COMPETENCIA EXCLUSIVA DEL PODER JUDICIAL DE LA FEDERACION PARA CONOCER DE LOS CONCURSOS MERCANTILES Tipo: ESTUDIO Autor: Lic. Ricardo López Vallejo López Vallejo Secretario Técnico del IFECOM E-mail: [email protected] ................................ INTRODUCCION La competencia se define como "…la idoneidad atribuida a un órgano de autoridad para conocer o llevar a cabo determinadas funciones o actos jurídicos" según el Diccionario Jurídico Mexicano, Tomo II, Instituto de Investigaciones Jurídicas. UNAM. Edición 1983, página 167. Constitucionalmente corresponde al Congreso de Unión la facultad de legislar, entre otras materias, sobre la de comercio en toda la República según lo dispone en su artículo 73 fracción X al decir: " El Congreso tiene facultad: … X. Para legislar en toda la República sobre…, comercio,… energía eléctrica y nuclear, y para expedir las leyes del trabajo reglamentarias del artículo 123; …". En la Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos se establece que quien es competente para conocer de controversias sobre la aplicación de leyes federales, es el Poder Judicial Federal, como indica en su artículo 104 fracción I-A al señalar: " Corresponde a los tribunales de la Federación conocer:... I-A De todas las controversias del orden civil o criminal que se susciten sobre el cumplimiento y aplicación de leyes federales o de los tratados internacionales celebrados por el Estado Mexicano. Cuando dichas controversias sólo afecten intereses particulares, podrán conocer también de ellas, a elección del actor, los jueces y tribunales del orden común de los Estados y del Distrito Federal…" Por lo tanto, la disposición constitucional antes citada establece que son los Tribunales de la Federación quienes conocerán de controversias sobre aplicación de leyes federales, y también establece los presupuestos para determinar la competencia concurrente de los tribunales del fuero común para resolver esas mismas controversias, consistentes en que sólo se afecten intereses de particulares y que se elija el ámbito competencial del fuero común por la parte actora en el procedimiento. PLANTEAMIENTO A raíz de la promulgación de la Ley de Concursos Mercantiles en el Diario Oficial de la Federación del día 12 de mayo de 2000 en algunos foros se ha argumentado que adolece de inconstitucionalidad su artículo 17 que señala: " Es competente para conocer del concurso mercantil de un Comerciante, el Juez de Distrito con jurisdicción en el lugar en donde el Comerciante tenga su Domicilio". Al respecto se controvierte que al reservar exclusivamente al fuero federal el conocimiento del concurso mercantil regulado en una ley federal, se excluye la figura jurídica de la competencia concurrente prevista en el artículo 104 fracción I-A de la Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos. Tal idea parte de la consideración de que la controversia concursal sólo afecta intereses particulares entre el comerciante y sus acreedores y que por lo tanto, esas controversias debieran conocerse tanto por un juez federal como por un juez del fuero común, a elección del solicitante o demandante. Al respecto se hacen las siguientes: CONSIDERACIONES Los procedimientos concursales regulados por la Ley de Concursos Mercantiles no sólo atienden intereses particulares, sino que resultan de interés público atendiendo al bien jurídico protegido por ese ordenamiento, descrito en el segundo párrafo de su artículo 1º, que señala: " Es de interés público conservar las empresas y evitar que el incumplimiento generalizado de pago ponga en riesgo la viabilidad de las mismas y de las demás con las que mantenga una relación de negocios". Si bien dentro del procedimiento concursal se busca la satisfacción de intereses particulares, por ejemplo el de los acreedores en obtener el pago, los del propio comerciante encaminados a resolver vía convenio su situación de incumplimiento generalizado de pago, los de terceros que han contratado con el concursado o pretenden adquirir bienes en el concurso, etc., también destaca el interés del Estado antes enunciado, por lo que no sólo se afectan intereses particulares al dirimir ese tipo de controversias. Entre las definiciones de "interés público" se cuenta la del profesor Rafael I. Martínez Morales quien la enuncia sin referirla concretamente a la idea plasmada en un ordenamiento legal, al decir "… el interés público es el deseo social para el logro de determinado beneficio común o la realización de ciertas acciones tendientes a la consecución que persigue un grupo nacional, mismos que pueden estar previstos en el orden jurídico.", según transcribe el Diccionario Jurídico Harla, Volumen 3, Derecho Administrativo. Ed. Harla, México, 1996, página 146. Otro concepto es el señalado por el autor Francisco M. Cornejo Certucha, quien define el interés público señalando que "Es el conjunto de pretensiones relacionadas con las necesidades colectivas de los miembros de una comunidad y protegidas mediante la intervención directa y permanente del Estado", según consigna el Diccionario Jurídico Mexicano, Tomo V, Instituto de Investigaciones Jurídicas, U.N.A.M. Edición 1984, página 167. La tutela legal expresada en el párrafo segundo del artículo 1º. de la Ley , consistente en " … conservar las empresas y evitar que el incumplimiento generalizado de las obligaciones de pago ponga en riesgo la viabilidad de las mismas y de las demás con las que mantenga una relación de negocios" es de interés público, dado que el incumplimiento general afecta la supervivencia no sólo del empresario que enfrenta problemas económicos y financieros, sino la de quienes se relacionan con la empresa y la de los trabajadores que laboran en ella, repercutiendo lo anterior en el entorno social, como señala la Exposición de Motivos de la mencionada Ley. En beneficio de toda la población, interesa al Estado el éxito de las empresas y como parte de ello, que aún en caso de necesidad de vender la que se encuentra en crisis, se evite que se demerite su valor en perjuicio de todos los participantes. Todo lo anterior obliga al Estado a atender estos procesos como un fenómeno económico, para afectar lo menos posible el entorno social y económico, destacando el interés en reestructurar tales empresas a fin de que sigan operando junto con las de sus acreedores, produciendo riqueza y manteniendo el empleo o, en caso indispensable, transmitiéndola a quien pueda conservarla como factor productivo, y al obtener su mayor valor, se beneficia a quienes se relacionan con ella, para que en su oportunidad puedan asumir otras actividades. CONCLUSIONES PRIMERA.- La competencia de los Tribunales de la Federación para conocer de controversias que se susciten sobre la aplicación de leyes federales, como es la Ley de Concursos Mercantiles, se establece por la Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos, sin que pueda ser objeto de pacto expreso entre particulares asumir o renunciar su aplicación. SEGUNDA.- No se justifica la concurrencia del fuero común en el conocimiento de las controversias en materia concursal, por no darse el requisito que la misma Constitución establece para ello, consistente en que exclusivamente se afecten intereses particulares, puesto que en el procedimiento concursal se dirimen cuestiones de interés público. TERCERA.- La conservación de las empresas y evitar que el incumplimiento generalizado de las obligaciones de pago arriesgue la viabilidad de la empresa incumplida y de aquellas con quienes negocia, es objeto de interés público por constituir un fenómeno económico que merece la atención directa del Estado, a fin de que sigan operando produciendo riqueza y manteniendo el empleo, sea en manos de su propietario original, de lograrse la suscripción de un convenio, o bajo la administración de quien pueda conservarla como factor productivo, procurando en este último caso obtener su mayor valor, en beneficio de todos los que se relacionan con ella, inclusive el propio comerciante, quien así incrementa su oportunidad de integrarse a otras tareas que a su vez beneficiarán a la sociedad. Lic. Ricardo López Vallejo Secretario Técnico de la Vocalía Jurídica. IFECOM Febrero 26 de 2001.