INFORME DEL PROYECTO DE BIOSEGURIDAD DE CONSUMERS INTERNATIONAL Protegiendo el Derecho de los Consumidores de Países en Desarrollo a tener un medio ambiente saludable Table of Contents Tabla de Contenidos Los consumidores y los organismos genéticamente modificados ..............................4 La Biotecnología Moderna y los organismos genéticamente modificados Los Consumidores y el Desarrollo de la Biotecnología Moderna. Los países en desarrollo y la biotecnología moderna ................................12 Biotecnología Moderna y Agricultura Agricultura Transgénica y Países en Desarrollo Una mirada regional al cultivo de transgénicos Sudamérica África del Norte y África Oeste África del Sur y África del Este Asia Central Sudeste Asiático Bioseguridad........................................................7 Organismos Genéticamente Modificados, Riesgos y Bioseguridad Investigación en Bioseguridad La regulación internacional de la Bioseguridad El Protocolo de Cartagena sobre Bioseguridad ....................................................18 Implementación del Protocolo de Cartagena Marcos Nacionales de Bioseguridad Presentación ........................................................1 Introducción ........................................................2 Este proyecto e informe fueron financiados con fondos procedentes de la Unión Europea. Los contenidos de este documento son responsabilidad exclusiva de Consumers International y de ningún modo podrá considerarse que reflejan la opinión de la Unión Europea. Presentación En la campaña del Día Mundial de los Derechos del Consumidor del año 2000, Consumers International planteó la pregunta: ¿Alimentos transgénicos en boca de todos? Abordando, de esta forma y por primera vez en una de sus campañas globales, el tema de los alimentos transgénicos y sus eventuales riesgos para la salud de las personas. Luego, tres años más tarde, en la campaña global del Día Mundial de los Derechos del Consumidor del año 2003, CI volvió a ocuparse de este tema, que gradualmente fue adquiriendo un lugar importante en la agenda internacional de protección de los derechos de los consumidores, así como en las iniciativas de campañas regionales y nacionales. En dicha oportunidad CI buscó ir más allá de la cuestión de la inocuidad alimentaria y los riesgos para la salud de los consumidores y se preocupó de analizar cómo las grandes corporaciones estaban utilizando la biotecnología para consolidar su control sobre la producción global de alimentos. A partir de estas dos campañas globales, el tema fue abordado y desarrollado por varias organizaciones miembros de CI en diversos Revisión General del Proyecto de Bioseguridad de CI ............................................23 Bibliografía ........................................................26 Enlaces a Sitios Web..........................................28 Anexos................................................................30 lugares del mundo, conforme el tema de los alimentos transgénicos fue transformándose en un problema relevante en sus respectivas sociedades. Durante los últimos dos años, a través del desarrollo e implementación del proyecto “Consumer Organizations and The Cartagena Protocolo on Biosafety: Protecting the Consumer´s Right to a Healthy Environment in the Developing World”, CI ha tenido la oportunidad de retomar su preocupación por este tema y abordarlo desde la perspectiva de los países en desarrollo, considerando particularmente el impacto de la producción de organismos genéticamente modificados en el medio ambiente y la biodiversidad. Para ello, CI trabajó con un destacado grupo de organizaciones de consumidores en el análisis del Protocolo de Cartagena y su eventual utilización en la promoción y defensa de los derechos de los consumidores. Luego de 20 años de producción agrícola industrial asociada al desarrollo comercial de la ingeniería genética, son muchas las preguntas que aún permanecen sin respuesta y es muy poco lo que se sabe respecto de los eventuales efectos sobre la salud humana y el medio ambiente, además de los posibles riesgos y peligros involucrados. Ello se debe, en gran parte, a la falta de INFORME DEL PROYECTO DE BIOSEGURIDAD DE CONSUMERS INTERNATIONAL —2— investigaciones independientes y a la carencia de instrumentos adecuados de monitoreo y análisis de riesgo. Una de las mayores ironías en este panorama es el enorme contraste que existe entre el entusiasmo de los promotores de este tipo de tecnología en declarar que los productos modificados genéticamente son diferentes y únicos (cuando buscan obtener un monopolio legal a través de patentes) y su similar entusiasmo en afirmar que tales productos son idénticos a otros, cuando se les pide que los etiqueten para diferenciarlos. En efecto, primero se esfuerzan por demostrar que sus productos son diferentes de las demás variedades para poder obtener la patente respectiva. No obstante, luego difunden una serie de antecedentes destinados a convencer a las autoridades estatales de que sus productos son equivalentes a los convencionales, con el propósito de conseguir la autorización que permita su cultivo y comercialización. Y, finalmente, estas grandes empresas, y muchas veces las propias autoridades estatales, proclaman que los organismos genéticamente modificados y sus derivados son inocuos para la salud y no representan ningún tipo de riesgo para el medio ambiente, puesto que no difieren de las variedades tradicionales. Evidentemente, los consumidores perciben estas evidentes contradicciones y prefieren tomar sus precauciones, evitando consumir este tipo de productos. Protegiendo el Derecho de los Consumidores de Países en Desarrollo a tener un medio ambiente saludable Por otra parte, a medida que la información surgida de la experiencia internacional con los cultivos transgénicos se vuelve más sustancial, se hace evidente que los cultivos actualmente en producción masiva no ofrecen mayores beneficios a los consumidores y tampoco a los pequeños agricultores de los países en vías de desarrollo. Incluso las publicitadas “ventajas indirectas”, como el uso reducido de pesticidas y herbicidas, no son reales. Actualmente, los únicos beneficiados siguen siendo las empresas transnacionales agroquímicas, que controlan el negocio de las semillas transgénicas y los químicos y subproductos agrícolas asociados a su cultivo. Los consumidores del mundo tienen todo el derecho a preguntar por qué este tipo de tecnología productiva debe ser necesariamente utilizada en sus respectivos países, sí además de no haber demostrado significativos beneficios para la sociedad tiene el potencial de poner en riesgo la biodiversidad del planeta; afectando directamente nuestro derecho a vivir en un medio ambiente libre de contaminación. Joost Martens, Director de Consumers International Introducción La mayoría de los países desarrollados ha promulgado algún tipo de regulación que asegure –al menos- un nivel mínimo de protección a la salud y el medio ambiente en relación con el uso de transgénicos potencialmente peligrosos para el cultivo doméstico, el comercio y el mercado. En tanto, la mayor parte de los países en desarrollo no cuenta con estas salvaguardas legales o bien no tiene la capacidad o los recursos para implementar políticas o promulgar normas legales. Al mismo tiempo que persiste esta falta de capacidad normativa y carencia de implementación de las mismas, los países en desarrollo han enfrentado durante los últimos años una mayor presión por producir, importar y utilizar los productos de la biotecnología moderna, especialmente los cultivos transgénicos. Al respecto, el Protocolo de Cartagena sobre Bioseguridad no solo establece un marco normativo para el comercio internacional de organismos genéticamente modificados, sino que también entrega a los países que lo suscriben una guía institucional y las bases esenciales para el desarrollo de sus propias normas legales y políticas nacionales complementarias en materia de bioseguridad. Desafortunadamente, en la mayoría de los países en desarrollo las limitadas capacidades tecnológicas, la falta de recursos y una serie de otros desafíos institucionales entorpecen el logro de los objetivos básicos de la bioseguridad. Por otra parte, el desarrollo, la promulgación y la implementación de marcos normativos en materia de bioseguridad son elementos de un proceso muy complejo, que involucra responsabilidades de múltiples grupos de interés. La regulación de los productos de la biotecnología moderna debería estar orientada a salvaguardar, entre otros, el derecho de los consumidores a tener acceso a productos seguros, a estar informados acerca de los productos que consumen y a contar con un medio ambiente sano y sustentable. De ese modo, las organizaciones de consumidores tienen un rol crítico que desempeñar durante las diferentes etapas de este proceso normativo. De hecho, así como otros grupos de interés, particularmente en los países en desarrollo, estas organizaciones enfrentan múltiples barreras financieras, tecnológicas y logísticas, así como otras limitaciones para llevar adelante sus tareas de manera efectiva. En este contexto y con el apoyo del Programa de Medio Ambiente de Países en Desarrollo de la Comisión Europea, Consumers International implementó un proyecto de dos años, que busca crear conciencia entre las organizaciones de consumidores en relación con los principales aspectos de la bioseguridad y, por ende, mejorar su capacidad para desempeñar un rol de liderazgo que asegure una efectiva implementación nacional del Protocolo de Cartagena sobre Bioseguridad (PCB) y un adecuado desarrollo de sus propias políticas y normas jurídicas nacionales. De este modo, esta publicación revisa los aspectos relevantes de la protección de los intereses del consumidor con relación al desarrollo de la biotecnología moderna y analiza el estado actual de los principales temas de bioseguridad en los países en desarrollo; entregando una visión general sobre las cuestiones más relevantes abordadas en el debate internacional acerca del uso y la comercialización de los organismos genéticamente modificados. En particular, se entrega una visión crítica sobre el caso de los cultivos transgénicos y su impacto en los mercados y el medio ambiente de los países en desarrollo y se explican los elementos normativos e institucionales de importancia para los consumidores en relación con el Protocolo de Cartagena sobre Bioseguridad, su implementación a nivel nacional y el desarrollo de políticas y marcos nacionales de bioseguridad. Finalmente, a través de los respectivos informes nacionales, se presentan los resultados del trabajo realizado por cada una de las organizaciones participantes durante la implementación del proyecto. INFORME DEL PROYECTO DE BIOSEGURIDAD DE CONSUMERS INTERNATIONAL Descripción del Proyecto: —3— Protegiendo el Derecho de los Consumidores de Países en Desarrollo a tener un medio ambiente saludable INFORME DEL PROYECTO DE BIOSEGURIDAD DE CONSUMERS INTERNATIONAL —4— Los consumidores y los organismos genéticamente modificados De entre los derechos fundamentales del consumidor, cuatro de ellos son especialmente relevantes cuando se trata de enfrentar los riesgos asociados al desarrollo y comercialización de los productos de la biotecnología moderna: • El derecho a la seguridad: Los consumidores deben estar protegidos frente a cualquier tipo de proceso de producción, producto y/o servicio que pueda resultar peligroso o dañino para su salud. • El derecho a ser informado: Los consumidores deben contar con toda la información necesaria para tomar decisiones oportunas y adecuadas a sus intereses. La ausencia de un etiquetado apropiado infringe claramente este derecho. • El derecho a elegir: Los consumidores deben contar con todas las condiciones necesarias para poder seleccionar libremente, a partir de un determinado rango de productos y/o servicios, de acuerdo con sus propias preferencias y creencias. • El derecho a un medio ambiente saludable y sustentable: El bienestar de las actuales y futuras generaciones está íntimamente ligado a este derecho y es una preocupación cada vez mayor entre los consumidores en la actualidad. La defensa de estos derechos constituye la base fundamental desde la cual el movimiento de consumidores ha enfrentado el tema de los Organismos Genéticamente Modificados (OGMs) y, en particular, la cuestión de los alimentos transgénicos. Además, la labor de las organizaciones de consumidores en la defensa de la salud de los consumidores y el cuidado del medio ambiente en este ámbito se encuentra ampliamente legitimada a nivel internacional, a través de las Directrices de Naciones Unidas para la Protección del Consumidor. Entre otras disposiciones relevantes, las Directrices establecen lo siguiente: Sección A “SEGURIDAD FÍSICA” 11. Los gobiernos deben adoptar o fomentar la adopción de medidas apropiadas, incluidos sistemas jurídicos, reglamentaciones de seguridad, normas nacionales o internacionales, normas voluntarias y el mantenimiento de registros de seguridad, para garantizar que los productos sean inocuos en el uso al que se destinan o normalmente previsible. 12. Se deben adoptar medidas adecuadas para garantizar que los artículos producidos por los fabricantes sean inocuos para el uso al que se destinan y para el normalmente previsible. Los responsables de introducir los artículos en el mercado, en particular los proveedores, exportadores, importadores, minoristas y similares (en lo que sigue denominados «distribuidores ») deben velar por que, mientras están a su cuidado, esos artículos no pierdan su inocuidad debido a manipulación o almacenamiento inadecuados. Se deben facilitar a los consumidores instrucciones sobre el uso adecuado de los artículos e información sobre los riesgos que Protegiendo el Derecho de los Consumidores de Países en Desarrollo a tener un medio ambiente saludable entraña el uso al que se destinan o el normalmente previsible. Dentro de lo posible, la información de vital importancia sobre cuestiones de seguridad debe comunicarse a los consumidores mediante símbolos comprensibles internacionalmente. 13. Se deben adoptar medidas adecuadas para que los fabricantes o distribuidores notifiquen sin demora a las autoridades competentes y al público, según proceda, la existencia de peligros no previstos de que se hayan percatado con posterioridad a la introducción de los productos en el mercado. Los gobiernos también deben estudiar los métodos para garantizar que los consumidores estén debidamente informados sobre esos peligros. 14. Los gobiernos deben adoptar, cuando proceda, políticas en virtud de las cuales, si se descubre que un producto adolece de un defecto grave y/o constituye un peligro considerable aun cuando se utilice en forma adecuada, los fabricantes y/o distribuidores deban retirarlo y reemplazarlo o modificarlo, o sustituirlo por otro producto; si no es posible hacerlo en un plazo prudencial, debe darse al consumidor una compensación adecuada. Sección F “PROGRAMAS DE EDUCACIÓN E INFORMACIÓN” 35. Los gobiernos deben formular o estimular la formulación de programas generales de educación e información del consumidor, incluida la información sobre los efectos en el medio ambiente de las decisiones y el comportamiento de los consumidores y de las consecuencias, incluidos costos y beneficios, que pueda tener la modificación de las modalidades de consumo, teniendo en cuenta las tradiciones culturales del pueblo de que se trate. El objetivo de tales programas debe consistir en capacitar a los consumidores para que sepan discernir, puedan hacer elecciones bien fundadas de bienes y servicios, y tengan conciencia de sus derechos y obligaciones. Al formular dichos programas, debe prestarse especial atención a las necesidades de los consumidores que se encuentran en situación desventajosa, tanto en las zonas rurales como urbanas, incluidos los consumidores de bajos ingresos y aquellos que sean casi o totalmente analfabetos. Los grupos de consumidores, las empresas y otras organizaciones pertinentes de la sociedad civil deben participar en esa labor de educación. 38. Los gobiernos deben alentar a las organizaciones de consumidores y a otros grupos interesados, incluidos los medios de comunicación, a que pongan en práctica programas de educación e información, incluso sobre los efectos de las modalidades de consumo en el medio ambiente y las consecuencias, incluidos costos y beneficios, que pueda tener la modificación de esas modalidades. Sección G “PROMOCIÓN DE MODALIDADES SUSTENTABLES DE CONSUMO” 42. Consumo sustentable significa que las necesidades de bienes y servicios de las generaciones presentes y futuras se satisfacen de modo tal que puedan sustentarse desde el punto de vista económico, social y ambiental. 43. Puesto que la responsabilidad del consumo sustentable la comparten todos los miembros y organizaciones de la INFORME DEL PROYECTO DE BIOSEGURIDAD DE CONSUMERS INTERNATIONAL —5— sociedad, los consumidores informados, los gobiernos, las empresas, los sindicatos y las organizaciones ecologistas y de consumidores desempeñan funciones particularmente importantes. Corresponde a los consumidores informados una función esencial en la promoción de modalidades de consumo que pueden sustentarse desde el punto de vista económico, social y ambiental, incluso influyendo en los productores con sus decisiones. Los gobiernos deben promover la formulación y aplicación de políticas de consumo sustentable y la integración de esas políticas con otras políticas públicas. Las políticas públicas deberán formularse en consulta con el comercio, las organizaciones ecologistas y de consumidores y otros grupos interesados. Al comercio incumbe la particularmente en beneficio de los grupos de consumidores de bajos ingresos de las zonas rurales y urbanas. Responsabilidad de promover el consumo sustentable mediante el diseño, producción y distribución de bienes y servicios. Las organizaciones ecologistas y de consumidores tienen la responsabilidad de promover la participación y el debate públicos en lo que respecta al consumo sustentable, informar a los consumidores y trabajar con los gobiernos y las empresas con miras a promover modalidades sustentables de consumo. 44. Los gobiernos, en asociación con el comercio y las organizaciones pertinentes de la sociedad civil, deben formular y ejecutar políticas que contribuyan a promover modalidades sustentables de consumo mediante una combinación de políticas que podrían abarcar reglamentos; instrumentos económicos y sociales; políticas sectoriales como las que rigen el uso de la tierra, el transporte, la energía y la vivienda; programas de información para sensibilizar al público sobre las repercusiones de las modalidades de consumo; la eliminación de subvenciones que contribuyan a fomentar modalidades no sustentables de consumo y producción; y la promoción de prácticas mejores de ordenación del medio en sectores concretos. 47. Los gobiernos deben alentar el ensayo independiente de los efectos de los productos en el medio ambiente. 48. Los gobiernos deben controlar, en condiciones de seguridad, el uso de sustancias perjudiciales para el medio ambiente y alentar el desarrollo de sucedáneos ecológicamente racionales de esas sustancias. Las nuevas sustancias potencialmente peligrosas deben someterse a ensayo antes de ser distribuidas, con objeto de determinar sus efectos a largo plazo en el medio ambiente. 49. Los gobiernos deben sensibilizar al público acerca de los beneficios para la salud de las modalidades sustentables de consumo y producción, teniendo en cuenta los efectos directos en la salud de cada persona y los efectos colectivos de la protección del medio ambiente. 51. Se alienta a los gobiernos a que creen mecanismos reguladores eficaces para proteger a los consumidores, que abarquen diversos aspectos del consumo sustentable, o a que fortalezcan los mecanismos existentes. Sección H “MEDIDAS RELATIVAS A ESFERAS CONCRETAS” 56. Al promover los intereses del consumidor, particularmente en los países en desarrollo, los gobiernos deberán, cuando Protegiendo el Derecho de los Consumidores de Países en Desarrollo a tener un medio ambiente saludable proceda, dar prioridad a las esferas de interés esencial para la salud del consumidor, como los alimentos, el agua y los productos farmacéuticos. Deberán adoptarse o mantenerse políticas para lograr el control de calidad de los productos medios de distribución adecuados y seguros, sistemas internacionales normalizados de rotulado e información, así como programas de educación e investigación en estas esferas. Deberán formularse directrices estatales respecto de esferas concretas en el contexto de las disposiciones del presente documento. 57. Alimentos. Al formular políticas y planes nacionales relativos a los alimentos, los gobiernos deben tener en cuenta la necesidad de seguridad alimentaria que tienen todos los consumidores y apoyar las normas del Codex Alimentarius de la Organización de las Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentación y la Organización Mundial de la Salud o, en su defecto, otras normas alimentarias internacionales de aceptación general. Los gobiernos deben mantener, formular o mejorar las medidas de seguridad alimentaria, incluidos, entre otras cosas, los criterios de seguridad, las normas alimentarias y los requisitos nutricionales y los mecanismos de vigilancia, inspección y evaluación. 58. Los gobiernos deben promover políticas y prácticas agrícolas sustentables, la conservación de la diversidad biológica y la protección del suelo y el agua, teniendo en cuenta los conocimientos tradicionales. La biotecnología moderna y los organismos genéticamente modificados En términos amplios la biotecnología puede definirse como la manipulación de organismos vivos realizada con el fin de producir bienes y servicios que son útiles para los seres humanos. Así, la biotecnología incluye un amplio rango de actividades y puede ser aplicada a todos los niveles biológicos de organización; desde los sistemas de producción in vitro (fermentación), a las entidades no celulares (virus), a los organismos unicelulares (bacterias) y a organismos mayores, tales como plantas y animales. De este modo, la biotecnología incluye diferentes técnicas y procedimientos, uno de los cuales es la “ingeniería genética”. La ingeniería genética utiliza una variedad de métodos para aislar genes desde uno o más micro-organismos, plantas o animales, y los inserta en el material genético de las células de otro organismo. Estos métodos son referidos generalmente como 'técnicas in vitro de ácido nucleico', y han sido desarrolladas y utilizadas desde los años 1970s. Por medio de la modificación genética, los genes son transferidos y modificados en formas que jamás ocurrirían en la naturaleza; por ejemplo, entre especies diferentes y entre animales, plantas y microorganismos. Una vez que han sido insertados, estos genes pueden ser transferidos a la descendencia del individuo modificado por medio de los procesos reproductivos normales. Por lo tanto, la ingeniería genética difiere de las demás técnicas y procedimientos de la biotecnología tradicional en cuanto otorga al ser humano la facultad de reprogramar la vida de cualquier organismo. Se trata, por ende, de un procedimiento revolucionario, sin precedentes en la historia de la humanidad. Precisamente para distinguir este tipo de tecnologías de las demás INFORME DEL PROYECTO DE BIOSEGURIDAD DE CONSUMERS INTERNATIONAL —6— se utilizan conceptos específicos, tales como los de ingeniería genética o “biotecnología moderna”. Hay dos aspectos fundamentales de la biotecnología moderna que generan un acalorado debate social: (1) la utilización y el impacto de su principal producto: los organismos genéticamente modificados y, (2) las cuestiones legales generadas a partir de su utilización, tales como la propiedad intelectual y la responsabilidad jurídica. Los organismos genéticamente modificados (OGMs) o transgénicos son aquellos organismos con material genético que ha sido modificado a través de la utilización de herramientas de ingeniería genética. En estos organismos pueden distinguirse diferentes tipos de modificaciones, dependiendo de la fuente del material genético insertado. En otras palabras, los organismos genéticamente modificados son el resultado de la “biotecnología moderna”. Este es un concepto bastante amplio, dado que incluye a todo tipo de organismos vivientes (plantas, animales y microorganismos) y a todo tipo de modificaciones que puedan ser operadas en el organismo (inserciones y/o supresión de material genético). El Protocolo de Cartagena sobre Bioseguridad utiliza el término Organismos Vivos Modificados (OVM), en reemplazo de la palabra organismos genéticamente modificados, para diferenciar a estas entidades de aquellas incapaces de transferir y replicar material genético. En el Artículo 3 del Protocolo –Uso de términos- letra (g) “Organismos Vivos Modificados” se entiende cualquier organismo vivo que posea una combinación nueva de material genético que se haya obtenido mediante la aplicación de la biotecnología moderna. Luego, en el mismo artículo, el Protocolo define el término “biotecnología moderna” describiendo un set de herramientas de ingeniería genética. Protegiendo el Derecho de los Consumidores de Países en Desarrollo a tener un medio ambiente saludable regulaciones particulares que condicionan la manera en que son producidos, comercializados y negociados. El desarrollo de organismos genéticamente modificados a partir de las técnicas de la biotecnología moderna incluye a un amplio número de disciplinas, que van desde la medicina a la ingeniería, pasando por la agricultura y la producción de alimentos. Por lo tanto, los desarrollos biotecnológicos comprenden un amplio espectro de productos y servicios, que van desde los cultivos transgénicos al desarrollo de microorganismos genéticamente modificados. Desde principio de los años ochentas se han estado realizando investigaciones sobre modificación genética de organismos vivientes y ya se han producido y comercializado organismos transgénicos por más de 20 años; sin embargo, la producción masiva de organismos genéticamente modificados solo ha tenido lugar recientemente, a través del desarrollo industrial de los cultivos transgénicos. Así, esta historia de producción y comercialización de organismos genéticamente modificados está basada casi exclusivamente en plantas modificadas, particularmente aquellas con inserción de nuevo material genético. Los cultivos transgénicos que actualmente se producen a gran escala son ampliamente comercializados en el mercado internacional y la mayoría de los países que los producen son, a su vez, los principales exportadores de los mismos. Debido a esto muchas veces el concepto de organismo transgénico se asocia al concepto de cultivo transgénico o semilla transgénica. a. Técnicas in vitro de ácido nucleico, incluidos el ácido desoxirribonucleico (ADN) recombinante y la inyección directa de ácido nucleico en células u orgánulos, o Los impactos de los productos y servicios derivados de la biotecnología moderna pueden atravesar barreras geográficas y sociales, y esto suele generar una serie de conflictos de diversa índole, ya que algunos de estos productos y servicios son rechazados por algunos países y en algunos sectores de la sociedad y bienvenidos por otros. Las razones de esto tienen que ver con las diferentes percepciones que existen con respecto de los efectos y riesgos de los organizamos genéticamente modificados. b. La fusión de células más allá de la familia taxonómica, que superan las barreras fisiológicas naturales de la reproducción o de la recombinación y que no son técnicas utilizadas en la reproducción y selección tradicional. Los consumidores y el desarrollo de la biotecnología moderna (i) Por "Biotecnología Moderna" se entiende la aplicación de: De esta manera, los organismos genéticamente modificados son diferentes de los organismos convencionales en, al menos tres aspectos particulares: • Primero, contienen una nueva combinación genética y, por lo tanto, existe una modificación en su contexto biológico natural generado, en la mayoría de los casos, por la transferencia de material genético desde un contexto biológico diferente (esto ha sido erróneamente entendido como exclusivamente referido a la transferencia de genes entre especies). • Segundo, en la mayoría de los casos el desarrollo de esta nueva combinación genética esta vinculada al otorgamiento de una patente comercial. Esta es la particularidad de la mayoría de los organismos genéticamente modificados comercialmente disponibles hoy en día y representa la validación institucional de los derechos de propiedad intelectual asociados a la innovación y a la diferencia que esta nueva combinación aporta al contexto biológico del organismo. • Finalmente, debido a los eventuales riesgos involucrados, los organismos genéticamente modificados están sujetos a Desde los inicios de la biotecnología moderna una serie de gobiernos de países desarrollados se han dedicado a promover la producción y la comercialización de los organismos genéticamente modificados. Sin embargo, numerosos estudios de opinión pública han resaltado la discrepancia entre dichas actitudes gubernamentales, tendientes a incentivar el desarrollo de la ingeniería genética y sus productos, y la percepción de los consumidores, preocupados por los posibles riesgos asociados y por la falta de información independiente, confiable y oportuna. Las críticas manifestadas por algunos sectores de la sociedad en torno a los riesgos vinculados a estos desarrollos tecnológicos han sido frecuentemente calificadas como infundadas e irracionales, debido a una supuesta falta de comprensión de los temas científicos y comerciales de fondo. No obstante, a pesar de los esfuerzos destinados a “educar” e “informar” a la opinión pública sobre los beneficios de los productos y servicios derivados de la biotecnología moderna, tanto por parte de los gobiernos como de la industria, la oposición ha persistido hasta el día de hoy. Evidentemente, los riesgos y posibles consecuencias negativas para la salud constituyen la base fundamental de la preocupación de la —7— flickr.com/photos/joeathialy/4014456628 INFORME DEL PROYECTO DE BIOSEGURIDAD DE CONSUMERS INTERNATIONAL mayoría de las personas. Los consumidores a menudo tienen una comprensión bastante elaborada de lo que les preocupa y lejos de ser irracionales, sus demandas son bastante pragmáticas. Así, esta creciente oposición de la opinión pública se ha ido transformando en uno de los mayores problemas al que se enfrenta hoy el desarrollo de la industria de la biotecnología en el mundo. En cuanto las personas comenzaron a ser conscientes de que existía la posibilidad de que estuvieran consumiendo alimentos con contenidos modificados genéticamente, sin su conocimiento ni autorización, inmediatamente se iniciaron los movimientos sociales que se oponían a estos desarrollos tecnológicos y exigían la segregación y el etiquetado de todo tipo de alimentos con contenidos transgénicos. La experiencia les ha enseñado a los consumidores que suele transcurrir mucho tiempo antes de que los efectos de las nuevas tecnologías sean realmente palpables y una vez que esto ocurre las responsabilidades institucionales suelen evadirse. Ante la creciente resistencia de los consumidores, manifestada en varios países, algunos gobiernos comenzaron a utilizar en sus marcos regulatorios el concepto de “equivalencia sustancial”, con el propósito de apoyar el argumento de la industria biotecnológica de que los alimentos transgénicos son “equivalentes” a los demás alimentos y que, por consiguiente, cualquier forma de segregación y etiquetado particular sería discriminatoria y constituiría, además, una barrera al comercio internacional. Por otra parte, para llevar a cabo cualquier esquema específico de etiquetado para este tipo de alimentos es necesario introducir sistemas de separación en origen y de trazabilidad a lo largo de la cadena de producción y comercialización; lo cual, evidentemente, aumenta el costo de producción de este tipo de productos y disminuye su interés comercial. De este modo, la teoría de la equivalencia sustancial se fue instalando en las bases del proceso de evaluación de inocuidad de los alimentos transgénicos de muchos países. No obstante, su utilización como fundamento para la evaluación de los posibles riesgos para la salud de las personas y el medio ambiente está siendo cada vez más cuestionada. Por otra parte, ninguno de los productos transgénicos que hasta ahora han sido legalmente autorizados y comercializados en muchos países del mundo ha sido objeto de un riguroso y sistemático análisis científico, destinado a monitorear y evaluar sus efectos a largo plazo. En la mayoría de los países que han aprobado los organismos genéticamente modificados en sus sistemas productivos y Protegiendo el Derecho de los Consumidores de Países en Desarrollo a tener un medio ambiente saludable mercados internos subsisten una serie de preguntas que aún no han tenido una respuesta seria y responsable por parte de las autoridades. ¿Por qué necesitamos productos transgénicos? ¿Cuáles son los verdaderos riesgos y beneficios de este tipo de productos para la salud de las personas? ¿Quién es realmente el que decide sobre su producción y comercialización, en base a qué criterios y con qué legitimidad? ¿Por qué no se informa debidamente a los consumidores sobre los alimentos con contenido transgénico antes de que éstos sean comercializados? ¿Por qué no se exige un etiquetado obligatorio a este tipo de productos, que permita a los consumidores informarse debidamente y elegir libremente? ¿Cuentan las autoridades nacionales con suficientes recursos y capacidad técnica para conocer, evaluar y controlar los posibles riesgos y peligros de este tipo de productos? ¿Quién decide finalmente lo que le conviene a la población y de acuerdo a qué criterio? Por el momento los consumidores de la mayoría de estos países aún no tienen la libertad de elegir libre e informadamente el tipo de producto que desean consumir y carecen de alternativas confiables en su elección. Si bien desde un inicio las preocupaciones de los consumidores se concentraron en los efectos sobre la salud de las personas, el debate con respecto a los riesgos derivados de la biotecnología moderna es bastante más amplio y complejo. Los consumidores de muchos países han comenzado también a darse cuenta de que la orientación de la investigación y el desarrollo industrial agrícola la dictan los intereses comerciales de los gobiernos y las grandes empresas y que la preocupación por el medio ambiente no es un factor determinante en la toma de decisiones, tal como ocurre con el comercio internacional. Por lo que también han ido gradualmente incorporando en sus preocupaciones los efectos de este tipo de producción sobre el medio ambiente y la biodiversidad y han comenzado a exigir que los gobiernos enfrenten este asunto de acuerdo a una política normativa sistemática e integral, que además de preocuparse por los temas de inocuidad y salud, de manera tradicional, incorpore criterios y normas nacionales de bioseguridad. En la actualidad, debido a la creciente expansión de la producción y de la exportación de organismos genéticamente modificados, es cada vez más difícil controlar la contaminación del medio ambiente y de la cadena alimenticia de los países. Además de no existir una clara voluntad política por parte de la mayoría de los gobiernos, no existen tampoco los medios adecuados para monitorear con exactitud los cultivos transgénicos, su presencia en los mercados internos y en las importaciones, tanto formales como informales. Resulta absurdo e ineficiente abordar el problema de la inocuidad alimentaria sin ocuparse a la vez de la contaminación del medio ambiente, tanto el domesticado como el silvestre (esto es particularmente válido en el caso de las semillas transgénicas). Bioseguridad La bioseguridad puede ser definida como el conjunto de acciones y procedimientos orientados a prevenir, minimizar y/o eliminar los impactos y riesgos propios de las actividades de investigación, desarrollo, producción y comercialización de la biotecnología, que pueden potencialmente comprometer la salud de las personas y dañar al medio ambiente, afectando a la biodiversidad. Mientras la biotecnología se ocupa del desarrollo científicotecnológico y su aplicación industrial, la bioseguridad se ocupa del INFORME DEL PROYECTO DE BIOSEGURIDAD DE CONSUMERS INTERNATIONAL —8— manejo de los efectos negativos de los productos y servicios derivados de la biotecnología. De este modo, la bioseguridad implica la utilización sustentable de las diversas técnicas y procedimientos propios de la biotecnología moderna. Algunas disciplinas científicas relevantes, que sustentan el análisis de bioseguridad son, entre otras, la biología molecular, la genética del cultivo de plantas, la agronomía, la entomología y la ecología. Por lo tanto, una gran cantidad de información científica tiene particular relevancia para la bioseguridad. Tal como ocurre con la biotecnología, que se desarrolla en un amplio número de disciplinas, la bioseguridad también considera los riesgos y efectos negativos de los desarrollos biotecnológicos aplicados a diversas áreas del quehacer humano; desde la medicina a la agricultura, pasando por la ecología y la alimentación. Así, la bioseguridad se refiere a un amplio espectro de posibles riesgos y efectos y todas sus implicancias económicas y sociales. El concepto de bioseguridad ha sido desarrollado particularmente en el contexto del Protocolo de Cartagena, en relación con los esfuerzos para reducir y eliminar los potenciales riesgos que puedan surgir de la transferencia, manipulación y utilización de los organismos genéticamente modificados. En este contexto, la bioseguridad se vincula directamente al principio precautorio principio 15 de la Declaración de Río sobre Medio Ambiente y Desarrollo-, conforme al cual se reconoce que la determinación del nivel de riesgo aceptable para una sociedad no corresponde exclusivamente a la información científica disponible, afirmando expresamente que "la falta de conocimientos científicos o de consenso científico no se interpretarán necesariamente como indicadores de un determinado nivel de riesgo, de la ausencia de riesgo o de la existencia de un riesgo aceptable". De esta manera, el principio precautorio se hace cargo de la incertidumbre científica y de las preocupaciones sociales en torno a los eventuales riesgos de los transgénicos. Las consideraciones propias del principio de precaución entregan fundamentos para enfrentar el hecho de que la introducción de organismos genéticamente modificados está siendo cada vez más controlada por el sector privado, cuyos incentivos para fomentar el desarrollo y comercialización de estos productos suele ser mayor que la preocupación por evaluar sus potenciales efectos negativos. Las críticas y demandas sociales aumentan cuando los análisis de riesgo son hechos por las autoridades gubernamentales exclusivamente en base a información que proviene, directa o indirectamente, de quienes están promoviendo la producción de organismos genéticamente modificados. No obstante, el principio de precaución no es el único concepto relevante en materia de bioseguridad. En algunos países otros conceptos e ideas son también considerados pertinentes y comienzan a ser aceptados en la legislación y en las políticas nacionales de bioseguridad. Un claro ejemplo de ello es la incorporación del concepto del desarrollo sustentable (en sus tres aspectos fundamentales: ambiental, económico y social) a la gestión de los riesgos derivados de las aplicaciones biotecnológicas. De este modo, cualquier decisión que se adopte considerando el principio de precaución, no sólo debería tomar en cuenta la incertidumbre científica con respecto a los riesgos, sino también los objetivos propios de la gestión sustentable de los recursos en cuestión. Visto así, el principio de precaución es un aspecto más de un sistema, multifacético e integral, de gestión de riesgos. La educación, la información, la producción no Protegiendo el Derecho de los Consumidores de Países en Desarrollo a tener un medio ambiente saludable contaminante, la gestión de desechos y la gestión adaptativa serían otros tantos componentes del sistema. Organismos genéticamente modificados, riesgos y bioseguridad Ante el rápido avance de la biotecnología moderna y la acelerada expansión global de sus aplicaciones tecnológicas, especialmente en el área de la agricultura, paralelamente comenzó a surgir en varios países cierta inquietud en relación con la incertidumbre científica y los potenciales efectos secundarios de los organismos genéticamente modificados (efectos no previstos y/o efectos no deseados). Esta creciente inquietud de algunos sectores sociales determinó que, a partir de la década de los noventa, se pusiera cada vez mayor atención al tema de los riesgos asociados a la producción y comercialización de organismos genéticamente modificados y surgieran iniciativas institucionales tendientes a evaluar y regular su utilización, tanto en el ámbito nacional como internacional. Lamentablemente el avance de la biotecnología moderna no ha sido acompañado de un desarrollo de la misma magnitud en el ámbito de bioseguridad, y es aún muy poco lo que se sabe acerca de los potenciales efectos de los organismos genéticamente modificados sobre la salud humana y el medio ambiente. Esto se debe, en gran parte, a una notoria falta de financiamiento para la investigación y el desarrollo de la bioseguridad y también a un problema inherente a la propia ingeniería genética, que es la relativa falta de control sobre el resultado de la construcción genética -o sea, el organismo genéticamente modificado- y sobre los posibles traspasos a otros individuos, variedades o especies del gen transferido. En términos generales, el riesgo se refiere a la probabilidad de ocurrencia y a la magnitud de los efectos negativos de un objeto, sustancia, acción o proceso. Lo cual significa que las posibilidades de ocurrencia del riesgo serán mayores o menores según sean mayores o menores la probabilidad de ocurrencia, la frecuencia y la magnitud de tales efectos. Por lo tanto, para enfrentar el riesgo resulta imprescindible contar con instrumentos de evaluación, gestión y comunicación de riesgo, que sean adecuados y efectivos, así como con mecanismos de seguimiento y rastreo eficientes. Entonces, para poder determinar los riesgos que los organismos genéticamente modificados representan para la salud humana y para el medio ambiente es primordial lograr identificar sus eventuales efectos negativos y estimar su magnitud y frecuencia. Aun así, se trata de un análisis sumamente complicado, ya que los eventuales riesgos de una variedad transgénica dependen de las complejas interacciones resultantes de, entre otros, la modificación genética, la ontogenia de los organismos involucrados y las propiedades del ecosistema en el cual es liberada. Esto exige que los procedimientos de análisis de riesgo sean aplicados caso a caso y en una escala muy amplia. La evaluación de los riesgos derivados de los organismos genéticamente modificados debe tener como base una matriz de análisis que, al menos, considere el ámbito espacial específico – planta o cultivo, parcela, terreno agrícola, región- y los efectos, directos e indirectos, de la variedad transgénica en otros ámbitos de análisis, tales como: el ecosistema, la biodiversidad, las prácticas agrícolas del país, la economía, etc. Luego, sobre dicha INFORME DEL PROYECTO DE BIOSEGURIDAD DE CONSUMERS INTERNATIONAL —9— matriz, se deberá efectuar la evaluación caso por caso. Otro tanto ocurre con relación a la evaluación de los riesgos para la salud de las personas, que debe tener en cuenta una serie de diversos y complejos factores, propios del organismo humano, por una parte, y del tipo de población de que se trate y sus interacciones sociales, por otra. Las cuestiones relativas a la salud humana han surgido debido a que los productos de la biotecnología moderna pueden ser utilizados como una fuente directa de alimentos (consumiendo vegetales, animales o peces transgénicos) o como una fuente indirecta de alimentación, por consumo de ingredientes transgénicos presentes en alimentos procesados (por ejemplo, la soya es ampliamente utilizada en comidas procesadas), o bien por consumo de animales domésticos o peces que hayan sido alimentados con productos genéticamente modificados. Actualmente los organismos genéticamente modificados son utilizados, mayoritariamente, como una fuente indirecta de alimentación, dado que los cultivos dominantes en la producción comercial son utilizados como alimento animal y como insumo de la producción de alimentos procesados. En el caso de las cuestiones medioambientales, el tema de los riesgos ha surgido a partir de las potenciales consecuencias del flujo de genes desde individuos transgénicos hacia individuos no transgénicos y debido a que la manera en que son producidos los organismos genéticamente modificados puede tener un impacto negativo sobre las especies y los ecosistemas. Para el caso de las plantas, el flujo de genes puede ocurrir en la naturaleza por efecto de la dispersión de polen desde una comunidad a otra. El polen puede diseminarse en una variedad de formas (por ejemplo, a través del efecto del viento, por el agua o por la acción de animales). Los genes que resultan de esta nueva generación pueden diseminarse a su vez en forma de polen o semillas. Así, los requerimientos mínimos para que haya flujo de genes transgénicos son, entonces, la presencia de una población no transgénica sexualmente compatible en proximidad a población de plantas genéticamente modificadas; la posibilidad de cruzamiento exogámico entre las dos poblaciones y la producción de híbridos fértiles. La posibilidad y el grado de cruzamiento exogámico varía entre especies (por ejemplo; maíz y mijo son afectos a cruzamiento exogámico, mientras que el arroz, el trigo y la cebada son primariamente auto-polinizados). Es importante aclarar que el flujo de genes refiere al intercambio de genes entre poblaciones y no simplemente a la dispersión de polen o semillas. En el caso de animales o peces, el flujo génico podría producirse debido a que individuos transgénicos se cruzan con parejas no transgénicas, dando lugar a la consiguiente producción de una cría fértil. El flujo genético puede ser también facilitado por la intervención humana. Por ejemplo, en el caso de los cultivos transgénicos esto puede ocurrir a través de agricultores que utilizan material transgénico sin saberlo, a través de agencias humanitarias que proveen semillas transgénicas en programas de ayuda alimentaria, a través de agricultores que utilizan material transgénico originalmente concebido como ayuda humanitaria o, por medio de prácticas de intercambio de semillas o almacenamiento de las mismas. En otras situaciones, el material de cultivos transgénicos puede ser ilegalmente introducido por agricultores a poblaciones no transgénicas, pues consideran que existe una ventaja en su utilización. Si ha ocurrido flujo de genes, el material transgénico puede, subsecuentemente, diseminarse entre la población originalmente Protegiendo el Derecho de los Consumidores de Países en Desarrollo a tener un medio ambiente saludable libre de transgénicos o perderse en generaciones futuras. Un rango de factores puede influenciar este resultado, tales como el tamaño de la población no transgénica, la cantidad de cruzamientos entre poblaciones transgénica y no-transgénica y el número y viabilidad de las semillas resultantes. Otro factor importante es si el transgen involucrado confiere una ventaja selectiva. Si lo hace; por ejemplo, incrementando la sobrevivencia o la reproducción, es posible que se disemine más rápidamente a través de la población. De acuerdo a la normativa de algunos países, la liberación de una especie transgénica destinada al cultivo comercial en gran escala debe estar precedida de una evaluación de impacto ambiental, que debe incluir, entre otros aspectos, la evaluación de riesgos caso por caso y paso a paso. Los efectos potenciales sobre el medio ambiente deben ser identificados a lo largo de la evaluación, estimándose en cada caso su probabilidad de ocurrencia, así como las posibles consecuencias adversas de la liberación del organismo transgénico para el ecosistema en cuestión. Si se toman en cuenta todos los posibles efectos ambientales de los cultivos transgénicos -directos e indirectos; inmediatos y de largo plazo, previsibles y no intencionales-, resulta difícil pensar que no existan riesgos de contaminación para el medio ambiente. El mayor peligro de la contaminación transgénica reside en que, una vez liberado un organismo genéticamente modificado, no hay modo alguno de controlar su expresión génica, ni tampoco la diseminación de los transgenes y su impacto sobre otros organismos o el ecosistema. A diferencia de otro tipo de productos, que pueden ser retirados del mercado si se detecta una falla grave en su elaboración, no hay ninguna posibilidad de hacer esto cuando los genes han sido liberados al medio ambiente. Una vez ocurrida la contaminación, no hay marcha atrás. Algunas de las preguntas relevantes que deben considerarse al evaluar los riesgos asociados a los organismos transgénicos son: • ¿Con qué frecuencia y a qué velocidad puede ocurrir el flujo de genes entre una población transgénica y una población no transgénica? • ¿Debe ser considerada la naturaleza de la modificación genética al momento de evaluar el potencial impacto del flujo de genes desde poblaciones transgénicas? • ¿Cuáles son las posibilidades de detectar flujo de genes desde población transgénica a la población no- transgénica? • ¿Cuáles son los potenciales impactos socioeconómicos o medioambientales del flujo de genes desde una población transgénica a una población no- transgénica? • ¿Son las consecuencias potenciales, mayores para los parientes silvestres, especies criollas o poblaciones mejoradas? • ¿Difieren las potenciales consecuencias medioambientales entre áreas o regiones particulares? • ¿Quién debería ser responsable por cualquier consecuencia negativa o indeseada ocasionada a partir del flujo de genes? Prácticamente toda la discusión de los últimos años con respecto a las ventajas y desventajas de los organismos transgénicos se ha centrado en el tema de los riesgos asociados a la utilización de estas nuevas tecnologías y a los criterios y mecanismos en base a los cuales se determinan, evalúan y manejan tales riesgos. INFORME DEL PROYECTO DE BIOSEGURIDAD DE CONSUMERS INTERNATIONAL — 10 — El nivel de riesgo socialmente aceptable para una tecnología siempre ha sido un tema de controversia, particularmente en todo lo referido a la seguridad alimentaria y ambiental. Las sucesivas amenazas y peligros surgidos de la inadecuada gestión de riesgo que muchos gobiernos han tenido en materia de inocuidad alimentaria han generado una gran desconfianza hacia las autoridades y un fuerte cuestionamiento de la llamada “objetividad científica”. Desafortunadamente, la ciencia no siempre es objetiva, ni absoluta, ni tampoco puede ofrecer respuesta a todas las complejas cuestiones que surgen al momento de decidir lo que es más conveniente para la sociedad en un momento dado. Es más, en la mayoría de los casos, la información científica por sí sola no basta como fundamento para la toma de decisiones relativas a la evaluación y el manejo del riesgo. Por lo tanto, es importante abordar el debate sobre los riesgos y su aceptación social en un contexto más amplio, que vaya más allá de la información científica disponible y que permita entender mejor la dimensión social de los efectos negativos de las aplicaciones comerciales de la biotecnología moderna. Esto es una cuestión crítica en un mercado global, en el cual los productos y sus riesgos asociados están siendo permanentemente transados. En la actualidad los sistemas normativos nacionales y de certificación de exportaciones se ven enfrentados a un enorme incremento en el volumen del comercio internacional de alimentos y productos agrícolas, tanto por la variada expansión de productos importados, como por el creciente número de países desde los cuales se originan estas importaciones. Del mismo modo, el incremento en la frecuencia de los viajes de la población mundial genera nuevos caminos para la diseminación de plagas, enfermedades y otros peligros, que se mueven más rápido y más lejos que nunca antes, en y entre un cada vez mayo número de países. El establecimiento de una normativa jurídica para regular a los organismos genéticamente modificados ha sido siempre un tema crucial. Algunas preguntas básicas, tales como ¿de qué manera deberían ser regulados los organismos genéticamente modificados? ¿qué aspectos deberían someterse a la normativa legal? ¿quién debe aplicar dicha normativa? son centrales en el debate acerca de los riesgos de la biotecnología moderna. De este modo, la probabilidad de que los cultivos transgénicos causen daño al medio ambiente o a la salud humana ha dado origen a regímenes normativos que se aplican específicamente para evaluar y controlar la seguridad de estos productos. El desarrollo y la adecuada implementación de un efectivo marco normativo de bioseguridad son fundamentales para la protección de los consumidores y del medio ambiente. Protegiendo el Derecho de los Consumidores de Países en Desarrollo a tener un medio ambiente saludable objetivo primario era probar la estabilidad molecular y el comportamiento de campo de sus nuevos productos. Sin embargo, algunos cuestionamientos por parte de algunos sectores más críticos de la comunidad científica, seguidos por un creciente número de casos de contaminación transgénica, una mayor preocupación social sobre los posibles impactos para la salud humana y la adopción internacional del Protocolo de Cartagena, han abierto nuevas aéreas y perspectivas de investigación. Hoy en día la investigación sobre bioseguridad incluye un amplio rango de temas, tales como: la estabilidad de la modificación genética, el flujo de genes, la contaminación transgénica, los efectos no-buscados, la toxicidad y alergenicidad, entre otros. También incluye el desarrollo de evaluaciones y monitoreo de riesgo, así como estrategias de manejo de riesgo. De esta forma, al analizar la investigación en bioseguridad, deben considerarse tres aspectos básicos: • ¿Quién conduce las investigaciones? • ¿Dónde se llevan a cabo? • ¿Cuáles son los temas de investigación relevantes en materia de bioseguridad? Algunos científicos y variados sectores de la sociedad civil están haciendo un llamado a realizar mayores investigaciones en bioseguridad, aduciendo el escaso número de publicaciones disponibles, la falta de estudios y las gran cantidad de áreas de investigación experimental que quedan sin abordar. Una simple revisión de los lugares en los que se efectúa este tipo de investigación puede realizarse a través de la Base de Datos de Bibliografía Científica en Materia de Bioseguridad (los resultados de investigaciones realizadas a partir de 1990 se presentan en la Tabla 1). Las regiones con el número más alto de publicaciones son Europa y Norte América. Los países en desarrollo, particularmente aquellos ubicados en África y Sudamérica, presentan un número de publicaciones mucho mas reducido. Tabla 1 Resultados que representan el número de públicaciones sobre bioseguridad al buscar bajo nombres específicos de regiones, utilizando la Base de Datos de Bibliografía Científica en materia de Bioseguridad. Region Número de Publicaciones Norteamérica 1136 Europa 1366 Sudamérica 411 Investigación en bioseguridad América Central 250 La bioseguridad busca dar respuestas a las preguntas sobre el uso seguro de la biotecnología moderna. La investigación sobre los efectos e impactos de la biotecnología comenzó hace unos 20 años, en paralelo con la aplicación de la biotecnología moderna. Desde ese entonces, la investigación en bioseguridad ha sido un elemento esencial para la evaluación y el desarrollo de la biotecnología moderna y ha permitido ir estableciendo los fundamentos científicos para la promulgación de políticas y normas jurídicas, tanto a nivel internacional como nacional. Africa 259 Asia 685 La investigación inicial fue llevada a cabo por los mismos creadores de los organismos genéticamente modificados, para quienes el Esta situación es paradójica cuando se compara con la distribución global de organismos genéticamente modificados (Fig.2). Aún cuando Sudamérica es la región donde la agricultura transgénica ha sido mayormente adoptada, presenta el más bajo numero de publicaciones sobre bioseguridad. En contraste, Europa que mantiene la producción más baja de organismos genéticamente modificados, cuenta con la mayor cantidad de publicaciones. INFORME DEL PROYECTO DE BIOSEGURIDAD DE CONSUMERS INTERNATIONAL — 11 — Una reseña del Environmental Biosafety Research Journal, publicado desde 2001, ofrece resultados similares. En 2008, se publicaron 4 números conteniendo 19 artículos; sin embargo, solo uno de ellos (Cohen et al. 2008) fue producido en colaboración con una institución de investigación de un país en desarrollo (dos de cuatro autores trabajaban en Vietnam). Los restantes 18 artículos, fueron publicados por instituciones de investigación de Norteamérica, Europa y Australia/Nueva Zelandia. En 2009, de un total de tres números, sólo un artículo (Kingiri y Ayele, 2009) de un total de 19, se produjo en colaboración con una institución de investigación proveniente de un país en desarrollo (uno de los dos coautores trabajaba en Kenia). Entonces, resulta claro que muchas áreas importantes de la investigación en bioseguridad están siendo pasadas por alto. Esto constituye una preocupación fundamental, especialmente en regiones donde los organismos genéticamente modificados ya han sido liberados; tanto en el medio ambiente, como en los mercados nacionales (ej. Sudamérica) y, destaca la necesidad de contar con una agenda regional y nacional, que considere la investigación y las políticas necesarias. El desarrollo de la investigación en bioseguridad en estas regiones puede aportar con conocimientos relevantes respecto del real impacto medioambiental de los productos de la biotecnología moderna y podría – al mismo tiempo – permitir a las autoridades competentes evaluar, monitorear y manejar estos impactos de la manera más apropiada. Por otra parte, dado que la investigación en bioseguridad esta siendo realizada principalmente en los laboratorios de los países desarrollados y que muy pocas pruebas de campo se han llevado a efecto en los países en desarrollo, no es una sorpresa constatar que los resultados de las actuales investigaciones obedecen a parámetros y criterios muy limitados. Esto cuestiona seriamente la utilidad de los resultados de este tipo de investigación para los países en desarrollo y para las estrategias de manejo de riesgo que establecen sus respectivas autoridades nacionales. La regulación internacional de la bioseguridad La Agenda 21, adoptada en la Conferencia de las Naciones Unidas sobre el Medio Ambiente y el Desarrollo, efectuada en el año 1992, en su capítulo 16 llama específicamente a la “Gestión Ecológicamente Racional de la Biotecnología”. Este capítulo también reconoce que el mundo sólo podrá beneficiarse de la biotecnología si ésta se aplica de manera segura, resaltando, a su vez, la importancia de garantizar la seguridad en la investigación, el desarrollo, la aplicación, el intercambio y la transferencia en biotecnología, a través de un acuerdo internacional sobre principios que se apliquen a la evaluación y manejo de riesgos. De esta forma, a través de Agenda 21, por primera vez los gobiernos asumen responsabilidad en la consideración de acciones y cooperación internacional en materia de bioseguridad. La Convención sobre Diversidad Biológica, acordada también en 1992, aborda el tema de la seguridad en la biotecnología en el articulo 8 letra g -Conservación In Situ- y en el artículo 19 Manejo de la Biotecnología y Distribución de sus Beneficios-. En el articulo 8(g), Las Partes de la convención son llamadas a establecer o mantener medios de regulación, manejo y control de riesgo, asociados con el uso y la liberación de organismos genéticamente modificados, como resultado de la biotecnología moderna, que puedan potencialmente impactar negativamente Protegiendo el Derecho de los Consumidores de Países en Desarrollo a tener un medio ambiente saludable sobre la conservación y el uso sustentable de la diversidad biológica. Por su parte, el artículo 19 llama a las partes a considerar la necesidad y las modalidades de un protocolo para la transferencia, el manejo y el uso seguro de organismos genéticamente modificados, como resultado de la biotecnología moderna, los cuales puedan potencialmente impactar negativamente sobre la conservación y uso sustentable de la diversidad biológica. En su decisión II/5, la segunda reunión de la Conferencia de las Partes para la Convención sobre la Diversidad Biológica estableció un Grupo de trabajo Ad Hoc para desarrollar un protocolo en bioseguridad. Luego de muchos años de reuniones y discusiones el texto definitivo del Protocolo sobre Bioseguridad se adopto el 29 de Enero de 2000 en forma de acuerdo suplementario a la Convención sobre Diversidad Biológica, y entró en vigor el 11 de Septiembre de 2003. Este Protocolo ha sido ampliamente adoptado a nivel internacional; ya en abril de 2010, un total de 158 países lo había firmado y ratificado, la mayoría de los cuales son países en vías de desarrollo. Sin embargo, algunos de los mayores productores de organismos genéticamente modificados aún no han firmado el Protocolo (Estados Unidos, Australia), o bien lo han firmado pero no ratificado (como es el caso de Argentina, Uruguay y Canadá). El Protocolo de Cartagena promueve la bioseguridad, estableciendo reglas prácticas y procedimientos para la trasferencia, manejo y uso seguro de los organismos genéticamente modificados, con un foco específico en la regulación del movimiento transfronterizo de estos organismos. En primer lugar, el Protocolo se refiere a organismos genéticamente modificados que se intenten liberar intencionalmente en el medioambiente (es el caso de semillas) y con commodities agrícolas genéticamente modificadas (como el grano utilizado como alimento, para forraje animal o para alimentos procesados). El Protocolo no incluye fármacos para humanos (tema que es abordado por otras organizaciones y acuerdos internacionales), ni productos derivados de los organismos genéticamente modificados (tales como aceite de maíz genéticamente modificado o papel de árboles transgénicos). Aparte del Protocolo de Cartagena no existe ningún instrumento internacional global que aborde todos los aspectos relacionados con el comercio y la utilización de los organismos genéticamente modificados o sus productos. Sin embargo, un cierto número de acuerdos internacionales vigentes tiene directa relevancia para la regulación de los organismos genéticamente modificados y la bioseguridad, y por lo tanto deben ser considerados cuando al momento de establecer políticas nacionales y marcos normativos. (i) Los Acuerdos de la Organización Mundial de Comercio (OMC), que apuntan a controlar las barreras al comercio internacional. El propósito primordial de la OMC es facilitar el libre comercio y busca conseguirlo estableciendo reglas internacionales para el libre intercambio comercial, sirviendo como un foro para las negociaciones comerciales y asistiendo a los países en la resolución de disputas. Existen dos acuerdos de la OMC que pueden ser relacionados a los cultivos transgénicos. A ellos concierne la negociación del libre comercio – Acuerdo sobre Barreras Técnicas al comercio-OTC – y la protección de la salud pública y los estándares de bienestar de los estados miembros de la OMC – Acuerdo sobre la Aplicación de medidas Sanitarias y Fitosanitarias-SPS – INFORME DEL PROYECTO DE BIOSEGURIDAD DE CONSUMERS INTERNATIONAL — 12 — • El Acuerdo sobre Obstáculos Técnicos al Comercio (OTC). obliga a los miembros de la OMC a garantizar que sus normativas nacionales no restrinjan innecesariamente el comercio internacional. El acuerdo consta de tres componentes básico: primero; los miembros son estimulados a aceptar la “equivalencia estándar”, lo cual significa que los estándares de otros países sean mutuamente reconocidos a través de contratos explícitos; segundo; promueve el uso de estándares internacionalmente establecidos y, tercero, exige a los miembros de la OMC informar respecto de cualquier cambio relevante en sus políticas. Esto significa que los miembros deben establecer centros que recopilen toda la información disponible acerca de los estándares de los productos y sus regulaciones comerciales. Estos centros deben responder las preguntas planteadas por otros países y consultar a sus socios comerciales, según se requiera, de modo que se discutan aquellos requerimientos relevantes a la hora comerciar. • El Acuerdo sobre la Aplicación de Medidas Sanitarias y Fitosanitarias (SPS), permite a los miembros de la OMC bloquear temporalmente el comercio en el interés de proteger la salud pública. Sin embargo, tales decisiones deben estar sustentadas en principios científicos, procesos de evaluación de riesgo y directrices establecidas con carácter internacional. Cuando la evidencia científica es insuficiente para determinar la probabilidad de riesgo surgida de algún producto en particular, los miembros de la OMC pueden adoptar medidas sobre la base de la información disponible. Este acuerdo no permite a los miembros discriminar entre diferentes países exportadores donde existan condiciones iguales o similares, a menos que exista suficiente justificación científica para ello. (ii) El Codex Alimentarius, es un set internacional de códigos de práctica, directrices y recomendaciones relativas a la seguridad alimentaria y la salud del consumidor. El Codex fue establecido por la Comisión Codex Alimentarius, un cuerpo subsidiario de la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO) y la Organización Mundial de la Salud (OMS). Esta comisión es el principal organismo internacional sobre estándares alimentarios y representa a más del 95% de la población mundial. El objetivo principal del Codex es ‘guiar y promover la elaboración y establecimiento de definiciones y requerimientos para alimentos, de modo de colaborar en su armonización y de esa forma facilitar el comercio internacional”. Los estándares establecidos por el Codex han sido ampliamente utilizados como punto de referencia en las disputas de comercio internacional. Son referidos explícitamente y adoptados en el Acuerdo SPS de la OMC; al tiempo que el Acuerdo OTC se refiere implícitamente a ellos. (iii) La Convención Internacional de Protección Fitosanitaria (IPPC) está destinada a proteger la salud vegetal, evaluando y manejando los riesgos de plagas. La IPPC establece estándares para abordar los riesgos de plagas asociados a especies invasivas. Cualquier organismo genéticamente modificado que pueda ser considerado una plaga entra en el alcance de este tratado. La IPPC permite que los gobiernos asuman acciones para prevenir la introducción y diseminación de tales plagas. También establece procedimientos para analizar riesgos de plagas, incluyendo los impactos sobre la vegetación natural. El Secretariado de la IPPC está en la FAO. (iv) El Tratado Internacional sobre los recursos Fitogenéticos para la Alimentación y la Agricultura, es un acuerdo Protegiendo el Derecho de los Consumidores de Países en Desarrollo a tener un medio ambiente saludable multilateral relacionado con el material genético de origen vegetal, valioso para la agricultura y la alimentación. Los objetivos de este Tratado son la conservación y el uso sustentable de los recursos genéticos vegetales y el reparto justo y equitativo de los beneficios derivados de su uso; tanto como la promoción de la agricultura sustentable y la seguridad alimentaria. De esta forma, el tratado apunta a reconocer la enorme contribución de los agricultores a la diversidad de los cultivos que alimentan al mundo, estableciendo un sistema global para proveer a los agricultores, a los desarrolladores de plantas y a los científicos de acceso al material genético vegetal, asegurando que los receptores compartan los beneficios derivados del uso de ese material genético, con aquellos países donde estos recursos se han originado. Los recursos genéticos están definidos en el tratado como “cualquier material genético de origen vegetal de presente o potencial valor para la alimentación y la agricultura”. El Tratado establece un sistema multilateral de acceso y reparto de beneficios para un número determinado de cultivos importantes que están bajo manejo y control de los Estados Partes, así como en el dominio público. Todos estos acuerdos de comercio, agricultura, seguridad alimentaria, bioseguridad y temas relacionados intentan operar juntos y ser mutuamente complementarios. Sin embargo, lograr evitar potenciales conflictos requiere frecuentemente un profundo entendimiento de los temas involucrados y un cuidadoso manejo de los mismos. Mejorar la coordinación entre estos múltiples regímenes internacionales pertinente reforzar la bioseguridad a nivel internacional, evitando potenciales conflictos y conciliando los diversos intereses del comercio, la bioseguridad y otros sectores. Biotecnología moderna y países en desarrollo Actualmente un número cada vez mayor de gobiernos de países en desarrollo está adoptando y promoviendo el modelo tecnológico propio de la biotecnología moderna, invirtiendo en infraestructura y recursos humanos para dar apoyo a programas nacionales de biotecnología. Asimismo, muchos de estos gobiernos comienzan también a adoptar políticas que facilitan la investigación y el desarrollo de la biotecnología, tanto en el sector público como en el privado. Desafortunadamente, la gran mayoría de estos esfuerzos gubernamentales no consideran la necesidad de evaluar y monitorear los posibles efectos en el corto, mediano y largo plazo de este tipo de tecnologías. Y, por lo tanto, no consideran políticas, normas, recursos, ni el desarrollo de capacidades institucionales para tales efectos. Para poder evaluar de manera integral lo que están haciendo los diferentes países en desarrollo a este respecto es necesario revisar y analizar sus respectivas políticas nacionales y determinar si a través de ellas se está promoviendo o controlando el uso de biotecnología moderna en sus territorios. Los resultados de un análisis de este tipo son bastante heterogéneos. En algunos países, como Argentina y China, las políticas vigentes promueven explícitamente el desarrollo de la biotecnología moderna, particularmente la plantación de cultivos transgénicos. No obstante, también hay un cierto número de países en desarrollo en los cuales este tipo de cultivo no ha sido oficialmente aprobado y no se han registrado cambios institucionales significativos en tal sentido. INFORME DEL PROYECTO DE BIOSEGURIDAD DE CONSUMERS INTERNATIONAL — 13 — Las tendencias gubernamentales de los países en desarrollo pueden ser evaluadas muy claramente por medio de la identificación de las opciones políticas y normativas que éstos hacen en 6 importantes áreas temáticas: (1) la bioseguridad; (2) la producción agrícola y la gestión medioambiental; (3) la seguridad alimentaria y la protección del consumidor; (4) los derechos de propiedad intelectual; (5) la investigación publico-privada y (6) el comercio. Revisando las políticas y legislaciones vigentes en cada una de estas áreas puede determinarse fácilmente la situación de cada país en desarrollo con relación a la utilización de los productos de la biotecnología moderna y el manejo de los impactos potenciales en la salud y el medio ambiente de los organismos genéticamente modificados. Entonces, entre las tendencias hacia la promoción y la prevención emergen 4 posturas elementales, que se corresponden con las áreas temáticas antes mencionadas. • Políticas promocionales, que incentivan la propagación de la biotecnología moderna • Políticas permisivas, que actúan de manera neutral respecto de estas nuevas tecnología, que no intentan acelerar, ni demorar su propagación. • Políticas precautorias, que por diversas razones intentan controlar la propagación de los productos de la biotecnología moderna; particularmente los cultivos y alimentos transgénicos. • Políticas preventivas, que tienden a bloquear o prohibir la propagación de nuevas tecnologías. En este contexto, las decisiones particulares relativas al desarrollo y la regulación de los cultivos transgénicos tienen lugar en varios niveles y son influenciadas por diversas políticas y normas nacionales, además de las disposiciones de los acuerdos internacionales asumidos por el país en cuestión. Finalmente, se trata también de las decisiones tomadas por distintas autoridades nacionales, por comunidades locales, por empresarios agrícolas, por agricultores individuales, por los supermercados y los consumidores. Los países en desarrollo enfrentan el gran desafío de lograr que sus políticas nacionales hacia los cultivos transgénicos tengan sentido en el contexto de sus propias necesidades de desarrollo. Asimismo, enfrentan el desafío de que estas políticas sean coherentes con el complejo sistema normativo internacional relevante para el uso y la comercialización de los organismos genéticamente modificados. Biotecnología moderna y agricultura Los organismos genéticamente modificados han sido principalmente desarrollados para la producción agrícola y existe un vínculo evidente entre estos productos de la biotecnología moderna y la estructura y las practicas actuales de la agroindustria. El crecimiento de la industria transgénica ha ido generando un interés comercial cada vez mayor en ciertos gobiernos y en grandes empresas relacionadas al rubro agrícola por extender este tipo de tecnología a todos los países del mundo. Siguiendo esta tendencia, muchos centros de investigación científica y algunos organismos internacionales se han dedicado a señalar que la expansión futura de la utilización de los organismos genéticamente modificados es una realidad innegable. Así la Protegiendo el Derecho de los Consumidores de Países en Desarrollo a tener un medio ambiente saludable promoción de los productos de la biotecnología moderna por parte de la industria de los países en desarrollo ha tendido a silenciar las críticas a esta tendencia. De acuerdo al Servicio Internacional para la Adquisición de Aplicaciones de Agro-biotecnología (ISAAA, según sus siglas en inglés) en 2009 los terrenos cultivados con semillas genéticamente modificadas llegaron a los 139 millones de hectáreas. El mismo servicio también indica que en el mundo 25 países cultivaron al menos un cultivo transgénico durante la temporada 2009 (Fig. 1). Esta información genera la impresión de que en la mayoría del mundo ya se ha adoptado esta nueva tecnología en la agricultura. Así, en la Figura 1 los países son destacados con el único criterio de haber cultivado al menos un cultivo transgénico durante el 2009. Sin embargo, resulta fundamental contar con una perspectiva más específica y detallada respecto de estas afirmaciones y visualizar claramente la geo-distribución relacionada a la expansión de los cultivos transgénicos, especialmente teniendo en cuenta las desproporciones existentes en términos de la adopción de este tipo de cultivos. Por ejemplo, Estados Unidos representa el 48% del total de la superficie plantada con estos cultivos en el mundo. Si a ello se suman Brasil y Argentina, resulta que podemos alcanzar el 80% del total de la producción agrícola de cultivos transgénicos. Si incorporamos Canadá e India, entonces el total se eleva a prácticamente el 90%. Esto destaca la enorme heterogeneidad en la adopción de estos cultivos, algo que se debe tener en cuenta para poder comprender como la biotecnología moderna se posiciona en la agricultura mundial. Basados en información de la Organización para la Agricultura y la Alimentación (ESSGA, según sus siglas en inglés, 2006) es posible calcular la superficie plantada con transgénicos en cada país y compararlo con el área total disponible para propósito cultivables (Fig. 2). El porcentaje resultante da un indicador mucho más adecuado que los valores de superficie de producción absoluta, pues representa el alcance y la escala del cultivo transgénico en áreas específicas. De acuerdo a este análisis, Sudamérica es la región donde la agricultura transgénica ha sido mayoritariamente adoptada, con plantaciones que en algunos países dan cuenta de más del 60% del total de su territorio cultivable (Argentina y Paraguay). Esta situación contrasta claramente con Europa, donde la superficie plantada representa menos del 1% de la tierra cultivable. Esta cifras muestran igualmente que algunos países que son comúnmente considerados como grandes productores de transgénicos (los casos de India y China), en realidad solo los producen en un porcentaje relativamente pequeño (<5%) considerando el total de sus tierras cultivables. INFORME DEL PROYECTO DE BIOSEGURIDAD DE CONSUMERS INTERNATIONAL — 14 — Protegiendo el Derecho de los Consumidores de Países en Desarrollo a tener un medio ambiente saludable Figura 1. Mapa global de países con cultivos de organismos genéticamente modificados (James, 2009) En este escenario global de producción agrícola industrial los cultivos más comercializados son solamente cuatro: soya, maíz, canola y algodón. Los dos atributos añadidos a estas plantas han sido la resistencia a los herbicidas (especialmente glyphosato y gluphosinato) y la propiedad de volverse insecticidas (comúnmente llamadas plantas Bt). Ellos representan casi el 100% de la producción total de organismos genéticamente modificados en el mundo. Aunque la producción de otros cultivos como la remolacha, papaya, alfalfa, tomate, calabaza y pimiento dulce también son una realidad, la superficie plantada a nivel mundial es mucho más reducida y está concentrada principalmente en Estados Unidos, Canadá y China. Por lo tanto, es importante tener en mente que “los productos de la biotecnología moderna actualmente comercializados INFORME DEL PROYECTO DE BIOSEGURIDAD DE CONSUMERS INTERNATIONAL — 15 — Protegiendo el Derecho de los Consumidores de Países en Desarrollo a tener un medio ambiente saludable Figura 2. Mapa que muestra la proporción relativa de las superficies plantadas con organismos genéticamente modificados (Rodríguez-Beltran, 2009) corresponden, principalmente, a sólo cuatro cultivos y dos atributos”. Igualmente es importante clarificar que su producción industrial responde a las necesidades de textiles, aceites, forraje y aditivos alimenticios y no necesariamente a las necesidades de alimentos para el consumo humano directo. Hay registros que muestran que al menos 57 países han aprobado oficialmente (legalmente) la comercialización en sus mercados de, al menos, un producto transgénico; especialmente soya y maíz resistentes a herbicidas. En este caso es importante también dar una visión mas detallada de la información y recalcar la heterogeneidad de la aceptación de este tipo de cultivos. Por ejemplo, Japón representa el 12% del total de autorizaciones a nivel mundial y, junto a Canadá, Estados Unidos y México representan más del 40% del total mundial de autorizaciones oficiales. La introducción de productos de la biotecnología moderna en el cultivo y la comercialización agrícolas tiene una larga y compleja historia, que da cuenta de la consolidación de un nuevo paradigma científico-tecnológico, productivo y comercial, para la agricultura, en el cual no puede dejar de considerarse el rol de las empresas multinacionales en la producción y comercialización de las principales variedades transgénicas y los grandes intereses económicos en juego, junto al activo rol de promoción de este tipo de tecnologías que han tenido algunos países desarrollados. Muchos comparan esta revolución biotecnológica en la producción agrícola, con la llamada “revolución verde”, pues estiman que ofrece el potencial de resolver muchos de los problemas de seguridad alimentaria del mundo. En efecto, desde su comienzo la revolución verde se propuso el objetivo de aumentar el rendimiento de los cultivos en los países en desarrollo, con el propósito de aumentar la disponibilidad de alimentos. Para ello se utilizaron diversos instrumentos y técnicas (fertilizantes, herbicidas, pesticidas, maquinaria agrícola, variedades seleccionadas de alto rendimiento, híbridos), desarrollados a partir de investigación científica que estuvo en manos del sector estatal y cuyos resultados fueron de dominio público. La investigación en biología molecular, que es la base de la agricultura biotecnológica, también se inició con fondos públicos, pero en todos los demás aspectos ha seguido una trayectoria muy distinta a la de la revolución verde. INFORME DEL PROYECTO DE BIOSEGURIDAD DE CONSUMERS INTERNATIONAL — 16 — La investigación y aplicación de la biotecnología moderna a la producción agrícola industrial ha sido implementada principalmente por el sector privado de algunos países desarrollados, en especial los Estados Unidos, y sus resultados se encuentran protegidos por derechos de propiedad intelectual (patentes), lo cual restringe significativamente su uso público. Mientras que el financiamiento público para la investigación en agricultura se ha estancado o bien ha decaído, la industria de la biotecnología moderna ha continuado invirtiendo enormemente en investigación agrícola, dados los avances normativos en el área del fortalecimiento del derecho de la propiedad intelectual para materiales biológicos. Las biotecnologías usadas y desarrolladas por la agroindustria reflejan las realidades del mercado y son utilizadas principalmente para proveer de productos agrícolas a los países desarrollados. Al mismo tiempo, los productos transgénicos generados por las empresas privadas han sido creados específicamente para ser utilizados en la agricultura industrial, de acuerdo al modelo productivo de los países desarrollados, con un objetivo netamente comercial. Hace 20 años atrás existía una gran cantidad de compañías productoras de semillas, que participaban en el comercio mundial; en la actualidad, no más de 10 empresas controlan sobre el 40% del mercado internacional de semillas y 5 compañías agroquímicas dominan aproximadamente el 70% del mercado global. Esta concentración atenta directamente contra la independencia de los países en vías de desarrollo; particularmente aquellos de producción mayoritariamente agrícola. La cuestión fundamental detrás de esta revolución biotecnológica es el control de la cadena de producción agrícola, y la semilla es el primer eslabón de esta cadena. Quien controle el mercado de las semillas controlará la oferta de insumos agrícolas y, particularmente, la oferta de alimentos. En definitiva, la introducción de la ingeniería genética en la producción agrícola bajo este esquema industrial, propio de los países en desarrollo, no sólo determina la forma en que actualmente se desarrollan los cultivos, quién los maneja y en qué condiciones, sino que también compromete la diversidad biológica con monocultivos especializados, dependientes de paquetes tecnológicos bajo el control de grandes empresas transnacionales agroquímicas y de semillas, incidiendo además en el derecho de los agricultores a reutilizar sus semillas. Agricultura transgénica y países en desarrollo Algunos países en vías de desarrollo desempeñan un rol fundamental en la distribución global de la producción de cultivos transgénicos, sin embargo, en estos países los cultivos transgénicos que se producen son exportados a países desarrollados, principalmente para alimentación animal y producción de aceite (soya y maíz). Del total de 25 países que cultivan transgénicos a gran escala, 16 son considerados como países en desarrollo. Es evidente que países como Brasil, Argentina, India y China son algunos de los productores de transgénicos más importantes del mundo, junto con Estado Unidos y Canadá. Sin embargo, también es importante reconocer y distinguir las grandes diferencias que existen al respecto entre los países en desarrollo, especialmente considerando los variados sistemas de Protegiendo el Derecho de los Consumidores de Países en Desarrollo a tener un medio ambiente saludable producción y las restricciones medioambientales que pueden tener lugar entre estos diversos países, e incluso dentro de los mismos países. Cuatro amplias zonas agro-ecológicas (tierras bajas húmedas y peri-húmedas; áreas de colinas y montañas, áreas irrigadas y naturalmente inundadas, secanos y de lluvias inciertas), representan el 90% de la producción agrícola en los países en desarrollo. Entre cada una de estas zonas es posible encontrar un variado rango de sistema de cultivo, así como una mezcla de sistemas de producción tradicional y moderna. Por ejemplo, el sistema agrícola generalmente utilizado para la producción de transgénicos en países como Brasil, Uruguay y Argentina se parece más al modelo de agricultura industrial de los países desarrollados que al modelo de cultivo de subsistencia de países en desarrollo. Si bien hay algunos países en desarrollo que pueden ser considerados importantes productores de transgénicos, en la mayoría de los demás países en desarrollo que los están cultivando, la producción es aún desarrollada a una escala muy pequeña (generalmente menor al 1% del total del área cultivable), lo cual confirma el hecho de que la adopción de este modelo de agricultura en la mayoría de los países en desarrollo es aun muy limitado. También existen diferencias entre los tipos de cultivos que son adoptados mayoritariamente en cada país. En el caso de India las solicitudes se presentan fundamentalmente para cultivos destinados a la producción de textiles, dado que el algodón es un producto de escala industrial. En Paraguay la soya es producida en la gran mayoría del territorio, como monocultivo, con exclusivos fines de exportación, constituyendo una situación muy particular. Filipinas y Sudáfrica son probablemente los únicos casos de países con un sistema agrícola basado en el cultivo a pequeña escala que cultivan transgénicos destinados a producción alimenticia. Todos los ejemplos anteriores demuestran que existe una necesidad evidente de realizar un análisis específico de estas materias, basado en sub regiones; en reemplazo de un análisis general por grupos de países en desarrollo. La heterogeneidad del contexto socioeconómico y político, sumado a las diferencias medioambientales y culturales de cada territorio, demanda una mirada más realista y una clara comprensión de las situaciones específicas que tienen lugar en cada país o región. Ello reviste particular importancia en relación con el análisis de la presencia de transgénicos en cada país; no sólo en el ámbito agrícola, como cultivos oficialmente aprobados; sino también en los mercados informales y en la cadena de producción de alimentos. En cada caso la presencia de transgénicos podría estar relacionada con circunstancias políticas, económicas, sociales y medioambientales específicas. Así, los juicios generalizados sobre los posibles beneficios y/o riesgos de los cultivos transgénicos para los países en desarrollo, en tanto que tales, resultan ser bastante limitados. Aunque la mayoría de los países en desarrollo no estén actualmente involucrados en el cultivo y la comercialización de transgénicos, sus gobiernos pueden de todas maneras verse en la necesidad de regular y desarrollar políticas específicas, dada la posibilidad de que variedades importadas de cultivos transgénicos sean liberadas en sus territorios o se importen en sus mercados "alimentos transgénicos” o alimentos que contengan ingredientes transgénicos. Finalmente, la pregunta relevante es cómo y para quién son desarrollados, producidos y comercializados los cultivos transgénicos en los países en desarrollo. Si la agricultura transgénica está siendo dirigida primordialmente por la demanda INFORME DEL PROYECTO DE BIOSEGURIDAD DE CONSUMERS INTERNATIONAL — 17 — surgida de usuarios comerciales de países desarrollados, podría ser que sólo terminen beneficiándose los agricultores de gran escala y la industria agro-química; mientras las necesidades de los agricultores de pequeña escala y de escasos recursos son desatendidas, tal como muchas de las necesidades de otros actores sociales importantes. Los países en desarrollo enfrentan la urgente necesidad de abordar los temas básicos de la seguridad alimentaria y pueden sentir la tentación de adoptar apresuradamente una tecnología que podría representar severos riesgos, particularmente si dichos países carecen de recursos financieros y técnicos para desarrollar y aplicar regulaciones que garanticen una utilización segura de los organismos genéticamente modificados. Una mirada regional a los cultivos transgénicos Para poder evaluar en cada país o región la magnitud de los eventuales riesgos para el medio ambiente y la salud de las personas, asociados a la presencia de organismos genéticamente modificados, resulta fundamental, en primer lugar, poder identificar qué tipo de organismos genéticamente modificados son los que están presentes y cuál es la dimensión de dicha presencia. Las principales fuentes de información para identificar la presencia de transgénicos son las autorizaciones oficiales otorgada por la institución competente del país y los respectivos registros públicos asociados a dicha autorización, ya sea para el cultivo de organismos genéticamente modificados en una determinada zona del país o para su importación y/o comercialización en el mercado interno. Otras fuentes de información relevante son los registros y datos de las propias empresas productoras e importadores, que desafortunadamente no suelen estar disponibles al acceso público. Por otra parte, identificar la presencia de organismos genéticamente modificados en el ámbito de la investigación científica es relativamente simple, ya que ésta se lleva a cabo en espacios contenidos, sujetos a tutela institucional (pública o privada) y a determinados protocolos de acción, de los cuales suele existir registros e información asociada. Sin embargo, en lo que respecta a la producción agrícola y el mercado de bienes y servicios, la tarea es sumamente difícil y compleja, sobretodo en el caso de los países en vías desarrollo, en la mayoría de los cuáles los gobiernos no cuentan con controles pertinentes, ni metodologías y/o procedimientos de seguimiento y monitoreo para estos efectos. Esta situación se agrava aún más, si se consideran además las prácticas informales de comercio e intercambio transfronterizos. Considerando las dificultades antes descritas, a continuación se presenta un breve panorama general sobre la presencia de cultivos de organismos genéticamente modificados en las distintas regiones de los ocho países que participaron en el proyecto. Este panorama refiere información oficial disponible con respecto a los cultivos agrícolas de gran escala y debería ser visto como una referencia indicativa, pues no considera los cultivos no autorizados oficialmente, ni las importaciones (oficiales y no oficiales), ni la comercialización (formal e informal) de este tipo de productos. Sudamérica En 2009 la plantación agrícola transgénica oficialmente aprobada en Sudamérica alcanzó 47 millones de hectáreas (James, 2009); Protegiendo el Derecho de los Consumidores de Países en Desarrollo a tener un medio ambiente saludable transformando a esta región, después de los Estados Unidos, en el área más extensa de agricultura biotecnológica industrial en el mundo. De hecho, Sudamérica representa el 35% de la agricultura transgénica a nivel mundial y el 80% del total de cultivos transgénicos plantados en la totalidad de los países en desarrollo. Sin embargo, es necesario indicar que solo 5 países de la región son responsables de estas impresionantes cifras: Argentina, Brasil, Paraguay, Bolivia y Uruguay. También es importante enfatizar que esta información esta –probablemente- subestimando el total real de material transgénico plantado en la región. Como tendencia general, al menos en los 5 países mencionados anteriormente, el área plantada con cultivos transgénicos continua creciendo a un ritmo acelerado, sin que existan medidas institucionales, de carácter regional o nacional, para monitorear y detectar efectos a mediano y largo plazo. La falta de instituciones independientes y de medidas de cooperación en materia de bioseguridad en la región es realmente preocupante. La situación en esta región es compleja porque la agricultura transgénica se ha convertido en un actor fundamental y, en algunos casos, el actor principal. Por ejemplo, en el caso de Argentina, el porcentaje de terreno utilizado para el cultivo de organismos genéticamente modificados representa el 63% del total cultivable del país; en Paraguay el área plantada con cultivos transgénicos representa la mitad del área cultivable total. (Ver Tabla 2). Estos dos países representan un porcentaje mayor de cultivos transgénicos que los Estados Unidos. De hecho, solo 5 países en el mundo cultivan transgénicos en más del 20% de su superficie cultivable total, de los cuales 4 están en Sudamérica. Tabla 2 Porcentaje total de áreas de transgénicos cultivados para los mayores países productores de OGMs en el mundo. En color rojo, aquellos países que pertenecen a Sudamérica. Mayores países productores de OGMs1 Porcentaje de tierra utilizada en OGMs (área cultivada con OGMs/ área total cultivable)2 1. Estados Unidos 31 2. Argentina 63 3. Brasil 20 4. Canadá 13 5. India 2 6. China 2 7. Paraguay 47 8. Súd-Africa 9 9. Uruguay 30 1 Listado de países que cultivan más de 0.4 millones de hectáreas en orden descendiente (James, 2007) 2 Cálculos basados en información reunida por James, 2007 y ESSGA, 2006. INFORME DEL PROYECTO DE BIOSEGURIDAD DE CONSUMERS INTERNATIONAL — 18 — Además, dada la situación antes descrita, existe un serio riesgo potencial para la biodiversidad. Cinco del total de los países calificados como mega diversos en el mundo (definido por en Centro Mundial de Monitoreo de Conservación, UNEP según sus siglas en inglés) se encuentran en esta región. Adicionalmente a su enorme riqueza en biodiversidad y al endemismo de sus especies nativas, la región presenta una agrobiodiversidad altamente diversa, caracterizada por enormes extensiones de plantaciones de maíz, patata, poroto, pimienta, zapallo, tomate y, en menor medida; algodón, arroz, pepino y melón. Aunque la mayoría de la producción transgénica de la región esta destinada a las exportaciones, sería necesario realizar un análisis similar en relación con la presencia de transgénicos en el mercado interno y en el sistema de distribución de alimentos, particularmente en estos 5 países y en todos aquellos que son sus vecinos geográficos. Considerando estos enormes niveles de producción agrícola transgénica, es muy probable que los transgénicos estén presenten en muchas áreas, aun desconocidas. África del Norte y África Oeste En el caso de esta región, la escala de la agricultura transgénica es muy reducida. Durante los años recientes sólo Burkina Faso ha producido oficialmente transgénicos en un nivel significativo, a través de sus plantaciones de algodón Bt. En 2009 Egipto también comenzó a producir maíz transgénico. Sin embargo, es imposible evaluar con certeza cuál es el alcance de estos cultivos y su impacto en los países vecinos, debido a marcos regulatorios deficientes y a la falta de investigación y estrategias de monitoreo y evaluación. Existe incertidumbre en relación con la presencia de transgénicos en el mercado interno y en la cadena alimenticia, debido a que no hay instrumentos de trazabilidad, por una parte, y al hecho de que hay una significativa cantidad de ayuda alimentaria, que ingresa a varios países de esta región. Por lo tanto es muy razonable creer que exista una importante presencia de transgénicos en los productos alimenticios y en toda la cadena nacional de distribución de alimentos (maíz, poroto soya, arroz), aunque éstos no han sido aprobados oficialmente para producción agrícola en la mayoría de los países de la región. Protegiendo el Derecho de los Consumidores de Países en Desarrollo a tener un medio ambiente saludable comercializados a gran escala es parte importante de la dieta de la población. Sin embargo, esta situación podría cambiar muy pronto dado el nuevo interés en producir arroz y trigo transgénico (granos de consumo básico en la región). Hasta ahora el desarrollo del trigo transgénico se ha contenido, especialmente debido a razones comerciales, sin embargo las iniciativas de investigación han incrementado las presiones para autorizar la producción agrícola comercial en esta área. Debido a la situación actual en que prácticamente no existen aún cultivos transgénicos autorizados para producción agrícola, esta región se encuentra en una posición más bien interesante, pues tiene el potencial de comenzar a trabajar en el diseño de estrategias de monitoreo y evaluación de riesgo y de adoptar los marcos legales pertinentes antes de la llegada de flujos importantes de transgénicos. Sudeste Asiático En el Sudeste asiático el único país que oficialmente produce transgénicos a gran escala es Filipinas, con el cultivo de maíz transgénico. Debido a prácticas agrícolas tradicionales de introgresión y guarda de semillas Filipinas es un lugar donde es muy probable encontrar variedades “piratas” que contienen constructos genéticos derivados de organismos genéticamente modificados. En el caso del resto de la región la situación es bastante diferente, ya que no hay otro país que tenga una producción significativa de cultivos transgénicos. Como en otras regiones, el deficiente o inexistente marco regulatorio y la falta de procedimientos y estrategias de evaluación y monitoreo, hacen muy difícil determinar el real impacto de la presencia de organismos genéticamente modificados. Hay incertidumbre en relación con la presencia de transgénicos en el mercado interno y en la cadena de alimentos. En alguno países, como Malasia, ciertos tipos de transgénicos han sido autorizados para la comercialización en el mercado interno (soya). En un futuro cercano el desarrollo de arroz transgénico y la comercialización de papaya transgénica presentarán importantes desafíos a la región, particularmente dada la masividad de su consumo local. África del Sur y África del Este En esta región sólo Sudáfrica produce oficialmente cultivos transgénicos (principalmente maíz, pero también soya y algodón, en menor escala). Sin considerar a Sudáfrica, la escala de la agricultura transgénica de esta región resulta realmente insignificante. Como en el caso de África del Norte y África del Oeste, no hay certeza en relación con la presencia de transgénicos en los mercados internos y en la cadena de distribución de alimentos. El principal interés en cuanto a la posible presencia de transgénicos esta relacionado con el maíz. Se puede suponer un significativo movimiento transfronterizo de semillas de maíz, especialmente dado que éste se encuentra disponible comercialmente en Sudáfrica. Por otro lado, esta también es una región que recibe importantes cantidades de ayuda alimentaria. Asia Central En la mayoría de los países de Asia Central los transgénicos no han sido oficialmente autorizados para cultivo. En cuanto a su presencia en el mercado interno y en la cadena de distribución de alimentos, ninguno de los productos transgénicos actualmente El Protocolo de Cartagena sobre bioseguridad El Protocolo de Cartagena establece un conjunto internacional de normas y procedimientos para la transferencia, manejo y uso seguro de los organismos genéticamente modificados, con un foco específico en la regulación de movimientos transfronterizos de organismos vivientes modificados que puedan presentar afectos adversos en la conservación y uso sustentable de la diversidad biológica. El Protocolo establece dos grupos separados de procedimientos; uno para organismos genéticamente modificados que van a ser introducidos intencionalmente en el medioambiente y otro para organismos genéticamente modificados que serán directamente utilizados como alimentos, alimento animal o insumo para alimentos procesados. Ambos procedimientos fueron diseñados para asegurar que los países receptores reciban la información que requieren para poder decidir informadamente respecto de la aceptación de importaciones de organismos transgénicos. INFORME DEL PROYECTO DE BIOSEGURIDAD DE CONSUMERS INTERNATIONAL — 19 — Por medio de este conjunto de normas internacionales el Protocolo de Cartagena otorga significativos beneficios a los Estados Partes, especialmente en lo que se refiere a garantizar la transparencia en los movimientos transfronterizos de organismos genéticamente modificados y en la aplicación de los procedimientos adecuados a las importaciones. Al mismo tiempo, el Protocolo establece un mecanismo institucional, a través del cual se promueve la implementación nacional y el dialogo y la cooperación continuos entre los Estados Partes. El objetivo central es proveer un grado de certeza legal en el campo de la regulación internacional de la bioseguridad. Los desafíos actuales de la bioseguridad, particularmente en el contexto actual de un comercio global creciente, hacen que un régimen legal internacional sea un requisito fundamental. Sólo será posible alcanzar estándares mínimos en bioseguridad a través de normas compartidas y de una estrategia coordinada entre países. Implementación del Protocolo de Cartagena En cuanto a la implementación del protocolo de Cartagena a nivel nacional, el Artículo 2 establece principios y reglas generales básicas, que las Partes deben considerar y observar en sus respectivos procesos de implementación y en el desarrollo de políticas y normas nacionales de bioseguridad. Artículo 2. Disposiciones Generales 1. Cada Parte tomará las medidas legislativas, administrativas y de otro tipo, necesarias y convenientes para cumplir sus obligaciones dimanantes del presente Protocolo. 2. Las Partes velarán por que el desarrollo, la manipulación, el transporte, la utilización, la transferencia y la liberación de cualesquiera organismos vivos modificados se realicen de forma que se eviten o se reduzcan los riesgos para la diversidad biológica, teniendo también en cuenta los riesgos para la salud humana. 3. El presente Protocolo no afectará en modo alguno a la soberanía de los Estados sobre su mar territorial establecida de acuerdo con el derecho internacional, ni a los derechos soberanos ni la jurisdicción de los Estados sobre sus zonas económicas exclusivas y sus plataformas continentales de conformidad con el derecho internacional, ni al ejercicio por los buques y las aeronaves de todos los Estados de los derechos y las libertades de navegación establecidos en el derecho internacional y recogidos en los instrumentos internacionales pertinentes . 4. Ninguna disposición del presente Protocolo se interpretará en un sentido que restrinja el derecho de una Parte a adoptar medidas más estrictas para proteger la conservación y la utilización sustentable de la diversidad biológica que las establecidas en el Protocolo, siempre que esas medidas sean compatibles con el objetivo y las disposiciones del presente Protocolo y conformes con las demás obligaciones de esa Parte dimanantes del derecho internacional. 5. Se alienta a las Partes a tener en cuenta, según proceda, los conocimientos especializados, los instrumentos disponibles, y la labor emprendida en los foros internacionales competentes en la esfera de los riesgos para la salud humana. Protegiendo el Derecho de los Consumidores de Países en Desarrollo a tener un medio ambiente saludable El Protocolo de Cartagena empodera a los gobiernos para decidir si dentro de sus fronteras aceptan o no la importación de organismos genéticamente modificados, sobre la base de evaluaciones de riesgo. Estas evaluaciones apuntan a identificar y evaluar los potenciales efectos adversos que un organismo genéticamente modificado puede tener sobre la conservación y uso sustentable de la biodiversidad, en aquellos ambientes receptores. La evaluación debe ser abordada de modo científico, utilizando técnicas reconocidas de evaluación de riesgos. Un país que considera otorgar un permiso a la importación de organismos genéticamente modificados, tiene la responsabilidad de asegurar que se lleve a cabo la respectiva evaluación de riesgo y tiene el derecho de exigir al exportador que realice esta tarea o que asuma el costo de la misma. Los gobiernos deben, asimismo, adoptar medidas para el manejo de cualquier riesgo identificado en la evaluación respectiva. Un marco de manejo efectivo de riesgo debe al menos considerar sistemas de monitoreo, programas de investigación, capacitación técnica y una coordinación interna entre agencias y servicios de gobierno. Artículo 15. Evaluación de Riesgo 1. Las evaluaciones del riesgo que se realicen en virtud del presente Protocolo se llevarán a cabo con arreglo a procedimientos científicos sólidos, de conformidad con el anexo III y teniendo en cuenta las técnicas reconocidas de evaluación del riesgo. Esas evaluaciones del riesgo se basarán como mínimo en la información facilitada de conformidad con el artículo 8 y otras pruebas científicas disponibles para determinar y evaluar los posibles efectos adversos de los organismos vivos modificados para la conservación y la utilización sustentable de la diversidad biológica, teniendo también en cuenta los riesgos para la salud humana. 2. La Parte de importación velará por que se realicen evaluaciones del riesgo para adoptar decisiones en virtud del artículo 10. La Parte de importación podrá requerir al exportador que realice la evaluación del riesgo. 3. El notificador deberá hacerse cargo de los costos de la evaluación del riesgo si así lo requiere la Parte de importación. Artículo 16. Gestión del Riesgo 1. Las Partes, teniendo en cuenta el inciso g) del artículo 8 del Convenio, establecerán y mantendrán mecanismos, medidas y estrategias adecuadas para regular, gestionar y controlar los riesgos determinados con arreglo a las disposiciones sobre evaluación del riesgo del presente Protocolo relacionados con la utilización, la manipulación y el movimiento transfronterizo de organismos vivos modificados. 2. Se impondrán medidas basadas en la evaluación del riesgo en la medida necesaria para evitar efectos adversos de los organismos vivos modificados en la conservación y la utilización sustentable de la diversidad biológica, teniendo también en cuenta los riesgos para la salud humana, en el territorio de la Parte de importación. 3. Cada Parte tomará las medidas oportunas para prevenir los movimientos transfronterizos involuntarios de organismos vivos modificados, incluidas medidas como la exigencia de que se realice una evaluación del riesgo antes de la primera liberación de un organismo vivo modificado. INFORME DEL PROYECTO DE BIOSEGURIDAD DE CONSUMERS INTERNATIONAL — 20 — 4. Sin perjuicio de lo dispuesto en el párrafo 2 supra, cada Parte tratará de asegurar que cualquier organismo vivo modificado, ya sea importado o desarrollado en el país, haya pasado por un período de observación apropiado a su ciclo vital o a su tiempo de generación antes de que se le dé su uso previsto. 5. Las Partes cooperarán con miras a: (a) Determinar los organismos vivos modificados o los rasgos específicos de organismos vivos modificados que puedan tener efectos adversos para la conservación y la utilización sustentable de la diversidad biológica, teniendo también en cuenta los riesgos para la salud humana; y (b) Adoptar las medidas adecuadas para el tratamiento de esos organismos vivos modificados o rasgos específicos. Protegiendo el Derecho de los Consumidores de Países en Desarrollo a tener un medio ambiente saludable cuando sea posible, a otros mecanismos internacionales de intercambio de información sobre seguridad de la biotecnología. 3. Sin perjuicio de la protección de la información confidencial, cada Parte proporcionará al Centro de Intercambio de Información sobre Seguridad de la Biotecnología cualquier información que haya que facilitar al Centro de Intercambio de Información sobre Seguridad de la Biotecnología en virtud del presente Protocolo y también información sobre: (a) Leyes, reglamentos y directrices nacionales existentes para la aplicación del Protocolo, así como la información requerida por las Partes para el procedimiento de acuerdo fundamentado previo; (b) Acuerdos y arreglos bilaterales, regionales y multilaterales; El Protocolo establece un Centro de Intercambio de Información sobre Seguridad de la Biotecnología para facilitar el intercambio de información legal, medioambiental, técnica o científica, además de asistir a las partes en la implementación del Protocolo. Los gobiernos intercambian esta información a través del Centro de Intercambio de Información y deben basar sus decisiones sobre evaluaciones de riesgo científicamente probadas en el principio precautorio. Ello significa que un gobierno podría decidir -sobre la base de la precaución- no permitir la importación de un determinado organismo genéticamente modificado. (c) Resúmenes de sus evaluaciones del riesgo o exámenes ambientales de organismos vivos modificados que se hayan realizado como consecuencia de su proceso reglamentario y de conformidad con el artículo 15, incluida, cuando proceda, información pertinente sobre productos derivados de los organismos vivos modificados, es decir, materiales procesados que tienen su origen en un organismo vivo modificado, que contengan combinaciones nuevas detectables de material genético replicable que se hayan obtenido mediante la aplicación de la biotecnología moderna; El Protocolo requiere además que cada gobierno notifique y consulte a otros gobiernos afectados o potencialmente afectados, en cuanto se de cuenta que organismos genéticamente modificados bajo su jurisdicción podrían cruzar las fronteras internacionales, debido a comercio ilegal o liberación en el medio ambiente. Lo cual los habilita a tomar medidas de emergencia u otras acciones apropiadas. Esto se aplica tanto a productos transgénicos comercializados internacionalmente como a los producidos domésticamente. (d) Sus decisiones definitivas acerca de la importación o liberación de organismos vivos modificados; y Artículo 20. Intercambio de información y el Centro de Intercambio de Información sobre Seguridad de la Biotecnología 1. Queda establecido un Centro de Intercambio de Información sobre Seguridad de la Biotecnología como parte del mecanismo de facilitación a que se hace referencia en el párrafo 3 del artículo 18 del Convenio, con el fin de: (a) Facilitar el intercambio de información y experiencia científica, técnica, ambiental y jurídica en relación con los organismos vivos modificados; y (b) Prestar asistencia a las Partes en la aplicación del Protocolo, teniendo los países menos adelantados y los pequeños Estados insulares en desarrollo, y de los países con economías en transición, así como de los países que son centros de origen y centros de diversidad genética. 2. El Centro de Intercambio de Información sobre Seguridad de la Biotecnología será un medio para difundir información a efectos del párrafo 1 supra. Facilitará el acceso a la información de interés para la aplicación del Protocolo proporcionada por las Partes. También facilitará el acceso, (e) Los informes que se le hayan presentado en virtud del artículo 33, incluidos los informes sobre la aplicación del procedimiento de acuerdo fundamentado previo. 4. La Conferencia de las Partes que actúa como reunión de las Partes en el presente Protocolo, en su primera reunión, examinará las modalidades de funcionamiento del Centro de Intercambio de Información sobre Seguridad de la Biotecnología, incluidos los informes sobre sus actividades, adoptará decisiones respecto de esas modalidades y las mantendrá en examen en lo sucesivo. El Protocolo pone en práctica el principio de precaución no sólo sobre la biodiversidad, sino también sobre los potenciales riesgos para la salud humana, estableciendo que éstos deben ser “tenidos en cuenta”. De mismo modo, da a los países importadores el derecho a tomar en cuenta consideraciones socioeconómicas (en la medida en que sus acciones sean “consistentes con sus obligaciones internacionales”). Tales consideraciones podrían incluir el riesgo de que importaciones de alimentos genéticamente modificados puedan reemplazar cultivos tradicionales, menoscabar culturas y tradiciones locales o reducir el valor de la biodiversidad de comunidades indígenas. Artículo 26. Consideraciones Socioeconómicas 1. Las Partes, al adoptar una decisión sobre la importación con arreglo a las medidas nacionales que rigen la aplicación del presente Protocolo, podrán tener en cuenta, de forma INFORME DEL PROYECTO DE BIOSEGURIDAD DE CONSUMERS INTERNATIONAL — 21 — compatible con sus obligaciones internacionales, las consideraciones socioeconómicas resultantes de los efectos de los organismos vivos modificados para la conservación y la utilización sustentable de la diversidad biológica, especialmente en relación con el valor que la diversidad biológica tiene para las comunidades indígenas y locales. 2. Se alienta a las Partes a cooperar en la esfera del intercambio de información e investigación sobre los efectos socioeconómicos de los organismos vivos modificados, especialmente en las comunidades indígenas y locales. Finalmente, el Protocolo llama a la cooperación en la promoción de conciencia pública respecto de la transferencia, manipulación y uso seguro de los organismos genéticamente modificados, subrayando especialmente la importancia de la educación. Al mismo tiempo, hace un llamado a que el público sea consultado en la toma de decisiones respecto de los organismos genéticamente modificados y la bioseguridad. Las personas, las comunidades y las organizaciones no gubernamentales deberían ser incorporados en este proceso de participación. Esto permite a las personas contribuir a las decisiones que asumen los gobiernos, promoviendo de esta manera una toma de decisiones transparente e informada. Protegiendo el Derecho de los Consumidores de Países en Desarrollo a tener un medio ambiente saludable Marcos Normativos Nacionales de Bioseguridad Mientras el Protocolo de Cartagena entrega las bases normativas mínimas, los marcos normativos nacionales pueden ser más restrictivos en sus regulaciones, conforme al contexto ambiental y social de cada país y sus respectivas prioridades e intereses nacionales. De esta forma, los marcos legales determinan en cada país las normas para la aceptación o rechazo de los organismos genéticamente modificados en un contexto específico. Un marco nacional de bioseguridad debería obedecer a una combinación de instrumentos técnicos, administrativos, legales y políticos, establecidos para abordar la seguridad para el medioambiente y la salud humana en relación con los organismos genéticamente modificados y el desarrollo de la biotecnología moderna. Bajo condiciones ideales, un marco nacional adecuado capaz de asegurar estándares efectivos en bioseguridad- debería ser diseñado en base a un sistema integral y conforme a un plan comprehensivo. De esta manera, el desarrollo y la implementación un marco nacional de bioseguridad debería, al menos, considerar la integración de los siguientes elementos: • Políticas nacionales, estrategias y agendas de investigación sobre bioseguridad; • Inventarios, evaluaciones, monitoreos y gestión de riesgos; Artículo 23. Concienciación y Participación del Público 1. Las Partes: (a) Fomentarán y facilitarán la concienciación, educación y participación del público relativas a la seguridad de la transferencia, manipulación y utilización de los organismos vivos modificados en relación con la conservación y la utilización sustentable de la diversidad biológica, teniendo también en cuenta los riesgos para la salud humana. Para ello, las Partes cooperarán, según proceda, con otros Estados y órganos internacionales; (b) Procurarán asegurar que la concienciación y educación del público incluya el acceso a la información sobre organismos vivos modificados identificados de conformidad con el presente Protocolo que puedan ser importados. 2. Las Partes, de conformidad con sus leyes y reglamentaciones respectivas, celebrarán consultas con el público en el proceso de adopción de decisiones en relación con organismos vivos modificados y darán a conocer al público los resultados de esas decisiones, respetando la información confidencial según lo dispuesto en el artículo 21. 3. Cada Parte velará por que su población conozca el modo de acceder al Centro de Intercambio de Información sobre Seguridad de la Biotecnología. En la mayoría de los casos, particularmente en los países en desarrollo, una implementación nacional exitosa del protocolo es contingente con el desarrollo nacional de capacidad en bioseguridad. El Protocolo establece claramente que las Partes deben desarrollar o tener acceso a “la capacidad necesaria para actuar y responder conforme a sus derechos y obligaciones.” • Conocimientos, habilidades y capacidades técnicas para asegurar la bioseguridad, y • Un régimen normativo nacional, junto a la adecuada implementación de las normas respectivas. Las políticas y las estrategias gubernamentales, junto a las agendas de investigación sobre biotecnología y bioseguridad, los inventarios y evaluaciones de riesgo, entregan los fundamentos operativos para el debido funcionamiento del régimen normativo. El conocimiento, las habilidades y las capacidades técnicas configuran el medio desde el cual debe surgir el desarrollo del régimen normativo y desde donde su implementación debería tener lugar. La política nacional de bioseguridad, formulada con anterioridad a la existencia de un régimen normativo o posteriormente, debería servir para articular un sistema integral, en el cual una serie de objetivos aparentemente diversos, tales como el desarrollo económico, la protección medioambiental y la salud pública, puedan ser integrados. Sólo de esta forma una política nacional de bioseguridad será capaz de armonizar los objetivos propios de la bioseguridad con otros objetivos de interés nacional, relacionados con la alimentación, la agricultura, el medioambiente y el desarrollo sustentable. Por lo tanto, el diseño de dicha política es fundamental, en tanto que ésta es el instrumento destinado a establecer el conjunto de principios que guían el desarrollo y la implementación del marco normativo de bioseguridad. La política articula la estrategia nacional en esta materia, así como las metas y los objetivos del respectivo régimen normativo. Así, la política nacional de bioseguridad sirve para integrar consideraciones políticas, sociales, éticas, sanitarias, económicas, y medioambientales en las decisiones que involucran el uso seguro y apropiado de los productos y métodos propios de la biotecnología moderna. Aunque existen razones de diversa índole para regular la producción y utilización de los organismos genéticamente — 22 — modificados, cualquier régimen normativo destinado a tal efecto debería, por lo menos, ocuparse de la protección de la salud de las personas y del cuidado del medio ambiente. En ambos casos se debe considerar la identificación, el control y el manejo de los posibles riesgos derivados de una liberación intencional de organismos genéticamente modificados en el medio ambiente. De modo tal, que si un régimen normativo adecuado es debidamente implementado, la salud humana debería estar protegida, ya que sólo se comercializaría productos y servicios seguros. De manera similar, el medioambiente estaría también protegido, si los riesgos medioambientales propios de cada cultivo transgénico son debidamente identificados y analizados, antes de que estos cultivos sean liberados en el medio ambiente. A su vez, tales riesgos serían minimizados y/o manejados efectivamente, con anterioridad a la liberación. Entonces, los consumidores tendrían mayor confianza en el proceso normativo y en las determinaciones resultantes. De este modo, el objetivo propio de un régimen normativo en materia de bioseguridad es la protección del medio ambiente en el contexto del desarrollo y la utilización de organismos genéticamente modificados. Adicionalmente a este objetivo, algunos sistemas jurídicos pueden tener otros objetivos complementarios, tales como “la seguridad alimentaria” o “la aceptabilidad social de la aplicación de de la biotecnología moderna”. Una vez definidos los objetivos, el ámbito de regulación del sistema normativo puede tener un alcance específico, tal como la simple regulación de la liberación de organismos genéticamente modificados en el medio ambiente, o un alcance más amplio, tal como la regulación de su utilización para fines de investigación en laboratorios, para la liberación en el medio ambiente, para la autorización de entrada en el mercado de bienes y servicios, para la importación y exportación, etc. Si bien no existe una regla determinada respecto de cuan amplio o estrecho debería ser el alcance de un régimen normativo en esta materia, es importante tener en cuenta que en varios países temas que son diferentes son frecuentemente regulados por distintos regímenes jurídicos. Es por esta razón que en algunos países la seguridad ambiental de los organismos genéticamente modificados es abordada por un régimen normativo determinado, mientras que la seguridad alimentaria de los productos transgénicos es tratada por otro régimen normativo y, además, ocurre que ciertos elementos también relacionados a los organismos genéticamente modificados, tales como el registro de semillas, son abordados por otro marco normativo. La consecuencia de esto es que ciertas conductas, como por ejemplo la puesta en el mercado de semillas de organismos genéticamente modificados, destinadas al consumo, pueden requerir tres tipos de autorizaciones normativas distintas; una sobre la base de la regulación medioambiental, otra sobre la base de la regulación alimentaria y otra sobre la base de la regulación agrícola. Lo cual viene a demostrar cuan importante es contar con una política nacional integral sobre el tema. En el proceso de desarrollar un régimen normativo adecuado para regular la bioseguridad, algunos países han hecho uso de instituciones y estructuras normativas existentes, tales como sus respectivas agencias de protección ambiental y la correspondiente legislación general de protección ambiental o el ministerio de agricultura y la legislación agrícola; mientras otros países han creado nuevas instituciones y adoptado normativas especificas para la bioseguridad. Otros países han utilizado sus instituciones y estructuras normativas existentes, para regular ciertos aspectos Protegiendo el Derecho de los Consumidores de Países en Desarrollo a tener un medio ambiente saludable flickr.com/photos/croptrust/4577899280 INFORME DEL PROYECTO DE BIOSEGURIDAD DE CONSUMERS INTERNATIONAL del marco nacional de bioseguridad y desarrollando nuevas instituciones y normas para regular los demás aspectos. En tal contexto, los acuerdos político-institucionales son los que definen los mandatos generales y las responsabilidades que las organizaciones gubernamentales requieren para la implementación de los correspondientes regímenes normativos. El poder determinar en forma concreta cómo constituir un marco de bioseguridad dependerá directamente de las prácticas y estructuras normativas existentes en cada país y de los intereses y prioridades nacionales, además de las obligaciones contraídas por el país a través de acuerdos internacionales. En general, la implementación de un régimen de bioseguridad debe considerar el establecimiento de mecanismos apropiados de evaluación, manejo y comunicación de riesgos, teniendo en cuenta las correspondientes restricciones técnicas y financieras del país. Dicha implementación debe, además, cumplir con ciertos requerimientos básicos, tales como: una definición clara de la estructura normativa e institucional por parte del marco normativo; una dotación de funcionarios de gobierno responsables y capacitados en el tema; un sistema de evaluación y monitoreo basado en información científica actualizada, y, de ser necesario, mecanismos de retroalimentación para incorporar al sistema la información de monitoreo y revisión. Las actividades de fiscalización, derivadas del marco normativo, son esenciales para asegurar la bioseguridad e infundir confianza en el proceso. Un marco de bioseguridad efectivo requiere una autoridad adecuada para llevar adelante dichas actividades de fiscalización; tales como inspecciones, muestreos y monitoreo de productos agrícolas y alimenticios, retiro de productos no seguros del mercado, control de actividades que dañan el medio ambiente, sanción de infracciones, etc. Los temas de información pública y participación ciudadana están directamente relacionados con el grado de transparencia que tenga un sistema normativo y con el grado en el que el público pueda participar en la toma de decisiones de dicho sistema normativo. Así, la transparencia se refiere a la cantidad y al nivel de información que proveen los gobiernos acerca de por qué y cómo se regulan ciertos productos y servicios, sobre cómo se toman ciertas decisiones y se desarrollan ciertas evaluaciones. La transparencia pude relacionarse también con la independencia y objetividad de aquellos que toman las decisiones. Aunque están vinculadas, la información pública y la participación ciudadana no siempre coinciden, ya que es posible tener un INFORME DEL PROYECTO DE BIOSEGURIDAD DE CONSUMERS INTERNATIONAL — 23 — proceso abierto y transparente, que -sin embargo- no involucre participación pública. Las políticas gubernamentales en materias de transparencia determinarán, entre otros; el grado en el cual el público y los grupos de interés contribuirán al desarrollo de una política nacional de bioseguridad, el grado en el cual el público tendrá acceso a información sobre el sistema de bioseguridad, las oportunidades para la participación pública en el proceso de evaluación de riesgos y toma de decisión. Por su parte, la participación ciudadana en el desarrollo e implementación de un sistema nacional de bioseguridad es esencial y, ciertamente, el factor más significativo en la determinación del nivel de confianza pública en la evaluación y manejo de los riesgos asociados a los organismos genéticamente modificados y en la confianza de los consumidores en la seguridad del sistema. Las oportunidades para la participación ciudadana reflejarán necesariamente la política y la cultura institucional propias de cada país. Aquellos países con una historia de compromiso ciudadano en el desarrollo de políticas tendrán más opciones de incluir al público en el proceso de desarrollo de un sistema nacional de bioseguridad. Los marcos normativos nacionales sobre bioseguridad son mandatorios para las Partes del Protocolo de Cartagena y actualmente la mayoría de los países ya los adoptado y están en proceso de implementar sus sistemas de bioseguridad. Sin embargo, construir un sistema de este tipo y hacerlo operativo es, ciertamente, una tarea muy compleja, debido al hecho de que no existe una fórmula normativa ideal, que sea capaz de reflejar la heterogeneidad nacional, en los aspectos culturales, sociales, políticos, financieros, medioambientales y científicos. Desafortunadamente, en muchos países en desarrollo las normas de bioseguridad han sido frecuentemente desarrolladas e implementadas de manera fragmentada, en respuesta a las demandas o necesidades urgentes del momento, desconociendo las complejidades del tema y siendo incapaces de abordar efectivamente los muchos desafíos que imponen el desarrollo y la utilización de la biotecnología moderna y sus productos. Revisión general del proyecto de bioseguridad de CI En los últimos años las preocupaciones sobre el tema de la bioseguridad se han agudizado, particularmente en los países en desarrollo, debido a la creciente presión para introducir cultivos transgénicos en sus territorios, a pesar de la falta de capacidad normativa y técnica. Muchos países en desarrollo han dado los primeros pasos positivos, al ratificar el Protocolo de Cartagena, sin embargo la sola ratificación del Protocolo es insuficiente para alcanzar los objetivos elementales de la bioseguridad. Atendiendo a esta situación, Consumers International desarrolló su proyecto de bioseguridad, con el fin de reforzar la capacidad de las organizaciones de consumidores en los países en desarrollo para participar con otras organizaciones y sus respectivos gobiernos, consumidores y otros actores relevantes en el proceso de implementación del Protocolo de Cartagena y en el proceso de desarrollo de sus marcos normativos nacionales; permitiendo, de esta forma, que las organizaciones de consumidores cumplan un rol importante en la sensibilización de la sociedad civil, las autoridades de gobiernos y los consumidores en lo que constituye un sistema adecuado de bioseguridad. Impulsando, de este Protegiendo el Derecho de los Consumidores de Países en Desarrollo a tener un medio ambiente saludable modo, un mayor debate social acerca de la importancia de proteger el derecho de los consumidores a un medio ambiente sustentable. Entonces, el proyecto de bioseguridad de Consumers International se orienta a permitir a los consumidores ejercer su derecho a estar informados y a elegir, fortaleciendo la capacidad de la sociedad civil para generar información confiable sobre los organismos genéticamente modificados e influenciando la implementación de las normas jurídicas pertinentes al marco de bioseguridad. Todos los países seleccionados por Consumers International para integrar este proyecto son países en desarrollo, elegibles de acuerdo a las directrices de la Comisión Europea. Muchas de las necesidades y restricciones enfrentadas son similares entre un país y otro, aunque se dan en grados diferentes. Las necesidades normativas e institucionales de los países seleccionados coinciden en el hecho de que siete de los ocho países han ratificado el Protocolo de Cartagena (Marruecos es la excepción); en que no todos han promulgado legislaciones nacional adecuadas y muchos de ellos presentan considerables problemas de implementación. Algunas de las restricciones y problemas más comunes para todos los países que participaron en el proyecto, con ciertas diferencias de grados, son las siguientes: • presión por introducir organismos genéticamente modificados, sin evaluaciones previas de impactos medioambientales, de salud humana, socioeconómicos. • presión para adoptar normas de bioseguridad débiles, que no cumplen con los estándares mínimos del Protocolo de Cartagena y que facilitan la introducción de organismos genéticamente modificados. • introducción de organismos genéticamente modificados con anterioridad a la elaboración de un marco legislativo apropiado. • carencia de un marco legislativo global que asegure la implementación del Protocolo de Cartagena. • carencia de marcos efectivos para la evaluación de riesgos y el uso del Centro de Intercambio de Información sobre Seguridad de la Biotecnología del Protocolo de Cartagena. • falta de información y asesoría clara y accesible en relación con la legislación de bioseguridad, el testeo y evaluación de los organismos genéticamente modificados, el etiquetado de alimentos transgénicos, etc. • ausencia o debilidad institucional que asegure la ejecución de un sistema nacional de certificación y etiquetado de transgénicos y los correspondientes mecanismos de evaluación. • debilitada capacidad técnica e institucional: carencia de científicos, inspectores/staff/ laboratorios, sistemas de control en puertos, etc. • disminuida capacidad para efectuar evaluaciones medioambientales y de seguridad humana (precomercialización). • baja o inexistente capacidad para conducir pruebas y monitoreo post comercialización. • resistencia de los gobiernos o una debilitada cultura de participación de los grupos de interés. INFORME DEL PROYECTO DE BIOSEGURIDAD DE CONSUMERS INTERNATIONAL — 24 — Protegiendo el Derecho de los Consumidores de Países en Desarrollo a tener un medio ambiente saludable involucrados en numerosas actividades de Consumer International relacionadas con biotecnología, incluyendo la participación de sus delegaciones en el Comité de Etiquetado del Codex Alimentarius; su participación activa en el equipo de la campaña global de Consumers International sobre organismos genéticamente modificados, la participación en la Conferencia Internacional de Consumers International en Bolonia sobre ‘Co-existencia, contaminación y zonas libres de transgénicos. Ambas organizaciones son igualmente reconocidas como líderes en sus respectivos contextos nacionales. IDEC ha tenido representantes a varias reuniones de las Partes del Protocolo de Cartagena. • resistencia de los gobiernos para promover la conciencia y la participación públicas, • falta de información relevante disponible al público. • limitada participación de la sociedad civil en el proceso normativo e institucional. Entre los 8 países seleccionados, el grupo objetivo principal estuvo conformado por organizaciones de consumidores miembros de Consumers International. El proyecto consideró un grupo diverso de organizaciones de consumidores de países en desarrollo. Estas organizaciones están dedicadas a defender los derechos de los consumidores en sus respectivos países y a trabajar en un amplio rango de de temas, incluyendo seguridad e inocuidad alimentaria, acceso y mejora de los servicios públicos, consumo sustentable, responsabilidad social empresarial, entre otros. Incrementando sus conocimientos y experticia en el campo de la bioseguridad, estas organizaciones de consumidores asumieron un rol de liderazgo en el lobby necesario para que sus respectivos gobiernos cumplan con las obligaciones que estipula el Protocolo de Cartagena y mejoren sus marcos nacionales de bioseguridad. Para logran un monitoreo efectivo de la implementación del Protocolo de Cartagena y de los correspondientes marcos legislativos nacionales los consumidores deben estar presentes, a través de las organizaciones y asociaciones de consumidores, que son las encargadas de asegurar que los derechos fundamentales de todo consumidor sean respetados; particularmente, el derecho a elegir, el derecho a la seguridad en productos y servicios, el derecho a la información, el derecho a compensación y el derecho a tener un medio ambiente saludable. Las organizaciones de consumidores no podrían comprometerse en este complejo proceso si no contaran con capacitación técnica y conocimientos específicos en la materia, que les permiten interactuar con las autoridades competentes y los demás actores sociales involucrados. Las organizaciones de consumidores participantes de este proyecto fueron elegidas de acuerdo a los siguientes criterios: (i) ser una organización de consumidores con base en un país en desarrollo; (ii) tener interés y experiencia de trabajo en el tema de la bioseguridad; (iii) contar con capacidad para asumir el proyecto y entregar los resultados necesarios; (iv) la relevancia del país para los objetivos, los temas y actividades del proyecto. CIN (Kenia) e IDEC (Brasil) son las organizaciones con mayor experiencia en el tema de la bioseguridad. CIN e IDEC han estado ASPEC (Perú), ICU (Azerbaijan) y AIS-CODEDCO (Bolivia) eran las organizaciones de consumidores con menos experiencia en temas relacionados con bioseguridad. Estas organizaciones, sin embargo, habían sido muy activas en el debate nacional y en la opinión de los consumidores en el área de la biotecnología moderna y sus impactos. A través de la implementación del proyecto ampliaron sus capacidades y condiciones para comprometerse en el trabajo de bioseguridad en sus respectivos países. Por su parte, ATLAS-SAIS (Marruecos) ha sido una organización activa en biotecnología y bioseguridad a nivel nacional y en su relación con Consumers International. La organización contribuyó al trabajo de Consumers International en el Foro sobre Reguladores de Seguridad Alimentaria FAO/WHO (Bangkok, Octubre 2004) y participó de la reunión de expertos de Consumers International realizada paralelamente a la conferencia ‘Co-existencia, contaminación and zonas libres de transgénicos (Bolonia, Septiembre 2005). ATLAS-SAIS ha llevado a cabo varios proyectos de investigación en biotecnología. ASCOMA (Mali) contribuyó a la Oficina Regional de Consumers International en su trabajo sobre bioseguridad en Africa, incluyendo el proyecto financiado por EED/HIVOS denominado ‘Empoderando y fortaleciendo a los consumidores Africanos y otros grupos de interés en el debate sobre organismos genéticamente modificados”. ASCOMA estuvo representado en el Seminario ‘Seguridad alimentaria y Biotecnología en Africa: necesidades de un marco regulatorio’ realizado en Accra, (Octubre 2005), donde presentó el contexto correspondiente a Mali y Senegal. ASCOMA participó igualmente en la reunión ministerial ECOWAS en Biotecnología realizada en Bamako. YKLI (Indonesia) ha sido una organización particularmente activa en el debate nacional, a través de una coalición de organizaciones sociales, que ejercen presión para lograr un mejor marco normativo para regulación nacional de la bioseguridad y motivar una mayor participación pública en este tema. De esta forma, las organizaciones seleccionadas garantizaron una valiosa diversidad para los fines del proyecto, tanto en términos de sus países de origen y de su experiencia en los temas de bioseguridad, como en términos del variado grado de progreso que sus respectivos gobiernos nacionales han logrado en temas de bioseguridad, a través de la implementación del Protocolo de Cartagena y el desarrollo de los respectivos marcos nacionales de bioseguridad. A través de la implementación del proyecto, cada una de las organizaciones emprendió las mismas actividades generales, pero desde distintos puntos de partida y perspectivas, reflejando los variados contextos de sus respectivos países. Las principales actividades desarrolladas por las organizaciones de consumidores participantes fueron las siguientes: INFORME DEL PROYECTO DE BIOSEGURIDAD DE CONSUMERS INTERNATIONAL — 25 — • Investigación sobre el Protocolo de Cartagena y el tema de bioseguridad con respecto a la protección del consumidor. • Construcción de capacidades en la sociedad civil en los principales componentes del Protocolo de Cartagena (principio precautorio, conciencia pública y participación ciudadana, evaluación y manejo de riesgos, etc.), así como en el desarrollo de campañas, lobby y actividades de educación para la mejor implementación del Protocolo y de los marcos normativos nacionales. • Actividades de lobby nacional, de campañas, de educación del consumidor y alianzas con la sociedad civil. La investigación y el trabajo en políticas fueron vitales para que las organizaciones pudieran contar con las herramientas necesarias para influenciar, tanto el efectivo desarrollo de los sistemas nacionales de bioseguridad, como los marcos educativos y de participación pública pertinentes. La investigación fue conducida a nivel nacional y examinó varios aspectos de la legislación en bioseguridad y la correspondiente implementación del Protocolo de Cartagena. Al mismo tiempo activó la atención pública sobre los temas de actualidad relativos a la presencia de organismos genéticamente modificados en cada país y el grado en que éstos están siendo monitoreados y regulados por las autoridades competentes. El desarrollo institucional de las organizaciones participantes fue fundamental para llevar adelante el trabajo profesional diario, en cuanto al análisis de políticas, diseño y desarrollo de campañas, entrega de información relevante a los consumidores, etc. El apoyo institucional consideró los siguientes elementos: • Facilitar la efectiva participación de las organizaciones en la implementación del Protocolo de Cartagena y en el desarrollo de marcos nacionales sobre bioseguridad. • Desarrollar la capacidad de las organizaciones para hacer campañas, lobby y asesoría, así como la generación de herramientas de campañas y materiales educativos. • Creación y difusión del boletín sobre Bioseguridad. • Desarrollo y difusión de estudios nacionales que exponen los resultados de las investigaciones. La capacitación y la consultoría incluyeron las siguientes áreas temáticas: • Legislación en bioseguridad, implementación del Protocolo de Cartagena y utilización del Centro de Intercambio de Información sobre Seguridad de la Biotecnología. • Cuestiones relevantes de bioseguridad y organismos genéticamente modificados. • Campañas, lobby y trabajo con los medios de comunicación, autoridades competentes y el sector privado en el área de regulación en biodiversidad. • Recolección de información y desarrollo de un sistema de información sobre bioseguridad. • Desarrollo y difusión de materiales de educación pública, así como sesiones de capacitación para estudiantes, representantes de ONGs y periodistas. Protegiendo el Derecho de los Consumidores de Países en Desarrollo a tener un medio ambiente saludable Las campañas y el trabajo con los medios de comunicación son efectivas herramientas contemporáneas para difundir información a una amplia audiencia y a grupos específicos de interés a nivel local y nacional. Utilizando estos métodos las organizaciones del proyecto lograron tres objetivos primordiales: (1) crear conciencia sobre la importancia del Protocolo de Cartagena y su implementación entre los consumidores, los funcionarios de gobierno y otros actores sociales relevantes; (2) crear conciencia sobre los principales aspectos técnicos de la bioseguridad en la sociedad civil como un todo, incluyendo un numero importante de grupos de interés, y (3) difundir su trabajo a una audiencia más amplia, incluyendo los grupos de interés pertinentes. Las campañas de información y el trabajo con los medios incluyeron la publicación de informes nacionales y materiales de campaña y educación, la organización de conferencias de prensa y sesiones de capacitación, y el desarrollo de relaciones institucionales con otros actores relevantes. Las actividades de lobby son una herramienta crucial para promover una legislación efectiva en bioseguridad, capaz de poder de manifiesto la importancia de estos temas relevantes para las autoridades, los productores y los empresarios. La concurrencia de sus respectivas voluntades para promover el desarrollo y el mejoramiento de los marcos legislativo es esencial, tanto como para lograr los resultados esperados dentro del contexto nacional. Las actividades de lobby facilitan también la construcción de redes, el intercambio de información, el estableciendo y fortaleciendo relaciones con autoridades competentes, a nivel local y nacional, la difusión de información, la asesoría y asistencia técnica a los consumidores. De esta forma, el proyecto facilitó la capacitación de grupos de interés, entregó recomendaciones en materia de políticas, emprendió actividades de campaña y lobby y estableció una activa red de grupos de interés para mejorar la situación existente en bioseguridad en cada país y promover mejores prácticas. Respecto de la implementación del proyecto debe enfatizarse que la gran mayoría de las actividades fueron realizadas a nivel nacional, por cada una de las organizaciones de consumidores del proyecto, con la activa participación de los consumidores, organizaciones sociales, funcionarios de gobierno, expertos en bioseguridad y diversos grupos de interés (agricultores, exportadores, importadores, oficiales de aduanas, inspectores, etc.). Por su parte, Consumers International desempeñó un rol de coordinación en la implementación del proyecto y en el desarrollo de capacidades en las organizaciones participantes y proveyó de apoyo logístico conforme a las necesidades de cada país. Las actividades del proyecto fortalecieron la capacidad de las organizaciones en las actividades de políticas, campañas y lobby; promoviendo y llevando a cabo acciones educativas y de creación de conciencia sobre la importancia de la bioseguridad; estableciendo relaciones de trabajo con agentes clave para la toma de decisiones; facilitando y asegurando acceso público a la información pertinente. El Anexo de esta publicación contiene los informes nacionales de implementación del proyecto, elaborados por las organizaciones participantes, que presentan los resultados específicos y las mejores prácticas realizadas en cada uno de los países seleccionados. INFORME DEL PROYECTO DE BIOSEGURIDAD DE CONSUMERS INTERNATIONAL — 26 — Protegiendo el Derecho de los Consumidores de Países en Desarrollo a tener un medio ambiente saludable Bibliografía Anderson, L. (2007). Transgénicos. Ingeniería genética, alimentos, y nuestro medio ambiente. Madrid, GAIA. 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INFORME DEL PROYECTO DE BIOSEGURIDAD DE CONSUMERS INTERNATIONAL — 28 — Enlaces a sitios web En Español: ASPEC: Asociación Peruana de Consumidores y Usuarios www.aspec.org.pe Protegiendo el Derecho de los Consumidores de Países en Desarrollo a tener un medio ambiente saludable Institute for Agriculture and trade policy http://www.iatp.org Gene Campaign (India) www.genecampaign.org Centro Internacional de Mejoramiento del Maiz y Trigo http://www.cimmyt.org/spanish/fp/index.htm Greenpeace International Genetic Engineering Campaign http://www.greenpeace.org/international/campaigns/geneticengineering CODEDCO: Comité de Defensa de los Derechos del Consumidor http://www.aisbolivia.org IDEC: Instituto Brasileño do Defensa do Consumidor http://www.idec.org.br Greenpeace España http://www.greenpeace.org/espana/campaigns/transgenicos Red por una América Latina Libre de Transgénicos www.biodiversidadla.org Transgénicos http://www.transgenicos.com En Inglés (Algunas secciones están en francés o portugués) Genewatch UK http://www.genewatch.org/index-396405 GRAIN www.grain.org Action Group on Erosion, Technology and Concentration (ex RAFI) http://www.etcgroup.org/en Institute for Science in Society www.i-sis.org.uk Modalities of operation of the BCH (Annex to BS-I/3) (BCH) http://bch.biodiv.org/about/operation-modalities/ Monsanto Stock Investment News http://www.ethicalinvesting.com/monsanto/news/ Monsanto www.monsanto.com Mothers for Natural Law www.safe-food.org Organic consumers Association http://www.organicconsumers.org/index.htm National Farmers Union of Canada www.nfu.ca/welcome.htm OECD Biotechnology Special Task Forces www.oecd.org AgBioTech www.agbiotechnet.com Organic Consumers Association http://OrganicConsumers.org Biotechnology Industry Organisation www.bio.org Physicians and Scientists for Responsible Application of Science and Technology http://www.psrast.org Cartagena Protocol http://www.cbd.int Codex Alimentarius Commission www.codexalimentarius.net Consumer Union http://www.consumersunion.org/food.html Food and Agriculture Organisation www.fao.org Food First http://www.foodfirst.org Greenpeace International http://www.greenpeace.org/international/campaigns/geneticengineering GM Watch http://www.gmwatch.org Syngenta www.syngenta.com Third World Network www.twnside.org.sg/bio.htm True Food Network www.truefoodnow.org Union of Concerned Scientists www.ucsusa.org United Nations Environment Program http://www.unep.org/biosafety World Health Organisation www.who.int YLKI: Consumers Association from Indonesia http://www.ylki.org.id INFORME DEL PROYECTO DE BIOSEGURIDAD DE CONSUMERS INTERNATIONAL — 29 — Artículos Agricultural Biotechnologies for Food Security and Sustainable Development: Options for Developing Countries and Priorities for Action by the International Community http://www.fao.org/fileadmin/user_upload/abdc/documents/ optpriore.pdf Biotecnología y sistema alimentario http://www.istas.ccoo.es/descargas/seg10.pdf Current status and options for biotechnologies in food processing and in food safety in developing countries http://www.fao.org/fileadmin/user_upload/abdc/documents/ food.pdf Current status and options for crop biotechnologies in developing countries http://www.fao.org/fileadmin/user_upload/abdc/documents /crop.pdf FAO:Genetically Modified Organisms in Food and Agriculture: Where are we? 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(Greenpeace) http://www.greenpeace.org/international/campaigns/geneticengineering/food/labelling-the-right-to-know/what-ishappening-in-your-coun INFORME DEL PROYECTO DE BIOSEGURIDAD DE CONSUMERS INTERNATIONAL — 30 — Protegiendo el Derecho de los Consumidores de Países en Desarrollo a tener un medio ambiente saludable Anexo Informes nacionales de bioseguridad y organizaciones participantes AZERBAIYÁN ICU: Independent Consumers Union – Azad Ýstehlakçýlar Birliyi http://www.consumersinternational.org/media/479358/azerbaijan.pdf BOLIVIA CODEDCO: Consumer Rights Defence Committee of Bolivia – Comité de Defensa de los Derechos del Consumidor http://www.consumersinternational.org/media/479376/bolivia.pdf BRASIL IDEC: Instituto Brasileiro de Defesa do Consumidor http://www.consumersinternational.org/media/479364/brazil.pdf INDONESIA YLKI: Consumers Association from Indonesia – Yayasan Lembaga Konsumen Indonesia http://www.consumersinternational.org/media/479352/indonesia.pdf KENYA CIN-Consumer Information Network of Kenya http://www.consumersinternational.org/media/479370/kenia.pdf MALI ASCOMA: Consumers' Association of Mali – Association des Consommateurs du Mali http://www.consumersinternational.org/media/479394/mali.pdf MARRUECOS ATLAS-SAIS http://www.consumersinternational.org/media/479388/maroc.pdf PERU ASPEC: Peruvian Association of Consumers and Users – Asociación Peruana de Consumidores y Usuarios http://www.consumersinternational.org/media/479382/informe%20final%20narrativo%20peru.pdf Protocolo de Cartagena Inglés http://www.consumersinternational.org/media/479400/cartagena-protocol-en.pdf Español http://www.consumersinternational.org/media/479406/cartagena-protocol-es.pdf Francés http://www.consumersinternational.org/media/479412/cartagena-protocol-fr.pdf INFORME DEL PROYECTO DE BIOSEGURIDAD DE CONSUMERS INTERNATIONAL — 31 — Protegiendo el Derecho de los Consumidores de Países en Desarrollo a tener un medio ambiente saludable Ratificación del Protocolo de Cartagena en los países participantes Mali (Región de Africa del Oeste) Kenya (Región de África Oriental) Firmado: 2001-04-04 Ratificación: 2002-08-28 Parte del Protocolo desde: 2003-09-11 Firmado: 2000-05-15 Ratificación: 2002-01-24 Parte del Protocolo desde: 2003-09-11 Peru (América Latina y el Caribe) Azerbaiyán (Asia Central y Oriente Medio) Firmado: 2000-05-24 Ratificación: 2004-04-14 Parte del Protocolo desde: 2004-07-13 Firmado: – Ratificación: 2005-04-01 Parte del Protocolo desde: 2005-06-30 Marruecos (Región de África del Norte) Brasil (América Latina y el Caribe) Firmado: – Ratificación: – Parte del Protocolo desde: – Firmado: – Ratificación: 2003-11-24 Parte del Protocolo desde: 2004-02-22 Bolivia (América Latina y el Caribe) Indonesia (Asia y el Pacífico) Firmado: 2000-05-24 Ratificación: 2002-04-22 Parte del Protocolo desde: 2003-09-11 Firmado: 2000-05-24 Ratificación: 2004-12-03 Parte del Protocolo desde: 2005-03-03 Sobre Consumers International Consumers International (CI) es la federación internacional de organizaciones de consumidores y representa a más de 220 grupos en 115 países. Con sede en Londres y oficinas regionales en Kuala Lumpur y Santiago, CI es la única voz global e independiente que hace campañas a favor de los consumidores. Nuestra misión es construir un poderoso movimiento internacional para ayudar a proteger y fortalecer a los consumidores. Consumers International es una entidad sin fines de lucro limitada por garantía en el Reino Unido (número de entidad 4337865) y registrada como asociación benéfica (número 1122155). Para mayor información, visite: www.consumersinternational.org ISBN: 978-0-9566117-8-9 Publicado por Consumers International en septiembre de 2010 Consumers International 24 Highbury Crescent London N5 1RX, UK email: [email protected] www.consumersinternational.org Bajo licencia Creative Commons Attribution Share-Alike 3.0 http://creativecommons.org/licences/by-sa/3.0