Gaspar Fernández Cuesta • María Dolores Alonso Cabeza

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Gaspar Fernández Cuesta • María Dolores Alonso Cabeza
Fructuoso Díaz García • Ana María Canseco Oyarbide
Rosa María Villa González • Javier García Díaz
Gregorio Fonseca Antuña • Juan José Domínguez Carazo
José María Berros Loredo
Ayuntamiento de Siero
El área territorial que ocupa el actual concejo
de Siero se encuentra en un lugar estratégico
de Asturias, hecho circunstancial que hace
que esta tierra y sus habitantes estén llamados
a jugar un papel importante en el contexto
regional. El Libro de Siero pretende ser un
referente obligado para un mejor
conocimiento de este territorio, a través de sus
páginas nos acercamos a su historia; se nos
posibilita conocer los procesos de
transformación del espacio geográfico, el
poblamiento, la diversidad funcional de sus
parroquias; los legados materiales de nuestros
antepasados ricos en arquitectura civil y
religiosa; recuperar las tradiciones populares
y el folclore. Siero de paisaje suave, hogar de
especies vegetales y animales, donde aún
podemos encontrar robles y castaños; un paseo
por las diversas rutas propuestas nos acercan a
ese mundo donde se funde la historia, la
mitología, las leyendas. Este libro intenta ser
un recurso de calidad a disposición de todas
aquellas personas que deseen conocer la
llanera de Siero. No obstante lo anterior, esto
no habría sido posible sin el concurso
desinteresado de los autores de los diversos
capítulos que componen el libro, todos ellos,
personas de reconocido prestigio que han
puesto su saber, su conocimiento, su verbo y
pluma ágil a disposición de éste proyecto.
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El libro de Siero
Gaspar Fernández Cuesta
María Dolores Alonso Cabeza
Fructuoso Díaz García
Ana María Canseco Oyarbide
Rosa María Villa González
Javier García Díaz
Gregorio Fonseca Antuña
Juan José Domínguez Carazo
José María Berros Loredo
1-Libro Siero v2.0
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Edita:
Patronato Municipal de Cultura de Siero
Coordinación Editorial:
Gaspar Fernández Cuesta
Ramón Quirós Moro
Diseño y maquetación:
Diseco - Desarrollo i Comunicación
Compaginación:
Proyecto Gráfico
Fotomecánica:
Filmascan
Imprime:
Gráficas Rigel
Depósito Legal:
As-241/02
ISBN:
84-699-7399-1
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Índice
El marco geográfico . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .15
Gaspar Fernández Cuesta
Prehistoria, Edad Antigua y Edad Media . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .75
María Dolores Alonso Cabeza
Historia Moderna y Contemporánea . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .95
del Concejo de Siero
Fructuoso Díaz García
Historia del arte . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .129
Ana María Canseco Oyarbide
Costumbres y tradiciones . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .167
Rosa María Villa González, Javier García Díaz
y Gregorio Fonseca Antuña
Flora y Fauna . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .195
Juan José Domínguez Carazo
Rutas . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .229
José María Berros Loredo
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Es para mi un gran honor, motivo de satisfacción y orgullo, el dedicar
unas escuetas líneas a éste libro que hoy ve la luz.
El libro de Siero pretende ser y estoy plenamente convencido que lo
consigue un manual ameno, de fácil lectura y lo que es más importante enriquecedor que pasando por áreas tan dispares como la historia,
geografía, arte, flora y fauna, costumbres, tradiciones, etc. trata de dar
una visión de lo que fue nuestro municipio antaño.
A partir de ahora será un documento de obligada lectura, referencia y
consulta para todas las personas que pretendan conocer nuestro Municipio, indagar en nuestras raíces, costumbres, idiosincrasia.
Siero crece demográfica, industrial y culturalmente, estamos en la vanguardia de todo cuanto nos afecta y tenemos una posición geográfica
privilegiada que nos hace desde un punto de vista estratégico ser vital
para Asturias.
Sería injusto por mi parte tratar de resaltar algún aspecto en concreto
del mismo pero lo que es de justicia y equidad es agradecer el trabajo
desinteresado, generoso, altruista que, con mucho tiempo dedicado a
la investigación, llevaron María Dolores Alonso Cabeza, José María Berros Loredo, Ana Canseco, Javier Díaz Martínez, Juan José Domínguez
Carazo, Gaspar Fernández Cuesta, Gregorio Fonseca Antuña, Fructuoso García, Rosa Villa González, quienes con tesón, sacrificio y esfuerzo han conseguido con ésta obra, enriquecer más si cabe al Concejo de Siero, éste manual pasa a formar parte del acervo cultural de
todos nosotros.
El concejo de Siero ya tiene su libro, el Libro de Siero.
Gracias y enhorabuena.
Juan José Corrales
Alcalde de Siero
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PRÓLOGO
En el último cuarto de siglo el concejo de Siero ha cambiado seguramente más que en el resto del tiempo del recién agotado siglo XX. Se
ha venido comportando con un extraordinario dinamismo que contrasta con la desindustrialización de la mayoría de los territorios asturianos;
aquellos que, sobre la doble base del carbón y el acero, habían sostenido la economía regional durante más de un siglo.
En efecto, Siero, en medio de la atonía generalizada, se levanta con
una fuerza colosal cuando en otras partes se están aplicando severos
programas para la conversión de las actividades tradicionales, como la
minería, la siderurgia o la construcción naval. Receptor de buena parte de los beneficios generados por esos programas, o sea, por las políticas estatales y autonómicas de desarrollo regional, ha tenido además capacidad para atraer a un conjunto de empresas diversas que,
en apariencia, en nada dependen de la planificación económica, es decir, de actuaciones de la Administración. Como, por ejemplo, los grandes centros comerciales (hipermercados) o los establecimientos de actividades terciarias (colegios, hoteles, residencias geriátricas, etc). Y lo
mismo se podría afirmar de los negocios inmobiliarios que han producido miles de viviendas no solamente en los núcleos preexistentes (sobremanera, Pola de Siero y Lugones), sino también en otros nuevos,
como La Fresneda, paradigma de núcleo periférico de chalets adosados para clases medias.
A la eclosión de nuevas actividades se ha venido a sumar, por tanto,
un estallido demográfico que sitúa al concejo en el umbral de los
50.000 habitantes, pudiendo desplazar, por tanto, a los concejos mineros de Mieres y Langreo de las posiciones que ocupaban antes de
inicio de la reconversión económica.
Así que es verosímil que la gran transformación reciente de Siero haya
contado con los programas territoriales oficiales (a destacar la Ley de
Incentivos Regionales, a partir de 1985, que provocó la reindustrialización asturiana en polígonos desarrollados en Siero) y con el dinamismo propio.
Pero de ningún modo podría entenderse el “milagro” de Siero, en pleno retroceso de la región asturiana, si su territorio no hubiera reunido
otras condiciones (especialmente físicas) de gran interés para la iniciativa privada e, incluso, pública. En primer lugar, es el concejo de mayor superficie del área central de Asturias, con suelos llanos y, por tanto, óptimos para la urbanización y extensión de nuevos usos o funciones (industrial, comercial, residencial...). Y en segundo, lugar, está en el
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corazón de Asturias, vecino de Oviedo y próximo a Gijón, Avilés y las
cuencas mineras del Nalón y del Caudal.
Un espacio llano y céntrico, magníficamente comunicado por carretera (autopista de la “Y”, autovía de Santander, antiguas carreteras regionales de enlace de los núcleos de Oviedo, Gijón, Avilés y las cuencas mineras) y por ferrocarril (Renfe, Feve), es enteramente lógico que
reciba la descarga de la capital regional y, en menor medida, de otros
núcleos de la región urbana del centro de Asturias, cuando reúne todas las condiciones favorables a la implantación o, al menos, la extensión del modelo propio de las regiones desarrolladas y urbanas del
mundo occidental conocido como “ciudad difusa”.
El nuevo orden territorial, basado en el triunfo del transporte privado individual (el coche, frente al tren o el autobús) y la construcción pública
de “carreteras de gran capacidad” (autopistas o autovías), está aprovechando el territorio de Siero, una suerte de intersección entre Oviedo y Gijón, sobre el que se “difunde”, como en el contiguo de Llanera,
el fenómeno urbano de una manera tan incontenible como, a veces,
desordenada.
La centricidad, unida a una accesibilidad cada vez mayor (a la autopista “Y” y a la autovía de Santander hay que añadir la autovía “minera” que se construye entre Mieres y Gijón, pasando por Langreo), hacen de Siero meca y blanco de inversores, y también de especuladores, de dentro y fuera de Asturias, con la nada despreciable participación de capitales exteriores o multinacionales (presentes por ejemplo
en las grandes superficies comerciales de La Fresneda o Paredes).
Por todo ello, y como contrapartida, Siero es un territorio sometido a
múltiples presiones que generan problemas y tensiones de muy distinta naturaleza. Sujeto a un mayor control por las políticas de ordenación
del territorio del Principado de Asturias (gobierno regional) en lo tocante tanto a los establecimientos industriales (polígonos) y comerciales, como a la ubicación y trazado de infraestructuras, el Ayuntamiento es una administración débil que, a veces, se ve eclipsada por la de
Oviedo, sobremanera en la parte más occidental del concejo, cruzada
por la autopista, el principal eje vertebrador de Asturias.
Aquí es donde se localiza Lugones, segundo núcleo en importancia de
Siero, rodeado de la mayoría de los elementos más relevantes y más
dinámicos del concejo (polígono industrial de Silvota, urbanización La
Fresneda, hipermercado Carrefour, Central Lechera Asturiana, centro
comercial y de ocio “Parque Principado”...).
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Por último, el concejo de Siero va a tener dos oportunidades inmediatas que, bien aprovechadas, podrán darle sentido definitivo como entidad territorial y potencia económica en Asturias. En primer lugar, la
conclusión de la autovía minera que le aportará aún mayor centricidad
entre Gijón y las cuencas mineras. Esta vía tiene que ser para Siero un
nuevo eje de desarrollo económico y no la línea que separe definitivamente el territorio municipal en dos partes contrapuestas: la dinámica
occidental y la oriental, más dependiente de actividades de corte tradicional.
En segundo lugar, alcanzar el umbral de los 50.000 habitantes dará
más ingresos y más poder político al Ayuntamiento cuyo consistorio
crecerá en escaños hasta alcanzar los 25 concejales. De esta forma,
con los nuevos recursos económicos y políticos, el Ayuntamiento podrá dar mayor cohesión territorial al concejo, frenando tanto la excesiva influencia de otras administraciones (la de Oviedo ante todo) como
el separatismo de Lugones. Al mismo tiempo habrá mejores instrumentos para adecuar el territorio repartiendo los usos del suelo de forma menos aleatoria que hasta el presente, sabiendo que el suelo es un
recurso no renovable y que la industria no puede extenderse de una
manera descontrolada por sus altos costes medioambientales y para
dejar espacio a otros usos del suelo como los residenciales y los terciarios.
En este libro queda perfectamente analizado el territorio de Siero con
sus habitantes, las actividades que desarrollan, y los paisajes tan variados que han sabido componer. Además de la historia, las manifestaciones artísticas, los ecosistemas más importantes, así como algunas manifestaciones culturales de relieve. Con estos contenidos el poder político local cuenta con un poderoso instrumento para cohexionar
el territorio y orientar de la mejor manera posible su futuro, el porvenir
del concejo que sigue siendo prometedor.
Aladino Fernández García
Profesor Titular de Análisis Geográfico Regional
Universidad de Oviedo
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El marco geográfico
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Gaspar Fernández Cuesta
I. EXTENSIÓN, LÍMITES Y SITUACIÓN
El concejo de Siero se encuentra situado en
el centro de Asturias, limitando con los de
Gijón, al norte, Langreo y San Martín del Rey
Aurelio, al sur, Llanera y Oviedo, al oeste, y
Sariego, Nava y Bimenes, al este. Además
rodea en toda su extensión al concejo de
Noreña y toca al de Villaviciosa en un punto:
la Peña de los Cuatro Jueces. Su forma es
compacta, ligeramente alargada en el sentido longitudinal, extendiéndose entre los meridianos 5º 49’ 40” y 5º 33’ 10” W y entre los
paralelos 43º 28’ y 43º 19’ 50” N. Ello supone una longitud máxima de 22,5 Km y una
anchura de unos 15 Km.
Por su superficie (209,3 Km2) ocupa el decimoséptimo lugar de la región, pero por su
población (46.315 habitantes en 1996) y por
la cuantía de la riqueza producida se sitúa
en el sexto, sólo por detrás de Gijón, Oviedo, Avilés, Mieres y Langreo. Además, su
volumen total de empleo es el cuarto de Asturias, superando el que poseen los concejos mineros de Mieres y Langreo. Este último hecho tiene su plasmación espacial en
el intenso flujo de tráfico generado por el
elevado número de trabajadores que se
desplazan todos los días desde otros concejos cercanos para desarrollar sus tareas
productivas en las numerosas fábricas, talleres, almacenes y otro tipo de establecimientos situados sobre todo en la mitad occidental del concejo. (Fig. 1)
Sus cotas topográficas más elevadas se encuentran en el extremo oriental, sobre las
sierras que en el sentido longitudinal marcan los límites municipales meridional y
septentrional. Al norte, sobre la sierra de Fario, se sitúan el pico Cima (732 metros de altura, punto culminante del municipio), el cerro Gavio, y la totémica peña de los Cuatro
Jueces, que marca el límite del concejo con
15
los de Villaviciosa, Gijón y Sariego, y que recibe ese nombre por haber albergado algunas reuniones de los regidores municipales
de las cuatro unidades administrativas citadas. Al sur, sobre la sierra de Casures, los
puntos culminantes se localizan en el cordal
de La Camperona y el Ceacal, los cuales sirven de límite con los concejos de Langreo y
de San Martín del Rey Aurelio. En este cordal se sobrepasan de manera ininterrumpida, a lo largo de más de 1.500 metros, los
650 metros de altitud.
Desde el punto de vista económico y social
tiene una situación privilegiada, pues se encuentra en el centro geográfico de Asturias,
que es además el área más desarrollada y
urbanizada. Pola de Siero, la capital, dista
tan sólo 16 kilómetros de Oviedo y 24 Km
de Gijón, y menos aún de la conurbación del
valle del Nalón.
Las veintiocho parroquias que forman el
término municipal definen, en fin, un espacio en el que las ventajas derivadas de su
situación son manifiestas. Utilizando éste
último concepto con su significado geográfico tradicional de localización relativa, la
situación de Siero tiene un carácter excepcional en Asturias, pues ocupa la salida natural de Oviedo hacia Cantabria y el País
Vasco, un lugar intermedio entre la cuenca
minera del Nalón y el tradicional puerto de
embarque de la materia prima en ellas obtenida, y una posición tangencial respecto
a las áreas de influencia inmediata de las
dos mayores ciudades asturianas. Puede
decirse que Siero dispone de una elevada
renta de situación que además incrementa
su potencialidad debido a unas favorables
condiciones topográficas. La planitud de
una buena parte de su territorio actúa, en
efecto, como factor de atracción de la actividad económica, pues no debemos olvidar que Asturias es una región de relieve
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agreste en la que los suelos llanos son escasos y, por tanto, muy demandados.
Este panorama ha permitido que, durante
las últimas décadas, el concejo fuese atravesado por gran parte de las vías de comunicación más importantes que se construyeron en la región, como el tren de Langreo o
el de Económicos, la carretera N-634, la carretera carbonera, la autovía del Cantábrico
o la autovía minera; pero además que mantuviera, durante los últimos veinte años, uno
de los índices de crecimiento económico y
demográfico más elevados de Asturias. De
forma simultánea ha visto cómo las Administraciones Públicas y algunas grandes
empresas construían sobre su territorio algunos equipamientos de ámbito regional,
entre ellos el único acuartelamiento existente actualmente en la Asturias, una gran superficie comercial (Carrefour), el mayor centro comercial de Asturias (Parque Principado), un gran polígono industrial de más de
110 has, o los talleres centrales de la Compañía ferroviaria FEVE.
II. LOS ORÍGENES
El origen de Siero, como el de otros muchos
concejos asturianos, se remonta a la Baja
Edad Media, cuando los reyes castellanos
deciden promover la ocupación de los muchos terrenos baldíos existentes en sus dominios. Para cumplir con sus objetivos los
reyes llevaron a cabo un ambicioso proyecto de colonización que amparaba legalmente y otorgaba ciertos derechos a las personas que querían acogerse a él.
El instrumento fundamental de esta política
colonizadora fue la Carta Puebla a través de
la cual se definían los derechos y los privilegios de los colonizadores. Cada ámbito espacial objeto de la colonización disponía de
su propia Carta Puebla, diferente en mu-
El marco geográfico
chos aspectos a las otorgadas en otros lugares, pero todas ellas tenían en común algunos rasgos identificadores. Así, las Cartas
Puebla solían otorgar a los futuros moradores la potestad de levantar una villa que
además poseía jurisdicción sobre un territorio más o menos amplio al que se le daba el
nombre de Alfoz. Villa y Alfoz además se encontraban bajo el amparo de la autoridad regia, lo que muchas veces representaba quedar al margen del despotismo jurisdiccional
típico del régimen señorial.
Los antecedentes más directos de la Carta
Puebla que daría origen al concejo de Siero
se encontrarían en las quejas que los moradores de esa tierra, perteneciente hasta entonces al alfoz de Oviedo (ALONSO CABEZA, M.D. 1992), elevaron al rey D. Alfonso X
por los agravios que cometían con ellos algunos caballeros, escuderos y malhechores. Quejas a las que el rey respondió otorgándoles una carta puebla, a semejanza de
la de Benavente, que se expidió en Burgos,
en el año 1270. Según la carta, los moradores obtenían el terreno denominado Alberguería de San Pedro para construir en él una
villa, pero además todos sus términos, los
realengos, las rentas de las iglesias y otros
derechos entre los que destacaba un mercado franco el martes de cada semana (SAGRADOR y VITORES, Matías, 1866).
El Alfoz de Siero, con unos 170 Km2 de
superficie, fue el embrión de lo que más
tarde pasaría a ser concejo del mismo
nombre, el cual ya tenía en el siglo XVI todas las iglesias que constituyen en la actualidad las cabeceras de parroquia
(ALONSO CABEZA, M.D., 1992).
En las primeras décadas del siglo XIX, con la
desaparición del régimen señorial y la nueva
organización territorial impulsada por los diferentes regímenes liberales, las tierras de Siero
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Fig. 1: Mapa topográfico del concejo de Siero.
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Realizado por: J.R. Fernández Prieto
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pasaron a formar parte de una unidad administrativa de carácter municipal, dotada, como ocurre con la generalidad de los municipios españoles, de Ayuntamiento y de Corporación. Pero a diferencia de dichos municipios, y al igual por otra parte de lo que ocurre
con los otros setenta y siete concejos que forman la Comunidad Autónoma del Principado
de Asturias, posee algunos rasgos específicos que llaman la atención al visitante que llega desde otros lugares de España.
La primera peculiaridad de la división municipal asturiana, ligada al tipo de poblamiento disperso predominante en la región, es que no todas las entidades de población disponen de un espacio rural circundante, más o menos amplio, que se
encuentre bajo su jurisdicción administrativa. De esta forma, dentro de los límites
de cada concejo suelen existir varias aldeas, pueblos y villas, que en conjunto pueden dar lugar a una densa red de asentamientos. Esto es lo que ocurre, por ejemplo, en Siero en donde el Nomenclátor sitúa más de 250 entidades distintas. Fruto
de esta circunstancia es el segundo rasgo
distintivo de la división administrativa asturiana: la elevada extensión de sus municipios. Mientras que la superficie media de
los municipios españoles se sitúa en torno
a los 62 Km2, la de los concejos asturianos se eleva a 135, inferior, a pesar de todo, a la de Siero que es de 209 Km2.
Como unidades administrativas que son,
cada concejo posee un único Ayuntamiento
levantado en una de sus localidades, habitualmente la mayor, la cual ejerce de capital.
Este fenómeno ha despertado en ocasiones
ciertas suspicacias entre los habitantes de
algunos lugares, sobre todo cuando estos
alcanzan un cierto tamaño, al sentirse poco
atendidos, e incluso discriminados, por las
autoridades municipales.
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Estas suspicacias han adquirido un especial significado en nuestro concejo, pues
dentro de sus límites se sitúan dos pueblos
con algo más de 10.000 habitantes, Pola
de Siero y Lugones.
Pola de Siero es la capital, en ella se sitúa
el Ayuntamiento y se celebra el mercado
semanal de los martes. El primero le ha
otorgado una posición administrativa preeminente dentro del concejo, mientras que
la permanencia histórica del mercado le ha
dotado de una función comercial cuyo ámbito de influencia sobrepasa los límites administrativos del municipio, sobre todo hacia el este.
Lugones, por su parte, situado en el confín
occidental, en las inmediaciones de Oviedo
y sobre una amplia vega llamativa por su
planitud, ha sabido aprovechar durante las
últimas décadas su inmejorable situación
para convertirse en el principal centro industrial. Esta circunstancia ha hecho que la
localidad se transformase en una fuente de
ingresos fundamental para las arcas municipales, pero al mismo tiempo ha multiplicado
los recelos de sus habitantes hacia la capital; hasta el punto de haberse impulsado la
constitución de una plataforma ciudadana,
con representación política en el consistorio, que defiende la constitución de una unidad municipal propia.
Al margen de recelos, en la actualidad, la amplitud de los concejos asturianos es causa de
importantes ventajas, sobre todo de índole
económica, pues permite llevar a cabo una
gestión de los recursos disponibles que sin
duda es más eficaz que la imperante en municipios más pequeños; ahora bien, esa amplitud no ha sido siempre igual de propicia.
En tiempos todavía recientes, cuando desplazarse era una tarea al mismo tiempo costosa e incómoda, la lejanía de los vecinos
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respecto a la capital concejil llegó a convertirse en un problema, pues, en la práctica, el
entramado administrativo representado por
la división concejil era incapaz de ayudar a
resolver los problemas cotidianos.
La aparente contradicción entre la organización administrativa de carácter civil y las necesidades campesinas explica que, con el
tiempo, fuese adquiriendo cada vez más importancia la división administrativa de carácter eclesiástico, pues debido a la inclusión de unidades más pequeñas, denominadas parroquias, se adecuaba mucho mejor a
los ritmos de vida del medio rural.
Para la población rural las parroquias fueron
un marco territorial de referencia de más importancia incluso que el concejo, utilizándolo
para organizar el uso y el disfrute del terrazgo,
tanto las tierras de labor como los montes
comunales, o, simplemente, para definir las
tareas comunitarias que debían de ser realizadas por todos los vecinos. Era el caso de la
derrota de mieses, de la sextaferia, etc.
La división eclesiástica del territorio ha tenido tanta importancia en la organización de
la vida campesina asturiana que, en la actualidad, sigue siendo universalmente aceptada por los vecinos; de hecho, muchos de
ellos pueden tener dudas acerca del nombre
del lugar en el que residen, pero nunca de
su adscripción parroquial.
Por otro lado, la mayor parte de los municipios ha optado por esta división territorial
para organizar algunas tareas, como por
ejemplo la confección de censos y nomenclátores, de manera que las parroquias han
terminado por adquirir carta de naturaleza
como unidades territoriales integradas en la
administración civil. Siero no ha sido una
excepción, y en la actualidad está dividido
en 28 parroquias: Anes, Aramil, Argüelles,
El marco geográfico
Santiago de Arenas, San Juan de Arenas,
Barreda, Bobes, La Carrera, Celles, La Collada, Collado, Cuclillos, Feleches, Granda,
Hevia, Lieres, Limanes, Lugones, Marcenado, Muñó, La Paranza, Pola de Siero, Tiñana, Valdesoto, Carbayín de Abajo, Vega de
Poja, Viella y Vigil.
III. EL MEDIO FÍSICO
1.- El Relieve
Desde el punto de vista estructural, las tierras de Siero, junto con las de Llanera, ocupan el área más occidental de la denominada Cuenca de Oviedo. Precisamente aquella en la que ésta última alcanza una mayor
anchura y extensión.
La Cuenca de Oviedo es una fosa de origen
tectónico, alargada en el sentido de los paralelos, que se extiende entre la ciudad que
le da nombre, a poniente, y la villa de Cangas de Onís, en el levante. Esta fosa posee
una destacada impronta topográfica, pues
constituye una zona deprimida, alargada y
estrecha, de fondo más o menos plano y anchura variable, flanqueada, tanto por el Norte como por el Sur, por dos alineaciones
montañosas cuyas líneas de cumbres, si
bien varían de forma y altitud dependiendo
del lugar, son siempre muy visibles para el
viajero (MUÑOZ JIMENEZ, J., 1982).
Estas características generales de la
Cuenca se reproducen en el interior de
nuestro concejo, lo que nos permite diferenciar en él tres grandes unidades topográficas: una depresión central, bastante
plana, y dos alineaciones montañosas extendidas en sentido longitudinal, situadas
al norte y al sur de la anterior. (Fig. 2)
La depresión central tiene como principales
colectores al río Nora y a su afluente el
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Fig. 2: Bloque diagrama del concejo de Siero
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Noreña. Al igual que ocurre en el conjunto
de la cuenca de Oviedo, nos encontramos
ante un área hundida durante la orogenia alpina, rellenada con posterioridad, primero,
con aportes marinos y, más tarde, con materiales blandos procedentes de la erosión
de las montañas circundantes. En la actualidad los materiales más frecuentes son los
aportados durante el Paleoceno y el Oligoceno, a principios del Terciario, excepto en
los cauces abiertos por la erosión fluvial reciente, colmatados con materiales cuaternarios. Topográficamente constituye una
franja orientada de Este a Oeste, deprimida
y de perfil poco accidentado, ligeramente
inclinada en la misma dirección (130 m. en
Lugones, 150 m. en Pola de Siero, 160 m.
en Lieres), al tiempo que el valle se ensancha. En ella tan sólo destacan algunos relieves residuales que dejan una gran huella en
el paisaje. Cabría destacar entre ellos: la
Sierra de Granda, los montes de Llorianes y
del Retuerto, y el Pico Castiello.
La alineación montañosa septentrional está
configurada por una sucesión longitudinal
de colinas suaves y relieves medios, que sirven de separación entre la depresión anterior y el área costera de Gijón. Se trata en
realidad de un fragmento de la cordillera litoral asturiana la cual, aunque sobrepasa
los 1.000 metros de altitud en las sierras del
Sueve y del Cuera, sólo posee en Siero relieves mucho más modestos, los cuales rara vez se elevan por encima de los 500 metros. Esto ocurre tan sólo en los puntos culminantes del cordal de Fario y en la Peña
Careses (520 m.). En este último caso, nos
encontramos ante un gran bloque de caliza
de montaña, de facies carbonífera, elevada
al mismo tiempo que se hundía el conjunto
de la fosa situada al sur.
Las cumbres más elevadas de este cordal
se sitúan todas en la parte más oriental de la
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alineación. Y es que este relieve montañoso
no constituye un macizo compacto, de altitud homogénea; es especialmente movido
en el oriente del concejo, en donde las colinas dominantes del occidente son sustituidas progresivamente por relieves de mayor
entidad. Mientras las primeras sólo superan
raras veces los 250 metros de altitud, los
segundos superan casi siempre los 500.
En conjunto este cordal montañoso está
compuesto mayoritariamente por materiales
secundarios, sobre todo calizas jurásicas y
arcillas triásicas, en los que los ríos no han
tenido muchas dificultades para abrir valles
tanto más cerrados y profundos a medida
que nos desplazamos hacia el Este. De ellos
el más destacado es el abierto transversalmente por el río Noreña, que se extiende entre la localidad que le da nombre y el confín
oriental de la parroquia de La Collada.
La alineación montañosa meridional, por su
parte, está integrada por varias sierras menores, como las de la Paranza, Ubierza o La
Camperona. Este conjunto de sierras, que
se abren al valle central formando una especie de frente de cuesta, constituye, en realidad, los fragmentos más septentrionales de
la denominada Cuenca Carbonífera Central
Asturiana, en la que se encuentran la mayor
parte de las vetas carboníferas de la región
y, por supuesto, de Siero.
Esta alineación meridional se diferencia sensiblemente de la que se encuentra al norte, ya
que difiere de ella tanto en el tipo de materiales que la componen, como en la altitud media o en su aspecto externo. Aquí, las calizas
secundarias del norte son sustituidas por materiales más antiguos, del primario, sobre todo del carbonífero, abundando los grandes
bloques de calizas y los estratos carboníferos.
Estos últimos afloran sobre todo en las dos
vertientes del valle del río Candín.
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Por otra parte, nos encontramos ante un
relieve que mantiene un aspecto compacto
y una línea de cumbres muy uniforme, que
se eleva en torno a unos 500 metros sobre
el nivel del mar. Sólo en la zona oriental se
rompe esta homogeneidad. Por un lado,
porque el relieve presenta indentaciones
orientadas en dirección NE-SW que rompen con la dirección mayoritaria E-W de las
alineaciones occidentales; y, por otro, porque aparecen relieves mucho más elevados, cortados por valles muy encajados y
abruptos, de laderas largas y empinadas,
como puede observarse en los valles de
los ríos Negro y Candín, colectores del
Nora y del Nalón, respectivamente. El pico
culminante de esta zona es el Ceacal, de
694 metros de altitud.
2.- El clima
Las condiciones climáticas de cualquier
lugar son el resultado de dos tipos de fenómenos bien diferenciados por la escala
en la que actúan. Por un lado, dependen
de las características generales que posee
la atmósfera en ese lugar, las cuales, a su
vez, están ligadas a la latitud. Pero, por
otro, se encuentran mediatizadas por las
especificidades geográficas de ese mismo
lugar, entre ellas la altitud, la topografía o
la distancia al mar.
Desde un punto de vista general, el concejo de Siero, como toda Asturias, se encuentra situado en las latitudes medias del
hemisferio norte, que se encuentran bajo el
influjo de una gran corriente de aire del
oeste que sopla en altura ininterrumpidamente a lo largo de todo el año y que arrastra en su desplazamiento a las borrascas
que se forman en el frente polar. Esta corriente de aire es, por ello, inestable, pero
además húmeda y de temperatura suave.
Su influjo se traduce en un ambiente térmi-
El marco geográfico
co agradable casi todo el año, y también
en precipitaciones abundantes.
El flujo de aire del oeste no circula siempre a
la misma latitud. Se desplaza estacionalmente de norte a sur, de manera que se sitúa en
las cercanías de las latitudes de la costa cantábrica entre el otoño y la primavera, alejándose de ellas durante el verano, cuando se
desplaza hacia posiciones más septentrionales. Este recorrido latitudinal de la corriente
explica las diferencias térmicas y pluviométricas que se dan en nuestra región a lo largo
del año, ya que cuando el frente polar se encuentra en nuestras inmediaciones las temperaturas son frescas, al tiempo que las borrascas a él asociadas dejan precipitaciones
abundantes. Por el contrario, cuando el frente se desplaza hacia el norte, su lugar es ocupado por aire procedente de la gran masa de
aire tropical que recibe el nombre de anticiclón de las Azores, lo que supone una subida
generalizada de las temperaturas y una mejoría en las condiciones de estabilidad del aire. Ahora bien, debemos tener en cuenta que
la llegada del aire de las Azores no siempre
representa buen tiempo, ya que los vientos
asociados al anticiclón suelen proceder del
norte y ello hace que, al entrar en Asturias,
choquen en superficie con la barrera montañosa de la Cordillera Cantábrica, por lo que
tienden a elevarse, inestabilizando las capas
bajas de la atmósfera. Todo ello provoca una
condensación del vapor de agua contenido
en la masa de aire, la cual, aunque no suele
llegar a provocar precipitaciones, sí que da
lugar a la aparición de nieblas y brumas que
pueden perdurar durante todo el día. Es ésta
una situación muy típica del verano.
Estas características generales del clima,
determinadas por la posición que ocupa el
concejo respecto a la circulación general de
la atmósfera, pueden matizarse mucho más
si tenemos en cuenta la forma en la que son
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modificadas por las características geográficas antes citadas. Así, por ejemplo, a pesar de que el límite septentrional del municipio se encuentra a unos 15 kms lineales de
la línea de costa, la cordillera prelitoral impide la llegada nítida del aire oceánico y el clima presenta ciertos rasgos de continentalidad. De esta forma, el mes más frío es Enero, y no Febrero como correspondería a un
clima oceánico, que además tiene una temperatura media ligeramente inferior (8,5°C) a
la de Gijón (10°C), situado en la costa (MUÑOZ JIMENEZ, J., 1982).
Por su parte, la disposición interna del relieve modifica las condiciones climáticas dependiendo de la dirección dominante del
viento. Cuando es del norte, como ya hemos dicho, provoca la formación de bancos
de niebla, y cuando es del oeste se produce
un fenómeno de compresión orográfica que
da lugar a un ligero incremento de las precipitaciones a medida que nos dirigimos hacia
el este. En Anes se recogen 1.166 mm. de
precipitación media anual, y sin embargo en
Lieres se llega a los 1.216 mm (MUÑOZ JIMENEZ J., 1982).
De forma genérica, nos encontramos ante un
clima templado, ligeramente continentalizado
en invierno, con temperaturas suaves y contrastes térmicos reducidos (la temperatura
media del mes más frío es de 8,5°C y la del
más cálido de 18°C), y con una precipitaciones elevadas (superiores a los 1.000 mm de
media anual) repartidas a lo largo de todo el
año, si exceptuamos los meses centrales del
verano durante los que las precipitaciones
disminuyen de forma drástica aprovechando
la lejanía relativa del frente polar.
IV. LAS VÍAS DE COMUNICACIÓN
Las vías de comunicación que atraviesan el
término municipal son muchas y de gran im-
25
portancia. A ello han contribuido, por un lado, su posición privilegiada en el centro de
Asturias, a caballo entre las principales áreas urbanas de la región y, por otro, el predominio de un relieve suave y poco accidentado. Este último hecho, que puede ser
irrelevante en otras regiones, tiene gran
trascendencia en Asturias, pues en ella el
relieve poco accidentado llega a adquirir la
categoría de bien escaso.
Entre las numerosas vías de comunicación
que atraviesan Siero se encuentran las que
discurren en sentido latitudinal. Diseñadas
para unir las ciudades costeras, sobre todo
Gijón, con las poblaciones situadas en el
centro de la región (Oviedo, Langreo, Pola
de Siero, etc.), deben salvar en su discurrir
hacia la costa la denominada sierra prelitoral, lo que explica que las más importantes
de ellas se sitúen en la zona más oriental,
aquella en la que la alineación prelitoral presenta las menores altitudes, así como el relieve menos abrupto.
Otras vías de comunicación, igualmente importantes, son las construidas aprovechando las ventajosas condiciones topográficas
que presenta la llanada que se extiende por
el centro del concejo, en el sentido de los
paralelos. Llanada que, en la actualidad está atravesada por los ejes de comunicación
transcantábricos más importantes.
La elevada densidad viaria actual no debe
hacernos olvidar que su construcción se inició hace tan sólo unos doscientos años y que
con anterioridad a esa fecha el tránsito rodado de personas y mercancías era una tarea
muy costosa, tanto por la precariedad de los
medios de transporte como por la carencia
de caminos. Según Madrazo (1984), a finales
del siglo XVIII la infraestructura viaria del concejo era penosa, los pocos senderos existentes se encontraban habitualmente intransita-
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bles, no servían ni para la comunicación entre comarcas distintas ni para los intercambios comerciales; la única función que cumplían era asegurar el acceso de los campesinos a las diferentes parcelas que cultivaban.
La primera vía pavimentada fue inaugurado
en 1794 y cruzaba las colinas septentrionales a través del paso de Pruvia; constituía,
en realidad, un pequeño tramo de la arteria
que debía unir Gijón con la Meseta, pasando por Oviedo y el puerto de Pajares. En
origen se trataba de un camino de herradura que sólo se convirtió en camino carretero
durante la tercera década del siglo XIX (MADRAZO, S., 1984).
Con posterioridad, nuevas vías utilizaron las
mismas colinas para traspasar la cordillera
litoral. Se trataba de las que, a partir de mediados del siglo XIX, se construyeron con la
intención de facilitar una salida marítima al
carbón extraído en los valles del Nalón y del
Candín, éste último dentro del municipio de
Siero. Primero se inauguró la Carretera Carbonera, en el año 1842, que salvaba la línea
montañosa por el denominado Alto de la
Madera, después de atravesar todo el concejo por su zona central. Pocos años más
tarde, en 1856, entró en servicio la primera
línea ferroviaria asturiana, el Ferrocarril de
Langreo, que también se dirigía hacia Gijón
aprovechando los valles abiertos por los
ríos Noreña, al sur de la divisoria de aguas,
y el Pinzales, al Norte. En su origen, para
salvar el desnivel existente entre las cabeceras de los ríos citados se construyó un terraplén que el tren sólo podía subir mediante el uso de una cremallera. Más tarde este
trazado fue sustituido por un túnel que, partiendo de la localidad de Noreña, tenía su
boca septentrional en la localidad de Pinzales. En la actualidad esta línea dispone de
ancho métrico y se encuentra desdoblada y
electrificada entre Gijón y Sama.
El marco geográfico
En la última década del siglo XIX también
estaban acondicionados todos los tramos
de la nueva carretera local que unía las localidades de Gijón y Valdesoto, atravesando
Pola de Siero. Las obras de acondicionamiento de esta carretera se prolongaron en
el tiempo a lo largo de varias décadas, entre
otras razones porque su ejecución se realizó por fases. De sus diferentes tramos el de
Pola de Siero a la Collada se inició en 1865
y sólo concluyó 25 años más tarde, en 1890.
La última gran vía de comunicación proyectada durante el siglo XIX con un trazado paralelo a las anteriores fue la línea férrea Madrid-Gijón, de la Compañía del Norte, cuya
construcción se terminó en 1884, después
de atravesar el importante obstáculo que
suponía la Cordillera Cantábrica a través del
Puerto de Pajares. En la actualidad esta línea ferroviaria, que es la más importante de
las asturianas, posee doble vía y está electrificada en todo su recorrido por la región.
La tendencia a utilizar el suelo de Siero para
levantar las grandes arterias de comunicación que debían de unir la Cuenca de Oviedo con la marina de Gijón se mantuvo durante todo el siglo XX, de forma que las colinas occidentales del concejo fueron de
nuevo horadadas para construir el más importante de los ejes de comunicación asturianos: la autopista denominada “Y”, abierta
al tráfico en 1976.
La mayor parte de las vías reseñadas tiene
una clara disposición Norte-Sur y entran en
el concejo por el oeste, aprovechando la
amplia llanada que se extiende por aquella
zona. Ahora bien, otras lo hacen desde posiciones más orientales y ello las ha obligado a atravesar también la barrera montañosa que se extiende por el sur. Es el caso del
ferrocarril de Langreo, que salva el cordal
montañoso con el túnel que se extiende en-
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tre las localidades de Candín y Carbayín de
Abajo (850 metros); de la Nueva Carretera
de Langreo que también utiliza túneles
(1.000 metros) para atravesar la barrera
montañosa, en esta ocasión uniendo la parroquia de Hevia con la langreana de Riaño;
o del ramal de RENFE que discurre entre
Viella y Tudela-Veguín. Este ramal, último de
los construidos por RENFE en nuestra región, permitió dar una salida marítima a la
producción de la empresa Cementos de Tudela-Veguín y atraviesa la Sierra de La Paranza utilizando el mayor túnel de los construidos en tierras de Siero, con una longitud
aproximada de 3.750 metros.
A las vías de comunicación que atraviesan
el concejo de norte a sur hay que añadir las
que lo hacen en sentido transversal para
aprovechar, en este caso, el fondo plano de
la fosa terciaria. La más antigua de estas
vías es la carretera Unquera-Vegadeo por
Oviedo (OJEDA, G., 1977), acondicionada al
amparo del Plan Nacional de Carreteras de
1860, la cual se convirtió en la principal carretera asturiana después de que fuese incluida en el plan REDIA promovido por el
gobierno de la nación en 1967.
Con un trazado casi paralelo al de la carretera anterior se inauguró, en 1891, el tramo
del ferrocarril de Económicos que discurría
entre Oviedo e Infiesto. Este ferrocarril de
ancho métrico posee en la actualidad una
doble vía electrificada entre Oviedo y El Berrón, lo que, junto al aumento reciente de la
frecuencia de los trenes le ha permitido dar
servicio de ferrocarril de cercanías.
A estas dos importantes infraestructuras,
que atraviesan el concejo en el sentido de
los paralelos, se les ha unido en la última
década la autovía del Cantábrico de la que
ya se han inaugurado los tres tramos que
atraviesan el municipio: Pola de Siero-San
27
Miguel de la Barreda (1991); San Miguel de
la Barreda-Paredes (1992); y Pola de SieroLieres (1997). La entrada en funcionamiento
de esta autovía ha relegado a la antigua carretera nacional a un segundo plano y ello le
ha permitido convertirse en un eje fundamental para las comunicaciones en el interior del municipio, sobre todo a su paso por
las parroquias más occidentales en las que
sirve de aglutinante a la gran área industrial
que se extiende desde el límite del concejo
hasta la localidad de El Berrón.
La red viaria descrita se completa con una
extensa red de carreteras menores, heredera en muchas ocasiones del antiguo sistema de caminos que aseguraba el acceso
a las múltiples parcelas rurales y, por tanto, el normal desarrollo de la actividad
agraria. Esta red presentaba un aspecto
deplorable hasta hace pocas décadas, sin
embargo en los últimos 25 años sus características han cambiado de forma sensible,
después de que las autoridades competentes (hasta principios de los ochenta la
Diputación Provincial, y desde entonces la
administración del Principado de Asturias,
así como la propia administración municipal) liberaran los fondos necesarios para
ejecutar diversos planes de modernización. Las últimas inversiones han permitido
que los antiguos pavimentos de macadam
y de riego asfáltico, muy frágiles ante las
inclemencias del tiempo, fuesen sustituidos por los de aglomerado asfáltico, mejorando así las condiciones generales de circulación de los vehículos y reduciendo de
manera notable la duración de los desplazamientos; pero además se han multiplicado y diversificado las señalizaciones; se
han suprimido numerosos pasos a nivel; se
han construido nuevos puentes sobre los
cursos de agua; al tiempo que se ha aumentado el radio de algunas curvas, disminuyendo así su peligrosidad.
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Todas estas vías de comunicación han dotado a la mayor parte del territorio de una
elevada accesibilidad, muy superior a la
existente en otros lugares de Asturias (ningún lugar se encuentra a más de tres cuartos de hora de viaje por carretera de la capital del Principado), pero a pesar de ello todavía existen algunas zonas cuya marginalidad es difícil de entender en los tiempos actuales. Es el caso de las parroquias mineras
del sureste, en tiempos no muy lejanos focos fundamentales del desarrollo económico de Siero, las cuales se encuentran en una
clara situación de aislamiento. Llegar a
Oviedo, por ejemplo, desde Carbayín de
Arriba supone un viaje que no supera los 30
minutos, pero debe tenerse en cuenta que
ese tiempo se emplea para recorrer los escasos 20 kilómetros de distancia que existen entre ambas localidades.
V. LA POBLACIÓN Y EL POBLAMIENTO
El concejo de Siero ha sido el único, junto
con los de Oviedo y Gijón, que ha podido
incrementar sus efectivos demográficos en
todas las décadas de este siglo. Este crecimiento ininterrumpido le ha permitido pasar desde los 22.503 habitantes que tenía
en 1900, a los más de 48.000 que tenía
censados en 2001.
Este crecimiento no tuvo siempre la misma
intensidad, pudiendo diferenciarse tres fases. La primera discurre hasta 1930, y durante ella el ritmo de incremento fue superior
a la media regional, lo que facilitó un aporte
absoluto de más de 8.000 personas. Durante la segunda, que se extiende hasta 1970,
la tasa de aumento fue menor y también inferior a la media regional, por lo que el aporte demográfico fue tan sólo de algo más de
5.000 personas. Por último, durante la tercera fase, que llegaría hasta la actualidad, el
municipio vuelve a crecer a un ritmo notable
El marco geográfico
a pesar de que simultáneamente tuvo lugar
una drástica reducción de las tasas de natalidad. Tal crecimiento, que superó las 12.000
personas, coincidió con una importante corriente inmigratoria ligada a la fase álgida de
la industrialización, pero además a la consolidación de la funcionalidad terciaria que adquieren en esta época los núcleos del concejo. No sólo Lugones y Pola de Siero, sino
también otros de menor relieve como Colloto, El Berrón o la nueva urbanización de la
Fresneda, construida para dar respuesta a
la nueva demanda de chalets adosados procedente de las clases medias ovetenses.
El importante aumento demográfico de los
últimos años se ha dejado sentir en la composición por edades de la población, de
manera que ésta se encuentra bastante
menos envejecida que la del conjunto de
Asturias. El número de jóvenes (menores
de 20 años) supera en dos puntos porcentuales la media regional (26%) y, sin embargo, el de mayores de 60 es inferior a ella
en otros dos (21,2%).
Según el Nomenclátor de 1996, las más de
46.000 personas que habitaban en el concejo residían en más de 250 núcleos diferentes. Ahora bien, la dinámica reciente se
ha caracterizado por su tendencia a concentrar la población en algunas pocas localidades, casi todas ellas situadas en las
zonas más llanas y mejor comunicadas del
concejo; es decir, sobre la amplia llanada
que se extiende por las tierras centrales
del mismo, regada por las aguas del río
Nora. En esta llanada central, sobre altitudes inferiores a los 200 metros, se sitúan
los principales núcleos de población, como Pola de Siero, Lugones, La Fresneda o
Lieres, que son además los que mantienen
unas tasas de crecimiento más altas, sensiblemente superiores a las del conjunto
del concejo.
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Entre los mayores núcleos sólo los dos
Carbayines se encuentran fuera de esa llanada, a pesar de lo cual el de Abajo mantiene una cota similar a la de Pola de Siero, al encontrarse situado en el fondo del
valle abierto por el río Negro. Por el contrario el Alto es la única entidad de cierto
tamaño que posee una cota relativamente
elevada, bastante infrecuente en Asturias.
Su caserío se extiende a lo largo de la loma que, con una altitud constante de unos
400 metros, sirve de divisoria de aguas a
los valles de los ríos Nora y Nalón.
La tendencia a la concentración de la población en la llanada central ha originado
alteraciones en las pautas que rigieron
hasta hace pocos años la forma en la que
se distribuía la población en el territorio.
Basten algunos ejemplos significativos de
este fenómeno. A principios de siglo los
habitantes que residían en Pola de Siero y
Lugones no llegaban a representar ni el
15% de la población municipal, sin embargo en 1996 esa representación se había
triplicado hasta superar el 45%. Por el
contrario, la población de las parroquias
mineras (Santiago y San Juan de Arenas,
Valdesoto, Carbayín de Abajo y Lieres) redujo a la mitad su participación en el potencial demográfico del concejo. En 1960
suponía el 24,4% del total y en 1996 se
había reducido hasta el 12%.
Si nos atenemos a la información facilitada por el Nomenclátor, en 1996 los mayores núcleos de población eran Pola de
Siero y Lugones, ambos con más de
10.000 habitantes, que eran además los
más importantes si consideramos su dinamismo tanto económico como demográfico. Además de ellos destacaban por su
número de habitantes, El Berrón, que se
acercaba a los 3.000, y la Fresneda, con
unos 2.000.
29
Ahora bien, debe tenerse en cuenta que algunos de los núcleos que aparecen en el
Nomenclátor con cifras bajas de población
se encuentran en realidad unidos, configurando de hecho entidades de poblamiento
mucho mayores. Esto ocurre, de manera específica, en la cuenca minera, en donde
existen localidades que superan ampliamente los 1.000 habitantes, aunque no aparezca así recogido en la fuente antes aludida. Es el caso de Carbayín de Abajo y de
Lieres, cada uno de ellos con más de 1.500
habitantes, y de Carbayín de Arriba que tiene más de 2.000.
VI. POLA DE SIERO
1. Los Orígenes,
desde la fundación hasta 1850
Pola de Siero tiene su origen en la Carta
Puebla otorgada por Alfonso X a los moradores de la tierra de Siero, en el año 1270.
Con anterioridad sólo existía en el lugar la
denominada Alberguería de San Pedro, auténtico embrión de la actual villa.
Ahora bien, la concesión de la Carta Puebla
no fue suficiente para impulsar el crecimiento urbano; para ello fue precisa también la
intervención, en primer lugar, de D. Rodrigo
Álvarez de las Asturias, que en el año 1310
ordenó la ejecución del poblamiento previsto en aquella, y más tarde, del rey de Castilla Enrique II, el cual concedió a la villa nuevas prerrogativas en el año 1370 (ALONSO
CABEZA, M.D., 1992).
La Carta de Pola de Siero, como la de Benavente, imponía a sus habitantes el pago
de una cuota anual que debía ser satisfecha
a la corona, pero a cambio les eximía de
cualquier otro impuesto, al tiempo que les
otorgaba los privilegios de un mercado semanal y de un Alfoz o término municipal.
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El marco geográfico
Se consagraban así las dos funciones tradicionales de la villa que debían perdurar hasta la actualidad: la de centro de mercado del
espacio rural circundante y la de cabecera
administrativa de un territorio que más tarde, sin grandes modificaciones, se convertiría en el actual concejo de Siero (RUIZ DE
LA PEÑA 1981).
Estas tres vías de comunicación confluían
en la Plaza de Las Campas organizando un
espacio abierto que se había convertido
en el centro económico y social del pueblo. En él se celebraba, al norte, el mercado de ganados, y, al sur, en las inmediaciones de la actual plaza de Argüelles, el
de verduras.
Las prerrogativas otorgadas tanto por el estamento nobiliario como por la autoridad
real van a permitir que Pola de Siero consiga, en los siglos siguientes, su afianzamiento como villa, y con él un pequeño crecimiento demográfico, suficiente para impulsar un cierto desarrollo urbano. Así, a mediados del siglo XIX las funciones de la localidad se mantienen. Madoz habla de un
concurrido mercado, todos los martes del
año, en el que se especula con “ropas, quincalla, ganados, géneros y frutas del país”.
En esta época el caserío de la Pola estaba
compuesto por viejas edificaciones de madera y barro, de poca altura y ornamentadas
con los elementos más tradicionales de la
arquitectura popular urbana asturiana, tales
como los balcones, los corredores, o los
grandes aleros, los cuales, además de servir
de elemento ornamental, permitían a los paseantes guarnecerse de las frecuentes lluvias. Todavía hoy en día quedan algunos
vestigios de este tipo de arquitectura en torno a la plaza de Las Campas.
Según Madoz, a mediados del siglo XIX la
villa polesa contaría con 2.500 almas. Sin
embargo parece más fidedigna la cifra de
1.329 extraída por Rivas Yánez (1978) del
censo de 1845. Este mismo autor nos habla,
en ese mismo año, de 325 edificios, los cuales se distribuían, tal y como puede comprobarse en el algo más tardío plano de
Francisco Coello (1870), configurando un típico pueblo caminero, apilándose en las
márgenes de los ejes viarios que atravesaban la localidad. El más importante de ellos
era la carretera Oviedo-Villaviciosa que entraba por la actual calle del Convento y continuaba por la plaza de las Campas y la calle San Antonio (Fig. 3).
La arquitectura popular protagonizaba la
imagen urbana de la villa, pero también
existían algunos edificios levantados en piedra, cuya sola existencia denotaba la primacía social y económica que todavía ejercían
los estamentos nobiliario y eclesiástico, y,
en menor medida, el incipiente protagonismo que comenzaba a adquirir entonces la
Administración Pública en la construcción
de la ciudad. Entre tales edificios destacaban: el palacio del Marqués de Santa Cruz,
sobre cuya huerta se levantaron algunos
años más tarde los parterres y las instalaciones del nuevo parque de la localidad, así
como las capillas de Santa Ana y de la Soledad, todos ellos situados en las afueras de
villa. Además, engarzados en el caserío del
centro urbano, se encontraban el Ayuntamiento (en la actual Calle de San Antonio), la
Iglesia Parroquial (en la Plaza de Argüelles),
y la Casona propiedad del citado Marqués
de Santa Cruz (entre la Plaza de las Campas
y la Calle Celleruelo).
Pero no era desdeñable la importancia de
otros dos: el que unía Gijón con Valdesoto,
atravesando la localidad siguiendo el eje
Carretera de Gijón-Plaza de las Campasmargen izquierda del arroyo de los Penitentes; y el que se dirigía a Celles.
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abierta sobre la bóveda construida para canalizar el río.
Un último elemento llamativo del paisaje urbano de la época era el riachuelo que atravesaba la villa de Norte a Sur por su zona
más oriental, el denominado río de los Penitentes, el cual, si bien se encuentra actualmente soterrado, ha dejado su huella en la
galería colgada que todavía une las fachadas de dos casas situadas a ambos lados
de la calle Pelayo. Calle ésta, por cierto,
2. La primera expansión hacia el sur
(1850-1900)
C.
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Durante las últimas décadas del siglo XIX
Pola de Siero, como otras villas asturianas,
pasó por una fase de fuerte expansión urba-
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escala gráfica aproximada
Fig. 3: Pola de Siero en 1870, según el plano de Coello.
Realizado por: J. L. Seoane.
No
CASONA DEL MARQUES DE STA. CRUZ
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na impulsada por el crecimiento demográfico (en 1900 la población había ascendido a
2.266 habitantes, lo que representaba un
crecimiento relativo del 70% en tan sólo 50
años) y el desarrollo mercantil, el cual, a su
vez, estuvo desencadenado por la incipiente modernización del aparato productivo heredado del Antiguo Régimen.
La incipiente modernización económica tuvo sus bases más sólidas en la transformación de la agricultura tradicional de subsistencia, organizada en torno al policultivo de
baja productividad, en una agricultura especializada, más productiva, capaz de generar
excedentes comercializables, y además en
la aparición de los primeros talleres industriales en los que se fabricaba un número
cada vez mayor de mercancías de bajo coste. Pero además no debemos olvidar el papel desempeñado en la modernización por
la nueva red de transporte terrestre que se
comienza a construir en toda España a partir de mediados de la centuria.
Va a ser precisamente la modernización de
la infraestructura de transporte terrestre la
que dirija el crecimiento espacial de la Pola durante estas décadas, y no sólo por
cuanto las nuevas vías de comunicación
se van a convertir en el embrión de lo que
en poco serán espacios centrales de la villa, sino además por cuanto definirán las líneas maestras de su futuro crecimiento,
especialmente su pertinaz e ininterrumpida expansión hacia el sur, en busca de los
terrenos llanos que se extendían entre el
viejo casco y la cuenca del Nora.
El primer hito de esta expansión urbana
puede datarse poco después de 1850 cuando entró en servicio un nuevo tramo de la
carretera que se estaba construyendo entre
Oviedo y Villaviciosa; en concreto, el que se
iba desde el límite suroccidental de la Pola
El marco geográfico
hasta la venta de la Uña. Este camino carretero partía del puente construido para salvar
el arroyo de los Penitentes que se situaba
en el comienzo de la actual calle de Pedro
Vigil, en las inmediaciones de la plaza del
Ayuntamiento.
Con el paso de los años lo que había sido
concebido como un eje de comunicaciones
adquirió un gran protagonismo en la historia
urbana de la villa ya que se convirtió en una
importante vía urbana a la que se le dio el
nombre de calle de Florencio Rodríguez. Por
otro lado, este eje representa la entrada en
funcionamiento de la primera ronda meridional de circunvalación que se construyó en la
localidad para tratar de evitar el tránsito de
carruajes por las calles más céntricas, a la
que posteriormente siguieron otras, construidas a medida que la ciudad se expandía
hacia el sur.
Posteriormente, en 1877, se inaugura, como
complemento a la obra anterior, la nueva salida a Oviedo, más tarde convertida en Calle
Celleruelo. Sobre ambas salidas se construirían en las décadas siguientes algunas
de las edificaciones más representativas de
la época y también del poder económico de
la nueva burguesía local emergente.
Claudio Rodríguez, emigrante poleso a la Argentina, mandó construir en 1880 el edificio
que ocupa actualmente el Banco de Santander. Gregorio Vigil-Escalera inauguró en 1901
la casa Escalera, moderno establecimiento
comercial de la época y sede del antiguo
Banco de Siero, ocupado más tarde por el
Banco Central. En 1905 Joaquín Díaz encargó a unos arquitectos catalanes la construcción del único edificio modernista existente
en Pola de Siero, el situado en la calle Florencio Rodríguez enfrente del parque. Por último, Juan Rodríguez mandó edificar en 1906
la casa que más tarde pasó a manos de D.
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Ramón Vigil-Escalera, en cuyos bajos funcionó una fábrica de embutidos que comercializó sus productos bajo la marca El Gaitero, tal
y como nos recuerda D. Juan José Domínguez, actual Cronista Oficial de Siero.
Otro hito del desarrollo urbano impulsado
por la apertura o mejora de nuevas vías de
comunicación fue la entrada en funcionamiento del ferrocarril de Económicos cuya
estación, situada en la orilla del Nora, se encontraba en las afueras de la villa. La voluntad de unir la nueva estación con el casco
urbano explica la apertura de la Calle Marquesa de Canillejas, para cuyo acondicionamiento se aprovecharon las obras de mejora llevadas a cabo en la antigua carretera Gijón-Valdesoto, entre 1865 y 1890, que desplazaron esta carretera hacia el oeste, para
así habilitar un camino más directo hacía el
vado del río situado en las inmediaciones
del actual cementerio.
La actividad constructiva de esta época no
quedó reducida a la iniciativa pública. La
nueva burguesía, nacida del desarrollo mercantil, impulsó también el crecimiento urbano, y lo hizo a través de dos vertientes:
construyendo edificios representativos de
su nuevo estatus social y económico, los
más importantes de los cuales ya han sido
citados, e implicándose en la propia apertura de calles. De esta forma la burguesía entraba en el negocio inmobiliario impulsado
por el desarrollo urbano de estos años.
De todas las iniciativas privadas, la más
destacada fue, sin duda, la apertura de las
calles Villaverde (1871), Enrique II, Martín de
Lugones y Conde de Santa Bárbara, estas
tres últimas en 1875. La coincidencia de las
fechas de apertura, así como su trazado regular, nos hacen sospechar que se trata de
una parcelación particular, llevada a cabo
por el propio propietario del terreno, de la
33
que, sin embargo, no podemos dar más información por haber desaparecido del
Ayuntamiento los expedientes de la época.
Este período de febril crecimiento urbano se
cierra en 1877 con la apertura de la calle Villanueva, que servía para unir la nueva calle
de Celleruelo con la antigua carretera de
Oviedo (calle del Convento).
La expansión urbana que acabamos de describir había permitido que la villa mejorase
de forma notable su apariencia de núcleo urbano, a lo que también contribuyó la creciente utilización de los pisos bajos de los
edificios para realizar en ellos transacciones
comerciales, es decir la transformación de
los bajos en tiendas estables, capaces de
complementar la oferta de productos existente en el mercado semanal, insuficiente ya
para colmar las necesidades de consumo de
una población que no sólo había crecido en
número sino además en poder adquisitivo.
En lo que respecta a su base económica,
puede decirse que Pola de Siero reforzó durante esta época sus funciones tradicionales de centro económico y administrativo de
su concejo. A tal circunstancia contribuyeron las nuevas tiendas, pero además algunas otras iniciativas de orden económico y
administrativo. Entre las primeras se encontrarían: la construcción de un nuevo matadero (1864); la ampliación del recinto del
mercado de ganados (1868), que se extiende hacia la actual plaza de Argüelles; la entrada en funcionamiento de un servicio regular de diligencias con Oviedo (1884); la
construcción del Asilo (1886), en las afueras
de la villa; o la llegada del ferrocarril (1891).
Y entre las segundas: la puesta en servicio
del telégrafo (1864); la inauguración de la
nueva Iglesia (1870), levantada en su ubicación actual; la dotación de un Juzgado
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de Primera Instancia (1886) y de un servicio de Registro (1887); o la construcción
del nuevo Ayuntamiento (1888), sobre la
huerta del Palacio del Marqués de Santa
Cruz, allí donde la nueva carretera de Villaviciosa entraba en la población.
3. El Plan de Ensanche y la
consolidación del crecimiento
meridional. (1900-1940)
El auge económico y demográfico de la segunda mitad del XIX se vio ralentizado a partir de 1900, hasta el punto de que la villa perdió casi 400 habitantes durante la primera
década del siglo, paralizándose también el
crecimiento espacial. Hasta 1940, las calles
abiertas durante las décadas anteriores fueron suficientes para absorber el crecimiento
demográfico, siendo la calle Enrique II la que
recibió el mayor número de licencias de
construcción durante este período. Ahora
bien, la atonía demográfica y constructiva no
fue impedimento para que el urbanismo poleso adquiriese un dinamismo muy intenso.
Es cierto que la apertura de nuevas calles
quedó circunscrita a las actuaciones que se
derivaron del encauzamiento del río de los
Penitentes (también llamado Seco), entre
ellas el trazado de la plaza del Cabo Noval y
de la calle Pedro Vigil, ambas sobre el antiguo cauce del río. Pero no es menos cierto
que es durante esta época, en concreto en el
año 1932, cuando los responsables municipales del concejo de Siero dotan a su capital de un documento urbanístico que, por
circunstancias diversas, acabaría por adquirir un enorme protagonismo en el desarrollo
espacial de la Pola durante más de cincuenta años. Nos estamos refiriendo al Plan de
Ensanche, aprobado el año citado, que, a la
postre, dirigiría la expansión contemporánea
de la villa, incluso con posterioridad a la entrada en vigor del Plan General de Ordenación Urbana de 1988.
El marco geográfico
La actividad urbanística de la época a la que
nos estamos refiriendo estuvo protagonizada por el Alcalde Parrondo quien confió la
planificación del futuro crecimiento de la villa al ingeniero Ildefonso Sánchez del Río.
Este, destinado en Oviedo entre 1924 y
1940, recibió del Alcalde el encargo de realizar un proyecto de Ensanche con características similares a los que se diseñaron para organizar el crecimiento espacial de algunas grandes ciudades españolas durante la
segunda mitad del siglo XIX. Eso sí, a diferencia de ellas, ya no eran las Leyes de Ensanche de las Poblaciones Españolas de
1864 y 1892 las que definían el marco legal
en el que debían enmarcarse las actuaciones urbanísticas, sino el llamado Estatuto
Municipal, promulgado en 1924. (Fig. 4)
Llama la atención que se realizara este proyecto en un momento de atonía demográfica, máxime cuando el Estatuto sólo obligaba a realizar el correspondiente ordenamiento urbanístico a las entidades de más
de 10.000 habitantes o a aquellas otras que
habían tenido un crecimiento de la población superior al 20% durante la década de
1910, requisitos ambos que en ningún caso
eran satisfechos por Pola de Siero.
El Ensanche de Sánchez del Río orientaba la
expansión urbana hacia el sur, en busca del río
y de la estación de ferrocarril, consolidando
así la tendencia iniciada en el siglo pasado.
El plan preveía actuar sobre una superficie de
53 hectáreas (muy superior a la que tenía la
villa entonces), situada en su mayoría en la
cuesta de pequeña pendiente que unía el
casco tradicional con el cauce del río. En ese
espacio, del que se destinaban 23 hectáreas
a usos residenciales, el ingeniero trazó 44 calles y 64 manzanas que sirvieron para absorber tanto la expansión espacial como el crecimiento de la población durante más de 60
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años. Algunos de estos viales todavía protagonizan el crecimiento actual, en un momento en el que está a punto de aprobarse la rectificación del Plan de Ordenación urbana del
concejo de Siero, aprobado en 1988. Para
darse cuenta de la magnitud del proyecto de
Sánchez del Río baste pensar que su superficie triplicaba con creces la que tenía la villa
en el momento de redactarse, o también que
en aquel entonces la villa no contaba ni tan
siquiera con una docena de viales a los que
pudiera dárseles el nombre de calle.
Para el diseño de la ciudad el ingeniero utilizó básicamente un plano ortogonal, que es
el que mejor se amolda a la circulación rodada; además, permite la multiplicación de
pequeñas plazuelas en las intersecciones
35
de los viales, la apertura de grandes perspectivas y, por supuesto, el óptimo aprovechamiento del espacio urbano. Sánchez del
Río lo adoptó para dirigir el crecimiento hacia la Carrera y la Venta la Uña, al este y al
oeste, respectivamente, de las calles Navia
Osorio y Marquesa de Canillejas, sin embargo no fue la única solución manejada.
Para el crecimiento meridional concibió una
estructura radioconcéntrica que se materializó en el plano en una serie de ejes que
convergen en la plaza del mercado diseñada por él mismo. Es el caso de las calles Alcalde Parrondo, Fausto Vigil, Nº 14 y Nº 15,
que, a su vez, se ven cortadas en semicírculo por las de Párroco Fernández Pedrera,
Valeriano León y Casimiro Argüelles.
Fig. 4: Plan de ensanche de la Villa de Pola de Siero, año 1932. Realizado por: I. Sánchez del Río
Realizado por: J. L. Seoane.
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El marco geográfico
Para la unión de los trazados ortogonal y radioconcéntrico Sánchez del Río propuso la
construcción de una gran calle central, de
20 metros de anchura, formada por dos ejes
que partiendo de la plaza del mercado se dirigirían a la estación del ferrocarril y a una
plaza que debería de haberse abierto en la
Venta de la Uña.
duales, lo que representaba el inicio de la
construcción de la red actual de alcantarillas, así como la mejora del saneamiento
de la localidad.
Esta calle ha sido utilizada por la carretera
Oviedo-Santander para atravesar la localidad
hasta el año 1991 en que ha entrado en servicio el tramo de la Autovía del Cantábrico San
Miguel de la Barreda-Pola de Siero, que hace
las veces de ronda de circunvalación.
Terminada la Guerra Civil, Pola de Siero va
a introducirse, como por otro lado ocurre
en toda España, en una década de estancamiento que frena su crecimiento demográfico (la población se mantiene prácticamente estable entre 1940 y 1950) y paraliza su desarrollo urbano. Y ello a pesar de
que en 1945 el mercado de ganados de la
localidad adquirió el rango de nacional. Entre las pocas mejoras de esta década cabe
mencionar el proyecto de urbanización de
la que debería llamarse avenida de Pola de
Siero, hoy calle de Florencio Rodríguez, realizado en 1943.
Pero la aportación de Sánchez del Río a Pola
de Siero no ha quedado limitada a su estupendo Plan de Ensanche. El ingeniero proyectó también algunos edificios de gran singularidad, todos ellos construidos utilizando
como material fundamental el hormigón armado. El más antiguo de estos edificios es
además el más emblemático y representativo.
Se trata de la Plaza Cubierta, inaugurada en
1930, cuyo elemento arquitectónico más destacado es una bóveda triangular, que cubre
una superficie completamente diáfana, sin
columnas, de 3.000 metros cuadrados, cuyos
puntos de apoyo se sitúan en los vértices. De
la misma época es el depósito de agua de
planta circular, que se yergue sobre una colina situada al norte de la villa, que guarda una
gran similitud con el concebido por el propio
ingeniero para la zona del Cristo, en Oviedo.
Por último, el ingeniero también concibió los
paraguas levantados en el recinto del mercado de ganados, inaugurado en 1960 y ya
clausurado, construido para albergar las
transacciones mercantiles que, hasta ese momento, habían venido realizándose en la Plaza de Argüelles.
En este período comenzaron también las
obras de canalización de las aguas resi-
4. Una nueva fase de desarrollo urbano
impulsada por la iniciativa pública.
(1940-1960)
A partir de 1950, sin embargo, se aprecian ya
los primeros síntomas de la recuperación demográfica impulsada por el fuerte crecimiento vegetativo de la población. Este despegue
demográfico va a coincidir en el tiempo con
el mantenimiento de la atonía económica, de
manera que tal circunstancia va a dar lugar a
un déficit de viviendas que afectará a toda la
población, pero de manera especial a las familias más desfavorecidas.
Con este estado de cosas, se comprende
que sea el propio Estado el que tenga que
asumir la responsabilidad de dar respuesta
a la importante demanda social de viviendas, convirtiéndose así en el primer, y prácticamente único, promotor inmobiliario. (RIVAS YAÑEZ, J.M., 1978)
La promoción inmobiliaria de carácter público inicia su andadura en los primeros
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años de la década de los cuarenta, en concreto en 1942, cuando se impulsa la construcción del grupo José Antonio, todavía
denominado, de las Casas Baratas. Esta
promoción asume el ideario de las ciudades jardín, que comenzó a difundirse en toda Europa a partir de principios de siglo,
partidario de un urbanismo facilitador del
acercamiento del hombre a la naturaleza.
Para lograr este objetivo proponía, entre
otras iniciativas, la utilización de viviendas
unifamiliares, cada una de ellas dotada de
una pequeña parcela capaz de desempeñar las funciones de huerta y de jardín.
Las obras de construcción de este barrio,
uno de los elementos más destacados de la
morfología urbana polesa actual, se iniciaron
en 1942, prolongándose en el tiempo hasta
diez años más tarde, cuando comenzaron a
ser asignadas las primeras viviendas.
Su promoción corrió a cargo de la Obra
Sindical del Hogar y consta de 32 viviendas, todas las cuales distribuyen su espacio habitable en dos plantas de unos cincuenta metros cuadrados cada una, al
tiempo que gozan de jardín particular (40
metros cuadrados aproximadamente). Estas viviendas se encuentran adosadas formando 16 edificios de un elevado valor estético, cada uno de los cuales ofrece el aspecto exterior de una sola casa unifamiliar
y, todos en su conjunto, un panorama urbano muy agradable.
A pesar de que esta actuación pública estuvo pensada para satisfacer la demanda de
viviendas por parte de las clases medias, se
eligió para su ubicación una localización periférica, en las afueras de la villa, más al sur
aún que el antaño periférico palacio del Marqués de Santa Cruz. Su engarce con la trama
urbana estuvo asegurado, sin embargo, al
ceñirse las parcelaciones al viario propuesto
37
por Sánchez del Río en su Plan de Ensanche.
Aquellas ocupaban, en efecto, 3 manzanas
completas de las 76 que se preveían en éste.
La segunda promoción inmobiliaria de carácter público llevada a cabo en Pola de
Siero, durante este período, se desarrolló
entre los años 1954 y 1960, estando dirigida, en este caso, a satisfacer la demanda de
las clases medias bajas.
El estado construyó entonces, a través de la
Obra Sindical del Hogar (O.S.H.), el grupo
Francisco Franco, conocido popularmente
como Jerusalén, levantado en las cercanías
del anterior pero en una posición claramente más periférica, al tiempo que con un peor emplazamiento. Esta promoción ocupa
una de las manzanas más meridionales del
ensanche, situada además en una zona de
cuesta, en lo alto de la ladera que ascendía
desde el cauce del río de los Penitentes
hasta la loma de Boladro.
El grupo está compuesto por 50 viviendas,
agrupadas en tres grandes bloques separados entre sí por estrechos viales de uso interno de la manzana. El ideario con el que
fueron construidas es el mismo que el de las
Casas Baratas, de manera que mantienen la
estructura en dos plantas y el jardín particular, pero a diferencia de aquellas su espacio
habitable es sensiblemente inferior (80 metros cuadrados por vivienda) (RIVAS YAÑEZ,
J.M., 1978), como también lo es el destinado a jardín. Por otro lado, su aspecto externo, aún manteniendo un nivel arquitectónico
aceptable, no tiene ni la gracia, ni la estética, ni la calidad de las anteriores.
Con todo, la actuación pública de peor calidad de esta época, y también la más periférica, fue la construida en el extremo suroccidental del ensanche para dar respuesta a la demanda de viviendas por par-
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El marco geográfico
1932
1968
Realizado por: J. L. Seoane.
1990
Fig. 5. El crecimiento espacial de Pola de Siero, entre 1932 y 1990.
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te de las clases menos favorecidas. Se trata del grupo de viviendas Virgen del Carmen, conocido en el lenguaje popular como barrio del Tocote, promovido por el
Instituto Nacional de la Vivienda, e inaugurado en 1957. En este caso, ya no se trata
de viviendas unifamiliares, sino de bloques
exentos de cuatro plantas, sin bajos comerciales, en cada uno de los cuales se
distribuyen 8 viviendas de aproximadamente 68 metros cuadrados cada una (RIVAS YAÑEZ, J.M., 1978). El grupo, inaugurado a finales de la década de 1950, ocupa una única manzana, situada en las inmediaciones de la estación de FEVE.
El crecimiento urbano de la Pola entre 1940
y 1960 se completa con algunas edificaciones aisladas, casi todas ellas de baja altura,
entre las que destacan por su significado: la
Casa de la Música, inaugurada en 1957; la
Casa de la Cultura, abierta tan sólo tres
años después, en 1960; o el nuevo Mercado
de Ganados, inaugurado en la misma fecha.
Las dos primeras ocupan dos pequeñas
manzanas situadas, respectivamente, al sur
y al norte del barrio de las casas baratas,
mientras que el mercado se localizó en una
parcela de mayor tamaño, en el confín occidental del Ensanche.(Fig. 5)
5. El crecimiento durante el
desarrollismo: la consolidación del
plano ideado por Sánchez del Río.
(1960-1988)
Llegado el año 1960 el crecimiento espacial de Pola de Siero todavía no había ocupado más que una pequeña parte de la superficie abarcada por la trama viaria ideada por Sánchez del Río, veintiocho años
antes. De esta suerte, durante los años siguientes, caracterizados por un ritmo
constructivo muy intenso, desconocido
hasta entonces, los responsables munici-
39
pales dispusieron de un instrumento de
trabajo único, que sirvió para ordenar con
ciertos tintes de racionalidad el crecimiento espacial de la villa hasta 1988, año éste
en el que se aprobó de manera definitiva el
primer Plan General de Ordenación Urbana del Concejo.
La existencia de un plan organizador del
crecimiento espacial de la villa, así como la
indudable voluntad de los regidores municipales por atender sus indicaciones, son las
razones que explican que Pola de Siero se
dotara durante estos años de una trama viaria de carácter racionalista; precisamente en
una época en la que la mayor parte de las
ciudades españolas, acuciadas por un ritmo
de crecimiento demográfico vertiginoso y
abandonadas por una legislación que permitía formas alarmantes de especulación,
ordenaron su expansión de una forma caótica, destruyendo en muchas ocasiones su
legado histórico y ocupando el espacio periférico al márgen de cualquier norma que
no fuese la obtención del máximo beneficio
por parte de los propietarios del suelo y de
los constructores.
El desarrollo urbano de Pola de Siero, como
también ocurrió en otras ciudades españolas, fue muy intenso a partir de 1960. Las
causas primeras de este desarrollo hay que
buscarlas en la puesta en marcha, por parte
del Gobierno Central, de un Plan de Estabilización (1959) que tenía entre sus objetivos
inmediatos la modernización y liberalización
del sistema económico, así como sentar las
bases capaces de propiciar un rápido proceso de industrialización.
Las consecuencias del Plan de Estabilización no se hicieron esperar. La renta per cápita de los españoles comenzó a crecer a un
ritmo desconocido hasta entonces y con él
la demanda de viviendas. Por otro lado,
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desencadenó una corriente migratoria sin
parangón en la historia de nuestro país, que
terminó por despoblar las zonas rurales al
mismo tiempo que hacía crecer desmesuradamente las ciudades. Como dato significativo de este fenómeno podemos decir que la
población de los municipios españoles de
más de 100.000 habitantes se multiplicó por
2,4 entre 1950 y 1981, lo que significaba
que las mayores ciudades españolas, pero
también las de tamaño medio, habían acumulado en tan sólo treinta años un volumen
de población que multiplicaba por 1,5 el
acumulado en toda su historia precedente.
(FERNADEZ CUESTA, G. y FERNANDEZ
PRIETO, J.R., 1999)
En Pola de Siero, el ciclo económico favorable coincidió además con la integración del
conjunto del municipio en el área metropolitana de Oviedo y todo ello permitió que se
iniciara una etapa de gran desarrollo demográfico, económico y urbanístico. Entre
1960 y 1988, año en el que se aprobó el
nuevo Plan, Pola de Siero multiplicó por 2,5
sus habitantes, pasando de 3.345 a 8.217.
Por lo que respecta a su actividad económica, la localidad consiguió asentar el que había sido históricamente su sector económico más importante: el comercio. Las 187 licencias comerciales de 1960 se habían convertido en 299 veintiún años más tarde, y
aún se incrementaron más durante la primera mitad de la década de 1980.
Naturalmente este crecimiento económico y
demográfico estuvo acompañado de un
muy importante desarrollo urbano. Buena
prueba de ello es que entre 1963 y 1982 se
construyeron 1.867 viviendas.
Para darnos idea de la magnitud que representaba esta cifra podemos decir que, utilizando los parámetros familiares normales
en aquella época (4 miembros por familia),
El marco geográfico
esas viviendas servían para dar cobijo a
unas 7.300 personas, 600 más de las que
tenía la villa en 1981.
A diferencia de lo que había ocurrido en el
período que transcurre entre la finalización
de la guerra y 1960, esta nueva oferta de viviendas fue aportada de forma mayoritaria
por la iniciativa privada. Entre los promotores de la época el más destacado fue Construcciones Ovidio Moro.
Este constructor ha levantado un gran número de edificios de reputada calidad en la
villa, sin embargo su mayor impronta paisajística ha quedado plasmada en un barrio de
una más que discutible calidad estética, el
conocido con el nombre de La Isla.
Este barrio, situado al oeste, al sur de la carretera procedente de Oviedo, ocupa tres
manzanas del Ensanche. En realidad, no se
trata de una promoción unitaria, pues está
compuesto por varios edificios diferentes
construidos a lo largo de los años ochenta,
sin embargo su aspecto exterior sí que da
esa impresión. Aspecto unitario que emana
de la elección, por parte del constructor, de
un modelo arquitectónico que se repite invariablemente en todos los edificios levantados en esas manzanas, así como de la utilización sistemática del ladrillo marrón para
el revestimiento de las fachadas.
La mayor parte de los edificios de viviendas
construidos en esta época disponen de
planta baja destinada a usos comerciales,
cinco alturas completas, y una más de ático.
En este caso la fachada exterior queda retranqueada en su piso superior y rematada
mediante una azotea. Este tipo de edificación ha sido el más frecuente de los utilizados para compactar el ensanche, aunque a
veces se ha permitido edificar una planta
más. Pero lo más llamativo es que las mis-
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mas alturas fueron empleadas muchas veces en los nuevos edificios levantados en
las manzanas del caserío histórico, tradicionalmente ocupadas por viviendas unifamiliares de dos o tres plantas como máximo.
La única excepción, a este respecto, es el
conjunto de tres manzanas situado al norte
del barrio de las Casas Baratas en el que, al
igual que en este último, se han habilitado
viviendas unifamiliares de dos plantas.
El desarrollo urbano de la villa impulsado
por la iniciativa privada durante esta época
se ha visto complementado por algunas actuaciones llevadas a cabo por las administraciones públicas, las cuales, en este caso,
han dejado su impronta en algunos de los
edificios singulares que presiden en la actualidad el panorama urbano. En esta actividad constructiva el mayor protagonismo correspondió al Ministerio de Educación, Ciencia y Deportes que financió la puesta en
marcha de cuatro nuevos centros de enseñanza no universitaria, tres de ellos en lo alto de la loma de Boladro, el Instituto de Enseñanza Media (1968) y las dos Escuelas de
Educación Primaria (1980).
El cuarto, situado a poniente, al otro lado del
Nora, nació como centro de Formación Profesional en 1988, siendo en la actualidad un
Instituto de Enseñanza Media. El mismo Ministerio inauguró en 1972 el polideportivo
que se encuentra en las inmediaciones del
más antiguo de los institutos.
Otras administraciones implicadas en el
desarrollo urbano de Pola de Siero fueron: el
Ministerio de Defensa, que adjudicó, en
1967, la construcción de un Cuartel para la
Guardia Civil en las inmediaciones de la Casa de la Música, y el de Justicia, que levantó un edificio de nueva planta, en la calle
Juan Hevia, para instalar en él las dependencias del juzgado de primera instancia.
41
Fruto de la iniciativa, tanto pública como privada, fue un crecimiento espacial muy importante. A pesar del desarrollo altitudinal la villa
duplicó, prácticamente, la extensión que tenía en 1960, y lo hizo ocupando una buena
parte de las manzanas del ensanche que todavía quedaban libres. El Ensanche se compactó especialmente en las manzanas más
cercanas al casco urbano, tanto las situadas
al este (calle Torrevieja), como al oeste (La
Avenida), o al sur (calle de La Guaxia).
Dejó, sin embargo, espacios baldíos en el
sur, entre lo que entonces era la carretera N634 y la zona alta de Boladro, en la que se
encuentran las Escuelas y el Instituto, y en el
oriente, en las manzanas situadas entre la
carretera del Rebollar y la calle Florencio
Rodríguez. También dejó un amplio espacio
de baja densidad de ocupación, el situado
entre el confín oriental del barrio de las Casas Baratas y el Asilo en el que se encuentra el campo de fútbol, que es pretendido en
la actualidad por una gran inmobiliaria ovetense con la finalidad de levantar en él una
de las mayores promociones llevadas a cabo hasta el momento en la villa. (Fig. 6)
6. El Plan General de 1988 y el
crecimiento contemporáneo.
(1988-2000)
En Enero del año 1988, después de un largo proceso de gestación, la corporación
municipal aprobó un Plan General de Ordenación Urbana (PGOU) que tiene el privilegio de ser el primero de los aprobados por
una corporación democrática, conforme
además al articulado de la Ley del Suelo
que entró en vigor en 1976 y que fue desarrollada por diferentes Reglamentos aprobados dos años más tarde.
El plan fue elaborado por el arquitecto D.
Ramón Fernández Rañada que se encar-
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El marco geográfico
El nuevo instrumento urbanístico amplió los
límites de la villa definidos en el Ensanche
de 1932 prácticamente en todas las direcciones excepto la meridional, ya que en esta última las edificaciones habían alcanzado
la cumbre de la loma de Boladro y el plan
desechó la posibilidad de expandir el área
urbana por la ladera que desciende desde
allí hasta el curso del Nora. Además introdujo modificaciones en el viario de aquellas
zonas que todavía no habían sido ocupadas o lo estaban tan sólo de forma parcial.
gó, como era preceptivo, de determinar
los usos del suelo en el conjunto del concejo, pero además de definir y delimitar el
espacio interior de los núcleos urbanos, al
tiempo que de marcar las pautas que debía de seguir el crecimiento de estos últimos durante los ocho años de vigencia legal del plan. (Fig. 7)
Para Pola de Siero, la aprobación de este
Plan General de Ordenación Urbana, representó el primer intento de ordenar su
desarrollo espacial con criterios diferentes
a los ideados por Sánchez del Río cincuenta y seis años antes; fenómeno éste
que se había convertido en una necesidad
imperiosa después de que la fuerte expansión de los años anteriores hubiera dado
lugar a la ocupación de la mayor parte del
suelo urbano previsto por aquél.
Gi
jó
n
Para la ocupación de los baldíos todavía
existentes sobre los terrenos del antiguo Ensanche, así como para la de las áreas de
nueva expansión, Fernández Rañada previó
la construcción de edificios de seis o siete
plantas, dependiendo de la anchura de las
calles, mientras que para los que se levan-
a
1. Plaza de Les Campes
2. Barrio de La Luz
3. Iglesia parroquial
4. Ayuntamiento
5. Estación de autobuses
6. Plaza cubierta
7. Casas Baratas
8. Asilo
9. Estación de FEVE
10. “El Tocote”
a Oviedo
SUPERFICIE CONSTRUIDA
ZONAS VERDES
MANZANAS PROYECTADAS
0
200 m
Fig. 6: Pola de Siero, en 1986.
Realizado por: Isabel Fernández y Eva Noceda
a Villaviciosa
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preveía que los edificios se alineasen sin solución de continuidad, paralelamente a los viales, para así formar manzanas cerradas, el arquitecto propuso una ocupación más abierta
del espacio,a la que debería llegarse mediante la construcción de edificios exentos.Estos
permiten reducir la superficie que en cada
manzana está ocupada por los edificios, eliminan los patios interiores de manzana, y, en
consecuencia, aumentan de forma considerable la superficie de los espacios abiertos.
taran en la parte vieja del casco urbano la altura se reducía a cuatro o menos plantas.
Por otro lado, las nuevas construcciones
debían de responder a un modelo edificatorio caracterizado por la cubrición total de la
superficie del último piso, lo que de hecho
implicó un cambio morfológico importante,
pues la visión de la cornisa horizontal que
delimitaba el muro de cierre de las terrazas
habilitadas en los pisos superiores de los
edificios construidos durante los años anteriores fue sustituida por la del tejado oblicuo
y su correspondiente alero.
El desarrollo del Plan en los años posteriores abría, pues, la posibilidad de que en el
futuro aparecieran importantes modificaciones tanto en el trazado viario como en la
morfología urbana de la villa.
Fernández Rañada también introdujo cambios, con fuertes implicaciones morfológicas,
en la disposición que deberían mantener los
edificios respecto a los viales, es decir en la
configuración y aspecto exterior de las manzanas. Salvo en la parte vieja, en la que se
a
Gi
jó
n
En el oeste la actuación urbanística más importante de las ligadas al PGOU fue la lleva-
1. Plaza de Les Campes
2. Barrio de La Luz
3. Iglesia parroquial
4. Ayuntamiento
5. Estación de autobuses
6. Plaza cubierta
7. Casas Baratas
8. Asilo
9. Estación de FEVE
10. “El Tocote”
a Oviedo
SUPERFICIE CONSTRUIDA
ZONAS VERDES
0
200 m
MANZANAS PROYECTADAS
Fig: 7. Plan general de Ordenación Urbana de Pola de Siero. 1988.
Realizado por: Isabel Fernández y Eva Noceda
a Villaviciosa
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da a cabo por la empresa PROINASA, la
cual promovió la construcción de un barrio
al que dio el nombre de Parque de la Luz. La
Corporación Municipal otorgó las licencias
de construcción oportunas en 1991, después de aceptar el proyecto de urbanización
y edificación encargado por la empresa al
arquitecto D. Rafael Beca.
El objetivo de esta actuación era, como es
obvio, satisfacer la demanda local de viviendas, pero además la de aquellas personas
que, prefiriendo vivir en una ciudad como
Oviedo, se veían abocadas a buscar su residencia en la periferia de dicha ciudad para así
evitar los elevados precios de sus viviendas.
La propia propaganda de la empresa constructora era bien elocuente al respecto. Para cumplir su objetivo, PROINASA preveía
construir 196 viviendas repartidas en cuatro
grandes bloques exentos, de seis plantas
cada uno, cinco destinadas a uso residencial y una, la baja, a usos comerciales.
La reducción de la demanda de viviendas en
la villa a partir de los años centrales de la década de 1990 hizo mella en esta promoción,
de manera que la empresa propietaria paralizó las obras en 1998 después de construir
las primeras 95 viviendas, las correspondientes a los dos bloques situados en la zona más cercana al casco urbano. Sin embargo, su continuidad parece asegurada después de que la empresa SEDES, perteneciente a CajAstur, comprara sus derechos a
PROINASA. De hecho, a finales del 2000, los
nuevos propietarios ya han terminado las 55
viviendas previstas para el tercer bloque, y
están a punto de concluir las obras de lo que
debe ser el cuarto y último de los edificios
previstos inicialmente en la urbanización.
Entre las modificaciones introducidas en la
parte occidental de la villa, por Fernández
El marco geográfico
Rañada, cabe destacar también las que introdujo en la manzana que ocupaba entonces el mercado de ganados, destinada en el
plan a acoger las instalaciones de la futura
estación de autobuses.
La manzana fue dividida en dos, una destinada a usos residenciales y otra a equipamientos, que fueron ocupadas durante la
década de 1990 una vez que el antiguo
mercado se desplazó a las nuevas instalaciones de la Venta de la Uña.
En la primera manzana se construyeron dos
edificios simétricos, destinados a viviendas
sociales, de siete plantas cada uno, financiados por el Principado, a los que se añadió posteriormente otro de planta baja, interpuesto entre los anteriores, en el que se
instalaron algunos servicios municipales.
En la manzana más cercana al centro se
mantuvieron las dependencias del Cuerpo
Nacional de Policía, al tiempo que se levantaban las de la proyectada estación de autobuses. Esta estación, que fue construida
con financiación procedente de la Consejería de Fomento, entró en servicio en 1996 y
tiene como característica arquitectónica
más destacada el utilizar como marquesina
de entrada uno de los paraguas que había
diseñado Sánchez del Río para el antiguo
recinto del mercado de ganados.
La expansión hacia el norte, por su parte,
se proyectó de forma completamente distinta. Cerrada por una loma de fuerte pendiente, el Plan concibió esta zona como un
área urbana de baja densidad edificatoria
destinada a la construcción de viviendas
unifamiliares. Hasta la fecha en la que se
escriben estas líneas han operado sobre
esta ladera, bien orientada a mediodía, varias promotoras inmobiliarias que han dejado su huella en el modelo arquitectónico
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Gaspar Fernández Cuesta
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de los chalets que componen cada una de
las actuaciones.
En el momento de la aprobación del PGOU
las únicas manzanas del antiguo ensanche
de Sánchez del Río que aún tenían una baja
densidad de ocupación eran las más orientales, la más alejadas del centro urbano,
aquellas que se situaban a levante del barrio
de las Casas Baratas. Ello explica que las
mayores modificaciones introducidas por el
Plan del 88 en el trazado viario y en las formas de ocupación del suelo propuestas en
1932 tuvieran lugar en esta zona.
Ahora bien, las modificaciones introducidas
por el nuevo plan todavía no han podido dejar una nueva morfología en la zona, (Fig. 8)
ya que la solicitud de suelo, por parte de los
constructores, ha seguido siendo muy baja a
lo largo de la década de 1990, de manera que
ni se han abierto nuevos viales ni se han
construido bloques de viviendas en disposición abierta, tal y como estaba proyectado.
Los únicos cambios morfológicos aparecidos
aquí han tenido lugar fuera de los límites
marcados por el antiguo planeamiento, ya
que el de 1988 desplazó sensiblemente hacia
el este el límite urbano, creando una gran zona de servicios en la que la iniciativa privada
ha construido un grupo de pequeñas naves
industriales, y el Ayuntamiento dos grandes
equipamientos: el nuevo mercado de ganados (1992) y un moderno complejo polideportivo (1996), dotado con piscinas, cubierta
y descubierta, canchas de tenis, etc.
Entre los equipamientos aparecidos durante
los últimos años sólo resta citar el Centro de
1. Plaza de Les Campes
2. Barrio de La Luz
3. Iglesia parroquial
4. Ayuntamiento
5. Estación de autobuses
6. Plaza cubierta
7. Casas Baratas
8. Asilo
9. Estación de FEVE
10. “El Tocote”
SUPERFICIE CONSTRUIDA
ZONAS VERDES
MANZANAS PROYECTADAS
Fig. 8: Pola de Siero a finales de 1999.
Realizado por: Isabel Fernández y Eva Noceda
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Salud construido por el Ministerio de Sanidad en las inmediaciones del barrio del Tocote, que abrió sus instalaciones a los usuarios durante el mes de Agosto de este mismo año 2000.
7. La forma urbana actual
El proceso histórico de crecimiento y articulación urbana de Pola de Siero, que hemos tratado de describir en las páginas
precedentes, ha dado lugar a una villa caracterizada por el desarrollo en altura y la
terciarización de una buena parte del espacio urbano, lo que ha terminado por conferirla un aspecto compacto y una fisonomía
claramente urbana. (Fig. 8)
La altura de los edificios, unida a la estrechez de unas calles que fueron proyectadas
para albergar en sus márgenes casas de
menor altura que las finalmente construidas,
ha dado lugar a una elevada macización del
casco urbano, la cual sólo se ve mitigada,
en parte, por los pequeños parques abiertos
en el sur y en el occidente de la localidad,
así como por las manzanas con edificación
abierta definidas en el PGOU de 1988.
La terciarización del espacio urbano, por su
parte, ha sido la consecuencia más inmediata y palpable del nuevo uso asignado a
las plantas bajas de los bloques de viviendas, así como de la consolidación de las
funciones terciarias. Esta consolidación ha
permitido que los bajos comerciales comenzaran a salir de las manzanas centrales, en
las que se había concentrado el comercio
durante las primeras décadas del siglo, para desparramarse prácticamente por todo el
pueblo pero, de manera especial, en torno a
las calles que rodean la plaza del mercado.
En la fisonomía urbana actual pueden distinguirse cuatro elementos fundamentales:
El marco geográfico
la parte vieja, el centro, la trama urbana ligada al ensanche de 1932 y aquella otra inducida por el Plan General de Ordenación
Urbana de 1988.
La parte vieja de la Pola se hace perceptible
por un callejero irregular, al mismo tiempo
compacto y despilfarrador de espacio, cuyas formas perduran a pesar de las previsiones de transformación contempladas en el
plan de ensanche. Su estructura interna se
engarza en torno a dos ejes, el que une la
plaza de Les Campes con la de Argüelles, y
el constituido por la antigua carretera de
Oviedo (c/ Celleruelo) y el viejo camino de
Vega de Poja por el Rebollar (c/ San Antonio), alrededor de los cuales se sitúan una
serie de calles que conforman una trama
caótica en la que la sucesión de plazuelas,
calles y edificios queda al margen de cualquier voluntad organizadora. El centro se
corresponde con el espacio urbano que
queda inserto en el cuadrilátero delimitado
por las calles Villaverde, Conde de Santa
Bárbara, Enrique II y Martín de Lugones.
Desde una perspectiva urbanística su característica más destacada es su forma, ya
que las calles que lo atraviesan componen
un entramado viario regular, con calles que
se cortan en ángulo recto. Fenómeno éste
que necesariamente ha de responder a la lógica de una expansión urbana dirigida. Nos
encontraríamos en ese caso ante una parcelación finisecular que, con el tiempo, ha
adquirido una enorme importancia en la villa
ya que, de una parte, ha dejado profunda
huella en el plano, y, de otra, ha terminado
por convertirse en su centro comercial.
El Ensanche, por su parte, ocupa, como
hemos visto, la mayor parte del plano,
siendo además uno de los elementos más
singulares de la morfología urbana polesa
actual. Sus características generales ya
han sido descritas; sólo resta citar aquí
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Gaspar Fernández Cuesta
aquellos componentes a través de los cuales se hace perceptible en el plano. Entre
ellos: el predominio de la cuadrícula, como
elemento rector de los viales, la utilización
de la edificación cerrada en el interior de
las manzanas, y el gran tamaño relativo de
estas últimas. Dentro del Ensanche, pero al
margen de las formas derivadas de la estructura vial, cabe destacar también la
morfología de ciudad jardín aportada por
los barrios de Jerusalén y de las Casas Baratas, así como por otras cuatro manzanas
situadas al norte y al este de estas, ya citadas con anterioridad, en las que la edificación cerrada ha sido sustituida por viviendas unifamiliares rodeadas de un pequeño
jardín, cuya paisaje se caracteriza por la
amplitud de espacios y por las bajas densidades de población que soporta.
El PGOU de 1988, por su parte, ha servido
para consolidar el entramado urbano existente con anterioridad a su entrada en vigor,
pero además ha aportado algunos elementos nuevos a la morfología urbana de la villa.
Entre ellos las manzanas de edificación
abierta, sin patios interiores, cuyo mejor
ejemplo lo encontramos en el Parque de la
Luz; pero además algunos grandes equipamientos, como el mercado de ganados, el
polideportivo, o la estación de autobuses.
47
nas fábricas que buscaban localizaciones
periféricas en las que invertir las plusvalías
obtenidas con la enajenación de los solares
que, anteriormente, ocupaban en la ciudad.
La burguesía ovetense eligió Lugones, como asiento de sus inversiones industriales,
al concurrir en él una serie de características
ventajosas para el asentamiento industrial.
Entre ellas la existencia de un importante
nudo de comunicaciones, que servía para
distribuir los tráficos entre Oviedo y Gijón y
Avilés, y la disponibilidad de yacimientos de
arcillas de buena calidad, útiles para ser
empleados en la fabricación de cerámica
(BENITO, P., 1988).
En la temprana fecha de 1868 se instaló cerca de la localidad, en la vecina parroquia de
Cayés, la primera gran fábrica. Se trataba
de la Tejería Mecánica, denominada a partir
de 1923 Cerámica Guisasola, dedicada a la
producción de ladrillos refractarios. Esta fábrica, situada sobre la carretera que se dirigía a Avilés, tenía capacidad para producir
tres millones de ladrillos al año y empleaba
entonces a 125 obreros.
1. El proceso de consolidación del
núcleo industrial.
Hasta 1880, cuando se constituye la Sociedad Anónima Santa Bárbara, no aparece
ninguna otra iniciativa industrial relevante.
La nueva Sociedad, dedicada a la producción de pólvora, nacía a instancias de la creciente demanda de explosivos procedente
de las minas de la cuenca central, llegando
a dar trabajo a unas 100 personas.
Hasta las últimas décadas del siglo XIX Lugones era un pequeño núcleo rural de unos
600 habitantes, desarrollado en torno al cruce de los caminos que desde Gijón y Avilés
se dirigían a Oviedo. Su transformación en
un núcleo industrial sólo se inicia durante el
último tercio del siglo pasado, cuando comenzaron a instalarse en la localidad algu-
En 1895 entra en funcionamiento, cerca de
la anterior, la Sociedad de Explosivos de
Cayés, que, fusionada con la Sociedad
Anónima Santa Bárbara en 1896, dará lugar a la Unión Española de Explosivos, detentadora durante muchos años del monopolio de la producción de explosivos en el
mercado nacional.
VII. LUGONES
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Por último, en 1896 comienza a producir la
denominada Fábrica de Metales, perteneciente a la Sociedad Industrial Asturiana
Santa Bárbara, que llegó a emplear a 250
trabajadores. Por su volumen de empleo era
la mayor empresa del área, así como una de
las más dinámicas. (ALVAREZ SUAREZ, E. y
GAMEZ, F., 1923).
Con la puesta en marcha de estas cuatro fábricas se cierra la primera etapa de la industrialización de Lugones, cuyas consecuencias más importantes fueron la creación de unos 800 empleos directos, y el
despegue demográfico de la localidad. En
tan solo trece años (1887-1900) casi duplica
su población, pasando desde los 671 a los
1.141 habitantes.
Desde 1900, y hasta 1950, la actividad fabril
pasa por una fase de estancamiento (no se
implanta ninguna otra empresa de envergadura) que traerá consigo el estancamiento
demográfico. La población sólo aumentó durante esos cincuenta años en 819 personas.
Ahora bien, a partir de 1950 las cosas vuelven a cambiar y la industria entra en una
nueva etapa de florecimiento.
Las causas de este renacimiento hay que
buscarlas en la aparición de economías de
aglomeración generadas por las fábricas ya
existentes, pero, sobre todo, en el desplazamiento del centro de gravedad de la economía asturiana desde las cuencas mineras
hacia el triángulo Oviedo-Gijón-Avilés. Ambos fenómenos revalorizaron la posición de
Lugones que vio cómo nuevas empresas
venían a instalarse en sus cercanías. Primero fue la Didier-Mersa, que abrió sus instalaciones en 1952, y más tarde, en 1958, fue la
Fundición Nodular. En conjunto las dos empresas crearon unos 450 empleos industriales directos, pero además fomentaron la
El marco geográfico
creación de otros muchos indirectos. Mención especial merecen los puestos de trabajo que se consolidaron en sectores tales como la fabricación de muebles, la calderería y
los productos químicos (MURCIA, E., 1981).
Consecuencia inmediata de las inversiones
industriales fue un notable despegue económico y demográfico. En 1960, la localidad
contaba con más de 2.000 empleos industriales, de los que unos 1.500 pertenecían a
las cinco mayores empresas. Por otro lado,
en los diez años anteriores su población había incrementado en 1.326 personas.
En 1960 las perspectivas de desarrollo no
podían ser más halagüeñas, al buen ambiente económico creado durante los años
anteriores había que añadir las ventajas que
debían derivarse de la entrada del país en
una fase de fuerte crecimiento. A pesar de
ello esta década se convertirá en la antesala de la crisis que se inicia en 1972 y que
pondrá punto final al proceso de monoespecialización fabril de Lugones. Dos hechos
son sintomáticos a este respecto. La ralentización del crecimiento de la población, que
durante este decenio se reduce a 741 personas, y la desaceleración de la industrialización, con un sólo proyecto destacable, la
creación del Polígono de Silvota, que, por
otro lado, sólo entró en funcionamiento durante la década siguiente.
El polígono de Silvota, construido en su casi totalidad sobre terrenos del vecino concejo de Llanera, fue concebido al amparo del
Plan General de Ordenación Urbana Comarcal de la zona de Lugones-Llanera de 1962,
estando llamado a ser el mayor de los planificados en Asturias hasta ese momento.
No sirvió, sin embargo, como elemento dinamizador de la zona, en parte porque su
entrada en funcionamiento se retrasó más
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de lo previsto, hasta 1971, sólo después de
que su suelo fuese incluido de forma sucesiva en el Segundo Programa Nacional de
Polígonos Industriales (1960-64), y en el Polo de Desarrollo de Oviedo (1969).
2. El fin del proceso de especialización
industrial: la crisis del sector y la
diversificación económica.
La década de los setenta traerá consigo una
ruptura brusca en el proceso tradicional de
desarrollo de Lugones. Desde entonces éste ya no se regirá en exclusiva por las pautas marcadas por la industria, rompiéndose,
por primera vez en la historia reciente de la
localidad, la simpatía que había existido entre el crecimiento industrial y el demográfico. Tres son las causas de esta ruptura, la
crisis en la que entra el sector fabril a partir
de 1972, la emersión de un importante sector terciario, y la aparición de una nueva funcionalidad residencial que no hace sino reflejar la creciente transformación de Lugones en un suburbio de la ciudad de Oviedo.
La crisis industrial tiene su origen en la que
con carácter general se inicia en toda España a partir de 1973, si bien aquí se vio
agravada por el carácter básico de la producción. Su primera manifestación fue el
cierre de las instalaciones de Unión Española de Explosivos en 1972, al que seguirían los de Cerámica Guisasola en 1979 y
el de MERSA en 1986.
Con estos cierres Lugones perdió sus dos
empresas más antiguas, un buen número de
empleos (575), y una de sus funciones tradicionales: la fabricación de explosivos.
También contribuyó a la crisis el escaso dinamismo del polígono de Silvota, ya que
hasta 1984 sólo se establecieron en él trece
plantas industriales que crearon 361 emple-
49
os directos, es decir, bastantes menos de
los que se perdieron con el cierre de las tres
fábricas citadas con anterioridad.
El desarrollo del sector terciario, por su parte,
es el resultado normal de un sistema económico que incrementa de forma constante su
productividad industrial liberando rentas que
pueden ser desviadas hacia la compra de
servicios. En Lugones su despegue se vio favorecido por la existencia de dos polígonos,
denominados industriales, con suelo disponible para la instalación de nuevas plantas.
Uno de ellos era el de Silvota, que, ante el retraimiento de la actividad industrial, comenzó
a acoger, cada vez en mayor proporción, a
empresas de servicios. Así, mientras que
hasta 1984 no se había ubicado ninguna de
éstas, en los cinco años siguientes se instalaron nueve distribuidores mayoristas y seis
productores de servicios sobre un total de 27
altas. Además, el 25% de la superficie ocupada correspondió a la instalación del Mercado Central de Asturias (MERCASA) que se
convirtió en el mayor proyecto empresarial de
Silvota durante toda la década.
El segundo polígono al que nos referíamos
es el de Asipo. Este fue construido por la iniciativa privada sobre los terrenos que dejó libres el desmantelamiento de la Unión Española de Explosivos, entrando en funcionamiento en 1974. Su superficie es de 57 Has,
acogidas como las del anterior a los beneficios del Polo de Desarrollo de Oviedo, de las
que el 65% corresponden a parcelas edificables (BENITO, Paz, 1990). Desde un primer
momento dirigió sus preferencias hacia las
empresas del sector terciario, y ello le proporcionó un mayor ritmo de ocupación que
el de su vecino Silvota. En tan sólo diez años
fueron ocupadas la totalidad de las parcelas
por 96 empresas, mayoritariamente dedicadas al almacenaje, la distribución y las reparaciones, que crearon 1.215 empleos.
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El marco geográfico
Por último, la función residencial de Lugones comienza a acelerarse desde los inicios
de la década de los setenta.
A ello contribuyeron factores de diversa índole. En primer lugar la crisis industrial, que
promovió el éxodo urbano de las clases menos favorecidas e incapaces de afrontar las
elevadas rentas de las viviendas urbanas y la
proliferación de zonas marginales receptoras
de los emigrantes urbanos. En segundo lugar
su especialización en industria pesada y contaminante, ya que aseguró el rechazo de las
clases altas y, por tanto, el mantenimiento del
precio del suelo en niveles razonables para
acometer la construcción de viviendas baratas. Y, por último, distintas iniciativas municipales que impulsaron la producción de suelo
urbano en el que poder construir viviendas
destinadas a familias de escasos recursos.
Desde su aparición, esta función ha servido
para reforzar el crecimiento demográfico de
la localidad, hasta el punto de que los veinte
últimos años han sido los más dinámicos de
su historia. Los 4.027 habitantes, de 1970, se
convirtieron en 6.091 once años más tarde, y
en 10.500 en 1996.
La emersión de las actividades terciaria y residencial ha desbordado los límites de Lugones haciéndose patente también en sus
alrededores, sobre todo con la construcción
del complejo residencial de La Fresneda y
con la entrada en funcionamiento de tres
grandes superficies comerciales. Primero
fue Hiper (1977), adquirido más tarde por el
grupo francés PRYCA, después MERCASA
(1988), y por último REPON (1990).
Fig. 9. Vista del área insdustrial de Lugones.
En primer término pueden observarse las instalaciones de la antigua fábrica de metales, hoy Sia Cooper
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3. El proceso de consolidación urbana.
La consolidación del casco urbano de Lugones está relacionada con la nueva función
residencial que comienza a ejercer desde
los inicios de la década de los setenta, así
como con la voluntad organizadora del
Ayuntamiento de Siero que tenderá a reforzarla mediante la aprobación de distintos
planes de actuación urbana.
Hasta 1960 Lugones era un enclave industrial de cierta importancia que había crecido en torno al cruce de las carreteras que
desde Avilés y Gijón se dirigían a Oviedo.
Configuraba un núcleo caminero cuyos
edificios se apiñaban sin mucho orden a
ambos márgenes de las carreteras que
confluían en el cruce citado.
La primera actuación urbanística de cierta
importancia data de 1962, pocos años después de la entrada en vigor de la primera
Ley del Suelo. Se trata del Plan General de
Ordenación Urbana Comarcal de la zona
Lugones-Llanera. Este tenía un área de actuación de 2.000 has. y preveía la construcción de viviendas para albergar a 20.000
personas. Su objetivo fundamental era, sin
embargo, la producción de suelo industrial
al que se destinaban 205 has, situadas al
norte de la localidad entre la vía del ferrocarril de RENFE y la carretera de Avilés, de las
que 107 correspondieron al ya citado polígono de Silvota.
Ahora bien, el primer intento serio de ordenación del casco urbano tuvo lugar en 1972
con la aprobación del Plan Parcial de la Zona Residencial de Lugones. Este Plan, previsto en el anterior, definía como urbanizable
el espacio que se extendía, al este de la N632, a ambas márgenes de la carretera de
Viella, previendo la construcción de 3.740
viviendas. La mayor parte de ellas en edifi-
51
cios agrupados en bloques exentos de 60
metros de largo, 10 de ancho y 5 plantas de
altura. En cumplimiento de los objetivos
propuestos, se trataba de crear una gran
barriada de casas baratas al servicio de la
industria y de la ciudad de Oviedo, capaz de
acoger a 17.000 habitantes. Así se desprendía de la normativa del Plan, según la cual
los edificios no tendrían ascensor, los bajos
se dedicarían a uso residencial, la anchura
máxima de la calle nunca sobrepasaría los 8
metros, y el trazado de los viales sería el
más sencillo (barato) posible. Para colmo el
conjunto tendría un único eje vertebrador
que le daba acceso a la carretera OviedoGijón, del que, a su vez, salían otros que terminaban en fondo de saco.
Este plan, sin embargo, resultó un fracaso
pues sólo fue ocupada una mínima parte del
suelo destinado a usos residenciales, y porque además el exceso de suelo favoreció la
dispersión de las construcciones, dando lugar a lo que todavía hoy es un paisaje urbano caótico y degradado.
En estas condiciones, Lugones entra en la
década de los ochenta con la imperiosa necesidad de ordenar un crecimiento espacial
que al tiempo que ganaba en intensidad incrementaba el desorden urbano. Como respuesta a esta necesidad, se aprobó, durante 1981, el Estudio de Detalle de la denominada Manzana Central de Lugones. Este intento de racionalización del desarrollo urbano se concibió para ordenar y promover el
crecimiento del espacio situado entre la
Avenida de Oviedo y las calles del Conde de
Santa Bárbara y de Carlos Tartiere. Sus propuestas definían un amplio espacio central
dedicado a usos lúdicos y de esparcimiento, en torno al que se situaban diez manzanas separadas por viales capaces de permitir el acceso peatonal a la zona central, pero no el de automóviles.
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El área de actuación abarcaba 78.185 m2
de los que el 42 % se destinaban a la edificación, el 17% a viales pavimentados, y el
41% a espacios libres para uso público.
En el terreno edificable se preveía la construcción de un gran anfiteatro interior con
capacidad para 2.500 personas sentadas, y,
en torno a él, de 1.100 viviendas, agrupadas
de forma mayoritaria en bloques de planta
baja y cuatro pisos, capaces de albergar a
unas 4.000 personas.
Por último, el estudio de detalle introducía
modificaciones en la dirección prevista para
el crecimiento espacial. Desde este momento en el área residencial podrán diferenciarse
tres zonas: un eje longitudinal en torno a la
carretera de Gijón, que ocupa una posición
central; un polígono de bloques exentos, situado al este del anterior sobre las dos márgenes de la carretera de Viella; y una serie de
edificaciones cerradas alrededor de patios
interiores, que se disponen en torno a un espacio común para constituir una gran manzana urbana, situada al oeste del primero.
Corresponderían además estas zonas a etapas diferentes del crecimiento de la villa. La
primera, a la progresiva compactación del
núcleo original desarrollado a ambas márgenes de la carretera de Gijón; la segunda, al
plan parcial de 1972; y la tercera, al estudio
de detalle de 1981.
Éste último era, sin duda, un proyecto de
expansión mejor planteado y más ajustado
al crecimiento real que el de 1972. Sin embargo, tenía un grave inconveniente. La zona programada presentaba unos altos índices de polución por encontrarse en las inmediaciones de la factoría de MERSA, considerada la más contaminante de la localidad. Por esta razón la manzana tuvo un
desarrollo más lento del esperado, encontrándose poco ejecutada cuando se aprobó,
El marco geográfico
en 1988, el PGOU del concejo de Siero.
El PGOU de 1988, último de los que tratan
de racionalizar el crecimiento espacial de
Lugones, va a tener como objetivo prioritario la solución de los innumerables problemas urbanos heredados de los planes anteriores, entre los que destacaban el exceso
de suelo y la caótica estructura urbana, la
existencia de demasiadas normas reguladoras en ocasiones contradictorias, el solapamiento de los usos industriales y residenciales, el colapso de las carreteras que la atraviesan y el peligro que entrañan, y, por último, la dependencia, tanto funcional como
morfológica, de la ciudad de Oviedo.
En estas condiciones se comprende que las
iniciativas más importantes se encaminasen a
reducir el suelo urbanizable, a reservar espacio para que en un futuro pudiera acometerse
la construcción de una carretera de circunvalación, y a reducir la contaminación existente
en la manzana central. Objetivo éste último
que se vio posibilitado por un acuerdo previo
entre el Ayuntamiento y MERSA según el cual
la empresa dejaba libres los terrenos que había ocupado hasta ese momento.
Como única iniciativa novedosa el Plan preveía la construcción de una zona residencial
sobre los antiguos terrenos de MERSA, ordenada en torno a dos viales perpendiculares que se dirigirían hacia la manzana central y hacia la carretera de Gijón.
Era, en síntesis, un instrumento que trató de
ordenar el caos preexistente (lo que no deja
de ser paradójico considerando el número
de actuaciones urbanísticas habidas durante los últimos treinta años), definiendo medidas que permitieran compactar el espacio
interior de cada uno de los sectores de los
que ya hemos hablado, y al mismo tiempo
integrarlos en un todo urbano.
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VIII. LA DIVERSIDAD FUNCIONAL Y
PAISAJÍSTICA DEL TERRITORIO
Muchas personas, sobre todo las más jóvenes, tienden a pensar que el desarrollo económico, las relaciones sociales, los niveles
de renta o los paisajes que nos rodean han
sido siempre iguales, que no han experimentado cambios importantes, al menos
desde hace muchos años, y nada hay más
lejos de la realidad.
La humanidad en su conjunto ha experimentado durante los últimos 200 años lo
que tal vez sean las mayores transformaciones de su historia. Transformaciones que
han implicado cambios increíbles en el ámbito de la innovación técnica, de la capacidad para producir riqueza, de las relaciones
sociales o de las instituciones que nos gobiernan. Transformaciones, en suma, que
han dado lugar a una sociedad nueva, la
nuestra, muy diferente a cualquiera de las
que la han precedido.
En el estricto ámbito de la economía, los
cambios han sido inducidos por el proceso
histórico que ha recibido el nombre de industrialización, el cual ha reducido a la mínima expresión a las actividades agrarias, que
hasta ese momento habían asegurado la supervivencia de la humanidad, al tiempo que
ha concedido un protagonismo indiscutido
a la fabricación de bienes industriales y a la
producción de servicios.
La industrialización también dio origen a modificaciones sustanciales en la forma en la
que el hombre había utilizado hasta entonces
el medio físico para adaptarlo a sus necesidades. Con anterioridad a la aparición de los
primeros síntomas de la industrialización el
desarrollo técnico era muy escaso y los artilugios mecánicos apropiados para las tareas
agrícolas prácticamente inexistentes. Los
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rendimientos agrarios eran muy bajos y ello
obligaba a que la mayor parte de las familias
tuviese que dedicarse a obtener de la tierra
todos aquellos productos necesarios para su
propia supervivencia. En estas circunstancias
se explica la importancia económica detentada por la agricultura durante el Antiguo Régimen, así como la adquirida por los paisajes a
ella vinculados. En la actualidad, sin embargo, el protagonismo paisajístico corresponde
a aquellos fenómenos promovidos por las innovaciones ligadas al proceso de industrialización, entre ellos: la dispersión de fábricas,
naves de almacenaje y todo tipo de edificaciones ligadas a las nuevas actividades económicas, sobre el espacio que con anterioridad se destinaba a las tareas agrícolas; el
desarrollo espacial adquirido por los pueblos,
las villas y las ciudades, como consecuencia
del crecimiento de la población y de las tendencias polarizadoras que emanan del funcionamiento de la actividad económica; o la
aparición de vías de comunicación muy distintas (carreteras, ferrocarriles, autopistas,
etc.) que facilitan la movilidad de las personas y el intercambio de mercancías. Fenómenos, en fin, todos ellos que debido al gran
consumo de suelo que realizan han terminado por configurar un paisaje abigarrado, de
elevada densidad edificatoria, en el que se
mezclan, y al mismo tiempo compiten entre
sí, los distintos usos del suelo.
El concejo de Siero ha pasado ya por una
fase aguda de crecimiento industrial y, en
consecuencia, su paisaje está profundamente afectado por él. En muchos lugares
del concejo el paisaje es tributario de la forma en la que se han difundido los cambios
promovidos por la llegada de las fábricas,
de las nuevas vías de comunicación, y, en
general, de los aires de modernidad que han
terminado por esconder, hasta hacerlas imperceptibles, las huellas del antiguo paisaje
dominado por la actividad agraria.
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El marco geográfico
En Siero la alteración de las estructuras
agrarias heredadas del antiguo régimen comenzó en fecha muy temprana, a mediados
del siglo XIX, cuando se inició la explotación
de los recursos mineros del valle del río
Candín y con ella la llegada de las primeras
innovaciones técnicas. El siguiente paso de
ese proceso también tiene un origen antiguo, correspondiéndose con la llegada de
las primeras fábricas, aquellas que se instalaron en los confines occidentales del municipio, en las localidades de Lugones y de
Colloto, a finales del siglo XIX. Pero la realidad económica actual y, por supuesto, la
mayor parte de los paisajes humanizados
que hoy podemos contemplar en las tierras
de Siero no poseen más que unas pocas
décadas, pues han sido organizados por el
proceso de industrialización que se inicia en
toda España a finales de la década de los
cincuenta del siglo XX.
centaje que ocupan dentro de la superficie
municipal las tierras llanas. Hecho este último de especial significado en una región
como la asturiana en la que su abrupto relieve eleva a la categoría de escaso un bien
como el suelo de poca pendiente.
Durante los primeros años de esa industrialización muchas comarcas españolas
quedaron al margen de los beneficios que
de ella se derivaban, pero este no fue el
caso de Siero.
Fruto de este desarrollo es el papel desempeñado por la economía municipal en el
contexto asturiano. En 1994 su aportación
al VAB regional había sobrepasado el 5%,
y se situaba por encima de la de Langreo o
Mieres, que antaño habían protagonizado
el desarrollo industrial asturiano. Esta
aportación era especialmente significativa
en el ámbito de la industria, ya que, según
datos de 1996, las empresas del municipio
acogían al 7,2% de los asturianos que trabajaban en ese sector.
A ello contribuyó la posición ocupada por
una parte de su territorio, la más occidental,
en las inmediaciones de la ciudad de Oviedo, sobre la que por razones topográficas
es su área de expansión natural.
Ahora bien, no podemos olvidar tampoco,
cuando tratamos de explicar la rápida incorporación de Siero al proceso de industrialización español, que este disponía de
una elevada cantidad de recursos entre los
que pueden citarse su larga tradición industrial, sus antiguas actividades mercantiles - pensemos a este respecto en el mercado de ganados de Pola de Siero -, sus
recursos mineros, las vías de comunicación que lo atraviesan, o el elevado por-
Situación en las inmediaciones de Oviedo y
recursos propios dieron lugar a que durante
las últimas cuatro décadas se hayan sucedido las innovaciones y los cambios hasta
provocar una modificación sin precedentes
en la fisonomía del concejo. Así, durante los
últimos cuarenta años el concejo ha acogido multitud de inversiones de capital procedente del exterior, tanto públicas como privadas, que han dado lugar a la proliferación
de fábricas, de naves de almacenaje, de infraestructuras o de equipamientos de ámbito regional y, por supuesto, a un rápido desarrollo económico.
El proceso de industrialización también ha
impulsado cambios muy importantes en la
estructura económica. Mientras que las actividades agrarias y mineras no han dejado
de perder protagonismo durante las últimas
décadas, las industriales y terciarias no han
dejado de ganarlo, hasta el punto de que, en
la década de los noventa, estas dos últimas
aportaban el 82% de los empleos (1996) y el
92% del valor añadido (1994).
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Por el contrario entre 1980 y 1992 la agricultura redujo su aportación al VAB municipal en tres puntos porcentuales, hasta dejarla situada en el 1,7%; la minería, por su
parte, estaba sometida a una crisis aún
mayor, su VAB pasó durante el período citado del 13,6% al 8,3%. Además, aunque
no disponemos de datos oficiales, podemos asegurar que durante los últimos años
se ha acelerado el declive del sector minero, después de que las políticas de ajuste
se hicieran sentir en los dos pozos que todavía permanecían abiertos, el de Pumarabule y el de Lieres.
El proceso de modernización económica
también ha supuesto una modificación sustancial de la estructura tradicional del espacio en la que se sustentaba el antiguo modelo económico y, por tanto, del paisaje a
ella vinculado. Ahora bien, estas alteraciones no han tenido la misma intensidad en
todo el territorio, de manera que ello permite diferenciar tres ámbitos económicos diferentes, cada uno de ellos forjado por su propio proceso histórico y poseedor de unas
características paisajísticas que le diferencian de los otros.
1. Las actividades agroganaderas y el
paisaje agrario.
Aunque la actividad agraria desempeña un
papel subsidiario en la economía del concejo, ello no impide que siga induciendo el
paisaje de la mayor parte del mismo. El paisaje agrario actual es heredero del proceso
de especialización productiva que, iniciado
a principios de siglo, se consolidó a partir
de la década de los cincuenta con la definitiva liquidación de la agricultura tradicional
de subsistencia y su sustitución por otra en
la que el principal objetivo era producir para el mercado. Este cambio trascendental
permitió construir una sociedad mercantil
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que, al elevar los niveles generales de bienestar, condujo a un importante cambio en la
dieta alimenticia de los españoles, los cuales, por lo que a nosotros interesa, aumentaron de forma considerable la demanda de
productos lácteos.
La nueva sociedad mercantil impulsó también la constitución de un único mercado
español de productos agrarios y éste, a su
vez, permitió una creciente especialización
productiva regional.
En esta fase de cambios Asturias verá, al
igual que el resto de las regiones cantábricas, cómo se moderniza su sector agrario,
transformando sus estructuras y adaptándolas para la producción de leche. Esta especialización estaba amparada por los elevados precios que alcanzaba la leche en el
mercado y por la alta rentabilidad obtenida
por las explotaciones ganaderas que la producían, pero también por las condiciones
climáticas de la región. La abundancia de
lluvias, repartidas a lo largo de todo año,
permitía mantener, con bajos costes, pastos
permanentes de altos rendimientos, y estos,
a su vez, una importante cabaña ganadera
dedicada a la producción de leche.
El concejo de Siero no fue ajeno a los cambios que con carácter general estaban teniendo lugar en toda Asturias. Su excelente
posición en las inmediaciones de los grandes
mercados de consumo regionales propició
que, a partir de la década de 1960, comenzaran a instalarse en él algunas fábricas de
productos lácteos, entre las que destacan La
Polesa (1972) y, sobre todo, La Central Lechera Asturiana (1967). Estas fábricas, con
sus exigencias de calidad, se constituyeron
en la punta de lanza del proceso de modernización que propició, por un lado, la importación y selección de nuevas razas vacunas de
aptitud lechera, sobre todo la frisona y en
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menor medida la pardo-alpina, y, por otro, la
transformación de los usos agrarios.
El campo se especializó entonces en la producción de alimentos para el ganado, sustituyendo los campos arados de usos múltiples por los prados, y los cereales aptos para el consumo humano por los forrajes
En los últimos años, sin embargo, se han podido percibir los primeros síntomas de lo que
puede ser una nueva y profunda transformación de las estructuras agrarias, y, por tanto,
del paisaje. Síntomas entre los que cabe destacar la creciente demanda de suelo por parte de usos no agrarios y el abandono de algunos prados que, después del ingreso de
nuestro país en la Comunidad Europea, han
pasado a formar parte de explotaciones
agrarias marginales cuya falta de rentabilidad
las ha conducido a la quiebra. Estos prados
están siendo ocupados por el matorral.
El marco geográfico
Los síntomas citados son ya perceptibles
en los datos que nos proporcionan las estadísticas oficiales. Según ellas, en 1992
los prados (eriales o cultivados) todavía se
extendían sobre el 60% de la superficie
municipal y las tierras de labor tan sólo
ocupaban el 9% de las mismas, además
dedicadas de forma mayoritaria a la obtención de forrajes. Ahora bien, otros usos
comenzaban a tener una presencia destacada. Entre 1980 y 1992 la superficie municipal ocupada por usos no agrarios había crecido desmesuradamente, pasando
del 4% al 10%, y lo mismo había ocurrido
con las áreas de matorral que se extendían, en el último año citado, sobre 19,2 kilómetros cuadrados, un 50% más que doce años antes.
Los usos forestales, mientras tanto, reducían
su extensión en un kilómetro cuadrado, el
5% de la superficie que ocupaban en 1980.
Fig. 10. Vista panorámica de Vega de Poja, en la que pueden apreciarse algunos de los elementos más característicos del
paisaje rural de Siero, el predominio de los prados y los campos cercados
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La mayor parte de las manchas forestales
se encontraban en las áreas montañosas situadas al norte y al sur de la llanada central.
En ellas siguen siendo protagonistas las especies de hoja caduca, sobre todo los castaños y, en menor medida, los robles, los
acebos o los abedules; pero también es
cierto que existen manchas de repoblación
en las que predominan las especies de hoja
perenne, de rápido crecimiento, como los
pinos o los eucaliptos. Esto ocurre con más
frecuencia en los relieves del norte, más cercanos a la línea de costa y con condiciones
climáticas más favorables para el desarrollo
de dichas especies.
Todos los fenómenos descritos han dejado
su huella en el paisaje agrario. El elemento
paisajístico más característico de los ligados a la producción lechera son los prados,
los cuales, no debemos olvidarlo, han llenado el lugar ocupado antaño por los campos
arados, siempre asociados a la agricultura
tradicional basada en el policultivo de subsistencia. Los surcos del arado han desaparecido y con ellos la multiplicidad de cultivos
típica de dicha agricultura.
Del antiguo paisaje sólo han quedado las
huellas de la estructura de la propiedad de
la tierra, caracterizada por el reducido tamaño de las explotaciones y por el elevado número de parcelas que las integran. Así, todavía perduran, y mantienen una enorme
impronta paisajística, las cercas que delimitan, y al mismo tiempo separan, cada una
de las pequeñas parcelas aisladas en las
que se divide la propiedad individual.
Los cambios recientes, por su parte, han
dejado su huella en la confusión de usos y
en el abandono al que están sometidas algunas tierras. En la llanada central las pequeñas parcelas agrarias conviven sin orden
aparente con las destinadas a usos indus-
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triales o terciarios, al tiempo que la red tradicional de caminos se ve rota y transformada por las nuevas vías de comunicación. A
su vez, el abandono de los prados se hace
visible en muchas parcelas en las que puede comprobarse la forma en la que los matorrales se van extendiendo sobre terrenos
hasta hace poco dedicados a pradería.
2. La minería y el paisaje minero
A diferencia del paisaje agrario, el paisaje
minero constituye una herencia cultural que
tiene poco más de un siglo de existencia. A
pesar de lo cual se trata ya de un paisaje
con claros signos de decadencia que, incluso, parece abocado a desaparecer en un futuro cada vez más cercano.
Los primeros indicios que tenemos sobre la
actividad minera en el concejo se remontan
a mediados del siglo XVIII. En algunos informes de esta época, escritos por D. Francisco José Carreño y D. Gaspar Melchor de Jovellanos, se nos habla de la existencia de
pequeñas explotaciones mineras situadas
en las laderas del monte de Carbayín, el que
separa las cuencas altas de los ríos Negro y
Candín. Las vetas eran picadas por los aldeanos del lugar que usaban la práctica totalidad de la hulla extraída para su consumo
particular. (DIAZ DIAZ, J., 1988)
Con la promulgación de la Ley de Minas
de 1825 la minería del concejo va a recibir
un fuerte impulso. La Corona pasa a ser
propietaria del coto de Saús, en el valle del
Candín, y comienza a explotarlo con fines
comerciales.
Pero esta mina de galería fue sólo la primera. En las décadas siguientes se abrieron muchas más, a veces, a cargo de particulares que explotaban las denominadas
minas de montaña, o chamizos; otras, sin
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Realizador por: J. R. Fernández Prieto
Fig. 11. Paisaje minero en torno a los pozos de Mosquitera, Pumarabule y Lieres
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embargo, por iniciativa de compañías mineras con la suficiente entidad financiera
como para perforar grandes galerías horizontales, explotadas por grupos numerosos de mineros. Entre estas últimas se encontraban las habilitadas en Pumarabule,
Saús, Candín y Curuxona.
Los filones explotados en estas minas no
duraron mucho tiempo. Las vetas asturianas
son, por lo general, estrechas, además de
encontrarse a menudo inclinadas y fracturadas. Por ello, pronto hubo que recurrir a la
construcción de pozos desde los que se podían abrir galerías a distinta altura capaces,
por tanto, de alcanzar vetas cada vez más
profundas y difíciles de explotar. El primer
pozo que se excavó fue el de Saús, a mediados de la década de 1910, en una de las
minas más dinámicas y modernas del concejo mientras se mantuvieron vivos los criaderos de mineral existentes dentro del ámbito de su concesión. A este pozo le siguieron
en los años posteriores otros dos en el valle
del río Candín, aguas abajo del de Saús; uno
en el curso alto del río Negro, en las inmediaciones de Carbayín de Abajo, y otro más
en la localidad de Lieres. En el valle del río
Candín, La Compañía Hulleras del Norte
abrió en 1917 el pozo de Curuxona y, en
1926, la Compañía Metalúrgica Duro-Felguera el de Mosquitera. En el valle del río Negro, en la vertiente septentrional del monte
de Carbayín, fue la Compañía Minas de Langreo y Siero la que perforó el pozo de Pumarabule, apto para extraer carbón en 1925,
después de nueve años de trabajos de perforación (DIAZ DIAZ, J., 1998); mientras que
en Lieres fue la empresa Solvay y Cía, de capital belga, la que comenzó a extraer carbón
del pozo que había habilitado para tal efecto
en las primeras décadas del siglo.
La extracción de carbón fue una actividad
que se concentró en las parroquias de Lieres,
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Aramil, Santiago de Arenas y Santa Marta de
Carbayín, situadas todas ellas en la zona suroriental del concejo. Ahora bien las huellas
que ha dejado esta actividad en el paisaje no
sólo son perceptibles en las parroquias citadas; lo son también, aunque en menor medida, en las de Valdesoto, San Juan de Arenas
y Feleches, las cuales, durante décadas,
quedaron dentro del área de reclutamiento
de mano de obra de los pozos.
Los elementos más característicos del paisaje minero son aquellos que se encuentran ligados a las labores de extracción del
carbón, como las escombreras, en las que
se acumulan los residuos sólidos procedentes de la limpieza del fósil; los lavaderos, en los que se realizan las tareas antes
citadas; las vías de ferrocarril; las torres de
los pozos, desde donde se controlan las
jaulas que descienden al interior de la mina; los cargaderos de mineral; o los depósitos en los que se apila la madera necesaria para el apuntalamiento de las galerías. Pero no podemos desdeñar la importancia de los elementos derivados de las
necesidades de alojamiento de la cuantiosa mano de obra necesaria para las labores de extracción, que han quedado reflejadas en el poblamiento. Poblamiento en el
que destacan las elevadas densidades de
población y de caserío.(Fig. 11)
Las elevadas densidades de población que
pueden apreciarse en todas las zonas mineras son una consecuencia de la gran cantidad de mano de obra que requiere la extracción del carbón y su elemento más significativo son las barriadas, construidas para dar cobijo a una población de bajos recursos económicos, venida muchas veces
desde lugares muy alejados. Constituyen,
en definitiva, conjuntos de viviendas baratas
capaces de atraer a la mano de obra. Todo
ello explica que se trate de viviendas situa-
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das en antiguos núcleos rurales cercanos a
los yacimientos, de escasa calidad constructiva, y carentes de servicios. En este
sentido, llama la atención la inexistencia de
bajos comerciales en los que podrían haberse ubicado los comercios necesarios para la
satisfacción de las necesidades básicas y
diarias de la población.
En Siero existen tres grandes barriadas, la
de Pumarabule (Carbayín Bajo), la del Cotayo (Carbayín Alto) y la de Solvay (Lieres). Las
tres tienen elementos arquitectónicos similares, herederos de la función para la que
fueron construidos, pero se diferencian entre sí por el tipo de edificación que los caracteriza. Así, a los edificios estéticos y armoniosos de la última de ellas, construidos
por la compañía de minas Solvay y Cía durante la primera década de este siglo, se
contraponen las desafortunadas moles de
ladrillo rojo, típicas de las dos primeras, levantados a instancias de la iniciativa pública
entre 1950 y 1955.
Ahora bien, las barriadas no son el único elemento paisajístico que refleja la elevada ocupación del espacio existente en las áreas mineras. También lo es el denso poblamiento
disperso, compuesto por multitud de viviendas unifamiliares, que se extiende sobre amplias zonas, pero especialmente sobre las laderas de los valles en los que se abren los
pozos. La densidad de este poblamiento decrece con la distancia a los pozos, a medida,
por tanto, que se eleva el coste económico
que deben de pagar sus moradores por tener que desplazarse hasta la mina.
Este paisaje, a pesar de poseer rasgos muy
características y diferentes a los que predominan en otros lugares, está llamado a desaparecer en un futuro no muy lejano, después de que cesaran en su actividad todas
las minas de montaña, así como alguno de
El marco geográfico
los pozos más importantes. La crisis de la
minería se inicio con la promulgación del
Plan de Estabilización en 1959, en el que se
preveía la liberalización de la importación de
carbón extranjero.
A partir de ese momento la mayor parte de
las empresas mineras comenzaron a tener
pérdidas. Sólo unas pocas estaban en condiciones de afrontar la competencia exterior
y de asegurar los puestos de trabajo. A pesar de todo esto no se produjo entonces la
quiebra de la minería asturiana.
El Estado prolongó su agonía con la creación, en 1967, de la compañía minera de titularidad pública Hulleras del Norte Sociedad Anónima (HUNOSA), en la que quedaron integradas muchas de las antiguas compañías cuyas cuentas habían entrado en números rojos.
Entre las minas situadas en el concejo de
Siero pasaron entonces a integrarse en HUNOSA las de Pumarabule y Mosquitera (este
último había llegado a ser el pozo más importante del concejo, con una plantilla que
superaba los 3.500 trabajadores), en las que
estaban situados los dos pozos con mejor
acceso a las vetas todavía productivas. Tan
sólo quedó en manos privadas la mina que la
Compañía Solvay tenía en Lieres.
Estos tres pozos llegaron a tener un volumen de empleo conjunto de más de 5.500
personas. Sin embargo, en la actualidad, el
de Mosquitera se encuentra cerrado desde
1989; el de Pumarabule sólo tiene asegurado su futuro hasta el año 2002, en el que
concluye su actual Programa Marco; y el
de Lieres lo tiene aún peor, ya que existen
previsiones para cerrarlo en un futuro inmediato; y ello a pesar de haber sido incorporado a la disciplina de HUNOSA en la
reciente fecha de 1994.
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3. Las actividades fabriles y el paisaje
industrial.
Como es bien sabido, las actividades industriales son aquellas que utilizan las materias
primas procedentes del sector primario (agricultura, minería, ganadería, etc.) con la intención de transformarlas para así lograr nuevas
mercancías más útiles y rentables.
Las tareas encaminadas a transformar las
materias primas son casi tan antiguas como
el hombre, pues éste aprendió en una época muy temprana el arte de obtener utensilios capaces de facilitarle su supervivencia.
Ahora bien, ello no quiere decir que la industria apareciera entonces, ya que una actividad transformadora sólo adquiere el rango de industrial cuando alcanza una determinada capacitación técnica caracterizada
por el uso de artilugios (máquinas), capaces
de realizar de forma mecánica algunos procesos de transformación de materias primas
en mercancías, que, a su vez, son movidos
por otras máquinas capaces de producir
energía mecánica. Todo ello permite producir en serie, es decir, bienes idénticos, y
además hacerlo a un ritmo vertiginoso, desconocido hasta entonces; permite, pues,
mejorar de forma espectacular la productividad del trabajo y, como consecuencia de
ello, aumentar la disponibilidad de bienes,
de renta, y, en suma, del bienestar social.
Por todo ello, los orígenes de la industria
han quedado fijados en el momento en el
que el hombre dispuso del primer artilugio
capaz de producir energía mecánica, la
máquina de vapor, cuyo descubrimiento
definitivo ha quedado datado en el momento en el que Watt realizó su primera patente en el año 1789 (MESSADIÉ, G.,
1995). La industria tendría así una vida muy
corta, de tan sólo algo más de 200 años, y
eso en su lugar de nacimiento, en la diná-
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mica Inglaterra de fines del siglo XVIII. En
otros lugares, en los más favorecidos, las
nuevas innovaciones sólo se incorporaron
de forma paulatina a lo largo del siglo XIX,
en los menos favorecidos, esas técnicas
aún no han llegado.
a) La producción de mercancías al final del
Antiguo Régimen.
En el concejo de Siero, con anterioridad a la
llegada de las innovaciones que abren la era
industrial, las tareas de transformación de
materias por procedimientos artesanos eran
muy exiguas; su producción estaba dirigida,
en casi su totalidad, a obtener productos de
primera necesidad, sobre todo alimenticios y
textiles (MADOZ, P., 1849); y se concentraban
mayoritariamente en el entorno territorial de la
capital concejil, Pola de Siero, la cual era así
el primer centro artesano del concejo.
La especialización artesana en la obtención
de bienes de primera necesidad no era privativa de Pola de Siero, se trataba de un hecho
característico de toda la sociedad del Antiguo
Régimen. En ella la actividad económica giraba en torno a una agricultura de subsistencia,
de bajos rendimientos, sometida a importantes gravámenes de distinta índole, incapaz,
por todo ello, de generar los excedentes necesarios para desarrollar una actividad mercantil de suficiente envergadura como para
transferir rentas monetarias significativas al
campesinado. Se trataba, en suma, de una
sociedad con muy poca capacidad de compra, que sólo podía deducir las escasas rentas monetarias existentes a comprar aquellos
productos de primera necesidad no obtenidos en la propia unidad familiar. Sólo los estamentos nobiliario y eclesiástico podían disponer de rentas más elevadas, pero en este
caso la demanda por ellas generada no era
satisfecha habitualmente por el artesanado
local, pues se destinaban a comprar produc-
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tos de lujo producidos en las regiones y comarcas más desarrolladas.
Talavera, que habían adquirido gran reputación en el mercado.
Por su parte, la importancia de Pola de Siero
como centro artesano hay que relacionarla
con el hecho de que la producción artesana,
a diferencia de la agrícola, no se movía en el
marco de la economía de subsistencia; su
producto tenía como finalidad ser vendido, y
ello, en una época en la que los puestos de
venta fijos, las tiendas, eran prácticamente
inexistentes, sólo era posible en los mercados
que con carácter semanal se celebraban en
las villas y pueblos más importantes. En este
sentido era lógico que los artesanos ubicaran
sus talleres en los lugares que tenían el privilegio de poder celebrar mercados, como era
el caso de Pola de Siero en donde se celebraba mercado todos los martes.
Se trataba de talleres en los que trabajaban
entre 8 y 10 personas, de los que Rafael
Fuertes Arias cita los regentados por Prudencio Álvarez, Prudencio Granda, Marcelino García y Benjamín Puente (FUERTES
ARIAS, R., 1902).
Lo cierto es que a finales del siglo XVIII y principios del XIX existían en Pola de Siero hasta
20 sastres montereros que, con la producción
obtenida en sus talleres, abastecían a la mayor parte de la provincia del tocado típico del
traje regional masculino (ALONSO CABEZA,
M.D., 1992). Además, en la vecina parroquia
de Vega de Poja, en la localidad de Villar, existía, desde 1730 aproximadamente, una importante fábrica de loza levantada por D. Juan
Cónsul. En este establecimiento se obtuvieron productos de reputada calidad durante
más de un siglo, pero además una vez que
cerró sus puertas, a mediados del siglo XIX,
mantuvo su impronta a través de los diferentes talleres de reducido tamaño que abrieron
en sus propias casas los antiguos obreros de
la fábrica (ALONSO CABEZA, M.D., 1992). De
esta forma, a finales del siglo XIX todavía existían en las parroquias de Vega de Poja y Marcenado, varios establecimientos, algunos de
ellos con más de 100 años de antigüedad,
dedicados a la producción de platos, tazas,
fuentes y otros objetos cerámicos decorados
en colores azules, al estilo de la cerámica de
La actividad artesana de Pola de Siero, en la
segunda mitad del siglo XIX, se completaba
con dos molinos harineros, una fábrica de
curtidos (MADOZ, 1849), así como con la
única fábrica de campanas existente en Asturias, en la que se construían “a diapasón y
con adornos, primorosos y elegantes bajorrelieves, campanas de todos pesos y tamaños, esquilones y romanas” (FUERTES
ARIAS, R., 1902).
b) Los inicios de la industrialización
Los primeros métodos de producción ligados
a la revolución industrial sólo llegaron al concejo de Siero en las últimas décadas del siglo
XIX, suponiendo el inicio de la decadencia de
Pola de Siero como primer centro productor
de mercancías del concejo. Las nuevas técnicas industriales se dejaron ver por primera
vez, como no podía ser de otra forma, en el
sureste del concejo, allí donde existían yacimientos carboníferos. Sin embargo, tales yacimientos tuvieron poca incidencia sobre el
desarrollo industrial propiamente dicho ya
que el carbón extraído no se transformaba en
las inmediaciones de las minas, sino que se
canalizaba, aguas abajo del río Candín, hacia
las nuevas plantas metalúrgicas que comenzaron a construirse en La Felguera a partir de
mediados del siglo XIX.
Las primeras plantas propiamente industriales, es decir las fábricas, comenzaron a dejar
su huella en las últimas décadas del siglo XIX
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en algunas localidades del oriente, como Lugones o Colloto. La razón de esta circunstancia, un tanto anómala, se encuentra en una
serie de coincidencias que tuvieron efectos
muy benefactores para el concejo. En efecto,
las localidades citadas se encontraban en las
inmediaciones de la ciudad de Oviedo, cerca
de sus capitales financieros y de sus mercados; disponían de recursos importantes en la
época, como suelos llanos abundantes o
agua; y, por último, se beneficiaron de la clara voluntad de la incipiente burguesía ovetense por construir sus fábricas en la periferia de
su ciudad, preservándola así de los efectos
perniciosos que pudieran derivarse de la actividad fabril, tales como las protestas obreras,
la contaminación, etc. Lo cierto es que todas
estas circunstancias acabaron por tener una
capacidad de atracción sobre las inversiones
industriales mucho mayor que las propias minas de carbón, hasta el punto que permitieron
canalizar hacia el concejo algunos proyectos
industriales que se encuentran entre las primeros habidos en nuestra región, fuera del
ámbito de las cuencas mineras, al tiempo que
lo dotaban de un gran dinamismo económico.
Para conocer los orígenes de la industrialización en el concejo de Siero disponemos, entre otros documentos, de una fuente de enorme valor: el libro Asturias Industrial de Rafael
Fuertes Arias publicado en 1902. Según este
autor, en la fecha de la publicación existían en
el concejo algo menos de una decena de actividades que podían considerarse industriales, habida cuenta del tipo de productos fabricados, así como de los métodos y utensilios utilizados para ello.
El más antiguo de los establecimientos citados por dicho autor, con características fabriles, es la Tejería Mecánica, fundada por Wenceslao Guisasola en 1870 en la localidad de
Lugones. La fábrica, que pasaría a llamarse
Cerámica Guisasola en 1923, tenía capacidad
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para producir tres millones anuales de ladrillos refractarios comprimidos y prensados,
baldosas y otros productos similares, cuyo
destino principal era el propio mercado asturiano, pero también exportaba a las vecinas
provincias de Galicia y de León. Según las
crónicas se trataba de una moderna unidad
productiva integrada por ocho edificios, en
los que además de poder trabajar 125 personas se encontraban situadas tanto varias máquinas como un potente motor de 100 CV capaz de generar la energía mecánica suficiente
para poder moverlas.
La segunda empresa por antigüedad de las
citadas por Rafael Fuertes es la compañía
Real Sidra Asturiana, fundada por D. José Cima en 1875. Las instalaciones fabriles de la
empresa se construyeron en la localidad de
Colloto, muy cerca del límite con el concejo
de Oviedo. La fábrica estaba integrada por un
moderno lagar en el que trabajaban, a principios de siglo, 72 personas, y a ella le corresponde el enorme mérito de haber introducido
en Asturias dos importantes innovaciones en
el arte de fabricar sidra: la primera de ellas fue
la importación de los métodos necesarios para obtener sidra champanada; la segunda, la
modernización de los procedimientos utilizados para fabricar la sidra del país, pues fomentó y difundió la sustitución de los tradicionales lagares, cuya fuerza de molienda se
obtenía mediante el uso de una rosca sin fin,
por otros de nuevo cuño en los que la fuerza
motriz procedía de un motor alimentado con
carbón. También le corresponde a esta empresa la iniciativa de abrir los mercados ultramarinos, fundamentalmente el cubano, a la sidra champanada asturiana, lo que más tarde
se convertiría en una tradición que todavía
hoy en día mantiene viva la empresa El Gaitero, de Villaviciosa.
Por orden de antigüedad, la tercera fábrica
del concejo sería la perteneciente a la empre-
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sa denominada Santa Bárbara, fundada en
1880 por el prohombre de la primera industrialización asturiana D. José Tartiere y Lenegre, nacido en Bilbao en 1848, nombrado
Conde de Santa Bárbara de Lugones en
1921. D. José Tartiere constituyó la empresa
citada para fabricar pólvora en el lugar denominado La Cervera, a orillas del Nora, sobre
un solar que ocupaba 12 has. Allí se construyeron 35 edificios en los que llegaron a trabajar 100 obreros que atendían la moderna maquinaria cuya fuerza motriz procedía de un
potente motor propiedad de la propia fábrica.
La empresa fue absorbida por Unión Española de Explosivos en 1895.
También se cita en el libro de Rafael Fuertes la
Fábrica de Metales de Lugones, que comenzó sus trabajos en 1896. Esta empresa fue
fundada por uno de los principales grupos inversores asturianos de la época, la Sociedad
Industrial Asturiana Santa Bárbara, en la que
participaban hombres como Policarpo Herrero, o, el ya citado, José Tartiere. Sus instalaciones se encontraban, y aún se encuentran,
en las inmediaciones de la confluencia de los
ríos Nora y Noreña y tenía como objetivo principal la producción de cobre, aunque también
obtenía otros metales. Para ello disponía de
unas importantes instalaciones construidas
sobre 12 Has de terreno, en las que trabajaban unas 250 personas.
Tanto por el volumen de empleo, como por el
carácter de las instalaciones, la Fábrica de
Metales constituía el mayor centro industrial
del concejo. Se trataba de un complejo integral en el que existían todas las instalaciones
necesarias para convertir el mineral bruto en
productos acabados, así como para la obtención de algunas aleaciones (bronce, latón) y
de los minerales integrados en la mena (oro,
plata). Entre las instalaciones de la fábrica cabe citar un horno para la conversión del mineral en mata; cinco hornos de reverbero para
El marco geográfico
tratar el cobre bruto; tres salas de electrólisis
y un taller de purificación de baños en los que
se obtenían cobre electrolítico y los metales
preciosos residuales (oro y plata); un taller de
fusión de cobre y preparación de aleaciones
(latón, bronce); dos trenes de laminado en
frío; un tren de laminado en caliente; una
prensa hidráulica para el laminado del latón;
un taller de embutición para la fabricación de
cartuchos de guerra; y una fábrica de cerámica refractaria con capacidad para abastecer
las necesidades propias y generar además un
excedente que se vendía a otras fábricas de
la región. La empresa completaba sus instalaciones con varias salas de máquinas que albergaban tanto las máquinas de vapor necesarias para la obtención de energía mecánica,
como los aparatos necesarios para producir
energía eléctrica (ÁLVAREZ SUÁREZ, E. Y
GÁMEZ, F., 1923).
En orden cronológico, a la fábrica de metales
le siguió la compañía Azucarera de Lieres,
fundada por D. Manuel de Vereterra Lombán
en 1898, al amparo de la favorable coyuntura
que supuso para los fabricantes de azúcar de
remolacha la pérdida de las colonias. La compañía, cuya fábrica se localizaba en la localidad que le daba nombre, fue absorbida, en
las primeras décadas del siglo XX, por la Sociedad Azucarera Española (ERICE, F., 1980).
Dos años más tarde, en 1900, la familia Flórez-Estrada Villamil, con el soporte financiero
del Banco Herrero, construyó en la localidad
de Colloto una fábrica de cerveza, el Águila
Negra, cuya actividad se mantuvo hasta el
año 1994 en que cerró sus puertas.
La fábrica utilizaba tecnología alemana, y poseía, entre otras instalaciones, una maltería,
una nave de cocimiento de cereal, un depósito de grano, una fábrica de ácido carbónico y
un taller de mantenimiento. Esta fábrica llegó
a dar empleo, hacia 1975, a unas 300 perso-
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nas (FERNÁNDEZ GARCÍA, A. y FELGUEROSO DURÁN, R., 1998).
Fruto del dinamismo industrial existente en el
concejo en las décadas que marcan la transición entre los siglos XIX y XX fue también la
construcción de una fábrica dedicada a la obtención de un producto relativamente nuevo,
con múltiples aplicaciones y todavía poco conocido en España en aquella época, el celuloide, que había sido sintetizado en Estados
Unidos tan sólo 30 años antes. La fábrica se
situaba en Colloto y poseía, además de las
instalaciones estrictamente necesarias para
producir el celuloide (prensas, aparatos para
reblandecer la materia prima, torno, sierra,
etc.), una refinería, con dos hornos y ocho retortas, en la que se obtenía el alcanfor necesario para la fabricación del celuloide, y además, un motor de 16 caballos y una dinamo
(FUERTES ARIAS, R., 1902).
Además de las fábricas citadas, existía también en esta época una fábrica de sidra, El Lagar del Nora, perteneciente a la familia Paladini, cuyas instalaciones, cerradas hacia 1960,
se situaban en las afueras de Pola Siero, en la
orilla del río Nora.
Entrado el siglo XX, el incipiente, y al mismo
tiempo dinámico, entramado industrial, cuyos
rasgos más relevantes hemos tratado de describir en las líneas anteriores, va a adentrarse
en una nueva etapa, de unos cincuenta años
de duración, caracterizada por la atonía y los
bajos ritmos de crecimiento.
Entre 1900 y los primeros años de la década
de 1950 no se inauguró ninguna otra fábrica
de la envergadura de las construidas a finales
del XIX y, sin embargo, sí que se cerraron algunas, como la Azucarera de Lieres (1916) o
la fábrica de Celuloide de Colloto. De la atonía general sólo se libró el subsector de las
conservas de carne, pues en 1930 disponía el
65
concejo de seis pequeños establecimientos
fabriles inexistentes en la etapa anterior
(CONSEJO DE INDUSTRIA, 1930).
c) La etapa del desarrollismo (1950-1975)
Como es bien sabido, a partir de los primeros
años de la década de los cincuenta la economía española comenzó a salir de la profunda
crisis en la que había estado sumida después
de pasar por las duras experiencias marcadas
por la guerra civil y por las políticas económicas de corte autárquico impuestas por los
primeros gobiernos franquistas, para adentrarse en una fase de crecimiento explosivo,
sobre todo industrial, que durará hasta mediados de los años setenta. Se trata en realidad de la etapa que marca el inicio de la industrialización general de España.
Es esta buena coyuntura la que va a impulsar
de nuevo el desarrollo de la industria del concejo, la cual pasará, durante estos años, por
una segunda etapa dorada, marcada por la
aparición de nuevos proyectos industriales,
algunos de gran envergadura.
En 1952 abrieron sus puertas las instalaciones de la empresa Didier-Mersa, dedicada a
fabricar ladrillos refractarios con destino a las
factorías siderúrgicas regionales, y en 1958
las de la Fundición Nodular, cuyo objetivo era
producir hierros y aceros especiales, ambas
en la localidad de Lugones.
Ahora bien, las inversiones no se centraron
exclusivamente en el antiguo núcleo fabril y
pronto comenzaron a adquirir protagonismo
industrial otras zonas del concejo, sobre todo
las situadas en las inmediaciones de la carretera N-634, en el tramo comprendido entre
Colloto y el Berrón. Así, en 1960, la multinacional Coca-Cola inició en Colloto los trabajos
de construcción de su planta embasadora
para Asturias, la cual estuvo en condiciones
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de producir a mediados del año siguiente. En
1961 se inauguraron, en las cercanías de El
Berrón, las instalaciones de la empresa Refractaria S.A., dedicada a fabricar materiales
refractarios. En 1968 fue la empresa Aguas de
Fuensanta, propietaria de un manantial en el
concejo de Nava, la que construyó una fábrica embasadora en Meres. En 1969, Dña. Pilar
Suárez Villanueva, propietaria de una fábrica
de embutidos situada en el casco urbano de
Oviedo, obtuvo la pertinente licencia municipal para construir una nueva fábrica en Colloto, en una parcela colindante a la ocupada
por la Coca-Cola; se trataba de la empresa La
Tila, dedicada a fabricar embutidos y platos
precocinados, que cerró sus instalaciones a
mediados de los noventa.
Algo parecido ocurrió con la empresa La Cibeles, dedicada a la fabricación de chocolates, que, en 1969, trasladó sus instalaciones
del polígono de Buenavista (Oviedo) a la
nueva factoría que había construido en Meres. Esta empresa pasó a manos del grupo
belga Cote D’Or en 1981, y a las del suizo
Suchard, en 1987, para terminar integrada,
en 1996, en el conglomerado empresarial
aragonés Lacasa.
Un año después de que la Cibeles abriera las
puertas de su fábrica en Meres, fue la Central
Lechera Asturiana la que inauguró las instalaciones que había construido en la Sierra de
Granda; fenómeno éste que marca un hito en
la historia industrial del concejo, ya que desde su fundación viene ocupando el primer lugar entre las empresas industriales del municipio, tanto por el tamaño y la variedad de sus
edificaciones, como por el volumen de empleo o el valor de su producción.
Por último, cabe citar la puesta en marcha,
durante el año 1972, de la planta de transformación levantada en Meres por la empresa Granja la Polesa, para centralizar en ella
El marco geográfico
la producción de lácteos que, hasta ese
momento, había llevado a cabo en su factoría de El Berrón.
En suma, podemos decir que el modelo de
implantación espacial de la industria, dominante durante la fase del desarrollismo, había dejado en el concejo dos tipos de asentamientos fabriles distintos: uno de carácter
concentrado, en torno a Lugones, en el que
se aglutinaban numerosas fábricas en un
ámbito espacial reducido; el otro disperso, a
lo largo de un eje imaginario definido por la
N-634, en el que el protagonismo correspondía a un elevado número de fábricas, relativamente aisladas, que dejaban entre sí
grandes baldíos industriales en los que todavía se encontraban presentes las huellas
de la actividad agraria.
d) La expansión industrial reciente
La coyuntura económica fuertemente expansiva en la que quedó inmersa la economía española a mediados de la década de 1950 va
a terminar de una forma más o menos brusca, según los lugares, a partir de 1973. Momento éste en el que comienzan a aparecer
los primero síntomas de la denominada crisis
del petróleo: altas tasas de inflación, desinversión industrial, cierre de empresas, reducción drástica de los índices de crecimiento,
aumento del paro, etc.
La crisis supuso un duro golpe para la industria española en general, pero aún mayor para la asturiana, pues estando ésta especializada en industrias pesadas, tuvo unas pérdidas de empleo que superaron con creces a
las habidas en otras regiones españolas. La
industria de Siero no fue una excepción y sufrió un fuerte retroceso durante estos años.
Sólo a mediados de la década de los ochenta comenzó a mejorar la situación económica
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general, impulsada, por un lado, por fenómenos de carácter externo, como la coyuntura
alcista de la economía internacional o la entrada de nuestro país en la Unión Europea,
pero sobre todo, por la modernización del
aparato productivo a la que habían dado lugar
los duros procesos de ajuste llevados a cabo,
tanto por los poderes públicos como por la
iniciativa privada, durante los años anteriores.
La modernización industrial estuvo basada en
dos pilares fundamentales: la descentralización de muchas tareas ejecutadas con anterioridad en el seno de las unidades fabriles,
las cuales pasaron a ser realizadas por empresas especializadas en la producción de
servicios, y la fuerte capitalización de los procesos de fabricación; fenómenos ambos que
terminaron por transformar la estructura del
antiguo sistema industrial para dar lugar a uno
más moderno, mucho más productivo, con
menores requerimientos de empleo, e integrado por unidades de fabricación de menor
tamaño que las que habían caracterizado el
antiguo sistema industrial.
En Asturias la reconversión supuso la pérdida
de miles de puestos de trabajo, sobre todo en
algunos municipios, al tiempo que una modificación de los lugares preferidos por los empresarios para realizar sus inversiones.
Municipios como Gijón, Avilés, Langreo o
Mieres, destinatarios de la mayor parte de las
inversiones industriales durante las décadas
anteriores, cedieron su puesto a otros, fundamentalmente los situados en torno a Oviedo,
especialmente Llanera y Siero, donde existía
suelo abundante y de calidad, así como buenas comunicaciones. De esta manera, durante la década de 1980 y parte de la de 1990 la
industria del municipio tuvo un comportamiento sensiblemente mejor que la asturiana,
lo que le permitió reforzar su posición en el
panorama regional. Entre 1980 y 1996 Astu-
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rias perdió el 45% de sus empleos industriales, sin embargo Siero sólo los redujo un
13,7%. Ello permitió que la participación del
empleo industrial del concejo duplicara con
creces su participación en el de la región, pasando del 9,2% al 21,1%.
La pérdida de empleos, a la que acabamos de
hacer referencia, no supuso para Siero ni la
reducción de la capacidad productiva, ni la
desaparición de naves industriales, ni la reducción del número de fábricas; por el contrario, desde principios de los años ochenta
comenzaron a construirse un número cada
vez mayor de pequeñas empresas industriales, así como de naves destinadas a acoger
actividades de servicios, que terminaron por
colonizar la mayor parte de los terrenos llanos
que se extienden sobre el triángulo formado
por las localidades de Oviedo, Lugones y Pola de Siero, en el que llegaron a transformar el
paisaje de forma profunda.
Las nuevas inversiones industriales estuvieron dirigidas hacia sectores con un reducido protagonismo en el conjunto de
Asturias, sobre todo hacia la industria ligera productora de bienes de consumo y, de
manera específica, hacia aquellas que
transformaban alimentos.
En 1994, la manipulación industrial de alimentos se había convertido en la primera
fuente de riqueza municipal, con una aportación que ascendía hasta el 31,5% de la
renta industrial, al tiempo que alcanzaba un
enorme peso en el conjunto de la industria
alimentaria asturiana (21% de su VAB). A finales de la década de los noventa la principal empresa del sector, con 732 trabajadores, seguía siendo la Central Lechera Asturiana, pero además existían otras dos que
superaban los 100 trabajadores (Coca-Cola,
y Aguas de Fuensanta), y otras siete tenían
entre 20 y cincuenta.
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De estas últimas dos producían lácteos (La
Polesa y Juan Martínez), otras dos eran empresas chacineras (Embutidos Maybe, la Piquera), dos más eran panaderías (Ricopan y
Panificadora de Siero) y la última una fábrica
de chocolates (Chocolates del Norte, antigua
La Cibeles).
El desarrollo alcanzado durante los últimos
años por la industria agroalimentaria no
puede ocultarnos la importancia que aún
mantenían, en el último lustro de los noventa, los sectores tradicionales dedicados a la
primera transformación de metales, presentes en el concejo desde los albores de la industrialización. En esta época, el sector de
la industria metálica aportaba más del 20%
del VAB industrial, al tiempo que disponía
de algunas de las mayores empresas del
concejo: Sodes, situada en Granda, tenía
300 trabajadores, y la Fundición Nodular, de
Lugones, 185. Además de éstas se encontraban presentes otras dos empresas de entre 50 y 100 trabajadores (Pedro Fernández
y Joama), y otras cinco con más de 25 (SIA
Cooper, Industrias Alqui, Talleres Llaneza,
Mecánica de Castrillón y Metales y Laminados de Hierro). También poseían instalaciones en el concejo otras 13 empresas del
sector que superaban los 10 trabajadores.
Las industrias dedicadas a transformar minerales no metálicos, por su parte, aportaban
poco menos de 6% del VAB, siendo sus empresas más representativas: Didier, en Lugones, (123 trabajadores) y Refractaria, en el Berrón, (76), pero existían otras cinco que sobrepasaban los 20 empleos (Paymasa, Decoraciones Esfer, Cristalerías Garvés, Juan Roces
y Marmolera Asturiana).
Otras ramas fabriles con una presencia relevante en el municipio eran las dedicadas a la
transformación de madera y fabricación de
muebles, y al de Papel y las Artes Gráficas,
El marco geográfico
ambas con una aportación al VAB industrial
municipal superior al 5%.
Pertenecientes a la industria de la madera y el
mueble existen más de 30 empresas que superan los 5 trabajadores, si bien la mitad de
ellas no alcanza los 10. En el polo opuesto sólo una, cuyas instalaciones se encuentran en
Colloto, rebasa los 100 empleos (Vidrios e industrias Martín), mientras que otras nueve poseen entre 20 y 40 (Tapizados Fernández, el
Xelán, Maderas Siero, Viella, Muebles Campa,
Muebles Ornia y tres cooperativas).
En el sector de las artes gráficas las empresas
más importantes son: La Voz de Asturias, diario ovetense cuyos talleres de edición se localizan en Lugones; Gráficas Eujoa, una de
las mayores imprentas de la región, ubicada
en Granda; y Cartonajes Vir (Meres) y Norcar
(El Berrón), ambas dedicadas a la fabricación
de embalajes de cartón. Las cuatro empresas
superan los cuarenta trabajadores aunque
ninguna alcanza los 100.
El resto de las actividades industriales tiene
una presencia mucho menor, no alcanzando a
aportar en ningún caso ni el 5% del VAB del
sector. Ahora bien, ello no es óbice para que
algunas empresas pertenecientes a esas actividades se encuentren entre las de mayor volumen de empleo del concejo.
Es el caso de Iluplax, situada en Argüelles,
productora de aparatos eléctricos; de Ibérica de revestimientos, con instalaciones
en Meres, fabricante de pinturas; de Ibérica de Calcomanías, en Colloto; de Rojo
Cortés, en cuyas instalaciones de Granda
se fabrican zapatos; y de la Fundación Laboral Santa Bárbara, de Carbayín Alto, dedicada a la fabricación de prendas textiles.
Estas cinco empresas tienen un volumen
de empleo que oscila entre los 60 y los 145
trabajadores.
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Fig. 12. El paisaje industrial del concejo de Siero
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Realizado por: J. R. Fernández Prieto
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e) El paisaje industrial contemporáneo
En conjunto las empresas citadas, junto con
otras menores y otras pertenecientes al sector de los servicios, han terminado por configurar, durante los últimos veinticinco años,
paisajes muy singulares en diversas zonas del
término municipal. Paisajes caracterizados
por la abundancia de naves agrupadas en polígonos o, simplemente, alineadas en las márgenes de las vías de comunicación más importantes. Pueden distinguirse tres áreas bien
diferenciadas: una en torno a la localidad de
Lugones, otra sobre la N-634 entre Granda y
el Berrón, y, una tercera, sobre el viejo viario
que une las dos anteriores atravesando la parroquia de Viella (Fig. 12).
La primera es la más antigua de las tres y
también una de las pioneras de la industrialización asturiana. Configura un espacio económico complejo en el que la diversidad de
asentamientos y de actividades es la tónica
dominante. En esta zona pueden diferenciarse, en efecto, dos tipos de asentamientos: los
que responden a la lógica de la planificación,
caso del polígono de Silvota y también, aunque en menor medida, de los de Puente Nora
y los Peñones, y los que son fruto de la iniciativa individual, sobre todo promovidos por industrias de cierta envergadura, como la Fundición Nodular, Didier, o la SIA Cooper (antigua Fábrica de Metales), cuyas instalaciones
se sitúan fuera de los grandes polígonos.
Además de las citadas, las principales empresas de la localidad, situadas en los dos polígonos citados son: Mecánica de Castrillón, la
Voz de Asturias y Talleres Llaneza.
El área industrial de la N-634, por su parte,
constituye un corredor, de unos 10 Kms de
longitud y varios centenares de metros de anchura, resultado de la simple suma de voluntades particulares que, a partir de 1975, con
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la modernización de la carretera entre Oviedo
y Pola de Siero, han optado por instalar las
naves de sus empresas en los dos márgenes
de la carretera, sin que existiera un plan preconcebido que las organizara. Nos encontramos, pues, ante un espacio industrial caótico
y desorganizado, en el que sólo el denominado polígono de Granda introduce una cierta
lógica organizativa, con una única vía de comunicación interna que coincide con la antigua carretera nacional 634, saturada la mayor
parte del día.
La aprobación del Plan General de Ordenación Urbana en 1988 supuso, para esta zona,
la entrada en una nueva fase de funcionamiento. Por un lado porque la consolidó como
área de expansión industrial, y, por otro, porque trató de organizar su futuro desarrollo espacial. De esta forma, ya se aprecia la construcción de nuevos pequeños polígonos, en
los que se ofrecen suelo urbanizado o naves
ya edificadas, que, además de compactar el
espacio construido, mejoran la organización
general del conjunto.
En esta área industrial se suceden, visibles
desde la carretera que la vertebra, algunas de
las empresas más importantes del concejo
como: Coca-Cola, Paymasa (pavimentos) y
Viuda de Inocencio Fernández (muebles), en
Colloto; Pedro Fernández (transformados metálicos), Eujoa (imprenta) y Rojo Cortés (calzado y ropa), en Granda; Fuensanta (bebidas),
Cartonajes Vir, La Polesa (lácteos), Decoraciones Esfer (fibras) e Ibérica de Revestimientos
(pinturas), en Meres; Sodes (soldadura), en
Bobes; Iluplax (aparatos eléctricos) y Juan
Roces (hormigón), en Argüelles; y Joama (estructuras metálicas), Norcar (cartones) y Refractaria, en El Berrón.
Por último, el área industrial de Viella nació
en torno al polígono de Bravo, de iniciativa
privada, en el que se sitúan empresas como
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Ibérica de Calcomanías, Cristalerías Garvés
o Asturquímica.
De las tres áreas industriales citadas es la
más pequeña, pero constituye un espacio
de gran importancia económica para el concejo, ya que alberga las instalaciones de su
mayor empresa industrial, la Central Lechera Asturiana. Esta empresa ocupa el primer
lugar municipal en volumen de ventas y empleo, y también uno de los primeros en el
ranking nacional de lácteas, con unas magnitudes que son significativas por sí solas:
148.000 metros cuadrados ocupados, de
los cuales 42.500 m2 están construidos. La
importancia de esta área puede verse acrecentada en los próximos años si, como está
previsto, se construye un gran polígono industrial de más de 110 has en el triángulo
delimitado por la carretera AS-17, la autovía
del Cantábrico y la autopista “Y”.
El paisaje industrial del municipio se completa con el generado por las pequeñas agrupaciones de naves industriales y de servicios
que se sitúan en las inmediaciones de Pola de
Siero (Cooperativa Agropecuaria o del Mueble, lácteos Juan Martínez, etc.) y del cruce de
La Secada (Muebles Ornia), así como el ligado a algunos establecimientos aislados, como ocurre en Carbayín Alto, en donde, a pesar de las graves deficiencias de suelo, se encuentran radicadas una pequeña compañía
eléctrica (Electra de Carbayín), una panadería
(Ricopan) y una fábrica de productos textiles
(Fundación Laboral Santa Bárbara).
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El marco geográfico
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I. PREHISTORIA
En el valle de los ríos Nora y Noreña se hallaron restos arqueológicos que demuestran
la existencia de establecimientos humanos
prehistóricos, desde los primeros tiempos
de la presencia del hombre en Asturias.
Al Paleolítico Inferior se atribuye un conjunto lítico localizado en Paredes (Lugones), en
una terraza sobre el río Nora, así como pequeños grupos de materiales, raederas, bifaces, etc. hallados en Vallín (Limanes) y en
algunos lugares de Argüelles. En la orilla del
mismo río, en Meres, se hallaron varios instrumentos de cuarcita que corresponden al
Paleolítico Medio. (1)
De la cultura del bronce, pastores nómadas dejaron vestigios de sus enterramientos, los túmulos sepulcrales, formados por
cantos rodados o piedras talladas que
protegían la cámara con restos del difunto,
y recubiertos por tierras del entorno. En diferentes lomas de Bobes, Argüelles y Anes
fueron estudiados unos 10 túmulos, hoy
casi desaparecidos por la roturación y
construcciones. (2)
Son de interés arqueológico el Alto la Mayá
(Espinera) y Canto Negro (Bobes). En época
prerromana se inicia la cultura de los castros
o castiellos, recintos defensivos. Según J.M.
González el castro de la Torre en el lugar de
este nombre, a la derecha del Nora, en Paredes, era un poblado fortificado, dos de
sus lados estaban defendidos por el río, los
otros dos por una muralla terrera.
En 1957 fue reconocido el Castiello de Tiñana, en 1958 el Pico Castiello de la Braña en Marcenado y el Cuito de Castiello
1.
2.
3.
4.
77
en Valdesoto. Del Pico Castiello de la Collada descubierto a finales del siglo XIX, se
hallan en el Museo Arqueológico de Oviedo importantes restos: fragmentos de calderos, puntas de lanza, objetos de adorno, brazaletes, pendientes, pasadores,
hasta un total de 28 elementos de bronce
y 4 de hierro: dos hojas de cuchillo, un regatón y una punta de lanza. Además dos
fusayolas de pizarra y un hermoso colgante amigdaloide, variedad de ágata (3). Por
los materiales citados se relaciona con la
edad del Hierro y podría ser al único poblado perteneciente al Bronce final localizado en Asturias.
Quedan términos lingüísticos prerromanos:
Careses, nombre de un montículo calizo, el
del río Nora se considera de origen indoeuropeo, Lugones, de raíz céltica, Lug era una
divinidad solar y Lugoni los hijos o descendientes de la luz; Taraña (en Muñó) forma latinizada para designar lugar dedicado a Taranus, dios del trueno entre los celtas. (4)
II. EDAD ANTIGUA
En los años finales del siglo I a.d. Cristo, los
romanos finalizan la conquista del norte peninsular, construyen luego vías y fortalezas.
Uno de los emplazamientos importantes,
“Lucus Asturum”, levantado cerca de un antiguo castro (hoy Lugo de Llanera), fué nudo
de comunicaciones en la vía que se dirigía
de “Astúrica Augusta” (Astorga) a “Lucus
Augusti” (Lugo de Galicia).
En Siero se unían dos vías romanas: una
partía de “Asturica Augusta” cruzaba los
Picos de Europa, seguía por Sotres, Corao, Cangas de Onís, concejos de Nava y
J. A. Rodríguez Asensio, “La presencia humana más antigua en Asturias”, Oviedo 1983, p.192.
J. M. González, “Recuento de los túmulos sepulcrales megalíticos en Asturias”, Archivum, 1973, p.20.
Idem. “Catalogación de los Castros asturianos” Archivum 1966, p.265.
M. Sevilla Rodríguez, “Toponimia de origen indoeuropeo prelatino en Astur”, Oviedo 1980, p. 76.
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Siero, cruzaba el Nora por el puente de
Colloto, y continuaba a “Lucus Asturum”;
otra en dirección este oeste por Llanes, Ribadesella, Colunga, Villaviciosa, de aquí
un ramal continuaba por Valdediós hacia
Narzana y Siero, en Vega de Poja se unía
con la anterior. (5)
La cuenca media del Nora, zona fértil, no lejos del “Lucus Asturum” se iría incorporando lentamente a la romanización mediante
el sistema agrario de los conquistadores, las
villas, pequeñas explotaciones familiares,
propiedades agrarias de soldados vencedores, de indígenas romanizados o colonos.
En el año 1957 fue localizada por J. Manuel
González una “villa” romana en el caserío
llamado “Monte les Muries” del barrio de
Paredes (Lugones), a la derecha del Nora,
no lejos del camino que une esta localidad y
Colloto. Dos heredades cercanas hacen referencia al emplazamiento de aquella con
sus nombres: Llosa de la Villa y Solavilla. En
la ería de Solavilla los movimientos de tierra
realizados en el otoño de 1997 para la construcción del centro comercial “Parque Principado” dejaron al descubierto restos de
posibles enterramientos romanos, supuesto
que ha sido confirmado por los arqueólogos
que estudian tal necrópolis.
Vestigios de época romana fueron encontrados en Vega de Poja, en el lugar llamado l’Almandi, tal vez de una villa cercana al encuentro en Siero de dos vías romanas.
Antropónimos de dueños de villas dieron origen a nombres geográficos que se mantienen. Las respectivas propiedades agrarias de
Tinius, Faucius y Nautíus se llamarían villa Tiniana, villa Fauciana y villa Nautiana; el nombre común se hizo innecesario y de los propios derivaron Tiñana, Fozana y Nozana. Por
5. C. Fernández Ochoa, “Asturias en la época romana”, Madrid, 1982, p. 45-65.
Prehistoria, Edad Antigua y Edad Media
distinta evolución se formaron Varé de Varus,
Aveno de Avenus, Muñó de Munius, Vigil de
Vigildus, Viella diminuto de villa, etc. como explican los investigadores de Lingüística.
Los topónimos latinos indican que estos lugares estuvieron ocupados por veteranos licenciados del ejército que se asentaban en zonas
conquistadas, por sus descendientes, o por
indígenas que adoptaron nombres latinos.
Siguiendo las referencias toponímicas, si a la
antigüedad de Lugones y Taraña, como asentamiento de tribus seguidoras de divinidades
prerromanas, se añaden los nombres latinos
citados, cabe pensar que Lugones, Taraña,
Tiñana, Fozana y Nozana sean los nombres
de poblamientos más antiguos que se conocen en el concejo, y que los dueños de las 3
villas corresponden a las primeras personas
de nombre conocido en la localidad.
1. El Cristianismo
La conquista realizada por Roma aportó los
inicios del cristianismo en un largo proceso.
La asimilación de la cultura romana además
de lenta fue tardía, entre otras causas debido
a la prolongación de estructuras anteriores, y
la tradición religiosa indígena se mantuvo durante algunos siglos.
Se cree que hubo culto cristiano en los castros y en las villas romanas, sin embargo, la
propagación de la nueva doctrina probablemente por grupos monásticos o ermitaños, se
realizaría ya dentro del mundo visigótico. “Lucus Asturum” fue destruido a principios del siglo VI por las tropas de Sisebuto.
La “Era de San Isidoro de Sevilla”, siglos VI y
VII se caracterizó por la protección de la religión católica y su difusión más intensa.
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San Millán predicó en la Rioja y Cantabria a
mediados del siglo VI, los discípulos extendieron su nombre por diferentes lugares y
quedó como topónimo de varias ermitas. No
sabemos si la antigua capilla de San Millán,
que se conserva en Llames (Granda), guarda
relación con un posible oratorio primitivo en el
mismo lugar. (6)
III. EDAD MEDIA
1. Epoca de la Monarquía asturiana
En los comienzos del siglo VIII, D. Pelayo con
la victoria de Covadonga inició el “Asturorum
Regnum”, desde los primeros tiempos de la
Reconquista el espíritu religioso de la etapa visigoda se reforzó con la fe de los cristianos que
huyendo de los musulmanes se refugiaban en
el norte, a finales del mismo siglo, el cristianismo estaba extendido en el reino asturiano.
Cristianizadas las familias que habitaban los
castros y las, villas, sus lugares de culto pasaron a ser ecclesias que aumentaron en número en la “Era de San Isidoro de Sevilla”, y no
menos durante la Monarquía Asturiana. Reyes
de esta Monarquía han dejado en sus testamentos extensa relación de iglesias y villas que
probablemente eran pervivencia de las existentes en época visigoda y de origen romano.
Ordoño I, en el año 857, lega a la Iglesia de
San Salvador de Oviedo parte de sus propiedades, entre ellas las iglesias de San Martín y
San Julián de Argüelles, las de San Tirso y
Santa María de Varé en Anes.
Alfonso III en largo testamento, del año 905,
para San Salvador incluye la iglesia de Santa
María de Tiñana.
6.
7.
8.
9.
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Ordoño II hace numerosas donaciones, en
el año 921, a la basílica de Oviedo, en ellas
figuran las iglesias: San Martín de Anes,
San Juan de Celles, San Pedro de Collada,
Santo Tomás de Feleches, San Félix de
Lugones, San Juan de Muñó, Santa Marina y San Pelayo (en Santa Marina de los
Cuclillos), San Pedro de Pañeda, San Martín de Siero (Vega de Poja), Santa Eulalia
de Ranone (Vigil); más la villa de Meres, la
de Granda, las de Careses y Aveno (Vega
de Poja), la de Naón (Viella) con las iglesias
de San Cipriano y San Vicente, la de Fozana (Tiñana) con la iglesia de San Bartolomé, apóstol, y la de Bobes con la iglesia
de San Cosme y San Damián. (7)
No se conoce la fecha de la fundación de las
iglesias y villas mencionadas, si bien tenían
que existir con no poca anterioridad a las donaciones, así se expresa en algunas, delimitadas “por sus términos antiguos” en los respectivos documentos. Estos pertenecen al Libro de los Testamentos de la Catedral de
Oviedo, redactado por los escribanos de D.
Pelayo, obispo de la diócesis de 1098 a 1130,
que no se caracterizó por la precisión histórica sino más bien por tergiversar posibles textos originales. (8)
Para la iglesia de San Martín de Argüelles se
supuso como posible fecha de iniciación el
año 583, por una dudosa inscripción en una
piedra de la entrada; más clara es la noticia de
la restauración en el año 951 realizada por el
presbítero Domingo. (9)
Según un documento de probada antigüedad, la iglesia de Santa María erigida en la
villa llamada Tentiana, en pertenencias de
D. Pelayo, pasó a su biznieto Alfonso II,
F. Diego Santos, Romanización y época visigoda, Hª. de Asturias V. 3 Salinas, 1977, p.255
García Larragueta, “Colección de Documentos de la catedral de Oviedo”, Oviedo 1962, ps. 88-96.
F. J. Fernández Conde, “El Libro de los Testamentos de la catedral de Oviedo”. Roma, 1971, p. 370.
C. Miguel Vigil, “Asturias monumental, epigráfica, y diplomática”, Madrid, 1965, p. 538.
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Luego al sobrino de éste Alfonso III. El 15
de abril del año 869 Alfonso III la dona al
presbítero Sisnando para que la restaure,
“que ha estado destruida largo tiempo”. El
nombre de Tentiana, Tenciana, se ha identificado con Tiniana, que originó el actual
Tiñana. (10)
Consta documentalmente que, a principios
del siglo X, fue fundada la iglesia de Santa
María de Limanes por el presbítero Aurelio y,
durante algún tiempo, perteneció a varias
generaciones de clérigos de la misma familia que sucesivamente la restauraron y aumentaron las propiedades. (11)
Así mismo se considera auténtico el testamento de D. Diego, obispo de Oviedo del
962 al 975, que con fecha del año 967 dona
a San Salvador la iglesia que había fundado
en honor de San Félix en la villa de Hevia,
heredada de sus padres. (12)
Las villas e iglesias más importantes se fueron convirtiendo en núcleos centrales de
población y originaron las parroquias que,
durante la Edad Media, de meras demarcaciones eclasiásticas pasaron a ser divisiones administrativas del municipio.
2. Pequeños propietarios
Villas e iglesias, entidades que con frecuencia
se identificaban, canalizaban la vida económica y religiosa de los grupos humanos a los
que extendían su jurisdicción y autoridad.
La clase más numerosa, los campesinos,
trabajaban las heredades de unas y otras.
Los clérigos tenían una posición privilegiada
representaban el sector culto, actuaban de
notarios y escribanos.
Prehistoria, Edad Antigua y Edad Media
Desde principios del xiglo XI documentos
de ventas, donaciones, fundación de iglesias, etc., realizadas por clérigos o pequeños propietarios que al servicio de los reyes
recibían cargos y privilegios e iniciaban el
estado noble, mencionan villas y heredades
en diferentes lugares del “territorio de Siero”
o “valle de Siero”, como entonces se denominaba el municipio.
En el año 1043 la viuda de Alvaro Díaz y sus
hijos venden al monasterio de San Vicente
de Oviedo la villa de Anes, cerca del río
Nora, con propiedades en Pañeda.
En 1055 por el valor de una potra se vende
una heredad con pomares en la villa de Mercato (Santa Marina de Cuclillos). El obispo
de Oviedo, Froilán, en 1064 dona a la Iglesia
de San Salvador la villa de Argüelles, cerca
de San Martín. A la misma Iglesia, en el año
1076, Bronilde García dona el monasterio de
San María de Nozana (Viella) que ella había
fundado y edificado en la villa del mismo
nombre, cerca de Naón y del río Noreña. En
el 1094 el canónigo G. Fernández deja a la
Catedral de Oviedo una casa en Folgueras y
una heredad en Murias, próxima a aquella.
Por su alma y la de su difunto marido una señora en 1103 dona al monasterio de San Vicente la villa de Llames, se extendía cerca de
Naón, el río Nora, Colloto, Santa Marta, Santa Eulalia, Paredes y Berbeo, límites que, en
parte corresponden al actual barrio de Llames
en Granda. En el 1109 un matrimonio da, por
sus almas, a San Vicente una villa en Lugones, cerca del Nora. (13) Estos documentos citados como vía de ejemplo, señalan claramente lugares que constituían núcleos de población, algunos como Lugones, Naón, Nozana, Paredes y Murias de probada antigüedad.
10. A. Floriano Cumbreño, “Diplomática española del período Astur” (718-910) Tomo II. Cartulatio crítico, Oviedo 1951, p. 48, nº 93.
11. P. Floriano Llorente, “Colección diplomática del monasterio de S. Vicente” Oviedo, 1968, p. 63.
12. J. Fernández Conde, Ob. Cit. p. 193.
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Como en otras partes de la provincia, a lo largo de los siglos X y XI, en torno a primitivas villas e iglesias se fueron formando las aldeas
de Siero. En un poblamiento rural el desarrollo demográfico hallaba nuevas unidades de
trabajo agrícola en la ocupación de despoblados o roturación de baldíos. Los documentos
destacan abundancia de pastos, plantaciones de árboles frutales, principalmente manzanos, lugares de caza y pesca, así como
existencia de hórreos, molinos y lagares.
Campesinos inseguros en su aislamiento o pequeños propietarios indefensos, buscaban
protección en un terrateniente o en un monasterio a cambio de servicios personales o cesión de sus tierras. La propiedad pasa así a pocas manos y se formarán los patrimonios eclesiásticos o laicos, el gran dominio o señorío.
3. Donaciones y delegados reales
Los reyes hacen importantes donaciones a
la Iglesia de San Salvador de Oviedo y a los
monasterios, recompensan con bienes y
prerrogativas a campesinos con capacidad
económica, que les acompañan en las luchas y les sirven en cargos de confianza, en
ocasiones les unían relaciones de parentesco. Los cargos podían referirse a la administración y gobierno de un territorio con el título de “teniente” o “dominante”.
Alfonso VII, el Emperador, dio a la Iglesia de
Oviedo el Castillo de Siero, confió la “tenencia” del “valle” a Diego Obregón, de la nobleza rural asturiana, emparentado por línea materna con Dª Urraca, hija ilegítima del monarca, y en el año 1132 concedió propiedades y
exenciones a los vecinos de Anes. (14)
13.
14.
15.
16.
17.
18.
19.
81
Dª Urraca, la Asturiana, heredó el señorío de
Asturias a la muerte de su padre, entre otras
donaciones cedió al monasterio de San Pelayo de Oviedo la villa de Vigil, y en 1161 la
iglesia de Santa María de Tiñana con su villa para remedio de su alma y la de su “padre el Emperador D. Alfonso” (15). Fue consejero de Dª Urraca Diego Obregón, y en los
primeros años del reinado de Fernando II se
mantuvo en el gobierno de Siero, por su autoridad confirmó muchos documentos, entre ellos la donación de heredades de una
villa de Noreña, entonces lugar de aquella
jurisdicción. (16)
Por el año 1156 Dª Sancha, hermana de Alfonso VII, hizo donación a la Orden de San
Juan de una heredad en Arenas que fue coto
jurisdiccional de la Orden hasta el siglo XIX. (17)
En el 1180 el asturiano Fernando Díaz adquirió propiedades en Arenas, en territorio
de Siero limitando con Langreo, las cedió a
la Orden de Santiago y a ella pertenecieron
hasta la segunda mitad del siglo XVI. (18)
Alvaro Díaz fue “tenente” de Siero con el
rey Fernando II y “dominante” del mismo
territorio con el sucesor Alfonso IX, acompañó a estos monarcas en expediciones
por la meseta castellana, recibió importantes beneficios. Le sucedió en el patrimonio
familiar Alvaro Díaz de Noreña y a éste su
hijo Pedro Alvarez, heredero del solar de
Noreña. (19)
La pequeña nobleza rural daba relevancia a
los lugares en que asentaba su señorío, tomaba el nombre del suelo o solar donde se
establecía, generalmente protegía su mora-
P. Floriano Llorente. Ob. Cit. p. 113.
L. A. Carballo, “Antigüedades y cosas memorables del Principado de Asturias” Oviedo. 1864, p. 119.
F. J. Fernández Conde, “El Monasterio de San Pelayo” (Historia y fuentes) Oviedo 1978, pp. 60 y 76.
García Larragueta, Ob. Cit. p. 423.
J. Uría Riu. “Las fundaciones hospitalarias en los caminos de la peregrinación a Oviedo”, en “Anales de la Universidad de Oviedo”, Oviedo. 1940, p. 43.
E. Benito Ruano, “La orden de Santiago en Asturias”, Asturiensia Medievalia I, Oviedo 1972, pp 199-232.
I. Torrente Fernández, “El dominio del monasterio de S. Bartolomé de Nava”, Oviedo 1982, p. 157.
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da con una torre, más tarde, alrededor de
ella, los descendientes edificarían el palacio.
Caballero muy ilustre del reinado de Fernando II fue Fernando Alvarez de Vigil, recibió del monarca la dignidad de ricohombre y desempeñó el gobierno de Asturias.
Su hijo Rodrigo Fernández Vigil de Siero
confirma, como ricohombre, privilegios en
el mismo reinado; vivió en San Martín de
Vega de Poja. (20)
Lope de Hevia “por tener muchos vasallos”
acudió con hueste a las Navas de Tolosa y
siguió a Alfonso VIII en otras campañas. El
rey le hizo muchas mercedes y le concedió
“pendón y caldera”, honra estimadísima
por aquellos tiempos. La caldera figura en
el escudo de armas de los descendientes y
significaba posibilidad económica para levantar gente de armas y mantenerla en servicio del monarca. En la batalla de las Navas se distinguió por su valentía Pedro
González de Hevia. (21)
4. La Alberguería de San Pedro
En el año 1141 Dª María Ordóñez, de familia de terratenientes, hace donación, al
monasterio de San Vicente de Oviedo, de
una Casa-Hospital fundada y poblada por
ella, situada en el “Valle del castro de Siero”, en el lugar llamado Río Seco. Había
adquirido esta heredad por compra, la dona con pertenencias de árboles animales,
partes cultivadas y sin cultivar que se extendían desde “Sopeña descendiendo hacia el río Nora a la Bosza, a la parte de arriba por camino público, al lago Aspra, desde aquí a los cotos del Nora continuando a
la orilla del río hasta el pontón de Homedo,
luego por encima de la Peruyal en línea
Prehistoria, Edad Antigua y Edad Media
recta hasta junto a la fuente de Forfontía
siguiendo al río por arriba hasta Sopeña”,
lugar del comienzo.
Añade al legado la propiedad de Vega (Vega
de Poja) adquirida por 20 maravedís, y otra
heredada de su madre. Al año siguiente
compra a Martín Ovequiz por 14 maravedís
de oro otra propiedad en la villa de Vega,
“sobre el Monasterio de San Martino”, con
prados, tierras, molinos, etc., para la Alberguería. Lo cede todo a San Vicente para que
sea “hospital para los pobres”. (22)
La fundación de Dª María Ordóñez iba a ser
el núcleo originario de la capital del concejo
al poblarse, bastantes años después, las inmediaciones de la Casa-hospital.
5. En el Camino de las peregrinaciones
Las reliquias de la Cámara Santa de la Iglesia Catedral de San Salvador de Oviedo y el
sepulcro del apóstol Santiago en Compostela, fueron motivos de culto y devoción que
originaron en la Edad Media las corrientes de
peregrinación del mundo cristiano más notables después de las de Jerusalén y Roma.
Fieles de lejanas tierras, con su lenta marcha, fueron trazando el camino llamado francés por el gran número procedente de Francia, luego el Camino de Santiago por antonomasia, que unía los Pirineos con Galicia.
La llamada “Ruta de la Costa” entraba en la
península por Irún, seguía la Cornisa cantábrica, Unquera, Llanes, Ribadesella, Villaviciosa, desde aquí un ramal seguía por Sariego, cruzaba el “territorio de Siero” y probablemente enlazaría, cerca de Careses,
con otro camino procedente del interior uti-
20. J. M. Trelles, “Hª cronológica y genealógica del primitivo origen de la nobleza de España”, Madrid 1760, p.109.
21. L. A. Carballo, Ob. Cit. p. 136.
22. Floriano Llorente, ob. Cit. pp. 324-333
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lizando en parte una antigua calzada romana, por Arriondas, Infiesto y Nava. Desde
Pola de Siero el camino seguía por San Martín de La Carrera, Noreña cerca de San Martín de Argüelles y San Miguel de la Barreda
por Fonciello y Meres, y atravesaba el Nora
por el puente de Colloto hacia San Salvador.
El culto a las reliquias de la Catedral de
Oviedo en el ámbito local o comarcal se
considera tan antiguo o algo más que el
del sepulcro de Santiago. La peregrinación
a San Salvador fue independiente y, ya
con carácter nacional probablemente anterior a la compostelana, desde finales del
siglo XI se integró en la ruta general del
Camino de Santiago. A la ida o al regreso
de Santiago los peregrinos se desviaban
hacia Oviedo.
D. Juan Uría Riu, en “Las fundaciones hospitalarias en los caminos de la peregrinación
a Oviedo”, destaca la fundación realizada en
1141 por Dª María Ordóñez, en el “Valle del
castro de Siero” (la Alberguería anteriormente citada), y en el documentado estudio sobre el Camino desde los Pirineos hasta
Oviedo, “La ruta de la costa”, (Las peregrinaciones a Santiago t. II) refiriéndose a la
Casa-Hospital de Siero dice: “Lo interesante de esta fundación consiste en ser la primera que aparece antes del siglo XIII a lo
largo de tan dilatado itinerario”.
En referencia de Fausto Vigil “La Alberguería
de San Pedro era una casa para hospedar a
los numerosos peregrinos que, por el llamado
camino francés, se dirigían a Compostela”.
Según la opinión más generalizada la “Ruta
de la costa” no tuvo mucha importancia y su
frecuencia por los Extranjeros fue tardía. La
Alberguería de San Pedro de prestar asistencia a pobres y enfermos mendicantes,
pasó a funciones de acogida de peregrinos
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desde la Baja Edad Media, al incrementarse
las corrientes de peregrinación.
La Casa-Hospital estuvo situada cerca de la
actual iglesia parroquial de Pola de Siero, se
llegaba a ella por la calle llamada primero de
los Peregrinos, después del Hospital. En su
parte oriental tenía adosada la “Capilla del
Hospital de los Peregrinos”, bajo la advocación, ya en la Edad Moderna de los mártires
San Fabián y San Sebastián; destruida casi
en su totalidad por ensanche de la calle a finales del siglo pasado, fue reconstruida con el
mismo nombre “Capilla del Hospital” y conservó el tosco relieve de los Mártires titulares
que había presidido el pórtico de la anterior.
El paso del tiempo, violencias de la guerra
civil ocasionaron deterioro general, en
1959 fue subastada, en el viejo solar se levanta hoy una nueva construcción privada.
El mencionado relieve de S. Fabían y S. Sebastián se conserva en una capilla construida el año 1981 en la fachada posterior
de la iglesia parroquial.
El historiador Uría Ríu en “Las fundaciones...” entre otras, señala la existencia en
“Arenies”, Arenas, Siero, de un hospital en la
heredad donada en el año 1156 por Dª Sancha a la Orden Hospitalaria de San Juan, a
él se refiere el testamento de d. Rodrigo Alvarez de Asturias cuando manda que “el
hospital que es en tierra de Siero” se reintegre a la Orden de San Juan, a la que pertenecía. La Alberguería de San Pedro no perteneció en ningún tiempo a dicha Orden.
La denominación “camino francés” se aplicaba hasta mediados del siglo pasado a algunos lugares de la red viaria entre la Pola y
Colloto, en Aramil y Marcenado quedan en
la tradición nombres de ventas y posadas
que acogían a peregrinos y caminantes por
los caminos antiguos.
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Prehistoria, Edad Antigua y Edad Media
6. Evolución económica
El Servicio del Patrimonio Histórico del Principado establece la delimitación del Camino
en Siero desde la divisoria nororiental con
Sariego por los lugares siguientes: El Castro, sur de Aveno, Sur del Caserío de Careses, Caserío Capitana, La Venta, Vega de
Poja, San Martino, El Rayo, El Rebollar, Pola de Siero por delante de la iglesia parroquial, antiguo trazado de la N-634, La Carrera, El Berrón, Buenavista, por la Vega del
Nora a Carbajal, Fonciello, Meres, por el sur
del palacio, El Campo, San Pedro de Granda entre la parroquial y el cementerio, El Lugarín y Puente de Colloto. (BOPA 15-12-97).
Desde La Carrera se documenta también el
camino por Noreña.
El territorio de Siero al principio del siglo XII
formaba parte del área rural o alfoz de Oviedo, a mediados de la misma centuria se configura como distrito con características propias. Se destacaba la parte central, más llana,
con núcleos de población más antiguos y mejor comunicados, y otra parte periférica de
pequeños valles aislados. Un documento del
año 1148 sobre la donación de una villa que
se extendía por Muñó y montes próximos, sitúa la mencionada villa en el alfoz de Siero. (23)
El desarrollo económico se manifiesta en la
ampliación de roturaciones, plantación de
AS - 246
AS - 248
NOREÑA
AS - 17
AS - 18
NOREÑA
La Venta
POLA DE SIERO
LA POLA
El Rebollar
AS - 18
Caserio Capitana
San Martino
La Carrera
El Rayu
Puente de colloto
N - 634
El Llugarín
San Pedro de Granda
Meres
El Campo
Buena Vista
El Berrón
Carbajar
Fonciello
Carretera comarcal
Autovia
Carretera Nacional
Camino de Santiago
AS - 17
AS - 246
AS - 249
Fig. 1. Itinerario del Camino de Santiago en el concejo de Siero.
23. P. Floriano Llorente, Ob. Cit. p. 370.
El Castro
Vega de Poja
AS - 113
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árboles frutales y no frutales, como también
incremento de pastos y ganadería.
ciones, señalaban la parte central y más
poblada del concejo.
El ganado mayor, como fuerza de tiro para el
trabajo del campo, tenía alta apreciación y
se utilizaba como patrón de medida en relación con otra serie de bienes.
7. Fundación de la Pola
Al archivo de San Vicente pertenece una
carta del año 1134 en la que se firma la
venta de una propiedad en la villa llamada
Nora, cerca de Oviedo, por “el precio de
tres bueyes” de precio de Siero y valorados cada uno en 10 cuartarios. Es evidente que en la primera mitad del siglo XII
existía un comercio de ganado bovino en
Siero, cuyas valoraciones eran tenidas en
cuenta en otros lugares. (24)
Paralelamente a la ampliación de las unidades agrarias y al proceso de formación de
las aldeas, la Iglesia iba extendiendo sus actividades de instrucción religiosa y laica,
mediante la concurrencia a un mismo lugar
para el culto y acontecimientos importantes
de la vida familiar como bodas, bautizos,
etc., favorecía formas de solidaridad en el
ámbito rural.
El pórtico del templo se convirtió en lugar
de encuentro y de información para la vecindad. Podría considerarse manifestación
de la evolución positiva que experimentaba el “valle de Siero”, la construcción de
las iglesias de San Esteban de Aramil, San
Martín de La Carrera, San Martín de Vega
de Poja, así como la restauración de San
Martín de Argüelles, en el estilo románico
de la época.
El poblamiento de la “Tierra de Siero” estaba
formado por diferentes núcleos agrícolas, separados por lomas y cañadas, o bien pequeñas unidades de vecindad con sus iglesias.
Los moradores de este hábitat disperso
sufrían vejaciones y robos de malhechores
de otros lugares y pidieron protección al rey.
“Por hacerles bien” mantener el orden público, defender a las personas y sus pertenencias, Alfonso X, en Burgos el 14 de agosto
de 1270, les concedió la Carta Puebla para
que hicieran villa y poblaran el lugar llamado
de la Alberguería de San Pedro. Les dona
los realengos que poseía en aquella tierra,
señala los límites de la demarcación, les
concede el fuero de Benavente para organización de la vida jurídica y un mercado los
martes de cada semana. Fija la cantidad de
maravedís que debían de pagarle anualmente por tales concesiones.
Por este privilegio va a surgir la Villa, con
significado de lugar de asentamiento y concentración de la población dispersa, de centro urbano con función administrativa aplicada también al espacio rural circundante,
al que correspondían iguales derechos y las
mismas autoridades. (25)
La Carta de Población CARTA PUEBLA fue
el Acta fundacional de la villa nueva LA
POLA DE SIERO.
8. Establecimientos asistenciales
Situadas las cuatro en la vertiente Norte
del río Nora, en las inmediaciones de una
vía romana y en la ruta de las peregrina-
La función de asistencia tanto a los enfermos como a los pobres y a los caminantes
24. M. D. Alonso Cabeza, “Páginas de la Hª del Concejo de Siero”, Oviedo, 1992 p. 55.
25. J. I. Ruiz de la Peña, “Las Polas asturianas en La Edad Media”. Estadío y Diplomatario. Oviedo, 1981. pp 338-341.
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o peregrinos correspondió en la Edad Media a los hospitales, cuya fundación fue iniciada por la Iglesia, los monasterios, los reyes y luego por señores laicos. Una modalidad hospitalaria la constituyeron las Malaterías para atender a los malatos, enfermos
del mal de la lepra.
Era frecuente la situación en el límite entre
dos concejos, al lado de caminos de paso
obligado, o en las rutas principales o secundarias de la peregrinación.
A partir de la segunda mitad del siglo XIII,
adquieren especial significado por sus respectivos hospitales de leprosos, dos localidades de Siero: La Paranza y Marcenado.
San Pedro de La Paranza figura en la delimitación de “la tierra de Siero”, en el año
1270, en la Carta Puebla de Alfonso X.
En uno de los bordes meridionales del
concejo, casi olvidada hoy y apenas con
15 habitantes, La Paranza fue, en otro
tiempo, una importante parroquia y lugar
de paso frecuente en un camino que comunicaba Oviedo con Siero y Langreo, y
continuaba hacia Castilla Antiguo camino
real que desde la capital del Principado,
por las cercanías de San Esteban de las
Cruces y la Grandota, bordeando después
el extremo sur-oriental de Siero, por la parroquia de Tiñana pasaba delante de una
ermita dedicada a San Pedro, situada en la
zona llamada los Campos, en la divisoria
con Tudela Veguín, y llegaba a La Paranza.
Desde aquí, hoy camino vecinal, desciende hacia el valle del Nalón por Riaño y
Frieres, en el concejo de Langreo; otro, en
la dirección Norte, baja por Santa Marina y
Hevia, o por Tiñana hacia la parte central
del concejo.
Prehistoria, Edad Antigua y Edad Media
No se conoce la fecha en la que se dispuso un lugar de esta parroquia para “recoger a distintos lisiados del mal incurable
de lepra”. Las primeras noticias sobre esta malatería, las proporciona el arcediano
de OviedoD. Fernando Alonso en su testamento del 27 de septiembre de 1266. Se
sabe que en un principio estuvo más al
Sur, en el monte Peñoba; en una ocasión
en que había un solo paciente y lo mataron
los lobos en aquel lugar despoblado, fue
trasladada a La Paranza. (26)
Los malatos tenían obligación de vivir en las
casas destinadas para ellos junto a la ermita de San Lázaro, podían pedir a los pasajeros del camino intermedio de la ermita y sus
casas pero no se les permitía salir a las aldeas. Por estas, recogía limosnas dos o tres
veces al año el mayordomo. Los pueblos de
los concejos de Siero, Langreo y Tudela colaboraban al sostenimiento de la leprosería y
tenían preferencia de ingreso en ella. También figura como destinataria en legados de
la nobleza, D. Rodrigo Alvarez de Asturias
en 1331 le asignó 400 maravedís.
Era muy solicitada por la salubridad del lugar y podía albergar de seis a doce malatos,
número bastante elevado en la época para
este mal incurable.
Para protección de los enfermos y defensa
de alguna propiedad que poseyeran, estaban encomendados a algunos nobles de
localidades próximas. El último encomendero fue D. Antonio Argüelles Valdés, Sr.
del palacio de Meres y del coto jurisdiccional de La Paranza, a quien por destacados
servicios a la Corona en cargos importantes, el rey Carlos II, en 1698, concedió los
títulos del Marqués de La Paranza y Vizconde de Arenas.
26. J. R. Tolivar Faes, “Hospitales de leprosos en Asturias durante las edades Media y Moderna”, Oviedo, 1966, p.112.
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La malatería prestó su funcionamiento con
regularidad hasta finales del siglo XVII. En la
centura siguiente, sus propiedades, lo mismo que las pertenecientes a las restantes
malaterías, fueron enajenadas a favor del
Real Hospicio de Oviedo, a cuyo cuidado
pasaron todos los malatos del Principado.
9. En Marcenado
Las primeras noticias de esta malatería proceden también de disposiciones testamentarias, de los años 1274, 1289. Por su proximidad a la “calzada romana”, camino incorporado a la ruta de las peregrinaciones a
San Salvador de Oviedo, así como por la
persistencia de ermitas y posadas en lugares cercanos, podría haber servido de albergue a enfermos y a caminantes. Los malatos
vivían en una casa con una capilla al lado,
de fundación imprecisa por su antigüedad.
“Según lo que se acostumbraba antiguamente”, el prior por su trabajo tenía un prado y una tierra en la ería, y le correspondía
la cuarta parte de los diezmos de la iglesia
de Santa Cruz de la localidad. A finales del
siglo XVI, la mencionada casa se hallaba en
ruinas. En la iglesia parroquial se conservó
una antigua imagen de San Lázaro, titular de
las malaterías, puede verse en el museo de
la Catedral de Oviedo.
87
fue recompensado con el nombramiento de
mayordomo mayor del rey. Por su matrimonio enlazó con destacada familia de la nobleza de León, circunstancia que aumentó
su categoría social y sus propiedades.
Le sucedieron sus hijos Pedro y Rodrigo,
que pronto figuraron entre los ricoshombres del Reino en confirmación de documentos. En 1287 Juan Martínez, abad del
monasterio de San Vicente de Oviedo, entregaba a los hijos del difunto D. Pedro, la
encomienda de los bienes monasteriales
de Llanera, Siero y Nava, y manifestaba
que así los había tenido el padre y también
D. Alvaro, el abuelo.
El fallecimiento del primogénito dejó a D.
Rodrigo heredero del patrimonio familiar de
la Casa de Noreña, su centro principal en
Asturias, y de considerables riquezas.
D. Rodrigo Alvarez de Asturias había vivido
parte de su adolescencia cerca del rey, gozaba de una posición influyente en los círculos cortesanos, y del prestigio que su familia había adquirido en la sociedad asturiana. Desempeñó un papel importante en la
turbulenta política de la corte castellana durante la minoría de Fernando IV, reinado de
este monarca, minoría y primeros años del
reinado de Alfonso XI.
10. Señorío de D. Rodrigo Alvarez
Los Alvarez de Asturias, con solar en Noreña, ocupan un lugar relevante en la vida
política del Reino, en la segunda mitad del
siglo XIII y extienden su poderío hasta avanzada la centuria siguiente.
Pedro Alvarez, heredero del citado solar,
desempeñó el cargo de Merino Mayor del
“Reino de León y tierra de Asturias”, leal colaborador del infante D. Sancho en el levantamiento de éste contra su padre Alfonso X,
Siguió una actitud de fluctuación y oportunismo, la reina Dª María de Molina, figura primordial en las minorías citadas, para atraerle
a la causa de la Corona le hizo importantes
concesiones que acrecentaron sus dominios.
En estas concesiones recibió el Señorío de
Siero, en el que fue confirmado por Fernando IV. En las cortes de Medina de 1305
los personeros de Oviedo reclamaron este
territorio alegando que el monarca anterior, Sancho IV, en 1287 lo había concedi-
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do a la ciudad como alfoz, pero el rey no
accedió a estas peticiones.
A principios del siglo XIV, D. Rodrigo Alvarez
de Asturias era Adelantado Mayor en “Tierras
de León y Asturias” después ocupó el cargo
de mayordomo mayor del rey como había sido su padre. Influyó decisivamente en la vida
regional, contribuyó a mantener un clima de
autoridad y orden en época de debilidad de
la Corona por luchas partidistas. Reunió el
más extenso señorío laico en Asturias.
En el año 1310, en Varé (Anes), accediendo a
las peticiones de los habitantes de Siero, les
autorizó para que llevasen a cabo el poblamiento de la Alberguería de San Pedro, como
les había concedido Alfonso X, la creación de
la Pola.
Cuando en 1331, en Puebla de Lillo (León) hizo testamento, no tenía descendencia masculina, concedió donaciones a monasterios e
instituciones benéficas, como las malaterías
de La Paranza y Marcenado, dispuso que el
Hospital de Siero pasara a la Orden de San
Juan y el Coto de Arenas a la de Santiago,
asignó el patrimonio de Noreña y el señorío
pleno sobre la Puebla y concejo de Siero a su
sobrino Ferrán Rodríguez de Villalobos. Poco
después otorgó otra disposición testamentaria a favor del hijo ilegítimo de Alfonso XI y Dª
Leonor de Guzman, futuro Enrique II, al que
había prohijado y al que declaró heredero del
solar de Noreña, las tierras que había recibido de Fernando IV y el extenso dominio de
los Alvarez de Asturias. (27)
11. Siero bajo el dominio de la Casa de
Trastámara
Poco después de la muerte de Alfonso XI
comienza la guerra civil entre el nuevo mo-
Prehistoria, Edad Antigua y Edad Media
narca, Pedro I, y su hermano bastardo, Enrique de Trastámara. D. Enrique halló en los
extensos dominios heredados de D. Rodrigo Alvarez importantes recursos defensivos, seguro refugio en las plazas fuertes de
Gijón y Noreña e incondicional apoyo en
los habitantes de Siero en la lucha por la
Corona. La tragedia de Montiel, con el asesinato de Pedro I, puso fin a la guerra y dio
paso a nueva dinastía.
Enrique II, en Medina del Campo el 24 de
abril de 1370, concedió un importante privilegio “a todos los vecinos y moradores de
la Puebla de Siero, del citado concejo y de
su término” por los muchos y buenos servicios que le habían hecho y le hacían cada día. “Para siempre jamás serían excusados de pagar portazgo, peaje, barcaje,
castillaje, ni otro derecho ni tributo alguno
por cualquier mercancía que trajeran o llevaran por todas las partes del reino”. Les
autorizó para hacer mercado en Puebla el
domingo de cada semana y comunicarlo a
las comarcas de alrededor para que fuera
un hombre o una mujer de cada casa libremente, como era costumbre en otros mercados. El Privilegio fue confirmado por monarcas sucesivos.
Según Fausto Vigil Alvarez, este Privilegio
influyó profundamente en los hábitos de
los moradores del concejo hasta transformar su carácter. Pues los estimuló a salir
de la vida patriarcal que llevaban ocupados en la agricultura y ganadería, y dedicarse al comercio por los dilatados reinos
de León y Castilla, utilizando las libertades
y derechos que el rey les concedía. Y esta
apertura, beneficiosa no sólo para el intercambio de productos sino también de costumbres, sería la que más huella dejase en
el “carácter mercantilista y aventurero”
27. J. I. Ruiz de la Peña, “Las Polas asturianas en la Edad Media”, Oviedo 1981, pp. 338-341.
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que, en opinión del cronista, distingue a
los sierenses. (28)
El territorio de Siero, Casa de Noreña y otras
propiedades de la herencia de D. Rodrigo Alvarez pasaron al poder de Alfonso Enríquez,
hijo bastardo de Enrique II por cesión del monarca que buscaba la pacificación de la zona,
no libre de partidarios de D. Pedro Alfonso Enríquez, conde de Noreña, creó nuevas dificultades por su política represiva y exigencia de
impuestos en territorios que no le pertenecían.
En 1378 procuradores de los concejos Asturianos, por Siero Juan Fernández y Lope
Fernández de Bobes, reunidos en la Catedral de Oviedo, se negaron a las abusivas
peticiones del conde.
Juan I, sucesor de Enrique II, se vio obligado
a actuar contra su hermanastro, por las rebeldías y desmedidas ambiciones; fracasado
todo intento de reconciliación lo desposeyó
de los dominios asturianos y los restituyó a la
Corona. El rey confió al obispo de Oviedo, D.
Gutierre, la pacificación del territorio y pidió a
sus caballeros e hidalgos, de Siero a Diego
Fernández Vigil y Gutierre de Hevia, colaboración con el prelado. Juan I en 1383 recompensó los servicios del obispo haciendo donación perpetua del de Noreña, en calidad de
condado, a la mitra de San Salvador de Oviedo. Por esta donación la Casa de Noreña,
con sus propiedades se independizó de la jurisdicción de Siero. El monarca en 1388, después de declarar su firme decisión de reintegrar la tierra de Asturias al realengo, instituyó
el título de Príncipe de Asturias para el heredero de la Corona, Enrique III desposado con
Dª Catalina de Lancaster, nieta de Pedro I, y
dispuso que “todas las ciudades, villas y lugares de Asturias de Oviedo fueran mayorazgo para los príncipes de Castilla y León”.
28. F. Vigil Alvarez, “Siero y Enrique II” en BIDEA. Oviedo 1951, pp. 314-319
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Alfonso Enriquez recuperó los territorios asturianos en la minoría de Enrique III, por breve tiempo, fue vencido definitivamente por
las armas en 1395.
Juan II, Príncipe de Asturias por testamento
de Enrique III, concedió la misma titularidad
a su hijo D. Enrique. Sin embargo, la voluntad de los reyes de incorporar los territorios
asturianos al primogénito, no hallaba cumplimiento efectivo.
En 1444 el futuro Enrique IV comisionó a
tres representantes de la nobleza regional
para que en su nombre tomaran posesión
de las villas, concejos, fortalezas y justicias
del Principado, y rechazaran la autoridad de
los Quiñones. Pero este poderoso linaje que
por ayudas a los monarcas había recibido
generosas donaciones y derechos, mantuvo
su influencia y dominio en la región a lo largo del siglo XV. También las luchas internas
del Reino y los problemas sucesorios de Enrique IV impedían que las tierras asturianas
se reintegrasen a su condición de realengas.
Dª Isabel, Princesa de Asturias, en 1468,
poco después de ser reconocida heredera y
sucesora por Enrique IV, ordenaba a las autoridades del Principado que acatasen su
efectivo y pleno señorío sobre esas Tierras.
El dominio realengo sobre Asturias alcanzará total consolidación avanzado ya el
reinado de los Reyes Católicos. Estos monarcas pusieron las bases para solucionar
las rivalidades y abuso de poder de los nobles. En 1490 finalizaba la influencia de los
Quiñones, despojados de sus derechos jurisdiccionales en la región a cambio de indemnizaciones en tierra leonesa. El Corregidor reemplaza al Merino y la Junta General será la asamblea representativa de
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todos los concejos para velar por los intereses públicos del Principado. (29)
Siero, libre del poderío de los Quiñones,
constituye ayuntamiento propio y envía sus
procuradores a la Junta General. En la celebrada en 1521 para recibir al Corregidor
Zapata, estuvo representado por Pedro Argüelles, Francisco Vigil y Gutierre de Hevia.
12. La Nobleza
Las cuantiosas “mercedes” de Enrique II,
así como los privilegios y recompensas de
sus sucesores a las personas que los apoyaron en sus respectivas luchas por la Corona, dieron lugar a la formación de linajes
nobiliarios que, en unas ocasiones administraron territorios en nombre del rey, en otras
le fueron hostiles; también rivalizaron entre
sí en banderías y enfrentamientos por apropiación y extensión de más territorios.
El concejo de Siero, del señorío de D. Rodrigo Alvarez de Asturias pasó a Enrique II, sucesivamente a Alfonso Enriguez y Juan I, y
desde principios del siglo XV estuvo sometido al poder de los Quiñones, hasta la desintegración de este linaje en Asturias por los
Reyes Católicos.
Los Quiñones, de origen leonés, en la persona de Suero Pérez primero y de su hijo
Pedro Suárez después, desempeñaron el
gobierno del “Adelantamiento Mayor de
León y Asturias” con los reyes Enrique II,
Juan I y Enrique III. Pedro Suárez de Quiñones muere sin hijos, en el testamento
había dispuesto que le sucediera en la Casa y hacienda el primogénito de su hermana Leonor, casada con Diego Fernández
Vigil de Aller, con la condición de que él y
Prehistoria, Edad Antigua y Edad Media
los sucesores se llamaran Quiñones y llevaran las armas de este apellido. Con este
heredero entraba en el linaje leonés ascendencia asturiana y de Siero, por ser nieto
de Fernando Díaz Vigil y Dª Constanza de
Hevia de las Casas de sus respectivos apellidos en el concejo. (30)
Diego Fernández de Quiñones recibió de
Enrique III el nombramiento de Merino Mayor de Asturias, cargo que mantuvieron los
descendientes hasta la muerte en 1491 del
nieto y homónimo del anterior, Diego Fernández de Quiñones.
Los Vigil de Siero, se distinguieron en colaboraciones con los reyes de la Casa de
Trastámara. A Rodrigo Fernández Vigil le
sucedió su hijo que añadió al apellido el
nombre del concejo, Juan Rodríguez Vigil
de Siero. El hijo de éste, Fernando Díaz Vigil se casó con Dª Constanza, nieta del ricohombre D. Lope de Hevia. El primogénito de este matrimonio, Diego Fernández
Vigil que llamaron de Aller por vivir en este
concejo, emparentó con la familia de los
Quiñones y el hijo mayor Diego Fernández
de Quiñones, heredó este linaje por disposición de su tío materno, Pedro Suárez de
Quiñones. La Casa y solar de Vigil de Siero continuó en otro hijo de Diego Fernández Vigil de Quiñones, llamado Fernán Díaz Vigil de Quiñones, cuyo hijo y sucesor,
Ruy Díaz Vigil de Quiñones, figura el primero entre los caballeros que fueron designados para ofrecer la lealtad de la ciudad de Oviedo a Enrique III, cuando llegó
a Asturias para someter al conde Alfonso
Enriquez. Le sucedió el hijo Alonso Ruiz
Vigil y a éste su primogénito que llevó el
mismo nombre, y fue uno de los caballeros
mencionados por Juan II “en la Escritura
29. J. I. Ruiz de la Peña, Cb. Cit. pp. 28-52; 240-244.
30. Alcedo, Marqués de, “Los merinos mayores de Asturias y su descendencia”, Madrid, 1918, p. 28.
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de ratificación de la fundación del regio
vínculo del Principado de Asturias”, otorgada en el año 1444.
Después de otras sucesiones, Dª María Valdés Vigil, Señora del primitivo solar, junto al
río Nora, en la parroquia de San Martín de Vega de Poja, se casó con Lope de Argüelles en
primer matrimonio y se unió la Casa de Vigil
con los Argüelles que vivían en Oviedo. (31)
Los Quirós. El caballero asturiano Gonzalo
Bernaldo de Quirós por su adhesión a la
causa de Enrique II recibió importantes beneficios, entre ellos el concejo de Valdecarzana en el año 1372, fue consejero de Enrique III y el sucesor Ivan Bernaldo de Quirós,
Merino de Asturias con Enrique IV, en 1474
fundó mayorazgo en la casa fuerte de Mieres. Gonzalo Bernaldo de Quirós asistió a la
guerra de Granada en 1487-1489 y aumentó sus propiedades. Más tarde, Gutierre
Bernaldo de Quirós recibirá de Felipe IV el título de Marqués de Camposagrado. Emparentaron con otras familias nobles, se enfrentaron con los Quirós, los Miranda, los
Valdés, recibieron apoyo de los Argüelles.
Los Valdés reivindicaron a los Quirós propiedades en Siero, se dispusieron los límites
de las mismas, a mediados del siglo XV las
dos Casas llegaron a enfrentamientos armados en Colloto, La Paranza y Vega de Poja.
Los Argüelles. Se cita como más antiguo
en la región a Gonzalo Suárez de Argüelles, cabeza de esta familia en tiempo de
Enrique II. Desempeñó el cargo de Merino
por designación de Alfonso Enríquez
cuando éste heredó los territorios de su
padre. El hijo Alfonso González de Argüelles, “caballero muy poderoso en el reina-
31. J. M. Trelles ob. Cit. p.116.
32. Ibidem, p. 121-127.
91
do de Juan I”, como tal, figura entre aquellos a quienes, en 1381, el monarca ordenó acatamiento a la autoridad del obispo
D. Gutierre, para mantener la sumisión de
Alfonso Enriquez. En 1383 Juan I le nombró alcalde mayor de Asturias y en el mismo cargo fue confirmado por Enrique III
en 1394. Fue importante en el mismo reinado el sucesor Rodrigo Suárez de Argüelles. Su hijo Gonzalo Rodríguez de Argüelles, contador de Juan II y comisionado
por el futuro Enrique IV para proclamar en
Asturias el señorío del Príncipe y alentar
oposición a los Quiñones, tenía propiedades en Siero.
Por matrimonio con Dª Juana Quirós enlazó
con esta Casa, a la que adquirió el coto de
Peñerudes y en este territorio fundó mayorazgo en 1442 a favor del primogénito, Esteban de Argüelles. Lope de Argüelles heredero del segundo hijo de Esteban, se casó en
primeras nupcias con Dª María Valdés Vigil,
Señora del antiguo solar de los Vigiles, junto al Nora, y fundó el mayorazgo de Vega de
Poja en favor de su hijo Juan de Argüelles,
en el siglo XVI, época en la que también se
fundaron los mayorazgos Argüelles de Meres y Argüelles de Celles. (32)
13. Los campesinos
La tierra constituía el agente básico de riqueza, el trabajo agrario era el fundamental
medio de vida de los habitantes de Siero.
Existían pequeños propietarios pero muy
pocos poseían los predios necesarios para
el sustento familiar. Los campesinos en su
mayoría estaban vinculados, con dependencia económica, a los nobles ya a los extensos señoríos que la Iglesia de San Salvador y los monasterios de San Vicente y
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San Pelayo de Oviedo habían formado por
donaciones de los reyes, compra o encomienda. Estas instituciones cedían tierras
mediante préstamos, mampostería, foros o
arrendamientos.
El préstamo, cesión gratuita de por vida para el colono, con obligación de poner la tierra en cultivo y continuarlo, tenía carácter
benéfico e implicaba situación de vasallaje.
El sistema de mampostería estimulaba la
plantación de árboles, por plantarlos, el
campesino estaba exento del pago de la
renta durante algún tiempo, y tenía derechos sobre parte de ellos mientras vivieran.
El foro favorecía al dueño porque exigía mejora de los bienes, el forero se sentía seguro, podía poseerlos durante mucho tiempo y
dejarlos a los descendientes; solían establecerse por varias generaciones y en ocasiones eran perpetuos.
Priores, abades y mayordomos señalaban
las rentas, casi siempre en especie y con
preferencia escanda, establecían la medida
y época de entrega, por San Miguel o San
Martín, “la collecha fecha”. Cada cierto
tiempo hacían revisión, pesquisa o apeo de
las propiedades. El Libro de Pesquisas de
las rentas de la mesa capitular o “Apeo del
Prior” de la Catedral de Oviedo contiene la
información realizada por el Prior de San
Salvador en el año 1494, describe muchas
fincas en buen número de las parroquias de
Siero. El monasterio de San Vicente poseía
alguna heredad en casi todos los pueblos
del municipio.
Las pesquisas realizadas por el de San Pelayo en el siglo XV declaran importantes
rentas en el concejo; se conocen algunas
de época más antigua, en 1287 la abadesa
Aldonza González da “a medias 2 propiedades en Tiñana para plantar árboles excepto en la tierra labradía y la destinada a
Prehistoria, Edad Antigua y Edad Media
habas y a lino. Poco después arrienda la
mitad de la villa de Vigil por 30 maravedís
anuales, en 1310 cede en mampostería a
Rui Pérez, de Feleches, una heredad para
plantaciones. Rui Pérez promete plantarla
bien y cumplidamente, de buena fe y sin
engaño, cada año tenía que llevar al convento el sesmo del pan y la mitad de los
frutos que recogiera. El monasterio de Santa María de la Vega tenía propiedades en la
zona central de Siero y el de San Bartolomé de Nava en la suroriental. Eran cultivos
principales trigo, escanda, centeno, panizo, mijo, habas y lino. En ganadería el vacuno, lanar y de cerda.
Los campesinos realizaban sus tareas, hacían caminos y puentes, construían casas,
establos y hórreos, y en lenta tradición de
padres a hijos iban dando forma a los elementos constitutivos de las caserías y poblaban las aldeas.
En el Estadismo diocesano, inventario de
las iglesias del Libro Becerro de la Catedral
redactado en 1385 por mandato del obispo
de Oviedo D. Gutierre de Toledo, figuran en
el concejo de Siero 21 iglesias parroquiales,
con sus respectivas propiedades agrarias,
los mansos.
El clima de inestabilidad política, que predominó desde la segunda mitad del siglo
XIV hasta gran parte del siguiente, influyó
negativamente en la evolución económica.
Sobre el campesino recayeron mayores tributos, no faltaron ciclos atmosféricos adversos que menguaron las cosechas; la escasez y el hambre se hicieron sentir, enfermedades y epidemias produjeron descenso demográfico bastante acusado en el
campo, quedaron tierras sin cultivar por
falta de mano de obra aunque se facilitaron
contratos agrarios por períodos de tiempo
más largos. Con el restablecimiento del or-
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María Dolores Alonso Cabeza
den en los años finales del siglo XV, se inicia una etapa de recuperación económica.
En los contratos de arrendamientos, en los libros de apeos y pesquisas, quedaron registrados los nombres de los habitantes de las
aldeas de Siero que desde los comienzos de
la Edad Media se fueron sucediendo en el
trabajo y cultivo de la tierra, adaptando la naturaleza a las necesidades humanas.
93
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Prehistoria, Edad Antigua y Edad Media
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Historia Moderna y Contemporánea
del Concejo de Siero
Fructuoso Díaz García
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Fructuoso Díaz García
I. EL SIGLO XVI.
Siero mantenía hace quinientos años en su
integridad el territorio que le había sido concedido por el rey en el último tercio de siglo
XIII, y algunas propiedades todavía a finales
del siglo XV se delimitaban segund va el término del pevillegio del Concejo de Siero. (1)
Aunque la jurisdicción de todo este espacio y de sus gentes correspondía al rey, algunos pequeños territorios, junto con sus
habitantes, estaban sometidos a otros señores. Tal es el caso de Santiago y San
Juan de Arenas, cotos pertenecientes a
las respectivas órdenes militares de Santiago y San Juan; Mieres de Limanes y
Noreña, que junto con sus anexos de La
Felguera y La Pasera eran jurisdicción del
Obispo de la diócesis, y Marcenado y La
Paranza, en manos de los Vigil y los Argüelles respectivamente.
Destacaba entre ellos Noreña. Algunos datos, como el de haber sido “poblada” en un
momento indeterminado, y el de tener mercado, parecen indicar la posibilidad de que
fuese beneficiada, posiblemente en el siglo
XV, por una repoblación episcopal, al igual
que ocurrió con otros territorios asturianos de
la Mitra. Por tanto, a principios del siglo XVI
nos encontraríamos con que en un mismo alfoz, el de Siero, cohabitarían dos polas, que
mantendrían algunos conflictos. (2) La propia
estructura parroquial así parece ponerlo en
evidencia, organizándose radialmente en torno a Noreña las parroquias de la mitad occidental de Siero, y lo mismo en torno a la Pola las de la mitad oriental.
Siero era en esta época, como el resto de
Asturias, un concejo eminentemente rural y
97
la más importante fuente de riqueza era la
tierra. La propiedad de la misma pertenecía
a un sector social restringido, compuesto
por la nobleza titulada y las instituciones
eclesiásticas. En Siero, a pesar de que los
monasterios más importantes del centro de
la región tenían numerosas propiedades,
dispersas por todo el término municipal, especialmente en su mitad occidental, era la
nobleza titulada la que controlaba la mayor
parte de la tierra.
La propiedad de la misma pertenecía a un
sector social restringido, compuesto por la
nobleza titulada y las instituciones eclesiásticas. En Siero, a pesar de que los monasterios más importantes del centro de la
región tenían numerosas propiedades, dispersas por todo el término municipal, especialmente en su mitad occidental, era la
nobleza titulada la que controlaba la mayor
parte de la tierra.
El paisaje agrario era un complejo mosaico
formado por tierras de cultivo, organizadas
en erías y explotadas intensivamente, en las
que se cultivaban cereales y leguminosas;
montes altos y pastizales, muchos de los
cuales eran propiedad del común de los vecinos. Este equilibrio era roto en algunas
ocasiones, como ocurría en la parroquia de
Anes cuando los vecinos de Varé, Santirso y
Palmeano cortaban madera y se llevaban
los frutos de los montes propiedad de la
malatería de Ruedes:
...que la dicha casa tiene ciertos términos e montes de castañas e robles e
acebuches e que algunas personas
particulares comarcanas les cortan la
madera el es llevan el fruto de los castaños e dis que a pesar de haber que-
1. Oviedo, Archivo Capitular de Oviedo, manuscrito nº 39, Tomo I, Libro de las rentas de la Mesa Capitular (Libro del Prior), folio 60 vto, 1498.
2. Los indicios pueden leerse en dos trabajos de don Juan Uría Ríu: “Orígenes de la villa y condado de Noreña” y “Noreña libre del tributo de alcabala, litiga contra su exigencia
por Siero (1486-1503)”, ambos publicados en Estudios sobre la Baja Edad Media Asturiana, Oviedo, Biblioteca Popular Asturiana, 1979.
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Historia Moderna y Contemporánea del Concejo de Siero
xado a las justicias del dicho concejo
no les han querido facer justicia... (3)
En este espacio, predominantemente rural,
el ganado debió de tener un importante papel, no sólo como pieza imprescindible en
cada una de las caserías del concejo, sino
también formando importantes cabañas ganaderas que ocuparían los pastos y las brañas localizadas en el noroeste del mismo, limitando con otros espacios de Llanera y Gijón, en los que se establecieron grupos de
vaqueros y arrieros que se ocuparían de las
amplias cabañas propiedad de los señores
de la zona. Así, en la primavera de 1611, los
empadronadores de Siero indicaban que...
En los montes de las abelgas de este concejo hay algunos baqueros
que biven y residen de ordinario más
de la mitad del año y no está en el
padrón, acordando que el juez llano,
sus empadronadores y el escribano
vayan a las cañadas y casas donde
ellos viven para tomar razón de sus
nombres y naturaleza y les notifique
se muestren dentro de un breve término, con apercibimiento de que les
repartirá a ellos y a sus bienes y por
la ausencia que hacen se les secuestre sus bienes. (4)
Esto fue lo que hizo, creemos, que el mercado de Pola de Siero adquiriese a partir
de este momento, o acaso mucho antes, la
importancia que ha tenido a lo largo de su
historia. La existencia, documentada, de
zapateros en Pola de Siero y Noreña des-
de principios del siglo XVI no deja de reflejar la importancia que el mercado de ganados y sus productos tenía en la capital del
concejo. En 1521, por ejemplo, uno de
esos zapateros de la Pola fue detenido en
Oviedo por vender zapatos a más del precio de lo establecido. (5) También en Noreña
había a finales de la centuria,
...algunos zapateros de obra grosera que
azen zapatos para venderlos en los lugares
realengos circunvezinos donde pagan el alcabala que adeudan. (6)
Tan importante llegó a ser en la economía de
la zona la fabricación de zapatos que,
El señor Bernavé de Vixil repressentó a la
Junta la carestía de las cosas y mercadurías
en este Prinzipado, en que convenía remedio; y en particular la falta y daño que se siguía a esta çiudad en no venir a los mercados los çapateros de Noreña con la obra,
como acostumbravan, retirándose a benderla en sus cassas a exçessivos prescios y
trocándola a mentenimientos, con que cessava el comerçio y el valor de las alcavalas
en esta ciudad. (7)
Se documentan también allí, a caballo entre
los siglos XV y XVI, otros oficios como los de
carpintero, sastre y ferrero. (8)
Siero debió de disfrutar también del relativo
progreso demográfico que tuvo lugar en Asturias, aunque no disponemos de informaciones que lo avalen, como no sean las que hacen referencia a la presión sobre los montes
3. Valladolid, Archivo General de Simancas, Registro General del Sello, 1503, agosto, 19. Fragmento publicado por José Ramón Tolívar Faes en Hospitales de leprosos en
Asturias durante las edades media y moderna, Oviedo, Instituto de Estudios Asturianos, 1966, nº 16, p.379.
4. Cf. Fausto Vigil Álvarez, Notas para una monografía de Siero (Asturias), Pola de Siero, 1953, capítulo XXIV: “Estado noble y llano; padrones; heráldica sierense e inscripciones”, Archivo Municipal de Siero, manuscrito inédito.
5. Cf. Margarita Cuartas Rivero, Oviedo y el Principado de Asturias a fines de la Edad Media, Oviedo, Instituto de Estudios Asturianos, 1983, p 232, nota 46.
6. Cf. Juan Uría Ríu: “Noreña libre del tributo de alcabala, litiga contra su exigencia por Siero (1486-1503)”, en Estudios sobre la Baja Edad Media Asturiana, Oviedo, 1979,
p. 73.
7. Acta de la Junta General del Principado de 1628, noviembre 5-7, Oviedo. Publicado en Junta General del Principado de Asturias. Actas Históricas. I. Volumen II, edición
a cargo de Josefina Velasco Rozado y José Tuñón Bárzana, Oviedo, Junta General del Principado de Asturias, 1997, p. 562.
8. Cf. Francisco Javier Fernández Conde, El señorío del cabildo ovetense. Estructuras agrarias de Asturias en el tardo medievo, Oviedo, Servicio de Publicaciones de la
Universidad de Oviedo, 1993, p. 31.
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comunales del norte del concejo.Tampoco
podemos ofrecer descripción alguna de las
condiciones de vida y de las características
del campesinado, que, como ocurre a lo largo de todo el extenso período que va hasta
el siglo XIX, disponía de las mínimas condiciones para garantizar su supervivencia.
Lo que sí conocemos relativamente mejor
es la presencia de diversas familias de la nobleza asturiana con solar o propiedades en
Siero, alguna de ellas muy poderosas. Es el
caso de los Argüelles, los Vigil o los Hevia.
Los primeros constituyeron a partir del siglo
XV un linaje de fuerte influencia en Asturias.
Establecieron mayorazgo en Meres, Vega de
Poja y Celles; emparentaron con los Hevia y
los Huergo, y dieron lugar a casas menores
como las de Boves. Tenían en Siero propiedades repartidas por las parroquias de Tiñana, Vega de Poja, Bobes, Granda, Vigil, Celles, Collado, Feleches, Valdesoto, La Carrera, Argüelles y Santa Marina. (9)
Estas grandes familias de la nobleza constituyeron mayorazgos, con el fin de conservar
unido el patrimonio familiar. Los Argüelles lo
hicieron en Meres en 1542 y seis años más
tarde en Celles.
De los hidalgos, que no tenían numerosas
propiedades, pero que estaban exentos de
cargas fiscales, conocemos los nombres
de los que solicitaron serlo a lo largo de la
segunda mitad del siglo: Juan de Valdés,
Juan de Quirós y Julián y Pedro Rodríguez
de Boves. Otros como los de Huergo,
Granda, Lugones o Faes buscaban, con
mucha imaginación, su descendencia e hidalguía en figuras legendarias, capitanes
griegos que invadieron estas tierras y
construyeron en ellas ciudades. (10)
99
También las instituciones eclesiásticas
tenían muchas propiedades en Siero: la catedral ovetense desperdigaba sus bienes
por las parroquias de Granda, Hevia, Vega
de Poja, Limanes, La Paranza, Anes, San
Juan del Obispo, Viella y San Miguel de la
Barreda. El monasterio de San Pelayo por
Tiñana, Feleches, Granda, Bobes, Limanes,
Argüelles, Viella, Lieres, Colloto, Noreña,
Santa Eulalia de Vigil y Lugones; y el de Valdediós extendía su control a La Carrera, Argüelles, Noreña, Feleches, Collado, Vega de
Poja, Aramil, Santa Eulalia de Vigil y Muñó.
Lo que parece una situación equilibrada daba lugar a numerosas injusticias y conflictos, como los que enfrentaban a unos señores con otros, que litigaban por el control de
las jurisdicciones de los pequeños señoríos
de Marcenado o de La Paranza, y también a
los nobles con los campesinos, por la explotación de montes, que fueron comunales
y que los señores habían acabado por apropiarse. Los vecinos de Huergo, en Anes,
fueron requeridos para que no hiciesen cierros en aquellos montes, y los de Vio llegaron a un acuerdo con los Valdés, por el que
podían aprovechar los montes para pacer
con sus ganados, recoger la leña caída y
hacer bravos de pan, panizo y nabos. (11)
El caserío que conformaba Pola de Siero,
cabeza de la administración del rey en el territorio de Siero, se articulaba en torno a la
Plaza de Les Campes, la actual Plaza de Argüelles y a los caminos que confluían, desde diversos puntos en ellas. La importancia
del mercado en la vida de esta pequeña villa asturiana, que tendría un número aproximado de unos mil habitantes, hizo que la
plaza adquiriese una gran importancia, y en
el caso de la de Les Campes, una gran su-
9. Cf.María Josefa Sanz Fuentes, Archivo de la Casa de Meres. Inventario. Por cortesía de la autora.
10. Cf. Tirso de Avilés, Armas y linajes de Asturias y Antigüedades del Principado, Oviedo, Grupo Editorial Asturiano, 1991, pp. 103-115.
11. Cf. Matrícula de los Instrumentos pertenecientes a la Casa de Valdés en Gijón, 1816, folios 38-39. Consultado en microfilm en la Biblioteca Asturiana del Padre Patac.
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perficie, como consecuencia de su uso como mercado de ganados.
La nueva política municipal de los Reyes
Católicos promovió la construcción de
ayuntamiento y cárcel, situadas en la Plaza
de Argüelles, que tendría la función, suponemos, de una “Plaza Mayor”.
La administración del municipio estaba
controlado por las familias de la nobleza
local, cuyos miembros ocupaban los cargos más importantes de la administración
local: Pedro de Argüelles, señor y dueño
de la Casa de Meres y del coto de la Paranza fue escribano de la Poridad y regidor
de la villa de Siero.
II. EL SIGLO XVII
La introducción del maíz en Siero, de la
que desconocemos la fecha exacta, (12) supuso, como ocurrió en el resto de Asturias,
el aumento de los rendimientos agrícolas y
permitió un crecimiento demográfico que
obligó a la división de las caserías, la colonización de los terrenos comunales y la
aparición de quintanas aisladas en las zonas de montaña que ciñen al norte y al sur
el concejo.
La recuperación demográfica y el crecimiento económico son bien patentes, a
falta de otros indicios, en el aumento de la
riqueza de las familias de la nobleza del
concejo. El crecimiento de las fortunas
permite que, entre finales del siglo XVII y
principios de la centuria siguiente, tenga
lugar en Siero una gran actividad edilicia a
Historia Moderna y Contemporánea del Concejo de Siero
cargo de la nobleza asentada en él, que reforma sus viejos solares, o construye nuevas mansiones y capillas.
Antonio Argüelles Posada, “El Colegial”,
reedifica el antiguo palacio familiar de Meres. En Celles se construye un enorme palacio, uno de los edificios más destacados
de la arquitectura barroca asturiana, en el
que la calidad y modernidad de su diseño,
así como la perfección de la talla, contrastan con el carácter rural y apartado de su
ubicación. (13)
En la Pola, los Vigil erigen, en lo que hemos
llamado la plaza mayor de la villa, el Palacio
de La Casona. En el centro de la misma Andrés del Quintanal Nosti y su mujer, María
García, pagaron la construcción en la plaza
de Les Campes, de una capilla en honor de
la Virgen del Carmelo. (14)
La vida municipal sufre un fuerte proceso de
control por parte de estas familias de la nobleza laica. Según se observa en las listas
de Jueces Nobles y Jueces del Estado Llano elaboradas por Fausto Vigil a partir, fundamentalmente de la documentación municipal, (15) sólo unas pocas familias accedían a
los sillones del consistorio, y con ello controlaban el municipio, y muy especialmente
su economía, siendo particularmente importante para sus intereses el mercado de la
Pola: La Pola de Siero es un lugar a do se
hace un grande mercado cada semana, indicaba Luis de Valdés en 1622. (16)
Desde el siglo pasado tenía lugar la venta de
oficios de poder o jurisdicción en Siero; és-
12. En los concejos limítrofes de Langreo, Villaviciosa y Gijón el porcentaje del maíz dentro del conjunto de los cereales cultivados es mayoritario desde mediados del siglo XVII. Cf. Baudilio Barreiro Mallón, “La introducción de nuevos cultivos y la evolución de la ganadería en Asturias durante la Edad Moderna”, en Congreso de Historia
Rural. Siglos XV al XIX, Madrid, Universidad Complutense, 1984, pp. 287-318.
13. Cf. Vidal de la Madrid Álvarez, “Arquitectura barroca civil (II)”, en El arte en Asturias a través de sus obras, Oviedo, Editorial Prensa Asturiana, 1996, p. 215.
14. Cf. Rosi Villa González, “La Cofradía de Nuestra Señora del Carmen: origen de unas fiestas populares”, en Portfolio de las Fiestas de Nuestra Señora del Carmen y Carmín, 13 a 22 de julio de 1988, Pola de Siero, 1988.
15. Cf. Fausto Vigil Álvarez, Notas para una monografía de Siero (Asturias), Pola de Siero, 1953, capítulo XIV: “Los Jueces”, Archivo Municipal de Siero, manuscrito inédito.
16. Cf. Luis de Valdés, Memorias de Asturias, Gijón, Monumenta Histórica Asturiensia, nº V, 1978, p. 112.
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tos tenían un salario simbólico, pero permitían a sus compradores detentar un gran
poder. El Alférez Mayor de Siero ejercía como regidor y elector de otros cargos concejiles, era capitán de la gente de guerra con
la que el concejo servía al monarca y tenía
preeminencia de asiento, salario y portaestandarte. Uno de estos alféreces llegó a negociar, a cambio de una importante cantidad de dinero, con los Argüelles y los Vigil,
las familias más importantes del concejo, la
elección para regidores de los miembros de
sus familias. Lope de Argüelles Vega y Quiñones compró el cargo de Alguacil Mayor a
Bernardo de Assón. Otro Argüelles compró
la alcaidía de cárcel de Siero en 1597. (17)
Los Vigil de Quiñones acabaron teniendo
una importante presencia en la Junta General del Principado de Asturias. Sebastián Vigil de Quiñones inició una política familiar de
alianzas matrimoniales que le llevó a enlazar
con la Casa de la Rúa de Oviedo, a través
de doña Isabel de la Rúa, conformando un
importante patrimonio en los concejos de
Siero, Sariego y Oviedo.
En 1679 Carlos II le nombra Marqués de
Santa Cruz de Marcenado y Vizconde del
Puerto (18) y en 1682 su hija, Jacinta de Vigil, casa con Juan Antonio de Navia Osorio, consiguiendo unir así tres de los linajes
más importantes de la zona centro occidental de Asturias. (19)
Como indicaba Fausto Vigil, “el número de
vecinos del Estado de los buenos hombres
labradores era muy escaso y cada año menor, porque procuraban cambiar dicho estado por el de noble que, como privilegio, te-
101
nía menos obligaciones que cumplir y resultaba más favorecido en todo”.
En los desaparecidos padrones municipales
los datos son evidentes, y el crecimiento de
hidalgos en los siglos XVII y XVIII es muy importante: (20)
Cuadro I. Evolución del número de nobles y
pecheros entre 1638 y 1787.
Años
Nobles
Pecheros
Totales
1638
2246
110
2356
1645
2525
138
2662
1650
2797
163
2960
1787
7975
66
8041
III. EL SIGLO XVIII
La aldea de Arenas (...) hállase situada en la cima de una monte bastante elevado, desde el cual no sólo se
ve la ciudad que dista de él doce mil
pasos, sino también todo el concejo
de Siero, con todos sus alegres pueblos, caseríos, arboledas, bosques,
prados, tierras y arroyos.
Así vio el médico Gaspar Casal el concejo
un día de otoño de 1743. (21)
El paisaje rural de Siero era similar al del siglo
anterior, y la organización del terrazgo la misma, aunque es posible que el crecimiento de
la población obligase, especialmente a finales
de siglo, al establecimiento de nuevas caserías en zonas marginales y comunales del
concejo. Un ejemplo de lo que decimos pu-
17. Cf. Fausto Vigil Álvarez, “El Alferazgo y los Alféreces Mayores de Siero (Asturias)”, Boletín del Instituto de Estudios Asturianos, nº 6, Oviedo, 1949, pp. 3-45 y Alfonso
Menéndez Gonzalez, “La venta de oficios públicos en Asturias en los siglos XVI y XVII”, Boletín de Instituto de Estudios Asturianos, nº 112, Oviedo, 1984, pp. 667-707.
18. Cf. Fausto Vigil Álvarez, Notas para una bio-bibliografía de Siero (Asturias), Santander, Aldus, 1949, p. 229.
19. Cf. Alfonso Menéndez González, Élite y poder: La Junta General del Principado de Asturias 1594-1808, Oviedo, Instituto de Estudios Asturianos, 1992, pp.543-545.
20. Cf. Fausto Vigil Álvarez, Notas para una monografía de Siero..., Capítulo XIV: “Los Jueces”.
21. Cf. Gaspar Casal, Historia natural y médica de El Principado de Asturias, Madrid, Oficina de Manuel Martín, 1762; edición facsímil, Oviedo, Servicio de Publicaciones
del Principado de Asturias, 1988, p.449.
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diera ser el del barrio de la Teya, de la parroquia de Vega de Poja, donde tiene lugar el
emplazamiento de tres pequeñas caserías al
pie de uno de los caminos que comunicaban
esta zona del noroeste de la parroquia, en un
pequeño valle de laderas empinadas. Sus colonos pondrían en explotación los terrenos
baldíos situados en ladera y difíciles de labrar.
La patata no se introdujo en Siero hasta finales de la centuria, y aún así las cosechas eran,
según la documentación, insignificantes:
En este concejo también se benefician las
especies de lino, cáñamo, navos y batatas,
y por no ser cosechas de considerazión mayor no se expresa en las parroquias o lugares donde se cogen estas especies. (22)
La quintana, agrupada en aldeas, barrios,
como el caso de la Teya, o aislada, era, al
igual que en el resto de Asturias, la unidad
mínima fundamental del poblamiento del
concejo. Muchas de ellas serían como la
que describe en Lamuño (Valdesoto), el siguiente documento, que en 1721 constaba
de casa, hórreo, huerto, huerta de prado, terreno labradío y castaños y otros árboles
frutales, y que era propiedad de una de las
familias de la nobleza local: (23)
Fig. 1. Mapa de términos de una zona de Hevia; 1679, Toribio de Nava; papel, 60x43,5 cms.;
escala indeterminada. Valladolid, Archivo de la Real Chancillería, Planos y Dibujos, nº 133
22. Madrid, Archivo de la Real Academia de la Historia, Diccionario Geográfico Histórico de Francisco Martínez Marina, legajo 9/6037, cuaderno 2º, fol. 8.
23. Valdesoto (Piniella), Archivo de la Casa de Camino, Documento de consignación de propiedades para la capellanía perpetua de la capilla de San Juan Evangelista de
Piniella, 1721. Por cortesía de la familia Covián Regales.
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(...) La mi casería que de mi mano llevan en arrendamiento y por que en
cada un año y por cada día de San
Martín me pagan nuebe fanegas de
pan de renta Andrés de Vigil y Isavel
Rodríguez su muger vezinos de dicho lugar de Lamuño, la qual casería
se compone de una casa vaja, cozina, cuerpo de casa, aposentos y bolados, corral, portal, toda de piedra,
madera y teja en que viven los susodichos; apuerios, entradas y salidas
y más della pertenecientes. Con más
un orrio de quattro pies que está delante de la dicha casa y rrodeos que
la perttenecen. Con más un huerto
de hortaliza que se halla pegado y a
un lado de dicha casa que será poco
más de el suelo de un orrio. Con más
una huerta de prado que pega con
dicha casa que se halla cerrada sobre sí y es tapín de dar dos carros de
yerva con sus dos paziones y con
sus árvoles así en dicho huerto como
en dicha huerta de prado (...). Con
más de un día de bueyes de terreno
labradía grande sitto en la hería de
San Juan de dicho lugar de Lamuño
que se nombra la tierra de los pozos
(...). Con más otro día de bueyes de
heredad labradía sitto en dicha hería
de San Juan que se nombra del Cabrón (...). Con más otro pedazo de
heredad labradía sitto en dicha hería
de San Juan que se dize el Cuetto
(...). Con más dos bueyes de heredad
labradía sittos en la hería de Fumariye de el dicho lugar de Lamuño que
se llaman del Piquero (...). Con más
otro día de bueyes de heredad labradía sitto en la dicha hería de Fumariye que se dice el Cuadro (...). Con
más otro día de bueyes de heredad
labradío sitto en dicha hería de Fumariye que se dice del Abesedo (...).
103
Con más medio día de bueyes de heredad labradío sitto en dicha hería de
Fumariye que se dize Baloquedo (...).
Con más ottro de bueyes de heredad
labrantía sitto en la dicha hería de
Fumariye que se llama de Sobre la
Peña (...). Con más la llosa que se dice de la Rovellada sitto en términos
de dicho lugar de Lamuño donde llaman el Pandiello zerrada sobre sí con
todos sus árvoles que serán más de
tres días de bueyes de heredad labradía. Con más la mittad del castañedo que se dice de los Pontones
sitto en término de dicho lugar de
Lamuño, según que la otra mitad es
del dicho Domingo Rodríguez vezino
de santa eulalia de Vigil. Con más todos los árvoles frutales y no frutales
que en dicho lugar de Lamuño pertenezen a dicha casería y vienes expresados como los llevaron y pagaron
los arrendatarios y dueños que fueron de dicha casería y vienes expresados. Con más la mi huerta de prado que es tapín de dar cada año tres
carros de yerva con sus paciones cerrada sobre sí sita en dicho lugar de
Lamuño (...). Con más un pedazo de
huerto que está a un lado de la dicha
huerta que será como cosa de el
suelo de un orrio de cuatro pies que
me vendió dicha Dominga Martínez
difunta y está unido con dicha huerta
de prado referido zerrada sobre sí.
Con más un día de bueyes grande de
heredad labradía con lo del perteneziente sitto en la dicha hería de San
Juan de Lamuño que se dice la tierra
de la vega (...). Con más el mi castañedo que se dice de la riega de Villaescusa junto de la llosa de la Rovellada arriva referida con sus robles,
suelos y poceras de castañales y
más pertenezidos en aquel término
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Historia Moderna y Contemporánea del Concejo de Siero
de Villaescusa donde está sitto y en
término de dicho lugar de Lamuño,
que es de dar en cada un año tres fanegas de castañas y linda con castañedos y casttañales de Dominga Díaz y de otras más propias que anttes
fueron de Rodrigo de la Lastra, y asímismo linda con castañedo de los
menores de Alonso García diffunto
vezino que fue del lugar de Leceñes,
y asimismo por arriva linda con camino de la Rovellada y con castañedos
de Domingo Palacio, llamado Junquera y de Pedro Suárez Lamuño.
Cuios vienes en esta casería expresados los llevan todos los dichos Andrés de vigil y Isavel Rodríguez su
muger de mi mano en arrendamiento
y los hube y compré por venttas reales a diferenttes personas vezinos de
dicha parroquia de Valdesoto y de la
Pola de Siero.
La organización del terrazgo en Siero a mediados del siglo XVIII era muy parecida a la de
concejos limítrofes como el de Oviedo: (24)
en torno a una cuarta parte del terreno puesto en explotación estaba destinado al cultivo,
especialmente de cereales (trigo, maíz, y algo
de centeno), y otro diez por ciento se destinaba a pastos, quedando una superficie del sesenta y cinco por ciento del territorio de Siero
ocupada en comunales y montes. En ellos se
podían dar tres usos: agrícola, forestal y pastoril, siendo el último el más importante. Aunque en todas o casi todas las parroquias había uno de estos espacios, la esquina noroccidental del concejo estaba dedicada desde
antiguo a pastos para ganados. Conocida como La Belga, en el límite con los concejos de
Llanera y Gijón, al norte del río Noreña y entre
las parroquias de Viella, Bobes, La Barreda,
Argüelles, el coto de Noreña y Anes, era:
un gran terreno despoblado... unos
comunes escarpados llamados La
Belga que sólo producen pastos para ganados, y son susceptibles de
una grande población por su extensión, llanura y bella situación. (25)
Allí vivían algunas familias de vaqueros, ocupados en el cuidado de las cabañas ganaderas de la nobleza. Ellos mismos se describen
del siguiente modo:
Francisco Álvarez Montaña i demás
vecinos de Santo Tomás de Torrestío,
en el partido judicial de Paredes provincia de León a V.S. con el respeto
debido hacemos presente: que la situación topográfica de aquel país obligó a nuestros mayores desde tiempo
inmemorial a cerrar sus casas en el rigor del invierno i buscar albergue en
país templado para conservar la existencia i la de sus ganados. La provincia de Asturias les sirvió de asilo en
varias parroquias, i nos sirve a los que
representamos en el barrio de Ordoño
parroquia de Bobes en el concejo de
Siero, partido judicial de Oviedo.
En este barrio, como punto determinado por el vecindario de la misma,
apacentamos nuestros ganados i a la
par de esta ocupación labramos algunas tierras en colonia. Luego que
la estación lo permite nos trasladamos a nuestro país en el que como
vecinos de Santo Tomás de Torrestío
pagamos las contribuciones pecuniarias para el erario i las de sangre, i
además las municipales (...). Al mismo tiempo contribuimos para las
24. Cf. Jesús García Fernández, Sociedad y organización del espacio en Asturias, Gijón, Silverio Cañada, Editor, 1980, pp. 81-83.
25. Madrid, Archivo de la Real Academia de la Historia, Diccionario Geográfico Histórico de Francisco Martínez Marina, legajo 9/6037, cuaderno 2º.
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sextaferias para el sostenimiento del
párroco i del culto. (26)
En la parroquia de La Collá había también
...al oriente un monte o puerto llamado La Loma de más de quatro leguas
de circunferenzia a donde concurren
a pastar en el Ybierno los ganados
de Caso por la mucha Nieve que
suele caer en aquel conzejo y en la
primavera y verano los ganados de
Siero, Sariego, Villaviciosa y Xijón.
Abunda de toda caza y por los muchos animales nocivos que suelen
criarse en los muchos bosques que
contiene salen para desterrarlos varias monterías de los referidos concejos. (27)
Las labores de la tierra, concretamente las
de la sementera del maíz, fueron estudiadas
por Jovellanos en Valdesoto, y descritas en
sus Diarios de un modo magistral:
Cogida la cosecha de trigo o escanda a últimos de julio o principios de
agosto, pastan los ganados el rastrojo y hierbas producidas hasta principios de febrero; entonces se da a la
tierra la primera reja, que llaman arar
(...); a principios de abril la operación
de abatir (...); hecha la operación del
rastro, se echa encima el estiércol,
cal o manga de abono (...); después
de lo cual, desde mediados de abril
hasta mediados de mayo (según los
climas) se siembra el maíz a puño,
muy esparcido, y entonces se da una
reja de arado muy ligera para volver
105
la tierra sobre el grano, a que llaman
binar. Inmediatamente se siembran
las habas encima, también a puño y
mucho más esparcidas (...). Cesan
las labores hasta entrado junio, y
desde entonces se hace la operación
de la salla, reducida a cavar ligeramente la tierra con un zarcillo, que es
una fesoria corta de mango y ancha
de pala (...). Adviértase que al tiempo
de las habas se siembran las calabazas (...). Tal vez se siembran con las
habas arvejos, y aun en algunas partes panizo (...). De principios de julio
a la Magdalena, se hace la operación
del arriendo (...). Cesan entonces las
operaciones hasta mitad de agosto;
entonces se cogen las habas (...).
Desde principios de octubre se siembra el maíz por el pie y planta a planta, ya con hoces, ya con cuchillas
puestas en una palo (...). Las plantas
segadas se ponen en montones piramidales que llaman tucas (...). Síguese a esto la operación de la esfoyaza,
que se hace por turnos en las casas
de los labradores, concurriendo los
mozos y mozas de la redonda a ellas
(...). Esta operación es de mucha alegría: se canta mucho; se tiran unos a
otros las panoyas; se retoza y se merienda tortilla de sardinas o jamón de
borona, precisamente caliente, queso y peras o manzanas cocidas con
la misma borona (...). (28)
Mediada la centuria, el número de molinos
harineros documentados en Siero es de setenta y cuatro, localizados en su mayoría en
la franja central del concejo, en el Nora y en
sus afluentes más caudalosos, y también en
26. Oviedo, Archivo General de la Administración del Principado de Asturias, Archivo de la Diputación, caja 2882, 1847, enero, 23. Parroquia de Bobes. Juan Uría Ríu entrevistó en los lugares de La Barganiza, Ordoño y Silvota a los descendientes de estos vaqueros; Cf. Juan Uría Ríu, “Tradiciones sobre el origen de la transhumancia de
Los vaqueiros de alzada y otros estudios. De caza y etnografía, Oviedo, Biblioteca Popular Asturiana, 1976, pp. 58-59.
27. Madrid, Archivo de la Real Academia de la Historia, Diccionario Geográfico Histórico de Francisco Martínez Marina, legajo 9/6037, cuaderno 2º.
28. Gaspar Melchor de Jovellanos, Diario 1º. Cuadernos I a V, hasta 30 de agosto de 1794, edición crítica, introducción y notas de José Miguel Caso González, Oviedo,
Instituto de Estudios del Siglo XVIII y Ayuntamiento de Gijón, 1994, pp. 121-123.
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el río Noreña y sus tributarios. A lo largo del
siglo debieron de construirse algunos más,
pues las fuentes consultadas correspondientes a los finales del siglo XVIII ofrecen
para algunas parroquias como las de Muñó,
Vega de Poja o Santiago de Arenas datos
más abultados. (29)
Los lagares de sidra registrados son dieciocho y se localizan fundamentalmente
en la mitad occidental del concejo, en las
parroquias de Collado, Feleches, Valdesoto, Aramil y Muñó.
La documentación al uso muestra la existencia muy consolidada de algunas industrias artesanales, concentradas en Noreña y La Pola.
Los trabajos relacionados con la construcción
(carpinteros, tallistas carpinteros, albañiles y
canteros) son abundantes especialmente en
Pola de Siero, donde, posiblemente el aumento de la población y la consiguiente necesaria construcción o ampliación de casas, los
crecientes gastos en reparos de caminos, y
las construcciones de la nobleza local, harían
indispensable su existencia. No resulta extraño, pues, que en la capital del municipio desarrollasen su actividad escultores como Toribio de Nava Riestra y Juan de Villanueva Barbales. Otra industria bien documentada en la
zona es la del hierro: herreros, cerrajeros, caldereros, herradores o maestros de hacer ferradas se conocen en Pola, pero muy especialmente en Noreña, aunque también había
herreros en otras parroquias, especialmente
las de la esquina nororiental del mismo.
Si por algo era conocida Noreña en esta
época es por la dedicación que una buena
parte de su población tenía a los trabajos del
curtido de pieles y la fabricación de zapatos.
Doscientos veinticuatro zapateros, entre
maestros, oficiales y aprendices son nom-
Historia Moderna y Contemporánea del Concejo de Siero
brados en el Catastro de Ensenada, junto a
ciento veintisiete curtidores y algunos zurradores de pieles. En total, aproximadamente,
se ocupaba en esta industria un veinte por
ciento de la población de la villa. Así pues,
no es de extrañar que tuviese en aparcería
cerca de mil doscientas cabezas de ganado
(1020 de vacuno y 149 de caballar).
En Pola de Siero, donde también hay constancia de un importante industria de curtidos,
la documentación destaca por encima de ésta la textil, y hace mención a un número importante de sastres, que se dedicaban muchos de ellos a la fabricación de monteras.
Muchos de los que se dedicaban a estos
oficios no lo tenían como su única ocupación, y como máximo le dedicaban seis meses al año, complementándolo con las tareas agrícolas habituales.
Fuera de Noreña y la Pola destaca la existencia en Marcenado de una tejera propiedad del Marqués de Santa Cruz
El mercado de Pola de Siero es descrito en
distintas fuentes de finales de siglo como
uno de los mejores de Asturias:
Todos los martes del año se celebra
un gran mercado mui abundante de
todas las especies del país, y con
particularidad de ganados, que por
lo mismo está concevido por el mejor del Principado.
Hay en este pueblo un mercado público de los más abundantes y concurso de todo el Principado que se
celebra todos los martes de cada semana, libre de todo tributo por concesión real.
29. Seguimos en este caso la documentación del Catastro del Marqués de la Ensenada, conservada en el Archivo General de Simancas, Dirección General de Rentas, Libro 367 (folios 570-677) y 438 (folios 831-979), y la ya mencionada correspondiente al Diccionario Geográfico Histórico de Martínez Marina.
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...Es más interesante y extendido el
comercio de ganado vacuno que se
hace en el mercado semanal de la
Pola de Siero; pues de aquí sale para Villalón todos los martes la mayor
parte del ganado bacuno que consume Castilla. (30)
Se celebran en ésta tres mercados a la semana: martes, viernes y domingos, y en
aquel que es el mayor se extraen todo género de frutos y legumbres que se introducen de las parroquias contiguas y concejos inmediatos y ganado vacuno así para el trabajo del campo como para diferentes abastos de dentro y fuera del Principado y abunda en fin de todo lo necesario para la vida y regalo del hombre, y por
lo mismo y por ser muy frecuentado de
muchos traficantes del país y de los reinos
de Castilla, le hace ser uno de los mayores de nuestra Península. (31)
Destaca en la actividad comercial de la capital del concejo la presencia, importante en
número (noventa y cinco), de vendedoras de
pan, y también de vendedores de vino, tiendas del aire, mesones, carnicerías y arrieros.
Los mercados seguían celebrándose en
las plazas de la Pola, que no había sufrido
ninguna transformación urbanística notable, a pesar de haber aumentado su población, o eso parece indicar la necesidad
que desde 1747 hay de construir una nueva iglesia parroquial. (32)
La villa de la Pola [que tenía unos
1.200 habitantes] es capital de Siero
(...); tiene una iglesia parroquial cuyo
patrono es San Pedro Apóstol, y un
107
hospital muy antiguo que llaman San
Fabián y San Sebastián (...). Hay en
ella dos plazas y en una de ellas un
rollo grande (...). A la citada villa la
atraviesa un arroyo de norte a sur
que llaman el río de la Pola, y nace
cerca de los confines de ella, y desagua en el río Nora, y como la divide
en dos partes, tiene para la comunicación cuatro puentes, dos de piedra
y dos de madera. (33)
En Noreña, y también en torno al camino
que comunica Oviedo con el oriente de Asturias se desarrolla en esta época un comercio disperso de vino, tabaco, paño burdo, mantas, sal y tocino.
Las actividades comerciales e industriales y
la transhumancia de los ganados de la zona
de La Belga obligaban a la existencia de una
red de caminos que permitiesen la movilidad constante de personas, animales y medios de transporte. La de Siero, a finales del
siglo XVIII está organizada a partir de un eje
principal, de dirección este-oeste: el camino
que comunica Oviedo con el oriente de Asturias y que cruza Siero aprovechando el valle del Nora, entre Colloto y Lieres.
Perpendicular y oblicuamente a él se desarrollan multitud de caminos en dirección nortesur: uno conduce a Villaviciosa cruzando la
parroquia de Vega de Poja y el valle de Sariego; otros sirven para comunicar los puertos
mojados (Gijón) con los secos (especialmente
el de Tarna), ascendiendo por el valle del Nalón (Langreo-Caso) hacia León, atravesando
las parroquias de la franja central de Siero hacia la parroquia de Valdesoto; otros, finalmente, en el extremo occidental del concejo sirven
30. Madrid, Archivo de la Real Academia de la Historia, Diccionario Geográfico Histórico de Francisco Martínez Marina, legajo 9/6037, cuaderno 2º. Y legajo 9/6033, cuaderno 17.
31. Madrid, Biblioteca Nacional, Diccionario Geográfico de Tomás López. Asturias, manuscrito 7295.
32. Cf. Fausto Vigil Álvarez, Notas para una monografía de Siero..., Capítulo XVI: “Construcción del templo parroquial de la Pola.
33. Madrid, Biblioteca Nacional, Diccionario Geográfico de Tomás López. Asturias, manuscrito 7295.
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a la comunicación de Oviedo con Gijón, y a la
de La Belga con los puertos de Torrestío a través de Llanera, Las Regueras, Grado, Proaza
y Quirós. Lugones, Noreña y Pola de Siero
son los nudos en los que se entrecruzan todos estos caminos.
La Pola atrae como capital del concejo y
centro administrativo diferentes oficios: escribanos, médicos, barberos, maestros y el
alcaide de la cárcel, además de los clérigos
y los jueces y regidores municipales forman
este particular grupo urbano. En Noreña se
conocen algunos escribanos y cirujanos, y
otros escribanos vivían en La Barreda, Tiñana, La Carrera, Valdesoto y Feleches.
Historia Moderna y Contemporánea del Concejo de Siero
La administración municipal en Siero mantiene en este tiempo las mismas constantes
que se apreciaban en los siglos anteriores y
seguía en manos de las familias de la aristocracia local.
Siero tenía una densidad de población de
unos sesenta habitantes por kilómetro cuadrado, similar a la de los concejos más importantes del centro de la región. Lo habitaban, según el censo de Floridablanca, cerca
de catorce mil personas. (34)
La población se concentraba en Noreña y
Pola de Siero, y también en las parroquias
limítrofes con estas localidades (Argüelles,
Tiñana, Muñó, Celles, La Carrera, Valdesoto y Lieres). La densidad de población más
baja se daba en las parroquias en torno a
La Belga, y en aquellas otras montañosas
como Hevia, San Juan de Arenas, La Collada, Collado o Vega de Poja. (35) El aprovechamiento intensivo de los recursos del
subsuelo del concejo comienza cuando el
siglo está terminando. Eran explotadas
margas en Granda y en La Carrera, y en
Pangrán se aprovechaba una cantera de
arenisca para piedras de moler y otras refractarias, que eran comercializadas e incluso exportadas. (36)
No mediado el siglo, hacia 1737, don Francisco José Carreño Peón, que fue regidor
perpetuo y juez noble del concejo de Siero,
descubre (o redescubre), las minas de carbón mineral del concejo de Siero en el monte del Carbayín de la parroquia de Valdesoto, en la que tenía su casa: (37)
Fig. 2. Árbol genealógico de la Familia Camino; fines s.
XVIII; Valdesoto, Casa de Camino
34.
35.
36.
37.
Tomó fuego habrá unos cincuenta
años, el monte del Carbayín, sito en
Cf. María del Carmen Ansón Calvo, Asturias en 1787. Demografía. Economía. Sociedad, Oviedo, Servicio de Publicaciones de la Universidad, 1992.
Según se infiere en los datos de población que se indican en el “Diccionario Geográfico Histórico” de Martinez Marina.
Madrid, Archivo de la Real Academia de la Historia, Diccionario Geográfico Histórico de Francisco Martínez Marina, legajo 9/6033, cuaderno 17.
Cf. Fausto Vigil Álvarez, Notas para una bio-bibliografía de Siero (Asturias), Santander, Aldus, 1949, pp. 77-79.
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la referida parroquia de Valdesoto, y
habiendo ocurrido la casualidad de
comunicarse a una de las minas de
carbón de piedra que contiene, adquirió tal incremento que conservó la
lumbre por espacio de cinco meses.
Cazando mi abuelo en él, advirtió
que se le hundía el terreno bajo los
pies, y observando con más intención conoció que había fuego: buscó
un palo de cuatro varas de largo, y
metiéndole en el terreno, halló que
sin dificultad le admitía: investigó y
adquirió de los paisanos la historia
del suceso, vino en conocimiento
que no podía tener otro principio el
fenómeno, que hallarse en aquel paraje alguna mina de carbón de piedra
por la noticia que había adquirido de
ellas en la lectura de los autores ingleses. (38)
Las minas de Siero conocidas en estos momentos se localizan en la esquina suroriental del concejo, en las parroquias de Valdesoto, en su hijuela Arenas, en Lieres y Feleches, y están en explotación al menos desde 1787. Eran beneficiadas por los vecinos,
de una forma muy rudimentaria y con poco
aprovechamiento de las vetas que se ponían en explotación, y los accidentes debían
de ser frecuentes. Jovellanos describe las
que visita en Carbayín del siguiente modo:
Subida al monte del Carbayín; toda
la pendiente expuesta al norte;
abundancia increíble de minas
abiertas en él. Vimos la mina de la
Riega del Coplu, colocada su veta
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verticalmente; cinco cuartas de ancho; costeros de peña; algo echada
sobre poniente. Se trabaja con cincuenta varas dentro; siguiendo la
dirección sur, vuelta a poniente. Excelente carbón; en el fondo había
una cámara como de dos varas de
ancho. Un mozo saca el carbón en
un cesto, le va llevando al carro,
luego se calcula el peso a ojo, y se
cobra por cada arroba un cuarto
(...). (39)
La primera empresa organizada en Asturias
para explotar minas de carbón, la de San
Luis, desarrolló sus actividades durante un
tiempo en la Mina Grande de Lieres.
Se trabajaba con más seguridad y mejor dirección que en otras partes, anota Jovellanos, pero en nada más parece distinguirse
la mina del resto de las explotaciones del
entorno, pues no existía ninguna edificación, almacén, horno a máquina, y sólo estaban en el tajo tres mineros y un capataz. (40)
El destino del carbón extraído era el puerto
de Gijón, y también los hornos de las fábricas de loza, y los de cal de Juan Cónsul, localizados en Siero. (41)
Unos años más tarde entró en explotación
la mina de hierro de Aramil, situada en el
norte de la parroquia. El mineral extraído era
aprovechado en la Fábrica de Trubia.
¿Se vio Siero beneficiado de alguna manera
por el impulso ilustrado que tiene lugar a lo
largo del siglo XVIII?. En el concejo se dan a
38. Antonio Carreño y Cañedo, “Informe sobre minas de carbón de piedra, y otras especies, dado con orden superior por........, Alférez Mayor perpetuo de la ciudad de
Oviedo, diputado del Principado de Asturias e individuo de la Real Sociedad”, publicado por Luis Adaro Ruiz-Falcó en “Bibliografía minera y geológica asturiana, con algunas noticias históricas sobre el desarrollo industrial de la provincia”, Oviedo, Asociación de Bibliófilos Asturianos, 1973, pp. XXXI-XXXVIII.
39. Gaspar Melchor de Jovellanos, Diario 1º. Cuadernos I a V, hasta 30 de agosto de 1794, tercera expedición de minas, viaje 5º, 21 de octubre de 1790, edición crítica,
introducción y notas de José Miguel Caso González, Oviedo, Instituto de Estudios del Siglo XVIII y Ayuntamiento de Gijón, 1994, p. 116.
40. Cf. Gaspar Melchor de Jovellanos, “Informe hecho a S. M. Sobre una representación del Director General de Minas. Gijón, 10 de mayo de 1791”, en Obras publicadas
e inéditas de don Gaspar Melchor de Jovellanos. Biblioteca de Autores Españoles, nº 50, Madrid, 1952, p. 475.
41. Cf. Gaspar Melchor de Jovellanos, “Informe sobre el beneficio del carbón de piedra y utilidad de su comercio. Madrid, 9 de abril de 1789”, en Obras publicadas e inéditas de don Gaspar Melchor de Jovellanos. Biblioteca de Autores Españoles, nº 50, Madrid, 1952, p. 464.
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finales de siglo algunos esfuerzos reformistas relacionados con el desarrollo de la industria artesanal, las comunicaciones y la
industrialización minera.
Juan Cónsul, ilustrado, miembro de la Sociedad Económica de Amigos del País, asociado
con Antonio López Doriga, comerciante de
Oviedo, organiza la primera fábrica de loza fina de Asturias en el lugar de Villar, en Vega de
Poja, donde la familia tenía su palacio. Se
contrata a dos ceramistas franceses y, tras diversas dificultades, la fábrica fracasa y Juan
Cónsul difunde las fórmulas de fabricación a
los vecinos de la parroquia, dando lugar al nacimiento del más importante foco cerámico
contemporáneo de Asturias. (42)
El impulso de las actividades industriales y
mercantiles que los ilustrados asturianos
defienden implica la necesidad de reformar
la red viaria asturiana y construir nuevos caminos de herradura que faciliten los tráficos
y abaraten los bienes producidos. El proyecto más importante llevado a cabo en Asturias es el de la construcción de la carretera de León a Gijón, defendida e impulsada
por Jovellanos.
Historia Moderna y Contemporánea del Concejo de Siero
permitiese un traslado rápido y abundante
de los carbones de las minas de Siero y
Langreo al puerto de Gijón, lo que abarataría el producto, aumentando así la exportación del mismo. Las minas de carbón de
Siero se encontraban en una situación privilegiada respecto al puerto de Gijón, y el ilustrado defendió siempre la prioridad de la explotación de las vetas de hierro y carbón de
esta zona. El camino, según su proyecto,
arrancaría de Turiellos, en el valle del Nalón
para seguir después por Carbayín, en Valdesoto, y luego cruzar el concejo pasando un
poco al este de la Pola y continuar casi recto hasta Gijón.
Se prefirió canalizar el Nalón, según el proyecto del ingeniero de la Armada Fernando
Casado de Torres.Este último fracasó, y la carretera carbonera no se comenzó hasta 1838.
IV. LA CRISIS DEL ANTIGUO RÉGIMEN
(1808 1833)
El trazado de esta vía entre Oviedo y Gijón
convierte a Lugones en uno de los ejes viarios más importantes de esa zona de Asturias, imprescindible punto de encuentro de
los caminos que llevan de la capital del Principado a los puertos de Avilés y Gijón. Las
obras de este tramo se desarrollaron durante unos doce años; comenzaron en 1782 y
finalizaron hacia 1795.
Siero fue invadida por las tropas francesas
en mayo de 1809, un año después de comenzada la Guerra de la Independencia.
Los soldados napoleónicos, procedentes de
Galicia, alcanzaron primero Lugones, en
donde mataron a cinco personas. La comunicación de Oviedo con Santander era fundamental para el ejército francés, y por eso
el territorio del concejo tuvo una importancia estratégica. Emplazaron su cuartel general en la zona en la Casa del Jardín, a las
afueras de la Pola, y fortificaron este palacio
y La Casona, ambas propiedad del Marqués
de Santa Cruz de Marcenado. (43)
Jovellanos defendió en estos años la construcción de una carretera carbonera que
Las tropas francesas ocuparon el concejo,
de forma intermitente sólo durante unos do-
42. Cf. Francisco Crabiffosse Cuesta, “Artes industriales en Asturias”, en Historia de la economía asturiana, Oviedo, Editorial Prensa Asturiana, Tomo III, 1994, pp. 648-651.
43. Cf. “Informe que presenta a la Dirección General de Minas la Comisión nombrada por Real Orden para el reconocimiento de minas de carbón de piedra de la provincia
de Oviedo”, Oviedo, 30 de abril de 1830, en Minas de carbón de piedra de Asturias, Madrid, 1831; Oviedo, Asociación de Bibliófilos Asturianos, 1973, pp. 23-24.
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ce meses, entre mayo de 1809 y junio de
1812. Durante ese tiempo se dedicaron a
proteger la libre comunicación entre el este
de Asturias y el centro de la región, a defenderse de las frecuentes escaramuzas protagonizadas por las partidas guerrilleras procedentes de los montes del sur del concejo,
y a realizar saqueos e incautaciones de granos para alimentar a las tropas.
La voluntad de la nueva administración francesa por reorganizar la administración municipal tuvo como fruto la constitución de la
municipalidad de Siero, que tenía una función fiscal-recaudatoria. Significó un primer
y fallido intento de abolición del sistema territorial y administrativo del Antiguo Régimen, con la agrupación de los señoríos jurisdiccionales de Siero en una sola unidad
territorial que estaba formada por los actuales concejos de Siero y Noreña.
Además de las destrucciones de edificios,
especialmente iglesias y ermitas, y los
muertos, que sumarían entre uno y otro bando no más de un centenar en el concejo, la
peor consecuencia de todas las provocadas
por la guerra fue la hambruna y la situación
general de crisis que padeció el vecindario.
Las malas condiciones económicas, que venían arrastrándose desde finales de la pasada centuria, se vieron agravadas con los esquilmos a que fueron sometidos los aldeanos por unos y otros (españoles y franceses), y las enfermedades y epidemias que
se extendieron por el concejo. Las pésimas
condiciones económicas de la mayoría de la
población se mantuvieron durante todo el
primer cuarto de siglo.
De poco sirvió a esta mayoría silenciosa y
desmoralizada la presencia de algunos notables del concejo (Pedro Alejandro Argüelles Rúa, Pedro Álvarez Celleruelo, José
García Argüelles o Vicente María Acevedo y
111
Pola), en la Junta General o en el ejército
que luchó contra las tropas napoleónicas.
Tras la retirada definitiva de las tropas francesas del concejo en el verano de 1812 se
elige un nuevo ayuntamiento constitucional,
que pronto será sustituido por el anterior a
1808. Ni la paz ni los sucesivos cambios políticos que tienen lugar hacen mejorar la situación de la población, que cinco años
después de terminada la guerra todavía se
encontraba en un estado lamentable que
obligaba a muchos a buscar mejor fortuna
en otros lugares.
La recuperación del gobierno por parte de
los constitucionalistas de Cádiz durante el
breve periodo que va de 1820 a 1823 alumbró en el concejo la organización de los primeros embriones de partidos políticos (las
sociedades y tertulias patrióticas), promovidos por un grupo de miembros de las familias hidalgas e ilustradas del concejo. Arraigaron en la Pola y especialmente en Noreña,
en donde eran más numerosos y activos y
tenían un mayor apoyo social. Al mismo
tiempo, los partidarios del realismo y del Antiguo Régimen fueron también muy activos
en Siero. Los conflictos entre ambos grupos
son constantes en estos años, llegando algunos realistas a levantarse en armas en el
verano de 1822.
La vuelta de Fernando VII al poder llevó a
los liberales del concejo a la cárcel (José Argüelles Meres, Pedro Álvarez Celleruelo) o al
exilio (Ramón García Bernardo o Manuel
María de Acevedo y Pola) y no supuso una
mejoría en las condiciones del resto del vecindario.
El periodo tiene una especial importancia en
lo que respecta a la organización del término municipal, pues será al final del reinado
de Fernando VII, pasado el primer tercio del
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siglo XIX, cuando la actual división del alfoz
de Siero en dos concejos se establezca como definitiva.
Desde 1811 hasta 1833, el territorio de
Siero había sido organizado de cinco formas diferentes, al socaire de los cambios
políticos y administrativos del momento.
Los franceses habían abolido los señoríos
jurisdiccionales y los pequeños territorios
que los constituían fueron puestos bajo
una sola administración municipal. El fin
de la ocupación francesa volvió las cosas
a la situación propia del Antiguo Régimen,
conviviendo dentro del término municipal
la administración real y municipal con la
señorial.
Los liberales en 1820 abolieron la jurisdicción señorial pero promovieron la aparición
de pequeños municipios, dejando a Siero
formado sólo por las parroquias de la Pola,
y sus limítrofes de La Carrera, Celles y Vega
de Poja. Marcenado, por ejemplo, nombraba ayuntamiento con alcalde, dos regidores
y un síndico, y disponía de cárcel y casa
consistorial. Durante los últimos diez años
de reinado de Fernando VII el concejo pasó
primero por la vuelta a la organización propia del Antiguo Régimen, para, entre 1826 y
1832 fundir en una sola administración municipal a Siero y Noreña. Finalmente, en
1833, Noreña se constituye legalmente como municipio, al tiempo que tiene lugar la
nueva reorganización liberal de todo el territorio español.
El ayuntamiento en este periodo tiene responsabilidades en lo referente a la salubridad, abastos, obras públicas y cuidados de
calles y caminos, hospitales, beneficencia,
montes y plantíos; administración de los
bienes de Propios y Arbitrios y escuelas de
Historia Moderna y Contemporánea del Concejo de Siero
primeras letras. La debilidad financiera del
ayuntamiento, endémica durante todo el siglo XIX, no permite, por ejemplo, el mantenimiento de caminos o la dotación de escuelas en todas las parroquias del concejo.
El mercado de Pola de Siero y la actividad
comercial de la Pola y Noreña se mantuvieron a pesar de las dificultades de la época.
Las transacciones más importantes eran las
de los productos del campo, y especialmente las de ganados, grano y sidra. (44). A ellas
habría que añadir el carbón extraído en Valdesoto por los propios campesinos, antes
incluso de la reactivación industrial de su
explotación en la tercera década del siglo, y
comercializado, suponemos que para fines
domésticos:
Andaba el tráfico de carbón de piedra en manos de los vecinos pobres de Siero y Langreo,
que, después de abandonadas las Reales minas de carbón de Langreo a principios de este siglo, seguían descubriendo y esplotando
someramente los innumerables bancos de
carbón en el interior de Asturias. (45)
V. LIBERALISMO, REVOLUCIÓN
BURGUESA Y COMIENZOS DE LA
INDUSTRIALIZACIÓN (1833-1875)
La Revolución Burguesa en Siero arranca con
la constitución del concejo de Noreña y el levantamiento de la partida carlista de Benito
Escandón, en 1833. Entre 1833 y 1837 primero, y más tarde entre 1870 y 1875, en numerosas ocasiones, partidas de los defensores
del viejo sistema del Antiguo Régimen se levantarán en armas y ocuparán el concejo o su
capital. Fomentadas por una parte del clero
parroquial más intransigente y apoyadas por
una minoría del vecindario, provocaron durante nueve años una continua inestabilidad, que
44. Rosi Villa González, “El mercado de la Pola en el siglo XIX”, Portfolio de las fiestas del Carmen y Carmín, Pola de Siero, 1989.
45. Guillermo Schulz, “Algunos datos para la historia moderna de la minería en Asturias y Galicia”, Anales de Minas, nº 2, Madrid, 1841, p. 1.
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ni las milicias nacionales ni el Ayuntamiento
fueron capaces de hacer desaparecer.
Durante todo este tiempo el ayuntamiento
mantuvo las competencias que la primera
constitución liberal le había otorgado en la
misma situación de debilidad presupuestaria que le impedía desarrollar actividades de
relativa importancia. La mayoría de los caminos vecinales estaban en mal estado.
En muchas parroquias (Anes, Aramil, San
Juan del Coto, Argüelles, La Carrera, Celles,
Collado, Feleches, Hevia, Lieres, Limanes,
Marcenado, La Barreda, Obispo, La Paranza, Valdesoto, Viella y Vigil) no había escuelas; otras, como las de Areñes y Lugones
eran sostenidas por los padres de los niños
y niñas que asistían a ellas. (46)
El término municipal queda definitivamente
fijado en esta época con los apeos y deslindes realizados entre los concejos, perdiendo una parte de su antiguo alfoz en el interior del municipio (Noreña) y en el norte, en
su límite con Gijón.
La población se concentraba en el eje central del concejo, en torno al camino de Oviedo al oriente, entre las parroquias de Aramil,
al este, y Limanes al oeste, con La Pola y
Noreña como los núcleos más poblados. La
inmensa mayoría seguía viviendo en el campo, excepto unas 250 familias que habitaban en la capital del concejo, que todavía a
mediados de la centuria no había sobrepasado los límites del casco histórico:
Pola de Siero (...) se halla situada a las inmediaciones de la margen derecha del río Nora
en una gran planicie, si bien dominada por su
parte norte por unas montañas poco elevadas
que la resguardan un tanto de los vientos de
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Un individuo de la partida formada entonces, cuyo número no pasaba de 12, me
contó el primer encuentro que tuvieron con
unos 20 coraceros que habían salido de la
Pola de Siero con pliegos para el comandante de las fuerzas francesas que estaban en Oviedo:
Nosotros -me decía-, estábamos escondidos detrás de la colina llamada Pico de
Sierra, y dispusimos atacarlos al propio
tiempo por delante y por detrás (recuerdo
perfectamente que no me dijo por vanguardia y retaguardia). Yo no llevaba más
armas que un pistolete guardado a la cintura y una hoz en la mano. Las de mis
compañeros eran análogas a las mías.
El sol, que se reflejaba en los bruñidos
sables de nuestros enemigos, fulguraba
rayos centelleantes que vinieron a herir
nuestra vista. Cuando aparecimos en la
carretera fue para correr a rienda suelta
sobre el destacamento francés que ni
tiempo siquiera tuvo de precaverse contra
nuestra acometida. La refriega fue violenta
y acaso se creían ya victoriosos de
nosotros, cuando el rudo ataque que
sufrieron por la espalda los aterrorizó de
tal manera que la mayor parte huyeron por
aquellos campos. Les hicimos tres muertos y cuatro prisioneros. De los nuestros
pereció uno y salimos cinco heridos, entre
ellos yo que recibí un pistoletazo en la
pierna. Retirámonos inmediatamente a
Noreña, donde fusilamos tres de nuestros
cuatro prisioneros; perdonando la vida a
un italiano llamado Guillelmo, que quiso
pelear a nuestro lado contra los soldados
de Napoleón. Recuerdo que más tarde
este infeliz que nos servía de intérprete en
ocasiones, volvió a caer en manos de los
franceses, que le quitaron la vida en el patio de la casa llamada El Jardín de la Pola,
haciéndole sufrir los mayores tormentos.
Evaristo escalera, “Recuerdos de Asturias”, Madrid. Imprenta La Ibeira, 1866, pp. 197-198
46. Pascual Madoz, Diccionario Geográfico-Estadístico-Histórico de España y sus posesiones de Ultramar, Madrid, 1845-50; edición facsímil de la parte dedicada a Asturias por Ediciones Ámbito, Valladolid, 1985.
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este lado y junto a la confluencia del arroyo de
los Penitentes con el río Nora. Dicho arroyo
(...) atraviesa la villa de norte a sur y existen en
ella para pasarlo y establecer la comunicación
tres puentes, situados el uno a la entrada que
hemos ya descripto, el otro sobre la derecha
del anterior y a muy corta distancia y el otro finalmente sobre la izquierda un poco más distante, partiendo de él un camino de carros del
país que dirije al lugar de la Carrera distante ?
de legua corta. Componen a esta villa unas
390 casas de dos y tres pisos de ladrillo y tierra en las que pueden alojarse con comodidad sobre 2000 infantes y 160 caballos, contando con los pesebres sobrantes de sus casas y los de sus dos posadas. Sus calles son
Historia Moderna y Contemporánea del Concejo de Siero
medianamente espaciosas, siendo la principal la que forma el mismo camino al atravesarla, dejando todo el casco sobre su derecha
en cuyo lado se encuentra la plaza a muy corta distancia de la entrada, siendo de forma
rectangular y tan sumamente espaciosa que
pueden formar en ella sobre 6000 hombres en
masa (...). (47)
El campesinado seguía dedicando sus terrenos de cultivo a los mismos productos que
cincuenta años antes: maíz y trigo fundamentalmente, además de escanda y centeno; en
determinadas zonas eran abundantes los
pastos y los árboles frutales (Lieres, Valdesoto, Vigil, San Juan del Obispo, Hevia).
Había abundancia de ganados de todo tipo
y todavía era cuantiosa la caza y la pesca.
Las reformas legislativas llevadas a cabo
por los gobiernos liberales de la época, destinadas a impulsar un crecimiento generalizado de la economía no debieron de tener
especiales consecuencias en el concejo. La
disolución del régimen señorial y la reversión a la nación de las jurisdicciones señoriales fue la primera de las medidas completadas; supuso, como hemos dicho, la incorporación de los cotos de Marcenado, La Paranza, Mieres de Limanes y Arenas al ayuntamiento de Siero y la constitución del de
Noreña, junto a sus anexos de La Felguera y
La Pasera como otro municipio.
Fig. 3. Ordenanza municipal del Siero, Oviedo, Imp. de
D. B. González y D. D. G. Solís, 1849,
12 p. Cuarto. Pola de Siero, biblioteca del autor.
La expropiación y privatización de los bienes
de las corporaciones eclesiásticas, civiles y
municipales debió de tener poca repercusión
en el concejo y afectar a pocos bienes. Entre
ellos destaca por su importancia histórica la
desamortización del hospital de peregrinos de
la Pola, un pequeño edificio anexo a la capilla
de los Santos Mártires. Finalmente, la decla-
47. Francisco de Saavedra y Tenorio y Antonio Tuero, Itinerario de Santander a Lugo, Madrid, Servicio Geográfico del Ejército, Itinerarios Militares, nº 29-4, Valladolid, 1853,
f. 131 v. A 144 r.
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ración de libre disposición de los bienes vinculados de la nobleza (la supresión de los mayorazgos) no afectó a los mayores propietarios del concejo, entre los que destacaba el
Marqués de Santa Cruz.
La mayoría de las familias del concejo, de
los cultivadores, no se vieron beneficiadas
por estas medidas liberalizadoras. Muchos
continuaron pagando sus rentas, sin poder
acceder a la propiedad de las tierras que explotaban, que seguía en su mayoría en manos de la nobleza.
El periodo que va de 1838 a 1860 es uno de
los más difíciles para el concejo. A las crisis
agrarias de la época se unieron los brotes
de cólera y tifus, que sacudieron especialmente la mitad oriental de Siero: Noreña en
1834, la Pola en 1855; Lieres, Feleches y
Collado entre 1857 y 1858.
La reactivación de la explotación industrial
de los importantes depósitos hulleros del
concejo tiene lugar finalizando la tercera década del siglo.
El financiero y hombre de negocios Alejandro Aguado, Marqués de las Marismas, afincado en París, adquiere en 1838 ochenta
pertenencias en Siero y Langreo, entre las
que se encuentran los criaderos de carbón
de Carbayín y constituye la Sociedad de Minas de Carbón de Siero y Langreo.
Para la explotación intensiva y rentable de
estas minas era imprescindible una nueva
comunicación con el puerto de Gijón. El
mismo Aguado, retomando la vieja idea de
Jovellanos de la carretera carbonera, organiza en 1838 la Empresa del Camino Carbonero de Asturias, que cuatro años más tarde
concluía las obras. Esta nueva carretera en-
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lazaba las minas de la cuenca del Nalón con
el puerto de Gijón, cruzando Siero de sur a
norte por las parroquias de Valdesoto, La
Carrera y Anes, pero se alejaba de los filones hulleros de la zona de Carbayín, impidiendo el activo laboreo de las minas de Pumarabule, Candín y Mosquitera. Pronto se
vio que la carretera no era la mejor solución
para trasladar grandes cantidades de carbón a Gijón y abaratar sus precios.
Fallecido Aguado en 1842, en 1845 se hace cargo de las minas de Siero Fernando
Muñoz, duque de Riánsares, quien, favorecido por la Corona, y disfrutando de las
explotaciones hulleras de Langreo y Siero,
se dispone a construir un ferrocarril que,
cumpliendo con las mismas funciones que
la Carretera Carbonera, permita transportar masivamente el carbón a Gijón. Las
obras comenzaron en 1847 y el tramo de
Carbayín a Gijón se abrió en 1853.
Fueron necesarios unos cuatro mil obreros, entre los que había numerosas mujeres y niños.
Las dificultades del terreno, y especialmente la obligación de salvar las montañas al norte y al sur del concejo exigieron
la realización de complicadas obras de ingeniería, entre las que destacan los túneles abiertos en Conixho (Anes) y Carbayín.
(48)
El ferrocarril sigue un itinerario diferente
al de la Carretera Carbonera. Asciende
desde el valle de Langreo por el de Candín
hacia Santiago de Areñes, para cruzar
Carbayín y el centro de la parroquia de Valdesoto y dirigirse por Bendición hacia El
Berrón, Noreña y Anes, con la intención de
comunicar las minas de esta parte de Siero con el puerto de Gijón, y aumentar así la
producción de hulla.
48. Mercedes López García (Dir.), La Vía Estrecha en Asturias. Ingeniería y construcción (1844-1972), Gijón, Gran Enciclopedia Asturiana, 1995, pp, 25-92.
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A partir de este momento, a mediados de
siglo, comienza la explotación intensiva de
las minas de Pumarabule, Candín y Mosquitera, y la empresa Nuevas Carboneras
de Pelayo, de capital extranjero, pone en
explotación en Santiago de Areñes las minas de Saús.
Las minas de Lieres habían sido adquiridas
por la Sociedad Minera La Fraternidad en
1843, la única empresa minera de la época
en la que su capital procedía del concejo,
concretamente de la familia de los Cavanilles, con casa en el mismo Lieres. La sociedad mantuvo la explotación de las minas de
la Riega de les Cabres hasta principios del
siglo XX, cuando fueron compradas por la
empresa belga Solvay.
El resto de la actividad industrial se limita a la
relacionada con las actividades agrícolas (los
molinos harineros, presentes en la mayoría de
las parroquias y la fabricación de sidra en Boves, Cuquillos, Granda y Lieres) y ganaderas
(matanza de cerdos en Boves o producción
de queso, manteca y cuajada en La Collá), y
en la Pola siguen teniendo importancia las fábricas de curtidos, que en este momento alcanzan quizá su mayor auge, de la mano de
los Malgor, familia de origen francés que se
instala en Pola de Siero hacia 1825.
La actividad industrial desarrollada por esta
empresa de curtidos debió de ser tal que en
1860 la familia Malgor aparece entre las mayores contribuyentes por industria fabril y
manufacturera de Asturias.
En 1860 Santiago Malgor, patriarca asturiano de la familia ocupa el puesto nº 14 de los
contribuyentes asturianos, con una cuota de
1.285 reales; siete años más tarde la Viuda e
hijos de Malgor aparecen como la mayor
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contribuyente industrial del concejo de Siero, con una cuota de 1.680 reales. (49)
Las nuevas vías de comunicación (la Carretera Carbonera, el Ferrocarril y la carretera
de La Secada a Villaviciosa), y la intensa actividad minera que se desarrolla en su esquina suroccidental, comienzan a transformar lentamente un paisaje tan marcadamente rural como el que se podía adivinar
cien años atrás. El paisaje urbano de la capital inicia también su lenta transformación
con la apertura de nuevas calles ya a finales
de este periodo.
VI. RESTAURACIÓN POLÍTICA Y
RESTAURACIÓN (1880-1931)
El nuevo régimen monárquico no tardó mucho en desarrollar una legislación municipal
acorde con el espíritu de la Constitución de
1876, que trataba de reafirmar el control de
los poderes centrales sobre las administraciones locales.
El ayuntamiento mantendrá las competencias que tenía desde principios de siglo y estará compuesto por concejales elegidos por
sufragio restringido (universal desde 1890);
celebra sesiones regulares y públicas, designa comisiones permanentes para sus diversas áreas de gestión y elige al alcalde.
La alternancia en el gobierno municipal de
conservadores y republicanos, aquellos capitaneados por el Marqués de Canillejas y
estos por el prestigioso republicano Celleruelo reproducía, a pequeña escala, el sistema de poder que se había instalado con el
nuevo régimen político. Pero ni unos ni otros
fueron capaces de mejorar el lamentable estado en el que se encontraban las finanzas
municipales y, a la par, el concejo:
49. Francisco Erice Sebares, Propietarios, comerciantes e industriales. Burguesía y desarrollo capitalista en la Asturias del siglo XIX (1830-1885), Oviedo, Servicio de Publicaciones de la Universidad de Oviedo, 1995. Tomo II, Apéndice 2: “Relación de mayores contribullentes de Asturias por subsidio industrial y de comercio, 1860-1872”.
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Siero yace ha muchos años en una absoluta
postración y marasmo: paralizadas las obras
públicas y escasísima la última cosecha de
frutos, los representantes del concejo, con ligeras honrosas excepciones, parece se
muestran sordos o indiferentes, ante el clamor general de sus administrados, agobiados
de intolerables tributos. (50)
Al margen de la política municipal quedaba la
inmensa mayoría de la población, a pesar de
lo cual, dadas las carencias de la administración local, era requerida para hacer los desembolsos económicos con los que completar
los parcos ingresos del ayuntamiento procedentes del impuesto de Consumos.
Esta situación lleva en el verano de 1887 al
estallido de una protesta tumultuosa en la
Pola, que provoca un muerto y varios heridos. La crisis municipal se mantendrá unos
veinte años más. Todavía en 1902 se pedía
desde Santa Eulalia de Vigil el reparo de los
caminos del concejo porque...
Los baches de todos los caminos, particularmente en los puntos de más tránsito, menudean tanto y tienen tales dimensiones,
que no sabemos cómo no hay cada día miles de desgracias.
El pueblo de Vigil y otros no tienen más tránsito, para ir a la Pola, que el que facilita un
puente de madera tirado sobre el río Nora,
en un sitio llamado El Trabanco, puente de
considerable elevación.
Para llegar a tomarlo hay que bajar, por la
parte que menos, un kilómetro de camino
malísimo, tan malo, que puede llamarse dichoso el que sale de él y del puente sin dejar la caballería en el río o sin romperse muchas veces la cabeza. (51)
50. El Carbayón, Oviedo, Viernes 30 de mayo de 1884, p. 2.
51. El Correo de Asturias, Oviedo, Viernes 7 de noviembre de 1902, pp. 1-2.
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Los cambios en la composición política municipal tienen lugar a partir de 1913. En las elecciones municipales de ese año accede a una
concejalía por primera vez un socialista, José
Areces. Los reformistas, organizados como
partido desde 1912, fracasan en las elecciones municipales de 1913 a pesar de contar en
el concejo con el apoyo de la importante base social del republicanismo posibilista de
Celleruelo. En las de 1915 consiguen dos
concejales, alcanzando la mayoría en las
elecciones de 1917 tras la huelga revolucionaria de ese mismo año, manteniéndose en el
gobierno municipal hasta el golpe de estado
de Primo de Rivera. Durante la República, tras
el paréntesis de la dictadura primorriverista,
serán los socialistas los que gobiernen el municipio hasta 1937.
En 1882 inicia sus actividades en Lugones
la fábrica de pólvora de la Sociedad Santa
Bárbara, constituida dos años antes por un
grupo de importantes capitalistas ajenos al
concejo. Se elige Lugones dadas las excelentes comunicaciones del lugar, cruce de
los caminos que conducen de Oviedo a
Avilés y Gijón.
La apertura de la línea del Ferrocarril de León a Gijón en 1884 (que cruza Lugones) y de
la línea de los Ferrocarriles Económicos de
Oviedo a Infiesto en noviembre de 1891 precede al desarrollo industrial que va a tener
lugar en algunas zonas del concejo entre
1895 y 1901. En 1896 abre sus puertas la fábrica de metales de Lugones, de la Sociedad Asturiana Santa Bárbara. Dos años más
tarde el Marqués de San Feliz pone en funcionamiento en Lieres una fábrica de quesos de la empresa Las Primeras de Asturias.
Entre 1900 y 1901 entran en funcionamiento la Azucarera de Lieres, la fábrica de cer-
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veza de El Águila Negra, en Colloto y el Lagar del Nora en La Carrera; la Sociedad
Electricista de Siero y Noreña comienza a
servir electricidad en el concejo y están en
marcha las obras de un nuevo ferrocarril
que unirá San Martín del Rey Aurelio con
Gijón a través de Lieres, y que, finalmente,
nunca llegará a funcionar.
Las explotaciones mineras aumentan progresivamente su producción al tiempo que
crece el número de trabajadores y se aplican nuevos medios técnicos:
Las minas de carbón más importantes del
concejo habían pasado a manos de las empresas siderometalúrgicas asturianas Unión
Pola de Siero, Archivo familia de Pevida Antúnez.
El lavadero mecánico de La Mosquitera fue el
primero que se montó en Asturias por los sis-
temas modernos. La maquinaria es toda de la
casa Humboldt, de Kalk, cerca de Colonia;
pero la caldera y accesorios son de Cifuentes,
Stoldz y Compañía, de Gijón. Lava 250 toneladas diarias de productos en condiciones especiales para su exportación a Bilbao y otros
puertos. El lavadero de La Mosquitera, que
funciona muy bien, ha servido de base para
las modificaciones que se han introducido en
los demás de la Unión Hullera para amoldarlos a las condiciones peculiares de los combustibles de cada grupo. (52)
Fig. 4. Grupo de polesos a fines del siglo XIX.
52. El Correo de Asturias, Oviedo, Jueves 5 de septiembre de 1895, p. 2.
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Hullera y Metalúrgica de Asturias y Fábrica
de Mieres a lo largo del último cuarto del siglo XIX. Su carbón era destinado a las necesidades de estas empresas. Junto a ellas
otras sociedades mineras, de menores dimensiones, explotan minas en la zona de
Carbayín, Lieres y San Martín: los Hermanos
Felgueroso las de Saús, por arriendo de la
Compañía de Carbones Asturianos; Suárez,
Casariego y Compañía la Mina del Peñón;
La Fraternidad las de Lieres, hasta que en
1903 las adquiere la compañía belga de industrias químicas Solvay y Cía; y la Sociedad Comandataria Vigil Escalera y Compañía, con domicilio social en Pola de Siero, la
mina de La Encarnada.
Comenzado el siglo XX la instalación de
nuevas industrias y la intensificación de las
explotaciones mineras hace perder a algunos núcleos de población su carácter rural o
tradicional. Tal será el caso de Lieres; El Berrón, que se convierte en un importante nudo ferroviario y duplica su población; Lugones, que la triplica gracias al desarrollo de
las nuevas empresas, y finalmente Carbayín
y Santiago de Areñes.
La Pola se transforma también lentamente:
a partir de los años ochenta se construye
alguno de los edificios más representativos
de la villa: el Hospital de Ancianos, el nuevo Ayuntamiento o la casa de Vigil Escalera, más tardía, son importantes novedades
en una capital municipal que todavía no
disponía de agua corriente y en la que, en
1893, la difteria y el tifus hacían estragos.
El río que atravesaba la Pola era un inmenso depósito de basuras procedentes del
matadero, de las dos tenerías que se encontraba dentro del casco urbano y del caserío. Además, el cementerio, todavía se
encontraba en el centro del pueblo y habría
53. El Correo de Asturias, Oviedo, Martes 24 de octubre de 1893, p.1.
54. El Correo de Asturias, Oviedo, Miércoles 4 de mayo de 1892, p. 1.
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que esperar siete años a que se trasladase
fuera de la villa. (53)
El campo sigue también la estela de los
cambios que tienen lugar en el concejo. La
implantación de la Azucarera de Lieres, la
industrialización y el aumento de la producción de sidra, la cada vez mayor importancia de los mercados y ferias de ganado de la
capital municipal o el nacimiento de las primeras asociaciones de ganaderos en torno
a 1900 muestran cómo cada vez un mayor
número de campesinos de Siero se incorporan a la economía de mercado.
La situación de esta importante cabeza de
partido judicial, según una crónica de 1892,
contribuye a la gran exportación que desde
ella se hace para las referidas provincias, y
a que sea el principal centro de contratación
de ganado vacuno de la parte oriental de la
provincia. La abundante y buena calidad de
sus pastos hace que la cría de esta clase de
ganado se verifique en buenas condiciones
de alimentación, y que las reses alcancen
un volumen y alzada extraordinarios. Los
precios se han sostenido firmes a causa de
la gran demanda para fuera de la provincia.
Los compradores de carne de Bilbao y Santander han hecho su acopio en ganado de
trabajo, y los de Castilla y Aragón, en ganado de carne. (54)
En los comienzos de la Restauración, la sociedad del concejo todavía presentaba los
rasgos tradicionales que la habían caracterizado durante todo el siglo XIX. Buena muestra de ello es la procesión cívica que precedió a la inauguración de las obras del Hospital para Ancianos Desamparados, pagado
por el indiano natural de la Pola Florencio
Rodríguez. En 1883 la sociedad de Siero se
representa a sí misma de este modo:
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Rompía la marcha un grupo de pobres al frente del cual iba un estandarte blanco en cuyo
fondo brillaba con letras de oro esta inscripción: “Los pobres a D. Florencio Rodríguez”.
Llevaba el estandarte un pobre conocido vulgarmente en el concejo por “Pin el Llebratu”.
Formaban luego en algunas filas muchos artesanos, uno de los cuales, D. Rafael Lagar, como el más anciano del gremio, era portador de
un estandarte en el que figuraba la leyenda: “El
gremio de zapatería”. En pos de estos figuraban los fabricantes de sidra con un estandarte morado en el que se leía “Los fabricantes de
sidra” y del que era portador don José Antonio Rodríguez. Formaban el siguiente grupo
los comerciantes (...). El estandarte azul y
blanco de los labradores fue llevado casi al
principio por el labrador D. [...] quien después
lo cedió al propietario e inteligente agricultor D.
Luis Vigil y Bernaldo de Quirós anciano respetable y jefe de una muy distinguida familia del
concejo. Seguía después la banda de música
de la Pola con su bandera a la cabeza. Después figuraba en la comitiva un grupo compuesto por los señores Marqués de Santa
Cruz, diputado D. José Antonio Eguívar, el notario provincial D. José María Escalera, el médico señor Asúnsolo, el farmacéutico señor
Cabeza y el representante de El Carbayón; detrás el Ayuntamiento presidiendo el acto la comisión nombrada por el señor Rodríguez para
la inversión de su generoso donativo (...).
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ta años a los inicios de la explotación industrializada de las minas de carbón del concejo, a pesar de lo cual, la participación de los
mineros de la zona de Carbayín en las huelgas promovidas desde la cuenca del Nalón
ya está documentada en 1887. (56) La organización de los trabajadores de Carbayín, Lugones y Lieres, y su encuadramiento dentro
del sindicato socialista de la Unión General
de Trabajadores tiene lugar en 1900. Entre
ese año y 1903 se desarrolla una intensa actividad política y sindical que es seguida de
un periodo de profunda crisis entre 1903 y
1913. En esta fecha los socialistas consiguen
un concejal en el ayuntamiento y comienzan
a celebrar el Primero de Mayo en Pola de Siero. En la fiesta de 1915 participan las secciones del SOMA de Carbayín y Lieres, las secciones de la Asociación Agrícola de Valdesoto y la Pola, las Juventudes Socialistas de
Arenas y Colloto y las Agrupaciones Socialistas de Lieres y Carbayín. (57)
Formada así la comitiva, partió desde Las
Campas por las calles del Convento, Soledad y Zalamaque. En frente de la iglesia se
unió a la procesión la cruz parroquial y el párroco y dos señores sacerdotes, ocupando
el lugar de preferencia con cruz alzada. (55)
Al mismo tiempo que esto sucede, va perdiendo fuerza el control ideológico que la
iglesia ejercía en la mayoría de la población. Las misiones evangelizadoras, que
tan fervientemente seguían miles de fieles
en la Pola a finales de siglo, son trasladadas a las parroquias de la zona rural del
concejo donde el humilde aldeano es pobre, más honrado, cristiano y hasta piadoso, y en la prensa obrera son frecuentes
desde 1900 las alusiones a las tensiones
habidas entre los sacerdotes y los obreros
de las parroquias más industrializadas. En
1901 el clima anticlerical se transforma en
violencia, y son quemadas varias iglesias
de Noreña y Siero.
La aparición de un movimiento obrero organizado en Siero es posterior en casi cincuen-
A partir de esta fecha, y hasta finales de los
años treinta, el número de afiliados y de
55. El Carbayón, Oviedo, Miércoles 1 de agosto de 1883, p. 1.
56. Suponemos en el grupo de artesanos de la Pola una cierta actividad obrera y política, especialmente entre los zapateros, pero por el momento no nos ha sido posible
documentarlo.
57. El Noroeste, Gijón, Miércoles 5 de mayo de 1915, p. 3.
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asociaciones de carácter izquierdista irá en
aumento, extendiéndose también a la zona
rural, donde competirían con un arraigado
sindicalismo católico. Los anarquistas conseguirán una mayor presencia a partir de
1917, tras la huelga revolucionaria de ese
año, y los comunistas conseguirán algunos
apoyos en Carbayín.
La vitalidad de las actividades comerciales,
especialmente en la capital del concejo, y los
talleres artesanales y pequeñas industrias
que crecen en torno a la intensa vida mercantil de la Pola han permitido a lo largo de
todo el siglo XIX el desarrollo de una clase
media sin cuya presencia es imposible comprender la historia de la Pola. Comerciantes,
artesanos e industriales conviven con un grupo importante de funcionarios y profesionales liberales y una burguesía minoritaria, formada dentro de las familias de la nobleza hidalga (los Vigil Escalera, García Bernardo,
Celleruelo, Vigil Cavanilles, Bros, etc.), que
participa en la administración local y en las
empresas y negocios del comercio, la banca,
las minas y los ferrocarriles del concejo.
Entre ellos destaca Gregorio Vigil Escalera,
miembro de una familia de comerciantes
de la Pola que, entre 1880 y 1925, fecha de
su fallecimiento, consigue hacer de su negocio familiar una de las empresas más importantes de Siero, con negocios de venta
al por menor de toda clase de productos,
banca y minería. (58)
A ellos hay que sumar el grupo de los indianos; una minoría de entre los emigrantes a Cuba y Argentina que había regresado enriquecida a su tierra. Entre ellos destaca Florencio Rodríguez, que, como hemos dicho, construye el edificio de carác-
121
ter asistencial más importante de la época
en Asturias. Otros pagarán las nuevas escuelas de sus parroquias (como Cesáreo
Vigil la de Muñó) o invertirán en nuevas industrias, como en el caso de Perfecto García en La Carrera.
La sociedad local desarrolla en este periodo una gran capacidad para la organización de asociaciones de todo tipo, destacando especialmente el importante número de agrupaciones de carácter sindical,
las asociaciones católicas y las culturales
y deportivas: Las Juventudes Socialistas
de Lieres, la Juventud Católica de Pola de
Siero, la Sociedad de Obreros Zapateros
“La Unión” de Pola de Siero, el Casino
Obrero de Lugones, el Sindicato Católico
de Santa María de la O de Limanes, la
Asociación Católica de la Mujer de Pola de
Siero, la Junta de Vecinos de Santiago de
Arenas, el Ateneo Popular de Siero, El
Club Siero, Siero Musical, etc.
Un proceso generalizado de desarrollo y
modernización parece tener lugar en el
concejo a partir de 1917, manteniéndose,
con altibajos hasta los años treinta. (59) A los
cambios políticos ya mencionados hay
que añadir el aumento de la producción
minera favorecido por la Gran Guerra, que
obliga a la tecnificación de las minas, su
electrificación, la profundización de pozos,
el aumento de trabajadores y el desarrollo
por parte de las empresas de medidas de
carácter social (tiendas, escuelas, construcción de casas, etc).
Desde 1916 la reparación de las carreteras
y la construcción de nuevas vías de comunicación se produce de manera constante.
Se dedica especial atención a la mejora de
58. José Ramón García López, Los comerciantes banqueros en el sistema bancario español. Estudios de casas de banca asturianas en el siglo XIX, Oviedo, Universidad
de Oviedo, pp. 203-220.
59. El proceso de modernización que tiene lugar en la parroquia de Santiago de Areñes está magistralmente descrito en la obra de Julio Díaz, Electra de Carbayín. Historia de un aniversario (1923-1998), Santiago de Arenas, 1998), Santiago de Arenas, 1998, pp. 19-43.
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las comunicaciones de las parroquias de
la mitad meridional del concejo.
Se construyen numerosas fuentes y lavaderos. La iniciativa de las empresas eléctricas de Carbayín y Siero consigue que la
mayoría de los núcleos de población dispongan al arrancar los años treinta de luz,
y la administración local hace un importante esfuerzo por alcantarillar y servir agua
corriente en los núcleos más importantes,
beneficiándose especialmente de ello la
Pola. Aumenta el número de usuarios de
teléfono en Pola de Siero, La Carrera y el
Berrón. Se levantan nuevas escuelas en la
Pola, Granda, Viella y otras parroquias.
Por iniciativa de distintas asociaciones culturales, La Collá, Tiñana, Lieres, El Berrón,
Valdesoto, Areñes y Pola de Siero dispondrán en estos años de pequeñas bibliotecas
de carácter popular. Entre todas ellas destaca la Biblioteca Urania, de Saús (Santiago
de Areñes), una de las más importantes del
centro de Asturias y la mejor dotada del
concejo hasta los años setenta. (60)
Entre 1929 y 1930 se construye en la Pola,
entre fuertes polémicas, y por iniciativa del
alcalde José Parrondo, el nuevo mercado
Colección Fotográfica de la Biblioteca Pública de Carballín.
Se inauguran nuevos negocios en la mayoría de las parroquias. En la capital municipal, por ejemplo, entre otras muchas, se
abren los primeros locales estables para
espectáculos (los teatros Cervantes y
Amalia), la sucursal del Banco Herrero, e
inician sus actividades, por primera vez en
la historia del concejo, dos imprentas: La
Astur y Gráficas de Siero.
Fig. 5. Carboneras en el Pozu Pumarabule, hacia 1928.
60. Sobre la Biblioteca Urania véase el estudio de Julio Díaz Díaz, “Las Bibliotecas populares de Carbayín (1922-1936)”, en Actas del II Congreso de Bibliografía Asturiana,
celebrado en Oviedo, del 21 al 24 de abril de 1999, Tomo 3, Oviedo, Servicio de Publicaciones del Principado de Asturias, 1999, pp. 911-927.
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de abastos. Edificio vanguardista, la obra
de Sánchez del Río es el símbolo de uno
de los periodos más activos y brillantes de
la historia de Siero.
VII. LA REPÚBLICA, LA REVOLUCIÓN
DE 1934 Y LA GUERRA CIVIL (1931-1937)
Mediado 1931, la victoria en las urnas de
los socialistas lleva por primera vez en la
historia del concejo a la izquierda al gobierno municipal.
Será alcalde Inocencio Burgos Riestra, destacado socialista asturiano, presidente de la
Agrupación socialista de Siero y representante en el municipio del SOMA.
El Ayuntamiento continúa con la labor de mejoras de todo tipo emprendidas por las anteriores corporaciones, entre las que destacaba
la regida por el alcalde José Parrondo. En Lugones se proyecta la traída de aguas desde El
Naranco; hasta ese momento, la población se
abastecía de agua en el pozo de la Sociedad
Industrial Asturiana. Lo mismo ocurre en Carbayín y Rosellón. Se levantan nuevas escuelas en Celles y Tiñana, se reforman otras y se
inaugura en Pola de Siero la Escuela de Artes
y Oficios, financiada por la Juventud Asturiana de Siero y Noreña de Buenos Aires.
123
en 1926, dispone en 1935 de una Biblioteca
Circulante dotada con 900 volúmenes; organiza ciclos de conferencias y clases nocturnas para los obreros y proyecta la creación
de un cuadro artístico. En Limanes, Tiñana,
Molledo (Arenas), Carbayín, Xixún (La Carrera), Lugones, Granda, Lieres o La Pola se
constituyen nuevas asociaciones culturales,
recreativas y deportivas: La Alegría de Vallín,
El Progreso de Tiñana, La Sociedad Cultural
de Molledo, el Centro Cultural de Gijón, La
Sociedad de Festejos de La Salud, de Lieres
o la Sociedad Colombófila de Siero, el club
de fútbol Pelayo, de Carbayín.
Al mismo tiempo que aumenta la vida cultural en todas las parroquias del concejo, crece de una forma considerable la actividad
política de izquierdas y derechas.
En los años de la República los anarquistas se
consolidan en lugares como Lieres, Valdesoto
o Carbayín y los socialistas consiguen organizar nuevas agrupaciones políticas y sindicales
en Anes, El Berrón, Feleches, Viella, San Juan
del Coto y la Pola. La derecha política se apoya en las numerosas sociedades y sindicatos
católicos rurales y organiza sus primeras
agrupaciones políticas locales en 1933 en Pola de Siero: El Comité Municipal de la Agrupación Asturiana de Acción Popular y la Agrupación Femenina del mismo.
Ildefonso Sánchez del Río, tras la construcción del mercado de abastos y el depósito
de aguas de la villa, traza un ambicioso Proyecto de ensanche para la capital municipal,
que tendrá un lento desarrollo dado el escaso crecimiento urbanístico de la Pola hasta
los años sesenta. (61)
En las elecciones de 1933 la derecha consigue en el concejo cerca del 60% de los votos. Esta victoria y la radicalización de un
movimiento obrero cada vez mejor organizado son el fundamento de la Revolución de
octubre de 1934. (62)
La actividad cultural es también muy importante. El Ateneo Popular de Siero, fundado
Las agrupaciones socialistas y anarquistas
del concejo participan de forma muy activa
61. Francisco Quirós Linares, “El proyecto de ensanche de la Pola de Siero de 1932”, Ästura. Nuevos cartafueyos d´Asturies, nº 3, Oviedo, 1985, pp 95-96.
62. Resulta de imprescindible consulta el trabajo de Marco A. Antuña, “La Revolución de Octubre de 1934 en Siero”, Estudios de Historia Social, nº 31, Madrid, 1984, pp.
139-143.
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en los preparativos de la Revolución de Octubre. Un mes antes, el alcalde Inocencio
Burgos es capturado junto a un grupo de las
Juventudes Socialistas de Carbayín en la
playa del Aguilar durante el desembarco de
armas del Turquesa y permanecerá encarcelado hasta finales de 1935.
Comenzado el movimiento insurreccional en
la madrugada del día cinco, los obreros sitian
los cuarteles de la Guardia Civil de Lieres, Lugones, Pola de Siero y Carbayín y combaten
en Valdesoto con un grupo de guardias de
asalto. En estas escaramuzas mueren dos
obreros, otros dos son heridos y también son
heridos dos guardias civiles.
Dos días más tarde, todo el concejo se encuentra en manos de los revolucionarios. Se
organizan comités en Valdesoto, Lieres,
Carbayín y Pola de Siero que se responsabilizarán del abastecimiento de alimentos a
la población, la requisa de armas, explosivos y comida, y la formación de guardias armadas. Son abolidas la moneda y la propiedad y declaradas bienes comunes las riquezas sociales.
Once días durará el experimento revolucionario, durante los que se tienen lugar fuertes
combates en el Berrón por el control del que
era un importante nudo de comunicaciones.
El 10 Lugones es tomada por las tropas de
López Ochoa, el 19 la Pola y el 21 Carbayín.
Grupos de incontrolados destruyen por el
fuego las iglesias de El Berrón, la Pola, Valdesoto, Vega de Poja y Hevia, los archivos
notarial, judicial y del registro de la propiedad de Pola de Siero y asaltan la sucursal
que el Banco Herrero tenía en la capital municipal. No hay una sola víctima al margen
de los combates. Por causa de estos actos
son condenados a penas de cárcel de más
de doce años un total de setenta y un veci-
Historia Moderna y Contemporánea del Concejo de Siero
nos, y un menor de edad a dos años de cárcel en un correccional.
Tres días después de la llegada de las tropas
a Carbayín, la Guardia Civil tortura y asesina
a 24 personas de la zona de Sama en las escombreras de la Mina del Rosellón, en Santiago de Areñes. El crimen produjo una enorme conmoción en toda España.
La prolongada e intensa represión a que se
ve sometida la clase obrera del concejo, y
las tensiones políticas entre la derecha y la
izquierda alteran totalmente la vida municipal durante los quince meses que discurren hasta las elecciones de febrero de
1936, en las que el Frente Popular obtiene
la victoria en el concejo, apoyado de forma
masiva por la población de las zonas industriales y mineras.
Cinco meses median entre la victoria del
Frente Popular y el levantamiento militar contra la República en julio de 1936. El veinte de
febrero del 36 el Comité Local del Frente Popular, encabezado por Inocencio Burgos, que
acababa de ser amnistiado, retoma la administración municipal y organiza una comisión
municipal gestora, que gobernará el concejo
hasta 1937. Las tensiones entre sindicalistas
y falangistas, que se habían enfrentado violentamente en Carbayín y La Carrera, conducen a la detención y encarcelamiento de un
grupo de jóvenes falangistas polesos a principios de julio de 1936. Las minas llevan a cabo constantes huelgas y paros y Pumarabule
se mantiene totalmente paralizado durante
meses.
El concejo queda durante la guerra dentro de
la zona republicana. En los primeros momentos, entre los meses de agosto y principios
de septiembre de 1936 son fusiladas unas
cincuenta personas, todos hombres excepto
una mujer. Cuatro son párrocos, dos guardias
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civiles y el resto labradores, funcionarios, industriales o profesionales considerados de
derechas y afectos, según el Comité, a la insurrección militar.
La violencia en estos primeros momentos tiene en Siero un carácter marcadamente político y anticlerical. La violencia política se dirige
sobre personas de derechas de la Pola, Boves, Granda y Hevia. La violencia anticlerical
especialmente sobre las iglesias y capillas
del concejo. Todas fueron destruidas, excepto la de Vega de Poja. (63)
La violencia desaparece con la constitución,
en septiembre de 1936 del Comité Provincial
del Frente Popular. Durante el año siguiente,
hasta la definitiva derrota de la República, el
concejo vive una situación de relativa calma.
La actividad económica no se paraliza, aunque la producción se reduce sustancialmente y los salarios se cobran con dificultad. Los
alimentos escasean. La administración local
consigue, a pesar de las limitaciones del momento, urbanizar en la capital la zona de Les
Campes-Plaza de Argüelles, comunicando
para tráfico rodado la carretera a Gijón con la
carretera general. Para ello expropia y derriba
una parte del palacio barroco que el Marqués
de Santa Cruz tenía en medio de la Pola. (64)
El 22 de octubre de 1937 tropas del ejército,
requetés y falangistas ocupan Pola de Siero.
VIII. EL FRANQUISMO (1937-1975)
La victoria del ejército rebelde se convierte
pronto en una trágica realidad para los defensores y simpatizantes de la República. A
partir de noviembre de 1937, muchos de los
125
que no han conseguido exiliarse, huir a las
montañas o esconderse son perseguidos,
desterrados, encarcelados o vejados. Ese
mismo mes son torturados y fusilados en
San Miguel de la Barreda 18 hombres procedentes de Noreña. (65) En la zona de Valdesoto y Carbayín, donde el movimiento obrero tenía un fuerte arraigo, grupos de falangistas y guardias civiles asesinan a 34 personas, cinco de ellas mujeres. Otros 16 vecinos de la parroquia son fusilados en los
cementerios de Oviedo y Ceares , la mayoría entre 1938 y 1941. (66)
Los huidos al monte se organizan en grupos
de guerrilleros. En Siero actuarán en las montañas del sur del concejo, sostenidos por la
población de la zona. Entre las partidas destaca la del “Comandante Flores”, sindicalista
de la CNT de La Felguera, que se mantendrá
activa hasta finales de los años cuarenta. (67)
El ayuntamiento pierde el carácter democrático que habían tenido durante la República.
El alcalde es nombrado por el Ministro de la
Gobernación y los concejales elegidos de entre los residentes cabeza de familia, los sindicatos verticales y las personas identificadas
con el régimen.
El concejo estuvo fuera de la zona de guerra
y no se vio afectado por las destrucciones
de industrias o infraestructuras. La actividad
económica se recuperará lentamente. Por
ejemplo, la Fábrica de Pólvora de Lugones,
una de las grandes empresas radicadas en
el concejo, comienza a tener beneficios a
partir de 1939, triplicando los obtenidos en
1938, y manteniendo esa situación durante
toda la dictadura. (68)
63. Madrid, Archivo Histórico Nacional, Causa General, legajo 1338.
64. Oviedo, Archivo General de la Administración del Principado de Asturias, Principado de Asturias, caja 8192, expediente 7.
65. Nicanor Rozada García, ¿Porqué sangró la montaña?. La guerrilla en los montes de Asturias, Oviedo, 1989, pp. 135-136.
66. Valentín Palacio Fernández, Guerra Cicil y represión franco-falangista en Valdesoto, Gijón, 1995.
67. Eduardo Pons Pradés, Guerrillas españolas 1936-1960, Barcelona, Editorial Planeta, 1977, p. 189.
68. Cf. Carmen Benito del Pozo, “La Fábrica de Pólvora de Lugones y el levantamiento militar de julio de 1936”, Portfolio de las fiestas de Santa Isabel de Lugones, Lugones, 1989, pp. 17-20.
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A pesar de la continuidad y constante crecimiento de la actividad minera e industrial, la
mayor fuente de riqueza a finales de los
años cuarenta era todavía la “rústica y pecuaria”, tres veces superior a la industrial y
el cuádruple mayor que la urbana. (69)
A principios de los años cincuenta sólo
tres minas y dos empresas tenían en sus
plantillas a más de cuatrocientos trabajadores: Mosquitera, Pumarabule y Solvay, y
Santa Bárbara y la Fábrica de Pólvora de
Lugones. La mayoría de las restantes,
unas 150, de pequeño tamaño (empleaban
a pocos operarios), se dedicaba a la fabricación de productos alimenticios (matanza
de ganado y preparación y conservación
de carne, fábricas de productos lácteos,
panaderías, confiterías y lagares de sidra).
Historia Moderna y Contemporánea del Concejo de Siero
La población padece el racionamiento de
alimentos durante catorce años y se estanca su crecimiento. La mayoría vive en la zona rural, y sólo la capital y Lugones tienen
más de dos mil habitantes.
A partir de mediados de los años cincuenta, la reorganización de la actividad industrial conlleva el desarrollo de la zona central de Asturias (el triángulo Oviedo-GijónAvilés). En la mitad occidental de Siero tiene lugar un aumento notorio de la instalación de nuevas industrias de pequeñas dimensiones, fundamentalmente en la zona
de Lugones (en el centro del área metropolitana asturiana), y en el corredor de Colloto a El Berrón, en torno a la N-634, lo
que supone una importante diversificación
de la actividad industrial. El empleo en el
sector secundario crece en esos años el
70%. Al importante número de industrias
alimenticias se suman nuevas empresas
dedicadas a la transformación de la madera (ebanisterías y fábricas de muebles), fábricas de cerámica, vidrio y cemento (entre las que destaca Didier Mersa, en Lugones, con 500 trabajadores), industrias químicas, metálicas y artes gráficas.
Lugones se convierte en esos años en el foco
más dinámico desde el punto de vista demográfico y económico del concejo. Entre 1951
y 1965 su población crece un 250 %, atraída
por la apertura de numerosas empresas, la
mayoría de ellas pequeñas y medianas, que
suman un centenar hacia 1970.
Fig. 6. Ignotus. (Manuel Villar). “El Anarquismo en la Insurrección de Asturias. La CNT y la FAI en octubre de 1934”,
Valencia, Ediciones Tierra y Libertad, 1935. P. 112.
Al mismo tiempo, la actividad minera en el
concejo sufre, como en el resto de Asturias,
una importante crisis. La necesidad del carbón durante los años anteriores, como fuente de energía única e imprescindible en la
economía española cambia a partir de los
69. Memoria acerca del estado y gestión de los servicios municipales, Alcalá de Henares, Archivo General de la Administración, Gobernación, caja 2930, julio de 1949.
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años sesenta cuando comienzan a utilizarse
masivamente en todos los sectores económicos otras fuentes de energía (petróleo y
electricidad). La pérdida de empleos en la
minería, que no fue frenada por la integración de los pozos mineros de la zona de
Carbayín en 1967 en HUNOSA, y el descenso en las actividades primarias, están entre
las causas de la intensa emigración que tiene lugar en Siero entre 1951 y 1965. En estos años se da el saldo migratorio negativo
más importante del siglo.
El concejo sigue teniendo un carácter marcadamente rural, y todavía en 1960 la mayoría de la población vivía en núcleos de
menos de quinientos habitantes. El campo
mantiene a lo largo de este periodo las características que se habían ido desarrollando durante los años veinte y treinta, orientado de manera cada vez más clara hacia la
economía de mercado.
El Ganado vacuno de leche es el predominante. Siero será el séptimo municipio en
importancia en número de cabezas de ganado y uno de los más importantes del centro, tras Gijón y Villaviciosa y el segundo
productor de leche de Asturias.
La importancia histórica de las industrias alimenticias y del mercado de la Pola está directamente relacionada con la actividad
agropecuaria del concejo. Durante el franquismo las empresas dedicadas a la fabricación de productos de consumo forman
uno de los grupos económicos más importantes. Durante los años setenta el sector
seguirá, al mismo tiempo, un proceso de
modernización y crisis, con la industrialización de la producción lechera (La Central
Lechera Asturiana comenzará sus actividades en 1970), la introducción de nuevas em-
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presas de bebidas (Coca Cola en 1960), y la
crisis del grupo de los lagareros de sidra (en
1970 habían desaparecido la mitad de los
ochenta lagares activos en el concejo), que
señala una cierta transformación de los hábitos y los gustos sociales. (70)
También la administración local comienza a
llevar a cabo desde los años cincuenta una
política de obras públicas que conduce a la
mejora sustancial de las condiciones de vida del vecindario.
Especial importancia tendrá la organización
del servicio de agua corriente y alcantarillado para la mayoría de la población, servicio
que, en 1950, sólo disfrutaba el 8% de los
habitantes del concejo, a pesar de los esfuerzos de las administraciones de los años
anteriores a la guerra.
La labor de la actual Corporación, íntegramente falangista, y que actúa orientada e
inspirada por el Consejo Local de Falange,
puede caracterizarse por su decidida intención de mejorar primordialmente las condiciones de vida en los pueblos y aldeas del
Concejo, lo cual demuestra cumplidamente
el hecho de que se hayan destinado a la reparación de caminos rurales y construcción
de fuentes y lavaderos fuera del casco de la
capital del Concejo, las tres cuartas partes
de las consignaciones presupuestarias destinadas a obras municipales, con lo que el
Ayuntamiento contribuye a llevar a la práctica, dentro de la órbita municipal, la doctrina
Joseantoniana de la hermandad entre los
hombres y las tierras de España. (71)
A partir de los años cincuenta mejoran notablemente los servicios públicos de todo
tipo (educativos, sanitarios, culturales y
deportivos), aunque la mayoría de ellos se
70. Ricardo Gómez Muñoz y Fernando Castro Fernández, Lugones y el concejo de Siero, Oviedo, Servicio de Estudios del Banco de Langreo, 1971.
71. Portfolio de las fiestas de Nuestra Señora del Carmen y Carmín, Pola de Siero, 1952.
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establecen en la capital municipal, según
un modelo que centralizaba estas infraestructuras en la cabecera de todos los concejos, sin tener en cuenta que en Siero, a la
dispersión de la población habría que sumarle la importancia, cada vez mayor, de
otros núcleos de población.
Como en el resto de Asturias, la dictadura
sometió a la vida cultural y asociativa a un
férreo control. La falange organizará durante los años cuarenta y cincuenta la escasa actividad cultural en el concejo, por
otro lado de ningún modo comparable a la
desarrollada antes de la guerra. Las bibliotecas públicas del Centro Coordinador de
Bibliotecas se abren mucho más tarde que
en el resto de la zona central de Asturias:
la de la Pola en 1954, la de Carbayín un
año más tarde y la de Lugones en 1972. La
más importante de ellas en número de volúmenes hasta los años setenta será la de
Carbayín, formada con los fondos, convenientemente expurgados, de la Biblioteca
Urania de Saús.
La sociedad cultural más activa de los años
cincuenta y sesenta será Siero Musical, fundada a mediados de los años veinte, de la
mano ahora del músico Ángel Émbil, y que
disfrutará desde 1960 de local social propio,
financiado por el indiano Juan Hevia.
A partir de los años cuarenta, y especialmente desde mediados de los cincuenta,
el régimen permite la constitución de nuevas asociaciones, dedicadas a las manifestaciones culturales consentidas por
aquellos años: la organización de fiestas y
las actividades deportivas, concretamente
las futbolísticas. Nacen así el Club Asturias
de Valdesoto (1941), la Peña Ciclista Lierense (1942), la Sociedad de Festejos de
San Pedro de Granda (1949), o la de Santa Apolonia de Pañeda (1953), el Atlético
Historia Moderna y Contemporánea del Concejo de Siero
de Lugones (1958) o el Club Rayo Santiaguín (1961), entre otras.
La escasa actividad cultural no deja de estar relacionada con las evidentes limitaciones que la mayoría de la población del concejo tuvo durante los primeros veinticinco
años de dictadura para acceder a una mínima educación.
Aunque la enseñanza primaria estuvo bastante bién cubierta, gracias, en buena medida al esfuerzo que durante el primer tercio de siglo se desarrolló en Siero para dotar a todas las parroquias de escuelas, personal y medios suficientes de enseñanza,
el índice de bachilleres en 1960 era la mitad del de la provincia; además, sólo veinte personas realizaban estudios profesionales y otras dieciséis estudios universitarios. Ésta situación irá mejorando a lo largo
de los años sesenta y setenta.
Coincidiendo con el final del régimen, la crisis económica sacude al concejo a principios de los setenta. La fábrica de pólvora de
Lugones es cerrada, y la mina de Solvay,
que no se había integrado en Hunosa, está
también a punto de hacerlo.
Tras la muerte de Franco un nuevo régimen
democrático sustituye a la dictadura. En
1979, las primeras elcciones municipales
democráticas dan la victoria al Partido Socialista con un 42,18% de los votos, mostrando un mapa electoral muy similar al de
las últimas elecciones democráticas celebradas cuarenta y tres años antes. Siero comienza a vivir a partir de ese momento una
nueva etapa, una de las más importantes.
Pero esa ya es otra historia.
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Historia del arte
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Ana María Canseco Oyarbide
I. PREHISTORIA Y ROMANIZACIÓN
El ámbito geográfico en el que se asienta el
Concejo de Siero, el surco pre-litoral asturiano, justifica, como corredor privilegiado,
y en gran parte llano, una ocupación humana sostenida a través de los siglos, por
los grupos que expresaron en sus manifestaciones artísticas lo que eran y lo que sentían, que no en vano toda creación refleja
una cosmovisión.
Llanura que invita a la estabilidad y al tiempo
lugar de paso, hacen pensar en dos constantes que se repetirán a lo largo del tiempo: el
arraigo de lo autóctono, que lo es o llega a
hacerse y se patentiza en lo popular, lo rural;
y lo que llega, de la mano de las corrientes
artísticas de ámbito más extenso.
En la Prehistoria, el recuento de los túmulos
llevado a cabo por José Manuel González y
otros autores (1) nos da los primeros datos de
población ya que no existe poblamiento sin la
correspondiente necrópolis. Datados por referencia a los del Concejo de Sariego, mejor
estudiados, tenemos hacia el 750 A.C. identificados los siguientes:
En el Alto de La Manteguera, Pañeda Vieja,
Parroquia de San Martín de Anes, uno cierto
y otro probable.
En la vertiente derecha del Reguero Del Campón, al Norte de la carretera de Noreña a Pruvia hacia el paraje de Camparnandi, otro.
En las inmediaciones del anterior, hacia el N.
O. en el término de Pachuxolo uno más.
En el Alto la Mayá, cerca de Espinera un
campo de cuatro.
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En el Canto Negro, cercanos al lugar de Silvota de Bobes, tres más.
Propias estas estructuras tumulares de las
sociedades neolíticas del Oeste de Europa
y, relacionadas con un uso funerario, contrastan con la rareza de otras construcciones para los vivos.
En el proceso de sedentarización la agricultura toma una posición predominante con respecto a otros sistemas productivos más arcaicos pero importantes en nuestra zona, como el de la ganadería. La tumba, centro afectivo y de culto a los antepasados es punto de
referencia obligado en los asentamientos
puesto que indica el derecho territorial, aunque sea vago, de una colectividad, y aúna los
esfuerzos para su construcción, que claramente superan las posibilidades de una sola
familia, sirviendo además como mecanismo
de cohesión social.
La tipología edificatoria varía ligeramente: sobre un suelo al que se ha arrancado la vegetación se dispone una estructura de piedra de
grandes bloques que marcan un recinto rectangular: ahí se realizan las inhumaciones. Sobre esa seudocámara se acumulan depósitos
de tierra y gruesas piedras que conforman un
montículo esférico más o menos regular.
El profesor Miguel Angel de Blas que ha datado en la segunda mitad del IV milenio las arquitecturas dolménicas asturianas, establece
aproximadamente en 15 días de tarea ininterrumpida, para un grupo de 10 individuos, el
tiempo necesario para su construcción. (2)
La constatación de que ese esfuerzo llevado
a cabo por un grupo de hombres, no iba a
ser provechoso para sí mismos al cerrar el
1. José Manuel González y Fdz. Vallés. Recuento de los túmulos sepulcrales. Archivum. XXIII, 1973, p. 5 a 42.
2. Para este tema me remito a la Prehistoria reciente de Asturias editado por la Consejería de Educación del Principado de 1983 y también para los túmulos de Silvota y
La Mayá: Miguel Angel de Blas Cortina. Noticiario Arqueológico Hispánico. Madrid 1981. Ministerio de Cultura. p. 11 a 42.
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espacio una vez terminado, abre una serie
de incógnitas:
¿Se trataría, -y la proximidad de algunos yacimientos a otros lo confirma- de la consagración para el culto de un espacio amplio?
¿Culto solamente a los antepasados?
En el caso de los túmulos de Silvota los interrogantes se hacen más enigmáticos. El llamado por de Blas, túmulo I con un diámetro
de 35 metros y una altura de más de 5, puede llevar a relacionarlos con una utilización
distinta. A eso se añade que la acidez de los
suelos de nuestra región no nos ha dejado en
estas estructuras restos humanos, y por ello
puede llegar a suponerse que la elección del
móntículo en un enclave determinado está en
relación con otros usos más en la línea de
templos o centros solares. Ese carácter religioso-mistérico justificaría mejor la gratuidad
de semejante empeño constructivo para colectivos no muy numerosos.
La cultura castreña con sus recintos fortificados define la Asturias protohistórica hasta su incorporación definitiva a la romanidad
con el cambio de Era. Con la dificultad de
establecer niveles de ocupación fehacientemente datados, al haberse excavado en fecha demasiado temprana o de modo deficiente, tendríamos en el Concejo según catalogación (3) de José Manuel González los
siguientes castros:
El Castiellu, en el límite con el Concejo de
Oviedo al, Sureste de La Fontona, en la Parroquia de Tiñana. El Cuitu, en Castiellu, Parroquia de Valdesoto, en la linde con Santolaya y Carbayín. El Picu Castiellu en la Braña, Parroquia de Marcenado. La Torre, en
Lugones. El Picu Castiellu, en la Collá de
Atrás, al Noroeste de Camparnandi.
Historia del arte
El autor citado los adscribe al periodo del
Hierro, sin precisar más. Evidentemente la
falta de excavaciones recientes y la dificultad añadida de estar en una zona que ha experimentado -caso de Lugones-, grandes
cambios por concentración de ocupación
del suelo, hace que no se pueda precisar
cuáles de estos castros disponen de una
secuencia de hábitat que llegara a la época
romana o que tuvieran, como los castros del
occidente asturiano, fases posteriores de
coexistencia de las dos culturas.
El más relevante de la serie, el de la Collá,
excavado en una primera campaña a fines
del siglo XIX, podría tratarse del único poblado en Asturias del Bronce final. Estudiados los materiales conservados de la primera excavación por Matilde Escortell y J. Luis
Maya, (4) se encuentran en el Museo Arqueológico Provincial varios objetos preferentemente de metal: fragmentos de caldero de
cobre con remaches; tres puntas de lanza;
tres pasadores de bronce en T con un vástago de sección circular rematado en los extremos por sendos botones; aretes asimismo de bronce; alambres enrollados en espiral y otros objetos de adorno; una fusaiola y
fragmentos de otra en cerámica y por último
un colgante agmidaloide en una variedad de
ágata que por su colorido, que combina el
verde intenso con dos tonalidades de rojo,
es de gran valor estético (Fig. 1).
El espacio geográfico comprendido entre
Lucus Asturum, en la actual Llanera y la ría
de Villaviciosa y su fachada marítima debió
ser intensamente romanizado. Hay una desproporción evidente entre este supuesto y
los escasos restos hallados, tal vez por una
asiduidad en la utilización histórica del mismo emplazamiento, o por falta de un estudio sistemático.
3. Jose M. González y Fdez. Vallés. Catalogación de los Castros asturianos. Archivum. T. XVI.
4. Matilde Escortell y José Luis Maya. Materiales del “Pico Castiello”, Siero, en el Museo Arqueológico Provincial. Archivum. T. XXII. 1972.
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Son más bien caminos terreros que se presentan con empedrado de guijarro o como
pistas de tierra apisonada.
La serie comenzaría con el puente de Bergueres, (Fig. 2)pasando por el de la Venta de Soto, San Xuan del Obispo, Colloto y Lugones.
Fig. 1. Colgante de ágata (Museo Arqueológico), hallado
en el Castro de la Collada.
Lo que corrobora esa primera afirmación
debe localizarse en la abundante toponimia
de origen romano-aunque la continuidad en
los primeros siglos altomedievales de ese
idioma pueda dar lugar a confusiones- que
ha estudiado la profesora Carmen Fdz.
Ochoa (5). Según ella los más antiguos topónimos se constituyen con el nombre de un
posesor más un sufijo, primeramente en
anus, después en ense, nombre de posesor
en ablativo singular o plural. Del primer caso
serían ejemplos Tiñana y Fozana, del segundo Varé y Lleceñes.
La existencia en el Concejo de varios puentes
medievales pero que aprovecharon una base
constructiva romana evidencia algo que la
misma autora afirma (6). El sector oriental de
Asturias contaba con una vía de acceso que
desde Astúrica Augusta, León a Riaño y por
los Puertos de Aliva a Sotres, Cangas de
Onis, Villamayor, Ceceda, Nava y Siero iba por
el Nora a Llanera utilizando el Nora como eje;
aunque el conocimiento de las vías romanas
en nuestra zona es bastante problemático
porque no conserva la estructura de las rutas
principales de otras provincias de Hispania.
La cronología del Puente de Colloto resulta
controvertida. Se ha querido en fecha reciente vincular su construcción a época bajoimperial, mientras que Fernández Hevia lo retrasa al periodo de la romanidad tardía. De una
u otra forma su monumentalidad, patente
tras la restauración, hace que sea un ejemplo
muy interesante de ingeniería civil histórica.
Con un perfil ligeramente alomado como el
de Lugones o Bergueres, pero más pronunciado que el de estos, consta de dos arcos
espléndidos que apoyan en un pilar cimentado en el cauce; está perforado por un arco de descarga y de la base surgen tajamares apuntados. De los arcos el de la margen
derecha es apuntado, mientras que el que
estriba en la margen izquierda es de medio
punto. La calzada es de casi dos metros con
restos de empedrado y los pretiles antes de
la restauración estaban casi desaparecidos
en algunas zonas.
La base para la atribución a época bajoimperial vendría dada por la aparición de un
tesorillo de monedas romanas tras uno de
los sillares del arco de descarga (7).
Vestigios constructivos de la época romana se
han localizado en torno a dos núcleos; uno en
el área denominada L´Almadi situada tras la
llamada casa del Bañu en Vega de Poja. Se
trata de un yacimiento aún no excavado que
ha proporcionado tégulas, restos de pavimento de hormigón y muros antiguos supuesta-
5 y 6. Asturias en la época romana. Departamento de Historia y Arqueología. Madrid, 1982, pp.. 39, 40, 53 y 291.
7. V. Rodríguez Otero. El puente romano. Zephyrus. Salamanca 1994. pp 233 y siguientes.
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mente. Pudo ser el enclave de una Villa próxima a la vía que enlazaba el área de Puelles con
la ruta transversal de Picos de Europa a Lucus
Asturum; otro en Paredes en el Monte les Muries, parroquia de San Félix de Lugones. Muries y Paredes son claros topónimos que recuerdan lo que pudo ser el yacimiento. Según
Diego Santos se habían hallado restos de tégulas, cerámica y molinos giratorios. Desgraciadamente el trazado de una de las variantes
de la autopista Oviedo-Gijón-Avilés en el acceso a Oviedo, ha destruido la posibilidad de
profundizar su estudio.
Del siglo II se hallaron en las inmediaciones de
la Pola de Siero grandes monedas de bronce,
concretamente de la época de Trajano y los
Antoninos, el hallazgo se produjo en 1858 y lo
cita C.Fdz.Ochoa pero ignoro en donde pueden estar recogidas y catalogadas.
También se sitúa como tránsito hacia el primer medievo la existencia de un jarro litúrgico hispanovisigodo, hoy desaparecido, encontrado, según parece en las cercanías de
la Pola, y que llevaría la inscripción, según el
profesor Santos; ANTONIE VITAIS, podría
corroborar su hipótesis de que las invasiones del siglo V debieron provocar una huida
de hispanorromanos a la zona trasmontana
desde la augustana y a ellos se debería la
cristianización de nuestra zona central.
II. LOS SIGLOS MEDIEVALES
Cada vez se va insistiendo más en ámbitos
académicos en el continuum de la Historia
del Arte. Es difícil aceptar que una tradicción constructiva como la romana, que debido al poblamiento en nuestra zona, debió
ser importante, se disuelva como por arte
de encantamiento para dejar paso a la maravillosa síntesis que constituye el prerromá-
Fig. 2. Puente de Bergueres. Pola de Siero. Puente medieval que probablemente aprovelló una base constructiva romana.
nico asturiano, ese estilo que ha dejado su
huella en las sencillas Iglesias rurales que se
multiplican en nuestra geografía.
Con todas las reservas que se puedan hacer a la documentación emanada del Obispo Don Pelayo puesta de relieve en su estudio del Libro de los Testamentos de la
Catedral de Oviedo por el profesor Javier
Fernández Conde, no hay duda de que muchos documentos altomedievales se refieren a la llanera de Siero. La existencia de
monasterios familiares, un modo de preservación del patrimonio familiar más o
menos encubierto y de las redes parroquiales que se va creando, nos lleva al origen de una serie de templos erigidos en
esta época y que no siempre han llegado
como románicos hasta hoy.
En la catalogación que hace Mª Soledad Alvarez (8) aparecen en el Concejo de Siero:
8. Soledad Alvarez Fernández. Arte románico en Asturias en Hª de Arte Tomo I. Ayalga 1986.
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San Martín de Argüelles.
San Esteban de Aramil.
Nuestra Señora de Granda.
Sta. María de la Visitación de Tiñana.
San Martín de Vega de Poja.
No se incluyen, según creo, ni en ninguna
otra relación más sucinta aún, la pequeña y
desconocida Iglesia de Huergo en la Parroquia de San Martín de Anes, tampoco hay
referencias a San Pedro de Granda y Santa
María de la 0 de Limanes aunque sí se cita
como románica la de San Martín de La Carrera destruida en 1936.
Es románica la escultura de Nuestra Señora
de la Cabeza venerada en Meres en San
Juan del Obispo que pasa a ser su Capilla
en 1892. Sus plegados sobre todo en la zona de las rodillas hablan de una evolución al
gótico así como la deliciosa expresión de
placidez sonriente de su rostro. Sentada como reina y trono de la divinidad, porta en el
regazo, apoyado en la pierna izquierda, al
Jesús Niño que le ofrece un fruto.
Ella le ofrece con la mano derecha una poma alusión a la Eva pecadora redimida en
Ella como nueva Eva Se salvó del incendio
de 1936 gracias a la intervención de “Carmen la de Paulino” a la que habrá que agradecer siempre su valor.
De valor devocional y arqueológico más
que puramente estético, el relieve en piedra de los Santos Fabián y Sebastián que
se encuentra a la derecha del presbiterio
de la Cripta Parroquial, es muy interesante. Se le ha atribuido origen visigótico y a
ello puede contribuir la tosquedad de su
factura, creo es más tardío, vinculado a la
tradición románica.
Mide 55/63 cms. y representa a dos figuras masculinas, una que porta una lanza o
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espada, y otra apoyada en un poste y
asaeteada, ambas en pie y con una proporción poco clásica 5 cabezas. Vinculados al Hospital de la Pola aparecen los
Santos Fabián y Sebastián, que son los representados. En la iconografía de San Fabián, elegido Papa en 236, aparecen la espada o un peine de hierro, en razón la primera de su decapitación final; y la segunda como instrumento de su martirio. Era
patrono de los alfareros. San Sebastián,
galo de origen, era centurión de la 1ª Cohorte en tiempos de Diocleciano. Fué atado a un poste en el Campo de Marte, en
Roma, y sirvió de diana a los arqueros que
lo asaetearon hasta parecer un erizo, como dice su leyenda. Pero al contrario de lo
que ésta nos relata, no murió por ello, sino
que sobrevivió gracias a Sta. Irene, que le
salvó la vida al curarle. Después fué de
nuevo apresado y apaleado, y arrojado su
cuerpo a la Cloaca Máxima. Los artistas
han silenciado esto último, más denigrante, y han preferido utilizar el tema del efebo herido, más decorativo.Fueron mártires
muy venerados en Roma en los primeros
siglos del cristianismo, cuya devoción quizá se propague a través de la impronta
cluniacense y por tanto romanista, del Camino de Santiago.
Según Ciriaco Miguel Vigil en 1870 estaba
este relieve en el machón que formaba el
ángulo del pórtico, dando cara al interior de
la Capilla del Hospital de los Santos Mártires
que ocupaba el solar de Casa Escalera en la
calle Zalamaque, hoy Celleruelo.
En el Museo Diocesano de la Catedral se
ha recogido una efigie de San Lázaro, claramente gótica temprana, que procede de
la Malatería de su patronazgo en Marcenado. La cabeza está bien trabajada y es expresiva. Un tanto toscos los ropajes y la
zona de los pies.
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III. ARQUITECTURA
Razones cronológicas aconsejan tratar en
primer lugar la Iglesia de San Martín de Argüelles. Conserva el emplazamiento primitivo, en un altozano dominando su entorno,
de lo que debió ser una iglesia prerrománica
asturiana. Vigil habla de una inscripción en
la ventana del desván en la que, según su
lectura, un presbítero llamado Domingo, la
restaura en el año 951. (9)
Si hay restauración es que existió una consagración previa. El mismo Ciriaco Miguel
Vigil hace la lectura de una inscripción al pie
de la columna derecha de la puerta Sur, que
Historia del arte
es más bien dudosa, aunque aceptada por
Canella que atribuiría la fundación a la era
621 (año de 583). No hay ningún resto apreciable de esta cronología. Sí existen dos celosías de factura indudablemente prerrománica en los muros que cierran crucero y nave hacia el Sur. (Fig. 3) (10)
La iglesia actual, de planta de cruz latina,
con sacristía y otras dependencias añadidas
pórtico en el lado sur y fachada Oeste historicista, es el fruto de sucesivas remodelaciones. El hecho de que conserve importantes
restos de su pasado románico aconsejan su
inclusión en la nómina románica del territorio que estudiamos.
Los elementos románicos se concentran en el
lado Sur de la nave y en el arco de triunfo que
separa ésta del crucero. La portada se remata con guardapolvos y dos arquivoltas muy
sencillas. Sólo en el interior se resaltan las dovelas, en un almohadillado, que apean en dos
pares de columnas de fuste liso, salvo una de
la izquierda con decoración en zigzag.
Fig. 3. Celosía Prerrománica (San Martín de Argüelles)
9. Ciriaco Miguel Vigil. “Asturias monumental, epigráfica y diplomática”. Pág. 538.
10. Fermín Canella. Asturias. Gijón 1895. XIII Kalendas maias fondata est. Era DCXXI.
Bajo una línea de imposta sin decoración
los capiteles reproducen motivos vegetales
de simples hojas de acanto, flores de lis
etc., con un tratamiento similar a la decoración de capiteles de San Pedro de Villanueva. En el lado izquierdo aparece lo que podría ser una representación de la última cena con figuras humanas en torno a una mesa. En la jamba derecha opuesta a la decorada en zigzag dos columnas lisas rematan
en capiteles de motivos vegetales, pero los
fustes exteriores se cortan para dar paso a
dos relieves, en placas de piedra de corte
irregular: la superior representa a una figura
masculina con insignias episcopales, báculo y mitra, siendo sus vestiduras sugeridas
por formas dentadas en incisión.
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Se trata del Santo titular San Martín de
Tours cuyo culto se extendió a lo largo del
camino de Santiago, siendo notable que en
Siero 4 parroquias: La de Vega de Poja, La
Carrera, Anes y ésta, le están dedicadas
aunque sea la más antigua de la serie.
La placa inferior representa una escena medieval bastante repetida en la iconografía
medieval asturiana. Se trata de la despedida
del caballero, aunque más toscamente tratada que en la portada de Narzana o en San
Pedro de Villanueva. Se ha querido ver en
este relieve dentro del ciclo iconográfico de
San Martín, al obispo de Tours repartiendo
su capa con un pobre.
La tosquedad e ingenuidad de estas piezas
hacen muy dudosa su cronología, si bien
parece que, si su incrustación forzada en
esta puerta Sur, podría razonablemente atribuirles una cronología anterior al siglo XII,
toda vez que el mismo ciclo hagiográfico en
San Juan de Fano, aunque de muy difícil
identificación, es de los primeros años de
este siglo (11) ahí habría que llevar su datación, no antes.
El arco de triunfo es de doble vuelta con
dos arquivoltas de dovelas lisas y guardapolvo exterior, apoyadas en dos columnas
de fuste liso y basas decoradas con dientes de sierra. Los capiteles con pomas y
motivos florales.
Iglesia monástica, de gran antigüedad también, fue Santa María de Tiñana donada por
la infanta Doña Urraca al Monasterio de San
Pelayo de Oviedo. “También dales en territorio de Siero, junto al río Naura la Iglesia de
Santa María de Tiñana con su villa, heredades y con sus criaciones y familias. Era
1195. Jovellanos recoge su existencia en
137
1199. Consta que Alfonso el Magno la da al
Obispo de Iria en esa fecha de 994 (12).
Hoy la Iglesia de cabecera plana y formato
muy similar al de otras Iglesias de la zona
muy rehechas, no tiene, fruto de la reconstrucción después de la devastación de
1936, más que una portada pseudorománica moderna y algunos restos, poquísimos,
de relieves incrustados en la puerta de las
dependencias parroquiales en el lado Sur.
Son unas espirales en relieve de muy fantástica atribución románica.
Nuestra Señora de Granda dentro de la tradición prerrománica que celosamente guarda la corriente románica popular, con muros
de sillarejo y cabecera plana cubierta de
madera en su nave única, es interesante en
su modestia. Más destacable es San Pedro
que renueva la traza de una antigua construcción a la que pertenecería la cabecera
semicircular cubierta con un semicasquete
esférico y la nave central separada de las laterales más estrechas por dos arcadas sobre pilares. El arco apuntado que separa la
nave de la cabecera y los canecillos confirmarán esta vinculación al románico.
La Iglesia de Santa María de la O en Limanes sigue el tipo de las Iglesias rurales de
tradición románica y testero plano. En el Cabildo al Este aparece sobre una pila de agua
bendita su vinculación a un Hospital. A la izquierda en el muro se abre una puerta de arco apuntado y modura en dientes de sierra.
Esta, y dos canecillos figurados que se ven
con dificultad por una edificación próxima
son los vestigios románicos.
A esta veta popular del románico asturiano
puede vincularse la muy desfigurada capilla
de Huergo en la Parroquia de San Martín de
11. Este paralelismo con Fano lo sugiere Soto Boullosa en “Colección de Arquitectura monumental asturiana” pag. 500. Colegio Oficial de Arquitectos. Oviedo 1984. No
logran hacer esa identificación iconográfica M1 Cruz Morales y Emilio Casares: El Románico en Asturias. Zo 13. Jovellanos. Colección de Asturias. II. p. 237.
12. Jovellanos. Colección de Asturias. II. p. 237.
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Anes, muy cerca del límite con el concejo de
Gijón enclavada en un delicioso valle a la
vista, por el Norte, de Peñaferruz. (13)
Está formada por dos volúmenes cúbicos
de reducido tamaño, de los cuales el posterior se ve claramente ha sido rehecho de
modo muy somero y sin ningún hueco que
sirva de iluminación a la cabecera, ahí se sitúa lo que hace de capilla mayor. Lo más interesante, que nos habla de su vinculación a
la etapa que comentamos, es el arco de
triunfo ligeramente apuntado y unos capiteles que coronan los soportes que lo sostienen, con pomas y motivos vegetales.
La gruesa capa de pintura gris de mala calidad que recubre todo hace difícil la profundización en su estudio.
Este románico rural se prolonga en Asturias
hasta casi el siglo XIV con una reiteración tipológica: Iglesias de pequeño tamaño y nave única, cubiertas de madera con cabecera semicircular en cuyo caso se cierran con
bóveda de horno; o bien, como en el caso
de Granda, y probablemente ésta de Huergo, con cabecera rectangular. Los muros
son de sillarejo o mampostería, enlucidos y
se decoran muy sencillamente en capiteles,
portadas y canecillos.
Detalles decorativos y el mayor o menor perfil
apuntado de los arcos sirven para establecer
una cronología problemática por la pervivencia
de este tipo de edificación religiosa popular.
Las proporciones y disposición primitivas de
la Iglesia de San Martín de Vega de Poja a
dos kilómetros de Pola de Siero, se ven muy
enmascaradas por sucesivas modificaciones, que la hacen muy semejante, en apariencia exterior, a las Iglesias asturianas del
Historia del arte
siglo XVIII. Bien pudiera remontarse su origen al prerrománico si procede de la primera fábrica un fragmento de capitel empotrado en el ángulo S.E. Pero más seguramente
hemos de vincularla a un románico del siglo
XIII si nos atenemos a los elementos más
característicos de esa centuria conservados: arco de triunfo y portada oeste.
Me parece de mayores pretensiones que el
común de las pequeñas iglesias de la modalidad popular antes tratadas. Lo atestiguan los empeños por mejorarla y ampliarla y el enterramiento que aparece en el
muro de la Epístola de mediados del siglo
XIV. Un arco solio y dos cabezas de león
muy toscas atestiguan una sepultura relacionada con cualquiera de las estirpes nobiliarias del Concejo.
La reedificación de la capilla Mayor con la
colaboración económica de los vecinos,
que lleva a cabo en 1757, el párroco, Don
Juan Alonso Castrosin, aporta modificaciones importantes como la ampliación del arco triunfal para adaptarlo a las nuevas dimensiones del presbiterio y quizá también
se añaden nuevas dependencias, como lo
son el pórtico de madera cerrado con un falso techo que se adapta al guardapolvos de
la portada oeste y la espadaña airosamente
barroca que remata el conjunto.
La estructura de la nave bien puede ser la
originaria, aunque con nuevos vanos, la cierra, de manera abocinada, un arco triunfal
doblero. Apoya sobre tres columnas a cada
lado con capiteles muy geometrizados y de
tosca factura que van decorados con palmetas en el ábaco y que intercalan espirales
y entrelazos, incluso una figura humana, en
el cuerpo del capitel, aunque la decoración
palmiforme es predominante.
13. Debo a la amabilidad de José Mª Berros el conocimiento de esta edificación de no muy fácil acceso, por estar casi cerrada al culto, pero sería interesante estudiarla
con mayor detenimiento.
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dos de sus caras muy alargados de proporciones. Los dos exteriores son semejantes
con aves afrontadas que juntan sus picos
sobre palmeta en altorrelieve. Los del centro
tienen el mismo tratamiento en resalte con
labores entrelazadas; piñas, flores y espirales; los interiores en el lado derecho nos
muestran una esfinge agarrada por un ser
demoníaco, y en el izquierdo un extraño grifo entre dos figuras antropomorfas.
Este programa decorativo aún en su tosquedad relaciona este edificio con otros
más relevantes de los concejos vecinos: Villaviciosa y dentro de él, Valdediós.
Fig. 4. Portada Oeste (San Martin de Vega de Poja)
Lo más destacable es la portada Oeste,
(Fig. 4) bien conservada gracias al resguardo del pórtico. La forma un triple arco apuntado con profusa ornamentación. El guardapolvos repite el motivo de semicírculos enfilados de escaso relieve; arquivolta externa
consta de un bocelón y motivos en zig-zag
en rosca e intradós. La central decorada en
formas semejantes a la herradura y la interna elementos geométricos. Todo ello sobre
impostas de listel sogueado en la izquierda
y flordelisadas en la derecha.
Columnas de fustes rectos entre codillos y
basas de tipo ático con semicírculos enfilados sostienen unos capiteles decorados en
Declarada monumento histórico artístico la
bellísima Iglesia de San Esteban de los Caballeros en Aramil, constituye con su original decoración y lo armonioso de sus proporciones
un espléndido ejemplo de cómo la corriente
románica popular se ennoblece con aportaciones foráneas en una lograda síntesis llevada a cabo por canteros locales. Incendiada en
1936 y reconstruida en 1960 ve alterado hoy
un tanto su sosegado entorno, por el trazado
a sus pies de la Autovía del Cantábrico.
La datación es discutida. La Profesora Etelvina Fernández la sitúa en el último cuarto del
siglo XII y los primeros años de la centuria siguiente (14) basándose en que la portada del
Obispo de la Catedral de Zamora que habría
servido para uno de sus elementos decorativos: los modillones de rollos lobulados se fechan en 1174. Su origen palaciego justificado
por su denominación y la proximidad a la Torre de Aramil, se ha señalado como probable,
aunque la edificación conservada en el Norte
del Palacio sea posterior. Origen monástico
le otorga Mª Cruz Morales (15) lo que entraría
en contradicción con lo temprano de la ya
señalada cronología.
14. E. Fernández González. La escultura románica en la zona de Villaviciosa, León, 1982. 16. O .C. p.200.
15. O. C. p. 200.
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La primera referencia documental la recoge Jovellanos en el Libro Becerro de Valdediós en 1240: “Don Alvar Díaz y su esposa donaron... con San Esteban y la villa
de Aramil. Esta donación se hizo al Abad
primero de Valdediós Don Nuño en la Era
de 1240 ó 1242 como tenemos anotado en
este Becerro”. (16)
Si la atribución al tipo monástico por sus caracteres formales y lo cosmopolita de su decoración fuera cierta, habría que retrasar la
fecha de su construcción. Quizá las contradicciones se podrían salvar no excluyendo
que, esa primitiva Iglesia creada en el entorno señorial para servicio de los campesinos
del lugar, podría haber pasado a Valdediós
toda vez que el Abad la seguiría destinando
a parroquia de la que consta el derecho de
presentación.
En cuanto a lo constructivo el aparejo utilizado es la mampostería caliza local con sillería en los esquinales y en la proximidad de
los vanos. Añadidos posteriores fueron la
sencilla espadaña y una ingenua calavera
que aparece sobre la portada oeste en el
imafronte. La planta de nave única rectangular, cubierta de estructura de madera y
cabecera a nivel más bajo y de menor anchura, remata en ábside semicircular y bóveda de cascarón en la cubierta. El interior
Fig. 5. Canecillos del ábside de San Esteban de los Caballeros de Aramil.
16. Jovellanos. o.c. p. 195 a 97. Transcripciones de regalias, y presentaciones de curatos.
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dividido por un sencillo arco triunfal doblero
presenta rosca lisa en bocel y medias cañas, se ilumina con un único abside creando
un espacio sobrio y recogido (Fig. 5).
Los elementos más interesantes de la edificación se centran en las dos portadas (Fig. 6)
y el exterior del ábside en cuyo centro el hueco remata en un guardapolvos de hojas de
acanto y grueso zig-zag. Más abajo ambas
impostas muy realzadas en labor de ajedrezado se prolongan a todo lo largo del muro
de cierre. Dos pequeñas columnas sostienen
unos capiteles decorado con hojas y caulículos. En el remate del muro la cornisa va adornada con motivos florales estilizados y geo-
141
metrizados. Bajo esta alternan metopas muy
bellamente ornamentadas con cuadrifolios
palmetas, redes de círculos y canecillos muy
variados: una pareja humana abrazada, un
monje con la capucha calada en actitud de
hacer su lectio, músicos con un tambor o tocando un rabel, estilizaciones de la sierpe
mordiendo una poma y un ser monstruoso
con cuernos de carnero entre modillones de
rollos de tradicción mozárabe y geometrizaciones esquemáticas de animales.
Un universo, en suma, que es escenario del
eterno combate entre el bien y el mal y que
se describe en extraña mezcla con magistral expresividad.
Fig. 6. San Esteban de los Caballeros de Aramil. Detalle de la portada meridional, se aprecia la tradición nomanda y califal.
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De las dos portadas la de la fachada oeste
se remata con doble arquivolta levemente
rebajada: la externa en dientes de sierra bajo guardapolvos ajedrezado y la interna lisa.
Apean sobre impostas delicadamente trabajadas con entrelazos, postas y dientes de
lobo. A cada lado dos columnas sobre basas de adornos flordelisasdos y molduras
gruesas son diferentes en sus fustes: ochavado el del lado izquierdo y cilíndrico el del
derecho. Los capiteles de palmetas sirias y
otros motivos similares a esta parte y en la
contraria una cabeza humana mordiendo
una palmeta de siete nervios, que le dan
apariencia de un monstruoso pulpo.
Menos privilegiada en su localización, la
meridional, es, desde el punto de vista artístico, la más importante: Va rematada con
doble rosca sobre imposta simple y no posee columnas y capiteles en las jambas,
aunque la interna va moldurada con un baquetón. Combina bajo un guardapolvos ornamentado con follajes y rosetas dos elementos decorativos muy usuales en el románico del centro-oriente de Asturias: los
lóbulos cerrados a modo de rollos y las beat-heads o cabezas de pico.
Esta conjunción decorativa muy hispánica
aúna un tipo de raíz califal difundido en el
Suroeste francés que pasa al románico zamorano y que pudo ser traído por algún
cantero relacionado con Valdediós, ya que
consta que el dominio monástico de esta
Alcaldía incluía posesiones en Benavente
Villalpando y la comarca leonesa de los
Oteros (17).
El otro motivo es de origen normando, del
segundo cuarto del siglo XII, difundido por
Inglaterra e Irlanda y que llega a nuestras
Historia del arte
costas por los frecuentes intercambios comerciales. Está también documentada la
existencia de normandos en fechas anteriores en nuestro territorio. Aparecen combinadas estas formas decorativas en tres Iglesias asturianas: Santa María de Lugás, San
Esteban de Ciaño y ésta de Aramil que supondría el eslabón de enlace desde el camino de la costa al interior en su difusión. Asturias, como Sicilia, centra esta confluencia
de lo nórdico con lo oriental.
Estas cabezas de pico, cuyos rasgos humanos están estilizados al máximo en San Esteban, devienen monstruos con simbolismo
demoníaco y quizá en el programa iconográfico de estas Iglesia simbolizan el paso al
recinto de salvación a través de la lucha con
las fuerzas del mal.
Décadas después en el final del siglo XIII va
haciéndose realidad el programa fundacional de Alfonso X: el de la creación de las
pueblas o Polas. La de Siero a partir de un
establecimiento preexistente: la Alberguería
de San Pedro documentada en 1141 en la
donación de María Ordóñez al Monasterio
de San Vicente de Oviedo. Se ubica en el
camino de Oviedo a la costa y su trazado
responde a lo que Torres Balbás llamaba villas itinerarias y Pierre Lavedan ciudades camineras o Strassendorfen (18) prefiguración
espontánea de lo que en el XIX será la Ciudad Lineal. De ese eje primigenio saldrían
transversales y paralelas. De esa traza se
reconoce aún algún rasgo siguiendo el acceso que desde la Carrera entra en la villa y
pasando frente a la actual Parroquia continúa por la Plaza de Argüelles a la calle San
Antonio o quizá más alineada la de los Peligros, pero el caserío más antiguo existente
es bastante posterior.
17. La abadía posee fuera de Asturias un patrimonio más amplio y diversificado. casa en las ciudades de Toro, Zamora, Benavente y León. J. Ignacio Ruiz de la Peña. El Capítulo inicial de la Historia del Monasterio de Sta. María de Valdediós. en la obra Valdediós. Oviedo 1993, pág. 68.
18. Pierre Lavedan. Geographie des Villes. Gallimard. París 1959, p. 95.
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En la Baja Edad Media dos elementos intervienen de manera decisiva en Siero; de carácter económico el primero, de tipo sociopolítico el segundo. Se trata del desarrollo comercial que va a aumentar la necesidad de
importar productos de primera necesidad como lo son el trigo y el vino y, a cambio, una
economía rural más abierta a nuevos sistemas de explotación en los que el sector ganadero es importantísimo en la obtención de
recursos, no sólo como fuerza de trabajo, en
el caso del ganado vacuno, sino en los derivados de la artesanía del cuero. Las explotaciones agropecuarias que no están solamente vinculadas a la Iglesia se hacen rentables.
Y aquí se une el segundo factor: el ascenso
del estamento nobiliar. El linaje de los tenentes de Siero en el siglo XII se continúa en el de
la Casa de Noreña cuyo apogeo culmina en la
figura de D. Rodrigo Alvarez de las Asturias
que en la primera década del XIV es Señor del
concejo de Siero. La titularidad jurídica del
concejo oscila según los avatares de la Casa
de Noreña. Y por esta razón opta por la causa de Enrique de Trastámara. Es Juan I el que
devuelve a la Corona los dominios de su hermanastro Alfonso Enríquez.
En este período y en el inmediato posterior
se va configurando una aristocracia laica de
indudable peso local: Vigil, Argüelles, Valdés, Hevia, son apellidos que intervienen en
los desórdenes sociales y cuya actividad
bélica se hace patente en la construcción de
diversas torres defensivas en sus casas solares. De muchas de ellas sólo tenemos referencias documentales como la de Careses
(siglo XV) y la de Bobes, algo posterior, y numerosos topónimos que designan edificios
que enmascaran o han perdido sus elementos defensivos como el caso de la Torre en
Celles. También el topónimo Castiello repe-
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tido en nuestro territorio. Intermedio entre el
carácter defensivo o de mera habitación sería el tipo constructivo de “casa torre” o casa fuerte (19) al que se refirió D. Juan Uría.
En Bobes existió una torre donde hoy se sitúa el Palacio de Argüelles, de ella se habla
en una escritura de trueque de 1545 por la
que Alvaro de Nava cambia el coto de Bulleres por la torre de Bobes y bienes anejos
a Teresa Gutiérrez de Cienfuegos.
La de Careses sobre un montículo que domina visualmente el paisaje circundante era
cuadrangular y se menciona en el Diccionario de Madoz “Un antiguo torreón en el barrio de Careses propio de la Casa de los Baqueros de Villaviciosa”.
Parece que sirvió de cantera para diversas
edificaciones actuales en el barrio de Careses al que precisamente se denomina La Torre y en el que se hablaba del “torrixón” de
tiempos lejanos.
Perteneció a los Vigil de Quiñones y con posterioridad a los Rato-Hevia la de Argüelles de
la que, con dificultad se aprecia el arranque
de los muros en la fachada Este del Palacio
hoy de propiedad dividida y particular. Una fotografía de Aurelio de Llano muestra una
construcción circular de cuatro alturas con
una puerta en la segunda planta, doble ventana de medio punto en la tercera y un hueco
cuadrado de pequeñas dimensiones en la última. Saeteras distribuidas en todos los pisos
se aprecian con dificultad. (20)
A pesar de que existen en el concejo dos
Señoríos dependientes de las Ordenes Militares; el de Santiago de Arenas de la Orden
de Santiago y el de San Juan de Arenas de
19. J. Urís Riu. Estudios sobre la Baja Edad Media Asturiana. Biblioteca Popular asturiana. Oviedo 1979. p 49 y ss. También útil para ampliación de este tema la orientación bibliográfica de J.I.Ruiz de la Peña. “25 años de medievalismo asturiano” en Medievalia Año 4. nª 4.
20. Aurelio del Llano Roza de Ampuria. “Bellezas de Asturias”.
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la de San Juan de Jerusalén, con vinculación en este segundo caso muy antigua donación de Dñª Sancha, hija de la reina
Doña Urraca en 1146- nada ha quedado,
fuera de la denominación de las actuales
parroquias, en el aspecto artístico.
Bien es verdad que en la orden de venta de
Felipe II, con Bula de Gregorio XIII, en 1579
que lleva consigo una serie de averiguaciones previas, el de San Juan es de muy pequeña entidad, con siete u ocho vasallos y
el de Santiago por el que los vecinos pujan
para su compra en 1567, no debía de ser
mucho mayor. (21) Tampoco la pertenencia al
Deán y Cabildo del coto de Mieres de Limanes ha dejado huella artística no obstante la
pujanza de la Mitra en los siglos XIV, - 1383
se hace la donación real -; y XV.
Se cierra así el periodo medieval con pocos
restos apreciables de actividad constructiva
para la importancia que en las Asturias central
tuvo nuestro Concejo. Vendrán las tres centurias siguientes a compensar esta deficiencia.
IV. LAS ARTES EN LOS SIGLOS XVI Y
XVII
Arquitectura
En 1966 el arquitecto Enrique Rodríguez
Bustelo en una Comunicación: “Arquitectura y Arquitectos del Renacimiento en Asturias”; presentada en el II Congreso de Arquitectura Regional celebrado en Oviedo,
resumía lo que hasta hace poco era sentir
común en los historiadores del Arte en
nuestra región: “Asturias durante el siglo
XVI y hasta mediados del XVII continúa recogida en sí... esto se traduce en nuestra
pobre arquitectura civil que empieza con
21.
22.
23.
24.
Historia del arte
las llamadas Torres, centros alrededor de
las cuales los señores construían las dependencias complementarias del vivir, formando un conjunto pobre, que arquitectónicamente no tiene nada que impresione
como no sea el pintoresquismo de sus masas” ... (22) Recientes estudios (23) afirman
que no se ha valorado suficientemente la
evolución notable que experimenta nuestra
arquitectura a lo largo de este periodo. Pilar García Cuetos señala que en este momento se difunde a partir de la Torre bajomedieval el desarrollo de nuevos conjuntos
palaciegos con la fijación del tipo de casabloque flanqueado por torre y torre, y una
serie de dependencias anexas entre las
que destaca la presencia de Capillas privadas, elemento que se consideraba anteriormente como privativo del siglo XVIII. La
distribución del espacio en estas construcciones viene determinada por su entorno
de explotación agraria, destinando las
plantas bajas a servicios: cuadras, bodegas y almacenes distribuidos a derecha e
izquierda de un zaguán del que parte una
escalera de acceso a la planta noble. Coincide José Ramón Alonso Pereira (24) con Rodríguez Bustelo en que las trazas, así como
los elementos constructivos son modestos: muros de tapial o de mampostería,
cargados, enlucidos o pintados, bóvedas
de ladrillo revestidas de yeserías de bajo
coste y gran efecto. Quizá la sensibilidad
actual, con todo ello, valora más lo que suponen de integración en el paisaje y de documento innegable de un estilo de vida
muy alejado de los fastos de arquitecturas
cortesanas y urbanas más privilegiadas.
Es la arquitectura hidalga rural lo que constituye el grueso del patrimonio artístico del
Concejo de Siero y por su abundante proli-
M. Angeles Faya Díaz. pp. 95 y ss; y 88 para Mieres de Limanes.
E. Rodríguez Bustelo en Actas del II Congreso Nacional de Arquitectura regional. Oviedo, Enero 1971, pp. 196.
Pilar García Cuetos. Arquitectura en Asturias 1500-1580 .Oviedo, 1996.
José Ramón Alonso Pereira. Historia General de la Arquitectura en Asturias, 1996 p. 174 y ss.
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feración tal vez, con escasas excepciones,
su vergüenza a la par que su gloria. La acumulación del patrimonio inmobiliario en
unas pocas manos por sucesivos entronques entre familias, y el ocaso económico
de muchas de ellas, ha supuesto un estado
lastimero paralelo en cronología y situación
a lo que fueron los despojos artísticos e históricos provenientes de la Desamortización
de Mendizábal en 1836.
Sin pretender una catalogación exhaustiva
agruparé las construcciones pertenecientes
a una primera etapa dejando como nexo de
unión los dos ejemplos más emblemáticos: el
Palacio de Celles y el de Meres para pasar a
aquellos otros que habrían de vincularse a
una datación posterior; el siglo XVIII, aunque
no siempre es fácil establecer la separación
de los dos grupos, ya que muchos de estas
casonas tienen un origen más antiguo.
El Palacio de Camposagrado (Fig. 7) en Santa
Marina de Cuquiellos probablemente sea el
que conserva en su conjunto y en su decoración signos evidentes de ser el de más antigua datación de toda la serie. Prieto y Pazos
nos dice tenían torre y propiedad vinculada en
este solar los Bernaldo de Quiros, que llegarían a ser Marqueses de Camposagrado.
Aparecen en la fachada, a la derecha, sobre
un hueco geminado transformado en balcón, cinco escudos de los que el más destacado en tamaño y situación, es el central,
que pertenece a los Hevia. Acompañan las
armas de Quirós, Estrada, Lavandera y Valdés. Seguramente como opina Germán Ramallo (25). Nos hallaríamos ante un ejemplo de
integración de vivienda y torre. Una torre
que en época anterior sirve de base a toda
la construcción que innegablemente respira
goticismo. el palacio se organizaba en una
25. Germán Ramallo Asensio. Arquitectura civil asturiana. p. 78. Ayalga. Oviedo, 1978.
26. J. Carlos Soto Boullosa. Revista Liño. Nª 4. p. 510.
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planta rectangular alargada con dos torres
en los extremos, de las que solo resta la del
lado izquierdo. Soto Boullosa reconoció
parte de los muros de apoyo en el lado
opuesto (26) Posteriormente se añade la Capilla, hoy cocina, en el Oeste de la torre actual, que se prolonga en su alero pronunciado para cubrir un corredor volado en madera, muy posiblemente añadido con posterioridad en una concesión a lo popular. Tres alturas contrastan con la planta baja y piso
del cuerpo central.
La disposición de los huecos, hoy muy alterada por remodelaciones en la fachada
Sur permiten adivinar un cuerpo central de
puerta principal de dovelas anchas como
corresponde a un gótico del XV avanzando
cobijada por los ventanas geminadas, entre cuya culminación se dispondría el escudo mayor flanqueado por los dos de menor
tamaño a cada lado. Remata aún este bello conjunto un alfiz que asegura aún más
la cronología propuesta.
A diferencia de la vivienda de inspiración morisca que recoge al interior el ornato de la casa; patios cordobeses y fachadas sin apenas
huecos, tenemos aquí la necesidad cristiana
medieval de mostrar al exterior la prosperidad, subrayando en adorno las dependencias más relevantes de la casa. Una saetera
en la base de la torre atestigua el antiguo carácter defensivo originario. Lo recoleto del
paisaje, en el extremo Sur del concejo, más
respetado que la propia edificación nos retrotrae a una Asturias bucólica. Su mismo emplazamiento en hondonada contrasta con la
posición destacada de otros conjuntos palaciegos como el de Santa Eulalia de Vigil (Fig.
8) que domina el espacio de la Parroquia cuyo vínculo y patronato fueron fundados en
1599 por Bernabé Vigil y Catalina de Estrada.
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En los años siguientes debió alzarse la Torre, que de forma cuadrangular, destaca al
Suroeste. A ella se adosa a saliente un cuerpo bajo con dos plantas: en el muro Este sobresale el cierre en exedra del antiguo horno, que es infrecuente se acuse al exterior,
rasgo popular, en los palacios de mayores
pretensiones de la zona.
Entre él y la torre se dispone la fachada
principal al Sur que agranda sus huecos
en un esquema-tipo muy reiterado: doble
arco semicircular rebajado sobre el que un
balcón abre tres huecos enmarcados muy
sencillos, en el central una leyenda en el
dintel alude al origen del apellido Vigil. Un
pronunciado alero remata el conjunto. El
zaguán muy amplio cierra hoy el acceso
acristalándolo en un salón-estar. De él parte la escalera de piedra que conduce a la
planta superior en la que se distribuyen los
dormitorios. Al norte, en remodelación reciente, abre la entrada principal. Se ha
añadido al Este una balconada en madera
y se han agrandado huecos en un empeño
de mayor confort. En la plazoleta que antes daba acceso a la Portada se conserva
el antiguo pozo. el conjunto, por el empaque de la Torre en tres cuerpos y la simplicidad decorativa, da una impresión de mayor antigüedad.
A unos tres kilómetros al Sureste el Palacio
en Aramil de los Vigil de Quiñones, rama de
la misma familia, vuelve a mostrarnos lo que
supuso este linaje para el Concejo. De todas
sus construcciones es la de más ambicioso
plano y mayores dimensiones. Una de las
que primero incorpora soluciones propias
del clasicismo ordenando el espacio cons-
Fig. 7. Palacio de Camposagrado. Santa María de Cuquiellos.
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tructivo en torno a un patio central cuadrado y estructura así mismo cuadrangular Ha
de fechársele por esto entre la última década del siglo XVI y los primeros años del XVII.
En el XVIII se le añade otro tramo y se abre
un acceso en una especie de compás. La
torre que rememora quizá antiguas gestas y
que tanto valor simbólico posee, se dispone
al Noreste como apoyo para el nuevo tramo.
El patio central bellísimo y en desastroso estado aglutina lo que fueron las antiguas dependencias a las que el derribo de tabiques
interiores ha convertido en una gigantesca y
lóbrega cuadra. En él preside un corredor de
madera con balaustrada, en gran parte perdida, con pies derechos de madera y zapatas que sostienen la cubierta, que apea sobre todo columnas toscanas de fuste liso y
recto. Será otro motivo constructivo muy repetido en la época.
Al exterior se trasluce la mayor o menor importancia de las dependencias en relación
con la amplitud de los vanos. Todos son
adintelados y en la Torre, al Norte, se disponen de modo muy irregular. Poca luz tienen los del lado oeste por los que como
antaño se accede a las cuadras. Al mediodía se ennoblece la fachada de mampostería con el motivo de doble arco que vimos
en Santolaya. La diferencia es que los vanos aquí van más rebajados. La línea del
piso superior se resalta en una verdugada
de sillar realzado y los huecos se enmarcan
también en sillar liso. Los laterales cierran
en antepecho de madera y en balcones volados levemente los que se sitúan sobre el
doble vano. Aquí de nuevo el pronunciado
alero ruraliza el edificio que una en su majestuosa simplicidad y su bien manifiesta
funcionalidad al doble fin que le dio el ser-
Fig. 8. Torre de Santa Eulalia. Vigil.
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vir de morada a un nobleza pagada de sus
blasones que campean en la Torre, y facilitar el trabajo agrario que la sustentaba. Lo
popular autóctono y el clasicismo nobiliario
se aúnan en soluciones que resultarán de
éxito en otros palacios similares.
También a los Vigil de Quiñones perteneció
el Palacio de Argüelles aunque el único escudo en la fachada nos hable de los de este último linaje.
De ellos debió ser la primitiva Torre circular
que en años anteriores a la guerra civil conservaba parte de su alzado. No poseemos
más que escasos testimonios gráficos porque lo que vemos en la actualidad en el Este, adosado al muro, son poco más que vestigios del arranque de los muros. Al Sur se
abre una noble fachada que preside el cuerpo rectangular que se añadió a la Torre. Dispuesta en una arquería central con tres amplios huecos de medio punto resalta en el
piso alto tres amplias ventanas de regular
traza, van escoltadas por otros huecos laterales y un cuerpo ligeramente avanzado a
cada lado con tres huecos, dos pequeños y
uno mayor en el centro. Simetría y prestancia de la sillería del cuerpo central otorgan a
todo el conjunto una calidad arquitectónica
muy deslucida hoy por la división en dos viviendas de lo que se adquirió a sus últimos
poseedores, los Rato Hevia.
Torre, asimismo del siglo XVII, es la de Forfontía, (Fig. 9) en las proximidades de Pola de
Siero partiendo del Norte de la carretera de La
Carrera. Rectangular y de tres alturas resalta
el lado Sur con cuatro ventanas que se sitúan
de modo alterno y el escudo que reúne las armas de los Trespalacios, Vigil y Argüelles.
Como en otros lugares va añadido un cuerpo bajo el norte y una pequeña galería que
se prolonga al Sur. Apoya por este lado en
Fig. 9. Torre de Forfontía.
una hermosa columna de muy decorativo
capitel y abre en la planta baja un amplio zaguán bien justificado por el carácter agrario
del entorno. Lo lastimoso de su estado otra
vez clama por una restauración. Muchos
destinos se podrían proponer para rehabilitarlo dada su proximidad a la Pola.
El Palacio de Hevia llamado también de Heredia aunque fue del Marqués de Campo
Sagrado se levanta en la Parroquia de su
nombre. Excepcionalmente se levanta al
Norte la fachada con el esquema tan repetido de un cuerpo bajo enmarcado por dos
torres. Este cuerpo central en el mediodía
prolonga sus muros en un espacio que se
adosa al Oeste. Allí se ubica también una
pequeña capilla.
La familia nobiliaria de los Argüelles enlazada esta vez con los Nava y finalmente
con los Uría de Cangas de Narcea construye otro palacio en Bobes. Una torre con
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vanos distribuidos en retícula, ocupa el
vértice del ángulo recto que forman dos
cuerpos de edificación orientados al Este y
al Sur y que se adosan a ella.En el frente
del primero un largo balcón corrido de clara raigambre popular descansa sobre columnas toscanas más bien toscas sosteniendo la cubierta la tradicional solución
de pies derechos rematados por zapatas.
Aparece de nuevo esta estructura en el
cuerpo Sur que hace ángulo con la torre.
Difiere en la mayor profundidad del balcón
y lo más cuidado de la factura en las columnas. La sencilla fachada principal lleva
los vanos enmarcados con sillares lisos
que resaltan sobre el enlucido del muro de
mampostería. Una puerta principal de ancho dovelaje y medio punto y los balcones
volados a los que abren los vanos superiores suministran un aire de mayor movimiento a la fachada. La clásica capilla palaciega, de planta cuadrada aquí va precedida de un pórtico formado por dos columnas de piedra sobre un murete que sustentan la cubierta. Salvo para los vecinos de
Bobes pasa más bien desapercibido.
Con una mayor vinculación a lo popular se
crea lo que Germán Ramallo llamó tipo de
palacio rural con estructura dispersa, difiere
algo por ello de los palacios antes reseñados.
Pertenecería a él la Casona del Valle en Tiroco de Arriba restaurada en 1984 por José
Ramón Alonso Pereira. (27)
Agrupa esta tipología constructiva un cuerpo principal más noble de construcción más
cuidada que se destina a vivienda de la familia en torno al que se disponen una serie
de construcciones auxiliares entre las que
destaca la Capilla semipública abierta al camino con planta rectangular que se divide
27. Germán Ramallo, o.c.
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en dos partes: un tramo de cabecera abovedada y una nave pórtico cubierta con estructura de madera y que se cierra al frente
con un enrejado de madera bien torneada.
El resto de las edificaciones responden a
una finalidad orientada a la actividad agraria
base de la economía hidalga: casas de colonos, cuadras, paneras y hórreos.
Esta casona del Marqués de la Vega tiene
en su edificación principal una planta de casa bloque con cubierta a cuatro aguas cubierta con estructura de madera cuyas armaduras se aprecian claramente en el espacio bajo cubierta que hace las funciones de
desván. Los muros de mampostería revocada y pintada con cantería recercando los
huecos y marcando los esquinales hacen al
tiempo la función de fachada y cerramiento.
En la parte posterior se alza un cuerpo añadido y en la fachada lateral derecha sobresale un cuerpo en galería. Es difícil de fechar
por sus sucesivas refecciones.
Pertenecería en su origen a finales del XVII
aunque se sabe de una primera restauración
en Junio de 1875 llevada a cabo bajo los
auspicios de Don Pablo Fernández Miranda
y de Llano Ponte General de Artillería. Su
emplazamiento en altura domina el Valle de
Valdesoto y constituye un espléndido mirador desde Tiroco de Arriba.
Muy desfigurada la llamada Torre de Fuentemielga bajando desde la Parroquia de Santa
Marina de Cuquiellos respondería a este tipo
como así mismo la llamada Casa del Mayorazgo en Campo Baiña que tiene planta estructurada en dos cuerpos en ángulo con la
fachada principal al Sur y una escalera exterior en el cuerpo más largo orientado a saliente que se ilumina con huecos que abren a
un vistoso corredor de madera.
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La Casa de los Argüelles en Vega de Poja
forma un bloque de saliente alero y un balcón volado con tres huecos que cobija un
espacio en el que abre una puerta principal
adintelada como los dos huecos enrejados
que la flanquean. Es muy hermosa en su
gran sencillez.
Sin pretender agotar la relación el Palacio de
Lueje en Lugones y la llamada Quinta de
Uría en Tiñana pertenecerían a este tipo.
El primer Palacio del Marqués de Santa Cruz
en Pola, conocido popularmente como Palacio del Jardín sería el solar originario del título ya que éste se otorga en 1679 al Caballero calatravo Don Sebastián Vigil de Quiñones
y de la Rúa. Sin más consideraciones pertenecería a la tipología edificatoria del siglo
XVII tardío si no fuera por la rareza en nuestra zona central de su planta en U, con tres
crujías de dos plantas que se abren al Sur a
un vasto patio de entrada. Llama la atención
la disimetría de las dos crujías paralelas y la
arbitraria disposición de los huecos que carecen de toda regularidad en tamaño y distribución. Con toda probabilidad se trata de
una refección tras la francesada en la que se
sabe que el edificio, como tantos otros significativos de la Pola, sufrió graves daños. Y
tal vez lo que nos quede, sea un patio interior si hemos de hacer caso a lo que Fausto
Vigil decía de esta construcción, últimamente puesto de relieve en un artículo de José
Ramón Paredes (28) a propósito de una polémica surgida a raíz de la discusión sobre el
escudo ornamental que aparece en esta fachada Sur. Puede que el actual edificio se levantara más a mediodía y conforme a la familia Vigil emparentada con los de Santolaya, fuera creciendo en poder, iría transformado lo que pudiera haber sido en inicio una
Historia del arte
casa Torre. Tendríamos así una primitiva
construcción en el lugar que corta la carretera que incluso tuviera una primera Capilla
anexa como los palacios de la zona, con lo
que no erraría Soto Boullosa al identificar esta capilla del palacio (29) La discusión sobre la
primitiva parroquial de la Pola anexa al Palacio se zanjaría si se tiene en cuenta una tercera edificación de la que hay testimonio
gráfico y que se alzaba en la plaza de Argüelles en el solar de una moderna ferretería.
Desapareció a finales de los años 80 de siglo
pasado y formaba un bloque rectangular
dieciochesco con vanos enmarcados en orejeras del tipo de los palacios urbanos ovetenses de Toreno o Heredia. Se aprecia en la
foto la anexión, marcada en la medianera a
menor altura, de lo que fue la Capilla. (30)
Volviendo a lo que hoy tenemos en proceso de restauración, vemos se construye en
mampostería con vanos recercados de sillería y la fachada Norte que da al parque
de Alfonso X con una amplia puerta que
más parece portón de carros por su anchura, y que eleva los tramos de esquina para
ofrecer el esquema típico de dos torres, en
este caso falsas, con un cuerpo central
más bajo al que flanquean. Amplios vanos
ya del XVIII, parten de la línea del piso.Y en
el lado ya comentado como rehecho se ennoblece la fachada, curiosamente cortado
por un ángulo por una ventana cuadrangular, con el escudo de los Vigil de Quiñones.
El paso del siglo XVII al XVIII lo establecen las
dos construcciones palaciegas más emblemáticas de un Concejo tan rico en estas manifestaciones artísticas. Se trata de los conjuntos que alzan dos ramas de la familia Argüelles, los de Meres y los de Celles. Tenemos documentada la participación, al menos
28. Artículo del Comercio. Viernes, 19 de marzo de 1999.
29. Juan Carlos Soto Boullosa, o.c.
30. Agradezco a Marivalsa Prieto tan interesada en temas polesos, haberme permitido el acceso a su colección de fotografías antiguas, que, a falta de otra documentación, sustentan algunas de mis opiniones.
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Ana María Canseco Oyarbide
en trazas de arquitectos de reconocido prestigio, e incluso de artistas foráneos.
El Palacio de Meres en origen se debe a la
iniciativa de Gonzalo Rodríguez de Argüelles,
magnate asturiano que funda este Palacio en
la primera mitad del siglo XV. No le faltaron
medios ya que era Contador Mayor de Juan
II y bastión de la autoridad real frente a las injerencias de los levantiscos nobles contemporáneos para controlar la política local.
Nada queda de esta primitiva construcción
que se asemejaría a las Casa Torre ya conocidas. La familia va creciendo en prestigio y en la segunda mitad del siglo XVII comienza por la construcción del Palacio que
se traza siguiendo la tradición local que ya
hemos visto: cuatro crujías en torno a un
patio cuadrado central al que preside un
corredor de madera sobre columnas toscanas. Una concepción aún renacentista que
se trasluce al exterior en la disposición de
las dos torres que enmarcan la fachada,
cuerpo central en este caso privilegiada en
el empleo de sillería y sillarejo sin enlucir
que se alternan decorativamente. Surge de
nuevo el motivo de las arcadas, vistas en
Aramil y que volveremos a encontrar en Lieres con unos arcos acusadamente rebajados, que abren paso a un amplísimo zaguán
al de dan la puerta central y otra lateral rematadas en arco de medio punto y que se
ilumina tenuemente por ventanas abocinadas al exterior. Sobre esta base se alza el piso superior con tres grandes vanos de balcón volado que descansa sobre la clave de
cada uno de los arcos inferiores. El hueco
central es ligeramente mayor y todos se enmarcan con molduras que dibujan orejeras
en un relieve acusado, lo que da un contraste lumínico ya barroco que proporciona
gracia y movimiento a este tramo central. En
151
altura se destacan las torres que lo flanquean y que resaltan plásticamente con su
enlucido blanco. Las centra decorativamente un balcón en la planta principal similar a
los centrales y otros huecos que no guardan
una simetría absoluta, todos ellos adintelados. Como vemos se trata de ennoblecer
soluciones ya tradicionales con una mayor
calidad y una intencionalidad estilística claramente barroca.
Se completa la magnificencia del palacio
con la posterior construcción de la Capilla.
A finales del XVI, en 1585, el mayorazgo Don
Pedro Argüelles Carrio destina parte de su
hacienda para mejorar la que, sin duda ya
existía, pero hasta 1700 no tramita la construcción el que ya es Marqués de la Paranza Don Antonio Argüelles Valdés a través de
su hermano Don Francisco Argüelles Meres
Abad de Santa María de Arbas del Puerto. (31)
Este contrata la obra con Pedro Fernández
Lorenzana y Pablo de Cubas Ceballos así
como con Miguel de Sierra más desconocido, pero los primeros, arquitectos de reconocido prestigio. Se pretende que cumpla una doble finalidad como capilla palaciega y Parroquial al quedar a cierta distancia la de Sta. María de la Visitación de
Tiñana y no ser muy capaz la de San Juan
del Obispo. En las condiciones de obra se
opta por utilizar el orden toscano, se contrata rehundir los frentes del crucero para
que puedan colocarse retablos así como
en el crucero en donde se ubicarían los sepulcros. Dos sacristías a ambos lados de la
capilla mayor con un pasadizo que las comunicara y una zona alta que, a imitación
de lo existente en el Escorial sirviera de
transparente. En el sistema de cubierta se
propone como modelo la Iglesia de Santa
María la Real de la Corte de Oviedo que al
31. No acentúo intencionadamente Arbas como se viene haciendo erróneamente. La voz arba topónimo relacionado con erva, ervazare (Arbazal) que significa pastizal no
lo lleva al tener origen latino.
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cabo no se tomó en cuenta. (32) Habrían de
abrirse capillas a ambos lados de la nave
central que tampoco se realizaron; sólo
existe una a la derecha en el tramo primero cubierta con bóveda de crucería simple
que quizá fuera la capilla primitiva y que se
orientaría correctamente a saliente no como la actual, que por razones estéticas se
adosa al Palacio y queda al Norte lo que
además de la colocación del Retablo mayor la hace bastante sombría (Fig. 10).
El resultado es una Iglesia de grandes dimensiones que exceden las de su primitiva finalidad y que se estructura en planta
latina con dependencias más bajas en la
cabecera. De gran amplitud en alzado se
cubre, no con bóveda de arista y cañón
con lunetos como se había acordado sino
Fig. 10 Retablo Mayor.
Capilla de Santa Ana en el Palacio de Meres
con bóvedas de crucería estrellada, solución tardogótica de gran aceptación en el
País Vasco y la Rioja que a través de los
canteros cántabros se introduce con gran
éxito en Asturias.La solidez de la construcción se atenúa por la fuerte ascensionalidad de la fachada que lleva dos macizas torres encuadrándola y que suplen las
que faltan al palacio que son solo aparentes con el recurso de colocar dos cuerpos
destacados sobre uno central bajo. La base de la fachada con un potente almohadillado en cuadra el cuerpo central con dos
pilastras y una casi total ausencia de vanos, solamente unas saeteras desarrolladas a ambos lados, dos columnas corintias de caprichoso fuste, estriado en vertical las exteriores y en helicoidal las internas escoltan sobre plintos muy decorados
una gran puerta moldurada en orejas. Frisos con rosáceas y otros elementos vegetales, trozos discontinuos de entablamento y movimentadas cornisas completan
esta portada que va rematada por un frontón curvo partido y la solución escurialense de pináculos con bolas. El piso alto se
alza sobre una imposta en cuyo centro se
abre un amplio ventanal con entablamento
muy decorado y otra cornisa sobre ménsulas que avanzan hasta la mitad del muro. En lo alto una ventana de menor tamaña y decoración.
En resumen un espacio profusamente decorado en un alarde barroco que no aturde y
que estructura en tres pisos el espacio central y en cuatro las torres y que se marcan
por sendas cornisas y acusan en horizontal
la anchura de la nave. Tenemos una aplicación de esquemas cortesanos y cultos que
trascienden lo puramente local y que muestran el empeño de los competentes por tener a la moda su morada.
32. Han estudiado los pormenores del contrato mis profesores Vidal de la Madrid y Germán Ramallo. “El Arte en Asturias a través de sus obras”. p. 257.
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Asentado a media ladera en el paraje conocido por “La Torre”, no ha tenido el Palacio
de Celles, la fortuna de ser habitado por sus
propietarios hasta época reciente, como sucede con el palacio de Meres, en el que vivió a principios de siglo la última representante del linaje, Dñª Carmen Argüelles Meres, casada con el ingeniero catalán Riu.
Como en algún otro edificio del concejo,
precisamente por su valor arquitectónico,
avergüenza al visitante su situación llamativa de deterioro y enmascaramiento (Fig.
11). Han caído la mayor parte de las cubiertas, sólo queda un lado del corredor de
madera, se han tapiado ventanas, tirado
muros y para mayor escarnio, en el zaguán
se ha colocado un cuarto de baño. Consecuencia todo de estar, durante generaciones, en manos de arrendatarios y caseros
que han convertido en cuadras la mayor
parte de las dependencias y no han salvado sino adulterado el espacio que han distribuido como viviendas. Eso sí, plantas
ornamentales y un sinnúmero de tiestos
pretenden con sus flores embellecer, lo
que resulta paradójico, tanta ruina.
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Santiago de Compostela y es por lo que encarga las trazas a Andrade no solo del palacio sino la Parroquial del retablo de San Juan
de Celles, en donde en 1686 había fundado
la capellanía de San Antonio de Padua con
derecho a patronato sobre la Capilla mayor y
enterramiento. No llegó a venir Andrade a dirigir la obra. Se encargarían de ella el maestro cantero montañés Diego González de Gajano en lo correspondiente al Palacio y Tomás
de Solís en lo que respecta a la Iglesia. (33)
La planta tendente al cuadrado llevaría cuatro torres en los ángulos de una distribución
espacial claramente clasicista que en su
época ya no se utiliza en España pero que
sigue teniendo vigencia en Asturias. Las torres no llegan a construirse pero sí se acentúan, retranqueando ligeramente el cuerpo
Gracias al estudio de Pilar García Cuetos
que sigue a Ramallo en sus afirmaciones se
debe la traza al arquitecto gallego Domingo
de Andrade que trabaja en la catedral compostelana y realiza el claustro del monasterio pontevedrés de Santa María de Armenteira en Meis.
El mayorazgo de Celles pasa a manos de
los Argüelles al facultarse por Carlos I y la
Reina Juana de Castilla su fundación a
Gonzalo Argüelles y su mujer Beatriz de
Arango en 1548. Se vincula a la casa de Navia por matrimonio de Juana Argüelles Celles
y Valdés. Su hermano Don Pedro es deán en
Fig. 11. Detalle de la fachada del Palacio de Celles.
33. Documentada la fundación en 10 de Febrero de 1686, de esta Capellanía por F. Vigil y el encargo en protocolo notarial con fecha de 1695 por Germán Ramallo.
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central de la fachada y adelantándose en el
remate de los laterales de la fachada Sur lo
que en la cornisa sería el arranque de los
huecos de una tercera planta. De nuevo tenemos una supeditación a esquemas tradicionales y castizos pero con un tratamiento
culto y una perfección de líneas y una riqueza ornamental que hablan de la calidad del
trabajo de tracista y maestros de obras.
La utilización de una caliza en bloques exquisitamente cortados y pulimentados manifiesta el buen hacer de los canteros trasmeranos que con sus cuadrillas recorrían el
norte de España realizando obras de gran
calidad. Este acabado contribuye a da monumentalidad a la fachada Sur la mejor trabajada. Queda distribuida en tres cuerpos
que no se realizan y tres calles. La principal
en la que se ubican puerta y balcón central
dispone en la planta baja columnas torsas y
en la superior pilastras acanaladas. La profusión decorativa aumenta de los extremos
al centro de la fachada. Los soportes sostienen entablamentos con friso de triglifos y
semiesferas en el espacio decorativo de la
planta y de motivos vegetales en el piso noble, puntas de diamantes y lises decorativas
aparecen de modo poco convencional en
friso y capiteles. Campea sobre el hueco
principal del piso el escudo de los Argüelles
que ya aparece unido al de los Navia lo que
constituye otro elemento de datación.
Un frontón triangular muy resaltado en molduras y con originales pináculos rompe la línea de la cornisa y acentúa el movimiento ascensional y la teoría constructiva en torno a
un eje, estos dos caracteres, unidos a la libertad en el empleo y la combinación de los elementos decorativos, nos hablan de un barroquismo triunfante y exquisito. Una mayor so-
Fig. 12. Conjunto palaciego de Cavanilles. Centi, Lieres.
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briedad clasicista se aprecia en el patio interior de doce columnas toscanas que sostienen un corredor de madera torneada al modo
popular tradicional. En la crujía oriental una
puerta en arco de medio punto da paso a la
escalera de honor también desornamentada.
Separada aquí del palacio la Parroquia de
San Juan de Celles a menos de un kilómetro de distancia se yergue en la parte alta
muy próxima a la cumbre de la Cubilina que
domina por esta parte la llanera de Siero y
marca la divisoria de aguas a la marina y a
la Parroquia de Anes. Se encomendó a Tomás de Solís probablemente y tiene una estructura muy simple con nave única y cabecera rectangular que sobresale de aquella
en planta y alzado. Va cubierta de crucería
reforzada al exterior por machones de buena traza, en uno de los que se halla el escudo de los Argüelles.
Al Este se completa con una pequeña sacristía y un cabildo.
La fachada oeste queda enmascarada por
el desarrollo espacial del cementerio que la
afea e impide la vista de poniente.
De los primeros años del XVIII si nos atenemos a la fecha marcada en el dintel de
la puerta de ingreso a la Capilla y que se
lee como 1706, data el Palacio de los Camino o de las Justicias en el Barrio de la
Piniella en Valdesoto. Sigue los esquemas
clásicos del siglo anterior para los conjuntos de Hidalgos rurales. Planta rectangular
y tres alturas desarrollan esta obra de
mampostería enlucida con sillarejo en las
zonas de mayor empeño constructivo. Cubierta a cuatro aguas y con el único adorno de una imposta plana que sirve además
para resaltar la separación entre plantas.
Grandes aleros se destacan sobre una imposta moldurada en el remate de los mu-
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ros. Los vanos se distribuyen con gran simetría destacando en la fachada principal
un balcón volado. Ventanas enrejadas en
el bajo y a ras de tierra pequeños tragaluces iluminan el sótano. Una puerta de acceso de gran tamaño cerrada en arco de
medio punto rebajado completa el esquema decorativo y funcional.
La Capilla es de planta rectangular con una
fachada de sillarejo en la que se enmarca un
tejaroz sobre columnas de piedra y cubierta
a dos aguas de teja curva como en el Palacio. El acceso se hace por la fachada del lado derecho a través de un enlosado con un
pórtico de armoniosas proporciones cubierto con teja común y apoyado en armadura
de madera que se levanta sobre dos columnas de fuste acanalado. Las esquinas van
resaltadas a modo de contrafuertes y se
construyen en sillarejo. Cierra el pórtico un
pequeño murete.
Aunque la arquitectura civil se desarrolla
con casi igual pujanza en esta centuria que
en la anterior no deja de tener interés la arquitectura religiosa. Para estas fechas ya
existían en la Pola varias capillas que desaparecieron en el siguiente siglo por obra de
los franceses. Entre ellas la de la Patrona,
Nuestra Señora del Carmen, que dotan en
escritura pública ante el escribano Andrés
de Vigil, Andrés del Quintanal Nosti y María
García, su mujer. Estuvo situada en Les
Campes en lo que era un castañedo y la
destruyen los mismos cofrades en 1810
porque servía de parapeto a los franceses
como lo afirma Fausto (Vigil).
Se colocó un grupo escultórico en el supuesto lugar en los últimos años. Marisalva Prieto apoyándose en una vieja fotografía tomada en los primeros años de este siglo, cuestiona la localización toda vez que
por el lugar señalado ante lo que era la fin-
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ca de Bros pasaba el río Santa Ana hoy
encauzado subterráneamente. Desapareció también la de La Soledad en el Barrio
de su nombre y existe la del Cristo Santa
Ana gracias a una remodelación posterior.
Del primitivo edificio quedan unas columnas toscanas de fuste acanalado en una
disposición un tanto arbitraria. En la primera por la izquierda que sostiene la hornacina de los llamados popularmente “los
santiaguinos” se lee con dificultad la inscripción: “Estas columnas mandó hacer a
su costa el Señor licenciado Torivio S., cura párroco que fue de Santo Tomás de
Priandi bienhechos de esta capilla. Año de
1707” (sic).
En el resto del Concejo se remodelan muchas parroquias que según Mª Dolores
Alonso Cabeza aún conservaban la vieja
estructura de madera y los paramentos
encalados (34)
De esta época son Santa María de Lieres
que tenía la advocación de Moldano, la Visitación de Tiñana y Santa Cruz de Marcenado. Todas ellas responden a un tipo muy
simple con cabecera plana y nave única, un
cabildo a los pies o al Este y una espadaña
barroca. La de Marcenado por el escaso
desarrollo de la nave en vez de cruz latina
tiene la apariencia de cruz griega. El cabildo
tiene en el frente Sur un óculo lo que le proporciona cierta gracia. Fue de patronato del
Marqués de Santa Cruz y allí se sepultó en
1816 el octavo Marqués de este título.
Muchas de las casas que restaban en el
casco urbano de la Pola se remontan a esta época. Sirvan dos como muestra. Una,
(hoy desaparecida) que hace el 50 de la numeración antigua de la Calle Celleruelo y
en la que habitó Toribio de Nava Riestra,
Historia del arte
escultor del que nos ocuparemos más adelante es muy curiosa. Con una elegante
proporción 8 metros por 9 en planta de fachada. Distribuye los vanos con acierto y
simetría. Los del piso alto escoltaban un
balcón de madera torneada que descansa
sobre ménsulas figuradas de las que se
mutilaron una cabeza femenina a la izquierda y otra masculina a la derecha. A ras de
calzada y sobrealzadas se abrían dos puertas: la de servicio partida horizontalmente al
modo de las casas de aldea y que proporcionaría acceso a la cuadra y la principal a la
derecha más cuidada con marco de sillería
y dibujo en orejas de la moldura que se alza
sobre un dintel para cobijar una cruz patada. Es un motivo religioso que se repite en
la vivienda contigua, más anodina (35).
De mayor amplitud es la que ocupa el lado
oeste de la plaza de Les Campes. Casa-bloque de carácter popular con una solana que
ocupa en el primer piso todo el frente de fachada y que muestra una buena labor de
carpintería en la balconada y en las zapatas
que soportan la cubierta.
Finalizan la serie palacios de los que el de
Cavanilles-Centi en Lieres (Fig. 12) reformado
en este momento nos da la versión dieciochesca del tipo palaciego rural tantas veces
descrito. Fue primeramente casa de los Vigil
y el núcleo primitivo probablemente de la
segunda mitad del siglo XVI se adivina en
las fachadas laterales y en la distribución interior con un corredor popular en la fachada
este. Tal como aparece hoy muy restaurado
tiene planta rectangular con tendencia al
cuadrado y cubierta a cuatro aguas. La fachada destaca el tramo central en un pilar
que sirve de apoyo a doble arco y de cuya
enjuta arranca una ménsula que figuradamente sirve de centro al balcón volado que
34. Mª Dolores Alonso Cabeza. Páginas de la Historia del Concejo de Siero. Suma 1992 p. 150.
35. Desaparecida al editar este libro. Sin comentarios.
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se extiende a los tres huecos destacando
el central realzado con moldura en orejas y
una y un elemento avenerado en la parte
superior del dintel. El tejado avanza en una
pseudo mansarda para proporcionar un
espacio superior que cobije el escudo muy
desarrollado y ornamentado con una cenefa en recuadro de motivos vegetales.
Quizá el rebaje de los arcos que deingreso
al profundo zaguán sean los de la primitiva
construcción. En la enjuta de los arcos citados va grabada la fecha de 1764 y en la ménsula superior se dibuja el anagrama Jesús,
María y José. Opuesta a la fachada principal
se levanta la capilla de reducidas dimensiones y planta rectangular estableciendo el tránsito al interior un pórtico sobre columnas toscanas de fuste acanalado sobre un alto plinto
y murete de cierre. El acceso a la pequeña na-
ve se hace mediante un arco rebajado en cuyos laterales van unos escudos. En las dovelas de dos arcosolios laterales va la inscripción; a la izquierda “Reedificó esta capilla.
Año de 1765 siendo poseedor y señor de esta casa el señor Don Juan Francisco de Centi Faes Nava Miravalles” en la izquierda; San
Joachin. Jhesus. María. Joseph. San Mathias
(sic). Una panera que se sitúa al Oeste del
palacio acentúa el carácter rural del conjunto con la particularidad de que además de
bien trabajada lleva en la colodra central un
sol con la fecha de 1735 y la firma del autor
Francisco de Navamiego, en el eje opuesto
se sitúa un creciente lunar.
Los dos últimos palacios del riquísimo elenco sierense pertenecen a la arquitectura
desornamentada del XVIII final muy influida
Fig. 13. Palacio de Valdesoto.
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por el neoclasicismo. El de María Faes en la
Carrera está muy influido por la corriente
tradicional como se ve en el corredor acristalado que da al Sur. De estructura cúbica y
tres plantas la superior va abuhardillada. Se
aprecia un gran equilibrio en la distribución
de los vanos aunque en la fachada principal,
al Este tiene reminiscencias barrocas en la
tendencia a acumular los huecos en el Centro. El tratamiento de los marcos está resuelto de manera sencilla y funcional. Integra al Oeste una pequeña capilla que contrasta en su pequeñez con el carácter más
bien pretencioso del edificio. Responde al tipo tantas veces señalado de rectángulo con
pórtico apoyado en dos columnas de tradición dórica en este caso.
Pese a lo espectacular de su enclave en una
colina y con un recinto cuasi amurallado en la
órbita historicista del XIX el Palacio de Valdesoto es muy sencillo de líneas. Bloque cúbico
solo se realza en el N.O. con un tercer piso a
semejanza de una torre. También al Norte dos
machones apoyan una galería de madera
añadida así como la capillita decimonónica al
Este. El interior se articula en torno a un patio
central cuadrado de dimensiones reducidas.
La fachada más destacada da al Sur.
El ritmo de los huecos: tres centrales escoltados por dos laterales, le proporciona un cierto barroquismo. La puerta adintelada se flanquea por dos ventanas de menor tamaño y la
rejería de cierre de los balcones de la primera
planta que no los hace voladizos tiene un carácter muy sobrio. Solamente dos escudos alternados con los balcones y muy cerca de la
cubierta ornamentan algo junto con unos faroles forjados en hierro a la entrada. Se resaltan sobre el enlucido las líneas de los marcos
y la de separación de plantas.
El jardín se planeó con gran acierto: una bonita fuente barroca se alza frente a la facha-
Historia del arte
da principal en una umbría glorieta. Más
adelante un cuerpo bajo tipo pérgola separa
éste de los parterres geométricos. A la derecha se dispone un jardín romántico a distintas alturas, con belvederes a poniente. A la
izquierda, desde el edificio principal, un resto de bosque le da un aire más rústico a la
superficie muy amplia dedicada a jardín.
Fue solar de los Carreño Solís, alféreces
mayores de Oviedo, que entroncaron con
Vereterra y Riveros, apellidos del último
Marqués de Gastañaga. Pertenece ahora a
los descendientes de Marqués de Canillejas. Esta familia tiene panteón en la Parroquia de Valdesoto.
Al no estar habitados transmiten jardines y
palacio una cierta melancolía, nostalgia de
tiempos mejores.
2. Escultura
A pesar de contar el Concejo de Siero en los
siglos XVII y XVIII con buenos escultores no
hay obra existente de ninguno de ellos salvo la memoria de las destruidas o alguna
que otra atribución.El más destacado fue
Juán de Villanueva Barbales nacido en la
capital del Concejo de 1681. Pronto marchó
a Madrid en donde adquirió renombre de
modo que se le encargan obras de interés
como el Retablo de la Catedral de Coria y a
más de alguna escultura para San Felipe el
Real, que se hallaba en la Puerta del Sol,
Fausto Vigil menciona una Concepción en la
Iglesia de Santa Cruz y Santa Bárbara que
estuvo hasta el 36 en el Retablo de su nombre en la Parroquia polesa de San Pedro. Lo
más importante fue su contribución a la
existencia de la Real Academia de Bellas Artes de San Fernando de la que fue miembro
honorífico por sus muchos años cuando se
creó. Desde allí recibe el encargo del Retablo de la Inmaculada de la Catedral oveten-
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se que al fin realiza. Con pocos años de diferencia, Toribio de Nava Riestra, de Vega
de Poja, en donde nació en abril de 1687 tuvo taller en Oviedo y trabaja en los retablos
colaterales de la Catedral alternando su
obra con la de Villanueva, regaló a su Parroquia natal un Cristo de la misericordia o de
los Afligidos que de las dos maneras se le
conoce que no he podido ver más que en
fotografía. Creo se halla en proceso de restauración, pero ignoro en dónde.
También son sierenses Francisco de Pruneda Nava, imaginero que dejó obra en Granda de Colloto y Juan de Pruneda Cañal. El
primero nace en Pola en Junio de 1757.
Lo más valioso del Concejo es el Retablo de
Santa Ana de Meres en el que se vé clara la
intervención del escultor Borja, sobre todo
en el relieve de la Presentación en el ático.
El grupo de Santa Ana, la Virgen y el Niño, lo
que se llama una Sagrada Generación es de
gusto goticista y quizá provenga de la anterior Capilla.
De escuela castellana procedente de Tamariz
de Campos es el Retablo de la Parroquia de
Argüelles. El profesor Ramallo cree es resto
del desaparecido Ratablo de San Juan de Celles una pequeña Inmaculada como de 40
cms. que continúa la estética castellana impuesta por Gregorio Fernández, aunque personas del lugar aseguran procede de otro
Concejo y se trajo después de la Guerra Civil.
El crucifijo de la sacristía de San Pedro traído desde el Hospital de los Santos Mártires
probablemente perteneció al Retablo del
mismo y pasó a la parroquia a su derribo, es
de gran expresividad y buena factura.
De estética dieciochesca es la Inmaculada
de metro y veinte centímetros de altura con
manos, rostro y ángeles en marfil que trajo
Fig. 14. Inmaculada. Pola de Siero.
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de Filipinas el Obispo Martínez Vigil, se salvó del incendio de 1936.
En la Iglesia de San Esteban de Aramil se
encuentra una imagen de la Virgen del Carmen de vestir con rostro de buena talla y Niño en el brazo izquierdo de facciones delicadas. Mide alrededor de 90 cms. y refleja
un gusto que se podría vincular al neoclasicismo tardío. Ignoro de donde procede pues
en anteriores visitas no se hallaba en ese lugar. Está vestida con gusto y detalle. No es
de las que sólo tienen tallada manos y cara
pues sus pies aparecen calzados con sandalias al modo carmelitano.
V. ARTE CONTEMPORANEO.
SIGLOS XIX Y XX.
Abre el siglo XIX un edificio de enorme interés:
la Parroquial de San Pedro en Pola de Siero.
Frontero su solar a lo que fue el Hospital de
los Santos Mártires Fabián y Sebastián, resto
de sus dependencias era lo que se conocía
hasta que se derribó en los 80 como Capillina
de les Animes. Ahí debió ubicarse lo que fue
el núcleo fundacional de la Pola.
Es el deseo de gozar de una mayor amplitud y autonomía lo que lleva a los vecinos
de Siero en un momento de expansión demográfica (36) a encargar las trazas de un
nuevo templo al arquitecto madrileño Alfonso Rodríguez, que las firma el 31 de Julio de 1801, previa aprobación del la Real
Academia de Bellas Artes. Por Decreto de
Carlos IV se otorgan arbitrios sobre la carne, el salín y aguardiente y vino para subvenir a los gastos. Había venido haciendo
las veces de Parroquia la Capilla del Palacio del Marqués de Santa Cruz al que ya
nos hemos referido y estaba adosada a él
en menor altura.
Historia del arte
Se coloca la primera piedra en 1805 en presencia de D. Pascual Quiles, Regente de la
Audiencia de Oviedo y se prosiguen las
obras sin interrupción hasta 1807 en que la
escasez de dinero obliga con Real Decreto
de 28 de noviembre de 1807, al párroco con
1500 reales anuales a sufragar los gastos
así como al Marqués de Santa Cruz con
12.000, so pena de perder el derecho de patronato, lo que ocurrió por impago.
La guerra contra los franceses y la subsiguiente penuria interrumpen la fábrica reanudándose las obras por breve tiempo en
1822. El recinto había sido durante la francesada utilizado como Camposante y así siguió hasta 1833.
El intendente de la ya provincia de Oviedo
D. Manuel Tellería activa, con sus dotes organizativas la construcción de modo que en
1839 ya se habían rematado las torres si
bien no a la altura indicada por los planos,
por causa de falta de medios. Se cubre el
templo en 1842 y no se inaugura hasta el 29
de Junio de 1845 en la festividad del titular.
La decepción siguió pronto al entusiasmo
producido por el estreno: por cuarteamiento
de la bóveda lleva, por ruina total de la Iglesia del Palacio del Marqués a celebrar el culto en la Capilla del Hospital frontero.
El Ministerio de Gracia y Justicia en 19 de
enero de 1867 recibe una solicitud de fondos para la restauración lo que supondrá en
respuesta una concesión de una suma de
8.000 reales con la que se cubren los gastos
encomendándose la tarea al arquitecto Mariano Esbrí. Se abre definitivamente al Culto
el 6 de Febrero de 1870. Posteriores intervenciónes llevadas a cabo en la época del
Párroco Don José García Galán alteraron el
aspecto inicial añadiendo con poco acierto
36. El catastro de Ensenada medio siglo antes da una cifra de 1.131 vecinos y 200 viudas en La Pola y 7 presbíteros adscritos al Culto.
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un pórtico, que desapareció luego y en
cambio restableciendo las torres en las dimensiones de la traza primitiva.
De dimensiones poco frecuentes en las Parroquiales de la Asturias Central, aplica esquemas tanto estructurales como decorativos ajenos a la tradición popular. el conjunto
resulta armonioso, en su sobriedad dentro de
la tradición neoclásica con deje ecléctico. La
planta de tipo basilical, se dibuja con cabecera recta, poco profunda que prolonga el
espacio de la nave central, más ancha que
las laterales y produce, al elevar en altura,
tanto ésta como la cabecera y los dos tramos
inmediatos, una apariencia externa de planta
de cruz latina. En contraste con el tratamiento del alzado la impresión de diafanidad del
interior responde a una concepción unitaria
del espacio más bien clasicista: la nobleza de
los materiales empleados, la severidad decorativa y la monumentalidad refuerzan su carácter de grandiosidad.
Las naves van separadas por gruesos pilares sobre los que apean arcadas de medio
punto, los soportes citados, simples pilastras toscanas, acentúan la desornamentación. Cabecera y nave central se cubren de
cañón, así como los brazos del falso crucero, apareciendo las naves laterales compartimentadas en tres tramos cubiertos de arista. En la fachada dos torres gemelas destacadas en altura y distribuidas en tres cuerpos, con sus óculos, pináculos y frontones
partidos ponen la nota ecléctica y enmarcan
un cuerpo central ligeramente avanzado con
el único ornato de un vano termal sobre el
hueco adintelado de la puerta central y principal. Pintada en primera instancia por el
decorador Canalda con el incendio en la
madrugada del 3 al 4 de septiembre de
1936 pierde piezas importantes de escultura que habían sido trasladadas de la antigua
Iglesia, entre ellas dos tallas de Juan de Vi-
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llanueva, Santa Bárbara y San Antonio. Desaparece también la imagen de la Virgen del
Carmen traída desde su ermita a la anterior
iglesia y que se guardaba aquí.
Los frescos actuales realizados por el poleso Casimiro Baragaña realizados a últimos
de la época de los cincuenta y con un tratamiento iconográfico muy cercano a la mentalidad del Concilio Vaticano II tratan en el
testero principal el Tema de la Universalidad
de la Iglesia Católica en un apoteosis de
San Pedro y en los muros laterales dos temas Cristológicos; Nacimiento en tonos cálidos y Muerte en gama fría. Vida y muerte
que incumben al fiel que ve transcurrir su vida cristiana en el ámbito de la que es efectiva y afectivamente su parroquia.
Dos edificios centran la actividad constructiva comunal en la década de los 80 del siglo XIX el Ayuntamiento y el Asilo de Nuestra Señora de los Desamparados.
El Edificio Consistorial de 1886-87 está en la
órbita de la arquitectura ecléctica empleada
con profusión en los edificios de tal rango
del Principado de Asturias. De buenas proporciones y con cuatro fachadas abiertas
repite el esquema distributivo de los huecos. En la fachada principal el tratamiento
es diverso: la parte inferior abierta en arquería facilita la existencia de un amplio pórtico
que defiende la entrada principal en la que
se despliega la escalera de honor que abre
en dos brazos y accede a la planta noble.
Hacia la fachada se ubica el Salón de plenos
con amplios vanos centrales y balcón corrido moldurados aquellos sobriamente. Los
cuerpos laterales se implican en una corriente más bien clasicista. Un templete en
hierro cobija el reloj, que según la tradición
se trajo del Hospital de los Santos Mártires
tan emblemático en la Pola.
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A la actividad benefactora del que fue fundador del Banco Hispanoamericano e ilustre poleso Don Florencio Rodríguez se debe la construcción del Asilo que respondía
originariamente a una planta en H y estaba
realizado en mampostería reforzada en ángulos y cercos con buena cantería. Según
relato recibido por tradición oral de las
Hermanas de los Ancianos la obra costó
250.000 ptas. y otras tantas se destinaron
a dotarlo. Dinero duramente adquirido por
el comitente que hubo de trabajar primero
en Sevilla y después en Cuba para labrarse una sólida fortuna. Desaparecido el edificio original en un incendio en los años
setenta resta del primitivo edificio la Capilla Mausoleo enriquecida con fastuosos
mármoles policromos en los que predominan las tonalidades gris y blanca y distribuida en dos tramos abovedados con huecos historicistas gotizantes y capiteles de
Historia del arte
cuidadísima talla en mármol de carrara dorados en algunas de sus partes (Fig. 15).
Está fechada en 1905 y documentada como
obra del arquitecto Luis Bellido. La Cripta
contrasta por su sobriedad. En el mismo
edificio hay en el patio lateral al que se accede desde la Capilla, un buen busto del
fundador realizado en bronce por el catalán
Codina así mismo en 1905.
Probablemente se rehace en este momento
la Capilla del Cristo Santa Ana y la del cementerio que cumple también la función de
mausoleo de los sacerdotes de la parroquia
al ser de propiedad parroquial.
El patrimonio histórico industrial en nuestro
Concejo se centra en el trazado de las Estaciones ferroviarias y sus anexos por un lado y
en dos explotaciones relevantes. La de la Fábrica de Santa Bárbara de Lugones y las
construcciones del complejo de Solvay en
Lieres, las más interesantes. También en la
Collada y Carbayín existen instalaciones en
relación con la explotación del espato flúor y
el carbón pero son menos interesantes desde el punto de vista patrimonial.
En El Berrón sigue dando servicio un cruce
de vías a 90 grados que establece la posibilidad de comunicación entre lo que fue el Ferrocarril de Langreo y el de Económicos de
Asturias. Es el único cruce catalogado en España como cruce cuádruple en Ferrocarriles
de uso público. También interesante era la
plataforma giratoria para vagones que estaba
la misma estación y ha pasado al Museo del
Ferrocarril en Madrid. El cruce data de 1891.
En el apeadero de Anes-La Florida hasta hace poco se conservaba la manga de agua
que también vemos en Pola de Siero.
Fig. 15. Mausoleo de Don Florencio Rodríguez. Capiteles.
El conjunto de Lugones está integrado por la
Fábrica de Pólvora con chimenea, el Depósi-
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to de aguas y además de la Residencia de los
Tartiere las viviendas de los empleados. También el Campo de tiro correspondiente.
En Lieres la explotación de Solvay, que se
inicia en 1904 encomienda al ingeniero Hipolithe Bonnardeaux la traza de uno de los
conjuntos más expresivos de lo que fue el
paternalismo industrial de principios de siglo en un loable intento de mejorar la vida
de los productores, haciéndola también, eso
sí, más controlable. Emplazada en la Cota
287 entre el Campiello y Solano y la Cabaña
y el Rebollar la explotación cuenta con Oficinas, Vestuarios, Economato, Garajes, Cargadero de minera compresores de ventilación y un par de castilletes amén de cochera para la locomotora. Se complementa con
las casas del Ingeniero y el médico en
Campiello que constan de planta baja, piso y buhardilla con grandes ventanales
protegidos por contraventanas de madera.
Más sencillas las casas de Capataces de
planta rectangular y ladrillo pintado como
material de los muros. Los cuarteles así mismo en Campiello se organizan en tres grandes bloques oblongos con 13 portales y un
total de 39 viviendas. Llevan zócalo de arenisca, ladrillo visto y pintado en los muros y
cubierta de teja plana. Hospital e Iglesia son
más tardíos pues creo que los cuarteles podrían ser incluso de finales del XIX. El Hospital de planta rectangular y tejado a cuatro
aguas estructurado en dos plantas y buhardilla abre la portada principal en medio punto con recercado en ladrillo va defendida
por una cubierta de uralita traslúcida en forma de marquesina.
La Iglesia de estilo neorrománico con pórtico de gran derrame en sus arquivoltas y
cubierta a dos aguas se construye en
mampostería y piedra artificial. Es lo más
reciente del conjunto y la fecha de cons-
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trucción es 1943 autentificada por una placa en la que se lee:
La Parroquia de Lieres a la sociedad Solvay
y sus dignos representantes Señores Bonnardeaux en prueba de agradecimiento por
haberle construido esta Iglesia. Año de
MCMXLIII.
Se pueden seguir como vemos en alguno de
los edificios más representativos de la Capital del Concejo los hitos de la evolución arquitectónica en Asturias que no escapa a
las tendencias internacionales y a sus variantes castizas. El eclecticismo decimonónico se agota al final la centuria. Además del
Ayuntamiento muestra tenemos en las casas de más prestancia de la calle Celleruelo
que sigue siendo la arteria principal. La continuidad del estilo se produce por evolución
a un racionalismo clasicista y más tarde se
bifurca a principios del XX en dos tendencias: una dentro de las corrientes internacionalistas que van a dar al Art-Decó, vinculado a la anterior tradición modernista: Casa
Xingu (Fig. 16) en la calle Florencio Rodríguez, y otra de raigambre nacional salida en
teoría del revisionismo que surge de la crisis
de 1898 y que cuajará en los estilos regionalistas a los que Elías Tormo bautizó como
la “veta brava del arte español”.
En nuestra villa, así como en toda la región
arraigará la arquitectura montañesa una de
esas variantes “dialectales que están marcadas por una impronta paradójica de corte romántico y perspectiva inglés, tanto como por la tradición popular en elementos
constructivos: torres, balcones, galerías y
solanas. Se vinculan a ella varios edificios
construidos por la burguesía local, bien
dentro del casco urbano o en la periferia,
Villa Presentación en La Carrera y la vivienda de los Díaz Esnal en la venta de La Uña.
A la corriente anglosajona pertenecía el
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Historia del arte
Chalet de los Paladini siendo de lamentar
su desaparición puesto que en La Carrera
tenemos las mejores muestras de la arquitectura de entresiglos.
A pesar de todo la construcción en la España de la época, más allá de los alardes estilísticos se encontraba en la práctica muy
atrasada con respecto a Europa pues frente
a las soluciones impuestas por los nuevos
materiales: hormigón armado y estructura
metálica que permite un entramado en módulos, se seguía construyendo “a la catalana” a base de muros de carga que luego podían decorarse “ad libitum” dentro del estilo
deseado. Esto explica por el agotamiento
de los sistemas tradicionales el rápido cambio al racionalismo y las vanguardias.
Poco va quedando en Pola de Siero que se
encuentre en condiciones dignas. Destacamos la casa marcada con el número 13 de
la calle Marquesa de Canillejas, con una decorativa escalera en hierro forjado en la que
la estética modernista nos muestra un dragón alado que enrosca su cola de modo ascendente en los zarzillos de las barras verticales. Síntesis del eclecticismo con la vertiente popular de las buhardillas resaltadas,
son las desaparecidas Casas de Riaño (y
que se encontraban situadas en la calle Florencio Rodríguez 19). En el cementerio parroquial la sepultura de los García Ochoa realizada en los años 20 por artistas gijoneses
con una figura central muy bien lograda nos
habla de los afanes estéticos de la burguesía que no siempre muestra tanto gusto en
sus iniciativas. Curiosa es la mole del seudotemplo clásico construido por la familia
Somonte de grandes pretensiones y pobreza de materiales pero marca con su posición dominante la silueta del cementerio.
Asomaba entre sus columnas falsamente jónicas un esqueleto que era el pavor de los
niños que lo visitábamos.
La intervención de la labor constructiva de
la Dictadura y la 2ª República han marcado decisivamente la villa de la Pola. La ley
de Casas Baratas de 1921 y el Estatuto
Municipal junto al Decreto Ley de 1924
marcan una política de construcciones: Infraestructuras municipales, edificios escolares y viviendas, llamadas de casas baratas centran la actividad de los años 20 al
35 en la capital del Concejo y en el resto
del mismo.
Fig. 16. Casa Xingu. Pola de Siero.
A más de las Escuelas de Pañeda Vieja anteriores a esta fecha y que son la variante
docente del estilo popular con una precio-
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sa estructura en madera acusada al exterior, tenemos dos construcciones; una en
ruinas y otra remodelada, muy interesantes. Se encuentran en Lugones y en Faes,
Valdesoto. Se estructuran ambas en tres
cuerpos, el Central destacado en altura y
dos laterales correspondientes a las aulas
de niños y niñas. Un relieve en los dos casos de busto femenino hace de ménsula al
balcón central modernista. En esa base se
halla el escudo del Concejo. Un maestro
enseña en un bajorrelieve los rudimentos
de Geografía y al otro lado las niñas se
agrupan en torno a la maestra. El remate es
más pretencioso en Lugones: dos caballos
alados escoltan un globo terráqueo en el
ático sobre el balcón central.
Se elige tipo regionalista, que más tiende
al caserío vasco que a modelos locales, en
la Ciudad Jardín trazada al otro lado del
parque en la Pola. Son adosados a dos viviendas por bloque de muy digna traza y
buenos materiales.
La figura más destacada en este momento
es el ingeniero Sánchez del Río, riojano afincado en Asturias que proyecta el Ensanche
de Siero en tramas alternadas radioconcéntricas y ortogonales y al que se debe la Plaza Cubierta realizada en 1930 con cubierta
de voladizos increíbles para su época y una
valiente distribución interna de grandes arcos y que abre la fachada a 8 grandes vanos
en cristal repetidos en ritmo doble y que ha
sido uno de los cinco edificios asturianos
seleccionados por el DECOMOMO, Documentación y Conservación del Movimiento
Moderno, organismo muy relevante en la
catalogación de obras destacadas de la arquitectura contemporánea.
También lleva a cabo las obras del depósito de aguas en el que una torre poligonal
con grandes vanos que la rasgan preside
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un cuerpo bajo de estructura ondulante.
Más audaces son los soportes de cubrición
de la antigua Plaza del Ganado. Estructura
laminar de planta rectangular en hormigón
armado con pie cilíndrico sobre el que descansa la lámina de hormigón de lo que se
ha aprovechado como cubierta de la estación de Autobuses, presenta un espesor
muy pequeño en contraste con el gran vuelo que desarrolla y que le da aspecto de
paraguas invertido.
Del vástago central abren cuatro nervios de
considerable espesor que refuerzan lo atrevido de la lámina de cubierta.
En la continuidad del racionalismo con tintes idealistas trabajan ya en los años 70 en
una vivienda unifamiliar en La Carrera los arquitectos Javier Fombella y Angel Ramis
que adaptan al paisaje asturiano en un lenguaje natural y espontáneo los experimentos formales internacionales. La construcción con una movimentada cubierta sostenida por pilares cilíndricos y cúbicos distribuidos en cierta arbitrariedad abre grandes vanos subrayando el horizontalismo que neutraliza lo ascensional del conjunto. La estructura tubular de hierro en cerramiento de
antepechos y escaleras se emplea de modo
pionero en ese momento. La obra está fechada en 1981.
El centro de Cálculo del Banco Herrero, edificio singular construido en Granda en el 8082 maneja escultóricamente sus volúmenes
cilíndricos y emplea materiales en los muros
de cierre que resultan muy novedosos, es
obra de Javier Blanco Pérez.
Por último, Benito Díaz Prieto, a principios
de la década del 90 realiza en planta octogonal el Nuevo Mercado de Ganados, en el
que retoma para la estructura la madera, espectacularmente tratada.
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Historia del arte
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I. FIESTAS Y TRADICIONES
Todos los pueblos celebran fiestas y ritos no
litúrgicos, enraizados con tradiciones populares muy antiguas, que enlazan incluso con
prácticas religiosas precristianas.
Tales ritos y celebraciones estaban relacionados, a su vez, con los momentos esenciales
de la vida o con los periodos del calendario
agrícola anual.
Las fiestas relacionadas con el calendario
agrícola podemos clasificarlas en tres grandes grupos, íntimamente ligados con la evolución del ritmo agrario:
-Fiestas de finales y comienzo del
año o fiestas de invierno.
-Fiestas de primavera o del solsticio
de verano.
-Fiestas de la recolección de verano
y durante el otoño.
Los pueblos en general tienen, además, unas
costumbres más o menos antiguas, a las que
rinden culto todas las clases sociales sin distinción, en la medida de sus posibilidades.
Siero es uno de esos concejos y, posiblemente, de los que mejor guarda y conserva
esas tradiciones.
Se ha de destacar, no obstante, que Pola de
Siero, capital de este concejo, casi siempre
celebra sus fiestas en torno a una mesa y,
desde luego, no vacía, sino repleta de platos, quizá por aquello de que “la danza sale
de la panza”, refrán que no hace sino seguir
el principio mantenido por los despiertos romanos cuando afirmaban: “primum edere,
deinde philosophare” (primero comer, después filosofar).
1. Vigil, F: “Monografía de Siero”, Inédita.
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Las actuales costumbres y más concretamente las fiestas que conservamos, como
señalaba Fausto Vigil (01), son antiguas, pero
influenciadas y modificadas por otras de
fuera de nuestras fronteras. El motivo de estas influencias ha sido el estar nuestra villa
en el Camino de Santiago y tener una Alberguería, donde pernoctaban muchos de los
numerosos peregrinos que acudían de toda
Europa a Oviedo primero y, finalmente, al
Santuario en Galicia.
Otro motivo que señala Ego es la actividad
mercantil que los habitantes de Siero podían
ejercer, desde el momento en que Enrique II
les concedió el privilegio de poder hacerlo,
en todo el reino. Alguno de estos comerciantes pudo traer alguna variante a nuestras costumbres, o aportar alguna nueva,
que luego enraizaría aquí. Se puede afirmar
que en cada uno de los meses del año se
celebraba alguna fiesta en Pola de Siero,
que, sumadas a las que se celebraban en el
concejo, incrementarían considerablemente
el número de ellas en cada mes.
Aquí, en la capital del concejo, todavía se
conservan algunas que con el tiempo se
convirtieron en el santo y seña de la misma:
Les Comadres, Huevos Pintos y El Carmín.
Cronológicamente, según la clasificación
señalada, las fiestas del año serían:
Les Comadres
Son fiestas muy antiguas de fecha variable,
pues, aunque actualmente siempre se celebran el jueves anterior al miércoles de Ceniza, dependen de la época de la Cuaresma.
No existe una fuente escrita que nos pueda servir de punto de partida para el estu-
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dio de su origen. Tenemos que basarnos en
la tradición oral que ha pasado con mucho
mimo de padres a hijos, por lo que hay varias corrientes de opinión al respecto y todas ellas, más o menos razonadas, con mayor o menor índice de credibilidad.
Hay quienes piensan que se remontan a los
siglos XIV-XV y se celebraban en el tiempo
en que las madrinas entregaban a sus ahijados “el bollu”.
Otros opinan, en cambio, que su origen y
nacimiento tiene lugar en la intervención de
las Celestinas o Comadres para reconciliar
o arreglar los enfados de las parejas de novios o matrimonios y, así, pudieran entrar en
la Cuaresma reconciliados. Quizá ésta tenga
alguna relación con el significado de la palabra Comadre como mujer chismosa, curandera, etc. de la literatura medieval.
Otra de las opiniones es la que afirma que
nuestra fiesta de Les Comadres tiene su origen en Argentina, concretamente en Tucumán y en el valle de los Calchaquis, desde
donde un individuo de nombre desconocido
vendría a Pola de Siero en los años posteriores a la conquista de América e iniciaría
aquí la costumbre, donde arraigó.
Como se puede apreciar ésta tesis no es
defendible, pues, aunque no dudamos de la
universalidad de nuestras fiestas, a ellas y a
nuestro folklore hay que buscarles la explicación de su origen y significado “in situ”,
como propia de una colectividad, no de una
individualidad.
La idea más coherente nos la da Julio Caro
Baroja, quien hace un estudio sobre las fiestas de Comadres sin tocar concretamente la
nuestra, y afirma que en España se celebraban y se celebran por las mismas fechas
unos festejos con unas características pare-
Costumbres y tradiciones
cidas, lo que hace suponer que todas ellas
tuvieron un origen común en las fiestas romanas llamadas Matronalia, la fiesta de las
mujeres casadas. Como sabemos, la sociedad romana era eminentemente patriarcal,
sin embargo, una vez al año se festejaban
las anteriormente señaladas, las matronalia,
fiestas consagradas a Juno, cuyo sobrenombre era Matrona, y que protegía a las
mujeres embarazadas.
Estas fiestas eran celebradas en las calendas de marzo por las mujeres casadas en
memoria de la terminación de la guerra entre los sabinos y los romanos. En ellas se
hacían sacrificios a Juno y las mujeres, que
se adornaban con flores en ofrenda a la
mencionada diosa, concedían a sus sirvientas los mismos privilegios que sus maridos
concedían a los esclavos en las saturnalia,
pues eran ese día depositarias de la autoridad y el mando.
Ya en la Edad Media La Iglesia veía con cierto recelo estas celebraciones (Ausonio señalaba que las Matronalia se celebraban incluso entre los cristianos), pero, al no poder
suprimirlas, les dio un significado distinto,
haciendo derivar el antiguo concepto de
Matrona al de madrina, como parentesco
espiritual que adquiere ésta con la madre
del bautizado.
Existen en otras partes de España fiestas de
Comadres que quizá estén relacionadas con
las fiestas de Santa Águeda, muy celebradas en nuestro país el 5 de Febrero. Un
ejemplo lo tenemos en unos versos de Quevedo, en los que, hablando de estas fiestas
de Madrid, dice:
Fiestas hay que por el año
a su gusto se pasean,
caminando por los meses,
al paso de la Cuaresma.
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A ti, jueves de Comadres,
¿que Paulina se te llega?.
No hay amiga que no masque;
no hay criada que no muerda.
Otros ejemplos los tenemos en Huelva, en la
Villa de La Solana; en la Mancha, donde se
celebraba en el siglo XIX el Jueves de Comadres, con cuyo motivo los padrinos y madrinas obsequiaban y convidaban a sus ahijados, y los maestros y discípulos se obsequiaban entre sí.
Quizá más significativo sea el caso de Alcañiz, población aragonesa donde en el día de
Santa Águeda es costumbre, como en otros
lugares de la región, que las mujeres vayan
a merendar a las afueras de sus pueblos
respectivos, tal como hoy hacen los niños
de Pola de Siero.
Otras poblaciones, donde se celebra una
fiesta que podemos relacionar con la nuestra, son Zamora y Segovia.
En Zamora existe una cofradía de mujeres,
regidas por mayordomas, que celebran la
fiesta de las mujeres casadas.
En la provincia de Segovia, en la ya citada
festividad de Santa Águeda, se nombran alcaldesas que rigen los destinos de la población ese día y ocupan en la iglesia el banco
concejil o de la justicia.
En algunas zonas del País Vasco estas celebraciones reciben el nombre de emakunde, que se puede traducir por matrona: que
tiene hijos legítimos o que está en situación
de tenerlos.
Estas emakunde son las fiestas de las mujeres casadas, muy comunes en algunas zonas
de la provincia de Guipúzcoa, y en ellas, entre otras actividades, se reúnen para comer.
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Todas las fiestas de Comadres, aunque con
el paso del tiempo, y ya desde muy temprano, se ajustaron al calendario cristiano, siguen celebrándose en un periodo no muy
lejano a las antiguas calendas de Marzo,
como hemos señalado anteriormente.
Tenían en un principio un origen o un matiz
sacro, de acción de gracias a los dioses, y
una vertiente más humana y material: los
banquetes con que cerraban las celebraciones. Pero ¿no es éste el binomio el origen
de todas las fiestas?.
Como veremos a continuación, en las dos
fiestas de Jueves de Comadres que se celebraban en Asturias, la parte profana se impuso a la otra sacra, hasta tal punto que hoy
se olvidó por completo ésta última, que fue
el origen de la fiesta.
Actualmente Les Comadres se celebran
aquí en Asturias exclusivamente en Pola de
Siero y Gijón, aunque de forma totalmente
distinta en cuanto a esencia, difusión y participación de gente.
Las que se celebran en Gijón, en la misma
fecha que las de nuestra villa, tiene más parecido con las de Alcañiz: las mujeres casadas son las que organizan la fiesta, que consiste en una merienda entre ellas y celebraciones posteriores.
Tradicionalmente y desde tiempo inmemorial, la fiesta de Les Comadres en Pola de
Siero consiste en comadrar: reunirse los familiares y amigos a merendar el “bollu preñáu” (masa de pan o de hojaldre, hecha en
casa con mantequilla y rellena de chorizo),
acompañada de abundante sidra y una naranja de postre.
Cabe señalar que hasta principios de siglo
estas meriendas se hacían en el campo,
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costumbre que los niños siguen manteniendo, aunque su bebida es un refresco.
Actualmente, por diversas razones (climatología, etc.), se comadra en los bares de la localidad y el menú, aunque básicamente cada
familia sigue aportando los “bollos preñáos”,
ha variado, en consonancia con los tiempos,
en cantidad y en calidad: tortillas, embutidos,
lacón relleno, carne empanada, etc., son algunos de los platos exquisitos, junto con variedad de tartas, que adornan las mesas.
afluencia de gente de toda Asturias a la fiesta del Jueves despersonalizó el tipismo de
la celebración.
Una segunda razón es la abundante comida
que queda sobrante del Jueves.
Por estas razones los polesos celebran más
íntimamente la fiesta el viernes y el sábado,
finalizando después del banquete con canciones de improvisados coros
Carnaval
Llegados a este punto hay que destacar dos
factores que, aunque distintos, inciden en la
prolongación de la fiesta al día siguiente, llamado viernes de “Comadrines” e incluso, al
sábado de “Migayes”: por una parte, la gran
Fiesta de fecha también variable por razón
de la Cuaresma. Se celebra en Pola de Siero y también en todo el concejo, al igual que
en toda Asturias, los días domingo, lunes y
Fig. 1. Fiesta de Carnaval a principios del siglo XX.
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martes inmediatamente anteriores al miércoles de Ceniza. El día grande en nuestro
concejo era el martes, coincidiendo con el
día de mercado, y recibía el nombre de
“Martes del Gordu”.
También se empleaban los ramos benditos
para sahumar la ropa de los enfermos en estado grave y para plantar algunas de sus ramas en medio de las cosechas de las tierras
de cultivo.
Esta tradición prohibida desde 1.936 hasta
comienzo del periodo democrático, nunca se
perdió en las aldeas y pueblos del concejo,
pero los disfraces entonces eran muy sencillos y se basaban en el aprovechamiento de
la ropa vieja que había en casa: se embadurnaba o se pintaba la cara con pintura u hollín,
o se cubría con una careta; se colocaba en la
cabeza una sábana o colcha, que se amarraba a la cintura, o bien se vestía la ropa de los
viejos de la familia o de otros vecinos. A estos disfraces se les llamaba “moxigangues”.
Domingo de Pascua
Actualmente en Siero todo es diferente. Se
disfraza la mayoría de la población sin distinción de edad, individualmente o formando grupos, que participan el lunes y el martes en los desfiles organizados por el Patronato de Cultura del Ayuntamiento.
Semana Santa
Las fiestas de Semana Santa comenzaban
con el Domingo de Ramos, en que los niños iban a bendecir el ramo para llevárselo a los padrinos, y los mayores para conservarlo en casa. Lo curioso y destacable
de este hecho es que los ramos benditos
se usaban para quemar en la cocina en los
días de tormenta con rayos y truenos y
conjurar los posibles peligros al tiempo
que se recitaba la copla:
Santa Bárbara bendita
que al cielo estas adscrita, (02)
Santa Bárbara, Santa Cruz,
Santa Teresa de Jesús.
La celebración consistía en misa solemne
con sermón, seguida de la Procesión del
Encuentro. En este día los ahijados regalaban a los padrinos huevos cocidos, cuya
cáscara era de color beige oscuro o marrón, resultado de haberlos cocido con
castañas o “sarrio” de las chimeneas o las
cocinas.
Junto con los huevos era costumbre regalar
castañas y pasteles hechos en casa, que recibían, según F. Vigil, el nombre de “turriones o turrieznos”, si eran cuadrados, y “piñas” si eran ovalados o redondos.
Huevos Pintos
Es una de las fiestas más importantes de
Asturias, no en vano está declarada de interés Turístico Nacional.
Consiste la fiesta en la exposición, venta y
regalo de huevos pintados artesanalmente,
cuyos dibujos de figuras y escenas típicas
van acompañados de frases, símbolos, etc.,
para terminar a altas horas de la noche con
la típica verbena.
La simbología del huevo se sintetiza en el
concepto de la vida, es la eclosión vital que
se renueva y permanece.
Veamos una serie de consideraciones que
sobre el huevo tiene diversos pueblos de la
antigüedad:
2. La gente en general dice “escrita”, quizá por la dificultad que conlleva su pronunciación correcta.
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En Egipto, el huevo del mundo es el origen
de todas las cosas. Los antiguos egipcios
lo ofrendaban celebrando el inicio del solsticio de primavera, ya que según éstos,
Osiris había encerrado en un huevo dos figuras piramidales y blancas, símbolo de
los bienes que querían esparcir entre los
hombres, mientras que su hermano Tifón
había introducido en él doce pirámides negras, símbolo del mal.
En la mitología griega, es el símbolo misterioso con que designaba Orfeo la fecundidad, o sea, el principio de la vida.
Entre los paganos el huevo se miraba como símbolo místico del origen de los seres
y del mundo.
Los pueblos indoeuropeos, en su gran mayoría, conservan la tradición de ofrendar
huevos decorados a sus distintas divinidades en los inicios de la primavera, por ser
ésta la época del año en que se inicia la regeneración de la vida, momento cumbre en
unas culturas de base eminentemente agrícola donde, con la llegada de ésta estación, se inicia el periodo vital, símbolo del
eterno renacer.
El cristianismo, una vez más, sacraliza esta
costumbre dándole una simbología de relación espiritual, de ahí que en muchos países
sea tradicional la costumbre de festejar la
Pascua de Resurrección con estos tradicionales productos.
Esta tradición parece tener un origen simbólico que arranca de la Iglesia primitiva, pues
algunos dicen que se relaciona con la Resurrección, criterio éste que tiene su base en la
existencia de pinturas y obras escultóricas
antiguas, en las que se ve a Cristo con el estandarte de la Pascua saliendo de una sepultura en forma de huevo.
Costumbres y tradiciones
En la Edad Moderna, se introdujo entre los
cristianos, tanto católicos como protestantes, la costumbre de pintar de varios colores
los HUEVOS DE PASCUA, adornándolos
con gran lujo, e incluso, hacer con ellos objetos de arte en pastelería, cuyo fin era ser
regalados, llegando a convertirse en algunas regiones en un obsequio obligado entre
padrinos y ahijados.
Esta costumbre de pintar y decorar huevos
existe hoy en día con gran arraigo en paises como Rusia, Alemania, Inglaterra, Grecia, China, en la inmensa mayoría de los
países del Este de Europa, así como en diversas localidades españolas, como es el
ejemplo de Cañada del Rosal, sito en la
parte oriental de la provincia sevillana, lugar colonizado en el Siglo XVIII por alemanes, y donde perdura la costumbre de pintar los huevos cocidos en la Pascua de Resurrección conocida como “Los Huevos
Teñidos”, tradición que siguen manteniendo anualmente los niños y niñas.
También en Cataluña y Valencia los huevos
cocidos se pintan, pero con colores de matiz homogéneo.
En España, la Iglesia prohibió durante siglos
en la Cuaresma la alimentación basada en
algunas proteínas animales: carnes o derivados de ellas, así como huevos. Este hecho se constata claramente en la lectura de
las Constituciones Sinodales del Obispado
de Oviedo, hechas por el Ilustrísimo Sr. Don
Agustín González Pisador, publicadas con
Real permiso del Rey N.S.D. Carlos III y correspondientes a la licencia del Real y Supremo Consejo de Castilla, fechadas en Madrid el 9 de Noviembre de 1.784, en el Título XVII, Constitución I, sobre los días de ayuno y abstinencia:
Canon III. “Item (a) declaramos haber cos-
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tumbre inmemorial en esta Diócesis de comer Lacticinios, que no sean huevos, en la
Quaresma sin Bula de la Santa Cruzada...”
Se comían, pues, todo tipo de derivados de
la leche, pero no los huevos. Si a esto añadimos que durante la Cuaresma, que ya es
tiempo primaveral, las gallinas aumentan su
producción, se almacenaban en las casas
importantes cantidades de huevos a los que
había que buscar una utilidad.
En Pola de Siero, se celebra la fiesta de
Huevos Pintos el martes siguiente al Domingo de Pascua de Resurrección y sus orígenes no son del todo exactos. Se dice que
procede de Oriente, pero también se le puede suponer un carácter religioso o algo relacionado con la religión.
No existen documentos escritos que den
certeza de su origen, se trata de una tradición oral trasmitida de padres a hijos y de
generación en generación.
La costumbre de pintar huevos en nuestra
tierra parece relacionada con la llegada en
el siglo XIX a nuestro concejo de gentes
procedentes de distintos países de Europa
para trabajar en nuestras minas, ya que fue
en Siero donde se descubrieron los primeros yacimientos de hulla asturianos. De hecho existen abundantes datos bibliográficos al respecto.
La presencia de extranjeros en este municipio y, con ella, la llegada al mismo de tradiciones autóctonas de sus lugares de origen, influyeron con el paso de los años en
la población local, haciendo arraigar en la
misma sus costumbres. Buena prueba de
esta influencia es el hecho de que la costumbre de pintar huevos únicamente se
conserve en los municipios de Siero y Langreo, limítrofes entre sí, donde se produje-
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ron los primeros asentimientos de mineros
extranjeros.
Los huevos, hasta finales del siglo XIX, se
cocían con “sarrio” (hollín de las antiguas
cocinas de asturianas en las que exclusivamente se quemaba leña de roble), y castañas, lo que daba a la blanca cáscara un color oscuro, un color prieto, llamándose
“huevos prietos” a los que se pintaban con
este procedimiento.
La invención de las anilinas dió paso a que
se empleara este producto para el teñido de
los huevos.
Coloreados con anilina, y al ser ésta muy
fluida por estar disuelta en agua, se secaban muy pronto. A continuación, ayudándose de palillos punteados, mojados en ácido
nítrico, se escribían nombres, dedicatorias,
dibujos, etc.
En la actualidad la técnica de pintar huevos
es el resultado de una gran evolución: se
pintan con plumilla, acuarela y óleo, dependiendo la calidad obtenida del virtuosismo de su autor. Este precisa de una depurada técnica para plasmar sobre su superficie el motivo elegido, lo que reviste
una gran dificultad, derivada no solo de su
irregular superficie, sino de la textura de la
cáscara, que exige que la coloración se realice en caliente.
Este cambio afectó también con el paso de
los años a la organización y al desarrollo de
la fiesta.
Hoy, durante el martes de Huevos Pintos, la
inmensa mayoría de los habitantes de nuestra villa visten el traje regional para asistir a
los diversos actos de ese día: bendición de
los Huevos Pintos en bable, desfiles de carrozas y grupos folklóricos, etc., dando así
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un realce, una brillantez y un colorido que
hicieron posible la calificación de Capital de
la Asturianía a Pola de Siero.
El visitante que llegue ese día a nuestra villa
se encuentra con el hecho singular de poder
adquirir como recuerdo los huevos pintos que
se venden en puestos, situados ocasionalmente en las inmediaciones del parque Alfonso X, obra de pintores que se dedican durante gran parte del año a este trabajo artístico.
El Corpus
En Pola de Siero, al igual que en toda España, se celebraba solemnemente esta fiesta.
Costumbres y tradiciones
Antiguamente en nuestra villa, prescindiendo
de la foguera que se hacía en la víspera de la
festividad, como primera manifestación de la
participación del pueblo en la fiesta, el Jueves
del Corpus aparecía la Iglesia llena de jaulas
de pájaros de todas clases, que solían acompañar con sus cantos los oficios religiosos.
Ese día los vecinos, que se despertaban con
la música tradicional de la gaita y tambor
que recorría las calles de la localidad en la
alborada, acudían al culto y luego a la procesión, que se celebraba por la tarde.
El itinerario que seguía la procesión antes
de 1845, año en que se construyó la actual
iglesia parroquial era el siguiente:
Salía de la iglesia parroquial, que estaba en
la actual Plaza de Arguelles, según F. Vigil
(03), dirigiéndose a la Calle de San Antonio
y Santa Ana, bajaba por la calle Pelayo hasta Les Campes, donde el Santísimo entraba
en la ermita del Carmen, hasta que fue derribada en 1810.
Posteriormente a esta fecha, y en recuerdo de
aquella entrada en la ermita, la procesión se
paraba en el mismo lugar, donde previamente
se construía un templete para tal evento, continuaba por la calle del Convento, la Soledad
y Zalamaque para regresar a la iglesia.
Fig. 2. Martes de Pascua en Pola de Siero. Bendición de
los Huevos Pintos
A ésta procesión concurrían numerosísimos
vecinos y fieles de todo el concejo. De entre
ellos, los que ya se habían preparado para
tal fin bailaban a lo largo de todo el trayecto, y con mas profusión ante la ermita del
Carmen, o en su defecto ante el templete en
Les Campes, la danza o baile de “Los Danzantes”, formando con sus evoluciones innumerables combinaciones de figuras: cruces, zigzag, líneas paralelas, etc. entre las
que pasaba el Santísimo bajo la bóveda de
arcos que portaban los bailarines.
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Señala Fausto Vigil en una de sus obras un
dato curioso: en todas las parroquias del
concejo la fiesta era costeada por los vecinos, que entregaban cada uno la llamada
“tasa”, un copino de escanda, excepto los
viudos y viudas, que considerados como
medio vecino, entregaban solo medio.
Cuando se dejó de cultivar la escanda, se
pagaba en dinero.
Hoy, solamente queda de todo esto, la misa
y la procesión, que en algunas parroquias va
acompañada de los niños que hicieron la
Primera Comunión ese año.
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Por la noche de esta misma fecha, una vez
terminada la verbena y quemada la foguera,
los mozos solteros van a cortar el alamo, interpretando los cantos y coplas referentes a
la festividad:
¡San Xuan!, ¡San Xuan!,
San Xuan y La Madalena
fueron xuntos a melones
y en medio del melonar
San Xuan perdió los calzones.
Una vez cortado, se transporta hasta la villa,
generalmente a hombros, y posteriormente se
planta en la plaza de Les Campes, previa colocación de carteles alusivos a los casados.
San Juan
Esta fiesta tan celebrada por todos los pueblos, es herencia de las antiguas fiestas paganas del solsticio de verano, a las que la
iglesia dió un matiz religioso.
Todavía hoy en alguno de los actos de la fiesta de San Juan quedan restos de los ritos y
costumbres de aquellas celebraciones paganas. Vamos a comentar algunos ejemplos:
En Pola de Siero esta festividad tiene carácter religioso o, mejor, tiene un enfoque religioso en muchos de los elementos que
componían y componen la fiesta.
Durante el día de la víspera, es decir, el 23
de Junio, los niños instalan delante de sus
casas, en plena calle, macizos de tierra o
macetas de flores, entre los que se colocaba una peana o especie de altarillo con
la imagen de San Juan o, en su defecto,
una reproducción, cuadro o dibujo del
mismo. Son las llamadas “Capillas o Capillines de San Juan”.
Actualmente, a pesar de conservarse la costumbre, está en clara regresión.
Otras costumbres que desaparecieron, al
menos en la mayoria de las parroquias del
Concejo, eran:
La de adornar las fuentes (aunque se sigue
haciendo en alguna parroquia del concejo).
La de adornar los balcones y ventanas de
las mozas por los mozos y pretendientes.
Sacar los utensilios de la labranza, incluso
los carros, de donde se guardaban y colocarlos en medio de los caminos para obstaculizar el paso.
Pintar “les carones” en las fachadas de las
casas de las mozas, de las que se había recibido algún desdén o desengaño.
Plantar “la muyerona”, especie de espantapájaros grande, que se colocaba en las tierras de maíz y fabes, que permanecían sin
sallar por esta fecha.
San Pedro
La fiesta de San Pedro se celebraba la noche del 28 de Junio, es decir, la víspera de
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la festividad, y es en nuestra villa la fiesta de
los casados y de los viudos.
En tiempos no muy lejanos las celebraciones comenzaban al anochecer, una vez terminados los trabajos, con una foguera en la
plaza de Les Campes, a la que seguía una
merienda regada de abundante sidra.
Repuestas las fuerzas, se formaba la danza,
que llevaba el mismo paso que la Danza Prima, pero con un ritmo más lento y cadencioso, acompañada por “Les Sampedraes”
copla que los participantes cantan evocando a San Pedro y a los santos, o por “Las
Soberanas”, musicalmente iguales que las
anteriores, pero que comienzan siempre con
la palabra “Válgame”.
Duraba la danza hasta el albor del día 29, en
la que los casados, acompañados de gaita
y tambor y provistos de un carro, si el árbol
que se iba a cortar estaba lejos, o sin el carro, pues se traía a hombros si estaba cerca,
marchaban a por el roble, que plantaban delante de la iglesia (desde hace años en la
Plaza de Les Campes), previa colocación a
los carteles alusivos a los solteros y como
contestación a los que ellos habían puesto
en el álamo.
En el Siglo XVII y XVIII se cortaba y plantaba
un pino. Actualmente, aunque la tradición
de la foguera se perdió o se está perdiendo,
los casados siguen reuniéndose a la misma
hora del anochecer en algún bar de la Plaza
de Les Campes de donde se parte en busca del roble, que se corta y se trae al mismo
lugar de partida, en cuyo bar se merienda,
también con abundante sidra, para posteriormente plantarlo aproximadamente a las
12 de la noche, previa colocación con los
consabidos carteles.
Una vez plantado, se interpretan las ya men-
Costumbres y tradiciones
cionadas anteriormente “Sampedraes y Soberanas”, prolongándose la celebración durante varias horas.
¡La Soberana!
La que va por La Pedrera
¡cómo ximilega la saya!
¡Cómo ximielga la saya!
y si yo fuera con ella
mucho más la ximielgara.
¡Señor San pedro!
Quiero posar los calzones
por la cabeza y nun puedo
Por la cabeza y nun puedo!
por los pies han de salir,
¡Valgame el Señor San Pedro!
El Carmín
Hablar del Carmín es como hablar de algo
superconocido: todo está dicho o escrito alguna vez por algún investigador, pero siempre hay algo nuevo que decir.
Nació esta fiesta el año de 1695, en el que
Andrés Quintanal y su mujer María García,
vecinos de Pola de Siero y devotos de la Virgen del Carmen, costearon la construcción
en Les Campes de una ermita dedicada a
esta Virgen, formándose una Cofradía bajo
la advocación del Carmelo.
Cuentan las crónicas que les costó 12.000
reales, que se bendijo el 17 de Julio de ese
mismo año, es decir, al día siguiente de la
festividad de la patrona y se propuso celebrar la festividad el año de 1696.
Estaba situada dicha ermita entre los castaños que ocupaban la actual Plaza de Les
Campes, y al lado del camino que seguían
los peregrinos en dirección a Santiago de
Compostela.
Los cofrades, que eran numerosísimos y de
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toda la provincia, festejaban a su patrona el
domingo siguiente al 16 de julio, si esta fecha no caía en domingo, celebrando una
procesión en la que, entre otras demostraciones, se ejecutó, hasta el primer decenio
de este siglo, la danza o baile de “los Danzantes”, y en la que se exhibían numerosos
“Ramos”, costumbre ésta que perduró hasta el año 1879, en que se perdió.
Pero era tal la asistencia de cofrades el domingo, que fue necesario organizar una segunda fiesta el martes, día del mercado de
Pola de Siero, para que pudieran festejar a
su patrona los devotos del concejo.
Estos, que solían madrugar para el mercado
semanal, acudían a la villa provistos de comida, que consistía básicamente en una
empanada de anguilas y otros platos caseros que degustaban en el mismo castañeu,
una vez terminados los actos religiosos y las
posteriores danzas y bailes.
Ni qué decir tiene que, llena la panza, seguirían con los cánticos y bailes, culminando al
oscurecer con la Danza Prima, cuyo estribillo “¡ Viva la Virgen del Carmen!” exaltaba a
la patrona.
El auge que con el paso del tiempo fué
adquiriendo esta romería del martes en
detrimento de la del domingo, hasta el
punto que podemos considerarla como
embrión y origen del actual Carmín, se debe exclusivamente a que, en el binomio
origen de las fiestas, el componente profano, actuando de elemento dinamizador de
los cambios de las mentalidades colectivas, fue absorbiendo paulatinamente al
otro componente, el religioso, hasta anularlo, dejándolo relegado exclusivamente a
la fiesta del domingo, consistente en una
misa solemne y procesión en honor de
Nuestra Señora del Carmen.
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Aunque quedan ya lejanas estas fechas de
su origen el Siglo XVII, la romería de El Carmín sigue siendo, en síntesis, igual que
aquella del martes, con los lógicos cambios
que los tiempos fueron imponiendo.
Uno de estos cambios fue el de la fecha de
celebración: pasó del martes al Lunes siguiente del día 16 de julio, festividad de la
Virgen del Carmen.
La razón fundamental que explica este cambio fue la destrucción de la ermita de la patrona durante la invasión francesa, cuya
constancia queda en 1815 en uno de los libros de fábrica, de la Iglesia firmado por
Don Diego Fernandez Linares, cura párroco
de Pola de Siero, donde señala:
“En la segunda invasión de los franceses en esta villa a principios de Enero
de 1810, mandados por el General
Bonet, se hizo un saqueo general en
esta villa de su orden, ...habiendo robado el Cáliz de Nuestra Señora de
Carmen, la ermita se demolió enteramente, situada en medio de la plaza y
su imagen se colocó en la capilla de
San Fabian y San Sebastián.”
Se sabe también por la documentación que
la campana de la ermita se entregó para
fundir una nueva para la iglesia parroquial, al
estar quebrada la de ésta.
En cuanto a la imagen, en el año 1826 se
colocó en el altar de la iglesia parroquial.
Aunque la ermita desapareció no ocurrió lo
mismo con la cofradía, pues, una vez terminada la Guerra de la Independencia, y sin
duda, por su iniciativa, se reanudó el culto
en la Iglesia parroquial, pero la romería que
se restableció se celebró el lunes, o sea, al
día siguiente de la fiesta religiosa.
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Actualmente la fiesta religiosa se ciñe a la
mañana y mediodía del domingo, en el que
se celebra la misa solemne y a continuación
la procesión.
iglesia, en cuya plaza se coloca la imagen,
alrededor de la cual las parejas de bailarines
y demás fieles forman corros concéntricos y
bailan la Danza Prima.
Arranca ésta de la misma iglesia, acompañada de muchisimos devotos, entre los que
destacan las parejas de bailarines, ataviados con el traje regional de ceremonia, que
rodean la imagen durante todo el trayecto.
Baja por la Calle de Celleruelo hasta el Cruce limítrofe con la plaza de Arguelles, desde
donde se dirige a la Plaza de Les Campes.
En medio de esta plaza, y quizá en recuerdo
de las funciones religiosas que se celebraban en la ermita que allí había, se detiene la
procesión y los numerosisimos fieles que
forman la misma cantan una Salve en honor
de la Patrona. Continúa calle arriba en dirección a la Soledad, desciende por la calle
Villanueva hasta la Calle Celleruelo, por
donde baja, para dirigirse finalmente a la
La parte profana tiene su momento culminante al día siguiente, lunes, en la romería
del Camín.
Aparte de los elementos festivos que ocupan
la mañana de ese día, la romería propiamente
dicha comienza a primeras horas de la tarde
con el desfile de las bandas de música, charangas y numerosas parejas de gaiteros y
tamborileros, acompañados de un ingente
número de personas de todas las edades,
que con sus meriendas se dirigen al prado de
la fiesta para cumplir, un año más, con el centenario rito, más que de merendar, de compartir en grupos con familiares y amigos la tradicional empanada, antiguamente de anguilas, acompañada de todo tipo de embutidos,
Fig. 3. Tienta de Vaquillas en Pola de Siero durante las fiestas del Carmen y el Carmín.
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tortillas, carnes y un largo etcétera, además
de los postres, regado con abundante sidra.
En fin, la universalidad de la fiesta se puede
resumir en estos versos de un poeta:
Terminada la merienda, la gente motivada por
la música de alguna de las numerosas charangas que actúan por el prado de la fiesta,
canta y baila preparándose para lo que será
el espectáculo final: la bajada del “práu”.
Pobre del asturianín, que en esta vida mezquina no visitó la Santina, ni
merendó en el Carmín.
En efecto, cuando la noche va cayendo y
los grupos musicales van abandonando el
prado de la romería, miles de personas surgen en súbita algazara, rebosantes de alegría, formando tal algarabía, que bien puede considerarse como la organización más
desorganizada.
Cualquier espectador que pueda observar
desde un lugar destacado este espectáculo
no vería sino los millares de brazos, elevados
rítmicamente al cíelo, de esa masa de gente,
que como un alud, va engullendo e incrementándose a su paso con los espectadores que,
de motu propio y magnetizados por el espectáculo, pasan a formar parte de ésta gigantesca e improvisada comparsa musical en su
recorrido hasta el centro de la villa.
Muchas son las razones a destacar que, con
el devenir de los tiempos, contribuyeron a
convertir el Carmín en “La Romería de Asturias”, tal como se la conoce hoy:
- En primer lugar la envidiable situación de
Pola de Siero y su concejo en el centro geométrico de Asturias.
- El incremento y mejora de las vías de comunicación con los poblados concejos limítrofes.
- El incremento y mejora de los transportes,
tanto colectivos como particulares.
Indudablemente el carácter festivo y acogedor de los autóctonos, que hacen sentirse
un poleso más al forastero.
Magüestos
El día uno de Noviembre, además de las ceremonias religiosas propias de la festividad,
existía la costumbre de hacer los “magüestos”. Para ello los mozos y mozas se reunían en los castañeos o en otros lugares de
los respectivos pueblos y, después de recoger castañas en cantidad suficiente, encendían la hoguera donde se asaban éstas, para luego comerlas con sidra dulce. Una vez
terminado el “magüestu”, el regreso al pueblo se hacia entonando canciones alusivas
al fruto consumido.
Esta costumbre pervive en muchas parroquias de nuestro concejo y es muy celebrada entre los escolares.
Santos y Difuntos
La festividad de Todos los Santos era en Asturias la anunciadora de la estación fria. El
refranero dice:
Por todos los Santos, nieve en los altos.
Todos los Santos anuncian de verdá
Lo que ha de venir por Navidá.
Hasta el siglo pasado había en Pola de
Siero, y algunas parroquias del concejo, la
costumbre de que grupos de mozos salieran a pedir en las noches de Santos, Difuntos, y algunas noches más de noviembre, en favor de las Animas del Purgatorio,
cantando canciones tristes, alusivas a las
celebraciones, haciéndose acompañar de
una campanilla. Las limosnas recaudadas
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se entregaban al párroco, y eran destinadas a misas.
La Esfoyaza
Costumbre que pervivió hasta bien entrado
este siglo XX y que en algunas parroquias
aún pervive. El maíz, traido del Nuevo Mundo a principios del siglo XVII se introdujo en
la dieta popular, siendo comida habitual para muchos asturianos y solución para muchas hambrunas.
Llegado septiembre, las familias se reunían
para cojer la cosecha y con este motivo se
celebraban fiestas en cada aldea, al atardecer
y terminada la faena del campo, llegaba la esfoyaza, tarea que se convertía en fiesta mayor.
Pero la mejor descripción de esta labor corresponde a Jovellanos en sus “Diarios”, al
referirse al método tradicional del cultivo del
maíz. Escribe al respecto:
Síguese a esto, la operacion de la esfoyaza, que se hace por turnos en las casas de
los labradores, concurriendo los mozos de
la redonda a ellas: las mujeres desenvuelven las hojas, descubriendo el grano de la
mazorca, separando las hojas inutiles y
dejando tres o cuatro, y los hombres tejen
estas hojas unas a otras formando riestras
de cuatro o cinco varas de largo, a que llaman piñones cuando son mas cortas. Esta
operación es de mucha alegría; se canta
mucho; se tiran unos a otros las panoyas;
se retoza y se merienda tortillas de sardinas, o jamón con boroña, precisamente
caliente, queso y peras o manzanas cocidas con la misma boroña. En otras partes,
en lugar de merienda, se da a cada uno un
panecillo como de media libra, y en otras
garulla, esto es, “castañes corbates” y peras y manzanas crudas. Esta esfoyaza es
siempre de noche, y acaban a la una o las
Costumbres y tradiciones
dos de la madrugada. Entonces los galanes acompañan a las mozas hasta sus casas, que suelen ser distantes, y al amanecer estan en el trabajo.
Navidad
Aparte de las celebraciones propias de la
fiesta, destacaremos algunas que tenían
ciertas particularidades y que poco a poco
se fueron perdiendo.
La costumbre de pedir el aguinaldo o “aguilandru” por los grupos de niños o jóvenes,
cantando villancicos, perduró en Pola de
Siero hasta nuestros días, merced a la proliferación de grupos corales, a los que pertenecen la mayoría de los integrantes del grupo peticionario.
Ya no se cantan los hermosos romances
que grupos de jóvenes interpretaban, y que
Fausto Vigil menciona en su obra, procedentes de la tradición y transmitidos por
vía oral.
Aquí, en Pola de Siero eran tradicionales por
estas fiestas las representaciones de las famosas “Comedias de Sidros”; cuyas actuaciones se prolongaban hasta el Antroxo, pero al estar tratadas en otro apartado, no nos
vamos a extender en ellas.
II. FIESTAS DEL CONCEJO
Además de las fiestas o celebraciones señaladas, en el Concejo de se celebran las siguientes patronales:
Fiestas de Mayo
Fiesta de la Virgen de la Cabeza: Se celebra
en la parroquia de Tiñana, en el lugar de Meres. Es la primer fiesta del verano que se celebra en el Concejo.
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Fiestas de Junio
Celébrase la festividad de San Antonio en
Pañeda Vieja, parroquia de San Martin de
Anes, el primer domingo de junio. También
se celebra en Pola de Siero al domingo siguiente del 13 de junio, organizada por los
vecinos de la calle del mismo nombre.
El corpus Cristhi: Se celebra el segundo domingo de junio, en Santa Eulalia de Vigil.
También se celebra el último fin de semana
de junio en Vega de Poja.
San Juan: El 23 de junio en Venta de Soto,
parroquia de La Carrera.
San Pedro: Celébrase en la Collada el 23 de
junio.
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Fiestas de Santa Marina: Se celebra el último domingo de julio.
Fiestas de Agosto
Nuestra Sra. de la Salud: Se festeja en Lieres el primer domingo de agosto.
Nuestra Señora del Buen Suceso: En el
Carbayu (Lugones), el primer domingo de
agosto.
Fiestas de San Felix: En la parroquia de Valdesoto, segunda semana de agosto.
Nuestra Señora de las Angustias: en Negales (Valdesoto), se celebra el tercer domingo
de agosto.
Fiestas de Julio
Fiestas de San Fernando: En Molledo (Hevia), el tercer domingo de agosto.
San Antonio: Se celebra en Colloto (Granda), la primera semana de julio.
Fiestas de Santa Isabel: Tiene lugar el último
domingo de agosto, en Lugones
Fiestas de San Cristobal: En Collado, el primer fin de semana de julio. Lugones también celebra esta festividad el segundo domingo de julio en el Peralón.
Virgen del Perpetuo Socorro: En la parroquia
de Arguelles, último domingo de agosto.
Santo Angel de la Guarda: Se festeja el tercer domingo de julio en la Moñeca (Hevia).
Nuestra Señora del Rosario: Celebrase el
primer domingo de septiembre en la parroquia de Celles. Llamada popularmente
“Fiesta del Ramu”.
Fiestas de Santiago: El 25 de julio en Santiago de Arenas.
Santa Marta: En Carbayin Bajo, se celebra la
última semana de julio.
El Corpus: En Aramil, el último domingo de
julio.
Fiestas de Santa Apolonia: En Pañeda Nueva, el último domingo de julio.
Fiestas de Septiembre
Fiesta del Agua: En Lieres, primer domingo
de septiembre.
Nuestra Señora de la Salud: En Muñó el 8
de septiembre, también llamada popularmente “Fiesta del Ramu”. Tiene la particularidad del sorteo del mismo:
En un recipiente se introduce una cantidad
determinada de papeletas numeradas, (an-
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tes, con los nombres de los vecinos que
previamente habían pagado el canon o precio de la rifa). En otro recipiente se introduce otra cantidad de papeletas en blanco y
sólo una con nombre de “Alhaja Santa”.
El proceso del sorteo consiste en ir sacando
alternativamente, una papeleta del primer
recipiente y otra del segundo. Cuando de
este segundo recipiente se extrae la que lleva el rótulo “Alhaja Santa”, significa que el
ganador es el número o nombre que se ha
extraído inmediatamente antes de ella del
primer recipiente.
En la parroquia de Bobes, se venera la Virgen de la Novala, festividad que se celebra
el primer domingo de octubre.
Fiestas de San Martin: Se celebra en la parroquia de Arguelles, 10 de noviembre, con un
marcado carácter gastronómico, en ella se celebra el certamen de “Les Fabes de la Granja”.
Fiesta de Les Castañes: Se celebra con la
conmemoración de Santa Eulalia, el primer
domingo después del 10 de diciembre.
III. LA CERÁMICA DEL RAYU
Desde la publicación del Catastro del Marques de la Ensenada a mediados del siglo
XVIII, quedó patente que las industrias
más antiguas de Siero han sido la fabricación de las pieles, la zapatería, la fabricación de la sidra y los molinos harineros, sin
olvidar, por supuesto, que fue en Siero
donde se encontraron los primeros yacimientos de carbón.
Pero dentro de la industria hay que destacar
la producción artesanal representada por la
Cerámica del Rayu, cuyo nombre le viene
por el barrio donde alcanzó, en el siglo XIX,
el mayor nivel de producción.
Costumbres y tradiciones
Se trata de una cerámica de carácter utilitario y uso popular, pero las piezas que se
conservan han pasado, de ser algo fundamental en la vida doméstica, a ser apreciadas por su valor técnico, artístico y hoy son
un valuarte del patrimonio del concejo.
Aunque el total de la producción se llevó a
cabo en la parroquia de Vega de Poja, cronológicamente debemos señalar dos etapas:
a) Durante el siglo XVII y parte del XIX, la fábrica de Loza estaba ubicada en el barrio de
Villar, concretamente en la casa-palacio solariega, fundada por Juan Nepomuceno
Cónsul, de origen francés, que fijó su residencia en Asturias en el siglo XVIII.
De él dice Jovellanos, en sus “Cartas del
viaje de Asturias”:
“...No hace muchos años que Juan
Consul, sin otro auxilio que la especulación y su industria, logró establecer
en su casa de Villar, Concejo de Siero,
una fabricación de loza fina en la que
se fabricaron piezas admirables”.
b) En la última mitad del siglo XIX, los alfareros que trabajaban en la fábrica se independizan y se establecen por su cuenta,
concretamente en los barrios de El Rayu y
La Cuesta, fabricando hasta entrado el siglo XX.
El trabajo de alfarería en Siero se haría de
una manera ininterrumpida desde la aparición de la fábrica de loza hasta el cierre de
los talleres en el Siglo XX.
La línea estilística, es de carácter exclusivo,
es decir, no compartida con la fabricación
de otro tipo de loza. El oficio pasaba de padres a hijos. Todos hacían el mismo tipo de
loza y trabajaban las piezas de igual modo.
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Eran los alfares pequeñas industrias unifamiliares, en cada una de las cuales se realizaban los procesos de transformación de
forma idéntica.
Cada alfarero era propietario de sus modos
de trabajo, trabajando apenas para su subsistencia, solo en algunos casos tenía asalariados. A estos alfareros se les denomina en
algunas ocasiones “talaveranos” o “talaveros”, por su similitud con dicha cerámica.
Las materias primas básicas en estos alfares era el barro, el agua y el fuego.
El yacimiento donde se extraía el barro era
el Covaxil o Covarcil (cueva de arcilla), lugar
situado a poca distancia del Rayu.
El espacio se distribuía entre todos, de manera que cada uno sacaba siempre la arcilla
del lugar que se le había asignado.
En cuanto a los hornos eran construidos por
los propios artesanos, eran de gran capacidad, de planta circular y de perfil cupuliforme. El combustible utilizado, a diferencia de
los demás alfares de Asturias, que utilizaban
el medio vegetal, era el carbón, explicación
lógica debido a la proximidad de las minas
(Arenas y Lieres). Se trataba de cocciones a
baja temperatura.
Al contrario que el resto de Asturias, no fabricaban en el Rayu vasijas para cocinar o
de fuego, las piezas eran realizadas atendiendo a las necesidades de almacenamiento de líquidos o alimentos: jarras, botijos de agua, tazas, platos, fuentes, orinales, etc.
La decoración era sobria, de fondo blanco,
en la que se dibujaban las formas lineales de
color azul cobalto, que no se diluía igual en
todos los alfares, pues varía del azul apaga-
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do al color intenso, así como el barniz que
varía de mate a brillo.
La decoración se coloca siempre en las partes más visibles de la pieza, haciéndolo en
el exterior para las formas cerradas (jarras,
botias, orinales...), y en el interior para las
abiertas (fuentes, platos, escudillas...).
Puede afirmarse que la totalidad de las piezas
de Vega de Poja usan siempre varias líneas
horizontales y paralelas, realizadas en el torno, que se distribuyen en partes concretas, en
combinación con la decoración variable.
IV. FOLCLORE
En esta Asturias que, como dijo Ortega y
Gasset, suena a plural, Siero aporta a esta
pluralidad una serie de costumbres y tradiciones propias o se suma a las muchas comunes, relativas a la danza con su acompañamiento sonoro, que ya Estrabón destacó
cuando afirmaba que los pueblos de estas
latitudes norteñas celebraban los plenilunios
con danzas ante las propias casas. Celebraciones éstas que ni la Iglesia, ni el implacable brazo secular de las monarquías de antaño lograron desarraigar del pueblo asturiano con sus edictos y sanciones.
Dos son las danzas que destacan entre las
existentes que se conservan de antaño en
Pola de Siero: la Danza Prima y los Caranquiños.
Son ambas danzas antiguas y entrañables y
se ejecutan con pasos comedidos y marcados acompasada y solidariamente por los
danzantes que, cogidos por los dedos meñiques, cantan de vivía voz las antiguas estrofas de las mismas.
Son a la vez producto de la iniciativa y participación popular (ningún grupo folklórico
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Costumbres y tradiciones
organiza las mismas), pues son los mismos
polesos quienes, sintiendo en el alma las
tradiciones de la villa, las interpretan, sin
acompañamiento instrumental alguno, combinando cadenciosamente los movimientos
de pies y brazos hacia adelante y hacia
atrás al ritmo que un guía marca.
La Danza Prima
Esta danza tiene como base una de las muchisimas versiones del antiquísimo romance
que comienza: “¡AY!, un galán de esta villa”,
al que Alvaro Galmés en su libro “Romancero Asturiano” califica como bellísimo y significativo y lo considera el canto nacional para los asturianos.
La Danza Prima se bailaba, como en la actualidad, en ocasiones solemnes o muy importantes: culminación de la fiesta del Carmín, al que servirá como broche de oro.
En ella los danzantes, hombres y mujeres
colocados alternativamente, forman uno o
varios corros o hileras a cada uno de los
lados de la calle y, para comenzar, adelantan, a modo de paso, el pie derecho,
esperando que el guía comience a desgranar los más de 140 versos octosílabos,
con rima asonante en los pares, del mencionado romance.
Una vez iniciada la danza, la mecánica es la
siguiente:
Fig. 4. Danza prima en Pola de Siero. Durante la festividad de los Huevos Pintos.
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Guía:
Danzantes:
Guía:
Danzantes:
Guía:
¡Ay!, un galán d’esta villa,
¡Viva la Virgen del Carmen!
¡Ay, un galán d’esta villa!
¡Viva la Virgen del Carmen!
¡Ay!, un galán d’esta villa,
¡Ay!, un galán d’esta casa.
Danzantes: ¡Ay!, un galán d’esta villa,
¡Ay!, un galán d’esta casa
Se produce, como podemos observar, un
paralelismo de repetición, procedimiento
antiquísimo empleado por los trovadores
galaico-portugueses en la Alta Edad Media.
Actualmente la danza prima se baila, entre
otras ocasiones, para cerrar las fiestas del
Carmín, el martes a las 12 de la noche y, siguiendo el proceso arriba señalado, parte de
la calle Florencio Rodriguez, recorre algunas
otras y termina en el parque Alfonso X.
Los Caranquiños
Se bailaba esta danza ante la ermita del
Cristo de Santa Ana al oscurecer del día siguiente de la festividad de Santiago Apostol, o sea, el 26 de Julio, en el que se celebra precisamente Santa Ana.
En ambas fechas, durante todo el día y parte de la noche, no dejaba de sonar la campana de esa ermita. A esto se llamaba “tocar los caranquiños”.
Esta danza tiene como letra el mismo romance de la Danza Prima y se ejecuta con
el mismo paso, pero hay que señalar dos diferencias entre ellas:
La danza de Los Caranquiños lleva un ritmo
más rápido.
Tiene, por otra parte, un estribillo doble que
repiten los danzantes alternativamente:
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1º: A los Caranquiños, madre, vengo; no los
puedo hallar si me duermo, si me duermo.
2º: De los Caranquiños, madre, con cuidado, que esta fiesta viene de año en año.
Señalaremos además que, al igual que la
Danza Prima, se baila en corro o rueda, o
en hilera, marchando los danzantes lateralmente, pero no tiene un guía que cante
el romance, sino que una pareja de bailadores, o un pequeño grupo de ellos canta
dos versos del romance señalado, contestando todos los demás el primer estribillo;
continúan cantando aquellos otros dos
versos, contestando los danzantes el segundo estribillo, y así sucesivamente hasta que se termina el romance.
DANZA DE LOS ROMEROS
Existió en Pola de Siero, hasta ya entrado el
siglo XX, una danza llamada “Danza de los
Romeros” o de “los Danzantes”. Éste tipo
de danza es muy conocido, pues sería una
variante de las famosas danzas de este genero, que aún se bailan en la península: “la
Espatadantza” de Vascongadas, “la danza
dels bastons” de Cataluña, o la “danza de
los lazos” de Leon y Palencia.
Los trajes de estos Danzantes o Romeros se
componían de las siguientes prendas:
Los hombres se cubrían con sombrero de paja, de amplias alas vueltas hacia arriba y adornados con broche y cinta de color alrededor
de la copa. Vestian una camisa blanca, manga larga y amplia. Una banda de gasa de colores colocada sobre el hombro derecho, para anudarse en lazada en la cadera izquierda.
Vestían calzón ajustado bajo la rodilla y ceñían la cintura con su faja de seda de colores.
Unas medias blancas cubrían sus piernas,
atadas bajo la rodilla y bajo la trabilla del calzón. Calzaban unos zapatos de color verde.
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Las mujeres se tocaban con sombrero de
paja de amplias alas vueltas, adornado
con perlas y con una gasa ancha alrededor
de la copa, anudada atrás y cayendo sus
extremos a la espalda. Usaban chambra
blanca de hilo, más o menos adornada,
con mangas no ajustadas. Llevaban falda
plegada y corta, dejando ver media pantorrilla como mucho. La cintura la rodeaban
con un cinturón de gasa de colores variados. Sus piernas se cubrían con medias de
seda blancas. Sus pies se calzaban con
zapatos labrados de color rojo.
Esta Danza de los Romeros pertenece a
las conocidas igualmente por “danzas de
arcos o aros”, pero con la particularidad
de participar en ella hombres y mujeres.
Tanto los hombres como las mujeres llevaban dichos arcos, construidos de madera y adornados de gasas y cintas de colores. Con ellos ejecutaban múltiples juegos, ya formando abovedadas calles o
hermosas cúpulas. Cada una de estas cúpulas, sencilla o doble, recibía el nombre
de “barrilera”.
Esta danza no tiene canto, se baila acompañada de gaita y tambor, con aire bastante animado. Su carácter es religioso. Se
ejecutaba en el interior del templo y en la
festividad de la Virgen del Carmen. Acompañaban al párroco, llevándolo entre sus
filas a la iglesia para la celebración de la
misa y, ya en el templo, bailaban delante
de la imagen.
En la Procesión, a la que acompañaban en
su largo trayecto, bailaban con bastante frecuencia, y muchas veces cruzaban sus arcos formando una calle, bajo cuya bóveda
pasaban la imagen de la Virgen.
Costumbres y tradiciones
Los Sidros
Junto con los Zamarrones de Lena, los
Bardancos de Caso y los Guirrios de Bimenes, Laviana, San Martin del Rey Aurelio y Langreo, los Sidros formaron lo que
los investigadores asturianos Constantino
Cabal (4) y Fausto Vigil (5) agrupan bajo el
nombre genérico de “máscaras de invierno” y que, como ocurre en casi todas las
manifestaciones del teatro tradicional, están compuestas por grupos de mozos exclusivamente que actuaban en las fiestas
de finales o de principios de año en algunos concejos asturianos.
Sobre su origen Fausto Vigil y Uría Ríu mantuvieron una larga polémica en la segunda
década de este siglo.
Fausto Vigil (6) definía y entendía como Sidros a un todo, al conjunto de estos personajes y a la comedia, es decir, el teatro popular y, en consecuencia, defendía la tesis
de que son el último eslabón de los Autos
Sacramentales y de los viejos misterios
que se representaban, primero en las iglesias, luego en los atrios de las mismas y,
más tarde, fuera de ellas, o sea, en las calles y plazas de los pueblos.
Argumentaba su tesis en que en “les Comedies de Sidros” había un personaje imprescindible, el diablo, y que éstas tenían finalidad ética y moralizante.
Como podemos observar, les atribuía un
origen y una evolución paralela a la del
teatro español.
En nuestra modesta opinión, no podemos
estar de acuerdo con la concepción que
4. Cabal. C. “ Las Costumbres asturianas, su significación y sus orígenes: el individuo”. Madrid, 1.925.
5. Vigil. F. “Costumbres asturianas. Los Sidros de Siero”. Boletín del Centro de Estudios Asturianos. nº 3. Oviedo, 1.925.
6. Vigil F. “Sobre el origen de Los Sidros o Guirrios”. Boletín del Centro de Estudios Asturianos. nº 6. Oviedo, 1.925.
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Fausto Vigil tiene sobre los Sidros, ni con su
tesis, cuya argumentación y desarrollo, al
partir de una premisa errónea, conlleva errores posteriores.
Aunque solo sea en parte, estamos más de
acuerdo con la teoría, más lógica, de Uría
Ríu (7), cuando afirma que el origen de los Sidros no está en el medievo, sino que sus raíces se hunden en la noche de los tiempos.
Tendrían, dice, su origen en los ritos de los
pueblos primitivos, donde los miembros
de un clan buscaban, bien la protección
del animal totémico, disfrazándose con
sus pieles, o la fecundidad de personas y
animales.
Desde nuestro punto de vista, Los Sidros
son antiquísimas máscaras totémicas, emparentables o reencarnables en otras que se
usaban en los ritos griegos y romanos de
Pauno y Silvano y del Busgoso.
Debemos, por tanto, considerarlos como
símbolos de antiguos ritos parateatrales que
se celebraban para festejar el paso del invierno a la primavera, por lo que debieron de
gozar desde siempre de gran reconocimiento y consideración populares.
Creemos, coincidiendo con Rodriguez Hevía
e Iglesias Cueva (8), que Sidros y Comedia, como se conoce popularmente al teatro, tienen
origen diferente. Quizá la proximidad o coincidencia en las fechas de las actuaciones de
unos y otras las hizo integrarse.
¿Cuando se produjo esta integración?, esta
es la pregunta que aún hoy nadie sabe contestar.Lo que sí sabemos, no obstante, es
que en la Baja Edad Media, los Sidros ya
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acompañaban a las compañías que representaban a los sainetes, aún de cierto matiz
religioso, en los atrios de las iglesias durante los ciclos litúrgicos de la Navidad y Reyes, por lo que la integración tuvo que producirse con anterioridad.
La vestimenta de los Sidros es muy peculiar y
consta de:una camisa y un pantalón blancos,
cuyas perneras se recogen en una botas altas
o en unas polainas o leguis, cuando llevan botas bajas, en ambos casos de color negro.
En los laterales exteriores del pantalón y en
la bragueta llevan dos franjas cosidas con
un cordón fino rojo, entre las que queda una
separación de tres o cuatro centímetros,
donde va un cordón azul, cosido en zigzag.
Un cucurucho de unos 60 cm. de piel de
oveja con su lana, a modo de sombrero, que
se prolonga sobre el pecho y la espalda como un peto y una espaldera, llamado “les
melenes”, y rematado en su parte superior
con rabo de zorro, amarrado con cintas de
colores llamativos. Les Melenes se sujetan a
la cintura con unos cordones. Una máscara
roja que les cubre la cara y tiene aberturas
ribeteadas en azul para los ojos, nariz y boca. Una faja ancha de color llamativo en la
cintura, sobre la que se coloca un cinturón
de piel negro que lleva sujetos cuatro cencerros, o esquilones. El Sidru, porta siempre
un palo bastante grueso y de unos tres metros de largo, llamado pértiga, en la que se
apoya para hacer sus números de saltos y
cabriolas, rematada en su extremo inferior
por un regatón metálico, llamado rexu.
La comedia
La comedia o comparsa, como ya señalamos, era el nombre popular que se daba a la
7. Uría Ríu. J. “Sobre el origen de Los Sidros, Zamarrones...” Boletín del Centro de Estudios Asturianos. Nº 5. Oviedo, 1.925.
8. Rodriguez Hevia , V. e Iglesias Cueva, L.M. “Una muestra del teatro popular: Les Comedies de los Guirrios”. Enciclopedia Temática Asturiana, Tomo 9. pag. 268 y siguientes. Gijón. Edit. Silverio Cañada, 1981.
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compañía de teatro, que actuaba acompañada de los Sidros y estaba formada sólo
por varones, que representaban diversos
personajes, incluso los femeninos.
el empleo por parte de los actores de referencias a lugares de los alrededores, muy conocidos por el público, lo que significó la derivación hacia un ambiente localista.
Estas comedias, una vez que abandonaron
definitivamente los atrios de las iglesias, no
tenían escenario fijo. Actuaban en cualquier
lugar donde había o podía haber espectadores: el campo de la iglesia, la plaza del pueblo,
delante de los chigres o ante cualquier grupo
de espectadores que pagara la comedia.
Sin embargo creemos que esta resolución
de los actores al problema de la ubicación
no es espontáneo, sino que obedece a la
adaptación a la comedia de las fórmulas
de transmisión de la literatura oral, empleadas por los juglares medievales.
El hecho de carecer de escenario fijo, añadido al cambio constante de parroquia como
lugar de actuación, trajo como consecuencia
La función de los Sidros respecto a la comedia era meramente propagandística,
pues consistía en ir delante de ella, haciendo sonar sus cencerros, bien andando
Fig. 5. Tertulia en un chigre de la Pola
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con su característico trote, bien dando saltos, apoyándose en la pértiga.
Durante el camino los Sidros van pidiendo a
las gentes que encuentran, es decir, hacen
de aguinalderos, imitando a los otros grupos
de máscaras que no realizan representaciones teatrales (el guirria de Ponga y los aguinalderos de Quiros y Obona), como señalan
Constantino Cabal y Fausto Vigil en las
obras citadas anteriormente. Una vez tratado el precio de la comedia, los Sidros proceden a desalojar el improvisado escenario,
donde se iba a desarrollar la representación
y lo rodeaban, formando un círculo. Cuando
la representación comenzaba, su misión
consistía en mantener el orden y el corro de
espectadores. El tiempo de la representación era variable, pero solía durar una media
hora y constaba de un solo acto, dividido en
varias escenas, marcadas por la entrada y
salida de los personajes. Estos conducían el
hilo de la acción mediante monólogos, quedando el diálogo reducido prácticamente a
las preguntas y respuestas que enlazaban el
antes y el después en el cambio de escena.
Al finalizar la representación Sidros y actores
aceptaban y recogían cuanto se les entregaba: sidra, manzanas, castañas y, sobre todo,
dinero, con lo que organizaban una comida.
En las comedias de Sidros podemos distinguir dos clases de personajes:
Los que aparecen e intervienen siempre, independientemente del tema y del tipo de obra.
Los que aparecen e intervienen esporádicamente dependiendo del tema.
Entre los primeros citaremos los siguientes:
El Vieyu, aparece siempre con un abrigo largo, sombrero y barba postiza y, al igual que
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los Sidros, calza botas altas, o botas bajas
con polainas, y lleva siempre en la mano el
palo o pértiga.
Es, sin duda, el personaje más importante
de la comedia, el canalizador y punto de
apoyo de toda la acción de la obra. El vieyu
es el que abre y cierra la representación.
Pero si importante es este personaje, no
menos importante para la representación
es la pértiga que porta. Cuando aparece, se
coloca en el centro del improvisado escenario, donde apoya la pértiga, y comienza a
deambular con paso rápido de un sitio a
otro, deslizando la mano sobre el palo, pero sin desplazarlo del punto de apoyo inicial. Su actuación gira, nunca mejor dicho,
en torno a esta vara, que como un faro,
orienta a los demás actores sobre el lugar
que deben ocupar.
En conversación que mantuvimos con Luis
Rodriguez, “Asaura”, en el año 1996, escuchamos de su boca estas palabras:
“Nes comedies de Sidros, too paez menos
complicao de lo que ye. Mira, rapaz, mesmamente la pértiga del vieyu, ye la que
nos díz la midía del escenariu. Tien que
midir aproximao seis metros de anchu”. Es
decir, la pértiga del vieyu, como la de los
Sidros, equivale aproximadamente al rádio
del circulo del escenario.
La Vieya, que viste de negro, aparece siempre con sayas largas, capelina sobre los
hombros, mandil y pañuelo a la cabeza. Lleva colgada del brazo una cesta y luce pendientes y collar de granos de maiz.
Estos dos personajes, además de insultarse, sacando a relucir sus vicios, muestran
sus discrepancias políticas y religiosas a
través de sus monólogos, que son una verdadera sátira social.
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Les Dames, cuyos papeles son representados por chicos jóvenes, de cara aniñada.
Aparecen con un vestido llamativo, que deja
entrever en todo momento que bajo él hay un
hombre. Se cubren la cabeza con un sombrero de paja, adornado con tela de colores y
cintas, y lucen pendientes y collar muy llamativos. Suelen llevar en la mano una sombrilla.
El Pecau o díablo se presenta siempre con
careta, ropa oscura, cuernos, rabo y el tridente o forcáu en la mano.
Los Galanes suelen ser cuatro agrupados
en dos parejas y su atuendo y caracterización depende de los roles que desempeñen en la primera parte de la obra, llamada, según Rodriguez Hevia e Iglesias Cueva en la obra citada, histórica, donde se
enfrentan defendiendo, como el vieyu y la
vieya, posturas políticas y religiosas antagónicas. En la segunda parte de temática
familiar, su cometido consiste en cortejar a
les dames.
En las comedias de Sidros aparecen personajes esporádicos. Citaremos algunos de
ellos:
Los Tontos visten un pantalón, generalmente
de mahón o de colores llamativos, lleno de remiendos de otros colores, que lleva prendidos
en la bragueta y culera sendos cascabeles.
Suelen ser siempre dos, cuya constante
preocupación son las mujeres.
El Ciegu y El Criau o Lazarillo:El ciegu
aparce en escena con gabardina larga, alicaído sombrero muy calado, gafas oscuras, llevando en una mano un bastón y en
la otra un instrumento musical. El lazarillo
o criáu aparece siempre con unas alforjas
que le cuelgan sobre el pecho y espalda,
en cuyo centro tienen un agujero por donde mete la cabeza. En una mano lleva una
pandereta y en la otra el extremo de una
cuerda que va amarrada a una pierna del
ciego. Aparecen siempre riñendo y quejándose uno del otro. El criáu a lo largo de la
representación descubre que su amo ve, y
que es un farsante.
Durante la representación examina y analiza a
los personajes, sacando a relucir sus vicios.
Siempre termina llevando al infierno a alguno
de ellos. Su papel es totalmente moralizante.
Guardias Civiles, que deambulan por escenario sin apenas intervenir, pero su presencia impone respeto. Son los símbolos
de la opresión.
Personajes Ambulantes, generalmente gallegos, que van de pueblo en pueblo por su
trabajo de paragüeros para ganarse la comida y algo de dinero.
Entre estos también puede aparecer un calderero, que arregla perolas, cacerolas, etc.,
y nos recuerda a los caldereros de Miranda,
el alcalde, el ingeniero, el capataz, mineros,
en clara referencia a los problemas de la mina, así como, el cura, el sacristán, el juez,
unos soldados, etc.
Son muy pocos los trabajos en los que podemos indagar sobre el tema, sin embargo,
y a pesar de esta parquedad de fuentes,
creemos oportuno hacer unas puntualizaciones finales:
1ª. En las comedias de Sidros hay que
distinguir dos épocas, claramente diferenciadas:
a) Una primera época, cuyo comienzo desconocemos, que abarca hasta casi el final del si-
9. Vigil, f.: Obra citada.
10. Cabal, C.: Contribución al dicionario folklórico de Asturias. Tomos 4 y 5. Oviedo, 1.955 y 1.959.
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glo XIX. En este periodo se representan obras,
cuyos autores son anónimos, a las que consideramos populares y tradicionales, por haber
sido remodeladas por el pueblo a través del
tiempo y, transmitidas oralmente de padres a
hijos, de generación en generación.
b) Una segunda época que comienza a finales del siglo XIX y abarca hasta el año 1936.
En esta época se representan ya las obras
de autor que, en cuanto planificación, planteamiento, distribución, personajes, etc, son
un remedo de la época anterior.
La Guerra Civil y los dificiles años de la postguerra trajeron como consecuencia la desaparición de les comedies, pues, aunque posteriormente en los años cincuenta, ciertos autores llevaron a cabo algunos intentos, como
es el caso de Luis Rodriguez “Asaura”, no tuvieron éxito y quedaron en simples intentos.
2ª. A pesar del favor popular que gozaron
les Comedies de Sidros, Fausto Vigil (9) hace
un juicio despectivo de las mismas, considerándolas poco o nada importantes: las
llama “Comedias de circunstancias”.
Por otra parte, Constantino Cabal (10) afirma
al respecto que, en la última época, al ser de
autor, les comedies perdieron todo el elemento folklórico y tradicional.
Nosotros opinamos, coincidiendo con Rodriguez Hevia e Iglesias Cueva (11), que se
trata de un género tradicional, de origen remoto que conservó, además de asimilar algunas innovaciones, elementos tradicionales como son las siguientes:
Personajes fijos y con la misma indumentaria y rasgos de caracterización constantes,
que permiten su rápida identificación.
11. Rodriguez Hevia e Iglesias Cueva: Obra citada.
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Entonación fija e invariable, consecuencia
de lo anterior, de cada personaje, lo que, por
otra parte, lleva a Fausto Vigil a considerarla como monótona y desastrosa.
El empleo de versos octosílabos de rima
asonante en los pares, es decir, romances.
Empleo de fórmulas para llamar la atención de los espectadores, que son restos
de las empleadas por los juglares en la
transmisión oral.
Estructura argumental rígida, adaptándose
siempre al mismo esquema.
3ª Las obras de las Comedias de Sidros tienen indefectiblemente dos temas:
a) El tema histórico, que ocupa la primera
parte de las obras y tiene un gran valor contextual, por haber sido escritas a raíz de los
hechos que narran.
b) El tema familiar que, mezclado intermitentemente con el religioso, se mantiene
constante en cada obra en cuanto a conflictos, desaires, recelos, etc., mientras que el
histórico va cambiando, en virtud de los sucesos que ocurren en el ámbito nacional o
internacional.
4ª. Las Comedies de Sidros, tienen intención
crítica a través del componente cómico. Estas críticas sociales a gobiernos, a militares, a las guerras, al servicio militar, y, como no, a la iglesia, a los curas y a todo tipo de instituciones, trajo como consecuencia, en determinadas ocasiones, la
suspensión de la representación por parte
de las autoridades.
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Costumbres y tradiciones
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Flora y Fauna
Juan José Domínguez Carazo
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Juan José Domínguez Carazo
I. FAUNA
Se tratará de hacer una pequeña reseña de la
fauna del Concejo de Siero pero, al igual que
en el apartado de la flora, no se trata de hacer
un estudio minucioso del tema y sí de citar en
este apartado, algunas curiosidades de nuestra fauna que, por lo poco corrientes, entran
dentro del interés general; al igual que otras
observaciones actuales que, con más de cinco años podemos dar por comunes dentro
del concejo de Siero y, por esa peculiaridad,
las citamos como algo digno de tener en
cuenta ya.
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tales, pues se está notando un fuerte incremento en su población, recuperándose de la
persecución contra ellas desatadas, por ser
culpables de su ataque a los frutos del avellano y nogal y también a los jóvenes pinos.
Dada la bonanza de nuestro clima, sólo tienen
un corto período de hibernación. Con 10 meses ya se pueden reproducir, teniendo una
media de 4 a 6 crías, las cuales al nacer son
ciegas y descubiertas de pelo, aunque en tres
meses logran una total independencia.
Se pueden ver en las zonas de bosque desde
Tiñana a Lieres, y también en el pequeño robledal que esta al lado del Palacio de Meres.
No citaremos en este estudio a los animales
de compañía que forman el grueso de nuestra fauna visible cotidiana.
Comadreja. Papalba. Mustela nivalis.
Dividiremos este apartado en tres grandes
bloques: mamíferos, aves y un tercero en el
que irían peces, anfibios y reptiles entre otros.
Tiene este pequeño carnicero una longitud total de 22-28 cm., con una cola de entre 5-8
cm. y un peso de 150 gr.
De entre los mamíferos, citaremos a los considerados de la fauna salvaje y de gran valor
cinegético, al igual que a otros del genero insectívoro, siendo la mayoría desconocidos en
cuanto a comportamiento y desarrollo para
una gran parte de la población.
De figura muy delgada y pequeña, con un hocico muy fuerte y de patas muy cortas, es un
asiduo visitante de los corrales de nuestro
concejo, donde ataca con saña a gallinas con
un peso corporal diez veces superior al suyo.
La descripción llevará un orden alfabético, sin
que esto conlleve una mayor importancia en
cuanto a la especie citada en primer o último
lugar. Asimismo llevar primero su nombre común en castellano, en segundo lugar y en letra cursiva su nomenclatura biológica y en tercer lugar, en letra negrita, su nombre en bable,
tal y como se le conoce en nuestra zona.
1. Los mamiferos.
Ardilla Común. Esguil. Sciurus vulgaris.
Cada día es más fácil ver a este pequeño roedor por nuestras pequeñas manchas fores-
Sus ataques son rápidos y certeros, y se dirigen también a pequeños roedores y aves.
Tiene un pelaje castaño claro en el lomo y
blanco total en la parte ventral, de ahí su nombre en bable y científico. Suele parir entre 3 y
6 crías
Corzo. Corzu o Curciu. Capreolus capreolus.
Es el mas pequeño y grácil de los cérvidos
que tenemos en el Principado, (60-70 cm
altura cruz y un peso de 15-35 kg. con una
longitud total de 90-135 cm.) y el más asiduo visitante de nuestro Concejo, donde
encuentra en la actualidad, dada la poca
atención que se presta a los terrenos de
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pastizales, un campo muy agreste, lo cual
facilita en gran medida su ocupación. De
muy difícil observación dada su conducta
recatada, llegando casi en sus desplazamientos a las orillas del río Nora. Los machos tienen una pequeña cuerna con ramificaciones irregulares, a diferencia de la
hembra, que es más pequeña y está desprovista de estas defensas. Su huella es la
menor de todos en la familia de los cérvidos, con tan solo 4 cm. En el verano posee
una coloración como todos los cérvidos,
marrón-rojizo, y en el invierno con tendencia a una coloración grisácea. En la región
anal tienen una coloración blanca.
Suele tener una y dos crías por parto y año,
entre los meses de Mayo y Junio ,y logra su
independencia de recental a los 7 meses;
siendo el más rápido de todos los de la familia de los cérvidos en lograrlo. Su término
medio de vida es de 8 a 11 años y su madurez sexual está entre los 2-3 años.
Se pueden ver, aunque difícilmente, en las
inmediaciones de los montes de la zona Sur
y Este de nuestro concejo.
Erizo Común. Puercuespín, Puercuspín,
Perruespín o Corcuspín. Erinaceus
europaeus.
Tiene este pequeño insectívoro una longitud
de 20-25 cm. con una pequeña cola de 2-3
cm. y un peso de entre 500 gr. a 1 kg.
Este mamífero tan común en nuestras praderías y que se deja ver en las épocas de
siega a finales de junio, no tiene equivalente
en toda la fauna europea. De hocico puntiagudo y negro, tiene como gran particularidad el estar cubierto todo su cuerpo por
fuertes y afiladas púas, con la excepción de
las patas y la cabeza, siendo las de la zona
ventral más pequeñas. Tiene una gran parte
Flora y Fauna
de su dieta en los insectos aunque pueda
devorar materiales vegetales.
En caso de peligro tiene también su peculiar
forma de defensa, que no es otra que enrollarse sobre sí mismo, guardando su cabeza
y patas en la zona ventral, y así formar una
auténtica pelota de fuertes púas.
Garduña. Fuína. Martes foína.
Tiene un largo total de 65-80 m. con una cola de 25-30 cm., una altura de cruz de 17 cm
y un peso entre 1.200 y 2 Kilos.
De figura parecida a la marta, tiene un pelaje pardo oscuro, orejas redondeadas y pequeñas con el borde blancuzco; y el pecho
de color blanco hasta el inicio de las extremidades delanteras, que al igual que las traseras son cortas.
Como la comadreja, se acercan con frecuencia a las casas sin temor a la presencia
humana en las cercanías y, como casi todos
los de esta especie, le gusta hacer visitas a
las granjas con pequeños animales y en especial las gallinas.
Los mustélidos, a los que pertenecen las
especies citadas, Comadreja y Garduña, tienen el celo en el otoño y los partos en la primavera, gracias a la llamada implantación
diferida; que es la implantación del óvulo en
las paredes del útero, y no empieza su desarrollo hasta principios de la primavera,
pues la gestación en esta especie dura tan
sólo dos meses.
Jabalí. Xabalí, Verracu o Gochu montés.
Sus scrofa castilianus.
Tiene una altura media a la cruz de 80/90
cm., un peso entre 90/120 Kg. y una longitud entre 140/190 cm.
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Es el animal salvaje que se puede ver con
más facilidad y sobre todo sus señales en la
tierra. Últimamente está en una clara progresión gracias a la drástica disminución de
sus enemigos naturales, tales como, lobos,
águilas; que causaban una gran mortalidad
entre sus crías. Así también de los artificiales, labradores, furtivos y como no, la caza
regulada. Esa progresión se puede ver por
la gran cantidad de sus hozadas “fozadas”,
por muchos prados. Ésta es la señal que
deja con su hocico en los prados en busca
de brotes tiernos y raíces al igual que de pequeños insectos. También sus huellas se
pueden ver bajo los castaños en el otoño,
en época de recolección de sus frutos. Podemos decir que es un visitante de toda la
zona sur del municipio, al igual que de la zona que delimita con Sariego, aunque en esta zona en menor cuantía.
El jabalí tiene una gestación de 115 días, suelen entrar en celo desde mediados de Noviembre a mediados de Enero, teniendo lugar
el parto en primavera, finales de Abril. Se puede dar el caso impropio de un doble parto,
uno en la primavera y otro en el otoño.
Suelen tener entre 4 y 8 crías por parto, que
reciben el nombre de rayones, dado el color
de su pelaje que les sirve de defensa por su
mimetismo con los claroscuros de los bosques donde encama.
Este pelaje les dura unos seis meses. Resulta curiosa la colocación de estos durante
sus encames de descanso: colocándose
uno mirando hacia cada lado, y apretados,
ponen su cabeza sobre la parte trasera del
otro, teniéndola alta para poder olfatear, y
así detectar a sus posibles enemigos, de los
cuales se defiende con sus dos grandes
colmillos inferiores ,que pueden alcanzar
hasta 15 cm. en ejemplares muy adultos.
Éstos se prolongan curvados hacia arriba y
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reciben el nombre de navajas, que a su vez
encajan a la perfección contra los superiores, mucho más pequeños y que reciben el
nombre de amoladeras, por hacer la función
de afiladores durante toda la vida.
Jineta. Xineta. Genetta genetta.
Tiene una longitud de cuerpo de 50-55 cm. y
de cola de entre 40-48 cm., una altura cruz de
16-20 cm y un peso de 1,5-2 kg. Tiene el pelaje grisáceo amarillento con manchas negras
irregulares y una enorme cola anillada, donde
predomina el color negro, que hace de timón
en sus carreras y saltos, así como de balancín
estabilizador. Posee un gran sentido visual, lo
que le permite realizar cacerías en condiciones mínimas de luz, al igual que un sentido olfativo muy desarrollado.
Tiene la forma de un gato estilizado, con
dos grandes pabellones auditivos redondeados y su hocico. En el extremo inicial de la
cabeza, posee un color blanco.
Es muy difícil de ver y, por desgracia, cada
día quedan menos en nuestra zona. Los
campesinos la cuelgan de una rama después de cazada para ahuyentar de sus gallineros a esta alimaña, aunque esto también
por suerte esta desapareciendo de las costumbres populares de la aldea.
Anida en viejos troncos ahuecados, tanto a
ras de suelo como en los altos, dada su gran
capacidad trepadora. Suele ser confundida
con el gato montes, de ahí su nombre, tal
vez equivocado por las gentes del campo,
que son los que de verdad la ven y que a veces la llaman gatu montunu.
Las jinetas pueden alumbrar sus crías durante todas las épocas del año, aunque predominen los primaverales, siendo lo normal
que den a luz entre 2-3 crías por parto.
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Murciélago Común. Esperteyu, Murciélagu.
Pipistrellus pipistrellus.
Todos podemos decir que vimos a un murciélago volar y sobre todo en las noches
de verano. Estos pequeños mamíferos voladores anidan en las oquedades de las
cuevas, en casonas o campanarios de
nuestras iglesias.
Emite una especie de chillido al volar que le
sirve a modo de sonar para su orientación.
Se alimenta de pequeños insectos que captura durante su vuelo. Se aparean en el otoño y gestan durante su periodo de letargo
invernal, para dar a luz en la primavera.
Existen varias especies de estos mamíferos
voladores en nuestra zona pero son de una
muy difícil clasificación; tanto que no es posible realizarlo en algunos, de no tenerlos en
las manos.
Su forma de descanso es suspendido por
los pies del techo y la cabeza, donde predominan sus grandes orejas, hacia abajo.
Flora y Fauna
Tienen una forma muy singular de desplazarse, formando una especie de tren, enganchándose de la madre por la base de la
cola la primera de las crías y así los demás,
unos detrás de otros.
Nutria. Llóndriga, Llóndru. Lutra lutra.
Tiene una medida de largo total entre 55-85
cm., una cola de 30-55 cm., una altura cruz
de 27 cm. y un peso de entre 5-12 kg.
A pesar de estar su área de distribución señalada por toda la geografía de Asturias, la
verdad es que esta joya de la fauna de
nuestros ríos está desapareciendo por la
contaminación de dichas aguas y la influencia que sobre éstos ejercen los humanos. Estas causas son las que hacen a la
nutria una gran desconocida para la mayoría de los sierenses.
Relegada a las zonas mas apartadas de los
ríos y con corrientes y charcas claras, donde se encuentre una buena fauna piscícola,
es donde aún, y con mucha dificultad, se
puede encontrar a la nutria.
Musaraña Común. Crocidura Russula.
De un largo total entre 65-90 mm. y un peso
de 10-30 gr. y con una cola entre los 30-40
mm. Podemos considerar a esta familia de
mamíferos, como el mas pequeño de los
que habitan en el concejo de Siero. De un
pelaje pardo claro y con un color gris amarillo en la zona ventral, es fácil de confundir
con su pariente la musaraña campesina, esta algo más pequeña y con el pelaje más
salpicado de grandes pelos.
Se diferencia del ratón de campo por tener
el hocico mas largo y con una forma que
nos recuerda a la trompa de un elefante. Este hocico es propio de todos los de la familia de los Sorícidos.
Tiene un pelaje pardo oscuro y más claro en
la zona ventral. De orejas pequeñas y redondas que apenas le sobresalen de entre
el denso pelaje, tienen una larga cola apuntada, que le sirve en tierra como punto de
apoyo cuando se yergue sobre sus cuartos
traseros para otear, o en el agua como timón
direccional. Tiene las patas cortas y provistas entre sus dedos de una membrana semipalmípeda, pues es un animal que desarrolla una gran actividad al lado del agua,
donde muestra sus cualidades de gran pescadora, persiguiendo a los peces y cuando
las aguas bajan turbulentas. Puede seguir
pescando gracias a la gran sensibilidad de
sus vibrisas (bigotes) que captan las menores alteraciones que ocurran en su cercanía.
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Al lado de los ríos se puede localizar gracias a los toboganes que deja en la orilla
para deslizarse al agua, al igual que por
sus excrementos, con un fuerte olor a pescado y gran cantidad de escamas, al igual
que restos de pescado medio devorado en
las orillas del río.
ápice tiene una forma de porra con una coloración blanca, oreja muy grandes para la proporción de su cabeza, ojos rasgados que le
dan un aspecto de cánido astuto, así como
su hocico muy agudo. Tiene un color castaño-rojizo y, como la mayoría de los carnívoros, cambian de pelaje dos veces al año.
Por desgracia las recientes obras realizadas
en las orillas del río Nora para su canalización por muros o escolleras de piedra, restan espacio para su reproducción y difícil
asentamiento, ya de por sí muy mermado
por la calidad de las aguas.
Los zorros crían en unas cuevas (cubiles o
terreras ) que ellos preparan bajo tierra y a
las que dotan de varias vías de salida o accesos de emergencia.
Topo Ciego. Topu. Talpa caeca.
De gran implantación en nuestras tierras de
labor, donde se puede ver la parte exterior de
sus galerías con unos pequeños montones
de tierra, “toperes”. Tiene la cabeza con un
hocico terminado en trompa y unos ojos muy
pequeños, y el cuerpo dotado de unas patas
delanteras muy fuertes y con unas grandes
uñas con las que escarba sus túneles o galerías. De alimentación generalmente carnívora, en su mayor parte gusanos, mariposas,
larvas, etc. (contrariamente de lo que la gente piensa que son vegetarianos), a las plantas
les causan un daño al hacer sus galerías bajo ellas y cortarles las raíces. Los daños que
causa en la agricultura por lo anteriormente
expuesto, resta los beneficios que produce
con su labor insectívora, y es la causa de su
eliminación por parte de los agricultores.
Zorro. Raposu, rapiega, zorru. Vulpes vulpes.
El zorro tiene una longitud del cuerpo de entre 60-80 cm. con un largo de cola de 35-45
cm. Posee una altura cruz de entre 30-40
cm. y un peso de entre 7-12 Kg.
El zorro tiene el aspecto clásico de los cánidos. Está dotado de una larga cola que en el
Se dan algunos casos de criar en huecos de
troncos. Tienen su periodo de celo entre
Enero y Febrero y su gestación dura solo
dos meses, por lo que a primeros de Mayo
puede tener lugar el parto normal de 2 a 6
crías seguido de un período de lactancia de
30 días, con un período de cachorro de
unos 70 días.
El zorro es un animal muy astuto, que se introduce en todas las partes, causando grandes destrozos en gallineros, donde mata a
gran número de gallinas aun para no comer.
Tienen una peculiaridad como táctica defensiva y es el hacerse el muerto, para emprender después una veloz huida. Hay personas que dicen que dicha actitud es una
reacción involuntaria que denominan como
“shock de terror”, que los llega a paralizar
como si realmente estuvieran muertos.
El zorro tiene una velocidad en carrera de
unos 40 Km. hora. Los que tuvimos la suerte de presenciar la carrera de un zorro en
espacios libres, nos será difícil de olvidar la
gracia y elegancia con que se mueve, al
igual que el movimiento de su cola con su
mancha blanca que hace fijar la atención
en ella como si de un imán se tratara. Tiene una gran difusión en todo el concejo de
Siero, y va en aumento.
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2. Las aves.
Vamos a citar en este apartado aquellas que
por su rareza en nuestra zona y sus frecuentes avistamientos, merecen figurar en
este apartado, así como aquellas que considero tienen algo digno de mencionar dentro
de sus peculiaridades en nuestro concejo y
para las que seguiremos con el mismo sistema que con los mamíferos.
También citaremos a otras cuatro, dignas de
destacar por el colorido de su plumaje y que
cito a continuación: el Pico Real, el Martín
Pescador, el Jilguero y el Arrendajo.
Arrendajo. Glayu. Garrulus glandarius.
Este córvido es de un bonito colorido, sobre
todo las plumas azul metalizado de sus alas.
Es de costumbres arbóreas y muy difícil es
verle posado en el suelo. De vuelo torpe, es
enemigo dentro del bosque de las pequeñas
aves que forman un gran ruido cuando detectan su presencia. Al igual que su pariente la urraca, “pega”, se alimentan de pequeños insectos, frutas y no desdeña los huevos y pequeños polluelos de los nidos.
En las casas de aldea se les solía tener como a la urraca, por su destreza para imitar
los sonidos humanos, pero también causando problemas por su afición a tomar todos
los objetos dorados o que reflejen.
Avefría. Pegueta, Cigoreya. Vanellus
vanellus.
Con las primeras nevadas y fríos del invierno suelen aparecer estas aves del género de las limícolas, como presagio de la
estación que se avecina. De ahí su acertado nombre. Tiene el cuerpo cubierto por
una pluma de color blanco y un babero negro en su pecho.
Flora y Fauna
Sus alas tienen un color amarronado con
unas tonalidades verdosas. Su cabeza está
coronada con un gran penacho que en el macho es dos veces superior al de la hembra.
Codorniz. Palpayuela, Parpayuela. Coturnix
coturnix.
Es la más pequeña de entre las de la familia
de las faisánidas que tenemos en nuestro
concejo y, por desgracia, cada día menos frecuente. De muy difícil localización en campo
abierto, se puede ver con dificultad en las inmediaciones de La Belga, partiendo de finales del mes de Abril, que es cuando vienen
para nidificar. Aunque se puede ver algún
ejemplar todo el año. Tiende como la perdiz
a utilizar la inmovilización como método de
defensa. De vuelo rápido y corto, tenia una
implantación natural en nuestro concejo,
donde sufrió la competencia con el hombre
por los pesticidas y la suelta por parte de
asociaciones de cazadores, de otras aves de
su misma familia. No es difícil para los que
paseamos por los campos de Siero el poder
ver algún faisán que nos arranca con su vuelo fuerte y sonoro de cerca de nuestros pies.
Los machos de codorniz, con su canto,
Chuic...chuic...chuic..., suelen emitir una especie de parloteo muy continuo que les delata en el campo. Gran cantidad de estas aves
que hoy podemos ver son de las denominadas de granja, una variedad japonesa.
Garza Real. Garza parda. Ardea cinerea.
Todas las garzas comparten un solo bioma
y se lo reparten de acuerdo a la longitud de
los tarsos; en nuestro caso su bioma es el
formado por los ríos y pequeñas charcas
donde encuentre pesca, que es su base de
alimentación principal, en un 80 %, siendo
el resto pequeños mamíferos, anfibios, reptiles e insectos.
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Su forma básica de alimentación es introducirse dentro de los ríos, donde acecha inmóvil a los pequeños peces a los cuales
atraviesa con su pico afilado, para después
lanzarlos al aire y tragarlos siempre empezando por la cabeza.
De entre las ocho especies pertenecientes a
esta familia, solo en Siero podemos constatar la presencia, casi de continuo de la garza real, su mayor avistamiento es en la zona
de Bergeres, donde se llegaron a contar siete ejemplares, también se puede ver en
otras zonas húmedas, Aveno, Collada y zona de Meres. siendo lo mas común, avistamientos de uno o dos ejemplares. Tiene un
color grisáceo, más intenso en sus alas que
en el resto del cuerpo y su cabeza adornada con un penacho de plumas occipitales,
de un color negro-grisaceo.
Durante su vuelo lleva el cuello recogido, lo
que le da una sensación de tener un gran
buche, su longitud llega a los 90 cm.
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alas pegadas al palo y no pudiesen volar,
este arte está muy castigado y esperemos
que aunque aquí se cite, solo sea y por
suerte a modo de costumbre en desuso.
Lavandera Blanca Común. Paxarina
guardaganaos, Andarrios. Motacilla alba
alba.
De entre las varias lavanderas, esta a la que
nos referimos y que es la que tiene mayor
implantación en nuestro municipio, la podemos diferenciar por su zona ventral blanca y
su dorso de un color grisáceo, teniendo su
garganta de color negro y su mejilla y frente
blanca, tiene una cola larga de color negro
bordeada de blanco.
Su andar es muy grácil y si nos fijamos podemos ver su movimiento continuo de cola
arriba y abajo, tenemos también otra pariente suya pero más difícil de ver, está a la orilla de los ríos, es la lavandera cascadeña, se
diferencia por tener la parte ventral de un
color amarillento-verdoso.
Jilguero. Xilgueru. Carduelis carduelis.
Este pequeño pájaro cantor anida cerca de
nuestras casas, en jardines; es fácil ver sus
nidos en pequeños árboles de las especies
coníferas, antes estaba muy perseguido para su cría en jaula como ave canora, hoy podemos disfrutar de él en libertad, pone entre
4 y 6 huevos a mediados de abril y tras una
incubación de 14 días saca a sus crías.
De un bello plumaje con manchas amarillas,
rojas y negras, podemos considerarlo una
joya de nuestros espacios verdes.
De la lavandera blanca podemos citar como una cosa especial, sin que aún podamos tener una explicación muy científica,
el que tiene un punto de reunión nocturna
por cientos en los árboles que están en el
paseo delantero de el parque Alfonso X de
Pola, es por lo que se pidió, se retrasase la
poda de dichos árboles, dada la importancia que para esta fauna avícola tienen dichos posaderos. En época invernal se resguarda en las palmeras de las rotondas de
entrada a Pola.
Lechuza.Curuxa, Coruxa. Tyto Alba.
Una de las artes para cazar a los jilgueros
era el de la liga, consistía en untar unos pequeños palos con pegamento y depositarlos
en las zonas donde se posan a las orillas del
río para beber, al fin de que quedasen sus
Esta joya de las rapaces nocturnas, es la
más fácil de reconocer de entre las de su
género en nuestro concejo, de cuerpo por
lo general muy blanco o con una tonalidad
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canela claro y las plumas de sus alas de
una tonalidad canela dorada, tiene la cara
blanca y unos ojos negros, su cara parece
estar remarcada por un dibujo semejante a
un corazón.
Flora y Fauna
Durante años, pudimos ver a estas aves en
la casa de la finca conocida como de Vicentico, en el barrio de Posada, La Carrera, al
igual que en las casas de la Champanera,
también en la antigua fábrica de la Luz de
Pola, al lado del río Nora.
Anida en edificios en ruinas o de poco uso
así como en oquedades de grandes árboles viejos.
Martín Pescador. Verderrios, Verdirrios.
Alcedo atthis.
Su sonido, especie de grito muy prolongado
y gutural en vuelo, yeeet. yeeet. o su sonido
gutural más seco en reposo se diferencia
bien del de sus congéneres mas comunes,
el mochuelo o “miaguín” que emite un sonido parecido al gato, miuuu. miuuu. o de el
Cárabo que emite su característico Uuuh.
Uuuh. monorítmico que tanto sobrecoge en
la obscuridad de la noche.
De vuelo muy rápido, podemos verle pasar
casi a ras de las aguas de nuestro río Nora.
Como su nombre indica se alimenta de pequeños peces que pesca con una asombrosa
zambullida, ayudado por la forma fusiforme
de su cuerpo. Su técnica de caza es otear la
corriente del río desde una rama y cuando ve
a la presa, da un pequeño salto hacia arriba
para dejarse caer en un picado sobre el pez,
Fig. 1. Cigüeña blanca. Ciconia ciconia.
Aunque se avistaron varias veces sobre nuestro concejo, podemos decir sin temor a equivocarnos que es la primera documentación fotográfica de su cría en él. En los años 1999 y 2000 sacaron dos nidadas con dos pollos.
Es curioso el color negro del pico en los pequeños, que luego se pasa a un amarillo anaranjado.
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al cual pinza con su largo pico para rematarlo
con unos golpes contra una rama fuera del
agua, los come siempre empezando por la
cabeza. Tiene un color en el dorso verde-azulado en tonos metálicos, en el cuello y tras los
ojos blanco, y en la zona ventral, anaranjada,
cuando le vemos cruzar por nuestro río llama
poderosamente la atención su tono azulado
metalizado que es el que predomina sobre el
resto. Le gusta vivir cerca de las aguas transparentes y con un buen nivel de vida piscícola, tras una ausencia casi total en nuestros
rios se puede ver de nuevo.
Su nido lo hace en una cueva cerca del borde del agua,la cual se distingue de la cueva
de las ratas por los excrementos que deja
en la entrada, así como en la zona cercana
que usa de posadero.
Pico Real. Pito real. Picu real, Picu
carpinteru. Picus viridis.
Esta escasa joya de nuestras pequeñas
masas forestales, se diferencia de su pariente, el “pico picapinos” por su hermoso
color verde y su especie de corona roja
con bigotera roja en el macho y negra en la
hembra, mientras que el “picapinos” tiene
una coloración blanca y negra con el rojo
en la cabeza.
Anida en los huecos de los árboles, aunque difícilmente “tamborilea” con su fuerte
pico en la madera de los troncos. Se alimenta de insectos en su mayor parte, no
siendo raro el verle escarbar y comer en
hormigueros, donde introduce su larga
lengua viscosa y muy fuerte. Tiene una peculiar forma de trepar en los árboles que
es con el apoyo de su fuerte cola que le
hace a modo de gancho soporte, en el
vuelo se asemeja al arrendajo por su forma
de cerrar por completo las alas y volar como en pequeños saltos.
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Polla de Agua. Gallineta. Gallinula
chlorophus.
Este bonito ave de la familia de los Rálidos,
podemos decir que vive en todas las orillas
de nuestro río Nora,
de un plumaje negro, con blanco en la parte
inferior de la cola y en alas. Tiene un escudo
frontal rojo que le llega a la mitad del pico que
es de color amarillo. Vive y anida entre los
juncos siendo en su estado normal un ave
asustadiza, aunque en la zona del Nora a su
paso por Pola se pueden ver con sus simpáticas crías, que semejan una bola de algodón
negro. Éstas van siempre detrás de la madre
que las guía con pequeñas llamadas. También es fácil verlas en los prados cercanos al
río alimentándose con granos y vegetales,
moviendo la cola con unos golpes.
Es un ave de poco vuelo y cuando lo hace
desde el agua, parece que corre sobre ella
dando grandes pasos, antes de elevar su
vuelo rasante.
Se han podido ver y confirmar también en
nuestro río la presencia de Rascones, Rallus
aquaticus, de difícil localización y visualización, siendo la noche la que mejor los delata por su peculiar sonido fuerte y agudo.
Tienen estos una coloración marrón verdosa
y prácticamente las mismas zonas de hábitat que la gallineta, aunque son sumamente
asustadizos.
Ratonero Común. Pardón, Milán, Viella.
Buteo buteo.
De entre todas las aves de presa diurnas,
este tipo de águila es el mas conocido, aunque muchas veces confundido con sus
otras especies familiares. Su plumaje no
presenta siempre el mismo color, tiene por
lo general el cuerpo en su parte inferior
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blanco moteado o rayado con marrón y su
cabeza, cuello, lomo y dorso de las alas pardo oscuro, siendo la parte inferior de estas
de un color blanco amarronado o sucio.
Es un gran depredador de ratones, aunque
no desdeña cazar algún lución u otro reptil.
Su forma peculiar de captura es dejando las
patas descolgadas como lo hace el águila
culebrera, para cernirse sobre la presa en el
suelo, también caza en el vuelo pequeñas
aves. Es junto con la lechuza, las dos aves
que mas benefician a los agricultores, por lo
anteriormente expuesto.
Está protegido por las leyes del Principado y
podemos dar fe de su gran recuperación.
Anida el las partes altas de los robles y se
pueden ver también nidificaciones en euca-
liptos altos. La hembra es mas grande que
el macho, de alas anchas y cuello fuerte y
corto, tiene la cola redondeada, podemos
verlos planear con las corrientes ascendentes de aire en círculos y con sus alas en las
extremidades curvadas hacia arriba.
De esta misma familia es el Gavilán “ferre”,
nombre que en nuestra zona le suelen dar a
todas las aves depredadoras.
Se diferencia de la anterior por su cola en
forma de horquilla y ser de cuerpo mas
grácil. También podemos ver en nuestros
cielos a la mas pequeña de estas aves de
presa el cernícalo “peñerina” o “bailarina”,
nombres que le vienen dados por su grácil
vuelo sin moverse del sitio con un aleteo
muy rápido.
Fig. 2. Polla de agua. Gallineta. Gallinula chioropus.
Es fácil verla en las orillas con juncos de nuestro río Nora, donde ha logrado recuperar su anterior población.
Suele criar dos polladas por año.
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Tórtola Turca. Rulla. Streptopelia decaocto.
Aunque de reciente implantación en la cornisa Cantábrica, unos 15 años aproximadamente, podemos decir que tenemos pequeñas concentraciones de esta especie en
nuestro concejo, se pueden ver en la zona
de La Carrera, donde están de continuo y
formando un pequeño bando. Son fáciles de
distinguir por su color marrón terroso con la
zona ventral mas clara y una franja a modo
de collar negro en la parte posterior de su
cuello. Tiene una puesta normal de dos huevos que incuba durante 15 días, pero pudiendo tener entre 4 y 5 polladas al año, es
de su especie la mas prolífica.
207
sus primeros días, cuando responden a sus
necesidades de comer, abriendo su gran pico
y haciéndose notar en demanda de comida.
De costumbres mas huidiza que su pariente
cercano y con el cual se le suele confundir,
el mirlo común “Ñerbatu”, “Miruellu” al que
podemos ver en nuestros parques y jardines
cercanos a las casas y que lo diferencian de
este por su plumaje color negro y su pico
amarillo en el macho y marrón moteado la
hembra, y que presenta los mismos hábitos
de cría.
3. Peces, reptiles, anfibios y otros.
Anguila. Anguilla anguilla.
Perteneciente también a la familia de las columbidas es la Paloma Torquaz, Columba
palumbus, “Palombu bravu” de la cual se ve
algún ejemplar, pero ya muy difícil. Se diferencia por la mancha blanca de su cuello al
lado de su mancha azul-verdosa irisada al
igual que por su mayor tamaño.
Zorzal Común. Malvis, Tordu. Turdus
philomelos.
Perteneciente a la familia de las túrdidas,
este excelente ave canora nos sorprende
con sus aflautados cantos a principios de
marzo, otrora se podía ver enjaulada en
muchos hogares de nuestro concejo, costumbre que podemos decir está erradicada. Tiene este ave un plumaje pardo con
blanco manchado muy moteado en su
cuerpo, teniendo los flancos y la cola de
un pardo dorado mas intenso.
Cría en las horquillas de los pequeños arbustos frondosos, sacando en ocasiones extremas hasta tres polladas, por lo general de 4
pájaros, los cuales tienen una defensa al verse descubiertos quedándose quietos y pegados a los bordes del nido, no haciéndolo en
Aunque con una más escasa presencia en
nuestros ríos, se puede decir de esta especie
que era muy común en nuestros cauces y
formaba parte, dentro de la tradición gastronómica, de la empanada de su mismo nombre que se consumía durante las fiestas.
Entra en los ríos, siendo la codiciada angula, para transformarse después de tres años
en anguila adulta. En la parte alta de los ríos
solo entra la anguila hembra, quedando el
macho cerca de la desembocadura de los
ríos. Al llegar la madurez sexual, las anguilas
vuelven a emigrar al mar de Los Sargazos,
en el Atlántico occidental, de donde vinieron. Tal vez sea su pesca masificada en su
estado de angula lo que hace que no se
vean más ejemplares en su estado adulto.
Tienen una dieta muy variada, comiendo insectos, anfibios, pequeños peces y cangrejos.
Cangrejo de Río. Cangreju. Astacus
astacus.
Podemos decir que es una especia llamada
a desaparecer de nuestros rios, solo unos
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pocos ejemplares fueron vistos en las zonas
de Ferrera y Feleches, también en una pequeña laguna artificial en Ñora, zona centro
del concejo, este crustáceo que abundaba
en el río Nora y sus afluentes hace apenas
unos quince años, se vio por causas aun
desconocidas, (se dice que una epidemia y
otros apuntan a la suciedad y elementos
químicos que traen las aguas). Lo que sí es
cierto es que desapareció de casi todos
nuestros ríos. Algunas personas, desconocedoras del daño que pueden hacer, están
tratando de introducir el llamado cangrejo
americano, pero podemos dar gracias a que
por los cambios de temperaturas del agua,
esta especie no se esta reproduciendo.
El cangrejo de río necesita para su reproducción aguas muy limpias y con protección
de los rayos solares. No era raro el sacar
cangrejos de las oquedades de los ladrillos
o bajo las raíces de los humeros o piedras.
De alimentación omnívora, se reproducen
de octubre a diciembre, poniendo la hembra
una media de 100 huevos, que quedan adheridos a las pequeñas patas de su abdomen, eclosionando entre mayo y junio. Las
crías al nacer ya tienen la forma parecida a
la que tendrán de adultos.
Su coloración es verde-grisacea a diferencia
del color rojizo, de sus parientes los cangrejos americanos. También se pueden diferenciar por ser el autóctono de cola mas ancha
y las patas con pinzas mas grandes.
Lagartija de Turbera. Llagartesa. Lacerta
vivípara.
Se diferencia esta lagartija de la común Lacerta muralis, por ser de un tamaño un poco mayor, así como por la coloración, en los
machos pardo oscuro en el lomo y vientre
rosa anaranjado con manchas moteadas de
Flora y Fauna
negro, la hembra no presenta estas manchas y tiene el vientre de una tonalidad amarillo-verdosa.
Esta lagartija se puede ver en las rocas de la
Peña Careses.
Lución. Escalamuertu, escalaguerzu o
escolanciu. Anguis fragilis.
Podemos decir sin temor a equivocarnos de
que es el reptil mas común de nuestras praderias y de ser el que mas nombres recibe
dentro de la geografía Asturiana, se puede
ver en la época de la siega presentando una
coloración gris-azulada que puede cambiar
dependiendo del medio donde se encuentre.
Se diferencia entre otras cosas de las culebras por tener los párpados móviles y el
cuerpo en anillos. Su cola es muy quebradiza pero como la de las lagartijas se reproduce de nuevo.
Su reproducción es ovovípara, teniendo a finales de Agosto entre 8 y 22 crías de un color plateado por el lomo y oscuras en el
vientre.
Es un reptil muy beneficioso para la agricultura por la gran cantidad de insectos y limacos o babosas que come; es inofensivo para las personas pudiendo cogerse con la
mano sin que ocurra nada. Pese a lo anteriormente expuesto los campesinos suelen
matarlos al igual que la gente que los ve al
cruzar algún camino de las aldeas, dada la
animadversión que siente la gente hacia estos reptiles.
Piscardo. Pescardu. Phoxinus phuxinus.
De gran abundancia en nuestros rios después de una regresión en la década de los
setenta, este pequeño pez de entre 6 y 10
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cm. puede decirse que goza de una buena
salud en nuestros rios, de donde ocupa las
zonas de remansos con poca profundidad.
verde plateada, en sus costados presenta
unos pequeños ocelos blancos y amarillentos con manchas rojas o negras.
Sienten una gran curiosidad y no es de extrañar que si arrojamos cualquier objeto al
agua, tras una rápida huida, pronto estén rodeando el objeto que les causó el espanto.
Son de carácter sedentario y viven formando grandes grupos que nadan cerca de la
superficie del agua.
La época de freza de la trucha común suele
ser entre diciembre y marzo, (la coloración
de su vientre toma una tonalidad asalmonada) para lo cual busca las zonas mas altas
de los ríos, donde las agua son mas limpias
y oxigenadas y el cauce presenta una composición en su suelo mas areno-pedregoso.
Salamandra. Sacavera. Salamandra
salamandra.
La hembra con su vientre excava un pequeño pozo, donde deposita los huevos que
son a la vez que la puesta fecundados por el
macho. Ésta operación la repiten varias veces, para después cubrir con una pequeña
capa de arena los huevos, el termino medio
para eclosionar sus huevos es de entre 45 a
60 días.
Este anfibio de cabeza prominente, cola
corta, gruesa y sin cresta, es muy común en
nuestras zonas de charcas. De color negro
con manchas amarillas y anaranjadas, con
las patas negras y amarillas tiene un andar
lento y cansino.
Tiene el cuerpo viscoso por una sustancia
que segrega lo que le da un aspecto desagradable. Es considerado un animal con un
fuerte poder venenoso, cuando lo mas que
produce son pequeñas irritaciones, es por lo
anteriormente expuesto por lo que se le da
muerte sin darse cuenta que como casi todos los anfibios son de una gran utilidad para la agricultura.
Trucha Común. Salmo trutta fario.
Se puede considerar la pieza por excelencia
de nuestros ríos, de una gran implantación en
ríos y arroyos de nuestro concejo. Sufre año
tras año en acoso de los pescadores que
merman su cantidad, seria conveniente la implantación de nuestro concejo de mas zonas
de pesca sin muerte para esta especie.
Se diferencia de su otra trucha competidora
la Arco Iris, en que la común presenta una
coloración gris verdosa con la zona ventral
El desarrollo es lento, una trucha necesita
dos años para llegar a los 200 gr., así como
para dar la talla de pesca permitida entre 19
y 21 cm. Son de una voracidad terrible, llegando incluso a atacarse entre si, son muy
sedentarias y no les gusta el agua en corrientes fuertes, prefiere la zona de remanso
de esta en el río.
II. FLORA
Mucha gente tiene una imagen arquetípica
de Siero, al igual que del entorno de nuestro
municipio como zona de valles fértiles, salpicados de pequeñas aldeas y caserías, con
ricos pastizales y pequeñas manchas de
bosque que aun hoy perduran a la desforestación a la que fueron sometidos por el
hombre para poder hacer sus tierras de labor o praderias, al igual que para usar las
maderas tanto en la construcción de las viviendas como para la industria de la minería.
Y en verdad que esto es cierto; podemos
afirmar que Siero sufrió menos agresión que
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el resto de los municipios asentados al sur
de sus límites, zona de minería al igual que
nuestro concejo, donde el hombre rompió el
equilibrio natural, predominando el área urbana sobre el espacio verde.
Atendiendo a la pluviosidad de nuestro
concejo podemos decir que esta en el Ombroclima Subhúmedo (menos de 900 litros
por metro cuadrado y año) y por su altitud
entre 200 y 700 metros sobre el nivel del
mar y régimen de temperaturas, con inviernos suaves y pocas heladas, dada la relativa cercanía de la costa y de veranos no
muy calurosos, podemos decir que Siero
tiene un Piso Colino.
Siero mantiene en sus topónimos gran cantidad de nombres de especies vegetales,
como citaremos a modo de complemento al
final de este apartado.
También el árbol aporta su contribución a
muchos ritos y costumbre dentro de nuestro
concejo; Domingo de Ramos, (un pequeño
ramo de laurel con romero, con el que los
ahijados dan a modo de reconocimiento a
sus padrinos y que sirve para el posterior regalo con el que estos son obsequiados, dicho ramo se mantenía todo el año en la casa). Noche de San Juan, (donde los solteros
cortan un álamo para plantarlo en dicha noche, en la plaza de Les Campes, con una
cartelística con la cual se trata de ridiculizar
a los casados de Pola). Noche de San Pedro, (donde los casados de Pola plantan un
roble y contestan a los carletes colocados
por los solteros). Espichas, (donde se anun-
TOPÓNIMO
NOMBRE COMÚN
ASTURIANO
ANIMAL RELACIONADO
PARROQUIA
Campo del Toro
Campu del Toru
Toro
La Carrera
Corujedo
Coruxeo
Buho o lechuza
Lieres
Corujedo
Coruxeo
Buho o lechuza
Marcenado
La Corujona
Coruxona
Buho o lechuza
Santiago de la Arena
Cueva del Lobo
Lobo
Limanes
Santa Mª de Cuclillos
Los Cuquiellos
Cueva´l Llobu
Cuclillo
Santa Mª de Cuclinos
El Ferradal
Ferradal
Gavilán
Vega de Poja
Ferrera
Ferrera
Gavilán
La Carrera
Fuente del Gato
Fuente´l Gatu
Gato
Collado
Lavandera
Llavandera
Motecilla
Celles
Llovera
La Llobera
Lobo
Santiago de Arenas
Mosquitera
La Mosquitera
Mosquito
Santiago de Arenas
El Mosquitero
El Mosquiteru
Mosquito
Collado
La Porqueriza
La Porqueriza
Cerdo
Santiago de Arenas
Les Utres
Les Utres
Buitre
Traspando
Cuadro 1. Topónimos relacionados con nombres de animales
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ciaban y alguno hoy lo hace, aunque desaparece por desgracia, el uso con un ramo de
laurel en la puerta del lagar). También es
costumbre en la construcción de las viviendas el colocar un ramo en su tejado una vez
que se realiza la construcción de dicha parte de esta, aun sin estar cerradas las paredes de la casa.
Como podemos ver, el árbol esta muy unido
a las costumbres y ritos de nuestro Concejo.
El régimen de lluvias, su clima al igual que
sus fértiles tierras hacen de Siero una zona
rica en prados y pastizales, donde el campesino suele segar mas de una vez al año,
aunque la que se realiza en Julio se destine
para el consumo en seco del ganado estabulado durante el invierno en las cuadras.
Dicha hierba se guardaba en la “tená” que
es normalmente un espacio en bajocubierta
sobre el establo del ganado o cuadra, o en
un ensillado típico de la zona centro de Asturias al aire libre, el “balagar”, imagen muy
común de nuestras caserías de aldea y que
formaban parte de nuestro paisaje singular,
hoy se ve sustituido por fardos y rollos.
Citan algunos escritos, que nuestro concejo era rico en la plantación de escanda, cebada y trigo, la verdad que esos cultivos
quedaron en el pasado, hoy solo se pueden considerar las plantaciones de patata,
faba y maíz.
Este último cultivo, que fue de gran uso para el consumo humano, en “tortos”, “boroña” o “fariñes”, queda hoy prácticamente
para el consumo del ganado, tanto que podemos decir que de la gran cantidad de molinos de agua que tenía el concejo de Siero
para la molienda de dicho grano, tan solo
unos pocos perduran; se puede decir al
igual que de las labores de la siega o hierba,
que el maíz tenía su propia cultura.
211
La flora del concejo de Siero es muy variada
y entre ella tiene particularmente importancia
la edáfica, es decir la relacionada con los
suelos, así podríamos empezar por la que
nace al lado de nuestros rios y que forma el
llamado bosque de ribera, que ocupa un gran
espacio longitudinal, no muy ancho, en su
mayoría formada por alisos o “humeros” (alnus glutinosa) el cual con sus largas y ramificadas raíces se agarra fuertemente a los intersticios de las piedra o rocas que están en
las orillas de los rios. Suele crecer gracias a
los limos fluviales de las riberas, de roca calcárea o silícea. Una parte de dichas raíces
son visibles en las orillas del cauce del río con
una coloración rojiza; estos árboles cumplen
una doble misión: una, el fijar el cauce del río,
evitando la erosión que causan las riadas sobre las orillas, y otra, sobre la fauna del río.
Entre sus raíces se protegen y resguarda
gran parte de la fauna de nuestros rios, tanto
peces como anfibios, al igual que de sus hojas cae un pequeño gusano negro, parásito
que sirve de comida para la fauna piscícola,
especialmente para la trucha
Dado el escaso ancho de nuestros rios, es
fácil ver como estos árboles se entrelazan
desde ambas orillas formando una hermosa galería.
Suelen formar el citado bosque, junto a los
frenos y sauces, aunque estos en menor
cantidad.
Gran parte del suelo destinado a monte de
nuestro concejo esta cubierto por matas o
matillas formadas por brezos, tojos, aulagas
y algunas de porte superior como las zarzas, piornos, escobas y brezos arbóreos.
Los árboles son más exigentes que las formaciones arbustivas que ocupan con facilidad terrenos donde estos tendrían dificultades, pero sí hacen de paso previo con su
degradación a la instalación del bosque.
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Siero cuenta con dos zonas o franjas donde
se pueden ver distintos tipos de bosque,
uno eutrófico, el que va longitudinalmente
en la zona sur de la carretera nacional 634 y
que se puede ver en la cara norte de esa
pequeña serranía, desde Meres a Lieres, su
incidencia mas importante es desde los núcleos de población de La Parte (La Carrera)
a Lieres y que en su mayoría esta formado
por robles, hayas, fresnos y castaños que
en su base son rodeados por helechos, zarzas, mosqueras, escobas y tojos en una
gran parte.
En algunas zonas se intercalan pequeñas
manchas de pinos y eucaliptos.
Podemos reseñar la gran belleza de nuestro
bosque en la época de noviembre y diciembre, cuando las hojas tienen mil tonalidades
y nos podemos recrear con su hermosura
desde la misma zona de la carretera.
La otra zona de bosque, (oligótrofico) en
nuestro concejo digna de resaltar, es la situada en las inmediaciones de los cuarteles
militares de La Belga, carretera que va de
Noreña a la Barganiza y Venta del Jamón,
aunque esta cambia por completo en cuanto a su composición y creo que a su valor,
pues esta formado por pinos y eucaliptos
que están rodeados en sus bases por helechos, zarzas y tojos en su mayor parte.
Gracias a estas pequeñas manchas forestales, podemos decir que se guarda una cierta regularidad en el caudal de los manantiales de la zona, (algunos perdidos con el paso de la autovia Oviedo-Lieres) al igual que
ayudan al mantenimiento de la fertilidad de
los suelos y el equilibrio atmosférico, de esa
que sea cierto el dicho de nuestros mayores
al decir que, el bosque es vida. De entre los
árboles mas comunes de nuestro concejo,
destacaremos a continuación algunos con
Flora y Fauna
sus características más generales, sin tratar
de hacer de esto un tratado de botánica.
Abedul. Betula pubescens, (Familia de las
Betuláceas).
Árbol de mediana talla, hasta 25 metros.
Vive en suelos pobres en nutrientes, soportando grados varios de humedad; en su juventud, tanto sus ramas como las hojas
son pilosas. Su madera blanca y blanda es
fácil de trabajar, y fue muy usada para la fabricación de “madreñes” así como de los
recipientes donde se batía la leche para
hacer la mantequilla y requesón, al ser la
de abedul una madera que difícilmente se
agrieta. Se decía que el usar cucharas y
cuencos de esta madera servía para librarse del mal de piedra en el riñón, este árbol
tiene cantidad de propiedades curativas. El
Abedul en la cultura celta, marcaba y marca el inicio del año.
Acebo. Acebu” o carrascu (Familia de las
Aquifoliáceas). Ilex Aquifolium L.
Árbol pequeño o arbusto de hasta 10 metros, de corteza lisa y color gris oscuro moteada de manchas de gris mas claro. Al
igual que el Tejo es una especie protegida
por el Principado de Asturias, últimamente
se están viendo los resultados de esta normativa y podemos apreciar que no es talado
en las épocas navideñas como adorno para
los hogares. Esto conlleva una presencia
mayor en nuestra flora, no se da el caso en
nuestro concejo de usarse como cierre de
fincas, tal y como se utiliza o mejor dicho se
utilizaba en otros concejos de Asturias.
El Acebo florece en primavera y sus frutos
maduran en el otoño, como la mayor parte
de nuestros árboles, pero se da el caso de
que sus frutos permanecen en el árbol hasta la primavera siguiente.
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A modo de curiosidad citaremos a un arbusto de esta familia como es el Ilex paraguariensis, de donde se elabora una infusión conocida como hierba mate en Sudamérica.
Álamo. Alamu. (Familia de las Salicáceas).
Populus alba.
Árbol de unos 30 metros de altura, de fácil y
rápido crecimiento, lo podemos ver a orilla
de nuestros rios, de madera blanda y fácil
de trabajar, aunque de una pobre calidad.
En nuestro concejo y mas concretamente en
Pola de Siero es costumbre cortar un álamo
alto y recto en la noche de San Juan para
ser plantado por los solteros, tal y como
contamos anteriormente.
Aliso. Humeru (Familia de las Betuláceas).
Alnus glutinosa (L.) gaertner.
Árbol de talla media, hasta 25 metros, frecuente en todas las zonas húmedas y en
las orillas de los rios y del cual damos cita
anteriormente al inicio de esta descripción
arbórea.
Arce. Falso Plátano. Acer pseudoplatanus
(Familia de las Aceráceas).
Árbol de porte alto, unos 25 metros, muy
común en los bosques donde abundan la
Carbayeda y el Roble Albar, existen especies cultivadas del género con gran similitud
con el plátano, Plátanos hybrida.
Avellano. Ablanu (Familia de las
Betuláceas). Corylus avellana L.
Arbolillo o arbusto de hasta 10 metros, muy
común en los límites de fincas entre los zarzales, dándose el caso curioso de usarse
mas como señal de deslinde que para el
provecho de sus frutos, de cubierta leñosa,
213
con una semilla comestible, las avellanas.
Podemos decir que no está bien aprovechado en Siero, como árbol de explotación industrial de sus frutos, a pesar de su auge en
la repostería y cremas industriales.
El avellano es utilizado para hacer cestería,
por su flexibilidad, al igual que para hacer
cayados o varas de pastor: “güiaes”. Su
madera tiene poco valor, de ahí el dicho: “La
leña ablaniza ni da fueu ni ceniza, ni calienta al que la trae, ni tampoco al que la atiza”.
Castaño. Castañu (Familia de las
Fagáceas). Castanea sativa.
Árbol de hasta 20 metros, de ramificación
profusa, de corteza con coloración verdeparduzca que presenta en los ejemplares
adultos grietas longitudinales de pequeña dimensión, perteneciente a la misma familia
botánica de las hayas, la que aquí citamos es
la mas conocida de las 11 especies diferentes, todas del género Castanea. Éste árbol se
da en los terrenos de naturaleza silícea y con
un grado de humedad abundante.
Su fruto, la castaña, esta envuelto en una
bola espinosa “oriciu” de la cual caen en el
momento de su maduración; fué parte de la
alimentación básica del pueblo asturiano
durante un gran periodo de tiempo, junto a
la patata, haba, leche y maíz, (este en formas varias de tortos o boroña).
La aparición del maíz y la patata hicieron
descender la importancia de la castaña en la
dieta alimentaria de la gente del campo astur. La castaña es un alimento muy rico en
hidratos de carbono, pero muy pobre sin
embargo en nitrogenados.
Del castaño en Siero, al igual que en casi toda Asturias, forman parte los mejores muebles de nuestras casas antiguas, al igual
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que en la construcción de puertas y ventanas para dichas viviendas; tras una pequeña y reciente época donde los plásticos y
resinas parecían haberle quitado el sitio en
nuestros hogares, hoy la madera de castaño, parece que ha recuperado el lugar que a
ésta le corresponde, tanto por calidad como
madera noble, como por lo que encierra para nuestra cultura. De su fruto es este refrán:
“La castaña en agosto quier arder y en septiembre quier beber”.
Espino Albar. Espinera (Familia de las
Rosáceas). Crataegus monogyna Jacq.
Arbusto que puede alcanzar unos 8 metros,
su corteza es pardo-rojiza y en los ejemplares
adultos, de forma agrietada y escamosa, tiene
flores muy parecidas a las de los manzanos,
blancas con cinco pétalos, aunque los estambres acaban en un color rosáceo. Da gusto
contemplar una espinera florida por la gran
concentración de flores que tiene, dando la
sensación de estar el árbol nevado (la abundante floración atrae a gran cantidad de insectos, como las abejas); su fruto es de color
rojo y de forma ovoide con un solo hueso;
madura entre septiembre y octubre. Sus ramas están protegidas por numerosas espinas.
La Espinera es usada en nuestra zona como
base para injertos de otros árboles frutales.
Eucalipto. Ocálito (Familia de las
Mirtáceas). Eucaliptos globulus Labill.
Fig. 3. Castaño. Castañu. Castanea sativa.
Árbol de una altura extraordinaria, llegando
a los 50 metros, muy utilizado en Siero como madera para la minería, fue introducido
del sur de Australia a mediados del siglo
pasado; prefiere zonas de poca altura para
su desarrollo, por debajo de los 500 metros
y temperaturas que no bajen de los -7º c.
Es tal vez el árbol de mas rápido crecimiento que tenemos en nuestro concejo;
hoy se aprovecha mas para las fábricas de
celulosa, como la que tenemos en Navia.
Este árbol presenta unas hojas completamente distintas de su fase de joven (anchas, casi ovales y sentadas) a su fase de
madurez donde las hojas son lanceoladas
y alternas. También se les cambia la coloración; de un verde azulado pasan a un
verde oscuro en su madurez.
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Como citamos en el pino, no es un árbol del
agrado de los medioambientistas por la degradación que causa en los terrenos donde
está asentado.
Este árbol dado su rápido crecimiento y la
facilidad para ver sus beneficios económicos, es por desgracia una de las plantaciones foráneas que está suplantando a nuestras masas arbóreas mas autóctonas. Defendido por unos y atacado por otros, yo me
decido por los de esta segunda opción.
Fresno. Fresnu (Familia de las Oleáceas).
Fraxinus excélsior (L).
Árbol que alcanza los 35 metros de altura,
con una corteza lisa y de color grisáceo
que se va agrietando con el paso de los
años, en el sentido del suelo hacia lo mas
alto, lo que lo diferencia de su pariente el
fresno de hoja pequeña, fraxinus angustifolia., Este árbol crece en cualquier tipo de
suelo en lo que a naturaleza mineralógica
se refiere, pero no en cuanto a el grado de
humedad, donde prefiere terrenos umbríos y muy especial en las orillas de nuestros rios.
El fresno era más que es, aprovechado por
su madera de fácil trabajo y su fuerte grado
de dureza, (pero mala para tener a la intemperie y más para tenerla en contacto con la
tierra húmeda). Se plantaba cerca de los establos por la gran cantidad de hoja que desprende y se utiliza como forraje, y también
por su facultad dentro de la tradición popular de ahuyentar los rayos que amenazaban
la cabaña ganadera.
Haya. Faya (Familia de las Fagáceas).
Fagus sylvatica (L).
Árbol de hasta 35 metros de altura de hojas
caducas; tiene una corteza lisa de colora-
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ción gris con pequeñas manchas mas claras
dentro del mismo tono.
Se da en todo tipo de suelos, aunque prefiere los terrenos calizos, con suelos húmedos y temperaturas frescas sin soportar
grandes heladas.
Higuera. Figal o figar (Familia de las
Moráceas). Ficus carica (L).
Árbol de hasta 10 metros de altura de hoja
caduca. Su corteza es de color grisáceo con
muy pequeños puntos verde-amarronados y
lisa. Su madera es poco útil para trabajar, de
ahí el dicho popular “yes mas malu que la
maera de figal”.
Florece entre marzo y abril y sus frutos se
recogen a finales del verano. Son muy apreciados los que se recogen por San Miguel y
que en Siero denominamos como “figos miguelinos”; son más pequeños y amoratados
que los normales, pero mas dulces.
Laurel. Lloreu (Familia de las Lauráceas).
Laurus nobilis (L).
Arbolillo de hasta 10 metros de altura, de
hoja perenne con un verde fuerte y brillante
en el haz y más apagado en el envés. Florece entre febrero y abril y su fruto, muy poco
conocido, es de color verde en un principio
para pasar a un negro en su madurez, conteniendo en su interior una sola semilla.
Este arbolillo necesita un grado alto de humedad y es fácil verlo crecer en Siero a la
sombra de otros arboles de mas porte y metidos entre zarzales.
Es, aunque hoy en menor cuantía, el reconocimiento de los ahijados hacia sus padrinos en el domingo de Ramos, (una caña, a
poder ser de laurel florido con romero en la
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base de dicho ramo) dado que a esta bonita y muy nuestra costumbre cada vez la está suplantando la palma.
Manzano. Manzanal o pumar. (Familia de
las Rosáceas). Malus sylvestris (L) Miller y
Malus Domestica.
Arbolillo de hasta 10 metros, de corteza con
anchas grietas marrón-negruzco sobre el
color grisáceo que predomina en la coloración de su corteza. Podemos decir que el
manzano es el árbol de mayor implantación
humana que tenemos en el Concejo de Siero, y el cual tiene una asociación dentro de
éste, Asociación Sierense de los Amigos de
la Manzana, que vela por sus distintas variedades y su mejor implantación en los distintos lugares de nuestra geografía. Lotes de
manzanas de socios de esta asociación fueron galardonados con primeros premios en
certámenes provinciales.
Prefiere para su desarrollo unos suelos siliceos; en nuestro municipio se cultivan en
una gran variedad de tipos, pero podemos
decir que todos son una subespecie del
manzano silvestre. De entre todos, el que
tiene mayor implantación es de manzana
para sidra (de la cual tenemos una de las
mejores plantaciones en San Juan del Obispo, Tiñana). El fruto es mas ácido que en las
llamadas de mesa, de entre las cuales destacan para los consumidores las de reineta,
tartalla o mingan, que tienen una textura de
carne compacta, de sabor dulce y agradable al paladar.
El manzano florece entre abril y mayo, con
una coloración blanca o blanca-rosada.
Sus frutos se recogen entre septiembre y
octubre; se suele recolectar una buena cosecha en años alternos, recibiendo el
nombre de Becea, aunque ahora se está
estudiando la forma de regular estas cose-
Flora y Fauna
chas y que den una igualdad de producción todos los años.
Nogal. Nozal (Familia de las Juglandácea).
Juglans regia L.
Árbol de talla mediana, hasta 20 metros,
que se encuentra muy ligado a la vivienda
familiar por su frondosidad de hojas caducas. Es un árbol cultivado que prefiere terrenos sueltos y permeables y de una madera
de gran calidad para la fabricación de muebles. Tiene fruto drupaceo, de cáscara verde “muergu”, que en su madurez se ennegrece, dejando libre a su semilla, “nuez”. Se
dá el caso curioso de una cierta confusión
entre el fruto, que no es comestible, de
donde sacamos el tinte llamado nogalina y
su semilla que si es comestible y es la llamada nuez, que usamos como alimento.
De su semilla comestible es este refrán, aplicable a la castaña también:
De castañes les primeres y de nueces les
postreres.
Peral. Pyrus Pyraster, (Familia de las
Rosáceas).
Arbolillo de hasta 10 metros. de corteza
pardo-grisácea y agrietada. Florecen entre
marzo y abril y su fruto madura en el verano, siendo algunos de maduración temprana, como las llamadas peras de San
Juan de color verde-amarillento, muy dulces para la mesa, y otras que maduran a
finales del verano como las llamadas en
Siero, “peres de maera”, de color verdeamarronado y que por su dureza son propias para comer asadas.
Pese a ser un árbol que se da muy bién en
nuestro concejo, no goza de la difusión de
su pariente el manzano.
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Juan José Domínguez Carazo
Pino. Pinu Gallegu (Familia de las
Pináceas). Pinus pinaster Aiton.
Árbol de talla alta, alcanza los 30 metros, muy
común en las zonas más altas del concejo,
donde forma pequeñas manchas boscosas,
los pinares. Se usa en carpintería para la elaboración de muebles y en la construcción,
para las marcaciones de las viviendas.
También se trabajó como material de mina
en la entibación de las galerías. Esta madera, en la minería, fue suplida por la madera
de eucalipto.
Las hojas de estos pinos salen de dos en
dos, son verdes oscuras y sus piñas están
casi siempre sentadas con escamas romboidales y apiramidadas.
Por desgracia, se perdió el mejor pinar de
Siero, que teníamos en al monte Fariu, a
consecuencia de un fuerte incendio a finales de la década de los 50. Hoy se pueden
ver algunas pequeñas manchas de pinos
en la zona.
Los pinos al igual que los eucaliptos, son árboles que no gozan de gran estima en los
medios ecologistas por el deterioro que hacen sus hojas sobre el suelo, formando un
manto donde no crece prácticamente nada
de otras especies vegetales. Causando por
tanto una gran erosión en el terreno donde
están asentados, a consecuencia del agua
que no se fija en esas otras pequeñas plantas. Estos dos árboles tienen unas grandes
raíces que les hacen vivir en unas condiciones poco favorables de pluviometria.
Roble.Carbayu (Familia de las Fagáceas).
Quercus Robur L.
Árbol de talla alta, hasta 30 metros, muy
común en los valles y zonas altas del con-
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cejo, híbrida frecuentemente con el Roble
Albar (Quercus Petraea) y con el Rebollo
(Quercus Pyrenaica). Es curioso ver la comunión que tienen los robles con los castaños: en los bosques donde estos ejemplares conviven, se puede apreciar un mejor crecimiento de ambos.
El roble, con sus hojas de crecimiento tardío
y de una sombra ligera, es el árbol ideal para nuestro concejo, porque deja calentar las
tierras donde luego crecerán las pequeñas
plantas que darán paso al sotobosque, y
dará un grado de humedad que servirá para
un mejor aprovechamiento de la pradera.
Se dice que el roble en condiciones normales crece unos 3 mm. por año.
Saúco. Saucu (Familia de las
Caprifoliáceas). Sambucus nigra L.
Arbustillo o arbusto de hasta 5 metros, de
corteza grisáceo-amarronada que presenta
muchas veces grandes grietas, muy frecuente en nuestro municipio al borde de los
arroyos o taludes de los caminos. Prefiere
terrenos húmedos y sueltos. Florece de abril
a junio, formando unos ramilletes de florecillas blancas, usados como adorno en muchos hogares de nuestro municipio. Su fruto madura a finales del verano; son unas bayas de color negro brillante. Es característico de esta especie el gran tamaño que alcanza la médula.
Tejo. Texu (Familia de las Texáceas). Taxus
bacatta.
Árbol que se encuentra protegido dentro
del Principado; se puede encontrar cerca
de las Iglesias, por su parte dentro de la
cultura popular como asociación a la muerte. Dentro de la cultura celta marcaba el final del año.
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Flora y Fauna
La madera y las acículas contienen taxina,
un alcaloide venenoso. Su floración se presenta entre marzo y abril, y al madurar produce unas semillas rodeadas por un arilo rojo, dicho arilo es la única parte no venenosa.
dejar muy claro que esto es solo a modo indicativo, tras hablar con personas expertas
del tema y no porque uno sea un conocedor
de este tipo de medicina a la cual le tengo
un gran respeto.
Tienen un crecimiento muy lento, siendo por
lo general de tronco no muy grueso y de
unos anillos de crecimiento muy unidos.
Se debe tener en cuenta, que no se cita ni
cantidad ni la forma en que se tiene que
hacer el preparado, bien sea en infusiones,
cataplasmas, jarabes o ungüentos, entre
otras preparaciones posibles de realizar
con plantas.
Digno es de verse, como se cita en éste
apartado de la flora de Siero, el Texu de La
Collada, al lado de su iglesia antigua y cementerio.
III. ÁRBOLES Y PLANTAS COMO
REMEDIOS Y CURAS DE
ENFERMEDADES.
De los árboles y las plantas hace uso la gente de nuestro concejo aún para la medicina
naturista o de herbolistería. Se pueden ver
aún, en la Plaza de Arguelles de nuestra capital del concejo los martes, como se ponen
puestos para la venta de distintas especies
ya secadas y preparadas para su mezcla y
consumo.
Aunque la mayor parte de estas plantas son
de fácil localización en nuestro entorno, se
puede ver que otras no son tan comunes de
la zona, pero se pueden comprar a estos
herbolistas en nuestro mercado.
Acidez de estómago: lúpulo, malva común o
zarza.
Afonía: apio, berza, col o cebolla.
Anemia: acedera, avena, hinojo, lechuga,
diente de león u ortiga macho.
Bronquitis: berro, higuera, olivo u orégano.
La naturaleza nos dá lo que con humildes y
sencillos secretos, puede ayudarnos a una
defensa de las enfermedades sin peligros
de contraindicaciones.
Catarro: romero, salvia, lechuga o tomillo.
Conjuntivitis: tomillo.
Parece ser que la gente vuelve otra vez a
mirar hacia este tipo de medicina naturista,
como alternativa de la medicina tradicional
o de fármacos, logrados por trabajos químicos o de laboratorio, en su mayoría de esas
mismas plantas.
Diabetes: diente de león.
Daremos a continuación algunas enfermedades comunes y las plantas (no teniendo
en cuenta la parte de la planta o árbol que
se utiliza para el preparado) con las que son
tratadas en esta medicina naturista. Quiero
Faringitis: encina, espliego, limonero o roble
albar.
Diarrea: roble albar, encina, limón, manzana
o zarza.
Edema: abedul, borraja o cebolla.
Fatiga: ajo, cebolla, laurel, manzana, manzanilla común o romero.
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Gota: abedul, apio, celidonia, col maíz,
manzana o tomate.
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Sudor en pies: aliso, laurel real o tomillo.
Supuración: caléndula, malva, nogal o zarza.
Gripe: borraja, cebolla, eucalipto o manzanilla común.
Hipertensión: ajo, lechuga, limón, manzanilla común, muérdago, ortiga macho, pera.
Indigestión: menta piperita o romero.
Irritación de los ojos: aloe, hinojo silvestre,
manzanilla común, saúco, té o tilo.
IV. ALGUNAS PLANTAS Y FLORES DE
NUESTROS PRADOS.
En la primavera, los prados de siega en Siero
muestran una gran policromía y pierden bajo
una gran cantidad de flores el llamado manto
de la Asturias siempre verde; ésta generosidad de colores de nuestros prados junto a los
centenarios árboles de nuestro concejo, forman un conjunto de gran encanto.
Insomnio: albahaca, amapola, anís, espino
albar, espliego, lechuga, melisa o menta piperina.
Lumbago: avena, laurel o tomillo.
Menopausia: espino albar, manzanilla común o muérdago.
Nauseas: arándano, espliego o menta silvestre.
Obesidad: abedul blanco, achicoria, borraja,
cebolla, cerezo, fresno o manzano.
Otitis: almendro o saúco.
Piorrea alveo-dentaria: menta silvestre, nogal o saúco.
Raquitismo: alcachofa, cebolla, nogal, rábano, trigo o zanahoria.
Seborrea: aloe, ortiga blanca o ricino.
Sinusitis: acanto, eucalipto, malva o manzanilla común.
Estrés: albahaca, manzanilla común, melisa
o romero.
Fig. 4. Tojo. Cotoya. Toxu, Úlex europáeus L.
Éste arbusto espinoso tiene una bonita floración amarilla, que dura desde noviembre hasta mayo.
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De entre la gran cantidad de plantas con flores de nuestro concejo, sobre unas ochocientas especies, citaremos algunas de las
mas comunes.
Las primeras flores que hacen su aparición
son las primulas, que con su floración blanca y en el centro amarilla, nos anuncian el
inicio de una nueva primavera.
Las Aguileñas: con sus bonitas flores de un
azul intenso e inconfundibles por el espolón
que tienen en su parte superior.
Los Berros de prado: que van con su coloración desde el blanco rosado al violeta,
crecen en racimos en los prados que tienen
mucha humedad. Su jugo es usado por algunos mal llamados pescadores para sacar
con facilidad las truchas de los rios de nuestra zona.
Los Cardos: Que con sus tallos y hojas espinosas lucen en el centro unas bonitas flores, que van desde el blanco al azulado.
La Celidonia o Cirigüeña: Que como dice el
refranero popular, “de todos los males ye
dueña”; ésta se suele encontrar al borde de
los caminos, su jugo amarillento se suele
aplicar como remedio para las verrugas, florece desde febrero a octubre.
Cresta de Gallo Grande: “Pitinos”. Ésta
hierba hemiparasitaria, es de todos conocida por estar en casi todos los prados de
siega de nuestro concejo y tener su flor la
forma de cabeza de pollo, florece entre
abril y agosto.
El Diente de León: con su flor amarilla que al
madurar se convierte en una blanca bola de
aspecto algodonoso, donde están sus frutos y que popularmente en Siero lo llamamos paracaídas.
Flora y Fauna
El Escobal o Piorno: formando casi una mata con una gran profusión de flores de un
amarillo intenso.
Las Hortigas: “Hortiges”. Con su flor blanca
llena de pequeños pelos y a veces confundida con la falsa hortiga.
Las Margaritas: “Margarites” .Hierba que
vive el los campos de siega de nuestra comarca, predominando con su colorido
blanco y amarillo sobre el resto de hierbas.
Su floración tiene lugar entre mayo y septiembre.
Los Tojos: “Toxu” o “Cotoya”. Es un arbusto que puede alcanzar los tres metros de
alto, muy espinoso de tallo de color grisáceo del cual suelen salir las espinas; tiene
una floración de color amarillo intenso de
noviembre a mayo.
En Siero se utiliza aun como cama para el
ganado que unido al estiércol forman un
buen abono para los campos. Aunque casi en desuso actualmente, se utilizaba para calentar los hornos, en especial de hacer pan por lo rápido que sus llamas calientan las paredes de los hornos.
La Zarzamora: “Escayu”. Arbusto trepador
espinoso que puede llegar a medir hasta
2,5 metros de alto; está protegido por
unas espinas, forma parte de un pequeño
ecosistema y su fruto, las moras, sirven de
alimento a gran número de animales, al
igual que entre su enmarañado ramaje crían varias especies de aves.
Los Helechos: “Felechos”. Puede decirse
de este género de plantas que son casi
unos fósiles vivientes, dada su aparición
como fósiles en casi todos los sitios del
planeta y de la antigüedad de estas petrificaciones.
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El mas conocido en nuestra zona es, el helecho común, pteridium aquilinum, en su
parte alta y en desarrollo se puede ver como se enrollan en forma de espiral sus hojas. Si practicamos un corte en su tallo podremos ver con gran facilidad sus haces
vasculares característicos, que se asemejan a un murciélago en reposo.
De esta misma división de plantas tenemos
a las que conocemos comúnmente como
“colas de caballo”, de la familia de las
Equisetáceas; son de fácil localización en
nuestro municipio en todas las zonas de
humedales y también en todo lo largo de
las orillas de la vía férrea.
V. EL ENCANTADOR Y DESCONOCIDO
MUNDO DE LAS SETAS.
El clima y la frondosidad de nuestro paisaje
hacen de Siero un habitat para las especies
micológicas digna de reseñar; no podemos
olvidarnos que para el desarrollo de las setas es muy importante la humedad, así como la altura y temperatura, sin desdeñar la
riqueza de los suelos.
Las setas se pueden localizar en varios mini
ecosistemas, siendo las más fáciles de ver
las que nacen en las zonas destinadas a
praderia, y llamados seteros o corras, por su
forma de nacer en el campo formando círculos o corros.
No tienen en Siero, como en el resto de Asturias un uso importante dentro de la gastronomía, pese a la gran cantidad de buenas
especies que tenemos; sólo algunos bares
las preparan y por desgracia la mayoría son
de cultivo.
Hace unos treinta años, un diario de tirada
regional dedicaba una pagina a este delicioso manjar y decía que Felisa. la esposa de
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Luis Ximielga preparaba en su bar de Colloto, “Casa Ximielga”, unas 2.000 tortillas al
mes de este delicioso manjar.
Hace unos días pude hablar con Felisa y me
comentó con su gracia, desde su retiro bien
ganado del mundo de la hostelería, que
aquella noticia: “taba un pocu inflá, como
los buñuelos”, pero que sí había llegado a
hacer 60 o 70 en fines de semana.
Creo que Luis Ximielga (ya fallecido) puede
ser considerado como el precursor de los
nuevos buscadores de setas en nuestro
concejo, donde por cierto existe una sociedad micológica en Pañeda, que hace una
recolección y estudio de setas una vez al
año, al igual que presta su colaboración y
conocimiento en festivales agrarios dentro
de nuestro concejo.
Tiene Siero expertos conocedores de esta
materia, a los que se debe de consultar ante la menor duda, de no poder ser así, lo
mejor es cumplir con el aforismo de “gastronómicamente, la seta menos venenosa
es la que dejamos en el prado”.
Tenemos que evitar esos consejos (por
erróneos) para identificar las setas que
son venenosas o comestibles, tales como
cocerlas con una moneda de plata y si se
pone oscura es que son venenosas, o comer las que lo han sido anteriormente comidas por limacos, cosas que son totalmente falsas.
Ximielga se definía como un entendedor de
ellas y en su vena poética dejó constancia
de este hecho, que fué musicalizado por su
amigo Falo Moro.
“Ximielga” eres un gran buscador
eres un luchador
da la seta sin par,
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“Ximielga” eres un gran olfateador
eres un gran sabedor
del exquisito manjar.
Tu pasión por la seta
es algo que bien sabe Dios,
subes a les montañes
bajes a los valles
andes pomaraes
yes el amu la seta
de Colloto a Valdediós.
“Hay quien cree que les setes
se pañen a cestaos,
andando per les cunetes
en sin entrar per los praos”.
De entre las setas comestibles, citaremos
algunas de las mas comunes en Siero.
Una de las setas mas apreciadas es la seta de primavera o seta de San Jorge, “Tricholoma Giorgii” o “Calocybe gambosa”
que se recolecta en las praderias y también bajo arbustos y espinos, por la fecha
del santoral 23 de abril, no siendo esta una
fecha exacta pero si nos dá una aproximación sobre su aparición; va desde las zonas más bajas a las alturas comprendidas
entre 300 y 600 metros. Son difíciles de localizar en nuestro concejo y a los conocedores no les gusta dar su situación; prefiere terrenos calizos, es de color blanco con
láminas apretadas del mismo color, aunque a veces tiene un color blanco-crema.
Pueden localizarse en los prados que van
desde la parroquia de Marcenado a la de
Vega de Poja.
Las Lepiotas: “Macrolepiota Procera”, seta
que posee un sombrero con grandes dimensiones en forma de sombrero mejicano,
de coloración blanca amarronada, con formas escamosas, muy común en la zona de
Aramil, Lieres y zona lindando con Sariego.
Gastronómicamente se cocinan con ellas
unos exquisitos “cachopos”.
Tiene otras de su misma especie, aunque
de menor tamaño que puede darse a equivocaciones con la citada.
Los champiñones, “Agaricus Campester”:
muy comunes en nuestro concejo, de color
blanco y tal vez el mas conocido por la gente. Tiene una coloración rosácea en sus celdillas, lo que la diferencia de las santodermas (Agaricus xanthodermus) las cuales tienen una toxicidad de grado leve.
Gran cantidad de champiñones los tenemos
en la zona de El Berrón y desde Muncó a La
Collada.
Los coprinus: “Coprinus comatus”, “barbudes” o “matacandil”: tienen forma de paraguas, su sombrero es escamoso y de color
blanco en el exterior; se pone prácticamente negro en su interior cuando madura, cosa
que lo hace con una velocidad espantosa.
Se preparan salteados con mantequilla. Es
conveniente no meterlos en bolsas de plástico tras su recolección, dada su rápida degradación por efecto de su maduración; es
muy común en las zonas de Granda y Tiñana al igual que en la zona de la Belga. Puede ser confundida con el, coprinus atramenterius, de sombrero liso y de efectos tóxicos
si es ingerida con alcohol.
De entre las setas venenosas citaré alguna
de las mas comunes:
Amanita Faloide. “Amanita phalloides”:
Esta seta podemos considerarla como las
mas venenosa de todas las que tenemos en
nuestro concejo y es de localización bastante común en él.
Nace de una volva que hace una especie de
pequeño saco en su base y que puede estar
parcialmente enterrado, por lo cual debe-
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mos de tener mucho cuidado con esta especie; tiene el sombrero de un color blanco
averdosado y unas muy finas rayas oscuras,
desde el centro de su sombrero hacia afuera. Sus láminas son de color blanco y presenta un anillo a modo de falda en su pie.
senta en todos los cuentos infantiles y la
que sale en casi todas las ilustraciones.
Amanita muscaria. “Seta matamosques” o
“Amanita matamosques”.
Es un placer poder contemplar esta joya de la
micología en los campos y más en la zona de
pinares, de sombrero rojo manchado con
pintas blancas, que parecen ser menores al ir
creciendo el sombrero; tienen las láminas, el
pie y la volva de un color blanco níveo.
Esta puede ser considerada como una de
las setas mas conocidas por la gente, aún
sin ser vistas por ellos, es la que se repre-
Su sombrero segrega una sustancia viscosa, que es la que le da el nombre de “atrapamoscas”.
Fig. 5. Lepiota. Matacandil o parasol. Macrolepiota procera.
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Aunque no es comestible, debemos de proteger a esta especie por su gran belleza y
para el deleite de la vista de los que aman la
naturaleza.
Otras setas no comestibles a destacar:
Hongo yesquero, “Fomes fomentarius”,
“Yesqueru”. Este hongo tiene forma de pie o
pezuña de caballo, grande y de un aspecto
leñoso, de color grisáceo azulado y con anillos de crecimiento de color mas intenso; es
un hongo parásito y era utilizado para encender hogueras.
Tramentes versicolor: es una de las setas
que más a menudo podemos ver. Por vivir
asociada a maderas en descomposición de
árboles muertos, presentan una coloración
muy variada, desde un verde grisáceo en la
zona de entronque con el árbol a el blanco
en la zona exterior; salen formando plataformas superpuestas y muy densas, tienen al
tacto un aspecto sedoso o aterciopelado,
dados unos minúsculos pelos que cubren
su sombrero. Es, al igual que la anteriormente descrita, una seta de configuración
leñosa y por tanto no comestible.
VI. ALGUNOS ARBOLES DIGNOS DE
VERSE EN EL CONCEJO DE SIERO.
En primer lugar y digno de considerarse monumento natural, está el tejo que crece al lado de la antigua iglesia de La Collada. Bien
merece la atención de todo viajero que pueda desplazarse y ver este conjunto histórico,
(iglesia y tejo) que podríamos datar ambos
en el siglo X, dada la vieja costumbre de
plantar este árbol al lado de las iglesias. La
verdad es que se conserva mucho mejor el
tejo que la capilla, que es una auténtica ruina y donde cabe resaltar sus dos arcos laterales, ejecutados con piedra y el central,
ejecutado con otro tipo de piedra, arenisca.
Flora y Fauna
De fácil acceso, se va por la carretera que
une Pola con Gijón, AS-248, saliendo de la
Plaza de les Campes, dirección Gijón. Se
pasa a 1 Km. por La Cabaña, a 3,4 Km. por
Muncó y a 7 Km. por Coroña, pasado el indicador del K-14 de dicha comarcal y a poca distancia, podemos ver un indicador a
mano derecha que nos indica a Ceñal, ( desde la salida de Pola a este cruce tenemos
8,3 Km.)donde se puede ver la nueva iglesia, que dista del mencionado cruce a 500
m. Al llegar a esta seguimos con dirección a
Cañal, no sin antes encontrarnos a 200 m.
con una desviación que nos indica a la izquierda a Fresno y hacia la derecha a Ceñal
y Fariu, tomando siempre el camino de Ceñal que nos queda a otros 200 m.
Nos encontramos con Ceñal y una nueva
desviación a la izquierda, a El Pevidal; tomaremos el camino de la derecha donde
está un grupo de casas. Desde éstas podemos ver el conjunto antes citado y digno de verse, que nos queda a tan solo
unos 400 m. al lado del cementerio, que
nos servirá de guía.
Esto queda a menos de 1,5 Kms de la desviación en la carretera general. Este centenario tejo tiene un grosor, a un metro de su
base, de 4,23 metros.
Otro árbol digno de mención, aunque la majestuosidad del primero le reste importancia
es el roble que está a la entrada de la iglesia
de San Pedro de Granda. Tiene un perímetro
en su base de 7 m. y 94 cms.y a un metro de
altura de 4,83 metros. Fué una pena la tala
que se le efectuó indiscriminada, dejándole
solo la horquilla principal (que sirve de canasta para arrojar piedras) y suprimiendo todo el ramaje que le daba frondosidad.
De muy fácil acceso desde la carretera N634 de Pola a Oviedo, nos desviamos en
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Granda hacia la izquierda y a un kilómetro
aproximadamente sin desviarnos de ese camino, llegamos a los pies de ese hermoso
ejemplar, que está en la explanada de la
mencionada iglesia.
De menor edad pero digno también de resaltar, es el roble que está en la entrada de
la capilla de María Faes, La Carrera. Este árbol puede considerarse totémico para los
moradores de los barrios cercanos, que de
él toman el nombre para su asociación de
vecinos de dicho lugar, “El Roblón”.
225
Otro roble digno de mencionarse está en la
parroquia de Ntra. Sra. de la Visitación (Tiñana), más concretamente en Fozana de Arriba;
forma un conjunto con una edificación al lado
mismo del camino. Para su localización se toma en la N-634 a la altura de La Polesa la carretera que va hacia Tiñana y una vez que se
llega a la iglesia de Tiñana,a 2 km. se continua
todo recto dejando el cementerio a la derecha; por esa misma carretera y tras llegar a un
cruce, donde podemos contemplar al menos
dos magníficos ejemplares de tejo en una finca que está a la derecha del camino, donde
Fig. 6. Tejo. Texu. Taxus baccata.
Este ejemplar extraordinario de Tejo esta al lado del cementerio y de la antigua Iglesia de La Collada,
con la que forma un conjunto histórico de gran valor
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Flora y Fauna
una señal nos indica hacia la izquierda a Fueyo y recto a Fozana de Arriba. Seguimos en la
carretera o camino recto, donde después de
andar unos 500 m. aproximadamente, nos
desviamos hacia la izquierda por una cuesta
bastante pronunciada que nos lleva sin ninguna desviación a este conjunto digno de verse.
A modo de pequeña pero válida orientación,
podemos decir que tiene al día de hoy, el único salvacunetas de parrilla metálica de todo
ese tramo de carretera a la izquierda.
Otro roble de magnificas dimensiones lo tenemos en Aramil, al lado del palacio de dicha localidad.
Tiene Siero una gran cantidad de castaños,
pero dignos son de mencionar los que están en la carretera que va de Pola a Noreña
por Ferrera; se sale de Pola de Siero por el
barrio de la Soledad con dirección hacia la
villa condal y a 1.900 m. de Pola y a tan solo 300m. del pequeño puente que está en
TOPÓNIMO
CASTELLANO
ASTURIANO
ESPECIE
PARROQUIA
Acebal
Aveno
Carbayín Alto
Castañedo
Castañera
Cerezales
El Cirigüeyo
El Fresno
El Pino
El Rebollar
El Rebollar
Escobal
Espinera
Espinera
Faya
Felechín
Figarona
Fresneda
Fresneda
La Calabaza
La Cotaya
La Madera
La Mata
La Matuca
La Peral
La Rebollada
La Rebollada
Los Cañales
Pumares
Pumarín
Yérbano
L´Acebal
Aveno
Carbayín Altu
El Castañéu
Castañera
Cerezales
El Cirgüellu
El Fresnu
El Pinu
El Rebollal
El Rebollal
L´Escobal
L´Espinera
L´Espinera
La Faya
Felechín
La Figarona
La Fresnea
La Fresnea
La Calabaza
La Cotaya
La Maera
La Mata
La Matuca
La Peral
La Rebollá
La Rebollá
Los Cañales
Pumares
Pumarín
Yérbano
Acebo
Avena
Roble
Castaño
Castaño
Cerezo
Endrino
Freno
Pino
Roble
Roble
Lieres
Vega de Poja
San Juan de Arenas
Bobes
Granda
Santiago de Arenas
Collado
Collada
Lieres
Lieres
La Pola
Sta. Mª de Carbayín
La Barreda
Lieres
Lieres
Feleches
Anes
Lieres
Viella
Anes
Lieres
Anes
Feleches
Feleches
Anes
Aramil
Celles
Lieres
Argüelles
Hevia
Anes
Espino albar
Espino albar
Haya
Helecho
Higera
Fresno
Fresno
Calabaza
Copa de árbol
Madera
Arbusto
Arbusto
Peral
Roble
Roble
Cañaveral
Manzano
Manzano
Hierbajos
Cuadro 2. Topónimos relacionados con nombres de la flora
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dicha carretera se encuentran en el mismo
margen derecho del camino los mencionados castaños, de los cuales el de más grosor, mide a un metro de su base 6,84 m de
perímetro. Estos majestuosos castaños
merecen una especial atención dado que
están cubiertos de hiedra que ahogan su
normal desarrollo.
LONGEVIDAD APROXIMADA DE LOS
ÁRBOLES MÁS COMUNES EN SIERO.
Un abedul digno de verse está en Lugarín,
en medio de una finca al lado de donde vivió Benjamín Puente “Jamín de la Perucha”,
Parroquia de Vega de Poja.
Llegan hasta los 500 años: abeto, castaño,
olmo, pino silvestre.
En el camino que orillea el río Nora de Pola
hacia el cementerio podemos contemplar
un álamo de magnificas proporciones así
como un buen ejemplar de fresno.
Puede sobrepasar de los 1.500 años: tejo.
Puede llegar hasta los 1.000 años: roble.
Llega hasta los 700 años: tilo.
Llegan hasta los 250 años: peral, pino gallego, manzano.
Llegan hasta los 200 años: abedul, acebo,
arce blanco.
Llega hasta los 150 años: fresno.
Dispersos por el concejo de Siero, tenemos
varios ejemplares de eucaliptos que superan las medidas dadas como normales para
esta especie de arboles de origen australiano, en Lugones, Tiñana y Valdesoto.
Tal vez no estén aquí recogidos todos los árboles dignos de mencionar de nuestro concejo pero si al menos están todos de los que
tenemos conocimiento, no cerrándose el
paso para la catalogación y si fuera preciso
inclusión en esta lista de hacerse nuevas
publicaciones.
Llegan hasta los 100 años: álamo, aliso,
avellano, cerezo, espino, higuera, sauce.
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Rutas
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I. POLA DE SIERO-SAMARTINO. (PEÑA
CARESES)
Partimos de La Pola, en la Plaza de Argüelles para seguir por la calle San Antonio,
tomando el trazado del antiguo camino real que nos conduce a La Rienda y el Rebollar. Aquí cogemos la carretera AS-331,
que atraviesa la parroquia de Samartino en
dirección a Peón y Sariego. Nada más comenzar la calzada y a la derecha levanta
su airosa planta un espléndido ejemplar de
roble para el que se ha pedido protección
oficial, 100 metros más adelante y a la izquierda, al borde de la carretera, halla el
caminante, un interesante mojón de piedra, trabado entre bloques de cemento.
Este valioso ejemplar de señalización vial
es atribuido a los siglos XVI o XVII, refiere
la divisoria entre San Martín y La Pola y se
trata del único testimonio conocido en el
concejo sobre lindes y comunicaciones.
Ya en el Rayu, antigua fundición de campanas
de la saga de los Venero -Sergio y Dámaso
Venero- cerrada en los años 20 siendo de
prestigio reconocido en buena parte de la zona central de Asturias, aún se conservan algunas, las de San Martín de Anes (1894).
Aquí estuvieron radicadas cerámicas para ladrillos y tejas, siendo muy acreditada y conocida la cerámica doméstica que denominamos modernamente del Rayu, sin que fuera
exclusiva de este lugar ya que habría de llamarse justamente cerámica de Samartino o
Vega de Poja, debido a que fueron numerosos
los alfares y artesanos establecidos en La Cabaña, Villar, Cobasil, La Cuesta, La Teya y El
Rayu entre otras. Floreció especialmente a
partir del siglo XVIII y posteriores, si bien se
cree su origen viene de mucho antes. Buena
parte de la materia prima -arcilla y magrasera extraída de les pizarreres de Cobasil y La
Cabaña, en donde se dice fué localizada un
Fig. 1. Vista general de la Peña Careses
hermoso ejemplar de hacha de piedra, hoy
desaparecida su pista.
Centro deportivo municipal con piscinas,
una de ellas con cubierta de interés.
En La Venta, o Casa Leoncio, restaurada y recuperada primorosamente por la familia de
Eloy Rodríguez se conserva un bello patio
porticado al estilo rural montañés; fue parada
de diligencias en el camino de oriente a Oviedo, hospedería colmado-llagar. En este lugar
levantóse una capilla u oratorio dedicado a las
ánimas, siendo demolida a mediados del siglo
XIX para dejar sitio a la carretera actual.
Pasando al almacén de papel y antes de tomar la curva, abandonamos la carretera torciendo a la derecha, retomando el camino
real, adentrándonos en el paraje umbroso
del río Moria o río Cuna, la presa del molín
de cotariello, la fuente Recuna, y un peque-
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ño poblado de gitanos, modelo de pulcritud
y afabilidad de sus gentes sorprende al caminante. Sobre el río el puente de piedra llamado romano, también medieval, se halla
muy deteriorado y constituye la divisoria de
Samartino y Marcenado. La tradición popular atribuye su construcción a los moros de
quien se dice escondieron un tesoro en alguna parte del mismo. En una especia de
cantil o alcor sobre un meandro del río existe un foso -llamado foso del pradiquín- el
cual fue utilizado como puesto de guardia y
vigilancia durante la invasión francesa y
también en las guerras carlistas. De él se dice fue lugar de control para el cobro de alcabalas (peaje) para el paso del puente.
Abandonamos el lugar, tomando desvío hacia
la izquierda en dirección a la iglesia, por un
camino rural para atravesar el río, junto a la
fuente llamada del Cura, a salir de nuevo a la
carretera frente a la antigua panadería de Salustiana, en plena falla geológica de La Teya.
Ascendemos por la carreterilla al campo de
la Iglesia, cuyo templo románico de San
Martín nos detiene en el camino. La portada,
el arco de triunfo, arcosolio, inscripción del
dintel de la sacristía y otros elementos artísticos lo convierten en visita obligada por su
atractivo cultural. Lamentamos no poder
apreciar la belleza de la cruz procesional gótica -actualmente en Madrid-.
Antes de descender hacia Vega, capital de la
Parroquia que le da nombre físico además del
de San Martín o Samartino, contemplaremos
hacia el Sur, el hermoso bosque de robles y
castaños -muchos centenarios- del monte La
Peñuca, los castañeros de Perico y Braulio y
los cierros de Bienvenida, a quien se le relaciona con los peregrinos a Santiago, además
de atribuírsele hechos sobrenaturales. Es valiosa la imagen del Cristo Crucificado actualmente en la capilla de Santa Lucía. La Leyen-
Rutas
da de las 7 hermanas, la supuesta aparición
de la virgen a unos pastores y las andanzas
del famoso bandolero El Bernabé, de quien se
afirma se refugió en la antigua ermita, constituyen un buen pretexto para acercarse.
En este valle de Vega, según algunas crónicas, tuvieron enfrentamiento los partidarios
del rey Alfonso XI, los de Pedro I y Enrique de
Trastamara, siendo célebres las correrías de
los partisanos o guerrilleros conocidos como
El Nietu, El Sastre y Fombella entre otros;
hostigaron las tropas francesas y constituyeron fracciones en las guerras carlistas.
La capilla de Santa Lucía, reformada lamentablemente, vinculada por patronazgo a la
Casa de Argüelles allí existente como solar y
blasón de importante linaje en Siero. En Vega, la ería del Lalmalde, y la Casa Bañu donde fueron localizados materiales y restos de
una villa romana, aún sin excavar. Al este y
hacia oriente el Picu Castiello con poblado
protohistórico y numerosas leyendas.
Proseguimos el camino hasta llegar a La
Venta, antaño llamadas Venta de Arriba,
Venta de Abajo y molín de La Venta, a la izquierda la casería del Ferradal donde existieron fragua o herrerías para la construcción de ferradas y otros útiles agrícolas y
domésticos.
En la Casa Nueva, dejamos la carretera y tomamos el desvío a Careses, divisando desde un alto la silueta de La Peña y su perfil
llamado La Esfinge o La Momia. Llegados al
pueblo de Careses ya citado en las crónicas
del siglo X, ascendemos a La Torre, en donde se levantó un torreón o bastión defensivo de la época y que mantuvo sus ruinas
hasta finales del siglo XIX.
Careses fue una villa de relieve en la edad
media; hubo mercados, fue centro de co-
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PICU EL CASTIELLU
488.64
PEÑA CARESES
554.04
LA PARTE
CARESES
LA TORRE
IGLESIA DE VEGA
SAN MARTÍN
N
LA CASONA DE VEGA
RÍO CASERES
CAPILLA DE NUESTRA SEÑORA
DE BIENVENIDA
EL REBOLLAR
AS-331
PICO CASTIELLU
436.86
EL RAYU
N-634
POLA DE SIERO
“LA POLA”
Fig. 2. Mapa de la ruta 1
municación importante y en el entorno suyo
se levantaron diversas ermitas, la mayoría
desaparecidas, salvo la de Ordiales, del siglo XVIII, con una excelente talla de imagen
de la Purísima, recogida por un vecino.
A un tiro de piedra, La Peña Mayor y Peña
Menor o Peñuca, un cerro de roca caliza
carbonífera de unos 600 metros de largo y
549 metros de altura en la cota máxima.
En torno suyo se ha levantado recientemente un establecimiento denominado Casa de Aldea dedicado a la promoción del
turismo rural.
La leyenda, la mitología y creencias populares hacen del lugar un sitio de interés y admiración, siendo de destacar igualmente la
naturaleza agreste y las motivaciones geoló-
gicas, botánicas y paisajistas de primer orden, únicas en la comarca.
La fuente Les Xanes, con un manantial singular -aumenta y disminuye cada 5-6 horas- atribuido por los naturales a las mareas costeras.
El Túnel de La Viona, los lagos de su interior,
la proximidad de yacimientos arqueológicos
de relieve: Picu Castiello, (Edad del Hierro),
y los del Paleolítico (Aveno), Las Marmas de
Aveno y La Cueva y santuario no lejano de
San Pedrín (Castañera-Sariego) son algunas
de las muestras más relevantes de este singular paraje.
Recorrido aproximado: 7 kilómetros y medio.
Tiempo: 2 horas y media.
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Rutas
II. POLA DE SIERO-MARCENADOARAMIL.
Repetiremos una parte del itinerario de la
ruta número 1 hasta el bosquete del río Cuna. Pasado el puente de piedra tiramos a la
derecha y nos introducimos en un cierro de
castaños tomando un sendero de a pie,
dejando a nuestra izquierda la trinchera o
socavón de lo que fue camino real. Estamos en Marcenado, parroquia que ocupa
el penúltimo lugar en extensión del concejo, (1,62 kilómetros cuadrados) y de la que
por cierto pese a numerosas conjeturas
desconocemos la etimología de su verdadero nombre. Llegados al lugar de Rebollinos, transitamos por el viejo camino real
hacia el cruce de Coruxeo, (por la abundancia de coruxas -lechuzas, buhos, cárabos-). Se trata de una zona, antaño densamente poblada de castaños y robles; en
este lugar aún se conservan dos fiensos o
mojones-linderos con Samartino localizados en la finca La Peñuca y en la caleya del
campillín al norte del poblado.
Tomamos el suave descenso hacia la iglesia
parroquial, también llamada de La Santa
Cruz, en ella reposan los restos de algunos
notables de la Casa de su Título, marquesado instituido por el rey Carlos II, en la figura
de don Sebastián Vigil de Quiñones en
1.679. En las inmediaciones de la iglesia se
levantó una malatería u hospital de San Lázaro como centro de acogida a enfermos
del mal de la rosa o lepra, peregrinos o indigentes menesterosos quizás en el camino
francés de Santiago. Se le conocen importantes donaciones patrimoniales a partir del
siglo XIII junto a la de La Paranza, finalmente fue clausurada en el siglo XVIII al igual
que aquella por ordenamiento de estas instituciones en la Regencia del Principado. Se
conserva en el Museo Diocesano una imagen tardogótica de San Lázaro , además del
Fig. 2. La Plazuela (Marcenado)
nombre de una fuente próxima, fuente y reguero milatos en Guaricio. En los prados adyacentes de Santa Cruz se han localizado
numerosos restos humanos dada su proximidad a la iglesia y malatería. En la Plazuela, núcleo principal de la parroquia existe
una casa portalada -Casa Lola la de Melacon blasón de los Vigil Quiñones, señores
de Santa Cruz de Marcenado.
Los vecinos saben que en este casa estuvo
la cárcel y el Ayuntamiento, cuando Marcenado fue Coto Jurisdiccional en el siglo
XVIII, de los que en Siero hubo varios. Fue
abolido en el siglo XIX centralizándose en un
solo concejo al modernizarse la administración municipal.
En el lugar del Forno, se conservan aún vestigios de las antiguas tejeras-hornos para la
cocción de tejas y ladrillos.
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Proseguimos el camino y antes de alcanzar el
Escamplero, subimos por la carreterilla de La
Braña, voz de origen prerromano, ascendiendo hasta la aldea, asentada sobre una especie de atalaya recostada sobre el cerro o Picu Castiello de 436 metros de altura y del que
según la tradición habitaron los moros. El picu fue lugar de asentamiento de uno de los
diversos poblados protohistóricos de Siero,
en época castreña; al fundarse la Alberguería
de San Pedro -actual Pola de Siero- en el año
1.141, se cita como lugar de referencia geográfica “El Valle del Castro de Siero...”, lo que
sin duda se trata de esta fortificación habitada por nuestros primeros pobladores sedentarios. De él apenas quedan vestigios arqueológicos, sin embargo numerosas leyendas le atribuyen un carácter mágico y casi
seductor, donde las fábulas proliferan: grutas
y cuevas comunicadas entre sí con tesoros
ocultos. Hechizos y encantamientos, campanas de oro etc., defensas de la guerra civil y
sobretodo la contemplación del panorama.
Desde aquí don Ramón Prieto Pazos, en su
obra descriptiva del concejo realizada para el
libro “Asturias” de F. Canella a finales del siglo XIX describía: “Para conocer a Siero, lo
mejor es verlo, y para verlo contemplarlo
desde el Pico Castiello...”
Buscando el descenso pasamos por Escamplero y llegamos a Aramil, antes de la
escuela (1.929), un caleru en buena conservación, sobre el camino el Picu La Floria y a
la derecha el Picu Cuartes, donde aún se
aprecian trincheras de la guerra civil para
controlar la carretera, en esta dos ventas
históricas: San Roque y la Venta Pelayo, dos
casas con amplios corredores y traza rural
asturiana al lado de la de Pelayo, restos de
actividad de cerámica: tejas y ladrillos.
Camino adelante llegamos al Escariote, en
donde aún se aprecia el enlosado de la calzada medieval, estos dos trozos de pavimento
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se atribuyen incluso a la vía antigua que algunos relacionan con la presencia romana en la
localidad. El nombre de la Pedrera corresponde a un tramo -hoy hormigonado- que desciende desde el barrio de San Roque hasta la
Reguerona y forma parte de esta vieja vía de
comunicación con el oriente de Asturias.
Al acercarnos al campo de la iglesia actualcapilla de S. Rogue-, divisamos a nuestra
derecha la estampa del magnífico palacio
de los Vigil del que luego nos ocuparemos,
y a la izquierda tomamos el camino que asciende al Cuitu y a la Casa Rectoral. Este lugar fue zona de extracción de mineral de
hierro, restos que aún se aprecian por las rocas abundantes en óxido de hierro, así como las oquedades y fosos que aún subsisten en algunos cierros y fincas particulares.
Jovellanos se refirió a ellas en 1.795 calificándolas de excelentes.
Se transportaba en carros a Trubia, Grado,
Mieres y La Felguera para sus fundiciones.
En San Roque, capilla del Santo Cristo de
San Roque, santo preceptor de enfermos e
indigentes, actualmente dedicada a Iglesia
parroquial a raíz del incendio en 1.936 de la
de San Esteban de los Caballeros -románicala que al parecer se proyectó trasladar al Naranco a propuesta (¿...?) del arquitecto Sr. Pidal para sustituir a S. Miguel de Liño; por
cierto la picaresca gremial no es de nuestros
días. En 1.941, el cura de Aramil, reclama al
campanero 23 kilos de cobre a 4 pesetas kilo por no fundir las campanas con el peso
prometido. La puerta de ingreso es el arco de
la antigua capilla (siglo XVII), y la pila bautismal fué la de la Iglesia de San Esteban.
Desde San Roque se divisa el palacio de los
Vigil, hacia donde nos encaminamos. Excelente obra de factura montañesa; prototipo
de casa-palacio inserta en el ámbito rural.
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Rutas
PICO CASTIELLU
436.86
N
RIO DE CASERES
LA PLAZUELA
LA BRAÑA
PICO LA FLORÍA
331.67
AS-331
EL RAYU
N-634
MARCENADO
L´ESCARIOTE
ARAMIL
POLA DE SIERO
“LA POLA”
SAN ROQUE
PALACIO DE ARAMIL
IGLESIA DE
SAN ESTEBAN
Fig. 4. Mapa de la ruta 2
De influencias clasicistas y herrerianas
cuenta con notables elementos arquitectónicos: patio, torre, escudo, zaguán arqueado y la capilla son los elementos más sobresalientes del conjunto. Quizás fuera solar
fundacional de algún caballero godo llamado Aramirus, Alamirus, llegado a Asturias
desde Toledo. A partir del siglo XVII fue cuna de militares, clérigos y jurisconsultos relevantes de los Vigil Quiñones.
Muy próxima hallamos la iglesia románica
de San Esteban probablemente ligada en su
origen a la villa de su nombre; a finales del
siglo XII es documentada a la Casa de Noreña y posteriormente se denominó San Esteban de los Caballeros hasta bien entrado
el siglo XVII. Vinculada al monasterio de Valdediós fue declarada monumento provincial
en 1.960 siendo panteón de la Casa de Vigil.
Notables sus representaciones artísticas: el
ábside, puerta sur, y entrada son de excepcional belleza decorativa.
so de la misma, un molino harinero, llamado de San Esteban, propiedad de la Casa
de Vigil. De él se tienen noticias documentadas en el siglo XV.
Al mediodía divisamos los montes de Retuerto y Castiello, concretamente en Retuerto existieron minas de carbón desde el siglo
XVIII, y más recientemente pozo Aramil o La
Vega, cerrado a finales de los 60. Existe un
túnel hoy tapiado que comunicaba Traspando por el Piquero con la mina del Toral de
donde descendía una vía carbonera que
acercaba el carbón hasta la Vega para ser
embarcada en el ferrocarril de económicos.
De la villa de Tabladiello y del lugar del Xelán, así como de las capillas del Espíritu
Santo en Pedraces, además de la de San
Antonio y San Bernabé en el mismo barrio,
existe reseña histórica de las cofradías y de
los edificios correspondientes.
Recorrido aproximado: 6 kilómetros y medio.
Cercano a la iglesia y al lado de autovía
existió hasta que fue derribado para el pa-
Tiempo: 2 horas.
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III. POLA DE SIERO-CELLES-VARÉ.
De la plaza de Les Campes, núcleo histórico
y comercial de la villa, tomamos camino por la
calle La Soledad, antes del Convento, por haber existido uno allí. Esta calle fue vía principal de comunicación con Oviedo a través de
Noreña, entre otras, siendo una ruta de peregrinos hacia Santiago. Llegados a la actual
plaza de la Pedrera, antiguo mercado de los
gochos, torcemos a la derecha por el llamado
camino de La Piñera, carreterilla que asciende
hacia dicho barrio en dirección norte; muy
próxima y detrás de Casa Tilano la fuente de
la Escosura de acreditado manantial. Superadas las primeras cuestas volvemos la vista
hacia La Pola contemplando una hermosa
panorámica de la moderna villa. Al llegar al
cruce de caminos que conduce al Otero, seguimos de frente por el llamado de Los Navalones en las erías de Chamberín en dirección
a la parroquia de Celles. Por un momento
abandonamos este camino al coger un ramal
a la derecha que nos acerca a Villar, solar del
palacio de su nombre, propiedad de la familia
Bros, emparentados con los Cónsul, industriales y comerciantes de origen francés fundadores de la primera fábrica de loza en Asturias a principios del siglo XVIII, muy apreciada por sus colores y vidriado. El edificio se
conserva en mal estado, constando de un
cuerpo central de dos plantas al que se han
añadido reformas y diversas dependencias.
La capilla de San Juan, el mirador, la pajarera
el palomar y algunos magnolios notables en el
jardín o huerta representan lo más relevante
del conjunto. Aquí nació Francisco Antonio
Juan Nepomuceno Consul Jove, nieto del
fundador; fue médico notable y escritor erudito, titular de cátedra en Santiago, autor de varios libros sobre agricultura.
Retrocedemos al camino de Los Navalones
y al pronto divisamos a través de los castaños el gran porte de la fachada del palacio o
Fig. 5. Vista de la Sierra del Aramo desde Varé
torre de Celles. La portada del mediodía se
presenta espléndida por lo que el caminante casi perplejo experimenta la necesidad
de abreviar el paso para plantarse ante la
soberbia traza decorativa.
De la parroquia de Celles señalaremos su
relevancia en la economía ganadera y frutas,
y que en sus 7,76 kilómetros cuadrados
contiene territorio de Noreña como son La
Felguera y Serrapicón. Merece comentar la
etimología de su nombre -cellarius- cillero,
granero, coto o jurisdicción que lo fue en el
medievo, tanto del monasterio de San Vicente de Oviedo como del señorío de Noreña. Las primeras referencias documentales
que conocemos datan del siglo XII. Existen
homónimos en Francia y Bélgica.
El palacio o torre de Celles, conocida también de los Argüelles es una soberbia obra de
la arquitectura civil nobiliaria. De estilo barro-
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co se atribuye su traza y fachada al arquitecto gallego Domingo de Andrade. El mayorazgo instituido en 1.548 por don Gonzalo de
Argüelles estableció los vínculos troncales de
una sólida estirpe: los Argüelles-Celles, unidos posteriormente a los Navia Osorio todos
ellos con numerosos solares de blasón en
Siero y otras partes de Asturias.
La ya comentada fachada, la planta rectangular, el patio central de columnas, las torres el
escudo de armas y los restos de la capilla
adosada al edificio principal constituyen uno
de los mejores ejemplos de la arquitectura barroca asturiana. Personajes como don Francisco Argüelles-Celles, Maestro de Campo de
Cataluña; don Francisco Argüelles Celles-Valdés, deán de la Catedral y Rector de la Universidad de Oviedo y fundamentalmente don
Pedro Argüelles-Celles al que se le atribuye la
reedificación del palacio en la última década
del siglo XVII dejaron su impronta a modo de
huella cultural y patrimonial.
Dejamos admirados la riqueza del palacio,
también con pesar por la ruina y expolio
que presenta para dirigirnos a casa Eduardo, en Lavandera y desde allí subir por el
sendero conocido como camín de Paniceres que los naturales llaman de sacramento alcanzando el barrio de Santianes en
donde se levanta la iglesia parroquial, la
casa rectoral, el cementerio y viviendas de
escasos vecinos.
La Iglesia parroquial de San Juan de Celles,
es la típica construcción de iglesia rural asturiana, quizás del siglo XVII, es posible que su
retablo mayor fuese diseño de Domingo de
Andrade, se desconoce la suerte del mismo;
se adorna con dos escudos heráldicos con
las armas de los Argüelles Celles Navia-Osorio quienes dispusieron de beneficio de enterramiento. Una imagen notable de la virgen, la
de Nuestra Señora de Fátima la cual goza de
Rutas
gran veneración. El archivo parroquial data de
1.750. Próxima a la iglesia y en su mismo
campo la casa de Urbano Vallina, en donde
nació Fray Domingo García Ortega (Ortea),
misionero y mártir del siglo XVIII, muerto en el
Cerro de la Sal (Perú).
Situados en el cruce del camino que nos llevará a la Rebollá y La Felguera-Noreña, en el
lugar del Picu, existe una gruta oculta por la
maleza llamada Cueva de la Ermita o Cueva
del Angel. Se recuerdan diversas leyendas
en torno a esa cavidad. En la misma buscó
refugio Pelayo y su hermana al huir precipitadamente de Gijón ante las pretensiones
amorosas hacia ella del gobernador musulmán de la plaza.
Se cuenta que cuando un caminante se extraviaba un misterioso ermitaño orientaba sus
pasos por el camino que conducía hacia Gijón. Por último la de que voces misteriosas se
escuchaban en ocasiones desde lo más profundo de su interior. Respecto a la ermita ni
los más ancianos la recuerdan, sin embargo
es tradición de sus antepasados que allí existió. Hacia el oeste se levanta un pequeño cerro o picu en donde actualmente se halla el
depósito del agua. En él se instaló un molino
de viento para la moltura de granos. En la loma de la Cubilina, hacia Los Campos y Castiello, citan la leyenda de un tesoro oculto el
cual para ser desvelado ha de romperse una
botella de agua bendita en el lugar elegido,
acompañando de rezos. Al lado en Castiello
existen dos piedras muy similares: la del bien
y la del mal.
Atrás queda la campa del Picu o Cueva de la
Ermita para iniciar el descenso hacia La Figarona de Anes, pasando por la Rebollá, -un caserío-, dejando a la derecha el camino de La
Felguera-Noreña, en donde recientemente se
descubrió el fósil de una vértebra de dinosaurio de hace unos 120 millones de años.
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VARÉ
LA PEÑA GÜERGO
257.65
SAN PEDRO
AS-246
LA BRAÑA
FIGARONA
RIO NOREÑA
LA REBOLLÁ
SANTIANES
IGLESIA DE SAN XUÁN
CELLES
LLAVANDERA
LA TORRE
DE CELLES
PALACIO DE VILLAR
N
LA PIÑERA
POLA DE SIERO
“LA POLA”
Fig. 6. Mapa de la ruta 3
En la Figarona ascendemos por la carretera
que nos lleva a Varé, dejamos al lado la ermita o capilla de San Pedro, de la que tenemos
noticias en la Alta Edad Media; la caja de la
vía del ferrocarril centenario de Langreo y el
túnel; aún quedaban recientemente restos de
algún edificio como el de la máquina de vapor que servía de tracción para el remonte
del plano de la Florida, de unos 700 metros
de desnivel, a los convoyes de trenes de carbón y viajeros. Actualmente el relleno o escombrera que sirve para el cultivo de plantas
medicinales oculta para siempre una importante etapa de las comunicaciones e industrialización de Asturias. En Varé, pequeño barrio de la parroquia de San Martín de Anes,
una de las más extensas de Asturias (26
km.2), se levanta una capilla con porte de pequeña iglesia bajo la advocación de nuestra
señora de la Asunción, de ella el Rey Ordoño
I en el 857 hace donación a la llamada iglesia
de Oviedo junto con otros bienes y propiedades. Los vecinos de San Martín de Anes tuvieron a través de la historia numerosos privilegios y concesiones reales. En Varé, concede el ricohombre de Siero don Rodrigo Alvarez de Asturias en 1.310, una vigencia o
pragmática reconocimiento la potestad de
hacer puebla en La Pola la cual había sido
otorgada por el Rey Alfonso X 40 años atrás,
prosiguiendo la deseada organización concejil. Existe un paraje próximo a la capilla denominado los Palacios, lugar en que se cree
estuvo asentada alguna construcción palaciega o torre del prócer asturiano. No distante y hacia al Norte se divisa la parroquia de
Ruedes, de Gijón, donde existió una leprosería al borde de un importante camino.
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Rutas
Dirección Oeste se encuentra Huergo, junto
al picu de su nombre, allí se han localizado
recientemente materiales del paleolítico medio, y también cerámica medieval, esta última de los siglos XI al XIII. Existe una ermita
en el pueblo dedicada a San Damias, santo
poco conocido, posee dicho edificio un arco de triunfo apuntado de factura románica
tardía, siendo el entorno de extraordinario
atractivo natural.
En La Madera, barrio de la parroquia de Anes,
se levanta la torre de La Madera, lo que fue
según las crónicas propiedad de una orden
militar de las cruzadas. Por último en el Campón, de La Barganiza, no distante y en el Alto
de la Manteguera o Mantequera de Pañeda
Vieja, se han localizado vestigios de culturas
prehistóricas de antepasados sierenses.
Fig. 7. Vista de Vega Muñiz
Recorrido aproximado 9 kilómetros.
Tiempo: 3 horas y media.
IV. POLA DE SIERO, LA CARRERA,
VALDESOTO.
La salida más utilizada en la ruta determinada nos lleva a la estación del tren, hasta no
hace mucho apartada de la villa, como casi
todas, con un importante movimiento de
viajeros y mercancías; eran otros tiempos,
actualmente la utilizan muchos viajeros hacia Oviedo, esencialmente; ha sido electrificado el tramo hasta la capital y remozadas
las instalaciones, formando parte del conjunto urbano o ensanche conocido por la Isla. Cuenta la estación con algún elemento
de su pasado centenario: el reloj de pesas
del taller relojero de Basilio Sobrecueva Miyar de Corao que aún funciona y el depósi-
to de agua para avituallamiento de las máquinas a vapor, hoy desgraciadamente demolido. No abandonaremos la Estación sin
echar una mirada a las ruinas industriales de
la antigua fábrica de luz de Electricista de
Siero y Noreña fundada en 1.900, nos queda una chimenea y el edificio principal. En la
presa del río el molino harinero, siendo el
heredero de otro conocido por el molín de la
Pola, recordado por los más veteranos por
los paseos hasta el río, por la pesca y los
baños, cosas que ahora son imposibles.
Cruzando el río Nora, el que por cierto el nombre es de raíz prerromana, ya ponemos el pié
en La Carrera, no sin antes comprobar como
el agua a través de muchos millones de años,
formando un meandro talló la roca dejando
unos cantiles enfrente de la Estación. Al lado
del cementerio de la Pola, ubicado en términos de La Carrera, y en la falda del monte
Gómez, afloraron en los trabajos de desmon-
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te para la autopista de finales de los 80, determinadas rocas con fósiles de animales marinos, (Cretácico) 90-110 millones de años al
menos, rocas no recuperadas lamentablemente para utilización con fines didácticos.
Siguiendo el camino que nos lleva a Posada, próximo al río, los restos de otra industria desaparecida, concretamente la fábrica
de sidra, alcoholes y vinagre “Lagar de
Nora”, sociedad fundada en 1.901. El molino de Fon, o también del Alférez, por haber
sido propiedad del titular de dicho oficio
concejil instituido en la época de Felipe II,
probablemente ligado a la Casa de Faes o
palacio de Posada (¿...?). Llegados a Posada, seguramente de una antigua venta o posada, la casa de María Faes, en algunas
crónicas casa del río, solar natal de ilustres
personajes entre los que destaca Don José
María Pobiones y Celleruelo, Ministro de
Gracia y Justicia.
La construcción de factura neoclásica es
contemporánea de otros edificios similares
en el concejo.
El antiguo puente de piedra de Posada, del
que aún quedan vestigios de arranque, fue
derribado no ha mucho para dejar paso a
uno moderno y la fuente allí existente, recuperada por el Ayuntamiento y la iniciativa
vecinal. Río abajo los molinos de la chuta, la
galana y el de melero hablan de otros tiempos y costumbres, molinos que junto a otros
se dice pudieron haber dado el apelativo de
fariñones a los naturales de La Carrera. El
de la galana, cuenta con una grácil pasarela
que vadea el río lo que constituye un atractivo turístico al visitante. Subiendo hacia La
Parte, un monolito de piedra recuerda a los
paisanos de nuestras aldeas, fue erigido en
1.990 por iniciativa popular. Pasamos por
Valire y desde allí antes de descender contemplamos la belleza de Vega Muñiz; es un
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hermoso valle apreciado ya en la historia
medieval de nuestro concejo. Al describirse
los límites del territorio fundacional del hospital más tarde alberguería de la Pola, siglo
XII se refiere el documento de donación “..
in lacum de illa aspra..”, por existir aquí la
famosa fuente de Laspara o Laspra en el valle que en ocasiones resultó abnegado por
las aguas del río Nora.
En Venta de Soto el puente romano-medieval de dos ojos, con notable deterioro de
pretiles y tajamar, siendo durante muchos
siglos paso obligado de comunicaciones
entre territorios del Nalón y Gijón.
Abandonamos la Venta echando un vistazo
a la capilla de San Juan, la cual conserva un
diminuto pórtico con columnas, siglo XVIII,
habiéndosele efectuado una reforma desafortunada pese a la buena voluntad de sus
acogedoras gentes. Seguimos camino hacia
Valdesoto, territorio sierense citado en el siglo XI, como “Sauto de Arborbono”, posiblemente por las características boscosas
del pasado. Llegados a Tiroco de Arriba, en
el lugar de Encimalavilla el palacio de los
Ponte, también de don Anselmo González
del Valle, catedrático en Lovaina, magníficamente restaurado y cuidado por la propiedad actual; los aposentos palaciegos, tales
como la capilla, la panera, las cuadras y
otras dependencias presentan un aspecto
muy cuidado a los ojos del viajero. Las ruinas de una tejera, se sostienen aún endebles a la espera de un final honroso. En Llorianes tomamos el camino a derecha y nos
dirigimos a La Piniella para visitar la casapalacio de Los Covian o Cobian, del siglo
XVIII con su capilla de la misma época.
Volviendo sobre los pasos, ascendemos al
palacio de Carreño, o de la Condesa de Villarea, también de Canillejas. Es una obra de
factura neoclasicista y se halla dentro de un
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Rutas
F.E.V.E.
PALACIO POSADA
DE CASA FAES
POLA DE SIERO
“LA POLA”
POSADA
N
RIO NORA
A-8
LA PARTE
MONTE GÓMEZ
VENTA SOTO
LA VENTA
VALDESOTO
PALACIO CASA
DE CARREÑO
VEGAMUÑIZ
PALACIO O CASA
DE COVIÁN
PALACIO DE
LA CONDESA
IGLESIA
TIROCO
LA PINIELLA
PALACIO DE TIROCO
CAPILLA DE SANTO TORIBIO
Fig. 8. Mapa de la ruta 4
recinto casi amurallado, siendo notable el
jardín de la finca donde se cuentan especies
exóticas por su valor botánico. El apellido
Carreño está ligado a la explotación de las
primeras minas de carbón en los montes de
Valdesoto y Carbayín y es notable la línea de
apellidos ilustres entroncados con este solar: Carreño, Peón, Armada, Vereterra, etc.
La iglesia parroquial de Valdesoto se divisa
al tanto sobre un altozano dominante, fue
destruída en los incendios de templos previos a la guerra civil, posee un retablo moderno con trabajo de ebanistería notable y
en el ala izquierda de la misma se encuentra
una capilla con el mausoleo de la casa de
Carreño o del palacio donde reposan varios
de sus miembros. En Leceñes la casa de
Faes, o Casona, la cual destaca por su gran
porte, de probable factura eclecticista representa la decadencia de épocas de prosperidad en las colonias.
Justo en el centro de dicho barrio de Leceñes, La Casona de los Cobian, donde según
la leyenda popular atribuye la existencia de
celdas subterráneas utilizadas en tiempos
de la inquisición.
Recorrido aproximado 10 Kilómetros.
Tiempo: 3 horas y media.
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V. POLA DE SIERO, NOREÑA,
ARGÜELLES.
En la Pola, camino de Les Campes y de la
Soledad, en donde existió una ermita cuyas
ruinas o ubicación son desconocidas o más
que la tradición la mantenga en la memoria
de algunas gentes, seguimos carretera adelante en dirección a Noreña; al iniciar un breve repecho nos adentramos en Forfontía de
la parroquia de La Carrera, de probable vocalización latina, “carrarius”, de camino de
carros, estrada pública o antigua vía romana
y sus variantes posteriores del llamado “camino francés”, en la ruta de las peregrinaciones a Santiago, además de otros trazados de comunicación. De lugares de La Carrera mencionan los documentos medievales, tanto en el siglo XII como posteriores.
Con motivo de la fundación del Hospital o
Alberguería de San Pedro se citan diversas
localidades de La Carrera como anexos territoriales a dicha fundación benéfica. Los
habitantes de La Carrera se les conoció en
el pasado con el apelativo de “fariñones” sin
que se conozca a ciencia cierta el verdadero significado del mismo al igual que ocurre
con los naturales de determinadas zonas
del vecino concejo de Llanera.
En Forfontía, justo antes de casa Cueva tomamos un desvío que nos llevará al palacio
o torre del mismo nombre, se trata de un bello exponente de nuestra arquitectura rural;
es casi la gran desconocida para mucha
gente y a sólo 25 minutos del centro de La
Pola. Del siglo XVII, con escudo heráldico
de los Argüelles y Vigil representa una estampa bucólica de singular belleza; exquisito rincón para los amantes de la pintura y fotografía que allí acuden frecuentemente. Hacia La Barreda, también conocido como
Campu Gallardu, o campo “L’Alarde”, refiere la tradición escrita sobre la leyenda del
guerrero visigodo llamado Bely el Rumi, que
Fig. 9. Paisaje de Forfontía
tomado del árabe significa Pelayo, quien al
frente de un grupo de leales protagonizó
una demostración o proeza bélica ante los
moros, ocasionándoles importantes bajas,
siendo arrojados a unos pozos próximos a
La Torre, llamados pozos de los moros.
También citan las crónicas escaramuzas de
los partidarios de Pedro I, y su hermanastro
Enrique de Trastámara. Camino adelante el
cementerio, en su parte Este, el solar de la
que fue iglesia románica de San Martín, siglo XII, destruida en 1.936. Buscando el
descenso por el camino que nos lleva a Ferrera, contemplamos una hermosa panorámica de El Berrón y Noreña, además de
otras localidades próximas.
Ferrera, del que toma el nombre por la existencia de artesanos del hierro: herrerías o similares, el Molino de La Zarraguela, actualmente inexistente, al igual que el taller de
gaitas; próximo y en una pequeña riega los
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pozos de los franceses; se oye el discurrir
del agua por su interior: Al parecer allí fueron arrojados los cuerpos de algunos invasores franceses hacia 1.808.
Camino de Noreña y en sus arrabales, el palacio de Miraflores, o de La Mariscala, el
mismo perteneció a Siero, siendo de estilo
clasicista y herreriano. Casa de acogida para jóvenes tutelados a cargo de la administración del Principado, fue solar de los Lorenzana, Pola, Hevia, Argüelles, Celles, etc.,
allí vivió y murió entre otros personajes, don
Alvaro Flórez Estrada, y doña Josefa Ventura Pola-Navia, conocida por La Mariscala,
dama de probada generosidad a quien se le
atribuyen hechos casi sobrenaturales en el
socorro de indigentes y menesterosos.
En Noreña, también llamada villa condal, título actualmente abolido, es obligada la parada para reponer fuerzas tomando un refrigerio en alguno de los establecimientos
existentes en torno al kiosco modernista de
la música. Al parecer Noreña, toma el nombre del río, el cual nace en La Collada, como
regueru El Pevidal, La Fuente Veneros y el
reguero Solavilla; es el concejo más pequeño de Asturias, 5,29 kilómetros cuadrados
aproximadamente, con dos territorios dentro de Siero, La Felguera de Celles con La
Peral y Sarrapicón, además de La Pasera,
en los montes de La Paranza. Esta villa
cuenta con importante industria cárnica y
chacinera cuya tradición es notable, habiendo sido importante igualmente la actividad
gremial de curtidos y zapateros. Fué territorio de Siero con cita documental por vez primera en el año 989 como “Vilanova de Anasa”, si bien hasta bien entrado el siglo XII se
desconocen otras noticias de la villa dentro
de la jurisdicción de Siero; es en el siglo XIV,
cuando aparece ligada al señorío de Los Alvarez de las Asturias y más en concreto al
prócer don Rodrigo, como primer conde y
Rutas
señor del solar y fortaleza de Noreña. Se
desconoce el emplazamiento exacto del
castillo y sus dimensiones, si bien algunos
historiadores lo sitúan en la zona del Castrillón, próxima a la iglesia parroquial. Ciertos
cronistas indican que sus ruinas sirvieron
entre otras, para levantar la tapia del cementerio y rellenar la calzada del camino hacia Oviedo. Viajeros ilustres del siglo XVIII
contemplaron almenas y muros en ruinas.
La iglesia de Santa María, del siglo XVI, levantada sobre otra anterior, de estilo clasicista y herreriano posee cubiertas goticistas
y notables retablos barrocos traídos de Torrelobaton, (Valladolid); fue enterrado en ella
entre otros el obispo conde don Diego Ramírez de Guzmán. En la parte alta de la villa
se encuentra el recinto del palacio del Rebollín o de los Llanes Estrada, de porte clasicista y barroco, aquí nació don Alonso
Marcos de Llanes, obispo de Segovia y Arzobispo de Sevilla en tiempos de Carlos III,
siendo propiedad actualmente de los herederos de don Juan Uría insigne historiador
asturiano. La plaza de La Cruz, La Torre del
Reloj del siglo XVIII, el Ayuntamiento, el monumento a don Pedro Alonso Bobes, obra
de Mariano Benlliure y la ermita del EcceHomo con retablo de la Escuela Castellana
constituyen los elementos más primordiales
de nuestra estancia urbana por la villa.
Abandonamos Noreña por el Fontán, descendiendo hacia La Reguera, tomando camino
de Argüelles, bordeando las ruinas de una fábrica de productos cárnicos allí existente, dirigiéndonos de inmediato al barrio de Pumares y de aquí a La Torre, en Fuentespino, Argüelles, es posible que tomara el nombre del
linaje del mismo apellido, cuyo origen puede
localizarse en la provincia de León.
La casa-palacio o torre también conocida por
este nombre, es de estilo clasicista y herreriano, siendo coetáneo de otros de Siero: Aramil,
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N
NOREÑA
LA REGUERA
PALACIO DE
DON CARLOS
EL PALACIO
PALACIO DE ARGUELLES
O DE LA TORRE
PUMARES
PALACIO DE LOS URÍA
FERRERA
IGLESIA DE SANTA
MARÍA DE NOREÑA
TORRE DEL RELOJ
PALACIO DE MIRAFLORES
SAN MARTÍN
DE ARGUELLES
FORFONTÍA
RIO NOREÑA
POLA DE SIERO
“LA POLA”
Fig. 10. Vista general de la Peña Careses
Vigil, Hevia, Meres, etc., también fortaleza de
la familia Vigil Quiñones, conservándose aún
restos al lado derecho como arranque de un
cubo medieval. Posee escudo de los Argüelles sus titulares. A escasa distancia se levanta el palacio de señoritu don Carlos Argüelles
Meres, con su capilla barroca. El escudo de
los Argüelles además de otras características
datables en el siglo XVIII.
Retrocediendo sobre nuestros pasos llegamos al campo la iglesia en donde se levanta sobre un suave promontorio el templo parroquial de San Martín en el camino
de Santiago. Es la iglesia que conserva
elementos arquitectónicos más antiguos
de Siero. Celosías prerrománicas, quizás
del siglo IX o X, además de una supuesta
inscripción latino bizantina. Arcos románicos en la portada Sur, además del arco de
triunfo; sepulcro de Ruy González de Argüelles en la capilla derecha.
Finalmente la portada principal de factura modernista por restauración a principios del siglo
actual nos dejan gratamente sorprendidos.
Al lado y cercanos diversos establecimientos y bares donde reponer fuerzas al tiempo
que comprobamos la construcción de magníficas casas y chalets de calidad, surgidas
en los últimos 20 años.
Recorrido: 7 kilómetros.
Tiempo: 2 horas y media.
VI. EL BERRON-HEVIA-SANTA MARINA
Y LA PARANZA
Desde El Berrón, tercer núcleo en importancia por habitantes, del Concejo, destacado
centro ferroviario en la región, y nudo de comunicaciones por carretera, se toma camino
de Hevia, por la carreterilla de Los Campones, en donde se levanta un pulcro poblado
de viviendas unifamiliares construídas por la
antigua Organización Sindical, sobre los años
60; cruzamos el Nora, por un amplio y moderno puente inaugurado recientemente. En
Orial aún se conserva el antiguo molino hari-
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nero de Pin El Chutu, unos metros más adelante a la izquierda y en una pequeña campera el roblón; es un personaje al que hay
que saludar por su centenaria existencia y la
recia estampa de su figura. La carretera local
SI-6, que nos lleva a Santa Marina se aproxima al río entre castaños y humeros. A la altura de Canfrías, un pequeño ramal nos acerca
a La Casona conocida por la de Aquilino El
Pitu, actualmente propiedad de la familia Masaveu; es imposible acercarse a la misma por
la cerca, no obstante el curioso puede apreciar la belleza de su porte: antiguo solar de
hidalgos con blasón de pendón y caldera,
muy posiblemente ligado a la Casa de los
Hevia, la que desde aquí se contempla; dos
torres señeras muestran al viajero la casa
fuerte de dicho linaje. Los Evia o Hevia cuyo
escudo de armas muestra 7 torres con caldera. Fueron durante siglos una de las familias más influyentes de la nobleza rural en el
concejo de Siero y fuera de él. Don Diego,
Obispo de Oviedo, dona importantes bienes
a San Salvador en el siglo X; Don Lope, de
quien dice Carballo acudió con su gente a
Las Navas de Tolosa, siguiendo al Alfonso VIII
en otras campañas, concediéndole el título
de conde; Don Gutierre de Hevia, Don Rodrigo de Hevia, etc., son algunos de los ilustres
descendientes de esta casa. En el siglo XVI
se funda el mayorazgo. En la posguerra fue
adquirida por Masaveu quienes llevaron a cabo notable rehabilitación y mejora convirtiéndola en residencia de la familia. Resulta imposible acceder al mismo recinto incluso la
observación exterior se hace dificultosa; se
afirma que en el palacio se conservan importantes colecciones de muebles antiguos, pianos y pinturas.
Camino de Santa Marina, cuya denominación en la edad media fue de Mercado San
Pelayo en el siglo X, también de Cuclillos en
el siglo XII, probablemente por la abundancia de estas aves; dejamos a la izquierda en
Rutas
Fig. 11. Panorámica de los montes de La Paranza
el viaducto de la carretera de Langreo, el
molino de Quirós, en el río Les Calles; apenas queda signo alguno de esta actividad.
Ascendiendo hasta Fuentemelga, una enorme castañal nos flanquea el camino para
acercarnos a La Torre, o Casa Mero, se trata de una torre de la que casi nada se sabe;
puede que estuviera ligada a los Bernaldo
de Quirós, carece de escudo y destaca por
su interés la entrada principal cuyas dovelas
forman un arco goticista, probablemente del
siglo XVI-XVII; las pumaradas y la abundancia de todo tipo de árboles frutales confirman a Santa Marina como tierra de gran riqueza agrícola con justa fama a través de
los siglos. Cercana la iglesia, 4 robles resisten el paso de la vida junto a casa Pin el de
Barreu, en Casa Arbesú, se pueden tomar
unos culinos de buena sidra antes de acercarse a la Iglesia parroquial. La obra fue levantada a principios de siglo e incendiada
en los prolegómenos de la guerra civil, re-
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construida posteriormente presenta una
portada con dos columnas, una a cada lado,
capiteles y cornisas probablemente de factura románica, muy posiblemente procedentes de la antigua iglesia, alguno de cuyos
muros -cabecera- se levantan en el recinto
del cementerio; un pórtico del lado sur, y
sendas columnas que lo sustentan constituyen lo más relevante de este templo.
En el campo de la iglesia, se toma el camino que conduce a los montes de La Collada, San Pelayo y La Paranza, antes en el lugar del Campo tendremos que detenernos a
contemplar el Palacio de Samposagrado o
de los Bernaldo de Quirós; es de estilo renacentista con tradición goticista, y los escudos refieren las armas de los Hevia, Quirós, Valdés, Estrada y Lavandera. Posible la
existencia de un antiguo torreón, transformado en el palacio posterior; la gran puerta
de entrada, la ventana geminada, los vanos
y escudos sobre la puerta principal son alguno de los elementos más destacados de
este recinto. Retornando de nuevo al camino que nos llevará a La Paranza, el río Somerón o Garavixu, discurre por una riega
cuyo paraje natural con bosque es de extraordinaria belleza y atractivo. Los restos
de viejos molinos sobreviven sus penas, sus
leyendas: El Molín de Quirós, el de Rual, el
de la Zarzuela, el de Jeromo Narciso, ahora
de Socorro, el de Gorromba, el de Perlu, el
de Justo y el de Casa Abundio, alguno de
ellos funcionando, son el mejor exponente
de un pasado ligado al cultivo de los cereales tradicionales junto con el maíz.
En La Collada y San Pelayo después de un
ascenso serpenteante la proximidad de los
montes de La Paranza y las riegas y bosques de sus laderas. De San Pelayo nada
queda de la antigua iglesia o ermita citada
en el siglo X, de aquí se puede subir por la
izquierda, por un camino construído hace
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unos años hasta Ricabá, es un poblado con
un par de vecinos, donde parece que el
tiempo no pasa, aquí se toma el agua que
durante años abasteció a Noreña; más arriba La Pasera, coto jurisdicional de Noreña,
y en el monte una necrópolis con yacimiento tumular del Neolítico.
En el ascenso a La Paranza, es posible contemplar una hermosa panorámica de parte de
los concejos de Siero, Noreña, Llanera, incluso la costa. La Paranza, cuyo nombre indica
lugar de caza, monterías, etc., es un paraje de
excepcional valor ecológico, paisajístico y humano, aquí al igual que en Ricabá, el tiempo
no existe, rompe esquemas, es nuestra localidad de montaña por excelencia y la gran
desconocida para muchos sierenses. A 437
metros de altura cabalgando sobre el cordal
de su nombre apenas le quedan vecinos, media docena de casas habitadas: ruinas, casas
cerradas, emigración y abandono, sin embargo, la paz y el sosiego hacen placentero el lugar al caminante avezado.
En el siglo X, ya se conocen disposiciones
testamentarias de Santa María de La Paranza, posteriormente se la denominó
Santa María del Camino, debido al paso
de caminos reales en direcciones diversas:
el llamado de Castilla y el de Campo de
Caso a Oviedo. La denominación de “camino francés”, la registramos en documento del siglo XVII. Ligada a la Casa de
Meres, fue título de su marquesado al concederse por el rey Carlos II a don Antonio
Argüelles Meres Valdés. Coto jurisdiccional con Ayuntamiento propio derogado en
el siglo XIX. En sus términos existió una
malatería u hospital de leprosos, se conoce su datación en el siglo XIII.
En Peñoba, un pequeño caserío de la parroquia, hacia Riaño, estuvo localizado en alguna ocasión el establecimiento asistencial,
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Rutas
N
EL BERRÓN
ORIAL
FONTEMELGA
LA TORRE
RIO NORA
CASA EL PITU
(CANFRIAS)
EL SOLAZ
HEVIA
PALACIO DE HEVIA
IGLESIA DE SANTA MARINA
EL PALACIO
SAN PELAYO
LA RICABÁ
LA PARANZA
LA PASERA
Fig. 12. Mapa de la ruta 6
debiendo abandonarse por la abundancia
de lobos y otras alimañas. En el siglo XVIII
fue clausurada esta casa pasando sus bienes a disposición del llamado Hospicio Provincial. La iglesia parroquia de la que aún
queda un montón de piedras en un matorral
a la vera del camino fue incendiada en 1.936
conservándose la campana en poder de un
vecino de Lugones.
El mesón del pueblo era el lugar de parada
de arrieros y trajinantes que desde Campo
de Caso se dirigían a Oviedo. En el lugar
de La Torre, se cree fue levantado un torreón de vigilancia y defensa del camino
de Castilla y Langreo. La abundancia de
caza, la calidad de sus pastos y la bonanza de sus frutos, especialmente manzanas, ciruelas y cerezas, eran muy apreciadas en los mercados de Oviedo y Langreo.
Hace años se explotó una cantera de calizas para fundentes, fue abandonada sin
ningún cuidado, de nuevo y al parecer, en
territorio de Langreo, otra cantera amenaza hacia el Sur, con transformar y destruir
este idílico lugar.
Recorrido aproximado: 9,5 Kilómetros.
Tiempo: 3 horas.
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Se terminó de imprimir este libro
en los talleres de gráficas Rigel en Avilés
el día 19 de marzo de 2002,
festividad de San José
Quod scriptum, impresum est
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Gaspar Fernández Cuesta • María Dolores Alonso Cabeza
Fructuoso Díaz García • Ana María Canseco Oyarbide
Rosa María Villa González • Javier García Díaz
Gregorio Fonseca Antuña • Juan José Domínguez Carazo
José María Berros Loredo
Ayuntamiento de Siero
El área territorial que ocupa el actual concejo
de Siero se encuentra en un lugar estratégico
de Asturias, hecho circunstancial que hace
que esta tierra y sus habitantes estén llamados
a jugar un papel importante en el contexto
regional. El Libro de Siero pretende ser un
referente obligado para un mejor
conocimiento de este territorio, a través de sus
páginas nos acercamos a su historia; se nos
posibilita conocer los procesos de
transformación del espacio geográfico, el
poblamiento, la diversidad funcional de sus
parroquias; los legados materiales de nuestros
antepasados ricos en arquitectura civil y
religiosa; recuperar las tradiciones populares
y el folclore. Siero de paisaje suave, hogar de
especies vegetales y animales, donde aún
podemos encontrar robles y castaños; un paseo
por las diversas rutas propuestas nos acercan a
ese mundo donde se funde la historia, la
mitología, las leyendas. Este libro intenta ser
un recurso de calidad a disposición de todas
aquellas personas que deseen conocer la
llanera de Siero. No obstante lo anterior, esto
no habría sido posible sin el concurso
desinteresado de los autores de los diversos
capítulos que componen el libro, todos ellos,
personas de reconocido prestigio que han
puesto su saber, su conocimiento, su verbo y
pluma ágil a disposición de éste proyecto.
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