uso público y conservación de los valores

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USO PÚBLICO Y CONSERVACIÓN
EN BARDENAS REALES DE NAVARRA
RESERVA DE LA BIOSFERA Y PARQUE NATURAL
EXTRACTO de los informes elaborados por la Estación Biológica de
Doñana (Consejo Superior de Investigaciones Científicas)
Realizado por los servicios técnicos de la Comunidad de Bardenas
1
INTRODUCCIÓN.
Las áreas naturales de todo el mundo reciben un número creciente de visitantes
que buscan allí el contacto más cercano posible con sus valores. No hay nada más sano
y loable que este acercamiento a la naturaleza, pero no hay que olvidar que, en
ocasiones, esta afluencia de personas puede llegar a crear problemas de gestión, entre
los que caben destacarse las molestias a la fauna amenazada.
Los últimos estudios realizados indican que el Parque Natural y Reserva de la
Biosfera de Bardenas Reales, al margen de los usuarios tradicionales, recibe unos
120.000 visitantes anuales. Es una considerable cifra que puede llegar a ejercer una
importante presión sobre las áreas naturales, por aumentar las afecciones a la fauna, la
vegetación y el suelo. Es imprescindible tratar de determinar el impacto potencial que
esta presión humana puede tener sobre las riquezas naturales de este territorio.
La Comunidad de Bardenas Reales de Navarra, como órgano de gestión de este
espacio protegido, desea facilitar al visitante el disfrute y el conocimiento de estos
paisajes tan especiales, pero también debe asegurar la conservación de sus valores
naturales para las generaciones futuras y el adecuado funcionamiento de los
ecosistemas. Con esa finalidad, a partir del año 2009 y de la mano del Ministerio de
Medio Ambiente, ha financiado varios estudios de investigación con el objetivo de
conocer mejor estos recursos naturales y los problemas que los diferentes usos humanos
pueden suponer para su conservación.
Este texto resume alguno de esos trabajos y quien esté más interesado podrá
consultar los informes completos en esta misma web. La intención final de este
considerable esfuerzo es contar con información objetiva y de calidad, que permita
tomar las decisiones de gestión específicas y más adecuadas para Bardenas.
2
¿POR QUÉ LA FAUNA REHUYE NUESTRA PRESENCIA?
El miedo de los animales hacia las personas es algo generalizado en territorios
humanizados, porque durante siglos han sido perseguidos por nuestra especie. La caza
era una necesidad de subsistencia, no un deporte como ahora, y muchas especies eran
una fuente de alimento para nosotros. Otras se eliminaban por ser competidoras directas,
o representar algún peligro, y no pocas por recelos o creencias sin fundamento. Sea
como fuere, el miedo ante nuestra presencia se fue grabando durante generaciones en
los instintos más elementales de los seres que vivían a nuestro alrededor, de modo que
la reacción que provoca la mera presencia humana no es otra que la huida.
En otras palabras, podríamos llegar a decir que en áreas como el continente
europeo, tan intensamente poblado desde antiguo, sobrevivieron los animales que antes
se apartaban de nosotros y se mantenían lejos de nuestro alcance. De este modo nuestra
acción, ejercida durante milenios y por mucho que lo hayamos olvidado o nos cueste
reconocerlo, ha constituido una fuerza de selección natural que ha modelado el
comportamiento de nuestros vecinos a partir del miedo.
Ha sido este miedo lo que ha empujado a muchos seres a vivir en lo más
recóndito de los bosques, o a instalar sus nidos en los más inaccesibles precipicios, poco
frecuentados por el hombre durante sus tareas recolectoras, agrícolas o ganaderas de
antaño. Pero ahora, de repente, esos últimos refugios han pasado a ser los lugares que
buscamos para nuestras actividades de ocio y deporte. Si además esto ocurre cuando el
clima es más benigno, que es cuando la mayoría de la fauna se está reproduciendo, el
conflicto entre ambos intereses está garantizado.
¿CÓMO AFECTA LA PRESENCIA HUMANA EN ÁREAS SENSIBLES PARA
LAS GRANDES RAPACES?
La gran diversidad de especies existente en Bardenas hace necesario invertir
mucho tiempo y trabajo para llegar a tener esta información. De momento se han
priorizado los estudios sobre grandes rapaces, por la gran importancia que alcanzan las
poblaciones de algunas de ellas en esta Reserva de la Biosfera y Parque Natural, y
porque es conocido que la presencia de personas en áreas sensibles para ellas puede ser
especialmente perjudicial en épocas de nidificación.
3
Todas estas aves tienen un marcado instinto protector de sus huevos y sobre todo
de los polluelos, pero cuando la característica figura estilizada y de dos patas del ser
humano se acerca en exceso, debe prevalecer la opción de salvar la vida propia, para
volver a intentar reproducirse la próxima temporada.
En periodos de incubación o cuando los pollos son pequeños y aún no son
capaces de regular su temperatura corporal, el abandono del nido por parte de los padres
durante unos minutos, por temor a la excesiva cercanía humana, puede conducir a la
muerte de los embriones o de los pollos más jóvenes, bien por hipotermia o por
insolación.
Asimismo, ese rato de ausencia de los adultos en los nidos, basta para aumentar
el riesgo de predación de huevos y pollos por otras especies oportunistas, que por el
contrario han aprendido a servirse de nuestra presencia para su propio beneficio.
Otro efecto más sutil es el aumento del nivel de estrés en individuos que deben
soportar con frecuencia la cercanía de los humanos. Esto puede acabar produciéndoles
problemas físicos y favorecerá que, en el futuro, estas áreas o hábitats sean abandonados
a pesar de tener buena aptitud, porque su experiencia les dice que serán demasiado
visitados por el hombre justo en los momentos más sensibles de su ciclo vital.
¿QUÉ PODEMOS HACER PARA EVITAR ESTAS CONSECUENCIAS?
Es un hecho que el aprecio, la admiración y el respeto de la ciudadanía hacia la
vida silvestre que nos rodea no ha dejado de crecer estos últimos decenios. Sin duda,
este cambio de comportamiento humano tendrá a largo plazo un reflejo en la
disminución del miedo que los animales sienten ante nosotros. Es un hecho que algunos
individuos de esas tradicionalmente esquivas especies ya han comenzado a tolerarnos,
llegando a criar en roquedos adyacentes a algunos pueblos o incluso en torres de
determinadas ciudades. Precisamente esos pioneros serán los que puedan marcar el
punto de inflexión que nos interesa, a partir del cual comience a irles mejor
precisamente a quienes dejen de evitarnos. Será un proceso de muchos años, sin duda,
pero quizás no les va a quedar otro remedio; porque parece ser que apenas quedan ya,
en este cada vez más pequeño planeta, sitios libres de nuestra presencia.
4
Teniendo en cuenta los comentarios anteriores, estaremos en condiciones de
valorar adecuadamente las medidas que habitualmente se toman en los espacios
protegidos para evitar los efectos negativos derivados de la desconfianza de la fauna
ante las actividades humanas. Si queremos que esos animales sigan viviendo entre
nosotros, no queda más remedio que establecer zonas de exclusión de actividades
humanas en el entorno de las áreas más sensibles, al menos en los periodos críticos.
Estamos convencidos de que las medidas restrictivas que hayan de tomarse,
serán mejor entendidas y serán más eficaces si están sustentadas en información de
campo veraz y objetiva, máxime si además está adaptada a las condiciones locales. Este
texto pretende ser una aportación al conocimiento de la problemática particular de
Bardenas, y servir de base a una correcta gestión de los usos públicos, de modo que
posibilite el disfrute de los visitantes a la vez que, minimizando los posibles impactos
negativos que inevitablemente conllevan, asegure la adecuada conservación de las
especies que todavía nos seducen con su presencia.
Todos debemos involucrarnos en este cometido si queremos conseguir estos
objetivos. Será trabajo del investigador identificar los lugares más delicados y establecer
los límites de seguridad. El gestor deberá llevar esos conocimientos al terreno y
transmitirlos a la ciudadanía para su correcto entendimiento. Las empresas de
actividades en el medio natural deberán ser capaces de realizar un trabajo de calidad
dentro de los límites de seguridad que resulten. De esta manera, todos los visitantes,
sean turistas, deportistas o un largo etcétera, estarán en condiciones de materializar sus
aficiones con la tranquilidad y satisfacción adicional de tener la certeza que su paso no
ha perjudicado a este espacio natural.
5
¿QUÉ ESTUDIOS SE HAN REALIZADO EN LA BARDENA SOBRE LA
RELACIÓN ENTRE USO PÚBLICO Y CONSERVACIÓN?
Ya se ha comentado que la gran diversidad de especies de fauna y flora, de
ecosistemas y ambientes presentes en la Bardena, merece un estudio pormenorizado y a
largo plazo. El presente texto supone una aproximación inicial al caso de las grandes
rapaces, uno de los grupos más emblemáticos de este territorio.
El objetivo ha sido determinar el efecto de las actividades humanas en las
rapaces rupícolas, y evaluar si los usos públicos susceptibles de ser realizados en el
futuro, pueden afectar a algunas de esas especies. Para ello se ha estructurado en cinco
apartados diferentes:
1. Cómo tiene lugar el tráfico de vehículos en los viales de Bardenas.
2. Entrada de personas a pie en zonas sensibles de Bardenas.
3. Valoración de distancias de huida de aves de presa en relación a vehículos y
personas.
4. Respuesta de los alimoches a la presencia humana en áreas de nidificación.
5. Ensayo de visitas guiadas al Rallón, impacto sobre las aves rupícolas.
A continuación se ofrece una versión resumida de cada uno de estos trabajos;
quien desee profundizar más en un tema concreto podrá encontrar en esta misma web el
informe completo.
6
CAPÍTULO 1: CÓMO TIENE LUGAR EL TRÁFICO DE
VEHÍCULOS EN LOS VIALES DE BARDENAS.
Su finalidad es conocer el uso humano de los viales y caminos del Parque
Natural, por medio del conteo del paso de vehículos (bicicletas, segways, motos, quads,
coches, tractores o autobuses) por sistemas automáticos colocados en diferentes puntos.
Área y método de estudio.
La evaluación de la intensidad de tráfico se realizó en toda la superficie del
Parque Natural y Reserva de la Biosfera de Bardenas Reales, con puntos de muestreo
repartidos de modo regular por todo el área.
Respecto al tipo de viales, el muestreo se estratificó sobre cuatro niveles:
1- Carreteras asfaltadas.
2- Pistas con firme de grava, con acceso autorizado a todo tipo de vehículos.
3- Pistas de tierra con acceso autorizado a BTT y vehículos agrícolas.
4- Pistas de tierra con acceso autorizado solamente a vehículos agrícolas y de
servicio del Parque Natural.
7
Distribución de los contadores de tráfico a lo largo del periodo de estudio (mayo 2.012 a junio 2.013)
Para el conteo de los vehículos se utilizaron dispositivos automáticos, con el
nombre comercial TRAFx Vehicle Counter Generation III como el que aparece en la
siguiente ilustración.
Contador de TRAFx Vehicle Counter
Generation III.
Cada uno de los contadores disponibles se dejó un tiempo mínimo de una
semana en cada punto, rotándose después a otra localización. Registran la hora a la que
pasa el vehículo y el número de vehículos que pasan cada hora y cada día.
8
¿Cuándo se produce una mayor afluencia de vehículos a la Bardena?
El mayor volumen de tráfico se produce invariablemente en primavera. Le
siguen, de forma decreciente, otoño, verano e invierno.
Destacan las “puntas” de más de 700 vehículos diarios que se registraron en
Semana Santa y en algunos fines de semana de primavera (puente del 1 de mayo) o de
otoño (puente del 12 de octubre), y eso que son datos referidos únicamente a la carretera
de acceso a la Bardena Blanca por Aguilares.
En general, se aprecia mayor afluencia los fines de semana que los días
laborables. En un día de fin de semana que no coincida con vacaciones o puentes,
pueden estar registrándose pasos de 300 vehículos por día en Aguilares.
¿Qué ritmo horario tiene el tráfico en Bardenas?
En la carretera de acceso por Aguilares los máximos registros se producen a
media mañana y a media tarde. Pero el tráfico puede comenzar para las seis de la
mañana y finaliza sobre las nueve de la tarde (datos de los meses de verano).
En caminos agrícolas el patrón horario es bastante similar, aunque con algunas
variaciones estacionales y horarias debidas precisamente a las particularidades de ese
uso agrícola y ganadero.
500
Total
400
Registros
Semana Santa
300
Diario
200
100
0
00:00
04:00
08:00
12:00
16:00
20:00
00:00
Hora
Patrón horario (en julio y agosto) de registros de vehículos en el contador de Aguilares.
9
¿Qué zonas de Bardenas y qué tipo de viales soportan un mayor tráfico?
Las carreteras asfaltadas que atraviesan el Parque son las que soportan mayor
número de vehículos. Si excluimos las convencionales, cuyo tráfico no tiene
normalmente a Bardenas como destino, el eje de más tráfico es el camino asfaltado que
accede a la zona central de la Reserva por Aguilares, con valores medios de 246 v/d
(vehículos al día).
Le siguen en intensidad las pistas autorizadas a vehículos a motor. Destacan la
pistas de Castildetierra (73 v/d), la Perimetral del Polígono (52 v/d), la pista del Paso
(42 v/d) y la del Yugo-Landazuría (41 v/d).
Todos los caminos reservados a BTT y vehículos agrícolas tienen tasas de
tráfico menores de 10 v/d, a excepción del camino de El Paso – Cornialto (19 v/d).
Por último, los caminos exclusivos para uso agrícola registran tasas en general
por debajo de 5 v/d, con algunas excepciones como Cruceta (16 v/d) o Estroza (6 v/d).
Registros de vehículos/día en contadores de tráfico de Bardenas
10
Conclusiones del Capítulo 1:
La mayor afluencia se produce en primavera, le siguen otoño y verano, siendo la
mínima en invierno.
Los días punta son la Semana Santa, puentes y fines de semana de primavera.
Los máximos aforos se registran a media mañana y a media tarde.
Los caminos más transitados son los que se acceden desde la entrada por
Aguilares (entorno de Castildetierra y la perimetral del Polígono) y por El Paso.
Los usuarios circulan en general por las rutas establecidas para el uso público,
pero las excepciones se concentran precisamente en las zonas más sensibles para
la fauna.
11
CAPÍTULO 2: ENTRADA DE PERSONAS A PIE EN ZONAS
SENSIBLES DE BARDENAS
Desde el año 2011, parte de una Zona de Especial Protección para las Aves de
Bardenas Reales se cierra al tránsito de personas, durante la primavera y el verano, para
garantizar la indispensable tranquilidad en la época de reproducción de las grandes
rapaces. Para evaluar el grado de cumplimiento de la medida y la afluencia de personas
a estas zonas sensibles en periodos críticos, a pesar de las prohibiciones, se ha hecho un
seguimiento con cámaras fotográficas automáticas.
Área de estudio y muestreo
Se eligieron dos zonas de control alejadas más de cinco kilómetros entre sí. En
ambas convergen altos valores paisajísticos y ambientales, pero sólo en una se han
establecido las citadas restricciones al acceso de paseantes estos últimos cuatro años. En
la que no cuenta con restricciones se colocó una sola cámara y en la otra tres, dado que
tiene una superficie mayor y su orografía es más compleja. En ningún caso se colocaron
cámaras en caminos y nuestro interés era detectar la intrusión de personas a pie, a
caballo o en bicicleta, porque se presuponían los casos más recurrentes.
Material y método de estudio
Se utilizaron cámaras automáticas, que fueron programadas para registrar una
fotografía cada minuto a lo largo de las horas de luz, orientadas a lugares de paso que se
suponían más habituales. Debido a la distancia a la que estuvieron colocadas, las
fotografías nunca permiten la identificación de las personas. Estuvieron en
funcionamiento en 2012 (del 31 de marzo al 19 de septiembre) y 2013 (del 8 de marzo
al 31 de mayo). En total se obtuvieron 446.884 fotografías.
Resultados y conclusiones
En los 270 días en los que se materializó el seguimiento, se detectó la intrusión
de 793 grupos diferentes de personas (4.911 fotos).
Casi la mitad de los días las cámaras registraron entradas no autorizadas.
12
A diferencia de los dos primeros años, en 2013 se estableció un punto de
información en una de las entradas a la ZEPA. Sin duda tuvo efectos disuasorios
y el número de intrusiones descendió respecto a 2012.
Fue bastante sorprendente comprobar que las intrusiones fueron más frecuentes
a partir de la finalización de la jornada de los informantes, lo cual sugiere la
existencia de algún tipo de organización o de información entre los infractores.
Las intrusiones aumentan en días festivos y son proporcionales al número de
visitantes que entran.
Las limitaciones han sido cada vez más respetadas, probablemente por el
esfuerzo del personal de Bardenas en información y guarderío.
Aunque no ha formado parte de este estudio, sino del seguimiento del éxito
reproductor del buitre leonado que se realiza en Bardenas cada año desde 2007,
cabe decir que en esta ZEPA ha mejorado claramente a partir de 2011. Hasta el
punto que ahora es el más elevado de toda la Bardena, tanto en número de
parejas que inician la reproducción como en el porcentaje de pollos que se crían
con éxito.
13
CAPÍTULO 3: VALORACIÓN DE DISTANCIAS DE HUIDA DE
AVES DE PRESA EN RELACIÓN A VEHÍCULOS Y PERSONAS
El objetivo del trabajo es analizar la respuesta de estas especies ante la presencia
de personas en las cercanías de sus áreas vitales más sensibles. Para ello se realizaron
numerosas observaciones de aves de distintas especies cuando se aproximaban personas
a pie o en vehículo.
Como se ha comentado en el apartado de Introducción, la razón por la que las
aves de presa huyen de la presencia humana hay que buscarla en la persecución
sistemática que han sufrido durante siglos y que se ha mantenido hasta épocas recientes,
si es que puede darse hoy por finalizada.
Es conocido que la respuesta de un ave rapaz ante la presencia humana depende
de variadas circunstancias:
Tipo de “amenaza”: el número de personas, su actitud, el volumen de sus
voces, la distancia a la que se encuentran, la posición respecto al ave, etc.
Circunstancias del animal “amenazado”: su condición física, si está
criando o no, si está mojado por haber llovido, si está recién comido, etc.
La “personalidad” de cada individuo, en cuanto a su particular grado de
habituación a la presencia humana, su carácter tímido o valiente.
La especie que se trate, pues las hay más o menos tolerantes.
Resulta especialmente llamativa la diferente respuesta ante la presencia
del hombre que muestran diferentes poblaciones de una misma especie.
Se comentará un caso muy ilustrativo.
Material y método de estudio
El método habitual para documentar estos trabajos se centra en un observador
que se dirige hacia las proximidades del punto donde se encuentra el animal, y va
registrando sus diferentes comportamientos a distintas distancias, especialmente si se
altera y si llega a iniciar el vuelo. Dado que se trata de especies protegidas, durante estos
estudios nunca se hizo un trabajo sistemático de aproximaciones que pudieran
perjudicarlas, sino que se han utilizado los datos recabados durante labores de campo
14
diversas, seguimientos de especies, alteraciones producidas por terceras personas, etc,
pero nunca tratando de forzar la respuesta de los individuos. La consecuencia es que la
toma de datos se ha prolongado mucho en el tiempo y continuará todavía para aumentar
el tamaño de las muestras, aún insuficientes para algunas especies.
Datos registrados en cada observación, mediante telémetro
Las aproximaciones analizadas han sido a pie y en vehículo porque, como se
verá, la respuesta de las aves tiene mucho que ver con ello. El observador medía con un
Telémetro Nikon Láser 550, los datos de distancia, ángulo y altura del ave respecto a él.
Resultados
Se han registrado distancias de vuelo para diversas especies de rapaces y
córvidos, pero sólo los datos recogidos para el alimoche (su respuesta frente a personas
a pie y también frente a vehículos), el buitre leonado (frente a caminantes) y el
aguilucho lagunero (frente a vehículos) son suficientes en cantidad y calidad para
ofrecer un adecuado nivel de fiabilidad estadística.
Aunque, como se ha dicho, el trabajo continuará bastante tiempo, se pueden
avanzar ya unos claros resultados:
15
Todas las especies toleran mucho mejor la aproximación de vehículos que de
caminantes o ciclistas (seguramente porque no reconocen a la persona dentro).
Las aves aguantan más la cercanía de personas “conocidas” (por ejemplo de
pastores con sus rebaños o agricultores laboreando) que la de otras personas.
Las especies más amenazadas, como alimoche y águila real, toleran muy mal la
aproximación de personas caminando.
El buitre leonado es más permisivo con la presencia humana cuando se trata de
caminantes o ciclistas. Probablemente ocurrirá lo mismo con los vehículos.
1,0
Alimoche vehículo
Alimoche caminando
Buitre caminando
Aguilucho lagunero vehiculo
Probabilidad de vuelo
0,8
0,6
0,4
0,2
0,0
500
400
300
200
100
0
Distancia (m)
Gráfico conjunto de la respuesta (probabilidad de huir volando) obtenida para las especies y tipo de
acercamiento (vehículo o caminante) que cuentan con una información de campo significativa.
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Las respuestas de diferentes especies
Hay alimoches que comienzan a manifestar comportamientos de huida cuando
hay personas caminando a más de 500 m (probablemente el caminante ni
siquiera habría advertido la presencia del pájaro).
Respecto a vehículos, los alimoches comienzan a reaccionar a 300 m, empieza a
ser bastante probable que vuelen a 200 m y el vuelo es casi seguro a 100 m.
Por su parte, el buitre comienza a reaccionar cuando hay personas caminando a
menos de 200 m.
Por último, el aguilucho lagunero reacciona a vehículos que se acercan a partir
de 100 m.
Estas observaciones son muy semejantes a las obtenidas por otros autores sobre
estas mismas especies en países desarrollados.
Las áreas de exclusión
A la vista de los datos recogidos, de los que aquí se ha ofrecido un breve
resumen, se derivan una serie de conclusiones aplicables a los usos públicos, sobre todo
en los periodos críticos de crianza de las aves rapaces:
Es necesario establecer áreas de exclusión de caminantes en el entorno de las
áreas de nidificación.
Estas áreas de exclusión se deben establecer sobre el 90 % de la distancia de
vuelo obtenida para cada especie. Por ejemplo, en el caso del alimoche, el área
de exclusión debe estar determinada por una distancia mínima de 400 m.
Para águila real, aun siendo insuficiente la información recogida, y en base a la
bibliografía existente, se deduce un área de exclusión con distancias de 500 m
para caminantes.
Es frecuente que en un mismo cortado rocoso aniden individuos de varias
especies, con distinto grado de tolerancia por tanto. Como es lógico, se deben
aplicar las medidas para la especie más sensible.
17
El llamativo caso del alimoche en Socotra.
Sabemos que el alimoche es una rapaz migradora que pasa la época fría en el
África subsahariana y viaja hasta nuestras latitudes para reproducirse. Pero no
manifiesta este comportamiento viajero en toda su área de distribución mundial, ya que
por ejemplo es sedentario en algunas islas que cuentan con climatología y recursos
apropiados, como pasa en Canarias o en Socotra (Yemen).
Lo que ocurre en esa última isla es realmente paradigmático, porque sus
habitantes han visto desde antiguo cómo este pájaro era el encargado de hacer
desaparecer sus desperdicios y residuos de todo tipo. Por eso ha sido considerado
tradicionalmente como beneficioso y nadie lo ha perseguido ni, por motivos obvios, se
ha comido a quien se alimenta de sus desechos.
El resultado es el que la imagen adjunta ilustra sin necesidad de más
comentarios: la misma especie que en el “mundo civilizado” ha aprendido que lo más
beneficioso es huir de una persona que se encuentra a 400 o 500 metros, donde no ha
sido acosado por el hombre se acerca hasta comer las migas que caen de sus bocadillos.
Para más inri, las personas que aparecen en la foto forman parte del equipo que firma
este estudio.
(Foto: Manuel de la Riva, EBD-CSIC).
18
CAPÍTULO 4: RESPUESTA DE LOS ALIMOCHES A LA
PRESENCIA HUMANA EN ÁREAS DE NIDIFICACIÓN
En 2012 se realizó este otro estudio, cuyo objetivo fue recoger observaciones de
alimoches en varios de sus territorios de la Bardena para conocer el comportamiento de
los alimoches en la época de crianza y su reacción ante la presencia humana cerca de las
áreas de nidificación. La vigilancia se concentró en tres periodos: marzo y abril (celo y
puesta), mayo (incubación y primeras etapas de los pollos) y julio (final del crecimiento
de los pollos).
Método de estudio
Cada unidad de muestreo se prolongó por espacio de 120 minutos, durante el
cual un observador se situaba dentro de un vehículo a una distancia mínima de 400 m
para no interferir en la conducta de las aves. A lo largo de esas dos horas se registraba
todo lo que sucedía en el territorio, en especial la presencia de alimoches adultos y sus
pautas de comportamiento.
19
Además de ello, se anotaban datos como la presencia de otras especies de aves
en el territorio, o si personas o vehículos se adentraban en un área de 400 m de radio en
torno al nido. Sólo cuatro territorios, la mitad de los estudiados, finalizaron con éxito el
ciclo reproductor.
Resultados y conclusiones
Especialmente en el caso del alimoche y gracias a las investigaciones
promovidas por otras administraciones que se han publicado en numerosas
revistas científicas de todo el mundo, disponemos de excelente información
desde hace treinta años, que nos permite establecer comparaciones incluso con
aspectos muy significativos del comportamiento de los adultos reproductores.
La actividad de los alimoches se centra de una manera muy importante en su
territorio alrededor del nido. En el periodo inicial de la reproducción (marzoabril) era normal encontrar a los dos alimoches adultos durante buena parte del
periodo de observación; este tiempo se reducía muy notablemente en los otros
dos periodos, cuando al menos uno de ellos debe conseguir alimento para toda la
familia. Cuando los pollos son mayores, lo mismo que sus requerimientos y
también su capacidad de defenderse frente a una amenaza, con frecuencia ambos
padres se ausentaban para buscar presas.
En el presente estudio, el tiempo total que alguna de las aves estaba en el
territorio, en ningún caso superaba el 15% del tiempo de observación. Esta
frecuencia es realmente baja, menos de la mitad de lo que se registraba antes en
la Bardena, por lo que sin duda han aumentado los riesgos de hipotermia, exceso
de insolación o predación de los pollos.
Esta disminución del tiempo que los alimoches adultos dedican a patrullar por
los territorios, custodiar sus nidos y proteger a sus pollos, puede deberse a dos
fenómenos de muy distinto origen y que sin duda están actuando juntos:
o Mayor presencia humana demasiado cerca de las zonas de nidificación:
Hemos visto que cuando el número diario de vehículos registrados en la
entrada por Aguilares superaba los 300, los alimoches muy raramente se
encontraban presentes en los territorios. Ese tráfico intenso implica que
también hay más tráfico en las pistas de la Bardena Blanca y, por tanto,
20
más personas cerca de las áreas críticas, lo cual mantiene a los alimoches
adultos apartados de sus nidos.
o Disminución del alimento disponible. La falta de conejo y carroñas de la
ganadería extensiva implica que sea necesario invertir más tiempo en
conseguir comida y realizar desplazamientos más largos. Ese tiempo,
inevitablemente, se traduce en menos dedicación a las tareas de cuidado
y vigilancia que hemos comentado.
21
CAPÍTULO 5: ENSAYO DE VISITAS GUIADAS A UN CABEZO DE
BARDENAS: IMPACTO SOBRE LAS AVES RUPÍCOLAS
En la primavera de 2013 se llevaron a cabo simulaciones de visitas guiadas a
uno de los más emblemáticos cabezos de la Bardena Blanca, que constituye uno de los
mejores ejemplos de un lugar donde convergen un alto interés para la conservación y
elevada demanda turística y deportiva. Mientras se desarrollaban esas excursiones
experimentales, se hacía un seguimiento de la reacción de las rapaces allí existentes, con
el fin de determinar el impacto potencial que estas visitas pudieran tener sobre las aves.
Método de estudio
La actividad realizada fue la subida al Rallón, punto neurálgico de la Zona de
Especial Protección de Aves “Plano - Blanca Alta”. Este cabezo presenta varios
cortados, y el recorrido a realizar pasa inevitablemente por las proximidades de los
cortados de La Ralla y Sanchicorrota. Toda estas zonas tienen excelentes aptitudes para
ser usadas por varias especies de rapaces para instalar sus nidos y posaderos.
Las visitas se realizaron de la siguiente manera:
Fechas: entre el 3 de junio y el 15 de julio.
Días alternos: una semana tenían lugar en lunes, miércoles y viernes y la semana
siguiente en martes y jueves.
Frecuencia diaria: dos visitas a la mañana y una por la tarde.
El número total de excursiones fue de 45.
Tamaño de grupo: entre 3 y 5 personas.
Itinerario: prefijado y constante, se trazó lo más alejado posible de las áreas de
nidificación.
Duración del recorrido: unas dos horas, porque el grupo realizaba un itinerario
seleccionado, con paradas y a un ritmo similar al que cabe esperar en una visita
guiada.
Asomadas: en ningún momento se realizaron aproximaciones al borde de la cima del
Rallón en puntos por encima de nidos o posaderos habituales.
Actitud: los participantes hablaban con normalidad durante el paseo, sin elevar la
voz y sin comportamientos como tirar piedras por las laderas.
22
Al mismo tiempo, dos técnicos apostados a distancia controlaban las aves
presentes en los cortados, fundamentalmente buitres y alimoches, anotando cada minuto
el número de aves, su posición y la reacción. Estas dos personas estuvieron en sus
observatorios los días en que había visitas y también cuando no, para registrar el
comportamiento de los pájaros tanto los días con visita como los días sin ella. Por eso su
trabajo se extendió a lo largo de treinta días completos.
Resultados y conclusiones
Los resultados obtenidos indican claramente que en los días en que se producen
visitas guiadas la presencia de rapaces rupícolas en la zona controlada se ve
afectada, de modo que el tiempo pasado por las aves en los cortados fue menor.
Se puso de manifiesto que todas las rapaces rupícolas son muy sensibles a la
presencia humana, y reducen el tiempo de estancia en el territorio en estas
circunstancias. Volvió a quedar patente que los alimoches son mucho menos
tolerantes que los buitres leonados.
Un parámetro que habla por sí solo es la detección de “espantadas” (entendiendo
como tal un evento en el que un grupo de aves relativamente numeroso toma el
vuelo de forma simultánea). Si en un momento dado se detectaban grupos de
aves posadas juntas y se estaba realizando una visita, la probabilidad de que la
espantada se produjera era del 40 %, pero si no había visita bajaba al 3 %.
Los pájaros son especialmente sensibles a la presencia de personas a la misma o
superior altura a la que ellos se encuentran. En otras palabras, resulta muy
negativo que los paseantes caminen por el borde superior de los cortados.
Las visitas experimentales se realizaron en junio – julio, dentro del periodo
reproductor pero ya en momentos menos sensibles para estas rapaces. Es
razonable pensar que unas visitas similares, pero en época más temprana,
puedan resultar potencialmente mucho mas negativas.
Además de los efectos directos provocados (huidas y espantadas), cabe deducir
que las visitas frecuentes en época reproductora, pueden conducir a que las aves
perciban que la calidad del territorio se reduce. A corto plazo la respuesta sería
abandonar estas áreas de reproducción y buscar otras, sin duda con peores
aptitudes, que a medio y largo plazo tendrán efectos sobre la demografía de estas
especies.
23
Conocidos los resultados preliminares de estas experiencias, la Comunidad de
Bardenas debe decidir si las visitas guiadas pueden ser una buena opción para
llevar a cabo las visitas en las zonas más sensibles.
El sentido común y la experiencia en otros lugares protegidos con problemática
semejante, indican que el camino de la mera prohibición permanente no es el adecuado,
y empujan a buscar posibles alternativas de gestión. En el caso que nos ocupa, podrían
ser las visitas conducidas por guías profesionales, debidamente formados y acreditados.
Las posibilidades más interesantes que esta actividad favorecería serían:

El guía facilita la adecuada interpretación de lo que se está viendo, acomodada
además a la particular demanda de su grupo. Los visitantes disfrutarían así de una
experiencia mucho más satisfactoria.

El guía debe ser capaz de responsabilizarse del comportamiento de los visitantes, de
modo que el riesgo de afecciones indeseadas sería mínimo.

Los itinerarios a seguir, lugares concretos de paradas, etc. podrían adaptarse con
rapidez a los necesarios cambios que tienen lugar cada estación, como por ejemplo
la ubicación concreta de los nidos.

La medida crearía puestos de trabajo en la zona, objetivo que sin duda debe ser
prioritario para un espacio natural. Podría ser un aliciente importante para la
formación de los jóvenes de los municipios congozantes.
Debemos ver este último trabajo de investigación comentado como una primera
aproximación a los efectos que esta actividad puede suponer. A pesar del cuidado que se
puso en el diseño de las visitas, hemos detectado afecciones no deseadas y por ello hay
que seguir trabajando para mejorar esta línea de gestión. Sin perder de vista el objetivo
final de posibilitar un uso público de calidad, pero que garantice la conservación de los
valores naturales que han hecho merecedor del reconocimiento internacional a este
espacio protegido. Creemos que para ello se puede trabajar en varios sentidos:
Zonas de aplicación: habrá que decidir qué zonas son susceptibles de posibilitar esta
forma de gestión turística.
Itinerarios: deberán testarse diferentes opciones para cada zona, para descubrir si
existen rutas que consigan evitar afecciones indeseadas.
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Época: en función de los puntos anteriores y para cada zona concreta, se podrá
valorar la viabilidad de realizar visitas en todo el periodo reproductor, sólo en una
parte, o si no hay más remedio que limitarlas al resto del año.
Frecuencia de visitas diarias: habrá que valorar cuántas visitas se podrán realizar
cada día, cifra que probablemente cambiará a lo largo del año para acomodarse a los
calendarios reproductivos, lo mismo que sus horarios o la duración total.
Tamaño del grupo: es un aspecto a tener muy en cuenta, porque implica
consecuencias tan importantes como:
o La propia calidad de la visita. Probablemente estas visitas guiadas tendrán
lugar en varios de los lugares más emblemáticos y especiales de la Bardena.
Posiblemente no tenga mucho sentido que sean grupos muy numerosos.
o La seguridad física de los visitantes. Algunos lugares pueden tener
desniveles importantes o pendientes pronunciadas, por lo que el guía debe
velar para que no haya accidentes.
o El impacto sobre el medio natural. Porque no dará lo mismo un grupo
reducido que uno numeroso.
La discusión por tanto queda abierta, pero desde la Comunidad de Bardenas está
claro el camino a seguir, que no es otro que el que nos va indicando el conocimiento que
poco a poco se va adquiriendo. Desde la objetividad y la seriedad, sin posiciones
obstinadas, con la prudencia y el respeto que la ocasión merece, teniendo muy en cuenta
la responsabilidad y los compromisos que esta institución ha adquirido con la sociedad
desde hace siglos: la gestión, la tutela y la conservación de este singular territorio.
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