¡Enséñanos a amar! - Las Hijas de la Caridad en Perú

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Enséñanos a amar
Enséñanos a amar
(1º día de Triduo)
(www.hijasdelacaridadperu/org)
“Animadas por la Caridad”
MONICIÓN: En el servicio a los pobres, en la caridad, encuentra Vicente de Paúl su propio camino hacia
Dios. Por eso dirá apaciblemente a los sacerdotes de la Misión y a las Hijas de la Caridad “Nuestra
perfección consiste en la caridad” (SV VII).
Esta alternativa de vida evangélica, que él expresa impide separar el “amor efectivo” del “amor afectivo”,
es decir, que el amor de Dios se vive en el amor al hombre y el amor al hombre se vive en el amor a Dios.
HIMNO: Cantado
(Video, audio pág. web – CD 150 años Siembra nº 7)
El amor del Señor, nuestro Dios, esté contigo,
esté contigo en el momento de entrar y ofrecerte mi amor,
La ternura de un Dios que nos ama, que nos abriga
Que nos acerque a sentir en la piel nuestra fraternidad.
El amor del Señor, nuestro Dios, esté contigo.
Que su Espíritu sea en tu vida, nuestra alegría,
Nuestra alegría que nunca nos falte al vencer el dolor,
Que tu risa contagie el silencio, doblegue el olvido,
Que tu pobreza es lugar preferido para el Salvador.
Que su Espíritu sea en tu vida, nuestra alegría.
Que tu vida perdure en el tiempo como promesa,
Como promesa de un Reino que atrae y hemos de alcanzar.
Que tu voz, tu clamor que demanda, conquiste la vida,
Que nos redima y abrace en el fuego de nuestro Dios,
Que tu vida perdure en el tiempo como promesa.
I SALMO, 111: (Alterno - cantamos estribillo al inicio/final).
ANT.: “Debemos desprendernos de todo aquello que no es Dios y unirnos con el prójimo por caridad,
para unirnos con Dios por Jesucristo” (XI, 426)
Es la Caridad de Jesucristo la que anima e inflama mi corazón, es la Caridad de Jesucristo
la que en Cruz apremia mi corazón.
Dichoso quien teme al Señor y ama de corazón sus mandatos.
Su linaje será poderoso en la tierra, la descendencia del justo será bendita.
En su casa habrá riquezas y abundancia, su caridad es constante, sin falta. En las tinieblas brilla como una
luz el que es justo, clemente y compasivo.
Dichoso el que se apiada y presta, y administra rectamente sus asuntos. El justo jamás vacilará, su
recuerdo será perpetuo.
No temerá las malas noticias, su corazón está firme en el Señor. Su corazón está seguro, sin temor, hasta
que vea derrotados a sus enemigos.
Enséñanos a amar
Reparte limosna a los pobres; su caridad es constante, sin falta, y alzará la frente con dignidad.
El malvado, al verlo, se irritará, rechinará los dientes hasta consumirse. La ambición del malvado
fracasará.
CÁNTICO: Coros
ANT.: Es menester santificar las ocupaciones buscando a Dios en ellas y realizarlas para encontrarle en
ellas más que para verlas hechas. (SV XII)
Ayúdame a esparcir tu fragancia donde quiera que vaya;
inunda mi alma con tu espíritu y tu vida; penetra todo mi ser y toma de él posesión de tal manera que mi
vida no sea en adelante sino una irradiación de la tuya.
Quédate en mi corazón en una unión tan íntima que las almas que tengan contacto con la mía
puedan sentir en mí tu presencia; y que al mirarme olviden que yo existo y no piensen sino en Ti.
Quédate conmigo. Así podré convertirme en luz para los otros.
Esa luz, oh Jesús, vendrá toda de Ti; ni uno solo de sus rayos será mío.
Te serviré apenas de instrumento para que Tú ilumines a las almas a través de mí. Déjame alabarte en la
forma que te es más agradable: llevando mi lámpara encendida para disipar las sombras en el camino de
otras almas.
Déjame predicar tu nombre sin palabras, con mi ejemplo, con mi fuerza de atracción, con la sobrenatural
influencia de mis obras, con la fuerza evidente del amor que mi corazón siente por Ti.
Lectura breve: (1º Co 12,31- 13,8)
Hermanos: aspiren a los dones de Dios más excelentes. Voy a mostrarles el camino mejor de todos.
Aunque hablara las lenguas de los hombres y de los ángeles, si no tengo amor, no soy más que bronce que
resuena o platillos que aturden. Aunque tuviera el don de profecía, penetrara todos los misterios, poseyera
toda la ciencia y mi fe fuera tan grande como para cambiar de sitio las montañas, si no tengo amor, nada soy.
Aunque repartiera en limosnas todos mis bienes y aunque me dejara quemar vivo, si no tengo amor, de nada
me sirve. El amor es comprensivo, el amor es servicial y no tiene envidia; el amor no es presumido ni se
envanece; no es mal educado ni egoísta; no se irrita ni guarda rencor; no se alegra con la injusticia, sino que
goza con la verdad. Disculpa sin límites, cree sin límites, espera sin límites, soporta sin límites. El amor no
pasará jamás.
Respuesta: Oh Salvador, aumenta nuestra Fe, haznos misioneros testigos de tu amor,
Vicentinos del mundo, del campo y las ciudades.
* Hemos de estar dispuestos y prontos para servir a Dios,
sirvamos a los pobres con un amor siempre nuevo (bis)
CÁNTICO EVANGÉLICO: Salmodiado.
ANT.: “El espíritu de nuestro Señor, es un espíritu de perfecta caridad, lleno de una estima maravillosa a
la divinidad y de un deseo de honrarla dignamente”. (SVP XI, 411)
Acción de gracias: Espontáneas
Enséñanos a amar
Guía: Bendigamos a Dios por el don maravilloso de nuestra vocación y démosle gracias por su gran amor al
llamarnos a ser parte de esta obra de caridad y misión, cantamos:
Gracias Señor porque te he has fijado en mí y me has elegido para ser testigo de tu amor, gracias Señor,
gracias Señor, entre mis hermanos los pobres de tu amor. (bis)
Guía: El Padre Dios nos acoge con ternura y nos impulsa a mantenernos fieles a su amor, digamos
confiados.
Lector: Padre nuestro que estás en el cielo.
Todos: Felices los que te conocen y santifican tu nombre.
Lector: Felices los que construyen tu Reino
Todos: y esperan tu venida.
Lector: Felices los que buscan tu voluntad
Todos: y se esfuerzan por hacerla realidad.
Lector: Felices los que merecen cada día
Todos: el pan que Tú les das.
Lector: Felices los que acogen Tú perdón
Todos: y perdonan a sus hermanos.
Lector: Felices los que resisten a la tentación
Todos: y luchan contra el mal.
Todos: Felices los que hacen de su vida oración
y te rezan: Amén, Amén, así sea.
ORACIÓN
¡Oh Salvador de nuestras almas!
Tú que moriste en cruz para divinizarnos, imprime en nuestro corazón la caridad de los ángeles del cielo.
Salvador nuestro, ésta es la gracia que te pido.
Que nuestra Compañía ame a Dios. Que nuestra compañía ame al prójimo.
Que nuestra Compañía sepa amar y perdonar como Tú. Amén
(S.V.P. IX, p1027)
Enséñanos a amar
Vicente nos habla hoy
GUÍA: Quien se ha abierto al amor de Dios, ha escuchado su voz y ha
recibido su luz, no puede retener este don para sí. (Lumen Fidei nº 37)
« ¿Cuál es por tanto ese espíritu de una Hija de la Caridad? Es,
Hermanas mías, el amor a nuestro Señor. ¿No es natural que las hijas
amen a su padre? Y para que podáis entender lo que es este amor, es menester que sepáis que se ejerce de
dos maneras: afectiva y efectivamente. El amor afectivo es la ternura en el amor. Tenéis que amar a
nuestro Señor con ternura y afecto, lo mismo que un niño que no puede separarse de su madre y que grita:
“mamá”, apenas siente que se aleja. Del mismo modo, un corazón que ama a nuestro Señor no puede sufrir
su ausencia y tiene que unirse con él por ese amor afectivo, que produce a su vez el amor efectivo. Porque
no basta con el primero, Hermanas mías; hay que tener los dos. Hay que pasar del amor afectivo al amor
efectivo, que consiste en el ejercicio de las obras de caridad, en el servicio a los pobres emprendido con
alegría, con entusiasmo, con constancia y amor. Estas dos clases de amor son como la vida de una Hermana
de la Caridad, porque ser Hija de la Caridad es amar a nuestro Señor con ternura y constancia: con ternura,
sintiéndose a gusto cuando se habla de Él, cuando se piensa en Él, y se llena toda de consuelo, cuando se le
ocurre pensar: “¡Mi Señor me ha llamado para servirlo en la persona de los pobres; qué felicidad!” El amor
de las Hijas de la Caridad no es solamente tierno; es efectivo, porque sirven efectivamente a los pobres,
corporal y espiritualmente» (IX, 534-535)
“Amemos a Dios, hermanos míos, amemos a Dios, pero que sea a costa de nuestros brazos, que
sea con el sudor de nuestra frente. Pues muchas veces los actos de amor de Dios, de
complacencia, de benevolencia, y otros semejantes afectos y prácticas interiores de un corazón
amante, aunque muy buenos y deseables, resultan sin embargo muy sospechosos, cuando no se
llega a la práctica del amor efectivo… porque hay muchos que… se muestran satisfechos de su
imaginación calenturienta, contentos con los dulces coloquios que tienen con Dios en la oración,
hablan casi como los ángeles; pero luego, cuando se trata de trabajar por Dios, de sufrir, de
mortificarse, de instruir a los pobres, de ir a buscar a la oveja descarriada, de desear que les falte
alguna cosa, de aceptar las enfermedades o cualquier cosa desagradable, ¡ay!, todo se viene abajo
y les fallan los ánimos”.( SV XI, 45; ES XI, 733)
“El amor afectivo procede del corazón. La persona que ama está llena de gusto y de ternura, ve
continuamente presente a Dios, encuentra su satisfacción en pensar en Él y pasa insensiblemente
su vida en esta contemplación. Gracias a este mismo amor cumple sin esfuerzo, e incluso con
gusto, las cosas más difíciles y se muestra cuidadosa y vigilante en todo lo que puede hacerla
agradable a Dios; finalmente, se sumerge en este divino amor y no encuentra ninguna satisfacción
en otros pensamientos”. (SV IX, 475; ES IX, 432)
REVISIÓN DE VIDA
Quienes me ven ¿pueden reconocerme como discípulo del Señor,
por el amor que practico en la Comunidad?
¿Contribuyo con la caridad fraterna a hacer de la Comunidad un cielo,
según la expresión de San Vicente?
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