Nueva York, 9 de octubre de 1997 Muchas veces suceden cosas inexplicables, por ejemplo, recibir este libro. Pero todo tiene una razón de ser aunque en el momento no la conozcamos. "TODAVIA ESTAMOS A TIEMPO" y "PUBLICIDAD DE OTRO PLANETA" son las dos caras de una misma moneda, que se unen por una misma esencia. "TODAVIA ESTAMOS A TIEMPO" es una historia real (mayo 1996 - agosto 1997). El principal escenario es Nueva York, en una agencia de publicidad internacional. Se asombrará de las historias que se entretejen en tan corto tiempo. Es una experiencia de una joven argentina de 26 años en la ciudad capital del mundo. Recorre caminos inexplicables que la llevan a estar en España para contactar, de una manera inesperada, a personas que, desde la Organización de las Naciones Unidas (ONU), le ofrecen su ayuda para la primera edición de este libro, y cuenta cómo recibe las bendiciones apostólicas de Su Santidad Juan Plablo II. "PUBLICIDAD DE OTRO PLANETA" expresa un pensamiento futurista acerca de este medio. Cuenta pensamientos e intuiciones. Cómo van a cambiar las necesidades del público en estos últimos tiempos cercanos al cambio de milenio y la repercusión que va a tener este cambio. Los empresarios van a necesitar seguir vendiendo en función de las necesidades de su público y, si esas necesidades cambian, también cambiarán sus necesidades como empresarios. Esta es una decisión que escapa a nuestras manos; es algo que, simplemente, va a suceder porque, como todo en la naturaleza tiene su ciclo, también lo tiene el ser humano. Entrar en el año 2000 marca la culminación de una etapa importante para dar paso a otra aún más importante. Esto va a suceder; es una realidad que está más próxima a nosotros de lo que creemos. ¿Los medios van a estar capacitados para cubrir estas nuevas necesidades? Aquí no estan todas las respuestas pero, tal vez, leer este libro sea un buen comienzo. Carina Furlan Para enviar cualquier información: e-mail: [email protected] Dirección: Carina Furlan P.O. Box 20390 Daghammarsjold Center New York, NY 10017, USA. Edición limitada: 1.000 ejemplares Diseño de tapa® Copyright © CARINA FURLAN, 1997 Washington DC, USA Copyright © CARINA FURLAN, 2000 Buenos Aires, Argentina Copyright © Editorial Mundo en Colores, 2000 Buenos Aires, Argentina. Todos los derechos reservados. Ninguna parte de esta publicación puede ser reproducida, almacenada o transmitida de manera alguna ni por ningún medio, ya sea eléctrico, químico, mecánico, óptico, de grabación o de fotocopia, sin permiso previo del autor. Hecho el depósito que marca la Ley 11.723. Esta edición se terminó de imprimir en el mes de mayo del 2000 en los talleres gráficos Indugraf S.A., Buenos Aires, Argentina. I.S.B.N. 987-98098-0-7 TODAVIA ESTAMOS A TIEMPO y PUBLICIDAD DE OTRO PLANETA Son el volumen uno: Mundo Rosa ® de la edición Mundo en Colores ® ... siento al color rosa como el color del amor y de la ternura. Un mundo con amor y ternura ... 3 TODAVIA ESTAMOS A TIEMPO Una historia real ... CARINA FURLAN 5 AGRADECIMIENTOS A Dios y a la Virgen por la misión que me encomendaron. A Su Santidad Juan Pablo II por sus bendiciones. A Ilse y Conrado -mis padres. Un especial agradecimiento a Miguel Angel e Isabel Rimarachín, porque sin su constante apoyo este libro hoy no sería una realidad. A Cecilia y a Carlos - mis hermanos. A Mariana Jacobone por su constante compartir en la realización de este libro. A Ivonne por sus enseñanzas y su amor a la vida. A Mónica y a Angeles, mi primera sobrina. A Marina Bendersky, mi socia y amiga. A Pablo y Morita. A todas aquellas personas con quienes juntos construimos historias en mis 26 años de vida. A quienes hacen más fácil el caminar: a todos mis amigos. A Karina y Poppy, Mariel y Vincent, Jeanette, Tania, Matías, Diana, Tere, Inge, Susana y Roberto, Rubén (Obispo), Freddy y Flor y BB, Gabriel y Perla, Martín, Fernanda, Coty, Cecilia, Carola, Elisa, Caro, Carlos, Machi, Dylan, Daniel, Francisco, María, Jens, Dave, Marcela, Pato, Adrián, Guillermo, Vicky y Lino, Mery, Gloria, Vero, Lourdes, Patty, Casco, Ramón, Manuel, Frank y Ana María, Ivanna, Pamela, Mirta, Gogo, Rafa, Mario, Ella, Eric, David, Mercedes, Lionel, Leti, Analía, Flor, Rodrigo, Linda, Susanita, Poppy y Alejandro, Sonia, Bárbara, Claudia, Yamile, Graciela, Matías, Solana, Marie Francoise, Heini, Tomas, José y Berta, Valentín, Padre J. Murias, Nacho Matthesius, Jorge, las Religiosas de María Inmaculada, las Hermanas de Schoenstatt, a la familia Fenouil, a la familia Saráchaga-Méndez Ribas. A mis primos y tíos. A Diego, un ángel. Al grupo Supernova, a IVI. A Quique, Stanley, Antonio, Antonio. A todos mis compañeros de trabajo. Y a TODOS, todos los personajes de esta historia que la hicieron posible ... A Marcos -mi angelito-, a Matías, a Angélico, al Arcángel San Miguel, a Jesús, y a María, mi guía ... 7 ... una historia real - mayo de 1996 hasta agosto de 1997 - 9 TODAVIA ESTAMOS A TIEMPO Hoy, 8 de abril. Hace casi un año me lancé a vivir mi sueño. Todavía recuerdo esa sensación extraña, pero todo estaba bien; mi corazón me decía que todo estaba bien. Me parece raro: siempre me llevé Castellano, Lengua, Literatura y ahora estoy aquí, comenzando mi pequeño gran libro. Tal vez no me cueste tanto porque sien to que soy una es cri to ra de la vi da. Es cri bo ani mán do me a vivir mis sueños. Todo lo que aquí vas a leer es una his to ria real que la es cri bí día a día, viviendo, y voy a compartirla con vos tan sólo contando, recordando. Fui a buscar mi billetera. Sí, la tarjeta de embarque decía: Furlan /Carina Ms EZE JFK, 11MAY 19:10. Fue hace casi un año: el 11 de mayo de 1996. Cuando me quise acordar, ya estaba sentada, el cinturón de seguridad ajustado y el avión comenzaba a carretear. Sentía que no viajaba sola: el flaco (Jesús), la Virgencita, mi Angelito y el Arcángel San Miguel también habían sacado boleto con el mismo destino. Cerré los ojos, recé un Padre Nuestro, un Ave María, un Gloria y pensé: “Bueno, Cari, de ahora en adelante TU HOGAR es el MUNDO”. Y así fue. Pri me ra vez en Estados Unidos. Des ti no fi nal co no ci do: Nueva York; personas conocidas: ninguna; teléfonos de amigos de amigos: muchos; una reserva de un cuarto en CENTRO MARIA, 539 W 54th. Street. Y sí, ¡muchas ganas de escribir la historia! Este proyecto ya llevaba algunos meses. Comenzó cuando mi tía Ceci me dijo: “Cari, sos soltera, recibida 11 TODAVIA ESTAMOS A TIEMPO y sin compromisos. Es la oportunidad de un gran viaje”. Estábamos sentadas en la vereda de Santa Fe 1234. ¡Cómo no recordarlo! Me lle vó me ses pre pa rar mai lings. El ho ra rio de co mi da del trabajo lo dedicaba a buscar direcciones de agencias. Preparé una lista de setenta y, cada vez que ubi ca ba la di rec ción en el ma pa de Va len tín, so ña ba e imaginaba cada lugar. Me respondieron un diez por ciento de las cartas que mandé y, entre ellas, recibí primero el fax y luego el sobre del director de un grupo financiero: el Señor Robert L. (Tal vez algún día pueda agradecerle por las molestias que se tomó.) Y por si a alguien le suena conocida esta historia, en una parte de las cartas que envié decía: MAT.TºXXII Fº 254 CAP. FED. INSCRIP. C.T.P.C.B.A. Nº3940 There are SIGNS that speak. There are NUMBERS that identify and there are CLUES that open doors. If you would like to open yours for me, please write me and I will send you my résumé and all necessary information ... (Hay signos que hablan. Hay números que identifican y hay claves que abren puertas. Si quisieras abrir la tuya para mí, por favor escribime y te mandaré mi currículum y toda la información necesaria ... ) 12 TODAVIA ESTAMOS A TIEMPO También me respondieron: Mónica B. (creativa de recursos humanos), Patricia E. (socia senior de recursos humanos), Regina L. (vice presidente y gerente de recursos humanos), Margaret F. (presidente y jefa de la oficina de operaciones), Harry F. (vice presidente y gerente de servicios gráficos), entre otros. A todos ellos: ¡muchas gracias! Mariana, una muy amiga mía argentina, es traductora de inglés, así que bastante seguido pasaba por su casa y ella me ayudaba a poner en inglés todas mis ocurrencias para las cartas y el texto del porfolio. Tere se quedó varios días hasta las cuatro de la mañana en su estudio para que yo pudiera terminar de diseñar la presentación de mis trabajos en su computadora. Fer imprimía las cartas a mandar en su casa hasta cualquier hora. Kari, con su apoyo constante. Vicky, la que cuando yo dudaba de mi proyecto me decía que no fuera tonta, que siguiera adelante. Grace, Cris, Sonia y tantas amigas más que me apoyaron y ayudaron con mi locura. Difícil irse teniendo amigos como estos ¿no? No había tiempo que perder; no había que dejar nada al AZAR. No es chiste irse sola a Manhattan sin conocer a nadie, sólo con direcciones de agencias o teléfonos. Bueno, al menos la Hermana Yoyi ya me había reservado el cuarto 222. Sabía que unos metros cua dra dos me es ta ban es pe ran do en Nueva York. Mejor que nada era. A fines de abril, dejé la agencia de publicidad pequeñita 13 TODAVIA ESTAMOS A TIEMPO en la que estaba trabajando. Faltaban dos semanas para irme a Bariloche -quería estar con mis padres unos días antes de comenzar la aventura. Carlitos, Carlitos. Recordé que una vez mi amigo Carlitos me había comentado que era amigo de Marcelo (Machi), el hijo del dueño de una agencia muy importante en la Argentina. -Carlitos, por favor, me tenés que ayudar. ¿No me conseguís una entrevista con tu amigo Machi? Me voy a Nueva York y una carta de recomendación no me vendría nada mal. -Voy a hacer todo lo posible, pero no te prometo nada. Parece que los días 8 suceden cosas importantes en mi vida porque mi agenda decía: miércoles 8 de mayo, entrevista con Machi. Sólo faltaban tres días para tomar el avión; por lo tanto, decidí ir a saludar a algunos amigos. Patricia, ex profesora de la facultad y actual amiga, fue una de ellas. -Bueno, Pato, me tengo que ir porque tengo una entrevista en la agencia tal con tal persona por tal tema. -¡Cari! Sasha, mi marido, es íntimo amigo de Dylan, el director de esta agencia para toda Latinoamérica. Esperá que lo llamo. -Bueno, decile a Machi que después me llame. Si él dice que está todo bien, yo te doy una mano. ¡¡¡Guaaauu!!! No podía creer tantas coincidencias. Y ni me imaginaba todas las coincidencias más que se 14 TODAVIA ESTAMOS A TIEMPO me iban a presentar de ahí en adelante. Esto era sólo el comienzo. Machi tampoco podía creer lo que había sucedido, entonces le recordé qué pensaba yo acerca de las CAUSALIDADES. Fui al local de Sebastián para terminar las impresiones color que iban a estar en mi porfolio y, hablando del tema, me comentó: -Matías, mi amigo, está trabajando en el edificio Chrysler, en una agencia de publicidad muy buena. Y adivinen ... Sí, era la misma agencia. Matías estaba trabajando en Nueva York, en la agencia para la cual yo llevaba una carta de recomendación y esta carta estaba dirigida a su jefa, María, la vice presidente. En fin ... -Cari, esperá que ya lo llamo a Mati y le cuento que vas para allá. Incluso hasta podés ir a vivir a su casa así ahorrás plata. -Hola. Mirá, vení cuando quieras. Vas a ser bienvenida y en todo lo que pueda, te voy a dar una mano. -Bueno, gracias. A vivir voy a ir a Centro María, una residencia para chicas jóvenes, pero igual gracias. Me da un poco de tranquilidad irme conociendo a alguien, aunque sea sólo por teléfono. Cuando llego te llamo. -Igual no te preocupés, Machi ya me mandó un fax contándome que venías. -Perdoná, ¿te sucede algo? Estás llorando. De repente, caí como por un tobogán. Ya estábamos en el aire y no me daba cuenta. El cinturón me ajustaba 15 TODAVIA ESTAMOS A TIEMPO demasiado. Lo desabroché. Mi corazón palpitaba a mil por segundo. Mi cabeza no paraba de recopilar y asimilar información. Y claro, me había animado a vivir mi sueño y dicen que cuando eso sucede, las cau sa li da des se ha cen ca da vez más fre cuen tes y evi den tes: Carlitos, Machi, Dylan, Mati. Mejor no pienso más y me dedico a vivir el presente. -¿Estás triste? ¿Te puedo ayudar en algo? -Gracias, pero no, es sólo mi corazón que tiene tanto dentro, ¡tantas emociones que siento que va a explotar! Tristezas, alegrías, expectativas. ¿Y vos, hasta dónde volás? -Yo me bajo en Santiago. Vine a la Argentina por trabajo. -¡Ah! Yo me pregunto quién me manda a hacer estas locuras cuando podría estar muy cómoda, en casa, con mis amigos, con mi familia. Todos están buscando trabajo y a mí se me presentó una oportunidad muy buena dos semanas antes de volar, pero la dejé pasar y me voy a Nueva York, donde es casi imposible conseguir trabajo. Dejo mucho, cambio todo eso tan sólo por la posibilidad de conseguir un training (trabajo que se realiza como una práctica sin goce de sueldo) en algún momento, sin ningún tipo de garantía, sin conocer a na die. En fin, creo que es toy verda de ra men te lo ca, pe ro ¿sabés una cosa?: ¡¡¡me encanta!!! -Te vi rezando. Sos creyente ¿verdad? -Sí, la verdad, no siento que me voy sola. Desde el invisible, siento que voy muy acompañada: mi Angel, María, el flaco (Jesús) y el Arcángel San Miguel están conmigo. Si no lo sintiera así, creo que no me hubiera 16 TODAVIA ESTAMOS A TIEMPO animado. Pero en mi corazón siento que está todo bien, que no hay de qué preocuparse. -¿Y có mo es eso del tra ba jo que de jas te en la Ar gen ti na? -Es que yo siento que el corazón no tiene precio. Cuando vos elegís escucharlo, siempre aparece algún tipo de tentación que te incita a salirte del camino, a distraerte. No te digo que no lo pensé, ¡pero en este momento siento con tanta certeza que estoy haciendo lo que necesito para cumplir mi misión! Y te digo la verdad: eso no tiene precio. Cuando comenzás a vivir, te das cuen ta de que el fla co nos pu so aquí, en la tie rra, para algo más importante de lo que nosotros pensamos. Descubrir día a día el por qué, para qué, dónde, cómo: ese es el sabor de la vida. -Esta noche voy a rezar por vos. Yo también lo hago de vez en cuando, pero hoy voy a pedir especialmente por vos. -Bueno, te lo agradezco porque de verdad lo necesito. Es to es lo in creí ble que tie ne la vi da: de re pen te es ta ba sentada al lado de un hombre joven, chileno, desconocido, que se había ofrecido a rezar por mí. Loco ¿no? No te sorprendás si descubrís que sos un protagonista de esta historia. Yo te lo advierto: la escribí viviendo. Por eso te repito: si estás aquí, en esta historia, no es casual. Y si no estás incluido, ya formás parte porque la estás leyendo. Este librito sabe dónde estar, cuándo, por qué y con quién. 17 TODAVIA ESTAMOS A TIEMPO Ya eran las once de la noche y estaba en Santiago de Chile. El aeropuerto estaba muy solitario. Conocí a una familia grande y muy linda que se iban a Miami de vacaciones. Charlamos mucho. Mi ansiedad se iba calmando un poco, un poquito nomás. Volví al avión. Detrás de mí se sentaba un matrimonio chileno: Mónica y Arturo A. En Miami, me despedí de la familia y me quedé con Arturo y Mónica y con los pasajeros en tránsito. Cada vez faltaba menos. Sólo dos horas, tres, no importaba. ¡Muy poco! Les pregunté si podíamos tomar un taxi juntos porque era la primera vez que viajaba a Estados Unidos y como me habían contado que el aeropuerto JFK era muy peligroso, me quedaba más tranquila. Esa es la cla ve: de jar se guiar. Pe ro te ad vier to: cuan do te animás a recorrer el camino, siempre hay co sas que se in ter po nen y te nés que es tar aler ta, dejarte guiar y estar alerta, dejarte guiar y estar alerta, re zar to do el tiem po, pedir pro tec ción de arri ba porque como respetan el libre albedrío, si no pedís, no te pueden ayudar. Es un equilibrio constante entre hacer y dejarte guiar, hacer y dejarte guiar. En fin, basta de consejos. En definitiva ¿quién soy yo? Sólo Carina. Lo que pasa es que a veces me tiento. Mónica y Arturo me dijeron que era una chica de suerte porque dio la casualidad que ellos iban al hotel Doorset, en 30W 54th Street, a apenas unas cuadras de Centro María. Faltaban unos segundos para poder pisar, por primera vez, el suelo de Nueva York. Estaba muy emocionada. Por la ventanilla pude ver la isla. 18 TODAVIA ESTAMOS A TIEMPO Ya era de día. “Por favor, ajustarse los cinturones porque vamos a ini ciar el des cen so.” Al fin, al fin ya es ta ba. ¡Qué in ge nua! No sabía que ahí recién comenzaba todo. ¿Te da vértigo pensar en todo esto? No te imaginás lo que sentía yo, que lo estaba viviendo. Al menos vos, que estás leyendo este libro, sabés que pasarán unas páginas y, rápidamente, te enterarás de más. Yo tenía que ser paciente y comenzar a escribir viviendo. Fui a recoger las valijas y quedamos con el matrimonio en encontrarnos a la salida. ¿Estás preparado? Porque lo que te voy a contar es muy fuerte. Ahí va: -¿Vos no sos Carina Furlan? -Sí. -Parece que sos una chica de más suerte de la que pensábamos. Te vinieron a buscar. -Es imposible porque acá no me conoce nadie, sólo Dios. -Sí, pero mirá, ahí hay una mujer con un cartelito que dice “Carina Furlan”. Miré y mis ojos se salían de órbita. La miré como diciendo: “¿A mí?” Y sí, era yo. Esperá, esperá, ya te explico, no te pongás nervioso. Me despedí de Mónica y Arturo y luego me enteré de que Marien, la mujer del car te li to, era una ami ga de mi ma má con la que ha cía mucho que no hablaba. Justo se habían puesto en contacto y mamá se enteró de que ella y su familia se habían mudado a Connecticut, una localidad a una hora de Manhattan. Cuando supo que en ese mo men to yo es ta ba vo lan do ha cia el JFK, le di jo a 19 TODAVIA ESTAMOS A TIEMPO mamá que se quedara tranquila porque me iba a ir a buscar. Yo me ha bía ima gi na do lle gar a la gran ciu dad so li ta y resultó que mis primeras horas allí las pasé en una casa en el medio del bosque, con ardillas y bambis, con una familia que conocía a mi mamá antes que yo, mirando, en el living de la casa, fotos mías y de mis hermanos de cuando yo tenía cuatro años que mamá les había enviado para que nos conocieran. Y el comentario de siempre: LOCO ¿NO? Sí, la verdad es que no sé por qué nos empeñamos en escribir historias increíbles. Sólo tenemos que animarnos a vivir y nos damos cuenta de que el mejor autor del mundo es el flaco -Jesús-, Dios, o como quieras nombrarlo. El domingo 12 de mayo era el Día de la Madre allí, en Estados Unidos, así que me di un baño, descansé un poco, y salimos a cenar para festejar. Eramos Marien, Luis (su marido), Eric (su hijo) y yo. Eric trabajaba en la Bolsa y vivía en Manhattan. Por eso, después de finalizar la agradable cena, nos fuimos los dos a la isla. Ya era de noche. ¡Qué extraño! Mi sensación era la de haber entrado en una película donde todas las escenografías estaban montadas y yo llegaba como espectadora. Dimos unas vueltas con el auto, me mostró un poco el famoso SOHO, lo acompañé a comprar un compact disc y luego fuimos rumbo al upper west side (zona noroeste de la isla), al Cen tro Ma ría (bau ti za do, con mu cho ca ri ño, el fa mo so ¡CONVENT!). Eric me acom pa ñó has ta la puer ta y me ayu dó a 20 TODAVIA ESTAMOS A TIEMPO subir las valijas. Eso sí, sólo hasta la recepción porque, en el convent, los varoncitos no pasaban más allá de la recepción y de la sala de T.V. La hermana Yoyi ya me había preparado el cuarto. -Sos una chica de suerte. Te tocó un cuarto para vos sola y el más lindo. Iba a venir una chica japonesa, pero canceló a último momento. ¿Vos te vas a quedar un mes o dos? -Sólo dos meses. Y sí, la Virgencita me ayuda cada vez que puede. Era todo muy extraño. Todas esas fantasías de cómo y dónde sería ya se estaban haciendo realidad. Cuando me quise acordar, ya había desarmado las valijas y estaba sentada en la cama, sola, mirando por la ventana. Mi cuarto era bastante grande: largo, alto y tenía un ventanal enorme desde donde siempre veía pasar los aviones. Veía el cielo. “Bueno, Cari, ya llegaste, ya estás aquí donde tanto querías. Ahora, a lograr el objetivo.” No valía estar cansada por el viaje, las emociones y la organización. ¡Esto recién empezaba! Los desayunos se servían de 6:30 a 8:00 hs. Tenía que acostarme temprano porque, como mis ahorros sólo bastaban para sobrevivir dos meses, no me podía perder ningún desayuno y ninguna cena, los cuales estaban incluidos en la pensión. El lunes 13 de mayo bajé a desayunar y conocí a dos bailarinas argentinas. Se llaman Analía y Leticia, de 16 y 17 años. Podían ser como mis hermanitas menores y así fue. 21 TODAVIA ESTAMOS A TIEMPO Es curioso: cuando conocés a alguien, ni siquiera sospechás las historias que se pueden entretejer con esa persona que un día viste y a la que dijiste: “¡HOLA!” Puede ser mucho, poco, nada, pero nunca lo sabés. El convent tiene cuatro pisos. En la planta baja está el comedor, la sala de actos, los teléfonos, y la sala para el lavado de ropa con un pequeño patio. En el primer piso está la recepción, la sala de T.V., la cocinita, la ca pi lli ta y los cuar tos de las guests (chi cas que se que da ban sólo unos días). En el segundo y el tercero están los cuartos de las residentes y el cuarto piso queda reservado para las hermanas. Mi cuar to 222 es ta ba en el se gun do pi so y mis vecinas de enfrente eran las mejicanas Gloria, Lourdes y Verónica. Como soy bastante sociable, no me costó de ma sia do re la cio nar me. Pron to co no cí a Patty. ¡Có mo no recordarla: alegre, divertida! Dicho sea de paso, me enteré de que se casa en mayo del próximo año allí, en Méjico, su país. Era apasionante conocer chicas de todas partes del mundo: Méjico, Colombia, Perú, España, Francia, Canadá, Estados Unidos, Argentina, Japón, Brasil. Salí a recorrer las calles de Nueva York. Con previas instrucciones de las chicas, me lancé a la aventura. Obviamente, ya me había puesto en contacto con Matías para saber cuándo y de qué manera podía tener la entrevista en la agencia. -¿Carina? -Sí. 22 TODAVIA ESTAMOS A TIEMPO -¿Por qué no te ve nís a cá, a la agen cia ? Nos encontramos abajo, en el edificio Chrysler, en Lexington y la 42. Me hablaron bastante de vos y quiero conocerte. Y así conocí a Matías. ¡Un divino! Era la única persona que conocía aunque sea a través del teléfono. En se gui da le mos tré mis tra ba jos -los cua les le parecieron muy buenos- y comenzamos a pensar de qué manera y cuándo podía tener la entrevista con María, la vice presidente de Operaciones Internacionales. Obviamente, como era una persona muy importante, siempre estaba ocupada con reuniones o viajando. Ella ya había recibido el fax donde Machi le decía que yo llegaba y yo, por mi lado, tenía una carta que decía lo siguiente: Buenos Aires 10th May, 1996 Dear María, As I have already told you in the fax, Carina is the graphic designer we want to take on for the graphics sector. I talked to Dylan about her and he suggested that I ask you if it would be possible for her to do a training course during her stay in New York. The idea is that when she comes back she will be better trained to work with us if she gets hired. She is really skillful and I think she could help you with your works. Anything you want to ask me, please contact me. I send you my regards. Marcelo 23 TODAVIA ESTAMOS A TIEMPO (Buenos Aires, 10 de mayo de 1996. Estimada María: Como ya te dije en el fax, Carina es la diseñadora que queremos contratar para el sector creativo. Le conté a Dylan sobre ella y me sugirió que te preguntara si ella podría hacer un training durante su estadía en Nueva York. La idea es que cuan do re gre se es té me jor ca pa ci ta da para trabajar con nosotros en caso de ser contratada. Realmente, tiene condiciones y creo que podría ayudarlos con los trabajos. Cualquier información que necesités, por favor contactate conmigo. Saludos. Marcelo) Estuve dos semanas esperando la famosa entrevista. Estaba bastante nerviosa. Mi corazón me decía que iba a estar todo bien, que no hacía falta incursionar en las otras sesenta y nueve agencias a las que había mandado cartas. Entonces, me dediqué a hacer turismo porque siem pre que hay un paréntesis en mis actividades, sé que lue go se vie ne al go mo vi di to. A veces, con Gaby y Ale, dos chicas argentinas, hacíamos turismo económico; otras veces, agarraba mi bolcito y me iba, pa ti nan do, al Cen tral Park a to mar sol. Mien tras tanto, rezaba, seguía rezando y pidiendo. Mien tras to ma ba sol, re za ba un ro sa rio; mien tras ca mi na ba, rezaba... 24 TODAVIA ESTAMOS A TIEMPO -Rulo, mirá. Me compré esta carterita roja. Me salió super barata. Porque en realidad, estuve pensando que es mejor ir a la entrevista con el trajecito rojo. -Sí, Cari, pero dejá de comprar porque se te va a ir todo el dinero. -¿Sabés?, creo que para la entrevista es mejor el conjunto azul, así que voy a ver si consigo una carterita azul barata. La verdad: estaba un poquito ansiosa. Veía que los días pasaban y que el dinero que había ahorrado con tanto esfuerzo se consumía. Cada día que pasaba valía oro para mí. Pero bueno -como todo-, esto también llevaba su tiempo. -¿Caro? -Sí. -Soy Cari, la amiga de Daeana. Vine a Nueva York para conseguir un training. -¡Ah! sí, ya me contó por teléfono. Nos vemos cuando quieras así me contás un poquito más. Y así, me iba contactando con diferentes personas y, realmente, tuve mucha suerte porque en el camino se me cruzó gente muy buena, con buena onda y siempre predispuesta a ayudarme. Sí, llegó el gran día. Estaba muy nerviosa. Primero lo vi a Mati en su oficina y me contó un poco sobre la agencia. Me mostró unas fotocopias que eran las credentials (sistema gráfico para presentar, corporativamente, la agencia a los clientes) con información acerca del pensamiento de la empresa, sus recursos 25 TODAVIA ESTAMOS A TIEMPO humanos, en fin, un poco de todo para conocer más la empresa. Un par de consejos más y ¡ahííí fuuiimoos! Finalmente, conocí a la famosa María. Le conté que tenía ganas de hacer un training. -Tenemos que ver en qué lugar físico te colocamos porque no acostumbramos a tener trainings en la agencia. Eso sí, dinero no hay. -No, no importa.Yo sólo quiero tener la experiencia de conocer desde adentro el movimiento de una agencia tan grande como esta. (Y sí, tener ocho pisos en el edificio Chrysler no es chiste ¿verdad?) -Bueno, Matías te va a decir por dónde podés comenzar. Te vamos a presentar a Linda, la secretaria del director general creativo y, de ahí en adelante, vemos cómo nos manejamos. -Bueno, O.K. Mati me presentó a Jens, un chico alemán que era ejecutivo de cuentas del Departamento Internacional y, como era un poco incómodo trabajar con Mati teniendo una relación de amistad, comencé a trabajar con Jens. Me presentaron a Tania, una chica española que también había ido a hacer un training, pero como ella ya hacía cuatro meses que tenía confirmado el lugar, tenía oficina y todo. Nos dijeron que si teníamos tiempo libre, nos podíamos dedicar a hacer shopping porque en el verano no había demasiado para hacer. Jens me dio mi primer trabajo. Consistía en diseñar una página para pasar por fax a la red de la agencia en todo el mundo invitándolos a contar con su presencia en el Festival de Cannes ´96. Cada día era un nuevo desafío. Tenía que sortear los 26 TODAVIA ESTAMOS A TIEMPO problemas que se me presentaban a diario ya que todo punto que sumara era sumamente importante pero, si perdía puntos, podía significar mucho más. Por lo tanto, no podía dejar nada librado al azar. No sólo tenía que estar creativa sino con todas las luces encendidas para resolver cualquier problema que surgiera de la manera más rápida y efectiva posible. Me presentaron a Alex, a Micke, y a toda la gente del Departamento de Computación. Me asignaron una computadora en la oficina donde trabajan los freelancers (empleados que trabajan sin estar en relación de dependencia). ¡Asombroso! Claro, era Nueva York, y todo se manejaba en unas dimensiones increíbles; tecnología y espacios inimaginados. Me dieron la información que tenía que incorporar en la página y, sin ninguna consigna específica, me puse a trabajar. Obviamente, me estaban poniendo a prueba para ver mis condiciones y capacidad. Esto era el comienzo de una oportunidad: el festival de Cannes. En dos horas le presenté a Jens cuatro alternativas de diseño (habiendo redibujado el logotipo del festival), cuatro bocetos acabados. Jens, asombrado por la rapidez, me dijo: “Esta es la mejor manera de demostrarme que sos tan talentosa como dicen”. Este fue el primer gran paso y, a partir de entonces, me co men za ron a con si de rar un po co más. Me pre sen ta ron a Dave, un director creativo para el que trabajaría durante mi training. Me dijo que no sabía si iba a poder ser de mucha ayuda para mí ese verano porque no había mucho trabajo. Pro vi so ria men te, tuve la ofi ci na de Wally, un 27 TODAVIA ESTAMOS A TIEMPO di rec tor crea ti vo que iba a es tar dos me ses afue ra ro dan do comerciales. Era una oficina increíble: una ventana, mi línea telefónica, sillones, computadora. ¡A lo grande! Todos los días le tenía que pedir a Mooren que me abriera la oficina porque, como me la habían prestado, yo no tenía las llaves. ¡No lo podía creer! Era realmente comenzar a hacer realidad mi sueño. Pronto conocí a Mariel, una directora creativa puertorriqueña. La verdad: me pareció poco simpática, pero bueno, como estaba a tres metros de mi oficina, íbamos a tener que hacer buenas relaciones. Y las historias se comenzaron a construir rápidamente. Jeanette era la recepcionista del décimo piso, donde estaba mi oficina. -Buenos días. -Buenos días. “Buenos días” van y vienen y empezamos a ser amigas. Mientras tanto, ya comenzaba a estar a cargo de algunos trabajos: primero, para una gran empresa de alquiler de autos; luego, una empresa de papel. Dave comenzó a confiar más en mí y a delegarme mayores responsabilidades. Comencé a hacer amistad con Mariel y con Jeanette. Les presenté a Tania y, rápidamente, fuimos inseparables. Con mis amigas del convent, los fines de semana íbamos al famoso “Novechento”, un pub de argentinos en el Soho. Comenzaban a nacer amistades que, más tarde, serían muy importantes en mi vida. También, a me nu do, char la ba con Do ris, Cris ti na, An ge la, Hil da, y alguna otra hermana. Mi ex pe rien cia fue que en Nueva York to do el 28 TODAVIA ESTAMOS A TIEMPO mundo está muy solo; casi todos, de paso. Es una ciudad sorprendente, pero lo que vivís a diario es tan fuerte, tan contrastante, tan fuera de lo común, que tenés la NECESIDAD de compartirlo con alguien y así es como nacen estas relaciones de hierro. Mi vida era un constante contraste porque mi condición era muy especial: por un lado era la grandeza, el lujo de la agencia, la oficina, el bar, el comedor, el lobby, y por otro lado, el adorado convent, donde todas tratábamos de subsistir. Muchas estudiaban y trabajaban como baby sitters para poder pagar sus estudios. Todas con mucha garra, con objetivos claros y mucha, pero mucha fuerza de voluntad para lograrlos. El convent era como un aeropuerto: estábamos constantemente conociendo gente y despidiendo gente, conociendo y despidiendo ... Esto también formaba parte de todo; hasta en eso había que ser fuerte. Las chicas que regresaban a su país siempre dejaban cosas que, obviamente, no entraban en las valijas y, así, comencé a equi par mi cuar to con al gu na que otra olla pa ra co ci nar algo el fin de semana. En la agencia sabían que vivía en el ¡convent!, lo cual era motivo de gran intriga y preocupación. Todos los días, iba y volvía del trabajo caminando, siempre rezando y pidiendo. Sentía que todo estaba predispuesto para que las cosas sucedieran de la mejor manera, pero a todo hay que darle una ayudita. La fuerza, la claridad interior y la confianza hacen que ocurran cosas. Tanto por la mañana como por la tarde, hacía 29 TODAVIA ESTAMOS A TIEMPO una parada en la Catedral de San Patricio para rezar, pedir y agradecer porque día a día la ayuda que recibía desde arriba era -como dicen- pequeños “milagros” tangibles que me daban fuerzas y me permitían seguir confiando en ese sentimiento de que todo estaba e iba a se guir es tan do bien, sim ple men te re sol vien do el pre sen te de la mejor manera posible. A veces nos suceden cosas de repente y nos preguntamos por qué justo esa vez. Tania era la otra chica que, como yo, estaba haciendo un training y me sentía un poco in se gu ra porque ella ha cía tiem po que ya te nía su lu gar esperándola. Sinceramente, la sentía como la competencia, pero siempre hay alguien o algo que te hace ver las cosas diferente en el momento preciso. Sólo es cuestión de estar receptivo. -Analía (Rulo), estoy un poco triste porque, ahora que conseguí lo que tanto quería, tengo competencia y esto me da inseguridad. -Pero Cari, en lugar de exigirte más ¿por qué mejor no disfrutás de lo que lograste? Tu meta era conseguir el training y ya es un hecho; tenés tu oficina y te están delegando responsabilidades. ¿Qué más querés? Esta conversación me hizo recapacitar bastante. Cambié mi manera de pensar, de sentir frente a la situación, y esto hizo la diferencia. Me propuse dar lo mejor de mí sin mirar al costado, sin competir con nadie, simplemente, ofreciendo lo mejor de mí. Entonces me “olvidé” de Tania (obviamente, entre comillas) y cuando cambió mi manera de ver la situación, se comenzó a 30 TODAVIA ESTAMOS A TIEMPO generar una amistad que hoy es muy sincera, sólida e importante. El giro de ciento ochenta grados que di fue trascendente porque, gracias a pensar en dar lo me jor de mí, me vi no un ins tan te de ilu mi na ción, re ve la ción o como quieras llamarlo. Lo que sí sé es que fue un momento específico que todavía recuerdo y que, si hubiera elegido no darle curso o no prestarle atención a lo que me decían mi corazón y mi mente, hoy no estaría aquí escribiendo estas líneas. Te cuento cómo fue. Hacía una semana que estaba en la agencia y ya tenía un lu gar. Iba ca mi nan do ha cia la ofi ci na de Ma ría porque me iba a hacer una nota para pedir la tarjeta de iden ti fi ca ción y así po der en trar al edi fi cio sin problemas. Mientras bajaba los dos pisos por la escalera, me vino a la mente: “¿Por qué no ser yo la responsable de crear la imagen publicitaria de la agencia, de las credentials que me habían mostrado?” Por el momento, no había tanto trabajo de creatividad y, como yo quería aprovechar el tiempo al máximo, sin desperdiciar un segundo, era una buena oportunidad para demostrar que podía hacer algo interesante. Todos los creativos estaban muy ocupados atendiendo las cuentas que manejaban y nunca tenían tiempo para dedicarle a la empresa. Fue un pensamiento repentino. Si lo hubiera razonado con lógica, hubiera dicho: “Estoy loca. ¿Yo, que es toy ha cien do só lo un trai ning; a mí me van a de jar la imagen y creatividad de la agencia?” ¡Una verdadera locura! No lo pensé dos veces. Con sólo recordar la imagen que tenían las credentials que me había mostrado Mati antes de tener la entrevista me 31 TODAVIA ESTAMOS A TIEMPO daba cuenta de que había mucho para hacer. -María, por momentos me siento parada. Estoy acostumbrada a trabajar a un ritmo mucho más rápido y el trabajo creativo que hay no es abundante por ahora. Estuve pensando, además, que ningún creativo tiene tiempo para dedicarle a la agencia porque las res pon sa bi li da des de ca da uno son mu chas e im por tan tes. El logotipo de ustedes es muy rico en ima gen y con cep to, se po dría ex plo tar bas tan te y desarrollar nuevas credentials con una gráfica y estrategia más interesantes. ¿Qué te parece? -Me parece bien e interesante, pero no quiero que esto interfiera en tu trabajo con Dave, el director que te asignaron. Cuando tengás tiempo libre, podés comenzar a desarrollar algo, si querés. Mi locura ya empezaba a cobrar vida. ¿Te imaginás que una agencia de semejantes dimensiones tomara aunque sea una de mis ideas o conceptos para presentarse a los clientes? Me ponía nerviosa de sólo pensarlo. Bueno, substancialmente, no cambió nada, sólo que comenzaba a bocetar algunas cosas en los momentos libres. Mientras tanto, mi relación con Mariel, mi vecina de oficina, crecía rápidamente y se hacía bastante sólida. Ella se cruzaba para almorzar juntas y yo pasaba por su oficina a dejarle mensajitos. Al final, no resultó nada antipática como sentí en un principio. Es una niña muy cool -como diría ella. A la semana siguiente, subió Jens, el ejecutivo de cuentas que trabaja con María, para decirme: 32 TODAVIA ESTAMOS A TIEMPO -Ma ría me di jo que hay só lo una se ma na pa ra de sa rro llar una propuesta para las credentials. Están trabajando otra propuesta en Londres pero, si vos lográs hacer algo en estos cinco días, ella va a estar presente en el festival de Cannes `96 junto con todos los directivos de la agencia en el mundo. Si lográs un proyecto, ella lo presenta como una propuesta desde Nueva York. -La verdad es que me sorprende y me alegra la noticia, pero necesito decirte algo: esto suena fácil, pero es mucho trabajo. Si vamos a enviar algo, tiene que ser muy profesional y bien desarrollado. No puede ser algo así nomás y con lo único que cuento es con un equipo de dos personas: vos y yo. Vos tendrías que ser la persona que me vaya diciendo cómo va todo porque, lógicamente, vos conocés la empresa más que yo. Me animo a hacerlo, pero me tenés que garantizar que realmente va a ser presentado. Si es así, ya me pongo a trabajar. -Mirá, María me dijo que era una oportunidad para vos de realmente demostrar lo que sos capaz de hacer. Si eso te dice suficiente, ya nos ponemos en campaña. -Bueno, O.K., pero necesito que hablés con Dave, el director creativo, y le contés que toda esta semana voy a estar trabajando en un proyecto para María. También necesitaría que me instalen en la computadora de Wally el programa de ilustración, que es el que más rápido manejo. También me gustaría saber si va a haber alguien en la agencia el fin de semana porque voy a necesitar trabajar full time. -Quedate tranquila que yo hablo con Dave y, con respecto al software, dejame ver como lo soluciono. 33 TODAVIA ESTAMOS A TIEMPO Era una oportunidad única que no podía dejar pasar. Tenía que resolver todos los problemas que se presentaran. Lo más complicado era lo de la computadora porque el resto corría por cuenta mía. Por lo tanto, primero me dediqué a ver como resolvía ese tema. Mariel tenía en su computadora el programa que yo necesitaba y, como ella no lo utilizaba, le pregunté si la semana siguiente podíamos cambiar de oficina así yo desarrollaba el proyecto en su máquina. Me dijo que no había ningún problema. Ella no sabía todo lo que me estaba ayudando con esto, pero yo estaba segura de que algún día, en algún momento, se lo haría saber. Problema solucionado: ¡a trabajar! Comenzaba la cuenta regresiva. Era viernes y en una semana, exactamente, el proyecto tenía que estar en vuelo a Francia, donde sería presentado. En el convent, todo seguía igual. Las chicas estaban sorprendidas porque cada vez trabajaba más tiempo y regresaba más tarde. -Rulo, Leti, vengan que les tengo que contar algo. -¿Qué pasa? -Ofrecí desarrollar un proyecto muy importante en la agencia y aceptaron. Tengo sólo cinco días para hacerlo realidad. ¿Qué les parece? -Mirá, te vemos con mucha garra y ganas. Nueva York es una ciudad que ofrece algo único: la posibilidad real de triunfar. Si sos realmente buena, podés lograr cualquier cosa. Esa es la única condición y nos parece que lo vas a lograr. 34 TODAVIA ESTAMOS A TIEMPO La verdad es que un poquito de ánimo no me venía nada mal. ¿Sería cierto eso de las posibilidades de triunfar? Creo que yo tenía la oportunidad de averiguarlo. Rafael, un amigo español, me alentaba y me decía que con todo lo que estaba sacrificando al estar lejos de mis afec tos -en tre otras co sas- Dios no me iba a de jar sola y que iba a lograr lo que quisiera. Recuerdo que ese sábado era un día lindísimo para ir al Central Park a tomar sol. Sin embargo, como chica responsable, tomé mis patines y me fui andando, con mi mochilita, hasta Lexington y la 42 y comencé a plasmar las ideas en lo concreto de un papel. Debía ocuparme de que todas las impresiones estuvieran correctas, de encuadernar los libros y de montar el story board del showreel (animación computada que se utiliza para presentar a la agencia en su torta de comerciales). 3,2,1 ... Viernes 21 de junio, 16:00 hs. El proyecto tenía que salir ya rumbo a Francia. -Jens, ¿estás seguro de que ya está todo en orden? -Sí, claro. Sólo hay que bajar al servicio postal y despacharlo. -O.K., pero antes dejame agregarle una notita a María: “María, gracias por confiar en mí. Traté de hacer lo mejor. Espero que te guste. Carina.” Bajamos al segundo piso, preparamos la encomienda y la despachamos. Sólo restaba esperar ... Las hermanas del convent sabían lo que yo estaba luchando para lograr esto. Cuando rezaban, por las 35 TODAVIA ESTAMOS A TIEMPO mañanas, me ponían en sus oraciones y era una gran ayuda. Con mis amigas del convent, los fines de semana, íbamos a bailar a “Novechento”. Ahí conocí a Mario, una gran persona y amigo. Un día Rafa me dijo: “Lo que me impresiona de tí es que estás siempre sonriendo”. Se me veía muy feliz. Y sí, estaba muy contenta: estaba viviendo lo que había soñado durante mucho tiempo. Y también seguía conociendo chicas. El convent es bastante grande. Llegó Florencia, una artista argentina; llegaron la mamá de Rulo, Yoli, y la de Leti, Sosi. También estaba Miriam, otra bailarina, y Fernanda, una querida amiga argentina que estaba haciendo una maestría en arquitectura urbanística. Con ella experimentábamos con nuestro pelo haciéndonos los reflejos nosotras mis mas pa ra no gas tar dinero. En fin, éra mos una ban da. Cuando llegaba de trabajar, nos íbamos abajo, al patiecito, a tomar unos mates, y cada una contaba sus andanzas y aventuras porque -creémeNueva York es una constante aventura. Todo lo que sucedía en este lugar era especial. Unos días antes de que yo llegara, ¿adiviná quién estuvo comiendo con las hermanas y las chicas en el comedor? Seguro que no vas a acertar: Harrison Ford. Sí, Nueva York es una ciudad muy especial. Rulo y Leti vieron a Brad Pitt porque a unos veinte metros del convent hay un estudio de grabación. Por fuera parece un lugar abandonado pero, en realidad, adentro está todo monta do pa ra ro dar in te rio res de pe lí cu las y, co mo Ha rri son Ford y Brad Pitt estaban filmando, muy a menudo andaban por allí. Cuando yo llegué, ya habían 36 TODAVIA ESTAMOS A TIEMPO terminado el rodaje, pero igual me dejaron pasar para ver cómo era todo por dentro. La escenografía era la de una casa antigua, muy abandonada. Ahora veo los anun cios de la película en car te le ra y ¡me pa re ce men ti ra! Una noche, toda la banda fuimos a cruzar el puente de Brooklyn ca mi nan do. Man hat tan es una is la ma ra vi llo sa e imponente. A veces, acompañaba a las chicas a hacer shopping. Iba sólo como compañía porque lo que era yo, no tenía un centavo. Y un día, con el grupo, fuimos aahh...; bueno, yo te lo cuento: a la plaza del Lincoln Center a tomar ¡¡mates!! ¿Qué tal? Realmente, disfrutábamos todo muchísimo; con poco hacíamos un montón. Al día siguiente, partían Miriam y Sosi y, cuatro días más tarde, Yoli y Rulo. Despedidas, más despedidas. Rulo y Francisco se despidieron para no saber si se iban a volver a ver alguna vez. Los dos son muy jóvenes, pero la fuerza del amor a veces sorprende ¿no? Leti y yo nos quedamos bastante solitas. A la noche, subí a su cuarto en el tercer piso. Estaba casi durmiendo. Me confesó que había llorado un poco, pero había que seguir adelante; por eso, dimos vuelta la página y ¡a comenzar otra vez! Mientras tanto, comenzábamos a conocer un poco más a Flor. Con Caro nos veíamos bastante seguido porque ella había llegado a la isla en las mismas condiciones que yo. Sabía lo que yo podía estar sintiendo y me ayudaba en todo lo que podía. Con mis papás, Ilse y Conrado, hablaba por teléfono bastante seguido. Antes de partir, había sacado desde la Argentina un sistema de llamada con cobro revertido, 37 TODAVIA ESTAMOS A TIEMPO lo cual fue una gran co sa porque para mí era muy ne ce sa rio hablar con ellos. Siempre me apoyaron en todo y me dieron todo lo que pudieron. Estaban muy contentos porque había conseguido el training y por el proyecto que habíamos enviado a Francia. Me tenían mucha fe y sabían que todo iba a estar bien. Cada tanto, llamaba a mi hermanita, Piru, a mi hermano Carlos, a las chicas con las que nos reuníamos los miércoles, a Kari, mi amiga del alma, a Vicky, Fer, Tere, Mariana, Pame, Mery, Caro... En la agencia, todo estaba bastante tranquilo. Yo ya había vuelto a trabajar con Dave, mi amistad con Matías, Tania, Jeanette y Mariel crecía rápidamente y, mientras tanto, comenzaba a conocer más a Linda, una excelente persona. Yo le había pedido a María si me podía poner en contacto con Stanley, el presidente de esta agencia en Madrid. Me interesaba mucho ya que, por tener el pasaporte italiano de la Comunidad Europea, podía trabajar allí sin problemas. Pronto hablé con Lía, la secretaria de Stanley. Me hubiera gustado mucho trabajar con ellos. Ya estábamos a fines de junio: la temporada de verano y vacaciones para ellos. -Mirá, Carina, dejame que te averigüe cuándo se va a tomar las vacaciones este hombre y te digo en qué momento podrías tener una entrevista con él. -Bueno, O.K. El miércoles 26 de junio llegó Carola a Nueva York. Es una amiga y mamá postiza que tengo en Buenos 38 TODAVIA ESTAMOS A TIEMPO Aires gracias a que mi mamá, Ilse, no es nada egoísta y está acostumbrada a compartirme. Realmente, me venía muy bien ya que hacía más de un mes que estaba allí, sola, sin afectos y sin gente cercana a mí desde siem pre. Me lla mó a la agen cia y ese mis mo día nos vi mos. Se alojó con una amiga suya en el convent, así que nos veíamos en los desayunos y cenas. Me hizo muy feliz verla. Apenas llegó, fuimos con Mónica y Leti al famoso muellecito de la avenida 12 y la 46 a tomar mates y a ver el atardecer. Digo “famoso” porque creo que ahí, en Centro María, todas me conocían por la famosa frase: “¿Me acompañás al muellecito?” Era un lugar un poco abandonado y que no se veía a simple vista; por eso, no era muy visitado. Quedaba al lado del museo de barcos, en el puerto del Río Hudson, al oeste de la isla. Me en can ta ba ir ahí. Enfren te, po día ver to do el bos que y la naturaleza que hay en Nueva Jersey con el río, las gaviotas, los patitos. Ese lugar me daba mucha paz para pensar y estar un poco conmigo misma. Y si me daba vuelta, veía la imponente edificación de la isla donde cada atardecer se reflejaba en tantos y tantos edificios espejados o en el mismo edificio Chrysler con su punta de metal. El anaranjado del sol era casi mágico. Un día, Carola me invitó al teatro. Claro, yo no podía darme ningún lujo de esos porque todos mis dólares ya tenían destino; estaba todo estipulado y no podía excederme en nada. Estando en Nueva York, la ciudad de las luces, fui sólo una vez a la calle Broadway a ver una obra de teatro: Víctor & Victoria. Lo pasamos muy 39 TODAVIA ESTAMOS A TIEMPO bien, pero se hizo tan corto el tiempo que, cuando nos quisimos acordar, Carola ya estaba regresando a la Argentina. -Y Cari, ¿qué vas a hacer? ¿Te quedás acá o te vas a España? -La verdad: no lo sé. Estoy esperando la contestación de cuándo puedo tener una entrevista con Stanley y, en base a eso, veré. Igual, mucha reserva de dinero no tengo. Estoy cuidando a Mili, una nena, y con eso gano un poquitito. Si no surge algo pronto, tendré que regresar a mi país, pero no me preocupa: siento que todo va a estar bien. Mandále saludos al Oso y a todos los chicos. Me costó mucho verla partir, pero bueno, así era la vida. Yo lo estaba eligiendo y me tenía que hacer cargo de todo: tanto de lo bueno como de lo malo. Ya estábamos próximos al 4 de julio, día de gran festejo en los Estados Unidos. Leti tenía unos amigos que vivían en Brooklyn y nos habían invitado a comer un asado en su terraza para luego, desde allí, ver los fuegos artificiales. Era un programa diferente ¿no? Hacia allí partimos. Al convent podíamos regresar hasta las doce de la noche; si no, cerraban las puertas y hasta las siete de la mañana quedábamos afuera. Pero ese día improvisaríamos. Estábamos en la terraza desde la cual se veía todo Manhattan, el Río Hudson y el famoso puente. La gente que había allí era muy diversa: bohemios, artistas, una mezcla un poco rara. Con las chicas nos mirábamos y no lo podíamos creer. Cada segundo era 40 TODAVIA ESTAMOS A TIEMPO mágico; sabíamos que era algo que recordaríamos siempre. Después, llegó el momento de los fuegos artificiales, pero -¡oh sorpresa!- eran del otro lado y no se veían desde allí. Entonces, bajamos a la calle y, amontonados con mucha gente, en un baldío al lado del puente, vimos el gran show. A veces lo pienso y digo: “¡Qué inconsciente! ¿no?” De todas formas, estábamos con un grupo grande, todos juntos y todo estaba bajo control. Cuando terminó el espectáculo, regresamos al departamento. Para todo esto ya eran más de las once y media. Si volvíamos a Centro María, tenía que ser ya y teníamos que avisar que nos esperaran un minuto. La otra alternativa era lanzarnos a la noche y ver qué hacíamos. Decidimos no regresar pero, igualmente, no nos quedamos ahí. Había mucha gente que no era de nuestra onda. Yo, la verdad, muy a menudo parecía un bicho raro: no tomo nada de alcohol ni fumo ninguna clase de cosa, pero como yo los res pe ta ba, ellos tam bién me res pe ta ban a mí. Llamamos un taxi para ir al famoso “Novechento”: lugar co no ci do don de nos sen ti ría mos se gu ras. Allí lo pasamos muy bien, pero cerraba a las cuatro y todavía nos quedaban tres horas de espera. Entonces, los chicos del bar nos acompañaron a tomar algo a Yaffa, el lugar más loco que vi en mi vida. Había gente de todo tipo, pero no es como en la Argentina donde se hacen los punk, se hacen los ... estos eran pesados de verdad. Parecían disfrazados -sin ofender a nadie. Para mí, era muy poco común. De repente, me daba cuenta de que me había quedado mirando a alguien y quedaba poco amistoso, entonces, rápidamente retiraba la mirada. 41 TODAVIA ESTAMOS A TIEMPO Te nía ga nas de sa car fo tos, pe ro no les agra da ría de ma sia do, por lo que decidí no pensar más en nada y limitarme a comer con los chicos. Ya eran las seis de la mañana y les pedimos que nos acompañaran. Cuando llegamos, eran las 6:30 hs. del 5 de julio. El deli (almacén, quiosco) de la esquina del convent estaba abierto y era un buen lugar para esperar allí hasta que se hiciera la hora. Nos sentamos un rato en el piso y, cuando nos quisimos dar cuenta, ya era la hora y podíamos entrar a nuestro “hogar dulce hogar”. Obviamente, ninguna bajó a desayunar y nos reencontramos, más tarde, para el almuerzo. -Ca ri, ¿ya sa bés qué pa só con el pro yec to que man da ron a Francia? -No, mami, todavía no sé nada. Traté de hablar con María, pero todavía no regresó y no pude ponerme en contacto con ella. Má, cambiando de tema, ¿ya hablaste con el Obispo por el tema de la Virgencita allí, en Bariloche? -Sí, ya le di la car ta que es cri bis te, pe ro no tu ve tiem po de hacer nada más. -Bue no, ma má, tra tá de ocu par te. No sé por qué, pe ro siento que es importante ¿sabés? -No te preocupés, ya voy a volver a hablar. -Cari, ¿cómo estás? -Yo estoy muy bien, contenta, lo único que me mata un poco es la incertidumbre de no saber qué va a suceder, porque toda mi historia depende de cómo se vaya escribiendo. -Bueno, Cari, lo que estás viviendo es muy valioso y 42 TODAVIA ESTAMOS A TIEMPO no hay muchos que tienen la posibilidad de ... -Pá, no digás eso. Vos sabés que cualquiera podría venir como lo hice yo: con nada seguro, sin conocer a nadie, con mis ahorros y nada más. Papi, si me llegan a conseguir la entrevista en España, ¿me ayudás, momentáneamente, con el pasaje? Yo cuando pueda, te lo devuelvo. Acá estoy haciendo lo que puedo. Ayer hablé con la hermana superiora Cristina. Le expliqué mi situación. Le conté que estoy a un paso de conseguir algo que me costó mucho trabajo y le pregunté si había alguna posibilidad de pagar la próxima semana de la pensión con mi trabajo gráfico. Le dije que me sería de gran ayu da porque el po co di ne ro que te nía era para subsistir un poquito más e ir a España para renovar la visa. -Y ¿qué te respondió? -Ella aceptó. -Bueno, para lo de España podés contar con nosotros. No podemos dejar de ayudarte después de todo lo que lograste. -Gracias, pá, yo sé que, económicamente, allí en Bariloche está muy complicado porque no hay nieve y no quiero que se exijan y me den algo que no tienen. -No te preocupés. No te voy a negar que nos es difícil, pero cuando no se pueda, simplemente te diremos que no. -Bueno, gracias, y un beso enorme a todos por allá. La hermana Cristina dijo que sí. Por lo tanto, la semana siguiente la pagué con trabajo. Les diseñé el logotipo de Centro María y, también preparé una 43 TODAVIA ESTAMOS A TIEMPO decoración que necesitaban para darle la bienvenida a la Madre General en octubre. Ella es la directora de esta congregación de María Inmaculada en el mundo. Hacía seis años que no regresaba a Nueva York y lo hacía justo ahora. Hablé con Linda, la secretaria del director creativo y amiga mía, y con Dave para saber si podía hacer este proyecto fuera del horario de trabajo. Les expliqué mi situación y aceptaron. Cada vez trabajaba más y regresaba más tarde a mi querido cuarto en el Centro María. No era una de las zonas más seguras de la isla. Como no podía darme el lujo de gastar dinero en “colectivo” cada noche, cuando regresaba caminando, me encomendaba a la protección de mi Angel de la Guarda, del Arcángel San Miguel, de la Virgen ci ta, mi que ri da ami ga, y de Je sús. De to das maneras, iba atenta a cualquier cosa, pero podía sentir, claramente, su protección. Caminaba y rezaba ... Cada noche era una aventura nueva. Y cuando ya estaba acostada, mirando a través de la ventana, miraba la imagen de la Virgen que tenía en mi mesita de luz (junto a la foto de mi familia y de mis amigos) y les daba las gracias a quienes les había encomendado mi protección por ha ber me cui da do y por es tar a sal vo en mi cama. Mis compañeros de trabajo de la agencia seguían sin poder creer: primero, que viviera en el convent, y segundo, que a esas horas de la noche regresara caminando hasta ese lugar. Mientras tanto, seguía saliendo los fines de semana 44 TODAVIA ESTAMOS A TIEMPO con las chicas. Un día, Alex , mi amigo de Nueva Jersey y primo de Rafa, nos invitó a conocer un lugar nuevo para ir a bailar. Llovía muchísimo esa noche, pero ya le habíamos dicho que sí; por lo tanto, partimos a la gran aventura Leti, Flor y yo. Eran las once de la noche. Agarramos un paraguas enorme y nos lanzamos a cruzar el Río Hudson con semejante tormenta. Compramos el pasaje en Circle Line y allí fuimos. ¡Más momentos que sabíamos iban a ser inolvidables! Cuando llegamos, él nos estaba esperando. Subimos al auto y nos llevó a un lugar muy bonito a unos pocos kilómetros. Era un pub para bailar que quedaba sobre el río. Se veía toda la isla iluminada, que en realidad esa noche era muy poco por la gran tormenta. Bailamos con mú si ca argen ti na has ta can sar nos y de ci di mos ir nos. Fuimos a su casa, estuvimos viendo las fotos del casamiento de su hermana Karina, tomamos un té, y nos ti ra mos un ra ti to en los si llo nes has ta que se hi zo la ho ra pa ra vol ver a cru zar. Alex fue to do un caballero: nos dejó en la puerta de los barcos y esperó hasta que desaparecimos del otro lado. Otra aventura increíble. ¡Cruzar el río con tormenta para ir a bailar con música argentina a orillas del Río Hudson! Si lo planeás, no te sale tan bien. Bueno, continúo con el otro relato. Pasaban los días y no sabía qué había sucedido con el proyecto. Un sábado tuve que ir a trabajar a la agencia. Lo recuerdo como si fuera hoy. Estaba trabajando en la oficina de Mariel y, de repente, me agarró una angustia muy grande. Hacía unos días 45 TODAVIA ESTAMOS A TIEMPO había ocurrido el accidente del avión que estalló en el aire sobre el aeropuerto JFK. Muchos deben recordar el vuelo Nº 800 de la empresa TWA. Entre tantas otras cosas -no sé por qué-, le pedí a Dios que todavía estemos a tiem po. ¿De qué? To da vía no lo averigüé, pe ro supongo que a tiempo de hacer algo, de darnos cuenta de que no son necesarias tantas tragedias para sacudirnos y despertarnos, para limpiarnos los ojos y dejarnos ver claro, para actuar diferente y construir un nuevo mundo. Recordé el proyecto y dije: “Flaco, me pongo en tus manos. Yo, por mi parte, hice todo lo que pude”. En el medio de mi llanto, subieron los guardias y me pre gun ta ron si me su ce día al go, pe ro no su pe qué con tes tar les. Me dijeron: -Es una cuestión de amor y novio ¿verdad? -¡Sí! -les dije, sin darles más explicaciones. Me invitaron a bajar para tomar un té en la cafetería y así sentirme un poco mejor. Les agradecí, pero la verdad: no tenía ganas. Finalmente, hablé con María. Jens me contó que les había gustado mucho el proyecto que habíamos presentado, pero que lo iban a continuar desde Londres, donde ya lo habían comenzado hacía tres meses. Yo estaba bastante contenta. El sólo hecho de que tomaran algo de lo que yo había pensado me hacía más que feliz. Mientras tanto, seguía hablando con la gente en España. El 22 de julio, entregué el proyecto terminado para 46 TODAVIA ESTAMOS A TIEMPO el convent. Una cosa menos. Ese mismo día, Lía me confirmó una entrevista con Stanley para el viernes 26 a las 17:00 hs. en Madrid. ¡Qué momento! Estaba como loca llamando a las agencias de viaje. Finalmente, reservé en una que tenía un precio bastante razonable. Ya tenía el dinero y, en la hora del almuerzo, iba a ir a comprar el pasaje. Llamé a otra agencia y conseguí un mejor precio. Cancelé la reserva de la anterior y partí rumbo al Soho a comprar mi pasaje. A las tres de la tarde, ya estaba de regreso en la oficina y mi vuelo era al día siguiente, pero ... pequeño detalle: no sabía dónde iba a alojarme. Me vino a la memoria un teléfono que me había dejado Carola antes de irse. -Si llegás a ir a España, podés llamar a Elisa, que es la hija de una amiga mía. Es muy buena persona. No lo pensé dos veces. La llamé, le conté brevemente mi historia (todo esto el día anterior a volar), me dijo que no había ningún problema y que estaría encantada de recibirme en su departamento por esos días. Llamé a Alex para contarle que me iba y, sorprendido, me dijo: -Volás en el mismo avión que Karina, mi hermana, y su marido, que se van de luna de miel. Te pasamos a buscar, ¿querés? Ese día me quedé a dormir en la agencia porque, como ya les conté, estaba trabajando en varios proyectos y tenía que dejar todo ordenado para que no se frenara ningún trabajo. Me llevé el compact disc de Shakira para usar en la computadora y esa fue mi única compañía durante toda la noche. Eran las diez de la mañana cuando, por los pasillos, me crucé con Silvia, 47 TODAVIA ESTAMOS A TIEMPO la encargada de recursos humanos y, sorprendida porque no sabía que me iba a España, me dijo que María había hablado con Michael (el mayor ejecutivo de la empresa en el mundo) y querían que el proyecto lo desarrollara yo desde Nueva York y para eso estaban viendo cómo llegaba el presupuesto. También me dijo que no me podía confirmar nada, pero que había una posibilidad de tomar ese trabajo. Le dije que, de todas maneras, no me iba a quedar en España y que regresaba en una semana. -Bueno, igualmente, ¿a qué hora sale tu vuelo? -A las cinco de la tarde desde el JFK. -Llamame alrededor de las cuatro, antes de tomar el avión. Tal vez tenga alguna novedad más concreta en cuanto al trabajo para darte. -O.K. Ya eran las dos. Tenía que salir corriendo al convent porque en una hora me pasarían a buscar. Me despedí de Tania, compañera de aventuras con la que compartí tantas his to rias: es tá ba mos las dos ines ta bles, con incertidumbres, en las mismas condiciones. Es como si la vida nos hubiera puesto juntas para no vivir todo lo que nos pasaba solas, sino poder compartirlo. Tania, hoy, una gran amiga. Cada una sabía, exactamente, de lo que hablaba la otra porque eran los mismos sentimientos, parecida situación y condición. Sabía que ella, tal vez, regresaría a la agencia; entonces, no fue un “adiós” sino un “hasta luego”. Ella, en breve, partía hacia su país a cargar un poquito de energías para volver a comenzar. Saludé a Jeanette, a Mariel, y partí. 48 TODAVIA ESTAMOS A TIEMPO Cuando me quise acordar, ya estaba en el aeropuerto con Karina y su marido, contándoles algunas cosas porque to do es to era muy fuer te pa ra po der so bre lle var lo sola. A las cuatro, con muchos nervios, marqué el número de la agencia. Hablé con Silvia y me adelantó algo más en cuanto al tema del presupuesto. Parecía que todo iba por buen carril. Llegamos al aeropuerto de Barajas, en Madrid; los acompañé a buscar el auto que habían alquilado, y me alcanzaron hasta el centro. Nos sentamos en un lugar a tomar algo y, cuando hablé con Elisa, me enteré de que estábamos a sólo dos cuadras de su departamento. En un rato más estaría allí con ella. Me despedí de los chicos y partí. Elisa es un encanto, tal como me había dicho Carola. Los días que viví en Madrid fueron días de muchos cambios, de sentimientos encontrados, y la famosa costumbre de preguntarme: “¿Qué hago yo acá?” Me había ido a Nueva York y ahora estaba en España, con poco, sí, muy poco dinero, en la casa de Elisa. Yo que siempre, desde chiquita, sólo había soñado con formar una familia, tener hijos y escribir cuentos para niños, cuentos sobre un mundo mejor ... En fin, las preguntas eran muchas. Dimos algunas vueltas por Madrid, me llevó a conocer Chinchón (un pueblo cercano a Madrid) y, un día, to mé una excursión y fui a co no cer To le do. Me en can tó y lo pase bárbaro. La entrevista me la habían pasado para el lunes 29 de julio. Estaba nerviosa pero no tanto. Ya había pasado 49 TODAVIA ESTAMOS A TIEMPO tan tas que una más ... Jardín Se rra no, pri mer pi so. Llegué y Stanley me recibió enseguida. Conocí a Lía, que es mi compatriota, y pasé a su oficina. Comenzamos a hablar. Tuvimos una charla muy amena. Es una persona que sabe mucho y muy interesante. -Tenés muy buenos trabajos, pero la mayoría son de diseño. Necesitaría ver más de publicidad. -Sé que me faltan, pero me tengo confianza y sé que, si puedo tener creatividad y estrategia en el diseño, también puedo tener creatividad y estrategia en la comunicación publicitaria. -Sí, se te ve muy segura de vos misma. Eso es muy bueno por un lado, pero por otro, tenés mucho para aprender. -Sí, lo sé. ¿Cómo le explicaba que estaba viviendo en el convent, que todos los días regresaba caminando para no gastar en transporte y en qué condiciones estaba logrando las cosas? -Yo fui a Nueva York y no me importaba dónde trabajar, aunque sea en la cafetería, con tal de conocer el real movimiento de una agencia como esta. -¡Ah!, si es así, está muy bien. -Mirá, todavía me queda trabajo pendiente en Nueva York. Voy a hacer más avisos y campañas. Así que luego te los mando para que puedas ver algo más. -Bueno, quedamos así pero, ya que viniste hasta aquí, dejame que te presente a los directores creativos. Y así fue como subí al segundo piso y tuve una mini entrevista con Quique y Pedro, dos grandes de la profesión. Quedamos en que, a fin de año, nos 50 TODAVIA ESTAMOS A TIEMPO poníamos en contacto nuevamente. Mi viaje a España cobraba un poco más de sentido. Sólo me quedaban unas horas más en Madrid. Cuando me quise acordar, ya era miércoles 31 de julio y estaba yendo, con Elisa, al aeropuerto de Barajas para regresar a Nueva York. Lo había pasado muy bien con ella y estaba sinceramente agradecida por ha ber me aceptado en su casa sin conocerme y haberme recibido como a una gran amiga. Estaba en el preembarque y todavía tenía que mandar las postales que había comprado en el museo El Prado para enviar a la gente de la agencia en Nueva York. Entonces, le dije a mi angelito: “Por favor, encontrame a alguien que sepa hablar bien inglés y castellano así puedo enviar las tarjetas de agradecimiento escritas correctamente”. Sólo tenía veinte minutos porque, obviamente, las tenía que despachar desde España. -Disculpame, ¿vos sabés hablar bien inglés? -le pregunté a una chica que vi por ahí. -No, yo no demasiado, pero él sí sabe bastante bien. Y vi a al guien que me mi raba con una son ri sa: un chi co no muy alto, rubio, de pelo largo y con anteojos. -Disculpame, lo que sucede es que tengo que enviar estas postales antes de partir y tiene que ser en un buen inglés. -No te preocupés. A ver, mostrame. Y allí, rápidamente, resolvimos todo y fui a despachar las cartas. Objetivo cumplido. Lo que yo no sabía era que Marcos, mi angelito, tenía otras intenciones -no 51 TODAVIA ESTAMOS A TIEMPO visibles todavía- al habérmelos presentado. Se llamaban Diana, Ramón (su novio) y José, o Casco para los amigos, mi ayudante en la traducción. Viajábamos en el mismo vuelo y, mientras esperábamos para embarcar, seguimos conociéndonos un poco más. -Yo soy argentina, de Bariloche, pero por ahora estoy viviendo en Nueva York. -¡No lo puedo creer! Yo hace unos años estuve viviendo allí. Estuve entrenando porque corro en esquí. Mi mamá fue olímpica de esquí. -¡Qué casualidad! Les mostré fotos que tenía de mi querida ciudad. Ramón me contó que había estado viviendo un año en Buenos Aires y que le gustaba mucho mi país. El tiempo pasó rápidamente. Pronto tuvimos que subir al avión. Ellos estaban sentados en el medio del avión y yo, muy adelante. Era una pena porque hubiera sido lindo seguir nuestra conversación. Y lo típico antes de un vuelo: cuando me quise acordar, ya estábamos en el aire. Antes de despegar, llamaron a una señora por los par lan tes pa ra pre sen tar se en la ca bi na. Es ta ba por cerrar los ojos para dormir un rato cuando vino Casco y me contó... ¿adiviná qué? Sí, la mujer que habían llamado por el alto parlante era su compañera de asiento y ese lugar ahora estaba libre. Lo de siempre: LOCO ¿NO? Yo, feliz, me fui con ellos y quedé sentada al lado de Casco. Luego, pasillo de por medio, estaban Ramón y Diana. Fue algo muy lindo pero extraño a la vez porque me parecía que los conocía de toda la vida y no sabía por qué. Cuando llegamos a Manhattan, tomamos un taxi 52 TODAVIA ESTAMOS A TIEMPO juntos y ya éramos inseparables. Yo me había equivocado de día por eso de las horas ganadas y perdidas. Pensé que estábamos viviendo el día siguiente, pero como no era así, tenía todo el día libre porque debía regresar a la agencia al otro día. ¡Qué buena noticia! Los chicos se iban a quedar cuatro días en Nueva York y lue go se iban a Gua te ma la. Esos días los dis fru ta mos al máximo. Ellos estaban parando en la casa de la prima de Casco. Durante el día, los acompañé a hacer shopping por el Soho. Para variar, sólo de compañía porque lo que era dinero, no tenía un cobre. Nos quedamos todo el día dando vueltas por allí. Los chicos compraban de todo y a Diana, que era la economista del equipo, había que obligarla a comprarse algo. No nos separamos ni un segundo. Ese jueves a la noche salimos, pero a las 11:15 hs. volví al convent porque si no, me quedaba afuera. El viernes trabajaba en la agencia. Estuve atendiendo un par de cosas que habían quedado pendientes, las vi a las chicas (Tania, Jeanette, Mariel), les conté sobre mis aventuras y mis nuevas amistades, bajé a contarle a María sobre mi entrevista en España y se acabó el día. Casco me llamó a la agencia para contarme que me invitaban a cenar, o sea que me fui, directamente, a la casa de los chicos. El y Ramón, como dos caballeros, nos habían hecho de cenar y, después, nos fuimos a bai lar a Spa ce, un lu gar di ver ti do en el So ho. Lo pasamos muy bien. Se había hecho no sé qué hora de la madrugada y, obviamente, no podía regresar al 53 TODAVIA ESTAMOS A TIEMPO convent, así que dormí en el cuarto de la prima de Casco. Si me detenía a pensar, hubiera dicho que estaba loca, pero sentíamos esto tan fuerte como una amistad de toda la vida, que por eso, no estaba preocupada. Al día siguiente, otra vez shopping, luego el Brain Opera en el Lin coln Cen ter y, a la no che, me des pe dí de ellos porque a la madrugada los pasaba a buscar el taxi para ir al aeropuerto. Pero esto no se acababa allí: ya les contaré más. Como había estado desaparecida con mis amigos madrileños, cuando por fin aterricé en Centro María, tuve tiempo de estar con las chicas (Gloria, Lourdes, Verónica, Patty, toda la banda de argentinas) y ponerlas al tanto de todo. ¡Era tan rara la sensación de llegar a mi hogar cuando estaba hablando de Nueva York! Pero, realmente, era así. El domingo fue un día relativamente tranquilo y el lunes tenía que ser fuerte para recibir la respuesta que me darían con respecto al proyecto. Hablé con Silvia y me dijo que todavía no estaba resuelto. Después, me crucé por los pasillos con Mike, el director creativo, y me dijo que estaba todo resuelto, con probabilidades de que continue el año siguiente. ¡Imaginate! Ya estaba planeando todo: hasta fin de año en Nueva York. Al día siguiente, me dicen que no, que había sido una confusión, que no estaba todo resuelto. No había sido una mala intención de nadie, sino sólo un mal 54 TODAVIA ESTAMOS A TIEMPO entendido, pero yo, a esa altura, ya no sabía ni cómo me llamaba. Ya de por sí, mi situación no era nada estable y, además, me sucedían estas cosas. Finalmente, me plantearon lo siguiente: tenían un presupuesto para que trabajara freelance durante dos meses. No había nadie en la agencia para desarrollar un proyecto como ese y querían que lo desarrollara yo. Les dije que lo iba a pensar. Esa noche me senté con la Hermana Superiora Cristina para que me ayudara a estudiar el tema. Estaba bastante confundida, pero había algo de lo que estaba segura: ayudaría a mi currículum y, además, necesitaba el dinero. Hablé con mi amigo Matías, con mi conciencia, y decidí aceptar. ¡Manos a la obra! ¡A trabajar! Como había que crear algo que no existía, teníamos que inventar las pautas y los tiempos de trabajo. Lo que sí sabíamos era que, el 23 de septiembre, Michael iba a presentar el proyecto en Londres. Y así comenzamos a desarrollar todo. Las primeras presentaciones fueron bastante exitosas. Formábamos un buen equipo: Jens, María y yo nos complementábamos muy bien y la relación de trabajo era excelente. A los pocos días, recibí un fax de mi hermano y de mi cuñada donde me contaban -ni más, ni menos- que en diez días se casaban. Sólo un detalle: lo adoro a mi hermano y tenía muchas ganas de ir. Yo todavía no disponía de dinero y el tiempo que tenía era sólo el fin de semana. Podía llegar a pedir un día, pero no más porque la fecha de presentación no se podía correr. Ya 55 TODAVIA ESTAMOS A TIEMPO había decidido no ir hasta que hablé con Mati: -Cari ¿estás segura de que no vas a ir? Es tu hermano y se casa una vez en la vida. -Mati, no tengo un centavo. Te juro que si no, iría. -Y si yo te consigo algo muy barato, ¿vas? -Y sí, seguro. -Bueno, después hablamos. De sólo pensar en ir se me iluminaba la cara. Estuve el resto del día sonriente, sin poder ocultar mi alegría. ¡Hacía cuatro meses que no los veía! Una amiga del convent, Adriana, me prestó el dinero para el pasaje. Cuando regresara, iba a tener efectivo para devolverle. Arreglé todo en el trabajo y en Centro María. Sólo dos personas sabían que iba a volar: Mariana y Valentín, el mejor amigo de mi hermano, que me tenía que dar los datos de dónde, cómo, etc. El día anterior fuimos con Verónica al Giants Stadium por que un ami go ar gen ti no me ha bía in vi ta do. Jugaban los Metro Stars contra Washington DC y allí conocimos a Carla, la amiga de Marco. Al final, éramos una banda y lo pasamos muy bien. Al día siguiente, fui a trabajar un poco dormida y desde allí iba directo al JFK. Mi amiga del alma, Mariel, ese mismo día comenzaba sus vacaciones y se iba a su tierra, Puerto Rico, donde iba a encontrarse con Amauri y Carla, entre otros. Hubiera sido lindo ir con ella, pero el casamiento de mi hermano era una vez. El taxista, el famoso señor Naranjo, nos pasó a buscar por Lexington y la 42 y allí partimos las dos rumbo al aeropuerto, pero con destinos diferentes. La verdad: la iba a extrañar a la “pendex” -como llamaba 56 TODAVIA ESTAMOS A TIEMPO yo, cariñosamente, a mis amigas. Nos despedimos y cada una siguió su destino. Era el viernes 23 de agosto a las siete de la mañana. Desde el cielo, todavía veía centellear las últimas lucecitas de la noche antes de que amaneciera sobre Buenos Aires. Me sentía muy extraña, pero estaba feliz. Nunca imaginé volver a mi país en esas condiciones. ¡Y menos por un fin de semana! ¿A quién se le ocurre? Sólo a mí. Pensé en la cantidad de gente que estaría dur mien do y que ni si quie ra se ima gi na ba que yo es ta ba por aterrizar en Ezeiza. Toqué el timbre. Mariana todavía estaba. No podía creer verme. Era la primera gran amiga que abrazaba después de tanto tiempo. Como el casamiento era a las tres de la tarde, tenía varias horas para hacer cosas. Primero decidí ponerme en contacto con Machi en la agencia de Argentina. Quería compartir con él todo lo que me estaba pasando, pero no lo pude ubicar. Estaba ocupado con mu chas co sas. Ha blé con mi ami go Car li tos y cambié de dirección. De sorpresa, fui a visitar a mis antiguos compañeros de trabajo: Ricardo, que siempre me dijo que iba a ser una gran profesional; Willy, que fue el primero en el trabajo en enterarse de mi proyecto; Javi, que me daba una mano en lo que podía; Gastón, el encargado de instruirme en el vocabulario callejero de Manhattan; Walter, que nos tenía locos con su bebé que estaba en ca mi no; Die go, con el que vi vía pe lean do cuan do trabajábamos juntos, pero con quien aprendí mucho. Dieguito, si alguna vez leés esto, aprovecho para contarte 57 TODAVIA ESTAMOS A TIEMPO que gran parte de mi destreza se debe a nuestros gritos y constantes intercambios de opinión. ¡Gracias! Los chi cos no se ima gi na ban que yo iba a re co rrer un ca mi no así. Los últimos días de trabajo que pasé con ellos se dedicaban a darme lecciones de cómo debía defenderme en la famosa y temerosa isla, pero ¿querés que te diga algo?: yo, en algún lugar dentro de mí, sabía que lo iba a lograr y aquí estoy. Ya escribí una historia y la estoy poniendo en este papel. Traté de comunicarme con Vale, Moni y Dani, pero no pude. Regresé al departamento de Mariana, me bañé rápido, me cambié y partí para el Registro Civil. Cuando entré, al primero que vi fue a Carlos, mi hermano, hablando con unos ami gos. Me mi ró y, co mo si na da, si guió hablando. Yo pensé: “Vine de tan lejos para que ni siquiera me salude.” Me miró dos veces más hasta que cayó en la cuenta de que la que estaba allí, con cara de feliz cumpleaños, era yo: una de sus adoradas hermanitas. Fue muy emocionante. Después fueron llegando Moni, mamá, papá, Piru, Caro, Juan Pablo, Fede, Graciela. ¡Una emoción muy fuerte para todos! No entendían nada. Nos quedamos hasta las doce de la noche bailando, comiendo y compartiendo. Necesitaba mucho sus abrazos. A mi hermana, hacía más de un año que no la veía. Fue muy importante reencontrarnos. El sábado vinieron a casa las chicas de los miércoles. A Ka ri y a Poppy les qui se dar la sor pre sa, pe ro la sor pre sa me la llevé yo cuando me enteré de que no estaban en la Argentina. Llamé a Pame, a Vicky, y a Tere. A Fer tampoco la pude ver. Vi a Leti y a Rulo, mis amigas del convent, que hacía poco habían regresado. Muy 58 TODAVIA ESTAMOS A TIEMPO emocionadas, fuimos a tomar algo y las puse al día con mis cosas y con de los chimentos de Centro María. El tiempo se me hizo muy corto, pero disfruté de mis papis al máximo. Había necesitado tanto sus abrazos que ahora estaba cubriendo una cuota de mimos atrasados. Ellos cambiaron su pasaje de vuelta a Bariloche para poder ir a despedirme a Ezeiza, gracias a que Rafa, el novio de mi hermana, se estaba encargando de los asuntos de Bariloche. El domingo por la tarde, me llevaron al aeropuerto mis viejos, Caro, Oso, Manu y ... ¡otra vez al trabajo! Fue todo tan rápido que no podía asimilar lo que vivía y sentía. Me subí al avión como si me hubiera subido a un “colectivo” un día cualquiera. Al día siguiente, ya tenía que ir a trabajar. No podían creer que había hecho un viaje tan largo sólo por el fin de semana. Pero sí, todo es posible cuando realmente lo deseás. Por suerte, todo estaba bajo control. Le agradecí a Ma ti por ha ber me su ge ri do el via je, ha blé con Ma ría y con Jens y nos pusimos a trabajar. Por los tiempos que manejábamos, estaba todo en orden. ¡¡¡Guaaau!!! ¡Qué loco! Todo había parecido un sueño, había sido tan fugaz. En la agencia quedábamos sólo Jeanette y yo porque nuestras otras amigas estaban de vacaciones. Y otra vez estaba sola, sentada en mi cuartito 222, mirando por la ventana como el primer día que llegué. Mi amistad con Guillermo crecía paulatinamente. Era un chico mejicano, muy buena persona, que había 59 TODAVIA ESTAMOS A TIEMPO conocido con Leti y Flor hacía un tiempo. A él también se le había ido su amigo, Alvaro, y para mí fue un apoyo muy grande contar con un amigo así. Trabajaba en un estudio de abogados muy importante que quedaba a unos pocos metros de la agencia; por eso, a menudo, cruzaba para cenar juntos porque los dos trabajábamos hasta tarde. Yo le contaba sobre mis viajes y él a mí sobre los suyos. Florencia también había regresado a la Argentina hacía unos pocos días. Cada tanto, releía la cartita que me escribió el día que me escuchó llorar por teléfono cuando le contaba que no sabía qué hacer con el tema de la agencia: que Micke me decía que estaba todo arreglado, que tendría un año de trabajo allí; al día seguiente que había sido una confusión ... Ya no sabía ni dónde estaba parada y Flor me escribió esto: Querida Cari: Espero que al recibir esta nota estés más tranquila. Me angustió mucho oírte tan mal y no poder abrazarte fuerte. A pesar de lo dura que se ha puesto la situación, vos sabías que no era fácil esta ciudad, no por nada es una gran polémica. La gente se consume en esta febril competencia. Pero, ¿te acordás de lo que te dije? Es mucho lo que lograste en tan poco tiempo; deberías admirarte por tu capacidad y por la experiencia que tuviste. Nueva York se te impuso con su majestuoso poder y vos pudiste más. Pase lo que pase, quiero que sepas que acá hay alguien que te admira enormemente. ¡Aprendé a disfrutarte, loca! Besos, Florencia 60 TODAVIA ESTAMOS A TIEMPO Con Flor somos bastante distintas. Yo creo que, si no hubiera sido porque nos conocimos en esas condiciones, nunca hubiéramos sido amigas. Pero aprendí a compartir desde las diferencias y eso te hace crecer mucho y te enriquece. Yo, a veces, soy demasiado exigente conmigo misma, pero aprendí a relajarme y a disfrutar un poco más. En la Argentina, yo pertenecía a un grupo de oración. Cuando me enteré de que en Nueva York había uno, me puse en contacto con los integrantes. Así conocí a Ma rie Fran coi se, Mary As quiu, Mi che le, Martín y Loran. Era un grupo muy lindo. Después de tanto trajín, me venía bien un tiempito de tranquilidad. Por medio de ellos me enteré de que el 1° de octubre había un seminario de IVI en Cross, Francia. Yo sentía que iba a estar allí. Aunque no sabía cómo, todo se resolvería al andar. El jueves 19 de septiembre terminaba el gran proyecto. Michael partía a la reunión en Londres. Todo estaba terminado: diapositivas, cajas, carpetas, etc. Sólo restaba decir: “¡Mucha suerte!” En Nueva York que da ban co sas por ha cer. No po día mos perder el tiempo. Teníamos que terminar las credentials para Latinoamérica y realizar el showreel. Había una posibilidad de que el proyecto se alargara un mes más, el tiempo necesario para desarrollar las credentials para Estados Unidos. Hablé con Bill, el presidente de la agencia en Estados Unidos, le comenté que estaba dispuesta y encantada de poder desarrollar 61 TODAVIA ESTAMOS A TIEMPO ese trabajo, pero que necesitaba los tres primeros días del mes libres porque tenía que viajar (pensaba en el seminario en Francia). En unos días, me contestó que no ha bía nin gún pro ble ma y que de sa rro lla ra las cre den tials en ese mes de octubre. Todo esto era muy positivo porque iba a poder contar con el dinero para ir al seminario y, al mismo tiempo, terminar de dirigir la producción del showreel y dejarlo terminado bajo mi visión y concepto, lo cual me daba mucha alegría. Cuando le conté a María que en octubre comenzaba el otro proyecto, se puso muy contenta y me felicitó, lo mismo que Jens y toda la gente del Departamento Internacional. Con todo esto me venía a la mente otro sueño que tenía ganas de hacer realidad: ¿y si utilizaba el dinero para llevarlos a mis padres a Nueva York? Me moría de ganas. Nunca voy a olvidar cómo se portaron conmigo cuando tuve esa gran depresión hace cinco años. Tenía muchas ganas de compartir con ellos mi oficina, mis amigos, el convent, los compañeros de trabajo, pero fue imposible. ¡Lástima! Hubiera sido muy lindo. Ya me habían presentado a Path, jefe del Departamento de Audiovisuales, con quien trabajé todo el tema de la animación. También habían contratado a un freelancer para que trabajara en la animación del story board y a la gente de sonido para que desarrollara el sonido que yo eligiera. Para mí era un gran compromiso porque estaban invirtiendo bastante en el proyecto y todo tenía que quedar muy bien. Yo, experiencia en animación 62 TODAVIA ESTAMOS A TIEMPO no tenía, pero sentía mucha fe en mí misma y sabía que todo iba a salir bien. Sólo me limité a mirar hacia adelante y a dar, con mucha certeza, cada pequeño o gran paso que tuviera que dar. -Mati, vamos a comer. Tengo algo que contarte. -Bueno, dale, pasá por mi oficina y bajamos juntos. -¿Adiviná con quién estuve caminando cinco cuadras de Nueva York ayer? -No sé, Cari. Dale, contame. -Lo vi desde la calle Broadway. Bajaba de un taxi con sus piernas flaquitas y medio tambaleantes. Sí, era Charly, con su guitarra y sus cosas. Le dije “¡Hola!” y me dijo: “Me venís caída del cielo. Tomá, ayudame con estas cosas, y estas otras”. Y bueno, así terminé: caminando con él un par de cuadras. Estaba un poco extraño. En un momento me dió miedo porque mirá si todavía se le daba por hacer algo extraño y yo, sin comerla ni beberla, me metía en líos. Le pedí a mi Angel que me protegiera, me relajé un poco y disfruté de nuestra charla. Me contó que le quedaba una sola noche de grabación para su último disco y que en breve iba a estar en nuestro país. Me preguntó si estaba sola en Nueva York. “Yo sé lo que es estar solo en una ciudad como esta. No es nada agradable ni fácil”. Le conté que sí, que había llegado sola, pero que ahora ya tenía muchos amigos. Se despidió y cruzó la calle porque iba a buscar a una señorita con la que tenía una cita. -¡No te puedo creer! ¡Qué alucinante! Esas son las cosas que te pasan en Nueva York, ¿no Cari? 63 TODAVIA ESTAMOS A TIEMPO -Sí, Mati, pero vamos a comer que tengo hambre. Hoy no desayuné todavía. -Bueno, dale. Hago un llamadito y vamos. -Mati, ¿cómo sigue tu amigo Flavio? Yo hice lo único que pude: rezar por él. -Gracias, Cari, pero por el momento es lo único que se puede hacer. Siempre que podía, seguía en contacto con mis amigos. Con Tere, desde la Argentina, nos comunicábamos casi todos los días por medio del correo electrónico; con Jeanette, nos mandábamos chistecitos de computa do ra a com pu ta do ra: ella, des de el pi so 9 y yo, desde el 10. Con Guillermo, también nos mandábamos correos bastante seguido. Estaba llegando el 4 de octubre, fecha en que comenzaba el seminario, y yo sabía que iba a estar allí. Cómo, no lo sabía, pero tenía esa certeza. En cambio, los hechos me demostraban lo contrario porque, cada vez que me comunicaba con París, no lograba obtener ninguna información concreta. Los días pasaban y yo debía confirmar mi pasaje de avión, entre otras cosas. Lo único que tenía seguro era el permiso en el trabajo. En un momento dije: “Flaco (Jesús), lo pongo en tus manos”. Tal vez, no tenía que ir y mis sentimientos eran equivocados. Avisé en el grupo de oración que no iba a ir al seminario. -¡Cari! ¡Cómo no vas a ir! Hagamos una cosa: 64 TODAVIA ESTAMOS A TIEMPO llamemos a una aerolínea que yo conozco y, si no conseguimos un pasaje barato, no vas, pero si lo conseguimos, llamamos a Francia y reservamos tu lugar en Cross. -Bueno, está bien: trato hecho. Pero ¿vos sos consciente de que si eso sucede tengo que volar en dos días ? -Sí, soy consciente. Si sentís que tenés que ir, ahí vas a estar. Y así sucedió. Confirmé mi vuelo y llamamos a Francia para confirmar mi lugar. Fui -ni más ni menosla úl ti ma en ins cri bir se en un se mi na rio don de participarían, aproximadamente, quinientas personas de todas partes del mundo. Con mi nombre se cerró la lista. En dos días más, sin pensarlo demasiado y después de haberme resignado a no ir, estaba sentada en el avión rumbo a París. Ya había hablado con Tatiana, mi amiga parisina, para saber si me podía quedar en su casa la noche del jueves. -¡Hola!, Tatiana. Voy para el seminario de Cross. Llego el 3 de octubre. ¿Puedo quedarme en tu casa hasta la partida? -Claro, por supuesto que sí. Va a ser muy bueno para la Argentina y para Nueva York que estés presente. Esto es algo así como la oración: cuando rezamos por alguien, aunque no esté presente, tenemos fe de que a esa persona o a esa alma le llega la luz de la oración. Mi presencia en el seminario significaba que tanto Nueva York como la Argentina iban a estar presentes a tra vés mío. Yo sien to que las co sas fun cio nan 65 TODAVIA ESTAMOS A TIEMPO de esa manera. Les conté a mis amigas de la agencia, del grupo de oración, del convent, a las hermanas, y les pregunté si necesitaban que rezara por alguien o algo en especial. No importaba de qué religión eran, ante la duda y siendo gratis, cada uno me dió sus intenciones. Preparé mis cosas y partí. María, Jens y Linda sabían que iba a un seminario, pero creo que nunca les expliqué muy bien de qué se trataba. El lunes posterior a la finalización del seminario, lunes 7 de octubre, María presentaba el proyecto para Latinoamérica en Miami. Sabía todo lo que se había jugado por mí y lo que esto significaba para ella. Por lo tanto, también rezaría por esa reunión; rezaría por la mamá de Linda que no andaba nada bien y por Flavio, el amigo de Mati, que tanto lo necesitaba; por mis padres, mis hermanos, mis amigos, en fin: por toda mi gente allí en la Argentina. Ya estaba en vuelo. Me parecía mentira: hasta hacía dos días no sabía nada y ahora ya estaba montada en aquel avión. Cada vez comprobaba más la certeza de un párrafo que leí alguna vez: “Cuando uno desea hacer algo y está en armonía con el universo, todo éste conspira y predispone todo para que sea logrado, porque viene más allá de un simple deseo humano, es una inspiración para un beneplácito de origen divino...” Sea como fuere, ya estaba en camino. Mi certeza de sentimiento se había hecho realidad. 66 TODAVIA ESTAMOS A TIEMPO Durante el viaje, recé tres vueltas de un rosario como agradecimiento. Era como un retiro espiritual. Estaba más que contenta. ¡Al fin iba a conocer a mi Virgencita! Bueno, en realidad la Virgen María es una sola, con distintas vestiduras, y está en todas partes, pero últimamente tenía especial debilidad por la Virgen de la Medalla Milagrosa en Rue du Bac. Pensar que gracias a la Virgencita del movimiento Schoenstatt y a todo el grupo -Guillermina, María Luz, Alejandro, entre muchos-, el 8 de diciembre de 1998 van a hacer diez años que me bauticé y tomé mi Primera Comunión como Católica Apostólica Romana en una pequeña capilla en el kilómentro cuatro de Bariloche. ¡Ya diez años! ¡Có mo pa sa el tiem po! y que en paz des can se el curita que me dió el bautismo. Yo tenía 17 años y todo sucedió gracias al movimiento del Padre José Kentenich, que enseña a llegar a Jesús a través de María, Madre Universal. Es la pedagogía que enseña a todas las mujeres a ser una pequeña María aquí, en la tierra. Casi nada ¿no? Retomando el tema del viaje, en todo momento me acompañaron una estampita de la Virgen de la Medalla Milagrosa y otra de Jesús -además de la foto de mi familia y de mis amigos. La Virgen se le apareció a una monjita llamada Catalina en una capillita situada en la calle Rue du Bac en París. La primera aparición fue la noche del 18 de ju lio de 1830. Un po co más tar de, la mon ji ta Ca ta li na confiaba a su confesor el siguiente relato: 67 TODAVIA ESTAMOS A TIEMPO “... Hacia las once y media, oí que me llamaban por mi nombre. Miré del lado por donde me llegaba la voz, corrí la cortina y vi a un niño de cuatro a cinco años, vestido de blanco, que me dijo: “Ven a la capilla, la Santísima Virgen te espera”. Enseguida se me ocurrió: ¡pero me van a oir! El niño me respondió: “Estate tranquila, son las once y media, todas duermen profundamente, ven, te espero”. Me apresuré a vestirme y me dirigí del lado del niño, al que seguí por donde iba pasando. Las luces estaban encendidas por todas partes. Cuando llegué a la capilla, la puerta se abrió, apenas la tocó el niño con la punta de su dedo. Las velas estaban encendidas como en la Misa del Gallo. Sin embargo, yo no veía a la Santísima Virgen. El niño me condujo hasta el presbiterio y allí me arrodillé. Hacia medianoche el niño me dijo: “¡Ahí tienes a la Santísima Virgen!” Oí como un ruido, como el roce de un vestido de seda... Una Señora muy bella se sentó en el sillón del Padre Director. El niño me repitió con una voz fuerte: “¡Ahí tienes a la Santísima Virgen!” De un salto me puse a su lado, a sus pies, en las gradas del altar, con las manos apoyadas en sus rodillas. Allí estuve no sé cuánto tiempo; transcurrió un momento, el más dulce de mi vida... La Santísima Virgen me dijo cómo debía comportarme con mi director, y me confió varias cosas...” Lo esen cial de es tas co sas, re ve la das más tarde, lo encontramos en un relato escrito de su puño y letra, en 1876, unos meses antes de su muerte: “... Hija mía, Dios quiere confiarte una misión. Será causa de muchas penas, pero te sobrepondrás pensando que lo haces por la gloria de Dios. Te contradirán, pero tendrás la gracia; no temas. Verás ciertas cosas, da cuenta de ellas, te sentirás inspirada en tus oraciones... Corren malos tiempos. Las desgracias se abatirán sobre Francia; el trono será derrocado... el mundo entero será abrumado por desgracias de toda clase...”, pero... “Venid al pie de este altar. Aquí las gracias serán derramadas sobre todas las 68 TODAVIA ESTAMOS A TIEMPO personas que las pidan con confianza y fervor. Se derramarán sobre grandes y pequeños...” “No sé cuánto tiempo pasó”, diría Catalina. “La Virgen desapareció como una luz que se va apagando”. La segunda aparición fue el 27 de noviembre de 1830. “Dios quie re con fiar te una mi sión...”, ha bía di cho la Virgen a Catalina. El 27 de noviembre fue cuando se le reveló esa misión. Leamos su relato : “Era el sábado víspera del primer domingo de Adviento, a las cinco y media de la tarde. En el silencio, inmediatamente después de leer el punto de la meditación, me pareció oir un ruido del lado de la tribuna; miré por aquel lado y ví a la Santísima Virgen. Estaba de pie, vestida con una túnica de seda color blanco aurora, los pies apoyados en una “bola” de la que yo no veía más que la mitad; en sus manos levantadas a la altura del pecho sostenía un “globo” de una manera muy sencilla, los ojos elevados hacia el cielo... su rostro era de una belleza tal que no la podría describir. Y después, de repente, vi unos anillos en sus dedos, cubiertos de pedrerías, unas más grandes y otras más pequeñas, que despedían rayos unos más bellos que otros... Cuando la estaba contemplando, la Virgen bajó los ojos, dirigió hacia mí su mirada y una voz interior me habló: “Este globo que ves representa al mundo entero, especialmente a Francia... y a cada persona en particular.” “Aquí, no sé expresar lo que experimenté, lo que vi, la belleza y el resplandor de los rayos de luz tan bellos...” La voz me dijo también: “Estos rayos son el símbolo de las gracias que derramo sobre las personas que me las piden.” En aquel momento, yo existía, o no existía, no lo sé.. Se formó en torno a la Santísima Virgen como un marco, un poco ovalado, en el que estaban escritas en letras de oro estas palabras: “Oh María, sin pecado concebida, ruega por nosotros que recurrimos a Tí” Entonces se dejó oir una voz: 69 TODAVIA ESTAMOS A TIEMPO “Haz acuñar una medalla según este modelo. Las personas que la lleven recibirán grandes gracias; las gracias serán abundantes para las personas que tengan confianza ...” Algunas de las piedras preciosas no despedían ningún rayo de luz ... “Es tas pie dras que que dan en la som bra sig ni fi can las gra cias que se olvidan de pedirme.” “Al instante pareció que el óvalo daba vuelta. Vi el reverso de la medalla: la letra M coronada por una cruz, debajo dos corazones, uno rodeado de espinas y el otro atravesado por una espada. Me pareció oir una voz que me decía: “¡La letra M y los dos corazones dicen bastante!” María y Jesús: dos sufrimientos unidos para nuestra redención. (Extraido de la publicación que se realizó en Francia, París, para Rue du Bac.) La verdad: cuando comencé a contarles esta parte de mi viaje, nunca pensé que incluiría todo esto. Pero bueno, las cosas suceden así. Quería ir a esa iglesia en Rue du Bac. -Tatiana, por favor, quiero que me acompañes a la iglesia de la Virgen de la Medalla Milagrosa. -Sí, Cari, como no. De paso, aprovecho para comprar unos rosarios que quiero enviar a la Argentina. Y allí partimos. Comenzaba a invertir bien las pocas ho ri tas que te nía en Pa rís. Pri me ro fui a co no cer el Sa gra do Corazón y luego partimos a donde yo tanto quería ir. Justo escuchamos el final de una misa, nos quedamos allí un rato, y yo me arrodillé frente al altar donde la Virgen había dicho: “Venid al pie de este altar. Aquí las gracias serán derramadas ...” Allí estaba yo. ¡En ese momento, no lo podía creer! Pedí una por una 70 TODAVIA ESTAMOS A TIEMPO las intenciones que me habían encomendado y también las mías. Luego, salimos de allí. Yo estaba feliz. -Cari, vamos a comprar los rosarios. -Bueno. Al lado de la iglesia había una santería. Apenas entramos, vi la imagen de la Virgen de la Medalla Milagrosa: muy dulce, hermosa. Y hubo algo en mi corazón que me decía que la comprara. Era una representación muy linda, de aproximadamente 60 cm. Pregunté el precio y salimos. -Cari, si te interesa comprar una imagen, podemos ir a ver otras. Tal vez consigas algo más barato o más lindo. -Bueno, en realidad nunca pensé en comprar una imagen, pero esta tiene algo especial. Igual vamos a ver otras. Fuimos a varios lugares, pero yo sabía que era aquella. -La verdad es que esa era la más linda ¿no Cari? -Sí, cuando a mí se me pone algo en el corazón y en la cabeza, es muy difícil cambiarlo. Rompí mi alcancía y utilicé aquel dinero que había llevado por si surgía cualquier emergencia para comprarla. Recordaba mis conversaciones con mamá acerca de la Virgencita, cuando me contaba que le había dado mi carta al Obispo, pero que no había avanzado demasiado. Ya teniendo la imagen, sería mucho más fácil colocarla allí, al pie del Cerro Catedral, en Bariloche, don de ella lo ha bía pe di do. ¿Có mo en viar la a la Argen ti na? Ya lo solucionaría. El vier nes 4 de oc tu bre, a las seis de la ma ña na, partimos en “colectivo” rumbo a Cross. Tatiana se 71 TODAVIA ESTAMOS A TIEMPO levantó conmigo y me dejó en el punto de salida. Me acompañó y esperó hasta que partimos ¡Qué gran per so na! Te nía mos que pa sar unas cuan tas ho ras sentados allí arriba. Yo estaba sola y no veía ninguna cara conocida. Durante el viaje, comenzamos a rezar, a rezar y rezar. Obviamente, yo viajaba con mi “copiloto”, la Virgencita. Esas son las cosas inexplicables del corazón: cuando el mensaje es muy claro, es muy, pero muy difícil decirle que no. Y ¿quién se aloja en nuestro corazoncito? ¿Dios, tal vez? Bueno, basta de filosofar. El viaje fue muy interesante. Conocí gente de todas partes del mundo. Recuerdo, con cariño, a un hombre de Nueva Zelandia. ¡Qué persona especial! Abuelo de varios chicos y con mucha sabiduría, mucha experiencia de vida. Llegamos a Cross, dejamos las valijas, y ¡oh sorpresa!: Armelle B. era mi compañera de cuarto. Nunca voy a olvidar aquellas conversaciones que habíamos tenido en la Ar gen ti na po co me nos de un año atrás, en di ciem bre del ´95. Ella me contaba lo que era sentir la fuerza de Dios adentro. Sí, sonaba muy lindo, pero yo -la verdad -no sentía nada de todo eso. Luego de mi primer seminario en Perú, comencé a rezar a toda hora y en todo lugar. Las cosas en el trabajo no estaban fáciles, pero sentía que no tenía que tomar ninguna decisión, sino seguir caminando. Mi única ancla y quietud interior era la oración. Y así fue como, a través de ella, co men cé a sen tir esa fuer za de aden tro, co men cé a escuchar a Dios en mi corazón y ese fue el comienzo de este gran camino. Gracias a Ivonne y a 72 TODAVIA ESTAMOS A TIEMPO IVI, me acerqué a la oración y esto cambió mi vida. Si no lo hubiera sentido así, yo creo que no hubiera tenido las fuerzas para irme a Nueva York de la manera en que lo hice. El seminario fue muy interesante. La Virgencita, siempre presente. Vi a Ivonne, lo cual me dio mucha alegría, y le hice la pregunta del millón: “¿Cuándo voy a conocer al hombre de mi vida?” Me dijo que pronto, pero con lo inestable que estaba mi presente, era muy difícil encontrar a alguien. En fin, nunca se sabe. Lo vi a Gogo. Eramos los únicos dos de la Argentina. Fue una sorpresa verlo. El no sabía que yo iba a estar allí. Bueno, en realidad, yo tampoco; la alegría fue muy grande. La Virgencita fue el bebé del seminario porque, como yo no la quería dejar ni a sol ni a sombra, estaba siempre presente en todos lados. Me ayudaban a trasladarla porque pesaba un poquito. Estaba tan bien embalada para el viaje que la mantenía oculta, hasta que el do min go de ci dí pre sen tar la en so cie dad. El sacerdote de la iglesia de Rue du Bac la bendijo junto con las medallitas que había comprado para regalar y, antes de cerrar el seminario, Ivonne también le dió su bendición. ¡Cuánto viaje! Cuando me quise acordar, ya estábamos de nuevo en el “colectivo” para regresar. Me despedí de Gogo y, con toda mi confianza, le entregué la Virgencita para que la lleve a la Argentina. Como él regresaba vía Barcelona, nos despedimos en ese momento y ahí partieron . Los adoro a él y a Mirta, que no pudo viajar. 73 TODAVIA ESTAMOS A TIEMPO Ellos eran los animadores de mi grupo de oración. Cuando compré la Virgencita, internamente, tuve la sensación de que todo iba a estar bien, que no había de qué preocuparse. Mis padres iban a estar bien y, cuando yo regresara a la Argentina, -todavía no sabía cuandoya iba a estar Ella en el lugar donde lo había pedido: al pie del Cerro Catedral, en Bariloche. ¡Qué lindo de sólo pensarlo! El viaje fue agotador. Y ¡todo lo que me faltaba todavía! Llegaba a París a las seis de la mañana y a las nueve ya tenía que estar en Orly otra vez para partir a Nueva York. Me fue a buscar Tatiana y desayunamos juntas. Ella no entiende nada de español y yo, de francés, menos; por lo tanto, nos comunicábamos en inglés. Le conté un poquito sobre mi seminario, me di un baño, y partimos al aeropuerto. Orly/Kennedy, vuelo FF037 , 07 OCT ,12:10 hs. Debía dormir todo lo que pudiera porque, apenas llegaba, tenía que ir a trabajar, pero las cosas se complicaron en el ae ro puer to y el vue lo se de mo ró. Lla mé a Ann Ma rie y a Nick, los ejecutivos de cuenta con los que había comenzado a trabajar la última parte del proyecto. Só lo pu de co mu ni car me con Nick. Le co men té lo su ce di do con el avión y lo del retraso y, para finalizar la conversación, le dije: “O.K. I see you mañana”. Le causó un poquito de gracia. Es que después de estar todo un fin de semana sin saber si tenía que hablar inglés, español, o tratar de entender francés, tenía los cables un poco cruzados. Este llamado lo hice desde el aeropuerto JFK porque, como ya era tarde para el trabajo, 74 TODAVIA ESTAMOS A TIEMPO lla mé pa ra avi sarles que no iría porque se había com pli ca do el vuelo. Minutos más tarde, estaba en el convent. ¡Hogar Dulce Hogar! otra vez. Llegué y, en la recepción, no vi a ninguna de las chicas. Encontré en la pizarra de los mensajes una notita, que todavía hoy tengo guardada de recuerdo, que decía lo siguiente: CARINA FURLAN Carina, llamó tu mamá para ver que tal habías llegado y que ¡ YA ERES TIA! Es niña y le van a poner Angeles. ¡Felicidades! Patty. No lo podía creer: ¡mi primera sobrina! La verdad es que estaba feliz y, a la vez, triste por no poder estar allí. Es to es lo que su ce de cuan do es tás le jos de tu fa mi lia, de tu país y de tus amigos. Ya había ido para el casamiento de mi hermano; otro viaje, no podía, pero me moría de ganas. Mi amiga Mariel me había dicho: “ Vas a ver que ser tía es ¡un éxito!” (traducido a nuestra jerga: es ¡increíble!). También le habían entregado el diploma de ingeniero a mi hermano. ¡Cuanta cosa! ¿no? Me enviaron una foto donde está con Valentín. Los dos se recibieron juntos. Y ahora yo puedo imprimir to do lo que es cri bo gracias a que él me pres ta su im pre so ra. ¡Gracias! Bueno, así es como recibía yo y recibían ellos las noticias: a través de fotos. To do tie ne su pre cio. Las emo cio nes que vi vía a dia rio eran tan fuertes que se me hacía muy pesado no poder compartirlas con mi familia, con mis amigos. Por suerte, en Nueva York hice amistades de hierro y 75 TODAVIA ESTAMOS A TIEMPO ¡gracias a Dios! porque sin ellas, no sé si hubiera aguantado. Después de tanta emoción, subí a mi cuartito y me tiré a dormir un rato. Para un fin de semana había sido mu cho: mu chas emo cio nes, mu cho via je. Se guía pa re cién do me extraña la sensación de llegar a Nueva York y sentir que llegaba a casa. LOCO ¿NO? Más tarde, vi a mis amigas del convent. Me crucé al cuarto de Gloria, Lourdes y Vero para ver mi novela favorita, les di las medallitas que les había traído y me fui a dormir: suficiente por ese día. De vuelta en mi cuartito, el 222. ¡Cuánto cariño le tenía! ¡Había soñado tantas cosas, había llorado tanto dentro de esas cuatro paredes! Siempre recuerdo cómo me gustaba mirar a través de la gran ventana, con música suave, reviendo las fotos de mis amigos y seres queridos y, cada vez que miraba, sentía que esos momentos los iba a recordar siempre. El puerto quedaba a unas pocas cuadras de Centro María y cada tanto se escuchaba el saludo de un gran bar co. Nue va York, Nueva York: ¡qué lin do fue co no cer te! Hoy, 21 de abril de 1997, estoy sentada frente a esta computadora y no me cuesta nada trasladarme a esos momentos. ¡Cuántas cosas compartidas y vividas! ¡Ojalá puedas llegar a sentir algo de lo que yo pude sentir en cada milésima de segundo que vivía y ojalá pueda transmitirte con este gran o pequeño relato cosas de la vida! Allí, mi vida continuaba. Tenía que volver al trajín de todos los días. A las 7:45 hs. de la mañana, bajé a desayunar, como todos los días. Medio dormida, saludé a 76 TODAVIA ESTAMOS A TIEMPO Patty, a Rosario, a Adriana, a Alessandra, a Marta, a las her ma nas y a otras ami gas más que to da vía no ha bía visto. Como todas las mañanas, tomé la calle 54. Tenía muchas ganas de ver a mis amigas de la agencia. Tania y Mariel habían regresado; Jeanette nunca se había ido. Desde que Tania regresó, pasó a ser mi vecina de ofi ci na. Fue muy lin do se guir com par tien do mo men tos. Con Mariel, cada tanto, nos íbamos de shop ping por la agen cia. Cuan do al guien se iba, seleccionábamos los muebles de esa oficina que quedaba libre y, así, seguíamos equipando las nuestras. -¡Cari!, redecorémosle la oficina a Tania de sorpresa. -Bueno, dale. Ya vengo, Mariel. ¡Cuántas cosas y momentos compartidos! Un día, Mariel me dijo: -Yo una vez estuve llorando en esta misma oficina, en esa misma silla. No es fácil vivir en Nueva York, en un ambiente competitivo como este. Hay que ser muy fuerte. Yo estuve ahí mismo llorando por las mismas cosas, pero no me dejé vencer y no me arrepiento. Sé que sos sensible y tenés la misma manera de sentir y de vi vir que tengo yo. No te rin dás ni to més una de ci sión apre su ra da so bre na da. Al me nos, que mi ex pe rien cia te sirva para darte cuenta de que no estás sola en esto. Jeanette me ayudaba a hacer mi currículum al estilo norteamericano para conseguir trabajo y escuchaba mis historias del corazón. Nos daba mucha pena saber que, en poco tiempo, nos separaríamos. Les conté que 77 TODAVIA ESTAMOS A TIEMPO había pedido por las intenciones de cada una y que las había tenido muy presentes en mis oraciones. Vos, Tania, seguro que tampoco te vas a olvidar nunca de esa tarde en que nos quedamos charlando en mi oficina y yo te contaba de mi fe en la Virgen, entre otras cosas. -Chicas, hoy nos juntamos en el bar del octavo piso y luego vamos a dar una vuelta. -Bueno, tarde reservada. Compartíamos risas, llantos, logros, historias de amor: TODO. Con mi amigo Mati también seguíamos saliendo y compartiendo momentos, historias. ¡Una gran persona! El pro yec to del tra ba jo iba vien to en po pa; los tiem pos estaban bien manejados y los resultados eran muy buenos; gustaba mucho. Con Jens teníamos que seguir subiendo al piso del estudio de arte para que armaran las veinte cajas de las credentials; al otro día eran veinticinco. Un día, lle gó An ton, un chi co búl ga ro que iba a trabajar en el Departamento Internacional de la agencia haciendo un training. También Andrea, de Alemania. Una gran mezcla, pero muy divertida. María seguía a la cabeza de todo. Le conté que en Francia había rezado bastante para que, en la reunión de Miami, la presentación del proyecto saliera bien. -Se notó que rezaste, Cari, porque hasta aplaudieron en la presentación. Y ahí fui yo, más allá de su credo, con el regalo de la medallita y “aunque no creas, no importa: igualmente te va a cuidar”. A Linda también le di la suya. Me encantó que la recibieran con tanto cariño. 78 TODAVIA ESTAMOS A TIEMPO Días después, en el lobby de la agencia, vi a un hombre cuya cara me resultó muy conocida. -¡Dylan! Yo soy Cari, la directora creativa argentina que recomendaste para un training sin conocerme personalmente. (Lo había reconocido porque, cuando trabajé en el proyecto, había visto las fotos de todos los directivos y él era uno de ellos.) -Cari, ¿nos vemos en la oficina de María? -O.K. Enseguida subo. ¡Qué lindo conocerlo personalmente! Me dijo que estaban muy contentos con el trabajo. -¿Cuándo regresás a la madre patria? -No lo sé. Tengo ganas de intentar algo en España, pero creo que a mediados del `97 voy a estar por allí. -Bueno, cuando vuelvas, vení a vernos. -Un gusto, y me dió mucha alegría conocerte. Mandale saludos a Machi y a Pato, por favor. -O.K. Chau. -Chau y gracias. ¡Qué extraño! Toda la historia que se había tejido desde la primera vez que hablé con él era increíble, increíble. Mientras tanto, en el convent había un gran acontecimiento: la Madre General de esta congregación, que está en el mundo entero, venía de visita a Nueva York después de seis años. Yo creía que no iba a poder estar porque era la fecha paralela a la del seminario, pero se fue postergando y, al final, estuve en todo. Tuve una charla muy interesante con ella. Utilizaron la decoración que yo les había hecho como parte de pago. Y para 79 TODAVIA ESTAMOS A TIEMPO variar, las hermanas, como todas, nos querían convertir a hermanas, pero yo ya les había explicado que sentía que mi misión era otra y que tenía muchas ganas, si encontraba a la persona, de formar una familia y de tener hijos. Cada tanto era bueno recordárselo para que lo tuvieran presente. Para ese entonces, ya había comenzado a salir con Guillermo, mi amigo mejicano. En esencia, no cambió demasiado la relación porque seguíamos compartiendo las mis mas co sas. Me ayu da ba a pen sar en mis asun tos y compartíamos experiencias muy fuertes que nos sucedían a los dos. Como le dije a él: “Más allá de lo que pase entre nosotros, nunca te voy a olvidar porque fuiste la persona con quien compartí de cerca toda esta historia de mi vida tan importante.” El me contaba sus primeros días en Nueva York, de la nieve (¡cómo me hubiera gustado conocer Nueva York nevado!). Ade más, él es muy de vo to de la Virgen ci ta de Gua da lu pe, por eso, también, íbamos a misa juntos. Yo, en breve, volvería a la Argentina y él a Méjico, con lo cual, no había muchas posibilidades, pero nuestra amistad nunca se perdería. Recuerdo, con asombro, las conversaciones que tenía con el padre Lionel B., un sacerdote indú que estaba misionando en Nueva York, en la parroquia de la calle 51 y que cada tanto daba misa en la capillita del convent. Hablaba mucho con él y me ayudaba a comprender ciertas cosas del corazón y de la vida. Con Gloria, Lourdes, Verónica y Patty hablaba bastante también porque todas éramos muy parecidas: 80 TODAVIA ESTAMOS A TIEMPO románticas y soñadoras. -Cari, pero la situación en la que estás es la menos apropiada para poder estabilizarte y estar, realmente, en pareja. -Sí, lo sé, Gloria, pero más allá de todo, siento que estar acá es lo que tengo que hacer y, por eso, está todo bien. Algún día descubriré los motivos. Hay determinados momentos en los que uno “ piensa cómo quisiera” que fueran las cosas y, por otro lado, la realidad nos hace “sentir cómo tienen” que ser las cosas. Por más que la realidad de lo que sentimos no coincida con lo que nosotros quisiéramos que fuera, hay que tener fuerzas. No distraernos con nuestros carprichos, y aceptar las cosas como son, porque allí es donde el fla co nos es tá marcan do el ca mi no y guian do pa ra cre cer. Si for za mos las si tua cio nes, se pierde to do, in clu si ve la posibilidad de aprender sin lastimarnos tanto. Es como una vieja frase que escuché alguna vez: “Dios, dame fuerzas para cambiar aquellas cosas que sí puedo cambiar, valor para aceptar aquellas que no puedo, y sabiduría para reconocer la diferencia”. Está muy clarito, ¿no? Bueno, vamos a lo nuestro. Seguimos con la historia. No te enojés, pero me sucedió algo que merece la pena ser contado. Son dos minutos y ya seguimos... Hoy es 1 de mayo de 1997 y estoy aquí, escribiendo. Ayer volví a ver a Machi después de casi un año. ¿Te acordás?: la persona que me dió la carta de recomendación aquí, en la Argentina, el 8 de mayo, antes de partir. Bueno, nunca había tenido la posibilidad de hablar 81 TODAVIA ESTAMOS A TIEMPO con él y contarle todo lo sucedido a partir de su carta. Le con té co sas que nun ca ima gi nó que su ce de rían lue go de su recomendación. Y otra cosa que menos se imagina es que está siendo un protagonista importante de este libro y que nuestro encuentro de ayer está formando parte de esta página. Ayer, 30 de abril de 1997, fue mi primer día de trabajo temporario en la misma agencia de publicidad de Nueva York pero aquí, en la Argentina. Pablo, Ana, Javier, Esteban me preguntaban: “Y vos, ¿cómo apareciste acá?“ Difícil de contar en poco tiempo, ¿no? Pero les juro que hice mi mejor intento. Tal vez, algún día este libro llegue a sus manos y se enteren de algo más. Bueno, volvamos a Nueva York. Recién llegada de mi seminario en Francia, estaba dispuesta a trabajar duro porque tenía que terminar todos los proyectos. Mientras tanto, seguía comunicándome con Tere: e-mail va, e-mail viene; era mi único contacto directo con la Argentina. Pobre, me tenía que bancar tanto mis pálidas como mis alegrías. Un día, estaba harta de todo, de todos; otro día, estaba feliz. Mi situación era muy poco estable y mis emociones también. Un e-mail que le mandé cuando recién llegué del seminario decía: Date: martes 10 Oct. 10:12 From: Carina Furlan To: Tere Subject: Aquí Cari again in N.Y. ¡Hola pendex! ¿Cómo andan las cosas por allí? 82 TODAVIA ESTAMOS A TIEMPO Yo acá estoy muy bien, estoy comenzando en el trabajo la segunda parte del proyecto, estoy bastante ocupada. Pero ya necesito un poco de estabilidad emocional así que, si no surge nada antes de fines de diciembre, regreso a la Argentina porque la verdad, ya medio año de aquí para allá sin saber que va a pasar. Te cuento que en Francia me fue muy bien y el seminario fue muy interesante. Recé mucho por todos. Ojalá que todo ande aunque sea un poquito mejor. Con respecto a amores, las cosas con Guillermo van bien, pero tranqui porque la situación de ambos hace que no dé para más. Bueno, negri, te mando un beso enorme, y ya sabés: si no surge nada antes de diciembre, tu amiga trotamundos estará otra vez por Buenos Aires. Te adoro. Cuidate y contestá pronto. Besitos. Cari. Yo seguía con mi vida inestable. Recuerdo cuando Silvia, la mujer que trabajaba en la agencia en recursos humanos, me decía: -No entiendo cómo podés vivir al día, tan inestable, sin saber qué vas a hacer mañana. -Te soy sincera, yo tampoco sé cómo lo hago. Pero en realidad, nadie sabe exactamente qué le va a suceder el día siguiente ¿no? El trabajo en la agencia ya estaba llegando a su fin. Mi amigo Mati se había cambiado de oficina y ahora me quedaba más lejos ir a visitarlo. El me seguía aguantando mis historias y yo compartía las suyas. Mariel, Jeanette y Tania estaban medio tristes, como yo por que, pro ba ble men te, en unos me ses nos se pa ra ría mos. La última parte del trabajo que estaba haciendo en la 83 TODAVIA ESTAMOS A TIEMPO agencia estaba quedando muy bien. El video de animación ya estaba casi listo, por lo tanto, lo iba a poder terminar antes de que finalizara mi trabajo allí. Constantemente, trabajaba con Path, el encargado de audiovisuales. En este interín, Mati viajó a la Argentina por trabajo. Cada vez estaba más cerca de la finalización del proyecto y esto me producía muchos y variados sentimientos. No sabía cómo iba a continuar mi vida de ahí en más. No importaba, me dediqué a construir el presente y listo. Con papá y mamá, en la Argentina, hablaba seguido. Estaban muy contentos por esta linda experiencia de vida que estaba teniendo: -Cari, ¡qué lindo lo que estás viviendo! Me pone muy contenta. La verdad es que me gustaría ir a verte y compartir un poco más de cerca todo, pero, como ya sabés, las cosas no están fáciles acá. -Sí, ya sé que las cosas no están fáciles. Los extraño un montón, y muchas veces me gustaría estar con ustedes en casita. Parecía que no iba a surgir ningún trabajo más y me iba a tener que volver a la Argentina. Ya se había realizado una presentación del proyecto en Londres y en Miami y, según me contaron, fue todo un éxito. -Ma ría, ¿hay al gu na po si bi li dad de que an tes de re gre sar a la Argentina pueda conocer personalmente a Michael? (máximo ejecutivo de esta empresa en el mundo). 84 TODAVIA ESTAMOS A TIEMPO -Sí, por supuesto. El ya te conoce, sabe que Carina está haciendo el proyecto, que Carina tal cosa, tal otra. Pero claro, personalmente, todavía no. Necesitábamos grabar la voz de Michael, ya que iba a estar en el video de animación. Lo conocí personalmente en el momento de la grabación. La verdad es que me impactó: es un hombre muy alto y con mucha presencia. -Carina, quiero verte la próxima semana. -O.K. Yo no lo podía creer: iba a tener una entrevista con él. -María, vos le dijiste que yo lo quería conocer y, por eso, me pidió verlo la semana próxima ¿no? -No, yo no le dije nada. Fue él mismo quien dijo de verte. ¡Guaaauuu! Ya me estaba poniendo nerviosa. La realidad me superaba. Había llegado allí sin nada, sólo con muchas ganas y una carta de recomendación. Entré en la agencia con un training y, meses más tarde, ya había logrado tener una entrevista con -ni más ni menos- el máximo ejecutivo de esta agencia en el mundo. Eran mis úl ti mos días de tra ba jo y allí es ta ba, un po co tris te. Le ha bía pe di do a Ma ría si no po día escribirme una carta de recomendación contando todo el tra ba jo que yo ha bía he cho en la agen cia. Por su pues to, aceptó encantada. Yo le mostré la carta que me había escrito Dave, el director creativo para el que había trabajado los meses anteriores a comenzar con el proyecto. La voy a compartir con vos porque es muy linda y describe bastante lo arrebatada que soy: 85 TODAVIA ESTAMOS A TIEMPO 86 TODAVIA ESTAMOS A TIEMPO Dave (...) Director Creativo ¡Felicitaciones! Se pueden considerar afortunados de que Carina Furlan esté evaluando la posibilidad de trabajar para su empresa. Carina llegó a nosotros aquí a (...) USA, en junio de 1996. Me la presentaron, le dieron una oficina, y me llamó cinco minutos más tarde. Quería revisar su porfolio. ¡EN PERSONA! y ¡AHORA! Desde ese momento, ha tenido una constante y buena predisposición. Como podrán apreciar por medio de su porfolio (y con ella a su lado), Carina es una diseñadora increíble por la cantidad de experiencia que tiene. Cuando le asignaba alguna tarea, me impresionaba enormemente y, a la vez, me interesaba cómo atacaba su trabajo. Tenía que aprender y entender la esencia de cada empresa, servicio, fundación, etc. Hacía preguntas constantemente hasta sentir que tenía la suficiente información en la cual poder basar sus diseños. Carina comprende conceptos de publicidad y cuenta con una gran capacidad para llevarlos a cabo con su estilo limpio y contemporáneo. Pone en práctica sus pensamientos de manera clara y rápida con razones justas para cada tipo de letra, toque de color y concepto espacial. Entiende las directivas en forma excelente y capta las críticas y peculiaridades de los clientes. Carina es una persona seria, agradable, cariñosa y divertida. Un día me dijo: “Amo mi trabajo”. Nunca voy a olvidar la expresión que tenía su mirada. Dave (...) 87 TODAVIA ESTAMOS A TIEMPO ¿Qué te pareció? Diferente ¿no? Realmente Dave es una muy linda persona a la cual tanto Tania como yo le tomamos muchísimo cariño dado que las dos trabajábamos para él. Ya estaba en la cuenta regresiva: cada vez me quedaban menos días para trabajar allí. Estos fueron los últimos e-mails que recibí antes de entregar la computadora: To: C.Furlan From: Jeanette Subject: ¡Hola! Date: Martes, 29 de octubre, 1996 10:59 ¡Hola linda! Paso en un ratito. Bueno, te estaba escribiendo y no terminé pero quería mandarte un beso grandote y decirte que no quiero pensar en tu último día porque me deprimo muchísimo. Cuídate y te veo luego. Jeanette To: C.Furlan From: Mariel Subject: Pendex Date: Miércoles, 30 de octubre, 1996 12:03 No me lo tienes que decir, yo sé que cuento contigo siempre. Gracias por recordármelo. Te quiero un montón. Mariel Mis ami gas de la agen cia me es cri bían se gui do. Tania no podía porque en su computadora no tenía e-mail. Es te es otro men sa ji to que re ci bí des de la Argen ti na: 88 TODAVIA ESTAMOS A TIEMPO To: C.Furlan From: Tere Subject: Tere Date: Miércoles, 30 de octubre, 1996 14:15 Mis cosas por acá andan bien, más que nada estoy organizándome un po co en to do sen ti do. Con mi chi co las co sas an dan bien. Te man do un beso muy grande. Contestame así nos escribimos hasta el lunes. Tere Y así fueron mis últimos días: que hoy nos juntamos en el bar para despedirnos, que mañana también, que... El último día, ya estaba todo el proyecto terminado y María nos invitó a Jens y a mí a almorzar en un lugar muy lindo en la Avenida Lexington. Otra realidad que me su pe ra ba. Ma ría, con la que ha bía te ni do mi pri mera en tre vis ta, es ta ba al mor zan do con mi go y diciéndonos lo contenta que estaba de cómo habíamos trabajado en el proyecto. Más allá de lo profesional -creo que es excelente-, María es una persona espléndida y nunca le voy a dejar de agradecer el haber confiado tanto en mí. ¡Gracias! An tes, Jens ha bía pre pa ra do un pe que ño fes te jo co mo despedida y me regalaron una planta lindísima con una foto de cada uno. Me emocioné bastante. ¡Ah! y en ese mo men to, me die ron la increíble car ta de re co men da ción que decía: 89 TODAVIA ESTAMOS A TIEMPO 90 TODAVIA ESTAMOS A TIEMPO María (...) Vice Presidente Senior de (...) Worldwide. A quién corresponda: Carina Furlan trabajó para (...) Worldwide como Directora de Arte freelance desde mayo hasta octubre de 1996. Durante ese tiempo, estuvo a cargo de diversos trabajos para clientes locales (...) de USA, como por ejemplo: (...) productos de papel, (...) línea de cruceros, (...) importante banco internacional. Sin embargo, su tarea más importante fue desarrollar y llevar a cabo todo un nuevo diseño de las credentials de las agencias (...) Worldwide. Creó un sistema de presentación modular que permite el uso flexible y a medida para cualquier fin. En base a una estructura y distribución claras y uniformes, diseñó el documento de presentación general para (...) Worldwide como así tam bién las res pec ti vas adap ta cio nes pa ra (...) USA y (...) La ti noamérica. Carina también creó y dirigió la realización de un nuevo video de animación para el showreel creativo mundial de (...) Worldwide, el cual refleja y complementa el diseño de las credentials impresas. Estas nuevas credentials fueron aprobadas por la gerencia general de (...) Worldwide y, en la actualidad, están siendo adoptadas por las oficinas centrales regionales y por las demás agencias (...) dentro de la red mundial. Por primera vez desde el relanzamiento de la agencia (...) en 1994, la red va en camino a utilizar un concepto y un diseño de presentación uniformes en todo el mundo. Este logro, basado en el trabajo de Carina, habla por sí mismo. Resumiendo, el trabajo realizado por Carina durante su estadía en (...) fue excelente. Su talento y capacidad son evidentes, no sólo a través de la realización de sus tareas, sino también a través de la buena aceptación que tuvo de sus colegas del Departamento Creativo y del Departamento de Cuentas. Carina nos deja hoy para hacerse cargo de nuevos proyectos. Le deseo lo mejor, tanto en su carrera profesional como en su vida personal. Y espero poder servirle como referencia en cualquier momento. María (...) SVP Operaciones Internacionales. Nueva York, octubre de 1996. 91 TODAVIA ESTAMOS A TIEMPO Increíble ¿no? Mientras tanto, me estaba mudando del convent porque, a principios de mes, tenía que dejar mi cuarto. Marie Francoise, integrante del grupo de oración, me ofreció su casa hasta mi partida, mejor dicho, durante mi tiempo de indecisiones. El primer fin de semana del mes de noviembre me tocó la mudanza. Fue muy duro y difícil. Había vivido muchas cosas allí, en esas cuatro paredes y, de un día para el otro, ¡pluff ...! otra per so na iba a ocu par ese lu gar. Te nía va rias co sas, pe ro no me podía llevar todo porque era demasiado. Estuve exactamente diez horas armando los bolsos, orde nan do, lim pian do. Era in creí ble co mo en esos me ses había juntado tantas cosas. Estaba por cerrar el cuarto cuando la hermana Yoyi me alcanzó un fax de Carola, desde la Argentina, que decía, entre muchas cosas: “Estoy contenta de que estés bien. Vas de un lado para otro, parece que tuvieras el mundo en tu manito...” Te puedo asegurar que, en ese momento, eso era lo que menos sentía: estaba muy, muy triste, sin saber cómo iba a continuar mi película; no tenía ni la menor idea. Igualmente, iba a esperar hasta tener la reunión con Michael para ver qué pasaba. Con Vero, una amiga del convent, ya nos habíamos hecho muy, pero muy amigas. Una de las tantas amigas que aguantaban las inestabilidades en mi estado de ánimo. También Macarena, otra amiga argentina con la que íbamos al Soho y compartíamos lindos momentos juntas; ella también estaba en publicidad, pero 92 TODAVIA ESTAMOS A TIEMPO trabajando en otra agencia. Recuerdo cuando me acompañaban al muellecito. Una vez, Vero me acompañó pa ti nan do a ver el atarde cer. ¡Cuán tos mo men tos inolvidables! Cuando salíamos con sus amigos mejicanos: ¡qué lindo y divertido! Ella también se había ido del convent y estaba parando en la casa de una amiga porque pronto se iba a Miami. Llegué al departamento de Marie Francoise y la verdad es que, a pesar de conocerme tan poco, fue super amable conmigo. Viví con ella una de las semanas de mayor indecisión de mi vida. Con Guillermo seguíamos saliendo, pero esa era una de las tantas cosas que llegaban a su fin. Al menos, terminaba un ciclo. Llegó el día de la entrevista con Michael. Estaba un poco nerviosa, pero no demasiado. Me arreglé y salí rumbo a la agencia. Pasé a buscar a María por su oficina y, juntas, fuimos a la de Michael. Era una oficina muy bonita y él, muy amable, nos hizo entrar. Le presentamos el video de animación, el cual le gustó mucho. Luego le pe dí su opi nión: que ría sa ber cuál era la me jor ma ne ra para lograr ser un miembro permanente de la agencia. Me dijo que mis habilidades eran grandes y que había demostrado mucha destreza en todo lo realizado, que le interesaba que me quedara, pero la decisión dependía de algunos temas que no tenían que ver conmigo, sino con una situación de la agencia. Había una cuenta muy grande que estaba en revisión y, si la perdían, obviamente, no me iban a poder incluir en el presupuesto del año siguiente. Para mí fue una 93 TODAVIA ESTAMOS A TIEMPO ex pe rien cia muy in te re san te ver a una per so na tan im por tan te y que se comportara con mucha rectitud y una sencillez increíble. En el Departamento Internacional, estaban contentos porque pensaban que había grandes posibilidades para que me quede. Por el momento, no me podía basar en eso porque no había nada concreto. El 8 de noviembre la llamé a Caro porque se casaba en la Argentina. Me dió pena no poder estar. La llamé por teléfono desde Battery Park, donde solíamos ir a patinar juntas y charlar, charlar y charlar, pero no la encontré. Hacía segundos que se había ido a la peluquería. Ya es tá ba mos a me dia dos de no viem bre y mis planes eran un caos. Un día me levantaba y me decía: “No, Cari, definitivamente, tenés que quedarte acá y esa última plata invertirla en conseguir trabajo”; al día siguiente: “No, definitivamente, tenés que aprovechar tu pasaporte europeo e ir a trabajar a España”; otro día: “Sin lugar a dudas, regresar a la Argentina es lo mejor...” Y así pasaban los días. Me quería ir porque tampoco podía quedarme mucho en el departamento de Marie Francoise por más que fuera muy agradable conmigo. Fuí a visitar a Mariel, a Tania y a Jeanette a la agencia y me dijeron: “Basta, no des más vueltas y te venís con nosotras a Boston que te va a hacer muy bien”. Si, no, si, no... -Cari, hagamos una cosa. Vamos a viajar con mi amigo Jo sé. Si a él no le mo les ta que a úl ti mo mo men to ven ga alguien más, te sumás al grupo. 94 TODAVIA ESTAMOS A TIEMPO -Bueno, Tania, yo voy al departamento a preparar todo y, si dice que sí, voy corriendo para tu casa. Y así fue como en media hora tomé la decisión y, cuando me quise acordar, ya estábamos los cuatro camino a Boston. Viajábamos en el auto de José, un amigo madrileño de Tania, e íbamos a parar en el departamento de una prima de ella. Cuando llegamos, eran aproximadamente las doce de la noche. Paramos en un pub para llamarla por teléfono porque nos costaba en con trar la di rec ción. Y una voz en el con tes ta dor de cía: “Hubo un incendio en la casa, por favor llamar a tal número”. ¡No lo podíamos creer! Finalmente, nos pudimos contactar con su prima y fuimos a donde estaba. Por suerte, nadie se había lastimado, pero el edificio estaba inhabilitado. Creo que a esa altura ya era la una de la madrugada. La hermana de Mariel, Tere, vivía en Bos ton. No la ha bía mos lla ma do porque es ta ba embarazada de siete meses y, simplemente, no queríamos molestarla, pero esta situación era muy particular. La llamamos, dijo que no había ningún problema, y ahí fuimos los paracaidistas. Nos recibieron muy bien. Tere es una persona muy especial, igual que su hermana; el marido, divino, y las sobrinitas de Mariel, lindísimas. Nada es casual: al final, fue un fin de semana muy tranquilo y en familia. Creo que era lo que más estábamos necesitando los cuatro. Nos dedicamos a recorrer Boston, pero muy tranquilos. No salimos ni una noche porque no teníamos ganas. Fuimos a visitar Harvard, entre otros lugares. Llamé a Alex, un amigo que hacía mucho que vivía allí con su mujer, pero nunca los pude encontrar. Debían haber 95 TODAVIA ESTAMOS A TIEMPO regresado a la Argentina. Fuimos a un paseo que hay por allí, estuvimos buscando la famosa campera de cuero que quería comprarse Tania, y luego fuimos a com prar un par de ve li tas. Sí, lle va mos un mon tón pa ra regalar. Creo que, si hoy preguntás a cualquiera de los cuatro qué es lo que más conoció de Boston, te va a responder el negocio de las velas. Días muy lindos y el fin de semana se acababa. A la noche, organizaron una comida familiar muy linda y al día siguiente partimos. Hicimos una parada en la playa para sacarnos unas fotos y seguimos viaje. Hasta Nueva York no pararíamos. Fue un viaje increíble. Las chicas tenían razón: ¡me iba a hacer muy bien! Cuan do re gre sé de Bos ton, fui a to mar al go con Ma rie Francoise y le conté todas las aventuras (ella es mamá: está acostumbrada a escuchar historias). Ahora sí ya tenía decidido en qué iba a invertir el dinero que aún me quedaba. Te cuento mis planes: ir a España a hacer contactos, otra entrevista en Madrid para ver qué pasaba (de paso, estaba con mi hermana y con mis amigos madrileños) y luego, regresar a Nueva York ya que, des de allí, te nía mi bo le to con destino a la Argentina. Llegar a mi país, pasar Navidad en Bariloche, luego volver a Madrid para conseguir trabajo y quedarme a vivir allí. Les conté a las chicas y tenían ganas de hacer una despedida antes de que me fuera porque, luego, se iba Tania y no íbamos a volver a estar juntas otra vez (al menos, por un tiempo). Yo viajaba el 23 de noviembre, 96 TODAVIA ESTAMOS A TIEMPO así que, la noche anterior, hicimos una reunión y el juego del amigo invisible para que cada una tuviera su regalito de Navidad. Luego fuimos a tomar algo y, por último, nos quedamos en la casa de Mariel. Fue muy especial. Cada vez que miro las fotos de ese momento recuerdo lo emocionadas que estábamos. Con Vero y las chicas del convent no nos despedimos porque nos íbamos a volver a ver. Sólo Patty y Adriana se fueron mientras yo estaba en España. Cada vez estaba más cerca de culminar esta gran etapa de mi vida. Hablé con mi amiga Diana y le pregunté si podía parar en su casa una semana porque en el Centro María de Madrid no había lugar. Me dijo que sí, que no había ningún problema. Todo solucionado. Te acordás de quién hablo ¿no? Sí, de Diana, Ramón y Casco, los chicos que conocí a la vuelta de mi primer vuelo a Madrid. Bueno, ella era. Nueva York, noviembre 23. Salida: 17:20 hs. JFK. Cuando me quise acordar, ya estaba en vuelo. Había tenido que dejar un poco de valijas aquí y otro poco allá porque, por quince días, no podía llevarme todo. Era como otra mudanza. ¡Pensar que fui a Nueva York sin conocer a nadie, sólo a Mati por teléfono, y ahora dejaba a tanta gente querida allí! Le avisé a mi hermana, Piru, y a Rafa, su novio, que iba a ir una semana a los Pirineos para verlos. La verdad es que lo necesitábamos porque, entre viaje y viaje, hacía un año y medio que no nos sentábamos a charlar o a 97 TODAVIA ESTAMOS A TIEMPO compartir un rato juntas. Fue un vuelo bastante tranquilo y cuando llegué, a las seis de la mañana, me estaba esperando Diana. Más divina no podía ser. Iba a conocer a toda su familia (sólo los conocía de nombre). Enseguida me presentó a Albert (papá), Chipi (mamá), Dafne (hermana), Leo (cuñado), Eduardo (sobrinito), Armelle (hermana), Carlos (cuñado) y Ramón y Casco (que ya los conocía). Una familia muy linda y especial. Agregaron una cama en el cuarto de Diana para mí. Chipi le decía: “Pero sacala a pasear a tu amiga así conoce un poco Madrid”. Y yo, lo que menos tenía ganas de hacer era turismo. Después de tanto viaje, estaba super contenta de estar en una casa y con una familia tan linda. Ellos viven en las afueras de Madrid; por consiguiente, ir al centro era todo un trámite. Un día hicimos una reunión en la casa de Casco con el papá, Javier, Ramón y un par de amigos más. Les enseñé a tomar mate. Bueno, Casco ya sabía porque había aprendido en la Argentina. Yo, mientras tanto, ya había comenzado con las entrevistas. Primero fui a ver a Quique, el director creativo de la agencia para la que yo había trabajado en Nueva York, pero en Madrid. El trabajaba con Stanley. ¿Te acordás de mi primer viaje a Madrid? Bueno, esa agencia. Me fue muy bien en la entrevista, pero me dijo algo lógico: “Cuando vuelvas, vení a vernos. Hasta que no estés viviendo aquí, no te puedo contestar nada”. Super amable, también me dijo: “Ya que estás aquí, te doy el teléfono de otras agencias para que 98 TODAVIA ESTAMOS A TIEMPO aproveches más tu tiempo aquí, en España”. Y así fue como, en los siete días que estuve allí, tuve seis entrevistas en total. Me fue muy bien y todos me dijeron lo mismo: que los llamara cuando estuviera instalada en Madrid. Lo pasé bárbaro. Diana me presentó a sus amigas y salíamos todas juntas. Recuerdo un día que fuimos con Ana y Sergio, los cuatro, a un restaurante mejicano. Nos divertimos mucho. Tambíen conocí a Inés, a Phil, y a toda la banda de amigos de Ramón. Un día acompañé a Dia na y a Cas co a su cla se de ae ro bics. ¡Fue muy di ver ti do! Después, gorditos, nos fuimos a comer unos buenos panqueques a Vips y luego a casita. El 1 de diciembre, Diana me acompañó al aeropuerto de Barajas para encontrarme con Piru (mi hermana, que llegaba de la Argentina) y con Rafa (su novio). Nos subimos al auto y comenzamos nuestro viaje a los Pirineos. Los dos son instructores de esquí, es por eso que, en el invierno, vivían allí. Pasamos por Huesca para sa lu dar a la fa mi lia de Ra fa y se gui mos via je. Llegamos a la nochecita a un departamento muy bonito que habían alquilado. Estuve casi quince días con ellos y lo pasamos muy bien. Anduvimos por Andorra y, como recién se estaba abriendo la temporada, podíamos estar juntos. Un día fuí a esquiar con Marcel, un amigo de los chicos, y la verdad es que estaba feliz porque ese invierno argentino yo había estado en Nueva York y era la primera vez en mi vida que pasaba tanto tiempo sin ver nieve. No dejaba nunca de esquiar. Ellos pararon a comer y yo seguía subiendo y bajando 99 TODAVIA ESTAMOS A TIEMPO la mon ta ña. Es ta ba fe liz; me ha cía mu cha fal ta el con tac to con la naturaleza. Fueron días muy lindos. Un día nos quedamos arriba, en un puerto de montaña. Estaba nevando, todo el camino cubierto, de noche y con la palanca de cambios rota. Empezamos a rezar. La cosa se veía muy fea. Pedimos, por favor, llegar al túnel; no sabíamos ni dónde estábamos y de repente... ¡llegamos! Al otro lado ya estaba todo bajo control. Otro día fuimos al cine. Se preocuparon mucho para que me sintiera bien. Me gustó mucho compartir esos momentos con los dos. Con Piru nos pusimos al día en muchos temas. Un día fuimos las dos solas a Puigcerdá a tomar algo. Lo disfruté muchísimo. Era una sensación muy extraña estar las dos juntas compartiendo un café en un lugar así, tan bonito y tan lejos de nuestras casas. Creo que a las dos nos hizo muy bien. Para mí fue muy importante porque era el primer contacto que tenía con alguien de mi familia después de tanto tiempo. Bueno, no sé si era tanto tiempo, pero habían sucedido tantas y tantas cosas que parecían mil años. Me acompañaron al tren para despedirme. Sabía que los iba a extrañar. Recuerdo que de sólo pensar todo lo que me faltaba por viajar me descomponía, literalmente hablando. Te cuento brevemente: Puigcerdá-Barcelona-Madrid; luego de tres días, Madrid-Nueva York; luego de cinco días, Nueva York- Argentina; luego de dos días, Buenos Aires-Bariloche (1800 km en “colectivo”). De sólo pensarlo me mareaba. Cuando llegué a Madrid, tomé el tren para ir a la 100 TODAVIA ESTAMOS A TIEMPO casa de Diana y ella me fue a buscar a la estación. Esa noche tuvimos una cena con toda la familia. Los había conocido hacía tan sólo tres semanas y me pasó lo mismo que con los chicos: tenía la sensación de que era de toda la vida. A ellos les pasaba lo mismo. ¡Qué loco! ¿no? Sabían que estaba intentando conseguir trabajo pa ra ir me a vi vir allí por que que ría tra ba jar en pu bli ci dad en España. Chipi me dijo que se sentían muy bien conmigo, que si necesitaba una ayuda cuando viniera el año siguiente, por la casa no me preocupe porque allí ya tenía un lugar. ¡Tanto cariño y en tan poco tiempo! ¿Ves que la vida es más simple? Lo más importante es el cariño y el amor entre las personas. Hay mucha gente que se siente tan sola en este planeta que ni se da cuenta de que no es imposible encontrar ese amor y cariño que desvanezcan la soledad. Si tu intuición te dice que alguien es una buena persona, tan sólo sé transparente y dejá que te conozca tal cual sos. El día antes de partir, todavía tenía una entrevista con Antonio en una agencia de la calle Jerez. Llegué y me hizo pasar a la sala de reuniones. Yo ya no daba más. Había tenido seis entrevistas -¡por suerte!- y estaba muy cansada. Al día siguiente, volaba a Nueva York y tenía muchas cosas en la cabeza. -Yo no soy conocida en el medio publicitario en Madrid, tampoco en Nueva York ni en la Argentina, pero tengo muchas ganas de trabajar. Fui a Nueva York con casi nada y logré un montón. Sólo necesito una oportunidad. -Carina, todos los argentinos son muy directos, ¿no? 101 TODAVIA ESTAMOS A TIEMPO -Puede ser, Antonio, no lo sé. -Te veo con tantas ganas que me da bronca no tener nada para ofrecerte ya. Pero no importa, cuando estés por venir, llamame. Si no hay nada por aquí, seguro que algo surge en algún otro lugar. La verdad es que me pareció una muy linda persona y muy sen si ble. Le co men té có mo pen sa ba que la publicidad podía cambiar y la gran responsabilidad social que ésta tenía. Sentí que entendía de lo que estaba hablando, pero que, en lo concreto, no encontraba la forma de plasmar esa comunicación diferente. Terminó mi entrevista y partí. Tuve una segunda entrevista con Antonio, otro director creativo de una agencia muy importante allí, en Paseo de la Castellana 165. Quedamos en que cuando llegara a Madrid otra vez, lo llamaría. El tiempo se me pasó rapidísimo. Tanto que cuando me quise acordar, ya era 14 de diciembre y estábamos con Diana, nuevamente, rumbo al aeropuerto de Barajas. Me despedí de todos. No estaba muy triste porque sabía que, probablemente, pronto los volvería a ver. Otra vez en mi ¡Hogar Dulce Hogar!; otra vez en Nueva York. ¡Qué estoy diciendo! ¿no? Aunque parezca mentira, así lo sentía. Esos cuatro días antes de partir para la Argentina me quedé en el departamento de Mariel y Marinette. Tenía mucho lío de cosas, todo desparramado por todos lados. Tenía que juntar todo para irme. Fue lindo porque, en esos días, pude salir con Mariel y pudimos disfrutar 102 TODAVIA ESTAMOS A TIEMPO más momentos juntas. Me despedí de Vero, una de mis amigas mejicanas del convent. Fue bastante triste porque, realmente, no sabíamos cuándo nos volveríamos a ver. Me dió una carta muy bonita y me regaló una medalla lindísima de la Virgencita de Guadalupe. Era un regalo que le había hecho una anciana que ella cuidaba hacía mucho. Y le dijo que, cuando encontrara a alguien muy especial, se la regalara y ella me la dio a mí. ¡Estaba muy emocionada! Yo le dí una que usaba siempre. Ella era la amiga que me decía que yo estaba ¡enamorada del amor! Y me parece que tenía bastante razón. Me despedí de Guillermo, también sin saber si lo iba a volver a ver. Cenamos comida mejicana con chilitos y todas esas cosas que a ellos les encanta. Fue muy triste también. De todos modos, pensábamos mantenernos en contacto. Otro día, antes de irme, pasé por el convent y también hicimos una despedida. Terminaba un año y sabíamos que muchas, probablemente, no nos volveríamos a ver. Cuando compartís muchos momentos y tan impor tan tes es muy, pe ro muy di fí cil de cir ¡adiós! Fui mos a to mar al go por la ca lle Broad way y nos pro pu si mos reencontrarnos en algún momento, pero sabíamos que sería muy difícil. Vivís muchas cosas que sólo podés compartir de cerca con personas que, muy probablemente, no vuelvan a estar cerca. Se hace difícil porque es como si tuvieras un paréntesis en tu vida donde sólo vos sabés lo que sentiste a cada paso. Las demás personas, las que están muy lejos y las que están cerca, los amigos de 103 TODAVIA ESTAMOS A TIEMPO siempre y la familia pueden llegar a imaginar, pero nunca van a saber, realmente, cuánto lloraste, reíste, extrañaste. Dio la casualidad que el 18 de diciembre, la noche antes de emprender el regreso, se hizo la fiesta de Navidad en la agencia, entonces pasé a dar un último adiós a María, Dave, David, Jens, Brenda, Andrea, Linda, Anton y a todos con los que había trabajado. -Carina, creeme, aunque estuviste lejos estas tres semanas, nos acordamos todo el tiempo de vos. -¿Por qué, Jens? -Porque están pidiendo que envíen el material de las nuevas credentials a todas partes. El proyecto de Carina sale para aquí, sale para allá... Me puso muy contenta pero, a la vez, me hizo acordar de un comentario que un día me hizo Patty en el convent: -Cari, si vos tenés tanta FE, tenés que pensar que, si no podés quedarte a trabajar aquí, en Nueva York, es por algo. Sabés que hiciste lo imposible. Y tenía razón. Cuando llegué de nuevo a Nueva York, me enteré de que, efectivamente, habían perdido esa cuenta que estaba en revisión. Había perdido las esperanzas. Patty tenía razón. Si no lo había logrado, era por algo. Había empezado con un training, antes de irme había tenido la posibilidad de tener una entrevista con el máximo ejecutivo de la empresa en todo el mundo, había logrado todo a pulmón. Más no podía hacer. No podía enojarme con ellos porque habían sido excelentes 104 TODAVIA ESTAMOS A TIEMPO conmigo todo el tiempo. Conmigo misma tampoco podía estar enojada. La única respuesta que encontraba era que otra misión me estaría esperando en algún otro lugar. Y que si Dios así lo había elegido, por algo era. Esta es la aceptación de la que hablo a menudo. Cuando cuento la historia, me dicen: “Ah, pero vos sos una chica de suerte”. Siento que todo lo logré a pulmón. Recé, recé, renuncié a muchas cosas. Dios sabe cuánto yo quería quedarme y todo lo que había hecho para lograrlo, pero supe aceptar. El, más que nadie, sabe qué es lo mejor para nosotros. Me fui enseguida de la fiesta: al día siguiente tenía mucho para hacer. Pude hablar con Mati, pero no nos pudimos ver. Volábamos el mismo día a nuestro país pero en distintas aerolíneas. Sabíamos que no nos íbamos a poder ver allí porque yo enseguida viajaba a Bariloche. Nos deseamos suerte y nos despedimos. No lo encontré a Alex para despedirme. Hablé con Marie Francoise y con todos mis compañeros del grupo de oración. Esa noche casi no pude dormir. Estaba muy nerviosa. Ese viaje a Nueva York había cambiado mi vida. Tan sólo por escuchar a mi corazón y ELEGIR vivir mis sueños. Era la mañana del 19 de diciembre y mis últimas horas en Nueva York. Pasé por la agencia para despedirme de Mariel y de Jeanette. Lloramos las tres, otra vez. Era muy triste decir adiós sin saber cuándo podía llegar a haber un reencuentro. Tania ya estaba en su país. Pasé a saludar a Dave y a Linda. Bajé al octavo piso y le 105 TODAVIA ESTAMOS A TIEMPO dejé un pequeño presente a María y a Michael. Les regalé un libro pequeñito sobre los ángeles (de 8cm x 7cm) para Navidad, agradeciéndoles la confianza que habían depositado en mí. Les puse una dedicatoria que decía: “La sabiduría no siempre viene en envase grande”. Me acuerdo que bajé llorando de ese famoso edificio, del Chrysler, el mismo que me había impresionado tanto en mi primera entrevista. Habían sido casi ocho me ses allí, pero con todo lo que había vivido se sentían como ocho años. Recuerdo cómo tenía hartas a mis amigas del convent. Estaba feliz de estar trabajando allí, no lo podía creer. Después de haberlo visto siempre por fo tos, ha ber te ni do una ofi ci na allí me pa re cía increíble. Fui caminando al convent y pasé por la Catedral San Patricio a rezarle a la Virgencita, como lo hacía a menudo, muy a menudo, casi todos los días. Me despedí de ella y seguí. En pocas horas, debía dejar todas las valijas listas porque me pasaría a buscar el señor Naranjo para llevarme al JFK. Gloria y Lourdes también estaban en lo mismo: arreglando todo para irse. -Lourdes, esto ya no me entra en la valija, ¿querés esta camisa? Me encantaría que te la llevaras vos. -Sí, claro. -Cari, estos zapatos no me entran en la valija, ¿no los querés, vos? -Bueno, Gloria, gracias. En realidad, era una excusa; era como quedarse con un pedacito de cada una. Lo recuerdo como si fuera 106 TODAVIA ESTAMOS A TIEMPO hoy: la hermana Yoyi me había prestado un cuarto desocupado para que desparramara mis cosas y las pudiera ordenar tranquila. No pude despedirme de la Hermana Cristina porque estaba en la casa de Washington. Siempre la recuerdo con mucho cariño. La tarde anterior había pasado a des pe dir me del pa dre Lio nel. Me di jo que no me ol vi da ra de él y que cada tanto, cuando pudiera, lo llamara para contarle cómo está mi vida. Llegó la hora de partir. Todo era muy extraño. Me despedí de todo el mundo bastante rápido para no ponerme muy triste. Me ayudaron a poner todo en el taxi. Miré una vez más la puerta de Centro María y partí. Desde el auto se veía el famoso edificio Chrysler y entonces pensé: “Sí, Mariel y Jeanette están ahí en este momento y no sé cuándo las voy a volver a ver”. Vi también, por la ventanilla, las torres gemelas. Cuando llegué y fui por primera vez al microcentro, pensé: “Como no tengo mucha plata, me prometo subirlas el último día para despedirme de la isla”. Pero no quise ir. Mi intuición me decía que algún día iba a volver y, la verdad, no quería despedirme. Prefería pensar que volvería pronto. Al llegar al aeropuerto, me olvidé un poco de todo eso porque llevaba tanto equipaje que tenía que ocuparme de ver cómo lo despachaba. Obviamente, tuve que pagar por exceso de equipaje. 107 TODAVIA ESTAMOS A TIEMPO “Ajústense los cinturones de seguridad: vamos a despegar”. Les puedo asegurar que si hubiera tenido que pagar sobrecarga pero no por equipaje sino por emociones, no me hubiera alcanzado el dinero. Sólo Dios sabe cuántos sentimientos diferentes pasaban por mi corazón. Cuando me quise dar cuenta, ya estábamos aterrizando en el aeropuerto de Miami. Con las últimas monedas que me quedaban llamé a Vero, mi amiga que estaba allí por unos escasos días. Lamentablemente, no me pude quedar en la casa de la hermana unos días, como habíamos planeado, porque fue imposible cambiar el pasaje tan cerca de las fiestas. Sólo llegué a conocer el aeropuerto de Miami. Nos despedimos por última vez. Le de jé un úl ti mo men sa ji to de des pe di da a Gui ller mo y nos llamaron para embarcar. Cada vez estaba más cerca de mi país. ¡Tenía tantas ganas de abrazar a tanta gente y de conocer a mi sobrina! El avión en tró en una tur bu len cia. De re pen te, caí co mo por un to bo gán. El cin tu rón me ajus ta ba de ma sia do. Ya estábamos en el aire y no me daba cuenta. Nadie sabía cuándo llegaba. Hacía mucho calor, era pleno verano. ¡Otra vez en Buenos Aires! Fue muy raro llegar sola. Yo siempre queriendo dar mis sorpresitas. Pero cuando llegué, me di cuenta de que me hubiera gustado que me hubieran ido a buscar. Yo lo había elegido así. Llegué al departamento de mis padres en Buenos Aires. Todo era muy extraño. Lo primero que hice fue 108 TODAVIA ESTAMOS A TIEMPO tirar todas las valijas, avisar que había llegado, e ir a conocer a mi primera sobrina: Angeles. Fue muy emocionante y la beba me encantó: es lindísima, simpática y no te lo digo porque soy la tía. No tiene nada que ver. Otra vez en la Argentina, dispuesta a empezar una nueva etapa, y antes de partir a Madrid, como eran mis planes. No sé por qué, pero tenía el presentimiento de que alguna misión me estaba esperando en algún lugar. Vi a todas mis amigas que hacía muchísimo no veía: Kari, Fer, Mariana, Tere, Vicky, Coty, Mery y también a mis amigas de los miércoles: Grace, Cris, Fer, Nancy, Vero, Sandra, Jessica, Roxana, en fin, toda la banda. A mi cu ña da Mo ni, a mi que ri do her ma no, Car los, a Ma tías, un amigo de Bariloche, a Pablo, amigo de Buenos Aires... Ya era 22 de diciembre. Carlos, Moni y la bebé me llevaron a la estación a tomar el “colectivo” para el sur. Estaba agotada. Muchas emociones, sentimientos, apuros, organización. Cuando me quise acordar, ya estaba sentada rumbo a mi querido Bariloche. Estaba ansiosa por llegar, me moría de ganas de ver a mamá, papá, mis primos, tíos, amigos. Pero entre nosotros, te cuento: tenía que calmar esa ansiedad porque no sé si sa bés que el via je du ra 22 ho ras, así que te nía que se guir cultivando la paciencia. 109 TODAVIA ESTAMOS A TIEMPO Al fin llegué. Les dí un abrazo enorme. Hacía mucho que los necesitaba. Iba a ser un verano tranquilo, como hija única porque Piru estaba en España y Carlos en Buenos Aires con su familia. Y yo necesitaba descansar. Necesitaba estar un poquito en mi lugar, en contacto con la naturaleza, con mi familia. Necesitaba reubicarme en tiempo y espacio. Sabía que me iba a llevar un buen tiempo asimilar semejante experiencia, y ¡qué mejor para lograrlo que estando en mi ciudad natal, con mis padres! Desarmé los bolsos en el cuarto, ya era 24 de diciembre. Nochebuena. Lo pasamos muy tranquilo y después fuimos a saludar a algunos amigos. Empezamos el año muy bien. Yo quería descansar, descansar y descansar. Sin embargo, presentía que este `97 traía alguna misión sorpresa, pero nunca pensé que una de ellas sería escribir este libro, por ejemplo. El 3 de enero fue mi cumpleaños. Hicimos una reunión con mis primos y amigos. Les mostré el video que filmé en la agencia en Nueva York y les estuve contando un poco sobre mis aventuras. Eran tantas cosas vividas que no sabía por donde empezar. A la semana, ya pude reincorporarme a la vida cotidiana. No sé si recordarás que, mientras yo estaba en Nueva York, le preguntaba a mamá si había hablado con el Obispo por el tema de la Virgencita. O cuando te conté que en París compré una imagen de Ella y la envié a la Argentina. Bueno, creo que llegó el momento de que te cuente un poquito más: en enero de 1996, en San Carlos de Bariloche, hubo unos incendios terriblemente 110 TODAVIA ESTAMOS A TIEMPO grandes en el Cerro Catedral que quemaron casi toda la montaña, muchas casas de la villa, mucha naturaleza. Se sabe que no fue el trabajo del hombre el que apagó el fuego. No por falta de esfuerzos o buena voluntad, sino porque estaba fuera de control y esa era la realidad. Luego del gran incendio, Ella pidió que pusiéramos su imagen allí, en un lugar determinado. Sentimos que esta era una misión de la familia. Antes de iniciar mi gran viaje hacia Nueva York, en mayo de 1996, cuando estuve con mis padres en Bariloche, les dejé una carta para el Obispo donde le solicitaba su apoyo para colocar una imagen de la Virgen de la Medalla Milagrosa en la base del Cerro Catedral. Les dejé la carta para entregar, luego ellos continuarían con la misión. Y este verano del `97, cuando llegué a mi querida ciudad, vi la estatua, la imagen de la Virgencita en el living de mi casa. Me puso muy contenta verla, pero pensé que, para esta altura, ya estaría colocada donde Ella quería. Habían sucedido muchas cosas y por eso no habían podido colocarla. Una de ellas fue que papá no había estado muy bien durante ese tiempo. Lo tuvieron que operar y, con la anestesia general, se complicaron las cosas. Recuerdo cuando fui a hablar con Lucas sobre el tema (es nuestro dentista y a quien yo le tengo mucho aprecio y confianza); su opinión sobre lo sucedido para mí era importante. Siguiendo con el tema de la Virgencita, sentí que era muy importante cumplir su deseo. No sé por qué, pero así lo sentía. Era como si, a medida que transitaba la misión, descubría más y más la importancia de concretarla. 111 TODAVIA ESTAMOS A TIEMPO ¡Manos a la obra! Había mucho para hacer. Primero, hablé con Rubén, el Obispo, y me dijo que en primer lugar, debía preparar una carta y presentarla en la Dirección de Turismo de la Provincia de Río Negro, ya que ese terreno les pertenecía. Y así lo hice: 112 TODAVIA ESTAMOS A TIEMPO Soy sincera con vos: si por mí hubiera sido, yo la hubiera puesto allí, de un día para el otro, y listo. Pero en este mundo de lo material, las cosas funcionan de diferente manera. Y como se puede interpretar en unas palabras de Jesús: ”...Si los hijos de la oscuridad son sagaces, con más razón lo tienen que ser los hijos de la luz”. Había que actuar con inteligencia. Para obtener la aprobación, se necesitaba el consentimiento de los empresarios de ese área. Y como yo sabía que era más fácil obtener un “sí” que revertir un “no”, hice todo lo que estaba a mi alcance para conseguirlo. Obtuve el apoyo de varias entidades y también de muchos ciudadanos mediante una nota que decía lo siguiente: 113 TODAVIA ESTAMOS A TIEMPO (Doscientos tres ciudadanos firmaron este petitorio en tres días.) 114 TODAVIA ESTAMOS A TIEMPO Armé una carpeta, que ahora tengo en mis manos, con una foto de la Virgencita, todas las cartas y las firmas, y un aná li sis que rea li cé des de el punto de vista profesional para mostrar que, de ninguna manera, competía con la publicidad o la gráfica y tampoco desarmonizaba con la estética del lugar. Fressia, la señora que trabaja en la casa de mis padres, me acompañó cuatro veces peregrinando y rezando hasta la Virgen de las Nieves. Pedíamos para que nos permitieran ponerla. Inge reforzaba mi FE cada vez que se debilitaba en mí. Hablaba muy a menudo con ella y me daba fuerzas para seguir. La Virgencita me decía en mi corazón: “Persevera y triunfarás”. Mis padres también rezaban. Ya había conseguido las donaciones para hacer la gruta donde colocarla. Unos arquitectos hicieron el croquis. Luego surgió otro proyecto diferente y otra vez tuvimos que conseguir todas las donaciones. Era muy lindo ver cómo la gente colaboraba con el proyecto más allá de su credo o religión, simplemente por considerarlo algo positivo. Y sí, todas las religiones convergen en tres conceptos: amor, honestidad y respeto mutuo ¿no? Yo, de todas formas, seguía con mi proyecto de ir a Madrid, el cual se retrasaba unos quince días, luego otros quince días, luego otros quince, no importaba. Sentía que esto era más importante. Leo era el chico de la agencia de viajes encargado de posponerme la reserva. Ya no sabía cómo explicarle que era cierto que iba a viajar a Madrid. Sólo me limitaba a decirle que lo 115 TODAVIA ESTAMOS A TIEMPO que estaba haciendo era importante y que no dependía totalmente de mí. Tu ve una reu nión con los em pre sa rios en la cual es ta ba muy ner vio sa ya que mi pa dre es ta ba allí tam bién. Les tengo que agradecer porque me trataron con mucho respeto y me dedicaron su tiempo. Era difícil explicarles algo espiritual; lo hice lo mejor que pude. Y luego, di la justificación desde mis conocimientos, desde la parte profesional y aquí, aunque parezca mentira, me ayudaron las cartas de recomendación que me dieron en Nueva York. Te cuento por qué: es como si hoy día se tuviera un concepto, muy generalizado, de que existen dos grandes grupos de gente: uno, la gente que está en el camino espiritual, y otro, la gente muy realista, que se dedica a resolver el presente. Pronto, ese pensamiento en cuanto a los dos grupos va a ser anticuado. Esas cartas de recomendación eran la prueba de que yo no era una chica que sólo meditaba, rezaba; ellas eran el testimonio concreto de que no era así. Hay que aplicar lo espiritual en la acción. A mí, por ejemplo, me cuesta mucho todo el tema de cobrar un trabajo, de ponerle precio. Pero bueno, tendré que aprender, desde la honestidad, a ponerle un precio a las cosas, aunque siento que es relativo. Mejor, retomemos el tema porque creo que me extendí un poquito. Tuvimos reuniones con los empresarios, ellos con el Obis po, él con mi go, en fin, la Virgen ci ta nos hi zo tra ba jar bastante. 116 TODAVIA ESTAMOS A TIEMPO Quiero agradecerles a todos la posibilidad de que Ella hoy esté donde lo pidió. Gracias, especialmente a aquellos que profesan otra religión y que, por considerarlo una obra de buena fe, apoyaron y sumaron desde las diferencias. Gracias a todos aquellos que brindaron esfuerzos, donaron trabajo y tiempo. A Claudia, Yamile, Lo la, Do ri ta, Coty, Nancy y a to dos los que me ayu da ron a conseguir firmas. A María Elena -que adoro-, a Eduardo y Gastón, con su constante apoyo. A Marcela, Cata, Carlos, Jóse, Ale, Dolo, Rafa, Marie, a todos mis primos y tíos. A todos los medios de comunicación. A José, de la empresarial, con sus consejos. A mis padres, porque siempre me apoyaron en todo, dándome dinero aunque sé que no les sobra, y por haber luchado conmigo, a la par, para conseguir un sí. Si no hubiera tenido los padres que tengo -Ilse y Conrado-, creo que hubiera logrado un cuarto de lo que hice en mi cortita vida de 26 años. Me emocionaba mucho ver el gran amor y fe que ambos le tienen a María. Ellos, a su vez, estaban embarcados en un proyecto junto con Heini, un amigo que, en una oportunidad, me pre sen tó a Tho mas y a su fa mi lia, quie nes me ayu da ron mucho en Nueva York. Yo los ayudaba en lo que podía y ellos me ayudaban a mí. Afortunadamente, se consiguió la aprobación final. Por medio de una carta circular, comunicaron lo siguiente: 117 TODAVIA ESTAMOS A TIEMPO 118 TODAVIA ESTAMOS A TIEMPO ¡Por fin ya era un hecho! Nos quedaba sólo una semana para construir el altar donde iría colocada la Virgencita. Mandamos a hacer la plaqueta que dice lo siguiente : “SIENTEME EN TU CORAZON. Sólo te pido la ora ción, que es tu mejor ofrenda. 8 de marzo de 1997. Virgen de la Medalla Milagrosa” To dos tra ba jábamos de un la do pa ra el otro. Lo comenzamos a difundir para que la gente que quisiera pudiera participar y estar presente en el momento de la bendición. Recuerdo que yo quería colocarla y nada más, pero los planes de la Virgencita eran diferentes. En un reportaje que me hicieron por televisión me preguntaron: -¿Cuál es tu intención de que esté, justamente, en la base? -Yo, subjetivamente, puedo llegar a pensar algo. Por qué ella lo pidió allí: no lo sé. Pero siento que es una Virgencita que viene a estar entre la gente, viene a cumplir una misión diferente a todas las otras que están en una gruta, en un lugar de recogimiento espiritual; es para que esté entre todos. Es como que hoy en día la espiritualidad tiene que estar en lo cotidiano. Para mí, lo profesional va de la mano con lo espiritual. Y bueno, habrá muchos que ni siquiera la vean y va a haber muchos a los que les recuerde que en algún lugar está. Nunca imaginé que iba a volver a escuchar el video que me regalaron de recuerdo con la nota para transcribir parte de él en este libro. También fui a algunas radios. Y bueno, si Ella quería que fuera de esta manera, no se lo iba a negar. Recuerdo que Leonardo, director de 119 TODAVIA ESTAMOS A TIEMPO una radio de Bariloche, a pesar de ser de diferente creencia me dijo: “Ojalá nunca te lastimen esa FE”. Lo que yo sentía que decía era: “Ojalá que lo logrés, así pue do em pe zar a creer que las co sas pue den ser di fe ren tes”. Si uno ha ce con el co ra zón, se pue den lo grar co sas. Llegó el día de la bendición. La gente donó flores. Fueron casi doscientas personas, lo cual me sorprendió y alegró a la vez. Era un día de verano precioso; el cielo celeste, ideal para ir a la playa. Sin embargo, allí estaban todos y, a pesar de coincidir con el Día Internacional de la Mujer y de todos los eventos ya programados hacía mucho tiempo, la gente asistió a la entronización anunciada tan sólo una semana antes. Nuestra Madre, la Virgen María, desde ese día presidiría y protegería ese lugar, esa naturaleza tan bonita e importante para todos. El sen ti mien to más lin do que tu ve fue cuan do ya es ta ba colocada y estábamos esperando que el Obispo le diera su bendición. Había mucha gente rezando y, en ese momento, es como si la hubiera visto feliz, entre todos, como Ella quería estar: ¡entre la gente! Terminé de preparar mis cosas, disfruté de un lindo almuerzo con mis padres y salimos rumbo al ae ro puer to. Ha bía lle ga do la ho ra de par tir y con ti nuar con mis planes. Había pensado estar en España a principios de enero. Ya era 9 de marzo y recién me estaba yendo. Pero había valido la pena. Sentía tan fuerte la misión que, conociéndome, no me hubiera ido sin con cre tar la. Me des pi die ron y me fui. Me 120 TODAVIA ESTAMOS A TIEMPO esperaban tres días en Buenos Aires antes de partir a Europa. Recuerdo haber hablado con Pamela, una amiga que estaba muy triste porque había fallecido un amigo. Entonces, recuerdo que le leí algo que llegó a mis manos y me pareció que le podía hacer bien. También lo comparto con vos: “... So mos to dos par te de una gran ma sa de energía. Unos arri ba, otros abajo, otros en el medio. Pronto va a venir una gran transformación donde todos nos uniremos. Nosostros seguimos nuestro camino de crecimiento y evolución desde arriba. Tenemos que trabajar todos juntos. No es lindo que la gente nos llore porque seguimos existiendo, nuestra alma sigue viva sólo que en forma diferente. Tienen que conectarse con nosotros y descubrir esa nueva manera de transitar caminos y trabajar juntos, pero la tristeza, los miedos obstruyen esa comunicación. El gran capital que uno deja cuando se va son esas almas a través de las cuales uno después puede obrar o trabajar juntos. Algunos, cuando nos fuimos, sentimos que quedaron algunas cosas sin resolver o sin hacer aunque sabemos que el tiempo en la tierra física se ha acabado y todas aquellas personas que rezan por nosotros nos ayudan a transmutar esas energías que nos alegran el alma. Flores frente a nuestra foto y dialogar, pero desde un lugar DE ENCUENTRO Y NO DE DESENCUENTRO QUE SE GENERA CUANDO CADA SER SIENTE LA AUSENCIA FISICA EN LUGAR DE SENTIR LA PRESENCIA DEL ALMA. Los Amo. Francisco. Gracias Francisco. Tal vez, si alguien muy querido tuyo ya no está (en el visible), esto te ayude a sentir las cosas de manera diferente. Y quizás, esta carta sea un ejemplo de cómo ellos pueden seguir trabajando junto a nosotros. 121 TODAVIA ESTAMOS A TIEMPO Faltaban sólo tres días para mi viaje y todavía tenía que hacer la mudanza porque mis padres iban a alquilar el departamento, preparar la ropa, ver amigos y partir. Casi nada ¿no? Ya había hablado con mi amiga Diana y me había dicho que no había ningún problema de que viviera en su casa hasta conseguir trabajo; estarían contentos de tenerme por allí. En esos tres días vi a mis amigas de los miércoles, a Ezequiel, Adrián, Carola, Carlos, Mónica, Angeles, Karina, Vicky, Mery, Fer, Tere, Mariana, en fin, a toda la banda. Había alguien que insistía para que me quedara en la Argentina, pero yo sentía que tenía que ir, que allí tendría una misión, aunque me ofrecieran trabajo en la Argentina, aunque ... ¡Sentía tan claro que tenía que ir que mi decisión no tenía precio! To mé el avión con ven ci da de que me que da ría a vi vir en Madrid. Sólo tenía pasaje de ida. Y muchas ganas de conseguir un trabajo donde pudiera poner en práctica todo lo que yo pensaba sobre la “publicidad de otro planeta”. Casco me había ido a buscar al aeropuerto de Barajas porque Diana estaba organizándole el cumpleaños a Eduardo, su sobrinito. Llegué y estaba muy contenta de volver a ver a todos mis amigos y a mi familia adoptiva madrileña. Me enteré de que tendría unos días de descanso hasta comenzar con las entrevistas porque en Semana Santa iban a estar todas las agencias cerradas. Por lo tanto, 122 TODAVIA ESTAMOS A TIEMPO me de di qué a acom pa ñar a Dia na a la ca sa de Phil, sa lía mos con Inés, Sergio, Casco, Ramón y la banda. Con Dafne (su hermana) salíamos a caminar, la acompañaba a buscar a Eduardo al colegio y con Leo (los cuatro) fuimos al cine, con Albert (su papá) íbamos a pasear a Charly (su perro) y con Armelle (otra hermana) y Chipi (su mamá) íbamos a la tienda que ella tiene en el rastro de antigüedades. Era increíble: los sentía como mi familia y, por lo que me dijeron, ellos también lo sentían así. Cosas del corazón y ¡gracias, otra vez, a mi mamá y a mi papá por compartirme! Los quiero mucho. Y vos te preguntarás: “¿En qué momento decidió esta mujer escribir este libro?”, ¿no? Ya te enterarás. Sé paciente. En esos días, llamé a mi amiga Tania de Nueva York ¿te acordás? Estaba feliz de poder hablar conmigo. Yo no po día creer que, des pués de cua tro me ses, nos íba mos a reencontrar. Me pasó a buscar por la tienda de antigüedades y fuimos a tomar algo. Es increíble cómo, con honestidad, se puede construir una amistad só li da en tan po co tiem po. Es tába mos fe li ces de reen con trar nos, hablando y hablando porque había mucho nuevo para compartir. -Cari, ¿cómo fue que viniste para acá? -Por intuición. Sentí que tenía que venir. Siento que aquí puedo empezar a plasmar en trabajos todo lo que yo siento acerca de una nueva publicidad. No sé por dónde empezar, pero me he contactado con gente muy sensible y creo que es posible. ¿Y vos? -Yo estoy trabajando en una agencia aquí. ¿Sabés que 123 TODAVIA ESTAMOS A TIEMPO jus to aho ra hay una ex po si ción so bre la éti ca en la pu bli ci dad? Tal vez te guste porque se trata de eso que vos decís. Luego, me tenía que encontrar con la familia de Diana, en el centro, para ir juntos a su casa. Llegué al restaurante y me presentaron a Miguel Angel e Isabel, un matrimonio lindísimo. Son primos de Leo, el esposo de Dafne, y hacía cinco años que estaban casados y no habían tenido la oportunidad de encontrarse. Fue muy raro lo que sentí en ese momento. Me vino un pensamiento, una sensación que me transmitía: “Vas a ser el centro de la conversación” y pensé: “Estoy loca. ¿Qué me están diciendo?” De repente, comenzamos a hablar, a hablar, a hablar y fue como si los conociera de toda la vida. Hablábamos de cosas espirituales, que por lo general uno no habla con cualquiera. Les conté sobre la Virgencita que habíamos puesto en el sur argentino, que ha bía tra ba ja do en Nueva York, y que sen tía la necesidad de escribir un libro porque la publicidad, así y tal como está, tiene que cambiar, tiene que ayudar a construir; hoy día hace mucho daño y no se hace cargo de la responsabilidad social que tiene. Bueno, ¿estás sentado o acostado? Porque ¿te acordás eso que yo te decía que nada es casual? Escuchá esto: después de todo lo que hablamos, ellos me contaron que trabajaban en la Organización de las Naciones Unidas (ONU) en Nueva York y que, en realidad, estaban de paso por Madrid ya que su destino final era Roma, el Vaticano, porque tenían una audiencia privada con el Papa. Asombroso, ¿no? Me dijeron que el proyecto del libro era muy importante. Que podía hacer mucho 124 TODAVIA ESTAMOS A TIEMPO bien si lo llevaba a cabo. Quedamos en mantenernos en contacto y en que yo los iba a tener al tanto de cómo iba mi vida. Creo que me había impresionado mucho conocerlos, todo lo que habíamos hablado, y es por eso que, en ese momento, no registré demasiado muchas cosas: lo del libro, por ejemplo. ¿Vas entendiendo un poquito más ahora? Todavía no había tenido ninguna entrevista en las agencias, pero estaba considerando regresar a la Argentina. No me pre gun tés por qué: ha bía una cues tión del corazón que me llamaba. Sentía que este era mi motivo para volver, pero que había algo más allí. No era un capricho mío, si no, ni siquiera hubiera ido a España. Tal vez, esa misión que sentía que tenía en España no era trabajar en una agencia, sino estar en el lugar indicado y en el momento justo para conocer a Miguel Angel e Isabel y que me dieran el empujoncito para empezar a escribir este libro. Estuve varios días dando vueltas, sin saber qué hacer. Ya había conseguido entrevistas en las agencias que más me interesaban: Quique, Antonio (calle Jerez) y Antonio (calle Paseo de la Castellana). Al primero que vi fue a Antonio (c. Jerez). Se acordaba de mí. Además, antes de partir, lo llamé desde la Argentina para decirle que en una se ma na iba a es tar por allí. Siem pre se portó super bien conmigo. Siento que es alguien muy sensible. Le conté, muy resumidamente, por qué había retrazado tanto mi ida a Madrid, o sea, por la colocación de la Virgencita. Le expliqué un poco más y se interesó mucho. Le dije que yo pensaba que había que cambiar la publicidad, que se tenía que utilizar de otra manera. 125 TODAVIA ESTAMOS A TIEMPO Y me sucedió lo mismo que con otros creativos: era como si, desde algún lugar, entendieran lo que yo les decía, pero no sabían cómo llevarlo a la práctica. Me decían: “Sí, te entiendo, pero en la realidad, cuando viene el cliente y quiere otra cosa, hay un gran abismo entre lo que vos proponés y la realidad”. A mí se me hacía muy difícil explicarle todo lo que cuento en “PUBLICIDAD DE OTRO PLANETA”. Era pedir demasiado en muy poco tiempo. Parecía que había alguna posibilidad de tra ba jo allí, sen tí muy bue na pre dis po si ción pa ra ayudarme y yo, para variar, le regalé una de las medallitas de la Virgen de la Medalla Milagrosa que solía llevar conmigo para obsequiar en cualquier ocasión. Recuerdo que, en un momento, le dije: “Antonio, el tiempo es un regalo de Dios y está en cada uno aprovecharlo o dejar que la vida pase sin haber hecho algo. Tal vez, algún día escriba un libro y te acuerdes de esta charlita de hoy”. Me despedí, agradecida. Es una gran persona, de mucha sensibilidad. Quedamos en que lo llamaba. Esos días, mi familia madrileña entera estuvo soportando mis indecisiones. Estuvimos un día más con Miguel Angel e Isabel porque luego partían. -Diana, no sé que hacer: ¿me quedo o me voy? Porque si tomo un compromiso, no puedo irme a los 15 días; vos me conocés. Soy muy profesional, por lo tanto, cualquier decisión va a determinar mi vida por un tiempo considerable. -Hacé lo que sientas, lo que te indique tu corazón. Si hay alguien que te está llamando, no lo dejes de intentar. Si no funciona, no funciona, pero lo intentaste. 126 TODAVIA ESTAMOS A TIEMPO Algunos amigos de Ramón, su novio, decían que sí y otros que no. Traté de hacer silencio dentro de mí y escuchar a mi corazón. Pensé, pensé, recé, recé y, de repente, tomé la decisión de regresar a la Argentina. El día de mañana no quería arrepentirme por no haberme decidido. Tenía muchas ganas de intentar una relación de pareja, pero parece que el flaco (Jesús) tenía otros planes diferentes para mí. Había conocido a un sacerdote en una capillita que quedaba cerca de la casa de Diana. Fui allí para contarle sobre mi decisión y para saber su opinión. Hablé mucho con él -se llama Salvador- y sus palabras me tranquilizaron mucho. Esos días estaba muy nerviosa. Hacía muchas cosas. Tomaba sol, salía con Dafne a andar en patines, con Diana y Sergio fuimos a ver “Romeo y Julieta”: ¡qué historia de Amor! Si hoy día existiera esa capacidad de amar al otro, nuestro planeta sería muy distinto. En breve, tenía que preparar todo para regresar. Ya había gastado mis últimas pesetas en comprar el boleto de regreso. De repente, pensé en adelantar mi partida. ¡Para qué esperar diez días si la decisión ya estaba tomada! Sólo me restaba llamar a las agencias para decirles que, por razones personales, volvía a la Argentina. Recuerdo que esa noche me había quedado a dormir en la casa de Armelle porque su marido estaba de viaje. Estaba más cerca del centro. A la mañana, fui a la agencia de viajes y pregunté: -¿Puedo cambiar el boleto para mañana? -No, mañana no volamos, pero si querés, te lo puedo 127 TODAVIA ESTAMOS A TIEMPO cambiar para hoy. Volamos a las seis de la tarde. Lo pensé dos veces y le dije que me esperara diez minutos. Bajé a tomar el subterráneo para ir a una de las agencias a avisar, personalmente, que me volvía a la Argentina, pero tardó en venir un poco, lo suficiente para darme cuenta de que no llegaba a hacer todo y, además, tomar el vuelo. Tenía que tomar una decisión importante ya que cambiaría bastante mi vida. Así como entré, salí; llamé a Diana para preguntarle si me podía llevar al aeropuerto de Barajas en dos horas. Me dijo que sí, aunque no entendía mucho. Volví a la agencia de viajes y la vendedora me dijo: -Tenés que estar segura de que vas a llegar. Son las doce y el vuelo sale a las seis. Porque si lo perdés, no te puedo devolver ni el boleto ni las pesetas. Pensé un instante y le dije que sí. Ahí nomás, a las corridas, me fui a la casa de Diana, almorzamos con Chipi, Dafne, Leo y Eduardo. A Armelle y a Albert los saludé por teléfono. Y toda la banda de los chicos sabían que, en cualquier momento, partía. Cuando llegamos a la ventanilla para despachar el equipaje, me dijeron que no tenían reserva de lugar, que el vuelo había cerrado hacía tres días y que no estaba en lista de espera. Les dije que no podía ser; entonces, me mandaron a hablar a otra ventanilla. Y me dijeron que sí, que no había ningún problema, sólo que había hecho la reserva a las doce y ocho minutos y eran las cuatro y todavía no había entrado la información en el sistema. Me dieron las dos tarjetas de embarque y partí. Me despedí de Diana y ella se fue. Antes de embarcar, 128 TODAVIA ESTAMOS A TIEMPO llamé a Tania y le conté sobre mi partida imprevista. Ella me contó que, tal vez, se iba a Miami así que no sé por donde andará en estos momentos. Me dio pena que no pudiéramos vernos otra vez. Viajé con la compañía Alitalia, por lo tanto, pasé por Roma pero no la pude conocer. Tengo ciudadanía italiana y no conozco el país. ¡Otra vez sería! Cuando bajamos como pasajeros en tránsito, estuvimos como dos horas esperando. Conocí a una pareja divina de argentinos: San dra y Adrián. Ha blan do y ha blan do, les con té có mo era que yo estaba viajando ese día. No lo podían creer: -Realmente, si estás aquí, es porque tenés una estrella especial o porque el destino así lo quiere. Es Semana Santa. Este vuelo estaba cerrado hacía tres días. Nosotros tu vi mos que lla mar un mon tón de ve ces pa ra re con fir mar lo, la lista de espera estaba cerrada y vos conseguís un lugar cuatro horas antes de subir al avión. ¡No lo puedo creer! -Sí, parece que desde arriba querían que viajara hoy ¿no? Bueno, llegó la hora de subir al avión otra vez. A esa altura tenía un lío tremendo en mi cabeza y en mi corazón. Nadie sabía que regresaba a la Argentina: sólo mamá y papá. Llegué y fui a ver a Ezequiel. No podía creer que ya estaba tan cerquita. Por suerte, mamá le había alquilado el de par ta men to a una ami ga mía de to da la vi da, Graciela, de una familia de Bariloche que conozco desde que tengo memoria. Sin planearlo, terminamos 129 TODAVIA ESTAMOS A TIEMPO viviendo las dos juntas. Yo, sin nada de dinero porque lo había invertido en el pasaje de regreso y Graciela, trabajando como maestra, así que no sabíamos cómo, pero de alguna manera nos íbamos a arreglar. Los primeros días, casi por dos semanas, no quise avisarle a ninguna amiga que había regresado porque primero necesitaba asimilar la decisión que había tomado. 1 de abril. Otra vez en la Argentina. El viaje había sido mu cho más cor to de lo que ha bía pen sa do en un prin ci pio. De sorpresa, pasé a ver a mi amiga Kari porque justo estaba por allí. La verdad es que me sentía muy extraña. Graciela fue un gran apoyo para mí porque es una ami ga de la infancia. Fue muy im por tan te contar con alguien que me conocía desde siempre. Luego, poco a poco, comencé a tomar contacto con mis otras amigas. Llamé a Mariana, Mery, Tere, Vicky, a muchas, pero de a poco. Pasada una semana, llamé a Miguel Angel e Isabel a Nueva York para contarles que había regresado a la Argen ti na. Me pre gun ta ron si se guía con la idea de escribir el libro, porque era muy importante que lo hiciera. Me habían mandado un rosario bendecido por el Papa a Madrid, por lo tanto, tendría que esperar con paciencia a que me lo mandaran para Buenos Aires. También me dijeron que tenían una Bendición escrita por el Papa, expresamente para Carina Furlan y que, cuando nos viéramos, me la iban a dar personalmente porque no querían mandármela por correo. ¡Cuántos regalos, Virgencita; no lo podía creer! Les prometí que 130 TODAVIA ESTAMOS A TIEMPO iba a co men zar a es cri bir el li bro y que da mos en mantenernos en contacto. A las dos semanas, me llamaron para decirme que ya habían conseguido la ayuda para la publicación del libro, o sea que, de ahí en más, sólo dependía de mí. ¡Cuánta responsabilidad! ¿no? Te nía que ocu par me de mu chas co sas: pa re ja, con se guir trabajo, acostumbrarme a la idea, escribir un libro: casi nada. Cuando ya me sentí un poco mejor, lo llamé a Dylan. ¿Te acordás? Una de las personas que me dió la carta de recomendación, que vi en Nueva York y me dijo que, cuando regresara a la Madre Patria, lo llamara para trabajar en la agencia. Bueno, cumplí mi palabra y lo llamé. Tuve una entrevista con él en la que, más que nada, le conté cómo me había ido en Nueva York y qué co sas ha bía he cho lue go. Le con té so bre mi manera de pensar acerca de la publicidad y eso le gustó mucho. Me concertó una entrevista con Daniel (presidente de la agencia de Nueva York, pero en Argentina), el papá de Machi, y me dijo, por sobre todas las cosas: “Con ta le so bre tu ma ne ra de pen sar en cuan to a la pu bli ci dad”. Fue una entrevista muy interesante. Sentía que ellos dos eran los que más entendían de lo que yo hablaba. Dylan compartía mi pensamiento de que la publicidad podía, además, enseñar. Y Daniel me dijo algo, en un momento, que me sorprendió: -Carina, siento que le podés hacer mucho bien a la publicidad. Pero por sobre todas las cosas, me parece que sos una muy linda persona. No lo podía creer, pero me alegraba saber que entendían 131 TODAVIA ESTAMOS A TIEMPO de qué hablaba. Quedaron en llamarme cuando surgiera la oportunidad para ver, en la práctica, cómo podíamos empezar a llevarlo a cabo. Obviamente, la explicación que les di era apenas el principio de “PUBLICIDAD DE OTRO PLANETA”, ya que, nuevamente, era muy difícil explicar tanto en tan poco tiempo. Mientras tanto, las cosas con Ezequiel no andaban muy bien. Es una muy buena persona, pero cada vez recuerdo más eso que me dijo Vero un día: “Cari, vos estás enamorada del amor”. En fin ... Luego de una semana, me llamó Dylan, pero esta vez para empezar a trabajar. Sabía que el proyecto que íbamos a tener que realizar no era uno convencional ya que se trataba de creatividad promocional, cosa que yo nunca había hecho todavía. Cuando Dylan me preguntó qué me parecía el proyecto, le dije que me encantaba la idea. No sabía bien de qué se trataría, pero si el flaco (Jesús) me había puesto ahí, por algo era. Me presentaron al equipo de trabajo y empezamos a bocetar. En dos semanas, tenía que estar terminado. No me extrañaba nada porque, en esta profesión, las cosas siempre se presentan de esa manera: como una carrera contra el tiempo. Fue una experiencia muy linda trabajar en equipo. La primera parte la realicé con Esteban y Pablo, y todo el resto, con Javier, Mat, Anita, Ana, Caro, Geor, Pototo, Pando, Andrea, Ruso, Aitor, Marco, Adrián, Juan y otro montón de gente linda. Era un trabajo en equipo y eso era lo más interesante. En la primera tormenta de ideas para el proyecto, 132 TODAVIA ESTAMOS A TIEMPO hablé mucho de no encasillar a la gente en “modelos prototipos” para dejar que cada uno sienta y viva una experiencia individual. (Si en ese momento estaba allí, era porque iba a poder aplicar algo de lo que pensaba ¿no? Al menos, lo intentaría.) Me acordé del Brain Opera que había ido a ver con Casco, Diana y Ramón en Nueva York, donde cada persona interactuaba con distintos objetos extraños que generaban una melodía y con la sumatoria de todas ellas, más las creadas por ellos, se conformaba la gran ópera. Me parecía formidable. Es esto de que cada uno viva la experiencia pero no a tra vés de la ilu sión de so ñar con ser un terce ro: modelos, actores, ídolos, etc. Esta idea prosperó gracias a que Javi la defendió en cada reunión interna de la agencia, por lo cual, le estoy muy agradecida porque era un pequeño esbozo de mi manera de pensar llevado a la realidad y que yo, en ese momento, no supe defender. Cada tanto, algunos chicos en la agencia me preguntaban cómo había sido mi trayectoria profesional y se me hacía un poquito complicado explicarles. La temática del trabajo era valorizar lo femenino, lo cual me ponía muy contenta porque me parecía muy positivo para la sociedad. Le regalé una medallita de la Virgen de la Medalla Milagrosa a Florencia, en una reunión, a Ana, Geor, Carlos, Anita, Javi, Dylan, Ruso, Pototo y a varios más que aceptaron mi obsequio. Fi na li za mos es te tra ba jo y estábamos to dos muy con ten tos. Por comentarios que hicieron los clientes acerca de la campaña presentada, el gerente de marca 133 TODAVIA ESTAMOS A TIEMPO de otro producto pidió una presentación para su línea. Como el producto era para el público masculino, iba a trabajar Carlos, un muy buen profesional que hasta ese entonces yo no conocía. Fue muy grande mi sorpresa y ale gría cuan do él me lla mó pa ra tra ba jar jun tos: ha bía visto mi trabajo, mi proyecto anterior, y le había gustado mucho. La verdad es que el segundo trabajo me costó más. Y los chicos lo saben. Se ponían muy nerviosos cuando yo decía que no estaba de acuerdo con algo. Para mí era muy difícil explicarles todo lo que tenía en la cabeza, toda esta PUBLICIDAD DE OTRO PLANETA. Sin embargo, Carlos era muy pa cien te y tra ta ba de en ten der mis ob je cio nes y res pe tar las. Apren dí mu chas co sas allí, por ejem plo, que es di fí cil llevar a la práctica esto del nuevo pensamiento pu bli ci ta rio, pe ro no imposible. Re cuer do una pequeña charla que tuve un día con Gabriel, un creativo de la agencia muy bueno, por cierto. Me contó acerca de cómo veía él la publicidad en la Argentina hoy. Me sirvió mucho hablar con él y tener un contacto más directo con la situación real. En cuanto a lo que me sigue costando aprender es a manejar el dinero y a poner un precio a mi trabajo, como le pasa a casi todos los creativos. Es difícil encontrar el equilibrio entre lo material y lo espiritual. También pude vivir lo que es, realmente, un trabajo en equipo. Para mí, muchas cosas eran nuevas. Aprendí mucho. Había mucho compañerismo. En ese momento, yo es ta ba muy tris te por mi de sen can ta mien to amo ro so y, como trabajábamos muchísimo juntos, no 134 TODAVIA ESTAMOS A TIEMPO lo podía disimular. A pesar de conocerme muy poco, me apoyaron muchísimo. Se ter mi nó el pro yec to y to dos que da mos muy con ten tos, pero agotados. Habían sido más de veinte días de tra ba jo cons tan te. En esos días, lle gó mi her ma na desde España y se quedó unos días, antes de seguir camino hacia Bariloche. Le comentaba que, a esa altura, ya tenía que tomar una determinación en cuanto al libro porque, con ese ritmo de trabajo, no lo iba a poder tener listo ni para el año 2000. El dinero para viajar a Nueva York, donde probablemente se hi cie ra la edi ción, ya lo te nía por que, con los trabajos freelance que había hecho, había ahorrado suficiente pa ra po der ir me. Em pe cé a re zar una no ve na y le pe dí a la Virgencita que me señalara cuál era el camino que debía seguir. Mientras tanto, seguía visitando la capillita del Hospital Mater Dei. Dejaba papelitos con intenciones para que las hermanas de la congregación rezaran por muchas cosas: los proyectos, mis compañeros, mis amigos, mi familia, pero por sobre todo, por la realización de este libro. Aprovecho para agradecerles a las Hermanas de María, quienes forman parte de la Obra Internacional de Schoenstatt, por todas sus oraciones. La verdad es que me encanta esa capillita. Están las imágenes de las dos Vírgenes a las que más rezo: Schoenstatt y Medalla Milagrosa. En mayo de 1996, an tes de par tir a Nueva York, ha bía ido, por pri me ra vez, a averiguar sobre la imagen que tenían en el jardín, pensando en la misión para colocarla en Bariloche. Sin darme cuenta, era la misma Virgencita a 135 TODAVIA ESTAMOS A TIEMPO la que más rezan en IVI. Para mí, la Virgencita es sólo una, pero nunca había prestado mucha atención a las diferentes imágenes hasta ese momento. Bueno, volvamos a la historia: julio de 1997. Hablé con Miguel Angel, con quien siempre nos manteníamos en contacto. Le conté sobre mi decisión de hacer un paréntesis con el trabajo para poder terminar el libro y le pareció muy bien. Arreglamos la fecha y partí a comprar el pasaje para el sábado 2 de agosto, a las 19:10 hs. Hablé con la hermana Yoyi, después de tanto tiempo. Le conté sobre mi partida y que necesitaba la re ser va de un cuar to por un mes. To do arre gla do. Só lo restaba sentarme a escribir. Mariana ya estaba traduciendo al inglés la primera parte que había escrito antes de empezar a trabajar en la agencia. Antes de comenzar a escribir, decidí ir una semana a Bariloche para estar con mamá, papá y Piru porque hacía mucho que no los veía con tranquilidad. Nos hizo muy bien estar juntos. También vi a mis amigos y a mis primos. Antes de regresar a Buenos Aires a escribir, leí mucho: libros del Padre Kentenich, “Hechos y Mensajes”, “Mensajes de Medjugorje”, y también un libro que te recomiendo muchísimo y que a mí me dio muchas fuerzas: “La Doncella de Nazaret”, historia de la Virgen María, por Javier Suárez-Guanes. Fue muy lindo leerlo. Cuenta a modo de novela, con hechos reales, la vida de María. Te puedo asegurar que cuanto más la conozco, más la amo. Disfruté mucho estar en Bariloche. Necesitaba la naturaleza y a mi familia. 136 TODAVIA ESTAMOS A TIEMPO También estuve con la Virgencita en el Cerro Catedral. Se la veía lindísima con todo su techito lleno de nieve. Decían que esta temporada parecía ser la mejor de la década. Te cuento, por si no conocés: el Cerro Catedral es el centro de esquí de Bariloche y, como sabés, el hecho de que sea una buena o mala temporada no depende del hombre, ya que él no puede manejar la naturaleza y ordenarle que nieve. Mamá me contó que ahora paró de nevar y está lloviendo. No es por nada, pero para mí mucha gente se olvidó de agradecerle a la Virgen por toda la nieve que trajo. Y sí, cuando todo anda bien es muy fácil olvidarse de ciertas cosas ¿no? Muchos se olvidan de agradecer y es lo más importante. Yo no digo que ahora está lloviendo tanto y que la lluvia se llevó toda la nieve porque casi nadie le agradeció. Tal vez sea, simplemente, una casualidad ¿no? Tres días después de haber regresado a Buenos Aires, me contaron algo que sucedió en Bariloche que me dejó un sabor amargo: entraron a robar a la casa de mis padres. Me dió mucha bronca que se llevaran cosas que no les per te ne cían y que mis pa dres ha bían ga na do honestamente y con mucho esfuerzo. Pero lo más importante y lo que le agradezco a la Virgen es que no había nadie en la casa en ese momento. Me agarró melancolía: cada tanto vivimos situaciones que nos hacen reflexionar y nos recuerdan el famoso dicho: “No dejés para mañana lo que podés hacer hoy”. A veces, dejamos pasar cosas para hacerlas luego y, a veces, ese “luego” se transforma en un “demasiado tarde”. Siento que esto que voy a vivir 137 TODAVIA ESTAMOS A TIEMPO con la realización del libro es muy importante y mis padres no van a poder estar conmigo, lo cual nos pone muy tristes. No podemos hacer nada. No depende de nosotros. Entonces, decidí escribir una carta a un programa de televisión que se dedica a hacer realidad los sueños. Aquí la comparto con vos: Uno de los sueños de mis padres es poder compartir los logros con sus hijos. No son ricos, ni mucho menos, pero en su vida, y ante todo, siempre fueron primero sus hijos. Un día, papá le dijo a mi hermana, llorando: “...porque para mí, si mis hijos no están bien, siento que en la vida no logré nada.” A ese punto ... Hemos tenido momentos buenos y malos, como todos. Uno de los malos fue cuando me agarró una especie de surmenaje, depresión. Estuve realmente muy mal, estuve casi dos meses yendo todos los días al psicólogo, y luego una terapia que duró casi tres años. Fue muy duro, no podía tomar decisiones, estaba harta y quería que alguien lo hiciera por mí. En fin, muchas cosas feas y mis padres siempre estuvieron allí. El psiquiatra, David L., me dijo lo siguiente: -Carina, hubiera sido humanamente imposible que te recuperaras más rápido de lo que lo hiciste y eso fue por dos razones: una, porque tenías muchas ganas de estar bien y otra, porque alrededor hay mucha gente que te quiere. Pusieron todo el dinero que tenían en mi terapia, sin importarles nada, sólo que yo estuviera bien. Y así también lo hicieron con cada uno de mis hermanos cuando lo necesitaron. El año pasado, obtuve grandes logros trabajando en Nueva York. Fue algo muy especial. Viví cosas muy importantes que mis padres no pudieron compartir conmigo. Ellos no pudieron viajar a visitarme. Se les complicaba mucho y, además, no tenían el dinero. Yo tampoco. Era el sueño de unos padres que no podían compartir los logros con sus hijos luego de dar todo por ellos. Ahora hay otra oportunidad para compartir un gran logro, y 138 TODAVIA ESTAMOS A TIEMPO ellos, otra vez, no pueden estar. Ojalá que no pase otro sueño más sin que puedan hacerlo realidad. ¡Gracias! Y gracias por el programa. Carina Furlan. Para que conozcás un poco más a mis padres te cuento: ellos no pudieron hacer un viaje para su Luna de Miel y hace tres años cumplieron las bodas de plata y tampoco pudieron. ¿Por quién? Sí, por sus hijos. Porque siempre somos su prioridad y cuando les toca pensar en ellos, por una cosa o por otra, no hay espacios, no hay tiempos, no hay dinero, no hay ... Y sí. Cuando decidí colocar la Virgencita en el Cerro, ellos me apoyaron. Cuando decidí mudarme a Buenos Aires para estudiar y cuando debí alquilar un departamento y pagar mis gastos, ellos me ayudaron. Bueno, continúo. Regresé a Buenos Aires dispuesta a escribir. Mariana se “internó”, como yo, para ayudarme. La verdad es que me costó bastante, sobre todo la parte de la publicidad. Eran ideas que tenía en la cabeza, sen ti mien tos que no sa bía co mo ba jar los al pa pel. Ca ro la me dijo que me haría bien hablar con Pedro, un profesor de ella. Lo llamé y le expliqué: -Pero Pedro, te juro que no sé por donde empezar. Tengo tantas cosas para contar que se me hace un nudo en el estómago, en la garganta, en las manos y no logro bajar nada al papel. -Bueno, Carina, hacé una cosa: primero meditá un ratito, rezá, y después escribí todo lo que te venga a la cabeza como si estuvieras haciendo una tormenta de ideas. Una vez que tengas lo que querés decir en papel, 139 TODAVIA ESTAMOS A TIEMPO ya tenés lo más importante; tenés la materia prima. Luego, le pedís a alguien que te ayude con la gramática y esas cosas y listo. No me resultaba fácil, pero si sentía que lo tenía que hacer, era por algo. Sin pensarlo más, ¡manos a la obra! Cuando empecé a bajar las ideas al papel, me daba cuenta de que eran conocimientos que hacía mucho tiempo que estaban en mí. Una vez que tenía todos los textos escritos, Mariana me ayudaba a organizar y a ordenar conceptos. Me corregía la gramática. La verdad es que, sin su ayu da, no lo hu bie ra po di do te ner ter mi na do en tan corto tiempo. Hacía de correctora y de lectora a la vez. Ella también empezó a sentir este trabajo como su misión. Le agradezco enormemente a la Virgencita haberme puesto ayuda. Siempre lo hizo. Nunca me dejó sola. No salía de casa. Como todo tiene su precio, durante este tiempo no pude ver a ninguna amiga, a casi nadie, porque me lo pasé encerrada entre cuatro paredes, escribiendo. Todavía no pude ver a Carlos, a Moni y a Angeles, mi sobrina de diez meses, que ya empezó a caminar, y no pude ir por estar escribiendo. Tal vez, por mi viaje a Nueva York, no pueda estar presente en el casamiento de una muy amiga mía. Vicky y Lino se casan a fines de agosto y no sé si podré regresar para esa fecha. Tampoco le pude dedicar mucho tiempo a Mery y a Pablo en su casamiento. Espero que los cuatro sepan entender que los adoro y que no por eso dejan de ser importantes para mí. 140 TODAVIA ESTAMOS A TIEMPO Durante la semana anterior a mi partida, me llamaron muchísimos amigos. Es como si los hubiera atraído con el pensamiento. El fin de semana pasado, cuando estábamos en la casa de Mariana ordenando los textos de la publicidad, me contó Graciela que había un mensaje en el contestador de una tal Mariel. ¿Te acordás de mi amiga puertorriqueña de la agencia en Nueva York? Bueno, hacía como cinco meses que no hablábamos y me vie ne a lla mar jus to aho ra. Pre gun tó por mí porque quería saber por dónde andaba. Lógicamente, llegaré de sorpresa. ¿Te acordás que yo fui a Nueva York conociendo a sólo una persona por teléfono? Bueno, sí, Mati, mi amigo de Nueva York, estuvo aquí, en la Argentina, y nos desencontramos, no nos pudimos ver. Recibí una carta de Rafael, mi amigo español del que hacía como un año no sabía nada. Vero, mi amiga mejicana, me llamó. Le conté sobre mi viaje a Nueva York y me dijo que, si podía, iba a ir allá y luego nos íbamos una semana a Miami, a la casa de su hermana Ana antes de regresar a la Argentina. ¡Todas estas emociones en una semana, además de los nervios que ya tengo por el viaje! Hoy, 1 de agosto, fui a la agencia para saludar a los chicos. Estuve charlando con Carlos y Juan: -Cari, te tengo mucha fe. Te va a ir bien. Con Juan, uno de los tantos días de trabajo, nos quedamos charlando y le conté un poco sobre mis pensamientos y recuerdo que él me decía: -Ca ri, o sea que vos es tás acá, tra ba jan do en es te 141 TODAVIA ESTAMOS A TIEMPO pro ducto, preparando estos cartones porque pensás que la publicidad y el mundo pueden ser diferentes. -Sí, Juan, desde afuera no se puede cambiar nada. Hay que estar adentro para modificar algo... En fin, hablamos bastante, me dijo que no se había olvidado de nuestra charla del otro día y que me tenía fe. Carlos me contaba lo triste que es un país cuando tiene ausencia de creatividad y con Andrea hablábamos de todo un poco -como siempre. Me crucé con Machi y lo saludé porque no había tenido la oportunidad todavía; le conté que me iba por un tiempo. Me preguntó sobre el libro y le conté. Me felicitó de antemano y me deseó suerte. Lo que menos se imagina es que es un personaje importante en la historia de ¡este libro! Saludé a todos y me fui. Es increíble como estos últimos días, sin saberlo, muchos personajes de esta historia aparecieron por un motivo u otro. ¡A se guir es cri bien do! Vi no Ma ria na a ca sa pa ra terminar las correcciones. Le pedí que me acompañara a sacar fotocopias porque iba a ir a registrar el texto en el Regristro de la Pro pie dad In te lec tual an tes de mos trárselo a alguien. Fuimos a la fotocopiadora y Mariana empezó a conocer a algunos personajes de esta historia. Nos encontramos con Ariel y con Sebastián. ¿Te acordás de ese chico que me puso en contacto con su amigo de Nueva York que terminó siendo Mati, mi amigo? Bueno, Sebastián, el mismo. Nos saludamos, me contó que el día anterior lo había llevado a Mati al 142 TODAVIA ESTAMOS A TIEMPO aeropuerto porque regresaba a Nueva York. Le conté que me iba para allá. Me preguntó para qué y le conté sobre el libro: -Cari, es de diseño ¿no? -Sí, de diseño. Le contesté. Hablé con Miguel Angel e Isabel y me dijeron que ya estaba todo arreglado. La verdad es que son muy buenos. Una vez, le dije a Miguel Angel: -Bueno, cuando se publique el libro te voy a dar un porcentaje por... -No, no. Mi misión es que vos lo publiqués y ahí termina. -Pero Miguel, yo de comercializar no tengo ni idea. -Bueno, tendrás que aprender y, seguramente, con lo que ganés tengas muchas más misiones para cumplir. Esto te lo quería contar para compartir con vos la gente linda y sana que Dios me está poniendo en el camino. A ellos dos, por supuesto: ¡muchas gracias! Y a vos, Virgen María, gracias por habérmelos presentado. Bueno, ya terminaba el día así que no podía aparecer nadie más. Sólo Andrea, mi amiga de la agencia que vino a despedirse ¡Qué divina! Mañana tomo el avión y todavía estoy aquí, escribiendo. Recién me llegó una carta desde Francia de Ivonne, la fundadora de IVI. No lo puedo creer: justo ahora, antes de partir, llegó la contestación de una car ta y en una par te di ce lo si guien te: “...Qué bue na no ti cia la del li bro que es tás es cri bien do y 143 TODAVIA ESTAMOS A TIEMPO una oportunidad maravillosa para compartir y explicar la fe a mu cha gen te y así ha cer les en ten der que es al go que se vive a todos los niveles de la vida...” Lindo, ¿no? Cenamos las tres: Graciela, Mariana y yo. Graciela: gracias por bancar mis altibajos. Mariana: gracias por tu ayuda. Hace tres semanas que se dedicaba a este libro como yo, corrigiendo y corrigiendo sin parar. Para mí también fue importante compartir este proyecto con alguien que lo viviera tan de cerca porque eran muchas las emociones que surgían: angustia, desesperación, alegría, melancolía al revivir cada pedacito de his to ria pa ra po ner lo en es te pa pel PA RA VOS, sí pa ra vos. Porque si yo me puse a escribir este libro fue porque la Virgencita me lo pidió en mi corazón, para que muchas personas, pero en este instante VOS, pudieras leerlo. Si la Virgen nos sigue enviando salvavidas es porque todavía hay alguna manera de impedir el gran maremoto. ¿Serías capaz de decirle que no? TODAVIA ESTAMOS A TIEMPO. Mientras queden segundos de vida para almas en este planeta, todavía estamos a tiempo de RETOMAR EL RUMBO. Te dejo, me tengo que ir a preparar la valija. Estos días estuve muy nerviosa pero, aunque te parezca mentira, sentir que desde lo atemporal estoy compartiendo esto con vos me da más tranquilidad. Sabés que no tengo nada de experiencia sobre escribir un libro y 144 TODAVIA ESTAMOS A TIEMPO pu bli car lo. Creo que va a ser otra emo cio nan te aven tu ra para mí. Lo más valioso de esta historia es que TODO ES VERDADERAMENTE AUTENTICO. Ningún personaje sabía que estaba escribiendo un libro, ni siquiera yo, hasta que los conocí a Miguel Angel e Isabel. No doy el apellido de los personajes para respetar la privacidad y, si algún nombre coincide con la realidad de los hechos, es mera casualidad. A TODOS LOS PERSONAJES CON LOS CUALES JUN TOS CONS TRUI MOS ES TA HIS TO RIA: ¡GRA CIAS! Tengo muchos nervios e intriga de qué cosas voy a sen tir y qué me va a su ce der por den tro cuan do vuel va a pisar Nueva York, a reencontrar amigos, el Centro María, el edificio Chrysler... Voy a buscar mi billetera. Sí, la tarjeta de embarque dice Furlan/Carina Ms BUENOS AIRES EZE LA 02 AUG 19:10 OK. Miro la hora y ya son las 0:30 hs. del 2 de agosto de 1997. Dentro de apenas unas horas tomaré mi vuelo rumbo a Nueva York. Yo ya hice mi parte de llegar hasta aquí. AHORA TE TOCA A VOS. ¡¡¡Suerte!!! Y gracias, gracias por haber viajado conmigo todas las páginas de este libro. 145 TODAVIA ESTAMOS A TIEMPO ...Estoy en el cuarto 314 del convent. Pisé Nueva York y sentí como si nunca me hubiera ido. Y sí, son las vivencias el único capital que uno siempre lleva consigo. Y estas son las mejores monedas que uno puede guardar en la alcancía del alma. ¡Animate! ¡No perdás tiempo! Empezá ya a escribir tu historia, a escribir tu sueño... ...Y tal vez, algún día, seas vos el que me agradezca a mí por haber viajado las páginas de tu libro. ¡¡¡Suerte!!! 146 TODAVIA ESTAMOS A TIEMPO ¡Animate! ... y Martín se animó. Volé a Madrid para llevar la primera edición de prueba de este libro. En el aeropuerto de Nueva York, antes de partir, tuve ocho horas de demora y conocí a Martín, un fotógrafo español que volvía a su ciudad. El me decía que le gustaba escribir, pero que no se lo mostraba a nadie porque no sabía qué tan bien lo hacía. Le regalé este libro y él se animó. Tiempo después, recibí esta carta y nunca volví a comunicarme con él. Fue el primer escrito sobre este libro que llegó a mis manos y, por eso, es tan importante para mí. Por eso, aquí la comparto con vos. 147 TODAVIA ESTAMOS A TIEMPO 148 TODAVIA ESTAMOS A TIEMPO 149 TODAVIA ESTAMOS A TIEMPO 150 TODAVIA ESTAMOS A TIEMPO “Acaso en estos días no hago más que pensar en ti; mientras descubro el hilo de tu odisea en tu libro me pregunto en cómo has llegado a donde estás, en qué fuerza -además de tu flaco- te mueve a hacer lo que haces, una nómada del mundo, a dónde llegarás con tu ánimo aventurero, que seguro que será muy lejos. Tu brote de vida es tan fuerte que te envidio, tu calidad humana va más allá de mis límites conocidos; en medio de este tiempo que nos ha tocado vivir es casi utópico encontrar una fragilidad y una esperanza como la tuya, apenas tú, apenas yo enfrentados en la encrucijada de la vida. Tu batalla ganada contra mis esquemas cuadriculados ... la Línea, Cádiz. Una noche de octubre con la nostalgia cálida de un viaje a Nueva York: Sinceramente nunca imaginé que de la ciudad de los rascacielos, de tanto asfalto, de tanto acero, de tanta gente con prisa, de tan poco tiempo para nada, pudiera existir un hueco libre para un corazón tan profundo, para una “fábrica” de generosidad y bondad, para un manantial salvaje de amor desmesurado, para ti Carina tan tierna y sincera. Probablemente hubiera podido dar seis vueltas al mundo a tu lado observando y vigilando tu profundo sueño, preguntándome de dónde habías salido, apostando sobre lo que estarías soñando, mientras además de todo leía tu libro. En estos días, o mejor aún en estas noches, pienso en tu ciudad de Nueva York devorada por la soledad y el ruido y imagino que una de tantas luces es la ventana de tu habitación en el “convento” y allí estás tú meditando, rezando, llorando tal vez, gritando en silencio, viviendo una noche más de tu historia, enfrentándote a la cruda armonía de estar 151 TODAVIA ESTAMOS A TIEMPO lejos de los tuyos, bebiéndote a grandes tragos la angustia mezclada con la ilusión, escribiendo a fin de cuentas otra bella página de tu relato. Sinceramente tuyo. Martín.” Bueno, bueno, no te emocionés tanto que ahora te toca a VOS. Aquí te dejo unas páginas en blanco para que empecés a escribir TU historia. Sí, TU historia viviendo. Animate. Y como dice Ivonne: “Encárgate de los asuntos de Dios que El se encargará de los tuyos”. Y hay algo más. Hay una importante razón por la cual hice dos libros en uno: por un lado, cuento sobre mi profesión y por otro, comparto experiencias de vida. ¿Sabés por qué? Buscá, porque más adelante comparto con vos otro pequeño gran tesoro. Y gracias, gracias y ¡¡¡chau!!!, mejor dicho: hasta siempre. 152 TODAVIA ESTAMOS A TIEMPO 153 TODAVIA ESTAMOS A TIEMPO 154 TODAVIA ESTAMOS A TIEMPO 155 TODAVIA ESTAMOS A TIEMPO 156 TODAVIA ESTAMOS A TIEMPO 157 TODAVIA ESTAMOS A TIEMPO 158 TODAVIA ESTAMOS A TIEMPO 159 TODAVIA ESTAMOS A TIEMPO “... Lo profesional y lo espiritual son una sola cosa. PROFESION ES PROFESAR EN ACCION NUESTRO SENTIR INTERIOR ...” 160