FORMAS Y MÉTODOS DE LA PLANIFICACIÓN SOCIALISTA Y

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FORMAS Y MÉTODOS DE LA PLANIFICACIÓN
SOCIALISTA Y NIVEL DE DESARROLLO DE LAS
FUERZAS PRODUCTIVAS
Charles Bettelheiui
Este texto tiene como origen una reflexión teórica sobre algunos de los
problemas que se plantean actualmente a la economía cubana. Como
esos problemas son los que surgen necesariamente en todos los países que
entran en la vía de la construcción del socialismo, me ha parecido que podía ser interesante publicarlo en su forma original (con algunos cambios
menores). Por supuesto, en los siguientes desarrollos, no se abordan importantes cuestiones referentes a la construcción del socialismo, porque no
era necesario hacerlo de inmediato en relación con la economía cubana.
Probablemente abordaré algunas de esas cuestiones en artículos posteriores.
Como se verá, se hace abstracción aquí de las condiciones históricas
específicas propias a Cuba y a la URSS y a problemas distintos de los económicos que deben ser tomados evidentemente en consideración al formularse una solución concreta.
Este texto se sitúa, pues, en el campo de la teoría económica. Ésta
constituye un instrumento indispensable para la formulación de una solución correcta de los problemas económicos aunque no baste evidentemente para dar respuestas completas a todos los problemas que plantea
la práctica de la planificación y la organización de la economía socialista.
Para resolver, lo más correctamente posible, los problemas que se plantean actualmente a la economía cubana, es necesario someterlos a un
análisis teórico. Sólo sobre la base de un análisis semejante puede aclararse
la estrategia y la táctica económicas que corresponden a las exigencias de la
etapa actual, teniendo en cuenta los caracteres concretos específicos de
esta etapa y del nivel actual de desarrollo de las fuerzas productivas. Es
también solamente sobre la base de ese análisis como es posible definir las
formas de organización y los métodos de trabajo que corresponden a la
estrategia y a la táctica económicas adoptadas.
Si un análisis teórico es objetivamente necesario, también lo es necesario subjetivamente, porque sólo ese análisis puede ofrecer la \ isión científica correcta indispensable para guiar la acción de los dirigentes de la
Revolución, de los cuadros políticos y de las masas trabajadoras mismas.
Una visión científica es indispensable para ayudar a la aplicación práctica
de las orientaciones generales adoptadas.
Además, debe permitir:
a) superar las vacilaciones legítimas que pueden experimentarse antes
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EL TRIMESTRE ECONÓMICO
de sustituir con métodos y formas nuevos otros métodos de trabajo y formas de organización consagrados por la costumbre;
b) escapar al sentimiento de que se está retrocediendo en el plano de
la organización económica cuando lo único que se hace es renunciar a
formas de organización ya sea superadas o prematuras pero que, de todos
modos, no se adaptan a las necesidades;
c) no sentir la tentación de imitar métodos o formas de organización
que pueden haber dado resultados positivos en condiciones objetivas diferentes cuando había que respetar otras prioridades diferentes de las que
existen actualmente en la economía cubana.
En el plano teórico, como se sabe, el problema fundamental consiste
en tratar a las fuerzas productivas conforme a su naturaleza. Si no se
actúa de esa manera, es imposible dominar las fuerzas productivas y dirigir
efectivamente su desarrollo.
Igualmente, en el plano teórico, es indispensable analizar el comportamiento de los hombres no como si estuviera determinado en última
instancia por la idea que se hacen de sus relaciones entre sí y de sus papeles
respectivos (lo que implicaría que bastaría con niodificar esa idea, especialmente mediante la educación, para modificar también ese comporí:amiento en el sentido deseado, lo que equivale a una visión idealista de las
cosas) sino como una consecuencia de la inserción concreta de los hombres en la división técnica y social del trabajo y en un proceso dado de
producción y de reproducción (que reproduce también, modificándolas
progresivamente, sus necesidades), proceso que está fundamentalmente
determinado por el nivel de desarrollo de las fuerzas productivas.
Un análisis de este tipo conduce a comprender, especialmente, que la
palanca decisiva para modificar el comportamiento de los hombres está
constituida por los cambios aportados a la producción y a su organización.
La educación tiene como papel, esencialmente, hacer desaparecer actitudes
y comportamientos heredados del pasado y que sobreviven a éste y asegurar
el aprendizaje de nuevas normas de comportamiento impuestas por el desarrollo mismo de las fuerzas productivas.
Es a partir de esas reglas de análisis general, que son las del materialismo histórico, como debe intentarse resolver los problemas teóricos
planteados por la evolución de las relaciones de producción, en función
del progreso de las fuerzas productivas así como los problemas de la delimitación de las distintas formas de propiedad, de organización del sector
socialista, de organización de los cambios, de la distribución de los ingresos
y la planificación.
PLANIFICACIÓN SOCIALISTA Y FUERZAS PRODUCTIVAS
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La delimitación del sector socialista y del sector privado bajo la dictadura
del proletariado
Se sabe que Marx y Engels han demostrado que el desarrollo de la economía capitalista va acompañado de la aparición de formas de producción
cada vez más sociales y que es el carácter cada vez más social de las fuerzas
productivas el que hace de la socialización de los medios de producción
una necesidad objetiva.^ También se sabe que los fundadores del socialismo científico han demostrado que el carácter social de las fuerzas productivas es más o menos marcado según los tipos de actividad económica
y la naturaleza de las técnicas empleadas.
De estos análisis y de las prolongaciones que él les aportó, Lenin
extrajo conclusiones prácticas referentes a la delimitación de los sectores
socialista y privado de la economía en la primera fase de la dictadura del
proletariado y referentes a las condiciones de deterioro del sector privado
y de integración de las actividades que dependen principalmente de él al
sector socialista.
Lenin insistió especialmente en el hecho que no pueden resolverse los
problemas de la propiedad agrícola pequeña y media sino reorganizando
toda la economía, "sino pasando de la pequeña economía mercantil individual, aislada, a la gran economía colectiva". Y añade:
"Esta transición es necesariamente muy larga. Mediante la precipitación y la imprudencia de medidas legislativas y administrativas sólo se
logra retrasarla y obstaculizarla. Sólo aportando al campesino una ayuda
susceptible de mejorar grandemente toda la técnica agrícola y de reformarla totalmente puede precipitarse esa transición." Lenin insiste, pues, en este texto escrito en 1919, en las bases técnicas
de las transfonnaciones que han de introducirse en la agricultura, en el
carácter muy prolongado del periodo de transición y en la ayuda que ha
de prestarse al campesino en ese periodo de transición.
En 1921, en su bien conocido informe sobre la sustitución del impuesto en especie a las requisiciones, Lenin vuelve ampliamente sobre las
ideas anteriores:
"Si alguien entre los comunistas soñara con transformar en tres años
la base, las raíces económicas de la pequeña agricultura, no podría ser sino
un espíritu quimérico..."
"... transformar al pequeño cultivador, transformar toda su mentali1 De una manera general, el lazo que une el nivel de desarrollo de las fuerzas productivas al
carácter de las relaciones de producción y de las relaciones de propiedad que les corresponden se designa
corrientemente cu la actualidad con la expresión "ley de correspondencia necesaria entre Jas relaciones
de producción }■ eJ carácter de Jas fuerzas pro<íucti\as". Esta expresión, que fue formulada por primera
vez por J. Stalin, es empleada por él especialmente en su libro Les problemes économiques du socia¡isme en L'RSS !p. S de la traducción francesa, Moscú, 1932).
'■^ W Lcnm, "Léconomie et la politique sous la dictature du prolétariat", citado según; L'AJIiancc
de la chsse ouvriére et de la paysannerie, Moscú, 19S7, p. 675.
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EL TRIMESTRE ECONÓMICO
dad y sus hábitos es obra de generaciones enteras. Sólo la base material y
técnica, el empleo en masa de tractores y de máquinas en la agricultura,
la electrificación en gran escala, pueden resolver esta cuestión referente al
pequeño agricultor. . ."^
Lenin extrae, como se sabe, todas las consecuencias prácticas de
este análisis: puesto que el campesinado individual, pobre o mediano, está
llamado a subsistir como tal durante un largo periodo, "hay que satisfacer
—dice— al campesinado medio".^
Y añade:
"¿Dónde encontrar la respuesta al problema de saber cómo satisfacerla?. . . Acercándonos al problema nos diremos en seguida: es posible,
en suma, satisfacer al pequeño agricultor de dos maneras. Primero, hace
falta cierta libertad de cambios, libertad para el pequeño propietario privado y, en segundo lugar, hay que procurarse mercancías y productos
alimenticios. ¿Qué es esa libertad de cambios cuando no hay nada que
intercambiar, esa libertad de comercio cuando no hay nada que comerciar?" °
Si Lenin insistió por último en la necesidad de mantener durante una
etapa de transición una producción agrícola individual ® (mientras la base
técnica de una producción agrícola social no haya sido creada en la escala
de las necesidades del conjunto de la sociedad) y en la contrapartida de
la existenia de ésta en el nivel de la libertad de cambios locales, es porque la producción agrícola es la más difícil de transformar técnicamente,
tanto desde el punto de vista de las condiciones materiales como desde el
punto de vista de los hábitos de producción; y también porque el campesinado es una clase especialmente importante y cuya alianza con la clase
obrera es indispensable para la dictadura del proletariado. No obstante,
lo que es verdad de la producción agrícola individual es verdad también
de la artesanía y de la pequeña producción industrial, mientras éstas no se
han desarrollado aún sobre una base técnica de nivel elevado.
La organización del sector socialista
Si lo que debe ser la distribución de las fuerzas productivas entre el sector
privado y el sector socialista ha dado lugar, desde hace tiempo, a una
reflexión teórica, no ha sucedido lo mismo, al menos en igual grado y
por sorprendente que pueda parecer, con los problemas planteados por
la organización interna del sector socialista. Por este hecho, la elabora3 V. Lenin, "Rapport sur la substitution de l'Impót en nature atuc réquisitions", íbjd., pp 742-43
4 Ihid., p. 742.
5 Ibid., p. 743.
6 Se sabe que esta necesidad fue reconocida por Lenin no sólo en el caso de la economía atrasada
de Rusia en 1921 sino también en el de los "países capitalistas avanzados" (cf. 'Tremiere ébauche des
théses sur la question agraire", texto preparado para el Segundo Congreso de la Internacional Comunista, ibid., pp. 728-30).
PLANIFICACIÓN SOCIALISTA Y FUERZAS PRODUCTIVAS
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ción de los principios llamados a regir la organización de ese sector en los
países que entran en la vía del socialismo exige una atención particular.
La experiencia histórica de los demás países socialistas debe ser analizada
teóricamente para que pueda ser plenamente utilizada.
Históricamente, hasta estos últimos años, la organización interna del
sector socialista en la Unión Soviética fue concebida esencialmente para
hacer frente a los problemas que eran más urgentes de resolver, bajo la
presión de condiciones particularmente difíciles y complejas, en situaciones con frecuencia de extrema urgencia (comunismo de guerra, reconstrucción después de la guerra civil, elaboración y revisión de los planes
quinquenales en las condiciones de ascenso del fascismo en Alemania y de
crecientes amenazas de una nueva guerra mundial, la guerra misma, la
nueva reconstrucción). Además, no siempre fue posible adaptar sistemáticamente esta organización a las exigencias del nivel de desarrollo de las
fuerzas productivas y ha habido que adaptarse empíricamente a circunstancias rápidamente cambiantes.
Esto ha tenido como consecuencia cambios de organización relativamente frecuentes, tanto por lo que se refiere a las unidades de producción
y sus poderes jurídicos como por lo que se refiere a la naturaleza de las
instancias a las que han sido referidas esas unidades de producción, sus
poderes de decisión, etc. Las soluciones dadas a estos problemas tienen
evidentemente una gran influencia sobre el buen o mal funcionamiento
del sector socialista, su velocidad de desarrollo, su rentabilidad, su capacidad de adaptación al progreso técnico, etcétera.
Si, durante un largo periodo, los cambios ocurridos en la organización del sector socialista de la economía soviética se han debido sobre todo
a consideraciones prácticas inmediatas, no han sido por el contrario el fruto
de un profundo análisis teórico. No fue sino recientemente cuando empezó a ser de otra manera y cuando se ha hecho el esfuerzo por tomar más
en cuenta, en el nivel mismo de la organización del sector socialista, las
exigencias de la ley de correspondencia necesaria entre las relaciones de
producción y el carácter de las fuerzas productivas."
T No carece de importancia subrayar aquí la evolución, a este respecto, del pensamiento de J. Stalin.
Éste escribía, en efecto, hablando de la sociedad socialista:
"Las relaciones de producción están perfectamente de acuerdo con el estado de las fuerzas productivas porque el carácter social del proceso de producción es fundamentado por la propiedad social de
los medios de producción." (J. Stalin, .Matériaiisme dia/ectique et rnatériaiísmc historique, p. 27 de la
edición francesa de 1956, Editions Sociales.)
Ahora bien, en su obra Les problémes économiques du sociaJisme en URSS, J. Stalin escribía:
"Sería un error tranquilizarse y creer que no existe ninguna contradicción entre nuestras fuerzas
productivas y nuestras relaciones de producción. Hay contradicciones y habrá indudablemente porque
el desarrollo de las relaciones de producción se retrasa y se retrasará en relación con el desarrollo de las
fuerzas productivas. Si los organismos dirigentes aplican una política justa, estas contradicciones no
pueden degenerar en antagonismo, no culminarán en un conflicto entre las relaciones de producción y
las fuerzas productivas de la sociedad. Otra cosa sucederá si hacemos una política errónea. . . Un conflicto será entonces ine\itable y nuestras relaciones de producción corren el nesgo de convertirse en
un obstáculo muy serio al desarrollo de las fuerzas productivas." (Op- cit., pp. 56-57.)
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EL TRIMESTRE ECONÓMICO
Dada la enorme importancia (para la construcción del socialismo en
Cuba o en cualquier otro país que entre en la \'ía del socialismo) de una
solución correcta a los problemas de organización y dada la referencia
indispensable, en este terreno y en otros, a la experiencia de los países
socialistas n:iás avanzados, es necesario detenerse un instante en algunas
de las razones cuando menos por las que estos problemas no han dado
lugar todavía, ni siquiera en la l.Jnión Soviética, sino a una elaboración
parcial y no enteramente satisfactoria.
Algunas de estas razones son puramente prácticas. La más decisiva
de éstas parece ser la naturaleza principalmente administrativa que tuvo
que revestir la planificación soviética durante un largo periodo, como consecuencia de la gran prioridad que hubo que dar al desarrollo de la infraestructura económica, especialmente a la industria pesada.
La Unión Soviética era, en efecto, un país económicamente atrasado,
en el que hubo que echar con rapidez las bases materiales de la producción
socialista más amplia, dedicando esfuerzos excepcionales al desarrollo del
Departamento I de la economía y, más especialmente al desarrollo de las
industrias básicas. En esas circunstancias, la exigencia de una eficiencia
económica máxima, que debe ser la base de los esfuerzos de organización,
tuvo que ser descuidada a veces, si no en el plano estratégico, donde generalmente fue satisfecha, al menos en el nivel táctico, donde se vio relegada
a veces al segundo plano y no sólo en materia de organización económica.
Otras razones, fuera de esta razón histórica, se deben al estado de
elaboración teórica de puntos de doctrina decisivos y que merecen una
gran atención.
P Leyes económicas y socialismo
Una de esas razones, y de las más importantes, parece haber sido una apreciación insuficiente y hasta falsa algunas veces, por parte de ciertos marxistaSj del problema de las leyes económicas y de las contradicciones en la
economía y la sociedad socialistas.
Un caso extremo de una falsa apreciación de este tipo es el de Rosa
Luxemburgo que, en una perspectiva "izquierdista", piensa que en la sociedad socialista no existen ya las leyes económicas y que la economía política
carece de objeto entonces.^
La misma apreciación fue formulada por Nícolai Bujarín en su libro
sobre la economía política del período de transición, especialmente cuando
escribe:
8 Así R. Luxemburgo escribe: ". . . la economía política tomo ciencia ha cumplido su papel desde
el momento en que la economía anárquica del capitalismo cede su lugar a una economía planificada,
conscientemente organizada y dirigida por el conjunto de la sociedad trabajadora. La victoria de la clase
obrera contemporánea así como la realización del socialismo significan, pues, el fin de la economía
política como ciencia." (E/nfiifirung in díe Nationaíoejconomie, Ausgewahltc Reden und Schñften, Berlín, 1951, t. I, p. 491.)
PLANIFICACIÓN SOCIALISTA Y FUERZAS PRODUCTIVAS
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"... desde el momento en que examinamos la economía social organizada, todos los 'problemas' fundamentales de la economía política desaparecen . . ., por eso pueden encontrarse aquí, por una parte, cierto sistema
de descripción y, por otra, un sistema de normas. Pero no hay lugar aquí
para una ciencia que estudie las 'leyes ciegas' del mercado, puesto que el
mercado ya no existe. Así, el fin de la producción mercantil capitalista
significa igualmente el fin de la economía política".■'
Ya sabemos cómo Lenin refutó esta opinión emitida por N. Bujarin
(que defendía entonces las posiciones "ultra izquierdistas").^'^'
Por lo que nos concierne, observaremos dos aspectos esenciales de los
errores cometidos entonces por Bujarin, a saber:
a) la confusión entre "ley económica" y "ley del mercado" (lo que
equi\'ale a reducir la economía política a una "ciencia de los cambios"
y a no reconocer su carácter de "ciencia de la producción social");
b) la confusión entre el libre juego de las leyes y su carácter objetivo.
Errores de esta naturaleza hacen evidentemente imposible, también,
la comprensión de las condiciones de funcionamiento de la ley del xalor
en las distintas fases de desarrollo de la sociedad socialista. Es, además, en
el terreno del funcionamiento de la ley del \'alor en la sociedad socialista
donde las posiciones teóricas falsas, recordadas más arriba, fueron combatidas más rápida, más \i\a y más sistemáticamente. Por el contrario, en
el terreno práctico de la organización interna del sector socialista, no fue
sino progresivamente como se combatieron las consecuencias de tales
errores o de errores de la misina naturaleza.
Fue en Los problemas económicos del socialismo en la URSS donde
J. Stalin insistió más en la existencia de leyes económicas objetivas en la
economía socialista ^^ y donde demostró especialmente, sin liaber extraído
todavía todas las consecuencias, que esas leyes se refieren también a la
organización de la sociedad socialista, es decir, a las formas que hav que
í> X. Bu|ar¡n, citado de acuerdo con la traducción alemana (Oefconomiíc dcr Traiisformationspcriodc,
Hamburgo, 1922, p. 2).
1" En una nota escuta al margen del libro de N. Bujarin, Lcnin obscn.a que la definición diída
por éste de la economía politica ("Ciencia de la economía social que descansa en la producción de
ii¡ercant/;ss, es decir, ciencia de una econoinia social no organizada., ."j nos hace "retroceder un naso
en relación con Engels" que, como sc sabe, definió la economía política en el sentido amplio, como
"la ciencia de las condiciones y las formas bajo las cuales las di\ersas sociedades humanas han producido e intercambiado y, sobre esta base, han distribindo sus productos"'.
Para nuestro tema, esc aspecto de la discusión al que el libro de X. Bujarin dio lugar es evidentemente muy importante. Las apreciaciones de Lcnin sobre este libro no fueron, por lo demás, tan negativas como lo afirmaron algunos años después diversos comentadores. Encontraremos algunas de Lis
apreciaciones cri "Zajnechanj'.c na Jcnígrr ,X. BukhuTtns'' "Ekonoimka PeTckhodno\A Pcrioc/a", 2^' edición, Moscú, 1952 (cf. también el tomo XI de las Obras de Lenin, edición de 1928).
Igualmente sc encontrara un comentario de esta discusión \ de sus prolongaciones i con otras inmijrosas refcrenciasj en \. Kaufnian, "The origín of the Political Econoniy of Socialism", en Soviet Studicí,
enero de 1953. pp 2-t3 ss. y Ronald L. Mcck, Studics í;¡ ths Labour Tbeor,- of Vdlac. Londres. 1956,
especialmente pp. 256-67.
11 "... las leyes de la economía política bajo el socialismo son leyes objetivas" (]. Stalin,
op, cií., p. 10).
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EL TRIMESTRE ECONÓMICO
dar a las relaciones de producción y a la organización social y técnica
de la producción. Estas formas deben modificarse progresivamente con el
fin de adaptarse al desarrollo mismo de las fuerzas productivas, sin lo cual
en vez de ayudar al progreso de esas fuerzas constituyen un obstáculo.
Así, se destaca la noción de una "contradicción" posible entre las fuerzas productivas y las formas de organización del sector socialista, al mismo
tiempo que se subraya el carácter no antagonista de esa contradicción
puesto que, en la sociedad socialista, no existe ningún grupo social que
disponga de los medios suficientes para oponerse a las transformaciones
necesarias.^^
También Mao Tse-Tung ha insistido en las contradicciones que pueden desarrollarse en la sociedad socialista y en la necesidad de resolver
correctamente esas contradicciones.
"Son numerosos los que se niegan a reconocer —dice— que en la sociedad socialista siguen existiendo contradicciones. . . No comprenden que
la sociedad socialista se vuelve cada vez más unida y consolidada precisamente a través de ese proceso incesante que consiste en asumir una actitud
justa respecto de las contradicciones y en resolverlas. . . Las contradicciones fundamentales en la sociedad socialista siguen siendo las que existen
entre las relaciones de producción y las fuerzas productivas, así como entre
la superestructura y la base. . ." (Mao Tse-Tung, De la contradiction au
sein du peuple, Pekín, 1956).
El hecho que haya sido necesario refutar, hace sólo diez años, la tesis
de la ausencia de leyes económicas objetivas en el socialismo y que haya
tenido que recordarse insistentemente la existencia, en la sociedad socialista, de contradicciones entre relaciones de producción y fuerzas productivas, muestra el retraso que había sufrido el pensamiento teórico en este
campo y explica que el problema de la organización del sector socialista
no haya sido planteado sino tardía y parcialmente en términos científicos.
2° Propiedad y relaciones de producción
Otra raíz teórica de la situación antes descrita, raíz más profunda y todavía poco explicada, está constituida por el carácter insuficiente y a veces
falso de los análisis que se refieren a las nociones de "relaciones de producción" y de "propiedad".
Sabemos que, para Marx, las relaciones de producción están constituidas por las relaciones que los hombres establecen entre ellos y en el
proceso de la producción social y que esas relaciones se modifican con
el desarrollo de las fuerzas productivas materiales.^^
12 Lo que no significa que ciertas capas sociales (como una clase burocrática por ejemplo) no
puedan tener interés en oponerse a transformaciones que son, sin embargo, necesarias.
13 Asi escribe Marx: "En la producción social de su existencia, los hombres entran en relaciones
determinadas, necesarias, independientes de su voluntad; esas relaciones de producción corresponden a
PLANIFICACIÓN SOCIALISTA V FUERZAS PRODUCTIVAS
521
La naturaleza de las relaciones de producción está determinada, pues,
por las fuerzas productivas mismas y por su grado de desarrollo. La propiedad de los medios de producción es la impresión jurídica y abstracta
de algunas de las relaciones de producción, expresión que está llamada a
modificarse cuando se modifiquen las fuerzas productivas y las relaciones
de producción que les corresponden.^*
La relación entre fuerzas productivas, relaciones de producción y formas de propiedad está lejos de haber sido comprendida siempre con exactitud. Es lo que sucede, especialmente, en el Traite d'Économie Politique
del profesor Oskar Lange. Éste, como otros muchos economistas, considera
la propiedad de los medios de producción como la "base" de las relaciones
de producción."
En realidad, es el nivel de desarrollo de las fuerzas productivas lo que
determina la naturaleza de las relaciones de producción, relaciones que pueden encontrar su expresión jurídica más o menos adecuada en una forma dada de propiedad de los medios de producción. Marx insistió, más de
una vez, en este aspecto del lazo entre las relaciones de producción y las formas de propiedad.^^
Si se considera como "base" de las relaciones de producción lo que es
sólo una expresión y una forma jurídicas más o menos adecuadas, llegamos
fácilmente a conclusiones erróneas. Una concepción semejante, en efecto,
impide entender el contenido real de la propiedad socialista y de sus distintas formas. Igualmente, se opone a un análisis claro y concreto de la
apropiación socialista y de las raíces del mantenimiento del intercambio
comercial y de la ley del valor en el curso del primer periodo histórico de la
sociedad socialista. Es indispensable detenerse un instante en estos distintos puntos.
El error que consiste en confundir la forma jurídica de la propiedad
con la apTopiación efectiva es un error que ha sido cometido frecuentemente y contra el cual Lenin tuvo que rebelarse.
En el texto bien conocido Contre Vinfantilisme de gauche et Vesprit
petit-bourgeois, Lenin opone el acto jurídico de la nacionalización a la
socialización que implica, especialmente, la capacidad efectiva de la socieun grado de desarrollo dado de sus fuerzas productivas materiales." (Karl Marx, Contribution á ía critique
de J'économie poiitique, traducción de Laura Lafargue, Editions Marccl Giard, 1928, pp. 4-5.)
l-t Así, inmediatamente después del texto anterior, Marx escnbe; "El conjunto de esas relaciones
de producción constituye la estructura económica de la sociedad, la base real, sobre la que se eleva la
superestructura juridica y politica y a la que corresponden formas de conciencia social determinadas,. .
En determmada etapa de su desarrollo, las fuerzas productivas de la sociedad entran en contradicción
con las relaciones de producción existentes o, lo que no es sino su expresión juridica, con las relaciones
de propiedad dentro de las cuales se habían movido hasta entonces." {Ibid., p. 5.)
15 Cf. Oskar Lange, Économie Politique, tomo I, Problémes généraux, Pans, 1962, p. 18.
16 Véase especialmente Jntroduction á une critique de réconomíe politique, pp. 326-30 de la traducción antes citada de Laura Lafargue. Véase también el borrador de una carta de Marx a Vera Zassoulitch, donde Marx subraya que es ta necesidad del trabajo colectivo en la comunidad primitiva lo
que constituye la base de la propiedad común de la tierra y no a la inversa (t. XX\TI de las Obras de
K. Marx y F. EngeJs, en ruso, p. 681).
522
EL TRIMESTRE ECONÓMICO
dad de contabilizar y repartir,^" capacidad ligada a su \ez a cierto desarrollo
de las fuerzas productivas (fuerzas que engloban a los hombres mismos
V el nivel de sus conocimientos).
Lenin opone aqui la forma jurídica a las relaciones de producción
concretas. Subraya que esta forma jurídica se c¡ucda vacia cuando esas
relaciones son tales que no permiten llenarla adecuadamente (porque la
capacidad de disponer efectivamente de los medios de producción y de los
productos no coincide con la propiedad formal).
Esto nos lleva, después de un aparente desvío, al problema de la organización interna del sector socialista.
Esta organización, en efecto, no es eficaz sino cuando el poder jurídico de disponer de ciertos medios de producción o de ciertos productos
coincide con la capacidad de aplicar esos medios de producción y esos productos de manera eficiente. El nivel social al que se sitúa esa capacidad
en un momento dado no depende evidentemente de "buena voluntad" de
los hombres sino del desarrollo de las fuerzas de producción.
Cuando no coinciden el poder jurídico y la capacidad efectiva, cuando
el sujeto jurídico no es un \erdadero sujeto económico, existe un divorcio
entre el proceso real de producción y de distribución, por una parte, y por
otra el proceso que ha sido buscado por los cjue gozan del poder jurídico
sin disponer de la capacidad efectiva. Ese divorcio supone una falta más
o menos grande de dirección real del proceso económico por los que deben
dirigirlo y engendra, en general, la multiplicación de las medidas reglamentarias y el inflamiento del aparato burocrático. Estos fenómenos nocivos
están ligados a su vez al vano esfuerzo desplegado para tratar de colmar el
abismo que separa al marco jurídico formal de las relaciones de producción
reales, relaciones que llenan entonces ese marco de manera inadecuada.
Así analizado, el problema de la organización interna del sector socialista y de las diferentes formas de la propiedad socialista adquiere toda su
significación.
Por ejemplo, en la Unión Soviética, la forina koljosiana de propiedad
socialista se adapta mejor al nivel de desarrollo de las fuerzas productivas
de que disponen los koljoses de lo que se adaptaría la forma estatal. Esto
significa que en el nivel actual de desarrollo de esas fuerzas, la socialización del proceso de producción es más real en el marco koljosiano de lo
que podría serlo si la propiedad formal de esas fuerzas productivas se transfiriera al Estado. Éste se vería obligado, en efecto, a tratar de dirigir más
o menos centralmente un proceso de producción cjue, en el estado de cosas
actual, no puede ser dirigido ni controlado efectivamente sino localmente, o delegar las facultades de decisión a un Director dependiente del
Estado y que asumiría así las funciones que son actualmente las de la
colectividad koljosiana y de sus órganos. En realidad, semejante transfe1" Cf. V. Lenin, CEuvres Completes, Vol. 27, 4* edición (en ruso), pp. 300-L
PLANIFICACIÓN SOCIALISTA Y FUERZAS PRODUCTIVAS
523
rencia conduciría a un retraso de la socialización (es decir, del control
de la colectividad sobre el proceso de producción) y no a un progreso de
ésta. Así, cuando se habla de las formas "superiores" de la propiedad socialista, designando asi la propiedad de Estado, esto tiene (para los procesos
de producción que todavía no están maduros para esa forma de propiedad),
un sentido estrictamente histórico, como pcrspecti\^a pro\asional, no lo
tiene de inmediato al nivel actual ele desarrollo de las fuerzas productivas.
Es precisamente por eso, además, que es necesario conservar las fornias
llamadas "inferiores". La existencia de éstas no se justifica, pues, como a
veces se piensa, por el "espíritu conscr\ador" de los campesinos sino por
la realidad de las relaciones de producción concretas.
La \"enta a los koljoses de las máquinas agrícolas de que disponían las
Estaciones de Máquinas y Tractores en la Unión Soviética nos da un
ejemplo del paso de la propiedad de Estado a la propiedad koljosiana,
paso que corresponde formalmente a un "retroceso" en el ni\el de socialización de esos medios de producción. No obstante, ese "retroceso" puede
corresponder, en realidad, a un progreso de la socialización efectiva si
supone, en la práctica, un progreso en la eficiencia económica con la que
la sociedad utiliza los medios de producción así transferidos.^**
Se trata siempre, para asegurar la mejor adecuación del poder jurídico
y de la capacidad de disposición, de determinar y decidir qué tipo de colectividad tiene derecho de controlar y dirigir ciertos procesos de producción,
18 Xo liabria que concluir c\idcnteincnte de estns obscnaciones que las modalidades de distribución de los medios úc producción y las fornias de propiedad correspondientes deberían determinarse
exclusivamente, en el curso del periodo de construcción ele] socialismo, mediante consideraciones relati\as
a la eficiencia en la utilización de los medios de producción.
Para asegurar la construcción del socialismo, la eficiencia económica uimediata no es evidentemente la única que hay que tomar tu consideración. Lejos de ello, puesto que "la política no puede
dejar de tener la primacía sobre la cconomia- Razonnr de otra manera es oh idar el abe del marxismo"
(cf. \''. Lcnin, A rioiccau sur les s^iiditats, ía situaííori jctuellc ct íes errenrs de 7'rotsfcy ct de Bouíc/i.^rinc,
Obras completas en ruso, 3' edición, Moseii. 1937, p ]26j.
Como la nacionalización, bajo la dictadura del jírolctariado, significa el ftn del control ejercido
por los capitalistas sobre los medios de producción nacionalizados, cii determinadas condiciones, una
utilización imperfecta de ciertos medios de producción por el poder proletario (a falta de una adecúa
ción suficiente entre el poder jurídico v la capacidad real del Estado obrero i puede ser preftrililc iv hasta
indispensable), desde el punto de \ista de la construcción del socialismo, a una utilización momentáneamente más eficaz, por otra clase social, de esos mismos medios de producción.
Igualmente, una utilización relatn amenté poco eficiente {desde un punto de \ ista inmediato) de
los medios de producción de que disponen las Estaciones de Maquinas v Tractores ha podido ser preferible a la otorgación de esos medios a los koljoses desde los primeros años de la colcctis ización.
De una manera general, puede ser que c! grado de dc-nrrollo social de las fuerzas productnas de
tal o cual industria o de tal o cual empresa industrial, no "justifique", desde el punto de \ i«ta de ía eficiencia económica inmediata, su nacionalización; pero que esta sea perfectamente justificada desde el
punto de vista del fortalecimiento de la dictadura del proletariado, cuando ésta exige que se quiebre
la base económica del poder de las clases hostiles.
A la inversa, cuando la dictadura del proletariado es suficien'cmcntc solida para no exigir la nacionalización de fuerzas productivas todavía escasamente socializadas, puede no haber ninguna justificación para proceder a esa nacionalización, espccijlniente cuando el poder proletario dispone de palancas
suficientes para hacer servir esos medios de producción a los objetivos de la construcción del socialismo,
manteniendo lo que constituvcn todavía ■.nojr.entaneamente \is condiciones de utilización mas eficientes
de esos medios de producción.
524
EL TRIMESTRE ECONÓMICO
lo que no puede hacerse correctamente sino teniendo en cuenta la naturaleza de las fuerzas productivas que esos procesos de producción aplican.
Es evidentemente de la misma manera como debe determinarse la
distribución de los poderes jurídicos, sobre determinados medios de producción o determinados productos, de los distintos organismos del poder
del Estado socialista o de las distintas instancias económicas de ese poder.
(Así, en la Unión Soviética, los Sovnarkhoz son instancias regionales del
poder del Estado mientras que la empresa soviética es una instancia económica de ese mismo poder.)
La atribución a ciertas instancias sociales de poderes jurídicos puede
encontrar su expresión en la existencia de distintas formas y niveles de la
propiedad socialista del Estado.
Así, mientras que el Estado soviético es propietario de determinadas
empresas, éstas pueden ser propietarias a su vez de sus medios de producción y de sus productos, en la medida en que gozan simultáneamente
de ciertos poderes jurídicos y de las capacidades efectivas de disposición
correspondientes. La unidad del derecho de propiedad, característico del
derecho burgués, se romjje así. Comprender que puede y debe ser así,
durante toda una fase del desarrollo de la sociedad socialista es importante,
no sólo desde el punto de vista de la organización del sector socialista sino
también desde el punto de vista de la comprensión de lo que es el comercio socialista y el papel del valor. Volveremos sobre esto.
De lo que se ha dicho se desprende que si el poder jurídico de disposición se atribuye a una instancia que no dispone, al nivel dado de desarrollo
de las fuerzas productivas, de una capacidad efectiva de disposición, esta
atribución supondrá un escaso control social sobre esas fuerzas productivas.
Es lo que pasó en Cuba en aquellas ramas industriales donde lo esencial
del poder jurídico de disposición fue confiado a los Consolidados, cuando
sólo las unidades de producción constituyen verdaderos sujetos económicos
capaces de gozar de una capacidad efectiva de disposición.
Lo que puede llamarse, pues, "unidad de producción" (y que constituye un verdadero sujeto económico) varía evidentemente según el nivel
de desarrollo de las fuerzas productivas. En algunas ramas de la producción, donde la integración de las actividades es suficientemente avanzada,
es la rama misma la que puede constituir una "unidad de producción".
Así puede suceder, por ejemplo, con la industria eléctrica sobre la base
de la interconexión, puesto que ésta permite una dirección centralizada
única de toda la rama.
Hay que observar, además, que según el tipo de uso que se hace de
determinados medios de producción, la capacidad efectiva de disponer
de esos medios puede corresponder a instancias diferentes, de donde surge
también la posibilidad de una superposición de poderes jurídicos sobre
los mismos medios de producción.
PLANIFICACIÓN SOCIALISTA Y FUERZAS PRODUCTIVAS
525
Son estas diversas consideraciones las que deben ser tomadas en cuenta
para definir el lugar de las distintas formas de propiedad socialista, el status
de las empresas, sus lazos con los organismos económicos centrales, las
modalidades de la gestión económica existente, las formas y las reglas de la
planificación económica, etcétera.
La organización de los cambios
La organización de los cambios, y en consecuencia también la de la distribución de los productos, puede parecer dominada por la organización
técnica de la producción. En realidad, la organización de los cambios es
parte integrante de la organización del proceso de la reproducción social,
proceso que es a la vez producción, consumo, circulación e intercambio
de productos y de actividades.
En una economía socialista que supone al mismo tiempo una pequeña
producción individual y una producción social, la organización de los
cambios debe revestir necesariamente una forma distinta según el tipo de
producción. Una reflexión teórica sobre la organización de los cambios
mejor adaptada a las relaciones fijadas entre el desarrollo de las fuerzas
productivas y la satisfacción de las necesidades sociales reconocidas es también necesaria.
a) Producción individual y cambios
Hoy se reconoce universalmente que la existencia en la dictadura del proletariado de una producción individual supone necesariamente el mantenimiento de las categorías "mercancía" y "moneda". A veces se pone en
duda que la existencia de esas categorías haga necesaria también la existencia de un mercado y de cierta libertad de cambios. Es lo que sucede
actualmente en Cuba y fue también lo que sucedió en la Unión Soviética
al terminar el comunismo de guerra, periodo durante el cual las circunstancias habían obligado al poder soviético a suprimir la libertad de cambios
y a reducir al mínimo las funciones de la moneda. En esa época, eran
numerosos en la Unión Soviética los comunistas que creían que la supresión de la libertad de cambios era conciliable con el mantenimiento, entonces inevitable, de la producción individual y no obstaculizaría el desarrollo de las fuerzas productivas ni, por tanto, la consolidación de la
dictadura del proletariado.
Es sabido cómo Lenin respondió a los que pensaban así y cómo afirmó
la necesidad de cierta libertad de cambios como contrapartida de la existencia de una producción individual, de una libertad controlada y limitada
para que sirva a los intereses de la dictadura del proletariado y no se vuelva
contra ella.
526
EL TRIMESTRE ECONÓMICO
Lenin declaró que, sobre la base de la producción individual "no es
posible pasarse sin la libertad de cambios locales" -^^ y añade en consecuencia: "Podemos aceptar en medida considerable la libertad de cambios
locales, sin destruir la dictadura del proletariado sino, al contrario, consolidándola." 2«
La prueba de que cierta libertad de cambios locales es necesaria no
sólo como una medida absolutamente temporal sino durante todo un
periodo histórico está en el mantenimiento en la Unión Soviética, todavía
hoy, del mercado koljosiano. Ese mantenimiento confirma la necesidad
de un mercado agrícola local como corolario de la existencia de una producción agrícola privada, producción que, para ciertos productos alimenticios
importantes, cubre todavía actualmente en la Unión Soviética una parte
no despreciable del consumo.
Igualmente, la experiencia reciente de la China Popular ha demostrado que el restablecimiento de cierta producción agrícola individual
tuvo que ir acompañado del restablecimiento de los mercados locales y que
esto sir\aó grandemente para un notable mejoramiento del suministro a
las ciudades y un nuevo impulso de la producción industrial.-^
Así, la teoría y la práctica confirman la necesidad de cierta libertad de
cambios como corolario de la existencia de una producción individual.
Los problemas concretos, que resulta de la mayor importancia resolver correctamente, son los de los límites que deben fijarse a esos cambios
y las condiciones de su subordinación a los intereses del desarrollo de la
sociedad socialista. Estos problemas no pueden resolverse sino mediante
el estudio de la experiencia internacional de los países socialistas y la experiencia actual,-^ analizada según los métodos de la teoría del materialismo
dialéctico.
Las observaciones y referencias anteriores demuestran, en todo caso,
que el problema del restablecimiento en Cuba de un mercado local de los
productos agrícolas depende, durante un periodo histórico, de la naturaleza
de las fuerzas productivas actuales de la agricultura cubana.
Es en esta perspectiva también como debe concebirse la transición
de la agricultura privada hacia formas socialistas de producción, principalmente a través de la organización cooperativa en el campo.
Si la organización de los cambios relacionados con los productos que
proceden de la producción individual plantea sobre todo problemas concretos, no sucede lo mismo con la organización de los cambios de los productos procedentes del sector socialista o que circulan dentro de ese sector,
ya que en este campo se plantean importantes cuestiones teóricas.
1^ V. Lenin, L'AlIiancc de ¡a chsse ouvríere cf de la pavsanneríe, op. cit., p. 74>2^ Ibid, p. 74621 Ci. Pekin Information, 2-9-1963, pp. 16-7.
PLANIFICACIÓN SOCIALISTA Y FUERZAS PRODUCTIVAS
527
b) Producción socialista y cambios
Aquí, en efecto, la naturaleza misma de los problemas ha sido oscurecida
con frecuencia por una visión errónea de las cosas, visión que ha situado
en el centro del análisis no las relaciones de producción reales sino categorías jurídicas abstractas como la noción de "propiedad única del Estado"
o la noción general de "propiedad social".
Sí a tales categorías abstractas correspondían ya relaciones de producción concretas como una instancia social última y única, es decir, un solo
y único sujeto jurídico, efectivamente capaz de disponer eficazmente de
todos los medios de producción, de decidir acerca de su utilización y del
destino de los productos, estos últimos habrían dejado de tener en absoluto el carácter de mercancía, todas las categorías mercantiles (moneda,
precio, etc.) habrían desaparecido y no habría habido inconveniente en
utilizar la noción de propiedad social para dar cuenta del dominio integral
de la sociedad sobre sus productos y la desaparición correlativa de las categorías mercantiles.
En realidad, esta desaparición de las categorías mercantiles supone
una socialización mucho más avanzada de lo que es actualmente el proceso de la reproducción social. Sólo sobre la base de esta socialización más
avanzada de la producción podrán ceder el paso las distintas formas de
propiedad social que existen actualmente en todos los países socialistas a
una propiedad plena y total de toda la sociedad, lo único que permitirá el
deterioro de las categorías mercantiles.
Sabemos que, por lo que se refiere a la producción koljosiana actual,
J. Stalin analizó ese deterioro de las categorías mercantiles en términos
de elevación de la propiedad koljosiana al nivel de la propiedad nacional
y de sustitución gradual de la circulación de las mercancías por un "sistema de intercambio de productos para que el poder central u otro centro
social económico cualquiera pueda disponer de todos los productos de la
producción social en el interés de la sociedad".^^
La noción de capacidad de disposición de todos los productos en el
interés de la sociedad por un centro social económico parece aquí decisiva.
De todos modos, la evolución de la sociedad hacia el comunismo excluye
radicalmente para el futuro que ese centro social económico esté constituido por el Estado y, con mayor razón, por un sujeto económico como el
trust único de Estado bujariniano. Ese centro será la sociedad misma a
través de su organismo económico dirigente central, lo que no excluye evidentemente que este centro disponga de "relevos" para tomar un gran
22 Lenin, en su infonne al X Congreso, se niega a definir lo que deben ser los limites de la libertad de cambios. Afirma la necesidad de plantearla en principio. Por lo demás, declara: "Hay que poner
a prueba esto y aquello, estudiar la cuestión prácticamente, en la experiencia, y después extraer las conclusiones y decir lo que ha tenido éxito.. ." (op. cit., p. 749).
23 J. Stalin, Les problémes éconoaiiques du sodalisme en URSS, op. di., p. 56.
528
EL TRIMESTRE ECONÓMICO
número de decisiones. En esta situación, es decir, en una situación de
integración del proceso de reproducción social y de coordinación orgánica
de sus diferentes fases, las categorías mercantiles habrán desaparecido, lo
que no significará por lo demás la desaparición de las leyes económicas
objetivas sino únicamente la desaparición de las leyes de la economía
mercantil.
En todo caso, por el momento, aun en los países socialistas más avanzados, el proceso de la producción social y de la reproducción ampliada
no es todavía un proceso enteramente integrado y orgánicamente coordinado, cuyas distintas partes puedan regirse estrictamente unas a otras y
que pueda ser íntegramente dominado por la sociedad.
El desarrollo de las fuerzas productivas ha producido efectivamente
una interdependencia creciente entre las diversas actividades económicas,
entre los distintos procesos elementales de producción. Es precisamente
esta interdependencia, este principio de integración lo que ha hecho necesaria la planificación económica socialista, la única planificación real, y la
que da su contenido verdadero a la propiedad social de los medios de
producción (sin la cual no es posible ninguna planificación económica).
Pero el proceso de integración de los distintos procesos elementales
de producción está sólo en sus comienzos. Cada uno de estos procesos debe
desarrollarse todavía de una manera relativamente autónoma. La apropiación de la naturaleza por los hombres se efectúa, en consecuencia, en centros (unidades de producción) distintos, separados, y entre los cuales se establecen relaciones complejas, múltiples y más o menos regulares. Cada una
de las unidades de producción constituye, en consecuencia, un centro de
apropiación de la naturaleza con su carácter específico, su realidad propia.
Mientras que la interdependencia de estos centros corresponde al carácter social de la producción y da, como se ha dicho más arriba, su contenido real a la propiedad social de los medios de producción, el carácter
separado, distinto de esos centros determina la forma jurídica de la propiedad de los medios de producción atribuidos a cada uno de ellos.
En esas condiciones, el razonamiento que parte exclusivamente de la
noción general de "propiedad de Estado" para designar las distintas formas superiores de la propiedad socialista y que pretende reducir ésta a una
realidad única, tropieza con insuperables dificultades, sobre todo cuando
se trata de analizar la circulación de las mercancías dentro del sector socialista de Estado, el comercio socialista, el papel de la moneda, etcétera.
Un ejemplo de estas dificultades aparece en algunos de los análisis
de Stalin en su obra ya citada sobre L,os problemas económicos del socialismx) en la URSS.
En esta obra Stalin trata de explicar, como se sabe, la exigencia de
relaciones mercantiles dentro de la sociedad socialista soviética, partiendo
de la existencia de dos formas de propiedad socialista: la propiedad del
PLANIFICACIÓN SOCIALISTA Y FUERZAS PRODUCTIVAS
529
pueblo (es decir, la del Estado) y la propiedad de grupos sociales más limitados (esencialmiente la propiedad koljosiana).^^
Este punto de partida jurídico y los análisis que se desprenden conducen a negar el carácter necesariamente mercantil que tienen en la actualidad los intercambios entre empresas socialistas de Estado y a hacer incomprensible, en el plano teórico, la naturaleza de las compras y las ventas
efectuadas entre empresas del Estado, la naturaleza de la moneda, de los
precios, de la contabilidad económica, de la autonomía financiera, etc.
Estas categorías se ven privadas así de todo contenido social real. Aparecen
como formas abstractas o procedimientos técnicos más o menos arbitrarios
y no como la expresión de esas leyes económicas objetivas cuya necesidad
el propio Stalin subrayaba por lo demás.^^
Vemos aquí de nuevo a qué callejón sin salida teórico puede llegarse
cuando, en el análisis de un proceso social, se parte no de las relaciones
de producción concretas sino de una noción jurídica tratada en abstracto
y, con mayor razón, cuando se hace de esta noción la "base" de las relaciones de producción.
En realidad, el método del materialismo dialéctico exige partir de las
relaciones sociales que constituyen el anverso del proceso de apropiación
de la naturaleza por los hombres (es decir, de las relaciones de producción
y de los modos efectivos de apropiación). Si se sigue este camino y se comprueba que en el nivel actual de desarrollo de las fuerzas productivas, aun
de la sociedad socialista más avanzada, ese proceso de apropiación no es
todavía un proceso único enteramente dominado por la sociedad sino que
es todavía un proceso multiforme, fragmentado, dividido en cierto número
de centros de actividades, en cierto número de procesos elementales de
24 Esta explicación se desarrolla largamente en el punto 2 de las "Observaciones sobre las cuestiones económicas relativas a la discusión de noviembre de 1951", punto titulado: "Sobre la producción
mercantil en el régimen socialista." El intento de explicación presentado aquí se refiere esencialnaente
a la actitud de los koljoses. Así, escribe J. Stalini "Los koljoses no quieren enajenar sus productos sino
en forma de mercancías a cambio de las cuales quieren obtener las mercancías que necesitan. Los koljoses
no aceptan actualmente otras relaciones económicas con la ciudad sino aquellas que intervienen en los
cambios mediante la compra y venta de mercancías. Asi, la producción mercantil y la circulación de
mercancías son entre nosotros, actualmente, una necesidad semejante a la de hace treinta años por ejemplo, época en la que Lenin proclamaba la necesidad de desarrollar al máximo la circulación de las
mercancías."
25 Las dificultades a las que conduce esta manera de abordar el problema aparecen muy claramente en la parte de Problemas económicos del socialismo en la URSS titulada: "Respuesta al camarada
Alcarandre Hitch Notkine." En ese texto, J. Stalin se pregunta especialmente: *'¿Por qué. . . se habla
del valor de los medios de producción, de su precio de costo, de su precio de venta, etc." Y responde:
"Por dos razones: 1* Es necesario para los cálculos, para los balances, para establecer el carácter rentable
o deficitario de las empresas, para comprobar y controlar a estas últimas, pero esto no es sino el aspecto
formal de la cuestión. 2*? Es necesario para poder vender, en el interés del comercio exterior, medios
de producción a los Estados extranjeros. Aquí, en el campo del comercio exterior, pero sólo en ese campo,
nuestros medios de producción son efectivameiite mercancías y se venden efectivamente." (Op. cit.,
pp. 44-5.) Es claro que la segunda parte de la respuesta no explica de ningxma manera por qué se habla
del valor de los medios de producción dentro de la Unión Soviética, mientras que la primera parte de
esta respuesta no ofrece ninguna explicación puesto que se trata precisamente de saber por qué "es necesario para los cálculos".
530
EL TRIMESTRE ECONÓMICO
apropiación, que sólo empiezan a poder ser coordinados en escala social
(por la planificación socialista), se comprende al mismo tiempo la necesidad de los intercambios entre esos centros de actividad y el contenido
social y económico real de las distintas formas de la propiedad socialista,
del intercambio mercantil socialista, el papel moneda dentro del sector
socialista, etcétera.
A partir de semejante análisis, las distintas formas de la propiedad
socialista no aparecen ya como la razón capaz "de explicar" la existencia de
relaciones mercantiles en el sector socialista (lo que equivaldría a explicar
las categorías económicas por determinada superestructura jurídica). Es, al
contrario, la existencia de determinadas relaciones de producción lo que
explica las relaciones mercantiles y la forma jurídica que deben revestir.^^
Entonces se comprende también que a medida que el desarrollo de las
fuerzas productivas conduce a una integración efectiva de los procesos de
producción, a una coordinación orgánica de estos procesos, que se vuelven
cada vez más un proceso único, el campo de las relaciones mercantiles se
reduce y la esfera de actividad de las categorías mercantiles se deteriora.
Cuando esta evolución llega a su término, la planificación y la gestión de la
economía pueden depender de una sola instancia social (lo que no quiere
decir necesariamente de un sujeto jurídico único).
Mientras no es así, la planificación socialista asume la dirección consciente del conjunto de los procesos de reproducción social, cada vez más
numerosos, que empiezan a coordinarse (porque se rigen objetivamente
unos a otros) mientras que la gestión económica socialista asume la dirección consciente de los diversos procesos que dependen de los distintos
sujetos económicos. Éstos están ligados entre sí, a la vez, por el plan, en la
medida en que se rigen objetivamente unos a otros, y por las relaciones
mercantiles, en la medida en que todavía son relativamente independientes.
En el curso de estos últimos años, el carácter cada vez más complejo
de la economía soviética, asi como de las demás economías socialistas, ha
hecho evidente que la idea de un deterioro rápido de las categorías mercantiles y del intercambio mercantil socialista era prematuro, de donde se
desprende el lugar cada vez mayor que ha debido abrirse a esas categorías,
a la autonomía relativa de la empresa socialista, etc. Al mismo tiempo, la
integración creciente de los procesos de producción en las ramas técnicamente más desarrolladas ha hecho surgir posibilidades nuevas de gestión de
esas ramas, asumida por la intervención de medios electrónicos. Esto permite comprender mejor por qué vías podrá desarrollarse la coordinación
a priori de las actividades económicas, provocando así la desaparición definitiva de las categorías mercantiles.^
26 Este análisis coincide en parte con el de O. Sik en su libro Économíe, Intéréts, PoUtique, Praga,
1962 (en checo).
27 Son cada vez más numerosos los economistas soviéticos que piensan que el paso a una planifi-
PLANIFICACIÓN SOCIALISTA Y FUERZAS PRODUCTIVAS
531
Las consecuencias o las implicaciones del análisis anterior son múltiples. No recordaremos aquí sino las que parecen más importantes desde el
punto de vista de la planificación y la organización de la economía socialista.
a.) En relación con lo anterior, se comprende que en el nivel actual
de desarrollo de las fuerzas productivas y de integración de los procesos
elementales de producción, el trabajo gastado en la producción no pueda
ser todavía un trabajo directamente social.
En otros términos, aunque el plano fije las cantidades de trabajo que
deberán ser gastadas en las distintas ramas de la producción, no puede hacerlo sino aproximadamente y es sólo con posterioridad como puede
saberse en qué medida el trabajo investido en las distintas producciones
era efectiva y enteramente un trabajo socialmente necesario.
La existencia de las categorías mercantiles y de la moneda dentro del
sector socialista significa, en efecto, que todavía es parcialmente por medio
del mercado como se realiza la socialización del trabajo.
El mercado socialista que sirve de puente y de medio a la socialización del trabajo ha sido, por lo demás, muy profundamente modificado
en su funcionamiento por el desarrollo de las relaciones socialistas de producción. Gracias a esas relaciones socialistas, los productores no están ya
en relación entre sí sólo a través de sus productos (lo que, en la sociedad
mercantil pura, tenía como consecuencia el dominio de los productos sobre
los productores, el fetichismo de la mercancía, etc.), sino que también mantienen relaciones directas de productores asociados. Como tales, se esfuerzan por coordinar a priori sus esfuerzos y pueden (parcialmente) llegar a
esa coordinación a través del plan económico. Éste fija los objetivos fundamentales del desarrollo económico y social y sólo le deja al mercado un
papel subordinado. Puede ser así porque, más allá de los procesos elementales de apropiación de la naturaleza (procesos separados todavía y que
siguen oponiéndose como tales a los productores), se afirma ya un principio
de integración del proceso de la producción social y porque, con la eliminación de la propiedad privada de los medios de producción y la aplicación
de la planificación, ese proceso social en vías de integración no se rompe
ya, ni se fragmenta, como sucede en las condiciones del capitalismo que
mantiene relaciones de producción y de propiedad superadas por el desarrollo de las fuerzas productivas.
b) Lo anterior significa también que, en el estado actual de desarrollo
cación más detallada y basada en la utilización de máquinas electrónicas se haiá posible por Ta integración progresiva de las actividades dentro de las distintas ramas. Esta integración da la posibilidad de
utilizar los métodos matemáticos de gestión y las máquinas electrónicas primero en el ni\-el de las unidades de producción y de las ramas y sólo después en el nivel de la economía nacional en general. Por
supuesto, esto no excluye la utilización de métodos matemáticos y de la electrónica, desde ahora, al
nivel de la planificación de la economía nacional, pero esta utilización no puede ser, por el momento,
sino muy parcial y debe conducir a procesos reiterativos en cadena, no puede ser la base única ni siquiera
la principal de la planificación socialista actual.
532
EL TRIMESTRE ECONÓMICO
de las fuerzas productivas, aun en los países socialistas más avanzados, la
sociedad no puede reconocer todavía plenamente el estado de las necesidades sociales (incluyendo necesidades que nacen en la esfera misma de la
producción material) ni determinar p>olíticamente de manera bastante
precisa los que serán reconocidos en el futuro.
De esto se desprende la imposibilidad de proceder de manera satisfactoria, es decir eficaz, a una repartición a priori integral de los medios de
producción y de los productos en general y la necesidad del comercio socialista y de los organismos comerciales del Estado. De ahí también el papel
de la moneda dentro del sector socialista mismo, el papel de la ley del
valor y de un sistema de precios que no puede reflejar solamente el costo
social de los distintos productos sino que debe expresar también las relaciones entre la oferta y la demanda de esos productos y asegurar, eventualmente, el equilibrio entre esa oferta y esa demanda cuando el plan no ha
podido asegurarlo a priori y el uso de medidas administrativas para realizar
ese equilibrio comprometería el desarrollo de las fuerzas productivas.
c) Lo anterior significa, igualmente, la necesidad de dotar a cada unidad de producción (es decir a cada eslabón social dentro del cual se desarrolla un proceso elemental de producción) de cierta libertad de maniobra.
Ésta debe permitir a cada unidad de producción el enfrentarse a todo lo
que no ha sido previsto, de sacar partido al máximo, en beneficio de la sociedad, de los recursos de que dispone puesto que esos recursos no pueden ser
bien utilizados sino en función de sus necesidades reales y éstas no son
necesariamente las que el plan se ha esforzado por prever. Esa libertad
de maniobra debe referirse a la vez, en el estado actual de desarrollo de las
fuerzas productivas, a ciertos elementos del programa de actividad de cada
unidad de producción y a algunos de los medios que han de ponerse en
práctica para realizar ese programa.
El problema práctico está en fijar a esa libertad de maniobra límites
tales que sirva los objetivos reales del plan (la construcción del socialismo, el desarrollo armónico de las fuerzas productivas y la satisfacción de
las necesidades de la sociedad). Este problema práctico no puede resolverse correctamente sino mediante la experiencia, interpretada con ayuda
de la teoría.
Importa subrayar aquí que si no se otorga una suficiente libertad de
maniobra a cada unidad de producción y que si se pretende determinar
por anticipado de manera detallada lo que deberá ser la actividad de cada
una de ellas y las condiciones en las cuales esa actividad deberá desarrollarse,
el resultado será, dado el estado actual de las cosas, un enorme despilfarro
de fuerzas de trabajo y de productos.
De hecho, con frecuencia, en las economías planificadas donde no se
ha sabido dar la libertad de maniobra necesaria a las unidades de producción, el despilfarro se reduce en parte por los intercambios a los que pro-
PLANIFICACIÓN SOCIALISTA Y FUERZAS PRODUCTIVAS
533
ceden entre sí las unidades de producción, violando formalmente el plan
pero, de hecho, casi siempre, para poder alcanzar los objetivos reales. Es así
como la necesidad objetiva de las leyes económicas se abre camino. Lo que
es grave, en este caso, es que en vez de utilizar esas leyes conscientemente
(lo que es el principio del plan), se las deja jugar un papel espontáneo.
d) Es la combinación del mantenimiento, durante un periodo histórico, de las categorías mercantiles, inclusive dentro del sector socialista, y
de la libertad de maniobra de que debe ser dotada, dentro de ciertos límites, cada unidad de producción, lo que da sentido a la autonomía de contabilidad de cada unidad de producción, al cálculo económico al nivel de cada
unidad y a las posibilidades de autofinanciamiento de que debe disponer
cada unidad. Esas categorías, esas reglas o esas posibilidades están ligadas
a un determinado estado de desarrollo de las fuerzas productivas. Traducen
las condiciones y las exigencias objetivas del funcionamiento de la economía socialista en la etapa actual de su desarrollo; no respetarlas no puede
sino obstaculizar el buen funcionamiento de la economía y de la planificación misma.
La organización de la distribución
Es un lugar común del análisis marxista reconocer que las relaciones y los
modos de distribución están determinados por la organización misma de la
producción.-^ De esto puede sacarse especialmente, la consecuencia que
si subsisten todavía relaciones mercantiles dentro del sector socialista, en el
nivel actual de desarrollo de las fuerzas productivas, esas relaciones mercantiles deben seguir penetrando también las relaciones de distribución. Ésta
es, en definitiva, una de las razones por las cuales actualmente, en todas las
economías socialistas, esta distribución tiene lugar también a través de
las categorías mercantiles (moneda y salarios).
Éste es un fenómeno que Marx no había previsto, como lo demuestran
entre otros los análisis que desarrolla a propósito de la Critica al programa
de Gotha. En este texto, Marx concebía una distribución de los productos
con ayuda de "bonos de trabajo" y no mediante una verdadera moneda.
Si iSlarx había pensado en esta solución del problema de la distribución
en la primera fase de la sociedad socialista fue sin duda porque, en la
época en que escribía, la posibilidad que tenía la sociedad de dominar integralmente la totalidad del proceso de producción y de reproducción sociales
podía parecer más accesible de lo que era en realidad y de lo que lo es todavía en la actualidad.
£S "La organización de la distribución está enteramente determinada por la organización de la
producción. La distribución es ella misma un producto de la producción, no sólo f>or lo que se refiere
al objeto, puesto que sólo los resultados de la producción pueden ser distribuidos, sino por lo que se
refiere a la forma particular de la distribución, la forma según la cual se participa en la distribución."
(Karl Marx, /nfroducííon á une critique de réconoinie poíitique, op. cit., p. 325.)
534
EL TRIMESTRE ECONÓMICO
El realismo de Marx no falló, sin embargo, cuando previo que en la
primera fase de la sociedad socialista, debía prevalecer una distribución
de los productos según el trabajo y no según las necesidades. No obstante,
lo que entonces le parecía a Marx una exigencia ligada esencialmente a la
"supervivencia" de ciertas normas del derecho burgués puede ser concebido
ahora^ a la luz de la experiencia, como la consecuencia del mantenimiento
de las categorías mercantiles.
No obstante —como los productores de la sociedad socialista no se
relacionan entre sí sólo a través de sus productos sino que también mantienen relaciones directas, como productores asociados que se esfuerzan
por coordinar a priori sus esfuerzos y que pueden lograrlo cada vez más
gracias a la socialización de las fuerzas productivas— las categorías mercantiles no dominan ya ni a la sociedad, ni a los individuos que la componen
y el contenido de esas categorías está profundamente modificado.
Así, el salario en la sociedad socialista no es ya el "precio de la fuerza
de trabajo" (puesto que los productores no están ya separados de sus
medios de producción y son, por el contrario, colectivamente propietarios
de los mismos) sino la forma de distribución de una parte del producto
social. Al mismo tiempo, esta distribución sigue efectuándose a través de
la categoría del "salario", porque el trabajo aportado por cada uno no es
todavía un trabajo directamente social. No obstante, el dominio creciente
ejercido por la sociedad sobre sus fuerzas productivas le permite distribuir
una parte cada vez mayor del producto social no ya en función del trabajo
sino en función de las necesidades, no ya a través de categorías monetarias
sino en especie. La desaparición progresiva de las normas del derecho
burgués de la esfera de la distribución se inicia ya así y se irá acelerando
con el dominio creciente de los hombres sobre el proceso de la reproducción social y la extinción de las relaciones y de las categorías mercantiles.
Mientras que el mantenimiento de las relaciones y de las categorías
mercantiles y del conjunto de las superestructuras ligadas a ese mantenimiento explica la necesidad de ligar la remuneración de cada cual a la
cantidad y calidad de su trabajo (lo que se llama el "sistema de estímulos
materiales"), la transformación de esas relaciones y de esas categorías, su
extinción progresiva y ya en curso —y las modificaciones correlativas en las
superestructuras— explican el lugar creciente que puede darse a comportamientos fundados en motivaciones no regidas por intereses económicos.
El lugar respectivo de las distintas categorías de estímulos no puede
determinarse, pues, arbitrariamente, en nombre de tal o cual concepción
moral o de tal o cual concepción ideal de la sociedad socialista, sino que
debe relacionarse con el nivel de desarrollo de las fuerzas productivas, del
que forman parte por lo demás los hombres mismos, con sus conocimientos, su educación y, en general, su cultura.
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