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ÍNDICE INTERACTIVO
4.1 Nombre oficial y localización geográfica en un mapa del mundo
4.2 Bandera, himno nacional, constitución, organización del estado, ordenación del territorio, moneda y lenguas oficiales
4.2.1 Bandera
4.2.2 Constitución
4.2.3Organización del Estado
4.2.4 Ordenación del territorio
4.2.5 Moneda
4.2.6 Lenguas oficiales
4.3 Historia breve: Prehistoria, Edad Antigua, Edad Media, Edad Contemporánea
4.3.1
4.3.2
4.3.3
4.3.4
4.3.5
Prehistoria
Edad Antigua
Edad Media
Edad Moderna
Edad Contemporánea
4.4 Condiciones naturales
4.4.1 El medio natural
4.4.2 El clima
4.5 Actividades económicas. Los principales sectores: primario, secundario y terciario
4.5.1 Sector primario
4.5.2 Sector secundario
4.5.3 Sector terciario
4.6 La población
4.6.1 Movimiento natural y migratorio de la población
4.6.2 Distribución y estructura
4.7 Riesgos naturales: inundaciones, incendios forestales, terremotos, tsunamis, erupciones volcánicas, etc.
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4.1 Nombre oficial y localización geográfica en un mapa del mundo
País: Reino de España
Capital: Madrid
Continente: Europa
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4.2 Bandera, himno nacional, constitución, organización del estado, ordenación del territorio, moneda y lenguas oficiales
4.2.1 Bandera
4.2.2 Constitución
La Constitución española fue aprobada por los españoles a través de un referéndum
celebrado el 6 de diciembre de 1978 y entró en vigor el 29 de diciembre de ese mismo
año. Se compone de un preámbulo, 169 artículos divididos en 10 títulos y varias disposiciones transitorias y adicionales.
El artículo 1 proclama que «España se constituye en un Estado social y democrático de
derecho, que propugna como valores superiores de su ordenamiento jurídico la libertad, la justicia, la igualdad y el pluralismo político». Establece además que «la soberanía nacional reside en el pueblo español, del que emanan los poderes del Estado» y que
«la forma política del Estado español es la monarquía parlamentaria».
El Tribunal Constitucional es el intérprete supremo de la Constitución.
4.2.3 Organización del Estado
Forma de Estado: España es una nación soberana que tiene como forma de estado
la monarquía parlamentaria y que se gobierna con la Constitución de 1978. El jefe del
Estado es el rey Juan Carlos I.
Sistema de gobierno: parlamentario
4.2.4 Ordenación del territorio
El artículo 137 de la Constitución española de 1978 establece que: «El Estado español
se organiza territorialmente en municipios, en provincias y en las comunidades autónomas que se constituyan».
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Siguiendo la Constitución, el Estado español se organiza territorialmente en 17 comunidades autónomas y dos ciudades autónomas, Ceuta y Melilla. Estas comunidades se
componen de 50 provincias, que agrupan aproximadamente a 8.100 municipios.
Cada autonomía dispone de un parlamento y un gobierno propios, y pueden tomar
decisiones de forma autónoma de acuerdo con las competencias establecidas en sus
estatutos de autonomía y en la Constitución.
El municipio es la unidad territorial básica del Estado español: está gobernado por un
ayuntamiento, al frente del cual están el alcalde y los concejales.
De las 50 provincias, siete son comunidades autónomas uniprovinciales y el resto están
integradas en comunidades autónomas pluriprovinciales.
Otras entidades territoriales son:
-Las comarcas, que son agrupaciones de municipios, son menores que una provincia y han sido creadas en algunas comunidades autónomas porque se cree que pueden organizar los servicios de los pequeños municipios mucho mejor que a través de
las diputaciones provinciales. Se gobiernan con un consejo comarcal.
-Las mancomunidades son agrupaciones voluntarias de municipios para la gestión en común de determinados servicios de competencia municipal.
-Los cabildos insulares son las instituciones que administran los intereses de los
municipios de cada isla.
-Las pedanías son partes de un municipio, formadas por pequeñas unidades urbanizadas separadas del núcleo central. En Galicia se llaman parroquias.
Las 17 comunidades autónomas son: Galicia, Principado de Asturias, Cantabria, País
Vasco, Comunidad Foral de Navarra, Aragón, La Rioja, Castilla y León, Comunidad de
Madrid, Castilla-La Mancha, Extremadura, Andalucía, Región de Murcia, Comunitat Valenciana, Cataluña, Illes Balears, Canarias y las ciudades autónomas de Ceuta y Melilla.
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4.2.5 Moneda
Euro
4.2.6 Lenguas oficiales
-Lengua oficial nacional: español (o castellano)
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-Lenguas oficiales regionales: son lenguas cooficiales, en sus respectivas comunidades autónomas, el vasco (o euskera), el gallego, el catalán (que en Illes Balears
presenta ligeras variaciones) y el valenciano.
4.3 Historia breve: Prehistoria, Edad Antigua, Edad Media, Edad Contemporánea
4.3.1 Prehistoria
La presencia del hombre en la península ibérica se remonta a hace casi un millón de
años, según los últimos hallazgos antropológicos del yacimiento de la Gran Dolina de
Atapuerca, en la provincia de Burgos.
Los restos encontrados pertenecen a la primera edad de la prehistoria, el Paleolítico y
los individuos cuyos restos han sido analizados podrían ser parte de una nueva especie
del género Homo: el Homo antecessor. Su datación se calcula en unos 800.000 años,
hallazgo que, si sus tesis se confirman como ciertas, revolucionaría todos los presupuestos teóricos actuales en la prehistoria y la paleoantropología. La cadena evolutiva
de la especie humana podría verse completada con esta nueva especie.
Del mismo Paleolítico son los restos de pinturas rupestres encontrados en la cueva cántabra de Altamira, una de las más brillantes manifestaciones del arte rupestre de los
cazadores-recolectores de la península ibérica.
Durante el Neolítico, en torno al año 5000 a.C., tiene lugar la aparición de la agricultura
y la ganadería, además de la piedra pulimentada, el tejido y la cerámica, como es el
caso de la cultura de la cerámica cardial del Mediterráneo occidental.
Hacia el año 3000 a.C. se desarrolla la cultura megalítica, con el desarrollo de dólmenes
o sepulturas megalíticas. Hacia el año 2500 a.C., con una incipiente metalurgia, surgen
los primeros poblados fortificados, como en el yacimiento de los Millares. En el sudeste
de la Península se desarrolla la cultura del Argar, en la Edad del Bronce pleno.
Hacia el año 1000 a.C., la Península es invadida por grupos de origen centroeuropeo,
como los pueblos de los campos de urnas, pueblos indoeuropeos que llegaron a la península a través de los Pirineos, caracterizados por los cementerios de urnas depositadas en el suelo en las que se introducían las cenizas del difunto. Estos pueblos inauguraron la cultura del hierro en la Península. En ese milenio fue colonizado el sur y el este
peninsular por comerciantes de origen semita, los fenicios, que aportaron a Occidente
el conocimiento del hierro y de la escritura, así como la civilización urbana.
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Las poblaciones indígenas del sur y del levante peninsular se vieron inmersas desde el
siglo VII a.C. en un proceso de orientalización que acabó forjando la cultura ibérica. En
el nordeste peninsular se instalaron comerciantes griegos que fundaron importantes
colonias (Ampurias). En el interior y en el norte de la península, por el contrario, se
desenvolvieron pueblos prerromanos muy diferentes, los celtas.
4.3.2 Edad Antigua
La presencia romana en tierras hispanas data del siglo III a.C., con motivo de su lucha
contra los cartagineses (pueblos de origen fenicio del norte de África).
Inicialmente los romanos conquistaron Cartago Nova (Cartagena) en el año 209 a.C.
y Gadir (Cádiz) en el año 206 a.C., extendiendo después su dominio por el este y sur
peninsulares. En el siglo II a.C. avanzaron hacia el centro y oeste del territorio hispánico, encontrando una tenaz resistencia, como con los lusitanos (dirigidos por Viriato)
y con los celtíberos (defensa heroica de Numancia). La etapa final de la conquista de la
península ibérica por los romanos fue dirigida por Augusto, contra los cántabros y los
astures, a finales del siglo I a.C.
Los romanos bautizaron el territorio peninsular con el nombre de Hispania, e iniciaron
el proceso de romanización, extendiendo su lengua latina, su cultura y sus infraestructuras viarias y arquitectónicas.
División administrativa de España a partir del año 197 a.C.
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4.3.3 Edad Media
A comienzos del siglo V (409), la península ibérica es invadida por pueblos bárbaros
de origen germánico: suevos, vándalos y alanos. Los suevos se asentaron en Galicia y
posteriormente invadieron la península los visigodos, que se asientan definitivamente
en Hispania en el siglo VI, después del fin del imperio romano de occidente (476).
A finales del siglo VII se recrudeció en el reino visigodo la lucha civil por el poder. En
ese clima, en el año 711, los musulmanes, procedentes del norte de África, invadieron
la península ibérica aprovechando la debilidad de los visigodos, derrotando y dando
muerte al rey don Rodrigo en la batalla de Guadalete, poniendo así fin al poder visigodo
en Hispania.
En muy pocos años los musulmanes conquistaron todo el territorio peninsular, excepto
las zonas montañosas del Cantábrico, donde fueron detenidos y vencidos por el último
reducto de nobles visigodos dirigidos por don Pelayo (batalla de Covadonga, 722).
Al-Andalus, nombre que los musulmanes dieron a Hispania, tuvo una economía próspera, con una agricultura avanzada, de regadío, y una importante actividad artesanal,
cultural y mercantil.
Se estableció un emirato en Córdoba, dependiente de Damasco, donde se hallaban los
califas. En el año 756 ocupó el emirato un miembro de la familia Omeya, Abd al-Rahman I, que pudo escapar a la matanza de la que fue objeto su familia, y se proclamó
emir independiente de los nuevos califas abasíes, establecidos en Bagdad. En el año
929 el emir Abd al-Rahman III decidió proclamarse califa, lo que suponía la ruptura de
los vínculos religiosos con Bagdad. El califato, no obstante, se desintegró en los primeros años del siglo XI, siendo finalmente sustituido por un mosaico de reinos de taifas.
En las montañas septentrionales se formaron diversos núcleos de resistencia a los musulmanes. El más antiguo fue el reino astur, que se proclamó heredero del reino visigodo, extendiendo su influencia hacia el este y hacia el oeste, iniciándose así la reconquista de la península ibérica. El siglo XIII fue el de las grandes conquistas: Mallorca,
Valencia, valle del Guadalquivir, Córdoba, reino de Murcia...
El territorio peninsular fue reconquistado completamente con la toma del reino nazarí
de Granada por los Reyes Católicos, en 1492.
4.3.4 Edad Moderna
La historia moderna peninsular comienza con el reinado de los Reyes Católicos (1474-
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1516), bajo cuyo mandato se consigue la integración bajo un único soberano de los
diversos reinos y territorios en que se había dividido la Península.
La corona de Aragón comprendía los reinos de Aragón, Valencia y Mallorca, además
del principado de Cataluña y de los reinos de Sicilia y Cerdeña, en el sur de Italia. La
corona de Castilla abarcaba la parte mayor de la península ibérica, a excepción de los
territorios aragoneses, Navarra y Portugal.
El matrimonio de Isabel y Fernando supuso la vinculación de las coronas de Castilla y
de Aragón, aunque cada una de ellas mantuvo sus leyes, instituciones y monedas, y
continuaron las aduanas en las zonas limítrofes. El rey Fernando el Católico, una vez
muerta la reina Isabel, incorporó el reino de Navarra en 1512, aunque no pudo hacer lo
mismo con Portugal, por lo que el matrimonio real optó en su momento por una política
matrimonial entre todos sus hijos y los herederos de las distintas monarquías europeas.
Fuera de la península ibérica, el rey Fernando conquistó el reino de Nápoles (1504),
así como una serie de plazas en el norte de África. A lo largo de los siglos XV y XVI,
se incorporaron de forma efectiva las islas Canarias, y se inició, con el descubrimiento
de América por parte de Cristóbal Colón, el dominio de lo que será la América española. Surge así el Estado moderno, creando una gran potencia atlántica, mediterránea y
europea a través de las alianzas matrimoniales creadas por los miembros de la familia
real.
Al recibir el trono español el nuevo emperador Carlos I de Habsburgo (1517-1556),
surge la monarquía hispánica o de los Austrias, un estado supranacional formado por
múltiples reinos y territorios cuyo único elemento de unión era la persona del monarca. La monarquía hispánica (siglos XVI y XVII) tuvo también como principal objetivo la
defensa de la ortodoxia católica frente a los protestantes.
Tras su muerte, Felipe II (1556-1598) heredó la corona española y los territorios conquistados por su padre (ducado de Milán y conquistas de América), siguiendo esta labor de expansión territorial con la incorporación de los territorios de Toscana, las islas
Filipinas y el reino de Portugal, con su extenso imperio ultramarino en África, Asia y
América.
Durante su reinado, la defensa del Mediterráneo occidental resultó eficaz frente al peligro turco, que se redujo en las últimas décadas del siglo. Sin embargo, el gran problema de la Monarquía surgió con la rebelión de los Países Bajos (1566), que supondría
una larga y costosa guerra hasta mediados del siglo XVII, en la que los rebeldes —las
Provincias Unidas de Holanda— contaron frecuentemente con el apoyo de Francia e
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Inglaterra.
A lo largo del siglo XVII Castilla sufre una profunda crisis económica y demográfica,
mientras que las regiones periféricas del Mediterráneo y del Cantábrico serán las que
disfruten de un período de esplendor comercial.
La dinastía de los Austrias inicia su declive con los Austrias menores: Felipe III (15981621), Felipe IV (1621-1665) y Carlos II (1665-1700). Al morir sin heredero el último
de los monarcas de la dinastía de los Austrias, éste determina que la Corona pase al
nieto de Luis XIV de Francia, Felipe de Anjou, que, con el nombre de Felipe V, introduciría en España la dinastía borbónica (1700).
Esta decisión fue la causa del inicio de la guerra civil española e internacional conocida como guerra de Sucesión: la corona de Aragón, deseosa de mantener sus fueros,
apoyó la candidatura al trono español del pretendiente austriaco, el archiduque Carlos
de Habsburgo, mientras que Castilla apoyó a Felipe V. En 1713 el monarca borbón sale
victorioso, lo que supuso el fin de la monarquía hispánica, pues sus dominios europeos
pasaron a manos de los rivales del bando borbónico, en beneficio sobre todo de Austria.
En España, Felipe V, en castigo por el apoyo a su rival, suprimió las instituciones y leyes particulares de los territorios de la corona de Aragón. Sólo Navarra y las provincias
vascas, leales a Felipe V durante la guerra, mantuvieron sus instituciones y leyes.
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Durante el siglo XVIII, España mantuvo una política de carácter centralista, siguiendo
el modelo francés. La influencia del pensamiento ilustrado desarrolló en el país el despotismo ilustrado, absolutismo monárquico con el que los reyes aplicaron las reformas
necesarias para modernizar el país en comercio, redes viarias, educación y economía,
con lo que se consiguió una recuperación importante de la demografía y del comercio,
sobre todo durante los reinados de Fernando VI y de Carlos III.
Durante el reinado de Carlos IV (1788-1808) se mantiene un gobierno de ministros
ilustrados y se suprime la ley sálica, aunque las noticias de la revolución francesa en
1789 obligan al monarca a evitar la influencia de las ideas revolucionarias, levantando
un cordón sanitario en los Pirineos que detenga su avance; además, prescinde de los
ministros ilustrados (Floridablanca, Aranda) y nombra como primer ministro a Godoy.
La invasión napoleónica de España deja al país sin gobierno, ya que Napoleón secuestra al monarca y a la familia real en Bayona. Éste consigue la abdicación de Carlos IV y
nombra rey de España a su hermano José I Bonaparte. Así se inicia en la Península la
desgarradora guerra de la Independencia (1808-1814).
4.3.5 Edad Contemporánea
Tras la victoria española, vuelve al trono el heredero, Fernando VII, que reinstaura el
absolutismo monárquico, y con él, la vuelta al Antiguo Régimen, anulando la primera
constitución liberal española, la Constitución de 1812.
El siglo XIX, a partir del reinado de Isabel II, heredera de Fernando VII, supone una sucesión continua de gobiernos conservadores y progresistas bajo un estado monárquico,
gobiernos que consiguen alcanzar el poder a través del pronunciamiento militar.
A finales del siglo XIX tiene lugar la pérdida de las últimas colonias españolas, Cuba y
Filipinas (1898), lo que sumado a los posteriores desastres en el norte de África (Annual), provocó la militarización de la monarquía de Alfonso XIII hasta desembocar en
la dictadura de Primo de Rivera (1923-1930).
En 1931, unas elecciones municipales dan el triunfo a los partidos políticos republicanos, lo que supone la instauración de la segunda república en España. El régimen democrático republicano acaba mediante una cruenta guerra civil (1936-1939), que desemboca en la dictadura del general Franco, la cual se extendió durante cuatro décadas,
hasta su muerte en noviembre de 1975.
Se inicia entonces un proceso conocido como transición democrática, que queda inaugurado con la restauración de la monarquía borbónica en la persona de Juan Carlos I,
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iniciando un sistema político monárquico parlamentario que encuentra su carácter democrático a través de la Constitución de 1978.
Desde la muerte de Franco y hasta la aprobación de la Constitución de 1978 transcurrieron tres años de intensas reformas políticas y grandes dificultades en varios aspectos, entre ellos una crisis económica heredada del franquismo y un malestar social que
amenazaba con frustrar la evolución hacia la democracia.
Las dos últimas décadas del siglo XX representaron para España la superación definitiva
de la relegación política y económica vivida durante el franquismo. La consolidación de
la democracia en el marco de la Constitución y la plena integración en la Unión Europea
han sido los dos cambios más importantes de final de siglo.
El 1 de enero de 2002 el euro se convierte en la moneda oficial del país y el papel de
la Unión Europea empieza a ser muy significativo. En 2004 el Partido Socialista Obrero
Español (PSOE) gana las elecciones y José Luis Rodríguez Zapatero se convierte en el
presidente del Gobierno.
Juan Carlos 1º de España, Jefe de Estado desde 1975
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Gobiernos democráticos de España
Adolfo Suárez González
(1977 - 1981)
Leopoldo Calvo Sotelo y
Bustelo (1981 - 1982)
José María Aznar López
(1996-2004)
Felipe González Márquez
(1982-1996)
José Luis Rodríguez Zapatero (2004 - )
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4.4 Condiciones naturales
4.4.1 El medio natural
Situación geográfica
España se encuentra situada en el hemisferio norte, en el extremo sudoccidental del
continente europeo.
Ocupa la mayor parte de la península ibérica, los archipiélagos balear (en el mar Mediterráneo) y canario (en el océano Atlántico, frente a las costas del Sahara Occidental y
Marruecos), y las ciudades de Ceuta y Melilla, en el norte del continente africano. También son parte integrante del Estado español varias islas cercanas a África: el peñón
de Vélez de la Gomera, el peñón de Alhucemas y Chafarinas. La extensión de España,
incluidos los territorios africanos e insulares, es de 506.030 km².
Limita al norte con el mar Cantábrico, Francia y Andorra; al este con el mar Mediterráneo; al sur con el mar Mediterráneo y el océano Atlántico y al oeste con Portugal y
el océano Atlántico. La dependencia británica de Gibraltar está situada en el extremo
meridional de la península ibérica.
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Los Pirineos forman frontera natural con Francia a lo largo de 440 km, mientras que el
estrecho de Gibraltar constituye el límite con África.
La forma de España es maciza, poco articulada, lo que le da mayor cohesión; su perímetro lo delimitan los cabos de Creus, Gata, Tarifa y Fisterra. Si a estos se añade el
cabo de San Vicente (Portugal), aparece la famosa piel de toro de los geógrafos grecolatinos.
El extremo más septentrional de España se sitúa a 43º 47´ de latitud norte, en la punta
de Estaca de Bares (A Coruña), y su extremo meridional a 36º 0´ 8´´ de latitud norte,
en Punta de Tarifa (Cádiz). Su extremo oriental se sitúa a 3º 19´ 5´´ de longitud este,
en el cap de Creus (Girona), y su extremo occidental a 9º 17´ 46´´ de longitud oeste,
en el cabo Touriñán (A Coruña).
Formación del relieve. Las grandes unidades del relieve
Formación del relieve
El relieve actual de España es el resultado de una historia geológica de millones de años
en la que han alternado fases orogénicas con fases de calma, de erosión y sedimentación.
Durante la era precámbrica (4.000-600 millones de años) emerge el macizo precámbrico (actual Galicia y cimas del Sistema Central y Montes de Toledo). En el Paleozoico
(600-225 millones de años) tiene lugar la orogénesis Hercínica, surgiendo de los mares
el macizo precámbrico, que fue erosionado y convertido en zócalo. En el Mesozoico
(225-68 millones de años) predomina la erosión y sedimentación de los materiales
hercinianos, con transgresiones y regresiones marinas. Durante el Terciario tiene lugar
la orogénesis Alpina, surgiendo los Pirineos, los Sistemas Béticos y las depresiones del
Ebro y del Guadalquivir, mientras que la Meseta bascula hacia el océano Atlántico, donde desembocan la mayoría de los ríos peninsulares. Durante el Cuaternario (1,7 millones de años hasta la actualidad) tiene lugar el glaciarismo y la formación de terrazas
fluviales.
Las grandes unidades del relieve
El relieve de España se caracteriza por una elevada altitud media (660 m), una gran
variedad de formas de relieve y la importancia de una meseta de gran extensión en la
zona central peninsular, rodeada de cadenas montañosas. Estas cadenas, en la perife-
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ria, se encuentran muy próximas a la costa y alcanzan gran altitud, lo que permite su
aprovechamiento hidroeléctrico.
El territorio español presenta las siguientes unidades de relieve:
-La Meseta central y sus sistemas montañosos interiores
-Las cordilleras que rodean la Meseta
-Las cordilleras exteriores a la Meseta
-Las depresiones del Ebro y del Guadalquivir
-El relieve de las islas
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1. Meseta central. Ocupa la mitad del territorio peninsular y está inclinada hacia el
oeste, por lo que los ríos que la atraviesan desembocan en el océano Atlántico. En ella
se distingue una submeseta norte, que contiene la cuenca del río Duero, y una submeseta sur, en la que se extienden las cuencas del río Tajo y del río Guadiana. La Meseta
está recorrida por dos sistemas montañosos interiores:
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-Sistema Central. Atraviesa la Meseta de oeste a este y la divide en dos submesetas, norte y sur. Es una cordillera antigua, del zócalo paleozoico, elevada durante la
orogénesis Alpina, con sierras importantes como Somosierra, Guadarrama, Gredos,
sierra de Francia y sierra de Gata. Su pico más elevado es el Almanzor, con 2.591 m de
altitud (Ávila).
-Montes de Toledo. Situados en la submeseta sur, se extienden de este a oeste,
separando las cuencas de los ríos Tajo y Guadiana. El relieve alcanza una altitud menor
(1.601 m), siendo su sierra más importante la de Guadalupe.
2. Cordilleras que rodean la Meseta
-Macizo galaico-leonés. Se encuentra en el noroeste de la Meseta; en su extremo
oriental se sitúan los montes de León, de altitud moderada (2.000 m).
-Cordillera Cantábrica. Su parte oriental es caliza (Altamira) y su parte occidental
está formada por el macizo asturiano, de materiales paleozoicos elevados en la orogénesis Alpina. En los Picos de Europa se alcanzan las máximas altitudes, siendo el pico
más elevado Torre Cerrecedo (2.648 m).
-Sistema Ibérico. Separa la Meseta del valle del Ebro. Sus cimas más elevadas
son las del sector norte, como los picos de Urbión (2.235), la sierra de la Demanda y el
Moncayo. El sector sur se divide en dos ramas: la sierra de Albarracín y las sierras de
Javalambre y Gúdar.
-Sierra Morena. Relieve de rocas paleozoicas, de color oscuro (de ahí su nombre),
que representa una gran falla que separa la submeseta sur del valle del Guadalquivir.
Sus sierras más destacadas son Madrona, Pedroches y Aracena.
3. Cordilleras exteriores a la Meseta
-Montes Vascos. Unen los Pirineos y la Cordillera Cantábrica; su altitud no es muy
elevada.
-Pirineos. Constituyen la frontera natural con Europa. En su tramo central se encuentran las cumbres más altas de la cordillera, por encima de los 3.000 m de altitud
(Aneto, 3.408 m). Los prepirineos rodean la cordillera, con menor altitud.
-Cordilleras Costero-Catalanas. Se trata de dos cadenas montañosas paralelas
que se extienden a lo largo de la costa mediterránea, que se unen a los Pirineos y
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cierran el valle del Ebro. La isla de Menorca (islas Baleares) es una prolongación de la
cordillera.
-Sistemas Béticos. Forman una extensa cordillera (600 km), y está dividida en
una cordillera subbética, en el interior, y un cordillera penibética, paralela a la costa
mediterránea. Incluye relieves como Sierra Nevada, con el pico más elevado de la península ibérica, el Mulhacén, de 3.482 m de altitud.
4. Las depresiones del Ebro y del Guadalquivir
Son extensas formaciones recorridas por los ríos del mismo nombre. El valle del Ebro
se orienta hacia el mar Mediterráneo, con una forma triangular, creando el delta del
Ebro. El valle del Guadalquivir también presenta un forma triangular cuya base se abre
al océano Atlántico, creando una zona de marismas o terrenos llanos inundados por el
mar.
5. El relieve de las islas
- Las islas Baleares se sitúan en el mar Mediterráneo, entre los 40º 5´ 44´´ de
latitud norte en su extremo septentrional (isla de Sanitja), y los 38º 38´ 32´´ también
de latitud norte en su extremo meridional (cabo de Formentera). Su longitud se establece entre los 4º 19´ 29´´ (punta de Esperó, Menorca) y 1º 12´ 05´´ de longitud este
(Vedrá, Ibiza).
Sus principales islas son Mallorca, Menorca, Ibiza, Formentera y Cabrera, junto a otras
islas menores. El archipiélago, excepto la isla de Menorca, es una prolongación de los
Sistemas Béticos. Su sistema montañoso más importante es la sierra de la Tramontana,
y su altitud máxima es el Puig Major (1.445 m de altitud, Mallorca).
- Las islas Canarias se sitúan sobre el océano Atlántico y sus islas principales son
Tenerife, la Palma, la Gomera, el Hierro, Gran Canaria, Fuerteventura y Lanzarote. Se
encuentran frente a las costas africanas de Marruecos; su extremo septentrional (punta
Mosegos, isla de Alegranza) se encuentra a 29º 24´ 40´´ de latitud norte y su extremo
meridional (punta de los Saltos, el Hierro) a 27º 38´ 16´´ de latitud norte. Su longitud
se establece entre los 13º 19´ 54´´ de longitud oeste en su extremo oriental (roque
del Este, Lanzarote), y los 18º 09´ 38´´ de longitud oeste en su extremo occidental
(punta Orchilla, el Hierro).
Las islas tienen un origen volcánico, con cimas de gran altitud, como en la isla de Tenerife, donde se encuentra el pico más elevado de España, el Teide (3.715 m de altitud).
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Las aguas continentales: ríos, lagos y lagunas
El relieve marca la divisoria de las aguas y por tanto las cuencas de los ríos. La basculación de la Meseta hacia el oeste da lugar a los plegamientos que formaron el Sistema
Ibérico, que es el que divide los cursos de agua peninsulares: los que van al océano
Atlántico (vertiente atlántica) siguiendo el plano inclinado de la Meseta, los de la cuenca
del Ebro, que van hacia el Mediterráneo (vertiente mediterránea), y los ríos que desembocan en el mar Cantábrico (vertiente cantábrica).
-Vertiente cantábrica. El relieve por el que discurren estos ríos hace que su corriente tenga mucha fuerza. Los más importantes son el Nalón, el Narcea, el Nervión y
el Bidasoa. Son ríos cortos, de caudal abundante y regular. Sus aguas tienen origen en
las abundantes precipitaciones de esta área geográfica.
-Vertiente atlántica. Es la más extensa de las tres vertientes y ocupa Galicia, las
dos submesetas y la depresión del Guadalquivir. Los ríos del noroeste de la Península tienen características similares a los de la vertiente cantábrica: escasa longitud y
caudal abundante y regular. Los más importantes son el río Miño y el Sil, uno de sus
afluentes.
También son de la vertiente atlántica los ríos Duero, Tajo, Guadiana y Guadalquivir, ríos
largos y con cuencas extensas. Atraviesan la Meseta central (excepto el Guadalquivir)
con abundante caudal, aunque desigual según la época del año: crecidas en invierno y
estiajes en verano.
-Vertiente mediterránea. En general son ríos cortos, a excepción del río Ebro.
Presentan un caudal irregular, abundante o seco dependiendo de la estación del año.
Durante los equinoccios se producen lluvias torrenciales que originan enormes crecidas
e inundaciones. Los ríos que desembocan en esta vertiente son el río Segura, el Júcar
y el Turia.
Los ríos mediterráneos tienen un régimen irregular: en los veranos calurosos y secos
sus caudales son insignificantes, y en cambio las lluvias de otoño producen grandes
crecidas y una fuerte erosión del suelo.
El río Ebro tiene distintas características a lo largo de su curso: en su tramo alto es más
caudaloso al recibir el agua de las precipitaciones del norte español y de sus afluentes
pirenaicos; el resto de su recorrido depende de los aportes de otros afluentes más irregulares.
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Lagos y lagunas
España cuenta aproximadamente con más de 2.400 lagos y lagunas, aunque suelen ser
de tamaño reducido y poco volumen de agua. Dependen del clima, pues las elevadas
temperaturas pueden evaporar sus aguas si no llueve. En España se distinguen tres
tipos de lagos: de alta montaña, del interior peninsular y de costa.
-Los lagos de alta montaña son de origen glaciar. Se localizan en los sistemas
montañosos más elevados, como los Pirineos (donde se denominan ibones), Sistema
Central (laguna de Peñalara), Cordillera Cantábrica (Enol y Ercina) y Cordillera Ibérica.
-Los lagos del interior peninsular pueden tener distinto origen; destacan dos de
ellos: las lagunas de Ruidera, en el sudeste de la Meseta, cubeta formada por la disolución química entre el yeso y la caliza; y las lagunas del Campo de Calatrava, también
en el sur meseteño, que ocupan antiguos cráteres volcánicos.
-Los lagos de costa son lagos salados o albuferas. Abundan en el litoral mediterráneo, como en el caso de la albufera de Valencia, el Mar Menor en Murcia y Adra
(Almería).
Costas, islas y archipiélagos
El litoral peninsular español tiene una longitud aproximada de 4.000 km, que se distribuyen entre la costa atlántica, incluyendo el litoral cantábrico, y la costa mediterránea.
Además, la longitud de las costas insulares suma unos 3.000 km.
Costa atlántica
-La costa cantábrica es estrecha y recta, con abundantes escarpes y escasas playas.
Destaca como accidente geográfico el golfo de Vizcaya.
-La costa atlántica noroccidental es muy accidentada y en ella destacan las rías gallegas, antiguos valles fluviales inundados por el mar (ría de Arousa, Pontevedra...).
-La costa atlántica del sur presenta extensas áreas inundadas por el mar, las marismas
(del Guadalquivir), y destacan numerosas bahías y el golfo de Cádiz.
-Las costas atlánticas de las islas Canarias tienen un relieve accidentado debido a la
llegada en la línea de costa de coladas de lava procedentes de los volcanes. También
hay extensas playas de dunas como en Maspalomas (Gran Canaria) y en la península
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de Jandía (Fuerteventura).
Costa mediterránea
-El litoral sudeste, entre el estrecho de Gibraltar y el cabo de la Nao, posee unas costas
muy accidentadas en unos tramos y extensas playas en otros. Destaca la laguna salada
de la manga del Mar Menor (Murcia).
-La costa oriental incluye el golfo de Valencia y la bahía de Cartagena.
-La costa nordeste presenta un relieve muy accidentado, junto con calas tes del mar en la costa) y playas. Destaca el delta del Ebro.
(entran-
-Las costas de las islas Baleares presentan abundantes calas y extensas playas, además de acantilados (Menorca).
Islas y archipiélagos
España cuenta con dos archipiélagos: el de las islas Baleares, en el mar Mediterráneo,
y el de las islas Canarias, en el océano Atlántico, frente a las costas del continente africano.
Además de estos archipiélagos, el litoral peninsular presenta numerosas islas de reducidas dimensiones; así, en el litoral gallego destacan las islas Ons y las islas Cíes,
espacios protegidos; en el litoral mediterráneo destaca la isla de Tabarca (Alicante),
además de las islas Medas en el litoral catalán; frente a las costas septentrionales del
continente africano destacan varias islas: el peñón de Vélez de la Gomera, el peñón de
Alhucemas y Chafarinas.
Regiones naturales y espacios protegidos
Los espacios protegidos son una herramienta de protección del medio ambiente y su
diversidad. Existen múltiples formas de protección de una zona (parques nacionales,
reservas naturales, monumentos naturales, paisajes protegidos, etc.) y por su parte,
las comunidades autónomas y las instituciones locales pueden establecer otras figuras
diferentes y regular sus medidas de protección.
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La red española de espacios naturales protegidos asciende a más de 700, lo que supone
una superficie de alrededor de cuatro millones de hectáreas. Entre los espacios mencionados figuran 14 parques nacionales, declarados como tales a partir de 1918. En la
actualidad, la Red de Parques Nacionales representa un sistema integrado de protección y gestión de las mejores muestras del patrimonio natural español.
-En la submeseta sur se encuentran los parques nacionales de las Tablas de
Daimiel (Ciudad Real), de humedales y aves de reconocimiento internacional, el de
Cabañeros (en los Montes de Toledo, entre Ciudad Real y Toledo), y el de Monfragüe
(Cáceres).
-En el norte, en la Cordillera Cantábrica, se encuentra el Parque Nacional de los
Picos de Europa (entre Asturias, Cantabria y León).
-En los Pirineos se encuentran otros dos parques nacionales de alta montaña:
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el de Ordesa y Monte Perdido (al norte de la provincia de Huesca, en la comarca de
Sobrarbe, limitando al norte con el Parque Nacional de los Pirineos franceses) y el de
Aigüestortes i Estany de Sant Maurici (provincia de Lleida, entre las comarcas de Pallars
Sobirà y Alta Ribagorça).
-En Andalucía se encuentran el Parque Nacional de Sierra Nevada (provincias
de Granada y Almería), el mayor parque nacional de España, con un ecosistema único
(bosque mediterráneo de alta montaña), y el de Doñana (provincias de Sevilla, Huelva
y Cádiz), en el que destacan la variedad de ecosistemas: marisma, playa, dunas vivas
y bosque mediterráneo maduro.
-En el archipiélago balear se encuentra el Parque del Archipiélago de Cabrera, a
10 km de la isla de Mallorca, formado por las islas de Cabrera y Conejera, 17 islotes
menores y su entorno marino.
-En Canarias se encuentran los siguientes parques nacionales: el de la Caldera de
Taburiente, situado en la isla de la Palma, formado por una inmensa caldera con forma
de herradura, con laderas escarpadas de casi 2.000 m de desnivel; el de Garajonay, situado en la isla de la Gomera, y que cuenta con un importante tipo de bosque de árboles perennifolios de la familia del laurel, que se remonta al Jurásico, llamado laurisilva;
el del Teide, situado en la isla de Tenerife, importante muestra de paisaje volcánico; y el
de Timanfaya, situado en la isla de Lanzarote, que es un importante ejemplo de paisaje
volcánico.
-Y entre las provincias de A Coruña y Pontevedra se encuentra el Parque Nacional
de las Islas Atlánticas de Galicia (islas Cíes, Ons, Onza, Sálvora y otras islas próximas).
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4.4.2 El clima
Factores del clima
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Factores geográficos
1.Situación geográfica
España se sitúa en el hemisferio norte, dentro del área de influencia de los climas templados. Aunque se ubica en el sudoeste del continente europeo, en el que predomina el
clima oceánico, está muy próxima al continente africano donde los climas son cálidos.
Al ser una península, está abierta a la influencia de los mares que la rodean, mar Cantábrico al norte, océano Atlántico al oeste y mar Mediterráneo al sur y este, al igual que
sus archipiélagos y las ciudades de Ceuta y Melilla; la acción moderadora del mar se
percibe en las suaves temperaturas del litoral español.
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2.Latitud
España se encuentra entre los 43º 47´ y los 36º 0´ 08´´ de latitud norte, por lo que
se sitúa en la zona templada de las latitudes medias del planeta. Por ello, presenta una
gran variedad de climas pertenecientes a estas latitudes. El archipiélago canario se sitúa entre los 29º 24´ 40´´ y los 27º 38´ 16´´ de latitud norte, presentando un clima
subtropical debido a su proximidad al trópico de Cáncer.
3.Relieve
Las cordilleras que rodean a la Meseta central bloquean la influencia moderadora del
mar; por ello, las temperaturas en el interior peninsular son más extremas de lo que le
corresponde por su latitud, debido a la continentalización del clima mediterráneo.
4.La corriente marina fría de las Canarias
Esta corriente fluye por la zona occidental de las islas Canarias, sometiendo a las islas
occidentales a su influencia, como las escasas precipitaciones recibidas debido a la estabilidad atmosférica que provoca.
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Factores atmosféricos. La dinámica general atmosférica
Los factores atmosféricos que condicionan el clima en España son:
-El anticiclón de las Azores. Se trata de un centro de altas presiones procedente
del Atlántico central, propio del cinturón de altas presiones permanentes que hay a lo
largo de las latitudes subtropicales. Origina tiempo seco y estable. Su acción es más
acusada en verano, ya que se instala sobre la península ibérica; en invierno, el balanceo estacional del anticiclón ocasiona que su radio de acción se encuentre a latitudes
más meridionales, dejando que el frente polar afecte al tiempo en la Península.
-Otros centros de acción que afectan a España son el anticiclón polar oceánico, el
anticiclón escandinavo y el anticiclón del Atlántico norte, provocando todos ellos tiempo frío y húmedo. El anticiclón del norte de África provoca altas temperaturas sobre el
sur peninsular y vientos cargados de arena en suspensión procedentes del desierto del
Sáhara.
-El frente polar. Es un centro de bajas presiones producido por el choque entre
dos masa de aire de características distintas, tropical marítima y polar marítima, que
afecta con frecuencia a la Península, generalmente con vientos procedentes del oeste,
y origina tiempo inestable con precipitaciones.
-Los vientos alisios. Entran por las laderas a barlovento de las islas Canarias en
dirección nordeste y son los responsables de las precipitaciones y de la nubosidad en
las islas.
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Tipos de climas, la flora y la fauna
España está situada en la zona templada del hemisferio Norte; por eso su
clima es templado, pero varía según la proximidad o lejanía al mar y la altitud.
En España hay cuatro tipos de clima: el oceánico, el mediterráneo, el de montaña y el
subtropical árido de las islas Canarias.
Clima oceánico. Se localiza en la costa atlántica: Galicia, Asturias, Cantabria, País Vasco
y los Pirineos occidentales.
Es la zona más lluviosa de España: las precipitaciones son abundantes (superiores a
800 mm anuales) y están bien repartidas durante todo el año, aunque las máximas se
recogen en invierno.
Las temperaturas medias son suaves todo el año, entre los 10ºC y los 15ºC, con un
invierno suave y un verano poco caluroso, debido a la acción moderadora del mar. Los
ríos tienen un mínimo en verano y un máximo en invierno.
Clima mediterráneo. Se extiende por toda España, excepto en el norte peninsular y las
islas Canarias.
Las precipitaciones medias anuales son escasas, entre los 300 mm y los 700 mm anuales, y a veces son torrenciales. Son característicos de este clima los prolongados períodos de sequía a lo largo de los meses de verano y en años sucesivos. Los meses de
verano no suelen presentar precipitaciones, aunque el intenso calor acumulado puede
ocasionar alguna tormenta estival de carácter convectivo.
Las temperaturas medias anuales son suaves y no presentan grandes oscilaciones térmicas a lo largo del año. En los lugares cercanos a la costa no se alcanza el invierno
térmico (por debajo de 6ºC), aunque la amplitud térmica aumenta hacia el interior,
donde las temperaturas son más extremas.
Clima de montaña. Se localiza en las zonas de más de 1.000 m de altitud: en la Cordillera Cantábrica, en el límite entre las provincias de Asturias y Cantabria; en la parte
central de la cordillera pirenaica; en las zonas de montaña del Sistema Ibérico, como
la sierra de la Demanda, la sierra de Urbión y el Moncayo; en el Sistema Central, en
las sierras de Guadarrama, Gredos y Gata; en el Sistema Bético: en la subbética, en
la sierra de Cazorla y en la penibética, en Sierra Nevada; y en la cima del Teide (islas
Canarias).
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Las precipitaciones medias son abundantes, superiores a los 1.000 mm anuales, en
forma de nieve en invierno.
Las temperaturas disminuyen a medida que se asciende en altitud (gradiente térmico).
Éstas son muy bajas en invierno y suaves en verano, pero dependen de la altitud, la
orientación de las montañas y la exposición al sol.
Clima subtropical árido. Se localiza en las islas Canarias. Sus características climáticas
vienen determinadas por su latitud (entre los 26° y 29° de latitud norte), por los efectos del anticiclón de las Azores y por los vientos alisios.
Las temperaturas son suaves durante todo el año, en torno a los 21ºC de media anual,
y las precipitaciones son escasas, aunque algo más abundantes en las islas de Tenerife
y la Palma, con máximos en invierno. La estación seca es de ocho meses. Los suelos
son de origen volcánico y el norte de cada isla es más húmedo que el sur.
Flora y fauna
Flora
El relieve y la configuración de la Península influyen en los rasgos climáticos y por consiguiente en la vegetación. En la Península se pueden distinguir cuatro regiones florales:
la región atlántica, situada al norte, la región mediterránea, situada en el resto de la
Península, las regiones montañosas, en las que la altitud modifica las temperaturas, y
la vegetación de las islas Canarias.
Vegetación del clima oceánico. Las formaciones vegetales más abundantes pertenecen
al bosque caducifolio, cuyas hojas caen en otoño, además de extensiones de matorrales
conocidas como landas, con brezo, retama o tojo y vegetación de pradera. Los árboles que más abundan son robles y hayas. También hay castaños, fresnos, tilos, olmos
y avellanos, aunque se han repoblado muchos bosques con especies no autóctonas,
como el pino y el eucalipto.
Vegetación del clima mediterráneo. En el clima mediterráneo se distinguen dos partes:
la del mediterráneo continentalizado y la del mediterráneo costero.
-En el clima mediterráneo continentalizado (Meseta central y depresión del Ebro)
la vegetación es principalmente de matorrales (jara, romero, tomillo, retama y espliego) y bosque mediterráneo, de árboles perennifolios como encinas, alcornoques, acebuches, olivos silvestres y pinos, adaptados a la sequedad y al calor; junto a los ríos
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crecen fresnos, chopos, sauces y olmos.
-En el clima mediterráneo costero (litoral mediterráneo, islas Baleares y depresión del Guadalquivir) predomina una vegetación de bosque y matorral mediterráneo,
pero cambia según la altitud: ascendiendo se encuentran bosques de encinas y robles,
después pinos y en las zonas más altas, hierbas y matorrales. En el sudeste (Almería
y Murcia) la vegetación es pobre debido a la aridez, destacando especies resistentes
como el palmito y el esparto.
Vegetación del clima de montaña. La vegetación está formada por bosques de coníferas, abetos y pinos. También se desarrollan carrascas, quejigos, alcornoques, rebollos,
sabinas y diversos tipos de matorrales. Aproximadamente a los 2.000 metros se encuentran las praderas alpinas. A partir de los 3.000 metros aparecen las nieves perpetuas y las zonas sin ninguna vegetación.
Vegetación de clima subtropical. La vegetación propia de este clima es la laurisilva,
bosque de especies arbóreas perennifolias de la familia del laurel, cuya degradación da
lugar a un matorral formado por brezos y fayas. También se desarrollan diferentes tipos
de pinos, palmeras y un árbol característico y milenario, el drago.
Romero
Roble
Drago
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Tejo
Alcornoque
Jara
Haya
Fauna
La fauna española es una de las más variadas del continente europeo y comprende especies como el lobo, oso, lince ibérico, gato montés, zorro, jabalí, cabra montés, ciervo
y liebres.
Las aves son abundantes, con numerosas especies de rapaces, como águilas, buitres,
alimoches, quebrantahuesos, halcones, azores, búhos y lechuzas, así como grullas,
avutardas, flamencos, garzas y patos.
Abundan también los insectos. En los arroyos y lagos de montaña son frecuentes peces
como el barbo, la tenca y la trucha.
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Lince
Aguila Culebrera
Oso Pardo
Buho Real
Jabalí
Flamenco
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4.5 Actividades económicas. Los principales sectores: primario, secundario
y terciario
4.5.1 Sector primario
En la segunda mitad del siglo XX, la actividad agraria española pasó de ser una agricultura tradicional, con abundante mano de obra y escasamente tecnificada, a una
agricultura evolucionada o de mercado. Actualmente, España es un país autosuficiente
en producción alimentaria.
En 1986 España se incorpora a la Unión Europea, modificando la agricultura en los siguientes aspectos: sistema de cultivo intensivo, con regadíos y escasa mano de obra;
abundante maquinaria; manipulación genética de semillas; cultivos adaptados a la demanda del mercado; reducción del cultivo de la vid y aumento de la superficie cultivada
de lino y leguminosas, siguiendo las políticas agrícolas de la Unión Europea (PAC) para
evitar excedentes y alteraciones de los precios.
Los principales productos cultivados en España son: cebada, trigo, maíz, arroz, patatas,
hortalizas, olivas, uvas de vino y mesa, remolacha azucarera, caña de azúcar y cítricos;
entre los productos ganaderos destaca la carne de ternera, cerdo, aves de corral, lácteos, miel, lana, pieles y huevos.
Los cultivos de secano se desarrollan en el interior de la Península, en grandes extensiones dedicadas al monocultivo, como el cereal, la vid, el olivo y las leguminosas.
La producción de vinos en España destaca por su gran calidad, destacando vinos que
han recibido la mención de denominación de origen, nombre que indica la procedencia
de un producto y certifica su calidad: La Rioja, Ribera del Duero, Albariño, entre otros.
España es el primer productor mundial de aceite de oliva, producto muy preciado por
sus ricas cualidades para el organismo y que ha recibido en algunos casos la denominación de origen.
Los cultivos de regadío se extienden por el litoral levantino y las vegas de los ríos Duero
y Tajo. Alcanzan una elevada producción, utilizando invernaderos y plásticos para proteger los cultivos; destacan las hortalizas y las frutas, que se exportan en su mayoría,
el arroz (mención especial merece el de Calasparra, Murcia, catalogado como de denominación de origen), y cultivos forrajeros, para la alimentación del ganado.
La actividad pesquera es importante en España, por su condición de península. La pesca de bajura tiene menor actividad que la de altura, debido al agotamiento de los cala-
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deros cercanos a las costas españolas, aunque se siguen capturando sardinas, caballas
y mejillones.
El corcho es el principal recurso forestal de España y en 2001 la producción fue de
57.581 toneladas.
En los últimos años los principales productos mineros energéticos fueron el lignito y la
hulla; entre los minerales metálicos destacó el cinc y entre las rocas y minerales industriales, la sal común y las arcillas especiales.
Andalucía destaca por la minería metálica, con más de la mitad de la producción del
país.
4.5.2 Sector secundario
Los principales productos industriales de España son los textiles, el hierro y el acero,
vehículos de motor, productos químicos, confección, calzado, barcos, refino de petróleo
y cemento, además de los destacados sectores industriales de la alimentación y bebidas y de material de transporte. España es uno de los primeros productores mundiales
de vino; la producción en 2003 fue de unos 30 millones de hectolitros.
Con respecto a la producción de energía, en España la producción de energía hidráulica
y de otras renovables, como la eólica, aumenta de año en año. España se encuentra
en la línea de otros países de la OCDE (Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico) respecto a la producción de energía eléctrica, siendo el 18,5% de esta
energía de origen hidráulico.
En 2003, el 48,9% de la energía producida en España fue de origen nuclear y el 21,7%
se generó en centrales térmicas de carbón.
4.5.3 Sector terciario
Transporte
España cuenta con algo más de 176.593 km de carreteras, de las cuales el 7% son
autopistas y autovías.
La red ferroviaria asciende a unos 14.000 km de vías, que básicamente son de propiedad estatal o autonómica. En 1992 comenzó a funcionar la primera línea de ferrocarril
de alta velocidad (AVE) entre Madrid y Sevilla, y desde entonces se está ampliando este
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tipo de red.
El transporte marítimo apenas se utiliza para desplazamiento de viajeros, a excepción
de la temporada estival entre Algeciras y el norte de África, y entre la península y las
islas Canarias y Baleares. Los puertos comerciales más importantes son los de Barcelona, Valencia, los puertos gallegos, Bilbao y Tarragona.
Con respecto al transporte aéreo, el país está equipado de aeropuertos en casi todas
las ciudades, siendo el aeropuerto más transitado el internacional de Barajas, en Madrid, además de los aeropuertos de Barcelona, Málaga, Mallorca y Tenerife, dirigidos al
turismo.
Turismo
El turismo es una de las bases principales de la economía española. España es el segundo país del mundo que recibe más turistas extranjeros, según datos de la Organización
Mundial del Turismo, tan sólo por detrás de Francia, y disfruta de una cuota del 7% del
turismo mundial, por delante de Estados Unidos e Italia.
La actividad turística reportó a España 37.500 millones de euros a lo largo de 2005,
situándola en segunda posición en ingresos económicos, por detrás de Estados Unidos.
El 60,7% del turismo extranjero en España procedió en 2006 de tres países: Reino Unido, el que más turistas proporciona a España, Alemania y Francia.
El turismo nacional se dirige en primer lugar a Andalucía, seguida de la Comunitat Valenciana.
Comercio
El producto interior bruto (PIB) de España según la Eurostat (Statistical Office of the
European Communities) se establece en 1.117.624 euros (2007). Por sectores económicos, el PIB en agricultura representa el 2,6%, en industria representa el 13,5% y en
el sector de los servicios el 59,5% (2006). España presentaba un crecimiento económico anual del 2,7% en 2005.
Entre las principales importaciones que realiza el país destacan los combustibles minerales y lubricantes, maquinaria y equipos de transporte, crudo, productos manufacturados, alimentos, animales vivos y productos químicos.
Los principales productos exportados son: maquinaria y equipos de transporte, alimen-
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tos y animales vivos, vehículos de motor, hierro y acero, productos textiles y artículos
de confección.
España efectúa sus intercambios comerciales fundamentalmente entre los países de la
Unión Europea (destacando Francia, Alemania, Italia, Reino Unido, los países del Benelux y Portugal), Estados Unidos y Japón.
Los ingresos por turismo ayudan a compensar el déficit de la balanza comercial española. Las exportaciones chinas a España han pasado de 7.011 millones de euros en
2003 a 18.966 millones en 2007; y las exportaciones españolas al país asiático se han
mantenido en registros mucho más modestos, 2.651 millones en 2007. España, con la
firma de varios acuerdos, trata de relanzar su presencia en el gigante asiático y compensar la balanza comercial.
España es miembro de la Unión Europea, de la Organización del Tratado del Atlántico
Norte, de la Organización de las Naciones Unidas, de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico, de la Organización para la Seguridad y la Cooperación
en Europa, de la Unión Latina, de la Comunidad Iberoamericana de Naciones, de la Organización de Estados Iberoamericanos para la Educación , la Ciencia y la Cultura, de la
Asociación de Estados Iberoamericanos para el Desarrollo de las Bibliotecas Nacionales
de Iberoamérica, de la Unión Europea Occidental, de la Agencia Europea de Defensa,
del Banco Europeo para la Reconstrucción y el Desarrollo y del Consejo de Europa.
4.6 La población
4.6.1 Movimiento natural y migratorio de la población
La población de España, según el padrón de 2007, se cifra en 46.157.822 habitantes.
Presenta una densidad media de población en torno a los 85 hab./km². La población
urbana ha aumentado en las últimas décadas y en la actualidad supone más del 77%.
El crecimiento anual de la población española se establece en el 2,12% (Instituto Nacional de Estadística, 2008).
El país presenta una tasa de natalidad del 10,95% (2007), una de las más bajas de
los países de la Unión Europea, y una tasa de mortalidad en torno al 8,57% (2007),
ligeramente por encima del porcentaje del año anterior, teniendo en cuenta que, al aumentar la esperanza de vida de los españoles, éstos también alcanzan tasas mayores
de mortalidad al ser más elevada la población de más de 65 años.
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La tasa de mortalidad infantil se sitúa en el 3,67% (2007), cifra muy reducida por los
niveles de calidad sanitaria que cubre el país.
La esperanza de vida de la población española se ha elevado en los últimos años, siendo la general de 79,9 años, la femenina de 83,5 años y la masculina en torno a los 76,6
años.
Con respecto a la emigración, España fue en los años posteriores a la guerra civil y en
la década de los años sesenta y setenta del siglo XX un país de emigrantes. Actualmente se ha convertido en un país receptor de inmigrantes, procedentes en su mayoría de
países de América del Sur (Ecuador, Colombia, Bolivia, entre otros), del norte de África
(Marruecos) y del centro y este de Europa (Rumania, Bulgaria).
4.6.2 Distribución y estructura
A mediados de los años sesenta del siglo XX, el país experimentó un elevado éxodo
rural, aprovechando el auge de la industria, abandonando los campos del interior peninsular ante la elevada demanda de mano de obra en las ciudades. Desde entonces,
la población española es fundamentalmente urbana. Las provincias emigrantes pertenecían a las actuales comunidades autónomas de Castilla y León, Castilla-La Mancha,
Extremadura y Aragón, concentrándose fundamentalmente en las ciudades industriales
del País Vasco, Cataluña y Madrid (ciudad de servicios por su carácter de capital del
Estado). Otras zonas que recibieron población del interior fueron las ciudades costeras
del Mediterráneo y del litoral andaluz, debido al auge del turismo, fundamentalmente a
Canarias e Illes Balears, y por la demanda de mano de obra en los servicios.
Actualmente la población española presenta esta misma distribución espacial, destacando la población de ciudades como Madrid (3.132.463 habitantes), Barcelona
(1.595.110), Valencia (797.654) y Sevilla (699.145).
La población por edades se distribuye en un 15% de población entre 0 y 15 años, un
68% de población adulta, más de la mitad de la población, y un 17% de población mayor de 65 años.
Por sectores económicos, la población española se reparte entre el 2,6% en agricultura,
el 13,5% en industria y el 59,5% en el sector de los servicios.
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4.7 Riesgos naturales: inundaciones, incendios forestales, terremotos,
tsunamis, erupciones volcánicas, etc.
Sismicidad
La sismicidad en España es consecuencia de la interacción de la placa africana, la microplaca de Alborán y la placa euroasiática con la microplaca ibérica (subplaca de la
euroasiática).
En cuanto a los terremotos con epicentro marino, que son los movimientos más fuertes
que afectan a la Península, se pueden diferenciar tres zonas:
-La primera zona comprende desde la dorsal atlántica hasta las proximidades de
las islas Azores, en la que se producen frecuentes terremotos superficiales de pequeña
magnitud y que no suelen afectar a la Península.
-La zona comprendida entre las islas Azores hasta los 12º de latitud norte. En
esta zona se generan terremotos de elevadas magnitudes que afectan a la Península,
como el famoso terremoto de 1755.
-Zona del golfo de Cádiz.
El último terremoto destructor registrado durante el siglo XX ocurrió en 1967 en la
localidad de Arette (Francia), con una intensidad de VIII y una magnitud de 5,5 en la
zona pirenaica.
Por su parte, el Sistema Bético constituye una de las áreas de mayor sismicidad de la
Península. Algunos de los terremotos históricos importantes ocurridos en la Península
se han localizado en esta área, como los de Vera (1518), Almería (1522), Torrevieja
(1829) y Arenas del Rey (1884), todos ellos con intensidades superiores a IX.
La depresión del Guadalquivir corresponde a un área de sismicidad moderada, aunque
se han producido algunos terremotos fuertes como el de Carmona (Sevilla) en 1504,
uno de los mayores terremotos ocurridos en la Península.
En cuanto a la zona sudoeste de la Península, se han registrado varios terremotos de
importancia con intensidades superiores a IX, como el de Vilafranca (1531), Tavira
(1722), Setúbal (1858) y Benavente (1909).
El Instituto Geográfico Nacional dispone de una red sísmica distribuida en todo el territorio español, la Red Sísmica Nacional (RSN), para el servicio de vigilancia sísmica.
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Volcanes
En España existen varias áreas volcánicas, como son las islas Canarias, la comarca de
la Garroxta (Girona), cabo de Gata (Almería), Cofrentes (Valencia), las islas Columbretes (Castellón) y Campo de Calatrava (Ciudad Real). Entre ellas, solamente en la
Garrotxa y en Canarias han tenido lugar erupciones durante los últimos 10.000 años, y
únicamente en el archipiélago canario ha habido erupciones en épocas históricas.
El volcanismo canario supone un riesgo potencial para unos dos millones de personas
que residen en alguna de sus ocho islas mayores o las visitan como turistas. Esta circunstancia exige mantener una vigilancia continua de la actividad volcánica, así como
desarrollar medidas de prevención ante una posible crisis eruptiva.
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El área volcánica canaria en el noroeste del continente africano se extiende por el norte
hasta los bancos de Concepción y Dacia y por el sur hasta los seamounts del Sahara.
Entre Canarias y África se localiza una importante cuenca cuyos sedimentos alcanzan
los diez kilómetros de espesor. Hacia el oeste se encuentran las llanuras abisales interrumpidas por importantes edificios volcánicos submarinos en una franja que se extiende desde la región del Haagar, en el norte de África, hasta las White Mountains en
Norteamérica, constituyendo la zona con mayor actividad volcánica del Atlántico.
Las islas Canarias, como casi todas las islas volcánicas, son edificios que se elevan desde los fondos marinos, por lo que solo una pequeña parte sobresale del nivel del mar.
Las islas Canarias están en la zona de calma magnética que bordea el océano Atlántico,
sobre una corteza oceánica generada en el Jurásico. Esta corteza tiene un carácter de
transición, con espesores que aumentan desde los 8 km al oeste de las islas más occidentales, hasta unos 18 km bajo las más orientales.
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