2.2.2 El clima

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LA GESTIÓN DEL AGUA EN CASTILLA-LA MANCHA
2.2.2 EL CLIMA
El clima de Castilla-La Mancha depende esencialmente de las masas de
aire que proceden del Océano Atlántico, camino obligado de la mayor parte de
ellas. Del Mediterráneo Occidental, durante la primavera y el otoño, surge la mayor
actividad anticiclónica, cuando la actividad meridiana de la corriente en chorro es
máxima con situaciones de gota fría. Las masas de aire de origen anticiclónico procedentes de distintas latitudes europeas inciden durante el invierno, con su expresión más notable en la llegada de aire de origen siberiano que desencadena olas
de frío. Los vientos del norte de África tienen masas de aire caliente, afectando a
la región durante el verano y manifestándose en los valores térmicos mayores del
año.
La singularidad climática de este ámbito territorial (figura 2.2) se debe a la
combinación de distintos factores, unos de tipo general y otros de carácter específico, que modifican las influencias anteriores procedentes de los espacios geográficos externos de la región. Entre los primeros, destacan la latitud (entre 38º 01’ N
y 41º 20’ N) y longitud (entre 0º 55’ W y 5º 24’ W), la posición de abrigo (relativo)
respecto al Mediterráneo, mar de características muy diferentes a las del Océano,
y la ubicación de la región en la Península Ibérica (Submeseta Meridional), a barlovento de los flujos húmedos del Atlántico. Entre los factores locales, destacan la
presencia de la amplia y dilatada Llanura Manchega, elemento fisiográfico principal, que facilita la influencia marítima (poniente) en la mayor parte de la región, la
elevada altitud media de este espacio geográfico y la disposición periférica de los
relieves más altos.
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FIGURA 2.2. MAPA CLIMÁTICO DE CASTILLA-LA MANCHA
de climas
en Castilla
-La Mancha,
según
la clasificación
TiposTipos
de climas
en Castilla-La
Mancha,
según la
clasificación
de Köppen
de Köppen
Templado Mediterráneo: Veranos cálidos, inviernos frío s
Estepario
Templado Mediterráneo: Veranos frescos, inviernos fríos
Templado Mediterráneo de montaña
Templado Mediterráneo: veranos cálidos, inviernos suaves
Fuente: Tipos de climas en Castilla-La Mancha. Según la clasificación de Köppen [en linea].
www.castillalamancha.es medio ambiente. Disponible en:
http://www.castillalamancha.es/medioambiente/SP/contenidos/mediofisico/default.asp?opcion=clima
La convergencia de factores dinámicos y geográficos contribuye al carácter
extremado del clima de Castilla-La Mancha, que impone importantes limitaciones a la
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agricultura: en invierno, por las heladas prolongadas e intensas de irradiación y, aunque mucho menos frecuentes, pero más intensas, por las de advección. En verano,
por un exceso de calor que incide directamente sobre el crecimiento y desarrollo, así
como el rendimiento, de los cultivos, o indirectamente al aumentar las necesidades de
agua de la cubierta vegetal en una época en que el balance hídrico es muy deficitario.
El clima regional se puede clasificar, por sus características en conjunto,
como mediterráneo, con un marcado matiz continental, con contrastes térmicos
notables, diarios y estacionales, de verano largo, seco y caluroso e invierno, con
muchos días de heladas, especialmente en tierras altas y hondonadas, y con una
distribución estacional desequilibrada de las escasas lluvias. Las épocas más lluviosas son el otoño y la primavera, con sequía secundaria en la mitad del invierno;
el verano, marcado por la sequía, puede registrar precipitaciones de origen convectivo. La diversidad climática de Castilla-La Mancha se comprende mejor cuando se
analiza la distribución de las temperaturas (figura 2.3) y de las precipitaciones (figura 2.4) y el déficit pluviométrico regional, pudiéndose sintetizar a través de la
demanda evaporativa de la atmósfera (figura 2.4).
FIGURA 2.3. DISTRIBUCIÓN DE LA TEMPERATURA MEDIA ANUAL EN
CASTILLA-LA MANCHA
Fuente: Elaboración propia.
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A grandes rasgos, la distribución espacial de la demanda evaporativa de la
atmósfera media anual manifiesta un aumento continuado desde el noreste de la
región, donde toma los valores inferiores, hacia los bordes geográficos del oeste y
del sur, con gradientes más intensos hacia el noroeste y sureste, donde se alcanzan los valores regionales mayores. También, se detecta una zona central con
valores relativamente elevados, a partir de la cual la demanda evaporativa disminuye, bien con gradientes más o menos intensos, hacia las otras áreas de valores
elevados situadas en el oeste y sureste de Castilla-La Mancha. Se estima que la
superficie geográfica cuya ETo media anual excede los 1.200 mm es el 12,6 % de
la total regional, es decir, aproximadamente, 10.000 km2 situados entre los 200 y
600 metros de altitud. Existe una pequeña zona central, compartida entre las provincias de Cuenca, Toledo y Ciudad Real, que supone, aproximadamente, 1.600
km2, donde la ETo iguala también 1.200 mm. En correspondencia espacial con esta
referencia anual de ETo, se encuentran los siguientes valores de ETo mensuales
(mm día-1) para el período de riego: 4,3, en mayo; 6,2, en junio; 7,30, en julio; 6,50,
en agosto; y 4,30 en septiembre.
FIGURA 2.4. DISTRIBUCIÓN DE LA PRECIPITACIÓN MEDIA ANUAL EN
CASTILLA-LA MANCHA
Fuente: Elaboración propia
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FIGURA 2.5. DISTRIBUCIÓN DE LA EVAPOTRANSPIRACIÓN MEDIA ANUAL
EN CASTILLA-LA MANCHA
Fuente: Elaboración propia
Estimaciones anuales de ETo inferiores a 1.100 mm se obtienen principalmente en las localidades situadas en el noreste de la región, en correspondencia
espacial con las porciones del Sistema Central y del Sistema Ibérico que penetran
en la región, abarcando una extensión, aproximadamente, de 15.000 km2.
Casi el 70 % de la región castellano-manchega está situada entre los 601
y 1.000 metros de altitud y está ocupada, en su mayor parte, por la planicie de la
Submeseta Meridional, donde se encuentra más del 90 % de la superficie regional
regada, en su totalidad con aguas subterráneas. Los valores medios anuales de
ETo en esta zona están comprendidos entre 1.100 y 1.200 mm, mientras que, mensualmente, los valores de este intervalo de ETo (mm día-1) son los siguientes: 3,80
– 4,30, en mayo; 5,60 – 6,20, en junio; 6,90 – 7,30, en julio; 6,10 – 6,50, en agosto; y 4,10 – 4,30, en septiembre. Dentro de esta gran unidad se encuentran comarcas naturales, como: La Mancha Alta, La Mancha Baja, La Manchuela, el Campo
de San Juan, el Campo de Montiel, el Corredor de Almansa, el Campo de
Calatrava, el Valle de Alcudia y, parcialmente, la Mesa de Ocaña, entre otras.
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Según la clasificación agroclimática de Papadakis, en el espacio geográfico castellano-manchego, se distinguen las siguientes zonas:
La zona central, donde predomina el clima Mediterráneo Templado, caracterizado por un régimen térmico templado cálido y con una humedad de tipo mediterráneo. Los tipos de invierno dominantes son: Avena cálido (Av) y Avena fresco
(av), y los tipos de verano: Maíz (M) y Arroz (A). La combinación de los tipos de
invierno y verano caracteriza el régimen térmico del área central: Templado (TE), y
éste, a su vez, combinado con el régimen de humedad para la misma,
Mediterráneo seco (Me). En ella, todos los cereales de invierno y leguminosas de
grano, sembrados en otoño o primavera, tanto en secano como en regadío, se pueden cultivar, aunque pueden tener limitaciones las judías secas. Igualmente, el
mijo, los tubérculos, la casi totalidad de las hortalizas, las gramíneas y leguminosas forrajeras, la colza, el girasol, etc., son factibles de cultivo. La remolacha azucarera, el arroz, el sorgo, el pimiento, el pepino, las hortalizas bulbosas, entre otras
especies, pueden cultivarse en regadío con limitaciones térmicas en algunas áreas.
La vid es perfectamente factible de cultivar y el olivo también, aunque éste puede
tener problemas si la temperatura media de las mínimas absolutas anuales es inferior a - 7 ºC.
La zona occidental de las provincias de Ciudad Real y Toledo, donde el
clima imperante es el Mediterráneo Subtropical que, a diferencia del anterior, es
menos riguroso en el régimen térmico invernal. Por las características climáticas,
es una buena zona para la vid, el olivo y los cereales de invierno, aunque por el
relieve y las propiedades del perfil del suelo hay áreas donde no es posible su cultivo. En ella, es posible el cultivo en regadío de plantas macrotérmicas sin limitaciones: pimiento para pimentón, tomate, algodón, soja, tabaco, etc.
El Sistema Ibérico castellano de las provincias de Cuenca y Guadalajara,
en donde el clima se puede caracterizar como Mediterráneo Templado fresco, propio de las zonas húmedas de elevada altitud. Es una zona muy propicia para los
cereales de invierno, pero cuyo cultivo se ve restringido por las dificultades que
ofrece el relieve.
En el sureste de la provincia de Albacete, hay un clima Mediterráneo
Semiárido Continental, con un régimen térmico templado y un período de sequía
que se inicia en el mes de abril, afectando de forma importante a los cereales de
invierno en la duración del ciclo, el crecimiento y los rendimientos. También, son
posibles los cultivos macrotérmicos de regadío.
Según la clasificación climática de Thornthwaite, a grandes rasgos, el
espacio castellano-manchego se fracciona en grandes conjuntos climáticos, netamente diferenciados:
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- La zona húmeda. Se localiza en el Alto Tajo y Alto Guadiela, abarcando
los municipios situados por encima de los 1.000 metros de altitud, con un
superávit de 230 a 560 mm, distribuidos de noviembre a mayo, y un déficit hídrico importante en los meses de julio y agosto, meses donde la lluvia caída es nula o escasa y el suelo carece de reservas.
- La zona subhúmeda. Es más extensa, y bordea la zona anterior, localizándose también en el Alto Tajo, pero prolongándose por las altitudes
menores de la Serranía de Cuenca. También, pueden incluirse en este
tipo climático los aledaños de las Sierras de Alcaraz y Segura, así como
una pequeña área de los Montes de Toledo. El superávit hídrico es inferior a 200 mm, extendiéndose desde diciembre a abril; el déficit hídrico se
produce desde julio a septiembre.
- El clima seco-subhúmedo. Domina en la franja más occidental de las
provincias de Toledo y Ciudad Real, desde los aledaños de la Sierra de
San Vicente hasta el Valle de Alcudia, en los sectores central y septentrional de la provincia de Cuenca, Sierra Morena, los aledaños de las
Sierras de Alcaraz y Segura y, exceptuando las áreas húmedas y subhúmedas, el resto de la provincia de Guadalajara. El superávit de agua rara
vez sobrepasa los 150 mm y, a medida que se pierde latitud y altitud, el
déficit es creciente hasta valores de 400 – 450 mm (Talavera de la Reina
y Almadén) en los meses de junio a octubre, si bien este período se acorta en las provincias de Cuenca y Guadalajara, abarcando los meses de
julio a octubre y de julio a septiembre, respectivamente.
- El clima semiárido. Es el más representativo de la región y el que más
superficie geográfica ocupa; además, con continuidad espacial: Torrijos,
La Sagra, Toledo, Mesa de Ocaña, parte oriental de los Montes de
Toledo, La Mancha toledana y de Ciudad Real, el Campo de Calatrava,
el sector meridional de La Mancha conquense, gran parte de La
Manchuela, la zona septentrional del Campo de Montiel y toda La
Mancha albacetense. El clima más árido de la región está representado
en la zona de transición de la Meseta a las regiones levantinas, es decir,
en el Corredor de Almansa, hasta Caudete en la cuenca del río Vinalopó,
y en el Campo de Hellín, de cara ya a la fachada mediterránea. En este
territorio, el déficit de agua supera los 400 mm en la mayor parte de los
casos, en un período que puede comprender de 7 a 9 meses. Este determinante climático permite una actividad agraria escasamente productiva,
salvo allí donde se dispone de agua para corregir la aridez mediante el
riego.
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