R E S P YN Revista Salud Pública y Nutrición Edición Especial 3-2013 ISSN1870-0160 MEMORIAS DEL 3 y 4 de octubre de 2013 CINTERMEX, Monterrey, N.L. Salón: Estados Unidos-Canadá Conferencia: Impacto del Cachi bol como tratamiento coadyuvante en el adulto mayor Coordinación y edición: Magdalena Soledad Chavero Torres Ana Elisa Castro Sánchez Diseño gráfico: Jessica Alejandra Gómez Lozano Diana Estefanía Sánchez Gómez Impacto del Cachi bol como tratamiento coadyuvante en el adulto mayor Pedro Reynaga-Estrada*; Graciela Valenzuela-Pulido**; José Luis Cabrera-González***; María Guadalupe López Flores. *Laboratorio de Psicología de la Actividad Física. Universidad de Guadalajara. **Departamento de Ciencias del Movimiento Humano, Educación, Deporte, Recreación y Danza. Universidad de Guadalajara. ***Centro Universitario de Ciencias de la Salud. Universidad de Guadalajara. [email protected]. Introducción Las ciencias que se encargan del estudio de las personas de la tercera edad o adultos mayores son la geriatría y la gerontología. Definiendo la geriatría desde un punto de vista etimológico significa medicina de los ancianos, que incluye actualmente la asistencia médica, es decir prevención y tratamiento de enfermedades de la vejez, asistencia psicológica, nutrimental y socioeconómica. La gerontología significa el estudio del envejecimiento del organismo y sus consecuencias. Esta definición comprende desde los organismos unicelulares hasta los organismos más complejos. El envejecimiento no sólo tiene consecuencias biológicas, sino también médicas, psicológicas y socioeconómicas y en este sentido se suponen los términos geriatría y gerontología hasta ser casi sinónimos (1). El adulto mayor es quien ha cumplido los 60 años y es llamado viejo, anciano, persona mayor, o de la tercera edad. La clasificación más importante no depende únicamente de la edad sino de la situación biológica (propensión a las enfermedades); a la exposición a la pobreza (reducción de los ingresos, jubilación y discriminación laboral). La edad, entonces se convierte sólo en un referente, porque la persona mayor está caracterizada por condiciones biológicas, sociales, culturales e incluso económicas que varían de acuerdo a la época histórica y a la situación socioeconómica en la que se encuentra, dependiendo al sujeto y del grupo social al que pertenece (2). Es posible considerar el envejecimiento al menos desde cuatro puntos de vista: 1) Cronológica; es la manera más simple de definir la vejez y consiste en contar los años trascurridos desde el nacimiento. 2) La edad física y biológica; estas se encuentran ligadas a la actividad y funciones físicas, la cual nos da un parámetro medible como son los resultados; por ejemplo, un deportista ya no rinde dentro de su actividad física normal, quiere decir que está envejeciendo y es tiempo del retiro. 3) La edad psicológica; existe un parámetro medible que es la madurez debido a ciertos cambios tales como las capacidades afectivas, la manera de pensar y la personalidad. 4) La edad social; es la que se asigna cuando se toma un papel dentro de la sociedad. 148 Pero con este proceso la mayor parte de los órganos sufre un deterioro de su capacidad funcional y de su habilidad para mantener la homeostasis. El envejecimiento es un proceso lento pero dinámico que depende de muchas influencias internas y externas, incluidas la programación genética y los entornos físicos y sociales. El envejecimiento es un proceso que dura toda la vida. Es multidimensional y multidireccional, en el sentido de que hay diferencias en el ritmo y dirección del cambio (ganancias y pérdidas) de las distintas características de cada individuo y entre ellos. Cada etapa de la vida es importante. Por consiguiente, el envejecimiento debe contemplarse desde una perspectiva que abarque todo el curso de la vida (3). Las personas mayores son las que menos practican actividades físico- deportivas; y que conforme avanza la edad, disminuye la cantidad de tiempo invertido en estas actividades. De tal manera que en España solamente el 8% de las personas de 65 a 74 años practican algún deporte (4). Las características propias de la edad evolutiva en las personas mayores, además de las características sociales, psicológicas y culturales, hace necesario comprender claramente las diferencias con otros grupos de edad, respecto a su práctica de la actividad física y deportiva. Distintos autores aseguran que la fuerza disminuye 40% en promedio a los 70 años pero el descenso empieza a los 45 años por el atrofiamiento de la masa muscular, siendo más drástica en mujeres que en hombres. Y disminuye más rápido en las piernas que en los brazos. A los 80 años la fuerza manual disminuye menos que la espalda. La falta de fuerzas se refleja en la dificultad para caminar, subir escaleras y repercute en la pérdida de autonomía (5,6,7,8). Schubert y Bös (9) reportan disminución de la velocidad en un 35-40% en promedio comparando a los jóvenes de 20 años con personas mayores de 60 años. Sin embargo, la velocidad de reacción sólo se afecta de 15 a 20%, aunque las reacciones sencillas disminuyan sólo 5%. La resistencia también disminuye después del tercer decenio de la vida, al grado de llegar hasta un 20- 25% de la capacidad con la que se contaba a los 25 años. La movilidad tal vez es el elemento de la capacidad física que se observa más afectada en las personas mayores. Debido a las enfermedades o accidentes más o menos frecuentes que se presentan y que incluso las obligan a la postración, y por lo tanto a la inactividad física, la masa muscular decrece y las articulaciones degeneran. Según los reportes presentados, las mujeres pierden menos movilidad que los hombres. La coordinación psicomotora disminuye después del cuarto decenio de la vida, afectando la regulación del movimiento, que se vuelve lento y refrenado, arrítmico, brusco y estereotipado (6,10). La estructuración de un programa centrado en las personas mayores responde a la necesidad de intervenir desde un modelo inter y multidisciplinar para observar cómo impacta la labor de los distintos profesionales en la práctica deportiva y en la salud. Se fundamenta la necesidad de que grupos de investigación no farmacológicos se ocupen del estudio del efecto de las intervenciones en la calidad de vida de los pacientes con enfermedades crónicas para que se enfoquen a mejorar su calidad de vida (11). 149 Coincidimos con Weineck (2001) en que la actividad física es una importante estrategia de solución para muchos de los problemas que generan las enfermedades crónicas (12). Es un hecho que “los requisitos de adaptación a los esfuerzos por medio de ejercicios de movilidad son una medida de protección contra las enfermedades”. Igualmente se sabe que la actividad física disminuye el consumo de medicamentos (13). Los adultos mayores pueden realizar actividad física o ejercicio porque trae consigo muchos beneficios en la salud y el bienestar general para las personas, principalmente en los adultos mayores por los decrementos de sus capacidades físicas y coordinativas que presentan. Está bien fundamentado que un programa de ejercicios físicos combate el sedentarismo y reduce la aparición y presencia de enfermedades crónicas tales como la obesidad, la diabetes y las cardiopatías. También gracias al ejercicio físico se reduce la sobreactivación endocrina y simpática del estrés, lo cual tiene por consecuencia mayor circulación coronaria, mayor fortaleza del sistema inmunológico, menor frecuencia cardiaca, menor tensión arterial y menos lípidos plasmáticos. Para combatir el estrés uno de los consejos más importantes es la realización de ejercicio físico (5). Para todo programa de intervención con el deportista, es necesario el apoyo interdisciplinar, puesto que el comportamiento humano (el deporte) se configura de las realidades biológica, psicológica y social (5). La colaboración entre psicólogos, médicos y pedagogos en el deporte, se puede enfocar a fomentar el “pensamiento funcional” con actividades motoras estimulantes. En la solución de nuestro problema es necesario que los factores implicados en el deporte ayuden al cambio de estilo de vida para prevenir las complicaciones de las enfermedades crónicas; lo cual requiere de una amplia exigencia para el sujeto en el autocontrol que le permita decidir la adherencia terapéutica al medicamento, a la dieta y al ejercicio (5). El apego a un programa de actividad física y de dieta está influenciado por factores psicológicos y socio- culturales que pueden obstaculizar su desarrollo si son negativos. En el caso de las personas mayores que practican cachibol en el estado de Jalisco, es apasionante observar la vitalidad manifiesta para su práctica deportiva, y que son un ejemplo a seguir tanto por otras personas mayores como por jóvenes que pese a su etapa de pleno desarrollo, escasamente aprovechan sus potencialidades y son sedentarios. Las personas que presentan alguna discapacidad corporal, incluidas las enfermedades crónicas, tienen un descenso de sus capacidades físicas y de coordinación, pero ellos no se describen como impedidos (14), según se constató en un estudio realizado por Reynaga y Cols., lo que subraya la importancia del trabajo interdisciplinar en la corrección de la percepción errónea y la toma de conciencia de sus limitaciones para evitar el daño o empeoramiento de la enfermedad o lesión (15). 150 Los cuidados que se deben proporcionar a las personas con enfermedades crónicas (cardiopatías, osteoporosis y afecciones de la espalda) debe implicar ofertar los deportes y ejercicios adecuados pero sobretodo se trata de promover cambios en el estilo de vida analizando todos los aspectos implicados, como son la generación de hábitos de movilidad, análisis del coste beneficio y fomentar la vida independiente y la conservación de la psicomotricidad en las actividades cotidianas (16). El cachibol es un deporte parecido al voleibol, con la diferencia de que en el Cachibol el balón se toma y se lanza con ambas manos en lugar de golpear el balón con las yemas de los dedos como en el Voleibol. El cachibol llega a figurar como un deporte cuando por primera vez se logró reunir a personas de la tercera edad pertenecientes a los clubes, albergues y residencias del Distrito Federal, con la intención de sensibilizar a la población mayor para mantenerse activa físicamente, como una alternativa para fomentar la convivencia entre este grupo, en los Juegos Nacionales Deportivos y Culturales de la Tercera Edad, que se llevó a cabo en el año de 1985, en los que participaron 5 equipos. Con la práctica de este deporte se pueden desarrollar destrezas, habilidades, precisión y estimulación de las capacidades físicas del individuo, gracias a que el programa de entrenamiento para esta disciplina aborda aspectos como: La organización del esquema corporal (control corporal, lateralidad, ubicación espacio-temporal). Aplicación de esquemas de movimientos básicos (caminar, correr, saltar, girar). Aplicación de esquemas de movimientos compuestos (lanzar, atrapar). Incremento y mantenimiento de habilidades físicas básicas (agilidad, coordinación, equilibrio, flexibilidad, fuerza, resistencia, velocidad), compuestas y complejas. Instrucción técnica y sobre estrategias de juego. Preparación psicológica. Evaluación de resultados obtenidos; así como actividades recreativas que apoyan la integración de los grupos y que también contribuyen a liberar las tensiones producidas durante el proceso de preparación. 151 Esta suma de elementos permite la disposición corporal y la actitud mental positiva, de cuya combinación depende el adecuado juego de conjunto que determina el logro de las metas que los jugadores establecen gracias al dominio de los fundamentos del juego como son: 1. Desplantes. 2. Saltos. 3. Ubicación en el área de juego. 4. Desplazamientos. 5. Remates. 6. Servicios. 7. Bloqueos. 8. Ejecución de rápidos y explosivos movimientos en cualquier dirección. En busca de recibir e impulsar el balón con precisión (17). Es de gran ayuda el desarrollo de la fuerza en las personas de la tercera edad por que nos ayuda a prevenir accidentes como las caídas a través de la mejoría de la estabilidad y el fortalecimiento de los miembros inferiores y la columna, mejorando la postura dándole mayor seguridad a sus movimientos, también nos ayuda a mitigar los efectos de la descalcificación que provoca la osteoporosis (18). Los ejercicios de resistencia aumentan su respiración y el ritmo de los latidos de su corazón. Estos ejercicios mejoran la condición del corazón, los pulmones, y el sistema circulatorio. Teniendo más resistencia no sólo lo hace más sano, sino que también mejora su energía, para que el individuo realice cosas por si mismo subir escaleras, o ir de compras. También son capaces de retrasar o prevenir muchas enfermedades asociadas con el envejecimiento, como la diabetes, el cáncer del colon, las enfermedades cardíacas, el derrame cerebral, entre otras. El desarrollo de la flexibilidad favorece la condición física, la postura y la simetría corporal, por ello, es importante realizar el trabajo de forma continuada, sistemática y controlada. Por personas capacitadas. La respiración debe ser profunda y pausada, acorde al ritmo de los ejercicios. 152 Los ejercicios de flexibilidad son ejercicios de estiramiento, que ayudan a conservar la flexibilidad del cuerpo; estirando los músculos y los tejidos que sujetan las estructuras del cuerpo. La flexibilidad también puede jugar un papel importante en la prevención de caídas. Tanto terapeutas físicos, como otros profesionales de la salud, recomiendan ciertos ejercicios de estiramiento para ayudar a sus pacientes a recuperarse de lesiones. Conclusión Las actividades físicas, específicamente el cachibol, con apoyo profesional inter y multi disciplinar bien orientado en el adulto mayor ayuda a evitar o retrasar diversas enfermedades crónicas asociadas a una vida sedentaria; así mismo favorece la capacidad del movimiento, con lo que permiten la autonomía y la evitación o disminución de las discapacidades físico- motoras en la vejez. 153 Referencias 1. Pietro de Nicola. 1985. Geriatría. México. D.F.: Editorial El Manual Moderno. 2. Reynaga-Estrada P, Landeros-Rubio AY, Hurtado-Cuevas A, Robles-Navarro ML, Morales-Acosta JJ, López-y-Taylor JR, et al. 2010. Factores Psicosociales de riesgo, sedentarismo y enfermedades crónicas en personas mayores. Aportaciones a la Piscología del deporte y la actividad física; 1:181-192. 3. Organización Mundial de la Salud. El envejecimiento y la actividad física sobre Envejecimiento en la vida. www.imsersomauores.csic.es/documentos/documentos/oms-envejecimiento-02 4. Martínez-Del-Castillo, J., Jiménez-Beatty, J. E., Graupera, J. L., & Rodríguez, M. L. 2006. Condiciones de vida, socialización y actividad física en la vejez. Revista Internacional de Sociología (RIS), LXIV (44), 39-62. 5. Baumann, H. 2003. Fitness, con ayuda del ejercicio, para las personas mayores. Deporte para mayores. H. Denk. Barcelona, Paidotribo: 117-131. 6. Schubert, A., K. Bös. 2003. Sobre la capacidad del rendimiento motor de las personas mayores. Deporte para mayores. H. Denk. Barcelona, Paidotribo: 175-198. 7. Starischka, S. 2003. Estudio de las posibilidades de entrenamiento de las personas mayores. Deporte para mayores. H. Denk. Barcelona, Paidotribo: 199-213. 8. Scharll, M. (s.f). La actividad física en la tercera edad (C. Halberstadt, Trans. 2a ed.). Barcelona: Editorial Paidotribo. 9. Schubert, A., K. Bös. 2003. Sobre la capacidad del rendimiento motor de las personas mayores. Deporte para mayores. H. Denk. Barcelona, Paidotribo: 175-198. 10. Ehrsam, R., L. Zahner. 2003. Fuerza y entrenamiento de fuerza para las personas mayores. Deporte para mayores. H. Denk. Barcelona, Paidotribo: 215-237. 154 11. Robles-García, R. 2004. Capítulo nueve. Manejo de enfermedades crónicas y terminales. En L. A. Oblitas (Ed.), Psicología de la salud y calidad de vida (pp. 249-275). México, D.F.: International Thomson Editores. 12. Weineck, J. 2001. Salud, ejercicio y deporte. Barcelona, Paidotribo. 13. Baumann, H. 2003. Fitness, con ayuda del ejercicio, para las personas mayores. Deporte para mayores. H. Denk. Barcelona, Paidotribo: p. 122. 14. Rieder, H. 2003. Actividad deportiva y actividad física para las personas mayores discapacitadas. Deporte para mayores. H. Denk. Barcelona, Paidotribo: 103-115. 15. Reynaga-Estrada, P., Landeros-Rubio, A. A. Y., Hurtado-Cuevas, A., Robles-Navarro, M. L., Morales-Acosta, J. J., López-y-Taylor, J. R., Díaz, J. D. (2010). Factores psicosociales de riesgo, sedentarismo y enfermedades crónicas en personas mayores. En: E. 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