Pan y circo: cuando algunos medios de comunicación

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Pan y circo: cuando algunos medios de comunicación inventan las noticias
Escritores Actuales / Mújica Jorge Enrique
Por: Jorge Enrique Mújica, L.C. | Fuente: FórumLibertas / conoZe.com
Uno de los aspectos que m influyen en la opini pblica es la manera en que los medios de comunicaci reflejan los acontecimientos. Todos los ds
se generan miles de noticias sobre los m variados temas lo que deja ver que de ninguna forma hay una crisis en las fuentes de la informaci,
como muchas veces se suele pensar. Pero el hecho de que no exista una crisis en cuanto a la materia prima del periodismo no significa que no
haya ningn tipo de crisis.
El periodismo, como nos recorden excelente material af el semanario Alfa y Omega espal en septiembre del a pasado (cfr. No. 557), ten
tradicionalmente una doble funci: la de dar las noticias y la de explicarlas. Esto sigue siendo as Una mirada a buena parte de la prensa mundial
parece negar como respuesta.
En el ltimo mensaje para la Jornada Mundial de las Comunicaciones Sociales, Benedicto XVI selque hoy, de una manera m marcada, la
comunicaci parece tener en ocasiones la pretensi no so de representar la realidad, sino de determinarla gracias al poder y la fuerza de sugesti
que posee. Se constata, por ejemplo, que sobre algunos acontecimientos los medios no se utilizan para una adecuada funci de informadores,
sino para crear los eventos mismos (cfr. No. 3).
Noticias las hay a diario y por montones. Qusucede entonces? Partimos de una realidad: hay una saturaci de informaci. El pblico exige ya no so
lo novedoso sino lo que verdaderamente capte su atenci y eso dependertambi de la manera como le sea presentada.
Los medios de comunicaci compiten entre sy, en su af por ganarse una exclusiva para hacerse con m auditorio y mantener al que ya tienen,
reinventan la informaci creando eventos que, las m de las veces, en temas puntuales concretos, no coinciden con la realidad. Obviamente, en
consecuencia, todo lo anterior les darm entradas de dinero adem de obligarles a buscar.
Ciertamente, como deja entrever Benedicto XVI, no se trata de todo tipo de informaciones sino de algunos acontecimientos en particular. Cues?
Como reportaba Alfa y Omega (cfr. No. 557) en el artulo En clave de conflicto, La Iglesia en Espa y los medios de comunicaci, la asllamada
informaci religiosa, a secas, no interesa pues, si no hay conflicto, no vende. De hecho, el grande nmero de personas, incluyendo caticos, est mal
acostumbrados a distinguir entre dos Iglesias: la que conoce de primera mano y la que le presenta la prensa.
Ratzinger ha experimentado en primera persona, incluso desde antes de su elecci como Papa, el ser objeto mediico a partir del cual se han
creado eventos que acaparan la atenci del pblico en el mundo. La raz? Sencilla. El Papa es la persona m global que existe y en la que media
humanidad pone los ojos hora tras hora, d tras d. En otras palabras, el Papa svende.
Lo anterior se ha podido comprobar desde el d en que fue elegido sucesor de Juan Pablo II. Mientras la noticia era que hab resultado electo,
varios periicos y noticieros vendieron la misma informaci con otras connotaciones: unos declaraban la llegada de un conservador a la silla de
Pedro mientras otros hablaban de la entronizaci del Bull dog de la ortodoxia como cabeza de la Iglesia catica.
La polica m fastidiosa, por sus repercusiones internacionales, fue la creada por la BBC de Londres a ra del sacar fuera de contexto un prafo del
discurso que Benedicto XVI pronuncien la universidad de Ratisbona.
Pero no ha sido todo. Cuando el 22 de febrero de 2007 vio la luz la exhortaci apostica Sacramentum Caritatis, varios medios se centraron en
destacar so dos nmeros de los 97 que conten el documento y que, ciertamente, no eran los sustanciales. La reducci se enfoca tachar al Papa
de dictador al querer prescribir nuevamente el lat y el canto gregoriano en la liturgia de la Iglesia. Una lectura atenta y detallada del escrito nos
indicaba que el Pontice lo que hab hecho fue pedir se valorara el canto gregoriano como canto propio de la liturgia romana (cfr. No. 42),
recomendar el uso del lat en celebraciones durante encuentros internacionales (cfr. No. 62) e invitar a los que se preparan para el sacerdocio se
iniciasen en el dominio y uso de esa lengua.
El 7 de julio de 2007, tras la aparici del documento Summorum Pontificum que posibilitaba el uso de la liturgia vigente hasta antes de 1970, no
fueron pocos los medios de comunicaci que tacharon de medievalista y retrrado a Benedicto XVI al, segn ellos, dar pasos atr en materia litrgica.
Lo extra fue que en todos los reportes de noticias no se indicaba exactamente por quesa posibilidad de volver a usar el antiguo rito supon un
retraso y menos an se explicaba en quconsist y por quse hab llegado a esa resoluci.
A finales de octubre de 2007, representantes del partido socialista espal culparon al Vicario de Cristo y a la Conferencia Episcopal de aquel pa
de encrespar los imos de la sociedad espala al aceptar la beatificaci de 498 mtires de la persecuci de la Iglesia en Espa. El diario El Pa se dio a
la tarea de acentuar el hecho y difundir las opiniones de la parte acusante pero se le olviddedicar al menos un espacio a una distinci que se hizo
desde Roma y recalcaron los obispos espales: los mtires lo habn sido de la persecuci religiosa, no de la guerra civil, tema sobre el que se
centraban las calumnias y verdadera trama de bifurcaciones. Por entonces, adem, los socialistas promovieron y aprobaron una ley en el reino
que sdivid y encrespaba a la ya polarizada sociedad espal. La ley consist en prohibir todo sbolo franquista y declarar al bloque opositor a la
repblica que fue Espa como exclusivo victimario.
El 13 de enero de 2008 las calificaciones y cavilaciones se centraron de nuevo en el conservadurismo del Papa y sus retrocesos al celebrar la
misa de espalda a los fieles en el altar de la capilla Sixtina con ocasi de la administraci del sacramento del bautismo. So los medios de
comunicaci caticos agregaron a la nota el porqudel hecho: en ese altar, que data del siglo XVI, no se puede celebrar de otra manera pues est
adosado a la pared.
No ha sido todo. M recientemente, el Papa ha vuelto a ser objeto mediico y evento a ra de la invitaci fallida a la universidad de La Sapienza de
Roma, una respuesta sobre el infierno a un sacerdote salesiano el pasado 7 de febrero de 2008 en un encuentro con sacerdotes y dionos de la
diesis de Roma y la modificaci de una oraci de la liturgia de Semana Santa en la que se pide por los juds.
En el primer caso, una minutima parte del alumnado y personal docente de la universidad que se oponn a la visita de Benedicto XVI a la mima
casa de estudios de Roma, se vieron fortalecidos por el protagonismo que les dieron los medios de comunicaci al grado de perseverar en su
actitud y hacer abdicar al Romano Pontice de su intenci inicial. En el segundo caso, varios presentadores y articulistas pusieron en oposici las
palabras que Juan Pablo II utilizen su momento para puntualizar la noci de infierno con las que Benedicto XVI usen su respuesta al religioso
salesiano. Efectivamente, eran diversas las palabras con las que definn el mismo concepto, pero se trataba de dos modos distintos de
expresar la misma realidad. En el tercer caso se dieron eco a las declaraciones de rabinos inconformes de que se orase por ellos y de los
cuales ni siquiera tenmos noci de que existn adem de que periicos, como el mexicano Reforma, entre otros muchos, calificaron el gesto de
poco ecumico cuando el ecumenismo es exclusivo de las confesiones cristianas. Lo correcto hubiese sido llamarlo poco favorecedor del
diogo inter-religioso aunque, an as ser muy parcial dado que primero debern explicar si efectivamente afectlas relaciones judamo-catolicismo
y poner en antecedentes de cues eran, algo que, para ese diario mexicano en concreto, ser mucho pedir.
Queda claro que la imagen deformada de algunas instituciones y personas no se debe nicamente a los criterios con que se trabaja la
informaci en general y la falta de especializaci con que se maneja la religiosa en particular. Es sintomico que un medio se decante por dar
pan y circo a una auditorio que se los pide en lugar de buscar transmitir con claridad puntual los acontecimientos y ser asun factor de
educaci social. No estvedado el reconocer que buena parte de ello se debe al factor dinero que prima sobre el ico. Con raz Benedicto XVI ha
pedido una infoica no so para el comunicador, sino tambi para el que recibe el mensaje y para el mensaje mismo.
Si quiere comunicarse con el autor, env un mensaje a: [email protected]
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