Resumen del debate - STEPS AMÉRICA LATINA

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Segundo Debate: Derecho de propiedad intelectual e innovación en países en
desarrollo
Resumen
Introducción al debate, a cargo de Valeria Arza:
El tema de discusión del debate fue la relevancia de los sistemas de propiedad
intelectual, en particular las patentes, para motivar la innovación en países en desarrollo.
Se introdujo el debate planteando la racionalidad económica del sistema de patentes,
que es incentivar, mediante la promesa de una renta monopólica, el desarrollo de nuevas
ideas que de lo contrario no se desarrollarían (o no se perseguirían) porque el
conocimiento se difundiría y derramaría rápidamente a potenciales competidores,
distintos de quiénes han hecho el esfuerzo inicial. O sea que las patentes vendrían a
reparar el problema de externalidades de conocimiento a la Arrow que genera subinversión en conocimiento.
Además, también se argumenta que proteger la propiedad intelectual genera ventajas
para los países en desarrollo ya que introduce para que muchos actores, de todo el
mundo, piensen soluciones a sus problemas que muchas veces son específicos (ej.
enfermedades tropicales).
Quienes argumentan a favor de las patentes reconocen que la imposición de una renta
monopólica genera costos e ineficiencias sociales (consumidor paga más por los
medicamentos patentados) pero sostienen que estos se compensan por las ventajas
dinámicas asociadas a la generación de nuevo conocimiento (sin las patentes ese
conocimiento no existiría).
Sin embargo, también hay argumentos en contrario que sostienen que las patentes no
sólo generan ineficiencias estáticas sino también restricciones dinámicas. Se
mencionaron dos de ellas. Por un lado, reducen la diversidad de ideas porque disuaden
la emergencia de múltiples innovadores y como sabemos la diversidad es una fuente de
creatividad e innovación. Por otro lado, se ha ampliado demasiado el tipo de inventos
que pueden patentarse. Cada vez más se patentan inventos que están muy lejos de tener
una aplicación concreta. Muchas veces patentan porciones de conocimiento cuya
utilidad esta en guiar la generación de nuevo conocimiento. También se patentan
métodos y herramientas que ayudan a la generación de conocimiento. Al patentar estos
inventos y restringir su uso a quienes accedan a acuerdos de licencia se restringe el
potencial de generar más conocimiento.
Además existen otros mecanismos para proteger las innovaciones y de hecho diversas
encuestas muestran que cuando las empresas quieren proteger usan otras herramientas,
como la de llegar primero el secreto tecnológico, etc. En verdad, es muy común que las
empresas patenten por motivos estratégicos no directamente relacionados con la
innovación, para fortalecer sus herramientas de negociación, bloquear los inventos de
posibles competidores o prevenir o amenazar con litigios. Esto cuestiona de alguna
forma la relación directa y clara que en general se establece entre patentes e innovación.
En cualquier caso, sea cual sea la posición que tengamos respecto de las patentes, lo
cierto es que en países en desarrollo nuestro margen de maniobra para cambiar el
sistema de propiedad intelectual es limitado desde que se firmaron los acuerdos
internacionales de propiedad intelectual. En este contexto buscamos debatir:
-
¿Cuáles son los incentivos que el sistema actual de propiedad intelectual
introduce para la innovación en países en desarrollo?
-
Hay alternativas en materia de regulación?
-
Hay posibilidades de modificar la regulación internacional de propiedad
intelectual?
Resumen de la exposición de los panelistas:
Andrés Lopez inició su intervención sosteniendo que para que haya innovación en la
economía de mercado se requieren mecanismos de apropiabilidad que brinden promesas
de retornos extraordinarios; sin estas promesas el ritmo de innovación sería muy bajo.
Sin embargo sostuvo que los derechos de propiedad intelectual no son los únicos o
mejores mecanismos de apropiabilidad.
Andrés planteó que en las economías capitalistas la carrera por la innovación, es hasta
cierto punto, abierta. Aun cuando los participantes parten de posiciones diferentes, las
barreras no son infranqueables. De lo contrario, no hubiera nunca existido Google,
Facebook y demás líderes de las tecnologías de la información y las comunicaciones.
Sostuvo además que las políticas públicas pueden ayudar a impulsar que esas carreras
sean realmente abiertas.
Luego planteó la existencia de una serie condicionantes para la relación entre patentes e
innovación: “no tienen sentido la discusión en bloque”, argumentó. Debe segmentarse el
debate por industria, sectores, tecnologías, etc. Por ejemplo, para él no deberían existir
patentes sobre software pero sí sobre medicamentos. Puntualizó además que aunque el
sistema es necesario y funciona bien en algunos casos, deberían prevenirse futuras
ampliaciones.
Afirmó, sin embargo, que no todos los problemas que se le asigna a las patentes son
intrínsecos al concepto de propiedad intelectual mediante patentes, sino también son
producto de fallas en la legislación. Enfatizó la importancia de distinguir los problemas
intrínsecos y los no intrínsecos al sistema de patentes.
Por otro lado, sostuvo que los procesos de innovación en los países desarrollados y no
desarrollados difieren significativamente, hecho que se ve reflejado en sus trayectorias.
Muchos países hoy desarrollados comenzaron con trayectorias de aprendizaje
tecnológico bajo sistemas de propiedad intelectual bastante laxos que luego, en muchos
casos, fueron reforzando. Pero a diferencia de hace 20-30 años atrás, hoy existe un
sistema internacional armonizado por “el Acuerdo sobre los Aspectos de los Derechos
de Propiedad Intelectual relacionados con el Comercio (ADPIC)” que es mandatorio
para los países de la Organización Mundial de Comercio (OMC). Andrés sostuvo, sin
embargo, que el ADPIC fue producto de una negociación conjunta de varios acuerdos
en las que participaron muchos países, entre ellos países en desarrollo, que aceptaron el
trato porque algún beneficio obtendrían del acuerdo. Cierto es, que en estas
negociaciones, los países en desarrollo impulsaron sistemas más laxos y pujaron por
liberar algunas de las restricciones que imponen los acuerdos firmados ante la OMC. De
todas maneras, el ADPIC no es el acuerdo que genera mayores reparos entre estos
países; más controvertido resultan, por ejemplo, las Medidas en materia de Inversión
relacionadas con el Comercio (MIC).
En respuesta a una pregunta del público sobre la posibilidad de que Argentina y Brasil
negociaran en bloque acuerdos internacionales que favorecieran al MERCOSUR,
recordó que estos países no tienen legislaciones nacionales comunes en materia de
propiedad intelectual, por ejemplo Brasil adhirió al el Tratado de Cooperación en
Materia de Patentes (PCT) y contempla la existencia de licencias compulsivas mientras
que Argentina no. Así resulta complicado coordinar políticas en la materia. De todas
maneras, el principal problema hoy por hoy es que el bloque está en decadencia,
sostuvo, y por tanto lo primero que convendría hacer es revitalizarlo.
Cerró su presentación diciendo que entre las limitaciones que países como Argentina
tienen para innovar, los derechos de propiedad intelectual son de menor importancia
frente, por ejemplo, a los problemas asociados a la falta de un sistema de innovación
articulado y estable. En ese sentido, la adhesión al ADPIC no es su principal problema
para la innovación
Beatriz Busaniche comenzó su presentación diciendo que su interés es vincular las
patentes con los movimientos sociales desde una perspectiva de los derechos humanos.
Partiendo de la idea que ninguna industrialización tuvo lugar bajo un régimen de
propiedad intelectual duro, sostuvo que se debe desmitificar el supuesto de que sin
propiedad intelectual no hay innovación.
Luego argumentó que a partir de las últimas décadas todo el sistema de propiedad
intelectual se ha ido ampliando, destacando los años 80 como un año bisagra en Estados
Unidos. Asimismo, sostuvo que si bien el debate sobre propiedad intelectual y
desarrollo es importante en estos tiempos, ya estaba presente en nuestra historia desde el
siglo XIX. Desde entonces, hay muchos trabajos e investigaciones locales sobre este
tema. Ella enfatizó que los derechos de propiedad intelectual deben ser vistos como
parte de las políticas públicas,y por lo tanto el debate debe ser público, democrático y
transparente. Argumentó que dada esta característica, el debate debe ser recurrente y
deben establecerse patrones de evaluación de la política pública, para chequear su
impacto social y su contribución en alcanzar los objetivos planteados. Ella argumentó
que hay que aprovechar las flexibilidades existentes en el sistema, que son más que las
que se suponen en general.
Luego contextualizó la firma de los ADPIC resaltando la complejidad de estas
negociaciones en las que se discuten una diversidad de temas simultáneamente., lo cual
implica necesariamente ceder en ciertos aspectos para conseguir otros. En este
intercambio de acuerdos los países desarrollados buscaron elevar los estándares de
propiedad intelectual y los países en desarrollo en cierto sentido cedieron esa batalla,
muchas veces con una visión de que las negociaciones en materia de derechos de
propiedad son menos importantes que en otras áreas.
A diferencia de la Organización Mundial del Comercio (OMC), la Organización
Mundial de la Propiedad Intelectual (OMPI) carece de tipos de mecanismos de
resolución de controversias, y por lo tanto, la primera tiene un rol más fuerte en materia
de observancia. Los ADPIC se celebraron en la OMC. Resaltó que la OMC en sus
artículos 7 y 8 presenta clausulas sobre transferencia tecnológica que fijan estándares de
derechos de propiedad intelectual, que son a su vez, pisos normativos desde donde cada
país puede establecer mayores derechos monopólicos o protecciones.
Beatriz también comentó que Argentina tiene mayor flexibilidad en materia de patentes
que en materia de derechos de autores, ya que no firmó aún el Tratado de Cooperación
en Materia de Patentes (PCT) en el marco de la OMPI y se reserva el margen de definir
criterios de patentabilidad.
Recomendó prestar atención a la serie de negociaciones abiertas por las cuales
Argentina podría estar obligada a avanzar en las políticas ADPIC plus en materia de
propiedad intelectual. Particularmente la presencia en agenda de una negociación de
Tratado de libre comercio entre el Mercosur y la Unión Europea, que es posible que
requiera que Argentina tenga que contraer obligaciones nuevas que contemplen ADPIC
plus.
En respuesta a preguntas del público sobre el rol de los movimientos sociales en las
negociaciones internacionales señaló dos problemáticas de las negociaciones
regulatorias en materia de propiedad intelectual que los movimientos sociales se
encargan de visibilizar. Por un lado, el desconocimiento de las cuestiones en esta
materia que tiene tanto el público en general como los legisladores que votan
normativas en los países. Por otro lado, resaltó que la definición de las regulaciones es
muy poco transparente. Si bien en todos los países la propiedad intelectual es materia
legislativa -sea la ratificación necesaria para la firma de los tratados internacionales o
las modificaciones de las leyes locales- las negociaciones de los tratados internacionales
se producen a puertas cerradas del debate público. Por ese motivo, una de las luchas de
los movimientos sociales y organizaciones de la sociedad civil es pedir que se hagan
públicas las instancias negociadoras –la información y postura local-. El hecho que no
sean públicas tiene dos problemas: por un lado, los negociadores no tienen input de las
organizaciones de sociedad civil, y por el otro lado, cuando se llega a la verdadera
instancia democrática institucional, el paquete legislativo está cerrado y los legisladores
no tienen más opción que decir si se aprueba o no. Este problema regulatorio es
internacional.
Finalmente, en respuesta a otra pregunta del público, sostuvo que las organizaciones de
la sociedad civil y los movimientos sociales deberían aprender de las corporaciones que
sí logran hacer lobby en materia de regulación internacional. Entender cómo se
organizan y cómo operan puede dar frutos para poder para dar una discusión más
amplia. Los actores de la sociedad civil han sido más bien reactivos. La capacidad de
acción puede ser escasa o con poca experiencia, y por lo tanto se deben buscar
estrategias de convergencia con otras organizaciones que tengan intereses sobre los
tratados internacionales, de manera que se pueda poner sobre la mesa la propiedad
intelectual como un tema clave.
Lorena Garaicoechea inició su presentación planteando la necesidad de enseñar temas
en materia de derechos de propiedad intelectual durante la educación formal, ya que de
lo contrario, los investigadores enfrentan muchas restricciones y problemas cuando
intentan transferir parte del conocimiento de sus investigaciones. Para ilustrar su punto
señaló toda una serie de conceptos errados que ella misma tenía en el momento que
empezó a intentar patentar sus hallazgos doctorales; tales como: “el que inventa el
producto se lleva toda la plata”, “patentar es gratis”, “puedo patentar algo que yo
previamente publiqué”, las patentes se hacen sobre algo novedoso que se piensa
vender”, “lo que se patenta es el producto que se va a vender, ya terminado”, “sólo
pueden patentarse invenciones muy importantes”, “si algo se patenta, esa patente vale
en todo el mundo”, “si algo se patenta, la patente dura para siempre”.
Luego de explicar en qué consistió el trabajo doctoral que la llevó a patentar, y basando
la exposición en su propia experiencia, resaltó los requisitos que la tarea de patentar
implica. En primer lugar, dado que no se pueden tener publicaciones anteriores referidas
al tema, antes de que al menos una patente provisional sea enviada, se debe revisar con
qué grado de profundidad se ha divulgado el tema en otras publicaciones, congresos,
posters, etc.
En segundo lugar, resaltó la necesidad de formar un equipo de trabajo amplio,
incluyendo abogados, dado su conocimiento del lenguaje legal y la capacidad para
determinar el alcance de aquello que quiere patentar. En las patentes que ella realizó
fueron los abogados quienes decidieron finalmente qué alcance y cómo reivindicarlo de
sus propios hallazgos.
También recalcó la necesidad de estimar el tiempo de investigación dado que
generalmente los costos para llevarla a cabo son altos. Además, sostuvo que hay que
tener en cuenta cuánto duran las patentes, el dinero que se invierte para mantenerla
anualmente, entre otras cosas.
Afirmó que es importante antes de empezar un proyecto ver su potencial para llegar al
mercado. Para ello es necesario saber de antemano que la invención podrá ser patentada
ya que a los actores privados a quiénes se hará la transferencia de conocimiento,
requieren licencias exclusivas para poder explotar ese conocimiento e invertir los
montos que demanda el desarrollo de nuevos productos. Explicó que su grupo de
investigación realiza previamente una búsqueda de las patentes existentes.
Afirmó asimismo que dado que patentar no es gratis, a veces se debe integrar al grupo
de inventores a los inversores. Reconoció que si bien el inventor se lleva sólo una
porción del dinero que genera la patentes, sí existen políticas de incentivos para patentar
y transferir para los investigadores tanto en el Consejo Nacional de Investigaciones
Científicas y Técnicas (CONICET) como en el Instituto Nacional de Tecnología
Agropecuaria (INTA) (por ejemplo, un pequeño porcentaje de regalías).
Lorena comentó que muchas patentes son sobre ideas o sobre productos sin terminar,
pero que no obstante, generan dinero por litigios posteriores, y este punto refleja un
conflicto entre el conocimiento público y su apropiación. Para ilustrar la naturaleza del
sistema de patentes y las problemáticas que de él derivan, mostró un video de Stephen
Colbert, donde se parodia el sistema de patentes en Estados Unidos.
En cuanto a los grupos de investigadores en los países en desarrollo, recalcó que estos
necesitan muchas veces hacer acuerdos con países desarrollados para lograr un mercado
más amplio, invertir en el patentamiento o para recibir ayuda monetaria para llevar a
cabo estudios clínicos, nuevas investigaciones, etc. Asimismo, sostuvo que si bien los
países en desarrollo, como Argentina, cada vez dan más subsidios para patentes o para
investigar, se necesita igualmente ayuda de quienes tienen más experiencia o dinero.
Finalmente, Lorena concluyó que las patentes no bajan la cantidad de innovación sino
que la innovación que se genera es distinta porque al haber más patentes el investigador
tiene mayores incentivos para innovar y saltear esas patentes. Esto permite entonces que
haya investigadores estudiando más variedad de temas o desde un ángulo diferente.
Resaltó, sin embargo, que para fortalecer el potencial de innovación del país, si bien las
patentes son importantes porque generan oportunidades, lo más importante es fortalecer
las capacidades para innovar.
Cierre del Debate, por Valeria Arza
En el cierre Valeria Arza planteó dos temas que abren preguntas a futuro. Por un lado el
tema de las relaciones de poder o la economía política del sistema de patentes
internacional. Así sostuvo, que la trayectoria en materia de regulación internacional que
ha ido en una dirección de mayor fortalecimiento de la propiedad intelectual no es
casualidad. Hay estrategias evidentes de quienes se favorecen con la propiedad
intelectual de fortalecer estos derechos. Por ejemplo, como señaló en su presentación
Beatriz Busaniche las corporaciones tienen poder de lobby en las negociaciones
internacionales y también tienen poder de lobby con los gobiernos nacionales de países
en desarrollo sea para empujar armonizaciones entre la legislación nacional con la
internacional como para garantizar el enforcement local –ver cables filtrados en
wikileaks sobre presiones de Monsanto para obtener regalías por la soja transgénica
http://www.pagina12.com.ar/diario/elpais/1-163369-2011-03-03.html.
El poder de lobby de estos actores se manifiesta también en el diseño e implementación
de las leyes de propiedad intelectual en Estados Unidos, que es líder mundial en la
materia. Las cortes específicas para el tratamiento de litigios en propiedad intelectual Court of Appeals for Federal Circuit (CAFC)- se nutre con jueces elegidos entre los
abogados de patentes. Así, la mitad de los jueces que votó a favor de permitir patentes
para software en EEUU en 1994 habían sido abogados de patentes. Desde que se creó la
CAFC en 1982 los juicios que resultaron a favor de quienes reclaman derechos por
patentes aumentaron (de 89% de los casos a 30% previo a la CAFC). De esta forma
aumenta, el valor económico de las patentes y el incentivo a patentar. El hecho mismo
que la armonización internacional de los sistemas de propiedad intelectual se discutan
en el OMC (organismo mundial de comercio) en lugar de la OMPI (organismo mundial
de propiedad intelectual) proviene del lobby de estos grupos que empujaron el enfoque
de penalizaciones de comercio como herramienta para garantizar cumplimiento.
Por otro lado, Valeria planteó que cuando pensamos en la asociación entre patentes e
innovación lo único importante no es la cantidad de innovación, también es importante
pensar el tema de la direccionalidad del cambio técnico. Una pregunta importante es
luego: qué tipo de innovación, de conocimiento y de actores son los que se protegen con
los sistemas internacionales de patentes tipo ADCPIC? Cuando uno analiza qué actores
están a favor y cuales en contra, se ve que los efectos no son unívocos. El tipo de
conocimiento que se protege es aquél que puede ser valorizado en una economía de
mercado y explotado por empresas que pueden hacer valer la propiedad intelectual. Otro
tipo de conocimiento, desde el conocimiento tradicional hasta aquel que está orientado a
satisfacer necesidades sociales sin un valor materializable inmediatamente en el
mercado, no sólo no se favorece con un sistema de patentes sino que al contrario, se ven
desfavorecidos. Ver por ejemplo los casos de apropiación ilegítima de conocimiento
tradicional mediante patentes cuyos titulares “re-inventan” lo que actores fuera del
sistema conocen desde hace años o los incentivos para que la investigación pública –que
podría aspirar a generar soluciones de utilidad social amplia- genere hallazgos que
puedan transferirse al sector privado -para lo cual tienen que poder garantizar patentes y
licencias exclusivas.
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