Abstract Vecdis LAS NUEVAS REGLAS DE BASILEA III Cuadernos de Bancos & Cajas Nº 61 Firma de Información Basilea III persigue que bancos y cajas dispongan de recursos propios suficientes para afrontar futuras crisis económicas sin precisar de cuantiosos rescates públicos como los que se han producido en algunos países en la primera gran recesión del siglo XXI. Pero ello, con independencia del acierto de la norma, precisará de crecientes mecanismos de supervisión y de adaptación regulatoria a la evolución del sector. 2011 FIRMA DE INFORMACIÓN. Las nuevas reglas de Basilea III. Cuadernos de Bancos & Cajas Nº 61. Madrid: Firma de Información, 2011. Vecdis Tecnogestión 2 Contenidos INTRODUCCIÓN ................................................................................................................................. 4 CAMINO RECORRIDO Y RETOS FUTUROS ................................................................................................ 4 Proposiciones de Basilea III .................................................................................................................5 LAS REGLAS PRUDENCIALES A PRUEBA DEL RIESGO SISTÉMICO ................................................................. 5 LAS MEDIDAS DE BASILEA III................................................................................................................ 6 IMPACTO MODERADO SOBRE EL COSTE DE LA INTERMEDIACIÓN ................................................................. 6 EL RIESGO DE EFECTOS ADVERSOS A CAUSA DE UNA MAYOR EXIGENCIA DE FONDOS PROPIOS ........................ 6 LA ESTABILIDAD MACRO-PRUDENCIAL DEBE APOYARSE EN UN FUNCIONAMIENTO COMPETITIVO DE LOS MERCADOS FINANCIEROS.................................................................................................................... 6 Vecdis Tecnogestión 3 Introducción Basilea I, el primer pacto normativo internacional para reforzar y regular la estabilidad y solvencia del sector financiero, nació en 1988 y duró dieciséis años. El segundo surgió en 2004 y entró en vigor en 2007. Ahora ya tiene sustituto: Basilea III, que aumenta los requerimientos de capital en cantidad y calidad, es más exigente con el endeudamiento bancario, impone mayores requisitos de liquidez y promueve nuevas dotaciones preventivas a las entidades financieras. Bajo el auspicio del Banco Internacional de Pagos de Basilea (BPI o BIS), que actúa como «banco central de los bancos centrales», este tercer gran acuerdo para la regulación bancaria internacional ha acabado decantándose por una vía intermedia entre las posiciones antagónicas de dos grandes bloques de presión: mientras EEUU y Reino Unido alentaban un acuerdo más duro y de implantación más rápida, Japón y Alemania abogaron por una regulación más liviana y a más largo plazo. Los mayores requerimientos de capital y exigencias de solvencia a la banca tienen cuatro posibles contrapartidas que se han querido limitar: una menor rentabilidad de los bancos y menor pago de dividendos, con su consiguiente efecto bajista sobre las bolsas; el endurecimiento de la actividad crediticia a empresas y familias (las mayores exigencias reducen las posibilidades prestamistas de las entidades); el encarecimiento de los créditos; y la eventual venta de participaciones empresariales por parte de bancos y cajas para generar recursos con los que atender las nuevas exigencias normativas, lo que tendría un efecto sobre las cotizaciones pero también sobre la estabilidad societaria de algunas compañías y sectores. El nuevo código de disciplina bancaria que nace de la actual crisis tampoco parece resolver todos los problemas. Aunque aún quedan aspectos por precisar, y algunos analistas ya han echado en falta una actuación sobre los llamados vehículos de inversión estructurada (SIV), es decir, los mecanismos que permitieron a la banca internacional sacar de su balance y ocultar a la regulación bancaria no pocas operaciones que dieron origen al desastre. Queda también la incógnita de lo que se denomina arbitraje regulatorio: los bancos eran exonerados de dotaciones cuando invertían en deuda pública con la máxima calificación crediticia pero, bajo esta excusa, acabaron comprando también otros productos que, aunque gozaban del máximo «rating», eran tóxicos. Tampoco queda claro cómo se actuará en el caso de aquellas entidades «demasiado grandes para caer» (aquéllas cuyo derrumbe incorpore un riesgo sistémico) cuando incurran en un flagrante incumplimiento. Camino Recorrido y Retos Futuros La crisis bancaria y financiera que comenzó en 2007 ha revelado fallos en los sistemas americanos y europeos. Después de las intervenciones de los estados destinadas a contener la crisis, se han puesto en marcha gradualmente reformas estructurales que conllevan cambios significativos en la regulación de los sectores bancario y financiero tradicionales. Vecdis Tecnogestión 4 El sobrecoste inducido por un refuerzo de las exigencias de fondos propios en el pasivo de los bancos no tiene necesariamente un fuerte impacto alcista en el coste de intermediación. La financiación con fondos propios de los bancos podría verse facilitada por una mayor transparencia sobre la calidad de los balances, sobre todo con la práctica más sistemática de tests de estrés. Pero el endurecimiento de las normas sólo para los bancos conlleva riesgos que resaltan la necesidad de extender esas exigencias prudenciales a otros actores del mercado. La puesta en marcha de normas en un amplio perímetro no debe ocultar que la limitación de los riesgos sistémicos pasa por una menor concentración del sector bancario, actuando sobre dos áreas: una segmentación más fuerte de las actividades y un endurecimiento de las reglas de la competencia para limitar el síndrome “too big to fail”. Proposiciones de Basilea III Endurecer a la baja el valor de los activos que entran en el cálculo del ratio prudencial (definición de un “techo” que dependa, por ejemplo, del valor de los activos pasados) para limitar la inclinación de los bancos a liquidar sus activos después de un choque negativo. En periodo de inestabilidad financiera, organizar de manera sincronizada, pronta y transparente tests de estrés exigentes para permitir la rápida recapitalización de los bancos desde que se considera necesaria. Explorar la posibilidad de exigir márgenes mínimos de capital para los detentores de productos titulizados de fuerte efecto palanca, y sean cual sean las entidades financieras detentoras. Coordinar la intervención de las autoridades de la competencia y de las encargadas de la vigilancia y supervisión del sector bancario para evitar una excesiva concentración del sector al ir saliendo de la crisis. Las Reglas Prudenciales a Prueba del Riesgo Sistémico La quiebra de la reglamentación bancaria ha sido un ingrediente esencial en la reciente crisis financiera que ha degenerado en crisis económica mundial. Para muchos expertos, las principales debilidades del dispositivo pre-crisis se debieron a un acercamiento demasiado micro-prudencial de la supervisión financiera que ante todo se dedica a prevenir las quiebras individuales de las entidades, a proteger el dinero del contribuyente y a disciplinar a los bancos. Por el contrario, un acercamiento macro-prudencial reconoce la importancia de los efectos del equilibrio general y se dedica a salvaguardar la estabilidad del sistema financiero en su totalidad. Es decir, la crisis financiera ha revelado los límites de las recomendaciones formuladas en 2004 por el Comité de Basilea y que entraron en vigor en 2007 en Europa y EEUU. Aunque tuvieron en cuenta el riesgo incurrido por las entidades financieras en la exigencia de fondos propios, los tres pilares del sistema de Basilea II (ratios de fondos propios correspondientes a los riesgos incurridos, vigilancia de la gestión de fondos propios y disciplina de mercado) fueron deficientes. Vecdis Tecnogestión 5 Las Medidas de Basilea III Las recomendaciones del comité de Basilea, aceptadas por los países del G20, modifican las exigencias de fondos propios de la reglamentación de Basilea II dentro de la lógica macro-prudencial. Por una parte, las nuevas normas persiguen atenuar el carácter procíclico del marco precedente introduciendo más ligereza en los límites prudenciales. Se trata de evitar la liquidación de los activos y la restricción brutal del crédito en periodo de crisis. Por otra parte, se basan en una acepción más estrecha de los fondos propios, menos abiertas a los productos híbridos. Impacto Moderado sobre el Coste de la Intermediación Por otra parte, es necesario un análisis de costes/beneficios para juzgar la oportunidad de reforzar la reglamentación. Los anuncios de Basilea III se centran sobre todo en los ratios prudenciales. Cuanto más elevados son esos ratios, mejor permiten prevenir los pánicos bancarios y limitar la llegada de una crisis, reduciendo así la incertidumbre y las pérdidas de producción. Por el contrario, los ratios fuertes obligan a los bancos a aumentar sus fondos propios. Generalmente se admite que esta exigencia representa un coste que los bancos repercuten en sus clientes prestatarios, penalizando la actividad económica. Por tanto, resulta esencial comprender el origen de este coste para evaluar y determinar si es razonable a la vista de las ventajas ofrecidas por la estabilidad sistémica. El Riesgo de Efectos Adversos a causa de una mayor exigencia de Fondos Propios Aunque el aumento de los costes de intermediación siga siendo modesto, las exigencias suplementarias de fondos propios pueden llevar a los bancos sometidos a una fuerte competencia para explotar de manera óptima la porosidad del sistema, y desarrollar y renovar técnicas de fuera de balance. También existe el riesgo de que una parte de la actividad del crédito migre hacia el sistema financiero poco o nada regulado. La Estabilidad Macro-Prudencial debe apoyarse en un Funcionamiento Competitivo de los Mercados Financieros Aparte de la estricta cuestión de la reglamentación prudencial, la reforma del sistema financiero debe tener en cuenta el funcionamiento global del sector bancario garantizando un nivel suficiente de competencia y evitar sobre todo el “too big to fail”. Este aspecto es resaltado por el tercer pilar de Basilea, aunque la amplitud del impacto de estas reformas sobre los actores requiere una fuerte voluntad política para su puesta en marcha. Vecdis Tecnogestión 6