Divorcio exprés: éxito legislativo, fracaso social Abogados católicos / Muy interesante Por: Javier Artiaga | Fuente: forumlibertas 03/12/2007 Cumplidos dos as de vigencia de la reforma de la Ley 15/2005, de 8 de julio, por la que se modifican el Cigo Civil y la Ley de Enjuiciamiento Civil en materia de separaci y divorcio (m conocida como Ley del Divorcio Expr), por la que se agilizan los trites de los procedimientos de separaci y divorcio en nuestro sistema, los datos recientemente publicados por el INE reflejan la efectividad de dicha reforma y el acierto legislativo que supuso para los fines buscados. Sirva como cifra reveladora el espectacular aumento porcentual de divorcios en detrimento de las separaciones en el ltimo a. Efectivamente, durante el 2006 el 87% de las rupturas matrimoniales se sustanciaron mediante el divorcio. Si a esto adimos que en el mismo periodo de tiempo el nmero de matrimonios disueltos antes de alcanzar el a de duraci se ha triplicado, el nico calificativo que debe merecer la reforma emprendida en 2005 es el de exitosa desde el punto de vista pragmico, tnico y de adecuaci a la realidad social. No obstante, el panorama legislativo en que se encuadra la instituci matrimonial en nuestro ordenamiento jurico resulta ostensiblemente contradictorio. La reforma del 2005 ten como fin prioritario ensalzar la libertad individual de cada uno de los cyuges, asse extrae de su exposici de motivos, habilitando la ruptura legal del matrimonio sin m motivos que el cese de la voluntad de permanecer juntos. Sin duda, se antepone el individualismo personal a la comuni familiar, ahondando en la idea cada vez m arraigada socialmente de que el matrimonio debe despojarse de sus reminiscencias ico-religiosas y limitarse a una relaci contractual que, como cualquier otra, puede resolverse por el mutuo acuerdo de las partes y que, como ninguna otra, puede ser resuelta incluso unilateralmente sin motivo aparente. Sin embargo, en el mismo texto de reforma al establecer la nueva redacci del artulo 68 del Cigo Civil se dispone que los cyuges est obligados a vivir juntos, guardarse fidelidad y socorrerse mutuamente. Si los cyuges est en disposici de romper el contrato matrimonial que les une en su totalidad y de forma unilateral, no habr de ser capaces tambi de optar libremente por no vivir juntos, no guardarse fidelidad y no socorrerse, que son obligaciones parciales de dicho contrato matrimonial? Segn uno de los principios configuradores del Derecho, ad maioris ad minus, quien puede lo m puede lo menos. En definitiva, se estdotando al matrimonio de un contenido aparentemente moral, mientras que paralelamente se habilita una libertad radical para disolver el propio matrimonio de forma fulminante y no necesariamente argumentada, libertad que no encuentra cortapisa en la descendencia que pueda haberse derivado de la relaci a finiquitar. Y aqutopamos con otra incoherencia de nuestro Derecho de Familia, donde se configura el inter de la prole como esencial y prioritario en todo proceso de ruptura conyugal, eso s siempre que el inter del menor no sea precisamente que sus padres no rompan su matrimonio y no verse asconvertido automicamente en moneda de cambio y baza fundamental de negociaci. Nada ni nadie puede socavar la libertad individual, pero es posible que un valor tan fundamental como la libertad, probablemente la cualidad esencial de la naturaleza humana, tenga consecuencias tan injustas y perjudiciales para el propio ser humano? A pesar de los pesares, la labor del legislador consistente en adecuar la regulaci a la realidad social ha demostrado ser un ito mediante la reforma de la Ley del Divorcio Expr; eso s la realidad social a la que se ha adecuado la citada reforma tiene visos de resultar un fracaso.