LAS MUJERES Y LA REPRODUCCIÓN DE LA CULTURA CAMPESINA: PERPETUANDO LA IDENTIDAD MIXTECA Verónica Rodríguez Cabrera Blanca Olivia Acuña Rodarte D. Patricia Couturier Bañuelos 1 INTRODUCCIÓN Este trabajo aborda la forma en que las mujeres mixtecas producen y reproducen cultura a partir de sus labores en la unidad doméstica indígena campesina, pero fundamentalmente a través de la acción en los ámbitos públicos de participación social. Específicamente se analiza el caso de dos regiones mixtecas que se encuentran separadas territorialmente, pero que tienen un origen y tradición étnica común y en donde se han dado procesos sociales que propiciaron cambios en la vida de sus habitantes, especialmente en las mujeres. LA REGIÓN MIXTECA DE RANCHO NUEVO, GUERRERO, Y SANTIAGO NUYOO, OAXACA. La región como construcción social El uso del concepto región engloba elementos como el paisaje, los recursos naturales, el territorio y las relaciones sociales que se construyen en la interacción con ese territorio y entre la población que la conforman. En ese sentido, asumimos la región bajo la concepción de varios autores como algo no definido a priori sino como la organización de ese espacio, la fuerza que determina cierta cohesión social, como el producto y fuente de construcción de relaciones sociales que se ejercen en el tiempo y que determinan la pertenencia común, una identidad. En ese sentido la región está vinculada estrechamente a los valores y la cultura, es mucho más que un espacio geográfico. Si coincidimos en determinar a la región como producto de la acción humana, coincidimos también en que es una realidad en constante transformación, un espacio dotado de significados.2 Un proceso histórico particular, articulado por diferencias culturales (símbolos, estilos de vida) y organizado por un sistema de relaciones sociales que permiten a sus pobladores desplegar una serie de elementos identitarios, de pertenencia y lealtad con la región.3 Se parte de esta concepción, aunque se describirán las características de la región Mixteca en general, perdiendo las particularidades de subregiones de estudio. Principales características de La Mixteca La región de la Mixteca se ubica al noroeste del estado de Oaxaca y sureste de Guerrero, ocupa una superficie territorial de 1,958 262 hectáreas, y está conformada por 165 municipios y un 1 2 Alumnas de la Maestría en Desarrollo Rural Universidad Autónoma Metropolitana, Unidad Xochimilco. Hoffmann, Odile, Tierras y territorio en Xico, Veracruz, Ed. Colecciones V Centenario, México, 1992; García García, José Luis, “El uso del espacio: conductas y discursos” ; Delpech, Francois, “El terrón: símbolos jurídicos y leyendas de fundación”; y Fernández de Rota, José, “antropología simbólica del paisaje” en La tierra. Mitos, ritos y realidades de González Alcantud y González Molina, Editorial del Hombre Anthropos, Barcelona, 1992. 3 Giménez, Gilberto, “Apuntes para una teoría de la región y la identidad regional”, en Estudios sobre culturas contemporáneas, Vol. VI, No. 18. 1 poco más de 755 localidades. Es importante señalar que de acuerdo a la altitud, la región se ha subdivido en dos zonas que son la Mixteca Alta y la Mixteca Baja. Geográficamente, la Mixteca está caracterizada por un paisaje agreste con fuertes pendientes que se conocen en conjunto como Sierra Madre del Sur. La Mixteca Baja presenta características propias de zonas semiáridas, mientras que la Mixteca Alta se caracteriza por encontrarse en las zonas altas del territorio, por lo que la vegetación, clima y suelo suelen ser muy distintos a otras zonas de la región. Sin embargo, para los efectos del este trabajo se describirá las principales características de la región como un todo. Características Socioeconómicas de la Población Rancho Nuevo de la Democracia, Guerrero, es una región recientemente territorializada dado un movimiento social y político surgido a partir de 1994, cuando 33 comunidades deciden organizarse para crear un nuevo municipio indígena autónomo. Sus pobladores sobreviven en extrema pobreza pues son Municipios considerados con muy alta marginación, lo que quiere decir que no se cuentan con servicios básicos, ni escuelas, ni viviendas dignas y mucho menos con un trabajo o salario fijo, además de no contar con atención medica adecuada y concentrar altos índices de mortalidad infantil. Su población frecuentemente migra a los estados de Sinaloa y Michoacán para obtener algunos ingresos. El Municipio de Santiago Nuñoo, es considerado de alta marginaliada alta, lo cual indica una situación de pobreza similar a la región mixteca de Guerrero. LAS MUJERES Y LA CULTURA MIXTECA El rol productivo y económico UN DIA EN LA VIDA DE DOÑA EPIFANIA* HORARIO 4:00-8:00 8:00-9:00 9:00-11:30. 11:30-13:30 13:30-14:30 14:30-15:00 15:00-16:00 16:00-20:00 ACTIVIDAD Lavar el nixtamal, ir al molino, hacer la tortilla Hacer el almuerzo, salir a la huerta o lavar ropa Lavar trastes, barrer, alimentar a los animales Lavar ropa Elaborar los alimentos para la familia Comer Bañar a su hija, regar plantas Tejer, poner el nixtamal, desgranar mazorca, revisar tarea de los hijos o platicar con ellos 20:00 Descansar * Doña Epifania Velasco es presidenta regional del grupo de mujeres de la Unión, por lo que adicionalmente a las tareas expuestas, por lo menos cada mes tiene que salir a la ciudad de Oaxaca a la Asamblea de la CEPCO. Otra de sus tareas es la de vender plátano en la cabecera municipal. 2 Como se observa, la vida de las mujeres transcurre en lo doméstico, en ese rol que se les ha asignado, las mujeres han establecido prácticas cotidianas y relaciones sociales particulares que responden a estrategias de organización para la reproducción. Así la vida de las mujeres rurales y en particular el de las mujeres indígenas es básicamente la cultura de lo cotidiano.4 Aquí en región mixteca, como en muchas partes del país, el hogar es conocido tradicionalmente como el espacio de la mujer, y aunque éste parece un espacio muy pequeño y reducido, larga es la jornada así como diversas y variadas las tareas que ahí desempeñan las mujeres mixtecas. En esta región, un solar que va desde los 50 hasta los 300 m2 constituye el hogar; es decir es un espacio que trasciende la casa. En el centro por lo general se ubica la casa de adobe y con techo de dos aguas, una de las alas alberga un cuarto largo en donde duerme toda la familia y se encuentran colgadas sus pertenencias como ropa documentos e instrumentos de trabajo; la otra ala cubre un corredor que hace a veces de estancia, a veces de comedor y cocina y a veces de lugar de trabajo. Alrededor de la casa además de encontrar plantas cuyos frutos sirven para el consumo como jitomate, chile e incluso milpa, se pueden ver circulando varios animales como gallinas, chivos, borregos y puercos, y en algunos casos tal vez encontremos una letrina. Es precisamente este pequeño espacio, en realidad un gran espacio, en el que se mantiene ocupada la mujer casi todo el tiempo, pocos son los momentos de descanso y por lo general casi todos se encuentran fuera de él. Despertar cerca del amanecer, ir al molino, poner el fogón, hacer tortilla, dar almuerzo y poner el nixtamal es el inicio del día de la mayoría de las mujeres mixtecas. Aquí, el primero en comer es el esposo quien se retira a sus labores en el campo, siguen los ancianos, los niños y las niñas, y finalmente el “ama de casa”, que como sierva en realidad come lo que sobra del almuerzo. Luego del almuerzo siguen otras tareas domésticas como lavar la ropa, disponer la comida y limpiar la casa. Para esto las mujeres cuentan con un tiempo realmente corto pues entre la una y las tres de la tarde deberán tener listo todo. Así, muchas comienzan por ir nuevamente al molino, en esto pueden ser auxiliadas por las niñas, a las cuales dicha tarea se les suele asignar incluso si asisten a la escuela.5 Especialmente el molino es un lugar a donde asisten sólo mujeres. Para lavar la ropa es necesario ir al río, pues la mayoría de la población no cuenta con toma de agua en su solar, escasas son las prendas, cobijas y tejidos que pertenecen a una familia y que ahí golpean contra las rocas. Allí se aprovecha el tiempo dando un baño a los menores quienes regresarán desnudos a casa, sólo las niñas son cubiertas con pantaletas, mientras ayudan con el acarreo de la ropa después de que su madre se haya procurado también un baño. Tradicionalmente el río se ha dividido, hay una sección para hombres y otra para mujeres6 logrando un poco de privacidad para una actividad que por falta de servicios tiene que realizarse en espacios públicos, sin embargo solo las mujeres mayores acostumbran descubrirse el pecho, las jóvenes se bañan vestidas y con ropa interior, a pesar de que comúnmente su sección se encuentra alejada del tránsito. 4 Bonfil Sánchez, Paloma, Mujer indígena hoy. Panorama y perspectivas, en Situación de la mujer en México. Aspectos educativos y culturales No. 10, FNUAP, CONAPO, México, 1995. 5 Especialmente si es tiempo de escasez, pues las niñas tienen fama de hacerse sordas para tomar más maíz del que llevaron a moler. 6 Pocos mixtecos en Guerrero llegan a bañarse en pareja o en familia. 3 La preparación de alimentos implica en sí misma muchas tareas; primero, acarrear la leña para encender el fogón, tarea que parece fácil debido a la práctica que muchas mujeres tienen pero que en realidad suele ser complicada, por eso algunas mujeres prefieren mantener brazas encendidas aunque ello implique el consumir más leña;7 segundo, atender la molienda del maíz, hay que mencionar que cuando las familias carecen de dinero o en las comunidades no existe la ayuda de molinos las mujeres tendrán que realizar esta labor en el metate;8 tercero, comprar, conseguir y preparar los alimentos, podrán incluso disponer de algunos de los animales que crían y de sus subproductos así como de yerbas que cultivan en su traspatio, en tiempo de escasez las mujeres mixtecas salen a recolectar yerbas del campo, en estas tareas pueden ser auxiliadas por niños y esposos; cuarto, hay que acarrear o comprar leña para el día siguiente pues la mayoría de las familias comen tortillas echas a mano y en comal; quinto, acarrear el agua para beber ya que ésta es traída de manantiales, arroyos o pozos en donde es considera que esta más limpia; sexto y tal vez último, poner el nixtamal para la mañana siguiente. Al parecer después de estas labores sólo queda limpiar el hogar. Dentro de la casa se acostumbra dormir con una cobija en petates y en algunos casos en camastros,9 por lo cual cada miembro de la familia, desde muy pequeño, se hará responsable de recoger y poner a diario su lecho.10 Queda como responsabilidad de las mujeres barrer el piso, en su mayoría de tierra, tender y levantar la ropa, así como ordenar las pocas pertenencias de la familia. Sin embargo como el “hogar” también incluye la parte del solar no construida, es responsabilidad de la mujer hacerse cargo de ese terreno. En el traspatio las mujeres suelen sembrar yerbas medicinales y comestibles, hortalizas y frutales, así como criar animales para el consumo de la familia como cerdos, gallinas, chivos y cabras, por ello deben hacerse cargo de su limpieza, lavar chiqueros, dar de comer a los animales, barrer y destinar un lugar para la basura, la cual se puede depositar en pozos construidos por los hombres o en alguna barranca de su traspatio, también debe cuidar de soterrar tanto el excremento animal como de sus hijos hasta que ellos tengan la edad para hacerlo por sí mismos, así como mantener controlada la maleza que crece alrededor de la casa y el resto del terreno evitando así que se puedan esconder bichos o plantas que perjudiquen a cultivos, animales e incluso a la familia. En el cuidado del traspatio también participan los varones, principalmente levantando enrejados, colocando letrinas o pozos de desperdicio. El ganado de traspatio que tiene la “familia”, incluso si ella pudo comprarlos, generalmente es comercializado por el jefe de familia quien es el encargado de los bienes de la misma. Generalmente, las mujeres tienen su rutina aprendida y calculada de tal manera que para cuando llega la tarde, o incluso mediodía, comienzan a elaborar los productos y prendas que destinarán 7 Al paso de los años esta labor deteriora mucho la salud de las mujeres, pues el humo del fogón que inhalan a diario termina por dañar sus pulmones; situación que se agudiza si además consumen cigarrillos. 8 Los molinos por lo general son eléctricos o de petróleo, generalmente hay uno por comunidad, y su costo varía entre los dos a cinco pesos, además en la gran mayoría de las comunidades mixtecas en Guerrero el servicio eléctrico es instalado a mediados de 1998. 9 Cama hecha sobre cuatro palos de madera con amarres de mecate que permiten sostener sobre de él un petate, generalmente éste permite aislar el frío del suelo y alejarse de alimañas. 10 Es importante mencionar que las enfermedades respiratorias son comunes debido a que el clima por las tardes y noches en La Montaña son fríos y poco se acostumbra usar algún suéter y las cobijas son tan escasas que por lo regular apenas alcanza una, para cada miembro de la familia. 4 al mercado, por ello es sumamente importante contar con la ayuda de los infantes y jóvenes solteros, que pueden hacer algunos mandados, acarrear la ropa, limpiar chiqueros, traer agua... en fin, realizar algunas tareas que a ellas les ahorran tiempo y esfuerzo. De este modo en una familia existen roles plenamente identificados según edad y diferenciación sexual de tal manera que cuando una familia, reducida o ampliada, carece de miembros de alguna etapa de edad, de lazos familiares o de redes sociales, este “hueco”, implicará un costo pues la familia tendrá que pagar por los servicios de cualquier otro infante, joven o mujer, ya sea con dinero o en especie. Debido a que las mujeres mixtecas de Guerrero tan sólo dominan el bordado sobre telas ya confeccionadas, sus prendas se reducen a servilletas o aplicaciones para huipiles. Mientras, las mujeres mixtecas de Oaxaca han aprendido el cultivo del café y la elaboración de prendas como morrales, servilletas, rebozos y manteles que conservan el sello original de sus vestidos tradicionales pero introduciendo detalles que las hagan más accesibles al mercado. Por ejemplo en las asambleas y reuniones escolares es muy común observarlas tejiendo tenates y servilletas, además de que en cada comunidad, ellas han asignado un día a la semana para tejer en telar de cintura. Este espacio, además de fomentar esta tradición propicia la comunicación entre mujeres, el intercambio de conocimientos y soluciones a problemas técnicos, en el que las mujeres ancianas tienen un papel central al ser ellas quien comparten y enseñan el oficio. Son estas labores las que reportan a las mujeres un ingreso monetario y a la vez les permiten vincularse con otras comunidades y aprender a veces el castellano; sin embargo, para las mujeres mixtecas de Guerrero esto suele ser más restringido debido a que sus productos son vendidos por los varones de la familia. Esta dificultad para manejar el ingreso monetario que produce su trabajo, esa falta de dinero significa para las mujeres mixtecas de Guerrero perder movilidad, capacidad de decisión y por supuesto tener dependencia hacia el hombre, quien decide lo que se debe hacer y adquirir. Incluso cuando ellas participan de forma significativa como jornaleras en Sinaloa, además de ser peor remuneradas por los patrones, la familia forma una especie de fondo común con lo que obtuvo en el todo el ciclo; pero la administración del dinero recae generalmente en el varón. El rol social y cultural Básicamente es la mujer quien se encarga de cuidar y educar a los hijos hasta que cumplen los siete u ocho años. Así durante años, ellas han trasmitido de manera cotidiana las ideas, las formas de convivencia, las rutinas que exige la sobrevivencia y la reproducción en una región tan precaria; así como las reglas, las normas y las costumbres del pueblo mixteco. Asuntos básicos de la vida cotidiana y la sobrevivencia como comer, hablar, caminar, sentarse, vestirse, bañarse, ir al baño, respetar a los mayores, aceptar la autoridad del padre, sujetarse a espacios, tiempos, creencias religiosas y míticas peculiares de estos grupos etc. que aparentemente se enseñan igual, son aprendidos de modo diverso por niños y niñas. La infancia es un periodo es de plena diferenciación de roles sociales: se les enseña a comportarse de tal modo que a su más corta edad puedan ser fácilmente identificados como niñas y niños. Ciertamente, hay casos de homosexualidad casi en todas las comunidades, pocos pero ampliamente comentados y difícilmente rechazados. 5 Precisamente así, de diario en diario, los roles quedan plenamente identificados para cuando llega la edad en que niños y niñas se separan a sus correspondientes labores, mientras ellos irán a ayudar al padre en el campo, a hacer mandados, a acarrear leña, a cuidar animales etc., ellas tendrán que aprender a hacer comida, cargar y cuidar de sus hermanos pequeños, asear la casa, aprender de donde se trae el agua, donde se lava, donde se recogen yerbas y algún tipo de oficio; labores que si bien son necesarias no necesariamente son propias de mujeres. A los varones les es más fácil contar con tiempo para sus juegos, mientras que las niñas se dedican a verlos mientras cargan a sus hermanos o realizan algún otro trabajo. Así la laboriosidad es una cualidad cultivada en las mujeres. Pero también son mujeres quienes conocen dónde y cuándo encontrar ingredientes para elaborar ciertos guisos; conocen las cantidades y secretos para su preparación; saben qué se debe cocinar para un bautizo, un cumpleaños, una boda una misa e incluso la fiesta del Santo Patrono, creen que si hicieron coraje o está presente una embarazada no se cuecen los tamales y por su puesto han aprendido qué hacer para remediarlo. Todo ello sin existir libro o recetario que las guíe, pues casi todo lo saben de memoria, así se los han trasmitido sus madres desde hace años. En este sentido, la cultura de las mujeres se finca en una fuerte tradición oral y práctica. Aquí, las mujeres son las encargadas de enviar a los infantes a las escuelas aunque en esta labor existen marcadas diferencias entre mixtecas de Oaxaca y Guerrero. Las primeras por tener mayores servicios educativos están más acostumbradas a esta labor, y aconsejan a sus hijas realizar el trayecto casa - escuela - casa sin entretenimientos ni conversaciones que la puedan retrasar o distraer, actualmente ambos géneros asisten sin preferencias a la escuela, aunque aún es común encontrar a muchas mujeres mayores que sólo hablan su lengua natal y son analfabetas. Debido a que en la mayoría de las comunidades mixtecas de Guerrero no se cuenta con sistemas educativos eficientes y regulares, cuando llega a instalarse de planta algún profesor el primer reto es lograr la asistencia infantil, pues todos tienen labores asignadas. Al iniciar los cursos la decisión de inscribirse y asistir a la escuela queda en manos del padre, quien la mayoría de las veces obliga a sus hijos a asistir; debido al interés que se tiene por castellanizar a los infantes. Mientras, la labor de las madres se reduce al apoyo moral, ellas privilegian la educación varonil debido a que para ellas significa más trabajo e inseguridad el hecho de que las mujeres se alejen de la casa. Es importante mencionar que en ambas zonas la carencia de recursos económicos, que obliga a trabajar desde temprana edad, es de los principales factores que dificultan la continuación de estudios. También son mujeres quienes participan fervientemente en los actos religiosos, saben como “hacerse oír ante Dios para que el marido salga bueno, para que cuide de los hijos, para que sanen los animales, para que crezcan las plantas, para que el marido no la golpee, para que no llegue borracho, para que venda sus productos, para que haya buena cosecha, para que consiga maíz, para que no le echen ojo, para salga bien de parto y también para ya no tener más hijos”. Aunque para darle una ayudadita a Dios, son también las que recurren a la curandera, al adivino o a una que otra ofrenda que conocen les da buenos resultados. 6 Son mujeres quienes conocen el trabajo de parto y los cuidados que debe tener una mujer recién parida y el infante. Especialmente son mujeres mayores quienes cuidan en la cuarentena a las recién paridas, pues saben que en su condición cualquier abuso por parte de su pareja podría causarle la muerte, también son ellas las que enseñan a una primeriza a bañar, limpiar y curar la herida umbilical del recién nacido; son ellas quienes, con los años se vuelven algo curanderas, y conocen recetas para enfermedades y para no embarazarse luego. A pesar de que las mujeres tienen un rol tan importante en el hogar, son mujeres quienes trasmiten valores de respeto y subordinación hacia los hombres de la familia; empezando por la obediencia al padre, quien representa la más alta autoridad del hogar; seguido de los hermanos quienes quedarán con ese cargo cuando el padre falte, por ello heredarán la tierra y el solar, porque ellos están obligados a mantener familia y ellas a ser mantenidas; la condición de “mantenidas” les resta autonomía y las niega como sujeto con autoridad. Así cuando una mujer contrae matrimonio ésta relación de subordinación se extiende del padre hacia el cónyuge. También son mujeres quienes, antes que nada, acuden a la medicina tradicional ante los padecimientos de la familia. Coraje, ojo, empacho, hechizo o embrujo son por lo regular la causa de tanto mal, a los cuales el médico tradicional podrá determinar uno o varios tratamientos según sus cualidades y conocimientos. Por más extraño, doloroso o caro que resulte el “trabajito”, la mujer y la familia completa quedarán agradecidas toda vez que el mal haya desaparecido; incluso ella misma pregonará las cualidades del médico tratante así como las bondades de esta medicina. Y también son mujeres quienes trasmiten, casi a través de la leche materna, el miedo hacia los doctores en las comunidades donde radica alguno. Unas por la falta de confianza al profesional y sus conocimientos, otras bajo influencia de la costumbre o incluso del médico tradicional, unas más porqué acuden demasiado tarde y muchas otras porqué las medicinas no llegan a aliviar de inmediato al paciente, pero los rumores que se corren en el pueblo es que en la clínica sólo se oye de pastillas, inyecciones u operaciones que no sólo no curan, sino que pueden causar la muerte. Pese a ello, la gran mayoría asiste a vacunar a los infantes y a solicitar analgésicos. El rol reproductivo Tradicionalmente los matrimonios en la cultura mixteca son arreglados; es decir, cuando un joven desea contraer matrimonio o “tener mujer” como comúnmente se dice en la región, comunica esta decisión a sus padres quienes serán los encargados de llevar a buen fin dicha tarea. La función principal de éstos se basa en celebrar una larga serie de pláticas con los padres de la joven para acordar los términos en que darán a su hija, pero además si el varón no tiene de inicio predilección por alguna joven, los padres podrán escogerla; así pues, no es extraño oír en las comunidades a los padres “buscando mujer para su hijo”. Cuando el trato es aceptado por ambas partes el matrimonio se llevará a cabo. De esta suerte, durante años para la gran mayoría de las mujeres, a diferencia de los hombres, era casi imposible decidir con quien contraer matrimonio o siquiera expresar el deseo de querer hacerlo o no, ya que ésta decisión la han mantenido sus padres, especialmente el jefe de familia. Sin embargo, hoy en día la tradición ha ido cambiando, algunas jóvenes pueden decidir cuando y con quién contraer matrimonio, jóvenes que cuentan con mayores niveles de educación o que aún se encuentran estudiando, hablamos pues de un pequeño grupo que habita en las cabeceras 7 municipales de Oaxaca.11 Es de llamar la atención que son muy pocas las mujeres que se revelan ante esta situación y las que osan hacerlo sufren por un tiempo el hostigamiento de la comunidad; es más incluso si una mujer llega a ser robada o violada tendrá que casarse con su agresor o salir de la comunidad por un tiempo. Es costumbre que sea el hombre y su familia quienes incurran en todos los gastos de la boda, sea para el pago de la dote y/o la fiesta, de tal forma que los varones deberán recaudar dinero cuando desean contraer matrimonio. Este fondo comúnmente se junta en labores que se realizan fuera de las comunidades, especialmente del trabajo migratorio en el caso de los mixtecos; ya que mínimamente se acuerda el pago de la dote y esto implica tan sólo una vaca, mientras que para la fiesta modestamente se calculan unos 10 mil pesos. Debido a esta costumbre es labor de los padres cuidar y mantener la honorabilidad de sus hijas sobretodo porque la dote en la mayoría de los casos significa la sobrevivencia de la familia durante algún tiempo; pero por otro lado también hace que las mujeres sean consideradas y se consideren a sí mismas como posesión del cónyuge pues este pagó por ella. Como la mayoría de las mujeres de La Montaña se casan muy jóvenes podría decirse que muchas de ellas aun son niñas. En las comunidades mixtecas las mujeres suelen casarse entre los 12 y 15 años. Por esta razón en muchas comunidades se pensaba que la menstruación era producto de las relaciones sexuales. Esta situación ha cambiado, pero la menstruación se sigue considerando como algo vergonzoso que debe ocultarse, por lo que incluso hoy en día, especialmente en las comunidades mixtecas, las niñas que comienzan a menstruar acostumbran pasarse todo el día dentro del río, muchas otras dejan de ir a la escuela y muy pocas llegan a utilizar toallas sanitarias. Obviamente es también por dicha condición que las etapas conocidas como niñez, adolescencia y vejez son más cortas o interrumpidas más rápidamente mientras su vida reproductiva se alarga. De este modo, es común que las mujeres que llegan al final de su vida reproductiva hayan tenido de 10 a 15 embarazos y por lo menos un aborto, como también que mujeres de treinta y cuarenta años sean ya abuelas y por lo tanto consideradas como mayores. El uso del cuerpo femenino como objeto sexual, su capacidad de procrear y su capacidad de trabajo son unas de las funciones primordiales de las mujeres, debido a que culturalmente el principal rol de la mujer es el ser esposa, madre y ama de casa. Socialmente es mal visto que una mujer utilice métodos anticonceptivos, incluso es común que quienes se atreven a usarlos por lo general lo hagan a escondidas del marido y del resto de las mujeres, es decir se convierte en una práctica clandestina, sin embargo, una de las necesidades más sentidas de las mujeres es poder controlar el número de hijos que tienen, sobre todo porque la poca o casi nula atención médica que existe en las comunidades, así como los niveles de desnutrición de las mujeres provocan que sólo lleguen a sobrevivir alrededor de seis u ocho de sus hijos, carga considerable para una familia pero especialmente porque la muerte, el dolor y la frustración dejen de volverse asunto cotidiano. Por ello muchas mujeres han trasmitido de generación en generación lo que conocemos como el método del ritmo, pero al ser este método poco respetado por el cónyuge, al que ellas no pueden contrariar, muchas recurren a tomar yerbas, baños de vinagre e incluso autorecetarse pastillas o 11 Recuérdese que ahí se encuentran más escuelas. 8 inyecciones anticonceptivas; sin embargo, la falta de orientación sobre la frecuencia y uso de éstos métodos así como la falta de recursos para adquirirlos provocan en la mayoría de los casos su ineficacia. Cuando las mujeres no desean otro hijo recurren a practicas tradicionales de aborto, basadas en tisanas preparadas con yerbas de la región, o en ingestión de medicamentos. Es preciso mencionar que las campañas sobre métodos definitivos para control natal aquí ni siquiera son pensados, pues renunciar definitivamente a nuevos embarazos es considerado un acto antinatura. Tradicionalmente han sido las parteras o las mujeres adultas, pues casi todas ellas tienen algo de parteras, quienes han atendido durante años a las mujeres a la hora de dar a luz. Son pocas las mujeres que comienzan a dejarse asistir en los centros de salud pero en la mayoría de los casos, incluso en donde existe alguna unidad IMSS-solidaridad, las mujeres se resisten a asistir, sobre todo las mixteca, por la falta de seguridad y confianza que sienten con el personal médico. No obstante llegan a ir a él sólo en casos de emergencia; es decir, cuando la partera ya no puede hacer nada más, por lo que en ocasiones resulta ya tarde para la madre, el infante o ambos ya sea por lo grave del caso o porque el médico no se encuentre en ese momento. Situación que origina la fama de los centros de salud como “lugar de muerte” y que suele correr por las comunidades más rápido que el viento haciendo presa del miedo a las familias y las propias mujeres. Como la atención médica para toda la población es muy escasa y los médicos asisten periódicamente a las comunidades, cuando arriba los pacientes y los males se han acumulado, a pesar de que las enfermeras tratan de aminorarlos pues ellas radican en el lugar, de tal manera que su labor principal es atender los problemas más evidentes, como desnutrición, diarreas, gripes etc. Así los problemas relacionados con la salud de la mujer como son nutrición, detección de cáncer, control natal de embarazo y de parto, menopausia y climatérico básicamente se reducen al intento de tomar la prueba de papanicolau a las mujeres, prueba a la que son por demás resistentes. Tal vez por ello se oye en las comunidades que murió fulanita, y si por casualidad uno se atreve a preguntar ¿De qué murió? la respuesta suele ser “Pues quién sabe, nomás así se puso enferma y enferma, ya había completado casi dos años y así nada más se puso grave y luego luego murió. Tal vez fue cáncer. Así vieja es la creencia de que todo lo que se realiza en el hogar tiene que ver con las obligaciones domésticas de las mujeres; sin que el espacio doméstico sea visto como parte esencial del mantenimiento y reproducción de los grupos sociales. Ahora bien, si la familia y el hogar son referentes de lo doméstico, por estar muy ligados a las tareas necesarias para la reproducción y subsistencia, las tareas que se desarrollan en su interior no son únicas ni exclusivas y mucho menos el hogar es “naturalmente” propio de las mujeres. En las comunidades que comprenden la región mixteca, como en muchas de las comunidades rurales del país, las tareas que se realizan en el hogar suelen combinar diferentes tipos de actividades, difíciles de separar y a veces hasta de distinguir precisamente por llevarse a cabo dentro de un mismo espacio, espacio más o menos unificado: parcela y hogar. Siendo precisamente, éste el lugar designado para las mujeres según la tradición y costumbre de la cultura mixteca. 9 Así pues el ámbito doméstico en las comunidades mixtecas incluye una diversidad de tareas que implican escenarios y planos superpuestos. Ya que además de las tareas que por “obligación” tienen en su hogar, comenzando antes que, y terminando después que el marido, las mujeres deben ser esposas, amantes, madres e hijas y al mismo tiempo participar en alguna actividad que complemente el ingreso familiar como dedicarse a la crianza de animales de traspatio; al igual que ayudar en los trabajos del campo; e incluso contratarse como jornaleras aunque en realidad muchas de estas labores no les sean reconocidas como trabajo productivo y mucho menos remunerado ya que por “obligación le corresponden también”. En esta unidad las mujeres mixtecas desarrollan actividades que tienen que ver más allá de las tareas netamente domésticas12, pues en sus largas jornadas están unidos el trabajo doméstico con el trabajo doméstico artesanal, el doméstico agrícola, el doméstico pecuario etc.; así como a el trabajo doméstico mercantil se liga el trabajo doméstico orientado al autoconsumo. Trabajo que en muchas ocasiones puede ser visible aunque socialmente parece no existir, pues está enmascarando con el velo de la vocación, amor y devoción “propia y natural” de mujeres, velo que oculta las relaciones de subordinación y desigualdad existentes en las comunidades. Podemos decir entonces, que en los hogares rurales mixtecos lo doméstico abarca espacios inimaginables en las ciudades. Pese a que los límites entre lo privado doméstico y lo público social no son tan claros, los roles que cumplen hombres y mujeres si se diferencian, e incluso los espacios se distribuyen sexualmente. De tal manera que hablamos de una unidad doméstica indígena campesina que ha reproducido durante años una división sexual del trabajo que propicia la división social entre géneros en la cual las mujeres están en una situación desigual y desventajosa con respecto a las labores que desempeñan. No sólo por la carga, tiempo y desgaste que representa su jornada de trabajo, pues la de los varones puede llegar a evaluarse en similar sentido, sino por que son labores que al no ser siquiera vistas, menos pueden ser reconocidas y valoradas en lo que cabe; y más grave aún es la ínfima capacidad de romper o incluso intentar romper los lazos de subordinación y devaluación de las mujeres ante los hombres. La situación es desigual, injusta y desventajosa para las mujeres, pero en su mayoría, las mujeres comparten la idea de que las cosas son y deben ser así. Empero, el hecho de que en la región se continúe con la reproducción de patrones que generan desigualdad y subordinación entre los géneros, no significa que dichas relaciones sean exclusivas de la región y en ningún modo de la cultura indígena; ya que aunque aquí se puedan observar o vivir en su forma más intensa no deja de ser un extracto de patrones socioculturales que se encuentran a nivel macro, a los que difícilmente escapa algún grupo social del país e incluso del mundo. Lo que sí es muy importante resaltar es que a pesar de la naturaleza dinámica con que se reproducen las comunidades, estos patrones se mantienen entre sus elementos más rígidos, los cuales suelen cambiar de manera lenta y paulatina; precisamente por pertenecer a la parte 12 Conjunto de actividades comunes o compartidas ligadas al mantenimiento cotidiano de cualquier grupo coresidente. 10 subjetiva e inmaterial que acompañan la cultura y la tradición, de estos grupos sociales. A ello debemos sumar las relaciones de poder que se generan en lo cotidiano y que agudizan las desigualdades entre hombres y mujeres. Aquí, la diferencia generacional y de género se pueden analizar como condición y a la vez como resultado de relaciones de poder, sobre todo para las mujeres, ya que conforme avanzan los rangos generacionales la experiencia propia resulta la base de todo aprendizaje en una especie de ciclo de vida. De modo que son las propias mujeres quienes, en la mayoría en las comunidades, suelen colocarse nuevamente en desventaja, pues en lugar de aprender y reformar las vivencias de sus madres y abuelas tienen que descubrir y aprender por cuenta propia, para que ya alcanzada la madurez resuelvan intentar cambiar algo o simplemente dejar que sus hijas y nietas aprendan del mismo modo que ellas. Pero también en la unidad doméstica indígena campesina, las relaciones que se generan en el interior han permitido tanto la creación de estrategias de sobrevivencia como la reproducción de lazos y redes de solidaridad que han servido de apoyo a los grupos domésticos en su lucha por la sobrevivencia, y en buena parte ello se le debe a las mujeres. Las mujeres mixtecas en la comunidad Considerando su rutina diaria, los espacios asignados a las mujeres en las comunidades mixtecas no son difíciles de inferir, de modo que al río, al molino, al mercado, la escuela y por su puesto a la casa sólo se pueden sumar unos cuantos espacios más como la iglesia, el panteón, la ermita, la casa del partido, o de la organización, y ocasionalmente lugares de reunión como la explanada y la comisaria. La situación ha cambiado relativamente, se puede notar una mayor participación femenina en las decisiones de la comunidad y la familia, entre otras cosas debido al proceso organizativo que han surgido en las dos regiones de estudio. En el caso de Oaxaca por influencia de organizaciones sociales e instituciones gubernamentales, mientras en el caso de Guerrero debido a un movimiento por la autonomía de la región llamada Rancho Nuevo de la Democracia, y además también como demanda de las propias mujeres, quienes como resultado de procesos nuevos y paulatinos han tratado de mejorar su situación como mujeres en la región. En el caso Guerrerence, es durante 1995, deciden crear un nuevo municipio indígena autónomo al que llaman “Rancho Nuevo de la Democracia”. Al iniciar la creación y reconocimiento de un municipio indígena, gobernado por indígenas, el movimiento de Rancho Nuevo de la Democracia enfrenta el reto de lograr constituirse como un proyecto de desarrollo alternativo que mejore las condiciones de vida de todos los habitantes que lo integran. Rancho Nuevo de la Democracia, se localiza a 85 km. de la cabecera municipal de Tlacoachistlahuaca, está formado por treinta comunidades, de tres grupos indígenas, en su mayoría mixtecos, junto con amuzgos y nahuas. Especialmente las mujeres en el movimiento han logrado trascender su ámbito doméstico a través de la participación en marchas, plantones, negociaciones y vínculos con asesores externos; han conquistado espacios pensados o formados por ellas, como el grupo de artesanas de Huehuetonoc; se les han concedido otros, como el derecho a voz y voto; han conseguido hacerse escuchar y plantear sus demandas, han logrado movilizarse; pero sus éxitos también les han dejado costos muy 11 altos como la desestructuración de la familia o la muerte de sus compañeros. En sí han ampliado su visión de “ser mujer”. Pero aún enfrentan otros problemas, cuando las mujeres participan en las acciones políticas del movimiento, su presencia se sigue sumando a las actividades que realizan los hombres, aunque si bien ahora se les concede el derecho al voto en las asambleas, su papel sigue siendo fundamentalmente el de cocineras. El hecho de ser reconocidas por el movimiento como cocineras, captadoras de recursos y créditos, suprime el hecho de ser consideradas como sujetos capaces de conquistar, tener y manejar sus propios recursos y espacios, así como sujetos políticos con voz y voto para decidir el curso del movimiento o para ocupar cargos directivos y de representación. En el caso de Oaxaca, el municipio Santiago Nuñoo ha participado en la Organización CEPCO desde Las mujeres han logrado traspasar el ámbito de lo público en tanto han tenido que organizarse a través de comités y participar en asambleas estatales de la organización, así como participar en diferentes proyectos como cajas de ahorro, la producción de traspatio y la de café orgánico. Manejando sus recursos y generando demandas de mujeres que les permiten ejercer presión en su comunidad, en la organización, así como en los diversos ámbitos donde participan en el ámbito público. LAS MUJERES MIXTECAS, DESDE LA COCINA, EL TRASPATIO Y LA PARTICIPACIÓN SOCIAL MAESTRAS DE LA CULTURA Así la cultura vista desde el ámbito familiar es un proceso dinámico, en tanto la familia no sólo transmite sino que genera cultura. “Las relaciones familiares al mismo tiempo que producen cultura (entendida en su acepción laxa como generadora de identidades, formas de acción y de convivencia íntima) son ámbitos vehiculadores y reproductores de elementos culturales macrosociales y previamente producidos, los cuales son interpretados y asimilados según las idiosincracias propias de las personas que componen el grupo y protagonizan la vida familiar”.13 Partiendo de esta idea tan acertada de Vania Salles, en el sentido de que la familia transmite pero también produce cultura, se centra este análisis. Partir de este hecho, permite profundizar en el análisis de cómo las mujeres campesinas e indígenas a través de la organización y la reflexión han construido una cultura distinta en la que ellas sean respetadas y valorizadas. Si su papel es fundamental para este proceso, también lo son para generar los cambios culturales que permitan el desarrollo rural, y por esto consideramos importante reflexionar sobre este aspecto. En ellas continua depositándose la tarea de educar a los hijos, elaborar los alimentos, realizar la limpieza de la casa, adicionalmente, realizar tareas propias del campo. En cada uno de estos espacios de acción, la mujer tiene un papel central en la enseñanza de la lengua pues son quienes mantienen un contacto directo con los primeros años de los hijos14; por lo que respecta al vestido, son también ellas las encargadas de trasmitir esta tradición y aunque en los últimos años hay una tendencia a dejar de usar el traje típico en el municipio de Santiago Nuñoo; el uso de 13 Salles, Vania, “Las familias, las culturas, las identidades. (Notas de trabajo para motivar una discusión)”, en, Decadencia y auge de las identidades, Colegio de la Frontera Norte, México, 1992. 14 Por ello suelen llamar a su idioma “lengua materna”. 12 plantas medicinales y comestibles, generalmente se concentra en ellas, pasándose de generación en generación y de madre a hija; las enfermeras y parteras siguen siendo ellas, conservando pues una tradición de conocimiento. Todo esto es posible por los múltiples espacios en los que interactúan las mujeres. La convivencia cotidiana con los hijos e hijas, permite un proceso de trasmisión de conocimientos y aprendizajes, de códigos y símbolos en los que la mujer es la principal promotora, es pues, la maestra de la cultura. De tal manera que su papel en la conformación y permanencia de la identidad mixteca es única. Sin embargo, esta tarea que se le ha asignado socialmente no queda ahí. Los principales cambios de adaptación y transformación de la cultura son en esencia impulsados por ellas. Así, un día en la vida de cada una de las mujeres mixtecas es un constante reforzamiento de la cultura, caracterizada por su continuidad y consolidación. De los diversos estudios realizados en torno al papel de las mujeres en la cultura, sobresale el peso que la mujer campesina tiene como preservadora de la cultura, no sólo a través de la lengua sino de la participación que tiene en los hechos rituales o ceremoniales. En particular, a través del llamado arte popular, las mujeres no sólo han encontrado una manera de apoyar la sobrevivencia de la unidad doméstica campesina, sino que además les ha permitido reproducir su cultura, recreando sensibilidades profundas, preservando su cosmogonía, la historia de su pueblo, el gusto por el color y las formas. Cuando las mujeres ayudan a sus esposos a dar la comida, hacer la fiesta, limpiar la iglesia o cuidar de los santos. Por lo tanto, las mujeres acompañan invisiblemente los cargos de sus esposos, permitiendo con ello la permanencia de esta práctica. Por lo que respecta a la lengua es importante señalar que según cifras oficiales, las mujeres indígenas presentan un 20 por ciento de monolingüismo, mientras que los varones sólo del 11 por ciento, diferenciándose de manera muy grave en algunos grupos como los chontales, huicholes, cuicatecos, mames y triquis, en los que las mujeres llegan a presentar 75 por ciento de monolingüismo en promedio.15 De estos datos se desprende la importancia que tienen las mujeres en la conservación y transmisión de la lengua. Otro de los elementos que caracterizan a los indígenas es la función práctica y simbólica de su relación son el medio ambiente, de la actividad milpera, ejes del sistema de relaciones sociales, de pertenencia y de identidad étnica. Las formas diferenciadas de apropiación del medio ambiente entre los grupos étnicos, marcan las condiciones de vida de las mujeres indígenas. Como encargadas de la alimentación, la salud familiar y la provisión energética ellas son las depositarias y reproductoras del conocimiento y uso de las plantas, el cual está fundamentado en una concepción integral y de equilibrio en relación con la naturaleza. En este sentido, las mujeres mixtecas de Santiago Nuyoó, Oaxaca, sobresalen por su comprensión en torno a la propuesta de producción de café orgánico que la organización social a la que pertenecen les ha presentado. Este proyecto ha sido un proceso lento y difícil porque aún 15 Citado por Bonfil Sánchez, Paloma, op.cit., p.16. 13 prevalece una cultura de uso de agroquímicos que Inmecafé promovió hasta antes de los noventa, sin embargo, las mujeres han despertado un especial interés en este terreno, debido a su experiencia en el cultivo de hortalizas y aparentemente una mayor conciencia por los peligros del uso de estos productos. De esta manera se han encargado recientemente de la producción de abono orgánico elaborado a partir de lombrices. Adicionalmente, en los últimos años se ha observado la asignación de cargos a las mujeres, sobre todo los relacionados a servicios institucionales y las organizaciones sociales. En Santiago Nuyoó, las mujeres tienen cargos de: promotora de la casa de salud del DIF, promotora del Programa de Educación Inicial de la SEP, promotora regional de los grupos de mujeres cafetaleras, cajeras, así como cargos vinculados a los comités comunitarias de diversos proyectos productivos. Mientras en el caso de Guerrero la participación de las mujeres en el movimiento ha propiciado la formación de mujeres lideres y organizaciones de mujeres. Si bien esto marca una diferencia importante en la participación de las mujeres en la vida de las comunidades, les imprime de cualquier manera límites en la toma de las principales decisiones públicas, por ejemplo en el caso de Guerrero ninguna dirigente ha obtenido cargo o puesto público y en cambio si han significado un aumento en sus tareas cotidianas. Además debido a que los cambios de esta participación han sido resultado de procesos muy recientes los cambios no se pueden dar aun pues sus demandas como mujeres necesitan trascender del ámbito de necesidades relacionadas con sus labores domésticas, a otro de concientización. Pues existen elementos rugidos en la cultura mixteca, elementos de carácter subjetivo y además han sido adquiridos durante un largo proceso y resulta difícil cambiar de facto. Por ello cuando las mujeres toman conciencia de éstos, a partir de procesos sociales como ha sido la incursión en una organización de mujeres o un movimiento por la autonomía, es lógico querer cambiarlos, debido a que en ellos se encuentran ocultas relaciones de subordinación y sometimiento. Tampoco es tan real que las mujeres quieran o puedan cambiar todas sus prácticas pues ellas creen plenamente en ellas o muchas veces no consideran que en ellas exista desigualdad alguna. CONCLUSIONES La vida de las mujeres mixtecas está caracterizada por centrarse en la casa, el traspatio y la parcela. Desde que son pequeñas, participan en las labores domésticas, tarea que se les ha encomendado como propia del género. En su relación con la tierra, las mujeres están por lo general subordinadas a una estructura social en la que las posibilidades de acceso a ella son limitadas. En el proceso de relaciones sociales y materiales que se van dando al interior de la familia y la comunidad y del lugar que la mujer guarda en este proceso, se van dando elementos que permiten la reproducción de la cultura y en el que la mujer tiene un papel central. Existe al interior de la economía campesina una clara división social del trabajo determinada por elementos de género y etarios, armando una red de relaciones sociales a partir de las cuales la unidad doméstica se convierte en el principal vehículo para la transmisión de la cultura y el sistema de valores. La reproducción de la unidad doméstica implica la organización de la fuerza de trabajo que generalmente está orientada a la producción para el autoconsumo y la permanencia de su identidad. A partir de los elementos arriba expuestos y de la experiencia concreta con mujeres mixtecas de Rancho Nuevo de la Democracia y mujeres del municipio de Santiago Nuyoó, nos parece 14 importante resaltar dos aspectos: por una parte, resaltar la importancia que las mujeres tienen en la reproducción de la cultura a partir de su lugar en la unidad doméstica y de las labores que realizan en la esfera de lo cotidiano y lo privado, pero también a partir de la organización, es decir, que al insertarse en la vida pública, las mujeres también juegan un papel central de la cultura, transformando y adaptando elementos nuevos que permiten la mejor convivencia en las familias y comunidades campesinas al mejorar la condición de la mujer, en este sentido, coincidimos con Luis Villoro al decir que la cultura no es un proceso de permanencia de lo propio, sino de lo auténtico, de aquello que aún siendo ajeno, a través de un proceso de reflexión y crítica puede convertirse en signo de renovación y progreso.16 Esta conclusión nos lleva a otro aspecto central: si la reproducción y transformación de la cultura pasa principalmente por las mujeres, será necesario incluir en cualquier proyecto de desarrollo rural una propuesta incluyente que reflexione sobre la situación de la mujer, pues estaríamos en el entendido de que efectivamente las alternativas para el campo pueden construirse a partir de la cultura y en tanto son las mujeres las principales reproductoras de ésta, sin un proyecto justo y equitativo para ellas no puede existir la alternativa. Este breve análisis pretende refutar la anquilosada idea de que cuando las mujeres campesinas se incorporan a la vida pública, sobre todo desde la organización, se trastocan los usos y costumbres. Precisamente por esta falsa idea se han mantenido prácticas denigratorias hacia las mujeres como la violencia, las cargas de trabajo excesivas, la violación a sus derechos reproductivos, la marginación, la pobreza de la pobreza; pues en el afán de “conservar” las tradiciones, se rechaza la posibilidad de que las mujeres rurales cambien su situación. En este sentido, es importante que quede claro que la cultura no es estática, homogénea, lineal, sino todo lo contrario, es un proceso dinámico que permite incorporar elementos nuevos que le sirven, negando los que perjudican su esencia. Sólo de esta forma podríamos entender que los indios de México permanezcan a pesar de la conquista y los distintos modelos modernizadores excluyentes. BIBLIOGRAFÍA Bonfil Sánchez, Paloma, Mujer indígena hoy. Panorama y perspectivas, en Situación de la mujer en México. Aspectos educativos y culturales No. 10, FNUAP, CONAPO, México, 1995. Giménez, Gilberto, “Apuntes para una teoría de la región y la identidad regional”, en Estudios sobre culturas contemporáneas, Vol. VI, No. 18. Hoffmann, Odile, Tierras y territorio en Xico, Veracruz, Ed. Colecciones V Centenario, México, 1992; García García, José Luis, “El uso del espacio: conductas y discursos” ; Delpech, Francois, “El terrón: símbolos jurídicos y leyendas de fundación”; y Fernández de Rota, José, “antropología simbólica del paisaje” en La tierra. Mitos, ritos y realidades de González Alcantud y González Molina, Editorial del Hombre Anthropos, Barcelona, 1992. 16 Villoro, Luis, Autenticidad en la cultura, en El concepto de ideología y otros ensayos, Cuadernos de la Gaceta, pp.186-187. 15 Salles, Vania, “Las familias, las culturas, las identidades. (Notas de trabajo para motivar una discusión)”, en, Decadencia y auge de las identidades, Colegio de la Frontera Norte, México, 1992. Villoro, Luis, Autenticidad en la cultura, en El concepto de ideología y otros ensayos, Cuadernos de la Gaceta.