La normativa europea sobre los OGM y la OMC

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MEMO/06/61
Bruselas, 7 de febrero de 2006
La normativa europea sobre los OGM y la OMC
Necesidad de una estricta supervisión reglamentaria de la tecnología
de modificación genética
Entre los científicos existe el consenso general de que, aunque los organismos
genéticamente modificados (OGM) no son intrínsecamente peligrosos, antes de
comercializarlos es preciso efectuar caso por caso una evaluación de su seguridad
para el medio ambiente, la salud humana y la salud animal. Este enfoque cuenta con
el respaldo de organizaciones internacionales tales como la OMS, el Codex
Alimentarius, la FAO o la OCDE. La legislación de la UE sigue estrictamente el
enfoque recomendado internacionalmente y refleja los requisitos del Protocolo de
Cartagena sobre Seguridad de la Biotecnología, del que la UE es signataria.
Por otra parte, el marco reglamentario de la UE establece una estricta supervisión de
los productos genéticamente modificados tras su comercialización inicial en lo que
respecta al cumplimiento del requisito de etiquetado obligatorio y de las normas de
trazabilidad. La UE considera que ese control reglamentario es sumamente
importante para afrontar cualquier fallo potencial del sistema reglamentario, como los
fallos ocurridos en los Estados Unidos en tiempos recientes cuando OGM no
autorizados como el maíz Starlink o el maíz Bt 10 se introdujeron en la cadena
alimentaria estadounidense.
La UE no prohíbe los OGM seguros
En la UE, sólo se pueden comercializar los OGM una vez hayan sido objeto de una
rigurosa evaluación científica de riesgos caso por caso. Este sistema se ajusta
plenamente a las normas internacionales, especialmente al Protocolo de Cartagena
sobre Seguridad de la Biotecnología, así como a las directrices correspondientes
aprobadas por la Comisión del Codex Alimentarius en 2003 y por el Convenio
Internacional de Protección de las Plantas.
Hasta la fecha, se han aprobado para su comercialización en la UE más de 30 OGM
o alimentos y piensos derivados. Por ejemplo, a principios del mes de enero de 2006
la UE, tras haber efectuado una rigurosa evaluación de seguridad, autorizó tres
nuevos productos de maíz modificado genéticamente.
A diferencia de lo que afirman los Estados Unidos, la UE es uno de los mayores
importadores de OGM y de alimentos y piensos derivados. La UE es el mayor
importador de semillas y harina de soja, y se da el caso de que las importaciones de
soja son fundamentalmente de soja Monsanto «Round−Up Ready», cultivada en los
principales países productores de soja, que son los Estados Unidos, Brasil y
Argentina. Alegar que en la Unión Europea hay una moratoria sobre la autorización
de OGM es manifiestamente falso.
El proceso de autorización de la UE puede parecer largo a algunos países que
aplican un sistema menos riguroso en materia de seguridad alimentaria y
medioambiental. La mayor duración de la evaluación de la seguridad de los OGM en
la UE se debe a la complejidad de los elementos científicos que entran en juego y al
tiempo que necesitan las empresas de biotecnología para aportar datos adecuados
sobre la seguridad de los productos.
El recurso ante la OMC sobre los OGM es inútil e injustificado
En mayo de 2003, los Estados Unidos, apoyados por Canadá y Argentina,
recurrieron ante la OMC el sistema de autorización de OGM de la UE. Los tres
países denunciantes alegan públicamente que el recurso ante la OMC es diáfano y
obvio, pero el grupo de expertos de la OMC ha tardado varios años en llegar a las
conclusiones finales sobre este caso, lo que demuestra que lo que está en juego es
mucho más complejo de lo que afirman los Estados Unidos, Argentina y Canadá.
Efectivamente, en contra de los argumentos esgrimidos por los tres países
denunciantes, el grupo de expertos de la OMC coincidió con la UE en que no sería
prudente pronunciarse sobre este caso sin escuchar la opinión de los científicos. Por
ello, el grupo de expertos decidió recoger las opiniones de científicos independientes
y de gran reputación de distintas partes del mundo, incluidas Europa y América. El
proceso de consulta confirmó la legitimidad de las cuestiones de salud y medio
ambiente tratadas en los reglamentos y procedimientos de la UE. Los Estados
Unidos han declarado explícitamente que no ponen en tela de juicio el marco jurídico
de la UE de autorización de importación y distribución de OGM.
Diez años después de su primera comercialización, el 90 % de los OGM siguen
siendo cultivados en cuatro países: Estados Unidos (55 %), Argentina (19 %), Brasil
(10 %) y Canadá (6 %).
La UE sigue considerando que su sistema de reglamentación de los OGM y los
alimentos y piensos modificados genéticamente es totalmente compatible con sus
compromisos internacionales, incluidos los contraídos en el marco de la OMC. Los
Estados Unidos no han cuestionado en ningún momento el marco jurídico de la UE.
Preocupaciones reales de los Estados Unidos respecto al sistema de
la UE
No parece que los Estados Unidos aprecien el sistema de autorización de la UE, que
consideran demasiado estricto, simplemente porque se tarda más tiempo en
autorizar un OGM en la Unión Europea que en los Estados Unidos. Este país parece
pensar que los OGM que se consideran seguros en su territorio deberían ser
considerados de facto seguros para el resto del mundo. La UE aduce que una
organización política soberana como ella misma o sus Estados miembros, o
cualquier otro país del mundo, tiene derecho a aplicar su propia normativa sobre los
alimentos que comen sus ciudadanos, siempre que las medidas correspondientes se
ajusten a las normas internacionales existentes y estén basadas en pruebas
científicas claras.
Asimismo los Estados Unidos son contrarios a las normas de trazabilidad de OGM
porque consideran que constituyen un obstáculo para sus exportaciones de
productos básicos, aun cuando, de hecho, los operadores comerciales
estadounidenses pueden cumplir sin dificultades esos requisitos.
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Los Estados Unidos son contrarios también a las normas de etiquetado de los
alimentos producidos a partir de OGM, a pesar de que dichas normas se han
elaborado con la finalidad de que los clientes estén bien informados sobre los
productos que compran.
Las exportaciones de semillas y harina de soja estadounidenses han experimentado
un descenso constante en los últimos diez años. Ello se ha debido a la disminución
de la competitividad de la agricultura estadounidense en el mercado mundial. La
evolución de las importaciones de maíz de la UE confirma que los agricultores
estadounidenses ya no producen a bajo coste y cada vez pueden competir menos
con países emergentes como Brasil o Argentina en el mercado mundial de
productos básicos. Los datos de comercio de la UE muestran claramente que las
normas de la UE relativas a los OGM no afectan las importaciones de exportadores
de OGM más competitivos.
Aplicación de las normas adecuadas en materia de OGM
La UE ha reconocido siempre que la biotecnología ofrece posibilidades
prometedoras para desarrollar la producción agrícola, en especial en el caso de los
países en desarrollo, y puede contribuir a la lucha contra la inseguridad alimentaria.
La UE ha dicho siempre con claridad que todos los países tienen el derecho
soberano de adoptar sus propias decisiones sobre los OGM en consonancia con los
valores predominantes en sus sociedades. Por descontado, éste es un principio que
se aplica tanto a los países desarrollados como a los países en desarrollo. Los
gobiernos de los países en desarrollo tienen el derecho legítimo de fijar su propio
nivel de protección y tomar las decisiones que consideren oportunas para evitar la
liberación involuntaria de semillas modificadas genéticamente. Ese derecho está
plenamente reconocido en los acuerdos internacionales tales como el Protocolo de
Cartagena sobre Seguridad de la Biotecnología, que la UE considera que es el
acuerdo internacional básico que regula la circulación transfronteriza de OGM.
Dicho Protocolo ofrece un foro internacional para la gobernanza internacional en
materia de OGM. Hasta el momento, más de 130 países participan activamente en
el mismo. Pero los Estados Unidos, Canadá y Argentina se han negado a ratificarlo.
La UE considera que los grandes productores de OGM, como los Estados Unidos,
deben adoptar una actitud cooperativa para el desarrollo de un marco jurídico
internacional sólido relativo a estos productos en lugar de tomar iniciativas hostiles a
la OMC.
Para mayor información sobre el marco reglamentario de la UE relativo a los OGM y
los alimentos y piensos modificados genéticamente puede consultarse la siguiente
dirección: http://europa.eu.int/comm/food/food/biotechnology/index_en.htm
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