la temporalidad en el empleo: atrapamiento y trayectorias

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RECENSIONES
Los comunitarios presentan la estructura
más favorable por sectores y por regímenes
de la Seguridad Social. Se concentran claramente en el sector servicios y destacan
sobremanera en el R.E. de Trabajadores
Autónomos (sobre todo británicos y alemanes), asociado en parte con negocios relacionados con el turismo y en los grupos superiores del Régimen General, más relacionados
con profesionales y con empresas transnacionales.
Los europeos no comunitarios, en cambio,
tienen muy poca presencia en el sector servicios y entre los trabajadores de cuello blanco,
pero sobresalen en industria y construcción y
dentro del grupo de oficiales del Régimen
General. Los asiáticos son los que se concentran en mayor medida en el sector servicios y
son también los que presentan mayores porcentajes de contratos indefinidos.
Por último, los africanos son los que tienen mayor presencia en el sector agrario y
menos en el de servicios y es el colectivo en el
que la inestabilidad laboral se ceba en mayor
medida. Así mismo, registran, con diferencia, las mayores tasas de paro y de temporalidad.
En cuanto a movilidad geográfica interior, los extranjeros registran unas tasas
particularmente intensas que cuadruplican
las de los españoles y suponen el 23,4% de
las migraciones interiores. Las mujeres
registran tasas similares a los hombres en
los movimientos intraprovinciales pero decaen claramente en los interprovinciales, en
proporción cinco veces más que los españoles.
Concluyen los autores destacando que los
rasgos presentados por la movilidad de los
trabajadores extranjeros en España corresponden a los propios de un país de reciente
inmigración. En este sentido, se aprecian
sensibles diferencias entre países de nueva
inmigración respecto a países de larga tradición inmigratoria, pues en estos últimos sue-
le existir una red social consolidada y segregada especialmente según grupos étnicos
–fruto de la presencia desde hace décadas de
colectivos de inmigrantes– que actúa como
factor de sedentariedad, cosa que, según los
autores, no sucede, por lo menos de momento,
en España.
GUILLERMO RODRÍGUEZ FOLGAR
«LA TEMPORALIDAD
EN EL EMPLEO:
ATRAPAMIENTO
Y TRAYECTORIAS»
LUÍS TOHARIA
E INMACULADA CEBRIÁN
MTAS, Colección Informes y Estudios
(Serie Empleo)
Madrid, 2007
333 págs.
Este libro comprende dos estudios encargados por la Subdirección de Estudios de
Empleo del Ministerio de Trabajo y Asuntos
Sociales al equipo de economía laboral de la
Universidad de Alcalá.
El primero de los estudios, «El atrapamiento en la temporalidad», comienza señalando que el atrapamiento es una cuestión
que se produce a lo largo del tiempo, lo que
dificulta enormemente los análisis que se
puedan realizar, ya que exige disponer de
bases de datos que permitan seguir a los individuos a lo largo de períodos prolongados de
tiempo. Para este estudio los autores han
podido contar con algunas bases de datos de
ese tipo.
Los autores han realizado en primer lugar
un análisis agregado del atrapamiento, llegando a la conclusión de que entre 1991 y
2004, la edad media de los trabajadores temporales ha pasado de estar situada en los 2930 años hasta casi alcanzar los 33 años, lo que
parece sugerir que los trabajadores con con-
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trato temporal no se encuentran especialmente atrapados en su situación, pues si bien
la edad media de quienes son temporales en
un momento dado del tiempo ha ido creciendo, no lo ha hecho en la misma cuantía que el
numero de años que han pasado.
Por otra parte, el análisis de seguimiento
de las cohortes indica que la situación de temporalidad de una gran parte de los jóvenes
desaparece con el paso del tiempo, ya que van
pasando a disfrutar de empleos con contratos
indefinidos.
El segundo análisis ha consistido en realizar un seguimiento exhaustivo a todos los
trabajadores que tuvieron al menos un contrato temporal en el año 2000, de los que se
han analizado todos sus contratos hasta finales del año 2004. Según este análisis, el
número total de contratos firmados por los
trabajadores estudiados fue, en promedio, de
8 aproximadamente.
Por otra parte, definiendo el atrapamiento fuerte como una situación en la que un
trabajador de la muestra (que firmó, por lo
tanto, un contrato temporal en el año 2000)
firmó un contrato en el año 2004 y también
en todos y cada uno de los años intermedios,
el 21,4 por ciento de los trabajadores que firmaron un contrato temporal en el año 2000
se encontraban en esa situación a finales de
2004.
El último de los análisis realizados parte
de la misma muestra de trabajadores pero, en
lugar de utilizarse la información procedente
del registro de contratos, se han utilizado los
registros de la Seguridad Social. La principal
aportación de estos registros es que permiten
analizar la duración total de los períodos
laborales de los trabajadores afectados por la
temporalidad.
De este último análisis se deduce que el
fenómeno del atrapamiento afecta a una
proporción importante de la población analizada, más de un tercio, y aunque numérica-
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mente afecta más a los varones que a las
mujeres, éstas parecen encontrarse cualitativamente peor, en el sentido de que sus
períodos de cotización se ven sensiblemente
mermados.
Concluye este primer estudio señalando
que no parece que deban adoptarse medidas
específicas que reduzcan los efectos negativos del atrapamiento más allá de las que se
pueden adoptar para la reducción de la temporalidad en general. El atrapamiento es un
fenómeno interesante y cuantitativamente
significativo, pero, en gran medida, parece
ser una consecuencia inherente a la propia
temporalidad. Si se reduce ésta, se reducirá
aquél.
El objetivo del segundo estudio ha sido
comparar las trayectorias laborales de los
trabajadores temporales e indefinidos, tal y
como lo permite una nueva fuente estadística
puesta a disposición de los investigadores a
principios de 2006 por la Dirección General
de Ordenación Social: la Muestra Continua
de Vidas Laborales (MVL).
Esta muestra permite analizar el mercado
de trabajo de una forma diferente a los estudios que habitualmente se realizan: frente a
un análisis relativo a un momento dado del
tiempo, la MVL permite realizar estudios
relativos a períodos más largos de tiempo así
como ofrecer un análisis de seguimiento longitudinal de las trayectorias de los individuos.
Un resultado llamativo del estudio es que,
de las personas observadas en el año 2004
que entraron en el mercado de trabajo antes
de 1990, entre un 25 y un 30 por ciento sólo
tuvieron contratos temporales en el año
2004, es decir, tras casi quince años de experiencia.
Otro dato significativo es que más de la
mitad de los asalariados españoles ha tenido
alguna vez acceso al sistema de prestaciones
por desempleo, proporción que es del 54 por
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ciento para los temporales y del 48 por ciento
para los indefinidos.
Un análisis multivariante de la probabilidad de encontrarse en la situación de no
haber tenido nunca un contrato temporal
siendo indefinido en 2004, y de no haber tenido nunca un contrato indefinido siendo temporal en dicho año, revela que no existen diferencias notables entre varones y mujeres
ante la contratación indefinida estable pero
sí existen en caso de tratarse de la temporalidad, pues es más probable que las mujeres se
mantengan en la temporalidad sin acceso a la
contratación indefinida.
Por lo que respecta a la cotización, se
observa que los trabajadores que en el año
2004 sólo tuvieron contratos indefinidos
habían conseguido una cotización total del 88
por ciento del tiempo máximo posible, del
cual un 84 por ciento correspondió a empleo y
4 a prestaciones por desempleo. En cambio,
los trabajadores que en 2004 sólo tuvieron
contratos temporales habían conseguido en
total estar en alta de la Seguridad Social
durante un tiempo equivalente al 65 por ciento del máximo total posible, del cual el 58 por
ciento correspondió a episodios de empleo y el
7 a episodios de desempleo.
En cuanto a los trabajadores que sólo firmaron contratos temporales en el año 2004,
el hecho de haber tenido alguna vez un contrato indefinido les supone una ventaja claramente inferior a la que supone para los indefinidos el no haber tenido relación con la contratación temporal.
Concluyen los autores que, partiendo de la
gran incidencia que tiene la temporalidad
cuando se considera desde del punto de vista
longitudinal, se ha visto que la situación
laboral de los trabajadores temporales desde
el punto de vista de la rotación laboral, la
duración total de los episodios de trabajo y las
bases de cotización, son claramente inferiores
a las de los que acceden a contratos indefinidos. Sin embargo, tampoco la situación de
estos indefinidos es siempre la panacea y desde luego su situación dista mucho de poder
ser considerada «permanente».
GUILLERMO RODRÍGUEZ FOLGAR
«LAS ESTADÍSTICAS
DEL MERCADO DE TRABAJO
EN ESPAÑA»
JOSÉ IGNACIO PÉREZ INFANTE
MTAS, Colección Informes y Estudios
Madrid, 2006
299 págs.
El libro comienza con una introducción en
la que se plantean los conceptos y variables
principales del mercado de trabajo en España
y las diferencias existentes con los conceptos
de un modelo teórico del mercado de trabajo.
A continuación el autor analiza las
estadísticas existentes en España para cuantificar la población residente, ya que dicha
población es la base de la que se nutren tanto
la población activa como sus dos componentes, la población ocupada y la parada.
En este apartado se analizan tanto las
estadísticas de stock, las que miden la población existente en un momento determinado
del tiempo, como son el Censo de Población,
que se elabora cada diez años, y el Padrón
Municipal Continuo de Población, de periodicidad anual, como las estadísticas de flujo,
que miden, por un lado, el movimiento natural de la población, nacimientos y fallecimientos, y el movimiento migratorio, inmigraciones y emigraciones.
Por lo que respecta a la medición de la
población activa, el empleo y el paro en
España, se estudian las distintas situaciones
en que se pueden encontrar las personas en
edad de trabajar en el mercado de trabajo,
población activa e inactiva y ocupada y parada, y las fuentes estadísticas disponibles para
medirlas, en especial la Encuesta de Población Activa (EPA) y el paro registrado.
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