Anexo III. Reducción del riesgo: instrumentar medidas para reducir la vulnerabilidad, aumentar la capacidad de adaptación y adaptarse a las amenazas específicas del cambio climático 1. Definiciones y tipos de adaptación La reducción del riesgo implica un amplio espectro de actividades, incluidas las destinadas a reducir la vulnerabilidad y aumentar la capacidad de adaptarse de los sectores, las instituciones y las poblaciones. En el contexto del cambio climático, a veces se hace referencia a la reducción del riesgo como “climate proofing” o “creación de resiliencia”, sinónimos amplios de la adaptación. El IPCC define la adaptación como: “El ajuste que realizan los sistemas naturales o humanos, en respuesta a los estímulos o efectos -reales o esperados- del clima, que atenúa el daño que ocasionan o aprovecha las oportunidades convenientes que dichos estímulos o efectos ofrecen.” (IPCC, 2007, p. 869) El IPCC distingue (a) la adaptación anticipatoria, que se produce antes de que puedan observarse los efectos del cambio climático, (b) la adaptación autónoma o “inconsciente”, que se produce como respuesta a las amenazas y los efectos del cambio climático a medida que se desarrollan, y (c) la adaptación planificada, que se produce como consecuencia de la decisión deliberada de política, basada en una conciencia de riesgos asociada al cambio. La distinción entre estos tres tipos de adaptación no necesariamente es tajante, y algunos ejemplos específicos o casos de adaptación pueden presentar elementos de más de un tipo de adaptación. A los profesionales del desarrollo les preocupa principalmente la adaptación planificada, lo cual suele basarse en la anticipación de los riesgos futuros del cambio climático. Además, las políticas y los programas de desarrollo pueden buscar crear un entorno que facilite la adaptación autónoma, sobre la base de que las personas de todos modos responderán en forma autónoma al cambio climático y de que el alcance, la cobertura y el éxito de las intervenciones planificadas son propensos a estar limitados en muchos casos. 2. Programas y proyectos de adaptación y desarrollo Dentro del contexto de los programas y proyectos de desarrollo, la adaptación/reducción del riesgo implicará modificar los elementos de un proyecto o programa en riesgo de cambio climático. En algunos casos, la totalidad de los programas o proyectos puede estar en riesgo de cambio climático en sus formas existentes, o puede exacerbar los efectos del cambio climático mediante prácticas de mala adaptación. En esos casos, es posible rediseñar los programas o proyectos para hacer lugar a los riesgos del cambio climático, o desarrollar nuevos programas y proyectos sobre la base de modelos o prácticas alternativos de desarrollo (Recuadro 1). Sin embargo, es más probable que la adaptación conste de modificaciones de los componentes o elementos específicos del programa o proyecto identificados como en riesgo específico de cambio climático. Recuadro 1. Ejemplos hipotéticos de la reducción del riesgo i. Adaptación para la reforma agrícola La reestructuración del sector agrícola impulsada por políticas suele implicar un cambio de las i prácticas tradicionales, más de subsistencia, hacia los modelos basados en la intensificación y comercialización agrícolas (p. ej., en el Sahel de mediados del siglo XX, la provincia moderna de Tlaxcala, México) (Eakin, 2005)) En las zonas que enfrentan un mayor riesgo de sequía y/o desecación posible, la intensificación y la comercialización agrícolas pueden aumentar de manera drástica la demanda de agua, y es probable que se asocie a una reducción de la diversidad de cultivos, con implicancias para la sostenibilidad del uso de los recursos y la vulnerabilidad a los impactos climáticos. Dentro de ese contexto, es posible reducir la vulnerabilidad y el potencial de mala adaptación a través de intervenciones tecnológicas como el pasaje a sistemas de irrigación más eficientes, o el desarrollo o la introducción de cultivos más tolerantes a las sequías. Como alternativa, puede revisarse el objetivo de aumentar el rinde de los cultivos que consumen mucha agua o de concentrarse en la comercialización. La seguridad de los alimentos a la vista del aumento de la variabilidad climática y la desecación puede garantizarse de manera más fiable mediante el respaldo de la agricultura de subsistencia de menor rinde pero potencialmente más resiliente, o mediante la intensificación agrícola a menor escala, que implica una diversidad de cultivos y ganado. Los sistemas existentes de subsistencia basados en la producción móvil pueden reforzarse, puesto que la producción representa un medio eficaz de garantizar la seguridad de los alimentos en entornos marginales caracterizados por un alto grado de variabilidad. Las opciones de adaptación que se basan en gran medida en reforzar y extender las medidas tradicionales de diseminación del riesgo pueden ser preferibles en los casos en los que el agua es escasa y los recursos financieros para la investigación costosa en materia de irrigación y cultivos son limitados, o en los que debe llevarse a cabo la adaptación de inmediato. En el plazo más largo, estas adaptaciones “de baja tecnología” pueden combinarse con las intervenciones tecnológicas que incluyen la introducción de nuevos cultivos e irrigación eficiente (p. ej., basada en la captura, el almacenamiento y la redistribución del escurrimiento, o la extracción de la humedad de la atmósfera). ii. Creación de resiliencia para el desarrollo costero Los programas o proyectos asociados al desarrollo de las zonas costeras que se encuentran en riesgo existencial de una combinación de aumento del nivel del mar y otras amenazas costeras (p. ej., la erosión acelerada, el riesgo intensificado de tormentas, la subsidencia y la intrusión salina) pueden revisarse si son potencialmente pasibles de mala adaptación1. La intensificación del desarrollo costero en esas zonas incrementaría tanto la población como el valor de la infraestructura en riesgo. La abstracción del agua subterránea para los asentamientos, la industria y la agricultura puede potenciar la subsidencia, lo que acelera el aumento relativo del nivel del mar y la intrusión salina, lo cual, a su vez, aumenta los riesgos de inundaciones y tormentas, y acelera el empeoramiento de la calidad del agua. La subsidencia y las tensiones antropogénicas sobre los sistemas costeros, tales como los corales y manglares, pueden provocar también la erosión acelerada. Los riesgos asociados a ese desarrollo pueden reducirse a través de una cantidad de medidas que quedarían bajo el paraguas de la adaptación o del “climate-proofing”, incluidas: • La redirección del nuevo desarrollo de las zonas de más riesgo • La instrumentación de marcos estrictos de protección costera • La implantación de medidas de ahorro de agua y el acento en las actividades industriales y agrícolas con menores demandas de agua • La utilización del escurrimiento del agua de lluvia y del agua del mar desalinizada en vez del agua subterránea • La construcción de asentamientos e infraestructura para hacer lugar a un aumento del nivel del mar de, por ejemplo, 1m para la última mitad del siglo XXI 1 Si bien los organismos como el PNUD pueden no financiar grandes desarrollos de infraestructura, pueden respaldar las actividades destinadas a mejorar el sustento, reducir la pobreza e intensificar la sostenibilidad ambiental y económica del desarrollo costero. Es posible realizar estas actividades dentro de un contexto de planes más grandes de desarrollo nacional que impliquen una inversión significativa en infraestructura en la zona costera. Los organismos tales como el PNUD deben estar en posición de ayudar a los gobiernos a garantizar que las inversiones sean sostenibles a la vista del clima, a través de asociaciones que pueden brindar oportunidades para la integración de las consideraciones relativas al cambio climático en la planificación. ii • • • El mejoramiento de los sistemas de alerta temprana de inundaciones y tormentas y la preparación para desastres La ejecución del alejamiento costero La adaptación de métodos y materiales de construcción para que sean más resilientes a la vista de los extremos periódicos 3. Tipos de adaptación o reducción del riesgo Muchas medidas para la reducción del riesgo representan una buena práctica (p. ej., la conservación del agua, una mejor preparación para los desastres). Es posible instrumentar estas medidas de forma natural, incluso ante la falta de evaluaciones formales de riesgo que vinculen las amenazas climáticas proyectadas con los resultados de desarrollo adversos específicos. Otras medidas destinadas a la reducción del riesgo pueden ser muy específicas para los contextos locales y para los tipos de amenaza propensos a encontrarse (por ejemplo las medidas específicas para proteger ciertos cultivos de las altas temperaturas, las intervenciones para reducir o evitar la diseminación de vectores de enfermedades en nuevas zonas). Los riesgos para los programas y proyectos pueden ser sutiles y evidentes únicamente dado un conocimiento acabado de los contextos locales (p. ej., las innovaciones agrícolas asociadas a la introducción de nuevas variedades de cultivos pueden estar en riesgo si el cambio climático da por resultado condiciones favorables para ciertas pestes o enfermedades actualmente no predominantes en una región determinada, excepto durante años excepcionales). Es imposible presentar una lista exhaustiva de medidas de reducción del riesgo y la vulnerabilidad (es decir, intervenciones de adaptación), debido a la naturaleza muy específica según el contexto de la vulnerabilidad, el riesgo y los efectos. Además, la adaptación deliberada y planificada al cambio climático recién está empezando a surgir como elemento de las estrategias de desarrollo. Sin embargo, están disponibles los ejemplos de la adaptación (tanto planificada como “autónoma”), y una cantidad de estudios identificaron las opciones de adaptación reales o potenciales para diversos contextos. A continuación se muestra una lista de fuentes de información acerca de las estrategias y opciones de adaptación. En la Sección 4 se presentan los detalles completos de los materiales de referencia (incluidos los enlaces a los sitios Web). ¾ GTII del IPCC, capítulo 17: Evaluación de las prácticas, opciones, restricciones y capacidad de adaptación (Adger et al., 2007). Este capítulo ofrece ejemplos de adaptación en numerosos países y sectores, incluidos el financiero, el agrícola y el hídrico. Muchos ejemplos provienen de los países desarrollados. También se analizan los aspectos del género de la adaptación. ¾ El sitio Web de la AIACC (http://www.aiaccproject.org/Final%20Reports/final_reports.html) incluye una cantidad de informes descargables, muchos de los cuales describen las medidas de adaptación reales o potenciales. El acento se encuentra en África, pero también se aborda la adaptación en Sudamérica, Asia y el Caribe. Estos informes abordan también la vulnerabilidad y las cuestiones tales como los escenarios climáticos y el análisis de costo y beneficios. ¾ El UKCIP produjo un informe sobre la identificación de las opciones de adaptación para el Reino Unido, que es de mayor pertinencia para los países desarrollados y en desarrollo. Véase: http://www.ukcip.org.uk/index.php?option=com_content&task=view&id=23 iii ¾ Numerosas publicaciones describen en detalle las medidas de adaptación para los sectores o contextos específicos. Algunas de éstas se enumeran aquí (véase la lista completa de referencias): o Smit and Skinner (2002) describen diversas opciones de adaptación en el sector agrícola, con acento principalmente en Canadá. Sin embargo, algunas de estas opciones son transferibles a los contextos de países en desarrollo. o Mortimore and Adams (2001) describen la forma en la que los ganaderos se han adaptado a una combinación de desecación climática y estrés económico en el Sahel africano. o de Loë et al. (2001) aborda una variedad de opciones de adaptación para el corto plazo (el próximo decenio) en el sector hídrico canadiense, en diferentes contextos económicos, con cierta transferibilidad a las situaciones de los países en desarrollo. o Se incluirán aquí más ejemplos a medida que se los identifique. Un área principal de adaptación, tanto en términos de necesidades como de oportunidades, es la administración y reducción del riesgo de desastres (RRD). En muchos casos, habrá que revisar la RRD para abordar los cambios en la frecuencia, intensidad, duración y naturaleza de las amenazas relacionadas con el clima. Por lo tanto, la adaptación es fundamental en el contexto de los programas y proyectos relacionados con la RRD. Sin embargo, la RRD también brinda un punto de entrada clave para integrar las medidas de adaptación, aprovechar las prácticas y los éxitos existentes en el abordaje y la reducción de los riesgos de desastres. Las instituciones dedicadas a la RRD pueden estar bien posicionadas para instrumentar y fomentar las medidas de adaptación, como las asociadas a la predicción, la alerta temprana y la diseminación de información pública. 3. Criterios para la reducción del riesgo / medidas de adaptación Las medidas de adaptación destinadas a reducir los riesgos para el desarrollo y para el éxito de los proyectos y programas de desarrollo deben satisfacer los tres criterios de viabilidad, eficacia y aceptabilidad. Adger et al. (2005) hacen mayor hincapié en los criterios de eficacia, equidad y legitimidad, que básicamente son los componentes de la eficacia y la aceptabilidad. La viabilidad (y, en gran medida, la aceptabilidad) se relaciona con la posibilidad de diseñar e instrumentar medidas, y comprende consideraciones relativas al costo. En términos generales, los costos de la instrumentación deben compensarse con los beneficios que ofrece la adaptación, en términos de pérdidas o daños evitados. La información acerca del clima y la evaluación del riesgo desempeñan un papel fundamental para determinar si se considera que las medidas de adaptación se justifican desde el punto de vista económico. En los casos en los que hay mucha confianza de que se materialice una amenaza dada, y en los que se entienden bien los procesos que vinculan esta amenaza con los efectos de desarrollo adversos, las bases para instrumentar las medidas de adaptación son muy sólidas. En los casos en los que las incertidumbres acerca de las amenazas y los efectos son altas, quizá sea más difícil justificar para la adaptación, en particular si implica intervenciones potencialmente costosas. Para que las intervenciones de adaptación sean económicamente viables y aceptables desde el punto de vista financiero, los beneficios asociados a éstas deben ser mayores que los costos de iv instrumentación. Si bien las estimaciones de los costos potenciales del cambio climático son escasas y refutadas, pueden resultar importantes en el proceso de toma de decisiones, siempre que se comprendan las incertidumbres asociadas a tales estimaciones. Pueden estimar mejor los costos potenciales de los efectos del cambio climático quienes son más propensos a experimentarlos, lo cual hace de la participación con las partes interesadas un elemento fundamental del desarrollo y la revisión de los proyectos y programas, en particular respecto de la identificación de las opciones de adaptación. Para que las intervenciones de adaptación sean vistas como eficaces, debe existir un alto nivel de confianza de que se traducirán en los beneficios prometidos. En los casos en los que la incertidumbre acerca del cambio climático y sus efectos es alta, significa que las intervenciones de adaptación deberán representar situaciones “beneficiosas para todas las partes” o “sin arrepentimientos”, y así ofrecer beneficios para todo un abanico de escenarios posibles de cambio climático. Un alto nivel de incertidumbre en las proyecciones del cambio climático significa que las intervenciones de adaptación deben ser flexibles y no deben encerrar a los países, las zonas ni las comunidades en procesos que puedan ser redundantes en ciertos escenarios posibles. En general, las intervenciones de adaptación tienden a ser más eficaces si cuentan con el sustento de una comprensión sólida de los factores que contribuyen a la vulnerabilidad, las vías que llevan de las amenazas a los efectos, y los puntos de entrada más apropiados en estas vías para la intervención. Para que las intervenciones de adaptación sean aceptables, deben evitar crear perdedores y ganadores. Si se las asocia a los efectos adversos sobre ciertas partes interesadas, habrá que atender los reclamos de dichas partes (p. ej., abordar estos efectos adversos con respaldo, mediante indemnizaciones, etc.). También puede ser necesaria la resolución de conflictos en los casos en los que las distintas partes interesadas tengan distintas necesidades de adaptación. La aceptabilidad de las medidas de adaptación también tiende a incrementarse mediante campañas de concienciación que ayudan a las partes interesadas (y al público en general) a comprender los riesgos asociados al cambio climático. Pueden aplicarse los análisis de costo beneficio (CBA) y los análisis de criterios múltiples (MCA) para priorizar diferentes opciones de adaptación sobre la base de la viabilidad, eficacia y aceptabilidad. Tales análisis pueden estimar los costos de instrumentar las opciones de adaptación y ponderarlos en relación con los beneficios de desarrollo y los daños evitados (aunque los últimos pueden ser difíciles de estimar), así como con los beneficios no monetarios. Los MCA, en particular, tienden a incluir las evaluaciones de las partes interesadas, sobre todo de la aceptabilidad de diferentes opciones. Nkomo and Bernard (2006) evalúan los costos y beneficios de la adaptación para los estudios de casos de Sudáfrica y Gambia (disponible en: http://www.aiaccproject.org/Final%20Reports/final_reports.html). En el Recuadro 2 se presenta una lista de criterios sugeridos para las intervenciones adecuadas y exitosas de reducción del riesgo/adaptación. 4. Desarrollo de capacidades para la reducción del riesgo Las actividades de desarrollo de capacidades orientadas a reducir los riesgos para el v desarrollo se darán en dos contextos amplios: i. Dentro de los organismos, donde la capacidad potenciada de identificar y comprender las amenazas y los riesgos asociados puede intensificarse mediante capacitación para identificar y revisar las opciones potenciales de adaptación (sobre la base de los tres criterios antes enunciados). Es posible asignar a los asesores técnicos de las oficinas regionales o de país la tarea de identificar las opciones de adaptación en colaboración con las partes interesadas, o de orientar al resto del personal en este sentido. Los asesores técnicos responsables de fomentar la adaptación deben familiarizarse con ejemplos de adaptación en la práctica, dentro del programa/proyecto y otros contextos, sobre la base de los estudios de casos existentes. ii. Dentro de los contextos sociales, mediante la concienciación de los riesgos asociados al cambio climático y las respuestas potenciales de adaptación entre el público en general, el gobierno y grupos específicos de partes interesadas. Los organismos pueden desarrollar o respaldar las estrategias de concienciación en sociedad con gobiernos, ONG, los medios de comunicación y otras entidades. Programas y proyectos asociados a las actividades de adaptación La toma de decisiones relativas a la adaptación, que se traduce en intervenciones de adaptación significativas, es proclive a mejorar si cuenta con el respaldo de la disponibilidad de información contextual no solo sobre las amenazas climáticas, los riesgos y los efectos potenciales (Anexos I y II), sino también sobre los costos potenciales asociados a estos efectos, lo que vuelve más práctica la priorización de las opciones de adaptación. 5. Supervisión y evaluación para la adaptación La supervisión y evaluación (S&E) de las intervenciones de adaptación es fundamental para garantizar que los programas y proyectos de desarrollo ofrezcan beneficios reales de adaptación. El PNUD elaboró un marco de S&E para la adaptación, con el fin de ayudar a los profesionales del desarrollo a evaluar la eficacia y el éxito general de los proyectos y programas de adaptación (Frankel-Reed et al., 2009). Debido a la naturaleza de largo plazo de la adaptación, el marco de S&E hace hincapié en los efectos del programa y proyecto sobre los factores que repercuten sobre el riesgo y la vulnerabilidad, y difunde la utilización de indicadores cualitativos basados en las devoluciones de las partes interesadas. Sin embargo, también prevé el uso de indicadores de oportunidades, por ejemplo los indicadores que evalúan los cambios en las pérdidas por desastres causadas por las intervenciones de adaptación. La orientación electrónica para la supervisión y evaluación para la adaptación basada en la comunidad está disponible en el sitio Web del PNUD: http://www.undp-adaptation.org/projects/websites/index.php?option=com_content&task=view&id=344 También ofrecen cierta orientación general para evaluar el éxito de la adaptación Adger et al. (2005), quienes abordan lo que constituye la adaptación exitosa en distintas escalas. Recuadro 2. Criterios que deben tomarse en cuenta para seleccionar las medidas de adaptación y que pueden ser la base de los procesos formales de selección y priorización. vi Criterios para las intervenciones de adaptación o o o o o o o o o o o o o o o o o o Deben ser sólidas en todos los escenarios para abordar la incertidumbre en las proyecciones climáticas. Deben ser tan flexibles que permitan modificaciones a la luz de la información nueva. Deben aportar beneficios de desarrollo incluso si no se producen los cambios climáticos anticipados. No deben provocar el aumento de las emisiones de gases de efecto invernadero y deben suplementar la mitigación. Deben basarse en las consideraciones a largo plazo, para evitar la “mala adaptación”. Deben tratar de evitar cambiar la vulnerabilidad a las amenazas climáticas por la vulnerabilidad a otras amenazas (p. ej. económicas). Deben identificar los riesgos potenciales y los efectos nocivos. Deben responder principalmente a las necesidades de las partes interesadas. Deben buscar explotar las sinergias con otras iniciativas. Deben incluir medidas para optimizar la capacidad de las comunidades, los particulares y las instituciones de adaptarse en forma autónoma al cambio climático. Deben ayudar a crear conciencia del cambio climático y de los problemas relacionados de vulnerabilidad, riesgo y adaptación (incluidas las opciones de adaptación disponibles). Deben evitar la reubicación involuntaria a la vez que reconocen que la migración es una estrategia de adaptación común y eficaz. Deben incluir la resolución de conflictos en los casos en los que el cambio climático tenga el potencial de exacerbar los conflictos existentes o desencadenar otros nuevos (p. ej., en materia de acceso a los recursos). Deben intentar conservar el conocimiento tradicional. No deben socavar los esfuerzos destinados a mejorar la igualdad de géneros, sino que deben respaldarlos según sea apropiado. Deben ampliar el conocimiento del cambio y los procesos climáticos y ambientales de adaptación, y generar lecciones que pasen a formar parte de los mecanismos de aprendizaje. Deben contribuir a la integración de las consideraciones relativas al cambio climático y a la adaptación en las políticas gubernamentales, en la medida de lo posible. Deben mejorar la coordinación entre escalas, por ejemplo, entre los gobiernos nacionales y locales, y las comunidades. o Deben ser compatibles con los principios de desarrollo sostenible y con los ODM, a la vez que reconocen que, en algunos casos, habrá límites para la adaptación. Referencias Adger, W. N., Arnell, N. W. and Tompkins, E. L. 2005. Successful adaptation to climate change across scales. Global Environmental Change 15, 77 –86. Frankel-Reed, J. Brooks, N., Kurukulasuriya, P. and Lim, B. 2009 (in press). A Framework for Evaluating Adaptation to Climate Change. In: Evaluating Climate Change and Development. Transaction Publishers. vii