Biosafety-SPN:Layout 1 - Consumers International

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INFORME DEL PROYECTO DE BIOSEGURIDAD
DE CONSUMERS INTERNATIONAL
Protegiendo el Derecho de los Consumidores
de Países en Desarrollo a tener un medio
ambiente
saludable
Table
of Contents
Tabla de Contenidos
Los consumidores y los organismos
genéticamente modificados ..............................4
La Biotecnología Moderna y los organismos
genéticamente modificados
Los Consumidores y el Desarrollo de la
Biotecnología Moderna.
Los países en desarrollo y
la biotecnología moderna ................................12
Biotecnología Moderna y Agricultura
Agricultura Transgénica y Países en Desarrollo
Una mirada regional al cultivo de transgénicos
Sudamérica
África del Norte y África Oeste
África del Sur y África del Este
Asia Central
Sudeste Asiático
Bioseguridad........................................................7
Organismos Genéticamente Modificados,
Riesgos y Bioseguridad
Investigación en Bioseguridad
La regulación internacional de la Bioseguridad
El Protocolo de Cartagena sobre
Bioseguridad ....................................................18
Implementación del Protocolo de Cartagena
Marcos Nacionales de Bioseguridad
Presentación ........................................................1
Introducción ........................................................2
Este proyecto e informe fueron financiados con fondos
procedentes de la Unión Europea. Los contenidos de este
documento son responsabilidad exclusiva de Consumers
International y de ningún modo podrá considerarse que
reflejan la opinión de la Unión Europea.
Presentación
En la campaña del Día Mundial de los Derechos del Consumidor
del año 2000, Consumers International planteó la pregunta:
¿Alimentos transgénicos en boca de todos? Abordando, de
esta forma y por primera vez en una de sus campañas globales, el
tema de los alimentos transgénicos y sus eventuales riesgos para la
salud de las personas.
Luego, tres años más tarde, en la campaña global del Día Mundial
de los Derechos del Consumidor del año 2003, CI volvió a ocuparse
de este tema, que gradualmente fue adquiriendo un lugar
importante en la agenda internacional de protección de los
derechos de los consumidores, así como en las iniciativas de
campañas regionales y nacionales. En dicha oportunidad CI buscó ir
más allá de la cuestión de la inocuidad alimentaria y los riesgos para
la salud de los consumidores y se preocupó de analizar cómo las
grandes corporaciones estaban utilizando la biotecnología para
consolidar su control sobre la producción global de alimentos.
A partir de estas dos campañas globales, el tema fue abordado y
desarrollado por varias organizaciones miembros de CI en diversos
Revisión General del Proyecto de
Bioseguridad de CI ............................................23
Bibliografía ........................................................26
Enlaces a Sitios Web..........................................28
Anexos................................................................30
lugares del mundo, conforme el tema de los alimentos
transgénicos fue transformándose en un problema relevante en
sus respectivas sociedades.
Durante los últimos dos años, a través del desarrollo e
implementación del proyecto “Consumer Organizations and
The Cartagena Protocolo on Biosafety: Protecting the
Consumer´s Right to a Healthy Environment in the
Developing World”, CI ha tenido la oportunidad de retomar su
preocupación por este tema y abordarlo desde la perspectiva de
los países en desarrollo, considerando particularmente el impacto
de la producción de organismos genéticamente modificados en el
medio ambiente y la biodiversidad. Para ello, CI trabajó con un
destacado grupo de organizaciones de consumidores en el análisis
del Protocolo de Cartagena y su eventual utilización en la
promoción y defensa de los derechos de los consumidores.
Luego de 20 años de producción agrícola industrial asociada al
desarrollo comercial de la ingeniería genética, son muchas las
preguntas que aún permanecen sin respuesta y es muy poco lo
que se sabe respecto de los eventuales efectos sobre la salud
humana y el medio ambiente, además de los posibles riesgos y
peligros involucrados. Ello se debe, en gran parte, a la falta de
INFORME DEL PROYECTO DE BIOSEGURIDAD DE
CONSUMERS INTERNATIONAL
—2—
investigaciones independientes y a la carencia de instrumentos
adecuados de monitoreo y análisis de riesgo.
Una de las mayores ironías en este panorama es el enorme
contraste que existe entre el entusiasmo de los promotores de este
tipo de tecnología en declarar que los productos modificados
genéticamente son diferentes y únicos (cuando buscan obtener un
monopolio legal a través de patentes) y su similar entusiasmo en
afirmar que tales productos son idénticos a otros, cuando se les
pide que los etiqueten para diferenciarlos. En efecto, primero se
esfuerzan por demostrar que sus productos son diferentes de las
demás variedades para poder obtener la patente respectiva. No
obstante, luego difunden una serie de antecedentes destinados a
convencer a las autoridades estatales de que sus productos son
equivalentes a los convencionales, con el propósito de conseguir la
autorización que permita su cultivo y comercialización. Y,
finalmente, estas grandes empresas, y muchas veces las propias
autoridades estatales, proclaman que los organismos
genéticamente modificados y sus derivados son inocuos para la
salud y no representan ningún tipo de riesgo para el medio
ambiente, puesto que no difieren de las variedades tradicionales.
Evidentemente, los consumidores perciben estas evidentes
contradicciones y prefieren tomar sus precauciones, evitando
consumir este tipo de productos.
Protegiendo el Derecho de los Consumidores de Países en
Desarrollo a tener un medio ambiente saludable
Por otra parte, a medida que la información surgida de la
experiencia internacional con los cultivos transgénicos se vuelve
más sustancial, se hace evidente que los cultivos actualmente en
producción masiva no ofrecen mayores beneficios a los
consumidores y tampoco a los pequeños agricultores de los países
en vías de desarrollo. Incluso las publicitadas “ventajas indirectas”,
como el uso reducido de pesticidas y herbicidas, no son reales.
Actualmente, los únicos beneficiados siguen siendo las empresas
transnacionales agroquímicas, que controlan el negocio de las
semillas transgénicas y los químicos y subproductos agrícolas
asociados a su cultivo.
Los consumidores del mundo tienen todo el derecho a preguntar
por qué este tipo de tecnología productiva debe ser
necesariamente utilizada en sus respectivos países, sí además de
no haber demostrado significativos beneficios para la sociedad
tiene el potencial de poner en riesgo la biodiversidad del planeta;
afectando directamente nuestro derecho a vivir en un medio
ambiente libre de contaminación.
Joost Martens, Director de Consumers International
Introducción
La mayoría de los países desarrollados ha promulgado algún tipo
de regulación que asegure –al menos- un nivel mínimo de
protección a la salud y el medio ambiente en relación con el uso
de transgénicos potencialmente peligrosos para el cultivo
doméstico, el comercio y el mercado. En tanto, la mayor parte de
los países en desarrollo no cuenta con estas salvaguardas legales o
bien no tiene la capacidad o los recursos para implementar
políticas o promulgar normas legales. Al mismo tiempo que
persiste esta falta de capacidad normativa y carencia de
implementación de las mismas, los países en desarrollo han
enfrentado durante los últimos años una mayor presión por
producir, importar y utilizar los productos de la biotecnología
moderna, especialmente los cultivos transgénicos.
Al respecto, el Protocolo de Cartagena sobre Bioseguridad no solo
establece un marco normativo para el comercio internacional de
organismos genéticamente modificados, sino que también entrega a
los países que lo suscriben una guía institucional y las bases
esenciales para el desarrollo de sus propias normas legales y políticas
nacionales complementarias en materia de bioseguridad.
Desafortunadamente, en la mayoría de los países en desarrollo las
limitadas capacidades tecnológicas, la falta de recursos y una serie de
otros desafíos institucionales entorpecen el logro de los objetivos
básicos de la bioseguridad. Por otra parte, el desarrollo, la
promulgación y la implementación de marcos normativos en materia
de bioseguridad son elementos de un proceso muy complejo, que
involucra responsabilidades de múltiples grupos de interés.
La regulación de los productos de la biotecnología moderna
debería estar orientada a salvaguardar, entre otros, el derecho de
los consumidores a tener acceso a productos seguros, a estar
informados acerca de los productos que consumen y a contar con
un medio ambiente sano y sustentable. De ese modo, las
organizaciones de consumidores tienen un rol crítico que
desempeñar durante las diferentes etapas de este proceso
normativo. De hecho, así como otros grupos de interés,
particularmente en los países en desarrollo, estas organizaciones
enfrentan múltiples barreras financieras, tecnológicas y logísticas,
así como otras limitaciones para llevar adelante sus tareas de
manera efectiva.
En este contexto y con el apoyo del Programa de Medio
Ambiente de Países en Desarrollo de la Comisión Europea,
Consumers International implementó un proyecto de dos años, que
busca crear conciencia entre las organizaciones de consumidores en
relación con los principales aspectos de la bioseguridad y, por ende,
mejorar su capacidad para desempeñar un rol de liderazgo que
asegure una efectiva implementación nacional del Protocolo de
Cartagena sobre Bioseguridad (PCB) y un adecuado desarrollo de
sus propias políticas y normas jurídicas nacionales.
De este modo, esta publicación revisa los aspectos relevantes de la
protección de los intereses del consumidor con relación al
desarrollo de la biotecnología moderna y analiza el estado actual
de los principales temas de bioseguridad en los países en
desarrollo; entregando una visión general sobre las cuestiones más
relevantes abordadas en el debate internacional acerca del uso y la
comercialización de los organismos genéticamente modificados.
En particular, se entrega una visión crítica sobre el caso de los
cultivos transgénicos y su impacto en los mercados y el medio
ambiente de los países en desarrollo y se explican los elementos
normativos e institucionales de importancia para los consumidores
en relación con el Protocolo de Cartagena sobre Bioseguridad, su
implementación a nivel nacional y el desarrollo de políticas y
marcos nacionales de bioseguridad. Finalmente, a través de los
respectivos informes nacionales, se presentan los resultados del
trabajo realizado por cada una de las organizaciones participantes
durante la implementación del proyecto.
INFORME DEL PROYECTO DE BIOSEGURIDAD DE
CONSUMERS INTERNATIONAL
Descripción del Proyecto:
—3—
Protegiendo el Derecho de los Consumidores de Países en
Desarrollo a tener un medio ambiente saludable
INFORME DEL PROYECTO DE BIOSEGURIDAD DE
CONSUMERS INTERNATIONAL
—4—
Los consumidores y los
organismos genéticamente
modificados
De entre los derechos fundamentales del consumidor, cuatro de
ellos son especialmente relevantes cuando se trata de enfrentar
los riesgos asociados al desarrollo y comercialización de los
productos de la biotecnología moderna:
• El derecho a la seguridad: Los consumidores deben estar
protegidos frente a cualquier tipo de proceso de producción,
producto y/o servicio que pueda resultar peligroso o dañino
para su salud.
• El derecho a ser informado: Los consumidores deben contar
con toda la información necesaria para tomar decisiones
oportunas y adecuadas a sus intereses. La ausencia de un
etiquetado apropiado infringe claramente este derecho.
• El derecho a elegir: Los consumidores deben contar con
todas las condiciones necesarias para poder seleccionar
libremente, a partir de un determinado rango de productos y/o
servicios, de acuerdo con sus propias preferencias y creencias.
• El derecho a un medio ambiente saludable y sustentable:
El bienestar de las actuales y futuras generaciones está
íntimamente ligado a este derecho y es una preocupación cada
vez mayor entre los consumidores en la actualidad.
La defensa de estos derechos constituye la base fundamental
desde la cual el movimiento de consumidores ha enfrentado el
tema de los Organismos Genéticamente Modificados (OGMs) y,
en particular, la cuestión de los alimentos transgénicos. Además,
la labor de las organizaciones de consumidores en la defensa de
la salud de los consumidores y el cuidado del medio ambiente en
este ámbito se encuentra ampliamente legitimada a nivel
internacional, a través de las Directrices de Naciones Unidas para
la Protección del Consumidor.
Entre otras disposiciones relevantes, las Directrices establecen lo
siguiente:
Sección A
“SEGURIDAD FÍSICA”
11. Los gobiernos deben adoptar o fomentar la adopción de
medidas apropiadas, incluidos sistemas jurídicos,
reglamentaciones de seguridad, normas nacionales o
internacionales, normas voluntarias y el mantenimiento de
registros de seguridad, para garantizar que los productos sean
inocuos en el uso al que se destinan o normalmente previsible.
12. Se deben adoptar medidas adecuadas para garantizar que
los artículos producidos por los fabricantes sean inocuos para
el uso al que se destinan y para el normalmente previsible. Los
responsables de introducir los artículos en el mercado, en
particular los proveedores, exportadores, importadores,
minoristas y similares (en lo que sigue denominados
«distribuidores ») deben velar por que, mientras están a su
cuidado, esos artículos no pierdan su inocuidad debido a
manipulación o almacenamiento inadecuados.
Se deben facilitar a los consumidores instrucciones sobre el uso
adecuado de los artículos e información sobre los riesgos que
Protegiendo el Derecho de los Consumidores de Países en
Desarrollo a tener un medio ambiente saludable
entraña el uso al que se destinan o el normalmente previsible.
Dentro de lo posible, la información de vital importancia sobre
cuestiones de seguridad debe comunicarse a los consumidores
mediante símbolos comprensibles internacionalmente.
13. Se deben adoptar medidas adecuadas para que los
fabricantes o distribuidores notifiquen sin demora a las
autoridades competentes y al público, según proceda, la
existencia de peligros no previstos de que se hayan percatado
con posterioridad a la introducción de los productos en el
mercado. Los gobiernos también deben estudiar los métodos
para garantizar que los consumidores estén debidamente
informados sobre esos peligros.
14. Los gobiernos deben adoptar, cuando proceda, políticas en
virtud de las cuales, si se descubre que un producto adolece de
un defecto grave y/o constituye un peligro considerable aun
cuando se utilice en forma adecuada, los fabricantes y/o
distribuidores deban retirarlo y reemplazarlo o modificarlo, o
sustituirlo por otro producto; si no es posible hacerlo en un
plazo prudencial, debe darse al consumidor una compensación
adecuada.
Sección F
“PROGRAMAS DE EDUCACIÓN E INFORMACIÓN”
35. Los gobiernos deben formular o estimular la formulación
de programas generales de educación e información del
consumidor, incluida la información sobre los efectos en el
medio ambiente de las decisiones y el comportamiento de los
consumidores y de las consecuencias, incluidos costos y
beneficios, que pueda tener la modificación de las
modalidades de consumo, teniendo en cuenta las tradiciones
culturales del pueblo de que se trate. El objetivo de tales
programas debe consistir en capacitar a los consumidores para
que sepan discernir, puedan hacer elecciones bien fundadas de
bienes y servicios, y tengan conciencia de sus derechos y
obligaciones. Al formular dichos programas, debe prestarse
especial atención a las necesidades de los consumidores que se
encuentran en situación desventajosa, tanto en las zonas
rurales como urbanas, incluidos los consumidores de bajos
ingresos y aquellos que sean casi o totalmente analfabetos. Los
grupos de consumidores, las empresas y otras organizaciones
pertinentes de la sociedad civil deben participar en esa labor
de educación.
38. Los gobiernos deben alentar a las organizaciones de
consumidores y a otros grupos interesados, incluidos los
medios de comunicación, a que pongan en práctica programas
de educación e información, incluso sobre los efectos de las
modalidades de consumo en el medio ambiente y las
consecuencias, incluidos costos y beneficios, que pueda tener
la modificación de esas modalidades.
Sección G
“PROMOCIÓN DE MODALIDADES SUSTENTABLES DE CONSUMO”
42. Consumo sustentable significa que las necesidades de
bienes y servicios de las generaciones presentes y futuras se
satisfacen de modo tal que puedan sustentarse desde el punto
de vista económico, social y ambiental.
43. Puesto que la responsabilidad del consumo sustentable la
comparten todos los miembros y organizaciones de la
INFORME DEL PROYECTO DE BIOSEGURIDAD DE
CONSUMERS INTERNATIONAL
—5—
sociedad, los consumidores informados, los gobiernos, las
empresas, los sindicatos y las organizaciones ecologistas y de
consumidores desempeñan funciones particularmente
importantes. Corresponde a los consumidores informados una
función esencial en la promoción de modalidades de consumo
que pueden sustentarse desde el punto de vista económico,
social y ambiental, incluso influyendo en los productores con
sus decisiones. Los gobiernos deben promover la formulación y
aplicación de políticas de consumo sustentable y la integración
de esas políticas con otras políticas públicas. Las políticas
públicas deberán formularse en consulta con el comercio, las
organizaciones ecologistas y de consumidores y otros grupos
interesados. Al comercio incumbe la particularmente en
beneficio de los grupos de consumidores de bajos ingresos de
las zonas rurales y urbanas. Responsabilidad de promover el
consumo sustentable mediante el diseño, producción y
distribución de bienes y servicios. Las organizaciones
ecologistas y de consumidores tienen la responsabilidad de
promover la participación y el debate públicos en lo que
respecta al consumo sustentable, informar a los consumidores
y trabajar con los gobiernos y las empresas con miras a
promover modalidades sustentables de consumo.
44. Los gobiernos, en asociación con el comercio y las
organizaciones pertinentes de la sociedad civil, deben formular y
ejecutar políticas que contribuyan a promover modalidades
sustentables de consumo mediante una combinación de políticas
que podrían abarcar reglamentos; instrumentos económicos y
sociales; políticas sectoriales como las que rigen el uso de la
tierra, el transporte, la energía y la vivienda; programas de
información para sensibilizar al público sobre las repercusiones
de las modalidades de consumo; la eliminación de subvenciones
que contribuyan a fomentar modalidades no sustentables de
consumo y producción; y la promoción de prácticas mejores de
ordenación del medio en sectores concretos.
47. Los gobiernos deben alentar el ensayo independiente de
los efectos de los productos en el medio ambiente.
48. Los gobiernos deben controlar, en condiciones de
seguridad, el uso de sustancias perjudiciales para el medio
ambiente y alentar el desarrollo de sucedáneos
ecológicamente racionales de esas sustancias. Las nuevas
sustancias potencialmente peligrosas deben someterse a
ensayo antes de ser distribuidas, con objeto de determinar sus
efectos a largo plazo en el medio ambiente.
49. Los gobiernos deben sensibilizar al público acerca de los
beneficios para la salud de las modalidades sustentables de
consumo y producción, teniendo en cuenta los efectos directos
en la salud de cada persona y los efectos colectivos de la
protección del medio ambiente.
51. Se alienta a los gobiernos a que creen mecanismos
reguladores eficaces para proteger a los consumidores, que
abarquen diversos aspectos del consumo sustentable, o a que
fortalezcan los mecanismos existentes.
Sección H
“MEDIDAS RELATIVAS A ESFERAS CONCRETAS”
56. Al promover los intereses del consumidor, particularmente
en los países en desarrollo, los gobiernos deberán, cuando
Protegiendo el Derecho de los Consumidores de Países en
Desarrollo a tener un medio ambiente saludable
proceda, dar prioridad a las esferas de interés esencial para la
salud del consumidor, como los alimentos, el agua y los
productos farmacéuticos. Deberán adoptarse o mantenerse
políticas para lograr el control de calidad de los productos
medios de distribución adecuados y seguros, sistemas
internacionales normalizados de rotulado e información, así
como programas de educación e investigación en estas
esferas. Deberán formularse directrices estatales respecto de
esferas concretas en el contexto de las disposiciones del
presente documento.
57. Alimentos. Al formular políticas y planes nacionales
relativos a los alimentos, los gobiernos deben tener en cuenta
la necesidad de seguridad alimentaria que tienen todos los
consumidores y apoyar las normas del Codex Alimentarius de
la Organización de las Naciones Unidas para la Agricultura y la
Alimentación y la Organización Mundial de la Salud o, en su
defecto, otras normas alimentarias internacionales de
aceptación general. Los gobiernos deben mantener, formular o
mejorar las medidas de seguridad alimentaria, incluidos, entre
otras cosas, los criterios de seguridad, las normas alimentarias
y los requisitos nutricionales y los mecanismos de vigilancia,
inspección y evaluación.
58. Los gobiernos deben promover políticas y prácticas
agrícolas sustentables, la conservación de la diversidad
biológica y la protección del suelo y el agua, teniendo en
cuenta los conocimientos tradicionales.
La biotecnología moderna y los
organismos genéticamente modificados
En términos amplios la biotecnología puede definirse como la
manipulación de organismos vivos realizada con el fin de producir
bienes y servicios que son útiles para los seres humanos. Así, la
biotecnología incluye un amplio rango de actividades y puede ser
aplicada a todos los niveles biológicos de organización; desde los
sistemas de producción in vitro (fermentación), a las entidades no
celulares (virus), a los organismos unicelulares (bacterias) y a
organismos mayores, tales como plantas y animales. De este
modo, la biotecnología incluye diferentes técnicas y
procedimientos, uno de los cuales es la “ingeniería genética”.
La ingeniería genética utiliza una variedad de métodos para aislar
genes desde uno o más micro-organismos, plantas o animales, y
los inserta en el material genético de las células de otro
organismo. Estos métodos son referidos generalmente como
'técnicas in vitro de ácido nucleico', y han sido desarrolladas y
utilizadas desde los años 1970s. Por medio de la modificación
genética, los genes son transferidos y modificados en formas que
jamás ocurrirían en la naturaleza; por ejemplo, entre especies
diferentes y entre animales, plantas y microorganismos. Una vez
que han sido insertados, estos genes pueden ser transferidos a la
descendencia del individuo modificado por medio de los procesos
reproductivos normales.
Por lo tanto, la ingeniería genética difiere de las demás técnicas y
procedimientos de la biotecnología tradicional en cuanto otorga
al ser humano la facultad de reprogramar la vida de cualquier
organismo. Se trata, por ende, de un procedimiento
revolucionario, sin precedentes en la historia de la humanidad.
Precisamente para distinguir este tipo de tecnologías de las demás
INFORME DEL PROYECTO DE BIOSEGURIDAD DE
CONSUMERS INTERNATIONAL
—6—
se utilizan conceptos específicos, tales como los de ingeniería
genética o “biotecnología moderna”.
Hay dos aspectos fundamentales de la biotecnología moderna
que generan un acalorado debate social: (1) la utilización y el
impacto de su principal producto: los organismos genéticamente
modificados y, (2) las cuestiones legales generadas a partir de su
utilización, tales como la propiedad intelectual y la
responsabilidad jurídica.
Los organismos genéticamente modificados (OGMs) o transgénicos
son aquellos organismos con material genético que ha sido
modificado a través de la utilización de herramientas de ingeniería
genética. En estos organismos pueden distinguirse diferentes tipos
de modificaciones, dependiendo de la fuente del material genético
insertado. En otras palabras, los organismos genéticamente
modificados son el resultado de la “biotecnología moderna”. Este
es un concepto bastante amplio, dado que incluye a todo tipo de
organismos vivientes (plantas, animales y microorganismos) y a
todo tipo de modificaciones que puedan ser operadas en el
organismo (inserciones y/o supresión de material genético).
El Protocolo de Cartagena sobre Bioseguridad utiliza el término
Organismos Vivos Modificados (OVM), en reemplazo de la
palabra organismos genéticamente modificados, para diferenciar
a estas entidades de aquellas incapaces de transferir y replicar
material genético. En el Artículo 3 del Protocolo –Uso de
términos- letra (g) “Organismos Vivos Modificados” se
entiende cualquier organismo vivo que posea una combinación
nueva de material genético que se haya obtenido mediante la
aplicación de la biotecnología moderna. Luego, en el mismo
artículo, el Protocolo define el término “biotecnología moderna”
describiendo un set de herramientas de ingeniería genética.
Protegiendo el Derecho de los Consumidores de Países en
Desarrollo a tener un medio ambiente saludable
regulaciones particulares que condicionan la manera en que
son producidos, comercializados y negociados.
El desarrollo de organismos genéticamente modificados a partir
de las técnicas de la biotecnología moderna incluye a un amplio
número de disciplinas, que van desde la medicina a la ingeniería,
pasando por la agricultura y la producción de alimentos. Por lo
tanto, los desarrollos biotecnológicos comprenden un amplio
espectro de productos y servicios, que van desde los cultivos
transgénicos al desarrollo de microorganismos genéticamente
modificados.
Desde principio de los años ochentas se han estado realizando
investigaciones sobre modificación genética de organismos
vivientes y ya se han producido y comercializado organismos
transgénicos por más de 20 años; sin embargo, la producción
masiva de organismos genéticamente modificados solo ha tenido
lugar recientemente, a través del desarrollo industrial de los
cultivos transgénicos. Así, esta historia de producción y
comercialización de organismos genéticamente modificados está
basada casi exclusivamente en plantas modificadas,
particularmente aquellas con inserción de nuevo material
genético. Los cultivos transgénicos que actualmente se producen
a gran escala son ampliamente comercializados en el mercado
internacional y la mayoría de los países que los producen son, a su
vez, los principales exportadores de los mismos. Debido a esto
muchas veces el concepto de organismo transgénico se asocia al
concepto de cultivo transgénico o semilla transgénica.
a. Técnicas in vitro de ácido nucleico, incluidos el ácido
desoxirribonucleico (ADN) recombinante y la inyección directa
de ácido nucleico en células u orgánulos, o
Los impactos de los productos y servicios derivados de la
biotecnología moderna pueden atravesar barreras geográficas y
sociales, y esto suele generar una serie de conflictos de diversa
índole, ya que algunos de estos productos y servicios son
rechazados por algunos países y en algunos sectores de la
sociedad y bienvenidos por otros. Las razones de esto tienen que
ver con las diferentes percepciones que existen con respecto de
los efectos y riesgos de los organizamos genéticamente
modificados.
b. La fusión de células más allá de la familia taxonómica, que
superan las barreras fisiológicas naturales de la reproducción o
de la recombinación y que no son técnicas utilizadas en la
reproducción y selección tradicional.
Los consumidores y el desarrollo
de la biotecnología moderna
(i) Por "Biotecnología Moderna" se entiende la aplicación de:
De esta manera, los organismos genéticamente modificados son
diferentes de los organismos convencionales en, al menos tres
aspectos particulares:
• Primero, contienen una nueva combinación genética y, por lo
tanto, existe una modificación en su contexto biológico natural
generado, en la mayoría de los casos, por la transferencia de
material genético desde un contexto biológico diferente (esto
ha sido erróneamente entendido como exclusivamente
referido a la transferencia de genes entre especies).
• Segundo, en la mayoría de los casos el desarrollo de esta
nueva combinación genética esta vinculada al otorgamiento de
una patente comercial. Esta es la particularidad de la mayoría
de los organismos genéticamente modificados comercialmente
disponibles hoy en día y representa la validación institucional
de los derechos de propiedad intelectual asociados a la
innovación y a la diferencia que esta nueva combinación
aporta al contexto biológico del organismo.
• Finalmente, debido a los eventuales riesgos involucrados, los
organismos genéticamente modificados están sujetos a
Desde los inicios de la biotecnología moderna una serie de
gobiernos de países desarrollados se han dedicado a promover la
producción y la comercialización de los organismos
genéticamente modificados. Sin embargo, numerosos estudios de
opinión pública han resaltado la discrepancia entre dichas
actitudes gubernamentales, tendientes a incentivar el desarrollo
de la ingeniería genética y sus productos, y la percepción de los
consumidores, preocupados por los posibles riesgos asociados y
por la falta de información independiente, confiable y oportuna.
Las críticas manifestadas por algunos sectores de la sociedad en
torno a los riesgos vinculados a estos desarrollos tecnológicos han
sido frecuentemente calificadas como infundadas e irracionales,
debido a una supuesta falta de comprensión de los temas
científicos y comerciales de fondo. No obstante, a pesar de los
esfuerzos destinados a “educar” e “informar” a la opinión pública
sobre los beneficios de los productos y servicios derivados de la
biotecnología moderna, tanto por parte de los gobiernos como de
la industria, la oposición ha persistido hasta el día de hoy.
Evidentemente, los riesgos y posibles consecuencias negativas para
la salud constituyen la base fundamental de la preocupación de la
—7—
flickr.com/photos/joeathialy/4014456628
INFORME DEL PROYECTO DE BIOSEGURIDAD DE
CONSUMERS INTERNATIONAL
mayoría de las personas. Los consumidores a menudo tienen una
comprensión bastante elaborada de lo que les preocupa y lejos de
ser irracionales, sus demandas son bastante pragmáticas. Así, esta
creciente oposición de la opinión pública se ha ido transformando
en uno de los mayores problemas al que se enfrenta hoy el
desarrollo de la industria de la biotecnología en el mundo.
En cuanto las personas comenzaron a ser conscientes de que
existía la posibilidad de que estuvieran consumiendo alimentos
con contenidos modificados genéticamente, sin su conocimiento
ni autorización, inmediatamente se iniciaron los movimientos
sociales que se oponían a estos desarrollos tecnológicos y exigían
la segregación y el etiquetado de todo tipo de alimentos con
contenidos transgénicos. La experiencia les ha enseñado a los
consumidores que suele transcurrir mucho tiempo antes de que
los efectos de las nuevas tecnologías sean realmente palpables y
una vez que esto ocurre las responsabilidades institucionales
suelen evadirse.
Ante la creciente resistencia de los consumidores, manifestada en
varios países, algunos gobiernos comenzaron a utilizar en sus
marcos regulatorios el concepto de “equivalencia sustancial”, con
el propósito de apoyar el argumento de la industria
biotecnológica de que los alimentos transgénicos son
“equivalentes” a los demás alimentos y que, por consiguiente,
cualquier forma de segregación y etiquetado particular sería
discriminatoria y constituiría, además, una barrera al comercio
internacional. Por otra parte, para llevar a cabo cualquier
esquema específico de etiquetado para este tipo de alimentos es
necesario introducir sistemas de separación en origen y de
trazabilidad a lo largo de la cadena de producción y comercialización; lo cual, evidentemente, aumenta el costo de producción de
este tipo de productos y disminuye su interés comercial.
De este modo, la teoría de la equivalencia sustancial se fue
instalando en las bases del proceso de evaluación de inocuidad de
los alimentos transgénicos de muchos países. No obstante, su
utilización como fundamento para la evaluación de los posibles
riesgos para la salud de las personas y el medio ambiente está
siendo cada vez más cuestionada. Por otra parte, ninguno de los
productos transgénicos que hasta ahora han sido legalmente
autorizados y comercializados en muchos países del mundo ha
sido objeto de un riguroso y sistemático análisis científico,
destinado a monitorear y evaluar sus efectos a largo plazo.
En la mayoría de los países que han aprobado los organismos
genéticamente modificados en sus sistemas productivos y
Protegiendo el Derecho de los Consumidores de Países en
Desarrollo a tener un medio ambiente saludable
mercados internos subsisten una serie de preguntas que aún no
han tenido una respuesta seria y responsable por parte de las
autoridades. ¿Por qué necesitamos productos transgénicos?
¿Cuáles son los verdaderos riesgos y beneficios de este tipo de
productos para la salud de las personas? ¿Quién es realmente el
que decide sobre su producción y comercialización, en base a qué
criterios y con qué legitimidad? ¿Por qué no se informa
debidamente a los consumidores sobre los alimentos con contenido
transgénico antes de que éstos sean comercializados? ¿Por qué no
se exige un etiquetado obligatorio a este tipo de productos, que
permita a los consumidores informarse debidamente y elegir
libremente? ¿Cuentan las autoridades nacionales con suficientes
recursos y capacidad técnica para conocer, evaluar y controlar los
posibles riesgos y peligros de este tipo de productos? ¿Quién
decide finalmente lo que le conviene a la población y de acuerdo a
qué criterio? Por el momento los consumidores de la mayoría de
estos países aún no tienen la libertad de elegir libre e
informadamente el tipo de producto que desean consumir y
carecen de alternativas confiables en su elección.
Si bien desde un inicio las preocupaciones de los consumidores se
concentraron en los efectos sobre la salud de las personas, el
debate con respecto a los riesgos derivados de la biotecnología
moderna es bastante más amplio y complejo. Los consumidores
de muchos países han comenzado también a darse cuenta de que
la orientación de la investigación y el desarrollo industrial agrícola
la dictan los intereses comerciales de los gobiernos y las grandes
empresas y que la preocupación por el medio ambiente no es un
factor determinante en la toma de decisiones, tal como ocurre
con el comercio internacional. Por lo que también han ido
gradualmente incorporando en sus preocupaciones los efectos de
este tipo de producción sobre el medio ambiente y la
biodiversidad y han comenzado a exigir que los gobiernos
enfrenten este asunto de acuerdo a una política normativa
sistemática e integral, que además de preocuparse por los temas
de inocuidad y salud, de manera tradicional, incorpore criterios y
normas nacionales de bioseguridad.
En la actualidad, debido a la creciente expansión de la producción
y de la exportación de organismos genéticamente modificados, es
cada vez más difícil controlar la contaminación del medio
ambiente y de la cadena alimenticia de los países. Además de no
existir una clara voluntad política por parte de la mayoría de los
gobiernos, no existen tampoco los medios adecuados para
monitorear con exactitud los cultivos transgénicos, su presencia
en los mercados internos y en las importaciones, tanto formales
como informales. Resulta absurdo e ineficiente abordar el
problema de la inocuidad alimentaria sin ocuparse a la vez de la
contaminación del medio ambiente, tanto el domesticado como
el silvestre (esto es particularmente válido en el caso de las
semillas transgénicas).
Bioseguridad
La bioseguridad puede ser definida como el conjunto de acciones
y procedimientos orientados a prevenir, minimizar y/o eliminar los
impactos y riesgos propios de las actividades de investigación,
desarrollo, producción y comercialización de la biotecnología, que
pueden potencialmente comprometer la salud de las personas y
dañar al medio ambiente, afectando a la biodiversidad.
Mientras la biotecnología se ocupa del desarrollo científicotecnológico y su aplicación industrial, la bioseguridad se ocupa del
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—8—
manejo de los efectos negativos de los productos y servicios
derivados de la biotecnología. De este modo, la bioseguridad
implica la utilización sustentable de las diversas técnicas y
procedimientos propios de la biotecnología moderna. Algunas
disciplinas científicas relevantes, que sustentan el análisis de
bioseguridad son, entre otras, la biología molecular, la genética
del cultivo de plantas, la agronomía, la entomología y la ecología.
Por lo tanto, una gran cantidad de información científica tiene
particular relevancia para la bioseguridad.
Tal como ocurre con la biotecnología, que se desarrolla en un
amplio número de disciplinas, la bioseguridad también considera
los riesgos y efectos negativos de los desarrollos biotecnológicos
aplicados a diversas áreas del quehacer humano; desde la
medicina a la agricultura, pasando por la ecología y la
alimentación. Así, la bioseguridad se refiere a un amplio espectro
de posibles riesgos y efectos y todas sus implicancias económicas
y sociales.
El concepto de bioseguridad ha sido desarrollado particularmente
en el contexto del Protocolo de Cartagena, en relación con los
esfuerzos para reducir y eliminar los potenciales riesgos que
puedan surgir de la transferencia, manipulación y utilización de
los organismos genéticamente modificados. En este contexto, la
bioseguridad se vincula directamente al principio precautorio principio 15 de la Declaración de Río sobre Medio Ambiente y
Desarrollo-, conforme al cual se reconoce que la determinación
del nivel de riesgo aceptable para una sociedad no corresponde
exclusivamente a la información científica disponible, afirmando
expresamente que "la falta de conocimientos científicos o de
consenso científico no se interpretarán necesariamente como
indicadores de un determinado nivel de riesgo, de la ausencia de
riesgo o de la existencia de un riesgo aceptable". De esta
manera, el principio precautorio se hace cargo de la
incertidumbre científica y de las preocupaciones sociales en torno
a los eventuales riesgos de los transgénicos.
Las consideraciones propias del principio de precaución entregan
fundamentos para enfrentar el hecho de que la introducción de
organismos genéticamente modificados está siendo cada vez más
controlada por el sector privado, cuyos incentivos para fomentar
el desarrollo y comercialización de estos productos suele ser
mayor que la preocupación por evaluar sus potenciales efectos
negativos. Las críticas y demandas sociales aumentan cuando los
análisis de riesgo son hechos por las autoridades
gubernamentales exclusivamente en base a información que
proviene, directa o indirectamente, de quienes están promoviendo
la producción de organismos genéticamente modificados.
No obstante, el principio de precaución no es el único concepto
relevante en materia de bioseguridad. En algunos países otros
conceptos e ideas son también considerados pertinentes y
comienzan a ser aceptados en la legislación y en las políticas
nacionales de bioseguridad. Un claro ejemplo de ello es la
incorporación del concepto del desarrollo sustentable (en sus tres
aspectos fundamentales: ambiental, económico y social) a la
gestión de los riesgos derivados de las aplicaciones
biotecnológicas. De este modo, cualquier decisión que se adopte
considerando el principio de precaución, no sólo debería tomar en
cuenta la incertidumbre científica con respecto a los riesgos, sino
también los objetivos propios de la gestión sustentable de los
recursos en cuestión. Visto así, el principio de precaución es un
aspecto más de un sistema, multifacético e integral, de gestión de
riesgos. La educación, la información, la producción no
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Desarrollo a tener un medio ambiente saludable
contaminante, la gestión de desechos y la gestión adaptativa
serían otros tantos componentes del sistema.
Organismos genéticamente
modificados, riesgos y bioseguridad
Ante el rápido avance de la biotecnología moderna y la acelerada
expansión global de sus aplicaciones tecnológicas, especialmente
en el área de la agricultura, paralelamente comenzó a surgir en
varios países cierta inquietud en relación con la incertidumbre
científica y los potenciales efectos secundarios de los organismos
genéticamente modificados (efectos no previstos y/o efectos no
deseados). Esta creciente inquietud de algunos sectores sociales
determinó que, a partir de la década de los noventa, se pusiera
cada vez mayor atención al tema de los riesgos asociados a la
producción y comercialización de organismos genéticamente
modificados y surgieran iniciativas institucionales tendientes a
evaluar y regular su utilización, tanto en el ámbito nacional como
internacional.
Lamentablemente el avance de la biotecnología moderna no ha
sido acompañado de un desarrollo de la misma magnitud en el
ámbito de bioseguridad, y es aún muy poco lo que se sabe acerca
de los potenciales efectos de los organismos genéticamente
modificados sobre la salud humana y el medio ambiente. Esto se
debe, en gran parte, a una notoria falta de financiamiento para la
investigación y el desarrollo de la bioseguridad y también a un
problema inherente a la propia ingeniería genética, que es la
relativa falta de control sobre el resultado de la construcción
genética -o sea, el organismo genéticamente modificado- y sobre
los posibles traspasos a otros individuos, variedades o especies del
gen transferido.
En términos generales, el riesgo se refiere a la probabilidad de
ocurrencia y a la magnitud de los efectos negativos de un objeto,
sustancia, acción o proceso. Lo cual significa que las posibilidades
de ocurrencia del riesgo serán mayores o menores según sean
mayores o menores la probabilidad de ocurrencia, la frecuencia y
la magnitud de tales efectos. Por lo tanto, para enfrentar el
riesgo resulta imprescindible contar con instrumentos de
evaluación, gestión y comunicación de riesgo, que sean
adecuados y efectivos, así como con mecanismos de seguimiento
y rastreo eficientes.
Entonces, para poder determinar los riesgos que los organismos
genéticamente modificados representan para la salud humana y
para el medio ambiente es primordial lograr identificar sus
eventuales efectos negativos y estimar su magnitud y frecuencia.
Aun así, se trata de un análisis sumamente complicado, ya que los
eventuales riesgos de una variedad transgénica dependen de las
complejas interacciones resultantes de, entre otros, la
modificación genética, la ontogenia de los organismos
involucrados y las propiedades del ecosistema en el cual es
liberada. Esto exige que los procedimientos de análisis de riesgo
sean aplicados caso a caso y en una escala muy amplia.
La evaluación de los riesgos derivados de los organismos
genéticamente modificados debe tener como base una matriz de
análisis que, al menos, considere el ámbito espacial específico –
planta o cultivo, parcela, terreno agrícola, región- y los efectos,
directos e indirectos, de la variedad transgénica en otros ámbitos
de análisis, tales como: el ecosistema, la biodiversidad, las
prácticas agrícolas del país, la economía, etc. Luego, sobre dicha
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—9—
matriz, se deberá efectuar la evaluación caso por caso. Otro tanto
ocurre con relación a la evaluación de los riesgos para la salud de
las personas, que debe tener en cuenta una serie de diversos y
complejos factores, propios del organismo humano, por una
parte, y del tipo de población de que se trate y sus interacciones
sociales, por otra.
Las cuestiones relativas a la salud humana han surgido debido a
que los productos de la biotecnología moderna pueden ser
utilizados como una fuente directa de alimentos (consumiendo
vegetales, animales o peces transgénicos) o como una fuente
indirecta de alimentación, por consumo de ingredientes
transgénicos presentes en alimentos procesados (por ejemplo, la
soya es ampliamente utilizada en comidas procesadas), o bien por
consumo de animales domésticos o peces que hayan sido
alimentados con productos genéticamente modificados.
Actualmente los organismos genéticamente modificados son
utilizados, mayoritariamente, como una fuente indirecta de
alimentación, dado que los cultivos dominantes en la producción
comercial son utilizados como alimento animal y como insumo de
la producción de alimentos procesados.
En el caso de las cuestiones medioambientales, el tema de los
riesgos ha surgido a partir de las potenciales consecuencias del
flujo de genes desde individuos transgénicos hacia individuos no
transgénicos y debido a que la manera en que son producidos los
organismos genéticamente modificados puede tener un impacto
negativo sobre las especies y los ecosistemas.
Para el caso de las plantas, el flujo de genes puede ocurrir en la
naturaleza por efecto de la dispersión de polen desde una
comunidad a otra. El polen puede diseminarse en una variedad de
formas (por ejemplo, a través del efecto del viento, por el agua o
por la acción de animales). Los genes que resultan de esta nueva
generación pueden diseminarse a su vez en forma de polen o
semillas. Así, los requerimientos mínimos para que haya flujo de
genes transgénicos son, entonces, la presencia de una población
no transgénica sexualmente compatible en proximidad a
población de plantas genéticamente modificadas; la posibilidad
de cruzamiento exogámico entre las dos poblaciones y la
producción de híbridos fértiles. La posibilidad y el grado de
cruzamiento exogámico varía entre especies (por ejemplo; maíz y
mijo son afectos a cruzamiento exogámico, mientras que el arroz,
el trigo y la cebada son primariamente auto-polinizados). Es
importante aclarar que el flujo de genes refiere al intercambio de
genes entre poblaciones y no simplemente a la dispersión de
polen o semillas. En el caso de animales o peces, el flujo génico
podría producirse debido a que individuos transgénicos se cruzan
con parejas no transgénicas, dando lugar a la consiguiente
producción de una cría fértil.
El flujo genético puede ser también facilitado por la intervención
humana. Por ejemplo, en el caso de los cultivos transgénicos esto
puede ocurrir a través de agricultores que utilizan material transgénico sin saberlo, a través de agencias humanitarias que proveen
semillas transgénicas en programas de ayuda alimentaria, a través
de agricultores que utilizan material transgénico originalmente
concebido como ayuda humanitaria o, por medio de prácticas de
intercambio de semillas o almacenamiento de las mismas. En otras
situaciones, el material de cultivos transgénicos puede ser ilegalmente introducido por agricultores a poblaciones no transgénicas,
pues consideran que existe una ventaja en su utilización.
Si ha ocurrido flujo de genes, el material transgénico puede,
subsecuentemente, diseminarse entre la población originalmente
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Desarrollo a tener un medio ambiente saludable
libre de transgénicos o perderse en generaciones futuras. Un
rango de factores puede influenciar este resultado, tales como el
tamaño de la población no transgénica, la cantidad de
cruzamientos entre poblaciones transgénica y no-transgénica y el
número y viabilidad de las semillas resultantes. Otro factor
importante es si el transgen involucrado confiere una ventaja
selectiva. Si lo hace; por ejemplo, incrementando la sobrevivencia
o la reproducción, es posible que se disemine más rápidamente a
través de la población.
De acuerdo a la normativa de algunos países, la liberación de una
especie transgénica destinada al cultivo comercial en gran escala
debe estar precedida de una evaluación de impacto ambiental,
que debe incluir, entre otros aspectos, la evaluación de riesgos
caso por caso y paso a paso. Los efectos potenciales sobre el
medio ambiente deben ser identificados a lo largo de la
evaluación, estimándose en cada caso su probabilidad de
ocurrencia, así como las posibles consecuencias adversas de la
liberación del organismo transgénico para el ecosistema en
cuestión. Si se toman en cuenta todos los posibles efectos
ambientales de los cultivos transgénicos -directos e indirectos;
inmediatos y de largo plazo, previsibles y no intencionales-,
resulta difícil pensar que no existan riesgos de contaminación para
el medio ambiente.
El mayor peligro de la contaminación transgénica reside en que,
una vez liberado un organismo genéticamente modificado, no
hay modo alguno de controlar su expresión génica, ni tampoco la
diseminación de los transgenes y su impacto sobre otros
organismos o el ecosistema. A diferencia de otro tipo de
productos, que pueden ser retirados del mercado si se detecta
una falla grave en su elaboración, no hay ninguna posibilidad de
hacer esto cuando los genes han sido liberados al medio
ambiente. Una vez ocurrida la contaminación, no hay marcha
atrás.
Algunas de las preguntas relevantes que deben considerarse al
evaluar los riesgos asociados a los organismos transgénicos son:
• ¿Con qué frecuencia y a qué velocidad puede ocurrir el flujo de
genes entre una población transgénica y una población no
transgénica?
• ¿Debe ser considerada la naturaleza de la modificación
genética al momento de evaluar el potencial impacto del flujo
de genes desde poblaciones transgénicas?
• ¿Cuáles son las posibilidades de detectar flujo de genes desde
población transgénica a la población no- transgénica?
• ¿Cuáles son los potenciales impactos socioeconómicos o
medioambientales del flujo de genes desde una población
transgénica a una población no- transgénica?
• ¿Son las consecuencias potenciales, mayores para los parientes
silvestres, especies criollas o poblaciones mejoradas?
• ¿Difieren las potenciales consecuencias medioambientales entre
áreas o regiones particulares?
• ¿Quién debería ser responsable por cualquier consecuencia
negativa o indeseada ocasionada a partir del flujo de genes?
Prácticamente toda la discusión de los últimos años con respecto
a las ventajas y desventajas de los organismos transgénicos se ha
centrado en el tema de los riesgos asociados a la utilización de
estas nuevas tecnologías y a los criterios y mecanismos en base a
los cuales se determinan, evalúan y manejan tales riesgos.
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— 10 —
El nivel de riesgo socialmente aceptable para una tecnología
siempre ha sido un tema de controversia, particularmente en todo
lo referido a la seguridad alimentaria y ambiental. Las sucesivas
amenazas y peligros surgidos de la inadecuada gestión de riesgo
que muchos gobiernos han tenido en materia de inocuidad
alimentaria han generado una gran desconfianza hacia las
autoridades y un fuerte cuestionamiento de la llamada “objetividad
científica”. Desafortunadamente, la ciencia no siempre es objetiva,
ni absoluta, ni tampoco puede ofrecer respuesta a todas las
complejas cuestiones que surgen al momento de decidir lo que es
más conveniente para la sociedad en un momento dado. Es más,
en la mayoría de los casos, la información científica por sí sola no
basta como fundamento para la toma de decisiones relativas a la
evaluación y el manejo del riesgo.
Por lo tanto, es importante abordar el debate sobre los riesgos y su
aceptación social en un contexto más amplio, que vaya más allá de
la información científica disponible y que permita entender mejor la
dimensión social de los efectos negativos de las aplicaciones
comerciales de la biotecnología moderna. Esto es una cuestión
crítica en un mercado global, en el cual los productos y sus riesgos
asociados están siendo permanentemente transados.
En la actualidad los sistemas normativos nacionales y de
certificación de exportaciones se ven enfrentados a un enorme
incremento en el volumen del comercio internacional de alimentos
y productos agrícolas, tanto por la variada expansión de productos
importados, como por el creciente número de países desde los
cuales se originan estas importaciones. Del mismo modo, el
incremento en la frecuencia de los viajes de la población mundial
genera nuevos caminos para la diseminación de plagas, enfermedades y otros peligros, que se mueven más rápido y más lejos que
nunca antes, en y entre un cada vez mayo número de países.
El establecimiento de una normativa jurídica para regular a los
organismos genéticamente modificados ha sido siempre un tema
crucial. Algunas preguntas básicas, tales como ¿de qué manera
deberían ser regulados los organismos genéticamente
modificados? ¿qué aspectos deberían someterse a la normativa
legal? ¿quién debe aplicar dicha normativa? son centrales en el
debate acerca de los riesgos de la biotecnología moderna. De este
modo, la probabilidad de que los cultivos transgénicos causen
daño al medio ambiente o a la salud humana ha dado origen a
regímenes normativos que se aplican específicamente para
evaluar y controlar la seguridad de estos productos. El desarrollo y
la adecuada implementación de un efectivo marco normativo de
bioseguridad son fundamentales para la protección de los
consumidores y del medio ambiente.
Protegiendo el Derecho de los Consumidores de Países en
Desarrollo a tener un medio ambiente saludable
objetivo primario era probar la estabilidad molecular y el
comportamiento de campo de sus nuevos productos. Sin
embargo, algunos cuestionamientos por parte de algunos sectores
más críticos de la comunidad científica, seguidos por un creciente
número de casos de contaminación transgénica, una mayor
preocupación social sobre los posibles impactos para la salud
humana y la adopción internacional del Protocolo de Cartagena,
han abierto nuevas aéreas y perspectivas de investigación.
Hoy en día la investigación sobre bioseguridad incluye un amplio
rango de temas, tales como: la estabilidad de la modificación
genética, el flujo de genes, la contaminación transgénica, los
efectos no-buscados, la toxicidad y alergenicidad, entre otros.
También incluye el desarrollo de evaluaciones y monitoreo de
riesgo, así como estrategias de manejo de riesgo. De esta forma,
al analizar la investigación en bioseguridad, deben considerarse
tres aspectos básicos:
• ¿Quién conduce las investigaciones?
• ¿Dónde se llevan a cabo?
• ¿Cuáles son los temas de investigación relevantes en materia de
bioseguridad?
Algunos científicos y variados sectores de la sociedad civil están
haciendo un llamado a realizar mayores investigaciones en
bioseguridad, aduciendo el escaso número de publicaciones
disponibles, la falta de estudios y las gran cantidad de áreas de
investigación experimental que quedan sin abordar. Una simple
revisión de los lugares en los que se efectúa este tipo de
investigación puede realizarse a través de la Base de Datos de
Bibliografía Científica en Materia de Bioseguridad (los resultados
de investigaciones realizadas a partir de 1990 se presentan en la
Tabla 1). Las regiones con el número más alto de publicaciones
son Europa y Norte América. Los países en desarrollo,
particularmente aquellos ubicados en África y Sudamérica,
presentan un número de publicaciones mucho mas reducido.
Tabla 1
Resultados que representan el número de públicaciones sobre
bioseguridad al buscar bajo nombres específicos de regiones,
utilizando la Base de Datos de Bibliografía Científica en materia
de Bioseguridad.
Region
Número de Publicaciones
Norteamérica
1136
Europa
1366
Sudamérica
411
Investigación en bioseguridad
América Central
250
La bioseguridad busca dar respuestas a las preguntas sobre el uso
seguro de la biotecnología moderna. La investigación sobre los
efectos e impactos de la biotecnología comenzó hace unos 20
años, en paralelo con la aplicación de la biotecnología moderna.
Desde ese entonces, la investigación en bioseguridad ha sido un
elemento esencial para la evaluación y el desarrollo de la
biotecnología moderna y ha permitido ir estableciendo los
fundamentos científicos para la promulgación de políticas y
normas jurídicas, tanto a nivel internacional como nacional.
Africa
259
Asia
685
La investigación inicial fue llevada a cabo por los mismos creadores
de los organismos genéticamente modificados, para quienes el
Esta situación es paradójica cuando se compara con la distribución
global de organismos genéticamente modificados (Fig.2). Aún
cuando Sudamérica es la región donde la agricultura transgénica
ha sido mayormente adoptada, presenta el más bajo numero de
publicaciones sobre bioseguridad. En contraste, Europa que
mantiene la producción más baja de organismos genéticamente
modificados, cuenta con la mayor cantidad de publicaciones.
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— 11 —
Una reseña del Environmental Biosafety Research Journal,
publicado desde 2001, ofrece resultados similares. En 2008, se
publicaron 4 números conteniendo 19 artículos; sin embargo,
solo uno de ellos (Cohen et al. 2008) fue producido en
colaboración con una institución de investigación de un país en
desarrollo (dos de cuatro autores trabajaban en Vietnam). Los
restantes 18 artículos, fueron publicados por instituciones de
investigación de Norteamérica, Europa y Australia/Nueva Zelandia.
En 2009, de un total de tres números, sólo un artículo (Kingiri y
Ayele, 2009) de un total de 19, se produjo en colaboración con
una institución de investigación proveniente de un país en
desarrollo (uno de los dos coautores trabajaba en Kenia).
Entonces, resulta claro que muchas áreas importantes de la
investigación en bioseguridad están siendo pasadas por alto. Esto
constituye una preocupación fundamental, especialmente en
regiones donde los organismos genéticamente modificados ya han
sido liberados; tanto en el medio ambiente, como en los mercados
nacionales (ej. Sudamérica) y, destaca la necesidad de contar con
una agenda regional y nacional, que considere la investigación y
las políticas necesarias. El desarrollo de la investigación en
bioseguridad en estas regiones puede aportar con conocimientos
relevantes respecto del real impacto medioambiental de los
productos de la biotecnología moderna y podría – al mismo
tiempo – permitir a las autoridades competentes evaluar,
monitorear y manejar estos impactos de la manera más apropiada.
Por otra parte, dado que la investigación en bioseguridad esta
siendo realizada principalmente en los laboratorios de los países
desarrollados y que muy pocas pruebas de campo se han llevado
a efecto en los países en desarrollo, no es una sorpresa constatar
que los resultados de las actuales investigaciones obedecen a
parámetros y criterios muy limitados. Esto cuestiona seriamente la
utilidad de los resultados de este tipo de investigación para los
países en desarrollo y para las estrategias de manejo de riesgo
que establecen sus respectivas autoridades nacionales.
La regulación internacional de
la bioseguridad
La Agenda 21, adoptada en la Conferencia de las Naciones
Unidas sobre el Medio Ambiente y el Desarrollo, efectuada en el
año 1992, en su capítulo 16 llama específicamente a la “Gestión
Ecológicamente Racional de la Biotecnología”. Este capítulo
también reconoce que el mundo sólo podrá beneficiarse de la
biotecnología si ésta se aplica de manera segura, resaltando, a su
vez, la importancia de garantizar la seguridad en la investigación,
el desarrollo, la aplicación, el intercambio y la transferencia en
biotecnología, a través de un acuerdo internacional sobre
principios que se apliquen a la evaluación y manejo de riesgos. De
esta forma, a través de Agenda 21, por primera vez los gobiernos
asumen responsabilidad en la consideración de acciones y
cooperación internacional en materia de bioseguridad.
La Convención sobre Diversidad Biológica, acordada también en
1992, aborda el tema de la seguridad en la biotecnología en el
articulo 8 letra g -Conservación In Situ- y en el artículo 19 Manejo de la Biotecnología y Distribución de sus Beneficios-. En el
articulo 8(g), Las Partes de la convención son llamadas a
establecer o mantener medios de regulación, manejo y control de
riesgo, asociados con el uso y la liberación de organismos
genéticamente modificados, como resultado de la biotecnología
moderna, que puedan potencialmente impactar negativamente
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Desarrollo a tener un medio ambiente saludable
sobre la conservación y el uso sustentable de la diversidad
biológica. Por su parte, el artículo 19 llama a las partes a
considerar la necesidad y las modalidades de un protocolo para la
transferencia, el manejo y el uso seguro de organismos
genéticamente modificados, como resultado de la biotecnología
moderna, los cuales puedan potencialmente impactar
negativamente sobre la conservación y uso sustentable de la
diversidad biológica.
En su decisión II/5, la segunda reunión de la Conferencia de las
Partes para la Convención sobre la Diversidad Biológica estableció
un Grupo de trabajo Ad Hoc para desarrollar un protocolo en
bioseguridad. Luego de muchos años de reuniones y discusiones
el texto definitivo del Protocolo sobre Bioseguridad se adopto el
29 de Enero de 2000 en forma de acuerdo suplementario a la
Convención sobre Diversidad Biológica, y entró en vigor el 11 de
Septiembre de 2003. Este Protocolo ha sido ampliamente
adoptado a nivel internacional; ya en abril de 2010, un total de
158 países lo había firmado y ratificado, la mayoría de los cuales
son países en vías de desarrollo. Sin embargo, algunos de los
mayores productores de organismos genéticamente modificados
aún no han firmado el Protocolo (Estados Unidos, Australia), o
bien lo han firmado pero no ratificado (como es el caso de
Argentina, Uruguay y Canadá).
El Protocolo de Cartagena promueve la bioseguridad,
estableciendo reglas prácticas y procedimientos para la
trasferencia, manejo y uso seguro de los organismos
genéticamente modificados, con un foco específico en la
regulación del movimiento transfronterizo de estos organismos.
En primer lugar, el Protocolo se refiere a organismos
genéticamente modificados que se intenten liberar
intencionalmente en el medioambiente (es el caso de semillas) y
con commodities agrícolas genéticamente modificadas (como el
grano utilizado como alimento, para forraje animal o para
alimentos procesados). El Protocolo no incluye fármacos para
humanos (tema que es abordado por otras organizaciones y
acuerdos internacionales), ni productos derivados de los
organismos genéticamente modificados (tales como aceite de
maíz genéticamente modificado o papel de árboles
transgénicos).
Aparte del Protocolo de Cartagena no existe ningún instrumento
internacional global que aborde todos los aspectos relacionados
con el comercio y la utilización de los organismos genéticamente
modificados o sus productos. Sin embargo, un cierto número de
acuerdos internacionales vigentes tiene directa relevancia para la
regulación de los organismos genéticamente modificados y la
bioseguridad, y por lo tanto deben ser considerados cuando al
momento de establecer políticas nacionales y marcos normativos.
(i) Los Acuerdos de la Organización Mundial de Comercio
(OMC), que apuntan a controlar las barreras al comercio
internacional. El propósito primordial de la OMC es facilitar el
libre comercio y busca conseguirlo estableciendo reglas
internacionales para el libre intercambio comercial, sirviendo
como un foro para las negociaciones comerciales y asistiendo a
los países en la resolución de disputas. Existen dos acuerdos de
la OMC que pueden ser relacionados a los cultivos transgénicos.
A ellos concierne la negociación del libre comercio – Acuerdo
sobre Barreras Técnicas al comercio-OTC – y la protección de
la salud pública y los estándares de bienestar de los estados
miembros de la OMC – Acuerdo sobre la Aplicación de
medidas Sanitarias y Fitosanitarias-SPS –
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— 12 —
• El Acuerdo sobre Obstáculos Técnicos al Comercio (OTC).
obliga a los miembros de la OMC a garantizar que sus
normativas nacionales no restrinjan innecesariamente el
comercio internacional. El acuerdo consta de tres componentes
básico: primero; los miembros son estimulados a aceptar la
“equivalencia estándar”, lo cual significa que los estándares de
otros países sean mutuamente reconocidos a través de
contratos explícitos; segundo; promueve el uso de estándares
internacionalmente establecidos y, tercero, exige a los
miembros de la OMC informar respecto de cualquier cambio
relevante en sus políticas. Esto significa que los miembros
deben establecer centros que recopilen toda la información
disponible acerca de los estándares de los productos y sus
regulaciones comerciales. Estos centros deben responder las
preguntas planteadas por otros países y consultar a sus socios
comerciales, según se requiera, de modo que se discutan
aquellos requerimientos relevantes a la hora comerciar.
• El Acuerdo sobre la Aplicación de Medidas Sanitarias y
Fitosanitarias (SPS), permite a los miembros de la OMC
bloquear temporalmente el comercio en el interés de proteger
la salud pública. Sin embargo, tales decisiones deben estar
sustentadas en principios científicos, procesos de evaluación de
riesgo y directrices establecidas con carácter internacional.
Cuando la evidencia científica es insuficiente para determinar la
probabilidad de riesgo surgida de algún producto en particular,
los miembros de la OMC pueden adoptar medidas sobre la
base de la información disponible. Este acuerdo no permite a
los miembros discriminar entre diferentes países exportadores
donde existan condiciones iguales o similares, a menos que
exista suficiente justificación científica para ello.
(ii) El Codex Alimentarius, es un set internacional de códigos de
práctica, directrices y recomendaciones relativas a la seguridad
alimentaria y la salud del consumidor. El Codex fue establecido
por la Comisión Codex Alimentarius, un cuerpo subsidiario de la
Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la
Agricultura (FAO) y la Organización Mundial de la Salud (OMS).
Esta comisión es el principal organismo internacional sobre
estándares alimentarios y representa a más del 95% de la
población mundial. El objetivo principal del Codex es ‘guiar y
promover la elaboración y establecimiento de definiciones y
requerimientos para alimentos, de modo de colaborar en su
armonización y de esa forma facilitar el comercio internacional”.
Los estándares establecidos por el Codex han sido ampliamente
utilizados como punto de referencia en las disputas de comercio
internacional. Son referidos explícitamente y adoptados en el
Acuerdo SPS de la OMC; al tiempo que el Acuerdo OTC se refiere
implícitamente a ellos.
(iii) La Convención Internacional de Protección Fitosanitaria
(IPPC) está destinada a proteger la salud vegetal, evaluando y
manejando los riesgos de plagas. La IPPC establece estándares
para abordar los riesgos de plagas asociados a especies invasivas.
Cualquier organismo genéticamente modificado que pueda ser
considerado una plaga entra en el alcance de este tratado. La
IPPC permite que los gobiernos asuman acciones para prevenir la
introducción y diseminación de tales plagas. También establece
procedimientos para analizar riesgos de plagas, incluyendo los
impactos sobre la vegetación natural. El Secretariado de la IPPC
está en la FAO.
(iv) El Tratado Internacional sobre los recursos Fitogenéticos
para la Alimentación y la Agricultura, es un acuerdo
Protegiendo el Derecho de los Consumidores de Países en
Desarrollo a tener un medio ambiente saludable
multilateral relacionado con el material genético de origen vegetal,
valioso para la agricultura y la alimentación. Los objetivos de este
Tratado son la conservación y el uso sustentable de los recursos
genéticos vegetales y el reparto justo y equitativo de los beneficios
derivados de su uso; tanto como la promoción de la agricultura
sustentable y la seguridad alimentaria. De esta forma, el tratado
apunta a reconocer la enorme contribución de los agricultores a la
diversidad de los cultivos que alimentan al mundo, estableciendo
un sistema global para proveer a los agricultores, a los
desarrolladores de plantas y a los científicos de acceso al material
genético vegetal, asegurando que los receptores compartan los
beneficios derivados del uso de ese material genético, con aquellos
países donde estos recursos se han originado. Los recursos
genéticos están definidos en el tratado como “cualquier material
genético de origen vegetal de presente o potencial valor para la
alimentación y la agricultura”. El Tratado establece un sistema
multilateral de acceso y reparto de beneficios para un número
determinado de cultivos importantes que están bajo manejo y
control de los Estados Partes, así como en el dominio público.
Todos estos acuerdos de comercio, agricultura, seguridad
alimentaria, bioseguridad y temas relacionados intentan operar
juntos y ser mutuamente complementarios. Sin embargo, lograr
evitar potenciales conflictos requiere frecuentemente un profundo
entendimiento de los temas involucrados y un cuidadoso manejo
de los mismos. Mejorar la coordinación entre estos múltiples
regímenes internacionales pertinente reforzar la bioseguridad a
nivel internacional, evitando potenciales conflictos y conciliando los
diversos intereses del comercio, la bioseguridad y otros sectores.
Biotecnología moderna
y países en desarrollo
Actualmente un número cada vez mayor de gobiernos de países
en desarrollo está adoptando y promoviendo el modelo
tecnológico propio de la biotecnología moderna, invirtiendo en
infraestructura y recursos humanos para dar apoyo a programas
nacionales de biotecnología. Asimismo, muchos de estos
gobiernos comienzan también a adoptar políticas que facilitan la
investigación y el desarrollo de la biotecnología, tanto en el sector
público como en el privado. Desafortunadamente, la gran
mayoría de estos esfuerzos gubernamentales no consideran la
necesidad de evaluar y monitorear los posibles efectos en el corto,
mediano y largo plazo de este tipo de tecnologías. Y, por lo
tanto, no consideran políticas, normas, recursos, ni el desarrollo
de capacidades institucionales para tales efectos.
Para poder evaluar de manera integral lo que están haciendo los
diferentes países en desarrollo a este respecto es necesario revisar
y analizar sus respectivas políticas nacionales y determinar si a
través de ellas se está promoviendo o controlando el uso de
biotecnología moderna en sus territorios. Los resultados de un
análisis de este tipo son bastante heterogéneos. En algunos
países, como Argentina y China, las políticas vigentes promueven
explícitamente el desarrollo de la biotecnología moderna,
particularmente la plantación de cultivos transgénicos. No
obstante, también hay un cierto número de países en desarrollo
en los cuales este tipo de cultivo no ha sido oficialmente
aprobado y no se han registrado cambios institucionales
significativos en tal sentido.
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— 13 —
Las tendencias gubernamentales de los países en desarrollo
pueden ser evaluadas muy claramente por medio de la
identificación de las opciones políticas y normativas que éstos
hacen en 6 importantes áreas temáticas: (1) la bioseguridad; (2) la
producción agrícola y la gestión medioambiental; (3) la seguridad
alimentaria y la protección del consumidor; (4) los derechos de
propiedad intelectual; (5) la investigación publico-privada y (6) el
comercio. Revisando las políticas y legislaciones vigentes en cada
una de estas áreas puede determinarse fácilmente la situación de
cada país en desarrollo con relación a la utilización de los
productos de la biotecnología moderna y el manejo de los
impactos potenciales en la salud y el medio ambiente de los
organismos genéticamente modificados.
Entonces, entre las tendencias hacia la promoción y la prevención
emergen 4 posturas elementales, que se corresponden con las
áreas temáticas antes mencionadas.
• Políticas promocionales, que incentivan la propagación de la
biotecnología moderna
• Políticas permisivas, que actúan de manera neutral respecto de
estas nuevas tecnología, que no intentan acelerar, ni demorar
su propagación.
• Políticas precautorias, que por diversas razones intentan
controlar la propagación de los productos de la biotecnología
moderna; particularmente los cultivos y alimentos transgénicos.
• Políticas preventivas, que tienden a bloquear o prohibir la
propagación de nuevas tecnologías.
En este contexto, las decisiones particulares relativas al desarrollo
y la regulación de los cultivos transgénicos tienen lugar en varios
niveles y son influenciadas por diversas políticas y normas
nacionales, además de las disposiciones de los acuerdos
internacionales asumidos por el país en cuestión. Finalmente, se
trata también de las decisiones tomadas por distintas autoridades
nacionales, por comunidades locales, por empresarios agrícolas,
por agricultores individuales, por los supermercados y los
consumidores.
Los países en desarrollo enfrentan el gran desafío de lograr que
sus políticas nacionales hacia los cultivos transgénicos tengan
sentido en el contexto de sus propias necesidades de desarrollo.
Asimismo, enfrentan el desafío de que estas políticas sean
coherentes con el complejo sistema normativo internacional
relevante para el uso y la comercialización de los organismos
genéticamente modificados.
Biotecnología moderna y agricultura
Los organismos genéticamente modificados han sido principalmente desarrollados para la producción agrícola y existe un vínculo
evidente entre estos productos de la biotecnología moderna y la
estructura y las practicas actuales de la agroindustria.
El crecimiento de la industria transgénica ha ido generando un
interés comercial cada vez mayor en ciertos gobiernos y en
grandes empresas relacionadas al rubro agrícola por extender este
tipo de tecnología a todos los países del mundo. Siguiendo esta
tendencia, muchos centros de investigación científica y algunos
organismos internacionales se han dedicado a señalar que la
expansión futura de la utilización de los organismos
genéticamente modificados es una realidad innegable. Así la
Protegiendo el Derecho de los Consumidores de Países en
Desarrollo a tener un medio ambiente saludable
promoción de los productos de la biotecnología moderna por
parte de la industria de los países en desarrollo ha tendido a
silenciar las críticas a esta tendencia.
De acuerdo al Servicio Internacional para la Adquisición de
Aplicaciones de Agro-biotecnología (ISAAA, según sus siglas en
inglés) en 2009 los terrenos cultivados con semillas
genéticamente modificadas llegaron a los 139 millones de
hectáreas. El mismo servicio también indica que en el mundo 25
países cultivaron al menos un cultivo transgénico durante la
temporada 2009 (Fig. 1). Esta información genera la impresión de
que en la mayoría del mundo ya se ha adoptado esta nueva
tecnología en la agricultura. Así, en la Figura 1 los países son
destacados con el único criterio de haber cultivado al menos un
cultivo transgénico durante el 2009.
Sin embargo, resulta fundamental contar con una perspectiva
más específica y detallada respecto de estas afirmaciones y
visualizar claramente la geo-distribución relacionada a la
expansión de los cultivos transgénicos, especialmente teniendo en
cuenta las desproporciones existentes en términos de la adopción
de este tipo de cultivos. Por ejemplo, Estados Unidos representa el
48% del total de la superficie plantada con estos cultivos en el
mundo. Si a ello se suman Brasil y Argentina, resulta que
podemos alcanzar el 80% del total de la producción agrícola de
cultivos transgénicos. Si incorporamos Canadá e India, entonces el
total se eleva a prácticamente el 90%. Esto destaca la enorme
heterogeneidad en la adopción de estos cultivos, algo que se
debe tener en cuenta para poder comprender como la
biotecnología moderna se posiciona en la agricultura mundial.
Basados en información de la Organización para la Agricultura y
la Alimentación (ESSGA, según sus siglas en inglés, 2006) es
posible calcular la superficie plantada con transgénicos en cada
país y compararlo con el área total disponible para propósito
cultivables (Fig. 2). El porcentaje resultante da un indicador
mucho más adecuado que los valores de superficie de producción
absoluta, pues representa el alcance y la escala del cultivo
transgénico en áreas específicas. De acuerdo a este análisis,
Sudamérica es la región donde la agricultura transgénica ha sido
mayoritariamente adoptada, con plantaciones que en algunos
países dan cuenta de más del 60% del total de su territorio
cultivable (Argentina y Paraguay). Esta situación contrasta
claramente con Europa, donde la superficie plantada representa
menos del 1% de la tierra cultivable. Esta cifras muestran
igualmente que algunos países que son comúnmente
considerados como grandes productores de transgénicos (los
casos de India y China), en realidad solo los producen en un
porcentaje relativamente pequeño (<5%) considerando el total de
sus tierras cultivables.
INFORME DEL PROYECTO DE BIOSEGURIDAD DE
CONSUMERS INTERNATIONAL
— 14 —
Protegiendo el Derecho de los Consumidores de Países en
Desarrollo a tener un medio ambiente saludable
Figura 1. Mapa global de países con cultivos de organismos genéticamente modificados (James, 2009)
En este escenario global de producción agrícola industrial los
cultivos más comercializados son solamente cuatro: soya, maíz,
canola y algodón. Los dos atributos añadidos a estas plantas
han sido la resistencia a los herbicidas (especialmente
glyphosato y gluphosinato) y la propiedad de volverse
insecticidas (comúnmente llamadas plantas Bt). Ellos representan
casi el 100% de la producción total de organismos genéticamente
modificados en el mundo. Aunque la producción de otros cultivos
como la remolacha, papaya, alfalfa, tomate, calabaza y pimiento
dulce también son una realidad, la superficie plantada a nivel
mundial es mucho más reducida y está concentrada
principalmente en Estados Unidos, Canadá y China.
Por lo tanto, es importante tener en mente que “los productos de
la biotecnología moderna actualmente comercializados
INFORME DEL PROYECTO DE BIOSEGURIDAD DE
CONSUMERS INTERNATIONAL
— 15 —
Protegiendo el Derecho de los Consumidores de Países en
Desarrollo a tener un medio ambiente saludable
Figura 2. Mapa que muestra la proporción relativa de las superficies plantadas con
organismos genéticamente modificados (Rodríguez-Beltran, 2009)
corresponden, principalmente, a sólo cuatro cultivos y dos
atributos”. Igualmente es importante clarificar que su producción
industrial responde a las necesidades de textiles, aceites, forraje y
aditivos alimenticios y no necesariamente a las necesidades de
alimentos para el consumo humano directo.
Hay registros que muestran que al menos 57 países han aprobado
oficialmente (legalmente) la comercialización en sus mercados de, al
menos, un producto transgénico; especialmente soya y maíz
resistentes a herbicidas. En este caso es importante también dar una
visión mas detallada de la información y recalcar la heterogeneidad
de la aceptación de este tipo de cultivos. Por ejemplo, Japón
representa el 12% del total de autorizaciones a nivel mundial y,
junto a Canadá, Estados Unidos y México representan más del 40%
del total mundial de autorizaciones oficiales.
La introducción de productos de la biotecnología moderna en el
cultivo y la comercialización agrícolas tiene una larga y compleja
historia, que da cuenta de la consolidación de un nuevo
paradigma científico-tecnológico, productivo y comercial, para la
agricultura, en el cual no puede dejar de considerarse el rol de las
empresas multinacionales en la producción y comercialización de
las principales variedades transgénicas y los grandes intereses
económicos en juego, junto al activo rol de promoción de este
tipo de tecnologías que han tenido algunos países desarrollados.
Muchos comparan esta revolución biotecnológica en la
producción agrícola, con la llamada “revolución verde”, pues
estiman que ofrece el potencial de resolver muchos de los
problemas de seguridad alimentaria del mundo. En efecto, desde
su comienzo la revolución verde se propuso el objetivo de
aumentar el rendimiento de los cultivos en los países en
desarrollo, con el propósito de aumentar la disponibilidad de
alimentos. Para ello se utilizaron diversos instrumentos y técnicas
(fertilizantes, herbicidas, pesticidas, maquinaria agrícola,
variedades seleccionadas de alto rendimiento, híbridos),
desarrollados a partir de investigación científica que estuvo en
manos del sector estatal y cuyos resultados fueron de dominio
público. La investigación en biología molecular, que es la base de
la agricultura biotecnológica, también se inició con fondos
públicos, pero en todos los demás aspectos ha seguido una
trayectoria muy distinta a la de la revolución verde.
INFORME DEL PROYECTO DE BIOSEGURIDAD DE
CONSUMERS INTERNATIONAL
— 16 —
La investigación y aplicación de la biotecnología moderna a la
producción agrícola industrial ha sido implementada
principalmente por el sector privado de algunos países
desarrollados, en especial los Estados Unidos, y sus resultados se
encuentran protegidos por derechos de propiedad intelectual
(patentes), lo cual restringe significativamente su uso público.
Mientras que el financiamiento público para la investigación en
agricultura se ha estancado o bien ha decaído, la industria de la
biotecnología moderna ha continuado invirtiendo enormemente
en investigación agrícola, dados los avances normativos en el área
del fortalecimiento del derecho de la propiedad intelectual para
materiales biológicos.
Las biotecnologías usadas y desarrolladas por la agroindustria
reflejan las realidades del mercado y son utilizadas
principalmente para proveer de productos agrícolas a los países
desarrollados. Al mismo tiempo, los productos transgénicos
generados por las empresas privadas han sido creados
específicamente para ser utilizados en la agricultura industrial, de
acuerdo al modelo productivo de los países desarrollados, con un
objetivo netamente comercial.
Hace 20 años atrás existía una gran cantidad de compañías
productoras de semillas, que participaban en el comercio mundial;
en la actualidad, no más de 10 empresas controlan sobre el 40%
del mercado internacional de semillas y 5 compañías
agroquímicas dominan aproximadamente el 70% del mercado
global. Esta concentración atenta directamente contra la
independencia de los países en vías de desarrollo; particularmente
aquellos de producción mayoritariamente agrícola. La cuestión
fundamental detrás de esta revolución biotecnológica es el
control de la cadena de producción agrícola, y la semilla es el
primer eslabón de esta cadena. Quien controle el mercado de las
semillas controlará la oferta de insumos agrícolas y,
particularmente, la oferta de alimentos.
En definitiva, la introducción de la ingeniería genética en la
producción agrícola bajo este esquema industrial, propio de los
países en desarrollo, no sólo determina la forma en que
actualmente se desarrollan los cultivos, quién los maneja y en qué
condiciones, sino que también compromete la diversidad
biológica con monocultivos especializados, dependientes de
paquetes tecnológicos bajo el control de grandes empresas
transnacionales agroquímicas y de semillas, incidiendo además en
el derecho de los agricultores a reutilizar sus semillas.
Agricultura transgénica y países
en desarrollo
Algunos países en vías de desarrollo desempeñan un rol
fundamental en la distribución global de la producción de cultivos
transgénicos, sin embargo, en estos países los cultivos
transgénicos que se producen son exportados a países
desarrollados, principalmente para alimentación animal y
producción de aceite (soya y maíz). Del total de 25 países que
cultivan transgénicos a gran escala, 16 son considerados como
países en desarrollo. Es evidente que países como Brasil,
Argentina, India y China son algunos de los productores de
transgénicos más importantes del mundo, junto con Estado
Unidos y Canadá.
Sin embargo, también es importante reconocer y distinguir las
grandes diferencias que existen al respecto entre los países en
desarrollo, especialmente considerando los variados sistemas de
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Desarrollo a tener un medio ambiente saludable
producción y las restricciones medioambientales que pueden
tener lugar entre estos diversos países, e incluso dentro de los
mismos países. Cuatro amplias zonas agro-ecológicas (tierras
bajas húmedas y peri-húmedas; áreas de colinas y montañas,
áreas irrigadas y naturalmente inundadas, secanos y de lluvias
inciertas), representan el 90% de la producción agrícola en los
países en desarrollo. Entre cada una de estas zonas es posible
encontrar un variado rango de sistema de cultivo, así como una
mezcla de sistemas de producción tradicional y moderna.
Por ejemplo, el sistema agrícola generalmente utilizado para la
producción de transgénicos en países como Brasil, Uruguay y
Argentina se parece más al modelo de agricultura industrial de los
países desarrollados que al modelo de cultivo de subsistencia de
países en desarrollo. Si bien hay algunos países en desarrollo que
pueden ser considerados importantes productores de
transgénicos, en la mayoría de los demás países en desarrollo que
los están cultivando, la producción es aún desarrollada a una
escala muy pequeña (generalmente menor al 1% del total del
área cultivable), lo cual confirma el hecho de que la adopción de
este modelo de agricultura en la mayoría de los países en
desarrollo es aun muy limitado.
También existen diferencias entre los tipos de cultivos que son
adoptados mayoritariamente en cada país. En el caso de India las
solicitudes se presentan fundamentalmente para cultivos
destinados a la producción de textiles, dado que el algodón es un
producto de escala industrial. En Paraguay la soya es producida en
la gran mayoría del territorio, como monocultivo, con exclusivos
fines de exportación, constituyendo una situación muy particular.
Filipinas y Sudáfrica son probablemente los únicos casos de países
con un sistema agrícola basado en el cultivo a pequeña escala
que cultivan transgénicos destinados a producción alimenticia.
Todos los ejemplos anteriores demuestran que existe una
necesidad evidente de realizar un análisis específico de estas
materias, basado en sub regiones; en reemplazo de un análisis
general por grupos de países en desarrollo. La heterogeneidad del
contexto socioeconómico y político, sumado a las diferencias
medioambientales y culturales de cada territorio, demanda una
mirada más realista y una clara comprensión de las situaciones
específicas que tienen lugar en cada país o región. Ello reviste
particular importancia en relación con el análisis de la presencia
de transgénicos en cada país; no sólo en el ámbito agrícola, como
cultivos oficialmente aprobados; sino también en los mercados
informales y en la cadena de producción de alimentos. En cada
caso la presencia de transgénicos podría estar relacionada con
circunstancias políticas, económicas, sociales y medioambientales
específicas. Así, los juicios generalizados sobre los posibles
beneficios y/o riesgos de los cultivos transgénicos para los países
en desarrollo, en tanto que tales, resultan ser bastante limitados.
Aunque la mayoría de los países en desarrollo no estén
actualmente involucrados en el cultivo y la comercialización de
transgénicos, sus gobiernos pueden de todas maneras verse en la
necesidad de regular y desarrollar políticas específicas, dada la
posibilidad de que variedades importadas de cultivos transgénicos
sean liberadas en sus territorios o se importen en sus mercados
"alimentos transgénicos” o alimentos que contengan
ingredientes transgénicos.
Finalmente, la pregunta relevante es cómo y para quién son
desarrollados, producidos y comercializados los cultivos
transgénicos en los países en desarrollo. Si la agricultura
transgénica está siendo dirigida primordialmente por la demanda
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CONSUMERS INTERNATIONAL
— 17 —
surgida de usuarios comerciales de países desarrollados, podría
ser que sólo terminen beneficiándose los agricultores de gran
escala y la industria agro-química; mientras las necesidades de los
agricultores de pequeña escala y de escasos recursos son
desatendidas, tal como muchas de las necesidades de otros
actores sociales importantes. Los países en desarrollo enfrentan la
urgente necesidad de abordar los temas básicos de la seguridad
alimentaria y pueden sentir la tentación de adoptar
apresuradamente una tecnología que podría representar severos
riesgos, particularmente si dichos países carecen de recursos
financieros y técnicos para desarrollar y aplicar regulaciones que
garanticen una utilización segura de los organismos
genéticamente modificados.
Una mirada regional a
los cultivos transgénicos
Para poder evaluar en cada país o región la magnitud de los
eventuales riesgos para el medio ambiente y la salud de las
personas, asociados a la presencia de organismos genéticamente
modificados, resulta fundamental, en primer lugar, poder
identificar qué tipo de organismos genéticamente modificados son
los que están presentes y cuál es la dimensión de dicha presencia.
Las principales fuentes de información para identificar la presencia
de transgénicos son las autorizaciones oficiales otorgada por la
institución competente del país y los respectivos registros públicos
asociados a dicha autorización, ya sea para el cultivo de
organismos genéticamente modificados en una determinada zona
del país o para su importación y/o comercialización en el mercado
interno. Otras fuentes de información relevante son los registros y
datos de las propias empresas productoras e importadores, que
desafortunadamente no suelen estar disponibles al acceso público.
Por otra parte, identificar la presencia de organismos
genéticamente modificados en el ámbito de la investigación
científica es relativamente simple, ya que ésta se lleva a cabo en
espacios contenidos, sujetos a tutela institucional (pública o
privada) y a determinados protocolos de acción, de los cuales
suele existir registros e información asociada. Sin embargo, en lo
que respecta a la producción agrícola y el mercado de bienes y
servicios, la tarea es sumamente difícil y compleja, sobretodo en el
caso de los países en vías desarrollo, en la mayoría de los cuáles
los gobiernos no cuentan con controles pertinentes, ni
metodologías y/o procedimientos de seguimiento y monitoreo
para estos efectos. Esta situación se agrava aún más, si se
consideran además las prácticas informales de comercio e
intercambio transfronterizos.
Considerando las dificultades antes descritas, a continuación se
presenta un breve panorama general sobre la presencia de
cultivos de organismos genéticamente modificados en las
distintas regiones de los ocho países que participaron en el
proyecto. Este panorama refiere información oficial disponible
con respecto a los cultivos agrícolas de gran escala y debería ser
visto como una referencia indicativa, pues no considera los
cultivos no autorizados oficialmente, ni las importaciones
(oficiales y no oficiales), ni la comercialización (formal e informal)
de este tipo de productos.
Sudamérica
En 2009 la plantación agrícola transgénica oficialmente aprobada
en Sudamérica alcanzó 47 millones de hectáreas (James, 2009);
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Desarrollo a tener un medio ambiente saludable
transformando a esta región, después de los Estados Unidos, en el
área más extensa de agricultura biotecnológica industrial en el
mundo. De hecho, Sudamérica representa el 35% de la agricultura
transgénica a nivel mundial y el 80% del total de cultivos
transgénicos plantados en la totalidad de los países en desarrollo.
Sin embargo, es necesario indicar que solo 5 países de la región
son responsables de estas impresionantes cifras: Argentina, Brasil,
Paraguay, Bolivia y Uruguay. También es importante enfatizar que
esta información esta –probablemente- subestimando el total real
de material transgénico plantado en la región.
Como tendencia general, al menos en los 5 países mencionados
anteriormente, el área plantada con cultivos transgénicos
continua creciendo a un ritmo acelerado, sin que existan medidas
institucionales, de carácter regional o nacional, para monitorear y
detectar efectos a mediano y largo plazo. La falta de instituciones
independientes y de medidas de cooperación en materia de
bioseguridad en la región es realmente preocupante.
La situación en esta región es compleja porque la agricultura
transgénica se ha convertido en un actor fundamental y, en
algunos casos, el actor principal. Por ejemplo, en el caso de
Argentina, el porcentaje de terreno utilizado para el cultivo de
organismos genéticamente modificados representa el 63% del
total cultivable del país; en Paraguay el área plantada con cultivos
transgénicos representa la mitad del área cultivable total. (Ver
Tabla 2). Estos dos países representan un porcentaje mayor de
cultivos transgénicos que los Estados Unidos. De hecho, solo 5
países en el mundo cultivan transgénicos en más del 20% de su
superficie cultivable total, de los cuales 4 están en Sudamérica.
Tabla 2 Porcentaje total de áreas de transgénicos cultivados para
los mayores países productores de OGMs en el mundo. En color
rojo, aquellos países que pertenecen a Sudamérica.
Mayores países
productores
de OGMs1
Porcentaje de tierra
utilizada en OGMs (área
cultivada con OGMs/ área
total cultivable)2
1. Estados Unidos
31
2. Argentina
63
3. Brasil
20
4. Canadá
13
5. India
2
6. China
2
7. Paraguay
47
8. Súd-Africa
9
9. Uruguay
30
1
Listado de países que cultivan más de 0.4 millones de hectáreas en
orden descendiente (James, 2007)
2
Cálculos basados en información reunida por James, 2007 y ESSGA,
2006.
INFORME DEL PROYECTO DE BIOSEGURIDAD DE
CONSUMERS INTERNATIONAL
— 18 —
Además, dada la situación antes descrita, existe un serio riesgo
potencial para la biodiversidad. Cinco del total de los países
calificados como mega diversos en el mundo (definido por en
Centro Mundial de Monitoreo de Conservación, UNEP según sus
siglas en inglés) se encuentran en esta región. Adicionalmente a
su enorme riqueza en biodiversidad y al endemismo de sus
especies nativas, la región presenta una agrobiodiversidad
altamente diversa, caracterizada por enormes extensiones de
plantaciones de maíz, patata, poroto, pimienta, zapallo, tomate y,
en menor medida; algodón, arroz, pepino y melón.
Aunque la mayoría de la producción transgénica de la región esta
destinada a las exportaciones, sería necesario realizar un análisis
similar en relación con la presencia de transgénicos en el mercado
interno y en el sistema de distribución de alimentos,
particularmente en estos 5 países y en todos aquellos que son sus
vecinos geográficos. Considerando estos enormes niveles de
producción agrícola transgénica, es muy probable que los
transgénicos estén presenten en muchas áreas, aun desconocidas.
África del Norte y África Oeste
En el caso de esta región, la escala de la agricultura transgénica es
muy reducida. Durante los años recientes sólo Burkina Faso ha
producido oficialmente transgénicos en un nivel significativo, a
través de sus plantaciones de algodón Bt. En 2009 Egipto también
comenzó a producir maíz transgénico. Sin embargo, es imposible
evaluar con certeza cuál es el alcance de estos cultivos y su impacto
en los países vecinos, debido a marcos regulatorios deficientes y a
la falta de investigación y estrategias de monitoreo y evaluación.
Existe incertidumbre en relación con la presencia de transgénicos
en el mercado interno y en la cadena alimenticia, debido a que no
hay instrumentos de trazabilidad, por una parte, y al hecho de
que hay una significativa cantidad de ayuda alimentaria, que
ingresa a varios países de esta región. Por lo tanto es muy
razonable creer que exista una importante presencia de
transgénicos en los productos alimenticios y en toda la cadena
nacional de distribución de alimentos (maíz, poroto soya, arroz),
aunque éstos no han sido aprobados oficialmente para
producción agrícola en la mayoría de los países de la región.
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Desarrollo a tener un medio ambiente saludable
comercializados a gran escala es parte importante de la dieta de
la población. Sin embargo, esta situación podría cambiar muy
pronto dado el nuevo interés en producir arroz y trigo transgénico
(granos de consumo básico en la región). Hasta ahora el
desarrollo del trigo transgénico se ha contenido, especialmente
debido a razones comerciales, sin embargo las iniciativas de
investigación han incrementado las presiones para autorizar la
producción agrícola comercial en esta área.
Debido a la situación actual en que prácticamente no existen aún
cultivos transgénicos autorizados para producción agrícola, esta
región se encuentra en una posición más bien interesante, pues
tiene el potencial de comenzar a trabajar en el diseño de
estrategias de monitoreo y evaluación de riesgo y de adoptar los
marcos legales pertinentes antes de la llegada de flujos
importantes de transgénicos.
Sudeste Asiático
En el Sudeste asiático el único país que oficialmente produce
transgénicos a gran escala es Filipinas, con el cultivo de maíz
transgénico. Debido a prácticas agrícolas tradicionales de
introgresión y guarda de semillas Filipinas es un lugar donde es muy
probable encontrar variedades “piratas” que contienen constructos
genéticos derivados de organismos genéticamente modificados.
En el caso del resto de la región la situación es bastante diferente,
ya que no hay otro país que tenga una producción significativa de
cultivos transgénicos. Como en otras regiones, el deficiente o
inexistente marco regulatorio y la falta de procedimientos y
estrategias de evaluación y monitoreo, hacen muy difícil
determinar el real impacto de la presencia de organismos
genéticamente modificados.
Hay incertidumbre en relación con la presencia de transgénicos en
el mercado interno y en la cadena de alimentos. En alguno países,
como Malasia, ciertos tipos de transgénicos han sido autorizados
para la comercialización en el mercado interno (soya). En un
futuro cercano el desarrollo de arroz transgénico y la
comercialización de papaya transgénica presentarán importantes
desafíos a la región, particularmente dada la masividad de su
consumo local.
África del Sur y África del Este
En esta región sólo Sudáfrica produce oficialmente cultivos
transgénicos (principalmente maíz, pero también soya y algodón,
en menor escala). Sin considerar a Sudáfrica, la escala de la
agricultura transgénica de esta región resulta realmente
insignificante.
Como en el caso de África del Norte y África del Oeste, no hay
certeza en relación con la presencia de transgénicos en los
mercados internos y en la cadena de distribución de alimentos. El
principal interés en cuanto a la posible presencia de transgénicos
esta relacionado con el maíz. Se puede suponer un significativo
movimiento transfronterizo de semillas de maíz, especialmente
dado que éste se encuentra disponible comercialmente en
Sudáfrica. Por otro lado, esta también es una región que recibe
importantes cantidades de ayuda alimentaria.
Asia Central
En la mayoría de los países de Asia Central los transgénicos no
han sido oficialmente autorizados para cultivo. En cuanto a su
presencia en el mercado interno y en la cadena de distribución de
alimentos, ninguno de los productos transgénicos actualmente
El Protocolo de Cartagena sobre
bioseguridad
El Protocolo de Cartagena establece un conjunto internacional de
normas y procedimientos para la transferencia, manejo y uso
seguro de los organismos genéticamente modificados, con un
foco específico en la regulación de movimientos transfronterizos
de organismos vivientes modificados que puedan presentar
afectos adversos en la conservación y uso sustentable de la
diversidad biológica.
El Protocolo establece dos grupos separados de procedimientos;
uno para organismos genéticamente modificados que van a ser
introducidos intencionalmente en el medioambiente y otro para
organismos genéticamente modificados que serán directamente
utilizados como alimentos, alimento animal o insumo para
alimentos procesados. Ambos procedimientos fueron diseñados
para asegurar que los países receptores reciban la información
que requieren para poder decidir informadamente respecto de la
aceptación de importaciones de organismos transgénicos.
INFORME DEL PROYECTO DE BIOSEGURIDAD DE
CONSUMERS INTERNATIONAL
— 19 —
Por medio de este conjunto de normas internacionales el
Protocolo de Cartagena otorga significativos beneficios a los
Estados Partes, especialmente en lo que se refiere a garantizar la
transparencia en los movimientos transfronterizos de organismos
genéticamente modificados y en la aplicación de los
procedimientos adecuados a las importaciones. Al mismo tiempo,
el Protocolo establece un mecanismo institucional, a través del
cual se promueve la implementación nacional y el dialogo y la
cooperación continuos entre los Estados Partes. El objetivo central
es proveer un grado de certeza legal en el campo de la regulación
internacional de la bioseguridad.
Los desafíos actuales de la bioseguridad, particularmente en el
contexto actual de un comercio global creciente, hacen que un
régimen legal internacional sea un requisito fundamental. Sólo será
posible alcanzar estándares mínimos en bioseguridad a través de
normas compartidas y de una estrategia coordinada entre países.
Implementación del Protocolo
de Cartagena
En cuanto a la implementación del protocolo de Cartagena a nivel
nacional, el Artículo 2 establece principios y reglas generales
básicas, que las Partes deben considerar y observar en sus
respectivos procesos de implementación y en el desarrollo de
políticas y normas nacionales de bioseguridad.
Artículo 2. Disposiciones Generales
1. Cada Parte tomará las medidas legislativas, administrativas y
de otro tipo, necesarias y convenientes para cumplir sus
obligaciones dimanantes del presente Protocolo.
2. Las Partes velarán por que el desarrollo, la manipulación, el
transporte, la utilización, la transferencia y la liberación de
cualesquiera organismos vivos modificados se realicen de
forma que se eviten o se reduzcan los riesgos para la
diversidad biológica, teniendo también en cuenta los riesgos
para la salud humana.
3. El presente Protocolo no afectará en modo alguno a la
soberanía de los Estados sobre su mar territorial establecida de
acuerdo con el derecho internacional, ni a los derechos
soberanos ni la jurisdicción de los Estados sobre sus zonas
económicas exclusivas y sus plataformas continentales de
conformidad con el derecho internacional, ni al ejercicio por
los buques y las aeronaves de todos los Estados de los
derechos y las libertades de navegación establecidos en el
derecho internacional y recogidos en los instrumentos
internacionales pertinentes .
4. Ninguna disposición del presente Protocolo se interpretará
en un sentido que restrinja el derecho de una Parte a adoptar
medidas más estrictas para proteger la conservación y la
utilización sustentable de la diversidad biológica que las
establecidas en el Protocolo, siempre que esas medidas sean
compatibles con el objetivo y las disposiciones del presente
Protocolo y conformes con las demás obligaciones de esa Parte
dimanantes del derecho internacional.
5. Se alienta a las Partes a tener en cuenta, según proceda, los
conocimientos especializados, los instrumentos disponibles, y
la labor emprendida en los foros internacionales competentes
en la esfera de los riesgos para la salud humana.
Protegiendo el Derecho de los Consumidores de Países en
Desarrollo a tener un medio ambiente saludable
El Protocolo de Cartagena empodera a los gobiernos para decidir
si dentro de sus fronteras aceptan o no la importación de
organismos genéticamente modificados, sobre la base de
evaluaciones de riesgo. Estas evaluaciones apuntan a identificar y
evaluar los potenciales efectos adversos que un organismo
genéticamente modificado puede tener sobre la conservación y
uso sustentable de la biodiversidad, en aquellos ambientes
receptores. La evaluación debe ser abordada de modo científico,
utilizando técnicas reconocidas de evaluación de riesgos. Un país
que considera otorgar un permiso a la importación de organismos
genéticamente modificados, tiene la responsabilidad de asegurar
que se lleve a cabo la respectiva evaluación de riesgo y tiene el
derecho de exigir al exportador que realice esta tarea o que
asuma el costo de la misma.
Los gobiernos deben, asimismo, adoptar medidas para el manejo de
cualquier riesgo identificado en la evaluación respectiva. Un marco
de manejo efectivo de riesgo debe al menos considerar sistemas de
monitoreo, programas de investigación, capacitación técnica y una
coordinación interna entre agencias y servicios de gobierno.
Artículo 15. Evaluación de Riesgo
1. Las evaluaciones del riesgo que se realicen en virtud del
presente Protocolo se llevarán a cabo con arreglo a
procedimientos científicos sólidos, de conformidad con el
anexo III y teniendo en cuenta las técnicas reconocidas de
evaluación del riesgo. Esas evaluaciones del riesgo se basarán
como mínimo en la información facilitada de conformidad con
el artículo 8 y otras pruebas científicas disponibles para
determinar y evaluar los posibles efectos adversos de los
organismos vivos modificados para la conservación y la
utilización sustentable de la diversidad biológica, teniendo
también en cuenta los riesgos para la salud humana.
2. La Parte de importación velará por que se realicen
evaluaciones del riesgo para adoptar decisiones en virtud del
artículo 10. La Parte de importación podrá requerir al
exportador que realice la evaluación del riesgo.
3. El notificador deberá hacerse cargo de los costos de la
evaluación del riesgo si así lo requiere la Parte de importación.
Artículo 16. Gestión del Riesgo
1. Las Partes, teniendo en cuenta el inciso g) del artículo 8 del
Convenio, establecerán y mantendrán mecanismos, medidas y
estrategias adecuadas para regular, gestionar y controlar los
riesgos determinados con arreglo a las disposiciones sobre
evaluación del riesgo del presente Protocolo relacionados con
la utilización, la manipulación y el movimiento transfronterizo
de organismos vivos modificados.
2. Se impondrán medidas basadas en la evaluación del riesgo
en la medida necesaria para evitar efectos adversos de los
organismos vivos modificados en la conservación y la
utilización sustentable de la diversidad biológica, teniendo
también en cuenta los riesgos para la salud humana, en el
territorio de la Parte de importación.
3. Cada Parte tomará las medidas oportunas para prevenir los
movimientos transfronterizos involuntarios de organismos vivos
modificados, incluidas medidas como la exigencia de que se
realice una evaluación del riesgo antes de la primera liberación
de un organismo vivo modificado.
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— 20 —
4. Sin perjuicio de lo dispuesto en el párrafo 2 supra, cada
Parte tratará de asegurar que cualquier organismo vivo
modificado, ya sea importado o desarrollado en el país, haya
pasado por un período de observación apropiado a su ciclo
vital o a su tiempo de generación antes de que se le dé su
uso previsto.
5. Las Partes cooperarán con miras a:
(a) Determinar los organismos vivos modificados o los
rasgos específicos de organismos vivos modificados que
puedan tener efectos adversos para la conservación y la
utilización sustentable de la diversidad biológica, teniendo
también en cuenta los riesgos para la salud humana; y
(b) Adoptar las medidas adecuadas para el tratamiento de
esos organismos vivos modificados o rasgos específicos.
Protegiendo el Derecho de los Consumidores de Países en
Desarrollo a tener un medio ambiente saludable
cuando sea posible, a otros mecanismos internacionales de
intercambio de información sobre seguridad de la
biotecnología.
3. Sin perjuicio de la protección de la información confidencial,
cada Parte proporcionará al Centro de Intercambio de
Información sobre Seguridad de la Biotecnología cualquier
información que haya que facilitar al Centro de Intercambio de
Información sobre Seguridad de la Biotecnología en virtud del
presente Protocolo y también información sobre:
(a) Leyes, reglamentos y directrices nacionales existentes
para la aplicación del Protocolo, así como la información
requerida por las Partes para el procedimiento de acuerdo
fundamentado previo;
(b) Acuerdos y arreglos bilaterales, regionales y
multilaterales;
El Protocolo establece un Centro de Intercambio de Información
sobre Seguridad de la Biotecnología para facilitar el intercambio
de información legal, medioambiental, técnica o científica,
además de asistir a las partes en la implementación del
Protocolo. Los gobiernos intercambian esta información a través
del Centro de Intercambio de Información y deben basar sus
decisiones sobre evaluaciones de riesgo científicamente
probadas en el principio precautorio. Ello significa que un
gobierno podría decidir -sobre la base de la precaución- no
permitir la importación de un determinado organismo
genéticamente modificado.
(c) Resúmenes de sus evaluaciones del riesgo o exámenes
ambientales de organismos vivos modificados que se hayan
realizado como consecuencia de su proceso reglamentario y
de conformidad con el artículo 15, incluida, cuando
proceda, información pertinente sobre productos derivados
de los organismos vivos modificados, es decir, materiales
procesados que tienen su origen en un organismo vivo
modificado, que contengan combinaciones nuevas
detectables de material genético replicable que se hayan
obtenido mediante la aplicación de la biotecnología
moderna;
El Protocolo requiere además que cada gobierno notifique y
consulte a otros gobiernos afectados o potencialmente afectados,
en cuanto se de cuenta que organismos genéticamente
modificados bajo su jurisdicción podrían cruzar las fronteras
internacionales, debido a comercio ilegal o liberación en el medio
ambiente. Lo cual los habilita a tomar medidas de emergencia u
otras acciones apropiadas. Esto se aplica tanto a productos
transgénicos comercializados internacionalmente como a los
producidos domésticamente.
(d) Sus decisiones definitivas acerca de la importación o
liberación de organismos vivos modificados; y
Artículo 20. Intercambio de información y el Centro de
Intercambio de Información sobre Seguridad de la
Biotecnología
1. Queda establecido un Centro de Intercambio de
Información sobre Seguridad de la Biotecnología como parte
del mecanismo de facilitación a que se hace referencia en el
párrafo 3 del artículo 18 del Convenio, con el fin de:
(a) Facilitar el intercambio de información y experiencia
científica, técnica, ambiental y jurídica en relación con los
organismos vivos modificados; y
(b) Prestar asistencia a las Partes en la aplicación del
Protocolo, teniendo los países menos adelantados y los
pequeños Estados insulares en desarrollo, y de los países con
economías en transición, así como de los países que son
centros de origen y centros de diversidad genética.
2. El Centro de Intercambio de Información sobre Seguridad de
la Biotecnología será un medio para difundir información a
efectos del párrafo 1 supra. Facilitará el acceso a la
información de interés para la aplicación del Protocolo
proporcionada por las Partes. También facilitará el acceso,
(e) Los informes que se le hayan presentado en virtud del
artículo 33, incluidos los informes sobre la aplicación del
procedimiento de acuerdo fundamentado previo.
4. La Conferencia de las Partes que actúa como reunión de las
Partes en el presente Protocolo, en su primera reunión,
examinará las modalidades de funcionamiento del Centro de
Intercambio de Información sobre Seguridad de la
Biotecnología, incluidos los informes sobre sus actividades,
adoptará decisiones respecto de esas modalidades y las
mantendrá en examen en lo sucesivo.
El Protocolo pone en práctica el principio de precaución no
sólo sobre la biodiversidad, sino también sobre los
potenciales riesgos para la salud humana, estableciendo que
éstos deben ser “tenidos en cuenta”. De mismo modo, da a
los países importadores el derecho a tomar en cuenta
consideraciones socioeconómicas (en la medida en que sus
acciones sean “consistentes con sus obligaciones
internacionales”). Tales consideraciones podrían incluir el
riesgo de que importaciones de alimentos genéticamente
modificados puedan reemplazar cultivos tradicionales,
menoscabar culturas y tradiciones locales o reducir el valor de
la biodiversidad de comunidades indígenas.
Artículo 26. Consideraciones Socioeconómicas
1. Las Partes, al adoptar una decisión sobre la importación con
arreglo a las medidas nacionales que rigen la aplicación del
presente Protocolo, podrán tener en cuenta, de forma
INFORME DEL PROYECTO DE BIOSEGURIDAD DE
CONSUMERS INTERNATIONAL
— 21 —
compatible con sus obligaciones internacionales, las
consideraciones socioeconómicas resultantes de los efectos de
los organismos vivos modificados para la conservación y la
utilización sustentable de la diversidad biológica,
especialmente en relación con el valor que la diversidad
biológica tiene para las comunidades indígenas y locales.
2. Se alienta a las Partes a cooperar en la esfera del
intercambio de información e investigación sobre los efectos
socioeconómicos de los organismos vivos modificados,
especialmente en las comunidades indígenas y locales.
Finalmente, el Protocolo llama a la cooperación en la promoción
de conciencia pública respecto de la transferencia, manipulación y
uso seguro de los organismos genéticamente modificados,
subrayando especialmente la importancia de la educación. Al
mismo tiempo, hace un llamado a que el público sea consultado
en la toma de decisiones respecto de los organismos
genéticamente modificados y la bioseguridad. Las personas, las
comunidades y las organizaciones no gubernamentales deberían
ser incorporados en este proceso de participación. Esto permite a
las personas contribuir a las decisiones que asumen los gobiernos,
promoviendo de esta manera una toma de decisiones
transparente e informada.
Protegiendo el Derecho de los Consumidores de Países en
Desarrollo a tener un medio ambiente saludable
Marcos Normativos Nacionales
de Bioseguridad
Mientras el Protocolo de Cartagena entrega las bases normativas
mínimas, los marcos normativos nacionales pueden ser más
restrictivos en sus regulaciones, conforme al contexto ambiental y
social de cada país y sus respectivas prioridades e intereses
nacionales. De esta forma, los marcos legales determinan en cada
país las normas para la aceptación o rechazo de los organismos
genéticamente modificados en un contexto específico.
Un marco nacional de bioseguridad debería obedecer a una
combinación de instrumentos técnicos, administrativos, legales y
políticos, establecidos para abordar la seguridad para el
medioambiente y la salud humana en relación con los organismos
genéticamente modificados y el desarrollo de la biotecnología
moderna. Bajo condiciones ideales, un marco nacional adecuado capaz de asegurar estándares efectivos en bioseguridad- debería
ser diseñado en base a un sistema integral y conforme a un plan
comprehensivo. De esta manera, el desarrollo y la implementación
un marco nacional de bioseguridad debería, al menos, considerar
la integración de los siguientes elementos:
• Políticas nacionales, estrategias y agendas de investigación
sobre bioseguridad;
• Inventarios, evaluaciones, monitoreos y gestión de riesgos;
Artículo 23. Concienciación y Participación del Público
1. Las Partes:
(a) Fomentarán y facilitarán la concienciación, educación y
participación del público relativas a la seguridad de la
transferencia, manipulación y utilización de los organismos
vivos modificados en relación con la conservación y la
utilización sustentable de la diversidad biológica, teniendo
también en cuenta los riesgos para la salud humana. Para
ello, las Partes cooperarán, según proceda, con otros Estados
y órganos internacionales;
(b) Procurarán asegurar que la concienciación y educación
del público incluya el acceso a la información sobre
organismos vivos modificados identificados de conformidad
con el presente Protocolo que puedan ser importados.
2. Las Partes, de conformidad con sus leyes y
reglamentaciones respectivas, celebrarán consultas con el
público en el proceso de adopción de decisiones en relación
con organismos vivos modificados y darán a conocer al
público los resultados de esas decisiones, respetando la
información confidencial según lo dispuesto en el
artículo 21.
3. Cada Parte velará por que su población conozca el modo de
acceder al Centro de Intercambio de Información sobre
Seguridad de la Biotecnología.
En la mayoría de los casos, particularmente en los países en desarrollo, una implementación nacional exitosa del protocolo es contingente con el desarrollo nacional de capacidad en bioseguridad.
El Protocolo establece claramente que las Partes deben desarrollar
o tener acceso a “la capacidad necesaria para actuar y responder
conforme a sus derechos y obligaciones.”
• Conocimientos, habilidades y capacidades técnicas para
asegurar la bioseguridad, y
• Un régimen normativo nacional, junto a la adecuada
implementación de las normas respectivas.
Las políticas y las estrategias gubernamentales, junto a las
agendas de investigación sobre biotecnología y bioseguridad, los
inventarios y evaluaciones de riesgo, entregan los fundamentos
operativos para el debido funcionamiento del régimen normativo.
El conocimiento, las habilidades y las capacidades técnicas
configuran el medio desde el cual debe surgir el desarrollo del
régimen normativo y desde donde su implementación debería
tener lugar.
La política nacional de bioseguridad, formulada con anterioridad a
la existencia de un régimen normativo o posteriormente, debería
servir para articular un sistema integral, en el cual una serie de
objetivos aparentemente diversos, tales como el desarrollo
económico, la protección medioambiental y la salud pública,
puedan ser integrados. Sólo de esta forma una política nacional
de bioseguridad será capaz de armonizar los objetivos propios de
la bioseguridad con otros objetivos de interés nacional,
relacionados con la alimentación, la agricultura, el medioambiente
y el desarrollo sustentable. Por lo tanto, el diseño de dicha política
es fundamental, en tanto que ésta es el instrumento destinado a
establecer el conjunto de principios que guían el desarrollo y la
implementación del marco normativo de bioseguridad. La política
articula la estrategia nacional en esta materia, así como las metas
y los objetivos del respectivo régimen normativo. Así, la política
nacional de bioseguridad sirve para integrar consideraciones
políticas, sociales, éticas, sanitarias, económicas, y
medioambientales en las decisiones que involucran el uso seguro
y apropiado de los productos y métodos propios de la
biotecnología moderna.
Aunque existen razones de diversa índole para regular la
producción y utilización de los organismos genéticamente
— 22 —
modificados, cualquier régimen normativo destinado a tal efecto
debería, por lo menos, ocuparse de la protección de la salud de
las personas y del cuidado del medio ambiente. En ambos casos
se debe considerar la identificación, el control y el manejo de los
posibles riesgos derivados de una liberación intencional de
organismos genéticamente modificados en el medio ambiente.
De modo tal, que si un régimen normativo adecuado es
debidamente implementado, la salud humana debería estar
protegida, ya que sólo se comercializaría productos y servicios
seguros. De manera similar, el medioambiente estaría también
protegido, si los riesgos medioambientales propios de cada cultivo
transgénico son debidamente identificados y analizados, antes de
que estos cultivos sean liberados en el medio ambiente. A su vez,
tales riesgos serían minimizados y/o manejados efectivamente,
con anterioridad a la liberación. Entonces, los consumidores
tendrían mayor confianza en el proceso normativo y en las
determinaciones resultantes.
De este modo, el objetivo propio de un régimen normativo en
materia de bioseguridad es la protección del medio ambiente en
el contexto del desarrollo y la utilización de organismos
genéticamente modificados. Adicionalmente a este objetivo,
algunos sistemas jurídicos pueden tener otros objetivos
complementarios, tales como “la seguridad alimentaria” o “la
aceptabilidad social de la aplicación de de la biotecnología
moderna”. Una vez definidos los objetivos, el ámbito de
regulación del sistema normativo puede tener un alcance
específico, tal como la simple regulación de la liberación de
organismos genéticamente modificados en el medio ambiente, o
un alcance más amplio, tal como la regulación de su utilización
para fines de investigación en laboratorios, para la liberación en el
medio ambiente, para la autorización de entrada en el mercado
de bienes y servicios, para la importación y exportación, etc.
Si bien no existe una regla determinada respecto de cuan amplio
o estrecho debería ser el alcance de un régimen normativo en
esta materia, es importante tener en cuenta que en varios países
temas que son diferentes son frecuentemente regulados por
distintos regímenes jurídicos. Es por esta razón que en algunos
países la seguridad ambiental de los organismos genéticamente
modificados es abordada por un régimen normativo determinado,
mientras que la seguridad alimentaria de los productos
transgénicos es tratada por otro régimen normativo y, además,
ocurre que ciertos elementos también relacionados a los
organismos genéticamente modificados, tales como el registro de
semillas, son abordados por otro marco normativo. La
consecuencia de esto es que ciertas conductas, como por ejemplo
la puesta en el mercado de semillas de organismos genéticamente
modificados, destinadas al consumo, pueden requerir tres tipos
de autorizaciones normativas distintas; una sobre la base de la
regulación medioambiental, otra sobre la base de la regulación
alimentaria y otra sobre la base de la regulación agrícola. Lo cual
viene a demostrar cuan importante es contar con una política
nacional integral sobre el tema.
En el proceso de desarrollar un régimen normativo adecuado para
regular la bioseguridad, algunos países han hecho uso de
instituciones y estructuras normativas existentes, tales como sus
respectivas agencias de protección ambiental y la correspondiente
legislación general de protección ambiental o el ministerio de
agricultura y la legislación agrícola; mientras otros países han
creado nuevas instituciones y adoptado normativas especificas
para la bioseguridad. Otros países han utilizado sus instituciones y
estructuras normativas existentes, para regular ciertos aspectos
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Desarrollo a tener un medio ambiente saludable
flickr.com/photos/croptrust/4577899280
INFORME DEL PROYECTO DE BIOSEGURIDAD DE
CONSUMERS INTERNATIONAL
del marco nacional de bioseguridad y desarrollando nuevas
instituciones y normas para regular los demás aspectos. En tal
contexto, los acuerdos político-institucionales son los que definen
los mandatos generales y las responsabilidades que las
organizaciones gubernamentales requieren para la
implementación de los correspondientes regímenes normativos. El
poder determinar en forma concreta cómo constituir un marco de
bioseguridad dependerá directamente de las prácticas y
estructuras normativas existentes en cada país y de los intereses y
prioridades nacionales, además de las obligaciones contraídas por
el país a través de acuerdos internacionales.
En general, la implementación de un régimen de bioseguridad
debe considerar el establecimiento de mecanismos apropiados de
evaluación, manejo y comunicación de riesgos, teniendo en
cuenta las correspondientes restricciones técnicas y financieras del
país. Dicha implementación debe, además, cumplir con ciertos
requerimientos básicos, tales como: una definición clara de la
estructura normativa e institucional por parte del marco
normativo; una dotación de funcionarios de gobierno
responsables y capacitados en el tema; un sistema de evaluación y
monitoreo basado en información científica actualizada, y, de ser
necesario, mecanismos de retroalimentación para incorporar al
sistema la información de monitoreo y revisión.
Las actividades de fiscalización, derivadas del marco normativo,
son esenciales para asegurar la bioseguridad e infundir confianza
en el proceso. Un marco de bioseguridad efectivo requiere una
autoridad adecuada para llevar adelante dichas actividades de
fiscalización; tales como inspecciones, muestreos y monitoreo de
productos agrícolas y alimenticios, retiro de productos no seguros
del mercado, control de actividades que dañan el medio
ambiente, sanción de infracciones, etc.
Los temas de información pública y participación ciudadana están
directamente relacionados con el grado de transparencia que
tenga un sistema normativo y con el grado en el que el público
pueda participar en la toma de decisiones de dicho sistema
normativo. Así, la transparencia se refiere a la cantidad y al nivel
de información que proveen los gobiernos acerca de por qué y
cómo se regulan ciertos productos y servicios, sobre cómo se
toman ciertas decisiones y se desarrollan ciertas evaluaciones. La
transparencia pude relacionarse también con la independencia y
objetividad de aquellos que toman las decisiones.
Aunque están vinculadas, la información pública y la participación
ciudadana no siempre coinciden, ya que es posible tener un
INFORME DEL PROYECTO DE BIOSEGURIDAD DE
CONSUMERS INTERNATIONAL
— 23 —
proceso abierto y transparente, que -sin embargo- no involucre
participación pública. Las políticas gubernamentales en materias
de transparencia determinarán, entre otros; el grado en el cual el
público y los grupos de interés contribuirán al desarrollo de una
política nacional de bioseguridad, el grado en el cual el público
tendrá acceso a información sobre el sistema de bioseguridad, las
oportunidades para la participación pública en el proceso de
evaluación de riesgos y toma de decisión. Por su parte, la
participación ciudadana en el desarrollo e implementación de un
sistema nacional de bioseguridad es esencial y, ciertamente, el
factor más significativo en la determinación del nivel de confianza
pública en la evaluación y manejo de los riesgos asociados a los
organismos genéticamente modificados y en la confianza de los
consumidores en la seguridad del sistema.
Las oportunidades para la participación ciudadana reflejarán
necesariamente la política y la cultura institucional propias de
cada país. Aquellos países con una historia de compromiso
ciudadano en el desarrollo de políticas tendrán más opciones de
incluir al público en el proceso de desarrollo de un sistema
nacional de bioseguridad.
Los marcos normativos nacionales sobre bioseguridad son
mandatorios para las Partes del Protocolo de Cartagena y
actualmente la mayoría de los países ya los adoptado y están en
proceso de implementar sus sistemas de bioseguridad. Sin
embargo, construir un sistema de este tipo y hacerlo operativo es,
ciertamente, una tarea muy compleja, debido al hecho de que no
existe una fórmula normativa ideal, que sea capaz de reflejar la
heterogeneidad nacional, en los aspectos culturales, sociales,
políticos, financieros, medioambientales y científicos.
Desafortunadamente, en muchos países en desarrollo las normas
de bioseguridad han sido frecuentemente desarrolladas e
implementadas de manera fragmentada, en respuesta a las
demandas o necesidades urgentes del momento, desconociendo
las complejidades del tema y siendo incapaces de abordar
efectivamente los muchos desafíos que imponen el desarrollo y la
utilización de la biotecnología moderna y sus productos.
Revisión general del proyecto
de bioseguridad de CI
En los últimos años las preocupaciones sobre el tema de la
bioseguridad se han agudizado, particularmente en los países en
desarrollo, debido a la creciente presión para introducir cultivos
transgénicos en sus territorios, a pesar de la falta de capacidad
normativa y técnica. Muchos países en desarrollo han dado los
primeros pasos positivos, al ratificar el Protocolo de Cartagena, sin
embargo la sola ratificación del Protocolo es insuficiente para
alcanzar los objetivos elementales de la bioseguridad. Atendiendo
a esta situación, Consumers International desarrolló su proyecto
de bioseguridad, con el fin de reforzar la capacidad de las
organizaciones de consumidores en los países en desarrollo para
participar con otras organizaciones y sus respectivos gobiernos,
consumidores y otros actores relevantes en el proceso de
implementación del Protocolo de Cartagena y en el proceso de
desarrollo de sus marcos normativos nacionales; permitiendo, de
esta forma, que las organizaciones de consumidores cumplan un
rol importante en la sensibilización de la sociedad civil, las
autoridades de gobiernos y los consumidores en lo que constituye
un sistema adecuado de bioseguridad. Impulsando, de este
Protegiendo el Derecho de los Consumidores de Países en
Desarrollo a tener un medio ambiente saludable
modo, un mayor debate social acerca de la importancia de
proteger el derecho de los consumidores a un medio ambiente
sustentable.
Entonces, el proyecto de bioseguridad de Consumers
International se orienta a permitir a los consumidores ejercer su
derecho a estar informados y a elegir, fortaleciendo la capacidad
de la sociedad civil para generar información confiable sobre los
organismos genéticamente modificados e influenciando la
implementación de las normas jurídicas pertinentes al marco de
bioseguridad.
Todos los países seleccionados por Consumers International para
integrar este proyecto son países en desarrollo, elegibles de
acuerdo a las directrices de la Comisión Europea. Muchas de las
necesidades y restricciones enfrentadas son similares entre un país
y otro, aunque se dan en grados diferentes. Las necesidades
normativas e institucionales de los países seleccionados coinciden
en el hecho de que siete de los ocho países han ratificado el
Protocolo de Cartagena (Marruecos es la excepción); en que no
todos han promulgado legislaciones nacional adecuadas y
muchos de ellos presentan considerables problemas de
implementación. Algunas de las restricciones y problemas más
comunes para todos los países que participaron en el proyecto,
con ciertas diferencias de grados, son las siguientes:
• presión por introducir organismos genéticamente modificados,
sin evaluaciones previas de impactos medioambientales, de
salud humana, socioeconómicos.
• presión para adoptar normas de bioseguridad débiles, que no
cumplen con los estándares mínimos del Protocolo de
Cartagena y que facilitan la introducción de organismos
genéticamente modificados.
• introducción de organismos genéticamente modificados con
anterioridad a la elaboración de un marco legislativo apropiado.
• carencia de un marco legislativo global que asegure la
implementación del Protocolo de Cartagena.
• carencia de marcos efectivos para la evaluación de riesgos y el
uso del Centro de Intercambio de Información sobre Seguridad
de la Biotecnología del Protocolo de Cartagena.
• falta de información y asesoría clara y accesible en relación con
la legislación de bioseguridad, el testeo y evaluación de los
organismos genéticamente modificados, el etiquetado de
alimentos transgénicos, etc.
• ausencia o debilidad institucional que asegure la ejecución de
un sistema nacional de certificación y etiquetado de
transgénicos y los correspondientes mecanismos de evaluación.
• debilitada capacidad técnica e institucional: carencia de
científicos, inspectores/staff/ laboratorios, sistemas de control
en puertos, etc.
• disminuida capacidad para efectuar evaluaciones
medioambientales y de seguridad humana (precomercialización).
• baja o inexistente capacidad para conducir pruebas y monitoreo
post comercialización.
• resistencia de los gobiernos o una debilitada cultura de
participación de los grupos de interés.
INFORME DEL PROYECTO DE BIOSEGURIDAD DE
CONSUMERS INTERNATIONAL
— 24 —
Protegiendo el Derecho de los Consumidores de Países en
Desarrollo a tener un medio ambiente saludable
involucrados en numerosas actividades de Consumer International
relacionadas con biotecnología, incluyendo la participación de sus
delegaciones en el Comité de Etiquetado del Codex Alimentarius;
su participación activa en el equipo de la campaña global de
Consumers International sobre organismos genéticamente
modificados, la participación en la Conferencia Internacional de
Consumers International en Bolonia sobre ‘Co-existencia,
contaminación y zonas libres de transgénicos. Ambas
organizaciones son igualmente reconocidas como líderes en sus
respectivos contextos nacionales. IDEC ha tenido representantes a
varias reuniones de las Partes del Protocolo de Cartagena.
• resistencia de los gobiernos para promover la conciencia y la
participación públicas,
• falta de información relevante disponible al público.
• limitada participación de la sociedad civil en el proceso
normativo e institucional.
Entre los 8 países seleccionados, el grupo objetivo principal estuvo
conformado por organizaciones de consumidores miembros
de Consumers International. El proyecto consideró un grupo
diverso de organizaciones de consumidores de países en
desarrollo. Estas organizaciones están dedicadas a defender los
derechos de los consumidores en sus respectivos países y a
trabajar en un amplio rango de de temas, incluyendo seguridad e
inocuidad alimentaria, acceso y mejora de los servicios públicos,
consumo sustentable, responsabilidad social empresarial, entre
otros. Incrementando sus conocimientos y experticia en el campo
de la bioseguridad, estas organizaciones de consumidores
asumieron un rol de liderazgo en el lobby necesario para que sus
respectivos gobiernos cumplan con las obligaciones que estipula
el Protocolo de Cartagena y mejoren sus marcos nacionales de
bioseguridad.
Para logran un monitoreo efectivo de la implementación del
Protocolo de Cartagena y de los correspondientes marcos
legislativos nacionales los consumidores deben estar presentes, a
través de las organizaciones y asociaciones de consumidores, que
son las encargadas de asegurar que los derechos fundamentales de
todo consumidor sean respetados; particularmente, el derecho a
elegir, el derecho a la seguridad en productos y servicios, el derecho
a la información, el derecho a compensación y el derecho a tener
un medio ambiente saludable. Las organizaciones de consumidores
no podrían comprometerse en este complejo proceso si no
contaran con capacitación técnica y conocimientos específicos en la
materia, que les permiten interactuar con las autoridades
competentes y los demás actores sociales involucrados.
Las organizaciones de consumidores participantes de este
proyecto fueron elegidas de acuerdo a los siguientes criterios: (i)
ser una organización de consumidores con base en un país en
desarrollo; (ii) tener interés y experiencia de trabajo en el tema de
la bioseguridad; (iii) contar con capacidad para asumir el proyecto
y entregar los resultados necesarios; (iv) la relevancia del país para
los objetivos, los temas y actividades del proyecto.
CIN (Kenia) e IDEC (Brasil) son las organizaciones con mayor
experiencia en el tema de la bioseguridad. CIN e IDEC han estado
ASPEC (Perú), ICU (Azerbaijan) y AIS-CODEDCO (Bolivia) eran las
organizaciones de consumidores con menos experiencia en temas
relacionados con bioseguridad. Estas organizaciones, sin embargo,
habían sido muy activas en el debate nacional y en la opinión de
los consumidores en el área de la biotecnología moderna y sus
impactos. A través de la implementación del proyecto ampliaron
sus capacidades y condiciones para comprometerse en el trabajo
de bioseguridad en sus respectivos países.
Por su parte, ATLAS-SAIS (Marruecos) ha sido una organización
activa en biotecnología y bioseguridad a nivel nacional y en su
relación con Consumers International. La organización contribuyó
al trabajo de Consumers International en el Foro sobre
Reguladores de Seguridad Alimentaria FAO/WHO (Bangkok,
Octubre 2004) y participó de la reunión de expertos de
Consumers International realizada paralelamente a la conferencia
‘Co-existencia, contaminación and zonas libres de transgénicos
(Bolonia, Septiembre 2005). ATLAS-SAIS ha llevado a cabo varios
proyectos de investigación en biotecnología.
ASCOMA (Mali) contribuyó a la Oficina Regional de Consumers
International en su trabajo sobre bioseguridad en Africa,
incluyendo el proyecto financiado por EED/HIVOS denominado
‘Empoderando y fortaleciendo a los consumidores Africanos y
otros grupos de interés en el debate sobre organismos
genéticamente modificados”. ASCOMA estuvo representado en
el Seminario ‘Seguridad alimentaria y Biotecnología en Africa:
necesidades de un marco regulatorio’ realizado en Accra,
(Octubre 2005), donde presentó el contexto correspondiente a
Mali y Senegal. ASCOMA participó igualmente en la reunión
ministerial ECOWAS en Biotecnología realizada en Bamako.
YKLI (Indonesia) ha sido una organización particularmente activa
en el debate nacional, a través de una coalición de
organizaciones sociales, que ejercen presión para lograr un mejor
marco normativo para regulación nacional de la bioseguridad y
motivar una mayor participación pública en este tema.
De esta forma, las organizaciones seleccionadas garantizaron una
valiosa diversidad para los fines del proyecto, tanto en términos de
sus países de origen y de su experiencia en los temas de
bioseguridad, como en términos del variado grado de progreso que
sus respectivos gobiernos nacionales han logrado en temas de
bioseguridad, a través de la implementación del Protocolo de
Cartagena y el desarrollo de los respectivos marcos nacionales de
bioseguridad.
A través de la implementación del proyecto, cada una de las
organizaciones emprendió las mismas actividades generales, pero
desde distintos puntos de partida y perspectivas, reflejando los
variados contextos de sus respectivos países. Las principales
actividades desarrolladas por las organizaciones de consumidores
participantes fueron las siguientes:
INFORME DEL PROYECTO DE BIOSEGURIDAD DE
CONSUMERS INTERNATIONAL
— 25 —
• Investigación sobre el Protocolo de Cartagena y el tema de
bioseguridad con respecto a la protección del consumidor.
• Construcción de capacidades en la sociedad civil en los
principales componentes del Protocolo de Cartagena (principio
precautorio, conciencia pública y participación ciudadana,
evaluación y manejo de riesgos, etc.), así como en el desarrollo
de campañas, lobby y actividades de educación para la mejor
implementación del Protocolo y de los marcos normativos
nacionales.
• Actividades de lobby nacional, de campañas, de educación del
consumidor y alianzas con la sociedad civil.
La investigación y el trabajo en políticas fueron vitales para que las
organizaciones pudieran contar con las herramientas necesarias
para influenciar, tanto el efectivo desarrollo de los sistemas
nacionales de bioseguridad, como los marcos educativos y de
participación pública pertinentes. La investigación fue conducida a
nivel nacional y examinó varios aspectos de la legislación en
bioseguridad y la correspondiente implementación del Protocolo
de Cartagena. Al mismo tiempo activó la atención pública sobre
los temas de actualidad relativos a la presencia de organismos
genéticamente modificados en cada país y el grado en que éstos
están siendo monitoreados y regulados por las autoridades
competentes.
El desarrollo institucional de las organizaciones participantes fue
fundamental para llevar adelante el trabajo profesional diario, en
cuanto al análisis de políticas, diseño y desarrollo de campañas,
entrega de información relevante a los consumidores, etc. El
apoyo institucional consideró los siguientes elementos:
• Facilitar la efectiva participación de las organizaciones en la
implementación del Protocolo de Cartagena y en el desarrollo
de marcos nacionales sobre bioseguridad.
• Desarrollar la capacidad de las organizaciones para hacer
campañas, lobby y asesoría, así como la generación de
herramientas de campañas y materiales educativos.
• Creación y difusión del boletín sobre Bioseguridad.
• Desarrollo y difusión de estudios nacionales que exponen los
resultados de las investigaciones.
La capacitación y la consultoría incluyeron las siguientes áreas
temáticas:
• Legislación en bioseguridad, implementación del Protocolo de
Cartagena y utilización del Centro de Intercambio de
Información sobre Seguridad de la Biotecnología.
• Cuestiones relevantes de bioseguridad y organismos
genéticamente modificados.
• Campañas, lobby y trabajo con los medios de comunicación,
autoridades competentes y el sector privado en el área de
regulación en biodiversidad.
• Recolección de información y desarrollo de un sistema de
información sobre bioseguridad.
• Desarrollo y difusión de materiales de educación pública, así
como sesiones de capacitación para estudiantes, representantes
de ONGs y periodistas.
Protegiendo el Derecho de los Consumidores de Países en
Desarrollo a tener un medio ambiente saludable
Las campañas y el trabajo con los medios de comunicación son
efectivas herramientas contemporáneas para difundir información
a una amplia audiencia y a grupos específicos de interés a nivel
local y nacional. Utilizando estos métodos las organizaciones del
proyecto lograron tres objetivos primordiales: (1) crear conciencia
sobre la importancia del Protocolo de Cartagena y su
implementación entre los consumidores, los funcionarios de
gobierno y otros actores sociales relevantes; (2) crear conciencia
sobre los principales aspectos técnicos de la bioseguridad en la
sociedad civil como un todo, incluyendo un numero importante
de grupos de interés, y (3) difundir su trabajo a una audiencia más
amplia, incluyendo los grupos de interés pertinentes. Las
campañas de información y el trabajo con los medios incluyeron
la publicación de informes nacionales y materiales de campaña y
educación, la organización de conferencias de prensa y sesiones
de capacitación, y el desarrollo de relaciones institucionales con
otros actores relevantes.
Las actividades de lobby son una herramienta crucial para
promover una legislación efectiva en bioseguridad, capaz de
poder de manifiesto la importancia de estos temas relevantes para
las autoridades, los productores y los empresarios. La concurrencia
de sus respectivas voluntades para promover el desarrollo y el
mejoramiento de los marcos legislativo es esencial, tanto como
para lograr los resultados esperados dentro del contexto nacional.
Las actividades de lobby facilitan también la construcción de
redes, el intercambio de información, el estableciendo y
fortaleciendo relaciones con autoridades competentes, a nivel
local y nacional, la difusión de información, la asesoría y asistencia
técnica a los consumidores.
De esta forma, el proyecto facilitó la capacitación de grupos de
interés, entregó recomendaciones en materia de políticas,
emprendió actividades de campaña y lobby y estableció una activa
red de grupos de interés para mejorar la situación existente en
bioseguridad en cada país y promover mejores prácticas.
Respecto de la implementación del proyecto debe enfatizarse que
la gran mayoría de las actividades fueron realizadas a nivel
nacional, por cada una de las organizaciones de consumidores del
proyecto, con la activa participación de los consumidores,
organizaciones sociales, funcionarios de gobierno, expertos en
bioseguridad y diversos grupos de interés (agricultores,
exportadores, importadores, oficiales de aduanas, inspectores,
etc.). Por su parte, Consumers International desempeñó un rol de
coordinación en la implementación del proyecto y en el desarrollo
de capacidades en las organizaciones participantes y proveyó de
apoyo logístico conforme a las necesidades de cada país.
Las actividades del proyecto fortalecieron la capacidad de las
organizaciones en las actividades de políticas, campañas y lobby;
promoviendo y llevando a cabo acciones educativas y de creación
de conciencia sobre la importancia de la bioseguridad;
estableciendo relaciones de trabajo con agentes clave para la
toma de decisiones; facilitando y asegurando acceso público a la
información pertinente. El Anexo de esta publicación contiene los
informes nacionales de implementación del proyecto, elaborados
por las organizaciones participantes, que presentan los resultados
específicos y las mejores prácticas realizadas en cada uno de los
países seleccionados.
INFORME DEL PROYECTO DE BIOSEGURIDAD DE
CONSUMERS INTERNATIONAL
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Protegiendo el Derecho de los Consumidores de Países en
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www.aspec.org.pe
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Institute for Agriculture and trade policy
http://www.iatp.org
Gene Campaign (India)
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Centro Internacional de Mejoramiento del Maiz y Trigo
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Greenpeace International Genetic Engineering Campaign
http://www.greenpeace.org/international/campaigns/geneticengineering
CODEDCO: Comité de Defensa de los Derechos del
Consumidor
http://www.aisbolivia.org
IDEC: Instituto Brasileño do Defensa do Consumidor
http://www.idec.org.br
Greenpeace España
http://www.greenpeace.org/espana/campaigns/transgenicos
Red por una América Latina Libre de Transgénicos
www.biodiversidadla.org
Transgénicos
http://www.transgenicos.com
En Inglés
(Algunas secciones están en francés o portugués)
Genewatch UK
http://www.genewatch.org/index-396405
GRAIN
www.grain.org
Action Group on Erosion, Technology and
Concentration (ex RAFI)
http://www.etcgroup.org/en
Institute for Science in Society
www.i-sis.org.uk
Modalities of operation of the BCH (Annex to BS-I/3) (BCH)
http://bch.biodiv.org/about/operation-modalities/
Monsanto Stock Investment News
http://www.ethicalinvesting.com/monsanto/news/
Monsanto
www.monsanto.com
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www.safe-food.org
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http://www.organicconsumers.org/index.htm
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www.nfu.ca/welcome.htm
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AgBioTech
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Organic Consumers Association
http://OrganicConsumers.org
Biotechnology Industry Organisation
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Science and Technology
http://www.psrast.org
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www.codexalimentarius.net
Consumer Union
http://www.consumersunion.org/food.html
Food and Agriculture Organisation
www.fao.org
Food First
http://www.foodfirst.org
Greenpeace International
http://www.greenpeace.org/international/campaigns/geneticengineering
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http://www.gmwatch.org
Syngenta
www.syngenta.com
Third World Network
www.twnside.org.sg/bio.htm
True Food Network
www.truefoodnow.org
Union of Concerned Scientists
www.ucsusa.org
United Nations Environment Program
http://www.unep.org/biosafety
World Health Organisation
www.who.int
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http://www.ylki.org.id
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Artículos
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Biotecnología y sistema alimentario
http://www.istas.ccoo.es/descargas/seg10.pdf
Current status and options for biotechnologies in food
processing and in food safety in developing countries
http://www.fao.org/fileadmin/user_upload/abdc/documents/
food.pdf
Current status and options for crop biotechnologies in
developing countries
http://www.fao.org/fileadmin/user_upload/abdc/documents
/crop.pdf
FAO:Genetically Modified Organisms in Food and
Agriculture:
Where are we? Where are we going?
http://www.fao.org/ag/magazine/GMOs.pdf
Guía roja y verde de alimentos transgénicos
http://www.greenpeace.org/raw/content/espana/reports/
gu-a-roja-y-verde.pdf
Grains of Delusion: Golden Rice Seen From the Ground: Joint
report by BIOTHAI(Thailand), CEDAC (Cambodia), DRCSC
(India),GRAIN, MASIPAG (Philippines), PAN-Indonesia and
UBINIG (Bangladesh).
www.grain.org/publications/reports/delusion.htm
Protegiendo el Derecho de los Consumidores de Países en
Desarrollo a tener un medio ambiente saludable
India Together/Samanvaya Report on Golden Rice.
www.indiatogether.org/reports/goldenrice/vitaminA.htm
Learning from the past: Successes and failures with
agricultural biotechnologies in developing countries over the
last 20 year
http://www.fao.org/biotech/C16doc.htm
Monsanto failed halfway in developing herbicide tolerant rice
in Japan
http://teikeimai.net/gmrwatch/file/2002/12/monsanto_failed.html
Mounting Opposition in Asia & Pacific Region to GE Food
http://www.organicconsumers.org/ge/asiagmfree.cfm
New Zealand debate over gene-modified food heats up
www.csmonitor.com/2002/0807/p07s01-woap.html
Policy Options for Agricultural Biotechnologies in Developing
Countries
http://www.fao.org/fileadmin/user_upload/abdc
documents/policy.pdf
What is happening in your country? (Greenpeace)
http://www.greenpeace.org/international/campaigns/geneticengineering/food/labelling-the-right-to-know/what-ishappening-in-your-coun
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Protegiendo el Derecho de los Consumidores de Países en
Desarrollo a tener un medio ambiente saludable
Anexo
Informes nacionales de bioseguridad y organizaciones participantes
AZERBAIYÁN
ICU: Independent Consumers Union – Azad Ýstehlakçýlar Birliyi
http://www.consumersinternational.org/media/479358/azerbaijan.pdf
BOLIVIA
CODEDCO: Consumer Rights Defence Committee of Bolivia – Comité de Defensa de los Derechos del Consumidor
http://www.consumersinternational.org/media/479376/bolivia.pdf
BRASIL
IDEC: Instituto Brasileiro de Defesa do Consumidor
http://www.consumersinternational.org/media/479364/brazil.pdf
INDONESIA
YLKI: Consumers Association from Indonesia – Yayasan Lembaga Konsumen Indonesia
http://www.consumersinternational.org/media/479352/indonesia.pdf
KENYA
CIN-Consumer Information Network of Kenya
http://www.consumersinternational.org/media/479370/kenia.pdf
MALI
ASCOMA: Consumers' Association of Mali – Association des Consommateurs du Mali
http://www.consumersinternational.org/media/479394/mali.pdf
MARRUECOS
ATLAS-SAIS
http://www.consumersinternational.org/media/479388/maroc.pdf
PERU
ASPEC: Peruvian Association of Consumers and Users – Asociación Peruana de Consumidores y Usuarios
http://www.consumersinternational.org/media/479382/informe%20final%20narrativo%20peru.pdf
Protocolo de Cartagena
Inglés
http://www.consumersinternational.org/media/479400/cartagena-protocol-en.pdf
Español
http://www.consumersinternational.org/media/479406/cartagena-protocol-es.pdf
Francés
http://www.consumersinternational.org/media/479412/cartagena-protocol-fr.pdf
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Desarrollo a tener un medio ambiente saludable
Ratificación del Protocolo de Cartagena en los países participantes
Mali (Región de Africa del Oeste)
Kenya (Región de África Oriental)
Firmado: 2001-04-04
Ratificación: 2002-08-28
Parte del Protocolo desde: 2003-09-11
Firmado: 2000-05-15
Ratificación: 2002-01-24
Parte del Protocolo desde: 2003-09-11
Peru (América Latina y el Caribe)
Azerbaiyán (Asia Central y Oriente Medio)
Firmado: 2000-05-24
Ratificación: 2004-04-14
Parte del Protocolo desde: 2004-07-13
Firmado: –
Ratificación: 2005-04-01
Parte del Protocolo desde: 2005-06-30
Marruecos (Región de África del Norte)
Brasil (América Latina y el Caribe)
Firmado: –
Ratificación: –
Parte del Protocolo desde: –
Firmado: –
Ratificación: 2003-11-24
Parte del Protocolo desde: 2004-02-22
Bolivia (América Latina y el Caribe)
Indonesia (Asia y el Pacífico)
Firmado: 2000-05-24
Ratificación: 2002-04-22
Parte del Protocolo desde: 2003-09-11
Firmado: 2000-05-24
Ratificación: 2004-12-03
Parte del Protocolo desde: 2005-03-03
Sobre Consumers International
Consumers International (CI) es la federación internacional de organizaciones de consumidores y representa a más de 220 grupos en 115 países. Con
sede en Londres y oficinas regionales en Kuala Lumpur y Santiago, CI es la única voz global e independiente que hace campañas a favor de los
consumidores. Nuestra misión es construir un poderoso movimiento internacional para ayudar a proteger y fortalecer a los consumidores.
Consumers International es una entidad sin fines de lucro limitada por garantía en el Reino Unido (número de entidad 4337865) y registrada como
asociación benéfica (número 1122155).
Para mayor información, visite: www.consumersinternational.org
ISBN: 978-0-9566117-8-9
Publicado por Consumers International en septiembre de 2010
Consumers International
24 Highbury Crescent
London N5 1RX, UK
email: [email protected]
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http://creativecommons.org/licences/by-sa/3.0
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