Proyectos Nacionales. Planteo y estudios de viabilidad

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·todo movimiento políti�o - que_int�nto definir �u Proy�to para un
país determinado en términos más concretos que 11combio de es­
tructuras" o "justicia social", tropiezo con dos dificultoCiesj. uno,·
hollar uno manero integral y libre de vaguedades poro d_efinir los
objetivos y lo ·estrategia poro· alcor:-zarlos, y otra, probar que el
"estilo de desarrollo" propuesto no es utópico sino viable en condiciones sociopolíticas determinados.
Parece evidente que ·superar estos dificultades es uno torea teorica
·
útil, pues un Proyecto Nocional explícito, concreto y: no. utópico,
puede ayudar mucho en la prédica y la lucha por el poder político,
y puede evitar errores fundamentales en lo etapa de transición hacia
la nueva sociedad propuesta.
·
En esta obro se atacan estos problemas por el .método más .directo
y natural -necesidades, materiales o no, a satisfacer, y recursos
disponibles o n crear-, cosa posible hoy por lo existencia de las
computadoras y otros· "fuerzas productivas" nuevas de la investi·gación social, en cuyo desarrollo el mi�mo autor ha tenido cierta
participación. Ellos permiten en principio tomar en cuenta todo
factor que se considere importante, y no en forma aislada
sino e
sus múltiples relaciones dinámicas con los demás.
Podría decirse que se trata aquí de la "planificación ideológica",
análisis de tronsfprmaciones profundos en la� característicos cua­
litativas de la sociedad, y sus efectos a largo plazo. ·�a- exposición·
se ha mcintenido en lo posible libre de tecnicismo, y está destinada
a un público amplio.
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Trabajadores de la Ciencia y de la Educación Movilizados
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PROYECTOS
NACIONALES
Planteo y estudios
de viabilidad
Osear Varsavsky
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EDICIONES PERIFERIA S. R. L.
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OSCAR VARSAVSKY
© 1971, E D I C IO N ES P E R I FE R IA S. R . L .
Chile 1481 -Buenos Aires
Hecho el depósito de ley
Impreso en la Araentina- Printed in Argentina
Este libro fue compuesto y armado en
LINOTIPIA PoNTALTI, Fraga 49/53, e impreso
en
los Talleres Gráficos GARAMOND s.c.A.,
Cabrera 3856, Bs. Aires, en enero de 1972.
El autor inició su vida científica en 1943, en el Labora­
torio de Investigaciones Radiotécnicas que Philips organizó
en Buenos Aires cuando su sede holandesa fue ocupada
por los alemanes (y que desorganizó al terminar la guerra).
De la ciencia aplicada pasó a actividades teóricas -pri­
mero en física cuántica y luego en diversas rama s de la
matemática pura, como topología, lógica algebraica y
análisis funcional- hasta que en 1961, creyendo contar
con suficiente base científica, comenzó a tratar de utili­
zarla en problemas de la realidad social.
Así nació el grupo de Economía Matemática en el
Instituto de Cálculo de la Facultad de Ciencias Exactas
'de Buenos Aires. Muy pronto llegó a la conclu sión de
que los métodos de moda no eran eficace s para tratar las
cuestiones más importantes, y comenzó a utilizar y de5
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sarro/lar con sus colaboradores un instrumento computa­
cional relativamente novedoso, que se denominó "experi­
mentación numérica", que tuvo desde entonces diversas
aplicaciones y es el que hace posible llevar a la práctica
el método propuesto en este libro.
El autor se ocupó también de problemas de política
científica en un discutido libro -Cienci a , política y c ien­
tificismo- donde se sostiene que la ciencia actual no es
neutra sino fiel a este sistema social, pero que puede
ponerse al servicio de profundas transformaciones -como
se intenta hacer en este libro- si sus temas y métodos
se replantean a la luz de la ideología correspondiente.
Se lo conoce además por su participación en la re­
forma de la enseñanza de la matemática elemental, para
la cual escribió los primeros volúmenes sobre este tema
en lengua castellana. Siempre se interesó por los proble­
mas educativos; es maestro normal, y desde 1947 ha sido
docente universitario en distintos lugares de la Argentina
y otros países.
Es alérgico a cargos directivos, turismo científico y
subsidios extranjeros, pero no está totalmente libre de
ninguno de esos pecados.
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Introducción
"Te crés que al mundo.
lo
vas a arreglar vos ..."
Discépolo, "Que vachaché"
1. El tema de este libro es el futuro, lejano y cercano,
de nuestro país. Pero no se trata de Futurología o Pros­
pectiva en su sentido usual de imaginar el futuro más
probable o verosímil; esto debe quedar claro.
No nos consideramos observadores de un proceso que
se desarrolla allá a lo lejos y cuyas tendencias quere­
mos descubrir para predecir con ellas lo que vendrá,
como se predice si una estrella estallará algún día.
Por el contrario, somos parte de ese proceso e in­
fluimos en él. Nuestra Futurología es pues constructiva
y política . Consiste en defin i r un futuro que cumpla dos
condiciones:
-que nos guste (y será crucial definir quiénes son
"nos");
-que sea viable, posible de realizar (en las condicio­
nes históricas particulares de cada país al que
quiera aplicarse este método).
Trataremos de estudiar este problema con la máxima
objetividad posible, pero la elección del problema, y de
los métodos de tratarlo, es un juicio de valor, está influida
por una ideología. A sí, estudiar sólo la tendencia más
probable implica resignarse a ella -es respetar las "re­
glas del juego", impuestas en buena parte por intereses
humanos nada objetivos-, nos guste o no. Como no nos
gusta nada, pero nada, preferimos buscar -para cons­
truirlos- otros futuros más deseables; menos probables,
tal vez, pero posibles.
Encontrado un futuro deseable y viable, podemos
adoptarlo como Proyecto N a c i o n a l; Proyecto, porque
pondremos nuestra voluntad y fuerzas al servicio de s u
realización; Nacional, porque s e refiere a l país entero,
sin prejuzgar si el país lo adoptará también o no, ni creer
que ello requiere unanimidad o consenso de todos los
grupos sociales. Si ese futuro no coincide con el predicho
por los futurólogos "alejados" (casi digo "alienados"), y
9
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admitiendo que éstos saben de qué están hablando, tanto
peor, pues ir contra una tendencia es como navegar con­
tra el viento: cuesta más esfuerzo y requiere una es­
trategia especial.
Ese esfuerzo extra tiene que haberse tomado en cuen­
ta en la condición de viabilidad: si decimos que el Proyecto
e. s viable es porque hemos calculado que a pesar del
viento en contra --a pesar de los grupos que se opongan,
por ejemplo- podremos mantener el rumbo. En otras pa­
labras, se trata de incluir en el cálculo los factores socio­
políticos -los conflictos de intereses- y no sólo los eco­
nómicos-tecnológicos.
Esto ha sido señalado muchas veces a lo largo de los
siglos, pero en dos niveles insatisfactorios: o el empi­
rismo puro de un Maquiavelo y otros políticos hábiles, o
la reflexión abstracta de sociólogos y politólogos grandes
y pequeños. Es nuestra ambición trabajar en un nivel
intermedio de generalidad, que permita pasar de las abs­
tracciones a las aplicaciones prácticas con más racionali­
dad que la que observamos diariamente.
2. Nuestro rechazo de la sociedad actual nos une a
todos los inconformistas. Pero, entre éstos, no son mu­
chos los que se preocupan por visualizar cómo debe ser
la que la reemplace. Para algunos incluso esto es distraer
esfuerzos de la lucha por el poder, etapa previa a toda
transformación profunda, sin duda. Basta plantearse al­
guna característica general como "socialismo", y luego "el
camino se hace al andar"; no es necesario disponer de
un Proyecto Nacional más concreto, e incluso se afirma
que es imposible definir el "socialismo" salvo en términos
generales.
No es . esa nuestra interpretación de la experiencia
histórica, pero limitémonos a señalar que una vez tomado
el poder, la necesidad de un Proyecto Nacional concreto
�s indiscutible. Varios son los países socialistas que es­
tán viendo la dificultad de hacer hasta un Plan Quinquenal
correcto sin tener una visión mejor definida del futuro;
las desviaciones se acumulan en vez de compensarse y
los medios traicionan a los fines.
Otros reaccionan contra esta sociedad mirando hacia
atrás: haciendo revisionismo histórico para encontrar los
culpables de nuestra situación actual, o buscando inspira­
ción en las tradiciones del pasado. Creo que esto es des­
tructivo. Todo hecho histórico es interpretable de diversas
maneras, y discutirlas sólo puede desunirnos.
Vale la pena entonces repetir que la ideología de este
libro es constructiva. Queremos constru i r una nueva socie­
dad, y el Proyecto Nacional es para ello tan necesario
como los planos y anteproyectos de cualquier obra. Él
deberá expresar, de manera constructiva, nuestra inter­
pretación global de la historia del país y del m undo. Si
es socialista, no necesita definir "el" socialismo, sino "un"
socialismo: el nuestro.
3. Como las ciencias sociales están tan poco adelan­
tadas, hay que admitir que toda conclusión a que lleguemos
será insegura. Pero resignarse a actuar sin tener seguri­
dad en los resultados -"decidir en situacione s de incer­
tidumbre"- parecería ser un ingrediente esencial de la
madurez, y el que no aprende a hacerlo se encuentra muy
incómodo en este mundo complejo.
Por otra parte, si algo hay seguro, es que los pronós­
ticos de los futurólogos también padecen de esa inse­
guridad, y sin embargo nos serán útiles hasta cierto
punto, pues nos alcanza con saber más o menos de qué
lado sopla el viento.
Tendremos además la desventaja de que la inmensa
mayoría de los estudios socíoeconómicos no está orien­
tada hacía la construcción de un futuro elegido, sino a l
análisis y crítica de l a sociedad actual y sus antecedentes
históricos.
La Teoría Económica no marxista e s una defensa del
sistema social "occidental"; sus falacias serán a nalizadas
en el capítulo 1/.
La Política Económica se refiere a la coyuntura o a l
muy corto plazo. A un l a Planificación no pasa de los
cinco años de horizonte futuro, y se limita a proponer
listas de proyectos especiales y tasas de crecimiento glo­
bal, en el marco de referencia de la sociedad a ctual, que
se acepta implícitamente. Recién este año se planteó e n
CEPAL la necesidad de analizar alternativas socialistas.
Lo mismo puede decirse de algunas ramas de la Econo-
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mía que -como la Teoría del Desarrollo- deberían preo­
cuparse fundamentalmente del futuro no muy cercano.
La conciencia de este problema es ya aguda en muchos
planificadores teoricoprácticos que han comprobado perso­
nalmente en su trabajo la insuficiencia de los enfoques
actuales y están haciendo ya su análisis crítico. Pero no
podemo� esperar a que se complete la teoría de la "trans­
formación de estructuras" -como está de moda decir-, so­
bre todo si se van a considerar todas sus etapas: prédica,
preparación política, toma del poder, afianzamiento t�an­
sición, evolución; cada una de ellas con muy d1st1nto
tipo de problemas.
.
Tratar de referirse a tantas cuestiones tan mal estu­
diadas es una imprudencia científica, sin duda. Tengo sin
embargo la convicción de que este tipo de imprudencias
hace hoy mucha falta, aunque sea para estimular el pen­
samiento original de otros autores que cometan menos
errores que uno.
4. También es en este enfoque "constructivista" que
se encontrarán diferencias con el marxismo actual. En
efecto, los análisis de Marx se referían a lo que él mismo
llamó "la prehistoria de la sociedad humana", que termina
con la "sociedad burguesa", y su genio científico en este
terreno estuvo en descubrir ciertas regularidades funda­
mentales de esa prehistoria, caracterizada por la lucha de
clases y la lucha por desarrollar las "fuerzas productivas".
Suficientemente ganada ya esta segunda guerra, y
quizá no lejos de terminar la primera, aquellas regula­
ridades "prehistóricas" pierden su rigidez y el futuro deja
de estar predeterminado. No cualquier futuro es posible,
pero los posibles son muy variados, y compete a nues�ra
mayoría de edad intervenir para que entre estos vanos
se realice el que deseamos.
Pero explicar cómo funcionó un sistema hasta hoy no
es lo mismo que descubrir cómo se hace para que fun­
cione mañana de otra manera. El punto de vista es tan
distinto que puede reflejarse en cambios metodológicos ,
apreciables. Así, no parece que para comparar y perfec- ,
cionar las distintas "vías hacia el socialismo" resulten
de mucha utilidad las clásicas ideas marxistas sobre teoría
del valor o las más modernas sobre el "excedente". En
•
.
,, \
este libro propondremos otras, ligadas más directamente
a los objetivos que se persiguen y que ayudan a concen­
trar la atención en los aspectos físicos, reales, en vez de
distraer con terminología monetaria.
5. Nuestra actitud es pues voluntarista, �omo la de
todo activista político. No es el voluntarismo mgenuo de
los utopistas clásicos, pues exigimos q�e todC? Proyecto
Nacional sea viable -que sea una Utop1a Realizable-, 'f
hemos dedicado buena cantidad de años a desarrollar me­
todos para calcular esa viabilidad {véase [2] para una
puesta al día de esos métodos a 1968}, que expondremos
en forma resumida en esta obra.
En efecto, no queremos aquí poner el énfasis en un
Proyecto determinado, sino en el método de pla�tearlo Y
, -en los cap1tulos IV
analizarlo. Si bien se presentaran
y V- varios Proyectos posibles, uno de los cuales g?za de
todas las simpatías del autor, se lo hace e� torma m9om­
p/eta y a título de ilustración y no de pred1ca {o solo a
medias).
El motivo es nuestra convicción de que un paso previo
a la prédica de cualquier sociedad futura aceptable, d�be
.
ser hallar una manera clara y convincente de descnbJrla,
de compararla con otras y {le c/emostrar suposibilidad real,
Es indudable que a muchísima gente que esta_ . su­
friendo en carne propia las injusticias de e.sta socieda� �e
alcanza, como imagen del futuro, con ped1r que sea sm
pobres ni ricos", "sin clases" o con "justicia social". No
somos pocos en cambio los que pensamos que eso es pe­
ligrosamente insuficiente para describir el futuro, Y para
a lcanzarlo.
Es probable que las fuerzas igualitarias terminen por
triunfar de una manera u otra, pero aun así, los costos Y
los plazos de alcanzar las metas pueden ser muy distintos
de una manera que de otra. Y no nos referimos al costo de
una guerra civil, o a la demora de una o dos décadas. Es­
tamos pensando en la visible posibilidad de que, e n
nombre de los principios d e justicia social, los actuales
grupos dominantes sean reemplazados por otros que de­
moren la verdadera aplicación de esos principios en dos
o tres generaciones.
.
La historia reciente nos muestra numerosos e¡emp/os
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·
de nue';,os gobiern�s que se declaran opuestos al "capi­
. en tomar esa apreciable parte del
.
. Pero su ex1to
talismo
poder que es el gobierno parece, en general, menos dificil
qu_e �uperar las dificultade� pos.t�riores -políticas y eqo­
nomJcas- y avanzar en d1recc10n a los objetivos decla­
rados.
Una de las varias causas de este fenómeno es -afir­
mamos- la falta de un Proyecto Nacional explícito y
concreto, que mu.estre esos objetivos de manera inequí­
voca y que perm1ta as1. prever a tiempo las dificultades
que se presentarán para cumplirlos.
Jl.!inf!ún n�e�o sistema social se implanta por decreto.
El ob¡�t1vo pnnc1pal de este libro es proponer un método
que �1rv� para decir en qué consiste un Proyecto Nacional
en terrn_mos 9ue ayuden a construirlo; cómo se puede
_ ,
cómo se lo puede comparar
saber s1 es v1ab �e o u �op1co,
con otros, y que med1das y actitudes hay que fomentar
desde ahora para no fracasar en su realización.
Creemos que mientras no se sepa hacer eso' los hom­
b�es se_guif�mos participando ciegamente en el gran con­
flicto h1stonco entre dominantes y dominados. No tan cie­
gamente como antes de Marx, pero todavía sin saber si
nuestros esfuerzos nos acercan realmente a la meta de­
seada, aunque sólo a medias visualizada.
6. Se verá cómo este propósito obliga a plantear los
conceptos económicos en una forma poco similar a la de
los_ �extos usuales; Pero aunque nunca se ha hecho siste­
matJcamente teon� económ!ca partiendo de los objetivos
de larflo plazo - ,Econom1a constructiva"- podrían ci­
tarse mnumerables antecedentes para cada uno de sus
pas �s; y, �n efecto, este libro contiene pocas ideas
. nales a1sladas Si algún mérito tiene es mostrar una
ong
.
!
pos1ble manera de sistematizar el sentido común de inte­
gra.r sus distintos aspectos y de utilizar todos Íos datos
e 1deas que en volumen creciente tienden hoy más a
aplastarnos que a ayudarnos.
No es que sobren información ni teoría, por el con­
.
treno; pero con lo que existe hoy en forma dispersa -y
que lo� qeriodistas en busca de novedades se apresuran
_ ha erse mucho más de lo que se
a publi?Jtar-:- po�na
�
hace, st pudtera ststemattzarse e integrarse en esquemas
coherentes y convincentes. Más aún; sin eso parece difí­
cil superar el bajo nivel actual de las ciencias sociales.
La vida humana no alcanza ya para dominar dentro de
un solo cerebro toda la información disponible y la que
sigue apareciendo. Sólo el trabajo orgánico, en equipos
que permanecen aunque sus miembros vayan cambiando,
puede dar el paso decisivo que las ciencias sociales nece­
sitan. Para eso es imprescindible contar con esquemas ge­
nerales integradores que permitan ir acumulando las nue­
vas experiencias, de modo que agreguen claridad y no sólo
cantidad. Un buen ejemplo de que este papel orientador
puede realizarse aun con muy escasa base teórica es la
famosa matriz de contabilidad nacional de los planificado­
res, de la que hacemos amplio uso en nuestro método.
El primer efecto de un esquema integrador es dar visi­
b i l i dad a nuevos problemas y nuevo significado y priorida­
des a los viejos: recuérdese a este respecto lo que sucedió
en las ciencias físicas cuando Mendeleiev introdujo su ta­
bla periódica de los elementos.
Los nuevos o renovados problemas que vayan apare­
ciendo no serán resueltos aquí, por supuesto -aunque nos
daremos el gusto de hacer de tanto en tanto algunas suge­
rencias-, sino que nos limitaremos a llamar la atención
sobre lo mucho que podría adelantarse si se dedicara un
poco de talento creativo al tema.
7. Listas incompletas de problemas, listas incomple­
tas de conceptos, criterios incompletos de clasificación,
son el contenido de gran parte del libro, a veces con repe­
ticiones y casi siempre a nivel superficial, pero mostrando
sus interrelaciones y tratando de ubicarlos en un esquema
integrador.
En vista de esa necesidad de repetir conceptos usuales
sólo para ubicarlos en otra perspectiva socioeconómica,
no fue mucho el esfuerzo extra necesario para que este
volumen resultara accesible a cualquier persona acostum­
brada a leer textos y ensayos de cualquier clase.
No es en cambio un libro adecuado para economistas
ortodoxos, liberales o marxistas, pues el poco respeto con
que se manejan los conceptos clásicos les resultará de­
masiado irritante. Pero sólo ellos tienen la culpa de que
aparezcan obras como ésta, por no desprenderse de las
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categorías impuestas por un sistema social en extinción, y
por reemplazar el realismo por un formalismo matemático
sofisticado, artificial y estéril. No siendo economista ni
sociólogo este autor, le resulta tal vez más fácil ser cons­
ciente del vacío intelectual de estas futuras ciencias en lo
que va del siglo.
Este vacío tiene una explicación ideológica, como mu­
chos han hecho notar ya: todo estudio integral de esta
sociedad termina mostrando la necesidad y posibilidad de
cambiarla; por Jo tanto esos temas son autocensurados y
no se hace sino cientificismo: ciencia leal al sistema.
Se justifica, pues, a juicio de este autor, desconfiar
de los conceptos y métodos santificados académicamente,
y tomar de ellos sólo Jo que parece correcto desde un en­
foque previo autónomo. En este sentido no es pecar de
megalomanía el insistir en la mayor independencia de cri­
terio, en la mayor autonomía científica posible; por el con­
trario, puede ser lo más práctico y lo más beneficioso para
la ciencia en general. Y aunque este libro fracase en ese
intento, esperemos por lo menos que estimule a otros a
insistir en este camino.
8. El método que vamos a exponer nunca fue apli­
cado de manera integral, más por falta de oportunidad que
de recursos (pues aunque excede las fuerzas de una per­
sona sola, es relativamente barato, comparado con las in­
vestigaciones socioeconómicas usuales). Se tiene sin em­
bargo cierta experiencia positiva.
El primer intento fue hecho en Venezuela. bajo la di­
rección de este autor. Se compararon -con un modelo
matemático de unas 2.000 variables- tres Estilos o Pro­
yectos Nacionales, llamados "Consumista", "Autoritario" y
"Creativo", llegándose a conclusiones bastante interesan­
tes, a pesar de que el análisis fue de carácter principal­
mente económico y las variables políticas figuraban sólo
implícitamente. Sus primeros resultados pueden versé en
[3] y [2]. El grupo venezolano CENDES prosiguió luego
por su cuenta, perfeccionando esos resultados y haciendo
algunas aplicaciones a problemas específicos. (Véase
su informe final [ 4]).
El segundo ensayo, también incompleto pero con las
ideas más claras acerca de los fines perseguidos -véase
�7}-�
� 'x � �
::��
se realizó en CEPAL en 1970. Se e studi� r on diver­
om
as v riantes ele un estilo análogo a Gonsunus a
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ilustración de las posibilidades d el meto o. En e
ríodo de sesiones se presentaron los pnmeros resulta. os
(véase [5]) y se aprobó seguir adela!7te con estos �stu �
�
Otras aplicaciones de estos metodos -todavJa e f
tcasn están tfevando a cabo en la plam
cala mocfosta
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ción chilena.
.
n¡¡� temáti
e .En Buenos Aires, el Centro efe Plam·¡·ICaCIOn /L
ca está iniciando fa cons rucción de un modefo mas a 1
_ _
el t¡P
cioso, que permita expenmentar con comod1dad
.
planteas que se hacen en este /Jbro.
Para lahistoria del método de "expenmentaci�HJ nume_
rica" con modelos matemáticos y sus prin�eras ap 1 � ac10n� s
en los campos de fa economía, sociolog1a Y poli t1 ca vease [2].1
9. Esta obra debió dividirse en dos tomos por razone�
de tamaño y para no demorar la aparición ele sus proposi­
ciones básicas. Por eso en el primer capítulo se hace un
_
resumen general del método, que da una 1dea del c�m
: temd ?
de toda 1� obra y sirv e de encuadre para los cap1tulos SIguientes.
El caoítulo 11 contiene una comparacJO� c':J Ica
·
de 1os
concepto de la economía clásica y los aqw u t1l1zado .
El capítulo lfl da una definición general de fas 2o ne-
� ��
•
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.
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:
1
•
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,
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Una aclaración necesaria sobre el uso de ·modelos". Sobre
_
e"ta palabra el grupo de Althusser ha formulado op11_ 110nes extranas.
a­
_
r cen olvidar que un modelo matemático es sólo una teona
xpresa a
en fórmulas, con toda la fidelidad que se desee Y que, po t lo tanto
.
-como para toda traducción de un lengua¡e a otro-, su va 1.1 d ez
S�J
contenido ideológico no son mayores ni menare que los d e 1a �e? ta
que expresa. Por ejemplo, no habría inconvemente en m . opmton,
:
en hacer un modelo matemático completo de la teon� marxts ·
,
Esa ignorancia ' y el hecho de que los modelos mas conoc1 os �x_,
·
'
·mts
·
tas, 1 es ha hecho creer que 1os umpresan teonas liberales o rero1
cos posibles son Jo que an por dmitida la estructura saeta 1 actua 1 ,
. ·
_
y Jos rechazan por . reacc10nanos
•
.
Na conformes con eso, afirman que los umco mod � 1 os "dia.
lécticos" son Jos de la Lógica Matemática. Esto ulttmo
s�lo puede
tomarse en serio por la influencia intelectual que hoy e erce
se
grupo, y será contestado en el cap. XII I. En cuanto a lo pnmero, os
lectores deberán juzgar por su cuenta.
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cesidades sociales" que sirven de punto de partida para
analizar Proyectos Nacionales .
En los dos siguientes s e dan ejemplos d e dichos pro­
yectos o "estilos de desarrollo", dedicándose todo e.f capí­
tulo V al estilo "creativo".
Los dos, últimos capítulos del primer tomo esbozan la
forma de hacer el análisis de viabilidad física y tratan de
destecar la importancia de lo que llamamos "acumulación
organizativa ", para contraponerla a la acumulación del ca­
pital físico.
Como los detalles del modelo se dan en el segundo
volumen, pareció útil añadir un Apéndice con el análisis
modelístico de un caso idealmente sencillo, pero que pre­
senta suficientes aspectos de la realidad como para poder
mostrar elementalmente cómo ataca nuestro método el pro­
blema socioeconómico global. Es posible que este ejemplo
tenga algún interés pedagógico.
Con esto, el primer volumen resulta suficientemente
autocontenido como exposición de la parte física del mé­
todo.
El capítulo VIII --ya en el segundo tomo- discute los
criterios a usar en la clasificación por grupos sociales más
adecuada para nuestros fines.
Siguen dos capítulos sobre viabilidad social y política,
y otro sobre los resultados experimentales de viabilidad
obtenidos hasta ahora para los Proyectos Nacionales es­
tudiados.
El capítulo XII trata los problemas especiales del
período de transición entre dos estilos distintos.
En el capítulo XIII tratamos brevemente los diversos
problemas generales, epistemológicos, filosóficos o como
se los quiera llamar, que aparecen a lo largo de la obra.
El último capítulo está dedicado a la descripción del
modelo matemático propuesto y sus diferencias con los ya
utilizados.
10. Debería ahora dedicar varias páginas a agradecer
a las numerosas personas que contribuyeron a formar y
plasmar las ideas aquí expresadas, pero el riesgo de pecar
por omisión y el temor de que los citados prefieran perma­
necer en el anonimato antes que aparecer como cómplices_
me hacen desislír. Soy consciente y único responsable de
18
a
libro; eliminarlos todos sup��
os muchos defectos de este
rm
que
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orarlo parcia!men te �
ni capacidad individual; mej
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sin cuyo est ímu lo y apoyo
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Gracias Pigres, gra
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�
o. V. - Junio 1971
19
CAPíTULO 1
Planteo general
"Que el mundo fue y será una porquería .
. .
"
Discépolo. "Cambalache".
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l. los principios básicos del método
Este autor quiere un mundo mejor que el de D i scépo l o .
L o quiere a q u í , e n su país, para vivir e n é l . Se trata d e
construirlo, no de soñar con é l .
Por desgracia todavía hay que hablar mucho a cerca de
ese mundo mejor, a pesar de los sig los q ue tiene el tema .
H ab l ar al m ismo tiempo que s e actúa, p orque n o hacen
falta muchos anál isis para la acción inmediata , n i se puede
esperar que estén terminado s . Pero no dejor de habl ar
porque:
-Hay que defi n i r cómo es ese " mu ndo mejor".
-Hay que calcular si es real mente v i able, a l canzable,
y cómo .
-Hay que aprovechar l a vi sión de un mundo mejor
b ien defin ido y viable para ayudar a a lcan zarlo, me­
diante la préd i ca y la práctica que esa visi ó n sugiere.
Para muchos esta tarea ya está realizada en grado su­
ficiente y el problema ún ico es "tomar el poder". La histo­
ria reciente, s i n embargo, parece mostrar que es menos
difíc i l tomar el poder que usarlo después para a l canzar
ideales, por s inceros que sea n . Esperamos ir m o strando
que un motivo i mportante de el l o --no e l único- ha sido
una i nsufi ciente defi n i ción de l os objetivos en d iversos as­
pectos esenci ales.
En este l i bro se h a b l ará , pues , de m undos mejores y s u
viabi l idad . H abrá que tocar conoc idos temas d e economía ,
tecnología y todas l a s ciencias sociales , pero el é nfasis v a
a ser disti nto : todo l o veremos con l os ojos d e l construc­
tor, del que busca por todas partes materias úti l es para l a
obra que proyecta y descarta l a s i núti l es por b o n i tas que
sea n . Este é nfasi s trae apreci a bles cam b i os conceptuales .
El punto de vista constructivo no fue del todo ajeno
a n ingún pensador d i g n o de ese nombre, pero n o podía l l e­
varse a l a práctica por falta de medios técnicos e infor­
mación . Ahora están desarrol l adas l as " fuerzas producti­
vas " metodo lógicas y hecha In " acum u lación i n i c i a l " de co­
noc im ientos que permiten una s íntes i s de l a p l an i ficac i ó n
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usu a l , l a formu l ación de utopías y e l anál i s i s político, a u n
n ivel concreto y úti l : m e refiero en especi a l a l a pos i b i l i­
dad actual de manej a r grandes cantidades de datos en for­
ma integrada y s i stemática, lo cua l posib i l i ta observar los
árbol es sin dejar ver e l bosque.
El espíritu constructivo nos hará hablar de " P roye"cto
Naciona l " en vez de " mundo mejor". " Proyecto " para re­
ca l car e l carácter consciente , vol untari sta , de l a obra que
encaramos. " Naciona l " porque vamos a referi rnos no al
m undo en genera l s i no a países -o grupos de países- de
cierto tipo: s i m i lares a la A rgenti na; esto por razones prác­
ticas y también teóricas (ver j ustificación del nacional ismo
en cap. V) , y sobre todo por l o d i cho a l com i enzo.
Empl earemos también el térm i no más general " esti los
de desarro l l o " , que a l ude a que hay m uchos futuros posi­
b l es si bien no i m p l ica que se estén construyendo de ma­
nera consciente : todo p royecto define un esti l o , pero hay
esti los no pmyectados por nadie exp l ícitamente. Así l o que
nos describen ! os futuról ogos es u n esti l o " consum i sta" :
extrapolación m ecán ica d e l o que viene ocurriendo, o ten­
dencia más o m enos " espontánea". N uestro tema será,
pues, l a preparación de Proyectos Naciona l es real i zables y
las estrategias --económicas, sociales y políticas-- que
permitan rea l i zarlos . Defi nición y viab i l idad de los objeti­
vos deseados son los dos aspectos a tener siem pre en
c uenta .
¿ Cuál es l a forma más práctica , concreta , construc­
tiva , de defin i r los objetivos de un Proyecto Naciona l ?
Los p l a n ificadores han impuesto como objetivo gene­
ra l el "desarro l l o", sinón i mo de p rogreso y modern i zac i ó n .
Se l o m ide p o r l a " tasa de crecim iento" d e l PBI (Producto
Bruto I nterno) : un Proyecto Nacional viabl e , segt:in e l los, po­
dría resum i rse, por ejemplo, proponiéndose crecer a l 8 %
anual durante 20 años. U na estrateg ia para e l lo sería
em peza r i nstal ando i nfraestructura e i ndustrias básicas
-energ ía , s iderurg i a , fábricas de máqui nas de hacer má­
q u i nas.
Rechazamos esa manera de p l a ntear objetivos, y d i re­
mos en deta l l e por qué, en el capítu l o s ig u i ente. Ya entre
los m i smos p l a n i ficadores son m uchos los que se pregun­
tan "¿ desarr o l l o para q u é ? " , " ¿ qué va a contener ese PBI ? " ,
" ¿qué l e va a tocar a cada u no ? " . Conformarse c o n propo­
ner u n a a l ta tasa de c reci m iento es en esencia p e di r "más
de l o m ismo" soc i a l m e nte, l o c u a l puede ser suf i c iente de­
f i n i ci ó n para qu ienes estén sat i sfechos con este s istema
soc i al , pero no para q u ienes q u i e ren cam b i arlo.
H ay pues un contenido i d e o l óg ico e scondi d o tras esa
manera apare ntemente tan neutra y " c i entífica" d e presen­
tar u n objetivo numérico, cuantificado. Y no sólo existe l a
i ntención ideológica d e hacernos olvid a r e l contenido d e
ese crec i m iento -de sugeri rnos por ejemplo q u e admi re­
mos a Brasi l porque tiene u n a a lta tasa-, s i n o también
una concepción ideo l ó g i camente deformada del p a ís, pre­
sentado como si fue ra una e m p resa, c uyos objetivos s í
pueden resu m i rse con u n solo n ú mero : l a gananci a,
No estamos en contra de l a ideo l o g ía -ún Proyecto
Nacional es ideología pura-, pero sí de que s e i ntente
i ntroducirl a de contrabando. Los objetivos deben expresa r
con toda claridad u n a ideología ; deben e n rea l i d a d redefi­
n irla en térm i nos concretos. Para eso, tales o bjetivos
no pueden estar dados por tre s , cuatro o d i ez i n d i cadores
cuantitativos g l obales y de corto p lazo, s ino q u e deben
expresar todos los aspectos cual i tativos d e l Proyecto : cómo
serán la educación, la participación pol ítica, el rég i men d e
propiedad, l a s ci udades, la dependencia económ i c a y cul­
tura l , y esto a l o largo de u n p eríodo m u cho mayor que el
de los p lanes anuales o q u i nquenales, para que s e vean las
d i ferencias .
Nos parece tan i mportante este punto que vamos a
e l evarlo a !a categoría de Prin c i p i o :
·
�
Principio 1 ( d e l a i deología expl ícita ) : U n Proyecto Na
cional no debe p lantearse en térm i nos d e tasas d e creci ­
m i ento u otros i ndi cadores cuantitativos g lobales , s i no e n
térm i nos d e cump l i r - a l o l a rgo d e un p eríodo a p reciabl e
d e tiempo- u n conjunto de d iversos objetivos s i m u ltáneos
que expresen con cl aridad todos los aspectos i d e o l ógicos.
Para e l lo esos objetivos deben defin i rs e primero en sus
característica s cual itativas y s ó l o desp ués cuantificarse
para los disti ntos grupos de pobl ación .
Este pri ncipio s i gn ifica, además, q u e los d i ve rsos ob-
24
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·
j etivos s i m u l táneos no son i ntercam biables unos por otros.
_ lar, ue no son reduci
En p� rtJcu
bles a l a misma u nidad por
�
ed10
de
precJO s . a la maner a de la teoría usual de la uti­
�
_ del consu midor .
l i dad o p refere ncia
La l i bertad no es com­
parab � e � la vivi enda n i l a igua l dad a l a s a l ud . Cada una es
1
un objetJvo aparte .
Más i mporta�te aún : todo Proye cto Nacio nal con p re­
_
te � s Jones
�e reallz ars � t�_ ene que er p romovido por a l gún
.
:'
p �1 t1do, g rdpo o m ? v 1 m 1 ento p o l ltico -que l l a mare mos
s 1 e�p re, para abreviar, el M ovi m iento-, o una a l ianza
de
v�n os de e l l o s . Sobre l as carac teríst icas de este M ovi­
,
mJent? se habla ra en � speci � l e n l os capítu los X y X I I , pero
,es ev1den te l a neces 1dad VItal de que su ideolo gía esté
_
¡expre sada f1 e l mente por el Proye cto. I n c l uso u n gobier no
_
f
¡ ormal mente m_ a rx1 sta , pero orient ado por un Proyec to
exp
�esado en term i nos desar ro l l i stas puede term inar con­
!
vertid o en un capita l ismo de Estad o.
Así, p ues , tanto para evitar estas " desvi acion es" como
_ os de prédi
P?�" mot1v
ca y forma ción de a l ianza s, e l Prin c i­
pio 1 mere ce ser toma do a l pie de l a l etra.
Pero d icho Pri ncipio no nos dice a qué n ivel con qué
deta l le Y �m p l i tud debe n dars e los obje tivos .
'
E1 � p n m e r l ugar no hay que conf undi r obje
tivos con
_
meta _s 1�term ed 1as.
La construcc ión de un d ique no es un fin
_
en s 1 m 1 smo, smo
un p �so nece sario para a lcanz ar c ierto s
. .
_
objet_tvos
naciO
nales . S i empre es úti l tene r un d ique más
pe �o no vamo s a l lenar el país de e l los; nues tro
Proy ecto es '
qUJen d ebe darn os crite rios para sabe r cuá
les hace fa lta
const rw_ r .
Tam � oco corre spon de desc r i b i r e l futuro c o n
deta l les
no esen c1a l e� , como e l porce ntaje de carne vacu
na que
debe consu m 1 rse o l a reg lamen tació n de u n siste
ma e l ec­
tora l . Aunq ue estos detal les pued en estar justif
icado s en
u n Pl a n anua l o qui nque nal , y en e l p rogra ma de
acció n i n­
_
� edtat a de un �ovim iento , sería contr aprod ucent e perde r e l
t1e�npo a ese n 1vel cuand o s e está habla ndo del futuro
del
pa1s.
. Los objet ivos nacio nales no deben expre sarse a este
mvel de deta ! l e que a lguno s l l aman rea l i sta o pragm
ático,
sa lvo e�cepcJ on a l m ente . Lo que s í debe exig i rse
es que
_
_
propo rc1on en cnten os para pasar a ese nivel sin
much as
26
ambigüedades : l as medidas concretas, de corto p lazo, deben
poder deduci rse en buena medida a p a rtir del Proyecto .
La única a lternativa a este n ivel pragmático q ue esta­
mos acostum brados a escuchar tiene e l defecto contrari o :
una ampl itu d , una vag uedad que l a hace i núti l como guía d e
acción. Está e n u n nivel q u e l l amaremos " p r i n cipista",
tanto más e l evado que el prag mático, q u e las conexiones
entre ambos no son claras.
Un buen ejemplo de eso es nuestro p ropio P r i ncipio 1:
si nos quedamos ahí, no pasa de ser u n buen c o nsejo, tan
sensato e inefectivo como e l " Piense" de cierta empresa
conocida. Todo grupo político tiene u n p rograma e n el q u e
adhiere a ideales d e justicia soci a l , progreso, b i e nestar, so­
beran ía, l i bertad-igualdad-fraternidad, d emocra c i a y otras
s i m i l ares. Estas pal abras no son vacías, como se ve cuando
se las compara con a l ternativas como "tradición-fam i l ia-pro­
p i edad", " orden" o " autoridad ". Es un nivel necesario com o
orientación general, porque e s e l ún i co que sabemos u s a r
para expresar y resum i r nuestra i magen del mundo futuro,
cuando hablamos de eso en n uestra vida cotidian a .
Pero estos térm i nos no a lcanzan c o m o guía de acció n ,
pues los hemos visto usar para j ustific a r med idas y reg í­
menes tota l mente d isti ntos. Abarcan d e m asiado.
Para saber adónde vamos, no a l ca nza con que nos
señalen con deta l l e sólo l a pri m era etapa del c a m i no, pero
tampoco s i rve que nos i ndiquen nuestro desti n o final con
un gesto que cubre l a mitad del universo. C reemos, e n
cambio, que hoy e s necesario y posib l e p lantea r los obje­
t ivos nacional es a u n p l azo tan l argo y de manera tan con­
c reta que perm ita ver sin lugar a dudas adónde vamos, y
sin necesidad para e l lo de deta l lar todas las medidas d e
gobierno a tomar.
Que eso es necesario parece evi d e nte . Que es pos i­
ble es l o que trataremos de probar.
Esta opinión también tiene i mportancia sufic i e nte para
ser planteada a nivel princi p i sta:
Principio 11 (del nivel constructivo) : Entre el n ivel p rin­
c i p i sta y el pragmático, y como nexo e ntre e l l o s , hay q u e
i ntercalar u n tercer n ive l , normativo úti l , constructivo , refe­
rido al largo p l azo, formndo por objetivos que:
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a) dan criterios sufici entes para tomar dec i siones a
n ivel p ragmático;
b) son una i nterpretaci ón (no necesariamente ún ica)
del n ivel princip ista ;
e) cumplen con l o pedido e n e l Principio 1.
Debemos, pues, expresar n uestro Proyecto mediante
un conjunto de objetivos s i m u l táneos que lo describen cua- \
l i tativamente, en un n ivel de trabajo n i demasiado abstracto
ni demasiado deta l l i sta . Para ser cumpl ido, cada uno de
esos objetivos requ iere usar c iertos recursos que no so­
bran -trabajo, materias primas, máqu inas, i nstitucionesy a l darlos s i m ul táneamente pueden competir por los re­
cursos escasos y dificulta r su p ropio cum p l i m i ento. Al
m ismo tiempo, cumpl i r ciertos obj etivos puede fac i l itar, en
vez de entorpecer, l a rea l ización de los demás : así ocu rre
con la educación, que si bien gasta recursos , ayuda a cum­
p l i r todas las demás m etas .
Este doble aspecto es fundamenta l para e l oroblema
de l a viabi l i dad de u n Proyecto Naciona l , que tr�taremos
extensamente, y lo e l evamos por eso a l a categoría de
Principio:
Principio 11/ (de real i m entación) : Todo objetivo, a l i nte­
g ra rse con los demás en un Proyecto Nacional , tiene u n
doble efecto de rea l i m entación:
a) para ser cum p l i do requ i ere un esfuerzo por parte
de l a sociedad : trabajo y otros recursos . Este es­
fuerzo, a l afíadi rse al exi g ido por l os demás objeti­
vos , puede resu ltar superior a las fuerzas de l a
socieda d ;
b) a l s e r cum � l ido produce efectos -sobre l a gente,
l a tecnolog1a , la natural eza, los demás pa íses- que
pueden d i s m i n u i r o aumenta r e l esfuerzo necesario
para el cum p l i m i e nto del m ismo y los demás obje­
tivos, en el futuro cercano o lejano.
Este pri ncipio nos l l eva a p lantearnos l a posi b ilidad de
calcular estos efectos, e n especi a l el segundo, acerca del
cual la ignorancia es m uy g rande.
La i nformación existente sobre las necesidades de re-
cursos, más aún, el diagnósti co de la situación actua l tanto
en economía como en educaci ó n o sal u d , son i ncompletos
y defectuosos . Nad i e que haya �asado por una oficina de
p l anificación i gnora la poca conf1anza que � ebe t� n � rse �
l as estadísti cas ofi c i a l es y a l a s i nvesti gaciones . c1ent1_.f1cas" de universidades y otras i nstituci ones. Las excepciones son pocas.
.
Peor aCm es l a s i tuación teórica : n o hay l eyes SOCIO­
económicas verificadas , univers a l mente aceptadas -com �
l as físicas-, que nos permitan deduc i r qué efecto tend �a '
c ierta reforma educativa sobre l a p roductividad c!e l trabaJO
o las actitudes pol íticas .
Esto hace pensar a muchos que i ntenciones como las
de este l i bro están destinadas i rremed i ab l emente a l fra­
caso . Lo que se puede calcular no alcanzaría para d i l ucidar
n i nguna cuestión i nteresante.
.
Trataremos de i r mostrando con hechos que ese pesi­
m ismo es i nfundado , pero podemos ade l antar a l g unas con­
sideraciones generales en ese sentido (que a m p l ia remos
en el cap . X!!l) .
No debo olvidarse, en pri mer l ugar, que no e stamos
ante un problema académico s i n o ante d ecisiones funda­
mental es sobre nuestro futuro . Incluso renunci a r a ocu­
parnos de esto es tom a r una dec i s ión fundamental por omi­
sión, que s i g n i fica deja r l a i n i ci ativa a l o s dem á s . Ahora
b i e n , las decisiones no pueden postergarse i ndefinida­
mente a la espera de datos, teorías y m étodos correctos ,
o mejor dicho, confia b l es . Cuando l lega e l momento d e
dec i d i r --fruto ya d e u n a dec i s i ón prev i a de n o posterga r
más, que a veces n o e s nada fác i l- s e decide,. s obre l a
base de l o que s e sabe o s e cree saber. E l g rado de
confianza en un dato o en una h i pótesi s es una decisión
pre l i m i nar, y no se rechaza todo 1? que n � está den :�s­
trado rigurosamente , porque eso sena renu nc1ar a l a acc1on .
Puesto que sobre estas bases empíricas tan p recarias
se está l l egando todos los días a concl u siones, f al sas tal
vez, que afectan toda nuestra vida, es r i d ículo rechaza r
.
métodos mejores por e l hecho de que deben usar e s as '!liS­
mas bases p recarias. Sería correcto ese rechazo SI l a
i ntroducción de esos nuevos m étodos retrasara, d ificulta­
ra, la urgente tarea de mejorar la i nform ación y l a teoría.
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Pe: o si a l go muestra l a h i storia de l a c i encia es que los
metodos sistemáti cos , i ntegradores de conceptos, no sólo
no estorban sino que dan un impu lso extraord i nario a la
búsqueda de nuevos conoci m i entos empíricos, s i m p l e­
mente porque perm iten ordenar l a tarea y dan u n sentido
a cada búsqued a .
Como contrap rueba basta examinar e l caos de l as i n­
V� stigaciones actua les, donde inc l uso resu ltados poten­
.
cw l rnente va l 1 osos se desperd ician ya que, por falta de
criterios i nteg radores , no están siqu i e ra defi n idos de ma­
nera compara b l e , coherente.
Una técn ica tan rudi mentaria como l a del " banco de
dato � " perm ite sugeri r criterios de compatib i l i dad , y des­
cubm l agunas y errores . Pero un banco de datos sólo
pu � � e estar bien orga n i zado cuando t i ene a l gún esquema
teonco como base, como marco i ntegrador. Cuando ese
esquema teórico no existe, o no es aceptado por todos
e � � ecesario d isponer d � un método que permita ensaya ;
,
c/¡stmtos esquemas teoncos
sobre l a base de una m ín i m a
estructura comCm u nánimemente aceptada.
U n método de ese tipo es la " experimentación numé­
rica" --o s i mu l ación de s i stemas g l obales- que ven imos
d � sarrol l a ndo en América del Sur desde hace a l g u nos
.
anos , vanos econom ista s , i ngenieros y m atemáticos [ 2 ] .
La matriz de conta b i l idad nacional en Economía , y l a
t� b l a d e Mende l e i ev e n Fís ica-Quím i c a , son excel e ntes
eJemplos de la potencia que tiene un s i m p l e esquema o r­
d �� ador estático para sugeri r n uevas i nvestigaciones em­
p � ncas. Lo q� e hace fa lta ahora es a l go análogo para
.
.
Sistemas dmam¡cos en c i encias soc i a l es , y nuestro mé­
todo es un i ntento en esa d i recc i ó n .
Pero creemos q u e su uti l idad no se l im ita a mejorar l a
,
busqueda
de i nformación, s i n o q u e a u n con l a s defectuosas
co � d i ciones actu a l es permite extraer a l gu nas conclusiones
.
p racti cas : por l o menos a n ivel de comparar grandes opcio­
nes, como Proyectos Nacionales d i ferentes, y decir bastan­
tes cosas sobre su v i ab i l idad.
¿ Cuánto se podrá creer en sus con c l u siones? Segu­
ramente no menos que en las que se deducen s i n ayuda
de método a l guno, pero el prob l ema no es ese. La verdad
de una afi rmación sobre el futuro no depende sólo de las
re haga a favo.r o
l eyes natu ra l es , sino de lo que e l homb
,
l sol un d 1a, s1 l o
e
a
salg
que
r
en contra ; pode mos i m pedi
hace
no
,
sea úti l
.
q uere mos . Por eso, para que u n méto do
; Y�
a
i
teg
estra
tra
�
fal ta que nos dé la " rece ta" para nue
i­
cond
s
a
l
son
s
e
l
cua
r
i
r
es muc ho s i nos ayud a a desc ub
poque
para
,
an
rbarí
esto
o
rían
c ione s que más favo rece
r o en cont ra .
dam os aplic ar nues tro esfu erzo e n favo
Esta s obse rvac ione s se resu men en e l
',/
i sma i nfor ma? i ó n
Principio IV (de racio nal i d ad ) . L a m
­
y l eyes de u n Siste
. -bu ena o m a l a- sobr e las var i ab les
corr ecta s si está
más
ones
si
deci
r
a
ma soci al perm ite tom
org a n i zada en un mo­
orde nada , s i stem atiza da, i nteg rad a ,
i b i l ita l a c omp ara­
d e l o flex i b l e de su estr uctu ra , que pos
vari able s Y leyes .
esas
e
sobr
ción de d i sti ntas h i póte sis
Pues:
lo m i s mo que
a ) no se p ierd e l a pos ibi l i dad de hac er
ante s ;
b) s e hace más acce si b l e l a i nfor mac ión; ncom patie i
e ) se m uest ran con faci l idad las l a g unas
b i l idade s de d atos e h ipótes is ;
h ipóted ) s e hace n expl ícitas y controlabl es much as
tas;
l
ocu
,
s
s i s i ncons ciente
d e usar
e) se pued en ver toda s l as i m p l i cacio nes
vez d e
en
s
dato
unos
,
una teorí a e n vez de otra
otros ;
u e entra ñ a
f) se m uest ran l os pri ncip ales pel i g ros q
h i póte si s
e
d
toma r una deci sión sobre l a base
dudosas ;
r para
g) se i nd ican los pri nci p a l es recau dos a torna
iones
decis
las
e
u
q
de
idad
l
i
robab
p
la
aume ntar
adopt adas tenga n éxito .
Esto de i nmed i ato. Y en a d e lante :
h) sugiere cuáles son las i nvestigaciones e mpíricas
de m ayor prioridad;
i ) da criterios para que l o s resultados de esas inves­
tigaciones sean compati b l es y se compl e mente n .
j ) aprovecha d e i n medi ato toda n ueva i nformación
para mejorar l a s concl us i ones .
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Proponemos entonces un modelo ele este
la viabilidad de Proyectos Nacionales.
estud iar
lectivas, materiales o "espirituales", de todo t i p o . Un
Proyecto Nacional tiene que decir:
a) De cuáles neceBidades se debe preocupar l a socie­
dad (dejando el resto para que cada individuo las
satisfaga por su cuenta).
b) En qué forma y grado, y en qué plazos propone
satisfacerlas, para cada grupo de población.
tipo para
, 2 . Objetivos y necesidades humanas
¿ Cómo se p lantean entonces esos objetivos m ú ltiples
Y s i m u l táneos, en un n ivel úti l , que perm ita integ rarlos en
u n model o estructu ral para cal c u l a r sus costos y efectos?
No aceptamos empezar por e l l ado de l a p roducción y la
l i nvers i ó n . Prod u c i r más acero no es u n f i n en sí; puede
preguntarse " ¿ para q u é ? "· y afirmamos que esa pregunta
no es tonta. El acero s i rve para hacer ciertas cosas y no
otras , y hacerlas por ciertos m étodos y no otros. ¿ De·
seamos esas cosas ? ¿ Nos convienen esos métodos?
La segunda pregunta es i nstrumenta l . La pri mera es
l a decisiva. ¿ Qué q1,1eremos?
N uestra tesi s , viej a como e l mundo, es que l a mejor
manera de empezar a responder a esta pregunta es hacer
la l i sta de todas aqu e l l as neces idades h umanas que la so­
c i edad debería contemplar, y l uego dec i r en qué medida
p roponemos satisfacerlas . S i la l ista está bien hecha e
i n cl uye todas esas necesidades humanas -no sólo las ma­
ter i a l es s i no también las cu ltural es y pol íti cas-, entonces
sí será i ngenuo p reguntar para qué. Estos son fines ú lti­
mos para nosotros. Todo tiene que estar e n función de
'
e l los.
C l a ro está que s i olvidamos que esta generació n no
es la última, q u e e l país nos trasciende y nos hace sentir
necesidades colectivas , nacionales- como la i ndependen­
c i a-, corremos el riesgo d e caer en a berraciones hedo­
n i stas como en la c lásica teo ría d e l b ienestar. Por eso no
i mponemos n inguna l im itación a l t i po de necesidade s que
s e i n c l uyen en la l ista, y si a l g u i e n c ree q u e p roduci r acero
es una necesi dad h umana podrá a g regarla y j ustifi.c a r así
su desarro l l i smo.
Abandonamos, pues, e l n ivel pr incipista y empezamos
a dar tesis de trabajo:
Los o bj etivos nac i onales deben p l a ntearse
en térm i nos de necesidades humanas, i n d ividuales y coTesis 1.
32
E l Ciltimo considerando �-" para cada g¡·upo de pobla­
ci ón"- es esencial para que aparezcan c o n claridad las
metas de distribución, en lugar de limitarse a declaracio­
nes generales sobre la igua ldad y l a j usti c i a soc i a l .
Todos l o s textos d e economía comienzan diciendo que
l a producción se propone satisfacer las necesidades hu­
manas, pero de inmediato se o!vidan de éstas y se dedican
a estudiar el proceso productivo en sí. Lo que nuestra
Tes i s 1 s ig ni fi ca es que In descripción de esas necesida­
des n o sólo es el punto de partida valorativo que motiva,
explica y sirve de guía a todo l o demós, sino que se usará
para definir el proceso productivo.
No estamos replanteando con esto la vieja p o l émica
de si hay que empezar por l a producción o el consumo
para explicar el funcionamiento ele unEl economía ya exis­
tente. Nuestra tesis se refiere a l a c onstru c c i ón del futuro
y el punto do partida evidente es descubrir cuál es el fu­
turo que nos dejaría satisfechos.
Dar la listo ele las necesidades humanas que la socie­
dad debe atender es una buena manera de expresar una
ideología según nuestro Principio l . [s nuestro sistema de
va lo r es o concepción del mundo l o que n o s guiará en la
e lección de necesidades y formas de SEltisfacerlas, y sobre
todo l o que a veces nos hará "olvidar" c onvenientemente
algunas necesidades cuyo simple nombre es ya un com­
promiso; por ejemplo, la necesidad de participar en las
decisiones que nos afectan.
,¡
·(
j
¿ Qué es una necesidad
contestaremos dando la lista
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.1
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h u m a na? A esta pregunta
d e l a s que creemos n ecesa33
\1
'11
rio i n c l u i r bajo ese rótu l o . No hace falta, y sería d ifíc i l ,
dar una defin ición comprens iva, teórica , que s i rviera como
g u ía general y perfecta para saber si un ente equ is es o
no una neces idad. Sería una tarea académica.
N uestras defi n i ciones tratarán de ser s iempre activas,
por numeración exp l ícita, y "abie rta s " : no se afi rma que
sean compl etas ; pueden compl etarse poco a poco. A ve­
ces, cuando la l i sta es demasi ado l arga y lo que falta , a
n uestro criterio, tiene poca i m portanci a , term i na rán con
un " etcétera" .
Necesidades a tener en cuenta , entonces, son l as d e
l a l ista que p resentamos d e i nmediato ; creemos que per­
m i te cumpl i r l os cuatro principios que nos g u ía n . Algunos
otros candidatos que no fig u ran en e l l a -por ejempl o
ciertas nece::¡idades emotivas- han sido rechazados cons­
c ientemente . M u chos otros, s i n duda, no se han i n c l u ido
porque e l autor fue i ncapaz de v i sual izarlos, sea por p re­
j u icios ideológi cos o por pura i gnoran c i a .
L a "vi s i b i l idad" de l as necesidades - o de cualquier
otro concepto- es e l primer paso para poder asignarles
i mportancia, prioridades y va iores (véase l a nota 1 de
este capítul o ) . Pero una necesidad i nvi s i b l e para mí puede
ser v i s i b l e para otro y agregarse entonces a la l ista. Así
se aprovecha l a experiencia col ectiva, lo cual es otra ven­
taja de las defi n iciones por enumeración abi erta .
Tesis 2. La l ista de l as necesidades que l a soci edad
debe considerar -para satisfacerlas en algún g rado o
n i nguno- i n c l uye por l o menos l as sigu i entes :
Necesidades físi cas :
A l i mento y vestuario.
Vivienda, su equipami ento y servicios.
Otros b ienes d u rab l e s .
Sal u d .
5 . Transporte y otros servicios personales.
1.
2.
3.
4.
Necesidades soc i a l e s :
6 . Segu ridad soc i a l , i nc l uso sol idaridad e i ntegra­
c i ón .
Acceso a i nformación y comun i cac1on g lobales.
N ú c l eo soc i a l básico (fam i l ia y/o otros) .
Forma de u rban izac i ó n .
Igual dad en l a d i strib u c i ó n d e l producto y e l pres­
tigio.
1 1 . Libertades i nd ividuales garantizadas; organiza­
ción de la vida i ndivi d u a l .
12. Lim itar y distri b u i r el t iempo trabajado para cada
edad .
7.
8.
9.
1O .
Necesidades cultura l e s :
1 3 . Educación y e ntrena m ie nto .
1 4 . Ocio recreativo y deporte .
1 5. Ocio creativo, i n novador: científico, artístico, ar­
tesan a l .
1 6 . I magen d e l m undo.
1 7. Satisfacción e n el trabaj o : con d i ciones materia­
les, estímul o s , a l ienac i ó n . ,,
Necesidades pol íticas :
1 8 . Parti c i pación en decis i ones de d i versos tipos y
n iveles;
19 . Autonomía nacional , d e d iversos t ipos. Papel del
país en e l m undo.
20. Propiedad personal ; garantías y l ím ites .
2 1 . Pol ít i ca de desarrol l o regional p a ra el p a ís .
2 2 . Libertad para cambiar de Proyecto Nac i o n a l . Le­
gado final de recursos.
23 . Métodos de resolución de confl i ctos soci a l es.
24. Pol ít i ca para el tamaño y estructura de la pobla­
ción.
25. Estructura i nstitucional : organi zación y c l ase de
i n stituciones.
En este capítul o la l i sta se d a con carácter p uramente
i l ustrativo, para poner ya l as cartas sobre la mesa. Su
d i scusión se hará en l os capítu l os 1 1 1 , IV y V, pero, mien­
tras tanto, tenemos con esto u n a i dea de lo que q ueremos
35
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deci r cuando hab lamos de " necesi dades " ; de l a ampl itud
con que usamos este térm ino.
Esta l ista no es e l resultado de profundos y exhaus­
tivos estudios sobre el hombre y l a soci edad. Además de
ser seguramente i ncompl eta, es pos i b l e que algunas de
estas necesidades deban subdividirse, reag ruparse o cam­
biar de nombre. Algunas pod rían acaso e l i m i narse, pero
esto no es necesari o : basta con no a s ignarles n i nguna
meta cuando se d i scuta el grado en que deben sati sfacer­
se. Repitamos que nombrar una necesidad no es propo­
ner que se la satisfaga -al máximo o en algún mínimo
preconcebido- s i no sólo que se l a tome en cuenta ; es
dar e l nombre de una variable. Los d i sti ntos grados y for­
mas de sati sfacerla son los pos i b l es valores de esa varia­
b l e , y entre e l los hay que e l eg i r uno, que puede ser no
satisfacerla e n a bso l uto . Estamos tal vez deformando
algo el uso corri ente del térm i no " necesidad" -que i m­
p l ica que hay que sati sfacerla en a l g ú n grado-, pero eso
no debe producir confusione s .
C o n l a Tes i s 2 se contesta provisional mente a l primer
punto de la Tes i s 1 . E l punto b) es e l que debería con­
testar con c l aridad cada partido político. Ana l i zaremos
algunas respuestas pos i b l es en los capítul os IV y V.
.
Esas respuestas se basan e n l a e l ección de a l gunas
de l as muchas maneras de dar satisfacción tota l o parc i a l
a las neces idades. Para cada necesidad hay muchas me­
tas pos i bles, de diferentes contenidos, más o menos
ambiciosas, más o menos sati sfactorias según quien las
j uzgue. Hay d iversas maneras de expresar esas pos ibles
metas , que i remos vi endo con a l g ú n deta l l e . ,pueden es­
tar groseramente defin idas o aclaradas en todos sus as­
pectos.
Así, podrlamos conformarnos para a l i mentaci ó n , con
dar corno alternativa s : " s i m i lar a los i ndonesios de clase
baj a " , " s i m i lar a l a de u n argentino de c l ase media" o
" s i m i lar a l a de u n francés rico". Pero veremos que hay
razones para dar a l g u nos deta l l es más sobre l a cantidad
y composición de la d i eta, la forma de su envase, l a
d iversidad de marcas y l a p u b l i c i dad. N uestro propósito
es, de acuerdo con e l " pri ncipio de ret. l i mentaci ó n " :
:t€)1>(.;
3:·: Cada pos i b l e propuesta, opc10n, meta o al­
ternativa para satisfacer en a l g ú n grado una necesidad ,
debe ser tan expl ícita y concreta com o para permitir
estimar:
a ) sus costos físi cos de producci ó n (recursos que
requ i ere usar) .
b) e l grado en que satisface las expectativas de los
destinatarios.
e) los efectos que puede tener sobre el cum p l i m iento
de las demás metas .
·
Esto exige un buen grado de deta l l e en l a d escrip­
ción de cada meta, y , sobre todo, no sólo dar cantidades
s i no , en primer l ugar, composición c u a l itativa. Quince
años de educaci ón obl i gatori a no cuestan el m i s mo es­
fuerzo al país, n i producen l a m i sma sati sfacc i ó n n i l a
m i sm a capacidad para l a i nnovación y e l trabajo s i se
dedican a memorizar textos que si tratan de estimular
el esp íritu crítico y creativo; s i dan más é nfasi s a la l ite­
ratura, a las c iencias sociales y humanas , o a l a tecnología física.
.
En real idad es l a descripción de s u s opciones a lter­
nativas l o que constituye l a def i n ición m ás útil , operacio­
n a l , de una necesidad . Como toda vari a b l e , está d efinida
por e l conjunto de sus valores . Sabemos l o que una ne­
cesidad signif i ca para a l guien q u e la n o mbre, si nos se­
ñala a l gunas de las maneras pos i b l es de satisfacer l a 1 con
el deta l le exi gido por la Tesis 3. Por eso daremo s ; en . e l
capítu l o 1 1 1 , u n a caracterizació n , p o r supuesto muy i ncom�.
p l eta, de las a l ternativas de cada neces i dad .
E l punto b ) de l a Tesis 1 h a b l a también de p lazos,
pues por supuesto no és lo m ismo prometer a l g o para
dentro de un a ño o vei nte . Velocidad para a l canzar metas ,
postergación de gratificaciones , a horro versus consumo,
acumulación i n i c i a l de capita l , son todas m aneras de refe­
r i rse a este aspecto q u e dan idea de su i mporta n c i a. i mpos i b l e de exagerar.
E l "producto nac i on a l " puede crecer porque s e pro­
duce más manteca, cañones, o m áquinas d e fabricar man­
teca. En el primer caso la necesi dad de comer m anteca
puede satisfacerse ráp i d amente -si es q u e eso era una
36
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·
'
:3'7
·
m eta deseada- pero cada vez menos a medida que pasa
el tiempo, porque hay más población y l as máqui nas
se gasta n . En cambio si se producen esas máquinas, se
?om � menos ahora per? más después . Los cañones dejan
msat1sfecha esa neces1dad ahora y siempre, aunque pue­
den satisfacer otras más urgentes .
Para que esté clara una meta hay que dar entonces
toda su evolución temporal: cuánta vivienda y de qué
clase para e l año próximo, para dentro de ci nco años d i ez
etcétera . Qué tipo de participación ahora, después
mu �
cho después. Y así con cada necesidad ( pero l a precisión
necesaria dismi nuye con la l ejanía, como veremos) .
Se p lantea entonces l a cuestión del horizonte, o l ím ite
de los p l azos . ¿ Hasta cuándo deben p la ntearse l as me­
tas ? ¿ Debe habla rse del año 3000, del 2000 o sólo de
1 975 ?
�q u í admiti remos que �n Proyecto N acional no puede
refenrse !'l menos de 30 anos de p l azo, o sea casi una
generación. Tenemos que hablar de lo que deseamos para
e ! resto de � uestras vidas, por l o menos. Además, hay
.
c 1 e rtas dec1 s1ones c l aves -como las demográficas y las
educativas- cuyos efectos recién se notan c l a ramente
después de un par de décadas. Esos 30 años son siempre
a parti r de " hoy" : todo Proyecto Nacional debe reactu a l i ­
zarse cada cierto tiempo�
A lgunos creerán que es un crimen ocuparse del año
2000 cuando hay tantos formidabl es problemas que atender
u rgentemente. Esto es comprender mal e l s ignificado del
largo p l azo, pues las metas deben especificarse no sólo
para el último año sino para todos l o s i ntermedios, y
pueden tomar en cuenta todos l os p robl emas urgentes que
se desee. Hacerl o en un marco de referencia más amplio
que el de las medidas inmediatas puede evitar que e l
remedio resulte peor que l a enfermedad, como tantas ve­
ces ha sucedido.
Sería un crimen ocuparse sólo del año fin a l , del
· estado
ideal a que se aspira , s i n considera r e l camino que l leva
a é l . Eso sería hacer utopías académicas. Otra vez nos
negamos a aceptar l as dos s i m p l ificaciones extremas : ver
sólo l o que nos gustaría ver, o s ó l o lo que está frente
a nuestras narices.
y
Otros objetarán que fijar l os objetivos de l argo plazo
del país es tomarse atri buciones que nadie nos h a dado .
Estar íamos moldeando a nuestro gusto e l mundo d e nues ..
tras h ijos y n i etos , cuyas preferencias pueden ser to­
tal mente diferentes.
Este argumento es el habitu a l de la " l ibertad " contra
la p l a n ificación, y no tiene mayor consi stencia, s alvo s i
se i nterpreta como un l l amado de atenc i ó n contra l a p l a­
nificación ríg ida y e l autoritarismo en g eneral .
No p l anificar sign ifica abandonarse a l azar o a un de­
term inismo supuestamente benévolo (que ya ha l i quidado
a m uchas especies), o a lo que p l aneen l os demás. Sig­
nifica renunciar al uso de la razón en u n a de s u s activi­
dades esencial es : vencer al tiempo.
Ese método es más pel i g roso para n uestros descen­
d ientes , pues puede conduc i rnos a catástrofes q u e hoy
estaríamos a tiempo de evitar. Se basa en l a falsa c reencia
de que es más fác i l cambiar de rumbo si no s e está
siguien � o n i nguna ruta p refijad a . Por el contrar i o , l a ma­
nera mas razonab le de asegurarse que s e podrá cambiar
de rumbo es e l egir una ruta que lo permita, que tenga
muchas bifurcaciones .
Ya que no es pos i b l e consu ltar .a l a s g eneracio nes fu­
turas sobre sus deseos -la participac i ó n tiene s u s l ími­
tes- podemos por l o menos p roponernos no coartar sus
pos i b i l idades de discrepar con nuestras m etas, d ando fle­
x i b i l idad al s i stema y esti m u l ando el espíritu c rítico y
c reativo, si es que nuestro Proyecto rechaza l a fos i l ización y
l a cristal ización, aunque sea en u n "mundo feliz". S i el Pro­
yecto en cambio es dogmático , usará toda c l ase de medios
para evitar que la gente s ienta la necesidad de cambiarlo
Para que esa opción sea expl ícita, se i n c l uyó e n la l i sta
la necesidad de l i bertad para cambiar de P royecto N aciona l .
Esa l i bertad n o queda bien defi nida s i n o dice con qué
recursos va a contar la próxi m a generación para segui r
ade l a nte o cambiar d e rumbo : especia l i stas, maqui naria s ,
petról eo, créd ito . Podemos e l e g i r entre consumir todas l a s
reservas o ajustarnos e l cinturón para q u e nuestros n i e­
tos naden en l a abundancia, o a lgo intermedio.
Por ú lti m o , recordemos que no hay cambio b rusco de
generaciones y que e l Proyecto Nacional debe ser perió29
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d i camente revisado, de modo que l a gravedad de estas
cuestiones no es tanta.
En el m i smo orden de ideas podría preguntarse quién
tiene derecho a plantear un Proyecto Naciona l , a i nterpre­
tar cuáles son las neces i dades de los grupos sociales. Pero
este no es u n prob lema de derecho s i no de hecho: nadi e
puede i m pedi r a un movi m i ento p o l ítico pwponer y predi ca r
u n Proyecto Naciona l . Una cosa muy d i ferente e s su éxito
o fracaso en i ni c i a r su real izaci ón ----tomar el poder- y
en com p l etarla. Y otra cosa m6s d i ferente a C m es su " bon­
dad" o " ma ldad " , seoún algún c r iterio de moral social a
n ivel principista.
Sobre la génesis de un Proyecto con v i a b i l idad polí­
tica se hablará en el capítu lo X, pero ya en el capítu lo V
sugeri mos uno en concreto, en sus l íneas generales. Este
tipo de sugerencias i nd ividuales sólo tienen el sentido de
un " puntapié i n i c i a l " , para que la d iscus ión perm i ta i r de­
cantando sus aspectos úti les, si los tien e .
Recordemos p o r último q u e i nterpretar l a s necesida­
des del pueblo tiene sus bemoles. A p ropósi to no hemos
usado en n uestra Tes is 1 l a fórm u l a soc i a l i sta de "a cada
uno según sus necesidades" debi do justamente al posesi­
vo "sus", que podría i nterpretarse como refi riéndose a
las necesidades sentidas por el pueblo.
Ahora b i e n , eso no tenía n i ng u na i mportancia cuando
se i nventó la frase, porque fas necesidades sentidas eran
las vitales, las m ín i mas para subsistir. Hoy, en m i país ,
ese umbra l se hn supemdo para l a mayoría de l a pob l ación,
y en esas condi c i ones es d ifíc i l saber cuáles son las ne­
¡cesi daden " legíti mas". En efecto , desde que la p u b l icidad
·se hace e n forma m a s i va a través de todos l os med i os de
difusi ó n , los deseos no vitales de l a gente son orientados ,
p romocionados , moldeados por un agente u otro, y es ri­
;dículo h a b l a r de l i bertad o espontaneidad . Cualquier ne­
icesidad por encima d e las vita les puede modificarse con
:¡lll18 buena campaña p u b l i c ita ria, y el problema entonces es
;'q uién d e c i de el contenido de esa campa11 a .
P o r e s o pedi r e m o s que cada Proyecto Nacional defina
l a participación -en todo n ivel, pero particularmente en
l a revisión de sus prop i os objetivos- de manera completa :
córno, en q u ó momento, con q u é p reparac ión p revia.
4. Viabilidad física
Una vez contestadas las dos preguntas de l a Tesi s 1
se tiene la punta del ovi l lo y éste puede empezar a des­
e n redarse. El objetivo de la actividad soc i a l queda ahora
def i n i do como : cump l i r esas metas , q u e constituyen en
conjunto el Proyecto Nacional o esti lo de desarrol lo .
Las preguntas inmediatas s o n : ¿ Pueden cum p l i rse o
son i nviélbles ? ¿ E n qué condi ci ones pol íti cas son viables?
¿ Qué obstácu los hay que vencer para c u m p l i rla s ? ¿Qué
i nstrumentos pode111os usar para vence r l o s ?
U n resumen d e n uestro m étodo de ataque -también
viejo como el mundo, pero hasta ahora i mpos i b l e de l l e­
var a l a práctica-- se d a al final del capít u l o en l a s Tesis
4 a 7, que l uego se desarrol lan e n deta l l e en otros capí­
tulos . Pero para motivar d i chas tesi s y p a ra i ntrodu c i r en
la term i nolog ía econó m i ca a los lectores no espec i a l i zados,
empezaremos i l ustrando la cuestión con un eje mplo ri­
d ícu lo, ya que la caricatura es u n buen m edio para hacer
resaltar los rasgos esenciales. Otro eje m p l o se desarrol l a
m á s formal mente en e l Apénd ice d e este tomo .
Anal icemos un Proyecto Nacional " motorizado". Sus
objetivos son : satisfacer todas las necesid ades en el mis­
mo g rado y forma que en los ú l ti mos años, con u n a ex­
cepci ó n : a partir del año próxi mo cada fam i l i a debe
d isponer de un automóv i l .
.
Este est i l o motorizado no parece via b l e , pero tratare- 1,
mos de anal izar por q u é . Eso nos per m itirá i d entificar
los factores fundamentales y ponerles nombre. Obten- ·
d remos así u n a expos i ción de los conceptos bás i cos de
la Economía , pero con e l énfa s i s que nos i nteresa .
Nuestras fábricas d e auto m óv i les n o tienen capaci­
dad para prod u c i r 5 m i l lones de u n idades e n un a ñ o . Esta
es una rea l idad fís ica, técn ica, referente a las máq u i nas y
demás med ios de producción, organizados en u n idades
productivas . Hay escasez de capacidad instalada ; e l la es
un recurso escaso. D i remos que hay una brecha d e capa­
c i dad.
¿ Podernos salva r esta brech a insta l a ndo n u evas fá­
bricas de automóviles? No, entre otros m otivos porque
eso l l evaría más tiempo que el d i spon i b l e : desde l a de-
40
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c i s i ó n de i nsta l ar o amp l i a r hasta que l a fábrica comienza
a producir transcurre un tiempo de gestación o madura·
ción de más de un año. Esta es otra real idad tecnológ ica
que produce una brecha d e gestación : el tiempo es tam·
bién un recurso escaso.
Aun s i l a gestación fuera muy breve , aparecería otra
brecha de capacidad : las fábricas de máq u i nas para cons­
tni i r automóv i l es y las fábricas d e l os materia l es que i n­
sume su construcción no a lcanzaría n .
A u n s i p o r m i l agro estas brechas pudieran superarse,
no nos a l canzarían los i ngenieros, l os adm i n i stradores,
los obreros especia l izados y probabl emente n i siquiera
l os no cal ificados, ya que también hay que cumpl i r con
la otra meta de seg u i r con el resto d e la producción
como hoy.
Tenemos pues una escasez de recursos humanos, que
produce una brecha d e empleo, o mejor d icho varias :
u na para cada categoría d e mano de obra. H ay que supe­
rarlas todas, porque no s iempre un obrero puede reem·
p l azar a un i ngen iero o viceversa.
Y aun s i tuviéramos sufi cientes recursos h umanos,
ta l vez no a lcanzarían l as m i nas y yac i m i e ntos del país
para producir los meta l es y el petról eo con que los auto­
móv i l es se construyen y funcionan . Los recursos naturales
también son escasos y pueden l legar a agotarse para
s iempre.
Sería l i ndo i nventar u n automóvi l que cualquier per­
sona pudi era construi r s i n necesi dad de g randes maqui·
narias y con materiales a b undante s . No es impos i b l e , pero
por e l momento carecemos de l a capacidad innovadora o
creativa para que ese i nvento esté l isto a ntes de u n año.
La creatividad es otro recu rso escaso, que produce una
brecha de i nnovación (no l a l lamamos brecha tecnológica
porque esto designa habitualmente nuestra deficie �? i a de
equi pamiento, i nventado o comprado, e n comparac10n ? on
e l de otros países, no comparado con n uestras necesida­
des, que es n uestro p u nto de vista) .
No es d ifíc i l demostrar con cálculos l o que hemos
dicho -di remos cómo se hace más adelante- y podemos
aceptar que no es pos i b l e produ c i r esos automóv i l es en
e l país en ese p l azo . U n a primera moral eja es que con-
( .·•'.
"''
viene tener muchos recursos d e l as c l ases q u e hemos
mencionado. Y como estos recursos pueden a u m entarse
dedicándoles c ierto esfuerzo q u e se l l ama inversión o acu­
mulación, se hace v i s i b l e u n a nueva necesidad : l a. de
aumentar los recursos d ispon i b l es . Pero esta n eces1dad
no es un objetivo e n sí m i s m a , sino un med i o para
l ograr los demás objetivos . Por eso no la agregaremos
_ 2000. P r­
a la l i sta, salvo en sus valores fi nales d e l ano
?
que así como l as escaseces q u e heredamo � n ? s pequ­
dican, debemos dec i d i r cuánto q ueremos perjUdicar o favorecer a nuestros h ijos.
.
Volvamos a nuestra meta. En vi sta d e nuestra mca­
pacidad de p roducción i nterna podríamos recurri r a o� ra
vía : la i mportación. ¿ Por qué no adqui ri r en el extenor
l os 5 m i l lones de automóvi l e s que necesitamos ?
Tendremos que d a r algo a cambio; a l go q u e para e l
resto del m u ndo y en la opinión de ellos, val g a tanto
como esos 5 m i l lones de autos. Medido en dólares, unos
d i ez m i l m i l l ones, d igamos.
Es dudoso que tengamos nada de e s e valor para ex­
portar, pues hemos d icho q u e las d emás nec � s i dades
deben segu i r atend i das como hoy, y eso nos deja pocos
saldos. Tampoco podemos vender mucho más poder de
decisión -es decir, m uchas más fábricas, bancos o tie­
rras- del que ya hemos ven d i do a l extranjero, p ues por
h ipótesis también queremos m a ntener el poco g rado de
i ndependencia económica que aún nos q ueda ( l a autono­
mía figura en la l i sta de necesidades y por l o tanto n o
debe ser peor atendida que hoy). Ten e m os entonces es­
casez de poder de compra: u n a brecha de comercio ex­
terior.
Esta es una dificultad tan real como las a nteriores,
pero no d e l m ismo tipo, pues depende en b u e n a parte
de un confl i cto de i ntereses, de una d i ferenci a de eva­
l uaci ones.
Si los autos costaran poco o nada en el exterior, si
a l g u i en nos l os regal a r a , o nos apoderáram � s de e l los por
la fuerza -j ustificativo moral n o nos faltana pues se han
l l evado de aquí más que eso- no ten dríamos ese pro­
b l e m a de brecha externa. Si nos pagaran d iez veces más
la carne o el trigo, tampoco. Pero esos pre cios no los
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fija uno, sa lvo cuando tiene m ucho más fuerza que todos
los otros .
A q u í aparecen p o r pri mera vez los precios, en su ú n i ­
ca forma i nevita b l e para u n país: l os precios de l as i mpor-.
taciones y las exportaciones .
Y s i quisiéramos exportar di ez veces más (cosa de
todos modos i m pos i b l e porque apa recerían otras brechas
de capac idad ) . seguramente bajaría el preci o i nternacional
por presión de tanta oferta , y segu i ríamos con escasez de
poder de compra.
La única solución sería que j unto con l os autos nos
vendan tiempo : nos den crédito , nos p resten las divisas
para pagarlos.
Es poco probable que nos p resten tanto, salvo con
garantías que chocarían al menos nacion a l i sta de noso­
tros. S i lo h icieran, habríamos conseguido postergar e l
problema de l a brecha comerci a l , a costa de pagar por
esa postergación los i ntereses de !a deuda. Ent�amos así
al terreno financiero. N uestra brecha comercial se trans­
forma en endeuda m i en to externo, en brecha financiera de
balance de pagos.
Si en e l p l azo otorgado para pagar la deuda consegui­
mos aumentar nuestras exportaciones en suficiente vol u­
men y a buenos precios, todo estará b i e n . Este tiempo
que hemos ganado tendríamos que usarlo para gestar más
capacidad de exportar : l abrar n uevas tierras , mecanizar,
i nsta l a r fábricas . Eso req u iere m ucha gente, materiales y
equipos, e ntre e l los muchos que deben i mportarse , em­
peorando otra vez la brecha externa.
Se ve que este es u n comp l ejo cálcu l o de ganancias
y pérdidas a l o l a rgo de varios a ños , cuyo resultado no
está claro , y que no puede dec i d i rse conversando, sino
haciendo una conta b i l idad rigurosa y comp l eta , s i gu i endo
todas las ram ificaciones de cada decisión, hacia el futuro
y hacia l os demás sectores. Para hacerlo correctamente
hacen falta i nstrumentos matemáticos como el modelo
que se describe e n e l capítul o XIV.
Pero nuestro ejemplo es tan exagerado que no re­
quiere n i ngún modelo para calcularse: un endeuda m iento
así nos haría perder toda i ndependencia. Por lo tanto, l a
m eta de IT)Otorización para todos no se puede cum p l i r
s i n violar otras metas, como l a de mantener a l g ú n resto
.
de independencia económica. E l proyecto no es v1able.
D iremos que h ay i nviab i l idad física o real, por��� l o� �u­
tomóv i l es deseados no l l egan a hacer s u apanc 1 o n f1s1ca
en el país . No estando los autos, no hay duda de que la
meta no se puede cumplir.
.
Pero hagamos más rid ícu lo e l ejemp l o , supon1 � ndo q � e
será posible pagar esa deuda y sus i ntereses s m m. onr­
nos de ham bre (equ iva le a todo el producto .mdustr �al Y
.
agríco la de u n año) . y por l o tanto nos e nvían a cred1to
los benditos a rtefactos . Eso trae nuevos prob l emas de
viabi l idad fís ica que mencionare mos rápi damente :
No tenemos flota para traerlos. Si v i enen e n barcos
extranjeros , aumentarán mucho los costos en divisas.
No tenemos capacidad portuaria para dese m barcar
y a l macenar hasta su d i stribución más de diez m i l auto­
móv i l es por día.
No a lcanzaría l a n afta que p roducimos para h acerlos
andar. Tend ría mos q u e i mportarla. Más crédito externo
a conseguir.
Nuestras cal les ci udadanas no son bastante a nchas,
nuestras carreteras no son sufi cientes para permitir l a
c i rculación de semejante vol umen de vehículos. E l tráfico
estaría permanentemente atascado. Tenem os u � a e scasez
de infraestructura física : puertos, barcos , cam m o s .
Y p o r supuesto, s i queremos mantener nuestra es­
tructura organizativa , cada auto neces itará tener e n regl a
sus documentos antes de q u e pueda moverse. S o_ l o Kafka
redivivo pod ría imag i n a r lo que eso s i g n i ficaría e n térm i­
nos de nuestra burocracia. Tenemos una gran escasez
de i nfraestructura i nstitucional . N o es q u e nos falten ins­
tituciones, s i no que no son úti l es ; es como tener m uchos
cami nos que no conducen a n i nguna parte interes ante.
5.
Viabil idad socia l
A todo esto no hemos dicho cómo p aga cada fam i l i a
e l automóvil q u e l e toca. S ó l o h emos b9blado d e viabi­
l idad física, que depende de los recursos dispo n i b l e s . de
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varias categorías , y que hemos i do mencionan d o para pO·
nernos de acuerdo en la terminolog ía : recu rsos humanos,
recursos natura les, capacidad i nsta l ada, tiempo, capacidad
creativa o i nnovadora, i nfraestructu ra física e i nstitucio­
nal, poder de compra en el exterior (podemos l lamar a
esto último " recursos externos " ) .
Salvo para e l i nterc;arnbio con el resto d e l mundo, los
problemas tratados hasta ahora nada tienen que ver con
el dinero o los precios, observación que no debemos ol­
vidar. Por eso los l lamarnos fís icos o rea les.
De todos estos " recursos" e l más i mportante es e l
trabaj o : l a comb i nación hombre-ti empo. C o n suficiente
gente y tiempo se puede i nsta l a r toda la capacidad que
fa lte, sustitui r los recursos naturales escasos por otros
(si hace falta, se puede hasta fabricar el a i re , corno ten­
drán que hacer en las colonias l unares) , se puede produci r
todo lo necesario para satisfacer las metas elegidas, di­
rectamente o por i mportación y exportación .
Es claro que partiendo de casi cero , s i n capacidad
i nsta l ada (corno podría ocurri r después de una guerra
m uy destructora) , y sobre todo, s i n la i nmensa capacidad
i nstalada en los seres humanos bajo la forma de cono­
c i m iento, el tiempo necesario es m uy l a rgo . La h i storia
de la h u ma n idad nos d ice que l leva unos cien m i l años
l l egar desde la casi nada a esto.
Por suerte nuestro " casi cero" es m ucho más que
cero, y tenemos varios ejemplos concretos de países que
después de tremendos destrozos b é l icos, y con pocos re­
c u rsos h u manos ele a lto n ivel técnico , a lcanzaron metas
muy d ifíc i les en pocas décadas .
Trataremos ahora este otro probl ema de v i ab i l idad,
que podemos 1)9m9r social o distributiva (véa s e ca p ítufo
IX para más deta l les ) . H emos logrado ten e r en e l país
-forzando la rea l idad- un auto para cada fam i l ia . ¿ Cómo
hacer para que cada fam i l i a tenga efectivamente derecho
a usarlo?
En términos de una economía de mercado, ¿ con qué
van a pagar las fam i l ias pobres e l auto que teóricamente
les toca ?
Tal corno hemos i do planteando l as cosa s , este pro­
blema parece r i d ículo y lo es : nos p ropusi mos como meta.
no c i nco m i l l ones de a utos , s i n o uno para cada una de
las c i nco m i l lones de fa m i l ias del país que aún no lo tienen .
Los autos están ; e s sólo cuestión de d i stri bu i rl os . No
se trata de u n problema físico, pero es m ucho más real de
lo que puede sugeri r nuestro i rrea l ejem p l o : � uando no se
.
resuelve orig ina las c r i s i s de superproduccJOn , como las
que sacudieron a la economía norteamericana hace a l gunas
.
décadas. Se p roducía más de lo q u e los sectores p u d 1 entes
tenían i nterés en comprar y los más pobres no podía!1 -por
ser pobres·- comprar los sobrantes. No se encontro man�­
ra de entregar a los pobres sufi c i e nte d i n e ro para c u mp l i r
c o n e l rito d e l a compra-venta , y s e desperd iciaron m uc�� s
de esos bienes que ya estaban p roducidos. La s o l uc1on
se buscó restri ngiendo la producc i ó n .
Aparece a q u í e l problema d e l a propiedad d e l os bie­
nes p rod ucidos . Estos a utos se han producido en el país
o se han obtenido a cambio de exportaci ones que alguien
produjo. H ubo trabajadores que con su esfuerzo organi­
zado en l a i nstitución l l amada empresa, p rodujeron esos
b ienes exportables, rec i b i endo en reco m pe nsa u n sueldo,
. .
o sea un derecho a usar otros bienes y serv 1 c 1 o s . En
genera l , a cambio de ese sueldo no sólo e ntre� a � tra ? ajo
s i no también renuncian a todo d e recho d e decidir que se
hace con l o que produjeron. Así ocurre hoy en nuestro
país . Y con esto nos hemos metido e n un p roblema
soc i a l básico: l a prop i edad, o por lo menos, el p o der de·
dec i s i ó n .
Cuando los trabajadores t i e n e n poder total de decisión
-como ocurri ría en u n s i stema comunista puro-, el pro­
b l e m a de d istr i b u i r es trivi a l . E l los son l os propietarios
de lo que se p roduce, el los son quienes fijaron l a meta
de motorización, el los decidieron l a compra en el exterior,
y por lo tanto no hay n i ngCm motivo para que no entreguen
a cada fam i l ia su auto. Tal vez l os trabajadores de l a ex­
portación s ientan que e l los están reg a l a ndo e sos aut? s
.
a sus compatriotas, pero si todo e l mundo trabaJa l as mis­
mas horas , eso no producirá conflicto, pues con e l m ismo
derecho los demás trabajadores pensarán que están rega­
lando a los otros el fruto de su trabaj o .
Pero a q u í , hoy, no s o n los trabajadores qui enes deci­
den si !as exportaci ones se van a cam b iar por a utomó-
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vil � s , por equipo san itario o por depós itos en cuentas
su; zas . Es � poder de deci s i ón lo tiene un grupo mucho
mas pequeno de personas, y no es este e l l ugar adecuado
para anal izar cómo l le � aron a tenerlo. El caso es que
.
e � los son los prop1eta n os de l os bi enes exportables y
s1 _ los autos se compraron es porque el !os l o clec i d i e �on
as1 Y. son el los los dueí1os de esos autos. Toca a el los
.
dec1 d 1 r que_ se haré , pues el proyecto " motorizado" no i n­
c l u ye cambios en esta necesidad p o l ítica.
S i deci ? � n regal arlos a las fam i l i as para las cuales
estab an teor! carnente destinados, el problema está re­
suel �o . En term i nas económ i cos h ubo una redistribución
del tngreso med iante transferencias de unas fam i l ias a
otras. Esto no parece tener muy a lta probabi l idad, a pesar
de que hu ? ? dos o tres casos en la h i storia d e príncipes
que tr� ns � meron sus riquezas a l os pobres .
S 1 ex1 gen e:-1 cambio u n preci o -por " razonable" que
sea- l a �1ayona de las fam i l ias no podrán pagarlo n i a l
corrt ado n 1 .� p l az � s , y el auto no les l l egará. S i n d u d a , y
_ las ley es del mercado, a l haber más oferta que
segun
. _
demanda baJara a l go el precio ; pero no mucho, pues si em­
pre se los puede volv� r a �ender en el exteri or. y por
.
supuesto, c c mo esta s 1tuac10n era p revi s i b l e , en la real i ­
:
d a d los d uenos
de l o s bienes exportables nunca l o s van
.
.
a camb1ar p � r c 1 nco m i l l ones de automóvi les, por muchos
que sean q u 1 Emes propongan esa meta .
�o r l o tanto, en una sociedad d e l i bre empresa, 0
. .
capita l i sta pura, donde los empresarios tienen control to­
tal sobre lo que producen sus empresas, esta meta es
.
soc1al ment� inviable. El país puede p rodu c i r los autos
-:-·o .s.u eqUJy� lente en exportaciones- de modo que hay
V1 � b l l 1 d ad f1s � ca, pero su organ ización social no l e per­
. .
m :t� d 1stn bu1rlos de l a manera propuesta . Puede sufr i r
c n s 1 s de superproducc i ó n .
La viabi l i dad física es un problema de l ucha contra
1� naturaleza , de trabaj o , de producci ó n . La v i a b i l idad so­
C i a l es un problema de confl i cto de i ntereses, de adqu i r i r
d erecho� (por l a s buenas o las m a l a s ) , de d istribuir. Aun­
que estan conectadas d e m i l maneras, no d ebemos con­
fund i rlas conceptu a lmente .
S i el s i stema social no es l i b re-empresi sta, s i no que
.
·
adm ite un grado aprec iable de i ntervenc i ó n del Estado,
aparecen , por lo menos en teoría, n u evas posibil idades de
a rregl a r esta i nv i ab i l i dad .
E l gobierno podría, a través de sus b ancos, otorgar
reg a l o s o p réstamos a todas las fami l ias para que p agaran
los precios exig i dos. O podría comprar esos autos a sus
dueños -los exportadores -y l u ego regal arlos. El d i nero
necesario para esos pagos puede conseg u i rl o m e d iante
nuevos i mpuestos , o s i m p l emente emiti e n d o , i mp r i m i endo
más b i l l etes.
Puede tam b i én baja r los precios de l o s autos por l a
fuerza , o consegu i r q u e las fam i l i as ten g a n m á s d inero
dispon i b l e o b l igando a bajar los p recios de l os otros bie­
nes que compra n , o a a umentar l os s a l a r i os .
Se convierte e l problema soc i a l e n u n o fi nanc i ero. Se
trata d e financia r la compra de esos autos por l a s fami­
l ias. Para eso, o se l es da más d i nero o se baj a n los
precios .
Pero se haga como se haga, s i l as m etas se c u m plen
siempre se tratará de una redi stribució n del i ngreso, de
los r i cos hacia los pobres.
S i se va a financ i a r con i mp uestos , son los ricos
quienes deberán pagarlos en su m ayor parte , pues l os po­
bres no tienen con qué, a menos que reduzcan su a l i men­
tac i ó n , vivienda , etcétera . Para l o s exportad ores es casi
como regal a r l os autos, pues a u nque se l os pagan , deben
devolver casi todo ese d i nero como i mpuesto s (casi todo,
porque proba b l emente parte de e sos impuestos serán pa­
gados por otros empres arios) . A lgo a n á l ogo ocurre s i
s e bajan l o s precios o suben l o s salarios : l o s empres arios
reci be n menos o pagan más , s i em p re en cantidad i gu a l a l
val o r d e los a utos, salvo errores d e cálcu l o .1
S i l a financiac ión se con s igue i m p r i miendo n u evos
b i l l etes y entregán dol os a los exportad ores a camb i o de
los a utos, la redistri bución se p roduce en menor escala.
Los exportad ores, al tener mucho más d i n e ro , com p rarán
más cosas en e l país que de costumb r e . Como ya se
estaba en el l ím ite de la capacid ad de p roducc i ó n , este
el modelo matemáti co
1 Para estos cálculos puede usarse también
del cap. XIV.
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exceso de demanda e l evará los precios -y no sólo de l os
a rtícu l os de l uj o , pues este efecto se p ropaga-, y los
pobres no podrán comprar lo que acostumb ran.
Habrán pues pagado el auto que l es tocó con a li men'
tos , vestido, remedios, etcétera , es dec i r , que se cumplió
esta meta a expensas de otras. No hay v i a b i l idad .
.
Sólo puede haber viabi l idad socia l , d i stributiva, me­
d iante una red i stribución del i ng reso favorable a l os po­
bres . Esto es evidente en cuanto u no se n iega a dejarse
enredar en d iscusiones sobre d i nero, como las a nterio­
res, y se fija en l o ú n ico que i mporta : a quién van a
parar l os bienes rea les , fís icos .
· Si las metas eran mantener e l consumo de cada fa­
m i l ia y además darles un automóv i l -que " legal mente "
era p ropi edad d e l os exportado res- entonces, a l cum­
p l i rlas por el método que sea, los exportadores termi n a n
" rega lando" esos autos a l o s pobres . Cuanto m á s , e l re­
galo puede ser a costa de todos l os r i cos , no sólo de los
exportadores, como hemos v i sto. Es deci r, puede haber
d i sti ntas redi stri buciones de i ng reso entre los r i cos , pero
los pobres term inan siempre con lo que ten ía n , más u n
auto .
·
·
6. Viabilidad política
Es el gobierno, el poder p o l ítico, el q u e forzaría en
este caso a l os ricos a aceptar esta redi stri bución y daría
v i ab i l idad soci a l a l as metas . S iendo de semej ante ta­
maño esta transferencia, el gobierno que la l og ra ra debe­
ría ser muy pop u l i sta y muy fuerte para soportar l as
presiones pol íticas que sufri ría . S i se trata, como es
usua l . de un gobierno controlado e n gran parte por amigos
de l os ricos, ese sueño no se real iza rá y l as metas no
se cum p l i rán entonces por inviabilidad política. Eso q u i e�
re dec i r que existen teór i camente l os meca n i s mos sociales
para l a d istribución, pero que no se ponen en movi m iento
porque el poder p o l ítico no está en manos de los que '
saldrían favorecidos.
Así también en este caso la meta resu ltaría i nviable,
si no soc i a l . p o l íticamente . Los partidarios de este s i s-
1
· '
tema estatizante o i ntervencionista -s i n l legar a s e r so­
c i a l i sta- creen en cambio que s i l as metas no s o n tan
a ltas -una radi o en vez de u n a uto, y no en u n año
s i no en ci nco, por ejem p l o- puede lograrse la correspon­
d i ente d i stri bución del i ng reso s i n dema s iadas protestas ,
como l o muestra l a h i storia de a l gunos p a íses.
En efecto --di cen-, s i bien la d i strib u c i ón del i ng reso
en n uestro país es muy m a l a hoy, era s i n d uda peor hace
cien a ños, y este avance se ha l ogrado s i n cam b i o s re­
vol ucionarios de s i stem a soc i a l y s i n s u s consig u i entes
violencias.
Pasemos por alto l a dudosa afirmaci ó n sobre la vio­
lencia (pues si bien es c i erto q u e n uestro país se a h orró
l a v i o l encia revol ucionaria , abierta, cara a cara, sufrió Y
sigue sufriendo l a violencia cotid i ana, e n c u b ierta, d e las
vidas estropeadas por l a miseria y las v íctimas d e la
represi ó n , y es difíc i l calcular s i se ha ganado o perdido) .
Parece que l a cuestión consiste e ntonces e n que l o s r icos
tengan tal cantidad de excedentes en sus m anos , q u e no
l es d u e l a mucho verse privados de una p arte de e l l os a
través de i m pu estos, s a larios o precios.
Esta es la esencia de las estrategi a s reformistas: si
hoy u n pobre gana 1 00 y un r i co 2 .000 -vei nte veces
más-, trabajando todos con m ayor produ ctividad y sin
desorden podemos conseg u i r q u e mañana el pobr e gane
200, y el r i co sólo q u ince veces más . Con lo c u a l el
rico habrá pasado de 2 .000 a 3 .000 (aumento del 50 %) y no !
le i mportará q u e el pobre haya mejorado a más vel ocidad
(aumento del 1 00 % ) .
1\tl uchos tecnócratas sostienen que esto significa dis­
m i n u i r l a d i stancia entre pobres y ricos , p uesto q u e me­
dida en "veces" , e l l a h a bajado de vei nte a quince. Los
que l a m idan en u n idades tendrán tal vez otra o p i nión ,
pues s e pasa de 1 . 900 (2 .000 m enos 1 00) a 2 .800 (3.000
menos 200) .
E l uso de porcentajes es también e ngañoso. S i los
r i cos son el 1 0 % de la poblaci ó n , ganan d o 2 .000 contra
1 00 se l l evan el 69% d e l i ng reso tota l . Ganando 3 .000 1
contra 200 se l l evan " s ó l o " el 62,5 % . ¿ H a mejorado por
eso l a distribución del i ngreso? N o responderá l o m i smo
.
u n pobre que un rico.
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l
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Dejando de l ado estos juegos de manos igual itarios,
es evidente que este ritmo de m ejora m iento parecerá
demasi ado l ento a los trabajadore s , y como e l los también
tienen a l gún poder p o l ítico -aunque sea a través de su
acción gre m i a l- pueden logra r que esta m odesta meta
reform i sta resul te i nviable, pero ahora desde e l otro lado.
En este caso s e negoc i a , según los reformi stas . Pue­
de l l egarse a aumentos menos modestos, en que ambas
partes estén de acuerdo.
.
Y en efecto, se l lega s i e mp re a a l g u n acuerdo, que
s iempre resu l ta efímero, y se vuelve a e mpezar. La parte
más débi l acepta condi c iones que l e parecen favorab l es,
pero a l poco tiempo l a real idad le muestra que sus expec­
.
tativas de igualdad no son satisfechas . Es que el n 1vel de
vida materia l , de educació n , de s a l u d , de l ibertad , de po­
der, d e l 1 0 % a l to es tan i nmensamente superior a l del
.
resto que no hay forma de . igualarlos con regateos .
Este proceso se repite muchas veces , porque todo es
v i s i b l e sólo a medias. El pueb l o no es rea l mente cons­
c iente de la desigualdad , no a lcanza a i m a g i nársela en
su verdadera a m p l itud, l a perc i b e sólo en sus aspectos
menos i mportante s , como el consumo s u ntuario. No está
seguro de sus fuerzas n i de sus a mi gos. Todo e l l o l e
quita poder pol ítico. En cambio sf l e resulta fáci l i m a g i nar
-porque los está viendo todos los d ías- los p e l i g ros
y sufri mientos que i mp l ica la actividad pol ítica opositora.
Algunas otras metas -por ejempl o l a de participa­
ción política efectiva d e l pueb l o , o l a de soc i a l i za r o na­
c ional izar la propiedad- requieren menor costo rea l , de
modo que son viables físi camente (se trata principal men­
te de dificultades de reorganización i n stitucional , y es­
casez de recursos h u manos cal ificados ) , con tal de tener
un poco de capacidad i nnovadora. Pero su viab i l idad pol í­
tica resu l ta dudosa s i n necesidad de todos estos a ná l i s i s .
S i m p l ificando l a cuestión, podría deci rse q u e l os gru­
pos que poseen e l poder de decisión económico y pol í­
tico no l o cederán de u n d ía para otro por las buenas, y
como disponen de l a fuerza física, no es fác i l o b li garlos
por las malas. Esto conduce a u n a vieja d i syuntiva :
S i l os que resul ta r ía n favorecidos por las m etas no
están en el poder y no tienen fuerza para tomarlo , o no
.
tienen confianza en sus fuerzas, o piensan que l a fuerza
puede acan-ear demasiadas desgracias para todos, esas
metas no tendrán viabi l idad pol ítica y la g ente tratará de
confo rmarse con otras más modestas. Aceptan q u e e l
tiempo de gestación de l as metas q u e l e s gustan e s muy
largo: está más a l lá d e l horizonte .
En otras palabras, es de suponer que l os grupos domi­
nantes pueden ir perd i endo su poder poco a poco y per­
m iti r entonces -aunque sea de m a l a gana- que s e apl i­
que el Proyecto Nacional desead o . El p unto central es,
por supuesto , en cuánto tiempo s ucederá eso.
Los que son más opt i m i stas con respecto a sus
fuerzas y al costo de usarlas, o ya no toleran más la si­
tuación existente, se dedican a p reparar l a toma del po­
der, y rechazan las disquisi ciones de este t i p o como meras
pérd i das de tiempo, o como intentos de d esviar l a aten­
ción del pueblo de su tarea fundamenta l : l a l ucha activa.
Adviértase , entre paréntesi s , que esta actitud trans­
forma el probl ema pol ít i co en u no de via b i l i dad fís ic a : se
plantea la meta fís i ca de tomar e l pod e r (es u n a meta
extrema de participación popul a r excluyente) y para cum­
p l i r l a hay que ver si se d ispone de los rec ursos h um anos ,
e l e q u i po, la capacidad i nnovadora y -a veces- l a " i m­
portación" de fuerza necesar i a .1
Pero además de compart i r todos l o s prob l e m as de
escasez de recursos de cualqui e r otra m eta, l a toma del
poder presenta una i m portante caracte r ística extra : los
recursos humanos se d ividen e n a m i gos y enem i g o s , y l a
cantidad -y l a fi rmeza d e convicciones- de a mbos
puede dec i d i r l a viab i l i d ad del p royecto.
En eso se basa l a uti l idad de l a prédi c a : recl uta a lia­
dos , l es da ánimo, deb i l ita l a convicc i ó n del e n emigo.
Estos objetivos son también perseguidos por la g uerra
psicológica, e l l avado de cerebro, l a pro pa ganda , c o n téc­
n i cas bien conocidas, pero reservaremos e l nom b re de
"prédica" para l os casos en que se p l antean todos l os
l Es curioso que la i m portación de fuerza extranjera es hoy más
usada por grupos d i rigentes para conservar el poder (Santo Domingo,
Vietnam, Checoslovaquia) que por los g rupos que aspiran a él. His­
tóricamente no ha s ido s i empre así, como lo m uestran e n nuestro
continente San M a rtín y Bol ívar.
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g randes aspectos del problema soc i a l y no se usan n i
a rgumentos i rracionales n i i nformaciones deformadas. En
este sentido, el n uestro es u n método que s i rve para l a
prédica.
.
Pero todo esto era -como d i j i mos- s i m p l ificar l a
cuestión. E n vez d e e leg i r entre rend i rse o l anzarse hoy
al combate, hay que anal izar la viabi l idad p o l ítica s i n de­
masiadas s i m p l ificaciones. E l l a depende, como la v i ab i l i­
dad fís ica, de una cantidad de factores y recursos. Cada
g rupo social tiene sus a s p i raciones y expectativas, tiene
cierto g rado de satisfacción con sus l og ros actuales
y esperados, cierta v i s i b i l idad de sus problemas y nece­
s idades, cierta capacidad de espera para sati sfacerlas,
cierta p ropensión a actuar, c ierto g rado de organización
o estructura i nstituciona l , c ierta compos i c i ón ideológica y
pol ítica, cierta fuerza potenci a l , cierta conciencia de su
pos i b l e papel h i stórico.
Las i nstituciones que tienen a l g ú n g rado de control
sobre el poder p o l ítico, formal o efectivo, son muchas, y
sus características pueden evo l u c i onar de disti ntas ma­
neras.
Un estudio comp l eto de todo este panorama l l evaría
tanto tiempo que s i g n ificaría renunciar a l a acc i ón . U na
acción s i n n i nguna c lase de estudio p revio de este pa­
norama sería i rracional . ¿ Cuál es el "justo medio"? N ues­
tro método i n c l uye un i ntento de respuesta (ver capítul o
X para más deta l l e ) , m u y tentativo, pero p resentado d e
modo q u e s e a fác i lmente mejorado i ncorporándol e l a ex­
periencia de otros.
7. Funcionam iento del método
En conclusión, una vez sati sfechas l a s Tesi s 1, 2 y 3
-que d icén cómo se describe o define u n Proyecto Na­
cional- se p rocede a verificar su v i ab i l i dad física, soci a l
y pol ítica. Este proced i m i ento se deta l l a en el resto d e l
l ibro, pero vamos a res u m i r l o aqu í bajo l a forma de otras
cuatro tesis, aunque para e l l o debamos adelantar una
term i n o l ogía a l go más técn ica .
Tesis 4. Se prueba l a viab i l i dad fís i c a del P royecto
Naciona l , estu d iando s i hay a l g u n a estra te g i a , o m anera
de sati sfacer todas las m etas para todos l o s g rupos en los
plazos dados , s i n uti l izar más que l os recursos d isponi­
bles al com ienzo y los que se vayan creando.
a ) Los recursos a tener en cuenta s o n :
Recursos humanos.
Recursos naturales ( i ncl uso h ipóte s i s sobre c l ima,
pestes, y otros factores "exógenos").
Capacidad i nstal ada de p roducc i ó n ( i ncluso i nfra­
estructura f ís ica) .
Capacidad de i m portar ( i ncluye h ipótesi s sobre
precios y demanda i nternacio n a l es ) .
I nfraestructura i nstitucio n a l .
Capacidad d e i nnovar y crear.
Los valores i ni c i a l es de estos recursos son
datos -hi potéti cos en su mayor p a rte-, sus va­
lores fina les son metas, y sus va l o res intermedios
dependen de la estrateg i a usada .
b ) Cada m anera de comb i n a r estos recursos p a ra al­
canzar l os objetivos -creando los nuevos recur­
sos que resulte n necesarios para el lo- se l la­
mará u n a estrategia tecnológica, o forma d e pm­
ducc i ó n . Se la expresará de manera resu m i d a me­
d iante coeficientes técnicos como los s i g u i e ntes :
Coefic i e ntes de capacidad o cap i ta l .
Coefic i e ntes d e trabajo o producti v idad .
Coefic i e ntes de i nsuma s .
Coeficientes d e v i d a úti l o desgaste d e l a c apaci­
dad i nsta l ad a .
Tiempo de gestación d e l o s aumentos d e capacidad .
Coefic i e ntes de i mportaciones de b ienes y ser­
v i c i os para l a producción .
Tasas de nata l idad, mortal idad, morbi l id a d , acti­
vidad, para l os grupos soci a l e s .
Tiempo y tasas de graduación para entrena m iento
de d i stintos n ivel e s .
Productividad y t iempo de gestaci ó n d e l a i nves­
tigación tecnológica.
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P roductividad y vida úti l de las reformas i nsti tu­
cionales.
Elasticidades d iversas de todas l a s variables ante­
riores.
.
e) Según l a Tesi s 3 se debería poder estimar e l
efecto de l os objetivos sobre estos coeficiente s
técnicos (por ejemp l o , efecto de l a s metas educa­
tivas sobre los coeficientes de trabajo y otros).
Para eso s i rven l a s e lasticidades mencionadas.
d) Con esos coefi cientes técnicos se calculan los re­
c u rsos de todo tipo necesarios para cump l i r las
metas de cada año, hasta e l horizonte, bajo d i s­
ti ntas h i pótesis sobre l os factores no control ab l es
(cl i ma, precios i nternacionales, etcétera) .
e) S i todas las estrategias tecno l ó g i cas que parecen
d ignas de ensayarse, y todas las estimaciones ra­
zonables de l os coeficientes técnicos producen
g randes b rechas en a l guno de l os recursos d u ran­
te tiempos consi dera b l es , el P royecto Nacional
propuesto no tiene viab i l idad fís i c a .
Entre los recursos mencionados en esta tesis, e l ca­
p ital y la fuerza de trabajo son los más d iscutidos desde
antiguo, y l es ded i caremos atención especial .
E l pri mero conduce a los p robl emas d e l a "acu m u l a­
ción i n i c ia l " o " p r i m itiva" -tanto capita l i sta como socia­
l ista- y del "despegue", la i ndustr i a l izaci ó n y la moder­
n i zación. A l respecto, daremos nombre a otra etapa de
acumu l ación, típica de países i ntermedios como el nues­
tro, donde ya l a acumu l ación i n ic i a l se ha cumpl ido en
buena parte . La l l amaremos acumulación reorganizativa,
pues consiste en aumentar l a capacidad de p roducción
aprovechando mucho mejor las maqui narias ya i nsta l adas,
tanto por raciona l ización i nterna de las empresas como
por reformas instituciona les de coordinación q u e eviten .
. costos i n úti l e s , demoras, estra n g u l a m ientos, y aumenten
la vida úti l de la capacidad instalada.
En cuanto a la acu m u l ación de recursos h u manos, pre­
senta también etapas s i m i l ares -y, en rea l i dad, l a reor­
gani zaci ón mencionada, más que de máquinas es de hom­
b res- pero menos comprendidas aún, a pesar de que
todo e l mundo está de acuerdo en que " e l cap i t a l más
preci oso es el hombre " .
Tesis 5 . S i el Proyecto N acional t i e n e viab i l i dad fí­
sica, se ensaya su via b i l i dad soc i a l :
a ) Se toman los valores actuales d e los s i g u i entes
instrumentos distributivos :
Salarios.
Precios, i ncluso alqu i leres, tasa de i nterés, tipo
de cambio.
Impuestos de toda clase, i nc l uso aportes sociales
y seguros o b l igatorios.
Uti l i da des distr i bu i das p o r las e m p resa s .
Subsi d i os y transferencias .
Expro p i acione s .
Reg u l ación de remesas a l extranjero por benefi­
cios, royal t i es , etcétera.
b ) Con estos val ores se cal cu l an año a año los i ngre­
sos y egresos de cada g rupo social , donde los
egresos consi sten en l a compra de bienes y ser­
vicios que e l Proyecto N acional l es asigna, más
los i mpuestos. Los i n g resos están dados por l a
ocupaci ón específica, más los s u bs idios y trans­
ferencias.
Se calcu l an análogamente l o s i ngresos y egre­
sos de l as e mpresas, e l gobierno y e l sector
externo (balance de pagos ) .
e) S i n i nguna de estas cuentas presenta grandes dé­
ficit, o si éstos desaparecen m ed iante cambios
pequ eños y graduabl e s en los i nstrum entos, e l
Proyecto Nacional es v i a b l e con l a estructura dis­
tributiva actu a l , y ese es el pri ncipal índ ice de
viab i l idad soc i a l .
d ) S i l a estructura actual n o da v i a b i l idad , s e bus­
can cambios más profundos en . l os i nstru m entos
-o sea pol íticas distributivas drásticas ; " cambios
de estructura "- que s í la den ( eso s i em pre es
pos i b l e , por una elemental identidad económica ,
cuando hay v i a b i l idad fís ica ) . Luego se verá s i
esas medidas ti enen v i a b i l idad pol ítica. (Ver Apén­
dice para un ejemp l o senc i l lo.)
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g rado de participación popular y una sati sfacción razona­
b l e en e l trabajo, esas estrategias total itarias quedan
automáticamente exc l u i das, pues no sati sfacen esos obje­
tivos, por eficientes q u e sean para satisfacer otros .
E n otras p a labras , los fines, cuando s e los expone de
manera completa , como un s i stema i ntegrado y no como
a l g u nas metas sueltas , ya i nc l uy e n todas l as restricciones
deseadas sobre los medios q u e es l ícito emplear.
Uno de los ejemp l os más i mportan tes de esto -y
que a pesar de su evidencia s ó l o ha s id o puesto sobre
el tapete en l os últ i m os años- es la cantidad de res­
tricciones que se i mponen a l a s pos i b l es pol íticas sobre
i nversiones extranj eras cuando se ha aceptado expl ícita­
mente un objetivo de soberanía nacional .
e) Luego se consideran otros factores de i nseguridad
(ver capítul o 1 1 1-6) que p uedan tam b i é n , como l a
mala d i stribución de i ngresos , orig inar fenómenos
de desintegración soc i a l o anom i a extendida
(ejem p l o : fa lta de u n núcleo soc i a l izante efectivo , ·
como l o fue l a fam i l ia ) .
La necesidad de i nstituciones adecuadas s e trata e n
l a v i a b i l idad física.
En adelante , a l usar l a palabra "esti l o " i n c l u i remos
no sólo l os objetivos s i no también l a estrategia tecnoló­
g ica y l a p o l ítica d istributiva que l o hacen viable fís i ca y
social mente .
Así, u n esti l o tiene dos aspeGtos : sus objetivos y l a
estrategia para a lcanzarlos. Los objetivos -e l Proyecto
Nacional- son el punto de partida fijo, que sólo se cam·
bia cuando se dem uestra que es impos i b l e de a lcanzar
por n i ngún camino. Para las estrategias hay más f l exi­
b i l idad: e l l as son los medios para cump l i r l os fi nes ex­
p resados por el P royecto N aciona l ; cons isten sobre todo
en la e l ección de tecnologías de p roducci ó n , ve locidad y
tipo de preparación de recursos h umanos y naturales,
med idas organizativas, pol ítica fisca l , comercio exterior '
etcétera .
S i u na estrateg i a no permite a l canzar los objetivos,
.
se busca otra que l o haga.
Alguien podría plantear aquí e l v i ejo y fa lso problema
de los fi nes y los medios . ¿Aceptaremos cualquier es­
trategia que haga viable nuestro P royecto Naciona l ? Esto
suscita la i magen de masas humanas crue l mente oprimi­
das en a ras de a lguna empresa monumenta l como las pi­
rám ides, o l a pérd i da de l a l i bertad en u n Estado total i­
tario que persigue sus propios fines s i n p reocuparse de
los valores h umanos.
Ta l s ituación no puede darse con n uestro método,
a menos que lo a p l i q uemos en forma muy i ncompleta .
Pues como n uestro Principio 1 nos p reviene contra l as
s i m p l ificaciones excesivas, nuestro Proyecto Nacional de­
be i n c lu i r todas l as necesidades que merezcan tenerse en
cuenta ; por ejemplo la necesidad h umana de no ser tra­
tado como esclavo. Así, si las metas i n c l uyen un buen
\ ')
. r··
Tesis 6. Obtenida u n a estrategia tec n ol ógica y distri­
butiva que haga viab l e al Proyecto Nac i o n a l , se c a l culan
los indicadores de v i a b i l idad p o l ítica:
a) Se clasifica l a población e n grupos segú n l os si­
g u ientes crite r i o s :
Dom i nancia o poder.
Rol soc i a l .
N ivel de v i d a m ateria l .
Satisfacción en e l trabajo.
Modo de perc i b i r sus i ng resos.
Comunicación con otras p ersonas .
Medios norm a l es de p rotesta y p resión .
Pasividad.
Conc i encia de pertenecer a un g ru po o c l ase.
I nstituciones q u e l os representan o reún e n , y sus
características.
Expectativas y asp i raciones ( n ecesidade s sentidas) .
Ponderac ión y prioridad es asignadas a l a s disti ntas neces idades.
b ) Con estos datos se cal c u l a n para cada grupo social
y sus i nstituc iones representativas los s i g u i entes
i nd icadores :
Visi b i l idad y comprensión del P royecto N acional
p ropuesto .
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índ ices de apmbación "objetiva" de sus metas y
las de otros Proyectos v i s i b l es .
Desconfianza Y a ntagonismo hacia e l Mov i m i ento
o grupo que más lo p romueve .
.
Participa ? i � n en a l i a � zas, co� l iciones , p artidos y
mov 1 m 1 entos p o l 1 ticos.
Poder efectivo del grupo a través de sus medios
de p res ión usua les .
Poder potencial del grupo en situaciones muy con­
fl ictivas.
El asticidades de estos i n d i cadores con respecto a
l a préd ica.
e) S i n i ngún grupo con gran poder efectivo es muy
desfavorab l e al Proyecto -i n ic i a l mente o a través
de la prédica-, éste es v i a b l e p o l ít i camente .
Se trata aquí de u n cálculo referido a l a s ituación
i n i c ia l , teniendo deb idamente en cuenta los antecedentes
h i stóricos . Por suerte no parece necesario esti mar cómo
varía � � . a poyo ? antagonismo de cada g rupo al Proyecto
a mecliaa que este se rea l iza.1
Tesis 7. Este método s i rve para eval u a r Proyectos
.
Y hal l a r estrategias tecnológ icas y distri buti­
NaciOnales
vas que los hagan vi � b l e s , si las hay, con el objeto d e :
a) I m p l ementar d1chos Proyectos , si t i e n e n viab i l idad
p o l ítica.
b) H acer prédica efici ente en favor de e l los, s i no la
.
t1enen todavía .
e ) Hac : r p r� � ica contra otros Proyectos mostrando
su 1 11 VI a b l i idad o su i ncoherencia ideológica, s i
ese e s e l caso.
8 . " l sm os" y estilos
Para i l ustrar nuestro m étodo, i ntroduciremos en este
volumen dos Proyectos Nacionales o Esti los de Desarro1 Haremos amplio uso del método de Calcagno-Sainz para estas
cuestiones ; ver ( 1 ) .
l l o : el CONS o Consum i sta y el C REA o C reativo. Mencio·
narernos tam bién otros tres corn o ejemplos extrem o s , s i n
desarrol lados (Autoritar i o , H i p p i e y Lunar) .
Los nombres pueden no ser los más acertado s , pero
l o que i nteresa es su defi nición más preci sa , que se da
en l os capítu l os IV y V. Por tratarse de eje m plos, estas defi­
n i ciones no comprometen más que al autor. CONS es una
extrapo l ación de l a soci edad actual ; CREA es una socie­
dad creativa , soci a l i sta , nacion a l i sta , sol i daria. Para otros
ejemplos de esti los no hace falta forzar mucho l a i rna­
g i nación : basta rel eer la h i stor i a de l a s civi l izaci ones o
l os estudios antropol ó g i cos. S i n embargo tamb i é n las
Utopías -cl á s i cas y modernas- y hasta l as soci edades
i m a g i narias que nos ofrece la c i encia-f i cción, m uestran
frecuentemente aspecto s , pos i b i l i dades y p roblemas -so­
bre todo pel i gros i nsospechados- que n o son fáci les de
visual izar a través de l a experiencia h i stórica s i n ayuda
de la i mag i nación. Por eso son úti les a pesar de su i n­
viab i l idad manifi esta .
U n caso de importancia práctica dentro de pocas dé­
cadas es e l esti lo deseable y viable p a ra una colonia
humana en la Luna. N uestro m étodo no s e ría i n a decuado
para tratarlo, y por eso lo agregarnos a l o s eje m p l os ex­
tremos.
Los " i srnos" usual e s -soc i a l i smo, l i b e ra l i s m o , nacion a l isrno- son conceptos más g enerales y amplios q ue los
esti l o s , como hemos d i cho. Puede haber --y h a y- dis­
ti ntos esti los soc i a l i stas y capi ta l istas , pues e l l o s ponen
el é nfasis en ciertas estrateg i a s partic u l a res de organiza­
ción social y p roductiva, y no dan mayores p re c i s iones
sobre los demás aspectos que aquí cons i derarnos esen­
c i a l e s , y que se resumen en las Tesis 2, 3 y 4.
Por supuesto no todos estarán de acuerdo c o n esto ,
en l o que respecta a l soci a l ismo. Se acepta rá que hay dis­
tintas "vías hacia" e l social i s m o , pero q u e l a m eta final
es ú n i ca . Corno contri bución para acl a r a r este p u nto e l
autor ofrece s u visión d e un esti l o que considera socialis­
ta -el creativo- y que por esta r defi n i do con bastante
deta l l e perm i t i rá ta l vez verificar con m á s faci l idad que
no es e l único, o que sí lo es, o que no es socia l i sta.
De todos modos la discusi ó n es por el momento aca61
60
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·
ciones en tecnología física y soc i a l . Por lo tanto, depende /
mucho del p l anteo i n i c i a l correcto del contenido c u a l ita· /
tivo de l a educación. La duda está en l a v i ab i l idad políti-/
ca, pues como l as metas igual itarias exi ge n que l a pro-¡
piedad sea del tipo social ista , hay i n i c i a l mente g rupos/'
poderosos que se oponen al cam b i o .
N i nguna de estas conclusi ones es i nespera d a , por
c ie rto. La novedad que aporta el método es el poder de
convicción que resulta de mostrar expl ícitamente c ó mo el
conjunto de l os factores en j uego conduce i rrevocable­
mente a estos resultados .
démica : e l soc i a l i smo, C m i co o p l u ra l , está más a l l á del
horizonte o tan cerca de é l que esta polémica deja de ser
prioritari a .
E n cambio sigue s i endo rea l l a existencia d e l a s d i s­
tintas " vías hac i a " . El estud io de estas vías en las con"
d i ciones particu l a res de cada país, de sus objetivos i nter­
medios y estrategias para cumpl i rl os es una tarea de i n­
dudabl e u rgencia, y todo método que ayude a real izar l a
debería ser bienvenido. Tengo l a esperanza de q u e este
método signifique un aporte ---por pequeño que sea-- en
ese sentido.
Más aún, tengo l a convi cción de que puede ayudarnos
aquí, en la Argenti na, a forjar nuestro propio Proyecto
Naciona l .
9 . Resultados
Resumiendo el capítu l o sobre resu ltados , podemos de­
c i r que de los ensayos ya h echos con datos venezol anos,
c h i lenos y brasi leños, y modelos no muy perfeccionados ,
e l est i l o creativo es v i a b l e y e l consumista no.
CONS p resenta un enorme estrangulam i ento externo: '
debido a l consumo opulento y a l a tecnología que éste ;
requiere . Por eso no es v i a b l e fís i camente , a menos que .
consiga enormes financiaciones externas.
Bras i l es e l país que está más cerca de conseg u i rl as
-a cost¡:¡ de sacrificar mucho l a i ndependenc i a económi­
ca- g racias a las i nversi ones extranjeras. Esto requ i ere
además dar un " c l ima de seguridad " para esas i nversio­
nes, que deforma todos los objetivos popul ares. Exige en
rea l idad l a i nstauración de u n fasc i smo sui generis: a l i an­
za m i l i tar financiera muy represiva pero no naciona l i sta.
Tal s ituación, agregado el hecho de que ni aun así puede
v i a b i l i zarse un aumento grande del consumo popu l ar, hace
muy difíci l l a v i ab i l idad p o l ítica del proyecto.
El est i l o C R EA es fác i l mente v i a b l e e n sus variantes
austeras , porque el " sector de punta" es l a educación,
que req u iere pocos i nsumas i m po rtados . E l consumo ge­
neral a l to es v i a b l e si d i cha educación tiene por resu ltado
un aumento suficiente de productividad, i nc l uso i nnova·
63
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t!
Notas a l capítu l o 1
Nota 1 . Importancia , valor y verdad
Dado el hecuente uso que haremos de estos conceptos y la
poca clari d ad que reina a l respecto, los defi ni remos de manera ade­
cuada a nuestras necesidades, s i n pretensiones de i niciar su a n á l i­
sis completo.
Nuestro concepto básico serú el de pregunta -o problema-, y
sus posibles respuestas.
Pero dado nuestro enfoque constructivo nos ocuparemos sólo
de aque l l as preguntas referentes a decisiones y actos, como : " ¿ En
qué forma se van a satisfacer las necesidades educativas del gru­
po B?"
La importancia es en primer lugar una propiedad de las pregun­
tas. Cada pregunta tiene una ponderación, o grado de i mportanc i a ,
y derivadamente todas s u s respuestas posibles tienen e s e m ismo
g rado de i mportancia. Como cualquier proposición puede considerar­
se como respuesta a una pregunta, toda proposi c i ó n es ponderabl e .
El valor es una propiedad de l a s respuestas a una pregunta. Las
ordena según el grado de preferencia del actor.
La verdad es también u na propiedad de las respuestas. Las
ordena por grado de credibilidad o confiabilidad, o proba b i l i dad de
ocurrencia.
Previa a estas tres propiedades hay otra, de a s i gnación automfi­
tica: l a visibilidad.
No todas las preguntas hoy visibles l o fueron s i e mpre, hubo u n
" momento " en que se empezaron a perci b i r, y s ó l o a partir de a l l í
puede hablarse de su i mportan c i a , valor o verdad. Pueden tambi é n
recaer en l a i nv i s i b i l idad, p o r olvido. L o m ismo sucede con l a s re3puestas a una pregunta, que pueden afinarse por percepción de d i­
ferencias antes i mperceptibles, o ampliarse a pos i b i l i dades nuevas
(creación) .
La asignación de ponderaciones , preferencias y cred i b i l i dades es
doblemente relativa : depende del actor y del contexto.
Los actores en que estamos pensando no son i nd ividuos sino
movi m ientos pol íticos , gobiernos y otros grupos d e decisión y pre­
sión. Su primera tarea es defin i r el contexto en que se p lantea la
pregunta: país, grupo, i nstitución, corto p l azo, etcétera.
Ese contexto puede s i empre d ividi rse en dos partes: u n sistema
o ente de alguna clase, que es el centro de i nterés, y su ambiente
o marco de referencia, l lamado tam b i é n contexto del sistema. Las
preguntas se refieren al sistema , en su ambiente.
Se procede luego por etapas. Así como u n matemático e l i g e
s u s axiomas, e l actor e l i g e u n conjunto de preguntas básicas, q u e
representan en general los objetivos de l a acción. A estas preguntas
ú ltimas las pondera -unas con respecto a otras, numéricamente o
no- y luego ordena por preferencia las respuestas a cada u n a . Estas
asignaciones son cal ificadas de " l ibres" o "arbitra r i a s " , pero p o r su­
puesto dependen de la ideo l o g í a , la h i storia del actor.
E l actor d isti ngue luego un segundo conjunto d e preguntas, ins·
trumentales o i n m e d i atas, sobre cuyas respuestas cree tener con­
trol: puede lograr que la respuesta más probabl e coincida con la
preferida, una vez defin ida la p referencia (el gobierno cree que puede
elegir l a respuesta a l a pregunta: "¿cuánto valdrá el tipo de cambio
oficial ? " ) .
U n instrumento e s i mportante s i s e e m e q u e tiene i nfluencia
grande sobre algún objetivo i m portante. Esta defi n i c i ón puede hacer·
se más rigurosa, según lo q u e se dirá más adelante sobre pondera­
ciones, pero lo dejaremos a cargo del lector.
Una decisión con respecto a un i n strumento ( respuesta a una
pregunta i nstrumental ) es preferible a otra, si se cree que producirá
respuestas preferidas a las variables últi mas i mportantes. O s e a , si sus
efectos son preferibles .
Para estimar esas i nfluencias o efectos, e l actor p o s e e un
modelo -menta l , verbal o matemático, c l a ro o confuso- del s istema
en su ambiente, con el cual puede contestar un t e rcer tipo de pre­
guntas -de la forma : "¿Qué sucederá c o n los objetivos si m anejo de
tal forma los i nstrumentos ? "-- que pueden descomponerse e n mul­
titud de preguntas parciales o intermedias sobre l a i nfluenc i a que
tienen unas variables del modelo sobre otras.
Un cuarto g rupo de preguntas se refieren a l ambiente ; l as lla·
maremos " exógenas".
Usando el modelo como s i stema deductivo -rigurosa o i ntuiti­
vamente- se l l e gará a conclusiones sobre los efectos y s ensibil i·
dades de unas preguntas con respecto a otras, y así se asi g n a n deri­
vadamente i mportancia, val o r y verdad a los cuatro ti pos de c uestio­
nes ( l a cred i b i l i dad de las decisiones y l as exógenas es dato ) .
E n cuanto a l a confiabil idad (va l i d ez) del modelo mismo o sus
partes, es dato: se basa supuestamente en la i nferencia expe r i m enta l ,
l o c u a l no es muy cierto en las c i e n c i G s sociales , por el m o m ent'J .
Es i ndudable que no tiene mucho i nterés hablar de preguntas
aisladas. Lo i mportante es la cred i b i l idad del modelo total , e l valor
de una estrategia completa -combinación de d e c i siones c o n res­
pecto a todos los instrumentos- la i mportancia d e l conjunto de los
objetivos. Todos el los, como hemos d i c h o , dependen además d81
contexto.
Pasando a un l enguaje algo más formal , en vez de preguntas y
respuestas hablaremos de variables y sus dom i n i o s de valores (no
confu n d i r este uso matemático de la palabra "valo r " con el a nterior) .
Las variables se ordenan por i m portanci a , y sus valores p o r prefe·
rencia y cred i b i l idad. Por supuesto hay variables q u e son a su vez
valores posibles de otras variables, pero no entraremos aqu í e n cues­
tiones de ese tipo .
Como ejemp l o técnico muy simple tomemos u n a asignación de
recursos por programación l i neal. Hay una sola variable ú l t i m a : la
función objetivo, a optimizar, pero justamente esta es una combina-
64
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Cion l ínea! de varias otras variables, cada una de ellas ponderada por
un coeficiente dado extra-modelo, que es la medida de su i mportan­
cia. Puede haber más de un objetivo, pero todos deben poderse com­
binar l i n ealmente mediante ponderaciones que son datos .
Este es el caso que seduce a l o s teóricos s i m p l ificado res : todos
los objetivos pueden resumirse en un solo i ndicador, ponderánd olos
adecuadamente . Sus valores numéricos son preferidos en orden cre­
ciente o decreciente, según se trate de maximizar o m i n im i zar. . .
Las variables i nstrumental es son las i ntensidades de las distm­
tas actividades. Las más i mportantes son las que más afectan al
valor de la función objetivo. Las estrateg i as se ordenan seglin
el valor que producen en e l objetivo. El modelo está formado por ol
conjunto de restriccione s a satisfacer. Una afirmación sobre las re­
servas de u n recurso escaso puede ser más o menos confiab l e . Su
importancia está dada por su " p recio sombra", que es como se l lama
su influencia marginal sobre e l óptimo. Lo m i s mo ocurre con los coe­
ficientes de " i nsumas" (éstos también tienen precios sombra, como
demostró este autor) (9).
Con este ejemplo a la vista se comprende rá fácil mente e l sig­
nificado de los cuatro tipos de ponderacio nes que i ntroducirem os.
El problema es cómo combinar objetivos si multáneos, no compara­
bles directament e, pero ponderados de alguna manera . Las 4 pos i b i l i ­
dades son:
a) Ponderació n numérica g l obal : como en el ejemplo dado, se
puede formar u n objetivo ú nico por combi nación l i neal de los datos,
usando las ponderacio nes como coeficiente s.
b) Ponderació n numérica marg i nal : se hace l o m ismo que en a) pe­
ro localmente. Es decir, se dan ciertos valores de referencia de los ob­
jetivos, y se ponderan (se asigna i mportancia a) las diferencias con res­
pecto a ellos, que luego se combinan l ineal mente sólo s i esas di­
.ferencias no son muy grandes. " Grandes" se define con respecto a
la distancia entre dos de esos sistemas de referencia. Equivale a
reemplaza r una curva por un pol ígono.
e) Ponderació n prioritaria : para cada objetivo se da u n umbral
y un tech o , y se los ordena por prioridades , sin necesidad de escalas
numéricas . Una estrategi a es mala s i no consigue superar todos los
umbrales; todas las estrateg i as malas tienen el m i smo valor: malo.
Una estrategia es preferi ble a otra -si n i nguna de ellas es mala­
si produce mejor valor en el objetivo de mayor prioridad. Si coin­
ciden en éste, se usa el de segunda prioridad y así sucesivam ente.
N o se tienen en cuenta los excesos sobre techos.
d) Ponderaci ón cual itativa : no hay comparab i l idad posible. U n a
estrategia es preferible a otra s ó l o s i . para c � da , objetivo por sep_a­
rado produce mejor resultado . Se obtiene asi solo una ordenac10n
parcial de estrategias.
Nota 2 . Experimentación numérica y óptimos
Expliquemos nuestro método de análisis en términos l evemente
técnicos. Para e l l o , concentrémonos aquí en uno solo de los objeti­
vos del Proyecto Nacional , que además supondremos cuantificable me­
d iante un indicador numérico (como p o r ejemplo el PBI acumulado a
cierta tasa de descuento, o alguno mejor) . Lo d i c h o para éste valdrá
para el conjunto, si los objetivos son combinables mediante pondera­
ciones totales o marginales.
Supongamos también que sabemos calcular, para cada estrat3g i a o pol ítica económ ica completa -de aquí hasta el horizonte- cwíl
es su resultado, medido por el valor de ese i n d i cador. En p rincipio
entonces, s i fuésemos omnisapientes -si tuviéramos un m o d e l o per··
fecto del país- podríamos d i bujar un gráfico como e l l .
E n e l eje vertical se representan los valores (numéricos) del
indicador escog ido. Cada punto del eje horizontal representa una
pos i b l e estrategi a (éstas no tienen por qué ser s i m ples nCi m e ros: se
usa una recta por comodidad) . La curva o función expresa g ráficame'l­
te cuál es el resultado numérico R de apl icar una estrate g i a E.
Si d ispusiéramos de este gráfico, todo sería clarís i m o : busca­
mos el punto más alto de la curva, y la estrateg i a que le corres­
ponde es la ópOma. Si éste fuera el ú nico objetivo, ni h ab ría que
i"Jablar de metas, pues lo racional es e l e g i r el óptimo. Si hay otros
objetivos s imultáneos, cada uno analizable con un gráfico s i m i l ar, se­
ría demasiada casual idad que los óptimos de todos el los o c urrieran
para la misma estrategia, y entonces debemos decir cuál es el míni­
mo valor de cada uno que nos satisface.
En e l gráfico, esa meta se representa por una horizontal a la
altura correspondiente, y son satisfactorias todas las estrategias que
corresponden a puntos de la curva por encima d e esa recta. Cuanto
más bajas son las metas, más probable es que haya estrategi as que
las satisfagan a todas simultáneamente.
Pero la real idad es que no conocemos esa curva, y las expe­
riencias históricas nos dan sólo algunas ideas vagas sobre s u forma,
ni siquiera unánimes. Los economistas teóricos construyen entonces
según modelo matemático muy simplificado de la realidad -insatisfac­
torio- que permite deduc i r una posib l e aunque poco proba b l e curva
de éstas, de la cual puede buscarse el óptimo.
Nuestro método se basa en representar la real idad lo m ejoi· po­
sible, mediante modelos con la complejidad necesaria para e l l o . Pero
esa complej idad ya no nos permite deducir la forma com p l eta de
estas curvas, s i n o sólo calcular algunos puntos de e l l as.
En otras palabras, podemos ensayar con el modelo algunas estra­
tegias y calcular sus resultados.
Gráficamente (véase gráfico 1 1 ) , l a curva punteada es verdadera,
pero no la conocemos. Sólo hemos ensayado -en el modelo- 4 es­
trategias: E1 , E2, E3, y E4. Conocemos pues sólo esos puntos de l a
curva (y en real idad, sólo aproximadamente, lo que indicamo s ponién­
dolos cerca, pero no sobre la curva punteada) .
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Si elegimos para este objetivo la M ETA-1 , veremos que dos de
las estrategias la sobrepasan. Eso s i g nifica que la meta e s viable,
que E2 y E3 son estrategias satisfactorias (E3 más que E2 para este
objetivo) , y que E1 y E4 no l o son.
SI fuimos más pretenciosos, aspi rando a M ETA-2, la conclusión
provisional es que no es viable, pues n i nguna d e las estrategias en­
sayadas permite cumplirla. SI es barato experimentar con n u evas es­
trateg ias, probamos muchas más : 40 ó 400 ó 4.000 en vez de 4, con
lo que cubrimos mejor la curva y las conclusiones se hacen más
confiables.
INDICADOR
R
M ETA J----:f---T----t--��-
ESTRATEGIAS
OPTI M O
E
GRAFICO i
Pem nada garantiza que vayamos a acertar e n nuestra e l ección
de experimentos, y si no ensayamos n i nguna estrategia incluida entre
A y B, no descubri remos que era pos i b l e cump l i r la M ETA-2 , y la de­
secharemos erróneamente por inviable.
Para evitar esa mala suerte conviene tener algunos conoci m i entos
teóricos sobre la curva, que permitan por lo menos hacer u n buen
"d iseño de experimentos" -como dicen los estadfsticos- o sea una
buena elección de estrategias a ensayar. Por eje m p l o , si tuviéramos
algún motivo para creer que la curva crece hac i a la Izqui erda, no
perderíamos tiempo ensayando estrategias de la derecha . Algu:1a
que otra vez, los modelos teóricos pueden dar ese t i p o de indicaciones.
Como se ve , este método no da una garantía total d e éxito, y
sobre todo no se parece al uso de la matemática que hacen los H­
sicos teóricos. Sus méritos se verán con el tiemp o , si los tiene.
Para una descripción más detal lada y ejemplos diversos, véase (2).
INDICADOR
,
1 .
'...¡.
./
1
t
1
1
1
1
1
E1
E2
E3 A
B
E4
ESTRATEGIAS
G R AFICO 1 1
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CAPfTULO 1 1
las falacias d e l lenguaje económ ico
"Cuanto más grande, más sonso"
Del
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refranero
argentino
l. El doble lenguaje de la Economíc.l
�'
La enorme difusión publ i c itari a que se da hoy a los
problemas económicos, y la ter m i no logía semitécn i ca que
los periodistas usan cada vez con mayor entusiasmo, han
logrado que el púb l i co i ntelectua l esté a ceptando poco a
poco cierta manera de hablar que l o separa cada vez más
de la real idad, m ientras lo consuela con una i l us i ón de
sabiduría p rofunda. Como aqu í no se uti l i zará ese l engua­
j e , es necesario aclarar por qué, cuáles son sus r e laciones
con el nuestro y qué pe l ig ros entraña desde nuestro punto
de v i sta .
Por ese motivo, no tenemos más remedio que dedicar
un capítul o entero a anal izar el l enguaje , los conceptos,
con que los tecnócratas nos p l antean esos prob l e m as que
todos conocemos, vivi mos y queremos resolver.
No es que creamos que l o s p roblemas de l a real idad
sean semánticos ; nada de eso : el h a mbre es h ambre ,
l lámese como se l a l lame. Pero si las s o l uciones se dis..
cuten en tér m i nos de " p roducto per cápita", l o m á s pro­
babl e es que sólo se tienda una corti na de h u m o sobre
el p roblema .
E l l enguaje -vaya novedad- no es l a rea l i d a d , pero
es un i nstrumento básico para comprenderla y transfor­
m a r l a , s iempre que perm ita u n a representación más o
menos fiel de e l l a . En l a primera mitad de este s iglo se
estu d i a ron con deta l l e los fal sos problemas creados por
las palab1·as en la matemática y la física. A un n i v e l menos
sofisticado es necesario hacer lo aná l og o para l a p l anifi­
caci ó n , y nosotros recogeremos parte de lp mucho que ya
se ha d i cho al respecto, traducido a n uestros c riterios
constructivos.
Comenzaremos por l a term inolog ía m enos e sotérica
pero más p e l i g rosa por su popularidad : subdesarro l l o ,
tasa de creci m iento , i n g reso o p roducto b ruto i nterno o
PBJ , ahorro i nterno, transferen c i a tecnol ó g i ca, exportacio­
nes competitivas, déficit, financ i ación, etcétera. Son pala­
bras fác i l es de aprende r y que permite n man ejar cifras ,
_
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estadísticas, hacer comparaciones nu méricas con e l pasado
y con otros países .
Así se da l a sensación de que se procede de manera
seria, " c ientífica", puesto que eso faci l i ta e l uso de com- .
putadoras y fórmu l as matemáticas . Los p l anes de desa­
rro l lo y los d iscursos de l os m i n i stros tecnócratas adqui e­
ren entonces un tono p rofesora ! , académico , y es d ifíc i l
no creer que a l l í está l a verdad desnuda, objetiva, i mpar­
c i a l , ideológicamente neutra .
Así es como se defi ne y eval úa l a estrategia g l obal
de u n país med iante i nd i cadores cuantitativos g lobales de
crec i m iento , i nversi ó n , i nflación, etcétera , según criterios
y costumbres que convienen a los organismos i nternacio. nales de financiación. Por desgracia otros organismos i n­
ternacionales menos comprometidos -como las Naciones
U n idas- uti l izan l os m ismos i nd i cadores porque es l a
forma más fáci l d e l levar estadísticas compa rativas a
n ivel i nternacional , s i n entrar en conf l i cto con los gobier­
nos. Santifican así l a tendencia a cons idera r a u n país
como una cosa, med i b l e con tres o cuatro magnitudes
numéricas, casi todas monetarias .
S i n embargo, en estos m i s mos organismos se encuen­
tran numerosos estudios que proponen i n c l u i r aspectos
menos g l obales, más cual i tativos, desde la vieja polémica
monetarismo-estructural i smo del 50 hasta el reci ente i n­
terés por l a dependencia económ ica, pasando por e l des­
cubrimiento de la d i stribución del i ngreso, las desi gual­
dades reg ionales, los factores soc i a l es y l os probl emas
pol íticos de l a " i m p l ementació n " .
Aq uí i ns i sti remos a fondo sobre l a necesidad de acla­
rar primero cuál es l a estructura cual itativa del país -y
en particular de su economía- antes de hab l a r de i n d i ca­
d ores g l obales cuantitativos. El énfasis en la cantidad,
el uso de estos números s i n aclara r su conten i do , cree­
mos que es una trampa ideológ i c a , y la l l amaremos l a
falacia cuantitativa. E l l a e s típica d e l "desarro l l ismo" y
p retende que l a esencia de todo P royecto N acional es u n
conjunto de tasas de crec i m iento.
Para evita r m a lentendidos, a c la remos que no se trata
de e l i m i nar la cuantif i caci ó n ; al contrar i o . Ya pasó l a
época el) \J IJ B podía d i scuti rse u n a pol íti ca económíca s i n
·74
1 '
datos numen cos tan abundantes que requieren auxi l i o
e lectrónico para ser manejados . Se trata sól o de no
usar l a a un n ivel en que puede s i g n ificar cualqui e r cosa,
s i no a p l i cada a conceptos cuyo conten i d o cual i tati vo ha
s ido p reviamente bien definido.
Daremos varios ejemplos d e esta falacia, y s e verá
aunque parezca menti ra, que en el fondo son todos tan
trivi a l es como creer que la fuerza de un ejército se mide
sólo por e l número de sus soldados.
En la base de esta falacia está el h e c ho que la eco­
nomía c lásica debe d i sti ngu i r dos n ivel es de actos econó­
m icos . En uno -el físico o real- se habl a de l a p roduc­
ción efectiva de bienes y serv i c i os : de trigo, m á q u i nas,
obreros . En e l otro --el financiero o monetario- se habla
de pagos, de valor en d i n ero, p recios, s a la rios, i ntereses .
Cada n ivel tiene su l enguaje adecuado y l a economía
d ispone así de dos l enguajes compl ementarios, en un dua­
l ismo que recuerda el de otras c i encias . Pero p refiere
usar uno solo: el monetario, en a mbos n i ve les.
Mediante p recios de algún tipo (de m e rcado , de cuen­
ta , de escasez ) . los b ienes y servicios, recursos y facto­
res, pueden expresarse en dinero, lo que permite sumar
manzanas y zapatos, máqu inas y edificios , maestros y ofi­
c i n i stas , tratar la producción como un todo globa l , cuan­
tificar, contab i l izar en f i n , i n strumento q u e fue crucial
para e l desarro ll o del capita l ismo mercanti l e i nd u strial .
En princi p i o es pos i b l e la traducción de un l enguaje
a otro en ambos sentidos, pem eso no h ace i n d i ferente
cuál de los dos se emplea. Desde l os físi cos h a sta los
f i l ósofos, todos los estudiosos saben hoy que cada len­
guaje se adapta a expresar ciertas ideas con más c laridad
que otras, y que ejerce una pres i ó n constante en favor de
cierto t i po de criterios, métodos, razona m ientos, s o l ucio­
nes. Sobre todo, cada l enguaje p uede sugerir problemas
d istintos , o d i s i mularlos. El l en g ua je de l a s partíc u l as no
ayuda a i nventar el m i c roscopi o e l ectró n i co , ni el de las
ondas a expl icar el efecto foto e l éctrico : cuando h a y len­
g uajes duales no hay que l im itarse a uno solo de e l los.
E l l enguaje conta b le , monetario, está adaptad o a las
necesi dades de l a empresa privada y e l m e rcad o , e n una
economía de l ucro. Cuando e l objetivo princ i pa l de la
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actividad econorn 1 ca es ganar d i nero, produci endo no i m­
porta qué ( l o producido pasa a ser en rea l idad u n sub­
p roducto de l a actividad de l ucrar) , e l cálculo de costos y
beneficios es i n d i spensabl e , y e l l enguaje monetario es e l
q u e más i nteresa. Para esta menta l idad l o más natural e s
pensar e n e l país corno una gran empresa, y e s a s í corno
nos proponen atacar l os problemas naciona l es de l argo
p l azo con criterios como " maxim izar la tasa de crec i m i en­
to ", " e l i m i na r el défic i t del gobierno" o " asegurar e l fi­
nanciam iento sano de los p royectos ". Nos i ncl i n a a des­
cuidar objetivos como la participación o el nacional i smo
porque no son fác i l mente expresables e n d i nero; con­
vierte los prob l emas educativos y sanitarios en d iscusio­
nes p resupuestarias, ve al Estado como u n " a d m i n i stra­
dor" y -en un terreno más suti l y p rofundo- es la base
de l a " cosifi caci ó n " del m undo actua l e n esta d i mensión
C m ica.
E l origen ideológ ico de las fal acias cuantitativas es
pues l a forma de producci ó n basada en l a gananc i a . Pero
ahora ya han adq u i rido una existencia casi autónoma, y
no parece que vayan a desaparecer necesariamente jünto
con l a empresa p rivada.
Es probable que se q u i era restar importancia a estas
observaciones. Al fin y al cabo l os econ o m i stas experi­
mentados saben muy bien lo que se esconde detrás de
cada indicador g loba l , y pocos textos de economía olvi­
dan poner algún párrafo de advertencia a l lector e n el
primer capítu l o . Pero estos temas -a d i ferencia de la
Mecánica Cuántica- no son de manejo exc l us i vo de Jos
espec i a l i stas ; son de i nterés popu l a r d i recto y expresar­
los en l enguaje fa laz no ayuda a l a gente a defender sus
verdaderos i ntereses.
Veremos ahora a l gunos ejemplos de estas falacias.
2 . El i n g reso y s u tasa d e c recim iento
Según la mayoría de los econom i stas , la mejor ma­
nera de med i r el " g rado de desarro l l o " de un país (para
defi n i c i ó n de " desarro l l o " ver más adel ante) es por su
ingreso anual por habitante. Muy groseramente, e l i ngre­
so, o producto , o val o r agregado es la suma de todo lo
que p roduce e l país , descontando l a p a rte que vo lvió a
usarse en ese m ismo p roceso de prod ucción. N o entra­
remos aquí a d i ferenciar entre i ng reso y p roducto, b ruto y
neto, i nterno-territorial y nacion a l , con y s i n impuestos a
las ve ntas y aranceles. Cuando hablemos de " in g reso" se
tratara_ del P B I -�producto bruto i n terno�, y se usa para
consumo, i nvers iones y exportac iones.
Nadie o l vida mencionar que debe ser com p l e mentado
con otros i nd i cadores, pero en concreto resulta que EE.
U U . tiene cerca de 4 .000 dólares por h a b i tante y Bol ivia
200, y · en eso --se nos d i ce� está la d i ferenci a . Una
fam i l ia tipo de 5 personas, en EE. U U . , d i spone p u es de
unos 1 .500 dólares mensuales . Una fortun a .
Para sal i r d e l " subdesarro l l o " pues, e l i ngreso debe
crecer muy rápido, y sobre todo más rápido que la po­
blación. De otro modo, aun si hay más para rep a rtir l e
tocará menos a cada uno. No se nos s u g i ere q u e mate­
mos a los viejos y enfermos -método seguro de aumen­
tar el ingreso p . h .-·- pero sí que dism i nuyamos l a nata­
l idad .
No nos d i straeremos d iscuti endo esta propuesta . La
pobl ación no crece nunca a más d e l 4 % a nual (Argentina,
me nos del 2 % ) , y el i ng reso s í -hay países, com o J apón ,
.
Chma, U RSS, que han tenido una tasa de creci m iento
anual del ingreso de a l rededor del 1 0 % d urante m uchos
años segu i dos-, de modo que el prob l em a demográfico
debe tratarse en otro contexto .
Observemos en p r i mer lugar que s i Bol ivia l ograra
hacer crecer su i ngreso p . h . al 6 % anual en Jo q u e resta
del s i g l o -lo que sería una proeza- l l egaría al a ñ o 2000
con � i l dólares p.h., o sea lo m i smo que Argen t i n a hoy,
on c1rras redondas. Para un país tan pobre , por l o tanto,
estas carreritas de crecim iento deberían parecer muy
frustrantes . M ucho más l es convendría pensar en cómo se
van a desarro l l a r que en cuánto: buscar nuevos caminos
en vez de seg u i r uno que les ofrece tan poco.
Argenti n a , con esa m isma tasa (6 % por h a b itante)
a l canzaría el n ivel actua l de los EE. U U . , lo cua l puede
parecer atractivo para l os adm i radores d e l american way
77
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\ '
of lile rea l . C l aro que para entonces los EE. U U . habrán
seguido creciendo, y estarán tal vez más l ejos de nosotros
que ahora, en térmi nos absolutos .
Pero tratemos de ver, por detrás de esos números, su
contenido cual i tativo, para no caer e n fal acias.
a) En primer l ugar, es evidente que estos promedios
pueden esconder graves des i g u a ldades soc i a l es . 4 .000
dólares al año es el p romed io de a l gunos que ganan mu­
chísimo más, y muchísimos que ganan mucho menos . Lo
correcto sería empezar notando esas desigual dades y l ue­
go cuantificar de modo que no queden d i s i m u ladas, para
ver si hay algún p rogreso hacia la i gualdad. Pues frecuen­
temente -esos i ncrementos de producto S !:} consi guen dan­
do cada vez más a los que ya tienen de sobra.
El concepto de d i stri bución del i ngreso es muy viejo
: e n economía , pero hace apenas u n par de décadas que
/¡'c omenzaron a hacerse estudios más o menos si stemáti­
k os -y no muy confiabl es- sobre lo que real mente su­
cedía en América del Sur a ese respecto . Esos estudios
quedan a l n ivel de i nformes de organismos técn icos , co­
mo CEPAL, y muy raras veces son mencionados por q u i e­
nes d i rigen los destinos de nuestros países . Es l óg ico:
dec i r que Bras i l ha estado creciendo al 5-6 % p.h. durante
los ú ltimos c i nco años hace pensar que l os regímenes
m i l itares autoritarios tienen sus compensaciones, pero l a
i l usión queda m u y m a l parada s i u n o sabe q u e a l l í l a m itad
de la población reci be sólo e l 1 5 % de l i ngreso tota l , m ien­
tras que el 5 % más rico se l l eva casi el 40 % (datos de
1 960, que no han cambiado gran cosa e n l a década si­
g u i ente) . Este 5 % ya goza de u n ingreso por persona
s i m i l a r al de EE. U U . , y tiene los hábitos de consumo co­
rrespondientes, m ientras que e l 20 % de l a población -1 8
m i l lones de bras i leños- perciben 60 dólares por año. ¡Y
a u n entre éstos hay grandes des i g u a ldades!
No está de n i ng u n a manera demostrado, ni siqui e ra
para los países e u ropeos , que e l aumento del i ng reso me­
d i o por persona d i s m i nuya las desigual dades automática­
mente. Por el contrario, cuando no hay u n a p o l ítica fi rme
al respecto, val e para la riqueza la m i s m a l ey de "con­
centración" que para el tamaño de las empresas o de l as
·
t
..
.l.'
c i udades, o de l os países : l os q u e ya tenían más s e l levan
cada vez más.
b ) U n segundo defecto de este indicador cuantitativo
es que ocu lta lo que real mente , físicamente, representan
esos 4.000 dólares en térmi nos de lo que recibe l a pobla­
ción. En esa c ifra están i n c l u idos los gastos m i l itares y de
seg u ridad i nterna, el control de l a cri m i n a l i dad y de l a con­
tam i nación ambiental y u n a gran parte de los g astos pú­
b l icos puramente burocráticos: l a " adm i n i stración " . Todos
estos " servi cios " tienen la característica de ser necesarios
sólo dentro de una organ ización social i rracional como l a
actua l . L a cuarta parte d e l i ng reso norteamericano está
dedi cada a estos menesteres, d i ri g idos s i m p l emente a sos­
tener la sociedad tal como es. Vemos, pues, q u e hay
argumentos económicos de efi c i encia, además de l os mo­
rales, para p referi r u n a sociedad s i n guerras, s i n contro­
l es de todo tipo y donde la contam i nación se i mp i d a antes
de que ocurra . . Nuestra sociedad es demasiado c ostosa;
como una m a l a empres a , tiene g astos i núti l e s deb i do sólo
a su falta de o rgan izaci ó n , que h u bi eran debido y podido
evitarse.
Cada vez que e l gobierno norteamericano a umenta
su p roducci ó n bél ica, s ube el P B I . ¿ Podemos creer des­
pués de eso que l a ve l ocidad con que crece el p roducto
mide e l desarro l l o de u n país?
e) En el resto " úti l " del i ng reso no todo es úti l tam­
poco, y eso desde dos p u ntos de vista q u e aquí examina­
remos brevemente porque se tratan con más detal le en
adelante .
Por una parte está l a l lamada "distri b u ción sectoria l "
d e l p roducto o i n g reso : q u é proporción c orresponde a ac­
tividades agrícolas, industriales de disti ntas ram a s , sa­
l ud , servicios, etcétera
· . Evidentemente no es lo m ismo
aumenta r el p roducto p roduciendo más automóv i l e s o más
educación y s a l ud , más a l imentos o más servicios de pe·
l uquería. Aun cuando son todas cosas necesarias, no
lo son con l a m isma p rioridad n i en l a m i sma c antidad ,
y eso depende además de las condiciones e n que s e hal l e
cada grupo soc i a l .
L a e l ección entre l a s distintas estructuras sectoriales
que puede tener el producto está l i gada a las m etas en
79
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términos de neces idades, a l est i l o de desarro l l o . Dos esti­
los muy d isti ntos pueden estar creci endo a la misma tasa,
y con costos soc i a l es también d i st intos, como puede
verse en el senci l lo eje m p l o numérico de la nota final
de este capítu l o .
Esto nos l l eva a mencionar e l problema de cómo es
que pueden sumarse a l i m entos , educación y corte de ca­
bel l o , para formar entre todos el P B I . En nuestro p lanteo ,
este problema no se presenta porque no l os mezcl amos:
damos metas por separado para cada uno de estos sec­
tores, medidas de la manera más adecuada a cada caso .
Pero para l a conta b i l i dad nac i ona l , basada en l a con­
vicción de que l a empresa es el modelo i deal de raciona­
l idad, era i mpresci n d i b l e l l egar a ese numerito que resu­
miera todo, como l a ganancia o l as ventas resumen l a
actividad empresari a l .
Existía, claro está , e l instru mento formal mente ade­
cuado para homogeneizar manzanas, motores y féretros:
e l l enguaje de los precios. Se m u lti p l i ca cada objeto o
servicio producido por su prec i o , ten i endo cuidado de no
contar dos veces los que l uego son usados en la p roduc­
ción de otros, y se suma todo .
Este m étodo no s i rve para los servicios g ratuitos,
como l a educación p ú b l i c a , y como ya sería demasiado su­
poner que la educación no vale nada, se la eval ú a por los
sueldos pagados . Así resulta que s i aumenta e l número
de maestros, aunque trabajen menos o e nseñen peor, e l
producto aumenta . Si se l es suben los salari os real es -es
dec i r, más de lo necesario para compensar la i nflación,
s i l a hay- también debería aumentar e l PBI, aunque la
enseñanza sea de l a misma cal idad y se i m parta a l m ismo
número de a l umnos. A la i nversa, ningún mejoramiento
de la calidad de la enseñanza sería reflejado por e l P B I .
Sin duda l os economistas estarían m á s tranq u i los s i
toda l a enseñanza fuera p rivada y paga, para poder apl i­
carle los m i smos métodos que a l as fábricas de zapatos.
Pero tampoco en la i ndustria e l PBI está l i bre de d i ­
ficu ltades. Los p recios cambian de un año a otro, y es
necesario e l i m i nar l os efectos de esos cambios para saber
cuánto creció " rea l mente " : a precios constantes.
Aritméticamente esto no es d ifíci l , salvo cuando apa-
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rece un artículo que antes no exi stía, desaparece otro, hay
cambios de modelos , etcétera. Pero es que no todos los
aumentos de precios son iguales. Algunos reflej a n proble­
mas serios de escasez que pueden agravarse o desapa­
recer con el tiempo; otros se deben a a u mentos de cos­
tos financieros, otros a s i m p l e afán especulativ o . ¿Cuál
es e l "verdadero" precio de u n tractor ? ¿ El que ten ía e l
año e n que empezó a fabricarse? Puede ser d emasiado
a lto porque se trataba de los primeros. ¿ El que t iene hoy ?
No, porque i n c l uye l a i nflación. ¿ D ism i n u i remos e l preci o
d e hoy con l a tasa general d e i nflación, o con l a d e l sector
i ndustrial ? No, porque contienen muchas otras cosas que
pueden haber ten ido d i ferentes g rados d e inflac i ó n . ¿Con
la de tractores? Tampoco, porque volveríamos a l prec i o
i n i c i a l q u e acabamos de rechazar.
Aunque s i empre p uede encontrarse a l guna solució n
a cada uno de estos problemas de tecnología con table, e l
efecto acu m u l ado e s muy i m p o rtante cuando s e quiere
estudiar e l crec i m i ento del producto a lo l argo d e muchos
años . Debemos adm i t i r sin e mbargo que para comparar
el PBI de un año con el del año anterio r , tienen poca i m­
portancia cuando la sociedad sigue su marcha continua y
regular.
M uy d i stinto es e l caso en que s e hacen cambios
bruscos porque justamente no s e está satisfech o con esa
marcha "continua y regular". Entonces l as c o mparaci o­
nes mediante e l P B I pueden producir m ás conf u s i ón que
claridad.
En efecto, así como l a reorganización total de una
fábrica puede i nterrum p i r temporariamente l a producció n ,
todo cambio soc i a l p rofundo p e rturba -casi p o r def i n i ..
ción-- las actividades económ i cas norma l es y p uede pro­
vocar un estancamiento o descenso del PBI durante algu­
nos años. ¿Toda revol uc i ón es mala, entonces ?
No es de extrañar que l os creyentes en ese n umerito ,
pero que se d i cen revo l ucionarios, se muestren v ac i l antes
cuando l l ega el momento de l a verdad , de i ntroducir l o s
cambios más profundos ( " s i e l p roducto s e estanca per­
deremos créd ito i nternacion al ") . Tal vez se senti rían
más tranq u i los s i aprendieran a i ntrodu c i r esos cambios
en el PBI como inversiones en reorganización sociopolí81
80
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tica, cosa que l o h aría aumentar. Pero l a cantidad de acti·
vidad política es la m isma para u n cambio fascista que
para uno soc i a l i sta . . .
d ) E l otro aspecto de l a parte " úti l " d e l P B I , que debe­
mos mencionar, no se refiere a l os distintos sectores pro­
ductivos y sus precios, s i no a l conten ido superf l uo de
cada uno de e l los.
A l comprar u n artículo se está pagando no sólo su
uso, s i no su presentación más o menos atraye nte , su
"diseño", l a original idad del envase, l a e l egan cia del co­
mercio donde se lo adqu i ere , los gastos de publ i c idad ,
relaciones públ icas , organizaciones de ventas, siste mas de
crédi to , prestigio de la marca , etcétera . Esto representa
una parte i mportante d e l preci o , tanto más importante
cuanto más " desarro l lado" es el país .
Buena pa rte del costo de una casa corresp onde a l
terreno e n que s e edifica. Y s i n e mbargo eso es u n regalo
de l a natura leza : como e l a i re , nadie ha tenido que traba­
jar para que exista . A pesar de e l l o , sus renta s se i nc l u­
yen en e l P B I .
Y agreguemos todavía e l consumo suntuario , por vo­
l untario y agradabl e que sea, pero que deforma e l signi­
ficado de las cifras. En l<uwait, el consumo por cabeza
es a ltís i m o , pero si descontamos los palacios, cad i l l acs,
joyas , etcétera , el cuadro resu lta muy d i ferente. Una c l í­
nica privada para ricos " produce" más , para l a contabi l i­
dad naciona l , que un hospi ta l gratu ito. U n automóvi l sport
contribuye más a este i nd icador de desarro l l o -el PBI­
que un camión del mismo tamaño.
Todos estos costos i n út i l es , sumados a los gastos in­
úti les que mencionamos en b), y las i nvers iones que
e l los exigen, serán l l amados aquí " producto superfluo". Es
todo aqu e l l o que una sociedad raciona l me nte ·organizada
podría supri m i r s i n dejar de satisfacer las necesidades
básicas.
Semejante def i n ición es tan poco rigurosa como l a de
producto , m ientras no d igamos expl ícitamente cuál es son
esas necesidades básicas, y este es u n j u ic i o de valor. Si
para los habitantes de EE. U U . e l l ujo y la guerra son ne­
cesidades básicas, tendrán poco p roducto superfluo. Para
los que no tenernos esa opinión, las pocas estadísticas
existentes (pocas porque las instituciones ofi c i a l es n � to­
can este tema ni por broma) m uestran q u e en l o s pa1ses
desarro l l ados el producto superf l uo es cada vez mayor .
E n EE. U U . es ya l a mitad d e l PBI .
Estas " n i m iedad e s " son las que v ienen escondidas
cuando se usa e l lenguaje cuantitativo -y por lo tanto e n
apariencia neutro y c i entífico- d e l i ng reso por person � .
Es un lenguaje fa laz; a l aceptarlo se nos m ete d� COII·
trabando todo un contenido c u a l i tativo, todo u n estJio de
desarro l l o : e l de los EE. U U . , e n bloq u e . Como no hay
nadi e que l o acepte e n bloque tal como es en la � e � l idad ,
es hora de abandonar ese lenguaje q u e nos tra1 c 1ona Y
emplear otro más adecuado a nues� ros fines, sea el que
proponemos e n este volumen o algun otro .
3 . Costos, p recios, rentabilidad
e
C uando un em presa rio estud i a la conve n iencia d
u
s
de
n
ó
i
mac
esti
una
hace
a,
l evant ar u n a nueva fábric
as
divers
r
tene
pued
que
o
n
térmi
,
dad
�
proba ble renta b i l i
mpara r
defin i ci ones, pero que en e l fondo con s 1 st � en ��
dan­
s10n,
mver
de
s
las ganan cias esper adas con los costo
.
ejano
l
l
a
que
o
do más peso a l futuro cercan
.
Esto depen de de los precio s actu a l es y futu ros -hi ­
n­
potéti cos- d e l merca do : precio s d e venta.' precio s de. co �
m­
O,
trabaJ
l
e
d
o
prec1
o
os
pra de i nsuma s y equ i pos, salari
r
terés o preci o del d i nero-t iempo . E l los permit en calcul a
nero.
i
d
de
nos
todo en térmi
La M i croeco nomía se ocupa ese n c i a l mente de este
problem a, ayudad a hoy por téc n i cas m atemát icas -com o
la I nvestig ación Operat iva-- y técnica s de campo -com o
0l Anál isis de Merca dos-, que están d ejando ya en se­
gundo p l ano a la m i s m a tecnol ogía de p roducc i ó n , ya que
ésta habitu al mente se compr a, alqu i l a o i mita ( s alvo e n
l a s grande s corp o raci ones i nnova dora s ) . Todo esto se
mencio na como prueba de la " raciona l i dad" del sistem a ;
ast
¿ H ay algo más racion al que l a matem ática? R e su lta
estos
con
hecho
ón
ntraci
que hasta u n camp o de conce
criteri os es racion al .
83
82
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En rigor, desde que existe un a m p l i o mercado de ca­
pitales, un Estado proveedor de i nfraestructura (el ectri­
cidad, caminos, parques i ndustriales) y la "transferenc i a
de tecnolog ía " a través de l a venta de patentes , royalties,
know-how y marcas , esos cál c u l os se pueden hacer con
bastante exactitud . Sólo a l gu nos factores como la i nfla­
ción l es qu itan seguridad, y a eso se debe que los empre­
sarios la odien a pesar de que casi s i emp re los favorece .
El empresa rio de hoy ya no es e l creador, e l conductor
de hombres que arriesgaba su p ropi o capital en una aven­
tura casi romántica . Hoy pide créd ito para comprar sus
máqu inas y constru i r sus edificios : su principal criterio
de compra no es ya tecnológico, s i no de faci l idades cre­
diticias . Si tiene a lgunas ideas p ropi as las olvida porque
es más fáci 1 adq u i r i r todo en el mercado: contrata u na
compañ ía para sel eccionar su personal , otra para e l aná­
l is i s de mercado, otra para l a p u b l i cidad , otra para o rga­
nizar la i nsta lación y funcionami ento de las máquinas.
Compra o alqu i l a l a tecnol ogía j u nto con los técni cos que
la pondrán a p u nto y hasta e l derecho de usar una marca
ya conocida para no tener competencia. M uchas máqui­
nas de uso general -computadoras , copi adoras , tractores ,
cosechadoras-- se a l q u i l a n tambi é n , así como edific ios en
parques i ndustr i a l es , con fuerza motriz, vapor y demás
servicios ya instal ados . Por ú ltimo hasta e l i m i na los ries­
gos pagando seguros. Puede obtener e ntonces , por s i m­
p l e suma, sus costos total es por mes y compararlos con
l as ventas aseg u radas por la publ icidad y el aná l i si s de
mercados .
A esto se reduce en general l a actividad productiva
del empresario medio y grande de un país como el nuestro,
mal l lamado empresario naciona l , porque lo que p roduce ,
cómo l o p roduce y l o que hace con sus ganancias depen­
den de l as moda l idades exi stentes en el mercado, i mpues­
tas por el l iderazgo extranj ero. Para tener vuel o propio
hay que a lcanzar un tamaño desusado en estas l atitudes,
o .ser un " bo l ichero" i nd ividua l , a p u l m ó n .
El tal ento empresarial es m á s bien necesario para
conseg u i r créd itos -parte de l os cuales emplea e n ope­
raciones usurarias-, lograr regímenes de excepción para
i mportar más de l o que necesita, facturando a p recios
mayores y depositando l a d iferencia en el extranjero ; eva­
d i r i m puestos, hacer relaciones púb l icas con l o s l íderes
s i nd icales para lograr mayor " comprens i ón ' ' , y m i l otras
a rti mañas d e l manejo del d i n e ro . N u e stra é l ite indus­
trial de poder no tiene p l anes estratégicos -eso q ueda a
cargo del h e m i sferio norte- s i no tácti cos , y se conforma
con mantener una capacidad de maniobra que l e s perm ita
aprovechar l as coyunturas y fluctuaciones m onetarias
(ejemplo típico, los n egociados con deval uaciones) .
M uchos empresarios pequeños n o t i e nen conocimien­
tos de " la vida" sufi cientes para entrar en este j uego, y
e l l os sí arri esgan sus ahorros y pone n s u trabajo perso­
nal s i n la menor segu ridad, s i rvi endo de col c h ó n a l o s
m á s grandes contra l a s fluctuaciones d e l mercado y ha­
ciendo equ i l i brios entre sus deudores y a creedores . Quie­
bran, desaparecen, vue lven a aparecer, tratando d e man­
tenerse a flote en ese Mar de los Venci m i entos que
absorbe todas sus energías mentales. U nos pocos alcan­
zan esa " masa crítica" que les permitirá ascender, aspirar
a créditos i m portantes . Otros encuentran a l g ú n "nicho ·
ecológico" como e l comercio, que l es d a mayor seguridad
a cambio de menores gananci a s , y se aferran a él y sobre­
vive n , temerosos de cualqui er confl icto socia l q u e pueda
desprenderlos de ahí.
Sólo las g randes corporac iones m u ltinacional es tie­
nen a l g u nas de l as v i rtudes de aque l l o s arqueti pos em­
presariales, pero sin empresarios -reemplazados por l a
o l iga rquía gerencial- y con escaso ri esgo, dado e l res­
paldo de sus enormes capita l es financi e ros pro p i os .
El resto vive a m e rced de l os bancos y d e m á s entes
financi eros que, siendo empresas privadas o i m b ui das d e
su espíritu , sólo prestan a . q u ienes p ueden d a r sólidas
garantías.
Pero todo esto no destruye sino confirma la impor­
tancia del criterio monetario d e rentabi l i dad , s ó l o modi­
ficado por las infl uencias personales q u e puedan ejercer
los miembros del d i rectorio (pero es d ifíc i l ten e r miem­
bros del d i rectorio i nfl uyentes s i la empresa no es sólida) .
Esto es aceptado y santificado por e l sistem a cap i ­
tal ista : e l objetivo d e l empresario e s g anar d i n e ro y n o
i mporta l o que produce con t a l q u e se l o compren. Los
84
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economistas l i bera l es afirman que " e l mercado", con " ma­
no i nvis i b l e " -o sea la l ey de la oferta y la deman da- l o
obl igaría a producir l o que l a sociedad requiere .
Sabemos hoy d e sobra q u e esto no e s ci erto : e s a mano
i nvi s i b l e está telecontro! ada en g ran parte por l as g ran­
'
des empresas y los gobiernos . Más aún , l a i nf l uencia de
l os consumidores sobre el mercado está d i storsionada
por la publ icidad y por l os defectos de la d i stribución del
ingreso . El mercado está formado por q u i enes pueden
pagar, y por lo tanto se orienta hacia e l consumo "de
cúpul a " , fuera del a l cance de la mayoría y con gustos muy
espec i a l es . Tanto que hoy tenemos u n a n ueva categoría
de enemigos de la m i seria: los que creen que es mala
porque no permite "ampliar e l mercado" , aumentar las
ganancias y así acel e ra r " l a di námica del desarro l l o " .
Puesto q u e l a ún ica conducta raciona l d e un empre­
sario orientado por el lucro es -por def i n ición- maxi­
m izar su ganancia, tiene que considerar i rracional , desas­
troso -incl uso pecaminoso- operar en condiciones en
que los costos monetarios son mayores que los ingresos
monetarios. Fác i l mente cometen entonces la fal acia de
a p l icar este criterio l ucrativo a empresas cuyo objetivo
no es e l l ucro, s i no l a producción de ciertos bi enes o ser­
vicios considerados necesarios para e l país .
Ya no está de moda p rotestar contra l a escu e l a pCI­
b l ica o e l ejército -que funcionan a " pura pérdida"- a
pesar de haber escuel as privadas y ejércitos mercenarios;
pero sí se afirma que e l ferrocarri l es poco " renta b l e " ,
que no puede " competir" c o n el transporte carretero, q u e
debe aumentar s u s tarifas o cerrar . Y l o m ismo para mu­
chos otros servicios y empresas públ i cos. La palabra
" subsidio" tiene mal olor, porque significa que el gobierno
está pagando -con el d i nero de los impuestos- las pér­
didas de una empresa no renta b l e .
Esta actitud ha s i d o a menudo criticada p o r contra­
d i ctoria, ya que los empresarios están reci b iendo cons­
tantemente subsid ios de todas c l ases. El más general tal
vez es l a protección arance l a r i a : s i no fuera por l os i m­
puestos a los artículos i m portados, éstos i n undarían e l
mercado p o r su baratura y cal idad , y las empresas nacio­
nales no sobrevivi ría n .
86
Pero esto no es considerado subs i d i o por l o s empre­
sarios l i bera l es, porque el gobi erno no g asta d i nero con
esta medida sino que, al contrario, lo percibe. Es claro ,
aquí los que otorgan e l subs i d i o son l o s compradores, q u e
pagan p recios m á s a ltos, pero esto n o s e considera ma lo :
e l único subsidio repudiable, parece, es e l que i nvolucra
un desembolso de d i nero por pmte del gobiern o .
El Estado tiene centenares de instrumentos para d a r
d i n ero s i n q u e " hu e l a " mucho a subs i d i o . Sin h ablar de
l as medidas para favorecer a los expo rtadore s , recorde­
mos sólo las que abaratan el costo de l a mercad ería pri n­
cipal de l a empresa privada : el d i nero. El gobierno puede
pagar más rápido, dar o perm itir dar créditos, �>c rvir e: J
garante para créd itos extranjeros, camb i ar l a tasa ofi c i a l
d e i nterés , perdonar m u ltas , ofrecer " b l anqueos de cap i ­
tal e s " , etcétera.
Pero son todos medios i n d i rectos. En el b a lance de
la empresa privada s i empre hay ganan c i as como resulta­
do fina l . S i no, va camino de la quiebra . Cuando una em­
p resa púb l ica presenta pérdidas constantes, no e s renta­
b l e , debe desaparecer o sufrir algu n a reorgan i zación a
fondo. ¿ Hay a l go de cierto en esto? Veámoslo e n el len­
g uaje físico.
L a rentabilidad n o monetaria
En una sociedad orientada por un P royecto Naciona l
d e satisfacción d e necesidades, estos c riterios moneta­
rios no se a p l ican.
S i se ha decidido que cada persona debe tener u n
par d e zapatos nuevos el mío p róximo y dos p o r año a
part i r de 1 976 , ya sabernos cómo se procede. Las fábricas
existent es p roducirán su parte , se i rán construyendo otras
p l an ificadamente y se importará lo q u e falte, exportando
a cambio otra cosa.
Puesto que adoptar un P royecto N acional s i gnifica
haber demostrad o p reviamente su via b i l idad fís i c a , sabe­
mos que exi sten suficiente capacidad i n stalada , recursos
humanos y naturales, organización y capacidad i nnovado87
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ra para satisfacer esa meta y todas las otras, s i m u ltánea­
mente (con la i ncertidumbre de l os factores que no con­
tro lamos -cl im a , pestes , catacl i smos, p recios i nternaci o­
nales, tiempo de gestación de i nnovaciones- ya tenida
en cuenta ) . E l d inero no parece tener n i ngún pape l . No
se habla de ganancias n i de pérdidas, sino sólo de l o que
hay que fabricar porque así se ha decidido y es pos i b l e .
· L o más parecido a rentabi l idad aparece e n dos con­
textos:
a) Si hay dos maneras de p roducir zapatos, ¿ cuál
e l e g i remos ? La respuesta es , en esenc i a : l a que gaste me­
nos del recurso más escaso. Si ningún recu rso es escaso,
l a respuesta depende del Proyecto Nacional : l a que per­
m i ta aumentar más l a meta mejor val uada (por ejempl o , l a
que permi ta ahorrar más trabajo humano) .
Estos criterios se parecen a l a renta b i l idad, s i pone­
mos a los recursos precios de escasez global (de l as me­
tas hablaremos de i nmedi ato) . No los precios d e l mer­
cado, sino otros que reflejen mejor l a Importancia para
el país -no para una empresa a i s l ada- de d isponer de
un poco más o un poco menos de cada recurso. Estos
p recios, por ejempl o , son cero cuando un recurso sobra ,
cosa que no sucede nunca con s u p reci o de mercado, y
por l o tanto no son iguales a éstos .
b) S i no hay v i a b i l idad fís ica a l estu d i a r un Proyecto
Nacional , ¿ cuáles metas reduci remos ? Neces itamos un
criterio comparativo de l a i m po rtan c i a , no de las metas en
s í, sino de pequeñas reducciones en e l las (o aumentos
en el caso en que sobran recursos) .
Ponderar pequeñas va riaciones equiva l e a darles va­
lor o ponerles preci o . Estamos cuantificando, pero a par­
tir de una situación cualitativa bien definida : las metas
e l e g i das en primera aproxi mación. El criterio de renta­
b i l idad es ahora reducir las metas hasta que l os recursos
a lcancen para cum p l i rl a s , de manera que sea mínima l a
1 pérdida d e valor, según esos prec i os marginales relativos,
que tampoco tienen nada que ver con los precios del mer­
• cado : m iden e l " valor de uso" en vez del "valor de cam­
* b i o " , para usar l a term i n o l ogía m a rx i sta.
Como se ve , nada de esto tiene que ver con i ntereses,
salarios, a l qu i l eres y demás var i a b l es monetarias . Pero
;j'
estos criterios no monetarios no son excl usivos de una
soci edad ideal futu ra; ya pueden y deben apl icarse a to­
dos los servic ios pC1 b l icos.
Así, pues : no i nteresa en absoluto que una e mpresa
del Estado, como los ferrocarri l e s , gane o pierda dinero
debido a sus gastos y los preci os que cobra. La cuestión
es s i debe o no ofrecer ese servicio a c i e rtos g r upos so­
c i a l es y, en caso afirmativo, s i podría ofrecer l o usando
menos recursos físicos : hombre s , máqu i n a s , i nsumos.
Con l a fal acia de l a renta b i l i dad se p retende mezclar
esta cuestión de efic i encia, i n d i scuti b l e , con el p roblema
de la v i a b i l idad socia l , distributiva, de esa meta . Si los
b i l l etes de ferrocarri l son caros, el servicio estará ahí,
pero no l o podrán usar los grupos de bajos i ng re sos . Si
la meta era que éstos también lo usaran y se desea cum­
p l i r l a , puede hacerse i n c l uso g ratuito, como la educación
públ ica.
Esto s i g n ifica, sabemos, una redistri bución d e i ngre­
sos : los más ricos perderán un ingreso equival ente al que
ganan así los pobre s ; por eje m p l o , a través de i mp uestos
con l os que se pagarán los costos monetarios d e l ferro­
carr i l . Pero eso estará previsto exp l ícitamente en el Pro­
yecto Naciona l , que si da metas para cada grupo soc i a l
es p a r a q u e l l eguen a s u s manos .
Por l a ig ua ldad d e l producto y el i ng reso, h a y siem­
pre una manera de d istribuir el d i nero q u e permi te a cada
grupo soc i a l pagar los consumos que e l P royecto l e asig­
na, a cada empresa pagar sus i nvers i ones y al gobierno
tener equi l i brio presupuestario (supon i endo que h ay vía- .· ·
b i l idad física y, por l o tanto , equi l i brio del b a l a nce de ·
pagos) . Pero es claro que esto i m p l ica e l fin de l a l ibre .
empresa: los empresarios tienen que p roduc i r l o que e l ·
Proyecto Nacional l es i ndica, a los pre c i os estab lecidos
en é l . No l es está perm itido man iobrar cada uno por su'1
1
cuenta , en busca del máximo de ganan c i a .
El d i nero anón i m o no es e l métod o ideal d e pagos
para lograr todos esos equ i l i brios s i m u l táneos , p ues los
errores y fluctuaciones tienden a concentrarlo e n pocas
manos . En tiempo de guerra, l a s tarjetas de raci o namien­
to han funcionado de manera i mperfecta , pero m ejor que
el d i nero . Las computadoras abren hoy nuevas posi b i l i·
89
88
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dades , apenas exp loradas por las tarjetas de crédi to (véa­
se cap. 111-H ) . No es un p roblema fác i l , pero de n i ng ú n
modo parece de los m á s difíc i l es que haya resuelto e l
hombre. Para cada p a í s , época y est i l o debe h a b e r !.tn
s i stema de medios de pago que dé v i a b i l idad soc i a l a l
esti l o y que s e a renta b l e en nuestro sentido de eficiencia
física : que use e l mínimo pos i b l e de recu rsos escasos
-como computadoras- en su organización y funciona­
m iento.
.
4. El financiam iento y el ahorro
Cada vez que el hombre de la cal l e se pregunta por
qué no se rea l izan en su país las obras cuya necesidad
es evidente para todos -desde l a remode lación de una
c i udad hasta l a pavi mentación de una cal l e-, la respuesta
es que no hay quien las financie.
Es una respuesta aceptada , porque ese hombre vive
el m ismo problema cuando qu i e re constr u i r su casa , y s i
tiene ambic iones empresariales, cuando q u iere i nstal a r
una fábrica o un comercio. Pri m e ro hay que conseg u i r e l
d i nero y l uego s e hará l a obra ; en cuanto fal te d i nero, l a
obra s e detendrá.
Cada uno de los proyectos que están en marcha -di­
ques, fábricas , caminos, viviendas- comenzó así, con un
crédito conced ido por a l g ú n organismo financiero -na­
ciona l o i nternacional- y " capitales" compl ementarios
s u m i n istrados por el i nteresado y el gobierno. Estos ca­
p ital e s s e obtienen, en genera l , haciendo un l l amado al
espíritu de ahorro de l a gente : vend iéndoles acciones, lan­
zando e mpréstitos y mediante m i ! i nstrumentos más, que
demuestran cuánto esfu e rzo menta l se dedica a este p ro­
blema.
L a misma palabra " i nv e rsión " evoca e n nuestro hom­
bre l a i dea de a l go que hacer con el d in e ro que se tiene,
y no la de i nsta l a r una fábrica, que es su sentido más
l eg ítimo. En este sistem a soc ia l , en el principio está e l
d i nero.
Parece entonces que debemos concentrar nuestra
atención en las pos i b l e s fuentes de capitales, portarnos
correctamente frente a los bancos y demás org a n i smos
financieros para ser " d i g nos de c rédito " , y frente a nues­
tros compatriotas con p l ata para que la a horren y quede
d i sponi b l e aquí, en vez de gastársel a toda o depositarla
en cuentas su izas. Sin el ahorro de la g ente rica -depo­
s itado en l os bancos- no habrá d inero p a ra i n i c i a r obras.
Se p i e rde así u n poco de vista e l carácter de las obras a
real izar: su u rgenc i a , sus prioridades , sus mod a l idades
de p roducci ón e i nsta l ación . Si hay crédi to para comprar
motores X no vamos a comprar Z, aunque téc n icamente
sean preferibles; si e l Banco M undial da créd itos para
construi r una p lanta de a l u m i n i o pero no una de acero,
qué duda cabe sobre n uestra decisión.
Lo tenemos g rabado a fuego : i nversi ó n es d i n e ro y ese
di nero p roviene del ahorro. H ay i ncluso una famosa iden­
tidad matemática en economía : " ahorro es igual a inver­
s i ó n " . La tasa de ahorro -d icen los economistas- es e l
mejor indicador d e l a capacidad de desarro l l o de u n país .
S i fal l a el ahorro " i nterno" ( e l de los " nativos" ) h ay que
recurri r a l ahorro externo ( i nversiones y créditos extran­
jeros ) .
Veamos cuánto h a y d e c i e rto y cuánto d e falaz en
estas afirmaciones, y para eso empecem os ana l izándolas
desde nuestro punto de vista " necesi tarlo", p l a n ificador .
Cuando u n Proyecto Nac i o n a l nos d a l a s m etas de
todo tipo a cump l i r e n los próxi mos años, debem os dife­
renciar tres casos:
a ) E l Proyecto Nacional es viable físi camente y nunca
hay desequ i l i brios importantes e ntre i m portacio­
nes y exportaciones.
En este caso, e l p l an de acción e s automático: las
metas nos perm iten calcular los aumentos de p roducción
necesarios para cumpl i rlas -tanto de b i e nes y s e rvicios
finales como de los i ntermedios que e l l os requ ieren­
y, conociendo l a capac idad i ni c i a l de producción , eso nos
dice qué n uevas fábri cas -o a m p l i aciones de fábri cas­
hay que construi r , y cuándo, teni endo e n cuenta tambiér
las que dejan de prod u c i r por vejez u obsolescen c i a . Esto
a su vez requ i ere máquinas, edificios y s ervicios, que se
toman en cuenta s i m u l táneamente, y que a su vez requie­
ren i nsumos y fábricas n uevas.
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Si hay tiempo para constru i r todas esas. nuevas fá­
bricas, se las construye y e l problema termi na a l l í. Por
supuesto no sólo se necesita tiempo, s i no también recur­
sos humanos y recursos natural e s , pero genera l mente e l
factor cruci a l e s e l tiempo: con ti empo sufici ente s e en­
trena a l a gente y se descubren y exp lotan nuevos yaci­
m ientos .
Pero eso puede demorar demasi ado : s i fa lta cemento
para las viviendas que el Proyecto d ispone, hay que i n sta­
l a r una n ueva fábrica, pero eso l l eva un par de años te­
n iendo todos los equ i pos. S i , además , hay que constru i r
una fábrica d e hornos rotatorios para cemento y esperar
que entre en p roducción antes de i n sta l a r l a fábrica de
cemento, el lapso aumenta . Y s i , además, hay que i nstal a r
nuevas siderúrg i cas para produ c i r el acero necesario para
esos hornos, y fábricas de máq u i nas para constru irlos, y
energía para todo e l l o , e l tiempo tota l de gestación puede
ser de década s .
Pero como p o r h i pótesis tenemos " sa ldos exporta-"
bies", o sea capacidad de sobra en sectores que i ntere­
san a otros países , podemos comprar en el exterior los
equi pos e i nsumas que nos faltan y ganar ese tiempo.
Se cumple e l Proyecto Nacional y las palabras "fi­
nanciación " , " créd ito" , " ahorro" no han aparecido, a pe­
sar de haberse l evantado todas las fábricas, diques y c i u­
dades necesa rios.
Para ver por qué, recordemos que l a fi nanciación tiene
dos funciones concretas , rea l es :
-As ignar prioridades a las obras: las que n o tienen
financiación no se hace n .
-Comprar tiempo, comprando a créd ito en vez d e
p roducir.
En e l s i stema capita l ista-l ibera l , las i n i c i ativas sobre
nuevas obras provienen de los empresarios p rivados , pero
no todas se rea l iza n , s i no sól o las que cons iguen finan­
c iación, l a cua l actúa a s í como u n perm iso o v i sto bueno
para seg u i r ade l �� te. N unca se apl icó total mente, y s i n
duda e l l_o � roel u c 1 n a e l caos por fal ta d e coord i nación y l a
.
desapa nc10n d e l a s empresas pequeñas, pues l o s orga­
n ismos financieros privados prefieren p restar a q u i enes
dan mayores garantías de devolver.
··
l
La i ntervención del Estado dando a l g una i nformación
y d i rectivas genera l e s , y orientando parci a l mente el cré­
dito a través de normas y de sus propios banco s , evita
ese desastre tota l , reduciéndo l o a las d i mens iones que
todavía estamos tol erando.
El Proyecto Nacional ha tomado ya todas las decisio­
nes y, por l o tanto, ese papel d e l finan c i a m i ento desapa­
rece. Sabiendo por anticipado q u e hay q u e construi r tal
fábrica en ta l l ugar en tal momento, porque es n ecesaria
para cump l i r las meta s , y exi sti endo por h i pótesis de via­
b i l idad los obreros, técn icos y equipos ( p roducidos o ad­
q u i ridos). sólo se req u i ere que a lguna i n stitución ejecu­
tiva tenga autoridad para reu n i r l os y h acer la o bra. E n
los capítu los VI y VIl trataremos d e l o s probl e mas d e
organización i nstitucional q u e esta tarea i m p l ica, p e ro que
no hacen al caso aquí.
En cuanto a ganar tiempo, n o es necesario, p o rque l o
que debe i mportarse s e paga e n e l acto con l a s expor­
taciones.
S i el Proyecto Nacional adm ite la e mpresa privada
--aunque s i n poder ele dec i s i ó n sobre l as i nversiones ,
pues ya están e legidas en él- aque l l a " i n stituci ó n ejecu­
tiva" será la empresa, y la "auto ridad" consisti rá en dar l e
el d i nero o las órdenes d e pago para compras y s ueldos .
Es u n a financiación, p e ro automática, s i n prob l e m as : se
decide pri mero cuáles son l as i nversiones fís icas -las
obras a rea l iza r- y l uego se d a el di n e ro necesario para
l as transacciones.
Ese d i n ero puede i ncl uso d esaparec e r del tod o , si se
organiza u n s i stema de "clearing" o compensac i ón con­
tinua ele pagos automatizada (véase capítu l o V) .
Si hay v i a b i l idad social -es deci r, s i a cada uno l e
l l egan efectivamente l os bienes y serv i c i os q u e e l Pro­
yecto Nacional le asigne-, desaparece e l ahorro indivi­
dua l : nad i e pone d i n e ro en los bancos . El ahorro pasa a
ser una ficción conta b l e : de l o que se p roduce ( d i recta­
mente o a través del comerc i o exterior) y no se usó e n
ese m ismo p roceso, u n a parte l a consu m e la g ente, otra
se emplea en i nversi ones y e l resto se guard a ; no hay
otra pos i b i l idad cuando las exportaciones igua l a n a l a s
i m po rtaciones . Si queremos l l amar ahorro a l o q u e no
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se gastó en consumo, el ahorro existe s iempre . V s i
además l lamamos i nversión a l a i nversión verdadera más
l o que se gua rda (aumentos de stocks), no hay duda de que
obtendremos la identidad ahorro igual a Invers i ó n . En
nuestro caso, los que " ahorran" serían el gobierno y . las
empresas, formal mente , pero en esenci a es e l país como
u n todo.
Veamos el segundo caso :
b) E l Proyecto Nacional no es v i a b l e fís i camente .
No hay más remedi o entonces que sustitu i rl o por otro
menos ambici oso; posterga r ciertas m etas para más ade­
l ante Y durante ese tiempo l evantar las fábricas necesarias
para que entonces se puedan cumpl i r.
E � t� . es e l sentido fís i co d e l ahorro: "ajustarse e l
. .
.
cmturon , sacnf1 car metas d e consumo y usar esos recur­
sos ( � ísicos) para crear las con d i c i ones en que puedan
, ade lante. El ahorro se transforma en i n­
cump l i rse mas
versi ó n .
Pero tampoco en esto tiene n i ngún papel esenc i a l e l
d inero. L o que estamos ahorrando en real idad s o n l o s
recursos escasos , que no nos . a lcanzaban para cump l i r l as
metas .
e) El Proyecto Nacional es fís i camente viable, pero
con deseq u i l i b r ios i n ic i a l es de comercio exterior.
Es deci r, durante a lgunos años l as exportaciones
no a lcanza rían para pagar las i m po rtaciones nece­
sarias, pero l uego serían sufic ientes para e l l o y
para pagar los i ntereses usual es de l as deudas
contraídas e n estos años.
Ahora sí aparece la necesidad de financiación e n
d inero (extranjero) para comprar tiempo: superar los años
i niciales de déficit. A l g ( m o rganismo financiero i nterna­
cional tiene que creer en nuestros cálculos y en nuestra
p romesa de que más adelante pagaremos lo que nos pres­
ten y sus i ntereses.
I nternamente l as cosas no h a n cambi ado con respecto
a l caso a ) : el financiamiento p ierde su carácter crucia l ,
pues las deci s iones están tomadas e n e l P royecto, y l os
medios de pago se asignan consecuentemente, y no a l
revés .
Pero a l requer i r crédito a organismos que e l país no
controla se arriesga el poder de deci s i ó n . El los no están
obl i gados a p restarno s , pueden ped i r garantía s, d udar de
nuestros cál c u l os , sugerir mod i ficacione s a nuestro Pro­
yecto, exi g i r contro l e s .
Cuando e l Proyecto Nac i o n a l h a s ido expl íc ito e n
cuanto a sus metas de i ndepend encia económi ca s e tiene
un criterio para aceptar o rechazar esas exigenci as, así
como para dec i d i r si e n vez de créditos se aceptará n i n"
vers iones d irectas de empresas extranjer as, y en qué con­
d iciones.
En rea l idad, a l estudiarse la viabi l idad física de un
Proyecto Nacional debe l l egarse de antemano a una esti­
mación de cuál es e l máximo déficit de comercio exterior
tol erabl e , dadas las metas de i ndepende n c i a y l a s carac­
terísti cas más p robab l e s de los organism os finan c i e ros i n­
ternaciona l e s . Puede resultar a s í que u n a meta a m biciosa
de i ndepende ncia económ ica obl ig ue a rebajar c i e rtas me­
tas de consumo para que haya viabi l id a d . Esa s e rá una
típica decisión sobre v a lores no compara bles , b asada di­
rectamente en la ideolog ía de q u i enes l a tomen . Así es
siempre, de todos modos, y este método tiene l a ventaja
de obl igar a hacerlo a l a vista de todos.
En una economía p l a n ificada según m etas -necesida ­
des- no hay pues problemas de ahorro monetar i o , cré­
ditos, financiaci ón , s a l vo en todo caso de financiaci ón
externa compati b l e con e l g rado de independe nci a que se
ha decidido mantene r . Si ésta es poc a , podrá ganarse
mucho tiempo en el p roceso de i nsta l a r fábric a s , pues
habrá mucha ayuda extranjer a , pero se perderá control ,
..
poder de decisión, y l a s fábricas que s e l evanten termina
rán no siendo l as que e l Proyecto Nac i o n a l prop o n ía , sino
las que e l agente financiado r p refiera.
Y así volvemos a l aspecto fundamental de e sta fal a­
e l uso d e l l enguaje monetario en l o s probl e mas de
:
a
ci
i nversión y financiam i ento s i rve para esconder q u e l o que
está en juego es e l poder d e decisión. ¿ Quién e l i ge qué
fábricas se van a constru i r ? Nos están condiciona ndo pa­
ra que contestem os : " e l que tiene d i n e ro para i nvertir".
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5. Las exportaciones com petitiva s
H emos supuesto repetidas veces que cuando a l g o
q u e necesitamos no puede producirse de i nmediato en e l
país , queda l a pos i b i l idad d e comprarlo e n e l exterior.
Para paga r esas i mportaciones tenemos que exportar; no
hay l a menor duda a l respecto . Nadie nos va a rega lar o
p restar i ndefin idamente lo que necesitamos, y tomarlo
por l a fuerza no es buena éti ca , por más precedentes
h i stóricos que podamos menta r. Además, ya no está e l
horno p a r a esos b o l l o s .
Así p la nteado, e l problema de las exportaciones pue­
de d iscutirse racional mente. Se cal c u l a primero cuánto
necesitamos i mportar y su probable p reci o , y luego se
hace un aná l i s i s del mercado i nternaci onal para averiguar
qué cosas podríamos exportar para pagarlo , y l a p ro­
bable evo l ución de sus p recios , ten iendo en cuenta
la competencia de otros países que están con el m ismo
problema que nosotros.
En este aspecto d e l anál i s i s del mercado i nternaci o­
n a l , e l país se comporta de manera l evemente s i m i lar a
una gran empresa que q u iere vender sus p roductos. Pero
esta l eve anal ogía ha sido esti rada y deformada hasta
convertirse en otra de las fal ac i as que estamos tratando
de acla rar.
Así como una empresa q u i ere vender lo más pos i b l e
para ganar m á s , se n o s p ropone q u e n o s dedi quemos a l
negocio de l a exportac i ón por s í m i s m a , Dlvidando cuál
fue e l origen del p roblema. H a bría que exportar lo más
pos i b l e ; ya encontraremos en qué gastar las d ivisas así
obte n idas y, s i sobran a lgunas , l as m antendremos en re­
serva, cosa que mejora nuestro status i nternacional. To­
dos los países desarro l l ados son g randes exportadores,
\mitémoslos .
Además es frecuente que l os p reci os de los p roduc­
tos i ndustria les suban y que los de p roductos agropecua­
rios bajen, l o cual demuestra l a ventaja de no l i m itarse
a exportar a lgunos de éstos solamente . ( Este es el famo­
so problema de los " efectos desfavorables de la variación
de los térmi nos del i nterca m b i o " : suben los p recios de
nuestras i mportaciones porque son casi todas industriales,
l
i
y bajan o suben menos l os de n uestras exportaciones tra­
d icionales: trigo, carne, café, azúcar, bananas y h asta mi­
nera l e s , salvo petróleo.)
No es extraño entonces que s e estim u l e n las " expor­
taciones no tradicional e s " , se l a s l i bere de i mpuestos, se
les permita la libre importación de lo que necesitan para
p rod u c i r lo que van a exportar, y que i n c l uso se i mporten
fábricas enteras cuya p r i ncipa l actividad d urante m u chos
años será exportar.
La cosa tiene i ncl uso una j u stificac i ó n teórica : la di­
visión i nternacional del trabajo. Cada país se espec i a l iza­
ría en a l gunos b i enes que sabe p roducir b i e n , y l o s i nter­
camb i aría con l os demás, en un mundo fel iz gui ado por
el comercio i nternaciona l . No d i s cutiremos aquí e l fondo
de esta tes i s , porque de todos modos no tiene p ies ni
cabeza en un mundo en conf l icto como el que e stamos
viviendo.
Volviendo a la pol ítica de exportar todo lo posible,
nos encontramos de i nmediato con el p roblema de la
competencia con otros exportadores. Si la Argent i n a de­
cide exportar pol ímeros para text i l es s i ntéticos , l o que
hace es com p rar una patente en el hem i sferio n o rte Y
traer de a l l í l a s máqu inas y hasta los i n g e n i eros q u e las
pongan a funci onar. A menos q u e pague sueldos de ham­
bre a los obreros, el costo del p roducto no podrá s e r más
bajo que en EE. U U . , Japón, Ale m a n i a y otros fuertes p ro­
_ ,
ductores que ya están operando en el m e rcado m und1al
tienen sus p ropias flotas y organizaciones d e ventas , pue­
den ofrecer ampl ios créditos para pago y h asta bajar los
p reci os el tiempo sufi c i e nte para l iq u idar a cualqui e r com­
petidor molesto de menor tama ñ o . N uestras exportacio­
_
nes no son competitivas, y lo q u e es peor, no se v e como
podrían l legar a serlo m ientras s igan s i endo cop i as de
otras. Por modernos que sean l os equipos y patentes que
compremos, nunca lo serán tanto como l os que t i e ne en
preparación el que nos los vende.
La única competitividad posi b l e se basa en h a cer in­
novaci ones propias; en crear cosas nuevas. Pero hacer
eso en gran escala req u i ere u n a revo l u c i ó n soc i a l , cul­
tura l .
M ientras creamos q u e modernizar e s im itar a los
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países "desarro l l ados " no estaremos cu ltural mente prepa­
rados para encontrar esas vías propias.
En esa triste s ituación e l único remed io aparente es
tratar de vender a otros países l igados con e l nuestro
por vínculos espe c i a l e s : veci ndad geográfica , sol i daridad
h i stórica. Así nace la idea de l os pactos comerc i a l es re­
giona l e s , como A LALC .
E l remedi o es aparente , pmque esos países tienen
e l mismo prob l ema que nosotros y exi gen reci procidad .
Están dispuestos a comprarnos , con ta l que l es compre­
mos. Entonces, o aumentan nuestras i mportaci ones, con
lo cual no habremos ganado nada, o i mportamos menos
de los países grandes, lo c u a l req u i e re el abandono de
la menta l idad segu i d i sta , o sea ot1·a vez una revolución
soc i a l , cu ltura l .
Pero todos estos gol l etes son pasados rápidamente
por a lto por los economistas ofi c i al es y se mantiene f i r­
me l a pol ítica de aumentar l a tasa de crec i m iento de las
exportaciones, sea como fuere.
Volvamos ahora a la d i scusión racional del comien­
zo: exportar l o necesario para adq u i r i r l as importaci o­
nes necesa rias .
Es evidente que e l nudo de l a cuestión está en l a
segunda parte de l a frase. ¿ Cu á l es y cuántas son l a s i m­
portacio nes necesar ias?
A principi os de siglo n uestros pa íses i m portaba n can­
tidades i ncreíb l es : hasta el 30 % de l PBI . Hoy las i mpor­
tac iones están entre e l 8 y e l 1 5 % del PBI ; Argenti na
entre l os más bajos. Según organ ismos internac ionales
como CEPAL, " la etapa de sustituc ión de i mportac ioties
está agotada ", es dec i r , ya estamos en el l ím i te (y en
real idad l a tendenci a es a crecer de nuevo, dado el cam­
bio de estructu ra sectorial d e l PBI : los sectores que cre­
cen más son los que demanda n más i mportaci ones ) .
Ese a n á l i s i s e s engañoso : s e basa en l a h i pótesis d e
q u e segu i remos creciend o a l a manera norteame ricana ,
con mental id ad seg u i d i sta . Es fáci l demostra r (véase
capítul o XI y la Nota al fi nal de éste) que cuando se aban­
dona e l actual esti l o consumi sta-segu i d i sta , las i mporta­
c iones pueden caer vertica l mente. Es el consumo de cú­
p u l a , d i versificado , suntuario, e l que requi ere más i m por-
taciones . El consumo popu l a r , l a educa c i ó n , la v i vienda ,
son de producción casi total mente nac i o n a l . Esa e s , mal
y pronto, l a e l ección que hay q u e hace r .
.
Tiene razón CEPAL a l dec i r que no e s pos t b l e segu t r
sustit uyendo i mportaci ones, s i eso signi fica pr � d uc i r en
el país todo l o que hoy se i m porta. � on demas t a d ? s ?�­
sas y cada una en cantidades pec¡uena s , que . no J UStifi­
carían l evan tar una fábrica entera . Por ese . carm n o .no hay
so l u c i ó n . La cuestión es no i mportar m producir to? o
aquel lo que no sea necesario. La última guerra m � nd1 a l
,
mostró cuánto podernos e l i m i n a r s i n q u e ocurra . nmgun
el
rse
a
i
d
estu
a
desastre , y en la m i s m a CEPAL empieza
problema desde este costado.
..
Volvemos pues a l o de s i e m pre . S i lo n ec esano
está defi nido por un Proyecto N aciona l , es proba b l e. �� e
l a red ucc i ón d e i m po r taciones sea grande . S i l a dec1s1on
queda en manos de l a " l ibre e mpresa " , en pos de ga­
nancias, no habrá d i s m i nución s i no aumento.
En segundo l ugar, tenemos las "pérd i das" típi cas de
este s i stem a . Los empresarios " naci o n a l es" u s a n toda
c lase de tretas para acumular d ó la res en e l exte r i o r -por
ejemp l o , i nflando el precio de !as importaciones y de¡ � n­
do afuera la d i ferencia con el precio real-, produclen­
dose así una fuga de capitales de magn itud desc <;> muna l .
Se esti ma que los empresarios a rgentinos tienen i nver­
tido en el exterior el valor de cinco años de exportaciones
(esti mación ofic i a l 1 97 1 : 8 .000 m i l l ones d e dólares ) . Ante
esta cifra, ¿qué sentido tiene p reocuparse por a u � entar
un poco las exportaciones? U n sentido m u y claro : d l straer,
nos para que no nos ocupemos d e l pro b l. ema grues o : como
contro lar a fondo todo el comercio exterior. A e stas fu­
gas i l egales se agregan las l egrdes : pagos de p ate � t� s ,
roya lties; marcas, fletes, segu ro s , remesas d e b e n ef1c1os
de las empresas extranjeras, i ntereses de las deudas.
Otro factor adverso es la dependencia tecno l ó g i c a : las
máqu i nas i mportadas o copiadas requ ieren mucha s veces
i ns u mas especia l es que debemos i mportar para q u e fun­
cionen .
Es i nmenso el campo de pos i b i l idades para mejorar
nuestro poder ele compra, pero ya vemos que req � i � re
tener objetivos nacional e s claros , quitar p oder de dec1s1ón
98
.
.
,
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a l empresario orientado por e l l ucro y hal l a r sol uciones
tecnológicas propi a s ; una revo l ución tota l .
Otro problema que desaparece con este enfoque es
el de la competitividad de las exportaciones, y eso por
las m ismas razones dadas en el párrafo sobre rentabi­
l idad. Si el país , gu iado por su Proyecto Naciona l , nece­
s ita c iertas i mportaciones, hay que exportar lo que haga
falta para pagarlas, al mejor precio i nternaci on a l que se
cons i ga, por supuesto, pero sin basarse en cálculos de
costo monetario interno. Si e l precio i nternacional es tan
bajo que, traducido a moneda del país , no a lcanza n i pa­
ra pagar los sueldos, tanto peor, pero el probl ema no está
ahí. Eso se resue lve subsid i ando i nternamente esos pro­
ductos exportables todo lo que haga falta. Una mala for­
ma de hacerlo es deval uando: m a l a porque afecta a todos
los productos de i g u a l manera. Es preferi b l e usar subsi­
d ios más específicos .
E l problema no es monetario, s i n o de capacidad
física de producció n . S i es muy bajo e l precio i nterna­
cional del trigo, es concebi b l e que para pagar unas pocas
i mportaciones caras haya que produci r tanto trigo que no
a lcance la superficie cu ltiva b l e o l a mano de obra, s i n
violar otras metas d e l Proyecto. No habría viab i l idad fí­
s ica. Pero m ientras l a haya , e l efecto del precio i nterna­
cional es hacernos trabajar un poco más o u n poco menos
para pagar l as m i smas i mportaciones.
Este razonamiento no es res i stido por los empresa­
rios privados, siempre que e l método e l eg ido para subsi­
diar sea l a deva l uación, porque una medida tan general
les perm ite hacer sus maniobras habituales. Odian e l sub­
s i d i o específico -por ejemplo, que e l gobierno l es com­
pre l a producci ó n a un preci o razonable- porque siempre
i m p l ica a l g ú n control de sus ganancias y de l o que hacen
con e l las. D icen entonces que eso es malo porque pro­
duce déficit del gobierno, pecado morta l pa1·a la teoría
económica c lásica. 1
1 Como una deval uación encarece las i mportaciones, puede per­
judicar a los países que nos venden, sobre todo si tienen cantidades
grandes de d inero nuestro, y hacerlos tomar medidas compensatoriEls.
Es difíc i l que eso le ocurra El América latinE!, pero está sucediendo
En resum e n : es fa laz p l antear el pro b l ema del comer­
cio exterior empezando por l as exportaciones y tratando
de aumentarlas a .toda costa. El país no es una e mpresa;
su objetivo no es aumentar s u s ventas. Debe exportar
sól o lo necesario para pagar s u s i mportaciones necesa­
rias . Pero sólo a través de un P royecto N acional con me­
tas c l a ras -cual itativas y cuantitativas- podrá s aberse
cuáles son esas i mportaciones n ecesa r i a s . Eso, m � s la
e l i m i nación de las pérd i das, fug as, contrabando, etcetera,
mostrará que e l problema de l a b recha externa n ? es !an
grave como parece hoy, a la " l uz " de los econom i stas ael
sistema.
Se verá entonces que e l l a puede p roduci rs e sus­
tancial mente . Por lo menos no parece s ensato q u e ante
las exces ivas remesas de beneficios, fug a s de capitales,
pagos por patentes, roya lties, m a rcas, fletes y s � g u ros, se
insista en que el ú n i co remed i o es buscar mas fuentes
de divisas. (Véase a l respecto p a rágrafo 7, cap . V I : " Re·
cursos externos" . )
6.
El déficit del gobierno
Son muchos los gastos que h emos i d o adjud i cando al
.
gobi e rno: subsidiar exportaciones, dar transporte g ratUito,
cubri r los déficit de empresas sociales n o renta b les, et­
cétera .
En u na sociedad o rganizada racional mente, con u n
Proyecto Nacional viabl e , esto no trae e l m enor problema.
Los gastos y défi cit son simples control es a posteriori ;
l o esencia l es que cada persona recibe J o que l a s metas
aceptadas le a s ignan y trabaja a l a par de l os demás para
cumpl i rlas . Si el mecan ismo de distri b u c i ó n es mediante
d i nero, habrá empresas con ganancias y otras c o n pér­
didas, fam i l i as que ahorran y otras que d esahorr a n , y co­
mo el total de pérdidas se compensa exactamente con el
c o n e l dólar. D e esta moneda hay u n a enorme cantidad s i rviendo
como medio de pago fuera de EE.U U . -gracias a lo cual éste ha po·
dido i mportar más de lo que exportaba:-, y su deval u ación produce " i l i·
quidez", además de disminuir sus Importaciones, perjudicando a todos.
1 00
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total de ganancias, el papel del Estado es " capta r los ex­
cedentes" y d istrib u i r en forma de subsid ios d i chas ga­
nancias; así, cada cual rec i b i rá e l d i n ero que necesite
para pagar l o que l e toca. Va hemos d icho que esa contab i l idad puede hacerse s i n d i nero.
Por supuest o, esto no podrá hacerse si las empre­
sas con pérd idas c ierran, quitando viabi l idad fís ica al Pro­
yecto , o s i l a s fam i l ias con ahorros l ogran que se desvfen
hacia sus manos más b ienes y servic i os que l o s que te­
n ían asignado s. La proba b i l idad de estos " desajustes"
d i s m i n uye m ucho s i s e usan otros med ios de pago o de
control menos anóni mos que e l d i nero, pero, de todos
modos, aun con d i nero el problema es de d i stribució n , y
por l o tanto soc ia l , y no de producc ión fís i ca .
Las dificultades d e l a d i stribuc ión correct a d e i ngre­
sos pueden ser tan rea l es como l as de produc ción, pero
creemo s que d i s m i n u i rían bastante s i econom i stas y divul­
gadores i nsistier an u n poco más en el sign ificado de la
famosa identida d económ i ca entre producto e i ngreso .
Cuando se toman en cuenta todos los a gentes económ icos
-fam i l ias, empres as, gobiern o, otros países- , l a suma
de todos l os pagos es, por supuest o, igual a l a suma de
todos los cobros y, por lo tanto, l o que a unos l es fal ta
es porque a otros les sobra . No hay escapato ria a esta
l ey lógico-e conómic a , que tiene dos conc lusiones funda­
mentale s.
- El d inero para pagar l o que hay no fa lta n i sobra e n
total ; todos l os déficit pueden e l i m i narse a l m ismo tiem­
P.O con una red i stribuc ión de d i n ero y todas las deudas
desaparecería n .
- Conden ar e l déficit; d i stri b u i r pri mero e l i ngreso y exi­
g i r que no se gaste más que eso, es una caracte rística
i deológic a de esta soci eda d . Nada obsta para empeza r
movi l i zando todos los recursos de la socieda d, d i stri bu­
yendo l o p roducido según cua l qu i er otra norma, y l uego
asignand o a cada uno los i ngresos para pagar lo que
le tocó.
·
Hay m ú ltiples formas de hacer esta asignación. Así,
cuando e l gobierno tiene déficit, podría tomar tres tipos
de medidas en una economía m oneta r i a :
1 ) Como entre l os demás agentes tiene �L!e haber un
s uperávit de la m i sm a m agnitud , puede q u.'t� �sel o s .
.
Pocas veces oímos hablar de esta pos1 b i 1 1dad . Su m­
conve n i ente es que l os g rupos con su p e rávit no � e l o
dejan sacar. Resisten l os aumentos d e I mp uestos S I van
dirig idos a e l los. Cuando uno de e l los es el " re sto del
mundo" la cosa se pone rea l m e nte d ifíci l .
.
2) En v �z de apoderarse de los super,ávit �uede ped� rlos
prestados, ofreciendo pagar un i nteres. S 1 lo cons1gue,
se ha "financiado el déficit", se ha postergado �1 p roble­
ma para más adelante, agravado por el , pago de mter� ses .
Con cua l q u iera de estos dos metodo s , l ? s 9 ' upos
soc i a l es a quienes sobraba dinero se qu � dan S lll e, l , aun­
que sea por el momento. Por eso pref1ere n que el go­
b ierno reduzca sus gastos hasta que sean iguales a sus
ingresos . Claro, no todos los gastos, p� rque . muchos de
éstos son i nd ispensables para e l func1 onam1ento d e l a
em presa privada , sino s ó l o los " no renta ? l � s", qu � -¡oh
cas u a l i dad !- resu l tan ser los que subs 1 ? 1 an a l g u n con­
.
sumo popu lar: transportes, salud, educac1 o n . De este mo­
do e l déficit d e l gobierno se enjuga a costa de l os que
tienen menores i ng resos.
.
3) E l tercer m étodo es emitir, fabricar d i n ero �a �a cub nr
e l déficit. Con sólo hacer funcionar una m aqlll mta en el
.
Banco Centra l n o hace falta ped i r nada a nache.
Pero este d inero está de más. Los i n g resos moneta­
rios tota les van a ser ahora u n poco m ayores que el
val or · del prod ucto , a l os precios viQent e s . .
S i todo e l mundo decide a horrar ese d mero e x �ra y
no tocarlo, nada cam b i a , y e l gobierno salva s u d.efic1t
como si los ahorristas le hubi e ran prestado ese d mero .
Pero s i todos deci den gastarlo, el q u e se acuerde
últi mo se quedará s i n tener qué comprar , salvo q�� l ?s
precios suban , en cuyo caso se restablece el equ l l 1 br1o.
Quién es el aue sale más perj u d icado aqll ,l depen d e del
retraso con q �1e le l legue e l i ng reso y d e cuáles p recios
suben más. En genera l esto es el result�d o d � un � c adena
.
com p l i cada, q u e se rom p e por el eslabon mas d eb l l : los
artículos de consumo popular.
.
S i n embargo, si e l gobierno t iene u n a f1rme p o l 1 � 1ca
de mantener los precios de afguno s ¡:¡rtfculos �su b s .1 d1an-
1 02
..
,
.
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do a sus fabricantes s i hace falta , aunque para e l lo tenga
que e m iti r aun más-, l a presión i nflacionaria por exceso
de dinero se hará sentir en los demás a rtículos, que su­
b i rán mucho de precio. Puede elegirse así a quiénes per­
j udicará más l a i nflación y hacerse con e l la pol ítica redis­
tributiva.
En resumen, e l déficit d e l gobierno no es en s í n i
bueno n i m a l o : eso depende de quién l o pague. L o m is­
mo sucede con la e m i s ión. Se trata de una de las tantas
formas d e l p robl ema de d istri b u i r el ingreso, y para e l lo
l o esencial es tener u n criterio para afirmar " a éstos l es
fal ta y a éstos les sobra" . Ese criterio i m p l ica tener u n
Proyecto Nacional . S i n e l l o , e l lenguaje d e l o s déficit y
l a tasa de i nflación nos i n duce a creer que l a economía
g i ra a l rededor d e l d inero por a lguna l ey natural forzosa.
7. El desempleo
Otra fal acia empre sari a l , esta vez no monetaria es l a
l i gada a l p :oblem a d e l de m p l eo . L a tasa d e des �m p l eo
��
-porc entaJe de l a pobl ac10n activa que no encue ntra tra­
bajo- es otro n u merito fascin ante, y esta vez m ide u n
proble ma soc i a l rea l : l a m iseria d e l o s q u e n o ganan nada.
Con tal de hacer bajar ese numeri to -indicador ve­
raz de confl i ctos s oc i a les-, los econom i stas propon en l a s
medida s m á s sorpre ndente s para " crear fuente s de tra·
bajo " y hasta l l egan a defend er e l c recimiento no porque
se produc e más sino porque da m ás e m pleo.
Desde hacer obras p ú b l icas impro ductiv as ( " l evant ar
p i rá m i des", decía Keyne s) hasta vol ve r a m étodo s anti­
cuado s de produ cción porqu e requie ren más mano
de
obra, y rechaz ar la autom ación de fábrica s porque reem­
p l aza obrero s por m áq u i na s , encon tramo s una serie de
propue stas que resulta d ifíc i l rechaz ar de plano, porque
a l go hay que hacer por esa gente, pero que huelen m a l .
Tanto que. e n o p i nión de este a utor, u n a socied ad
que necesi ta pensar e n sus fábrica s como "fuente s de
trabajo " en vez de l ugares donde se produc e lo que l a
gente n � cesita , demu � stra por ese s o l o . h echo que es in­
sana, a l r e nada , que ve e l mundo al reVé's .
1 04
No entraremos a ana l i za r cómo s e l lega a medir esa
tasa de desempleo, las trampas a que se presta, los m a­
labarismos que hay que hacer con l o s empleados a m e­
d i a s , subem p l eados, trabajadores estacionales y todo tip o
d e marg i na l es que a l go trabajan y ganan, n i c o n e l con­
cepto mismo de población activa.
Vayamos di rectamente al problema de fon d o , que s e
refiere a toda l a organización social y a s u com portamien­
to en el l argo plazo.
E l desempleado no gana, y su fam i l ia está e n l a m i ­
seria. Algo hay que hacer d e i nmediato para resolver e s e
drama. Pero como e l mismo d rama s e repeti rá e l a ñ o
próximo y e l siguiente, hay q u e pensar e n el l a rgo p l az o,
no sólo en e l presente, pues corremos e l riesgo d � tom a r
medidas d e u rgencia q u e ag raven e l problema m as ade­
l a nte.
Para s i mp l ificar, comencemos por el caso de una SO ·
c iedad que tiene su Proyecto N acional y está c u mpl iendo
l as metas que se h a planteado en térmi nos de satisfac­
ción de necesidades. ¿ Qué s i gnificaría entonces el des­
empleo ? N i ngún drama ; al contrario, una bendición, de­
formada por algún e rror de cálculo.
Es una bendición porque s ignifica que l a s metas s e
están cump l iendo con menos trabajo q u e el cal c u l ado ; p o r
e s o sobra gente. E l dul ce remedio p a r a ese e r r o r e s d i s­
m i n u i r l a jornada de tmbajo a todo e l m undo, a provechan·
do este excedente de mano d e obra.
Porque si ya estamos p roduciendo lo q u e deseába·
mos, ¿ para qué " crear nuevas fuentes de trabajo"? ft.
m enos que e l esti l o de l a sociedad sea muy b í b l i co y e s ·
time que e l tiempo l ibre es u n a invitación a l p ecado.
Esto cuando la sociedad ya está organ izada racio­
n a lmente y funciona con regu l aridad. E n l a etap a de tran­
sición hacia e l l a , la sol ución es distinta , pero no menos
evidente cuando las metas están fijadas y la estrategia
defi n ida. Pues para cump l i 1· l a s metas h abrá en todo m o .
mento sectores con dificultades de a lguna c lase, y · e l
excedente de mano de obra puede vol ca rse a e l l o s . Siem­
p re será necesario educar mejor, siem pre faltará i nfraes­
tructura , salud, estadísticas, reparación de caminos.
Cuando las metas dé la sociedad son Claras y é's tán
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expuestas en térm inos de satisfacción de neces idades,
como se expl icó en e l primer capítu l o , e l desempleo deja
de ser un pro b l e m a de fondo y se resuelve con medidas
ad m i n i strativas (reubicación, d i s m inución de l as horas tra­
bajadas) . Se están produciendo de todos m odos l os bie�
nes y servicios que esos desemp leados van a cons u m i r ,
y a q u e las metas para cada a ñ o contemplan las necesi­
dades de todos l os grupos socia l es .
Las metas tienen pues via b i l idad física, y sólo puade
haber u n problema de distribución : e l que no trabaja 'l,J
reci be e l di nero para pagar l o que l e toca y que está es­
perándolo. Ya sabemos que esto puede resolverse d =J
m i l maneras, c o n o s i n d i nero ; p o r ejemp l o , dando a todos
los habitantes un sueldo básico, trabajen o no.
Este problemita d i stributivo no puede resol verse, por
supuesto, s i l a producción está orientada por e l l ucro, y
todo este razonamiento es rechazado como una utopía
estúpida.
C rear empleo es l a ú nica forma considerada correc­
ta y j usta , y es fác i l ver que esta solución no perjudica
a l empresario.
Este sistema de distri b u i r e l i ngreso es tan i rracio­
na l , que s i se c u m p l iera e l sueño de automatizar toda l a
producción , l a gra n mayoría de l a pob l ación quedaría s i n
empl eo y no podría adqu i r i r l o s bienes t a n cómodamente
producidos . El prog reso tecnológico no sería un sueño si­
no una pesadi l la : nos pmmete una distribución mucho
peor que l a actua l .
Como semejante s ituación sería pol íticamente i nvia­
b l e y explosiva , se ensayan pal i ativos como los que men­
cionamos : obras públi cas, estímu los a las industrias que
absorben más empl eo y sobre todo a las agrarias. E l
primero e s l i m itado. E l segundo contradice l a tendencia
fundamenta l de este sistema, que es automatizar para
aumentar las ganancias.1
Sin grandes cambios de fondo, pues, e l probl e m a del
desempleo no puede resolverse . Cuanto más, se l ogra
que l a tasa de desempleo se mantenga dentro de l ím ites
" normales", no p e l igrosos social mente , y la conte m p l a1
Véase· el párrafo siguiente " La modernización tecnológica".
c1on de ese número mag 1co perm ite o l vi dar la g ran irra­
cionali dad que no conoci eron l o s sistem as anter iores a l
capita l i smo i ndustr ia l : e l trabajo sin n ecesid ad e n los
países ricos ; l a produc ción d e bienes suficie ntes · para
todos, pero que no puede n l l egar a las m anos de todos .
Por último , en e l caso de u n país m uy pobre , donde
dad i nsta l ada es muy p equeñ a y está f u nciona n­
capaci
la
o
do al máxim o sin l legar aun así a produc ir lo n ecesar i
este
,
í
s
s
ntonce
e
,
pleo
desem
hay
para todos, y además
J �e­
pro b l ema es de fondo ; hay i nvia b i l idad fís ica y s � req �
.
rac10n
1g
m
e
la
r en sol ucione s a veces deses perad as, como
"
trabaj
de
s
� ,
De todos modos , l a " creac i ó n de fuente
J s­
red
efecto
n
u
tiene
,
tativo
i
s i n aclara r s u conte nido cual
fuente
esas
i
S
me.
defor
�
muy
ser
tri butivo que puede
-S I
r
a
l
op
mo
u
s
con
de
s
biene
cen
�
p
produ
no
o
de trabaj
o de
se trata del embe l l ec i miento d e una c al le centn ca
os
sueld
s
nuevo
s
o
l
,
ariosuna fábric a de artíc u l os suntu
de­
a
l
tarán
umen
a
s
leado
p
m
dese
ex
los
perci bidos por
nte s u
mand a de aque llos b i e nes básic os s i n que aume
es ,
ntonc
e
,
es
fuert
idas
ofert a . Si no s e toma n contr amed
con
el
r
i
inu
dism
ca
ignifi
s
que
:
aumen tarán de prec i o , l o
S e tratar a
sumo de los demá s grupo s de bajos i ng resos .
los desem ­
pues de una redis tri bució n entre los pobres :
d e l os n o
costa
a
total
p l eado s saldr án de l a i nd igenc ia
su con­
tan
umen
a
ricos
s
o
l
tanto
tan pobre s . M i entra s
en
roduc
p
jo
traba
de
es
fuent
as
nuev
esas
sumo rea l , pues
cosas para e l los.
No es forzos o que así ocu rra : las n uevas f ue ntes d e
ar, p e­
trabaj o podrí an ser fábricas para el consu mo popul
ada s
orient
estén
ión
nvers
i
de
iones
s
i
dec
s
a
ro mi entras l
por e l lucro , esto no será frecu ente.
8 . La m odern b:aeión tecnológica
Como este tema se tocará repetidas veces a lo largo
de este l ibro, aquí sólo nos referiremos a él muy breve­
m ente.
a) E l grado de equipamie nto de l a i ndustria , medido
por e l costo de las máquinas i n stal ad as , es otrQ Qf)SO de
"J 06
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la fa �acia cua�titativa : parecería, en 1primer lugar, que da
l o m 1 smo eqwpar pa ra produG · cua qwer c�sa (y en l a
·
son onentadas por
p ráctica sabemos que las i nv� IOnes
por
u
n
consumo. popul a r d � fo re l consumo de cúpula o
11la d o, como en la m u ltipl icación d e f el' b ncas de beb1das
.
y Cigarr i l l os).
.
·
wpamlento
e� i mportado Y
En segundo lugar es .
��
req u iere l uego import� r l s s umo s especiales que procesa, lo cual no sólo produc, u na f uerte brecha externa
sino que cada vez no t
s a la tec.n�logía . d� l o.s paí�
, I m itatiVa, y
ses l íderes. La tecn f c
e s . segUJd!Sta
_
llOS i nteg ra rápidamente , n S i stema de producir que
está m uy l ejos de ser i d a l
,
En tercer l ugar esta t c o 1 � g � m derna fue creada
�
�
�
'
ten iendo en cuenta una ca a c � ' ca �e los paí�es l íde­
res , que nosotros no compart
s . e 1 � lt � prec1 0 de l a
mano de obra y la baratura d e las maqumas. Al adop­
tarla, producimos desempleo ( no c?mpensado por sus efec­
tas sobre el resto de la eco n om l a ) . E.sta es una contra d icción seria del capita l ismo d esarro I I 1sta
, que el s i stema de
M uc h os economistas cree n aun
d re olver e s a contradicción :
p recios de m ercado
en países donde l a m ��� � e � ra . es barata �e tenderá
� elegir "tecnologías m enos i tensJvas en capita l y más
mtensivas e n trabajo ".
, '..c as t�onas cientificistas
Esto es u n residuo de 1 ?s.
sobre la "función d e produc i on ' segun las ? uales podía
.
producirse lo mismo usando c pltal Y trabaJO en d i stinJ
tas proporciones -di s m in uye n o uno cua lquiera d e esos
dos factores a costa de aumentar el otro- de m od o ta 1
q ue, d a d os los precios de máqL
l 1 1. 1 as Y empleos, había
una combinación que max i m i za )a � a ganancia aho rrando
el más caro de los costos.
.
Pero eso n unca fue m u Clel to , y a hora m ucho mee � una sola m � nera de fa­
nos. Los productos nuevos
b � icarse, con pequeñas va ri e s no hay �ar�as tecnolo­
�las para elegir y esa ún ica m anera e s casi s iempre m uy
oducto s clásicos muestran
llltensiva en capita l y l o
una tendencia i mpr�vista . \� mue h a� nuevas tecnolo,
g ías de producción que � ho rran no so 1 o mano de . ob ra
sin o tf'JJ?J_b!fHl
" , capital (por un idad , de p rod uc to ) , Y por lo
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pet i r con e l l a s en u n me
tan to no hay mo do de com
e
de l ib re em pre sa .
ica está ad aptad a a est
b) La en se ña nza tec no lóg . Cu ant os má s téc ni co s
tat iva
tip o de mo de rni zac ión imimo s a la tec no log ía no rte am e­
ata
nos
s
pro du cim os , má
tra nje ras
lo d e qu e em pre sas ex nic a a
rica na . Se l leg a al rid ícu
téc
ón
aci
ros am en te ed uc
ap are cen reg ala ndo ge ne les s i rve pa ra tra baj a r en n i n­
no
go
su s ob rer os , que l ue
s l a can ·
los esp ec iali za . No e
n hace r .
gú n otro sit io, tan to se
be
sa
i nte res a , sin o l o qu e
gue l o s
i
ti da d de téc ni cos l o qu e
s
a
ífic
ent
lóg ica y c i
e) L a i nve sti ga ció n tec no ficos m á s " se rio s" ca en
cie ntí
mi sm os pa so s. Aq uí l os m á s sim p l i sta , afi r m an do q u e
a
tiv
ita
ant
cu
en la fal ac ia
i ó n de l PB I
s e m i d e po r l a p rop orc
el 3 % d e
e l de sa rro l l o cie ntí fi co
a
dic
de
EE .U U .
Si
.
n
ció
iga
est
nv
i
a
o
des ti nad
o l íti ca cie nl o m i s m o : es a e s su p
s
mo
ga
ha
o,
es
a
l
PB
u
s
qu e
tíf ica .
emb arg o , que p o r más
Deb ería ser evi d ente , si n sob re pro b l e m as s u geri dos
hech a
h oy aq uí- ,
gastem os e n "cie ncia "
rte -co mo se hac e e s a e l l o s
no
ferio
emis
h
e
l
de
úti l
dea
nga m os será n m á s
los resu ltad os que obteserv i rá n para afia nza r esa dep enqu e a nosotros , y s ó l o
ion ad a.
de nc ia tec no l óg ica me nc ntífic a pro pi a , autón om a, es u n
cie
a
Te ne r u n a po l ític
e sti lo q u e
de cu al qu ier ca mb io d e eda d d e
req u isito i nd i sp en sa b l e
ci
ire mo s ata dos a la so
s e i nte nte ; s i n o , se gu fol kló ric as. Ve rem os má s aa e­
co ns um o, c o n var iac ion escas d e esa p o l ítica (el aut or se
l ant e alg un as car act erí sti e n [8] ) .
a
ha oc up ad o de est e tem
9 . De sar rol lo
y
sub de 5a rro llo
se
l as fal ac ias an te ri ores ,
Co mo síntes is de tod as bd es arro l l ado y q u e e l ún ico
s su
no s dic e qu e so mo s u n paíib l e es , evid en tem en te , de sar roeb
nc
Pro ye cto Na ci on al co
un
l l arn os .
en de co ntr aba nd o todo
Estos tér mi nos i ntrod uc cua l los paí ses s e pue d e n
ún e l
esq ue ma i de oló gic o, seg
, de sde
s u " g rad o de des arro l l o"
r
un pa ís
ord ena r lin eal me nte po
de
a
ri
sto
i
h
La
ro l l ad os .
ava nza do s ha sta sub de sar
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1 09
recorrería esa esca l a ; seda una serie de etapas para
pasar de la categoría más baja a la más alta, con mayor
o menor ve locidad. S iendo una ley h istórica, hay que
adaptarse a e l l a , y e l objetivo nacional fundamental de­
berá ser acelerar ese proceso de todos modos inevitabl e .
.No que �·e � os referi rnos en este párrafo a la i mpo­
S .i b .i l i dad practica de que un país dependiente pueda al­
canzar a l que l o tiene contro lado; este prob lema por
suerte esta_ hoy bastante claro para todos . Nos i nteresa
mostrar que la idea misma del desarro l l o l ineal es fa laz '
aun s i fuera viable.
La i magen desarro l l i sta del mundo se apoya en u n
hecho rea l : estamos d isconformes c o n e l estado actual
de � osas; queremos " p rogresar", " mejorar", "desarro l l a r­
nos o como qu iera decirse. La trampa está en l a l i nea­
l idad, la vía ú n ica y se arma mediante la típica fa lacia
cuantitativa de medir e l desarro l l o por un número -el
más usual es e l i n greso por habitante, acompañado a
v�:: es por e l g rado de u rbanización (po rcentaje de pobla­
Cion urbana) o de i ndustrial ización- y deduci r de a h í
q u e debemos i m itar a l os países que tienen m á s a lto
ese indicador.
Esta trampa es d i s i m ul ada por e l hecho d e que e l
desarro l l o no e s sólo crec i m iento económico, sino a u­
mento d e l a esperanza de vida, de l a cantidad de estu­
d iantes e i n c l uso de l a estabi l i dad pol ítica. Parecería
pues que incluye también e l progreso soci a l .
Entonces, s i los Estados U nidos, Japón o la U RSS tie­
nen u n ingreso p . h . mayor que e l n uestro, e l los -se d ice­
pueden servi rnos como ejemplo de lo que hay que ha­
cer. Se admite a veces que puede haber una "vía so­
c i a l i sta " hacia el desarro l lo , pero dando a entender que
en e l fondo se trata sólo de otra estrategia para lograr
e l ��. smo resu ltado. Capita l ismo, soci a l i s mo y d emás " i s­
_
sendas para l e las para trepar la m i sma mon­
mos senan
taña , y e l ingreso sería como la altura a l canzada : una
medida comú n del éxito logrado hasta e l momento. Así,
la Unión Soviética todavía "no a lcanzó" a los EE.U U ., por­
� ue su ingreso p.h. es menor. Este criterio es aceptado
111 c luso por países socia l i stas.
A l i dentificar e l desarro l l o con un n umerito, es fác.i l
sugerir que los países de 500 dólares p.h. deben asp i ra r
a ser como l os d e 1 . 000 , y éstos como l os de 3 . 000. Como
e l país de m ayor i n g reso es EE. U U . , s e deduce que éste
debe ser e l " mode l o " de desarrol lo p a ra todo e l mun d o .
De paso quedan en segundo p l ano l o s peligrosos proble­
mas de l a dependencia: no nos vemos corno saté l i te s
colon izados s i no como alum nos d e un maestro aventajado.
Salen d e este j uego de manos p ropuestas muy con­
cretas: consum i r lo que el los ponen d e mod a , i m itar su
tecnología, enviar a n uestros jóvenes más bri l l a ntes a q u e
se " perfeccionen" e n sus u n iversidades, abrir l as puertas
a sus grandes corporaciones que vienen a civi l i zarnos y
a transferi rnos su tecnolog ía . Para a l g unos p aíses m u y
pobres eso trae a lg unas ventajas m om entáneas ínva l u a­
bles, como la pos i b i l idad de vencer e l hambre , l a epide­
m ia, la i gnorancia tota l . Para todos, i mp l ica que nos con­
tag iamos todas las enfermedades econ ómicas, sociales y
culturales del país l íder, agravadas por nuestra falta d e
i nmunización, ya q u e nuestras pautas cultura l e s no e s­
tán adecuadas todavía a ese sistem a productivo.
Todo este enfoque es fal az: no tenemos obligac i ó n
de aceptar como " modelos" a EE.U U ., U RSS o China, co­
mo tampoco estamos obligados a rechazarlos en todos
sus aspectos. Desarrollo es, sí, un térm ino relativo, pero
relativo a las metas que e l país s e plantea ; a su prop i o
Proyecto Naciona l , no a l d e otro país . S i e l estado act u a l
de nuestro país no e s todavía como nosotros -no e l B I D
o e l FMI- l o quisiéramos, somos entonces s u bdesarro­
l lados. Cuando alcancemos nuestros objetivos seremos
desarrol lados, hasta p lantearnos otros nuevos. Poco n o s
deberá i mportar, s i l l eg a e s a fel iz época, que l os EE. U U .
o los econo m istas nos sigan l lamando subdesarrol lados
porque no tenemos máximo i ng reso p . h . Con e l mismo
derecho podremos -y podemos desde ahora-- afirmar
que esos países l íderes son también subdesar ro l l ados , si
no cumplen los objetivos q u e a n osotros nos parecían
correctos.
f\lo hay problema con la palabra "estancam iento ".
Estancarse es no cambiar y eso se reconoce fácilmente .
Desarro l l arse es avanzar, pero esto n o significa nada s i
n o decimos hacia dónde. Hay muchas metas posibles,
1 1o
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muchos caminos . Que un país haya avanzado mucho por
u n camino no es motivo para que lo s igamos como car­
neros de Panurgo. N uestro camino es n uestro Proyecto
Nacion a l , nuestro es ti lo de desarro l l o .
S i n u n Proyecto Nacional expl ícito somos fáci les · víc­
timas de la fa lacia cuantitativa. El sustituto más fác i l de
un objetivo nacional es " tener más". Nl á s de lo que nos
quieren vender los que contro lan nuestros hábitos de
consumo mediante la publici dad ; más de lo que los tec­
nócratas educados en las teorías del hemisferio norte
creen que debemos tener; pero en resumen, socia l mente,
más de lo mismo. Con un Proyecto Nacional tenemos nues­
tra p ropia pauta y m edida de desarro l l o , que recién en­
tonces podremos cuantificar de la manera que nos re­
s ulte mfts úti l . Es el lado constructivo de la l ucha contra
la dependencia cultural .
C uando los tecnócratas nos recom i endan medidas
para " c recer", s i n haber defi nido previamente s i n uestra
meta es una sociedad autoritaria o m ística, consum ista o
creativa , o naci onal i sta, o igual i taria, nos empujan i rres­
ponsablemente a segu i r el esti l o predominante h oy en los
países más i ndustria l izados . Y como i m p l ica e l refrán de
nuestro acápite, ser g rande no es un fin en sí m ismo.
Es un hecho curioso que m uchos de nuestros tecnó­
cratas p rotestarían indignados ante estas afirmaciones .
E l los dicen que tienen s istemas de valores " progresistas" :
los que no son social i stas repudian por l o menos e l s i s­
tema capita l i sta en su forma norteamericana. Pero en tí­
pico desdoblamiento de persona l idad, consiguen o lvidar
en su trabajo esos valores declarados , y nos confunden
y se confunden a sí mismos con este lenguaj e falaz.
Esta a l ienación, vale l a pena repetirlo, es faci l itada
por el aspecto seudocientífico de las declaraciones basa­
das en estadísti cas y cál culos matemáticos. Comparados
con los dirigentes económ icos tradicionales -fósi les ig­
norantes de las modernas técn icas científicas- s e s ien­
ten tan superi ores que hacen con org u l l o su papel de
aprendiz de brujo . Los viejos d i r i gentes sabían muy bien
qué i ntereses defendían, pero su armamento técn ico ha
sido superado . Los tecnócratas b landen nuevas armas
-nada maravil l osas, por otra parte- y las usan en nom-
bre del "desarrol lo" para pro longar un poco más l a v ida
.
de un sistema social que e l los mismos suelen r� pud1ar.
En resumen , no líay un est i l o de desarrollo s mo mu­
chos , muy d iferentes en su contenido. Ante� de hablar
de cuánto es el desa rrol lo hay que saber cual.
·1 O.
Et� los economistas "de izq u ierdo"
El lenguaj e marxi sta no está l ibre d e l a fal a c i a c � � n­
titativa , pero la necesid ad perman ente de tomar d�ciSIO ­
nes cual itativa s a nivel nacion al la hace menos. p e l i grosa
para l os gobier nos social istas . Se vuelve. � e l 1 g rosa, e n
cambio , en manos d e l os movi m i entos socwl 1sta � q u e n o
h a n tomad o e l poder y que, por lo tanto , n o t �e � en e l
contra peso de l a real i dad. S e forma n entonc e � ,hab 1tos d e
pensa miento que, l l egada l a etapa de l a acc1 o n , puede n
ser perjudici ales.
,
U n ejempl o es e l uso de concep tos co ':': o p l u sval 1 � o
pl usprodu cto -o su versión m oderna d e excede nt� fuera de su contexto l egíti mo. Este concepto s e re� 1ere
esencia l mente a la parte del p roducto q u e queda dispo­
n i b l e despué s de pagar a los trabaja dores, Y q u � en el
sistema capita l i sta es repartid a por los empres anos entre i nversio nes , i mpuest os y su propio consu � o . .
Es, pues, u n concepto referente a l n ivel �¡stnbut¡ �o,
a l valor de l o producido . Cuando los economist as de IZ­
qui erda hab lan hoy de "captar los excedente s " , � n e l
sentido d e redistribu i r e l excedente en favor d e l g o b1erno ,
están en lo c ierto m ie ntras se refieran s ó l o a l a política
financiera de un gobierno soci a l i sta -o ca � i ta l i sta de
Estado- que debe convivir con empresas pnvadas (ca­
sos de C h i l e , Perú y la U RSS e n épocas de la N EP). De·
jar ese excedente en mano � pri � ad �:> s i g n ifica favorecer
l a fuga de capitales o la fmanc1aC 10n de empresas que
pueden deformar más l a economía.
.
Lo falaz está en dejar que este lenguaje haga �asar
a segundo p l ano e l problema cu � l itativo � ita l : que se
produce, en qué se invierte. �a f!1 1 Sma c ? nt1dad de ex?e­
dente puede p rovenir de una fab n ca de b 1 e nes s untuanos
112
.
113
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que de una de b i enes básicos, y éste es e l aspecto que
debería estar en p r i mer plano. Para eso hay que hablar
e n térmi nos del Proyecto Nacional , y entonces l a capta­
ción de excedentes aparecerá como u na consecuencia na­
tural e i ndispensab l e . ( N o hay fal acia, en cambio, cuan­
do se habla de excedentes de trabajo ; esto no l l eva a con­
fusiones , ya que se trata del uso de un recurso físico.)
Este l enguaje i nadecuado se exp l ica porque los aná­
l isis teóricos de Marx no se refi rieron a l socialismo, sino
al cap ita l i smo, donde por supuesto hay que usar termi­
nología monetaria, pues e l l ucro es el factor di námico.
Y, s i n embargo, e l mismo Marx l lamó la atención a los
economistas de izquierda que hablaban de " capita l " para
referi rse a la capacidad i nstal ada. Decía que mostraban
su " a l ma capita l i sta" al confun d i r el valor monetario de
l as máqui nas con l o que e l las perm iten fabricar. Esta
confusión no se ha aclarado aún en todas l as mentes tec­
nocráticas de izquierda .
Una fa lacia de otro tipo -y de m ayor envergadu­
ra- es la difusión del l enguaje " c i bernético" en la l ite­
ratura socia l i sta. Está motivado -me i m ag ino- por e l
correcto deseo de d a r u n conte n i do m á s c l a ro a l " método
dialéctico". Hablar de " re a l i m entación" y " contro l " en vez
de " i nterpretación y síntesis de l os opuestos" es, s i n
duda, u n paso adel ante hacia e l tratamiento de los s iste­
mas socioeconóm icos como l o que s o n : s istemas d iná­
m icos orientados -hasta cierto p unto- por objetivos Y
control ados -hasta c ierto p unto- por l a vol u ntad .
Dejem'os p ara e l capítu l o X I I I l a d iscusión sobre s i
l a teoría de s i stemas es o no u n buen marco para l o s
conceptos d i a l écticos ; a q u í n o s i nteresa s ó l o mostrar l os
inconvenient.es del l enguaje ci bernético.
Un s i stema socioeconómi co tiene pues dos g randes
aspectos pol íticos : uno es la defin ición de objetivos; otro
es la e l ección de una estrateg i a para a l canzarlos. La
Ci bernética recalca este segundo aspecto : es la teoría
del control automático; de cómo, fijados los objetivos ,
puede correg i rse todo " error", todo apartamiento de e l l o s .
S u i nventor, N . Wiener, l e dio e s e nombre pensando e n
e l timonel que v a corrig i e ndo las desviaciones de l a ruta
p refijada y en el reg u l ador que mantiene la temperatura
a su n ivel constante , a p l i cando una corrección cada vez
que se aparta del va l o r deseado .
Aparte d e l a dudosa ferti l idad de esta idea e n Eco­
nomía -basta l eer l os escritos póstum os de O. Lange
sobre " econom ía cibernética"- creemo s que es falaz,
porque enmascara el otro aspecto, que e s p rev i o : la fi­
jación de objetivos (que es j u stamente el eje de este
l i bro) .
E s probab l e que e n l a U RSS los econom istas crean que
no hace fal ta hablar de l os objetivos de l a rgo p lazo -sal ­
v o c o n general idades como " a l canzar e l comun i smo"­
Y que l o esencial es e l control . Esto es grave . Es una
posición ideológica que en este volumen no aceptaremos .
,1
1 14
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115
Notas a l cap ítu l o 1 1
Efectos de la estructura sectorial
Nota 1
Como i l ustración elemental del efecto puramente económico -so­
bre importaciones y empleo- que pueden tener disti ntos estilos a
través de la distinta estructura sectorial del PBI que producen, su­
pongamos un país con la siguiente estructura inicia l :
Sector
PBI
CIIN
CIIM
CTRA
Importaciones
Empleo
Agro
20
0,1
2
20
40
Consumo
30
0,2
4
1
1 20
30
l nterm. y Cap.
20
0,3
5
0,8
1 00
16
Educación
10
0,1
10
20
Resto
20
0,25
40
40
290
1 46
Totales
2
2
2
1 00
Ambos estilos tienen pues la misma tasa de crecimiento [el PBI
pasa de 1 00 a 200 ) , pero el estilo "educativo" tiene menos p ro b lemas
de brecha externa - 1 5 % menos de i mportaciones- y req u i e re más
empleo, a igualdad de jornada labora b l e . Aparte de sus atractivos
propios es más viable, pues usa menos del recurso más escaso: las
divisas.
Pero , además, la educación intensificada debe tenet· a l g ú n efecto
sobre la sustitución de importaciones y la productividad del trabajo. Si
bien ese efecto es difícil de pt·ever, se cometería un error mayor
despreciándolo por falta de datos, que estimándolo por consenso de
expertos. Así disminuirían aun más las i m portaciones y tal vez habría
desempleo siempre que e l e�tl lo no i nc l uya una reducción de la jornada
laborable (medida coherente con la preferencia pot· la educaci ó n ) .
C I I N es el coeficiente de i nsumas e inversiones nacionales.
C I I M , ídem, importados. CTRA es e l coeficiente de trabajo, Todos
con respecto al P B I y en distintas u nidades. Con C I I N se calculó
l a participación del sector I ntermedios y Capita l . Con C I I M se
calculó la columna I mportaciones y con CTRA la de Empleo.
Veamos dos estilos que dup l ican ambos e l PBI en diez años,
pero con distintas prioridades sectoriales. Calculamos importacio­
nes y empleo (y sector i ntermedio) suponiendo que los coeficientes
técnicos no cambian, para no mezclar causas. Entonces 10 años
después:
Prioridad: Consumo
lmports.
Sector___�_!_
_
Empleo
Prioridad: Educación
PBI
lmports.
Empleo
Agro
:30
30
60
40
40
80
Consumo
70
280
70
200
50
l nt. y Cap.
41
205
33
50
3 '1
1 85
30
Educación
20
20
40
40
40
80
Resto
40
80
80
33
66
66
201
615
283
200
531
306
Totales
1 1 "1
116
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CAPITULO 1 1 1
las necesidades soc iales.
Criterios generales de defi n ición
"El dinero no es todo: hay otras cosas.
No recuerdo cuáles, pero hay."
Mi amigo el Gordo
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Las condiciones de vida d e cada g rupo soc i a l están
dadas por el grado y forma en que se satisfacen sus di­
ferentes necesidades a l o l argo del t i e m po. A s í deben
entonces defi n i rse las metas del esti l o de desarro l lo o
Proyecto Naciona l .
Las necesidades q u e deben tenerse e n c ue nta son
todas aque l l as que requieren un esfuerzo social para sa­
tisfacerse, o que son muy afectadas por medidas de
gobi erno. Eso deja muy poco fuera. U n a lista tentativa
es la que figura en l a Tesis 2, del pri m e r capít u l o . Las
i remos exami nando una por u n a , identificándol as a me­
nudo por el n úmero de orden que se l es asignó a l l í.1 Los
nombres que l l evan deben i nterpretarse según s u s acep­
c iones corrientes .
Di cha l ista i ncl uye necesidades materiales, sociales,
cu ltural es y políticas ; i ndivi d u a l es y de l a pobl ac ión e n
su conj unto . Se h a n mezclado además i nstru m e ntos de
poi ítica que pueden estar restringidos e n sus a l ternati­
vas por la necesidad h umana d e no usar medios " malos",
aunque sea con fines " buenos " . Hemos d i cho ya, por úl­
timo, que esta l ista es abierta : no se cons idera completa ,
y cada una de sus 25 "dimensi ones" e s a su vez múlti­
ple y debe subd ividi rse mucho al estud i a r los p l a nes de
corto p lazo.
Para def i n i rlas mejor debemos dec i r cuáles son l a s
d i sti ntas pos i b i l idades d e satisfacerlas e n q u e estamos
pensando --pues cada necesidad es s ó l o el n o mbre de
una variable , ele una d i mens ión humana , y cada variable
debe tener u n dom i n i o de pos i b les res puestas, n iveles,
puntos, val ores o alternativas-. A e l l o dedicaremos este
capítul o . En l os dos sigu ientes se verán eje m pl os con­
cretos de esas posi b i l idades .
l Puede parecer a algunos que al numerar y especificar tanto,
estamos considerando al hombre como un "objeto con ciertas necesi­
dades" , estamos "cosificándolo". Creemos que ese pel igm es muy
lejano con nuestro método (véase el capítulo X I I I ) .
121
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A l gunas de las alternativas son de carácter genera l ,
e s decir, apl icables a casi todas l as necesidades : se re­
fieren a caracter ísticas cual itativas de lo que se propone :
cantidad propuesta para cada u n a , distri bución social de
los que reci b i rán eso y forma de pagarlo. Para no repetir,
las tratarnos como punto previo , antes de ver cada n ece­
sidad por separado.
Alternativa s genera les
A) Nivel. Grado o cantidad que se propone como meta
para una necesidad, una vez e leg idas sus características
cualitativas. Debería expresarse en u nidades de satisfac­
ción producida, o va lor de uso, pero puede empl earse
cualquier otra un idad cl ara, incl uso el gasto (puesto que
ya está defi nida cual itativamente ) .
Para l o s servicios, l a m ejor u n i dad es e l cubrimiento ,
en un doble sentido: n úm ero de personas que rec i ben
el servicio y cantidad de veces o tiempo total -por a'ío­
que l o reci ben . Tanto l as peluquerías , como e l teatro,
como la prédica de una ideología (por un método dado) ,
pueden tener m uy distintos nive l es de cubrimi ento, con
costos y efectos correspondientem ente d i sti ntos.
En primera apmx imación s i e mpre podrán clasificarse
l os niveles por lo menos en " i ntenso, mediano y débi l " ,
dando en cada caso a l g u nas referencias comparativas
para aclarar. Por ejemp l o , en a l i mentación, un n ivel i n­
tenso podría ser s i m i lar a l consumo actua l del deci l (o
se::� el 1 0 % de la población ) superior de i ngresos .
Pero en general es más i mportante especificar un
cierto n ivel básico o umbral, que es l o mínimo que e l es­
tilo acepta s i n tra icionarse. Más que un n i ve l es, en real i­
dad, un " paquete" bás ico, pues debe deci r cuáles son los
productos que l o componen (ejemplos: a l i m entación, vi­
vienda ) .
La precisión con q u e s e defi nan estos niveles y
umbra l es no necesita ser muy g rande, sobre todo cuan­
do se refiere a años a l ejados . N o es que se asigne me­
nos i m portancia o se tenga menos claridad para l as me'! 22
i '
tas futuras -un país , a diferencia de u na empresa, n o
puede apl i car "tasas de descuento" a l os beneficios fu­
turos, o mejor d icho, si l o hace, se está emba rcando en
u n esti l o de ideología empresarial-; el sentido de esa
falta de preci sión es la posi b i l idad de extender plazos.
Parecería cierto que c uando u n o tiene wn objetivo claro
para dentro de 1 0 años, es más fác i l hablar d e poster­
garl o para dos años después que de reduci r l o en u n
_
2 0 % . Y e s cierto tam bién q u e u n retraso d e d o s anos
anunciado para una m eta de 1 O tiene m enos i m portancia
-psicológicamente- que el m ismo retraso para una me­
ta i nmediata .
Esta mayor i ndiferencia hacia los p l azos s e expres a
entonces dando menos precisión a las m etas l ejanas. Es­
to corresponde también a la m ayor pro b a b i l idad de mod i ­
ficaciones en l as metas, debido a las revi siones del Pro­
yecto Nacional que se van haciendo en el ínteri n .
U na observación i mportante a l resp ecto: e l transcur­
so del tiempo hace cambiar las caracte rísticas cual itati ­
vas de bienes y servi cios ; a l g u nos desaparecen , a parecen
otros nuevos. Estos cambios no son demasiado g randes
en 30 años, que es n uestro horizonte ; b asta recordar l o s
habidos e n l os 3 0 años ú ltimos. Pero tampoco s o n des­
preciables , y después de haber i nsistid o tanto en la ím­
portancia del contenido cual itativo de l as metas d ebemos
aclarar este punto.
¿ Qué pasa con m etas de e ntrete n i m i ento expresada s
en térmi nos de radios cuando aparece l a televi s i ó n ? ¿Qué
sentido tiene planear hoy u n a utomóvi l por fam i l ia para
dentro de 1 5 años, si tal vez entonces exista u n medi o
individual de transporte aéreo que haya hecho p e rder in­
terés por l os autos? ¿ Qué sucederá con el Proyecto N a­
cional si aparece un m étodo costosísi m o de prolongar 30
años la vida activa de l a gente o de excitar l o s centros
cerebrales d e l placer (como ya se está haciendo en !abo·
ratorio)?
Todos estos i nventos y otros más sorprendentes a o a
recerán s i n duda a l g ú n día , pero su é poca de aparición
-su tiempo de gestación- no es muy control a b l e : e s
una varia b l e exógena en buena medida. No es la única
por cierto : e l c l i ma , l as pestes , terremotos y otros desas·
1 23
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tres , guerras , precios i nternacionales, son a lgunos ejem
p los de variables poco controlables desde aquí.
Con respecto a cada u na de e l l as cada Proyecto f\la ·
cional elabora a l guna h i pótesis gruesa, y diseña u n a po·
l ítica para reforzar l a probab i l idad de que esa h ipótesis
resu lte cierta (por ejemplo, dar o no dar fondos para des­
arro l lar ci erto tipo de i nventos) . Esas h i pótesis no nece ·
sitan ser muy preci sas ; l a i mprecisión ya mencionada de
las metas lejanas debe ser capaz de absorber sus posi­
bles variantes sin que se pierda la uti l i dad del método
para comparar esti los diferentes . Pero cuando fal l an de
raíz, el Proyecto Nacional pierde su base y debe ser re­
visado a fondo : no es, ni puede ser, a prueba de revo l u­
ciones profundas i nesperadas . Sirve para ensayar revo­
l uciones profundas planeadas.
Así, si se ha hecho la h i pótesis de que no habrá
guerra nuclear y la hay, e l Proyecto se vuelve inúti l . Lo
mismo ocurrirá qu izá si fa l l a la h i pótesis de que no habrá
i nnovaciones más sorprendentes que la televisión en e l
campo de l o s bienes y servi cios de consu m o .
Por ejemp l o , cuando p lanteamos metas d e vivienda
para dentro de 1 5 años , les damos un conten ido cual itativo
basado en lo que hoy se sabe hacer y en lo que estima- .
mos probable que se aprenda y descubra en ese lapso
(ver punto E ) . Así, s i n entrar en deta l l es , las metas que­
dan sufici entemente defi nidas en su aspecto cual itativo y
puede hablarse de su nive l . Al dar el n ive l con menos
precisión a medida que se aleja hacia e l futu ro , engl oba·
mos a l l í los pos i b l es efectos de la fa lta de deta l l es cual i­
tativos sobre l a viab i l idad.
En otros térm i nos : una imprecisión en los detalles
cual itativos de una meta , no la afecta como meta. I nte­
resa sólo por sus efectos sobre l os recursos necesarios,
y eso se ca lcu l a med iante una imprecis ión equival ente
d e l n ivel (aná l is i s de sens i b i l idad, véase capítu l o V I ) .
B) Distribución. E l n ivel elegido no debe darse sólo
como promedio, s i no en su distribución verdadera : qué
nivel corresponde a cada habitante. Dado que los g rupos
soci a l es parten de cond iciones de vida m uy diferentes, es
c laro que aunque se tuviera l a igualdad total como meta ,
e l l a no p.odría lograrse de un d ía para otro. La vel ocidad
' ,,Q .
de igualación se expresa dando por separado l a s metas
para cada grupo soci a l .
Además hay esti l os que no son i g u a l itarios o por l o
menos n o l o son para a lgunas d e las necesidades de l a
l ista (piénsese en 1 8, Participación) .
En ciertos casos (educaci ón, vivienda, salud) l a meta
propuesta a l ca nza i n i ci a l mente sólo a u n a parte de cada
g rupo -o de un subgrupo de edad determinada- Y e l
cubrimiento e s entonces tamb i é n una m edida i mportante
de nive l : porcentaje de matric u l ados en cada grupo, déficit
tol erado de viviendas por grupo , etcétera .
.
Las alternativas para l a d i stribución de cada necesi­
dad son pues : con qué velocidad aumentarán o d isminui­
rán l as desigualdades e n su sati sfacc i ó n , entre los grupos
y dentro de cada grupo . E l criterio general para e l lo se
expresa en la necesidad soc i a l de Igualdad, punto 1 O.
C) Diversidad de fa oferta. En un m i smo a ñ o o a l o
larg o del tiempo. Vari edad d e bienes q u � satisfacen l a
m i s m a necesidad, con d iferencias secundanas entre ellos :
cambios de modelos para bienes durabl e s , m? das, nu �vos
d iseños. Se trata de variaciones no esenc1al e s (vease
punto A) .
Las a lternativas extremas son : adm itir poca o mucha
variedad de bienes y servicios y poca o mucha velocidad
de cambio de model o s , tipos o modas. Los efectos so � re
l os costos real es pueden ser muy grandes, por e conom1 a s
de escala, y p o r m á s l enta obsolescencia d e e q u i pos ( n o
hay que i mportar n uevas máqui nas para fabricar nue�o s
modelos cuando las existentes n o h a n agotado su v1da
úti l ) .
Esta decisión general separa ya b astante a los dis­
ti ntos estilos. Los " consum i stas" propondrán g ran diver13 idad con respecto a l as necesidades físicas ( 1 , 2, 3, 4
y 5 ) . Los esti los creativos o culturistas querrán divers i­
dad en las culturales, pero no e n las física s . Los autori­
tarios querrán poca diversidad en genera l y s obre tod o
en participación (pero n o les m o lestará e n ocio recreativo ) .
Los est i l os m ísticos q uerrán también poca diversidad y
bajo nive l , e n consumo de b i e nes y recreación , pero p o r
diferentes m otivos, que s e refl ejarán e n l a s a lternativas
e l egidas para las necesidades cultura l e s y soc i a l es.
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DJ Contenido superfluo. Además de l os clásicos bi enes
y servicios suntuarios -escasos y no esenciales-, cas i
toda l a oferta puede presentarse con i m portantes alter­
nativas de "superf l u i dad " , que son s íntoma elocuente del
tipo de sociedad y afectan mucho los costos de produc­
ción: l ujo en l a comerc i a l ización y publ icidad, envases so­
fisticados , terminación e l egante , refi nam ientos de cal idad,
gastos i nnecesarios de producción (relaciones públ icas,
fimmciamiento, capacidad ociosa, etcétera) . Es típico el
ejemplo de los automóvi les, pero igualmente i mportante
es la vivienda.
Ya nos hemos referido al peso que tienen estos as­
pectos superfl uos en el PBI de l os países desarro l l ados.
Sólo los estilos consum istas est i m u l an el contenido
superfluo en el consumo usua l . A l g u nos otros esti los l o
pueden promover para " endu l zar" m etas que no coinciden
con las expectativas de los grupos.
E) Insuficiencia cualitativa. En a l gunos casos , n i nguna
de las formas actual mente conocidas de atender una rne­
cesidad puede parecer satisfactoria y la meta puede i n c l u i r
l a creación de formas n uevas, q u e se esti m a pos i b l e crear
si se hace un esfuerzo suficiente en i nvestigación y de­
sarro l l o . Esto ocurre en salud, educación y en casi todas
l as necesidades sociopol íticas. Vivienda es otro caso
típico, j unto con urbanización .
.
Las a lternativas son pues, d iferentes velocidades de
i nnovación social m ente deseable -d i rig ida , selectiva, mo­
tivada por una carencia, a d iferenc i a de la d iversificación
para ganar mercados a que se refiere el punto C- en cada
necesidad. Requieren una p o l ítica de apoyo y tienen l a
característica de l a incertidumbre: pueden fal lar, como los
cál cu los de producción agrícol a pueden fal lar · por el c l i ma .
F ) Uso individual o colectivo. I m p l i ca g randes dife­
rencias de f i losofía socia l y de costos (espec i a lmente en
vivienda, transporte, bienes durables, sal u d , educaci ón ) .
Está expl ícito en l a e lección d e l núcleo social básico -én­
fasis en la fam i l ia restringida o a m p l i ada-, pero se re­
fleja hasta en las formas de partic i pación (voto secreto
versus asam b l ea) y de trabajo científico ( individual o e n
equipo) y, p o r supuesto, en l a s formas d e sol idaridad.
Las dos alternativas extremas -individualismo y co-
lectivismo- deben considerarse por separado para cada
necesidad. Alg unos esti l os (autoritario, m ístico) son com­
pati b l es hasta cierto p u nto con ambas. Los países socia­
l i stas muestran bastante d ivers idad al respecto Y e n
Europa abundan las di scusiones teóricas sobre e l tema. E l
esti lo cons u m ista parece más afín a l i nd ividual i s m o , Y e l
creativo, h i pp i e y l unar, a l col ectivismo.
E l ejemplo p rácti co más mentado es el transporte: au­
tomóv i l particular versus transporte col e ctivo, como alter­
nativas extremas. Otro caso p ráctico m á s importante es
el cuidado de los n i ños : al cance y moda l idad de l a s guar­
derías, salas-cuna, etcétera .
G) Participación del usuario. La tendencia actual , d e
esti lo cons u m i sta, es que todo p roducto s e entrega " l isto
para consum i r " --hasta latas de a l i me ntos autocalenta­
b les- y el usuario está tota l mente a l i enado de lo que
posee. Esto trata de p a l iarse con la dive rsidad y renova­
ción de modelos, pero el usuario no pasa nunca d e ser u n
c l iente q u e s ó l o puede e l e g i r e ntre u n número l i m itado
de variantes preesta b lec idas (color, tap izado, p a l anca a l
piso o a l volante, marca X o Z) . Hasta l os " ho b bies" Y
.
, e standari­
entrete n i m ientos " creativos" ind ividuales estan
zados en un g rado a larmante .
Hay, s i n embargo, mucha g ente q u e todavía coci � a
sus a l i mentos, teje o cose, y se adm i n istra por prop1 a
mano los cui dados recomendados por e l médico. L a edu­
cac ión no podría rea l i zarse s i n partici pación activa d e l
usuario, a pesar d e l os esfuerzos por vendernos conoci­
m i e nto enlatado, vía te l evisión o comp utadora.
Es necesario tener una pol ítica general al respecto. La
vivienda puede entregarse termi nada o d ejar que el usua­
rio comp l ete no sólo su decorac ión sino i ncluso su equi­
pami ento y a l g unos servicios. A n i� e l com u n i t� rio, � 1
aporte de l os vecinos mediante trabaJ O e n serv .1 c 1 o � ba­
sicos -construcción de escue l as y centros recreat1v? s ,
etcétera- e s y a usua l , como p a l i ativo para los g r u pos a e
escasos ingresos .
Las alternativas son los d iversos grados en q u e puede
dejarse la "termi naci ó n " de los b ienes a cargo d e l usual: i o,
.
,
i n d ividual o colectivo . Esto para los b1enes de p roducc10n
1 27
1 26
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l
1
masiva, y dejando aparte l os que cada uno q u iera y sepa
oroduci r artesanalmente.
Es una manera de d i s m i n u i r costos y p lazos de entre­
ga. Al m ismo tiempo se l og raría una diversidad final que,
en a l gunos esti l o s , se cons iderará p referible a la que vi ene
de fábrica, por esti m u l ar l a creatividad en este nive l . El
modelo ú n i co y e l uso col ectivo pueden tener su contra­
peso de diversi dad e i ndividua l ismo en esta parti cipación
final de las personas. La necesidad de expresarse �i n­
cluida en 1 5 , necesidad de ocio recreativo-, que hoy se
cana l iza por actividades de p resti g i o cu ltural de c lase me­
dia -como p intura o música-, encontraría así u n apoyo
en la rea l i dad cotidiana que podría ser esti mul ante .
H) Medios de pago; financiación del consumo. E l me­
canismo concreto de adquis ición de bienes y recompensa
por e l trabajo y otras actividades admitidas por el sistema,
puede ser i mportante para defi n i r e l esti l o y se refleja
an casi todas las neces idades .
Entre las a lternativas pos i b l es mencionaremos :
-Uso de d i nero anónimo, e n b i l l etes.
-Uso de d i nero personal : cheques, cartas de crédito,
compensación i n stantánea por computadoras (en
cada compra i mportante se verifica l a capacidad de
pago y se actual iza l a cuenta individual con ese
gasto).
-Asignación de derechos específicos para cada bien
o servicio, tipo tarjeta de racionamiento y sus di­
versas variantes . Personales o anóni mas .
-Gratu idad , total o para ciertos bienes y servicios.
Estas pos i b i l i dades deben e l eg i rse atendiendo a los
siguientes criterios, entre otros :
-Si faci l itan o no la acumu l ación o atesorami ento .
-Si dan o no l i bertad de e l ección para adqui r i r
bienes.
-Si faci l itan o no e l fraud e , l a venal idad , el abuso,
etcétera .
-Costo real de i n stal ación y funcionam iento del mé­
todo.
-Posi b i l idad de que se conviertan a su vez en mer­
cancías .
Para cualquiera de e l l as -salvo l a g ratu idad- debe
1 28
t
!
l
!
)
defi n i rse su vinculación con e l factor t i empo, o sea las
necesidades de créd ito .
-Costo del créd ito : desde cero h asta i nfin ito (no
existi r) .
-Especificación de su desti no: uso cualquiera, uso
exclusivo para vivienda , salud, etcétera.
-Condiciones de su otorgam i ento : a los m á s nece­
sitados, a los que ofrecen mayores garantías de de­
vol uc ión , etcétera.
Las formas concretas de otorgar créd ito corresponden
a las arriba mencionadas para medios d e pago.
La magn itud del problema p uede verse típi ca mente
en l as discusiones sobre métodos de fi nanciamiento de l a
atención médica.
Alternativa s espec íficas pa ra cada necesidad
Daremos como ejemplo -y s i n la m enor p retensión
de agotar e l tema- a l gu nos criterios y opciones posibles
para l a forma de satisfacer las distintas necesidades ,
además de l a s general es ya vistas (A, . . . , H ) . C o n ellas
formaremos l uego a l gunos esti los típicos , donde se con­
cretará mejor lo que aquí se d i ga (ver capítulos IV y V) .
En cada caso no menciona remos, a unque existe, l a
alternativa d e " no e l e g i r " : dej a r que ocur ra l o q u e resulte
del " l ibre" j uego de fuerzas ( l o que en general s i gn ifica
dejar que otros decidan por u n o ) . La gran mayoría de las
opciones vigentes en la actual idad no son resu l tado de
decisiones p ú b l icas , y se nos d i ce que resultan d e leyes
natu ral es de la Economía y la Sociología .
Pero aun para los partidarios de no e l e g i r, debería ser
úti l saber a nte qué posi b i l idades se están absten i endo.
Muchas veces la abstención es resultado de la poca visi­
b i l idad de las opciones posibles.
1 . Alimento. Las opciones más gruesas y a están
conten idas en l os criterios A , . . . , H .
Cada a lternativa que s e p roponga debería i n cl u i r:
-Una l i sta de l os a l i mentos considerados b ásicos,
por su conten ido proteín i co, gra so , glúcido, vita1 29
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m ínico, sabor, fuente y costo de producción . E l los
tendrán prioridad de p roducción. Esta l ista puede
ser abierta, s i en E -i nsuficiencia cual itativa- se
ha decidido que son necesarias nuevas formas de
a l i mentación. Pueden ser diferentes por grupo social y de edad , segCm B (distr i bución ) .
--:-La proporción deseada o adm itida de a l i mentos no
básicos con respecto a l os básicos, con o sin un
criterio extra de selección cual itativa de el los.
-Normas médicas y b romato l óg icas con respecto a
contam i naciones, añadidos químicos , conservadores, etcétera.
1
Según F y G -uso individual o col ectivo, y participa­
ción del usuario- se decide qué parte de l a a l i m entación
se sumin istrará a través de comedores col ectivos de dis­
ti ntos tipos .
Vestuario. Los criterios que quedan son principal­
mente tecnológ icos , como :
-Materiales a usar: vegetales, a n i m a l es , artificiales.
-Metas de durabi l idad, faci l idad de l avado, teñido,
etcétera .
-Tecnologías de confección, considerando l o eleg ido
en G.
-Li sta de vestuario básico y p roporción de no básico
y suntuar i o .
2 . Vivienda. S e comi enza por defi n i r diferentes tipos
estándar de viviendas (con respecto a l os cuales se ad­
m ite l u ego mayor o menor diversidad, según C) :
a) Tipo precario o m ín i m o : s i rve sólo para resolver
los p robl emas u rgentes , m i e ntras se construyen tipos más
satisfactorios. Corta vida úti l .
b), e , . . . ) Ti pos intermedios con respecto a s u dura­
ción, superficie, servicios i nternos y periféricos , ca l i dad
de materiales, moblaje, etcétera .
n) Tipo ideal que sati sfaga todas l as exigencias sen­
tidas visibles, de habitación y urbanísti cas .
Las características de estos tipos dependen de l o
que s e haya decidido en D , E , F, G . Recalquemos q u e e l
punto F (uso individual o colectivo) es aquí crucial : e l
n úmero d e servicios colectivos q u e se adm itan en vivien·
da no sólo cambia tota lmente l os costo s , s ino también
e l est i l o de vida. Una vivienda colectiva p uede p arecerse
m ucho más a un c l u b que a u n a casa de departamentos
actua l , y tener en comú n guardería i nfanti l , b i b l ioteca, en­
trete n i m ientos, lavandería, conservación de a l i mentos y
hasta salas para enfermos.
Se hace l uego una clasificación de la vivienda exis­
tente según l a vida máxi ma que se l e concede : viviendas
que deben ser destruidas de i n m ediato, dentro de 5 años ,
1 O, etcétera . Para esto se las compara con los t i pos ya
defin i dos para viviendas nuevas y se estima el c osto de
mantenerlas s i n deterioro. Las de destrucción i n m ediata
son l as que no a l canzan s iquiera el nive l de las p re carias .
Se dan normas de sobreocupación y subocupación
(capacidad ociosa: viviendas de veraneo, fin de semana ,
etcétera) . Estas normas pueden i r desde l i bertad com­
p l eta hasta fijación estricta del n úmero de metros c uadra­
dos por persona.
Combinando estos criterios sobre vivienda existente
con la e lección de tipos para viviendas nuevas , más l o
decidido en A, . . , H , se tienen l as alternativas.
En A (n ivel cuantitativo) debe deci rse cuántas vi­
viendas de cada tipo se constru i rán cada año, y eso ex­
p resarse en función del déficit por grupo social , según B
(distri bución ) .
Hay u n a c l asificación com p l ementaria por m étodo de
construcción, pero eso entra como estrategia y no co­
mo m eta, a través del cálculo de viab i l idad física.
3. Otros bienes durables. E n l o esencial están defi­
n idos por los criterios A , . . . H . El criterio G -grado en
que la term i nación q ueda a cargo ,del usuario- puede
camb i a r m ucho l os costos s i n p rovocar resisten c i a s : hoy
se ofrece como " hobby" hasta e l armado de autom óviles.
Pueden darse l i stas de bás i cos y no básico s , como
en a l imentos , pero probabl emente sea m á s práctico hacer
antes una clasificación funcional de estos bienes y usar
entonces el criterio d e l sector a que hayan sido asigna­
dos : automóv i l es y motos a 5 (transporte) ; mob l aj e , l ínea
b l a nca y a i re acond icionado a 2 (vivienda) ; equ i po de tu­
rismo a 1 4 (ocio recreativo), etcétera.
.
131
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Este p unto parece p resentar pocos problemas metodo­
lógicos para su discusión.
4 . Salud. E l aumento de l a espe1·anza de vida no pue­
de uti l izarse como m eta p ráctica; pri mero, porque parti­
cipa de la falacia cuantitativa al esconder las diferencias
entre grupos sociales y g rupos de edad (aparte de l a mor­
tal i dad de pobres y ricos, uno de los principales focos de
decisión es si tiene prioridad la morta l i dad infanti l o la
de los ancianos) ; y segundo, porque e l estado actual de
la ciencia m édica no perm iti ría deduci r cuáles son las me­
d i das sanitarias concretas a tomar, para cump l i r metas de
ese tipo. Pero puede usarse como arma de p réd ica ; hay
como 20 años ele diferencia entre l as esperanzas de vida
de los dos extremos de la escal a de i n g resos .
Sin embargo, como está c l a ro hasta e l hartazgo que
dar sólo metas operativas es i rracion a l , a menos que se
las pueda eva l uar med iante sus p robables efectos sobre
" l a salud " , es i ndispensabl e dar una defini ción de estado
san itario del país en cada instante y tener algún modelo
causa l , por vago que sen , para comparar l a i nfluencia de
esas metas operativas sobre d icho estado.
Esté1 defi nición es ideológ ica -pues como toda
definición, selecciona los e l ementos i m portantes de l a
s ituac ión- y puede i n c l u i r esperanzas de vida, tasas d e
mortal idad y morb i l idad , días perdidos, fndices de reha­
b i l i tación, etcétera.
Además de las decision�s referentes a A , . . , H, en­
tonces , tomaremos como alternativas l as disti ntas prio­
r idades que pueden darse a l as siguientes med idas y a
su instrumentación técnica, en la que no entraremos.
Instrumentos p reventivos :
.
-Control del med i o : control de vectores ' contamina­
ción , ruido, accidentes , h i g i ene indust rial, control
. de a l i mentos (cal idad _y cantidad) y de vivienda.
Control de las p ropiedades neurotizantes de l a or­
ganización social g l obal y loca l .
-Contro l individual : i n m u nización, búsqueda d e e n­
fermos, ficha médica continua, nutrición, nac i m ien­
to en buenas cond iciones , genética apl icada.
-Educación sanitaria, en l a escuel a pri maria y se-
cundaria, y por medios asi stemáticos : para p reven­
ción, primeros auxi l ios, d i ag nóstico precoz.
I nstrumentos de atención d e e nfermos :
-Accesi b i l idad: s istema de centros de atención de
distintas jerarquías y su fac i l idad de acces o ; des­
central ización y reg ional ización; costo para e l en­
fermo y medios de pago.
-Organización i nstitucion al : ver criterios en capí­
tulo V I .
-Tecnología : uso de person a l paramédico y s e m imé­
d ico de d i sti ntas categorías; organización d e l tra­
bajo en equipos de atención méd i ca ; equ i p a m iento,
automatización.
C riterios de asignación de recursos :
-Prioridades : pediatría, gerontología , enfermedades
m entales, control de nata l i dad, reha b i litac i ó n total ,
etcétera .
-Fi losofía médica: enfermedad versus enfermo-cl ien­
te ; diag nóstico versus síntoma; el s ervicio de salud
como respuesta a una d emanda o como función
social o b l i gatoria con ci ertas metas últi m a s i nclui­
das e n l a defin ición de estado sanitario del país.
5. Transporte y otros servicios personales. Transpor­
te de pasajeros: conviene considerar por separado el
transporte por trabajo , escolaridad o adq u i sición d e bienes
de uso cotidiano, del motivado por recreación, turismo,
etcétera. Pueden tener metas d iferentes en c u a nto a
A , . , H , sobre todo e n l o referente a l problema del in­
d ividualismo. El primer tipo e s más fác i l de sati sfacer
con transporte colectivo . El segundo puede req u e r i r en
parte automóvi l propio o por lo menos fac i l idad para
a l q u i l arlos o derecho a uso tem porario.
Las a l ternativas p r i ncipales están m uy l igadas a la
política de urbanización.
a) Se tiende a m i n i m izar l as distan cias viv i e nda-tra­
bajo, escuela y comerci o , o a d i stribu i r m á s uni­
formemente l as horas d e uso para evitar conges­
tiones (" horas de pico") . Análogam ente, s istemas
de c iudades que m i n i micen el tráfico i nterurbano.
Se trata de p roblemas d e tecnología socia l .
.
.
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1 32}
b) Se buscan mejores tecnol ogías físicas de trans­
porte : auto e léctrico muy pequeño para e l centro
de las ci udades , veredas móvi l e s , subterráneos .
H overcrafts y aeromóv i l es l entos, de baja a ltura
y aterrizaje fác i l ; nuevos m étodos de carreteras,
e n l o i nterurbano.
Transporte de cargas: como i nsumo de la producción .
no correspondería tratarlo aquí.
Dentro del país se le apl ican l as consideraciones he­
chas para pasajeros. Para el transporte del comercio ex­
terior queda una a l ternativa muy i mportante : flota p ropia
o extranjera , y en e l primer caso, con qué tecnol ogía. Las
posi bi l idades son muy ampl ias y se han visto i nnovacio­
nes i mportantes en los ú ltimos años;
Servicios de d istribución de b ienes y comercio: en
A , . . . , H están ya casi todas l as a l ternativas i nteresantes .
En 25 (Estructura institucional ) están i n c l u idos los p ro­
b l e mas del n úmero de etapas de comercia l izació n , su ca­
rácter monopsónico o monopó l i co , y la p ropiedad d e l
capita l (privado, cooperativo, estatal , etcétera).,
F (grado de colectivismo) j unto con l as metas de vi­
vienda, incl uye a l te rnativas de cooperativas comunales de
consumo, formación de stocks para núcleo básico de vi­
vienda (lo que ahorraría mucho tiempo y otros costos, y
puede organizarse paso a paso ) .
En l o esenc i a l se trata de e l e g i r e ntre distintas tec­
nologías físicas de a l macenaje y d i stribución y distintas
tecnol og ías sociales de control y raci on a l i zación.
Queda todavía un aspecto i mportante : e l del ajuste
e ntre lo que los i ndividuos compra n y lo que l es corres­
ponde compra r según las m etas propuestas. Esto se trata
en 1 1 ( l ibertades i nd ividuales) y debe ser coherente con
H (medios de pago ) .
Otros servicios personal e s : supondremos suficientes
los criterios A , . . . , H .
6 . Solidaridad, integración, seguridad. La i nseguridad
es un factor general de i nsatisfacción cuya i m portancia
c rece a medida que la sociedad se hace más competitiva ,
com p l eja e I ncompren s i b l e , y e l hom b re común siente
amenazadas sus necesidades vita l es por causas que no
control a ni discierne con claridad . Esto c rea una necesi­
dad básica de sol idaridad e i ntegración , que se percibe
en tres n ive l es :
a ) Sol idaridad d e l a fami l ia, restri n g ida o a mpl iada
(núcleo social básico). Se da naturalmente -con
excepciones-, y si es exagerada puede resultar
antisoc i a l . Las a lternativas son : debi l ita r la , refor­
zarla , ampl iarla a algCm n ú cleo m ayor donde puede
ser m ás efici ente e i ntegradora .
b ) Sol i daridad " humana" i nterperson a l : caridad, bon­
dad y otras virtudes de la moral práctica cotidiana
ensalzadas por todas las rel igiones , y apl icables a
las personas v i s i bles.
Esta sol idaridad es p redicada universal mente ,
pero e n los hechos tiene poca v i gencia -con l a
curiosa excepción de l os catacl i sm os- c u ando l a
sociedad da p restigio a l a competencia, a l triun­
fador, y se p ractica la l ucha por la vida. Las al­
ternativas son aquí ensalzar o n o el espíritu com­
petitivo, en todos o a l g unos de sus a spectos .
Huelga recalcar l a i mportancia q u e tiene e sta op­
ción para el est i l o de vida.
e ) Sol idaridad socia l : es i mpersonal y dirigida al fu­
turo tanto como al presente. Se manifie sta otor­
gando garantías en varios terrenos :
-Segu ridad contra la i n capacidad de trabajar, por
vejez, accidentes, etcétera. Las a l ternativas son :
caridad, seg u ros comp rados e n e l mercado, ju­
bi l ac iones y p restaciones del E stado o de aso­
ciac iones gremiales, u mbral m í n i mo garantizado
por la sociedad.
-Seguridad para los h ijos y otros m i e m b ros de
l a fam i l ia . A l ternativas análogas.
-Seguridad contra la pérdida brusca de status y
contra grandes camb i os sociale s . Es i m portante
para los grupos privi leg iados y dominantes. N i n­
gún estilo igual itario da esa seguridad, y la i n­
sati sfacción que eso p roduce e n l os grupos per­
judicados (aunque sólo sean perjudicados en
térmi nos relativos) es factor de i nviabi l idad po·
l ítica .
1 34
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1 35
-Seguridad física contra d istintas formas de vio­
lencia: guerra, crímenes, abuso de autoridad.
Alte rnativas : ; control policia l , anarquía , vigi lan·
tes privados, auto ritarismo despótico, paterna l i s­
mo, legal ismo, c l i m a ético y educación para la
sol idaridad, creación de condiciones objetivas
que e l i m inen las causales de violencia .
-Seguridad contra frustraci ones l egíti mas, como
e l desperdicio de talento , las i njusticias, la i rra­
cional idad en genera l . Alternativas: espíritu y
eficiencia de cada esti lo.
-Seguridad contra e l aislam iento y la i ncomuni­
cación. Alternativas : fami l ia , comunidad, aso­
ciaciones vol u ntarias, l ugar de trabaj o . Fac i l i­
dades para la " comunicación horizonta l " (véase
Acceso a i nformación) .
-Seguridad espi ritual general y g rado de m i edo a
la l ibertad . A lternativas : re l i g iones, supersticio­
nes -mag i a , horóscopos-, racionalidad, total
o u n i d imensiona l , basada en la i nformación y
la educación. Estas alternativas corresponden
también a 1 6 ( I magen del m u ndo) . Deben ser
combinadas o cruzadas con otra característica:
l a cred i b i l idad o coherencia del s i stema. N o hay
seguridad espi ritual si los valores santificados
en la escuela y la iglesia o partido no coinciden
con los de la vida cotidiana, o si l a i nformación
que transmite verticalmente e l s istema es parcial
o deformada. Cuando hay u n esti l o expl ícito , la
seguridad está dada por e l g rado de confianza
en é l . Otra a lternativa, de corta duración pero
eficaz en este sentido, es e l carisma de u n l íder.
Cada tipo de organización social tiene que solucionar
estos problemas e n algún g rado para ser estable, viable,
y l a h istoria nos muestra varios ejemplos que han tenido
éxito desde este punto de vista, aunque hayan fracasado
desde otros. El tribal ismo parece satisfacer esta necesi­
dad, salvo con respecto' a los agentes externos (conquis­
tadores, sequías, peste s ) . Lo m i s mo puede dec i rse del
feuda l i smo, que está haciendo s u reaparición en algunªs
1 36
g randes corporaciones, sobre todo japones..a s, i nstituciones
con personal jerarqu izado pero estable, al que tratan como
una "gran fam i l ia", estimulando i ncluso la herencia de
empleo.
El despotismo tam bién parece ten e r cierta eficacia:
mucha gente encuentra seguridad en delegar tod a decisión
a quien da una i magen vívida de seguridad y fuerza. De
l os regímenes l egal i stas y democráti cos no ten e m os mu­
chos ejemplos en la h istoria, pero hasta ahora n o parecen
haber hal lado el método de satisfacer esta necesi dad ade­
cuadamente.
7. Acceso a la información y a la comunicación glo­
Las alternativas pri ncipal es serían las posib l es res­
puestas a la p regunta : "¿qué s ucesos y qué o p i n i ones
deben comu n icarse a q u i énes , y con cuánto retardo?"
Sucesos y opiniones pretéritas corresponden m á s bien
a educación.
El "a quiénes" corresponde a B -d i stribución- y exi­
ge decisiones con respecto al medio de d i fusión -diari o ,
rad io, TV, cine-; incl uye entre s u s opciones l a d ifusión
forzada : publ icidad, p ropaganda, " l avado de cerebro".
El "qué" tiene com o respuesta extre m a "todo" , impo­
s i b l e de l l evar a la p ráctica. La censura existe p o r fuerza,
y sólo se trata de elegir expl ícitamente su g rado y l a
forma institucional d e ejercerla. E l retardo e s u n a forma
d i s i mulada de censura . Otra, más frecu ente, es l a priori­
dad por tema s : deporte o política, ciencia o i n t i midades
de las "estrel las", y l uego, d entro de cada uno de estos
campos.
En cuanto a los m étodos usados, pueden eleg i rse dis­
tintas mezclas de las siguientes alternativas b á s i cas:
Comuni cación "vertical " :
bal.
-Med ios centrífugos : la i nformación e s seleccionada
en el centro y transportada al consumidor. Son l os
medios usuales ; facil itan la cen s u ra y e l contro l .
-Medios centrípetos: el usuario p i d e a l centro l a i n ­
formación que l e interesa (como l a hora tel efónica) .
Están poco desarrol lados, y para algunos esti los
-como los creativos- son esenc i ales : b i b l iotecas ,
1 3'7
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bancos de datos. Se requiere i nnovación en sus
formas .
Comun icación " horizonta l " (di recta entre individuos o
grupos ) :
-Medios no centra l izados : reun i ones, corresponden­
cia, visitas . Son m uy poco eficientes por el mo­
mento.
-Medios intrainstitucionales (es un caso particular
de gran i m portancia) : formas de d ifundir l as p ro­
puestas, comentarios, críticas y decisiones de l os
m i e mbros -personal y c l i e ntes- de una i nstitu­
ción grande o mediana. Ejem p l o s : d iario m u ra l , bo­
l etines, asa m b l eas periódicas, c i rcu itos cerrados de
teléfono o TV, etcétera.
Otro criterio cruzado con los anteriores es s i la infor­
mación será engañosa, donde el engaño puede referirse
a su veracidad, i mportancia o val o r .
8 . Núcleo social básico. Se puede estimular l a for­
mación de lazos solidarios muy fuertes en grupos de d is­
tinto tamaño y categoría, con m ucha comunicación hori­
zontal , i nterpersona l , capaces de soc i a l i zar con mayor o
menor éxito, dando a cada m iembro seguridad, amor y cri­
terios de comportam iento . Pos i b i l idades :
Fam i l ia clásica.
Pareja o grupo muy pequeño de adu ltos.
Clan de varias fam i l ias.
Comun idad rural o u rbana ( barrio red ucido) .
L'ugar de trabaj o .
Asociaciones vol u ntarias (cl u b , comité, i g l esia).
Asociaciones i nvo l u ntarias (cá rcel , servicio m i l itar,
campos de trabaj o ) .
Los antropólogos han hecho hasta ahora estudios pu­
ramente descriptivos de este tema , tanto e n tribus como
en sociedades comp l ejas. Sería necesario dar el paso si­
gu iente : anal izar l as i m p l icaciones que p uede tener cada
una de estas pos i bi l i dades (y otras no visual izadas aquí) ,
pues esta " estructura molecular" d e l a pobl ación e s de­
c is iva para la i m plementación de p lanes y para las metas
e i nstrum�ntos de educación, i nformación , v ivienda, segu·
·
ridad y participación (véase u n a propuo� .
- capítu l o V).
el
9. Urbanización . Se descri ben p r i mero los d i stintos
tipos visua l i zados de ci udades, ten iendo en cuenta por l o
m enos las s i g u i entes características :
-Tamaño: desde comunidad rural pequeña h asta me­
gal ópol i s . Densidad de su pob l ac i ó n . Ambos i nf l u­
yen m ucho sobre el costo por habitante d e l os ser­
vicios urbanos.
-Actividades pri ncipales: para esto es necesario de­
ci r s i forma o no parte de un s i stema orgánico de
ciudades, dentro del cual tendrá funciones definidas
y transacciones especiales y abundantes. Cómo es
d icho s i stema, cómo está i ntercomunicado, cómo
se distri buyen l as funciones y servicios e ntre sus
m i e m b ros.
-Servicios urbanos a ofrecer, tanto físicos como c u l ­
turales : desde cloacas hasta reu n i ones c i entíficas .
-Organización u rbanística i nterna : residencias e n
suburbio, centro, a l o l argo d e rutas o d i spersas .
Industrias e n parque, e n barrios especia l es o dis­
persas . Tipo de edificación. Zonas verdes . Tráfico,
etcétera.
Hay que reconocer que l os arquitectos urb a n i stas no
req u i e ren mayor estím u l o para i mag inar posibi l id ades fu­
turas , lo cua l nos exi m e de dar más deta l l es.
Se clasifican l uego las c i udades existentes, d ando u n
p l azo a cada una para s u remodelación (según a lguno d e
l os ti pos el egidos) o s u desaparición . H uelga d e c i r que
estos plazos serán muy largos para las c i udades g randes .
La meta final se define d i c iendo qué porcentaje de l a
población s e p ropone que viva e n cada u n o d e l o s tipos
de ci udad , por región (ver Pol ítica regional ) . Esto permite
esti mar el déficit tota l de c i udades de cada t i p o . Las
m etas i ntermed ias consisten e n etapas para c u b r i r ese
déficit, por rernodelación o construcc i ó n de c i udades
nuevas.
1 o . Igualdad, en l a distribución d e l producto y e l
prestigio.
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Por ese motivo y otros, e l problema del prestigio es
d i sti nto segú n el ámb ito en cuestión .
Si se habla de personal i dades p ú b l i cas, e s evidente
que s i n notoriedad no hay p restigio, por s i m p l e falta d e
vis i b i l idad. Pero aparte de esto, cada g rupo soci a l puede
asignar presti gio a las personas notorias con d istintos
criterios .
E l prestigio entre los m ie mbros de una i n stitu � i ó �
que se conocen personalmente, tien : otras c � racten stl­
cas, y puede ser de m ayor i mportanc i a para la I m p lemen­
tación de un Proyecto Nacional , sobre todo por sus rel a­
ciones con la satisfacción en e l trabajo .
De todos modos, s e trata d e hábitos muy a rraigados
y es frecuente que aun cuando racio n a l mente s e dese e
cambiar las pautas de prestig i o , el cambio s e fomente
usando criterios de prestig i o antiguos, lo c u a l puede
traicionar l os esfuerzos real izados. Así, usar l a p u b l icidad
ord inaria para dar p restigio a l obrero que trabaja mej o r
puede resu l tar a veces contraproducente .
Esto se hace específicamente , para cada necesidad,
según l o dicho en B -di stri bución-, pero es conven iente
dar un criterio genera l como guía. Para s i m p l ificar: dada
una distri bución i n ic i a l del producto entre A ltos, Medios
y Bajos , y dando por sentado que todos los esti l os desean
a lgún aumento del producto " per cápita", l as alternativas
naturales en cuanto a la "fi l osofía" -confesada o no- de
distri bución , son :
-Mantener l a estructu ra i n i ci a l (porcentaje de A ltos ,
Medios y Bajos) distri buyendo por igual los incrementos.
-Aumentan A ltos y Bajos a expensas de Med ios .
-Ascienden Bajos a Med ios y Medios a A ltos .
-Descienden Altos a M ed i os y Medios a Bajos .
-Di s m inuyen A ltos y Bajos, pasando a Medios .
Otro criterio s i m u ltáneo es l a velocidad con que es­
tos procesos se produci rían.
U n tercer criterio es l a i nstrumentación para l ograr
estas metas (veáse capítul o IX) .
-Laissez-fai re . Pol ítica fiscal regres iva . Medidas dé­
b i l es de B ienestar.
-Persuas i ó n : política fiscal y salarial progresivas.
-Violencia: expropiaciones masivas , cambio de rég i men de propiedad .
Se puede además tratar de infl u i r sobre l a distribu­
ción de presti g i o , como s i se tratara de satisfacer una
necesidad más. Hay por supuesto dos p l a nos : i nflu i r sobre
los criterios de asignación de prestig i o , e influir sobre l a
a p l icación práctica d e d i chos criterios. Ambos p l anos se
m ezclan, pues e l reconoc i m i ento ofic i a l de prestig i o -jus­
tificado o no- puede ser un criterio de p restigio, por
principio de autoridad.
C riterios comunes de prestig i o i nd ividual entre los
cua l es elegir no fa ltan : riqueza , pautas de consumo, ocu­
pación , vi rtudes mora l e s , títul os aristocráticos, poder , ta­
l ento , notoriedad, vejez, rel aciones, etcétera .
Es claro que todos éstos derivan de c iertas fuentes
ú ltimas de prestig i o , que deben buscarse en la i m agen
del m undo del adm i rador. Por lo tanto l a educación es el
med io principal para infl u i r sobre este fenómeno.
1 1 . Organización de la vida individual; libertades ga­
rantizadas. Las alternativas para la l i bertad ind ivi dual van
'�
1
1
,
,
desde el anarquismo hasta e l total ita r i smo absol uto, pa­
sando por la falacia de la " l i bertad de oferta", típica de l a
menta l i dad l i bera l , y otras m enos desag radab l e s .
Casi toda medida organizativa impone restricciones a
la l i bertad i ndividua l , y algunas de e l l as impl icarían u n a
pos i b i l idad de control que a m uchos parecería u n riesgo
demas iado g rande. Ejemplos :
-Documento ú n ico para toda actividad : p ermiti ría
un prontuario completo de cada p ersona a l i n �ta � �e
_
y fac i l itaría su control conti n u o , pero. d 1 smmu1_n a
mucho e l costo de coord i nar u n a soc1edad reg 1 d a
por u n Proyecto Naciona l .
-Métodos d e ajustar l a demanda i ndividual a las me­
tas promedio: s i no se basan e n l a educación y e l
consenso, deben recurri r a l a e l i m inac i ó n del l i bre
uso del di nero (ver H ) para evitar su a c u m u lación
en pocas manos.
-Estadísticas completas y al día : como en toda trans141
1 40
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ferencia de i nformación, aumentan e l poder de con­
tro l de quien la recibe .
En concreto, hay que dec i d i r hasta qué punto s e dará
l ibertad a cada individuo -o a cuál es individuos- para
e l e g i r l ugar de trabajo, residencia, oficio, cónyuge , educ-a­
ción de sus h ijos, bienes que puede adq u i r i r o destrui r
l i bros que puede l eer, etcétera. ( Pa ra e l " Derecho a l a p ro:
p i edad", ver 20.)
Corno toda perspectiva de l i m itar estas l ibertades pro­
voca reacciones emotivas violentas , es conveniente re­
cordar:
-que el las se encuentran hoy más l im i tadas de lo
q � e nos g usta admitir. Tenemos l i bertad para elegir
solo entre lo que e l mercado nos ofrece, y eso si
tenernos d i n ero para comprar. Pero el mercado
ofrece sólo pequeñas variantes de un mismo tenor :
l a s d iferencias entre dos c l ín icas , escuel a s , parti­
dos p o l íticos l egales, diarios o marcas de cigarri­
l los, nos parecen g randes sólo porque no somos
capaces de visua l izar otras pos i b i l idades .
-que l o más g rave no es l i m itar l ibertades visibles,
p revia d i scusión, s i no no mostrar l i bertades posi­
b l e s : no hay mayor esclavo que quien no ve sus
c� � enas. Renunciar consci entemente a ciertas posi­
b i ! J dades en aras del bien social -como se hace a l
aceptar l as l eyes , normas y costumbres- e s una
actitud que no nos choca. Se trata de discut i r ra­
cional mente y con a m p l i a participación, si hay o
no nuevas categorías que cubri r.
Todo e l p roceso de maduración del i ndividuo es un
toma y daca con la sociedad : se p ierde l i bertad en ciertos
sentidos (no darse todos los gustos) y se gana en otros
(por conocer nuevas posi bi l i dades ) . No i mporta que au­
menten algo las pérdidas, s i l as ganancias l o compensan,
Y esa es una m i sión de toda soci edad bien organizada.
Por supuesto, l o ideal sería participar e n toda decisión
que i mponga l im itaciones , pero al que nace en una socie­
dad p reexistente sólo l e queda, en pri mera i nstancia, acep­
tar o rechazar lo ya decidido. No parece que hoy la edu­
cación cumpla satisfactoriamente este cometido.
1 2 . Tiempo líbre; organiza ción del tiempo de trabajo.
El número total de horas del año se distri buye para cada
individuo entre diferentes actividade s :
Actividades fisio lógicas: dormir, comer, etcétera.
Trabajo .
Educac ión s istem ática : enseñar y aprender e n i nstitu-ciones especiales.
Actividades afectivas y ocio recreativo.
Participación soc i a l activa , ocio creativo y e ducación
asistemática .
Tiempo perd ido: viajes, colas, trám ites y otros facto­
res " entrópicos".
Debe p roponerse u n reparto cuantitativo del año entre
esas actividades , para cada grupo de edad dentro de cada
grupo social . Por " ti e m po l ibre" se enti ende habitual men­
te l o que no es trabajo.
Todos están de acuerdo e n reduci r el tiempo perdido
al mínimo; hoy representa a l rededor del 1 O % para un
adulto activo.
Una decisión fundamental es la prioridad q u e se da
dentro del tiempo l i bre al desarro l l o de la capacidad crea­
dora del hom bre soc ia l . Se la anal iza en 1 5 (Ocio crea­
tivo) .
En cuanto al tiempo trabajado, no basta dar su can­
tidad por persona, s i no que hay alternativas d e i ntere­
santes efectos p rácti cos segú n esas h oras se d istribuyan
como es usual o concentrándolas más o menos en l a
semana o e n e l año. Trabaja r 1 0 horas diarias durante
6 meses y nada el resto del año puede ser más productivo
para el sistema económico y m ás ag radable para el i n­
dividuo que trabajar 40 horas semanales durante 1 1
meses.
Recordamos que aquí se enfrentan dos a l te rnativas
en cuanto a la concepción del desempleo (véase capítu l o
1 1 ) : · la tradicional, q u e ve sólo s u s aspectos negativos y
se esfuerza por crear fuentes de trabajo , y l a rac i o nal , que
sostiene que sólo debe trabajarse lo necesario p a ra cum­
p l i r l as metas e legidas. Habrá esti los que prefie ren re­
ducir la jornada laboral a expensas de l a producción de
algunos bienes, por ejemplo.
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Todo cambio i mportante que se haga en este aspecto
tendrá p robablemente fuertes costos pues no es fác i l
reorganizar estos hábitos .
13. Educación y entrenamiento. Puede aceptarse que
durante toda su vida todo i ndividuo está constantemente
aprendiendo y enseñando. La pri mera decisión es, pues,
qué parte de esta actividad perpetua se va a sistematizar,
p l an ificar, contro lar y real izar en i nstituciones especiales.
Lo que queda fuera se l lama educación asistemática.
Los l ímites de edad que se fijan para l a educación
sistemática son cruciales por los costos y efectos que
i m p l ican. Preescolaridad y guardería son ya i nstituciones
usuales. La i nfluencia de l a nutrición sobre e l desarro l l o
m ental en l os pri meros m eses d e vida puede extenderlas
hasta e l nac i m iento en a lgunos estilos. U n límite superior
amplio, con cierto igual itarismo, trae el p roblema de l as
desastrosas cond iciones i n iciales educativas de l a mayo­
ría de la población adulta. Algunos esti l os p referi rán re­
partir más igual itariamente los recu rsos educativos entre
n i ños y adu ltos.
A este respecto hay dos decis iones de g randes cos­
tos y efectos. U n a : a lcance y m étodo de la educación
de posgrado o , e n genera l , la educación conti nua para
mantenerse al d ía en los conoc i m i entos profesionales .
L a otra -de carácter urgente-: reeducación de los
maestros, trabajadores adm i n i strativos y funcionarios pú­
bli cos y su adaptación a un cambio revol ucionario de es­
t i l o . Aqu í se encuentra uno de los principales riesgos de
i nviabil idad de cualquier Proyecto Nacional revo l uciona­
rio, y lo único que se sabe a ciencia cierta sobre estos
grupos e instituciones en que p resentan una gran " rigidez"
o resistencia a l cambio.
En cuanto a l aprovechami ento de recursos h umanos
para la actividad de enseñar puede p roponerse uti l izar sólo
p rofesionales de la pedagogía, o también auxi l iares de dis­
t into tipo para tareas especiales. Caso extrem o : cada
alumno ayuda a enseñar a los que están menos adelan­
tados que é l . La eficiencia del sistem a puede aumentar
enormemente, como lo m uestran m uchas campañas popu­
l a res de alfabetización.
Otra dec i s ión se refiere al tipo de i n stituciones que
se encargarán de la educación s istemática y a s u s mé­
todos. Escuelas, fábricas, clubes, núcleo social básico ,
medios de d ifusión, comun idad , etcétera . La tecno l ogía
que se apl ique es también característica d e l esti l o : ¿ mu­
cho contacto personal con docentes o m ucha educación
" e n l atada", en computadora o vía satél ite ? ¿Qué papel
te ndrán los textos de estudio?
Para las decisiones sobre contenido, conviene dis·
t i n g u i r en éste cuatro campos:
a) Imp lantación de u na i magen del m u ndo, ideología,
pauta c u l tural o esti lo. E nseñanza del Proyecto
Naciona l .
b ) Enseñanza del comporta m iento soci a l , for m as de
participación, normas i ntegrativas .
e) Comprensión del mundo natural y social : datos,
h ipótesis, reglas, leyes , h i storia.
d) Entrenam iento para el trabajo y para la actividad
creativa y crítica .
En cuanto a a) , hay que decidir s i l a ideología que
se e nseñará ha de ser la m i s m a que se p ractica, cosa
que no ocurre hoy; si se enseñará como dogma o s istema
h i stórico-racional; con qué grado de relativismo y compa­
ración con otras , etcétera (todo esto está dado por la
misma ideología p redom i nante).
b) está m uy descuidada, salvo en l a educaci ó n pre­
escolar. Puede dársele m ucho más énfasi s .
Las alternativas para e) y d) son bien conocidas , pero
hay que parti r de alguna tesis sobre el g rado de u niver­
sa l i dad de la c i encia p u ra y apl i cada, debido a la i nfluen­
cia que eso tiene sobre e l tipo de entre n a m iento y el se­
guidismo tecnológ ico y c u ltura l .
Cada u n o de estos contenidos se enseña, por s u p ues­
to, de manera m uy diferente seg ú n l a edad del educando.
Hay edades más adecuadas para el aprend i zaje de datos,
otras para l a deducción lógica y otras para la interpreta­
ción y crítica .
1 4 . Ocio recreativo y deporte. I ncl uye turismo e n el
extranjero, juegos de azar y otros esparc i m ientos que po­
d rían ser vetados en a l g u nos esti los.
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Está l igado con l as decisiones sobre tiempo l i bre y
compite con e l ocio creativo , hasta ahora con pleno éxito .
A eso se debe l a desconfianza de m u chos cuando se ha­
bla de d i s m i n u i r la jornada de trabaj o : " ¿ qu é se hará con
e l ti empo .de ocio ? "
Las principales a l ternativas están dadas p o r l o s cri­
terios A, . . . , H .
1 5. Ocio creativo e innovador, social , científico, ar­
tístico y artesan a l . Aparte de los funcionarios, científi­
cos y arti stas profesionales, que s u m i ni stran insumas
necesarios para a l canzar otras metas, y cuyas activida­
des están en a l gu n a medida p l an ificadas, hay que dec i d i r
l a i m portanc i a que s e da a l desarro l l o general de l a
capacidad creadora .
Aparte de A, . . . , H y del é nfasi s relativo en los cua­
tro campos mencionados (y sus subdivisiones usuales ) las
a lternativas son :
Laissez-faire.
Estímu l os materiales.
Estímulos de prestig i o .
Enseñar a sent i r l o como actividad esencial d e l
hombre.
En opinión del autor, la decisión que se tome al res­
pecto es la que mejor defi ne a un esti l o y la que mayores
efectos tendrá a l a rgo p l azo. Estamos hablando de opcio­
nes que afectan a l capital c ultura l , a l significado futuro
de l a palabra " h u manidad".
En otros términos, puede decirse que se trata de l a
vieja opción entre los pos i b l es sentidos d e 1 ¡;¡ vida : m ísti­
co (vivi r para el más a l l á ) , hedonista (durar lo más posi b[e,
con el mayor b i enestar pos i b l e) y p rometeico (vivir para
agregar algo a ese capita l cu l tu ra l ) . Esto nos l l eva al
punto siguie nte .
1 6. Imagen del mundo. Por u n a parte, l as alternati­
vas de contenido son l as tradicionales escuelas de pen­
samiento p o l ítico, rel ig ioso y f i l osófico, más l as que vayan
apareciendo para salvar l as i nsuficiencias de aqu é l l a s .
Es conveniente hacer su aná l i s i s comparado mediante d i s­
tintos criterios específicos, de l os c u a l es sólo podemos
dar aquí a lg unos ejem p l o s :
Actitud hacia l a m uerte :
Preocupación por l o que l e ocurrirá a uno d espués
de la m uerte .
Preocupación por l o que ocurrirá a l a sociedad des­
pués de l a muerte de u n o .
Despreocupación relativa p o r este p roble m a .
I nterpretación ele l a evo l ución h istórica :
I n existente o poco importante.
Ley natural o divina.
Producto de l a actividad creadora de los h ombres,
que puede o debe cesar o no.
G rado de dogmatismo y fanatismo. Tolera n c i a con
ideologías m i n o ritarias.
J uicio moral sobre l as soc iedades actuales. I magen
de la sociedad idea l .
Coherencia entre l a imagen pred i cada y l a moral
práctica.
Véase e l ejemplo d e l capítu l o V.
1 7. Satisfacción en el trabajo, a l ienaci ó n , con d i ciones
m ateriales. Las dec i s i ones q u e más afectan a l senti­
m iento de a l i enación del trabajador son p robabl e m ente:
-División del trabajo. ¿ Especial iza c i ó n total o rota­
ción? ¿ H ay u n a " cond i c i ó n obrera " y otra " ejecu­
tiva " o "técnica ", no i ntercambi a b l e s ? Es i ntere­
sante l a i n iciativa china de hacer efectuar tareas
manuales a profesores u n iversitarios.
-Tecnología y organizaci ó n del proceso produ ctivo;
su flex i b i l idad, posi b i l idad de i ncorporar c a mbiOs
sugeridos por l os trabajadores.
-Qué se p roduce : comprensión de su papel social o
pol ítico. A qu i énes beneficia. R e q u i ere tener una
i magen del proceso soci a l com p l eto y la función
en é l de cada i nstitución.
-Grado de parti ci pación : ver e l punto siguiente.
Otros aspectos que i nfl uyen sobre la satisfacción ,
conformidad o aceptación del trabajador -pero n o siem­
pre sobre su a l i enación- son l a s cond i c i o nes m ateriales
de trabajo: seguridad, sanidad, s ervicios para l e l o s (guar­
dería, escuel a ) , comodi dades p rácticas , buen trato , l iber1 47
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tad de agremiación y m uchas otras estudiadas por l a so­
c i o l og ía de grupos . Lo más i mportante , por supuesto, es
la recompensa m aterial (sa l ar i o , vacaciones, horas traba­
j adas, premios, autoridad i nterna) .
Todos estos factores influyen sobre l a productividad
a través de l a actitud hacia el trabaj o : g rado de esfuerzos,
de i n i c iativa , de i nnovación creativa , o sus formas nega­
tivas , más frecuentes en esta soci edad : trabajo a desga­
n o , huelgas, errores y accidentes de trabajo.
1 8 . Participación e n decisiones. Puede anal izarse e n
tres campos d iferentes, pero i nterconectados, y en cada
u no de e l los con diferentes a l ternativas de exte ns i ó n .
-Decisiones comun itarias : i n sta l ación y manteni­
m iento de s ervic i os , organización de actividades e
i nstituciones l o ca l e s , formulación de normas y re­
g l amentos l ocal e s ; gobierno loca l . Toda l a activi­
d ad de un barrio o pueblo pequeño.
-Deci s iones en l a p roducción : cuestiones de organi­
zación del trabajo, san idad, etcétera (véase 1 7) . Plan
de p roducción e i nversiones. Adm i n i stración. D i s­
tribución de beneficios.
-Pol ítica nacional : l a s cuestiones anteriores a nivel
nacion a l . Gobierno , e l aboración de la Constitución
y l eyes ; e l ección y actual ización del Proyecto N a­
c i on a l .
Dentro de cada campo hay que caracterizar l os pro­
b l emas por su i mportancia , por su urgencia o p l azo e n
que d e b e s e r tomada l a deci s i ó n , y p o r s u n ivel técnico o
g rado de conoc i m ientos espec i a l izados que requiere su
a n á l i s i s . Estas decisiones p revias requ ieren a su vez u n
m ecani s mo que puede ser m á s o menos partici pante .
E l g rado general de participación debe resum i rse, e n
p r i m e r l ugar, dando l a l i sta de l os g rupos soc i a l es domi­
nantes, dominados e i ntermedios (ver capítul o VI I I ) . l o
q u e e n buena parte defi n e l as demás características .
Esta partici pación puede -para cada caso y cada
g rupo- cons i st i r en :
-Derecho a presentar p robl emas y p ropuestas para
su solución y a que se l es dé a l g ú n tipo de d ifu­
sión.
-Derecho a criticar y sug e r i r reformas a propuestas
p resentadas por autoridades .
-Elegi r, por votación, entre a lternativas propuestas
por autoridades.
-Ser ún ica autoridad, por tener l a fuerza , un títul o
d e propiedad u otro derecho dado p o r l a l e g i sl ación
vigente .
Todo esto puede hacerse por d istintas vías:
-Di recta individual : voto secreto.
-Di recta colectiva : discusi ó n en asamblea .
-Por representantes cercanos, eleg i dos p o r conoci·
miento personal .
-Por representantes lejanos , elegido s por c onfianza
en la institución que los p ropone ( partido p o l ítico,
agrupación, l ista , etcétera) .
E n cada caso hay que desc r i b i r expl íc i tamente e l me­
can i s mo de l a participación, que i ntegra todos estos cri­
terios y otros para poder calcu l a r su costo, tiempo de ges­
taci ó n y viabi l idad. Estos mecanismos d e ben a s u vez
ser eva l uados por a l g u i e n para p erfeccionarlos o c ambiar­
l os , l o cual adm ite también d istintos g rados de partici­
pación.
Por último, l a partic i pación puede s e r superficial o
profunda .
En esta ú ltima se fac i l ita y p romueve l a adq u isición
de los conoc i m i entos adecuados para a n a l izar los p roble­
mas en discusión (a veces l a participaci ó n está condicio­
nada por la posesión de esos conocim iento s ) . Esto a umen­
ta nota b lemente los costos y l o s efectos .
1 9 . Autonomía nacional o dependencia. E s cómodo
anal izar esta necesidad en cuatro campos muy i nterco­
nectados.
a ) Autonom ía pol ítica: desde ser provincia, d o m i n io o
Estado l i bre asociado de otro país, hasta soberan í a total ,
l im itada sólo por e l derecho i n ternaci o n a l aceptado sin
coerción. Para los n ive les i ntermedios, considerar por
separado el g rado de a utonomía e n las decisiones sobre
forma de gobierno, e lección de gobernantes, e l ección de
pol ítica exterior, formas de propiedad , etcétera .
b) Auton0mía económ ica : puede ser física o i nstitu-
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ciona l . La autonomía física está dada por l as proyeccio­
nes del balance comerc i a l y l a deuda externa: s i es muy
desfavorab l e , l a v i ab i l idad fís ica del est i l o depende de l a
buena vol u ntad externa .
La autonom ía i nstitucional se refiere a l control de las
decisiones de l as empresas : qué producir, con qué tecno­
l ogía, cómo distri b u i r las uti l idades. Las a lternativas son
obvias: desde fomento i ndiscr i m i nado de las i nversiones
extranjeras hasta l a nacion a l i zación tota l . Es pos i b l e i ma­
g i nar un g rado i ntermed io en que haya empresas de p ro­
p i edad extranjera , pero que adaptan fielmente sus decisio­
nes a lo decid i do en e l Proyecto Nacional . Aunque eso no
es una contrad icción en l os térmi nos, su probabi l idad
parece n u l a .
e ) Autonomía tecnológica y c i entífica. Alternativas :
I mportar
Copi a r
Adaptar
Crear.
Estas alternativas se refieren también a l a c i encia
básica. Son fáci les de enuncia r : está ya de moda p roponer
una pol ítica c ientífica propi a . Pero no m uchos son capaces
de expl icitar una pol ítica autónoma, ni de i mag i na r clara­
mente sus pos i b i l idades y a lcances.
d) Autonomía cultu ra l . Tiene las m i smas a lternativas
que e), con respecto a l os hábitos o expectativas de con­
s u :n o, modas a rtísticas a todo n ive l , valores e i deolog ías,
e Incl uso formas de rebel ió n .
Desde e l p u nto de vista de 1 6 -imagen d e l mundo­
l a d i syuntiva consiste en dec i d i r s i l a actual tendencia a
una homogeneidad cultural mundial es h i stóricamente de­
seab l e , o si es prefe r i b l e una d iversificación por naciones
o regiones (véase capítu lo V para una defensa de esta
segunda postura) .
Puede i nc l u i rse aquí l a i magen que se tiene sobre el
papel i nternaci onal o continental del país ; las metas de
p restigio o domi n i o . Por ejemplo:
-Dependenc i a .
-Autonomía pasiva y neutra l , c o n d i sti ntos g rados d e
a i s l a m i e nto.
-Partic i pación en b loques y a l ianzas , m i l itares y económ icos.
-Liderazgo en dichos bloques.
-Expansión agresiva comerci a l o territoria l .
-Megalomanía naciona l ista .
20. Propiedad personal, garantías y l ím i tes . T i e ne un
aspecto fundamental para la org a n i zació n del esti l o , que
es la p ropiedad del capita l . En real idad, hoy es n ec esario
d isti n g u i r dos aspectos, como h emos h echo repetidas
veces .
-¿Tiene u n i ndivi duo derecho a deci d i r sí s e va a
i nsta l a r y cómo se va a usar una fábri ca ?
-¿Tiene derecho a perc i b i r i ng resos m ayores porque
tiene un títu lo de propiedad?
La primera pregunta corresponde a l p unto 18 -parti­
cipación en decisiones. La tendencia m undial de i nter­
vencionismo estatal va l i m itando g radu a l m e nte el p apel de
los p ropietarios en l as decis i ones de producción e i nver­
s i ó n , salvo para aquel l os que forman parte activa d e l go­
b i erno . El " d e recho a l a plusva l ía " es i nd e pendiente, por
lo menos en la parte q u e corresponde a b enefi c i o s d istri­
bu idos, como se ve en el caso de l os acc i o n i stas s i n poder
de decisión. Es reg u l a b l e por medidas fiscal es.
Las a lternativas tienen nombres conocidos: s o c i a lis­
mo, cooperativismo, capital ismo de Estado, capital ismo
" co rporacion i sta" o monopól íco, l iberal i sm o , "nacional is­
mo económ ico", etcétera .
A otro n ivel de propiedad p rivada , no productiva, es
' necesario reg u l a r expl ícitamente las pos i b i l i dades d e uso,
traspaso, destrucción, d e :
vivienda ;
b i enes d u rables;
a n i ma l e s ;
h uerta ;
p roducci ó n creativa.
2 1 . Política regional. Aparte del laisse z-faire, l a s a lter­
nativas con respecto a d i stintos aspectos son :
Producción :
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-Dej a r reg iones e n reserva , trasladando sus poblaciones s i es necesario.
-Estim u l a r la autonomía económica de cada región.
-Estimular l a d ivisión d e l trabajo entre reg i ones.
-Esti m u l a r o tol erar el g iganti smo de a l gunas zonas
o c iudades .
Ingreso: D i stintos grados de igualación, mediante
precios, i m puestos o transferencias.
Participación : e n decisiones reg i on a l es y nacionales .
Distintos grados de central ización y federa l ismo.
Los sistemas de c iudades a l udidos e n 9 -Urban iza­
c ión- deben d i strib u i rse regional mente según l as a l ter­
nativas elegidas para los puntos anteriores.
Sobre la definición m isma de reg ión se discute toda­
vía mucho, pero en pocos países presenta dificul tades
p rácticas serias, y l as que aparece n , pocas veces se re­
suelven con c riterios genera l e s . La organización admi­
n istrativa exi stente ha esti mul ado ya una cierta d i stribu­
ción fís ica de l as com u n i caciones , energía y hasta de l a
i nformación d i spon i b l e , además d e u n cierto patriotismo
local o conciencia regiona l de los habitantes.
Podemos suponer, pues, que l as conexiones de ser­
vicios de i nfraestructura -física e i nstitucional- son me­
jores dentro de cada región que e ntre reg iones y que cada
una de e l las posee a l go parecido a un sistema orgánico
de ciudades (cuando hay más de uno es casi siempre
conve n iente hablar de subreg i ones ) .
22. Libertad para cambiar d e estilo y legado d e re­
cursos. Si un esti l o tiene cierto éxito en ofrecer a cada
grupo soc i a l lo que éste espera , o en cambiar sus aspira­
ciones -mediante educación y propaganda- para que
esté satisfecho con lo que se l e ofrece, es proba b l e que
d icho est i l o perdure hasta que algún cataclismo lo haga
fracasar.
Según l a i magen d e l mundo e l egida, eso p uede ser
deseable o no. Las a l ternativas , a i ntroducir mediante l a
educación principa l mente, son :
-Estancamiento : convencer a las nuevas generacio­
nes de que guarden fidel idad a l esti l o .
-Evolución : promover e l espíritu crítico y creativo
=-
con respecto al esti l o , y esti m u l a r e i nstituciona­
l izar su actua l ización o renovaci ó n periód i c a .
-Hay además una cuestión eminentemente práctica ,
ya mencionad a : si e l horizonte del Proyecto N a c i onal e s
el año 2000, debemos decid i r e n q u é condiciones dejare­
mos el mundo para los que vivan más a l l á de e s a fecha .
¿ Agotaremos todos los recursos natura l es ? ¿ Co ntamina­
remos 1 a atmós fera con smog o con radiactivi d a d ? ¿ Le s
dejaremos en herencia u n a deuda externa impag a b l e ? Es
evidente que estas decisiones afectan l a l i bertad para
cambiar de esti lo -y aun para sobrevivir- de l as próxi­
mas generaciones.
El problema pierde dramaticidad por las revisiones
que fatalmente sufre el Proyecto Nac i o na l , de m odo que
toda imprevisión muy grande puede ser corregida a tiem­
po. Pero con dramaticiclacl mayor o m enor, es u n a deci­
sión que se debe tomar en cada momento.
E l ejemplo más candente de este p unto es el control
de l a nata l i dad, pues nuestras decisiones de h oy están
cambiando hasta la existenc i a de las generaci ones fu­
turas.
Esta meta podría l lamarse " recursos finales " , por ana­
logía con los recursos i n iciales que encuentra d i s ponibles
el Proyecto Nacional a l comenza r a i m p l e mentarse, y que
deciden en gran parte su v i a b i l idad . La percepción de
l a posib i l idad de cambiar de esti lo es sólo u n recurso
f i n a l más , como lo es i n ic i a l .
2 3 . Resolución d e conflictos sociales. N o e ntraremos
a c l asificar confl ictos y figu ras delictivas; nos l i mitare­
mos a señ a l a r que el cuerpo juríd ico-i nstituci o n a l debe
reflejar alguna de las grandes opciones :
Autorita rismo tota l .
Normas d i ctadas por un grupo soc i a l dominante, acep­
tadas por imposición y de cambi o d ifíci l .
Normas d i ctadas con participación general y d e cam­
bio fáci l .
Prueba d e fuerzas en tre las partes e n confl i cto.
Para los casos en que el conflicto es contra l a autori-
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dad o normas d ifíci les de carnbiar, se recurre por supuesto
a esta ú ltima opc i ó n , en todos los esti l o s .
Agreguemos q u e l a i m p l ementación del Proyecto Na­
c i onal es una fuente constante de conf l i ctos , que pueden
muy bien requeri r un mecanismo espec i a l para tratarse ·
(como hoy l a " anticonstitucional idad " ) .
Todas l a s normas dadas deben considera r el aspecto
p reventivo de conf l i ctos , aunque esto quedará determi na­
do principal mente por l a s características generales del
esti l o .
P o r ú ltimo, para los promotores de conf l i ctos y trans­
g resores de normas, e l espíritu general d e l esti l o permi­
tirá e l e g i r entre l a s opciones clásicas: reeducación, tra­
tam iento médico, campos de trabajo, p r i s i ó n , m uerte, etcé­
tera, pero aquí también hay ampl io campo para i nnova­
ciones.
24. Población. Las políticas de población requi eren
dec i s i ones con respecto a :
a) Tamaño y dens idad : fomento o control de l a na­
ta l i dad, la morta l idad y l a s m i g raciones externas .
Puede ser d i sti nto por grupo social ( B ) y de edad.
De s u d i stribución reg ional se h a b l ó en 21 (po­
l ítica reg iona l ) .
b ) Estructura por edad deseada para cada época .
Debe ser coherente con l a pol ítica de nata l i dad y
morta l idad, y es i n d ispensab l e cons i derar p l azos
muy l a rgos . Es i mportante p rever cómo será l a
p i rámide por edades e n l a s próxi mas décadas
para toma r a tiempo las medidas necesarias si la
tendencia no es deseada . Este aspecto es cu ida­
dosamente descuidado por l o s que apoyan e l con­
trol i rrestricto de la nata l idad.
e) Homogeneidad nacional : p o l ítica con respecto a
i ntegración o autonomía de grupos l ingüísticos, o
étn icamente muy d i stintos . Porcentaje deseado de
extranjero s .
d) M ovi l idad i nterreg ional : puede o no adm iti rse que
sea más alta ele l o que conviene a l a pol ítica re­
g ional (2 1 ) . Puede l i m itarse la l i bertad de v i ajar.
e) Movi l idad socia l : desde estím u l o a través de d is-
ti ntos criterios meritocráticos (éxito en g anar d i ­
nero, popularidad, capacidad i ntel ectua l d e algún
tipo, etcétera) , hasta i nmov i l idad compl eta (cas­
tas ríg idas) .
25. Estructura instítucional, para l a atenc i ó n de ne­
cesidades y la organización d e l país .
Las personas acuden a c i e rtas instituciones para sa­
tisfacer sus necesidades di rectas --hospital e s , escuela s ,
mercados , c l u bes, com ités pol ít icos- y requ i e r e n o so­
portan otras que reg u l a n y coordi nan l a s activ i d ades de
aqu é l l as y éstas .
Estas i nstituciones pueden estar organ izada s de t'na­
neras muy d i ferentes, que so reflejan e n el serv i c i o que
ofrecen a sus cl iente l a s y en sus costos de operación. No
es lo mismo que un médico tenga su consulto r i o en su
casa que en un hospita l , ni que el enfermo deba paga r
cada consu lta o tenga derecho a ella g ratuitamente o pa­
gando una . cuota mensua l . No es l o m is mo comprar en
una cooperativa de consumo, e n un gran auto m ercado o
en u n pequeiío a l mncén de barrio. Es pos i b l e tam b i én i ma­
g i n a r i nstituc i ones pol iciales que no s ean prepotente s ,
ejé rc itos que se dediquen a s u s "funciones específicas"
y hasta ofic i nas públ i cas donde se ati e nda a l o s concu­
rrentes como si fuera n seres h umanos .
Toda i n stitución es un conjunto de roles y equipos
organizados para cump l i r ci ertos objetivos exp l íc itos, gas­
tando para e ! lo los i nsumas n ecesar i o s .
Los rol e s son desempeñados p o r e l personal y los
objetivos se refieren a una clientela : personas u otras i n s­
tituc iones . Debe darse satisfacción a a m bos.
Las i nstituciones, a su vez, están v i n c u ladas u nas con
otras dando s u estructura a l s istema social . Esta organ i­
zación o estructura es uno de l o s recursos princi pa l es con
que la sociedad cuenta i n i c i a l m ente, como un c a p ital i ns­
talado, y que puede y debe adaptarse a l a s metas e l egidas
o no habrá v i a b i l idad física.
Ello i m p l ica un c i e rto tipo de i nvers i ó n en la c reación
de nuevas i n stituciones, y en l a amp l i ac i ó n , mantenimien­
to y reconversión de l a s existentes, con d i ferentes costos
seg(m la rigidez 'de cada institución y sus vín c u l os. Se
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tra �a de u n típico p robl �� a de tecnolo gía soci a l , que de­
.
ben a ser a �acado C1ent1f1c
amente por adm inistrad ores y
.,
soc 1 0 logos mteresa dos pol íticame nte . Por ahora l o más
cercano a est� es la " Manag � ment Science ", que n o puede
l leg a r f!lUY l eJOS en el cammo que nos i nteresa , porque
esta_ onentad a por criterios de renta b i l idad monetar ia de
empre sas ais ladas.
Nos resu l ta rá úti l clasificar a l as institucio nes en fres
n ivel es , s i n mucho rigor y con superpos iciones :
Nivel 1. U nidades p roductiva s : empresas de los dis.
tl � tos sectores económi cos, escuelas, hospita l e s , asenta­
m ientos de reforma agrar i a , etcétera .
Unidades soc i a l e s : núcleo soc i a l básico, comunida­
des, c lubes, b i b l iotecas popular es.
Atien ? en necesi ? ades d irectas de las persona s o
p :oducen msumo s o I nfraest ructura física para esas nece­
S i dades . Forman los s i stemas p roductiv o y consum idor
en sus acepcio nes más c l ás icas .
Nivel 2. Organiza ción socia l . I nstitu ciones que coor­
.
d i nan, reg u l a n , control a n y apoyan el funciona m iento de
otras i nstitucio nes , y en general v i g i l a n la i m p lantació n de
u n p l a n o Proyecto Nacio � a l . Su person a l es, en su mayor
, .
parte , t1p1camen
te b u rocratico .
Ejemplos : Corporac iones de fomento , d i reccione s na­
.
CIOna l es de i ndustrias y otras actividad es, bancos, centros
d e asesora m iento, j uzgado s , asociacio nes g re m i a l es , ins­
.
titutos de control de cal idad, h i gi ene i ndustria l , etcétera
cajas de jubi laciones, recaudac ión de impuesto s, etcétera :
M uchas veces los m i n i sterios o sus secretaría s están en
este nive l .
ivel 3 . Pol íticas e i deológi cas. Presion an sobre los
. �Af
obJe
1vos � e las i nstituci ones y l a socieda d, y evalúan su
func10 nam1e nto .
Ejen: p � os: poder ejecutiv o y l e g i s l ativo, partido s pol í.
ticos of1cma c � ntra l de planific aci ó n , i gl esias, ejército ,
embaJad as, med1os de d ifusión.
En l a transició n de u n s i stema socia l a otro -en la
puesta en marcha de u n nuevo Proyecto Naciona l- está
claro lo que debe hacerse a n ivel e s 1 y 3 (aunque no s iem­
p re se hace con la eficienci a debida) . El punto más oscuro
Y que creemos cruc i a l , está en el n ivel 2, que es como
·
•.
e l sistema nervioso del cuerpo socia l . Sus rigideces pue­
den i nterferir de manera decisiva en la i m p l ementac ión del
Proyecto, pero no son fáci les de vencer. En real idad no
se sabe muy b i en cuáles de s u s funciones son verdadera­
mente necesarias en cada esti l o , y el crecim iento desor­
denado que se le observa actua l mente en cas i todo el
m u ndo parece ser en buena parte inúti l , s i no perj udicia l .
para e l mismo sistema que l o n utre. S u i nfluencia sobre
lo q u e l lamarnos "acumulación reorganizativa " s e rá dis­
cutida en el capítu l o VI .
Un caso importante es l a coordinación y aj u ste de
insumas y p roductos.
Cada u n i dad produ ctiva requ i ere i n s umas, que deoen
l legarle a tiempo; lo m ismo sucede a l os usuarios de sus
productos. Los servicios , concretos de transporte , a lma­
cenam iento y reparto , o de asesorami ento, contr o l y pu­
b l i cidad, son real izados por otras u n i d ades productivas
-o l as mismas, si son grandes-, pero la regu l ación y
coord i nación general de este p roceso corresponden a otro
n ivel i nstituciona l . Dónde y cuándo se p roduce c a da pro­
ducto, cuánto y dónde se a l m acena , adónde , c u ándo y
cuánto se transporta, son mu ltitud de decisiones q u e hay
que tomar, y l uego i mp l ementar y control a r en su cumpl i­
m iento, dando normas específicas sobre l a m anera de
hace r l o .
En l a teoría del s istema capital ista p u ro, esta regul a­
ción es "espontánea" , a través de una i n stituc i ó n neutra ,
no i ntervencionista : e l mercado. Los p recios fijados a l l í
p o r acción de l a oferta y l a demanda -con l a h ip ótesis d e
información perfecta e i nstantánea y m u ltitud d e compe­
tidores con igual acceso a créd itos-, y e l deseo de maxi­
m izar la ganancia de cada empresario i n d ividual , son su­
ficientes para que todo ese com p l ejo proceso se e q u i l i bre .
La base de formación de esos p recios f u e expl i cada por
M a rx en su teoría del valor, p e ro el mecanismo regulador
es i ndepend iente de cuál sea l a fuerza d e trabajo : obreros,
a rtesanos , cabal los, máquinas o duendes . En esencia, es
l a descentral ización total de decisiones , control ada por
una especi e de selección natura l : e l que pierde dinero
cambia de a ctividad o baja su p roducció n . La " r ea l i menta­
ción negativa " de control es, pues, a posteriori: p o r ensa1 57
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yo y error, l o cual debe por fuerza produ c i r fl uctuaciones
aun teóricamente, a menos que el p roceso fuera i nstan­
táneo .
Este s i stema no funcionó nunca en forma pura, n i
s i q u iera e n primera a proximac i ó n : s i empre necesi tó de
regu ladores más fuertes, provistos por e l Estado en forma
de códigos de derecho cornerci a l , protección aduanera,
conquista de col o n i a s , repres ión de mov i m i entos red i stri­
b utivos , sub s i d i os y controles de p recios, sum i n i stro de
i nfraestructura , etcétera .
En esta forma muy i m pura e l s i stema cap ita l ista viene
funcionando desde hace dos s i g l os , de modo que no puede
negársele cierta capacidad de reg u l ac i ó n , con tres obje­
c iones b i en sabidas :
-El éxito de una empresa no depende tanto d e l mer­
cado como d e su capacidad financi era .
-Es una regulación m uy defectuosa , que h u nd e a
unas empresas , hace crecer a otras en forma des­
comunal , produce crisis a veces muy serias (cuyo
L!n i co remedi o ha s i do s i empre la i ntervención
d e l Estado ) , exige guerras y represi ó n y, en gene­
ral , no se cae pero anda a tropezones y s i n saber
hacia dónde. Pregúntese a c u a l q u i e r empresario
pequeño qué seguridad l e da este s i stema de
seg u i r p roduciendo, aunque l a renta b i l i dad de su
empresa sea teóricamente buena.
-El escaso equ i l i brio que se l ogra satisface a muy
pocos : e l que no necesi ta d in e ro n ecesita u n psi­
coan a l i sta y puede fa lta r manteca , porque e l mer­
cado -cuyo principal componente es e l Estado­
exi ge cañones.
La descentra l ización tota l , donde cada empresa toma
sus dec i s i ones por separado y " l i b remente " , es pues un
mecani smo de regu l ación de muy poca eficiencia .
E l otro extremo, l a centra l i zaci ó n tota l de todas l as
dec i s i ones p roductivas, puede s i n duda evita r las deforma­
c iones más g raves de la p roducci ó n y la d istribución ,
pero no carece d e i nconvenientes :
-,-Un s i stema d e control d e todas l as u n idades p ro­
ductivas que funcione en "tiempo rea l ", es deci r
en � 1
que vaya toma ndo cada decis ! ó n i n ? ivi d u a l
exi­
pero
1b!e,
mpos
¡
s
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no
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contr
l
e
Sólo
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fuerz o trem
una tarea monu mental .
y crea­
-Pa ra no choca r con meta s partic ipaci onist as
ral
cent
tivo
ejecu
o
� ar­
órgan
el
e
tivas exi g i ría q u
1as,
en
suge
as
l
todas
de
?
ión
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scus
i
d
a
l
en
ticip ara
as .
ract1c
p
s
ltade
u
l o c u a l aume nta aun m á s l as dific
dar
uede
p
e
-La conc entra ci ó n de pode r que p ermit
l ugar a un probl ema p o l ít i co grav e .
i nten:ne­
H a y muc has pos i b i l idad es d e cent ral izaci ? n
reat iVO ,
c
o
l
1
est
d i a . Una de e l la s , adec uada para nues tro
consi sti ría en :
al,
a ) A n ivel centr al : descr i pción del P royecto N acion
lle
deta
e
d
grado
n
u
con
sus meta s y estrateg i a s ,
o
niend
prop
os
estam
que
l
e
que
?
r
n o m ucho mayo
deta­
s
a
m
lazo
p
corto
de
ios
Estud
.
ro
ib
l
en este
roduc ­
l lados sobre recursos esca sos y metas de p
es­
nes
io
s
deci
ando
busc
ción secto ria l e s , no tanto
Y
rales
b
m
u
:
tivas
limita
as
pecíf icas, s i n o norm
por
s
urso
rec
e
d
uso
y
n
ó
i
ucc
prod
techo s de
sec­
gran des grup os d e e m presa s , _ agru pada s por
.
tor , reg i ó n , tecno logía y tama no.
os, ? oord l­
b ) Las emp resas d e cada u n o de esos grup
mvel 2 ,
nada s y cont ro l adas por i nstitu c i on �s de
ya �
ensa
Y
s
tom a n toda s l a s decis iones nece sana
l i­
sola
a
l
con
,
s
ada
toda s l as mod ifica cion es dese
otas.
c
esas
nto
conju
n
m i tació n de respetar e
�,
H ay así una regu lación g ruesa a pri�ri , .te l e � lógic
,
local
,
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ridad y los méto dos de control.
l idad Y poE l aspe cto auto ri dad es d o b l e : resp onsa bi
1 59
1 58
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·
der. La responsab i l idad es el grado de a utonomía en las
dec i s i ones que se perm iti rá a cada componente del s iste­
ma i-nstituciona l ; acabamos de ver a lgunas formas de
asignarla. Abar ca no sólo el grado desea b l e de centra l i­
zación -lo que incl uye en particu l a r el tam<:1 ño óptimo de
las i nstituciones estatales-, s i no también el tipo de d i ·
v i s i ó n d e l trabajo que se esti mu lará, s e a c o n respecto a
l a d ivers idad de los productos de una m i sma empresa o
con respecto a su grado de i ntegración vertical (produc­
ción de sus p ropios i nsumas ) .
E l poder es autoridad para i mp l ementar l as decis io­
nes. En e l mercado actu a l sign ifica esenci a1mente capa­
c idad financiera (o presupuesto, en el caso del sector
públ ico) . En general es a utoridad para recabar los i nsumas
necesarios para cump l i r sus objetivos . Aquí hay l ugar
para u n gran mejora m i ento de eficiencia mediante métodos
modernos de trata m iento de i nformación basados en u n
p l an comp l eto.
En cuanto al contro l , hay dos g randes a l ternativas: e l
control a priori o s i m ul táneo -con gran " papeleo" y pér­
d idas de tiempo para evitar transgresiones a las normas
y errores de ejecución-, y la eva l uación a posteriori para
corregi r o castigar s i es necesario.
Aquí no parece funcionar muy bien l a f i l osofía de
" preven i r es mejor que curar", por l os m i s mos motivos
que en la educación de un n i ño . De todos modos, tam b i én
estos métodos pueden ser muy mejorados por un buen
p rocesam i ento de datos, con lo cual muchos de sus p ro­
b lemas actuales desaparecerá n .
En cuanto a los crite rios para anal izar y eva l ua r i nsti­
tuciones a i s l adas, mencionaremos sólo a l g u nos.
a) Control de las decisiones de funcionamiento. Se
refiere a l agente de decisión y a s u g rado de autonomía.
El agente puede ser el Estado , un ente extranjero, un em­
p resario i ndividual , gerencia, d i versos s i stemas de ca­
g estión, con partic i pación d e l personal y de la c l i ente l a
(cooperativas de consumo) .
La a utonomía máxim a se da teóricamente en e l s i s­
tema l ibera l , de a l l í a l a p l an ificaci ó n centra l izada total hay
muchas pos i b i l idades, que se refieren a l a organización
del s i stema i nstituciona l , como hemos d i cho ya .
b) Control del reparto de recompensas. Coi nc ide o
no con e l control de funciona m i e nto y tiene sus m ismas
catego rías . Los sueldos se fijan en buena medida en ins­
tituciones especia les de n ivel 2. Otras recompensas -co­
mo p restig i o , prebendas, poder i nterno- se asi g n a n den­
tro de cada i n stitución .
a ) y b ) se resumen usual mente e n " propi edad del
capita l ", y así los hemos mencionado ya en 20, p e ro eso
es i n s uficiente para tratar los n iveles 2 y 3. Dentro del
sector públ ico estos dos puntos presenta n muchas va­
riantes de i mportancia p ráctica : g rados de central ización,
jerarq u ías y esca l afones, cogestión, etcétera.
e) Tecnología. I ntens iva e n equipos, e n trabajo o en
orga n ización . En un país como la Argentina, el equipa­
m iento -el capita l fijo- no es u n probl e ma fun d amental
a n ivel 1 o p roductivo, y no hace fa lta recurrir a tecnolo­
g ías i ntensivas en trabajo. A n iveles 2 y 3 l a s i tuación
camb i a un poco , pues todo esti l o con p l a n i f i cación efectiva
req u i ere manejar un vol umen de i nformación enorme, co­
sa d ifíc i l de hacer s i n mecanización. Como muchos han
d icho ya, l o característico de esta etapa social no es su
d i spon i b i l idad de energ ía -termonuclear o de c u al quier
otro tipo- s i no sus técnicas de p rocesam iento d e datos.
Entra también aquí l a var i a b l e tamaño de l a s i nstitu­
ciones .
d) Productividad o eficiencia. Hay i n stituciones que
"funcionan mejor" que otras, p e ro no es fác i l defi n i r qué
es eso. En general hay que optar entre l o s dos m étodos
de eval uación con que ya nos h emos tropezado en el
capítul o anterior.
U n o es e l criterio empresarial de rentab i l idad : com­
parar costos m onetarios con ventas , producción o b enefi­
cios. Sabemos que esto l leva a absurdos c uando se trata
de servicios p ú b l icos -como l o s transportes- q u e puede
conve n i r subs i d i a r como medida de redi stribuc i ó n de in­
g resos (el problema se desplaza entonces a l a a s i gnación
de " p recios de cuenta " teóricos a l a producció n ) . Tiene
además la d i fi c u ltad de que para g ran n ú m e ro de i nstitu­
ciones i mportantes es difíci l m e d i r "beneficio s " mone­
tariamente -ejérc ito, admin istración p ú b l i ca, educación ,
etcétera- y hay que recurr i r a a rtimañas, a veces i nge1 61
1 60
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n i osas, a veces convincentes, casi s i e mp re capaces de
demostrar lo que se deseaba demostra r .
E l otro criterio podría l l amarse m á s bien "capacidad/
metas ": consiste en defi n i r operacionalmente p r i mero l as
metas de cada i nsti tución y asegurar que se cumplan.
M ientras no se cumplan no val e s i q u i era l a pena hablar
de rendi m ientos o p roductividad . Cuando se cumplen, se
calcula l a "capacidad ociosa", o su equival ente, e l " exceso
de recursos " : cantidad de recursos f ís icos (personal ,
equipos, loca l , i nsumos) que podría aho rrarse s i n dejar
de cump l i r l as metas.
Como los recursos son más fáci lmente cuantificabl es
y pueden compara rse entre e l los por su escasez relativa,
este método es siempre a p l i cabl e .
El m ismo criterio se u s a para comparar dos i nstitu­
c iones : a igualdad de objetivos se p refi e re la que usa
menos recursos fís icos , va l orados por escasez. La com­
paración de i nstituciones de d i ferentes objetivos no tiene
nada que ver con su p roductividad.
En este volumen no entraremos en detal les a l res­
pecto. Algunos de sus puntos están siendo tratados acti­
vamente por la "ciencia geren c i a l " y los "ana l i stas de s i s­
temas ", pero desde u n punto de vista p u ramente empre­
sar ia l , no apto para un P royecto Nacion a l .
Así por ejemplo, está d e moda d i stinguir " efectivi­
dad" de "eficienc i a " : l a segunda sign ifica cump l i r metas
fijas con mínimo costo ; la pri mera se propone superar las
metas de modo que aunque l os costos aumente n , e l benefi­
cio aumente más. Se da por sentado que e l " ejecutivo "
debe orientar sus decisiones por criterios de efectividad ;
l a s i mp l e efi c iencia i n d i ca fa lta de empuje, actitud con­
formista , rutinaria.
Esta preferencia por e l creci m i ento de la empresa es
racional en una soci edad competitiva orientada por e l
l ucro, pero puede no s e r l o cuando l as m etas están dadas
por un Proyecto Nacional que ha d istr i b u i do los recursos
escasos. En tal caso, un aumento de costos pOr una em­
presa s i gn ifica uso excesivo de recursos escasos, que
puede i nterferir con e l cump l i m ie nto de otras metas por
otras i nstituciones. Aquí, pues, l a " efectividad" sólo po­
d ría consi st i r en superar las metas usando l os mismos
recu rsos
.
o
· ap rovechando recu rsos sobrantes, o al nivel
del país entero.
H;tos" ·¡:¡r-obl emas se presenta n ya hoy cuando se trata
de d i stribu i r el presupuesto nacional d e l gobierno entre
las d i stintas i nstituci ones del sector p ú b l i co (véase Ci­
botti-Sierra [ 6 ] ) .
e) Características del personal. C r i terios d e recl u­
tam iento; esta b i l idad, escalafó n . Lealtad, p restig i o de l a
i nstitución ante s u personal ; g rado d e c o laboraci ó n . Po­
s i b i l idades de capacitación y reeducac i ó n . Grado de al ie­
nación con respecto a sus tarea s . Tipo d e participación en
las decisiones.
Aquí corresponde d i ferenciar, según e l trato dado a l
personal , entre i nstituciones :
-Impersonales o eficientista s : escalafón jerarquiza­
do, ascenso por criterios u n iversal istas, esta b i l idad
sólo garantizada por b u e n . rend i m i ento ; p e rsonal
camb i a nte ; poca participación. Ejemplo: g randes
empresas norteamericanas.
-Feudal e s : muy jerarquizadas, con a l to sometim ien­
to a l a autoridad ; ascenso l i mitado por capas jerár­
: qu icas, con
criterios particularista s ; esta b i l i dad y
'i' ''senuridad garantizadas de por vida; pocos cambios
, de. personal. Ejemplos : ejé rcito, g r andes empresas
jé)ponesas ;
�Paterna l e s : pequeñas, trato fami l ia r entre todo e l
person a l .
:.,.,-Burocráti cas: personal agremiado eficientemente
para tratar con d i ciones de trabaj o ; estab i l i dad ase.. 1
gurada por rtormas juríd i cas; ascenso p o r antigüedad.
-Democráticas o racion a l e s : comprensión y aproba­
ción de los objetivos por el personal ; amp l i a par­
ticipación. Jerarquización de rol e s , pero c o n rota­
ción del persona l . La estabi l idad dentro de una
i nstitución es poco deseada, por p referi rse l a ro­
tación entre i nstituciones , con esta b i l idad g enera l .
En cuanto a " l ealtad " , e s u n térm i n o discut i b l e , que
usaremos sólo para denominar las cinco a lternativas si­
guie ntes, i mportantes sobre todo en la trans i c i ó n a un
n uevo esti lo por sus efectos sobre la p roductivid a d :
·
· .
1 63
1 62
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-Vena l idad : l ealtad a i ntereses personal es egoístas
por encima de la i nstitución.
-Sabotaje : lealtad a otra i nstitución o sistema, de
i ntereses contrarios .
-Indiferencia o carencia de l ealtades pertinentes ;
al ienac i ó n .
-Lealtad i rracional : defensa de l os i ntereses de la
i nstitución perc i b i dos en forma d i storsionada, co­
mo si fueran independientes del resto del sistema
(por ejemplo, su creci m iento y prestigio, s i n impar·
tar su función ) . A menudo vincul ada al carisma de
algunos d i rectivos de la i nstituci ó n .
-Lealtad raciona l : defensa de l o s i ntereses de l a
soci edad a través d e l funcionamiento adecuado de
la institución. Comprensión del Proyecto Naciona l .
f ) Rigidez-flexibilidad, para adaptarse a cambios en los
objetivos, modos de funcionamiento y organización del
sistema institucional . Este es un problema central para
la viabi l idad de un nuevo esti l o , hemos d icho, y está mal
estudiado. Nunca se cumplen las promesas preelectorales
de mejorar la adm i n i stración públ ica o el s i stema edu­
cacional .
E s fáci l escribir nuevos reg l amentos admin i strativos,
organigramas, planes de estudio, pero no se ha calcu lado
el esfuerzo necesario para que se apl iquen en su espfritu
y no sól o en su l etra. H ay muchas descripciones y análi­
sis teóricos de l a "burocraci a " , pero no s e nos dice cómo
hacer para reeducar a un m i l lón de funcionarios públ i cos,
para convertirlos en participantes activos, para que ad­
quieran nuevas técnicas de trabajo, para e l i m i nar los
vicios de todo tipo que los afectan (por ejemplo, la vena·
l idad , que ha hecho fracasar más de un i ntento reformi sta ) .
Las rigideces fundamentales d e l sector públ i co (véa·
se Ci botti-Sierra [ 6 ] ) no deben buscarse en los problemas
de financiación sino en éstos.
g ) Relaciones con la clientela cuando ésta está for­
mada por personas. Desde "el c l iente s iempre tiene ra­
zón " hasta la "tram itoged ia" de las ofici nas públicas, la
atención al públ ico tiene variantes que no difieren mucho
de los tipos de a l ienación en el trabajo y están vincula·
dos con e l l a .
Por otra parte · la c l i ente l a puede s e r estable , fluc­
tuante e i nc luso i ntegrada, es decir que participa de al­
gunas de las tareas, como los m iembros de u n club o
sindicato. Esto es tam b i é n materia de decisión, c o n efec­
tos que pueden ser i mportantes.
Sobre l a forma de retribución de l o s servic i o s pres­
tados ya hemos hablado en H ( m edios d e pago) .
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CAPfTULO IV
Ejem plos de estilos
" . . . que venga el mucamo corriendo apurado
y diga: Señora; araca, está el For. "
E. P. Maroni, " La mina del Ford", tango
consumista.
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l.
Defin iciones a
n ivel p r i n cipista
Anal izaremos ahora, a manera de i l ustrac i ó n , cinco
pos i bl es Proyectos Nacionales o Esti los , cuyos n ombres
abreviados son : CON S , C R EA, A UTO, H I P y LUNA .
Este análisis no p u ede l legar muy l ejos, pues eviden­
temente es una tarea superior a l as fuerzas de u n a sol a
persona, pero esperamos que sea sufic i ente para m ostrar
c l a ramente de qué se trata, e i nc l uso p a ra hacer a lgunas
sugerencias concretas al pasar , por poco sistemáticas
que s ea n .
D e todos modos , l o esencial e n esta etapa es d a r visi­
b i l idad a los problemas dentro de un esquema i ntegrado,
de m odo que se fac i l ite su a n á l isis com p l eto p osterior.
Por eso, la mayoría de l as veces l iquidamos los p r o b lemas
d ifíc i l es haciendo un l lamado al talento c reativo de los
demás.
Tomaremos como horizonte el año 2000 y, como hi­
pótesis sobre l as "condi ciones d e contorno", que en esos
30 años no ocurrirá n i n gún catacl ismo m und ial : guerra
nuclear, pestes incontrolables o avances tecnológicos mu­
cho mayores que los esperados por la mayoría de l os
futurólogos.
S e admite que prosigue e l p redom i n i o n orteamericano
en esta regi ó n del g lobo, pero con menos grados de li­
bertad, por l a i nfluencia de las otras grandes superpoten­
cias. Habrá que ensaya r varias h i pótesis a lternativas so­
bre e l papel de Brasi l y Japó n .
Dedicaremos e l capítu l o s i g u iente a l est i l o CREA
-lo más p róximo a una sugerencia concreta a que se
atreve a l legar e l autor, en su p ropósito d e mostrar cómo
se p l a ntea y estudia un Proyecto Nacional-. H u e l g a in­
s isti r en las salvedades sobre e l derecho que ti e n e cada
uno d.e p roponer a la d iscusión participante la i m a gen de
la sociedad por la que está dispuesto a l uchar -en algún
nivel- y sobre l as pro bables i mperfecciones de toda pro­
p-uesta e n estado naciente (hace a p'enas tres año-s que se
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1
Inició su estudio, en Caracas, véase [ 3 ] para los pri meros
pasos) .
Como contiene elementos de d iversas utopías e ideo­
logías populares , será m i rado con beneplácito o tolerancia
por muchos, y podría conceb i b l emente servi r de ca!a l iza­
dor para un proyecto más e l aborado por g ru pos pol lticos ,
pero ese no es su objetivo momentán eo: en este l i bro no
se da prioridad a la préd ica en favor de u n esti l o deter­
m i nado, sino de la necesidad de tener un Proyecto Nacional
y del m étodo de anal izar l o .
C O N S , o esti l o "consu m i sta" -que coincide en buena
parte con el "desarro l l ismo"-, es una extrapol ación op­
ti m i sta de las tendencia s de la soci edad argentina actual ,
orientada cultu ra l y tecnológica mente por l a sociedad
afluente norteamericana.
C R EA -o esti lo "creativo"- es una pos i b l e a lterna­
tiva de cu ltura nacional en "aceleración evol utiva", como
di ría Darcy R i beiro, sol idaria en vez de competitiva, Y so­
c i a l i sta en su organización económica.
AUTO -o esti l o " autoritario"- es una posi bi l idad que
nunca puede descartarse en América del Sur, y el pro­
yecto bras i l eño actual puede servi rnos como modelo.
HIP corresponde a una sociedad bucól ica " hi p p i e " , y
L U N A a una probable colonia l unar. Se agregan sólo para
i lustrar la divers idad pos i b l e en este campo, y para evitar
así el p e l igro de encerrarse en esquemas demasiado tri­
l l ados.
Por supuesto , cada uno de estos esti los adm ite nume­
rosas variantes que no le harían perder sus " rasgos esen­
ciales", pero debemos conformarnos con presentar un
arquetipo de cada uno, dejando al l ector la tarea de i ma­
g i nar esas variantes, que son de i nterés para los estudios
de viab i l idad. Ese estudio de variantes está hecho en al­
gunos casos -como puede verse e n [ 4 ]-, aunque no po­
demos deta l l arlos aquí s i n aumentar desmesuradamente
e l tamaño de este l i bro.
Lo m i smo ocurre con l os posibles esti l os i ntermedios
entre éstos, y con a lgunos otros tota l mente distintos (co­
mo e l m ístico-teocrático, el m i l itarista-imperi a l , etcétera) .
N o haremos por e l momento consideraciones d e viab i l idad .
En este capítul o y e l siguiente los esti los son sólo expre-
1
í '
s iones de deseos, tal vez i rrea l izables. Podemos adelantar
s i n embargo que el menos viable de l o s tres p r i meros,
para un país como l a Argentina, parece s e r el CONS.
Cada est i l o debe p lantearse según lo esta b le cido e n
nuestra Tesis 1 , del p r i m e r capítul o : grado, forma y plazo
para satisfacer las n ecesidades -de l a tesis 2- para
cada grupo socia l . Son muchos obj etivos s i m u ltáneos
-25 " d i mensi ones"- y sin d uda deben presentar cierta
coherencia entre el l o s : no tiene sentido i nventar esti los
m ezcl ando a l azar metas posi b l e s para c ada necesidad.
Esta coherencia está dada por ciertos juicios genera­
.les de valor, cierta i magen del mundo a bstracta , es deci r
j ustamente por aquel tipo d e declaraciones que rechaza­
mo,s en el pri mer capítulo por su m i s m a general idad y
aiJstracción .
A l l í l as rechazamos porq u e no s i rven como guías
de acción -no son suficientemente " co nstructivas "-, no
. perm iten decid i r entre diferentes proyectos específicos .
Hay u n salto demasiado grande entre ese nivel e motivo
"principista" y el n ivel pragmático de un plan, y con u n
poco d e habi l idad e s posible j u stificar cualqui e r medida
de corto p lazo apelando a aqu e l los pri n c i pios g enerales .
Por eso postu lamos l a necesidad y posi b i l idad de u n
n ive l i ntermedio de trabajo, tel eológico-raciona l , que s í
s i rva como guía d e acción -es deci r q u e d é c riterios
para tomar decisiones de construcción- pero que, a l
l)l ismo tiempo, sea una i nterpretación f i e l del n ivel pri n­
c i pista . Esta segunda exigencia garantiza la c o herenci a
.· de todo Proyecto Nacional -si es que l o s pri n c i p ios mis­
mos no resul tan contradictorios- y hace que n o sea una
s i m p l e suma de metas independ ientes.
Por esa razón será úti l empezar por un breve e squema
de l as diferencias de los cinco esti los mencionados en
térmi nos de d i chos pri ncipios generales o criter i os ú lti­
mos. E l l o nos evitará repetir expl icaciones o dar las mo­
tivaciones de cada m eta por separado, e i ncluso e l im inar
toda referencia a a lg u nas metas cuyo contenido es fáci l ­
mente deducible d e e s o s pri n c i pios y las demás m etas.
Organiza remos el esquema en forma de cuadro para
fac i l itar l as comparaciones. Los criterios elegidos son
discuti b l es y no l os m otivaremos. El cuadro tien{;1 só l o
1 70
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val o r heurístico, y n o debe tomarse muy e n serio m ientras
esté acompañado por l a descripción de cada esti lo a
n ivel de trabajo, en térmi nos d e neces id ades h umanas .
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Con respecto a las alternativas g enerales A, . . . , H
(ver capítu l o 111 ) tomaremos como defi n i c i ó n las s i guientes
características.
E l n ivel de consumo mate r i a l es el más a lto posible
en bienes y servicios de toda c l ase. E l concepto de ciu·
dadano se hace equ ivalente a " consumidor". E l consum o
s u ntuario es l a mejor medida d e "status " y prestigio.
Se est i m u l a l a d i versificación de modelos y s u s cam·
bios rápidos, de un año a otro. Los b i enes dura b l es son
reemplazados mucho a ntes de terminar su vida úti l y for·
man u na oferta de bi enes usados para l o s g rupos de bajos
i ng resos, i ntroduciendo así e n éstos n uevas necesidades
material es sentidas.
Los bienes son típicamente de consumo opulento ;
suntuarios y de alto contenido s uperfl u o . Su venta se con·
vierte en un rito y el l ujo y e l eganci a en los c omercios
adq u i eren cada vez mayor importanci a . La pub l i cidad se
afi rma como l a actividad "creativa" y " ed ucativ a " más di·
fundida.
En cuanto a l cubrim iento , s e l o desea amp l i o , pues e l
estím u l o a l a producción viene por e l l ado d e l a ofertcl
para consumo "de cúpula", y es necesario a m p l iar ese
mercado l i mitado para no ten e r prob l emas de s uperpro·
ducción. El n ivel de i n g resos es en este esti lo el principa l
criterio para defi n i r grupos sociales, y s e adm ite en pri n·
c i p i o una a l ta movi l i dad socia l , aunqu e en l a p ráctica
resu lte muy l i m itada. De este modo se canal izan las ener·
g ías y aspi raciones de los g rupos de n ivel i ntermed i o
h a c i a a ltas m etas de consumo, favoreci endo l a viabi l idad
p o l ítica.
Esta organización socia l no permite i ncorporar a to .
dos según estas pautas de consumo, y queda fuera u n
g rupo creciente d e " marg i n a l e s " , cuyo n i vel d e vida es
<.? ,
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1 73
muy inferior a l resto de l a población. Esta dicotomía
entre l os que están en la categoría de consumidores y l os
marg i nales exi ste también en e l medio rura l .
Escasa participación d e l usuario e n l a terminación de
los bienes, ya que ésta es un aspecto i m portante del con­
sumo opu lento.
Las i n s u ficiencias cual itativas sólo se notan cuando e l
país l íder las resue lve; e ntonces se copia l a solución. El
segu idismo en las modas y hábitos de consumo es tota l .
El medio d e pago más i mportante sigue s i e ndo el di nero
porque hay muchas transacciones pequeñas y pocos ser­
vicios g ratuitos . S i n embargo, se difunden cada vez más
las cuentas bancarias, tarjetas ele crédito y sistemas de
ventas a p lazos y abonos regu lares a servicios (caso típi­
co : sanatorios) .
Estos medios de pago que significan u n crédito a l
consumidor sólo pueden ser fi nanciados por empresas
grandes, y contri buyen a la desaparición de l os comercian­
tes i ndividua l es y a ensayos de cooperativismo.
El efecto neto sobre l a población es aumentar l a di­
ferencia entre los marg i nales y los que logran ser acepta­
dos por el sistema de créditos, lo que se convi erte en
i mportante criterio de i nteg ración socia l .
Metas por necesidades, para e l estilo CONS.
Son una extrapolación veros ím i l ele las tendencias de
la soci edad o p u l enta .
1 . Alimento y vestuario. D i s m i nuye l entamente , s i n
desaparecer, l a i nsuficiencia de n utrición en l os g rupos
de bajos i ngresos . Puede i ncl uso aumentar en l os margi­
nales, d ispuestos a ahorrar en estos gastos para adq u i r i r
bienes durables. Pros iguen s u s efectos sobre l a morta­
l idad y e l desarro l l o mental i nfant i l es.
Sa lvo para los marg i na l es , p uede deci rse que no hay
problemas de a l i mentación básica. Se ahondan l as dife­
rencias cual itativas entre a l i mentos y vestuario de los
disti ntos niveles de i ngreso. Para l os g rupos de cúpula,
comer y vesti r bien son signos de presti gio, l o que da
origen a una industria diversificada, comercios especiales
y toda una seudocu ltura.
Poco control b romatológico y médico de l a a l i menta­
ción popular.
;
11
i
Abaratam iento del vestuario popu l a r , por mejoras de
productividad e innova ciones en mate r i a l es, y por tra­
tarse de un mercado todavía a l g o competitivo.
El consumo promedio de estos items puede d u p l icarse
fáci l mente en 30 años -más en vestuario que en a l imen­
tación-, pero acentuándose las des i g u a l dades por nivel
de ingresos . No hay políticas especiales para b i e n es bá­
sicos.
2 � Vivienda. Se salda cas i todo el déficit de l os gru­
por marg i n a l es en 1 5 a 20 años, aunque con vivienda
de m a l a cal idad, servi c i os mínimos y m a nten i m i ento caro,
en barrios atendidos por esfue rzo comu n i tario y q u e casi
siempre se convierten en ghettos .
Para l os g rupos rurales bajos, sigue p redom i nando l a
vivienda dispersa: pocas comu n idades rurales. A utocons­
trucción en b uena parte .
Para grupos urbanos bajos y medios se inte n s ifica l a
prefabricaci ó n , por empresas grandes, p e ro l a i nstalación
sigue siendo por empresas medianas, con costos altos .
Aumentan algo los se1·vicios colectivos pero e n forma
i rreg u l ar. Desaparece el déficit en ci nco a d i ez años .
Pau l at i no a u mento del confort habitac i o n a l .
Para l o s g rupos a l tos, s i g u e el increm ento d e barrios
res idenciales periféricos, bien urbanizados, con mayoría
de casas fam i l iares y a lto costo de servicios b á s i cos.
Subsiste el prob l e m a del valor de la tierra u rbana.
En resum e n , este esti lo l ogra para la poblaci ó n gene­
ral un nivel de viviendas equival ente al doble ( e n costos
de hoy) del actual . Pero las diferencias entre grupos
aumentan .
3 . Otros bienes durables. En 2 0 a ños, y p a u l atina­
mente, automóvil -o veh ícu l o equiva l e nte- p ro p i o para
el 30 % de las fam i l ia s . He ladera para el 50 % o más .
Te l evisor para e l 90 % .
Gran diversificación en e l consumo de cúpu l a . Se i n­
troducen novedades -detal ladamente d escriptas por l a
futurología usual- con ritmo controlado para m a ntene r
la demanda de esos grupos m i no ritarios . L a oferta s e es­
peci a l izará a u n más por grupos de edad y ocup a ción de
los consum i do res .
El mercado se amp l ía con venta a p l azos de p roductos
í 74
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nuevos y reventa d e mode i os usa d os. E i s i stema de cré­
d itos renovados constituye una pequeña red i stri bución d e l
ingreso, poco d o lo rosa para los empresarios.
4 . Salud. Baja prioridad a l a med i c i n a p reventiva ,
salvo para evitar posi bles pel i gros genera l e s : control . d e
epidemias y conta m i naci ó n ; i n m u n izaci ó n , control de vec­
tore s . Se ati ende al enfermo-cl iente, no a la enfermedad.
La f i losofía es curar o , más bien, sati sfacer l a demanda
de atención méd ica, como en u n mercado cualquiera de
servicios.
Las máx i mas prioridades en i nvestigación y atención
médica son l as que ofrecen a l paciente con di nero l a má­
xima probabi l i dad de prolongar su v i d a . Se l ogra rá n
adelantos i m portantes en geronto l ogía y órganos a rtifi­
ciales.
En segundo l ugar estará l a atención de neurosis y
enfermedades menta l es de todo tipo, que constitui rá u n
mercado ampl i o .
Acces i b i l i d ad : m u y poca p a r a l o s grupos rurales ba­
jos, y de baj a cal idad para los urbanos margi nales. Los
asalari ados estables, aun los de bajos ingresos, serán
atendidos por sus asociaciones g re m i a l es , pero tambi é n
c o n baja cal idad.
El consu l torio p rivado perderá i m portancia, reempl a·
zándose por c l ín icas privadas. Los hospital es g ratuitos
quedarán reservados a l os marg inales. D ifusi ón grande de
los s i stemas de abonos o pago por cuotas a grandes
sanatorios privados.
Poderosas asociaciones grem iales médicas controla­
rán el p rogreso de la organización i nstitucion a l , el trabajo
en � q u i po, l as categorías adm i s i b l es de personal auxi liar,
etcetera.
Tecnología i ntensiva en capital para los grupos de
a ltos i ng reso s : equipos de tratam iento y anál i s i s fís ico
y químico con l as ú ltimas i nnovaciones extranjeras.
Como resu ltado, l a esperanza de vida de los g rupos
de a l tos y bajos i n g resos tenderá a d iferenci a rse cada
vez más .
5 . Transporte. Se toman medidas restrictivas para los
a u tomóv i l es privados e n e l tráfico urbano y aumentan las
fac i l idades de transporte colectivo, con p referencia por
los subterráneos. No es pos i b l e tomar medidas serias
para reduc i r l os viajes n ecesarios, m i n i m i za ndo l a s d istan·
cias e ntre vivienda y trabajo o escuela.
E l vehíc u l o propio s igue s iendo una de las aspira­
ciones más típicas de la población, fom entada por l a
propaganda.
La mov i l i dad segui rá s iendo uno de los sectores más
" d i nám icos" de l a economía y d i sm i n u i rá a l go l a p resión
del desempl eo, j ustificando l a construcc i ó n de c a m i nos y
otras actividades i ntensivas en trabajo.
Se desarro l l ará mucho el transporte i nterno d e cargas,
con buenas comunicaciones entre todos l os puntos del
país , e n busca de la a m p l iación de mercados. No suce­
derá lo mismo con el transporte a l exterior, por p resión
de l os monopol ios i nternacionales de fl etes y por falt�
de capita l e s ; poco aumento de l a flota m ercante m arítim¡:¡
y aére a .
Comercio: seg u i rá habiendo varias etapas intermedias
de d i stribución y comerc i a l izaci ó n , de carácter m onopóli·
co. Dos grandes tende n cias para l a atención a l p ú b l ico:
supermercados para g rupos med ios y b ajos urbanos, y
comercios pequeños con i nsta l ac iones de l ujo para g rupos
a ltos . Comercios trad i ci onales en las zon a s de baja den­
s i dad de pob l ación.
I mportancia s iempre creciente de l a p u b l icidad .
Otros servicios : com petirán con los b ienes d urables
como consumo de cúpu l a : ate n c i ón de la bel leza física,
servicio cul i nario y doméstico d e alta c a l ificació n , diver­
sos métodos de escapismo, serv i cios de seguridad perso­
nal . etcétera .
6 . Solidaridad, seguridad social. Para los margi nales,
habrá, en e l mejor d e los casos, sol idaridad l oc a l , tipo
tri ba l , por medio d e l desarro l l o comunitario y l a ayud�;t
i nterpersona l . L0 más p robable es que se i ntens i fique l a
sensación de desamparo y anom i a , y el espíritu d e com­
petencia por l os medios de vida. Pro l iferación d e activi.
dades i l egales.
E l Estado dará c i e rto apoyo a las i n stituci ones de
desarro l l o comuna l .
El estrato soc i a l formado p o r trabajadores s i n dicali­
zados tendrá cierta seguridad d e trabaj o , y para la vejez
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y enfermedad . Pero no a n ive l es satisfactorios, dado e l
" efecto demostra c i ó n " d e los med ios masivos d e difusión
y publ icidad, que despiertan nuevas neces idades de con­
sumo. Habrá sol idaridad g re m i a l pam defender sala,ri os
y otros beneficios soc i a les.
Los grupos a itos se sentirán i nseguros por e l aumente
de l a cri m i n a l idad y de l a oposición pol ítica violenta , y
por e l c l i ma general de i nsatisfacc i ó n . B uscarán e l re­
medi o mejorando los servicios de vi g i l ancia y repres i ó n ,
cuyos costos l l egarán a tener l a misma magn itud q u e l o s
de educación o s a l u d . Pro l i ferarán los c uerpos privados
de guard i a . No habrá seguridad espiritual ni contra frus­
tracrones. Se la buscará en la s u perstición y en l a acti­
vidad pol ítica. Menos éxi to de la rel i g ión como consuelo
espiritual .
7 . Acceso a la información y la comunicación. Me­
d ios de d ifusión masivos contro lados por empresas pri­
vadas , con censura o autocensura , financiados por l a pu­
b l i cidad .
Contenido: más e ntrete n i m ie ntos que i nformación ge­
nera l . Noticias seleccionadas por monopol ios i nternacio­
nales de i nformación , i ncompl etas y deformadas. G ran
prioridad a deportes y espectáculos. Deformación no sólo
de noticias s i no de conceptos y valores. Comerc i a l i zación
de l os senti m ientos de todo tipo, orientado 'to,d o hac i a e l
.
aumento de l as ventas (ejemp l os : " d ía del am igo", venta
de posters de revo l ucionarios, uso del amor y el sexo e n
l a publ icidad, etcétera ) .
M ayor espec i a l ización d e d i arios y revistas por grupos
sociales de l ectores . Esto conduce a d i ferenciar la po­
b l ación en estratos cultura l mente homogéneos , pero poco
miic i bles u nos con otros. Sólo la televisión pu'ede tal
vez tratar de segu i r alcanzando a l a población en general
' y sum i n i strará e l l enguaje común que ya no i mparte ni
siqu iera la escuel a (por la separación entre públ ica y
privad a ) .
Predom i n i o de l os medios centrífugos : poco acceso d e
l a pobl ación genera l a l a s i nformaciones deseadas ( y poco
estímu l o a esa necesidad) . Pocas oportun idades de co­
m u n i cación "horizonta l ", entre l os d isti ntos g rupos, o
dentro de u n m i smo grupo, salvo loca l m ente.
8 . Núcleo social básico. Es u n fuerte factor d e i nvia­
b i l idad soc i a l de este esti l o . Formal mente se m a nt i ene a
l a fam i l i a como núcleo básico o " molécu l a soci a l " , pero
sus l azos i nternos se d e b i l i tan m u cho por la i nestabi l idad
de l os matri monios en todos los grupos socia l e s y l a
menor autoridad sobre los hijos, que res u l ta d e l a inse­
guridad acerca de los valores soc i a l es q u e deben transmi­
ti r l es y de su i magen del mundo.
Se estim u l a a lgo el papel social izador de l a comuni­
dad local y las asoci ac iones vol u ntari as "sanas " , como
c l u bes deportivos, en competencia con l a s bandas y "pa­
tota s " juven i les. Pero q ueda s i n cump l i r e l papel i ntegra­
dor y esta b i l i zador de l a fam i l i a .
Prol iferan comunidades espontáneas d e jóvenes, en
general poco durables.
E l l ugar de trabajo sigue sin serv i r como reempla­
zante de l a u n i dad soc i a l .
9. Urbanización. Poca reg u l ación d e l creci m i e nto de
las c i u dades y de l a organ ización i nterurbana en s istemas
jerárq u i cos.
I n tento de creaci ó n de a l gu nos nuevos centros urba­
nos, s i n mucho éxito .
En l a Argentina : predom i n i o de l a mega l ó p o l i s La
P l ata-B uenos A i res-Rosario-Paraná.
M ejor equipamiento de c i u dades pequeñas . Escasa
remodelación de las g randes y medianas por el c osto monetario de l a tierra .
Buenos barrios residenciales suburbanos. Parqu es i n­
dustr i al es mejor p laneados por exigen c i a de l a c ontami­
nación en aumento . Los centros adm i n is trativos p ú b l icos
y m uch0s privados continúan en el centro de las c i u dades.
Los grupos medi os y bajos habitan l a zona i ntermedia
entre centro y suburbio residen c i a l .
M ejor regu l ación d e l tráfico, s i n que se resu el va por
comp l eto el problema porque requiere u n a p l a n i f i cación
mayor que la tol erada por el est i lo CON S .
1 O . Igualdad. Aumentará e l i ngreso promed i o , pero
también la d i stancia e ntre altos y bajos . Una p arte del
grupo de ingresos medios pasará a a ltos y será reempla­
zado por e l ascenso de obreros y e m p leados s i ndicali•
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zados . E l grupo marg i n a l no d i s m i n u irá su n ivel de vida ,
peíü q uedará más a l ejado de los otros.
En rea l idad, l a característica socia l más i m portante
de este esti l o -sobre todo en un país no i mperial ista ,
que c uenta sólo con sus propios recursos y aun m e­
nos- es su i ncapacidad de i n corporar a toda la pob l a­
ción a l a actividad consu m idora, y no por falta de recursos
productivos s i no d i stributivos . En efecto , el c rite rio d e
comportamiento racional e n esta sociedad -maxi mizar l a s
uti l idades-- i m p l i ca q u e l a s ú n i cas formas " correctas" d e
perc i b i r ingresos son e l salario y l a ganancia o i ntereses .
Los subsid ios a los que no trabajan son i m perfecciones
de! siste m a ; se tol eran d e mala gana y se reducen al mí­
n i rno pos i b l e .
Poro, p o r otra parte, maxim izar ganancias en rég i men
de competencia requ i e re reem plazar hombres por máqui­
nas y, por l o tanto , se produce u n a tendencia a l desempleo
no compensada por los aumentos de producción por efecto
d i recto o i n d i recto de esas máq u i nas. Como resultado de
este tipo de racion a l idad crece entonces e l n umeroso
grupo social de l os m a rg i nales, cuyo origen es la subocu­
pación rural y la m i g ración masiva a las c i udades, pero
q u e ahora sigue su d i n á m ica propia. Estos marginales no
sólo tienen bajos ingresos s i n o , sobre todo, son innecesa­
rios para el p roceso productivo (salvo en medida m uy pe­
queña, como " ejército de reserva " de mano de obra para
cubrir fluctuaciones) . En otras cond i c i ones h istóricas, esos
grupos emigrarían a países " nuevo s " , pero esto es ya i mpo­
s i b l e , amén de que l a s masas humanas i m p l i cadas son
ahora demasiado grandes.
Los obreros s indica f izados y campesi nos con trabajo
esta b l e pueden tener bajos ingresos, pero son n ecesarios
al sistema y tienen entonces un poder d e regateo que ha
hecho s u b i r, l enta pero apreciableme nte, su n ivel d e
vida en los p a íses i n dustri a l izados . L o s marginales rea­
l izan tareas no indispensa b l es -subemp l e o o desempleo
d isfrazado- y no pueden regatear s i n o es a través de
su voto e l ectoral . lo que no pesa m ucho. En real idad l a
sociedad CONS se senti r ía m uy a l iviada s i desaparecieran
todos de un golpe. Como esto no sucede y el control de
nata l idad es u n remedio m uy l ento e inseguro, CONS debe
de converti rlos en factor de i nestabi l idad política .
abdicar sus principios y subsid i ar a esta gente , s o pena
En este sentido, l os idea les de CONS son c ontradic­
torios, pues s i l os subsidios s o n bajos n o hay viabi l idad
p o l ítica, y s i son a l tos, los obre ros de m enores i ngresos
no verán n i ng ú n motivo para trabajar si no les conceden
aumentos apreciab l es .
Para e l prestigio n o habrá cambio. E n l o esencial
estará dado por e l i ng reso monetario, expresado como con­
sumo, y en segundo l ugar por la notoriedad alcanzada a
través de los medios de difus i ó n .
Dentro de cada gru po social l as normas d e presti gio
pueden variar.
1 1 . Libertades individuales garantizadas. Las restric­
ciones más sentidas pero menos visual izadas como pér­
dida de l i bertad son l a s generadas por l o s bajos i ngresos .
E l gran pri nc i p i o reg u l ador de esta sociedad es l a l i bertad
de gastar d i nero, de la que por supuesto sól o pueden
gozar quienes lo teng a n .
A u n para éstos, es necesario record a r q u e e s a l iber­
tad ele gasto está enormemente restri n g ida por otra l i ·
berta d , que l lamaremos "de oferta" , o d e empresa, o ele
mercado. La p roducción "a medida" es m uy reducida Y
l i m itada a l os grupos de mayores ingresos. Los demás
deben conformarse con eleg i r e ntre l as variantes que e l
mercado ofrece y a u n es8 elección n o e s muy l i bre, pues
sufre las enormes presiones d e l a pub l i ci dad.
Así, l a " l ibertad de prensa" se red u c e a e l e g i r entre
los pocos d iarios capaces de fi nanciar esa costos a activi­
dad . Hay también l i bertad de e d itar nuevos diario s , siem­
pre que se cuente con la financiación n ecesari a .
Hasta l a " l i bertad d e i nvestigación " s e redu c e en l a
práctica para nosotros a eleg i r t;�lguno d e los tem a s pues­
tos de moda por los g randes centros ci entíficos i nterna­
cionales, y q u e por lo tanto son los ú n icos q u e tienen
a lguna proba b i l idad de ser financiados. L o mismo ocurre
con la l i bertad de ense ñanza y hasta la l i bertad política
(elegir entre pocos p a rtidos, todos defensores d e l sis­
tema) .
Disminuye l a l i bertad de trabajo por endure c i m iento
de las asoci a c iones gremial es frente a la competencia de
1 80
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los marg i na l es . Las asociaciones profesiona l es se buro­
cratizan aún más y esta b l ecen códigos de comportamiento
("ética profesion a l ") restrictivos. Aumenta la l i bertad se­
xual y de e ntrete n i m i entos novedosos .
Hay l i bertad de movi m iento dentro y fuera del país .
Aumenta todo tipo de control es debido a l a i nseguridad y a los confl ictos pe rmanentes .
Frecuentes abusos de autoridad.
Perfeccionamiento de l a a utocensura .
1 2 . Tiempo líbre. La d i stribución del tiempo trabajado
no puede racional izarse aprec i a b lemente , ya que requeri­
ría una p l an i ficación muy a m p l i a de la producci ó n . Vaca­
ciones y semana l a bora l prosiguen pues s i n g randes mod i­
ficacibfles.
Se reduce poco y l entamente l a jornada de trabajo, a
medida que l a producción se h ace más i ntensiva en ca­
pita l : pasada una cierta etapa de marg i n a l ización, l os
obreros superfl uos no pueden desped i rse porque l o i mpi­
den los sindicatos.
Aumenta l entamente e l tiempo dedicado a l a ense­
ñanza .
E l ocio se ded i ca a l a recreación, que da origen a
gran actividad productiva .
No d i s m in uye e l tiempo perdido por desorgan ización.
1 3 . Educación y entrenamiento. La educación se en­
tiende sobre todo en el sentido de "formación de re­
cursos h umanos " , o sea mano de obra adecuada para una
i ndustria i ntens iva en capita l .
Aumenta l entamente l a esco l aridad d e los_ grupos ba­
jos en primaria y med i a (sobre todo artesana l y oficios) .
La enseñanza técn ica, s i n embargo, va pasando a manos
de las grandes empresas -en escuelas de fábri ca- y por
l o tanto quedan marg i nados de e l la los grupos marginales,
que sól o ti enen acceso a una escue l a p ú b l i ca cada vez
más descu idada en su ca l idad.
Los grupos medios logran acceso completo a l a uni­
versidad, donde adq u ieren preponderancia las carreras
cortas.
Para los g rupos a l tos se crea una educación cuater­
naria, de más prestigio, en general privada. Hay g ran i n­
cremento de los cursos de actua l ización para profesiona-
les, pero se real izan pocos esfuerzos de educación y ree­
ducación de adu ltos.
Se aumenta en genera l l a educación p reescol a r y l as
guarderías i nfanti les -buena p a rte en fábricas, p a ra las
madres-obreras-, sobre todo pa ra los g r upos de i ng resos
medios. Una vez afianzado e l e stilo CON S , la enseñanza
se convierte en un mercado más -ol i gopól i co, por s upues­
to- y e! educando en un c l i ente. Esto contribuye a que
los conten idos social izantes y buena parte de la i nstruc­
ción factual vaya quedando a cargo de l a educa c i ó n asís­
temática (a través de TV y otros medios de d ifus i ó n ) , mien­
tras la escu e l a se concentra o en el entrenamiento o en
l a " c u ltura genera l ", según su c l i entela.
La ideo l o g ía del e st i l o se enseña tanto en l a escuela
como fuera de e l la, pero durante u n buen t i empo -una dé­
cada a l menos- subsistirá en la escu e l a la enseñanza
form a l de doctrinas menos hedon i stas , e n contra d i cción
con CONS: por ejemplo e n l as escuelas confesional e s . Eso
será un elemento de i nesta b i l idad que se tratará de supe­
rar por muchos m étodos ; el más senci l lo, e l conoci m iento
"enlatado" -enseñanza por computadora, por c i rcuito
cerrado de TV, etcétera-, fác i l mente centra l izabl e e in­
c l uso i mportado para adecuarse mejor a la depe ndencia
cultural aceptada .
Contenido : e s refl ejo de l o q u e se e nseña en l os paí­
ses l íderes. Se pone g ran énfasis en e l entre n a m iento.
Se hacen esfuerzos por l ograr l a adaptaci ó n del i n d ividuo
al s i stema.
1 4 . Ocio recreativ o. Aumenta mucho de importan cia
y se l e dedica atención especia l , pues el " qué hacer con
el tiempo l i bre" se convierte en prob l e m a soc i a l serio.
S igue s iendo esen c i a l mente i ndividu a l , pero se colec­
tiviza algo para l os grupos de bajos i ngresos: turismo en
grupos, cl uben dep f.tivos de barrio.
Difusión crecie � e de diversiones patol ógicas.
.
cons u m o , es e l que aumenta a
Entre los gastos de
los marg i n a l es.
para
lvo
sa
,
locidad
mayor ve
1 5 . Ocio creativo. No estim u l ado; l i m itado a l os gru­
pos altos y a ciertas actividades de d e sarrol l o comunal.
Se fomenta en cambio un tipo de creatividad . fác i l de .
comercial izar, sobre todo la " expr e sión a rtística " i ndivi·
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dua l , que requiere i nsumas apreciables y caros : p i nturas,
i nstrumentos musica l es . Más éxito -aunque menos p res­
tigio- tendrán p roba b l e mente l os " hobbies" semicreati­
vos : venta de componentes mecánicos o e l éctricos para
armar.
.
1 6. Imagen del mundo. La educación med ia ens eña
una i magen más o menos racional ista , l i bera l , i ndividua­
l i sta, estática, con val o res humanistas m uy genera l es y u n
positivismo i ngenuo.
La i magen p redom i nante e n l a sociedad, transmitida
por los medios de d ifusión masiva, es típicamente " un i d i ­
mensiona l " e n e l sentido de M a rcuse, y a l mismo tiempo
confusa, i rraciona l , hedoni sta , a h istórica y fata l i sta, basa­
da e n l a competencia por l a seguridad y el prestigio que
dan los i ng resos a ltos .
Esta d icotom ía entre va lores dec l a rados y efectivos
hará surg i r n umerosas m inorías con ideologías y rel ig io­
nes propias. La salvación y otros p robl emas espi ritual es
del "más a l l á " i ndividua l s iguen s iendo p reocupació n esen­
c i a l de una m inoría g rande , a la que este est i l o no da
respuesta.
La principal creencia unifi cadora de esta soci edad es
el valor, neutral i dad , pureza y u n ivers a l idad de l a cienc i a ,
Y sobre todo s u poder, actual y potencia l . S e toma como
a rquetipo la c i encia física.
Se hacen grandes esfuerzos por d i fun d i r l a creencia
en que e l s i stema social ya es satisfactor io en l o esencial '
y sólo req u iere reformas y correccion es menores.
1 7. Satisfacción en el trabajo. M ejorarán las condi­
c iones materiales del trabajo e n las empresas g randes
Y medianas: g ua rderías, mús ica funciona l , h i g iene y se­
g u r idad. Pero al considera rse al trabajo sólo como un me­
d i o de ganar d i nero, no d i sm i n u i rá la a l ienación actu a l
de l o s trabajadores y produc i rá i nsatisfacción aun entre
los que ganan buenos salarios.
Esto es una probable fuente de confl i ctos sociales
que los grupos dominantes tratarán de contro l a r a travé �
de los s i nd i catos, otorgando mejoras salariales, aumen­
tando l as expectativas y necesidades sentidas mediante
el " efecto demostra c i ó n " y haciendo notar cuánto peor
están los m a rg inal e s .
1 8 . Participación e n decisiones. N o habrá p articipa­
ción popu l a r verdadera en n i ng u na dec i s i ó n de i mportanci a
para e l país . La partic i pación será can a l izada a los pro­
b lemas comu na l es, l ocales, tanto para satisfacer en algún
g rado esta necesidad como para l ograr mano de obra wa­
tis para reso lver d ichos probl emas y, sobre todo, pa.ra
descargar la responsabi l idad de resolverlos sobre los mis­
mos que l os sufre n .
Probabl emente habrá democracia f o rma l , l i mitada a
e l e g i r entre partidos comprometidos a d efender e l s i ste �?
.
y contro lados desde arriba; esto es, .. l i be rtad de oferta .
El método más frecuente será e l voto secreto para
e l e g i r entre a lternativas presentadas p o r dichos p artido� .
Los grupos soc i a l es dom i n a ntes son los d u e nos y d i
rectores de empresa s , altos funcionarios púb l i co s Y s u s
a l iados m i l itares y p o l íticos . L o s dirige ntes s i n di cales Y
en parte l a "aristocracia obrera" particip a rán e n a lgo d e
e s e poder .
.
.
.
Los pequeñ os empres arios y rentist as diStn lll U J ran e n
número y e n partici pación real .
1 9 . Autonomí a o dependencia. Autonom ía pol ítica
formal , sometida a presiones externas i mportante s Y en
general exitosas.
.
A l i ento a l as i nversiones extranjeras y rec urso a financiación i nternac i o n a l como i nstrum entos favoritos d e
p o l ítica (pauta bras i l e ñ a de desarro l l o p o r aporte extran­
jero). Pérdida casi total de autonomía en las d e c i siones
económicas. Penetración total del m e rcado por marcas
extranjeras, por importación o p roducc i ó n en el país. Pol í­
tica de " a m p l iación de mercados " por i nteg raci ó n regi o­
nal y tratados de l i bre comercio q u e favorec e n a l a s
grandes corporaciones mu lti nacionales .
Muy escasa autonomía tecnológic a y cultur a l (salvo
vía fol klorismo). El país está tota lmente integrado a l a
civi l i zación b l anca y forma parte d e u n b l oque d e naciones
"occidenta l es " en e l cual es satél ite, a u n reg ionalment e .
Se acepta l a hegemon ía bras i l eña e n e l · subcontin ente
a cambio de ayuda externa para elevar l a tasa de creci ­
m iento d e l producto .
Esta pol ítica exterior, más las metas de producción y
tecnología, hacen s u poner que las exportacion es serán
­
1
t
1¡
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.
,
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de tipo fam i l i a r y conocido en e l mercado mundi a l , s i n
ventajas de orig i n a l idad, de modo q u e s ó l o puede confiar­
se en bajos precios para competi r con a lguna ventaja.
Como esto es difíc i l en las condiciones socia les i nternas
descripta s . es p roba b l e que las exportaciortes s igan s iendo
de tipo tradiciona l en su m ayor parte , con todas las im­
p l icaciones socia l es y pol íticas que e l l o tiene.
2 0 . Propiedad personal. E l s i stema económico es un
capita l ismo corporacion ista , neol ibera l . Por !o tanto da
a m p l ias gara ntías a l a propiedad i ndividu a l , que incluye
l a de med i os de producción .
Es s i n embargo estatizante , en el sentido que los
g randes servicios Je i nfraestructura -de rentabi l idad du­
dosa- y a lgunas ramas de p roducción básica que requle­
ren capita l es a ltos , pueden quedar a cargo del Estado.
En particu l a r es i mportante e l derecho a la propiedad
persona l y a la herencia de d i nero, bi enes durables y vi­
vienda , en todos los grupos socia les. Se es dueño de
todo l o que se pudo comprar.
2 1 . Política regional. Algunos i ntentos clirig istas sin
mayor s i g nificación. En genera l poco cambio, S8 1vo por
motivos coyunturales i m previ s i b l e s .
Cada región l uchará por su propio desarro l l o . Dismi­
n u i rán las m i g ra ciones i nternas por fa lta de atractivo de
las pos i b l es metas y a lgún efecto estabi l i zador de l a po­
l ítica comunitarista ruraL En a lgunas reg i ones se rea l i ­
zará a lgún tipo l i m i tado de re forma agraria, con p ropie­
dad i ndivi d u a l ele 1 8 tierra .
Poco federa l ismo práctico.
2 2 . Libertad para cambiar de estilo. El esti l o COf\J S
no es expl ícito, sa lvo de una manera m t,1y genera l ; no so lo
puede l lamar un Proyecto f\Jaciona l . No esti m u l a por lo
tanto l a crítica ni l a aparición de 8 1ternativas , salvo entre
m inorías i nte l ectua l es . Como hemos d i c h o , defiende l a
tesi s d e q u e l a sociedad y a es tan satisfactoria como
la " natura leza hum8na" lo permite , y sólo requi ere a lgunas
reforma s .
Tampoco se p ropone expl ícita mente l egar ciertos re­
cursos a las generacion es futuras, por el contrario, pode­
mos creer que no se tom a rán medidas i m portantes para
p reserv8r recursos natur8 1es. En cambio, tanto l a insta la-
,,
c1on de capital como l a formación de r®cursos h.� man� s
crecerán a i gu a l o mayor ritmo que l a p roducc10n, sm
i nterrumpirse.
La satisfacc ión de las p r i n c i pales necesida des materia l es para todos los i ntegrado s a l sistem a (e� d e c i r , sal �o
l os marg i n a l e s , y eso supon iendo que e l esti l o f u e :a. V I a­
b l e ) , l a existenc ia de m etas de consum o opulento V ISibles
y a lcanzabl es por los más e m p rendedo res, e l uso de
drogas y otros método s esca p i st �s , y e l ! �vado de c.ere ? �o
cotid iano a través de los med iOS mas 1vos de d 1 fusiOn
dificulta n enorme mente l a apari ción de m ovimien tos rea l·
mente i nconfor mistas populares o extendi dos.
S i aparecie ra n , serían rápidame nte · supri m i dos con
med i das "sanitarias".
E l i nco � form ismo se institucio nal iz a a través de a l ..
gunos movi m ientos pol íticos seudo-op osi tores a � s i s.tema ,
que dan desahog o a los senti m i entos d e rebe l d 1 a s111 ponerlo en pel ig ro .
2 3 . Resolución de conflictos sociales. E l s i stema s e
i rá haciendo cada vez m á s a utoritario y rígido, s a l vo para
cuestiones de distri bución del i ng reso e ntre l o s grupos
i ntegrados, dom� nantes o no, donde habrá cierta l ibertad
de maniobra.
Los conf l i ctos socia les promovidos por los margi nales serán repri midos por la v i o lencia. Los que t: ngan s u
origen e n trabajadores sindical i zados s e tratar a n e n l o
pos i b l e p o r negociación .
.
.
J urídicamen te se otorgan a m p l ios poderes a l EjecutiVO.
24. Población. Para l a Argentina, e l esti l o COf\JS no
adopta n i nguna política expl ícita · con respe?to a l tamaño
y densidad ele la pobl ación , pero se perm1t.en . t ? dos lo�
m étodos de control ele nata l idad, por el p n nc 1 p 1 o de l i­
bertad de oferta.
Proba b l e mente se verá obl i gada a a ceptar i m portantes i n mi g raciones por p res ión de países vecinos con pro·
blemas de exceso de pobl ación margina l .
[\Jo habrá tampoco política definida e n cuanto a es­
tructura por edad. La p i rámide se i rá h a c i endo cada ,v.ez
más pesada en l a punta , por i nfluenc i a de una � ol it1ca
san itaria que prolonga mucho la esperanza de v1d� . de
quienes l l eg::m a l ¡¡¡ edad de ganar dinero , y tie n e n ex1to .
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� on respecto a l a mov i l idad social e i nterreg iona l , no
habra trabas formales, pero res u l ta rá cada vez más d ifíc i l .
l a segurida � q u e d a l a afi l iación a un s i ndicato hará que
pocos trabaJadores busquen otros horizontes, donde co­
rren el r iesgo de marg i n a rse.
25. Estructura institucional. A n ivel de las un ida d es
p roductiva� se adverti rá g ran preponderancia de empresas
g randes, fl f �. ales de los g igantes m u l t i nacionales, y que
.
por razones de m e rcado producen para varios p a íses de
l a zona en conjunto .
La s empres � s me.d i a_s y pequeñas, de vida azarosa por
. .
_ , se van conv i rtiendo en apén­
_
d e fJ � ancJacJon
d � f1cu ltades
d i ce � de l as mas g randes, s u m i n istrándoles partes y
.
.
ser � JCJos a, 1 versos y adaptando su producción a las ne­
ces � d �? es de e l las, hasta perder toda i ndependencia de
dec1s1on. M u chas � uscarán s a l i da en el cooperativismo,
sobre todo en med1os rura les, a través de una débi l re­
forma agraria.
La participación del Estado en la producción no es
d � sp¡· eciable, co mo creador de economías externas para
.
d 1 chas corporaciones
y proveedor de servicios sociales
para los grupos de menores ing¡·esos .
A l g u nas empresas grandes adoptarán e l s i stema feu­
dal "a la japonesa " : dar gran esta b i l idad a sus e m p l eados
Y a sus fam i l ias (herencia de empleos) a cambio de l ea l ­
tad a la e mpresa y conformismo.
Trabajan a gran capac i dad ociosa y son poco flexi bles
para cambiar sus l íneas de producción. H ay c ierta ten­
.
dencia a la automatización tota l .
Las i n stituciones d e n ive l 2 (véase capítulo 1 1 1 ) serán
m u � b � rocráticas e i neficientes, a pesar de su " moderni­
, . por compra de computadoras y otros equipos de
zaclün
.
tratamiento de datos . El paso de l a verb a l ización a l a i m­
P ! ementa ción les resu ltará muy largo. Las principales
_
s 1 guen s 1endo las clásicas del sector p ú b l ico adm i n i stra­
.
tivo Y las financieras. No s i rven para coord i na r la p ro­
d ucción.
Las i nsti tuciones de n ivel 3 d e mayor peso serán las
fuerzas armadas, c iertas embajadas, y las central es de
empresarios y trabajadores, d i rectamente o a través de
partidos políticos.
Habrá mucha actividad forma l de p l a n ificac i ó n , a la
manera propuesta por los org a n i smos internacionales,
pero sin n i nguna autoridad efectiva.
.
Como s i stema, las i n stituciones tienen una organiza­
ción débi l , pero con s ubs istemas de gran interdependen­
c i a . Ejemplo: industria automotriz, sus proveedores , agen­
cias de ventas, s i nd icatos obrero s .
Estilo A UTti
C itamos textualmente nuestra primera descri pción l i­
teraria de este esti lo (ver [ 3 ] , donde l a acom p a ñ a una
descripción numérica e n térm i nos de las variables del mo­
delo matemático) . " Los valores principa l es son l a autori­
dad y el orden para e l mante n i m iento (con ciert a dosis
de m odern ización) de l a sociedad trad i c i onal . S e desea
una nación fuerte, pero el rea l ismo o b l i g a a aceptar e l
l ide razgo y padri nazgo d e u n o d e los g randes b l oques
m u n d iales. Tiene que mantener pues un p reca r i o equ i l i­
brio entre tradi ciona l ismo y modernismo. "
Aparentará u n naciona l ismo verba l , p ero favorecerá
las i nvers iones extranjeras. Creará fuerza m i l itar para
segur idad i nterna, p restigio reg io n a l y cooperac i ó n poten­
c i a l con su m etrópo l i , lo q u e aumenta su va l o r a los
ojos de ésta .
" S u cu ltu ra es una mezcla de va lore s tradicio n a les y
seg u i dismo. No fomenta mucho l a educa c i ó n y la v a trans­
f i riendo a manos privadas."
Aumenta su dependencia tecnológ ica por s u retraso
i ntelectual, pero es capaz de restring i r s u s importaciones
porque no asigna a l to valor a l consumo m asivo d iversifi­
cado. (Salvo para una m inoría m uy pequeña.)
" C reará i nfraestructura estratég ica (comun icac iones)
e i ndustria pesada, aunque sea con cap i ta l extranjero."
" La productivi dad del trabajo aumenta l entamente. Los
salarios a ritmo algo menor."
" Las exportaciones aumentan poco, p ues no s o n com­
petiti vas en n i ngún sentido. H ay fuga de capita l e s . "
" Existe u n a política de crec i m iento d e pobla c i ó n , pero
con poca efic iencia san itaria. "
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" Proceso de u rbanización l ento: trabas a l a m i g ración
rural-urbana."
" Gran aparato burocrático y de seguridad ( interna y
externa ) , p ropi c iados por p resi ó n d e l desempleo. Poc a
partic i pación d e l Estado en l a producció n , salvo en l a i n­
dustria pesada y m i l itar. Pol íti ca i mpositi va regresiva."
"En el crec i m iento d e l produ cto e l factor más d i ná­
m ico es el gobierno. Luego la construcción . I nd ustr i a
y servicios mantienen su par,t icipación y e l agro l a dismi·
n uye algo."
" Favorece ' l a creación de b loques reg iona l es bajo su
d i rección."
Esta descri pción se i ns p i ró e n l a i magen de u na Ar­
gentina b ras i l eñ i zada, tal como se la podía s u poner en 1 968.
Podemos a g regar que este esti l o tiene pos i b i l idades
de absorber buena parte d e la m a rg i na l idad, a costa de
d i s m i n u i r los i n g resos de obreros y e m p leados. Todo e l
grupo d e bajos i n g resos s e hace p u es más homogéneo, y
aumenta l a diferenci a d e su n ive l de v i da con e l de los
g rupos de ingresos a ltos y medios.
Se resuelven los problemas más g raves de a l imenta­
c i ón y vivienda a n ivel s i m i l a r a l d e l esti l o CONS para
m a rginale s .
G l obal mente, e l aumento d e l n ivel d e vida material
para los grupos a l tos es s i m i l a r -en cantidad y conte­
nido-- al de CONS. El de los g ru pos medios, menor que
el de CONS, y menos d i ve rs ificado . E l de l os g ru pos ba­
jos, algo mayor que e l de los m a rg inales en CON S .
Los grupos dominantes s o n l os m i l itares a l i ados a las
emp resas extranjeras y l a s grandes empresas nacionales
(casi todas de capital m i xto) . Contro l a n a los s i n d icatos
y no dan casi n i ngún tipo de partic i pación a los g rupos
bajos ; ú n i ca excepción : desarro l l o comunitario muy l oca­
l izado.
Las caracter ísticas de l i bertad i n d i vi d u a l , seguridad,
sol idaridad y educación serían s i m i l ares a l as del fascismo
musso l i ni sta, con a lgo menos d e pop u li s m o .
Este esti l o puede ser fís i ca mente v i a b l e m i e ntras l as
i nversiones extranjeras p e rmanezcan e n e l país. Más
d udosa es su viab i l idad p o l ít i c a.
Estilo
HIP
L o defi n i mos corno u n a socied ad basad a e il l a sol ida·
ridad i nte rperson al -e l amor- , el rechaz o al cons u m ismo
y la búsqu eda de la " real izac i ó n perso na l " por c � m.inos
,
prefer iblemente no racion ales s i no emoti vos, m 1 st1cos
.
idad
l
i
b
i
s
n
e
s
la
ten
que h i perexci
, .
Se busca l a creativ i dad por e L lado a rt1st1CO Y arte­
i ­
s<ma l , pero l a de más prest i g i o es u n a crea�i v idad . �
liO
auxi
con
al
gener
en
da
com u n i ca b l e , i ntern a , a lcanza
es.
al
especi
,
cas
técni
otras
de drogas y
,
La activid ad produ ctiva es princi pa l m e nte a g n cola Y
artesa n a l , pero el consu mo es m ucho m á s div � r s ificado
er­
-por ejemp l o , las m i s mas droga s-, lo c u a l req U i e re f�
a111a
artes
a
l
s
e
e
tabl
expor
ico
n
ú
Lo
s.
acione
.Y
tes i mport
.
dis­
a
s
cciOne
e
l
algo de servic ios o " s oftwa re " -com o
cíp u l os extran jeros- -, de modo que el pode r de com p ra .e$
i nsufici ente.
No habría pues vi a b i l idad físi ca salvo g randes transferenc ias desde el exterio r. Esto puede ocurri r cuando
esta soc i edad es de tamaño m u y l i mitado -"tri b u s " de
no más de 1 0 .000 person as corn o orden d e magnit ud- Y
recibe consta nteme nte regalo s d e sus a m i gos y p a r ientes
lo que
que viven en otro siste m a soc i a l capaz de p roduc i r
o H I P le fa lta .
Así puede n sati sfacer se l a s neces idade� mater i �l e.s
de esta soc iedad (se i mport an i nc l uso l o s cu1dad os medi­
cas ; ver una situac ió n análog a en el Apénd ice de este
vol u men) y por supues to l as c u l tu rales.
No parece n resueltos en cambio los prob l e m.as � e
seg ú ri dad , espi ritual o física . Contri buye a eso l a mexls­
tencia de un núcl eo soci a l básico que reempl ace a la fa­
m i l i a s i n extende rse a l a tribu e ntera .
Serán víctima s fác i l es de grupos v i o l e ntos, i nternos
o externos.
·
Estilo
L U NA
Se trata de un esti l o de v i da adecua d o a una colonia
i nsta l ada e n ia Luna o Marte, y cuyo p r i ncipal o bj etivo,
191
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hasta e l horizonte de 30 años, es aprender a sobrevivir
en un medi o totalmente hosti l con la m ín i ma ayuda posi­
ble desde l a Tierra.
Como faltan a l l í i n i ci a l mente los recursos naturales
más i mportantes -ai re , agua, a l i mentos s i lvestres-, e l los
deben ser reemplazados por una capac i d ad i nsta l ada de
p roducción i n ic i a l -y "stocks "- que perm ita transformar
e l medio ambiente. Esto s i g n i fi ca muchas máquinas y
m uchos conoc i m ientos espec i a l izados por parte de l a
població n .
E s l a situación diametral m ente opuesta a l esti l o H I P ,
pero a l comienzo se parece a éste e n su dependencia
económica : sin ayuda terrestre para i nsta l ar esa capacidad
i nicial , e l p royecto es evidentemente i nviable. Sin em­
ba¡·g o , e l objetivo expl ícito y v i a b l e es independ i zarse a
corto p l azo de esa ayuda externa.
Esto exige una organ ización socia l y productiva efi­
cientemente p laneada por anti ci pado, y probablemente
rígida durante varias décadas, hasta haber vencido e l
problema de l a supervivencia .
Hasta cierto punto los p roblemas sociales son aná lo­
gos a los que encontraron todas las e m i g raciones coloni­
zadoras de l a antigüedad que se i nsta la ron en u n medio
hosti l , sólo que aquí el equi l ibrio es mucho más d e l i cado
y por lo tanto la sol i da ridad soc i a l , la lealtad, e l cumpl i­
miento estricto de cada función asumen una i mportancia
nunca vista en l a h i storia .
L a viabi l i dad física d e este esti lo parece segura s i
e l capital i nsta lado i n ic i a l mente es suficiente . E s pos i b l e ,
en cambio, que l a sensaci ó n constante d e i nseguridad fí­
sica pueda producir i nvia b i l idad soc i a l .
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CAPITULO V
El estilo ��C reativo"
"Moderarse en el comer
y dejarse ele exceder. "
H inócrates (citado por César Bruto)
Ca racterísticas genera les
La palabra " creativo " ha s ido muy manoseada p o r po­
l íticos y agentes de publ icidad, pero no hemos encontrado
otra mejor, y sólo tomaremos l a p recaución u s ual de reem­
p laza r l a por su abreviatura -CREA- al referi rnos al es­
ti lo C reativo, para record a r que e l l a es sólo el resumen de
la serie de característi cas que se descri ben en este ca­
pítu l o , y que son las que defi nen su s i g n i fi cado.
Para evitar d iscusiones que queremos posterga r has­
ta el capítu l o X (viabi l idad pol ítica) y el XI I ( l a trans i c ión).
y poder concentrarnos e n l a defi n i c ión del esti lo, haremos
sólo u nas hi pótesis vagas y optim istas s ob re su " naci·
miento " . Consideraremos solamente el caso en q u e el
movimie nto pol ítico que p ropugna este Proyecto Nacional
h izo una buena campaña p revia de prédica : p reparó a de�
cuadamente a unos 500 " cuadros " en los objetivos y espí­
ritu del estilo , y l legó a gobernar con un poder efectivo
s i m i l a r a l de Onganía en 1 966, o i n c l uso a l g o menor.
U n a de l a s actividades inmediatas e i n cesantes de
esos cuadros i n i ci ales es m u lti p l i carse a velocidad a lta
pero s i n superficial idad, para l o cual también supondre­
mos que se ha preparado con tiempo un método d idác­
tico apropiado.
Sobre l a situación i nternacional aceptamos las mis­
mas hi pótesis que al comienzo del capítu l o ante r i o r : no
hay guerras , y el predom i n io norteamericano sobre este
subcontinente p rosigue, pero debil itándose . No hay tam­
poco i nvenciones mi lagrosas.
En este " marco h i stórico" �en el q u e por ahora no
ahondarnos más- . pasamos a dar las característic a s del
esti l o según e l método del capít u l o 1 1 1 , de la mqnera más
·
preve posi bl e , a unque extendiéndonos a veces en d eta l les
•· no esenciales
cuando nos pqrece úti l para evitar mal­
entendidos.
En su descripción a .nivel principista -'-"ver cuadro
de pág . 1 72- ya sabemos que este esti l o aspira a una
socieclad soli daria, creativa, soqi a l ista, nacionalista .
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Sus criterios genera l es de ti po A , . . . , H (véase cap í­
tulo 1 1 1 ) son l os s i g uientes :
A - N ivel de consumo materia l . Los bienes y ser­
vicios que hoy son pagos , serán c las ificados en " básicos"
y " excedentarios" (suntuarios o s uperf l uos por su función
o refi namiento). Es defin itorio que esta c l asificación sea
hecha con a m p l i a participación popu l a r y renovada cada
3 ó 4 años para perfeccionarla . El Estado garantizará la
oferta y distribución efectiva de los productos bás icos, de
modo que no hay que cometer demasi ados errores en su
e lección .
. , La primera vez, sobre todo, se hará una a m p l i a discu­
sron
-que s i rve al mismo tiempo como i n strumento edu­
c �tivo , movi l izador y organ izativo- sobre l os argumentos
_
, médicos, sociológ icos y econó m i cos en pro y
tecn rcos
en contra de cada candidato a " básico " . La d iscusión ana­
l izará por separado los d i sti ntos grupos de edad y las
.
necesrdades reg iona l es específicas.
Se asegurará a toda la pobl ación u n ci erto umbral o
n ivel mín i mo, de a l imentación , vestuario, vivienda trans­
porte, s a l u d , educación y segu ridad. Es convenien te acla­
rar que en países más pobres que l a Argentina -a l a
que tomaremos como punto de referencia concreta e n
e � te capítul o- este umbral puede s e r muy bajo (pero
srempre mayor que el consumo de subsistencia actu a l
el e_ los grupos de menores ingresos ) . En l a Argentina po­
drra ser, al comienzo, equ iva l ente a lo que una fami l i a
d e 5 personas puede comprar hoy e n Buenos Aires con el
equiva lente de 200 dólares por mes.
Ya en la segunda década, e l umbra l asegurado podría
por l o menos dupl icarse. D icho umbral puede ser de
producción nacional en más del 95 % , en la Argenti na. No
así en otros países de la reg i ó n , que requerirían importa­
ciones no despreciables.
H abrá también, como siempre, una producción " case­
ra", fam i l iar, artesanal -huerta , repostería , costura , ayuda
educativa , eban istería , reparación, decoraciones, etcéte­
ra- que no va al mercado general pero puede dar origen
a un .i ntercambio local l i m itado , donde no d isti n g u i remos
entre básico y excedentario, y que en este esti l o es mi�
rada más bien con buenos ojos.
1 9 ()
B - La distribución efectiva se ataca desde el c o m ien­
zo como un problema grande y también con ayuda de mo­
v i l ización pop u lar. Cuando e l cubrimiento de un g rupo
soc i a l o reg i on a l no puede ser com p l eto desde el comien­
zo -vivienda, m atrícula escolar, s a l ud- se h ace participar
a l grupo en la asignación de l as prioridades , siempre con
d ifus i ó n previa de los criterios considerados más razona­
bles por e l M ovimiento pol ítico q u e tiene e l poder.
Las diferencias en e l consumo de bienes básicos entre
l os grupos soc i a l es d i s m i nuyen muy ráp i d amente hasta
a n u l a rs e prácticamente en una década. No a s í con e l con­
sumo excedentario y o p u lento, más l ento de erra d i car,
pero que sufrirá una campaña de d esprest i g i o constante a
través de la educación y l a propaganda .
En particu l a r , los g ru pos marg i nales desaparecen en
menos de 5 años, i ntegrándose como trabajadores d e i n­
gresos bajos, pero con u n papel social d efinido. Esta
es una de l as met'a s de m ayor costo en recursos h u m a nos
capacitados para l a "tecnolog ía soci a l " . Se l leva a cabo
por asignación de empl eo esta b l e con e ntrenamiento en
empresa, reeducación y movi l ización pol ítica constante a
través de campañas de salud, vivienda, p a rticipación en
las decisiones ya mencionadas sobre productos b á sicos,
y el uso i nte l i gente de l os medios de difu sión. La reedu­
cación incluye normas de convivencia, organ izaci ó n del
núcl eo social básico y estím u l o a toda c l ase de tareas
creativas, incl uso las c lásicas d e l "desarrol l o comuni­
tario".
La movi l ización tem prana de l os marg inales e s una
condi c i ón i mportante para l a viabi l idad de e ste esti l o y no
puede dejarse l i brada a la improvi sación y al entu s iasmo;
debe p lanearse con e l m ismo deta l l e y a nticipac i ó n que
cualquier campaña m i l itar.
Los grupos rura l es se reorg a nizan total mente en 1 5
años, mediante una R eforma Agraria que conte m p l a los
aspectos soc i al es con e l m ismo interés que los econó­
n1lcos. En particular se term i nará con la vivienda a i s l ada
-sa l vo para trabajos estacionales- y cada caserío podrá
recib i r servicios de tipo u rbano y acceso fácil a l a s ciu­
dades.
El grupo de l os pequeños ahorristas y rentistas -pro1 97
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p i etarios de terrenos, l ocal es y departamentos e n alqui­
ler- no perderá n ivel de i n g resos, pero s í su poder de
decisión, empezando por los b ienes i m p roductivos, como
terrenos que mantienen desocupados esperando su valo­
rización. Se los compensará según su edad y otros i ngre­
sos, con medios de poca l i qu idez: gara ntías de seguridad
y servicios soc i a l es , bonos especia l e s , etcétera . Los g ru­
pos de altos i ng resos verán d i s m i n u i r ráp idamente s u
consumo excedentario y en especi a l todo l o q u e i nfluya
sobre e l b a lance de pagos.
C - La diversificación y cambio de modelos se hacen
d i s m i nu i r nota b lemente, Cada cambio y cada n uevo p ro:
d ueto -sa l vo los caseros- debe ser a utorizado, y para
e l lo estudiado p revia mente en sus efectos d i rectos e i ndi­
rectos sobre l a economía , los hábitos de consumo y las
pautas cultura l es en genera l .
U na manera d e hacerlo e s asignar " años d e renova­
ción" para cada rama i n dustri a l : las modificaciones de
p roductos sólo pueden real izarse cada tantos años -3 ó
4 para vestuario, 6 ó 7 para b ienes durables, por ejemplo.
D - M uy escaso conten ido s uperfluo en los productos .
Desaparece l a p u b l i cidad comerc i a l y es reemplazada
por un anál i s i s públ ico de cada p roducto , sus caracterís­
ticas y defectos, maneras de mejorarlo y usarlo correcta­
mente, expl icación de sus costos real es y su papel en l a
economía . Si e l i ngeni o q u e actu a lmqmte s e ded i ca a ven­
der cualquier cosa se pone al servicio de este p roceso
educativo -lo cual req u i e t·e un cambio de menta l i dad
publ icitaria nada trivial- puede i n i ci a rse una toma de con­
c iencia de los problemas rea l es por parte d e l pueblo que
d i fíc i l mente pueda l uego volve r atrás.
E - Al mismo tiempo se esti m u l a l a crítica a l a forma
actual de satisfacer todo t i po de necesidades y la búsque­
da de nuevas sol uciones, conceptuales y técn i cas, sobre
todo para problemas de tipo o rg a n i zativo . Estas i nnova­
c iones, destinadas a remedi a r i nsuficiencias cual itativas
se i ntroducen s i n apresu ra m iento y p revi o e studi o de con �
veni encia y prioridades, como se dijo.
En genera l se buscará mayor i n n ovación en l a tecno­
l og ía soCial que en la física. Así l a s I nstituciones estarán
en reorganización permanente d urante l argo tiemp o , hasta
lograr su funcionamiento satisfactorio.
F - En tér m i nos general es, el énfasi s debe pasar del
fal so i nd ividual ismo actua l -que es en real i dad sobre todo
a i s l a m i ento y a l i enac i ó n- a un colectivis m o eq u i l i brado,
extensión de la actitud q u e se s upone rei n a en u n a fam i l i a
unida.
Como esto s e presta a exageraciones cuyo costo
soc i a l puede ser muy alto, es p reciso p roceder paso a
paso, s iempre con carácter de ensayo, s i empre h a ci endo
experiencias p i l oto previas, y siempre b uscando l a máxi­
ma participación pop u l a r pos i b l e cada vez que se d iscute
la colectivi zación d� b ienes y s ervicios específicos .
I remos dando ejemp los a l ocuparnos de cada n ecesi­
dad por separado.
E l criterio guía es la h i pótesis de que las m ejores
cua l idades i nd ividuales son esti m u ladas p o r la comunica­
ción estrecha con otras persona s , la cooperación s o l idaria,
el trabajo en equipo; pero que eso no e l i m i na l a necesidad
de tener tamb i én vida p r ivada.
G - Se esti mula sin exageracion es la term i n a c i ón de
bienes y servicios por cuenta del usua r i o , en su tiempo
l i bre, tanto recreativo como cre ativo. Al princ i p i o esto
puede ser i n c l uso i n d i s pensa b l e para a u mentar con su­
ficiente vel oc idad la p roducción de artíc u los de c onsumo
bás ico, pero n u nca debe l lega r a converti rse en una ex­
tens ión de l a jornada de trabajo .
A este n ivel habrá i ntercambios e ntre veci nos de
d iferentes hab i l idades a rtesanales y artísticas, y partici­
pación de todos los m i e m bros de la fami l i a o núcl eo socia l .
H -- En cuanto a l a fi nanci a c i ón d e l consumo, e l esti l o
C REA tiene p o l íticas d iferentes para l os p roductos bási­
cos y los excedentarios.
Los bienes decla rados básicos serán todos d e d istri­
bución gratu ita antes de dos décadas --con tarjetas de
racionamiento o umbral , m ientras no sean muy a b u ndan­
tes-. Durante la p r i m era década, un i mportante i nstru­
mento de p o l ítica será declarar g ratu itos 3 ó 4 b ienes
o servicios básicos por mes. Para el resto de los básicos
se s i g ue u n a pol·ítica de precios total me nte r íg ida : se
darán todos l o s subsidios necesarios --o se i mportará l o
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necesario- para que sus prec i os no cambien n i haya
escasez.
Los productos básicos pasan a ser responsabi 1 idad
del Estado , como la d efensa o la educació n . Su escasez
o mala d istribución se considera un costo soc i a l i nsopor­
tabl e . Esto s i g n ifica u n a apreciable tarea reo rga n izativa,
pero su viab i l idad física no es utópica : basta recordar que
200 d ó l a res mensuales por fam i l ia es m enos de l a m itad
del P B I a rgentin o , y actu a l mente e l consu m o total de las
fam i l ias es mayor que eso, sólo que d istr i b u i do desigual­
m ente y con demasiados componentes suntuarios.
Para e l consumo excedentario l os criterios pueden
ser flexib l es y adaptados al p rodu cto. M ientras se use
e l d i nero, sus precios pueden aumentar todo l o necesario
para compensar los subsid ios y otras med idas fi nancieras
del gobierno. H a b rá pues i nflación, pero donde sólo duele
a m inorías de a ltos i ng resos . M uchos de estos b i enes
i rán pasando a l a categoría de bás i cos y otros desapa­
recerán.
E l uso de d inero anón i m o , en b i l l etes , se i rá re­
duciendo, y l i m itándose a transacciones pequeñas y no
rutinarias. E l 90 % de las comp ras personales se hará
p resentando e l documento de i dentidad, con "clearing"
mensual o q u i ncenal (o i nstantáneo para a lgunas transac..
c iones g randes). Para e l lo cada c i u dadano tendrá una única
c uenta bancaria , cuyo haber se formará a utomáticamente
con los i ng resos p rove n i entes d e l trabajo , y que reci be
constantemente i nformac i ó n sobre gastos .
Un s i stema así para toda l a población urbana a rgen­
tina puede ponerse e n funcion a m iento e n menos de 5
a ños, s i l a industria e lectrónica se reorganiza con sufi­
c iente velocidad (esta i ndustria no req ui e re i nversiones
m uy g randes s i no p l a nificación y coord i nación). Comienza
por supuesto por l a estatización i nmediata de todos tos
bancos y demás i nstituciones f i nancieras, y su u nifica­
c i ón en un solo s i stem a , no muy centra l izado.
Los medios de pago d ejan pues de s e r mercancías ;
no p ueden acu m u la rse ; l a tasa d e i nterés desaparece. E l
c rédito sólo podría ser necesario para consu m o exceden·
tario caro, y por lo tanto no es i n d i spensa b l e .
Las nuevas i nversiones s o n casi todas públ icas, de
modo que e l créd ito i nterno es automát i c o : está e n rigor
ree m p l azado por la p l an ificaci ó n . Para l as pocas empre­
sas p rivadas nuevas d e l período de tra n s i c ión, el interés
estará reemplazado por normas sobre funcionamiento y
márgenes de ganancia.
Las metas específicas. Segui remos e l orden d ado en
�!
l a Tesis 2, a unque tal vez sería p referi b l e para a lgunos
l ectores comenzar por 1 6 : I magen del m u ndo. D escribi re­
mos aquí las m etas de mediano y l argo p l azo, dej ando las
de corto p l azo para el capítu l o XII -" La transici ó n "-, sal­
vo a lg unas acotaciones rea l izadas al p a sar. R e p etimos
que esta no es una p ropuesta compl eta, y las m uchas
lagunas que m uestra son consecuencias n atura l e s de las
l i m itaciones d e l auto r ; sólo se aspira a mostrar el uso
de un esquema i ntegrador, que otros p u eden c o m pletar
y correg i r.
1 . Alimento: medi das rápidas para e l i m i nar d esnutri­
ción de todo tipo, especialmente i nfanti l . En los p r i meros
5 años , el n ivel de a l i mentación de los g ru pos m a r g i nales
y bajos sube al dob l e . A 20 años, toda la pob l a c i ó n con­
sume tanto a l i mento como los g rupos a ltos hoy, con me·
nos d iversi dad (pocos a rtícu los s u ntuarios) pero c u m p l ien­
do con todos l os requ i s itos nutri tivos, m é d i cos y b roma­
tológ icos.
Se ha d i cho ya cómo hacer la l ista d e a l i mentos bási­
cos , gat· antizados, y cuál es su d i stri bució n . Su producción
no puecfe estatizarse de inmed i ato por l a gran cantidad
de empresas pequeñas que partic i pan. Se social i zarán l a s
mayores y se i rén i nsta l ando n u evas fáb r i cas e statales
grandes, b i e n d i stri bu idas regiona l mente .
Vestuario : p o l ítica análoga .
2 . Vivienda: desaparición d e l défic i t de l os g rupos
margi nales y bajos en 4 años con vivienda precar i a , y en
1 5 años con tipo bueno, de 20 años més de vida media
(para entonces se espera u n a revo l u c i ó n tota l e n ar­
quitectura ) , con servicios comp l etos, sem i term i na d a , con
u rbanización preparada para comp l etar com unal m e nte.
Comunidades rura l e s en asentamientos de reforma
agra r i a , con s e rvicios compl etos .
Desde e l comienzo, l a s n uevas viviendas estarán adap�
tadas a l tipo d e núcleo soc i a l básico deseado ,.,..,.d e 20 a
200
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40 fam i l ias, ver 8-, sea como b l oque de departamentos
subdividido por n úc l eos, o como conj unto de casas cerca­
nas (especial mente en zonas rura l es ) , de modo de compar­
tir e l máximo n ú mero de servicios y responsab i l i zarse de
su mante n i m iento o contro l .
Servicios com unes : agua, luz, gas, te l éfono, e l i m i na­
ción de res iduos (por m étodos que no l os desperd icien ni
conta m i nen el ambiente). b i b l ioteca , guardería i nfanti l ,
sala y parque de entrete n i m ientos , l avandería , unidad sa­
n itaria mínima, a l macenaje de b ienes perecederos esen­
ciales, sala de reuniones, etcétera .
A partir de l a segunda década : acceso a l a i nforma­
ción centra l , a i re acond icionado, cocina y comedor comu­
nes, huéspedes, etcétera , Estos servicios comunes no se
m ultipl ican i ndefi nidamente, pues no se trata de crear
i slas i ncomun icadas con e l resto de la sociedad, s i no sólo
de colectivizar tareas que se hacen usual mente en aisla­
m iento aun mayor.
Estas viviendas básicas son de uso g ratu ito, a costa
del excedente de ingresos de los grupos a ltos , que a lcanza
y sobra para e l l o . El mecan ismo exacto de redistribución
financiera depende d e l poder pol ítico que se tenga i n i ­
c i a l m ente . Hay muchas pos i b i l idades.
Se constru i rán pocas viviendas de tipo i ntermedio y
a l to en l a primera década; en este n ivel se usarán las
ya exi stentes, con a l gunos gastos de remodel ación. A par­
tir de l a segunda década los arquitectos tendrá plena
l ibertad para crear viviendas popu lares prestando atencíón
a cuestiones no esenciales.
Se decl ara ptJbl ica toda l a tierra urbana desde e l co­
m ienzo . Se diseñan barrios residenciales -de vivienda
básica- junto a parques industria l es y centros admi nis­
trativos.
Se agrupan l as empresas constructoras pequeñas pafa
poder encat·ar en común obras grandes. Se est i m u l a el
desarrol lo de técnicas de prefabricación e i nsta l ación, nue­
vos materiales y d iseño.
3 . Otros bienes durables : producción en creci m iento
l ento y amp l i a reorganización durante la primera década .
Se toman de i n m ediato medidas para evitar l a i ntroducción
de nuey()§ .b lenes o nuevos rnode!os desde e l exterior:
esto se hace e l i m i nando exageraci ones d e l efecto demos­
tración y usando la publ icidad en sentido i nverso a l actua l .
La educación hará comprender que se p uede vivir muy
cómodamente sin TV en colores, n i ascensores con
memoria e lectrónica, y que esos pequeñísi mos sacrificios
son e l costo de poder elevar e l n ivel d e vida d e la ma­
yoría .
La diversificación de mode los aptos para el m i smo fin
(tamaños, term i naci ó n , "diseño", deta l l es de funciona­
m i e nto) dejará de hacerse en fábricas. Se esti m ulará a
los usuarios que dan i mportancia a este tipo de c uestiones
a que partic i pen ell os mismos e n l a ter m i nación , armado
y modificaciones ,de d iseño, en sus h oras de ocio. Se
obtendrá así una diversidad más personal y una gran
d i s m i nución de costos por s i m p l ificación de la producción
y economías de esca l a .
En a l gunos casos puede ser necesario u n cambio
d rástico de model os y tecnologías antes de esta b i l izar l a
producción . E l caso más típico es e l automóv i l , cuyo
d iseño actual es tota l mente i rracional e n un esti l o como
e l C R EA. Puede ser conveniente volver a un mode l o más
antiguo -como la Estanciera I KA , depurada de a l gunos
defectos- cuyo motor senci l l o permita l a reparación sem i­
artesana l , no exija naftas especi a l es, que a su vez requie­
ren costosas tecnologías para ser produ cidas en el país ,
sea uti l itario, no exija cami nos perfecto s , como l os autos
de carrocería baja, y se produzca con una tecnología
que ya se conoce bien y puede mejora rse en el país.
4 . Salud: dicho e n forma m ás genera l , e l objetivo
es mantener sana a l a población y, por lo tanto, "más
va l e preve n i r que curar". Si bien en e l acto de la aten­
ción médica personal sigue va l iendo que "no exi sten en­
fermedades s i no enfermos ", para el p l a nteo de p o l íticas
sanitarias el p unto de vista es exactamente opuesto , y se
rechaza la idea de basarla en el enfermo-c l iente que vie­
ne al mercado sanitario a adqu i r i r un servicio. La pre­
vención ocupará más recursos que la curación .
Se trata d e l mismo tipo de a l ternativa que l a de per­
segui r a los crimina l es versus e l iminar l as con d i c iones
s oc i a l es que faci l itan su aparición , y en e ste est i l o ambos
p roblemas se atacan de la m i s ma manera .
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Por l o tanto , los indicadores del estado san itario del
país no serán solamente e l grado en que l a oferta satis­
face a la demanda de atención médica, o los índ ices de
i nsati sfacción de l os enfermos y sus parientes. M ucho
mayor i m portancia tendrán los i n d i cadores directos : nú�
mero o tasa d e muertes y de enfermos-días graves en
cada grupo soc i a l y de edad.
E l objetivo ideal a l que debe tenderse en e l muy
l ejano plazo es en cambio mucho más " i ndividual ista" :
" Defi n i r un estado fís ico y m ental óptimo para cada
edad y hacer que cada persona se aparte de él lo menos
pos i b l e . "
Este objetivo puede s e r muy ambicioso, pero sugie­
re a lg unas m ed idas inmed iatas para acercarse a é l d e
manera significativa : educación sanitaria , control conti nuo,
nuevas prioridades para l a i nvestigación médica.
Para las dos pri meras décadas , l a s m etas pueden sin­
tetizarse así:
a) E l i m i nar las endemias. D i s m i n u i r l a frecuencia
de aparición de l as enfermedades y deficiencias
físicas y menta les más comunes hasta el mínimo
pos i b i l i tado por los cono c i m i entos científicos .
Dism i n u i r l a proba b i l idad de apa rición de epide­
mias conocidas o n uevas.
b) D i s m i n u i r la probabi l idad ele muerte en cada tipo
de enfermed ad, comenzan do por las que más
muertes causan hoy entre las personas activas
y los n i ñ os .
e ) Di s m i n u i r e l tiempo d e incapac itación por enfer­
medad y las mol estias más g raves.
d) Rehab i l itación óptima una vez pasado e l período
agudo.
Este orden da la priorida d. R ecordem os que cada me­
ta se da por separado para cada grupo soc i a l y de edad.
Así, en l a Argenti na uno d e l os primeros objetivos es dis­
m i n u i r l a mortal idad i nfanti l en los g rupos de bajos ingresos y e l i m inar ciertas endemias reg ional e s , incluso l a en•
demia de psicos i s de las c l ases m edias de B uenos A i res,
y Ja endem i a general de reducción de inte l igencia produ­
cida por desnutrició n en la primera i nfancia.
1
. .. 1 ...
Instrumentos : Como toda soci edad p l anifica d a , el es­
t i l o C R EA fac i l ita la apl icación de grandes medi das pre­
ventivas que requieren organización a escala g l obal : nu­
tr ición correcta desde la pri m era i nfanci a , vivienda sal u­
bre desconta m i nación en todos sus aspectos, h i g i ene in­
du �tri a l , prevención de accidentes, creación de u n clima
soc i a l que frena las neurosis y psicos i s , y sobre todo tres
instrumentos que esti mamos de i mportancia cru c i a l :
-Educación sanitaria. A través de l a escue l a y de l a
enseñanza asistern Éltica ,' cAda persona d e b e apren­
der a cuidar su propia sal ud y la de los d e m ás. Las
pos i b i l idades de este instrumento parecen ser enor­
mes s i se org an iza de m anera práctica y no pura­
mente formal .
-Control sanitario conti n u o : aná l i s i s quím i cos y fí­
sicos senc i l los, fáci l me nte automatizados o rea l i ­
zados p o r estudiantes y auxi l iares médicos, cues­
tionarios sobre s íntomas cl aves e i ncluso examen
c l ín ico sumario a intervalos cortos. Cada persona
tendría así una ficha c l ín ica continua, al d ía, que
podría anal izarse por m étodos automáticos para au­
mentar la probabi l idad d e diagnóstico preco� � de­
tectar insuficiencias y a normalidades, y s e n a mva­
luable para la i nvestigación médica .
-Nac i m i ento en buenas condiciones: el control pre­
nata l y la atención perfecta d u rante el parto no
sólo d i s m i n u i rán la morta l idad, s i no -má s impor­
tante aún- d i s m i n u irán l a frecuencia de efectos no­
civos sobre la capacidad m enta l y fís i ca q u e muchas
veces son luego irreversibles. Esto puede incl u i r
apl icaciones c l a ras ele l a genética .
En cuanto a la atención médica m e ncionaremos sól o
a l g unos aspectos :
,
Distri bución y financiación : antes d e una d ecada l a
..... medicina estará tota l mente social izada , e n e l s i guiente
sentido:
,
a) Será gratuita : Todo e l personal sanitari o será pub l i co (sobre e l sistema de recompensas a este persona l ,
ver 25) y no podrá cobrar por sus servicios al enfermo. L a
_
organización d e este s i stema abarcará a l 50 % d e los me­
d icas en dos años, y a l a tota l idad en d i e z .
205
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b)
Los medicamentos bajo receta serán gratuitos.
H abrá además una l ista de med i ca mentos básicos, de uso
general y frecuente, gratu itos o a p recios muy subsidia­
dos. Esto se i m p lementará antes de tres años .
e) La atención será acce s i b l e : N ú mero suficiente y
ubicación racionalmente d istribuida por todas l a s regiones, de los centros de atención médica. Éstos formarán
s i stemas jerarquizados, con un idades de pri meros auxi­
l ios m ín i mas en toda com u n i dad rura l , y en la vivienda
de todo núcleo socia l básico, además de i n stituciones in­
termedias con personal n umeroso. Los actua l es consulto­
rios privados l l enarán esta función en los barrios no re­
modelados.
Los equi pos e i nstrum entos más especial izados es­
. en los centros mayores, con
taran
d istri bución reg i onal y
red de transpor!e s que permitan e l acceso rápido, cuando
.
_
las un1dades
m 1 n 1 mas o las intermedias lo requ ieran .
La organización de estos s i stemas puede l levar hasta
_
5 ano
� y s � hará por zonas, buscando por ensayo y e rror
e l m ejor metodo.
Métodos y organizac ión. Los puntos principale s son:
a ) Creación de categoría s s e m imédicas con d iversos
grados de entrenam iento y experienc ia , para rea l i ­
z a r l a s . tareas q u e no están a l alcance de l o s en­
fermeros actuales, . pero que son rutinarias . Se
agregarían al actu a l person a l paraméd ico �bio­
a n a l i stas , kines i ólogos, a nestesi stas , etcétera­
que tam b i é n debe incrementar se,
bl Trabajo en equipo bien coordi nado. Parte i mpoH
tante es e l acceso a l a i nformación -tanto a l a
h istoria c l ín ica d e l paciente como a l a experiencia
mundi a l pertinente- y su manejo cómodo ( i n c l uso
diagnóstico pre l i m i nar automático ) .
. e) �as uni. dades s�;�n itarias rn ínim(:ls estarían atendidas por semi médicos.
d ) : La i nte; nación � n hospita les será m ín ima, pues
cada nucl eo social básico tehdrá su unidad sani'­
. taria y educación suficiente para l a atención d e l. en�
fermo una vez . s uperada l a fase más aguda .
He? rgani zaci ? n de l a enseñanz� profesional y de
_
. n para adaptarse a estos .criterios.
la 1nvest¡gac10
·
·
·
·
··
·
·
Todo estudiante trabaja desde el com i enzo como au­
iar
l
xi
en un equipo médico. En real idad �como s e expli­
ca e n el párrafo sobre educación� en n i ngún m omento
se produce una discontin uidad en sus estudios o en su
trabajo: en aquéllos va profundiz ando cada vez m á s y ac­
continua ) , y en
tua l i zando sus conoc i m i entos (educación
'
el trabajo va adqu iriendo cada vez mayores responsab i­
l idades.
La i nvest igación deberá a provecha r las fac i l i dades
que le da esta social ización de l a med i c i n a , y org a n izarse
en equipos que puedan usar a l a pob l ación entera para
verifi car l eyes causales.
5. Transportes. Puramente colectivo e n el centro de
las ci udades , con amp l io estímu l o a la i ntroducci ó n pau­
l atina de nuevos tipos de veh ícu los, veredas m óvi les y
otros sistemas . Sin e mbargo los problema s de con g estión
de tráfico urbano se atacarán a fondo mediante m e didas
más reorgani zativas que materi a l e s : pau l atina desce ntrali­
zación de actividades , cambios e n las horas de e ntrada y
salida d e l trabajo, y -más lentame nte- opti mizació n de
·· las di stancias vivienda -trabajo-escuela.
El transport e para turismo y recreaci ó n se organizar á
en parte con vehículos fam i l iares en alqu i l e r o a s i g nados
a los núcl eos . sociales para usar por turno.
El transporte de mercader ías se s i m p l ificará por l a
m e n o r diversidad de productos , d escentral ización del co­
mercio y regu l arización de l a d e manda, que perm i te cal­
cular mejor los stocks y e l i m i n a l os probl emas de fi nan­
ciación.
Comercio. E l Estado se hace cargo d e las p r i meras
etapas de la i ntermed i ación en forma i n m ediata : adquisi­
ción de cosechas y ganado; frigoríficos, m ataderos y si los .
Se estimulan l os merc.ados comunales cooperativos , y de
compra y a l macenaje en común por cada núcleo . social,
6 . Solidaridad, seguridad social S e esti m u l a l a solí"
dmidad social ¡;¡mplia, racional , p reventiva , en vez de l a
caridad , tanto a n ivél coinunal como nacionaL Se des­
prestig i a y se hace i n n ecesaria la l ucha competitiv a, tra. tandó de sustitu irla por el espíritu de equ i po; Esté es un
proceso lento, que se va afi rmando sólo a medida que _ la ..
fam il i a l i m itada se i ntegra a u n núcleo social más a mplio
·
. .
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··
con e l mismo grado de lealtad y sol idaridad, pero con
muchas más pos i b i l idades.
Seguridad total por vejez, fal ta de trabajo y acciden�
tes . Desde el primer d ía e l Estado se declara comprome­
tido a asegurar a todos l os ci udadanos que nunca queda­
rán desamparados y propondrá a di scusión pC1 b l ica -siem­
p re con gran difusión p revia de ·los argumentos perti nen­
tes- l as medidas i nmediatas a tomar y la partici pación
activa de los i nteresados en su i m plementación y control .
No habrá seguridad con respecto a l os privi leg ios an­
teriores . Sin embargo, durante l os primeros años deberá
seg u i rse una política especial para no desalentar a los
pequeños empresarios , cuya producción es muy difíci l de
reemplazar rápidamente, y cuya estatización exigi ría re­
cursos humanos inexistentes para rea l izarse s i n conf l i c­
tos g raves. La estrategia de soc i a l i zación es aquí que e l
Estado aparezca como i ntermed iario : único comprador
-pero comprador seguro- de lo producido por esas em­
p resas, para poder así l l evar una pol ítica de precios fle­
x i b l e y l i m itar l as ganancias ofreciendo a cambio seguri­
dad . De todos _modos e l papel de estos pequeños empre­
sarios i rá d i s m i n uyendo rápidamente : pocos de sus hijos
querrán segu i r desempeñando esa función socia l , que
no dará presti gio n i ventajas materiales apreciables.
Sigue habiendo cierto control policial por i nseguridad
pol ítica, pero con una p o l icía renovada, y constantemente
educada y control ada. Si no h ay fuerza p o l ítica para hacer
esta renovaci ón, que permita un control s i n abusos , nada
parecido a un Estado pol i c i a l , el Proyecto no es viable.
Disminuye poco a poco l a cri m i n a l idad, por i n nece­
saria.
Aumenta la seguridad contra l a frustración y e l aisla­
m ento por mayor participación , y respaldo del r. úcleo
soc i a l amp l i o .
Seguridad espi ritual : suficiente, p o r tener u n a doctri na
con objetivos exp l ícitos y en construcción com ú n : el Prc·­
yecto Nacional .
7 . Información y comunicación. Propi edad públ ica i n­
mediata de todos los medios centrífugos masivos : diari0s,
revistas, TV, radio, cine. Para e l contenido a transmitir,
véase 13, educación.
M ejoría l enta del ac:ceso centrípeto a l a información,
por su costo elevado, pero l l egando antes de dos déca­
das a l des ideratum de tener acceso di recto desde cada
núcleo socia l básico al Banco Central de Información.
Este Banco requ iere una de las tareas creativas conjun­
tas más importantes y d ifíci les : es una de las grandes em­
p resas que sólo pueden atacarse con éxito por este esti lo
de desarro l l o , y s i fracasa puede hacerl o inviab l e . Se
pretende que l l egue a contener toda la experien c i a popu­
lar relevante para esta visión d e l mundo, organizada de
muchas maneras diferentes -tantas como se p ropon­
gan- y de " recuperación" o acceso fáci l , para a mp l iar
e l horizonte de creatividad.
Estímulo a l a com u n i cación horizonta l , i ntercom unal ,
por medios de difusión especia les y por visitas p rolon­
gadas entre n ú c l eos básicos. Al comienzo, campañas de
movi l ización para apoyar a l Proyecto Naciona l , a través
de la d iscus ión de los puntos ya mencionados en q u e se
pide participación popu l a r ( l i sta y precios de b i e n es bá­
s icos, incluso vivienda; salud, m étodos de seguridad so­
c i a l . etcétera) . Este tipo de comun icación dificu l ta l a
censura i nterna .
Desaparece e l efecto demostración d e consu m o opu­
len to a la manera de los países "desarro l lados", así co­
mo l a comerc i a l ización de senti m ientos , va lores y con­
ceptos, por eje mplo, e l sexo. Desaparece l a pres i ó n para
converti r a l ci udadano en cons u m idor.
8. Núcleo social básico. La fami l ia ya no puede se­
g u i r s iendo la " molécu l a soc i a l " , por lo m enos durante las
primeras décadas, y debe ser i nteg rada en un "pol ímero"
de mayor tamaño. Hay para e l lo m últiples razones de peso :
La sol idaridad l i m itada a padres e h ijos es demas iado
estrecha y m ezqu ina; más b i e n un egoísmo extendido
que verdadera sol idaridad humana . Corresponde a l a eta­
pa h i stórica de l ucha por la vida , de competencia entre
los hombres , de i nseguridad.
La fami l ia es también demasiado pequeña para ser­
vi r de estímu l o -de " ca ldo de c u ltivo"- a una c reativi­
dad que pretenda ir más a l l á de superfici a l idades y fol klo­
rismo, y que por l o tanto requiere i ntercambio de i deas,
críticas, i ntersu bjetividad , trabajo en equ i p o , con bastante
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conti nuidad. Este tipo de i nterco m u n i cación sólo se consi­
gue hoy -cuando se consigue- e n el l ugar de trabajo,
oero como ya muchos han señalado --desde Marx� el
� ump l i m i ento de l as tareas necesarias para e l funciona­
mi ento de la sociedad no es la ocasión m ás propi c i a para
e l desarrol lo óptimo de las pos i b i l i dades creadoras, pues
cons iste casi s iempre e n eiecutar i n strucciones. (Es pro­
bable que hasta las i deas p á ra i n n ovar en los métodos de
producción y las cond i ciones de trab � jo que tien � n los
obreros surjan en sus momentos de oc1 o , cuand ? p i ensan
en su trabaio en vez de estar atentos para eJecutarlo.)
Por eso es ue hasta ahora la creación ha sido monopo l i o
de profesional e s : ci entíficos, artistas .
La educación de los h ijos por l a fam i l i a actual es u n
fracaso rotundo y, a u n si eso se debi era sólo a q u e l os
padres tienen todos los defectos , l i m itac iones y enferme­
dades i ncu l cadas por l a soci edad actual , es evidente CJL�e
durante un par de décadas más, por l o menos, l a mayo � � �
d e l os matrimonios habrán s i d o educados en esta socie­
dad y no habrán a l canzado a transformarse en " hombres
n uevos". Pero es probable que i nc l uso los hombres nue­
vos sean i nsuficientes , por separado o de a parejas, para
social izar a los n iños de la nueva sociedad, y que eso
requiera, además de la educación s ist� 1� ática y los medios
de d ifusión, e l contacto personal e mt1mo con u n grupo
grande de adultos, no demasi ado homogéneo (como 1?� es
la fam i l ia carnal extend ida) , y u n grupo grande de n mos
de todas las edades.
Esto fac i l ita e l proceso de soc i a l i zación . como lo
muestran casi todas las sociedades organ i zadas por cla­
nes o tribus pequeñas. Pero hay una diferencia esencial :
esos c l anes estaban adaptados a una s ituación de equ i l i ­
brio estático entre hombres y n atural eza -que p o r s u
duración secular l e s perm itió i r a lcanzando una eficiencia
notable con respecto a ese objetivo de adaptación-,
m ientras que el est i l o C REA es por defi nición d i námi ? o
(véase su i magen del mundo, 1 6) , de modo �ue l a socl �­
l ización requerida i n c l uye estím u l o y adaptacton a l camb1o
permanente .
.
Por ci erto que l a organizac i ó n óptima para estos fmes
y su " armado" y puesta en marcha son temas para antro-
q
pól ogos, soc i ó logos y psicólogos, pero por el m omento
no hay que esperar de e l los aportes muy positivos . Con­
ceptos como exogam i a , matri l i ne a l idad, j e rarquías, catexis
o capacidad para postergar gratificaciones no p rometen
ser m uy úti les; en cambio, su experienci a práctica puede
seña lar diversos pe l i g ros que los legos no visual izamos .
Se trata de un verdadero desafío a l a creati v i dad, y
aunque sea extra l i m itarnos con respecto a los objetivos
de este l i brito, daremos algunas características de su
funcionamie nto que nos parece n p laus i b l e s , y q u e están
s iendo ensayadas en comunas a i sladas en todas partes
del mundo.
E l máximo nC1mero de m i embros del núc l eo debe
estar dado por la neces idad de que todos pueden cono­
cerse con la i ntim idad de parientes cercanos. Esa i ntimi­
dad es la base de los senti m ientos de l ea l tad, sol i d aridad ,
confianza, seguridad que dan cohesión a l g rupo. E l ópti mo
estará probablemente e ntre cien y doscientas perso nas .
Se mantiene -aunque no es obl igatoria- l a organi­
zaci ó n por m atrimon ios con sus h ijos, p ero la responsa­
b i l idad con respecto a l os n i ños se reparte entre todos los
adultos. Los i ngresos se uti l izan para las neces i dades co­
munes como en una fam i l ia actual .
La vivienda -como hemos d i cho- s e adapta a este
núcleo soc i a l : tiene un máxi m o de servi cios comunes
-guarderías , d ispensarios, l avanderías , a l macene s , b i b l io­
teca , entrete n i m i entos, etcétera- que son ate n d idos en
genera l por c iertos m iembros del grupo, si se trata de
trabajos especial izados , y por turnos entre todos para lo�
no especial i zados . Todos col aboran, desde la edad más
temprana pos i ble, en " cuidar la casa".
La mayoría de los adultos del grupo trabaja en insti­
tuciones diversas , en las cua les se los hace a lternar l o
más posible con miembros d e otros grupos . Con e l m i smo
fin de no cerrar horizontes, los n iños recibe n buena
parte de su educación en escuel as donde tienen por can­
d iscípu l os a n i ños de otros núcleos y n i nguno del suyo
propio y de l a m isma edad .
Este método de reci b i r estímulos externos es rehrz1do por un sistema de v i sitas prolongadas . Los m i e m b ros de
cada núcleo pasan por lo menos un mes por a ñ o como
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huéspedes de otro núcleo, s ituado de preferencia en alg �J­
na reg ión diferente. 0€: @ste modo se l ogra una ampl ' a
d ifus ión horizonta l de experiencias.
La actividad de más p restig i o en el núcleo es l a dis­
cus ión de los aconteci mientos pol íticos y cultura les, so­
b re todo de aquel los en cuya conducción l e toca partici­
par de a l guna manera. El n úc l eo no es una c é l u l a pol ítica,
pues no tiene por qué resu ltar más homogé neo en e s e
sentido que una fam i l i a usual , pero sí es una pri mera
etapa de discusión de cualquier p royecto.
La educación, s a l ud física y psíquica, y relaciones
sociales en cada núcleo, son vigi ladas y asesoradas por
miembros semip rofesiona l es del mismo núcleo, y �antro­
l adas menos de cerca por p rofesi onales. En particular en
cada núcleo se l l eva la ficha médica conti nua de todos los
miembros, mencionada e n 4 .
E l control de l as relaciones sociales será crítico du
rante e l primer par de décadas , pues aunque se s igan cri­
terios de compati b i l idad al sel eccionar los miembros de
un nuevo núcleo y se tome la precaución de adoctrinarlos
claramente haciéndoles ver las posibles fuentes de con­
f l i cto, es difíc i l creer que adu ltos educados en esta socie·
dad van a adaptarse s i n d ificul tades al cambio de perso­
n a l i dad que esta nueva estructura socia l exige. Será ne­
cesario para e l lo un esfuerzo continuado y consistente a
través de todos los med i os educativos y de d ifusión, pero,
además, se requerirá a l comienzo la presencia en �ada
núcleo de m iembros con e ntre na m iento e n psicolog1a Y
sociología a p l i cadas.
En la pri mera década, no más del 1 0 % de la pobla­
ción u rbana y e l 20 % de l a rural (en l a s comunidades y
asentamientos de reforma agraria) l l egarán a estar orga­
nizados de esta manera. A partir de e ntonces el creci­
m iento será acelerado por el efecto demostración.
9. Urbanización. P l a nificaci ó n física racional total ,
con s i stemas jerárquicos d e c iudades y estud ios teóricos
de la o rganizaci ón de cada una de éstas, pero a p l i cado a
una o dos regiones d u rante l a primera déc�da, a l a ma­
nera de p royectos p i l oto, y para dar tiempo a que se con·
fi rmen las características general es del estilo antes de to­
mar decisiones i rreversi bles.
Se frena por com p l eto e l crecimiento de la m ega ló­
p o l i s central quitándol e partic i p ación e n las invers iones .
Disminuye rápidamente l a población dispers a , pero
aumenta la rural y sem i rrura l , organizada en com u n idades
-núcl eos básicos rura l es- y pueblos p equeños, dota­
dos de muchos servicios y de b uenas comunicaci o n es con
e l s i stema de ciudades a que pertenec e n . La forma de
vida en estas comunidades rurales es lo que constituye el
aspecto soc i a l de la reforma a g raria, q u e tiene p r ioridad
y determi n a rá en buena parte sus aspectos econó m i cos, y
no a l revés.
Se favorecerá l a p ro l iferación de centros urban os me­
dianos -de treinta a c i e n m i l habitantes- ubicados según
p l a n , tolerándose no más de una docena de c i udades
mayores. No se estim u l a rá la d ivisión d e l trabajo y espe­
c i a l ización por s i stemas de ciudades o reg i ones -aunque
sí dentro de cada sistema- salvo cuando l a geog rafía l o
justifique. Se admiti rá l a mayor l ibertad compati b l e con
e l c u m p l i m i ento de las metas.
Se tiene in mente que los p rocesos de mayor creati­
vidad en la h istoria -Grecia c lásica, e l R enaci m i e nto y
l a revol ución cientificotecnológica- se d ieron e n condi­
ciones de competencia i ntelectua l y pol ítica entre Esta­
dos-ci udades veci nos, pequeñís i mos en comparac i ó n con
los g ra ndes i mperios, y con bastantes e le m entos c u ltura­
l es comunes . Y aunque por supuesto no se cree en una
relación causa-efecto, s í parece razona b l e creer q u e esas
condiciones son más favorables que las contrari a s .
L a remode lación de ciudades s e hará l entamente por
la cantidad de recursos que insume. Se preferi rán las
ciudades extendidas -no discuti remos su forma , pero
con a l gún " ce ntro", a unque sean l i neal es- con edifica­
ción de mediana a ltura en med i o de zonas verdes . En el
centro , las i nstituciones admi n istrativas y cultural es co­
munes a toda l a ciudad y a los pueblos m enores depen­
d ientes, y en la periferia sectores a lternados de p a rques
i ndustriales , barrios residencia l e s y otras i nstituciones.
Esta descri pción puede sufr i r muchos cFJmbios sin
que se a ltere el espíritu del est i l o .
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1 O. Igualdad. Se tiende no s ó l o a l a igualdad de opor­
tunidades s i no a l a de n ivel de vida material y satisfac­
ción de l as demás necesidades atendidas por la socie­
dad . Las diferencias e ntre l os i ndividuos se verán en l a
manera d e aprovechar esos recu rsos igual mente dispo.ni­
bles, pero no habrá mayor i nterés en destacarlas .
Como se ha dicho a l hab l a r del umbra l m 1 n 1 1110 ase­
gurado, los grupos de bajos ingresos lo e l evan muy rá­
pidamente, por aumento de producción de bienes básicos,
a expensas de los bienes de consumo opul ento .
En términos de l a conta b i l idad nacional usua l , e l con­
sumo de l as personas asciende en la Argentina a unos
500 dólares anuales por habitante , lo cual da en prome­
dio 200 dólares mensuales por fam i l i a de 5 personas .
Como además no hay cue l los de bote l l a en l a p roducción
de a l i mentos y vestuario, hay personal médico y docente
en cantidad suficiente, y l as escaseces de material es de
construcción no son g raves, se tiene una base real
firme para p lantear de i nmediato el p robl ema de la redi s­
,
tribución del i ngreso; las d ificu ltades principales seran
pol íticas y organ izativas.
Pueden l anzarse rápidamente campañas efectivas de
nutrición, salud, educación y vivienda para los g rupos de
bajos ingresos en todo el país.
En la segunda década deben desaparecer en l o esen­
cial l as desigualdades de nivel de vida materia l .
Se cuidará que l os medios de difus ión no asignen
demasiado prestigio a n i nguna actividad p rofesional en
especia l . E l talento i ndividual se reconocerá, pero dán­
dole el carácter de u n bien socia l , que todos aprovechan ,
y no e l d e u n arma p ara jerarqu izar a su poseedor.
1 1 . Libertades individuales. M uchos controles i ni c i a­
l es a los grupos de a ltos i ng resos : ahorro forzoso, proh i­
bición de enviar d i nero a l exterior, control de activida­
des pol íticas.
Li bertad general de trabajo m i e ntras esté satisfecha
la demanda de mano de obra, pero dando ori entaciones
generales a l os i nsatisfechos.
Libertad de e l eg i r e l núcleo soci a l básico -siempre
que éste acepte- y de " divorci arse " de éL
Li bre acceso a l a i nformación y a l conoc i m i ento .
Libertad para disentir, criticar y proponer c a mbios d e
esti l o .
Derecho a tener vida privada.
1 2 . Tiempo libre. No se reduce la jorn8da l aboral
hasta l a segunda década , pero desap a rece de i nmed i ato
el trabajo i nfanti l .
Mejora poco a p oco l a organizac i ó n del t i empo tra­
bajado -a deci d i r con participación popular- : por ejem­
p lo , semana l arga - 1 1 días, con tres d ías co m p l etos cla
descanso y no los m ismos para todos- y vacaci ones más
l a rgas, aprovechables para reeducació n .
E l desempleo abi erto desaparece e n e l curso d e l o s
dos primeros años, y el subempleo en ci nco. S e c; rg J n i ­
z a n brigadas d e trabajo, c o n remuneraciones m ateriales
y no mate r i a l es de tipo espec i a l , que se asi g n a n en pri­
mer l ugar para asegLi ra r l a producción y d i stri buc i ó n de l o s
bienes de consumo básico. Parn e l l o reciben e ducac i ó n
y entren a m i ento constantes y se capacitan p o i íticamente
en l a comprensión del Proyecto Naciona l .
1 3. Educación, entrenamiento. Aceptando e l cuád ru­
p l e conten ido de l a educación --ideolog izar, soc i a l izar, i n ­
formar y e ntrenar-- se trata de decid i r q u é i mportancia
relativa tendrá cada uno de e l l os en cada edad y grupo
soc i a l , y por qué vías se transm itirá: s istemátic a (escue­
las) o asistemática s . Téngase en cuenta que en este es­
t i l o hay una nueva e i m portante posibi l i dad de educac i ó n
asi stemática : l a q u e se cum p l e en e l n úcleo social bá­
sico, enorme paso adel ante con respecto a la educaci ó n
hogareña actua l .
E l conten ido de l a educa c i ón ideo l ó g i ca se d a en 1 6 ;
es l a orientac ión básica frente a l mundo, las c aracterís­
ti cas esenc i a l es del esti l o . H asta la adolescen c i a inclu­
sive, se enseña indi rectamente , asistem áticame n te , a tra­
vés de las actitudes de héroes l iterarios y de l a aproba­
ción del n ú c l eo básico y del comentario de los m aestros .
A parti r d e l a adolescencia , sin embargo, s e comienza
a enseñar " ideología comparada " , a través de l a h i storia
y l a antropo l ogía cu ltura l . Queda para los adultos jóve­
nes i n iciar el estud i o sistemático de l a s ideol ogías, i n­
c l u s ive l a propia y su pos i b l e evolución futura .
La soc i a l ización o enseñanza del comportam iento so215
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cia l , normas integrativas , formas de participación, forma­
ción del carácter, actitudes soc i a l mente aprobadas, etcé­
tera , corresponde principal mente también a la educación
asistemática , sobre todo al núcleo bási co . M ientras és­
tos son escasos, pasará a ser responsab i l idad de las guar­
derías i nfanti l es y escuel a s primarias, y también de las
i nstituciones comunales o de barrio que frecuenten los
n iños . Todo adolescente debe haber visto funcionar con
sUs propios ojos , y con participación propia en alguna me­
d ida, los principales mecanismos socia l e s : fábricas, agri­
cu ltura , hospitales · y todo tipo de i n stituciones, teniendo
una idea de la d ificultad de cada uno y l a com p l ejidad
del sistema tota l .
Con respecto a estos dos aspectos , l a escu e l a ten­
drá principa l m ente una tarea de contro l . Los maestros de­
ben percatarse si a l gunos n i ños están s iendo i nsuficien­
temente educados y sugeri r las medidas correctivas ade­
cuadas.
La i nformación necesaria para comprender e l mundo
natura l y soc i a l se recibe principal mente a través de l a
educación sistemática, pero fuertemente apoyada en l a
asistemática para todos l os aspectos anecdóticos y des­
criptivos elementa l es : geografía , escenas h i stóricas, ani­
males, vegeta l es y m inera les, aparatos, fábricas , saté l i­
tes , etcétera .
Antes de los 6 años se da poca i nformación que no
sea referente a l n úcleo básico, y toda a través de j uegos
y láminas. Puede enseñarse a l eer y contar.
Durante l a n i ñez fa i nformación es principalmente des­
cri ptiva : se trata de desarrol lar el espíritu práctico, fa
observación y la i ntuición . El espíritu deductivo no se des­
cuida en esta edad, pero se est i m u l a a través de l os jue­
gos con reg las como axiomas .
En fa adolescencia se enseña a través de l a h i storia
de las cu lturas y civi l izaciones (en esca l a l ogarítm ica de
tiempo). Se hace h i ncapi é en f a revolución tecnofísica
que permitió el dom i n io de la Natu ra l eza, y cómo e l lo no
fue suficiente para resolver los probl emas soc i a l es . Se
busca desarro l l a r el espíritu crítico, por a n á l i s i s compa­
rativo. Se incl uye fa s ituación m u n d i a l actual .
Para los jóvenes, e l aprendizaje axi omático y a fondo
d e una gran rama ( B i ología , Sociología , Físico-Química)
con una especia l ización teórica o apl icada . Cas i exclusi­
vamente s i stemática, e n un ivers idadés .
Para los h ombres maduro s : actual ización continua de
sus conoci m ientos, profundización en s u especia l i dad, am­
p l iación de s u cultura a otras ramas. S istemátic a .
E l entrenamiento para el trabajo s e hac.e desd e edad
muy temprana en el hogar (fa m i l ia o n ú cleo básico) Y
f uego de manera sistemática e n l a escuela, p e ro sobre
todo en los m ismos f ugares de trabajo, donde se real iza
u n verdadero aprendizaje. Estudio y trabajo son siempre
simultáneos o con alternancias frecuentes.
El cubr i m iento de la educación sistemática h asta los
15 afíos será total de i nmedi ato, para todos l o s grupos
soc i a l es . Hasta los 20 años, en una década de p l azo. Con­
tinua tota l , hacia fin de siglo.
Para e l período de trans i c i ó n , el p rob lema p r i ncipal
no lo constituyen los n i ños sino tres g ru pos de adultos :
marginados , funcionarios y activistas .
Los actuales adultos sin i nstrucción n i entren a m iento
espec i a l , incl uso ana lfabetos -hombres y mujeres- son
un porcentaje apreciab l e de l a poblac i ó n , y sus fuertes
aspiraciones a mejora r su nivel de vid a no incl uyen ha­
cer e l esfuerzo de educarse. A l fabetizados no cuesta mu­
cho, pero s i g n ifica m uy poco ; los métodos usu a l es de
enseñanza resu ltan poco eficaces : no saben a s u m i r e l
papel de " a l u m nos" .
Aquí deberá ensayarse l a educación asiste mática, a
, través del trabajo y l a recreaci ó n dirig i d a . Esto e s ine­
ficaz como m étodo para transmitir i nformación sobre e l
mundo , pero e n este caso l a prioridad l a tienen l o s otros
tres conten idos . Es probabl e que un buen instrumento
sea a l gún tipo de institución a u x i l iar como la brig a da de
trabajo, donde la convivencia en camaradería con perso­
nas más instru idas y fa neces i dad de rea l izar l a s tareas
asignadas pueden dar buenos resu ltados. De todos mo­
dos, es poco lo que se sabe de esta s i tuación p edagó­
gica, que tiene un l ejano sím i l en la vida de c u a rtel de
los conscripto s .
Los funcionarios o cuadros adm inistrativos y técni­
cos , entrenados bajo el s istema precedente -la b u rocra2 1 '7
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cia- , son en genera l u n tremendo l astre para e l cambio
de esti l o , y pueden retardar m uchos años su funciona­
m i e nto eficaz o deformarlo para siempre . No se adaptan
por sí solos a las nuevas ideas ni si enten la necesidad
',
de reeducarse, pues forma l mente ya son " graduados ; .
U n ejemplo en pequeño -no tan en pequeño- l o tene­
mos en el cuerpo docente frente a reformas nada pro­
fundas de curríc u l u m .
L a mov i l ización y reeducación de estas masas hu­
manas de tremenda i nerc i a , acostumbradas a vivir cui­
dando sus i ntereses personal e s , grem i a l e s , de esca l afón ,
capaces d e i r a l a huelga si se s ienten ofend idos o lesio­
nados en sus prerrogativas bu rocráticas o tecnocráticas ,
es una de las tareas que requ i eren m ás pensamiento
creativo desde ahora. Es proba b l e que sea necesario em­
p lear un método dob l e : dejar que se autoclasifiquen en
a m i gos y enem i gos del nuevo est i l o , establ ec iendo para
los a m i gos la obl igación de reeducarse vol u ntariamente,
Y despl azando a los demás a otras tareas, o reeducándo­
los autoritariamente . De todos modos , aun para quienes
tengan buena vol untad para reeducarse, no se d i spone de
textos u otros i nstrum entos pedagóg i cos ad hoc.
Más crucial aún es la educación de los activistas y
pred i cadores del nuevo esti l o que entran en actividad an­
tes que éste se insta l e e n el poder, y l ue�JO ejercen l as
d i sti ntas man ifestaciones de ese poder. Famosos ejem­
p los históricos de burocratismo, bandolerismo o s i m p l e
i neficiencia su i c ida n o s i nd ican que l a educación de es­
tos activistas tiene una i mportancia cruc ia l . Por reg l a
general está íJ cargo del mov i m iento pol ítico que pro­
pone e l nuevo esti l o , y se efectúa mediante una l itera­
tura a veces m uy efectiva -como el "libro rojo" de Mao­
en e l corto p l azo, pero cuya compati b i l idad con e l esti l o
C R EA y o n o sería capaz de demostrar.
Personal necesario. Este esti l o adopta a fondo la má­
xima " toda persona, desde su i nfancia, no sólo aprende s i n
i nterrupción, s i no q u e debe e nseñar a otros, también
sin i nterrupción". Se trata pues de organ izar este enor­
me potencia l docente d e modo d e aprovecharlo con con­
tinuidad, y no sólo ocasionalmente, como en algunas cam­
pañas alfabetizadoras .
218
La tarea de e nseñar e s funda m e ntal e n e l esti l o
C REA : es u na de l a s princ i pa l es m a n i festacio n es de l a
sol i daridad humana -o puede serlo, m ejor d i c ho , si n o
se hace como s i m p l e forma l id ad- y e s u n a e sp lénd i d a
ocasión d e emplear e l espíritu creativo y crítico. S e e n ­
seña dura nte e l tiempo l ibre, como " ocio creativo"; s e
e nf.eña en e l l ugar de trabaj o , para dar entre n a m i ento a
l os estud i antes (que, recordérnoslo, e studian y trabaja n
s i mu ltáneamente) . se enseña e n e l núcl eo básico, por con­
tacto personal o de manera a lgo más s i stemática y, p o r
s upuesto, se enseña como p rofesión.
Esto s i g n ifica que una buena parte de l a e ducación
consistirá e n enseñar a enseñar, pues esta tarea no pue­
d e dejarse l i brada a la i nspiración i nd iv idual . Eso se hará
e n gran parte en la p ráctica controlada, como para cual­
q u i e r otro trabajo .
S ó l o una ínfi ma proporci ó n d e l p e rsonal profesion a l
será d e dedicación excl usiva, pues no p uede c orrerse e l
riesgo de que se a l ejen del resto del mundo y vuelva a
entronizarse l a actua l esquizofrenia escuela/re a l i dad q u e
l os n i ños de hoy i ntuyen c o n tanta c l aridad .
E l número total de estos profesi o n a l es s e rá tal vez
i nferior al actual , pues toda la parte ruti naria y semirruti ­
naria d e s u s tareas será efectuada por los auxi l i a res m á s
jóvenes, estudiantes y trabajadores . E n la esc u e l a -co­
mo en el hospital- se trabajará en equipo o rganiza d o
p o r espec i a l idad y experiencia
Parte d e las tareas más rutinarias -como algunas
memorizaciones i n evitables- podrán ser ejecutadas con
ayuda de máquinas cuando éstas abunden. Buena parte
de la i nformación descriptiva, como h e mos d i c h o , se su­
m i n istrará por TV, cine, etcétera , incl uso fuera de la es­
cuela. Pero como norma genera l se desconfiará de estos
m étodos masivos de educaci ó n . La homoge n e idad men­
tal sería fatal para el estilo C REA, y por lo tanto es pre­
fer i b l e que a l gunos experi m e ntos de fís i ca no s al gan tan
bien -o no se hagan-, pero . muestren difi c u l tades i n­
d ividuales y admitan l a partic i pación. N ada hay más an­
ticreativo, más u n i d i mensional , que la recepción pasiva
d e i nformación depurada y perfecci onada, exactamente
igual para toda l a población .
219
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Los textos se salvan en parte de este defecto por­
que son menos com p l etos : dejan por fuerza más a cargo
del l ector y es fáci l , además, d i versificarlos mucho.
De todos modos, el m étodo preferido es el contacto
personal con educadores, muchos y variados en carácte·r
y experiencia, para que e l educando aprenda a comparar
y criticar y tenga así estím u l o para crear.
El costo de este s i stema educativo no es muy a lto ,
pues ahorra personal espec i a l i zado uti l i zando a l os es­
tud i antes y el tiempo l ibre de los trabajadores. Aun cuan­
do requiere parte del tiempo de trabajo -para entrena­
m iento de aprendi ces-, eso puede ser compensado en
buena parte por el aporte de estos aprendices, si la or­
gan ización es buena. Por otra parte se detiene la actua l
ten � encia a l u s o i ntensivo de equipos sofisticados , caros
de I mportar y d ifíc i les de sustitui r. Como tampoco se
busca que los estudi antes pasen el d ía en las escuelas '
no habrá grandes necesidades de construcción.
Para los primeros años de trans i c i ó n , esta fi l osofía
educativa da a l gunos criterios i m portantes. Poca TV edu­
cativa , nada vía saté l ite , obl igación de los profesores de
preparar textos trabajando en equipos s i m u l táneos y adap­
tados a l esti l o que se qu iere i m poner. Todas las i nstitu­
ciones educativas deben ser púb l i cas, gratuitas y abiertas
a todos. Los estudiantes organ i zan sus grupos de estu­
d i o que continuamente i ntercam b i an experiencias y deci­
den e l los m ismos su " promoción ", con asesoramiento de
sus docentes y compañeros . La verdadera prueba de co­
noc i m i entos y responsa b i l idad ocurre en el entrena m i en­
to para el trabaj o . Aqu í no hay a utopromoción, pues es
u n riesgo para toda l a sociedad: la l i bertad term i na don­
de empieza l a necesidad de producir lo que el Proyecto
Naciona l ha fijado como m etas, m i entras e l las se acepten .
Desde e l comi enzo, e l camb i o m á s aparente será l a
mayor participación de l os estudiantes c o m o auxi l iares
docentes, en todos los n iveles. Como la obl igación de
expl icar algo es la mejor manera de aprenderlo b i e n , es
muy p robable que este s i stema m ejore la preparación
de los estudiantes en vez de hacerles perder tiempo.
Para concretar con un ejem p l o , esbocemos l a orga­
n ización de la enseñanza u nivers itaria.
Universidad. Entre los 1 7 y los 2 2 años (todas las
cifras son tentativas) , toda persona tiene l a obl i g ación de
trabajar dos días completos por sema n a -co n suelde
normal- y el derecho de acud i r a u n a institución l la­
mada U para aprender lo que c ree necesario para su tra­
baj o y su c u l tura.
No entraremos en e l pro b l e ma de la orienta c ión vo­
cacional . Aunque el s i stema de rotaci ó n del trab ajo dis­
m i n uye su i mportancia, es i ndudable que l a prim e ra elec­
ción i nfl uye m ucho sobre el resto de l a vida, y debe
hacerse con cuidado. Cuando el nuevo esti l o e sté fun­
c ionando regu larmente -cosa que aceptaremos en estos
párrafos- l a vocación ya habrá tenido ampl ias oportu­
n idades de manifestarse, a través del íntimo contacto
con todas las actividades soc i a l es, que es uno de los
objetivos de l a enseñanza pri m a r i a y media. Eso, más el
consejo "fa m i l iar" del núcleo social básico, más l a de­
manda de mano de obra para l a producción perm iti rán
asignar de m anera aceptable e l primer trabajo, que no
debería cam b i arse -sa lvo excepciones- hasta h aber si­
do dom i nado en todos sus aspectos.
Por e l asesora m i ento de s u g rupo d e trabajo y de su
núcleo bás ico, más l o aprendido en la escu e l a media,
cada persona tiene una idea bastante c l a ra de l o que
neces ita y desea obtener de la U. A l guna3 entrevistas
i n ic i al es con l a Recepción de estudiantes term i nan de
dec i d i r cuá l es son l os primeros cursos q ue l e conviene
segu i r para esos fines .
E l aprend izaje de cada curso usa l o s sigu ie n tes ins­
trumentos :
- Contacto personal conti nuo con asiste ntes, q u e son
a l umnos más adelantados y aspi rantes a p rofes i o n a les de
la enseñanza. Reuniones de d i scusión, t i p o sem i n a rio, con
profesores. Estudio en grupos.
- Textos y otros materiales escritos, a u d i ovisua l es o en
bancos de datos .
- En l o pos i bl e , apl icaciones a l trabajo . Además, prác­
ticas "artific i a l es " ( laboratorio) y asistencia a p royectos
rel a c ionados con su vocación genera l , si no con su trabajo.
Como d i j i mos, hay "autopromoción ", con asesoramien­
to de docentes y de l os comp a ñeros de estudio. Pero e l
221
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mejor co � trol rad icará en l a obl i gación de desempeñarse
temporanamente como asistente en l os m i smos cursos
que c ree haber as i m i l ado, pues sus a l u m nos le servi rán
de críticos i m pa rc i a l es .
De todos modos , e l criterio general de eva l uación
de lo aprendido p rovendrá de sus compañeros de traba­
jo, que esperan ver los efectos en su rend i m iento .
No hay p rofesores " f u l l-ti m e " : todos trabajan en a l ­
g � na empre.sa p roductiva -que puede s e r de i nvestiga­
. p rofesiOnal ; no se confunda con el ocio creativo­
Cion
y con rotaciones periódicas.
Después de los 22 años, e l rég imen es análogo y
e � derecho de asisti r a l a U se conserva d urante toda l a
v1da . La diferencia está e n que e l tiempo d e trabajo obli­
. es mayor, hasta a l canzar l a edad de reti ro E l
gatono
ú n ico " pago" p o r esta enseñanza es -como en l as � nte­
riores- l a o b l i gación de enseñar a su vez a l os menos
adelantados.
Sabemos ya que en e l marco de u n Proyecto Nacio­
nal los probl emas de "financiamiento " son reemplazados
por la cond ición de que l os recursos humanos a lcancen
p � ra e�tas tareas y las demás que el P royecto p l antea
s 1 m u l taneamente , esto es, que haya via b i l idad fís ica.
14 . Ocio recreativo. Amp l i o apoyo a l deporte , que
se pra �t1 ?a en c lubes comunal �s y de barrio, y en el nú­
.
,
cleo bas 1 co. r
..., ada nucleo
part1c1pa con equi pos propios
� n competencias com unales para reforzar la sol idaridad
1 nterna, y da sus mejores deporti stas a equipos de zona
para no l im itar l a demasiado en su a lcance.
N o � abrá deporte p rofesional . Los más dotados pue­
den ded1car a esta actividad su tiempo de ocio creativo
pues serán creadores en a l guna medida. Pueden ademá �
trabajar enseñando deporte , para l o cual deber¿n cono­
<:: e r también sus aspectos teóricos.
Este pape l , así como e l de los artistas de entrete­
n i m ientos, será menos importante cuando e l estilo se afian­
ce, pues la gente no querrá l im itarse a observar pas iva­
mente a otros , salvo cuando se trate de tal entos excep­
cionales.
·�stímu l o a vacaciones turísticas en e l país, por i nter­
cambio comunal y con participación en actividades locales.
.
Se aprovechan también -sobre todo en los jóvenes­
para campañas de uti l idad naciónal como relevam ientos
geológicos y sanitarios y estadísticas d e todas c l ases .
Buena parte del tiempo de recreación y d escanso
transcurre " e n fam i l i a " , en el núcleo soci a l bás i c o , y en
c l ubes com u n a l es .
1 5 . Ocio creativo. S e l o considera como l a activi­
dad que da sentido a la vida d e l indiv i d u o ; se trata de
no darle un carácter demasiado i ndividualista, s i no de
encararl a en cierta medida como actividad de g r u po.
Los campos en que se puede expresar l a creatividad
cubren todas las actividades h umanas y no habrá moti­
vos para que unos tengan más p resti g i o que otros -co­
mo ocurre hoy con e l " arte"-, con una sola excepción :
l a ciencia pura y a p l icada. Esto se expl i ca porqu e en l a
i magen del m undo d e este est i l o es fun dament a l e l es­
fue rzo humano por comprender al hombre, la sociedad
y el mundo ; por saber " adónde vamos" y por u n deseo
de tomar p arte activa en el p roceso evol utivo , lo que
req u i e re vastísimos conocimi ento s ; muchos más que los
que poseernos actual m ente .
Hay pues una c reatividad " p romete i ca" , q u e ayuda
a domi nar el futuro , y otra orientada a disfrutar mejor
e l p resente -aunque sus obras sean a veces perdura­
b l e s y sigan ayudando a generaciones futuras a d i sfrutar
de su prooi o presente-. Para el esti l o CREA, e ntre al­
canzar . las estrel las y crear una nueva forrna musical
tiene sin duda más p resti g i o l o primero, aunque procu­
rará hacer ambos.
Hay también una creativid ad tecnol óg ica, de mucho
prestigio al com ienzo porque ayuda tam bién a v encer e l
tiempo. D i s m i n u i r l a s horas d e trabajo necesarias para
l a producción, encontrar nuevos métodos de aprendizaje ,
prolongar l a duració n de l a vida activa , son a ctos crea­
tivos que la sociedad agradecerá en forma especial , por
su " efecto m ultipl icador" : tienden todos a aprovechar me­
jor el potencial creador humano.
En particular, para todo el período de tra n s i c ión ha­
cia este esti l o , es fundamental que tenga éxito la inno­
vación en el campo p roductivo , i ncl uyendo aquí no sól o
l as maq u i narias y m étodos físi cos , s i n o l a org a n i zación
222
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y empl eo de l os recu rsos humanos. Una h i pótesis fun­
damental en l os estudios de viab i l idad es que en el p l a­
zo de 1 O a 1 5 a ños este es ti l o será capaz de generar u n
notable aumento d e productividad y una o l a d e i nnova­
ciones en métodos, técn icas y p roductos (tal vez más
" bl a ndos" que " d u ros", en term inología computaciona l ) .
q u e incl uso i nteresen m ucho a l resto d e l mundo y nos
eviten la necesidad de sustitui r casi todo lo que hoy im­
portamos.
La mayor parte de estas i nnovaciones seguirán ha­
ciénd? se profesional mente, o sea, en horas y l ugar de
trabaJO , pero las horas de ocio creativo deben ser un
complemento i mportante, porque l a fa lta de metas con­
cretas y de p l azos fijos da más a m p l itud y tran q u i l idad
para pensar. Reempl azaría , por ejemplo, a lo que hoy
es la "ciencia-juego", l lamada " l i bertad de i nvestigación" ,
Y que e s e n rea l idad ocio pago, pues nada tiene que ver
con los problemas soc i a l es de los próx i mos 30 años.
Los núcleos soc i a l es y l as i nstituciones comunales
organizarán ta l leres de todo tipo, donde puedan real izarse
estas actividades, como hoy lo hacen para el deporte los
c lubes de barrio .
1 6 . Imagen del mundo. E n este d ifíci 1 tema es con­
veniente separar cuatro n ivel e s :
- l mag(i)n de l a sociedad actual y su evolución h i s­
tórica.
- Imagen de l a sociedad futura y s u s istema de va­
l ores.
- I magen " cósm ica" : qué somos, adónde vamos.
- Imagen de los m étodos de conoc i m iento y, en espec i a l , la cienc i a .
Aquí sólo h aremos u n breve resumen. Algunos de
los p untos mencionados se volverán a tratar en el capí­
tu l o XII I .
a) I magen d e l a sociedad actual . E n l íneas genera­
l es coincide con el marxismo, sobre todo en dos puntos
cruciales:
- El sistema de val ores y l a i magen del mundo de
un s i stema soc i a l -hasta ahora- no son resul­
tado de una l ey n atural o d ivina, sino i nstrumen-
1
1
¡
1
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tos de l as clases dom i n antes para justificar y de­
fender su predominio.
- El control de las fuerzas p roducti vas de la econo­
m ía es a la larga el que otorga poder y predominio,
y expl ica los confl ictos sociales q ue han l l evado
a los cambios sociales más profundos .
Con respecto a l o s efectos concretos de esos dos
puntos, rechaza la soci edad actu a l y sus tendenc i a s visi­
bles en los países más "desarro l l ados" , por demente, in­
moral y suicida :
Demente por desfigurar, ocultar o i gnorar s i stemáti­
camente la rea l idad cuando está en contra de sus valores
decl a rados y ocultos . Por ten e r su m ora l práctica en
constante contradicción con esos valores y d i s i mularlo
h ipócritamente . Por desarro l l a r herra m i e ntas fís i cas po­
derosís i mas j unto con menta l i d ades irra cionales; por es­
ti m u l ar s i m u l táneamente la ciencia y l as supersticiones .
Por padecer de manía persecutoria, achacando a e n emigos
i nternos o externos la respon s a b i l idad de sus problemas .
Por tener m i edo a l a l i bertad . Por unidi mensiona l .
I n moral por tol erar l a m i seria dentro de l a abundan­
cia y sobre todo por i mped i r a m i les de m i l lones de se­
res h umanos desarrol lar sus potencia l id ades no anima­
l e s : pensar, va lorar, crear. Por justifi car l a expl otación
de unos hombres por otros y de unos p a íses por otros.
Inmoral por cruel , por estimul a r la guerra, el g e n ocidio,
y la represión violenta e n todas sus formas, físicas y men­
tal e s : torturas , odios raciales.
Por ensalzar l a compete n c i a , la lucha por el tri unfo
en l a carrera de ganar di nero . Por degradar y d eformar
a través del comercio y la publ i c idad todo lo que e l hom­
bre tiene de bueno y de m a l o ; por usar el a m o r y e l
sexo para promover ventas, p o r hacer h asta de l a ima­
gen del Che u n pretexto para g anar d i n e ro. Por favore­
cer l a cri m i n a l idad y l a marg i n a l idad de todo t i p o . Por
a l i enar y hacer i nfel i ces no s ó l o a los p obres s i no tam­
bién a los ricos.
Suicida n o sólo por haber c reado a r m as capaces de
destrui r a l a humanidad , o ¡::¡ o r s aturar i rrespons a b lemen­
te al g lobo terráqueo con sus desperdi c ios sino por te­
ner como m eta -aunque no declarada- una sociedad
225
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, .
'
estancada , satisfecha con un cierto nivel de bi enestar
materi a l .
Todas l as sociedades h a n s i d o hasta ahora demen­
tes e i nmora les. La novedad de l a nuestra es su capacidad de s u i cidarse, por muerte o fos i l ización.
Se considera a l m undo actual d ividido en tres cam­
pos : grandes potencias capital istas , grandes potencias
social i stas y tercer mundo depend iente . Aunque las s i m­
patías natura l es de este est i l o se i n c l i nan haci a l os paí­
ses que por l o menos han dado un prirner paso hacia l a
raciona l idad e l i m i nando e l s i stema capita l i sta d e organi­
zación socia l , no l os toma en absoluto como modelo. Su
principio g u ía es la i ndependencia c u l tura l : rechaza el
desarro l l ismo l i neal y busca su camino propio. Para e l lo
se apoya en una h i pótesis de viab i l idad :
" Las téc n i cas de producc ión, e l conoci m i ento de l a
natura l eza y l a comprensión de l a evo l ución h i stórica
son hoy suficientes para que la vol u ntad nacional de un
país mediano sea de l ejos el factor más i mportante para
su futuro. Todas l as l i m itaci ones físicas y econó m i cas, e
i nc luso las geopo l íticas, son de segunda i m portanc i a . "
Por supuesto , e s a voJuntad nacional n o surge d e l a
nada : tiene u n a h istoria, y req u i ere c i ertas "condiciones
objetivas" para surg i r. Pero cuando aparece --catal i zada
por la prédica de a l g u nos grupos- es capaz de rea l izar
Proyectos muy ambiciosos.
b) I magen de la sociedad futura : está dada por el
Proyecto Nacional que estamos descri b iendo.
e) " Cosmovisión" .
E l un iverso no fue hecho para e l hombre n i a seme­
janza del hombre, y no sabemos s i q u i era si las pregun­
tas y conceptos con que e l hombre l o anal iza -tiempo,
materia, bueno, malo, qué somos, adónde vamos- se le
a p l ican o tienen sentido. Pero queremos saberlo.
No sabemos qué es l a vol u ntad , o si hay l i bre a l be­
drío, pero los ejercemos , y lo que no nos gusta , tratamos
de cambiarlo.
E l fenómeno más sign ificativo f i losóficamente es l a
·
evol ución organizadora , "antientrópica " , a parti r de un
un iverso i n i c i a l ind iferenciado, un caos homogéneo.1
Esta evol ución p rocedió por grandes etapa s , en dis­
ti ntos n ivel e s organ i zativos. Pri m ero, creación d e átomos
y de moléculas o rad icales senc i l los , a n ivel este l a r ; des­
pués, creación de s i stemas geo lógico s , molécu l a s com-­
p l ej as y vida, a n ivel p l anetari o ; l uego , l a evo l ución bio­
lógica, y por fin �hasta ahora� l a evol ución social o
humana.
En cada etapa se proced i ó por selecc ión natural -o
" azar y necesidad", como está de moda decir- probán­
dose muchís i mas pos i b i l idades y perdura ndo a l gunas po­
cas. Esta d i vers idad de esta b i l idades o "vidas medias"
de l os disti ntos sistemas que el azar i ba probando con
los componentes disponi bles e n cada m o mento, es un he­
cho básico, una ley natural genera l y fundamental .
Para a lgunas de esas etapas parece n ya haberse en­
sayado casi todas las posi b i l i d ades -aunque aun hoy
estamos fabricando nuevos átomos, por ejem p l o- 'f e l
proceso evol utivo s e agota a e s e nive l , dejando como re­
sultado los " ladri l los " con que se procederá en e l nive l
sigu iente .
Puede sospecharse que e n este momento s e ha ago­
tado ya en lo esenc i a l i ncluso l a etapa de evo l u ci ón b i 6lógica. La aparición de especi e s rea l m e nte nuevas --no
d igamos ya de órdenes o "fi l a "- parece hoy d epender
de la i ntervención humana, sea a través de l a i ngeniería
genética o d e l i nvento de máquinas autorreproductoras
autónomas . El hombre es hoy un excel e nte catal izador
evol utivo.
Para a l gunos pes i m i stas -y todos l o s confo r m i stas--­
l o m ismo ha ocurrido va con l a evo l u c i ón soc i a l . La e :
v i l ización i ndustrial habría ten ido tal éxito y estaría tél i l
anqui losada y fa lta de estímu l o , por h a ber ven c i do a l a
natura l eza , que e s una masa i ne rte i m p o s i b l e de cambiar,
salvo a través de un holocausto mund i a l suicida.
1 L a importancia d e l a evo l uc i ó n como componente i deológico­
ético tiene muchos defensores, desde Darwin y M a rx : Spencer, Berg­
s o n , Teilhard d e Chard i n , l-laldane, Waddington . Ha s i d o tambié•1
muy criticada como " an i m ismo", "falacia naturalista " , etc. Para
u n análisis ele estas críticas ver e l capítulo XI I I .
226
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El esti lo CREA rechaza esa visión, pero acepta q u e
es una pos i b i l idad que hay que evitar. N o se trata de
calcular su probab i l idad, s i no de d i s m i n u i rl a , como pro�
yecto humano, teleol ógícamente . El eje de su cosmovi­
sión es su voluntad de influir sobre el futuro de la evo­
lución.
Como punto de partida: el estancami ento es m a l :.; ,
l a evolución e s buena . N o viéndose todavía n i nguna eta­
pa superior evo l u tiva, que use como " l adril los" a las so­
ciedades , para constru i r sistemas más complejos -corr�IJ
l as soci edades con respecto a sus m i e mbros o de alguna
otra manera que aún no sabemos visual izar-, se propu ·
ne forzar s i es necesario l a evol ución de l as soci edades
m ismas, y cata l izarla mediante la vo luntad para evitar !a
fos i l ización de la sociedad actual , aunque fuera en un
estado donde todos sus m i embros se declarasen fel i ces
y sati sfechos , cosa que evidentemente no está por ocurrir.
Por lo tanto se trata , e n e l peor de los casos , de
usar e l tal ento humano para crear a n ivel soc i a l lo que
el azar no pudo: nuevas pos i b i l idades " artificiales" -co­
mo los átomos transurá n i cos, l os polímeros industriales ,
las nuevas variedades de cerea les o perros- que perdu­
rarán o no, ya se verá . N o l i m itarse a esperar que apa­
rezcan nuevas cu lturas, sino participar consci entemente
en e l p roceso de crearlas .
C o m o esto requiere ensayar muchos caminos distin­
tos, para que pueda actuar l a l ey de d iversidad y tener
una buena probabi l idad de que alguno esté en la buena
d i rección (es dec i r , que no l l eve a un cal l ejón sin salida) ,
aparece de i n mediato una conc l usión práctica : hay que
ser naciona l i sta , o por lo menos, " regional ista ".
En efecto, aceptar una cu ltura u n iversal es, desde
este punto de vista , poner todos los huevos en una ca­
nasta ; un riesgo que no debe correrse , pues aunque au­
mente a lgo la probabi l idad de ganar, hace i nfinito el costo
de perder. Por otra parte , el gigantismo reduce la flexi­
b i l idad, la capacidad de adaptación a cambios i nespe­
rados.
CREA ve al planeta -o a l os planetas- dividido en
sociedades con un grado de autonomía mucho mayor que
e l actual . N o se trata de u n a i s l a m i ento que de todos
modos sería i mpos i b l e mantener, sino simplemente ele
una resistencia a admitir "cuerpos extraños " hasta no
haberlos estud iado, a daptado, d igerido, asim i l ad o .
S e puede ser nacional i sta, pues , n o sólo por senti­
m i e nto sino también por razones teóri cas.
Resum iendo : de m anera análoga a l as especies ani­
males, los pueblos ti enen tres destinos posi b l e s : desa­
parecer, fosi l izarse o evolucionar.
Desaparecer es malo; no hay discusión. La primera
l ey de u n pueblo es sobrevivir, aunq u e para e l l o deba
sufrir una m utación soci a l , u n a revolución profunda, que
sí haga desaparecer s u estructura social, pero reempl a­
zándol a por otra.
Fosi l izarse es algo que centenares de sociedades han
logrado dura nte m i lenios, com o es b i e n sabido. Muchas
personas -los verdaderos " c onservadores"- lo miran
con buenos ojos , con tal que e l estancamiento se pro­
duzca a un n ivel " satisfactorio " para e l l os. Ese n ivel n i
siqu iera precisa ser muy a lto como l o demuestran l a s
tribus pri m itivas q u e l legaron a un e q u i l ibrio c o n la na­
tu ral eza poco superior al de subsistencia y, s i n embar­
go, vivieron satisfechas hasta su desaparició � por cata­
c l ismos o por su a s i m i lación por pue b l os mas fuertes.
Este m ito de l a fel icidad estática p resenta u n gran
atractivo para quienes ven amenazados sus privi l e g i os. E l
esti lo CREA lo descarta d e p lano, por alto y duradero
que sea el n ivel de fel i cidad en que se l og¡-e e l estanca­
m i ento. Es el ideal sueco y s uizo.
Elegir la evolución -progresiva o a saltos- es una
decisión l ibre. Como fin último no necesita una justifi­
cación forma l . Pero no es a rb i trario: no es l a e volución
por l a evolución misma lo que se e l i g e , ú nica m e nte. Co­
mo siempre, estas decisiones están cond icionadas y obl i­
gadas por l o que uno no quiere ; por lo q u e rechaza , y esto
sí, visceral mente. La evolución -o revol ución- hoy e s
necesaria p orque rechazamos v iscera lm e nte l a sociedad
actu a l , cuyos defectos no hace falta que volvamos a
enumerar. La evolución es necesaria m añana p o rque te­
nemos m iedo de que los cambios que p roponemos con­
tengan tamb i é n consecuencias i mprev i s i bles q u e recha­
zaríamos; l a nueva sociedad será superior a ésta, pero
228
229
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i mp e rfecta, por s a l i r de nuestra s ignoran tes manos. y
l a evo lución nos parece necesa ria más adel a nte , ya no
para buscar l a perfecc ión soc i a l -que sería l a sati s fac­
c i ó � co � lo que se tiene, la fel i ci dad- sino por otra
razon vrscera l : el orgu l lo o la curiosid ad.
Rechaz amos vivi r s i n saber para qué hemos hecho
todo este cam i no . C i nco m i l m i l lones de años de evo­
l ución nos parecen un desperd i ci o si su coronac ión ha
� e ser c inco m i l m i l lones de homb res sonrien tes y sa­
trs!echos per secula secu/or um. Esto no puede term inar
a s r . Una vez que hayamo s dom inado las fuerzas socia­
l es en e l g rado en que dom inamos hoy las natural es ,
queremo s ponerno s e n serio a averigua r de q u é s e tr8ta .
Querem os comp render .
, ? abe � os _ ya l o que es capaz de dar l a compre nsión
':l ' � trca s r m p l rsta
de este probl ema : es a m p l iamente su­
frcr ente para a lgunos, pero i ntransm i s i b l e a l os demás .
La compr� n � ión raciona l es u n camino que no da segu­
_
ndad
de exrto , pero que no está agotad o : por lo tanto
hay que seg u i r exp l oránd o l o , para ver adónd e l l eva.
y
puede , haber otros cam inos que hoy n i i magin amos ,
pero
que solo podre mos e ncont rar s i nos mante nemo s en
mo­
vim i e nto, insati sfecho s. Los que ya han d ivisad o la ver­
dad a través de la fe puede n ayuda rnos por sol idarid
ad.
. Para e l es� i l o C R EA e l individ uo no es, pues, un
s r mp l e envolto rro de materi al gen ético para conservar l a
especi e, n i u n s i m p l e e nvoltor io carnal de un espírit u o
a l m a para devolver a D ios . . Su . mis i ó n es mante ner e n
movim iento l a cultura_ � ue Io n utre, y para é s o e s q · 1e
debe desarro l l ar a l maxr mo su capaci dad creado ra . Es u n
gener ador de ideas para a l im e ntar l a cultura .
La socied ad j usta e i g ua l i taria resul ta enton ces no
,
solo
u n fin en s í m isma, s i no una neces idad para no
despe rdicia r l a capac idad cread or·a que todos los i nd
ivi·
duos tienen e n potenc ia y que la socied ad actual cercen a
'
i n h i be y deform a.
Que esa socied ad c reador a es incom patib l e con e l
, d e l ucro, con u
afan
n a organ ización p roduct iva basada
en la empre sa p rivada , con la exi stenci a de c lases do­
m inante s y dom inadas , l o damos p·or a m p l i.amente. demos ·
230
'
'".,
-fl
•1
trado, reconoci endo también que eso tuvo un papel his­
tórico creador, hoy agotado.
d) C iertas ideas g eneral e s sobre e l mundo son in­
separables de nuestra " fa l acia n atura l i sta" -com o l a l l a­
man a lgunos f i l ósofos que no han com p rendido e l significado del vol untari sm o .
- El riesgo y l a i n certidumbre son c aracterísticas d e
todas nuestras decis i ones, desde l as cotidianas h asta las
de las ciencias más abstractas .
- Pueden y deben coexi sti r muchas culturas y so­
ciedades. Cada una de el las valora y hasta percibe l a s
cosas de manera di-ferente : da s u s propias n o r m a s jurí­
d icas y éti cas, fija la i m portancia de l a s cosas, e stablece
regl a s -en general no escritas- para censurar y de­
formar la i nformació n , y trata de que todos sus miem­
b ros acepten esos criterios. Pero el los n o son a bsolutos ,
y hasta ahora h a n sido i mpuestos siempre a l a s ociedad
por u n grupo o clase soci al d o m i nante para proteger sus
propios i ntereses.
- Los m ayores problemas son com p l ejos ; no se resuelven con recetas ni i ntu iciones, aunque no son irre­
sol u b l es . N uestra experiencia cotidiana -y por lo tanto
nuestro l enguaje común- no nos prepara para intu i r
l as cuestiones d e fondo, ni e n Física n i e n Sociología .
Por eso es esencial e n ciencia l a i ntroducción d e l engua­
jes i ntermedios -si m ból icos , formal es- para constru i r
teorías o modelos d e esos m undos ajenos, n o i ntllibles ,
s i n perd�r e l poder de influ i r sobre e l los.
- La sociedad i ndustri a l , que pos i b i l ita a b u ndanci a
y ocio para todos ,· e s .una etapa cum p l i d a en l o e sencial ;
una herencia de que puede d i sfrutar todo el p l an eta . A
parti r de a l l í, l a diversidad cu ltural se d a en u n a etapa
superior, referida más a l manejo de la i nformación que
de l a energía . Su herramienta típica n o es el m otor sino
la computadora; su factor d i n á m ico no e s l a fuerza indi­
vidual en competenc i a , s i no la p l anificaci ó n ; su esqueleto
es fuerte , n o tanto por sus m ateriales como p o r su es­
tructura; s u m étodo p roductivo no es el hombre s i rviente
de l a máqui n a sino l a máq u i n a usada por una o rganiza­
c i ón ; la d i a l éctica se transforma en teoría de s i stemas .
- La c i.e ncia humana no es objetiva ni n eutral . El i231
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1 \
ge ideológicamente l os probl emas d e que se ocupa -co­
mo se ve c lara mente en el col o n i a l ismo científico de
n uestros países- y l es asigna prioridades por medio de
recursos financieros controlados por i nstituciones i nte­
resadas en mantener ci erto s i stema soc i a l . Pero incluso
sus criterios de verdad y de objetividad científica están
viciados, sa lvo en algunas ciencias típicamente experi­
m ental es o puramente deductivas : e l estado actual de
las c! encias humanas, y buena parte de las biológicas,
perm rte que se pueda creer· e n lo que se desea creer.
Esto, sin hablar de la i nf l uencia de nuestros mecanismos
cerebra les, n uestros ó rganos de percepción y n uestra gé­
nesis psicológica, n i nguno de los cual es puede cal ifi­
carse de e l em ento neutro.
- A pesar de todo eso, l a ciencia es l a m ejor he­
rra m ienta que tenemos para saber y para cambiar las
cosas, siempre que rechacemos todo principio de auto­
ridad i nternacional para l a e l ección de métodos y pro­
blemas.
1 7. Satisfacción en el trabajo. Se busca , por su­
puesto, desal i enar a l máximo el trabajo. Para esto no hay
recetas seguras, y d urante m uchos a ños será necesario
dedicarle buena parte del ta lento creativo popul a r.
Se supone que el a umento de participación en todo
tipo de decisiones referentes a l trabajo, la faci l idad de
reci b i r entrenamiento para cambiar de tarea , la e l i m ina­
cron d � condiciones d esagradab l es ·-pel ig ro de acciden­
tes , rurdos, oJores, esfuerzos demasiado agudos o pro­
l ongados, etcetera-, la m ejor organización de turnos va­
caciones, horarios y distribución de tareas en el pro � eso
de p roducción , e l i m inarán m uchos inconve n ientes desde
e l comienzo. S i n embargo, la experiencia de otros países
muestra que la pri mera reacción de muchos obreros ante
una d is m i n ución de la a utoridad patro n a l es el ausentis­
mo, e l desgano, e l trabajo i nterru m p ido por i nterm inables
asamb leas y en general una baja productividad. Es una
reacción muy expl icable a l hastío cuando no a l odio, pro­
v ?cado por esa obl igación cotidiana pesada , h um i l lante,
ajena.
¿ Cómo convertir rápidamente esa actitud hosti l en un
interés auténtico y sati sfactorio por p rotlucir? La p�fa.
232
bra c l ave aquí es " rápidamente" . Teóri ca mente podrá l o:
g rarse demostrando a l trabajador que realmente � e esta
.
en un nuevo tipo de sociedad , donde su productrvrdad
va.
en beneficio de todo e l pue b l o y es i mp rescind i b l e para
el pueblo. H asta qué punto se puede convenc e r rápida­
mente a una persona de esto , depende de dos factores
principales : uno, la m anera como l l egó al poder e l nu �vo
esti lo, que puede dar muy disti nto peso a los l l a mamren­
tos hechos por e l gobierno en nombre de la n u eva so­
ciedad. Segundo, el g rado de prepara c i ó n prev i a de los
activistas d e l n uevo esti l o con respecto a este p roblema :
poderlo atacar s i n i mp rovisaci ones, s i n pérdida d e tiem·
po, con i nstrumentos adecuados de propagand � ( u na pro­
paganda estúp ida puede perj u dicar por l a rgo trempo esta
situación) .
En C R EA no se reconoce una "condición o brera" in­
mutable, y organ izará una rotación en las tarea s que no
ate n i alej e definitivamente a nadie ? e l tr� bajo ma ��a � .
Pero esto es a med i a no plazo . En lo r n m ed 1ato , e s drfrcr l
que se tenga tiempo para pensar e n estos p roblemas
cuando toda l a atención estará dirigida a soc i a l i zar las
empresas grandes sin desquiciar l a p roducció n .
Este es t a l vez u n l ugar adecuado para observar q u e
ese posible y temido "desq u i c i o " d e l a producción, que
l leva por u n ti empo a l a escasez e incluso a l hambre -fá­
bricas cerradas , sabotajes, obreros ded icados a l a activi­
dad pol ítica , etcétera-, ese d esquici o , dec i m o s , no e s
tampoco e l fin del mundo. M uchos p a íses han sufrid o
desquicios peores -y e n nombre d e g u erras q u e en nada
i nteresaban a sus pueblos- con destrucción masiva d e
fábricas y vidas, s i n que su población s e h aya �eja ? o
. ���­
aplastar por e l lo . A l contrario, esa m i s n; a destruccron
ne a l menos l a ventaja de e l i m inar remoras y permrt r r
u n a reconstrucción a fondo. L a ú ltima g uerra m u nd ial t i e­
n e Dbundantes ejempl os de este fenómeno, que ya ha de­
jado de l lamarse " m i l agro" por lo repetido. ·
Este es u n nuevo l lamado de atención a l o s " revolu­
c ionarios" que siguen viendo todo a través del p risma de
la producci ó n . No p u eden postergarse lo� objetivos de
· tipo social con el arg u mento d e que producirá n escase�es ,
salvo en casos muY extremos. E s muchísimo lo qUe pod e233
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mos reducir n uestro n ivel de vida s i n l l egar aún a l os
sacrifi cios que costó, por ejemplo, nuestra g uerra de l a
i ndependencia y organ ización nacional .
En resumen, a corto p l azo, l a satisfacción e n e l tra­
bajo debe prove n i r principal mente de estímu los p o l íticos .
Esto no dura mucho, y antes de u n qui nquenio deben usarse
otros estírn u l os , de los cua l es uno i mportante es l a ro­
tación y la redistribución del tiempo trabajado.
Las horas no trabajada s pueden reu n i rse en un pe­
ríodo continuo l argo de vacacione s -disminu yendo el ocio
cotidiano y semanal dura nte el período de trabajo- d u­
rante las cuales puede prepararse todo para cambiar de
tarea o de l ugar de trabajo e l a ií o siguiente .
Esto , más l a comprens ión del papel socia l del trabajo
rea l izado , y el estím u lo a Jos senti m ientos sol idarios , pue­
de producir f a desal i enación deseada. Pero por suerte no
hace fal ta que tengamos hoy la receta comp l eta : en este
problema es mucho Jo que agregarán todos los trabaja­
do¡·es al participar en su d iscus i ó n .
1 8 . Participación. E l p r i n c i p a l objetivo a este respecto
es que la participac ión sea profunda, es decir, que cada
persona disponga de l os elementos informativos necesa­
rios para comprende r el problema, y que el debate previo
sea amplio y claro . Logrado esto, las característ icas for­
males de la participació n importan menos y serán deci­
d i das en cada caso, con participació n de Jos i nteresados .
D i c h o objetivo s i n embargo presenta d ificu ltades téc­
n icas a u n en condiciones idea l es , pues es típico de los
problemas de decisión el hecho de que no se d ispone de
plazo i nfin ito para tomar l a . Por l o tanto, esos debates am­
p l ios, esa i nformación d i sponi b l e -pero que l l eva tiempo
consu lta r- pueden ser i lusorios s i no se ha estudiado
el probl ema de l a decisión colectiva bajo urgencia. Se
trata de un metaproblema, cuya solución, aunque sea
aproxi mada y a mejorar gradual mente , es previa .
Este problema se p resenta m á s agudamente en l o s
tiempos d e transición, cuando l a información está poco
d isponib l e , la población está poco acostumbrad a a esta
actividad -sa l vo en aspectos formales como e l eg i r por
votación entre A y B- y l a urgencia y gravedad de las
decisiones es siemp.re grande.
U n a dosis de paternal ismo parece pues inevitab le a l
comienz o. S e trata d e que n o vaya más a l l á d e �o � ec �­
sario y , sobre todo, de que no perdure . Es aden� as IneVI­
tabl e que aun s i se organiza n asambl eas d � . fabri :,as Y
barrio desde e l com i enzo, l a voz de l o s m i l i ta nte ... d � l
movi miento político d efensor d e l nuevo es� i l o � enga mas
peso, por la autorid ad que les d a su expene nc 1 a Y sobre
todo el éxito en haber tomado el poder.
Todo i rá bien desde este punto de vista si e l Movi­
m i ento tiene fuerza suficien te para part i c i par en todas l � s
asambl eas popu l ares y "dar l a l ínea" d e manera convm­
cente . Eso no es necesar iamente así, y puede � produ­
c i rse numero sas desviac iones, cuyas consec uenciaS pue­
den resultar i mportantes .
Por último, está e l prob l e m a de l a partici pación e n
decis iones m u y técnicas. Es, otra vez, u n pro b l ema d e l
corto plazo. A l a larga, n o es q u e todos estarán en con­
d i ci ones de opi nar sobre cual q � i er co � a ; eso ya � o p;1e� e
ocurrir en una sociedad postmdustna l ; pero S I esLaran
capacitad os para reconocer sus propias l i mitaci ones téc­
n icas cuando se las demuest ra con arg u mentos fuertes , Y
para abstener se de opinar s i n senti rse frustrado s o domi­
nados. En el corto p l azo, l a s o l ución e s otra vez � at� rna­
l ista, basada en la confi anza y el respeto en el mov1 111 1ento
p o l ítico. De todos m odos, este patern a l ismo p� ede . s.e r
m u y l im itado, pues l a capacida d popu l a r de e m 1 t 1 r opmiO­
nes sensatas se subestima demasiado .
En las condicion es actuales de vi d a , · en q u e todo e l
mundo está sumergido constantem ente e n u n o céano .de
sugestion es y presiones para comprar esto y hacer J o otro,
·
ni los obreros ni los intelectuales y tecnócrata s puedtn
estar muy orgullosos de sus o p i n i ones. No vemos que l o s
técn i cos tengan mucho éxito c o n e l l a s , n i que compren­
dan que dentro de este sistem a social no pueden l le�¡a1·
a tenerlo.
En condiciones d if e rentes, cuando l os pro b l emas s e
s i e nten como propios y real es -no como preguntas en u n
concurso tel evisivo, o en un' examen por "mu l t i p l e choi­
ce"- parecería que el sentido común puede ser u n arn1a
nada despreciable frente a l a s d i ficulta des¡ rwe t18 pre ­
sentan en esa etapa.
234
�35
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U n esqu � ma � e participac ión en decis iones a p l icabl e
en m uc � as srtu � c � ones -no en tod&ls- e s e l siguiente
(como ejemp l o trprco tomemos una comun idad o barrio de
d ?� o tr� s r:n i l p ersona � , aunque estamos pensando tam­
b ren e n '!l strtucrone s mas específica s, como fáb ricas, par­
.
trdos
pol rticos, escuel a s , etcétera) :
a ) Hay u n organism o, loca l i zable por todos, donde se
l leva a cabo �1 p roceso. Es una i nstitución con muy esca­
so pe rso � a l frJO, l ugar para reun iones (en el futuro. acceso
por � r_ rcurto cerrado de TV) , banco de i nformaci ón o acce­
.
so �aprdo a uno, y un medio de difus ión, que según el ta­
mano de la comun idad puede ser desde una cartel era
g �a � de Y V! s i b l e hasta un transmisor de radio o un sistema
raprdo de r mp resión y d istribución . Esta i nstitución puede
l lamarse " gobierno ".
b ) Todo m i embro de la comunid ad tiene derecho a
p l a � tear p rob � emas de todo tipo. Para e l lo concurre a l
gob! erno Y deja expuesto e l p roblema e n " mesa d e entra­
das . ' donde se le ayuda a dar l e una forma clara y breve
, normas decididas p reviamen
s � gun
te por la m isma comu �
n r �ad para faci l itar l a tarea (y que pueden cambiar) ;
m etodo rud!. mentario : form u l arios. De i nmediato e l pro­
blema se drfunde por e l medio d ispon i b l e : si es el más
barato, se p one una copi a e n cartel era. S i el p roponente
lo d �sea, J � n �o con la exposición "depurada " puede di­
fundrr su orr g r na l , como garantía contra censura .
e) Otra copi a pasa de i nmedi ato a "masticación ".
Es .,...e es u n secretar rado d e unos seis m i e mbros rotativo s,
q�� s e renuevan .mensual mente por tercios y deben ser
r�� rdame�t� loca l rzables. Este comité hace la clasifica­
? ron p re l r � r nar de l p roblema y l e a s igna tentativa mente
r mportancr a, urgencia, campo y n ivel técnico
� i e l p ro b l ema es cal ificado como de , ;extrema ur­
gencra , ' � s te m i s �o cor:n ité toma una decis ión a l respecto
. .
Y �ace rnrcrar su ejecucro, n . S i m ul táneame nte d ifunde una
senaf de a l e rta entre todos los m ie mb ros y convoca a
los que correspo nda. S i e l probl ema es además i mpor­
tante, c onvoca a to � os a sesión permane nte , en l a cual
.
s � empreza
por e l eg r r u n com ité de emergen cia para que
srga tomando las decision es i n m ediatas y l uego se discu­
ten los cr,iterios a que debe ate nerse este com ité.
Para casos intermed ios de u rgencia e i mportancia, los
mecanismos son i ntermedios e ntre éste y el q u e sigue .
S i e l probl ema no es u rgente , e l secretariado s e l imita
a difundir sus conclus iones p re l i m i nares, p ropo n i e ndo un
p l azo pat·a el paso siguiente.
d) El probl ema pasa entonces a " asambl e a " : todo
m i em bro de l a comunidad puede opinar acerca d e todos
l os aspectos del p robl ema, y e n partic u l a r acerca de la
clas ificación p ropuesta por el s ecretariado, el p lazo dado
y la neces idad o no de hacer i nterVe n i r un com i t é espe­
cial izado; puede además sugerir soluciones. Se van crean­
do, con el tiempo, m étodos para que estas i nterven ciones
puedan ser b reves y accesibles.
A todas se l es da l a misma difusión, de modo que la
asamblea -sea que s e reúna físicamente, sea q u e cada
i ndividuo pase por la sede del g o bierno cuando le conviene
y exa m i ne la cartel era- está informada de todas las pro­
puestas.
Pasado e l p lazo, se vota s i se amp l ía . Si no, se vota
s i debe pasar a com i s ión téc n ica, y e n tal caso, a cuá l .
e ) Las comisiones técnicas s o n pocas y de n u merosos
m i e m bros. Al recibir un probl em a de la asamblea designan,
de su seno o no, u n grupo asesor "ad hoc", adecuado a
las características particul ares d e l caso. Este grupo asesor
anal iza el p roblema, requiriendo, si es necesario, i nforma­
ción extra hasta un costo y p l azo fijados por la asamblea
y la com isión técnica g rande. D iscute l as diversas so­
luciones pos i b l es y l a s presenta a la asamblea de manera
comprensible, enunciando además cuál es serían los cri­
terios más perti nentes para eva l uarlas y cómo se ordenan
según cada uno de e l l os por sepat·ado.
f) La asam blea cons idera este info r m e -reu n ida o a
través del medio de d ifusión- y agreg a otras posibles
soluciones o criterios de eva l uación. Luego adopta una
ponderación para cada criterio y los com bi na de esa ma­
nera para e l e g i r la solución más ventajosa desde todos
esos pu ntos de vista . Esto se hace por votaci ó n genera l
en u n p l azo dado.
g) Si la asamblea l o esti m a necesario -por ejemp l o ,
si l a votación no es m u y dec i siva -se requiere ampl i a­
ción de anál isis a las comisiones técn icas, autorizándolas
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·
237
EVALUACION
de a c t o s . n o rmas F-·��K""
y personas
I M PLEMENTA C I O N
Producto f i n a l
'
instrucciones
S E C R ETA R I ADO
C l a s i f i c a . Prop o n e
p l azos d e d i scusió n
DECISION
Prov i s o r i a o
f i n a l . Parc i a l
o compl eta
NO
Asigna rec u rsos
y plazo s a: C O M I S I O N tJ-TEC N I CA a m p l i a
a aum entar l os costos y plazos . Se fija u n plazo máxi mo
para tomar una deci s i ó n .
h) Una v e z tomada l a dec i s ión s e h a c e la eva l uación
del p roceso para ver si es necesario i ntroduci r modifica­
ciones al mecanismo, criticar el comportamiento de las
com isiones, agradecer a los m i embros que hayan hecho
sugerencias úti l es y a monestar a los q u e a j u i c i o de l a
gran mayoría hayan ocasionado pérdidas d e ti e m po inne­
cesarias.
En e l gráfico de pág. 238 damos un " d i agrama de flujo"
del proceso de participación e n una i nstitución c u a lquiera.
1 9. A utonomía nacional. La creatividad requ ie re nece­
sariam ente l a máxima a utonomía de pen s a m iento y cultura ,
y por l o tanto l a máxima i ndependencia p o l ítica , económica
y tecnocientífica que es posi b l e l ograr en un m undo tan
pequeño. Ya hemos d icho que esa autonomía n o es des­
preciable y que es además un objetivo estrechamente
l igado a los fines ú ltimos del estilo C R EA (véase 1 6) .
Si no h a y nuevas g uerras m u nd iales será re lativamente
fác i l conservar y aun aumentar l a soberanía territorial y
l a i ndependencia pol ítica . En l a actual i dad, las g randes
potencias con vocación de dom i n io m u n d ial parecen ser
cuatro : EE . U U ., U . R .S.S., China y Japón. M ientras s e equ i­
l i bren, hay cierta garantía de no i ntervención v i olenta .
Europa occidental y sus apéndices a n g l osajones actúan
además como eleme ntos esta b i l izadores, pero de todos
modos las fuentes potenciales de conf l i ctos son muchas
y comp lejas.
La infl uencia norteameri cana en América del Sur
perderá peso relativo, pues esta potenc i a está d e c l i nando
su l iderazgo m undial en todos l os terrenos , aunqu e eso no
sign ifica que no puede haber coletazos , actos irracionales ,
i ntervenciones anacró n i cas, dura nte muchos años todavía .
Otro factor de i nestabi l idad es l a aparic i ó n de Bra s i l como
seudopotencia con pretensiones de dom i n io region a l : tiene
cierta viab i l idad tipo fascismo, por basarse en una a l ianza
m i l itar-fi nanciera -aunque con capita l es extranjeros- y
es d i fíci l predecir su evol ución .
Pero eso m ismo obl iga a l a Argentina a b uscar s u
i ntegración máxima c o n l o s países cultu ral mente m á s afi­
nes, que puedan compartir el esti l o eleg i do : Uruguay, Chi l e
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y tal vez Paraguay ( hay casi tantos paraguayos en Buenos
Ai res como en Asunción) , y a esti m u l a r u n bloque " incai­
co", o incluso u n i rse a é l .
Las i n i ci ativas de i ntegración l atinoamericanas sería n
descartadas. Desde n uestro punto de vi sta , e s o exig i ría
como paso p revio -impos i b l e de dar en la p rácti ca- f a
formulación d e un esti l o o Proyecto comú n . S i n é l , s e está
aceptando i m p l ícitam ente el desarro l l ismo, que sólo puede
favorecer a las g randes corporaciones, ú n i cas capaces de
aprovechar las economías de escala pos i b les en u n merca­
do ampl iado " por arri ba". En las condici ones actuales, l a
i ntegración es la pérdida definitiva de l a i ndependencia .
Como s iempre , e l acto más p e l i g roso e s la nacionali­
zación de las emp resas extranjeras. Esta debe ser total e
i n mediata, pues es absurdo l anzar un Proyecto Nacional
algo distinto del esti lo actual sin tener p leno poder nacional
de decisión sobre las actividades económicas.
La compensación por estas expropiaciones debe hacer­
se sobre l a base d e una estimación total de las i nversiones
físicas y las remesas de beneficios a l o largo d e toda l a
h i storia d e cada empresa, lo cual significa cas i siempre no
compensar.
¿ Me recería e l est i l o C R EA una i ntervención de l os
marines? Depende más que nada de l a forma como se to­
mara e l poder. De todos modos lo creemos poco p robable.
La autonomía económica es fáci l de lograr e n l a Ar­
gentina; mucho más que en otros países sudamericanos,
gracias a sus recursos humanos y de capital i nsta lado.
Al i mentación, vestuario, vivienda, educación y salud son
necesidades que pueden satisfacerse en g rado más que
aceptable para toda l a población , con i mportaciones i n­
significa ntes , en cuanto se ¡·enuncia a l consumo suntuario.
Incluso puede proseg u i r la producción d e muchos b i enes
durables, aunque con algunas medidas p revias de reorga­
n ización (ejemplo típico , la i nd ustria el ectrónica) .
Basta ponerse como ejercicio l a h i pótesi s de que e l
resto del mundo se vea envuelto en u n a guerra q u e nos
a ís l e comerc i a l m ente, para l legar a la conclusión de que
podemos segu i r adelante sin ajustarnos demasiado e l cin­
turón.
Eso no sign ifica que deba b uscarse la autonomía eco-
nómica tota l . El comercio i nternacional puede fac i l itamos
mucho l as cosas . Pero no dependeremos d e é l .
E n e l campo tecnocientífico es donde l a autono m ía re­
sulta más d ifíci l de lograr e i nc l uso de compren d e r . Nos
referimos a lo d icho a este respecto en el cap. 1 1 y en [8] ,
y a recalcar que el esti lo C R EA p romete p roduci r i nnova­
ciones en ciencia pura y apl icada que n o serán s i empre
aceptadas por los demás países. E l l o puede suced e r por­
que sus resultados serán respuesta a prob l emas n u e stros ,
val orados con n uestros p ropios criterios d e i mporta n c i a , es
decir, con autonomía cultura l .
2 0 . Propiedad personal. N o se adm ite la p ropiedad
p rivada de los medios de producción, pero sí la de úti les
y herra m i entas para toda forma de oci o creativo, que
puede incl u i r parte de " p rod ucción casera " . H emos d i cho,
s i n e m bargo, que los empresarios pequ eños perdurarán
tal vez una década, dada la difi c u l tad de o rganizar s u reem­
p lazo por otras formas p roductivas . Se s upone q u e esta
excepción tendrá poca i m portancia porque sus actividades
estarán controladas en cuanto a decisiones y uti l i d ades, y
no habrá libertad automática para i nstalar n u evas e mp resas
de este tipo.
Esto val e también e n el medio rura l , d onde la R eforma
Agraria debe comenzar por la colonizaci ó n de latifundios .
Pero a l l í, l o s beneficios socia l es q u e e l l a puede ofrecer
al pequeño agricultor -y a su fam i l ia- son tanto s , que
no es difíci l su i ncorporación vol u ntaria y rápida al pro­
ceso , lo que i m pl i cará m ayor costo en organizadores.
D icha R eforma Agraria rechazará la p ropiedad p rivada
de l a tierra, pero postergará las discusiones formales sobre
el tem a lo más pos i b l e , dedicándose en cambio a o rgani­
zar el trabajo e n com ú n , la cogestión com p l eta, l a distri­
bución igual itaria de los ingresos -ig u a l ando el capital
inicial de los compañeros de asentamiento mediante sub­
sidios no l íq u idos-, la lealtad al Proyecto Nacional y
sobre todo l a vida comunal en todos sus aspectos sociales
i ntegradores y no competitivos.
Se perm iti rá l a posesión personal de b ienes d u rables,
aunque es probable que este problema se d esplace al lllJ­
cleo social básico. Por ejemplo, l a propiedad de l a vivienda
por el núcleo que la habita puede l l egar a ten@r c i e rta i m-
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portancia polémica. Son temas que es preferible no decidir
de antemano s i no l levar a d iscusión participante .
2 1 . Política regional. G rado apreciable de plan ificación
regional desde e l comi enzo, basado en estudios hechos an­
tes de la toma del poder. Aquí parece necesaria una dosi s
de patern a l ismo d i ri g i sta, pues e l tema es d e d ifíci l dis­
c � sión popu lar, dados l os natura les i ntereses local istas que
sol � pueden superarse con una visión profunda del Proyecto
Nac IOn � l . Como l as medidas urgentes de reorganización
.
.
J nstJtuci On a l y Reforma Agraria requieren una pol ítica re­
g ional previa , no es pos i b l e esperar su a n á l i s i s parti ci pante
a fondo.
Esa participación va aumentando ráp idamente y condu­
ce a un federal ismo a uténtico . Se esti m u l a mucho a las
c? m�nidades rura l e s y se frena todo desarro l l o de mega­
lopo l l s . Esas comun idades son l os núcleos básicos de l a
sociedad campesina y deben encararse desde e l com ienzo
como u na revol ución en e l esti l o de vida rura l . La conexión
con la vida u rbana no se buscará sólo a través del trans­
porte físico s i no, sobre todo, de la atención de ciertas
n e ? esi ? ? des � � c i a l es gruesas, como educación, s a l ud , par­
.
tJcJpaciOn pol 1t1ca. Los s i stemas i nstitucionales que atien­
den estas necesidades deberán organ izarse con descentra­
l ización jerarqu izada, equ ipos móvi l es y otros medios a
estudiar .
N o � e fomenta espec i a lm ente l a d ivisión del trabajo
entre reg iOnes, salvo por motivos geográficos contundentes,
en los casos ya bien conocidos.
N o se deja n i nguna zona i m portante "en reserva " '· n i
siquiera l a Antártida.
22. Libertad para cambiar de estilo. Amp l i a , dada l a
.
1 m a � en d e l m undo descripta en 1 6 . S e esti m u l a e l espíritu
,
CritiCO.
Este problema, por supuesto, ni se menciona durante
la primera década. A partir de entonces se revisa, actual iza
Y reforma e l Proyecto Nacional cada ci nco años -siempre
con un horizonte de 30 a ños más- con participación pro­
funda.
Se procurará que los recursos finales -exi stentes
a l l l egar al horizonte- sean suficientes para continuar
con el mismo esti l o otros 30 años.
2 3 . Resolución de conflictos sociales. El cuerpo ju­
rídico se va formando con normas dictadas con p a rticipa­
ción general d i recta. A l com i e nzo esas n ormas pueden
ser no escritas sino basarse en la i nterpretación d e l espí­
ritu general del esti l o por tribunales popul ares . Se rechaza
todo autoritarismo.
H abrá a lgunas excepciones i n icialmente, como l as ga­
rantías dadas a los empresarios pequeños para estimular
su producción , que deben ser c laras y expl ícitas .
Los confl i ctos generados por imperfecciones d e l nuevo
s i stem a , o por aspiraciones superiores a las metas del
Proyecto por parte de a lgunos g ru pos de trabajadores, de­
ben ser resueltas desde l a base , a través del movi m iento
pol ítico que i ntrodujo e l nuevo esti lo. S u arma pri ncipal
es l a comprensión del P royecto.
Sólo pueden produ c i rse confl ictos soc i a l es importantes
si ese Mov i m iento comete errores garrafal es o traiciona
e l espíritu del est i l o , formando un nuevo g rupo o c l ase do­
m i n ante . En a mbos casos , · la ú n i ca solu c i ó n es e l d erroca­
m i e nto de ese nuevo poder, probablemente por l a fuerza .
Se está suponiendo, evidentemente, q u e los g r u pos an­
tes dominantes han perdido casi todo su poder, y que e l
transcurso d e l tiempo completará esa pérdida, d ado el
éxito proba b l e del est i l o y su énfasis por lograr c o mpren­
sión y partic ipación genera l . I ntentos de retomar e l poder
conducen, por supuesto, a pruebas de f uerza. Confl ictos
menores promovidos por esos g ru pos son tratados por tri­
bunales pop u l ares .
En e l orden individual , se define el crimen c ontra l a
sol idari.dad soc i a l -maltrato a l públ ico o a máq u i nas, i n­
terferencias e n e l funcionamie nto de i nstituciones, desde
sabotaje hasta neg l igencias inexpl icables- castigado más
con la desaprobación g eneral y l ocal q u e con s entencias
de tri bunales.
Para los casos más graves se organizarán brigadas de
trabajo y reeducación, que reem p lazarán por comp leto a l a s
prisiones, y estarán controladas p o r asi stentes sociales.
24. Población. N o habrá control de n ata l idad . La Ar­
gentina es u n país poco poblado, que i n c l uso arriesga ver
i nvad ida parte de su territorio por vecinos con pretensiones
i mperiales y exceso de población real o aparente .
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No se esperan cambios i mportantes en la estructura
P? r edad hasta fin de � i g l o , n i se los busca. Se p resta
, atenc10n
sm emba rgo mas
a la morta l idad i nfanti l que a la
sen i l .
No hay problemas étnicos o l i ngüísticos. N o se busca
e� � ecia lmente la d ive �s idad cu ltural -en sentido antropo­
log¡co- dentro d e l pa1s, pero si aparece espontáneamente
se la apoya con moderación. Parece más p robab l e y de­
s � able, _la a s i m i lación cu ltura l de los pocos grupo � b i l i n­
gues ex1 stentes hoy.
No � e fomenta l a i n m igrac i ó n . Se la acepta en peque­
nas cantidades y con c riterios muy selectivos de afi n i dad
con el Proyecto Nacional .
�a R eforma Agrar i a detiene l a m i gración rura l -urbana.
.
D1sm muye la movi l idad reg ional permanente, pero aumentan
los contactos i nterregiona l es por visitas frecuentes en
vacaciones.
No hay problemas de movi l i dad soc i a l pues van desa­
pareciendo las d i ferencias entre los grupos.
. �5 . Estructura institucional. Aparecerán muchas inst � t� clones nuevas de n ive l 1 , sobre todo l i gadas a ac­
tiVIda ? es de participación y de ocio creativo , muy mal
atend1das en la actual idad .
o
. La � .vedad mayor, de todos modos, será e l núcleo
soc1a l bas!co multifa m i l i a r descripto en 8 .
. f!'- n ivel 3 l os partidos pol íticos se convertirán en institUCiones para p romover redefin i c i ones del esti l o 0 su
tran sformac �ón total . � l los y las asambleas de partic i pación
_ e l nac10n a l seran los focos i nstitucionales a n ivel
� nlv
, _
1 deolog1co
aunque, por supuesto, no serán los únicos l u­
gares donde estos temas se d iscuta n : escuelas ' núcleos
básicos, etcétera.
E l movi m iento p o l ítico i nsta u rador del esti l o tiene ade,
, durante la p r i me ra década por lo menos, las tareas
';J�S,
t1p1cas del gobi erno ejecutivo. Sobre su o rgan ización no
hablaremos en este volumen.
�a reorgani �ación más u rgente es a n ivel 2 , que debe
funciOnar � on c 1 e_rta efici encia ya d u rante todo el período
_
de transición � p n m e r qumquenio)
y es el que sufre Jos
n:ayores camb1os en cuanto a los criterios a a p l icar y ac­
titudes de su persona l . Sus p rincipa les funciones son :
_
-Coord i nación de la producción: aseg urar q u e cada
unidad p roductiva reciba a tiempo l os insumas, e l
persona l y l os equipos necesarios, y su producción
se ret i re a tiempo y se d i stri buya adecuadamente.
Este flujo de m ateriales y personas debe organi­
zarse de manera mucho más efic iente que por el
s i stema actua l de contratac ión en el mercado. In­
c l uye la centra l i zación de l a s compras y ventas en el
exterior, prob l e m a muy complejo a l com ienzo por las
especificaciones aparentemente m uy críticas de las
i m portaciones de cada empresa. Esta coor d i nación
pueda i ntroduc i rse paso a paso (por ej e m p l o , por
sector de origen ) .
-Coord inación d e servicios sociales y cultura l es : edu­
cación, salud, partici pac-i ó n , recreación, etcétera,
son atendidos por i nstituciones de n ive l 1 que
pueden d i s m i nu i r enormemente sus costos si coor­
d i nan e l uso de locales, e q u i pos y p e rsonal auxi liar.
El aprovechamiento de vacaciones j uven i le s para le­
vantar censos, cartas geo l óg icas, etcétera, requiere
también una coord inación especia l .
-Asesoramiento a todo t i p o d e i n stitucio n e s : in­
formación específica, criterios de raciona l i zación
entrenamiento de persona l , normas para manten i­
m iento de maq u i narias, desarro l l o de innovaciones.
-Eva l uación y control de cal idad, productividad, capa­
c i dad ociosa, condiciones de trabajo, distri bución
efectiva de los b i enes f i n a l es, etcétera .
-Asistencia soc i a l : expertos en rel a c i ones sor;iales,
psicología y educación para i nteg rar y reeducar a l
persona l de otras i nstituciones -i n c l uso los n úcleos
soc i a l es básicos rurales y urbanos- y difundir los
objetivos y métodos del esti lo.
-Plan ificación de corto p l azo.
-Reg u l ac i ó n : normas de p roducción, de todo t i po.
-Información básica para las m ismas i nstitu c io nes de
n ivel 2 y 3. Ya hemos d icho que sólo el m anejo
efic iente de esta información puede garantizar e l
éxito d e u n esti l o plan ificado. Así l a conta b i l idad
de cada empresa ·-en términos reales: recursos
usados y bienes produci dos- debe ser accesible
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rápidamente a las i nstituciones de p lanificación y
coord inación, cosa i mpos i b l e s i n un buen sistema
de p rocesam iento de datos .
Pero este P royecto Nacional cuenta con algunas venta­
jas para hacerlo bien. El l evantamiento verídico de datos
en la fuente es garantizado por l a partic i pación del per­
sonal de cada i nstitución y l a vig i lancia d e l movi m iento po­
l ítico. Puede i nstaurarse fác i l mente la identificación única
para cada persona y uni dad p roductiva , en todas sus ac­
tividades.
El sistema bancario se convertirá -como hemos di­
cho- en una ú n i ca institución de contabi l idad donde se
reg istra d ía a d ía la producción e insumas de cada fábrica
o asentamiento agrario , de cada escu e l a y hospita l , y
se compara periódicamente con las cantidades indicadas
por el p l a n de corto p l azo. El costo de este sistema no
tiene por qué ser mayor que el del sistema bancario
'
actual .
G ran parte del costo actu a l de las transacciones está
destinado a d a r garantías contra fraudes y robos , y contra
el fracaso de las empresas que p iden créditos . Todo este
inmenso peso muerto puede desaparecer , ya que el país
como un todo puede soportar pequeñas fl uctuaciones y
e rrores mucho mejor que una empresa o un banco a i s lados.
E l control puede entonces hacerse "a posteriori " s i n gra­
ves inconvenientes .
En un mercado p l an ificado, además, las empresas y
las personas pueden tener p roveedores permanentes, que
conocen sus necesidades normal es , sin correr por e l lo el
riesgo de abusos monopól i cos, ya que i nterviene s i empre
a l guna institución coord i nadora . Y por su puesto , la viabi­
l idad fís ica del esti l o asegura el equi l i brio entre las de­
mandas conjuntas y la oferta producida, o i m portada a
tiempo.
Las características i nternas de las i nstituciones son
c laras: para su funcionam iento eficaz no se pone el én­
fasi s en e l equipamiento técnico -con l a única excepción
de l a i nformación mecanizada- sino en l a reorganización
de sus tareas y la desal i enación de su personal . Ya nos
hemos referido al p robl ema de la reeducación de cuadros
(ver 1 3) . Se busca la flex i b i l idad y adaptac ión a nuevos
requer i miento s y se persigu e l a burocratizació n, � o r _me � i o
de campa ñas pol iticoed ucativa s , c o n el apoyo d e mstltU CIO­
nes especi a l es de asistenc ia socia l .
E n l os años d e transi ción s e contro l a much o l a ve � a­
l idad, la i rrespo nsa b i l idad y por supu_e sto el s abota¡ e :
s o n crímen es contra l a solidar idad socw l .
.
Es crucial para esto el problem a de las rem uneraci O­
nes , por sus efectos sobre l a p roductiv id �.d , y � s � uy
difíc i l de resolve r. M u chas de las críticas practic as a l
socia l ismo s e basan e n que s i n e l a l ic iente . d e ganar
d i nero, l a gente educad a en el siste m a · ante �� o r ,no se
esfuerz a por trabaja r b i e n . El visible uso de est1mu los
materi ales" en mucho s países social istas va en .a � oyo de
esta tes is. En a l gunos sector es, como l a med 1 C 1 � a, los
mi smos usuari os prefi eren tener l ibertad d e paga � ll} as, con
ta l de asegu rarse los servic ios de ci ertos espec 1 a l 1 stas de
su confian za .
· Puede recom pensa rse unifo rmem ente a tod o s , d esd e
de
un tr bajado r no cal i ficado hasta un ci rujano o aboga do
habi 1 idad excepc ional ?
A l a rgo p l azo esto es muy p robab l e , p � es e l a � mento
grande del número de p rofesi o n a l es del m a_s � l to ll iVe l , l a
dismi nución d e l as d i ferenci as de conoc1 m1ento s � ntre
e l los, sus auxi l iares y el púb l i co en genera l , el trab �¡o �n
equipo y el acceso fác i l a la i nforma? ión Y_ a la expen enc1 a
_
d e l os demás , harán q u e nad 1 e s e s1enta meem pl azable Y
no p ueda entonc es preten der privi l egios ( esto no e s verdad
para l os "genio s", pero éstos j u stame nte no _se p reocup an
mucho por l os estímü los materi ales: son mcap aces de
trabajar a desgano).
Los tipos conocid os de recomp ensas o estím u l os son
muchos :
-Sueldo .
-Premios especi a l es.
-Goce de autoridad .
-Prest ig i o dentro o fuera de la i nstituci ón.
-Segur idad de diversos tipos (ver 6) .
,
-Apro bación de los compañ eros : camara den a , esp íritu de cuerpo, respeto.
-Mística l ea ltad El l Proyecto Nacion a l .
-Aproba � ión por e l prop io núcleo básico y otr� s.
�
247
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--Temor a sanciones y castigos.
-Facil idad para ensayar las i n i ci ativas creativas.
-Satisfacción con e l trabajo rea l izado.
-Temor a ser ¡·eemplazado.
De éstos , aprobación y prestig i o son l as principales
compensaciones que pueden ofrecerse a q u ienes desempe­
ñan tareas de i mportancia espec i a l cuando no exi ste el
estímulo monetario ni es fác i l reemp lazarlos . Los partida­
rios entus iastas del Proyecto no necesitan compensaciones.
De todos modos parece evidente que durante una ge­
neración por l o menos, habrá confl icto entre e l objetivo
de igualar el nivel material de vida de toda la pobl ación y
los senti m ientos de quienes creen que su trabajo va­
le más . Estos conflictos deberán ser atend idos prác­
tica y teóricamente por las instituciones de asistencia
soci a l .
Viabilidad física. Como confi rman l os experimentos
numéricos , los dos recursos más escasos para la viab i l i­
dad de este esti lo son :
Personal apto para tareas de reorganización y reedu­
cación en el nuevo esti l o .
Sistemas de procesamiento y releva m i e nto d e datos .
N inguno de el los es d if íc i l d e consegu i r, en pri ncipio,
pero ambos requi eren decisiones y gestación previos a l a
toma d e l poder.
CAPíTULO VI
los recu rsos d isponibles
Si en vez d e 100tificos y 1000itares
tuviéramos 1000tíficos y 1 00itares . . .
M i amigo el Eric
1'
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l . Sign ificado d e l cálcu l o de viabilidad
'1
r·
.
Se trata ahora de averiguar si un e sti l o �-defi nido
a través de las 25 d i m ensiones que hemos propuesto, u
otras más adecuadas- es rea l izable. Hemos divid ido ese
problema en tre s : v i a b i l i dad fís i ca , soci a l y pol íti c a . Son
i nterdependi entes, pero tienen suficientes d i feren c i a s como
para que convenga , en una pri mera aproxi m ación, anal izar­
l as por separado.
La viab i l idad física anal iza l a s dificultades que nos i m­
pone l a natu ral eza del mundo fís ico y b i o l ógico. S i un es­
t i l o es físicamente i nvia b l e , es i núti l seg u i rl o propon iendo :
sus objetivos no se p ueden l o g rar -en los p l azos da­
dos- aunq ue toda la pob l ación olvide sus conf l i ctos y
ponga todos sus esfuerzos en esa tarea .
Acl a remos que esta afirmaci ó n -com o todas l as que
hagamos- sólo tiene significado estadístico. S i e mpre es
pos i b l e imaginar cond i c iones externas no contro l a bl es que
resuelvan l as d ificultades norma l mente i nsolu b l e s : puede
aparecer un fabu l oso i nvento i nesperado , una guerra mun­
d i a l puede converti rnos en árbitros del comerc i o i nterna­
ciona l ; los marc ianos p ueden ven i r a ayudarnos. Esta actitud
no es absurda en un jefe de fam i l i a que compra u n b i l lete
de l otería para salvar sus esperanzas , p e ro s ó l o porque
e l p recio del b i l lete es muy barato fren te a lo q u e está
en juego. La p robabi l idad de rom per la pared ele u n a cárcel
a cabezazos no es cero, pero ese métod o no es racional
porque el amor a la propia cabeza no es m ucho m enor que
e l amor a la l i bertad . Arriesgar a un país en un Proyecto
condenado estadísticamente al fracaso se parece m á s bien
a l a segunda s ituación . Veremos más adelante cómo se
puede hacer este cál c u l o de ganancias y pérd i d as alea­
torias.
Cuando no hay v i a b i l idad fís i ca, pues, corresponde ser
más modesto en los objetivos -por eje m p l o , alarg ando los
p l azos para cump l i rl os o bajando algo sus nive l es-. S i
l os cambios n o son " g randes " , podemos decir q u e s.e trata
251
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de una variante del mismo esti lo, pero hay cambios que
s i gn ifican pasar a u n est i l o d iferente.
E� te pro b l ema es de i m portancia p o l ítica -inc l uye ,
po; ejemplo, e l derecho que tienen ciertos partidos 0
pa1ses a autodenomi narse "social istas "- y nos i nteresa
m uch ? en este capítu l o por el sigui ente motivo . Las
.
C 1enc1as Socia l es no son exacta s . No sólo porque no se
conocen sus l eyes y hay a l gu nas varia b l es i mportantes
que n o se control a n , s i no porque hay m uchas variables
.
P ? co. I mp ortantes que no se toman en cuenta , que a veces
n 1 SiqUiera se perc i ben -" variabl es ocultas"- y que
.
t1enen un efecto acu m u l ado que podríamos l lamar " ru ido
de fondo", a veces tan grande que deforma tota l m ente l os
r.e � u ltados p revistos. U n esti lo, entonces, no se debe de­
fi n i r con gran precisión; aunque pudiera hacerse , no va l e
l a pena porque e s impos i b l e c u m p l i r l o a l pie d e l a l etra .
lnclus ? . sería impos i b l e verificar s i se ha cump l i do -por
las ? 1f1 ? u l tades de medici ón-, aun si tal m i l agro se
consigUiera .
Esto e s más cierto cuanto más nos a l ejamos d e l pre­
se � te . L_? s probables res u ltados de n uestras acciones a
tremta ano s de p l azo son poco previ s i bles (a pesar de l o
.
cual perm1ten tomar decis iones fundamenta l es). Incluso
cuando tenemos m uy c l a ramente defin ido un objetivo -co­
mo l a vivienda perfecta- no somos capaces de establecer
gr�n d iferencia entre a l canzarlo dentro de 30 años o de 25.
As1 como en e l comercio se a p l i ca una tasa de descuento
a toda promesa para e l futuro, l a mente h umana d i s m i n uye
l a . i mportancia de los deta l les para sucesos y objetivos
l ejanos en el tiempo.
En resumen, cuando hablamos de un esti lo, entonces,
n ? debemos p � nsar en una propuesta precisa y rígida ,
smo en e l conjunto de todas l a s variantes que no tra i­
cionan el " espíritu" de ese esti l o .
Como esto es cuestión de defi n ición, no i ntroduce di.
ficultades concep�u a l e s : � i una variante d e l esti l o X parece
a a l gunos demas1ado a l ejada de ese espíritu, se la toma
como otro esti l o : N eo-X, o Seudo-X o Z ; y los que lo de­
seen pueden considerar a ambos como s i m i l a res o equ iva­
lentes o distintos.
Otra cosa es, por' s upuesto , cuando e l nombre de un
est i l o es por s í solo u n capital p o l ítico , p e ro de eso no
nos ocupare mos en este capítul o .
Analog amente , cada estrate g i a o pol ít i ca econom íco­
socia l , que se ensaye para ver si permi te alcanza r los
objetivos del esti lo, debe ser cons iderada e n conju nto con
sus modifi cacion es menores ; l os resulta dos que p roduce
no son únicos , s i no toda u na gama de posi b i l idades d ebida
a l os ruidos de fondo y a diversa s a lternat ivas probab les
de l a s variab les " exógen as" no contro l a b l es -com o el
cl i m a , los precios externo s , las noveda des tecno l ógicas ,
etcétera.
Conse cuente mente , nuestr o criteri o de viabi l idad tiene
que ser tambié n flexi b l e , cual itativo . Desca rtarem os to­
tal mente un est i l o X s ó l o cuando n inguna d e sus variantes
sea a l canza b l e media nte ningún proba b l e resulta do de
n i nguna estrateg i a .
U n gráfico puede a c larar l o que está e n juego:
----- ---� �(1--f ----- - r - - - - -,
'
--
-:
....,.--
.-:.--(§)
1
- - - - - - - -r---- - -i- - - ·- - - - - - - - - - - - -·
1
1 : '1
1 '"
1
- - - - - - - � + - -1 , - -j - ·· - -- - � - - - -· -
1
1
\
J
1
L..._ �'":,. - .....L
Espacio de
estrategias
/ .
�¿0)
�
ESTILO ¡>,
��....:--..o
----�
��
_,_,-
Mocklu
El conjunt o de la derecha es el res um en de las 25
necesid ades a lo l argo de l os 30 años: cada uno d e sus
puntos debe interpretarse como l a desc r i pción exacta de
lo que ocurre en ese l a pso con todas l a s necesi d ades,
sea en la rea l idad futura, sea en nuestra s predi c ci ones
bajo ciertas h i pótesi s , sea en nuestro s deseos . Cuando es
esto ú ltimo, cada punto represe nta una variante exacta do
un esti l o . Cada estilo y sus variant es aparec e e ntonce s
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como un subconj unto de este " espacio de futuros", y he­
mos di bujado dos: A y B .
A l a izq u i e rda está e l " espacio de estrategias " : cada
punto debe i nterpretarse como una descripción comp l eta
de una pol ítica econom icosocial a l o l a rgo de 30 años. Cada
estrateg ia con sus modificaciones menores es entonces
u n subconjunto de ese espacio, y hemos dibujado tre s : E1 ,
E2 y E3.
E l efecto de cada estrateg i a se reve l a en l a h i storia
futura. Si todo fuera exacto , a cada punto del espacio
de estrategias correspondería un p unto del espacio de fu­
turos. Pero por todo l o que hemos dicho, este resultado
no es ú n i c o : hay muchas pos i b i l idades, dadas por
las variables exógenas, l as var i a b l es ocul tas y la in­
defin i ? ión de la estrategia . A éstas se suma además que,
aun S I todo eso fuera exactamente conocido, no tenemos
una bola de crista l que nos prediga el futuro, s i no que de­
bemos calcularlo de a l g u n a manera. Por eso aparece esa
caja i ntermed ia l l amada Model o , que representa el método
de cálculo de los resu ltados de cada estrategia, y que
i ntroduce una i m precisión más.
En resumen, a cada estrategia -ampl iada con sus mo­
d ificaciones no esenci a les- corresponde un conj unto de
pos i b l es futuros , de los que sól o se toman en cuenta los
que tienen una p robabi l i dad no muy desp reci a b l e . Si l a
estrateg i a se l l amaba Ei . a s u s pos i bl es resul tados los l l a­
mamos REi . El g ráfico nos dice que el esti l o A es viabl e ,
porque con l a estrategia E 2 -cu a l q u i e ra que sea su resul­
tado exacto entre los probables- se a lcanzan l os objetivos
de A en a l guna de sus vari ante s .
El est i l o B es de v i a b i l idad d udosa . Es pos i b l e , pero ·
no seguro, que l a estrateg i a E3 l o rea l i ce ; no podemos
saber l o sin m ejorar el modelo y la i nformación . De este
cálculo podemos sacar s i n embargo muchas enseñanzas
úti l e s : cuáles son l as condiciones favo rabl e s y l as desfavo­
rables ; qué factores ponen en p e l i g ro l a viab i l idad; y s i
e l l os no parecen m u y costosos de control a r , podemos adop­
tar el esti l o tomando las medidas necesarias para que
su i nfluencia sea neutral izada (si es muy costoso hacer l o ,
no s i rve, p u e s i mpediría cumpl i r otras m etas) .
Este m étodo parece razonabl e en e l pape l . Lo que
·
parece utóp ico es que todos estos cálculos puedan h acer­
se para todas las variantes del es ti lo y todas las estrate­
gias, cuando será dudoso para m uchos que puedan h acer·
se siqu iera para una s o l a .
��� í i nterviene e l método de trabajo. Antes de l a
a � anc1on de las computadoras, este plan habría s i do ri­
diculo. H oy es facti b l e --aunque hasta ahora haya sido
h � cho muy pocas veces- integrar en un prog rama de
cal c u l o todas las metas con sus requisitos y efectos, y
_ que l a máquina compute e l resu ltado (de todos mo­
deJar
dos, no se prueban todas las variantes s i no un n úmero
suficiente para dar confianza en las conc l usione s '· ver
nota 2 del capítul o 1 ) .
Pa �a eso es necesario hacer una i n versión p revia :
constru i r ese p rograma de cálcu l o i ncl uyendo todos los
factores y re laciones que se consideran i m p o rtantes . Este
es un trabajo l aborioso y nada trivia l , pero sabem o s por
experiencia que puede s e r l levado a cabo en plazos razo­
nables. En e l capítu lo XIV se darán más deta l l es a l res­
pecto .
Lo bueno es que , una vez constru ido e l program a de
cálcu l o , el anál i s i s de cada variante sólo requiere c a mbiar
los datos, y puede entonces repeti rse p a ra much a s , con
poco costo marg i na l , en recursos y tiempo.
..: .�:
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2. Métodos de producción'
Para produ c i r cada b i e n o servic i o requerido por l as me­
tas, hacen fal ta d i stintas c l ases y cantidades de recursos
-:-hombres, máqui nas, m aterias p r i m as-, pero no s u e l tos ,
smo o rganizados por u n método de producción o tecnolo­
gía. U n m étodo descri b e el funciona m i ento de u n pro­
ceso p roductivo rea l . Es un paquete de recursos -tantos
hombres de tales habil idades, tantas máq u inas de tales ti·
pos, ciertos i nsumas, etcétera-, más un manual de ins­
trucciones de operac i ó n . Es un sistem a dinámi c o , con
su e ntrada, su se.l lda y sus com ponentes relacionadas de
cierta manera.
Casi siemp re puede funcionar en d i stintas escalas,
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manten iendo aprox i m adamente su estructu ra y las propor­
c iones de los recu rsos , pero nada obsta para que a d i s­
tintos tamaños del m ismo paquete les pongamos nombres
d i sti ntos, y así podemos pensar que cada método tiene
un tamaño norm a l , correspond iente a cierto volumen de
producción por u n i dad de tiempo.
. Una fábrica o unidad p roductiva que usa un cierto mé­
todo puede entonces aumentar su producción i n stalando
un paquete mayor o varios paquetes j u ntos -muchos te­
l a res en una fábrica text i l� o haciéndolos trabajar más
horas por año, o aumentando su p roducción por hora . Cada
fábrica tiene entonces un tamaño medido por l a parte de
l a p roducción total que l e corresponde. Una tarea estadís­
tica elemental prevía a todo cambio de esti lo es conocer
íntimamente l a " p i rámide de tamaños" o sea la l i sta de
fábricas de un sector ordenadas de mayor a menor. Las
más g randes req u i e ren atención i ndividu a l . Las menores
pueden ser tratadas en bloque s i n m ucho error.
Hay diferencias fundamentales entre estas maneras de
aumentar l a esca l a : s i u n país puede fabrica r una máq u i n a
de cierto tamaño, puede seguramente fab r i car cien i guales
a e l la , pero no s iempre puede fabrica r una cien veces ma­
yor. Es relativamente fác i l aumenta r el tiempo trabajado,
hasta cierto l ím ite . Es más d ifíc i l mejorar la p roductividad,
pero eso puede ren d i r m ucho.
En genera l , e l método no es ú n ico para cada p roducto,
Y l a e lección e ntre las d isti ntas pos i b i l idades constituye
la estrategia tecnológica del esti l o .
En algunos casos -como en educac i ó n-, el m étodo
ya está especificado en las meta s , porque puede i nflu i r
mucho sobre l a cal idad y contenido d e l servicio. Pero
en general la defin ición de cada m eta dej a bastante flexi­
b i l idad. Vestuario y calzado son ejemplos típicos por l a
variedad d e materiales y técnicas que admite n . Lo m ismo
pasa con l a mayoría de los bi enes básicos.
Los p roductos más n uevos, recién i nventados , tienen
poca flexibi l idad de p roducci ó n : hay en genera l u n a sola
� anera de hacerlos, con variantes menores. Con el tiempo ,
S I e l p roducto perd u ra , apa recen n-uevos y m ejores m étodos
(otro motivo por el que un país s i n muchos recursos no
debería apresura rse a i ntroducir novedades) .
C l ásicamente, los d i sti ntos m étodos que s i rven para
produ � i r un m ismo bien o serv i c i o se comparan en pri­
m e r termi n o por sus requeri m ientos de m a q u inarias y mano
de obra. Se h a b l a así de métodos " inten si vos en t rabajo"
versus métodos " intensivos en capita l " , con sus casos ex­
tremos: la producción a rtesanal por un lado y l a a utoma­
ción por el otro.
Esta d isti nción es m uy i mportante cu<mdo la d i f i cultad
de conseg u i r a m bos tipos de recursos es muy d istinta .
En u n país subdesarro l l ado típico, con desempleo , d éficit
de comercio exterior e i ncapaci dad de fab r i car m á q u inas,
parece natural a prim e ra vista h u i r de los métodos i nten­
s ivos en capita l , pues aumentan el desempleo y l as i m­
portaciones.
Afi rmaci on es parc i ales com o ésta deben ser tomadas
con p recauc i ó n . Si en vez de i n stalar una i nmensa fábrica
text i l automática se reparten ruecas y te l a res de mano,
se p roduci rá la m isma cantidad d e tela y s e dará trabajo a
numerosos desempleado s , s i n duda. Pero p a ra un p a ís con
un P royecto Nacional donde se p ropone hacer muchas otras
cosas además de esos m etros de tela, esta solución puede
ser fata l , pues puede dejarlo s i n mano de obra suficiente
y o b l i garlo a a utomatizar otras actividades , tal vez a mayor
costo que l a text i l . Esto sólo puede saberse c u ando el
Proyecto Nacional es expl ícito y completo .
Este prob l ema puede parecer ridícu l o e n nuest1:o sis­
tem a neocapítal í sta -es decir, con empresas privadas y
bastante i ntervencionismo estatal- ya q u e l a escasez de
mano de obra parece una pos i b i l idad tan lejana que a
nadie l e preocupa.
H ay que reconocer que dentro de este s i stem a social ,
el problema reformista más u rgente es d a r trabajo , pues
las otras maneras de d istri bu i r el i ng reso no son aceptadas .
Pero a u n así s e presentan dificu ltades típi cas del s istema.
En primer l ugar, sí l as ruecas y te lares de mano no se
fabrica n en e l país, habrá que i mportarlas o i mportar má­
� u inas para fabricarlas y el costo puede ser mayor que
mstal a r la tejeduría automática (algo así sucedi ó en la
I n d i a ) . Súmese a eso la dificultad de financiar a l os arte­
sanos para q u e puedan comprar sus herram i entas d€ tra­
bajo -eran desempl eados y por l o tanto s i n d i n e ro- y
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se verá que es casi impos i b l e evitar que a l guna empresa
privada i nsta l e l a fábrica automática que podrá producir
en condiciones tan competitivas.
La aparición de nuevos m étodos de p roducción que
no sól o ahorran mano de obra sino también capital (por
unidad de producto) ejerce una p resión enorme sobre los
empresarios privados, orientados por l a ganancia. No usar­
l os es i r en contra de l a esencia m i sma del sistema, y e l
resultado e s q u e se usan, y e l desempleo aumenta .
Estos ejemplos de a rtesanado intensivo en capital y
automatismo barato deben hacernos comprender que l as
decisiones sólo pueden ser tomadas a l a l uz de un Proyecto
tota l , que i ntegre todas las necesidades y recursos y pueda
calcular dónde hace más falta e l automati smo -con su
correspondiente gasto de divisas- y cómo se usará toda
la mano de obra exi stente.
U na c l asificación menos habitual , pero i mprescindible
para plan ificar l os pri meros años de un Proyecto N acional
revo lucionario, se basa en la acces i b i l idad de los métodos:
Métodos fam i l iares, que ya se estén usando en e l país .
Métodos conocidos en e l extranjero pero no usados
aún en el país, c lasificados según la faci l idad de
su transferencia: con secretos i ndustriales, l i b res
pero difíci l es de aprender, l i bres y s i mples, caros
y baratos.
Métodos en desarro l l o , aún no p robados en l a p ráctica .
Métodos que convendría i nvestigar y desarrol l a r en e l
país (necesidad de i nnovación ) .
De este modo se tiene una pri mera idea sobre l as difi­
cul tades de aumentar la p roducción: tiempos de gestación
de nuevas fábricas, p roba b l e necesidad de i m portar " know­
how " -comprándo l o o yendo a aprenderlo-, recursos que
deben desti narse a investigación tecnol ógica, etcétera. U na
observación académica: este p lanteo de l a p roducción
mediante " paquetes" -métodos cual itativamente d i stin­
tos- se a leja del viejo concepto de "función de p roduc­
ción" y coincide form a l mente con e l de asi gnación de re­
cursos entre actividades diferentes. Eso está de acuerdo
con el criterio general de escapar a l as fal acias cuanti­
tativas.
3 . Capacidad i n stalada y su increme nto; inversiones.
La acumulación orga n izativa
[�
(1
E l conoc i m iento de l a capacidad máx i m a de producción
pe�m itida por l as maq u i narias y equipos i nstalados en e l
p a 1 s para cada p roducto e s un p rob l e m a d ifíci l , i ncluso
conceptualmente. Pero s i n resolverlo, a u nque sea s i n mu­
cha exactitud , no podemos hacer ningún plan, n i nguna
estrategia. Es una información fundamenta l .
E� p : i m e r l ugar, l a capaci da d no está dada · s ó l o por
! as maqUJ. nas, s r. no por todo el paquete h o mbres-máq uinas­
r n � umos- mfraestructura - o rganización , q u e constituye un
m etodo de p roducci ó n . Pero se ha cons iderado s iempre
que �1 fa ctor l im itativo, e l más d ifíc i l de conseg u i r , es l a
.
maq � r n � rra
o , para dec i r l o monetariam ente , e l capita l . Para
l o � r deol ogos capita l i stas este énfasis p re senta l a ventaja
.
adrcron al de sugerir que e l di nero es el p r i ncipal factor de
desarro l l o . Pero tam b i é n los países soc i a l istas reconocen
que la "acu m u l ac ión de capita l " es el factor c l ave.
Así es como metas muy modestas d e consu m o para
l as c � ases bajas han debido ser p ostergada s en varias re­
vol u c rones soc i a l istas para insta l a r pri m e ro nuevas fábri­
cas, no de b ienes de consumo, s i n o de máquinas. En esta
et� r �a l ucha entre e l consumo y la invers ión hay q u e dar
p n orr �ad � e sta últi m a , parece evidente , pues s i n máqui­
.
nas , srn fabrrcas,
de todos modos nunca habrá b astante
para consum i r. Es cuestión de apretarse el cinturón, o
de " postergar g ratificac iones ", como prefieren d e c i r los
sociólogos.
Só l � con ayuda de muchas máquinas puede l o g rarse
, abundante y en poco tiempo.
p roduccron
Oué cosas se van a produci r y qué hará uno con e l
ti �mpo l ib re son probl emas p revios -es nuestra posi­
.
cron- pero separados : sin máqui nas n i s iquiera se pre­
sentan ; se p roduce lo que se puede y el t i empo l ib re no l o
tienen n i los n iños.
Pero cuando estamos embarcados e n l a real i zación
concreta de un Proyecto Nacional , estas consideraciones
genera l es pueden ser engañosas, pues todo depen de del
punto de partida , del estado i n i c i a l del país. Por lo menos
258
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debemos disti n g u i r tres grandes casos : países i n i c i a l men­
te pobres, ricos e i ntermedios.
País pobre es para nosotms e l que tiene muy escasa
capacidad de p roducci ó n , con la pos i b l e excepción d e
a lguna industria extractiva exportadora . N o hay fábricas,
no hay técnicos ; la agricultu ra es trad icional y la i ndustria
artesana l . Si tiene un Proyecto reg u l a rmente ambicioso,
l a única estrateg ia posi b l e es dedicar g randes esfuerzos
en los primeros años a conseg u i r máquinas, i nstalar fá­
bricas, entrenar técnicos, crear i nfraestructuras.
Es el proceso l l amado " acumulación i n i ci a l " , origi­
naria o prim itiva, descri pto por M arx para l a sociedad ca­
pita l i sta, y reestud i ado por Preobrayenski y otros para l a
Unión Soviética ; e s l a etapa p revia a l "despegue" de
Rostow. Representa inmensos sacrificios para l a población,
l o que en genera l obl iga a mantener un rég i men pol ítico
autoritario. En esta etapa, sin duda el cuel l o de bote l la
son las máquinas, pero no sólo e l l a s : existen innumerabl es
ejemplos de máqui nas desaprovechadas o incl uso estro­
peadas porque después de insta larlas con tanto sacrificio
no se l as sabía manejar. Pocos países o lvidan hoy este
hecho; nadie descu ida l os " recursos humanos " .
L a situación es total mente d i sti nta para un "país rico",
donde por definición hay fábricas suficientes para otorgar
un a l to n ivel de vida material a toda la población (aunque
eso no ocurra por defectos de distribución) y al mi smo
tiempo constru i r máquinas suficientes para mantener y
aumentar esa capacidad.
Si un país rico tiene un proyecto cons u m i sta , continua­
ción de su esti l o actual , sus probl emas principa l es no son
de acumu lación de capita l , sino de d i stribución de ingreso s .
Otra cosa puede ocurr i r s i el Proyecto adoptado s ignifica
un cambio muy grande d e esti l o , porque entonces es posi­
b l e que la tecno l ogía i nsta l ada no sea m uy apta para los
nuevos objetivos y haya que proceder a una i n mensa re­
conversión de fábricas y de menta l idad de los tecnólogos
( p iénsese en lo que costaría reconvertir toda l a i nd ustria
suntuaria y bélica de los E E . U U . y la enseñanza de sus uni­
vers idades y escuel as s i tri unfaran a l l í los cuáqueros) .
Pero e l caso que nos i nteresa no es n i nguno d e estos
dos. La Argentina, C h i l e , U ruguay, no son países pobres ni
ricos. No podrían a lcanzar de i n m ediato a l tos objetivos de
consumo e i nversión (en máqui nas) , pero tienen u n a apre­
ciable capacidad de producción i nstalad a , tanto q u e la ma­
yoría de los sectores tienen capacidad ociosa: no p roducen
más sólo por i nsuficiencia de m e rcados . Podrían s i n mayo­
res d ificu ltades abastecer una demanda cercana a l dobl e
d e l a actual , en cantidad.
Afi rmamos por eso que en estos p a íses intermedios
el factor limitativo no es la maquinaria sino la falta de pla­
nificación y racionalización , la m a l a organización s o c i a l y del
!
1
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l.\
5' 1
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trabajo y, por l o tanto y en última insta n c i a , el factor hu­
mano.
D i remos entonces que estos países ya han s uperado
la etapa de la acumu lación i n i c i a l de capita l y d eben en­
trar de l l eno a lo que l lamaremos etapa de "acumulación
organizativa" , o mejor d icho, " reorganizativa".
Pero no l i m itaremos e l signifi cado d e esta acum u l ación
organ izativa al aprovechamiento d e l a capacidad o c i osa, si­
no que pretenderemos que l l eg u e más a fondo . Para eso
debemos tener en cuenta que en cada fábrica -o en cada
u n i dad productiva en genera l , p u es lo m i s mo sucede en e l
campo, e n una escuela o e n un h ospital- hay tres n ivel e s
i nteresantes d e actividad :
N ivel h i stórico: l a producción real m e nte a l ca nzada en
l os ú ltimos tiempos y debida más a motivos de coyuntura
económica q u e tecnológicos. N ivel "norm a l " : producción
a l canzable s i n dificu ltades especiales, tra bajando en l a s
cond iciones para las cuales fue diseñada l a fáb ri ca . La
diferencia entre el nivel norma l y el h istórico es l o que
se l lama capacidad ociosa. N ivel " máxi m o " : es la máxima
capacidad de producción que p u eéle a l ca nzarse mediante
un aprovechamiento i ntel igente de todos l o s factores (y por
l o tanto s i n d i s m i n u i r muy drásticamente la vida ú t i l de l a s
maquinarias) :
racional ización a fondo d e l trabajo,
óptimo número d e horas trabajadas por año,
pequeñas i nvers i o nes com p lementarias para e l i m inar
cuel los de bote l l a ,
coord i nación perfecta con p roveedores y cl i e ntes ,
conoc i m iento antic ipado de l a dema n d a ,
actitud positiva d e l o s trabajadores ,
09G
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261
entrenamiento adecuado.
s i m p l ificación del m étodo productivo por e l i m i nación
de etapas no esenciales (term inación, diversifica­
ción de modelos),
introducción de i nnovaciones baratas que aumentan l a
p roductividad,
e m p l eo de i nsumas de cal idad ópt i m a ,
espec i a l atención a l mante n i m iento y reparaciones d e
los equipos, etcétera.
Este n ivel máxi mo es d ifíci l de m ed i r exactamente , pe­
ro s i n duda es m ucho más alto que el normal (basta recor­
dar que el nivel norm a l es usual mente a dos turnos o
menos, de modo que una organización que permita trabajar
a tres turnos ya s i g n ifica un aumento aprec i a b l e) .
La etapa de acu m ul ación o rganizativa consi ste en acer­
carse l o más pos i b l e a este nivel máxim o , aprovechando
no sólo la capacidad ociosa sino sobrepasando el n ivel
normal .
Las i nvers iones principales no se hacen entonces en
máqui nas y edificios sino en organización de i nstituciones
de apoyo y en capacitación de hombres que puedan d i se­
ñar y desempeñar esas tareas organ izativa s . Este mejora­
m iento del n ivel humano es además un fin en sí m i smo, y
exige muy pocas d ivisas y máquinas.
Se aumenta así l a capacidad de producción aprove­
chando m ejor las i nstalaciones existentes, y la pmducción
o compra de nuevas maq u i narias se dedica principal mente
a mejorar la situación de los sectores atrasados, la i nfraes­
tructura -que nunca es suficiente- y la reconversión de
a l gunas fábricas de Qroductos que no interesan a l nuevo
esti l o .
S e trata p o r supuesto de u n a etapa q u e en un aspecto
es transitoria. La duración de las máquinas sometidas a un
trabajo intenso no es eterna -por bien que se l a s mantenga
v repare- y en a lgún momento deberán ser sustituidas.
Pero l a organización queda, y se gana un tiempo p recioso
para estudiar y p la near la n ueva generación de m étodos p ro­
ductivos que reemplazará a la actual , herencia de otro sis­
tem a soc i a l y por l o tanto poco adecuada para el nuevo.
Recuérdese, por otra parte , que la i nstalación de ca­
pacidatl productiVa no es i n stantánea : req u ie re un tiempo
\
1�
•
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!
de gestación o maduración, desde la concepción del pro­
yecto hasta l evantar l os edificios e instal a r las máquinas ,
poner a punto e l método y organ izar la l l egada de i nsumas
y la d i stribución del personal . Más aún s i las máquinas
deben ser a s u vez p roducidas en fábricas que todavía no
están instal adas. Por lo tanto e l tiempo q u e se gane nunca
es demasiado.
Pero hay otro tiempo de gestación más l argo que éste
y que no se toma en cuenta en l a práctica -aunque se l o
menciona cada vez más en los " planes d e desar ro l lo"- :
l a formación de personal d e todos los n i v e l es, l a c reación
de i nstituciones coord i nadoras eficiente s , l a orga nizaci ó n
d e l país. S i n esto las fábricas n o rinden l o q u e d e biera n ,
por muy modernas que sean. Y es justam ente en este as­
pecto donde obra con m ayor eficacia l a acumu l a c i ó n orga­
nizativa, de modo que hay hartos motivos para creer que
es la estrate g i a de inversión más racion a l .
Esta organ ización debe hacerse en l os tres nivel e s
institucional es mencionados en e l capít u l o 1 1 1 . E n particu­
lar en e l n ivel de p l a n ificación naciona l-regional y coordi­
nación de i nstituciones de apoyo por una parte, y en e l
n ive l d e l a organ ización del trabajo e n cada u n i dad pro­
ductiva por otra .
Debemos acostu m brarnos a consi d e rar l a o rganiza­
c i ón como una forma de capita l i nstalado, a l a p a r de l a s
maqui narias y edificios, y del entrenam i e nto de recursos
h umanos.
Como e l los, es un factor de producción indisp ensabl e
-aunque n o en proporciones fijas-; s e l a produce e n ins­
tituciones especiales -casi todas las que hemos l l amado
de n ivel 2, y las que i nstalan, d i señan o racional izan fábri­
cas-; tiene un tiempo de gestación no d esprec i a bl e y una
vida úti l que puede ser muy l a rga. Se l a desar ro l la me­
diante investigaciones espec i a l e s , con fundamentos que
deberían ser c ientíficos, pero que aún rayan en el empi­
rismo.
La organización de un proceso productivo e s u n a i n­
vers ión para l e l a -aunque en genera l m e no r- a l a instal a­
ción de sus m áqu inas . La organ ización a nivel 2 �coor­
d i nación , regulación, contro l , p l an ificación , financiación�
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es más b ien una i nvers ión en i nfraestructura de tipo i ns­
titucional que produce economías exte rnas.
Lo menos claro es la med ición de este factor. Las
p ropuestas más conoc idas se basan en la "cantidad de i n­
formaci ó n " i ntroducida por las vincu laciones entre com­
ponentes que la organ ización i m p l ica. Lo que se m ide
así es , pues, l a comun icación i nterna del s i stema y, en
el mejor de los casos , su coord i nación. Falta n ada menos
que l a adecuación a los objetivos .
Estas cuestiones abren desde ya u n a m p l i o campo
de i nvesti gación a los i n gen i eros y soció l ogos soci a l i stas ,
o por l o menos p l a n i ficacion ista s ; campo hasta aho ra sól o
abordado , d e manera parc i a l y deformada , p o r l a " Mana­
gement Science " y por a l gunos i nstitutos de p l an i fi ca­
ción.
A n ive l de organización d e l trabajo abundan ya e n
América del Sur las empresas d e a sesoría técnica, "aná·
l is i s de sistemas" y racional i zación -orientadas por l a
optim ización de l a ganancia monetaria- y , aunque buena
parte de sus actividades consiste en vender computado­
ras , hacer aná l i s i s de m e rcados y resolver p robl emas ad­
m i n i strativos superfl uos , se ha logrado acumular cierta
experiencia en métodos úti les (PERT-CPM , procesam iento
de datos, prog ramación matemática , s i m u l ación).
Los efectos más fác i l es de conseg u i r se logra n , s i n
embargo, s i n g randes conoc i m ientos técn icos, asesorando
a empresas pequeñas, que por s u falta de i nformación
desperdician esfuerzos de manera i ncreíbl e. Máquinas m a l
aprovechadas y estropeadas s i n necesidad, materias pri­
mas i nadecuadas , mala i nformación sobre lo que ofrece el
mercado , pérdidas de tiempo i nn ecesaria s , son e l coti­
d iano mentís a la " racional idad" d e l s i stem a de l ibre com­
petenci a , y expl ican el triunfo de las e mpresas g randes
tanto corno l as economías de escal a o l a financiación .
Veremos u n poco más adelante cómo estas vagas con=
s ideraciones pueden uti l iza rse para cal c u l a r la viabi l idad
de un esti l o .
En resum e n , s e a en l a etapa de acu m ul a ción i n ic i a l u
organizativa , o después, cada i nversión e n un Proyecto
Nacional tiene que contemp l a r l os sigui entes aspectos:
a) Estudios p revios sobre la conveniencia soc i a l (en
b)
e)
d)
e)
f)
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econom ías empresaria s : rentabi l idad) de u n a nue­
va u n idad p roductiva, o ampliación, recon versión
o m a nten i m i ento de u n a unidad ya existente. Sus
características genera l e s : tamaño, forma del pro­
ducto, loca l ización, tec n o logía, aprovech a m i ento de
"economías externas", etcétera .
Estudios de organ izac i ó n o reorgan izac i ó n . Ante­
p royectos y p royectos definitivos .
Maquinarias y equipos ( i ncluso automotores) producidos o producibl es en el país .
íde m , no p roducibles e n e l país a corto p l azo.
Local e s y otras construcciones .
Necesidades d e i nfraestructura o inversi ones de
soporte general para m uchas u n i dades p roduc­
tiva s :
Parques i ndustria les.
Energ ía y agua.
Transporte y comunicaciones.
Producción de l os insumos neces a rios.
I nformación y asesora m i e nto.
Formación del personal (entren a m iento , actitud ,
s a l ud ) .
I nvestigación y desarro l lo ; cienci a aplicada y bá­
sica.
I nstituciones de apoyo : compras y distr i bu ción en
el país y el exterior; coord i n ación, s e g u ridad .
P l a n ificación o créd ito . Reg u l ación y contrb l .
4 . Recu rsos h u manos
En todo s istema soc i a l racionalmente organizado los
hombres son e l recurso más escaso, o a u n más , la reduc­
. ción del tiem po trabajado es u n o de los objetivos princi­
pales.
El gasto en trabajo -"soci a l mente n ecesa r i o "- es
tomado por el marxismo como m ed ida d e l valor de lo pro­
ducido, recordando que también l as máq u i nas son p roduc­
to del trabajo y la i ma g i nación humanos a través de los
tiempos, empezando por la mano como ú nica herramienta .
Por l o tanto s e justificaría habla r en exten s o de este tema .
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No l o haremos porque las genera l idades ya las hemos
repetido a l o l argo del vol umen y l os aspectos de deta l l e
están b i e n expuestos en numerosas obras técnicas.
Sól o insisti remos en que la fuerza de trabajo no es
homogénea -no cualquier persona puede desempeñar hoy
cual q u i e r papel en la producc ió n- y q u e aun para los
esti los que se proponen hacerla l o más homogénea po­
s i b l e , como el C REA, se trata de un objetivo de m uy l argo
p l azo. Los que han ten ido la suerte de nacer en fami l ias
de ingresos a ltos o medianos tienen hoy u n a ventaja i n­
mensa en entrenami ento p rofesi o na l , educación genera l ,
costumbre y h a b i l idad para seg u i r aprend iendo e i nc l uso
-col m o d e l as i nj ustic ias- l a casi seguridad de no haber
sufrido menoscabos en s u capac i dad mental por defectos
de nutrición o atención en la p r i mera i nfancia (que no
sepan qué hacer con esas ventajas y ter m inen en manos
de psicoan a l i stas es otra i rrac i o n a l idad más de esta so­
c i edad ) .
Por l o tanto e s necesario c l asifica r a l a fuerza d e
trabajo en g rupos más homogéneos, y l os criterios d e
homogeneidad q u e nos i nteresan s e refieren a l a viab i l i­
dad d e l esti l o :
Homogeneidad d e l a demand a : c l a s i ficación de los
e m p l eos según las hab i l i dades especiales que
se requ ieren para desempeñarlos.
Homogeneidad de la oferta : d iversos t i pos de entre­
namiento ofrecidos por e l s i stema educativo, y
d e experiencia ofrecida por l a h i storia de l a
fuerza de trabaj o .
H omogeneidad de l a d i stri bució n : grupo socia l en e l
cual se ubica a cada trabajador para asignación
de metas e i n g resos .
H omogeneidad de l a relación trabajador /trabajo : con­
d iciones de trabajo (físicas, forma de propiedad ,
d i sc ip l i na , etcétera) y actitud d e l trabajador.
E l probl ema más conocido es e l de compati b i l izar los '
dos pri meros criterios, pues s i b i e n están más o menos
c la ras l as categorías de empleo por sector p roductivo (por
c a l ificac i ó n : no calificados, cal ificados, técni cos y profe­
sionales. Por tipo de actividad y rég imen l egal : obreros,
oficini�tí'J�1 peones, serVi c i o , Ventletldre s , cuenta p rop i a ,
ejecutivos, empresar i os , profesi ones l i b e rales, funciona­
rios públ i cos con regímenes especiales, etcétera) no está
nada claro que las categorías educativas se a d a pten a
e l l a s : basta recordar l a preparación a m b igua otorgada por
la escuela secundaria común.
Ese es e l p robl e m a de l a " formac i ó n de recu rsos hu­
manos" que tanto preocupa a las i nstituc iones i nternacio­
n a l e s , y que trata de resolverse parcia l m e nte con escue­
las de oficios , tecnificación de la escuel a secundaria, ca­
rreras un ivers i tarias i ntermedi a s o entrenamiento en e l
trabajo.
Para q u ienes i ntentan rea l i za r un P royecto N ac iona l ,
l a s categorías d e e m pl eo deben ser m á s o m en os las
s i g ui entes :
a ) E m p l eos que requieren escasos conoci m ientos
generales y un entre n a m i ento de pocas s emanas
que puede darse en el m ismo l ugar de trabajo.
" No c a l i fi cados".
b ) Empleos que requieren a l guna costumbre de estu­
d io para poder perfeccionarse poco a poco, y u n
entre n a m iento d e algunos meses como aprendices,
y con parte d e ra enseñanza tam b i én f u e ra del
trabaj o . " Oficios" .
e ) Empl eos con e ntrenamiento de dos o tres años
-incl uso a l g u nos estud i os teór icos- y conoci­
m ientos generales tipo escuel a secund a r i a para
seg u i r estudi ando. " Téc n i cos".
d ) Empl eos como e ) , que requ ieren además 3 ó 4
años de experiencia e n e l trabajo , con e studios
para l elos espe c i a l izados . " Profe s ionales " .
e) Empleos q u e requ ieren 5 a 1 O a ños de entrena·
m iento después de estud i os sec u ndarios, y tal ento
especi a l . " Líderes".
E l entrenamiento e stá dado s i empre e n parte por el
s i stema educativo y e n parte por l a experien c i a en el
trabajo, en d i stintos g rados. Es evidente l a poca a dapta­
ción de la educación s i stemática a esta d e manda, l o cual
hace d ifíci l cal c u l a r l a s b rechas y escaseces.
Sin embargo; en un país como l a A rgentina parece
pro bable qué e l único c u e l l o de bote l l a serio estará en e ) ,
que i nt:luy'é n o solo l a s tareas de i nnoVabión en te'Cnolo.
·
' . 26"1
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gfa , organizac10n y pol ítica, sino l a enseñanza superior,
gran insum i dora de personal .
E n real idad, n i ng ú n est i l o verdaderamente ambicioso,
revo l ucionario, puede tener éxito s i no se reúne en él
una " masa crítica", un c i e rto m ín i mo -en cantidad y ca­
l idad- capaz de d ifund i r con s u ejemp l o y ayuda una
pauta de comportam iento responsabl e , de productividad
a l ta , y una actitud innovadora . S i existe este ejemplo
desde arriba, y s i multáneamente la mayoría de los traba­
jadores están p o l íticamente motivados para prestarle aten­
ción, todo es pos i b l e .
Esta ú l t i m a condi c i ó n es l a q u e corresponde a l ú ltimo
de l os cuatro criterios d e homogeneidad señalados, que
i ntroduce una clasificación cruzada con la anterior, y que
en los pri meros años d e l P royecto se reduce s i m p l emente
a saber q u i énes están en favor, en contra o neutral e s en
d i stintos g rados. En la época de transición, l a actitud d e l
obre ro i nfluye más que su cal ificación en l a p roductividad
y puede i ntroducir obstáculos i n c l uso e n e l camino a l
soc i a l ismo a l cual formal mente adh ieren.
La homogene idad por grupos soc i a l es es necesaria
para poder vincular la p roducci ó n con la organ ización so­
c ia l . Es tan i mportante q u e en la p ráctica se p rocede a l
revés : e l tipo de ocupación se u s a como uno de l os cri­
terios principa l es para c l asificar la sociedad en g rupos .
Una vez definido cual itativamente e l problema m e­
d iante una clasificación en estas categorías u otras , es
pos i b l e cuantificar por separado l a demanda y l a oferta.
Cada método de p roducción exige cum p l i r una c i e rta
cantidad de rol es de cada categoría . La cantidad de per­
. sanas que se req u ieren para desempeñar esos rol e s de­
pende d e :
1 ) N úm e ro de horas que cada persona debe trabajar
por año, según l o esta b l ecido en l a s m etas d e l Pro­
yecto. Puede i ntroduci rs e para esto una unidad
convencional : el HAN, o " hombre-año normal " que
es ese n úmero de horas para un e m p l eado medio
en la actu a l idad (al rededor de 2 .000 horas por
año). U n empleo temporario como la cosecha
req u i e re menos d e un HAN por rol . Una fábrica
que funciona a tres turnos a l año, req u i e re más de
·
tres HANES por rol . La mayoría de las p e rsonas
trabaja n hoy más de un HAN , en distintos roles .
Una m eta razonable podría ser q u e todos trabajen
0,75 HANES (unas 1 .5000 horas p o r año) h a c i a 1 990.
El "todos" se refi ere a la pobl ación activa, so­
bre la cual tamb i én hay que tom a r una d ecisión :
edades m ín i ma y máxi m a para trabajar, papel d e
l as "tareas domésticas " , sobre todo para e l sexo
femenino; actividades que reducen la fuerza de
trabajo (estud i o , servic i o m i l itar) . E l m á s difíci l
de estos probl emas es, por supuesto, e l de l a s
amas d e casa, cuyos servicios son i nd i s p ensabl es
s i no se organ iza e l nC1cleo soc i a l básico de otro
modo que la fam i l ia actua l , pero q u e deber ía inte­
grarse de mejor manera a la sociedad .
2 ) N úmero de horas por año que trabajará cada uni­
dad p roductiva y su d ist1·i bución estac i o n a l (a l o
largo d e l año) .
3 ) Organización d e l trabajo ; racional ización.
4) Actitud de los trabajadores : entus iasta , c reativa ,
i ndiferente , desgano, sabotaje.
Estos tres ú ltimos están v i ncul ados con l a decisión
de tt abajar a n ivel h istórico, capacidad normal o c apacidad
máx i m a , y sus grados i ntermedios.
Veremos l uego cómo esta m u ltitud d e datos s e resu­
men en aprox i mación g rosera pero sufici ente , en " pro­
ductividades " o "coefici entes de trabajo " .
5 . Recu rsos naturales
Este tema i ncl uye categorías muy d i ferentes y heterogéneas :
tierras,
aguas,
m i nerales,
especi e s b i ol ógicas,
fuentes d e energía,
c l i ma ,
cada u n a de las cua l e s debe subdividi rse e n d i st intos t i -
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pos que, por otra parte , deben estud iarse no sólo por se­
parado sino i ntegrados en sistemas ecológicos -"am­
b iente" y s u contami nación , cuencas h i d ro lógicas, etcé­
tera.
De cada recurso nos i nteresan los siguientes as·­
pecto s :
a ) Acces i b i l idad. Existencias o reservas en e l país ,
según esti maciones actu a l e s : seguras y probables.
Costos (fís i cos) para loca l izar o p roducir nuevas
reservas, y para ponerlas en condiciones de ser
uti l izadas e n e l p roceso p roductivo .
b) Desgaste, erosi ón y conta m inación de dichas reser­
vas. Costos para evitarlos.
e) Demanda actual y futura ; pos i b i l idades de susti­
tución por materiales a rtific i a l es o por i mporta­
ción .
N o comentaremos estos aspectos, pues parecen i m p l i­
car menos p roblemas conceptuales que e l resto del ca­
p ítu l o . Sólo va l e la pena recordar que el " mapa" de estos
recursos no está ni l ejanamente compl etado para la Ar­
gentina, y eso puede l l evar a decis iones muy equivocadas
al p l a nificar para el l a rgo p l azo. Es que los costos en per­
sonal espec i a l izado y equi pos son muy altos, y suben ace­
l e radamente a medida que los fís i cos i nventan nuevos
m étodos de p rospecci ó n , que req u i e ren i n strumentos de­
l icados, aviones, conoc i m ientos m uy espec i a l izados . El
conocim iento de l os recursos natural es es una típica in­
versión de infraestructura organizativa , de tiempo de ges­
tación muy l a rgo para compl etarse (aunque puede dar
resultados positivos en cual q u i e r momento) . y es natural e l
deseo de util izar estos m étodos modernos q u e acel e ran
notablemente los p l azos , además de dar mayor seguridad.
Pero eso no s ign ifica renunciar a l os m étodos " arte­
sanal es " . Por e l contrar i o , es cada vez más pos i b l e y
conveniente aprovechar, por eje m p l o , e l tiempo de ocio
-vacaciones, turismo juve ni l- para real izar una cantidad
de tareas fáci l es de exploración, censos y anál i s i s que
permitan l uego emplear los métodos más modernos en
menor cantidad y con m ayor eficaci a . Es mucho lo que
puede hacerse de esta manera, y se obtiene un subpro-
dueto nada despreciable con la educación de los partici­
pantes .
6. Rect u:ios de capita l físico
l
Comprenden maq u i n a rias, equipos, i nstrumentos y las
construcciones donde se i nsta l a n .
--Una pri mera clas ificación de estos bienes es por su
accesibilidad, en el m i smo sentido que los métodos de
p roducción. No repetimos las categorías a l l í m e nciona­
das (pgf. 2 ) .
Recalquemos q u e l a acces i b i l idad total d e una máqui­
na puede lograrse en varias etapas : empezando p o r el ar­
mado de partes i mportadas, la p roducci ó n en el p a ís de
esas partes, poco a poco, pero con m ateriales a veces
importados (aceros especiales, por ejemplo). h asta l a
producción nacional total . E s u n proceso peligroso, que
nos mantiene atados al extranjero hasta q u e se completa,
y sólo debe admitirse e n casos excepcion a l es y con extre­
mas p recauciones. N uestra i n dustria e l ectrónica -tan
importante para el esti l o CREA- es muy v u l nera b l e desde
este p unto de vista, pues se ha estancado en l a etapa
del a rmado.
Otra c l asificación i mportante está dada por el grado
de especificidad de los equipos.
S i n duda es conve n iente hacer accesibles p r i mero
los equipos de uso genera l --motores, c a lderas, tornos y
otras máq u i nas-herra m i e ntas, i n strumentos comu n es de
medición, desti l adores , m o l i nos, hornos, máquinas de es­
cri b i r, computadoras. etcétera-, pero debe mos hacer una
advertencia : muchas veces l a " genera l idad" de estas ma­
q u i n a rias es sólo apa re nte, ya que se fabrican con una
variedad sorprendente de tam años y e specificaciones.
U n país med iano no tiene más remedio que raci o na l izar
este campo i ntroduciendo a l g ú n g rado de estand a r i zación
adecuado.
Eso es muy difíc i l cuando las empresas n ecesitan
hacer mod ificaciones en sus productos para poder compe­
tir en e l mercado, aunque sea p u b l icitaria mente.
Un caso especial por su i m portancia y poca a c cesibi271
270
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l idad son las computadoras. S i n su ayuda es muy d i fíc i l ha­
cer "tecnol og ía social " y rea l i za r cual q u i e r ti po de reorgani­
zación ampl ia, sobre todo a n ivel de coord inación, planifi­
cación y d istri bución. Pero son pocos l os países que pue­
den hoy produ c i r los m i croel ementos, c i rcuitos i ntegrados,
memorias, mecani smos de l a perfección i ncreíbl e de las
i m¡Jresoras ráp idas, l ectoras de d iscos, c i ntas, tarjetas ,
etcétera. Muchos creen que nuestra partic i pación debe
l i m itarse al " software ", haciendo programas, lenguajes y
sistemas de operación adaptados a n uestras necesidades,
e incl uso exportables. Sin embargo, no resolveríamos
con eso nuestra dependencia esencial de la i m portación
de los equipos fís icos .
Es pos i ble que estemos tam bién aqu í sesgados por
e l espíritu desarro l l i sta , actual izador, que nos hace p re­
tender lo mejor, los últi mos modelos. Es muy probabl e
q u e computadoras aná l ogas a l a s de " segunda g enera­
ción" -que sí podríamos fabricar nosotros- fueran su­
ficientes para nuestras n eces idades más i mportantes. So­
bre todo que al dec i r " análogas" estamos dejando abierta
la pos i b i l idad de agregarles toda una serie de mejoras q u e
no dependen de técn icas físi cas del i cadas o materiales
especiales, s i no más bien de l a organizac i ó n del s i stema,
como el trabajo en para l e l o .
También en este d i fíci l problema, pues, u n a juiciosa
combinación de un paso atrás en tecnología física y otro
adelante en tecnología organizativa puede darnos el único
resu ltado que nos i nteresa: viab i l idad del Proyecto Na­
cional (por supuesto, siempre que ese Proyecto no pro­
ponga como objetivo tener una tecnología física de avan­
zada ) . Con l os m ismos c riterios, debería mos esperar mu­
cho más antes de i ntrodu c i r tecnologías " p esadas" como
l a de reactores nucleares, i naccesi b l es para nosotros du­
rante mucho tiempo todavía, caras de i mportar y que pue­
den ser sustitu idas por otros p roced i m ientos s i n esas
desventajas.
Otro aspecto esencial del capita l fís ico es su dura­
ción, vida úti l , obsol escencia.
Los cálcu l os m uestran de i nmediato que l a pol ítica
de reemplazo es decisiva para l a v i a b i l idad. Todo aumento
de vida úti l es i mportante.
Ahora b i e n , es m ucho l o que puede hacerse a este
respecto. Los equipos son ree m p l azados por dos m otivos
principales: desgaste y obsol escencia d e l produ cto. E l
segundo depende di rectamente de las m etas d e l esti l o :
s i se tiende a l consumo d ivers ificado -y más todavía en
un s i stema de competencia p u b l i c itaria p a ra ven d e r- es
esenc i a l que aparezcan constantemente cambios de mode­
l os Y p roductos novedosos. Las máqui n a s que fabricaban
l os p roductos anteriore s quedan así inuti l izadas a ntes de
ser i nuti l izables. Esta sola causa hace i nviable e l esti l o
CONS en casi todos l o s países del Tercer M u ndo. En
cuanto a l desgaste, n o es necesario tampoco a ceptarl o
como u n a fatal idad i mposterg a b l e . El a rte d e l manteni­
miento y la reparación de equ ipos está ya más adelan­
tado en nuestros países que en los más i ndustr i a l izados ,
Y s i l o pudiéramos convertir e n cienci a desaparecerían
muchos de nuestros problemas. Eso i m p l i ca tratar e l pro­
blema en g ra n escal a y con p e rsonal a decuado . La des­
aparición de la empresa privada faci l itaría la o rganiza­
Cion de esta nueva i n d ustria, tan comú n hoy a n ivel a r­
tesa na l .
S i s e v a a emplear este tipo d e estrategi a tecnoló­
gica -reparación antes que reposición- aún se h ace más
importante m ed i r correctamente la vida úti l de l as ma­
quinarias.
Está c laro que l o que nos i nteresa n o es su medida
usual -la a mortización-, sino un concepto a n á l ogo al
de esperanza de vida a una edad dada , usado en demo­
g rafía. Decimos análogo porque no debe calcularse sobre
la base de l a s "tablas de morta l idad" a ctuales, s ino de
acuerdo con lo que se espera para el futuro. En otras
pal abras, para cada máquina existente hoy debemos esti­
m a r cuántos años más se la podrá usar a l ritmo de tra­
bajo esperado y con la p o l ítica de mante n i m iento e specia l
p laneada.
Pero cada método de p roducción i n c l uye n u merosas
máquinas, cada una de e l las con una esperanza de vida
d iferente. ¿Qué duración asignaremos al método en su
total idad? Esta pregunta no e s muy i nteresante , salvo
c � ando e l método i n c luye a l g ú n equipo i rreem p lazable y
VIta l , y en este caso l a respuesta es evidente. En l os de-
272
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más casos, l a duración de un método puede ser conside­
rada eterna con tal de ir repon i e ndo las partes que van
muriendo. Lo que i nteresa es este p l an de reposición, que
d ice e n qué fechas se estima necesario contar con una
nueva máq u i n a de cierto tipo. La p o l ítica de reparación
que estamos a n a l i zando s i gnifica a leja r esas fechas mu­
cho más a l l á de l o acostu mbrado, en l a pri mera época d e l
nuevo esti l o , reponiendo s ó l o l o i ndispensable y, en l o
pos i b l e , por orden d e acces i b i l idad.
.
Si l as máquinas pudi eran medirse con una umdad
com ú n , estas necesidades de repos ición se expresarían
cómodamente por medio de u n coeficie nte de desgaste :
fracción del total que debe reponerse cada año; de alguna
manera tendremos que hacer eso para l os cálcu los g l o­
bales. Cuando l a unidad comú n es a l g ú n tipo de val o r
monetario, se trata del clásico concepto de amortización,
que en la p ráctica nada y ene que ver con l o que r� al­
. ,
mente i nteresa : l a duracion, y e l esfuerzo de repos 1c1on.
La duración de cada máq u i n a i mportante es, s i n em­
bargo, u n dato que deberá recabarse y tene;se en cue �ta
.
al hacer los p l anes detal l ados . Para las maqumas estan­
dar, de las que hay g ran cantidad, es pos i b l e hacer una
" p i rámide de edades" -cuántas hay de cada edad- Y
sobre esa base cal c u l a r qué fracció n deberá reponerse,
dado e l tipo de mante n i m i ento empleado.
Los m ismos p robl emas de desgaste , mante n i m iento
y reposición apa recen para l as construcciones existentes
-incluso viviendas-, pero, en principio, con m ayor f l e­
xib i l idad en las soluciones. La función de proteger del
ambiente externo puede ejecutarse con d i sti ntos materia­
les y d istintos métodos, y es de esperar que, por lo me­
nos las nuevas construcciones , s i están p l an i ficadas de
antemano y asignadas con tiempo a l a s empres �s cons­
.
tructoras, trai gan nota b l es mejoras e n sus requ 1 s 1tos Y
resu ltados .
Aquí también es pos i b l e que una estrategia basada
e n construcciones rápidas y precarias pero baratas (en re­
cursos necesarios) durante la pri mera década, mi entras
se estudian métodos y materiales bien adaptados a nues­
tras cond i ciones , permita l uego reempl azar todo l o malo
cou tranq u i l idad y efi ci encia
7. l�ecu rsos exf·ernos,
o capoddad de im porta r
Ya se ha tratado este punto en el capítulo 1 1 . Sus bien
conoc idos aspectos , manejables por separado, son :
a ) Sustitución de i m portaciones, en sus diversos gra­
dos pos i bles, desde autonomía tota l hasta máxima
división del trabajo, a n ivel m u n d i a l o reg iona l .
L a nutonomí1:1 total no e s utópica, s i n o sólo i n conve­
n i e nte. Si desaparecieran todo s los países menos éste ,
no pereceríamos n i recaeríamos necesariamente en l a
barbari e, pero deberíamos renunciar a m u chas cosas. U n
l ím ite razonable puede ha l larse imag i n a n do u n a guerra
mundial ortodoxa y l a rga en la que fuéramos n eutrales,
situación que conocemos por experiencias no m uy anti­
guas .
Por otra parte, s i e l nuevo esti l o e s muy d iferente
del actu a l , es proba b l e que la sustitu c i ón sea forzosa,
pues pocas cosas de las que s e fabrican en e l hem isfe­
rio norte será n adecuadas para n uestros n u evos objetivos.
Como ya hemos dicho, l a afi rmación de que " e l p roceso
de s ustitución de importaciones está a gotado" es vál ida
sólo si aceptamos el desarro l l ismo seg u i d ista, en modas
y tecnolog ía .
En este momento, los princi pales rubros d e i mporta­
ción son:
B ienes i nterm edios ( legal y contra bando ).
B i ene s de capita l ( legal y contra ban d o ) .
B i enes de consu mo ( legal y contra bando ) .
F letes y uso de puertos y a eropue rtos extran jeros.
Seg uros y otros servic ios ; com isione s .
Turismo en el exterior.
Retribu ciones por uso de patentes y método s de prop i edad extranjera.
Retribuciones por uso de m a rcas extranjeras .
Sueldos a técnicos extranjeros.
Gastos de estudios en el exterior.
Cuotas a i nstituciones extranjeras o i nternaci onales.
Y otros igual mente importantes, que no se a costumbra l l amar i m portaciones , como :
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Remesas de beneficios de l as empresas extranje­
ras i nsta l adas en el país .
Fuga de capita l e s : i nversiones en e l exterior, remesas
hechas por res identes o s i m p l e atesoram iento de
d ivisas extranjeras.
Servicio de l a deuda externa : i ntereses y amortiza­
ciones.
Todos estos items representan grandes cantidades de
d ivi sas pero, aunque parezca m entira, no se conocen sus
val ores exactos , s i bien se tienen c i fras de gran preci­
sión (preci s i ó n es dar m uchos dec i m a l es ; exactitud es
estar cerca de la verdad) . Se trata de un negocio dema­
s i ado i m portante para d ifundi r g ratuitamente la i nforma­
ción al respecto.
Varios de s us aspectos son i legal es aun dentro del
s i stema neocapita l ista . La fuga de capitales es penada
por muchos gobiernos, pero no hay país s udamericano cu­
yos empresarios " nacionales " no tengan cuentas en ban­
cos su izos, acciones del mercado norteamericano o parti­
c i pación en empresas de otros paíse s . Los montos son
desconocidos, pues todos los grupos de presión tienen
i nterés en que no se i nvesti g u e n . Para la Argentina se
cree que equiva l e n a u nos c i n co años de exportaciones.
No se conocen bien siqui era las cantidades de bienes
i mportados. Parte de la i mportación es completamente
i l eg a l -el contrabando, que tiene una magnitud nota b l e
en a l g u nos países y m ovi l iza g randes recursos e i nfluen­
cias--, pero aun la parte form a l m ente l egal -cuyo vol u­
men físico puede conocerse porque pasa por aduanas-,
tiene un valor ficticio debido a la sobrefacturaci ó n y otras
tretas habitual es en los importadores para dejar saldos e n
e l exterior. No se l l evan sstadísticas c laras de l as uti l i­
dades y a mortizaciones de l a s e mpresas extranjeras , n i
d e l endeudamiento d e l as empresas privadas nacionales.
Estas sangrías son tan vita l es para e l país , que es
i nevita b l e e l control completo de los gastos en e l exterior
mediante algún organi s m o especia l , tarea necesaria sea
o no social ista e l esti l o que se e l ija.
Pero esta no es u na empresa fác i l . Ya se ven en
orga n i smos de comercio i nternacional -como ALALC-
las d i ficu ltades de controlar los muchos m i les de produc­
tos que se i nterca m b i a n , y a eso hay q u e sumar e l trato
inte l i gente con los p roveedores extranjeros, pues no es
cuestión de que roben e l los con preci o s exces ivos, l o
que i mpedi mos robar a nuestros i mportadores p rivados .
S i n duda e l control tendrá que afi narse paso a p aso, em­
pezando por l os items más gruesos.
Casi todos los rubros de i m porta c i ó n pueden redu­
c i rse drásticamente. Están l l egando i n c l u s o muchos bienes
de capita l superfluos , que contribuyen a aumentar nues­
tra capacidad ociosa en sectores no s i e mp re interesantes .
El fetiche que los tecnócratas d esarro l l i stas han hecho de
las i nversiones es aprovechado por l os traficantes -la
m ayoría de los empresarios- p ara conseguir crédi tos ba­
rato s , reducciones i mpositivas y otras ventajas y, aunque
usan buena parte del d inero así obtenido en especular y
sacar d ivisas del país , no tienen más remedio q u e impor­
tar equipos para cumpl i r con los requis itos forma l e s . Esto
es otro factor más p a ra expl icar e l fen ómeno d e l sobre­
equ ipamiento y la capacidad ociosa en nuestras i n dustrias
modernas.
Un gasto d ifíc i l de dism i n u i r es e l de flete s . Cons­
tru i r una flota propi a es un p royecto g rande ; p o r otra
parte , no se trata sólo de tener barcos, s i no de c ompeti r
con los grandes trusts fletero s , tan inescrupulosos como
las compañías petro l e ra s , y ta l vez en m ejores condicio­
nes aún para hacer presión sobre un p a ís de a b u ndante
comercio exterior.
Por supuesto que la reducción de l a s i mportaciones ,
con e l correspondiente descenso de l a s exportaciones ,
d i s m i n u i rá e l problema de fletes, pero eso no e s para e l
corto p l azo.
Una observación más sobre remesas de b e n eficios .
Las grandes corporaciones mu lti nacional e s no están siem­
pre i nteresadas en enviar ráp i d amente l as uti l id ades a
sus países de orige n . S u pol ítica de largo p lazo e s cubri r
e l m undo, y eso exi g e rei nverti r en cada país q u e tenga
con d i c i ones favorables. Como esa actitud mejora nuestro
balance de pagos, no hay que o l vidar q u e éste n o es un
f i n en sí m i sm o , sino s ó l o un recurso m á s para l o g rar los
objetivos del Proyecto , entre los cual e s probab lemente
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estará .conservar a l g ú n g rado de autonomía nacional en
las decisiones econó m i ca s . Esa autonom ía se pierde s i
hacemos e l b u e n negocio de permiti r crecer en nuestro
país ese cuerpo extraño, con i ntereses p ropios -ya n i
siquiera d e l todo coincidentes con su país d e origen, del
cual se s i rven en l o pos i b l e como i nstrumento--, que son
las g randes corporaciones.
b ) Excedentes exportables y sus mercados . Este pro
blema también debe ser atacado centra l i zadamente . Sólo
el gobierno tiene l a capacidad organizativa para estud iar
el mercado m u nd ia l , p rever los excedentes de p roducción
pos i b l es , eval u a r sus costos rea l es para e l país y dec i d i r
cuánto hace falta vender, dadas las i mportaciones pre­
vistas por e l Proyecto Naciona l . En segundo térm i n o ese
control es necesario también para evitar los clásicos pero
i ncreíb l es abusos de l os traficantes en exportaciones ,
hoy esti m u l ados en s u i ngenio por las complejas medidas
de fomento que pueden aprovechar, y por l a toma de
conciencia pC1 b l ica de los grandes negociados de las de­
val uaciones, sangría tan tremenda y burda que ha debido
auto! i mitarse.
Sól o u n organismo centra l izador puede, además, te­
ner una pol ítica de precios nacional : es decir, que indepen­
dice los precios externos de los internos ( l o que equiva l e
forma lmente a crear u n tipo d e cambio espec i a l p a m cada
p roducto exporta b l e , con grandes diferencias entre unos
y otros) . Debemos repeti r una vez más que en nuestro
esquema económico, el orden racional e s :
C a l c u l a r cuánto d e b e producirse e i mportarse para
satisfacer las necesidades de la pobl a c i ón en el grado
p revisto por el Proyecto pma ese año.
Calcular qué y cuánto (y cuándo, s i hay pos i b i l idad
de conseg u i r créditos) podemos producir y vender a l os
mejores p recios del m e rcado m u n d i a l para pagar esas i m­
portaciones, y las que hagan fa lta para esta producción
excedente. S i es pos i b le fís icamente l a producción de
todo esto, e l p robl e m a de fijación de p recios es concep­
tualm ente c l a ro : los precios externos están fijados con
escasa participación nuestra ; s i son bajos , exporta remos
mayor cantidad y esto sólo estará l i m itado por n uestra ca­
pacidad de producción (aparte de la demanda ) . Los pre-
c i os i nternos no tienen absol utamente nada que ver con
eso, aunque, s i reflejaran bien l os costos físicos, serían
llti les para e l eg i r qué es lo q u e conviene exportar -al
pa ís- entre todos l os posi b l e s excedentes cuando se
puede elegir. Sean a ltos o bajos , estén o no com p ensados
por i mpuestos o subsidios, son instrum entos de d i stribu­
ción i nterna del ingreso del p a ís . Los p recios m u ndiales
reflejan l a ganancia del país e n su total idad. Lo mismo
sucede en cualquier empresa donde, a igualdad de ga­
nancia, l os precios i nternos -sueldos y otras r e munera­
ciones- sólo s i rven p a ra distri b u i r l a entre su " p o bl ación " ,
y l os precios externos m iden ll n i camente e l esfue rzo que
deberán real izar los trabajadores , produciendo m á s o me­
nos para lograr la m is m a ganancia.
e) Ingresos de capita l : i nversiones extranjeras, prés­
tamos, transferencias .
Este tema es ta l vez el m ejor tratado hoy por los
economistas de izqu i e rda, preocupados p o r el probl ema de
l a dependencia. E l l o nos exi m e de ana l izarlo.
8. I n fraestruct u ra institucional
Ya nos hemos referido en el cap ítu l o 1 1 1 a l a s i nstitu­
ciones del n ivel 2, q u e coord i n a n , reg u l a n , eva l ú a n , ase­
soran y asisten a las u n i dades p roductivas y otras de nive l
1 , seglln e l Proyecto Nacional y demás n ormas e stableci­
das a nivel 3 . A ese s i stema i nstitucional de a poyo l o
l lama remos " i nfraestru ctura i nstitucional ", y es a l l í donde
debe real izarse la tarea más i m po rtante y d ifíc i l de la acu­
m u l ación organizativa .
En efecto, no es posible p retender que cada unidad
productiva a lcance s u capacidad máxim a por sus p ropios
medios, como tampoco por el uso de recetas g enerales
recomendadas por tecnoburócratas. La reeduca c i ón d e l
personal , l a racional ización del p roceso d e produ cción, e l
manteni m iento perfecto de las máquinas y l a i ntroducció n
de i nnovaciones baratas q u e e l i m i nan c u e l los d e botel l a ,
requ i eren i nformaci ó n , asesoramiento y asiste n c i a soc i a l
d i recta p o r parte de l a s i nstituciones d e i nfraestructura.
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Éstas son , además, indispensables para eva l uar toda
modificación p ropuesta por una fábrica, con los criterios
de recursos escasos y m etas genera l e s a cumpl i r. No
menos i mportante es la coord i nación, s i n errores , del flujo
de insumas y p roductos , y su control de c a lidad.
En e l s i stema soc i a l actua l , esta i n fraestructura exis­
te, pero más que u n apoyo parece ser u n estorbo para la
p roducci ó n . Su parte más i m p o rtante se refiere al n ivel
monetario: i nstituciones financi eras, recaudación de dis­
tintos tipos de i mpuestos , asesora m iento lega l y conta b l e ,
i nspecciones d iversas, etcétera . M uchos de éstos s o n i n­
necesarios en un s i stem a soc i a l i sta, s i bien no s iempre
desaparece n , convi rtiéndose entonces en rémoras .
D e estas i nstituciones de n ivel 2 , l a s menos fam i l i a­
res son las de "asistencia soc ia l " para reeducación, i nte­
g ración soc ia l , d i fusión de los objetivos naciona l e s . Los
comisarios p o l íticos de la p r i m e ra época soviética fueron
un i ntento muy empír i co en este sentido. En n uestros
países tenemos un eje m p l o parci a l en las i nstituciones de
"desarro l l o comunitario " , que con apoyo de soció l ogos,
p o litól ogos, i n genieros y educadores y fuerte f i nancia­
m iento -muchas veces extranjero- tratan de i ntegrar y
pacificar a los g rupos de bajos i n g resos . La "sociología
i ndustria l " tiene actividades s i m i l a res, con l a i ntención de
d i s m i n u i r l a i nsatisfacci ó n del obrero con su trabajo.
Estas tareas parc i a l es , i n c i pi entes y dispersas -y
orientadas a l manteni m iento d e l s i stema soc i a l actual­
deben desarrol la rse hasta constitui r u n s i stema de tama­
ño compara b l e a l educativo o san itario, íntimamente vincu­
lado al primero pero casi seguramente i ndependiente de
él en la década de transición , por l os p robl emas urgentes
y especiales que deberá tratar.
Hay aqu í l ugar de sobra para todos l os actuales estu­
diantes de sociología y antropología y muchos más, y
n ecesidad de todo tipo de i deas n ueva s .
·
9.
11
el factor más i mporta nte no es materi a l s i no i d eo lógico ,
y puede res u m i rse p i d iendo u n a compr ensión y a d hesi ó n
p rofundas a l Proyec to Nacion a l , y una polític a técnic ?­
ia
c ientífic a adapta da a é l . Pero esta ú lti m a es con s ecuen c
e
u
q
ble,
favora
actitud
de l o primer o e i núti l s i fal ta esa
recur­
Los
blos.
e
u
p
s
o
l
de
a
d
i
v
a
pocas veces se d a e n l
.
sos huma nos "adec uados " exi sten en todos l o s mvele s ,
s
y no s iempre es conve n iente reuni rlos en i nstitu cione
g
e
�
s
grado
ntos
isti
d
�­
espec i a l es . Todo depen de de los
1a
c1enc
desde
;
mas
roble
p
os
l
de
neral idad y a bstra cci ó n
desa­
l
e
hasta
logíaetodo
m
os,
teóric
delos
básic a -mo
rro l l o de pequeñ as i nnovac iones parti c u lares.
Hay que tomar aquí varias decisio nes de g ra n tras­
en
cendenc ia, que come ntarem os con más deten i m ie nto
e l capítu lo X I I I (véase tambi é n [ 8 ] ) :
a ) El desarr ol l o d e l a c i encia básica ¿se rá guiad o
p o r los criter ios mund i a l es de i m porta n c i a � va­
lora c i ó n , será c reació n l i bre i n d iv i dual , o sera es­
t i m u l ado funcio nal mente por las neces i da des d e l
Proyecto Naciona l ?
E n partic u lar, ¿ s e a s ignará n más recurs ? s �
las c iencia s física s o a l as h u manas (orga mzatl
vas) ?
b) El desarro l l o tecnol ógico ¿se o r i entará h acia e l
i nvento d e n uevos productos , o nuevas forma s d e
prese ntació n, o d e m aneras m á s efic i entes d e
prod u c i r l os ya conoc idos, o d e mejor ar l as co_n­
dicion es de trabaj o , y eso, e n gener a l o segu n
los sectore s ?
e) La tecnolo g ía organiz ativa ¿se h ará a n iv e l de ra­
ciona l ización dentro de la empres a, de eficien c i a
de l os servic i os púb l i cos y l a i nfraest ructura . o d e
l a p l a n ificac i ó n i mperat iva , g u i a d a por u n Proyec ­
to Naciona l ?
Capacidad d e i n n ova r y crea r
Está basada, por supuesto , en l a existencia de recur­
sos humanos , i nstalaciones y equipos adecuados. Pero
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CAPfTULO V I l
V i a b i l i d a d física
''Con paciencia y con saliva . . . "
D e l refranero argentino
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l . U n idades de medición
El costo físico de satisfacer una m eta en e l grado
-cuanti y cua l itativo- establ ecido por el Proyecto Na­
ciona l debe calculars e a part i r de los métodos de pro­
ducción que se uti l izarán, existentes o a i nstalar. La defi­
n i c i ón misma de cada método i nd ica q u é cantid a d de re­
cursos de cada clase requi e re : trabajo, i nsumas, bienes
de capita l , i nfra�?structura , etcétera, y s u s partes impor­
tadas.
Para los b i enes p roducidos o uti l izados, las u nidades
fís icas que m iden su cantidad son las natura l e s : n úmero
de p i ezas, metros, tone l adas, l i tros, etcétera .
Para los servicios -sal u d , peluquer ía o prédi ca rel i ­
g iosa-, la medida natura l e s e l cubrim iento: n ú m ero d e
personas servidas. En ambos casos , l a especificación
cual itativa previa debe ser com p l eta . Si la producción de
vivienda se m i de en metros cuadrados c u b ierto s , es fác i l
cump l i r metas con trampa con struyend o galpon e s ; s i s e
mide e n número de h ab i taciones, haciéndolas m u y peque­
ñas. En el caso de los servicios es aun más fáci l a umentar
e l cubrimiento a expensas de l a cal i d a d : el n úmero d e
pacientes atendidos puede e l evarse d i s m inuyendo l a du­
ración de la consulta; la rel a c i ó n cubri m iento versus pe­
netración no está muy estudi ad a para l a p rédica r e l igiosa ,
pero sí para l a pub l icidad, donde se han hecho l o s inten­
tos más costosos de cuantificar monetariamente estos
probl emas . Penetra c i ó n , cal id a d , conte n i d o , son expresio­
nes que denotan e l efecto q u e se desea lograr con e l
servicio, y que es l o que l o define cual itativamente.
La med i ción fís i c a parece requeri r h omogeneidad d e l
p roducto, pero esto es m u y d ifíc i l d e conseg u i r , a u n den­
tro de una m isma unidad productiva. U na fábrica texti l
p roduce tel a s de diferentes c a l i dades, u n a fábr i c a de za­
patos produce d i stintos model o s , un mismo médico atien­
de pacientes de disti nta gravedad. Como no s e pueden
sumar peras y manzanas, se i ntroducen eval uadores o pre­
cios para homogeneizar. Dando preci o s a cada modelo
285
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m ía ' " fij a , en pri mera aproximac 10n . Puede i ncl u i r distin­
tos tipos de máqu inas , pero 8n p roporci ones fijas -como
una receta de cocina- y eso también val e, aunque me­
nos , para las d i stintas categorías de m a n o de o b r a . Por
suouesto muchas veces esta " pri mera a p roximac i ó n " será
gro sera, si b i e n siempre menos engañosa que s i se l a
reemplaza por el costo monetario d e los equi pos, que
depende de c i e n factores financie ros, i m positivos Y co­
1
yu11tura les.
o cal idad, se puede calcular el valor tota l de lo producido ,
como s i fuera homogéneo ( l i nea l mente : a l multipl icar ca­
da cantidad por su precio y luego sumar, se está haciendo
lo que en álgebra se l la m a una combinación lineal de esos
productos) .
E n real idad, a l sumar peras y manzanas estamos dán­
doles igual p reci o , de modo que estos eval uadores i nc l u­
yen en particular la cuantificación física ingenua. Se ve ,
pues , que s i se está d ecidido a homogeneizar l i neal mente ,
el problema no es conceptual s i no práctico : ¿ cómo se
fijan esos precios? Es evidente que s i i m ponemos como
meta a una fábrica de zapatos prod u c i r por valor V, a
ci ertos preci os , y hay un mode l o que tiene asignado un
precio demasiado baj o , d i cho model o no se producirá,
aunque sea e l más deseable desde otms puntos de vista .
Nos encontramos de n uevo con una fa lacia cuantitativa .
La solución es usar precios que reflejen fiel mente
los objetivos del esti l o . Cómo puede hacerse, se verá
más adelante. Por ahora nos i nteresa señalar un caso
i mportante en el cual es pos i ble presci nd i r de l os precios,
o aun más, es i ndiferente qué p recios se usa n , de modo
que podemos segui r en el plano físico.
Es el caso de estructura constante de la producción.
Si por cada pera se van a prod u c i r s i e mpre dos manzanas,
es i n diferente que se m ida l a p roducci ó n total por el nú­
mero de peras o de manzanas, o de a mbas sumadas , o
eval uadas a precios cualesqui e ra -pero s i empre los m is­
mos- con tal que no se cam b i e de criterio sin avisar.
Las fábricas no cambian su estructura de producción a
cada momento : se fijan un plan que s iguen durante perío­
dos más o menos prolongados. Con m ayor razón ocurre
así donde ese plan de producción es fijado o aprobado
por una instancia superior. Puede suponers e , por ejemplo,
que toda fábrica tiene una estructura de producción que
varía poco durante cada año aunque puede variar más de
un año para otro .
En condi c i ones de estructura constante , pues, cual­
quier un idad constante -ki los o p recios- perm ite med i r
fís i camente l a producci ó n .
P o r otra parte , cada m étodo de producción tiene a su
vez una estructura constante de compos ición : una " anato286
2. Coeficientes técn icos desag regados
Ahora debemos defi n i r los coeficientes técni cos que
permitirán calcular los requisitos de cada plan de p roduc­
ción : coeficientes de i nsumos , de capita l y de trabajo, di­
ferentes según el p roducto y e l método de producción.
Supongamos que s e están producie ndo anual mente
N p a res de zapatos por el método Z y q u e queremos au­
mentar esa p roducción en un 1 0 % . Debemos d istingui r
tres casos típicos:
a ) Se está trabajando con más del 1 O % de cap:acidad
ociosa. En este caso la puesta en marcha del a umento
es casi inmed i ata --tiem po de gestación n ulo- p u e s sólo
hay que aumentar los i nsumas -cuero, tel a , goma, c l avos,
e lectri c i dad, etcétera- y las h o ras trabajadas, en la mis­
ma proporción : 1 O % . Se dice que la elasticidad de los
insumos y l a mano de obra es i gual a uno con respecto
a la producci ó n .
Esto e s s ó l o aproxi mado : no todas l a s categorías d e
trabajadores s o n i gual m ente el ásticas: probablemente los
empleados a d m i n i strativos no tengan que aumentar sus
horas de trabajo (elasti cidad i g u a l a cero) . y el p e rsonal
técnico algo menos del 1 O % (elasticidad e ntre cero y uno) .
S i esto se cumple con suficiente a p roximac i ó n , pue­
de s i m p l ificarse todavía más la expresi ó n algebrai c a del
problema i ntroduciendo los coeficientes medios : si se
gastaron C toneladas de cuero para fabricar los N pares
de zapatos, el coeficiente C/N (toneladas por zapato) se
l l a m a el coeficiente de i nsumas o de Leontiev, de origen
cuero y desti no zapatos. Para saber cuánto cuero se ne¡
J
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287
casita para producir NN zapatos, basta multipl i ca r ese
coeficiente por NN.
Del mismo modo si h i c ieron falta H H i (horas-hombre
de categoría i ) para p roduc i r N pares, e l cociente H H I/N
se l lama " coeficiente de trabajo ", de categoría i, y basta
m u l ti p l i carlo por NN para saber cuántas horas-hombre
se necesita rán para p roduci r NN pares, s i empre que se
trate de una categoría con e lasticidad uno. Para saber
cuántas personas se necesita n , basta d i v i d i r e l número
de horas-homb re por l a duración del HAN (hombre-año-nor­
m a l , defin ido en pág. 268) .
b) No hay capac i dad ociosa, pero se está a más del
1 0 % de l a capacidad máx i m a . En este caso puede obte­
nerse el aumento deseado s i n constru i r nuevas fábricas ,
aunque debe p rocederse a una reorgan ización, que l l eva
a l gún tiempo y recursos. El tiempo de gestación no es
cero pero es d e l o rden de pocos meses, dependiendo de
l a existencia de personas e i nstituciones adecuadas para
esa reorganización, que forma parte de lo que hemos
l lamado " infraestructura i nstituciona l " . Las tareas a reali­
zar pueden consistir en raciona l izar l a forma de trabajo,
organizar un nuevo turno, dar u n curs i l lo de capacitación
espec i a l a l persona l , agregar a lguna máq u i na para e l i m i nar
un estrangulami ento, etcétera.
Si l a organización puede real izarse con personal de
la m isma empresa p roductiva, se l e asigna como costo e l
tiempo dedi cado a e s a tarea , m á s l o s i nsumas especiales
que hayan sido necesarios. Ese costo se clasifica como
una i nvers i ó n .
Si partici pó otra i n stitución -de asesora m iento o
racional ización- mediante un e q u i po técnico, l a i nversión
es e l número de horas que req u i ri ó ese servicio.
Para los i nsumas y mano de obra se s igue e l m ismo
p rocedim i ento que en e l caso a ) .
E l persona l e insumas d e mante n i m iento y reparacio­
nes ten d rán ahora una e l asticidad mayor que uno, y hasta
es pos i b l e que se requie ran los servicios de a lguna i ns­
titución espec ia l .
e ) S e está trabajando a capacidad máxima. E s ne­
cesario entonces insta l a r nuevas fábr i cas , lo cual i mplica
un tiempo de gestación d e l orden de un año, como m ín i mo .
Rara vez se i n stalará una capacidad qlJe a lcance exacta­
mente para el a umento deseado, porque h emos d i cho que
cada m étodo es un " p aq uete" d e tamaño mín i m o fijo, y
porque no hay n i ng ú n i nterés espec i a l en mantenerse
funcionando al máximo.
Cada "paquete " d e l método Z dice p o r defi n i c i ó n cuán­
tas máquinas de cada c lase y cuántos m etros cuadrados
cubi e rtos de c i erta clase requiere. Si un p aquete p roduce,
a capacidad norma l , NZ zapatos por a ñ o y requ i ere Mj
máq u i nas de t i po j, puede defi n i rse un " coefic i ente nor­
mal de i nvers i ó n /capaci d ad " para j, divi d i e ndo Mj/NZ que
en real idad sólo tiene i nterés a un nivel mayor de agre­
gac i ó n , pero s i rve para comparar " i ntensidades d e capi­
tal ". Dada l a estructura "anatóm ica" constante d e cada
método, podemos dar p recios a todos l o s equi p os de Z
y a l l oca l , y s i I NV es e l valor total del paq uete Z a esos
precios , l lamamos " coeficiente de cap ita l " al cociente
JNV/NZ.
Si se i nsta lan dos paquete de Z, la i nversión será el
dobl e en todos sus aspectos m ateriales : construcciones,
equ i pos. La e lasticidad es pues igual a uno, aproximada­
mente .
Pero la i nstalación de una u n idad p roductiva requie­
re además estud ios p revios , puesta a p unto y d iversos
otros servicios, que en general tienen una e lasticidad
mucho menor que uno, lo cual es otro motivo para no ha­
cer i nsta laciones mín i ma s .
Estas nuevas i nversiones p u eden ser necesar i as ade­
más por desaparición de fábricas o máquinas ya dema­
s iado v i ejas (desgaste, obsolescencia). S i n l legar a eso,
en l os tres casos hay, como d i j i mos, un c osto en repara­
c iones y mante n i m iento que tam bién puede exp resarse
por un coeficiente técnico.
Lo que hemos dicho para fábricas d e zapatos vale
también para p roductos menos m ateri a l e s .
3 . Casos d e servicios sociales
La enseñanza escolar puede hacerse tam b i é n por
d iversos métodos de p roducci ó n . Cada u n o de e l los es
289
288
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también u n " paquete " con d iversas ca racterísticas ma­
teriales y o rganizativa s : s i m p l e o dobl e escolaridad o i n­
ternado y, según eso , edificio con comedores y dormitorios,
o sólo aulas , y de éstas el número y capacidad. I nstru­
mentos y equi pos varios, número y cal i dad de maestros,
asistentes, personal auxi l iar, etcétera .
Hay también capacidad h istórica, normal y máxima
-aunque en este caso es frecuente que la histórica esté
por encima de la normal·--, pero como en casi todos fos
servicios, la cal idad del " p roducto " puede baj a r mucho s i
se trabaja a a lta capacidad, a menos que se:1 tomen me­
d idas organizativas especiales.
No hay i n conve n iente en defi n i r coeficientes de ca­
p i ta l , trabajo o i nsumas para cada método, si se lo es­
pecifica como hemos d icho. Lo m ismo puede hacerse e n
e l sector salud, separando primero las d iversas activida­
des sanitarias y Juego J os d iversos métodos de p roducir­
las . Así, cada t i po de campaña de i n m un ización, cada ti­
po de hospita l , tendrá sus propi os coeficientes.
Lo m ismo p uede hacerse para necesidades como l a
parti cipación , o c i o creativo, i magen del mundo , autono­
m ía y otras cuya cuantificación parece i mp robable. El
método es siempre e l m i s m o : se hace pri mero el aná­
l isis cual itativo de las posi bles formas o métodos para
satis7&cer esas necesi dades . Se verá que con pocas ca­
tegorías se cubren las modal idades más típicas y que los
casos i ntermedios, inevitables, pueden a s i m i larse s i n ma­
yor d i ficultad a a lguno de Jos típicos . Estos métodos tí­
p i cos pueden ser descriptos como paquetes de roles, lu­
gar, muebles , equ i pos, i nsumes, con los cuales se puede
cubrir " normal mente " a N personas, es decir, p restarles
el servicio s i n d ificu ltades especia les y con la cal idad
deseada. Estos datos s i rven de base para calcular cUán­
to más de cada recurso se requ i e re pam aumentar el cu­
brimiento a i g u a l dad de cal idad. Para e l l o , es verdad, hay
que hacer alguna estimación de las elasticidades que he­
mos i ntrod ucido antes , cosa que p uede hacerse por com­
paraciones h i stóricas e i n ternacionales y por consenso de
expertos, como expl i caremos más adelante .
Nótese que lo que se cuantifica e n cada caso son
Jos recursos y no Jos efectos . Éstos vienen dados de an200
temano por la descripción cua l i tativa del servicio Y sólo
se cuantifican e n su cubrim iento .
Así, s i un esti lo s e propon e i nculcar cierta i m agen
del m undo ' tiene en p r i m e r lugar que defi n i r con c ierta
claridad el servicio que qu iere p roduci r : e n qué consiste
esa imagen del m u ndo, con qué p rofundidad desea q u e s�
comprenda y que se comparta. Luego comparará l o s di­
versos métodos de producción : l i b ros, p redicador e s en
las esquinas, te levisión, cartel e s cal lejeros, maes � ros,
etcétera . Cada uno de estos m étodos , p a ra produ c i r el
efecto deseado , tendrá costos d istintos y u na capacidad
normal de cub rimiento d i sti nta . El "paquete" f o rmado
por un p redicador callej e ro, un megáfono y un caj ó n , tie:
ne recursos m uy fáci lm ente cuantificabl e s , Y u n cubn­
.
m iento calcu l a b l e , según la esq u i na donde � red 1 q ue, o
en promedio. Pero segu ramente no alcanzara el e fecto
deseado a menos que se haya s i d o muy modesto e n los
objetivos .
E l método de los l i bros tiene costos c a l culab l e s , que
deben i nc l u i r la neces idad de a utores adecuados. Su ca­
pacidad normal de cubri m i ento no es grande, � ero s u ca­
.
pacidad máxima es mucho mayor s i se hacen mvers 1 ones
"organ izativa s " corno la publicidad .
En el método te lev i s ivo , u n a sola " un idad p r oduc­
tiva" puede tener un cubrimiento amplísi m o , pero e n este
caso hay una l i m itación de i nfraestructura : el número de
receptores y canales i n stal ados. Como los cam i n o s , el
agua corriente o la pol icía, la tel evis ión es i � fr� estructu­
.
ra pues puede ser usada para produc 1 r muy d1st111tos ser­
vicios , no sólo entrete n i m iento .
L a s necesidades de i nfraestructura s o n a vec e s cal­
culables a partir de los m étodos de producción o de los
objetivos mismos : El riego es función d e l tipo Y ca � ! i­
dad de producc ión ag rícol a; el agua potab l e es f_u nc1on
.
del tamaño y distribución reg ional de l a poblac10 n . En
otros casos , como los caminos , es preferi b l e cal c u l a rlas
en función de la actividad general de cada zona, con al­
gunas consideraci ones cual itativas sobre el tipo de esa
actividad. Su e�tudio se hace como los G randes P royec­
tos que veremos en el parágrafo 5 .
l.,_..'
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291
4.
Coeficientes h istóricos
Los eoeficientes técni cos que hemos calcu lado son
.
.
h r stoncos : se basan en l o ocurrido en el pasado · cercano.
Pero n � eran los m ismos en el pasado l ejano, y no hay
por que suponer que esos va l o res serán los m i smos en
e! futuro, sobre todo cuando e l esti l o i m p l iC[-1 transforma­
ct ? nes ge � e ra l es p rofundas de fa sociedad . Así, para un
m rsmo metodo es posible que los coefi cientes de tra­
bajo vayan modificándose a medida que los trabajado"
res t? man otra actitud y reci ben otro entrenami ento.
La c � l � dad de los i nsumas y las máqu i nas puede variar
tamb1en, cambiando s u p roductividad.
Más aún, pueden apa recer nuevos métodos , sobre
los que no tenemos experiencia h i stórica d irecta . ¿ Cuá­
, s � s coeficientes ? ¿ Cómo cambiarán los coe­
l ? � seran
ftc�� ntes an � rguos ? Es ta s � í son cuestiones típ i cas de
, .
fa p rospectrva tecnologrca
que l a l ucha entre las g ran­
des corporaciones ha o b l i gado a desarro l l ar, aunque
sea de manera incipi ente.
Sup? � iendo que estos efectos no existen, y que
l os coefrctentes de cada método permanecerán constan­
tes Y no habrá métodos nuevos , el cál c u l o de requisitos
es conceptu a l m ente senci l lo.
Se e l i � e u na estrategi a de p roducción, es deci r, se
.
dec1d� que m �, to? os se usarán -año tras año- para
cumpftr los objetrvos. Sab iendo cuánto debe p roduci rse
.
,
con cada m etodo,
y conocrendo sus capacidades inicia­
l e s -y por l o tanto cuántos nuevos " paquetes " cada
_
ano-,
pod� mos usar los coeficientes técn icos para
.
calcular cuanto se requ r e re de cada tipo de i nsumo ' de
ca ?a catego ría de mano de obra, de cada c lase de má­
.
quma para t nsta l a r nuevos "paquetes ".
� e tie � en así l � s demandas total e s a cada industria
d e b 1 enes } ntermedros y de capita l cada año. Éstas sa­
.
tJs �acen solo � na parte de dicha demanda, en genera l ,
Y tr � nen ademas que satisfacer l a que s u propio funcio­
na '!l r ento requ iere E l _ l ím ite _está dado por su capacidad
;
.
maxrma (que van a ano a ano según lo indicado por la
.
es trateg i a ) . El resto debe i mportarse , y s i estas i mpor­
taeiones son demasiado a ltas , no hay viabi l idad física.
•
·
292
Pero los efectos de las condiciones de vida y de
trabajo, el entrenamiento, la i nvestigación, modi fican
esos coeficientes y por lo tanto las demandas y la ca­
pacidad. Esos efectos son fundamenta l es : a través de
e l los se expresa el progreso técnico; la posibi l i da d de
aspirar a objetivos ambiciosos ; l a viabi l idad del Proyec­
to Naciona l , en fin. Su cálcu l o es e l p unto más débil
de todo anál i s i s de viabil idad . Lo que puede hacerse se
verá en el parágrafo f i n a l d0 este capítu l o .
5. La agt·egación por sectores
y tecn o logías
El cálculo p roducto por producto y m étodo p o r mé­
todo que acabamos de describir, no es i rreal iza b l e para
el gobierno de un país mediano como e l n uestro s i se
uti l izan bien los sistemas de p rocesamiento de datos
existentes ya hoy, y p arecerá l o más natural e n e l fu­
turo cercano. H ay en l a Argentina unas 200.000 unida­
des p roductivas ; en promedio, cada una de e l l as puede
descri b i rse bastante bien con unos m i l d atos n uméri·
cos. El manej o de 200 m i l lones de datos -qu e no es
n inguna utopía- nos d aría una v isión d e l sistema pro·
ductivo tan detal l ada como l a que hemos d e scripto.
Pero hoy, y sobre todo fuera del g o b i e rno, e s i rreal
p lantearse estudios tan ambiciosos. H a y que a ho rrar­
se detal les, hay que " ag regar", es dec i r , considerar en
conjunto muchas unidades productivas. No tod a s ; ya
hemos dado bastantes a rgumentos para rechazar e s o co­
mo falacia cuantitativa, pero s í agrupándo las en conjun·
tos t"e l ativamente homogéneos en cuanto a su p roduc­
ción, sus req u i sitos y sus efectos , actua l e s y futuros.
El " g rado de agregación " a eleg i r pasa a ser un
problema central empírico, y la manera d e trabaja r con
estos conjuntos, que s ó l o son h o mogéneos grose ra men­
te, pasa a ser un problema central meto d o l ógico. Cuan­
do se agrupan l as u n idades p roductivas ten iendo en
cuenta principal mente el uso de sus produ ctos , se o btie·
nen agrupaciones l lamadas " sectores ". La más g rosera
de las c l asificaciones de este tipo muestra tres sectores:
Agricultu ra, I ndustria y SerVicios, l lamados tamb i én Pri-
293
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mario, Secundario y Terciario (salvo que Primario, por
tradición, i n c luye M i nería ) . Las Naciones Un idas han
p ropuesto una Clasi ficación I nternacional Unifo rme -CI U­
muy d i fundida, que s e a b re a d i stintos n ivel e s . Lo más
frecuente es usar a l guna de sus variantes en 20 a 30' sec­
tores como n ivel bási co para p resentación de estadísti­
cas y una más fina, que puede ir desde 50 ó 60 hasta más
de 400 sectores, para cálculos deta l l a dos .
No es d i fíc i l adaptar estas clasificEJciones a nuestra
l i sta de �ecesidades s i empre que no se sea muy exigen­
te. Un ejemplo concreto se t i ene en l a Nota 1 de este
cap ítul o .
L � s principales defic iencias consisten en q u e nosotros
necesitamos sectores especial es para l a s actividades "cua­
ternarias" de organ ización, coord inación y p l a n ificación
-que deberíamos por ahora i n c l u i r en "Servicios a em­
p resa s "-, y separar en cada sector de consumo los b i enes bási cos de los s untuarios.
Pero donde esta clas ificación se rnuestra más i nsufi­
ciente es en el cálcu l o de req u i s itos , pues cada uno de
sus sectores es demasiado h eterogéneo y cambiante en
s u estructura tecnológica. Así es como los i nsumas de un
m i3� mo secto r varían bastante de un p a ís a otro , y todavía
_ _1entes de capita l y de trabajo . La i m portancia
mas los coef1c
de esto para el cálculo de viabi l idad es tan g rande que nos
o ? l i �a a subdividi r cada sector . Como mínimo habría que
.
d1stmgU 1 r en cada uno dos t1_ pos de e m p resas : por un lado
las modernas, g randes (en p roducci ón ) . i ntens ivas en ca­
p l �a l y, por el otro, l a s demás . En general ocurre que l a
m 1tad o más d e l a producción d e un sector s e p roduce en
unas pocas empresas, i d entificables i nd ividua l mente, l o
cual faci l ita l a i nterpretación d e l a s estad ísticas y l a s me­
d i das de control .
E l criterio que segu i remos aquí es subdividi1· cada sec­
tor en cuatro tipos tecnológ i cos : en un extremo se encuen­
tra n los q ue l la maremos Grandes Pmyectos, aunque ya es­
, termmados.
_
ten
Son aquel las o bras de i nfraestructura
g rande � fábricas y a veces instituciones de servicios qu ¿
por su 1 mportanc1a deben ana l izarse i ndividualmente y re­
quieren l a boriosos estudios de " p re i nvers ió n " y antepro­
yecto s . G randes represas, complejos s i derúrg i cos y de
·
d e � � a n ueva ciu­
otra s i ndus tri as pesa das, cons truc ción
ab 1 l 1dad g eneral .
cont
de
dad , orga niza ción de un siste ma
son ejem plos típ icos .
.
sat"Ja l , l l eEn e l otro extrem o está l a p rodu cc1 0n arte
l a sola
con
o
ia
vada a cabo por i ndiv iduo s por cu,enta prop _ cul t u ra y l s
agn
a
l
�
<> ma
.
ayud a fam i l i a r . Abu ndan te toda v1 � en
tesa
r
a
Esta
a.
n
t
11dus
1
a
l
en
_
serv icios , está d i s m i nuye ndo
b l e de eqU i p o s .
pue de a vec es exi g i r cant idad a prec ia
de m o d o que l a
Las otra s dos cate gorí as s e d ivide n
,
cont e � g a_ � n n�­
más a l ta -e mpr esas med iano -gra ndes
l
tes, l n d lvldu a lmero man eja b l e de emp resa s i mpo rtan
zab l es .
cont ar con
Con este crite rio sabe mos que pode mos
ltas -re s­
a
más
dato s signi ficat ivos para las dos categ orías
Y que l a s
ónucci
prod
la
pons a b l es de la mayo r parte de
s , Y pue­
o
brus
s
o
i
b
a1
r
i
r
suf
?
� 'l!
d o s m á s bajas no pued en
un com ­
ran
tend
s
st1ca
cten
cara
sus
que
de conf iarse en
un gran
son
que
port amie nto esta dísti co más reg u l ar, ya
núme ro de unida des pequ eñas .
cons ide­
Los coef icien tes técn icos d e cada t i po no se
de pre­
es
l
ifíci
d
s
meno
son
s
cione
varia
ran fijos , pero sus
ver si se sigue esta c l asific aci ó n .
m étodo s
C ada G ra n Proy ecto es com o uno de n uestr os
�
s
co
ctura
estru
� ante de
de p rodu cci ó n ante riore s . Tiene
1 S 1 tos pu �­
u
r
s
u
s
nto,
t
o
l
por
y,
�q
ía
�
prod ucció n y tecn olog
tes o di1c1en
den dars e com o lo h i c i mos , m ed wnte coef
rectamente.
ma
Para los otros tres tipos se nos prese nta el p roble
·
póte·
i
h
la
vez
esta
pero
,
s
eo
ogén
heter
de suma r objet os
.
idad
l
rea
a
l
s i s de estru ctura const ante está más a l ej ada de
s
junta
r
trata
mo
-co
Este prob l ema de l a agreg ación
y m olest os
cosas d ifere ntes- es uno de los más típic os
en Fí­
poco
nta
prese
Se
as.
ómic
-econ
de las cienc ias socio
.
l
s i c a , Quím i ca , o i nc l uso en tecno logía i nd ustria
,
6.
Pr�eios y coeficientes a g regados
E l único método p ráctico que se ha encontrado es e l
de cuanti ficar por medio de precios.
,
A cada p roducto y requ i s i to se le fija una ponderaclon,
29 5
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eval uador o precio, l o que permite dar e l "va lor" d e cada
total que se necesi te : p roducci ó n total , total de i nsumas
provenientes de tal sector, total de equipos, de construc­
ciones, de servicios organizativos. Sólo con las categorías
de empleo no se procede así porque son pocas y convie­
ne no mezclarlas.
Pero, por supuesto, s i la estructura no se mantiene
constante, la e lección d e los precios a usar resulta de l a
mayor i m portancia. El i n dicador d e volumen de producción
aumentará más de lo debido si se va dando prefe rencia a
los p roductos de p recios más a ltos . En estas condiciones
puede ser conveniente n o m antener constantes los pre­
cios de un año a otro (esto ya se hace cuando se anal i zan
series largas d e PBI en países de estructura m uy cam­
b iante). Queda además el p roblema de asignar precio a
l os nuevos productos que aparezcan .
� o existe hoy ningún s i stem a com p l eto d e precios.
,
E l unico
que se acerca a eso e s el d e l os p recios d e mer­
cado, aunq ue no abarca una cantidad de servicios a cargo
del gobierno y varía n o sólo en el tiempo s i no de un lugar
a otro, y esas variaciones pueden ser viol entas, d i fíci les
d e prever , y a veces, d e expl icar. En los países d e econo­
m ía planificad a , los precios se fijan por a lguna autoridad
central , perm itiéndose o n o fluctuaciones menores por
acción d e oferta y demanda. Cómo puede hacerse racio­
n a l mente esa fijación d e p recios s e verá en el parágrafo
s i gu iente ; por ahora supongamos que de a lguna manera he­
mos elegido un s i stema de p recios.
Podemos entonces redefin i r los coeficientes técnicos
refiriéndolos a los sectores de la c l asificación e legida .
L lamando " M$" (1\Aegapeso o m i l ló n d e pesos) a l a unidad
de va lor, se tendrá :
-Coefic ientes d e Leontiev, o de i nsumas: l lamaremos
C L (i_, j ) siendo i y j los nombres d e dos sectores, a l valor
de los insumas p rovenientes d e l sector i necesarios
para pmduci r un M$ d e los productos d e l sector j , en
promed io.
-Coeficientes de capita l : l l amaremos CK (i, j, T) -siendo
i y j dos sectores y T uno de los t ipos tecno lógicos del
sector j-, a l val o r d e l os bienes o serVi c ios p rove nlen­
tés de i que en promf::ltl !t> apareten fbrmandt> parte de
,,
una nueva u n i dad produc tiva d e l sector j , tipo T , capaz
de p roduc i r por valor de un M $ por año, a capac idad
norma l .
Debería l la marse , más precis amente , coefic iente de
capital margin al bruto.
-Coef icientes de trabaj o : l lamare mos CT (e, j , T) . s i endo
e una catego ría de empleo (ver cap . VI) al número d_e
hombr es-hora de catego ría e necesa rios para p roduci r
un M$ del producto j, en empre sas del tipo T.
coefic i entes
· Sería más exacto supon er que tambié n l os
d e dessector
l
e
d
ogía
tecnol
la
de Leonti ev depen den d e
tino.
Para bienes i nterm edios o maqui nari as que no s e producen en el país , supon d remos tambié n fijado un P.r � cio
por a l g ú n m étodo . Hará falta enton ces dar otro coefic ien­
·
te que permi ta calcul ar el equ ival ente en moned a extran
no
,
s
vemo
como
jera de ese precio : un ti po de camb io que,
tiene por qué ser el m i s m o para todos los p roduc t? s .
E n cuanto a l a vida úti l de las uni dades p roducti vas, la
agrega ción nos obl iga a medirl a m ed iante un conj unto de
"coefic. ientes d e reposic ión o desgas te"; CR (j, T) s e rá la
fra cc i ó n de la capaci dad normal del sector j , tecnolo gía T,
que d eja d e funcio nar d u rante e l año por haber term i nado su
vida úti l . Se refiere , com o hemos d i cho a ntes, a l a s ma·
quinar ias a repone r de l a unidad p roduct iva , y no p e rmite
expres ar e l g rado de aprove chami ento pos i b l e de l as que
todavía no han " muerto ".
Análo gamente se expre san por coefic i entes l os costos de mante n i miento y repara ciones . Los l lamar emos
" coefi ciente s de mante n i m iento" -CM ( i , j , T)- Y d eben
de
darse por eecto r de origen y d esti no, y tecno logía .
destino.
7. Costos y beneficios
Debem os ahora enfren tar el proble ma de la decisi ón:
con qué criteri os eleg i r entre vari � s pos i b i l idades ; c ? mo
eval uarlas para saber cuál es l a m e¡or. U n a m anera d i rec:
ta d e hacer lo, apta para decisi ones d e corto plazo, s e y� ra
IO·
en e l capítu l o XI I . En éste nds ocupa remos de las deciS
296
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297
nes referentes a l a v i a b i l idad física de un Proyecto Nacio­
nal tota l . Los problemas son de dos tipos : si el Proyecto
es viable, cómo e l e g i r entre las d iversas variantes viables
(ver capítulo VI , 1 ) o entre las d iversas estrategias que
l o hacen viable. S i e l p royecto no es viable, cómo eleg i r
otro que no sea "demasiado" d i fe rente.
T� camos con estos temas l a p e l ig rosa p rovincia de
l a teona del valor, campo de bata l l a ideológico desde hace
más de un s i g l o en economía , y desde que e l homb re es
hombre en ética . Pero como tenemos un problema muy
concreto entre manos y no p retendemos plantear las cosas
en su máxima genera l idad pos i b l e , nuestro camino parece
no p resentar demasiadas d ificultades de aquel tipo.
P � r � aclarar : no ne;: esitamos d iscutir, por ejemplo,
.
, marx1st
la � OSICIOn
� segu � l a cual el va lor de un p roducto
r �s 1de en el trabajo soc 1 a lmente necesario para p rodu­
Ci rlo. � reemos que es en esencia correcta , aplicada a la
humamdad en su conjun �o -pues nos parece evidente, que
.
es e l trabajo, manual e I ntelectu a l , el que nos trajo desde
la nada hasta las pos i b i l i dades de abundancia de hoy-,
pero como nosotros estamos i nteresados en la construc­
ción de P royectos Nacionales, no s iempre será esa la m�­
d i da más úti l .
E n efecto, aquí n o estamos m i rando hacia atrás sino
hacia el futuro, partiendo del p resente, y usando toda fa
h e rencia del pasado como un dato i n i c ia l . No nos interesa
la "esencia" del valor s i no, s i m plemente, averiguar si los
.
objetivos que nos planteamos son a l canzables. No sólo el
trabajo humano entonces, sino también los otros recursos
d isponibles pem no i nfinitos, tienen que ser tomados en
cuenta a l eval uar. Y cuando se trata de un país, l a existen­
cia de un " resto del m undo" hace i nterve n i r de manera
esencial un nuevo recurs o : la capacidad de i mportar. S i
l o s precios de nuestras exportaciones a umentaran cien
veces, o si las naciones r i cas se s intieran obl igadas a pa­
garnos un tributo de cien m i l m i l lones de dólares anuales o
cualquier otro sueí'í o s i m i la r (como es casi l a rea l idad para
a l gunos sultanes petroleros ) , podríamos rea l izar cualquier
estilo no a lérg ico a las importaciones, casi s i n trabajar,
comprando en e l exterior todo lo que nos hace fa lta (véa­
se el Apéndice para un ejemplo teórico) . En este caso l o
'
' '
más p ráctico es toma r e l preci o i nterna c i onal como eval uador de cada p roduct o, indepe ndiente m ente de que ese
p reci o refleje o no el conten ido en trabajo .
. .
Cuand o l a U nión Soviét ica comen zó s u vida , e l prrncl­
pal criteri o de evalua ción era la escase z de bienes de ca­
acu­
p i ta l . El reg u lador de la econo mía era el " princip� de
en
ndo
e
1
d
1
rn
an
estab
se
s
costo
Los
mu lación soc i a l i sta " .
no
y
co,
i
g
ó
l
era
corno
ez,
escas
de
recios
p
los
rea l idad por
cala
a
r
e
o
escas
por los del merca do . Y el recur so más
pacidad i nstalad a.
.
, tal
,
En una colon ia lunar el recur so mas escas o sera
mé­
vez e l oxíge no, y por l o t dnto se dará prefe renci a a l o �
eran
requ1
unque
a
todos que consu man meno s oxíge no,
posib le
más traba jo huma no. Sin duda , en princ ipio es
recur­
n
U
.
esea
d
se
si
jo,
traba
de
des
red u c i r todo a unida
Y pien­
ja
traba
se
i
s
otro
por
rse
plaza
reem
e
pued
o
so escas
o mayo r
sa lo sufic i ente ; pero esto pued e reque r i r un P ! a �
t
l
u
po
Y
.
to
royec
P
ro
�mo, que
�
que los adm itidos en nuest
do Y
corno
mas
lo
sea
que
ifica
n
g
i
s
no
e
l
algo sea pos i b
p ráctico.
men­
Vaya mos ahora a l p ri mero de los dos probl emas
vade
s
idade
l
i
b
posi
rsas
dive
c ionado s : cómo eleg i r entre
able.
i
v
es
estilo
el
o
cuand
tegias
.
riante s y estra
Se ve enton ces que debem os disti n g u i r entre dos ti­
pos de eva l uación :
a ) Comp aració n de varian tes del esti l o , o sea de pe­
un
queña s modif icacio nes de los objeti vos. ¿ P refer i mos
con­
al
o
8
poco más de A a cam b i o de un poco meno s de
trario?
b) Comp aració n de estrategias : ¿ prefe rimos tecno lo­
sos
gías que usan más del recurs o C o del D? ¿Qué recur
debem os ahorra r más ?
En el p r i m e r caso se trata d e compa ra r satisfa cciones
causad as por las meta s : se trata entonce s de prefere ncias,
uti l idades o valor de uso de los p roducto s .
En el segund o se desea ahorrar los recurso s más es­
casos . Son valore s de escasez.
En n i nguno de a mbos casos se trata de "va l o r de cam­
b i o " , pues éste no se refiere al n ivel físi co s i n o al dis­
trib utivo. Dos aclarac i ones. Hablar de va l o r de u s o no sig­
n ifica aceptar la dudosa teoría de l a uti l i da d , clás.iGI?, o ¡no-
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dificar cada meta en ci erto n úm ero de pasos, h acia un
lado u otro.
Uno de estos pasos puede e l egirse como u n idad de
val or. Para todos los esti los creativos q u e requieren tiem ·
po l i bre y, por l o tanto, dan i mportancia central a l tiempo
trabajado, esa unidad puede ser una red ucci ó n del 1 °io
en l a s horas anuales trabajadas .
Los demás pasos se eva l ú a n con respecto a esa uni­
dad. Es una decisión sobre preferencias marginales que
d � rna. N o se tra�a de p �eferenc ias i ndividu ales sino so­
<;:rales, ,Y no se trene la r ngenua pretens ión de compa rar
tod � srno so, ! o �equen� as variac iones a l reded or de una me­
:
ta frJa (en term r nos de curvas de indifer encia, por ejem­
.
, n cesar ro
p l_o, no sena
creer que existe toda f a curva , s i n·o
�
solo u n pequen o arco de e l l a ) .
, Y en c � anto a l os recu rsos escaso s podría creers e
que
.
estan rnclurd
os e n a), ya que entre los obj etivos del esti l o
debe especi fic� rse qué reserv as de cada recurs o se dejan
P�;a la poster rdad. Un esti l o via b l e no tiene, por defini­
eron, _escase ces absolu tas de n i ngún recurs o . Pero como
l � s calcu los que puede n hacers e d i stan mucho de ser pre­
c rsos, todo recu rso que está cerca del l ím ite , aunque teó­
.
rrcame nte a lcance , debe ser consi derado más escaso que
los que t� rminan con reserv as mayore s que las desead as .
En especra l , hay recurso s que tienen que c rearse para que
a l cancen (capacid ad, recurso s humano s) .
Todo recurs o tiene pues una doble eva l uació n: como
meta, su volum en fina l tiene un va lor de uso: como
re­
curso , todos sus vol úmene s uti l izados a l o l a rgo del
Pro·
.
yecto trenen un val o r de escasez, variab le en e l tiemp o.
se efectúa con los mismos métodos y la misma partici­
pación con que se eligió el Proyecto Nacional. E n real i­
8. la evaluació n
. . La forma de rea l izar estas eval uacion es es en prin­
crpro senc i l l a , acepta ndo este p lanteo .
�
. ara cada m eta se dan las desv iacion es que no
trarcr o � an cual itativa mente . Por eso m i s m o no habrá fa
i n­
� onve � rente en defin i r una desvi ación m í n i m a aprec iable
paso (o quant u m , s i s e desea ser pedan te) por
debaj �
de l a cual las difere ncias no se notan n i s i q u iera cuant
í­
.
t� trvam ente, Y que s e toma como u nidad. Puede ser
p0r
e � emplo , una vari � ci ó n d e l 1 % e n l a cantid ad de � i �
rtos
.
b � enes o e l cubrrm rento
de cierto s servic ios bien d efi
- ·
n rdos.
<? ualqui � r técnic a de cuanti ficació n conoc ida e n fas
.
crencr
as socrale s es acepta b l e a quí, pues no nos aparta­
mos de un conte n i do cual itativo dado . .
Cpda variante de u n esti l o consi ste entonc es en mo-
(l. '(;
dad, puede ser una decisión menos part i c i pante , pues se
trata de modificaciones, cuya i m portanci a es secundari a
frente a las características c u a l i tativas del esti l o .
D e esta m anera cada paso recibe u n preci o , que
l lamaremos " valor de uso marg i n a l " , abreviado VU M . Con
e l l os es pos i b l e asignar un valor a cada variante , suman­
do l os VUM positivos o negativos correspondientes a los
pasos en que se desvía cada meta.
Repeti mos una vez más que esta cuantificación trivial es pos i b l e porque ya estaba dada la ubica c i ó n cua­
l itativa . En analogía geométrica : es p erfecta m ente jus­
tifica b l e ree m p l azar un pequeño arco de circunferencia
por s u cuerda o un segmento de tangente, pese a que
es absurdo reemplazar toda la circunferencia por una
recta . Métodos que no tienen validez g lobal pueden ser
a p l i cados l ocal mente y l uego i ntegrados para resolver el
problema g lobal .
H uelga decir que estos VU M se ref i e ren a cada meta por separado , para cada año por separado, p ues l a
urgencia d e ciertas m etas puede variar con e l ti empo .
Para comparar dos estrateg i a s , vamos a defi n i r una noción de riesgo :
Riesgo de una estrategia viable es e l míni m o costo
-medido en VUMs- de bajar 1 % ( u n paso) todos los
recursos iniciales y todas l as h ipótes i s sobre variables
exógenas.
" B ajar" q u iere deci r aquí variar, en el sentid o en que
d ificul ta e l cump l i m i ento de las metas . " Costo " tiene el
siguiente sentido:
A l dismi n u i r l os recursos, es probable que el Pro301
309
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yecto Nacional deje de ser viable, e i ncluso que l a estra­
tegi a en estudio no pueda apl i carse exactamente . Pero
como las modificaciones han sido peqUe ñ as, se adm ite
que pequeñas variaciones en las metas y la estrategia
pueden volver a lograr l a viab i l i dad. S i así ocurre esas
variaciones de m etas, m ultipl icadas por los VUM res­
p � c·ti�os,_ ?an una eval uación de lo que se pierde por la
d1smmucron de recursos . "Costo" será entonces la mí­
nima pérdida, l ograda ensayando d i versas variaciones de
metas y de estrategi a .
S i n i nguna variación pequeña de metas y estrateg ia
v � elve � dar viabi l i dad, e l riesgo d e la estrategia es infi­
mto . Sr las m etas s iguen s i endo viables a l bajar los re­
cursos, el riesgo de la estrategia es cero.
. Dos estrategias se comparan s implemente por el
n esgo que i m p l ica n .
�alfada as! l a estrategia de m ínimo riesgo, podemos
repet1 r este calculo d i s m inuyendo un paso sólo uno de
los r�c �rsos . El costo en VUM que e l lo i m p l ica será por
. .
defm1c1 on el valor de escasez, marginal , de ese recurso.
Lo l lamaremos VEM.
. Lo que hemos hecho corresponde a l cálculo de " preC I O S sombra" en programación m atemática .
De este mo?o resolvemos nuestro primer problema.
E l segundo consr ste en eval uar las d iferencias entre dos
P r? y� c·�os cual itativamente d istintos ; por Jo tanto, en
pnnc1p_r o debemos rechazar la conveniencia de hacerl o
por metodos cuantitativos. Sólo cuando estemos seguros
de que las d iferencias entre dos Proyectos se deben so­
lamente a diferencias cuantitativas entre algunas de sus
m etas , podemos i ntentar i m itar los m étodos anteriores
pa�a compararlos.
�sí, si tenemos los esti los 1 y 2 , cada uno de el los
tendra sus VUM para cada meta -VU M 1 y VUM2- que
pueden suponerse comparables, eva luando l a un idad de
uno con respecto a l a del otro. Entonces , para cada me­
ta en que las d iferencias consi sten sólo en un número
de "pasos ", como los defin imos más arriba, es posible
e�al uar esa dif:erencia asignando a cada paso como pre­
CIO el promed1o de los dos VUM correspondientes . S i
esto puede hacerse para todas l a s metas , se tendrá u n
esti los.
va lor nume rrco para l a d iferen cia entre los dos
Pro­
un
que
Esto es genera l mente apl icable al caso en
me­
e
d
a
rástic
d
ción
yecto no es viabl e, s alvo una reduc
ida­
l
i
b
i
pos
sas
diver
las
ces
tas de cons umo usua l . Enton
com­
ser
en
pued
etas
m
de
a
ltáne
simu
ción
des de reduc
parada s median te los precios VU M .
n atura­
Teni endo los prec ios VEM para los recu rsos b i e es
los
�,
s
todo
de
os
cost
os
l
lar
les, se pued e calcu
ucc1o n.
prod
e
d
o
étod
m
cada
para
es
final
s
y
i nterm edio
Se tiene así una mane ra de comp arar métod os.
9. Efectos de las metas e instrumentos
Aparte de la satisfacción de necesidades y del efecto
d i recto consiguiente sobre sus propios costos, cada
meta puede tener efectos sobre los va lores de m uchos
otros parámetros , coeficientes e indica dores . Ejemplo
típ i co es la i nfl uencia de las m etas educativas s o b re la
prod uctividad del trabajo en todos los s ectores. Típico
también es e l efecto de la diversificación exagerada del
consumo, sobre la productividad del capital (economías
de escal a desperd iciadas), sobre las importaciones Y so­
bre la vida útil de los equipos.
Otros son más difíc i les de medir, sin que nadi e pue­
da negar su i mportancia. Así, el tiempo perd ido por huel­
gas, o ganado por una actitud pos itiva hacia el trabajo,
es i ndudablemente efecto de la i nsatisfacción o sati sfac­
ción general con "el estado de cosas".
Cualquier medida g rosera d e esa satisfacción será
probablemente m enos g rosera q u e no tomarla en c uenta ,
como s i el efecto no existiera . Es pos i b l e introdu c i r in­
dicadores de " satisfacción" para cada g rupo soc i a l , ba­
sados en las d iferencias entre expectativas y logros con
respecto a cada meta o instrum ento. Cada grupo tiene
su propia opinión sobre s us derechos con respecto a ca­
da necesidad, y cuando ella no coincide con lo que el
estilo le ofrece, puede aparecer un e l e mento d e insa­
tisfacción, de diferente importancia según la meta .
Estos efectos sobre l a actitu d de los g rupos socia le.s
se anal izan en el cap. X (viab i l idad po l ítica) , Aqu í sólo
302
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30 3
expondremos a lgunas generalidades sobre el método de
análisis.
Los parámetros que más nos interesan, entre los que
sufren cambios en sus tendencias h istóricas por efecto
de cambios de estilo, son :
Coeficientes de capita l .
Coeficientes de trabajo.
Coeficientes de insumas d iversos .
Coeficientes de vida úti l o desgaste de bienes de capi­
tal (reposición y mantenimiento) .
Coeficientes de importaciones, de bienes o servicios di­
versos.
Coeficientes demográficos : natalidad, mortalidad, morbi­
l idad, población activa , migraciones.
Coeficientes de escolaridad: matrícula, deserción, tiempo
de graduación.
Productividad de la reorgan ización de cada clase.
Productividad de la i nvestigación tecnológi ca .
Productividad d e l a propaganda y prédica d e l estilo, y
otras.
Cantidad y composición de las exportaciones.
Productividad de las reformas i nstitucionales .
Grado de satisfacción de cada grupo socia l .
Indicadores d e oposición pol ítica y confl icto.
Indicadores ele poder y grado de control de d istintos tipos.
Para su análisis es cómodo usar una serie de cua­
dros de doble entrada -uno para cada quinquenio o año
futuro- donde cada columna es uno de los parámetros
que queremos estudiar y cada fi la es una de las metas,
políticas o estrategias, que i nfluyen sobre ellos. Cada
casilla indicaría entonces para el parámetro de esa co­
lumna qué modificación debe esperarse, con respecto
a lo que su tendencia histórica indicaría para ese aí'ío ,
por efecto del cambio de la fi la respectiva (con respecto
a su propia tendencia h istórica).
Debe estimarse previamente, pues, como base, el
valor que tendría cada parámetro y cada meta -en el
año en cuestión- por extrapolación estadística de su
tendencia histórica de l os últimos años, como hace la
Futurología usual.
Si l os efectos de diferentes filas no pueden separar-
se porque actC1an en conjunto, es preferible agruparlas
en una sola.
Para cada coeficiente tendremos así una lista -co·
lumna- de los efectos que sufre, positivos y negativos,
y de magnitudes diferentes, que en general se � u ponen
, reglas mas com­
aditivos, o pueden combinarse segun
plejas s i parece necesario. Con el efecto total se corrige el valor básico extrapolado.
.
El valor n umérico que se coloque en cada casilla
como correcció n a la tendencia h istórica debe ser calcu­
lado actualmente por consenso de expertos Y co � p � ra­
ciones históricas e i nternaciona les, pues los conocimien ­
tos teóricos no son todavía suficientes para dar reglas
genera les . Recordemo s que esto no es . u�a con� �a?ic­
ción : el hecho de que los expertos , espec1al 1stas o Cien­
tíficos" no puedan ponerse de acuerdo para establece r
una teoría, o ley general, válida para todos los casos, no
significa que lo mismo va a suceder cuancl.o se concen­
tran en un caso particula r. Por el contran o, puede lo­
grarse entonces bastante unanimid ad, Y es de .esperar
que de la acumula ción de estos acuerdo s particula res
surja algún día la ley genera l .
.
Por otra parte, el cuadro o matriz permite usar cn­
terios comparati vos que facil itan las estimacio nes y, a
veces -cuando se trata de metas cualitativas y efectos
poco estudiados- , es �asi el único instrumento que se
tiene para hacerlas . Las cas i l l as que se va � l l enando
dan cotas para l os valores de l as otras, que as1 van que­
dando determi nadas en una primera aproximaci ón nada
despreci able.
Se llena primero l a fi la mejor conocida, correspondiente a alguna meta o i nstrumento cuantificable o bien
estudiado. Se toma l uego la columna más fam i l iar, Y
usando como referencia el valor de la casilla ya calcu­
lada (en la fila anterior), se l lenan las demás, por orden
de confiabi l idad.
Con estas fila y columna como referencia, se siguen
llenando las demás cas i l las de la matriz, también por or­
den de familiaridad, y usando todos los valores previa­
met'lte estimados en sus respectivas filas y col umnas pa­
ra acotarlas en primera aproximación. Una vez l lena la
304
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matriz, se l a revisa para ajustar los valores que por co­
herencia i nterna resu lten i nsatisfactmios. Estos aj ustes
pueden hacerse matemáticamente si se dan las relacio­
ne3 de magnitud o de cual q u i e r otro tipo que se desee
respetar, sean i gualdades o s i mplemente des igua ldades
(para este procedi mi e nto matemáti co, el autor d i señó un
mtodo que puede verse en [ 2 ] , capítu lo 1 1 ) .
Al anal izar los efectos d e cadn meta , e s necesa rio
tener en cuenta como marco de referencia todas l as ca­
racterísticas del esti l o . Por ejem p l o , no da igual i ncre­
mentar la educación superior -en cubri m i ento- en un
marco de seguidismo tecnulógico que en uno de auto­
nomía . Esto es lo más cerca que podemos l legar por
ahora a medir " efectos de orden superior".
También desorociaremos
las i nfluencias mutuas en­
'
tre coeficiente s : e l grado de satisfacción i nfl uye sobre
casi todos los parámetro
s ; lo mismo la p roductividad de
.
la investigación tecnológ ica ; el coeficiente de capital i n­
fluye sobre e l de trabajo, etcétera.
1 O . Elasticidades
Cuando se trata de cambios no muy g randes en las
metas (variantes de un esti l o ) o en l os i nstrumentos (va­
riantes de una estrateg i a ) , es conven iente ir i ntroduci en­
do en estos cálcu los el concepto de elasticidad -o de­
rivada logarítmica, bien conocido en Economía- que, a
med i da que aumente l a experiencia con estos métodos,
perm itirá d i s m i n u i r l a arbitrariedad actua l de muchas es­
timaciones.
Las e l asticidades son números abstractos, i ndepen­
d ientes de l as u n idades de medición y cuyos valores tie­
nen entonces una i nterpretación i ntuitiva i nmediata, que
faci l ita l as comparaciones entre todo tipo de fuentes.
Cuando todas l as ma�¡nitudes son c u antificables, la
e l astic idad de un coeficiente C con respecto a una rne­
ta M -o cua l q u i e r otra vari a b l e- es l a variación por­
centu a l que su fre C cuando M se mod i fi ca en 1 % ,1 con
1
Como s e ve, no somos partidarios de dar defi n i ciones " rigu-
el s i gno que corresponda, a igualdad de los demás fac­
tores . Con las s i g u i entes observaciones :
� Cuando M no es estrictamente cuantificable, p e ro se
ha pod i do defi n i r e l " paso" o variación m ín i ma apreciable
de que hablamos más a rriba , se sustituye el "1 %" por
dicho paso, que se tratará de expresar en lo pos i b l e en
térm inos re l ativos , es decir, i ndependientes de l a s uni­
dades usadas para M .
- Si M es una magnitud compuesta de varias otras , sus
camb ios y pasos se entienden a estructu ra constante
(vectori a l mente : en la m isma d i rección d e l vector base).
- Si no tiene sentido l a condición de ceteris paribus , por­
que toda variación de M es siempre acomp añada p o r otros
camb i os correl ac ionados , entonces no tiene tampoco in­
terés defi n i r l a e l astic idad de C con resp ecto a M sola,
sino con respecto al conjunto de metas que varía n jun­
tas (en e l l enguaje del Aná l i s i s : las e l asticidades , que
son derivadas parciales l ogarítm i cas, se calculan s egún
ciertas d i recciones en el espacio de las M , que no s iem­
pre coinciden con los ejes ) .
- Se adm ite que haya d i ferencia numérica -no s ó l o de
s i gno- entre e l efecto de aumentar 1 % o dism i n u i rl o ;
e s decir, puede haber una elasticidad haci a arriba y otra
hacia abajo, d i fe rentes .
- Se s upondrá que hay linealidad local ( logarítm i c a ) : 2,
3 ó 4 pasos en l a misma d i rección producen efecto do­
b l e , triple o cuádruple que uno s o l o . O sea, mientras el
cambio en M sea "pequeño", s u efecto s e obtiene mul­
tipl icándolo por la elastic i dad. Si e l cam b i o es g ra nde,
puede ser necesario d i v i d i r su recorrido e n varias p a rtes
y usar en cada una una e l asticidad diferente.
Cuando la e lasticidad puede considerarse constante
es porque l a representación gráfica de C en fun c i ó n de
M es una recta , en papel logarítmico. Esta l i neal i da d lo­
garítmica es más frecuente entre varia b l e s biológ i cas y
socia l e s que l a l i neal idad d irecta d e l a Físi c a .
rosas" e n el sentido del Aná l i s i s : hablar d e infinitési mos n o tiene
n i ngún sentido para variables socioecon ó m icas , e sencialmente dis­
c retas. S i 1 % es un quántum demasiado grosero en a l gunos casos,
supondremos que el usuario comprenderá que debe usar uno m e nor.
306
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Otro uso senci l l o d e l as el asticidades es l a compa­
ración de cas i l las de la matriz de efectos a que nos re­
ferimos en el parágrafo anterior. En genera l hay menos
i nsegu ridad al dar sus val o res relativos -la cas i l l a x
debe val e r E veces más que l a z- que s u s val ores abso­
l utos -la cas i l l a x vale tanto-; y si los efectos se miden
porcentua l m ente, E es la e lasticidad re lativa de x con res­
pecto a z Conocidas todas las e l asticidades relativas y
uno solo de l os efectos , se los puede calcular todos .
Por ú ltimo, es a veces conve n iente dar l as e lastici­
dades de l os efectos no con respecto a los cambios de
metas o i nstrumentos , s i no con respecto a los cambios
de uso de recursos que eso i m p l ica.
Cada cambio de p o l ítica con respecto a l a tendenci a
h i stórica s i g n ifica u n costo extra en recursos -qu e pue­
de ser negativo-, que se cal c u l a como ya hemos visto,
mediante los coeficientes cuyas modificaciones estamos
anal izando. No hay s i m u ltaneidad porque los efectos es­
tán desplazados hacia el futuro con respecto a l os cos­
tos (y sí la hubiera, se la resol vería por aproxi maciones
sucesivas) .
Sí u n ci erto cambio D M , en l a meta M , produce un
cambio OC en el valo r d e l coefic i ente C para e l año pró­
ximo, y req u i e re un i ncremento DA en el uso del recurso
R, podemos e l i m inar la necesidad de cuantificar D M , pa­
sando d i rectamente de los D A a l os O C .
Esto sign ifica considera r e l cambio en M corno " u n
p roceso tecnológ ico para prod u c i r cambios en C " , y
los cocientes DC/DR serán l os análogos de los coefi­
cientes de i nsumas, trabajo o capital de una unidad p ro­
d uctiva cualquiera. DM pasaría a ser sólo el nombre de
un método para cambiar C, que requ iere ciertos recursos .
Es l a i nterpretación "desarro l l i sta " de l a s metas educa­
tivas : son un método para mejorar la p roductividad, a
cierto costo.
En m icroeconomía, cuando una empresa decide au­
mentar la p roductividad del trabajo racional i zando más
su organ ización, no neces ita defi n i r una meta M de ra­
ciona l i dad y cuantificar su cam b i o , sino sólo estimar e l
costo extra q u e eso req u i ere.
A escal a nacional esto no se hace. M uchas veces
se obtienen efectos i mportantes con costos rea l es casi
n u l o s : hay metas de participación que s o lamente requie­
ren p repara r y firmar u n decreto. Se usan en esto recur­
sos humanos de un n ivel que no se p re sta a l a cuanti­
ficación, a pesar de que es b i e n sabi d o que e l tiempo
de l os l íderes es un recurso muy escaso, y que l a nece­
s idad de redactar muchos decretos s i m u l táneamente pro­
duce errores o al menos retrasos que pueden ser g mves.
Véase l a Nota 2 al final del capítu l o , para un ejemplo.
1 1 . U n caso iiustrotivo
Aunque los resultados sobre viabi l idad obte n i dos con
estos métodos se anal i zarán en el capít u l o X I , a d e l anta­
rnos a títul o i l ustrativo un resumen muy b reve de a l gunos
experi mentos l levados a cabo en CENO ES -véase [ 4]­
sobre datos correspon d ientes a Venezuel a .
S e anal izan dos esti los, l l amados también CONS y
C REA, que coi nciden a p roximadamente con los que he­
mos descripto aquí con esos nombres, lo cual n o es ca­
sual idad. La d i ferencia más i mportante es que C R EA es­
tá defin i do en forma más tím ida que a q u í , ten i e ndo en
consi deración por adel antado su v i a b i l idad pol ítica en Ve­
nezu e l a : así, t iende hacia el soc i a l ismo con gran l entitud
Y no l lega a a l canzarlo en 30 años. Tiene todavía g ruesos
defectos de d istribuc i ó n , pero de todos modos l a s dife­
rencias con el otro esti l o res u l tan claras .
E n e l cuadro adju nto presentarnos u n resumen de los
i nd i cadores socioeconó m i cos p r i n c i pales. Para m á s deta­
l les sobre l a s variabl es y l a s m etas, y una descripción
del modelo matemát i co usado en el cá l c u l o , ver la pu­
b l i cación citada, o u n resumen p revio d e e l l a con resul­
tados prel i m i na res [3] .
La d i ferente viab i l i dad de a mbos esti l os se n ota es­
peci a l mente en el monto de l os serv i c i os de l a deuda
externa (en CONS l lega a ser el 78,7 % de las exporta­
c i ones ) , e l desahorro de los grupos de b ajos ingresos, y
e l desf:}rnpleo y sube m p l eo (rnarginalidad ) . Por otra par­
te, l a s metas de consumo propuestas p a ra cada uno de
los cuatro g rupos soc i a l es son más satisfactorias en
C R EA que en CONS para los grupos de bajos i n g resos.
309
308
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o
I N DICADORES
P R i N C I PALES DE LOS EXPER I M E NTOS BASE FI NAL:
CONS ( 1 79) V C R EA ( 1 78)
1975
INDICADOR
CONS
PB! : tasa media de crecimiento, %
2000
1975
9.306
5. 7 1 7
1 7,3
2,4
5,2
PBI por habitante (en Bs de 1 966)
5.792
Productividad : tasa media de crec i m . , %
5.9
1 1 .603
1 ,9
Desocupación, en % de pobl. activa
5 ,3
Participación del subempleo urbano en
% de la ocupación total
2000
CREA
2,0
- 0 ,3
7,3
1 3 ,9
4,9
2,1
Inversión bruta, en % del PBI
22,6
23,2
1 9 ,7
2 1 ,0
% importado de la inversión en equipos
90,6
83 ,6
87,6
67,5
Salario promedio (en Bs 1 966 por mes)
745
1 .244
779
1 .656
R elación entre máximo y m ínimo salario
medio sectorial
1 0 ,2
5,4
9,1
3,3
Participación del
nacional, en
43,3
5 1 ,4
46,4
65,7
trabajo
en el ingreso
%
--------,�
·�..-- ..
4
.·,·.-� :..i"v_ . .i-.;.�.·-··.
:· · -,. • •
. ,,,..�"""-···· '�·"'··· · -
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Distribución del ingreso por tramos:
A: % de familias. 8: % ele/ ingreso
B
A
Altos (más de Bs 3.000 por mes)
Medio Altos (Bs 1 .500 a 3 .000)
-
34,0
7,3
25,8
1 6, 1
A
2,2
1 3 ,0
A
B
7,0
2 1 ,4
1 6 ,6
23,0
B
A
B
29,8
0,7
2,0
26,5
6,9
9,8
82,1
6,1
500 a 1 .500)
50,5
34, 1
6 1 ,9
50,6
52,5
37,5
8 1 ,4
Bajos (menos de 500 por mes)
26,1
6,2
22,9
4,9
24,0
6,2
1 1 '1
Medio Bajos ( Bs
(Los u mbrales se hacen crecer a l mismo
ritmo que e l PBI por habitante]
Ahorro de las fam i l i as por tramos en %
del ingreso después de i mpuestos
Altos
Medio Altos
Medio Bajos
Bajos
L! ! ,6
56,3
2,6
4,7
1 i ,5
33,6
23 , 1
20,5
1 25 ,2
- 22,3
-
- 1 0,2
- 47,4
- 74,3
640 , 1
257,0
572,0
o
556,0
1 98,0
335,0
o
Bajos
de
I m portaciones en % del PBl
w
58,2
- 22 , 1
Déficit de viviendas, en m iles
Medio Bajos
Superávit total del gobierno, en %
sus ingresos
3 1 ,9
Servicios de la deuda externa, en % de
las exportaci o n es
-
1 8 ,6
., n
v,O
1 5,3
1 ,9
1 2 ,3
8 ,2
1 1 ,6
6.9
2 ,4
78, 7
0,9
1 ,5
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Notas a l capítu l o V i l
Nota 1 . Desagregación sectorial utilizada en el estudio de Venezuela
Hay otra c la s ificación por su papel en las relac i o n es ele producción:
1 ) Patrones
2 ) Trabajadores por cuenta propia
3 ) Asa l ariados
4 ) Ayudantes fa m i l i ares
El modelo matemático usado en el estudio venezolano [ 4] tiene
una desagregación apreciable.
N o reproducimos la d esagregación por propiedad del capita l ,
grupos sociales ( 4 niveles d e i ngres o s ) . tipos el e endeu d a m i ento ,
etcéte¡·a. Pueden verse en la obra citad a .
Producto: está desagregado en 19 sectores, muchos de l os cuales
se subdividen a su vez, según técnicas el e producción, tamaño de
empresas u otros criterios su geridos por sus nombres. La l i sta
completa es:
Sector 1 : Agricultura. Subsectores:
Sector 2: Petróleo
Sector 3 : Resto el e la Mineria
Sector 4 : A liment. bebidas, tabaco
Sector 5 : Textiles y Confección
Sector 6: Bienes intermedios
Sector "! : Resto del Consumo
Sector 8 : Industria mecánica
Sector
9:
Construcción ele vivienda
Secta¡· 1 0 : Resto de construcción
Sector 1 1 :
Sector 1 2 :
Sector 1 3 :
Sector 1 4 :
Sector 1 5 :
Sector 1 6 :
Sector 1 7 :
Sector 1 8 :
Servicios básicos
Transporte, etc.
Comercio y finanzas
Serv. person. y a empr.
Esparcimiento
Salud
Educación
Gobierno
Sector 1 9 : Propiedad de vivienda
Empresa r i a l . R e f o r m a agraria.
Subsistencia .
Extracc ión. Refinación.
G ran industria. Intermed i a . Ar­
tesana l .
G r a n i ndustri a . Intermed i a . Ar­
tes a n a l .
Gran i ndustr i a . l ntem1edia. Ar­
tesana l .
G r a n i ndustria. I ntermed i a . Ar­
tes a n a l .
Gran i ndustr i a . l ntenn e cl i a . Ar­
tesa n a l .
I ndustria l izada. Tradiciona l . Ayu­
da prop i a .
Locales e i nfraestructura. Mante­
n i m i e nto.
E l ectricidad. G a s . Agua.
Carga. Pasajeros. Comunic.
G rande. Pequeño. Ambul ante .
G rande. Pequeño. No organiz.
G rande. Pequeño.
P C1 b l ica. Priva d a .
Pública. Privada.
Centra l . Estados y Municipios.
Institutos autónomos.
E l modelo permite además, tratar individualme nte las obras de
g r a n envergadura que podrían deforma r demasiado l a estructura
i nterna del sector r.orres pondiente.
Mano de obra. Cuatro n i ve l es d e c a l ificación o entrenamiento :
1 ) Profesionales y adm i n i strativos de a lto n i ve l .
2) Técn i cos o subprofesionales
3 ) Empleados y obreros c a l ificados
4 ) Empl eados y obreros n o cal ificados
Nota 2 .
Ejemplo d e matriz d e efectos
A s i m p l e títu l o i l ustrativo, definamos grosem menw un estilo
" desarro l l ista" incompleto, variante refo rmista del e s t i l o actu a l . Sus di­
ferencias respecto d e las tendencias históricas ele los ú ltimos a ñ o s son :
a ) M ayor fomento de l a moclemización tecno lógica i m itativa y
aum ento general de la inversión en equi pos.
b ) Crecimiento especi a l mente rá pido ele los s e ctores ele indus­
t¡·ia bás i ca pesada.
e) Aumento del ahorro i nterno y externo, y por co n s i g u iente
menor consumo el e los grupos bajos a c orto y m ed i ano plazo , y cm­
c i m i e nto lento del consumo de los grupos altos .
el) Aumento del presupuesto educativo y de i nvesti gac i ó n , pem
s i n va r i a r su contenido seguid ista .
e) Apoyo a las exportac iones i ndustria les c o mpetitiva s .
f) Plan d e v i viendas a m p l i o pero d e tipo c l á s i c o y " a u tofi llan­
ciables " , o sea fuera del a l c ance de marginales.
Queremos estimar los efectos d e estos c a m bios de m etas e
instru mentos . Suponemos q u e los demás no presentan variaciones
grandes, para s i m p l ificar. De l os parámetros afectados incl u i m o s sólo
los coefici entes d e trabajo, de capita l , ele importa c i o n es, y el grado
de satisfacción ele los grupos socia les .
La mat¡·iz se presenta en el cuadro adjunto, cuyas tms p r i meras
columnas deberían clesagregarse por sectores productivos. Esta mn­
triz s e refiere al pi·imer decenio solamente.
Efectos por fila. Tomaremos por ej emplo l a f i l a a). d e pol ítica
tecnológica.
En una primera ojeada se ve q u e tiene efectos grandes sob1·e
casi todos los coefic i entes ele capita l , de trabajo, ele i mporta c i o nes y
también de vida úti l (no incluido), sobre todo en e l sector de b i enes
i ntermedios, que es e l que más cambia en este esti l o . El coeficiente
ele capital de este sector podría tomarse como base, y l l e n a r la
matriz con e l astic idades rel ativas a é l (véase pgf. 1 O). La m o d e rniza­
ción tendrá también efectos g randes sobre l¡¡¡ s expo rtaci ones , a su­
marse a los produc i dos por e ) .
El grado ele satisfacción el e l o s g rupos altos a u m entará p o r esta
po l ítica, ya que en este m a rco de referencia su i d.:JOiogía s erá mo­
dernizante . Lo m i s m o sucederá con l os grupos m edios, p e ro para
éstos el efecto positivo de a) estará com pensado por los n e g ativos
de e).
313
312
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El mode l o , al c a l c u l a r la d i stri b u c i ó n de i n g resos, i ntmduce unEl
corrección i m po rtante a estos p r i meros c á l c u l os d e SEttisfacci ó n .
Efectos por columnas. RecEtpitu l emos a l o l a rgo de una c:o l u m­
na -por eje m p l o e l coefic:i ente de trabEtjo de los o b reros indu stri ales
cal ificados- los efectos c a l c u l a dos p o r f i l a s .
La modernización tecn o l ógica a u m e ntará s u productividEtd, como
d ij i mo s , y sobre todo en el sector de bienes i ntermedios exporta b l e s .
La pol ítica b) produce u n efecto a d i c i o n a l en e l m i s m o senti d o , para
los sectores afectados. e) e n este m a reo , s i u n ifica aho rro forzoso para
l os trabajEtdore s , po¡· l o tEtnto i nsatisfa cci ón, y por l o ta11to d i s m i ­
nución d e productividad p o r h o r a trabajada y d i s m i nución --por
h u e lgas- de horas trEtbajadas. f) t i e n e u n efecto contra r i o , p u e s
e s a s viviendas pueden estar a l al cm1ce de los o b reros c a l ificados.
d) y e ) tienen efecto positivo sobre la p roductivi d a d .
En p r i m e ra a p roximación p o d e m o s s u poner que los efectos de
a ) , b ) y d) son los mayores , y d e magn itud s i m i l a r. el y e) tienen l a
m itad d e l efecto. f) m e n o s a li n : 1 /3 .
Por supuesto, para hacer estas c o m paraciones p o r c o l u m n a con
a lg u n a seriedad sería necesario defi n i r mejor los cambios s u puestos
e n las metas e i n strumentos que definen el esti l o .
No olvidemos que estos efectos s e s u m a n a l o s estimados por
extrapolación d e l a tendencia h i stór i c a . As í , p o r eje m p l o , ésta puede
indicar una gran d i s m i n u c i ó n de horas trabajadas -por los con­
fl ictos generados por mala d i stri b u c i ó n d el i n g reso- y es posi­
ble entonces que e l efecto neto positivo producido por esta va­
ria nte desarro l l i sta no a lcance a compensar la tendencia h i stórica
negativa.
E l modelo mostraría entonces una d i screpa n c i a entre l a meta
de jornada laboral -o tiempo l i b re- y las horas de trabajo efectivo,
que d i s m i n u i ría la via b i l idad f ís i c a .
Coefic.
de
capital
Coefic.
ele
trabajo
Coefic.
de
import.
Altos
1 .1
0,2
Grado ele satisfacción
Export.
Medios
Bajos
-0,2
- 0.4
0,1
-0,2
-1
0,5
-------
a)
b)
1 1 1
-------
e)
d)
- 0,5
------ -
·----
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---
----
---
·------
0,25
-- - - - -
-- -
- 0,5
--------
----
----- ---
- 0,5
---- --
e)
- 0,25
f)
- 0, 1 5
o
Matriz d e e l asticidades rel ativas d e l o s efectos. E l efecto d e
a ) sobre l os coef i c i entes de capital se tomó como u ni d a d .
S e d e j a a c a r g o d e l l ector l l enar l a s d e m á s casi l l as , como ejer­
c i c i o de i m a g i n a c i ó n .
APÉNDICE
Mcmox: fá bula c:uonti ficable
1 . Para i l ustrar nuestro método s i n sal i r d e l nivel
pretécnico de este volumen, no podemos deta l l a r ningu­
no de los mode los ele países real es que h emos u s ado en
sus escasas a p l icaciones prácticas (ver m odel o C ENDES
en [ 4] y modelo CEPAL en [ 5 ] ) . Descri b i remos e n cam­
b i o un caso espec i a l m uy s i m p l ificado, l o que nos servi­
rá d e paso para aclarar c iertos conceptos económicos
que ya discutimos en l os capít u l os 1 y 1 1 .
N uestro ejemplo será un arq uetipo d e país c o l on izado
monoprocluctor. Está en c ierto m odo en la l ínea de ejem­
p los artificiales i niciada c lásicamente con la " economía
ele R o b i nson C rusoe", pero creemos que reproduce es­
tructu ra l mente los aspectos más significativos de la re­
a l idad.
2 . MONOX
r\,
La i s l a Monox produce unas perlas m uy apreciadas ,
y tuvo l a suerte de que eso se descub r ie ra en é poca y
c i rcunstancias que h i c i e ron i m posible u n a col o n i zación
bruta l y aniqu i l adora . Varias potencias i nteresada s se vi­
g i laban mutuamente y o b l igaban a respetar a l g unos de­
rechos humanos para no dar pretexto a i nterven ci ones .
Gracias a eso, Monox pudo mantener c i e rta independen
cia p o l ítica formal y comercia l izar sus perlas en condi­
c iones i n i c i a l m ente no muy m a l a s .
La con s i g u iente fac i l i dad de i m portar h izo q u e poco
a poco sus habitantes a bandonaran sus cultivos y ocu­
paciones trad i cionales, dedicándose excl u sivamente a l a
pesca de perlas por preferir l os b ienes i m portados . Su
estructura soc i a l fue adaptándose gradual mente a esa
base económica .
Hoy Monox tiene una pob l ac i ón " nati v a " forma d a por
dos c l as¡3s soc i ales : dueños de bancos de ostras y bu­
ceadores que las extraen. A l gunos de los dueños se
ocupan también del gobierno de la i s l a , que se l i m ita a
314
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tratar con los extranjeros y mantener a lgunos antiguos
ritos tri bales.
Tradicional mente, de las ostras se ocupaba e l clan
D U , que así adq u i rió un derecho " legíti mo" a converti rse
en dueño. Los restantes clanes , O B , tuvieron que acep­
tar el papel de obreros .
Todo lo que consume l a i s l a es sum i nistrado por l a
g ran empresa extranjera EE. Absol utamente todo : a l i men­
tos, vivienda, maestros , médicos, jueces, pol icía, recau­
dadores de i mpuestos , payasos y tel evisores (que reci­
ben sólo canales extranjeros , vía satél i te ) .
Monox paga esas i mportaciones con sus perlas, que
se pescan s i m p lemente zambu l léndose, arrancando una
ostra gi gante con las manos y l l evándol a a la costa , don­
de se l a abre con una p iedra.
3 . E l PBI de Monox es fáci l de ca lcular, si despre­
ciamos la escasa actividad gubernamenta l : es el número
de perlas recog idas durante el año, que des ignaremos
NPER. Pues os lo ún ico que se p roduce y no requiere
insumo a l guno.
Hay una moneda i nterna -el peso- y una extema
---el dólar-. La empresa EE paga PX dólares por pert a .
Tradi cional mente , e l p recio i nterno de u na p e r l a era P P
pesos . E l PBI "va l e " entonces PX . N PER dól a res o PP . N PER
pesos . Real mente : NPER perlas . Es muy fáci l pasar de
precios corrientes a preci os constantes cuando PX o PP
varía n .
Las relaciones de producción s o n l as s i g u i entes :
Cada banco de ostras está expl otado como " e mpre­
sa nacional " E N , con sus dueños y obreros . Los bucea­
dores OB de EN entregan todas las perlas, a cambio de
un sala rio de SAL pesos por HAN (hombre-año norma l , o
sea, 8 horas d i a rias, 6 d ías por semana, 50 semanas por
año). Cada fam i l i a 08 trabaja en promed i o TTF HANES, y
cobra TTF . SAL por año.
Las empresas EN entregan a su vez todas l as perlas
a EE, que les acredi ta en su favor e l tota l de PX.NPER dó­
lares en un BANCO, adm i n i strado por EE, como todo.
Este BANCO entrega pesos a las E N , a razón de TC
pesos por dólar acreditado.
Las E N , con esos TC . PX . NPER pesos pagan los sa-
l arios -en total SALTOT pesos-, pagan I M P U p esos al
gobierno en concepto de i mpuesto, entregan e n total
UTI L pesos a los DU en concepto de uti l i dades, y aho­
rran l a d iferencia.
Los " n ativos" y s u gobierno pagan a EE en pesos
todo lo que consumen . EE los deposita en el BANCO,
que s e los acred ita en dólares al cambio TC (a veces se
habl a de un cambio d iferente para las i mportaciones).
4. Desde hace l a rgos años p revalece en M onox el
"esti l o Colo n i a l " de v i d a : las fam i l ias OB b ucean u n HAN
por año (TTF
1 ) , dedican el t iempo l ibre a l oci o recrea­
tivo consumen entre todas un " paquete " de b i e nes Y
ser� i ci os PAOOB, que i ncluye todo, reci ben segu ridad
esp ir i tual a través de l os ritos tradicional e s y s ó l o part � ­
c i pan en dec i s iones negándose a trabaja r cuando hay ti­
burones o tormentas .
Las fam i l ias DU consumen un paquete PAOD U , Y ade­
más hacen turismo en el extranjero, que es un i m portan­
tís i mo s igno de status, y les permite i nverti r a l l í unos
dólares. Gastan en eso TURISMO pesos, que el BANCO
l es convierte en dólares a l camb i o TC.
El gob i e rno consume otro paquete PAOGO por año,
en v i g i l ancia y otros servicios estatales, que contrata con
EE. Defiende l a dependencia económica y cultura l , l a pro­
piedad privada y las tradiciones rel igiosas . No ha creado
n i ng u n a i nstitución de n ivel 2, pues de todo se e ncarga
EE. El m ismo gobierno es la ú n i ca institu c i ón de n ivel 3 .
Cobra un único i mpuesto, d e l TIT p o r ci ento de las
exportaciones, a las E N . Los paquetes de consum o pue­
den suponerse val uados en " perlas a p recios ext� rnos
constantes", pues se adquieren ínteg ram ente a traves de
EE. Su costo en pesos no depende sólo de TC s i no so­
bre todo de los márgenes de g a nancia q u e se a s i g n a EE,
y es, para cada caso :
=
COB
=
PEE . PAOOB
CDU
=
PEE . PAODU
CGO
=
PEE . PAOGO
donde PEE está fijado por EE (e incluye los cambios ele
precios externos) .
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: :::2:
:�
-1
.
o
z
1-
o
1-1
<(
._
ca
o
:�
ca
o
(!)
(f)
o
ca
o
:::>
o
z
w
o
(!)
<(
ca
=
=�
=
=
-1
w
w
�
o
1-
·-
Se ve que el BANCO tiene u n déficit total nul o , pues
e l de pesos se compensa exactam ente con e l de d ó l a res,
como e ra de esperar por su papel de s i m p l e age n c i a de
cambios.
La cuenta en pesos de EE salda siempre tamb i é n . Su
cuenta en dól ares es el bal ance comerc i a l d e Monox.
Si hay NFOB fam i l i a s obrera s , entonce s :
�
u
z
= CO B - S,l\LTOT
= CDU + TU R I S M O - UTI L
SALTOT + UTIL -1- I M PU - EXPOR.TC
CGO - I M P U
EXPO H . TC - V ENTAS - T U R ISMO
TU R I SMO/TC + VENTAS/TC - EXPOR
EE:
= VENTAS - C O B - CDU - CGO = O
EXPOR
T U ll i S M O/TC - VENTAS/TC
SAL = COB/ ( N FO B . TTF)
DEFOB
DEFDU
DEFGO
DEFEN
DEFBA
DEFBAD
DEFEE
:o
. :::J
· o
: o
1-
._
Q)
08:
DU:
EN :
GO:
BANCO:
=
·
.
5 . Flujos de fondos. Los pagos descri ptos pueden resum i rse en una matriz de flujos :
En cada cas i l l a de esta matriz figura l o que l a fila
paga a l a colu mna respectiva. Las cas i l l a s dividi d as en
dos corresponden a cuentas en dos monedas : sobre l a
l ínea punteada están l os pagos en pesos ; por deb a j o , en
dólares (son en real idad dos matrices superpuesta s ) . La
colu mna final s e forma con las sumas de cada fi l a : son
l os pagos o egresos . La f i l a final se forma con las s u mas
de cada colurnna: son l os i ngresos . Está c laro q u e l a
suma de todos l os ingresos debe ser i gu a l a l a suma
de todos l os egresos , en pesos y en dólares por separado.
EXPOR es el valor de las exportaciones en d ó l a res :
PX . N P E R .
VENTAS es el val o r de las i mportaciones en p esos :
COB más C D U más CGO .
Restando l os ingresos a los pagos ten d remos e l déficit DEF de cada actor económ i c o , por separado para pesos y dólares :
SALTOT
(f)
o
0:
ca
o
()
=
N FO B . TTF . SAL
Los i mpuestos val e n :
I M PU
=
TIT . EXPOR . TC
319
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6. Viabilidad física. El esti lo Colon i a l tiene por me­
tas consum i r PAOOB , PAODU y PAOGO; hacer turismo
por va lor de TURISMO pesos -para los DU- y trabajar
1 HAN, para l os OB . Como todo lo que se consume se
i m porta , la v i a b i l idad física cons i ste s i m p lemente en .te­
ner con qué pagar esas i mportaci ones, s i n trabajar más
de lo p laneado.
Los ingresos del país por sus exportaciones, en pe·
sos , son :
INGP
=
N P E n . PX . TC
Los egresos:
E G R P = TU R IS M O -+- P E E . ( PAOOB + PAODU --/- PAOGO)
Por l o tanto, el número de perlas extraídas por año
debe ser como mín i mo :
N PE R
=
EG R P / ( PX
.
TC)
y su i nverso es el coefici ente de trabaj o .
El coeficiente
d� capital es cero.
A 1 HAN por fam i l ia , el total de perlas será PEROB .
N FO B . S i cada fam i l i a trabaja TTF HANES por a ñ o , en pri·
mera aprox i mación ese total será PERO B . NFOB . TTF.
Esta h i pótesis l i neal no es muy creíble, porque tra­
bajar más de un HAN s ignifica a l guna disminuc i ón del
rend i m i ento por hora, e i ncluso el trabajo de jóvenes an­
tes de la edad norma l . Esta d i s m inución de ren d i m i ento
puede expresarse med i a nte una elastic idad ETTF , cuyo
valor es razona b l e que esté entre 0 ,5 y 1 , y puede cafcu­
l arse con más precisión consu ltando a l o s bucead o res de
más experi encia . Resu ltará entonces , en tercera aproxi­
mac i ó n , que ese valor depende de si TTF se aparta poco
o m ucho de l o norma l , 1 .
En resumen, e l númem de perlas recogido s erá :
N PER
que, como vemos, depende no sólo de las metas sino de
los precios externos PX y PEE, que no contro l a M onox.
Si l as metas de consumo son cada año más ambi­
ciosas, o s i s i m p lemente aumentan a l m i smo ritmo que
l a población, entonces -a preci os externos constantes­
N PE R tiene que i r aumentando a ese m ismo ritmo. Este
aumento de oferta de perlas puede ser pretexto para que
EE d i sminuya su precio PX, l o cua l exi g e un NPER mayor ,.
aún. Lo mismo sucede s i aumenta e l precio PEE de l as
i mportaciones. Todos estos efectos desfavorab l es de los
" térmi nos del i ntercam b i o " se reflejan exc l us i vamente en
e l aumento del volumen de l as exportaciones. Pero m i en·
tras ese número NPER pueda a lcanzarse -si n trabajar
demasiado- la v i a b i l idad del est i l o no sufre.
En particular, esta v i ab i l i dad no tiene nada que ver
con l a "competitividad " de los costos monetarios i nter­
nos (salarios, i mp uestos) . S i l as NPER perlas se pueden
producir, las metas se pueden a l canzar. Si PX baja de­
masiado, no habrá v i a b i l idad .
7. La " u n idad productiva " de perlas es esenc i a l men­
te e l buceador, pues cada uno trabaja i ndependientemente
y s i n equipo. Si trabajando normal mente ( 1 HAN) recoge
PEROB perlas por año, ese número es su productividad,
=
N FO B . PEROB . [ 1 --1- ETTF .(TTF - 1 ) ]
S i con un TTF todavía aceptable para e l esti l o -di­
gamos, menor que 1 ,05- se consigue el NPER n ecesa­
r i o , hay viab i l idad . Supongamos que n o .
Otra estrategia para aumentar NPER sería a umentar
NFOB -número de fam i l ias 08- haciendo que trabajen
tamb i én a l gunas fam i l i a s DU en la rec o l ecció n . Como
es fác i l prever que esto comp l i ca rá la v i a b i l idad p o l ítica ,
y de todos modos los D U son pocos , descartam o s ése
remedio. M i rando hac i a el futuro l ejano , se podría i n iciar
una pol ítica de fomento de la natalidad , para q u e haya
más trabajadores a su debido tiempo. Pero eso d ific ul­
taría la viabi l idad físi ca durante las dos primeras déca­
das , pues hay que atender a esa poblaci ó n extra.
N FOB puede aumentar tamb i én trayendo buceadores
de i s l as veci n a s : i n m i g rantes . Para ver s i esto conviene
se compara la producci ón de cada nueva fami l ia -PEROB
perla s , s i tienen l a m isma productividad que los m onoxa­
nos- con su consumo rea l : PAOOB/NFOB (y no con su
salario). S i P E ROB . PX es mayor que PAOOB/NFOB, ca­
da i n m i g rante costea su consumo, y la d i fe renc i a , p lusva­
l ía rea l , contr i buye a costear l o s consumos de l o s DU y
e l gobiemo . Lo m ismo estaba sucediendo con los bucea­
dores locales, por supuesto .
32'1
320
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Puede proponerse que los i n m i g rantes consuman me­
nos que los OB l ocales, cosa que pueden estar d ispues­
tos a aceptar s i sus condi ciones de vida anteriores eran
mucho peores. Esto podrá o no hacerse según el esti l o
e n vigenci a . Supondremos q u e l a cu ltura trad icional de
Monox rechaza a los i n m igrantes, y en resumen, N FOB
resulta un factor rígido, que no s i rve como instrumento
de p o l ítica económica (eso estará exp l i c itado en la pol ítica de población).
8. La estrategia restante es aumentar l a productivi­
dad PEROB. Para e l l o hay muchos métodos pos i b l e s :
- Mejorar l a técnica de buceo, haciendo que l o s mejores
zambu l l idores den l ecciones a l os demás, e i ncl uso l i be­
rando de trabajo a los más i nte l igentes para que obser­
veo , p i ensen y descubran mejores maneras de bucear.
- Hacer criaderos de ostras , sembrando a l gunas de és­
tas en l ugares acce s i b l es sin necesidad de bucear. e i n­
vestigando las mejores cond iciones para que se desarro­
l len s i n tropi ezos y produciendo perlas de i gual cal idad.
- Comprar equi pos de b uzo.
Cada uno de estos cambios de método productivo
tiene un cierto costo en recursos : deben exi sti r los maes­
tros de buceo, los i nvestigadores de cri aderos artifici a­
l es , los recursos externos para comprar equipos. E l los
producen además efectos d i stintos sobre las reservas
de ostras (agotamiento de los bancos naturales), la sa­
tisfacción con el trabajo, etcétera.
En este caso particu lar l a e lección es inmed i ata : la
dependencia cu ltura l de Monox l es impide siqu iera per­
c i b i r l a existencia de las dos pri meras posi b i l idades, y
sus asesores extranjeros no tienen d ificu l tad en "vender­
les" e l método i ntensivo en capita l . Les queda l a l i bertad
de e l eg i r entre los d i sti ntos modelos de equipos para
buzos que contienen los catá logos de E E .
La comparación entre los d istintos modelos puede
hacerse en pri nci p i o por costos y beneficios, pues son
cuantificabl es en primera aproxi mación.
E l costo monetario de cada model o es dato : l a em­
presa EE se compromete a i nsta l arlos, m antenerl o s , re­
ponerlos durante c ierto número de años, a cambio de I NV
pesos por año (cuotas no necesariamente iguales) .
·
322
,f
.1
:t:1
1.l
La m isma EE dice haber cal c u l ado que con este equi­
pamiento, cada fam i l ia OB podrá recoger PEROB2 perlas
por Han (PEROB2 depende del modelo e l eg ido) , a u n te­
n iendo en cuenta l a neces idad de dedicar a l gunos hom­
bres a manejar el equ i p o de superficie.
E l coeficiente de capita l -o i nvers i ón /capacidad­
se obtiene dividi endo la i nversión total (descontando man­
ten i m iento y reposición) por N FO B . PEROB2, capacidad de
producc ión ele perlas por año. Lo l lamamos CK.
Asoma con C K una nueva fa lacia e mpresaria l . En
rea l idad, el aumento de capacidad es N FO B . (PEROB2 PEROB) y en este e! denomi nador que debería usarse pa­
ra cal c u l a r C K -que es marg i n a l- con l o cual resu l taría
mucho más a lto . En efecto, como el método antiguo deja
de uti l izarse, pues todos los 08 pasan a trabaja r en el
nuevo, l o que se gana es l a d i ferencia. Este razon a m i en­
to no i nteresa a un empresario i nd ividual de nuestra so­
c i edad, a menos que para insta l a r su nueva fábri c a tenga
que destru i r una anterior que todavía funcionaba.
Con estos INV y PEROB2, p u ede ca l c u l a rse para cada
model o , año a año, el NPER que p uede p roducir, y e l ne­
cesario para pagar las i m portaciones, incluso INV. Si pa­
ra a l g C m modelo la comparación es favorab l e , se l o e l ige.
En segunda aprox imación las cosas n o son tan fá­
ci l e s . E l cálculo de PEROB2 puede ser i nteresada mente
defectuoso, los equipos pueden l l egar en malas condi­
ciones porque los encargados de control a rl os no saben
o no desean hacer bien su tare a . Los b uceadores OB
pueden ser reacios a encerrarse en un traje de buzo, por
su educación y pautas cu ltura l e s , y d i s m i n u i r su rendi­
m i ento por i nsati sfacc i ó n . Pueden además no estar bien
entrenados para ese nuevo ofi c i o . Pueden ser descuida­
dos con las máquinas, por falta de hábito , y dejar q u e se
estropeen ráp idamente, etcétera .
Así, s i PEROB2 e s e l rend i m i ento teórico d e u n buzo
del p a ís de EE, debemos calcu l a r con los métodos men­
cionados en el capítu l o V I l los cambios en PEROB 2 que
pueden esperarse debido a las d i ferencias de esti l o en­
tre ese país y M onox. Si estas d i ferencias son m u y gran­
des, no nos servi rán e l a sticidades y habrá que hacer un
estud i o desde el princ i p i o . Dicho estudi o se fac i l ita bus-
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323
cando ejemplos de otros países del mundo que tengan
s i m i laridades con Monox y ya hayan usado esos equipos.
Como en Monox no hay recursos humanos para ha·
cer estos estudios, es seguro que aceptará la estrategi a
tecnol ógica propuesta p o r EE, y se encontrará con déficit
de comerc i o exterior. Esto l l evará a reduci r l as i m por­
taciones, o sea, el consumo real de a lgunos. El esti l o
Colonial h a fracasado, y debe s e r sustitu ido por otro d e
metas más modestas en consumo materia l , si n o se quie·
re cambiar l as metas pol iticocu ltura l es .
9. Viabilidad social. Supongamos que durante a l gu­
nos años hay viabi l idad fís i ca , es dec i 1·, que trabajando
normalmente (TTF cercano a 1 ) se p roducen l as perlas
sufici entes para pagar todas l as i mportaciones, Debemos
exam inar ahora si la d i stribución del i n g reso es correcta
en sentido formal , es decir, si los i n g resos de l os g rupos
soc i a l es son suficientes para pagar sus gastos ( l a desi­
gualdad de esos gastos, o sea, l a d i stri bución rea l , es
una meta i m p l íc ita del esti l o Colon i a l , expresada por
PAOOB, PAODU y TU R ISMO).
La insati sfacción de los grupos sociales eón lo que
consumen -y en general con las metas del est i l o- po­
dría cons idera rse tam b i én dentro de la v i ab i l idad soc i a l ,
pero como su expresión es casi si empre pol ítica l a deja­
mos para este punto. Sól o co nviene hacer excepción con
aque l las necesidades -como seguridad, s o l i daridad, fun­
cionamiento d e l núcleo social bás i co- cuya i nsatisfacélón
puede produ c i r anomia y otros fenómenos que perturban
el funcionam i ento de la sociedad , i ndependi entemente de
a lcanzar o no expresión política. En Monox, sin embargo,
estos probl emas son poco serios.
Usaremos los défi cit cal c u l ados en e l parágrafo 5.
Para que s i rvan tamb i én cuando hay i nvers i ones, supon­
dremos que éstas se hacen a través del gobi erno y están
incluidas en CGO, y las empresas l as pagan mediante
IMPU.
E n primer l ugar, l a h ipótesi s de v i a b i l idad fís ica exi­
ge que la cuenta de EE debe saldar: DEFEED = O pues se
p roducen las perlas necesarias , y no más.
La cuenta del BANCO sabemos que salda s i empre
en total , y ahora también por sepa1·ado , en dólares y pesos .
La cuenta de los O B saldará s i e l sal a r i o fam i l i a r cump l e : SALTOT
COB, o sea:
'=
SAL
=
COB/ ( N FOB . TTF)
Para los D U , DEFDU '=0 s i U T I L
C D U -\- TU R ISMO.
E l gobierno no tendrá déf i c i t -n i s uperávi t- s i :
=
I M PU
'f
1
1
'¡'
=
CGO
Por la igualdad entre el total de i n g resos y e l total
de gastos (ambos son iguales a la suma de todas las
cas i l l as de la matriz de pagos) , si todas l as cuentas me··
nos u n a saldan, l a restante tam b i én debe s a l dar. La cuen­
ta de las empresas nacionales tampoco ti ene défic i t en­
tonces, como es fáci l convencerse ree m p lazando en DE­
FEN, a SALTOT, UTI L, I M PU y EXPOR por sus nuevos va­
lores.
Se conf i rm a pues que siempre es pos i ble a s i gn a r sa­
larios, uti l idades e i mpuestos de tal manera que todos los
agentes econó m i cos puedan pagar sus c onsumos , sean
cuales fueren éstos. Así, si al gobierno le falta d i nero pa.ra
pagar sus gastos, es porque a a lg ú n otro a ctor económico
l e está sobrando. Si este actor no es e l extranjero (y
no l o es cuando hay v i a b i l idad físic� ) . ú n i co no c ontrola·
b l e , p ueden evitarse todos los endeudam i e ntos m e d iante
ajustes de s a larios, i mpuestos y uti l idades. Cada habi­
tante podrá estar más o menos satisfec h o con lo que le
toca en b ienes y serv i ci os rea l e s , pero por l o m enos su
situación no tiene por qué empeorar por deudas mone­
tari a s ; lo m ismo val e para el gobierno y l as e m presas
nacionales.
1 O. Emisión. Supongamos que los i mpuestos no al·
canzan para pagar los gastos d e l gobi e r n o , y éste tiene
un défic it DEFGO
C G O - TIT.EXPORT.T C , y no hay otro
agente con déficit positivo . Lo l óg ico es buscar a quién
le sobra d i ne ro . Si son sólo l os DU, la medida redistri·
butiva natural sería aumentar TIT hasta que desaparezca
DEFGO. Las empresas entonces disminu i rán l a s uti l ida­
des d i stribuidas, UTI L, y esta d i sminución será exacta­
mente lo que l es sobraba a los D U . Hay una trasl ación
de i ngresos de dueños a gob i e rn o .
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·=
S i e l gobierno no se s iente con fuerzas para eso,
puede en cambio emitir d i nero. El BANCO l e entrega
DEFGO pesos, con los cuales salda su deuda con EE. A
E E no l e i nteresa de dónde s a l i ó ese d inero, pues lo
único que hace con é l es cambiarlo por dólares a TC
en e l BANCO.
El problema está en lo que hagan los DU con los
DEFGO pesos que les sobran (por h ipótesis son los úni­
cos con supe rávit y por lo tanto éste tiene que ser igual
a l único déficit) . S i los depositan en e l BANCO, todas
las cuentas saldan, como puede verse agregando a la
matriz de flujos los nuevos pagos : DEFGO de BANCO a
GO, y DEFGO de D U a BANCO.
S i los atesoran en sus casas, l os D U segu i rán con
superávit. que por el momento no les s i rve para nada,
y el BANCO tendrá un déficit i g u a l , que no mol esta porque
no es un endeudamiento con nad i e . El BANCO no paga
i ntereses por e l d inero que em ite .
Pero s i en a l g ú n momento deciden gastarlos -en
i mportaci ones , que es lo ú n i co que se puede comprar­
destruyen e l equi l i brio del balance de pagos , o sea, l a
v i a b i l idad física. Los D U aumentan su consumo, y EE
tiene DEFGO pesos más, que no puede cambi a r por dó­
l a res en el BANCO porque a l l í sólo hay los proven ientes
de las exportaciones.
El problema puede arreg l arse si EE posterga ese
cambi o , o sea , si presta DEFGO/TC dólares al BANCO.
Entonces todas las cuentas vue lven a saldar, pero en
adelante habrá que pagar i ntereses y por lo tanto la via­
b i l idad será más d i-Fíc i l .
E n vez de eso, entonces, EE puede aumentar sus pre­
cios PEE de venta, de modo que en ade lante, por el m is­
mo costo en pesos , COB y CGO contendrán menos b ienes
y servicios. La tasa de aumento de precio es DEFGO/
VENTAS, de modo que OB y gobierno verán dism i n uidos
sus consumos real es en ese porcentaje.
Los D U tamb i é n , pero por otra parte lo aumentan en
proporción DEFGO/CD U , que es mayor.
Por lo tanto, esta p o l ítica em i sora del gobierno i m­
p l ica que las deudas de éste l a s pagan los OB d i s m inu­
yendo su consumo.
Por supuesto, esto no es forzoso . EE podría haber
a umentado sólo los p recios de PAQD U -lo q u e consu­
men los DU-, y entonces e l efecto red istri butivo sería
como con el aumento de i m p uestos. Pero no se ven mo­
tivos para q u e EE s i ga una p o l ít i ca " d i scri m i natoria" con­
tra s us mej ores c l i entes. La " i gualdad " tiene s uficiente
p restigio como para que no haya confl i ctos si s e la aplica
a un aumento homogéneo de p recios.
De paso, nótese que M o nox puede arre g l a rse �o�
muy pequeñ a cantida d de d i nero circ u l a nte, pues es fac � l
organ izar e l pago semana l de salarios , i mpuesto s y uti­
l idades , de modo que los m ismos b i l l etes den 52 vueltas
por afio y s i rvan para transacc iones 5 2 veces mayore �
en e l año. En real idad, es u n a situaci ó n ideal para e l i ­
m i nar e l d i n ero por complet o : basta entrega r a E E la n ó:
m i na de sueldos , etcétera , para que se l e s abra a l l l
u n créd ito equ ival ente (como ocurre todavía e n obrajes
y otras empresa s a i s l adas en n uestros p a íses) .
Desaparece entonces l a emisión c omo i nstrumen to
red istri butivo y las cosas quedan más c laras . Si las i ns­
trucciones a EE son que cada actor tiene derecho a com­
prar por e l i m porte de sus i ngresos nominal es, nad i e
puede tener déficit, y e n particula r e l gobierno debe l i­
m itar sus gastos. Las metas no se cum p l en -po r i nvi a b i­
l i dad social- a menos que E E decida dar préstam os' p o r
su cuenta . Los que tienen s u perávit p ueden e n cambio
·gastarlo sin inc·onve n ientes .
Pero s i e l esti l o Colon i a l fuera u n Proyecto Naciona l
expl ícito, n o habría n i nguna excusa para dar esas i nstruc­
c iones: si PAOOB es l a meta de consumo para los OB,
se ordena a EE que les entregue esa cantidad d e b i enes y
servicios; no habrá tampoco déficit para l as metas -bue·
nas o malas, se cum p l i rán.
1 1 . Viabilidad política. Las fuerzas coinc i d e n inicial­
mente con los actores económ i cos [podemos e l i m i nar al
BANCO) . p e ro l uego pueden aparecer n uevos wupos s i
hay cond i c iones de i n satisfacción y conf l i cto.
De estas fuerzas , l a más poderosa es de l ejos E E .
Luego las E N y D U : n o conviene mezclar a e stas dos ,
porque l os D U son fam i l ias completas , que pueden no s e r
h omogéneas pol íticamente . Así, los frecuentes v iajes d e
327
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turismo hacen que a l g u nos JOVenes absorban las ideas
revolucionarias de moda , aunque sea por esnobismo.
El gobierno tiene gran fuerza fís ica -el cuerpo de vi­
g i l ancia- siempre que no entre en conf l i cto con EE, que
es quien l o o rgan iza y d i ri ge efectivamente (está formado
por mercenarios no monoxanos) .
Los O B tienen potencia l mente más fuerza que los
demás, pero no l a usan p o l íticamente , por falta de orga­
n ización y de " conciencia de clase": percepción correcta
de la estructura soc i a l de Monox, de pos i bles a l ternativas
más igual itarias, y de su papel para a l canzarlas. Tienen
sin embargo una sol i da ridad i nterna g rande, y a n imosidad
contra los DU, por p rove n i r de tribus d i ferentes .
Hay frecuentes confl i ctos g re m i a l e s , cuando los D U
exi gen un TTF mayor, amenazando con rebajas d e salari os
o i n c luso con l a represi ó n fís i c a . Los O B se defienden
trabajando a desgano y declarando huel ga s .
Su fuerza p o l ítica, es en resumen , pequeña, pero con
una gran e l astic i dad con respecto a la p réd ica eventu a l
p o r cua lquier grupo esclarecido.
1 2 . D igamos algo sobre l a satisfacci ó n con e l esti l o
Colon i a l .
La gran mayoría d e l o s D U están p l enamente satis­
fechos con todos los aspectos del esti l o , y en especia l
con su pos ición d e c lase dom inante y l a pos i b i l idad d e
hacer turismo. E l turismo tiene u n enorme p restigio por­
que no está a l a lcance de n ingún OB y es u na actividad
completamente d istinta , m isteriosa i nc l uso para los O B , y
que perm ite conocer y cop i a t· las costumbres de los pode­
rosos extranjeros ,
E l gobierno está satisfecho en genera l , pero comienza
a tener cierta inseguridad por el futu ro, en vista de la ten­
dencia de los " términos d e l i ntercam b i o " : baja PX y sube
PEE. Estarían dispuestos a aceptar a l gunas variantes en
el esti l o para d i s m i n u i r las i m portaciones , sobre todo d i s­
m inuyendo e l consumo de los O B y aumentando TTF, y
tocando l o menos posi b l e T U R IS M O , a q u i en asignan e l
máximo VUM (val o r d e uso marg i na l ) .
E E está relativamente satisfecha , salvo que desea au­
mentar l a pmducción do pel'!as, y en generá l vender más
cosas a Monox; por ejemplo, b ienes de capita l . Le inte­
resa pues tecnificar el p roceso de recoger perla s .
Para l os O B , e l est i l o n o tiene visi b i l i dad com p l eta . No
sólo no pueden estimar sus p erspectivas futuras , sino
que no perci ben claramente l as condiciones de v i d a del
otro g rupo soc ia l . Así, la i nsatisfacción con sus condicio­
nes materia l es de vida -PAOOB- no es muy g ra nde ini­
c i a l m ente , pues son s u periore s a las que tenían antes
de l a l l egada de EE. Puede cuantificarse por com p a ración
con PAODU, que es lo que más perciben corno a l terna­
tiva pos i b l e (TU R ISMO l es resulta i ncomp rensible) .
La satisfacción con l a jornada l abora l puede medirse
por 1 -TTF.
Su actitud frente a l a dependencia de EE es a mbigua :
odian a l cuerpo de v i g i l ancia m ercenari o , pero a p recian
la variedad de b i enes y servicios que EE les ofrec e . Esto
va cambiando a medi d a que PAOOB d i s m i nuye , p e ro el
a ntagonismo contra E E tiene u n l ímite, p u es se h a per­
d i do l a costum b re de trabaja r l a tierra y nad i e sabría
siquiera cómo a l imentarse si dej a ran de l l egar l a s impor­
taci ones. EE es entonces fuente de seguridad m aterial .
E l antagonismo entre O B y DU puede en cambio a u m entar
m ucho.
Está claro entonces que en condiciones norma les los
OB n o pueden sal i r de su estado de explotació n , y el
e st i l o Colonial es rel ativamente establ e , a u nque con me­
tas e n paulatin o deterioro . De tanto en tanto los OB dan
escape a s u insatisfacción y a ntagonismos con l os DU
mediante actos de v i o lencia sorpres iva , rápidamente re­
prim idos por e l cuerpo de vig i lancia. P u eden l legar in­
c l uso a e l i m i n a r fís icamente a l os DU --algo coherente
con sus tradicionales riva l idades tribales- pero é stos se­
rían entonces reemplazados d i rectamente por emp l eados
de EE.
Sin embargo, si l a s i tuación i nternaci on a l i m p i d e a EE
ped i r refuerzos , y a lgunos OB s e han organ izado p a rami­
l i ta rm ente , es pos i b l e que tomen el pode r físico, d estru­
yendo también a l cuerpo de vigi lancia, y formando su pro ·
p i o gobi e rno.
Pero eso no les d a rá l a l i b e ración, pues dependen
de EE para sus necesidades m<:ttoria les má(;l i n m e d i atas .
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N o basta pues con toma r el poder; h ay que tener p revistas
por lo menos l as medidas más u rgentes para después.
Pero tampoco basta con eso.
1 3 . Un futuro. U n empleado de EE entabló amistad
con un OB y le p ropuso un buen negocio : venderle de
contrabando l o que consume -PAOOB/NFOB, que abre­
viaremos 0- a cambio de O perlas (o más exactamente ,
0/PX perlas : recordemos que los b ienes importados es­
tán eva l uados en " perlas constantes " ) .
Como e r a menos de la q u i nta parte de l o q u e é l
pescaba por a ñ o -PEROB perlas-, e l O B aceptó e l trato
s i n dudarlo. No tuvo n i nguna dificu ltad en sustraer esas
perlas porque la v i g i lancia era escas a : las perlas sólo se
usaban como adorno en M onox, y su p recio trad icional PP
era baj ísi m o (no era i g u a l a PX.TC) .
E l hecho s e d ifund i ó , y a l poco tiempo había una do­
b l e organi zación -en EE y en M onox- que comerciaba
pel'las por s u cuenta en un m e rcado negro m uy satis­
factorio. H asta que por supuesto, un día todo se descubrió,
los empleados de EE fueron repatriados y los OB " l a­
d rones" castigados con azotes .
Se i m plantó un c u idadoso control de perlas y se i nten­
s ificó la v i g i l ancia en genera l , con el consi g u iente aumento
de costos CGO, y todo volvió aparentemente a la nor­
m a l idad.
Pero e l capital organizativo de los OB había aumen­
tado de dos manera s :
-Aprendieron e l valor de s u trabajo y de la p l usval ía .
Antes, e l uso de d i nero d isfrazaba la real idad: l os
08 vendían s u trabajo por SAL pesos ; entregaban
PEROB perlas a los D U , y compraban O bi enes y
servicios con SAL ·= PEE.O. La i njusticia no era cho­
cante porque e l valor en pesos de las perlas -PP.
PEROB- era muy baj o ; menor que SAL Ahora
podían i nterpretar e l proceso en tér m inos de perlas:
perc i b i eron que a camb i o de las PEROB perlas, los
D U l es entregaban en rea l idad e l equival ente de
O perlas -menos de l a q u i nta parte- y se guarda­
ban el resto . E ra evidente que con sólo no entrega r
las perlas que recogían , l o s O B podían consum i r
nm cho más.
-Las actividades i legales del mercado negro les ha­
b ía n enseñado a l gunos principios de organ ización ;
e l va l o r de hacer p lanes, la v i o l encia d e l a repre­
sión, la i njustic i a de ser l lamados " ladrones" por
retener parte de lo que e l los m is mos p es caban, y
e l poder tota l de EE para contro lar l a s ituació n .
A p rendieron también q u e E E no e ra la ú nica em­
p resa en e l m undo i nteresada e n sus perlas, pues
las d e l mercado negro eran ven d i das luego a otros
países.
Así comenzó a organizarse el Mov i m iento d e Libera­
c i ó n , que a prendió a fabricar armas, hacer p rédica y
p l a nes para e l futuro, y tom ó contacto con l a empresa
U U , rival de EE, para cuando l legara el momento.
Cuando se dió la oportu n i dad, e l M L tomó el poder,
quemó EE, y logró obtener los b ienes m ás i n d i s p ensabl e s
a través de U U . Luego propuso al pueblo un P royecto
Nacional de autonomía económ ica y social ismo.
Ese P royecto no contenía m ayores precisiones. Pero
estaba fresco e l recuerdo de todo lo que ofrecía e l esti l o
anterior -aunque casi todo l o ofrecía sólo a l o s DU- y
las aspi rac iones de M onox s e concretaban en c onsegui r
para todos aquel las maravi l l a s , y sobre todo a q u e l miste­
rioso TURISMO, de tanto prestigio.
Los l íderes del M L pusieron todos sus esfuerzos e n
pos de esos objetivos i ndiscutidos; pero como k demás te­
nían como meta la i ndependencia, debi e ron comenzar a
p roducir en Monox l os bienes básicos. N o los b ienes bá­
s icos tradi cionales, s i no los que EE h a b ía impuesto como
básicos, y que requerían fábr i cas modernas para ser pro­
ducidos, además de trabajar la tierra .
Muy pocos se opusieron a la i n d ustrial ización rá­
pida, pues también el tu rismo mostraba pal p a b l emente
que Monox e ra subdesarrol lada , y el ú n i co cam i n o visible
para alcanzar a l resto del mundo era i nsta lar máqu inas y
uni versidades.
Así, poco a poco se dejó de i mportar buena parte de
PAOO B , pero en cambio se compraban fábricas enteras,
l os i nsumos que e l l a s necesitaban, y l o s técni cos que las
i nsta la ra n . Las universi dades enseñaban a manejar esos
equipos y soñaban con prod u c i r científ i cos que pudieran
·
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algún d ía produci rlos en e l país y reemplazar a los técnicos
extranjeros.
Para i mportar todo eso había que exportar más perlas
que antes, pues las fábricas de M onox, por s i m p l e cues­
tión de economías de escal a , requerían más recursos qúe
las de EE para igual p roducc i ó n .
Había que recoger más p e r l a s , y además trabajar e n
el campo y l as fábricas .
Algunos comenzaron entonces a p reguntarse :
"Si l o que buscamos es consum i r l o m ismo que antes,
o algo· s i m i l a r , o más de l o m ismo, ¿ para qué hici mos l a
revo l u c i ó n ? " " S i todos nuestros hábitos van a s e r imi·
tación de los extranjeros ¿para qué queremos l a i ndepen·
dencia económi c a ? " " S i dejáramos de estar h ipnotizados
por el resto del mundo ¿ cuáles serían nuestros objetivos
propios ? " " ¿Seríamos capaces de a l canzarlos por nuestro
propio esfuerzo ? "
Introducción
Capítu l o 1
Planteo general
1 . Los principios básicos d e l método
2. Objetivos y necesidades humanas
3 . Las necesidades humanas
4 . Viab i l i dad física
5. Viabi l idad soc i a l
6 . V i a b i l idad pol íti ca
7. Funci onamiento del m étodo
8 . " lsmos" y esti l os
9 . Res u l tados
Capítu l o 1 1
Las falacias del lenguaje económico
1
�1
1 . El doble lenguaje de la econom ía
2. El i ngreso y su tasa de crec i m i ento
3. Costos, precios , renta b i l idad
4 . El financiamiento y el ahorro
5 . Las exportaciones competitivas
6 . El déficit del gobierno
7 . El desemp l eo
8 . La modernización tecno l óg ica
9. Desarro l l o y subdesarrol l o
1 0 . En los economistas "de izquierd a "
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7!
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76
83
90
96
!01
HJI!.
1 07
1 09
1 13
Capítul o 1 1 1
Capítu l o VI l
Las necesidades sociales.
definición
Criterios generales ele
Alternativas genera l es
Alternativas específicas para cada necesidad
Viabilidad física
11g
1 . Unidades de med i c i ón
2 . Coefici entes técn i cos desagregados
3. Casos de servic i o s socia l e s
1 22
1 29
4.
5.
6.
7.
8.
9.
1 O.
11.
Capítu l o IV
Ejemplos ele estilos
1 . Defin i c i ones a n ivel pri ncipista
Esti l o
Esti l o
Esti l o
Est i l o
CONS
AUTO
HIP
LUNA
1 67
1 69
1 72
1 89
191
191
Características genera l es
Monox: fábula cuantificable
'! 93
1 95
Capítul o VI
Los recursos disponibles
1 . Significado del cálculo de v i a b i l idad
2 . Métodos d e p roducción
3 . Capacidad i nsta lada y s u i ncremento ; i nvers io-
4.
5.
6.
7.
8.
9.
nes. La acumulación organ iza ·t iva
Recursos humanos
Recursos natura l es
Recursos de capital fís ico
Recursos externos, o capacidad de i mportar
l n'fraestructura i nstituciona l
Capacidad d e i nnovar y crear
285
287
289
292
293
295
297
300
303
306
309
Apéndice
Capítu l o V
El estilo "Creativo"
Coeficientes h i stóricos
La agregación por sectores y tec n o l ogías
Precios y coefic i entes agregados
Costos y beneficios
La eva l uación
Efectos de l as m etas e i nstrumentos
E l astic i d ades
Un caso i lustrativo
283
249
251
255
259
265
269
271
275
279
280
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Obras citadas en el tomo 1
[ 1 ] Calcagno A. E., Sáinz P . y De Barbieri J . , " Program a s
de gobierno y desarro l l o político: un model o de aná­
l is i s " , en : (2) . cap. VI l .
[ 2 ] Calcagno A. E . y Varsavsky o � (comp.) . Modelos Mate­
máticos: ensayos de aplicación de modelos de expe­
rimentación numérica a la política económica y las
ciencias sociales, Santiago de C h i l e , Editorial U n iver­
s itaria, 1 971 .
[ 3 ] CENDES - Grupo de 1\/lode los Matemáticos (J. B ianciot­
to, L. Lea l , D . Leiva, L. M a rzu l l i , J . P . Pérez Casti l l o ,
O. Varsavsky, L. Yero ) . " Esti los de Desarrol lo", e n :
Trimestre Económico, n . 1 44, M éxico, 1 969, p á g . 5 1 7576. Reproducido e n : (2) cap. V .
[4] CEN DES - G rupo de Modelos M atemáticos (J . P . Pérez
Casti l lo, J. B i anciotto, J. Carantoña , N . Lugo, L. Leal
y L. Yero ) , Estilos de desarrollo: análisis comparativo
de políticas a largo plazo, 3 val s . , Publ icación p re l i ­
m i nar, CENDES , 1 97 1 .
[ 5 ] CEPAL, Un modelo para comparar estilos de desarrollo
o políticas económicas optativas. Documento de i n­
formación para el XIV período de sesiones, 1 97 1 .
[ 6 ] Cibotti R . y S ierra E., El sector público en la planifi­
cación del desarrollo, México, S i g l o XXI , 1 970.
[7] Varsavsky 0., " Largo p l azo, ¿ un solo esti l o ? " a pu­
b l i carse e n Trimestre Económico.
[ 8 ] Varsavsky 0 . , Ciencia, política y cientificismo, Buenos
A i res, Centro Editor de América Latina, 1 970 .
[ 9 ] Varsavsky 0 . , " Re l ati ons tri p l es dans les p rogrammes
l i néaires généra l isés", en : Comptes Rendus de Acad.
Se., n . 259, París , 1 964. p. 2 .585-2 .588.
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