietaria de los bienes inmuebles no
tenía por qué responder por la condena que se decretó en contra de la parte demandada en el
juicio civil federal de origen;
"e) Que la autoridad responsable ordenadora, al momento de llevar a cabo el desahogo de la
audiencia de remate, y al pronunciar el auto de veintiuno de abril de dos mil nueve, el cual se
tilda de inconstitucional, debió precisar y aclarar que los inmuebles de referencia, al no ser
propiedad de los demandados, condenados y ejecutados, no respondían por el pago de la
condena que en contra de dichas personas se dictó en el juicio natural, precisando que la
actual propietaria está obligada a responder por los montos que graven en forma precautoria
los inmuebles materia del remate, pero que por ningún motivo debió adjudicar y rematar los
inmuebles de su propiedad, para responder por el monto de la condena, dado que el embargo
precautorio únicamente garantiza la cantidad fijada por el actor en la demanda y por el Juez
al conceder tal medida; y,
"f) Que dada la notoria inconstitucionalidad del proveído de veintiuno de abril de dos mil
nueve, el cual constituye el acto reclamado, resultan inconstitucionales también todos los
vicios que se cometieron en la fase de ejecución de sentencia en el juicio de origen.
"Ahora bien, se estima que son infundados los anteriores agravios, en principio, porque no
asiste razón a la parte quejosa en cuanto aduce que el embargo precautorio únicamente
garantiza la cantidad fijada por el actor en la demanda y por el Juez al conceder tal medida.
"En efecto, los artículos 389, fracción I y 390 del Código Federal de Procedimientos Civiles
establecen:
"‘Artículo 389. Dentro del juicio o antes de iniciarse éste, pueden decretarse, a solicitud de
parte, las siguientes medidas precautorias:
"‘I. Embargo de bienes suficientes para garantizar el resultado del juicio.’
"‘Artículo 390. La medida a que se refiere la fracción I del artículo anterior, se concederá a
solicitud del interesado, quien deberá fijar el importe de la demanda, si aún no se instaura el
juicio. La resolución que conceda la medida fijará el importe de la cantidad que deba
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asegurarse.’
"De los numerales transcritos, claramente se desprende que durante la sustanciación de un
juicio o antes de iniciarse éste, el interesado podrá solicitar el embargo precautorio de bienes
suficientes para garantizar el resultado del juicio, debiendo fijar el importe de la demanda en
caso de que aún no sea instaurado el juicio y, a su vez, en la resolución que conceda dicha
medida precautoria, se fijará el importe de la cantidad que debe asegurarse.
"Bajo ese tenor, se puede concluir que el embargo precautorio de bienes tiene por objeto
primordial impedir el ocultamiento de bienes que puedan o deban responder de las resultas
del juicio, entendiéndose por ello la suerte principal, gastos, costas y, en su caso, daños y
perjuicios, incluyendo los nuevos vencimientos y réditos que pudieran generarse hasta la
conclusión y liquidación del pleito.
"Por tanto, de acuerdo a lo anterior, es inconcuso que la parte quejosa interpreta
incorrectamente el artículo 390 del Código Federal de Procedimientos Civiles, pues si bien es
cierto el citado numeral establece que al decretarse el embargo precautorio de bienes, el Juez
deberá fijar la cantidad que debe asegurarse a través de esa medida cautelar; sin embargo,
dada la naturaleza del embargo precautorio, tal exigencia de ninguna manera puede
interpretarse en el sentido de que al convertirse éste en definitivo, el bien materia del
gravamen sólo quedara sujeto a la traba por la cantidad que fue garantizada cautelarmente,
pues de ser así, no tendría razón de ser lo dispuesto por el artículo 389, fracción I, de la ley
invocada, el cual claramente señala que el embargo precautorio de bienes garantiza el
resultado del juicio.
"Además, en el Código Federal de Procedimientos Civiles no existe precepto legal alguno
que obligue al ejecutante a solicitar la ampliación del embargo, a pesar de que el valor de los
inmuebles embargados en forma precautoria cubren ampliamente las prestaciones que se
condenó a pagar al demandado.
"Por el contrario, el objeto y efectos del embargo precautorio queda plenamente definido al
tenor de lo dispuesto por el artículo 394 del Código Federal de Procedimientos Civiles,
habida cuenta que para la práctica de las medidas a que se refiere el artículo 389, aquel
precepto legal nos remite a las disposiciones contenidas en el libro segundo, título quinto,
capítulo VI, de la ley adjetiva civil invocada, por lo que es menester traer a colación lo
dispuesto por los numerales 440 y 447 de ese mismo ordenamiento legal, que a la letra
establecen:
"‘Artículo 440. El embargo sólo procede y subsiste en cuanto base a cubrir la suerte
principal, costas, gastos y daños y perjuicios, en su caso, incluyéndose los nuevos
vencimientos y réditos hasta la conclusión del procedimiento.’
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"‘Artículo 447. De todo embargo de bienes raíces o de derechos reales sobre bienes raíces se
tomará razón en el Registro Público de la Propiedad del Partido, librándose, al efecto, copia
certificada de la diligencia de embargo.
"‘Una vez trabado el embargo, no puede el ejecutado alterar, en forma alguna, el bien
embargado, ni contratar el uso del mismo, si no es con autorización judicial, que se otorgará,
que se otorgará (sic) oyendo al ejecutante; y, registrado que sea el embargo, toda transmisión
de derechos respecto de los bienes sobre que se haya trabado, no altera, de manera alguna, la
situación jurídica de los mismos, en relación con el derecho del embargante, de obtener el
pago de su crédito con el producto del remate de esos bienes, derecho que se surtirá en contra
de tercero con la misma amplitud y en los mismos términos que se surtiría en contra del
embargado, si no se hubiese operado la transmisión.’
"Del primero de los preceptos transcritos se desprende que el embargo sólo puede decretarse
y continuar subsistente en cuanto base a cubrir la suerte principal, costas, gastos y daños y
perjuicios, en su caso, incluyéndose los nuevos vencimientos y réditos hasta la conclusión del
procedimiento, que no es otra cosa que la condena en juicio o bien, el resultado del juicio.
"A su vez, del artículo 447 se obtiene que el embargo de bienes raíces, debidamente
registrado, sujeta a dichos bienes al resultado del juicio, al grado de que cualquier
transmisión de derechos respecto de los bienes embargados efectuado con posterioridad, no
altera el derecho del embargante de obtener el pago de su crédito con el producto del remate
de esos bienes.
"Por tanto, si conforme al artículo 394 del Código Federal de Procedimientos Civiles, para la
práctica de las medidas precautorias a que se refiere el numeral 389 de la citada ley adjetiva
civil federal, se deben seguir las disposiciones que esa misma legislación establece para los
embargos, es incuestionable que al haber adquirido los inmuebles sobre los que existía
previamente un embargo precautorio debidamente inscrito ante el Registro Público de la
Propiedad y del Comercio, se convirtió en causahabiente de la parte demandada **********;
y, por ende, contrario a lo que alega la persona moral quejosa, ahora revisionista, debe sufrir
las consecuencias del juicio natural en relación con la totalidad del valor de los inmuebles
embargados, en cuanto baste a cubrir el importe de la condena.
"Al respecto, es aplicable la tesis aprobada por la otrora Tercera Sala de la Suprema Corte de
Justicia de la Nación, la cual aparece publicada en el Semanario Judicial de la Federación,
Tomo CVI, a página 2109, Quinta Época, con el rubro y texto siguientes:
"‘CAUSAHABIENTES (EMBARGOS). El que adquiere un inmueble respecto del cual está
inscrito un embargo en el Registro Público, tiene el carácter de causahabiente del demandado
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en el juicio en que se practicó el embargo, pues como el registro surte efectos contra terceros,
el adquirente del inmueble está expuesto a las resultas del juicio, y por lo mismo, el remate,
consecuencia del secuestro, no viola en su perjuicio garantías individuales, por no podérsele
considerar como persona extraña al juicio.’
"Igualmente, es aplicable el criterio sustentado por ese Alto Tribunal en la tesis que se
publicó en el Semanario Judicial de la Federación, Tomo LXVII, a página 728, con el rubro y
texto que se reproducen a continuación:
"‘EMBARGOS, EFECTOS DE LOS. El embargo no otorga al ejecutante derechos reales
sobre la cosa, porque no son esos los efectos del embargo, sino los de individualizar,
mediante el señalamiento de bienes, la garantía que la totalidad del patrimonio de un deudor
constituye, en lo general, para responder de las obligaciones personales de éste.’
"En consecuencia, con independencia de que el Juez responsable, al decretar el embargo
definitivo de los inmuebles propiedad de la persona moral quejosa, haya tomado como base
una cantidad superior a la fijada en el embargo provisional, lo cierto es que si la ahora
inconforme adquirió los bienes inmuebles con las limitaciones impuestas por ese gravamen,
de conformidad con lo dispuesto por el numeral 447 de la legislación invocada, debe
responder con esos bienes en cuanto basten a cubrir las reclamaciones del acreedor
embargante, y no como pretende la solicitante del amparo, que se le obligue a pagar
únicamente la cantidad que se tomó como base para decretar el embargo precautorio, pues tal
cantidad sólo es una mera referencia que, en su momento, sirvió para evitar que el deudor
demandado provocara su insolvencia dilapidando los bienes sujetos al embargo precautorio.
"Sin que sea óbice a lo anteriormente considerado en el presente fallo, el hecho de que el Juez
Quinto de Distrito en el Estado, al resolver la tercería excluyente de dominio número
**********, y el Tercer Tribunal Colegiado de este mismo circuito, hayan considerado que
la causahabiencia únicamente se actualiza por la cantidad fijada en los embargos
precautorios, pues además de que este Tribunal Colegiado no comparte tales criterios,
tampoco son obligatorios en términos del artículo 192 de la Ley de Amparo.
"Por consiguiente, al ser infundados los conceptos de violación que expresa la persona moral
quejosa, lo que procede es negarle el amparo y protección de la Justicia Federal."
CUARTO. Existencia de la contradicción. De conformidad con lo resuelto por el Tribunal
Pleno de la Suprema Corte de Justicia de la Nación en sesión de treinta de abril de dos mil
nueve, la nueva mecánica para abordar la procedencia de las contradicciones de tesis no
necesita ya pasar por el cumplimiento de los requisitos establecidos en la tesis de
jurisprudencia número P./J. 26/2001, emitida por el Tribunal Pleno, cuyo rubro dice:
"CONTRADICCIÓN DE TESIS DE TRIBUNALES COLEGIADOS DE CIRCUITO.
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REQUISITOS PARA SU EXISTENCIA.",(1) puesto que dicho criterio fue ya interrumpido.
Una nueva forma de aproximarse a los problemas que plantean los Tribunales Colegiados en
este tipo de asuntos debe radicar en la necesidad de unificar criterios y no en la de comprobar
que se reúnan una serie de características determinadas en los casos resueltos por los
Tribunales Colegiados.
Por ello, para comprobar que una contradicción de tesis es procedente, será indispensable
determinar si existe una necesidad de unificación, es decir, una posible discrepancia en el
proceso de interpretación más que en el producto del mismo. Dicho en otras palabras, para
determinar si existe o no una contradicción de tesis será necesario analizar detenidamente
cada uno de los procesos interpretativos involucrados -y no tanto los resultados que ellos
arrojen- con el objeto de identificar si en algún tramo de los respectivos razonamientos se
tomaron decisiones distintas -no necesariamente contradictorias en términos lógicos- aunque
legales.
Resumiendo: si la finalidad de la contradicción de tesis es la unificación de criterios, y si el
problema radica en los procesos de interpretación -que no en los resultados- adoptados por
los tribunales contendientes, entonces es posible afirmar que para que una contradicción de
tesis sea procedente, es necesario que se cumplan las siguientes condiciones:
1. Que los tribunales contendientes hayan resuelto alguna cuestión litigiosa en la que se
vieron en la necesidad de ejercer el arbitrio judicial a través de un ejercicio interpretativo
mediante la adopción de algún canon o método, cualquiera que fuese; y,
2. Que entre los ejercicios interpretativos respectivos se encuentre algún punto de toque, es
decir, que exista al menos un tramo de razonamiento en el que la interpretación ejercida gire
en torno a un mismo tipo de problema jurídico: ya sea el sentido gramatical de una norma, el
alcance de un principio, la finalidad de una determinada institución o cualquier otra cuestión
jurídica en general.
El discernimiento expuesto, es tomado y resulta complementario del criterio sustentado por el
Tribunal Pleno de esta Suprema Corte de Justicia de la Nación, en la jurisprudencia
72/2010.(2)
Por otro lado, cabe señalar que aun cuando los criterios sustentados por los tribunales
contendientes no constituyen jurisprudencia debidamente integrada, ello no es requisito
indispensable para proceder a su análisis y establecer si existe la contradicción planteada y,
en su caso, cuál es el criterio que debe prevalecer, siendo aplicable la tesis L/94, de rubro:
"CONTRADICCIÓN DE TESIS. PARA SU INTEGRACIÓN NO ES NECESARIO QUE
SE TRATE DE JURISPRUDENCIAS.", emitida por el Pleno de esta Suprema Corte.(3)
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Primer requisito: Ejercicio interpretativo y arbitrio judicial. A juicio de esta Primera Sala los
tribunales contendientes, al resolver las cuestiones litigiosas presentadas, se vieron en la
necesidad de ejercer el arbitrio judicial a través de un ejercicio interpretativo para llegar a una
solución determinada. Ello se desprende de las resoluciones emitidas por los Tribunales
Colegiados contendientes, las cuales se detallaron en el considerando tercero de la resolución.
Segundo requisito: Razonamiento y diferendo de criterios interpretativos. Esta Primera Sala
de la Suprema Corte de Justicia de la Nación considera que en los ejercicios interpretativos
realizados por los Tribunales Colegiados contendientes existió un razonamiento con respecto
a la figura jurídica del embargo precautorio.
En efecto, los órganos colegiados abordaron el estudio de la misma cuestión jurídica, que fue
determinar si los bienes materia del embargo precautorio sirven para garantizar las resultas
del juicio, cuando la cuantía en el embargo definitivo sea mayor a la fijada en el precautorio,
tomando en consideración que esos bienes, al momento de dictarse el definitivo, ya no
pertenecían al demandado, por motivo de un contrato de fideicomiso irrevocable traslativo de
dominio, administración y de garantía con posibilidad de reversión de las propiedades
fideicomitidas.
El Segundo Tribunal Colegiado del Décimo Segundo Circuito consideró que de la
interpretación de los artículos 390, 391, 397 y 398 del Código Federal de Procedimientos
Civiles para el Distrito Federal, el embargo precautorio únicamente garantiza la cantidad
fijada por el actor en la demanda y por el Juez al conceder la medida precautoria.
Contrario a ese criterio, el Tercer Tribunal Colegiado del Décimo Segundo Circuito
determinó que cuando en el embargo definitivo se haya tomado como base una cantidad
superior a la fijada en el embargo provisional, si esos inmuebles se adquirieron con las
limitaciones impuestas por ese gravamen, de conformidad con lo dispuesto por el numeral
447 de la legislación invocada, se debe responder con esos bienes en cuanto basten para
cubrir las reclamaciones del acreedor embargante, y no únicamente la cantidad que se tomó
como base para decretar el embargo precautorio, pues tal cantidad sólo es una mera
referencia que, en su momento, sirvió para evitar que el deudor demandado provocara su
insolvencia dilapidando los bienes sujetos al embargo precautorio.
Con lo anterior, puede llegarse a la conclusión de que sí existe la contradicción de tesis
denunciada y que la materia de la misma consiste en determinar si los bienes señalados en el
embargo precautorio únicamente garantizan la cantidad fijada por el actor en la demanda y
por el Juez al conceder la medida precautoria, o también garantizan la cantidad fijada en el
embargo definitivo aun cuando ésta sea mayor a la asignada con anterioridad.
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QUINTO. Determinación del criterio a prevalecer. Esta Primera Sala de la Suprema Corte de
Justicia de la Nación considera que debe prevalecer, con el carácter de jurisprudencia, el
criterio que se sustenta en el presente fallo, de conformidad con los siguientes razonamientos:
Ahora bien, a fin de poder definir cuál será el criterio que debe prevalecer en la especie, se
estima indispensable hacer referencia, en primer lugar, a la figura de la causahabiencia y, en
segundo lugar, a las medidas cautelares y, en particular, el embargo precautorio.
Debe recordarse que el causahabiente es la persona que ha sucedido o se ha subrogado por
cualquier título en el derecho de otra u otras, es decir, que son personas que por un
acontecimiento posterior a la realización de un acto jurídico, adquieren en forma derivada los
derechos y obligaciones de quienes fueron sus autores.
Apoya las anteriores consideraciones la tesis de jurisprudencia del rubro y texto siguientes:
"CAUSAHABIENTES. Tratándose de personas ligadas por un fenómeno de causahabiencia,
afecta y beneficia a uno lo resuelto y hecho en el juicio en que intervino la otra."(4)
Por otra parte, la doctrina sostiene que una medida cautelar es la anticipación provisoria de
ciertos efectos de la providencia definitiva, encaminada a prevenir el daño que podría derivar
el retardo de la misma.(5)
Dicho en otras palabras, las medidas cautelares constituyen un medio tendiente a asegurar el
cumplimiento de las resoluciones judiciales cuando, antes de incoarse el proceso o durante su
curso, una de las partes demuestra que su derecho es prima facie verosímil y que existe
peligro de que la decisión jurisdiccional sea incumplida por existir el temor fundado de que
los bienes propiedad del demandado puedan dilapidarse, desaparecer o transmitirse a un
tercero.
Ahora bien, de acuerdo a la legislación procesal civil federal y nuestro sistema de derecho,
las medidas precautorias (o cautelares) son aquellas que emiten los órganos jurisdiccionales
con el objeto de asegurar que las decisiones dictadas en el desarrollo de un proceso se hagan
efectivas, siempre que dichas decisiones estén relacionadas con aspectos que constituyan
materia del fondo del asunto.
Entre las medidas precautorias o cautelares previstas en la legislación civil federal(6) se
encuentra el embargo, y fue esta figura jurídica la que se analizó en las ejecutorias de las que
deriva la presente contradicción de tesis, por lo que resulta conveniente hacer un análisis de
la misma a fin de determinar el criterio que debe prevalecer.
El embargo se define como una afectación decretada por una autoridad competente sobre un
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CONTRADICCIÓN DE TESIS 164/2010.
bien o conjunto de bienes de propiedad privada, la cual tiene por objeto asegurar
cautelarmente la eventual ejecución de una pretensión de condena que se plantea o planteará
en juicio, o bien satisfacer directamente una pretensión ejecutiva.
Existen dos clases de embargo dirigidos a asegurar la eventual ejecución de la condena o a
hacerla efectiva: el preventivo y el ejecutivo.
a) Preventivo o precautorio. El embargo preventivo procede ante una simple verosimilitud del
derecho, garantiza tanto el cumplimiento de obligaciones de dar sumas de dinero cuanto de
obligaciones de dar cantidades de cosas o cosas ciertas y determinadas, así como de hacer y
de no hacer; esto es, el referido embargo es la tutela jurisdiccional que garantiza la
efectividad de una futura condena.
b) Ejecutivo o definitivo. Esta medida se ordena ante la presunción de certeza emanada de la
mera presentación de un título que reúne determinados requisitos legales, y por sí solo trae
aparejada ejecución, o bien, como consecuencia de la ejecución de una sentencia
condenatoria que ha quedado firme.
Al respecto, los artículos 384, 389, 390 y 440 del Código Federal de Procedimientos Civiles
establecen, en lo conducente, lo siguiente:
"Artículo 384. Antes de iniciarse el juicio, o durante su desarrollo, pueden decretarse todas
las medidas necesarias para mantener la situación de hecho existente. Estas medidas se
decretarán sin audiencia de la contraparte, y no admitirán recurso alguno. La resolución que
niegue la medida es apelable."
"Artículo 389. Dentro del juicio o antes de iniciarse éste, pueden decretarse, a solicitud de
parte, las siguientes medidas precautorias:
"I. Embargo de bienes suficientes para garantizar el resultado del juicio, ..."
"Artículo 390. La medida a que se refiere la fracción I del artículo anterior, se concederá a
solicitud del interesado, quien deberá fijar el importe de la demanda, si aún no se instaura el
juicio. La resolución que conceda la medida fijará el importe de la cantidad que deba
asegurarse."
"Artículo 440. El embargo sólo procede y subsiste en cuanto baste a cubrir la suerte principal,
costas, gastos y daños y perjuicios, en su caso, incluyéndose los nuevos vencimientos y
réditos hasta la conclusión del procedimiento."
Del contenido de dichos preceptos legales se advierte que las medidas cautelares solicitadas
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CONTRADICCIÓN DE TESIS 164/2010.
por el interesado, podrán dictarse durante el juicio o antes de su inicio, a fin de conservar la
situación de hecho existente, lo que se debe entender que perduran después de su conclusión,
debiendo fijar el importe de la demanda en caso de que aún no se haya instaurado el juicio y,
a su vez, en la resolución que conceda dicha medida, se fijará el importe de la cantidad que
debe asegurarse.
Bajo esa tesitura, el embargo tiene por objeto la individualización y la indisponibilidad del
bien afectado, mediante las cuales se asegura que el importe obtenido por la realización
judicial del mismo será aplicado a satisfacer el interés del acreedor.
Dicho en otras palabras, esa medida cautelar mantiene las cosas en el estado en que se
encuentran, jurídica y/o materialmente, evitando que cambie la situación de hecho y/o
derecho y ello impida la eficacia de las sentencias, dicho en otras palabras, impide el
ocultamiento de bienes que puedan o deban servir para cubrir el monto de la condena que
pudiera hacerse como resultado del juicio hasta la conclusión y liquidación del mismo.
Ahora bien, resulta indispensable señalar que el efecto del embargo consiste en que éste no
implica quitar la propiedad del bien al afectado por la medida, pues la cosa embargada
continúa siendo propiedad del ejecutado mientras no se proceda a su enajenación por orden
judicial. Tampoco importa la constitución de un derecho real, ni engendra una hipoteca
judicial, ni atribuye al acreedor ningún poder sobre la cosa embargada; podemos afirmar que
el embargo es una consecuencia de los derechos personales que tiene el acreedor frente a su
deudor y, por ello, el embargo sólo podría generar, en su caso, un derecho personal a favor
del ejecutante.
Es decir, el único efecto del embargo es poner la cosa a disposición del Juez que ordenó el
embargo, sin cuyo conocimiento no puede dársele otro destino o someterlo a una afectación
diferente.
Al respecto, es aplicable el siguiente criterio:
"EMBARGOS, EFECTOS DE LOS. El embargo no otorga al ejecutante derechos reales
sobre la cosa, porque no son esos los efectos del embargo, sino los de individualizar,
mediante el señalamiento de bienes, la garantía que la totalidad del patrimonio de un deudor
constituye, en lo general, para responder de las obligaciones personales de éste."(7)
No obstante lo anterior, es posible que se transmita la propiedad del bien embargado una vez
trabado el mismo y antes de que se ejecute definitivamente mediante diversos medios, tales
como el contrato de compraventa, donación, permuta o por celebración de un contrato de
fideicomiso, o por cualquier otro acto por el que se transmita la propiedad del bien
embargado.
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Respecto de lo anterior, toda vez que en los asuntos que analizaron los tribunales
contendientes, los inmuebles embargados precautoriamente se transmitieron a un
fideicomiso, es conveniente hacer referencia a esta figura. Existe un fideicomiso cuando una
persona que se denominará "fideicomitente" entrega en propiedad los bienes o transmite los
derechos a otra que se denominará "fiduciaria", para que ésta los administre y realice con
ellos el cumplimiento de finalidades lícitas, determinadas y posibles; una vez que éstos sean
cumplidos, destine los bienes, derechos y provechos aportados y los que se hayan generado, a
favor de otra persona que se denomina "fideicomisario", que puede ser el propio
fideicomitente
Lo anterior conforme al artículo 381 de la Ley General de Títulos y Operaciones de Crédito,
que establece:
"Artículo 381. En virtud del fideicomiso, el fideicomitente transmite a una institución
fiduciaria la propiedad o la titularidad de uno o más bienes o derechos, según sea el caso,
para ser destinados a fines lícitos y determinados, encomendando la realización de dichos
fines a la propia institución fiduciaria."
Las partes del contrato de fideicomiso son las siguientes:
a) El fideicomitente es la persona que transfiere a otra bienes determinados;
b) El fiduciario es la persona a quien se transfieren los bienes y la que está obligada a
administrarlos para el cumplimiento de la finalidad del contrato, y podrá ser cualquier
persona física o jurídica; y,
c) El fideicomisario es la persona en cuyo beneficio se ha constituido el fideicomiso.
Una vez dicho lo anterior, se procede a estudiar el punto materia de la presente contradicción,
que es determinar si los bienes señalados en el embargo precautorio únicamente garantizan la
cantidad fijada por el actor en la demanda y por el Juez conceder la medida precautoria, o
también garantizan la cantidad fijada en el embargo definitivo aun cuando ésta sea mayor a la
asignada con anterioridad.
Como ya se precisó con anterioridad, la parte interesada puede solicitar el embargo
precautorio de bienes suficientes durante la sustanciación de un juicio o antes de iniciarse
éste, con la finalidad de mantener la situación de hecho existente y de garantizar las resultas
del juicio, entendiéndose por ello la suerte principal, gastos y costas y, en su caso, daños y
perjuicios, incluyendo nuevos vencimientos y réditos que pudieran generarse hasta la
conclusión y liquidación del pleito.
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Es importante señalar que la determinación de un embargo precautorio como medida cautelar
no prejuzga sobre la legalidad de la situación que mantiene, ni sobre los derechos o
responsabilidades del que las solicita, tal como lo establece el artículo 388 del Código
Federal de Procedimientos Civiles.(8)
Lo anterior se traduce en que en esa etapa del procedimiento el juzgador aún no puede
pronunciarse sobre las cuestiones de fondo del litigio que se ha puesto a su consideración,
como sería conocer la cifra real que el deudor deberá cubrir al acreedor, ya sea mayor o
menor a las pretensiones que aquél reclama, o si su derecho es legítimo, pues como se ha
dicho, las medidas se pueden solicitar y ordenar aun antes de iniciar el juicio.
No es obstáculo a lo anterior lo que establece el artículo 390 del Código Federal de
Procedimientos Civiles (citado en párrafos anteriores), en el sentido de que el demandado
deberá fijar el importe de la demanda si aún no se instaura el juicio y que la resolución de esa
medida fijará el importe de la cantidad que deba asegurarse, pues no debe mal entenderse el
hecho de que al instaurar la demanda el actor señale una cantidad determinada como monto
de sus pretensiones y que el Juez al conceder el embargo precautorio fije un monto
determinado, porque estas medidas únicamente obedecen a la necesidad de otorgar certeza
jurídica, pues por estos actos el demandado podrá conocer si existe la deuda que se le
pretende cobrar a través del juicio y, en su caso, si el monto corresponde o no a la deuda.
De otra manera, si el monto por el que se otorga la medida precautoria fuere indeterminado o
inexistente, se dejaría al demandado en estado de indefensión en esta parte del proceso, pues
no sabría con certeza qué es lo que se le reclama.
Por otro lado, el código procesal civil federal prevé, como se ha dicho, que se estipule una
cantidad determinada desde el inicio; pero también establece la posibilidad de que la misma
se incremente durante el procedimiento y hasta su conclusión por diversos conceptos que
serán cuantificables hasta la conclusión del procedimiento, de acuerdo con el artículo 440,
que es del tenor literal siguiente:
"Artículo 440. El embargo sólo procede y subsiste en cuanto baste a cubrir la suerte principal,
costas, gastos y daños y perjuicios, en su caso, incluyéndose los nuevos vencimientos y
réditos hasta la conclusión del procedimiento."
Ahora bien, en el caso de que los bienes embargados precautoriamente fueran transmitidos
por el propietario a otra persona mediante la celebración de algún contrato, en la especie, el
contrato de fideicomiso, la parte fiduciaria o la parte adquirente, como nuevo propietario, se
encuentra obligada a responder por el pago de la condena que se ejecute en contra de la parte
demandada, aun cuando la cuantía fijada en el reembargo o el embargo definitivo sea mayor
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a la de aquella que se fijó para el precautorio.
Lo anterior es así, tomando en consideración los siguientes supuestos:
a) Que se traten de los mismos bienes embargados en el precautorio.
b) Que dichos bienes sean suficientes para cubrir una cuantía fijada en el embargo definitivo.
En efecto, cuando se haya adquirido un bien inmueble mediante un convenio después de que
se trabó el embargo precautorio y que el adquirente haya tenido conocimiento del mismo, se
actualiza la figura de la causahabiencia, razón por la cual adquiere tanto los derechos como
las obligaciones inherentes al bien, es decir, con la celebración de un contrato traslativo de
dominio no sólo adquiere los derechos personales, sino también pesan sobre él todos los
gravámenes del bien que adquirió, o sea, adquiere la obligación de responder de las resultas
del juicio, siempre y cuando el valor de los bienes embargados responda por la condena hasta
el límite del mismo.
En consecuencia, quien adquiere un inmueble sobre el cual ya existía previamente un
embargo precautorio, con conocimiento de ese gravamen, sufrirá las consecuencias del juicio
natural en relación con la totalidad del valor del bien embargado, siempre y cuando éste baste
para cubrir el importe de la condena señalada en el embargo definitivo.
Al respecto, es aplicable la tesis emitida por la Tercera Sala de esta Suprema Corte de
Justicia de la Nación del rubro y texto siguientes:
"CAUSAHABIENTES.-El adquirente de un inmueble que reporta un embargo inscrito en el
Registro Público, tiene el carácter de causahabiente, a título particular, de la parte contra
quien se decretó el embargo, pues éste, al haber sido registrado con anterioridad a la fecha en
que se operó la transmisión de propiedad, surte efectos contra terceros y el adquirente del
inmueble está expuesto a las resultas del juicio en que se practicó tal embargo."(9)
En ese orden de ideas, de una interpretación literal de los artículos 389, en su fracción I, 390,
391, 397 y 398 del Código Federal de Procedimientos Civiles,(10) los bienes señalados en el
embargo precautorio no sólo sirven para garantizar la cantidad fijada por el actor en la
demanda y por el Juez al conceder la medida precautoria, sino también garantizan la condena
señalada en el embargo definitivo.
Lo anterior es así, pues de llegar a un criterio contrario conllevaría a que todas aquellas
personas que adquieran un inmueble gravado, puedan transmitir los derechos del mismo,
cuando aún no se haya determinado en definitiva la cuantía, en virtud de que sólo estaría
obligada a responder por la señalada en el embargo precautorio, independientemente que el
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valor de la condena final sea mucho mayor; y esto implicaría también hacer nugatorios los
efectos y el propósito del embargo precautorio, y se contravendría el citado artículo 440, ya
que el objeto de esta medida, como ya se ha dicho, es asegurar o garantizar que al final del
juicio, en caso de que el actor resulte ganador, existan bienes con los cuales pueda hacerse
efectiva la condena y no sólo una parte de ella.
De acuerdo con las consideraciones que se han expuesto, debe prevalecer con carácter de
jurisprudencia, en términos del artículo 192 de la Ley de Amparo, el criterio que sustenta esta
Primera Sala de la Suprema Corte de Justicia de la Nación, a continuación:
EMBARGO PRECAUTORIO. LOS BIENES SEÑALADOS EN ÉSTE, SIRVEN PARA
GARANTIZAR LAS RESULTAS DEL JUICIO AUN CUANDO SE HAYAN
TRANSMITIDO A OTRA PERSONA Y LA CUANTÍA SEÑALADA EN EL DEFINITIVO
EXCEDA DE LA ESTABLECIDA INICIALMENTE.-De los artículos 389, fracción I, 390,
391, 397 y 398 del Código Federal de Procedimientos Civiles, se advierte que el embargo es
la medida cautelar que puede solicitarse por el interesado en el juicio o antes de su inicio, y
tiene por objeto la individualización e indisponibilidad del bien afectado para asegurar que el
importe obtenido por su realización judicial se aplique a satisfacer el interés del acreedor. Por
tanto, si una persona adquiere un bien mediante algún convenio o contrato, después de que se
trabó embargo precautorio y haya tenido conocimiento de la existencia del gravamen, es
indudable que tiene la obligación de responder por el pago de la condena que se ejecute
contra la parte demandada, aun cuando la cuantía fijada en el embargo definitivo sea mayor a
la señalada en el precautorio, por haberlo adquirido con el carácter de causahabiente, pues
con la celebración del convenio o contrato no sólo se adquieren derechos personales, sino
también la obligación de responder de las resultas del juicio, siempre y cuando el valor de los
bienes embargados sean suficientes para cubrir dicha condena.
Por lo expuesto y fundado,
SE RESUELVE:
PRIMERO.-Sí existe la contradicción de tesis a que este expediente se refiere, en los
términos del considerando cuarto de esta resolución.
SEGUNDO.-Debe prevalecer, con carácter de jurisprudencia, el criterio sustentado por esta
Primera Sala, en los términos de la tesis redactada en el último considerando del presente
fallo.
TERCERO.-Dése publicidad a la tesis jurisprudencial que se sustenta en la presente
resolución, en términos del artículo 195 de la Ley de Amparo.
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CONTRADICCIÓN DE TESIS 164/2010.
Notifíquese; y, en su oportunidad, archívese como asunto totalmente concluido.
Así lo resolvió la Primera Sala de la Suprema Corte de Justicia de la Nación, por mayoría de
tres votos de los señores Ministros: José Ramón Cossío Díaz (ponente), Juan N. Silva Meza y
presidente Arturo Zaldívar Lelo de Larrea, contra el emitido por la señora Ministra Olga
Sánchez Cordero de García Villegas.
En términos de lo previsto en el artículo 3, fracción II, 13 y 14 de la Ley Federal de
Transparencia y Acceso a la Información Pública Gubernamental, en esta versión pública se
suprime la información considerada legalmente como reservada o confidencial que encuadra
en esos supuestos normativos.
________________
1. Publicada en el Semanario Judicial de la Federación y su Gaceta, Novena Época, Tomo
XIII, abril de 2001, página 76.
2. De rubro: "CONTRADICCIÓN DE TESIS. EXISTE CUANDO LAS SALAS DE LA
SUPREMA CORTE DE JUSTICIA DE LA NACIÓN O LOS TRIBUNALES
COLEGIADOS DE CIRCUITO ADOPTAN EN SUS SENTENCIAS CRITERIOS
JURÍDICOS DISCREPANTES SOBRE UN MISMO PUNTO DE DERECHO,
INDEPENDIENTEMENTE DE QUE LAS CUESTIONES FÁCTICAS QUE LO RODEAN
NO SEAN EXACTAMENTE IGUALES."
3. Gaceta del Semanario Judicial de la Federación, Octava Época, tomo 83, noviembre de
1994, página 35.
4. Tesis de la Sexta Época, emitida por la Segunda Sala de la Suprema Corte de Justicia de la
Nación, publicada en el Semanario Judicial de la Federación, en el Tomo: Tercera Parte,
LXXX, en la página 14.
5. Calamandrei, Introducción al Estudio Sistemático de las Providencias Cautelares, trad. de
Santiago Sentís Melendo, Buenos Aires, 1945, página 45.
6. En esta resolución se hará referencia a la legislación procesal civil federal porque fue ésta
la que aplicaron los tribunales contendientes al emitir sus resoluciones.
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7. Jurisprudencia de la Quinta Época, emitida por la Tercera Sala, publicada en el Semanario
Judicial de la Federación, en el Tomo LXVII, en la página 728.
8. "Artículo 388. La determinación que ordene que se mantengan las cosas en el estado que
guarden al dictarse la medida, no prejuzga sobre la legalidad de la situación que se mantiene,
ni sobre los derechos o responsabilidades del que las solicita."
9. Tesis aislada en materia(s) Civil, de la Quinta Época, emitida por la Tercera Sala de esta
Suprema Corte de Justicia de la Nación, publicada en el Semanario Judicial de la Federación,
en el Tomo XCV, en la página 1820.
10. "Artículo 389. Dentro del juicio o antes de iniciarse éste, pueden decretarse, a solicitud de
parte, las siguientes medidas precautorias:
"I. Embargo de bienes suficientes para garantizar el resultado del juicio, y
"II. Depósito o aseguramiento de las cosas, libros, documentos o papeles sobre que verse el
pleito."
"Artículo 390. La medida a que se refiere la fracción I del artículo anterior, se concederá a
solicitud del interesado, quien deberá fijar el importe de la demanda, si aún no se instaura el
juicio. La resolución que conceda la medida fijará el importe de la cantidad que deba
asegurarse."
"Artículo 391. La parte que solicite la medida debe previamente otorgar garantía suficiente
para responder de los daños y perjuicios que con ella se ocasionen, y la parte contra la que se
dicte podrá obtener el levantamiento de la medida, o que no se efectúe, otorgando
contragarantía suficiente para responder de los resultados del juicio."
"Artículo 397. Si la medida se decretó antes de iniciarse el juicio, quedará insubsistente si no
se interpone la demanda dentro de los cinco días de practicada, y se restituirán las cosas al
estado que guardaban antes de dictarse la medida."
"Artículo 398. En el caso del artículo anterior, y en el del último párrafo del 386, la garantía
otorgada para obtener la medida no se cancelará, sino que perdurará por el tiempo
indispensable para la prescripción liberatoria, salvo convenio contrario de las partes."
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